Ejercitos y Batallas 14 - La Marina de Nelson

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ediciones de' p rado TROPAS DE ELITE 8 MILlTARY

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Historia de la Royal Navy en la epoca de Nelson. Edicion en castellano del libro de Osprey en ingles

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MILlTARY

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TROPAS DE ELITE 8

LA MARINA DE NELSON

Textos de PHILlP HAYTHORNTHWAITE

Láminas en color de WILLlAM YOUNGHUSBAND

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Dirección Editorial: Juan María Martínez. Dirección Técnica: Eduardo Peñalba. Coordinación Edi torial: Juan Ramón Azaola. Supervisió n y adaptación : J avier de Benito. Comité de Redacción : Ignacio Luce na, Bernardo Rincón , M. J. Ram írez. Edición: Esther Rodríguez, l ñigo Castro, Francisco Perales. Fotografía y Documentación Gráfi ca de la edición : J osé María Sáenz de A1 meida, Marta Carranza, Nano Cañas, J oaquín Yerga. Versión castellana: Bernardo Rincón .

Título o riginal: Nelson's Navy . Autor: Philip J. Haythornthwaite, William Younghusband.

Publicad o originalmente por Osprey, un sello edito ria l de Reed Co nsumer Books Ltd ., Michelin House, 8 1 Fulham Road , London SW3 6RB .

© 1993 Reed 1 nte rnational Books Ltd . © Abril 1994, Ediciones del Prado, de la presente edición.

ISBN (obra completa): 84-7838-472-3

ISBN: 84-7838-486-3

DL.: S. 398-1 994

Impreso en España

Todos los d erechos reservad os. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en , o transmitida por , un sistema d e recuperación de información , en ninguna fo rma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, e lectroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el previo pe rmiso por escrito de la edi torial.

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LA MARINA DE NELSON

INTRODUCCiÓN A pesar del gran número de célebres victorias obte­nidas por el Ejército británico durante las guerras napoleónicas, no debería pasarse por alto el papel desempeñado por la Marina Real. Las «murallas de madera» formaban la primera y más importante lí­nea de defensa del país, y se extendía a lo largo y ancho del mundo para proteger las rutas cOmercia­les británicas, y como apoyo a las fuerzas terrestres en las posesiones de ultramar. Unos versos del poe­ma John Bull's Call to the Sailors, de Mr. Courteney, publicado en The Gentleman 's Journal en septiembre de 1803, no podían ser más oportunos:

«Britania, lento florecer y jubilosa sonrisa, Afamada por tu valor y por los dulces encantos

de tu belleza; Mientras las flotas victoriosos rodeen tu isla, Descansa tranquila, no tengas vanos temores». El gasto dedicado a la Marina Real reflejaba su

importancia: entre 1800 y 1812 consumió entre un cuarto y un quinto del presupuesto anual total, y en 1813-15 se redujo a menos de un quinto. En 1800, el gasto naval representó más de un tercio del presupuesto anual y fue superior al del ejército, llegando a alcanzar la cantidad de 12.619.000 li-

De los diversos tipos de combate en los que intervino la Marina Real, el más famoso (pero el menos común) era la «acción de la flota », una batalla campal entablada a corta distancia, como se ve en esta representación del «Glorioso primero de junio». (Grabado de A. Le Petit según P J. De Loutherbourg)

bras, lo que representaba el 46,75% del esfuerzo total de guerra, incluyendo los subsidios a las nacio­nes aliadas. El gasto naval ascendió desde 10.21l.378 libras en 1803 a 20.058.412 libras en 1810, y permaneció constante hasta 1814. En el año 1813 alcanzó la cima de 21.996.623 libras, in­cluyendo 6.568.320 libras correspondientes a los gastos del departamento de aprovisionamiento, y 565.790 libras del departamento de transporte.

Este gasto y el profesionalismo, entrenamiento y moral de la Marina Real produjeron un servicio de calidad superior al de cualquier otra nación maríti­ma. Estadísticas publicadas en 1839, relativas a las guerras de la Revolución francesa y las napoleóni­cas, registran que 1.209 buques enemigos fueron hundidos o capturados, contra solamente 166 britá­nicos de los cuales, las cifras comparativas relativas a los buques de la línea de batalla fueron 167:7, y a las de fragatas 323:27. Las estadísticas referentes a los barcos acorazados (50 piezas o más) comparati­vamente con Francia son aún más notables: la mari­na francesa perdió aproximadamente 90 buques, mientras que solamente un buque británico de simi­lares características fue capturado y no recuperado.

Hubo pocas «acciones de flota» de gran enverga­dura, y después de la práctica aniquilación de la flo-

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.. Mucho más común que la «acción de la flota » era el combate entre barcos individuales, a menudo entre fragatas, como en esta estampa de la captura del buque francés de 40 piezas Didon por el capitán Thomas Baker del HMS

Phoenix, de 36 piezas, cerca del cabo Finisterre, ellO de agosto de 1805: una característica y feroz batalla, de tres horas de duración librada a una distancia nunca superior al alcance de una pistola.

ta franco-española en Trafalgar en 1805, las marinas enemigas evitaron la ocasión de entablar una batalla campal, a pesar del hecho de que Napoleón desea­ba construir una flota capaz de rivalizar con la de Gran Bretaña. Sin embargo, las grandes batallas ma­rítimas constituyeron solamente una pequeña parte en el servicio de la marina; la gran mayoría de los combates más encarnizadosos tuvieron lugar en ac­ciones más pequeñas, a menudo entre barcos indivi­duales, en «acciones de bote» y en desembarcos, en los que las tripulaciones de los navíos de la Marina Real, atacaban barcos franceses en puerto y en las instalaciones de la costa.

El intento de Napoleón de destruir el comercio británico mediante su «Sistema Continental» -que intentaba negar el acceso británico a los puertos europeos- fracasó completamente. Como contras­te , el bloqueo naval británico de los puertos contro­lados por los franceses, prácticamente acabó con el comercio ultramarino francés, de tal forma que en 1812-13 el comercio extranjero representaba el 5.3% del producto total del imperio de Napoleón.

Igualmente significativo fue el papel ofensivo de la Marina Real, tanto al frustrar los planes de Napo­león mediante las grandes batallas navales (Aboukir Bay decidió el destino de la campaña de Egipto, y Copenhague causó el colapso de la «armada neutra­lidad del Norte»), como en el apoyo prestado al Ejército: no hubiera podido realizarse ninguna cam­paña terrestre ni reabastecimiento, sin el perma-

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.. Una típica «acción de bote»: el teniente Edward Nicholls RM y 13 marineros e infantes de marina de la fragata Blanche capturan un guardacostas francés cerca de Santo Domingo en noviembre de 1803, por cuya

acción Nicholls recibió una espada de la Lloyd 's Patriotic Fund (Fundación Patriótica de Lloyd). Los infantes son fácilmente reconocibles por las bandoleras y los «sombreros redondos».

nente control por parte de la Marina Real de las ru­tas marítimas. En 1803, observando la preocupación de un músico real mientras un marinero transporta­ba su precioso instrumento musical , el rey Jorge III comentaba que no había necesidad de preocuparse, ya que «todo está seguro en las manos de un mari­nero británico».

Barcos

Aunque este libro se ocupa principalmente del personal de la Marina Real , es necesario incluir al­gunos breves detalles sobre sus barcos. Excluyendo los barcos pequeños, los buques navales estaban cla­sificados o «rated» de acuerdo con el número de troneras o «perforaciones» a través de los cuales una pieza de artillería podía hacer fuego: así un bar­co al que se hubieran quitado sus piezas de artillería para actuar como almacén o transporte (lo que se conocía como estar «en flute »), seguía conservando su clasificación original. El número real de piezas a bordo de un buque de guerra excedía a menudo su clasificación o «rating», ya que las «carronades» (pie­zas de cañón corto y gran calibre utilizadas en dis­tancias cortas) no se contaban para establecer la cla­sificación de un barco; sin embargo había excepcio­nes, entre las que se incluía el Glatton, de 50 piezas, que iba armado de forma experimental, solamente con «carronades». Los barcos de la línea de batalla comprendían los de dos y tres cubiertas correspon-

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dientes a las clases La a 4:, el barco de 74 piezas de 3: clase era el más común; los de 64 piezas, y espe­cialmente los de 50, eran más débiles y no resulta­ban ideales para el servicio en la línea de batalla. Los barcos más pequeños, comprendían las fraga­tas, los de 6.a clase, y las corbetas. Aunque había va­riaciones, la tabla A (sacada del The Bombardier and Pocket Gunner, R.W. Adye, London, 1802) que se acompaña, constituye una guía esclarecedora.

Aunque la mayor parte de los barcos estaban construidos en Gran Bretaña, muchos de ellos eran

buques capturados puestos en servicio, frecuente­mente sin cambiarles de nombre: de aquí la utiliza­ción de nombres extranjeros como Salvador del Mundo (español de 112 piezas capturado en San Vi­cente); Tre Kronen y Christian VII (daneses de 74 y 80 piezas respectivamente capturados en Copenha­gue en 1807); Ca Ira (francés de 80 piezas captura­do en 1795 e incendiado accidentalmente en 1796) ; Rivoli y Marengo (franceses de 74 y 80 piezas capturados en 1812 y 1806 respectivamente). Los barcos podían permanecer en servicio varias gene-

Tabla A: Clasificación de los barcos de la \1.arina Real, 1 R02

Clase Clasificación por capacidad artillera «Carronades» Marineros y número de piezas reales

l.a 100 (28 X 42pdr., 28 X 24pdr., 30 x 12pdr., 2 X 32pdr., 6 x 24 pdr. 17 X 6pdr.)

2." 198 (28 X 32pdr., 30 X 18pdr. , 40 X 12pdr.) 2 X 32pdr., 6 X 18pdr.

3." 80 (26 X 32pdr., 26 X 18pdr., 24 X 9pdr., 2 X 32pdr., 6 X 18pdr. 4 X 6pdr.)

3." 74 (28 X 32pdr., 28 X 18pdr. , 18 X 9pdr.) 2 X 32pdr., 6 X 18pdr.

3." 70 (28 X 32pdr., 28 X 18pdr., 14 X 9pdr.) 2 X 32pdr., 6 X 18pdr.

3." 64 (26 X 24pdr., 26 X 18pdr., 12 X 9pdr.) 2 X 24pdr., 6 X 18pdr.

4." 50 (22 X 24 pdr., 22 X 12pdr., 8 X 9pdr.) 6 X 24pdr., 6 X 12pdr.

5." 44 (20 X 18pdr., 22 X 12pdr. , 8 X 9pdr.) 8 X 18pdr.

5.a 36 (26 X 18pdr., 2 X 12pdr. 8 X 9pdr.) 8 X 32pdr.

5." 32 (26 X 12pdr., 6 X 6pdr.) 6 X 24pdr.

6." 28 (24 X 9pdr., 4 X 6pdr.) 6 X 24pdr.

6.3 24 (22 X 9pdr. , 2 X 6pdr.) 6 X 24pdr., 6 X 18pdr.

6: 20 (20 X 9pdr.) 8 X 12pdr.

Sloop 18 (18 X 6pdr.) 8 X 12pdr.

(En la práctica, las piezas de 42 pdr. habían sido reemplazadas por las de 32 pdr. que eran más convenien tes).

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Los infantes de marina eran asignados a las compañías de los buques a razón de uno por pieza más: un capitán y tres subalternos para los barcos de 74 piezas y superiores; un capitán y dos subalternos para los de 64 piezas; dos tenientes para los de 50 piezas, un subalterno para los de 20 a 44 piezas; y en la corbeta, el mando de las piezas lo tenía un sargento.

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Tabla B: Disposición de la Marina Real, 1 de julio de 1805

En servicio Buques de la línea De 44 a 50 piezas Fragatas Corbetas, etc. de batalla

En puerto 14 5 21 80 Canales inglés e irlandés 36 1 30 111 Downs y mar del Norte 8 7 13 132 Indias Occidentales yen ruta 17 - 19 29 Jamaica 2 - 10 25 América, Terranova - 2 6 16 Indias Orientales y en ruta 8 3 10 7 Costa africana - - 2 1 España, Portugal, Gibraltar 7 - 4 5 Mediterráneo 1 - 13 12 Buques hospital y prisión 15 1 1 -

Buques de guardia 3 2 4 -

Fuera de servicio En liquidación 6 4 7 1 En reparación 23 5 21 6 En ordinario (en puerto, fuera de circulación) 21 10 20 15 En construcción 16 - 15 27

Una relación de los barcos en servicio en enero de 1806 proporciona detalles sobre los barcos más pequeños: 130 corbetas (14-18 piezas), 15 queches bombarderos (8 piezas y 2 morteros), 1 buque contraincendios (14 piezas), 101 bergantines armados (10 a 14 piezas), 59 guardacostas (4 a 14 piezas) y

52 barcos de transporte de tropas y almacén; no se incluyen los buques armados arrendados para la protección del comercio costero.

raciones: el Royal William, de 84 piezas, que sirvió como buque escolta a partir de 1790, fue origina­riamente el Prince, de 100 piezas, construido en 1670, reconstruido y rebautizado dos veces, y ya en su decimoquinta década de servicio cuando fue desguazado finalmente en 1813.

Las estadísticas publicadas en 1803 ponen de ma­nifiesto la inmensa cantidad de material necesario para construir un buque de 80 piezas: 1.600 tonela­das de madera, 168 toneladas en piezas artilleras, 51 toneladas de munición, 32 toneladas de cable, más de 30 toneladas de aparejos, 14 toneladas de ve­las, y 8 toneladas de pintura y brea. El roble consti­tuía la principal madera para el casco, aunque la te­ca utilizada en los barcos construidos en Bombay, y el cedro, utilizado en Bermuda eran buenos susti­tutos; sin embargo, las maderas blandas utilizadas de forma experimental a causa de la escasez, no te­nían apenas duración. En 1811 se estimó que la

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• La se~ridad nacional proporcIOnada por las «murallas de madera» de la Marina Real está resumida en este diseño de una moneda de diez

peniques emitida por el acuñador de Deptford, Thomas D. Haycraft, cuyas iniciales se ven debajo de la fecha «1795».

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construcción de un buque de 74 piezas consumiría 50 acres de bosque si los árboles estaban plantados con una separación de 33 pies entre ellos, y por es­to se promocionaba la plantación de árboles, a fin de asegurar la disponibilidad de madera para el fu­turo.

Con el fin de ilustrar el número de barcos en servicio en un momento determinado, la tabla B muestra la disposición de los barcos de la marina el 1 de julio de 1805.

LOS OFICIALES La total administración de la marina era realizada por el Consejo del Almirantazgo, que tenía menos de 60 miembros. Los siete lords comisionados del almi­rantazgo, estaban presididos por el primer lord (ha­bitualmente un político) y el primer lord profesional «First Professional Lord» que era un distinguido ofi­cial de alta graduación; normalmente sólo uno de los dos estaba presente para atender los asuntos rutina­rios. Todas las órdenes, excepto las más importantes (que requerían la firma del tres miembros del Conse­jo) eran dadas por el secretario del Consejo, que era el funcionario jefe. La administración era muy efi­ciente, aunque el problema de la comunicación daba a los almirantes al mando de los puestos en ultramar, un cierto grado de independencia.

Antes de que un oficial pudiera recibir el título, tenía que aprobar un examen de náutica, que no podía realizar hasta que el candidato hubiera pasa­do seis años en el mar, al menos dos con el rango de guardiamarina o primer oficial. Un oficial aspi­rante podía embarcarse, a muy temprana edad, co­mo «voluntario» o «servidor del capitán»; y dado que éste ejercía un control total sobre los que él to­maba a su cargo, tales jóvenes eran los hijos de sus parientes o amigos. Así, el «apadrinamiento» domi­naba desde el principio, y continuaba en todos los niveles, de tal manera que un almirante favorecía o promocionaba a sus descendientes o a su «familia», sobre los de otro, aunque normalmente los favores se intercambiaban entre ellos. Aunque este sistema tenía un evidente riesgo de abuso, funcionó bien, y la influencia de tal «interés» era admitida abierta­mente.

En un caso típico, Basil Hall remarcaba que «no teniendo particulares pretensiones aristocráticas o ciertamente, de ningún otro tipo, no vi otra manera de progresar excepto la de meterme en la lista de al­gún almirante de un puesto extranjero»; de hecho él debió su nombramiento al apoyo que prestó su

... Comparativamente pocas de las «murallas de madera» de Nelson sobrevivieron hasta la era de la fotografía. Esta es una panorámlca poco usual del

HMS Victory disparando sus cañones, el venerable barco de la primera categoría, de 100 piezas, no fue llevado al dique seco de Portsmouth hasta 1922.

padre al marqués Wellesly en el Parlamento, en un momento en que el secretario del Almirantazgo era William Wellesly Poleo Hall sostenía que el sistema de apadrinamiento hacía que sus beneficiarios fue­ran doblemente celosos en su conducta para así jus­tificar sus nombramientos; pero ello también impli­caba que muchos buenos oficiales sin influencia per­manecieran desempleados o sin ascender. Por ejemplo, a su muerte en octubre de 1807, Thomas Moody era con 93 años uno de los tenientes más vie­jos del escalafón; había sido protegido del almirante sir Charles Knowles, y no había tenido otro empleo desde que el almirante se retiró en 1757. Charles Marshall, teniente desde 1759, mantuvo su gradua­ción durante 45 años «a pesar de su intachable con­ducta, valor y destreza profesional», pero se retiró después de sufrir «la diaria mortificación de ver a oficiales más modernos ascender por encima de él».

La razón de tal desempleo la constituía el hecho de que había siempre muchos más oficiales que pla­zas para ellos. Antes de la guerra, menos de la cuarta parte tenían empleo; incluso con la expansión del servicio en tiempo de guerra, gran cantidad de ofi­ciales permanecían en el retiro, recibiendo la mitad

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de la paga y oficialmente sujeto a ser llamado para prestar servicio, aunque muchos eran demasiado viejos o achacosos: en 1805 había no menos de 26 oficiales de los marines reales que estaban a media paga desde el final de la guerra de los Siete Años. Por el contrario, un oficial con influencia o con éxi­to, podía disfrutar una gran carrera: de James New­man, desaparecido cuando capitaneaba el buque Hero, de 74 piezas, hundido en el Texel en diciem­bre de 1811, se decía que no había pasado más de seis meses en tierra en un periodo de 20 años. In­cluso una grave lesión no tenía por qué acabar con una carrera: Charles Wallesley Boise, aunque per­dió una pierna en el «glorioso 1.0 de junio», a la edad de 15 años, continuó sirviendo en la marina y murió al mando del Statira, de 38 piezas, en no­viembre de 1809.

Aunque muchos oficiales recibían su primera ex­periencia en el mando como primeros oficiales, mu­chos otros servían como guardiamarinas, gradua­ción intermedia entre los oficiales y los suboficiales. Aunque los guardiamarinas eran ciertamente oficia­les en prácticas, el concepto popular de que eran jó­venes, no es exacto: mientras que la mayor parte de los barcos contaban con un número de jóvenes a bordo entre doce y catorce años, muchos de ellos como «voluntarios» acumulando su «tiempo embar­cado», muchos guardiamarinas estaban en edades comprendidas entre los 20 y 30 años, y había algu­nos con 40 años.

El ascenso de los oficiales en el escalafón de la ma­rina era por antigüedad, pero el mando de los bu­ques se determinaba por el rango: normalmente a un teniente se le permitía mandar solamente un bar-

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co «sin clasificar», un comandante podía mandar un barco de la 6: clase, y un capitán, una fragata o un buque de la línea de batalla. Un oficial que hubiera sido promovido a capitán se decía que había «he­cho puesto» (de aquí el término «capitán con pues­to»), de aquí en adelante el ascenso era por antigüe­dad a través de los tres grados de cada una de las es­calas de contralmirante, vicealmirante y almirante.

Los almirantes eran «oficiales con insignia», es decir, aquellos que tenían derecho a tener su propia insignia, la graduación de cada uno era conocida por los colores de las banderas de los tres escuadro­nes de cada flota, desde el azul (el más moderno) al blanco y al rojo, de aquí vienen los rangos de «con­tralmirante del Azul», «almirante del Blanco», etc. El grado de comodoro, intermedio entre capitán y contralmirante, no era un rango, sino un nombra­miento temporal que permitía a un capitán mandar un escuadrón sin tener el grado de almirante. En la mayoría de los casos, el ascenso al rango de oficial con insignia, se conseguía después de estar muchos años a media paga, y no era invariablemente auto­mático: el capitán John Fortescue, el más viejo del escalafón (87 años de edad), a su muerte en mayo de 1808, no había prestado servicio en el mar desde 1783, y era uno de los 26 capitanes «que habían sido tan irregularmente reemplazados (sic) en su ascen­so al rango de almirante por lord Howell», según es­pecificaba su esquela mortuaria.

Sin embargo, los oficiales sin empleo no siempre se retiraban a sus casas: por ejemplo, el capitán Charles Napier se unió a sus primos que prestaban servicio en el 52 regimiento «Foot in the Peninsu­la», durante un tiempo como «amateur», «al no te-

... El HMSHibernia, de 110 piezas, de primera categoría, construido en 1804, que fue el buque insignia de la base en Malta en 1855 y vendido en 1902.

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ner un barco en esa época, y siendo demasiado ac­tivo y emprendedor para quedarse en casa esperan­do uno ociosamente». En la víspera de Boushako, se unió a la retaguardia del 14 de los Dragones Li­geros, «fantásticamente vestido» con uniforme na­val, con un alfanje y un par de pistolas a la cintura, cabalgando sobre un llamativo poni blanco; y tanto fastidió al capitán Brotherton del 14 de los Drago­nes apremiándole para que cargara sobre cualquier cosa que estuviera a la vista, que Brotherton se sin­tió aliviado cuando Napier resultó ligeramente he-

• La ronda de en~anche "recluta» a un pmsano: una estampa de la época que muestra a un teniente armado con una porra, y vistiendo una bandolera con placa de forma oval; los marineros visten "sombreros redondos » y pantalones a rayas o "pantalones de montar tipo falda ».

~ Los restos de la fragata Belvidera de 36 piezas, construida en 1809 y en servicio de puerto desde 1846 hasta que fué vendida en 1906.

rido en la pierna y marchó a la retaguardia. Volvió con el 52 regimiento para participar en la batalla de Bousako. Igualmente aventurero fue el capitán Nesbit Willoughby, que sirvió como coronel ruso en la campaña de 1812 mientras estaba a media pa­ga, «un hombre que metía la cabeza en cualquier pieza de artillería y corría con ella contra cualquier muralla que pudiera encontrar desde el cabo Cor­morin hasta Moscú ... Su cara estaba cortada y acu­chillada en todas direcciones», según relata Blacks­ton, del servicio portugués.

