EL MATADERO

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EL MATADERO LITERATURA ARGENTINA PROFESORA: BEATRIZ IÑIGUEZ INTEGRANTES: PAREDA LEONELA QUIÑONEZ EMANUEL SCHIEL MARIA SILVIA VILLALBA BENJAMIN AÑO 2014 CONSIGNAS: 1- A partir de la lectura del material de María Rosa Lojo, fundamenta la calificación de “El Matadero” de Esteban Echeverría como una narración hibrida por excelencia. 2- Transcribe ejemplos de ironía referida a : La iglesia El gobierno Los federales

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LITERATURA ARGENTINA

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EL MATADERO LITERATURA ARGENTINA

PROFESORA: BEATRIZ IIGUEZ INTEGRANTES: PAREDA LEONELA QUIONEZ EMANUEL SCHIEL MARIA SILVIA VILLALBA BENJAMIN

AO 2014CONSIGNAS:1- A partir de la lectura del material de Mara Rosa Lojo, fundamenta la calificacin de El Matadero de Esteban Echeverra como una narracin hibrida por excelencia.2- Transcribe ejemplos de irona referida a : La iglesia El gobierno Los federales3- Segn la teora de Rene Girard sobre la victima expiatoria; Qu elementos de El Matadero entraran en esta categora? Qu caractersticas renen para ser considerados de tal manera?4- Interpreta el siguiente enunciado simulacro en pequeo era este del modo brbaro en que se ventilan en nuestro pas, las cuestiones y derechos individuales y sociales.5- Elabora un comentario de El Matadero incorporando en l elementos del anlisis de Mara Rosa Lojo.

