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MOVIMIENTO NEGRO Y DE CONTRACULTURA EN ESTADOS UNIDOS EN LA DÉCADA DE LOS SESENTA. MALCOM X Existe una organización que merece atención especial. Se trata de la Nación del Islam, conocida asimismo como el movimiento de los Black Muslims (Musulmanes Negros). La dirigió Elijah Mohammed, y su propuesta es absolutamente separatista y nacionalista. Resulta difícil profundizar en sus raíces, ya que, como su nombre indica, es de carácter religioso. Predica contra los «diablos blancos» en términos de exaltado racismo. En numerosos puntos de Norteamérica tiene gran influencia y abundancia de seguidores. El más célebre de sus miembros —vivos— fue Muhammad Ali, conocido en todo el mundo como Cassius Clay, el boxeador de peso pesado. Empero, es indudable que el más importante de los musulmanes negros fue Malcolm X (Little —pequeño—, de apellido), quien, a pesar de su eventual ruptura con la línea de la organización, parecía estar convirtiéndose en el negro más importante de Estados Unidos, hasta que fue asesinado 1

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MOVIMIENTO NEGRO Y DE CONTRACULTURA EN ESTADOS

UNIDOS EN LA DÉCADA DE LOS SESENTA.

MALCOM X

Existe una organización que merece atención especial. Se trata de la Nación

del Islam, conocida asimismo como el movimiento de los Black Muslims

(Musulmanes Negros). La dirigió Elijah Mohammed, y su propuesta es

absolutamente separatista y nacionalista. Resulta difícil profundizar en sus

raíces, ya que, como su nombre indica, es de carácter religioso. Predica

contra los «diablos blancos» en términos de exaltado racismo. En numerosos

puntos de Norteamérica tiene gran influencia y abundancia de seguidores. El

más célebre de sus miembros —vivos— fue Muhammad Ali, conocido en

todo el mundo como Cassius Clay, el boxeador de peso pesado. Empero, es

indudable que el más importante de los musulmanes negros fue Malcolm X

(Little —pequeño—, de apellido), quien, a pesar de su eventual ruptura con

la línea de la organización, parecía estar convirtiéndose en el negro más

importante de Estados Unidos, hasta que fue asesinado en Harlem, el año de

1965. Cuando murió, Malcolm X tenía treinta y nueve años e

indudablemente era el negro más destacado de la América de la posguerra.

Sus opiniones e ideario están resumidos en uno de los más sorprendentes de

entre los centenares de libros que sobre el tema negro-americano han

aparecido desde la guerra. Se trata de la Autobiography of Malcolm X, obra

debida a la pluma del escritor negro Alex Haley y realizada a base de las

notas y apuntes procedentes de dilatadas y extensas conversaciones

sostenidas con Malcolm X.

Malcolm X era hijo de una familia numerosa, de escasos recursos

económicos, radicada en el Norte. Desde pequeño sus actividades fueron

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cayendo dentro del campo de la delincuencia. El hurto y los estupefacientes

constituyeron dos de los capítulos de su actividad, como lo son hoy día de

tantos negros de Norteamérica. Poco después de concluir la guerra se le

condenó a diez años de prisión. Fue en la cárcel donde comenzó a

autoeducarse y a interesarse por la nación del Islam, que vio sus principios

en Detroit y ahora radica en Chicago. A principios de 1952 se le libertó y

comenzó su actividad en pro de los Musulmanes Negros. Pronto se convirtió

en «ministro» de la organización, siendo objeto de la mayor consideración

por parte de Elijah Mohammed, convirtiéndose en el «jefe de Estado

Mayor» de la Iglesia islámica. Tras doce años de pertenencia al movimiento

negro musulmán (y habiendo efectuado varios viajes al Oriente Medio,

incluyendo en sus itinerarios las ciudades santas de La Meca y Medina, así

como el continente africano), rompió con Elijah y fundó la organización de

Unidad Afro-Americana, de carácter no religioso y negro-nacionalista. En

funciones de fundador de esta organización fue cuando se hizo famoso como

orador revolucionario errante, centro de mil controversias.

«Quien pretenda seguirme y pertenecer a mi movimiento, debe estar

preparado para ir a la cárcel, al hospital y al cementerio antes de poder

considerarse realmente libre», declaró.

En febrero de 1965 fue a parar al cementerio al convertirse en realidad los

temores que acerca de su suerte expuso en un baile de Harlem. Se le enterró

conforme a los ritos musulmanes. Uno de sus temas favoritos era el de los

nexos entre la lucha de los negros norteamericanos y la de los negros

africanos. Este y otros muchos temas fueron abordados por él con vigor

inigualable, tanto en la televisión como en discursos pronunciados en

muchas ciudades. Sus arengas iban dirigidas especialmente a la masa negra

norteamericana, a los menos privilegiados de todos.

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ENTREVISTA CON MALCOLM X

por Kenneth B. Clark

Malcolm X es un hombre puntual. Llegó a los estudios de televisión

acompañado de dos de sus más próximos colaboradores a la hora

exacta de nuestra cita. Tanto él como sus amigos vestían

impecablemente, sin mostrar ningún signo que los identificara como

miembros de una secta especial o ministerio. El ministro Malcolm X

(insiste en que se le llame ministro) es un hombre alto y apuesto, a

punto de cumplir cuarenta años. Posee sin duda una personalidad

dominante; su poder resulta aún más evidente porque contrasta con la

estudiada deferencia que sus colaboradores le muestran. Es consciente

de la impresión de poder que impone y hay que sospechar que no se

permite ser demasiado casual en sus relaciones con los demás.

Aunque el ministro Malcolm X parece presumir por el hecho de no

haber cursado sino la primaria, generalmente emplea un vocabulario

y un tono de voz propios de cualquier persona de educación superior.

Se muestra feliz cuando se le hace notar esto, explica que lee

asiduamente desde que se unió al movimiento de Black Muslims. Su

papel como orador principal de este movimiento en las regiones de

Nueva York y Washington, nos dice, consiste en elevar el nivel del

orgullo y el perfeccionamiento de sus seguidores.

Posiblemente en los últimos dos años, Malcolm X ha sido entre-

vistado por la radio, la televisión y la prensa más que ningún otro

dirigente negro. Consecuencia de esta cadena de entrevistas es la

calma profesional que demuestra así como cierta habilidad para

transmitir la cantidad de emoción, resentimiento e indignación que

sean necesarios. Ciertamente no se saca de él una impresión de

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espontaneidad. Por el contrario, se tiene la sensación de que el

ministro Malcolm se ha anticipado a todas las preguntas y lleva

preparada la contestación correspondiente, una respuesta adecuada a

la postura general del movimiento de los Black Muslims, tal como la

ha definido el honorable Elijah Muhammad.