LAS CUBIERTAS INFERIORES La demanda de marineros de la Marina Real era in­saciable, sus efectivos autorizados ascendieron des­de los 45.000 hombres al comienzo de la guerra a 145.000 en el periodo 1810-1813; y aunque menos de 1.900 hombres resultaron muertos en las grandes acciones de guerra, más de 85.000 murieron a causa de las enfermedades, accidentes o naufragios, y gran número de ellos resultó incapacitado. Para cubrir las plantillas, se preferían los voluntarios, que eran esti­mulados mediante una prima de dinero en metáli­co; pero a partir de 1795, el Quota Act obligaba a todos los condados a proporcionar un determinado número de reclutas en proporción a su población (siendo multados en caso contrario), por lo que las autoridades civiles, ofrecían primas, o la remisión de sentencias a los malhechores, a condición de que se alistaran. A pesar de ello, también fue nece­sario acudir a la leva forzosa.

La «ronda de enganche» nació en el siglo XIII, incluía el secuestro a la fuerza de hombres y su alis­tamiento obligatorio en la marina, independiente­mente de cualquier otra circunstancia, con tal de

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que sus edades estuvieran comprendidos entre los 18 y los 55 años y no fueran aprendices, si bien es­tas excepciones no siempre fueron observadas. Los marineros entrenados de los barcos mercantes, eran los blancos preferidos (los barcos mercantes eran con frecuencia detenidos en su ruta hacia puerto y los futuros reclutas secuestrados) , pero las rondas de enganche también se extendieron por tierra firme para enganchar a «hombres de tierra».

El servicio de enganche era naturalmente impo­pular: en 1798 The Morning Chronicle decía que el enganche forzoso era un método de reclutamiento tan absurdo, que incluso Swift en Los viajes de Gulli­ver, «aunque utilizó su imaginación para aumentar o multiplicar sus fantasías, no pudo llegar tan lejos como esto».

El reclutamiento forzoso era resistido con fre­cuencia; por ejemplo, en junio de 1795 durante un «acalorado alistamiento» en el Támesis, una ronda fue expulsada a la fuerza del local de un traficante en Liverpool, en una «desesperada reyerta» en la cual un miembro de la ronda resultó muerto. En 1803, los botes de tres navíos de la marina, que in­tentaban abordar dos East Indiamen en el Támesis, fueron repelidos con picas, alfanjes, y objetos arro­jadizos, lo que terminó con la muerte de dos mari­neros mercantes, cuando el oficial que mandaba la ronda de enganche ordenó a sus hombres que abrieran fuego. Algunas autoridades locales restrin­gían las acciones del servicio de enganche: en ma­yo de 1798, por ejemplo, el lord alcalde de Londres ordenó que el alistamiento forzoso sólo podía reali­zarse después de las 10 p.m. y debía estar restringi­do a personas que no fueran de orden y a aquellos que <<00 pudieran dar cuenta satisfactoria de sí mis­mos». Sin embargo, el servicio continuó siendo tan impopular que en diciembre de 1811, casi se pro-

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dujo una sublevación para liberar a un sospechoso de asesinato de la custodia policial, creyendo la gen­te por error que estaba siendo alistado a la fuerza.

Es imposible determinar el número exacto de hombres alistados por este medio, puesto que los se­cuestrados de los barcos mercantes en el mar podían elegir alistarse voluntariamente recibiendo una pri­ma, ya que no tenían escapatoria, sin embargo el siste­ma funcionó; y dado que la tripulación del barco era despedida al final de su servicio, la leva forzosa era so­lamente por un periodo de tiempo limitado.

Los extranjeros constituían una proporción consi­derable en la marina: más del 10% de la tripulación HMS Victory en Trafalgar, por ejemplo, era no británi­ca, incluyendo entre las al menos 15 nacionalidades existentes muchos americanos, franceses , de las In­dias Occidentales, e incluso un ruso. Los buques que operaban en el Caribe o las Indias orientales tenían probablemente un mayor número de reclutas extranjeros. El número de americanos sirviendo en la Marina Real era considerable: en 1813 se afirmaba en el Parlamento que en el periodo 1811-12, 6.600 americanos habían obtenido la exención para no prestar servicio en la marina. Aunque la leva forzosa era una de las quejas americanas que condujeron a la guerra de 1812, los americanos eran oficialmente in­munes a la leva forzosa cuando se hacía uso de la «protección», consistente en un documento que cer­tificaba el haber nacido en América. Muchos de estos documentos eran proporcionados por oficiales ame­ricanos a los marineros británicos que se hacían pa­sar por americanos para evitar el enganche, con gran indignación de los británicos: un artículo en The Gen­tleman's Magazine en 1812 decía que aquellos que bus­caban falsas «protecciones» eran sólo «personas des­preciables que si permanecieran a nuestro servicio sólo conseguirían desgraciarlo; sin embargo, el he­cho es una evidencia más de la depravación ... inso­lencia y falsedad americanas».

El ascenso desde las «cubiertas inferiores» (donde vivían los marineros) iba desde el hombre de tierra aden tro (es decir, un marinero sin en trenar), a ma­rinero ordinario y capaz, y llegaba a aquellos que po­seían especialidades tales como constructor de velas o carpintero (llamados holgazanes, ya que sus debe­res especiales les excusaba de hacer guardias). Los

.... La ronda de enganche en plena faena en las proximidades de la Torre de Londrés. Este grabado de Barrow al estilo de Collings, muestra a los miembros de la ronda

armados con porras; el teniente (centro derecha) viste una bandolera de color negro, y parece estar recompensando al mesonero que ha ayudado a la ronda en sus capturas.

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AAlmirante Richard Kempenfelt (1735-86): ejemplificando la interpretación laxa de la reglamentación sobre uniformidad, este grabado de H _ Robinson según 1illy Kettle, muestra un uniforme de diario o de servicio muy

sencillo, para el que, al parecer no existió autorización. La «espada de combate» es una de hoja curvada sin adornos.

suboficiales de marina (contramaestres y primeros oficiales, etc) eran designados por el capitán; sin em­bargo, los rangos superiores eran nombrados me­diante una autorización o cédula emitida por uno de los departamentos de especialistas del Almirantazgo, de aquí el término de «warrant officer» (oficial con autorización). Los más antiguos disfrutaban de ran­go de cámara de oficiales, es decir, tenían el estatus de oficial, pero sus asistentes, conocidos como los «asistentes del patrón», así como el artillero del bu­que, el carpintero, etc., no tenían dicho rango. El su­boficial más antiguo era el «master» (patrón) (origi­nariamente «maestro de náutica»), y era un marine­ro experimentado nombrado por el Consejo de la Marina y responsable de todas las cuestiones de la navegación.

Los cirujanos eran suboficiales designados por la Oficina de Enfermos y Heridos (Sick and Hurt Of­fice) a todos los grandes barcos, para tratar las heri-

AAlexander Hood, lord Bridport (hermano de Samuel, lord Hood) en uniforme de diario de almirante, 1787-95; obsérvese el gran número de presillas en las solapas. La estrella de la pechera es la de la orden de Bath, y la

cadena, la de la Medalla de Oro Naval grande, concedida por el «Glorioso primero de junio», de las cuales solamente seis fueron concedidas con cadena de oro. (Grabado de S. Freeman según Lemuel Abbott)

das y las enfermedades. Algunos destinos y por su­puesto muchos barcos, eran considerados como «insanos», aunque las razones que se daban no eran a veces científicas: la fama de mala condición sanitaria de una fragata, era explicada, por el trans­porte que había realizado de prisioneros franceses, cuya «extranjera suciedad y sus abominaciones» ha­bía impregnado el barco de tal manera que incluso las fumigaciones realizadas en repetidas ocasiones «no habían podido erradicar ese insano olor».

Los sobrecargos eran suboficiales designados por la oficina de avituallamiento, y eran personalmente responsables financieros de todos los alimentos y vestuario del barco. Estaban escasamente pagados, pero se les permitía obtener un beneficio del 12,5% en todas las mercancías excepto el tabaco (el 10%) y las gachas (el 5%); y también obtenían un benefi­cio adicional despachando los alimentos en libras de catorce onzas (la mantequilla en «libras» de 12

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A Richard, conde de Howe (1726-99): "Black Dick" en el uniforme de gala de almirante de 1795, mostrando las presillas de

la bocamanga sobre las tres cintas de galón del distintivo del rango. (Grabado w'T. Fry según Gainsborough Dupont)

onzas y el queso en libras de 9 onzas). Tal práctica era permitida oficialmente para evitar los fraudes perpetrados por los suministradores de provisiones, los cuales vendían a la marina alimentos con medi­das escasas o con muchos años. Sin tales oportuni­dades adicionales de obtener un beneficio, pocos sobrecargos se hubieran encontrado, ya que tenían que depositar una sustancial suma de dinero como «fianza» en el Consejo de la Marina.

Los fraudes eran normales en todas las formas de abastecimiento; una investigación realizada en 1803 reveló un fraude de dimensiones impresionantes, consistente en un contrato de tonelería que costó 27 veces el valor del material; estos fraudes llegaron a

~ Adam, vizconde Duncan de CamperdoWII (1731-1804), en uniforme de gala de 1795. Obsérvese el gran número de presillas, no usual, de la solapa (aparentemente 12) Y las tres bandas circulares de la bocamanga, indicadoras del rango de almirante; la espada es según parece la que le fue concedida por la ciudad de Londres. La

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medalla de oro naval es la que se le concedió también por Camperdown, la estrella de la pechera y la cinta son de la Orden Rusa de Alexander Nevski (concedida en 1797); en el dibujo hecho sobre el retrato de Smart de 1798, la cinta va debajo de la casaca. (Grabado según John Hoppner)

ser realizados por personas poco sospechosas. Por ejemplo, en 1800 un tal George Thomas, gran lati­fundista y «eminente abogado» fue condenado por intentar defraudar al Consejo de la Marina en un asunto relacionado con el suministro de madera.

Aunque son mencionados pocas veces en las fuentes de la época, muchos barcos mantenían una banda de música, aparte de aquellos que tocaban por afición y para acompañar las tareas rutinarias de a bordo «un tocador de pífano o un violinista to­ca normalmente algunas de sus melodías favoritas; y es delicioso ver la alegría con la que Jack, «hará el estampillado» manteniendo el compás exacto de <jack's the lad" o el «College Hornpipe», durante «la realización de las diferentes evoluciones», como R.B. escribía en el United Service j(JUmal en 1834. La banda de un barco podía tocar también para dar moral a la tripulación antes de entrar en acción, y algunos man­tenían bandas de música tan grandes como las de un regimiento: por ejemplo, el buque de 74 piezas San Domingo tenía una banda de 15 miembros en 1812, el Caledonia, de 120 piezas, tenía 10 músicos en 181l. Pero las bandas no estaban limitadas a los grandes barcos: la fragata jason, de 32 piezas, por ejemplo, te­nía una banda en 1814; y cuando el Endymion de 50 piezas equipaba a las guerillas españolas durante la guerra peninsular «<uno de nuestros más celebres

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tambores, traído del barco, fue ofrecido al ejército que lo recibió con un gran júbilo»), de acuerdo con Basil Hall. Inclusive eran contratados músicos profe­sionales: cuando el compositor Moorhead se vio forza­do por la penuria a alistarse en 1803, se le concedió la dirección de la banda del buque Monarch, de 74 piezas, por su capitán Serie, pero a pesar de su puesto destacado, el cambio de sus circunstancias personales lo deprimió tanto, que se ahorcó en abril de 1804.

Si bien las mujeres subían a bandadas a bordo cuando el barco estaba en el puerto, cosa que esta­ba oficialmente permitida, se suponía que ninguna podía embarcarse cuando estaba en el mar; sin em­bargo, con frecuencia se encontraban mujeres a bordo, generalmente esposas de los suboficiales de la marina; en el combate solían asistir al cirujano, y llegaron a ser lo suficientemente numerosas como para que a algunas se les negara la concesión de la Medalla de Servicio General de Marina (Navy Gene­ral Service Medal), porque la concesión de alguna ocasionaría una riada de solicitudes. En alguna oca­sión las mujeres se disfrazaron de marineros: en 1815 The Times escribía que una «más bien hermosa» mujer africana había servido a bordo del Queen Charlotte bajo el nombre de marinero William Brown, habiéndose alistado trás una pelea con su marido,y resultando ser un eficiente tripulante. Las mujeres solían embarcarse en los barcos más peque­ños: cuando el bergantín Pandora de 18 piezas nau­fragó en el Kategat en febrero de 1811 , había nueve mujeres entre las 109 personas que se salvaron.

La idea popular de que se realizaban brutales azotamientos con el látigo de 9 puntas es a menudo exagerada, puesto que si bien el mantenimiento de la disciplina era necesario dado el calibre de algu­nos de los reclutados, el sistema funcionaba razona­blemente bien. Vinculado por los 36 artículos de guerra, ejecutables mediante consejo de guerra y pena de muerte, en el mar el capitán tenía el man­do absoluto; pero excluyendo algún suceso ocasio­nal de algún lunático o sádico, los casos de oficiales que se excedieran en el uso razonable de la fuerza eran pocos, y tales transgresores estaban sujetos a un severo castigo. Es de notar que la severidad de la disciplina no fue una de las quejas expuestas por los marineros durante el «gran motín ».

El caso más famoso de tiranía fue el del capitán Pi­got de la fragata Hermione, cuya conducta era tan re­pugnante que fue muerto por su tripulación, que en­tregó el barco a España. Dicho barco fue recuperado en una célebre hazaña por sir Edward Hamilton, que a pesar de su fama fue asimismo sujeto a una con­sejo de guerra por utilización de fuerza no razonable,

.. George Henry Towry (1767-1809) que estuvo al mando del Diadem de 64 piezas, en San Vicente; pero que se retiró después de que su salud se resmtiera tras un arduo crucero invernal en el Canal, a bordo de la fragata Tribune,

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y fue designado para la Junta de Transporte (Trallsport Board). Este grabado de Ridley según Jean, muestra UIlO de los pmlleros modelos de la charretera de capitáll: prácticamellte ulla hombrera COIl flecos.

al mandar atar hombres a los aparejos. Sin embargo, algunos veredictos que recayeron sobre la conducta de los oficiales pueden parecer extraños: el teniente del buque de guerra arrendado Humber, que en ma­yo de 1806 mató a un presunto desertor, escapó al castigo cuando el forense del jurado cambió el vere­dicto por el de muerte accidental. En algunos casos, las quejas contra los oficiales se tornaba en algo peor; por ejemplo, en diciembre de 1808, el capitán Bal­derston, del bergantín de 10 piezas Parthian, fue muerto por un disparo en la espalda realizado por el segundo oficial Smith, en cubierta y en presencia del sobrecargo; Smith, hombre «adicto a la bebida», fue colgado.

Aunque la deserción constituía siempre un pro­blema, en general la disciplina se mantenía bien y era un factor crucial en el buen desempeño del de­ber. Cuando a bordo del HMS Bellerophon, en 1815, Napoleón observó la forma silenciosa, competente y disciplinada en que eran realizadas las tareas de a bordo comentó que: «Lo que más admiro en vues-

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tro barco es la extremadamente silenciosa y orde­nada conducta de vuestros hombres. A bordo de un barco francés todo el mundo da y recibe órde­nes, y parlotean como una bandada de gansos».

BUQUES AUXILIARES También los barcos mercantes podían verse envuel­tos en combates tan encarnizados como los de la ma­rina. Por ejemplo, en enero de 1811 el capitán del barco mercante Cumberland repelió el ataque de cua­tro corsarios franceses en el canal inglés, y cuatro abordajes, mediante el expedi.ente i?,usual de es~on­der a los 26 miembros de la tnpulaCIon en la cabma, permitir a los fran,ceses subir a ?ordo y ~argar en masa a continuacion para despeFr la cubierta. Un tripulante del Cumberland resultó muerto y el segun­do oficial herido, pero las pérdidas entre los 270 franceses ascendieron a 60. Tan impresionado que­dó el Almirantazgo por esta heroica defensa,. q.~e ca­da uno de los tripulantes del Cumberland reCIblO tres años de exención de la leva forzosa.

El transporte de abastecimientos y personal mili­tar era responsabilidad de la Junta de Transporte (Transport Board), creada en 1794 y cuyos seis C?­misionados y agentes destacados en los puertos ma.s importantes eran capitanes y tenientes de la MarI­na Real, que se encargaban del arrendamiento de buques mercantes y tripulaciones; algunos barcos alquilados estaban clasificados como « tr~nsportes armados» y tenían tripulaciones de la marIna.

El servicio de recaudación estaba dividido entre las

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juntas de Aduanas y las juntas de Impuestos (Boar~s of Customs y Boards of Excise) de Inglaterra y EscoCIa, y de una Junta Combinada para Irlanda. Eran responsa­bles de la supresión del contrabando y de la recauda­ción de los impuestos sobre ciertas mercancías, la ma­yor parte de sus operaciones se re,alizaban e~ tierr~, pero estas Juntas también manteman pequenas floti­llas de barcos recaudadores capaces de entablar com­bate con ligeros corsarios armados y de apoyar a la ma­rina; algunos, por ejemplo, fueron despl~~ados en la expedición de Walcheren. En 1809 el serVl~lo fue reo~­ganizado y denominado «Guardia Preve~tIva de Man­na» (Preventative Water Guard). Los ofiCIales recauda­dores marítimos vestían un uniforme igual que el de la Marina Real, sin charreteras; en 1804 se les denegó el permiso de vestir charrete~as plateadas a .fin de que no se les confundiera con ofiCIales de la manna.

El Servicio de Paquebotes (Packet Service) esta­ba mantenido por la oficina postal y estaba ~om­puesto por un gran número de barcos pequenos y veloces, el más importante de los que operaban .en las rutas trasatlánticas. Aquellos realizaban un vital papel en las comunicaciones, y también se vier?n involucrados en numerosos combates y persecuCIo­nes, quizá la más notable fue la que tuvo lugar cer­ca de Cuba en noviembre de 1798, cuando el pa­quebote Antelope repelió a un corsario francés. A~­dada por pasajeros civiles franceses y un ex oficial de la Marina Real francesa, y a pesar de ser supera­dos en número en proporción de tres a uno, la tri­pulación mató a las dos terceras partes ?e los corsa-rios y llevó el barco como trofeo a Jamaica. _

La East India Company contaba con una pequena fuerza de corbetas, goletas y bergantines, con base. en Bombay y con la finalidad de proteger a los comercIan­tes de las Indias Orientales. En cierta ocasión apoyaron a la Marina Real en aguas del este de la India; y p~rte de su personal ofreció sus servicios du~te los motines de Spithead y Nore; uno de sus ofiCiales, Charles Handley, fue especialmente asignado para tomar el mando de una lancha cañonera en este periodo.

El servicio Sea Fencible fue creado en mayo de 1798 como una «guardia» marítima con ?~se~ en ~I­gunas ciudades costeras (aunque tamblen mclUla los London River Fencibles) entrenados para ope­rar baterías de costa y barcos ligeros de patrulla cos­tera. Su servicio a tiempo parcial era similar al de la fuerza voluntaria militar, la exención que gozaban

<l1li Diseño de la casaca de gala según la reglamentación de 1795; este ejemplo, con la bocamanga e insignias de las charreteras

de almirante, tiene diez presillas en las solapas y muestra el diseño de cinta de galón en los bolsillos y faldones posteriores.

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de la leva forzosa y la papeleta de la milicia que se les entregaba, constituían un mayor incentivo para alistarse que la paga recibida por los días de servi­cio; sus comandantes eran oficiales de la marina. Aunque los Sea Fencibles hubieran sido útiles en ca­so de invasión, fueron, sin embargo, muy criticados, y desmantelados en 1810.

Los corsarios también estaban comprendidos en­tre los «buques auxiliares»; eran pequeños barcos de guerra de propiedad privada que operaban con­tra el enemigo mediante una autorización conocida por «carta de marca» dada por el Almirantazgo, sin la cual sus acciones hubieran constituido piratería. A causa de la guerra, se tuvo que recurrir a la ayuda de todo tipo de extraños personajes: por ejemplo, en la expedición a los Países Bajos realizada en 1799, fue utilizada la colaboración del famoso contrabandista y fugado johnson, como guía hasta la costa holande­sa, a cambio del perdón. Sin embargo, pronto volvió a sus viejos hábitos, y en 1802 volvió a protagonizar una arriesgada fuga de la prisión de la flota.

UNIFORMES Oficiales

Hasta 1748 no se realizó ningún intento de estable­cer un uniforme para los oficiales de la Marina Real; la uniformidad hasta entonces era casi accidental y estaba restringida generalmente a los pertenecien­tes al séquito de los oficiales individualmente (tales como las chaquetas grises con vueltas rojas y galón plateado que vestía el capitán Wyndham y sus ofi­ciales del buque Kent, de 70 piezas, en 1743). Los oficiales vestían uniformes de acuerdo con su pro­pio gusto personal, generalmente rojos o azules y cortados a la manera ordinaria en esa época. El pri­mer uniforme que se eligió tenía chaqueta azul con vueltas blancas y galón dorado, quizá inspirado por una chaqueta diseñada por el capitán Philip Sauma­rez (muerto en 1747), o (quizá apócrifamente) des­pués de que el rey hubiera visto a la duquesa de Bed­ford en un chocante hábito de montar con esos co­lores. A partir de entonces, a excepción de las vueltas, que se adoptaron de color escarlata desde 1830 a 1843, esta distribución de colores fue la regla-mentaria en la marina. .

La elaborada casaca de gala con galones que era utilizada por los oficiales con insignia, junto con un uniforme tipo levita más sencillo para diario, fue reemplazada en 1777 por una casaca también con galones pero con menos ornamentos para todas las

A Alan, varón de Gardner (1742-1809), con el uniforme de vicealmirante de 1795, en el que pueden verse dos estrellas en las charreteras y las solapas unidas entre

si . La medalla y la cadena son probablemente las que se le concedieron por el «Glorioso primero de junio». (Grabado de Fenner según Sir William Beechey)

ocasiones, y que parece haber sido la que impulsó la utilización de chaquetas de diario más sencillas por algunos oficiales con insignia, pero para las que no parece que haya existido reglamentación al­guna. En 1774 los capitanes y comandantes recibie­ron la orden de transformar sus chaquetas de todo uso en chaquetas de gala, mediante la añadidura de más galones, y utilizar las levitas ordinarias para diario; los chalecos, que habían sido blancos en el primer periodo, ya no llevarían galones y los panta­lones blancos de montar reemplazaron a los ante­riores de color azul. El uniforme de gala fue resta­blecido para los oficiales con insignia en 1783.

