El Hombre de Los Sesos Frescos

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EL HOMBRE DE LOS SESOS FRESCOS De acuerdo con el tema que venimos trabajando respecto al comentario del caso del hombre de los sesos frescos, realizado por Lacan en el apartado 9 de la parte dos de la dirección de la cura y en relación con los trabajos presentados en la reunión pasada sobre el enfoque dado al caso desde la perspectiva de la psicología del yo a partir de Kris, en este trabajo se tomarán las diferentes referencias que hace Lacan al caso y los puntos que señala como significativos en cada una de ellas. Luego de haber indicado el orden de la dirección de la cura y la inversión de éste por los posfreudianos, en el primer párrafo de éste apartado, Lacan señala que “lo que puede decirse es que las vías nuevas en las que se ha pretendido legalizar la marcha abierta por el descubridor dan prueba de una confusión en los términos tal, que se necesita de la singularidad para revelarla.”, en este caso será el abordaje de Kris el que revele tal confusión.

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Este escrito rastrea las referencias de Lacan a lo largo de su obra, al caso de Ernst Kris nombrado por Lacan como El hombre de lo sesos frescos.

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EL HOMBRE DE LOS SESOS FRESCOS

De acuerdo con el tema que venimos trabajando respecto al comentario del

caso del hombre de los sesos frescos, realizado por Lacan en el apartado 9 de

la parte dos de la dirección de la cura y en relación con los trabajos

presentados en la reunión pasada sobre el enfoque dado al caso desde la

perspectiva de la psicología del yo a partir de Kris, en este trabajo se tomarán

las diferentes referencias que hace Lacan al caso y los puntos que señala

como significativos en cada una de ellas.

Luego de haber indicado el orden de la dirección de la cura y la inversión de

éste por los posfreudianos, en el primer párrafo de éste apartado, Lacan señala

que “lo que puede decirse es que las vías nuevas en las que se ha pretendido

legalizar la marcha abierta por el descubridor dan prueba de una confusión en

los términos tal, que se necesita de la singularidad para revelarla.”, en este

caso será el abordaje de Kris el que revele tal confusión.

La primera mención sobre el caso de Ernst Kris, está en el seminario: “Los

escritos técnicos…” de 1953, en el que Lacan comienza por el análisis de los

conceptos de resistencia y defensa para pasar, en la clase seis del 10 de

Febrero de 1954, a darle la palabra a Jean Hypollite, quien presenta su texto

sobre la Verneinung de Freud.

En tal marco, luego de la exposición de Hypollite, Lacan sitúa el desarrollo

central del texto alrededor de “la diferencia de niveles entre la Bejahung, la

afirmación y la negatividad en tanto ésta instaura en un nivel inferior (…) la

constitución de la relación sujeto-objeto.” (1954, p. 27) y luego retoma el

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problema de la oposición entre lo intelectual y lo afectivo para “criticar (…) la

ambigüedad siempre mantenida en torno (al tema); como si lo afectivo fuese

algo así como una coloración, una cualidad inefable que debiera buscarse en sí

misma, independientemente de la piel vaciada que sería la realización

puramente intelectual de una relación del sujeto.” (1953, p. 27) cuando lo que

se plantea en el texto Freudiano es “la génesis de una función intelectual a

partir del juego de las mociones pulsionales primarias” (1925, p. 256), del

siguiente modo: “La afirmación —como sustituto de la unión— pertenece al

Eros, y la negación —sucesora de la expulsión—, a la pulsión de destrucción.”

(1925, p. 256).

Lacan propone, luego de señalar estas dos elaboraciones al final de la clase,

ofrecer dos ejemplos para plantear el problema.

Primero toma la noción de la alucinación y recuerda que es un fenómeno que

está integrado a la intencionalidad del sujeto; a partir de allí da el ejemplo del

hombre de los lobos, en quien puede distinguirse el proceso de un rechazo

<verwerfung> del plano genital, “En efecto, generalmente, la condición para

que algo exista para un sujeto es que haya Bejahung, esta Bejahung que no es

negación de la negación. ¿Qué sucede cuando esta Bejahung no se produce, y

nada entonces se manifiesta en el registro simbólico?” (1954, p. 97).

