El cultiuvo de los cítricos en la España musulmana

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Salvador Zaragoza Adriaensens EL CULTIVO DE LOS CÍTRICOS EN LA ESPAÑA MUSULMANA ENTRE LOS SIGLOS XI Y XIV | Dr. Ingeniero Agrónomo En un artículo anterior (n 430, 1* trimestre 2016) se abordó el tema de las variedades que introdujeron los árabes en la península y de sus características. En éste, nos vamos a referir a algunas de las técnicas de cultivo que usaron para incrementar sus rendimientos, y concretamente a los sistemas de propagación, a la elección del lugar para la plantación, a la mejora de la producción y al con- trol de las adversidades. 1. LA MULTIPLICACIÓN DE LOS CITRICOS. SEMILLA, ESTACA Y ACODO Las primeras noticias sobre la mul- tiplicación de los cítricos en al-Ánda- lus las encontramos en el siglo XI en el Calendario de Córdoba de Arib ibn Said y en una obra de autor descono- cido, divulgada con el nombre de un Tratado agrícola andalusí anónimo. En ambas obras solo se dice que los cidros se multiplican por estaca, y que deben plantarse entre los meses de marzo y mayo. Posteriormente, y hasta el siglo XIV, Ibn Hayyay, Ibn Bassal, al- Tignari, Abu I-Jayr, Ibn al-Awwan, Ibn Luyun y otros, dedicaron más atención a este asunto, describiendo con detalle los sistemas de reproduc- ción por semilla, estaca y acodo, y que, como podremos comprobar, no difieren sensiblemente de los usados en la actualidad. Si se utilizaba el método de repro- ducción por semilla se recomendaba hacer la siembra en enero-febrero en un lugar resguardado del frío, con tie- rra suelta, exenta de malas hierbas y bien estercolada. Las semillas se Ly, LEVANTE AGRICOLA a U 3* Trimestre 2016 enterraban unos 2 dedos en las macetas, y se regaban a través de una estera para que el agua no las removiera. Las plántulas se desbrota- ban periódicamente antes de que se endurecieran y al cabo de un año se trasplantaban a una almáciga o a unas macetas mayores, pero dejando solo una planta en cada una. El moti- vo quizá fuera porque para solventar los fallos, inicialmente se sembraban varias semillas, o porque debido a la poliembrionía nacían varias plántulas de la misma semilla. En esta segunda maceta permanecían unos dos años, hasta alcanzar la altura de un hombre sentado, tras lo cual se llevaban al terreno definitivo. Este trasplante se hacía pasado el riesgo del frío y antes del inicio de la brotación. El sistema de multiplicación por estaca se hacía en abril y mayo, y se usaba sobre todo para el cidro. Se recomendaban ramas de un codo de longitud (3 palmos, unos 70 cm) y del grueso del mango de una azada, por el humor que hay en ellas, refiriéndo- se sin duda a que contienen más reservas, y se enterraban 2 palmos, dejando entre una y otra una distan- cia de 3 palmos. Al cabo de dos años se podían trasladar al terreno definiti- vo asentándolas bien en el suelo, apretando la tierra con los pies. Tras la plantación se regaban y abonaban con estiércol. Esta misma técnica se utilizó hasta finales del siglo XIX para reproducir las plantas de cidro o pon- cil (peu d'estaca) que después serían injertadas y franqueadas. Algunos autores recomendaban el desgarro, tanto en las estacas como en los esquejes. Es una práctica que aún hoy se emplea, ya que las células lesionadas tienden a multiplicarse más rápidamente y favorecen la emi- sión de primordios radiculares. No obstante, para facilitar el enraiza- miento también se remoja con hormo- nas que lo promueven, como el ácido indolbutírico. El acodo era conocido pero no debía ser un sistema muy utilizado por su complejidad, y en el caso de usarse se aplicaría solo al cidro, que es la especie que tiene más probabili- dades de éxito. El acodo aéreo lo explica detalladamente Ibn al-Awwan. Se practicaba utilizando una especie de maceta agujereada por su base, y partida en dos, que se ajustaba a la rama por el orificio y se rellenaba de tierra, teniendo muy en cuenta que no debía faltarle la humedad necesaria. Al cabo de 2 años, en el mes de marzo, se separaban las medias macetas y los brotes enraizados se llevaban al terreno definitivo a distan- cias de unos 15 codos (unos 10 m), en hoyos de 1 codo de profundidad. Desde el punto de vista actual, la separación entre plantas puede con- siderarse excesiva a no ser que se utilicen en alamedas o paseos. Por lo general se preferían las plantas procedentes de estaca por- que empezaban a producir antes que las de semilla. Mientras las primeras lo hacían a los 3 0 4 años, las segun- das lo hacían a los 6 ó 7. Es una observación muy acertada, conse- cuencia de los caracteres juveniles que presentan las plantas de semilla y que no manifiesta el material enve- jecido utilizado en las estacas, fran- queadas o no. A través del texto de Ibn al-Awwan se puede observar cómo estructura- ron la técnica de la producción de plantas de vivero, explicando minu- ciosamente la siembra (fase semille- ro), el trasplante a unos recipientes mayores (fase vivero) y el traslado al

