El clamor de la clepsidra. Carlos-Enrique Ruiz

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Carlos-Enrique Ruiz El clamor de la clepsidra Ediciones Revista Aleph (7)

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El clamor de la clepsidra. Carlos-Enrique Ruiz ISBN 978-958-44-7116-1 © Carlos-Enrique Ruiz, 2010 . Ediciones Revista ALEPH, ISSN 0120-0216 http://www.revistaaleph.com.co . Carrera 17 No.71-87, Manizales, Colombia, Sudamérica Primera edición: agosto de 2010 Número 7 de la serie “Ediciones Revista Aleph” Diagramación: Andrea Betancourt G. Carátula: bordado en tela, de indígenas (México 2008) Impresión: Editorial Andina – Manizales, Col.

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Carlos-Enrique Ruiz

El clamor de la clepsidra

Ediciones Revista Aleph (7)

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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ISBN 978-958-44-7116-1

© Carlos-Enrique Ruiz, 2010

Ediciones Revista ALEPH, ISSN 0120-0216

http://www.revistaaleph.com.co

Carrera 17 No.71-87, Manizales, Colombia, Sudamérica

Primera edición: agosto de 2010

Número 7 de la serie “Ediciones Revista Aleph”

Diagramación: Andrea Betancourt G.

Carátula: bordado en tela, de indígenas (México 2008)

Impresión: Editorial Andina – Manizales, Col.

Ruiz, Carlos-Enrique, 1943-

El clamor de la clepsidra / Carlos-Enrique Ruiz --

Manizales: Ediciones Revista Aleph, 2010.

166 pp.; 20 cm.

1. Poesía colombiana I. Tít.

Co861.6 cd 21 ed.

A1259587

CEP-Banco de la República-Biblioteca Luis Ángel Arango

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para: Livia

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Comentario de primera lectura

He leído con gran atención y de un tirón El clamor de la clepsidra;

felicitaciones por esta proeza poética. Con cierta timidez de mi

parte, aventuro unos comentarios de primera lectura:

Es un poemario de una unidad de tono del principio hasta el final. Son

poemas cargados de experiencia, de nostalgia, y también de desencanto.

Hay un trasfondo de ausencia, de vacío, de lo que no está o no fue; de

remembranzas.

Se registra el paso inexorable del tiempo con cierto desapego, sin angustia.

Se percibe una esperanza retenida en el aparecer de otras dimensiones.

Es una dolorosa peregrinación impregnada de lirismo, con cierto dejo de

elegía que sugiere por momentos como una marcha fúnebre solemne y

acompasada, en su decurso épico; en clamor por el destino incomprensible

de la especie y de su relación ignorada con el cosmos. Hay un contrapunto

sostenido entre lo perteneciente a lo humano y la omnipresencia de una

naturaleza autónoma que es más que el escenario de los actos. El lenguaje

y el silencio se entrecruzan y oponen en diversos encuentros. Hay un

escepticismo sobre la posibilidad del verdadero diálogo; sobre el engaño

de la pasión y una sobria y medida valoración de algún tipo de amor.

El poeta, como un espectador, pasea su mirada inquisitiva por los

distintos escenarios de la condición humana; de su tragedia y de su

desesperanza. La salvación tiene sinembargo su punto de encuentro en la

belleza de mundos ajenos a lo humano.

Cecilia Balcázar de Bucher

(Miembro de Número de la Academia Colombiana

de la Lengua, profesora universitaria y de la directiva

mundial del PEN-Internacional)

Bogotá, 03 de julio de 2010

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Este es el día....

en que es dulce la herida de estar vivos

Blanca Varela

Amo a los dioses oscuros

que viven solo un día

Washington Delgado

Apenas se viven dos tercios de vida

y hay que huir de las nubes,

escampar bajo alares y portones;

pero las nubes vienen y nos cubren,

no hay refugio que valga contra el tiempo,

los títeres accionan y sonríen,

la gente sobrevive sobre nada.

Nicolás Suescún

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1

Incipiente luz en la mirada

desaloja fantasmas en la voz

y da vuelta a las manos

para deletrear los surcos

que delatan el sabor de los ocasos

Por precaria que sea la luz

los árboles atisban senderos

en vidas de los parias

y recuestan sombras tímidas

en las aureolas de un decir

sin mesura

Luz incipiente ahoga

gritos en el desierto

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2

El desierto en la acometida

de los silencios

y los nómadas

con la caricia del Sol

en el cuerpo

Aureolas de viento recrudecen

el conocimiento sobre las cosas

que también van errantes

con advertencias del futuro

Los silencios prolongan ausencias

en la forma de ventiscas

con la garantía de ceños fruncidos

por la desesperanza

El aleteo de ideas

enarbola el paso del tiempo

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3

Transitorio aguarda el destino

resiste aún los envites de la historia

en consideración a la fortaleza

de algunas obras humanas

Yen esa espera se desenvuelven

pequeñas historias con la arrogancia

de lo que no quiere pasar

En cualquier día

por fin

la palabra aquieta sentimientos

hacia el conjuro

de las tiranías del Sol

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Días en la contención de voz

con aullido de cerco a la Luna

Años de zozobra en nubes

de siempre titilar

Siglos en la elocuencia de partos

que la naturaleza asume

en duermevela

Tiempos en el plural abierto

a los titubeos

a las sombras

a los destinos de crueldad

Tiempos sin días ni horas

en el derrame continuo

del Universo

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Soledad en resquicios de horas

con el punto de encuentro

en la solapa de murallas

apenas franqueables

por la resolana

Pensamientos y palabras

de-viva-voz

vitrifican sus esencias

en cimientos de ambiciones

con la medida de rituales

en el éxtasis del lado oculto

de la Luna

y de los rostros en celo

Miro el telón entristecido

y del escenario brota

la ironía

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Las ausencias son retornos

de voces cautivas

o callejones sin salida al mar

de las intenciones

y los desganos

En lo ausente va la conciencia

de lo perdido

o de la fuga en pareceres

cuando los ríos crecen

y las aguas llegan a los hombros

en los remansos

El silencio es cómplice

de la ausencia

de cara a restricciones

inobjetables

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Olvidados recodos

en sueños y pensamientos

con ausencia de palabras

en labios y manos que delatan

el sortilegio del mundo

Pasa lo que ha de pasar

con la fuerza de los destinos

iconoclastas

y quedan atrás ilusiones

desfallecidas

cargos de conciencia

otros horizontes no alcanzados

y los días desgranados del mástil

que es la vida

Recodos y destajos

y desechos

y atajos

conducen por igual

a lo incierto del destino

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Imaginación en los yesqueros

