El Personalismo Comunitario en Colombia - David Emmanuel Vides San Juan

DAVID EMMANUEL VIDES SAN JUAN

EL PERSONALISMO

COMUNITARIO EN COLOMBIA

ESTUDIO DE RECEPCIÓN DESDE LA

HISTORIA DE LAS IDEAS

ISBN: 978-958-44-8953-1 1ª edición: 2011 © Autor: David Emmanuel Vides San Juan Bogotá, D. C. (Colombia) www.autoreseditores.com

Juzgar el valor de la obra de Mounier a través de su influjo visible sería traicionar su vida y su pensamiento. En Mounier, como en todo hombre que sirve a la encarnación histórica de la Verdad, existe una parte de permanente y una parte de caduco. Sólo distinguiendo una de la otra se puede llegar a través de sus escritos, expresión superada o superable de su respuesta histórica, al Mounier vivo, al modelo perenne de hombre históricamente “responsable” (Luis José González).

INTRODUCCIÓN

“Uno de los factores que contribuyen a la debilidad de nuestras comunidades académicas es el desconocimiento de nuestra historia intelectual y de los caminos recorridos en ella”1.

Con esta convicción, presento el siguiente trabajo de investigación que, bajo la intencionalidad de rastrear la recepción del pensamiento de Emmanuel Mounier en Colombia, asume la comprensión del devenir histórico del pensamiento planteado por el enfoque de Historia de las Ideas. A continuación, presento algunos de los postulados fundamentales de dicho enfoque, -especialmente los alcances de su comprensión en América Latina-, seguido de la pertinencia de un estudio actual sobre este pensador francés, para finalmente, abordar el modo específico en que los resultados de dicho esfuerzo se exponen en el presente documento. La Historia de las Ideas implica como noción fundamental la correlación indispensable entre las ideas y las 1 HOLGUÍN, Magdalena. Presentación. En: RODRÍGUEZ, C. La Filosofía Analítica en Colombia. Bogotá: El búho, 2002. P. 11.

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circunstancias en que éstas surgen, tanto por los hechos que determinan la generación de cierta forma de pensamiento –“factores extraconceptuales que dan cuenta de su psicogénesis y su sociogénesis”2-, como por la influencia que dicho pensamiento o noción puede ejercer sobre las condiciones históricas, en términos de grado de incidencia práctica. En esta línea, no son objeto de estudio únicamente los productos académicos inscritos en la naturaleza abstracta de la filosofía tradicional, sino que toda realidad social e histórica puede llegar a constituirse en “manifestación” objetual en una búsqueda racional3. Ahora bien, este enfoque cobra importancia, desde la historia misma del filosofar en América Latina, donde más que los núcleos racionales y abstractos, lo radicalmente fundante es la legitimación de una autenticidad filosófica desde la historicidad y vitalidad del pensamiento. Como modelo teórico, la Historia de las Ideas, al articular los procesos mentales con los económicos, políticos y sociales, hace referencia a la radical historicidad del pensamiento, esto es, reconoce el papel de las ideas en el devenir histórico y cultural del hombre, estudiando su interacción para tomar conciencia de determinaciones, incoherencias y rupturas. Desde lo cual, es posible afirmar que la Historia de las Ideas permite: reconocer la especificidad del pensamiento en América Latina; rastrear el proceso de evolución y recepción de ideas en pensadores no necesariamente filósofos; reconocer la

2 RODRÍGUEZ, E. Modos fundamentales de Historiar las ideas. En: MARQUÍNEZ, Germán; et. al. Ideas y mentalidades. Modos de hacer historia. Bogotá: El búho, 1996. P. 14. 3 NIÑO, F. Para Investigar las mentalidades. ibid. p. 64.

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existencia de historias plurales, en oposición a una historia universal única; proponer un nuevo camino filosófico, abierto, más allá del canon reduccionista de la filosofía tradicional; reconocer la importancia del diálogo interdisciplinario; comprender históricamente la intencionalidad práctica de la filosofía en América Latina; asumir la filosofía como producto cultural; y finalmente, afirmar la capacidad del hombre latinoamericano de hacer historia y filosofía, en el reconocimiento de las diferencias en las formas de comprensión desde lo étnico. En América Latina, la Historia de las Ideas se ha centrado especialmente, en el estudio de la presencia del pensamiento europeo en el continente, en la conciencia de que la originalidad del filosofar latinoamericano ha residido precisamente en la capacidad para recrear las ideas provenientes de otros contextos y adaptarlas a las variadas circunstancias de nuestras sociedades. Aunque frente a la concepción hegeliana, este obrar historiográfico, pueda parecer un remedo decadente de la historia de la filosofía, -pues no sería más sino el recuento de las diferentes corrientes de pensamiento que han influido en el devenir de los pueblos sin una auténtica ‘tradición filosófica’-, en los últimos años, ambas disciplinas han reestablecido sus respectivos dominios creando una interesante interrelación: por una parte, la filosofía vista ya no como especulación abstracta desarraigada, sino como praxis conceptual en relación con las otras prácticas culturales, se ha apropiado de los métodos contextualistas de la Historia de las Ideas; por otra parte, la Historia de las Ideas en relación con el pensamiento filosófico, reconoce en cada filosofía, la


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trascendencia del contexto donde se originó para abrirse paso a la reflexión universal sobre el sentido de la existencia humana; en esa perspectiva se han de asumir simultáneamente el carácter filosófico implícito al objeto de estudio así como sus mediaciones históricas. Ahora bien, si en el contexto latinoamericano, historiar las ideas supone la construcción de una filosofía desde y para nosotros mismos, donde la realidad de nuestros pueblos se convierte en su horizonte e intencionalidad, las diversas interpretaciones del pensamiento se constituyen en la lectura de la forma como los latinoamericanos le hemos dado sentido a nuestro devenir histórico. En este contexto, se hace necesaria la presentación de la pertinencia temática del pensamiento de Emmanuel Mounier para nuestro país, especialmente en las condiciones del mundo actual. En este sentido, la pregunta por la persona, encuentra en Emmanuel Mounier uno de sus principales exponentes, desde una clara revalorización tanto a nivel conceptual, como en el desempeño y compromiso social, implicando indagar por un desarrollo del ser humano que supere todo tipo de reduccionismo: desde el Personalismo Comunitario de Mounier, se plantea una reflexión conducente al hallazgo y construcción de un sentido profundo de la existencia humana, y a la promoción de un compromiso con la historia en el establecimiento de realidades dignificantes. Esta pertinencia pasa por el reconocimiento en el panorama actual de asuntos como la defensa de los derechos humanos, la crisis de la afectividad y la familia, e incluso, la aclaración sobre la misión del pensamiento en


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la sociedad, que entre otros ejemplos, implican necesariamente el apoyo intelectual de una concepción del hombre como persona. De hecho, es válido el cuestionamiento por las bases filosóficas de convicciones contemporáneas con injerencia práctica como la dignidad humana, que se nos presentan como parte del inconsciente colectivo, sin existir de forma recíproca un reconocimiento explícito del origen de esas verdades ‘sobreentendidas’. Nos enfrentamos, por decirlo de alguna manera, a un apogeo de la persona y un olvido del personalismo: el término persona parece ser ya demasiado común, pero sus bases y la reflexión en torno a él no lo es tanto. De tal modo, no se duda de la condición personal y sus dimensiones, pero sí desfallece la puesta en práctica de sus consecuentes implicaciones. Sin embargo, pese al desconocimiento del personaje y pensamiento que nos ocupa en algunos de los contextos formales, la figura de Emmanuel Mounier se ha redescubierto de modo más visible, a partir del 2005, año de conmemoración del centenario de su nacimiento, evidenciando presencias y trabajos que silenciosamente se desarrollaban desde finales del siglo pasado. En esta línea, junto a distintos eventos que hacen patente el desarrollo del Personalismo Comunitario en Europa, se visibilizaron las propuestas y movimientos surgidos en América Latina. Con lo planteado anteriormente, la opción por la Historia de las Ideas como enfoque metodológico, para un trabajo como la recepción del pensamiento de Emmanuel Mounier, asume que se posibilitará la clara exposición de las condiciones a partir de las cuales se ha hecho posible la


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recepción, analizando cuál fue el contexto propicio para este transplante, sus efectos y la posibilidad de nuevos desarrollos4, permitiendo en esa misma línea, caracterizar la evolución de una corriente de pensamiento en nuestro medio, y más aún, brindar elementos para responder a “la ausencia de una identidad en nuestro quehacer filosófico, a través de la evidencia de un esfuerzo sostenido en el tiempo que consolida y cohesiona a una comunidad académica en torno a una serie de problema teóricos”5. De esta manera, se plantea como objetivo de la investigación la descripción del proceso de recepción de las ideas de Emmanuel Mounier en Colombia, a partir de la fundamentación antropológica de desarrollos filosóficos, socio-políticos y pedagógicos, para lo cual se siguen tres pasos fundamentales, evidenciados en cada uno de los capítulos del presente documento. En primer lugar, un acercamiento al sistema de pensamiento antropo-filosófico de Emmanuel Mounier, a partir de sus antecedentes, categorías fundamentales y consecuencias inmediatas, en el contexto histórico e intelectual al que responde dicho pensamiento, esto es, la exposición de un marco teórico fruto de la exploración documental referente a las fuentes primarias y a los postulados de sus exponentes críticos más importantes. En segundo lugar, la identificación de las manifestaciones inspiradas en el pensamiento de E. Mounier en Colombia,

4 RODRÍGUEZ, C. Alejandro Tomassini, Lector de Wittgenstein en México. En: Cuadernos de Filosofía Latinoamericana, Vol. 25 No. 91 (2004). P. 81. 5 HOLGUÍN, Magdalena. op. cit. p. 12.


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expuestas a partir de los principales marcos de referencia encontrados como derivación de los desarrollos filosóficos, socio-políticos y pedagógicos: Cristianismo, Estudios en Filosofía, Educación, Ética y bioética, Política y Derecho. Este capítulo da cuenta de la recepción propiamente tal a partir del desarrollo metodológico práctico: la constitución de la muestra, en términos de selección de los datos y ordenación y sistematización del material, para el posterior establecimiento de categorías orientadoras de las perspectivas propias asumidas en Colombia. Finalmente, se presenta una valoración crítica del proceso de recepción de ideas de E. Mounier en Colombia, donde se identifican las categorías mounerianas más relevantes, y, los aportes y novedad de las interpretaciones realizadas en nuestro país. Asimismo, se presentan algunos apuntes sobre el manejo dado al pensamiento de Emmanuel Mounier, ciertos elementos relevantes como la recepción de E. Mounier en la Universidad Santo Tomás y finalmente, su vigencia actual en términos de validez, necesidad y posibilidad.

1. APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO

ANTROPO-FILOSÓFICO DE EMMANUEL MOUNIER

El abordaje de las ideas de Emmanuel Mounier, nos remite necesariamente a una corriente de pensamiento: El personalismo; y aunque no pueda reducirse éste a la figura de Mounier, no hay duda de que sí encuentra en él uno de sus principales representantes. Ahora bien, la ubicación de Mounier dentro del marco general del personalismo, puede plantearse desde diferentes perspectivas de acuerdo a las interpretaciones de los seguidores de esta corriente. A continuación, un breve esbozo de esta ubicación, según algunos de los representantes actuales del Personalismo. En primer lugar, Carlos Díaz6, en Treinta nombres propios, las figuras del personalismo7, realiza una ampliación de lo que él denomina el árbol del

6 Miembro de la Fundación Emmanuel Mounier de España y uno de los principales difusores del Personalismo Comunitario en Latinoamérica; fundador de los Institutos Emmanuel Mounier de Córdoba (Argentina), y, Asunción (Paraguay). 7 DÍAZ, Carlos. Treinta nombres propios (las figuras del personalismo). Salamanca: Fundación Emmanuel Mounier - Colección Persona, 2002.167P.


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Personalismo; en este intento de reconstrucción del sistema personalista, Díaz distingue seis raíces, a saber: R. Péguy, R. Scheler, R. Zubiri, R. Fenomenológico Tomista, R. Bíblica y R. Hermenéutica. Emmanuel Mounier se encuentra dentro de la primera raíz, junto a algunos de sus contemporáneos con quienes guardó estrecha y directa relación: el propio Charles Péguy, Jacques Maritain, Nicolás Berdiaev, Jean Lacroix y Jean Marie Domenach. La mirada que Díaz hace del Personalismo, es indudablemente ambiciosa, llegando al punto de que parece querer “patrimonializar para la propia causa autores de escuelas ajenas o sin filiación clara”8. No obstante él mismo, intenta apartarse de esa perspectiva, asumiendo su árbol del personalismo como un intento de intersección desde una intencionalidad común: la reflexión sobre la dignidad inalienable de la persona. Con todo, en Díaz el límite entre un personalismo amplio y la escuela personalista propiamente parece desdibujarse. Esta distinción entre el personalismo en sentido amplio, y el personalismo en sentido más riguroso, ya la plantea Urdanoz en el apartado Los personalistas cristianos de su Historia de la Filosofía9; al primero, pertenecería toda doctrina o corriente de pensamiento que reivindique la dignidad de la persona en cualquiera de sus niveles, mientras el segundo se refiere a la doctrina que centra en la noción de persona el significado de la realidad y el

8 DÍAZ, C. op. cit. p. 9. 9 URDANOZ, Teófilo. La filosofía de inspiración cristiana en el siglo XX. En: Historia de la Filosofía. V. 8. Siglo XX: Neomarxismos. Estructuralismo. Filosofía de inspiración cristiana. Madrid: BAC, 1985. p. 361-363.


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objeto mismo de su reflexión y de su estructura conceptual. Salvando también la distinción entre el personalismo cristiano aparecido en Francia en la primera mitad del siglo XX y la corriente personalista norteamericana representada en B. P. Bowne e inspirada en Royce, Urdanoz identifica el personalismo como filosofía cristiana, y a Emmanuel Mounier como creador del movimiento personalista francés, luego de lo cual plantea como pertenecientes a esta escuela, a Lacroix, Maurice Nédoncelle e incluso Paul Ricoeur. Cada uno de ellos, está particularmente situado en una raíz distinta siguiendo la clasificación de Díaz (Péguy, Fenomenológico-tomista y Hermenéutica, respectivamente). Otros de los personalistas mencionados por Díaz como Domenach, Emmanuel Lévinas y Ferdinand Ebner, son también seleccionados por Urdanoz en un momento posterior de menor importancia dentro del movimiento; a excepción de Maritain a quien dedica un apartado especial dentro del florecimiento del tomismo en el siglo XX. En segundo lugar, Juan Manuel Burgos, uno de los principales representantes de la Asociación Española de Personalismo, en El Personalismo: Temas y Autores de una Filosofía Nueva, luego de plantear los elementos contextuales de los que surge el personalismo de primera mitad del siglo XX, aborda el tema de autores y temas en dos grandes capítulos haciendo nuevamente la distinción entre el personalismo francés y otras corrientes de acuerdo a los países. Aunque al abordar la escuela francesa, Burgos inicia con Maritain siguiendo un orden al parecer cronológico, es a Mounier a quien denomina fundador del


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personalismo, asumiendo las siguientes apelaciones, para los pensadores abordados: Jacques Maritain, el Personalismo Tomista; Emmanuel Mounier, la fundación del Personalismo; Maurice Nedóncelle, el Personalismo Metafísico; y Gabriel Marcel, el Personalismo existencialista. En esta última apreciación, Burgos coincide con Urdanoz, quien denomina a Marcel como un representante cristiano del existencialismo, junto a Kierkeegard. Ya en lo relacionado con las otras corrientes, Burgos aborda personajes como Karol Wojtyla, Dietrich von Hildebrand, Romano Guardini, Ebner y Julián Marías, también presentados por Díaz en su clasificación por raíces. En esta lectura del pensamiento personalista hecha por Burgos, cabe la misma advertencia hecha a Díaz sobre la inscripción personalista de personajes que no se reconocen a sí mismo dentro de dicha escuela, pero que al poner a la persona como categoría central de su pensamiento, terminan involucrados en ese título. La anterior ubicación de Mounier dentro del marco personalista, da cuenta de dos situaciones: Primero, la amplitud e incluso ambigüedad de la corriente personalista donde incluso para algunos, ésta se presenta más un conjunto heterogéneo de tendencias con una problemática en común, mas no con unas conclusiones sistemáticas; esta crítica será abordada con mayor amplitud en el apartado 1.3 sobre el Valor filosófico. Segundo, la notable relevancia de la figura de Emmanuel Mounier, dentro de esta corriente de pensamiento, sea por la estructura conceptual que maneja, sea por la militancia derivada; Burgos plantea incluso que para el Personalismo hay un ‘antes’ y ‘después’ de Mounier: “antes había intuiciones


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dispersas. Después hay un conjunto sólido de doctrina con una coherencia propia, y un movimiento intelectual conocido y con influencia (…)”10. Con este presupuesto, de la importancia privilegiada de Emmanuel Mounier dentro de la corriente personalista pero sin identificarla exclusivamente con él, iniciemos el abordaje de su pensamiento, con una mirada a las influencias ejercidas en términos de ambiente de la época y corrientes intelectuales, para luego exponer su pensamiento antropo-filosófico propiamente y algunos de sus desarrollos, y finalmente, plantear algunas apreciaciones sobre el valor filosófico de la propuesta personalista mouneriana. 1.1 INFLUENCIAS EN EL PENSAMIENTO DE MOUNIER Si la Historia de las Ideas exige el conocimiento del contexto en que éstas surgen, en el caso de Emmanuel Mounier este supuesto conlleva la mayor importancia. De hecho, la escuela personalista francesa de primera mitad del siglo XX, podría definirse como un conjunto de pensadores que en respuesta a una compleja situación cultural y social coinciden en un marco ideológico común donde la filosofía es entendida como un medio de interacción intelectual con la realidad. Como intento de respuesta a esta necesaria mediación contextual, a continuación se encuentra: un panorama del ambiente de primera mitad del siglo XX, una somera aproximación biográfica de Mounier con énfasis en la influencia ejercida 10 BURGOS, Juan Manuel. El personalismo. Autores y temas de una filosofía nueva. Madrid: Palabra, 2000. P. 78.


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por y hacia el medio, y finalmente, las corrientes filosóficas presentes en el pensamiento mouneriano, a partir de personajes específicos. 1.1.1 La primera mitad del siglo XX. Desde las últimas décadas del siglo anterior pueden percibirse las tendencias que marcaron la mentalidad de la generación a la cual pertenece Emmanuel Mounier, caracterizándola desde cuatro líneas fundamentales. En primer lugar, el éxito de la ciencia experimental, con la consecuente valoración del método científico y las inmediatas repercusiones prácticas de beneficio, alimentó un extremo cientificista, en oposición a las ‘ambigüedades y vaguedades’ presentadas por las ciencias humanas. De tal modo, empieza a dudarse de la validez del conocimiento fuera del método científico experimental, e incluso de la existencia auténtica de dimensiones y niveles personales fuera de los físicos y materiales; asimismo el descrédito de la religión, como supuesta justificación de la ignorancia del hombre y el mencionado menosprecio hacia las ciencias humanas, conllevaron el rechazo de una consideración intelectual de las dimensiones trascendentes de la persona. En ese contexto aparece el espiritualismo francés como principal antagonista de este movimiento, negándose a la privación del hombre de su dimensión espiritual, y abogando por un fin supraempírico. Sin embargo, pese a ser un referente importante para Mounier, esta corriente con una fuerte dosis de metafísica, no tuvo gran peso general en el panorama intelectual europeo.


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En segundo lugar, el auge del Capitalismo a partir de la revolución industrial, su despliegue científico y técnico, y el desarrollo de medios de producción, gestó un entramado industrial con repercusiones sociales como la migración masiva del campo a la ciudad, las concentraciones de proletariado urbano, el incremento de la injusticia social, y la explotación humana. Asimismo, el mantenimiento y desarrollo de este sistema de producción instituyó una clase burguesa celosa de sus privilegios, libertades individuales y propiedad privada, en términos de un individualismo que en realidad no guardaba preocupación por las personas concretas. En tercer lugar, encontramos los movimientos totalitarios, como el nazismo y el fascismo, que compartían una matriz teórica hegeliana, desde la historia como desarrollo dialéctico del espíritu absoluto y la consecuente concepción posterior de los individuos y eventos como manifestaciones concretas y efímeras de ese espíritu, que es quien conserva el auténtico valor. De tal modo, desde los totalitarismos, el individuo sólo vale en cuanto sirve a algo más grande que él, donde está su justificación y sentido. En este ítem, podemos ubicar al Marxismo que aunque no puede considerarse propiamente un movimiento totalitario asumió ciertas formas donde el ser concreto perdía importancia en aras de la masa, así como del comunismo como finalidad primera y fundamental. Con todo, el Marxismo como respuesta al auge capitalista, tendrá gran influencia en el Pensamiento de Mounier. Valga decir que, bajo el planteamiento de la lucha de


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clases como instrumento de reapropiación de los medios de producción usurpados por los explotadores, y con el objetivo de un estado sin propiedad privada y sin clases (comunismo), el marxismo logró inscribir muchos adeptos quienes desde las masas de miseria que Europa acumulaba durante esos años, ponían su esperanza en la eficacia y capacidad operativa que parecía mostrar dicho movimiento, más allá del socialismo utópico. El marxismo atrajo a la intelectualidad convencida con Marx de que más allá de la comprensión del mundo, la filosofía debía ocuparse de su transformación; no obstante, como ya se planteó, algunas de las formas y medios asumidos, -con el ejemplo del manejo del poder en Rusia-, desembocaron en una visión distinta del paraíso comunista promulgado. Finalmente, y en cuarto lugar, la presencia menoscabada del cristianismo: su separación de la cultura moderna y su falta de iniciativa institucional, sólo exceptuada por la propuesta de León XIII de volver a los clásicos especialmente a Santo Tomás, desde las fuentes auténticas, que con su vigor original, dieran a los cristianos elementos para enfrentar los retos de la modernidad. Aunque esta invitación se tradujo en la aparición del neotomismo, con Maritain y Etienne Gilson entre sus principales representantes, hay que decir que en realidad, ese interés sólo se logró concretar en círculos eclesiales, y la reunificación cristianismo cultura ni siquiera se veía como una preocupación imperante. 1.1.2 Mounier en su época. Nacido en Grenoble en 1905 y fallecido en París en 1950, sobra anotar la influencia que las líneas anteriores tuvieron en la visión del mundo, de la


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historia, y específicamente del momento en que vivió Emmanuel Mounier. Del mismo modo, su imaginario estuvo marcado por su ascendencia campesina, de la cual siempre se mostró orgulloso, así como de la formación recibida en Grenoble de parte de Jacques Chevalier, su primer maestro de filosofía, quien, entre otros aportes, lo introducirá en el pensamiento de Bergson. Años más adelante, su llegada a la Sorbona para estudiar filosofía luego de abandonar la medicina, contribuirá a la visión negativa de un panorama académico desarraigado de la realidad en un ambiente de competitividades. Hacia 1928 y por los años siguientes, el contacto con personajes que marcarán la reorientación de sus proyectos harán que salga de su decepción ante el panorama frustrante de la academia universitaria; es el caso del encuentro con Jacques Maritain, quien le introducirá en el círculo de Meudon y ejercerá un poderoso atractivo intelectual. En Meudon, y luego en el Club Moulin-Vert, Mounier entra en contacto con los pensadores más significativos del momento y personalidades de la cultura europea, que en buena parte, se dedicaban a analizar la crisis imperante; entre quienes ejercieron mayor influencia encontramos a Gabriel Marcel y Nicolás Berdiaev, aparte del propio Maritain. Por estos mismos años, es de resaltar el redescubrimiento de Charles Péguy, y con él, la revelación de un pensamiento dirigido hacia la vida e inspirador de compromisos; sobre él, Mounier realiza su tesis doctoral hacia 1930. Es necesario resaltar el crac de 1929 como el hecho a nivel histórico que incide con mayor influencia los años


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inmediatamente posteriores; este evento unió el cuestionamiento económico y social, que ya se hacía relevante de una forma patente, con la profecía marxista del fin del capitalismo y la irreversible crisis de la superproducción, evidenciando una inversión de valores culturales y morales: la crisis misma, que no se había dejado ver en su ruindad. Con este presupuesto, la década de los 30 comenzó suscitando una generación de jóvenes intelectuales europeos quienes a través de diversas publicaciones “expresan la repulsa hacia los sistemas establecidos, se impugnan las bases de la civilización occidental moderna y se esboza un futuro alternativo”11. Mounier por su parte, responde a la situación distanciándose de las tendencias espiritualistas y de las propuestas puramente teóricas, asumiendo la crisis más como un síntoma de la debilidad filosófica que atañe a la concepción misma de hombre y mundo, y no sólo un hecho puramente económico y político; en esa línea, plantea la respuesta también como una revolución ontológica, leyendo la situación no sólo desde los parámetros estrictamente políticos, sino desde otros más culturales: “la crisis es, a la vez, una crisis económica y una crisis espiritual, una crisis de estructuras y una crisis de hombre y por eso la revolución será económica o no será, y la revolución económica será moral o no será nada”12.

11 VELA, Fernando. Persona, Poder, Educación, Una lectura desde E. Mounier. Salamanca: San Esteban, 1989. P. 26. 12 MOUNIER. E. ¿Qué es el personalismo? Citado en: VELA, F. ibid. P. 27.


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Partiendo de esta perspectiva, Mounier se lanza a una acción concreta: la fundación de Esprit en abril de 1932, con un congreso fundacional en un esfuerzo de coordinación de inquietudes y alternativas de solución a la crisis. Más que una revista Esprit se constituyó en un movimiento cultural, desde las convicciones de la intelectualidad pero con un rango importante de compromiso; se refiere entonces, a un movimiento social y cultural, de carácter internacional bajo la consigna que daría título al primer editorial en octubre de 1932: “Rehacer el renacimiento”13. Esprit desde sus comienzos se consideró una comunicación abierta a todos, no sólo a las élites, sino especialmente a quienes fueran conscientes del des-orden imperante y quisieran apostarle al cambio. Como movimiento, Esprit fue plural en su interior, sin confesiones ni partidismos, lo cual le implicaría poco después el rechazo de diversos frentes, especialmente de la jerarquía eclesial católica y del Partido comunista. No obstante, la concepción de Esprit que tenía Mounier, -más como órgano de reflexión y pedagogía social-, distaba del movimiento básicamente político y próximo a convertirse en partido, que aspiraban los otros dos cofundadores; esta discrepancia entre la visión de un movimiento político directamente operativo y un movimiento de lenta maduración reflexiva, terminó en la separación de G. Izard y A. Deléage quienes después de los diversos ataques suscitadas por el primer número, escinden la fundación inicial constituyendo aparte el movimiento Troisiéme Force, que se disolvería años más tarde. Mientras, 13 Publicado años más tarde en Revolución personalista y comunitaria. En: MOUNIER, E. Obras. Salamanca: Sígueme, 1992. Tomo I.


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Mounier y sus seguidores conservaron la concepción inicial de Esprit al margen de la política, aunque comprometida con la historia concreta. En 1939, al estallar la guerra, la revista suspende y Mounier es movilizado. Sin embargo, el armisticio firmado entre Francia y Alemania el 22 de junio de 1940, que condujo a la ocupación directa alemana de París y de dos tercios de Francia, también supuso el establecimiento de un gobierno alemán con sede en el sudeste de Francia conocido como la Francia de Vichy, bajo el cual la revista reaparece, para en julio de 1941, pocos meses después, ser prohibida y Mounier puesto en la cárcel acusado de rebelión y conspiración. A fines de 1942 es puesto en libertad, aunque los biógrafos aseguran que debe vivir en la clandestinidad. Terminada la guerra en 1945, la publicación de Esprit reaparece desde París y el movimiento personalista empieza una etapa de mayor difusión y popularidad por toda Europa. Pocos años después, Emmanuel Mounier muere en marzo de 1950, en plena actividad. A continuación y como finalización de este apartado, se presenta una reseña de las principales obras y publicaciones de Mounier, en los escasos veinte años de producción literaria, 1931-1950, exceptuando los primeros artículos publicados en distintas revistas entre 1926 y 1931. Sigo para tal efecto, bajo pocas modificaciones, el esquema general planteado por Domingo Moratalla14. 14 DOMINGO, A. Esquema General de las Obras de Emmanuel Mounier. En: Un humanismo del siglo XX: El personalismo. Madrid: Cincel, 1990. P. 122-124. Dicho esquema está basado en las Obras


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El pensamiento de Charles Pèguy (1931). Esta primera obra, con base en su tesis doctoral, comprendía originalmente tres partes, de la que tan sólo el prólogo y la primera parte -lo estrictamente filosófico: la visión del hombre, el mundo y el pensamiento- son de Mounier. Permite apreciar lo que Mounier debe a Pèguy; se destaca en este estudio el manejo de la categoría de Encarnación, considerado a la vez como misterio cristiano y como presencia de la persona en el mundo. Revolución personalista y comunitaria. Esta obra recoge una serie de artículos publicados entre 1932 y 1935, entre los que figura el famoso Refaire le Renaissance, manifiesto del movimiento Esprit, publicado en el primer número de la revista. De la propiedad capitalista a la propiedad humana (1934), publicado en forma de artículos de Esprit y editado en 1936. Lo aprovecha en 1946 para Libertad condicionada; allí figuran unas tomas de posición, en lo que respecta a la dimensión social de la propiedad. Esta obra es considerada una síntesis de su filosofía económica y fundamento de su filosofía social, desde una mirada a la moderna sociedad industrial bajo la luz de la doctrina tomista. Manifiesto al servicio del Personalismo (1936). Basada en artículos de Esprit actualizando las perspectivas de 1934 sobre los mismos temas de Revolución personalista y comunitaria, constituye una iniciación

completas publicadas y por Ed. de Seuil en 1961 y traducidas al español y publicadas por Ed. Sígueme en 1988, que constituyen el compendio más completo de todo lo escrito por Mounier.


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global al personalismo. Se destaca el profundo estudio que realiza de la vida personal. Anarquía y Personalismo (1937). También utilizado en Libertad condicionada; este ensayo representa una excelente iniciación crítica a los problemas teóricos y prácticos del anarquismo, terreno poco explorado por los pensadores cristianos. Personalismo y cristianismo (1939). También incluido en Libertad condicionada, demuestra con gran claridad los nexos entre la concepción general del cristianismo y el método de acción personal y social que quiere ser el personalismo. Puede confrontarse con El afrontamiento cristiano, que constituye el aspecto crítico del pensamiento de Mounier. Los creyentes ante el problema de la paz (1939). Este ensayo es una introducción sumamente realista a lo que podríamos llamar la teoría cristiana de la paz. ¿Pacifictas o belicistas? (1939). Sobre la segunda guerra mundial. Tratado del carácter, escrito en la cárcel en 1942, acabado en Dieulefit entre 1943 y 1944 y publicado por primera vez en 1946. Se presenta como una iniciación al mundo de la persona y como una especie de manual para uso de cuantos por oficio o vocación se ven obligados a conocer al hombre y todo aquello que hay en el corazón del hombre. Obra de gran utilidad por las clasificaciones caracteriológicas y también para todo el que quiera ver claro en la lenta y difícil elaboración de su propio yo. Hemos de subrayar el magnífico capítulo XII, consagrado a la vida espiritual del carácter. Esta obra que le da un puesto a Mounier en lo mejor de la


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tradición moralista francesa, es un tratado de la personalidad, distinguiéndose de la mayor de sus publicaciones por ser más de erudición que de divulgación. El afrontamiento cristiano (1944). Es quizá la obra más optimista que Mounier consagró a la crítica positiva denunciando la ausencia de acción histórica de un determinado tipo de cristianismo. Inspirándose en gran parte en Nietzsche, se lanza a una especie de abjuración que cede inmediatamente el puesto a un serio examen de conciencia. Libertad condicionada (1946). Recopilación de artículos entre 1934 y 1940. Introducción a los existencialismos (1947). Publicada primeramente en forma de artículos en Esprit el año 1946. En pleno delirio existencialista de los años de liberación, Mounier intentó instruir en lo que denomina la verdadera filosofía de la existencia. En la obra traza la historia de otras filosofías entroncadas con ellas, haciendo referencia a la gran tradición del existencialismo cristiano relacionado con el personalismo, desde la cual evidencia sus cercanías con Marcel y distancias con Sastre. ¿Qué es el personalismo? (1947). Es una revisión y ampliación de Manifiesto al servicio del personalismo. La principal preocupación de Mounier es situar debidamente el personalismo en relación, por una parte, con las tentaciones individualistas o idealistas y, por otra, con el espejismo comunista. La obra no duplica los planteamientos del Manifiesto, ya que Mounier no se ocupa en ella del estudio de los grandes temas del personalismo. Puede considerársele una explicación


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teórica e histórica de la razón de ser del movimiento personalista cristalizado en Esprit, después de 15 años de existencia. El despertar de África Negra (1948). Es una de las raras incursiones de Mounier en el terreno del gran reportaje. Aborda el problema de África negra en el momento de comenzar la gran crisis de la descolonización. El pequeño miedo del siglo XX (1949). Son conferencias pronunciadas entre 1946 y 1948. Valoración del progreso técnico en pleno combate de ideas a partir de las que se enfrentan los defensores de la escatología y los de la encarnación, pesimistas y optimistas. Mounier rechaza la mentalidad apocalíptica y antitécnica de Bernanos, optando por una estimación optimista y realista del progreso. Sitúa al cristiano en el corazón mismo de los problemas y de las posibles soluciones. El personalismo (1949). Es el más riguroso esfuerzo que Mounier realizará para tratar de condensar en pocas páginas todo lo que el personalismo representa tanto a nivel metodológico como a nivel de ideas. Estilo sobrio, con un triple propósito: exponer el conjunto de unos conocimientos, organizarlos sintéticamente y hacerlos asequibles al público estudiantil. La cristiandad difunta (1950). Dedicada al problema de las responsabilidades históricas del cristianismo y del comunismo también al estudio del progresismo. Post Mortem. Las certidumbres difíciles (1951). Estudios aparecidos en Esprit, notas consagradas a los problemas de la paz durante 1947 y 1948. La esperanza de los desesperados (1953). Esta obra comprende


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cuatro ensayos, consagrados a la crítica literaria, o más exactamente al contenido filosófico y humano de las obras literarias de Bernanos, A. Malraux y A. Camus. Mounier y su generación (1954). Recoge cartas y extractos de las notas personales de Mounier ordenadas sistemáticamente en un cuadro histórico y cultural.

Como remate de la ubicación de E. Mounier en la historia, cultura e intelectualidad de su época puede consultarse el Cuadro Cronológico Comparado preparado por el mismo Domingo Moratalla, donde relaciona los acontecimientos más relevantes de la Vida de Mounier con los acontecimientos políticos y culturales del mismo período . 1.1.3 Corrientes de pensamiento presentes en el pensamiento de E. Mounier. Luego de la presentación de la realidad histórica y social que supuso la primera mitad del siglo XX para Europa, así como el acercamiento biográfico a Mounier, se expone a continuación una aproximación a la que podríamos llamar realidad intelectual, con el fin de distinguir algunas de las corrientes que confluyeron en el espacio académico que dio origen, en Emmanuel Mounier, a su personalismo. En primer lugar, llama la atención la importante influencia del cristianismo, especialmente en la corriente neotomista de donde Mounier toma la teorización del núcleo de su filosofía: la persona; del mismo modo, dos autores imprimen cierto carácter al pensamiento de Mounier, en el marco del cristianismo: Bergson, por injerencia de Jacques Chevalier, -quien también lo introducirá en la concepción de lo real como fuente normativa del comportamiento


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humano y la razón de la inteligibilidad mediante las creencias judeocristianas-; y Péguy, sobre quien realiza su tesis doctoral: a través del primero toma conciencia de la correlación indispensable entre Hombre y Mundo, y por el segundo, se convence del papel del cristianismo en el tiempo y en la historia, asumiendo la filosofía como instrumento de apostolado en un compromiso histórico. En segundo lugar, Mounier entra en contacto con otras corrientes intelectuales, como el Anarquismo, que según Vela, Mounier privilegia entre otras tradiciones diversas del Socialismo15, y asimismo, la Ética Axiológica de Scheler, que dará bases importantes para la ‘Teoría del Compromiso’ como recuperación de la historicidad. Con todo, obviando el pensamiento cristiano, son principalmente dos los movimientos intelectuales que dan forma al Personalismo de Mounier: el Marxismo y el Existencialismo, de donde asume elementos fundamentales pero asimismo toma claras distancias. Del Marxismo, Mounier asume la crítica a la sociedad burguesa y el valor de lo material y la praxis, pese a la clara distancia con el comunismo como forma histórica tergiversada. Por su parte ante el Existencialismo, Mounier se ve obligado a definirse: el cristianismo imperante en Mounier hace que rompa con el absurdo, la nada, trastocándolas en el sentido de trascendencia y comunión interpersonal, y sin embargo, no el legado que el Personalismo debe al pensamiento existencialista.

15 VELA plantea un anarcopersonalismo. “No es que Mounier manipule el anarquismo al servicio de su propio proyecto, sino que en el mismo anarquismo, bajo el molde de Proudhon, sabe hablar de un anarcopersonalismo”. VELA, F. op. cit. P. 58.


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En el cuadro siguiente16 se manifiesta la ‘encarnación’ de las mencionadas corrientes o tendencias preponderantes, en personas específicas de cuyo acercamiento a Mounier, sería resultado la influencia intelectual en la obra del mismo. Allí, se explicitan con mayor claridad los acercamientos y lejanías con los desarrollos realizados por Mounier, y se presentan en el orden expresado anteriormente: Pensamiento Cristiano, y Otras Tendencias –Anarquismo, Ética Axiológica, Marxismo, Existencialismo-. Tabla 1: Corrientes de pensamiento vigentes en E. Mounier

PENSAMIENTO CRISTIANO PERSONAJE CORRIENTE

INTELECTUAL CERCANÍAS DISTANCIAS

Jacques Chevalier (Primer maestro de filosofía de Mounier – 1924).

Bergsonismo

(Agustinismo y espiritualismo

de raíz pascaliana)

Presentación de la correlación indispensable entre Hombre y Mundo, desde la ciencia y la reflexión. Método filosófico y convicción de la necesaria inmersión de lo espiritual. Idea de una sociedad corrompida.

Opción de Mounier por el compromiso Social. Chevalier criticará Esprit y su línea de pensamiento.

Jacques Maritain

Teorización del núcleo de su filosofía: la

Preocupación por el activismo: la despreocupación por

16 Inspirado en VELA, F. Vigencias de Particular énfasis en la obra de E. Mounier. op. cit. p. 44-74.


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(Personalidad de los círculos intelectuales e intelectuales católicos - 1928).

Neotomismo persona. Criterios de eminente dignidad, vocación, comunión. Lugar de la razón en la construcción de la sociedad. Necesidad de responder a la crisis con un esfuerzo filosófico que devolviera al hombre un sentido de la vida al que el cristianismo no era ajeno.

lo sistemático producía una apariencia de progresiva desintelectualización de Esprit. “Angelismo Maritainiano”, desde la metafísica tomista se le escapaba la historia.

Charles Péguy

Toma de conciencia del papel del cristianismo en el tiempo y en la historia. Rechazo de la confusión cristianismo equivalente a pensamiento conservador. Denuncia del “orden” burgués y de la primacía de los valores económicos. Atención al socialismo libertario. Encarnación de lo espiritual en lo temporal.

Ultranacionalismo. Rechazo global del mundo moderno en interés por rehacer la Edad Media. Diferencias en el socialismo humanista de uno y otro.

OTRAS TENDENCIAS Paul Louis Landsberg (judío alemán que con la llegada al poder de Hitler se establece en París - 1936).

Anarquismo

Entusiasmo por la libertad personal. El rechazo del individualismo. Crítica de la democracia parlamentaria burguesa. Demopedia. El principio federativo. Vigor de la experiencia popular. Distinción entre lo político y lo social como una apuesta por las personas y comunidades que son capaces de

Ingenuidad del discurso utópico sobre la economía. Concepción anárquica de la autoridad; distinción entre autoridad y poder. Concepción de divinidad feuerbachiana, de Dios como “resultado de la expoliación humana”, aunque se reconoce el necesario desenmascaramiento de lo religioso que había sido manipulado por el materialismo burgués.


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Paul Louis Landsberg (judío alemán que con la llegada al poder de Hitler se establece en París - 1936).

crear cultura, esto es, soluciones a sus problemas en libertad y autonomía.

Ética Axiológica de

Scheler

Teoría de la comunidad. Consideración de la persona como problema central de la filosofía. Superación de la antítesis individualismo-colectivismo. Reconversión de la metafísica en una metaantropología. Teoría del compromiso como realización de la historicidad humana: descubrimiento del contenido de toda opción en la existencia y el quehacer intelectual. La presencia en la historia como condición de la metapresencia en la transhistoria.

Nicolás Berdiaeff (nacido en la alta nobleza rusa, es exiliado en París. A través de él, Mounier entra en contacto con la mística ortodoxa, la hermenéutica

MARXISMO

Valor de todo lo material y su dominio a través de la técnica. Papel de la praxis en el conocimiento, lo cual Mounier traduciría como filosofía de la acción o del compromiso. Crítica de la civilización burguesa, de la democracia formal,

Discrepancia metodológica y epistemológica entre Marxismo y personalismo. Cuestionamiento por la persona humana concreta y su responsable lugar en el proyecto de una nueva civilización. Alejamiento del marxismo histórico: rompimiento con el comunismo, como


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del marxismo y la experiencia comunista rusa).

de las injusticias generadas por el capitalismo. Reconocimiento del papel de la economía en la problemática social. Oposición al espiritualismo o idealismo desencarnado. Deseo de una revolución socialista no totalitaria. Escatología y su correspondiente discernimiento entre la trascendencia y la historia.

nueva forma de totalitarismo que niega la libertad.

PERSONAJE CORRIENTE INTELECTUAL

CERCANÍAS DISTANCIAS

EXISTENCIALISMO

Descubrimiento de la vida humana como existencia. Interés en la recuperación del sujeto humano en su subjetividad. Preocupación por el Hombre concreto y sus problemas y la necesidad de llenar de contenido humano el quehacer filosófico. Concepción dramática de la existencia humana. Valoración de la soledad. Importancia de temas como el compromiso y la relación con el

Discrepancias con Sastre, a quien considera representante de una ‘versión antihumanista del cristianismo’. Concepción de la existencia como una empresa frustrada, en un presente sin sentido. Ateísmo integral, en una libertad que es autoafirmación para nada. Discurso sobre la comunicación y el tema del otro, desde el conflicto y la objetivación.


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otro. Aceptación de la dialéctica existencial como puente de lo inmanente a la trascendencia.

1.2 PENSAMIENTO ANTROPO-FILOSÓFICO MOUNERIANO De acuerdo a lo planteado es perceptible, cómo el pensamiento de Emmanuel Mounier fue gestándose a partir de eventos y escritos circunstanciales que van tomando consistencia como cuerpo doctrinal con la existencia en la historia como punto de partida y con el ser personal como referente propio. De esta forma, el personalismo de Mounier intenta abrir paso a los elementos principales de la vida personal: en principio, la comprensión de su ser personal, y luego, el desarrollo de dicho ser personal en unas estructuras –sociales, políticas, económicas, culturales- no alienantes. Así, lo que presenta Mounier, es una propuesta de fuerte contenido antropológico, cuyas implicaciones prácticas marcan un horizonte amplio de posibilidades; el propio Mounier parece concebir el personalismo como un sustento teórico que asume formas políticas de transformación de la sociedad, sin ser ésta la única opción posible. La consistencia de los planteamientos antropológicos de Mounier, dan pie a desarrollos académicos y teóricos, como de militancia social y política; esta perspectiva implica la apreciación del Personalismo mouneriano en sus dos momentos íntimamente relacionados: como inspiración de una praxis y como núcleo doctrinal de afirmaciones coherentes sobre la persona humana que son,


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en últimas, las que posibilitan la asunción de una postura y el desarrollo de una acción seria en su servicio. Este esquema de planteamiento hecho por Mounier -primero un contenido antropológico, y segundo, su desarrollo en algunos de sus caminos teniendo en cuenta la sociedad de su época-, suscita las dos partes de este apartado. Con todo, es válido insistir que la segunda parte son algunos de los desarrollos de Mounier a partir de su antropología, sin que ello suponga que sean los únicos desarrollos posibles a partir de la misma; de hecho, el objeto de esta investigación es en buena parte reseñar otras manifestaciones filosóficas, políticas y pedagógicas, a raíz de dichos planteamientos antropo-filosóficos. 1.2.1 El Universo Personal. El primer aspecto al que habría que referirse sería la concepción de Persona dentro del pensamiento antropo-filosófico de Emmanuel Mounier, por lo que se hace necesario iniciar este apartado planteando brevemente la evolución de este concepto, reconociendo que si bien Mounier mantiene a lo largo de toda su obra una misma concepción fundamental de la persona humana, en ésta se puede percibir cierta profundización hasta alcanzar su expresión más elaborada en El personalismo, publicación de un año antes de su muerte17.

17 GONZÁLEZ, L. La Concepción del Hombre en Emmanuel Mounier. En: Universidad Santo Tomás, (Bogotá) #17-18, mayo-diciembre de 1973. P. 249-250.


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En primer lugar, en Revolución personalista y comunitaria, publicada en 1935, Mounier describe así a la persona:

Ella es un equilibrio en longitud, anchura y profundidad, una tensión en cada hombre entre sus tres dimensiones espirituales: la que asciende desde abajo y la encarna en una carne; la que está dirigida hacia lo alto y la eleva a un universal; la que está dirigida hacia lo ancho y la lleva a una comunión. Vocación, Encarnación y comunión, tres dimensiones de la persona18.

A estas tres dimensiones corresponden otros tantos ejercicios esenciales para la formación de la persona: “la meditación en busca de su vocación; el compromiso, reconocimiento de su encarnación; el despojo, iniciación al don de sí y a la vida en otro”19. Un año más tarde, en Manifiesto al servicio del personalismo, ofrece la siguiente definición:

Una persona es un ser constituido como tal por una manera de susbsistencia y de independencia en su se; conserva esta susbsistencia por su adhesión a una jerarquía de valores libremente adoptados, asimilados y vividos mediante un empeño responsable y una constante conversión; unifica así toda su actividad en la libertad y desarrolla además, a

18 Ibid. P. 249. 19 Ibid. P. 249.


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fuerza de actos creadores, la singularidad de su vocación20.

Seguido de lo cual describe cinco aspectos fundamentales de la vida personal: Encarnación y Compromiso, Integración y singularidad, Superación, Libertad, Comunión21. Respecto a esta elaboración del Manifiesto, Urdanoz plantea que la concepción de la estructura ontológica del hombre presentada en la definición sigue los lineamientos tradicionales en el sentido sustancialista, y que los aspectos de la vida personal, al referirse a la persona más en el sentido de realizarse a través de sus actos en el curso de la existencia, no siguen ya la perspectiva ontológica de la persona, sino su acepción como personalidad o perfección de la misma, es decir, el movimiento en el que la persona ya constituida ontológicamente, tiende en su vida al auto desenvolvimiento o plena realización de sí. Ahora bien, para Urdanoz, en Mounier ambos aspectos se funden, en ocasiones identificándose, en medio de una serie de descripciones fenomenológicas y caracteriza-ciones sobre la constitución de la personalidad psicológica, ajenas a la precisión de un pensamiento sistemático22. Por último, en El personalismo en 1949, Mounier expone las que denomina estructuras del universo personal, como

20 MOUNIER. E. Manifiesto al servicio del Personalismo. En: Obras. T 1. p. 625. 21 Ibid. P. 625-636. 22 URDANOZ, T. op.cit. p. 372.


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diferentes incidencias sobre la realidad del ser personal, que en esta elaboración ya no considera factible de ser definido en un sentido riguroso, pues, en cuanto experiencia progresiva de una vida, supera toda conceptualización23. En la descripción a continuación, se siguen las siete estructuras del Universo Personal, planteadas en la primera parte de El personalismo24, de las cuales, la primera ‘Existencia incorporada’ daría cuenta del asunto ontológico de definición explicativa del ser personal, mientras las siguientes se dedicarían a las dimensiones propiamente que constituirían el desarrollo de este ser como “aspectos diferentes de una misma realidad” donde “cada uno tiene su verdad solamente religado de los otros”25. Entre estas dimensiones se privilegian, la libertad, como categoría esencial a favor de la cual se lucha con pasión en los escritos frente a los sistemas políticos totalitarios; y junto a ella, la trascendencia, como la dimensión más elevada de la persona, que Mounier destaca en todos sus escritos en términos de eminente dignidad. En El personalismo, antes del abordaje de las estructuras, Mounier retoma su postura sobre la definición del concepto de persona: sólo se definen los sujetos exteriores al hombre, pero la persona es radicalmente lo contrario, es aquello que en cada hombre no puede ser tratado como objeto; así, lo que se define de alguien son aspectos de su existencia. En la búsqueda de un universo personal, en oposición a un mundo super individualizado, la persona es 23 MOUNIER, E. El Personalismo. Bogotá: El búho, 2000. P. 23-25. 24 ibid. P. 39-130. 25 Ibid. P. 35.


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lo único que se conoce y a la vez se hace desde el interior; en ese sentido, es una actividad vivida de autocreación, comunicación y adhesión que se aprehende y se conoce en su acto como movimiento de personalización. Con ese presupuesto, hay dos maneras de expresar el personalismo: a partir del universo objetivo, desde el cual la realidad central del universo es un movimiento de personalización, y el concepto de persona resulta siendo una descripción objetiva de una realidad que en esencia no lo es; y a partir de la experiencia de la vida personal, que reconoce la existencia personal como modo propiamente humano de la existencia. En esa lógica, la persona se constituye en centro de reorientación del universo objetivo, por lo que se hace necesario girar el análisis hacia el universo creado por ella, manifestado en las siguientes estructuras26.

26 Ibid. p. 34-35.


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Gráfica 1: Estructuras del Universo Personal


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1.2.1.1 La existencia incorporada. En oposición a los espiritualismos que dividen el mundo en dos niveles: material y espiritual, Mounier plantea el realismo personalista donde el hombre es considerado ‘totalmente’ cuerpo y ‘totalmente’ espíritu, en una concepción continuadora del pensamiento cristiano tomista que no opone espíritu y materia, sino que ambos se funden en una existencia común27. Con todo, no se niega que el hombre por su cuerpo, es un ser natural, sin que esta pertenencia a la naturaleza se considere una caída, aunque se constituye en una ocasión permanente de alienación. Asimismo, se afirma que la persona trasciende la naturaleza, lo cual se entiende desde la red de determinaciones ejercidas por la misma y la comprensión de la humanidad en su ejercicio viviente y su actividad global, en intento perenne de escapar a las reducciones de la vida personal a unidad lógica: el hombre posee la capacidad de romper con la naturaleza a través del conocimiento y transformación de su universo; más aún para el cristianismo, al volverse capaz de una mirada trascendente desde su religación a lo Absoluto. Así, el hombre ya no está bloqueado por el determinismo, que arriesgaba la negación de sus posibilidades y con ellas, de su libertad. Surge así la persona creadora como una lucha entre la tendencia permanente de la despersonalización, que ataca y detiene la vida social y del espíritu, y, el movimiento de personalización, en el que el proceso de la naturaleza halla su significación, en la conciencia reflexiva y la reciprocidad de las conciencias que se halla en la persona humana. De este modo, el surgimiento del universo 27 Ibid. P. 39.


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personal no detiene la historia de la naturaleza, sino que la une a la historia humana, que se constituye en la conquista del universo personal. Ahora bien, de esta condición surgen algunas consecuencias: el valor de las ciencias tanto de la “materia” como del “espíritu”; la captación, por parte del personalismo, de todo problema humano en posibilidad material o espiritual, en superación de visiones extremas como el espiritualismo o el marxismo; y finalmente, en el plano de la acción, la imposibilidad de descuido de ninguno de los dos niveles, brindando soluciones sí económicas o biológicas, pero también atendiendo a lo espiritual como profunda dimensión humana. Se presenta entonces la oposición del personalismo a la reducción del cuerpo a una apariencia del espíritu, hecha por el idealismo; aboga por el contrario, por la existencia autónoma de la materialidad, que no es posible resolver en una relación interior de conciencia, reconociendo sin embargo, la íntima relación de todo objeto con la conciencia que lo percibe, en una relación dialéctica irreductible. La existencia encarnada se convierte entonces en un factor esencial del fundamento personal: la existencia subjetiva y la experiencia corporal, son una sola y misma experiencia; no es posible ser sin el cuerpo, mediador omnipresente de la vida del espíritu. Ahora, la persona no sólo trasciende el determinismo natural, sino que a su vez se vuelca hacia la naturaleza para transformarla imponiéndole la soberanía del universo personal, en un proceso donde el primer paso es la aceptación de lo real, lo natural, pero sin llegar a la


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adaptación plena que negaría la posibilidad creadora; es necesario entonces, negar la naturaleza como dada y afirmarla como obra personal: la pertenencia a la naturaleza se convierte en dominación de la misma. No obstante, el sentido de dominación no es una relación de esclavitud, sino de liberación en una elevación de la dignidad de las cosas, es decir, una humanización de la naturaleza; en ese sentido, la relación persona-naturaleza es una relación de intercambio y ascensión, en la que la producción resulta siendo una actividad esencial de la persona y por tanto ligada no sólo a su cuerpo/materialidad sino a su espíritu. De tal modo, el sentido profundo del desarrollo técnico es el rescate y liberación de un mundo de personas. Cabe anotar que este porvenir no es automático, y la tarea de personalización de la naturaleza se ve comprometida en la elección de cada persona por asumirla o abandonarla; y en esa medida, la perfección del universo personal es la perfección de una lucha continua, de una libertad combatiente: “Entre el optimismo impaciente de la ilusión y el pesimismo impaciente de los fascismos, el camino propio del hombre es este optimismo trágico en el que halla su justa medida dentro de un clima de grandeza y de lucha”28.