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Salvador Zaragoza Adriaensens

EL CULTIVO DE LOS CÍTRICOS EN LA ESPAÑAMUSULMANA ENTRE LOS SIGLOS XI Y XIV

| Dr. Ingeniero Agrónomo

En un artículo anterior (n 430, 1*trimestre 2016) se abordó el tema delas variedades que introdujeron losárabes en la península y de suscaracterísticas. En éste, nos vamos areferir a algunas de las técnicas decultivo que usaron para incrementarsus rendimientos, y concretamente alos sistemas de propagación, a laelección del lugar para la plantación,a la mejora de la producción y al con-trol de las adversidades.

1. LA MULTIPLICACIÓN DE LOSCITRICOS. SEMILLA, ESTACA Y

ACODO

Las primeras noticias sobre la mul-tiplicación de los cítricos en al-Ánda-lus las encontramos en el siglo XI enel Calendario de Córdoba de Arib ibnSaid y en una obra de autor descono-cido, divulgada con el nombre de unTratado agrícola andalusí anónimo.En ambas obras solo se dice que loscidros se multiplican por estaca, y quedeben plantarse entre los meses demarzo y mayo.

Posteriormente, y hasta el sigloXIV, Ibn Hayyay, Ibn Bassal, al-Tignari, Abu I-Jayr, Ibn al-Awwan,Ibn Luyun y otros, dedicaron másatención a este asunto, describiendocon detalle los sistemas de reproduc-ción por semilla, estaca y acodo, yque, como podremos comprobar, nodifieren sensiblemente de los usadosen la actualidad.

Si se utilizaba el método de repro-ducción por semilla se recomendabahacer la siembra en enero-febrero enun lugar resguardado del frío, con tie-rra suelta, exenta de malas hierbas ybien estercolada. Las semillas se

Ly, LEVANTE AGRICOLAa U3* Trimestre 2016

enterraban unos 2 dedos en lasmacetas, y se regaban a través deuna estera para que el agua no lasremoviera. Las plántulas se desbrota-ban periódicamente antes de que seendurecieran y al cabo de un año setrasplantaban a una almáciga o aunas macetas mayores, pero dejandosolo una planta en cada una. El moti-vo quizá fuera porque para solventarlos fallos, inicialmente se sembrabanvarias semillas, o porque debido a lapoliembrionía nacían varias plántulasde la misma semilla. En esta segundamaceta permanecían unos dos años,hasta alcanzarla altura de un hombresentado, tras lo cual se llevaban alterreno definitivo. Este trasplante sehacía pasadoel riesgo del frío y antesdel inicio de la brotación.