que hacen deslumbrar el mutismo

de muros desvencijados

por el tiempo

Imaginación en las simientes

desprendidas del árbol

de la civilización

y esparcidas con sutil perseverancia

Imaginación en los huecos

de la historia

con la somnolencia de leyendas

y rutinas

venidas a menos

En la imaginación se apuntala

el placer

de lo encubierto por el ocaso

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Recorridos de la fantasía

en ensambles de logos

y de cansadas especies

de elucubración tardía

asumen el tiempo de las doncellas

y el de caballerizas

con retraso en el encuentro

de mosqueteros

El duelo se da sin falta

en medio de enternecida población

abandonada por la historia

y el resultado es el desalojo

de rastros y de memorias

enclavados ahora

en rocas de sedimentos

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Eras el sigilo

la noche

la contienda

el sueño de los justos

la apoteosis

de nieves

de sindéresis perdida

Eras la ilusión

en las miradas

el deseo

en calicanto

el rincón de musas

al acecho

Eras la medida de todas las cosas

a lo largo del tiempo

en el espacio de las nimiedades

Eras el llanto

y el disimulo

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Noción perdida en arenales

de la discordia

vuelve con el pregón

de los últimos rayos del Sol

al presumir la vigencia

de palabras

en proximidad

a tibieza de piel

Lazos de sentimientos

atan el cordel de almas

en la inquietud de parábolas

circunscritas al mutismo

de labios

que solo imploran por deidades

ensombrecidas

Noción en el destrozo

de sílabas cautivas

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Rituales del sonido

en días de niebla

despegan la incertidumbre

del asedio de voces

y resumen el poder de conquista

de ruiseñores en las tardes

con melancolía en ojos

y labios

Las manos desprenden signos

desafiantes con el paisaje

para alcanzar el grito

que derrote la soberbia

de lo inclemente

Recuerdos lejanos

anidan en el árbol

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Ese río silencioso

huyendo hacia nunca

Fernando Charry-Lara

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El silencio de los cobardes

hace más tormentoso el ruido

en la encrucijada de manteles

tornasoles

El humo tapa el silencio a las puertas

de cualquier siglo

y siguen las catedrales del Gótico

enarbolando plegarias

con el suspenso de nubes

en la amenaza de los puertos

El silencio reconcentra

los esfuerzos

por descifrar el pregón en el espíritu

del combatiente

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Benditos los sentimientos

del áulico camino

que conduce al siempre

o al nunca

Con la lluvia

aquellos se vuelven remembranza

y la distancia del camino

se acorta

la que va del corazón a los labios

Los pasos prolongan esperas

y alejan infortunios

a la saga de aires de gloria

en laberintos donde la sabiduría

le saca el cuerpo a las cigarras

Noches entretienen el silencio

y escudriñan la salida

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... Nada permanece verde

en esa prodigiosa urgencia

hacia el crepúsculo.

... El paraíso es la vida

repetida espectralmente,

una silla vacía que hace eco

al vacío.

Derek Walcott

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Brota el fuego en el pulular de mares

con la imaginación en playas

expuesta a la somnolencia

Y brotan claveles en la voz del exilio

con espuma de coloridos

entre el azufre y las insidias

Y el fuego prende en más palabras

enclavadas en arrecifes

y acantilados

Pasado el tiempo

el respiro emprende la reconstrucción

de los silencios

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Esperanza lejana en los días de tránsito

por cumbres de hielo

y simas de espanto

La ruina de las palabras

se acumula en la ceniza

de cuerpos rotulados

por la desventura

Con la distancia

el tiempo replica silencios

y velos en rostros de crisantemos

La esperanza es el hallazgo

de brisas de luz

en las miradas y en las voces

sin manos de aguarde

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Rituales de aire y agua

en la composición de la luz

imploran por el sueño del Sol

y vuelven más noble la alborada

Figuras dispuestas al rito

emprenden la retirada

con las danzas

en variaciones plásticas

para recoger el hilo de lo leve

en el trasunto de los sueños

Ansiedad de voces disipa

el despliegue ondulado

y vacilante

de los cuerpos

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La soberbia contingencia de las palabras

derriba el sonido de truenos en las planicies

de la desolación

y por los cauces que las atraviesan

circulan destinos

sin la contención de la armadura

Antiguos andantes de caballería

destilaron las historias de valles y montañas

hasta convertirlas en desierto

con el silencio enseñoreado

de cactus

al paso de caravanas

que al disipar el tiempo

huyen

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Luces de oriente encandilan el paisaje

tan atareado de sombras

al cruce de accidentes geográficos

con la mirilla puesta en los umbrales

Cada tarde es el preludio de chispas

en la bóveda de cielos

agobiados por la ternura de dioses

Y desde el suelo

en tierra vaga

se expande el lamento

de seres sin pasado

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El encanto de miradas y gestos

propiciatorios

eleva la vida al rango que en lo sublime

deletrean los sueños

Rutila en halo la convergencia

de ambiciones

que sin expresarse

engullen voquibles

y soleares

En la raíz de las cosas

se encuentra todo tipo de opciones

entre la luz

y la tiniebla

entre el recato

y la desmesura

entre la expresión de los sueños

y el delirio

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La jornada extiende sus brazos

en la misma dicotomía

que resiste a los siglos

y los caminos se bifurcan

con la consistencia

de palabras recogidas

en el lecho de Anacreonte

o de Ulises

o de Helena

Extensiones las hay

en los corredores espaciales

con la misma búsqueda

de las causas perdidas

Se agota la jornada

en el mismo espejo

de estancadas aguas

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Noches castigadas

con el insumo que postra

a los dioses

y que hace ver destellos

en las piedras

Noches de circunloquios

a media luz

con rostro dibujado

en la memoria

y deslices de palabras

con el sonido clave

de las fuentes de agua

Noctámbulo arrastro la pluma

e indeciso aguardo estrellas

en el cenit

para acariciar la posibilidad remota

de una danza de libélulas

a esta hora

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Este es el sueño que por equivocación

armaron

los muertos alejados del espacio

y del tiempo

y de la palabra

pero tendrán ausencia

para cantar con música

el desvelo

que atormenta a los terrícolas

Música de tránsfugas

de desterrados

de peregrinos sin voz

y sin mirada

Este es el sueño

en un lienzo desplegado

en planicie arrugada

por lo inútil

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Convergen los deseos

en la cabeza de un alfiler

y en su reflejo espejea

el nano-mundo

de las conquistas sin retoño

de las cejas fruncidas

de los labios expuestos

a los besos

en las canteras de amaranto

La concentración de imágenes

recorta el tiempo a parábolas

de luz y sombra

mientras al amanecer

se corrompe el vino

a temperaturas de acoso

en la convergencia de alfileres

que apuntan al desfiladero

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Hay un zumbido de sombras

en la Luna

y en la calle

la rocola inflama las voces

el ruido

y las carreras al desamparo

Hay un lugar de escondite

en la calzada circunvalar

para arropar la imaginación

con el claroscuro de árboles

caídos en temporada cruda

Hay siempre un sonido

de recuerdo

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Hay caminos que se prenden

de nube

y en sus recorridos acarician

el arcoíris

Otros hay que se prendan

de la suerte

con destinos encontrados

Se juntarán unos y otros

en la fuga de la perspectiva

que riñe con lo alabeado

de los supuestos

y del andar

Hay caminos en las sombras

dilatadas en las palabras

de ausencia

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Hoy es el dos de los sueños

de las ansias atadas al fuego

de palabras sin decirse

Hoy es el ayer que cunde

por desiertos

y grandilocuencias

con la sota de bastos

atada a la memoria

de claveles

y sortilegios

Hoy es el agosto

de pasos presurosos

de llegadas tardías

de ganchos de Luna

en ascenso

Los pliegues descubren

el deslumbramiento

de rocas en traviesa

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Cuál será la sensación del ocio

en las madrugadas

o en los ocultamientos del día

El paréntesis señala el acontecer

tejido de sueños

nostalgias

desfallecimientos

interrogantes del tiempo

Seres navegan en el vacío

con las sensación de ir a las espaldas

del río

de las leyendas

y los espantos

Otros seres arrastran su esencia

en el légamo del silencio

y la traviesa

El mar es el depósito

de todo y nada

de nada y todo

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Consumo de aire con nubes a bordo

para saciar las rocas sedientas

apostadas en la ribera del camino

Agujeros entonces rotulan el cielo

alejado de la mirada de peregrinos

y de macizos volcánicos

Aire de altura sedienta

irriga las bases columnares

en templos que acarician

himnos

plegarias

ruegos

como si el mundo estuviera

camino del fin

con la filigrana de palabras en ausencia

Así las cosas

el mundo se yergue

ante los cobardes

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La esencia de las miradas

está en la saturación del vino

en las planicies prolongadas

por el viento

El rubor de las arcillas

golpea el recuerdo

por caminos donde las huellas

levaron anclas

Ríos en cambio

rememoran ausencias

en los destinos

de serpientes y camaleones

Rosado es el traje de los reflejos

en los espejos del agua

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Ronco sonido en las alturas

desciende con el rocío

hasta las sienes de los mortales

y de ahí se prende el tiempo

para contar los pasos

con la fuerza del tic-tac

En adelante la historia es

película perdida

Transcurridas décadas y centurias

el recuerdo no aparece

ni en las rocas sedimentarias

apenas un trazo extraño

en nube dejada al azar

El badajo acaricia la frente

en la madrugada

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Roto silencio en la geografía

de la Cultura

y roca conexión de anatemas

que transfieren señales

de amantes

desprendidos de sus propósitos

Roto caudal de súplica

frente a cartas arrojadas al vacío

de los desencantos

La naturaleza acoge el naufragio

de espíritus desencadenados

en busca de riberas

con el compromiso de soles

que renacen

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Duermevela el reloj, su campanada

el aire rasga claro.