28 ibid. P. 52.


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Gráfica 2: La existencia Incorporada


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1.2.1.2 La Comunicación. Ahora bien, para Mounier, la experiencia fundamental de la persona no está en la separación de la afirmación solitaria, sino en la comunicación; sin embargo, esta verdad no parece evidente ante el inmenso fracaso de la fraternidad humana, expresado en guerras, afán de posesiones e indiferencia. No puede negarse que dicha realidad refleja un importante aspecto de las relaciones humanas, donde el propio instinto de autodefensa reacciona negando el mundo de los otros y oscureciendo la comunicación en la afirmación individual. Ahora bien, la cultura hace el juego a este instinto individual creando máscaras que permitan evitar la zona de verdad que nace con el encuentro de la mirada del otro: es la experiencia del individualismo, sistema creador de estructuras, costumbres e ideas basadas en actitudes de aislamiento y defensa; he ahí la antítesis misma del personalismo en un régimen de civilización agonizante. Pese a todo, más allá de la oposición individuo versus persona, es importante reconocer el individuo como un movimiento de repliegue, del que es necesario desprenderse, tornándose disponible en acogida del otro. Así, la persona se desarrolla purificándose incesantemente del individuo que hay en ella, de manera que el primer cuidado del personalismo es descentrar al individuo, en reconocimiento de una experiencia interior que presenta a la persona como una presencia dirigida hacia el mundo y las otras personas, en perspectivas de universalidad: las otras personas no la limitan, la hacen ser y crecer. En este sentido, la experiencia primitiva de la persona es la del Tú,


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y luego el Nosotros, que preceden el Yo, o al menos lo acompañan. Con el anterior presupuesto, el primer acto personal es la formación de una sociedad de personas basada en esta naturaleza que se expresa en actos originales, sin paralelo en otra parte del universo29. A saber: primero, salir de sí: la persona es una existencia capaz de descentrarse, desposeerse, en la conciencia de que la posibilidad de liberación de los otros, pasa primero por la liberación de sí mismo; segundo, Comprender: situarse en el punto de vista del otro, convirtiendo el ser personal en un todo para todos, sin dejar de ser Yo; tercero, Tomar sobre sí: asumir el acontecimiento, “sentir dolor en el pecho”30; cuarto, Dar: la generosidad o gratuidad, es decir, el don sin medida ni esperanza de devolución en el ofrecimiento de un valor que es eminente ante los ojos del otro; y quinto, Ser fiel: la continuidad como un resurgimiento constante donde la fidelidad personal es fidelidad creadora. Estos actos convierten el trato como objeto en trato como sujeto, en un proceso en el que aparece el amor como dinamismo creador de distinción, reconocimiento y voluntad del otro en cuanto otro; más aún, el acto de amor se convierte en el “cogito existencial irrefutable: amo, luego el ser es, y la vida vale”31. Esta relación interpersonal supone reciprocidad, provocación de fecundación muta, es decir, la confirmación no se da por el movimiento primero en el

29 He aquí una afirmación en el propio Mounier de un intento de categorías propias para las personas, no trasladadas de otras ciencias de las cosas o naturaleza 30 Ibid. P. 57. 31 Ibid. p. 59.


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que se establece la relación, sino por el ser que el otro concede. La comunicación también enfrenta algunos fracasos: la irrealización total del más completo esfuerzo de comunicación; la resistencia al esfuerzo de reciprocidad; la existencia de una opacidad irreductible que intercepta el intercambio; finalmente, el levantamiento de una nueva barrera en consecuencia de la constitución de una nueva alianza. En este panorama, la persona, avidez de presencia, se halla plenamente ausente del mundo de las personas, dada su inmersión en instituciones y estructuras que alimentan el individualismo y la soledad; así, estos últimos, más que características inherentes a la condición humana son en realidad un resultado. Con lo anterior, habría que plantear entonces cómo a la pareja individuo-persona, parece corresponder el binomio de lo comunitario versus lo colectivo, en ocasiones abusando de las supuestas ventajas de lo próximo y lo pequeño, en aras de la construcción de sociedades a la medida del hombre,-esto es, familia, aldea, versus ciudades, estados-. Lo que aquí entra en juego es la escala humana cuya pertinencia está determinada por la relación a que se haga referencia: ante el impersonalismo parcial de las estructuras sociales y el consecuente empobrecimiento de la relación personal, el personalismo distinguiría una jerarquía de colectividades, no de acuerdo a su tamaño, distancia o número de personas, sino según su potencial comunitario, esto es, su más o menos intensa personalización.


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En esa lógica, en lo más bajo de la jerarquía, se encuentra el mundo del Se, de Heidegger32, que no logra constituir un ‘todo’, menos aún un ‘nosotros’, pues cada persona ha renunciado a sí misma como persona para volverse uno cualquiera; continuando, las sociedades vitales, individualizadas en una ligación dada por funciones, que si bien coordinan, no unen profundamente, tendiendo a formar un ‘todo’ que corroe el ‘nosotros’; por último, aparece la sociedad racional, surgida en el siglo XVIII, bajo el acuerdo de los espíritus en un pensamiento impersonal y de las conductas en un orden jurídico formal; no obstante, la experiencia demostraría que no se puede establecer la universalidad sobre el olvido de las personas en su concreción, lo cual no supone el olvido de la ciencia y el derecho, sino el auténtico reconocimiento de la primera como soporte indispensable de la intersubjetividad y el segundo como mediador necesario. La conciencia de la necesidad absoluta de estas mediaciones junto a la convicción de su insuficiencia para asegurar una plena comunidad personal, lleva a reconocer que ésta sólo se da (hasta el momento, dice Mounier) en un número pequeño de personas, y con la siempre latente amenaza de convertirse en sociedades cerradas, a menos que se mantengan virtualmente abiertas a la universalidad de las personas33. Con lo planteado, el orden de la persona aparece en una tensión entre la afirmación absoluta personal resistente a toda reducción y la edificación de una unidad universal de un mundo de personas, que por definición no podría ser 32 ibid. P. 63. 33 Ibid. P. 65.


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una unidad de identidad, reconociendo que la persona es aquello que no puede ser repetido dos veces; aun así es necesario que haya entre ellas una medida común. Se enfrenta el personalismo a la negación de las definiciones comunes sin querer tampoco negar al hombre toda esencia y toda estructura, pues es ésta unidad de la humanidad en el espacio y en el tiempo, la que alimenta la idea de un género humano con una historia y un destino colectivos del que no puede separarse ningún destino individual. A este respecto dos apreciaciones: en primer lugar, el sentido de una humanidad una e indivisible remite a la fuente de ideas aplicables a todos los hombres como la igualdad y justicia, evidenciando las riquezas y límites de estas nociones; en segundo lugar, la finalidad una de la humanidad, subordinando las partes al todo, no permitiría en dicho esquema totalitario una sociedad de personas, que teniendo fin en sí mismos también lo tienen en el todo; se conserva así la convicción fundante: un mundo de personas no se totaliza.


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Gráfica 3: La Comunicación


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1.2.1.3 La Conversión íntima. No en oposición, sino en complemento al movimiento de comunicación, se encuentra en la persona una vida secreta de recogimiento, que Mounier duda en llamar de subjetividad o interioridad34. La vida personal comienza con la capacidad de romper el contacto con el medio con miras en recogerse en un centro unificador; el repliegue que supone este movimiento se constituye en el primer momento de un proceso de conversión de fuerzas más complejo: la persona sólo retrocede para saltar mejor. De esta manera, el recogimiento, más que un estar en sí pasivo, es una conquista activa que en mucho tiene de movimiento simplificador sin llegar a la introspección que le quitaría su carácter de acto. El objeto de este recogimiento es el descubrimiento de lo no inventariable, no como algo que se encuentra en el fondo del análisis, sino en cuanto presencia activa y sin fondo, desde donde se constituye el lugar de la libertad. Así, la vida personal queda ligada a un cierto secreto al que se llega a través de la profundización personal, donde la reserva en la expresión, la discreción, es el homenaje que la persona rinde a su infinitud interior. El pudor en esta perspectiva, se comprende no desde la concepción de impureza del pudor físico sino como sentimiento de no agotamiento del ser personal en sus expresiones externas y, por tanto, de amenaza por quien toma la existencia manifiesta por existencia total. Con las condiciones anteriores, aparece el sentimiento de intimidad que en sí mismo, encierra una profunda 34 Ibid. P. 69.


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ambivalencia donde se establece la zona de lo privado, entre la vida secreta y la vida pública: pudiendo llegar a ser el lugar de la intimidad compartida, en ocasiones se constituye en el de la pasividad vegetativa, riesgo en el que la intimidad personal se vuelve un dinamismo cerrado y excluyente. En consecuencia, la reflexión no es sólo una mirada interior sobre el yo y sus imágenes, sino una proyección de sí; de hecho, retirarse de la agitación de la exterioridad no necesariamente significa reposo sino la inmersión en una angustia esencial ligada a la existencia personal en cuanto tal, al misterio aterrador de su libertad que el hombre intenta evitar provocando un suicidio espiritual por esterilización de la existencia. En consecuencia, la vida personal es afirmación y negación sucesivas de sí. Afirmarse es, de manera especial, darse un campo que no oponga el tener y el ser, pues en ambos polos está tendida la existencia incorporada: la propiedad, como la intimidad, es una exigencia concreta de la persona que expresa su doble y solidaria vocación de centrarse desplegándose. No obstante, el tener, en su extremo, termina exaltando la posesión del mundo como si fuera por sí misma liberadora, remitiendo al personalismo al reconocimiento de que el despliegue de la persona implica como condición interna una desposesión de sí y de sus bienes que despolarice el egocentrismo. De esta manera, se nos presenta la vida personal como una continua búsqueda de una unidad deseada pero jamás realizada: la de la singularidad de su ser y el tener un nombre propio, que en últimas es la afirmación de la significación de toda persona, de modo que no puede ser sustituida en el puesto


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que ocupa en el universo personal. Se comprende entonces la comprensión de la persona como gratuidad en sí misma, aquello que en un hombre no puede ser utilizado, lo cual lleva al personalismo a privilegiar las técnicas de educación y persuasión sobre las de presión y engaño, desde la convicción de que la unidad de un mundo de personas sólo se obtiene en la diversidad de las vocaciones y la autenticidad de las adhesiones. En conclusión, la existencia personal se ve siempre disputada en un movimiento de exteriorización y uno de interiorización, ambos esenciales, pues el primero encuentra y fortifica al sujeto por la mediación del objeto, pero el segundo lo libera de la prisión de las cosas, del mundo objetivado donde la imagen del yo pareciera reemplazar al yo vivo; en esa línea Mounier afirma: “la persona es un adentro que tiene necesidad del afuera”, y más aún, “sin vida exterior, la vida interior enloquece; sin vida interior, la vida exterior desvaría”35.

35 ibid. P. 79.


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Gráfica 4: La conversión íntima

1.2.1.4 El afrontamiento. Contra el riesgo de la interiorización en exceso, la persona hace frente, es rostro, pero encuentra un mundo hostil, en un panorama que lleva a reconocer la actitud de oposición y protección en la condición personal misma. Lo anterior conlleva el riesgo de pensar que la más alta vida personal es la de excepción, lo cual convertiría al personalismo en una ética de los grandes hombres; ante ello Mounier plantea con


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Kierkeegard: “El hombre verdaderamente extraordinario, es el verdadero hombre ordinario”36; esto supone que la consideración de la diferencia como supuesto valor fundamental de la persona, no evita sin embargo que la originalidad degenere en un producto secundario, en el que los temas más simples de la humanidad común alcanzan una suerte de trivialidad superior en las cumbres de la existencia. Así, aunque la persona sea afirmación como ya se ha planteado, a menudo es también un ‘decir no’, esto es, protestar en un replanteamiento continuo de creencias, costumbres e instituciones; convirtiéndose la ruptura y el rechazo en categorías personales esenciales. De hecho, la multiplicación de las filosofías del desarraigo -existencialistas-, responden al sentimiento del individuo cada vez menos dueño de un medio que, al desarrollarse, se constituye para él en una generalización de amenaza, más que en ampliación de protección. Esta situación de inadaptación, se refleja a nivel personal en el fracaso precoz del contacto afectivo con la comunidad y a nivel social, en la denuncia de una estructura en la que el hombre se asfixia. En ese sentido, para Mounier, pensamientos como los de Heidegger, Kierkeegard y Sartre son descripciones de la fuerza de ruptura íntima del sentido de la existencia concentrada en la persona37. Ahora bien, la ruptura supone una continua lucha contra la inercia, donde la persona toma conciencia de sí misma. Con este presupuesto, Mounier alude a la que denomina 36 Ibid. P. 83. 37 Ibid. p. 83-84.


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fuerza humana, “a la vez interior y eficaz, espiritual y manifiesta”38, en oposición a la fuerza bruta del poder; desde donde deplora el flagrante desconocimiento de estas verdades introducido en la modernidad, en detrimento de la concepción de lucha y de fuerza; a decir verdad, no existe sociedad, orden o derecho que no nazca de una lucha de fuerzas, que no exprese una relación de fuerzas y que no viva sostenido por una fuerza39. En superación de ello, la utopía de un estado de reposo y armonía, es la aspiración de una tarea infinita y sin término, sólo que mientras la historia continúe comprometida en una lucha de fuerzas, las personas seguirán también recibiendo la vocación de luchar contra el imperio de la fuerza, con negaciones absolutas y proféticas; “por lo común la vida personal es un enfrentamiento de la violencia con la violencia”40. Por último, es conveniente volver al hecho de que ser es también afirmarse: el acto del que dice yo, al ser dato elemental en la comunicación, permite comprender que la persona se quiebra, cuando este acto se quiebra. Una de las formas más comunes de afirmación es la elección, en cuanto, expresión de una obra humana; por lo tanto, obrar es elegir, pero al tiempo dividir, zanjar: adoptar algo es rechazar lo otro. Sin embargo, esta decisión no es un movimiento arbitrario, sino que comprende a la persona total ligada a su porvenir, que en la elección resume e integra su experiencia; de tal modo, incluso los rechazos son creadores al surgir de una plenitud exigente. Existen 38 Ibid. p. 85. 39 Ibid. p. 85. 40 Ibid. P. 86.


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también los rechazos irreductibles, aquellos asumidos cuando el ser mismo de la persona está en juego, en los cuales se defiende antes que la vida, la dignidad de la misma, con una pasión que define al hombre libre, quien se da o se niega, pero no se presta jamás. Para Mounier, esta es lamentablemente, una especie rara de hombre: “la masa de los hombres prefiere la servidumbre en la seguridad al riesgo en la independencia, la vida material y vegetativa a la aventura humana”41; lo anterior no quita que el rechazo, la rebeldía y la resistencia, sean privilegios inalienables de la persona, más aún, derechos fundamentales que garantizan la existencia personal. Con estas últimas afirmaciones nos adentramos a siguiente ítem.

41 Ibid. P. 88.


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Gráfica 5: El afrontamiento


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1.2.1.5 La libertad condicionada. La libertad tiene innumerables partidarios: liberales, marxistas, existencialistas y cristianos, entre otros. Sin embargo, para Mounier, siempre se la aísla de la estructura total de la persona, haciendo que degenere en una aberración42. Lo primero que habría que decir, aunque parezca obvio, es que la libertad no es una cosa: no se ve, se experimenta, y en cuanto tal es afirmación de la persona. En la naturaleza, pueden descubrirse dos formas apenas existentes de libertad: la libertad de indiferencia, que es la de no ser, hacer ni desear nada: la indeterminación total imposible para el hombre; y por otro lado, la libertad planteada desde el indeterminismo físico, que obliga a recordar que ella no se gana contra los determinismos naturales sino que se conquista con ellos. A ese respecto cabe anotar dos citas de Mounier: primero, que “si bien la ciencia no tiene nada que decir a favor de la libertad, debería renunciar cada vez más a refutarla”43, y segundo, hablando de la preparación de las condiciones de libertad que realiza la naturaleza, el hecho de que ésta no surge automáticamente de dichas preparaciones sino de la iniciativa irreemplazable de la persona: “es la persona quien se hace libre después de haber elegido ser libre”44. Ahora, al no ser una cosa objetiva, la libertad, definida por la experiencia personal de la misma, sería una cualidad incesantemente cambiante, en términos de subjetividad absoluta que sólo es posible captar desde dentro como una afirmación total y sin límites. No obstante, el 42 Ibid. P. 89. 43 Ibid. P. 91. 44 Ibid. P. 91.


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reconocimiento de la condición personal histórica y natural, se constituye en un peso múltiple que interfiere desde el ser particular y desde el mundo, con sus límites, necesidades y valores. Incluso si pudiera superarse lo anterior, la perspectiva de una libertad que surge como un puro hecho, la convertiría en una naturaleza ciega como un poder desnudo; una libertad de este tipo, absurda e ilimitada, sería una condena para el hombre, pero ella, en su autenticidad, está arraigada en la condición humana como todo lo contrario, como un don del cual no se puede ser esclavo. Ahora bien, la libertad no surge aisladamente para cada ser, sino que el sentido de la libertad propia se adquiere con el sentido de la libertad del otro; decía Bakunin: “no me vuelvo libre sino por la libertad de los otros”45. Así mismo, la libertad, fuente viva de ser, sólo es acto humano cuando transfigura los hechos concretos mediante la convicción; en otras palabras: el hombre es totalmente y siempre libre interiormente cuando quiere, desde donde las libertades concretas no son indispensables al ejercicio de la libertad espiritual, pero pese a ello, la libertad más auténtica es la de la persona concreta constituida y situada de determinada manera, quedando por regla general condicionada y limitada por la situación concreta. Por lo tanto, antes de proclamar la libertad en constituciones y discursos, se han de asegurar sus condiciones comunes, esto es, la preocupación tanto por las libertades, como por la libertad, pues la libertad de todos puede comprometer la libertad de algunos. Más aún, la libertad planteada es también la de una persona, no sólo situada, sino 45 Citado por Mounier en ibid. P. 93.


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valorizada: la libertad surge cuando se ejerce la espontaneidad en el sentido de una liberación, es decir, de una personalización del mundo y de sí mismo. Así, la libertad no es simplemente un surgir, sino que es invocada en un movimiento que se asume dialécticamente: entre la adaptación sin instalarse y el conformismo, de modo que la libertad del hombre sea al tiempo modesta pero intrépida. Ya finalizando, no se ha de olvidar que, para Mounier, si bien la libertad no debe olvidar las libertades, éstas “no son sino oportunidades abiertas al espíritu de libertad”46, infatigable para reabsorber las alienaciones, es decir, las situaciones en las que el ser personal se entrega como objeto a fuerzas impersonales. La batalla por la libertad no tiene fin, y en esa medida, la importancia prestada a la libertad de elección, a través de la cual la persona se elige a sí misma y se construye en la elección, no ha de convertirse en un centro de gravedad único olvidando el movimiento de la libertad como adhesión; esta perspectiva, más incluyente, está en el origen de un orden nuevo y de una nueva inteligibilidad, desde la cual la libertad no es sólo ruptura y conquista sino también contestación responsable. En esa línea, “la libertad no es el ser de la persona, sino la manera como la persona es todo lo que es, y lo es más plenamente que por necesidad”47.

46 Ibid. P. 97. 47 Ibid. P. 99.


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Gráfica 6.1: La libertad condicionada


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Gráfica 7.2: La libertad condicionada


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1.2.1.6 La eminente dignidad. El movimiento que realiza la persona no se cierra sobre ella, sino que indica una trascendencia presente en el ser personal y que no escapa a toda denominación. Cabe recordar que una realidad trascendente a otra es una realidad superior en calidad de ser, que la otra no puede alcanzar sino por un salto de la dialéctica y la expresión; sin embargo, esta relación no excluye la presencia de la realidad trascendente en el corazón de la realidad trascendida. Ya en la persona, la trascendencia se manifiesta en un primer momento desde la actividad productora, pero más allá de ella; las creaciones más altas surgen en la persona como a pesar de ella, en un movimiento fácilmente confundible con el del impulso vital, con la diferencia que éste no remite a nada distinto de sí mismo. La trascendencia comienza con la conciencia de que se es más que la propia vida, y esta aspiración se considera negación de la persona como mundo cerrado, aislado en su propio movimiento. Desde esta mirada, la persona no es el ser, es movimiento de ser hacia el ser, y sólo es consciente en el ser al que apunta, riqueza que le confiere una continuidad de sobreabundancia, donde el hombre es movimiento para ir siembre más lejos (Malebranche)48. Ahora, la superación de la persona por sí misma es elevación, no sólo proyecto, requiriendo así un máximo de fuerza ascensional que evite la caída en crueldades y bajezas incluso por debajo de los animales. En este sentido, la estructura del movimiento de trascendencia la encontramos desde los valores, mas no asumiéndolos como realidades absolutas, sino personalizándolos, en el 48 Ibid. p. 103.


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reconocimiento de que su validez, como el de la trascendencia misma, no es objeto de prueba. Con ese precedente, puede decirse que el valor es fuente viva e inagotable de determinaciones, revelando lo que se denominaría una singularidad expansiva, que en últimas, tiende a incorporarse en un sujeto concreto. De tal forma, si bien se ha situado el valor en lo general como asunto o imperativo externo al hombre, su lugar auténtico es el ser personal: “las personas sin los valores no existirían plenamente”, y a su vez los valores tampoco existirían sin la opción personal hacia ellos49; así, en cuanto a la afirmación o negación de la subjetividad de los valores, Mounier afirma: “no son subjetivos en cuanto dependan de las particularidades empíricas de un sujeto dado; lo son en cuanto sólo existen en relación con sujetos”50. De acuerdo a lo anterior, la persona es un movimiento combativo, hacia un transpersonal que anuncia la experiencia de la comunión y de la valorización; no hay valor que no nazca y se establezca en la lucha, de donde surge la convicción de que “combatir la violencia es necesario, pero evitarla es renunciar a todas las grandes tareas humanas”51.

49 Ibid. P. 106. 50 Ibid. P. 106. 51 RICOEUR, P. El hombre no violento y su presencia en la historia. Citado por, MOUNIER, E. ibid. P. 107.


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Gráfica 8: La eminente dignidad Del panorama planteado surge la eminente dignidad del hombre, donde “el respeto a la persona humana, sólo secundariamente es respeto a la vida”52, lo cual se ratifica en la constitución de un cuadro de valor personal contra el cual, no prevalece ni siquiera la amenaza de muerte. Así, se encuentra una serie de direcciones de valor con clara articulación en la vida personal: Primero, la felicidad como valor supremo que no puede equipararse a la perfecta organización de los valores vitales y económicos, pues corre el riesgo de aislarse entre el egoísmo individual y el mecanismo colectivo, reemplazando la libertad por seguridad53. Segundo, la ciencia, ideal disolvente de las realidades personales en una consideración única desde la determinación objetiva, en el reconocimiento de que si bien, el movimiento de objetivación constituye un momento importante de la totalidad de la existencia, el problema surge en la negación reduccionista de una realidad más allá de la objetivable. Tercero, la verdad, en crítica a una razón impersonal que reduce la persona a un punto de vista limitado y cuya universalidad no es la de un mundo de personas, pues, o eliminan radicalmente al espectador como existente personal, o sólo dejan subsistir un espectador objetivo indeterminado; en este sentido, el asunto no es quitar valor a la objetividad sino tomar conciencia de la situación global del ser cognoscente: de hecho, el espíritu cognoscente está ligado a un cuerpo y una historia, llamado por un destino, y finalmente, comprometido en 52 Ibid. P. 107. 53 Ibid. P. 108-109.


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una situación precisa por todos sus actos incluidos sus actos de conocimiento. En un universo de personas, la verdad siempre es apropiada por lo cual no requiere una técnica, sino una conversión; lo anterior, no supone que la verdad sea subjetiva sino que lo impersonal se considera una primera elaboración de lo suprapersonal54, con la consiguiente creación de una lógica de la implicación o de la síntesis dialéctica, en la que a fases de negación sucederán fases de comprensión, compromiso y confianza ontológica, que a su vez conllevarían la indecisión y finalmente la ruptura, el rechazo, para volver a comenzar de forma constante. Con todo, esta dialéctica se ve amenazada por tres peligros: fijarse en un mecanismo automático objetivado y objetivante, detenerse en la indecisión o encastillarse en el eclecticismo. Cuarto, los valores morales; es preciso recordar que el universo personal define el universo moral, desde el cual queda excluido un estado de pre-moralidad que remite la observancia exterior a exigencias de valor y fuerzas. En esa línea, no basta el conocimiento objetivo de lo bueno y de lo malo sino que se necesita una conversión desde la libertad más allá de la obsesión moral; así, el cogito moral sólo madura a través del encuentro en que se manifiesta la viva y perturbadora herida del mal hecho a otro. En adelante, el combate moral prosigue en dos direcciones: el mantenimiento de la insatisfacción y el drama de la libertad en una continua tensión entre la ética de la ley y la ética del amor, donde la ley se convierte en instrumento de 54 Ibid. P. 110-111.


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liberación continua y consiguiente integración en un mundo de personas morales. Quinto, el arte, aspecto central de la vida personal, que se constituye a lo largo de la existencia en expresión sensible de su gratuidad íntima; entre lo trascendente y sublime, pero asimismo incorporado, el arte acerca a aquello que nuestros pensamientos y sentidos no pueden captar directamente. En esta perspectiva, es posible medir la dolorosa estrechez de los debates sobre el realismo, que en algunos casos tiende a presentarnos una realidad complaciente y vulgarizada, ante la cual el arte se ve obligado a protestar en nombre de la realidad total percibida en sus experiencias marginales y revelada mediante lo que constituye un problema dramático de comunicación. Sexto, el destino común de la humanidad, derivado de la conciencia de que existe una historia porque existe una humanidad. El problema radica en que si este destino está escrito de antemano, no hay cabida para la libertad, pero si no lo está, una lectura eficaz de la historia la tornaría objeto desarmándola de su valor. En un universo de personas, la historia es una co-creación de hombres libres, donde el margen entre la historia abandonada y la historia asumida, se da en el determinismo histórico55; así, el destino común de la humanidad, como reasunción constante de su historia, es un valor innegable para un universo de personas.

55 Ibid. 115-116.


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Séptimo, los valores religiosos, donde se subraya principalmente la estructura personal de la relación de fe y la incompetencia de cualquier demostración puramente objetiva. En el caso del cristianismo es radical su reconocimiento como la religión de una trascendencia que se encarna en un universo de personas, incorporado e histórico; allí, entran en juego: su inspiración creadora, la importancia central de la Encarnación y la atención a las desviaciones históricas que pueden derivarse. Esta inspiración originará en el personalismo cristiano, el énfasis en el carácter comunitario de la fe y la vida, y en el equilibrio entre subjetividad y objetividad, en oposición al individualismo religioso. Para terminar, es indispensable plantear el movimiento de ataque a los valores surgido de una propia debilidad interna en el impulso hacia el valor, expresado en términos simples: el fracaso surge por doquier sobre las altas obras del hombre56. Con Paul Ricoeur, es posible decir de la vida valorizada, que oscila entre un nivel lírico, donde el valor se muestra en su aspecto triunfante, y un nivel dramático donde se impone la permanencia del fracaso57. En dicho proceso, el sufrimiento es rescatado como gestor de fuentes de humanidad, más aún en su experiencia personal desde la cual se alcanza la total comprensión del origen del mal con la persona y su consistencia en una conciencia o conspiración de conciencias; este mal surgido en las desviaciones del desarrollo del ser personal, da carácter auténtico a la libertad: sólo hay verdadera elección ante el valor si la libertad puede elegir el no- 56 Ibid. P. 117. 57 Citado por Mounier en ibid. p. 117.


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valor, en el recuerdo constante de la aspiración de la persona a la plenitud.


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Gráfica 7.2: La vida valorizada


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1.2.1.7 El compromiso. La afirmación de que la existencia es acción, pasa en Mounier, por la comprensión plena de la vida espiritual en su sentido más amplio: por el lado del hombre, ésta designará la experiencia espiritual integral, y, por el lado del ser, su fecundidad íntima; se puede decir entonces: lo que no obra no es, desde donde una teoría de la acción ocuparía un lugar central en el personalismo. Al respecto, dos presupuestos: en primer lugar, es necesario plantear que si la acción supone la libertad, con todas los extravíos que ello conlleva, urge restituir el sentido de la persona responsable, y del poder desmesurado que posee cuando tiene fe en sí. En segundo lugar, la afirmación del esfuerzo hacia la verdad y la justicia como esfuerzo colectivo, donde sin embargo, sólo la personalización permite a la masa, al número, adquirir su sentido humano; en esa línea, no hay acción válida donde cada conciencia particular no madura a través de la conciencia total y del drama total de su época. Ahora bien, cuando no hay forma de darle sentido a la acción surgen varias alternativas equívocas: hacer cualquier cosa con tal que la acción sea intensa; elegir darse valores, con plena arbitrariedad y en una fidelidad precaria; rechazar la acción pues no hay razón suficiente para ninguna, en una repugnancia visceral al compromiso; o finalmente, la opción por una acción liberada de toda regla, en una especie de delirio. Por su parte, el personalismo planteado por Mounier, exige a la acción cuatro requerimientos: la modificación de la realidad exterior, la formación personal, el acercamiento a los hombres y el enriquecimiento del universo de valores. En primer lugar, en el hacer, la acción tiene por fin principal


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la dominación y organización de una materia exterior, económica; se refiere a la ciencia aplicada en los campos humanos, la industria, teniendo fin y medida en la eficacia. No obstante, el hombre no encuentra en estas operaciones su dignidad, y el economista debe remitirse a lo político y su articulación con la ética. En segundo lugar, en el obrar, la acción apunta a formar su agente, sus habilidades y virtudes, en otras palabras, su unidad personal; esta zona de la acción ética tiene su fin y su medida en la autenticidad. Aquí cobra importancia la convicción de que el hombre actúa hasta por la cualidad de su presencia, por lo cual la ética de una revolución se considera de tanta importancia como los cálculos de fuerza, desde el punto de vista de sus resultados; en consecuencia, técnica y ética son los dos polos de la inseparable cooperación de la presencia y de la operación en un ser que no hace sino en proporción a lo que es, y que no es sino haciendo. En tercer lugar, la acción contemplativa, como parte de la actividad que explora los valores y se enriquece con ellos, en una aspiración donde éstos invadan y envuelvan toda la actividad humana; su fin es perfección y universalidad, a través de la obra finita y la acción singular. Es necesario decir que la acción contemplativa no es indiferente a las relaciones y organizaciones exteriores de los hombres, y de hecho obra en la práctica de dos maneras: de un modo indirecto, como de inducción contemplativa en una experiencia que evita declarar inútil una actividad cuya utilidad práctica no vemos próxima; y de modo directo, cuando el contemplativo apunta directamente su acción a


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la conmoción de la práctica, esto es, una acción de tipo profético, pudiendo hablarse incluso de instituciones de este estilo. Valga decir que si el profeta no desprecia la eficacia, tampoco la calcula como el político, tiene la convicción de que “logrará al menos mantener la fuerza viva del hombre en el único nivel en que se abren siempre las brechas de la historia”. Por último, se encuentra la dimensión colectiva de la acción, en una dinámica comunitaria de trabajo, de destino o espiritual que con lo ya planteado, sobra explicitar como requerimiento indispensable de humanización integral. Finalmente, la extensión total de la acción se da desde la teoría del Compromiso, que Mounier plantea entre el polo profético y el polo político, en la consideración de su incidencia en la vida pública; de tal modo, el hombre pleno de acción es aquel que lleva en sí esta doble polaridad, aunque por lo general, ambos temperamentos: el político, -que vive en el arreglo y el compromiso-, y el profético, -que vive en la meditación y la audacia-, no coexisten en el mismo hombre. Desde la primacía del compromiso para Mounier, la filosofía que espera causas perfectas y medios irreprochables, está renunciando a actuar, pues no sólo no existen jamás situaciones ideales, sino que ni siquiera es posible elegir las situaciones iniciales en las que las personas se hayan inmersas; de hecho, cuando se habla de comprometerse, parece dejarse en el olvido que las personas concretas ya están comprometidas en su historicidad desde lo cual, cualquier abstención es ilusoria.


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Desafortunadamente, la fuerza del compromiso nace de la tensión fecunda suscitada entre la imperfección de la causa y su fidelidad absoluta a los valores implicados; así pues, la fidelidad por caminos desconcertantes y el propio estado de desposesión dado por el riesgo, son las condiciones que posibilitan un ambiente de grandes acciones. En esta estructura trágica de la acción, se hace clara la distinción entre compromiso y alistamiento, y aunque la causa de la verdad no se distinga en ocasiones de la causa del error, la relatividad de toda acción, nos remite a su comprensión como medio de conocimiento. La acción así situada no resulta fácil, es siempre dialéctica, en el sostenimiento necesario el ensayo táctico junto al testimonio profético.


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Gráfica 8: El compromiso


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Concluyendo todo este apartado sobre las estructuras del Universo Personal, una breve apreciación sobre el estudio de la vida comunitaria que por lo general, se asume como la segunda parte de la teorización de Mounier, y la más extensa, llenando la mayoría de sus escritos. Siguiendo las líneas planteadas, la única comunidad válida es aquella que privilegia el progreso en el proceso de personalización. En ese sentido en el Manifiesto, bajo el título Estructuras fundamentales de un régimen personalista58, se detallan las líneas básicas para la reorganización de este nuevo régimen que supone una revisión de las estructuras de la vida colectiva actual; se plantean temas como la educación personalista, una economía para la persona, un análisis de la sociedad política y la sociedad internacional, los cuales no son más que derivaciones del planteamiento antropo-filosófico, tal como ya se ha expresado. Así, el no abordaje del estamento comunitario en un ítem aparte queda justificado porque lo esencial de ello ya ha sido presentado en su relación con el asunto antropológico personal, y, lo circunstancial correspondería al siguiente ítem aplicativo, desarrollo o consecuencia de lo primero. Citando al mismo Mounier: “Estas verdades son el personalismo mismo, hasta el punto que resulta un pleonasmo designar a la civilización que persigue como personalista y comunitaria”59. 1.2.2 Algunos desarrollos. Salvado lo anterior, se presenta en este apartado, a modo de exposición ejemplificativa de las aplicaciones o desarrollos que hace 58 MOUNIER, E. Manifiesto al Servicio del Personalismo. P. 645-740. 59 MOUNIER, E. El personalismo. P. 56.


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el propio Mounier de su pensamiento antropo-filosófico, una breve muestra de su pensamiento político, su pensamiento social –en relación con temas como la cultura, familia, educación-, y finalmente, su postura frente al cristianismo y su desenvolvimiento ante la crisis imperante. En primer lugar, Mounier reconoce la importancia del asunto político que si bien no es un fin último, sí está implícito en toda la estructura a la que pertenece la persona60. Lo primero en este campo, es encontrar el auténtico lugar del Estado en cuanto objetivación fuerte y concentrada del derecho, en el reconocimiento de este último a su vez como garante institucional de la persona. Para el personalismo mouneriano, el problema crucial es la legitimidad del poder ejercido por el hombre sobre el hombre, en una contradicción de la relación interpersonal; en este sentido, Mounier opone el pensamiento anarquista al liberal, donde el primero rechaza el poder en aras de la persona y el segundo, plantea un egoísmo pesimista sobre la persona, a favor del poder. Aunque inclinado fuertemente hacia ciertas tendencias anarquistas, Mounier reconoce la importancia del poder fundado sobre el respeto, la promoción y la orientación hacia el destino final de la persona. Teniendo en cuanta lo anterior, aparece el problema de la democracia, en la cual la subordinación de la persona no ha de significar la pérdida de su soberanía de sujeto. De esta manera, la soberanía popular no puede fundarse en la soberanía del número, pero tampoco puede rebajarse a la 60 Ibid. P. 147.


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soberanía anárquica de libertades individuales; ha de ser más bien, la autoridad de una sociedad de personas racionalmente organizada en un orden jurídico. Así, la iniciativa popular se expresa de dos maneras: por la representación sincera, eficaz e integral de las voluntades de los ciudadanos, y por la presión directa sobre los poderes, que conserva su legitimidad cuando éstos ocultan la injusticia y la opresión. En estrecha relación con lo planteado, Mounier presenta el concepto de nación como mediación universalizante, que educa al hombre racional, enriquece al hombre social y lo proyecta en sus múltiples posibilidades, ejerciendo un papel regulador de una parte del equilibrio humano, que por lo tanto, lo constituiría en elemento integrante de la vida espiritual61. Ampliando esta reflexión, se exponen temas como la cada vez mayor internacionalización del mundo, en camino hacia la unidad mundial, que deberá realizarse desde tres condiciones: la renuncia a una soberanía total en provecho de una comunidad democrática de los pueblos; la unión entre los pueblos, más que entre sus gobiernos, y por último, la destrucción de las fuerzas del imperialismo por los pueblos unidos. Entre otros aspectos relacionados, Mounier plantea también la incidencia del personalismo en asuntos como la xenofobia y el racismo, especialmente por la época abundante en expresiones nacionalistas; por supuesto, estos extremos son rechazados, pero no se obvia el hecho de que, de algún modo, evidencian diferencias étnicas que no se pueden pasar por alto. Asimismo, la finalización del fenómeno de colonización en apoyo de una guía a las 61 Ibid. P. 145.


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nacientes naciones hacia la independencia y no a la guerra en ocasiones fratricida. Respecto al pensamiento social, pero íntimamente ligado con lo anterior, Mounier critica el primado de lo económico como un desorden del que hay que salir, en lo cual coincide con el análisis marxista: el hombre que se volvió sujeto políticamente desde la democracia liberal, sigue siendo objeto desde el plano de la existencia económica62. Ahora bien, en pleno cuerpo capitalista aparecen los primeros esbozos de un mundo socialista que el personalismo de Mounier apoyaría en un sentido renovado, riguroso y democrático63. En la perspectiva personalista, los problemas de la organización y los problemas humanos resultan inseparables, pero en el intento de asegurar el nexo de ambos niveles se llega a la edificación de una economía corporativa desde la imagen del hombre como organismo, o basándose en las relaciones interpersonales, pero siempre evolucionando hacia lo concreto a través de lo abstracto y no viceversa. Ante la incapacidad de reformas económicas de la democracia parlamentaria, el socialismo aparecería como respuesta, asumiendo la obra de los movimientos campesinos y obreros, pero nunca descuidando la conservación de su integridad inicial. Ya en otro campo, Mounier plantea la sociedad familiar como una de las más espirituales, en el potencial personalizador que posee en sí misma. Para la explotación 62 Ibid. P. 139-140. 63 En esta línea, Esprit publicó diversos artículos sobre diversos temas: Sindicalismo, el trabajo y el hombre, la persona obrera.


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de dicho potencial es necesario el reconocimiento de su estructura carnal que evidencia innumerables dramas individuales y colectivos, limitando su espiritualidad, pero asimismo, la densidad que la constituye en célula social. En este sentido, en ella existe el riesgo de que las personas carezcan de la distancia mínima necesaria a la intimidad, provocando desequilibrios internos que terminan por transmitirse a las sociedades que integran; sin embargo, más allá de la funcionalidad, no hay que perder su sentido como punto de articulación entre lo público y lo privado, es decir, como espacio donde se une cierta vida social con cierta intimidad, convirtiéndose por ello en nudo capital del universo personal. En ampliación de estas perspectivas, Mounier asume temas como la condición de la mujer, y la necesidad de desentrañar lo permanente y lo histórico en su desenvolvimiento social, así como sus retos en mundo hecho por y para el hombre. En el mismo campo del pensamiento social, Mounier aborda el tema educativo, presentando el fin de la educación como el de despertar personas; así, una persona se suscita por llamado en la conciencia de que su trascendencia le supone que no pertenece sino a sí misma64. Igualmente, es radical la comprensión de que el niño es sujeto inserto en colectividades, que se le constituyen en medios formadores naturales: la familia, la nación, y para los cristianos, también la Iglesia. Ahora, la educación en Mounier no se reduce al problema de la escuela, que no es sino un instrumento educativo entre otros, pese a su reconocimiento como institución nacional sin ser un órgano del Estado. En extensión del desarrollo 64 Ibid. P. 151.


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educativo mouneriano, aparece la cultura, considerada una función global de la vida personal; en ese sentido, todo es cultura, y no existiría una cultura sino tantas como actividades posibles. La cultura consiste, entonces, en una transformación profunda del sujeto, que lo dispone para mayores posibilidades; desde dicho planteamiento, la cultura, como la persona, se despierta en un proceso en el que puede y debe ser dirigida, recordando que en el nivel creador es el pueblo, comunidad no colectividad, el gran recurso de renovación cultural. Concluyendo este apartado que en buena parte, podría considerarse la mirada panorámica que Mounier hace de las diversas estructuras de su época bajo la óptica de sus reflexiones, presento algunos lineamientos de la postura sobre el cristianismo. Para Mounier, el espíritu religioso, más que ocuparse en la apologética, ha de distinguir lo auténtico de lo inauténtico, coincidiendo en ello con el espíritu del personalismo; en este sentido, el principal compromiso al que debía atender el cristianismo de primera mitad del siglo XX, era su ruptura con los desórdenes establecidos, y más aún, con el surgimiento de realidades concretas e ideológicas a las que no hacía frente. Pese a ello, la crisis no significa necesariamente el fin del cristianismo sino el fin de cierta manera de asumirlo; el movimiento necesario era entonces, de retorno a su posición primera: el doble rigor de la trascendencia y la encarnación, manteniendo vivo el espíritu. En sintonía con ello, se establece una crítica al conformismo y la falta de lucha, a la identificación con los principios burgueses olvidando la radicalidad del Evangelio, y al pietismo sin exigencias profundas. Poco


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más adelante, bajo la figura de ‘progresismo cristiano’, estas críticas dieron pie al diálogo con el marxismo, lo cual terminaría en fuertes ataques tanto de la Iglesia Católica como de algunas corrientes comunistas. 1.3. VALOR FILOSÓFICO Expuestos ya los principales postulados del pensamiento de Emmanuel Mounier, se dedica este apartado final a realizar una apreciación sobre el valor filosófico de la propuesta personalista mouneriana, teniendo en cuenta las críticas de algunos de sus principales intérpretes así como la postura de la academia filosófica frente al pensamiento personalista. En este sentido, no sobra recordar la distinción planteada desde un comienzo entre la corriente personalista, y el pensamiento exclusivo de Emmanuel Mounier: ambos ligados estrechamente, sin lugar a duda, pero sin una identificación total entre sí. Es necesario decir que en algunos casos, las críticas y valoraciones de los autores son hechas al personalismo en general, pero aplicables al pensamiento creado por Emmanuel Mounier. Se divide este apartado en: posturas relacionadas con el valor del personalismo a nivel contextual y sus repercusiones a nivel político y social, y, posturas sobre su consistencia y definición como sistema filosófico. 1.3.1 Valor Contextual. Como ya se planteó, el inicio del siglo XX se caracterizó por lo que podría resumirse en dos tendencias: el individualismo liberal y los totalitarismos; esta polarización se trasladaba, más allá del nivel teórico-académico, al nivel social y político, en un reduccionismo de la situación a dos grandes bandos: liberalismo versus comunismo. Lo anterior, sumado a la particular situación


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internacional que conllevó las dos guerras mundiales, exigía la elaboración de una respuesta intelectual que ayudara a la comprensión y resolución de los problemas en juego: recoger de la modernidad sus elementos positivos y proponer un nuevo proyecto cultural e intelectual. Esa respuesta, en principio teórica, debía permitir la interacción con la realidad social para elaborar propuestas de acción alternativas a las dos existentes. Ahora bien, dicha respuesta alternativa aparece mediante la noción de Persona, al enriquecer la extensa tradición cristiana con el uso del concepto como referencia central de una teoría filosófica. Burgos plantea: “Tomar a la experiencia de ser persona y encontrarse con otras personas como punto de partida del pensamiento filosófico era un camino nuevo que todavía no se había recorrido”65 y que ofreció las respuestas que buscaban. La escuela francesa, Mounier, Maritain, Marcel, plantea entonces una primera formulación profunda y sistemática en torno a la persona, como ser esencialmente social y comunitario, con valor en sí mismo, por la trascendencia como dimensión fundamental, y asimismo, con fácil incidencia práctica, dada la cercanía entre el concepto de persona y la teoría social o política66. Los distintos autores coinciden en la innegable relación que el pensamiento de Mounier establece con la realidad. Luis José González en la introducción a El

65 BURGOS, J. op. cit. p. 26. 66 Ibid. P. 26-27.


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Personalismo67, presenta el personalismo como una filosofía situada en la realidad y no a partir de supuestos abstractos: en Mounier el sujeto pensante es ante todo existente, encarnado en una historia; las verdades o convicciones no son impersonales sino arraigadas en la vitalidad propia de los pueblos; en esa línea, es un pensamiento abierto, que según el mismo Mounier no quiere constituir un sistema, liberándolo de pretensiones de exclusividad y de definitividad68. De este modo, se reintegra el conocimiento al conjunto de la actividad humana, donde el aparato conceptual es considerado instrumento y no fin en sí mismo. De lo anterior, se deriva una concepción de filosofía política en la que la estrecha unión ser-sociedad supone una orientación ético social: la crisis a la que Mounier intenta responder es moral sin dejar de ser política. Así, en el pensamiento mouneriano la metafísica antropológica tiene incidencia en la situación histórica, evidenciando las implicaciones y exigencias políticas de una filosofía de la persona; de hecho, asuntos como la defensa de los derechos humanos, la crisis de la afectividad y la familia, e incluso, la aclaración sobre la misión del pensamiento en la sociedad, entre otros ejemplos, resultan vanos sino se apoyan en una concepción del hombre como persona. No obstante, Vela plantea cómo en Mounier es clara la aversión a que el pensamiento degenere en el reduccionista juego político partidista: tomar partido es aceptar una teorización global e interpretativa de los 67 GONZÁLEZ, L. Presentación. En: MOUNIER, E. El Personalismo. P. 9-19. 68 ibid. P. 13.


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hechos, con carácter excluyente69. Con todo, hay que recordar que desde el pensamiento mouneriano ya planteado, lo anterior no supone la abstención o la no participación en el sistema político, sino más bien comprometerse sin perder la libertad.

Para terminar, presento el último de tres puntos en los que Luis José González expresa la importancia del pensamiento de Mounier para su relectura en América Latina: la orientación fundamental hacia la liberación y realización del hombre en comunidad; desde la persona se juzgan todas las estructuras, ideologías, sistemas políticos y compromisos. Aprender el valor de la persona en la libertad y autenticidad es reconocer que “nuestro pueblo nació en la lucha contra la negación de su personeidad”70, desde donde la lucha en defensa de la dignidad es para Latinoamérica una respuesta necesaria ratificada en la similitud de la crisis ontológica del contexto en el que se dio origen al personalismo mouneriano71. De la misma manera, esta conciencia lúcida y crítica de lo que es el ser humano en cuanto persona, implica: la comprensión del mundo como conjunto de posibilidades, la preocupación por la persona concreta, la dinamización de la historia a través de la utopía, y de forma especial, la urgencia del compromiso en la asunción concreta de los elementos anteriores. 1.3.2 Consistencia y definición del personalismo mouneriano como filosofía. Pese al innegable valor de 69 VELA, F. op. cit. P. 42. 70 GONZÁLEZ, L. op. cit. P. 16. 71 ibid. P. 16.


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las apreciaciones anteriores, los obstáculos para el reconocimiento del personalismo como filosofía van en otra línea. En muchos casos, la escuela francesa nacida en la década de los 30 es considerada simplemente una reacción intelectual a la situación de crisis en la época entre guerras; en este sentido, el personalismo no sería sino un movimiento que surge en oposición a las ideologías imperantes pero sin ofrecer una alternativa doctrinal (aunque sí social) definida. Con lo presentado en el apartado anterior, los partidarios tienen suficientes argumentos para asumir el surgimiento como fenómeno de reacción como una gran ventaja; sin embargo, aún quedarían por responder otros cuestionamientos: la novedad, el aparente eclecticismo, y por último la definición de su núcleo propositito.

En primer lugar, se cuestiona la creación de una filosofía nueva sobre un concepto tan antiguo como el de persona, cuya mención no supone ninguna novedad; en respuesta a este argumento, habría que retomar la distinción, ya mencionada al comienzo del capítulo, entre la valoración de la persona y la estructuración de una filosofía en torno a ese concepto, como categoría central. Más aún, habría que decir cómo Mounier no plantea la persona con base en categorías surgidas fundamentalmente del análisis del mundo material o animal, sino mediante categorías específicas elaboradas a partir del análisis de la experiencia humana72, en lo cual radicaría de forma más sustancial la diferencia entre el personalismo en sentido genérico y el personalismo en sentido esctricto, en donde 72 Una ampliación clara de esta postura en BURGOS, J. op. cit. p.158-162.


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toda la estructura técnica depende de la noción personal. Junto a esta novedad temática, está la novedad temporal, atendiendo a la precisión de la época, planteada en el ítem anterior. En segundo lugar, se encuentra la concepción del personalismo como un pensamiento ecléctico, en cuanto se apoya en puntos fundamentales de otras corrientes sin casarse con ninguna. Este ‘eclecticismo’ incluyente de algunas de las principales corrientes filosóficas, como se vio en el apartado de las tendencias presentes en el pensamiento de Mounier, se asume desde los partidarios personalistas como un diálogo novedoso y enriquecedor; de hecho, ante la evidencia ecléctica, se plantea la importancia radical, no en la existencia del eclecticismo dentro del pensamiento personalista, sino en si ello es pertinente o perjudicial. Vela más que el personalismo como pensamiento ecléctico, lo presenta como pensamiento dialéctico, esto es, abierto a la superación de los planteamientos discrepantes, a través del propio diálogo que se convierte en su instrumento de trabajo; esto se expresa en la perspectiva tensional presente en la obra de Mounier, que podría considerarse un permanente intento de síntesis de dos niveles: lo histórico y lo permanente, lo estructural y lo espiritual, lo absoluto y lo concreto. Es de recordar que este discurso dialéctico le ocasiono fuertes críticas por la directa relación con el marxismo73. En tercer lugar, el personalismo mouneriano y a nivel general, se enfrenta a la crítica más fuerte y sólida: la falta 73 VELA, F. op. cit. P.43-44.


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de definición. Según esta postura, existen innegablemente principios inspiradores, los cuales, sin embargo, no constituyen un cuerpo de doctrina sólido, preciso y estructurado; en esa línea, el personalismo sería un movimiento intelectual y cultural pero nada más. Ahora, si se tiene en cuenta el intento siempre presente de ligar pensamiento y vida, y de resolver problemas concretos de la sociedad, el proceso de surgimiento y consolidación de la corriente personalista ha sido marcado por una constante elaboración y aplicación de principios, en la que la insistencia primera parece estar en la aplicación evidenciando poca reflexión y precisión en la elaboración de los mismos. El resultado es entonces, una doctrina etérea e imprecisa con márgenes conceptuales difusos. En el caso de Mounier en específico, hay que decir que sus seguidores insistieron más en la dimensión de lucha y compromiso olvidando la seria reflexión filosófica que habría de derivarse como base intelectual de cualquier tipo de acción. Esta tendencia se mantiene incluso hoy en día, cuando el personalismo es asumido como movimiento inspirador de cambios sociales e ideologías; no obstante, hay otra corriente que considera esta alternativa inadecuada e infructuosa pues conlleva, tarde o temprano, la pérdida de identidad en una indefinición peligrosa: su vigencia e interés se mantendría en un contexto como el de Esprit donde la opinión pública y el reconocimiento general la avalaban, pero luego pagaría, como de hecho sucede, el precio de la imprecisión intelectual74. 74 Uno de los ejemplos más claros de esta polaridad en el movimiento personalista está en España, entre la Fundación Emmanuel Mounier –más inclinada por la presencia política- y la Asociación Española de


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Las consecuencias de esta indefinición se dan en campos intelectuales afectados por los desarrollos posteriores del personalismo, donde algunas conclusiones a raíz de sus principios resultan claramente dispares unas de otras. La respuesta a este cuestionamiento se basa en lo reciente del personalismo, que deja puntos doctrinales sin mayor solidez definitoria: mientras hay campos definidos, como el asunto antropológico, hay también un amplio margen abierto a las distintas interpretaciones y aplicaciones; nos referimos a campos como la bioética, la sexualidad, la teología moral, en los cuales la pertinencia se ratificará con el desarrollo que se ha hecho y continuará haciendo de las nociones primeras. Cabe recordar que en el presente trabajo se atiende a las propuestas y nociones básicas antropológicas que se considera la parcela de mayor definición, así como el espacio fundante de los desarrollos posteriores. Para finalizar este punto, es necesario anotar que aunque en el pensamiento antropo-filosófico de Mounier se han abordado temas novedosos, y han hecho aportes interesantes, aún no puede considerársele a su doctrina antropológica un bloque concluso y cerrado, menos aún a sus aplicaciones y desarrollos consecuentes en distintos campos, que siguen siendo tema de investigación y desempeño en diversos campos del saber humano. 1.4 CONCLUSIÓN

Personalismo –cuyos intereses van más hacia la fundamentación académica-.