El sistema de multiplicación porestaca se hacía en abril y mayo, y seusaba sobre todo para el cidro. Serecomendaban ramas de un codo delongitud (3 palmos, unos 70 cm) y delgrueso del mango de una azada, porel humor que hay en ellas, refiriéndo-se sin duda a que contienen másreservas, y se enterraban 2 palmos,dejando entre una y otra una distan-cia de 3 palmos. Al cabo de dos añosse podían trasladar al terreno definiti-vo asentándolas bien en el suelo,apretando la tierra con los pies. Trasla plantación se regaban y abonabancon estiércol. Esta misma técnica seutilizó hasta finales del siglo XIX parareproducir las plantas de cidro o pon-cil (peu d'estaca) que después seríaninjertadas y franqueadas.

Algunos autores recomendaban eldesgarro, tanto en las estacas comoen los esquejes. Es una práctica queaún hoy se emplea, ya que las célulaslesionadas tienden a multiplicarsemás rápidamente y favorecen la emi-sión de primordios radiculares. No

obstante, para facilitar el enraiza-miento también se remoja con hormo-nas que lo promueven, comoel ácidoindolbutírico.

El acodo era conocido pero nodebía ser un sistema muy utilizadopor su complejidad, y en el caso deusarse se aplicaría solo al cidro, quees la especie que tiene más probabili-dades de éxito. El acodo aéreo lo

explica detalladamente Ibn al-Awwan.Se practicaba utilizando una especiede maceta agujereada por su base,ypartida en dos, que se ajustaba a larama por el orificio y se rellenaba detierra, teniendo muy en cuenta que nodebía faltarle la humedad necesaria.Al cabo de 2 años, en el mes demarzo, se separaban las mediasmacetas y los brotes enraizados sellevaban al terreno definitivo a distan-cias de unos 15 codos (unos 10 m),en hoyos de 1 codo de profundidad.Desde el punto de vista actual, laseparación entre plantas puede con-siderarse excesiva a no ser que seutilicen en alamedas o paseos.

Por lo general se preferían lasplantas procedentes de estaca por-que empezaban a producir antes quelas de semilla. Mientras las primeraslo hacían a los 3 0 4 años, las segun-das lo hacían a los 6 ó 7. Es unaobservación muy acertada, conse-cuencia de los caracteres juvenilesque presentan las plantas de semillay que no manifiesta el material enve-jecido utilizado en las estacas, fran-queadas o no.

A través del texto de Ibn al-Awwanse puede observar cómo estructura-ron la técnica de la producción deplantas de vivero, explicando minu-ciosamente la siembra (fase semille-ro), el trasplante a unos recipientesmayores (fase vivero) y el traslado al

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terreno definitivo. El último proceso,conocido actualmente como la fasede plantón o planta injertada, no sepracticaba puesto que las plantas sellevaban al campo sobre sus propiasraíces, sin injertar (plantas francas).

1.1. Selección del material vegetal

La selección del material para lareproducción ya estuvo, sobre todo,en la mente de Ibn Bassal y de Abu |-

Jayr, de los que Ibn al-Awwan apro-vechó sus enseñanzas. Las recomen-daciones son muy concretas y nonecesitan explicación: Escógense suscuescos [o pepitas] frescas y sanas,no sobrecogidas de calamidad algu-na, de fruto maduro cogido de árbolconocido [o tenido] por muy llevaderoy de gusto delicado. Además, debenser del fruto de primer vientre, que esel de aquel árbol que primeramentese sazona. Una vez escogidas lassemillas se secaban a la sombra paraevitar la desecación, y si se transpor-taban se cubrían de ceniza para queno absorbieran humedad.

En cuanto a la reproducción porestaca dicen: las yemas y las estacasse ha de cuidar sean de árboles quecarguen de fruto muy bien; los cualesno siendo de esta calidad necesitande injerto. Esto viene a confirmar queel injerto se hacía si la variedad elegi-da no reunía las condiciones desea-das. (Sobre el injerto véase: n* 429,4* trimestre 2015).