El uniforme de 1787

Durante todo este periodo el corte y estilo del uni­forme de los oficiales era parecido al del ejército, que a su vez estaba basado en el estilo civil dominan­te en esa época, con un determinado número de va­riantes, tales como la costumbre de no dar la vuelta a las faldas de la chaqueta para crear colas vueltas. El uniforme que se reglamentó en octubre de 1787 vol­vió a reducir los adornos del uniforme de los oficia-

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les con insignia. La casaca de gala o el uniforme de diario de los oficiales con insignia era de tejido azul, con una cinta de galón dorado bordeando la abertu­ra frontal (sin solapas), el cuello azul levantado, y los bolsillos de corte horizontal, con solapas. Bandas de galón rodeaban las bocamangas de color blanco: una banda para los contralmirantes, dos para los vi­cealmirantes, y tres para los almirantes. A cada lado de la pechera tenía presillas de galón dorado en punta igualmente espaciadas para los almirantes, en parejas para los contralmirantes y de tres en tres pa­ra los vicealmirantes; el número más común parece ser 9 o 10. Los botones eran planos y dorados con un ancla enredada y media rama de laure! alrededor de la base y a un lado de! ancla. Había un botón en cada presilla de la pechera, y tres en cada bocaman­ga y en cada solapa de los bolsillos; en este periodo los oficiales no vestían aún charreteras. El forro de la chaqueta según las especificaciones originales de­bía ser de seda blanca, pero cambió a simplemente «blanca» solamente seis semanas después de la pri­mera orden. Con esta casaca se utilizaba la camisa blanca ordinaria, de una sola pechera y chaleco blanco con pequeños botones dorados (incluyendo

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tres por cada solapa de bolsillo), pantalones blancos, medias y zapatos con hebilla. El sombrero conserva­ba la similitud con el tricornio original, pero en este periodo era ya prácticamente un bicornio, que se llevaba «de través» con un reborde de galón dorado ancho, una escarapela negra en la parte frontal iz­quierda sujeta por una presilla dorada y un botón también dorado, y un cordón azul y oro mezclados alrededor de la corona terminados en borlas, a me­nudo visibles en los extremos del sombrero.

Como uniforme de diario los oficiales con insig­nia utilizaban una «levita» (palabra que sería reem­plazada por «uniforme de diario»), consisten te en una casaca de doble pechera completamente azul, excepto el forro que era de color blanco con e! cue­llo derecho y bocamangas sencillas, y solapas que po­dían ser dobladas, para mostrar las presillas doradas distribuidas como en la chaqueta de gala, o bien ata­das para esconderlas; las partes superiores de las so­lapas podían darse la vuelta para formar «triángu­los» en el cuello. Los tres botones de cada bocaman­ga y solapa del bolsillo tenían presillas doradas y había otro botón más con presilla en cada uno de los lados del cuello; los botones eran idénticos a los de la casaca de gala y se utilizaba también la misma ropa interior; dado que no había reglamentación acerca de la prenda de cabeza, lo mismo era posible vestir un sombrero sin galones que con galones, con e! uni­forme de diario. Parece que el galón que se utilizaba en este periodo en los uniformes de los oficiales era trenzado con un diseño diagonal o «retorcido»; antes de 1787 y después de 1795 dicho galón consistía en una vitela entretejida de diseño longitudinal.

El uniforme de gala de los capitanes se describe en el comentario de la lámina A2 y el de diario en la de la lámina B2. En ambos los botones eran pla­nos, dorados, con el reborde acordonado y con un ancla enredada sobre tierra de junco, dentro de un óvalo acordonado. La ropa interior era blanca y los sombreros igual que los de los oficiales con in­signia, con o sin galones utilizados indistintamen­te. Los comodoros con capitanes bajo su mando, el primer capitán del almirante de la flota y los pri­meros capitanes de los almirantes al mando de es-

... Nelson, con uniforme de gala con los símbolos de sus victorias: el «chelengk» en el sombrero, en recuerdo de Aboukir Bay, y una bandera española y una espada representando a San VIcente. Nelson ofreció esta espada perteneciente a un

almirante español, a la Corporación de Norwich (para la cual fue pintado este cuadro), y de la que había recibido la ciudadanía de honor. (Grabado de Edward BeU según Sir William Beechey, pintado en 1800)

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... Nelson, con uniforme de diario, con la inSlgnia de contralmirante (obsérvese que solamente lleva una estrella en la charretera). La casaca es probablemente la del uniforme de diario de capitán, a la que se han añadido los distintivos del rango de oficial con insignia (las casacas de diario de los oficiales con insignia tenían cuellos

levantados); también puede verse en un retrato pintado por Henry Edridge. La casaca es aparentemente la que vestía cuando perdió el brazo: en la parte superior de la manga derecha pueden verse algunos desgarrones. La estrella es la de la orden de Bath y la medalla de oro, la de San Vicente. (Grabado de R. Graves según Lemuel Abbott)

cuadrones de 20 buques de la línea de batalla esta­ban autorizados a vestir el uniforme de contralmi­rante.

El siguiente rango inmediatamente inferior al de capitán era el de comandante (oficialmente «pa­trón y comandante» hasta 1794) cuyo uniforme de gala era igual que el del capitán moderno, pero con solapas y bocamangas azules, en vez de blancas; su uniforme de diario era igual que el de los capita­nes pero con 10 presillas en la pechera, en parejas. La reglamentación de 1787 restableció los unifor­mes de gala y de diario para los tenientes, en lugar del uniforme único que se utilizaba desde 1767. Pa­ra detalles sobre el uniforme de gala ver el comen­tario de la lámina A3 y para el de diario el de la lá­mina B3.

... Nelson con uniforme de diario, luciendo el "chelengk» en el sombrero, y la banda de la orden de Bath sobre el hombro derecho. En otra versión del mismo cuadro puede verse

la Medalla de Oro de San Vicente alrededor del cuello, además de los medallones y estrellas de la pechera que se ven aquí. (Grabado de T. W. Harland según Lemuel Abbott)

El uniforme de 1795

Cambios en la uniformidad para todas las graduacio­nes superiores a la de teniente fueron anunciadas por el Almirantazgo ell de junio de 1795 y repetidas posteriormente en ese mismo mes (por ejemplo en el Landan Chronicle el 6 de junio), aunque los oficia­les fueron autorizados a seguir vistiendo el uniforme actual hasta el 1 de junio de 1796. Para todas las gra­duaciones el galón debía ser el que había sido utili­zado antes de 1787, más ancho para los oficiales con insignia, y las vueltas blancas fueron suprimidas para las graduaciones superiores a la de teniente.

Para los oficiales con insignia, la chaqueta de gala era azul, con cuello tieso también azul, solapas azules y bocamangas redondas; el cuello y las solapas esta­ban bordeadas con galón dorado ancho, los bolsi­llos, cortados horizontalmente, y los bordes superio­res de las bocamangas tenían doble galón. Las presi­llas doradas eran las reglamentarias para los ojales, y aunque el diseño no estaba especificado, se utiliza-

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ban generalmente las de extremo cuadrado, sobre las solapas (nueve), bocamangas (tres) y bolsillos; en un retrato de lord Barham se ven, sin embargo, presillas terminadas en punta.

Por vez primera se introdujeron oficialmente las charreteras (aunque existe evidencia de su uso no oficial desde 1783), hechas con cinta de galón azul con flecos en oro, que se llevaban en ambos hom­bros. La graduación de los oficiales con insignia se distinguía por los distintivos de las charreteras y por los galones en las bocamangas: los almirantes lleva­ban tres estrellas plateadas en las charreteras y tres galones de oro en los puños; los vicealmirantes, dos estrellas y dos galones, y los contralmirantes, uno. Las estrellas de las charreteras tenían ocho puntas. En algunos casos los galones de las bocamangas son ligeramente diferentes de los del borde superior, pe­ro otras veces eran mucho más estrechas, como se aprecia, por ejemplo, en el retrato hecho por Slater en 1813, de Gambier. El forro , el chaleco y los panta­lones de montar continuaban siendo de color blan­co, pero ya se reglamentaba el sombrero que tam­bién llevaba un galón dorado. El uniforme de diario estaba descrito como una casaca azul sencilla con so­lapas, cuello tieso y los botones «que se llevan hoy día", sin galón a ~xcepción de los del rango, en las bocamangas y en las charreteras, igual que en el uni­forme de gala. No obstante existían pequeñas varia-

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ciones: una de las casacas de Nelson tenía un peque­ño botón y ojal a cada lado del cuello, y el retrato rea­lizado por Jean en 1801, de James de Saumarez, de contralmirante, parece llevar solamente ocho boto­nes en cada solapa (igualmente que el retrato del capitán Henry Blackwood). El retrato de Abbott rea­lizado en 1795 a Hervis muestra el botón de la cha­rretera en mitad del cuello, y en su retrato del capi­tán John Cooke (capitán del HMS Bellerophon, que resultó muerto en Trafalgar) el botón de la charrete­ra está situado en el galón inferior del cuello.

Para los capitanes, las vueltas de la casaca que eran de color blanco se cambiaron a azul, y la «man­ga larga rasgada, como se vestía antiguamente" fue incorporada al uniforme de gala, después de que fuera suprimida en 1787; este «rasgamiento" consis­tía en una pieza de tres puntas que llevaba tres boto­nes. Las solapas y el cuello levantado tenían un rebor­de constituido por una sola cinta de galón dorado, pero las bocamangas y los bolsillos tenían una doble cinta, y las solapas presillas trenzadas de color azul. Los capitanes con «puesto de tres años» debían ves­tir dos charreteras doradas sencillas; y solamente una, en el hombro derecho, los capitanes más mo­dernos. El forro, el chaleco y los pantalones de montar seguían siendo blancos, y el sombrero con un galón dorado debía ser utilizado solamente con el uniforme de gala. La casaca de diario era azul, con solapas, y con botones en las solapas, bocaman­gas y bolsillos, pero sin galón. Las charreteras eran igual que las del uniforme de gala, pero confeccio­nadas de forma que se «pudieran quitar y poner ocasionalmente», e iban aseguradas mediante presi­llas de tejido o de galón en su unión con el hombro, si bien las ocasiones en que debían omitirse no esta­ban especificadas. Aunque tampoco se especificaba en la reglamentación, ilustraciones de la época y di­seños de sastres, muestran que el cuello del unifor­me de diario, al menos en la mayoría de los casos, es del modelo que se puede utilizar levantado o caído; aparentemente el forro era azul oscuro, aunque los dos retratos de sir Sidney Smith en Acre, realizados por Ekstein y Ker Porter, permiten ver el forro de

.... Nelson, con uniforme de gala; este grabado de H. Robinson es uno de los varios que han sido hechos del retrato pintado por Hoppner en 1800, en el que se le muestra con pantalones de montar blancos, medias y zapatos con hebillas. Obsérvese cómo una de las estrellas

sobresale de la solapa vuelta. (En la coPia del retrato de Guzzardi, que le fue regalada al sultán se ve la Orden de la Media Luna en la pechera derecha, pero casi con toda certeza, esto fue hecho para halagar al sultán mostrando su condecoración de manera destacada).

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~ Sombrero con escarapela perteneciente a Nelson (con borde de galón dorado y presilla) que fué colocado sobre su féretro en la procesión de su funeral. La espada es la que llevaba en San Vicente (empuñadura dorada y puño de maifz1 a cuadros). Su puñal tenía el puño acanalado, pomo dorado en forma de cojín, y guardamanos. (Dibujo según W. Gibb)

~ Nelson con el uniforme que vestía en Trafalgar, sacado de los bocetos hechos por el Dr. Beatty durante la autopsia; obsérvese el sombrero sin adornos con una escarapela de seda negra, con presilla y un antifaz verde para el ojo, con el uniforme de diario de vicealmirante. (Grabado de E. Scriven)

color blanco. La reglamentación especificaba que se debería llevar sombrero sin galón con e! uniforme de diario, así como «pantalón de montar de color azul, si resulta conveniente».

Para los comandantes, el nuevo uniforme era igual que e! de los capitanes pero con la charretera sola­mente en el hombro izquierdo. Parece que e! galón de la bocamanga de! uniforme de gala llevaba una doble cinta en la solapa y una única cinta alrededor de! borde superior de la bocamanga, pero si bien es­to podría haber constituido una diferenciación de! rango de capitán, no tenía reconocimiento oficial.

La adopción de charreteras podría haber sido oca­sionada por la necesidad de identificar a los que las llevaban como oficiales profesionales o con despa­cho, especialmente cuando se hallaban en naciones en las que la charretera era un símbolo reconocido del rango; sin embargo, su adopción no era aceptada universalmente, pues se consideraban como un ador­no francés. Probablemente antes de su completa adopción en el reglamento sobre uniformidad de 1795, las charreteras fueron ya utilizadas en e! unifor­me de 1787.

El corte de la casaca sufrió ligeras modificaciones durante este periodo; los faldones tomaron un ángu­lo más agudo desde la cintura, y las solapas se acorta­ron; se puso de moda el llevar las solapas abotonadas,

a veces sólo parcialmente, con los botones superiores e inferiores desabrochados y las solapas vueltas par­cialmente. El chaleco de una sola pechera con «fal­dones» continuó siendo una prenda correcta en el uniforme de gala, pero más tarde se pusieron de mo­da modelos más cortos, a veces con doble pechera, tanto con el uniforme de gala como con el de diario.

Además de los pantalones de montar de color azul, permitidos con e! uniforme de diario, se hicie­ron populares a finales del siglo XVIII los pantalo­nes normales azules o blancos (aunque no fueron reconocidos oficialmente hasta 1825), que se lleva­ban bien con botas Hessian de estilo militar, o con botas de media caña. Una lámina que muestra e! uniforme de teniente publicado en The Naval Maga­zine en 1800, y que incluye pantalones azules y apa­rentemente botas blandas de media caña, es des­crito como e! uniforme que debe ser utilizado en todas las ocasiones excepto «en las de mayor cere­monia». Los pantalones sueltos se hicieron cada vez más populares para ser utilizadoss durante e! servi­cio, pero no fueron aceptados oficialmente para las ocasiones formales: un teniente que se presentó en el Almirantazgo para recibir órdenes en 1815 vis­tiendo una casaca de gala con pantalones blancos fue ordenado volver cuando estuviera más presenta­ble. El pantalón de montar, medias y zapatos conti-

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• Baronet sir Thomas Troubridge, con uniforme de gala de contralmirante, luciendo las medallas de oro del Nilo y San Vicente y la orden de San Fernando y Merit. El grabado de W. Holl reproduce con precisión el original pintado por sir William Beechey en 1804-06, con los botones superiores de la solapa desabrochados y la

modificación de la bocamanga en la que las cintas de galón del rango pasan sobre las presillas. (Una disposición similar del galón se ve, por ejemplo, en los retratos hechos por Slater a Gambier y Duckworth). Troubridge desapareció cuando el HMS Blenheim naufragó en la isla Rodríguez, en el océano Indico, en febrero de 1807.

nuaron siendo la uniformidad formal; un oficial del HMS Victory recordaba que él solamente vio a Nel­son vestir botas en dos ocasiones, brevemente y en tiempo húmedo. Algunos recomendaban la utiliza­ción de medias en el combate al resultar más mane­jables para el cirujano en caso de resultar herido.

Tal era el grado de las violaciones de la reglamen­tación, que San Vicente hizo una severa reprimenda general en 1797 contra aquellos oficiales que aparecí­an en puerto vestidos como si fueran dependientes de comercios, en prendas «de colores» (como las ves­timentas civiles), o de uniforme con «sombreros re­dondos» (estilo ya popular en los años de 1790, pero que sólo se permitía vestir en el mar, y que no fue ad­mitido oficialmente hasta 1825).

El bicornio con la «visera» frontal pronunciada, dio paso a principios de siglo, a un bicornio más

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plano que se llevaba generalmente «de atrás a ade­lante» por los oficiales de graduaciones inferiores a las de insignia, los almirantes generalmente seguían utilizando el estilo «de través», aunque esto no esta­ba cubierto por la reglamentación; un retrato de Thomas Hardy muestra un estilo intermedio, con el extremo derecho hacia adelante. En algunas ilustra­ciones se pueden ver sombreros con grandes borlas; por ejemplo, en el retrato de Edridge que pintó en 1807 a sir Thomas Foley. Un adorno de sombrero inusual se ve en muchos retratos de Nelson, y con­siste en un diamante 13 rayos o «chelengb regala­do por el sultán de Turquía Uunto con la orden de la Media Luna y el «pelisse» con forro escarlata) en reconocimiento por su victoria en Aboukir Bay; ca­da rayo representaba un buque francés destruido, y el centro de la joya llevaba una estrella que giraba mediante un mecanismo de relojería. Nelson pare­ce haber utilizado este adorno en un sombrero con galón tanto en el uniforme de gala como en el de diario ; aunque el conocido retrato de Leonardo Guzzardi, pintado en Palermo en 1799, que muestra el sombrero echado muy hacia atrás, no representa ni una nueva moda ni el intento de llevar equilibra­da la joya, sino simplemente la mejor manera de mantener el borde del sombrero alejado de la heri­da que tenía sobre el ojo derecho y que había reci­bido en la batalla de Aboukir Bay. U na joya y «pe lis­se » similares le fueron concedidos a sir Sidney Smith por dirigir la defensa de Acre en 1799.

Tapacuellos y encajes de color blanco eran los atuendos de cuello más usuales en todo este perio­do, aunque también se usaban otras prendas para el cuello (por ejemplo en el retrato de Graham Moore hecho por Lawrence, como comandante en 1791 se le puede ver vistiendo un lazo de cuello de color blanco suelto); en el retrato de Sidney Smith hecho por Opie, pintado en 1783 el encaje del cuello está sujeto por lo que parece ser un alfiler que lleva el diseño de la bandera de la Unión. Los abrigos, ne­cesarios en cubierta con mal tiempo, debían ser de posesión casi universal, pero no estaban regulados y sus diseños eran de estilo civil.

En 1804 se introdujó una nueva graduación en­tre los oficiales: la de subteniente; estos oficiales vestían uniforme de diario en todo momento y no tenían uniforme de gala. Una variación no usual del uniforme reglamentario fue la que utilizaron los oficiales que asistieron al funeral de Nelson: no solamente por el crespón negro alrededor de los brazos y sombreros, sino porque los chalecos, pan­talones de montar y medias eran también de color negro.

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El uniforme de 1812

Las modificaciones realizadas en marzo de 1812 al uniforme de los oficiales afectó principalmente al de gala, en el que se restablecieron las vueltas de color blanco; para más detalles, ver el comentario de la lámina L.

Suboficiales

Los uniformes de los suboficiales se regularon por vez primera en noviembre de 1787. Todos ellos ves­tían casaca azul con solapas también azules, boca­mangas redondas y cuello caído, tres botones en ca­da una de las bocamangas y bolsillos y generalmente nueve en cada solapa; forro blanco, chaleco y panta­lón de montar; probablemente también utilizaron un gorro sin adornos (no mencionado en los regla­mentos); los botones eran dorados con un ancla en­redada en su interior. Los asistentes de los patrones llevaban una casaca azul con bordes blancos, sin so­lapas y con cuello caído de color azul, así como bo­camangas redondas también azules con tres botones en cada uno de ellos, otros tres botones en el bolsi­llo; forro blanco, chaleco y pantalón de montar; los botones eran idénticos a los de los suboficiales.

En 1805, los oficiales del servicio médico fueron equiparados a los cirujanos del ejército, y conse­cuentemente recibieron un uniforme propio que se detalla más adelante. Los demás suboficiales (pa­trones y sobrecargos) fueron autorizados en agosto de 1807 a llevar uniforme de gala, como el que lle­vaban hasta entonces pero con cuello levantado (con un botón y un ojal a cada lado) y nueva boto­nadura. La de los patrones llevaba el borde acordo­nado con la insignia del Consejo de la Marina en su interior, dos anclas pequeñas a ambos lados de un ancla más grande dentro de un óvalo acordonado; los botones de los sobrecargos también con el bor­de acordonado llevaban la insignia de la Oficina de Avituallamiento, anclas enredadas cruzadas sobre fondo rugoso dentro de un óvalo acordonado. El viejo uniforme con la nueva botonadura fue utiliza­do a partir de entonces como uniforme de diario, con pantalón de montar azulo blanco. La utiliza­ción de la vieja casaca con la vieja botonadura se extendió al personal de inferiores graduaciones, ar­tilleros, carpinteros y contramaestres, y los unifor­mes de los asistentes de los patrones fueron modifi­cados mediante la añadidura de cuellos altos con botón y ojal. Un distintivo de la especialidad no aprobado oficialmente, lo constituía la «llamada de contramaestre» o silbato, que se llevaba a menudo

~ Cuthbert Collingwood . (1750-1810) con el uniforme

de gala de vicealmirante reglamentario de 1795. La charretera lleva las dos estrellas de rango correctas, pero que aparentemente incluyen el borde de la bocamanga, en vez de llevar la cinta del borde más las dos correspondientes al

rango. Las cintas de galón del rango pasan sobre las presillas de la bocamanga. Obsérvese tambien la daga de «concesión » esmaltada. (Grabado en tinta de Charles Turner, según el retrato pintado en vivo por Giuseppi Politi de Siracusa en diciembre de 1807)

colgado al cuello en una cadena o cordón, algunos de primera calidad o incluso de plata.

En 1812 todas las botonaduras mencionadas fue­ron modificadas mediante la adición de una corona sobre las anclas. Otra botonadura no mencionada anteriormente era la utilizada por los oficiales del servicio de transporte, que llevaban la insignia de la Oficina de Transporte (Transport Office) , consisten­te en un ancla y el tubo de un cañón cruzados.