Fernando Charry-Lara

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En los mensajes de los dioses

se encuentra la ambición

de coronar alturas

con los deseos que las palabras

esquivan

Solo el paso del viento distribuye

posibilidades

en tierra de migrantes

Cadenas de montañas embelesan

ríos

y esconden el paisaje de más allá

De conjunto

los dioses eluden la sombría

esperanza

en favor de valles en lejanía

símbolos de conquista por llegar

Las palabras encandilan

ambición de dioses

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Causas sin ocasiones

para el deslumbramiento

persiguen destinos

en los desiertos

y extienden lazos entre peregrinos

que tratan de remontarse

a los orígenes

por las huellas de culturas

cuyos hilos no aparecen todavía

en los planos de geografías dispares

apenas vislumbradas

en la imaginación de aquellos errantes

del desierto

Los meandros suelen ser

escondites del tiempo

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Las sutilezas de los mares

arremolinan pensamientos

en esferas

que con el correr del tiempo

derraman semillas

incautadas en campos de quimeras

Y la germinación

no se hace esperar

en las superficies de la palabra

fértil

con beneficio de voces

que cunden entre épocas

de perfil grisáceo

Ciclos de altibajos domeñan la historia

para el fulgor de amaneceres

en la colina

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Corren canciones por la aldea

de los colores en exaltación

y corren las ansias de gozo

en la cuadrícula del tun-tún

Al transcurrir de nubes

se apaciguan las voces

y el remedo de ímpetus

sobrecoge el terreno

de los girasoles

Las canciones reivindican

los deseos

de unidad en la conjetura

y el enigma

Gracias a la vida

recita la cantora

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En las tardes las canciones

se recuestan en cuerpos

desplazados entre la multitud

sin el gozo de dioses

escapados del cautiverio

Ritmos de elocuencia en el desgarbo

al transitar por plazas atestadas

de estulticia

La soledad en el vocinglerío

cruza con propio silencio

la vida oculta no percibida

ni por las sombras

en el pavimento gastado

por el roer del tiempo

Ambición de canciones

sólo música

en tardes de pesadumbre

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Los peregrinos recuerdan el penar

de las cigüeñas

en las torres altas de fortificaciones

y al mirar lejos desparraman

la sensación de huida

por caminos desolados

que llevarán al otro lado de los desiertos

La conjunción del delirio

y deseo

precipita la búsqueda de palabras

desaparecida antes

en el diluvio de pétalos

entre arroyos de figuración

y ternura

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el amor se arrodilla a la espera

rayo que se curva,...

Blanca Varela

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39

La estrategia de los sueños perdidos

desciende por el caracol

para acorazar mortales afectados

de vida insuficiente

y emprender luego la gracia

de disipar lluvias

en los jardines de colores

y aromas sensuales

propicios a la concupiscencia

de cuerpos espirituosos

desatados en el vacío

Estrategias de caracol persiguen

alturas y abismos

levitación de los deseos

y descenso al fondo

donde el ardor de conciencia

punza la vida

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Palabras perdidas en globos de aire

y en fortines de fantasía

Palabras que han dejado de serlo

por el desprendimiento de sonidos

sílabas

letras...

Dispersos sentidos han quedado

en orfandad

al ser presa de abandono

Dolientes miradas acongojan el paisaje

y sumen en olvido

palabras de calicanto

En murallas choca el vendaval de risas

en la condición carnavalesca

de multitudes a la deriva

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La sutil expresión de los sabuesos

limita el paso de colonos

por el portal que da al infinito

y la ambición de inmortalidad

frustra

las corrientes de agua

sin cansarse de ocultar

el piso que recorren

Formas de decirse la ilusión

desencadenan en los mares

la expresión no contenida

de cetáceos y tsunamis

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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42

En el verano

los dioses se acongojan

echan por la borda el saber

sin señas

que caracteriza las montañas

y no dejan de palpitar

en las conciencias

Los dioses toman vacaciones

y despiden las tareas de rutina

En juerga

los dioses acribillan pensamientos

de moderación

y desatan el jolgorio

ebrios de luz

El mundo queda en desamparo

por instantes

con la grotesca ilusión

de quienes al zambullirse

en la turbulencia

pretenden hacer brotar la vida

de los rizomas

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

52

43

Rojo calendario con saturación

de magmas ardientes

aguza el sonido de los mimos

al hacer reverencia frente a estatuas

de ferroconcreto

o de piedra

o de bronce

El calendario está a prueba

otra vez

cuando las lunas se suceden

al tomar en cuenta el rojo

de salones teñidos con el terciopelo

que cubrió de asombro

las últimas batallas

En los tiempos que corren

la saturación de signos

pone al rojo la vida

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44

Saturación de signos y de emblemas

recorta la mirada

en las cornisas del desencanto

En cambio el cielo juega

con el esparcimiento de nubes

y el oscilar de nubes

en los espectros del no-saber

sin límites

A su vez

la masa de acontecimientos

presiona el volumen de realidad

en el tiempo de manecillas

con el tablero iluminado

por el desconcierto

Circula la voz en el pasillo

de los diálogos perdidos

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45

Cúpulas con el dorado en el insomnio

de calles y explanadas

se yerguen en la memoria

de historias sin conclusión alguna

La soledad en la mixtura

aviva pasiones

controladas por la fuerza

o el desvío del azar

Lo torrencial pasa

con larga resonancia

de timbales

en seguidilla de aves

en vuelo sosegado

La mirada dispersa alusiones

de conflictos

en corrillos de parlanchines

apenas con el gesto fruncido

por el reflejo de cúpulas doradas

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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46