Se puede advertir pues, que losandalusíes practicaban ya la selec-ción del material vegetal siguiendounas normas actualmente vigentes,con el fin de obtener variedadesmejores y más productivas.

2. PLANTACIÓN

Los geóponos andalusíes coinci-dían al afirmar que a los cítricos lesbeneficiaban los climas de tipo medio,ni muy fríos ni muy calurosos, ni muyhúmedos ni muy secos. Aconsejabanno plantar ni en viernes ni en domin-

go, seguramente por cuestionesreli-giosas, y preferentemente en plenilu-nio o en luna creciente, pensandoseguramente en aprovecharel influjopositivo (creciente) del astro. Loslugares más adecuadoseran los res-guardados del frío y del viento, evi-tando el Cierzo y favoreciendo elSolano, lo que era muy importantesobre todo para el cidro y el limonero,ya que conocían su sensibilidad a lasbajas temperaturas.

Muy acertadamente decían que laplantación debía hacerse en días sinviento, y evitando las tierras muy fuer-tes, yesosas, salinas o calizas. Lasopiniones sobre los suelos más idó-neos para los cítricos son muy varia-bles, sin duda como consecuencia dela gran adaptabilidad que presentan.Aconsejaban diversos tipos de sue-los, prefiriéndose lastierras calientes,blandas y negras, lo que hace supo-ner que se referían a suelos de textu-ra media y ricos en materia orgánica.Además, Ibn al-Awwan indicaba queel limonero toleraba los suelos salo-bres pero no asíel cidro.

Ibn Luyun afirma, y con razón, quesi las plantas se sitúan ¿unto a unapared orientada al sur los frutos seránmás precocesy el fenómeno se acen-tuará si es blanca.

Muchos árboles formaban partedel entorno de la vivienda y a esterespecto se consideraba queel laurel,el arrayán, el jazmín, el cidro, elnaranjo, la zamboa y el limonero,entre otros, debían colocarse cercade la puerta y del estanque, si lohabía.

2.1. Distancias de plantación

La distancia a la que debían ponerlas plantas en el terreno definitivo, noera relevante en aquel tiempo. Sabíanno obstante, que a distancias muypequeñasla fructificación era deficien-te, y así Ibn Luyun decía: La proximi-dad entre los frutales es perjudicial yreduce siempre su producción. Parece

UN POCO DE HISTORIA

que se digan unos a otros: “Yo seríarico si tu no estuvieras junto a mí.”Porque sus raíces se enredan bajotie-rra y sus ramas impiden que los rayosde sol les penetren a todos. No obs-tante, se podían aconsejar plantacio-nes muy estrechas para defenderlasdel frío y del viento, ya que así lasplantas se protegían unasa otras y almismo tiempo se evitaba el zarandeode las ramas que podía provocar el

desprendimiento de flores y frutos.

En general las distancias a las quese sugiere plantar los cidros varíansegún los autores. Ibn al-Awwanrecomienda para los cidros 10 codos(unos 6,5 m), los granados de 8 a 12,los almendros de 10 a 15, y los olivosde 15 a 25 codos, y dice que IbnBassal aconseja un mínimo de 6codos porque de lo contrario loscidros fructifican poco. Aunque actual-mente se tiende al establecimiento demarcos estrechos, las primeras plan-taciones comerciales del siglo XIX, sehacían a marcos de 6 ó 7 m.

2.2. Asociación de especies

La influencia especialmente nega-tiva que unas especies podían produ-cir en otras cuando estaban plantadasen su proximidad, era un asunto queconsideraban importante, ya quevarios autores lo consideran en susobras.

En algunas ocasiones se reco-mienda que en las proximidades delcidro o del naranjo, no se plante ruda(Ruta graveolens L.), orégano(Origanum vulgare L.), torongil(Melissa oficinalis L.) u otras plantasolorosas, ya que el perfume que des-prenden les perjudica. En realidad, lo

que debía suceder es que suponíanque se enmascaraba el delicadoaroma del azahar e impedían sudeleite. Una asociación muy benefi-ciosa para ambas plantas era la delcidro y el manzano. En este caso nose producía la situación anterior, sinduda porque el manzano floreceantes y su aroma es imperceptible.