Comenzamos la entrevista con algunas preguntas sobre la niñez de

Malcolm X:

— Nací en Omaha, Nebraska, el año 1925, un período en que el Ku

Klux Klan era bastante fuerte en esa región, y pasé buena parte de mi

infancia en Michigan. Allí fui a la escuela.

—¿En qué parte de Michigan?

—En Lansing. Allí fui a la escuela, hasta llegar al octavo grado.

Luego salí de allí para vivir en Boston y en Nueva York.

—¿Viajó usted con su familia de Michigan a Omaha y luego a.

Boston?

—Sí. Cuando nací. . . poco después de haber nacido, el Ku Klux

Klan envió un ultimátum a mi padre, a mis padres, un ultimátum,

amenazándolos si se quedaban allí, por eso abandonaron el lugar y se

fueron a. ..

—¿Cuál era el contenido de ese ultimátum?

—Mi padre era partidario de Garvey, y en aquellos tiempos, usted lo

sabe, no era bien visto que un negro hablara demasiado o se apartara

del modelo que se tenía generalmente como la imagen correcta que los

negros debían asumir o reflejar.

—De todo lo que he leído sobre usted, ésta es la primera vez que me

entero de que su padre era partidario de Garvey. Pero, ¿era en realidad

un portavoz del nacionalismo negro durante los veintes?

—Era garveysta y a la vez ministro, ministro bautista. Usted sabe

como eran aquellos días y como siguen siendo/lo único que ha

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cambiado es el método, pero todavía existen las mismas cosas:

dondequiera que surgía un orador negro se le consideraba un demente

o un tipo peligroso. El departamento de policía y varias ramas de la

ley estaban ligadas con los elementos del Klan, así que el Klan tenía el

respaldo de la policía y generalmente la policía tenía el respaldo del

Klan, tal como también acontece ahora.

—Así que su padre se vio obligado, fue forzado. ..

—Sí, quemaron la casa en que vivíamos en Omaha, pienso que esto

ocurrió en 1925, y nos cambiamos a Lansing, Michigan, allí se repitió

la misma experiencia. Entonces vivíamos en una comunidad

integrada, dicho sea de paso. Eso prueba que entonces los blancos

estaban en contra de la integración del mismo modo que lo están

ahora. Hoy día tienen la astucia de decir que la aceptan pero hacen

hasta lo imposible para impedir la integración. Así que nos mudamos

a Michigan y allí volvió a repetirse la misma historia: nos quemaron la

casa. El era —como ya le he dicho— un clérigo, un cristiano; y fueron

cristianos los que quemaron la casa en ambos lugares, la gente que

predica, usted sabe, tolerancia religiosa, hermandad y todo eso.

—¿Comenzó sus estudios en Michigan?

—Sí.

—¿Cuánto tiempo estuvo en Michigan?

—Pienso que terminé el octavo grado mientras aún estaba en

Michigan.

—¿Adonde se dirigió después?

—A Boston.

—¿Hizo estudios de bachiller en Boston?

—No, no estudié el bachillerato.

—¿Nunca asistió usted al bachillerato?

—Sólo llegué al octavo grado.

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—¡Eso es extraordinario!

—Todo lo que he aprendido después del octavo grado se lo debo a

Elijah Muhammad. El ha sido mi maestro y pienso que ha sido mejor

maestro que cualquiera de los que hubiera podido yo tener, de haber

seguido en la escuela.

—¿Cómo conoció usted a Elijah Muhammad?

—Estaba yo... cuando estaba yo en la cárcel, en 1947, oí hablar de

sus enseñanzas, de su mensaje religioso. En aquel tiempo yo era otro.

Había pasado del cristianismo al agnosticismo y luego al ateísmo.

—¿Fueron aquellas primeras experiencias de Nebraska y Michigan,

donde según nos dice, los cristianos incendiaron la casa de su padre, que

era ministro cristiano, fueron esas experiencias, las que determinaron su

alejamiento del cristianismo?

—No, no fue eso, porque a pesar de esas experiencias, yo, como ya he

dicho, llevaba una vida de completa integración. A pesar de todas las

experiencias por las que he pasado —mi padre posteriormente fue

asesinado por blancos— pienso que había algunas buenas personas

blancas; al menos aquellos con los que estaba relacionado, sabe usted,

se supone que eran diferentes. Allí no tuve ninguna experiencia que

pudiese abrirme los ojos; hasta la fecha en que fui a dar a la cárcel

viví integrado en una sociedad de blancos y pensaba que algunos de

ellos eran buenas personas.

—¿Se trataba de una prisión integracionista?

—Era una prisión integrada en cuanto a los prisioneros, pero sus

funcionarios eran blancos. En general es así en cualquier situación,

aunque se supone que está basada en la integración. La integración

funciona en los niveles más bajos, pero en el nivel administrativo o

ejecutivo sólo se encuentran blancos.

—¿Cuánto tiempo estuvo en la cárcel?

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—Unos siete meses.

—Usted estuvo en una cárcel de Boston. ¿Fue allí donde entró en

contacto con...?

—Mi familia se convirtió al islamismo; aceptó la religión del Islam.,

y uno de ellos que había gastado bastante tiempo, una cantidad

enorme de tiempo, callejeando conmigo por Nueva York. aquí en

Harlem, tuvo una revelación de la religión del Islam. La aceptó y le

produjo un cambio enorme. Entonces me escribió contándome todo.

Bueno, yo había abandonado el cristianismo por completo. Mientras

estaba en la cárcel, como tenía mucho tiempo para pensar, podía ver

la hipocresía del cristianismo. Pero antes de entrar en la cárcel ya era

ateo y podía ver la hipocresía del cristianismo. La mayor parte de mis

compañeros eran blancos, judíos o cristianos, y en ambos lados vi

hipocresía. Ninguno de ellos practicaba realmente lo que predicaba.

—Ministro Malcolm. ..

—Excúseme, pero no obstante haber advertido esto, mi propia

fuerza intelectual era tan pequeña, tan escasa, que ni siquiera estaba

en situación de ver realmente o de llegar a alguna conclusión referente

a toda esa hipocresía, hasta que estuve en un lugar donde tenía tiempo

para pensar, donde pude aprender algo sobre la religión del Islam.

Entonces recapacité y pensé en todas las experiencias y cosas que

había oído hasta entonces, las discusiones que había tenido con los

blancos. Todas las cosas habían llegado al punto que Muhammad

pudo mostrarme la realidad.

—Ya veo.

—Fue él quien me hizo ver las cosas, quien me permitió colocar cada

cosa en su sitio y pude decir que esto era esto; desde entonces no he

encontrado a nadie capaz de darme una respuesta más convincente o

de mayor peso que las que encontré en el honorable Elijah

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Muhammad.

—Quisiera que hablásemos un poco de su vida en la cárcel. ¿Cuál fue

el motivo por el que usted. . .?