Erguida

como la noche

la lejanía

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47

La voz enciende caminos

y anuncia fulgores

en los escarpados sentimientos

de la conquista

Voces las hay

que escudriñan signos en los rostros

y enuncian el batir

de glorias inconclusas

En las tardes

la penumbra da respiro a las voces

para seguir

por donde rondaron las ilusiones

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48

Cartas en la mano de mansas palomas

alborotan la tierra del exilio

y desprenden madrugadas de cielos opacos

A lo largo del día se ocurren diálogos

de estrellas

en ausencia de glorias

o de sudores en cuerpos gastados

El tiempo se hace nostalgia

en las manos que descifran cartas

desprendidas de castillos en el aire

La romería acude a la cita

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49

Ansias de luz y de lugar

en las entrañas del monstruo

desatan el recuento de la quimera

y vuelven el sabor a las cosas

con la casualidad de lo hallado

por perdido

Lo monstruoso está en la comparación

de los deseos con la realidad

y en el merodeo del tiempo

por el volumen de la memoria

A su vez las ansias son deseos

de lo perdido

con monstruosas palabras

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50

Los besos declaman la canción

de corazones

de merodeos y súplicas

y reclaman por la ausencia de voz

en los vericuetos de la piel

Besos sustraídos de labios

liberan el terror de lo desconocido

En cerrojo

la canción revela el sostén de espíritus

ensimismados

recluidos en la relación íntima

que hace de la pasión orgullo

Besos compiten

con la ausencia de palabras

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51

Los sueños bifurcan la canción de las ranas

en la charca del encantamiento

mientras el rictus delinea

los pasos en trayectoria

de las curiosas ausencias

La codorniz reclama espacios

con leve transitar entre la yerba

y las golondrinas se posan en el ocaso

El universo de imágenes

le apuesta al susurro de lunas

en el mar de las arcadias

Canciones en división

tejen sueños

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52

La zozobra en el acantilado

expide vaguedades

en tiempos de jerarquía desconocida

y suprime el gozo

de alcatraces y gaviotas

en el rodadero de vestigios salobres

Desfachatez en los propósitos

vuelve ruido el legado de los próceres

Sinembargo

el cielo de nubes bajas

y azul entre ellas

proclama el paso libre de palabras

ajenas a la injuria

Persiste la zozobra en el paisaje

con el dejo de antiguas melodías

de marineros sin puerto

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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53

Continencia en acciones

demandadas por palabras

con el suplicio del clima

en humanidades de tránsito

Restricciones en el ruido de molinos

y de los ajetreos multitudinarios

en plazas expandidas por el sofoco

de oleadas de calor

Las ilusiones recortan lo posible

de palabras en medianía

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54

En el néctar de las flores

las abejas juegan al amor

sin agotar el fuego que da luz

e incentiva la pasión

El amor es un estado de concordia

en el pensamiento y los deseos

sin colmar el venero

de las ilusiones

Las vidas corren como agua

en cauces de encuentro

y olvido

en busca presurosa de motivos

para la expansión

con la incógnita del fin

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55

Deslizan suaves las manos en cuerpo deshojado

por la soledad

y chispean las ansias en ojos y labios

contrapuestos al diálogo infructuoso

Deslizan naves por ríos y mares

en busca de lumbre en horizontes

inciertos

Cuerpo de mujer superpuesto

a la voluntad del decir y del cantar

con la sola afugia de encuentro

distante de súplica y tormento

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56

Cuántas cosas se sobreponen en la existencia

y sobrecogen el poco de luz

que deshilacha por los portillos

Cuántas palabras escasean

en la necesidad de decir

para actuar

Cuánto es el goce de los delfines rosados

en el Amazonas

y de las libélulas en la portezuela

de aguas a la espera

El tiempo estira la conjetura

y extiende voces de azafrán

en tierras de flirteo

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57

Intempestiva sombra se proyecta a los pies

y se alarga al caer de la tarde

Rezagos de luz en los candiles

encienden la noche

Estrellas mudas y estáticas

vigilan la cautela de huestes en congoja

En la dimensión desconocida

vagan destellos

luces apiñadas

que al caer desaparecen

en la forma de centellas

Ilusiones desvanecen

las sombras

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58

Minorías cumplen el precepto

de salvaguardar la vida

a pesar de lo continuo

en las huestes del exterminio

Y el mundo sigue en la increíble aventura

de rodar en el espacio infinito

con lecho de estrellas

sin darse cuenta de la existencia

de aquellos imbéciles

que pululan en superficie

La vida se debate en la singularidad

de minúsculo fuego

en alejamiento

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Lo que queda en la memoria

es el amor que baña la vida,

el amor que ha hecho las cosas

inolvidables.

Marguerite Duras

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59

Las palabras se establecen en silencio

con los bordes expuestos a la retahíla

y al consumo de óxidos

Al salir las palabras

inauguran el mundo

y en su choque electrizan la sensibilidad

que da sentido a la rosa

pero en la confrontación van adelante

con los quiebres propios

de insensatez y olvido

En el escenario de los acontecimientos

las palabras se la juegan

por conquistar la risa

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60

La ausencia es notable cuando se evaporan

las aguas del suplicio

y se echan a rodar esperanzas e ilusiones

Nada podrá satisfacer el escape de soledumbre

por los vericuetos insondables

de espíritus en agonía

La luz se reconcentra en los cristales

que miran al mundo con la desapacible actitud

de quien ve correr la vida

sin sosiego y sin salida

El velo se corre otra vez

y las escenas se suceden con la jerarquía

de apóstoles frustrados

Cae el telón y la risa

se torna en carcajada

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Frontera en la deriva de continentes

acentúa la irritación en rocas

y de improviso esplende el cielo

con la amenaza de tiempos convertidos

en anatema

La expansión del sonido recrudece

el anuncio de dioses

por la casualidad de ocurrencias

sin horario

ni objetivo señalado

El mundo sigue en la rutina

de dar-que-decir

en las ventanas y en las miradas

de concupiscencia

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62

Vibraciones en el sentimiento

por las cosas más superficiales

benefician el paso de trenes

hacia el mundo de lo desconocido

y dejan a lo lejos la sensación

de algo haber pasado

en los terraplenes traspapelados

de vidas en ausencia

Luces titilantes en las noches

recuerdan ese paso

con la fatiga de materiales

expuestos a la tonsura de clemencia

con razones de papel

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63

Ámbito de silencio y de holocausto

acompaña las palabras desgranadas

de corazones heridos

de manos ajenas al consuelo

y de labios cansados de pronunciar

los mismos sonidos

El entorno de la voz no reproduce

las intenciones

del deseo por un mundo mejor

Las palabras en diálogo estremecen el aire

y generan balbuceos

en los rostros calcinados por el terror

El tiempo decide el destino

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Simientes esparcen bondades

por tierras de la semántica

y provocan sustos en las ventanas

de lo desconocido

Yendo el tiempo

aquellas simientes encienden señales

que la voz oculta

con la mirada cautelosa de aves al pasar

con el rumbo puesto en las ventiscas

y en las tormentas

Sementeras de ilusión

en las cornisas del pensamiento trágico

recortan el viaje de palabras en oscuridad

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Tendencia omnipresente de los dioses

en las horas en que ballenas y delfines

soportan el holocausto

Tendencias del infortunio en los mares

y en los ríos caudalosos

vuelven atrás la sapiencia

de culturas heredadas y en formación

La mirada tiende hacia fronteras lejanas

donde la luz no alcanza

ni la vocación de mártires consigue refugio

Sigilo de murmullos disipa la tensión

en espíritus calcinados

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66

El verdugo es una voz que canta sobre sábanas

en desolación roja

y es el rastro de la huida

entre la maraña de ciudades sin contorno

con brumas que obnubilan ojos y pensamiento

Azotes sobre la piedra titubean las pisadas

por los caminos del rayo

en las cuencas sin fin de los suplicios

Constelaciones en despido

abruman la historia

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67

Amor en la esperanza de sentir el asedio

de pálpito

y la caricia de la ambición

en la forma de resonancia de espíritus

con multiplicidad unitaria en el camino

Miradas de compasión y ternura

acompasan la huida hacia el refugio

de sobrevivencia en continuidad

Amor entre claveles y orquídeas

con la fascinación del deseo

sin conclusión definitiva

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68

En la dimensión de lo desconocido

oscilan las palabras

y la incógnita se hace emblema

Extraño mundo de la trastienda

se empeña en permear la vida cotidiana

con insignias y consignas

que nublan los amaneceres

y tinturan caras y manos

en señal monstruosa

La fatalidad da cobijo al todo

desde las entrañas

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69

Cada cosa tiene la señal del olvido

que va de labios a manos

con la esperanza de alcanzar

el sueño o el delirio

Pasiones constriñen el vuelo

de aves insonoras

con la sensación desconocida de cantos

a próceres venidos a menos

La igualdad del silencio es mampara

de besos no alcanzados

en cuerpos errantes y volátiles

El futuro tiene roma la punta

del iceberg

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El tiempo es un árbol

que no cesa de crecer

Blanca Varela

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70

En el camino de la memoria

deja de sonreír la vida

con la cuesta en hombros

y los pies en transida ilusión

Son los pasos de errar en continuo

entre valles de espinos y montañas

donde el destino tiene refugio

De improviso

el cielo se tiñe de enzimas

fundamento del enigma

y el Sol oculta la canción

de la romería

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71

Refugio de insidias y esperanzas

es el mundo

el mundo de sibilas

pelafustanes

toderos del azar

El mundo rueda como pieza suelta

en el sinfín de estrellas

y de pensamientos atados a cratones

que resisten cualquier movimiento

El mundo es una calle larga

escribió Matilde Espinosa

calle de miseria y opulencia

sobre el lomo cobrizo de expectativas

sin solución

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Las lunas se perfilan en el horizonte