LEVANTE AGRICOLA

3" Trimestre 2016U U Las,

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Fig. 1. Sistema de multiplica-ción por acodo aéreo.(Fte. Soldani 1942).

Fig. 2. Narnios junto a las viviendas ycircundando a una huerta.(Fte. Valcárcel. 1765).

Segun otros libros, es buena parael narenjo la tierra negra [ú obicu-

ma], la cagrasad: con estiercol, la are-nosa, y Ja áspeca. Plíotese de semillasembrándola en grandes vasos muevosde hara por enero * ca la forma ex-presada; la qual se riega hasta quemice sin dexarsele secar da tierra, y lomismo * la en que se trasplantare , has-fa Inberse adquirido la robustez [cor-respondicote], Los visos se ponen ensinos donde estra resguardados de las

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Fig. 3. En esta página delTratado de Agricultura deIbn Luyún, (1348) el autorexplica cómose nivelanlas tierras con un sistemaconocido entonces comomuryical. (Fte. Bib.Escuela de EstudiosÁrabes. CSIC. Granada.Sig. GR-E. Ara. Ms. 14).

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._-=Fig.volumen del Libro deAgricultura de Ibn al-Awwan editado en 1802.

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Se recomendaba cultivar la violeta(Viola odorata L.) a la sombra de cidrosy naranjos. La violeta, lo mismo queeljazmín, tenían importancia en aqueltiempo, ya que se extraían valiosasesencias que se utilizaban en losbaños.

2.3. Longevidad

Consideraban a los cítricos: comoplantas longevas ya que por lo gene-ral se les atribuía una vida próxima alos 100 años, semejante a la delciprés, el albaricoquero y el avellano.No obstante Abu I-Jayr recoge la opi-nión de una persona, quizá de pococrédito, en la que se informa de quetienen una vida mucho más corta. Semenciona también que los olivosviven unos 3.000 años, las palmeras500, las higueras, nogales y olmos150 años y las adelfas, manzanos ysauces entre 30 y 80 años.

Aunque cada vez es más -difícil,todavía se pueden encontrar naranjosamargos francos y de pie de estaca o

LEVANTE AGRICOLALLa 3” Trimestre 2016

Muvias, y mace la semilla em marzo;[cuyo plamtoa] tradadado 4 los plan. Ll05Ves e Js

Fig. 6. Fragmento de la página 321 del Librode Agricultura de Ibn al-Awwan relacionadocon la plantación del naranjo.

Fig. 7. Molino de laAlbolafia en la orilladel Guadalquivir y

;próximo al puente

,romano de Córdoba,

| destinado a suministraragua de riego a los jar-

i dines del Alcázar.

poncil, con más de 100 años y conbuenas producciones. Sin embargo,actualmente la vida económica de loscítricos no suele superar los 40 años,debido a múltiples circunstancias.

3. TÉCNICAS DE CULTIVO

3.1. Riego

El agua de riego procedía de ríoso de pozos, indicando Ibn al-Awwancómo deben construirse. La forma denivelar el terreno y hacer tablarespara que el agua circule con normali-dad, la describe muy detalladamenteIbn Luyun.

3.2. Fertilización

Los agricultores andalusíes sa-bían que algunos productos, entre losque se encontraban los estiércoles,beneficiaban las cosechas. Los tiposde estiércol que mencionan sonnumerosos por su procedencia,excrementos humanos, de oveja, depaloma, etc., y variados por la forma

Fig. 4. La noria ha sido uno de losinstrumentos más empleadospara laextracción de agua de los pozos.

de prepararlos, y no hay un acuerdounánime sobre cuál es el más apro-piado para los cítricos, lo que pareceindicar que no debían existir grandesdiferencias en su efectividad. IbnBassal y sobre todo Ibn al-Awwan,nos proporcionan una precisa infor-mación sobre los fertilizantes. Elestiércol debía aplicarse preferente-mente en invierno y según afirmaban,era muy conveniente para fortalecerlas plantas, sobre todo el fresco y fer-mentado, pudiéndose usar el huma-no, la palomina o el de otros anima-les. El de cabra, según decían, indu-cía la formación de frutos de grantamaño y de pulpa fina.

