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EL ARTE DE AMAR OVIDIO El arte impulsa con las velas y el remo las ligeras naves. El arte guía los veloces carros y el amor se debe regir por el arte. Joven soldado que te alistas en esta nueva milicia, esfuérzate lo primero por encontrar el objeto digno de tu predilección; en se- guida trata de interesar con tus ruegos a la que te cautiva, y en tercer lugar, gobiérnate de modo que tu amor viva largo tiempo. Este es mi propósito, el espacio por donde ha de volar mi carro, e sta es la meta a la que han de acercarse sus ligeras ruedas. Si estás libre de todo lazo, aprovecha la ocasión y escoge a la que digas: “Tú me places”. No esperes que el cielo te la envíe en las alas del Céfiro. Esa dicha has de buscarla por tus propios ojos. Si te cautiva la frescura de las muchachas adoles- centes, presto se ofrecerá a tu vista alguna virgen candorosa; si la prefieres en la flor de la juventud, hallarás mil que te seduzcan con sus gracias, y si acaso te agrada la edad juiciosa y madura, créeme, encontrarás de estas un verdadero enjambre.

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E L A R T E D E A M A R

O V I D I O

El arte impulsa con las velas y el remo las ligeras

naves. El arte guía los veloces carros y el amor se

debe regir por el arte. Joven soldado que te alistas

en esta nueva milicia, esfuérzate lo primero por

encontrar el objeto digno de tu predilección; en se-

guida trata de interesar con tus ruegos a la que te

cautiva, y en tercer lugar, gobiérnate de modo que

tu amor viva largo tiempo. Este es mi propósito, el

espacio por donde ha de volar mi carro, e sta es la

meta a la que han de acercarse sus ligeras ruedas. Si

estás libre de todo lazo, aprovecha la ocasión y

escoge a la que digas: Tú me places . No esperes

que el cielo te la envíe en las alas del Céfiro. Esa

dicha has de buscarla por tus propios ojos.

Si te cautiva la frescura de las muchachas adoles-

centes, presto se ofrecerá a tu vista alguna virgen

candorosa; si la prefieres en la flor de la juventud,

hallarás mil que te seduzcan con sus gracias, y si

acaso te agrada la edad juiciosa y madura, créeme,

encontrarás de estas un verdadero enjambre.

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Las mesas de los festines brindan suma facilidad

para introducirse en el ánimo de las bellas, y pro-

porcionan además de los vinos otras delicias. Allí,

con frecuencia, el amor de purpúreas mejillas sujeta

con sus tiernos brazos la altiva cabeza de Baco;

cuando el vino llega a empapar las alas de Cupido,

este queda inmóvil y como encadenado en su

puesto. Enseguida, el dios sacude las húmedas alas

y, entonces, ¡desgraciado del corazón que baña en

su rocío! El vino predispone los ánimos a infla-

marse enardecidos, ahuyenta la tristeza y la disipa

con frecuentes libaciones. Reina la alegría. Allí, muy

a menudo, las jóvenes dominan al albedrío de los

mancebos.

No creas demasiado en la luz engañosa de las

lámparas: la noche y el vino extravían el juicio sobre

la belleza. La noche oculta las macas, disimula los

defectos y entre las sombras cualquiera nos parece

hermosa. Examina a la luz del día los brillantes los

trajes de púrpura, la frescura de la tez y las gracias

del cuerpo.

Una cosa te aconsejo: si tienes confianza en mis

lecciones y el viento no se lleva mis palabras y las

hunde en el mar, no intentes la empresa o acábala

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del todo. Cuando ella tenga parte en el negocio no

se atreverá a delatarte. El pájaro no puede volar con

las alas viscosas, el jabalí no acierta a romper las

redes que le envuelven y el pez queda sujeto por el

anzuelo que se le clava; pero si te propones seducirla

no te retires hasta salir vencedor.

No conviene arrojar fuera de sazón en el campo la

semilla que puede engañar nuestras esperanzas, ni

en todo tiempo librar a los embates de las olas una

frágil embarcación, ni siempre es de seguros resulta-

dos atacar a una tierna beldad. A veces importa

aprovechar la ocasión favorable, ya se aproxime el

día de un natalicio, ya el de las calendas de marzo,

que Venus se goza en prolongar.