como espejos sumergidos

en la placidez redentora de los remansos

En cambio

los soles deslumbran en la frontera

del infinito

y sedimentan la imagen del caudillo

entre poblaciones inmersas

en el desamparo

La unión hace la fuerza

se dice

pero lunas y soles dirimen la competencia

en la puesta al día de conflictos

de norte desconocido

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Se avecina el plenilunio

y las noches se visten de estrellas

con miradas de convergencia

en el vacío de la luz

Nubes de escasa figura

pasan con lentitud

rindiendo pleitesía a la Luna

Y desde esta insignificante porción de la Tierra

observo el paso del tiempo

con espíritu

siempre alerta

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74

Golondrinas escapadas en la noche

encienden ojos en las piedras

huyen del espanto del día

y acurrucan árboles en angustia

por las calles

Ventiscas claman por la serenidad

de horas de luz

El tranvía cruza en soledad

con los pocos pasajeros rezagados

en la trastienda

Las golondrinas deliran

con el despertar del mundo

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Suaves aleteos

vagas caricias del viento

melodías en la memoria

con sabor de nostalgia

Delicada sombra delinea los pasos

entre arboleda que se pierde

a lo largo del tiempo

En el entusiasmo del paisaje

hay algo de sentimiento

sobrecogido por la esperanza

desvanecida

Tejidos de palabras reproducen el eco

de montañas erguidas en la soledad

del infinito

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A veces el signo se sobrepone al enunciado

con las carretas de la fantasía

y fija en el aire la impronta de entelequias

antes adheridas a sabios del pasado

En otras ocasiones

rebaños cadenciosos deambulan

por praderas

mero desliz del amanecer

Palmas irisan el paisaje

para días escapados del calendario

La ruleta enciende el humo

de ocurrencias en la frontera

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Silencios en la contienda de las vidas

invaden las playas

de cielos corroídos por el alquitrán

de palabras en boga

Silencios en medio de los truenos

y de las cansadas voces

huyen por los flancos de historias patrias

relatadas con el gusto de azúcares

y azafranes

Silencios en cualquier estación de la vida

circundada por interrogantes al desgaire

o al despunte de albas marchitas

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Las formas del silencio recorren los pasos

de encinares y melodías

se empecinan en labrar rocas

donde hay agua con la postración de paisajes

a la espera

La sensatez recoge causas perdidas

y huestes dispersas

hasta agotar el delirio

con el que sucumbieron los pobladores

de riberas

en ríos de traviesa conformación

El silencio recobra la mirada de la arena

en rincones distantes

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Juegos coincidentes de números

alebrestan imágenes y dan al traste

con la sensatez de palabras emitidas

en momentos del cansancio

de los cobardes

Tulipanes engalanan el tablado

dispuesto al rodaje de escenas

en la vida ligera

de aquellos derramados

por la fuerza del destino

a las calles con opulencia ausente

y entre faroles rojos

Números juegan a la incertidumbre

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Vertiginosa epopeya de los siglos

sin contar con Ulises

refleja la velocidad en furor

con huellas de trazos marcados en las caras

y en toda la piel

de los cuerpos expuestos al paso del tiempo

La velocidad señala fatiga en los materiales

hechos de cuerpos y de espíritus

y de esperanzas

El confín reúne los procederes

de la vida

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Esa era la contienda entre enigmáticos poderes

de cara oculta

con el sabor insípido de arenas alejadas

de playas y desiertos

Contienda del azufre y el lodo

para el estertor antiguo de aventuras

con fenecimiento anunciado

Montañas y llanuras

bosques y planicies

desolados

resultan ser albergue de la contienda

entre la vida y la muerte

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82

La vida es efervescencia y fervor

de causas en desalojo

Vencida la tragedia

la vida recomienza con titubeos

en el aprendizaje de caminos

Flores tienden caricias

en el avance de los pasos

para amortiguar lo penoso del andar

No hay caminos fáciles

se dice

y la disposición de la vida

es acortarle distancia a la muerte

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Sutiles encuentros de la nada

sacuden los vaticinios en la intimidad

de sentimientos

acorazados por el temor

y el remordimiento

Encontrarse es mirar en el espejo

vidas homologadas en la distancia virtual

que conduce al otro en la memoria

En el espejo repercute el eco desvanecido

de aquellos sutiles encantos

que delataron el grito

en miradas de sospecha

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84

Agobiante ansiedad de los mortales

por descubrir el antídoto de salvación

entre cantares perdidos

y conquistas deshechas

por la ilusión

Se camina con palabras que exploran

en el amor y en la insidia

palabras de más aliento en el silencio

cuando discurre el viento

con signos de espera

y nostalgia de lo transitado sin asir

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85

El astro de los consuelos desata ironías

en medio de las afugias de los gavilanes

y heridas las conciencias de los candidatos

a mártires

el mundo respira por las cicatrices ajenas

Astros los hay en cielos de infinito parecer

y en tierras de espanto

circunscritas por signos indescifrables

La dimensión de lo desconocido intimida

y paraliza

las huestes dispersas

Sutil es la mirada de los gavilanes

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86

El mundo del peregrino es un sentir

y un palpitar

en cada paso

en la tierra oscura

Por donde el peregrino va

el viento acarrea artilugios

de contravía

Al final del camino

el peregrino encuentra la puerta de escape

a las palabras

sin sustancia

El camino recomienza en las madrugadas

con la aurora del llanto y el suplicio

Las campanas doblan con el redoble de sueños

y el suspiro de las piedras

en los muros de calicanto

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87

Aguas sin saberse la fuente

merodean por lugares de asomo a la luz

y recorren miradas

en cuerpos evanescentes

En otros lugares

labios musitan canciones de olvido

despojados de besos húmedos

con el deseo de brasas

en el hogar de los destinos cruzados

Bandadas de palomas surcan el cielo

entre miradas despojadas de asombro

Los pedernales restañan cuitas

y el ojo pinta rayos de Luna

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88

La naturaleza suele apiadarse

de seres caídos en desgracia

pero recoge de ellos la cláusula del declive

con los quejidos heredados de Zaratustra

El mundo rueda sin la idea

de principio y fin

bajo la inercia del azar

Se desprende de la naturaleza

un halo de golondrinas

con murmullo lejano

y de resquebrajamiento en pisos

de terracota

La nieve paraliza los labios

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89

La infame ausencia de los dioses

ocasiona el resquemor en rebaños

de roto color

ante áulicos del incienso

Noches sin humo de chimeneas

acrecientan el pánico de avichuchos

de todo pelambre

Estelas rojas circunscriben las quejas

en la vecindad de amaneceres

agredidos desde ventanas rotas

y portones en gritos

Por el día navegan sombras de hilazas

y de caníbales

con palabras de ausencia

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Cansadas figuras en las elucubraciones tardías