Una técnica para mejorar el desa-rrollo del limonero, consistía en haceruna mezcla con la ceniza de semillasde algodón y leña de cidro o naranjo yamasarla con los posos del vino, ydespués de desecada y molida, seaplicaba a la copa y al suelo, lo cual,según se aseguraba, lo preservabade muchas calamidades y le dabarobustez y elegancia. Inspirándose enla Agricultura Nabatea (Ibn Wahiyya.S. X), Ibn Bassale Ibn al-Awwan dicenpara que el fruto de cidro fuera másdulce, se debía regar con agua en laque se hubiera desleído excrementohumano desmenuzado, consiguién-dose además mayor número de fru-tos, más grandes y más tiernos.Como puede deducirse, aunque algu-nas recomendaciones eran acerta-das, otras resultaban complicadas yno exentas de fantasía.

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3.3. Poda

La poda es una práctica conocidadesde la antiguedad. Columela, queno mencionó a loscítricos en su obra,ya la trató con detalle en otras plan-tas. Basándose en experiencias pro-pias y ajenas, Ibn Bassal, Ibn Luyún yotros, establecieron con bastanteacierto las normas de actuación, y lasjustificaron de acuerdo con sus cono-cimientos de fisiología. La poda,dicen, se hace en invierno que escuando la savia fluye poco, ya queexistía la creencia de que se perdía através de las heridas y la planta sedebilitaba. Los cortes debían hacerseal ras de la rama y sin producir des-garros, y si son grandes se protegencon barro o con una mezcla de estiér-col y alquitrán, que además impideelpaso de las hormigas. Tras la poda seincorpora estiércol para compensar eldaño recibido.

La poda debía practicarse conmoderación. Las plantas jóvenes seformaban con tres o cuatro ramasprincipales a unos 4 codos de altura(unos 2,80 m). Los rebrotes del troncoy los chupones se eliminaban, peroeste desbrote debía hacerse a manoy no con herramientas, puesto que elhierro, según decían, perjudicaba alas ramas jóvenesy las podía marchi-tar. Aunque no esfácil encontrar unajustificación a esta prevención, pen-samos que podría fundamentarse enque los instrumentos de hierro, dadasu dureza, podían dañar físicamentea las plantas, sobre todo a las partesmástiernas y por ello sería más reco-mendable utilizar la mano, especial-mente en los desbrotes.

Se aconsejaba eliminar las ramasenfermas y las que dificultaban laaireación de la copa, para facilitar laproducción en su interior y distribuirmejor la savia. En el caso del cidro lapoda escasa era muy favorable, yaque la presencia de follaje permitíaque los frutos se apoyaran en lasramas vecinas y no se desprendierandebido a su excesivo peso. Además,

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pensaban que los que crecían en lasombra eran más dulces y de cortezamás delgada.

También opinaban queel cidro, elnaranjo, el limonero y la zamboa tole-raban bien el corte al ras del suelo(afrailado), si fuera necesario hacerlopor su avanzada edad, con el fin derejuvenecerlos. Si las plantas sufríandaños porel frío, la poda debía retra-sarse para que la brotación tuvieralugar cuando haya pasado ese riesgo.Esta razonable sugerencia es actual-mente, y por desgracia, ignorada poralgunos agricultores.

Las opiniones que tenían sobre lapoda son, en general muy sensatas.Prácticamente, todas las recomenda-ciones pueden suscribirse con éxitoen la actualidad.