Te será permitido dirigir a tu bella insinuantes dis-

cursos con palabras veladas que no escaparán a su

perspicacia y se los aplicará a sí misma; escribe en la

mesa con gotas de vino dulcísimas ternuras, en las

que tu amiga adivine tu pasión avasalladora, y clava

en los suyos tus ojos respirando fuego: un semblan-

te mudo habla a las veces con singular elocuencia.

Arrebata presuroso de su mano el vaso que rozó

con los labios y bebe por el mismo lado que ella

bebió. Coge cualquier manjar que hayan tocado sus

dedos y aprovecha la ocasión para que tu mano

tropiece con la suya.

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Excesiva confianza pone en las gracias de su per-

sona quien espera que la mujer se anticipe al ruego. Es

él quien ha de comenzar, quien ha de dirigirle la pa-

labra. Muchas suspiran por el placer que huye y

aborrecen al que se les brinda; insta con menos fervor

y dejarás de parecerle importuno. No siempre han de

delatar tus agasajos la esperanza del triunfo.

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OVIDIO: EL ARTE DE AMAR

Traducción: 1.M. Baños

(Universidad Complutense)

Publio Ovidio Nasón (43 a.C. 17/18 d.C.), el último gran poeta de la

época de Augusto, remeda con ironía en su Ars amatoria el gén ero li terario

de la poesía didáctica, de la que hab ían sido ilustres predecesores Lucrec io y

Virgilio. La obra consta de tre s libros , dedicados :: lo s dos pr imeros a

proporcionar consejos a los jóvenes sobre el mejor modo de conquist ar y

conservar el amor de las mujeres . El tercero, a modo de compensación, va

dirigido pr eci samente a las mujeres , con la intención de que también ell as

puedan acudir a la "batalla del amor" en igualdad de condic iones .

Con gran sentido del humo r e ironía -el tema se prestaba a ello- Ov idio

mezcla indis tin tamente alusiones mitológicas y referencias a la vida pri vada

de los ro manos, proporcionándonos un interesante cuadro de la doble

moralidad de la época. Aunque posiblemente el propósito de Ov idio era más

divertir que provocar, lo cierto es que la obra chocaba abierta me nte con la

tradicional sever itas romana y, sobre todo, con los ideales mor alizant es y

conservadores de Augusto. No es de extra ña r , por tanto , que es ta ob ra

constituyera a la postre una de las razones que desencadenaron el destierro

del poeta.

El texto latino segu ido en esta breve antología es el de la edició n de E.l .

Kenney, OCT. Oxford,l961.

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Si qvis in hoc artern populo non nouit amandi,

hoc legat et \ccto cannine doctus amet.

(...)nos Vcnerem tu tarn concessaque furta canemus

inque meo nullum carmine crimen erit.

35 PRINCIPIO , quod amare uelis, reperire labora,

qui noua nunc primum miles in arma uenis;

proximus huic labor est placitam exorare puellam;

ter tius , ut longo tempore duret amor.

proximus a domina nullo prohibente sedeto;

140 iunge tuum lateri qua potes usque latus.

et bene, quod cogit, si nolis, linea iungi,

quod tibi tangenda est lege puella loci .

hic tibi quaeratur socii sennonis origo,

et moueant primos pub lica uerba sonos:

145 cuius equi ueniant facito studiose requiras,

nec mora, quisquis erit cui fauet illa, faue .

at cum pompa frequens caelestibus ibit eburnis,

tu Veneri dominae plaude fauente manu;

utque fit, in gremium puluis si forte puellae

1 5 O deciderit, digitis excutiendus erit;

etsi nullus erit puluis, tarnen excute nullum:

quaelibet officio causa sit apta tuo;

pallia si terra nimium demissa iacebunt,

collige et inmunda sedulus effer humo:

155 'protinus, officii pretium, patiente puella

contingent oculis cru ra uidenda tuis.

respice praeterea, post uos quicumque sedebit,

ne premat opposito mollia terga genu.