—El crimen. Yo no vivía ordenadamente. Fui a la cárcel por lo que

había hecho y la razón de que no dude ni titubee al señalar el hecho de

que estuve en prisión, se debe a que creo firmemente que ha sido la

sociedad cristiana, como ustedes la llaman, la sociedad judaico-

cristiana, la que ha creado todos los factores que llevan a tantos

negros a la cárcel. Y cuando esos tipos van a dar con sus huesos en

prisión no hay nada en el sistema que les permita rehabilitarse. No

hay nada en el sistema para reformarlos. Todo lo que hay es un

terreno de cultivo para un tipo cada vez más profesional del crimen,

especialmente entre los negros. "Desde que vi y experimenté, la

renuencia de parte de los penalistas y de las autoridades carcelarias

para reformar a los hombres, y aun experimenté y advertí que cuando

el llamado negro trata de reformarse en las prisiones y de convertirse

en un hombre mejor, las autoridades de la cárcel están más en contra

de ese hombre de lo que estaban anteriormente, cuando éste tenía una

actitud completamente delictuosa. Ahí nuevamente se ve la hipocresía.

No sólo la sociedad cristiana es en sí misma una hipocresía religiosa,

sino que el sistema judicial es una hipocresía. Todo es hipocresía.

Muhammad apareció con su evangelio religioso e introdujo la religión

del Islam y mostró la honradez del Islam, mostró la justicia del Islam,

la libertad del Islam. Por eso, naturalmente, al comparar las dos

religiones, el cristianismo se eliminaba por sí mismo y todo lo que tuve

que hacer fue aceptar la religión del Islam. Ahora sé lo que ha hecho

de mí como persona.

MARTIN LUTHER KING, JR.

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El líder de la no violencia a favor de los derechos civiles de la

minoría negra norteamericana, el hombre que muere por un sueño,

nace en Atlanta, Georgia, el 15 de enero de 1929. Su padre, al igual

que su abuelo materno, es ministro bautista. Por tanto, no es nada

extraño que Martin Luther sea llamado por la misma vocación, lo que

sucede el último año que pasa en el Morehouse College de Atlanta, del

que se gradúa en 1948, tras cuatro años de estudios y dudando

durante los tres primeros si dedicarse al derecho o a la medicina.

Pocos años después, egresa como el primero de su promoción del

Crozer Theolo-gical Seminary de Pennsylvania, y obtiene en 1955 su

título de Doctor en Teología por la Universidad de Boston. Los años en

Crozer marcan su destino y el de la nación norteamericana; descubre

la obra de Mahatma Gandhi y determina que la vía apropiada para

alcanzar la igualdad de derechos para los negros es la no violencia. La

ciudad de Boston también deja una importante huella en su vida, ya

que es allí donde conoce a Coretta Scott, una estudiante de música que

en 1953 se convertirá en su esposa y será la madre de sus cuatro hijos.

Su primer ministerio lo ejerce en Montgomery, Alabama, en la

iglesia bautista de Dexter Avenue, antes de recibir el doctorado. El

año siguiente a su llegada, el primero de diciembre de 1955, una mujer

llamada Rosa Parks se niega a ceder su asiento a un pasajero blanco y

se le arresta por infracción de las disposiciones de la ciudad. Este es el

primer acto en contra de la segregación racial. El grupo que se

organiza para luchar a favor de los derechos civiles de los negros, el

Montgomery Improvements Associatíon, cuyo primer objetivo es

abolir la segregación en los medios de transporte, elige como líder del

movimiento a Martin Luther King.

La elección es acertada, pues en Martin Luther se conjugan una

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serie de características que lo hacen la figura apropiada para el

desempeño de esta función. Casi nadie lo conoce, y por lo tanto no

tiene enemigos; su educación y su juventud lo distinguen, además es

miembro de una familia con suficientes relaciones como para que, en

el caso de que las cosas salgan mal, le puedan conseguir otro destino.

En fin, Martin Luther, aparte de ser un hombre inteligente, es dentro

de esta pequeña comunidad oprimida un hombre relativamente libre.

Además, posee un gran carisma y una retórica seductora. Su primer

discurso, a pesar de que pierde mucho en la traducción, nos puede dar

una muestra de lo hermoso y persuasivo de sus palabras: "No tenemos

otra alternativa salvo la de protestar. Durante muchos años hemos

demostrado una asombrosa paciencia. A veces les hemos dado la

impresión a nuestros hermanos blancos de que nos gusta la manera en

que somos tratados. Pero nos hemos reunido aquí esta noche para ser

salvados de la paciencia que nos hace pacientes ante nada más y nada

menos que la libertad y la justicia."

El formato religioso que poseen estas palabras no es producto sólo de

la formación de Martin Luther, sino de su seria convicción de que es

necesaria la fe en la Providencia. Luego de un año de boicot al

transporte público, los negros de la ciudad pueden ejercer el simple y

sencillo derecho a sentarse donde les plazca en el autobús. La Corte

Suprema declara en 1956 que la segregación en el transporte público

es ilegal. Pero este logro no se alcanza sin una buena dosis de

sacrificio: durante el año que dura el boicot, los negros sufren la

violencia en manos de algunos sectores de la población blanca, algunos

son arrestados, la casa de Martin Luther King es dinamitada y su

familia amenazada; sin embargo, el líder es capaz de mantener sus

principios: "No recurriremos a la violencia. No nos degradaremos a

nosotros mismos odiando. El odio será devuelto con amor".

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El éxito alcanzado en Montgomery lo anima a crear una asociación,

la Southern Christian Leadership, conocida por la sigla SCLC, y

dirigida a reunir las fuerzas dispersas. Como líder de la SCLC,

Martin Luther crea una plataforma que le permite dirigirse a un

grupo mayor, especialmente en el Sur de Los Estados Unidos, al

tiempo que le confiere una dignidad que le da acceso a otros líderes

tanto nacionales como extranjeros. Así, no sólo viaja por toda

Norteamérica dando conferencias, sino que también es recibido en

Ghana y en la India. En este último país, donde es acogido muy

cordialmente por su presidente Jawaharlal Nehru, afianza su

confianza en la resistencia pacífica como el arma de liberación más

apropiada para los oprimidos.

Aunque concentra sus esfuerzos principalmente en el SCLC,

también se integra como pastor a la iglesia que dirige su padre en

Atlanta, la Iglesia Bautista de Ebenezer. En esta ciudad participa,

junto a un grupo de estudiantes luchadores por los derechos civiles, en

unas manifestaciones pacíficas contra la segregación. Junto a otros

treinta y tres jóvenes es arrestado y se le envía a la cárcel, a pesar de

que se retiran los cargos en su contra. La excusa legal es que Martin

Luther ha violado su libertad condicional, impuesta pocos meses antes

por una pequeña infracción de las regulaciones del tránsito. Su

encarcelamiento causa una conmoción nacional. La intervención del

candidato presidencial demócrata, ocho días antes de las elecciones, es

lo que permite su liberación. La victoria, por poco margen, que lleva a

la presidencia a John F. Kennedy, es atribuida por algunos al hecho

de haber abogado a favor de Martin Luther King.

