EL VIEJO TOPO (DOSSIER EMPRESAS RECUPERADAS)

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El Viejo Topo 270-271 / julio-agosto 2010 / 21 Prefacio Recuperar una empresa implica, ante todo y sobre todo, articular un proyecto colectivo basado en la confianza, el esfuerzo y la ayuda mutua. Todas las personas entrevistadas para elaborar este dossier enfatizan una y otra vez el papel clave de la solidaridad en los procesos de colectivización de empresas. Sin embargo, la sospecha de que esas cualidades ya no abundan se refleja en cada frase, en cada pausa, en cada chispa de melancolía. El mismo Noam Chomsky comentaba hace unas semanas en una entrevista que durante la crisis de los años 30, que él recuerda, como mínimo la gente tenía esperanza y había espacios de organización obrera, a diferencia de ahora, cuan- Empresas recuperadas DOSSIER EMPRESAS RECUPERADAS Entrevistas y texto: Mariana Vilnitzky y Olga Ruiz. Prefacio y edición: Gemma Galdon Clavell

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Amplio dossier sobre las empresas recuperadas en España, hace 30 años y en la actualidad.

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El Viejo Topo 270-271 / julio-agosto 2010 / 21

Prefacio

Recuperar una empresa implica, ante todo y sobre todo,articular un proyecto colectivo basado en la confianza, elesfuerzo y la ayuda mutua. Todas las personas entrevistadaspara elaborar este dossier enfatizan una y otra vez el papelclave de la solidaridad en los procesos de colectivización deempresas. Sin embargo, la sospecha de que esas cualidades ya

no abundan se refleja en cada frase, en cada pausa, en cadachispa de melancolía.

El mismo Noam Chomsky comentaba hace unas semanasen una entrevista que durante la crisis de los años 30, que élrecuerda, como mínimo la gente tenía esperanza y habíaespacios de organización obrera, a diferencia de ahora, cuan-

Empresas recuperadas

DOSSIER EMPRESAS RECUPERADAS

Entrevistas y texto: Mariana Vilnitzky y Olga Ruiz. Prefacio y edición: Gemma Galdon Clavell

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do “la rabia, la frustración y el odio hacia las instituciones noestá organizado de forma constructiva”, sino que genera “fan-tasías autodestructivas”. La sensación de que algo importan-te se ha roto está generalizada, y quizás con motivo: segura-mente todos y todas las cooperativistas pueden hablar deexperiencias de egoísmo, individualismo y desconfianza.

Valorar cómo los cambios sociales y económicos de losúltimos treinta años nos pueden haber afectado en lo perso-nal, en nuestra capacidad de dar y recibir Respeto, comodiría Ri chard Sennett, no es fácil; pero nadie puede negarque la solidaridad como valor social, y como práctica en ellugar de trabajo, se nos ha atrofiado por falta de uso. Vivimosen sociedades asustadas acostumbradas a ver competidoresy amenazas en los rostros de los demás, a desconfiar de todoy a negar la pre sunción de inocencia (¡o de generosidad!) aquien se nos po ne delante. Margaret Thatcher dijo una vezque no entendía por qué todo el mundo le hablaba de “lasociedad”, cuando ella, al salir a la calle, no veía más queindividuos: dos décadas después, parecería que esa profecíarepresenta la huella más profunda y más terrible del impac-to de la revolución conservadora que acabó con la ventanade sueños de los 60.

Si es así, la recuperación de fábricas hace mucho más queplantear una alternativa más o menos rompedora a las for-mas jerárquicas de explotación y extracción de plusvalíaspropias del capitalismo: reconstruye la materia de la que estáhecha la posibilidad de organización de los nada de hoy, laposibilidad de tener la esperanza de que habla Chomsky en lacapacidad colectiva para construir futuros alternativos.

Por eso las páginas siguientes quieren tener más de guíapráctica que de reflexión teórica sobre el papel del cooperati -vis mo en el capitalismo posfordista. ¿Puede la economía so -cial y solidaria estructurar espacios de autonomía organiza-tiva o incluso de alternativa al neoliberalismo? Quizás no.¿Pue de la gimnasia de la solidaridad y la ayuda mutua abrirespacios de esperanza y de rearticulación social, espaciospara esa “sociedad” que Thatcher no veía? Quizás sí.

En cualquier caso, recuperar los medios de producciónque deja atrás un sistema económico en crisis a través deprocesos colectivos basados en la cooperación y la solidari-dad no parece una mala forma de empezar a recuperar lacapacidad de sentir no sólo que lo ajeno no nos es indiferen-te, sino que en ese proceso de reconocimiento mutuo residela posibilidad de reconstruirnos como agentes de nuestropropio destino.

Porque si no podemos nosotros, podrán ellos ■

Una empresa entra en quiebra. Los trabajadores no sólo sequedan en la calle sino que la misma empresa les debe sala-rios atrasados. Los obreros, cansados de abusos y sueldos cadavez menores “por el bien de la empresa y de sus propiosempleos”, se organizan y se rebelan. Deciden quedarse en lafábrica, la toman. Ponen a trabajar las máquinas, forman unacooperativa, consiguen apoyos y venden los productos. Salenadelante.

Esta historia suena a la crisis argentina de 2001, a las fábri-cas en quiebra recuperadas que el mundo conoció gracias aldocumental “La Toma” de la periodista canadiense NaomiKlein. Pero no es Argentina. Es España hace treinta años y es,otra vez, España hoy.

Pocas personas conocen la historia de las empresas en quie-bra recuperadas por sus trabajadores y reconvertidas en coo-perativas o sociedades laborales en este país, pero hubo cien-tos en los años 70 y 90, que corrieron distinta suerte. Muchasquebraron, otras fueron recapitalizadas y algunas sobrevivie-ron. Actualmente, en un nuevo contexto de crisis económica,se vive un cierto resurgir de esa dinámica y en varias comuni-dades se dan ejemplos de empresas reconvertidas en coopera-tiva por sus trabajadores.

No queremos “vender” estos procesos como si fueran unareceta fantástica de un libro de autoayuda. No lo son. Siempreha sido difícil convertirse en cooperativa. La democraciadirecta tiene su complejidad y hay que saber llevarla a cabo.Aquello que se mostró en Argentina como si fuera mágico, lamanada de obreros autogestionándose, no es tan mágico ymuchas de esas fábricas ya cerraron o tienen serios problemaspara continuar. En la España de hace treinta años sucedió lomismo.

En este dossier incluimos varias historias de empresas quesí han prosperado, en el pasado y también en la actualidad.Pero desde hace treinta años hubo muchos otros casos exito-sos que no podemos incluir aquí por falta de espacio. Sepodrían nombrar cooperativas antiguas como Ciatco, OleaMe tal, Cosemap, Cartonajes Aitana, o nuevas como el Con ser -vatorio Histórico de Música de Santiago de Compostela, Alu -vitel, Urkide, Hormiluna y un largo etcétera.

Sabemos que hay más. Las experiencias, desde hace treinta

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Presentación

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años, están repartidas por todo el territorio español,pero han quedado olvidadas por la prensa masiva, qui -zá porque estos empleados españoles ni siquiera hoyson del todo conscientes de lo que consiguen y hanconseguido, y no se han mostrado al mundo.

No hemos encontrado muchas investigaciones sobrela temática a nivel estatal. Los archivos de la época noestán digitalizados y, hasta donde sabemos, nadie hahecho el trabajo de buscar las empresas, una por una,y sistematizar la información. No hay estadísticas ofi-ciales ni de cuántas empresas hubo ni de cuántas so -brevivieron, aunque sabemos que los años 70 y 80 fue-ron los más activos y que incluso algunas de las actua-les organizaciones representativas del cooperativismode trabajo en España, que hoy aglutinan a más de 18.000cooperativas de trabajo, nacieron al calor de aquellastransformaciones. Muchas veces nos enteramos de que esashistorias están vivas por pura casualidad, hablando con coo-perativistas o políticos que formaban parte del Gobierno enaquel momento, e incluso con personas que ya no están en elmundo cooperativo, y que al mencionar este mismo dossiernos cuentan su historia.

Lo que han reflejado estas historias es que cuando unaempresa quiebra no significa necesariamente que el productoo servicio no sea rentable, sino que no es rentable para ciertaspersonas. Lo que para algunos empresarios no es gananciasuficiente para los obreros puede ser su razón de ser.

A pesar de las dificultades, estas experiencias sí han sidoimportantes. Sentaron las bases para que los apoyos políticosque en su momento lograron se vean reflejados hoy en lasleyes españolas. Gracias a aquellas experiencias, en la actuali-dad cualquier persona que quiera formar una cooperativapuede cobrar todo el paro de una vez y utilizar el dinero comofondo inicial del emprendimiento.

Organizaciones del cooperativismo de trabajo en cadaComunidad Autónoma han puesto a personal técnico a dis-posición de quienes deseen reconvertir una empresa.Además, tienen apoyos específicos para la creación de coope-rativas. En Cataluña, el Departament de Treball brinda ayu-

das de hasta cien mil euros por proyecto de transformaciónde empresas mercantiles a cooperativas. Allí, y en muchasotras autono mías la demanda de información sobre cómotransformar la empresa también está creciendo de forma ver-tiginosa.

Pero no es sólo España. Europa está estudiando de cercalos procesos de reconversión de empresas. En Inglaterra hayva rios pubs que han entrado en quiebra y que los propios ve -cinos de pueblos han ayudado a reconvertir en cooperativas.En Francia también hay empresas recuperadas, y la organi-zación de cooperativas de trabajo francesa Scop tiene comoproyecto estrella el apoyo a empresas que quieran re con ver -tirse. Desde Bruselas, la Confederación Europea de Coo pe ra -tivas de Producción (Cecop), está trabajando, a través delprograma Progress, un proyecto financiado por la Co misiónEu ropea para determinar las claves del éxito de la reconver-sión de em presas en crisis en cooperativas de trabajo a niveleuropeo.

El mundo también mira hacia el cooperativismo como sali-da a la crisis. La ONU declaró recientemente que el año 2012sea el Año Internacional del Cooperativismo y se están prepa-rando para entonces grandes campañas con los gobiernos.

Calladamente, como hace 30 años, los trabajadores estánde mostrando que otra salida a la crisis es posible ■

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Uno de los ejemplos más conocidos, y más exitosos, de lasempresas recuperadas en España es el de Mol Matric, querenació, a manos de sus trabajadores, hace 29 años y que eshoy la responsable de realizar los chasis de una línea de metrode Barcelona, el tren, y cientos de máquinas industriales paraempresas como General Motors y otras. Empezaron sin cobrary ahora facturan millones, han ayudado a la recuperación deotras empresas, tienen proyectos para el desarrollo en elSahara, han comprado una masía comunitaria y compartentambién un huerto. ¿Cómo lo han conseguido? A fuerza de tra-bajo, convicción y solidaridad entre los propios miembros.

La historia comenzó cuando en 1980 el dueño de la antiguafábrica, Talleres Alá, en Barcelona, decidió cerrar la empresa.Los obreros, a los que no les pagaban desde hacía meses ni elsalario ni la seguridad social, porque se hacía evidente queirían a la quiebra, se reunieron y decidieron que confiscaríanla fábrica. “Pensábamos que para cuando nos diéramos cuen-ta se lo habrían llevado todo. Y dijimos `a partir de hoy nadieentra ni sale de aquí con nada’.”

Salvador Bolancer, uno de los pioneros que hoy está jubila-do pero que sigue yendo a la fábrica cada semana, lo recuerdahasta con cierta alegría. “Éramos unos cincuenta, una empre-sa mediana, y nos quedamos unos treinta. Los veinte más afi-nes a la empresa se fueron con el dueño. Pero no es sencillo elcooperativismo. En el camino quedaron unos cuantos. Y esque para seguir hay que creer; hay que trabajar y no cobrar enun principio. Existen una serie de dificultades que hacen quepoca gente termine creyendo. Al final quedamos unos 22.Estuvimos sin cobrar de manera fija por lo menos todo eseaño, y al año siguiente, como no había capitalización del paroni carné, la única solución -como no te podías dar de alta por-que no tenías dinero ni para pagar las cuotas-, era trabajar sincotizar”.

