El Mundo Del Cercano Oriente - Paysás Javier M

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1 1 1 1 1 i Contenidos Presentación . .......................... .... ....... •.• .... 9 Módulo I Los pequeños Estados semitas Unidad l. Los fenicios ...................................... 15 l. Ubicación geográfica .................................. 15 2. Evolución histórica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 3. Organización sociopolítica de las ciudades f~nicias .......... 21 4. La expansión fenicia por el Mediterráneo .................. 22 5. Las proezas náuticas de los fenicios .... : .................. 27 6. Tndwmfa, comercio y artesanías ........................... 29 7. La religión fenicia ..................................... 32 8. :\rt,:; :' escritura ....................................... 39 <+. ,.,. ;. q: .autoevalua.:i6:1 ............ . ,-.t, . .••.• ...... '+~ if' 1~d.:'r:<'.:ias bihHogrifi,~q,;, ....... . " •• 4 ••• , •• ' ••• ..:~3 _..j

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Cercano oriente Editorial Docencia

Transcript of El Mundo Del Cercano Oriente - Paysás Javier M

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    Contenidos

    Presentacin . .......................................... 9

    Mdulo I Los pequeos Estados semitas

    Unidad l. Los fenicios ...................................... 15 l. Ubicacin geogrfica .................................. 15 2. Evolucin histrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 3. Organizacin sociopoltica de las ciudades f~nicias .......... 21 4. La expansin fenicia por el Mediterrneo .................. 22 5. Las proezas nuticas de los fenicios .... : .................. 27 6. Tndwmfa, comercio y artesanas ........................... 29 7. La religin fenicia ..................................... 32 8. :\rt,:; :' escritura ....................................... 39

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    8 El Cercano Oriente

    Unidad 2. Los hebreos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 1. El problema de la historicidad de la Biblia . . . . . . . . . . . . . . . . . 45

    1.1. La "crtica literaria" y el Pentateuco, 47; 1.2. La cronologa de las fuentes escritas, 49.

    2. El nombre de Canan y el trmino "hebreo" . . . . . . . . . . . . . . . 50 3. Evolucin socio-poltica de Israel ........................ 53

    3.1. La e!apa patriarcal o 4e los orgenes, 53; 3.2. La conqui~ta de Canaan, 58; 3.3. El periodo de los Jueces o etapa premonar-quica, 62; 3.4. La etapa del reino unificado: Sal, David y Salo-mn, 64; 3.5. La divisin del reino: Jud e Israel, 73.

    4. La religin y el culto bajo los patriarcas y Moiss ........... 78 5. Para su autoevaluacin ................................. 90 6. Referencias bibliogrficas .............................. 91

    Mdulo II Los Estados indoeuropeos

    Unidad l. Los hititas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 1. Ubicacin geogrfica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 2. Descubrimiento de los hititas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 3. Evolucin del Estado hitita ............................. 98

    3.1. El Reino Antiguo hitita, 98; 3.2 El Imperio Hitita, 104; 3.3. Los reinos neohititas, 111.

    4. Magia, poltica, derecho e historiografa entre los hititas ..... 114 5. Las formas hititas de control poltico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117 6. Economa y sociedad ................................. 124

    6.1. Urbanismo, 127; 6.2. Sociedad y administracin, 128. 7. La guerra en el mundo hitita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131

    7.1 El ejrcito, 131; 7.2 Las fortificaciones, 135; 7.3. Algunas ideas errneas sobre los belicosos hititas, 139.

    8. Literatura, leyes y arte entre los hititas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140 8.1. Lengua y literatura, 140; 8.2. Las leyes hititas, 143; 8.3. El arte hitita, 144.

    9. El culto y la religin hitita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 7 9.1. Las divinidades, 147; 9.2. El clero y el culto en el templo, 150; 9.3. El templo de Yazilikaya. !.As prcticas funerarias, 151.

    1 O. Para su autoevaluaci6n . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156 11. Referencias bibliogrfica;;; . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157

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    El Cercano Oriente 9

    Unidad 2. Los mitanios .................................... 159 1. Orgenes y evolucin histrica .......................... 159 2. Sociedad y comercio ........... , ...................... 164 3. Para su autoevaluacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165 4. Referencias bibliogrficas .............................. 166

    Unidad 3. Los persas .................................... 167 l. Los Medos .......................................... 167 2. Los Persas y la unificacin ............................. 172 3. Hechos destacados de los distintos reyes aquemnidas ....... 177

    3.1. Ciro !! (556-530 a.C.), 177; 3.2. Cambisses !! (530-522 a.C.), 179; 3.3. Dara l (522-486 a.C.), 181; 3.4. Jerjes (486-465 a.C.), 184; 3.5. Los continuadores de Jerjes (465 a.C. hasta la conquis-ta macedonia), 188.

    4. La organizacin poltica del imperio: las satrapas .......... 189 5. El ejrcito persa y las clases sociales ..................... 189 6. La religin de los persas antes del mazdesmo .............. 192

    6.1. Zoroastro y el mazdesmo, 193. 7. El arte persa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197 8. Para su autoevaluacin ................................ 199 9. Referencias bibliogrficas .............................. 120

    Eplogo

    El legado del Cercano Oriente a Occidente ................... 201 1. Medicina ........................................... 202 2. Astronoma, matemtica y escritura ...................... 204 3. La Filosofa Griega ..................... : ............. 208 4. Los cultos orientales entre griegos y romanos ......... _ ..... 212 5. Pintura, escultura y arquitectura ......................... 214 6. La concepcin del poder en la Roma Imperial .............. 219 7. Para su autoevaluacin ................................ 228 8. Referencias bibliogrficas .............................. 229

    Tabla Cronolgiu, ............. , ............... 2JO ' ~

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    Presentacin

    La historia de las civilizaciones del Mediterrneo Oriental, tam-bin llamado Cercano Oriente u Oriente Antiguo, son fundamentales, no slo por su desarrollo interno y sus interrelaciones, sino tambin porque sentaron las bases, en ms de un aspecto, de las culturas del Mediterr-neo Occidental, particularmente de Grecia y Roma.

    En el primer volumen del Mundo del Cercano Oriente se ha hablado de la Prehistoria, y de las civilizaciones de la Mesopotamia y del Antiguo Egipto. En ste, se dedica a las otras grandes civilizaciones que conformaron el Cercano Oriente: en el Mdulo /, se analizan los pequeos Estados semi-tas, es decir; los fenicios y los hebreos; en el Mdulo //, los Estados indoeu-ropeos: Hatti, Mitanni y Persia, para concluir en el Eplogo, con una breve sntesis del legado del Cercano Oriente a Grecia y Roma.

    El estudio de estas civilizaciones demandara, en una obra general de historia, varios volmenes, pero a causa de que deba hacerlo en uno solo, he tenido que resaltar aquellos aspectos ms significativos para cada una de ellas, por lo cual el lector notar un tratamiento desigual, en cuanto a exten-sin y profundidad, de los mismos temas en las diversas culturas.

    En cuanto a la metodologa cronolgica, utilic la misma que fuera empleada para el primer volumen, es decir. tom rnda civilizacin en su desarrollo total y establec la comparacin con otras cuando su impor-tancia lo haca necesario. Al final del volumen, el lector podr consultar un cuac comparativo, milenio a mileni(), de esta culturas.

    Ur.:1 iez ms quiero agradecer en forma muy especial y calurosa, la confia,1.:;1 r la oportunidad que me ha brindado la Fundacin Universi-dad,. / :. . ;;: 'ia Hernar.darias. a trmls de su nc::.>r, el Profeso,- Eugenio Gn,. : - ,.t:Pt; y cle la ict-rTecf./'-:o, f).;111._: ::., ... ;, :. ,t (~'arran:.a dt: i\ha tla:,; . ,, 1 esta obm iil'"ti !.'1 '."" 7>,,},,:,, ,, . ,,, a todo el equipo rcn is(. t?n lin:1:-, :~~ 4 ' ., -. _q "\.i.;.ritos, encarga::!a

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    12 Presentacin

    de la difcil y engorrosa tarea de revisar y descubrir mis distracciones de redaccin y lexicogrficas. A todos ellos, mi profundo agradecimiento.

    Tambin quiero agradecer aqu, sinceramente, a la Profesora Ofelia Manzi, quien me inici en el fascinante mundo de la iconografa y del le-gado de la Antigedad a la Edad Media y me gui y aconsej durante mis cuatro aos de Beca en el CONICET el Eplogo de este volumen es una apretada sntesis de aquellas investigaciones; tanto a Ofelia como a su esposo, el Profesor Jorge M. Bedoya, les estoy profundamente agradecido por los conocimientos y el aliento que siempre me brindaron, as como por la paciencia que me demostraron en las varias consultas que les hice sobre diversos temas, aun en su propio hogar y a altas horas de la noche.

    Lamento que mis padres, Emma Rosa Depetris y Jorge Mara Pay-ss, no se hallen ya fsicamente junto a m para celebrar este momento, pero s que estn conmigo para siempre.

    Tambin quiero agradecer especialmente a mi ta, Lidia B. Depetris de Stordeur, quien me inici en el conocimiento de las civilizaciones antiguas cuando tena diez u once aos, a travs de esos antiguos pero hermosos dic-cionarios enciclopdicos forrados en tela: desde ese momento, el mundo de las pirmides, los templos y los faraones, me atrap en forma irresistible.

    Finalmente, pero en primer lugar, quiero agradecer, con todo mi co-razn, a mi esposa e hijas, por el amor, cario, paciencia y comprensin que me han demostrado, as como por el tiempo familiar que les tom prestado para concluir esta tarea.

    Javier M. Payss

    Mdulo I

    Los pequeos Estados semitas

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    1 1 Unidad 1

    Los fenicios

    l. Ubicacin geogrfica Es frecuente que el medio ambiente geogrfico determine el curso de

    accin de los pueblos, como por ejemplo, en el caso de los fenicios. La configuracin de su pas hizo necesario que buscaran un escape martimo y no terrestre. Su ubicacin entre las dos grandes reas culturales de la an-tigedad los dejaba expuestos a constante sumisin poltica as como a las influencias culturales de ambas partes.

    La costa sirio-palestina, tambin llamada Levante, se extiende a lo largo de unos 725 km, desde el golfo de Iskanderun (Alejandreta) hasta la frontera egipcia. Las ciudades fenicias se encontraban en la zona central de esta franja costera, desde Antradus (Tartus), en el norte, hasta Doro quizs hasta Jafa, en el sur (vase figura 1). Las cuatro ciudades ms importantes eran Aradus (Ruad), que estaba situada en una isla frente a Tartus; Biblos (Jbeil); Si-dn y Tiro. Otras eran Maratus (Arnrit), Beritus (Beirut) y Ecdippa (Aczib) y muchas ms, aunque algunas no eran ms que pequeos poblados.

    A lo largo de esta franja, la cadena del Lbano, que alcanza en algunos puntos 2.700 m o ms de altura, se extiende, aproximadamente, a una distan-cia de unos 20 km de la costa. Aunque las partes bajas de sus faldeos son fr-tiles. no haba posibilidad de ampliarlas y, al aumentar la poblacin, su pro-duccin comenz a ser insuficiente para mantener a sus habitantes. Lo que s haba en abundancia en el Lbano eran bosques, particularmente de cedros, lo cual impuls la industria maderera desde muy antiguo.