Oficiales de Sanidad

Los dos grados que tenían los oficiales de servicio de sanidad eran el de médico y el de cirujano, el pri­mero de superior categoría y consecuentemente con un uniforme con más ornamentos. Para diferenciar­se de los cirujanos de barco ordinarios, parece que era normal la utilización de uniformes de diseño personal: en uno de los ejemplos de los que existe

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" James, barón de Gambier (1756-1833), mostrando el uniforme de gala de los oficiales con insignia, con las solapas abrochadas, y la medalla de oro de San Vicente. Hombre religioso,

Gambier era conocido en la marina como «Dismal Jimmy" (jimmy el Triste). (Grabado de W. Holl según un retrato de Beechey, pintado probablemente en 1808)

constancia, se componía de una casaca azul con sola­pas también azules, cuello caído y bocamangas con galones dorados. Los médicos navales habían solici­tado autorización para llevar charreteras, lo que les fué denegado, y la sugerencia original de que los ofi­ciales médicos deberían llevar vueltas de terciopelo negro fue también rechazada; sin embargo en junio de 1805 se reglamentó el uniforme de los oficiales de sanidad. A partir de entonces, los médicos vestían una casaca azul de gala con cuello levantado, dos fi­las de galón dorado de media pulgada en el cuello y las bocamangas, tres botones en la bocamanga y en el bolsillo, forro blanco, chaleco y pantalón de mon­tar junto con un sombrero sin galón. El retrato que Devis realizó al doctor Beatty de médico muestra el galón del cuello dispuesto de tal manera que sola­mente se veía una línea azul de tejido entre los dos galones. En el uniforme de diario, la casaca tenía el

~ George Keith Elphinstone, al final vizconde Keith (1746-1823), con el unifoT11le de gala de vicelmirante de 1795, con

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dos estrellas en las chaTrf!teras y dos cintas de galón en la bocamanga. (Grabado de W. Holl según]. Hoppner)

cuello de tipo caído, sin galón , pero con tres boto­nes en la bocamanga y bolsillos, chaleco y pantalón de montar azulo blanco según el gusto personal, y el mismo sombrero. Para detalles sobre el uniforme de los cirujanos, ver la lámina J2. Las botonaduras de los que prestaban servicio a bordo llevaban un ancla dentro de un óvalo acordonado, y los que prestaban servicio en tierra, la misma con las letras «HS» (per­sonal de hospital) a cada lado del ancla; también se utilizaba la insignia de la Oficina de Enfermos y He­ridos (Sick and Hurt Office) consistente en un bo­tón con el borde acordonado que llevaba un ancla dentro de un óvalo también acordonado. Los ayu­dantes de los cirujanos, asistentes de los hospitales y farmacéuticos tenían solamente un uniforme, simi­lar al de los de superior graduación, aunque sola­mente los de los farmacéuticos tenían solapas; y ac­cesorios blancos o azules según el gusto personal. A partir de 1805 los médicos y cirujanos fueron autori­zados a llevar la espada de oficial reglamentaria.

Guardiamarinas

La reglamentación de 1787 confirmó el uniforme de guardiamarina que parece que ya se venía utili­zando durante algún tiempo antes de esa fecha, es-

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taba basado en el estilo del de los oficiales pero sin solapas. La reglamentación especificaba que la casa­ca tenía que ser azul con bocamangas también azu­les, cuello levantado azul con una pieza de color blanco de tela, los botones igual que los de los subo­ficiales pero aparentemente más pequeños (tres en cada uno de los bolsillos y en las bocamangas) , con forro blanco, pantalón de montar y chaleco. La pie­za de tejido blanco del cuello, llamada «vuelta» en la reglamentación (originariamente formaba parte del cuello vuelto para revelar el forro blanco), lleva­ba un único botón y una presilla bordada azul. Un bicornio, sin galones excepto la presilla de la escara­pela universal, era la pieza de cabeza usual, aunque los «sombreros redondos» eran alternativamente utilizados ya en 1780. No hubo modificaciones ofi­ciales en el uniforme de los guardiamarinas durante todo este periodo, aunque retratos de la época muestran un cambio progresivo en el estilo que se va asemejando a las casacas de los oficiales, exten­diéndose el uso de pantalones normales en lugar de pantalón de montar y medias, así como el de los «sombreros redondos» (ver lámina K3). Entre los modelos más elaborados se pueden citar los utiliza­dos por los guardiamarinas del Antelope, de 50 pie­zas al final de este periodo, que incluían pantalones blancos ajustados, botas Hessian con un reborde de cordón trenzado dorado, borlas de oro y bicornios. Para detalles sobre el uniforme de diario, ver la lá­minaK4.

Las espadas de los oficiales

La espada formaba parte del equipo de todos los ofi­ciales y suboficiales, pero a bordo no siempre se lleva­ba encima excepto cuando se iba a entrar en acción (el cirujano Beatty escribía que por primera vez NeI­son olvidó colocarse la espada antes de entrar en com­bate en Trafalgar; habiendo sido descolgada de su sitio habitual, fue olvidada sobre su mesa).

Espadines más ligeros se utilizaban para ocasiones de ceremonia por los oficiales de alto rango, las «espadas de combate», más funcionales, se utiliza­ban en el mar. Inicialmente no había ninguna nor­mativa que regulara su diseño ni ninguna otra ca-

~ Sir John Jervis, Conde de San Vicente (1735-1823). Este grabado de Robinson según el cuadro de John Hoppner, pintado probablemente en 1809, muestra el uniforme de gala de 1795 con las tres bandas

de galón de almirante en la bocamanga, la Medalla de Oro concedida por San Vicente, y la banda y la estrella de la pechera de la orden de Bath. El telescopio es característico de este periodo.

racterística. Aparte de la daga utilizada por los civi­les, otro estilo que se hizo popular a partir de fina­les del siglo XVIII, fue el espadón de hoja recta, si­milar al llamado modelo 1786 del ejército. Era una hermosa arma generalmente con un pomo en for­ma de cojín -o de urna-, un guardamano de una sola barra metálica y un quillón corto, y normal­mente una empuñadura de hueso o marfil a menu­do con un medallón metálico incrustado con un ancla coronada en su interior. Otra versión popular tenía cinco bolas fundidas en el centro del guarda­mano, de aquí el término «puño de cinco bolas». La vaina era de cuero negro con medallón metálico en el cuello y todas las demás fijaciones así como el guarnicionado eran dorados. Otra versión existente era más sencilla y de construcción más robusta y práctica como «espada de combate», pero éstas eran generalmente de hoja curva. Las empuñadu­ras de las «espadas de combate» variaban desde las que eran como las de los espadones con empuña­duras de estribo de una sola barra (algunas recor­daban el sable de la caballería ligera de 1796), has­ta las de dos o tres barras de semicesto, a veces con

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un pomo con forma de cabeza de león. Otra ver­sión existente estaba basada en el sable de la com­pañía de flanco de 1803 del ejército, con un acceso­rio que tenía un ancla incorporada en la guarda de única barra. Otro modelo regalado por el duque de Clarence a sus oficiales incorporaba un curioso pomo con la punta plana similar al de la espada del 10 regimiento de los Dragones Ligeros.

Una espada reglamentaria para los oficiales se menciona ya en documentos de agosto de 1805, pe­ro es probable que este modelo fuera establecido anteriormente, pues en abril de 1805 los oficiales de sanidad recibieron la orden de llevar el modelo «establecido». La orden de agosto de 1805 mencio­na dos modelos: una espada ornamentada para co­mandantes y oficiales de superior graduación , y una espada sencilla para tenientes, guardiamarinas y suboficiales. Evidentemente se trataba de un ar­ma de hoja recta con una empuñadura dorada de estribo, a veces con piezas decorativas que llevaban un ancla enredada o coronada, la corona quizá fue añadida en 1812 al igual que en las botonaduras. El modelo «adornado » era probablemente uno que tenía la empuñadura de marfil o hueso enrollada con alambre dorado y un pomo dorado con forma de cabeza de león. La versión sencilla tenía la em-

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puñadura de piel de pez de color negro rodeada con alambre dorado, y un pomo sencillo. Los ejem­plos existentes de espadas con empuñadura negra y pomo de cabeza de león pueden haber sido una va­riante no oficial utilizada por los tenientes. Esta normativa no parece haberse impuesto muy estric­tamente, pues muchos oficiales continuaron utili­zando modelos no oficiales, aunque existen sufi­cientes ejemplos del modelo que se supone era el reglamentario para creer que su utilización fue muy extendida.

Un considerable número de espadas fueron otor­gadas a oficiales como reconocimiento a una victoria o ac¡o de heroísmo, pero era muy raro que se lleva­ran puestas, a no ser en las ceremonias más impor­tantes. Las primeras que se otorgaron fueron en su mayor parte espadines maravillosamente ornamen­tados; por ejemplo las que fueron concedidas por la ciudad de Londres (City of London) de las cuales 20 fueron ofrecidas a oficiales de la marina durante las guerras napoleónicas, la primera a St. Vincent en 1797. Había dos versiones, la de 100 guineas y la de 200 guineas, graduadas de acuerdo con el rango del que la recibía; por ejemplo, por Camperdown, Dun­can recibió una espada de 200 guineas y su subordi­nado sir Richard Onslow, una de 100 guineas. Las empuñaduras estaban esmaltadas, y las versiones más caras, como las ofrecidas a Duncan y a Nelson por Aboukir Bay, tenían diamantes incrustados. No todas las espadas ofrecidas por la City eran de este modelo: el capitán Thomas Hardy recibió una espa­da con la hoja recta y plana (no la hoja seccionada de diamante de los espadines) con una empuñadura de plata con forma de estribo esculpida curiosamen­te a imitación clásica.

Un modelo más estrafalario fue el que ofreció a Nelson el club Egipcio (formado por los capitanes de la flota victoriosa en Aboukir Bay) , y que tenía la em­puñadura y el pomo con la forma de un cocodrilo de oro, con una escena en una pieza de esmalte ovalado con motivos de la batalla incrustado en la empuñadu­ra; aparentemente algunos miembros del club se hi­cieron construir copias en latón para ellos mismos.

Las más famosas fueron las otorgadas a partir de 1803 por el Patrio tic Fund at Lloyd's, de diseño pare­cido al del sable de la caballería ligera de 1796. Esta magnífica arma tenía una empuñadura de estribo de

""Baronet sir John Orde (1751-1824), con el uniforme de diario de almirante (tres estrellas en las charreteras), nos muestra un modelo de la casaca de diario con un

botón a cada lado del cuello levantado, y las solapas parcialmente vueltas. (Grabado de S. W. Reynolds según George Romney, publicado en 1811)

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bronce dorado del mismo estilo que los del club de Hércules, rodeada por una serpiente enrollada (que representaba la sabiduría), los guardamanos en for­ma de fasces (representando al Estado) y el pomo y la banda posterior de la empuñadura como la piel del león de Nemea. La hoja de color azulado y dora­do llevaba un panel que recordaba e! incidente por el cual era concedida la espada. Las espadas de 30 li­bras, eran concedidas a los guardiamarinas, asistentes y tenientes de la Infantería de Marina tenían vainas de cuero negro con monturas doradas que llevaban grabados trofeos navales y clásicos; las de 50 libras (reservadas para los tenientes, aunque quince de ellas fueron concedidas a capitanes de la Compañía East India, nueve a oficiales de la Infantería de Mari­na, tres a oficiales de! ejército y una a un patrón) te­nían vainas doradas estampadas con inserciones en cuero negro. Las espadas de 100 libras, de las que se concedieron 39, estaban previstas para los capitanes y comandantes (sin embargo dos de ellas fueron conce­didas a tenientes y oficiales del ejército y una a un co­modoro de la Compañía East India); sus vainas dora­das tenían inserciones de terciopelo azul y presillas, para poder colgarse, en forma de serpiente, en vez de los anillos normales. Un cuarto tipo era el llamado modelo «Trafalgaf», de 100 libras, de las que fueron concedidas a los comandantes de los buques de aque­lla batalla, cuatro a tenientes y el resto a capitanes.

Desde 1790 aproximadamente las cintas de las es­padas tenían una banda de galón con líneas longitu­dinales de color azul, una borla plana con un ancla grabada en el interior de un óvalo acordonado, cordón dorado y flecos de oro. Las cintas de las es­padas concedidas por Lloyd tenían un cordón con los colores dorado y azul entremezclados y con bor­las «redondas», un estilo que parece haberse hecho popular hacia el final de las guerras napoleónicas: el retrato de Broke pintado por Lane muestra una de ellas sobre una espada de uniforme de diario; otras pueden verse en e! retrato de sir Edward Berry pinta­do por Copley en 1815 (que recibió una espada «Trafalgar» de Lloyd) y en el retrato de Duckworth pintado por Beechey. Un estilo intermedio puede apreciarse en el retrato pintado por Oliver del capi­tánJames Newman Newman, en 1891, consistente en una banda de galón dorado con líneas azules entre­mezcladas sujetando dos borlas doradas «redondas» con rayas azules en diagonal y flecos dorados largos.

El puñal utilizado por la marina era una daga corta y de hoja recta, que se asocia generalmente a los guardiamarinas, aunque también era utilizada por los oficiales, si bien pocas veces se ve en las pin­turas de la época; una excepción la constituye el re-

A En este grabado sin firma se ilustra la casaca reglamentaria del uniforme de capitán de 1795; aunque solamente esbozado, apenas visible se distingue el galón

de la bocamanga del modelo que llevaba el borde superior en Pico. La condecoraclón es la medalla de oro naval con su cinta blanca de bordes azules.

trato del almirante George Darby, pintado por Romney en 1783, en el que aquel lleva una daga su­jeta por correas. Los modelos variaban ampliamen­te, algunas empuñaduras hacían juego con la del espadón de «cinco bolas»; un modelo probable­mente posterior tenía la hoja curvada, quiza copia­da de los modelos franceses o daneses. Los puños eran frecuentemente a cuadros o estriados de mar­fil o hueso, a menudo con un pomo en forma de cabeza de león; ejemplos más raros, con pomo en forma de cabeza de cocodrilo podrían provenir del club Egipcio. A veces, una cadena conectaba el po­mo con la quilla anterior formando una cadena guardamanos simplemente de adorno, y los anillos del pomo que se ven en algunas armas, sugieren la utilización de cintas de espada. Las vainas eran nor­malmente de cuero con piezas doradas o bien de metal decorado. Sin embargo, la efectividad del pu­ñal como arma debe ser cuestionada: «Flexible Grummet» en un artículo escrito en el United Servi-

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A Thomas Cochrane (1775-1860), quizá el capitán de la marina más famoso de su generación. Este grabado nos muestra la casaca de diario con cuello levantado, sombrero sin adornos, y una excelente representación de

la prenda de cuello característica (un tapacuello de color negro) que oculta casi completamente el de la camisa, y el chaleco con cuello, también visible debajo de la casaca,

ce Journal en 1834 se refería a la suya como «un cla­vo de diez peniques».

El colgante más común de la espada iba acopla­do en un gancho metálico sobre un estrecho cintu­rón, frecuentemente de cuero negro que se sujeta­ba mediante un gancho dorado en forma de «S» con un tachón o protuberancia sin adornos, o bien con forma de máscara de león, que se llevaba deba­jo de la casaca y del chaleco y que está casi comple­tamente oculta en muchos de los retratos de la épo­ca. Con menos frecuencia se podía ver el cinturón sobre la casaca; la reglamentación emitida por el duque de Clarence en 1814 (sin la aprobación del Almirantazgo) especificaba que cuando se vestían pantalones de montar, el cinturón debería ir deba­jo de la casaca pero encima del chaleco, y encima de la casaca cuando se usaran pantalones normales. Las correas, colgando directamente desde el cintu­rón, parecen haberse hecho populares en la prime­ra década del siglo XIX, como se ve, por ejemplo, en el retrato de Cochrane, hecho por Stroehling,

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con uniforme de diario. El diseño del cinturón no estaba reglamentado; entre los diferentes modelos que existen se puede incluir el que se ve en el retra­to de Lane hecho a sir Philip Broke, de color ne­gro, con un diseño de motivos griegos bordados en oro, y un cinturón que perteneció al almirante sir William Cornwallis, está confeccionado con seda azul. El cinturón y las eslingas suministrados con las espadas concedidas por la Patrio tic Fund, eran bien de cuero negro, o de cuero cubierto con terciopelo azul, con bordes de alambre dorado, una línea cen­tral ondulada y un broche circular también dorado.

Probablemen te el más común hasta la introduc­ción de la espada y correa reglamentarias en 1805, fuera un cinturón ancho que se llevaba en el hom­bro derecho sobre o debajo de la casaca, y encima del chaleco, a menudo pintado en los cuadros en cuero negro con una placa ovalada. Este parece ha­ber sido utilizado más por los oficiales de gradua­ciones inferiores y quizá para las «espadas de com­bate» los de otros rangos. El diseño de la placa no estaba regulado y es probablemente imposible dife­renciar entre algunas placas de la marina y las pla­cas originarias de los infantes de marina. Uno de los modelos, aparentemente muy común, era dora­do y llevaba un ancla enredada y con corona, bien grabada o acuñada, algunas veces con un borde adornado, como se ve en el libro de modelos, re­producido por Edward Almack como Regimental Badges Worn in the British Army One Hundred Years Ago, Londres, 1900, los modelos en los que se ven parecen ser anteriores a 1809. Un segundo ejemplo tiene un borde con una sarta de cuentas y un ancla enredada e inclinada dentro de un óvalo coronado de la orden de la Jarretera. Otros ejemplos de los que se tiene constancia llevan grabado el nombre de un barco; la inscripción «British Navy» sobre un an­cla, con una pieza añadida que tiene dos delfines so­bre un tridente y una rama de palmera; un ancla en­redada dentro de una corona de palma y laurel con corona, sobre una pieza oval rodeada por un diseño de «escama de pescado»; y un ancla enredada coro­nada sobre una pieza oval apoyada sobre un escudo de armas, que incluye la White Ensign (Enseña Blan­ca) y un tridente con un reborde acordonado.

Marineros

Los marineros de la Marina Real no tuvieron unifor­me reglamentario hasta 1857; antes de esta fech a ellos mismos se proveían de su propio vestuario, y si bien es cierto que había algunos estilos propios de la marina, éstos eran aplicables también a los mari-

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nos mercantes. Tal vestuario podía comprarse en tierra, pero eran más convenientes los «trajes» del bazar del sobrecargo del barco, suministrados origi­nariamente a través de la Oficina de Aprovisiona­miento de la Marina «Navy Slop Office», estableci­da en 1756. Tal vestuario era confeccionado, o bien cortado y cosido por los mismos marineros a partir de piezas sacadas de los rollos de tejido; los sastres profesionales existentes entre los tripulantes con­feccionarían el vestuario de sus compañeros a cam­bio de un pago en alcohol, de forma que era pro­bable que después de una sesión de sastrería hubie­ra algunos borrachos a bordo del barco. Esta producción de vestuario de «bazar» imponía cierto grado de uniformidad, si bien accidentalmente, pues era originada simplemente por la compra ma­siva de material, más que por deliberados intentos de uniformidad.

El estilo propio de la marina se desarrolló por razones de utilidad; estaba compuesto por una cha­queta sin colas, a menudo con un «puño de mari­nero», que por medio de una pieza de tela aboto­nada podía dársele la vuelta para trabajar. Las cha­quetas eran de una o dos pecheras, a veces con filas de botones adicionales; a mediados del siglo XVIII el azul se había casi convertido en el color universal para la chaqueta. Debajo de ella se llevaba un cha­leco con una o dos filas de botones, y debajo de él, una camisa. Las camisas de cuadros se hicieron tan populares que llegaron a ser consideradas como ca­racterísticas de los marineros. (Ver también el co­mentario de la lámina G).

Un pañuelo de gran tamaño era utilizado nor­malmente alrededor del cuello, pero también po­día atarse alrededor de la cabeza como banda suda­dera, en acción. El negro era el color más popular, quizá promovido por el suministro del «bazar» de piezas de este tono, pero también se utilizaron mu­chos otros colores y estilos.

Los pantalones originales procedentes del bazar del barco eran pantalones de montar voluminosos que llegaban hasta la rodilla, reminiscencia de los «pantalones de montar tipo falda», que se llevaban con medias; de este modelo se pueden ver en pintu­ras de la época hasta fechas tan tardías como la déca­da de 1790, pero los pantalones, introducidos por vez

~ Sir Sidney Smith, en Acre, vistiendo el uniforme de diario de 1795 de capitán con la estrella en la pechera de la Swedish Order of de Sword (Orden Sueca de la Espada). Obsérvese la abertura

posterior en la bocamanga, el fajín turco de color azul oscuro, el sable también turco, y la pistola con culata de carabina, colgada del hombro. (Grabado según John Eckstein)

primera como prenda de bazar en el año 1720, eran más funcionales y populares. A menudo estaban cor­tados bastante por encima del tobillo y tenían anchas perneras, lo que les permitía poder enrollarse hacia arriba para trabajar; los colores sólidos suaves con ba­rras eran especialmente populares. Medias y zapatos con hebillas eran utilizados en tierra, pero en el mar era normal ir con los pies descalzos. Para detalles so­bre la «sobrecamisa» protectora utilizada por los ma­rineros, ver el comentario de la lámina C2.

A principios del siglo XVIII, los marineros vestían generalmente sombreros de tres picos, con alas más bien pequeñas y sujetas a la copa, por lo que recor­daban trozos de pasta de manzana de forma trian­gular, según The London Chronicle en 1762. En la úl­tima década de ese siglo, estos sombreros fueron reemplazados por los «sombreros redondos»; los gorros de paja, a menudo tejidos por los mismos marineros, fueron muy populares especialmente en lugares de climas calurosos; estos gorros eran cu­biertos de brea cuando se utilizaban en las regiones nórdicas. La «gorra Monmouth » tradicional, de la­na o de piel se utilizaba todavía, como, por ejem­plo, nos muestra Atkinson en 1808.

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~EI símbolo de la Marina Real: un ancla enTf?dada, aquí en un botón dorado de ofielal del modelo 1812, en cuya fecha la corona fue añadida al diseño.

~ Broche dorado del cinturón del sable de la Lloyd's Patriotic Fund (Fundación Patriótica de Lloyd), con un motivo que simboliza la misión de la Marina Real durante las guerras napoleónicas: Britania decapitando la serpiente que representa a Franela.

Para «vestir mejor» el marinero no perdió ningu­na oportunidad de mejorar su aspecto, poniendo un reborde de galón o cinta blanca alrededor del som­brero y de la chaqueta, añadiendo más botones y uti­lizando hebillas de plata en los zapatos. El periódico The Naval Chronicle en 1802 contaba una típica anéc­dota, en la cual un marinero pidió al almirante Kem­penfelt el nombre del sastre que le había confeccio­nado el chaleco de terciopelo con galón dorado de almirante. El marinero encargó una prenda idénti­ca, pero especificó que la espalda también debería ser del mismo material; y la siguiente vez que encon­tró al almirante, tiró hacia arriba de la parte poste­rior de su chaqueta gritando: «¡ Oiga, viejo amigo, ese chaleco no es auténtico!»

Estaba de moda el tener un cierto grado de uni­formidad entre las tripulaciones de la canoa o barca­za del capitán o del almirante; en numerosos casos estas tripulaciones estuvieron consideradas como elegantemente vestidas, naturalmente a cargo de su jefe. Esta práctica fue establecida al menos en época tan temprana como la del almirante lord George Anson (1697-1762) que vistió a los tripulantes de su canoa igual que los barqueros del Támesis, con cha­quetas escarlata con galones plateados en las man­gas y chalecos de seda azul. Tales uniformes podían incluir la prenda de cabeza, bien fuera la gorra de la barcaza, u otra al estilo de la de los jockeys en pa­ño o terciopelo, con la visera vuelta hacia arriba. El contralmirante Richard Edwards en 1780 proporcio­nó a su tripulación gorras de tejido azul con cor­doncillo blanco y una visera blanca vuelta hacia arri­ba con su blasón grabado. La prenda equivalente de lord Hood era de terciopelo marrón, recordando li­geramente la gorra de la infantería ligera con un panel frontal semicircular que contenía un bordado de su blasón y una visera estrecha de terciopelo ma­rrón. En el dibujo de Atkinson de una tripulación de canoa pintado en 1808, puede verse un extraño

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uniforme: los hombres visten chaquetas más largas de lo normal, pantalones de montar «tipo falda», medias, fajines a la cintura, y una curiosa prenda de cabeza de forma cilíndrica con la visera vuelta ha­cia arriba, quizá de algún modelo de gorra de Monmouth. Probablemente el más excéntrico de estos uniformes fuera el de la tripulación de la ca­noa del capitán del HMS Harlequin ¡que iban vesti­dos de arlequines! (Ver también el comentario de la lámina C2).