Para recuperar los meses que el dueño les debía, le atacaronpor varias vías. Por la vía legal buscaron apoderarse de las má -quinas, a través del concurso de la quiebra en la magistratura.Pero también presionaron colocando un coche delante de lapuerta de la fábrica para que no se llevaran las máquinas,

haciendo pintadas y manifestaciones con todas las familiasfrente a las casas que tenía el dueño, y hasta retuvieron a suhijo unas horas. “Era un tiempo propicio”, cuenta Bolancer.“Recién entrada la democracia, la represión era bastantemenos fuerte de lo que hubiera sido en otros momentos oahora mismo. Lo que hicimos en aquella época no podríamoshacerlo hoy ni por asomo. Cuando fuimos a la casa que eldueño tenía en Cadaqués, un pueblo de turismo rico en aque-lla época, la guardia civil nos escoltó para que supiéramosdónde era. Fuimos unas setenta personas, con la familia, conlos bebés. Yo fui con mi hijo recién nacido. Éramos obrerosque estábamos bastante concienciados, y eso era muy impor-tante”.

Para Salvador, aún en la actualidad “por las buenas no nego-cia nadie”. Y además de las manifestaciones y peleas, le ame-nazaron con quitarle legalmente todo lo que tenía. “Y sabíaque lo podíamos lograr porque habíamos asesorado a unoscompañeros de otra fábrica, cuyo dueño no había queridonegociar un acuerdo parecido al nuestro, y le quitaron todo. Eldueño nos debía mucho a nosotros pero también a la Se -guridad Social”. El acuerdo que finalmente consiguieron con-sistía en que los obreros certificaban que la empresa era unasociedad anónima. A cambio, el antiguo dueño les daba unoslocales. Entre firmas y reuniones, iban pasando los meses y ladeuda se hacía más grande. Así, cuando los obreros fueron a lamagistratura, a la subasta de las máquinas, pudieron quedar-se con ellas, más los locales, más un dinero que les llegaríaluego por trabajos que habían estado realizando en negro.Una multinacional fue uno de sus primeros clientes y quienles salvó varios meses de sobrevivencia, gracias a que se llevó,pagando en efectivo, un pedido que había quedado a punto determinarse en la antigua empresa.

“Parte el trabajo era en negro”, explica Bolancer. “Hasta queun día vino una inspección y nos tuvimos que dar de alta. Allífue cuando comenzamos de verdad con la cooperativa”. Antesde oficializarse, barajaban otras posibilidades, como dejarsecomprar por empresarios externos o llegar a un acuerdo ydividir los bienes. “Había quienes estaban en contra de la coo-

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Mol Matric.Un modelo empresarial, y mucho más

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perativa, porque decían que nos convertiríamos en dueños.Ellos querían seguir siendo obreros y hacían todo lo posibleporque no se formara la cooperativa. A dos les tuvimos queechar”. Lo mismo buscaban los sindicatos: si se formaban encooperativa ya no serían obreros y no los defenderían.

Apoyo mutuoUna de las situaciones que hizo más fácil toda la lucha ini-

cial y lo que vendría después era el hecho de que se conocíantodos desde hacía tiempo, ellos y sus familias. Desde hacíaaños, cada mes organizaban un paseo con todas las familias yconocían de cerca cuál era la situación personal de cada uno.“Cuando tuvimos que echar a los dos compañeros fue muyduro desde lo personal. Conocíamos muy bien a sus familias yse iban a quedar sin nada. Alguna vez llegué a preguntarme side verdad valía la pena enfrentarse a esa situación”, recuerdaBolancer. La socialización del grupo fue también importanteen la creación de lazos de solidaridad, cuando había dificulta-des económicas para aguantar, pero había ganas de aguantar.

“Cuando no cobrábamos íbamos viviendo de ahorros, de ayu-das, y a los que no podían les ayudábamos. Había un compa-ñero que tenía cinco hijos. A él le íbamos juntando dinero dea poco, pidiendo en manifestaciones, para que tuvieran almenos con qué comer”.

La importancia del apoyo familiar, tanto en lo financierocomo en lo emocional, era y sigue siendo trascendental a la

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La vieja Mol Matric, Talleres Alá.

Protesta en Cadaqués

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hora de recuperar una empresa. En Mol Matric, aquellos a losque la familia no apoyaba se fueron del proyecto. Otra de lascuestiones trascendentales era, y es, la consciencia de que eneste tipo de trabajo nadie está por encima del otro, aunquecobre más dinero y ocupe un cargo más alto. “Hay que creerrealmente que el valor que puede aportar el que barre es tanimportante como el que está arriba”, apunta Bolancer. “Si losobreros siguen con la mentalidad de ‘yo soy el jefe y los demásno son nada’ la cooperativa no tiene futuro. En el momento enque en un colectivo humano al guien comienza a pensar así, el

resto se desmotiva, empieza a tra-bajar como en cualquier otra em - presa capitalista y entonces dejade tener sentido. Existe gente quepien sa ‘vengo aquí a trabajar. Nome compliques la vida. Te llevas unbuen sueldo y se acabó’. Con un es -píritu así, en cuatro días se ter mi -na todo”.

En Mol Matric se gestionan me -diante una democracia directa. To -do se decide en la asamblea, aun-que previamente existen grupos detrabajo en los que se deciden cues-tiones cotidianas, y en los que par-ticipan tanto los socios como lostrabajadores. Todos tienen siemprela información sobre los temaseco nómicos de la cooperativa. Ade -

más, desde su creación, mantienen unas diferen-cias salariales de tres a uno, pero que en la prác-tica es menor. En su sistema los que tienen lossalarios más altos no cobran más por hora extra,aunque las trabajen. Y los que tienen salariosmás bajos sí. Al fi nal del año la diferencia entreunos y otros es mucho menor.

Contra la crisis: participación, solidaridad,reconocimiento y creatividad

Mol Matric ha sabido capear todas las crisiseconómicas durante tres décadas. Parte de esafortaleza ha tenido que ver con la forma de orga-nizar el dinero de la cooperativa. Además del10% de las ga nancias que por ley la empresa des-tina a formación y promoción cooperativa, ellosdecidieron po ner el 90% de esos beneficios paraca pitalizar la empresa. Así, en épocas de crisishan conseguido innovar y cambiar a nuevos sec-

tores in dustriales comprando maquinaria. Una de las últimasinversiones ha sido una in mensa máquina con la que se pro-ducen herramientas pa ra energía eólica, un sector en el queacaban de comenzar a trabajar.

Otra de las fortalezas que tiene Mol Matric es haber sabidocapitalizar el esfuerzo y las ganas de la gente que trabaja allí, eincluir a los trabajadores en cuanto es posible como coopera-tivistas. “Actual men te somos 33 socios, de entre cincuenta tra-bajadores. Pero la idea es ir incorporando a la gente”, explicaMáximo Villafranca, uno de los socios que se unió en los años

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Dos socios de Mol Matric trabajando

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no venta, y que hoy es responsable de Calidad de lafábrica. “No está es crito pero aproximadamente en doso tres años es cuando se ve que cumples con los requi-sitos: que eres una persona con la que se puede dialo-gar y que tienes una conducta de trabajo correcta comopara hacerte socio”.

Una vez dentro de la cooperativa, los ascensos los dael propio grupo de compañeros, que han hecho que,por ejemplo, el actual presidente, Fernando Cid, que nosabía ni lo que era una cooperativa, haya llegado dondeestá después de diez años trabajando, y habiendocomenzado como peón de limpieza.

Aunque ha sido así durante toda la vida de Mol Ma -tric, en la última crisis, que consideran la peor que hanvivido desde su constitución, la fecha de incorporaciónse ha alargado. “Estamos muy preocupados y se haactuado con cierta prudencia porque garantizar lospuestos de trabajo ahora es muy difícil. El trabajo noaumenta y hay riesgos”, explica Villafranca. “De todas mane-ras, siempre ha habido inquietud por no frenar la entrada desocios. El objetivo no es contratar gente sino que formen partedel proyecto. Cuando hay cualquier tipo de bonificación ocuando se deben ha cer medidas extraordinarias, afecta atodos por igual”.

Para enfrentar la crisis actual, por primera vez en su historiaMol Ma tric ha tenido que poner en marcha un Ere. Sin embar-go, está organizado de una forma poco usual. Ade más delcobro del paro han creado un sistema al que llaman ‘banco dehoras’. “La cooperativa te presta, por ejemplo, tres semanas,para que estés en tu casa. Te paga como si estuvieras trabajan-do y tú eso lo debes, aparte del tiempo que estés en Ere”, expli-ca Fernando Cid. “Luego habrá momentos en que sea necesa-rio venir a trabajar los fines de semana o hacer horas extrapara terminar una faena. Imaginamos que, por ejemplo, esosucederá en septiembre. Si ahora te vas cuatro días a tu casa,luego debes cuatro sábados que harás en ese momento”.

Tanto es el compromiso de lacooperativa que no sólo no se des-pide a nadie sino que se están re -novando los contratos. “Parti mosde la base de que la gente que te ne -mos la precisamos”, explica Cid. “Lofácil sería que si no se necesita a diez o quince personas se laseche y punto. Pero si luego de seis meses se vuelve a necesitaresa gente no se encontrará. Suponemos que la crisis no seráeterna, y por eso nos damos un año de plazo, que es lo quepodemos aguantar entre el paro y lo que pone la cooperativa.¿Qué va a suceder? Eso no lo saben ni siquiera los gurús eco-

nomistas, que a veces creo que son los que menos saben”.Salvador Bolancer cree que esta creatividad para no despe-

dir de mues tra de qué manera el espíritu que se ha creado através de los años ha dado sus frutos: “Si hubiéramos sido ungrupo de gente que hubiera dicho ‘hacemos una cooperativa yla matamos cuando seamos mayorcitos, para llevarnos másdinero a casa’ sería otra historia. Nosotros creemos en esto.Du rante esta última crisis, otros po drían haber pensado ‘ahorame quito a estos de encima’, y es po sible que alguno lo hayapensado, pero el grueso de la cooperativa ha dicho ‘tiramoshacia adelante por conservar las fuentes de trabajo paratodos’.”

¿Por qué otros han fracasado?En Mol Matric han intentado ayudar a muchos grupos de

obreros que querían reflotar una fábrica en quiebra, pero nosiempre ha salido bien, según ellos, porque faltaba espíritucooperativista. “Hay que tener claro que si una empresa va al

cierre y los trabajadores quieren conti-nuar en forma de cooperativa eso va acostar mucho sacrificio”, explicaMáximo Villafranca. “Po cos lo consi-guen. Es muy importante estar con-cienciados sobre qué es una coopera-

tiva. Si las cosas les van bien pues seguirán, pero si algo va mal,mo rirán en seguida”.

Para Fernando Cid los problemas surgen cuando la gentequiere resultados rápidos con un esfuerzo mínimo. “Hay quie-nes van a trabajar lo que haga falta, pero hay quienes a la míni-ma que ven un duro preguntan ‘¿Cuánto nos vamos a repartir?

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En Mol Matric se gestionan mediante una democracia directa.

Todo se decide en la asamblea.

Fernando Cid, Salvador Bolancer y Máximo Villafranca. Mol Matric

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¿Cuándo tomamos vacaciones? Etc’. Tienen que entender que sihay trabajo no se pueden tomar vacaciones. Ya se harán, perohay que pensárselo bien. Si la empresa donde estaban cerró esporque algo se hacía mal. Sim ple mente porque la empresa lacojan unos cuantos trabajadores lacosa no va a funcionar. Se necesitasacrificio. Se necesita arriesgar dine-ro, porque al final, con el trabajo pro-pio, uno se convierte en inversor desu propia empresa”.

Para Salvador Bolancer, otro de losproblemas por los cuales no se terminan de concretar los pro-yectos tiene que ver, además, con quienes no se dan cuenta deque ya no son obreros puros y duros, al mando de otro. “Claroque están los que quieren ser jefes, pero también están los queenseguida señalan al que se ha hecho responsable diciendo ‘esees mi patrón. Ese es mi dueño’. Y eso no sirve. Si no son cons-cientes de que son auto-trabajadores, auto-gestionarios, no vana ninguna parte. A nosotros nos ha pasado también y lo hemostenido que resolver”.

En su mayoría, la gente que está trabajando en Mol Matriccolabora cuando hay que hacer mayores esfuerzos, como que-darse después de hora cuando hay que terminar un trabajo. Lohacen, en parte porque esas horas están pagadas, pero tam-bién porque están implicados en el trabajo que realizan. “Aquíel nivel de conocimiento de lo que se hace y lo que se necesi-ta está muy abajo en la cadena de producción”, explicaFernando Cid. “No es el jefe el que dice ‘no vamos a terminar

esta pieza. Tenemos que venir el sábado’ sino elque está más abajo quien se lo explica a su jefe”.

¿Por qué si se trabaja tanto es mejor ser socioque trabajador? “Porque tienes más nivel de par-ticipación, y porque tu opinión sirve para gestio-nar tu propio empleo”, opina Máximo Villa franca.“Yo hace diez años que estoy aquí. En aquellaépoca todos los que trabajaban en una multina-cional tenían un prestigio y una situación econó-mica mucho más alta que la del que estaba enotro tipo de empresa. Hoy el que trabaja en unamultinacional sufre. Alguien, desde Cin cinatti,dice que se cierra la fábrica. El tipo de empresaque tenemos nosotros nos permite afron tar losproblemas de una manera más directa”.