    La costa levantina presenta gran nmero de pequeas bahas flan-queadas por puntas donde la gente poda defenderse con facilidad de un ataqu,~ h:rro,.t; ::, al rnismo tiempo, rfrt:cL:rn t'lH',,,. \.rh.:h.>:,deros a ambos lados p;.u,1 '. ,;, (es;, Si ,~.r. vr,'/. ,J,, ,n:1 rurit:1 ~ \,, >' ':,,, h.dlaban una isl::i lo basL ,,. , ,- 1 :i Li ,:,;~\,.i :,c .-: .. , ' - "-; ., : : . ;; :,,Kkader.::.1 e:1 h orillaq:.; r~:-~ .' .-, ::~.rr.~1 ftrnr. ~:i.r-.1) :>. ~~ 1 ... --.. ~,~31{d, ., r- .:~1!0 con1enz su

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    16 Los pequeos Estados semitas

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    Los fenicios 17

    aventura colonizadora, busc siempre este tipo de lugares para asentarse (Barden, 1965: 31-33).

    2. Evolucin histrica Segn sus propias tradiciones, fueron un pueblo semita que luego de

    una larga etapa de nomadismo se asent en su solar y se transform en co-munidades agrcolas. Ellos mismos elaboraron una leyenda que deca que haban venido del Mar Inferior (Golfo Prsico) para justificar, de ese modo, su vocacin marinera. La arqueologa ha comprobado la persis-tencia durante largo tiempo de una poblacin uniforme y poco diferencia-da de sus vecinos meridionales hasta una edad muy avanzada, que corres-ponde ya al pleno desarrollo de la Edad del Hierro (siglos XIII-XII a.C.).

    La poblacin costera de Siria coloniz rpidamente la isla de Chipre y este elemento semita fue uno de los componentes ms importantes de la poblacin chipriota ulterior. Posteriormente se encontrarn en esta isla ciudades de origen fenicio junto a otras de origen griego.

    Con la palabra fenicios se identifica a los habitantes de la costa si-rio-libanesa, de lengua semtica noroccidental, sobre todo a partir del 1200 a.C., cuando comienzan a expandirse por la cuenca mediterrnea. Este nombre es el que le dieron los griegos (phoinkes) pero localmente se los llamaba cananeos (as se autodenominaban) y tambin sidonios, por la ciudad de Sidn, aunque nunca conformaron una unidad poltica.

    A pesar de que se los ubique en esa fecha, estos pueblos ya estaban presentes, por lo menos, desde el tercer milenio a.C.; se dedicaban a la ex-plotacin m::,.krera de cedros y conferas en general. En las llanuras y co-linas litoral:.> haba cultivos intensivos de olivares, vias, frutales y huer-tas com,1 CN'.;lemento del cultivo de cereales.

    J \,: J.l'' :a Edad del Bronce los fenicios formaban un conjunto cul-, .,ral ,:0:,,1:; :.:on las cindades del interior sirio-palestino y, hacta el 1200 .1 (~. cuk,i,; ., proceso de distincin que separa a stos de los otros pueblos \.: :ir,:J , , ,., itas, arameos, israelitas y filisteos). En este proceso, son los

    ,:" ;,n :->,; , que crean un nuevo dima cultural y nuevas formac; de orga-.:, mientras que los fenicios permanecen como continuadores ,,tura cananea del Bronce Tardo. , sitios ms intere5antes, que aporta material arqueolgico a.C., es la ciudad de Biblos. Su puerto ~-ra visitado por !os

    ~-.:ios, por!:) r;1cni.iS de:,,J:~~ el reinado d ... :l fi:1r~--c~;~ t\L;_i3.:.kh-"~-'.e la II dinasta {c.2700 a.C.) y lo

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    18 Los pequeos Estados semitas

    durante el Reino Antiguo, hasta el gobierno de Pepi II (c.2200 a.C.). No slo buscaban los cedros del Lbano sino tambin los metales y la obsidiana de Asia Menor, as como el betn y las resinas. Incluso se han encontrado vestigios de un templo egipcio de la poca de Micerino ( c.2500 a .C.) y fragmentos de vasijas de otros faraones del Reino Antiguo. DelReino Medio se hallaron objetos con los nombres de los faraones Amenemhat III y IV y el famoso cuento de Sinuhe nos habla de la poca de Arnenemhat I y Senusret I (el Sesostris griego) y su relacin con Canan. Asimismo, existen fuertes evidencias que muestran que Egipto, ya durante el Reino Medio, mantena dominados ciertos enclaves fenicios mucho antes del Imperio Nuevo (Flammini, 1996).

    Una vez expulsados los hicsos de Egipto, los faraones egipcios emprendieron importantes expediciones por Asia para prevenir el peligro que ese pueblo representaba y para restablecer el podero que haban tenido desde el Reino Medio. Ahmosis I captura la ciudad de Sharuhen (citada en Josu 19, 6), actual Tell el Farah, fortaleza hicsa, que dominaba la ruta entre Palestina y Egipto. Tutmosis I no slo penetr en el pas de Retenu (Canan) sino que lleg hasta el norte de Siria, donde levant una estela trioofal, hecho repetido por su nieto Tutmosis III, quien logr la sujecin totJl de la zona sirio-palestina y estableci una administracin egipcia en los territorios conquistados. No obstante, este faran y sus sucesores tuvieron que realizar repetidas campaas para ,,ofocar levantamientos y coaliciones contra su dominio, organizadas por Mitanni o por los hititas con la complicidad de pequeos gobernantes locales. Esta lucha continua de Egipto por mantener esa regin bajo su control muestra a las claras la importancia que tena el corredor sirio-palestino desde el punto de vista econmico. Biblos fue, sin duda, la base ms importante que tena Egipto en es.uegin. Al mismo tiempo, las ciudades costeras fenicias eran fundamentales para la estrategia militar de los faraones, pues ah se almacenaban los productos de la agricultura cananea que servan de aprovisionamiento al ejrcillt egipcio en sus incursiones contra otras potencias que queran dominar lasricas ciudades fenicias y el Retenu en general.

    En el archivo hallado en El Amama, residencia del faran AkhenatOS', se descubrieron gran cantidad de cartas que muestran la constante i1XStabilidad de esta regin, amenazada por otros imp,:rios, as corno lo reclamos constantes de ayuda al faran p0:- pute de prncipes locales tantoiie Palestina como de las ciudades costeras fenicias (Gestoso, 1992.l.

    Lc:s fenicios 19

    I Jurante la dinasta XX, k:.s faraones tuvieron que continuar bataJlando p_o

    r _el Ret:nu Y las ciudadt=s costeras, esta vez contra el peligro hitita. Sc.t mcluyo, entre los pueblos conquistados, a los cananeos, a grandes pr11c1es del Lbano Y a los h;ititas. Ramss II, en su cuarto ao de reinado, tkb1 alcanz. la regin \.'."'.omprendida entre Biblos y Beirut paracontrarrestar a los hititas, lo ual llev a la batalla final en Kadesh, que en realidad tuvo esultados pareJos ;;ara ambos ejrcitos y penniti a Egiptomantener las ciudades costeras fe_cias bajo su poder.

    \ comienzos del siglo XII i.C., un conjunto tnico heterogneo, denomi 11:1do los Pueblos del Mar, Fnetran en la zona sirio-palestina y arrasan todu_ lo

    que encue_ntan a su p.1so. De este modo, cae el imperio hitita,

    pero l\g t pt logra _ resistir el emb.2.te. No obstante, en muchas ciudades sehan tkscub1erto signos de destm..::cin: desde Ugarit y Alalakh al norte hasta J,,ffa, Asdod Y Ascaln, en r::. 1 sur. Las primeras nunca se reuperaroy las Sl'undas fueon reconstmic.J.s por los filisteos, uno de los grupos tnicos q 11 compo111a1_1 los Pueblos del Mar y que Juego se enfrentarn con los israd1,tas

    cuando estos lleguen .1 Canan, la Tierra Prometida. El ltimogran fa1:1on que !ogr mantener pL-a Egipto la zona de Canan, fue Ramss m. Ft11 t1tic6 van_as ciudades ubic!das sobre la via maris y constmy, comoningtin l,tro faraon, templos en C:i.:1::un, no slo para los dioses egipcios sinotambil'll para los carnmeos, legi

    _tim.mdo su derecho sobre la regin, pues los

    temphi. ardaban ofendas e impuestos que los habitantes del Retenu de

    ban :1 bgipto como tnbuto. Segn el Papiro Harris, haba en Canan nueveciud:1d,s que pertenecan al dios Aran.

    11.ti:ia el sigl_o _XI a.C., el pc,Jer y el prestigio egipcios haban decado en \.1 costa fenicia (como lo nuestra el relato del egipcio Wen-Amun,qlll' ,.1 .1 la corte del rey

    _Zakar-K:.'al de Biblos a buscar madera de cedro)

    no Sl',, por roblcmas_ mternos ino tambin por el surgimiento de una!lllC' .1 i''':"'ncia pro\ernente de) ste; los asirios. A fi nes dd siglo XII yprin,q':l1s de XI a.C., el rey asm.., Tiglatpileser I alcanz la regin del Lb:Hh'. , !:ls crnadt:'s de Arwad, Biblos y Sidn se hicieron tributarias deetc 1,,,,urc. i\o obstante, Asiri.1 tard unos tloscicntos aos en afianzar-se en ;., ,:ostn mediterrnea debid, al obstculo que presentaban las tribus ara1nc.1:- que. dedl fin_es del sigk1 XII a.C, nvadhn Siria'! la regin delE L: ft.r: r::i'.:' .i b ."J\, \ ,ru .1. Cu.Jn\ : F>

  • tona cananea, a los Estados perifricos de Transjordania y, por ltimo, a los filisteos a los cuales venci.

    Este vaco de poder temporario permiti tambin m; gran desarrollo de las ciud.ades costeras fenicias que comienzan ahora a diferenciarse del resto de los cananeos como explicamos anteriormente. rre estas ciudades se destacaron Sidn, primero, y luego Tiro, las cues. ya desde el siglo XII a.C., conocieron un apogeo econmico que les permiti crear, poco despus, centros de comercio y colonias en las coms e islas del Mediterrneo, en Chipre y Cerdea, en la costa norte de fri.:a y en el sur de Espaa, de lo cual hablaremos ms adelante.

    A mediados del siglo IX a.C., la actitud comercial y amistosa de los asirios cambia con el rey Salmanasar III, cuya poltica e:pansonista supone tributo, amenazas y devastacin. Hay intentos de resistencia annada como la batalla de Qarqar (852 :i.C.), donde ciudades fenicias del Norte junto a tribus arameas hacen frente a los asirios, pero en reneral prefieren pagar tributo antes que arriesgarse a una guerra.

    A mediados del siglo VIII a.C., Tiglatpileser III se decide por la anexin directa. En el 743 a.C., toda la costa norte excep:0 Bblos pasa a ser provincia asiria con capital en Sumura; slo Arwad m..:miene su independencia por su posicin insular, mientras que las derr,is prefieren pagar tributo. Las rivalidades entre Sidn y Tiro favorecen las intenciones asirias. En el 700 a.C., Senaquerib echa de Sidn al rey Luli de Tiro que reinaba tambin en Sidn y coloca a un rey de su eleccin. En el 677 a.C., el rey Asarhaddon, con la ayuda de Tiro, conquista Sidn y captura a su lti-

    . mo rey, Abdi-Milkutti, transfonnndose en dominio a.siro, mientras que

    . el rey Ba'al de Tiro firma un tratado de vasallaje. En el 671 a.C., Tiro serebela con apoyo egipcio y el resultado es una reducci;;:: de su territorio,

    . que pierde la ciudad dt tierra firme mientras que la ci'..::.:dela ubicada en la isla mantiene su independencia. A fines del imperi;:, :-: . .io, fonicia sehallaba dividida en la provincia de Sumura, al norte, en el centro y Ushu en el sur, mientras que Arwad, Tiro y Biblos r.1::..-:tienen su independencia aunque con territorio reducido y el pago de . Cuando el poder asirio cae, Tiro intenta expandir rn territorio perol predominio babilonio en la franja sirio-palestina ;:anza las ciudades costeras .. En e_l 573 Tira c..ipitula luego de un largo st:::, > .n.mque rnantiene una ?tna:;ta _en el p,xler, es contoia:Jr; un fundor:,1riobahilmu,). D,ir:mte aktm , el ,ev ,.k: Tirn ,;,r,.; e,, , a Bal,;;"'"i, ". en su lugar gobernarn unos 'Jw:Ges ":

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    A partir del siglo VI a.C., toda la regin cae bajo el poder persa aquemnida y las ciudades costeras pasan a conformar la 5 Satrapa (provincia persa). Si bien conservan o se restablecen dinastas locales autnomas, estarn sometidas, en gran medida, al emperador aquemnida.

