en el Choque de los Imperios -...

12
La Nación en el Choque de los Imperios Por cl Lic. Efrain GONZALEZ LUNA. Por considerarlo de excepcional interés, en estos días de pavorosa confusión mental, en que a los conceptos filosó- ficos, jurídicos y políticos se ,les dan las más torcidas y erróneas interpretaciones, publicamos este magnífico artículo de ese gran pensador y jurista mexicano que es Efraín González Luna. Puedan sus palabras, serenas y luminosas, servir de orientación y certera guía para todos aquellos que sin prejuicios ni renco- res buscan la verdad en la enmarañada madeja de los conceptos e instituciones de la Filosofía Política y particularmente para aquellos valores nuestros de excepcional capacidad que desgracia- damente inciden en sus obras en desahogos inexplicables que hay que lamentar de todo corazón. Comité de Redacción. Siguen siendo pobres los más ricos idiomas o sigue siendo fértil en la invención lucrativa el ingenio humano, que interesadamente utiliza la misma palabra para cuán diferentes realidades y conceptos. Estos años nuestros de ahora, en que espanto y esperanza se contraponen en competencia cuyo resultado es todavía imposible de prever, se con- mueven de clamores imperiales: pero no coinciden en el sentido las roncas voces múltiples. La idea de Imperio ha venido siendo distinta en sus diversas rea- lizaciones históricas: el Romano tiene causas, contenido y caracteres in~posibles de equiparar con el de Carlomagno, y los restos del Sacro Imperio Romano Germánico en el Renacimiento, incapaces ya de reani- www.juridicas.unam.mx Esta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM http://biblio.juridicas.unam.mx Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Transcript of en el Choque de los Imperios -...

Page 1: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

La Nación en el Choque de los Imperios

Por cl Lic. Efrain GONZALEZ L U N A .

Por considerarlo de excepcional interés, en estos días de pavorosa confusión mental, en que a los conceptos filosó- ficos, jurídicos y políticos se ,les dan las más torcidas y erróneas interpretaciones, publicamos este magnífico artículo de ese gran pensador y jurista mexicano que es Efraín González Luna. Puedan sus palabras, serenas y luminosas, servir de orientación y certera guía para todos aquellos que sin prejuicios ni renco- res buscan la verdad en la enmarañada madeja de los conceptos e instituciones de la Filosofía Política y particularmente para aquellos valores nuestros de excepcional capacidad que desgracia- damente inciden en sus obras en desahogos inexplicables que hay que lamentar de todo corazón.

Comité de Redacción.

Siguen siendo pobres los más ricos idiomas o sigue siendo fértil en la invención lucrativa el ingenio humano, que interesadamente utiliza la misma palabra para cuán diferentes realidades y conceptos. Estos años nuestros de ahora, en que espanto y esperanza se contraponen en competencia cuyo resultado es todavía imposible de prever, se con- mueven de clamores imperiales: pero no coinciden en el sentido las roncas voces múltiples.

La idea de Imperio ha venido siendo distinta en sus diversas rea- lizaciones históricas: el Romano tiene causas, contenido y caracteres in~posibles de equiparar con el de Carlomagno, y los restos del Sacro Imperio Romano Germánico en el Renacimiento, incapaces ya de reani-

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 2: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

macióil aun a pesar del milagroso hallazgo de la América, presentan también rasgos específicos iilconfundibles. No es raro que esto acontez- ca con intervalos seculares cuando ni siquiera puede evitarse el equí- voco y, por tanto, se requiere una cautelosa agilidad discriminativa, en aspectos simultáneos del iiiisiilo fenómeno o usos conteinporáileos del mismo vocablo. Estas líneas intentan subrayar el carácter amenazante de ciertas tesis iinperialistas, al inismo tiempo que señalar la posihili- dad y la urgencia de una articulación imperial que necesitainos angus- tiosainente. Sería preferible tener un nomhre para cada cosa. BIientras esto no sea, superemos, la jinpotencia -verPl y desentrañqnos realida-

, ' ,bcr* 1 . des. > i , r , c .