Más allá de los problemas, si se quiere que lacooperativa continúe es importante esa rela-ción persona a persona y los momentos de ocio,fuera de la vorágine laboral. Por eso, los miem-bros de Mol Matric están apostando por mejo-

rar las instalaciones de la masía, trabajar el huerto comunita-rio y compartir los viajes y las actividades de cooperación in -ternacional en las que están involucrados. “Es realmente im -portante que se continúe con ese espíritu”, concluye Bolancer.

“Cuando comenzamos con la coope-rativa llegamos a organizar, durantecinco años, colonias de va ca cionespara nuestros hijos. Ahora, con lanueva generación, creemos que sevolverán a organizar. Tene mos yatodo preparado para los ni ños y ya

hay otra remesa de hijos de socios. Para ellos, y para todos,tenemos hasta un gallinero y una barbacoa”.

Salvador Bolancer se jubiló hace poco, como otros tantoscooperativistas de Mol Matric. Dejó en la cooperativa no sólotodos sus años de trabajo y sus sueños sino todas las ganan-cias que se han reinvertido y que no se ha llevado a casa, comolo hubiera hecho cualquier otro empresario e incluso muchasotras cooperativas. “Hemos decidido no llevarnos el dineroporque descapitalizaríamos la cooperativa”, concluye. “Poreso, solo pedimos que nos devuelvan el 10% de lo que hemosganado; y como puedan, en tres a cinco años si es posible, ysino en el tiempo que haga falta. Lo único que me preocupa esque de aquí a unos años vengan otros y quieran vender la coo-perativa. ¿Toda la vida trabajando para que otros lo vendan yse queden con el dinero? Estamos pensando en cómo pode-mos hacer para que esto sea imposible que suceda, como haocurrido en alguna ocasión con otra cooperativa” ■

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Lo mismo buscaban los sindicatos: si creaban una cooperativa ya no serían

obreros y no los defenderían.

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Durante los procesos de recuperación de empresas que tu -vieron su auge en España hace treinta años, el Col.lectiu Ron -da fue esencial en Catalunya. Los abogados del Col.lectiuacompañaban, entonces como ahora, a los obreros en los pro-cesos legales. El papel de Joan Lluís Jornet fue primordial enprocesos como el de Mol Matric, pionera en toda España.Actualmente jubilado, continúa trabajando por una economía

social y solidaria, ligado a la Red de Economía Social y So li -daria (Reas).

—¿Cómo se les ocurrió que había que reconvertir las empresasen quiebra en cooperativa?—Surgió a partir de la necesidad. Había una crisis industrial,mucha gente se encontró en paro. No era fácil encontrar

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Col.lectiu Ronda

Entrevista con Joan Lluís Jornet

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dónde trabajar. Era pura necesidad de sobrevivir. Nosotros, el Col.lectiu Ronda, sufrimos una evolución. En

los años setenta, como abogados rojos, radicales, socialistas,comunistas o como quiera llamarse, pensábamos que el coo-perativismo era una forma de auto-explotación dentro del sis-tema capitalista. Teníamos una postura muy radical. De -cíamos: “Pasas de ser obrero a ser empresa-rio; empresario = ma lo; conclusión: búscateotro abogado”. Eso después cambió. A medi-da que fueron avanzando los años y llegaronlas luchas que dieron la posibilidad a los tra-bajadores de conseguir apoderase de losmedios de producción, acompañamos unoscuantos procesos de cierres de empresa que se transformaronen cooperativa.

—Ustedes fueron los abogados de Mol Matric y de otras tantasempresas recuperadas ¿Cómo contactaron por primera vez?—Todos estábamos en movimientos sociales vinculados a lossindicatos (clandestinos). Hacíamos política antifranquista,sin militar en partidos políticos concretos (sólo uno de los quefundamos el Col.lectiu Ronda en aquellos momentos teníamilitancia partidista y lo hacía con un profundo respeto a losdemás). En el ca so de Mol Matric, yo conocía a Sal va dor Bo -lancer (Salva), que a finales de los años sesenta trabajaba enuna empresa del metal. Vivía en el barrio de Santa Ro sa, enSan ta Coloma. Allí existía una Aso ciación de Vecinos muycom bativa. Querían montar una pequeña asesoría jurídicapara los vecinos y vinieron a verme. Yo me acababa de colegiary fue así como empecé recibiendo visitas en Santa Coloma.Años después, cuando la empresa de Salva entró en crisis, élvino a buscarme.

—¿Cómo fue el proceso legal?—Yo estuve en la primera parte del proceso, en el conflicto olucha obrera. Ello supuso demandas, huelgas, sentencias,subastas, etc. Todo ello ante la jurisdicción social (entonces sellamaba “magistraturas de trabajo”). Luchamos para que sereconocieran las deudas que la empresa había contraído conlos trabajadores y conseguir la máxima indemnización que laley permitía. Fue así como los bienes productivos pasaron dela empresa a los trabajadores. Antes de llegar a este momento,se habían hecho estudios de viabilidad como empresa, y esta-ba claro qué parte del colectivo de trabajadores quería conti-nuar en cooperativa.

Recuerdo que hubo un grupo de trabajadores muy concien-ciados, que no veían correcta la vía cooperativa y, sin plantearproblemas, buscando un acuerdo que fuera beneficioso para

todos, se marcharon a Australia para intentar una nueva vía enbusca de una sociedad más justa.

—¿Y fueron exitosas?—A veces no tan exitosas como Mol Matric. Un precedente fueNumax, em presa que fabricaba ventiladores y pequeños elec-

trodomésticos. Creo que era de capitalalemán nazi huido de la Segunda GuerraMundial. Esta empresa en un mo mentodado entró en conflicto, el mismo se radi-calizó, los empresarios se marcharon y laabandonaron. Ante ello, los empleadosde cidieron autogestionarse pero sin nin-

guna teoría. Lo único que hicimos nosotros fue tejer complici-dades. Yo había llevado el asunto de un ingeniero industrialque se había quedado en el paro y le dije “Oye, en Numax losjefes se han ido y necesitan ingenieros”. Y fue. Luego, por elmismo sistema, acudió un joven economista, y luego otro eco-nomista-abogado. Y así fueron tirando la empresa adelante,pero sin cambiar nada de la estructura jurídica de la empresa.Se gestionaba por asamblea.

La aventura creo que duró unos tres años y al final se hizoinviable como proyecto empresarial. Ahí apareció el directorde cine Joaquím Jordá, que propuso hacer una película. Sella mó ‘Numax Presenta’. La película finalizaba con una fiestade despedida donde la gente bebía, fumaba porretes, etc. Y él,con el micro preguntaba: ¿Qué vas a hacer ahora? La genterespondía: “Yo no trabajaré más…”; “Me voy al campo…”;“Me buscaré la vida en no sé qué…”; “Quiero trabajar en elAyun tamiento de mi pueblo…”; “Nunca más volverán aexplotarme…”. Veinte años después, Jordá decidió buscar aesos trabajadores para conocer qué había sido de ellos. Y asísalió la película “20 años no es nada”, que da una visión de laTransición desde el punto de vista de un sector de la claseobrera.

Hubo otros casos. Recuerdo uno en el que participaba gentemaravillosa, luchadores sociales y obreros rebeldes impresio-nantes de la empresa Fundición Dalia. Pero tampoco les lleva-mos la empresa una vez montada, porque siendo cooperativadejaban de ser obreros para pasar a ser patronos, según elanálisis que hacíamos entonces.

Avanzando los años llegaron otras luchas, como el caso de laEditorial Bruguera, cuyo fondo editorial ahora está en Edi cio -nes B. Fue una lucha muy dura de setenta trabajadores. Detodo aquello queda una pequeña cooperativa del sector de ar -tes gráficas, de unos siete socios, que trabaja principalmentecon discapacitados y programas de inserción social. Tam biénquedó una librería en Ripollet, que al final cerró porque no les

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La solidaridad y la mutua confianza eran monedacorriente.

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salían las cuentas, y un pequeño quiosco que todavía funcio-na con dos trabajadores.

De esta lucha, lo más significativo fue que después de unosseis o siete años de pleitos, los trabajadores, en el momento dehacer el reparto de las cantidades obtenidas, decidieron crearun fondo para ayudar a financiar experiencias cooperativas(ellos destinaron, junto con el Col.lectiu Ronda, unos 25 millo-nes de las antiguas pesetas para crear Coop57, una cooperati-va financiera que ha ido creciendo y que en este último añosu peró los seis millones de euros de giro financiero). Eran yson gente realmente ejemplar, y es y fue una suerte y un privi-legio haber compartido estas experiencias.

—¿El Col.lectiu Ronda competía con los sindicatos?—En los años setenta y ochenta los sindicatos eran auténticoscompañeros de viaje, hermanados por un fin común que enprincipio era el derrocamiento de la dictadura y la implanta-ción de un nuevo sistema. No había fisuras y los expedientes sellevaban conjuntamente. Se compartía la escasa informaciónde la que en aquellos momentos se disponía y jamás los vi nilos miré como un competidor. No había relaciones de compe-tición sino, por el contrario, de hermandad y solidaridad.

A partir de los años noventa, esos caminos se separaron poruna serie de hechos objetivos. Aquí hay que hacer una distin-ción entre los llamados sindicatos mayoritarios y los minorita-rios o lo que serían sindicatos de empresa. Respecto de los pri-meros, es cierto que se rompió la buena armonía y se crearon,en algunas ocasiones, situaciones difíciles que a mí me entris-tecen mucho. Respecto a los minoritarios, existe una excelen-te relación y tanto es así que abogados del Col.lectiu Rondason los asesores de muchos de ellos. Si despachos como elnues tro no existieran, como sucede enAlemania, donde no es tá permitido, a losconflictos sólo podría ir el sindicato ma -yoritario o no tendrían asesoría jurídica.

Nosotros les quitábamos protagonismoa esos sindicatos. Yo, en aquel momento,no quería quitarles protagonismo, pero sila gente quería ir a otro sitio, tenía derecho. Además, la uniónhace la fuerza y cuatro ojos ven más que dos. Creo que, con laseparación, todos perdimos fuerza y el que ganó fue el capital.

—A pesar de no querer asesorar cuando los obreros ya se hanmontado en cooperativa. actualmente el Col.lectiu Ronda estambién una cooperativa. ¿Cómo sucedió?—A finales de los setenta estábamos inmersos en un procesode reflexión para ver cómo nos estructurábamos. Éramos undespacho colectivo de abogados y así lo habíamos comunica-

do al Colegio de Abogados. Pero en el plano oficial, el personaladministrativo, que compartíamos entre todos, iba a nombrede uno, que cada vez que tenía que firmar el TC1 y TC2 (los co -municados mensuales a la Seguridad Social) nos preguntaba:¿Por qué tengo que firmar yo esto? ¿Por qué tengo que apare-cer como un empresario? Yo era el titular del contrato de alqui-ler, y si me pasaba algo a mí el dueño del inmueble podíaechar a los demás… Creo que también tuvimos problemascon Hacienda. Así, empezamos a reflexionar sobre cómo lo re -solvíamos, y al final llegamos a la conclusión de que la formaque mejor se acomodaba a nuestra manera de pensar, autó-noma y autogestionaria, era una cooperativa.

Pero todo esto sucedía durante los años 78 o 79, y había ungran vacío de poder. Se promulgó la Constitución, se legaliza-ron los partidos políticos y los sindicatos. Pero no estaba nadaclaro cómo iba a terminar la historia, y estaba prohibido quelos abogados ejerciéramos nuestra profesión vinculados acooperativas. Cuando decidimos montar la cooperativa lo hi -ci mos a pesar de la ley, y a ver quién se atrevía a decirnos algo.Nadie nos dijo nada.

A partir de la formación de la cooperativa pasamos a fun-cionar con una sola asamblea, en la que todos (personal admi-nistrativo y abogados) teníamos igualdad de derechos y obli-gaciones: una persona un voto, todos iguales. La escala salarialera de uno a dos, y posteriormente pasó de uno a 2,5.

Así comenzó el asesoramiento a cooperativas, estudios devia bilidad, etc., que seguimos haciendo hasta la actualidad.Nos acercamos tanto al cooperativismo que formamos junto aotras cooperativas una nueva federación de cooperativas detrabajo. Se llamó “Fede ra ció Autònoma de CooperativesCatalanes de Treball Associat” (FACCTA). En aquel entonces

nos parecía que la federación existente norespondía a nuestros intereses, porqueestaba muy ligada a ciertos partidos po -líticos. Nuestra federación llevaba la A deautónomos y au togestionarios. Aquelloduró varios años hasta que un día entraronen la federación Jordi Vía y Xavier López. Se

empezó un proceso de acercamiento que finalizó con la fusiónde las dos federaciones, que pasó a llamarse “Federació deCooperatives de Treball de Catalunya” (FCTC).