    Posterionnente, en el siglo IV, todas estas ciudades caen en poder de Alejandro Magno y se convierten en una unidad, primero, dentro del Reino Selecida luego de la muerte de Alejandro Magno, y, ms tarde, en la provincia romana de Siria.

    Como se observar, hemos hablado ms de la relacin de las ciudades fenicias y de la regin cananea con las potencias del momento que de la zona fenicia en s misma. Esto se debe, en parte, a las pocas fuentes propias que se pueden utilizar, excepto listas de reyes de las distintas ciudades que no aportan nada significativo a este tema en particular (debemos tener presente que la mayora de las ciudades fenicias se hallan debajo de ciudades actuales, razn por la cual es muy difcil si no imposible poder excavarlas como se deseara). Y, por otra parte, para mostrar la lucha feroz por esa regin, primero por Egipto, luego por Hatti y, finalmente, por asirios, babilonios y persas, lo cual demuestra, a las claras, la gran importancia econmica, no slo desde el punto de vista de la madera, de por s importante, sino tambin por el trfico de diversos productos, que tenan estas ciudades para las potencias del Cercano Oriente.

    3. Organizacin sociopoltica de las ciudades feniciasLas grandes ciudades como Tiro y Sidn tuvieron sobre las restantes,

    en diversos momentos, una cierta hegemona pero nunca constituyeron una confederacin ni una nacin unida. Su forma de organizacin era la ciudadestado, similar a las ya estudiadas en Sumeria y a las que encontraremos en Grecia. Incluso en la guerra mantenan su diferenciacin. Durante las Guerras M,dicas, en b flota de Jerjes, rey persa, h::i.bfa fenicios que se desempeaban como capitanes, pero no haba un nico comandante sino tres: Tetramnesto de Sidn, Mattan de Tiro y Marbalo de Aradus.

    La gran colonia fenicia del norte de frica, Cartago, nos muestra el -::}:.mpln: a pesar de su podero militar y comercial, si bien domina

    la" )tn;, :,1dades pnicas del Mediterrneo Occidental, nunca las ,n

  • 22 Los pequeos Estados semitas

    nicos, nos estamos refiriendo a las colonias fuera del territorio original, y cuando hablamos de Fenicia, estamos indicando las ciudades originales del Levante.

    En las ciudades de la propia Fenicia el gobierno era de tipo monrqui-co. Al principio era hereditario, pero a veces caa por revoluciones o levanta-mientos. Con el tiempo, esta forma de gobierno dej de existir en la propia Fenicia y fue reemplazada por una oligarqua. Los consejos de ancianos for-mados por ricos comerciantes, que ya aparecen en tiempos de la dominacin persa, quizs fueron anteriores a este perodo; lo que s es seguro es que lle-garon a tener el poder total en su respectiva ciudad.

    En Tiro surgi una magistratura dual que se encargaba de las funcio-nes ejecutivas. Lo mismo sucedi en Cartago en el siglo V a.C., donde el poder estaba en manos de dos magistrados, quizs anuales, llamados sufe-tes, a los que vimos aparecer antes en Malta. Junto a stos, siempre en Cartago, haba un Senado de 300 miembros vitalicios y un cuerpo de 104 personas que formaban una especie de Comit de Salvacin Pblica cuya relacin con el Senado no queda clara, pero era el cuerpo ante el cual res-pondan los generales por su administracin (se supone que durante el pe-rodo de guerra). Finalmente, exista una asamblea general del pueblo.

    Esta modalidad de gobierno parece tener influencia griega, dado que exista en Atenas y otras ciudades helnicas la forma tpica de Estado tri-partito, aunque tambin podemos encontrar un ordenamiento similar en el Estado republicano romano, con sus cnsules, el Senado y la asamblea popular. La eleccin para las magistraturas y el Senado parece que se ba-saba ms en las riquezas que en lo hereditario.

    Como vemos, hubo una evolucin en la organizacin poltica feni-cia. desde una monarqua a una oligarqua, lo cual en conjunto, y salvando las diferencias, sucedi en forma similar en Grecia y en Roma.

    4. La expansin fenicia por el Mediterrneo Las aventuras fenicias en tierras lejanas no comenzaron, seguramen-

    te, hasta que el poder de los mercaderes minoicos (cretenses) y micnicos (griegos predorios) que dominaron durante siglos el Mediterrneo Orien-tal fue aplastado por lo invasores del norte, los dorios greco-parlantes, ha-cia el 1200 a.c. No debemos olvidar, asimismo, que haca ya bastante tflnpo que mercaderes micnicos vivfan entre los fenicios, quienes los deben de haber alentado con el relato de sus viajes.

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    24 Los pequeos Estados semitas

    Cuando el rey asirio Senaquerib expuls de Sidn al rey Luli de Tiro (c.700 a.C.), ste huy a Chipre, a la ciudad de Kitin, que era una colonia fenicia y que tena un gobernador ( skn) dependiente del rey de Tiro. Ya desde fines de la Edad del Bronce, Ugarit mantena en esta ciu-dad un ncleo de representantes y, a su vez, acoga en su puerto a un gru-po de mercaderes chipriota-micnicos. A comienzos de la Edad del Hierro la presencia fenicia se intensifica. La unidad de la isla se fragmenta en ciudades-estados de distintos orgenes y lenguas, entre ellas la fenicia.

    Hasta los siglos X y IX a.C., Chipre era la nica tierra "colonizada" realmente por fenicios, con asentamientos fijos y consistentes. Pero en el siglo VIII a.C., cambia la situacin: aparecen colonias fenicias por todo el Mediterrneo. El fenmeno de colonizacin fenicia es paralelo, por cro-nologa y formas, al griego, que tambin presenta una fase precolonial de comercio y navegacin. Se produce, entonces, un verdadero reparto de costas y zonas de influencia entre fenicios y helenos, en gran parte de la cuenca central y occidental del Mediterrneo.

    Entre las causas que motivaron esta expansin, podemos mencionar la situacin de 'las tierras de origen de los colonos y la de las tien-as de destino y los recursos con los que se comercia. Entre los siglos XI y IX a.C., los fenicios podan operar en rgimen de monopolio de los medios tcnicos y de clara separacin en la valoracin comparativa de las mer-cancas. Durante el siglo VIIIa.C., los reinos indgenas en ascenso son in-terlocutores mucho ms consistentes. Ya no basta con el arribo estacional de naves aisladas sino que se requiere una capacidad de presin e inter-vencin directa en los terrenos econmico-poltico y, en ltima instancia, militar.

    Se da tambin el paso de un Estado en el cual los metales eran lo fun-damental, a otro en el cual se aprecian los recursos agropastoriles y la dispo-nibilidad in situ de recursos de tierra y mano de obra, ambos abundantes, a diferencia de la saturacin de la franja costera fenicia.

    Otra de las causas de fundacin, como en Cartago, podrfa ser la de refugiados polticos a raz de las luchas civiles de Tir0. nnti\'O que se con-

    , 1 . . . .-l , l servo en a memnn.,. primero griega y Ot'Sf'\H." r -,: .. ,,,.,. ,:: ~\;llt,'O en Babilonia. Esta relacin muestra una fundacin ofi-' ,_~; ,:. ,,.: 1, !lizada por disidentes. A la larga, la lejana y la evolucin

    . ; -;, colonias influy para que se hicieran independientes. .:acin posible para este fenmeno expansivo podra ser la : .ero sta es demasiado tarda para fundamentar la tempra-

    Tanto las presiones internas (si;coeconmicas) como hs ulismos) no pueden dar un.1 explKaci6n satisfactoria de

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    26 Los pequeos Estados semitas

    Entre fenicios y griegos se lleg a un reparto bastante preciso: los fenicios "saltaron" todo el Mediterrneo Central (tanto el Mar Egeo como el Jnico, as como su correspondiente del norte de frica, es decir, la Ci-renaica y Libia), lo cual demuestra, como se crea hasta hace poco, que no era necesario escalonar las colonias a un da de distancia. Los fenicios se concentraron en el oeste de Sicilia (Motya, Panormo y Solcis); en las islas de Malta y Pantelleria; en Tnez (Cartago y Utica); Cerdea (Nora y Tha-rros entre otras), en las Islas Baleares y en el sur de Espaa (la ms im-portante fue Gades, la actual Cdiz) que comerciaba con la mtica Tarte-ssos griega o Tarsis bblica.

    Se fund, as, un sistema compacto de archipilagos centrales y sa-lientes continentales en zonas mineras (como en Cerdea y Espaa), y en zonas de poblamiento y puntos de apoyo estratgico, para el control de ru-tas martimas.

    Con el tiempo, Cartago se separ de su metrpoli y ejerci el mismo liderazgo sobre las dems colonias, particularmente sobre la costa africa-na: al este (Tripolitania) y al oeste (Argelia y Marruecos). La ubicacin de Cartago, as como la de Utica, Motya y Malta no fueron decididas al azar: estos cuatro puertos controlaban el estrecho paso del Mediterrneo Cen-tral hacia Gades (Cdiz), la cual centralizaba la rica produccin metalfera de la pennsula ibrica, fundamental para el comercio pnico.

    El norte de frica en s mismo presentaba, tambin, un gran inters para el comercio fenicio y, posteriormente, para el pnico. As lo demues-tra no slo la fundacin de la colonia fenicia ms importante, Cartago, sino la de muchas otras a lo largo de la regin. Basta mencionar entre ellas a Leptis Magna, Bulla Regia, Caesarea, Cirta, Hadrumentum, Hippo Regius, Sabratha, Maktar, Thuburbo Maius, Tipasa y Utica. La importan-cia de estos sitios se debe a dos factores principales: generalmente ubica-das junto a un cauce de agua dulce, tenan una importante produccin de cereales, viedos, olivares, frutales y hasta ganado menor. Algunas de es-tas ciudades eran famosas por la calidad de sus vinos, como el "passum" ie Cartago o por sus frutas, como la granada ("mala punica"). El segundo demento de importancia era el comercio que realizaban con el interior del e.ontinente africano, a veces en forma directa y otras de manera indirecta: lrasta pensar en el marfil de los colmillos de elefante, as como pieles ex-li:as, oro y otros productos que provenan del hinterland africano. No hay que olvidar que los crrrtagines~s utilizaron par:1 la guena ckfanres. tos ruales provenan de cst~ lugar.