Todavía en el siglo S V I el auge del Derecho Romano y su reper- cusión política cesarista en la institución imperial agonizante, pudo ser refrenado, al misiiio tiempo que por la activa persistencia de las nor- mas jurídicas medievales, por el espléndido Renacimiento Ecpaiiol, auténtica priqavera de la cultura cristiana, en armonía y comunicación orgánica con la antigüedad clásica y con la naturaleza perenne del 110111- hre. El Imperio, jerarquía supranacional, "Compatible con la soberanía de los Estados occidentales y órgano de unidad y de pa,z entre ellos, fué capaz, precisánleilte bajo Carlos Ir, el César de los reinos sin crepúscu- lo, de triunfar en la prueba más dura y mas eximia a que pueda ser sujeta cualquier potestad humana: la' de la sumisian a un principio espiritt&l super io~ p contrario al interés del poderoso., i A qué infinita distancia de estas luii~iriosas alturas se arrastran los pequeños caci- ques obstinados en considerar que la rectificación de sus errores polí- ticos implica debilidad o torpeza!

, Cuando Fyailcisco de Vitojia, en su cátedra de la,,upiversidad de Salanlarica,, evidenció la inanidad de títulos que el I q p e ~ i ~ había con- siderado y usado coino justos. para. la fuildamentación jurídica de la colonización americana. especialinente la llamada Bula de Dona- ción de Alejandro VI (Inter Cnctcra, de 3,ede mayolda d%), el Ein- perador ni persigue ni desprecia al fraile ilustne, hoy~rniversalmente reconocido como fundador del Derecho 1nternaciotl~l;i~~iiio que acepta su tesis, deja caer en desuso el "Requerimiento" de.Palacios Rubios, y en -la..carta de 19;de mayo de 1543, dirigida desde .Bartelona, no a comw lo hace notar Manzano, "a los indios en :genemal, a los que no se reoonoce personalidad política alguna" ; sin*' ''a 10s' Reyes, Prínci-

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 3: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

pes Sencii-es. Repúbiicas y coii~imic!ades de todas las provincias, tierras e islas que están al Mediodía y al Poniente de la Nueva Es- p í i a . t;uevai~ieiite eii nuestros tieiiipos clesciibiertirs por la hoi~dad de imesti-o rertladero Ilios", coiiii:ilza por aíirinar ía idéntica vocac ih de todos lus huinl~res a clestiiios su1:renaturnles. dec!a:-a coino carácter único de la coloi!izacitn el de e iqxesa espiritual, subraya los pereil- torios deliercs de la curona espaiiula y fuiltla el Iin.pcrio sobre tesis cu!.a revereliie ti-;~iisci-ipci6i1 iluilca será inútil :

"liuclio us rogamos cuan aíectutrsaiiieilte liodeiilus que p e i 1irzt.s- tro fin vi1 eii\+n-os a vos es i~i-ii~cil~alineilte por riiestro I~ieii, cc;p:i, espei-aiiios lo cr~ilcxeréis presto y ellos por sól:, \-tiestro pi-c~i~-echo s;ii otru intei-esse algiiilo se c1isi)oilen a sufrir los graiides peligros y tra- I~ajos que hal~i-án l~asado, ctiailclo aiite ~ c ~ s o t i - ~ J S llegarcii los r cc ib~ i s v tratéis lieiligiiameiite, los o i g h y déis ei~tcrc; ci-kditi, a lo cliie de i~iiestrn parte us dijeren, porque todo se15 en gran ?~ieil y l~roveclio ruestro. para mejor golierilo de viiestros síil~clitor. para iniicha prosperidad de vuestras tierras, coino por la experiencia veréis si coi1 paciencia cnís siis palal~ras, y con atenciúil recibís siis coiisejos, y coi1 di- ligencia los poiléis en ejeciiciúil. Y 1101-que Xos deseaiilos tener con vosotros toda ai&tad y buena coiifedei-acióil, para que habiendo coilior- inidacl toclos sirvaiilos a Dios coiilo dehmius, les l-ieilios claclo todo nuestro poder cuiliplido, para que pueclaii con vos hacer ciialescjuier ccilcordias v asientos, para qiie haya entre 1 0 s T- vos[itrus verdadera aillisrad y in~icha l)eiievoleilcia, y entre imestros súhditc~s J- los ruestros toda her- maildad !- coiiipaiiia. J- vuestras tierras gocen de lu que en estcls iliiestros Reiiios Dios ha criado, qiie allL no tengáis lo que los ingenios v la iiidustria de il~iestrils síihditos en todos los siglos pasados ha liallatlo e iilventacio: de lo cual creemos que cuaildo teilgais entera noticia te- i~é i s inucho contentainiento : y tain1)ií.n esperanios que como la Suma Sabiduría de Dios eii todas partes del inuiido cría cosas de iilucl-io,pro- recho para los huilil~res, y en cada provincia da a los naturales della iiigenios e industria I~astailte: haln-á alguilas cosas en esa vuestra tierra que de iiuestros Reinos sean ~pi-in-echados y rxiirail lmlrficici : por !a c i d huelgail de os ir n ver: y !levar las ccisns con iiiie sieiitail qEe