Aunque la uniformidad total era imposible, es probable que se hayan producido intentos parciales de conseguirla más frecuentemente de lo que se sue­le imaginar. Ordenes impartidas al buque Mars, de 74 piezas, por ejemplo, exhortaban a los oficiales a desalentar la compra de chaquetas que no fueran de color azul, de pantalones blancos y de chalecos que no fueran rojos, azules o blancos. Un temprano ejemplo de uniformidad a bordo puede ser el de la fragata de 28 piezas Vestal (en servicio desde 1779-1816) , que fue destacada para transportar al honora­ble Charles Cathcart, como embajador a la China en 1788. Murió en ruta y fue enterrado en Java; un cua­dro del funeral pintado por el artista Julius Caesar Ibbotson, que acompañaba a la misión, muestra el féretro siendo transportado por marineros vestidos completamente de blanco (quizá la uniformidad de la tripulación de la canoa del capitán, más bien que un signo de luto) , el resto vestía chaquetas amplias de color gris verdoso y pantalones a juego, con «sombreros redondos».

Como en el comentario de la lámina E2, una descripción sacada del The Times de octubre de 1805 hace notar que el uniforme de la tripulación del HMS Tribune llevaba una banda alrededor del sombrero con el nombre del barco (una costumbre aún vigente en la Marina Real). No todas las ins­cripciones hacían referencia al barco; el 4 de no­viembre de 1797 The London Chronicle daba la noti-

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~ Una placa de bandolera de metal fundido, quizá perteneciente a un suboficial, pues su acabado es de peor calidad del que podrla esperarse en la placa de un oficial.

~ Un raro ejemPlo de placa de bandolera de oficial grabada, no solamellte con el monograma y los simbolos náuticos del re y, sino también el nombre del barco, Proserpine, que fue llevado por dos buques de la quinta clase y uno de la sexta entre 1777 y 1809.

cia de que el rey había cancelado su planeada visita a ore, para cuyo viaje los marineros «habían com­prado bandas azules para sus sombreros con la ins­cripción "Dios salve al rey"». Una inscripción com­pletamente diferente es la que se relata en The News, el 19 de noviembre de 1809, cuando el ayu­dante de cirujano Ceorge Webb, del buque de 74 piezas Eagle (en servicio desde 1803 y que no fue destruido hasta 1926) fue acusado de ayudar a pro­mover un disturbio en el teatro Covent Carden, en una época de gran inestabilidad ocasionada por las violentas protestas en contra de los aumentos de precios, al aparecer con una placa con la inscrip­ción <<Victoria o muerte» en el lado ancho de su sombrero de tres picos.

Las prendas de uniforme no parecen haber esta­do restringidas a las tripulaciones de los buques de guerra. El periódico The Gentleman 's Magazine de ju­nio de 1806, que relataba el funeral del mariscal de campo el duque de Argyll, describía el uniforme de

las tripulaciones de los dos barcos comerciales que asistieron: la tripulación del bote del Princess Eliza­beth, iban «vestidos con uniformes de luto, con cres­pones alrededor de sus sombreros», y la tripulación del Prince William Henry, que formaba la guardia de honor, iban «vestidos con levitas blancas, con go­rras de terciopelo negro ribeteadas con plata». Una uniformidad específica podía reglamentarse para ocasiones especiales: por ejemplo, los marineros que desfilaron en el funeral de Nelson recibieron la orden de vestir chaquetas azules, pantalones blancos, un crespón negro alrededor del brazo y una medalla de oro en el cuello en recuerdo de Trafalgar.

La forma de llevar el pelo no estaba reglamenta­da, sin embargo las coletas eran de uso común, fre­cuentemente de una longitud considerable y atadas con cinta negra (el capitán Brenton comentaba que una larga coleta, como la cola de un león, era el se­llo distintivo de un marinero de «pura sangre»); en la marina se conocían con el nombre de rabos de cerdo, término también utilizado para describir las pastillas de tabaco de mascar. El pelo facial no se es­tilaba, aunque Dighton llevaba patillas de una longi-

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.. Espada del almirante Duncan con puño cuadriculado, guardamanos dorados y pomo en forma de cojín, vaina de cuero negro con fijaciones doradas y un lazo de espada característico, con galón dorado y rayas azules, y un ancla dorada sobre ItI! «cascabel» plano, de color azul oscuro sobre el rollo de oro con flecos de seda azul. También se muestra la espada del almirante De

Winter, capturado en Camperdown; el reloj de Duncan (encontrado a su muerte debajo de la almohada); su cruz esmaltada en rojo, y el lazo rojo de la orden de San Alejandro Nevski, así como el doble anillo de oro que utilizaba Duncan para sujetar su dedo meñique que resultó partido en un disturbw en Edimburgo, en junio de 1792. (Dibujo según W. Gibb)

tud considerable. Se decía que solamente los ameri­canos llevaban pendientes: una carta aparecida en The Gentleman 's Magazine en 1814 recordaba la anéc-

·dota acerca de un oficial británico que llamaba la atención a un americano de su tripulación con tales ornamentos de la forma siguiente, «¿Qué eres tú? ¿Eres un hombre o una mujer?»

Los oficiales llevaron coletas al menos hasta la mitad de este periodo; pero aparentemente no eran obligatorias ya que incluso en retratos de la primera época de oficiales de alta graduación, se puede ver el pelo ligeramente empolvado y rizado en los la­dos, pero sin coleta, y retratos de épocas aún ante­riores muestran que se llevaba el pelo corto.

Armas

Las armas se asignaban al barco más bien que a los individuos, pero se podían utilizar alfanjes colgados de un gancho metálico sujeto a un cinturón de

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~ Espadón de «empuñadura de cinco bolas» típico, con fijaciones doradas y pomo en forma de cojín, puño de hueso con un medallón grabado con una ancla coronada, y hoja recta de 32 pulgadas.

hombro de cuero (ver lámina 14); el marinero que aparece pintado en un cuadro portando las armas de Nelson lleva un cinturón estrecho que sujeta un alfanje en el lado derecho, y dos pistolas una a cada lado de lo que parece ser una caja de cartuchos frontal. A bordo, lo más probable era que las armas estuvieran distribuidas por las cubiertas para poder ser tomadas rápidamente en caso necesario.

El alfanje reglamentario estaba construido por di­versos fabricantes y no es cierto que todos fueran exactamente del mismo modelo. El que se utilizaba normalmente a finales del siglo XVIII tenía una hoja de 29 pulgadas de largo, ancha, recta y con un solo filo , con una punta afilada y cuadrada en el borde posterior; el puño era de madera con una lámina de hierro enrollada a su alrededor y soldada formando un tubo, y tenía una guarda de hierro en una sola pie­za con la forma de «dos discos» o «figura de ocho», uno de los discos formaba la guarda en la base de la hoja y el otro constituía el guardamanos.

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Un diseño mejorado de 1804 aproximadamente tenía una hoja más ancha, sin parte roma y una guar­da con « la figura del ocho» más acentuada, y con el puño rodeado con cordoncillo, que se adoptaba al contorno de la mano. Un modelo aún más mejorado que fue sugerido en 1814, al parecer con empuñadu­ra más grande y la hoja curvada en el extremo, no lle­gó a fabricarse. Otros modelos existentes de alfanjes o colgantes son variaciones de las anteriores, o armas utilizadas por los marinos mercantes. Aunque más bien tosco, el alfanje resultaba sin duda un arma efectiva en el combate cuerpo a cuerpo.

Entre otras armas de hoja se pueden incluir las picas de abordaje con cabezas en forma triangular, también utilizadas por las unidades de desembarco, y las hachas de abordaje o «tomahawks», que tení­an normalmente una afilada punta en el extremo posterior de su hoja curvada.

El «mosquete de servicio marítimo» (Sea Service Musket), estaba basado en el modelo del ejército «Isabelita la morena» (Brown Bess) pero era consi­derablemente más barato, y conservó la baqueta de madera hasta el año 1820 aproximadamente (este ti­po no se corroía con el aire salino, como el hierro) , pero no tenían el casquete metálico en la punta del cañón, ya que al parecer se consideraba innecesario debido a que no había muchas oportunidades de uti­lizar la bayoneta calada, la cual dañaría la madera (si bien se utilizaron bayonetas para los «mosquetes del servicio marítimo» a partir de 1752). También existí­an «mosquetes cortos de servicio marítimo», proba­blemente ensamblados con piezas usadas, que tenía un cañón de unas 26 pulgadas de longitud. Los mos­quetes se clasificaban en «negros» o «brillantes»: los de cañón negro se utilizaron para evitar la corrosión en el mar y se ha especulado acerca de que los de ca­ñón brillante eran para ser utilizados por la infantería de marina, aunque la existencia en almacenes en 1757 de 10.000 unidades sugiere una utilización más amplia de la versión «brillante». Al comienzo del pe­riodo que nos ocupa, un buque de 74 piezas con un armamento típico, transportaba unos 230 mosquetes (excluyendo los de los infantes de marina), y sola­mente 1/ 5 eran «negros»; hacia 1797 este número fue reducido a 130, todos ellos «negros». Su preci­sión era escasa, lo que impedía que se pudieran rea­lizar disparos individualizando el objetivo; un escri­tor en el United Service jlJUrnal (1839) aseguraba que no se intentaba señalar a los oficiales enemigos como objetivos prioritarios, lo cual era considerado como una táctica injusta, a diferencia de los franceses que «iban delante de nosotros en medios artificiosos y me­canismos para destruir la vida».

• Una típica «espada de combate» o espadón de oficial, con puño de marfil, enrollado con alambre de cobre y empuñadura sin adornos de acero, sin

ninguna identificación naval evidente, excepto la figura de Britania y las letras «GR» grabadas en la hoja recta de 32 pulgadas.

En el mar las pistolas eran utilizadas en los com­bates a corta distancia y eran básicamente una ver­sión más barata de las que utilizaba el ejército. Te­nían una pesada placa metálica en la culata, lo que las hacía adecuadas para ser utilizadas a modo de po­rras, y gancho de hierro para el cinturón en la cula­ta, en el lado opuesto al cerrojo; la longitud del ca­ñón era de unas 12 pulgadas y se utilizaron baquetas de madera hasta el año 1820 aproximadamente, en que los cañones se acortaron hasta 9 pulgadas. La pieza de la culata llevaba a menudo grabadas letras y números que indicaban la posición donde dicha pis­tola se guardaba en el barco, por ejemplo «QD» sig­nificaba alcázar, «F» significaba castillo de proa; otras veces llevaban las letras «P» o «S» por babor y estri­bor.

Entre las armas que tuvieron un uso más limitado se puede incluir el mosquetón, que tenía una boca en forma de bocina, como el trabuco y, a veces, un cañón metálico: era un arma de corto alcance que disparaba una gran andanada; este arma fue de uso

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... «Espada de combate» de un oficial o suboficial, un arma concienzudamente hecha, con una hoja de 25 pulgadas ligeramente curvada, puño de hueso estriado, empuñadura do~ada y medallones en la vama.

T Un ejemplar de la versión ornamentada de la espada de 1805, para los oficiales superiores, con empuñadura dorada y con el pomo de cabeza de león y puño de marfil cuadriculado con bandas metálicas rodeándole. La presencia de la corona encima del ancla en las placas de la hoja pueden sugerir una fecha de 1812 o posterior, en que dicho motivo fue añadido a la botonadura. La longitud de la hoja recta era en general de 32 pulgadas aproximadamente.

mucho más común en el siglo XVIII. Su considera­ble peso (unas 18 libras) obligaba a tener que apo­yarle en el borde del barco o lancha para disparar, o bien sobre un pivote giratorio, como en el servicio de recaudación de impuestos. Algunos de los que estaban en servicio procedían de finales del siglo XVII. Un arma equivalente pero más moderna era una con siete cañones, de descarga cerrada y cono­cida comúnmente por el nombre del constructor, Henry Nock, aunque éste no fuera el inventor, pues había sido propuesto a laJunta de Armamento (Bo­ard of Ordinance) por un tal James Wilson. Aproxi­madamente 500 unidades se contrataron para ser fabricadas por Nock en 1780 y cien más en 1787, pe­ro en la última década de 1790 estaban ya probable­mente obsoletos. Con un peso de unas 12 libras, una longitud de 42 pulgadas en total y disparando sus siete cañones simultáneamente, está arma debía haber sido formidable; pero resultó impopular en su utilización en las cofas de combate de los buques debido al peligro de incendiar las velas con la llama de su disparo, un peligro que también impidió la utilización de los mosquetes ordinarios desde esa posición. Sin duda el mayor valor de este arma de descarga cerrada se obtendría al disparar sobre un grupo de abordaje que estuviera cerca y agrupado.

LA INFANTERIA DE MARINA REAL

El cuerpo de Infantería de Marina, posteriormente Infantería de Marina Real , se remonta en sus oríge­nes hasta 1664, y su antigüedad está entre los regi­mientos 49 y 50 de Foot. De alistamiento regular como el ejército, y no por leva forzosa, los infantes de marina proporcionaban a los buques de guerra las tropas adecuadas para combatir como infantería de tierra, para operar con los cañones a bordo, y para actuar como tiradores, o en combates a corta distancia en el mar. Un deber secundario consistía en desalentar o suprimir los amotinamientos entre la marinería: a bordo, los alojamientos de los infan­tes de marina estaban entre los de los oficiales y los de los marineros (aunque en los amotinamientos de Nore y Speedhead también se vieron involucra­dos un determinado número de infantes de mari­na) . El valor de los infantes fue reconocido por la concesión del útulo «Royal Marines» el 29 de abril de 1802; St. Vincent, que fue un instrumento clave en asegurar el otorgamiento de este honor, subrayaba

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1. Almirante, uniforme de diario, hacia 1794. 2. Capitán (3 años de antigüedad), uniforme de

gala, hacia 1794. 3. Teniente, uniforme de gala, hacia 1794.

-+- 4. Oficial, Infantería de Marina, hacia 1794.

3

yt)'. 92.

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1. Almirante, uniforme de gala, 1794. 2. Capitán, uniforme de diario, 1794. 3. Teniente, uniforme de diario, 1794. 4. Oficial, 2. 0 regimiento Foot, 1794.

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Page 36: Ejercitos y Batallas 14 - La Marina de Nelson

1. Tripulación de la lancha del capitán, hacia 1795. 2. Marinero, hacia 1795. 3. Marinero, hacia 1795. 4. Infante, Infantería de Marina, hacia 1795.

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Page 37: Ejercitos y Batallas 14 - La Marina de Nelson

1. Capitán, uniforme de diario, 1797. 2. Guardiamarina, 1797. 3. Marinero, 1797. 4. Soldado, 69 regimiento F oot, 1797.

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Page 38: Ejercitos y Batallas 14 - La Marina de Nelson

1. Marinero en tierra, hacia 1805. 2. Marinero, HMS Tribune, 1805. 3. Teniente, uniforme de diario, hacia 1805. 4. Oficial, Infanteria de Marina Real, hacia 1805.

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Page 39: Ejercitos y Batallas 14 - La Marina de Nelson

F

1. Vicealmirante Nelson, uniforme de diario, 1805. /

2. Vicealmirante Collingwood, uniforme de gala, 1805.

3. Capitán Hardy, uniforme de gala, 1805. 4. Infante, Infantería de Marina Real, 1805.

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Page 40: Ejercitos y Batallas 14 - La Marina de Nelson

· Equipo de una pieza artillera.

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l. Cocinero. 2. Grumete. 3. Carpintero. 4. Segundo del contramaestre.

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Page 42: Ejercitos y Batallas 14 - La Marina de Nelson

1. Teniente, unidad de desembarco, hacia 1810. 2. Segundo del patrón, hacia 1810. 3. Sargento, Infantería de Marina Real, hacia 1810. 4. Marinero, unidad de desembarco.

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1. Patrón, hacia 1807. 2. Cirujano, hacia 18 3. Marinero, unida de 4. Oficial, Infant 'a

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Page 44: Ejercitos y Batallas 14 - La Marina de Nelson

1. Capitán moderno, hacia 1810. 2. Patrón, 1812. 3. Guardiamarina, hacia 1812. 4. Voluntario.

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Page 45: Ejercitos y Batallas 14 - La Marina de Nelson

1. Vicealmirante, uniforme de gala, hacia 1813. 2. Capitán, uniforme de gala, hacia 1813. 3. Teniente, uniforme de diario, hacia 1813. 4. Contramaestre, posterior a 1807.

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que incluso éste era menos de lo que merecían, puesto que él no había visto una sola ocasión en la que no hubieran excedido lo que de ellos se pedía en lealtad, valor y honor: eran, decía, el ancla de la esperanza del país en tiempo de guerra.

El cuerpo creció en efectivos desde los 15.000 de 1795, 20.000 en 1797 y 30.000 en 1805 a un total de 31.400, desde 1808 a 1814. La organización estaba basada en tres «divisiones», numeradas de uno a tres, pero casi invariablemente designadas por el lugar donde estaban estacionadas, Charham, Portsmouth y Plymouth respectivamente; una cuarta división fue creada en Woolwich en 1805. Las compañías estaban también numeradas consecutivamente pero no agru­padas, excepto la división de Woolwich, cuyas compa­ñías eran las comprendidas entre los números 144 a 173, las del 174 a 183 fueron añadidas en julio de 1808. La expansión del cuerpo fue debida parcial­mente al aumento del tamaño de las compañías, pero principalmente a la creación de nuevas compañías.

Los efectivos variaban: a partir de enero de 1801, por ejemplo, cada compañía recibió la orden de or­ganizarse para estar compuesta por un capitán, 2 te­nientes, 2 alféreces, 8 sargentos, 8 cabos, 6 tambores y 140 soldados. Después de la paz de Amiens, el cuerpo fue reducido de 30.000 hombres a 12.000, distribuidos en 100 compañías con el mismo núme­ro de oficiales que anteriormente, pero con 6 sar­gentos, 6 cabos, 4 tambores y 100 soldados. En junio de 1803 este número fue aumentado a 8 sargentos, 8 cabos, 5 tambores y 130 infantes, y en 1808 lo mismo pero con 140 infantes. Las reducciones comenzaron en junio de 1814 con la licencia de los extranjeros, los enfermizos, los que tenían más de 40 años o los de estatura inferior a 5 pies y 3 pulgadas y media. De las 183 compañías más 4 de artillería que había en 1808, en diciembre de 1815 el cuerpo fue reducido a 80 compañías y solamente 6.000 hombres. Cada una de las divisiones tenía una compañía de granaderos y una compañía ligera hasta elIde noviembre de 1804, en que esas distinciones fueron abolidas.

En la práctica, las compañías eran meramente unidades administrativas reducidas a sus cuadros mínimos; la mayor parte de los hombres estaban asignados a los barcos de forma aproximada a co­mo se indica en la tabla A; la proporción de infan­tes y marineros aumentó ligeramente a lo largo del periodo que estudiamos. Puesto que los hombres eran enviados normalmente a los buques en peque­ños contingentes, la identidad de la compañía no guardaba relación con la composición de los desta­camentos que iban a bordo. Los oficiales superiores serVÍan en el mar tan raramente que no tenían pre-

TíPico puñal de oficial, con una hOja de 8 pulgadas, puño de hueso, y pomo y guardamanos dorados.

Puñal curvo con pomo dorado en forma de cabeza de león y guardamanos, puño de marfil con nervaduras, vaina de cuero negro con herrajes dorados, y hoja de 14 pulgadas.

visto una paga superior cuando estaban embarca­dos como tenían los rangos inferiores. Entre 1760 y 1837, a oficiales de la marina les fueron asignados empleos de generales y coroneles; en 1805, por ejemplo, el general del cuerpo era el almirante lord Bridgeport; el teniente general, el almirante conde de Sto Vincent, y el general de división el al­mirante lord Gardner. Nelson fue el coronel de la división Chatham desde 1795.

En Infantería de Marina había un considerable número de extranjeros alistados: de todos los reclu­tas que llegaron a Portsmouth en la primera mitad de 1805, por ejemplo, más del 9% eran extranjeros. Esta proporción aumentó a casi el 14% cuando los

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voluntarios de las milicias fueron excluidos del ser­vicio. Se abrieron puestos de reclutamiento en Mal­ta y en las Indias Occidentales; sin embargo, el alis­tamiento de extranjeros fue suprimido en 1810.

Para prestar servicio en tierra, los infantes y las unidades de desembarco naval eran normalmente sacados de las compañías de Infantería de Marina de los buques, incluso cuando prestaban servicio en unidades del tamaño de batallón como la de la bri­gada de Cavan en Egipto en 1801. En septiembre de 1810, sin embargo, se creó el primer batallón de In­fantería de Marina para prestar servicio especifica­mente en la guerra peninsular, dos de sus compañí­as y la de artillería fueron proporcionadas por la di­visión Plymouth y una compañía de cada clase por las de Chatham y Portsmouth. Cada una de estas compañías estaba compuesta por los mejores hom­bres disponibles, y estaban compuestas por un capi-

T Cuadro de Devis «La muerte de Nelson » muestra la escena en la cámara del HMSVictory en Trafalgar; el Dr. Beatty (sujetando la mano de Nelson) se distingue por la presilla bordada en el

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cuello, de cirujano de a bordo; las bocamangas de su casaca están vueltas para poder trabajar, y lleva pantalones de montar de color de ante o marrón claro, y botas Hessian.

tán, 2 tenientes, 80 infantes (de los cuales 10 podían ser extranjeros, con tal de que fueran alemanes), y suboficiales en la debida proporción; posteriormen­te la unidad estaría compuesta por 19 oficiales (in­cluyendo 2 comandantes) y 503 hombres de las de­más graduaciones. Este batallón de la Infantería de Marina sirvió como guarnición en Lisboa y fue en­viado a Gran Bretaña para reclutar a 500 soldados sin graduación en enero de 1812; y posteriormente a la costa norte de España donde realizó diversos desembarcos, incluyendo el de Santander (que se convirtió en la base de reabastecimiento del ejército en la posterior guerra peninsular). Un segundo ba­tallón fue enviado a Santander en agosto de 1812; cada una de sus compañías estaba compuesta por un capitán, 2 tenientes, 4 sargentos, 5 cabos, 2 tam­bores y 55 infantes.