3.4. El cuajado

La fecundación en el mundo vege-tal era un asunto desconocido. Desdela Edad de Bronce (ca. 3300 a.C.-ca.1500 a.C.) se sabía en el PróximoOriente, que había higueras y palme-ras machos y hembras, y que lasplantas macho podían “influir” sobrelas hembras, dando como resultadoque los frutos se desprendieranmenos y que la producción fueramayor. Este fenómeno lo habían con-firmado con la higuera pero sobretodo con la palmera, esparciendo“polvo” (polen) de flores masculinassobre las femeninas. Las plantas eranasí más fecundas en el sentido de“más productivas”.

Sin imaginar el origen de este pro-digio, comprobaron que el mismoefecto, un aumento del cuajado y deproducción, se conseguía mediante laaplicación de métodos físicos, y dedu-jeron que eran otro medio de provo-car esas mejoras. Estos métodos noeran sino unas aplicaciones rudimen-tarias de las conocidas técnicas delrayado o incisión anular, que todavíapueden realizarse con éxito parafavorecer el cuajado de algunas varie-

dades decítricos.

Existían diversos sistemas, algu-nos fantásticos e injustificados perootros posiblemente efectivos. Así, Ibnal-Awwan decía lo siguiente: Si dese-ares que la planta se fecunde [seafecunda] el año mismo de su planta-ción, descortezarla un poco por agos-to cerca del suelo, si estuviere enlugar resguardado, y se logrará dichoefecto.

Abu lI-Jayr, basándose en otrosautores menciona un sistema pareci-do, al decir que para que los frutos nocaigan se puede colocar un collar deplomo que abrace la raíz principal, yde la misma opinión es Ibn Luyun. Elefecto es similar al rayado ya que pro-voca un estrangulamiento que fomen-ta en la copa la acumulación de saviaelaborada y algunas hormonas, fun-damentalmente giberelinas.

Con los mismos objetivos se acon-sejaba provocar algún tipo de heridaso incrustaciones en raíces o troncos.Así, podemos encontrar 2 sistemasfantásticos para evitar la caída de losfrutos de cidros y naranjos. El primeroconsistía en introducir bajo el cuellode la raíz, estacas de limonero y deébano (Diospyros ebenum Koenig exRetz) que se cubrían después con tie-rra, y el segundo en incrustar mone-das de oro en las 4 orientaciones dela raíz principal. Con respecto a la pri-mera opción, Ibn Luyun opinaba queno era un buen sistema para fecun-dad la zamboa, seguramente porquelo habría experimentado.

3.5. Recolección

Tal como ya se había aconsejadoen la Agricultura Nabatea, Ibn al-Awwan y otros autores, son partida-rios de que el fruto se debía cortaruna vez había madurado, ya que delo contrario, la planta absorbía susjugos y lo estropeaba, y así, el árbolmejoraba su estado. Además debe-rían sujetarse las ramas con rodrigo-nes o tutores para evitar la rotura de

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las ramas si la cosecha era muyabundante. En estos casos tambiénse recomendaba el aclareo de frutosdejando el de mayor tamaño, el mássano y de mejor calidad. Como puedededucirse, son prácticas actualmenteen uso.

4. LUCHA CONTRA LAS ADVERSI-DADES

Se apreciaba gran preocupaciónpor el clima y se sugería que en tiem-po frío, se resguardaran las plantascon empalizadas de cañas o tablo-nes. Los cítricos que habían sufridodel frío o del calor, una vez pasado elfenómeno meteorológico, debíanregarse, según se aconsejaba en laAgricultura Nabatea, con agua tibia ofría respectivamente, con el fin decontrarrestar los efectos adversos.

Los problemas fitosanitarios pro-pios de los agrios tienen poca impor-tancia, ya que sin duda los insectospresentes no se habían constituido enplaga y apenas llamaban la atención.No obstante Ibn Luyun aconsejadiversos sistemas para ahuyentar lashormigas, para lo cual, proponía ro-dear los troncos con un tejido bastoimpregnado de aceite, alquitrán oboñiga, con el propósito de que seadhirieran a él y retirarlo posterior-mente. Abu I-Jayr recomienda diver-sas fórmulas para ahuyentar a insec-tos o animales dañinos, basadas enproductos malolientes como boñigade vaca, orín de perro y otros, quesegún dice huyen al percibirlos.