tenéis más coilteiitai~iieilto".

Esta carta, iio s::ficit'iiteiiieilte conocida, h é dacla con ocasión del i~oiii?~raiilieiito de Fray Juan de %uili5sraga, C!l)ispo de M&co, ce-

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 4: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

rno cabeza de la expedición a las costas de China e islas del Japón. E n las instrucciones de la misma fecha al santo obispo, a Fray Do- mingo de Betanzos y Fray Juan de la Magdalena, recomienda a los misioneros :

"Tratéis con ellos en nuestro nombre - d i c e Carlos V- ofrecién- doles y declarándoles, prometiéndoles y jurándoles el bueno y suave tratamiento que les entendemos hacer, guardándoles todos sus privi- legios, preeminencias, señoríos, libertades, leyes y costumbres, con todas las otras condiciones y calidades que ellos, debida y razonable- mente, os pidieron, y sobre todo lo susodicho haréis entre Nos y ellos todos y cualesquier contratos, instrumentos, escrituras, asientos y capi- tulaciones que necesarias fueren y viéredes que convienen, firmándolas y jurándolas vos por nuestra parte y los Reyes y Señores y princi- pales entre ellos por la suya, como cosa que ha de ser guardada invio- lablemente".

Episodios y textos como los anteriores, nos entregan el alma de un Imperio al que todavía podemos enorgullecernos de haber perte- necido. Bien sabemos que tesis, leyes, órdenes, doctrinas, testamen- tos, no siempre, ni mucho menos, fueron pauta de la realidad histó- rica, dura e imperfecta, en ocasiones monstruosamente injusta; pero el propósito rector es de una calidad moral insuperable y, sin duda, es en gran parte causa de la portentosa supervivencia de valores éti- cos que todavía son estructura y fuerza de las naciones hispanoameri- canas.

No vivimos ahora bajo el signo de Imperios como aquél. Hoy los resultados de actividades predatorias, hipócritamente bautizadas con nombres más o menos sutiles o pomposos, lejos de rendirse ante nor- mas jurídicas, las degradan y explotan en intentos de imposible justi- ficación. Carl Schmitt, en articulo reciente publicado por la "Revista de Estudios Políticos", postula la bárbara irrupción del Imperio como sujeto del Derecho Internacional, en suplantación de los Estados Nacionales. No se trata, claro está, del Imperio como organización jurídica de una ecúmene de naciones civilizadas, alrededor de valores espirituales superiores, sino de varios Imperios desatados de toda obligación que trascienda de sus propias determinaciones autónomas

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 5: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

y ejerciendo dominio incontrolable sobre zonas del planeta sometidas de hecho a su poder. "Son Imperios en este sentido aquellas poteiicias rectoras y propulsoras, cuya idea política irradia en un espacio deter- minado y que excluyen, por principio, la intervención de otras poten- cias extrañas al mismo. . . Es fundamental, en nuestro concepto, la conexitn entre Iinperio, espacio extenso, y principio de no interveii- ción. . . Las posit>ilidades y el porvenir del Derecho Interiiacioiial dependen, pues, de que esas entidades que realmente mantienen y configuran la coilviveiicia de los pueblos, sean cabalmente conocidas. -