Tal es el mecanismo que produce en la estructura psicótica la alucinación, un

rechazo, algo no reconocido ni simbolizado, “Hay pues allí, a nivel de una

experiencia totalmente primitiva, en ese punto de origen donde la posibilidad

del símbolo abre al sujeto a cierta relación con el mundo, una correlación, un

movimiento, un balanceo que les ruego comprendan: lo no reconocido hace

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irrupción en la conciencia bajo la forma de lo visto.” (1954, p. 97); este

desarrollo viene a dar cuenta del problema de la relación entre la bejahung y la

verneinung y la polaridad entre lo intelectual y lo afectivo, pues esa negación o

afirmación que estarían en el principio no son del orden de un juicio afirmativo o

negativo sino de naturaleza pulsional, real.

Freud señala, con relación a la función del juicio que en sus dos tareas

principales: atribuir o desatribuir una cualidad y admitir o impugnar la existencia

de una representación en la realidad, la propiedad sobre la cual debe decidir

pudo ser originariamente buena o mala, útil o dañina: “Expresado en el

lenguaje de las mociones pulsionales orales, las más antiguas: «Quiero comer

o quiero escupir esto». (…) «Quiero introducir esto en mí o quiero excluir esto

de mí». (…) El yo-placer originario quiere, (…) introyectarse todo lo bueno,

arrojar de sí todo lo malo. Al comienzo son para él idénticos lo malo, lo ajeno

al yo, lo que se encuentra afuera.” (1925, p. 254); El juicio de existencia

(principio de realidad) se fundamenta sobre el juicio de atribución (principio de

placer) del siguiente modo: lo bueno existe (es introyectado) y lo malo no (es

expulsado).

Luego, para su segundo ejemplo sobre el problema de la oposición entre lo

afectivo y lo intelectual y la relación entre la verneinung y la bejahung, toma el

caso de Kris y señala el relieve que da éste a lo que llama las interpretaciones

de la superficie.

Frente al sentimiento de su paciente, quién dice ser un plagiario y haber escrito

una tesis con ideas robadas, Kris lee el texto y encuentra que esto no es cierto,

así que esboza la siguiente interpretación: “el sujeto quiere manifestarle que

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toda su conducta está trabada porque su padre nunca llegó a producir nada

porque estaba aplastado por un abuelo, quien sí era un personaje harto

constructivo y fecundo. Necesita encontrar en su padre a un gran padre <grand

father>, capaz de hacer algo; el sujeto satisface esa necesidad forjándose

tutores, tutores más grandes que él, en cuya dependencia se encuentra a

través de un plagiarismo que luego se reprocha, y con cuya ayuda se destruye.

Satisface con ello una necesidad que ha atormentado toda su infancia y, en

consecuencia, dominado toda su historia.” (1954, p. 99)

¿Cómo reacciona el sujeto ante tal interpretación? “guarda silencio, y en la

sesión siguiente dice: El otro día, al salir de aquí, me fui a la calle X —esto

sucede en Nueva York, y se trata de una calle donde hay restaurantes

extranjeros y donde se pueden comer cosas un tanto condimentadas— y

busqué un lugar donde pudiese encontrar ese plato que me gusta

particularmente, los sesos frescos. Tienen aquí el tipo de respuesta evocada

por una interpretación justa: a saber un nivel de palabra a la vez paradójico y

pleno en su significación.” (1954, p. 100)

¿Cómo se relaciona entonces esta respuesta del paciente de Kris con la

Bejahung y la negación? Podría tomarse la vía de la dimensión paradójica de

la palabra, su elemento de contradicción, que irrumpe en el discurso

organizado que sostiene un paciente en análisis y que no puede ser reducido a

un error insignificante, una simple falla de articulación fonatoria, pues está

cargado, puede decirse pleno, de significación:

“el sujeto, en su manifestación a través de esa forma especial que es la

producción de un discurso organizado, en la que está siempre sometido a ese

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proceso que se denomina la negación y en el que la integración de su ego

culmina, no puede reflejar su relación fundamental con su yo ideal más que en

forma invertida.” (1954, p. 100).