El número de los seguidores del líder va en aumento: a los negros se

le suman blancos liberales, y la administración federal, tanto la de

Kennedy, primero, como la de Johnson, después, apoya el movimien-

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to. Pero la lucha es difícil y no siempre cosecha éxitos. La campaña

contra la segregación en Albany, entre 1961 y 1962, fracasa. Además,

cada día se hace más arduo el compromiso con la no violencia. En

1963, la policía, para sofocar manifestaciones pacifistas contra la

segregación en hoteles, restaurantes y tiendas, utiliza, en Birmingham,

perros y mangueras de agua. Una de las víctimas que cobra la

violencia en esta ciudad es una niña que muere cuando una bomba,

situada en la iglesia a la que asiste a sus clases dominicales, estalla.

Martin Luther, junto a varios de sus seguidores, es arrestado una vez

más. El encarcelamiento da sus frutos, y aquí escribe su conocida obra

Letterfrom the Birming-ham Jail (Carta desde la cárcel de

Birmingham), donde expone su filosofía moral.

Tras su liberación, y para producir un acto lo suficientemente

dramático que conmocione a la nación, organiza una gran marcha

dirigida hacia Washington. El 28 de agosto, doscientas mil personas

que incluyen a todas las razas y a todos los credos, se reúnen junto al

monumento a Lincoln en demanda de igualdad para todos ante la ley.

Es aquí donde pronuncia su más conocido y recordado discurso: Ihave

a dream (Tengo un sueño). En su sueño ve cómo algún día, tanto el

prejuicio como la segregación, desaparecerán y se alcanzará la igual-

dad entre todos, pues cada uno aprenderá a reconocer en el otro a su

hermano. Muchos escuchan sus palabras con los ojos llenos de

lágrimas.

Su esperanza de que el movimiento pacifista mueva a la opinión

pública contra la segregación, se convierte en una realidad tangible. Y

consecuentemente, en 1964, el gobierno federal, a través del decreto

Civil Rights Act, abroga la autoridad para imponer la segregación, y

prohibe la discriminación en facilidades, locales y lugares públicos. El

derecho a facilidades públicas se extiende al empleo. La contribución

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de Martin Luther King al logro de estos derechos se le reconoce con la

concesión, ese mismo año, del Premio Nobel de la Paz.

Una vez conquistados los derechos civiles, se impone conquistar los

políticos: es necesario que el gobierno federal cree el cuerpo de leyes

que permita a los negros ejercer, en toda la nación norteamericana, su

derecho al voto. Martin Luther organiza en Alabancia una marcha

que parte desde Selma hacia la capital del estado, Montgomery. Los

manifestantes, esta vez sin la dirección y participación directa de

Martin Luther King, no llegan a su destino, pues la policía estatal los

frena, armada con cachiporras y gases lacrimógenos. King decide

organizar una segunda marcha capitaneada por él, y tampoco llega a

su meta al encontrarse con la barricada de la policía estatal. Decide

entonces volverse, no sin antes arrodillarse y rezar. Una vez más

consigue conmover a la nación, y en 1965 el gobierno pasa un nuevo

decreto, esta vez concerniente a los derechos al voto: Voting Rights

Act. Pero el peso de la responsabilidad del liderazgo cada día oprime

más a Martin Luther. Un sector de la población negra se radicaliza, y

considera que los métodos de no violencia no producen los cambios

con la rapidez necesaria; incluso hay un grupo que lo acusa de tener

un arreglo con las autoridades y piensa que los sucesos de Selma así lo

demuestran.

La complejidad de los problemas sociales se hace palmaria a raíz de

una serie de disturbios en los barrios negros de algunas grandes

ciudades. King se embarca en una nueva campaña: la de la lucha

contra la segregación en la vivienda. La ciudad elegida es Chicago,

donde durante la primavera y el verano de 1965 se producen

numerosas manifestaciones y marchas, tras las cuales se logra firmar

un acuerdo con los líderes de la ciudad. El acuerdo, llamado Summit

Agreement, compromete al gobierno de la ciudad a hacer cumplir las

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leyes existentes que protegen a las minorías. A pesar del acuerdo, se

obtiene muy poco. Chicago es una de las ciudades donde Martin

Luther King fracasa políticamente. Por fortuna en el plano social no

es así, pues deja tras él algunas instituciones que siguen funcionando y

ayudan considerablemente a los sectores más pobres de la comunidad

negra, tanto en la vivienda como económicamente.

Martin Luther King se va acercando más cada día a la problemática

de la pobreza. El ciudadano negro norteamericano no sólo tiene que

afrontar diariamente el racismo, sino que además la pobreza lo

agobia.

Su lucha trasciende el límite impuesto por la raza y se transforma en

una lucha contra la pobreza y el desempleo a favor de todos los

desamparados, ya fueran negros o blancos. En sus discursos empieza a

aparecer una retórica considerada por algunos como revolucionaria, y

de ahí la pérdida de muchos de sus partidarios. Sus declaraciones

contra la guerra de Viet-Nam, bajo el alegato de que los medios

empleados en la confrontación bélica pueden ser empleados para

mejorar las condiciones de vida de los menos privilegiados, tampoco

agrada a muchos de sus seguidores.

Bajo esta visión planea una nueva marcha hacia Washington, la cual

va a llamar PoorPeople's March (La marcha de los pobres). Cuando se

halla coordinándola, viaja a Memphis para demostrar su apoyo a una

huelga de trabajadores negros. En esta ciudad, el 4 de abril de 1968, y

en el balcón del motel Lorraine donde se aloja, recibe un mortal

disparo hecho por James Earl Ray, quien es sentenciado a noventa y

nueve años de cárcel tras declararse culpable del asesinato.

A su entierro en Atlanta acuden más de cien mil personas. Muere

con sólo treinta y nueve años luego de haber promovido y logrado

determinantes conquistas para su raza. Su epitafio reza: Libre al fin,

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libre al fin, gracias a Dios todopoderoso al fin soy libre. En 1986 el

Congreso norteamericano establece como día para honrar la memoria

de Martin Luther King el tercer lunes de enero, y declara la señalada

fecha como fiesta nacional.

El sueño de Martin Luther King, como bien expresó el presidente

Johnson, no muere con él. Representa la esperanza de millones de

seres que esperan pacientemente a que algún día sea superada la

discriminación y desaparezcan todos los injustificables prejuicios que

la han perpetuado hasta nuestros días, que no son más que crueles

máscaras con que los hombres encubren sus atávicos miedos ante todo

lo distinto o ajeno a ellos mismos. Entonces, cuando sean capaces de

saltar sobre sus recelos y comprendan que ni el color, ni las creencias,

ni las posesiones materiales hacen diferente la esencia humana, ese día

aprenderán a convivir como hermanos y la humanidad habrá recupe-

rado, o tal vez conquistado, su dignidad. Martin Luther King creo un

sueño, que con su muerte, echó a volar con alas propias.

