ENMERKAR Y EL SEÑOR DE ARATTA

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ENMERKAR Y EL SEÑOR DE ARATTA Este poema empieza con un preámbulo en el que se canta la grandeza de Uruk y de Kullab (localidades situadas dentro del territorio de Uruk o en sus inmediatas proximidades) desde el origen de los tiempos, y subraya la preeminencia que los favores de la diosa Inanna decían concederle sobre Aratta. En Aratta: Crecía trigo por sí solo, como las habichuelas… Colocaban el grano en sacos sobre los burros que llevaban canastas a ambos lados. A partir de aquí comienza la verdadera acción. El corazón de Enmerkar se volvió altanero, y decidió pedir ayuda a Inanna para que Aratta se sometiera a Uruk. 18Un día, el rey escogido por Inanna en su corazón sagrado, Escogido para el país de Shuba por Inanna en su corazón sagrado, 20Enmerkar, el hijo de Utu, A su hermana, la reina benefactora de deseos, A la santa Inanna, envía una súplica: «¡Oh, Inanna, hermana mía!: por Uruk, Haz que las gentes de Aratta modelen con arte el oro y la plata, 25Haz que traigan el puro lapislázuli extraído de la roca, Haz que traigan las piedras preciosas y el puro lapislázuli. En Uruk una sagrada «montaña» haz que sea profusamente decorada.En la mansión de Anshan, donde tú resides, Que el santuario Eanna, sea en Aratta construido, 30Del santo Gipar, donde tú has establecido tu morada!, Que las gentes de Aratta erijan con arte el interior!. Yo, yo mismo en su celda, recitaré plegarias. Que Aratta se someta a Uruk!, Que las gentes de Aratta, 35Habiendo descendido de sus tierras altas las piedras de las montañas, Construyan para mí la gran Capilla, erijan para mí el gran Santuario!, Hagan surgir para mí el gran Santuario, el Santuario de los dioses, Cumplan para mí mis sublimes

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ENMERKAR Y EL SEÑOR DE ARATTA

Este poema empieza con un preámbulo en el que se canta la grandeza de Uruk y de Kullab (localidades situadas dentro del territorio de Uruk o en sus inmediatas proximidades) desde el origen de los tiempos, y subraya la preeminencia que los favores de la diosa Inanna decían concederle sobre Aratta. En Aratta:

Crecía trigo por sí solo, como las habichuelas… Colocaban el grano en sacos sobre los burros que llevaban canastas a ambos lados.

A partir de aquí comienza la verdadera acción. El corazón de Enmerkar se volvió altanero, y decidió pedir ayuda a Inanna para que Aratta se sometiera a Uruk.

18Un día, el rey escogido por Inanna en su corazón sagrado,

Escogido para el país de Shuba por Inanna en su corazón sagrado, 20Enmerkar, el hijo de Utu, A su hermana, la reina benefactora de deseos, A la santa Inanna, envía una súplica: «¡Oh, Inanna, hermana mía!: por Uruk, Haz que las gentes de Aratta modelen con arte el oro y la plata, 25Haz que traigan el puro lapislázuli extraído de la roca, Haz que traigan las piedras preciosas y el puro lapislázuli. En Uruk una sagrada «montaña» haz que sea profusamente

decorada.En la mansión de Anshan, donde tú resides,

Que el santuario Eanna, sea en Aratta construido, 30Del santo Gipar, donde tú has establecido tu morada!,

Que las gentes de Aratta erijan con arte el interior!. Yo, yo mismo en su celda, recitaré plegarias.

Que Aratta se someta a Uruk!, Que las gentes de Aratta, 35Habiendo descendido de sus tierras altas las piedras de

las montañas, Construyan para mí la gran Capilla, erijan para mí el gran Santuario!, Hagan surgir para mí el gran Santuario, el Santuario de los dioses, Cumplan para mí mis sublimes órdenes en Kullab, Construyan para mí el Abzu, como un monte sagrado, 40Hagan para mí a Eridu resplandecer, como un monte, Hagan para mí la gran Capilla del Abzu, como una caverna. Y yo, cuando, saliendo del Abzu repetiré los cánticos, Cuando traeré de Eridu las leyes divinas, Cuando haré florecer lo noble dignidad de en, como un […], 45Cuando colocaré la corona sobre mi cabeza en Uruk, en Kullab, Ojalá que el […] de la gran Capilla sea llevado al Gipar, Ojalá que el […] del Gipar sea llevado a la gran Capilla.

Y que las gentes admiren y aprueben!, Y que Utu contemple este espectáculo con mirada alegre!».