Aquí vale la pena retomar una de las elaboraciones que extrae Hypollite de La

Verneinung, al decir que <es un modo de presentar lo que se es en el modo del

no serlo>; ésta es la función de la negación que es “una Aufhebung de la

represión, pero no por ello una aceptación de lo reprimido” (Freud); dice Lacan

que la integración del ego culmina en la negación, así que la supuesta función

de síntesis del yo aparecería realmente en los puntos de quiebre, de

contradicción del discurso.

¿Qué significa entonces la respuesta del hombre de los sesos frescos?

sabemos que significa algo, pero es a la vez paradójico, también para el yo del

sujeto; dice Lacan al respecto que la concepción del yo que tienen los

posfreudianos es contradictoria:

“Las elaboraciones recientes que consideran al yo del analizado como aliado

del analista en la Gran Obra analítica implican contradicciones severas.

En efecto, es muy difícil definir al yo como una función autónoma, y al mismo

tiempo como un maestro en errores, sede de la ilusión, lugar de una pasión que

le es propia y que conduce esencialmente al desconocimiento; salvo que se

desemboque en la noción, no sólo de bipolaridad o bifuncionamiento del yo,

sino estrictamente hablando, de splitting, distinción radical entre dos yo.

Función de desconocimiento; esto es el yo en el análisis” (1954, p.104)

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A partir de la splitting, la división del yo, puede pensarse entonces la relación

del yo con el yo ideal, de la que decía Lacan respecto al hombre de los sesos

frescos que no podía reflejarse sino de forma invertida.

Es de notar que esta primera referencia al caso de los sesos frescos viene

ligada al fenómeno de la alucinación y la siguiente referencia, del seminario 3,

está en la clase 6 del 11 de Enero de 1956, titulada: “EL FENÓMENO

PSICÓTICO Y SU MECANISMO”.

En la primera parte de esta clase distingue la certeza delirante como el rasgo

característico de la estructura psicótica, “en él, no está en juego la realidad,

sino la certeza. Aún cuando se expresa en el sentido de que lo que

experimenta no es del orden de la realidad, ello no afecta a su certeza, que es

que le concierne.” (1955); aquello que experimenta como alucinación implica

una significación.

En este sentido podemos preguntarnos qué relación tiene la alucinación con la

interpretación, en este caso puesta del lado del sujeto, Lacan parece referir

esta relación a dos momentos lógicos del fenómeno psicótico, pues con

respecto a la certeza del sujeto dice que lo que “está en juego—desde la

alucinación hasta la interpretación— (es que) le concierne.”, dos momentos:

primero la alucinación y luego la interpretación, como lo expresa en la sección

5 de <De una cuestión preliminar a todo tratamiento…> “el efecto de

significación se adelanta (…) al desarrollo de ésta. Se trata de hecho de un

efecto del significante, por cuanto su grado de certidumbre (grado segundo:

significación de significación) toma un peso proporcional al vacío enigmático

que se presenta primeramente en el lugar de la significación misma.)” (1955,

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p.520), planteado de otro modo:”la duda estaría en aquello a lo que la

significación remite pero no tiene duda alguna de que remite a algo” (1956);

también en el acting out hay una significación velada, luego de que el analista

interviene en nombre de la realidad, el sujeto “Responde del modo más claro,

en un nivel más profundo de la realidad.”, hay una significación pero en otro

nivel.

Luego de esta distinción entre certeza y realidad, Lacan pone la interpretación

del lado del analista y pasa a preguntarse cómo puede interpretarse el delirio

según las perspectivas psicoanalíticas actuales.

Para éstas “Se considera al delirio una defensa del sujeto”; de allí parte una

crítica y un análisis de cómo debería ser tomado el concepto de defensa en el

análisis, cómo interpretarla, en qué orden tomarla.

En primer lugar dice que la referencia a la defensa “se presta a todo tipo de

intervenciones precipitadas y nocivas” y señala una especie de comodidad para

el analista al aferrarse a la idea de la defensa:

“Este concepto es tan insistente, tan sostenido, porque responde

verdaderamente a algo objetivable. El sujeto se defiende, pues bien,

ayudémosle a comprender que no hace sino defenderse, mostrémosle contra

que se defiende.” (1956, p. 35)

Entonces, ¿cómo debería operarse con la defensa?