Esas entidades, soportes y configuraciones, no son ya hoy, como en los siglos XVIII y XIX, Estados, sino Imperios.. . El Derecho Interna- cional europeo del siglo X I S . . . nos parece hoy un mundo pequeíío, eilsombrecido por gigantes. . . Hoy pensamos en proporciones ~ l a n e - tarias y en grandes espacios. Sabenios que ha de venir inevitablemente una nueva distribución del espacio.. . E n tal estado de cosas, entre la pura aquiescencia conservadora de la vieja idea interestatal y la desviación hacia un derecho niundial universalista que desconoce el Estado y el Pueblo, propugnado por las democracias occidentales, es misión de la ciencia alemana del Derecho Internacional acertar con el concepto de un orden especial concreto, de gran amplitud. . . un ámbito espacial de gran amplitud, que excluye la intervención de potencias extrañas y del cual es garante y guardián un pueblo que demuestra estar a la altura de esta empresa". Schinitt resume defec- tuosainente la topografía del problenia al situar al "Reich" alemán entre "el universalismo de las potencias del occidente democrático.. . y el universalismo del oriente bolchevique". E s un celo excesivo el que le impide otorgar el título de Imperio a la coinuiiidad británica y reconocer las feroces ambiciones iinperialistas de Rusia. Ignoro en qué categoría, dentro del repertorio de sujetos del Derecho In- ternacional, colocará el jurista alemán al Japón y a los Estados Uniclos. Como quiera que sea. no puedo impedir, además del ejemplo ilustre de Vitoria, la evocación del comportamiento de Luis Vives ante su Imperio y su Emperador, cuando con implacable lucidez y rectitud condenaba la guerra entre Espafía y Francia. Peor que la deserción es el intento de los juristas, servidores del espíritu, para ungir de dere- cho la invasión y la conquista.

Pero no es la consideración de las tesis o forn~aciones imperiales que prosperan en el Viejo Mundo la que más nos interesa. El problema tiene para nosotros proximidad, ang~istia e inminencia, que las ame-

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 6: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

iiazas trai~satlánticas o trailspacíficas, al conjugarse con .nuestros viejos datos propios, siinplenlente agravan. 1,; IJ , .

Las motivaciones de la ,swpren~acía i n t e r n a a o d :de,:los fuertes en un área geográfica determinada, pueden variar. en contenido' o en fórmulas; pero esto no rompe la, unidad sustancial del fenómeno;: h veces se invoca una especie de predestinaci-bil aparentemente de ca- rácter espiritual, coino en el casa del m~nismo ¿likléatico de .Hegel. A veces 13 vocación biológica de 'una raza,& no sólo para .realizar su unidgd, sino para imponer su dominio. E n ;ocasiones B necesidad de un espacio vital que no puede integrarse .sino a. costa de los débiles, cuyo derecho a la vida tiene que quedar' subordinado aF Qetito de los poderosos; en otras, es un imperativo histórico el que exige la resurrección de formas irrevocablemente muertas, para provecho de aspirantes, con títulos inerainente geográficos; a ki.isucesión dnstre: Todavía el inventario inagotable nos ofrece infinito caudal .de deter- minantes eficaces y exculpantes fallidos de ciertas formoslde Imperio: la defensa contra peligros comunes, siempre dirigida! y~.~apsovechada por el Estado imperante ; la devoción.,a un. orden .o sistema de relacio- nes entre pueblos; la preservaci,ón de dodtrinas y hasta.lla> generosa protección de pueblos que no la necesitan, ni- la piden, lo cual es llevar a límites inverosíiniles de .escarnio la, injusta-qp-esión. Es siempre el mismo apetito de poder el que se disfraia con.nlayor o menor delibe- ración consciente, con mayor o menor cinismo formal, con más o menos lenidad o crudeza en la ejecución, detrás de todas estas pan- tallas. 3 s siempre el misino apetito el que traza .las Iíneais de circun- valación de los Imperios, que a veces cambian este nombre por otros inofensivos y pera dejando intacta la substancia : la +lim$ación de la soberanía de cEstados,:débile~, y su ,inclusión en un sistema de convi- vencia interna&nal.,~dirigido y explotado por el Estado imperial.

