EL HOLANDÉS ERRANTE

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EL HOLANDÉS ERRANTE, RICHARD WAGNER. Los comienzos de Wagner Richard Wagner, nacido el 22 de mayo de 1813 en Leipzig, recibió muy pronto las influencias artísticas. En 1829 Richard descubrió el arte al que dedicaría toda su vida: asistió a una representación de Fidelio (Beethoven), quedando deslumbrado ante las dotes vocales y dramáticas de la soprano Wihelmine Schröder-Devrient (Leonora). El joven le escribió una carta esa misma noche felicitándola y profetizando su propia carrera de compositor. Los estudios musicales de Richard comprendían el piano y el violín (en los que no destacaba). Durante seis meses estudió con Theodor Weinlig, cantor de Santo Tomás de Leipzig, el arte de la fuga, cánones, etcétera. Por otro lado, el interés del joven por la literatura, sobre todo clásica, le indujo a ser escritor y tras unos primeros contactos con este género en la escuela, Richard descubría en la opera su ideal, puesto que así podría dedicarse a los dos géneros conjuntamente. Tras muchos viajes, París sería uno de sus destinos; durante la travesía hacia Londres (camino de París) una serie de terribles tempestades le inspiró una nueva ópera: El holandés errante (Der fliegende Höllander). El drama musical wagneriano El holandés errante es una leyenda germánica sobre un capitán que cada siete años desembarca en tierra con la esperanza de que el amor redentor de una mujer fiel lo libere de la maldición a la que ha sido condenado. A pesar de los cambios estilísticos, Wagner todavía utiliza las arias y dúos tradicionales, que poco a poco irán desapareciendo en sus nuevas obras. La ópera no tuvo la acogida de Rienzi, pero gracias a ella consiguió el puesto de director de cámara de la casa real de Sajonia. Con Tannhäuser, estrenada en Dresde en 1845, avanzaba en la utilización de los temas conductores, ahora más extensos. La idea de Wagner es utilizar la música como medio para llegar al drama; al contrario de la ópera italiana donde el drama es el medio para llegar a la música. A pesar de que Wagner creía en la eficacia de su sistema, éste realmente tenía sus fisuras, ya que para sus contemporáneos era muy difícil reconocer los numerosos temas que configuran la música y que se relacionaban íntimamente con el texto; sistema que casi nadie comprendía por su complejidad y porque sus óperas sólo se representaban en pocos teatros. El ciclo del Anillo Wagner dedicó más de veinticinco años de su vida a la concepción de las más ambiciosas de sus obras: el ciclo de cuatro óperas, un «prólogo» y tres «jornadas», que se conoce como el anillo del nibelungo. Destacamos La muerte de Sigfrido, El oro del Rin y La valquiria, Tristán e Isolda y Los maestros cantores. Con esta obra, Wagner ponía en práctica su concepto de “obra con arte total” en la que el drama, la música y las artes visuales se combinaban armónicamente. Óperas, ordenadas cronológicamente. 1832- Die Hochzeit 1834- Die Feen 1

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EL HOLANDÉS ERRANTE, RICHARD WAGNER.

Los comienzos de Wagner Richard Wagner, nacido el 22 de mayo de 1813 en Leipzig, recibió muy pronto las influencias artísticas.En 1829 Richard descubrió el arte al que dedicaría toda su vida: asistió a una representación de Fidelio (Beethoven), quedando deslumbrado ante las dotes vocales y dramáticas de la soprano Wihelmine Schröder-Devrient (Leonora). El joven le escribió una carta esa misma noche felicitándola y profetizando su

propia carrera de compositor.Los estudios musicales de Richard comprendían el piano y el violín (en los que no destacaba). Durante seis meses estudió con Theodor Weinlig, cantor de Santo Tomás de Leipzig, el arte de la fuga, cánones, etcétera.Por otro lado, el interés del joven por la literatura, sobre todo clásica, le indujo a ser escritor y tras unos primeros contactos con este género en la escuela, Richard descubría en la opera su ideal, puesto que así podría dedicarse a los dos géneros conjuntamente.

Tras muchos viajes, París sería uno de sus destinos; durante la travesía hacia Londres (camino de París) una serie de terribles tempestades le inspiró una nueva ópera: El holandés errante (Der fliegende Höllander).