En enero de 1813 ambos batallones fueron des­tacados a Norteamérica para prestar servicio allí, cada uno de ellos estaba compuesto por 2 coman­dantes, 8 capitanes, 16 tenientes, 34 sargentos, 32 cabos, 16 tambores y 640 infantes, más una compa­ñía de artillería formada por un capitán, 4 tenien­tes, 4 cabos, 6 bombarderos, 2 tambores y 60 artille-

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ros, y un estado mayor de batallón compuesto por un ayudante, un oficial pagador, un cirujano y un asistente. El tercer batallón fue creado en febrero de 1813, parcialmente con los hombres de que ha­bían estado sirviendo últimamente en Holanda y constaba de diez compañías de 100 hombres cada una y una compañía de artillería de 80 hombres; este batallón también fue enviado a Norteamérica.

Los batallones originales fueron desmembrados a fin de poder dotar de tripulantes a las lanchas ca­ñoneras en los lagos; el tercer batallón se convirtió en el segundo, y en septiembre se formó un nuevo tercer batallón con las compañías del segundo y tres compañías de los «marines coloniales», forma­dos en Norteamérica con esclavos fugados; el pri­mer batallón también fue reformado. Los «marines coloniales» demostraron ser buenos reclutas, «bue­nos hombres y leales» según un escritor decía en el United Service Journal (1840) «favoritos entre nues­tros soldados y marineros». Al finalizar la guerra de 1812, el tercer batallón fue disuelto en Bermuda y los otros volvieron a Inglaterra; el «Colonial Mari­nes» recibió concesiones de tierra gratis en Canadá en pago a su ejemplar servicio, encontrando la «li­bertad perfecta, esa libertad que la cacareada tierra de la libertad les había negado».

El uniforme de la Infantería de Marina Real

Aunque los infantes de marina estaban bajo la égi­da del Almirantazgo y sus uniformes les eran sumi­nistrados por el Consejo de la Marina, su uniformi­dad era igual que la de la infantería, compuesta por una casaca roja con vueltas blancas, ropa inte­rior también blanca y bicornio. El uso de gorras al estilo de los granaderos e infantería ligera del ejér­cito fue autorizado en 1786 (quizás an tes) y la apro­bación de las gorras de piel como la de los granade­ros fue confirmada en mayo de 1792, sin duda la del ejército del modelo de 1768. En septiembre de 1797 se confirmó el uso de plumas en el sombrero como distintivo de la compañía: blanco sobre rojo para las compañías del batallón, blanco para los granaderos y verde para la infantería ligera. Sin em­bargo, a lo largo de este periodo podrían haber existido pequeñas diferencias en la uniformidad entre las diferentes divisiones: por ejemplo, parece ser que la división Chatrnan utilizó en tiempos pe­nachos de color negro.

Para detalles acerca del uniforme de los oficia­les, ver el comentario de la lámina A4. Al parecer todos ellos llevaban dos charreteras con distinti­vos de rango, como ya se ve en fecha tan tempra-

.Aunque de epoca anterior a las guerras revolucionarias francesas, este dibujo muestra a un «marinero » británico utilizando ya pantalones largos a bandas. En la parte interior del puño de la chaqueta puede verse una costura, lo que permite

que puedan enrrollarse o arremangarse para trabajar; la prenda de cabeza es un precedente del «sombrero redondo», un tricornio con ala estrecha. El marinero que está a la puerta de la posada viste la sobrefalda utilizada como protección.

na como abril de 1797, en órdenes dadas a la divi­sión Chatham: los comandantes deberían llevar una estrella dorada sobre las hombreras, los te­nientes coroneles dos, y los coroneles tres. Órde­nes de la misma fecha abolieron los sombreros con galón dorado (gorros sencillos puede que se hayan utilizado para el servicio ordinario) y en lu­gar de plateados, se 'introdujeron los sombreros con borlas doradas o carmesí en los extremos, co­mo vestían los oficiales de la línea de batalla. Los colgantes de cuello permanecerían sin cambios: plateados y con las armas reales debajo de un an­cla, y una rama de laurel debajo. El fajín de cintu­ra carmesí, se llevaba generalmente debajo de la casaca hasta que en junio de 1798 fue ordenado que se llevara por fuera, probablemente para ade­cuarse a la última moda de llevar las solapas cerra­das. En agosto de 1798 órdenes dadas por la divi­sión Plymouth establecieron que los fajines de un nuevo modelo, recién creado, deberían llevarse so-

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bre el hombro izquierdo; aunque posiblemente fue una moda de corta vida.

Existe constancia de la existencia de un gran nú­mero de placas para el cinturón de hombro de los oficiales, y a veces se confunden con las placas utili­zadas por la marina. Parece ser que antes de 1797 se utilizaban placas de plata de forma ovalada con un ancla; otro tipo de placas, posiblemente de proce­dencia de la Infantería de Marina lleva un ancla do­rada coronada, rodeada con laurel y con el borde acordonado; el emblema está sobre un fondo bien de paño azul y rojo, o de terciopelo marrón. En abril de 1797 se ordenó que las placas debían ser «cuadradas» y con un «león y una corona» (es decir, un león encima de una corona, procedente del bla­són real). Los botones de los oficiales eran de plata, con un ancla enredada dentro de una guirnalda y el borde festoneado; una orden dada en junio de 1798 establecía que debían ser de forma convexa. La bo­tonadura de las otras graduaciones era de estaño y llevaban tallada un ancla enredada.

La concesión del título «Real» ocasionó un impor­tante cambio en la uniformidad, adoptándose las vueltas de color azul. Esta orden fue dada entre ell y el 6 de mayo de 1802, pero se advirtió que la modifi­cación no tendría lugar hasta el cumpleaños del rey

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(el 4 de junio); y por razones de economía, el nuevo uniforme estaría reservado para los desfiles, mientras durara el uniforme viejo. Sin embargo, el cambio a la chaqueta de faldones cortos y una sola pechera para los soldados rasos, al estilo de la infantería, parece que tuvo lugar de inmediato: se puede ver, con vuel­tas blancas y presillas de galón al estilo de la infante­ría en el cuadro de De Loutherbourg, del abordaje del buque francés La Chevrette en julio de 180!.

Al mismo tiempo que se cambiaba el color de las vueltas de la casaca, los oficiales adoptaron el galón dorado en vez del plateado, los capitanes y subalter­nos adecuándose a la costumbre del ejército, lleva­ban una charretera en el hombro derecho. El uso de los botones dorados para los oficiales fue confir­mado el 24 de mayo, iban colocados en parejas, con presillas doradas para el uniforme de gala, y con una presilla y un botón a cada uno de los lados del cuello. En el diseño hecho por un sastre se des­criben los distintivos de las vueltas de los oficiales en forma de un corazón bordado. Los accesorios metálicos de los oficiales cambiaron de plata a do­rado, la placa del cinturón conservaba la forma an­terior y el emblema del león sobre la corona; el col­gante llevaba grabadas las armas reales sobre un es­cudo con un ancla sobre una rama de laurel. Los botones eran planos, dorados y con un diseño en relieve de las palabras «Royal Marines» sobre un an­cla enredada sobre una rama de laurel; la versión de las otras graduaciones era similar, pero en esta­ño. En el diseño de un sastre, se mencionan «boto­nes correspondientes a la división», pero no consta que éstas tuvieran diseños característicos. La presi­lla que llevaban los soldados sin graduación no cambió por la concesión del título «Real» , conti­nuando de color blanco con rayas rojas y azules, con el extremo cuadrado y en parejas.

El bicornio fue reemplazado por un «sombrero redondo» negro, hecho de fieltro lacado, con una escarapela negra y el botón distintivo de la Infante­ría de Marina en el lado izquierdo, y con una cresta o copete en la parte superior. ordenes dadas en marzo de 1799 establecían las distinciones entre las diferentes compañías: las de batallón, banda blanca y borde en el ala del sombrero con presillas negras

.... «Un hijo del océano», un marinero con su «mejor» uniforme, que incluía zapatos con grandes hebillas doradas, chaqueta azul con bordes de galón blanco, chaleco rojo, camisa a cuadros, pantalones

blancos, pañuelo de cuello con lunares rojos y un «sombrero redondo» con una banda a su alrededor y hebilla dorada. (Grabado de C. Knight según H. Singleton publicado en enero de 1794)

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(desde el ala a la copa) con cresta de color blanco sobre rojo; los granaderos, banda blanca, presillas y penacho, y borde del ala de color negro; las compa­ñías ligeras, como los granaderos pero con penacho verde. En el cuadro del abordaje de La Chevrette, se ven estos sombreros con una banda blanca pero con copetes negros, quizá el penacho de la división Chatham. Uno de los oficiales en este cuadro pare­ce vestir un casco «Tarleton» con cresta negra, fUa­ciones metálicas de color blanco y aparentemente un penacho blanco. Aparte de la distribución expe­rimental de «gorras» ordenada en mayo de 1812, la prenda de cabeza continuó siendo la misma duran­te todo el periodo, con excepción de la abolición de los distintivos de la compañía de flanco en 1804. Pa­ra detalles sobre los de los oficiales, que continua­ron utilizando el bicornio, ver la láminaJ4.

En marzo de 1810 los distintivos de rango de los oficiales se cambiaron para adecuarse a los que ha­bían sido introducidos para el ejército: los oficiales de compañía llevarían una charretera solamente en el hombro derecho, con flecos de oro para los capi­tanes y normales para los subalternos; los oficiales de alta graduación deberían llevar dos charreteras, con una estrella para los comandantes, una corona para los tenientes coroneles y una corona y una es­trella para los coroneles. En junio de 1812 se dio la orden de que las casacas de los oficiales deberían confeccionarse con las pecheras cruzadas para que pudieran abotonarse; probablemente esto ocasionó la introducción de la chaqueta de colas cortas co­mo en la infantería. Los oficiales pagadores y el personal médico no llevaban charreteras ni fajín y llevaban cinturón en vez de bandolera; y a partir de abril de 1809 los ayudantes llevaban una charretera en el hombro derecho y una banda con presilla en el izquierdo. Los bicornios y las botas largas eran obligatorios para asistir a la corte. Para la descrip­ción de los distintivos de los suboficiales ver el co­mentario de la lámina 13.

El uso de pantalones de montar blancos y de po­lainas negras fue restringido seguramente para las ocasiones de «gala», y en 1802 se advirtió que los pantalones de montar eran estrechos y ajustados, tanto que en cierta ocasión no se pudo encontrar ninguno de tamaño adecuado para los que al igual que en el ejército eran los más corpulentos. Los pantalones eran probablemente la prenda ordinaria

~ Jack (un marinero) se desPide de su amada: una vista poco frecuente de la parte posterior del traje tíPico de un marinero, con

una abertura en la chaqueta, dos botones en la parte trasera de la cintura, y "pantalones de montar tipo falda » y medias.

para el servicio, una de las primeras referencias es una nota de 1801 por la que se permitía a los infan­tes de marina la compra de «pantalones» de lana más calientes, para los que prestasen servicio en el mar del Norte. Ilustraciones de la época muestran pantalones blancos o azules, o bien «pantalones-po­lainas» blancos. Dighton nos muestra oficiales vesti­dos con pantalones azules ya los de otras graduacio­nes en blanco. Una orden de diciembre de 1808 es­pecificaba que los pantalones y los bombachos deberían ir teñidos en «azul sólido» en vez de en gris, que probablemente fuera el color en uso antes de esa fecha; y en diciembre de 1815 se dio la orden de que deberían utilizarse «prendas mezcladas» (por ejemplo gris), pantalones o medias polainas, en vez de los pantalones azules que entonces esta­ban en uso.

Los abrigos se utilizaban inicialmente solamente para los destacamentos; los que se proporcionaron en 1786 tenían una capa y estaban hechos de «qui­tamiedos azules»; sin embargo, el comandante de Portsmouth tenía algunos abrigos confeccionados de tejido gris claro, como los usados por la artille­ría; el gris parece haber sido el color normal hasta que órdenes de octubre de 1813 especificaron que los abrigos de los oficiales y los de las otras gradua-

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ciones deberían ser igual que los de la infantería de la línea, es decir, gris. Parece ser que antes de esta fecha los oficiales llevaban abrigos de color azul con capa y cuello rojo.

El pelo se llevaba en «coleta» hasta que fueron abolidas el 18 de septiembre de 1808; en 1796 los suboficiales y algunos otros rangos recibieron la or­den de empolvarse los cabellos, pero fue pronto rescindida.

Para las faenas de a bordo, los infantes de marina adquirían el mismo tipo de ropa de «bazar» que los marineros, si bien se hicieron intentos para estable­cer distinciones. Probablemente, en combate fuera costumbre para los infantes el vestir las chaquetas ro­jas; sin embargo, el teniente Roteley, del HMS Victary, describía cómo, en la excitación de la batalla de Tra­falgar, los infantes que combatían en las cubiertas de la artillería se habían despojado de sus chaquetas y eran prácticamente imposible distinguirlos de los marineros, todos vestidos con camisas de cuadros y pantalones azules y «trabajando como caballos». El

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uso de camisas de cuadros se menciona ya en 1775, con un viejo sombrero y una chaqueta para la «bolsa de a bordo». Otras referencias sugieren que se utiliza­ban las chaquetas blancas de diario al estilo del ejérci­to: éstas son mencionadas en las órdenes dadas al HMS Blenheim, para utilizarse con pantalones blancos y gorras de lona pintadas de blanco, con buen tiem­po entre las 8 de la mañana y las 8 de la tarde. Una gorra de diario de este estilo puede verse en el cua­dro de Camperdown pintado por Drummond, con­sistente en un modelo parecido a una bolsa y apenas sin forma; en la lámina G se puede ver otro modelo del mismo estilo. Durante la guerra de independen­cia americana, los infantes de marina habían utiliza­do prendas ligeras, para los climas calurosos, hechas de lino en vez de lana, ropa interior negra y medias de hilo, pero en 1798 sólo se habían fabricado 500 juegos de este uniforme para esa guerra.

Armas y equipo

El equipo personal era del mismo estilo que el del ejército y estaba compuesto por cinturones de hombro de cuero blanco y cartuchera de cuero ne­gro, con un distintivo formado por una estrella me­tálica de ocho puntas, y las letras «GR» en el centro dentro de un círculo con la inscripción «Per mare per terram». La placa del cinturón de hombro de 1802 era de forma oblonga, de latón y tenía en su interior un ancla enredada coronada con la inscrip­ción metálica encima «Royal Marines» y una rama de laurel debajo. También hay evidencias de la uti­lización de placas «divisionales» características, uno de los ejemplos existentes tiene forma oblonga con un ancla enredada en su interior y con las letras ta­lladas «RM» en la caña y las letras «PD» en la base, probablemente para indicar bien la pertenencia a la división Plymouth o a la Portsmouth. Sin embar­go, Charles Hamilton Smith nos muestra una placa de forma ovalada. Los granaderos llevaban en los cinturones y en las cartucheras una insignia con la figura de una granada.

Aunque el equipo era similar al del ejército, los infantes de marina no estaban con frecuencia equi-

~Dibujo de la época de un típico marinero: «sombrero redondo» de paja, pañuelo de color negro anudado alrededor del cuello, chaqueta azul oscuro con doble pechera y «puños de infante de marina» con solapa, y pantalones blancos con una pieza delantera,

amplios en los tobillos para poder enrollarse hacia arriba y trabajar a bordo. La porra también es probablemente bastante característica. (En muchos cuadros de la época se ven los pantalones mucho más cortos, mostrando las medias muy por encima del tobillo).

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pados adecuadamente para prestar servicio en tie­rra. En El Cabo, en 1795, por ejemplo, la unidad de los infantes de marina tuvo que tomar prestadas 78 ollas de campaña del 78 regimiento, y mientras la infantería, tenía «peines de municiones» adecuados para ser ajustados a los cinturones y llevar cartuchos extras (60 por cada hombre), los infantes no tenían cartucheras de repuesto y llevaban sus municiones adicionales atadas en paquetes de papel de diez uni­dades en sus mochilas. Los infantes de marina lleva­ron a tierra sus colchonetas, pero se les ordenó el devolverlas a los barcos y transportar solamente una manta para la campaña; aparentemente, tanto los infantes como los batallones de la marina habían re­cibido colchonetas y mantas. En 1812 consta que se repartieron portamosquetes adicionales al primer batallón para facilitar el transporte de la mochila, quizá para poder ser utilizado como cinturón y suje­tar así el equipo adecuadamente en su sitio.

Los infantes de marina utilizaron el «mosquete de servicio marítimo», o quizá uno de los modelos «terrestres». Hasta diciembre de 1812 no se dio la orden de que sus cañones tenían que ser oscuros igual que los del ejército. Las espadas de los oficia­les eran también igual que las del ejército. Una or­den de abril de 1797 establecía que las espadas con empuñadura plateada del «viejo modelo» (proba­blemente el espadón del estilo utilizado en 1786) tendría a partir de ese momento un lazo dorado y carmesí; probablemente antes de esta fecha los la­zos de las espadas fueran de color plateado como el del galón de la Infantería de Marina. Posiblemente la espada del modelo de 1796 de la infantería fuera adoptado más tarde y en un conocido ejemplo, la que porta un oficial de alto rango de los infantes de marina es igual que el modelo de diario de 1796 de la caballería pesada. En diciembre de 1805 órde­nes de la división Plymouth instruían a los oficiales a utilizar cinturones, pero en diciembre de 1810 se reguló que el uso de los de color blanco fuera res­tringido para los generales y oficiales de estado ma­yor, los demás deberían llevar cinturones de hom­bro de dos pulgadas y media de ancho, los oficiales montados llevarían cinturones con eslingas.

Cada división tenía sus propios estandartes y se estableció que en diciembre de 1800, entraran en servicio unos nuevos, con la cruz de St. Patrick aña­dida a la Unión (probablemente tanto en las ban­deras del rey como del regimiento, que al igual que en el ejército serían respectivamente una Unión de gran tamaño, y con el color del regimiento y una Unión pequeña en el cantón superior); y a partir de la concesión de las vueltas de color azul, se re-

• El retorno del marinero: un joven marinero vuelve de uno de sus viajes con el sombrero lleno de dinero con el que aliviará a su empobrecida familia. El atuendo que se

ilustra es característico: chaqueta de una sola pechera con amplias mangas y pantalones largos hasta bastante por encima del tobillo.

quirió la utilización de estandartes azules, cambian­do los anteriores que, aparentemente, habían sido de color rojo. Los estandartes no se llevaban a bor­do, pero se cree que el 2.0 batallón transportó los de la división Portsmouth a España.

Artillería de la Infantería de Marina Real

Originariamente hombres pertenecientes a la Arti­llería Real manejaban los morteros y los obuses con los que iban a'rmados los barcos de bombardeo; esta tarea requería un nivel de pericia superior al de los artilleros ordinarios; sin embargo, surgieron dificulta­des cuando los hombres de artillería rehusaron reali­zar cualquier otro tipo de tareas que no fuera la de operar los cañones, por eso en agosto de 1804 se dio la orden de que éstas deberían transferirse a los infantes de marina reales. Se formó una compañía de artillería de la Marina Real para cada una de las divisiones, y otra para la división Woolwich, en 1805; los efectivos de cada compañía comprendían un ca­pitán, 3 tenientes, 5 alféreces, 8 sargentos, 5 cabos, 8 bombarderos, 3 tambores y 62 artilleros.

Además de manipular y de tripular los barcos bombarderos, instruyeron a las otras compañías en el manejo de la artillería, a fin de capacitar a los in-

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fantes ordinarios para que pudieran ayudar a los artilleros de la marina y algunos de estos destaca­mentos acompañaron a los batallones que presta­ron servicio en la guerra de la Península en 1812, para lo cual disponían de sus propios obuses. Tam­bién utilizaron cohetes, por ejemplo, contra Bou­logne en noviembre de 1805 desde lanzacohetes te­rrestres en Nueva Orleans.

Dado que estas tareas normalmente ensuciaban su uniforme rojo, a los hombres de la artillería se les permitió comprar chaquetas de color azul y monos, yen 1811 se autorizó la utilización de un uniforme azul similar al de la Artillería Real, para ser vestido tanto a bordo como en tierra. El uniforme de servi­cio de color azul fue autorizado para los oficiales en 1812. Para los destacamentos que prestaron servicio en la guerra de 1812 se distribuyeron chaquetas azu­les, pantalones grises y medias polainas en marzo de 1814, quizá igual que los de la Artillería Real, es de­cir, con vueltas rojas y galón de color amarillo. El mis­mo destacamento usó también «gorras», probable­mente un chacó del ejército, que podría haber sido el modelo «belga» de 1812. La placa, a veces descrita como la del modelo de 1816, recordaba la forma del chacó de «chistera» utilizado anteriormente: tenía un chocante diseño compuesto por una corona sobre una banda con la inscripción «Royal Marine Arti­llery» con el fondo de un trofeo de armas y banderas y rodeando un ancla enredada, todo ello sobre un mortero con una pirámide hecha con balas de cañón a cada lado. En octubre de 1816 se dio la orden de

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.... Típicos «sombreros redondos», camisas y chaquetas de marinero, pueden verse en esta estampa, según De Loutherbourg, de Aboukir Bay.

que la artillería de la Infantería de Marina Real vistie­ra exactamente igual que la Artillería Real, con la ex­cepción de la prenda de cabeza y la botonadura, que serían igual que la de la Infantería de Marina Real.

El ejército en el mar

Para compensar la escasez de infantes de marina, destacamentos con personal del ejército podían ser temporalmente destinados a realizar las funciones de a bordo, sin embargo, debe distinguirse entre los soldados embarcados para llevar a cabo una opera­ción anfibia específica, y aquellos que se hacían par­te de la tripulación del barco. En la primera función, se podían utilizar todo tipo de tropas, tan diversas como el 550 Portugués que apoyó a la tripulación del HMS Confiance en la toma de Cayena en enero de 1809, o el destacamento del Regimiento Europeo de Madrás que ayudó en la captura de Banda Neira efectuada por la marina en agosto de 1810.

La utilización de tropas como infantes de marina tuvo lugar principalmente a principios de la guerra revolucionaria francesa. En el «Glorioso primero de junio» 13 buques transportaron infantes de marina, cinco de ellos tenían destacamentos de tropas del se­gundo de Foot, seis del 29 de Foot, dos del 25 de Fo­ot y dos del 69 de Foot. Entre los regimientos que ac­tuaron como infantes de marina durante este perio­do estaban las siguientes unidades de infantería: l.", 2.°, 11, 12, 18,25,29,30,50,51,56,63,69,86,89, 90, el 91, 97, 118, los Royal York Rangers y Royal

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Newfoundland Fencibles. Incluso regimientos de ca­ballería podían prestar servicio como Infantería de Marina: el 12 de los Light Dragoons, sirvió en el Me­diterráneo en 1795, y al mismo tiempo un destaca­mento del 17 regimiento de Light Dragoons sirvió como Infantería de Marina a bordo del infame Her­mione de Pigot. El servicio a bordo podía ser prolon­gado: por ejemplo, un destacamento del 25 regi­miento sirvió durante cinco años como Infantería de Marina en el buque Sto George, de 98 piezas.

