El ascenso al Xinantécatl

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1 El Xinantécatl o « el hombre desnudo »: un recorrido magnífico Claudine Léger Las caminatas por paisajes naturales son una de mis pasiones: desde que observas a lo lejos el objetivo, sea una montaña o un volcán, comienzas a mentalizarte en llegar a la cúspide y ya en los primeros pasos sientes la naturaleza, la contemplas, paulatinamente comienzas a sudar y con esa misma gradualidad vas acercándote más y más al objetivo con esta sensación de ser un explorador. Al venir a México y observar que hay una orografía peculiar, de inmediato se viene a la mente ascender al mayor número posible de altitudes. Una de ellas, cerca del DF, es el destacable volcán Xinantécatl, mejor conocido como el Nevado de Toluca, inactivo desde el año 1330 D.C. Xinantécatl proviene del Matlazinco (Xinantecatlelly) y del Náhuatl (Xinantécatl) que significa en ambos casos “hombre desnudo” y forma parte de la Cordillera Neovolcánica Transversal ó Eje volcánico transversal. De acuerdo con el INEGI, el Nevado de Toluca con 4,680 metros sobre el nivel del mar, es la cuarta formación volcánica más alta de México después del Pico de Orizaba (5,610msnm), el Popocatépetl (5,500msnm) y el Iztaccihuatl (5,146msnm) respectivamente. Se ubica a 22 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Toluca, lo que toma aproximadamente dos horas de recorrido en coche desde el Distrito Federal. El pasado domingo 15 de noviembre, decidimos, con un amigo mexicano, subir a pie a éste volcán. Partimos del Distrito Federal a las 7 de la mañana tomando la carretera 134 Toluca-Lázaro Cárdenas o Toluca-Temascaltepec. Después, tomamos la desviación a Sultepec y, pasando por el pueblo Raíces, tomamos la desviación a la terracería del Nevado de Toluca hasta encontrar la caseta de cobro del Parque Los Venados (cobran 20 pesos). El señor de la caseta nos dijo que no se podía subir más adelante con el auto, pero descubrimos conforme avanzábamos en la caminata, que sí se puede acceder al cráter en auto mediante un camino de terracería. De hecho, es el único volcán en el mundo al que se puede acceder cerca del cráter en auto y toma entre 40 a 60 minutos. Pero, lo mejor es hacer la caminata, así que dejamos el auto en la caseta. ¡Ojo!: el Parque Nacional está abierto todo el año de las 10:00 horas a las 17:00 horas. A partir de esta hora, no dejan salir los autos del estacionamiento. Como no sabíamos exactamente cuanto tiempo íbamos a tomar para la subida y la bajada (no hay un solo sitio oficial o no oficial en Internet que aporte información sobre el desnivel exacto y el tiempo estimado para todo el recorrido), preferimos reservar una habitación para pasar la noche en un albergue, el “albergue de Toluca”, localizado en la misma zona de la caseta y del estacionamiento. Aprendimos del señor de la caseta que no había luz ni agua, pero eso, ya lo habíamos deducido dado las alturas y el tipo de alojamiento que representan los albergues de montaña.

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El Xinantécatl o « el hombre desnudo »: un recorrido magnífico

Claudine Léger

Las caminatas por paisajes naturales son una de mis pasiones: desde que observas a lo

lejos el objetivo, sea una montaña o un volcán, comienzas a mentalizarte en llegar a la

cúspide y ya en los primeros pasos sientes la naturaleza, la contemplas, paulatinamente

comienzas a sudar y con esa misma gradualidad vas acercándote más y más al objetivo

con esta sensación de ser un explorador.

Al venir a México y observar que hay una orografía peculiar, de inmediato se viene a la

mente ascender al mayor número posible de altitudes. Una de ellas, cerca del DF, es el

destacable volcán Xinantécatl, mejor conocido como el Nevado de Toluca, inactivo

desde el año 1330 D.C. Xinantécatl proviene del Matlazinco (Xinantecatlelly) y del

Náhuatl (Xinantécatl) que significa en ambos casos “hombre desnudo” y forma parte de

la Cordillera Neovolcánica Transversal ó Eje volcánico transversal. De acuerdo con el

INEGI, el Nevado de Toluca con 4,680 metros sobre el nivel del mar, es la cuarta

formación volcánica más alta de México después del Pico de Orizaba (5,610msnm), el

Popocatépetl (5,500msnm) y el Iztaccihuatl (5,146msnm) respectivamente. Se ubica a

22 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Toluca, lo que toma aproximadamente dos

horas de recorrido en coche desde el Distrito Federal.

El pasado domingo 15 de noviembre, decidimos, con un amigo mexicano, subir a pie a

éste volcán. Partimos del Distrito Federal a las 7 de la mañana tomando la carretera 134

Toluca-Lázaro Cárdenas o Toluca-Temascaltepec. Después, tomamos la desviación a

Sultepec y, pasando por el pueblo Raíces, tomamos la desviación a la terracería del

Nevado de Toluca hasta encontrar la caseta de cobro del Parque Los Venados (cobran

20 pesos). El señor de la caseta nos dijo que no se podía subir más adelante con el auto,

pero descubrimos conforme avanzábamos en la caminata, que sí se puede acceder al

cráter en auto mediante un camino de terracería. De hecho, es el único volcán en el

mundo al que se puede acceder cerca del cráter en auto y toma entre 40 a 60 minutos.