Inanna, prestando oídos a la súplica de Enmerkar, le aconseja que busque un heraldo capaz de franquear los imponentes montes de Anshan, que separan Uruk de Aratta, y le promete que el pueblo de Aratta se le someterá y realizará los trabajos que él desea:

50La que es […] las delicias del santo dios An, la reina que vigila el

País alto,La Señora cuyo khol es Amaushumgalanna, Inanna, la reina de todas las tierras, Respondió a Enmerkar, el hijo de Utu: «Ven, Enmerkar, voy a darte un consejo; sigue mi consejo; 55Voy a decirte una palabra, escucha: Escoge un heraldo elocuente entre […];

¡Que las augustas palabras de la elocuente Inanna le sean transmitidas

en […]!:Hazle trepar por las montañas entonces […], Hazle descender de las montañas […]. 60Delante del […] de Anshan,

¡Que se prosterne, como un joven cantor.

Sobrecogido de terror por las grandes montañas!,

Que camine por el polvo!. Aratta se someterá a Uruk!, 65Las gentes de Aratta,

Habiendo descendido de sus tierras altas las piedras de las montañas, Construirán para ti la gran Capilla, erigirán para ti el gran Santuario, Harán surgir para ti el gran Santuario, el Santuario de los dioses, Cumplirán para ti tus sublimes órdenes en Kullab, 70Construirán para ti el Abzu, como un monte sagrado, Harán para ti a Eridu resplandecer, como un monte, Harán para ti la gran Capilla del Abzu, como una caverna. Y tú, cuando al salir del Abzu repetirás las cánticos, Cuando tú traerás de Eridu las leyes divinas, 75Cuando tú harás florecer la noble dignidad de en, como un […], Cuando tú colocarás la corona sobre tu cabeza un Uruk, en Kullab, El […] de la gran Capilla será llevado al Gipar, El […] del Gipar será llevado a la gran Capilla. Y las gentes admirarán y aprobarán, 80Y Utu contemplará este espectáculo con mirada alegre. Las gentes de Aratta […].

[…] Se prosternarán ante ti, como los carneros del País Alto.

¡Oh, santo “pecho” del Templo, tú, que avanzas, como un Sol

naciente,Tú, que eres su proveedor bienamado!,

¡Oh […], Enmerkar, hijo de Utu, gloria a ti!».

Enmerkar envía pues, un heraldo con la misión de advertir al señor de Aratta de que entrará a saco en su ciudad y la destruirá si él mismo y su pueblo no le entregan el oro y la plata requeridos y no le construyen y decoran el templo de Enki:

107El rey las palabras de la santa Inanna, escuchó, Escogió un heraldo elocuente entre […], Las augustas palabras de la elocuente Inanna le fueron transmitidas en […]: 110«Trepa por las montañas […], Desciende de las montañas […], Delante del […] de Anshan, Prostérnate, como un joven cantor.

Sobrecogido de terror por las grandes montañas, 115Camina por el polvo.

¡Oh, heraldo, dirígete al señor de Aratta y dile!: “Yo haré huir las gentes de esa ciudad, como el pájaro que huye de

un árbol,Yo le haré huir, como un pájaro huye hacia el próximo nido; Yo dejaré Aratta desolada, como un lugar de […]. 120Yo cubriré de polvo, como una ciudad implacablemente destruida, Aratta, esa morada que Enki ha maldecido.

Sí, yo destruiré ese lugar, como un lugar que se reduce a la nada. Inanna se ha alzado en armas contra ella.

Ella le había aportado su palabra, pero ella la rechaza, 125Como un montón de polvo, yo amontonaré el polvo sobre ella.

¡Cuando ellos habrán hecho […] el oro de su mineral en bruto, Exprimido la plata […] de su polvo, Trabajado la plata […], Sujetado las albardas sobre los asnos de la montaña, 130El […] Templo de Enlil, el Joven, de Sumer, Escogido por el señor Nudimmud en su corazón sagrado, Las gentes, del País Alto de las puras leyes divinas, me lo construirán, Me lo harán florecer, como el boj, Me lo harán brillar, como Utu saliendo del ganun, Me adornarán su umbral!».

Para impresionar más al señor de Aratta, el heraldo deberá recitarle el «Maleficio de Enki». Este conjuro describe cómo este dios había puesto fin a la «edad de oro» del tiempo en que Enlil poseía el imperio universal sobre la tierra y sus habitantes.

136«En aquellos días no había ninguna serpiente, no había ningún escorpión, No había hiena, no había león;

No había perro salvaje ni lobo; No había miedo ni terror: 140El hombre no tenía adversario.

En aquellos días en los países de Shubur y de Hamazi, Sumer, donde se hablan tantas (?) lenguas,

el gran país de las «leyes divinas de principado», Uri, el país que tenía todo lo necesario, El país de Martu, que descansaba en la seguridad, 145El Cielo y la Tierra todo, las gentes al unísono (?), En una sola lengua ensalzaban a Enlil.