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Ahora bien, teniendo en cuenta el enfoque de la Historia de las Ideas, la definición del personalismo de Mounier como filosofía, pierde importancia, desde el reconocimiento de su validez como horizonte de comprensión incluso sin la estructura filosófica, más aún, en cuanto es una corriente de pensamiento cuya influencia en la sociedad de su época, queda ya ratificada por lo planteado, explicitando en aspectos concretos la repetida importancia de la relación del contexto con el pensador, más aún con toda una generación, como a la que pertenece Emmanuel Mounier. Sin embargo, se reconoce su estilo asistemático y sus consecuentes repercusiones en cualquier confrontación académica; en ese sentido, no se niega la importancia de una sólida fundamentación, esto es, la tarea permanente de construcción de una filosofía personalista con rigor, profundidad y sistematicidad, en una labor de reivindicación académica, que en parte se está llevando a cabo hoy en día, por la tendencia representada en la Asociación Española de Personalismo (AEP), en contraste con la Fundación Emmanuel Mounier, más preocupada por la presencia en los distintos ámbitos de lo público. En apoyo de lo anterior, es de tener en cuenta que buena parte del valor filosófico de la propuesta mouneriana, radicaría en la vitalidad social de su pensamiento, ejemplificada bajo el movimiento Esprit. De hecho, para Luis José González, la influencia de esta revista movimiento “permitió a católicos y no católicos unir sus esfuerzos para denunciar el desorden y trazar un nuevo camino de civilización defendiendo los valores espirituales”, más aún, plantea que “los grupos Esprit que


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se han formado en torno a la revista han sido uno de los principales exponentes del pensamiento defensor de la persona humana en occidente”75. En esa tónica, podría decirse que la pretensión de Mounier, al no reducirse a crear una filosofía más, lo llevo a la concepción de un pensamiento que impregnando la realidad diaria, reorientase la intelectualidad hacia el hombre como persona; de manera que el cuestionamiento por la imprecisión y la falta de definición, se compensa por una disposición permanente al replanteamiento. A ese respecto, Vela afirma que en Mounier encontramos “algo más y algo menos que una filosofía”76: donde más allá de la estructuración sistemática, la validez está dada por el aporte a la crisis de la civilización y las alternativas al estatuto de persona y a la nueva articulación del hecho social. Todos estos presupuestos expuestos en el presente capítulo, se constituyen en criterios conceptuales y metodológicos que permiten el trabajo de rastreo, análisis y valoración presentado en los capítulos posteriores. Así, en el desarrollo del trabajo no se concibe ingenuamente la equiparación entre Personalismo y pensamiento de Mounier, sin una verificación que apoyase tal intuición. Teniendo esto en cuenta, el trabajo posterior lejos de recoger alusiones vagas con cierto parecido al

75 GONZÁLEZ, L. El empeño temporal del cristiano. En: Universidad Santo Tomás, (Bogotá) #14-15, mayo-diciembre de 1972.P. 229 – 230. Cita a partir de la cual menciona varios autores que recalcan la importancia de la revista y movimiento Esprit en los años 30 y en el movimiento renovador de la Iglesia. 76 VELA, F. op. cit. p.37.


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pensamiento de Mounier o en reivindicación de la persona, es una reconstrucción basada en alusiones explícitas, salvo ciertos apartados donde se indica claramente. En aras de la unidad semántica exigida en la investigación, en este trabajo se utilizará la expresión ‘personalismo/personalista’ cuando se presente en genérico, esto es, el personalismo amplio: todo pensamiento, pensador o postulado cuyo centro de reflexión sea la persona y “devuelva al hombre la conciencia de su singularidad personal y el carácter comprometido de su existencia”77; de tal manera que cuando se aluda al pensamiento de Mounier se dirá explícitamente o se utilizará la expresión personalismo mouneriano. Finalmente, es necesario recordar, la opción preferente –no exclusiva- por la antropología filosófica presente en la obra de Mounier; así, en los capítulos siguientes se plantean los términos antropología mouneriana o postulados/planteamientos antropológicos, queriendo entender antropo-filosóficos. 77 Ibid. P. 34.

2. RECEPCIÓN Y DESARROLLO HISTÓRICO DEL PENSAMIENTO DE E.

MOUNIER EN COLOMBIA

El presente capítulo es resultado de la reseña, análisis y clasificación de 131 publicaciones realizadas en Colombia, cuyo contenido es personalista y/o hace alusión al pensamiento de Emmanuel Mounier, de acuerdo a los criterios conceptuales y metodológicos presentados en el capítulo anterior. En ese sentido, las publicaciones se analizaron a partir de, entre otros aspectos: intencionalidad, lineamientos comunes, aportes significativos al tema general o a alguno de los campos propuestos, razones que justificaran la alusión preferente a Mounier, aspectos del pensamiento mouneriano que se privilegiaran, bibliografía utilizada de autoría de Mounier o sobre él, y en algunos casos, número de ediciones; como indicador de la importancia de las publicaciones y de su trascendencia e influjo social e intelectual. Aunque el presente capítulo es fruto de dicho trabajo, es necesario caer en cuenta de que buena parte de las conclusiones derivadas de estos criterios se encontrará, como corresponde, en la valoración crítica del capítulo 3,


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junto a la relación con la historia, como clave interpretativa. Ahora bien, con el fin de evitar en el cuerpo del capítulo, la continua y repetitiva alusión a las ediciones y publicaciones específicas de las obras de Mounier -en términos de editoriales y países- se ha creado un breve apéndice Sobre las publicaciones de Mounier en Colombia (Cfr. Apéndice B), permitiendo así aludir, en el cuerpo del capítulo simplemente al título de las obras utilizadas. Asimismo puede consultarse la Lista de Publicaciones Reseñadas (Cfr. Apéndice C), que suma a la anterior organización, una clasificación por grado de intensidad de recepción. A continuación, se encontrará un breve planteamiento del proceso de recepción por décadas, seguido de la reseña de las publicaciones desde un abordaje temático, privilegiando la aplicación del pensamiento de E. Mounier a temas y problemas específicos. 2.1 BREVE ESBOZO POR DÉCADAS En este ítem, se plantean principalmente, algunos lineamientos generales por décadas, orientados básicamente a partir del Cuadro de Recepción. Esta visión panorámica permite dar paso a la exposición propiamente tal de lo encontrado, en el Abordaje por núcleos temáticos. En primer lugar, la década de los 60s, marca la línea de entrada de Mounier en Colombia, a partir del cristianismo católico comprometido, en su pregunta por los problemas políticos y sociales. Se creó así un ambiente preparatorio,


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donde la profundización en la fe guiada por los documentos del Concilio Vaticano II y del Consejo Episcopal Latinoamericano, se unió a la reflexión por la problemática social y la consecuente búsqueda de respuestas; y en ese ambiente, Mounier apareció como referente necesario. Los 70s, por su parte, se constituyen en la principal etapa de estudio consciente de Mounier, especialmente en el Centro Emmanuel Mounier, pero asimismo en diversas universidades entre las que se destacan la Santo Tomás y la San Buenaventura, donde aparecen diversas tesis que evidencian un interés imperante. Estas manifestaciones tienden a una recuperación de la fundamentación antropológica del pensamiento mouneriano, y a partir de ella, ciertos desarrollos en campos donde se resalta una concepción particular de la persona y sus dimensiones, como base para otras construcciones. Aparece en este contexto el inicio de la reflexión educativa, así como la obra de Luis José González, quien se convertirá en un referente indispensable al hablar de E. Mounier en nuestro país. En la década de los 80s, se caracteriza por la consolidación de la reflexión educativa, especialmente en relación con la propuesta Educación personalizada, surge así, un movimiento que bajo los planteamientos antropológicos de Mounier elabora lo que podría denominarse una “pedagogía personalista”.

Los 90s, marcan un hito por la inclusión de la reflexión personalista al ámbito político –más allá de las reflexiones


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de los 60 y 70-, sobre todo a partir de la Constitución del 91. Aunque Mounier no se convierte en un referente principal ni único, la importancia de temas como Derechos Humanos, y el personalismo en derecho, sí evidencian una fuerte herencia mouneriana. También es de resaltar en esta década, la continuación de los alcances educativos, y a finales, el inicio de la reflexión bioética. Finalmente, en la primera década de este siglo, se destacan, por una parte, algunos plantemaientos bioeticistas, donde el nombre de Mounier reaparece iluminando buena parte de las reflexiones, y por otra, ciertas alusiones al pensamiento mouneriano en relación con el interés comunitarista suscitado por el proyecto de Estado. Asimismo, pueden percibirse algunos como esfuerzos aislados en campos dispares pero con la necesidad común de una profunda raíz antropológica. 2.2 ABORDAJE POR NÚCLEOS TEMÁTICOS Ahora bien, teniendo en cuenta lo anterior, se presenta el siguiente abordaje de las publicaciones, desde una organización cronológica de acuerdo al inicio de las corrientes. 2.2.1 Mounier y Cristianismo en América Latina (60s-70s). Como se ha indicado, el cristianismo comprometido, se constituyó en la línea de entrada de E. Mounier en Colombia, provocando más un ambiente de estudio y reflexión, que múltiples evidencias académicas, en términos de publicaciones. No obstante, es posible percibir ciertos elementos que posibilitan cierta seguridad en la


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afirmación de una presencia concreta y palpable de Mounier en estos años. 2.2.1.1 Mounier como precursor de la reforma católica conciliar. Sigo en este primer ítem, los planteamientos de Luis José González, en el artículo El empeño temporal del cristiano según Emmanuel Mounier (017)78, artículo-extracto de su tesis doctoral publicado en 1972, en la Revista Universidad Santo Tomás –posteriormente Revista Análisis-; una de las primeras publicaciones en nuestro país de este autor, a quien dedicaremos un apartado especial. El artículo, presenta aportes fundamentales sobre la relación de Mounier con el cristianismo progresista y la concepción del mismo como precursor del Concilio Vaticano II. González introduce planteando la necesidad de volver la vista al pasado, hacia los pioneros de nuestro pensamiento teológico actual, incluyendo entre ellos a Mounier, aludiendo a él como creyente y pensador, forjador de la conciencia política de los cristianos del siglo XX. Se hace énfasis en el surgimiento de su pensamiento en la Francia de los años 30, que para la Iglesia Católica específicamente, se caracterizaron por una profunda renovación de vida en la que, dice González, Mounier tuvo una influencia decisiva; y aunque reconoce que determinar dicha influencia y sus reprecusiones es una tarea difícil, González plantea la influencia indirecta de Mounier en estos términos: 78 En adelante las publicaciones reseñadas se indicarán entre paréntesis según su numeración (001) – (131), de acuerdo a la Lista de Publicaciones Reseñadas (Apéndice C ).


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Al contacto con su persona y con sus escritos numerosos cristianos han tomado conciencia de sus responsabilidades y han contribuido, de una u otra forma, a cambiar el rostro de la Iglesia. Por eso el mejor modo de valorar un poco la obra de Mounier en su vertiente eclesial consiste en destacar los rasgos principales de ese camino que él marcó en unos años de desorientación y que hoy, después del Concilio Vaticano II, es aceptado sin dificultad79.

Con este presupuesto, bajo la categoría mouneriana de ‘empeño’80, González atribuye a Mounier el hecho de ser pauta indispensable para los cristianos en búsqueda de la eficacia histórica, a través del diálogo entre la Iglesia y el mundo. En ese sentido, afirma que es innegable su influencia en numerosas personas y grupos que han encontrado en él una inspiración para la liberación del hombre dando respuesta a las exigencias temporales de la fe cristiana, aludiendo así en concreto, a la influencia de Mounier en el pensamiento político católico. Ya explícitamente, sobre la influencia de Mounier y sus ideas en el Concilio Vaticano II, González no duda en decir:

79 GONZÁLEZ, L. op. cit. p. 225. 80 El autor traduce en este artículo, la palabra francesa engagement, como ‘empeño’, no como ‘compromiso’ como aparece en el resto de su obra.


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Mounier es uno de los que prepararon a distancia el Concilio Vaticano II. El hecho de que su pensamiento no resulte hoy disonante en la Iglesia, como resultó hace cuarenta años, y siga conservando sin embargo, toda su actualidad, es la mejor prueba de su carácter profético. Fue en los años 30 cuando se dieron los grandes pasos iniciales de ruptura con la cristiandad feudal que hicieron acuciante la exigencia de renovación de la Iglesia.

Y más adelante:

La liberación del rostro de Dios y del cristianismo de sus desfiguraciones históricas, la afirmación de la Iglesia como Pueblo de Dios itinerante y pobre en marcha con toda la humanidad, el reconocimiento de todos los valores existentes en el mundo moderno, la aceptación del ateísmo como interpelador de la conciencia cristiana, la invitación al diálogo con todos los hombres de buena voluntad, el reconocimiento de los carismas que el Espíritu comunica a los fieles, el rechazo de la separación entre lo espiritual y lo temporal, el recuerdo al cristiano de que es “ciudadano de la tierra” y debe empeñarse seriamente en las tareas temporales, la concepción del hombre como persona y comunidad, son algunas de las facetas que tejieron la vida y el pensamiento cristiano de Mounier y que más tarde proclamó el Concilio81.

81 ibid. p. 230-231.


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Plantea además que para el cristiano, el pensamiento de Mounier representa un esfuerzo considerable por redescubrir el sentido original del cristianismo y liberarlo de los compromisos con la civilización burguesa decadente. Así, el tomar conciencia de la situación en que se está inmerso, y romper con ella, marca lo que denomina el sentido teológico del empeño que recorre y marca definitivamente todo el pensamiento mouneriano. El artículo es pues, el análisis del problema del empeño temporal del cristiano a la luz de la relación Iglesia-Mundo, desde diversos trabajos publicados en su última obra: La cristiandad difunta. Para González, con este libro, Mounier entra de lleno en la problemática de la teología política. Como principio fundamental de ello, se afirma la distinción entre los órdenes temporal y sobrenatural, y en consecuencia, se procura evitar todo tipo de reducción poniendo en boca de Mounier que aunque el Reino de Dios no es de este mundo, el cristiano sí lo es y ha de asumir dichas responsabilidades: “Mounier nos presenta lo temporal como sacramento del Reino de Dios”82. González finaliza el artículo reiterando que la superación de Mounier en cuestiones de lenguaje, no supone que sus ideas hayan perdido validez y todo lo contrario, conservan plena actualidad, más aún en la situación del cristianismo en América Latina. 2.2.1.2 Centro Emmanuel Mounier. En la década de los 60 aparece en Bogotá, el Centro Emmanuel Mounier, que constituye un segundo elemento que evidencia la

82 ibid. p. 254-255.


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influencia de Mounier y su aparición en nuestro país en el contexto del cristianismo. El centro tiene su origen a principios de la década de los sesenta cuando el señor Carlos Ricaurte Samper, secretario ejecutivo de la Fundación de Cultura Católica, recibe como donación la casa ubicada en el barrio Palermo, y la convierte en la Biblioteca Universitaria de Cultura Cristiana, perteneciente a la Fundación de Cultura Católica, que pone a disposición del público en general textos especializados en teología, filosofía y ciencias humanas. Junto a Ricaurte Samper, la fundación de la Biblioteca puede atribuirse a Edgar Hossie, entonces presidente de la Acción Católica, y otros laicos vinculados a dicho movimiento. La Biblioteca buscaba ser un organismo que anunciara la Doctrina Católica en los medios intelectuales y universitarios, en un intento de toma de conciencia del laicado, en relación con los lineamientos que se gestaban en el Concilio Vaticano II. De este modo, se creó un espacio para reuniones de reflexión sobre la problemática universitaria, mesas redondas, jornadas de estudio, entre otras actividades, que agruparon organismos como los Equipos Católicos Universitarios de Colombia –denominados más comúnmente “Equipos Universitarios”-, la Juventud Estudiantil Católica (JEC) y los “Equipos Docentes para América Latina”, inspirados en movimientos internacionales. Ahora bien, en el anterior contexto, no ha sido posible precisar con certeza el momento específico en que la


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Biblioteca Universitaria de Cultura Cristiana pasó a llamarse Centro Emmanuel Mounier; no obstante se sabe que ya en el año de 1968 poseía tal nombre, que no negaba el funcionamiento de la Casa siempre en referencia al Centro de Cultura Católica. La opción por el nombre de Emmanuel Mounier pasa por el reconocimiento del significativo status que tenía el pensamiento francés en el mundo católico de la época: pensadores como Wilson en el campo del pensamiento Medieval, Maritain en la filosofía y Marcel en la literatura; asimismo, se estudiaba a Mounier especialmente su concepción del hombre como persona y la importancia de la presencia católica en el mundo laico, se seguían los encuentros anuales en Francia, y existía la suscripción a varias revistas españolas y francesas –entre ellas Esprit, algunos de cuyos números están aún en la Biblioteca, y cuya suscripción cesó especialmente por los costos que suponía-; en definitiva podría afirmarse que el pensamiento francés católico influyó en el pensamiento y los escritos católicos colombianos de la época. Junto al nombre de Mounier, el Centro asumió su carácter de denuncia, desde el Catolicismo, de la opresión ejercida por el sistema capitalista y la apertura de caminos para la mutua comprensión entre los católicos y los partidos de izquierda, así como la colaboración en la lucha por la liberación de los oprimidos. Los esfuerzos se encaminaron entonces a profundizar en la fe y estudiar la problemática social guiándose por los documentos del Concilio Vaticano II y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), pretendiendo ofrecer respuestas a la problemática de la época. De hecho, el interés de los


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grupos de estudiantes que continuaban reuniéndose –Nacional, Javeriana, Andes- se centraba más en el hecho de pensar la problemática Latinoamericana y los problemas de los países del sur, estudiando y haciendo debates sobre textos como el Manifiesto al Servicio del Personalismo de Mounier y La pedagogía del oprimido, de Paulo Freire. Ya entrando en los 70, el centro continuó siendo un espacio de maduración para el estudio y conocimiento de los textos del Concilio Vaticano II, así como de reflexión marcada por eventos que recién habían sucedido a finales de la década pasada: el Congreso eucarístico en el que Pablo VI visitó Colombia, la realización de la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Medellín, más aún el movimiento del 68 en Europa y sus repercusiones y reflejos en el mundo; todos los cuales, dan cuenta de un período de la historia del siglo pasado, que podría traducirse en el cuestionamiento y respuesta a la acción de los cristianos en el mundo contemporáneo. Comenzó en esta década, desde el Centro Emmanuel Mounier, la organización de debates sobre la relación Marxismo-Cristianismo, el planteamiento de un humanismo cristiano y la difusión del boletín "Universidad y Mundo" repartido en las distintas universidades. Para el año 1974, se vio la necesidad de ir más allá de las reuniones al azar en el centro y la Junta Directiva emprendió una labor de reorganización completa que conllevó la presentación del Proyecto de Trabajo de 1975, en el cual se definió al Centro Emmanuel Mounier como un medio de reflexión y difusión ubicado en las


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circunstancias concretas y cambiantes de la formación social colombiana y enmarcado en la fe cristiana, entendida ésta como una opción y praxis de liberación de los oprimidos. El Centro debía desarrollarse en tres planos: una orientación cristiana explícita que le diera identidad propia; un carácter laical que le permitiera mayor capacidad de análisis y reflexión; y un ambiente pluralista y fraterno entre sus miembros83. En el año 1982, la Biblioteca que nunca había dejado de funcionar, toma el nombre de Gerardo Valencia Cano, en memoria del obispo de Buenaventura fallecido en un accidente aéreo; aunque el funcionamiento de la Casa continuó sin mayores modificaciones, el cambio de denominación de la Biblioteca conllevó el olvido del nombre Emmanuel Mounier, y la casa comenzó a llamarse más comúnmente Centro Valencia Cano. En esta época se organizaron diversos eventos académicos sobre temas como la problemática religiosa en Colombia y el estudio de problemas sociales, la Iglesia y la revolución en América Latina, la fe y el compromiso del cristiano, la fe y la política, la teología de la liberación y la nueva evangelización, entre otros. Ya hacia finales de los 80s, baja el nivel de actividad en la Casa, que sólo se retoma –con un énfasis distinto- en 1996 con la Fundación "Música en los Templos" y la Delegación para la Cultura de la Arquidiócesis de Bogotá; y años más tarde en el 2000, con el Centro Cultural 83 EL CATOLICISMO. Reseña Histórica, Casa de la Delegación para la Cultura, 1940-2000. [en línea]: http://www.elcatolicismo.com.co/?idcategoria=233


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Francisco de Asís, que se define como un espacio abierto a la reflexión y manifestación de distintas expresiones culturales y artísticas. Sin embargo, el Padre Alfonso Rincón, actual director del centro Francisco de Asís, y vinculado a la Casa desde 1968, afirma que en todos esos momentos puede percibirse una constante: el diálogo del cristianismo, del catolicismo, con la cultura y el mundo contemporáneo, antes desde lo social y político, ahora desde el arte. En sus propias palabras:

Si quisiera buscarse una línea de continuidad en el quehacer de la casa hasta hoy en día, podría afirmarse que no ha habido un cambio radical en la esencia, que siempre ha sido el rescate de la presencia del católico en el mundo de la Cultura, como una de las corrientes que a partir de documentos como la Gaudium et Spes se iban generando; la biblioteca de la casa es muestra de ello. Dicho diálogo con la cultura se hace hoy desde el centro Francisco de Asís, a través del arte en sus distintas formas especialmente las artes escénicas, la pintura, historia del arte, la música el teatro y cine84.

2.2.1.3 La crítica de Félix Miranda. Ahora bien, la única publicación en Colombia que explícitamente hace referencia a Mounier en la década de los 60, es el libro Religión Nueva (052) del sacerdote católico Félix Miranda, en 1967. Miranda, en oposición a lo planteado hasta el momento, realiza una fuerte crítica a diversas corrientes y pensadores que según considera, tergiversan 84 Entrevista P. Alfonso Rincón. Lunes 31 de marzo de 2008.


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al mensaje cristiano y van en contra de la postura de la Iglesia Católica; entre ellos se encuentra Mounier, a quien dedica un capítulo. Pese a que la crítica parece ser marginal, pues no hay otra obra o publicación que continúe esta línea, sin embargo, es muestra de una resistencia al interior de la Iglesia colombiana al estudio del pensamiento de Mounier, que en cuanto modo de interpretación y de recepción, no puede obviarse. El libro es una crítica a distintos movimientos en apología a la autenticidad de la religión y prácticas católicas; en esa perspectiva, el autor lo considera como un ataque, “redactado contra doctrinas falsas y desmoralizadoras (…) mitad existencialistas, mitad marxistas”, y más aún, asume la tarea de escribirlo como el cumplimiento de un compromiso con “el auténtico catolicismo de mi Patria”85. En esa línea, critica la acogida de los términos de filosofías y conceptos que considera ‘paganos’, asume la condena radical al comunismo, critica el léxico existencialista y personalista, y asume un lenguaje vehemente justificándolo así:

En un libro compuesto expresamente para combatir el sistema ultramoderno de filosofía religiosa llamado Personalismo, el estilo no puede ser impersonal: es la forma de ser aquí personal y concreto, no abstracto ni universal, no angustiado por la perspectiva del anonimato. (…) Perdones mil estoy pidiendo por la heterodoxia metodológica si a pesar de

85 MIRANDA, F. Religión nueva. Bogotá: E. Salazar, 1967. p. 10.


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ella se salva la ortodoxia doctrinal tan maltrecha en esta hora de tinieblas ideológicas.

En esa misma línea, termina su introducción, citando a Pablo VI:

Opiniones exegéticas o teológicas, tomadas muchas veces de las más audaces pero ciegas filosofías profanas, se insinúan aquí y allá (…) y con el pretexto de adaptar las ideas religiosas a la mentalidad del mundo moderno se prescinde de la guía del magisterio eclesiástico, se tiene la osadía de despojar el testimonio de la sagrada escritura de su carácter histórico y sagrado y se intenta introducir en le pueblo de Dios una mentalidad que llaman “posconciliar” para difundir la ilusión de dar del cristianismo una nueva interpretación, arbitraria y estéril. Qué quedaría del contenido de nuestra fe si estos intentos hubieran de prevalecer86.

Ya en el capítulo propiamente sobre el personalismo de Mounier, Miranda inicia su exposición, explicando el origen del concepto persona, citando a Boecio y luego a Santo Tomás, para plantear la ‘ignorancia’ que, según él, Mounier manifiesta de Santo Tomás, para luego condenar la “solemne petulancia o crasa ignorancia de proclamar a todos los vientos que tan sólo después de Marx y de Mounier fue descubierta (la sagrada dignidad de la persona humana)”87.

86 ibid. p. 12-15 87 ibid. p. 83.


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A partir de ahí, el capítulo está dividido en varias partes, a las que se alude a continaución: 1. Persona metafísica y persona psicológica, en la que expresa la confusión imperante entre una y otra, concluyendo que “por combatir el individualismo, presionados por una propaganda socialista, terminaron los defensores de la persona humana trastornando radicalmente el auténtico concepto de persona que es autonomía antes que altruismo. Todo simplemente por no haber leído la Suma Teológica”88. 2. El filosofar de hoy, donde presenta el pensamiento moderno como fundamentalmente antropológico y la importancia del problema de la persona humana como un monopolio filosófico, moral, social y político, “tanto es así que sin exageración se podría afirmar que todo el dinamismo del filosofar contemporáneo converge por simpatía o antipatía hacia el movimiento filosófico que se llama por orgullo o vanidad personalismo”89, hace así un breve recorrido del término y lo termina afirmando

…hasta desembocar en un realismo repugnantemente concreto y alarmantemente social, cuyo principal y malogrado representante fue el francés Manuel Mounier (…). La Brevísima nota de la Enciclopedia Herder vale la pena ser conocida: Mounier, Emmanuel, filósofo fr. 1905-1950. Editor de la revista Esprit. Intentó conciliar el socialismo con el cristianismo, pero subrayando frente a la colectivización la idea cristiana de la persona.

88 Ibid. p 90. 89 Ibid. p. 90-91.


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Seguido dice de Mounier: Fue una víctima de la paradoja histórica y literaria vivida por los católicos franceses de su generación. Se trataba de construir frente a las exageraciones del individualismo y los abusos del monismo totalitario, es decir frente a un humanismo antropocéntrico un humanismo geocéntrico y comunitario. Que lo haya logrado, que lo hayan logrado sus colaboradores, que lo hayan de lograr sus continuadores, sería de desearlo sin la anarquía que han sembrado en el campo del pensamiento cristiano tanto filosófico, como teológico y pastoral, al apartarse so pretexto de modernizaciones simpáticas y atrayentes, de los valores absolutos objetivos y trascendentales, para acogerse a lo relativo, subjetivo y temporal90.

3. Existencialismo y personalismo; se resalta en este apartado la critica del autor a Mounier por la falta de definición de Persona:

Como todas las filosofías que no pasan de formas literarias, el personalismo, por boca de Mounier, esquivó siempre dar una definición responsable de lo que es persona, aunque en el manifiesto de 1936 declaró que a pesar de ser indefinible, la persona podría definirse así con suficiente rigor: (sigue la definición del manifiesto)91.

90 Ibid. p. 90-92. 91 Ibid. P. 100-101.


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A continuación de ello, tilda la definición de inaceptable y dialéctica, y con un vigor literario, emoción y arrogancia religiosas, que no merecen por sí mismas ser calificadas de filosofía. 4. Personalismo y política. Donde critica el hecho de que el personalismo termine en política pero peor aún, en política de izquierda, lo cual es verificable por textos de Mounier así como por juicios de críticos actuales y contemporáneos suyos. Allí mismo, alude a cierta reconstrucción biográfica para hacer énfasis en hechos como los deseos de suicidio cuando sus padres no comparten su inclinación por la filosofía, así como ciertos detalles concretos del período durante la segunda guerra mundial: la enfermedad, la cárcel, el enlistamiento en las guerrillas protectoras de paracaidistas. 5. Con los comunistas; aquí llama la atención la fuerte crítica al hecho de que Mounier siga las líneas del sacerdote dominico francés Congar; dedica unas líneas a criticar a Congar, incluso desde su participación en el Concilio Vaticano II como consultor. Termina el capítulo:

Escritor gigantesco fue Mounier. Posiblemente aleccionado por Kierkegaard y Jaspers maneja un estilo paradójico envidiable que da la impresión de un pensador; a veces el lector cree hallarse ante un caso grandioso de cicloide hipertiroidiano; pero jamás ante un filósofo, menos ante un teólogo o un exegeta; sus contradicciones, a veces infantiles, son tales y tantas que cuando los contendores las señalan sólo la agilidad verbal de un parisiense le presenta la ambivalencia de la fuga; lástima


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que su pluma, puesta al servicio de la persona concreta, no haya estado amparada por un seguro de ortodoxia romana. (…). Al personalismo podría aplicarse con precisión lo que del comunismo escribió el propio Mounier: Es una confluencia de errores radicales y visiones parcialmente justas y generosas; más todavía, la incorporación al error de causas dolorosas cuya urgencia nos oprime. Y de mounier podría decirse lo que un crítico afirmó de Max Scheler: Vio la potencia fecunda del amor, pero no la luz de la verdad92.

Termino este apartado con una breve alusión a los documentos del CELAM, fruto de las conferencias episcopales suscitadas en esos años, que evidencian un notable énfasis en la categoría de Personalización, y que puede considerarse una muestra de la tendencia personalista planteada por la misma jerarquía católica en atención al contexto imperante. De hecho, luego de no ser menciona en el documento de Río de Janeiro -1955-, la categoría en cuestión, es introducida por la Conferencia de Medellín -1968-, en 13 oportunidades tanto en marcos generales, como en apartados específicos sobre la Justicia, la Formación del clero, las Élites y los Medios de Comunicación social. Años después Puebla -1979- continuaría esta línea, aludiendo a la tarea de personalización de la cultura, así como en el contexto del papel de la mujer y de los laicos, pero especialmente en el apartado sobre Educación. La utilización de este referente se pierde en la Conferencia de Santo Domingo -1992-, que sólo alude a la Personalización en una ocasión, 92 Ibid. 114-115.


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refiriéndose a ella como un valor de la cultura moderna junto a la dimensión social y la convivencia. Por último, Aparecida -2007- hace escasas 3 referencias en contextos aislados y sin mayor importancia. 2.2.2 El interés en Mounier y su Personalismo Comunitario (70s – 80s). Con la década de los setenta, comienza un interés académico explícito sobre la obra de E. Mounier; este interés se destaca principalmente en la Universidad Santo Tomás, la Universidad de San Buenaventura, y por último, ya entrados en los 80s, la Pontificia Universidad Javeriana. Aunque son varias las tesis encontradas en la Universidad Santo Tomás, la única que obvia el interés educativo, privilegiando la reflexión antropológica propiamente tal, es la de Beatriz Alfonzo, La Persona es vocación según Emmanuel Mounier (002), en el año 1972. Alfonso nos presenta el personalismo comunitario como resultado de una inquietud por valorar la persona contribuyendo a la realización de un programa de acción cuyas metas son la personalización y su desarrollo para una educación cristiana. Justifica el estudio del Personalismo de Emmanuel Mounier en que éste “encarna la idea cristiana sobre el Hombre, para dar respuesta a sus interrogantes” afirmando más aún, que “las líneas de la civilización del mañana no pueden integrarse sino en un personalismo comunitario”; para ella, “la juventud de hoy se rebela ante el problema social y encuentra eco en Mounier que al igual que Juan XXIII, el Vaticano, Pablo VI y el CELAM,


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le preocupa, el amor y el servicio a los pobres (…). El Personalismo en una pedagogía del Hombre completo”93. Divide su estudio en la presentación de la biografía de Mounier, para luego adentrarse en la noción de Persona, su historia, la concepción cristiana, y finalmente la concepción mouneriana de Vocación, privilegiando entre otros aspectos: la distinción entre individuo y Persona, la Persona como protesta, y la persona como acto y elección. Siguiendo, los planteamientos de El Personalismo, aborda la personalización de los Valores, para finalizar con la relación de la Persona con la comunidad familiar, nacional, internacional y estatal. En la conclusión presenta como elementos fundamentales: la relación entre Personalización y Humanización, el compromiso, la respuesta personal y la libertad. Aparte de El personalismo; cita en la bibliografía, El compromiso de la Acción y El Afrontamiento cristiano. Así como al crítico Moix Candide. Ya a partir de 1974, se encuentran en la Universidad San Buenaventura cinco tesis con temática exclusivamente referida al pensamiento de Emmanuel Mounier, a razón de una tesis por año; todas ellas de la Facultad de Filosofía. En primer lugar Manuel Alemán Alamo, presenta Nuevas perspectivas de reflexión sobre la persona humana (001), donde luego presentar los planteamientos de Boecio y las perspectivas de Santo Tomás de Aquino, aborda el humanismo integral de Jacques Maritain como nueva concepción tomista, desde donde se comprende el 93 ALFONZO, B. Introducción. La Persona es vocación según Emmanuel Mounier. Bogotá: USTA, 1972. p. I – IV.


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programa personalidad de Emmanuel Mounier que denomina una nueva concepción de la persona humana. Para el autor la filosofía de su momento sufre un triple enraizamiento: en la existencia, en la historia y vida social y en el conocimiento científico, y en dicha coyuntura se sitúa el esfuerzo intelectual de Maritain y Mounier. En palabras de Alemán: “Mounier se coloca en el esfuerzo inmenso por situar el desarrollo de la persona dentro del marco histórico social”94. En 1975, Manuel de Jesús Arteaga Vasco, bajo el título Hacia el compromiso personal (004), presenta a la luz de Emmanuel Mounier, al hombre, su situación dentro de la sociedad actual, y las responsabilidades con ella. La justificación se da desde la realidad: “se necesitan explicaciones del Hombre coherentes con el tiempo que vivimos”95; el autor junto a la aproximación a la condición personal histórica y social, privilegia las categorías de Vocación, Libertad y Compromiso. Asimismo plantea la necesidad de una educación personalista y una superación de valores decadentes, partiendo de la realidad latinoamericana y colombiana; en ese sentido, en el trabajo se le da máxima importancia al compromiso como concepto central. En Bibliografía, El Personalismo, Manifiesto al servicio del Personalismo y El afrontamiento Cristiano.

94 ALEMÁN, M. Nuevas perspectivas de reflexión sobre la persona humana. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1974. p.3. 95 ARTEAGA, M. Hacia el compromiso personal. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1975. p.2


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En 1976, Luis Jesús Núñez presenta Aproximación al personalismo en Emmanuel Mounier (010), con el objetivo de situar dentro de la historia y del pensamiento filosófico la aspiración personalista de Emmanuel Mounier, en reconocimiento de que la presencia y validez de la acción personalista está en la historia. El autor presenta el pensamiento de Mounier inmerso en una dialéctica: la crisis de la civilización europea, versus, el surgimiento de una nueva generación (intelectuales franceses interesados en los valores humanos y el surgimiento de una nueva civilización). Divide el trabajo en tres partes: Situación Histórica del personalismo, Una metafísica de la persona, y, La sociedad personalista. En la segunda parte utiliza las categorías de Vocación, Comunión Encarnación, de El manifiesto al Servicio del Personalismo. Es de rescatar la alusión que hace en la conclusión de los elementos que más influyeron en el concilio Vaticano II, entendiendo el personalismo como “fuente de renovación e inspiración cristiana”, planteando incluso el poder de denuncia y reivindicación que aportaría el personalismo a muchos grupos de la Iglesia96. En bibliografía, Oeuvres, y la selección de textos El compromiso de la acción. Eugenio Saeda Arias presenta en 1977, El Personalismo de Emmanuel Mounier: Ni capitalismo ni marxismo (013). La investigación pretende responder a la pregunta ¿existe una visión del mundo que se distancie fundamentalmente tanto del capitalismo como del Marxismo? Al parecer el 96 NÚÑEZ, L. Aproximación al personalismo en Emmanuel Mounier. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1976. P. 140.


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personalismo que no se identifica ni con uno ni con otro, es la respuesta. Dice Saeda: “Creemos que el personalismo comunitario de Emmanuel Mounier contiene la ideología más convincente y eficaz, dentro de una concepción cristiana de la vida, en orden a la reconstrucción de un hombre nuevo y de una nueva sociedad (…). Sus intuiciones proféticas tuvieron efectos sumamente positivos, por ejemplo en la Francia Revolucionaria de 1968; Mounier fue precursor de muchas ideas que en estas fechas se lanzaban como proclamas en las calles parisinas; el estudiantado francés promovió más una revolución cultural que un tumulto estudiantil”97. El estudio parte del ámbito del personalismo, en cuanto situación histórica del surgimiento, continúa con un análisis del mundo personal, siguiendo fundamentalmente ideas de El Personalismo (Personalización de la Naturaleza, Comunicación, Libertad, Compromiso y Acción Revolucionaria), finalmente plantea una crítica a la civilización Burguesa y capitalista, así como a la concepción marxista del hombre. En Bibliografía, Manifiesto, El Personalismo, Introducción a los Existencialismos, Revolución Personalista y Comunitaria, Tratado del Carácter, El afrontamiento cristiano, Qué es el Personalismo, y, De la propiedad capitalista a la propiedad humana. Finalizando las tesis de la San Buenaventura, Manuel Cadrazco Blanquisett, escribe en 1978, La persona en 97 SAEDA, E. El Personalismo de Emmanuel Mounier: Ni capitalismo ni marxismo. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1977. p. 2-4.


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Emmanuel Mounier (005). Siguiendo el esquema de sus antecesores, parte del trasfondo histórico del personalismo, para luego sí adentrarse a lo que denomina, la dinamicidad de la persona, donde presenta las siete estructuras de El personalismo, haciendo énfasis en el compromiso y el diálogo-amor como componentes esenciales de la persona. Finaliza planteando la posición de Mounier frente al capitalismo y al espíritu burgués, y un brevísimo apartado sobre lo que el autor llama pedagogía personalizante. El autor justifica el interés en Mounier desde la situación latinoamericana donde se hace ejemplo de denuncia de una estructura opresora y anuncio de otra liberadora. Dice Cadrazco: “Hoy que el término liberación se va volviendo común para definir nuestra principal tarea social en Latinoamérica nadie mejor que Mounier, puede darnos la pauta para una liberación auténtica”98. En Bibliografía, Manifiesto al servicio del personalismo, El Personalismo, Qué es el Personalismo, Introducción a los existencialismos, Revolución Personalista y Comunitaria, Tratado del Carácter, El miedo del siglo XX, El afrontamiento cristiano, Fe cristiana y civilización. En este mismo año, 1978, la Revista Javeriana, publica el artículo El personalismo e Emmanuel Mounier: una filosofía de nuestro tiempo (018) de Aura María Sierra de Rodríguez, bacterióloga de la Universidad Nacional y Licenciada en Filosofía y Letras de la Javeriana. Con el epígrafe de Mounier: “Una persona solo ha alcanzado su 98 CADRAZCO, M. La persona en Emmanuel Mounier. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1978. p. 64.


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plena madurez en el momento que ha elegido fidelidades que valen más que la vida”, la pretensión del artículo es simplemente insinuar algunos temas del pensamiento filosófico de Emmanuel Mounier, que susciten inquietudes y den claridad a la acción que debe tomarse; para la autora la originalidad mouneriana consiste en reconciliar pensamiento y acción. Ella misma lo plantea en términos de “provocación intelectual de gran interés, él es quien reflexiona y vive en política la dialéctica del pensamiento y la acción; su obra es una pedagogía de la revolución política, económica y espiritual” y más adelante, “Mounier parece ser el autor que más se aproxima a la situación latinoamericana, es el escritor que toca más de cerca el conflicto y la problemática de los países en vía de desarrollo”99. Divide el artículo en: Característica esencial del Ser personal y Hacia un Socialismo humanista; en la primer parte plantea la definición de persona del Manifiesto al servicio del Personalismo, y luego en una redacción sencilla habla de la Conversión íntima y de la Comunicación; en la segunda parte, sigue principalmente los planteamientos de Revolución personalista y comunitaria y del Manifiesto: asume la crítica que Mounier hace al capitalismo y la burguesía y expone la acción desde los aportes de la Teoría del compromiso: Hacer, Obrar, y exploración del universo de valores. Finaliza siguiendo brevemente la crítica de Mounier a la educación En bibliografía, El personalismo y Manifiesto 99 SIERRA, A. El personalismo de Emmanuel Mounier: una filosofía de nuestro tiempo. Revista Javeriana Vol. 89, no. 444 (May. 1978), p. 355.


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al servicio del personalismo; aunque hace alusiones en menor medida a Revolución Personalista y Comunitaria e Introducción a los Existencialismos. La serie de cuatro tesis de la Facultad de Filosofía de la Universidad Javeriana, inicia con Alfredo José Parra, en 1985: La propuesta de Emmanuel Mounier ante la crisis de su época: una investigación sobre el mundo de la impersonal, el ser personal y sus puntos de apoyo para la realización de una civilización personalista y comunitaria en Emmanuel Mounier (011). El autor plantea el inicio de su interés en Mounier a finales de 1983, cuando en la asignatura de ética, ante la descripción de las distintas tendencias de las Escuelas Éticas, se planteó la posibilidad de una ética existencial y personalista, pero sobre todo, más humana; a raíz de esta inspiración, miró junto al jesuita Jorge Humberto Peláez, la posibilidad de este tipo de ética explorando la obra de Mounier. Más adelante, en la asignatura Historia de la Filosofía Contemporánea, el autor presentó un trabajo titulado La Libertad Condicionada en el personalismo de Emmanuel Mounier. El trabajo se plantea como un diagnóstico del mundo impersonal y los puntos de apoyo del ser personal para la realización de una civilización personalista y comunitaria. Parte de la vida y pensamiento de Mounier, en relación con su entorno, para luego abordar la crítica al “desorden establecido”, de donde surgen las mediaciones para la realización personal y comunitaria, -entre las cuales se cuentan las siete dimensiones de El personalismo y las estructuras del régimen personalista-; finalmente plantea la Civilización personalista y comunitaria, como proyecto


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utópico de civilización, punto de llegada de la reflexión de Emmanuel Mounier. En la bibliografía, se citan, de autoría de Mounier: El personalismo y Manifiesto al Servicio del Personalismo, y de sus intérpretes: Candide Moix; Paul Ricoeur, que en Historia y Verdad, dedica un capítulo a la obra de Mounier; Domenách, Mounier según Mounier; Carlos Díaz: Mounier y la Identidad cristiana, El Personalismo Obrero, e Introducción al personalismo actual (en co-autoría con Maceiras). En 1986, en La dimensión social de la persona en Emmanuel Mounier (014), Luis Fernando Urrego investiga las dimensiones sociales de la persona en los principales textos de Mounier, así como en los comentaristas más autorizados. El interés en el Personalismo nace en la necesidad de recuperación de la dignidad como personas y del sentido de la propia existencia. Para el autor, Mounier “da respuestas cargadas de sentido a una problemática históricamente similar a la nuestra”100. El trabajo se divide en cuatro partes, a saber: El personalismo como método filosófico, donde se intentan eliminar las atomizaciones en que se ha caído en la reflexión sobre el Hombre y su situación en el mundo; Las sociedades modernas: Ideologías que minan a la persona; planteamiento de la posición crítica de Mounier con respecto a las diversas ideologías que se institucionalizaron históricamente como formas de 100 URREGO, L. La dimensión social de la persona en Emmanuel Mounier. Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Filosofía, 1986. p. 1.


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gobierno; El Universo personal, síntesis de la imagen del Hombre que Mounier postula en su personalismo, y de ahí, sus perfiles de estructuras y relaciones sociales; por último, El compromiso de un cristiano, donde se plantea todo el horizonte cristiano desde el Documento de Puebla, en cuanto apoyo reflexivo que trata de vislumbrar un poco la influencia del pensamiento de Mounier en la realidad del continente latinoamericano. En la bibliografía se cita, de Mounier: El personalismo, Manifiesto al Servicio del Personalismo, y, El compromiso de la Acción; y de sus intérpretes: Mounier según Mounier, de Domenàch; de Carlos, Díaz, Mounier y la identidad cristiana; de Guissard Lucien, Emmanuel Mounier; de Jean Lacroix, Marxismo, Existencialismo y personalismo; y de Moix, Candide. El pensamiento de Emmanuel Mounier. Cesar Augusto Grajales Hincapié presenta Diálogo con Emmanuel Mounier en la defensa de la dignidad de la persona (008), en 1988. Al parecer de Jaime Rubio Angulo, asesor del trabajo monográfico, el autor quiso sistematizar y replantear las principales categorías de Mounier, aplicándolas a la circunstancia socio-política contemporánea, y ofreciendo en la misma medida, alternativas reflexivas para rescatar esta dimensión del Hombre. El interés en Mounier se funda en la búsqueda de un modo especial de estar presente en el Mundo, en palabras del mismo Urrego: “Es un interés vital que lanza a descubrir la propia presencia en el mundo (…), la posibilidad de un compromiso como hombre y como pensador”101. 101 ibid. p. iii.


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Su trabajo parte de la intencionalidad fundamental del pensamiento de Mounier en el reconocimiento de que la vida de Mounier es su clave de comprensión, luego realiza un acercamiento a la concepción antropológica desde las siete estructuras del Universo Personal, para finalizar presentando el problema de Derechos Humanos en América Latina, y en particular, en Colombia, como clave de interpretación y lectura de El personalismo. En la bibliografía se cita de Mounier: El personalismo y El Compromiso de la Acción; y de sus intérpretes: Candide Moix y Paul Ricoeur. Se finaliza este recorrido con Edgar Ramírez, quien en 1994, presenta La propuesta del ser humano como persona en comunidad en E. Mounier: hacia un intento de superación de la divergencia entre las antropologías marxista y existencialista (012), bajo la dirección de Rafael Torrado, quien estuvo vinculado activamente en la vida académica del Centro Emmanuel Mounier en los años 70. Ramírez presenta la validez del personalismo comunitario de Emmanuel Mounier como un espacio crítico de la Antropología Filosófica contemporánea, asumiendo el reto de la superación de la diferencia entre el marxismo y el existencialismo. Se pretende leer a Mounier como un intento de superación de la dualidad fundada entre Marx y Kierkegaard, planteando los aportes de estas dos corrientes al Personalismo Comunitario de Mounier. De este modo, el autor presenta en las dos primeras partes las antropologías marxista y existencialista, para plantear en la tercera parte, la antropología Personalista y


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Comunitaria, basada en la agrupación de las siete estructuras del universo personal en tres ítems específicos: Ser Personal, Ser Comunitario, y, Persona en Comunidad. En este mismo apartado retoma los trabajos de Parra, Urrego y Grajales, y plantea la vigencia de Mounier desde la relación Vida-Pensamiento, desde donde el Personalismo Comunitario se presenta como una dinámica crítica en búsqueda de la dignidad y la defensa de la persona humana, contra los totalitarismos, en el mundo contemporáneo; el personalismo para el autor es básicamente la preocupación del Hombre por su dignidad. En la Conclusión, se ratifica la pertinencia del personalismo en una breve contextualización para América Latina. En la bibliografía, cita de Mounier: Anarquía y Personalismo, De la propiedad capitalista a la propiedad humana, El afrontamiento cristiano, El compromiso de la acción, El personalismo, Introducción a los existencialismos, El Pensamiento de Charles Péguy, Manifiesto al Servicio del Personalismo, Obras Completas. 2.2.3 La reflexión ética y la obra de Luis José González (70s). Para comenzar, es necesario decir que la opción de un ítem exclusivo para abordar la obra de Luis José González Alvarez, pasa por su reconocimiento como uno de los principales conocedores del pensamiento de Emmanuel Mounier en Colombia, partiendo de su tesis doctoral, y luego, su inclinación hacia el campo de la ética, donde la tendencia es evidentemente personalista desde las mismas alusiones a Mounier en sus obras.


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2.2.3.1 Sobre Luis José González y el pensamiento mouneriano. El profesor Luis José González, se encuentra con el pensamiento de Mounier, en Roma donde se establece, luego de sus estudios en Teología y Filosofía, en Salamanca y México; su interés en ese entonces respondía a cierta preocupación por el sentido de compromiso social de la Iglesia, sumado a lo en los 60 se denominaba la Teología de la Revolución en América Latina, y a los trabajados que ya había desarrollado en teología, sobre Teilhard de Chardin. De Mounier, le llama la atención lo que considera un ‘pensamiento de compromiso’, en el sentido de tomar partido desde el vocablo francés de engágement, que implica asumir la responsabilidad con relación a la situación social y política. De hecho, su tesis doctoral girará en torno a la categoría mouneriana, engagement, que será traducida como Compromiso –aunque en su primer artículo en Colombia, la traduce como empeño, como se señaló en su momento-. En agosto de 1972, Luis José González termina sus estudios de Doctorado, y se radica en Colombia donde empieza a trabajar primero en un colegio, y luego en la Universidad Santo Tomás, en el programa de Filosofía y Ciencias Religiosas; institución en la que se mantiene adscrito hasta finales de 1993. Allí, participa de todo el proceso de construcción del pensamiento y filosofía latinoamericana como corriente de recuperación del pensamiento original, dándole a la filosofía un sentido de compromiso con la problemática social colombiana y latinoamericana. No obstante, la presencia de Mounier continúa haciéndose explícita, destacando así el libro de


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Ética que se trabajó muchos años, como texto en la Santo Tomás, primero bajo el título Ética Latinoamericana (043), con varias ediciones, y luego a partir de 1996, después de un proceso de revisión y actualización, bajo el título de Ética (044). Destaca especialmente, la traducción que Luis José González hace de El personalismo, con miras en corregir ciertas fallas de traducción que considera, se presentan en la edición argentina de Editorial Universitaria de Buenos Aires, que hasta el momento era la que se utilizaba en Colombia; así mismo, se intentaba superar la dificultad de estar importando el libro. Con estas intenciones, se da a la tarea de hacer una nueva traducción y preparar la publicación en la editorial Nueva América, -que recién se había creado con un grupo de profesores en 1976-, cuya primera edición salió en el año 1978, con una presentación redactada por él mismo, donde se intenta plasmar la importancia del libro en el contexto en que Mounier lo escribió, pero asimismo, sus aportes para América Latina, en términos de orientación para lo que puede ser un pensamiento ético de compromiso. Ahora bien, desde el punto de vista de énfasis en el pensamiento de Mounier, lo principal de la obras de Luis José González en nuestro país, parece encontrarse en las Éticas; antes de ellas, estarían un par de artículos introductorios, publicados en la revista Análisis –antigua revista Universidad Santo Tomás- y después, otras obras con temáticas variadas, sin desligarse de la Ética. Teniendo en cuenta ello, pueden percibirse ciertas etapas a cuyo abordaje se dedicará el siguiente ítem, como mejor


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opción, en vez de la disgregación de toda la obra en énfasis temáticos. 2.2.3.2 Presencia de Mounier en la obra de Luis José González. En primer lugar, el interés inicial de Luis José González, coherente con la línea de entrada de Mounier en Colombia, se expresa a través de su primer artículo publicado en Análisis, al que ya se dedicó un apartado especial bajo el título Mounier como precursor de la reforma católica conciliar. En segundo lugar, se encuentra un artículo dedicado a una síntesis antropológica, que posteriormente se incorporará a Ética Latinoamericana y Ética; allí mismo se incluye cierto aporte al proceso de fundación de la corriente de Filosofía Latinoamericana. Por último, se reseñan algunos títulos que se consideran consecuencias éticas, donde con alusiones menores e implícitamente, Luis José González, enfatiza en ciertos elementos mounerianos, ahora aplicados a asuntos como la educación y la ecología. Como no es el objeto del trabajo hacer un estudio profundo del pensamiento de Emmanuel Mounier en la obra de Luis José González, sólo se escogieron algunas de las publicaciones más relevantes como ejemplificación de estas etapas. Como ya se había planteado, en 1972, González Alvarez, publica El empeño temporal del cristiano según Emmanuel Mounier (017), artículo-extracto de su tesis doctoral, donde luego de introducir con los planteamientos sobre Mounier y su importante influjo en el giro del cristianismo a mediados del siglo XX, presenta algunos aspectos formales como los estudios sobre la noción del empeño en Mounier (estado del arte), su intencionalidad


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de descubrir el concepto mouneriano de empeño y sus implicaciones teórico-prácticas, el método genético histórico de investigación, -dado el carácter asistemático de la obra de Mounier y su íntima dependencia de los acontecimientos históricos-, la pretensión del trabajo de ser un aporte para la teología política, y, el criterio cronológico de organización para mostrar la evolución del pensamiento –González Alvarez distingue dos partes en la obra de Mounier, separadas por el “paréntesis de maduración que le impuso la segunda guerra mundial”-. Luego aborda propiamente algunos análisis e implicaciones desde la temática del ‘empeño’ a raíz de los trabajos publicados en La Cristiandad Difunta, última obra de Mounier. El artículo posee una amplia bibliografía, dividida en Escritos de Mounier (libros y artículos), Principales escritos sobre Mounier (Libros, Tesis y artículos), y, Obras que dedican algún capítulo o algunas páginas a Mounier. Allí, son de resaltar Lacroix con Marxismo, Existencialismo y Personalismo, y Paul Ricoeur, con Historia y Verdad. Un año más tarde es publicado, también en Análisis, La Concepción del Hombre en Emmanuel Mounier (016), en una edición donde aparecen en forma de artículos las comcepciones antropológicas de: Ortega y Gasset, Xavier Zubiri, Feuerbach, Mounier, Russell, Heidegger, Freire, San Agustín y Nietszche. Se divide en tres partes: Primero, El hombre en el centro del pensamiento de Mounier, donde plantea la comprensión de la concepción mouneriana del hombre en el marco del origen y carácter histórico de su propuesta personalista. A continuación, plantea el pensamiento de Mounier como poseedor de tres


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aspectos fundamentales: el carácter revolucionario, ante el desorden y corrupción de la sociedad contemporánea, el carácter “asistemático” que le permite no ser encasillado en los tradicionales sistemas filosóficos, y el carácter “práctico” con miras en dar respuesta válida a los problemas del hombre e la crisis histórica que le tocó vivir102. Segundo, La persona humana, donde presenta una síntesis de las siete estructuras del universo personal de El personalismo, afirmando que si bien Mounier mantiene a lo largo de toda su obra una misma concepción fundamental de la persona humana, ésta se va profundizando hasta alcanzar la expresión más elaborada en El personalismo. Presenta en sustento de dicha afirmación la evolución antropológica desde Revolución personalista y comunitaria, publicada en 1935, luego, la definición en Manifiesto al servicio del personalismo, seguido de los cinco aspectos fundamentales de la vida personal, para finalmente, culminar con la exposición de los planos o estructuras del universo personal. Por último, Juicio de Valor, en el que sigue dos partes fundamentales: el personalismo como reacción, ante los sistemas espiritualistas, idealistas o subjetivistas, y, ante los sistemas colectivistas, materialistas o pragmáticos; y, el personalismo como intento de conciliación entre el marxismo y el existencialismo. Termina el artículo:

La concepción mouneriana del hombre pretende unir la objetividad científica con la fe en la trascendencia humana y con el

102 Sigue el mismo esquema que posteriormente ampliaría y ajustaría para la presentación de El personalismo en la edición de El Búho.