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    Los fenicios 27

    Cartago fue, sin duda, el centro poltico y econmico que tuvo la he-gemona sobre el norte de frica (excepto la zona colonizada por los grie-gos) y sobre el Mediterrneo Occidental. Pero entre los siglos III y II a.C., esta ciudad entr en guerra con Roma, que estaba acelerando su expan-sin sobre la misma regin. Luego de tres conflictos, llamados las Gue-rras Pnicas, en el ao 146 a.C., Cartago fue definitivamente vencida y arrasada. Las dems colonias pnicas que estaban relacionadas directa o indirectamente con ella fueron cayendo una a una. Finalmente, estos terri-torios fueron ocupados por colonos romanos y anexados como provincias de este creciente poder mediterrneo.

    5. Las proezas nuticas de los fenicios La experiencia naviera de este pueblo unida a la audacia y a los de-

    seos de descubrir y colonizar nuevas tierras, alent famosos viajes que en la antigedad fueron considerados como verdaderas proezas nuticas y que an hoy asombran los expertos; si bien algunos estiman que estos relatos fueron exagerados, los elementos y lugares que en ellos se mencio-nan han logrado que sean considerados como reales por la mayora de los autores.

    Hacia el 950 a.C., los fenicios suministraron naves y tripulantes para una expedicin ordenada por el rey Salomn de Israel, para llegar a la m-tica Ofir, famosa por su fino oro, as como por todo tipo de objetos y ani-males exticos.

    Algunos identifican Ofir con la enigmti.ca Puene o Punt egipcia. En este viaje, que dur ms de tres aos, como lo atestigua un libro del Anti-guo Testamento (2 Par, 9, 21), llev la expedicin ms all del Mar Rojo. Los pavos reales que trajeron slo pueden haber venido de la India o Cei-ln (hoy Sri Lanka) y es probable que hayan llegado hasta la primera de estas regiones. Es factible, asimismo, que Ofir estuviera situada en el sur de Arabia, regin inmensamente rica debido al trfico del incienso y adonde llegaban comerciantes de la India para intercambiar productos.

    Entre los siglos VII y VI a.C., el faran Necao, buscando unir el Mar Rojo cop el Mediterrneo, patrocin6 !a primera circmn:ivegacin conoci-da del Africa, fa que constituy una de las hazaas marineras de la histo-ria. Uno de los hechos mencionados en este viaje era, precisamente, que habfan t,:r:id;, e1 ~o1 a su d,~re~:Lt al n,J: ;,~delos l'T '::;;r:ics. Para Herdo-t0, este~ ~r.\ L.t p:t1c.:-~1 . .l d~ L1 L:!:,r J.: "\;::\,~:o ..

  • 28 Los pequeos Estados semitas

    Figura 4. Barcos fenicios del mural del palacio del rey Senaquerib e11 Nnve. Se disti11-gue11 claramente dos tipos de barcos: el de casco redondeado, dedicado al comercio, y el de guerra, que presenta un espoln con el cual embesta a los barcos enemigos.

    cual demuestra la veracidad del relato, pues esta posicin del sol slo pudo ser observada cuando el navegante se hallaba en el extremo sur de frica rumbo al Atlntico. Haban llevado trigo de crecimiento rpido, que les permita desembarcar, sembrar y no tener que esperar mucho para la recoleccin. Los vientos y las corrientes marinas los ayudaron, pero al llegar al Cabo de Buena Esperanza deben de haber pasado momentos dif-ciles pues ah se forman tormentas repentinas que empujan los barcos mar adentro. Posiblemente uno de los punto, d,,? recalada haya sido donde se encuentra actualmente Senegal. De ahf ,:i d.~ la costa atlntica de :rvt mue-cos, alcanzaron el Estr,'.cho de Gibra!L.1,. !w:go ~l ?vkditerrineo :- lin,d mernr. 1:

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    Los fenicios 29

    ludas que los intrpretes llamaron "gorilas" (quizs pigmeos o chimpan-cs). En Mauritania fundaron la colonia cartaginesa ms importante del occidente africano durante los siguientes 400 aos: Cerne, que cay junto con Cartago en el 146 a.C. Como dato interesante, mencionemos que ha-ban ideado un sistema ingenioso para comerciar con los aborgenes: baja-ban los pnicos de sus barcos y depositaban las mercancas, luego de lo cual encendan una hoguera. Los lugareos colocaban una cantidad de oro y se retiraban. Los navegantes volvan a bajar y miraban la cantidad de oro y si la consideraban justa, lo tomaban y se iban; caso contrario, no to-caban el metal y volvan a las naves y as continuaban hasta que la cantidad fuera satisfactoria.

    Mencionemos, por ltimo, el viaje de Himilco, realizado en la misma poca que el de Hanno, buscando las Islas del Estao (Britania). Es ste el primer relato que queda consignado sobre un viaje por el Atlntico Norte. Es probable que haya llegado hasta Comualles en Inglaterra, y haya vuelto con el estao buscado. Este viaje qued registrado en la Historia Natural de Pli-nio el Viejo, publicada en el 77 a.c. y en la Ora Martima del poeta romano Avieno, escrita en el 300 d.C.

    6. Industria, comercio y artesanas Al asentarse en la regin del Lbano, los cananeos se dedicaron a la

    pesca y a la explotacin de los bosques, con cuya madera podan hacer sus navos. Pero lo angosto de la franja de tierra cultivable hizo necesario complementar lo propio con importaciones de ganado y grano. Pronto aprendieron a desarrollar una industria basada en sus recursos naturales, primero, con la materia prima que proporcionaba su tierra y las aguas cos-teras y, luego, importando la materia prima. Las ciudades tenan ms im-portancia yue b zona rural, as como las actividade~ de transfom1acin e ,nter.::arnb,:i re~,ccto de la produccin primaria. La economa fenicia se '-,1.s:.iba .:n b t::: horacin y comercializacin de productos origmales de

    'ra', re,,'., , is que en los recursos de su pequeo territorio. Para esto '1, :'i,, -1 .1 posicin ventajosa entre el pas interior del Cercano

    antiguos centros de cultura y sus gr~ndes mercados ,:m1ia, Anatolia y Siria) y el Occidente Mediterrneo con . r,x y agrcolas que todaYa estaban por explotarse. Antes iha una gran :Lctiv:dad c:n las --iv'.hd:::s costeras, tales .: pq:ur.,, ob:.::os de b: .. ~: v .;:b, ,l.: r:-,,1rh;. i,::c e,;.:::: la regin y objl!tos priYil:!giados de expr'::ic:Sn

  • Los viajes fenicios antes del siglo XII a.C. se circunscriban al deltaegipcio, a Chipre o a Cilicia (Asia Menor). A partir de esta poca, cuandose produce la crisis egipcia y con Micenas y Creta fuera de la escena poltica por obra de los dorios, los comerciantes fenicios no encontraron yaobstculos para seguir avanzando. En el litoral sirio-palestino actuabanvarias flotas mercantes, pertenecientes a casas comerciales privadas, enmayor o menor medida vinculadas con el poder poltico y protegidas porl. Competencia, represalias y piratera estaban a la orden del da. En lospoemas homricos (particularmente en la Odisea) aparecen mencionadosrepetidas veces, los piratas fenicios, como los ms temibles. Los tejidos fenicios eran famosos por su colorido, particularmente elprpura, cuyo color era extrado del caracol mediterrneo llamado "mrice". Este color era particularmente codiciado pues se utilizaba como coloremblemtico de la monarqua o del sacerdocio en diversas culturas orientales. Basta recordar que mucho tiempo despus, la toga purpurada fueadoptada como el smbolo de los cnsules romanos, la magistratura msalta en la Roma republicana. Para los tejidos utilizaban el producto de supropia esquila, complementada por la importacin de partidas de algodny lino egipcios y lana de las tierras altas de Mesopotamia. En las coloniasdel norte de frica, adems de lo ya mencionado anterionnente, tenagran importancia la ganadera: asnos ( carga y traccin), ovejas y cabras.Tambin se criaba volatera e incluso avestruces, pues con sus huevos seelaboraban cuencos decorados que se encuentran corrientemente en yacimientos pnicos. Adems, se explotaba la apicultura no slo para utilizarla miel como endulzante sino tambin por la cera, que tena mltiplesaplicaciones. Debido a la cantidad de bosques que posea Fenicia, eran expertosen ebanistera y carpintera, y utilizaban tanto el cedro como el abeto.Basta pensar que el Gran Templo de Salomn fue construido por expertosde Tiro y sus paredes se hallaban cubiertas de madera de cedro, del sueloal techo. Tambin la broncera del templo, as como las partes realizadascon metales preciosos, fueron obra de estos artesanos fenicios, enviadospor el rey tirio Hiram. Asimismo, demostraron su maestra en el arte decantera y albailera. El cobre lo reciban de Chipre, y el oro y la plata, de Etiopa y qui-1s de Asia Menor (Anatolia). En el puerto de Eziongu,;ber, en el Golfode Aqaba (i\for Rojo). se ha li una 1.'.iudad ndustrb! con cuidadas instalaones para fusin y refinado de cobre y de hierro y para la fabrkacin de objetos metlicos. Esto tambin s1,...:eda en bs zon,i:-: .cc-foni::ad,,s dd Me-

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    Los fenicios

    ., fu d" . , de Na Guardis en las Islas Baleares, Espaa.Figura 5. Reconstmccion de I n icion tra el 01'.110 de la forj,1 Los pinicos noEn el centro, con techo_ ab,oedao. se encui' lofimdan en el luga; y luego e>.portasf o extraan el metal hispamco sino que tam ien ba11 los lingotes.

    diterrneo Occidental, como por ejemplo en el yacimiento de Na G;ardis:en las Islas Baleares. Es ste un lugar nico pues se a conserva o casi1 t l horno de la forja en la cual se fundia el metal. Estabacomp etamen e e d 1 t d minantes de ladotado tambin, de un puerto protegido e os v1en o -. , ' d !les para Cl,lrga y descarcra de mercadena. Este centro me-:fJo Jei1i:rro constaba, adems de0la fundicin, de talleres de berre ros ependencias de almacenaje y habitaciones aa. los mtesanos, l que deuestra que no slo extraan de la pennsla iben:a el metal en rntosino que realizaban su transformacin en el mismo lugar.. . Asimi,mo. se destacaban en la fbricacin d,t ,: ir\e;ey;; ps:!VII al nr e ;;, fabricas de p::ista vnrea pwpor ... ' ,, de vasos de: ,. ;Jqo hallados en distintos lugares. . . , , . uiel a fines del siglo VII a.C., n,):; r una v1s1on e con i 1995,. tvs n';

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    32 Los pequeios Estados semitas

    termedia, del Alto Eufrates y la Arabia septentrional, proporcionaba animales (caballos, cabras, ovejas y mulas) y lana; 3) Grecia, Anatolia, Alta Mesopotamia, Asiria, Edom y Arabia, muestran productos artesanales (tiles de bronce, tejidos, guarniciones y objetos de hierro) y 4) la franja exterior, Tarsis (Tartessos) en el extremo occidental, y el sur de Arabia en el extremo opuesto, enviaba metales (plata, estao y oro) y productos exticos (especias, piedras preciosas, bano y marfil). De acuerdo con esto, la balanza comercial de Tiro se volcaba a favor del comercio terrestre (desde Anatolia, al norte, hasta Arabia, al sur), en tanto que la proyeccin mediterrnea aparecera como un poco secundaria.