Las diez líneas que vienen a continuación son tan fragmentarias que su sentido es conjetural. No obstante, el contexto nos permite suponer que Enki, descontento o envidioso del poder de Enlil, decidió un día llevar la ruina a su imperio y empezó a suscitar conflictos y guerras entre los pueblos, y aquello fue el final de la edad de oro.

Pero entonces, el Padre-señor, el Padre-príncipe, el Padre rey, Enki, el Padre-señor, el Padre-príncipe, el Padre-rey, El Padre-señor enojado (?), el Padre-príncipe enojado (?), el Padre-rey enojado (?), […] abundancia […], […] […] el hombre […]».

El heraldo pues, después de haber cruzado las siete montañas, llega a Aratta y repite fielmente las declaraciones de su amo y señor al rey de la ciudad, pidiéndole una respuesta. Este último si embargo, se niega:

161El heraldo la palabra de su rey, escuchó.

Durante toda la noche, viajó a la luz de las estrellas, Durante el día, viajó en compañía de Utu el Celeste, Las augustas palabras de Inanna […] le fueron transmitidas en […]. 165Trepó por las montañas […], Descendió de las montañas […]. Delante del […] de Anshan, Se prosternó, como un joven cantor.

Sobrecogido de terror por las grandes montañas, 170Caminó por el polvo.

Cruzó cinco montañas, seis montañas, siete montañas. Elevó los ojos, se acercó a Aratta.

En el patio del Palacio de Aratta puso con alegría los pies, Proclamó el poderío de su rey, 175Y transmitió con reverencia la palabra salida de su corazón. El heraldo dijo al señor de Aratta:

Tu padre, mi rey, me ha enviado a ti, El rey de Uruk, el rey de Kullab, me ha enviado a ti.

Qué ha dicho tu rey?, ¿Cuáles son sus palabras?, 180-He aquí lo que ha dicho mi rey, he aquí cuáles son sus palabras. Mi rey, digno de la corona desde su nacimiento, El rey de Uruk, el Dragón amo y señor de Sumer que […], como un […],

El carnero cuya fuerza principesca colma hasta las ciudades del País Alto,

El pastor que […], 185Nacido de la Vaca fiel al corazón del País Alto, Enmerkar, el hijo de Utu, me ha enviado a ti. Mi rey, he aquí lo que ha dicho: «Yo haré huir las gentes de esa ciudad, como el pájaro que huye de

un árbol,Yo les haré huir, como un pájaro huye hacia el próximo nido; 190Yo cubriré de polvo, como una ciudad implacablemente destruida, Aratta, esa morada que Enki ha maldecido.

Sí, yo destruiré ese lugar, como un lugar que se reduce a la nada. Inanna se ha alzado en armas contra ella.

Ella le había aportado su palabra, pero ella la rechaza, 195Como un montón de polvo, yo amontonaré el polvo sobre ella.

¡Cuando ellos habrán hecho […] el oro de su mineral en bruto, Exprimido la plata […] de su polvo, Trabajado la plata […], Sujetado las albardas sobre los asnos de la montaña, 200El […] Templo de Enlil, el Joven, de Sumer, Escogido por el señor Nudimmud en su corazón sagrado, Las gentes, del País Alto de las puras leyes divinas, me lo construirán, Me

lo harán florecer, como el boj, Me lo harán brillar, como Utu saliendo del ganun, 205Me adornarán su umbral!».

[…] «Ordena ahora lo que yo habré de decir a este respecto, Al Ser consagrado que lleva la gran barba de lapislázuli, A aquel del cual la Vaca poderosa […], el país de las puras leyes divinas, 210A aquel cuya simiente se ha esparcido en el polvo de Aratta, A aquel que ha bebido de la leche de la ubre de la Vaca fiel, A aquel que era digno de reinar en Kullab, El país de todas las grandes leyes divinas, A Enmerkar, el hijo de Utu. 215Yo le llevaré esta palabra, como una buena palabra, dentro del templo

de Eanna,En el Gipar que está cargado de frutos, como una planta verdeante […], Yo la llevaré a mi rey, el señor de Kullab».

Pero el señor de Aratta se niega a ceder ante Enmerkar, y a su vez se proclama, él también, protegido de Inanna; es ella, precisamente, asegura, quien le ha colocado en el trono de Aratta.

Cuando hubo hablado así el heraldo, el señor de Aratta respondió: «Oh, heraldo, dirígete a tu rey, el señor de Kullab, y dile: 220“A mí, el señor digno de la pura mano.

La real […] del Cielo, la Reina del Cielo y de la Tierra, La Dueña y Señora de todas las leyes divinas, la santa Inanna, Me ha traído a Aratta, el país de las puras leyes divinas, Me ha hecho cercar el ‘rostro del País Alto’, como una inmensa puerta. 225¿Cómo sería posible entonces que Aratta se sometiese a Uruk?,

¡No!, ¡Aratta no se someterá a Uruk!, ¡Vete y díselo!”».

