Ejercitos Y Batallas 21 - Midway 1942

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ediciones delp rado MOMENTO CRUCIAL , EN EL PACIFICO BATAllAS DE lA HISTORIA · 10 MILlTARY

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Version en castellano del libro de la Edit Osprey. Relata el momento decisivo en el Pacifico, en el que los japoneses perdieron la iniciativa. El Trafalgar del Pacifico

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ediciones delp rado

MOMENTO CRUCIAL , EN EL PACIFICO

BATAllAS DE lA HISTORIA · 10 1.11~¡JO MILlTARY

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BATALLAS DE LA HISTORIA 10

MIDWAY 1942

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El Kaga. Junto con el Akagi, el Kaga formaba parte de la 1." División de portaaviones de la 1." Flota Aérea. Su gran tamaño fue comentado por algunos de los pilotos de la Marina de EE. UU. que le bombardearon. Ilustración de Jan Suermondt.

.... Aviones "Wildcat» y «Dauntless» del portaaviones norteamericano Enterprise son armados y repostados antes de despegar, en algún momento de mayo o junio de 1942. (Marina de . EE.UU.)

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BATALLAS DE LA HISTORIA 10

MIDWAY 1942 MOMENTO CRUCIAL ,

EN EL PACIFICO MARK HEALY

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Dirección Editorial: Juan María Martínez. Dirección Técnica: Eduardo Peñalba. Coordinación EdiLOrial: Juan Ramón Azaola. Supervisión y adaptación: J avier de Benito. Comité de Redacción: Man uel Baños, Bernardo Rincón, M. J. Ramírez. Edición: Luis Carcía, liiigo Castro, Francisco Perales. Fotografía y Documenlación Gráfica de la ed ición : José María Sáenz de Almeida, Marta Carranza, Nano Cañas, Joaquín Yerga.

Versión castellana: Bernardo Rincón. Título original: Midway /942. Tu rning-poilll in lht Pacifico AUlor: Mark Healy.

Publicado originalmellle por Osprey, UIl sello editorial de Reed Consumer Books Ud., Michelin House, 81 Fulham Road, London SW3 6RB.

<O 1993 Reed J n!ernalional Books LId. © Julio 1994, Ediciones del Prado, de la presellle ed ición"

ISBN (obra completa): 84-7838-472-3

ISBN: 84-7838-493-6 D.L. : 5-542-1.994 Impreso en España Prinled in Spain

Todos los derechos resen"ados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún med io, sea mecánico, fOLOquímico, electrónico, magnético. eleclroóptico, por fOlocopia, o cualquier otro, si n el previo permiso por escrito de la ediloria l.

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Preludio a Midway

Pero ¿qué vendrá después?

La enfermedad de la victoria

Los últimos preparativos

Los preparativos de Estados Unidos

. Los planes enfrentados

El plan japonés

, INDICE

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20

Un grave fallo de los servicios de información 22

El plan norteamericano 23

Los comandantes enfrentados 29

Los comandantes japoneses 29

Los comandantes de Estados Unidos 32

Las armas aéreas navales enfrentadas 35

La japonesa 35

La norteamericana 38

La batalla: 3 de junio 40

Se entra en combate 40

Avistamiento de la Fuerza de Invasión de Midway 41

Fuerzas Expedicionarias 16 y 17 46

Primera Flota Aérea 47

La batalla: 4 de junio 49

La Primera Flota Aérea ataca Midway 49

Isla de Midway: 3.00-7.00 52

Fuerzas expedicionarias 16 y 17: 4.30-8.38 55

Primera Flota Aérea: 7.00-9.20 57

El valiente sacrificio 68

Némesis 73

El fin del Yorktown 77

La muerte del Hiryu 85

La operación MI se cancela 86

5 de junio: la muerte del Mikuma y del Mogami 88

Las consecuencias 89

Cronología 91

Juegos de guerra sobre Midway 94

~Aviones SBD y TBD americanos preparados para el lanzamiento desde el Enterprise; el oficial de lanzamiento da las señales al piloto del primer "Dauntless». Esta

fotografía fue tomada en 1942, y los aviones están sin armamento a excepción de dos bombas de instrucción montadas en los SBD. (Vía Robert Dorr)

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PRELUDIO A MIDWAY

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Dos imágenes que simbolizan el triunfo del Ejército japonés durante los primeros seis meses de la guerra del Pacífico. En la primera, soldados victoriosos del Ejército imperial alzan sus brazos en un saludo banzai, tras la caída de Corregidor en mayo de 1942. Tales victorias contribuyeron a crear un sentimiento de invencibilidad en el Ejército japonés y en la Flota Combinada que iba a contribuir sin ninguna duda a su derrota en Midway. (Vía Robert F. Dorr). La segunda muestra al destruido buque de guerra USS Arizona, hundido y en llamas después del ataque aéreo sorpresa de los japoneses a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941.

