TLC COLOMBIA-UNIÓN EUROPEA: ¿BUSCA EQUILIBRAR LA DESIGUALDAD ECONÓMICA Y PRODUCTIVA DE COLOMBIA CON LA UE EN UN MARCO DE COOPERACIÓN Y RESPETO POR LOS

DERECHOS HUMANOS? LA RESPUESTA ES NO

Por: Angie Estefanía Lozano Castro*

Hablar al mismo tiempo sobre un TLC entre Colombia y la Unión Europea en un marco de cooperación y sobre protección de los derechos humanos resulta siendo una paradoja, ya que es un tratado que promueve los intereses de las compañías transnacionales y agrava la pobreza, le exclusión y desigualdad social en Colombia.

Se trata de una negociación asimétrica, debido a que la economía de UE es 80 veces más grande que la colombiana, y nuestras exportaciones representan tan solo $0,32 por cada $100 de lo que Europa compra en el mundo (European Comission, 2011)1 . Mientras Colombia vende productos del sector primario de poco valor agregado (carbón, petróleo, banano, confecciones, etc.), Europa vende principalmente productos manufacturados, maquinaria, transporte y productos químicos, sectores con alto valor agregado que producen mayor riqueza que los productos primarios, dejando entrever claramente que la UE ha actuado según sus propios intereses: abrir nuevos mercados de bienes y servicios, aumentar las oportunidades de inversión, establecer normas técnicas y sanitarias favorables a la UE, y acondicionar el sistema político colombiano para facilitar el ingreso de los mercados europeos.

Por otra parte están las agresivas exigencias en el capítulo de Propiedad Intelectual (Germán Holguín

Zamorano , 2009)2, en el tema de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias la UE pretende que Colombia tenga los mismos estándares de sus países, lo que obligaría a dejar de producir casi todo en el país, como ya se está haciendo con la leche cruda, las gallinas campesinas, la carne bovina y los trapiches paneleros; lo que implicaría la modificación del marco regulatorio colombiano de acuerdo a las conveniencias de la Unión Europea.

Otro tema alarmante dentro del ventajoso tratado, es el de la minería, ya que éste se ha convertido en uno de los sectores más dinámicos de la economía colombiana y apunta a convertirse en una de las principales actividades económicas en los próximos años, lo que la hace atractiva a las transnacionales mineras que ya han ingresado al país con miles de millones de dólares destinados a la exploración y explotación de recursos naturales. Pero más riqueza y prosperidad han llevado atraso y miseria a las poblaciones, ya que paradójicamente, las regiones mineras con presencia de empresas transnacionales presentan las peores condiciones sociales y económicas del país. En lo que concierne al tema de Derechos Humanos, la situación es igual o peor, ya que pueblos enteros se ven afectados por el desplazamiento (El Cerrejón y las comunidades indígenas Wayuu y afrocolombianas), por el desmejoramiento ambiental (Como sería el caso de La Colosa en Cajamarca, Tolima) y como remate, se han denunciado alianzas de algunas compañías mineras con grupos paramilitares que han atentado contra comunidades y líderes sindicales (Naciones Unidas,

Asamblea General, 2007)3. Queda claro que la minería dentro del tratado no será una actividad que beneficie en términos reales a la economía colombiana sino a las multinacionales Europeas.

Para concluir, se puede afirmar que con la ratificación de éste tratado comercial, la economía colombiana se verá fuertemente afectada por la desventaja competitiva frente al bloque económico europeo, beneficiando sólo a los intereses de los gobiernos y de los grandes empresarios, pero no a los demás grupos sociales del país y en nada contribuirá a la igualdad económica y productiva, como tampoco a la protección de los derechos humanos.