El drama musical wagneriano

El holandés errante es una leyenda germánica sobre un capitán que cada siete años desembarca en tierra con la esperanza de que el amor redentor de una mujer fiel lo libere de la maldición a la que ha sido condenado. A pesar de los cambios estilísticos, Wagner todavía utiliza las arias y dúos tradicionales, que poco a poco irán desapareciendo en sus nuevas obras. La ópera no tuvo la acogida de Rienzi, pero gracias a ella consiguió el puesto de director de cámara de la casa real de Sajonia. Con Tannhäuser, estrenada en Dresde en 1845, avanzaba en la utilización de los temas conductores, ahora más extensos. La idea de Wagner es utilizar la música como medio para llegar al drama; al contrario de la ópera italiana donde el drama es el medio para llegar a la música. A pesar de que Wagner creía en la eficacia de su sistema, éste realmente tenía sus fisuras, ya que para sus contemporáneos era muy difícil reconocer los numerosos temas que configuran la música y que se relacionaban íntimamente con el texto; sistema que casi nadie comprendía por su complejidad y porque sus óperas sólo se representaban en pocos teatros.

El ciclo del Anillo

Wagner dedicó más de veinticinco años de su vida a la concepción de las más ambiciosas de sus obras: el ciclo de cuatro óperas, un «prólogo» y tres «jornadas», que se conoce como el anillo del nibelungo. Destacamos La muerte de Sigfrido, El oro del Rin y La valquiria, Tristán e Isolda y Los maestros cantores.

Con esta obra, Wagner ponía en práctica su concepto de “obra con arte total” en la que el drama, la música y las artes visuales se combinaban armónicamente.

Óperas, ordenadas cronológicamente.1832- Die Hochzeit1834- Die Feen

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1836- Das Liebesverbot1837- Rienzi1843- El holandés errante1845- Tannhäuser1848- Lohengrin1859- Tristán e Isolda1867- Los maestros cantores de Núremberg1874- El anillo del nibelungo:1869- El oro del Rin1870- La valquiria1871- Sigfrido1874- El ocaso de los dioses1882- Parsifal

Ideología de Wagner

Patriotismo alemán Desde un principio, Wagner fue arrastrado por las ideas de la revolución y el anarquismo (fue compañero de barricadas de Mijaíl Bakunin durante el alzamiento de mayo en Dresde), así como por las ideas socialistas. Diría sobre el desarrollo del socialismo en Inglaterra: «el esfuerzo no apuntaba acaso contra la propiedad, sino a que todos tengan algo» (cuaderno de notas de su esposa Cósima) o «la propiedad ha recibido en nuestra conciencia social estatista una santidad casi mayor que la de la religión» (Conócete a ti mismo, 1881). Fue en sus últimos años cuando se hizo presente en él un renovado cristianismo, mostrándose como hombre en favor de la fraternidad de los pueblos.

Muchos autores se han dejado seducir por la atractiva y diletante idea de un nacionalismo alemán en Wagner, llevándolo a sus últimas consecuencias (vinculándolo al nacionalsocialismo de más de medio siglo después). Lo cierto es que Wagner renegó innumerables veces de «lo alemán», estando su pensamiento claramente más dirigido hacia la idea de la fraternidad y el socialismo que a cualquier forma de nacionalismo (y mucho menos de racismo).

A pesar de esto, una idea que repitió mucho fue la de las colonias alemanas, como puede verse en su obra póstuma Religión y arte.

Religión La religión es, según Wagner, para la vida interior, lo que la monarquía es para la exterior. Incluso en aquellos años (1848–1852), en los cuales Wagner estaba casi directamente enemistado con el Cristianismo ya histórico, no existe ni un escrito suyo en que no hable de la religión como fundamento de «la propia dignidad humana», como «la fuente de todo arte», etc.

Wagner y antisemitismo

El presunto antisemitismo de Wagner se manifiesta en su ensayo Das Judentum in der Musik (El judaísmo en la música) publicado anónimamente en su momento (1850) y más adelante bajo su nombre. En él, Wagner deplora «la judaización del arte moderno» y sostiene la tesis según la cual «el judío» es realmente «incapaz de expresarse artísticamente no por su apariencia exterior ni por su lengua, pero por lo menos sí por su canto», no obstante aquél llegue en la música al dominio del gusto público.

En su ensayo ¿Qué es alemán?, de 1865, Wagner intenta explicar el fracaso de la Revolución de 1848 debido al hecho «de que al verdadero auténtico alemán —y sus nombres— se lo representó tan súbitamente por una clase de gente que era totalmente ajena a él».