—¿Era una época convulsa para autogestionarse?—Era una época totalmente distinta. La represión era enorme.La libertad inexistente. Un deseo de cambio se iba extendien-do cada vez más entre la ciudadanía. Esto permitía pequeñosespacios para autogestionarse. Al mismo tiempo situacionesde violencia aparecían con facilidad.

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La historia nos demuestraque el cooperativismo nace

y crece con la necesidad.

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—Parecía que no había mucha protección. En Madrid habíanhecho una masacre en un despacho de abogados, en Atocha. ¿ElCol.lectiu Ronda recibió amenazas también? —Sí. Aunque más que amenazas fue un recado que nos llegóde parte de un colectivo de trabajadores, que por su trabajohabían escuchado una conversación de los mismos que ha -bían actuado en Atocha. Decían que iban a repetir el escar-miento en Barcelona. Y nos lo tomamos tan en serio que com-pramos un perro doberman. Además, una vez por semana,venía un profesor y hacíamos defensa personal. Pusimos, entodas las mesas, un timbre de alarma y teníamos todo unmontaje por si pasaba cualquier cosa. Dos o tres compañerosrecibieron amenazas directas. Yo las recibí una vez y le dije alque me amenazaba: “vale, yo llamo a la policía y tú mándameal matón”. Luego colgué el teléfono. No pasaron ni dos minu-tos y volvió a llamar el mismo tío para decirme: “Te pido per-dón. Me he puesto muy nervioso”. A mi compañero Pep Mantéle dijeron una vez: “por 200.000 pelas y una foto tuya tengoarreglado el problema”. Le habían puesto precio a su cabeza.También quiero recordar las deliciosas muestras de solidari-dad por parte de algunos colectivos obreros cuando sabíanque había una amenaza o peligro de alguna clase. Al despachoque teníamos en Granollers, después de lo de Atocha, venía untrabajador todas las tardes y se pasaba el rato sentado en lasala de espera al lado de una larga caja de cartón. Dentro traíauna escopeta cargada.

—Ese enemigo externo daba cierta unión dentro. Ahora ¿cómose consigue esa unión? —Había una fuerza solidaria que le daba a la gente una granseguridad psíquica en su vida. Aunque había de todo, inclusogente que se consideraba revolucionaria y en cambio, en suvida privada, eran unos machistas que podían llegar a agredira su compañera por una nimiedad. La gente tenía, a pesar dela situación legal, un sentimiento de seguridad colectiva. Hoyesto se ha roto. Esa competitividad que nos han impuestodonde todo el mundo va poniendo el codo por todos los sitioses terrorífica. Yo creo que es lo peor que puede pasar. Lo quehoy puede darnos fuerza de unión está en el hecho de quecada día está claro para más personas que el sistema capitalis-ta nos lleva a la destrucción del mundo donde vivimos. Esurgente y necesario encontrar otro sistema más sostenible yhumano que haga posible que podamos sobrevivir comoespecie, y además nos ayude a pensar y decidir de qué mane-ra debemos actuar para ir marcando el camino de nuestraevolución como seres humanos…

—Y aun así, algo parece que está volviendo a suceder ¿Qué dife-rencias ve?—Las diferencias son muchas y enormes. En primer lugar elmundo evoluciona a una velocidad de vértigo y nosotros conél. Los cambios acaecidos en la historia de la humanidaddurante los últimos 50 años no tienen parangón con ningúnsiglo en la historia. Leí, ya hace tiempo, que la informaciónque recibía un ciudadano de los que protagonizaron la Re -volución Francesa, era equiparable a la información que cual-quiera de nosotros recibe hoy en un solo día. Antes teníamosmenos opciones y esto simplificaba, al menos aparentemente,los caminos a seguir. Puedo explicar un ejemplo personal. Alinicio de mi ejercicio profesional me parecía que el interés deltrabajador, el interés de la revolución, el interés del Col.lectiuRonda y el mío propio eran el mismo. Parecía que coincidía-mos en todo. Con el tiempo descubrí que el interés del traba-jador es uno, el de la revolución podía ser otro, y el del Col.lec-tiu Ronda y el mío podían no coincidir.

Por otro lado, como decía antes, en aquellos tiempos la soli-daridad y la mutua confianza, que son muy importantes, eranmoneda bastante corriente entre la población. La gente sesentía acompañada, y creo que esto afecta a lo más profundodel ser humano. El pensador y educador popular brasileñoMarcos Arruda ha escrito un libro que se titula Humanizar loinfrahumano. Y se pregunta: “¿Es el ser humano, por naturale-za, cooperante y social? ¿O es un ser agresivo y competitivo?”.Al final llega a la conclusión de que es esencialmente coope-rante y social, y que esa cualidad de sociabilidad y coopera-

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ción es el diferencial que le ha permitido sobrevivir por enci-ma de los dinosaurios y de cincuenta mil especies que handesaparecido. Estas características quedaron impresas ennuestro ADN. Lo otro, la competitividad y la agresividad, esalgo sobrepuesto.

—¿Y eso cómo afecta a la autogestión?—Ese factor de solidaridad, de sentirse acompañado, nos hacemás fuertes. Ahora se ha debilitado considerablemente. A lagente le han quitado el caparazón. Es como una tortuga. Lequitas el caparazón y se queda muy débil. Además, el capita-lismo es cada vez más radical. Su amenaza destructiva, al sercada día más evidente, se convierte en un despertador de lacooperación y la solidaridad.

—¿Llegará un día en que haya muchas más cooperativas?—Yo creo que sí. La historia nos demuestra que el cooperati-vismo nace y crece con la necesidad. Estamos en una época decrisis y de necesidad. El capitalismo no ha dado respuesta alas necesidades de las personas. No puede solucionar los pro-blemas que se nos plantean hoy. Nacerán 2.500 millones depersonas de aquí al 2050. Actualmente hay 2.500 millones quecomen con dos euros al día.

Aunque no somos ni esencialmente buenos ni malos sinouna mezcla de todo, el sistema capitalista hace que salga lopeor de nosotros mismos, en lugar de salir lo mejor. Si tuvié-semos un sistema de economía social y solidaria, donde lascooperativas fuesen una forma, no la única, de organizar laeconomía, es evidente que daríamos una alternativa y podríasalir lo mejor de nosotros mismos.

Desde la perspectiva de una sociedad democrática, se hacedifícil entender cómo es posible que si el poder reside en elpueblo, se haya montado un sistema donde unos pocos seapoderan de la riqueza que generamos muchos.

—Pero actualmente la gente no sabe que tiene otra opción devida…—Lo que pasa es que no nos han educado para la cooperacióny la solidaridad. A ningún trabajador ni a ningún universitariose lo han enseñado. Hace ya unos años, acudimos a la univer-sidad para explicar la posibilidad de formar una cooperativacomo modo de salida laboral, al finalizar los estudios. La in -mensa mayoría de los que asistieron eran ya casi licenciados.Nunca se habían planteado esta alternativa. En contraposi-ción, era enorme el interés que manifestaron. El problema ra -dica en que sólo con entusiasmo no se puede montar unacoope rativa. Se necesita, además del proyecto empresarialcooperativo, una formación en valores.

—¿En la actualidad el Col.lectiu se ha desligado de la recupera-ción de empresas?—No. Yo participé en una poco antes de jubilarme. Cuandolos trabajadores acudían al despacho, planteando una crisisde empresa, yo siempre preguntaba si querían seguir en lamisma actividad de forma autogestionaria. Les preguntaba:“¿si tú fueses el dueño de esto, quitando la deuda, continua-rías con la empresa?” Si la gente me respondía que no, queríadecir que seguramente existía una situación de crisis no su -perable y por tanto nos veíamos abocados al cierre. Si la res-puesta era que sí, entonces significaba que existían posi bili da -des de recuperación y había que ver cómo y cuándo po día mosrealizar el cambio hacia la nueva empresa. En la actua lidad esmás difícil. La propia ley concursal ha venido a dificultar estecamino.

Una de las últimas cooperativas que ayudé a formar estabaen el mismo sector de matricería que Mol Matric. Yo les expli-qué la situación a los de Mol Matric, y ellos dijeron que nosólo era posible ser competidores sino que podían ser colabo -radores. Incluso plantearon la posibilidad de que en los ini-cios algunos de los afectados fueran a trabajar a Mol Matric.También se habló de pasarles trabajos y finalmente les ayu-daron financieramente para adjudicarse las máquinas en lasubasta que de ellas realizó la Seguridad Social. Esta ayudafue fundamental para la constitución de la nueva cooperati-va. Lástima que con el tiempo los de la matricería no supie-ron colaborar, y a los pocos años entraron en crisis y no pu -dieron continuar.

—¿Han tenido relación con las fábricas recuperadas de Ar -gentina?—Estuvieron por aquí los de la fábrica autogestionada Zanón,pero no cristalizó en nada concreto la relación. Desde 1990venimos realizando distintos contactos con personas queestán comprometidas con la economía social y solidaria. Apartir del 2001 los contactos se han realizado en el ámbito delForo Mundial y de la Red Mundial de la Socioeconomía(RIPES).

—Mirando al futuro, ¿es optimista o pesimista?—Soy optimista por naturaleza. Creo que irán surgiendo alter-nativas. Hay un despertar hacia la economía social y solidaria.Cada vez hay más gente que piensa y hace propuestas en estesentido, como la democracia económica de David Schwei -ckart. Están todas las redes de economía social y solidaria, definanzas éticas, de consumo responsable, etc. Hay un desper-tar o caminar hacia una economía alternativa que quiere pro-ducir, ahorrar y consumir de una forma dife rente ■

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La imprenta Gramagraf, que actualmente forma parte delgrupo editorial cooperativo Cultura 03, lleva casi 25 años deexistencia. Y sin embargo, durante esta última crisis han tenidoque recomenzar: trabajar más horas por un precio menor. Perocoinciden en que saldrán de la crisis, como han sabido salircuando el antiguo dueño de la empresa dejó de pagarles elsalario y la Seguridad Social para montarse una nueva empre-sa y fundir la anterior, repleta de deudas.

En aquel entonces tuvieron el ejemplo de Mol Matric y deotras fábricas y decidieron seguir sus pasos. Bloquearon laentrada a la imprenta, se plantaron delante de las máquinas yno dejaron que nadie se llevara nada. “Creíamos que la mejorma nera que teníamos de organizarnos era en cooperativa”, se -ñala Antonio Galeote, uno de los pioneros de la empresa.“¿Dueños? Ni antes ni ahora pensamos en eso. ‘Dueño’ es unapalabra muy fea. Sólo piensas en que eres dueño cuando debeshacer las cuentas a fin de año. En el medio eres uno más. Teautogestionas”.

Así, como “autogestionarios” es como se define la ampliamayoría de las personas que han decidido reconvertir laempresa antigua en una cooperativa. Y, aunque parezca apenasun asunto de léxico, tiene sus consecuencias en la actuacióndiaria. “Con esta crisis hemos acordado con los que aún no sonsocios que no se subiría el salario, y los que somos socios noslos hemos bajado”, explica José María Hernández, que comen-zó en la cooperativa limpiando cauchos y que actúa comogerente desde hace dos meses. Hernández conocía la historiade las empresas recuperadas desde que era pequeño, cuandosu tío, Juan Pedro Solá, que estaba en Mol Matric, tomó la anti-gua empresa con sus compañeros y se dispuso a sacarla ade-lante. “Lo viví desde que tenía diez años. En ese momento no loaprecias. Sólo ves que hay tensión en la familia y no sabescómo va a terminar. Ves que todos sufren. Cuando eres mayorte das cuenta de la importancia de lo que han hecho”.

A José María Hernández lo han elegido como gerente suscompañeros de trabajo, en una asamblea. “Funcionamos así”,

explica Antonio Galeote. “Siempre hay un consejo rector, elegi-do por la asamblea, que es quien estudia las propuestas y el de -bate que habrá en la asamblea. A ese punto ya llegan las ideasmuy maduradas. Se discuten cuatro asuntos y no se hace undebate de cinco horas”. Así es como funciona en la actualidad,pero cuando comenzaron no sabían demasiado bien cómo or -ganizarse y terminaban haciendo reuniones que duraban díasenteros.