que siguen al sosiego

concretan el ritmo de corazones en tregua

y apaciguan el sabor extremo de los caminos

con extensión de cinta dilatada

en vericuetos de osadía

Pausas sobreviven en el delirio

de consagradas especies del cautiverio

para atravesar de pensamientos

los mares y cordilleras

con la disuasión propia de heroínas escapadas

de libros antiguos

El Sol rompe el sigilo

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91

Mapa de sonidos en recintos del ermitaño

y merodeos por la geografía

de las palmas de la mano

Insidia de labios a punto de proclamar besos

en la tiniebla

con el deseo de las fuentes que cubrieron

de fango

ciertos volcanes

Orografía en las manos circunscritas

a la piel de la ansiedad

Corrientes de agua compiten

con la luz de ojos

ceñidos al fulgor que se va

en el primer encanto

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92

Los trovadores ejercitan la súplica

con el encanto de ruedas sueltas

en palabras desasidas

de cuerpos

de luz

y de tiempo

Cantares de juglaría por corredores

de pasiones

despojados de las vidas

Insularidad en las imágenes

cautivadas por el apego a lo soñado

cuando las ruedas en contención

expresaban el lugar de los merodeos

y las pamplinas

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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93

El silencio recrudece los encuentros

y vuelve música de olas lo informe

de los dichos pasajeros

El silencio empina voces ocultas

y da curso al ruido en la memoria

El silencio desprende campanadas

en sitios de perdido alborozo

y dobla páginas en blanco

sin cesar

El silencio contabiliza el tiempo

en cifras de miradas

y en manos abiertas al estropicio

de aranceles y petroglifos

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

105

94

Conquista de palabras en espacios de acarreo

y sedición

con las alas de la imaginación puestas

en los ojos que miran el adentro

de los pormenores

Conquista de emprendimientos

en la clausura de melodías diáfanas

Y conquista de atajos

con destinos cruzados

en las vidas de batracios y homínidos

Se alcanza la minucia

con el esfuerzo del quebranto

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

106

95

Tregua de imágenes y pensamientos

en el amanecer de dioses furibundos

acompaña la cadena de instantes

en las aguas del río

con el tiempo oculto en las intimidades

de arenas y rocas

Tregua en caricias y miradas de provocación

da paso al ulular de playas de asombro

en las posibilidades

de un infinito consternado

por la zozobra de signos

sin la categoría de premisas

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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96

La condición del ángel

desborda los silencios

y da campo a las consignas o pregones

de arcángeles y serafines

por la vida de ultratumba

Condición escueta de transeúntes

distanciados de cualquier espera

y despreocupados del calvario

que atraviesan con ojos cerrados

La condición de sobrevivencia

asalta el temor

de la huida sin retorno

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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97

Los pasos encienden caminos

y dan nube a los túneles de candela

Pasos los hay entre la niebla que vaga

sin afán

por las calles

con caricias de levedad

a los amantes disgustados en los andenes

ajenos al tiempo de los insultos

y los escupitajos

Parejas en silencio

discurren sus vidas en el soliloquio interior

de los abismos

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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98

Roto el mástil de los improperios

se enciende el crepúsculo

mientras al otro lado de las bambalinas

el mundo teje ínsulas baratarias

y da cimiento a los saltimbanquis

en su perseverante conquista de estrellas

Los espejos rompen silencio

y en sus lunas

la tristeza del amor tintura de escorpión

las caras

antes desprovistas

de cualquier ansiedad

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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99

Oscuro sueño de campechanos en romería

hacia lugares con vida

de pancoger

El sonido de las inquietudes

plasma el deseo en mandato de la tierra

Y las conjeturas ligan el silencio al barboteo

de parábolas inciertas

Sueños errabundos en el itinerario del consuelo

atenúan voz y radican la brújula

con anclas de piano-forte

En la oscuridad

la piel adquiere sensaciones de usura

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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100

Desmanes sacrifican la voz de proclamas

por libertad en el regodeo de vidas

y convierten los labios en témpanos

de asombro vil

Otras actuaciones recuperan reflejos

para el caminar con el apremio

de los bosques calcinados

El rosado pálido de manos en juventud

crea la expectativa de futuro

con la preocupación del continuo asedio

a los fortines

de goma e ilusión

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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101

Danza de contertulios en osadía

sin el encuentro de pasos

despliega desarmonía

en los cuatro costados

Por entonces la lluvia precipitaba

llamados de auxilio

y el enigma cosechó los frutos de Adán

Largos senderos en atajo

recortaron el tiempo de las proezas

a las proporciones de las deidades en fuga

Al final

se dio el encuentro de figuras ajenas

a la historia patria

Salud en los ensueños

de soledad y miseria

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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102

Camino de asombro en los entresijos del alma

revela el sonsonete turbio de pasos

sin otra consideración que los pliegues

de montañas presionadas

por placas tectónicas

El parecido recoge postrimerías del vagar

con hombros saturados

por el peso de los tiempos

Queda la espera de huestes vencidas

en los cúmulos

con grito atragantado

y los pies detenidos por el puro jadeo

Esperanza de espera

reconstituye los emblemas

otrora arrojados al vacío

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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103

Dolor en la súplica de la Tierra

e indiferencia en los ojos

amenazantes de la vida

El tiempo sin cortarse acumula escombros

y medita en el destino de la flecha

sin poderse desprender de ella

La nostalgia errabunda

deja huellas en las sombras

para demarcar el sentido del holocausto

El azar con nombre de juego

cobra a cada instante el alto precio

de burbujas

en el asedio de palomas

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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104