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compromiso en la transformación de la historia. Sobre una intuición “personalista” del hombre, Mounier edifica con los materiales más adecuados una filosofía del hombre, de la sociedad y de la historia. Su filosofía no es eclecticista sino dialécticamente conciliadora. No se mueve en términos de ambigüedad sino de ambivalencia. Una tensión permanente entre trascendencia y encarnación, interioridad y exterioridad, acción y reflexión, libertad y condicionamiento, combate y relajamiento, eficacia y testimonio domina su obra llenándola de sano criticismo103.

Todavía en esta tónica introductoria, encontramos en la Universidad de San Buenaventura en 1975, el trabajo monográfico, Tres temas de actualidad en el pensamiento de Emmanuel Mounier (007), dirigido por Germán Marquínez Argote. Allí, González Alvarez aborda los tres momentos que considera constituyen la estructura conceptual del pensamiento de Mounier: la denuncia del desorden -en términos de: Cristianismo envejecido, Capitalismo, Comunismo y Fascismo-, el anuncio de un nuevo orden –las síntesis de las siete estructuras del universo personal- y el proyecto del compromiso –revolución espiritual y temporal. Llama la atención, la justificación que hace de la pertinencia del pensamiento de Mounier, desde un continente con una situación social criticada por la poca defensa de los valores del hombre, y donde las estructuras opresoras y alienantes, exigen dar pautas de solución a esta realidad. En esa perspectiva, en 103 GÓNZALEZ, L. La Concepción del Hombre en Emmanuel Mounier. P. 260.


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la conclusión plantea simultáneamente en Mounier, una Denuncia Realista y un Anuncio utópico: la sociedad personalista es un ideal, y lo utópico no demerita en anda el pensamiento de Mounier, sino que le confiere una perenne actualidad profética. En bibliografía, son citadas únicamente El Personalismo y Revolución Personalista y Comunitaria. Ahora bien, antes de abordar las dos Éticas, presento los capítulos con los que González Alvarez participó en la construcción de los libros El Hombre latinoamericano y su mundo (021), y El Hombre latinoamericano y sus valores (045), dirigidos por Germán Marquínez Argote. En el primero, publicado en 1976, González Alvarez escribe La Personalización fundamento de nuestra liberación, y dos años más tarde, en el segundo, Valores Éticos; en ambos escritos, las referencias mounerianas son explícitas, y cabe anotar, que en El Hombre latinoamericano y sus valores, también participa Eudoro Rodríguez, quien en Valores Socio-políticos (055), también remite a las obras de Mounier: El personalismo y Qué es el Personalismo. A modo de ejemplo, presento algunos planteamientos sobre La Personalización fundamento de nuestra liberación, que el autor divide en dos partes: La personalización y Nuestra Liberación. En la primera parte luego de algunos planteamientos sobre el hombre ser personal, presenta lo que denomina ‘La Personalización como tarea’, que no es más sino el planteamiento de las siete estructuras del universo personal, llamando -como lo hará también en las Éticas-, ‘acción’ al compromiso, e, ‘interioridad’ a la conversión íntima. También en la


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segunda parte, hay rastros del pensamiento de Mounier, aunque no tan explícitos, planteo a continuación tres: Primero, la visión de la política y la economía que suponen una necesidad de liberación-personalización, -aspecto que en el caso de González Alvarez no puede considerarse como coincidencia con el pensamiento de Mounier-. Segundo, la visión dialéctica que asume el proceso de liberación, en términos de: relación oprimido-concientizado, en alusión a Individuo-Persona, y a la educación liberadora; Relación concientizado-opresor, que alude a la denuncia y la represión, y remite al planteamiento de Mounier sobre la ruptura y el rechazo como privilegios del ser personal y derechos inalienables104; relación oprimido-opresor, que alude a la lucha por la liberación que se equipara a personalización. Tercero, la ‘crítica de los proyectos no-liberadores’, reflejo de la crítica al desorden establecido: los totalitarismos, en especial el marxismo, o mejor, las formas que tomó en nuestro continente, tal como lo hizo Mounier en su contexto. Ya en 1976, González Alvarez, prepara para los cursos a distancia de la universidad Santo Tomás, Ética latinoamericana (043), que se convierte en una de las obras con mayor influencia y de las más citadas en escritos posteriores, tanto de González Alvarez como de otros autores. La publicación, como libro de texto, pretende introducir al conocimiento de la ética como teoría de la moralidad; en ese sentido, presenta los temas más comunes de la teoría ética, en forma didáctica en atención a la necesidad de los estudiantes universitarios. 104 MOUNIER. E. El afrontamiento. En: El personalismo. P. 83-84.


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Posteriormente, tras ciertos ajustes y aumento de material, El búho, publicaría ya en los 90, Ética (044), texto que en fidelidad al anterior, sigue un criterio de sistematización, partiendo de los temas más generales o de fundamentación hasta llegar a los temas de ética aplicada. Una de las características de estos textos es su preocupación por la problemática social latinoamericana y por darle mayor relieve al pensamiento moral que se refleja en la literatura del continente. La segunda parte, donde aparece el aporte explícito mouneriano, hace un propuesta de fundamentación ética, centrando el fin de la vida moral en la felicidad, que se consigue a través del desarrollo integrado de todas las dimensiones posibilitantes de la persona. Allí, con base en El Personalismo, se ha mantenido durante las distintas ediciones, un apartado sobre La Vida en su pluridimensionalidad, donde se exponen claramente las siete estructuras del universo personal. No obstante, y esto se puede aplicar a toda la obra de González Alvarez, el pensamiento de Mounier, aunque no se explicite, mantiene reflejos en aspectos como la polaridad de los valores, que nos remite a la dialéctica imperante en el pensamiento mouneriano y que se hace explícita de manera especial en el apartado sobre La Eminente Dignidad/Trascendencia, de El personalismo. También como libro de texto, encontramos Antropología: perspectiva latinoamericana (022), que bajo la autoría de González Alvarez, entre otros, se preparó como módulo de estudio del programa de Filosofía a Distancia. Allí, José Antonio Suárez Chacón, presenta bajo el título El hombre,


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realidad personal: problemática y dimensiones, la sexta unidad que describiría el ser mismo del hombre en cuanto persona. Allí aborda cuatro temas: El concepto de Persona, El concepto de Persona a través de la Historia, El horizonte filosófico del concepto de Persona y Dimensiones del Ser Personal. Además de una alusión marginal en la precisión de las categorías “individuo” y “persona”, el aporte de Mounier se muestra en Dimensiones del Ser personal, donde el autor plantea las siete estructuras del universo personal, enriqueciéndolas con alusiones de otros autores como Zubiri, y citando incluso documentos eclesiales como Medellín, a modo de ilustración. Finalizo con cuatro referentes, de publicaciones de Gónzalez Alvarez, que dan cuenta, de ciertas aplicaciones y consecuencias éticas donde, ya con menciones menores, se sigue aludiendo al pensamiento de Mounier como fundamento. En primer lugar, Educación para el cambio (042), en co-autoría con Germán Marquínez, en 1989. El libro se divide en dos partes, la primera, que da título a la obra, de autoría de González y la segunda, basada en el pensamiento de Zubiri, de Marquínez. Allí, planteando el valor supremo de la vida, González expresa: “La vida del hombre es la vida de un ser personal. Sólo comprendiendo al hombre como persona podremos apreciar con exactitud el valor de una vida humana”105, seguido de lo cual indica elementos como el valor de la vida expresado a través de la dignidad y la vida humana como dinamismo pluridimensional, donde en apoyo cita El personalismo. 105 GÓNZALEZ, L. y, MÁRQUÍNEZ, Germán. Educación para el cambio. Santafé de Bogotá: El Búho, 1989. p. 51.


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En segundo lugar, en la serie Cuadernos de educación para la democracia, aparece en su primer número Justicia y Derecho, en conflicto, y en el segundo, en 1990, Bienestar con equidad: el bien común en una sociedad injusta (040). En este último, planteando la normatividad del bien común, plantea:

La vida de la persona particular (…) no puede jamás sacrificarse al proyecto colectivo, ya que sería un absurdo que un proyecto orientado a asegurar la vida de quienes lo crean, atentara contra sus propias vidas. En consecuencia, como la vida personal está integrada por diferentes dimensiones (corporeidad, comunicación, libertad, acción, etc.), debemos sostener que el bien común nunca puede atentar contra dichas dimensiones de la vida106.

Cerrando el paréntesis remite a una nota que confiere para la descripción de las dimensiones a El personalismo del búho, o sintéticamente, a la Ética Latinoamericana. En 1993, El búho publica Ética ecológica para América Latina (041), donde se esboza lo que podría ser una ética ecológica, así como el tema de la ecología humana. En el libro, el autor alude en apoyo de sus ideas a categorías y argumentos mounerianos, como la pertenencia del hombre a la naturaleza pese a poseer una forma de vida superior, el riesgo de que el movimiento de adaptación lleve al hombre a convertirse en un elemento más, y por último, la

106 GÓNZALEZ, L. Bienestar con equidad: el bien común en una sociedad injusta. Santafé de Bogotá: El Búho, 1990. p. 19.


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propuesta de humanizar o personalizarla en términos de construir en ella el universo personal. Asimismo, afirma: “La máxima expresión de la vida que conocemos es la vida del ser humano, la vida personal. Desde la pluridimensionalidad de la vida personal es desde donde podemos valorar cualquier expresión de vida particular”107. Finalmente, en Valores Éticos para la convivencia (020), a partir de los objetivos de la declaración del año 2000 como Año Internacional de la Cultura de la Paz (por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1997), González Alvarez y Márquinez Argote, conceptualizan los valores éticos que a su consideración, se constituyen en fundamentación de una cultura de la convivencia. Presentan 12 capítulos, cada uno con sus ideólogos inspiradores; en el tercero: Persona humana, convivencia social y sociedad cívica, se desarrolla el tema de las dimensiones de la persona humana y su dignidad, presentando las siete estructuras del universo personal de Mounier, y más adelante, desde la perspectiva de Habermas y Adela Cortina, se indaga sobre las exigencias que supone la convivencia civilizada en sociedades abiertas y pluralistas. 2.2.4 Educación (Finales de 70s y 80s). El ámbito educativo es uno de los campos donde el pensamiento de Mounier ha tenido mayor acogida. A continuación se presentan, algunas de sus principales manifestaciones, desde la década de los 70, donde se encuentran los 107 GÓNZALEZ, L. Ética ecológica para América Latina. Santafé de Bogotá: El Búho, 1993. p. 42.


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primeros referentes, para luego fundamentar el afianzamiento y consolidación de las prácticas de Educación Personalizada, especialmente las inspiradas en el jesuita Pierre Faure; asimismo, se abordan ciertas publicaciones que establecen una relación entre Mounier y Paulo Freire y su educación liberadora; por último, se referencian otras manifestaciones como un par de instituciones educativas cuya filosofía se basa en el pensamiento mouneriano, así como algunas publicaciones marginales de la última década. 2.2.4.1 Primeros referentes. Las aplicaciones iniciales del pensamiento de Mounier al acto educativo las encontramos en tres tesis de grado en la década de los 70, específicamente de la Universidad Santo Tomás. De ese modos, aparece en primera instancia Marta Eugenia Pérez Vélez, quien, ya en 1972, presenta el trabajo monográfico, Educación como proceso de personalización (031), donde partiendo de un análisis y crítica del problema educativo del momento, asume el personalismo de Mounier como un intento de respuesta, y realiza una valoración de la teoría personalista como ‘educación del Hombre Colombiano’, desde los proyectos de la reforma educativa en Colombia, del Ministerio de Educación Nacional y las propuestas de la Iglesia Católica. En ese contexto, plantea la el personalismo cristiano como respuesta clara para una educación cristiana con miras en la consecución de una Comunidad Personalista; para ello, plantea prinipalemnte los siguientes temas mounerianos: los cinco actos originales de la comunicación, la teoría del Compromiso, la importancia del Diálogo, el esquema de Valores que se


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plantea en la eminente dignidad, y el binomio vocación-encarnación. En 1977, se encuentra El Pensamiento educativo de Don Bosco y el pensamiento psicoterapéutico de Carl Rogers (062), de Margarita Olano García, quien presenta el personalismo como un triple enfoque filosófico, psicológico y educativo, donde en ese orden de ideas, sus principales pensadores serían Emmanuel Mounier y Carl Rogers. El trabajo es básicamente un paralelo Roger/Don Bosco con el objeto de encuadrar el pensamiento de Don Bosco, específicamente su sistema preventivo, en el panorama actual y por ende adelantado a su época. En ese contexto plantea a ‘los filósofos personalistas’: Domenach, Lacroix y Mounier, especialmente este último, en apoyo del concepto filosófico de persona, de la libertad de opción como idea básica en el personalismo, y de la realización personal. En tercer lugar, Julián Rivera Casas, presenta en 1979, Bases de una filosofía personalista relativa a la educación (064), tesis dirigida por el profesor Eudoro Rodríguez, que constituye una presentación de la visión personalista del tomismo, para de ahí exponer el carácter de esta filosofía para una dinámica personalizadora aplicada a la educación, basándose especialmente en el pensamiento de Teilhard de Chardin. El trabajo parte de la contradicción entre la afirmación y destrucción de la persona: “en teoría sublime y en su realidad tan sencilla e insignificante”, ante lo cual se pretende reseñar algunos de los principios de mayor peso (en torno a Persona y Personalización) y sugerir su manejo más productivo y coherente. Para


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Rivera,“personalizar es hacer efectiva la dignificación del ser humano individual y la integración social de la masa (…). Personalizar es garantizar la esperanza en el hombre y en la integración de la materia a través de su sentido cósmico”108. Las alusiones a Mounier van encaminadas a apoyar la idea del necesario compromiso y la toma de decisiones a favor de un inconformismo, promotor y creador. 2.2.4.2 Educación personalizada. Los primeros referentes donde se presenta la relación de Emmanuel Mounier con la Educación Personalizada son: el trabajo monográfico Educación personalizada y filosófica (El filosofar en el bachillerato como búsqueda de la persona) (035), de Arturo Romero Marín, y la obra de Jairo García Ribero, especialmente su tesis doctoral Estudio de epistemología educativa (061). Romero en 1977, parte como la gran mayoría de la necesidad de hacer un cambio radical en la pedagogía, desde donde presenta la educación personalizada como solución, partiendo de Emmanuel Mounier y Pierre Faure, para finalmente hacer una aplicación desde el aprendizaje de la filosofía. El trabajo se divide en cuatro partes: La ideología del Personalismo en Emmanuel Mounier, donde presenta a Mounier como la fuente próxima del Personalismo, en una teoría respaldada por su testimonio de vida y expone las siete estructuras del universo personal como aspecto fundamental de su teoría personalista. Pierre Faure y la proyección del Personalismo en la Educación, donde presenta a Pierre Faure como quien lleva los principios del Personalismo a 108 RIVERA, J. Introducción. Bases de una filosofía personalista relativa a la educación. Bogotá: USTA, 1979. P. 7-9.


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la Pedagogía estructurando de una manera abierta la Educación personalizada, en lo que Romero denomina una pedagogía personalista y comunitaria. La Educación Personalizada un desafío a la Pedagogía actual, en donde aborda la situación y tendencias del mundo actual, y los principios de la Educación Personalizada, así como algunos aspectos técnicos de la Personalización. Por último, en Educación Personalizada y formación filosófica, expone un panorama actual de América Latina, en el marco de la reflexión hacia una filosofía latinoamericana, en superación la totalidad europea y búsqueda de otros caminos, como la alteridad y la liberación. Ahora bien, García Ribero, presenta su tesis doctoral en 1978, de donde sale el artículo El existencialismo y el personalismo en la educación actual (036), en Universitas Humanística en 1979, y el libro Epistemología de la educación (039), en 1980, todos en el marco de la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana. La pretensión de la investigación llevada a cabo por García Ribero es realizar un análisis epistemológico de las prácticas educativas, intentando descubrir en ellas las filosofías subyacentes; se parte del hecho de que detrás de las manifestaciones exteriores de cualquier institución educativa existen unas intenciones basadas en alternativas filosóficas consciente o inconscientemente asumidas. La investigación se limita al campo epistemológico en el estudio de cuatro filosofías influyentes en el sistema y teorías educativos, partiendo de la pregunta-problema ¿qué métodos o procedimientos pueden utilizarse para develar la presencia del Idealismo, del Realismo, del


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Pragmatismo y del Existencialismo en un sistema educativo? Para ello se llevaron a cabo los siguientes pasos: exposición y análisis de los conceptos fundamentales de las cuatro filosofías mencionadas y de su influencia en el campo de la educación, especialmente los concernientes a la naturaleza de la realidad en general, del hombre, del conocimiento y de los valores; análisis mostrando las implicaciones educativas que cada uno de estos conceptos conlleva, en una exposición de algunos modelos educativos que evidencian la influencia de las cuatro filosofías expuestas; descripción de las características del modelo educativo, mostrando los conceptos filosóficos que los orientan y el sistema o corrientes filosóficas al que se adhiere; finalmente, formulación de unos criterios para develar la presencia de dichas filosofías en un sistema educativo concreto. Dicho lo anterior, la tesis es el desarrollo de este proceso, con cada una de las cuatro filosofías escogidas. Tanto el artículo como el libro, privilegian los desarrollos y resultados de la filosofía existencialista. García plantea cómo la preocupación del existencialismo por la existencia concreta del hombre ha inspirado modelos educativos que le dan gran importancia a los intereses individuales de los alumnos, en contra de los modelos inspirados en otras filosofías, cuyo centro de la educación es la tradición, o la ciencia, o las necesidades de la sociedad. En esa perspectiva, dentro del movimiento educativo personalista se ha entendido la individualización de dos maneras diferentes: la primera, ejemplificada en algunos sistemas de la escuela Nueva, denominados personalistas o personalizantes, como la escuela radical de Summerhill


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establecida por Neill109; la segunda, la línea existencialista cristiana, que superando el individualismo y poco acompañamiento de la anterior, se ocupa de aspectos como la existencia concreta, la trascendencia y la relación con los otros y con el Otro. Ahora bien, en el libro, Epistemología de la educación (039), bajo el título Implicaciones educativas del Existencialismo y del Personalismo, el autor aborda los pasos metodológicos planteados en la tesis, explicando lo que denomina un modelo educativo de orientación existencialista, básicamente a partir de Mounier, de quien se derivaría, con los planteamientos de Pierre Faure, la Educación Personalizada. La lógica secuencial sería la siguiente: Existencialismo, dentro del cual está el existencialismo cristiano, cuyo principal exponente sería Mounier y la mejor aplicación educativa de Mounier sería Faure: “El modelo de Educación Personalizada de Faure, es entonces una expresión y una aplicación muy clara del personalismo de Mounier en Educación”110.

Mounier en su filosofía del Personalismo, lleva a su plenitud el pensamiento existencialista cristiano al determinar las estructuras del universo personal sin perder el enfoque “esencialmente” existencial de su lenguaje y de su pensamiento.La educación orientada por el existencialismo agnóstico y aún cristiano, anterior a Mounier, al descartar toda posibilidad de sistematización y de intenciones

109 GARCÍA, J. Epistemología de la educación. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 1980. p. 30. 110 Ibid. P. 36.


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educativas, como contrarias, a la individualidad y a la libertad del alumno, introduce un germen de anarquía en el proceso educativo, que imposibilita el establecimiento de un currículo debidamente organizado y estructurado. El personalismo de Mounier no rechaza la sistematización; no considera al filosofía sólo una actitud, ni la educación solamente un cultivo de espontaneidad y originalidad; considera necesario el orden, el esquema, la organización, las estructuras pero con una condición: que todas estas se fundamenten y estén al servicio de las estructuras de la persona; rechaza sólo aquellas sistematizaciones definitivas y absolutas que desconocen las estructuras de libertad, creatividad y trascendencia en el ser humano. El modelo de Educación Personalizada de Pierre Faure, es la expresión más clara del influjo del Personalismo de Mounier en Educación. Para Faure, a diferencia de Neill, el carácter personalizante del sistema no consiste en que los programas sean de libre elección del alumno o que éste pueda prescindir de ellos a voluntad; no consiste en que no exista una organización y unas intenciones educativas. El carácter personalizante está en que el Educador tiene en cuenta las características esenciales del ser humano como persona, para decidir los comportamientos pedagógicos que debe lograr el alumno111.

111 ibid. P. 32-33.


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Después de estos referentes aislados, pueden percibirse dos escuelas de Educación Personalizada, en nuestro país, ambas siguiendo los postulados de Pierre Faure: La jesuita y la dominicana, en la rama de la comunidad femenina de la Presentación. Se presentan a continuación, los autores y documentos, cuya alusión al pensamiento de Emmanuel Mounier, sea explícito y directo, y no sólo a través del presupuesto de Pierre Faure. Sin embargo, no puede obviarse la influencia que este jesuita francés tuvo en los inicios y consolidación de la Educación Personalizada como opción pedagógica en nuestro país, valga decir que en 1971, Faure crea la Asociación Internacional para la investigación y la Animación Pedagógica (AIRAP), y en los años posteriores, dedicó esfuerzos a diversos eventos, conferencias y cursos en varios países de América Latina incluido Colombia. De tal modo, los Colegios Jesuitas como el San Bartolomé de la Merced, el Mayor de San Bartolomé, e incluso el San José de Barranquilla, el Berchmans de Cali, inician en los primeros años de los 70, la implantación de esta didáctica, bajo la orientación de ACODESI (Asociación de Colegios Jesuitas de Colombia). Ya en 1979 Mario Mejía Llano, rector en es emomento del Colegio Mayor de San Bartolomé, presentaba en el artículo ¿Qué es personalizar? (124) de la Revista Javeriana, los rasgos de la educación en este estilo: Ser llamado a Ser más; Ser capaz de Respuestas personales; Ser libre; Ser creativo y original; Ser con actividad propia; Ser capaz de interrogar e interrogarse;


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Ser capaz de comunicar y participar; Ser con vida Trascendente. Ahora bien, la consolidación de la Educación personalizada como filosofía y metodología de los Colegios de la Compañía de Jesús, ha ido de la mano de autores que con escritos basados en la experiencia, han contribuido a dicho proceso. Presento a continuación, la presencia de Mounier en los aportes de los jesuitas Carlos Vásquez Posada, José Carlos Jaramillo, Alvaro Vélez Escobar, José Alberto Mesa y José Leonardo Rincón. El más importante aporte, aparece en Educación personalizada, una propuesta educativa para América Latina (024), de Carlos Vásquez Posada112, cuya primera edición sale en 1982, y la décima en 1995. El libro establece una clara conexión entre el Personalismo de Mounier y la Educación Personalizada. Dice en su presentación:

La Educación Personalizada es, ante todo, una propuesta educativa. Esto implica una concepción específica de la Persona Humana considerada en sí misma y en la relación con la situación histórica que la afecta. Aplicada al campo educativo, esta concepción de la persona transforma íntimamente los métodos

112 Vásquez ha sido uno de los principales exponentes de la Educación Personalizada Jesuita, conferencista sobre el tema en diversos eventos académicos, director del programa de Educación personalizada de la Universidad Javeriana en los años 1981-1984, y participante en la Comisión de Reforma del Plan de Estudios de la Educación Colombiana, del Ministerio de Educación Nacional, en 1983-1984.


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pedagógicos, las actitudes y los objetivos que se expresan en la propuesta educativa tradicional. Emerge así una propuesta educativa personalizante y potencialmente de vasto influjo en el futuro de la Educación latinoamericana. (…). Hablar hoy de una educación centrada en la Persona es necesariamente revertir a las fuentes que hicieron posible esa reflexión. El concepto de Persona presentado por el Personalismo nos da elementos valiosos para sustentar un tipo de Educación que busca el desarrollo integral de la persona y la considera como el centro de todo el proceso educativo113.

En la primera parte: El concepto de Persona. Análisis Descriptivo, desarrolla todo el pensamiento antropológico a partir de los postulados de Mounier; se divide en cinco capítulos, coherentes con las estructuras del universo personal, planteadas en El personalismo, obviando la Conversión íntima y el Afrontamiento. A saber: la persona es un ser situado-en-el-mundo, la persona es un-ser-con-otros, la persona es un ser libre y autónomo, la persona se trasciende a sí misma, y la persona es un ser activo. En la segunda parte: La Educación Personalizada: Objetivos y Principios Básicos, se desarrollan los tres principios de la Educación Personalizada, a saber: El respeto a la Singularidad del Alumno, La Socialización, y, La libertad y Autonomía personal. Sólo se hacen alusiones marginales a Mounier planteando que Pierre Faure adopta una

113 VÁSQUEZ, C. Introducción. Educación personalizada, una propuesta educativa para América Latina. Bogotá: Indo American, 1982. P. 7.


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perspectiva coherente con el Personalismo de Mounier respecto a la clase de sociedad para la que los alumnos deben ser preparados; y luego, asumiendo el postulado personalista según el cual, la potencialidad de crearse a sí mismo es considerada la máxima realización de la creatividad humana. En segundo lugar, aparece la obra de José Carlos Jaramillo, La Educación personalizada en el pensamiento de Pierre Faure (047), que en 1985, ya contaba con seis ediciones, que sería ajustada y publicada posteriormente como Educación personalizada, un modelo educativo (046), cuya segunda edición salió en 1987, y para 1994, iba ya en la sexta. Valga decir que aunque hay muchos aspectos que se mantuvieron intactos de una publicación a otra, que en el libro posterior hay una ampliación de temas, redistribución de algunos otros, y, otros se obvia o reemplazan por la inclusión de conceptos más abarcantes. En ambos, el autor sigue principalmente a Faure, y no menciona a Mounier en notas, ni se lo cita ni siquiera en ‘Ideólogos de la Educación Personalizada’, apartado donde aborda a Eduard Séguin, María Montessori y Hellen Parkhust, creadora del Plan Dalton, todos ellos por su influencia en Faure, “según su propio testimonio”114. Sin embargo, en la bibliografía, aparece Mounier, con El personalismo y el Manifiesto al Servicio del Personalismo, y Jaramillo expresa la construcción del último libro con la siguiente expresión:

114 JARAMILLO, J. Educación personalizada, un modelo educativo. Bogotá: Indo American, (Colección Experiencias 66), 1994. P. 51.


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La educación personalizada ha tomado ya una mayoría de edad y muchas de las ideas que aquí se expresan no podríamos decir que las hemos recibido de este o de aquel autor o sí más bien, como es muy factible, ha sido una simbiosis de las ideas de varios autores unidas a la propia experiencia115.

En sintonía parecida, se encuentran alusiones a Mounier en las obra de Alvaro Vélez Escobar, Práctica de la educación personalizada. Guía para educadores, padres de familia (058), de 1984, y su ponencia La educación personalizada (057), preparada para el XIII Simposio permanente sobre la universidad, de la Pontificia Universidad Javeriana, en el año 2003. El libro es pensado para la formación de los docentes y padres de familia después de doce años de experiencia en el colegio San Bartolomé; en este sentido, recoge los esfuerzos de formación de la comunidad educativa, en términos de: charlas, conferencias o artículos, reuniones, cursos, que evidencian el estudio y análisis a partir de las necesidades y situaciones concretas que se fueron presentando en la vida escolar. En la bibliografía, hace referencia a El Personalismo, ¿Qué es el personalismo?, y Manifiesto al servicio del Personalismo; asimismo, a Educación Personalizada, una propuesta educativa para América Latina, de Vásquez Posada, La Educación Personalizada en el Pensamiento de Pierre Faure, de Jaramillo, Personalización Liberadora, Exigencia educativa, de León Guevara, al que nos referiremos más adelante, y, Educación Personalizada, de Faure. Ya en la ponencia, el

115 Ibid. p. 10.


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autor alude a sus más de 20 años de experiencia, acompañando a educadores en el proceso de personalización de la Educación. Reconoce allí los fundamentales aportes de Pierre Faure, a quien conoció personalmente, así como da crédito en el devenir de dicha escuela a Víctor García Hoz, Irene Gutiérrez, José Carlos Jaramillo, Emmanuel Mounier, María Nieves Pereira de Gómez, José María Valero y Carlos Vásquez Posada. Hace referencia también a la tesis doctoral de Luis Fernando Klein: El actual Paradigma pedagógico de los jesuitas y la propuesta de Pierre Faure: educación personalizada y solidaridad, la cual presenta no solo una muy completa bibliografía actualizada sobre Pierre Faure y sobre Educación Personalizada, sino que ofrece el análisis más completo sobre su propuesta pedagógica. Es de resaltar que Vélez, puede considerarse uno de los mayores representantes de la escuela jesuita de Educación Personalizada, desde la autoría, -aparte de las dos publicaciones referenciadas arriba-, de: Padres-Hijos Educación Personalizada, La inspiración ignaciana en la educación personalizada, Educación y Socialización, y, Los colegios jesuitas y la educación personalizada. En 1986, José Alberto Mesa, en Educación personalizada liberadora (051), da un paso más profundizando en la implicación social de la reflexión y práctica personalizada que ya estaba en boga, continuando la línea de Vásquez Posada, de aludir a Mounier, especialmente en la fundamentación antropológica. Años más tarde, en 1992, publicaría en Universitas Humanística, Crisis de valores en la educación hacia una nueva visión de la educación moral (075), donde acude al Manifiesto al servicio del


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Personalismo de Mounier en apoyo de la idea sobre el último desencanto de la humanidad: la modernidad en la pretensión de que la razón instrumental como ciencia podría resolver los problemas del hombre. “Era la época en que creímos que el solo desarrollo científico y tecnológico nos conduciría a la felicidad, las guerras mundiales, la miseria de los países del Tercer Mundo, el tedio existencial de las sociedades del Primer Mundo, nos han hecho caer en cuenta de que este no es el camino”116. Asimismo, José Leonardo Rincón en Personalización y socialización: una alternativa pedagógica (034), tesis de la Facultad de Filosofía de la Universidad Javeriana en 1995, realiza una síntesis de diversos autores con el deseo de lograr un aporte innovador a la Educación Personalizada. Partiendo de los planteamientos antropológicos de Mounier, en contraste con la situación actual en detrimento de la persona, Rincón, presenta la siguiente alternativa pedagógica, a modo de secuenciación teórica: Educar es Personalizar, Personalizar es Socializar, Socializar es Concientizar, Concientizar es Cambiar, por tanto el personalismo presente en todas las fases del movimiento está siempre encaminado hacia el cambio. Rincón afirma la existencia en Mounier, de los fundamentos de carácter filosófico y en los autores de la

116 MESA, J. Crisis de valores en la educación hacia una nueva visión de la educación moral. En: Universitas Humanística Vol. 21, no. 35 (enero - junio 1992). p. 73.


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Educación Personalizada, las herramientas para hacerlos posibles en la práctica117. La última alusión a Mounier, en el contexto Jesuita, la encontramos en La Formación Integral y sus dimensiones (038), libro publicado por ACODESI, cuyo documento de trabajo se publicó en 1999, y en octubre de 2003, iba por su tercera edición. En el documento de trabajo se encuentra una cita marginal a Mounier, que luego se amplía en las siguientes ediciones, a un apartado sobre Mounier y el Personalismo. De hecho, la principal alusión a Mounier se hace en la justificación de las Dimensiones, como supuesto antropológico fundamental, dentro de la Formación integral en cuanto horizonte del proyecto educativo de ACODESI. Dice allí,

Cuando nos referimos a la antropología que subyace a nuestro Proyecto Educativo, hemos de tener en cuenta las opciones que ya hemos hecho para construirlo y que se encuentran definidas en los documentos corporativos de ACODESI. En este sentido, nos estamos refiriendo, en concreto, al Personalismo de Emmanuel Mounier que nos ofrece un concepto de persona y un proceso de personalización de la misma; a la Ignacianidad, de la cual deducimos una noción de Dios, de Hombre y de Mundo; y al Constructivismo que nos aporta lo concerniente a los procesos de aprendizaje de los saberes. No es el propósito de este

117 RINCÓN, J. Personalización y socialización: una alternativa pedagógica. Santafé de Bogota: Universidad Javeriana. Facultad de Filosofía. 1995. p. 3.


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documento abordar estos aspectos, sino aclarar que en la definición de las dimensiones se tuvieron en cuenta y son la base de las opciones que se hicieron118.

Ahora bien, las dimensiones, a las que se refiere el documento son: Ética, Espiritual, Cognitiva, Afectiva, Comunicativa, Estética, Corporal, y Socio-política; en esta última que define como la capacidad del ser humano para vivir "entre" y "con" otros, de tal manera que puede transformarse y transformar el entorno socio cultural en el que está inmerso119, se dedica un apartado al Personalismo de Mounier, basado en el Manifiesto al Servicio del Personalismo, como uno de los ‘otros enfoques’ que, junto al comunitarismo, no se inscribe ni en la visión socio-política liberal ni en la socialista. La importancia de La formación Integral y sus dimensiones, ha llevado a equipararlo a otros documentos corporativos contemporáneos de la Compañía de Jesús, como Características de la Educación de la Compañía de Jesús (1986), y, Pedagogía Ignaciana: un planteamiento práctico (1993). En este sentido, en 2001, José Leonardo Rincón, en la presentación de La Coeducación en nuestros colegios, de Marta Elena Mejía diría que el propósito de publicar los elementos más importantes de la propuesta educativa de la Compañía de Jesús, se habría iniciado en 1999, con la edición de este libro. Asimismo, en 2003, saldría la primera edición de La Formación Integral y sus

118 ACODESI. La Formación Integral y sus dimensiones. Bogotá: ACODESI, (Colección Propuesta Educativa 1), 2002. p. 17. 119 ibid. P. 18.


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dimensiones. Texto didáctico, donde el mismo Rincón, expresa que con el texto final de La Formación Integral y sus dimensiones, se llenó un vacío conceptual en las lides pedagógicas, para más adelante referirse al documento como un ‘texto eminentemente académico’, no tan inteligible como se quisiera, y por tanto, la evidente necesidad del texto didáctico para su mayor socialización. En esa misma línea, Enrique Gutiérrez Tovar y Hermann Rodríguez, en Perspectiva Ignaciana del (de la) estudiante, del 2005, pretenden subsanar la posible extrema teorización de La formación integral, dando la oportunidad de comprender y de aterrizar lo ignaciano en lo relacionado a las cualidades del perfil que se espera desarrollen los estudiantes. Todo lo anterior, evidencia la importancia de dicho documento, y con ello, la relevancia de que en él, se aluda a Mounier como una opción fundamental en la construcción del Proyecto Educativo de ACODESI, y se le dedique un apartado a su personalismo. Como parte final de este apartado, se aborda lo que podría denominarse una segunda escuela de Educación Personalizada en Colombia, esta vez liderada por las Hermanas Dominicas de la Presentación, y cuya principal exponente sería la Hermana Judith León Guevara. La experiencia de la Educación Personalizada en este contexto, se inicia en 1972 en el Colegio de Nuestra Señora de la Presentación Centro, en Bogotá donde León Guevar fue rectora hasta el año de 1988. Tras eso, la autora fue rectora de la Universidad Católica de Manizales, desde enero de 1996 hasta mayo del 2000. Asimismo, como profesora de las universidades Javeriana y Santo Tomás, ha dictado seminarios sobre educación


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personalizada a nivel latinoamericano, y en su trayectoria investigativa en el sector educativo, ha gestado una amplia fundamentación de la propuesta alternativa de educación personalizante y liberadora con su consecuente diseño metodológico y operacional. Estas experiencias y sus estudios dieron origen a cuatro obras educativas publicadas y difundidas en América Latina: Personalización liberadora. Exigencia Educativa (050), en 1981; Fundamentos para una Personalización liberadora, en 1987; ¿Qué significa educar hoy, según las exigencias del carisma de Marie Poussepin? en 1996; y, Personalización Liberadora. Exigencias Educativas para el Tercer Milenio, en 1998. A continuación se exponen algunos aspectos de Fundamentos para una personalización liberadora (048), así como de su tesis doctoral, de 2001: La Unidad de producción de conocimiento (UDPROCO): una mediación pedagógica para la formación en educación superior (049). En Fundamentos para una personalización liberadora, se expresa la experiencia de la operacionalización de los cuatro principios de singularidad, autonomía, apertura y trascendencia, en el Colegio de Nuestra Señora de la Presentación Centro. Marcelo Bastiaens Willems, Consejero educacional de Santiago de Chile, expresa en el prólogo:

La primera obra de la autora “Personalización Liberadora – Exigencia Educativa”, se centra y explaya en el proceso organizativo de una innovación al servicio de la Personalización: hace referencia a una Planeación y Programación curricular, a procesos


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evaluativos; aporta datos estadísticos y otros recursos técnicos. En ella, la filosofía del Personalismo como tal, está brevemente expresada en las páginas 60 a la 67. En esta segunda obra “Fundamentos para una personalización liberadora”, la autora nos lleva a descubrir la realidad y el misterio insondable de la Persona Humana. Hace una exposición filosófica y teológica de los cuatro principios fundamentales de la Persona: Singularidad, Libertad, Apertura y Trascendencia120.

En el cuerpo del texto, León Guevara, hace distintas alusiones a Mounier, en apoyo del desarrollo de los cuatro pilares mencionados. No obstante la publicación no posee un fuerte aparato crítico –en términos de citas y notas al pie-, obviando así muchos de los referentes concretos. En bibliografía, aparece El Personalismo, y algunas de las obras de los jesuitas Carlos Vásquéz y Alvaro Vélez. Ya en La Unidad de producción de conocimiento (UDPROCO): una mediación pedagógica para la formación en educación superior, publicada por la Universidad Católica de Manizales y producto de la investigación adelantada por la autora para obtener el título de Doctora en Educación, de la Universidad de Salamanca – España, se desarrollan algunos postulados en torno a las implicaciones científicas y axiológicas relacionadas con la puesta en marcha en el nivel superior de una mediación pedagógica coherente con los 120 LEON, J. Fundamentos para una personalización liberadora. Manizales: Universidad Católica, 2000. 156 p. 9-10.


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fundamentos de la educación personalizante y liberadora, mediante la implementación de la “Unidad de Producción de Conocimiento”. El trabajo investigativo evidencia que la UDPROCO, como mediación pedagógica, posibilita el desarrollo de potencialidades referidas al pensamiento científico, creador y al desarrollo moral e intelectual autónomo. Así mismo crea condiciones y ambientes educativos para el aprendizaje cooperativo y la formación humana del profesional con sentido personalizante y liberador. El libro plantea en los primeros capítulos, el contexto de la educación en Colombia, el contexto de la sociedad global, informática e internacionalizada y las fuentes teóricas de la Personalización Liberadora, concepción educativa que inscribe en el contexto de los teóricos que otorgan a la educación un compromiso emancipador; asume así el sentido asumido por autores como Santo Tomás de Aquino, Freire, Mounier y Habermas entre otros, así como los planteamientos humanistas hechos por la Iglesia Católica en las últimas décadas y por Marie Poussepin, fundadora de las Hermanas de la caridad Dominicas de la Presentación. A partir del capítulo quinto se presenta la reflexión sobre la Pedagogía y la Educación Superior, el contexto de la Educación en la Universidad Católica de Manizales desarrollándose allí los fundamentos teóricos del proyecto educativo y la UDPROCO como mediación pedagógica que conlleva la personalización de estudiantes y docentes. Los aportes de Mounier se presentan principalmente en los capítulos Fuentes Teóricas Básicas en la Propuesta


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educativa Personalizante Liberadora, -donde dedica incluso un apartado a Mounier luego de Marie Poussepin, Tomás de Aquino, Freire, y antes de los documentos de la Iglesia-, y El humanismo como contexto general del Personalismo, donde entre otros aspectos aborda el tema del personalismo en el contexto del humanismo. En el primero, privilegia la Libertad, la Trascendencia, el Compromiso, el hombre entre los movimientos de personalización y despersonalización, y alude marginalmente a las siete estructuras; este capítulo 3 introduce así:

En Marie Poussepin, santo Tomás de Aquino, Freire y Mounier, y los documentos de la Iglesia, se encuentra una línea de pensamiento sobre la formación del ser humano, que reconoce a la educación como posibilidad para despertar la conciencia y potenciar las capacidades de la persona en perspectiva de la personalización Liberadora como sujetos y como colectividades sociales. Señalaré de manera sintética algunos de sus planteamientos educativos y pedagógicos121.

En El humanismo como contexto general del Personalismo, partiendo de la existencia incorporada y la pertenencia a la naturaleza, plantea lo que considera reflejos de los cuatros principios, tal como se expresan en la obra de mounier: la comunicación –plantea los 5 actos

121 LEÓN, J. La Unidad de producción de conocimiento (UDPROCO): una mediación pedagógica para la formación en educación superior. Bogotá: Universidad Católica de Manizales, 2001. p. 59.


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originales-, la vida interior - conversión íntima que tienen cuenta dos movimientos constantes de repliegue y apertura-, la singularidad –la persona como aquello que no se repite-, la libertad, y la trascendencia –persona como movimiento del ser hacia el Ser-. Dice allí:

Es a través de Mounier donde encuentro explicitada mi propia experiencia sobre la persona, y una respuesta a la Educación Personalizada como proceso de emancipación, de liberación122.

Ya para terminar, la referencia a estas dos escuelas de Educación Personalizada puede considerarse una muestra del imperativo personalista de la Educación Católica, que tomó forma concreta en la década de los 80, y que se evidencia, además de lo ya planteado, en el Directorio Nacional de Pastoral Educativa, publicado por la Conferencia Episcopal de Colombia en 1981. Allí, partiendo de temas como la situación contemporánea de la educación colombiana, la misión de la Iglesia en educación, y, los principios teológico-jurídicos del acto educativo, se plantea un Proyecto Educativo Católico, donde se adopta el personalismo como antropología fundante. 2.2.4.3 Educación liberadora (Mounier y Freire). El tercer elemento a trabajar en este acercamiento a las aplicaciones educativas, es la relación que algunos autores establecen entre el pensamiento de Mounier y la obra de Paulo Freire. Ya en 1972, Pérez Vélez, en la introducción a Educación

122 Ibid. p. 86.


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como proceso de personalización (031), ya reseñada en el primer ítem de este apartado, expone:

Hay que ir de la persona a la personalización. Hoy se habla por todas partes de Educación liberadora y encuentro en Mounier el precursor de Freire. Mounier no habló en términos de liberación sino de Personalización, pero toda su obra es una enseñanza y una reflexión sobre la educación123.

Un año más tarde, se encuentra el artículo de José Bernardo Toro Arango, Paulo Freire: Una antropología de la liberación (083), en la revista Universidad Santo Tomás. Toro inicia enmarcando la exposición de la concepción antropológica de Paulo Freire, en un necesario planteamiento del contexto histórico, de la experiencia y de la misma personalidad del autor; en ese sentido, recuerda la existencia del pensamiento de Freire en una praxis pedagógica y que por ser pedagógica es necesariamente antropológica. Dicha idea, remite mediante un pie de página a FREIRE, P. Concientización, Colección Educación Hoy, Perspectivas Latinoamericanas, Nº 4, Asociación de Publicaciones Educativas, Bogotá, 1973, donde en un contexto autobiográfico Freire dice: “Al mismo tiempo que Atayde, leía a Maritain, Bernanos, Mounier y otros”124. Más adelante, en el contexto de la opción por el otro, o el 123 PÉREZ, E. Introducción. Educación como proceso de personalización. Bogotá: USTA, 1972. p.1. 124 TORO, J. Paulo Freire: Una antropología de la liberación. En: Universidad Santo Tomás, (Bogotá) #17-18, mayo-diciembre de 1973. p. 282.


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rechazo de dicha opción, Toro hace una aclaración, también en pie de página: “No sobra insistir que la filiación cristiana de Freire es explícita. (…) También su noción de amor es cristiana y fuertemente influenciada por Erich Fromm y Mounier”125. Ambas referencias aunque marginales posibilitan la comprensión inicial de cierta conexión Mounier-Freire. Es en 1986, cuando el jesuita Manuel Antonio Unigarro Gutiérrez publica Personalismo y concientización: dos movimientos complementarios (023), obra en la cual hace un paralelo entre el pensamiento de Mounier y Freire, bajo las categorías de Personalismo y concientización, identificando de ambas su sentido en nuestro siglo, intencionalidad, concepciones de libertad, cultura, dimensión religiosa, revolución, entre otros aspectos. El trabajo gira en torno a las dos obras más representativas de cada uno de los autores El personalismo y Manifiesto al Servicio del Personalismo por parte de Mounier y Educación como práctica de la libertad y Pedagogía del oprimido por parte de Freire, planteando como objetivo, la efectiva constatación de que entre los pensamientos de ambos, existen puntos comunes que se reflejan a lo largo de las propuestas que hacen al hombre contemporáneo, las cuales resultan complementarias, pues para Unigarro Mounier da las grandes líneas directrices y Freire las encarna en la realidad latinoamericana. El libro se divide en cinco partes: en primer lugar, lo referente a la propuesta personalista de Mounier; en segundo lugar, aparece la propuesta de Freire, la 125 Ibid. p. 284.


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Concientización, donde en un movimiento pedagógico concreto, se sigue el mismo esquema del primer capítulo y se ve cómo ciertas líneas esbozadas antes se concretan en América Latina; en tercer lugar, el marco teórico, expone los elementos que un movimiento a favor de la persona debe tener en cuenta como puntos de referencia para comparar a los autores; en cuarto lugar, las conclusiones, donde se explicita la premisa inicial de este trabajo: que el Personalismo y la Concientización se complementan gracias a la sintonía que existe entre los pensamientos de Mounier y Freire. Por último, las recomendaciones, planteadas en términos, de temas esbozados por los dos autores, que se constituyen en asuntos que vale la pena ampliar. Son: Gnoseología y epistemología, Ética, Cosmología, Dialéctica histórica desde la persona, Familia. Iniciando el primer capítulo, Unigarro explica la adaptación del personalismo a la situación concreta latinoamericana, desde la apertura en oposición a un sistema cerrado:

El que éste no sea un sistema cerrado, sino abierto a la pluralidad, hace que no se deba hablar de personalismo sino de personalismos, ya que aquí caben todas las posiciones de quienes desean hacer una civilización donde prime la persona humana. Esto permite algo muy importante a cualquier movimiento que desee perdurar: la posibilidad de adaptarse a tiempos, lugares y personas. Esta adaptación hace que se responda siempre a las circunstancias cambiantes en que el ser humano desarrolla su existencia, al mismo


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tiempo que evita la esclerosis que nace en los sistemas inamovibles126.

En la conclusión, como se expresó, el autor explicita los puntos comunes que se encuentran en estas dos propuestas siguiendo los ejes explicitados en el marco teórico. En la visión sobre la Realidad Histórica coinciden en las tendencias a la unificación, masificación, tecnificación, y la postura sobre las instituciones: familiar, política económica y educativa. Sobre esta última comienza diciendo:

Si Mounier es más amplio que Freire en otros puntos de su propuesta, en éste no lo es. Al fin y al cabo la educación es el fuerte de la propuesta freireana, mientras que para Mounier es solamente uno de los elementos que promueve el personalismo. Se puede decir que lo que el Personalismo esboza de la educación es llevado hasta las últimas consecuencias por Freire en su propuesta de la concientización127.

Del mismo modo, abarca la sintonía en los principios de Libertad y Cultura, así como los postulados antropológicos: el hombre como Ser natural en y con el mundo, Ser Espiritual-Trascendente, Ser Religioso, Ser Singular, Ser con otros, Ser que posee, Ser que se realiza. Más aún, Unigarro afirma que la concientización, propuesta por freire, es la praxis concreta que lleva a la

126 UNIGARRO, M. Personalismo y concientización: dos movimientos complementarios Bogotá: Indo American (Colección Experiencias; 63), 1986. p. 9. 127 Ibid. p. 132.


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personalización, explicando que no es que la personalización no sea una praxis concreta, sino que es una praxis que en Latinoamérica se hace mediante la concientización.

Freire asume las grandes líneas del Personalismo y las concretiza en América Latina. Estas líneas son: a. Reanimar las conciencias; b. Rescatar la singularidad de las personas de manera que ellas tomen conciencia y se responsabilicen; c. Colocar al hombre como centro y protagonista de la historia, devolver su dignidad; d. Acabar con las explicaciones míticas que generan pasividad; e. Posibilitar la realización de la vocación humana: ser más; f. Vuelco a las estructuras que deshumanizan, de tal manera que la sociedad sea verdaderamente humana. Estas líneas que asume freire se pueden resumir en una sola: rescatar a la persona, devolverle su humanidad. Es lo que también pretende la concientización128.

Unigarro concluye evidenciando el mismo objetivo histórico de Mounier y Freire, expresado en el concepto freireano de Conientización, que reúne las cuatro metas de la Personalización: toma de conciencia, revolución contra los mitos, primacía a las actitudes rectoras sobre las soluciones aprendidas y la meditación pausada, ser antes de obrar. Con estos presupuestos, se suscita una reflexión antropológica que al reflejar las técnicas, métodos y procesos educativos, contribuye a la humanización.

128 Ibid. p. 142-143.


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Una expresión final de esta relación, la plantean Luis Adalberto Barrera Hernández y Luis Eduardo Figueroa Guerrero, en Elementos teóricos para el diseño de un modelo didáctico personalizado (059), tesis de la Facultad de Filosofía de la Universidad de San Buenaventura, en 1989. El trabajo se ubica en el marco de la discusión sobre la capacidad de la institución escolar para fomentar, favoreces y encausar un proceso personalizador cuyo agente y responsable sea el sujeto mismo. En ese sentido, el propósito es aprehender con precisión el concepto de la “personalización como tarea”, a partir de autores latinoamericanos que fundamentasen un modelo didáctico que asumiendo la Reforma Curricular 1002 de abril de 1984, contribuyera al quehacer pedagógico liberador. Para Barrera y Figueroa, “en América Latina, la educación debe ser Educación para la liberación que vale tanto como decir Educación para la personalización”129, resultado que sólo se dará en la concreción de las libertades sociales mediante la eliminación de estructuras opresoras y la autoconquista de las libertades personales en cuanto exigencia de reconocimiento y defensa de los derechos fundamentales de la persona, todos estos elementos que constituyen momentos claves del proceso de personalización. La hipótesis es que si se utiliza en la enseñanza-aprendizaje de la filosofía un modelo didáctica elaborada con base en el concepto “la personalización como tarea”, el alumno se capacitará para asumir como sujeto activo, los procesos de cambio requeridos en su 129 BARRERA, L., y FIGUEROA, L. Elementos teóricos para el diseño de un modelo didáctico personalizado. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1989. p. 4.


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entorno socio histórico y para responsabilizarse en prácticas liberadoras no violentas. La expresión en cuestión se retoma desde los latinoamericanos Francisco Romero y Paulo Freire, y en las corrientes de pensamiento predominantes donde tienen sus raíces: el existencialismo, el historicismo, el marxismo, el Personalismo y la Teología Cristiana. Se asume el personalismo como una teorización realizada desde campos diversos: lo filosófico desde Mounier, lo psicológico desde Karl Rogers y lo pedagógico desde Freire130, planteando los aportes mounerianos, en el marco de un proceso de renovación didáctica de la filosofía.

La contribución esencial del personalismo en su versión freireana, consiste en conjugar dialécticamente la opción por la libertad personal y comunitaria con el compromiso por construir conciente y dinámicamente, el mundo la cultura y la historia131.

2.2.4.4 Otras Manifestaciones. Para terminar el presente apartado de manifestaciones educativas, se exponen a continuación ciertas publicaciones ya de la última década, y se evidencia la influencia del pensamiento de Mounier en dos instituciones educativas de educación Básica y Media.

130 ibid. p. 26. 131 Ibid. Conclusión. p. 75.