Respuestas.1- Segn la teora de Mara Rosa Lojo, la narracin hibrida por excelencia es la superposicin o entrelazamiento de cdigos que conviven, mezclndose, que desborda, rebalsa y da homogeneidad a los protagonistas del ms violento de los ritos, donde elementos de parodia, carnaval y grotesco confluyen en la sentencia de una historia transformada en historia: microcosmos, smbolos. En el texto podemos encontrar una variedad de registros: Registro antropolgico: se refiere a las distintas culturas y clases sociales que intervienen en El Matadero, negros, mulatos, blancos; criollos y extranjeros, como as tambin la presencia de animales; perros, ratones, pjaros, reces, etc. Registro religioso: este se refiere a la forma que interviene la religin en el cuento; cuando se hace referencia al diluvio la escena ambientada en cuaresma, la personificacin del demonio en el unitario. Registro poltico: se refiere a la presencia de paradigmas de libertad y civilizacin ironizar el modelo de republica sumido en un modelo autocrtico y teocrtico cuya cabeza esta el restaurador de las leyes, El Matadero es el pas y la casilla es el gobierno. Registro esttico: en este registro podemos ver la claridad de la hibridez, la mezcla de la realidad escrita con la literalidad, el simbolismo, lo imaginario, la escena y el espectculo carnavalesco de la sangre representado por los barbaros federales y el subjetivismo unitario.2- - "Cosa extraa que haya estmagos privilegiados y estmagos sujetos a leyes inviolables y que la iglesia tenga la llave de estos estmagos" -"Es de creer que el Restaurador tuviese permiso especial de su Ilustrsima para no abstenerse de carne, porque siendo tan buen observador de las leyes, tan buen catlico y tan acrrimo protector de la religin, no hubiera dado mal ejemplo aceptando semejante regalo en da santo"-Lo dispusisteis vosotros, esclavos, para lisonjear el orgullo de vuestro seor y tributarle vasallaje infame- As era en los felices tiempos de nuestros abuelos, que por desgracia vino a turbar la revolucin de Mayo-el juez del matadero, personaje importante, caudillo de los carniceros y que ejerce la suma del poder en aquella pequea repblica por delegacin del Restaurador.3- Resulta de especial inters relacionar aqu los sucesos de El Matadero con la teora de Ren Girard sobre el sacrificio colectivo de una vctima expiatoria, y la operatividad de este sacrificio en la fundacin y mantenimiento de un determinado orden cultural.Reproducir aqu parcialmente algunos conceptos expuestos en Los discursos tericos: En la mmesis de apropiacin, dijimos, encuentra Girard el patrn de conducta que a la vez diferencia e identifica al animal y al hombre. Tanto en la conducta animal como en la humana, el aprendizaje se funda en la imitacin, y a esto no escapa el aprendizaje del deseo mismo. Pero si en el animal la rivalidad provocada por la imitacin del deseo del otro es limitada, si se ajusta a dominance patterns por los cuales se establece una rgida subordinacin o sumisin hacia el dueo del objeto y del deseo, no sucede as en el caso de los seres humanos. Por el contrario, la rivalidad mimtica puede intensificarse hasta provocar verdaderas crisis de violencia colectiva. Girard sita su hiptesis de la vctima propiciatoria precisamente en ese momento de la vida comunitaria en que la pugna se ha hecho desesperada e insoluble. Ya no se puede distinguir a los oponentes mismos; todas las razones o sinrazones son igualmente vlidas. Es el estadio de los dobles, de los hermanos enemigos que se traban en una lucha tan estril como feroz. Este momento -la crisis mimtica- es descrito a menudo con las metforas del contagio y de la peste, equiparado a una catstrofe natural. La crisis se resuelve cuando la ira colectiva se concentra sobre un individuo a quien se designa como culpable de la violencia desatada y como su futura vctima.En la base de todas las culturas, de todos los ritos, de todos los mitos, halla Girard este homicidio originario que tiene la virtud de aplacar el furor social. Los ritos reproducen esta crisis transgrediendo las prohibiciones que ataen a la violencia mimtica (esta infraccin es cada vez ms elaborada, ms simblica, menos cruenta, a medida que aumenta el desarrollo de las sociedades). La violacin deliberada de los tabes tiene el sentido de justificar la inmolacin ulterior de la vctima elegida. Dicha vctima que, en el asesinato primero, perteneca totalmente a la comunidad en conflicto, ahora es sustituida por un chivo expiatorio no totalmente ajeno al grupo social, pero tampoco asimilable a l por completo. De ah que los locos, los enfermos, los muy viejos o los muy jvenes, los seres con alguna anomala, los animales domsticos, los extranjeros capturados y esclavizados, etc., pueden ser categoras seleccionadas para la inmolacin ritual. Esta ambivalencia de cercana-alejamiento conviene a las condiciones del sacrificio, que no debe desencadenar otra vez la violencia a travs de una venganza posible (cosa muy difcil cuando la vctima es un marginal o no pertenece a la categora humana). Determinados ritos insisten en la necesidad de alejar y distinguir a la vctima; otros, en la precisin de acercarla, de asemejarla. En las culturas ms complejas las vctimas asumen un carcter crecientemente representado, menos carnal.Los mitos -afirma Girard- recuerdan tambin, con mayor o menor crudeza, este asesinato originario. En ambos casos se elimina a la vctima porque se la considera culpable de los males de la comunidad, y se le adjudica una doble naturaleza benfica y malfica, monstruosa y sublime: es el pharmaks y el dios.Instituciones sociales como la realeza (que muchas veces incluye una inmolacin real o simulada del monarca), o el culto a los muertos, se fundan -dice Girard- en la estructura ambivalente del sacrificio. La domesticacin animal y la caza ritual hallaran su raz en la necesidad de disponer de vctimas sacrificadas. La cultura -apunta Girard en una frase de inquietante recordacin- se elabora siempre como tumba, la tumba no es ms que el primer monumento humano que hay que elevar en torno a la vctima expiatoria, la primera cuna de significacin, la ms elemental, la ms fundamental10.Ni en el mito ni en el rito hay conciencia, por cierto, de que la violencia es inmanente, humana. Su desencadenamiento se vive, en suma, como una catstrofe determinada por una epifana vengadora de la divinidad.Conviene recordar, en relacin con estas premisas, la concatenacin de los hechos -de la violencia- en el Matadero. Se observa:Existe un marco de catstrofe: la inundacin, que parece incontenible y cuyo culpable -se insina irnicamente- es el demonio unitario de la inundacin (o las blasfemias y herejas de los disidentes unitarios)Esta tensin, que llega a ser extrema y a la que se piensa aplacar con procesiones y rogativas, desaparece luego sin necesidad del rito.El clima de la violencia colectiva se reinstala en el Matadero. Hay menos reses que de costumbre y se entabla una lucha cada vez ms encarnizada entre los concurrentes por la apropiacin de los animales. La puja llega a su pice en la escena que ya he citado supra: adolescentes que se acuchillan/ perros que se agreden. Escena que conforma un simulacro en pequeo del estado de violencia en la Repblica.En ese preciso momento emerge una vctima potencial que centraliza todas las miradas. Este animal que, por ser toro, es extrao a la fauna acostumbrada del Matadero, opera como un intruso, como el elemento ajeno que polariza las fuerzas contrarias y dirige toda la violencia intestina sobre s mismo.A partir de aqu se genera una cadena de vctimas que se superponen o se sustituyen. Primero, una vctima absolutamente inocente y casual: el nio, que es degollado por el lazo. Esta muerte casi inadvertida (pasa como un relmpago) slo logra atraer la horrorizada atencin de un grupo reducido, y no paraliza en modo alguno la persecucin del toro. La pesquisa va ocasionando otras diversas vctimas (aunque no mortales), en situaciones ms o menos grotescas (las negras achuradoras, el gringo arrojado al pantano y pisoteado, etc.). Por fin, aparece el unitario, no en el Matadero mismo sino en una zona marginal (de modo que hay que ir a buscarlo -enlazarlo vivo, como al animal en fuga). Su figura sustituye al toro, que acaba de ser inmolado, y repite sus gestos.Tanto el toro como el unitario son objeto de befas, pero asimismo de una cierta admiracin y reconocimiento (perceptible sobre todo, en el caso del unitario, cuando se consuma su muerte). Hay tambin, implcita, una divinidad a la cual son sacrificados (Rosas). Estos sacrificios quieren permitir la conservacin de un orden mediante la inmolacin de las bestias y de los hombres identificados con ellas, excluidos o desterrados de su condicin humana -prjima, prxima- con denominaciones como las de salvajes, inmundos, asquerosos (unitarios).Se muestra aqu, entonces, cmo el esquema central del sacrificio colectivo de la vctima expiatoria subyace esta descripcin de la federacin rosina. Pero el texto de Echeverra no contribuye, como los mitos o los ritos, a mantener oculto el origen humano de la violencia, sino que lo des-mitifica; exhibe despiadadamente -mediante la parodia religiosa, incluso- de qu modo -lejos de toda epifana vengadora o castigo celeste- la violencia nace de las discordias entre los hombres, de la feroz inmanencia, y no de la trascendencia. Por ello mismo, el sacrificio perpetrado no augura ninguna paz. La vctima humana, en principio, no se deja sacrificar, sino que prcticamente, se mata, alimentando y continuando, con su conducta, el crculo de la violencia. Por otra parte, el unitario, aunque desconocido en su humanidad, y en su argentinidad, por los hombres del Matadero, es la otra cara del pas, el otro bando en una desgarrada guerra civil. Su muerte slo calma pasajeramente la ira y promete, antes bien, una cadena de venganzas por parte del sector oculto en una comunidad irremediablemente escindida.Por todas estas razones el texto de El Matadero pertenece a esa categora de obras literarias que -para Girard- iluminan claramente, mejor que el pensamiento especulativo, los mecanismos socioculturales de la violencia y revelan su naturaleza humana, demasiado humana. Lo cual no quita -y este es uno de los mritos del relato- que una lograda fascinacin esttica mantenga toda la fuerza de atraccin y repulsin (que se siente como avasalladora, desmesurada, sobrehumana) en la experiencia de lo violento (donde confluyen, como mencion supra, la sexualidad y el excremento, la cpula y la putrefaccin, lo escatolgico y tambin lo esjatolgico).