Entonces el heraldo le informa de que Inanna no está de su lado, sino que, siendo como es «Reina del Eanna de Uruk» ha prometido a Enmerkar la sumisión de Aratta.

Cuando hubo hablado así, El heraldo respondió al señor de Aratta: «La gran Reina del Cielo, que cabalga las formidables leyes divinas, 230Que habita en las montañas del País Alto, del país de Shuba, Que adorna los estrados del País Alto, del país de Shuba, Porque el señor, mi rey, que es su siervo, Ha hecho de ella la “Reina del Eanna”,

¡El señor de Aratta se someterá!, 235Así se lo ha dicho ella en el palacio de ladrillos de Kullab».

Para no alargar demasiado este relato se resume aquí únicamente, sin traducir paso a paso, la continuación del poema:

El señor de Aratta, «consternado y afligidísimo», por esta noticia, busca la defensa y la réplica en los ritos mágicos que se basan en la oposición entre Kur y Hur-sag. Encarga al heraldo de incitar a Enmerkar a recurrir a las armas, manifestando que él por su parte, preferiría un combate singular entre dos campeones, designados cada uno de ellos por los dos bandos contendientes. Sin embargo el señor de Aratta quiere hacer creer por conducto

del heraldo que devuelve a Enmerkar, al rey de Uruk que a continuación del abandono de su villa por Inanna, el hambre se ha declarado en ella, y que en consecuencia, si le proporciona una gran cantidad de grano suficiente de cereales con rapidez, consentirá en rendirle homenaje. El heraldo regresa apresuradamente a Uruk y, en el patio del Parlamento, da el mensaje a Enmerkar.

Enmerkar acepta el tato, pero no se fía del todo y empieza por su lado a celebrar ciertos ritos para prepararse para el torneo que no ha hecho sino comenzar.

Después habiendo tomado consejo de Nidaba, diosa de la Escritura, esta entrega el «antiguo grano» que se había guardado en el templo de An, y hace cargar de grano sus acémilas, pero tomando la precaución de no enviar más que una cantidad insuficiente de grano, y ordena al heraldo que las transporte a Aratta y que las entregue allí al señor de aquella ciudad.

Pero el heraldo es portador, al mismo tiempo, de un mensaje en el cual Enmerkar, jactándose de su propia gloria y poderío, solicita del señor de Aratta cornalina y lapislázuli, que le son necesarios para la ornamentación del templo que quiere edificar. Además le informa que la mismísima Inanna la que deseaba que Aratta estuviera:

Bajo la sombra protectora de Uruk.

A su llegada, el heraldo descarga el grano en el patio del palacio y transmite su mensaje. El pueblo, alegre y gozoso, entusiasmado por la traída de grano, está dispuesto a entregar a Enmerkar la cornalina pedida y a hacerle construir sus templos por los «ancianos». Pero el encolerizado señor de Aratta, después de haberse jactado, a su vez de su gloria y de su poderío, toma a cuenta suya la demanda que le ha hecho Enmerkar, pone a éste una especie de enigma que es necesario resolver: se trata de fabricar un cetro que no sea de madera de limonero, de cedro, ciprés, ni, continuando con una larga enumeración de árboles, de ninguna clase conocida, y en los términos que éste le reclama la entrega de cornalina y lapislázuli.

Al regreso del heraldo, parece, según el texto, que Enmerkar consulta los presagios y se sirve, a tal efecto, de una caña sushima que él hace pasar:

«De la luz a la sombra, de la sombra a la luz».

Y que termina por cortar (?). Después vuelve a enviar el heraldo a Aratta; sin embargo, esta vez, por todo mensaje, se contenta con confiarle el cetro. La vista de éste parece suscitar un gran terror en el señor de Aratta, el cual consulta su shatammu dignatario de la corte, y después de haber evocado con gran amargura la penosa situación en que la enemistad de Inanna coloca a él y a su pueblo, parece dispuesto a ceder a las exigencias de Enmerkar. No obstante cambiando de parecer, desafía de nuevo a este último:

«Será conocido quién es el más fuerte».

Y el astuto personaje pone un nuevo enigma: Recita esta vez un perro que no sea:

«Ni negro, ni blanco, ni moreno, ni rubio, ni moteado».

La nueva respuesta de Enmerkar es doble: pide previamente un vestido que a su vez no sea ni blanco, ni negro, etc., y hace saber que él también posee un perro maravilloso al que ese vestido convendrá.

Portador de este nuevo cartel de desafío, el heraldo regresa de nuevo a Uruk. Enmerkar le ordena entonces volverse a Aratta con un mensaje que consta de tres puntos: 1º: Él, Enmerkar, acepta el desafío del señor de Aratta y está dispuesto a enviarle uno de sus hombres para que combata contra el campeón del señor de Aratta. 2º: Exige que el señor de Aratta amontone en Uruk, para Inanna, el oro, la plata y las piedras preciosas. 3º: Amenaza de nuevo a Aratta con la destrucción total, si su señor y su pueblo no le traen «las piedras de las montañas» para construir y decorar el santuario de Eridu.