Los mexicanos no podemos olvidar< la experiencia histórica, ni cerrar los ojos a la realidad presente;,del prop~sito imperial *de los Estados Unidos en América. Sería torpe. equiparar el fenómeno con otros de la misma faihiiia; pero lo es también eludirlo pociel intento de una fuga inlposible. Xo se trata de graduar el! sometkhiento;,/sino de postular la plenitud, jurídica de México como Edado nacional. No es lícito echarse en brazos de una clon~ina~ión extraña para,'liuir de otras, aun cuando la solución se conjugue coh apamnbes -cblabo- raciones econón~icas .o de cualquiera otra índole, .q& tpueden cam- biar el signo de la entrega. Claro está que México puede coincidir

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 7: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

con los Estados Unidos en la reprobaci,ón de sistemas políticos abo- minables; claro está que una colal~oración entre todos los países del Nuevo Continente es no s d o posible, sino deseable; pero realizada como imperio abierto o solapado, tiene que ser rechazada. Sociedades y ainis- tades se dan i~zter pares solamente.

C'arl Schnlitt negaría la denominación imperial al sistema político norteamericano; pero sólo por razones de táctica eleinental eii la com- petencia. Sin embargo, adviértase cómo los datos esenciales de la defi- nición del Iniperio: potencia rectora. sistema político irradiante, extenso espacio siipranacional y rechazo de la intervención de potencias ex- traíías, integran la "Doctrina Monroe", no suplantada por aventuras demagCgicas, cotno cándidamrrite llegara a creerlo uno de nuestros últimos Presidentes, sino reafirmada en Versalles y fortalecida en la coyuntura internacional desatada por la presente guerra. No en balde Hitler explícitanlente se Iia acogido al patrocinio de Monroe para reor- ganizar "imperialmente" la europa Central.

Con mucha frecuencia hablan de In~perio en los Estados Unidos personalidades sobresalientes. Una edificante antología sería fácil de formar alrededor de este tema. Tengo a la niano un reciente artículo de Henry R. Luce. editor de "l,ife", el seiiianario tal vez más leido cn los Estados Unidos y que ha apoyado abiertamente la reelección de Koosevelt y su política. Partiendo del reconociiniento de que su país está ya en guerra no declarada contra Alemania, se pregunta por qué luchan los estados Unidos, y desde luego precisa que no para hacer el juego de Inglaterra, dispuesta a reconocerles el papel de "senior partner" y la jefatura del n~uildo, ni tampoco por los altiso- nantes postulados ideológicos de la trompetería democrática. Confronta a su país con el dileina que está en el centro de sus problemas actuales: aislamiento o internacionalismo. "No peleamos -dice- más guerras que las nuestras. 2 Arsenal de la democracia ? Podemos intentarlo. Pero ahora debemos ser el arsenal de América y de los amigos y aliados de América.. . El remedio es Este: aceptar francamente nuestro deber y nuestra oportunidad, como la nación más viva y poderosa del mundo y, en consecuencia, ejercitar sobre el mundo el pleno impacto de nues- tra influencia para nuestros propios propósitos y por los medios que consideremos adecuados.. . El hecho es que Franklin Roosevelt fra- casó en el intento de hacer trabajar con éxito a la democracia ame- ricana, sobre bases estrechas, materialistas y nacionales.. . Nuestra única oportunidad ahora de hacerla trabajar, se. formula en términos