270

275

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prima tuae menti ueniat fiducia, cunetas

posse capi: capies, tu modo tende plagas.

uere prius uolucres taceant, acstate cicadae,

Maenalius lepori det sua terga canis,

fem ina quam iuuen i blande ternptata repugnet;

haec quoque, quam poteris credere nolle, uolet.

utque uiro furtiua Venus, sic grata puellae;

uir male dissimulat, tectius illa cupit.

conueniat mari bus ne quam nos ante rogemus,

femina iam partes uicta rogantis aget.

mollibus in pratis adrnugit femina lauro,

femina corniped i se mper edhinnit equo:

parcior in nobis nec tarn furiosa libido;

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Finalidad de la obra. Las etapas de la conquista (Ars 1,1-2; 33-38 )

Si alguien en este mundo desconoce el arte de amar,

que lea este poema e, instruído en su lectura, ame.

(...)Voy a cantar al amor apacible y a los arrebatos permitidos.

y no habrá delito alguno en mi poema.

Ante todo procura encontrar a quien pretendas amar,

tú que acudes ahora por vez primera cual soldado a una nueva mil icia.

La tarea siguiente a ésta ha de ser conseguir a la joven que te agrada.

En tercer lugar, que el amor perdure largo tiempo.

E l circo, como otros espectáculos públicos, ofrece inmejorablesoportunidades para la conquista (Ars 1, 139-158).

35

Siéntate, si nadie te lo impide, muy cerca de tu amada;

arrima tu costado, hasta donde te sea posible, a su costado. I 4 O

Será muy fácil, ya que la proximidad, aunque no quieras, obliga a juntarse

y habras de tocar a la joven por imperativo del lugar.

Busca entones el comienzo de una conversación amistosa

y que unas frases tópicas provoquen las primeras palabras :

de quién son los caballos que llegan, procura preguntarlo con interés 145

Y sin dudarlo, sea quien fuere, aplaude a quien ella aplauda.

y cuando llegue la concurrida procesión con los dioses sobre ebúrneas and as,

tú aplaude con mano entusiasmada a Venus, tu protectora.

y como suele. acontecer, si por casualidad una mota de polvo en el regazo del joven

cayese, habrás de sacudirlo con tus dedos; I 5 O

y si no hay polvo alguno, con todo sacude el que no existe:

que cu alquier pretexto sea apropiado para tu soli citud .

Si su manto, ' demasiado caído, yace en tierra,

recógelo y, presto, levántalo del suelo inmundo;

al momento, como premio a tu diligencia, con el consentimiento de la joven 155

sus piernas aparecerán visibles a tus ojos.

Mira además que, qu ienquiera se siente tras vosotros,

no oprima su delicada espalda al apoyar en e\la la rodi\l a.

N O existe mujer que cortejada convenientemente sepa resistirse (A rs 1,269-281 )

Que alcance a tu mente, ante todo , la convicción de qu e todas

pueden ser conquistadas: las conquistarás; tú tiende únicamente las redes . 270

Enmudecerán los pájaros en pr imaver a, las cigarra s en ver ano

y el perro del Ménalo dará la espalda a una liebre,

antes que una mujer cortejada con dulzura rechace a un joven.

Incluso ésta, que podrías pen sar que no qu iere, querrá.

Del mismo modo que la furtiva Venus es grat a al hombre, tam bién a la mujer; 275

El hombre disimula mal, ella desea con más discreción '

Convenga a lo s varones el no solicitarlas los prim eros:

la mujer, rendida enseguida, har á e l pap el de conquis tador.

En los mue\les prados , mugiendo, la vaca \lama al toro;

es siempre la yegua qui en sol icita con sus re linchos al ca ba\lo de córn eas pezuñas;

más mod erado entre nosotros y no tan violento es el deseo.

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eximu ipsa dies omnis e corpore mendas ,

quodque fuit uitium, desinit esse mora:

ferre nou ae nares taurorum terga recusant;

adsiduo dom itas tempore fallit odor.

nominibus moIlire Iicet mala: 'fusca' uocetur,

nigrior IlIyrica cui pice sanguis erit;

si paeta est, 'Veneri similis'; si raua, 'Mineruae':

sit 'gracilis', macie quae male uiua sua est ;

die 'habilem', quaecumque brcuis , quae lurgida, 'plenam';

el lateat uitium proximate boni.

nec quotus annus eat nec quo sil nata require

consule, quae rigidus munera censor hab ct ,

praecipue si flore carel mel iusque peractum

tempus et albentes iam legit illa comas.

utilis, o iuuenes, aUI haec aut serior aetas:

iste feret segetes, iste serendus ager.