El pasaje que sigue en el texto ofrece un notabilísimo interés. Si la interpretación es correcta, indicaría, nada menos, que nuestro Enmerkar había sido, en opinión del poeta, el primero que escribió en tablillas de arcilla: habría inventado este procedimiento para remediar cierta dificultad de elocución que hacía a su heraldo incapaz de repetir el mensaje (¿tal vez a causa de su extensión?). El heraldo entrega la tablilla al señor de Aratta y aguarda su respuesta.

El señor de Aratta tomó la tablilla cocida del heraldo; El señor de Aratta examinó la arcilla, La palabra dictada tenía forma de uña.

¡Gran sorpresa!, el innombrado señor de Aratta se dirige al dios Ishkur (dios sumerio de la lluvia y de la tempestad), para implorarle asistencia. ¿Debía ceder o resistirse?. En aquel preciso momento:

Surgió una tormenta, como un gran león atacando.

La sequía fue interrumpida por un trueno que hizo que la tierra y las montañas temblaran. De nuevo:

Aratta, la de los muros blancos.

Se transformó en una tierra de granos abundantes, ya que Ishkur proporcionó: trigo y habas salvajes y se las amontona delante. En vista de lo cual, el señor de Aratta recobra el valor. Lleno de confianza, advierte al heraldo de Enmerkar que Inanna no ha abandonado en absoluto a Aratta:

Inanna, la reina de todas las tierras, No ha abandonado su casa en Aratta, No ha abandonado su lecho en Aratta, No ha entregado Aratta a Uruk.

Después de lo cual, como quiera que el texto del poema sólo está conservado en fragmentos, se hace difícil percatarse de la sucesión de los acontecimientos. Únicamente una cosa parece clara, y es que el pueblo de Aratta, a fin de cuentas, llevó el oro, la plata y el lapislázuli pedido para Inanna a Uruk, donde lo dejó todo amontonado en el patio del Eanna.

Esto se debería a que Dumuzi quien se aliena en el bando de Uruk, provoca maleficios en la villa de Aratta desencadenando una tormenta sobre ella. La diosa Inanna los repara y se impone el fin de la rivalidad entre las ciudades y sus dos respectivos soberanos.

Así termina el «relato épico» más extenso de todos los descubrimientos hasta la hecha, el primero en su clase de la literatura universal.

La Maldición de Ágade.

Poema Acadio.

Uno de los poemas históricos más reveladores e interesantes es el denominado “La Maldición de Ágade,” que se refiere al supuesto castigo infligido por los Dioses al rey acadio Naram-sin. El titulo que ostentaba este supremo sacerdote era el de “Rey de las Cuatro Zonas” o “Rey del Mundo” (conocido), conseguido gracias a sus proezas guerreras. A los ojos de sus súbditos el rey Naram-sin ocupaba un lugar igual al de los Dioses, es por esto que el nombre de Naram se escribía con el determinativo “sin” que indicaba divinidad.

Dice Arthur Cotterell en su libro Historia de las Civilizaciónes Antiguas, que la imagen del rey que se proyecta en el poema, oculta una reacción de los círculos sacerdotales en contra del gran poder que ejercía y que constituía un desafío sacrílego a la autoridad divina.

Este documento historigráfico data, probablemente, del año 2000 A.C.

El Poema

Enlil con el ceño fruncido

como un Toro Celestial había matado a la gente de Kish,

después como un toro gigantesco convirtió en polvo la casa de Erech,

a Sargón rey de Ágade, a su debido tiempo,

Enlil de arriba a abajo,

le dio señorío y dignidad real.

Entonces la santa Inanna construyó la capilla de Ágade.

Erigida como su noble cámara,

se hizo un trono en Ulmash.

Como un muchacho construyó de nuevo su casa,

como un joven erige la habitación… (de su esposa).

Todo se reunió en bodegas…( seguras),

de manera que la ciudad se convirtió en su morada,

de modo que su gente comiera alimentos confiables,

que su gente bebiera agua confiable,

que las cabezas bañadas hicieran alegres sus atrios,

que la gente embelleciera los lugares de fiesta,

que los extraños se escabulleran como pájaros desconocidos,

que Marhashi se convirtiera en barro,

que en el futuro el elefante gigante

(y) el abzaza, las bestias de tierras lejanas

vagaran juntas en medio de (sus) avenidas,

(también) los principescos perros, los perros Elamitas.

Las mulas de las montañas, las ovejas de largas lanas de alumbre,

(para obtenerlo) Innana misma no se permitió dormir.

