El problema de israel

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Villanueva Huamán, Francisco Gracia El problema de Israel El problema central en la relación Israel – salvación es que si Dios prometió a este pueblo la salvación y luego expande la salvación a los otros pueblos, entonces, Israel ya no es el pueblo de la Alianza, creyendo en este punto que Dios se contradice a sí mismo. “ No es cierto que la palabra de Dios haya caído en el vacío. Porque no todos los que descienden de Israel son realmente israelitas” (Rm 9, 6). Es decir, la Palabra de Dios, su promesa, es perenne, porque no necesariamente el nacer dentro de Israel asegura la salvación de cada miembro, como el nacer fuera de este pueblo no asegura su condena. El problema de la Iglesia La Iglesia permanece santa porque santo es su fundador, Jesucristo Señor Nuestro. Él otorga el estatuto escatológico al prometer su compañía hasta el final de los tiempos (Mt 28, 20), mediante el cual nos aseguro su permanencia en su Pueblo. Por otro lado, diversos son los caminos que tiene el Señor para llevar a la salvación, por ello, Dios no agota su poder en los sacramentos. De este modo, la Iglesia se manifiesta como útil instrumento para la salvación, siendo Israel provisional, la Iglesia es definitiva. Perspectiva antropológica ¿Cómo puede definirse el hombre? El hombre solo puede definirse real y verdaderamente delante de Dios, porque reconoce sus pecados mediante la Ley que le fue comunicada. Justamente la Ley hace reconocer la esencia propia del hombre, su libertad. Antes de la Ley se vivía vegetando, por ello, luego de la Ley la vida del hombre pasa de ser biológica a ser biográfica. Sin embargo, al contraer esta responsabilidad moral, la vida del hombre queda abierta también a la eterna condena, el ser humano en cuanto seducido por el pecado queda expuesto a la muerte, Empero, la Ley es también medio para arrepentirse de los pecados cometidos al reconocerlos. En este sentido, la Ley es solo medio para la plenitud de la Ley realizada en Cristo, “ Lo que no podía hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios lo hizo, enviando a su propio Hijo” (Rm 8, 3) La Ley La Ley es la mediación entre Dios y su pueblo, cumpliendo su labor pedagógica al acompañar al creyente en su recorrido hacia el Señor, condenando y disuadiendo al pecador por miedo a la condena. Sin embargo, la Ley es también reconocimiento del pecado para pasar a la petición del perdón, “ Es verdad que la Ley entró para que se multiplicaran las transgresiones, pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rm 5, 20) En la Historia como Relevación observamos que los salvados no serán solamente los israelitas sino todo aquel que acoja el amor de Dios, confíe y crea en Él

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Villanueva Huamán, FranciscoGracia

El problema de Israel

El problema central en la relación Israel – salvación es que si Dios prometió a este pueblo la salvación y luego expande la salvación a los otros pueblos, entonces, Israel ya no es el pueblo de la Alianza, creyendo en este punto que Dios se contradice a sí mismo. “No es cierto que la palabra de Dios haya caído en el vacío. Porque no todos los que descienden de Israel son realmente israelitas” (Rm 9, 6). Es decir, la Palabra de Dios, su promesa, es perenne, porque no necesariamente el nacer dentro de Israel asegura la salvación de cada miembro, como el nacer fuera de este pueblo no asegura su condena.

El problema de la Iglesia

La Iglesia permanece santa porque santo es su fundador, Jesucristo Señor Nuestro. Él otorga el estatuto escatológico al prometer su compañía hasta el final de los tiempos (Mt 28, 20), mediante el cual nos aseguro su permanencia en su Pueblo. Por otro lado, diversos son los caminos que tiene el Señor para llevar a la salvación, por ello, Dios no agota su poder en los sacramentos. De este modo, la Iglesia se manifiesta como útil instrumento para la salvación, siendo Israel provisional, la Iglesia es definitiva.

Perspectiva antropológica

¿Cómo puede definirse el hombre? El hombre solo puede definirse real y verdaderamente delante de Dios, porque reconoce sus pecados mediante la Ley que le fue comunicada. Justamente la Ley hace reconocer la esencia propia del hombre, su libertad. Antes de la Ley se vivía vegetando, por ello, luego de la Ley la vida del hombre pasa de ser biológica a ser biográfica. Sin embargo, al contraer esta responsabilidad moral, la vida del hombre queda abierta también a la eterna condena, el ser humano en cuanto seducido por el pecado queda expuesto a la muerte, Empero, la Ley es también medio para arrepentirse de los pecados cometidos al reconocerlos. En este sentido, la Ley es solo medio para la plenitud de la Ley realizada en Cristo, “Lo que no podía hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios lo hizo, enviando a su propio Hijo” (Rm 8, 3)

La Ley

La Ley es la mediación entre Dios y su pueblo, cumpliendo su labor pedagógica al acompañar al creyente en su recorrido hacia el Señor, condenando y disuadiendo al pecador por miedo a la condena. Sin embargo, la Ley es también reconocimiento del pecado para pasar a la petición del perdón, “Es verdad que la Ley entró para que se multiplicaran las transgresiones, pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rm 5, 20)

En la Historia como Relevación observamos que los salvados no serán solamente los israelitas sino todo aquel que acoja el amor de Dios, confíe y crea en Él para poder esperar por Él, evidenciando esto en la libertad absoluta que tiene Dios para poder elegir a quien Él desee.

11 Antes que nacieran los niños, antes que pudieran hacer el bien o el mal –para que resaltara la libertad de la elección divina, 12 que no depende de las obras del hombre, sino de aquel que llama– Dios le dijo a Rebeca: El mayor servirá al menor, 13 según lo que dice la Escritura: Preferí a Jacob, en lugar de Esaú” (Rm 9, 11 – 13)