Habiendo pasado por la experiencia de Mol Matric, a Gra -magraf les asesoraron sobre cómo organizarse desde el Col.lec-tiu Ronda, que fueron quienes les explicaron el funcionamien-to de una cooperativa. Pero ello no les impidió que pasaran uninicio de andadura, como casi todas las empresas recuperadas,de muy malos momentos y varios meses trabajando sin cobrar.Al año siguiente comenzaron a tener el 50% de su sueldo y fi -nalmente, tiempo después, cobraron más (aunque nunca másque lo que se suele cobrar en el mercado). Lo que les sobrasiempre lo han invertido dentro de la misma empresa, con lamodernización del equipo y las instalaciones, que ya han cam-biado en varias oportunidades. También han apoyado a laconstitución de otras cooperativas, con las que actualmentecomparten el local de Cultura 03, donde se editan varias revis-tas, colecciones de libros, así como una productora audiovisualy otra de eventos.

¿Sería posible que surgiera Gramagraf si la historia hubierasucedido ahora y no hace veinticinco años? “No lo sé”, opinaGaleote. “Vivíamos de nuestros ahorros, más el apoyo de lafamilia. El problema actual es que la gente tiene hipotecas. Esoes importante, porque si no le pagas al dueño del piso no tepuede echar fácilmente ni te puede cobrar intereses. Sólo sepuede cabrear. En cambio con una hipoteca estás pillado, y el90% de la gente tiene hipotecas”.

Al igual que Mol Matric, en Gramagraf nunca han estado afi-liados a ningún sindicato, y si simpatizaban con alguno era conla CNT. Además del problema económico, y del conflicto con el

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Gramagraf25 años de construcción de empleo

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antiguo dueño, que puso a una serie deguardias de seguridad con los que inter-cambiaron más que algún puñetazo, sufrie-ron también peleas internas. “Así como nopodíamos decidir quién entraba en la coo-perativa, tampoco quién se quedaba. Todoslos antiguos trabajadores estábamos invita-dos a formar la nueva empresa. Y así comoen todos los sistemas de trabajo entra gente que no crea buenambiente, aquí también sucedió. En nuestro caso, a los tresaños de comenzar hemos tenido que echar a un socio, por sufalta de implicación”.

La participación de una mujer claveCuando comenzaron el proceso de recuperar la empresa,

entre los trabajadores había una mujer, Rosa Ripoll, que fuedurante quince años la única mujer de la cooperativa y cuyaparticipación fue clave en el desarrollo de la misma. Como

mujer, sufrió las consecuencias de una so -ciedad que aún no estaba preparada para supar ticipación activa, y en el ámbito familiarla invitaron a que fuera ama de casa. “Mima rido estaba completamente en contra deque siguiera en el proceso de reconvertir laempresa”, cuanta Ripoll. “Yo tenía unos 30años y un hijo pequeño, y él en aquella

época tenía un buen empleo. Entonces me decía que lo dejara,que me fuera al paro y me quedara en casa con el niño. Pero yollevaba muchos años con mis compañeros. Comencé a traba-jar con quince años y me sabía mal dejarlos. Ellos estaban en eltaller. La única que podía contactar con clientes, proveedores ycontactos era yo. Y los dejaba un poco en la estacada si noseguía en el proyecto. Ahora estoy muy orgullosa de lo que hehecho. Si en esa época me hubieran dicho que íbamos a tenerlo que tenemos no me lo hubiera creído”.

Rosa Ripoll no participó de las pintadas que organizaban sus

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Han logrado asegurarse lo que no tendrían de otra

manera: un empleo estable y de calidad.

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compañeros y estaba muy asustada por lo que pudieran hacer-le los agentes de seguridad privada que el antiguo dueño habíacontratado y que pasaban las horas en la puerta de la fábrica.Tanto le afectó, que todavía conserva el listado de las matrícu-las de los coches que se le acercaban cuando conducía, y quesospechaba que la perseguían.

Mucho tiempo después, con la cooperativa completamenteen marcha, llegó incluso a sentir lástima por los hombres queel antiguo jefe había contratado para vigilar a los cooperativis-tas. “Habían sido explotados por su antiguo jefe, y la verdad esque los pobres ‘matones’ se aburrían un montón ahí esperan-do”, se lamenta Ripoll, “tiempo después me encontré con unoen la calle y ni le habían pagado por su trabajo”.

Paralelamente a la quiebra de la imprenta, el antiguo dueñomontó una fábrica de suministros para coches. “También fui-mos a la otra empresa y hablamos con los trabajadores paraque supieran quién era la persona que les había contratado.Allí tenemos entendido que atendía a sus obligaciones. Casi,casi, tendríamos que agradecerle lo que hizo”, concluye hoyGaleote.

Aunque no han conseguido comprar una masía, como lossocios de Mol Matric, han logrado asegurarse lo que no ten -drían de otra manera: un empleo estable y de calidad, y un

ambiente de trabajo ameno, donde se ayudan entre todos si al -guno lo necesita y donde cada persona que entra quiere sersocio.

Angela Puig es la segunda de las dos únicas mujeres que hayactualmente en la cooperativa. Antes trabajaba en una multi-nacional y tiene muy claras las diferencias entre ambas empre-sas. “Me quedo con esto cien veces”, dice Puig. “Estoy muycómoda y espero pronto poder hacerme socia”. Puig no hapasado aún el tiempo de prueba necesario para que sus com-pañeros le ofrezcan ser socia, aunque aun siendo trabajadora,prefiere la cooperativa a la otra empresa. “Yo sabía lo que erauna cooperativa, y cuando me enteré de que había trabajo aquíme hizo mucha ilusión. No la he perdido”, concluye.

Mario Muntaner, que ya ha pasado por un período como tra-bajador y que se acaba de incorporar como socio, explica quetrabaja más ahora que cuando no era socio. Y sin embargo, estole produce más alegrías que tristezas. “Si sabes que es algo tuyotrabajas con más ilusión, y yo estoy muy ilusionado. Ahora séque con la crisis todo es muy duro y hay que trabajar más, perono tengo dudas de que en cuanto la situación económicamejore, mejorará para todos, y también para mí. Eso no suce-dería en una empresa normal donde trabajaría más horas paraun solo empresario”.

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GLOBALIZACIÓN Y TRABAJO

LA NUEVA “GRAN TRANSFORMACIÓN”

Ronaldo Munck

Hoy está de moda que se nos considere fundamen-talmente como consumidores, pero el mundo de laproducción y los servicios todavía nos necesita comotrabajadores. Mientras la globalización, al menosdurante las dos últimas décadas, ha estado marcadapor la búsqueda de trabajo barato en las regiones delSur por parte de las empresas transnacionales, lossociólogos y los medios de comunicación han pres-tado poca atención a los cambios que aquélla ha pro-vocado en el mundo del trabajo.

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La historia de los obreros de la empresa metalúrgica TalleresSocar, hoy convertida en la cooperativa Mec2010, vivieron unproceso ciertamente similar al de las empresas recuperadashace 20 años, pero su historia fue más fácil, dentro de lo quecabe: contaron con más herramientas, más apoyo guberna-mental, más expertos que les asesoraron y menos conflicto conel antiguo empresario.

“El dueño se decidió por ese camino, y nosotros nos monta-mos por nuestra parte”, explica José Luis Moreno, gerente de lacooperativa. “Pero es la persona que nos ha enseñado todo loque sabemos y si viniera a pedir trabajo posiblemente sería unsocio más”.

Con la empresa quebrada, el grupo de obreros que se queda-ba en paro apenas había oído hablar de las cooperativas. Perotenía claro que querían continuar trabajando y pensaron que

esa era la mejor fórmula pa -ra organizarse. Des con tan -do los que no estaban apo-yados por su familia –quejuega un papel trascenden-tal en la participación de unproyecto de este tipo tantoantes como en la ac tua li -dad– y los que se buscaronen seguida otros trabajos,decidieron seguir en coo-perativa sólo 14 de los 33 dela antigua empresa. A partirde allí todo salió casi roda-do. “Un familiar del actualgerente, que tenía contac-tos en el Ayun ta mient o, nosayudó”, cuenta Paco Del -gado, presidente de la coo-perativa. “Nos que damoscon todo; con los clientes,

con las máquinas, con los ordenado res e incluso con el mobi-liario”. ¿Cómo lo hicieron? Ha blaron con el administrador con-cursal antes de que la empresa entrara en subasta, y les ayudópara que compraran las máquinas. El dinero lo consiguieroncon la capitalización del paro, y aun les sobró efectivo, que sir-vió para que se autofinanciaran durante los primeros meses.“Hicimos un cálculo aproximado de lo que sacaríamos entretodos con el paro, pero te nía mos que saber cuánto valía el pro-yecto. Una vez sabiendo esto, comenzamos con el proceso”,cuenta Delgado.

Con ayuda incluso de algunos ex compañeros que no entra-ron luego en la cooperativa, se trasladaron a una nueva nave enSabadell, más económica, donde colocaron la maquinaria ymontaron la empresa. “Hemos tenido ayuda de los organismos

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Mec2010Una empresa recuperada en la actualidad

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públicos. El administrador concursal ha creído en nosotros. ElInem nos ha dado tiempo que no teníamos para ponernos aldía. Y ahora hemos pagado, todo es nuestro y no debemos di -nero a nadie”, agrega Moreno.

Además del tema financiero, los socios de Mec2010 recibie-ron apoyo técnico. Ara_Coop, la cooperativa especialista encrea ción de cooperativas en Catalunya, participada por la Fe -deració de Cooperatives de Treball de Catalunya, les asesoró yles puso en contacto con personas de antiguas empresas recu-peradas que les trasladaron su propia experiencia.

DificultadesAun a pesar de todo el apoyo recibido, han pasado y están

pa sando por dificultades típicas de este tipo de emprendi-miento. “Todavía no estamos acostumbrados a trabajar en coo-perativa”, opina Delgado. “Nos va a costar, pero tenemos quecooperar porque de no ser así destruiría-mos todo lo que tenemos. Creo que lolograremos porque quie nes formamos laem presa somos bue na gente. No somospersonas conflictivas y cualquier proble-ma se termina solucionando”.

Al igual que en Mol Matric, los socioscuentan con una fortaleza para enfrentarse a estos conflictos:se conocen y han compartido experiencias laborales desdehace más de veinte años. Tal vez por ellopudieron superar algunas trabas que enotras empresas no se superan. Se en -frentaron a personas que no querían quese formara la cooperativa, específicamen-te con UGT, el sindicato que les asesoró.“Estábamos con la propuesta de montarla empresa y ellos querían que nos quedá-ramos en paro y les dejáramos el 7% de los veinte días que noscorrespondían por año trabajado, solo por hacernos el trámi-te”, explica Moreno. “Se querían llevar 60 mil euros en apenasun cuarto de hora de tra bajo. ¿Qué hicimos? Fuimos nosotroslos que tramitamos el Fondo de Ga rantía Salarial (Fogasa) ylisto. Nos ahorramos 60 mil euros. Eso que hizo UGT no sehace. Por lo menos hay que informar a los trabajadores de queuno pue de arreglarse solo y ahorrarse ese 7%. El sindicato, contal de quedarse con el dinero, nos mandaba al paro de una vez”.

Dinero, vil metalOtra de las dificultades que tanto tienen las cooperativas

como cualquier empresa que recién comienza es que en unprincipio no poseen dinero. En Mec2010, a pesar de la falta deliquidez, tienen más encargos de trabajo que los que tenían en

la empresa quebrada, gracias al apoyo que con el que han con-tado, incluso de antiguos clientes. “Tenemos muchísimo mástrabajo ahora”, comenta Moreno. “En este momento ganamosme nos dinero que cuando éramos asalariados, pero no tene-mos dudas de que cuando esto se estabilice ganaremos más”.

Por un tiempo, tanto los trabajadores como sus familiasestán aprendiendo a enfrentarse a una forma de vida a la queya no estaban acostumbrados. A diferencia de la recuperaciónde empresas durante la Transición, el espejismo financiero delos últimos años ha otorgado a los obreros un nivel de vida fic-ticio, que se ha roto con la crisis y que hace más duro aún asu-mir la nueva realidad y emprender. Paco Delgado, que tienedos hijas adolescentes a las que tuvo que explicarles la nuevasituación, lo sabe bien: “Uno de los problemas de esta crisis esque muchos, posiblemente me cuento yo también entre ellos,hemos querido tener muchas cosas que no necesitábamos.