    7. La religin fenicia

    Las obras literarias halladas en Ugarit (Ras Sharnra), redactadas enescritura cuneiforme alfabtica, eh un idioma semtico-oriental, datan de los siglos XIV y XIII a.C., aunque se remontan a tradiciones centenarias y nos dan por primera vez una visin directa del mundo de los dioses siriocnaneos, de su _mitologa y de su literatura pica. El panten estaba presidido por la pareJa I1 y su esposa principal Athirat, conocidos a travs de la Biblia como El y Ashera. A su lado, como figuras principales, se encuentran sus hijos Baal, dios de la tempestad y de la lluvia, encargado de la fertilidad de la tierra y su rival Moth, dios de la muerte y del Ms All. Junto a stos, juegan un papel importante la hija guerrera de Il, la joven Anath, esposa de su hermano Baal y Kothar, el Hefesto cananeo, desconocido hasta hace poco. El ciclo mtico de la renovacin vegetal, que inclua a Baal, Moth y Anath, es similar al de Isis y Osiris en Egipto y, en general, a los de las otras civilizaciones del Cercano Oriente. El ciclo vida, muerte y resurreccin es una constante que explica, a su modo, la renovacin continua de la vida, tanto en el mundo vegetal y animal como en el humano.

    Junto a Baal se mencionan otros dioses: Cam0s, el dios de !('S mn.i bitas transjordanos, al que Salomn erigi un lu..,u- elr:v,lo

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    Muchos pueblos extranjeros, incluyendo a hurritas y filisteos, al poco tiempo de entrar en Canan, tomaron tal cantidad de elementos de la religin cananea que llegaron prcticamente a olvidar la suya propia. El yahvismo hebreo haba asimilado desde la poca de los Jueces (antes del siglo X a.C.) el tipo de santuario, los ritos y el sistema sacrificial cananeo. Una de las manifestaciones ms claras es el holocausto, donde se inmolaban animales y se ofrecan diversas primicias agrcolas en honor de Yahv.

    A partir del 1200 a.c., como ya hemos visto, los fenicios se diferencian claramente del resto de la masa de los pueblos cananeos. Lo propio sucede, tambin, en el mbito religioso. El antiguo dios cananeo Il, del cual hablamos al principio, es designado por los fenicios como Baal. El fraccionamiento poltico de Fenicia a comienzos del primer milenio a.C. facilit que este mismo nombre adoptara formas particulares en cada ciudad: Melqart en Tiro, Eshmun en Sidn, Adonis en Biblos, Elum en Beritos o Baal Hammon en Cartago .

    Los hombres y mujeres que servan en los templos se denominaban a s mismos "esclavos" y "esclavas", en tanto que los dioses reciban el epteto de "excelsos", "soberanos", "protectores", "jueces", "sabios" o "liberadores". En general, estos cultos se realizaban en lugares elevados (colinas), prximos a cauces acuticos, rboles o piedras que se consideraban sagradas. Tenemos el caso de Sidn, donde el santuario del dios Eslimun era al aire libre, con una pequea capilla y un altar de sacrificios frente a ella.

    Seguramente el sacrificio era el elemento esencial de la religin fenicia. Conservando el antiguo sentido cananeo de comida ofrecida a los dioses, como vnculo y homenaje a los mismos, el oferente sacrificaba generalmente ganado mayor y menor y pjaros, y ofreca aceite, leche y vino, pero tambin se sacrificaban seres humanos. El sacrificar primognitos era ya una costumbre antigua, que quizs pueda remontarse a mediados del tercer milenio a.C. En la civilizacin eblata (norte de Siria) recientemente descubierta, cananea en su aspecto religioso, es probable segn Pettinato, uno de los principales excavadores del sitio , que se realizaran sacrificios de nios en la "Fiesta de la Consagracin" o izi-gar. Incluso hay indicios de que esta prctica se mantuvo en Israel hasta el perodo de la Monarqua, tomada del mbito cananeo. En este sentido, el profeta Jeremas es muy explcito en cuanto al sacrificio de nios: "Pues hicieron los hijos de Jud la maldad ante mis ojos, orculo de Yahv. Han instalado sus abominaciones en la ca.:;a en que se invoca mi nombre, profanndola. Y edificaron los altos de Tofet, que est en el valle de Ben-Hinn, p&ra qut'mar all a sus hijos y sus hijas, cosa qu ni yo les mand ni pus siquiera por mi

    Los fenicios

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    Figura 7. Estelas funerarias halladas en el recinto de la diosa Tanit, en Cartago. f?t 1e las estelas tienen imgenes de nios (sacrificados) y una de ellas presenta un sun o o que es la sntesis del sol y la luna. (J 7 30 31 )" El texto contina con el castigo de Yahv so-pensam1ento er. , - . H bre este pueblo impo y el sitio que menc10na era el tofet de Ben ammo.

    cerca de Jerusaln. Bajo la monarqua de Josfas. estos.Jugares fueron dstnn-dos (vase 2 Re. 23,3-16). .

    En ambos textos, la palabra clave es tofet. De acuerdo on Moscat1'. erto e., h l'Ultura fenicia el ro(et ;-u,,k -;er deftudo comu tmun gran exp I , d re; sagrada circunscripta por muros, a cielo abtnn, doe se eposita-

    ban las urnas que contenan las cenzas de lo, n\\,(1' stcnhcados, peqeos animales o es!cbs \ ,,1v1, qn pr,i!,'"ln[':tt-,1 ' ' n,ahwban el sacnfi-. t -- ) . ; , , , ,_.,,, ... ,: .. .-:> -. ; ,, (!n sJnua..nos cw. Los .0.Krt 1c10, .- :,.,. ,,, "

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  • Dode s se han hallado es en varias colonias mediterrneas: en Cartago, en l 922, se descubri el de Salammb, que contena una gran cantidad de unas con huesos incinerados de nios: el 85% no sobrepasaba los seis mes,s de edad. Este culto se mantuvo en Cartago, con seguridad, hasta el 14t a.C., es decr, cuando la ciudad fue arrasada por los romanos. Tambime han hallado tofets en Hadrumentum (norte de frica); en Motya (Sicila) y en Nora, Monte Sirai y Tharros (Cerdea).

    La )ersona que ofreca su hijo al dios, ofreca su "carne", segn expresin pnica. Era el don ms precioso y era la prueba de mayor sinceridad que pda hacer un fiel para con su divinidad; pero tambin estableca un vncul1 entre el sacrificante y el dios al cual le era consagrado. Este sacrificio en llamado molk y se realizaba durante la noche: la criatura era llevada p((' el sacerdote ante la concurrencia, donde tambin estaban los padres. Lmsica, que haba comenzado a escucharse desde antes, entraba en un fenes y el oficiante degollaba a la criatura "en forma misteriosa", es der, oculta a los participantes y luego colocaba el cuerpito sobre las anosje la estatua de la divinidad y de ah rodaba hacia el fuego encendido. E1 el tofet de Cartago, se hallaron varias estelas, una de las cuales deca: 'Estela de sacrificio molk que ha dedicado Magon, hijo de Hannon a Baa Hammon". Pero tambin relacionada con esto haba una segunda diviiidad, Tanit, versin de la Astart (Ashera) fenicia. Tanto Baal como Tani1presidan la fecundidad de la tierra y la prosperidad de la ciudad en genral y ambos asuman la salvacin de las almas. Los cartagineses concebm algn tipo de alma o soplo, el cual una vez liberado de lacarne, podi alcanzar el Ms All.

    Hay qie aclarar, no obstante, que este sacrificio (molk) nunca fueobligatorio r muchas veces se permita inmolar un cordero en sustitucin d un nio:era el molchomor o "molk de cordero", que conserY:1ba d mismo sent:lo y cuya ceremonia no se modificaba. Algunos autor(' h:.!.'consideradrel episodio de Abraham e Isaac y la sustitucin de te p,,r " carnero coro un molchomor. En d tofet de Cartago .t: evidc.'i:1, 2 :'., t, sobre todo drl siglo IV a.c.. e:,ic: tipo de sacrfr:i,, 1,

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    38 Los pequeos Estados semitas

    Figura 8. Sarcgafo del rey Ahiram de Biblos, de principios del siglo X a.C. El estilo de los bajorrelieves que lo decoran son tpicameme fenicios: el rey, sentado en el tro-no, recibe una ofrenda de sus sbditos. Su base est constituida por cuatro leones echados.

    y que estaba atendido a la antigua usanza fenicia, es decir, por sacerdotes descalzos, vestidos de lino y haba un fuego permanente sin ninguna ima-gen cultual.

    En cuanto a los modos de enterramiento, se han hallado tanto en Fe-nicia como en las colonias pnicas, incineraciones e inhumaciones. Las tumbas podan ser pozos profundos muy sencillos, con infraestrnctura de piedra o hipogeos, es decir, tumbas cavadas en colinas rocosas o promon-torios, con escalinata de acceso, vestbulo v cmara funeraria. Se han des-cubierto tumbas de este tipo en Fenicia (Bib!os) y en el norte de frica (Cartago). En cuanto a los sarcfagos, aparecen los de tipo antropoide de barro de origen cananeo o los dei mismo estilo, de piedra, de origen egip-cio, aunque tambin hay de estilos ms sencilJos.

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    Los fenicios 39

    8. Arte y escritura Respecto del arte fenicio, sucede lo mismo que en otras manifesta-

    ciones de este pueblo. Al ser Fenicia un centro de encuentro de varias cul-turas (egeas, mesopotmicas, anatolias y egipcia), no slo en el plano co-mercial sino tambin en los planos religioso y cultural, el arte fenicio fue influido por todas ellas, y era muy difcil poder diferenciar los rasgos pro-pios de su civilizacin respecto de los dems. Incluso, cuando se repre-sentan divinidades cananeas o fenicias, los modelos iconogrficos suelen ser los de otras divinidades, particularmente las egipcias.

    Durante el segundo milenio a.c., la gran influencia artstica fue la de Egipto, civilizacin con la cual ya tenan estrechas relaciones comer-ciales desde el Reino Antiguo, es decir, desde comienzos del tercer mile-nio a.C. Tambin Mesopotamia dej sus huellas en el arte fenicio pero en menor grado, sobre todo en los cilindros-sello y en los sellos planos. La gran influencia mesopotmica se dar a partir del primer milenio con la hegemona asiria. En las ciudades del norte se ve con mayor intensidad la influencia hitita y anatlica, como por ejemplo, en Ugarit (Ras Shamra).

    Donde se puede apreciar claramente esta gran influencia egipcia es en placas de madera o marfil o en platos ureos y en los escarabeos con-memorativos (pequeos escarabajos de piedra o de hueso), en los que se ven figuras, divinidades y smbolos netamente nilticos, junto a algunos de tipo quizs cananeo, y elementos chipriotas o de alguna otra civiliza-cin, aunque los talleres que los produjeron se hallen en la misma Fenicia. Hasta el siglo V a.C., la influencia fue claramente oriental; de aqu en adelante predominar la helnica. Incluso Fenicia ser muy importante en cuanto al papel que tendr al transmitir motivos de carcter oriental a la Grecia continental, junto con las colonias griegas de Asa 1v1enor. Precisa-mente, en Grecia, durante los siglos VII y VI a.c., en la cermica se dar lo que se ha denominado "Perodo Orientalizante" por los motivos y tipo de decoracin (felinos y seres mitolgicos, entre otros} A fines de"! siglo VI y durante el V a.C., se da la transicin hacia el arte denominado "cl.1si-co", y se va reemplazando el "estilo orientalizante" de claro sentido mito-lgico po otros cbramente ''occidentales" y "racionaks'' (de sentido hu-mano y no divino), tanto en los temas como en las proporciones.

    En ::nanto al idioma, hacia el segundo milenio a.C., aparecen en ?a zonu sirio-pa!esrfr.a ~il.,;unos tipos de e 0 --:xit,:r:1 ;,n; ,m;:, c,ert:t base alfabtica. Entre elk-.. id denominada prnto-:inatic,1 b.1h1 ;,1 fr,: ltM de idt."ugm.mas pinta-dos 1:n !e r' k.