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En primera instancia Weimar de Jesús Borja Ortíz, presenta en 2002, en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, Los discursos filosóficos en el pensamiento humanista de Emmanuel Mounier en la educación (028), trabajo monográfico que en el marco de la Licenciatura en Filosofía, estableció un precedente de vigencia educativa, a partir del análisis de algunos textos de Mounier. En 2003, Edilberto Estupiñán y Luis Eduardo Ospina, publican en la revista Educación y Educadores de la Universidad de La Sabana, Hacia una evaluación personalizada en el sistema educativo colombiano (071), artículo que da cuenta de las relaciones entre el sistema educativo colombiano y la educación personalizada en torno a la función valorativa, para lo cual se toman como criterios comparativos el concepto de evaluación y los principios de personalización, participación, integralidad, continuidad, criterialidad, evaluabilidad e investigación. Podemos afirmar que se trata de un análisis transversal del sistema educativo colombiano desde las categorías previas de la evaluación personalizada. En ese contexto, se afirma entre otros aspectos, que la personalización no es ajena al sistema educativo colombiano, siendo la filosofía de la persona la rectora de la evaluación posibilitando en su práctica los principios de singularidad, autonomía y apertura; ejemplo de ello, dicen los autores, es la fundamentación de los indicadores de logro en el concepto de desarrollo humano y la formación de la persona para su autorrealización, asimismo la adecuación del acto educativo al contexto nacional y a la diversidad regional y cultural, superando las


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polarizaciones entre lo universal y lo local. En esa misma medida, se reconoce la importancia de la comprensión antropológica del personalismo no sólo en la educación personalizada, sino en la política educativa colombiana, en general:

La educación personalizada especifica claramente la dependencia de una antropología intencionalmente integral. Se basa en la filosofía del personalismo y en una pedagogía abierta y activa donde lo personal tiene la máxima importancia. De modo que lo más característico en la educación personalizada es el puesto que le asigna al ser humano concebido como persona132.

Más aún, para Estupiñán y Ospina, si se extiende la mirada a toda la política educativa colombiana que pretende dinamizar la Ley General de Educación a través de los diferentes documentos oficiales sacados a la luz pública, es posible determinar que el carácter antropológico y filosófico del personalismo está presente. Y en la aplicación de dicha raigambre personalista a la evaluación, acuden a la cita de El personalismo: “La persona no es un objeto. Es precisamente aquello que en cada hombre no puede ser tratado como un objeto”133.

132 ESTUPIÑÁN, E., y OSPINA, L. Hacia una evaluación personalizada en el sistema educativo colombiano. En: Revista Educación y Educadores, Vol. 6 (2003). (s/p). 133 MOUNIER, E. El personalismo. p.23. Citado por ESTUPIÑÁN, E., y OSPINA, L. ibid.


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El año siguiente, aparece El aula de la luciérnaga, un intento de antropología pedagógica desde E. Mounier (026), trabajo monográfico de Jaime Andrés Argüello Parra, en la Facultad de Educación de la Universidad de La Salle. Argüello parte de algunos fundamentos teóricos, donde plantea el pensamiento de Mounier como directriz para un currículo de inspiración personalista, seguido de lo cual expone las instancias del Universo Personal, en forma de síntesis dialéctica, de donde surgiría la Antropología Pedagógica como base para una Teología de la Educación; finalmente, presenta un marco pedagógico operativo, a modo de pautas de concreción, de lo que denomina “schola mouneriana”. Para el autor, la construcción de una antropología pedagógica es, en cuanto parte de la filosofía de la Educación, expresión de la preocupación por lo humano vista en clave pedagógica; con dicho presupuesto, el personalismo comunitario de Emmanuel Mounier, se constituye en su soporte filosófico fundamental, donde el diseño de la antropología es un movimiento necesariamente personalista y comunitario. Es de resaltar que este trabajo dio pie a la participación de Argüello en el Primer Congreso Internacional Personalista Comunitario: Mounier 2005, organizado por la Fundación Emmanuel Mounier de España, con motivo del centenario de su nacimiento, y en el segundo semestre de ese mismo año, a la aparición de Esprit: Semillero de Investigación sobre Personalismo Comunitario, adscrito a la Facultad de Filosofía de la Universidad Santo Tomás; este último esfuerzo, no tuvo mayor desarrollo restringiéndose su funcionamiento a unos pocos meses.


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En 2007, Luis Eduardo Ospina publica, nuevamente en Educación y Educadores, Sobre el objeto de conocimiento de la educación física (078), abordando el tema desde el contexto específico de lo básico corporal y con asiento en lo personalizado; intenta especialmente llamar la atención sobre el trasfondo ético y humano que implica autorrealizarse, reconociendo en el acto educativo una especificidad personalizante. El aporte más relevante, lo encontramos en el desarrollo de los planteamientos mounerianos, en relación con la Existencia Incorporada, en afirmación de la relación conceptual Cuerpo-Persona; en ese sentido afirma la corporalidad humana más allá del simple materialismo, en reconocimiento del cuerpo y el movimiento como elementos propios de la autorrealización personal. De este modo, expone cómo lo corporal constituye la persona humana y ésta es impensable sin su cuerpo, ya que la presencia personal de los sujetos se hace evidente desde lo elemental en cuanto a espacio y tiempo, sensación y movimiento, con implicación directa en todas las dimensiones en que se desarrolla la vida del hombre. Con dicho presupuesto, se reconoce un estamento epistemológico para la Educación Física, que iniciando en lo anatómico, cinético y fisiológico, encuentra extensión válida hacia la inteligencia y la voluntad, y en últimas, hacia la consolidación de la vida ética en términos de Personalización.

Así, el cuerpo personalizado es el cuerpo propio de la educación física. Cuerpo que patentiza la presencia del hombre y manifiesta los factores personales de singularidad, autonomía y apertura. Se trata del devenir


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significativo que deja entrever la espiritualidad encarnada134.

Dicho reconocimiento del cuerpo como forma básica de la existencia humana, lleva a la aplicación de los principios personalizantes desde las tendencias corporales autoconstructivas y/o en las dinámicas cognoscitivas y comunicativas. Por tanto, la educación física se constituye como un medio educativo, que tiene en cuenta la totalidad de la corporalidad humana para llevar a cabo su cometido personalizante. Ya en el presente año, 2008, el Doctor en Pedagogía y Educación, Edgar Ramírez, publica Historia Crítica de la Pedagogía en Colombia (053), estudio y valoración de las ideas y las mentalidades que han orientado la educación en Colombia. Allí, dedica el apartado a lo que denomina La Pedagogía Personalista, donde plantea la forma como el personalismo se ha convertido en la antropología que respalda la legislación educativa actual, y sus aportes y posibilidades frente al proyecto educativo nacional por construir. Ramírez, luego de una ubicación histórica del pensamiento personalista, y de presentar la legislación educativa colombiana basada en el concepto de persona y apoyada teóricamente en el personalismo, expone las siete estructuras del universo personal como fundamentación filosófica y antropológica en la que se apoya la legislación educativa actual y del proyecto educativo para el país que se puede desprender de ella; fundamentación que, para él,

134 OSPINA, L. Sobre el objeto de conocimiento de la educación física. En: Revista Educación y Educadores, Vol. 10, No 2 (2007). (s/p).


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forma parte del modo común de pensar, es decir, de la mentalidad educativa colombiana. En dicha exposición, el autor sigue la misma distribución que plantaba en la tesis de la Facultad de Filosofía de la Universidad Javeriana, La propuesta del ser humano como persona en comunidad en E. Mounier: hacia un intento de superación de la divergencia entre las antropologías marxista y existencialista (012), reseñada anteriormente. A saber: el ser humano como ser personal, el ser humano como ser comunitario, y el ser humano como persona en comunidad. Seguido de ello, presenta la fundamentación epistemológica de este tipo de pedagogía, y finalmente, su fundamentación ética y didáctica, que plantea básicamente en torno a la educación personalizada, que considera la mejor forma como se ha encarnado el personalismo en el pensamiento pedagógico colombiano. Finalmente, presento dos instituciones educativas inspiradas en el pensamiento de Emmanuel Mounier. En primer lugar, el Instituto de Promoción Social del Norte en la ciudad de Bucaramanga, que cuenta con los niveles de Preescolar, Básica y Media, y las modalidades de promoción social y técnico comercial; de carácter público y calendario A, creado bajo ordenanza en noviembre de 1987, sus labores iniciaron en febrero de 1988. Ese primer año de funcionamiento, se establecieron, bajo la dirección del Licenciado Alfonso González Torres, los principios que fundamentarían el quehacer de la Institución, planteándose así, en el plano antropológico, los postulados de Emmanuel Mounier, especialmente las tres dimensiones de la persona: vocación, encarnación y comunión, del Manifiesto al Servicio del Personalismo. A


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partir de este marco teórico de Mounier se desprenden las características de la persona en el proceso educativo: ser situado en el mundo, ser con otros, ser libre y autónomo, trascendente, y, ser activo. Asimismo los fundamentos axiológicos hacen referencia explícita a Mounier, especialmente en la concepción de la educación como un valor a sí misma, ya que posibilita al hombre la capacidad de elegir, decidir y obrar autónomamente con miras en su realización como persona. Ubicado en un ambiente social deprimido, el Instituto de Promoción Social del Norte, intenta bajo los anteriores postulados, especialmente haciendo énfasis en la pluridimensionalidad, ofrecer una educación de calidad que posibilite a los estudiantes, junto a la apropiación del conocimiento, el ingreso eficaz al mundo comunitario y a los horizontes de sentido de la existencia personal. En segundo lugar, el Instituto Psicopedagógico Emmanuel Mounier, ubicado en la ciudad de Bogotá, dirigido desde sus inicios por la psicóloga Gladys Ramírez Vargas, ofrece los niveles de Educación Preescolar y Básica Primaria. Fundado en 1986, bajo el nombre Pingüinitos Traviesos, y sólo con el nivel de Educación Preescolar, en 1996 extendió su oferta educativa, cambiando el nombre por Instituto Psicopedagógico Emmanuel Mounier. La opción por el pensador francés, estuvo relacionada con el acercamiento al pensamiento de Mounier que tuvo la rectora y fundadora, a través de la Maestría en Educación que realizó en la Pontificia Universidad Javeriana durante los años 1996 y 1997, que coincidieron con la apertura de la primaria, a petición de los padres de familia, exigiendo un nuevo carácter, más formal para la Institución.


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El colegio se define a sí mismo como una institución de Educación Personalizada, donde se trabaja en grupos pequeños y se atiende al rendimiento de cada niño en su singularidad. De la filosofía de Emmanuel Mounier, se rescata el hecho de ver al niño como persona, reconocer sus fortalezas y dificultades y promover su participación de acuerdo a sus gustos y aptitudes, insistiendo así en la formación integral en todas las dimensiones de la persona. En sus documentos el Instituto Psicopedagógico Emmanuel Mounier, asume la definición de persona del Manifiesto al Servicio del Personalismo, y considera a Mounier, pionero de la Educación Personalizada. Hoy en día, orientado por el Proyecto Educativo Institucional: Al rescate de nuestros valores humanos, la institución enfatiza en la pluridimensionalidad, en atención a lograr la formación integral del alumno mediante el desarrollo armónico de todas sus potencialidades físicas, psicológicas, socioculturales y trascendentales. 2.2.5 Política y Derecho (90s). Se exponen a continuación, algunas de las manifestaciones que dan cuenta de la aplicación del pensamiento político de Emmanuel Mounier especialmente posteriores a la Constitución Política de 1991, comenzando por algunas tesis y artículos, luego las ponencias que visibilizaron la relación del Personalismo Comunitario de Mounier con los postulados de la filosofía política comunitarista, en el marco del Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo, para finalmente, presentar ciertas aplicaciones del Personalismo al Derecho, en especial desde la obra de Ilva Myriam Hoyos Castañeda.


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2.2.5.1 Alusiones explícitas a Mounier. En primera instancia, aparece una tesis de Filosofía y letras de la Universidad Santo Tomás, titulada Los Derechos humanos en Colombia desde el personalismo Tomista (063), de autoría de Rafael Reyes Galindo y Luz Helena Soto Ardila. Se abordan allí temas como los derechos humanos en Santo Tomás y en el pensamiento cristiano, los fundamentos del derecho natural, y, la posición de la iglesia sobre derechos humanos. Pese a que la alusión mouneriana no se hace explícita a lo alrgo del trabajo, apartados como Proyección Personalista a la Realidad colombiana, y Los Derechos humanos en el individualismo moderno y en el personalismo cristiano, dan cuenta de la vigencia que empezó a cobrar el personalismo en este contexto intelectual, como ejemplo de aplicación a política. En la bibliografía se cita El personalismo. El segundo referente, del año 1993, es un esfuerzo excepcional e interesante de Luis Eduardo Ramírez Camargo, titulado Fundamento antropológico de un proyecto indígena colombiano (032). Este trabajo es básicamente un análisis de los planteamientos indígenas expresados en los documentos de las organizaciones como la ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia), CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca) y UNUMA (Organización Sunukani de los llanos), a la luz del marco teórico propuesto en el segundo capítulo, donde destaca la concepción del Hombre como Ser personal y las exigencias de la Personalización (aborda en dicho apartado las siete estructuras del universo personal, basado


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en El personalismo). De tal manera, se descubren desde el Personalismo y la Filosofía Latinoamericana, el concepto de hombre que sustenta el proyecto indígena colombiano y las prácticas que está generando, con miras en una comprensión clara y profunda de lo que el autor denomina un proceso de liberación y justicia que se genera desde la conciencia de una situación de dominación y alienación. En tercer lugar, aparecen dos artículos de José Albendea Pabón, doctor en Derecho de la Universidad Nacional, en Díkaion, revista de Derecho de la Universidad de la Sabana. En el primero, Solidarismo y derecho (066), Albendea inicia planteando los importantes vestigios de propiedad comunitaria de los pueblos indígenas americanos, basado en las experiencias Inca y Muisca. Con este referente asume las distintas formas de organización comunitaria y sus implicaciones, para terminar exponiendo el Proyecto de Ley por el que se instituye el Departamento Administrativo Nacional de Formas Asociativas Solidarias, y con él, las empresas comunitarias como unidades de producción y servicios del sector solidario de la economía nacional. Ahora bien, entre la experiencia indígena y el Proyecto de Ley, Albendea incluye un apartado titulado El personalismo, en el que atribuye a Maritain el acuñar la expresión de ‘personalismo comunitario’, para referirse a un sistema en el que la persona considerada en comunidad, fuera el centro de interés de toda acción o medida de gobierno. Pero no la persona individualmente considerada, sino ésta en comunidad. Apoya esta afirmación con una cita de Humanismo Integral. Más adelante, sin embargo,


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alude a Mounier en el contexto de las posibilidades de un criterio comunitario que regule el Derecho Civil:

Claro que lejos de nuestro ánimo está dar la batalla por una reelaboración del Derecho Civil con criterio comunitario. El Código Civil colombiano fue expedido en 1873, teniendo además tras de sí todo el merecido prestigio de don Andrés Bello y también el de Napoleón Bonaparte. Es más aconsejable la táctica de ir creando un ordenamiento jurídico paralelo al existente, que vaya conquistando paulatinamente nuevos campos de aplicación. Por ello, hemos elaborado un proyecto de Estatuto de la Empresa Comunitaria que insertaremos más adelante. Nos han acicateado aquellas palabras de Emmanuel Mounier: "Si la vocación suprema de la per-sona es santificarse santificando al mundo, su pan cotidiano no puede consistir, en absoluto, en afligirse o divertirse, o en acumular bienes, sino en crear a cada instante en torno suyo un ámbito de comunicabilidad con el prójimo”135.

En el segundo artículo, La estirpe humanista de nuestra constitución política (065), Albendea plantea cómo el constituyente de 1991, en Colombia, se aproximó al principio del Humanismo en su redacción de la Carta Política, aunque, de manera excepcional se alejó de ese enfoque filosófico-político, en el tratamiento de algunas de sus instituciones. El artículo aborda la tarea constituyente, más próxima doctrinalmente al modelo humanista de construcción de la sociedad civil. En dicho contexto alude

135 MOUNIER, E. Manifiesto al Servicio del Personalismo. Citado por ALBENDEA, J. Solidarismo y derecho. En: Díkaion, Vol. 2 (1988). (s/p).


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principalmente a Maritain bajo el apartado de Humanismo Integral basado en la obra homónima, y en menor medida, a Mounier, en el ítem Personalismo Constitucional:

El personalismo es humanismo integral. Es la doctrina que mantiene el primado ontológico, ético y social de la persona. Pues bien. nuestra Constitución de 1991 es personalista, en el sentido de dar primacía en todo a la persona. Reza el artículo 5°: El Estado reconoce, sin discriminación alguna, la primacía de los derechos inajenables de la persona; texto que está en plena consonancia con la proclamación del personalismo: “El Estado es para el hombre, no el hombre para el Estado... Si bien la persona puede ser subordinada, le conviene no serio sino a costa de que conserve su soberania de sujeto, reduciendo al máximo la inexcusable alienación propia de su condición de gobernada”136.

El artículo esboza un análisis de la constitución política, que remite necesariamente a estudios como La doctrina de Emmanuel Mounier sobre el Personalismo y las bases generales de la persona y la sociedad en la Constitución Política del estado peruano, de Iván Guevara Vásquez. Finalmente, planteo la experiencia, en la Universidad de los Andes, del Círculo de Participación GODOS (Grupo de Desarrollo y Orden Social) cuya misión se define como

136 MOUNIER. E. El personalismo. Citado por ALBENDEA, J. La estirpe humanista de nuestra constitución política. En: Díkaion, Vol. 10 (2001). (s/p).


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la formación de jóvenes líderes en Políticas Públicas y Gobierno bajo los principios de Economía Social de Mercado, Humanismo Cristiano y Nacionalismo; la tendencia imperante es de centroderecha, apuntando a la difusión de un sentimiento nacionalista y conservador. La alusión mouneriana se encuentra en la exposición del principio de Humanismo Cristiano, que define como una filosofía política que defiende la plena realización del hombre y de lo humano dentro de un marco de principios cristianos; dicha filosofía política se basa en cuatro componentes fundamentales: el reconocimiento de la dignidad de la persona humana, el bien común, la solidaridad en términos persona-sociedad, y, la subsidiariedad. En dicho contexto, postulan como base para la construcción de un orden social coherente, el respeto y promoción a la vida e integridad física y síquica de todas las personas, desde su concepción hasta su muerte.

Este principio fundamental es heredero de una concepción determinada de persona (personalismo comunitario), que es justamente la concepción antropológica humanista cristiana, que parte de la base de reconocer a la persona humana dotada de naturaleza espiritual y material. Al decir de Mounier, el ser humano es una realidad que se define por su condición espiritual; eso lo diferencia de todos los seres vivos137.

137 GODOS. Humanismo Cristiano. [en línea]: http://godos.uniandes.edu.co/index.htm.


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2.2.5.2 Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo. El Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo, “Optando Por el Bien Común”, organizado por DANSOCIAL, el Ministerio del Interior y de Justicia, Acción Social y la Organización de Estados Iberoamericanos –OEI-, se realizó del 26 al 28 de julio de 2006, en el Centro de Convenciones del municipio de Paipa. El principal antecedente de un evento de esta índole, se encuentra en el Seminario Internacional sobre Comunitarismo: Hacia una cultura solidaria, realizado en agosto de 2003 en la Ciudad de México, en el que se constituyó la Asociación Iberoamericana de Comunitarismo (AIC), lo cual sumado al Plan Nacional de Desarrollo 2002-2006: Hacia un Estado Comunitario, que asumió principios fundamentales de la teoría comunitaria, orientando el quehacer social, económico y político del gobierno, sentó las basas para hacer de Colombia la sede de dicho Encuentro, como lugar de aproximación al estudio de las diferentes facetas del comunitarismo. En Colombia, DANSOCIAL ha ido gestando espacios de reflexión pedagógica sobre las relaciones entre solidaridad, comunitarismo y desarrollo socioeconómico, ejercicio que ha contribuido al fortalecimiento del sector solidario colombiano y al diseño de las políticas públicas. Asimismo, son de resaltar los portes de esta reciente perspectiva filosófico-política, a una amplia gama de temas que incluyen la familia, el derecho, las relaciones entre la sociedad civil y el Estado, la democracia, la perspectiva de género, la pedagogía social y solidaria, la antropología, los partidos políticos, la empresa y la responsabilidad social y los debates filosóficos


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contemporáneos. En este contexto el Encuentro, que contó con personajes como Amitai Etzioni y Carlos Díaz, -este último considerado uno de los principales exponente del Personalismo comunitario en el mundo-, afianzó el diálogo iberoamericano alrededor de las diferentes temáticas del comunitarismo y las posibilidades de éste dentro de la vida económica, social, política y cultural de los países miembros de esta comunidad. A continuación, se presentan las ponencias del Encuentro en las cuales se hace alusión a Mounier y/o su Personalismo Comunitario, en apoyo de algunas de las tesis comunitaristas. Para comenzar Alfredo Sarmiento Narváez, en las Palabras de Apertura, Comunitarismo y solidaridad: fundamentos del estado comunitario (090), hace un recuento de los principales postulados de la escuela comunitarista, sus relaciones con la derecha e izquierda y su importancia e influjo en nuestro país. Asimismo, plantea su fundamento antropológico, la persona, que supera la visión individualista de estirpe liberal privatista y aquella que reduce al ser humano a ser solo un ciudadano preocupado por la construcción de lo público estatal. A decir de Sarmiento, “La noción de persona y la escuela de pensamiento que la promueve encuentra en las escuelas del personalismo comunitario de Emanuel Mounier, católico francés que vivió en la primera mitad del siglo XX, y del judío Martin Buber, autor de YO-TU, sus más reconocidas fuentes filosóficas a las que se suman los


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aportes que desde México para el mundo hiciera el nóbel de literatura Octavio Paz”138. El mismo autor, presentó en el marco del encuentro Rasgos diferenciales de una pedagogía social y solidaria en una perspectiva comunitarista (131), donde, entre otros aspectos, presenta los que son a su consideración los objetivos del proyecto de pedagogía social comunitarista. Si bien, no hace alusión explícita a Mounier, si atribuye al personalismo un papel fundamental en la tarea de ‘Sentir, pensar, actuar y proceder democráticamente’, donde la ligación entre lo privado y lo público, sólo está en las posibilidades de un ser humano que reconozca en sí mismo su condición de individuo, de ciudadano y de creatura y su vocación hacia el otro. En segundo lugar, se rescata la presencia en el encuentro del Doctor en Filosofía y uno de los principales representantes del personalismo comunitario a nivel mundial, Carlos Díaz, quien en su ponencia Comunitarismo y Personalismo Comunitario (085), presenta su visión del Comunitarismo Liberal, exponiendo algunas de sus incoherencias y contradicciones inmanentes, para luego presentar, la necesaria transición a un Personalismo Comunitario, que haga más énfasis en el reconocimiento del Tú, y le añada el tinte profético a la razón dialógica; en ese sentido, presenta elementos como la conversión, la libertad esperanzada, el ecohumanismo,

138 SARMIENTO, A. Comunitarismo y solidaridad: fundamentos del estado comunitario. Palabras de Apertura. En: Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo: Optando por el Bien Común. Paipa (Colombia): DANSOCIAL, 2006. (s/p).


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el testimonio, el encuentro en todos los niveles y la gratuidad, que son dejados de lado en la visión comunitarista liberal139. Ahora bien, Daniel Garavito Villarreal, y Edgar Antonio López, miembros de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana, fueron los encargados de realizar la contraponencia de la presentación de Díaz; la titularon ¿Las críticas del personalismo comunitario al liberalismo van más allá de las críticas comunitaristas? (087) Allí, se subrayan algunos puntos de la presentación de Díaz que tienen particular importancia, dadas las circunstancias del entorno colombiano, así como otros aspectos sobre los que creen necesario hacer algunas precisiones. La pregunta que da título a la ponencia se refiere a la posibilidad que tienen las críticas del personalismo comunitario de rebasar los límites de la crítica comunitarista o de quedarse en el campo ya conquistado por el comunitarismo. En primer lugar plantea el debate entre comunitaristas y universalistas, que como señaló Díaz no va más allá del liberalismo; en segundo lugar, se exponen el ‘vacío comunitario’ del neoliberalismo y los riesgos de construir comunidades cerradas sobre sí mismas; y se finaliza con la propuesta de tener a la persona humana como último criterio de discernimiento moral insistiendo en que el comunitarismo

139 La ponencia en cuestión, se basa en el capítulo homónimo del libro Por respeto al otro, donde Díaz amplía el llamado árbol del Personalismo contenido en Treinta nombres propios, con el objetivo de continuar mostrando lo que considera el ‘carácter inagotable del Personalismo Comunitario’.


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sólo se puede tomar en serio desde una postura no-violenta. Meses más tarde Garavito, publica en la Sección Política y Ciudadanía de la revista Interacción, el artículo El personalismo comunitario: ¿una instancia de equilibrio entre los derechos individuales y el bien común, entre la libertad y las regulaciones sociales? (086), surgido como reflexión personal, de la preparación de la anterior ponencia conjunta. En el escrito, Garvito plantea las implicaciones que el personalismo comunitario podría tener en la tarea de desvelar el marco problemático en que deviene la convivencia colombiana. Partiendo de algunas aproximaciones al contexto colombiano, el autor expone los fundamentos que articulan la teoría de la justicia liberal, para plantear la dificultad de que la crítica a la no-instrumentalización de la persona siga fundamentándose únicamente en la moral kantiana. De esta manera, para Garavito, el personalismo comunitario se constituye en alternativa crítica al proponer otros marcos teóricos y de sensibilidad, que acompañados de acciones liberadoras posibiliten pensar la justicia más allá de los principios a priori que tienen asiento en la razón y en las medidas del pragmatismo político; se constituye así un nuevo escenario crítico de la filosofía política, que debe ser tenido en cuenta. Ahora bien, más de la crítica a la concepción de la justicia presente en el legado kantiano, ha de constituirse una ética con los alcances de la responsabilidad con los más humildes y sufridos. En esa perspectiva, Garavito coincide con Díaz, en la necesidad de trascender la crítica liberal y


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ahondar en categorías como la “compasión” y la dimensión de amor por el otro, recurriendo a Levinas.

La compasión, contraria a la autonomía kantiana, es una actitud ética que me confronta con la gracia, entendida como el bien que viene de afuera, pero que también está dentro; la aprehensión de este don refleja en el espejo de mi finitud, el egoísmo y el narcisismo yoísta. La persona emerge cuando el yo-tú se manifiestan como iguales en dignidad, pero a la vez como desiguales e irrepetibles; el otro es conciencia de la diferencia140.

Finaliza, planteando el necesario y constante diálogo entre filosofía y teología, para abordar con mayor certeza, algunas de las categorías centrales en el personalismo comunitario de Díaz; a saber: reino de los fines, persona, compasión, sufrimiento, esperanza, testimonio, conversión, corrección fraterna, corazón razonable, razón profética, ente otras que reflejan la dimensión teológica presente en la base del personalismo comunitario. Siguiendo esta revisión del Encuentro de Comunitarismo, aparece Gutenberg Martínez Ocamica, de la Universidad Miguel de Cervantes de Chile, quien en su ponencia Comunitarismo y Partidos Políticos (088), reconoce el pensamiento humanista cristiano como inspirador de movimientos políticos, fundamentados en los principios de 140 GARAVITO, D. El personalismo comunitario: ¿una instancia de equilibrio entre los derechos individuales y el bien común, entre la libertad y las regulaciones sociales? En: Revista Interacción No. 45 - Sección Política y Ciudadanía. Noviembre de 2006. (s/p).


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Persona, Comunidad, Bien Común y trilogía Amor-Justicia-Libertad. En ese contexto, se adscribe al Personalismo Comunitario, que considera dentro del Comunitarismo.

Ahora bien, es importante distinguir que no hablamos de cualquier tipo de comunitarismo, sino que nos referiremos particularmente al llamado por Amitai Etzioni “comunitarismo sensible”, que es un comunitarismo más sociológico y que hunde sus raíces en pensadores como Emmanuel Mounier, Martin Buber o Ferdinand Tónnies. Etzioni señala que cuando se formó en 1990 un grupo comunitario, muchos de los reunidos se preocuparon de que no se les confundiera con los anteriores comunitarios conservadores o colectivistas, y de ahí la creación de la expresión “comunitarios sensibles”, refiriéndose “sensibles a los individuos” 141.

Con dicha claridad, Martínez expresa la valoración del trabajo y aportes de personajes como Amitai Etzioni, José Pérez Adán, Carlos Díaz, Alicia Ocampo, Jorge Del Pico y Pablo Guerra en la perspectiva antes indicada; algunos de los cuales encontramos abordados en el presente apartado. Valga decir que, además de un par de alusiones en el cuerpo de la ponencia, Martínez la inicia y termina con citas de Mounier. He aquí su epígrafe: “La solidaridad es en primer lugar la reacción ante el dolor, ante el

141 MARTÍNEZ, G. Comunitarismo y Partidos Políticos. En: Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo: Optando por el Bien Común. Paipa (Colombia): DANSOCIAL, 2006. (s/p).


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sufrimiento de los demás; en segundo lugar, la decisión, la determinación por embarcarse en proyectos de promoción humana; en tercer lugar, y quizá lo más importante es que la solidaridad supone adoptar un estilo de vida organizado, alternativo, distinto y donde se pone en juego todas las cosas personales”142. Del mismo modo, Jorge del Picó Rubio, abre su exposición Comunitarismo y Familia. Algunos elementos para una visión comunitaria de la Familia en Iberoamérica (084), con una cita de Mounier, tras la cual esboza una mirada al comunitarismo, enfocándose posteriormente en la familia y finalmente estableciendo las relaciones que considera necesarias entre ambos temas. La presentación es complementada con dos anexos, referidos a una visión sinóptica sobre la familia hoy en día y, el segundo, a esbozar algunas propuestas sobre criterios sugeridos para enfrentar en perspectiva de políticas públicas los problemas derivados de crisis familiares originadas en rupturas matrimoniales. El aporte de Mounier, una vez más va encaminado a la clarificación de la noción de Persona: Del Picó presenta la definición del Manifiesto y de allí deduce que el ser persona tiene su raíz en el espíritu y está condicionado por la existencia de un compromiso responsable y una conversión constante, única manera de descubrir la libertad creadora y la propia vocación. Asimismo, reconoce que en Mounier, el personalismo no fue un sistema filosófico, sino el medio para vincular a cada uno consigo mismo y con los demás. 142 MOUNIER, E. Citado por MARTÍNEZ, G. ibid.


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Mounier, en palabras de LACROIX, se fijó la misión de devolver a cada hombre la posibilidad de una vida personal: vida material y corporal, vida interior, vida de ocio, vida artística, conversación poética con el mundo, diálogo con el prójimo, comunión con Dios, todo lo que impide la miseria y guarda del aburguesamiento143.

Para terminar, se presentan algunas referencias menores al personalismo, en los planteamientos de tres de las ponencias. En primer lugar, Guillermo Iean Escobar, en Comunitarismo, Sociedad Civil, Estado y Democracia (129), presenta ciertos modos de conjugación de las éticas personalistas con las universalistas en el espíritu de un Estado Social y Democrático de Derecho, que materialice la igualdad de oportunidades en reconocimiento de la importancia de la realización de las personas en lo social, como lo expresan, dice Iean, la antropología y sociología de inspiración católica. En segundo lugar, Pablo Guerra, en Comunitarismo, Empresa y Economías solidarias (128), hablando de la Responsabilidad Social de las empresas, reconoce el papel de la Doctrina Social de la Iglesia Católica, en el desarrollo de un concepto personalista y comunitario de empresa, subrayando la generación de las empresas cooperativas, artesanales y agrícolas de dimensiones familiares, así como, la primacía 143 LACROIX, Jean, Revista Esprit, diciembre 1950, p. 841. Citado por DEL PICÓ, J. Comunitarismo y Familia. Algunos elementos para una visión comunitaria de la Familia en Iberoamérica. En: Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo: Optando por el Bien Común. Paipa (Colombia): DANSOCIAL, 2006. (s/p).


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de lo social sobre lo económico, sin descuidarlo. Finalmente, en La dimensión de lo femenino en la perspectiva comunitarista (130), Alicia Ocampo Jiménez, aborda la perspectiva de género implícita en el discurso comunitarista; para ello cita autores como Mauricio Beuchot y Martín Buber, señalando a este último como filósofo personalista que conjuga desde el lenguaje, las dimensiones expresadas en las palabras Yo-Tú, que más que cosas o individualidades, expresan relaciones. En esa misma línea, Ocampo rescata la crítica del Personalismo comunitario a la afirmación individualista del ‘Yo’, sin referencia al ‘Tú’ o al ‘Nosotros’, haciendo énfasis en la necesidad de recuperar las redes comunitarias. 2.2.5.3 Personalismo en Derecho. Finalizo, este apartado de alusiones políticas y en Derecho, con una serie de aproximaciones, que sin ser explícitamente mounerianas, sí se constituyen en expresión de la importancia que ha adquirido el Personalismo en la comprensión del Derecho, desde temas como la Dignidad Humana y los Derechos Humanos. En primer lugar, la revista Cuadernos de Filosofía Latinoamericana publica, en 1992, el artículo Filosofía del Derecho como filosofía de la persona (118), donde Rafael Carrillo presenta el Derecho como mediación para la autorrealización del hombre, desde donde se concibe que por más positivo que sea, siempre hay una referencia esencial a los valores. Bajo inspiración de Scheler y de la fenomenología, Carrillo pone de presente esta referencia esencial del derecho a los valores y de los valores a la persona, viendo ésta como el valor fundante de todo valor.


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Asimismo, Krystian Complak, presenta en Díkaion, Por una comprensión adecuada de la Dignidad Humana (119), artículo que evidencia la importancia que ha ido adquiriendo la temática de la dignidad humana, y la definición de la persona humana, en esta comprensión. Complak hace la distinción entre dignidad personal (vinculada solo con un individuo determinado) y dignidad ontológica (ligada con todo el género humano): la primera es subjetiva y relativa, la segunda objetiva y absoluta. Con ese presupuesto, presenta la definición del ser humano surgida del enfoque cristiano del hombre como algo excepcional dentro de la naturaleza, como la definición más adecuada para fundamentación de su dignidad. Asimismo presenta brevemente una correlación entre Dignidad y Libertad, y algunas apreciaciones sobre la categoría Calidad de Vida. Superando los anteriores referentes, a continuación presento algunas referencias de la obra de Ilva Myriam Hoyos Castañeda, abogada del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y Doctora en Derecho por la Universidad de Navarra, en España; se le considera una de las principales representantes del Personalismo en Derecho. Ha participado en eventos internacionales como el curso de Derecho Internacional de Derechos Humanos, organizado por la Academia de Derecho Internacional de La Haya, en Septiembre-Octubre de 1991, de donde surge su libro La Libertad religiosa en la constitución de 1991 (111), publicado en 1993. Así mismo, encontramos en los artículos El respeto a la dignidad de la persona y los Derechos Humanos en la constitución Política de


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Colombia, en la revista Dikaion en 1994, y, Entre la naturaleza y la dignidad: reflexiones sobre el fundamento de los derechos humanos (121), la Revista Pensamiento y cultura en 1998, temas de auténtica raigambre personalista. Siendo directora del Instituto de Humanidades de la Universidad de la Sabana Hoyos Castañeda publica en el 2000, La Persona y sus derechos: consideraciones bioético-jurídicas (112). El libro presenta básicamente dos partes: el concepto de la persona en el orden jurídico colombiano y el respeto a la dignidad humana, y en el epílogo, la manipulación genética ante la dignidad humana. Pese a no hacer alusiones a Mounier, si se encuentran varias citas a Santo Tomás, y es claro el interés por la noción de Persona en Derecho, en oposición a un relativismo de la misma. También se destacan, sobre la temática del Aborto: La Personalidad jurídica del no nacido, en Educación, Familia y Escuela. Retorno a la Humanización, en 1994; y, Algunos tópicos sobre el aborto, dentro del Manual de Educación Sexual para la vida y el amor, en 1998. Asimismo, El concepto jurídico de Persona en la ciencia del derecho civil y en la ciencia del derecho Natural, y, la Dimensión jurídica de la Persona Humana, en la obra de la misma autora: El concepto de Persona y los Derechos Humanos (110), publicado por la Universidad de la Sabana en 1991. Para terminar, el más reciente referente de Hoyos, se encuentra en De la dignidad y de los derechos humanos: Una introducción al pensar analógico (109), cuya publicación en el 2005, cuenta con la presentación del


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mexicano Mauricio Beuchot. Siguiendo la línea de sus otras obras, se presentan los temas de Dignidad y Persona como fundamentales para el Derecho. El libro abarca tres partes: sobre el concepto de persona y su carácter dialogal, sobre la dignidad humana y un epílogo sobre el pensar analógico como la forma de racionalidad adecuada para la determinación de los valores fundamentales del orden democrático. Se trabajan temas como la dialogicidad, la dimensión práctica del principio de la dignidad humana, el reconocimiento del otro y del respeto por él, la personalidad jurídica como expresión de la dignidad humana, la dimensión jurídica de la corporeidad, muy en línea de la antropología filosófica, y, la familia como comunidad de personas. 2.2.6 Bioética (Finales de 90s y 00s). El interés por la reflexión bioética en nuestro país es reciente, entre sus principales pioneros encontramos los departamentos académicos de ciertas universidades entre las que se destacan la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad de la Sabana. Aunque los presupuestos personalistas en relación con la reflexión sobre los Derechos Humanos y el respeto a la Dignidad Humana, son comunes, me referiré específicamente a la Revista Persona y Bioética, del Departamento de Bioética de la Universidad de la Sabana, perteneciente a la Facultad de Medicina, y cuya especialización, está en camino de convertirse próximamente en Maestría en Bioética. Entre sus eventos se cuentan 2 Congresos Internacionales de Bioética y a partir del 2003, Jornadas Nacionales anuales.


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El departamento de Bioética, no se inscribe con ningún pensador de manera exclusiva, pero reconoce claramente la importancia de la filosofía de la Persona, no sólo en Bioética sino en la filosofía y antropología modernas; por su parte, cada profesor tiene su matiz o pensador particular, entre los cuales se cuentan Karol Wojtyla, Joseph Ratzinger, Edith Stein y Julián Marías. La revista Persona y Bioética, que ya cumple su primera década, surge paralela al interés por la bioética en el año de 1997 -tres años después del surgimiento de la Facultad de Medicina-, en el cual se dieron las primeras clases, se creó el departamento propiamente tal, se llevó a cabo el I Congreso Internacional y se inició la capacitación docente a ese respecto. La revista cuenta con gran impacto académico y social, y guarda relación directa con los congresos y eventos académicos organizados por el Departamento de Bioética, constituyéndose así en expresión palpable de su reflexión académica e investigativa. A continuación, me referiré específicamente a algunos artículos, donde se alude de forma explícita a E. Mounier, y lo que en el contexto se denomina una Bioética Personalista. 2.2.6.1 Alusiones explícitas a Mounier. Ya desde el primer número de Persona y Bioética, encontramos una referencia al Personalismo como orientador de cierto tipo de bioética. De hecho, Javier Nuñez García, publica allí Personalismo: origen y esbozo de una corriente bioética (076), donde aborda el origen de la Bioética personalista, en la antropología filosófica surgida como reacción al materialismo que ha marcado el siglo XX. Hace, de este


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modo, un recorrido histórico desde los precursores Kierkegaard y Newman, en el siglo XIX, pasando por las filosofías del diálogo, hasta llegar a las Filosofías de la persona, cuyos autores franceses, en su concepto, aportan vocabulario y esquemas que influyeron directamente en el enfoque del Vaticano II: Maritain, Marcel, Mounier y Nédoncelle. Finaliza con el Círculo de Gotinga y Edmund Husserl, a quien le seguirían algunos filósofos cristianos: Max Scheler y Von Hildebrand. A continuación se plantean los postulados de la ética personalista, iniciando por su concepción antropológica, y sus consecuencias morales; abordando asimismo algunos de los peligros de ésta ética, para finalizar exponiendo algunos principios generales del ejercicio médico, como implicaciones de lo precedente. Núñez al plantear el origen de la Ética personalista, indica el decidido carácter personalista del Concilio Vaticano II, para más adelante hacer alusión explícita a Mounier, dentro de las Filosofías de la Persona:

Emmanuel Mounnier (1905-1950): apasionado e idealista sobre todo por las cuestiones del orden social de su época. Dominado por un gran afán de autenticidad que a veces lo hacía exagerado. El fue el que acuñó la expresión de personalismo cristiano: "llamamos personalista a toda doctrina, a toda civilización que afirma el primado de la persona humana sobre las necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sostienen su desarrollo"(CVII GS 51.3). Criticó los totalitarismos fascistas y marxistas pero su crítica más aguda se dirige al individualismo liberal. influye mucho en el Vaticano n, pero sus seguidores tenderán a


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dejar la filosofía y pasar a la política y sentirse muy cercanos al misticismo marxista. En el fondo porque no fundamento su pensamiento en una ontología. Sus aportaciones sirvieron para criticar la deshumanización marxista, siempre estuvo a favor de la primacía de lo espiritual sobre la materia, del ser sobre el tener, la persona sobre el capital, sus ideas sobre la comunión de personas y la solidaridad encontraron mucho eco en círculos intelectuales polacos144.

Luego, en la presentación de los postulados de la ética personalista, presenta la necesidad de lo que denomina una “antropología correcta”, donde se evite el individualismo y la pretensión de una libertad sin finalidad ni rumbo. Igualmente precisa la necesidad de dejar de lado los colectivismos, a favor de una moral de libertad interior, con su correspondiente sentido de responsabilidad. Atribuye a Mounier y su escuela la concepción de persona humana que conlleva una ética referida a la conciencia, en oposición a una dinámica puramente subjetivista. En ella adquieren importancia elementos como la intercomunión entre los hombres, el derecho de la libertad de las conciencias, el hecho de que una persona no pueda ser tratada ni poseída como objeto, y, junto a ello la íntima ligación de su dignidad con su conciencia moral.

Para Nuñez, sobre la base personalista la ciencia y la técnica deben someterse al servicio de la persona humana y su dignidad, sin pensar en una necesaria referencia a 144 NÚÑEZ, J. Personalismo: origen y esbozo de una corriente bioética. En: Persona y Bioética, Vol. 1, No 1 (1997). (s/p).


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cierta autoexaltación del hombre orgulloso y prepotente, sino a su prevalencia por encima de todo el universo material basada en su ser espiritual, libre y condicionada al buen uso de su inteligencia, de su cuerpo y la posibilidad de regir el universo145. El año siguiente, el mismo Núñez, presenta Las Seis Versiones de la Bioética (077), donde junto a la Bioética Personalista, -planteada con base en el artículo reseñado arriba-, expone las diversas tendencias que se dan en el campo de la Bioética, en la pretensión de presentar una especie de "mapa" intelectual que muestre los orígenes, autores iniciales, desarrollo de las corrientes, ramificaciones principales y autores contemporáneos en este campo. Reconoce que si bien, la Bioética nace en la década de los setenta, la ética de la cual parte nace de la reflexión ética general, dentro de la cual escoge seis versiones: el Utilitarismo, la Enciclopedia nacida en la ilustración con sus antecedentes empiristas ingleses, la Ética kantiana, la "Genealogía de la moral" de Nietszche que termina en la anarquía moral, la Ética de la Opción fundamental, con sus ramificaciones de proporcionalismo y consecuencialismo, y por último, la ética realista, en su rama personalista, que partiendo del concepto de Dignidad Humana, supone una clara Antropología filosófica, que, al decir del autor, se fundamenta en una Ontología que permite construir una bioética realista y objetiva, que tome al hombre en su integridad, con sus consecuente carga de conceptos sociales y comunitarios. Por esta última, se inclinan los intereses del autor. 145 Ibid.


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Con todo, Núñez presenta otras alusiones, distintas al apartado sobre la ética Personalista. Así, asume la Sociología como fuerte aliada de la Ética Personalista, en su consideración como ciencia positiva, alejada de la filosofía y de la especulación y apoyada en una metodología empírica e inductiva; del mismo modo que la consideración de la persona como fin y no como medio, tomada de la moral formalista kantiana. Finalmente, cabe anotar la salvedad que el autor hace de no confundir la Bioética Liberal, uno de cuyos mayores defensores es Engelhardt, quien se hace llamar personalista, pero que sostiene, en contra de los postulados antropológicos ya planteados, que "no todos los seres humanos son personas. Los fetos, los infantes, los retrasados mentales graves y los que están en coma irreversible constituyen ejemplos de no-personas humanas. Tales entidades son miembros de la especie humana. No tienen estatuto, en sí y por sí, en la comunidad moral. No son participantes primarios de la empresa moral. Sólo las personas humanas tienen este estatuto”146. La corriente personalista, en la que Mounier, posee voz importante, está inmersa dentro de esta discusión. Volviendo a la edición inicial de Persona y Bioética, aparece otra alusión a Mounier ahora, en el artículo de Roberto Andorno, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral en argentina, ¿Persona - Substancia o Persona - Conciencia? El debate en torno a una noción central de la bioética (067). Andorno parte de los planteamientos como el de Engelhardt, que ponen en tela de juicio la dignidad intrínseca de todo ser humano, y 146 Ibid.


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han conducido a retomar el debate en torno a la noción de "persona". Se distingue así entre "vida humana biológica" y "vida humana personal", siendo el criterio de distinción la autoconciencia, ausente en el primer caso y presente en el segundo: sólo la "vida humana personal", es decir, la autoconciente, sería merecedora del respeto que se debe a las "personas". En ese contexto, la intención del artículo es señalar las raíces de la identificación de la persona con la conciencia en la historia de la filosofía moderna y sus incidencias prácticas en el campo médico. La alusión a Mounier sólo considera la dimensión relacional presentada por la corriente personalista de principios del siglo XX, asumiéndola como un reduccionismo, pues la definición de persona como ser orientado y abierto a los otros, se constituye en una definición ética más que ontológica, y no supondría mayor aporte a la construcción del concepto Persona-Substancia. En 1999, Pedro José Sarmiento, Profesor de Bioética de la Universidad de La Sabana, Máster e investigador en Bioética, publica El personalismo y la bioética personalista (079), retomando la fundamentación filosófica de la bioética como disciplina. El artículo, comienza con un apartado titulado La pregunta por el Hombre y el Personalismo, donde plantea el distanciamiento tanto del marxismo como del existencialismo, partiendo de algunos planteamientos de Jean Lacroix, a quien considera uno de los más importantes filósofos personalistas franceses, junto a Emmanuel Mounier. Allí mismo, alude al personalismo de Mounier y a Esprit, como respuesta a la crisis del pensamiento europeo, de la cual también es resultado el


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existencialismo. Más adelante, en La Aparición de la Bioética Personalista: Las Raíces Filosóficas del Personalismo, presenta como principales exponentes de la filosofía personalista, a Mounier, Maritain, Marcel, y Lacroix, así como los españoles Xavier Zubiri y Julián Marías, y el alemán, Ditrich von Hildebrand. Para Sarmiento, toda su filosofía converge en el criterio según el cual la persona es fundamento de sentido: La persona encarnada en un cuerpo es inobjetivable, libre, creativa y responsable, haciendo al Personalismo una filosofía responsable de lo individual al mismo tiempo que de lo social. Alude en ese contexto a elementos como el significado del Tú en la relación Yo-Tú y la dinámica de revelación del ser personal. Para Sarmiento, estos presupuestos hacen de la bioética una reflexión naturalmente personalista:

Se enmarca en el contexto de un yo, abierto a una interioridad y al mismo tiempo a un tú, es decir, a otro yo soy-apertura. Este tú no se detiene en otro yo soy, sino que se extiende a un tú social, a un tú del futuro, un tú interpersonal,que dialoga con la historia misma del hombre. Este horizonte sostiene la responsabilidad a la que se refería H. Jonas, y que posibilitó un pensamiento bioético totalizante, que comprometía la biosfera y las nuevas generaciones futuras. Una responsabilidad del hombre con el hombre mismo, es decir, una responsabilidad del yo soy con el tú. En medio de esta dinámica personal, e interpersonal, se despliega el personalismo


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como una filosofía sobre lo humano, en el contexto individual y social147.

Más adelante, hace alusión a otras razones que se suman a la consideración de la bioética como un necesario personalismo: la persona como cuerpo y el cuerpo como objeto de la medicina, así como la concepción de la persona como fuente y buscadora de sentido. Sarmiento finaliza un artículo estableciendo lo que denomina Superioridad del Personalismo frente a otras filosofías, pues posibilita construir una antropología en medio de la naturaleza libre del hombre que le permite elegir entre varias opciones morales y donde la libertad se considera consecuencia de su naturaleza espiritual. El mismo Pedro José Sarmiento, realiza en 1993, una reseña del libro de Mariano Moreno Villa, El hombre como persona (080). Lo define como un esfuerzo entre otros varios por alcanzar el significado del ser personal bajo un enfoque cristiano, aunque no exclusivamente. Para Sarmiento, el trabajo de Moreno Villa, aunque situado en la filosofía de Zubiri, va de la mano de la especulación de Marcel y de Mounier, y se manifiesta crítico ante las concepciones de la modernidad racionalista, que "cosifica" al ser personal y lo reconoce como una res cogitans. Entre otros temas plantea, la relación y la referencialidad como conceptos que distinguen al ser personal, el amor como fuente de realización personal y como la más alta interrelación personal, así como un apartado sobre la

147 SARMIENTO M., Pedro José. El personalismo y la bioética personalista. En: Persona y Bioética Vol. 3. No. 7/8. (Jun.-Dic. 1999). (s/p).


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dignidad de la persona, bajo un examen filosófico en el contexto de una filosofía personalista con matices de liberación. Una de las alusiones más recientes al pensamiento de Mounier, en este contexto académico, la realiza el docente del Instituto de Ética y Bioética de la Universidad Pontificia Bolivariana, Carlos Gómez Fajardo, en La medicina prenatal y la persona. Anotaciones desde una perspectiva bioética realista (073), artículo del año 2006, que hace parte de la monografía investigativa presentada para optar al título de Especialista en Bioética en la Universidad de La Sabana. El documento presenta una visión bioética sobre la condición personal del embrión humano, con base en su realidad ontológica; allí afirma la condición humana de la persona, intrínsecamente digna desde el momento del inicio de su existencia o trayectoria biográfica como cigoto. Además, se comentan de modo crítico algunas ideas utilitaristas-materialistas, con las que se niega la condición personal del embrión humano mediante la asignación de criterios “extrínsecos” y arbitrarios de dignidad: edad, período de desarrollo, voluntad de la madre o de terceros, condiciones clínicas, anatómicas o fisiológicas, determinaciones legislativas y otras. Asimismo, se llama la atención sobre las prácticas de negación tanto “explícita” como “tácita” de la realidad personal del no nacido. En afirmación de su opción por la escuela bioética personalista de raíz realista, Gómez afirma la comprensión de la persona humana como una realidad unitaria corpóreo-psíquica-espiritual: un ser libre, digno de modo


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necesario e intrínseco, llamado a un proceso continuo y creciente de elaboración creativa y poiética de su propia trayectoria biográfica y existencial. En ese sentido, considera la libertad como condición inevitable para que tenga lugar la realidad de la ética, en oposición a toda clase de determinismos, que al reducir los procesos humanos a un ineluctable “pathos”, niegan intrínsecamente la posibilidad de una deliberación racional sobre el acto libre. Habiendo planteado ello, expone la genealogía de las ideas personalistas realistas desde sus raíces aristotélico-tomistas, asumiendo básicamente el recorrido histórico planteado por Nuñez García años antes, enriqueciéndolo con la alusión a filósofos españoles entre losq ue destacan Ortega y Gasset, García Morente, Julián Marías y Zubiri, de quien asume la categoría de Personeidad. Por último, José Nel Carreño, en 2007, publica Psicocirugía, estimulación cerebral profunda y cirugía para enfermedades psiquiátricas: el riesgo del neurodeterminismo (069). Carreño aborda entre otros aspectos los conceptos filosóficos que sustentan la cirugía para la enfermedad psiquiátrica, en reconocimiento de que a pesar de los avances técnicos, muchas preguntas siguen vigentes: ¿dónde reside la persona, en su cerebro o en todo su cuerpo? ¿Qué define a la persona humana, sus potencialidades cognitivas y racionales o la dualidad mente-espíritu? ¿Al morir el encéfalo, muere con él la persona?, cuestionamientos que surgen de la reducción de la concepción de persona humana al funcionamiento encefálico.


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El aporte mouneriano se encuentra en el apartado ¿Qué es la persona humana?, donde asumiendo los postulados de La Existencia Incorporada, de El Personalismo, Carreño reconoce la indivisibilidad de cuerpo y espíritu en crítica de los espiritualismos modernos que pretenden escindir las dos realidades que conforman un único ser. Para afirmarlo, se apoya en varios planteamientos de El personalismo, asumiendo desde allí, la necesidad de investigar y explicar la realidad biológica de nuestro ser personal, sin llegar al extremo de limitar el ser humano a su existencia natural:

Se requiere la comprensión y aceptación previa de la unidad indivisible, del cuerpo que nos da la existencia tangible y contingente y del espíritu que nos da la trascendencia ontológica y la existencia metafísica148.

Continúa planteando el dilema mente-cerebro que conllevó el reduccionismo desde el cual la racionalidad se constituye en característica definitoria única de la persona; en consecuencia, al ser la racionalidad una propiedad del encéfalo, la persona se reduciría a la neurofisiología. Esta visión comprendería la realidad humana sólo como una secuencia determinada de eventos eléctricos y conexiones sinápticas (neurodeterminismo) que privan al hombre de su verdadera libertad; visión que para Carreño, se equipara a la tendencia permanente a la despersonalización de la que habla Mounier y que según él:

148 CARREÑO, J. Psicocirugía, estimulación cerebral profunda y cirugía para enfermedades psiquiátricas: el riesgo del neurodeterminismo. En: Persona y Bioética, Vol. 11, No 29 (2007). (s/p).