Ahora piensas ¿para qué vale todo esto? Te vas alparo y vas quitando gastos de aquí y de allí, ycuando te das cuenta te has quitado un gastoenorme. Lo bueno es aprender que se puede vi -vir bien sin tantos gastos. No hace falta el gim-nasio, no hacen falta teléfonos móviles de últi-ma generación. Si no puedes salir cuatro veces al

mes a cenar, sales dos o una o cenas en casa”. A pesar de todo, de los cientos de horas extras que llevan en

sus espaldas, los socios de Mec2010 trabajan conganas. Para Delgado “no es lo mismo trabajar pa -ra otra persona que para ti. Ahora trabajamos conmucha más ilusión. Y como es nuestro proyecto,le ponemos todas las horas que hagan falta”.

Como en toda cooperativa, las decisiones sehacen a través del Consejo Rector, en una asam-blea, que suele durar varias horas de un día de

fin de semana. Así es como decidieron que sí ha bría diferenciassalariales. “Por ahora no hay, porque acabamos de empezar”,explica Mo reno. “Pero habrá. Si no tenemos una meta, no esca-lamos. Si el de abajo está haciendo lo que sea y el de arriba seestá jugando la vida, el de abajo no hará ningún esfuerzo. ¿Paraqué? ¡Que se la juegue otro! Es importante que haya diferen-cias”. Decidir a la persona que gana más es algo que se resuel-ve también en la asamblea.

Aunque por ahora son catorce, la idea de los cooperativistases seguir sumando gente al proyecto. “Cuantos más seamos,más ganamos”, apunta Moreno. “Es al revés de lo que se piensacuando se dice que si son más deben repartir más y por tantose gana menos. Cuantas más personas formen una cooperati-va, más posibilidad hay de ganar más. Más posibilidad hay demoverse y más terreno dónde participar” ■

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Se enfrentaron a personasque no querían que se

formara la cooperativa, específicamente con UGT.

A pesar de la falta de liquidez, tienen más trabajo

que el que tenían en laempresa quebrada.

DOSSIER EMPRESAS RECUPERADAS

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Jorge Coque Martínez escatedrático de la Uni ver si -dad de Oviedo y coautordel Libro Blanco de la Eco -nomía Social del Prin ci -pado de Asturias y directorde un estudio de la Uni ver -sidad de Oviedo sobre em -presas en quiebra recupe-radas por los trabajadoresen Asturias entre el año1979 y 1999. En esta entre-vista habla de la multitudde casos de empresas enquiebra recuperadas queno llegaron a tener éxito, yse centra en la ex perienciade Asturias. El estudio querealizó, y que está a puntode publicarse, evalúa la si -tuación previa de las em -presas recuperadas, el proceso interno vivido por los trabaja-dores y los apoyos externos. Para el estudio habló con sindica-tos, centros de apoyo empresarial, con la organización de coo-perativas asturianas Asata, con la Fundación para el Fomentode la Economía Social y con directivos y trabajadores de estasempresas.

—Después de ver la película de Naomi Klein sobre las empresasrecuperadas en Argentina parecería que todas las empresasreconvertidas fueron grandes fábricas con obreros concienciadosy políticamente comprometidos. ¿Cuál fue la principal conclu-sión que extrajisteis del estudio de la Universidad de Oviedo queanalizó las transformaciones en Asturias en los años 80 y 90 ? —La primera es muy obvia y es que estas empresas son muyheterogéneas y que hay que salvar algunos tópicos acerca desu realidad. Estudiamos también algunas empresas de países

como Argentina, Uruguay, México o Colombia. La película TheTake de Naomi Klein refleja una realidad sobre las fábricasrecuperadas argentinas que no es equiparable a la de Asturias.Aquí, salvo excepciones, no tenemos fábricas de esas dimen-siones ni se generan los mismos procesos sociales a su alrede-dor. Sectorialmente además también hay grandes diferencias:existen las industriales por supuesto, pero también muchaspequeñas empresas de servicios y estas últimas son la mayo-ría. Por ejemplo, en Asturias todos los colegios cooperativosson empresas recuperadas.

La segunda gran conclusión fue que las empresas resultan-tes eran muy heterogéneas también en su cohesión interna.En una cooperativa es clave la cohesión del grupo promotor.Se da la particularidad de que Asturias es una comunidadfuertemente sindicalizada, especialmente en las fábricas y enlas minas. Sin embargo la propia organización jerárquica

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Entrevista con

Jorge Coque Martínez

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heredada de las fábricas grandes hace difícil la generación deuna cohesión interna basada en relaciones igualitarias, dedemocracia económica, en la nueva empresa.

—Una vez las empresas son tomadas por sus trabajadores, ¿quéfórmula jurídica adoptan? ¿Qué diferencias hay entre ellas? —Nosotros no estudiamos tanto la fórmula jurídica resultantedel proceso de recuperación sino el sistema de trabajo y losprincipios aplicados. A menudo hay empresas de la economíasocial que tienen un funcionamiento que nose corresponde con el nombre y otras que nolo son y que sí lo tienen.

Las empresas recuperadas de menor ta -maño, correspondientes a sectores de servi-cios son, en general, las más participativas ycohesionadas; mientras que las más gran-des, de sectores industriales, se organizan defor ma menos participativa.

En varias de éstas últimas vimos que el ob -jetivo no era tanto generar un desarrollo lo -cal y comunitario como lograr un empleo de por vida y aguan-tar hasta la jubilación.

Obviamente hubo cambios estructurales en las nuevas em -presas, pero ni fueron definitivos (no se incorporan productoso mercados muy diferentes, no hay una reingeniería) ni sepropicia la intercooperación (lo cual es coherente con un mo -do de funcionamiento interno poco cooperativo). Tam po co setrabaja el rol del empresario colectivo, sino que se tiende a unliderazgo individual, no grupal (en muchos casos hay una odos cabezas visibles y el resto sigue manteniendo sus roles desiempre).

—¿Qué balance sale de las recuperaciones? ¿Cuántas empresassobreviven con fórmulas de economía social? —Estamos en un contexto de crisis, a mediados de los ochen-ta, con grandes cifras de paro. Independientemente de quéestado partían las empresas recuperadas, en general bastanteprecario, encontramos una amplia variedad de situaciones re -sultantes. Hay empresas que se caen, otras tienen éxito parcialy son recapitalizadas; y otras –sobre todo las más pequeñas yde servicios– se mantienen como empresas de la economía

social, son viables económicamente y mantienen un grupocohesionado.

—Habéis estudiado los apoyos externos. ¿Cómo se vehicularon? —En la supervivencia de la empresa resultante es muy im -portante la cohesión del grupo, pero también lo es el apoyoex terno. De nuestro análisis se deriva que apenas huboapoyo externo, como máximo alguna condonación de deu -da, o suavización de las condiciones de ésta, pero poco más.

Fue algo que nos sorprendió. Pensábamosque habría habido muchas subvencioneslocales o aportaciones públicas al ca pital yno fue así.

Nosotros criticamos constructivamenteque no hubiera más apoyo en gestión porpar te de las organizaciones promotoras, queéstas no aportaran gerentes provisionales,por ejemplo. En algunos casos fueron los sin-dicatos quienes tuvieron que suplir los apo-yos de las estructuras de la economía social;

son ellos quienes ponen un nuevo patrón, a veces alguien ajenoa la em presa recuperada, lo cual refuerza la si tua ción de falta decohesión al dificultar la identi ficación con el trabajador.

—¿Qué comparaciones puedes establecer con la situaciónactual en la que decenas de em presas han sido recuperadas porlos trabajadores en todo el Estado?—Ahora hay más problemas de financiación, puesto que,como es sabido, sufrimos una crisis financiera muy aguda,pero hay más preparación del personal, nos encontramos conmenos interés por parte de los sindicatos en este tipo de pro -ce sos pero a la vez existe mayor apoyo de las estructuras em -pre sariales, más cultura emprendedora y una red muy evo -lucio nada de servicios públicos de promoción del emprendi-miento. Hace un cuarto de siglo el apoyo estaba poco es t ruc -tu rado hasta el punto de que algunas de las primeras empre-sas recuperadas en Asturias recibieron el apoyo de ex pertoscatalanes. Las que finalmente sobrevivieron como cooperati-vas son las pequeñas empresas de servicios que no vivían unacrisis interna severa y que mantenían una gestión profesionalbastante profesional y que son viables económicamente■

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La falta de cohesión interna entre los

trabajadores de fábricasrecuperadas

fue la principal razón de suhundimiento.

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DOSSIER EMPRESAS RECUPERADAS

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En la década de los 80, la aplicación de la política de recon-versión industrial puesta en marcha por el primer Gobiernoso cialista de la democracia tuvo una enorme repercusión so -cial, económica e industrial enAsturias, con la pérdida de nu -me rosos empleos y el debilita-miento de la estructura empre -sarial. De ahí surgieron muchasexperiencias de empresas pri -vadas, de amplia tradición ehistoria, transformadas en so -ciedades laborales y, en menormedida, en sociedades coope-rativas. Darío Díaz forma partede Comisiones Obreras y estáes pecializado en cooperativas.En esta entrevista habla del pa -pel que jugó y juega su sindicatoen la reconversión.

—¿Cuáles fueron las motivacio-nes de los trabajadores para re -cu perar las empresas en crisis ytransformarlas en sociedades la -borales y cooperativas? —Salvar la empresa y, por tan -to, los puestos de trabajo, prin-cipal activo de los trabajadores,en momentos álgidos de la crisis y en circunstancias en las queaún no tenían fuerza las po líticas sociales como “colchónamortiguador” de los efectos de la crisis.

—¿Existía una motivación social y colectiva para construir unaforma de trabajar no basada en relaciones jerárquicas o se tra-taba de una mera salida al paro alentada por la posibilidad dela capitalización? —Existía, entre la mayoría de los trabajadores, la creencia, un

tan to ingenua, de que el único objetivo de los empresarios erael lu cro personal y éste cuanto mayor mejor. Se entendía, pues,que cuando los resultados de la cuenta de explotación cambia-

sen de signo a los empresarios ya no les interesaba la empresa,por lo que los trabajadores simplemente cambiando la gestión(“so cializándola”), con las generosas ayudas puestas en mar-cha para desarrollar la economía social y sin la necesidad de al -can zar grandes beneficios e incluso ajustando los salarios delos niveles más altos de la estructura, serían capaces de rees-tructurar y recuperar la empresa hacia la senda de la viabilidad.Es ta última consideración, en aquellos momentos, apenas sepo nía en cuestión.

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Entrevista a

Darío Díaz, miembro de CCOO

DOSSIER EMPRESAS RECUPERADAS

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—¿Existían motivaciones opuestas por parte de los trabajadoresa la hora de optar por la creación de sociedades laborales o decooperativas? ¿Por qué cree que fue así?—Se elige en aquellos momentos, esencialmente, la fórmulade sociedad laboral debido a que, en los años 80, la legisla-ción en materia de constitución de sociedades laborales eramuy endeble y había mucha más flexibilidad en la toma dedecisiones jurídico-empresariales que en las cooperativas.Estas últimas, por una parte, se regían por una normativa yaestablecida y por tanto muy reglamentada. Además, el espíri-tu cooperativo im perante en éstas últimas no tenía tanta con-sistencia en tre los primeros, ya que éstos entendían que esteproceso era meramente coyuntural y las cosas volverían a sucauce una vez pasada la crisis. Es decir, no se entendía queesto fue se una al ternativa al sistema capitalista, a través de lasocialización de la gestión empresarial, sino tan sólo una sali-da temporal a un fenómeno nacido en plena crisis industrialy económica.

—¿Existe un índice más alto de éxitos o fracasos de las empresasresultantes que pueda relacionarse con la forma jurídica elegida? —Sí. Se mantuvieron más tiempo y con mayores garantías lascooperativas que las sociedades laborales, debido al mayorespíritu empresarial y de cooperación que tenían. Tambiénin fluyó el hecho de que las sociedades laborales se asentaronen sectores o ramas industriales en clara recesión como lametalurgia, el textil, las artes gráficas, etc., manteniéndose lascooperativas en otros menos vulnerables como la madera ymuebles, educación, transportes o servicios empresariales.

—Los sindicatos en ese proceso tuvieron dis-tintas actitudes. ¿En qué casos colaboraroncon los trabajadores y por qué crees que fueasí? —Inicialmente los sindicatos (especialmen-te CC.OO.) eran remisos a aceptar y defen-der un modelo de empresa socializada enun contexto en el que no se ponía en cues-tión el sistema, lo que se podría traducir enque los verdaderos sacrificios para salir dela crisis iban a recaer en los propios trabaja-dores que arriesgaban su principal activo, que eran su fuerzade trabajo y sus derechos salariales y laborales. Poste rio -rmente, ante el empuje de sus propios afiliados en la empre-sa, la falta de nuevas alternativas y los apoyos institucionalesque llegaban, aunque fuese a “cuentagotas”, se volcaron encuantas iniciativas surgieron para crear y desarrollar las per-tinentes fórmulas cooperativas. Únicamente hubo proble-

mas en aquellas empresas en las que había una fuerte com-petencia sindical y las relaciones entre los sindicatos eranmalas, lo que suponía un serio handicap para resolver unasituación que se preveía muy compleja.