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    40 Los pequeos Estados semitas

    Figura 9. Cuenco de plata, descubierto en Praeneste, Italia, en la llamada "tumba Bemardi-ni", defines del siglo VJJ a.C. Perteneca a un tal Eshmunazar. Se ve aqu perfectamente la influencia egipcia en Fenicia: en el centro, el faran mata a sus enemigos, rodeado por divi-nidades egipcias. Alrededor se ven otras divinidades del mismo origen, navegando en barcas. Aunque la iconografia es egipcia, la manufactura es fenicia.

    Figura 10. Ci,,enco de pa:a J,wcda hallado tambin 1'11 la tumba Bemardin.i Aqu fo ico-nogr,;f!c ,s ms rv,,.,p{e>, ]',~

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    Fechas =! u ' = e; .;

    ~; > :::: ;> .; ... ...; vi ui Figura 11. Evolucin del alfabeto desde el siglo X a.C. hasta llegar al latn. ste es, sin duda, el legado ms trascendente del pueblo fenicio.

    Otro tipo de escritura, en parte alfabtica, es la ugartica, datable entre el 1400 y el 1200 a.C. y hallada en los archivos ck Ugarit (Ras Shamra); es-tos registros presentan una literatura muy rici :'":'. t:xtos religiosos y sus sig-nos eran cuneifom1eS (forma de escritura m-t,,;c,:-tmica). Todo parece indi-car que se trata de una lengua cananea de sigr:., ,: :':,h{co .

    La escritura protocananea, entre el ! f-. (: . ;:, 1200 a.C., es casi de signo ideogrfr;.:o y e,t muy ceh-ana a b '-''" r, :;, ,1 propiaineul.e ftnicia. Ya e:.s '-erdader,.rncnte alfabtica y const;~ ;, , ,'.irq,J6s signos exclusiva-mente umsonnt,~os.

  • Con la escritura propiamente fenicia se afirma el gran logro de esta cultura: al alfabeto. Todas las lenguas alfabticas, tanto semticas (la fenicia) como indoeuropeas adoptaron el medio creado por los fenicios y fue rpidamente adaptado por las naciones vecinas, inclusive la griega. Algunos creen que esta creacin fue buscada por este pueblo como un medio de comunicacin eficaz y rpido con aquellas otras civilizaciones con las cuales mantenan tratos comerciales. De cualquier modo, nuestro alfabeto es el heredero del que cre este pueblo de hbiles navegantes y comerciantes, hace casi 3000 aos.

    9. Para su autoevaluacin1) Exista alguna relacin entre el medio ambiente donde se asenta

    ron los fenicios y sus principales actividades comerciales e industriales? Por qu?

    2) Por qu Fenicia fue siempre codiciada por las grandes potenciastanto de la Mesopotamia, de Anatolia (hititas) como de Egipto?

    3) Cmo era su organizacin poltica?4) Explique las causas principales de la expansin colonial fenicia

    por el Mediterrneo. Por qu no ocurri antes? 5) Existe alguna relacin entre su vocacin marinera y comercial y

    los grandes viajes que realizaron hacia otros puntos de frica y Asia? Cul?

    6) Cmo era, en lneas generales, la religin fenicia? Qu importancia tena el sacrificio ritual en la misma?

    7) Se puede identificar claramente el arte fenicio respecto del de lascivilizaciones que rodeaban a Fenicia? Por qu?

    8) Qu descubrimiento importante realizaron los fenicios en el plano idiomtico?

    10. Referencias bibliogrficasA.A.V.V. (1980) Tartessos, Revista de Arqueologa, Extra N l, Zugarto, Madrid. ACQUARO, E. (1994) "Sukis, un asentam:t>nto fonicio-pnk;o en C rdea"', en Revista de Ar

    qu.enl-r1ga, afio XV. 163, noviembre de 1994, Zugruto, Madrid, pp. 16-21. Arqueologa,de las ciudades perdidas (1992), vol. 33: Nor:e d, -\;'rica l y vol. '.24: 11/oru

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    Unidad 2

    Los hebreos

    l. El problema de la historicidad de la Biblia Uno de los problemas ms acuciantes que enfrenta el investigador

    del pasado es la bsqueda de fuentes que, una vez trabajadas por el histo-riador, se transforman en testimonios, es decir, nos hablan de un pasado que no volver. En las civilizaciones que hemos visto en los mdulos an-teriores, as como en las que estudiaremos ms adelante, muchas veces nos topamos con la falta de fuentes escritas o con formas fragmentarias de las mismas; la nica posibilidad de conocer estos perodos donde no hay inscripciones nos la brinda la arqueologa.

    Si ahora pensamos en la Bblia, particularmente en el Antiguo Testa-mento, podramos creer que somos especialmente afortunados, pues en este libro tenemos todas las respuestas que buscamos para reconstruir el pasado del pueblo israelita desde su poca nmada hasta su asentamiento definitivo en la Tierra Prometida, con sus perodos de exilio y de retomo a esta tierra.

    Pero existe un pequeo problema al respecto: las diversas manos que escribieron el Antiguo Testamento no tenan en mente escribir una "histo-ria" como la entendemos hoy en da, es decir, de hechos meramente hu-manos, sino que buscaban relatar y justificar su pertenencia al pueblo ele-gido por Yahv (Dios); esto implica, entonces, que s' bien hay relatos de autenticidad histrica, stos se hallan profundamente influidos por una concepcin teolgica del pueblo de Israel y de su relacin con Dios. Este problema de poder dirimir con exactitud la realidad histrica de la inten-cionalidad teolgica se agrava muchas veces por la falta de fuentes escri-tas extrabblicas para establecer comparaciones o por la ambigedad, in-duso silencio a veces, de las evidencias arqu:?olgicas.

    Esto se ap,ica prticulannente a Jn, prl:1t>ros libros, sobre todo a! Pentateuc,.1 ou, ,:un su1> ,~ir1eu libre \:-:':' :.,, mudo (orno e~xJ cxclmi-

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    46 Los pequeos Estados semitas

    va de Moiss, el gran reformador. Hoy esta afirmacin es rechazada por diversas razones: el clima proftico y monrquico de varios de sus pasa-jes, as como la forma excelsa en demasa bajo la cual se presenta la figu~ ra de Moiss, que no condice con un escrito autobiogrfico. Un autor de-ca, refirindose al libro del xodo, que era una historia que escribieron, los siglos israelitas (Profesores de la Compaa de Jess, 1967: p.VIII). t

    Gran parte de los exegetas catlicos y tambin cristianos no catli- { cos suponen que el Pentateuco, tal y como lo conocemos en su versin ac- tual, fue la obra de siglos de experiencia religiosa y reflexin de diversos j autores annimos que trabajaron bajo la inspiracin divina, as como tam-J bin una forma de explicar y justificar la posesin de Canan y su perte- nencia, como pueblo, a Yahv. J

    Analizaremos ahora el Pentateuco en particular, como ejemplo, para J ver la complejidad que presenta respecto a las distintas manos que Jo ela- J boraron a travs de los siglos. Por eso, cuando hablemos de los dems pe- J rodos histricos de Israel, lo haremos con una perspectiva de evolucin i poltica y religiosa, para no abrumar al lector con los problemas referidos f a su elaboracin, sobre los cuales, por otra parte, hay ciertas disidencias entre los autores y una abundante bibliografa. f,

    i Estos primeros cinco libros del Antiguo Testamento o Pentateuco ji conforman lo que en hebreo se denomina "Tor", que podramos traducir t como "ley" o "instmcciones"; "Pentateuco", de origen griego, significa f "cinco vasijas", pues la costumbre antigua era escribir en rollos de papiro f o en piel y luego colocarlos, para su conservacin, en vasijas (recordar los J rollos de Qurnran, llamados del Mar Muerto, descubiertos de este modo). ~ Por cuestiones de comodidad en el manejo, la obra se divida en rollos. ~ Esta divisin del Pentateuco es antigua pues ya se encuentra en la versin griega llamada de los Setenta, que fue elaborada por ese nmero de sabios judos alejandrinos en el siglo III a.c.

    Estas leyes o instmcciones no aparecen en un plano intemporal sino en el marco histrico global y forman parte de la conciencia histrica de Israel. :, Si bien estos textos estn consagmdos por la doble tradicin palestina y grie- ga, es esta tradicin alejandrina (de Alejandra, Egipto) la que le dio los nom-bres actuales: Gnesis (origen del mundo); rodo (salida de Egipto). Lnl:ico (prescripciones para la tribu de Lev); Nmems (llamado as porque cornkn-za con un censo) y Deuteronomio (segunda ley).

    Es un complejo hist,5ri:o-kgislativo ; ,.": :Tal legislacin e:;tn al servicio de .la idea ;-,:ligiosa. Cene, h,storia te0lgic;1

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    Los hebreos 47

    simplemente insina muchos datos meramente histricos, y se orienta ha-cia el binomio "Dios con sus atributos-salvacin de Israel".

    En el desarrollo histrico-legislativo, cada uno de los libros del Pen-tateuco presenta una fase o etapa propia. El Gnesis es la preparacin de la historia teocrtica, con el relato del origen del mundo y del hombre, con la eleccin de los patriarcas, con la promesa divina de la formacin del pueblo elegido y el punto de partida de Israel como nacin en Egipto. El Exodo es la institucin histrica de la teocracia o formacin de Israel como pueblo de Dios, con la salida de Egipto bajo la gua de Moiss, con la promulgacin divina de la Ley en el Sina y el establecimiento del pac-to solemne entre Dios y su pueblo. El Levtico es la legislacin teocrtica, con la reglamentacin detallada y sistemtica del culto divino, la constitu-cin de la clase religiosa dirigente, el sacerdocio levtico y la determina-cin de las obligaciones cultuales por parte del pueblo. El libro de los N-meros es el complemento teocrtico e histrico-legislativo, que tiene la propuesta de leyes y normas provisionales para los cuarenta aos de vida nmada en el desierto, desde el Sina hasta el Jordn y el Deuteronomio, el ltimo libro, es la nueva proclama de la legislacin teocrtica, con la adaptacin definitiva de la ley del Sina a la inminente vida sedentaria y la confirmacin del pacto sinatico por medio de la nueva alianza entre Dios e Israel en Moab, con anterioridad al cruce del ro Jordn.

    Hagamos una aclaracin antes de proseguir: a lo largo de esta uni-dad se vern muchas citas del Antiguo Testamento y algunas del Nuevo; las mismas no sern explicitadas sino que se presentarn bajo la forma abreviada (por ejemplo, Re significa Reyes),

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    Los pequeos Estados semitas

    } .1.1. Crtica a la paternidad literaria del Pentateuco 'La tradicin judeo-cristiana considera a Moiss como autor del Pen-

    :; 'f;

    .. ";,cuco, aunque el propio Antiguo Testamento slo atribuye al legislador "."mig para diferenciar las tradiciones presentes en Gn.1-2 y descubrir ' n .1 una fuente especfica. Su obra publicada en 1711, fue relegada

    ;clo durante dos siglos. 1 11 J 753, el mdiico de cabecera de Luis XV, Jean Astruc, orden

    \ ,. . ! t ,

    el :nesis sobre la base del nombre de Dios en dos o tres hilos na- it: ,)aralelos, sentando los cimientos para los futuros estudios.

    a) Hiptesis del documento primitivo: mientras que Witter y Astruc ) :ideraron estas fuentes como tradiciones utilizadas por Moiss en la f

    :!.CCn del Pen~akut la obra. A fin::, dd m1smo siglo, Karl D. Ilgen descubri una tercera } :ite escrita que u:il;i:1 el mismo nombre de Dios que la primera ( ,1.im). As., se c11nr

  • 50 Los pequeos Estados semitas

    del retomo a Canan (siglos VI-IV a.C.) y habra sido redactada por el profeta Ezequiel y su escuela.

