El cruce de los Patos

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DOMINGO 13 DE FEBRERO DE 2011 l Libertador de América pasos del Libertador de América Sobre los • PRIMERA EDICIÓN estuvo en el grupo de expedicionarios que este año cruzó la cordillera de los Andes emulando la hazaña del generalSan Martín. Los preparativos, la travesía y la emoción de cumplir el objetivo, todo en primera persona. PÁGS. 4 A 6 SE CUMPLIÓ EL14º CRUCE DE LOS ANDES A LOMO DE MULA POR EL“PASO DE LOS PATOS”, PROVINCIA DE SAN JUAN

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Para la gente que quiere realizar el famoso cruce de los patos por los Andes.

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lLibertador de Américapasos del

Libertador de América

Sobre los

• PRIMERA EDICIÓN estuvo en el grupo de expedicionarios que este año cruzó la cordillera de los Andes

emulando la hazaña del general San Martín. Los preparativos, la travesía y la emoción de cumplir el

objetivo, todo en primera persona. PÁGS. 4 A 6

SE CUMPLIÓ EL14º CRUCE DE LOS ANDES A LOMO DE MULA POR EL“PASO DE LOS PATOS”, PROVINCIA DE SAN JUAN

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4EDICIÓN

DOMINGO 13 DE FEBRERO DE 2011 | PPRRIIMMEERRAA EEDDIICCIIÓÓNN>> nota de tapa >> travesía histórica

El cruce de los Andes:misión cumplida

• PRIMERA EDICIÓN, junto a hombres y mujeres de los más variados puntos del país, desafió durante ocho días el

peligroso macizo andino por el “Paso de los Patos” para seguir las huellas del Libertador José de San de Martín •

Intentando emular la gesta deJosé de San Martín, el generallibertador, seis mujeres y 45hombres argentinos realizaron

con éxito el Cruce de la cordillerade Los Andes por el “Paso de losPatos” desde la provincia de SanJuan hasta el límite internacionalen pleno Valle Hermoso, tal cual lohiciera el padre de la patria en 1817para lograr la libertad del hermanopaís Chile, oprimido hasta entoncespor los realistas.

Las 51 almas patriotas, prove-nientes de los más variados puntosdel país, lograron sentir en sus en-trañas la argentinidad que se des-pierta en lugares totalmente aisla-dos del confort que nos rodea ha-bitualmente y con apenas algunas

ventajas accesorias sobre aquelloshéroes que siguieron a San Martínpor los desafiantes y peligrosos sen-deros que hasta hoy subsisten comoentonces. Salvando distancias encantidad de protagonistas y pasa-dos los años, hoy miramos desde unpunto terrenal muy básico y es ine-vitable pensar en la inmensa vo-luntad y convicción que llevó aaquellos soldados a seguir a su líderpor esos caminos pedregosos sobreprecipicios amenazantes y sinningún medio de seguridad, comoahora si existen.

Todo comenzó en la localidad deUspallata (Mendoza), viajando através de una inmensa meseta bor-deada por cerros y montañas depicos nevados denominada comoPampa del Leoncito, ya en la pro-vincia de San Juan, hasta el primerpunto de referencia en el recorridopara iniciar el cruce de Los Andes

tras los pasos de José de San Martín.La localidad de Barreal nos recibiócon caminos de álamos agitados porel viento andino que es incesante acualquier temperatura.

Un camino de poca vegetación enmedio de sinuosos senderos que per-mite el paso de un solo vehículo porvez nos adelantaba en las montañasque a cada metro se hacían más altasy cercanas. Cuando parecía que laestrechez nos encerraba definitiva-mente, otra pequeña meseta mostrólos verdes árboles que rodean re-moto puesto de Gendarmería Na-cional “Álvarez Condarco”. Desdeahí y con la llegada de los baquia-nos y el ganado equino, las pocas co-modidades se quedaron en las vali-jas y solo lo necesario para la expe-dición se cargaría en las alforjas quejunto a “lo puesto” acompañaron alos jinetes en los próximos días.

Un día con viento muy fuerte, quesoplaba del Oeste, ese viento quebaja del cerro Mercedario, que irri-ta los ojos, que molesta a la respira-ción, que se mete en los poros, hacía

Nadie habla… reina el silencio entre los expedicionarios. Lle-

gando a los 4.400 metros al fin aparece la cima. Un tiempo

para respirar, recuperarse, descanso para los animales, aflo-

jar cinchas, desde lo más alto de los Andes se muestra ma-

jestuosa la pared norte del Aconcagua. Está tan cerca que pa-

rece venirse encima.