“Supongamos que esa defensa es manifiestamente del orden simbólico, y que

pueden elucidarla en el sentido de una palabra en sentido pleno, vale decir,

que atañe en el sujeto al significante y al significado. Si el sujeto presentifica

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ambos significante y significado, entonces, en efecto, pueden intervenir

mostrándole la conjunción de ese significante y ese significado. Pero tan sólo si

ambos están presentes en su discurso, Si no están los dos, si ustedes tienen la

sensación de que el sujeto se defiende contra algo que ustedes ven y él no, es

decir, que ven de manera clara que el sujeto distorsiona la realidad, no basta la

noción de defensa para permitirles enfrentar al sujeto con la realidad.” (1956, p.

35)

No es suficiente con el concepto de defensa, menos aún en su supuesta

relación concéntrica con la pulsión, “para Lacan, la pulsión y la defensa no son

concéntricas, la defensa no es una defensa contra la pulsión, sino al contrario

la defensa es un modo de satisfacer la pulsión, por intermedio de lo simbólico.”

(Strauss); faltaría algo más para desarrollar la intervención o confrontar al

sujeto con esa realidad que desconoce.

Pasa entonces al caso de los sesos frescos, para analizar la relación de la

interpretación de Kris con su concepción de la defensa, “Kris considera genial

su intervención en nombre de la defensa” Y luego nos advierte: “¿Pero qué

quiere decir? Quiere decir que el sujeto no entendió nada del asunto y tampoco

entendió lo que nos trae”

Allí, al enfrentar al sujeto con la realidad que desconoce, este desconocimiento

permanece, en un nivel paradojal que ya referimos como la contradicción

interna al discurso organizado, opera entonces la verneinung pues ese

fragmento desconocido se mantiene fuera de simbolización: “Kris apretó el

botón adecuado. Apretar el botón adecuado no basta. El sujeto sencillamente

hace un acting-out”

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Y aquí veremos porque el caso de los sesos frescos en el sentido del acting out

encuentra tal afinidad con el tema de la psicosis como ya se señaló:

“Confirmo el acting-out como equivalente a un fenómeno alucinatorio de tipo

delirante que se produce cuando uno simboliza prematuramente, cuando uno

aborda algo en el orden de la realidad, y no en el seno del registro simbólico.”

Fenómeno alucinatorio: algo que fue rechazado en lo simbólico retorna en lo

real.

Tipo delirante: hay la certeza de una significación que concierne al sujeto

aunque no se sabe bien que significa.

Abordar algo en la realidad y no en el registro simbólico puede referir a la

relación del acting out con la verneinung como aufhebung, algo que el sujeto no

simbolizó viene en acto, el sujeto lo actúa en el plano de la realidad pero esto

no implica su reconocimiento.

Y luego Lacan plantea como habría debido tomarse el caso:

“Para un analista, abordar el problema del plagiarismo en el registro del orden

simbólico debe centrarse en primer término en la idea de que el plagiarismo no

existe. No hay propiedad simbólica. La verdadera pregunta es: si el símbolo

es de todos, ¿por qué las cosas del orden del símbolo adquirieron ese

matiz, ese peso para el sujeto?

El analista debe esperar frente a eso lo que el sujeto le proporcionara, antes de

hacer intervenir su interpretación.”

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Esperar lo que el sujeto proporcionara, como mencionaba respecto a Freud

quién escuchaba los decires del paciente y regresaba a ellos, se los retornaba;

no como Kris quien prescinde de ellos a favor de la realidad, de la superficie.