Sin embargo, algunos autores reclaman una contradicción de los argumentos sobre este tema, ya que Richard Wagner demuestra a sus amigos y compañeros de trabajo judíos una gran confianza.

ARGUMENTO Y MÚSICA DEL HOLANDÉS. “DER FLIEGENDE HOLLÄNDER”.

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El holandés errante o El holandés volador (Der Fliegende Holländer en alemán) es una ópera romántica en tres actos compuesta por Richard Wagner sobre libreto propio inspirado en Memorias del señor de Schnabelewopski, de Heinrich Heine. Se estrenó en Dresde, en la Hofoper, el 2 de enero de 1843. En España se estrenó el 12 de diciembre de 1885, en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. La música fue compuesta con gran rapidez: en sólo seis meses, durante la primavera de 1842, y como reacción colérica después de haberse visto obligado a vender el esbozo de Le Vaisseau Fantōme. En esta obra aparece por primera vez el leitmotiv, el tema conductor que individualiza un personaje, define una idea o sentimiento y caracteriza la obra del compositor. La música, vital e impetuosa, hace una clara distinción de los tres espacios de la acción: el espectral del holandés, el realista de la gente de la población de Sandwike, donde transcurre la acción, y el espiritual en el que se encuentran el hombre atormentado y la mujer acogedora.

El “leitmotiv wagneriano”.

La idea de utilizar unos temas musicales concretos que se relacionen con unos determinados personajes, sentimientos, lugares, situaciones, fenómenos, etc.…, y que nos den la imagen musical de éstos, existe especialmente a lo largo de toda la ópera del siglo XIX y del XX. La forma en el canto wagneriano.

El concepto wagneriano sobre cómo he de expresarse en música un texto supone una revolución frente a las estructuras de toda la ópera anterior y contemporánea a Wagner. Wagner es primero poeta y después músico, aunque el resultado se a que la música gane con mucha diferencia a la poseía y que este autor acabe siendo mucho mejor músico que poeta. Para Wagner la música complementa a la palabra, pues él mismo dice “donde termina la palabra, comienza la música”. Esto tiene el sentido de que la música expresa un mundo de esencias al que la palabra no tiene acceso. La música termina por imponerse a la palabra, arrollándola y transformándola en un torrente de sinfonismo.Wagner no renuncia a la melodía y él mismo afirma que la “única forma de la música es la melodía, que sin la melodía no puede concebirse la música, y que sin música y melodía son rigurosamente inseparables”. Trata de conseguir la gran melodía que abraza la obra dramática toda entera y que explica de un modo metafórico: “Debe, pues, producir en el alma una disposición semejante a la que produciría un hermoso bosque a la puesta de sol en el paseante que acaba de dejar los ruidos de la ciudad…El que se pasea en el bosque subyugado por esta impresión general, se abandona entonces a un recogimiento más durable; sus facultades, libres del tumulto y del ruido de la ciudad, adquieren un nuevo modo de percepción (…)”.

Este compositor rompe con las reglas del acorde perfecto, de la tonalidad neta y de la estabilidad de la cadencia, manteniendo un constante cromatismo que crea un ambiente de ansiedad; se suceden las disonancias, chocando unas con otras sin llegar a resolverse o quedan desnaturalizadas por retardos,