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5EDICIÓNPPRRIIMMEERRAA EEDDIICCIIÓÓNN || DOMINGO 13 DE FEBRERO DE 2011 >> travesía histórica << nota de tapa

flamear los álamos del puesto deCondarco.

Crónica de expediciónEl mismo día, por la tarde, se

produjo el primer contacto concaballos y mulas, momento espe-cial y emocionante para la expe-dición, por conocer al animal quenos va a llevar a más de 4.000 me-tros de altura. También se apren-dió cómo cargar las mulas y ca-ballos, con un trabajo logístico detodo un año por parte de la Aso-ciación Sanmartiniana “Cuna dela Bandera” de la ciudad de Ro-sario- Santa Fe, preparando loscajones y bultos más grandes, casiimitando al sacerdote Fray LuisBeltrán, quien demostró al Ejér-cito del Libertador que se podíancruzar los Andes con mínimosmedios a disposición.

Aparecieron también las mulaschúcaras, las que se espantan,que se escapan. Un mulo moro seasustó y se volvió a Barreal, a 40kilómetros. Por alguna razón, nopudo, no quiso ir hacia los Andes,haciéndonos vivir tal vez lomismo que le sucediera SanMartín, ya que entonces seperdían casi 200 mulas diarias,porque se desbarrancaban, semorían o simplemente se cansa-ban. También perdió una grancantidad de caballos, casi 600.

Y llegó el día de la partida. Unaimpecable mula blanca llevabala Virgen del Rosario, iba sola ysuelta, serpenteando entre los ex-pedicionarios, serenando los espí-ritus, llevando su mensaje de fey esperanza, protegiendo a todala columna. Cada jinete parececomunicarse con ella, dejándolesus oraciones, en silencio, pi-diéndole que los cuide, que losproteja, que los traiga de vueltasanos y salvos.

Ya se pone en marcha la ex-pedición cruzando el puentesobre el río Los Patos. Por esemismo lugar siguen todos, es elsendero de la libertad y la inde-pendencia que llevó aquel glo-rioso ejército libertador.

Y sin querer, comenzaron laslágrimas y emociones. La Aso-ciación Cultural Sanmartinianapensó que era importante que deincógnito los expedicionariospuedan recibir una carta de unhijo, esposa, mamá, abuelos, no-vios o amigos. Fueron hablandocon cada familia, buscando sucomplicidad, para que ningún ex-pedicionario supiera la sorpresaque le esperaba en el macizo an-dino. Y así, cada noche, cuatro ó

cinco agotados protagonistas, re-cibían un mensaje personal. La ex-pectativa se posaba en los que to-davía no la habían recibido. Y asípasaron los días, a pura emocióncompartida. La más pequeña fraseinesperada y cargada de afecto hizoemocionar a todos hasta las lágri-mas. Claro, si las empezaron a reci-bir cuando estaban más cansados,doloridos, con sed, con hambre, sin-tiendo frío, calor, casi rendidos. Yentonces sí el mensaje familiar ca-lentaba el alma y el corazón, se car-gaba fuerzas para llegar hasta elfinal.

Al mediodía, la “Quebrada de laHonda” fue quedando atrás, empe-zaba la trepada más dura del cami-no, al frente, los pequeños senderosque van en zig zag a la cima se pier-den en la inmensa ladera del inti-midante “Espinazo del Diablo” o“Espinacito” a más de 4.000 metrossobre el nivel del mar. Jinetes y mon-tados avanzaban unos metros y separan, deben recuperar el aliento,respiran, falta el aire.

Los “huarpes”, nombre dado a losbaquianos sanjuaninos, indicaronque el expedicionario debe ir con elcuerpo hacia adelante, ayudando alanimal; las cinchas deben estar bienajustadas antes de encarar la subi-da. Nadie habla… reina el silencioentre los expedicionarios. Llegandoa los 4.400 metros al fin aparece lacima. Un tiempo para respirar, re-cuperarse, descanso para los ani-males, aflojar cinchas, desde lo másalto de los Andes se muestra majes-tuosa la pared norte del Aconcagua.Está tan cerca que parece venirseencima.