Olvida así el plano que seguramente llamaría profundo aunque se manifiesta

como herpes en la piel; el plano de la insistencia del goce, la dimensión de

repetición que conlleva el síntoma y entonces su interpretación si se queda en

la superficie, sin tocar los sesos, aunque no queda sin efectos, el sujeto le

responde aún sin que el yo entienda de que se trata:

“Da fe de que algo surge en la realidad, que es obstinado, que se le impone,

frente a lo cual nada que pueda decírsele cambiara en lo más mínimo el fondo

del problema. Uno le demuestra que ya no es plagiario, y el demuestra de qué

se trata haciéndole comer a uno sesos frescos. Reitera su síntoma, y en un

punto que no tiene ni mayor fundamento ni mayor existencia que el que mostró

primero”

La próxima referencia, la da en la última clase del seminario 6, <El deseo y su

interpretación>, el primero de julio de 1959, y se relaciona con la reiteración del

síntoma frente a la intervención de Kriss, quien al intentar reducir al paciente

con los medios de la verdad obtiene esta reacción:

“(el paciente) se arroja fuera y demanda un plato de sesos frescos para la

alegría del analista quien ve allí una reacción verdaderamente para su

intervención, pero de la cual (de la reacción) podemos decir que bajo una forma

atenuada, esto representa la reacción, la reforma de la dimensión propia del

sujeto, cada vez que la intervención trata de reducirla, de colapsarla, de

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comprimirla en una pura y simple reducción a los datos que llamamos

objetivos, es decir, a los datos coherentes con los prejuicios del analista.”

Cuando Kriss confronta el síntoma de su paciente con la realidad de la que él

es garante, pues ha ido a corroborarla, el sujeto se desplaza hacia otro

significante que lo represente por vía de la metonimia: “El síntoma, es una

fijación de un efecto del significante que está del lado del Otro, es un modo que

tiene el sujeto de interpretarse, en el sentido de escenificar, hacerse

representar por el significante, pero de un modo inexacto, ya que retenido en la

cadena.” (Strauss); en esta referencia toma su peso la palabra escenificar,

pues es un rasgo que Lacan toma para distinguir el pasaje al acto del acting

out, este último se dirige a la escena, o en otras palabras, al Otro mientras que

en el pasaje al acto el sujeto sale de la escena del Otro y cae al mundo, lo real;

la distinción entre estos dos registros es realizada en el seminario de la

angustia: “(por un lado) el sitio donde lo real se apresura (y por el otro) esa

escena del Otro en la que el hombre como sujeto tiene que constituirse y

ocupar un lugar como aquél que porta la palabra, pero que no podría portarla

sino en una estructura que, por verídica que se proponga, es estructura de

ficción.” (Lacan)

En la referencia siguiente, de 1963, que pertenece a la clase 9 del seminario

de La angustia, Lacan pone el énfasis en la relación del acting out con el objeto

a, aquello obstinado y que se impone, aquella dimensión propia del sujeto,

señalando que el acting out es la manera más característica en que el resto (a)

se hace valer y que por esto indica la relación entre ese objeto a y el Otro (A).

Lacan propone una definición del acting out:

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“Esencialmente, el acting-out es algo, en la conducta del sujeto, que se

muestra. El acento demostrativo, la orientación hacia el Otro de todo acting-out

deben ser destacados.” Y en ese mostrarse se opera la metonimia: “lo que se

muestra, cuando se avanza paso a paso, se muestra esencialmente como otra

cosa, otra cosa de la que es; qué es nadie lo sabe, pero de qué es otra cosa

nadie duda.”

Aquello que se muestra en el acting out, si tiene relación con el (a) es por la vía

del objeto como causa del deseo: “Combinemos entonces los dos términos,

mostrar, demostrar y deseo, sin duda un deseo cuya esencia, cuya presencia

es ser, mostrarse como otra cosa, y al mostrarse como otra cosa, sin embargo,

designarse.”

En subversión del sujeto… Lacan dice que “el deseo sea articulado, es

precisamente la razón de que no sea articulable.”, ¿pero articulado a qué?

“está articulado objetivamente si el objeto a que me refiero es el que la vez

pasada llamé "objeto" como su causa. Esencialmente, el acting-out es la

mostración, el mostrado, velado sin duda, pero sólo para nosotros como sujeto,

en tanto que eso habla, (…). Al mostrar su causa, lo esencial de lo que se

muestra es el resto, su caída.”