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apoyaturas o audaces y dinámicas alteraciones; se crea un movimiento giratorio constante, con una modulación incesante, que acrecienta intensamente la fuerza energética de la música, en la que los sonidos ya no constituyen el fundamento de una tonalidad, sino que obran como transmisores de una energía musical que se renueva sin cesar. En esta música los acordes de séptima y novena se tratan como los acordes perfectos de la armonía clásica. En las últimas obras de Wagner hay tantos acordes alterados y tanto cromatismo, que las relaciones esenciales entre las fundamentales, que garantizan la tonalidad, quedan por completo oscurecidas, perdiéndose la noción clara de una tonalidad estable. La estética de Wagner queda reflejada en el tipo de tonalidad usado, con énfasis en la ambigüedad armónica, con su expansión tonal, con el colorido e intensidad de sus acordes. La línea del canto sufre las consecuencias de esta estética musical y se pierde a menudo en ese entramado armónico. Si en “Der fliegende Holländer” sobreviven aún los números o piezas separadas (arias, dúos, tercetos), al modo tradicional, aunque ya con ciertas peculiaridades wagnerianas (el “aria” de Daland es, sin embargo, tradicional por completo), observamos en la estética wagneriana, no obstante, un afán incesante por evitar que el discurso musical se interrumpa para dar paso a números independientes. Dice el propio Wagner al respecto: “En mi ópera no hay diferencia alguna entre las frases llamadas declamadas y las llamadas cantadas, pues mi declamación es la vez canto y mi canto declamación. No tiene cabida en mi obra, como en general, un momento preciso en que el canto termina y comienza el recitativo, a causa de lo cual en la ópera habitual la interpretación del cantante queda dividida en dos maneras de decir completamente diferentes. Yo ignoro el peculiar recitativo italiano, en el cual el compositor deja sin señalar casi todo el ritmo de la frase y asigna este trabajo al arbitrio del cantante; al contrario, en el lugar donde el texto por un impulso lírico más animado se transforma en el simple enunciado de un discurso expresando un sentimiento, yo no he renunciado jamás a mi derecho de determinar el recitado de un modo tan preciso como en los pasajes cantados (…)”. En los fragmentos “a solo”, Wagner se aleja pronto del esquema tradicional. El “aria”, forma frecuente en “Holländer”, es sustituida por el “arioso”, que otorga una mayor libertad a las frases y carece de cuadratura prefijada.

Exigencias al cantante wagneriano.

Requisitos indispensables para un cantante que desee especializarse en ópera wagneriana:

- Para los grandes papeles, una voz voluminosa.- Excelente formación musical.- Un profundo conocimiento de los temas musicales.- Dominio del idioma alemán.- Una técnica vocal de gran rendimiento en cuanto a potencia y resistencia.- Una excelente memoria.- Amar y comprender profundamente el mundo de la ópera de Wagner.

PERSONAJES:- Daland (bajo)- Senta, su hija ( soprano).- Erik, un cazador (tenor).- Mary, ama de casa (contralto).- Der Steuermann Dalands (el piloto de Daland) (tenor).- Der Holländer (el holandés) (barítono)- Coro.

DALAND: Wagner pide al intérprete de Daland no convertir este papel en el peculiar cómico: él es un tosco producto de la vida vulgar, un marino, que para subsistir afronta tempestades y peligros, y a quien la

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venta de su hija a un hombre rico no puede parecer en absoluto como depravada. Comprende una tesitura desde FA 1 al MIb, 3. SENTA: Este personaje juvenil, propenso a la ensoñación, fascinado y obsesionado por la leyenda del “Holandés errante”, con un sentimiento puro de fidelidad, está escrito en una tesitura que se mueve entre el SIb, 2 y el SI, 4.

ERIK: El rudo cazador, prometido de Senta, abarca una tesitura desde el REb, 2 al SIb, 3.

DER HOLLÄDER (barítono): Su tesitura se extiende desde el FA#, 1 al FA#, 3, ambas notas ejecutadas en una sola ocasión en toda la ópera. La duración de su papel es de tipo medio. Exige una gran potencia vocal y su carácter es destacadamente dramático.

ARGUMENTO. ACTO 1º (una ensenada en la costa noruega): en medio de una violenta tempestad, el barco de Daland ha conseguido atracar en un lugar seguro de la costa noruega. Daland lamenta que el estado de la mar le haya impedido alcanzar su destino, Sandwike, cuando distaba de él sólo siete millas. La tripulación se dispone a dormir y queda solo en cubierta el timonel, para hacer el primer turno de guardia. El Timonel canta una nostálgica canción dedicada a la amada que le espera en tierra, pero poco a poco va quedándose dormido. Vuelve a agitarse la tempestad y en el horizonte se hace visible el barco del Holandés errante, con las velas de color rojo sangre y mástiles negros. El siniestro navío se precipita a la costa y atraca con terrible estruendo junto al barco de Daland. Su capitán, el Holandés errante, salta a tierra; cada siete años lo devuelve el mar a la orilla, para que pueda buscar la salvación. En vano persigue eternamente la muerte en el se no de las aguas; en vano desafía a los piratas en el transcurso de los siglos; en vano cada siete años busca una mujer que le sea fiel hasta la muerte: el destino del Holandés es errar hasta la consumación de los tiempos. Daland vuelve a cubierta, y sorprendido ante la presencia del misterioso navío despierta y reprende al Timonel por no haber velado y entabla diálogo con el sombrío extranjero. Este le pide hospitalidad y le muestra un cofre lleno de joyas que ofrece a cambio de una sola noche en su hogar. Se despierta la codiciadle noruego. El extranjero le pregunta si tiene una hija. Daland contesta que es verdad “tiene una niña fiel”, y entonces el Holandés la solicita en matrimonio a cambio de todos sus tesoros. Daland estalla de júbilo viendo la fortuna que va a traerle esta imprevista unión, y al calmarse la tormenta y saltar el viento al sur retoma la ruta de su puerto. Su marinería entona alegremente la canción del Timonel y el Holandés se dispone a seguir a los noruegos con su propio barco.