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 8: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

de una vital economía internacional. en términos de un orden moral internacional.. . En 1919 tuvimos una dorada oportunidad, una opor- tunidad sin precedente en toda la historia, para asumir -la jefatura del mundo.. . No la entendimos.. . América (léase los Estados Uni- dos) es ya la capital intelectual, científica y artística del mundo. Nin- guna definición estrecha puede darse del internacionaliwo americano del siglo XX. . . Al entrar América dinámicamente en la escena del mundo, necesitamos más que todo, buscar y dar nacimiento a una visión de América (los Estados Unidos) como un poder 'mundial. . . Considérense cuatro áreas de vida y pensamiento, en las cuales po- demos perseguir la realización de tal visión: primero, el económico.. . la visión de América como el principal garante de la libertad de los mares, la visión de América como el dinámico conductor del comer- cio mundial, tiene dentro de sí las posibi1,idades de un progreso humano de tal manera enorme, que conmueve la imaginación.. . Sepamos ele- varnos hasta estas tremendas posibilidades. . . Estrechamente empa- rentada con el área puramente económica y , sin embargo, completamente diferente de ella, está la figura de una América que irradiará a través del mundo sus capacidades técnicas y artísticas. . . Debemos emprender ahora el constituirnos en el Buen San~aritaiio del mundo entero. . . Todo esto fracasará y nada podrá realizarse, a no ser que nuestra vi- sión de América (Estados Unidos), como poder mundial, incluya una apasionada devoción a los grandes ideales americanos. . . América, como la planta generadora de ideales de libertad y de justicia. Con estos elementos puede seguramente elaborarse, una visión del siglo XX, a la cual podemos y queremos dedicarnos con gozo, alegría, vigor y en- tusiasmo. . . E s en este espíritu que todos estamos llamados. . . a crear el primer gran Siglo Americano".

No parece necesario señalar que la pieza de literatura imperial de que roce den las muestras anteriores, pertenece al género más inofen- sivo, el lírico, y constituye una pomposa efusión, casi inocente, junto a abundantes ejemplares más positivos o inás sinceros. De todas inane- ras, nos broporciona graves motivos de 'preocupación y contribuye a dibujar el pavoroso ~a i sa j e de nuestra situación presente.

E s de alcance 'universal la ley que suscita la orgariizacibn natural de cumuhidades entre sujetos que participan.de rasgos okiementos idén-

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 9: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

ticos y precisamente a consecuencia de esta participación; pero a veces las foriilacioiles colectivas no emergeii de un dato común, sino que son resultados de fuerzas coactivas esteriores. Son comuniclades la fami-

lia y la prisión; pero de signo contrario. I,a condeilación (le formas opresoras, violentas y rapaces de imperio, no debe inducirnos a la re- pulsa de los auténticos valores de espontánea comunidad que ~uede i i cobijar nonibres o concreciones iinperiales. 1,a escala del ser, desde las mrís claras alturas espirituales, hasta los mhs huniildes niveles bio- lógicos, ofrece iiii~iitiierables posibilidades y estadios de coilviveiicia y cola1,oracicín para los 11oiul~-es, intlividual o colectivameiite consideratlos. E s evidente, por tanto, clue una lil~i-e coiiiuiiidad de Estados Nacionales es no solaniente l~osil)le, itiobjetal& y natural, sino que iiilplica for- taleciiiliento y plenitud de los sujetos del consorcio y, en general, ex- teiisión de liorizontes y progresiva ascensión en las fornias del vivir humano.

Y no sólo en el terreno polí~ico, sino tnás arriba de éste, se dan tainbién cunluiiitlades que des1)ordan las fronteras nacionales y tejen

superiores capaces de cleterininar la calidad y el rumbo de las relaciones internacionales y aun de orientar la interna conviveilcia na- cional (le los integraiites de una misma patria.

No es la relación política la más excelente entre las que pueden unir a los hoiiibres. Otros liilnjes de coniunicaciones espirituales uni- fican inás vitales y mejores zonas del ser )r organizan coiiíiiiiiones iilis altas. 1,a socie(1ad religiosa no sólo prescinde de diferencias raciales y políticas, sino (pie aun llega a trascender las Eronteras del tieiiipo y de la vida, solmliasa el dato estrenlo de la universalidad y crea u11 orden ecuménico inespacial y eterno.