[dum uires annique sinunt, tolerare labores :

iam uen iet t ácito curua senecta pede.

aut mare rem igii s aUI uomere findite terras

aut fera belligeras addite in arma manus

aut latus el uires operamque adferte puellis:

hoc quoque rnilitia est, hoc quoque quaerit opes .]

adde, quod est ill is operum prudentia maior,

solus , el , artifices qui Iacit, usus adest.

illae munditiis annorum damna rependunt

el faciunt cura, ne uideantur anus,

utqu e uel is, Venerem iungunt per mille figuras:

inuenit pIures nulla tabella modos .

ill is sentitur non inri la la uoluptas;

quod iuuat, ex aequo femina uirque Ierant,

odi concubitus, qui non utrumque resoluunt:

hoc est , cur pueri tangar amore minus;

odi, quae praebet, qu ia si l praebere necesse ,

siccaque de lana cogitar ipsa sua;

quae datur offi cio, non est mih i grat a uoluplas:

officium facial nulla puella mihi.

me uoces aud ire iuuat sua gaudia fassas,

utque morer meme sustineamque, roget;

aspi ciam dominae UiCIOS amen lis ocellos;

langueat et tangi se uetet illa diu.

haec bona non primae tri buit natura iuuentae,

quae cito pOSI septem lustra uenire solent.

qui properent, nou a rnusta bibant; mih i fundat auitum

consulibus priscis condita testa merum.

(...)

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Se condescendiente con los defectos de las mujeres, sobre todo con las entradasya en años. Estas son las que mayores placeres proporcionan al hacer el amor(A rs 11, 653 -696; 717-732).

El tiempo mism o difumina los defectos físicos

y lo que fue una imperfección dej a de ser un obs táculo.

Se niegan a llev ar pieles de toro los hocicos jóvenes; 6 5 5

domados sin cesar, con el tiempo el olo r les pasa inadvert ido .

Es posible mit igar los defectos con eufemismos : llámese "morena"

a la que tiene la sangre más negra que la pez "ilír ica;

"semejante a Venus", si es bizca; "a Minerva", si de grisá ceo s ojos ;

sea "grácil" la que por su delg adez a duras pellas se mantiene en pie; 660

llama "ág il" a la que es menuda, a la gorda "lleni ta"

y oculta el defect o co n lo más próximo a una cualidad.

No le preguntes cuántos años tiene o en qué consuelo

.nació -se tra ta de obl igaciones propias de un censor insensible-,

sobre todo si carece de juventud, ha co nsumido lo mejor 66 5

de su vida y ya com ienza a arra ncarse canosos cabellos ,

¡Jóv enes , una edad corno ésta -o incluso más avanzada- es aprovechable !

Es éste un campo que hay que sembrar: dará sus ' frutos .

Mientras las fuerzas y la edad os lo permitan, aguant ad el esfuerz o

que ya con paso quedo llegará encorvada la vejez. 6 70

Surcad con los remos la mar o la tierra con el arado,

tomad en vuest ras ag uerridas manos las armas violentas

o bien dedicad a las jóvene s vuestro cos tado , ene rgía s y atención:

también esto es milicia, esto tamb ién supo ne po de r.

Piensa adem ás que ellas tien en un mayor co nocimie nto pr áctico 6 7 5y les asist e la experiencia, la única que forja "art istas".

Ellas con su elegancia compensan los perjuicios de la edad,

ac túan solíci tamente para no pa recer vie jas

y, según tu deseo, hacen el amor en mil posi ciones:

ningún cuad ro ha puesto al descubiert o más formas . 680

Con ell as el placer se siente sin excitarlo;

lo que satisface han de conseguirlo por igual hombre y muj er.

Detesto el coi to que no consigue arre batar a los dos

(esta es la raz ón de que apenas me atraiga el amo r de un jove nci to);

detesto a la que se en trega como si ello fuera algo obligado 68 5

Y que, fríg ida , va pens ando en su calceta:

el placer que se concede por obligación no me resulta agradable;

¡Que ninguna joven actúe conm igo por obligación!