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(...) ataca a la vida, rebaja su impulso, la expone en especies de ejemplares indefinidamente repetidos, hace degenerar formaciones de seguridad de las que se aparta la invención, continúa por inercia movimientos que se vuelven inmediatamente contra su objetivo. Detiene en fin, la vida social y la vida del espíritu por relajamiento del hábito, de la rutina, de la idea general, de la charlatanería cotidiana149.

2.2.6.2 Otras alusiones. Se expone a continuación, una serie de artículos que sin hacer referencia explícita a Mounier, dan cuanta del alcance e importancia de la reflexión Bioética Personalista. En primer lugar Elio Sgreccia, publica en 1999, Bioética y rehabilitación (082), artículo en el que plantea, desde el ámbito de la medicina de la rehabilitación, el ejercicio clínico como movilización y valorización del paciente en todos sus recursos personales y por lo tanto, uno de los ámbitos más adecuados para lograr una distinción profunda de la persona humana, entre su ontología y su fenomenología. Plantea allí, con base en algunas teorías éticas de referencia, los modelos relativos a la relación rehabilitador – paciente; a saber: el Modelo Contractualista, el modelo Paternalista, el modelo Educativo, y, el modelo de la Autonomía. En la presentación de las Teorías éticas propone como válido el argumento filosófico del personalismo, en cuyo discurso, dice Sgreccia, se evidencia lo que es común a cada

149 Ibid.


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hombre, es decir, lo que define su dignidad o sea su propia esencia, su naturaleza: El hombre, cada individuo humano viene valorado por lo que es y no por lo que hace o es capaz de hacer150. Ese mismo, año, Augusto Sarmiento publica en la revista Pensamiento y cultura, el artículo Respetar la vida humana (127), donde aborda aspectos teológicos y bioéticos en torno al valor de la vida humana, con base en la Encíclica Evangelium Vitae. En el 2004, Nubia Posada González, en ¿Cuándo un ser humano comienza a ser persona? Una visión desde algunos textos de la OPS (125), expone algunas ideas de las presentadas en el libro Ser humano y persona (114), editado en el año 2003 por la Universidad de La Sabana y el CELAM. Entre ellas: la distinción de varios paradigmas sobre el ser humano, las ideas generales del pensamiento complejo que se relacionan con el tema, la problemática de las pruebas de la existencia del espíritu como elemento diferenciador o unificador en las definiciones de ser humano y persona, y la existencia de argumentos reales con los que se pueda concluir cuándo comienza a existir el espíritu en el ser humano; también se propone una referencia, para que la toma de decisiones sobre seres humanos sea ética. De este análisis de algunos de los textos de la OPS se rescatan ciertos elementos: Primero, la toma de decisiones en bioética parece depender radicalmente de dos 150 SGRECCIA, E. Bioética y rehabilitación. En: Persona y Bioética, Vol. 3, No 6 (1999). (s/p).


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posibilidades: que en el ser humano existe espíritu, o que el valor del ser humano es psicológico y, para algunos, meramente biológico; algunos autores, también exponiendo sólo estos dos aspectos, acuden al término dignidad. Segundo, las referencias a Tristam Engelhardt, que haciéndose llamar personalista plantea una postura desde la cual la sóla existencia de vida biológica sin vida personal, como se verifica en los fetos y embriones y en los seres con muerte cerebral, determinaría la consideración de esos seres como no personas. Por último, el planteamiento de cuestionamientos como si el estatus de persona depende de la edad, el lugar de alojamiento (trompa, útero, pipeta, etc.), el desarrollo biológico (sexto día, día catorce, tercer trimestre del embarazo, etc.), o de supuestos diferentes a número de células, edades y ubicaciones; o más aún si el pensamiento complejo puede aportar algo a lo que el desarrollo de la bioética no ha logrado solucionar; cuestionamientos que suscitan, en último término, el reconocimiento de la importancia de una bioética personalista. Por último, el especialista y magíster en Bioética, Gilberto Gamboa Bernal, en La Bioética y atención pediátrica (072), artículo publicado el año 2006, aborda la reflexión sobre los aspectos éticos de la atención pediátrica, a partir de tres campos: la atención primaria, la cirugía pediátrica y las unidades de cuidado intensivo (UCI). En el primer campo se revisan conceptos como la relación médico-paciente, el tipo de atención sanitaria, la toma de decisiones y la organización de los centros de asistencia pediátrica. En el segundo campo se realiza un comentario de la distinción entre dos versiones de la Bioética: el


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principialismo y el personalismo. Finalmente, al hablar de las UCI se ofrecen algunas pautas, que intentan responder a las principales inquietudes que surgen en esas unidades de atención especializada. En el campo de la cirugía pediátrica, Gamboa acude a los principios que la Bioética personalista aporta: el de defensa de la vida física, el de libertad y responsabilidad, el de totalidad o terapéutico, finalmente, el de sociabilidad y subsidiariedad; todos ellos apoyados en la realidad del ser personal, en su dignidad propia e inalienable, en el estatuto objetivo y existencial (ontológico) de la persona, y en su unitotalidad de cuerpo y espíritu. El autor aclara que este personalismo está muy lejos de poder confundirse con el individualismo subjetivista que plantea, casi como constitutivo único de la persona, la capacidad de autodecisión y de elección. En este mismo apartado, plantea algunos postulados de la ética principialista cuya comprensión atiende, en la misma línea de Engelhardt, al utilitarismo y la deontología. Para Gamboa, sin una antropología que corresponda a la realidad de persona humana no puede haber una verdadera Ética y, como consecuencia, tampoco una Bioética auténtica. 2.2.7 Otros referentes. Dedico el último apartado de este capítulo al planteamiento de otros referentes temáticos. En ese sentido, se presentan algunas alusiones a Mounier cuyo contenido no amerita su inclusión en ninguno de los ítems anteriores, así como la mención de algunas publicaciones expresión de la reflexión personalista en autores distintos a Emmanuel Mounier.


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2.2.7.1 Alusiones explícitas a Mounier. En primer lugar, presento una aplicación del pensamiento de Mounier, como clave de comprensión de una obra literaria. En 1977, María Raquel Alfonso Benítez y Nury Esperanza Suárez, presentan como requisito para su Licenciatura en Filosofía y humanismo de la Universidad Santo Tomás, La Problemática del personalismo en Juan Salvador Gaviota y El Principito (025), donde dan una visión general de las obras de Saint-Exupery y Richard Bach abordándolas desde su argumento, presentando un paralelo de los autores sobre el conocimiento de valores y finalmente, trabajando la temática de la Libertad desde los presupuestos personalistas. El trabajo, asumiendo pasajes de El personalismo, y de las obras literarias en cuestión, asume problemas como el conocimiento, la Universalidad, la apertura a una nueva conciencia, y la dinamicidad del crecimiento personal y humano. Se enfatiza especialmente en: la comunicación como parte integrante de la persona y su importancia en el proceso de conocimiento, y, la libertad como valor base de las lecturas de la educación y de cualquier ética humana.

Cualquier desconocimiento de los valores que pueden conformar la vida del hombre son la misma negación de un personalismo conciente y la realidad para poder hablar de literatura y filosofía: los símbolos y los gritos desesperantes de los protagonistas de los libros y su verdadero sentido151.

151 ALFONSO, M. y SUÁREZ, N. La Problemática del personalismo en Juan Salvador Gaviota y El Principito. Bogotá: USTA, 1977. Introducción (s/p).


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En el anterior contexto, se cita a Mounier en apoyo de afirmaciones como: La persona es lo que en cada humano no puede ser tratado como objeto; Es la única realidad que podemos conocer y que al mismo tiempo hacemos desde dentro; La libertad es constituyente de la existencia creadora; y, la concepción de la historia en toda su amplitud sobre el esfuerzo humano para humanizar la humanidad; entre otros elementos. Alrededor de una década antes, en 1968, Frank Montoya Restrepo en la Universidad de San Buenaventura, plantea las obras literarias como mediación adecuada para acercarnos a la comprensión del Hombre como auténtica realidad personal del mundo. En La persona humana en las obras del escritor Constantín Virgil Gheorghiu (096), el autor sólo hace alusión a Mounier en lo que denomina ‘Preámbulo’, que son dos epígrafes, uno de los cuales es la definición de Persona, del Manifiesto al Servicio del Personalismo, de Mounier. En segundo lugar, presento la labor investigativa de Asceneth Maria Sastre Cifuentes, iniciada con el proyecto Concepciones del cuerpo en la filosofía francesa contemporánea, bajo el auspicio de la Universidad Santo Tomás, a partir de 2002. Este primer estudio de tipo documental, rastrea en obras de los autores franceses Merleau-Ponty, Emmanuel Mounier y Michel Foucault el concepto de cuerpo, con el fin de ofrecer fundamento epistemológico al currículo de la Facultad de Cultura Física de la USTA y a otros programas y proyectos orientados a la comprensión del cuerpo. En ese sentido, se pretende complementar la mirada que sobre el cuerpo se


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viene haciendo en las disciplinas y profesiones que se ocupan del cuerpo, a partir de los aportes de los filósofos franceses en la época de transición entre la fenomenología y el existencialismo. Para este fin, se seleccionaron cuatro textos de los filósofos mencionados, los cuales fueron objeto de un análisis de contenido, que permitió identificar las categorías clave manejadas por cada autor en torno al tema del cuerpo (existencia encarnada, esquema corpóreo, sujeto y épiméleia respectivamente), las relaciones entre ellas, los puntos de encuentro entre autores, la pregunta común que se plantean y la respuesta que dan a ella. La pregunta por la construcción del sujeto, el sí mismo o la persona, es respondida en todos los casos acudiendo a la “realidad corpórea”. A partir de estos autores se amplía una comprensión de lo corporal más allá de su naturaleza física, hacia sus dimensiones espiritual-social, psicológico-filosófica y cultural-política, que se plantea como alternativa a la concepción dualista “Rex extensa-Rex cogitans” que ha prevalecido durante siglos en la cultura occidental. De esta investigación, se deriva un artículo publicado en la Revista Hallazgos en el año 2004. Ahora bien, de dicho proyecto se desprende Prácticas corporales y construcción del sujeto (091), desarrollada por el mismo equipo entre 2003 y 2006; allí, desde un enfoque cualitativo, se establece la relación entre el concepto de cuerpo y el sentido de sí mismo que construyen personas comprometidas con diversas prácticas corporales como deportistas de alto nivel, bailarines, practicantes de tai-chi, usuarios de gimnasios y personas que practican el "body art" (tatuajes y piercings). Con esta investigación, el equipo liderado por Sastre Cifuentes,


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participa en el Cuarto Congreso Nacional de Investigación en Educación Física, Deporte y Recreación, organizado por la Universidad de Antioquia en 2007, obteniendo el Tercer premio nacional de investigación en el área. El mismo año 2007, Sastre publica en la revista Hallazgos Construcción del Sujeto en la Danza (081), donde reporta los resultados obtenidos específicamente con los bailarines que constituyeron el grupo de sujetos entrevistados como parte del proyecto Prácticas Corporales y Construcción del sujeto, ofreciendo una comprensión de la relación entre la danza como práctica corporal, la percepción del cuerpo, el cuidado de sí y el sentido de sí mismos que construyen los bailarines. La autora se aproxima a una comprensión de la forma en que estos sujetos construyen su “sí mismo” desde su práctica dancística. En ese mismo número de Hallazgos aparece el artículo Prácticas corporales y Construcción del Sujeto, donde en co-autoría con José Arlés Gómez, se presenta el proyecto homónimo correspondiente a la segunda fase de la investigación iniciada con el título Concepciones del cuerpo en la filosofía francesa contemporánea. Allí, se plantean algunos ejes para el análisis del cuerpo y sus prácticas, se ofrece una interpretación desde diferentes dimensiones del sujeto y a partir de los planteamientos de los tres pensadores franceses. Se concluye con algunas reflexiones acerca de la importancia de las miradas que se construyen sobre el cuerpo, particularmente en ámbitos académicos, planteándose cuestiones emergentes que pueden servir de punto de partida para posteriores investigaciones.


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Finalmente, siguiendo la misma línea investigativa, durante el 2008, se presenta Estado del Arte de los estudios acerca de la relación cuerpo-sujeto desde las ciencias sociales y humanas desarrollados en Colombia en los últimos 10 años, donde a partir de una metodología documental, se intenta establecer qué comprensiones diversas de la relación cuerpo – sujeto se vienen ofreciendo desde los ámbitos académicos y científicos de las ciencias sociales y humanas en su producción de la última década, y qué comprensiones plantean acerca de los procesos de construcción del sujeto-persona-sí mismo, desde la experiencia corporal. Del mismo modo, interesa reconocer qué discursos y prácticas sociales emergen a partir de estas comprensiones y qué textos, documentos, y experiencias de conocimiento responden a la intención de reflexionar en torno al cuerpo, los usos y prácticas del cuerpo y su relación con los procesos de subjetivación. En tercer lugar, una ponencia del Tercer Congreso Nacional de Mercadeo en Salud: Generación de Ingresos, Contratación, Calidad, Servicio al Cliente, Humanización de los Servicios y Gestión del Recurso Humano, realizado en octubre de 2006, y coordinado por ‘Grupo Ecomedios’ organización empresarial que lidera procesos de formación avanzada del talento humano, en distintos temas empresariales, gerenciales y administrativos, tales como contratación pública, control interno, control disciplinario, austeridad para entidades y organismos del estado, administración de personal, contencioso administrativo, seguridad social, auditoría en salud, salud ocupacional y legislación laboral, entre otros.


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En el marco de dicho evento, Juan Guillermo Múnera Díaz, gerente de ‘Momentos de Verdad - Auditoria y Asesoría de Mercadeo’, firma especializada en la investigación acerca de la satisfacción y el punto de vista del consumidor y en asesoría de mercadeo y administración de empresas, hace una aplicación inédita a Mounier, al mundo del mercadeo, especialmente en lo relacionado con Servicio al cliente. La ponencia titulada El enfoque en el cliente: Garantía estratégica de certeza (089), busca responder al cuestionamiento por el enfoque, necesidades y expectativas del servicio al cliente. En ese contexto, Múnera justifica el enfoque en el cliente como una necesaria adaptación a los tipos de mercado, con dos sustentos principales: uno filosófico y el otro mercantil-transaccional; en el primero, plantea dos postulados antropológicos fundamentales: el reconocimiento del Hombre en relación con el otro, y, su trascendencia. En apoyo de ello, alude a Mounier abordando ideas como la validez de la acción en relación con el sentido de la situación histórica, tomada del Manifiesto al Servicio del Personalismo, así como otros trascendentales: la Verdad y la Historia.

Tan sólo un trabajo que se refiera a algo por encima del esfuerzo y de la producción, una ciencia que se refiera a algo por encima de la utilidad, un arte por encima del pasatiempo y, finalmente una vida personal dedicada por cada uno a una realidad espiritual que le lleva más allá de sí mismo, son capaces de sacudir


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las cargas de un pasado muerto y alumbrar un orden verdaderamente nuevo152.

2.2.7.2 Personalismo en otros autores. El primer autor personalista que se encuentra paralelo a la reflexión sobre el pensamiento de Mounier, es Nicolás Berdiaeff contemporáneo del mismo y en buena parte, forjador de los cimientos de la Escuela francesa de primera mitad del siglo XX. De Berdiaeff existen dos referentes, ambos de 1978; el primero en la Facultad de Filosofía de la Universidad Javeriana, Persona, libertad y destino: en el pensamiento de Nicolás Berdiaeff, (Aporte de los humanismos al problema del hombre) (093), de Abdón Alvear Benavides, y el segundo, en la Facultad de Filosofía de la Universidad de San Buenaventura, Persona, comunión y comunicación en la filosofía de N. Berdiaev (094), de Juan de la Cruz Galvis Durán. La intencionalidad del primer trabajo es presentar los aportes de los humanismos: marxista, existencialista y cristiano a la reflexión sobre el sentido del Hombre; para ello aborda las temáticas de Persona Humana, Libertad de Espíritu (desde Berdiaeff), y la Problemática del Hombre y su destino. Galvis por su parte presenta el problema de la persona bajo el marco ideológico del Marxismo, abordando entre sus temas más relevantes: la persona como centro y distintivo, la importancia de la situación concreta, la muerte e inmortalidad, y el mal y libertad.

152 MOUNIER, E. Citado por MÚNERA, J. El enfoque en el cliente: Garantía estratégica de certeza. En: Tercer Congreso Nacional de Mercadeo en Salud. Bogotá: Octubre 11 al 13 de 2006.


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En segundo lugar, presento cuatro artículos encontrados en la revista Cuadernos de filosofía latinoamericana, de la Universidad Santo Tomás, con base en el pensamiento de Xavier Zubiri, y ubicados bajo la temática de Personalismo. Primero, Pilar Fernández de Córdova, publica en 1983, El hombre, esencia abierta y persona (098), donde presenta algunos aspectos de la antropología de Zubiri que sugieren la importancia de sus planteamientos en una incipiente apertura para la investigación y estudio. Segundo, Fidedigno Niño Mesa, en Los otros como posibilidades mías (103), en 1993, expone el papel jugado por los otros como posibilidades de mi realización personal, desde tres perspectivas: el hombre realizado como persona mediante apropiación de posibilidades; el hombre, abierto intelectivamente a la "realidad" de su vinculación con los otros puede apropiarse posibilidades de vida; y, el poder "posibilitante" (o imposibilitante) de los demás, en ese dinamismo colectivo e impersonal que constituye a la sociedad en "cuerpo de posibilidades". Tercero, las Reflexiones zubirianas sobre la fruición y el amor (100) de Germán Marquínez Argote, que se basa en la conferencia dictada en la Facultad de Filosofía en marzo de 1994; allí, desde la intencionalidad personal del amor basada en la aspiración a la propia felicidad y perfección mediante la entrega de sí mismo al otro que amamos, se trabaja el tema de la fruición y el amor, al hilo de la filosofía de Zubiri, quien considera al hombre como unidad dramática con ancestrales tendencias de animalidad, donde sólo merece el nombre de amor, cuando se tiene como referente el carácter personal de la realidad humana y se eleva a los más altos niveles de la misma.


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Cuarto, nuevamente Niño Mesa, en el 2003, ofrece un marco conceptual que permite conservar el horizonte personalista y humanista de la labor pedagógica, en Educación en valores. Una aproximación desde Xavier Zubiri (102). Allí, en el marco de una reflexión antropológica cita la frase de Mounier: “Educar es despertar personas”, de donde parte para abordar la trilogía Persona, Educación y Valores. Por último, planteo el libro Socialidad de la realidad personal (092), auspiciado por la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana y publicado en 2001. Allí, Gabriel Suárez Medina, en un compendio de la filosofía antropológica de Zubiri, hace un aporte significativo al pensamiento latinoamericano desde el punto de vista del Ser Social; se destacan tres ideas: la Dimensión Social de la Persona, la Alteridad y las Consecuencias derivadas de la filosofía zubiriana. En tercer lugar, una serie de publicaciones que dan cuenta de la reflexión personalista en autores varios. En 1997, Juan Antonio Rodríguez Flórez, abogado de la Pontificia Universidad Javeriana, publica en Universitas Ciencias Jurídicas y Socioeconómicas, La Persona en el Pensamiento de Octavio Nicolás Derisi (105); presenta allí además del fundamento metafísico de la noción de persona de Derisi, su interés en la aplicación al Derecho del pensamiento de este neotomista sobre la persona. En 1998, Edgar Antonio López traduce para Cuadernos de filosofía latinoamericana, La significación ética de la illeidad (099) de Emmanuel Lévinas, donde se plantea cómo el intento de articular las características que definen la "personeidad" debe llevar en últimas al origen de la


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relación con el otro, y a aquello por lo cual se constituye y sostiene, esto es, algo que va más allá del fenómeno del otro y reside en la neutralidad de la relación transempírica que se ha llamado "illeidad". En 1999, aparece en esta misma revista La corrupción ontológica de la persona humana en Santo Tomás de Aquino (097), del profesor de la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, Luis Alberto Fallas López, quien asume esta vertiente del pensamiento de Tomás de Aquino como propuesta para replantear sus problemas y soluciones en la medida en que éstas tienen vigencia y aplicación al entorno de la vida humana actual. En 2001, Alberto Cárdenas Patiño, publica El ‘personismo’ tomista (Contraste con una alternativa musulmana) (068), en la revista Análisis, artículo que se convertirá en el 2001 en libro, bajo el título Persona: Solitario Social en Tomás de Aquino; allí Cárdenas afirma la proximidad entre el filosofar tomista y la herencia filosófica musulmana, contrastando las dos posturas y señalando sus interacciones y diferencias. Finalmente, en 2006, aparece la tesis de Maestría en Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana, Schelling y el problema de la libertad humana, de Juliana Mesa Cárdenas (095). En cuarto lugar, cierro el apartado con algunas publicaciones que sin estar referidas a un autor específico, como las precedentes, guardan coherencia con la temática e intereses personalistas. En 1971, José Soto Acevedo presenta como tesis para su licenciatura en Filosofía y Ciencias Religiosas de la Universidad Santo Tomás, La Individualidad (117), trabajo monográfico donde trabaja esta condición propia de la existencia humana concretizada en la experiencia personal. Soto trabaja el


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tema de cara a dos realidades: la abstracción filosófica que ‘masificó’ al individuo y la técnica contemporánea que ‘cosificó’ al hombre; con dicho presupuesto, alude a elementos como la masa versus la comunidad, la unicidad, la unidad en la multiplicidad, algunas consideraciones sobre el mundo y la sociedad de la época y la consecuente necesidad de una recuperación. En 1998, la revista Pensamiento y cultura de la Universidad de la Sabana, publica el artículo de Hernán Salcedo Plazas, La materia es capaz de espíritu: hacia un materialismo cristiano (126), donde se encuentran categorías personalistas como la concepción de cuerpo espiritualizado, la negación del antagonismo cuerpo-espíritu y la importancia del cuerpo como modo de ser humano. Un año después, la revista CIFE de la Universidad Santo Tomás publica A manera de síntesis: "el sujeto en las ciencias sociales contemporáneas" (122), del Doctor en Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Calabria (Italia), Francisco Infante Díaz, quien plantea cómo el sujeto, partiendo de predicados morales y éticos, argumentados en la expresión "Condición Humana", se constituye en individuo para el que se usa el concepto de persona y como tal, desarrolla roles que lo relacionan con sus semejantes, llegando a la definición de ciudadano nacido libre como persona jurídica, donde la relación individuo - sociedad no se puede separar de la relación con la naturaleza; en ese contexto plantea algunos postulados en torno a la subjetividad radical y las implicaciones jurídicas derivadas de ello.


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Finalmente, presento la obra del mexicano Mauricio Beuchot, Antropología filosófica. Hacia un personalismo analógico-icónico (106), publicada en Madrid, en el año 2004, por la Fundación Emmanuel Mounier. En este libro, Beuchot parte de la noción de antropología filosófica, para luego abordar el problema de la persona humana y la concepción del hombre como núcleo o centro de intencionalidad, más aún como foco de intencionalidades, exponiéndolas a partir de ahí como cognoscitiva, volitiva y sentimental, procurando una base para la reflexión del hombre como microcosmos, sus símbolos y límites, la dimensión religiosa y la perspectiva de género. La explicación de la expresión que da título al trabajo la encontramos al inicio y final del documento:

En este trabajo me propongo exponer una antropología filosófica. Estará muy centrada en el personalismo, de modo que se puede decir que es la exposición de un cierto personalismo, que me gustará llamar analógico icónico, muy vertebrado por la noción de analogía e iconicidad, es decir, del hombre como microcosmos o análogo e ícono de todo el universo153.

Y en las conclusiones: Se nos presentó al hombre como un ser intencional, cuya intencionalidad principal es la de comprender, interpretar. Por ello, también es un animal hermenéutico, pero

153 BEUCHOT, M. Antropología filosófica. Hacia un personalismo analógico-icónico. Madrid: Fundación Emmanuel Mounier (Colección Persona 12), 2004. p. 9.


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también y sobre todo, un animal analógico, porque sospecha y distingue, lo cual es propio del analogizar. Por este carácter analógico que vemos en la persona humana hablamos de un personalismo analógico154.

154 ibid. P. 107.

3. ELEMENTOS DE VALORACIÓN CRÍTICA EN TORNO A LA RECEPCIÓN DEL PERSONALISMO COMUNITARIO

EN COLOMBIA Habiéndose planteado en el capítulo anterior el lugar académico de la producción en torno al pensamiento de Emmanuel Mounier en Colombia y esbozado su aparición histórica, se profundiza en el presente esta última relación pensamiento-historia, evidenciando un análisis crítico de las manifestaciones, que respondiendo a la Historia de las ideas, insinúe, junto a la recepción de Mounier en cada década, la realidad colombiana y latinoamericana, como clave de comprensión de la transformación en las temáticas de Mounier utilizadas, esto es, aspectos por los cuales se privilegiarían ciertos temas sobre otros, asimismo, las formas de interpretación con las que se asume su pensamiento. Con este referente se aborda, en primer lugar, la evolución de las manifestaciones de una década a otra, qué temáticas mounerianas adquieren mayor relevancia y qué influencia o aportes ha tenido dicho pensamiento en la historia-realidad del país. En segundo lugar, se exponen ciertos apuntes sobre la comprensión y algunos juicios de valor que en nuestro país se han establecido sobre la obra y el


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pensamiento de Mounier, especialmente desde la obra de Luis José González Alvarez. En tercer lugar, dos aspectos encontrados como elementos al margen, pero que pertenecen a este apartado de valoración crítica: la relación de Mounier con otros pensadores personalistas a partir del rastreo realizado, y, la recepción de E. Mounier en la Universidad Santo Tomás. Finalmente, más allá de lo historiográfico, se presenta un intento de respuesta a los cuestionamientos sobre la vigencia actual del pensamiento mouneriano, y, en qué temas o coyunturas puede éste dar un aporte, en términos de validez, necesidad y posibilidad de un resurgir. 3.1 EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA RECEPCIÓN DEL PENSAMIENTO DE E. MOUNIER Y PRINCIPALES APORTES Como se ha indicado el objetivo de este apartado, es evidenciar la evolución de las manifestaciones de una década a otra, mostrando qué temáticas son las más relevantes y cómo va cambiando también el manejo del tema; a modo de conclusión, se expondrán, los temas más destacados y el aporte general del pensamiento mouneriano a nuestro país. El grueso de este apartado lo encontramos en los años 60 y 70, donde más que las publicaciones escritas, ganó peso la influencia de Mounier en el medio: en los 60s en relación con el contexto político social impregnado de cristianismo militante y en los 70, por el inicio del estudio académico, evidenciado especialmente en varias de las tesis universitarias, siempre encaminado a dar respuesta a la situación histórica.


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De hecho, la década de los 60, estuvo marcada por importantes acontecimientos en el marco del catolicismo: a nivel mundial, el Concilio Vaticano II; a nivel latinoamericano, la Conferencia Episcopal de Medellín, en 1968; y a nivel local, ese mismo año, el XXXIX Congreso Eucarístico Internacional en Colombia, que conllevó la visita del entonces sumo pontífice, Pablo VI. Por otro lado, en 1967, Freire publica su primer libro: Educación como práctica de la libertad, y en 1970, La pedagogía del oprimido; y, a nivel social y cultural se desarrolla en 1968, el movimiento de mayo en París, con sus múltiples réplicas alrededor del mundo. Este ambiente da cuenta de un período de la historia del siglo pasado que favoreció la llegada de nuevas corrientes y pensadores al país, y entre ellos el pensamiento de Emmanuel Mounier, cuya principal manifestación se encuentra en la asignación de dicho nombre para la Casa de la Fundación de Cultura católica, antes Biblioteca Universitaria de Cultura Cristiana, que inició labores en el marco del cuestionamiento y respuesta activa de los cristianos en el mundo contemporáneo. De esta época, en el Centro Emmanuel Mounier, ha dicho el Padre Alfonso López:

Esta casa ha tenido mucho movimiento mucha historia y claro en la época de Mounier era la búsqueda de un pensamiento que no fuera ni el capitalismo ni el marxismo, sino una forma de pensamiento que tuviera en cuenta, el personalismo, la persona, que en ambos esquemas se veía afectado, la noción de persona en el capitalismo y la noción de persona en el marxismo. Fue una búsqueda de


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una corriente que estuviera más de acuerdo con el pensamiento cristiano155.

Asimismo, se presenta la vinculación de personajes como el sacerdote salesiano Mario Perezón, quien en ocasiones brindó asesorías educativas, especialmente, sobre la educación liberadora; el profesor Rafael Torrado, vinculado especialmente en los movimientos universitarios; y otros como Jesús Martín Barbero, activo en el proceso en el que se decide la escogencia del nombre Emmanuel Mounier para el centro, Jaime García, también salesiano, y, María Cristina Salazar, esposa de Orlando Fals Borda156. Luis José González, por su parte, también coincide en el interés en Mounier a partir del cristianismo; plantea la importancia que supuso la renovación conciliar, uno de cuyos puntos claves, fue la participación y el compromiso del laicado, en lo que se denominó asumir sus tareas temporales dentro de la Iglesia con relación a la sociedad. Este tema se venía presentando con interés y estructurando en el laicado desde finales del siglo XIX, pero sobre todo desde la primera mitad del siglo XX en Europa –bajo el ejemplo de los ‘curas obreros’, para luego, pasar por extensión a América Latina, donde derivaba ya en la década de los 60, hacia lo que más adelante se iba a conocer como la Teología de la Liberación y en general, el compromiso social de la Iglesia.

155 Entrevista al Padre Alfonso Rincón. 31 de marzo de 2008. 156 Entrevista al Padre Alfonso Rincón. 31 de marzo de 2008.


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De esta manera, se marca una fuerte influencia del pensamiento europeo, en especialmente francés, pero también español, a través de revistas como Razón y Fe y Diálogos Universitarios. Los intérpretes colombianos no fueron ajenos a esta preocupación intelectual por los temas de individuo-persona, a raíz de la situación social; La individualidad (117) de Soto Acevedo, es ejemplo, de dicho interés mostrando una visión de las consideraciones del mundo y la sociedad de la época con respecto a la persona/individuo, y la consecuente necesidad de una recuperación, que guarda mucha coherencia con el pensamiento de Mounier. Asimismo Saeda Arias y Alfonso Silva, presentan sin reparo la relación de Mounier con su contexto y especialmente su pertinencia con la situación latinoamericana. Saeda, en El Personalismo de Emmanuel Mounier: Ni capitalismo ni marxismo (013), presenta las repercusiones Mounier en su contexto; dice en su presentación:

Sus intuiciones proféticas tuvieron efectos sumamente positivos, por ejemplo en la Francia Revolucionaria de 1968; Mounier fue precursor de muchas ideas que en estas fechas se lanzaban como proclamas en las calles parisinas (…), donde el estudiantado francés promovió más una revolución cultural que un tumulto estudiantil. (…) La filosofía personalista ha tenido también eco en algunos países hispanoamericanos donde han surgido simpatizantes y grupos al estilo de “La


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association des amis d’E. Mounier” (movimiento francés)157.

Alfonzo Silva (002), por su parte, dice sobre el personalismo de Emmanuel Mounier:

¿Por qué es interesante el pensamiento de Emmanuel Mounier? ¿De dónde proviene el interés que la juventud tiene por Mounier? Es un pensador cristiano de nuestro tiempo que interpretó con profundidad y certeza la crisis de nuestra civilización del siglo XX. Es el que mejor ha sabido captar e interpretar el pensamiento contemporáneo de Marx, Nietzsche, Freud, Marcel, Blondel, Kierkegaard. Las líneas de la civilización del mañana no pueden integrarse sino en un personalismo comunitario158.

Y más adelante: En Mounier el joven encuentra autenticidad, liberación, manteniendo íntegro su cristianismo y siendo fiel a las dimensiones del hombre. Su personalismo es un profetismo educador, por ser un pedagogo de la persona, un maestro que educa al hombre del siglo XX. La juventud de hoy se rebela ante el problema social y encuentra eco en Mounier que al igual que Juan XXIII, el Vaticano, Pablo VI y el CELAM, le preocupa, el amor y el servicio a los pobres (…)159.

157 SAEDA, E. op. cit. p. 4. 158 ALFONZO, B. op. cit. Introducción, p. III. 159 Ibid. p. IV.


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Como se ha indicado, pese al anterior interés en relación con el contexto, se encuentra asimismo en 1967, la postura contraria expresada por el sacerdote Félix Miranda (052). Dicha postura, expresada en un estilo exageradamente subjetivo, asume una postura radical en detrimento de legado personalista, que a mi parecer puede reflejar desconocimiento: lo que el autor critica, es su visión personal y subjetiva de lo que es personalismo. Prueba de ello es su pretensión de considerar el texto un documento académico, pero con un afán radical por la ortodoxia romana y la autenticidad de la “única” Iglesia, incoherente con dicha pretensión. En oposición a esta visión de Miranda, el gran grueso de autores, presentan una ligación fundamental entre personalismo y cristianismo, retomada especialmente en los años posteriores. Parra, en La propuesta de Emmanuel Mounier ante la crisis de su época (011), plantea como cuestión abierta la deuda que tiene con Mounier, el pensamiento social cristiano; y Nuñez en esa misma línea, plantea en la parte conclusiva de Aproximación al personalismo en Emmanuel Mounier (010) algunos de los aportes de Mounier al cristianismo bajo su criterio. Con lo anterior, en los 60, se muestra la fuerte influencia de Mounier en los círculos católicos, fruto de un período de mucho movimiento, que aunque no posee evidencia académica escrita, sí tuvo cierto tinte universitario, especialmente en el Centro Emmanuel Mounier, donde se le estudió y se le considera uno de sus grandes ideólogos e inspiradores. Asimismo el interés imperante hasta el


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momento fue más el pensamiento político y social, que la concepción antropológica de la que éste se deriva. La década de los 70, en continuidad de lo anterior, continúa su inclinación más hacia el pensamiento político y social, en respuesta a la situación coyuntural que se vivía en América Latina, especialmente en relación con las tendencias socialistas que ganaban fuerza, y que se evidencian en experiencias concretas como la de Salvador Allende en Chile. De esta forma, encontramos movimientos sociales adscritos al marxismo, que se constituían en una realidad presente, atractiva por las soluciones que planteaba, y a la vez para muchos, amenazadora en su ambigüedad. En esa perspectiva, incluso la decadencia y fin del marxismo histórico habría contribuido, ya en los 80, al olvido de Mounier en el plano político-social manejado hasta el momento. Dado lo anterior, se privilegió en esta década, cierta visión de Mounier como educador para situación social concreta, con múltiples afirmaciones que llevan a pensar en la presencia real y eficaz del personalismo mouneriano como fuerza intelectual; lo denomina Olano (062): “un movimiento que toma cada vez más, mayores proporciones”160. A continuación, una muestra de estas afirmaciones:

Mounier creía en la virtud de la educación y en la gran misión del educador que es la de

160 OLANO, M. El Pensamiento educativo de Don Bosco y el pensamiento psicoterapéutico de Carl Rogers. Bogotá: USTA, 1977. (s/p).


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Personalizar, creyendo profundamente en el Hombre, en sus recursos y riquezas que tiene que explotar. Hoy el pensamiento de Emmanuel Mounier está más vivo que nunca; él fue educador ante todo con su vida. Fue un Hombre íntegro, una persona, pues se siente que habla de lo que posee o mejor de lo que está luchando por alcanzar, pues la personalización es obra de toda la vida161. Es el pensamiento de un verdadero educador, preocupado por el acercamiento y la realización de la persona, un educador que se encuentra elencazo entre los más reconocidos filósofos contemporáneos162. Es uno de los existencialistas modernos que para algunos sectores del mundo, de la juventud y de la Iglesia, viene a convertirse en un inspirador en un guía y en un maestro; el Personalismo en una pedagogía del Hombre completo163.

Mounier nunca buscó el éxito sino el testimonio, porque sabía que el testimonio era el mejor modo de conseguir la eficacia histórica a largo plazo y sobre todo la eficacia suprahistórica, trascendente. Educador del hombre y del cristiano, testigo y profeta del absoluto, Mounier conserva toda su actualidad y cobra nuevo relieve en estos tiempos en que

161 PÉREZ, M. op. cit. P.1 162 OLANO, M. op. cit. P. 20. 163 ALFONZO, B. op. cit. p. III.


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cada generación parece nacer sin maestros y forzada felizmente a abrirse nuevos caminos164.

Con todo, este énfasis en la admiración a la figura de Mounier, corre el riesgo de llegar a un extremo perjudicial. Cadrazco (005), por ejemplo, olvida en la siguiente afirmación que Mounier no deja la academia por la preocupación social, sino que la asume dentro de la misma.

En la multiplicidad de una civilización pluralista y especializada su voz de veterano luchador tiene resonancias orientadoras. (…) sacrifica su brillante carrera universitaria y se lanza a la llamada de los que sufren en la lucha por la vida165.

Pese a lo anterior, y al reconocimiento claro de que Mounier fue para mucho, el punto de partida para el compromiso social, la admiración de Mounier, se disolvió en muchos de sus seguidores que, comenzando en Mounier, asumían su compromiso en caminos dispares. Podría decirse que superaban el estudio de Mounier como si éste en sí mismo, fuera una fase de transición, para luego verse absorbidos por otras propuestas teóricas, que concretaban el campo de acción establecido en Mounier. No obstante, la continuidad se dio a través del campo educativo, en buena parte, bajo la experiencia de la educación personalizada, que si bien no tenía un compromiso social y político radical, su finalidad última sí

164 GONZÁLEZ, L. Del empeño temporal del Cristiano. P. 231-232. 165 CADRAZCO, op. cit. P. 1.


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fue la transformación social y la liberación bajo el nombre de personalización. Ahora bien, la experiencia de la Educación personalizada comenzó en Colombia, desde los 70; con la creación en 1971 de la Asociación Internacional para la investigación y la Animación Pedagógica, por parte de Pierre Faure y sus cursos y conferencias en nuestro país en los años posteriores, así como, en 1972, por el inicio del período rectoral de la Hermana Judith León Guevara en el Colegio de Nuestra Señora de la Presentación Centro, en Bogotá, y la implantación de este estilo educativo. Sin embargo, es en la década de los 80, donde puede percibirse una producción académica fuerte que contribuyó a su consolidación. La inédita utilización de los postulados antropológicos de Mounier en este proceso, guarda una deuda con la publicación de la primera edición colombiana de El Personalismo, en 1978 de la editorial Nueva América. De esta manera, aparece en esta década, Vásquez Posaba quien con su libro Educación personalizada, una propuesta educativa para América Latina (024), se constituye en referente obligatorio para la educación personalizada en escuela jesuita, así como los autores de esta escuela referenciados en el capítulo anterior, en cuyas obras el marco antropológico fundamentador es personalista mouneriano. Ya Romero Marín (035), en 1977, había advertido la conexión de Mounier con Faure, situando así el pensamiento personalista en el origen de la Educación personalizada, de modo que los jesuitas, una década después lo siguen citando. En este contexto, siguiendo la línea iniciada en los 70 de asumir la Educación Personalizada y Liberadora, como un solo


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estamento, León Guevara publica Personalización liberadora. Exigencia Educativa (050) en 1981, y, Fundamentos para una Personalización liberadora en 1987, donde consolida la experiencia en el Colegio de la Presentación Centro, iniciada con su período rectoral que terminaría en 1988. La relación entre estas dos corrientes jesuita y dominicana, no puede obviarse en sus múltiples referencias mutuas. En 1988, inicia labores el Instituto de Promoción Social del Norte de Bucaramanga, inspirado en los postulados mounerianos, pero que sin embargo, junto al Instituto Psicopedagógico Emmanuel Mounier, nombre que asumió en 1996 el Jardín Infantil Pingüinitos Traviesos, en Bogotá, constituyen un esfuerzo aislado, sin referentes ni relaciones con otros organismos personalistas. De tal modo, de los 70 a los 80 parece perderse el talante de admiración, por la persona de Mounier para asumir una apropiación más científica, donde lo antropológico, es asumido como asunto de máxima importancia en la fundamentación de la fundamentación de la Educación Personalizada. Con los 90, llega la reforma política nacional expresada en la Asamblea Nacional Constituyente y expedición de la Nueva Constitución Política de 1991, que supondría un despertar del personalismo en lo político luego de los acercamientos sociales de los 60 y 70. Haría falta un trabajo de análisis de la Constitución política del 91, que evidenciara la conciencia personalista inherente, que ya algunos autores como Albendea Pabón (065) han


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enunciado. Sin embargo, obras académicas como las de Ilva Myriam Hoyos (109) (110) (111) (112), podrían considerarse parte de un personalismo aplicado al Derecho, del cual Mounier sería precursor, en el reconocimiento de temas muy mounerianos, pero también personalistas a nivel general: la dignidad como excelencia del ser, el reconocimiento del otro, la corporeidad y la familia. Asimismo Hoyos muestra en su obra la necesidad del personalismo en estos campos por la fundamentación metafísica de lo jurídico. Ahora, algunas de estos planteamientos en Derecho, -el aborto y sus repercusiones legales, por ejemplo-, suponen ciertos fundamentos que sólo son dados por la reflexión bioética, con lo que cabe plantear la reflexión académica suscitada en la Universidad de la Sabana a finales de los 90. Así, los dos Congresos Internacionales y la publicación de la Revista Persona y Bioética, a partir de 1997, son muestra de dicho trabajo donde Mounier aparece como uno de los pensadores principales; de hecho, en un marco donde cada profesor se adscribe al autor de su afinidad, Pedro José Sarmiento (079) (080) como profesor del Departamento de Bioética de la Universidad de La Sabana, evidencia un interés claro en los postulados mounerianos. Más aún, se encuentra toda una escuela de bioética personalista, con ciertas alusiones mounerianas en defensa de la dignidad de la persona ante ciertas posturas utilitaristas, basadas en el neurodeterminismo, asunto que se evidenció en el apartado de Bioética del capítulo anterior. Valga hacer una referencia sobre la obra de


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Tristam Engelhardt, que haciéndose llamar personalista plantea una postura controvertible con la eminente dignidad de la persona humana planteada por Mounier, y al cual se opone una versión auténtica de personalismo en bioética. Engelhardt plantea que la medicina no tiene obligaciones para las no-personas, como es el caso de los fetos y embriones y en los seres con muerte cerebral, porque no forman parte de una comunidad moral.

En la teoría ética él es un deontologista, para quien la libertad individual es el concepto clave y central. Él es también un utilitarista que condona la matanza de lactantes severamente malformados y de adultos profundamente dementes si “suspendiendo la práctica del respeto produce mayores beneficios que daños”. Engelhardt cree que a las personas se les debiera permitir vender sus órganos (en el caso de una madre, su feto) como repuestos. Al definir la muerte argumenta a favor de la prueba de actividad cerebral superior (actividad neocortical) en lugar de pérdida de funciones del tronco cerebral. En el tema del aborto, este autor defiende esencialmente una moralidad basada en el consentimiento materno, porque los fetos e infantes carecen de moralidad completa como personas, y solo las creencias religiosas consideran el aborto inmoral. En el consentimiento fundamentado, este autor está en contra del estándar de


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“personas razonables”, porque colocaría una carga demasiado pesada a los médicos166.

Además de lo anterior, en 1996, con el inicio del período rectoral de la Hermana Judith León Guevara en la Universidad Católica de Manizales, comienza también una nueva etapa de la Educación Personalizada, esta vez en el aporte dado por la aplicación de la UDPROCO –Unidad de Producción de Conocimiento- al ámbito universitario. En su tesis doctoral (049), fruto de dicha experiencia, León reconoce su carrera académica como evidencia de un movimiento anterior y experiencial iniciado en el Colegio la Presentación; en dicho proceso, puede reconocerse a Mounier como una constante incluso en su tesis doctoral, culmen de toda su obra. A ese respecto, ella misma plantea en la introducción:

Deseo expresar que la publicación de este libro ha significado retomar y vivenciar la Personalización Liberadora desde un recorrido histórico e investigativo. Ha sido ésta una oportunidad maravillosa de recuperar y dar sentido a la historia misma, gracias a los marcos de referencia dados por el departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad de Salamanca. Con la nueva lente de aproximación se redimensionó la lectura de la realidad y con

166 Drane, James. “Los fundamentos de la Bioética de H. Tristam Engelhardt”, Cuadernos del Programa Regional de Bioética OPS/OMS, 6: 150-152. Citado por: POSADA, N. ¿Cuándo un ser humano comienza a ser persona? Una visión desde algunos textos de la OPS. En: Persona y Bioética, Vol. 8, No 20 (2004). P.


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ello las nuevas explicaciones emergieron enriquecedoramente167.

Ya en la primera década del presente siglo, la presencia mouneriana tomó forma política, en un ambiente académico generado por el gobierno nacional cuyas orientaciones y prácticas se encuentran bajo la consigna del Comunitarismo. De hecho, el Plan Nacional de Desarrollo 2002-2006, se denominó: Hacia un Estado Comunitario, y el 2006-2010, vigente actualmente, se denomina: Estado Comunitario: Desarrollo para todos. Con este precedente, se organizó en Colombia en el 2006, el Primer Congreso Iberoamericano de Comunitarismo: Optando Por el Bien Común, evento que evidenció aspectos que no se habían visibilizado como la aplicación del pensamiento mouneriano a algunos fundamentos de políticas públicas. Aunque parece plantearse una línea personalista que remitiría de Etzioni a Buber, llevando a algunos a hablar del ‘Personalismo comunitario de Buber’, no son pocas las alusiones a Mounier en el establecimiento de las relaciones entre Comunitarismo y distintos aspectos como: Partidos Políticos, Familia, Economía, Estado y Democracia, Reflexión de género, Pedagogía social, y por supuesto, Personalismo Comunitario. Se aludió a Mounier en apoyo de las tesis de tres de las seis ponencias principales, así como en las Palabras de apertura de Alfredo Sarmiento Narváez, y en otras ponencias menores.

167 LEÓN GUEVARA, J. La Unidad de producción de conocimiento (UDPROCO): una mediación pedagógica para la formación en educación superior. p. 23.


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El uso del pensamiento mouneriano por parte de personajes como Gutenberg Martínez Ocamica (088) y Jorge Del Picó Rubio (084), y las alusiones personalistas de Pablo Guerra (128) y Alicia Ocampo Jiménez (130), son muestra de la vigencia de sus postulados y su pertinente aplicación política y social. Del mismo modo, se encuentran en los últimos años, algunos referentes aislados como el Semillero de Investigación ‘Esprit’ sobre Personalismo Comunitario, en la Universidad Santo Tomás en el 2005, y, la ponencia de Juan Guillermo Múnera (089) en el Tercer Congreso Nacional de Mercadeo en Salud: Generación de Ingresos, Contratación, Calidad, Servicio al Cliente, Humanización de los Servicios y Gestión del Recurso Humano, realizado en 2006, la cual constituye una aplicación inédita de Mounier al mundo del mercadeo. Finalizo este apartado, presentando con base en lo anterior, los planteamientos utilizados de Emmanuel Mounier más frecuentes en las distintas publicaciones, así como sus principales aportes a la reflexión académica en Colombia. En ese sentido, el postulado mouneriano más manejado ha sido el planteamiento antropológico de El personalismo: las siete estructuras del Universo Personal, como un todo con sentido que al dar cuenta de la pluridimensionalidad del ser humano, se asume como fundamentación de su integralidad y dignidad. Ahora bien, en ocasiones, estas estructuras son tomadas en sí mismas, dando pie a derivaciones, como las consecuencias éticas de la


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categoría de Compromiso, planteadas por Luis José Gonzáles, o las múltiples alusiones a las reflexiones mounerianas sobre la Libertad; estas dos categorías, adquirieron sentido propio y singular especialmente, por la reflexión suscitada en los 60 y 70, ya expuesta anteriormente.

Seguido de ello, aparece en grado de intensidad, la Comunicación, de donde se deriva el Ser-con-otros, pero más específicamente mouneriano, los 5 actos originales que plantea Mounier, los cuales sustentan el acto de amor, como cogito existencial irrefutable. Finalmente, la corporalidad, en el sentido de Existencia Incorporada, conlleva una comprensión de la persona como una, cuerpo-espíritu, que adquiere particular relevancia especialmente en los campos de la Bioética y Cultura física, resaltando el cambio de concepción dualista de Mounier como neotomista. Dicha fundamentación corporal como parte con sentido del todo que es la persona, dio pie a varias de las investigaciones dentro de los campos planteados. Como Las concepciones del cuerpo en la filosofía francesa (081) (091) de Asceneth Sastre y Sobre el objeto de estudio de la Educación Física (078) de Luis Eduardo Ospina. Del mismo modo, la inspiración mouneriana de la persona en medio del movimiento dialéctico Personalización-Despersonalización, dio lugar a aportes como la concepción de la Personalización como tarea, en el proceso de construcción de la reflexión teológica latinoamericana, así como a distintas formas de asumirla: Humanización, Socialización, Liberación,


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Transformación, Autorrealización y en últimas, planteando la capacidad de personalización como medio de dignificación de la vida humana. Junto a ello, adquieren relevancia los planteamientos de Mounier sobre los valores en La eminente dignidad, desde la concreción de la vida personal, es decir como persona valorizada y no en la perspectiva de valores externos absolutos; de este aspecto se derivaría también buen parte de la reflexión ética Para terminar, dos elementos: Primero, el uso que algunos intérpretes hacen de la definición de persona del Manifiesto al Servicio del Personalismo, pese a que en su obra de mayor madurez antropológica El Personalismo, Mounier no la retoma e incluso niega la posibilidad de una definición adecuada. Segundo, la cita mouneriana que presenta la educación como medio de “despertar personas”, que fue encontrada con cierta frecuencia. Con dicho precedente, expongo brevemente, los aportes del pensamiento de Emmanuel Mounier en los frentes Político y Educativo168. En primer lugar, en lo político, se nos muestra en Mounier, en los 60 y 70, el ejemplo claro de un pensamiento cristiano en relación con la realidad, y en superación de sistemas opresores. Dicho pensamiento, desde la nueva comprensión política suscitada a partir de 1991, empieza a abrirse paso liberándose del asunto religioso, y, hoy en día, brinda elementos a la alternativa política comunitarista del país. 168 Sobre las manifestaciones filosóficas, se harán en el siguiente ítem las apreciaciones respectivas sobre la comprensión y manejo de Mounier en los autores.


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En Educación, el gran aporte está dado en la fundamentación antropológica basada en la pluridimensionalidad de la persona, que permite asumir, hoy en día, la integralidad del ser humano como asunto dado por hecho. Del mismo modo, la conexión de dicha antropología en relación con el ámbito comunitario, social y político, que lleva a la comprensión de la educación como personalización y liberación. De este modo, aunque el asunto primero es educativo, la intencionalidad y horizonte siguen siendo de transformación social, en un ejercicio pedagógico inclinado al desempeño de un papel eficaz dentro de la sociedad. Dicho esto, podría decirse que la diferencia en el trabajo general entre el frente pedagógico de recepción, y el frente socio político es más pedagógica/por organización que radical en su esencia. Así, en educación se dio importancia a Mounier en: antropología general y dimensión socio política. En ese contexto, no es posible restar importancia al papel de Mounier en la concepción de formación integral, cuyo principal ejemplo está dado en el reconocimiento de sus postulados antropológicos en la construcción del proyecto educativo de ACODESI –Asociación de Colegios Jesuitas de Colombia-; sólo desde allí puede plantearse que educación personalizada es educación personalista, sin que está equivalencia sea esencial e irrefutable en otros contextos. En esa perspectiva es prudente evitar reducir los aportes del Personalismo en Educación, únicamente a través de la Educación personalizada, pues este estilo educativo no agota las múltiples posibilidades de la inspiración personalista, que abarcaría muchas otras manifestaciones desbordando sus límites. Con esa


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salvedad el Personalismo no queda reducido a una didáctica concreta y se abren otras posibilidades de manifestación en el campo pedagógico y educativo. Concluyendo, los dos aportes a rescatar del pensamiento mouneriano, se plantearían desde las consideraciones éticas, derivadas de sus postulados en relación con el Compromiso y la Eminente Dignidad, y la formulación antropológica desde la pluridimensionalidad. 3.2 COMPRENSIÓN Y MANEJO DEL PENSAMIENTO DE MOUNIER Sigo en este apartado básicamente, el manejo de Mounier en la obra de Luis José González, en quien pueden percibirse buena parte de las etapas y los temas de la recepción del pensamiento mouneriano en nuestro país, constituyéndose en uno de sus mayores exponentes. En relación con el personalismo y su comprensión general y manejo, Luis José González procura partir del origen y carácter de la propuesta mouneriana, en el marco de la situación histórica de las primeras décadas del siglo XX, y en ella, la importancia de un nuevo hombre “capaz de asumir la responsabilidad de su propia vida y la responsabilidad de la historia”169. Luego de ello, plantea el pensamiento de Mounier como poseedor de tres aspectos fundamentales: el carácter revolucionario, ante el desorden y corrupción de la sociedad contemporánea; el carácter “asistemático” que le permite no ser encasillado en los tradicionales sistemas filosóficos; y, el carácter “práctico” con miras en dar respuesta válida a los problemas del 169 GÓNZALEZ, L. La concepción del hombre en Emmanuel Mounier. P. 247.