Pero, lo mejor es hacer la caminata, así que dejamos el auto en la caseta. ¡Ojo!: el

Parque Nacional está abierto todo el año de las 10:00 horas a las 17:00 horas. A partir

de esta hora, no dejan salir los autos del estacionamiento. Como no sabíamos

exactamente cuanto tiempo íbamos a tomar para la subida y la bajada (no hay un solo

sitio oficial o no oficial en Internet que aporte información sobre el desnivel exacto y el

tiempo estimado para todo el recorrido), preferimos reservar una habitación para pasar

la noche en un albergue, el “albergue de Toluca”, localizado en la misma zona de la

caseta y del estacionamiento. Aprendimos del señor de la caseta que no había luz ni

agua, pero eso, ya lo habíamos deducido dado las alturas y el tipo de alojamiento que

representan los albergues de montaña.

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Salimos a las 9 y media de la caseta de los Venados (unos 3700 msnm) rumbo el cráter

del volcán. Después de avanzar un poco, así se ve el Nevado:

El volcán se encuentra a 17km de la caseta del Parque de los Venados, sin embargo, uno

puede llegar al cráter caminando “sólo” 13 Km hasta el cráter y subiendo 980 metros de

altitud (desnivel). Antes, la única manera para llegar al cráter era caminar o manejar 11

km de la caseta del Parque de los Venados hasta la caseta del Parque Nacional Nevado

de Toluca (segundo parque Nacional y segunda caseta). A partir de la segunda caseta,

eran 6 km para llegar al cráter donde se podía seguir con el auto. Recientemente,

abrieron otro camino de 2 km a partir de la segunda caseta para llegar al cráter al que

sólo se puede acceder caminando. Esa última parte del recorrido es la de mayor

pendiente, pero de manera general la caminata no tiene dificultad técnica ya que todo el

camino es una terracería ancha.

La única excepción en cuanto a la dificultad es la bajada del “Diablo” (camino que

puedes elegir tomar o no) que es un descenso por la cara lateral del cráter, donde tienes

que llevar material especial de alpinismo. Entonces, el gran reto de esta ruta lo

constituye la distancia, no la dificultad: son 13 km de subida constante, pero suave y

progresiva. El camino no está señalizado pero es imposible equivocarse ya que no hay

otra ruta para subir y bajar. A lo largo del camino, además de disfrutar la tranquilidad

(sólo encontramos 2 personas caminando, los demás subían en coche y preguntándose

porque nosotros íbamos caminando), podrán ver el Iztaccihuatl y tener una vista de la

ciudad de Toluca incomparable, además de una masa gruesa de gases que supongo es la

contaminación de la zona industrial del Estado de México. Pero, la belleza del paisaje y

el contacto con la naturaleza rebasa todo: podrán rodearse de bosques de pinos, cedros,

ocotes y abetos. La fauna se compone principalmente de pequeños roedores, reptiles,

venados y águilas, aunque no tuvimos la suerte de ver uno de estos animales.

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A través de ésta nube gris se ve la contaminación arriba de Toluca.

Después de una caminata de 3 horas a buen paso, llegamos a la cúspide a unos 4,680

msnm. En 1,5m de anchura, se albergan dos lagunas: la Luna y el Sol (de izquierda a

derecha).

Nos quedamos un tiempo para observar las lagunas con los ojos sublimados por la

belleza del contraste entre el agua azul turquesa y el gris de los pendientes del volcán.

Me acordé de paisajes similares de los Alpes, en Francia, pero sin ser menos

sorprendida por la resplandeciente belleza de la naturaleza. Luego, decidimos bajar y

acercarnos a las lagunas. Al bajar, la pendiente puede ser peligrosa porque está hecha

de arena y piedras. Primero, fuimos a comer el refrigerio que llevábamos a las orillas de

la laguna de la Luna. Todo es tranquilidad, uno tiene la impresión de ser sordo y que el

tiempo se detiene. Después de una siesta, nos acercamos a la laguna del Sol a 5 minutos

andando de la otra. Es mucho más grande que la de la Luna. Leí que tiene una

profundidad de más de 100 metros. Vimos atletas de alto rendimiento que corrían

alrededor de la laguna y nos preguntamos como lo podían hacer ya que aún en estado de

reposo nuestros corazones seguían latiendo rápidamente dado la altitud.

A las 3:00 horas decidimos bajar. En el descenso encontramos tres franceses que venían

de un pueblo cerca de Lyon, mi ciudad, ¡el mundo es pequeño! Conjuntamente

descendimos en la cabina de una camioneta Pick Up de una amable familia mexicana

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que acepto bajarnos a la primera caseta. Nos sentamos en piedras y neumáticos que

llevaban en el compartimento trasero de la camioneta. ¡Nunca lo había experimentado

ya que está totalmente prohibido hacerlo en Francia! A pesar de la ruta caótica y del

asiento poco confortable, nos reímos mucho y pudimos observar otra vez el Nevado que

se alejaba de nuestra vista. Ya en la caseta de los Venados, elegimos no quedarnos en el

albergue, ya que según los informes del Sr. de la caseta, éramos las únicas personas que

nos alojaríamos en el albergue. ¡Tomamos el carro rumbo Valle de Bravo, cansados,

pero muy contentos de nuestra expedición!

De los recorridos de montaña que hasta el momento he realizado en México, éste se lo

recomiendo ampliamente.