MOVIMIENTO DE CONTRACULTURA

Es frecuente escuchar que la década de los sesenta tiene un fondo místico,

lleno de energía existencial que le proporcionó su hedonismo vital y como

expresión de nuevas actitudes frente a la cultura es el pop art y el rock.

Pero no es un período únicamente de explosión cultural, sino político-social

que le da contenido a la cultura de la década. Es la guerra de Vletnam la que

polarizó a la juventud mundial y a los intelectuales del periodo. Fue también

el desastre de los exiliados cubanos en bahía de cochinos en 1961, y en el

mismo año la construcción del muro de berlín. La crisis de los misiles, al año

siguiente, obligaría a reempensar la existencia del hombre en la TIERRA.

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De igual manera, la década de los sesenta representó la liberación de pueblos

del sometimiento colonialista a que habían sido sometidos desde el siglo XIX.

Argelia y el Congo belga en África, en oriente medio luchaban los palestinos

y árabes contra en de Israel. Y fue el colonialismo lo que se convirtió para

los jóvenes en una metáfora de aguda resonancia emocional. La lucha por la

igualdad racial tuvo su paralelo en la igualdad entre los sexos: "todos somos

iguales; hombres y mujeres claro esta", era un slogan que se repetía

frecuentemente.

Los valores sexuales conservadores de la sociedad capitalista fue

cuestionada. También lo fue la tecnología y SUS CONSECUENCIAS

PERVERSAS. ¿EN DÓNDE SE PODRÍA ENCONTRAR UN ESPACIO

DE LIBERTAD Y ESPIRITUALIDAD TRASCENDENTAL? EN LAS

DROGAS ALUCINOGÉNAS, RESPONDIERON MUCHOS JÓVENES.

LA MÚSICA FUE REVOLUCIONARIA, AL IGUAL QUE EL

CONJUNTO DE LOS NUEVOS VALORES QUE ESTABAN

CONSTRUYENDO, EN OTROS ÁMBITOS DE SUS VIDAS.

Se rompieron esquemas, se impusieron ritmos y contenidos diferentes. Los

cantantes individuales dejaron el paso a los grupos musicales, quienes

además de ejecutar, componían la música. Surgían los Beatles y en 1963

eran mundialmente conocidos. Lennon, afirmaría: "se conoce mas a 'los

Beatles que a Cristo", lo que le valdría una andanada de críticas. Lennon

daba muestras de su espíritu irreverente que caracterizó a toda su

generación. Pero los Rolling Stones serían aún mas radicales. Pregonaron y

se burlaron de las frustaciones y temores de la propia juventud.

La contracultura rockanrollera era abierta y plural. Todos cabían en ella:

los Beach Boys y su Hedonismo simplista, convivía con la protesta política y

los himnos de alabanza a las drogas blandas que proponían los grupos

psicodélicos como los Country Joe y los Fish.

Era música que alentaba a la rebelión, se pronunciaba contra las leyes en

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contra del uso de las drogas, se manifestaban en contra de la guerra de

Vietnam y contra las restricciones que imponía la sociedad burguesa

decadente .

JIMI HENDRIX, JANIS JOPLIN Y JIM MORRISON SERÍAN

EXPONENTES DEL GÉNERO. CONSECUENTES CON SUS

POSTULADOS INICIARON EL VIAJE SIDERAL DEL CUAL NO

REGRESARON. Bob Dylan, POR SU PARTE, REPRESENTÓ A LA

PROTESTA POLÍTICA RADICAL. UNA DE SUS COMPOSICIONES

FUE CONSIDERADA UNO DE LOS HIMNOS DE LAGENERACIÓN

DE LOS SESENTA, EL OTRO HIMNO-SÍMBOLO FUE DE JOHN

LENNON: "IMAGINA".

LA RESPUESTA ESTA EN EL VIENTO

¿Cuántos caminos debe recorrer un hombres antes de que se le llame

hombres? ¿Cuántos mares debe navegar la paloma blanca antes de dormir

en la arena? ¿Cuántas veces deben volar las balas de cañón antes de que las

prohiban para siempre? La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento;

la respuesta sopla en el viento. ¿Cuántos años puede existir una montaña

antes de disolverse en el mar? ¿Cuántos años pueden existir algunas

personas antes de que se les permita ser libres? ¿Cuántas veces puede un

hombre volver la cabeza y fingir que no ve nada?... ¿Cuántas veces debe un

hombre mirar hacia arriba antes de poder ver el cielo? ¿Cuántos oídos debe

tener un hombre antes de poder oír cómo llora la gente? ¿Cuántas muertes

se necesitan para que se sepa que demasiadas personas han muerto? La

respuesta, mi amigo, está soplando en el viento, la respuesta sopla en el

viento.

MÁS ALLÁ DE LA POLÍTICA. LA CONTRACULTURA COMO

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ALTERNATIVA.

Durante la revuelta universitaria, hace varios años, apareció una

caricatura que mostraba a dos funcionarios de un colegio que pasaban

por un edificio de la universidad ocupado por los estudiantes. Jóvenes

de largas cabelleras se asomaban por las ventanas, ondeaba en el cielo

una bandera nordvietnamita y un enorme letrero mostraba el si-

guiente mensaje, escrito en letras rústicas: TERRITORIO

LIBERADO. Uno de los administradores se volvía hacia el otro y le

decía: «Creo que intentan decirnos algo.,»

Desde entonces, muchos han comprendido que la asombrosa

variedad del movimiento de protesta y la contracultura encierra,

ciertamente, un mensaje. Lo que no está tan claro es el contenido

concreto de dicho mensaje. Cuando la contracultura está en auge, la

confusión aumenta, como ocurrió durante las manifestaciones

antibelicistas frente al Pentágono en 1967, cuando los contestatarios

desplegaron una amplia gama de matices, desde los marxistas de la

vieja línea, hasta las brujas y hechiceros, para exorcizar al Pentágono.

Tal vez, como ha sugerido Theodore Roszak, se trata más bien de una

cruzada medieval —una procesión en constante flujo—, que unifica

bajo una misma consigna a una docena de causas diferentes.