Empezamos a bajar y no podía-mos dejar de pensar que por eseexacto y mismísimo camino, pasa-ron 4.000 patriotas. Murieron casi 200,dejando sus huesos en la cordillera.Parece que el general San Martín ysus granaderos, 200 años después,nos vienen a decir que para ellos sívalió la pena haber logrado la li-bertad de argentinos, chilenos y pe-ruanos. La columna avanzada conlas mulas de carga que iba una horaadelante, no encontró agua en ellugar donde debían parar, armar elcampamento y esperar a los expe-dicionarios. Nevó muy poco por esosdías, por lo que no encontraron aguani para los animales ni para cocinar.Se decide entonces continuar hastaVega de Gallardo, un poco más ade-lante. Esto hace que al llegar la ex-pedición al punto acordado y no en-contrar a nadie, se desoriente, se des-concierte ante la nada, porque noencontraron nada ni a nadie. Deci-den entonces seguir las huellas de

la mula, ya que tampoco tenían co-municación entre las dos columnas.Posteriormente, la logística adelan-tada, envía una avanzada al en-cuentro de los expedicionarios mon-tados, informándoles que estabanuna hora y media adelante.

Este encuentro, a pesar de tenerque continuar la marcha, hizo quela incertidumbre desapareciera, ypor supuesto, continuaron montandoun ahora y media más.

Las once de la noche nos tomó enel camino, la luna casi llena y bri-llando intensamente sobre todas lasmontañas alumbró el camino res-tante. Con emoción y temple alta,cantando en la noche, con la lunaespléndida se divisó el campamen-to y disminuyó la tensión.

Una gran fogata reincorporó elcalor al cuerpo. A la mañana si-guiente y sin apuro se reinicia lamarcha, a sólo cuatro horas de mar-cha está el bellísimo Valle de LosPatos. Allí habrá alimento frescopara los montados y el descanso deun día para los expedicionariosantes de encarar el último ascensohasta el hito internacional que deli-mita nuestro territorio del chileno.

En el Valle de los Patos, lugar quepocos argentinos conocen, se co-mieron seis chivos chilenos, ademásde queso de cabra que acompañabael desayuno y la miel, servidos porel cocinero Juan, un criollo de esatierra sanjuanina.

Es día de descanso, las mulas sevan a reponer comiendo el canuti-llo verde del valle, se las notará másgordas, hinchadas de tanto comer ycomer. En ningún lugar tendrán unacomida tan rica, pues se la merecen,ya recorrieron más de 90 kilómetroscon mucha carga en el lomo, subie-ron y bajaron y deben subir otra vezhasta el límite y de vuelta se impo-

nen los 4.500 metros de la Quebradade la Onda.

Mientras tanto, la organización dela expedición dispuso reconstruirlos corrales que San Martín ordenóhacer hace 200 años. Están hechoscon piedras que el tiempo, la nieve,la tormenta y la desidia nacional,fueron derrumbando, pero están allí,solo que un metro más abajo desdedonde deberían estar. La misión eslevantarlas, acomodarlas, poner unassobre otras, para ser nuevamente la“pirca corral”. Una pequeña mane-ra de rendir homenaje a aquellossoldados que la construyeron y man-tuvieron firme, siendo éste un mo-numento nacional a la historia y alsacrificio de quienes lo construye-ron, que dieron hasta su vida paraque la patria viva.

Los corrales para los caballos tie-nen 200 por 200 metros, y el de lasmulas, 400 por 400, con 1,30 metrosde altura de piedra; trabajo duro,pero lo merece la historia. Todo unsímbolo de perseverancia y humil-dad esos corrales construidos porellos y que nosotros estamos dis-puestos a que los vean y disfrutenlas próximas generaciones.

El espíritu de la expedición es ele-vado, es lo que se percibe, a pesardel tremendo esfuerzo realizado. Sindudas, las huellas del General SanMartín y las de sus hombres se hi-cieron presentes, refuerzan lasenergías, contagian las ganas, el espí-ritu de sacrificio como la decisióninquebrantable de llegar a destino.

Casi seis horas de marcha llegan-do al límite y de repente el silencioinmenso se interrumpe con las es-trofas del himno nacional cantado aviva voz por los expedicionarios fun-didos en inmensos abrazos cargadosde emoción y sentimientos persona-les que nos comprometen a encararuna nueva etapa de vida, donde losvalores personales que nos parecíanmínimos se ven potenciados.

Llegandoal hitolimítrofede repen-te el si-lencio in-menso serompiócon lasestrofasdel himnonacionalcantado aviva vozpor losexpedi-cionarios.

Todas lasjornadasfueron depleno sol,pero en eloctavodía bajan-do la peli-grosa“Quebra-da de laHonda”,Dios nosbendijocon unapreciosanevada.

SSIITTIIOO HHIISSTTÓÓRRIICCOO.. CCoorrrraalleess ppaarraa llaass mmuullaass ccoonnssttrruuiiddooss ppoorr eell eejjéérrcciittoo ddeell LLiibbeerrttaaddoorr eenn 11881177..

EELL RREETTOORRNNOO.. Los expedicionarios, a la altura de la Quebrada de la Onda.