ACTO 2º (El interior de la casa de Daland, en Sandwike): Interior de la casa de Daland. La vieja Mary y las muchachas hilan en sus ruecas junto a la chimenea. Senta, la hija de Daland, está sentada en un gran sillón y contempla absorta un retrato. Mary la reconviene y las muchachas se ríen de su embeleso ante el cuadro. Senta pide a Mary que cante la balada del Holandés errante, que es el hombre del cuadro; pero la anciana se niega y entonces Senta decide cantarla ella misma. Describe con vigorosos trazos marinos al barco y a su pálido capitán; relata cómo quedó maldito por toda la eternidad al jurar que no cedería jamás en su intento de doblar un cabo; cuenta que cada siete años desciende a tierra para intentar encontrar una mujer fiel; y arrebatada por repentina decisión, se ofrece para ser esa mujer fiel que hasta ahora no ha encontrado el condenado. En este instante entra el cazador Erik, que venía a anunciar la próxima llegada de Daland y ha escuchado la terrible ofrenda de Senta. Erik retiene a Senta. Está enamorado de ella, y aunque es pobre y sabe que Daland ofrecerá resistencia a este matrimonio, confía en el corazón de la muchacha. Pero el cuadro se interpone entre ellos dos. Erik relata un sueño: en él ha visto a Senta huir por el mar con el sombrío extranjero del retrato.

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ACTO 3º (El puerto de Sandwike): El barco de Daland está engalanado. Llegan las muchachas con sus cestas llenas, y con natural curiosidad invitan a la tripulación del Holandés. Nadie contesta, y los noruegos se burlan del barco extranjero. Se repiten las llamadas, con igual resultado. De repente el mar comienza a agitarse. Se levanta un viento tempestuoso. La espectral tripulación del Holandés aparece y entona una terrible canción en la que se hace burla del destino de su capitán. Los empavorecidos noruegos continúan con su propia canción, pero concluyen abandonando la escena entre las siniestras carcajadas de los holandeses y torna a calmarse la mar. Entran Erik y Senta. El cazador intenta que la muchacha recapacite, y recuerda el día en ella aceptó su amor. Aparece el Holandés, terriblemente alterado. Ha presenciado la escena y cree que Senta le es infiel. Ordena a la tripulación que se prepare para zarpar. Senta intenta retenerle. A su vez Erik procura que la muchacha vuelva a su sano juicio. El desesperado Holandés descubre a que Senta que si su infidelidad se hubiera producido una vez casados ante Dios, se habría condenado eternamente como todas las mujeres que ya le fueron infieles. En vano la muchacha repite que es fiel y que en ella está la salvación del desdichado, pero el Holandés sube a bordo de su barco y zarpa. Daland y Erik luchan por detener a Senta, pero la joven consigue desasirse de ellos, trepa a una alta roca acantilada sobre el mar y grita “¡Ensalza a tu ángel y a su ofrenda!¡Heme aquí fiel a ti hasta la muerte!”. Se arroja a las aguas. Inmediatamente, se hunde el barco del Holandés. A lo lejos se hacen visibles las transfiguradas imágenes de Senta y el Holandés, que emergen del mar abrazados, elevándose a las alturas hasta confundirse con las nubes.

BIBLIOGRAFÍA. WAGNER. R, El Holandés errante, València: Palau de la Música i Congressos, 1992. REGIDOR. R, El Holandés errante, Tannhäuser, Lohengrin: introducción a la interpretación vocal en la ópera wagneriana..., Madrid, Real musical, 1978.

Enlaces:

Obertura: http://www.youtube.com/watch?v=Lsg7DtLbrDo y http://www.youtube.com/watch?v=zBFRNHbA3zk&feature=related

Aria: http://www.youtube.com/watch?v=beKNVtii8Is

Final: http://www.youtube.com/watch?v=KF4919NJRsE

Ana Castelló Escolano.Pablo Fernández Guillén.

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