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hombre en la crisis histórica que le tocó vivir. Este esquema entresacado de la introducción de El empeño temporal del cristiano (017), extracto de su tesis doctoral en 1972, se utilizaría años más tarde, con algunos ajustes, en la presentación de la primera edición de El personalismo, traducida por él mismo. En esa perspectiva, en González Alvarez podemos encontrar en equilibrio, varios de los elementos del manejo del pensamiento de Mounier encontrado en la mayoría de intérpretes y publicaciones reseñadas, que se plantearán a continuación como: corrientes de pensamiento presentes, carácter ético, necesidad a raíz de la realidad y eclecticismo. En primer lugar, el pensamiento mouneriano es concebido como producto de tres corrientes de pensamiento de las cuales surge, sino una escuela original, sí una presentación original de un pensamiento que por diversos caminos se había venido gestando. Para comenzar, Mounier asume de la renovación del pensamiento tomista como pensamiento cristiano, los puntos centrales de la idea de la persona y su dignidad como característica clave de lo que es el ser humano; por otro lado, del pensamiento socialista, que se desarrolla en Europa y tuvo su expresión más álgida en el sentido de compromiso combatiente, en el marxismo, retoma el sentido de compromiso social con el valor de dignidad de la persona humana, que en toda forma de alienación se está negando; por último, desde el existencialismo, asume la concepción de la vida humana como existencia, la recuperación del subjetivismo y los valores de la persona concretados en la historia.


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Ahora bien, esta concepción del pensamiento de Mounier como heredero del marxismo y existencialismo, se encuentra en ámbitos tan diversos como la crítica eclesial realizada por Miranda en 1967, donde tilda el personalismo como una corriente “mitad existencialista, mitad marxista”170, y casi 30 años más tarde la tesis de Filosofía de Ramírez en la Pontificia Universidad Javeriana: La propuesta del ser humano como persona en comunidad en E. Mounier: hacia un intento de superación de la divergencia entre las antropologías marxista y existencialista (012). Esta inscripción del personalismo como heredero del existencialismo, es asumida por algunos intérpretes, llevándola hasta las últimas consecuencias; ejemplo de ello, es la obra de García Ribero (036) (039) (061), quien plantea incluso, dos versiones de la corriente existencialista, de las cuales se derivarían dos corrientes educativas, aportando así a la reflexión personalista en dos sentidos: la comprensión del personalismo de Mounier dentro del existencialismo, como existencialismo cristiano, y, la relación personalismo-educación personalizada, que establecería la secuencia: existencialismo – existencialismo cristiano – Mounier como máximo representante – Faure mejor puesta en práctica de los supuestos anteriores. En segundo lugar, el carácter necesariamente ético del personalismo de Mounier, que siendo abordado antes, sólo remitiré a la siguiente cita:

170 MIRANDA, F. op. cit. p.10-11.


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Más que una metafísica el personalismo mouneriano es una ética. Lo que importa es el hombre viviente; ese hombre que se realiza o se pierde por y en su acción. La acción entendida en su sentido más comprensivo, es la verdadera realidad del hombre. En esta perspectiva aparece manifiesta la importancia capital del tema del empeño/compromiso en el pensamiento de Mounier. El empeño constituye tanto el punto de partida como la meta del personalismo mouneriano171.

En tercer lugar, la necesidad a raíz de la realidad, ya ratificada en el interés y estudio de Mounier, en las dos primeras décadas en Colombia. Dicho interés en Mounier, surgido de la misma realidad, es expresado por Gómez Caffarena en el prólogo de Un Humanismo del siglo XX: el personalismo, de Moratalla, de la siguiente manera:

Apoyar al hombre es la tarea más urgente de la hora actual. Al terminar el segundo milenio del cristianismo, la humanidad está llegando en el planeta Tierra a la más compleja de las situaciones que su memoria histórica puede recordar. Un ingente desarrollo tecnológico, basado en la acumulación del trabajo de siglos y en el acelerado avance de los conocimientos de las ciencias positivas, permite a los seres humanos de hoy opciones de más alcance de cuanto siquiera era previsible hace sólo unas décadas. Los más graves problemas de la especie podrían hoy ser resueltos satisfactoriamente. Pero los indicios realistas

171 GONZÁLEZ, L. El empeño temporal del cristiano. p. 232-233.


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más cercanos contradicen más bien la impresión optimista que podría dejar la constatación de esa nueva capacidad humana. No parece que los humanos nos dispongamos a usar de ella para bien. (…). Entiendo que es la percepción de una llamada histórica como la que he sugerido la que ha hecho renacer entre nosotros el interés por el pensamiento y el testimonio personalista de Emmanuel Mounier (…). Entre los filósofos que han clarificado en el siglo XX la relevancia de la concepción del hombre como persona, se destaca Emmanuel Mounier por su talante claro y consecuente, por su exigencia de coherencia y de búsqueda de la posible efectividad. Junto a su palabra escrita, su vida de militante y el movimiento Esprit hacen su interpretación particularmente importante. 172.

En cuarto lugar, la frecuente crítica por eclecticismo, que González Alvarez presenta en el marco de integración de las tres corrientes de pensamiento planteadas anteriormente, logrando una presentación filosófica original, desde lo cual puede plantearse que el eclecticismo en Mounier, no es acrítico y más bien, conduce al establecimiento de un diálogo con una intencionalidad clara que guía la reflexión: la defensa de la dignidad de la persona, la personalización. En este sentido, el carácter asistemático constituye una ventaja donde habría que remitirse a la relación eclecticismo versus dialogicidad, en reconocimiento también de la dialéctica presente a lo largo del pensamiento mouenriano, como una

172 DOMINGO, A. op. cit. p. 14-15.


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búsqueda y tendencia permanente al justo medio donde se encuentra la eminente dignidad. A ese respecto, aparece la siguiente cita casi finalizando La Concepción del Hombre en Emmanuel Mounier (016), de Luis José González:

La concepción mouneriana del hombre pretende unir la objetividad científica con la fe en la trascendencia humana y con el compromiso en la transformación de la historia. Sobre una intuición “personalista” del hombre, Mounier edifica con los materiales más adecuados una filosofía del hombre, de la sociedad y de la historia. Su filosofía no es eclecticista sino dialécticamente conciliadora. No se mueve en términos de ambigüedad sino de ambivalencia. Una tensión permanente entre trascendencia y encarnación, interioridad y exterioridad, acción y reflexión, libertad y condicionamiento, combate y relajamiento, eficacia y testimonio domina su obra llenándola de sano criticismo173.

Finalizo, con otro apartado del mismo artículo que expresa muy adecuadamente una visión con la que es posible acercarse al pensamiento de Mounier apreciando su inédito valor filosófico:

Si por filosofía entendemos el gusto por barajar con cierta lógica ideas más o menos originales, el pensamiento de Mounier se nos escapa

173 GÓNZALEZ, L. La concepción del hombre en Emmanuel Mounier. p. 260.


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porque es una crítica a todo tipo de alienación. Si por filosofía entendemos la reflexión lúcida sobre el hombre y su puesto en el universo, el pensamiento de Mounier nos sigue urgiendo y ofreciendo un método que conjuga teoría y praxis en vistas a la plena realización del hombre. Su obra en completamente actual y válida para cuantos luchan en nuestro continente por liberarse de los mitos alienantes y de las estructuras opresoras a fin de poder construir un hombre nuevo174.

3.3 OTROS ELEMENTOS RELEVANTES Bajo este título se exponen algunos planteamientos en torno a dos aspectos que, haciendo parte de la valoración crítica de la recepción de E. Mounier en nuestro país, merecen un ítem aparte. A saber: la relación de Mounier con otros pensadores personalistas a partir del rastreo realizado, y, la recepción de E. Mounier en la Universidad Santo Tomás. 3.3.1 Mounier y los personalistas. Presento a continuación, un asunto marginal que sin pertenecer al objeto propio del estudio, ha sido encontrado en el proceso y vale la pena dejar planteado como cuestión abierta. Cabe anotar que la pretensión no es, de ninguna manera, plantear que los autores citados sean seguidores de Mounier, sino que en algo, él ha podido tener influencia, y si tal injerencia fuera nula, las coincidencias en el espíritu

174 Ibid. p. 260.


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filosófico, por lo menos ratifican la vigencia y necesidad de planteamientos sobre la persona, al estilo de Mounier. Ya Agustín Domingo Moratalla en Un Humanismo del siglo XX: el personalismo, presenta en su tercera parte lo que denomina El Horizonte personalista contemporáneo, y en él: El personalismo Hermenéutico de Paul Ricoeur, El personalismo ético de Emmanuel Lévinas, y finamente, La realidad personal de Xavier Zubiri, considerándolo un apartado dedicado a los ‘filósofos contemporáneos en los que pervive el espíritu y la inquietud personalistas’. Dice Moratalla:

La filosofía de P. Ricoeur, E. Levinas o X. Zubiri no es propiamente una filosofía personalista en el sentido en que es aplicable al pensamiento de Mounier, Lacroix o Nedóncelle. A nuestro juicio, la preocupación radical y fundante del filosofar que realizan estos pensadores que presentamos en la última parte de nuestra exposición nos obliga a bosquejar brevemente su filosofía. Late en ellos una inquietud poco común por la persona humana, una confianza básica en el hombre que no es moneda de uso corriente175.

Esta consideración influenciada por la conexión del Domingo Moratalla con Carlos Díaz y la Fundación Emmanuel Mounier de España176, apoya la calificación de

175 DOMINGO, A. op. cit. p. 21. 176 Carlos Díaz fue co-director de la Serie Historia de la Filosofía a la que pertenece esta publicación, y en su presentación Domingo


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personalistas a todos los pensadores cuya reflexión sobre la persona ocupe un lugar central en su discurso, y éste resulte favorable para la conservación de su inalienable dignidad. En este sentido, es necesario insistir en la cita de Díaz, en la introducción a Treinta nombres propios (Las figuras del personalismo)177: no se pretende traer otras filosofías o pensadores y forzarlos a ser personalistas, sino descubrir el interés por la persona, subyacente a buena parte del pensamiento contemporáneo, conclusión que es fruto también del rastreo realizado, sin que éste fuera un objeto del estudio. Se plantean a continuación algunas consideraciones, surgidas desde el rastreo realizado, respecto a la relación de Mounier con algunos autores que podrían considerarse personalistas. En primer lugar, Nicolás Berdiaev, cuya relación con Mounier se establece desde su contemporaneidad e influencia directa; de hecho, Fernando Vela plantea que a través de Berdiaev, Mounier entra en contacto con la mística ortodoxa, la hermenéutica del marxismo y la experiencia comunista rusa178. Bajo la categoría de Personalismo, se encontraron dos tesis cuyo objeto de estudio era este autor: La primera de Galvis (094), hace referencia especialmente al problema de la persona en el marco ideológico del Marxismo, y la segunda, de Alvear (093), presenta el tema de la libertad de espíritu, de Berdiaev, como aporte del humanismo al problema de la persona.

Moratalla agradece sus aportes como los de la Fundación Emmanuel Mounier. 177 DÍAZ, C. op. cit p. 10-11. 178 VELA, F. op. cit. p. 52.


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En segundo lugar, la relación Mounier-Freire, es presentada implícitamente por Rincón cuando plantea la educación concientizadora en el marco de la Educación Personalizada, y explícitamente, por autores y trabajos ya planteados como Pérez Vélez (031), quien establece una relación entre Liberación y Personalización y por lo tanto, entre educación liberadora y educación personalizante, y por supuesto, Unigarro (023) con su paralelo entre Personalismo y Concientización. En aras de la imparcialidad habría que decir que si bien Unigarro establece esta relación, nunca dice de forma explícita que Freire haya tomado sus ideas de Mounier o se haya inspirado en él, sino que en la obra freireana se asumen buena parte de las líneas personalistas. Dicha afirmación se encuentra en nota marginal del artículo Paulo Freire: Una antropología de la liberación (083), de José Bernardo Toro, que plantea la lectura que Freire hacía de Mounier entre otros autores. En tercer lugar, la relación con Pierre Faure, ya explicitada en el apartado sobre Educación Personalizada, especialmente desde el conjunto de la obra de García Ribero (036) (039) (061), quien al plantear a Mounier como fundamento filosófico de la propuesta educativa de educación personalizada establece una conexión explícita Mounier-Faure. El influjo de este planteamiento, que no es el único, se refleja en la escogencia del capítulo de Existencialismo/Personalismo, -entre las cuatro filosofías expuestas en la tesis doctoral como presentes en el sistema educativo-, para la publicación la del artículo y libro posteriores; aspecto que deja por sentada la importancia de


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esta relación para el medio educativo colombiano. Ahora bien, García plantea entre Mounier y Faure, lo mismo que Unigarro planteará entre Mounier y Freire: Mounier propone lineamientos generales, que Faure y Freire, concretarán en educación y en el contexto latinoamericano respectivamente. En último lugar, presento la relación con Xavier Zubiri, especialmente por la importancia de este último en la Facultad de Filosofía de la Universidad Santo Tomás, ratificada especialmente por la serie de artículos publicados especialmente en la revista Cuadernos de Filosofía Latinoamericana (098) (100) (102) (103), así como por ciertas manifestaciones académicas como el Seminario en torno a este autor. En el sentido expresado anteriormente, el interés y planteamientos de Zubiri lo incluirían en el grupo de pensadores personalistas (no mounerianos); efectivamente, Carlos Díaz incluye la Raíz Zubiri en su árbol del Personalismo, y la Santo Tomás, parece ratificar esta intuición al clasificar varios de los artículos sobre este autor, bajo el criterio ‘Personalismo’. Sobre la catalogación de Zubiri como personalista dice Moratalla:

Más discutible resulta la osadía de introducir a Xavier Zubiri dentro de los personalismos del siglo XX. Encontrarlo en estas páginas se justifica por su patente preocupación por la realidad humana configurada como persona. (…) Creímos necesario dar a conocer la reflexión que un pensador tan cercano a nosotros ha realizado al hablar del hombre como persona mediante categorías metafísicas.


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Por ello hemos calificado de metafísico a su personalismo. Esto sólo no es razón suficiente para clasificarlo dentro de la desbordante tradición personalista actual. (…) creemos que en la radicalidad de sus planteamientos metafísicos, antropológicos e históricos hay una inquietud por lo humano que una mínima honradez intelectual nos llevaría a no despreciar como personalista179.

Finalmente, sería innecesario llevar a cabo la ardua tarea de aludir a todos los autores personalistas encontrados a lo largo de este rastreo, incluso si sólo se limitara esta labor a los treinta nombres incluidos por Díaz en su árbol del Personalismo; más allá de los expuestos en este apartado, aparecen Scheler, Julián Marías, Maritain, Ricoeur, Lacroix, incluso Dietrich von Hildebrand, Lévinas y Buber, por citar algunos. Estos resultados apoyan el hecho de que el trabajo se haya restringido a Emmanuel Mounier, como límite válido en oposición a la ambigüedad que supondría un intento de rastreo de las ideas personalistas a nivel general. 3.3.2 Sobre la recepción de E. Mounier en la Universidad Santo Tomás. Desde la primera etapa de producción académica en torno a Emmanuel Mounier en Colombia, en la década de los setenta, la Universidad Santo Tomás se presentó como una de las instituciones donde el interés en su pensamiento se mostró de manera imperante, especialmente en los programas de Licenciatura en Filosofía y Ciencias Religiosas, y,

179 DOMINGO, A. op. cit. P. 21.


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Licenciatura en Filosofía y Humanismo del Centro de Educación a Distancia. De hecho, la remisión a Mounier en el libro de texto Antropología: perspectiva latinoamericana (022), que resume en su capítulo El hombre, realidad personal: problemática y dimensiones de José Antonio Suárez Chacón, los postulados antropológicos mounerianos, se constituye en ejemplo claro de este interés plasmado en un texto didáctico que refleja la orientación general de la facultad de Filosofía, en reconocimiento de la importancia de Mounier especialmente en una obra pensada como módulo de estudio, que marca e influye en el pensamiento y estructura filosófica de quienes se forman en la disciplina. En esta misma línea, podría acudirse, como influencia indirecta, a la obra del mexicano Mauricio Beuchot, especialmente, por la gran injerencia que su hermenéutica analógica ha tenido en el quehacer académico de la facultad de Filosofía, ejemplificada en el XI Congreso de Filosofía Latinoamericana: Hermenéutica Analógica, Democracia y derechos Humanos, realizado el año 2005. Ahora bien, el carácter personalista de Beuchot queda expresado en su libro Antropología filosófica: Hacia un personalismo analógico icónico (106), publicación número 12 de la Serie ‘Persona’, de la Fundación Emmanuel Mounier de España, en el año 2004; en esta misma colección, se encuentran algunos títulos de Carlos Díaz, entre ellos 30 nombres propios, las figuras del Personalismo, al que se aludió en el primer capítulo de este trabajo. Asimismo, es Beuchot quien realiza en 2004, la presentación de De la dignidad y de los derechos humanos: Una introducción al pensar analógico (109), de


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Ilva Myriam Hoyos, donde desde el Derecho se expresa el interés en el tema de la persona y su dignidad, y se asume el pensar analógico como una nueva racionalidad para el Derecho en esta perspectiva. Finalmente, Beuchot también es citado en la ponencia La dimensión de lo femenino en la perspectiva comunitarista (130), de Alicia Ocampo Jiménez, quien aborda la reflexión de género implícita en el discurso comunitarista, en el marco del Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo, realizado en nuestro país. Con estos presupuestos marginales, que dan cuenta de un ambiente académico propicio para la presencia y asentamiento del pensamiento mouneriano, presento a continuación dos ítems: la presencia de Mounier en la construcción de la filosofía latinoamericana -como asunto abierto-, y la discusión suscitada a finales de los 90 sobre la pertinencia del término ‘personalismo’ para esta escuela de reivindicación de la persona. En primer lugar, la relación de Mounier con la Filosofía Latinoamericana tiene dos referentes marginales: la obra de Romero Marín (035) y de Ramírez Camargo (032), este último desde el asunto de la Alteridad, el reconocimiento del otro. Sin embargo, la influencia mouneriana explícita en el proceso de construcción de la Filosofía Latinoamericana como reflexión propia, se da a través de Luis José González, cuya presencia académica marcó buena parte del quehacer de la Facultad de Filosofía. En su obra, que se constituye en referente necesario para otros autores, hay algunos temas fundamentales, todos derivados de la concepción de la vida del hombre como


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vida personal: la pluridimensionalidad del ser humano, el tema de la alteridad -lo cual no es de extrañar como asunto propio latinoamericano-, y, sus consideraciones sobre los valores dentro del marco de su reflexión ética. Ahora bien, esta obra refleja un interés evidente por la situación latinoamericana, que en apropiación real de los problemas nuestros, responde a una necesidad apremiante de solución. De esta manera, se plantea la recepción del pensamiento de Emmanuel Mounier en la Facultad de Filosofía de la USTA, a través de la influencia ejercida por Luis José González: en sus consideraciones académicas sobre la Ética y, en consecuencia, en la misma construcción de la Filosofía Latinoamericana. El mismo González reconoce su breve vinculación a la Fundación Emmanuel Mounier en España a principio de la década de los 80, y su separación porque esta línea española pocos aportes hacía a los planteamientos de filosofía latinoamericana que aquí se estaba gestando en el sentido de la recuperación del pensamiento original y de compromiso con la problemática social colombiana y latinoamericana. No obstante, podría presumirse que el pensamiento personalista mouneriano, desde otro enfoque, bien habría podido dar luces a ese proceso, y que efectivamente las dio a través del profesor Luis José. Efectivamente, es muy diciente que en los dos libros de El hombre latinoamericano, (y su mundo/y sus valores) (021) (045), dirigidos por Marquínez, sean explícitas las citas de Mounier, más aún teniendo en cuenta la importancia e influencia que han tenido ambas obras, tanto por su


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difusión social e intelectual, como por el esfuerzo que representan en la construcción del pensamiento latinoamericano emergente. En sustento de esto, se alude al apartado La personalización fundamento de Nuestra Liberación, escrito por González para El hombre Latinoamericano y su mundo, el cual evidencia que desde su perspectiva, la personalización presentada por Mounier, en Latinoamérica se leyó en clave de Liberación. Así las cosas, la presencia de Luis José González Alvarez en el “Círculo de Bogotá”, como parte de los comienzos de la filosofía Latinoamericana le da a ésta una influencia mouneriana casi directa, en reconocimiento de que toda experiencia fundacional condiciona en mayor o menor medida el imaginario y mentalidad de lo fundado. En segundo lugar, se expone a continuación la discusión presentada por Alberto Cárdenas Patiño sobre la pertinencia del término personalismo, en la introducción de El ‘personismo’ tomista (Contraste con una alternativa musulmana) (068), donde antes de abordar la presentación de Abentofail y Tomás de Aquino, expone ciertos argumentos para una mayor precisión de los términos persona, personalismo y personismo, para inclinarse a favor del término ‘personismo’, más adecuado según Cárdenas, que la expresión ‘personalismo’. Inicia retomando la historia del concepto de persona, desde los significados griego y romano, pasando por la época patrística latina y la duda de San Agustín, para llegar a Santo Tomás y su uso de la definición de Boecio. En ese contexto plantea:


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Aun cuando era consciente de lo que implicaba y del alcance práctico del concepto de persona (Santo Tomás) no se planteó problemas ni desarrolló una teoría “personalista”, como debieron hacerlo los tomistas del siglo XX –para hacer frente a individualismo y totalitarismos- de forma paralela a otros “personalismos”180.

A partir de allí, presenta la historia del vocablo “personalismo”, difundido en sus comienzos por Walt Whitman y Charles Renouvier, para luego difundirse desde las variantes del personalismo cristiano, sobre todo de los personalismos neotomistas del siglo XX, destacando allí la figura de Jacques Maritain, cuya teorización inspiró el núcleo del personalismo de Emmanuel Mounier. No obstante, Cárdenas asume la crítica J. M. Vegas para la expresión “personalismo” dada su ambigüedad entre la acecpción positiva de un diccionario filosófico y el significado negativo de egocentrismo y exacerbación de la importancia individual, especialmente en el ámbito político, desde la adhesión a una persona o a las ideas que representa en subordinación del interés común a intereses personales.

Precisa Vegas: Esta ambigüedad se refleja en el lenguaje cotidiano, en el que domina el uso negativo, pero también en el lenguaje filosófico, en el que se ha entendido el personalismo como

180 CÁRDENAS, A. Persona: Solitario Social en Tomás de Aquino. Bucaramanga: Universidad Santo Tomás – Colección Universitas, 2002. p. 12.


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una forma sutil de designar el individualismo y el espiritualismo desencarnado181.

Con dicho presupuesto, Cárdenas plantea que a la “aplicación doctrinal” que constituiría el personalismo cristiano, se le ha llamado a veces “personismo” término que asume para su trabajo en adelante. Ahora bien, la crítica asumida por Cárdenas, a la expresión personalismo podría relativizarse en la evidente aceptación del significante personalismo en filosofía, cuya ratificación sobra en el contexto de este trabajo. Sin embargo, es de reconocer que en política sí sobrevive dicha ambigüedad, al parecer circunscrita a ese círculo; de hecho, en el proceso de construcción del trabajo fueron encontrados varios ejemplos de dicha acepción negativa exclusivamente en política pública, pues en el campo del Derecho, como ya se ha planteado, se utiliza el término en el sentido filosófico positivo y sin ambigüedad. De tal manera, esta ambigüedad en torno al “personalismo”, que no puede negarse, sí aparece de forma más marginal que radical y, bajo ningún obligante al replanteamiento del término por el de ‘personismo’. Así, el acuerdo con Vegas, citado por Cárdenas, no comparte con tal vehemencia el planteamiento donde asimila en filosofía al Personalismo con individualismo y espiritualismo desencarnado; menos aún lo que denomina “la gradual pérdida de vigencia del ‘personalismo’, por la inactualidad de los grandes referentes que lo 181 Art, Personalismo, en Diccionario de Pensamiento Contemporáneo, San Pablo, Madrid, 1997, p. 913. citado por, CÁRDENAS, A. p. 13.


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motivaron”182, pues como se ha planteado en otros apartados, la vigencia del personalismo va más allá de la coyuntura histórica que lo hizo posible en las primeras décadas del siglo pasado. Finalmente, hay que decir que lo que Cárdenas asume como Personismo, en sus propias palabras: “indica ante todo la vigencia teórica y práctica de la realidad personal, la preocupación porque el hombre viva a la altura de su dignidad”183, y está profundamente en sintonía con los planteamientos personalistas originales mounerianos. 3.4 MOUNIER HOY Y A FUTURO Como se ha planteado, este apartado final da cuenta de la Validez, Necesidad y Posibilidad del pensamiento de Emmanuel Mounier, como universo conceptual que junto al estudio de una realidad opresora de la tarea personalizadora que ejerce cada quien, plantea una propuesta con bases asentadas que permiten una reflexión en torno al concepto antropo-filosófico de persona. 3.4.1 Validez. La Validez del pensamiento de Emmanuel Mounier, se asienta en aspectos como: los elementos del humanismo cristiano, especialmente en lo que tiene que ver con subrayar el papel de la persona, coartada en cualquier tipo de sistema que mine su realización personal en todas sus dimensiones. En ese sentido, se cuenta a Mounier entre los personajes que pensando la realidad social y la realidad del ser humano en cuanto tal, brindan alternativas desde el ser personal, con miras en una tarea siempre perenne de perfeccionamiento, bajo el nombre de 182 Ibid. P. 14. 183 Ibid. P. 14.


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Personalización, Liberación o Humanización. Presento como punto de partida los tres puntos con los que Luis José González expresa la importancia del pensamiento de Mounier para América Latina, en la presentación de El personalismo, de Nueva América y años más tarde, El Búho; estos son: el carácter del personalismo como filosofía situada y abierta, el hecho de que nos sitúa en la encrucijada de las principales corrientes filosóficas contemporáneas, y por último, su orientación fundamental hacia la liberación y la realización del hombre en comunidad. Ahora bien, años más tarde dicha actualidad se mantendría especialmente por dos razones: primero, la comprensión misma de Mounier de lo que es el ser personal, que yendo más allá de cualquier coyuntura histórica, se constituye en fundamento de la valoración de la persona, desde asuntos que hoy en día van cobrando mayor importancia: los derechos Humanos, la dignidad de la persona humana, pero más allá de ellos, aspectos que evidencian el talante comunitario, social y político, y cuyo estudio se va haciendo necesario en el ámbito social: la recuperación de la sociedad civil, el sentido de justicia como equidad, el sentido del diálogo, la tolerancia, entre otros elementos que pueden descubrirse presentes en la comprensión mouneriana del ser humano: la persona en comunidad. Segundo, por la categoría del Compromiso, en el pensamiento de Mounier, cuyas implicaciones la asemejan con la categoría ética de la responsabilidad, que al ser aplicada a la sociedad asumiendo la problemática específica de cada contexto y momento histórico, hacen de


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este concepto un fundamento central que evitaría que perdiese actualidad y vigencia. A esa comprensión, se inclina el pensamiento de Emmanuel Mounier, que, en esta lógica, es fundamentalmente una Ética, y que como ya se ha planteado, ha inspirado en buena parte, los pensamientos socialmente comprometidos en América Latina en las últimas décadas, en reconocimiento de una fuente de inspiración que aboga por los valores de la persona humana, a través de sus distintas manifestaciones. 3.4.2 Necesidad. Reconociendo los elementos que dan validez al pensamiento de Emmanuel Mounier, no sobra preguntarse por la necesidad real de un resurgir, en términos de un movimiento explícitamente mouneriano. En este sentido, planteo esa necesidad en cuanto permitiría recordar ciertos fundamentos antropológicos esenciales y que, hoy en día, al ser dados por hecho, no se consideran en sus máximas implicaciones; no obstante, en el ánimo de generar un movimiento que gire en torno la figura de Emmanuel Mounier, se corre el riesgo de pretender poner nombre propio a ciertas ideas y postulados, en una reducción de la riqueza personalista general a uno sólo de sus representantes. A ese respecto dice el profesor Luis José González:

La verdad es que para mí el pensamiento de Mounier, nunca fue digamos como una bandera que hubiera que enarbolar y tratar de convertir en un movimiento y demás, yo lo asumí más en el sentido en que el mismo Mounier lo vivió en los últimos años de su vida, no en los años 30, no, sino ya al final de su vida, que lo vivió más, entiendo yo, como una comprensión de lo que


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es el ser humano, la sociedad, las actitudes éticas que uno debe asumir dentro de esa sociedad, la visión y el análisis crítico de los mismos movimientos sociales, etc184.

De esta manera, la comprensión del pensamiento de Mounier como un compromiso con la sociedad, siempre encaminado a la valoración y respeto de la persona humana, por una dignidad inherente a sí misma, hace que muchos pensadores sean personalistas en sus postulados, sin necesidad de autodenominarse así. En consecuencia, el tema de la persona en sus dimensiones y su modo de vivirse en comunidad, al ser fruto de la integración de elementos de diferentes corrientes o pensamientos filosóficos, implica que dichas ideas trabajadas por Mounier y los personalistas, se hayan vuelto ideas de dominio universal, constituyéndose en parte del imaginario colectivo, con las ventajas y desventajas que de ello puede derivarse. Por último, junto al primer riesgo planteado, se advierte la necesidad de que un movimiento o manifestación de esta índole, se vea sustentada por una necesidad real de tipo institucional, más que en la inquietud individual de quien daría continuidad y solidez a este tipo de proyecto. 3.4.3 Posibilidad. Con todo, más allá de la denominación personalista o mouneriana, aparece el cuestionamiento por el desde dónde resurgir, esto es, cuáles podrían ser las derivaciones que del pensamiento de Mounier podrían ser aplicables hoy en día. Aspecto que no es el objetivo 184 Entrevista al profesor Luis José González. (Cfr. Apéndice A).


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desarrollar ampliamente por lo cual, sólo se insinuarán algunas posibilidades. En primer lugar, la continuidad en elementos ya iniciados como el desarrollo al interior de las políticas comunitaristas y la consolidación de la reflexión bioética personalista. En segundo lugar, el desarrollo de algunas cuestiones abiertas, cuya profundización brindaría elementos más claros de fundamentación y aplicación de ciertos principios personalistas; es el caso de la deuda del pensamiento eclesial latinoamericano con el personalismo de Mounier, la autenticidad del carácter personalista de nuestra constitución política, e incluso los aportes de Mounier al proceso de construcción de la Filosofía Latinoamericana como reflexión académica. En tercer lugar, la exploración en nuevos campos, que presentes desde la realidad, aún se constituyen en ‘trabajo por hacer’, desde el reconocimiento de que es también tarea de la filosofía contribuir al análisis crítico de fenómenos sociales y culturales. Por ejemplo, ante consideraciones como la despersonalización presente en el orden neoliberal, el pensamiento de Mounier, aporta lo que podría denominarse una filosofía del compromiso que permite reflexionar y estructurar, las líneas de acción comprometida en América Latina, o en Colombia concretamente, en la coyuntura de la situación actual. Una reflexión académica de este tipo, con implicación en lo social, fundamentaría desde una postura filosófica, un pensamiento de tipo político, y constituiría toda una tarea para un pensamiento de corte o de orientación personalista, que volviendo a lo anterior, podría denominarse o no de tal manera, y convertirse o no, en


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movimiento; pero no obstante mantendría validez y necesidad. Por último, un trabajo como el presente da pie a una exploración permanente de las manifestaciones personalistas actuales, ya no sólo en nuestro país sino ampliando cobertura desde los medios virtuales. Así, partiendo de la bibliografía recopilada y el trabajo historiográfico realizado, es posible crear una red de intercomunicación de investigaciones y proyectos sobre el personalismo mouneriano, o a nivel general. Un esfuerzo en este sentido, ratificaría de forma más palpable la existencia real del interés en el pensamiento mouneriano, desde el cual se concretaría la necesidad o no de un Centro de Estudios o Instituto Emmanuel Mounier-Colombia, al estilo de los fundados en México, Argentina y Paraguay. En otras palabras, un medio virtual con los recursos característicos propios, corroboraría o desecharía la intuición de que se ha superado el asunto nominal como bandera de identidad, pero asimismo evaluaría la efectividad de recursos tanto humanos como académicos para sacar adelante un esfuerzo en este sentido. En conclusión, la alternativa del resurgir de un pensamiento personalista mouneriano, pasa por la comprensión de que más allá del asunto nominal identitario, lo que se considera fundamental es una recuperación eficaz especialmente de la comprensión antropológica, en el sentido de asentar nuevamente las bases de lo ya concebido, para de allí asumir las implicaciones de dicha concepción del ser personal en una situación histórica concreta.


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Para finalizar, considero pertinentes las siguientes palabras de Luis José González a propósito de la influencia de Mounier en su carrera y comprensión académica:

A mí personalmente me ha servido, me ha servido mucho, me ha permitido navegar con cierta tranquilidad dentro de este océano, de islas, -que si ahora la posmodernidad, y si ahora lo otro- (…), todo eso, desde un pensamiento de Mounier encuentra el sitio perfecto, o sea, en toda esa dimensión de la acción humana y la persona como centro con todos sus valores185.

185 Entrevista al profesor Luis José González. Cfr. Apéndice A.

4. CONCLUSIONES El abordaje de las ideas de Emmanuel Mounier, remite necesariamente a su ubicación en el marco del pensamiento personalista, al que pertenecería, en sentido amplio, toda doctrina que reivindique la dignidad de la persona en cualquiera de sus niveles, y en sentido más estricto, la doctrina que centra en la noción de persona el significado de la realidad y el objeto mismo de su reflexión y de su estructura conceptual, identificado en este sentido, la escuela personalista francesa de primera mitad del siglo XX, en la cual la figura de Emmanuel Mounier adquiere marcada relevancia. Obviando la amplitud -e incluso ambigüedad de la corriente personalista- se han abordado las ideas de Mounier, sin pretender que a él se reduzca dicha amplitud. Ahora bien, bajo el reconocimiento de la conexión pensamiento-contexto, exigido por la Historia de las Ideas, el panorama histórico y cultural de primera mitad del siglo pasado, se constituye en una necesaria mediación contextual que permitió la gestación de los postulados mounerianos. Así bien, el éxito de la ciencia experimental llevado a un extremo cientificista, el auge del Capitalismo


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y sus repercusiones sociales, los movimientos totalitarios, como el nazismo y el fascismo, y, la presencia menoscabada del cristianismo, llevan a Mounier a proclamar un “desorden establecido”, ante el cual emerge como respuesta su pensamiento, en el cual convergen principalmente elementos del Marxismo –en su crítica al economicismo y cientificismo-, el Existencialismo –en la tendencia de Marcel y Kierkeegard-, y el pensamiento cristiano -en su tendencia neotomista y de reivindicación social-, entre otras vigencias filosóficas que dan cabida al Personalismo Comunitario. De esta forma, en el personalismo de Mounier se perciben dos partes fundamentales: la comprensión del ser personal, que hemos denominado pensamiento antropofilosófico, y las implicaciones de dichos postulados en estructuras –sociales, políticas, económicas, culturales- no alienantes. La presentación más elaborada del pensamiento antropofilosófico mouneriano, se encuentra en El personalismo publicado en 1949, donde se exponen las ‘estructuras del universo personal’, como diferentes incidencias de una misma realidad personal, que, en esta última elaboración, no considera factible de ser definida en un sentido riguroso. Dichas estructuras son: la existencia incorporada, la comunicación, la conversión íntima, el afrontamiento, la libertad condicionada, la eminente dignidad y el compromiso. La relación que el pensamiento de Mounier establece con la realidad, hace que se le considere más situado en la historia que creado a partir de supuestos abstractos: en Mounier el sujeto pensante es ante todo existente,


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encarnado en una historia desde donde toda verdad o convicción resulta arraigada en la vitalidad propia de su existencia. Pese a ello, hay ciertos obstáculos para el reconocimiento de su personalismo como filosofía: la escuela francesa de la década de los 30 es considerada simplemente una reacción intelectual a la situación de crisis en la época entre guerras; se cuestiona la creación de una filosofía nueva sobre un concepto tan antiguo como el de persona, cuya mención no supone ninguna novedad; la concepción del personalismo como un pensamiento ecléctico, en cuanto se apoya en puntos fundamentales de otras corrientes sin casarse con ninguna; finalmente, la falta de definición de su doctrina antropológica que impide considerársele un bloque concluso y cerrado. No obstante, desde el enfoque de la Historia de las Ideas, la definición del personalismo de Mounier como filosofía pierde importancia, y en contraste, se privilegia la vitalidad histórica de su pensamiento que permite la integración del conocimiento al conjunto de la actividad humana, y más aún, hace coincidir la metafísica con la situación histórica, en la línea de comprender las exigencias e incidencias políticas de una filosofía de la persona. Con estos presupuestos, la reseña, análisis y clasificación de 131 publicaciones realizadas en Colombia, bajo los criterios de intencionalidad, lineamientos mounerianos comunes, aportes significativos al tema general o a alguno de los campos propuestos, razones que justificaran la alusión preferente a Mounier, entre otros, permite la sistematización de acuerdo a las décadas en que aparecen,


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su énfasis como manifestaciones Filosóficas, Socio-políticas o Educativas, y, grado de intensidad de recepción. De tal manera, si bien algunas de las alusiones no necesariamente suponen un estudio concienzudo del pensamiento de Mounier, tampoco pueden ser consideradas un centenar de esfuerzos aislados. De tal manera, de esos 131 publicaciones, el 30% son estudios en filosofía, el 25% son en educación y el 45% restantes son manifestaciones socio-políticas, en las que se cuentan las publicaciones en Ética y Derecho. Respecto al grado de intensidad de recepción se clasificaron en: aquellas cuyo objeto de estudio fue directamente Mounier o parte de su obra, 14.5%, en su gran mayoría tesis de pregrado; las que tenían otro objeto de estudio y Mounier o su personalismo es utilizado como apoyo exclusivo o principal de las tesis del autor 13.75%, privilegiándose nuevamente las tesis; las que tenían otro objeto de estudio y se alude a Mounier o su personalismo como apoyo parcial de las tesis del autor, 41.22%, su gran mayoría entre libros y artículos. El 30.5% restante, son aquellas que clasificadas como personalistas, no hacen referencia a Mounier alguna o muy marginal a Mounier: 10.7% Personalismo en otros autores, y, 19.8% las que expresan el interés en la reflexión sobre la persona o temas personalistas. Respecto a las décadas, habría que decir que en los 60s, pese a que no hubo mayor producción referida al pensamiento de E. Mounier, se marca su línea de entrada en Colombia, a partir del cristianismo católico comprometido, donde la profundización en la fe guiada


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por los documentos del Concilio Vaticano II y del Consejo Episcopal Latinoamericano, se unió a la reflexión por la problemática social y la consecuente búsqueda de respuestas, que suponían una atención particular al contexto. Con la década de los setenta, comienza un interés académico explícito sobre la obra de E. Mounier, evidente principalmente, en instituciones como el Centro Emmanuel Mounier y Universidades como la Santo Tomás y la San Buenaventura, donde aparecen diversas tesis que evidencian un interés imperante; de hecho, en esta década aparecen la mayor parte de estudios filosóficos dedicados al estudio exclusivo de Mounier. Estas manifestaciones, siguiendo la línea de atención a la realidad, privilegian especialmente de Mounier, su pensamiento social y político, en el marco de su vida de cristiano, en buena parte bajo posturas de admiración. Del mismo modo, esta década marca el inicio de la obra de Luis José González en nuestro país, siendo considerado uno de los principales conocedores del pensamiento de Emmanuel Mounier en Colombia. La década de los 80s, tiende a una recuperación de la fundamentación antropológica del pensamiento mouneriano, -especialmente de la pluridimensionalidad basada en las siete estructuras-, encaminada a la consolidación de la reflexión educativa, más específicamente la propuesta Educación personalizada, cuya experiencia práctica se había iniciado desde la década anterior. Es la etapa de menor producción académica relacionada con Mounier, pero de la que hubo,


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más del 50% presentaba alusiones en apoyo del asunto educativo ya referenciado Los 90s, marcan un hito por la inclusión de la reflexión personalista al ámbito político –más allá de las reflexiones de los 60 y 70-, sobre todo a partir de la Constitución del 91. Aunque Mounier pierde importancia como referente principal, la relevancia de temas como Derechos Humanos, y el personalismo en Derecho, sí evidencian una fuerte raigambre personalista. También es de resaltar en esta década, la continuación de los alcances educativos, y a finales, el inicio de la reflexión bioética. Finalmente, en la primera década de este siglo, se destacan, por una parte, el desarrollo de algunos planteamientos sobre lo que se denomina la Bioética Personalista, donde el nombre de Mounier reaparece iluminando buena parte de las reflexiones, y por otra, ciertas alusiones al pensamiento mouneriano en relación con el interés comunitarista suscitado por el proyecto de Estado. Asimismo, pueden percibirse algunos como esfuerzos aislados en campos dispares como la educación y cultura física. Ahora bien, en todo este proceso de evolución histórica del pensamiento de Emmanuel Mounier en nuestro país, el manejo dado por intérpretes y evidenciado en las publicaciones reseñadas, se resume en cuatro puntos fundamentales: el personalismo, que muchos equiparan sin más con Mounier, es fruto de una fusión del pensamiento tomista como pensamiento cristiano, del pensamiento socialista, especialmente el marxismo, y, el


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existencialismo; los postulados antropofilosóficos de Mounier poseen un carácter ético más que ontológico o metafísico; su valor filosófico radica en buena parte en la vitalidad social de su pensamiento como una necesidad surgida de la realidad histórica; por último, el eclecticismo presente en la propuesta mouneriana no es acrítico y más bien, conduce al establecimiento de un diálogo con una intencionalidad clara que guía la reflexión: la defensa de la dignidad de la persona, la personalización. Teniendo en cuenta el anterior manejo, el postulado mouneriano más esgrimido ha sido el planteamiento antropológico de El personalismo: las siete estructuras del Universo Personal, y su comprensión desde la categoría de Personalización. Así, se ha dado pie a desarrollos que asumen estas estructuras como un ‘todo con sentido’, -como en el caso de la pluridimensionalidad en la educación-, pero de igual modo, asumiendo cada una de ellas en su individualidad; es el caso de las consecuencias éticas de la categoría de Compromiso, planteadas por Luis José González, o las derivaciones en cultura física y en bioética de la comprensión de la persona como una, cuerpo-espíritu, basada en la Existencia Incorporada. En ese contexto, los principales aportes del pensamiento de Emmanuel Mounier a nuestro país, tienen que ver con su antropología filosófica y derivada de ella, su comprensión de la vida social y política, esto es, la fundamentación antropológica basada en la pluridimensionalidad de la persona, que permite asumir, hoy en día, la integralidad del ser humano como asunto dado por hecho, y dando un paso adelante, la conexión de


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dicha antropología en relación con el ámbito comunitario, social y político. Asimismo son rescatables las consideraciones éticas derivadas de los postulados en relación con el Compromiso y más aún la Eminente Dignidad de la persona. Para terminar, ante la intuición de cierto pensamiento personalista asentado en el inconsciente colectivo, -esto es, la comprensión de verdades sobre la persona, como asuntos “de hecho”, sin conocimiento claro de donde vienen, y por tanto, sin aplicación real de sus implicaciones-, surge el cuestionamiento por la vigencia actual del pensamiento de Emmanuel Mounier, en términos de validez, necesidad y posibilidad, como universo conceptual que junto al estudio de una realidad que coarta la personalización, plantea una propuesta reflexiva en torno al concepto antropo-filosófico de persona. A ese respecto habría que plantear la permanente actualidad del pensamiento mouneriano por su comprensión misma de lo que es el ser personal, que yendo más allá de cualquier coyuntura histórica, fundamenta su valoración y respeto a su dignidad. No obstante, dicha vigencia no supone en sí misma una necesidad real que bajo el nombre de institución, movimiento o evento “mouneriano” promueva un resurgir de Mounier como figura de pensamiento. Pese a eso, la posibilidad está abierta en diversos campos de acción académica: cuestiones que permanecen abiertas como la deuda del pensamiento eclesial latinoamericano con el personalismo de Mounier, la autenticidad del carácter


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personalista de nuestra constitución política, e incluso los aportes de Mounier al proceso de construcción de la Filosofía Latinoamericana; y cuestiones que constituirían exploración innovadora especialmente en el análisis crítico de fenómenos sociales y culturales.

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APÉNDICES

APÉNDICE A: ENTREVISTA A LUIS JOSÉ GONZÁLEZ ALVAREZ

Uno de los pensadores más eruditos en Colombia, sobre Personalismo Comunitario y sobre la obra de Emmanuel Mounier. PROFESOR LUIS JOSÉ, HA HECHO HISTORIA ACADÉMICA CON EMMANUEL MOUNIER: UN PAR DE ARTÍCULOS EN ANÁLISIS (REVISTA DE LA USTA), UNA TESIS EN LA SAN BUENAVENTURA, SU TESIS DOCTORAL SOBRE LA TEORÍA DEL COMPROMISO. A ESE RESPECTO, ¿POR QUÉ EL INTERÉS PERSONAL EN MOUNIER? Eh, bueno, quizá es por dos razones: una primera, porque en aquellos años, 68, estaba el tema sobre el tapete de toda la renovación conciliar, del Concilio Vaticano II, uno de cuyos puntos claves, fue la participación y el compromiso de los laicos, el laicado, en asumir sus tareas temporales, como se decía, dentro de la Iglesia con relación a la sociedad, no. Y este es un tema que se venía presentando con interés y estructurando en el laicado desde finales del siglo XIX, pero sobre todo de la primera mitad del siglo XX en Europa, también luego, extensivamente aquí en


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América Latina, donde derivaba ya en aquellos años, en la década de los 60, hacia lo que más adelante se iba a conocer como la Teología de la Liberación y en general, el compromiso social de la Iglesia, compromiso social que en Europa lo habían desarrollado por ejemplo los curas obreros de alguna forma comprometiéndose con el laicado. (Interrupción). Yo en esos años estaba interesado en todo este tema de la… – ¿Ya estaba aquí en Colombia? –No, estaba en Europa, yo había estudiado Teología y Filosofía, en Salamanca, luego en México, y de ahí me fui a Roma, y allá estuve bastante interesado en toda esa temática de la Teología de la Revolución, por ejemplo, en esos años estaba también en boga, la Teología de la Revolución en América Latina, por ejemplo, había una serie de libros que se habían escrito en Francia y en Italia, y yo había trabajado también en Teología, a Teilhard de Chardin, y siempre con esa preocupación de encontrar una postura de compromiso de la Iglesia, con la sociedad, sobre todo con los grupos más desfavorecidos, no. Todo ese sentido de compromiso social de la Iglesia. Y ahí fue donde encontré, en Europa, pues el pensamiento de Emmanuel Mounier, me llamó la atención precisamente porque era un pensamiento de compromiso, compromiso en el sentido francés, de engagement, de un tomar partido por; (…) y en ese sentido pues me llamó la atención tanto por la temática como por la postura personal de él como laico y católico comprometido con esa renovación de la Iglesia, o esa revolución como él quiso llamarla, revolución personalista y comunitaria, que pues de alguna forma, afectaba a la Iglesia, en el sentido de que él era cristiano y su llamado


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es a los cristianos pero también a todo, toda la sociedad, eso es lo que hoy denominamos la sociedad divina; asumir esa responsabilidad con relación a la situación social y política, porque él trabajó bastante ese tema de la política y trató de involucrarse en los movimientos políticos de la época, a través de la revista Esprit, etc. ¿EN QUÉ FECHA SE ESTABLECE EL PROFESOR AQUÍ EN COLOMBIA? En el año 72, en agosto, yo terminé los estudios de Doctorado, presenté la Tesis allá en Roma, y me vine para acá para Colombia, entonces aquí empecé a trabajar primero en un colegio, y luego en la Universidad Santo Tomás, en el programa de Filosofía y Ciencias Religiosas. EL PROFESOR EUDORO RODRÍGUEZ PLANTEA QUE LA LÍNEA DE ENTRADA DE MOUNIER EN COLOMBIA, ES EL CRISTIANISMO COMPROMETIDO QUE VIO EN MOUNIER UN MODELO DE LECTURA CRÍTICA, SOCIAL, POLÍTICA, ¿USTED ESTÁ DE ACUERDO CON ESA APRECIACIÓN? Correcto, sí y sobre todo que aparte ya de la postura de compromiso político que puede tener, Emmanuel Mounier plantea una concepción filosófica, no podríamos llamar propiamente una escuela original pero sí una presentación original de un pensamiento que por diversos caminos se había venido desarrollando en Europa desde hacía siglos, o sea, Mounier asume lo que es la renovación del pensamiento tomista que como pensamiento cristiano desarrolla como uno de los puntos centrales la idea de la persona, la dignidad de la persona, como característica


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clave de lo que es el ser humano. Por otro lado, el marxismo, el pensamiento socialista, que se desarrolla en Europa, que tuvo su digamos expresión más destacada y más álgida en el sentido de compromiso combatiente, en el marxismo propiamente, pues denunciando todo ese problema de la explotación de las clases pobres, obreros, etc. Mounier retoma eso porque encuentra ahí pues sentido de compromiso social, claro con el valor de dignidad de la persona humana, que en toda forma de alienación pues se está de alguna forma, irrespetando, se está pisoteando, se está negando. Y por otro lado, pues el otro pensamiento ya más reciente del existencialismo que también enfatiza los valores existenciales del ser humano; y en ese sentido, pues Mounier al trata de alguna forma de integrar, pues algunos dirán un poco eclécticamente, pero no por eso pierde todo su valor, integrar esas tres corrientes de pensamiento, pues logra una presentación original, filosófica original, que es destacar el valor de la persona viviendo en comunidad, o sea, lo social y lo personal, integrándolos, y en ese sentido, él propone, su revolución personalista y comunitaria, los movimientos, el personalismo, su Manifiesto, etc. SOBRE EL ASUNTO DEL PENSAMIENTO DE MOUNIER EN COLOMBIA, PENSABA EN LA EXISTENCIA DE ESTE CENTRO CULTURAL EMMANUEL MOUNIER, ENTRE LOS AÑOS 68 Y 82. ¿USTED TUVO ALGÚN VÍNCULO CON ESTE CENTRO? No, lo oí mencionar, pero nunca lo conocí, nunca tuve vinculación ni conocimiento directo del centro; tal vez, debido a que cuando averigüé sobre él, o hice algunas


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preguntas sobre él, pues no encontré que hubiese ninguna actividad específica en torno a esta digamos temática y orientación del Personalismo de Emmanuel Mounier, no sé si lo tuvo o no lo tuvo pero no encontré que hubiera nada en particular. (COMENTARIO SOBRE LA DIFICULTAD PARA RASTREAR LA INFORMACIÓN DE ESTE CENTRO). Es que me temo pero es una imaginación mía; me temo que fue un centro que le dieron ese nombre pero que no desarrollaron una actividad específica, por lo menos continuada que fuese de conocimiento público; me sospecho eso, pero no sé si estaré equivocado. ¿ALGUNA REFERENCIA AL BOLETÍN UNIVERSIDAD Y MUNDO, QUE DESPUÉS SE CONVERTIRÍA EN REVISTA? No conozco, no sé qué personas estuvieron trabajando en ese centro, no conozco en absoluto. SOBRE ALGÚN IMPULSO AL PERSONALISMO, EN LA SANTO TOMÁS. Vamos a ver, en la mayor parte, no, en la totalidad del tiempo que yo estuve en la Santo Tomás, entre el año 72 y el 93, a finales que me retiré, no hubo, no conocí ningún grupo o movimiento que hubiese estado activo digamos en torno a esto del pensamiento de Emmanuel Mounier. La verdad es que para mí el pensamiento de Mounier, nunca fue digamos como una bandera que hubiera que enarbolar y tratar de convertir en un movimiento y demás, no, yo lo


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asumí más en el sentido en que el mismo Mounier lo vivió en los últimos años de su vida, no en los años 30, no, sino ya al final de su vida, que lo vivió más, entiendo yo, como una comprensión de lo que es el ser humano, la sociedad, las actitudes éticas digamos que uno debe asumir dentro de esa sociedad, la visión y el análisis crítico de los mismos movimientos sociales, etc. En ese sentido, lo entendí y traté de vivirlo y sigo tratando de vivirlo, o sea como una forma de entender, la actitud que uno debe, uno personalmente, tanto vivir, como de alguna forma, mostrar o invitar a vivir a los demás, no. Entonces yo entendí todo el pensamiento de Mounier, pues como un compromiso, tal como fue, el estudio que hice sobre él o digamos la temática que más me interesó de él, un compromiso con la sociedad, siempre de valoración y respeto como punto clave o idea central, a lo que es el valor de la persona humana y todo, presente, en todo ser humano, independientemente de su condición, de su edad, etc., de sus particularidades, o singularidades; y descrita a través, como lo hace Mounier, a través de una serie de dimensiones que le piden a uno pues tomar en serio, cada una de esas dimensiones, no. Y en ese sentido, todos, los digamos, los planteamientos que yo fui haciendo a través de trabajos escritos en el Centro de enseñanza desescolarizada de la Universidad (¿…?), pues siempre giraban en torno a ese tema, el tema de la persona en sus dimensiones y su modo de vivirse en comunidad, o sea, para no caer en el individualismo ni caer tampoco en un tipo de socialismo puramente político y pragmático, que olvidase cuál es el núcleo central que es ese valor de la persona humana en (¿…?).