El anacoreta despierta ensordecido

por el abismo del ser

en el meditar sin sosiego

y la noche de sufrimientos

y cavilaciones

se alarga en las encrucijadas

de la duda

El compromiso está en hacer claridad

sobre el hielo de costumbres hechas trizas

La esperanza es el depósito de comienzos

insatisfechos

A la hora del té

la somnolencia de milenios

despunta en arcoíris

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105

Claridad en el sonido

despega en la distancia

sobre rocas de amenaza

en medio de la somnolencia

de las estrellas

A su vez

ojos claros acarician el paisaje

de sol y sombra

distantes de rutinas

que hacen del suspiro un anhelo

Y las paralelas continúan

encontrándose en el infinito

al sentir el padecimiento

de la falta de compañía

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106

La naturaleza agria de las cosas

delinea abismos

en los entornos de los labios

y de manos atadas

al combate por la vida

Entretanto

se consumen noches

bajo constelaciones de mirar oculto

al paso declinante de algarabías

en el cosmos

Lo agrio del acontecer despierta opciones

con esperanza al futuro

y por ahora el horizonte se tiñe

con lo incierto

de actuaciones cualesquiera

en vano intento de apresurar el navío

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107

Lánguidas palabras escrutan el aire

que rodea las vidas

inmersas en la continua conmoción

del mundo

mientras lo extraño demarca territorios

con largueza de sueños

no cumplidos

El aliento del bosque revive

la ambición de rutas

en la conquista de afectos

antes extenuados por el silencio

Ahora

la sindéresis sobrecoge la estilográfica

apostada en el rincón de los písamos

y jacarandás

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108

Distorsión de imágenes en la lente

de trashumancia

enriquece figuras entre colores

con la azulina ausencia

de las especies

El corredor de la sobrevivencia

se encandila con noticias de extinción

prematura

y los visionarios se apresuran

a tomar lugar en las cavernas

El Sol dialoga con la Luna

y al concluir apagan las bombillas

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109

Largo es el sonido de palabras

que acompañan el pudor de amanecidas

de sauces

mariposas

golondrinas

y de calles destacadas en soledad

El Sol marca el despunte de horas

y no modula existencia

en la múltiple acogida de nubes

pedregales

zarzas

y sonrisas con despliegue de aventura

en los sobrevivientes

de la amanecida

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110

Días con la configuración del suplicio

enemistan auroras y crepúsculos

hasta copar el recinto de las inquietudes

derramadas en banalidad

Luces acolitan la adormecida

en días con extensión de claroscuro

y el peregrino se acostumbra

en la dejadez de trochas

que confrontan luces

en días de desafuero

Las rocas en su altivez

fijan el límite

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111

Funesta es la razón que merodea

en los pisos

de los palacios

y desencadena serpientes

con luces de espada

Pieles calcinadas conjugan la oratoria

de los proclives

con el ajuste de cuentas

de fantasmas errátiles

por los rincones donde azucenas marchitas

siembran el desconcierto

en las miradas de los peregrinos

La razón vuelve a

Funes-el-memorioso

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112

Baile de sortilegios con rondalla

de nubes

de cantos

de lluvias

de nieblas

Baile de golosinas

de furtivos candores

y de brazos expuestos al aire

de pasos con dejo de vacío

en los contornos

Baile de estrellas en el surco de los sueños

con el anatema de fugitivos

o de exiliados

Largo es el silencio

en momentos de pasmo

de la memoria

frente al espejo de imágenes disipadas

por el desuso

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113

Apaciguada ausencia de vendavales

en las puertas del templo

convoca la audiencia de feligreses

que pronto acuden en busca de remedio

imposible

de alcanzar

en medio de súplicas

de espaldas a la piedra

de candores y esmeraldas tardías

En los templos se encuentran

el refugio de racionalidad perdida

y la sensibilidad a flor de lámpara

con llama

en el titubear de ideas

y de fatiga en la súplica

del caminante

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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114

El murmullo acompaña el nacimiento

de silencios

cuando las palabras reposan

y los sentimientos fluyen

como sensaciones con ausencia

de imágenes

e ideas

El murmullo se va transformando

en lejanía

en espacio disipante de seres

donde la música se intuye

y la memoria remplaza

con pausas al silencio

La cantarina corriente de agua

declina su saber final

en el abandono

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115

Candentes lugares inclinan la voz

de refugiados

hasta escurrir el clima de soledad

por peñascos de historia en claroscuro

El fuego respira el asedio

en bosques de palabras

y emprende la agonía por lugares

de escaso flirteo

Mamíferos de gran tamaño se regocijan

en praderas reanimadas por el

sol-de-los-venados

y al infinito

cortinas de esplendor hacen el llamado

a la existencia en el tormento

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116

Congoja en los sueños del emperador

hace catarsis en los moradores de territorios

sin fronteras

y de los árboles surgen cantos de serenidad

conquistada

a fuerza de galopes

de corceles alados

El emperador no despierta

y en el confín estallan polvorines

en el aire

interrumpiendo el silencio

en el país de los sonámbulos

Desde el cielo se derraman

rosarios de luces multicolores

con el anhelo ahogado

en siglos de desmesura

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117

La luminosidad de las esferas encandila

la libertad

de los mortales regados en espacios

de consolación

sin la ternura que prodigan las madres

a sus crías

Destellos de esperanza se confunden

con el chispeo entre fragmentos

de cuarzo-lechoso

y las miradas se concentran en el clamor

con gritos mudos que inundan los espíritus

por las calles largas

Prolongado es el silencio

de libertad bajo palabra

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118

Ausencia de liras en el apogeo de la medialuna

con llegada tardía en los anuncios

desprendidos de la nostalgia

Símbolos erráticos las emprenden

contra el vacío

a falta de codornices

y de gusanos

de tenebrosa presencia

Gotean los instantes

sensaciones de opresión

en el pecho de estatuas

parapetadas por siempre en la memoria

Y al caminar se tienden serpentinas

en la montaña

para recoger el rastro de la nostalgia

y de las liras

con la seguridad

de aldabas

o de quimeras

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El tiempo marca el ritmo de la vida humana.

La morada de los dioses, en cambio, está fuera

del tiempo. La experiencia del tiempo, por lo

tanto, es específica del hombre.

Ernst Jünger

... el reloj de arena simboliza el tiempo

y la fugacidad de la existencia terrenal.

Ernst Jünger

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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119

Se desvanece el tiempo en la arena

al fluir de percepciones que agolpan

en un instante la historia

Fenecen de continuo seres y cosas

con el sello de la fugacidad

Los dioses se cansan de implorar

por la certeza en lo acontecido

y el mundo se desliza en el universo

del incontenible azar

sin ni siquiera avizorar fronteras

de fin o de eternidad

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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120

Aventura en el gozo de manos trenzadas

para el desalojo de rayo de luz

en medio de romance sutil

de las sombras

sobre muro resquebrajado

por la incidencia de tormentas

Romance en el devaneo de siluetas

que se rozan

con la ligereza del suplicio

brotado de ancestros más fieles a la arcilla

o a la piedra

Delicada aventura de espectros

sin luz en las miradas

con manos dirigidas al poniente

de enigmas y laberintos

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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121

Casillas vueltas al vacío

modelan con perspectiva el contenido

de especies

en el trajín cotidiano de palabras

de hilos que corren con la envoltura

de augurios

nunca desatables

en la contingencia del tiempo

Con vueltas de azar regresan las cosas

al sitio de donde nunca debieron partir

Y en el transcurrir de las vidas

hilos siguen tejiéndose

con el rigor del destino ineluctable

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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122

Noche de somnolencia

en la agitada trenza de los días

martilla el reproche de lunas

y consagra el paso por grandes depresiones

en rocas

con rodeos de palabras que se asientan

al paso de aire

ansioso de recobrar

el sentido de la súplica

en los veranos de cielos herrumbrosos

y macizos

La costumbre en las noches

replica el humor

de pregoneros tirados al vacío de calles

tan largas como el silencio

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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123

Aventura de palabras en la antesala del sueño

con el apogeo de lunas y de lirios

Aventuras del decir en la corriente

del destino

con los apremios del sentido

que el tiempo arrastra

Aventura en el mirar y en el olfatear

con desalojo de palabras que huyen

en la insonora contienda de días

escapados de calendario alguno

La encrucijada es convergencia de aventuras

en instante desolado

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124

Las noches cantan

deliran

cubren de nostalgia los caminos

desatan brisas

sobre pétalos ansiosos de vida

por compartir

dan espacio a los sueños

con la moderación de la Luna

en su derrame tenue de luz

En las noches se reconcilia el paisaje

con la finitud de lugares que nos retienen

y hacen del amor

sortijas de ambrosía

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125

Jirones de luz estremecen los labios

en ambición de otros labios

que musiten fábulas

con caballitos de mar

y presagien el alborozo

en el estremecimiento de espíritus

en agonía

Labios de la espera y el suplicio

del consuelo

y la compasión

Luz filtrada por resquicios

de corazones ambulantes

con destino de arroyuelo

y de cantarinas plegarias

en campanas

tañedoras de soledad

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126

Surtirán efecto multicolor

las preciosas ridículas

y las contenciones de alborada

Ciclones cruzarán las líneas de fuego

y los tornados harán trizas

los refugios del habitar sin sosiego

Después vendrán las pesadillas

y los desvelos

con la alegría de reencuentros

y de la reconstrucción de miradas

Aquellas ridículas se pavonearán

entre girasoles

y los campos reverdecerán

con el Sol a cuestas

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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127

Regodeos en palabras reproducen

la insensatez

de besos al aire

y de espinas en muros de piedra

Las palabras se cruzan de brazos

con ojo a la intemperie

Curiosos devaneos destilan fuego

en las pupilas

y echan a correr las conjeturas

en el cruce de risas

y en las esperanzas furtivas

Regodeos en los caminos

afianzan las veladas de cortinas abiertas

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... el deseo imperioso de llegar hasta

las fronteras y trascenderlas, de

llegar hasta los confines donde

comienza la soledad...