Durante el mismo fin de semana en que el Pentágono era sometido a

sitio, los cofundadores del Liberation News Service, Ray Mungo y

Marshall Bloom, decidieron convocar una reunión en un edificio

abandonado de Washington. El objetivo del LNS consistía en actuar

como servicio de noticias para sectores universitarios, negros,

anarquistas, comunistas, fanáticos de la astrología, pacifistas,

luchadores por la liberación mexicano-americana, y una amplia gama

de organizaciones activistas, con sus respectivos periódicos. Como era

18

de esperar, la reunión no funcionó según los cánones estrictos del

procedimiento parlamentario. Los editores universitarios estaban

interesados en la revolución universitaria, los hippies en la revolución

cultural, los pacifistas en la guerra y los anarquistas en la disolución

de todas las organizaciones, incluida la propia LNS. Después de un

intento ritual de expulsar a todos los miembros de la prensa oficial

que hubieran sido identificados, la reunión comenzó desarrollándose

una larga serie de discusiones. Walt Bowart, del East Village Other,

con un tocado indio de plumas en la cabeza, inició la lectura de un

largo poema sobre la vida un-derground. Luego hubo acusaciones de

estafa y malversación de fondos en el Underground Press Syndicate,

seguidas de otro poema, leído por Alien Cohén, del Oracle de San

Francisco, que precipitó una larga competición poética entre las

fuerzas indias del EVO y lo's muchachos del Oracle, inspirados por el

Haré Krishna. Mientras tanto, se quemaron algunas tarjetas de

reclutamiento y estalló una pelea a puñetazos entre facciones de la

organización anti-bélica. Todo esto, combinado con el estridente

estribillo de un individuo que no dejaba de gritar a los organizadores

del LNS: «¡Haz lo tuyo! ¡Haz lo tuyo!» * Parecía un resumen de lo que

todos estaban naciendo allí.1

El problema estriba en sacar conclusiones claras de todas estas

tendencias y facciones internas de la contracultura. Para comenzar,

conviene examinar las contradicciones entre los activistas militantes y

los hippies, las diferencias entre los políticos radicales y los apolíticos

que constituyen la izquierda psicodélica.

Los militantes activistas siguen la tradición de la Vieja Izquierda,

con un programa destinado a alterar la estructura del poder mediante

la revolución y cambiar la sociedad de arriba abajo. El hippie sigue la

tradición de la bohemia beat, e intenta forjar un nuevo estilo de vida,

19

cambiar la sociedad desde abajo. Esta es la tensión que Rick

Margolies ha denominado «polarización wheelie feelie». Los

«wheelies» son los políticos, preocupados por la tarea pública de

cambiar las instituciones de poder. Los «feelies» son los artistas, los

psicólogos y los chamanes del movimiento, avocados a la tarea privada

de expandir la conciencia y hacerse más suaves, sensitivos y

expresivos.2

Las diferencias entre estas dos orientaciones son enormes. El

activista procura organizar un grupo revolucionario efectivo, una

organización orientada hacia tareas concretas para satisfacer las

severas exigencias de la ética revolucionaria. En el programa hip de

auto-exploración no hay agenda de trabajo ni programa a realizar, no

existe un plan de actividades revolucionarias. Como dice Henry Miller

en su «Trópico de Capricornio»: «sólo hay una gran aventura, y ésa es

un viaje hacia dentro, hacia el yo, una experiencia para la cual no

importa el tiempo ni el espacio ni los hechos». Como ha señalado Paul

Goodman, esta antinomia se parece mucho al dilema religioso que

opone a la fe con los trabajos u obras.3 Para el hippie, toda obra, todo

intento de actuar efectivamente, es algo corrupto. Sólo vale la

conciencia recta y limpia. El activista acusa al hippie de

sentimentalismo emocional, de preocuparse por sus necesidades y

complejos personales; de tolerar el crecimiento de una estructura

inhumana. El hippie replica que los militantes están en un «viaje de

poder», que sus relaciones humanas se corrompen en el propio acto de

la revolución, que están lanzados a una escalada de la violencia

completamente destructiva. Por un lado, política del enfrentamiento,

guerrilla urbana y «guerra del pueblo». Por el otro, religiones

exóticas, exploraciones psico-délicas y quietismo comunal. Dos

estrategias diferentes y a menudo contradictorias.

20

A esto se debe buena parte de las disensiones internas de la

contracultura. Ante algunos enfrentamientos entre activistas y

hippies, uno se pregunta si estos dos grupos tienen algo en común. A

pesar de que la revista de los Panteras Negras publicó un artículo

titulado «Los hippies no son nuestros enemigos», la contracultura

parece un matrimonio forzado más que una alianza natural. En un

ejemplar muy difundido del Oracle de San Francisco, en 1967,

Timothy Leary negó rotundamente que pudiera llegarse a una

reconciliación: «Yo sostengo que hay una gran diferencia, una

diferencia completamente incompatible, entre el movimiento activista

de izquierda y el movimiento religioso psicodélico.» Más re-

cientemente, John Lennon y John Hoyland, un radical inglés,

intercambiaron cartas en el Black Dwarf acerca de esta fractura.

Hoyland sostenía que el sistema era inhumano, y que era preciso

destruirlo antes de que él destruyera más vidas. Lennon respondía

defendiendo la letra de la canción de los Beatles «Revolution»:

Bueno, ya sabes, todos queremos cambiar el mundo. Pero

cuando hablas de destrucción, sabes que no puedes contar

conmigo. Dices que quieres cambiar la constitución; bueno, ya

sabes, todos queremos cambiar tu cabeza. Tú me dices que es la

institución, bueno, ya sabes, más te valiera cambiar tu mente.

Hoyland tuvo la última palabra, que fue la consuetudinaria

respuesta de la Nueva Izquierda a quienes se marginan de la actividad

política: «No estés tan seguro de que nosotros no hayamos cambiado

nuestra mente en la forma que tú pareces recomendar. Lo que pasa es

que, cuando cambias tu mente, te das cuenta de que sencillamente no

es suficiente, porque no puedes ser feliz, no puedes estar sintonizado,

21

cuando sabes que en Vietnam están matando a los niños, cuando todo

a tu alrededor es igual, cuando ves que el sistema aplasta a las

personas.

A pesar de todas las diferencias entre el activismo radical y la

bohemia hip-beat, cada una de estas perspectivas puede hacer una

importante contribución a la otra.

Durante los años sesenta, era bastante fácil distinguir entre activistas

y hippies, diferenciar los objetivos políticos de los personales. Pero

muchos de los fenómenos más significativos en la contracultura

durante la última década, como por ejemplo la estrategia Yippie, han

sido el resultado de una mezcla de estilos. Tanto la retórica como la

lógica del activismo radical han cambiado, y los hippies han conver-

gido con los activistas bajo la bandera de la revolución cultural. Buena

parte de esta variopinta cruzada que es la contracultura ha

comenzado en el pálido y distante idealismo del movimiento por los

derechos civiles, pero las definiciones de la última década llevaron

primero al reformismo social, luego a la protesta, a la resistencia, y

finalmente, más allá de la política, a la estrategia comunal en la

revolución cultural.