Me encanta oir los gritos que denuncian su placer

y ' que me pida que me de tenga, que me contenga. 690

¡Qué pueda ver los ojitos vencidos de mi amante , fuera de sí,

que desfallezca y me proh iba toca rla po r largo tiempo!

La naturaleza no concede a la prime ra juventud es tos placere s

que suelen lleg ar fác ilme nte pasados los trein tai cinco.

¡Qué beban el mosto recient e los que tengan prisa ; a mí que me vierte su añejo

vino un ánfora guardada bajo ant iguos consulados!

(oo.)

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800

crede mihi, non est Vencris properanda uoluptas

sed sensim tarda prolicienda mora.

cum loca reppereris, quae tangi femina gaudet,

non obstet, tangas quominus illa, pudor:

aspicies oculos tremulo fulgore micantes,

ut sol a liquida saepe refulget aqua;

accedent questus, accedet amabile murrnur

et dulces gemitus aptaque uerba ioco.

sed neque tu dominam uelis maioribus usus

defice, nec cursus anteeat illa LUOS;

ad metam properate simul: tum plena uoluptas,

cum pariter uicti femina uirque iacent.

hic tibi seruandus tenor est, cum libera dantur

otia, furtiuum nec timor urget opus;

cum mora non tuta est, totis incumbere remis

utile et admisso subdere calcar equo.

si qua fides, arti, quam longo fecimus usu,

credite: praestabunt carrnina nostra fidem.

sentiat ex imis Venerem resoluta medullis

femina, et ex aequo res iuuet illa duos.

nec blandae uoces iucundaque murmura cessent

nec taceant mediis improba uerba iocis.

tu quoque, cui Veneris sensum natura negauit ,

dulcia mendaci gaudia finge sono.

(infclix , cui torpet hebes locus ille, puella,

quo pariter dcbcnt femina uirque frui.)

tántum, cum finges, ne sis manifesta, caueto:

effice per motum luminaque ipsa fidem .

quid iuuet, et uoces ct anhelitus arguat oris;

a pudet! arcanas pars haber ista notas .

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Hazme caso: no hay que precipitar el placer de Venus;

más bien hay que provocarlo poco a poco, con lenta morosidad.

Cuando hayas descubierto los lugares que a una mujer le encanta que toques,

que tu pudor no sea un obstáculo para seguir tocándolos: 720

verás sus ojos chispeantes de trémulo fulgor

cual rayo de sol refulge a menudo en el agua cristalina;

seguirán quejidos, vendrá después un amoroso murmullo ,

dulces gemidos y palabras propicias para el placer.

Mas tú no dejes atrás a tu dueña desplegando velas 725

mayores, ni ella te adelante en tu carrera:

¡Corred juntos a la meta! La plenitud del placer llega

cuando hombre y mujer caen vencidos a un mismo tiempo.

Esta es la pauta que has de mantener cuando tengas tiempo

libre y el temor no apresure un acto furtivo. 7 3 0

Cuando la demora es peligrosa, apoyarse totalmente en los remos

resulta eficaz así como hincar la espuela en el caballo a galope.

crede mihi, non est Veneris properanda uoluptas

Algunos consejos a las mujeres para hacer el amor (A rs lll, 791-804)

Si merecen alguna credibilidad, confiad en estas técnicas que he co nse guido

tras larga experiencia: mis versos serán garant ía de su fiabilid ad .

Sienta el placer amoroso desde lo más profundo de sus entrañas, en ajen ada,

la mujer, y que el acto sat isfaga por igual a los dos.

y no cesen las frases tiernas y los dulces susurros, 7 9 5

ni callen las palabras lascivas en medio del juego.

También tú, a quien la naturaleza negó sentir el orgasmo,

simula con sonidos fingidos un dulce placer.

(Desdichada es la joven que tiene embotado el sitio aquel

del que deben gozar a la par hombre y mujer) 8 OO

Procura al menos , cuando finjas, no ser descub ierta:

hazte creer con tus movimientos y miradas.

Que los gritos y jadeos de tu boca den prueba de cuánto te gus ta.

¡Ay. me da vergüenza! Esa parte presenta secretas connotaciones.

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