En aquellos días los moradores de Ágade estaban llenos de oro,

sus ilustres casas estaban llenas de plata,

a sus graneros habían traído cobre, plomo y lajas de lapíslázuli,

sus silos abultados hasta los extremos.

Sus ancianas mujeres fueron dotadas de sabiduría,

sus ancianos dotados de elocuencia,

sus jóvenes dotados con la fuerza de las armas,

sus niños dotados con corazones jubilosos.

Las nodrizas criaban a los hijos de los gobernantes,

tocando los instrumentos algarsur,

dentro, la ciudad estaba llena de música tigi,

fuera, estaba llena de la música zamzam y de las flautas de caña.

Asombraban sus muelles donde amarraban los barcos,

todos los pueblos vivían en la seguridad,

su gente testificaba la felicidad,

su rey Naram-sin, el pastor,

iba de un lado a otro como el sol en el templo sagrado de Ágade.

Como las montañas sus muros alcanzaban el cielo,

las puertas—como el Tigris vacía su agua en el mar—

las puertas fueron abiertas por Inanna.

Los sumerios presurosos embarcaban sus bienes rumbo a Ágade,

los Martu (amorreos) que no conocían el grano, dominaban las

montañas,

les llevaban bueyes perfectos, ovejas perfectas.

Los Meluhans, la gente de la tierra negra,

le llevaban cosas exóticas de tierras extranjeras.

Los Elamitas y Subareos le llevaban (toda clase de) bienes,

como mulas cargadas de fardos.

La sanga de Ensi,

el contralor de Guedinna,

llevaban (a Ágade) sus regalos mensuales y de año nuevo.

(Entonces) en el palacio de Ágade--¡Qué postración!

la santa Inanna no aceptó sus regalos,

como un hijo de príncipe. . . , no aceptó su riqueza,

la palabra del Ekur cayó como un silencio (mortal).

Ágade se estremeció,

el Ulmash estaba aterrorizado,

ella, (Inanna) que había vivido ahí, dejó la ciudad.

Como una doncella abandona su habitación,

la santa Inanna dejó la capilla de Ágade.

Como un guerrero apresta su arma,

ella se lanzó al combate en contra de la ciudad,

ella la atacó como si fuera un enemigo.

Ni en cinco, ni en diez días,

la corona del señorío, la tiara real,

Mansuim, el trono dado con dignidad real,

Ninurta lo llevó a su Eshumesha.

Utu quitó la elocuencia a la ciudad.

Enki acabó con su sabiduría.

Su imponente majestad había llegado al cielo,

sus botes que habían sido cuidadosamente cargados,

Enki los hundió en el Abzu,

Sus armas estaban. . . ,

La capilla de Ágade. . . ,

La ciudad. . . ,

como un gran elefante. . . ,

como un inmenso toro. . . ,

como un fiero dragón—ushumgal. . . ,

sus batallas (decretaron) un triste designio,

el reino de Ágade estaba postrado,

su futuro es en extremo infeliz,

en la casa del mes de los tesoros estaba en desórden.

(Entonces) Naram-sin en una visión. . . ,

que guardó para sí, de la que no habló,

a la que a nadie comunicó,

a causa de Ekur, se vistió de harpillera,

cubrió su carro con una manta,

no cargó su bote con. . . ,

se deshizo de todo lo deseable a un rey.

Siete años Naram-sin permaneció firme.

¿Quién ha visto a un rey “poner su mano en la cabeza

por siete años”?

(Entonces) buscó un oráculo en la casa,

en la casa compuesta no había oráculo.

Buscó en la casa un oráculo por segunda vez,

en la casa compuesta no había oráculo.

(Por lo que) cambiando su manera de actuar

desafió la palabra de Enlil,

aplastó a aquellos que se le habían sometido,

mobilizó sus tropas,

como un hombre poderoso acostumbrado a manejar

grandes (acciones).

Con su mano refrenó al Ekur,

como un corredor complacido de la fuerza (de su cuerpo)

tomó al Giguna como si fueran treinta shekels,

como un bandido que saquea una ciudad.

Levantó grandes escaleras contra los muros de la casa,

para destruír al Ekur como se destruye un gran bote,

para convertirlo en polvo como una montaña

cuando se busca plata,

para cortarlo en pedazos como a una montaña de lapislázuli,

para prosternarlo como a una ciudad por la rabia de Ishkur.

Contra la casa que no era una montaña,

donde los cedros eran talados,

forjó grandes hachas,

afiló hachas de destrucción de doble filo,

puso picos de cobre en el fondo de ellas,

las colocó en los cimientos,

fijó otras en el techo.

La casa fue derribada “con el cuello en el piso” como un hombre

que ha sido muerto (en la batalla).

Tiró sus árboles,

la lluvia de polvo alcanzó el alto cielo,

arrancó sus raíces, cortando la vitalidad de la tierra.