Durante la década de 1790, declinó la utilización de soldados como infantes de marina, aunque algu­nos destacamentos prestaron servicio en San Vin­cente (el más famoso el del 69 regimiento, que estu­vo en dos barcos, uno de ellos el HMS Captain de Nelson). En 1798 una compañía de la Scotch Briga­de (Brigada Escocesa) (posteriormente la 94) em­barcó en Madrás a bordo del SylJille, de 44 piezas, un barco en el que muchos de sus tripulantes cayeron enfermos; el regimiento número 23 sirvió durante un breve periodo a bordo de la Flota del Canal (Channel Fleet) en 1800; el 15, a bordo de la flota de Nelson en el Caribe en 1805 (aunque fueron de­sembarcados antes de Trafalgar); y un destacamento del 60 regimiento, sirvió a bordo del bergantín Gra­nada cuando capturó a la goleta francesa Princess Murat, cerca de Martinica en febrero de 1806. El ca­pitán del Granada escribió acerca de su destacamen­to que <<110 puedo ensalzar suficientemente su frial-

~ El equiPo de una pieza de artillería en plena acción; pueden verse las cuerdas y las poleas que permiten sacar y meter la pieza en la tronera y controlar el retroceso. El jefe de la pieza (con camisa de rayas y el cuerno de la pólvora colgado del hombro) ordena que la pieza sea puesta de través por los hombres que llevan las picas; el grumete (en el extremo derecho) sujeta un proyectil ya preparado para el siguiente dIsparo. A la derecha se encuentra una mecha de ignición retardada, sobre una cuba de agua, para ser utilizada en caso de fallo del sistema de ignición de sílex del cañón.

dad, y estricta atención a mi dirección en el comba­te ». También había destacamentos compuestos: cuando la «polacca» española San José fue puesta en servicio bajo el nombre de HMS CalPe en 1801, dado que no había infantes de marina disponibles, se tuvie­ron que emplear 22 hombres de la guarnición de Gi­braltar, pertenecientes a la Royal Artillery, de los regi­mientos 5.° y 63 de Foot, Cambrian Rangers, de Argyll Banffshire y Prince ofVYales' Own Fencible, al mando de un oficial del 5.°. Estos permanecieron a bordo algunos meses incluso después de que se in­corporara la dotación correcta de infantes de marina.

Destacamentos pertenecientes al Royal Artillery, 49 Foot y 95 Rifles fueron embarcados antes de la batalla de Copenhagen (1801), y cuando se realizó el ataque, el 49 Y los Riflemen fueron distribuidos entre los buques participantes para que prestaran servicio como infantes. Aún más inusual, uno de los muertos resultó ser un capitán de las milicias, James Bawden, de los Cornish Miners, que servía como voluntario con el 95 regimiento.

Al igual que los infantes de marina, los oficiales superiores del ejército normalmente no prestaban servicio en el mar; por ejemplo, el descendiente de los hugonotes, teniente coronel del 69, William Anne Villetes, fue declarado exento del servicio en el mar, debido a su rango, y no se reincorporó a su regimiento hasta que éste no reanudó su servicio en tierra en Toulon.

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d---> Unidades de desembarco

Las operaciones desempeñadas en tierra por las fuer­zas navales comprendían incursiones relámpago efec­tuadas por las tripulaciones de las fragatas, la crea­ción de batallones de la marina y de la Infantería de Marina para realizar tareas propias del ejército, y la operación de piezas de artillería pesada desembarca­das por la flota para complementar las del ejército. Es­to era una prueba del convencimiento que tenía la Marina Real de que las acciones de desembarco eran fructíferas, y entre ellas se incluyen algunas hazañas memorables. Por ejemplo, una unidad de desembar­co formada por 50 marineros pertenecientes a la fra­gata Hidra, de 38 piezas, capturó las baterías de costa y la ciudad de Bagur, en Cataluña, en agosto de 1807, y las mantuvo hasta que el resto de la tripulación cap­turó tres «polaccas» (barco del Mediterráneo apareja­do con vela latina) francesas en el puerto, con un cos­te de un solo hombre muerto y seis heridos.

A pesar de estar entrenados para prestar servicio en el mar, el personal de la marina demostró poseer gran cantidad de recursos y pericia en su servicio en tierra: por ejemplo, en El Cabo, en 1795, se reportaba que una compañía ligera de marineros, al mando del teniente Campbell de la corbeta Echo, no resultó me­nos eficaz que la compañía mejor entrenada de Infan­tería del Ejército. En el despacho en el que daba cuenta de la toma de Cuxhaven (8 de julio 1809) en una típica incursión relámpago, el capitán Goate del bergantín-corbeta Mosquito, resaltaba que una de las razones por las que la guarnición opuso tan poca re­sistencia a la unidad de desembarco era «debido a su regularidad en la formación y marchando, la cual in­dujo al enemigo a replegarse», obviamente creyendo que la unidad organizada ad hoc, con marineros e in­fantes, eran tropas regulares. Ciertamente, prueba de la seriedad con que se tomaron las operaciones en tie­rra es el hecho de que una compañía de marineros desembarcada en Río de la Plata en 1806, se dio a sí misma el título, al estilo militar, de «The Royal Blues».

El equipamiento que llevaba una unidad de de-

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. Alfanjes: versión de 1790, con puño de hierro liso y con aristas en la parte posterior de la hoja. Modelo de 1804 con puño de hierro con nervaduras adaptado a la forma de la mano, y una hoja plana y ancha. Las longitudes de las hojas eran normalmente de unas 28 y 30 pulgadas respectivamente.

~ Alfanje modelo de 1804. La vaina, de cuero negro, no lleva adornos ni montura en el cuello, sino un gancho de latón para poder colgarse.

sembarco puede verse en la lámina J3, y su descrip­ción hecha por un oficial de una unidad de desem­barco en Java, en 1811 se incluye en el texto corres­pondiente a la lámina 14. Resaltaba que los oficiales portaban «ocurrentes armas», uno llevaba una «pe­queña espadilla, llamada puñal», otro una espada turca de hoja curvada, «otro una especie de espe­tón»; el mismo autor, para hacer juego con su mejor uniforme llevaba una pistola de abordaje en la parte derecha de su cinturón, un puñal en la izquierda y una herrumbrosa broqueta de una empuñadura de espada capturada a un corsario francés, que no tenía vaina e iba metida detrás del cinturón del puñal.

~

LAS LAMINAS Al: Almirante, uniforme de diario, hacia 1794 Esta figura, que viste el uniforme de diario de 1787 es­tá basada en el retrato de Samuel, lord Hood, pintado por Lemuel Abbott. Las largas solapas, con 12 presi­llas, se extienden hasta el extremo superior del bolsi­llo, pueden verse en el retrato pintado, según parece, en 1795 por Abbott a Alexander Hood, lord Bridport. El primero de esos retratos muestra el uso del sombre­ro con galón con el uniforme de diario, así como un espadín que parece tener la hoja de «colichemarde».

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A2: CaPitán con tres años de antigüedad, uniforme de gala, hacia 1794 El uniforme de gala de los capitanes de 1787 estaba compuesto por una casaca azul con forro blanco, cuello azul levantado con doble cinta de galón dora­do en el borde; solapas blancas también con reborde de galón dorado y nueve botones en cada una (aun­que en un uniforme existente hoy día hay diez, y al­gunos retratos sugieren que existía un modelo alter­nativo con ocho); los bolsillos Y los puños blancos lle­vaban tres botones. Los capitanes con «antigüedad de 3 años» llevaban dos cintas de galón alrededor del bolsillo y bocamanga; los de menos de 3 años, una so­la cinta. La espada que se muestra es el espadón co­mún, con la empuñadura de «cinco bolas».

A3: Teniente, uniforme de gala, hacia 1794 El uniforme de gala de los tenientes de 1787 era igual que el de los capitanes, pero sin el galón dora­do, aunque con los mismos botones. Aunque no se menciona en la reglamentación, cuadros de la épo­ca muestran un botón y un ojal a cada lado del cue­llo. Los sombreros eran generalmente sin galón, excepto la presilla y las borlas, pero algunas fuentes muestran sombreros con galones dorados; la esca­rapela, de gran tamaño, es como la que se muestra en el cuadro pintado por Mather Brown «Glorioso primero de junio». Aunque es posible que se utili­zara cinturón, esta figura lleva una bandolera que se ve más frecuentemente con uno de los diversos diseños existentes en la placa.

A4: Oficial, Infantería de Marina, hacia 1794 Los oficiales de la Infantería de Marina vestían uni­forme escarlata del mismo estilo que los de Infante­ría del Ejército, con vueltas de casaca blancas y ga­lón dorado; algunas ilustraciones muestran el uso de presillas de botón hechas de galón dorado dis­puestas en parejas; sin embargo, otras muestran pre­sillas de hilo bordadas; posiblemente las primeras se utilizaran en el uniforme de gala. Los distintivos de la compañía consistían en un botón sobre una rosa negra en las vueltas del cuello para las compañías de batallón, y una granada y un botón sobre una ro­sa para los granaderos. En mayo de 1797 se dio la

~ Nelson herido en el ataque a Santa Cruz, Tenerife (donde perdió su brazo derecho); este grabado según R. Westall nos muestra un interesante «uniforme de campaña" de la Infantería de Marina con casaca roja de colas largas y vueltas

blancas, pantalones blancos, solapas desabrochadas (la JifJUra de atrás sujeta una plca de abordaje) y un ajado «sombrero redondo" (extremo izquierdo), quizás un bicornio con los lados transformados en el ala de un sombrero.

orden de que los oficiales de granaderos deberían llevar un <<Euze» (sic: una granada como distintivo) en las charreteras, y los oficiales de infantería ligera, una corneta, pero sin alas. Un retrato muestra una cinta de charretera de galón dorado en forma de ocho sobre fondo rojo, con borde plateado, en otros se ven únicamente plateadas sin adornos.

Bl: Almirante, uniforme de gala, 1794 Basado en el cuadro pintado por Mather Brown de Howe en la batalla del «Glorioso primero de junio», esta figura muestra la casaca del uniforme de gala de 1787 como se describe en el texto, vestida aquí por Howell con un sombrero sin galón. La espada pinta­da por Brown parece ser una de las pertenecientes a Howe aún existente, con una hoja como la de un es­padón, y un guardamano con un ancla enredada ta­ladrada y el puño enrollado con alambres de cobre y plata alternativamente. En los retratos pintados por LJ. Mosnier a lord Rodney y por T. Stuart de San Vi­cente, se puede ver una hombrera de cordón dora­do no oficial en el hombro derecho, añadida para sujetar la condecoración de la orden de Bath.

B2: Capitán, uniforme de diario, 1794 El uniforme de capitán incluía una casaca azul de cuello caído y solapas cruzadas que podían aboto­narse. Las presillas de galón dorado eran cuadradas en los extremos y había una a cada lado del cuello y

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dos en cada bocamanga y en las tapas del bolsillo, separadas normalmente para los capitanes antiguos y de tres en tres para los modernos. Las presillas podían estar a ambos lados de las solapas para que fueran visibles incluso con las solapas abrochadas. La figura que se ilustra lleva un espadón del mode­lo común y porta un megáfono.

B3: Teniente, uniforme de diario, 1794 De acuerdo con la reglamentación de 1787, la casaca de diario de los tenientes era completamente azul, incluyendo las solapas (que podían cruzarse y aboto­narse), bocamangas sin adornos y cuello levantado, todos (incluidos los faldones y las tapas de los bolsi­llos) bordeados con cordoncillo blanco. Las solapas tenían nueve botones, las bocamangas y bolsillos tres, y en cuanto a la casaca de gala, tenía en el cue­llo un botón y ojal en cada lado. La «espada de com­bate» que se ilustra es la típica con la hoja curvada.

B4: Oficial, 2.° Regimiento Foot, 1794 El segundo regimiento (Queen's Royal) proporcionó varios destacamentos para que actuaran como infantes de marina en cinco buques del «Glorioso primero de

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junio» (el buque insignia Qyeen Charlotte, DeJence, Ma­jestic, Ruyal Ge(ffge y Russell). Esta figura está basada en el cuadro de Mather Brown sobre la muerte del te­niente Neville a bordo del Qy,een Charlotte; éste fue uno de los cinco hijos de la familia Neville de Badworth Hall, Yorkshire, que murieron en acto de servicio en pocos años, dos murieron en Holanda y los otros a causa de la fiebre en el Mediterráneo y el Caribe. Brown pinta el uniforme del regimiento aparentemen­te con cuello caído, aunque muestra a los oficiales con una sola charretera en el hombro derecho, a la mane­ra usual. Neville sin embargo lleva una en el hombro izquierdo, además de la del lado derecho (quizá un distintivo de la compañía de flanco, como sugiere su sable de hoja curva). El dibujo de Edward Dayes del regimiento muestra un penacho de color negro.

el: Tripulante de la lancha de un capitán, hacia 1795 Un ejemplo de lo que presumiblemente es el «uni­forme » de los miembros de la tripulación de la lan­cha de un capitán, puede verse en el grabado de 1777 de Dominic Serres, que incluye el modelo nor­mal de gorra de los tripulantes de lancha, quizás en cuero negro, con una placa en la parte delantera, o con visera, con el blasón personal del capitán, vuel­ta. Los voluminosos «calzones» vestidos con medias sobrevivieron al menos hasta finales de 1790, a pe­sar del uso creciente de los pantalones.

e2: Marinero, hacia 1795 Este hombre viste una camisa de cuadros, aparente­mente típica en este periodo y una tradicional falda escocesa de lona, sobrefalda o «enaguas». Esta anti­gua prenda tenía por finalidad proteger las piernas durante el trabajo a bordo del barco, probablemente continuó siendo utilizado hasta la década de 1820, pero raramente se ve pintada después de terminar el siglo, lo que sugiere que su uso declinó; se puede ver pintada por Atkinson en 1808, por ejemplo.

e3: Marinero, hacia 1795 Sacado de un grabado contemporáneo, muestra la parte posterior de una chaqueta corriente, y el uso de lo que parece ser un «sombrero redondo» de es­tilo civil. El «sombrero redondo» de copa baja, de ala estrecha, como el que se ve en la figura C2, fue

. probablemente derivado de un tricornio al que hu­bieran recortado el ala .

.. Infante de la Real Infantería de Marina, con uniforme de gala; obsérvese la placa de forma oval de la bandolera y las polainas que parecen no llevar

botones y que quizás estén atadas en la costura exterior. (A~atinta de J.C. Stadler segun Charles Hamilton Smith, publicado en enero de 1815)

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~ El desembarco en Aboukir, 8 de marzo de 1801: tripulantes de la marina sujetan los botes mientras las tropas desembarcan bajo el fuego. Obsérvese el «carronade» montado en la proa de la lancha más próxima. (Estampa según A. Dupray)

C4: Soldado de Infantería de Marina, hacia 1795 Esta figura viste el uniforme de Infantería de Marina ordinario, con las vueltas de la casaca blancas y aún sin galón en este periodo. El cuadro de Tenerife pin­tado por Westall muestra un uniforme similar, pero con pantalones largos de ante (tanto para los oficia­les como para los infantes) y un «sombrero redon­do» con el ala plana, quizás sacado de un bicornio al que se le hubiera bajado y recortado el ala.

D 1: Capitán, uniforme de diario, 1797 Esta lámina muestra a la unidad de abordaje de Nel­son tal y como podría haber aparecido en su famosa hazaña en San Vicente, en que el equipo de abordaje por él dirigido desde el HMS Captain, capturó dos bu­ques españoles, el San Nicolás y el San Jos~ cruzando la cubierta del primero para llegar al segundo (conocido como «el puente de abordaje patentado de Nelson»). Existe aún la casaca que según se dice vistió en la bata­l1a y con la que fue pintado por Lemuel Abbott. Aquí se le ve vistiendo la casaca de diario de capitán del mo­delo de 1795, con solapas cerradas y el cue110 levanta­do y caído, mostrado por otras fuentes de la época. Una casaca similar, con las solapas abiertas, puede ver­se en el retrato pintado por Edridge en 1797, que tie­ne una banda de galón alrededor de la bocamanga, obviamente añadida tras el ascenso de Nelson a con­tralmirante. La espada utilizada por Nelson en esta épocaes una reliquia de familia heredada de su tío el capitán Maurice Suckling, y que llevaba su tío abuelo, el almirante Calfridus Walpole, cuando perdió el bra­zo al mando del buque Lion de 60 piezas en 1711.

D2: Guardiamarina, 1797 Hay constancia de la existencia de un gran número de modelos de casacas de los guardiamarinas; por

ejemplo, en un retrato del guardiamarina Peter Dow­nes (que resultó muerto cuando el Leander de 52 pie­zas fue capturado en agosto de 1798) se ven solamen­te seis botones en la pechera de la casaca, sin raya azul en la pieza del cuel10 y con un chaleco de doble pechera. En el retrato de Nelson en Abouk.ir pintado por Cuy Head, se muestra uno con un ribete azul al­rededor del botón y la presilla en el parche del cue-110, y pantalones de ante como se muestran aquí. El retrato de Downes muestra un largo puñal con los brazos de la cruceta derechos y la empuñadura del mismo estilo que la del espadón, colgada de una ban­dolera de cuero negro sobre el hombro derecho, y una placa oval aparentemente esmaltada.

D3: Marinero, 1797 Vistiendo un traje típico, con sombrero de paja y pantalones sueltos incluidos, este marinero está equipado para el abordaje, con un alfanje sin vaina al cinto y una pica de abordaje. Al no existir unifor­me específico para los marineros, y con el fin de im­pedir la confusión con un enemigo que fuera vesti­do de forma similar, en las acciones de abordaje se debió utilizar algún tipo de «distintivo de campaña». El cuadro de De Loutherbourg sobre el abordaje del buque francés La Chrorette, en Cameret Bay, en julio de 1801, efectuado por las unidades de abordaje de los buques británicos Doris (36 piezas), Beaulieu (40), Uranie (38) y Robust (74), al mando de un oficial del Ville de Pans (110) , muestra a todos, excepto a los in­fantes de marina, que iban uniformados, llevando un pañuelo blanco o banda atado alrededor de la parte superior del brazo, incluidos los oficiales.

D4: Soldado, 69 Foot, 1797 El 69 regimiento (South Lincolnshire) fue desplega-

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do para servir como Infantería de Marina desde el co­mienzo de la guerra revolucionaria, uno de los desta­camentos sirvió a bordo del Leuiathan de 74 piezas en el «Glorioso primero de Junio» y otros, al mando de Nelson en el Agamenón y Capitán. Matthew Stevens del 69 regimiento, que destrozó las ventanas de popa del San Nicolas y abrió el camino de Nelson hacia el alcá­zar, ascendió a oficial pagador del 2/ 69, en cuyo pues­to sirvió en Waterloo. Aunque se establecieron sola­pas cerradas y cuello levantado para la infantería en 1796, esta figura muestra el uniforme anterior que, casi con seguridad, se utilizó en San Vicente, con vuel­tas «verde sauce» en la casaca y galón blanco, con una tira roja entre cada dos verdes.

El: Marinero, atuendo de "paseo» Basado en un dibujo de la época, esta lamina mues­tra el «mejor uniforme» típico para ir a tierra, com­puesto por una chaqueta con lazos blancos y gran­des hebillas de plata en los zapatos (evidencia de una bolsa llena de dinero). Robert Hay, que se alistó en 1803, describía el uniforme de «paseo» como compuesto normalmente de chaqueta azul con bo­tones de perlas, chaleco escarlata con rebordes de cinta negra, pantalones blancos recogidos en el to­billo, trenza hasta la cintura, sombrero de paja, un bastón de hueso de tiburón debajo de un brazo, «doxy» debajo del otro, tabaco de mascar en la boca y «stingo» (alcohol) en el estómago, y con el aire de importancia de un nabab de la India.

E2: Marinero, HMSTribune, 1805 Esta figura ha sido reconstruida a partir de la descrip­ción aparecida en The Times en octubre 1805, de un uniforme aparentemente adoptado por la tripulación de la fragata de 36 piezas Tribune (en servicio desde 1803 hasta su naufragio en 1839), quizás por orden de su capitán. Este buque era conocido por «lo llama­tivo de su tripulación .... . Todos visten un elegante

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.... «Tropas desembarcando frente al enemigo»; grabado de M. Dubourg según J.A. Atkinson. Los marineros reman hacia tierra en los botes auxiliares de los barcos; un oficial de la marina en la popa de la primera lancha sujeta un megáfono con el que dirige el desembarco de los botes que le siguen.

sombrero japonés redondo con la parte inferior de la hoja de color verde, una banda ancha de galón dora­do, con el nombre del barco pintado en letras mayús­culas en la parte delantera; pañuelo de seda negra al cuello, con un chaleco de franela blanco bordeado en azul, y sobre él una chaqueta también azul, con tres fi­las de galón dorado muy juntas, y pantalones azules».

E3: Teniente, uniforme de diario, 1805 Aquí se muestra la evolución en el estilo comparán­dolo con la lámina B3; el sombrero es ahora plano y llevado «de atrás adelante», la casaca cruzada y abo­tonada, con pantalones de montar azules y botas a la moda. Este uniforme era más práctico que el de ga­la, que un oficial describía como un «modelo absur­do de pantalones de montar blancos y estrechos y medias de seda, una elegante chaleco abierto, que muestra una yarda de encaje, con un lazo de cuello que a uno le costó al menos diez minutos anudar. También llevaba prendedores y hebillas de todas cla­ses y no se cuantas otras lindezas». La espada es una versión naval del sable de la compañía de flanco de 1803 del Ejército, con un ancla hueca en la guarda.

E4: Oficial, Infantería de Marina Real, 1805 Aquí se muestra el uniforme de los oficiales en la ver­sión de «gala», con casaca con galones, en lugar de la versión sin galones utilizada para el servicio. Dighton, nos enseña en su cuadro de Trafalgar otro con panta­lones azules como los de la lámina en vez de los de montar blancos y botas Hessian que sería lo normal. La reglamentación de diciembre de 1805 especificaba que se deberían utilizar pantalones de montar blancos y bota alta en verano y pantalones azules y media bota.