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    Para entender, entonces, el Pentateuco hay que suponer ms bien va- ;1

    rias redacciones que fundieron distintas fuentes originalmente autnomas para resumir, en una imagen global, las diversas versiones sobre la prehis-toria de Israel, por lo cual son inevitables los desplazamientos, omisiones y adiciones.

    Lo mismo puede aplicarse al Antiguo Testamento en general. Du-rante mucho tiempo se tomaron como verdades histricas los datos que se consignaban en l, y se recurri al Gnesis para reconstruir la poca pa-triarcal, al de Josu, para conocer el perodo de la conquista de Canan y f as sucesivamente. Pero los textos veterotestamentarios en su conjunto, tal i como estn redactados, corresponderan ms a la poca del segundo tem- plo que ~ la del primero, e~ ,decir, al perodo pos~erior al exilio (Liv~rani, 1995) mas que a la formac10n y desarrollo del remo de Israel. Constituye ~ un caso extraordinario de reinvencin de la historia pasada y de reescritu- i, ra en funcin del presente (presente muy posterior a la historia narrada). f En cambio, los escritos de la poca del destierro (siglo VI a.C.) y de la in- f mediatamente anterior (reyes reformadores del siglo VII a.C.) tienen gran t importancia desde el punto de vista proftico e historiogrfico, pues son fuentes inapreciables acerca de las fases finales de la historia de Israel. .

    De la poca de la monarqua (siglos XI a VI a.C.), el contraste con i otras fuentes, en lneas generales, evidencia los mismos hechos aunque la f interpretacin sea distinta. Se cree que los redactores de esta parte del An- . J tiguo Testamento deban disponer de fuentes escritas, crnicas o anales t del mbito palatino y quizs una inscripcin real fruto de una historiogra- f fa oficial monrquica.

    Para Liverani (1995), las grandes recopilaciones seran: una anterior al exilio (siglo VI a.C.), que se denomina "deuteronomista", y otra poste-rior (siglo IV a.C.), la llamada "sacerdotal". Respecto de las otras dos (Elohsta y Yahvisra) seran ms bien tradiciones que fuentes escritas. Como vemos, hay divergencia entre los autores sobre las fechas o la cali-dad de las fuentes; en Jo que hay acuerdo es que en su mayora son poste-riores (a veces en demasa) a los hechos narrados.

    2. El nombre de Canan y el trmino "hebreo" La tieffa de Cana.in fue i,:mpre una encn:cii,i,.h g:eo~rfica entr.:

    dos mundos: el egipcio y el asi{tti" Recordemos 10 visto en h unid~d an-

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    Los hebreos 51

    terior respecto de su ubicacin geogrfica y que, hasta los siglos XIII-XII a.C., prcticamente no haba mayores diferencias entre estos pueblos llama-dos genricamente "cananeos", incluidos los fenicios y los israelitas. Cuando Abraham, el patriarca, lleg desde la Alta Siria, la regin ya se denominaba Kena 'an y los que ah habitaban se denominaban kena 'ny o cananeos.

    El nombre de Canan aparece en textos extrabblicos, por primera vez, a principios del siglo XV a.C., en la inscripcin de Idrimi, quien huy del "pas de Kenani", expresin paralela de Gn.12, 16: "eretz Kena'an". Tam-bin aparece en tres tablillas de Alalakh (norte de la costa levantina) y mu-chas veces en las cartas de El Amarna (Egipto: perodo de Amenofis III-Amenofis IV/Akhenaton) bajo la forma de "pas de Kinajni" o "Kinajji" y bajo esta ltima forma se encuentra en una carta escrita en acadio por Ramss II a Khattushili III, rey hitita, aunque en los textos egipcios es ms comn que aparezca como Kn'n' con artculo, "el Canan". As se re-gistra en tiempos de Amenofis II (siglo XIV a.C.) y en otros textos hasta la dinasta XXII (siglo IX a.C.). En una lista de Ras Shamra (Ugarit) escrita en cuneiforme alfabtico, aparece un individuo llamado kn'ny (cananeo).

    En cuanto al significado de la palabra en s misma, hay divergen-cias: para algunos sera "inclinar" (cuestin geogrfica) o "tintura de pr-pura" (por el lugar donde se obtiene). Esto indicara que no tena un signi-ficado preciso aunque el trmino cananeo era tomado como sinnimo de

    "comerciante". En cuanto el trmino "hebreo", en Gn. 14,13, se lo designa a Abra-

    ham como ha- 'ibr'i (hebreo) y vuelve a aparecer en los relatos del xodo cuando se trata de cualificar a los egipcios respecto de los israelitas (Gn. 39,17; 41,12 y x. 1, 16.22; 2,6) y cuando un israelita se dirige a los egip-cios (Gn. 40, 15; x. l, 19; 2,7; 3, 18; 5,3; 7, 16 y 9, l-13).

    Ms tarde, los filisteos (Pueblos del Mar asentados en la zona sur cananea) llaman a este pueblo 'ibrm y as Jo emplea el mismo redactor ( 1 Sam. 13.3.7; 14.'2 l ). En x. 21,2-6. se habla del "esclavo hebreo" aunque esta designacin desaparecer en el exilio y slo se utilizar en Jon. 1, 9.

    El tfrmino "hebreo" no se aplicaba a la lengua de los israelitas, que se ..:a1i::.;,,L." ,,.,rno "kngua d~ Cana~fo" (Is. 19.1:'

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    52 Los pequeos Estados semitas

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    54 Los pequeios Estados semitas

    tos cuneiformes: A-ba-an-ra-ma; A-ba-ra-ma y A-ba-am-ra-am. Sabemos que los amorreos se haban instalado en la Baja Mesopotamia ya en el ter-cer milenio a.c. La onomstica de otros parientes de Abraham encuentran tambin paralelo en textos de la Baja Mesopotamia. As, el bisabuelo de Abraham, llamado Sarug, encuentra su paralelo en un tal Sha-m-gi, men-cionado en Tello (Lagash), bajo la dinasta III de Ur; el abuelo y un her-mano del patriarca se llamaban Najor, que encuentra su paralelo en Na-ju-rum, nombre que aparece en cuatro documentos de esta poca descubier-tos en Nippur. El nombre de Jacob (abreviatura de Ya'Qub-EI?) aparece bajo la forma de _Ya-aj-qu-ub-El y Ya-qu-ub-El, en cuatro documentos de Kish, un siglo antes de Hammurabi. Incluso aparece bajo la forma abre-viada de Ya-ku-bi en textos de la I dinasta de Babilonia.

    Los israelitas declaraban, al sacrificar primicias, que "un arameo errante fue mi padre" (Dt. 26,5). Estos arameos formaran parte de un gru-po tnico mayor: el de los amorreos u "occidentales" (Amurru/Mar.Tu: nombre que daban los mesopotmicos a los semitas noroccidentales). Tambin se los llama protoarameos, para diferenciarlos de los arameos, ya perfilados claramente en el primer milenio a.C.

    Garca Cordero (1977) entronca a los patriarcas con este grupo se-mita-occidental que tena su centro de irradiacin en la Alta Siria: Aram Naharayim, donde estaba la casa solariega de Abraham, y ah su hijo Isaac, siguiendo las leyes de la endogamia, ir a buscar esposa, como tambin lo har Jacob.

    Las diversas tradiciones que hablan de Abraham, Isaac y Jacob, fue-ron agrupadas en ciclos tradicionales ms amplios, ulteriormente estructu-rados dentro de una especie de pica de los antepasados. Posteriormente, esta pica fue unida, siguiendo las antiguas confesiones clticas, a las tra-diciones del xodo, del Sina y de la conquista de Canan, hasta fonnar una gran historia pica de los orgenes de Israel. Todas las tradiciones, an las que afectaban a grupos pequeos, fueron esquematizadas dentro de un marco nacional de referencia como tradiciones constitutivas del pueblo israelita (J. Bright, en Garca Cordero, 1977: 84).

    Un hecho interesante es que no se nombran personajes que puedan ser identificados por otras fuentes: en el caso del xodo, se menciona a "faran" pero no se da su nombre, aunque la mayora de los investigado-res suponen que se trat de Ramss II y sl() :iparecen los wmbn:s de In~ patriarcas y sus familias. queriendo d~sta..: ir;,,., por encim" ..:.: orm.s pueblos, lo cual mostrara, por un h:do, la Vi!uicionalidad ~,: L:g,;ti..:a d.::

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    Los hebreos 55

    los escritores posteriores, as como la lejana de los tiempos en que trans-currieron los hechos; dado que estos personajes pertenecan a tribus n-mades en continuo movimiento, difcilmente podamos encontrar mayores referencias, que es lo que habitualmente sucede con este tipo de pueblos. La nica referencia que tenemos es la que presentamos al principio, es de-cir, los paralelos onomsticos. Esta limitacin no afecta slo al perodo patriarcal, sino que llega hasta la poca monrquica, pues recin en el si-glo IX a.C. tenemos una referencia extrabblica de un rey israelita. Las fi-guras de Moiss, David y Salomn, nervios del armazn histrico de Is-rael, se desvanecen en el tiempo sin referencias en otras culturas. Esto no significa, por el contrario, que en la tradicin oral israelita no permanecie-ra la memoria de estos movimientos de pueblos, ya sea con los patriarcas o con la llegada y salida de Egipto, pero todas las dems precisiones que aparecen en el Antiguo Testamento son cuestin de intenso debate.

    Estos relatos de los orgenes forman parte de una historia teolgica que trata de destacar en los hechos del pasado los "actos redentores de Dios en favor de su pueblo". Por ello estn sujetos a una interpretacin teolgica, a una perspectiva religiosa conforme a determinados esquemas mentales que, a travs de los siglos, sufrieron un proceso lento de madura-cin y asimilacin. Los relatos han sido fijados como tradicin nacional pero originariamente no lo fueron, puesto que sucedieron mucho antes de que Israel fuera una nacin.

    En la simple y esquemtica narracin del Gnesis subyacen movi-mientos de grupos tribales (clanes). Teolgicamente, todos descendan de Abraham, pero fsicamente procedan de diferentes estirpes. Existe s la cer-teza de movimientos de pueblos (amorreos) hacia Palestina durante el segun-do milenio a.C., pero algunos incluso han intentado demostrar que estos gru-pos tenan una religin diferente de la politesta mesopotmica o cananea, lo cual es muy difcil, si no imposible, de probar. Los datos extrabblcos pales-tinos (bajo su forma escrita o arqueolgica), durante el segundo milenio a.C., pueden aportar infom1acin gen1:ral sobre la poca y la regin en particu-lar, pelo sobre estos patriarcas el silencio es absoluto. A lo sumo podemos sospechar que se trataba de tribus de origen mesopotmico o de la Alta Si-ria. y que habran sido importantes jefes de el.mes.