El Ekur fundió sus picos de bronce en hogueras,

la gente vio su cella, la casa que no conoció la luz,

los acadios vieron los sagrados bajeles de los Dioses.

Su gran lahma de la dubla, que se mantenía en la casa,

(sin embargo) no estaban entre los que comen lo que es tabú,

Naram-sin los incendió,

cedros, cipreses, árboles zabalum,

sus árboles Giguna los pulverizó.

Su oro que trajo en. . . bolsas,

su plata que trajo en. . . sacos de piel,

su cobre que apiló en el muelle como (grandes montones de)

granos (listos) para ser transportados,

su plata trabajada por el orfebre,

su preciosa joya tallada por el joyero,

su cobre amartillado por el herrero.

(Todo esto) no eran posesiones de una ciudad a la ofensiva.

Atracó grandes barcos en el muelle cerca de la casa de Enlil,

retiró las posesiones de la ciudad

pero al retirarlas,

(también) se retiró el Consejo de la Ciudad.

Mientras los botes partían del muelle,

el buen sentido de Ágade, se convirtió en locura.

La . . . tormenta que. . . ,

la violenta inundación que no conoce rival,

Enlil, porque su amado Ekur había sido atacado,

¡Qué destrucción trajo!

Levantó sus ojos hacia la . . . montaña,

reunió la gran montaña como una sola.

La indómita gente, la tierra (cuyas personas) son innumerables,

Gutium, la tierra que no tolera el control,

cuyo entendimiento no es humano, cuya forma (y) pronunciación

de las palabras son como las del perro,

Enlil los trajo de la montaña,

en gran número cubrieron la tierra.

En la estepa su brazo los aprisionó como en una trampa de animales.

Nada escapó a su brazo,

nadie lo eludió,

el heraldo no tomó el camino,

el marino no llevó su bote al río.

Las . . . cabras de Enlil rompieron el redil—el

pastor hizo que lo siguieran.

Las vacas salieron de sus establos—el vaquero

hizo que lo siguieran.

Después que las ciudades fueron construidas, después

fueron destruidas.

Las grandes campiñas no produjeron grano.

Las tierras inundadas no produjeron peces,

los campos irrigados no produjeron miel (ni) vino.

Las pesadas nubes no trajeron lluvia,

ni crecieron los árboles-mashgur.

Las bondades de las ciudades fueron compradas

como buenas palabras.

Quien durmió en el techo murió en el techo,

quien durmió dentro de la casa no fue enterrado,

la gente caía sin remedio a causa del hambre.

En el Kiur, la gran casa de Enlil,

el talador guardó mortal silencio,

en el medio, los hombres fueron devorados de dos en dos,

en el… los hombres fueron devorados de tres en tres,

cabezas fueron aplastadas, cabezas fueron. . .

bocas fueron trituradas,

cabezas fueron convertidas en semillas.

Los esclavos fieles se volvieron tramposos,

el valiente encima del valiente,

la sangre de los traidores fluyó sobre la sangre de los fieles.

Entonces Enlil hizo de su inmenso templo una

una capilla de cañas.

Del amanecer al ocaso sus tesoros disminuyeron,

las ancianas fueron desheredadas,

los viejos fueron desheredados.

Por siete días, siete noches,

como las siete liras del horizonte, lo siguieron (a Enlil)

como Ishkur tocaba para él el shem, mezi y lilis.

Las viejas no cesaban (de llorar) ¡Oh mi ciudad!

Los ancianos no dejaban (de llorar) ¡Oh sus hombres!

El gala no cesaba (de llorar) ¡Oh el Ekur!

Sus doncellas no cesaban de arrancarse (sus) cabellos,

sus jóvenes no cesaban (su) maceración,

sus lágrimas, las lágrimas de las madres y los padres de Enlil,

traían una y otra vez el terrorífico duku de Enlil.

Por todo esto, Enlil entró en su templo y se tendió en su Kattaba.

Entonces Sin, Innana, Ninurta, Ishkur (y) Utu,

los grandes Dioses,

ellos confortaron el corazón de Enlil,

y le murmuraron una plegaria:

“Oh valiente Enlil, la ciudad que ha destruido tu ciudad

puede convertirse como tu ciudad,

(la ciudad) que ha tirado tu Giguna, puede volverse como Nippur,

en esa ciudad, los esqueletos llenen sus pozos,

que no se encuentren ahí amigos,

que el hermano no reconozca a su hermano,

que las doncellas se flagelen en sus cámaras.

Que su padre gima tristes lamentos en la casa de su esposa muerta,

que se lamente como la paloma en su agujero,

que se agite como la golondrina en su rendija,

que huya como la paloma aterrorizada”.