F1: Vicealmirante, uniforme de diario, 1805 (Horacio Nelson) Basado en el grabado de Scriven sobre el retrato de Devis, de Nelson, «en el uniforme que vestía cuando

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recibió su herida mortal» , publicado en e! libro Aut­hentic Narrative (Londrés, 1807), del cirujano William Beatty, y basado en un uniforme existente en la ac­tualidad; este dibujo de Nclson muestra el uniforme de diario reglamentario para los oficiales con insig­nia, de 1795. Ne!son parece llevar un sombrero sin galón con una pieza de tela verde que podría plegar­se hacia arriba o hacia abajo, para cubrir su lesiona­do ojo derecho. Su casaca de diario llevaba cuatro es­trellas bordadas: la orden de Bath, (arriba), la orden de San Fernando y e! Mérito (Sicilia, centro dere­cha) , la orden de la Media Luna (Imperio Otomano, centro izquierda) y la orden Germana de St. Joachim (abajo). Contrariamente a la leyenda, no se hizó nin­gún intento para persuadir a Ne!son de que cubriera sus condecoraciones a fin de no atraer el fuego ene­migo; el cirujano Beatty y e! capellán Dr. Scott lo dis­cutieron, pero conocían a Ne!son tan bien que nin­guno de los dos estaba preparado para arriesgarse a sus iras sabiendo que su petición sería en vano.

F2: Vicelmirante, uniforme de gala, 1805 (Cuthbert Collingwood) El competente subordinado de Ne!son que asumió el mando de la flota trás la muerte de Ne!son apare­ce en esta lámina con e! uniforme de gala reglamen­tario de 1795. El retrato de Guiseppe Politi pintado en Sicilia en 1807, cuya precisión confirmó el mismo Collingwood, muestra algunas variaciones: diez pre­sillas de solapa (mientras que e! retrato de William Owen, aparentemente no sacado de la realidad, muestra ocho); y en vez de los dos círculos de galón

en la bocamanga que era lo correcto, Politi pinta so­lo uno, probablemente debido a que la reglamenta­ción era lo suficientemente ambigua que permitía interpretar que los dos galones de vicealmirante in­cluían e! de! borde de la bocamanga, en vez de con­siderar éste como adicional a las dos bandas indica­doras de! rango. (Otros retratos muestran un núme­ro variable de presillas de solapa; el de Stuart, de San Vicente, por ejemplo, puede haber incluso más de diez). Las condecoraciones que se ven aquí sobre la solapa izquierda son las Medallas de Oro de la Mari­na (Naval Gold Medals), otorgadas por el «Glorioso primero de Junio» y San Vicente respectivamente, con el típico lazo blanco de bordes azules.

F3: Capitán, uniforme de gala, 1805 (Thomas Hardy) Este dibujo está basado en el retrato pintado por Lemuel Abbott del ayudante y amigo de Nelson, Thomas Masterman Hardy, capitán del HMS Victary en Trafalgar. Las solapas son bastante largas, con diez presillas cada una, y e! galón de la bocamanga tiene un diseño bastante común, con una cinta de galón en la solapa de la bocamanga con una punta hacia arriba. La reglamentación no especificaba si las dos cintas debían ir en la bocamanga y en la so-

T «Tropas de desembarco y cañones»; un grabado según Thomas Rowlandson, 1801. El cañón es trasladado a tierra por equiPos formados por marineros, mientras los artilleros de la Royal

Artillery (Artillería Real) (en primer plano) descansan. En numerosas operaciones, los marinero s permanecieron en tierra para ayudar en el manejo de los cañones.

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lapa; antes de 1787, la bocamanga llevaba una sola cinta y la solapa dos, más evidencia muestra el mo­delo de 1795, que tenía una doble fila de galón en la solapa y en la bocamanga, quizá originariamente una costumbre no oficial para distinguir a los capi­tanes de los comandantes.

F4: Soldado, Infantería de Marina Real, 1805 Este infante de marina en el puesto de guardia viste el uniforme de gala de 1802, con los pantalones blan­cos que se pueden ver en el cuadro pintado por De­nis Dighton, de Trafalgar. Este uniforme, con vueltas blancas en la casaca parece haberse utilizado desde la adopción de la chaqueta de infantería de colas cortas y una sola pechera, hasta la puesta en vigor de la or­den que autorizaba las vueltas azules en la casaca.

G: TriPulación de pieza artillera Aunque cuatro hombres eran suficientes para ope­rar una pieza de artillería, muchos más eran nece­sarios para tirar de las cuerdas que mediante un aparejo de poleas fijado a los costados del barco, ti­raban de la pieza hacia el interior del barco para cargarla y la sacaban para disparar a través de la tronera de la pieza. La elevación se hacía mediante una cuña, colocando el calzo debajo del cañon, que era levantado, y la cureña puesta de través me­diante picas. En esta fecha la ignición del cañon se hacia mediante un mecanismo de silex, atornillado al cañón, inmediatamente antes del combate, que era cebado con el cuerno de polvora por el jefe de

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la pieza como se muestra en la lámina, y disparado por aquel cuando tiraba del cordón correspondien­te. Este método era mucho más seguro que el usa­do anteriormente de mechas de ignición retarda­da: el HMS Queen Charlotte se incendió en el Medi­terráneo en 1800, aparentemente porque había caido heno sobre una de estas mechas que estaba guardada en una cuba para ser utilizada en los ca­ñones de señales. La baqueta flexible , con un cable en vez de un eje rígido, significaba que ni la pieza tenía que ser traida tanto hacia el interior, ni el arti­llero tenía que inclinarse por la parte exterior de la tronera de la pieza para poder empujar la carga a su posición por la boca del cañón. Las vestimentas típicas que se muestran están basa­das en diversos cuadros de la época, como el de Dighton de Trafalgar, donde se puede ver una prenda que recuerda a un jersey de cuello redon­do y manga larga de corte moderno, en diversos colores con bandas verticales u horizontales y que podría haber sido la «prenda» establecida como una alternativa a las camisas, en la lista del equipo que debían llevar los marineros de la corbeta Pyla­des en 1814. Fuentes de la época describen y pin­tan a los infantes de marina ayudando en la opera­ción del cañon; el hombre de la lámina se ha qui­tado su equipo y viste uno de los diversos modelos de gorras existentes: una gorra plegable como las del ejército con los laterales en forma de media lu­na como se ve en un dibujo del bombardeo de Ar­gel.

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Utilización de marineros como tropas: plan de la orden de marcha de las fuerzas británicas que avanzaron sobre Capetown, en 1795. Clave:

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(1) Batallón de Granaderos (compañías destacadas de las unidades presentes;) (2) 95 Foot; (3) 98 Foot; (4) 78 Foot; (5) 84 Foot; (6) Primer batallón de marineros; (7) 2.° batallón de marineros; (8) batallón de infantes de marina; (9) 78 Light Company (Compañía Ligera); (10) 95 Light Company; (11)

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11111111 ~~;r~ 11111111 8

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12 13 11.

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Santa Elena Light Company; (12) 84 Light Company; (13) 98 Light Company; (14) Li!Jht Company de marineros; (15) Pleza5 de campaña; (16) obuses. Los batallones marcharon en medias compañías en orden abierto; la artillería estaba escoltada por marineros armados con picas y la infantería ligera en orden abierto por los flancos.

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H 1: Cocinero Los cocineros de los barcos eran designados median­te una cédula de los comisionados de la marina; to­dos eran mutilados de Greenwich, la mayoría ex-su­boficiales de la marina que habían perdido algún miembro en acto de servicio. Este puesto era nor­malmente una sinecura, ya que su único deber con­sistía en poner en remojo la carne en conserva para quitar la sal y después hervirla; la grasa o «fango» que flotaba en la superficie era la prebenda del coci­nero y aunque su venta estaba oficialmente prohibi­da, tenía mucha demanda, pues se extendía sobre el duro bizcocho que daban en el barco. Esta figura es­tá basada en una ilustración de Rowlandson.

H2: Grumete Las reglamentaciones de la marina limitaban el nú­mero de grumetes que podían emplearse en un barco, desde 32 en uno de «primera clase» hasta 16 en una fragata grande. Normalmente se suponía que estaban como servidores de los oficiales mien­tras aprendían las tareas del mar, pero a algunos se les asignaban tareas propias de marineros de inme­diato (de aquí el concepto popular de los «monos de la polvora»), que eran muchachos que en com­bate transportaban la munición desde la santabár­bara hasta las piezas de artillería.

H3: Carpintero Cada barco tenía un carpintero (que era un subofi­cial) y uno o dos segundos, además de un determi­nado número de ayudantes más o menos expertos; y en cada buque «clasificado» había un calafateador, a las ordenes del carpintero, cuyo deber consistía en reparar con estopa cualquier daño en el calafa­teado de los costados o cubierta del barco. Esta fi­gura, tomada de Rowlandson, lleva una «gorra de

hilos», una prenda de cabeza, de tela hecha de «re­tales», consistentes en pequeñas piezas o recortes de tejido cosidas para dar un aspecto lanudo.

H4: Segundo del contramaestre Esta figura está basada en un dibujo hecho por Ed­ward Mangin, capellán del buque Gloucesterde 74 pie­zas. El sombrero tiene un emblema heráldico pinta­do (quizás el blasón del capitán) y una tira metálica encima con el nombre del barco. El uniforme tiene también lo que parece ser una prenda debajo del chaleco, de color blanco con presillas azul claro, qui­zá la «chaqueta interior» mencionada en la lista del equipo personal de los marineros de la corbeta Pyla­des en 1814, en la que también se mencionan panta­lones blancos y azules para cada marinero. Los galon­cillos de color azul claro pueden haber sido cordones para sujetar el silbato o «llamada del contramaestre». Responsables de hacer cumplir la disciplina, los se­gundos del contramaestre llevaban una «puesta en marcha» o «extremo de cuerda», que era un trozo de soga para golpear a los marineros perezosos.

11: Teniente, 1810 Esta lámina muestra a los miembros de una unidad de desembarco. El oficial viste la chaqueta de gala con las solapas cruzadas abotonadas (como en un retrato de 1807-08) y los paritalones blancos de uso común; está armado con una pistola, un puñal, y, como arma más sustancial que la anterior, un alfan­je de abordaje ordinario.

12: Segundo del Patrón, 1810 Este miembro de la segunda fila en jerarquía de los suboficiales viste la casaca reglamentaria con cuello levantado que fue introducida a partir de 1807, abier­ta, como la pinta Dighton, con un «sombrero redon-

____ ~ flj ____ fij ~----H-I I~ ___ _ ~ El orden de batalla de las fuerzas en El Cabo; la clave como en el cuadro anterior, excepto que las compañías ligeras fueron concentradas en un batallón ligero, y los piqul!ros de la marina fueron reunidos en un solo cuerpo.

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do» de copa alta y pantalones azules, en vez de los de montar blancos que se especificaban en 1787. Lleva una espada de hoja curvada sin adornos colgada de una bandolera, y un mosquete de abordaje común.

13: Sargento, Infantería de Marina Real, 1810 Los sargentos de la Infantería de Marina y los cabos utilizaron el nudo blanco de! viejo estilo en e! hom­bro derecho hasta que se introdujeron los galones como distintivo de rango, en el brazo derecho, en septiembre de 1807; el cuadro de Dighton de Tra­falgar, muestra este último uniforme. Los sargentos llevaban galones blancos, fajín carmesí con una banda del mismo color que la vuelta de la casaca e inicialmente llevaban alabardas, cambiando como en el ejército a «spontoons» aunque esto último puede que no haya tenido lugar hasta fechas tan tardías como 1797. Una orden del 6 de mayo de 1802 autorizaba a los sargentos a llevar botones me­tálicos amarillos y sombreros con galón dorado en vez de plateado, lo que implica que este último co-

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lor había estado en uso anteriormente; sin embar­go, esta orden fué cancelada nueve días más tarde. Al igual que en el ejército, los cabos llevaban dos galones en la manga, y en 1814 se creó la gradua­ción de sargento de estandarte, con un distintivo especial, probablemente igual que el de! ejército.

14: Marinero Un oficial describía el equipamiento de una unidad de desembarco en Java en 1811 , donde los «Jacks» (marineros) iban armados con un alfanje de aborda­je cada uno, «una especie de artilugio hecho de tro-zos de aros de hierro enderezados» y una pistola de abordaje, «maravillosamente dada a fallar el dispa­ro ... y, cuando al fin disparaba, e! proyectil, después de dar diversas vueltas en el ancho cañón, volaba ge­neralmente con suavidad lejos de cualquier tipo de objetivo que hubiera tomado el tenaz poseedor, en caso de que, por casualidad, hubiera conseguido to­mar alguna puntería». Todos vestían «ese casco de Mambrino de la Infantería de Marina», consistente en un sombrero de paja embreado; solamente los in­fantes del desembarco llevaban mosquetes. Iban acompañados por dos piezas ligeras de artillería de campaña de bronce, que se negaban a disparar (Uni­led ServiceJoumal, 1840). El alfanje que se ve aquí va colgado de una bandolera de cuero; está tomado de un ejemplar existente en la actualidad.

JI: Patrón, hacia 1807 Esta lámina ilustra el uniforme de los suboficiales de alta graduación, regulado en 1787 y que estuvo en uso hasta 1807. La puesta en servicio en 1807 de un uniforme similar pero con cuello levantado pue­de haber sido propiciado por el aspecto más bien civil de la casaca original, que según se decía había ocasionado que algunos patrones capturados por e! enemigo no hubieran sido tratados como oficiales. El viejo uniforme continuó siendo usado para dia­rio; el que se ilustra aquí está basado en un retrato de la época e incluye una espada de hoja curvada, bien terminada, colgando de una bandolera.

J2: Cirujano, hacia 1807 El uniforme de gala de los cirujanos de 1805 recor­daba al de los médicos aunque sin galón pero con una cadeneta bordada en e! cuello, una sola presi-

""4lgual que los mutilados internos del Royal Hospital, en Chelsea, tenían su uniforme, también tenían el suyo los del Naval Hospital en Greenwich, del cual se ven las cúpulas del edificio Wren

al fondo~ Dicho uniforme era más bien de diseño arcaico, y estaba compuesto de un bicornio sencillo, una casaca azul oscuro, chaleco y pantalones de montar sin adornos, y medias blancas.

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lla para los cirujanos embarcado dos para los de los hospitales de tierra. El uniforme de diario era como el de los médicos pero sin botones en las bocamangas y el bolsillo. E ta figura lleva los panta­lones blancos que estaban más de moda, en lugar de los pantalones de montar ordinarios.

]3: Marinero, unidad de desembarco, Copenhague, 1807 Para la expedición a Copenhague de 1807, los ma­rineros que deberían acompañar a los infantes de marina a tierra recibieron órdenes de vestir cha­quetas azules, pantalones blancos y «sombreros re­dondos», con una pieza de lona cosida en la manga derecha con el nombre de su barco impreso, para facilitar la identificación en caso de «extravío o ma­la conducta». Cada hombre debería transportar una mochila de lona, con una camisa de repuesto, un par de zapatos y un par de medias enrolladas dentro de una manta. Como precaución del co­mandante podían ir armados con mosquetes o pi­cas; el hombre de la lámina lleva un mosquete de abordaje ordinario y una bayoneta.

J4: Oficial, Infantería de Marina Real, hacia 1807 Esta figura luce el uniforme de servicio de los oficia­les de Infantería de Marina, que incluye una casaca sin galones, con botones dispuestos en parejas (en uno de los retratos, el botón del cuello no existe), solapas cruzadas y abotonadas, y un «sombrero re­dondo» (como se había autorizado a los oficiales de la división Plymouth, ya en 1793), en 1805 se estable­cía que su penacho de plumas debería sobresalir 10 pulgadas por encima del borde. Para gala y proba­blemente en algunas otras ocasiones, continuaron utilizando el bicornio; un sombrero existente en la actualidad tiene el lazo de la escarapela en forma de <<V» muy abierta. En junio de 1812 los oficiales reci­bieron órdenes de vestir el mismo gorro que los de­más rangos, y en octubre de 1813, fue abolido el «or­namento» (¿el lazo de la escarapela, quizá?) de la parte delantera de los sombreros de los oficiales.

K1: Capitán moderno, hacia 1810 La lámina K muestra varios miembros del «estado mayor» del capitán, que podrían haber servido en una fragata. Esta figura, basada en parte en el retra­to de sir Thomas Foley pintado por Edridge, mues­tra el uniforme típico, que comprende pantalones blancos y botas Hessian con borlas negras; la cha­rretera única lo identifica como capitán con menos de tres años de antigüedad; el uniforme de coman­dante era idéntico pero con una charretera en el

A Relativamente pocas fotografías existen del personal de la marina de la era napoleónica. Entre ellos éste es quizás el más distinguido: Thomas Cochrane, décimo conde de Dundonald (1775-1860), alias «the Sea WolJ" (el lobo marino), el más audaz y el que más éxitos obtuvo de

todos los capitanes de fragata británicos, y que sirvió en numerosas marinas extranjeras después de su injusta condena por su complicidad en el gran fraude del Stock Exchange (Bolsa) de 1814. Posteriormente fue declarado inocente y su graduación en la Marina Real restablecida.

lado izquierdo. Algunos retratos muestran los «triángulos» que forman las solapas vueltas, corta­das de forma exagerada, como por ejemplo en el retrato pintado por Northcote en 1804 del baronet sir Edward Pellew, de contralmirante.

K2: Patrón Este patrón viste la casaca del modelo anterior a 1807 con cuello caído, como en la prenda de dia­rio, que fue el precedente de la casaca de gala de 1807, de diseño similar pero con cuello levantado. El capellán Mangin del HMS Gloucester, pintó a su patrón en 1812 con un «sombrero redondo» de co­pa baja y pantalones azules como se ve aquí, pero con una casaca no reglamentaria con lObatones en su única pechera, aparentemente con puños blancos sin adornos, y presillas de hombro como en las casacas de diario de los oficiales, si bien los suboficiales no llevaban charreteras.

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K3: Guardiamarina Aunque no hubo cambios reglamentarios en el 'uni­forme de los guardiamarinas, el estilo fue cambian­do gradualmente como las casacas de los oficiales; este típico uniforme incluye el «sombrero redondo» común, pintado por Dighton con una presilla dora­da en la parte izquierda. En un retrato de J. A. Allen, de 1819 se ve otro uniforme similar a este, pero con más botones en la pechera (15) , presillas bordadas cruzándola y un bicornio. El puñal, muy curvado, es­tuvo de moda en los últimos años de este periodo.

K4: Voluntario Este joven «voluntario» o sirviente del capitán, un pariente o el hijo de un amigo, es el ejemplo carac­terístico del gran número de muchachos que pres­taban servicio embarcados para ganar experiencia y el «tiempo de mar» necesario que les permitiera presentarse al examen de ascenso a teniente. El que aquí se muestra es probablemente el uniforme que podría ser el típico de diario de un guardiama­rina, que no estaba regulado, si bien la casaca de doble pechera podría haber tenido el cuello levan­tado y con una pieza de tela blanca. Las chaquetas azules de doble pechera, similares a las utilizadas por los marineros, se utilizaron ya en 1780, proba­blemente a menudo con tres botones en la boca­manga y, para los guardiamarinas, el parche de co­lor blanco en el cuello.

L1: Vicealmirante, uniforme de gala, hacia 1813 Las modificaciones en la uniformidad introducidas en marzo de 1812 restablecieron las vueJtas de color blanco de la casaca en el uniforme de gala. Para los oficiales con insignia, la casaca tenía cuello azul y so­lapas y bocamangas blancas, con galón como hasta entonces pero con una sola cinta de galón dorado en borde superior de la bocamanga, con charreteras como anteriormente pero con cinco, cuatro, tres y dos anillos en la bocamanga respectivamente para el almirante de la flota, almirante, vicealmirante y con­tralmirante. Se añadió una corona sobre el ancla en los botones. El uniforme de diario permaneció sin cambios salvo una nueva botonadura, a excepción del de el almirante de la flota, cuya casaca tendría cuello azul y solapas blancas con borde de galón do­rado, bocamangas blancas con cinco presillas y cha­rreteras como en el uniforme de gala. Al final, las so­lapas podían cerrarse para semejar un «plastrón» blanco (como se ve en el retrato de sir George Cock­burn pintado por Beechey); sin embargo este estilo es probablemente posterior a las guerras napoleóni­cas. La manera convencional de llevarlas es la que se

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muestra, por ejemplo, en el retrato de Gambier pin­tado por Joseph Slater. En este periodo, el llevar el sombrero «atravesado» estaría restringido probable­mente a los oficiales con insignia.

L2: Capitán, uniforme de gala, hacia 1813 El uniforme de gala de 1812 para los capitanes y co­mandantes era como el anterior, pero con bocaman­gas y solapas blancas, nuevos botones como los de oficiales con insignia, y nuevas charreteras. Todos ellos llevaban ahora dos charreteras doradas, con hombreras sin adornos los comandantes, con un an­cla enredada de plata los capitanes con antigüedad menor de tres años, y la misma con una corona enci­ma para los de antigüedad de tres años. El uniforme de diario era como el anterior pero con nuevos bo­tones y charreteras. La figura que se ilustra, tomada en parte del retrato pintado por Lane a sir Philip Ve­re Broke, muestra una forma de llevar las solapas parcialmente abotonadas que se hizo popular; y al igual que en la lámina Ll, lleva una espada orna­mentada del modelo de 1805 reservada para los co­mandantes y oficiales de graduaciones superiores.

L3: Teniente, uniforme de diario, hacia 1813 Para los tenientes, el uniforme de gala de 1812 era igual que el de los capitanes (incluyendo la adop­ción de la solapa de la bocamanga con tres botones) pero sin galón , con nueva botonadura y una sola charretera sin adornos en el hombro derecho; el uniforme de diario era como hasta entonces, pero con nuevos botones y charreteras. La figura de la lá­mina lleva dos prendas que eran comunes a bordo: los pantalones blancos y un «sombrero redondo » sencillo, frecuentemente descrito como una prenda de cabeza de ala ancha y copa baja de estilo civil. Existe un gran número de relatos en los que se des­cribe a algunos tenientes con una uniformidad ab­solutamente vergonzosa a bordo: el capitán Glas­cock describía a uno de ellos vistiendo una casaca vieja, pantalones llenos de brea, chaleco de ante manchado de sopa y un ajado sombrero de cuero de ala ancha, todo ello manchado de alquitrán y cal.

L4: Contramaestre Siguiendo el cambio de estilo del uniforme de gala de los suboficiales en 1807, que incluyó la adopción de cuellos altos, el uso de la vieja casaca se extendió al personal de las graduaciones inferiores tales co­mo los artilleros, los contramaestres y los carpinte­ros. Por lo demás, el vestuario que aquí se muestra es igual que el de un marinero ordinario, con la adición de «la llamada del contramaestre», o silba­to utilizado para hacer señales a bordo del barco.

Page 66: Ejercitos y Batallas 14 - La Marina de Nelson

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