Ernst Jünger

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128

El amor se aprende en las rocas de acantilados

y en los desiertos

donde el grito no alcanza a sentirse

mientras la piel palpita con ansiedad

de tacto

en las papilas del alma

El corazón se cruza de silencio

en el estremecimiento de cuerpos

golpeados por historias sedimentadas

en paleosuelos

de la conciencia

El amor tiende celada

con manos atadas al mástil

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129

Nace la voz de los caminos

y crece la audiencia en montañas

cargadas de bruma

Serpentean aves entre la lluvia

y en las alturas se divisa

la señal incomprensible de lo eterno

El silencio atraviesa las horas

y el rumor lejano disipa con encanto

la meditación

en los destinos más elementales

Personas de a pie

runrunean con plegarias ingenuas

al caer del día

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130

Lámparas asedian las páginas de los libros

para desprender de ellas reflejo

en conocimientos

que al elevar la sintonía

desprecian la jugada

por encontrar salida en la maraña

de lo inútil

El asedio de la luz recupera

en la intimidad

parte de lo alcanzado

y la lluvia recoge corolas y pistilos

hasta producir destellos

donde antes reinaba la oscuridad

En los entornos de esta hoja

la luz apacigua

el desencanto

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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131

Simetría en cordeles atados a rayos de Sol

distrae la policromía de vidas

encajadas en el tránsito de palabras

sin provecho

Cordeles cruzan el sonido

en resonancias de estímulo

para oídos conectados

con sensaciones variopintas

del mundo

El tiempo alarga la percepción

para el pronto olvido

y los sueños dibujan notas

de figurativas ausencias

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132

Corceles sin cadenas van a la disputa

entre nubes

atados a la ventura

como si fuesen ángeles en discordia

o cóndores en busca de aposento

en rocas de configuración hiriente

En lo remoto

aquellas nubes dibujan seres en mutación

con el atractivo de alas

en fuga

En las tardes

la contemplación estremece el arsenal

de formas

por fin perdidas en el tiempo

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133

Afugias en la encendida penumbra

contribuyen a descorrer esperanzas

y ensueños

con la transparencia de aires cálidos

A lo lejos

se vislumbra el atardecer

con la súplica de brumas de ambición

por destellos

en medio de la noche

Penumbra en el umbral

que delimita los campos

de piedras

con voz recia

y de historias desconocidas

en el discurrir de labios

presos

en el mutismo de la niebla

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134

Días incontrolables en la creación de luces

y formas

en figuras rotas por el encanto de miradas

con el anhelo de pies despojados

de cualquier apoyo

Romance en cuadros

en espejos

en canciones

de circulación libre

por las calles

y en el imaginario de huestes derrotadas

ahora en el silencio

pero con la pesadumbre a cuestas

sin palabras que puedan expresar

el desgano del mundo

para comenzar de nuevo

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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135

Candiles al encuentro de pensamientos

soterrados

protegidos por el oscuro asombro

de días y noches en sucesión acompasada

amparan merodeos de Luna en juego

con las montañas

Atractivo de amantes

en iluso desprendimiento

de la gravitación

con vuelos de fantasía

y caer de hojas

en el zigzagueo cadencioso

de los suspiros

Encuentro de candiles entre amantes

que desprecian el ritmo de la vida

al conjuro de agonías

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136

Apoyo de fuentes enigmáticas

en las restricciones de pueblos

y de canciones

que por momentos arrebatan hilos al Sol

o suspiros a las tardes

de niebla

En la ambición de duda

aquellas fuentes alimentan la sospecha

de los días por conquistar camino

hacia lugares donde anida la incertidumbre

tachonada

de palabras en vano

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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137

Murmurante contienda de amaneceres

y de lunas

con palabras calcinadas por la intensidad

de pensamientos en desparpajo

La jornada se extiende con la desmesura

de praderas

solo colindantes con el infinito

Y en las noches

el balance de estrellas

acobarda cualquier intención

por alcanzar el sueño que desvanece

atmósferas

cargadas con el olor plomizo

de intimidades en el desierto

[Libreta del 13.VII.2009 al 12.X.2009]

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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Foto y texto para las solapas

Carlos-Enrique Ruiz (Manizales, Col., 1943). Ingeniero de Caminos. Director-fundador de la

revista Aleph (1966 - ...), con 44 años de existencia y 154 ediciones al tercer trimestre de

2010. Profesor emérito, honorario y „especial ad-honorem‟ de la Universidad Nacional de

Colombia. Miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua. Se ha

desempeñado como director de la Biblioteca Nacional, en la dirección universitaria y

profesor siempre. Doctor h.c. en Humanidades de la Universidad de Caldas. La biblioteca

central de la Universidad Nacional de Colombia (Manizales, Campus-la-Nubia) lleva su

nombre, asignado por resoluciones del Ministerio de Educación Nacional y del Consejo de

Sede. Director de la “Cátedra Aleph” en la UN.

Autor de: “Decires” (Manizales, Col., E. del A., 1981), “Imaginería de caminos”

(recopilación de escritos de los años ochenta: Decires de otra gesta, Memoria de la ciudad,

Imágenes del decir, Imaginería de caminos, Aquellas pequeñas cosas en el asombro de la

vida, Este agradable olor a manzana, Fulgor sin estrellas en el pecho, Fuga en el tinte del

recuerdo, Camino sobre huellas indescifrables. Manizales, E. del A., 1989); “Sesgo de

claveles” (Ediciones Sanlibrario, Bogotá 2004); “Nociones del vigía” (Ed. Sanlibrario,

Bogotá 2005); “Las lluvias del verano” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2006); “Tregua al

amanecer” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2007); “Cien años en el espejismo de la nostalgia”

(Ed. Revista Aleph, Manizales 2007); “Reportajes de Aleph – Selección” (Ed. Universidad

de Caldas, Manizales 2007); “Los signos de la espera” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2008);

“Matilde Espinosa en la contienda de vida y poesía” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2009);

“El velo de la ensoñación” (Ed. Revista Aleph, Manizales 2009); “Educación y humanismo

en la vida universitaria” (Ed. Página Maestra Editores, Bogotá 2010). Ensayos, artículos y

poemas suyos se han acogido en algunas revistas internacionales.

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El clamor de la clepsidra Carlos-Enrique Ruiz 2010

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Textos para contracarátula:

“Magnífica y sorpresivamente expresados el poder transitorio del hombre, el misterio

del tiempo, las huellas indescifrables de la paradoja humana que encarnamos, el

angustioso final marino de esperanza desesperanzada, frente a la insondable

inmensidad a que nos llevan los ríos cantados por Jorge Manrique.”

Carlos Martín (1986)

“Es el testimonio patético del destino de un hombre, en tiempo completo pensando la

brega cotidiana, la naturaleza pródiga, el medio humano, cálido y esquivo; en sus

claridades y oscuridades; sus revelaciones y ocultamientos que el milagro de la poesía

ha logrado conjurar con el embrujo de la palabra acrisolada en la emoción del

sentimiento, por ella acogida... / Sobra decir que mi lectura de los poemas no

termina; la afortunada experiencia de acercarnos a ellos nos abre las puertas de la

tierra prometida: el mundo simbólico de la poesía verdadera, supremo espacio de

confluencia del entendimiento y el sentimiento...”

Luciano Mora-Osejo (1989)

“… Y qué poemas los tuyos, como el rumor de un silencio sagrado.”

Gabriel Restrepo” (2010)

“…cómo me alegra ver esa profusión de metáforas serenas y profundas; me gustan

estos versos tuyos,…”

Nelson Vallejo-Gómez (2010)