4. El modelo brbaro de la Repblica cuyo ejemplo o smbolo es el Matadero supone una autoridad y una ley cuya sede es, no la casa de gobierno, sino la casilla:En la casilla se hace la recaudacin del impuesto de corrales, se cobran las multas por violacin de reglamentos y se sienta el Juez del Matadero, personaje importante, caudillo de los carniceros, y que ejerce la suma del poder en aquella pequea repblica, por delegacin del Restaurador. Fcil es calcular qu clase de hombre se requiere para el desempeo de semejante cargo.Resalta la desproporcin entre la insignificancia y la ruindad material de la casilla del Juez y el formidable, taxativo carcter del poder que all se ejerce, ambas cosas, signos de barbarie:La casilla, por otra parte, es un edificio tan ruin y pequeo que nadie lo notara en los corrales a no estar asociado su nombre al del terrible juez y a no resaltar sobre su blanca cintura los siguientes letreros rojos: "Viva la federacin", "Viva el Restaurador y la herona doa Encarnacin Ezcurra", "Mueran los salvajes unitarios".El simulacro es en si un pseudo gobierno, no valido a la vista del unitario por esos vender patrias como dice la victima, reduciendo la analoga del pas al simple matadero y la casilla al gobierno de Buenos Aires.5. El Matadero, un cuento de Esteban Echeverra, que narra de manera grotesca, sumamente descriptiva, con toques de ironas y cargadas de simbolismos la vida del pas y sobretodo de Buenos Aires con escenas de sangres que dan un perfil colectivo de federal de 1830.Desde el inicio del cuento el autor alude a la divinidad describiendo un diluvio, la hambruna, la cuaresma, y la actitud de una iglesia; prosigue con un registro poltico, comparando al restaurador de las leyes con santos, de igual manera el panorama social, de la poca, en el aparecen, negros, mulatos, zambos, criollos (de clase baja y alta), extranjeros . En la escena de la infiltracin del toro al matadero, la descripcin de la bravura del animal, y la resistencia a la muerte, es una escena que podemos asociar a la muerte del unitario, con el suicidio por rabia, marcando la masculinidad del mismo, en un smbolo de individualidad, y sobretodo la presencia de la sangre como protagonista, el color del federal, lo primitivo de la chusma colectiva, y la finalidad de la victima como un acto heroico de quitarse la vida de manera natural antes de perder el honor de hombre y un acto digno de un patriota segn la subjetividad del autor.