Page 4: El cruce de los Patos

El final dela expedi-ción noscomienzaa alejarde los Andes car-gados dehistoria.Quedanganas devolver aesos pa-rajesdonde laargentini-dad es undesafío.

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DOMINGO 13 DE FEBRERO DE 2011 | PPRRIIMMEERRAA EEDDIICCIIÓÓNN>> nota de tapa >> travesía histórica

OOBBJJEETTIIVVOO.. La expedición parte en busca de la cumbre donde se levanta el hito internacional.

PPRREESSEENNTTEE.. “El diario que más se lee” marcó su presencia en la altura de la cordillera de los Andes.

IINNTTIIMMIIDDAADD.. La cordillera queda atrás guardando las historias y vivencias de 51 argentinos más.TTAARREEAA CCUUMMPPLLIIDDAA.. Los protagonistas coronaron su misión con un sentido ¡Viva la patria!.

RREECCEEPPCCIIÓÓNN.. La organización saludó con acto la llegada de los expedicionarios de todo el país.

Losviajesrealizadospor San Martín cruzando la Cordillera de losAndesfueronocho. El primero, comenzó el 17 de enero de 1817, y fue consecuencia de la plani-ficación y ejecución del denominado “Plan Continental”, cuyo objetivo era dar li-bertad a los pueblos de Chile y Perú.

Las diferentes filas fueron saliendo simultáneamente en distintos días. SanMartín partió desde ElPlumerillo eldía 24 de Enero de 1817. Llevada a cabo la Ba-talla de Chacabuco, en donde elEjército Patriota derrotó a losrealistas, elgeneralSan Martín vuelve a Mendoza atravesando por segunda vez elmacizo andino enfecha 15 de marzo de 1817. Durante su estadía en Mendoza, anoticiado de que enelsur de Chile losrealistasse estaban reagrupando para recuperar elterritorio per-dido, decide volver a Santiago, para lo cual tiene que emprender un nuevo crucede lasAltasCumbres, elque tuvo lugar losprimerosdíasde abrilde 1817. Se apre-cia entonces, que en el lapso de 60 días, el general cruzó la cordillera tresveces.

En mayo de 1818, habiendo sido derrotado definitivamente el ejército realistaen la Batalla de Maipú, y con el objeto de dar continuidad a su “Plan Continen-tal”, es decir, luego de haber libertado Chile, llegar por el océano Pacifico hastaPerú y liberar dicho pueblo del poder realista, es que tuvo que emprender el re-greso a Mendoza y de ahí, a Buenos Aires, en busca de apoyo económico parainiciar dicha travesía. Así, en el mes de mayo de 1818 inicia su cuarto cruce.

A su vuelta de Buenos Aires, con la promesa de que se conseguiría el dinerosolicitado, emprende un nuevo cruce de Los Andes en Julio de 1818. El propósitoera afirmar el poder de O'Higgins en Chile, que había ido debilitándose por dis-tintosgruposopositores; ycomenzar a diagramar la campaña alPerú. Quinto cruce.

En febrero de 1819 se le comunica que distintasProvinciasque componen lo queen ese entoncesse denominaban ProvinciasUnidasdelRío de la Plata, se habíansublevado alpoder centralde BuenosAires, entre ellasSanta Fe yEntre Ríos, comoasí también que en San Luisse habían amotinado distintasDivisionesque integrabanel Ejército de los Andes. Es por ello que en marzo de ese año, decide nuevamen-te cruzar la cordillera para instalarse en Mendoza. Allí tuvo que optar entre pelearcontra sus hermanos de las provincias mesopotámicas, cosa que nunca hizo, osofocar la rebelión de parte de su Ejército, trasladándose para ello hasta San Luis.

Luego de calmar losánimosde losrebeldesen San Luis, decide emprender unnuevo cruce, sin que su salud, que se encontraba debilitada, le impida realizar elmismo. Así, en enero de 1820, comenzó su séptima travesía por las cumbres an-dinas, esta vez cruzándolas acostado en una litera (especie de camilla) y llevadoen andas por seis baquianos. Planificada y realizada la campaña al Perú, obteni-da la libertad delpueblo peruano, y luego de su encuentro con Simón Bolívar, de-cide regresar a Buenos Aires. En 1824 emprende entonces, su octavo y últimocruce por el macizo andino.

Los ocho crucesAgradecimiento: a la Asociación Cul-

tural Sanmartiniana “Cuna de la

Bandera” por los datos históricos y

la excelente organización que per-

mitió reavivar la misión de un prócer

que nunca quiso conquistar tan solo

liberar a los pueblos.

(www.crucedelosandes.com)