EL EVANGELIO DEL APOCALIPSIS - Iglesia de Dios de la Fé ...

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EL EVANGELIO DEL APOCALIPSIS La Iglesia de Dios de la Fé de Jesús Tomo: VI, No. 281 El Apocalipsis fue escrito para consolar y no para causar temor, ahí encontramos frases como estas: “No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer.Yo también te guardaré de la hora de la tentación que ha de venir en todo el mundo.” “Al que venciere yo le daré que se siente conmigo en mi trono.” Desde luego que la ira divina y todos los males que se describen en sus símbolos, vendrían sobre los enemigos de Dios y de su pueblo lo cual se justifica diciendo: “Porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, tu les has dado a beber sangre pues lo merecen.” Y un ángel lo aprueba así: “Ciertamente Señor, tus juicios son verdaderos y justos.” ¿CUÁNDO? Todo lo que se cree que ha de suceder a futuro, la revelación nos dice que ya estaba sucediendo: “Y tu ira ha venido, y el tiempo... para que destruyas a los que destruyen la tierra.” Los perseguidos y afligidos hermanos de Juan, necesitaban evidencias de que Dios estaba interviniendo en su favor, y por eso vino apresuradamente la destrucción de Jerusalem descrita en los capítulos 11 y 18, bajo la figura de “La gran Babilonia”, destrucción de la que Jesús dijo que sería para “Cumplimiento de todas las cosas”. De modo que el Apocalipsis no va más allá de la destrucción de Jerusalem en el año 70, con lo que la revelación debe haberla recibido Juan antes de la caída de “La ciudad santa.” Y no en el año 96 como todos suponen. La revelación es entonces antítesis de lo que se ha enseñado y que se ha impuesto como credo oficial religioso. LA REVELACIÓN ¿Cuál es entonces el misterio que devela? ¿Qué es lo que el Señor quiso mostrar en su símbolos y figuras? Juan el evangelista llamado también “el Teólogo”. Es a la vez el “eslabón perdido”, que

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EL EVANGELIO DEL APOCALIPSIS

La Iglesia de Dios de la Fé de Jesús Tomo: VI, No. 281 El Apocalipsis fue escrito para consolar y no para causar temor, ahí encontramos frases como estas: “No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer.” “Yo también te guardaré de la hora de la tentación que ha de venir en todo el mundo.” “Al que venciere yo le daré que se siente conmigo en mi trono.” Desde luego que la ira divina y todos los males que se describen en sus símbolos, vendrían sobre los enemigos de Dios y de su pueblo lo cual se justifica diciendo: “Porque ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, tu les has dado a beber sangre pues lo merecen.” Y un ángel lo aprueba así: “Ciertamente Señor, tus juicios son verdaderos y justos.”

¿CUÁNDO? Todo lo que se cree que ha de suceder a futuro, la revelación nos dice que ya estaba sucediendo: “Y tu ira ha venido, y el tiempo... para que destruyas a los que destruyen la tierra.” Los perseguidos y afligidos hermanos de Juan, necesitaban evidencias de que Dios estaba interviniendo en su favor, y por eso vino apresuradamente la destrucción de Jerusalem descrita en los capítulos 11 y 18, bajo la figura de “La gran Babilonia”, destrucción de la que Jesús dijo que sería para “Cumplimiento de todas las cosas”. De modo que el Apocalipsis no va más allá de la destrucción de Jerusalem en el año 70, con lo que la revelación debe haberla recibido Juan antes de la caída de “La ciudad santa.” Y no en el año 96 como todos suponen. La revelación es entonces antítesis de lo que se ha enseñado y que se ha impuesto como credo oficial religioso.

LA REVELACIÓN

¿Cuál es entonces el misterio que devela? ¿Qué es lo que el Señor quiso mostrar en su símbolos y figuras? Juan el evangelista llamado también “el Teólogo”. Es a la vez el “eslabón perdido”, que

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une al Apocalipsis con los evangelios que son la realidad del mensaje figurado en el Apocalipsis. O mejor dicho: el misterio del evangelio el Apocalipsis Lo revela, puesto que es la revelación de Jesucristo. Pablo habló de “El misterio del Evangelio” Y el Señor Jesús le llamó: “Los misterios del reino”. O sea que no es el Apocalipsis el que contiene misterios sino el Evangelio, y por creerlo a la inversa no lo han podido entender. El Apocalipsis fue escrito de manera diferente a los evangelios, estos empiezan con el nacimiento de Cristo, pero en el Apocalipsis, el nacimiento se narra hasta el Cap. 12. La destrucción de Jerusalem predicha en (Lucas 21). En Apocalipsis se revela en el cap. 18, bajo la figura de Babilonia; la cual ya no existía cuando Juan recibió la revelación. La muerte de Jesucristo, aparece en el Apocalipsis, en la figura de un Cordero inmolado. (Apocalipsis 5:6). Y así todo el evangelio se describe en el escenario de figuras dispersas del Apocalipsis.