El objeto a que surge como resto entre el sujeto y el Otro marcados por la falta,

es el rasgo que distingue el acting out; se evidencia el objeto como soporte del

deseo en tanto falta, “Les enseño a reconocer un acting-out. Y esto quiere decir

lo que designo como el pequeño a o la libra de carne.”

Cuál sería entonces el lugar la interpretación en relación con el acting

out:

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"¿qué tiene de original ese acting-out y esa demostración de un deseo

desconocido? Con el síntoma pasa algo parecido. También el acting-out es un

síntoma que se muestra como otro; prueba de ello es que debe ser

interpretado". (....) Ustedes saben que el síntoma no puede ser interpretado

directamente; que hace falta la transferencia, es decir, la introducción del

Otro. (…) no es esencialmente de la naturaleza del síntoma el tener que ser

interpretado; el síntoma no llama a la interpretación como el acting-out, (…).

Hay que decirlo: el acting-out llama a la interpretación y la cuestión que

estoy planteando es saber si ella es posible.”

Esto supone la cuestión del establecimiento y el manejo de la trasferencia en el

análisis; ¿de qué manera se opera esta introducción del Otro y por qué tan sólo

a partir de allí se posibilita la interpretación del síntoma?

“lo que descubrimos en el síntoma, en su esencia, no es un llamado al Otro, no

es lo que muestra al Otro; el síntoma, en su naturaleza, es goce (…), goce

engañoso, sin duda, el síntoma, no tiene necesidad de ustedes como el acting-

out, el síntoma se basta; es del orden de lo que les enseñé a distinguir del

deseo, el goce, es decir algo que va hacia la cosa habiendo pasado la barrera

del bien (referencia a mi seminario sobre la Ética), es decir, del principio del

placer, y por eso dicho goce puede traducirse por un Unlust .”

Si el síntoma está del lado del goce y en este sentido se basta a sí mismo sin

necesidad del Otro, el acting out estaría del lado del deseo y sería planteado

como un llamado al Otro, una orientación del sujeto hacia la escena para

evidenciar allí el objeto a: “ese pequeño a que, por su parte, no está sobre la

escena, pero que en todo instante no pide más que subir a ella para introducir

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en ella su discurso” ¿será allí que se opera la introducción del Otro que

permite el establecimiento de la transferencia?

“A diferencia del síntoma, el acting-out es el amago de la transferencia. Es la

transferencia salvaje. No hay necesidad de análisis (…) para que haya

transferencia, pero la transferencia sin análisis, es el acting-out, y el acting-

out sin análisis, es la transferencia. De esto resulta que una de las maneras

de plantear la cuestión, en lo relativo a la organización de la transferencia — la

organización, la Handlung de la transferencia— es preguntarse cómo

domesticar la transferencia salvaje, cómo hacer entrar al elefante salvaje en

el cercado, cómo poner a dar vueltas al caballo en el picadero.

Esta es una de las formas de plantear el problema de la transferencia; sería

muy útil hacerlo por este extremo, pues es la única manera de saber cómo

actuar con el acting-out.”

De la manera en que el analista opere con el acting out una vez que surge en

el dispositivo, depende la domesticación de la transferencia que permitiría a su

vez la interpretación de los síntomas; esta domesticación podría entenderse

como su establecimiento en el análisis, como la introducción del Otro en cuanto

lugar desde el cual se profiere la interpretación; recordemos lo que plantea

Lacan en cuanto a la secuencia de los efectos analíticos: antes del desarrollo

de la transferencia ubica la rectificación de las relaciones del sujeto con lo real:

“es primero un asentimiento a lo que dice el sujeto, Lacan insiste sobre eso,

para Dora como para el hombre de las ratas, no se trata de decirles: esto no es

verdad. Se trata de ver qué lugar toma en aquello de lo que habla, cómo se

orienta, y esto tiene un efecto sobre el sujeto. (…) Esta inversión dialéctica,

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según la expresión de Lacan, tiene un efecto de verdad que induce la

transferencia positiva.” (Strauss)

Lacan, en la última parte de esta clase, referencia un artículo de una

psicoanalista americana, Phyllis Greenacre, llamado "General problems of

acting-out", publicado en 1950, en el que se proponen tres modos de operar

con respecto al acting out: Interpretarlo, Prohibirlo o Reforzar el yo, de los

cuales retoma la perspectiva de interpretarlo:

“no nos hagamos grandes ilusiones. Dado lo que acabo de decirles,

interpretarlo no producirá mucho efecto, aunque más no sea porque para eso

se hace el acting-out. (…) el sujeto sabe muy bien que lo hace para

ofrecerse a la interpretación. Pero lo que cuenta no es el sentido de lo que

interpreten, cualquiera que fuese: lo que cuenta es el resto.”