—¿Cómo vivisteis desde los sindicatos los procesos de recupera-ción de empresas en quiebra por parte de los trabajadores? ¿Quéclase de temores, esperanzas y apoyos se generaron?—El temor principal y el más importante de todos se daba enrelación al sacrificio y esfuerzo que suponía poner en marchauna empresa que, en la mayoría de los casos, estaba absoluta-mente descapitalizada y en un sector en clara regresión. Existíael temor de que el proceso no sirviese para nada y los trabaja-dores quedasen fuera del mercado sin ningún tipo de compen-sación económica. Hay que recordar que la principal financia-ción –la capitalización de las empresas sociales puestas enmarcha en aquella época– provenía del cobro único del des-empleo y de las correspondientes indemnizaciones a cargo deFogasa. Posteriormente vendrían las ayudas de fomento de laeconomía social, pero cuando la empresa ya estaba en marchao reiniciada.

La esperanza número uno era encontrar una salida rápida dela crisis que permitiese a las empresas y a los trabajadores verel futuro con una mayor dosis de optimismo y que la gestiónempresarial fuese la más eficaz posible y con ello se afianzarala creencia de que este tipo de empresas fuesen viables.

Una vez superadas las reticencias iniciales, el apoyo fueabsoluto. De hecho, gran parte del equipo de dirección de es -tas empresas (al menos de la mayoría) estaba formado portécnicos del sindicato, sindicalistas y/o profesionales que

contaban con la total confianza sindical. Encuanto a la ac ción sindical en estas empresasse redujo considerablemente a partir de laconstitución de sociedades laborales o coope-rativas e, incluso, en algunas ocasiones, des-apareció. Así y todo, la afiliación y el apoyo delos sindicatos nunca llegó a desaparecer.

—En el estudio que está haciendo la Universidadde Oviedo sobre empresas en quiebra recupera-das en Asturias entre 1979 y 1999 se menciona

que la ausencia de “conciencia colectiva” y de motivación para eltrabajo colectivo, para cambiar las estructuras tradicionales enel empleo, fue una de las razones principales para la no supervi-vencia de las empresas recuperadas, y que este fenómeno se diomayormente en empresas grandes de sectores industriales. ¿Estáde acuerdo? —Estoy en parte de acuerdo con esa reflexión, pero eso no fue

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Las cooperativas se mantuvieron

más tiempo y

con mayores garantías.

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todo, ya que no podemos olvidarnos del momento y las cir-cunstancias en el que se constituyeron este tipo de empresasde economía social: la crisis del sector industrial se llevó pordelante muchísimas empresas industriales (tanto públicascomo privadas), las empresas que pasaban a manos de lostrabajadores estaban absolutamente des-capitalizadas. En esas condiciones, conuna cartera de clien tes mínima, lo más im -portante fue que después de las primerasinyecciones de ca pital a cargo de los pro-pios trabaja do res se agotaron las posibili-dades de seguir inyectando un capital ne -cesario en empresas que debían competiren un mercado (a veces exterior) cada vezmás duro y competitivo. Entiendo que lacooperativa sigue siendo una fórmula muyválida para proyectos em presarialespequeños, en sectores que no necesiten mu cho capital y endonde la cooperación sea un aliciente para los trabajadores,pero de escasa viabilidad para proyectos industriales connuevas tecnologías y necesidades financieras muy elevadas.

—En plena crisis, en Catalunya y en diversas ComunidadesAutónomas se está volviendo a dar un cierto auge del fenómenode recuperación de empresas por parte de los trabajadores.Treinta años después de aquellas reconversiones, ¿estas nuevasempresas tienen mayor o menor posibilidad de sobrevivir? ¿Quéha cambiado respecto a los años ochenta?—El proceso más importante de transformación de empresasmercantiles en fórmulas de economía social se da en los añosochenta, recién instaurada la democracia y, en algunos casos,aún en pleno proceso de transición política y económica, conuna política de reconversión de los principales sectoresindustriales del país (siderometalúrgica, sector naval, textil,minería…), muy contestada en la calle por los sindicatos (almenos por CCOO), con escasa presencia aún de grupos em -presariales transnacionales y en donde la legislación laboraly mercantil estaba en pleno proceso de revisión. Se ‘colaron’algunas ‘a-legalidades’ que facilitaron, en muchos casos, larápida creación de empresas de las denominadas de econo-mía social.

Treinta años después volvemos a estar en crisis, pero estacrisis tiene características (al menos originarias) totalmentediferentes, con un sector industrial y financiero con clarosmatices de oligopolio y capital extranjero y una legislaciónmucho más flexible pero también mucho más rígida antecualquier planteamiento alternativo a la economía liberal demercado. Bajo estas circunstancias me parece impensable la

vuelta a aquellas fórmulas nacidas en los años ochenta, almenos en los sectores donde aquellas se implantaron prefe-rentemente. Sí tiene cabida, y de hecho están creciendo, fór-mulas de economía social en el sector terciario, donde el fac-tor humano prima sobre el mercantil, y en aquellas ramas en

donde se espera que tengan una gran expec-tativa empresarial: educación, servicios so -ciales, servicios personales, servicios empre-sariales, etc. El ejemplo de ONGs que aúnmanteniendo su característica de entidadessin fines de lucro, tienen un componentemercantilizado, es un muestra de por dóndepuede también caminar en un futuro inme-diato la economía social.

—¿CCOO llegó a tener un departamento deem presas recuperadas? ¿Por qué no tiene ac -

tual mente?—No, en CCOO nunca ha habido un departamento específi-co para trabajar en temas de reestructuración de empresas ode transformación en fórmulas de economía social. En laactualidad, nuestro Gabinete Técnico (en Asturias) lo formandos economistas y un sindicalista con distintas funciones ycometidos entre los que se incluye todo lo relacionado con laactividad económica y financiera de las empresas con proble-mas (EREs, Planes de viabilidad, reestructuraciones empresa-riales...), pero sin una absoluta especialización en el tema.Razones presupuestarias impiden dedicar más tiempo y re -cursos a todos los procesos relacionados con la recuperaciónde empresas.

—Existe en algunas empresas recuperadas la sensación de quelos sindicatos mayoritarios no les apoyan en los procesos dere conversión, porque entonces dejan de tener afiliados y dejande ganar un porcentaje de dinero ¿Qué responde usted a esacrítica?—Dentro de la experiencia adquirida durante bastantes añosnunca tuve esa sensación que planteáis en la pregunta. Hayque tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, en lasem presas en las que se implica el sindicato se constata unaamplia tradición y práctica sindical, pues bien, tras la recupe-ración de la misma, si bien puede existir cierto malestar por-que determinados sindicalistas (o profesionales ligados alSindicato) pasan a la dirección de la empresa y mantienenuna gestión y unas relaciones laborales que chocan con lasestrategias sindicales, la afiliación apenas se resiente y aun-que disminuye la actividad sindical no lo hace el apoyo de losafiliados ■

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Están creciendo fórmulas de

economía social en el sector

terciario, donde el factor humano prima sobre el

mercantil.

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En algunos aspectos pareciera quehace treinta años era más fácil queahora reconvertir empresas. Hay quie-nes consideran que, por diferentesrazones, en aquel entonces había unamayor cohesión entre los grupos y unamenor presión por la competencia en -tre los mismos integrantes de los pro-yectos. Joan Lluis Jornet, del Col.lec tiuRonda, recuerda que en aquella at -mósfera de transición a la democracia,el enemigo estaba afuera: era el au -toritarismo de Franco y había que lu -char contra él. El enemigo no era, co -mo puede ser hoy, el mismo aspiranteal puesto, que se presenta por la mis -ma puerta de la empresa, con una ves-timenta similar a la propia, a competirpor el mismo trabajo, con uñas y dien-tes. No era el obrero vecino.

Asimismo, como lo comentaba An -tonio Galeote, de Gra magraf, ahora lapresión de los hipotecados desmovili-za a muchos trabajadores que simple-mente buscan un empleo lo más rápi-do posible, aunque tengan que rene-gociar sus deudas para que paguen losintereses sus hijos y sus nietos. Los socios de la recientementerecuperada Mec2010 viven día a día, en carne propia, las difi-cultades sociales de una generación que no está acostumbra-da a la falta de dinero.

Tampoco es fácil para los trabajadores ver al “enemigo” (conel riesgo que implica que la angustia por la falta de derechosderive por la tangente de la xenofobia y el racismo). La crisisfinanciera deja inmersa a cualquier empresa productiva, y atodos sus trabajadores, en un escenario aparentemente indes-cifrable. Los culpables, con nombre y apellido, se mezclan enun lugar llamado Bolsa con pantallas de números iluminados

que cambian intermitentemente en un vaivén de dinero ficti-cio y con siglas raras de compras y ventas. O, lo que es peor,otros nombres raros, ahora muy de moda como los “CreditDefault Swaps (CDS)”, o algo más etéreo como “los mercados”,implican más transacciones lejanas, fuera de cualquier vistapública, y hacen peligrar las bases mismas del Estado deBienestar.

Y sin embargo…Y sin embargo, no todo está perdido. Sin duda son necesa-

rias las luchas globales, políticas, para que los mercados de

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A modo de conclusión:

Aún no está prohibido soñar

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capitales no rompan aquello que se consigue con economíareal. Pero, además, hay otras soluciones que se pueden irimplementando desde lo local, lo pequeño, lo que tenemos amano cada día. Las cooperativas son una opción. Treinta añosde prácticas de producción real, concreta, de experienciaspositivas y negativas, exitosas y frustradas, no pueden ser nihan sido en vano. Según la Confederación Española de Coo -perativas de Trabajo Asociado (Coceta), hay un resurgir de larecuperación de empresas. Hoy quienes quieran seguir elcamino de las cooperativas, quienes busquen una salida alter-nativa y asuman el riesgo que ello implica, tienen acceso a unvolumen de recursos y ayudas que no existían hace treintaaños.

Además, la alternativa colectiva no es un lugar exclusivo delas empresas en quiebra. También existen patrones de empre-sas sanas, a punto de jubilarse, que llegan a acuerdos con lostrabajadores y las colectivizan; grupos de empleados que sehan quedado en el paro y que se montan su propia empresacooperativa. Hay parados, estudiantes, becarios, explotados,emprendedores natos… que se deciden por la opción coope-rativa y que tienen más posibilidades de éxito en su empren-dimiento que si formaran una empresa por separado (lasestadísticas indican que las cooperativas resisten más).

Se puede soñar aún más. ¿Qué pasaría si hubiera muchas

Mol Matric? Allí, con el 90% de las ganancias siempre reinver-tidas en la cooperativa, han logrado un capital de ahorro queles ha permitido reinvertir en los peores momentos. Y hanlogrado convertir un ERE en un banco de horas para quenadie tenga que quedarse fuera de la empresa y no se hagareducción de salarios. Mol Matric no sólo funciona como unaem presa sino, de alguna manera, como un Estado-cooperati-vo alternativo para sus socios, donde todos ponen y todossalen ganando. Reinvirtiendo ese 90% de las ganancias en lacooperativa lograron sobrevivir, crecer y hacer uso de unasinstalaciones y unos servicios que jamás hubieran pensadoen otra empresa. ¿Qué pasaría si, juntándose con otras coo-perativas, entre ‘Mol-Matrics’, hicieran intercambio de servi-cios? ¿Podrían crearse guarderías para los hijos de los trabaja-dores que no son aceptados, por falta de plazas, en la escuelapública? ¿Podrían crearse servicios donde el Estado no llega?

Estas experiencias no sólo no deben quedar en el olvidosino que deben observarse de cerca, difundirse y multiplicar-se. No será la panacea, habrá que luchar no sólo contra losdemonios externos sino contra los propios; contra la dificul-tad del trabajo colectivo, la toma de decisiones y la transfor-mación de relaciones de trabajo jerárquicas. Pero desdeluego, es una alternativa posible que demuestra que no todoestá perdido■

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Recursos bibliográficos en España y en el mundo

LIBROS

Advocats combatius i obrers rebelsJason Garner, Raimon Gassiot, Jordi Pujol iLaura ZenobiAbril 2010. Editorial Ecos-República de paperEste libro es el resultado de un trabajo deinvestigación que ha analizado la práctica delos abogados y las abogadas del Col.lectiuRon da en conflictos obreros durante el finaldel franquismo y la Transición. Se detallan ca -sos significativos como el que llevó a la cons - titución de la cooperativa metalúrgica MolMatric, entre otros. La investigación es tudióla implicación de los abogados del Col.lectiuRonda en la articulación del antifranquismoy, de forma más específica, en el desarrollo deun movimiento obrero asambleario y auto-gestionario.