LAS BODAS DEL CORDERO Jesús hizo saber a sus discípulos que sus bodas fueron hechas cuando él estuvo con ellos. (Marcos 2:19). En la parábola de las bodas, que ilustra la invitación del evangelio a entrar en el reino de Dios, el Señor asevera que “Que las bodas a la verdad, están preparadas”. (Mateo 22:8 y 4), “Todo está prevenido venid a las bodas”. En el Apocalipsis, precedido de un jubiloso estruendo se describe el gran anuncio de las bodas diciendo: “Alegrémonos y regocijémonos; y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa está dispuesta... Y me dijo: Escribe Bienaventurados los invitados al banquete de bodas del Cordero, Y me dijo estas son las palabras verdaderas de Dios”. (Apocalipsis 19:6-9 (V.N. Colunga)) Esta invitación se hizo hace casi 20 siglos y aún está abierta. Quienes esperan esto para el futuro, no han advertido que su interpretación contradice al evangelio y al Señor.

EL JUICIO DE DIOS Con toda la autoridad con que Dios le invistiò, Jesús hizo las siguientes declaraciones: “Ahora es el juicio de este mundo...” (Juan 12:31) “Yo para juicio he venido a este mundo”. “Él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos”. (Hechos 10:42).

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Así en el Apocalipsis, el ministerio apostólico aparece en la figura de un ángel cuya predicación es: “Temed a Dios y dadle honra, porque La hora de su Juicio ha llegado...” (Apocalipsis 14:6,7). Jesús habló esto tanto en los evangelios como en el Apocalipsis y esta verdad divina nos hace ver que el juicio de Dios lleva ya dos mil años y nadie lo ha advertido a pesar de estar asentado en la Biblia desde que esta se escribió.

LA SEGUNDA VENIDA Lo más claramente asentado en el Apocalipsis, es la segunda venida de Cristo, en primer lugar, vemos que Juan describe como El Señor le cumplió aquella promesa que a través de Pedro le hizo diciendo: “Si quiero que él (Juan) quede hasta que yo venga, que a ti...” Jesús lo visita en Patmos y al verlo Juan cae como muerto, pero Jesús pone su mano sobre él y lo vuelve en sí, (Apocalipsis1:17). Esto no fue una visión porque Juan fue tocado por la mano del Señor. Y recordamos que él dijo que el espíritu ni tiene carne, ni huesos. Esto demuestra que el Señor ya había venido.

EFESO

El Apocalipsis no fue escrito para todo el mundo como todos creen, y por eso no lo entienden. Fue escrito especialmente para las siete iglesias de Asia, de las que Éfeso era la primera. A esta iglesia el Señor le hizo una advertencia: “Vendré presto a ti si no te hubieres arrepentido”. (Apocalipsis 2:5) No sabemos si esta iglesia se arrepintió de las cosas que el Señor le señaló, pero si no lo hizo Jesús debió venir a ellos de algún modo.

SMIRNA Esta es la única iglesia a la que no le hizo el anuncio de venir.

PÉRGAMO

Igual que a Éfeso le amenazó con visitarlos si no rectificaban.

TIATIRA Esta iglesia tenía una carga sobre ellos, pero Jesús le prometió: “No enviaré sobre vosotros otra carga, pero la que tenéis,

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tenedla hasta que yo venga”. (Apocalipsis 2:24,25). Imagínese usted a Tiatira todavía con su pesada carga hasta hoy, si es que Cristo no ha venido como dicen los que todavía le esperan. La Biblia nos enseña que Jesús vino con poder y gloria conforme a su promesa, en la destrucción de Jerusalem, cerca de dos años después de lo dicho a Tiatira.

SARDIS “Y si no velares vendré a ti como ladrón y no sabrás a qué hora vendré a ti”.

FILADELFIA A esta iglesia le hace la promesa muchas veces repetida: “Mirad yo vengo presto...” Aquellas iglesias desaparecieron en el tiempo, pero sin duda tuvieron la experiencia d ver el regreso del Señor como les dijo.

LAODICEA

De manera sorprendente a esta iglesia no le advierte ni le previene, sino que le anuncia su presencia a la puerta misma de ella. “He aquí yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él y cenaré con él y el conmigo”. (Apocalipsis 3:20). En el Evangelio, la misma oferta dice: “Vendremos a él y haremos con él morada”. (Juan 14:23). Si querido lector: Cristo está todavía llamando a la puerta de tu corazón, ¿Le abrirás o seguirás metido en la concha de tu indiferencia?