No sobra destacar que cuando el acting out se da en análisis, se ofrece al

analista: “es un acting-out; por lo tanto, se dirige al Otro. Y si se es analista, por

lo tanto se dirige al analista.”; señalando que la intervención ha sido errada, de

ahí su valor correctivo y la dificultad de interpretarlo.

Lo que ofrece, lo que evidencia, es el resto, el objeto a; lo que pone de

manifiesto, es que tras cierta intervención del analista, no se genera la

producción de más sentido sino el objeto a con su carga de poco sentido en

relación al deseo: “La metonimia es la sustitución de un significante por otro

con un efecto de menos sentido; en la metáfora al contrario hay allí un más, el

advenimiento del sujeto en el sentido del deseo, que permite la interpretación.

(…). Lo que circula como falta en el fundamento mismo del deseo, es en el

paso del significante plagiario al significante sesos frescos.” (Strauss)

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Como lo señala Lacan con respecto a la intervención de Kris en el apartado 9

de la dirección de la cura: “borrar el deseo del mapa, cuando ya está recubierto

en el paisaje del paciente, no es la mejor continuación que se puede dar a la

lección de Freud”

En otra de las referencias al hombre de los sesos frescos que se encuentra

en la “Respuesta al comentario de Jean Hypollite…” de 1954, Lacan propone

que el acting out y la alucinación son ejemplos de “intersección de lo simbólico

y de lo real que podemos llamar inmediata, en la medida en que se opera sin

intermediario imaginario”; ¿Qué los diferencia entonces? El caso del acting out

es “otro modo de interferencia entre lo simbólico y lo real, ésta vez no uno que

sufra el sujeto, sino que el sujeto actúa.”

Se trata de un punto de intersección entre los registros simbólico y real, de

interferencia; algo de lo real pasa al registro simbólico sin encadenamiento, sin

relación con el discurso organizado, algo ajeno al yo irrumpe; el objeto a como

real se presentifica en el orden de los significantes; por eso Lacan señala que

para comprender el acting out en este caso debe verse en el “propiamente una

emergencia de una relación oral primordialmente "cercenada" (…) pero que

aparezca aquí bajo la forma de un acto totalmente incomprendido por el sujeto

no nos parece para éste nada benéfico, si bien nos muestra por otra parte

adónde conduce un análisis de las resistencias que consiste en atacar el

mundo (las patterns) del sujeto para remodelarlo sobre el del analista, en

nombre del análisis de las defensas. (…) la introyección del yo del analista.

Hay que esperar, en efecto, que aquí también es a la parte sana a la que

entienden referirse. (…)

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Y ese acting out, como quien dice, ¿no sería igualmente ajeno al sujeto?

Esto quiere decir que al abordar la resistencia del yo en las defensas del

sujeto, (…), puede uno ganarse respuestas bien incongruentes, y cuyo valor

de realidad, en cuanto a las pulsiones del sujeto, no es el que se da a

reconocer en los síntomas.” (1954, p. 148)

Relación oral cercenada, puede leerse también como relación oral rechazada,

denegada en el registro simbólico, cuyo retorno en lo real actúa el sujeto luego

de la intervención de Kris, quien confronta lo que define como patrones de

comportamiento del paciente con la realidad, dejando de lado el valor de

realidad que tienen para el sujeto el objeto y el deseo mismo de plagiar, más

allá de ser o no plagiario efectivamente: “lo que es esencial, no es que el sujeto

sea realmente o no un plagiario, sino que todo su deseo sea plagiar.” (Sem. 14)

Queda también señalada por Lacan una diferencia de niveles entre las

resistencias del yo y las defensas del sujeto que podría entenderse también a

partir de una diferencia de registros; por un lado el registro imaginario del yo y

por el otro el registro simbólico, la dimensión propia del sujeto en tanto efecto

del significante.