Por segunda vez Sin, Enki, Inanna, Ninurta, Ishkur, Utu,

Nusku (y) Nidaba, los grandes Dioses,

volvieron su cara hacia la ciudad,

maldijeron a Ágade con una funesta maldición:

“Ciudad que te atreviste a asaltar al Ekur –es a Enlil (a quien

tu atacaste),

Ágade, que tus fuertes hombres sean privados de su fuerza,

que no puedan ni levantar un saco de piel. . . ,

que tus. . . no se regocijen en su fuerza y que

permanezcan en la oscuridad,

que la hambruna mate a esa ciudad,

que los niños que comían el mejor pan

aparezcan tirados en el pasto.

Que aquellos que tiraban los primeros frutos

coman las sobras de sus mesas,

las chanclas de la puerta de la casa de su padre,

que mastiquen esas chanclas con sus dientes;

que tu palacio construido con alegría,

se convierta en ruinas por tu angustia.

Que los demonios, los fantasmas de los lugares solitarios

aúllen ahí para siempre;

sobre tu ushga destinada a las lustraciones,

que la zorra de los montes mueva ahí su cola.

En tu ciudad en donde ya nunca más dormirás (al son)

de la música tigi,

en donde ya nunca te acostarás con el corazón gozoso,

que los toros de Nanna, que llenaban los establos,

se lamenten por siempre como los fantasmas que vagan en los

lugares silenciosos;

que en tus estepas donde crecían suculentas plantas,

crezcan cañas de lágrimas.

Ágade, (en lugar de) tu agua dulce, que agua salada fluya.

Que aquel que diga “dormiría en esta ciudad” no encuentre

una buena posada.

Que aquel que diga “dormiría en Ágade” no encuentre

un buen lugar para dormir ahí.

¡Ágade está destruída! ¡Alabada Inanna!

Glosario

Enlil.- dios principal del panteón sumerio y es el señor del soplo del viento y la tempestad.

Inanna Diosa sumeria del amor y de la guerra. En acádico su equivalente es Ishtar.

Erech.- Otro nombre de Uruk, ciudad donde Enlil tiene un templo.

Ulmash.- Casa de Ulmash, templo en un barrio de Ágade consagrado a Inanna/Ishtar.

Abzaza.- Carnero salvaje.

Música tigi.- Música de los tambores rituales. “Ti” significa vida y “gi” muerte.

Música zamzam.- Coro.

Tigris.- Nombre del río que nace al norte de Mesopotamia y significa “flecha”.

Sumerios.- Grupo de raza desconocida y primero en asentarse en Mesopotamia.

Martu.- Pueblo nómada conocidos como amorreos o amoritas.

Meluhans.-Gente de la tierra negra. También montaña negra que es el supuesto lugar de origen de los sumerios.

Elam.- Pueblo asentado en la meseta del Irán y cuya capital era Susa.

Subareos.- Población autóctona presemita de Asiria, en acadio Subartu y se ubica al norte de Asiria.

La sanga de Ensi.- Sacerdotes de alto rango que acompañan al rey.

Ekur.- Templo de la montaña consagrado a Enlil en Nippur. Tal vez usado como sinónimo de Zigurat.

Mansuim.- Trono real.

Abzu.- Agua primordial.

Giguna.- Torre con un cuarto santo llamado Gigun cuya entrada estaba prohibida a los profanos.

Ninurta.- En sumerio “señor de la tierra.” A él se debe la fecundidad del rebaño y del campo. Tambien es un dios vengador y de la tempestad.

Eshumesha.- Posible templo dedicado a Ninurta.

Dragón-ushumgal.- Dragón gran serpiente, metaforicamente gran rey.

Shekels.- Medida de peso antigua. En el poema 30 shekels corresponde a 3 kilos.

Ishkur.- Hijo del dios An. Era dios de las tempestades quien más tarde se convirtió en el dios Adad.

Lahma de la dubla.- Los 50 dioses primigenios.

Gutium.- Pueblo procedente de los Montes Zagros y, tal vez, de origen escita. Derrotaron a Sargón y a Naram-sin y, luego, establecieron una dinastía en Sumer y Acad.

Gala.- El cantor.

Kiur.- Significa “gran tierra allanada”. Se volvió parte componente del templo.

Duku.- Mansión sagrada y secreta estancia de Enlil en Nippur.

Katabba.- Estera.

Sin.- Dios de la luna en Acad. Considerado un dios sabio, viejo, señor de la suerte.

Utu.- Dios sol hijo de Nanna, con templos en Larsa y Sippar.

Nidaba.- Diosa de la vegetación, de la escritura, de la inteligencia, de la astrología y las matemáticas. También conocida como Nisaba.

Nusku.- ministro y mensajero de los dioses. También dios del fuego y de la luz.

Enki.- Para los sumerios era el señor de la tierra o el señor de abajo. En Acad era dios del océano subterráneo.

Ushga.- Pila de lustraciones.

Nanna.- Dios lunar sumerio, cuyo lugar de culto principal era Ur. Nanna es el equivalente al acádico Sin.