Las cosas ocurrieron tan rápido y cambiaron tan convulsivamente

entre 1964 y 1968 que resulta difícil evaluar retrospectivamente el

proceso. Cuatro años después de su cómoda reelección en 1964, hubo

un violento movimiento contra Johnson, y el presidente que había sido

elegido por la más amplia mayoría de la historia reciente se vio

obligado a renunciar a su candidatura para la reelección. Entre 1964 y

1968, el reclutamiento universitario para el Cuerpo de Paz, que

constituía la expresión más clara del idealismo de la era Kennedy,

disminuyó en un cuarenta por ciento. En respuesta a las promesas de

Johnson, «guerra contra la pobreza» y «la gran sociedad», hubo

22

disturbios en Washington, Detroit y una docena de ciudades. En

Detroit, que se jactaba de su reputación de ciudad modelo «sin

problema negro», la fuerza policial solicitó ametralladoras Stoner,

carros de asalto y dispersadores químicos Mace para defender mejor

la ley y el orden. Los asesinatos, los crímenes masivos, la nómina de

bajas del sudeste asiático, negaban la cómoda suposición de que la

violencia no formaba parte de la vida americana, o del estilo de vida

americano. Las estadísticas de criminalidad demuestran que, a partir

de 1964, se registró un rápido aumento en la tasa de crímenes

violentos. Mientras cada «largo y cálido verano» demostraba la

futileza de los programas liberales para asistir a los pobres de las

ciudades, las «explicaciones» igualmente liberales del caso Vietnam se

tornaban más transparentemente falsas cada vez que había una nueva

escalada en la guerra. El efecto combinado de la guerra, la

administración Johnson, las crisis laborales en las ciudades, y el

fracaso de las universidades para responder a las exigencias de los

estudiantes que reclamaban una ciudadanía plena, exterminaría todas

las esperanzas de la era de los Derechos Civiles, y transformaría el

movimiento de protesta en una subversión de orden radical.

El año de 1968 señalaría el comienzo de una frenética serie de

rebeliones estudiantiles. Los días de mayo en Francia y la convención

democrática de Chicago plantearon una nueva alternativa, un camino

intermedio entre el estilo comunal hip y la estrategia de la resistencia,

cada vez más violenta. Tomemos partes iguales del activista y el

hippie, echémosles una pizca de McLuhan y Marx (no me refiero al

viejo y aburrido Carlos, sino a los divertidos hermanos que llevan el

mismo apellido), unas gotas de LSD y... ¿qué resulta? Youth

International Party. «¡Yippee! Dígalo en voz alta y comprenderá lo

que queremos decir.» Aunque los yippies nunca fueron un

23

movimiento, sino una consigna creada por tres hombres —Abbie

Hoffman, Jerry Rubin y Paul Krassner— lo yippie representaba una

alternativa al estilo severo y tedioso de los revolucionarios. Aquello

era un nuevo modelo de acción política que, con sus predisposiciones

anti-organizativas y antipoder, acentuaba al extremo las

características de la Nueva Izquierda. Era también un movimiento

pro-ácido y pro-juego, que insistía en que la única forma de llevar

adelante la revolución era divertirse haciéndola.

Los yippies no tenían organización de partido, listas de miembros,

textos revolucionarios ni programas que dictaran lo que había que

hacer. En lugar de todo esto proponían la revolución como una

manera de trastornar los medios de publicidad, como un teatro de la

improvisación donde Rubin y Hoffman eran los empresarios y donde

todos los participantes podían representar sus propios papeles.

Después de todo, si los medios habían sido parcialmente responsables

por el marchitamiento del «poder de las flores», ¿por qué no podían

ser utilizados para promover, en lugar de destruir, un nuevo tipo de

revolución?

En lugar de arrojarse el papel tradicional de la vanguardia

revolucionaria, los yippies presentaron el «Festival de la Vida» en

Chicago. Este festival incluía a la vez agitación y juego y era tanto un

medio como un fin. Los Situacionistas, uno de los grupos estudiantiles

que influyó durante los días de mayo en Francia, había formulado ya

una estrategia muy similar. Así reza su manifiesto:

Las revoluciones proletarias serán festivales o no serán, pues la

propia vida que ellas anuncian será creada con ánimo festivo. El juego

es la última razón de este festival. El vivir sin tedio, el gozar sin límites

son las únicas reglas que aceptaremos. Los yippies proponían una

política desprovista de toda organización formal, un cambio que no

24

pretendía tomar el poder. En su libro «Revoltition for the Hell oí It»,

que resul-ta disparatado desde el punto de vista de la política clásica,

Abbie Hoffman advierte que «las personas que se toman a sí mismas

demasiado en serio son chiflados del poder. Si ganan, habrá corte de

pelo para todo el mundo. Guardaos de los chiflados del poder». Pero si

la fórmula tradicional de cual-quier partido revolucionario, cambiar

la sociedad de arriba abajo, tomando primero el poder, supone para

sus ejecu-tores el peligro de corromperse en el proceso de la propia

revolución, ¿cuál es la alternativa? La respuesta yippie es muy

sencilla: no luches por la revolución en los términos del Establishment.

En lugar del Partido Revolucionario Americano, yo propongo

una asociación informal de pandillas revolu-cionarias, que no se

preocuparán por coordinar sus respectivas acciones ni se

inhibirán mutuamente en ningún sentido. Que sólo se

preocuparán por mantener una buena comunicación entre sí.

A la mierda los líderes, los uniformes y las causas santas más

importantes que la gente. Una pandilla que corrompa

juguetonamente al hijo del alcalde producirá cambios más

importantes y perdurables que la escua drilla asesina,

estrictamente disciplinada, severa y aburrida, preocupada por

borrar del mapa a su padre. Y si la oposición, al principio, no

advierte la naturaleza revolucionaria de nuestro invento, es su

problema.”

Para decirlo con palabras de Abbie Hoffman: «El movimiento

por la paz se ha vuelto loco, y ya era hora». El resultado es un

catecismo táctico que no guarda la menor semejanza con la

política radical tradicional:

25

Pregunta: ¿Cómo molestar a los imperturbables policías

militares que custodian el Pentágono?

Respuesta: Abriéndoles las cremalleras.

Pregunta: ¿Cómo socavar el capitalismo corporizado?

Respuesta: Demuestra tu desprecio tirando dinero en el suelo

de su templo, el Mercado de Cambio de Nueva York.

Pregunta: ¿Cómo tratar con un aséptico funcionario oficial?

Respuesta: Rocíale con el producto químico LACE, el jugo

sexual de alto poder que les hará desnudarse y fornicar

inmediatamente.

Pregunta: ¿Cómo infiltrarse en los más altos niveles del

complejo militar-industrial?

Respuesta: Concurre a uno de los tés de Tricia Nixon y lleva

LSD suficiente para todos los invitados.