En la última referencia que hace Lacan al hombre de los sesos frescos, en la

clase 13 del seminario 14, La lógica del fantasma, de 1967, retoma la relación

de este acting out con el objeto oral.

Lacan se pregunta en qué es este caso un acting out:

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“En lo que no era articulable en ese momento como puedo hacerlo ahora, que

el objeto a oral está presentificado, llevado en bandeja por el paciente con

relación a esta intervención.”

Esta es la última vez que habla del tema y puede darnos algo que antes, por el

estado en que se encontraba la teoría, no podía ser aún articulado.

Y qué es esto que ahora Lacan puede desarrollar, concluir: que de lo que se

trata en el acting out, es de la presentificación del objeto a, y en este caso en

particular, del objeto a oral.

Así que si su mecanismo es mostrarse como velado, como algo distinto de lo

que es, pues de lo que se trata entonces es de una mostración del objeto a, de

la libra de carne, del resto, que designa “Lo que circula como falta en el

fundamento mismo del deseo” y que surge para el analista con su valor

correctivo, que se dirige al analista como Otro; dicho de otra manera, el acting

se constituye como un esbozo de la transferencia, como su amago, “El síntoma

es un significado que debe encontrar su significante; este significante viene del

Otro” (Strauss).

La interpretación dirigida al síntoma requiere de la transferencia, de su

desarrollo, que como señala Lacan en la dirección de la cura, se da luego de

un proceso que tiene por primer momento la rectificación de las relaciones del

sujeto con lo real (p. 578); ¿podría entonces tomarse el modo de actuar con el

acting out como una de las formas en que se opera esta rectificación de la

posición del sujeto frente a lo real?

Pues lo que allí se da, lo que debe distinguirlo como acting out, es la

mostración del objeto a como causa del deseo, que evidencia algo de la

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relación del paciente con lo real, con la falta como soporte del deseo, de

manera que si la intervención de Kris apunta a reducir el síntoma, a taponar la

falta, <usted no roba> el paciente con el acting out la sustituye: “Sustitución de

la falta: los sesos frescos, no los come, se contenta con aspirarlos” como

señala Strauss “es su plato preferido, pero no los consume. Consume la

idea de que podría consumirlos.”, liga el deseo a la insatisfacción, como en el

caso de la bella carnicera.

En cuanto al diagnostico de anorexia mental, recordemos que “Es el niño al

que se alimenta con el mayor amor el que rechaza la comida y se sirve de su

rechazo como de un deseo”; el paciente en su infancia robaba golosinas, de

ahí, pasa a plagiar ideas, <diacronía de las repeticiones inconscientes>, pero lo

que roba es nada, “reintroduce esta dimensión del deseo en tanto que ningún

objeto viene para saturar el deseo.” (Strauss)

Lacan da otros dos ejemplos de acting out, tomados de dos casos de Freud:

“En el caso de homosexualidad femenina, si la tentativa de suicidio es un

pasaje al acto, yo diría que toda la aventura con la dama de dudosa reputación,

y que es llevada a la función de objeto supremo, es un acting-out. Si la

bofetada de Dora es un pasaje al acto, yo diría que todo el paradójico

comportamiento que Freud descubre de inmediato con tanta perspicacia, el de

Dora en la pareja de los K., es un acting-out.” (Sem. 10).

Y por último, en relación al término acting out, que fue tomado por los ingleses

de otro campo, el del teatro, Lacan trae una definición de un diccionario

filológico, el Webster: “ACTING OUT: representar como un juego sobre una

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escena una historia en acción (…) Ya que es act out, no digo actuar, puesto

que act out es una escena que se ha leído.

Hay dos tiempos, han leído algo de Racine, lo leen mal, lo leen en voz alta de

una manera detestable. Cualquiera que esté aquí quiere mostrarnos lo que es:

lo actúa. He aquí lo que es to act out. Yo act out algo porque me ha sido

articulado, significado insuficientemente o de costado.” (1967, p. 66)