Un problema al que se le prestabamucha atención es el de la llamada“ictericia”, refiriéndose sin duda a laclorosis, que afectaba a todos loscítricos en los suelos calizos. Podíapaliarse incorporando al suelo, alre-dedor del tronco, las cenizas proce-dentes de los baños u otros lugares, obien echando a las raíces sangre demacho cabrío o humana procedentede las sangrías. Existían tambiénotras fórmulas, a base de descalzareltronco y echar palomina pulverizada,

O incorporar orines de animales oexcrementos humanos. Todas esasfórmulas, que también servían pararevitalizar los árboles debilitados, lasrecogen Abu I-Jayr e Ibn al-Awwan,procedentes de la AgriculturaNabatea, Ibn Bassal, al-Tignari yotros. Si el amarilleamiento estabaproducido por un exceso de hume-dad, se debía restringir el riego comoacertadamente apunta Abu |-Jayr.Asimismo recomendaba otra práctica,que era la de excavar las raíces ycolocar guijarros entre ellas, con loque la humedad no estaba tan encontacto con ellas. Hay que resaltarque aunque a veces desconocían elorigen del problema, sabían cómoresolverlo utilizando métodos rudi-mentarios. (La Phytophthora no sedetectó en España hasta la segundamitad del siglo XIX).

Algún tipo de adversidad debióacontecer en tiempos de Ibn Bassal,ya que éste le comentó en una oca-sión a al-Tignari que cierta vez, aque-jó una enfermedad a los naranjos,cidros y jazmines que había enToledo, de modo que todo quedócomo abrasado; entonces Ibn Bassaálcortó todos los árboles de referencia,los quemó durante la primavera, porsobre la superficie del suelo, y luego,de la raíz de cada árbol salieronvarios retoños de los que dejó encada una los que le parecieron bien, ytrasplantó otros muchos... Por los sín-tomas que menciona y por el lugardonde sucedió, todo parece indicarque no se trató de ninguna enferme-dad sino de una helada, tras la cual,en la primavera siguiente procedió ala recuperación de las plantas elimi-nando las ramas secas.

4.1. Conservación de la fruta

Otro aspecto sobre el que los geó-ponos andalusíes mostraban interésera el de la conservación de los fru-tos. Según dicen, los cidros se podíanconservar durante mucho tiempountándolos con yeso mientras esta-ban en el árbol o bien, una vez reco-

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lectados, enterrándolos en cebada yarena, y vigilándolos periódicamente.También, colgándolos del pedúnculo,envueltos con hojas de nogal y man-teniéndolos a la sombra. Había otraforma más complicada, consistenteen fabricar unos moldes del tamañodel fruto que se partían por la mitad yse colocaban sobre él, sin despren-derlo del árbol, pegando las dos mita-des con barro. Así se preservaban dela lluvia, el frío, el granizo y los pája-ros. A este respecto, Ibn al-Awwancomenta la posibilidad, ya citada porotros, de obtener figuras en la cortezade los cidros, grabándolas en el inte-rior de los recipientes de arcilla.

5. CONCLUSIONES

Por lo general, los agrónomosandalusíes mejoraron sustancialmen-te los conocimientos de los predece-sores romanos, griegos y orientales.El periodo de mayor florecimiento dela cultura agraria tuvo lugar durantelos siglos XI y XII, y aunque muchastécnicas eran conocidas con anteriori-dad, supieron desarrollarlas, ordenar-las, sistematizarlas y clarificarlas, evi-tando, aunque no siempre, todo lo

superfluo con el fin de que pudieranllevarse a la práctica con eficacia.

6. BIBLIOGRAFÍA

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LEVANTE AGRICOLA

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