Negros y blancos habían aceptado la no-violencia, en 1960,

porque parecía dar resultado. En pocos años, la retórica de la

violencia surgió como reacción unánime ante la impotencia de las

estrategias pacifistas, y como una respuesta a la violencia

empicada por el gobierno para suprimir la protesta. Las

reclamaciones de los primeros que abogaron por los derechos

civiles lograron arrancar algunas concesiones al régimen, pero la

situación de la mayoría de los negros permaneció invariable. La

primera alternativa importante a la no-violencia de Martin Luther

King fue formulada por Malcolm X, a quien luego siguieron H.

Raph Brown y los Panteras Negras. La violencia era una táctica

útil, decía Malcolm, porque América sólo respondía a la violencia.

El líder negro esperaba que la amenaza violenta bastaría para

obligar a América a enderezarse.

26

Malcolm introdujo otra idea que resultaría muy importante en

la nueva doctrina: la violencia no es sólo necesaria como auto-

defensa, sino que también es un acto esencial de auto-afirmación.

O sea: de la violencia táctica a la violencia terapéutica. Si tantos

hechos de los últimos años reflejan un culto de la violencia, una

creencia romántica en la utilidad de un buen cartucho de

dinamita, esto se debe en gran parte a la evolución ideológica que

condujo a una teoría de la violencia como expresión.

En uno de los libros más populares entre los activistas radicales

de los últimos años, «Los condenados de la tierra», Frantz Fanón

desarrolla esta idea. Fanón entendía la violencia como un acto

espiritual con el que los pueblos nacían como hombres libres en el

acto de combatir al estado colonial. En su prólogo para este libro,

Jean-Paul Sartre manifiesta su aprobación: «La violencia

incontenible... es el hombre recreándose a sí mismo.» Sólo

mediante la «furia desatada» los condenados de la tierra pueden

«convertirse en hombres».

A la hora de comprender las alternativas tácticas que existen en

la contracultura actual, tal vez debamos concebirlas como una

gama de opciones. En un extremo tenemos a los revolucionarios

específicamente políticos, concentrados en la toma del poder, en

las categorías marxistas-Ieninistas y en el conflicto de clases. En el

otro extremo del aspectro tenemos la estrategia apolítica, la «larga

marcha a través de todas las instituciones de la sociedad» según

Rudi Dutschke, y un énfasis en la marginación de la sociedad

básica para experimentar con los nuevos estilos. Todavía existe la

vieja oposición entre las «revoluciones instantáneas» de arriba

abajo, y la revolución desde abajo, a través de Jos estilos de vida,

que fue característica de los desacuerdos entre activistas y hippies

27

hace varios años. Pero ahora existe también una nómina coherente

de reivindicaciones compartidas por todo el campo de la

contracultura. Para la mayoría de quienes han escogido la

alternativa comunal, Jas prioridades son: (1) expandir la

conciencia; (2) el entorno físico inmediato; (3) las otras personas y

(4) la toma del poder y la reforma de la constitución. Los

revolucionarios políticos, al otro extremo del espectro, reconocen

estas mismas preocupaciones, sólo que invirtiendo el orden de

prelación.

Lo que mantiene unidas a todas las asociaciones es el espectro

del Apocalipsis.8 Como señaló George Wald, «esta es una

generación que ya no está segura de tener un futuro». La primera

declaración del Underground Press Syndicate, en 1967, anunció un

inminente colapso, cosa que habría resultado incomprensible a

comienzos de la misma década. Los propósitos consignados en

aquella declaración eran los siguientes:

1. Advertir al «mundo civilizado» que su colapso final está

próximo.

2. Aconsejar a la civilización con inteligencia para hacer

posible una transición y evitar el colapso rápido.

3. Luchar unidos en las ciudades moribundas.

4. Preparar al pueblo americano para la vida salvaje.

5. Ofrecer todas las alternativas imaginables a los problemas

actuales

ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE

1. ELABORA UN RESUMEN BIOGRÁFICO DE MALCOM

28

X Y PRESENTA SUS PONTULADOS POLÍTICOS

BÁSICOS.

2. ELABORA UN RESUMEN BIOGRÁFICO DE LUTHER

KING Y PRESENTA SUS PLANTEAMIENTOS

POLÍTICOS.

3. PRESENTA UN ANÁLISIS COMPARATIVO DE LOS

POSTULADOS POLÍTICAS Y ALTERNATIVAS QUE

PROPUSIERON MALCOM X Y DE LUTHER KING.

4. DEFINE QUE FUE EL MOVIMIENTO DE

CONTRACULTURA.

5. ¿CUÁLES FUERON LOS POSTULADOS POLÍTICOS

DEL MOVIMIENTO CONTRACULTURA?

6. EXPLICA CUÁLES SON LOS ALCANCES Y LAS

LIMITACIONES DEL MOVIMIENTO

CONTRACULTURAL.

7. EXPRESA UNA OPINIÓN CRÍTICA ACERCA DEL

MOVIMIENTO NEGRO Y EL MOVIMIENTO

CONTRACULTURAL SOBRE LO QUE HEREDA A

LAS GENERACIONES DEL PRESENTE.

8. TRADUCE AL ESPAÑOL:

YOU SAY YOU WANT A

REVOLUTION

WELL YOU KNOW

WE ALL WANT TO CHANGE THE

WORLD YOU TELL ME THAT IT'S

EVOLUTION WELL YOU KNOW

WELL AL WANT TO CHANGE THE

WORLD BUT WHEN YOU TALK

29

ABOUT DESTRUCTION

DON'T YOU KNOW THAT YOU CAN COUNT ME OUT

DON'T YOU KNOW IT'S GONNA BE ALRIGHT,

ALRIGHT, ALRIGHT YOU SAY YOU GOT A REAL

SOLUTION WE'D ALL LOVE TO SEE THE PLAN YOU

ASEKED ME FOR A CONTRIBUTION WELL YOU

KONW WE'RE DOING WHAT WE CAN

BUT WHEN YOU WANT MONEY FOR PEOPLE WITH

MINOS THAT HATE ALL I CAN TELL YOU IS BROTHER

YOU HAVE TO WAIT DONTYOU KNOW IT'S GONNA BE

ALRIGHT, ALRIGHT, ALRIGHT. YOU SAY YOU'

CHANGE THE CONSTITUTION WELL YOU KNOW

WE ALL WANT TO CHANGE YOUR

HEAD YOU TEL ME IT'S THE

INTITUTION WELL YOU KNOW

YOUBETTERFREE YOUR

MINDINTEAD BUT IF YOU GO

CARRYNG PICTURES OF CHAIRMAN

MAO YOU

AIN'TGOINGTOMAKEITWITH

ANYONE ANYHOW DONT YOU KNOW

IT'S GONNA BE ALRIGHT, ALRIGHT,

ALRIGHT

BIBLIOGRAFIA: MELVILLE, KEITH. LAS COMUNAS EN LA

CONTRACULTURA. ED. KAIRÓS.

THEODORE ROSZAK. EL NACIMIENTO DE UNA

CONTRACULTURA. ED. KAIROS

30