    En cambio, r_::;pecto de la soc;ied:.iJ -;'n ti,:mpos de Ahraham, pode-rn -:~ :'\ht~~Pet ir1t.,.~r .. ,:::ntt.!~; inforrna,;:.!orH:-' F .. ;i ~:-; ~ un t;;i.:T;~'~. dt..~ patriarca~ d . C!! ..::i ...,,:;;1; .::! : :'l._. de fan1il,a tenL1, :,..~ ,~ .rr: ;::,~rhL ,,.Ltci:...ifa sbrc el :;~ .:, i~n:.'11}.c, ~.! .. ,.'" ;\ (C!t..~n. 1,4.Y-' .. 1 -"'~1 .. :rific,u el hc1-~- .3::\~t~V ;~i~f'iF 1: __ i, .: : t .; .. ,; .".,,; l ~r. p,.1rcjen1plo,

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    3.6 Los pequeos Estados semitas

    IJ!Staba dispuesto a sacrificar el honor de sus hijas para salvar el derecho de l. hospitalidad (Gn. 19,8), tan importante para los pueblos transhuman-ats, an en la actualidad.

    La descendencia era por lnea paterna y mantiene el derecho de pri-1togenitura (bekorah) (Gn. 25, 31-34; 27, 36; 43 ,33), pero el primognito pda llegar a perder este derecho por alguna falta grave, como en el caso de 8.Ibn (Gn. 35, 22; 49, 3-4; 1 Par. 5, 1). Tambin exista el derecho de adop-fi.!in (Gn. 16, 1-2; 30, 9-13; 48, 5): su rito consista en poner al recin naci-6 entre las rodillas de quien lo adoptaba (Gn. 48, 12; 50, 23; Rt. 4, 16-17), F en general los adoptados pertenecan a la misma familia.

    . Aparentemente la monogamia se mantena como ideal, no obstante lo mi el concubinato era bastante normal: al lado de la esposa legal se tenan *35 concubinas. Jacob, por ejemplo, tuvo dos esposas y varias concubinas ilin. 29, 15-30; 30, I-9); Jos e Isaac tuvieron una sola y Esa tuvo .tres

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    Los pequeos Estados semitas

    ~eamos ahora el perodo de la penetracin en Canan, donde posee- ~ mos evidencias extrabblicas, al menos de los pueblos que ya estaban asentados en esa regin.

    3.2. La conquista de Canan E_t general, los investigadores concuerdan en que la llegada de las o1,

    tribus lideradas por Josu a la Tierra Prometida se produjo haca los siglos " XIII-Xh a.c. La situacin en Canan, en ese momento, era de reorganiza- ,. cin.deipoderes. Egipto, encerrado en sus fronteras naturales, apenas pudo resistir :y' fechazar el peligro de las invasiones de los llamados "Pueblos del Mar"., :ii;ivasin que termin con el Imperio Hitita y con varias ciuda-des cananeas, tanto de la regin fenicia como palestina. Uno de estos pue-blos, los filisteos, ocuparon varias ciudades cananeas y llenaron parte del vacfode poder dejado por los egipcios. Consiguieron el control de las ciu-dades que_se hallaban en la costa y en los valles (Yezreel y Jordn medio), en cambio; las colinas, quedaron fuera de su alcance. No debemos olvidar que el arma de guerra que manejaban los filisteos, adems de la infantera, . 11 era la de loscarros con caballos, los cuales no tienen aplicacin militar en 'I' zona montaosa. En esta regin de la Cisjordania (al oeste del Jordn), as t como en las mesetas semiridas de Transjordania (al este del Jordn), la ' arqueologa nos muestra un proceso de colonizacin caracterstico de la primera Edad del Hierro: rozas, bancales, aprovechamiento hidrulico de los uadis, excavacin de pozos y construccin de cisternas, as como pro-liferacin de pequeas aldeas y ciudades fortificadas. ste es el elemento nuevo aportado por los pueblos de origen tribal y pastoril, entre ellos, los israelitas, aunque difcilmente podamos hablar de las "doce tribus" que refiere el .texto bblico. Este asentamiento marca el proceso de sedentari-zacin d,e, estos grupos recin llegados. De acuerdo con fuentes bblicas posteriores, es probable que hubiera ya coaliciones de tribus (corno las que se conocen desde el perodo anterior, es decir, desde la Edad del Bronce) y que se pactaran acuerdos entre tribus y ciudades para regular los derechos al pastoreo, el matrimonio y el comercio. Respecto de esto ltimo, hay algo muy interesante: los filisteos, Juego de la cada de los hi- ( titas, tuvieron gran parte del monopolio del hierro y prohibieron, estricta- ' mente, que ningn comerciante vendiera este producto a Jos israelitas, lo cual demuestra que este pueblo tena clara conciencia del peligro de los )' grupos asentados en las tierras altas, que slo esperaban la oportunidad i{ para descender y conquistar las tierras ms frtiles. -;:,,_

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    Segn Liverani, ste sera el momento en que se conforma la enti-dad llamada "Israel", en donde su propia tradicin historiogrfica sita to-das las historias que poseen un valor "fundador" de las realidades y pro-blemas posteriores: pensemos, por ejemplo, en el destierro en Babilonia (siglo VI a.C.) y la vuelta del exilio. Para justificar el regreso de los deste-rrados y sus pretensiones territoriales frente a los que se quedaron en Pa-lestina, se acredita la historia "fundadora" de las tribus israelitas que in-migran desde poca remota junto con los patriarcas. stos se mueven por un territorio que les pertenece slo en parte, pero reciben la promesa divina de convertirse en un pueblo numeroso y as ocupar todo el pas. Luego viene el primer destierro en Egipto, un xodo y la vuelta a Palestina (siglos XIII-XII a.C.), que sirven para configurar el destierro posterior a manos de los asirios (Reino de Israel) y de los babilonios (Reino de Jud), durante los siglos VID y VI a.C. Todo esto fortifica a los que vuelven del exilio para recuperar sus tierras: es el fundamento "histrico". Incluso hasta se puede establecer un pa-ralelo entre los cananeos del siglo XII a.C., que, aunque ya se hallaban en esa tierra, estn condenados al exterminio por el mismo Yahv, y los samaritanos y otros que se quedaron durante los exilios mesopotmicos. Con esto no que-remos decir, ni mucho menos, que no hubo conquista de Canan, sino que la fonna en que la conocemos actualmente por la Biblia es una construccin terica posterior, marcada claramente por los problemas de los siglos VII-VI a.c. y no por los de los siglos XIII-XII a.c.

    Como dato curioso mencionemos que entre los autores modernos no hay acuerdo sobre cmo llamar a este momento: establecimiento en Pales-tina, inmigracin en Cisjordania, ocupacin de Canan, penetracin en Palestina, conquista del pas, sedentarizacin en Canan, asentamiento israe-lita e instalacin en Canan; sin embargo todos se refieren al mismo episo-dio: llegada y lento asentamiento de las tribus en la Tierra Prometida.

    Segn el relato bblico, cada grupo se fue posesionando de la tierra cultivable palestina, partiendo del sur y del este. Como .ya mencionamos antes, los nicos indicios extrabblicos que tenemos de estos movimientos son los datos arqueolgicos, propios de la temprana Edad del Hierro, pero sin ninguna identificacin tnica precisa.

    Luego de cruzar el ro Jordn se produce la famosa toma de Jeric (Jos.2 y 6), que hoy plantea ciertas dudas. Las murallas derrumbadas por un sismo, qu~ t'n ,m prn:.:irio se crey,!r1)n d." b. p:.:a de J,:),u, fueron da-tadas fidedr:nant!'.tH:' del ::e~undo mifoni,; f,r K,,1mk::n Kenvon, b mxima experta en e\ :,;j1o y~ por lo tanto. vano~ sJg;:,:; i'.l.i.:-,, ;: la legaoa de fosu. Hay 1.:'ldtn:1~ts mq,1i:.-0higi,;;jS 4:,,~ ind1..-,\:1 d :::ib;,;:.-!,,r; de Jeric

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    a partir del siglo XV a.C.; como si esto no bastara, la propia Kenyon com-prob que, debido a la erosin del lugar, los estratos que corresponderan al momento de la entrada de los israelitas en Canan se hallan completa-mente borrados, por lo cual la evidencia arqueolgica no apoya, cierta-mente, al texto bblico.

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    medio de una trampa o ardid, lo cual se celebraba con caracteres milagr1 sos, como victoria de Dios: pensemos en el caso ya citado de Jeric.

    La toma de la ciudad de Bethel por la Casa de Jos (Jue.I,22-2: presenta paralelismos con la de Jeric, dado que requiri de la participla cin de alguien de adentro de la ciudad. La toma de Hazor por los~ (Jos.11) es sumamente sospechosa, ya que era una gran ciudad amurallac y, como se dice un poco ms adelante (Jos.11, 10), esta ciudad tena lJ: prestigio de ser "antes la capital de todos estos reinos". Durante el perodf monrquico, Salomn construy en ella fortificaciones, por lo cual fu~. una de las ciudades tardamente adquiridas y agregadas a los territorios dl : Israel. Desde el punto de vista propagandstico, era fundamental relaci~ nar la adquisicin de Haz_or con la .batalla junto a las aguas de MeromJ

    1 coronar el relato con la ca1da de la cmdad. Ji La importancia del Libro de Josu, que fue el personaje predominanl..c-

    de este perodo de conquista y colonizacin, as como su cabeza rectora, el ... que muestra al sucesor oficial de Moiss, que prosigui y termin lo que ya estaba establecido en el programa de la toma de la "Tierra Prometida". -J

    Otro problema que se plantea relacionado con esto, es el de laif: "doce tribus". Actualmente, este tema se considera como superior a la reaJ Iidad histrica; el nmero de doce no se corresponde con los hechos histJ,. ricos y debe considerarse ms bien como un intento de registro sistemti_L co del conjunto nacional y como expresin de su perfeccin numrica. Ya' -desde la poca de los Jueces haba uniones de dos o tres tribus vinculada ' por un santuario en comn pero no por pertenecer a un mismo "sistema tribal"; el hecho principal estaba constituido por los asentamientos coln{ " dantes y el enfrentar peligros comunes. Otros autores hablan de una "an~: e: fictiona paleo-israelita", y utilizan el modelo de las uniones tribales sa~i ': eras con la misin de cuidar algn santuario, pero no muchos estn ya d( '. acuerdo con este planteo. Tengamos en cuenta, incluso, que a la muerte de; Salomn el reino unificado se dividi en dos, el de Jud, al sur, y el de Is-{

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    rae!, al norte, mostrando que a pesar de formar parte de las doce tribus, se-} guan manteniendo sus caractersticas propias.

    Veamos ahora el perodo llamado de los "Jueces", que antecede a la ~J conformacin de una estrnctura estatal unificada (monarqua). '

    3.3. El perodo de los Jueces o etapa premontf rquica ',f Esta poca d.: los "Jueces", magistrados tribales no hereditarios, es tl

    Los hebreos 63

    bus se van asentando lentamente en el territorio, y es anterior a la instau-racin de la monarqua con Sal. Este perodo del cual estamos hablando es objeto de controversia, pues mientras que algunos ven un estado de de-bilidad y caos poltico, otros proyectan en l sus ideales de libertad, igual-dad y falta de opresin fiscal y administrativa.

    Esta poca tambin est fuertemente marcada por los sucesos poste-riores al exilio mesopotmico (siglos VI-V a.C.), cuando ya no haba monar-qua y se planteaba el dilema de auspiciar su vuelta como requisito para un renacimiento nacional o la consolidacin de otra fonna de gobierno.

    En los siglos XII y XI a:C., no existi una verdadera "Edad de los Jueces" tal como se describe en el libro bblico homnimo. En Palestina siempre hubo reyes, residuos de los antiguos reinos ciudadanos cananeos, y los gobiernos tribales mantenan una relacin conflictiva con ellos pero no como su alternativa. Algunos de los