Mol Matric: dando forma a la autogestión(Mol. Matric)La historia de Mol Matric editada por ellosmismos, con fotografías. El índice incluyeuna explicación de la reconversión (De talle-res Alá a Mol Matric), su evolución (De talleren quiebra a empresa puntera), su desarrolloen el sector (Matriceros, hacer posible la for -ma), una explicación de la cooperativa (Mo -delo cooperativo: el secreto del éxito), deta-lles sobre intercooperación y solidaridad yentrevistas (Mol Matric vista desde afuera).

Guía de transformación en empresas coope-rativas (Aracoop)La guía de transformación en empresas coo-perativas es el manual de cabecera para lospropietarios que quieran transformar su em -presa en cooperativa. Aporta herramientas

con cretas a los asesores y consultores que par -ticipan en estos procesos y detalla paso a pa soel proceso de transformación de una mer cantilen cooperativa, ofrece recomendaciones con-cretas y explica los requisitos de la fórmulajurídica en el marco normativo catalán.

La dimensión cooperativa. Economía socialy empresa en el siglo XXIJordi Garcia, Jordi Via, Lluís M. XirinacsIcariaLos dos grandes paradigmas que rigieron laseconomías occidentales del siglo XX, el key-nesianismo y el neoliberalismo, ya no sirvenpa ra inspirar el nuevo siglo que hemos co -men zado. Es necesario reinventar la econo -mía y, por lo tanto, una de sus células básicas,la empresa, que está empantanada en unaorganización jerárquica del trabajo, una rela-

DOSSIER EMPRESAS RECUPERADAS

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ción con la comunidad puramente interesa-da y una percepción ultracompetitiva delmundo de los negocios. Frente a esto nacenbrotes de una nueva forma de hacer empresaal servicio de las personas, que pertenecen amenudo a una especie muy enraizada, que seha mostrado particularmente resistente a losembates del capitalismo: la cooperativa, a laque hoy acompañan ramas de nuevas espe-cies: sociedades laborales, organizaciones sinánimo de lucro, etc. Todas estas empresascon forman una capa fértil al que llamamoseconomía social o solidaria.

Crisis capitalista y economía solidariaJordi García y Jean-Louis LavilleIcariaEl libro propone una reflexión sobre la eco-nomía social y solidaria, tomando en consi-deración enfoques que han buscado consti-tuirse en alternativos a la economía basadaúnicamente en el mercado y la empresa mer-cantil. En los dos primeros capítulos de laobra, Jean Louis Laville, sociólogo y econo-mista francés, analiza desde una perspectivainternacional la evolución de las complejasrelaciones entre economía mercantil, Estadoy economía solidaria. Jordi Garcia, por suparte, cooperativista y docente, sigue la tra-yectoria del sector en el Estado español paraacabar proponiendo una estrategia para des-arrollarlo basada en seis líneas generales deactuación. La tesis que impregna todo ellibro es que las iniciativas de economía soli-daria en los terrenos de la producción, lacomercialización, el consumo y el créditoconstituyen embriones de una economíapostcapitalista.

Cooperativas de trabajo y empresas recupe-radasEduardo. H. FontenlaArgentina. Ediciones Intercoop El autor analiza las fábricas en quiebra en elcaso argentino, desde varios puntos de vista:desde los aspectos legales específicos hastasus enlaces con la integración latinoamerica-na, las unidades productivas y las formas deorganización. Analiza también las políticaspúblicas del Estado argentino orientadas a larecuperación de empresas y fábricas en esepaís.

ARTÍCULOS

Otra Europa: la de las empresas ‘recuperadas’Cécile Raimbeau (en Le Monde Diplomatique,Núm. 146. Diciembre 2007).Cécile Raimbeau ha viajado y conocido deprimera mano una serie de empresas recupe-radas en varios países de Europa, después deconocer el caso argentino, y explica, en esteartículo de dos páginas, algunas historias po -sitivas que se han podido ver en los últimostiempos.

Renacer con mucha más fuerzaPeriódico Empresaytrabajo.coop múm. 010.Julio-septiembre 2008.El periódico de las cooperativas de trabajo deEspaña, editado por la Confederación Espa - ñola de Cooperativas de Trabajo, hace haceuna revisión de dos páginas sobre la historiay la situación de las empresas recuperadas yreconvertidas en cooperativas en España.

La crisis económica resucita la toma de fá -bricas en España Diario Público. 25 de no -viembre de 2009

DOCUMENTALES

La Toma: vídeo de Naomi Klein.Uno de los documentales más famosos sobrefábricas en quiebra reconvertidas en coope-rativas a partir de la crisis de 2001, deja unavisión esperanzadora sobre los procesos dereconversión en Argentina, especialmente elcaso de Zanón.

Numax Presenta. Joaquím JordáNumax presenta (1979) es un documental quedescribe la experiencia de autogestión que lle-varon a cabo los trabajadores de la fábrica deelectrodomésticos Númax como respuesta alintento de cierre irregular por parte de los pro-pietarios. El film se hace eco del pesimismo deuna clase obrera organizada pero impotenteante las reglas de un capitalismo que no admi-te intrusos, pues el boicoteo de otras empresasdel sector abortó esta experiencia autogestio-naria de los trabajadores.

20 años no es nada. Joaquím Jordá

Tras 20 años de la experiencia de Numax, eldirector vuelve a buscar a las personas queparticiparon en la toma de la empresa, paraencontrarse diversos caminos de vida que ca -da integrante había vivido en esos años. A tra-vés de esas historias, Jordá reflexiona sobre lahistoria de España.

GUIA DE RECURSOS PARA RECUPERAREMPRESAS Y FORMAR COOPERATIVAS,POR COMUNIDADES AUTONOMAS

Andalucía–Federación Andaluza de Empresas Coope -rativas de Trabajo Asociado). Tfno.: 954-902966 / 3230. Fax: 954-902958.E-mail: [email protected]. Web: www.faecta.coop–Escuelas de empresas: www.juntadeandalu-cia.es/inovacioncienciayempresa/cade/

Aragón–Federación Aragonesa de Cooperativas deTrabajo Asociado. Tfno.: 976-290429. Fax:976-290756. E-mail: [email protected]. Web:www.facta.es

Ayudas para la creación de cooperativas–Programa de fomento de empleo en coope-rativas y sociedades laborales: http:// inaem.aragon.es/portal/page/portal/INA/Servicios/CooperativasSociedadesLaborales/MedidasDeFomentoAyudasSubvenciones/ProgramaDeFomentoDeEmpleoEnCooperativas/ConQueSubvencionesCuentaEstePrograma–Otros programas de ayudas a los que pue-den acceder las cooperativas:http://inaem.aragon.es/portal/page/portal/INA/Servicios/CooperativasSociedadesLaborales/MedidasDeFomentoAyudasSubvenciones/Otros%20programas%20de%20ayu-das%20y%20subvenciones%20a%20los%20que%20pueden%20ac–Bonificaciones fiscales para cooperativas:http://inaem.aragon.es/portal/page/portal/INA/Servicios/CooperativasSociedadesLaborales/MedidasDeFomentoAyudasSubvenciones/Bonificaciones%20Fiscales%20para%20Cooperativas

Asturias–Agrupación de Sociedades Asturianas de

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DOSSIER EMPRESAS RECUPERADAS

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Trabajo AsociadoTfno.: 985-359817 / 144980. Fax: 985-343239.E-mail: [email protected]. Web: www.asata.es

Canarias–Asociación de Empresas de Economía Socialen Canarias Tfno.: 928-364823. Fax: 928-364823. E-mail: [email protected]. Web:www-asescan.com

Castilla La Mancha–Unión de Cooperativas de Trabajo AsociadoAutónomas Manchegas Tfno.: 926-324038Fax: 926-324038 E-mail: [email protected] Web: www.coceta.coop/uctacam

Castilla y León–Cooperativas de Trabajo de Castilla y León.Tfno.: 983-308674. Fax: 983-309007. E-mail:[email protected] Web:www.fctacyl.coop

Catalunya–Federació de Cooperatives de Traball de Ca -talunya. Tfno.: 93-3188162. Fax: 93-3021885.E-mail: [email protected]: www.cooperativestreball.coop

–Ara_CoopTeléfono: 93 318 8162. E-mail: [email protected]

Comunidad Valenciana–Federación Valenciana de Empresas Coo -perativas de Trabajo Asociado. Tfno.: 96-3521386 / 3515029. Fax: 96-3511268. E-mail:[email protected]. Web:www.fevecta. coop

Euskadi–Euskadiko Lan Elkarteen, Irakaskuntza etaKreditu Kooperatiben Federazioa/Fe deraciónde Cooperativas de Trabajo Aso ciado, En -señanza y Crédito de Euskadi) Tfno.: 945-122050. Fax: 945-253959 E-mail:[email protected] Web: www.erkide.coop–Elkar-Lan. Sociedad para la promoción delas cooperativas. Tfno.: 94-4703761.

Extremadura–Unión de Cooperativas de Extremadura deTrabajo Asociado. Tfno.: 924-330871 / 303753Fax: 924-303752. E-mail: [email protected].

Web: www.uceta.org

Galicia–Unión de Cooperativas de Trabajo Asociadode Galicia.Tfno.: 981-575578 Fax: 981-575578 E-mail:[email protected] Web: www.ugacota.org

–Consejería De Trabajo y BienestarSubdirección General de Cooperativas yEconomía Social. Consejo Gallego de Coo -perativashttp://traballoebenestar.xunta.es/ –Programas de fomento del empleo en em -presas de economía social y de promocióndel cooperativismo.http://traballo.xunta.es/contenidos/gl/menu_transversal/cooperativismo)–Premios a la cooperaciónhttp://www.cooperativasdegalicia.com/webs/premios2010/–Consello Galego de Cooperativas, de recur-sos para el cooperativismo. www.cooperati-vasdegalicia.com –Coop57 Galicia, servicios financieros, éticosy solidariosTelf. 986 896 526 - 660 136 556. E-mail: [email protected]://coop57galicia.blogspot.comhttp://www.coop57.coop–Subvenciones a los Ayuntamientos deGalicia para la realización de actividades depromoción del cooperativismohttp://traballo.xunta.es/contenidos/gl/menu_transversal/ayudas_subvenciones/ayu-das/axuda-tr802z-2008/ayuda_view –Centro de Desarrollo Cooperativo de Verín.Parque Empresarial de Pazos. Verín (Ourense)988 413 415. E-mail: [email protected]

–Ayudas para las cooperativas y otras entida-des de economía social de carácter no lucra-tivohttp://traballo.xunta.es/contenidos/gl/menu_transversal/ayudas_subvenciones/ayu-das/axuda_tr802y_2009/ayuda_view–Préstamos para emprendedoreshttp://www.igape.es/index.php?option=com_bdaxudas&task=ficha&id2=igap154&Itemid=75–Ayudas para proyectos de consultoría exter-

na dirigidos al análisis económico – financie-ra de las pequeñas y medianas empresashttp://app.igape.es/.axudas/ficha.asp?cod=IGAP179

–Ayudas para reorientación y viabilidadfutura, de las empresas.http://app.igape.es/.axudas/ficha.asp?cod=IGAP182

–Formación y seminarios presenciales y on-line para emprendedores/as.http://www.igape.es/servizos/9.html

–Banco de ideas de proyectos http://www.bicgalicia.es/bancodeideas2/

Illies Balears–Unió de Cooperatives de Treball Associat deles Illes Balears. Tfno.: 971-205028. Fax: 971-294769. E-mail: [email protected]. Web:www.cooperativesdetreball.coop

La Rioja–Unión de Cooperativas de Trabajo Asociadode La Rioja. Tfno.: 941-519015 Fax: 941-519016 E-mail: [email protected] Web:www.ucotar.com

Madrid–Unión de Cooperativas Madrileñas deTrabajo Asociado. Tfno.: 91-5322488 Fax: 91-5225980 E-mail: [email protected]. Web:www.ucmta.org

Murcia–Unión de Cooperativas de Trabajo Asociadode la Región de Murcia.Tfno.: 968-275200 / 669-404306 Fax: 968-294577. E-mail: [email protected], [email protected] Web: www.ucomur.coop

Navarra–Asociación Navarra de Empresas Laborales.Tfno.: 948-240400 E-mail: [email protected]/Web: www.anel.es

Estatal–Confederación Española de Cooperativas deTrabajo Asociado. Tel. 91.4469750. www.coc-eta.coop ■

El Viejo Topo 270-271 / julio-agosto 2010 / 47

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