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EN ESA PERSPECTIVA NO SE PODRÍA DEMARCAR UN PERÍODO FUERTE DE ESTUDIO DE MOUNIER… Mmm, yo no lo veo, o sea, yo no lo veo y no lo he visto, digamos así, dentro de la Universidad y tampoco, podría decir, en Colombia, como un movimiento, no. No conozco en América Latina, no sé si en Brasil, de pronto hubo algún movimiento en ese sentido, pero la verdad es que no, no lo he notado. Yo estuve vinculado, durante algún tiempo, con, a través de este, grupo personalista español, que era dirigido, ahora se me olvido el nombre –¿Carlos Díaz?. –Carlos Díaz, correcto, estuve en contacto con él, alguna vez en España, pues me entregaron las nuevas publicaciones que había allá, estuve vinculado al boletín que ellos publicaban, y demás, pero yo, eso fue durante dos, tres años, y luego me desconecté, - más o menos ¿En qué años? – Eso debió ser por allá por los años 80s, calculo yo, por los años 80 aproximadamente, pero fue un período, muy corto, porque yo alcancé a entender, -no sé si fue una percepción mía equivocada-, que el movimiento personalista tal como se estaba desarrollando en España, pues poco tenía que decir, y poco estaba involucrado en toda esa tendencia que aquí estábamos viviendo y trabajando por ejemplo, en la Universidad Santo Tomás que era la recuperación del pensamiento original, de alguna forma, de América Latina o Latinoamericano, y nos dedicamos más, el grupo que estábamos ahí en la universidad, a tratar de darle un sentido de compromiso con la problemática social colombiana y latinoamericana, a la filosofía, que no a movernos en otros contextos más de compromiso político, etc.; eso sin duda, entiendo yo, pudo ser un defecto nuestro, no, pero digamos nos movimos por ese lado y es lo que yo vi en profesores


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como Eudoro, etc., otros, que se puede decir son de una línea personalista que se trabajó en esos años. CON ESTO, DARIAMOS CUENTA DE SUS IMPRESIONES DEL MOVIMIENTO ESPAÑOL, QUE REPRESENTA CARLOS DÍAZ POR UNA PARTE, PERO POR OTRO LADO, TUVO RELACIÓN CON LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE PERSONALISMO – AEP. Yo con ellos nunca tuve, prácticamente, ninguna relación, nunca estuve vinculado, ni asociado, ni asistí a ningún evento especial; nunca tuve vinculación. Ya no sé si con relación a lo que usted me preguntaba antes, se refería a esto, hace año y medio, como dos años, a través de este padre dominico, Argüello, pues él tenía interés como en organizar algún grupo acá, y asistí a dos o tres reuniones en la universidad. Bueno, usted conoce en que se intentó armar este grupo, pero bueno, yo, desde el principio, alguna vez que hablé con Fray Andrés, sobre este tema, le dije que no veía eso muy claro, o sea que si se quería hacer algo en ese plan, habría que organizarlo de otra forma distinta pero no, no, no vi que eso cogiese para ningún lado; no sé hasta donde haya derivado en estos momentos; …no vi como mucha seriedad de tipo digamos, práctico institucional. –Sí, realmente funcionó poco menos de un semestre y luego se desvaneció. –Sí, porque era una cosa amorfa un poquito y heterogénea, y que giraba más en torno a la inquietud de una persona, que no a una necesidad real de tipo institucional, no, o un proyecto de tipo institucional, entonces esas cosas pues suelen durar tanto cuanto las inquietudes del líder que lo orienta, que lo impulsa.


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SOBRE LOS MOVIMIENTOS SURGIDOS EN LOS ÚLTIMOS AÑOS EN AMÉRICA LATINA (LOS INSTITUTOS EN ARGENTINA, PARAGUAY Y MÉXICO). Del de Córdoba, yo he oído alguna vez de él, pero no, la verdad no, no tengo ningún contacto, ni conozco. Alguna vez, de Brasil me escribieron, también alguna persona que estaba interesada y trabajando sobre Mounier, pero fue muy poco el contacto, que tuve con él. SOBRE LA EDICIÓN DE EL PERSONALISMO DEL BÚHO, LA PRIMERA EDICIÓN EN 1984 Vamos a ver, la primera edición que yo hice del libro de El Personalismo, a partir, porque yo conocí aquí en Colombia, al llegar, una edición, creo que era argentina, de editorial universitaria, o algo así. – De EUDEBA, sí. – Correcto de EUDEBA, yo estuve mirando esa edición y vi que tenía una serie de fallas de traducción y por otro lado, vi la dificultad de estar importando ese libro, entonces yo dije pues bueno, vamos a publicarlo aquí, entonces me di a la tarea de hacer una traducción, lo más fiel posible, tanto al texto como al pensamiento de Mounier, no, en algunos aspectos que podían ser discutibles de traducción; entonces preparé esa edición para la editorial Nueva América que habíamos creado un grupo de profesores en el año 76, entonces esa fue, y le redacté una presentación del libro, entonces esa fue la primera edición que debió ser por allá por el año 78 más o menos, si mal no recuerdo. (-) Esa fue la primera, la traducción que yo hice y la primera presentación del libro, hubo una crisis en la editorial Nueva América en el año 79 más o menos, y dos de los


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socios de la editorial nos retiramos, y fundamos luego, en el año 80, la editorial El Búho, y yo tenía interés en que siguiese difundiéndose esa edición entonces preparé la edición del Búho que debió salir en los primeros años, 81, 82, me imagino, de la editorial el Búho, ahí, a través de la Editorial El Búho. Lo más valioso e interesante para mí de esa edición, pues es la presentación que hice en la cual pues, yo traté de plasmar, por un lado, la importancia que tiene el libro, el sentido que tuvo el libro cuando Mounier al final de su vida lo entregó a la editorial para la publicación; una síntesis ya, lo más elaborado de su pensamiento, no, y por otro lado, pues, la percepción mía de lo que es el personalismo, donde destaco pues ese compromiso y ese valor que tiene como orientación para lo que puede ser un pensamiento ético de compromiso aquí en América latina y la problemática social, no, entonces ese fue el sentido que tuvo haber trabajado ese libro (¿…?). (COMENTARIO SOBRE LA NECESIDAD DE MEJORAR LA TRADUCCIÓN DE EUDEBA…) Correcto, sí y facilitar su adquisición, aquí de hecho pues ha tenido bastantes ediciones ese libro, se trabaja bastante; no quise por ejemplo meterme a traducir o revisar traducciones de otros libros de Mounier, por ejemplo, el Manifiesto y otros porque vi que eran libros que respondían a una realidad coyuntural de Francia de Europa, en aquel momento, y que de pronto no tenía mucho sentido pues plantearlos hoy, no, y como están ya las obras completas, que fue publicando Editorial Sígueme traducidas al español, pues no había ninguna necesidad,


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pues de ese tipo de obras, puede tener acceso a ello cualquier persona que se interese en el pensamiento de Mounier directamente ahí en esa producción, no son obras ya para un público en general, digamos jóvenes etc. SOBRE LOS TRES PUNTOS QUE RESALTA EN SU INTRODUCCIÓN AL PERSONALISMO, ¿SE MANTIENEN HOY EN DÍA COMO FUNDAMENTALES PARA PLANTEAR LA RELEVANCIA DEL PENSAMIENTO DE MOUNIER PARA AMÉRICA LATINA? Yo creo que sí, o sea, yo creo que mantiene la misma actualidad, y es muy difícil que pierda actualidad, por dos razones, yo podría dar en este momento: una razón básica pues es esa comprensión de lo que es el ser personal, no, el ser personal y comunitario, yo creo que eso toca un punto esencial del ser humano, que va más allá de cualquier moda, o de cualquier coyuntura histórica de cualquier movimiento filosófico, o sea, va más allá y de hecho, no es, como ya decía antes, no es ningún descubrimiento original de Mounier sino que es precisamente ese asumir unas corrientes, unas más antiguas otras más nuevas, que giran en torno eso, la valoración del ser humano, y eso es algo que hoy día, nosotros podemos ver que, en vez de disminuir su énfasis cada vez va cobrando mayor importancia todo este tema de los derechos Humanos, todo el tema de la dignidad de la persona humana todo el tema de la recuperación de la sociedad civil, etc. Estos nuevos valores podíamos decir que se han ido imponiendo éticamente en las sociedades democráticas, como es el sentido de justicia como equidad como igualdad, el sentido del diálogo, el sentido de la tolerancia, todo esto


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está presente ahí, en esta comprensión del ser humano, no, como persona viviendo en comunidad. Entonces, por eso veo yo que es muy difícil que eso se desactualice, o sea, ya que, porque es clave una comprensión del ser humano, y cada día se enfatiza, se pone más énfasis en ello. Y en segundo lugar porque hay una categoría en el pensamiento de Mounier, y un espíritu, que es ese espíritu, sobre el que yo hice el trabajo, del compromiso, del engagement, que es muy cercano, diría yo tan cercano, que casi se confunde con otra categoría que ha ido cobrando vigencia, en los últimos cien, ciento veinte años, podíamos decir, en todo el mundo occidental, una categoría ética, que es la categoría de la responsabilidad, o sea, es lo que algunos denominan hoy, Diego Gracia, las éticas de la responsabilidad, o sea vienen a ser como un conjunto de pensamientos éticos, de corrientes de pensamiento ético que tienen algo en común y es ese sentido de la responsabilidad, con la sociedad con la problemática social que vive cada persona y cada sociedad en su momento histórico, como la categoría central o característica de la ética; concretamente, que sé yo, pensadores como Adela Cortina, una de las líderes de todo lo que es esta ética civil, ética de mínimos, etc., pues ella mismo lo dice, su ética es una ética de la responsabilidad, y así se pueden poner otros muchos ejemplos: Diego Gracia que mencionaba antes en el caso de la Bioética, (¿Jonas?), etc., etc., y otra serie de pensadores que van por ese camino. Y en ese sentido, yo creo que el pensamiento ético de Emmanuel Mounier, y tengamos en cuenta que muchos estudiosos de Emmanuel Mounier han caracterizado su pensamiento, su filosofía, como una filosofía ética fundamentalmente, una ética; en ese


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sentido, repito pues creo que tiene una actualidad que la sigue conservando y que yo creo es de largo aliento también. Ahora, si uno mira este segundo punto de actualidad, con relación a lo que es el tema de los pensamientos socialmente comprometidos aquí en América Latina en las últimas décadas incluso en la actualidad, pues se da cuenta de que en el pensamiento de Mounier hay una fuente de inspiración pues que sigue completamente actual, no, por ejemplo para la Iglesia, que el cristiano, que los laicos estén comprometidos, y que la misma Iglesia esté comprometida, que la Iglesia, con esa situación social, de pobreza y demás, que no ha desaparecido y que con este fenómeno de la globalización pues cada vez es más inquietante, y algunos dicen, las brechas se siguen abriendo en vez de cerrarse, no, y esto fue una temática que Mounier la tuvo muy clara, él la planteó con mucha claridad, la ruptura de la Iglesia con las tradiciones de tipo burguesas, los aburguesamientos, los conservadurismos también, que han venido otra vez a ponerse, de alguna forma, a cobrar actualidad, de alguna forma, en la misma Iglesia, o sea, echando para atrás todo aquel avance del Concilio Vaticano II, pues si hoy viviese Mounier, estaría criticando fuertemente toda esa marcha atrás que se ha dado y basado no, en ningún pensamiento crítico extraño, sino en esa comprensión, no, de lo que es el Evangelio, el Evangelio al servicio de las personas, de los seres humanos de carne y hueso, con ese sentido social, no, que inspiró el socialismo, y que independientemente de que los regímenes o sistemas políticos comunistas, hayan caído más en…, pues el pensamiento socialista es claro, no, de los valores de la persona humana, de toda persona humana, a través de las


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categorías de los derechos humanos, igualdad de sexo, de género, etc., todo eso. YA PARA TERMINAR, ¿CREE USTED EN LA POSIBILIDAD Y LA NECESIDAD DE UN RESURGIR DEL PERSONALISMO COMUNITARIO EN COLOMBIA, EN UN MOVIMIENTO PARECIDO AL QUE EXISTE EN ARGENTINA Y PARAGUAY, POR EJEMPLO? Yo no sé, personalmente, no creo que haya un resurgimiento, porque, lo que dije al principio, no es una escuela filosófica, por así decir, original, no, sino que la originalidad está en el haber integrado unos elementos de diferentes corrientes o pensamientos filosóficos, y en ese sentido, esas ideas que trabaja el personalismo, se han vuelto unas ideas, podríamos decir, de dominio universal, no, o sea, que hay mucha gente que en sus planteamientos es personalista, sin necesidad de decir que es personalista. Entonces, en ese sentido, yo no creo que haya una renovación, en general, pues, las escuelas filosóficas no se renuevan propiamente, he dicho, sino que aparecen algún tipo de derivaciones, yo no sé acá hacia donde puedan ir esas derivaciones; hay algo que yo creo que es un trabajo sin hacer, que es precisamente, el análisis crítico, la comprensión el trabajo sobre este fenómeno de la globalización, ¿en qué medida nos afecta? Pero nos afecta realmente, no, y en qué medida nosotros podemos, en medio de ese contexto de globalización, estar comprometidos, comprometernos con la defensa de estos valores, no; y yo creo que esa es una tarea para la filosofía, que a mi modo de ver, no la ha asumido, yo creo que la filosofía, se ha ido más en las últimas décadas, pues en


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parte otra vez, hacia los análisis, de los planteamientos históricos y de las corrientes históricas y pensadores históricos, y ha abandonado todo este tema de lo que se veía como esa filosofía de la liberación, que lideraba Dussel, etc., con cierta razón, porque pues ese es un tema coyuntural, de un momento dado, que no es tampoco, digamos una dirección filosófica, no. La libertad es una de las dimensiones, o la liberación como movimiento es una de las dimensiones de la vida personal, pero no es el todo de la vida personal, pues, en ese sentido, pues desde un pensamiento de Mounier, pues tampoco daría involucrarse y desarrollar una filosofía de la liberación como tal no, sino que sería más una filosofía del compromiso, es lo que aporta el pensamiento de Mounier propiamente, es una teoría de la acción, entonces en ese sentido todo lo que sea reflexionar y estructurar, replantear, las líneas de acción comprometida aquí en América Latina, en Colombia concretamente, en la coyuntura de una situación que se esté viviendo, es una tarea para esa filosofía de tipo personalista, sin necesidad de denominarse a sí mismo personalista, no, o sea, en este momento actual, por ejemplo, con este problema de guerrilla, paramilitares, liberación de secuestrado, etc., etc., estamos viviendo en Colombia, digamos, un pensamiento de tipo político, de tipo pragmático, que a veces se denuncia pero no se denuncia digamos, desde una claridad, de postura filosófica, una ética de la responsabilidad, por ejemplo, en perspectiva personalista; los movimientos de derechos humanos por supuesto que lo hacen y lo hacen continuamente, pero no tiene como una acogida propiamente dicha, dentro de la sociedad, entonces ahí habría toda una tarea para un pensamiento de corte o de


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orientación personalista, o de línea personalista, que podría convertirse en movimiento o no convertirse en movimiento, pero que de hecho, es toda una tarea por realizar, no. (AGRADECIMIENTO. ANTE LA INTERPELACIÓN DEL PROFESOR SOBRE LA OPINIÓN PERSONAL ANTE LO PLANTEADO, SE MENCIONA UN POCO LO QUE SE ENCONTRÓ EN ARGENTINA Y PARAGUAY, Y LUEGO LA EXPECTATIVA PERSONAL, DE SI ES POSIBLE, PERO SI ES NECESARIO, UN MOVIMIENTO EN COLOMBIA; SE PLANTEA EL INTERÉS EN EL ASUNTO ANTROPOLÓGICO, QUE LUEGO SE DERIVA EN CAMPOS COMO EL DERECHO, LA BIOÉTICA, ENTRE OTROS). Personalmente, eso lo dejé plasmado pues en el libro de Ética que se trabajó muchos años, como texto en la Santo Tomás y todavía lo siguen teniendo. –¿Cuál es el título de ese texto? – En las primeras ediciones, en la Universidad Santo Tomás, se tituló Ética Latinoamericana, era el título, luego tuvo bastantes ediciones, y luego en el año 96, en el año 96, le hice toda una actualización, se le añadieron algunos capítulos, se revisó, y salió una nueva edición de la editorial El Búho, pero ya con el título de Ética, solamente (…búsqueda del libro). Pues si se fija, ahí en la parte de la persona humana siempre aparece el pensamiento de Emmanuel Mounier, las dimensiones de la vida personal, ahí están, yo siempre insisto en ellas, y en general, los libros que he escrito, el libro por ejemplo, de Valores éticos para la convivencia, que publicamos con Germán Marquínez, hace también como cinco años, también aparece, la misma síntesis, o sea, es algo con lo


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que yo me he identificado desde un principio, y siempre lo planteo. Todo eso es una forma de ayudar a formar a los jóvenes en una comprensión de lo que es el ser humano, que no es algo unidimensional, sino que es un conjunto de dimensiones que uno debe tener en cuenta siempre, y no desviarse digamos, fomentando mucho la libertad y olvidándose del compromiso, fomentando mucho la subjetividad, la vida interior y olvidándose de la exterioridad, etc. (…) Que ojalá siga con sus inquietudes y que el pensamiento de Mounier le haya servido para encontrar una línea, no, a mí personalmente me ha servido, me ha servido mucho, me ha permitido navegar con cierta tranquilidad dentro de este océano no, de islas, y de que si ahora la posmodernidad, y si ahora lo otro, o viendo todo, por ejemplo todas estas filosofías de la acción, de la ética, por ejemplo Habermas, (…), pues todo eso, desde un pensamiento de Mounier encuentra el sitio perfecto, o sea, en toda esa dimensión de la acción humana y la persona como centro con todos sus valores.

APÉNDICE B: SOBRE LAS OBRAS Y PUBLICACIONES DE E. MOUNIER EN

COLOMBIA Como se indicó en la introducción del capítulo dos, la intencionalidad fundamental de este anexo es reseñar las publicaciones de obras de Emmanuel Mounier utilizadas en nuestro país, aludiendo a sus distintas ediciones nacionales o extranjeras. De esta manera se intenta explicar el modo de adquisición de las obras de Mounier, por parte de los autores colombianos, especialmente en lo referente a publicaciones extranjeras. Ahora bien, en las bibliotecas de las principales universidades del país186, se encuentran varias de las obras de Emmanuel Mounier, desde algunas de sus publicaciones francesas en la década de los 30 y 40, pasando por las traducciones españolas, hasta llegar a las publicaciones latinoamericanas, especialmente en Argentina, y por último, en nuestro país. 186 El trabajo de rastreo, aparte de las Bibliotecas oficiales como la Luis Ángel Arango y la Biblioteca Nacional, abordó varias bibliotecas institucionales que presento a continuación de acuerdo al grado de presencia de títulos de Mounier en sus registros: Pontificia Universidad Javeriana, Universidad de San Buenaventura, Universidad Santo Tomás, Pontificia Universidad Bolivariana, Universidad de La Salle, Universidad Nacional, y en menor medida, Universidad de La Sabana, Universidad de Antioquia, Universidad del Valle, Universidad de los Andes, Universidad del Rosario.


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De las ediciones francesas destaca la referencia a las Obras Completas, Oeuvres, publicadas por Ed. Du Seuil, y luego ya en el período fuerte de estudio inicial, -70s- la traducción del Manifiesto al servicio del Personalismo, hecha por Daniel Montserrat para Taurus, y la traducción de El personalismo, de Aída Aisenson y Beatriz Dorriots para Editorial Universitaria de Buenos Aires, ambas en múltiples ediciones. Asimismo, es muy utilizada la selección de textos El compromiso de la Acción, de ZYX. Marca un hito en nuestro país, la publicación de El personalismo, en Nueva América y posteriormente en El Búho, a partir de 1978 y 1984 respectivamente, con la traducción de Luis José González, que pretendía salvaguardar algunas fallas de traducción de la edición de EUDEBA. Es necesario resaltar que la producción de múltiples traducciones y ediciones de algunas de las obras de Mounier frenó con la publicación en 1988, de las Obras Completas, traducidas bajo dirección de Juan Carlos Vila, por parte de la Editorial Sígueme. A continuación, junto a estas publicaciones de obras de Mounier, se encuentra un listado de los libros de los principales intérpretes de Mounier referenciados en las publicaciones reseñadas. OBRAS DE MOUNIER 1. Ediciones Francesas

La pensee de Charles Péguy. Paris: Librairie Plon, 1931. 424 p.

De la propriete capitaliste a la propriete humaine. Paris: Desclee de Brouwer, 1936. 137 p.


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L'affrontement chretien. Paris: Seuil, 1945. 123 p. Traite du caractere. Paris: Seuil, 1947. 799 p. // 1974.

799p. Feu la chretienté. Paris: Du seuil, 1950. 275 p. Le personnalisme. París: Press Universitaires de

France, 1955. 133 p. Oeuvres. Primera edición París: Ed. Du Seuil,

1961 4V. Introduction aux existentialismes. Paris: Gallimard,

1962. 189 p. Le personnalisme. 11a ed. Paris: Presses Universitaires,

1969. 133 p. 2. Ediciones españolas

Introducción a los existencialismos / traducción de Daniel D. Montserrat y revisión de Fernando Vela. 2a. edición. Madrid: Revista de Occidente, 1951. 178p.

Introducción a los existencialismos / traducción de Daniel D. Montserrat. Madrid: Guadarrama, 1967, 215 p. (2a ed. 1973).

El miedo del siglo XX / traducción Florentino Trapero. Madrid: Taurus, 1957. 147 p.

Manifiesto al servicio del personalismo: personalismo y cristianismo / traducción Julio D. González Campos. 2a ed. Madrid: Taurus, 1967. 371 p. (4a ed. 1976, 293 p.)

Obras / traducción dirigida por Juan Carlos Vila. Salamanca: Sígueme, 1988, 4 v.

Fe cristiana y civilización. Madrid, España: Taurus, 1958. 89 p

El afrontamiento cristiano / traducción Luis Izquierdo. Barcelona: Estela, 1962, 99 p.

Comunismo, anarquía, personalismo. Madrid: ZYX, 1966. 208 p. (1973).


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Selecciones de Textos El compromiso de la acción / selección, traducción,

introducción y notas de Julián Blas de la Rosa y Juan Luis Pintos. Madrid, España: ZYX, 1967. 182 p.

Mounier en Esprit / Emmanuel Mounier; editor y traductor Antonio Ruiz. Madrid: Caparrós Editores, 1997. 133 p.

El personalismo: antología esencial / traducción Carlos Díaz, Tomás Domingo, Agustín Domingo y María Dolores Hoyos. Salamanca: Sígueme, 2002. 987 p.

3. Ediciones Latinoamericanas

Tratado del carácter / traducción Carlos Ducrettet. Buenos Aires: Antonio Zamora, 1955. 813 p.

El Personalismo / traducción Aída Aisenson y Beatriz Dorriots.. 5a ed. Buenos Aires: Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA), 1968, 68 p. (6ª ed. 1969) (9ª ed. 1972) (10ª ed. 1974).

Malraux - Camus - Sartre - Bernanos: la esperanza de los desesperados: ensayos. Caracas: Tiempo Nuevo, 1972, 201 p.

De la propiedad Capitalista a la propiedad humana. Buenos Aires: Carlos Lohé 1984. p.

En Colombia

El personalismo / traducción Luis José González Álvarez. Bogotá: Nueva América, 1978. 153 p. (2ª ed. 1983) (3a ed. 1989) (5a ed. 1996)

El personalismo / traducción Luis José González Álvarez. Santa Fe de Bogotá: El Búho, 1984. 167 p. (Reimpresiones: 1991, 1992, 1993, 1997, 2000).


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PRINCIPALES INTERPRÉTES

Moix, Candide. La pensée d'Emmanuel Mounier. Paris: Éditions du

Seuil, [1960] 342 p. El pensamiento de Emmanuel Mounier / traducción

de Ana Ramón de Izquierdo. Barcelona: Estela, 1964. 362 p.

Lacroix, Jean. Presencia de Mounier. Barcelona: Nova Terra, 1966. 244 p.

Guissard, Lucien. Emmanuel Mounier / traducción José Toro. 2a ed. Barcelona, España: Fontanella, 1968. 202 p.

Domenach, Jean Marie. Mounier según Mounier. Barcelona: Laia, 1973. 208 p.

Díaz, Carlos. Mounier y la identidad cristiana Salamanca:

Sígueme, 1978 206 p. Diez miradas sobre el rostro del otro. Madrid:

Caparrós, 1993, 227 p. Mi encuentro con el personalismo comunitario: (la

otra historia de España). Madrid, España: Fundación Emmanuel Mounier, 2004. 194 p.

Vela López, Fernando. Persona, poder, educación: una lectura de E. Mounier. Salamanca: San Esteban, 1989. 297 p.

Otros intérpretes

Conilh, Jean. Emmanuel Mounier: sa vie son oe uvre avec un expose de sa philosophie / Jean Conilh. Paris: Presses Universitaires de France, 1966. 115 p.

Martins, Antonio Colaco. Pessoa e comunicacao no pensamiento de Emmanuel Mounier. Roma: Pontificia Universita Lateranense, 1971, 65 p.


312

Coll - Vinent, Roberto. Mounier y el desorden establecido. Barcelona: Peninsula, 1968, 174 p.

Heredia Soriano, Antonio, Ed.Mounier, a los 25 anos de su muerte / edición dirigida por Antonio Heredia Soriano. Salamanca, España: Universidad de Salamanca, 1975, 152 p.

APÉNDICE C: PUBLICACIONES RESEÑADAS

A continuación se presenta el listado de publicaciones reseñadas clasificadas por grado de intensidad de recepción de Mounier. Así: En primer lugar, aquellas cuyo objeto de estudio fue directamente Mounier o parte de su obra; luego, las que tenían otro objeto de estudio y Mounier o su personalismo es utilizado como apoyo exclusivo o principal de las tesis del autor; en tercer lugar, las que tenían otro objeto de estudio y se alude a Mounier o su personalismo como apoyo parcial de las tesis del autor; y por último, las que bajo temática personalista, no hacen referencia alguna o muy marginal a Mounier; a su vez se les clasificó en: Personalismo en otros autores y las que expresan el interés en la reflexión sobre la persona o temas personalistas. 1. Publicaciones cuyo objeto de estudio fue directamente Mounier o parte de su obra (19). TESIS (001) ALEMÁN ÁLAMO, Manuel. Nuevas perspectivas

de reflexión sobre la persona humana. Bogotá:


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Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1974. 134h.

(002) ALFONZO SILVA, Beatriz. La Persona es vocación según Emmanuel Mounier. Bogotá: USTA, 1972. 97 h. Tesis (Licenciado en Filosofía y Ciencias Religiosas).

(003) ARISTIZÁBAL URIBE, Ana Cristina. Una visión integral de la persona del siglo XXI, desde Emmanuel Mounier. Medellín: UPB, Facultad de Filosofía. Especialización en Ética, 2006. 112 p.

(004) ARTEAGA VASCO, Manuel de Jesús. Hacia el compromiso personal. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1975. 87h.

(005) CADRAZCO BLANQUISETT, Manuel. La persona en Emmanuel Mounier. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1978. 65h.

(006) DÍAZ ARÉVALO, Juan Mario. Dimensión social y comunitaria de la persona en la filosofía de Emmanuel Mounier. Medellín: UPB, Facultad Eclasiástica de Filosofía y Centro de Estudios Universitarios Don Bosco, 1995. 155 p.

(007) GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José. Tres temas de actualidad en el pensamiento de Emmanuel Mounier. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1975. 77h.

(008) GRAJALES HINCAPIE, Cesar Augusto. Diálogo con Emmanuel Mounier en la defensa de la dignidad de la persona. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 1988. 161 h.


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(009) NOGUERA, Noemí. Sentido de la comunidad en Emmanuel Mounier. Medellín: UPB Facultad de Filosofía y Letras. [1970].

(010) NÚÑEZ, Luis. Aproximación al personalismo en Emmanuel Mounier. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1976. 147p.

(011) PARRA, Alfredo José. La propuesta de Emmanuel Mounier ante la crisis de su época: una investigación sobe el mundo de la impersonal, el ser personal y sus puntos de apoyo para la realización de una civilización personalista y comunitaria en Emmanuel Mounier. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Filosofía, 1985. 37 h.

(012) RAMÍREZ, Edgar A. La propuesta del ser humano como persona en comunidad en E. Mounier: hacia un intento de superación de la divergencia entre las antropologías marxista y existencialista. Bogotá: Universidad Javeriana. Facultad de Filosofía, 1994.

(013) SAEDA ARIAS, Eugenio. El Personalismo de Emmanuel Mounier: Ni capitalismo ni marxismo. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1977. 136h.

(014) URREGO C., Luis Fernando. La dimensión social de la persona en Emmanuel Mounier. Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Filosofía, 1986. 142 h.

(015) VELÁSQUEZ BURGOS, María Eugenia. La Persona Humana. Bogotá: Universidad de La Sabana. - Facultad de Educación. Programa de Ciencias Sociales, 1983. 204 p.


316

ARTÍCULOS (016) GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José. La

Concepción del Hombre en Emmanuel Mounier. En: Universidad Santo Tomás, (Bogotá) #17-18, mayo-diciembre de 1973. p. 247-260.

(017) GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José. El empeño temporal del cristiano según Emmanuel Mounier. En: Universidad Santo Tomás, (Bogotá) #14-15, mayo-diciembre de 1972. p. 223-262.

(018) SIERRA DE RODRÍGUEZ, Aura María. El personalismo de Emmanuel Mounier: una filosofía de nuestro tiempo. Revista Javeriana Vol. 89, no. 444 (May. 1978), p. 355-361.

(019) TOBÓN MONTOYA, Ariel. Ética personalista a la luz de Emmanuel Mounier. Medellín, En: Revista Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, UPB, No. 73. Abr.-Jun. 1986. p. 117-127.

2. Publicaciones que tenían otro objeto de estudio y Mounier o su personalismo es utilizado como apoyo EXCLUSIVO o PRINCIPAL de las tesis del autor (18). LIBROS (020) GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José. Persona

humana, convivencia social y moral cívica. En: Valores éticos para la convivencia / Luis José González Alvarez y Germán Marquínez Argote. Santafé de Bogotá: Búho, 1999, 187 p.


317

(021) GÓNZALEZ, Luis José. La Personalización fundamento de nuestra liberación. En: MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán, et al. El Hombre latinoamericano y su mundo. Bogotá: Nueva América, 1976. 405p.

(022) SUÁREZ CHACÓN, José Antonio. El hombre, realidad personal: problemática y dimensiones. En: GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José [et al.] Antropología: perspectiva latinoamericana. Santafé de Bogotá: Universidad Santo Tomás, 2005, c1983, 250 p.

(023) UNIGARRO, Manuel Antonio, S. J. Personalismo y concientización: dos movimientos complementarios Bogotá: Indo american (Colección Experiencias; 63), 1986. 151 p.

(024) VÁSQUEZ POSADA, Carlos. Educación personalizada, una propuesta educativa para América Latina. Bogotá: Indo American, 1982 // Diciembre de 1995 (10ª edición).

TESIS (025) ALFONSO BENÍTEZ, María Raquel y SUÁREZ,

Nury Esperanza. La Problemática del personalismo en Juan Salvador Gaviota y El Principito. Bogotá: USTA, 1977. 83 h. Tesis (Licenciado en Filosofía y Humanismo).

(026) ARGÜELLO PARRA, Jaime Andrés. El aula de la luciérnaga, un intento de antropología pedagógica desde E. Mounier. Bogotá: Universidad de La Salle. Facultad de Educación. Departamento de Estudios Religiosos, 2004.


318

(027) ARIAS AVENDAÑO, Joaquín, y, GARCÍA FLOREZ, Luis Hernán. Hacia una ética y moral personalista con Emmanuel Mounier. Medellín: UPB, Facultad Eclesiástica de Filosofía. 1996. 83 h.

(028) BORJA ORTÍZ, Weimar de Jesús. Los discursos filosóficos en el pensamiento humanista de Emmanuel Mounier en la educación. Medellín: UPB, Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades, 2002. 118 p.

(029) GUZMÁN, José Adán, y PUERTA, Antonio. Análisis teórico - comparativo de la concepción del hombre en trabajo social y la concepción personalista de Emmanuel Mounier. Medellín: UPB. Facultad de Trabajo Social., 1971. 162 h.

(030) JARAMILLO ZULUAGA, Juan Carlos. Derecho y libertad: una reflexión personalista. Medellín: UPB, Facultad de Filosofía.1991. 103 h.

(031) PÉREZ VÉLEZ, Marta Eugenia. Educación como proceso de personalización. Bogotá: USTA, 1972. 77 h. Tesis (Licenciado en Filosofía y Ciencias Religiosas).

(032) RAMÍREZ CAMARGO, Luis Eduardo. Fundamento antropológico de un proyecto indígena colombiano. Santafé de Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1993. 196h.

(033) RAMÍREZ VELÁSQUEZ, Jorge Iván. El personalismo: propuesta para la enseñabilidad de la Filosofía. Medellín: Facultad de Filosofía. UPB, 2004, 54 h.


319

(034) RINCÓN, José Leonardo. Personalización y socialización: una alternativa pedagógica. Santafé de Bogota: Universidad Javeriana. Facultad de Filosofía. 1995.

(035) ROMERO MARÍN, Arturo. Educación personalizada y filosófica (El filosofar en el bachillerato como búsqueda de la persona) Bogotá: USTA, 1977. 343 p. Tesis (Licenciado en Filosofía y Humanismo).

ARTÍCULOS (036) GARCÍA, Jairo. El existencialismo y el

personalismo en la educación actual. En: Universitas Humanística No. 11 (Dic. 1979), p. 133-145.

(037) SASTRE CIFUENTES, Asceneth María, y, ARLES GOMEZ, José. Concepciones del cuerpo en la filosofía francesa contemporánea. En: Hallazgos. v.1, p. 75 - 102, 2004.

3. Publicaciones que tenían otro objeto de estudio y se alude a Mounier o su personalismo como apoyo PARCIAL de las tesis del autor (54). LIBROS (038) ACODESI. La Formación Integral y sus

dimensiones. Bogotá: ACODESI, (Colección Propuesta Educativa 1), documento de trabajo, 1999 / Mayo de 2002 (1ª edición), Octubre de 2002 (2ª edición), Octubre de 2003 (3ª edición).


320

(039) GARCÍA RIBERO, Jairo. Epistemología de la educación. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 1980. 67p.

(040) GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José. Bienestar con equidad: el bien común en una sociedad injusta. Santafé de Bogotá: El Búho, 1990. 67 p.

(041) GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José. Ética ecológica para América Latina. Santafé de Bogotá: El Búho, 1993. 123 p.

(042) GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José, y, MÁRQUÍNEZ, Germán. Educación para el cambio. Santafé de Bogotá: El Búho, 1989. 141 p.

(043) GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José. Ética latinoamericana. Santafé de Bogotá: Universidad Santo Tomás, 1988, 317 p.

(044) GONZÁLEZ ALVAREZ, Luis José. Ética. Bogotá: El búho, 1976, 328 p.

(045) GÓNZALEZ ALVAREZ, Luis José. Valores Éticos. En: MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán, et al. El Hombre latinoamericano y sus valores. Bogotá: Nueva América, 1978. 481p.

(046) JARAMILLO, José Carlos. Educación personalizada, un modelo educativo. Bogotá: Indo American, (Colección Experiencias 66), febrero de 1994 (6ª edición), octubre de 1990 (3ª edición), agosto de 1987 (2ª edicion).

(047) JARAMILLO, José Carlos. La Educación personalizada en el pensamiento de Pierre Faure. Bogotá: Indo American, (Colección Experiencias 45), octubre de 1985 (6ª edición).


321

(048) LEÓN GUEVARA, Judith. Fundamentos para una personalización liberadora. Manizales: Universidad Católica, 2000. 156 p.

(049) LEÓN GUEVARA, Judith. La Unidad de producción de conocimiento (UDPROCO): una mediación pedagógica para la formación en educación superior. Bogotá: Universidad Católica de Manizales, 2001. 252 p.

(050) LEÓN GUEVARA, Judith. Personalización Liberadora. Exigencia Educativa. Medellín: Susaeta, 1981.

(051) MESA, José Alberto. Educación personalizada liberadora. Bogotá: Indo-American, 1986. 136 p.

(052) MIRANDA, Félix R Religión nueva. Bogotá: E. Salazar, 1967. 250p.

(053) RAMÍREZ, Edgar. Historia crítica de la pedagogía en Colombia. Bogotá: El Búho, 2008.

(054) RAMÍREZ, Edgar. Pedagogía de los Derechos Humanos. En: La pedagogía frente a la realidad colombiana. Bogotá: El Búho, 2007.

(055) RODRÍGUEZ, Eudoro. Valores Socio-políticos. En: MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán, et al. El Hombre latinoamericano y sus valores. Bogotá: Nueva América, 1978. 481p.

(056) SELLÉS DAUDER, Juan Fernando. La persona humana. Santafé de Bogotá: Universidad de La Sabana, 1998. 3 V.

(057) VÉLEZ ESCOBAR, Álvaro. La educación personalizada. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2003. 87 p. (Simposio permanente sobre la universidad; XXIX Seminario General Nacional; Conferencia 25).


322

(058) VÉLEZ ESCOBAR, Alvaro. Práctica de la educación personalizada. Guía para educadores, padres de familia. Bogotá: Indo American, (Colección experiencias; 47), 1984. 159 p.

TESIS (059) BARRERA HERNÁNDEZ, Luis Adalberto, y

FIGUEROA GUERRERO, Luis Eduardo. Elementos teóricos para el diseño de un modelo didáctico personalizado. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1989. 84h.

(060) CARREÑO RODRÍGUEZ, José Nel. El dilema persona cerebro: Una visión desde la psicocirugía. Chía, Cundinamarca: Universidad de La Sabana, 2007. Tesis (Especialista en Bioética).

(061) GARCÍA RIBERO, Jairo H. Estudio de epistemología educativa. Bogotá: Universidad Javeriana. Facultad de Filosofía y Letras, 1978, 260 h. Tesis (Doctor en Filosofía).

(062) OLANO GARCÍA, Margarita. El Pensamiento educativo de Don Bosco y el pensamiento psicoterapéutico de Carl Rogers. Bogotá: USTA, 1977. 177 p. Tesis (Licenciado en Filosofía y Humanismo).

(063) REYES GALINDO, Rafael y SOTO ARDILA, Luz Helena. Los Derechos humanos en Colombia desde el personalismo Tomista. Bogotá: USTA, 1991. 120 p. Tesis (Licenciado en Filosofía y Letras).

(064) RIVERA CASAS, Julián. Bases de una filosofía personalista relativa a la educación. Bogotá:


323

USTA, 1979. 90 h. Tesis (Licenciado en Filosofía y Humanismo).

ARTÍCULOS (065) ALBENDEA PABÓN, José. La estirpe humanista

de nuestra constitución política. En: Díkaion, Vol. 10 (2001).

(066) ALBENDEA, José. Solidarismo y derecho. En: Díkaion, Vol. 2 (1988).

(067) ANDORNO, Roberto. ¿Persona - Substancia o Persona - Conciencia? El debate en torno a una noción central de la bioética. En: Persona y Bioética, Vol 1, No 1 (1997).

(068) CÁRDENAS PATIÑO, Alberto. El ‘personismo’ tomista (Contraste con una alternativa musulmana). En: Análisis, (USTA - Bogotá) #65-66, enero de 2000-diciembre de 2001. p. 33-98. // CÁRDENAS, Alberto. Persona: Solitario Social en Tomás de Aquino. Bucaramanga: Universidad Santo Tomás – Colección Universitas, 2002.

(069) CARREÑO, José Nel. Psicocirugía, estimulación cerebral profunda y cirugía para enfermedades psiquiátricas: el riesgo del neurodeterminismo. En: Persona y Bioética, Vol. 11, No 29 (2007).

(070) DURÁN CASAS, Vicente. Dios y los filósofos del siglo XX. Revista Javeriana: n.698, Tomo 139, Año 70 (Sep., 2003); p.3-8.

(071) ESTUPIÑÁN, Edilberto, y OSPINA, Luis Eduardo. Hacia una evaluación personalizada en el sistema educativo colombiano. En: Revista Educación y Educadores, Vol. 6 (2003).


324

(072) GAMBOA BERNAL, Gilberto. La bioética y atención pediátrica. En: Persona y Bioética, Vol. 10, No 27 (2006).

(073) GÓMEZ FAJARDO, Carlos A. La medicina prenatal y la persona. Anotaciones desde una perspectiva bioética realista. En: Persona y Bioética, Vol. 10, No 27 (2006).

(074) HOUGHTON PÉREZ, Teresa. La pregunta por el sentido de la vida. En: Análisis, (USTA - Bogotá) #29, enero-junio de 1979. p. 7-39.

(075) MESA, José Alberto. Crisis de valores en la educación hacia una nueva visión de la educación moral. En: Universitas Humanística Vol. 21, no. 35 (enero - junio 1992). p. 71-78.

(076) NUÑEZ GARCÍA, Javier. Personalismo: origen y esbozo de una corriente bioética. En: Persona y Bioética, Vol. 1, No 1 (1997).

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(080) SARMIENTO, Pedro José M. El hombre como persona. En: Persona y Bioética, Vol. 7, No 18 (2003).


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(081) SASTRE CIFUENTES, Asceneth Maria. Construcción del Sujeto en la Danza. En: Hallazgos. v.8, p.18 - 25, 2007.

(082) SGRECCIA, ELIO. Bioética y rehabilitación. En: Persona y Bioética, Vol. 3, No 6 (1999).

(083) TORO ARANGO, José Bernardo. Paulo Freire: Una antropología de la liberación. En: Universidad Santo Tomás, (Bogotá) #17-18, mayo-diciembre de 1973. p. 285ss.

OTROS (084) DEL PICÓ RUBIO, Jorge. Comunitarismo y

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(085) DÍAZ, Carlos. Comunitarismo y Personalismo Comunitario. En: Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo: Optando por el Bien Común. Paipa (Colombia): DANSOCIAL, 2006.

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Iberoamericano de Comunitarismo: Optando por el Bien Común. Paipa (Colombia): DANSOCIAL, 2006.

(088) MARTÍNEZ OCAMICA, Gutenberg. Comunitarismo y Partidos Políticos. En: Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo: Optando por el Bien Común. Paipa (Colombia): DANSOCIAL, 2006.

(089) MÚNERA DÍAZ, Juan Guillermo. El enfoque en el cliente: Garantía estratégica de certeza. En: Tercer Congreso Nacional de Mercadeo en Salud: Generación de Ingresos, Contratación, Calidad, Servicio al Cliente, Humanización de los Servicios y Gestión del Recurso Humano. Bogotá: Octubre 11 al 13 de 2006.

(090) SARMIENTO NARVÁEZ, Alfredo. Comunitarismo y solidaridad: fundamentos del estado comunitario. Palabras de Apertura. En: Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo: Optando por el Bien Común. Paipa (Colombia): DANSOCIAL, 2006. // En: Opción Tolima: “Jugársela por el Tolima es jugársela por Colombia”. Online: http://www.opciontolima.org/index.php?option=com_content&task=view&id=14&Itemid=28

(091) SASTRE CIFUENTES, Asceneth Maria. Prácticas corporales y construcción del sujeto. En: Cuarto Congreso nacional de Investigación en Educación Física, Deporte y Recreación. Medellín, Universidad de Antioquia, 2007.


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Las que bajo el nombre personalismo, no hacen referencia a Mounier alguna o muy marginal a Mounier. Y en ellas: 4. Personalismo en otros autores (14). LIBROS (092) SUÁREZ MEDINA, Gabriel Alfonso. Socialidad

de la realidad personal. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana. Facultad de Teología, 2001. 376 p.

TESIS (093) ALVEAR BENAVIDES, Abdón. Persona, libertad

y destino: en el pensamiento de Nicolas Berdieeff, (Aporte de los humanismos al problema del hombre). Bogotá, Universidad Javeriana. Facultad de Filosofía. 1978. 159 p.

(094) GALVIS DURÁN, Juan de la Cruz. Persona, comunión y comunicación en la filosofía de N. Berdiaev. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1978. 87h.

(095) MESA CÁRDENAS, Juliana. Schelling y el problema de la libertad humana. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2006. Tesis (Magíster en filosofía).

(096) MONTOYA RESTREPO, Frank. La persona humana en las obras del escritor Constantín Virgil Gheorghiu. Bogotá: Universidad de San Buenaventura, Facultad de Filosofía, 1968. 295p.

ARTÍCULOS


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(097) FALLAS LÓPEZ, Luis Alberto. La corrupción ontológica de la persona humana en Santo Tomás de Aquino. En: Cuadernos de filosofía latinoamericana. no. 76-77 (Jul. - Dic. 1999). p. 69-97.

(098) FERNÁNDEZ DE CÓRDOVA, Pilar. El hombre, esencia abierta y persona. En: Cuadernos de filosofía latinoamericana. (Bogotá). no. 17 (Oct. - Sep. 1983). p. 41-50.

(099) LÉVINAS, Emmanuel. La significación ética de la illeidad / Traducido por Edgar Antonio López. Em: Cuadernos de filosofía latinoamericana. (Bogotá). no. 72-73 (1998). p. 89-103.

(100) MARQUÍNEZ ARGOTE, Germán. Reflexiones zubirianas sobre la fruición y el amor. Conferencia dictada en la Facultad de Filosofía de la Universidad Santo Tomás en marzo de 1994. En: Cuadernos de filosofía latinoamericana. (Bogotá). no. 60 (Jul. - Sep. 1994). p. 43-65.

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(104) PIOTROWSKI, Bogdan. De la poética juvenil de Karol Wojtyla. Valoración de sus dos poemas “Mousiké”. En: Pensamiento y cultura, Vol. 10 (2007).

(105) RODRÍGUEZ FLÓREZ, Juan Antonio. La Persona en el Pensamiento de Octavio Nicolás Derisi. p. 451-467. En: Universitas Ciencias Jurídicas y Socioeconómicas No. 92 (Jun. 1997).

5. Las que expresan el interés en la reflexión sobre la persona o temas personalistas (26). LIBROS (106) BEUCHOT, Mauricio. Antropología filosófica.

Hacia un personalismo analógico-icónico. Madrid: Fundación Emmanuel Mounier (Colección Persona 12), 2004, 112 p.

(107) BURKE, Cormac. Visión personalista del matrimonio y el nuevo código de derecho canónico. Santafé de Bogotá: Kimpres, 1996. 366 p.

(108) FERRO CARRASQUILLA, Jorge Hernán. El matrimonio: amor comprometido: la historia y la estructura del amor conyugal, desde una perspectiva antropológico-jurídica. Santafé de Bogotá: Ediciones Universidad de La Sabana, 1998, 339 p.

(109) HOYOS, Ilva Myriam. De la dignidad y de los derechos humanos: Una introducción al pensar analógico. Bogotá: Temis, 2005. 358p.


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(110) HOYOS CASTAÑEDA, Ilva Myriam. La dimensión jurídica de la persona humana. En: El concepto de Persona y los Derechos Humanos. Bogotá: Universidad de La Sabana, 1991.

(111) HOYOS CASTAÑEDA, Ilva Myriam. La Libertad religiosa en la constitución de 1991. Santafé de Bogota: Temis, 1993. 165 p.

(112) HOYOS CASTAÑEDA, Ilva Myriam. La Persona y sus derechos: consideraciones bioético-jurídicas. Bogotá: Temis, 2000. 332 p.

(113) MALDONADO, Carlos Eduardo. Hacia una fundamentación filosófica de los derechos humanos: una puesta en diálogo. Bogotá: ESAP, 1994. 94 p.

(114) POSADA GONZÁLEZ, Nubia. Ser humano y persona: análisis de la colección de Cuadernos del Programa regional de bioética de la Organización Panamericana de la Salud OPS. Bogotá: CELAM - Universidad de la Sabana, 2003, 212 p.

TESIS (115) PADILLA LÓPEZ, Luis. Jóvenes contaminados.

Bogotá: USTA, 1978. 110 p. Tesis (Licenciado en Filosofía y Humanismo).

(116) SEPÚLVEDA VELANDIA, Rosa Tulia. Responsabilidad del educador frente a la formación de valores morales. Bogotá: Universidad de La Sabana, 1981. 127 p. Tesis (Licenciado en Administración y Supervisión Educativa).


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(117) SOTO ACEVEDO, José. La Individualidad. Bogotá: USTA, 1971. 48 h. Tesis (Licenciado en Filosofía y Ciencias Religiosas).

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(119) COMPLAK, Krystian. Por una comprensión adecuada de la Dignidad Humana. En: Díkaion, Vol. 14 (2005).

(120) CRUZ DE GALINDO, Luz María, y LÓPEZ DE LLERGO, Ana Teresa. Participación comunitaria desde la Universidad. En: Revista Educación y Educadores, Vol. 8 (2005).

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(126) SALCEDO PLAZAS, Hernán. La materia es capaz de espíritu: hacia un materialismo cristiano. En: Pensamiento y cultura. No. 1 (May. 1998), p. 13-17.

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Economías solidarias. En: Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo: Optando por el Bien Común. Paipa (Colombia): DANSOCIAL, 2006.

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333

Optando por el Bien Común. Paipa (Colombia): DANSOCIAL, 2006.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN.............................................................................. 7 1. APROXIMACIÓN AL PENSAMIENTO ANTROPO-FILOSÓFICO DE EMMANUEL MOUNIER ......................... 15 1.1 INFLUENCIAS EN EL PENSAMIENTO DE MOUNIER19 1.1.1 La primera mitad del siglo XX. ..................................... 20 1.1.2 Mounier en su época. ....................................................... 22 1.1.3 Corrientes de pensamiento presentes en el pensamiento de E. Mounier ...................................................... 31 1.2 PENSAMIENTO ANTROPO-FILOSÓFICO MOUNERIANO................................................................................. 37 1.2.1 El Universo Personal ........................................................ 38

1.2.1.1 La existencia incorporada............................. 44 1.2.1.2 La Comunicación. .............................................. 48 1.2.1.3 La Conversión íntima. ..................................... 54 1.2.1.4 El afrontamiento. .............................................. 57 1.2.1.5 La libertad condicionada............................... 62 1.2.1.6 La eminente dignidad. .................................... 67 1.2.1.7 El compromiso.................................................... 76


336

1.2.2 Algunos desarrollos. ......................................................... 81 1.3. VALOR FILOSÓFICO............................................................. 87 1.3.1 Valor Contextual. ................................................................ 87 1.3.2 Consistencia y definición del personalismo mouneriano como filosofía. ...................................................... 90 1.4 CONCLUSIÓN ........................................................................... 94 2. RECEPCIÓN Y DESARROLLO HISTÓRICO DEL PENSAMIENTO DE E. MOUNIER EN COLOMBIA ........ 99 2.1 BREVE ESBOZO POR DÉCADAS ................................... 100 2.2 ABORDAJE POR NÚCLEOS TEMÁTICOS .................. 102 2.2.1 Mounier y Cristianismo en América Latina (60s-70s). .................................................................................................. 102

2.2.1.1 Mounier como precursor de la reforma católica conciliar. ......................................................... 103 2.2.1.2 Centro Emmanuel Mounier. ...................... 106 2.2.1.3 La crítica de Félix Miranda. ....................... 111

2.2.2 El interés en Mounier y su Personalismo Comunitario (70s – 80s). ........................................................ 118 2.2.3 La reflexión ética y la obra de Luis José González (70s). ................................................................................................ 129

2.2.3.1 Sobre Luis José González y el pensamiento mouneriano ..................................................................... 130 2.2.3.2 Presencia de Mounier en la obra de Luis José González .................................................................. 132

2.2.4 Educación (Finales de 70s y 80s). ........................... 141 2.2.4.1 Primeros referentes.. .................................... 142


337

2.2.4.2 Educación personalizada ........................... 144 2.2.4.3 Educación liberadora (Mounier y Freire).163 2.2.4.4 Otras Manifestaciones ................................. 170

2.2.5 Política y Derecho (90s). ............................................. 178 2.2.5.1 Alusiones explícitas a Mounier. ................ 179 2.2.5.2 Primer Encuentro Iberoamericano de Comunitarismo .............................................................. 184 2.2.5.3 Personalismo en Derecho ........................... 193

2.2.6 Bioética (Finales de 90s y 00s)................................. 196 2.2.6.1 Alusiones explícitas a Mounier. ................ 197 2.2.6.2 Otras alusiones ................................................ 208

2.2.7 Otros referentes............................................................... 211 2.2.7.1 Alusiones explícitas a Mounier. ............. 212 2.2.7.2 Personalismo en otros autores. ............. 218

3. ELEMENTOS DE VALORACIÓN CRÍTICA EN TORNO A LA RECEPCIÓN DEL PERSONALISMO COMUNITARIO EN COLOMBIA ......................................... 225 3.1 EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA RECEPCIÓN DEL PENSAMIENTO DE E. MOUNIER Y PRINCIPALES APORTES ........................................................................................ 226 3.2 COMPRENSIÓN Y MANEJO DEL PENSAMIENTO DE MOUNIER ....................................................................................... 245 3.3 OTROS ELEMENTOS RELEVANTES ........................... 251 3.3.1 Mounier y los personalistas. ...................................... 251 3.3.2 Sobre la recepción de E. Mounier en la Universidad Santo Tomás ...................................................... 256 3.4 MOUNIER HOY Y A FUTURO ......................................... 263


338

3.4.1 Validez. ................................................................................. 263 3.4.2 Necesidad. .......................................................................... 265 3.4.3 Posibilidad.......................................................................... 266 4. CONCLUSIONES .................................................................... 271 BIBLIOGRAFÍA ........................................................................... 281 APÉNDICES ................................................................................... 287 APÉNDICE A: ENTREVISTA A LUIS JOSÉ GONZÁLEZ ALVAREZ ........................................................................................ 289 APÉNDICE B: SOBRE LAS OBRAS Y PUBLICACIONES DE E. MOUNIER EN COLOMBIA .................................................. 307 APÉNDICE C: PUBLICACIONES RESEÑADAS ................ 313

El Personalismo Comunitario en Colombia - David Emmanuel Vides San Juan

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