Entre las religiosas y las políticas, pueden situarse roinunitlades de índole tainbién espiritual, aptas para forniular culturalmeiite afiiiida- des étnicas de pueblos agrupados en diversos Estados Nacionales o semejanzas nacidas (le radical participación en una historia única. Ine- vitalAeineiite el cultivo de esta espontánea organización aliiiientará las fuentes vitales tle las sociedades uiiidas en ella y, a su vez, será premisa de una futura historia coiiiún. No es apropiado el nombre de imperio para distinguir consorcios intei-nacionales de esta índole; pero el pro- Idema de la denominación carece de interés cuando se considera la urgencia de articular a países débiles cconómicameilte. militarmente v políticnnientr. coino el nuestro, en un:^ familin (le naciones 1laniatl;i~- a

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 10: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

integrar una unidad superior por la triple voz de la raza, de la historia y del espíritu.

Aunque el derecho repudie la pretensión de los poderes imperiales de nuestros días para asumir ellos solamente el carácter de sujetos en la convivencia internacional, es indudable que unas cuantas constelaciones formadas por la fuerza alrededor de otras tantas potencias ansiosas de dominio desenfrenado, tienden a agrupar a todos los Estados Nacionales y, consiguientemente, los pueblos de los países débiles, obligados a marchar por rumbos extraños a su identidad, a su vocación y a su pasado, van a perder sus mejores esencias propias para no reencontrar- las tal vez jamás, si no se reconcentran en sí mismas y cualesquiera que sean las contingencias históricas en que lleguen a estar colocados, preservan el tesoro dé su ser venerable, se abrazan inseparadamente a lo que les di8 la vida, 'los especifica y asegura su renacimiento y su libre determinación futura.

Son estas ideas las que deben conducirnos a la formación o, mejor dicho, al robustecimiento de la unidad hispanoamericana. La suplanta- ción de esta entrañable realidad por un panamericanismo artificial, im- popular e interesado, antes preludio, hoy pretendida justificación de un imperio continental al que se nos arrastra en calidad de satélites y siervos, es más que un olvido, es más que un error.

Hay quienes, subordinándolo todo a una opinión política circuns- tancial u olvidando la validez universal de normas jurídicas que deben proteger a la Patria, como amparan el derecho de otras naciones ya uncidas al carro insolente de poderes transitoriamente victoriosos, postulan el olvido o la desestimación de los vínculos que unen a las naciones hispanas de América con la Madre Patria.

O por antagonismo con el régimen nacionalista español o por anhelo de la derrota del totalitarismo en Europa, nada les importa que México quede encadenado a otro carro imperial, ni que en nosotros se repitan atentados que ni en éste, ni del otro lado del Atlántico, pueden en- contrar justificación en la conciencia de cualquier hombre honrado. No advierten que tal actitud es sencillamente imperialista y antipa- triótica.

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 11: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

Hay quienes argumentan con el espantajo ridículo de que, porque el nacionalisino español desentierra léxico imperial para formular pro- pósitos y esperanzas de unidad y reincorporación de la estirpe hispánica, corre peligro la soberanía de nuestros Estados Nacionales de desapa- recer en un nuevo imperio colonial español de tipo más o menos apro- ximado al que tuvo fin irrevocable en los albores del siglo pasado. Esto es, sencillan~ente, hacer el juego a la inás real y prbxiii~a de las amenazas que nos amagan, iilcon~unicarnos de nuestra familia étnica y cultural para untarnos al sistema político de un poder incontrastable y radicalmente extraño a nuestro ser auténtico.

Necesitamos abrazarnos a la hispanidad como sola esperanza de salvacibn en el naufragio. Es singularmente trágico el que en esta hora sombría México se mantenga hoscamente incomunicado de Es- paña, coino resultado de la aventura estúpida en que el último régimen embarcó al país en calidad de cóinplice de claras tnaniobras frentepo- pulistas.

No es tiempo de enredarnos en disputas nominalistas. Si a una libre comunidad espiritual hispanoanlericaiia se le llama Imperio, abra- mos corazones y fronteras a esta precisa unidad imperial, al misnio tiempo que rechazamos abyectas servidumbres y disminuciones, vengan de donde vinieren y llámense coino se llamen. Ni de España ni de nadie aceptamos yugos. Con España y las demás naciones hispanas de Amé- rica necesitamos rehacer con urgencia vínculos de estirpe y no he- mos de renegarlos porque de hecho tengan denoniinación imperial, si su sentimiento siibstancial es contrario al de los Imperios de signo negativo.

Ni siquiera necesitamos siiscribir tra~~lantaciones del régimen po- lítico victoriuso de Espaiia, que sirve a la hispanidad, pero no puede coiifundirse con ella. Por lo deiiiás, el sentido del Imperio que el na- cio~ialisiilo español proclama conio misión, deher y esperanza, no puede ser escaiiloteado ni deforinado por los enemigos de la hispanidad. Como dijera Meiiéiidez Pidal: "Imperio sin tierras qiie descubrir y ganar". Es, ~isalido expresiones de José María I'einán: "algo completaniente nuevo y distinto que para nada tiene que seguir las leyes de la llamada vida internaciorial. . . Es una cosa nueva que requiere un trato y una comprensión gozosamente dispuestos a toda originalidad.. . gran co- operativa del espíritu y la cultura. . . gran elaboración intelectiial del perisamiei-ito hispinico fi-ente a este turbado momento del n~uiido. . .

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia

Page 12: en el Choque de los Imperios - historico.juridicas.unam.mxhistorico.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/revenj/cont/9/inf/inf10.pdf · La Nación en el Choque de los Imperios Por

El problema actual de Espaíia y del mundo es superar, el viejo orden europeo.. . para esta gran tarea, ellos (los pueblos hispanoamericanos) tienen con nosotros toda la tradición del pensamiento hispánico cris- tiano. . . En esta actual otoñada retórica donde el Imperio es cotidiana

nadie ha tenido sobre él concepto tan exacto y justo, como el que Kubén tuvo hace cerca de cuarenta años. . . La hispanidad no puede ser n~onólogo : tiene que ser diálogo".

Franco mismo, intérprete de autoridad insuperable desde el pun- to de vista político, decía categóricamente a Pablo Antonio Cuadra: "Espalia no tiene ni puede pretender tener ningún derecho sobre Amé- rica. Vosotros sois la España de ultramar. Conquistasteis vuestras tierras, aprendisteis a amarlas, a engrandecerlas y a defenderlas, unidos en familia, con España. Cuando quisisteis os separasteis para formar vuestra casa independiente. Vosotros sois los obligadais a. :defender su soberanía y lo sabéis hacer porque sois hispanos. No tenéis que rendir cuenta alguna a Espaíia, porque la mayor gloria de España es haber creado pueblos libres, conscientes de lo que es esa libertad. Quien tiene derecho sobre España es América. Porque nosotros hemos quedado al cuidado de la casa solariega, donde está el principio de vuestras estir- pes, el archivo de vuestra historia y de vuestra tradición, el arca de familia donde se guardan los tesoros y recuerdos queridos de la gran familia hispana. Y vosotros sí podeis reclamarnos cómo hemos guar- dado, cóino hemos defendido, cóino hemos conservado eso que está a nuestro cuidado y que es de todos. i Quien puede hacer reclamos no es España a América, sino América a España! i A España sólo le cum- ple dar el consejo, dar el ejemplo: ser la Madre Patria!. . . Cuando decimos Imperio significamos lo que nosotros y vosotros anhelamos: comunidad de esfuerzos para cumplir una tarea necesaria en el orden universal, la católica tarea de la Hispanidad. A España en su labor mi- sionera jamás le ha interesado la economía. A España sólo le iinporta el espíritu".

Necesitamos rehacer la liispanidad colaborando sin reticencias en la tarea inevitable. Es cuestión de vida o muerte para nosottos. Si a la comunidad que resulte de la colaboración hispanoamericana se le quiere llamar Imperio porque en su ámbito resuenen ecos de espléndidos señoríos inolvidables, pensemos que se trata de un Iinperio sin sombra y sin odio, sin rapacidad y sin sangre, un Imperio que sea' nuestra fuer- 7=, y nuestro camino en mec1;n del choque pavoroso de los otros.

> . ,

www.juridicas.unam.mxEsta revista forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM

http://biblio.juridicas.unam.mx

Revista de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, núms. 9 y 10, México, 1941. DR © Escuela Nacional de Jurisprudencia