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PRELUDIO A MI DWAY

En la historia de la guerra ha habido pocas operacio­nes militares en las que el insignificante daño material infligido al enemigo haya sido tan ampliamente supe­rado por su correspondiente impacto psicológico, y por las subsiguientes consecuencias estratégicas, como lo fue la incursión aérea Doolittle sobre Japón, el 18 de abril de 1942. La audacia de este ataque sirvió para demostrar que, a pesar de las notables victorias con­seguidas por el Ejército y la Marina imperiales en el sudeste asiático desde el comienzo de la guerra, los Es­tados Unidos seguían siendo capaces de golpear en el corazón del imperio japonés, poniendo en evidencia la pretensión de que las conquistas territoriales habían convertido a la patria japonesa en inviolable.

La indignación de la nación japonesa por este ata­que aéreo estuvo agravada por el desprestigio sufrido por la Marina Imperial, que vio puesta en entredicho su capacidad para ejercer la responsabilidad de la de­fensa de los mares que rodean el Japón y por tanto de garantizar la seguridad del emperador. De estos sentimientos se hizo eco el almirante 1soroku Yama-

~ El Tte. Col. James H. Doolittle posa para la cámara con Marc Mitscher, Cap. del USS Hornet, poco antes de la famosa incursión a Japón que llevó su nombre. La incursión iba a tener consecuencias que irían más allá de los daños limitados que infligió a los blancos japoneses. (Archivos Nacionales de EE.UU.)

moto, comandante en jefe de la Flota Combinada, cuya preocupación por impedir que Tokio fuera ata­cada desde el aire rayaba en la obsesión. «U no tiene el desagradable sentimiento de haber sido sorprendi­do durmiendo cuando se sentía más confiado y con el control de las cosas», dijo. «Aunque no se produjeron muchos daños, es una desgracia que los cielos de la ca­pital imperial hayan sido profanados sin que ni un solo avión enemigo haya sido derribado.» Más signifi­cativo fue el hecho de que mientras las autoridades ja­ponesas ridiculizaban en público el ataque calificándo­lo como la incursión de «do-nothing» o «do-little», la inquietud colectiva creada en el Estado Mayor Gene­ral de la Marina y en los planificadores de la Flota Combinada fue suficiente para terminar con su inde­cisión en lo relativo a la confección de un calendario detallado relacionado con la decisión de realizar la operación MI.

El 5 de mayo el almirante Osami Nagano, jefe del Estado Mayor General de la Marina, emitió la Orden Naval del GHQ (Cuartel General) de la Marina Impe-

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PRELUDIO A MIDWAY

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rial n." 18, ordenando a Yamamoto que "llevara a cabo la ocupación de las islas Midway y los puntos claves del oeste de las A1eutianas». Un mes más tarde la Flo­ta Combinada, convencida de su segura victoria, ha­bía reunido la más grande y ms poderosa fuerza na­\'al desde Jutlandia. A pesar de todo, iba a sufrir en la batalla de Midway una derrota tan decisiva que se sen­tenciaría a sí misma y a la causa del Japón imperial a una ruina inevitable . El que fuera posible un resulta­do semejante en un momento en que el éxito militar japonés estaba en su cenit, requiere la comprensión del contexto estratégico que gobernaba las decisiones relativas a las futuras operaciones de la Flota Combi­nada en los meses siguientes a Pearl Harbor. Esto, a su vez, nos lle\'a a \'alorar el papel central interpre­tado por el almirante de la flota, Yamamoto, en tal planificación, cuya perspecti\'a estratégica fue funda­mental para la adopción de la base racional en la pla­nificación y ejecución de la operación MI.

Pero ¿qué vendrá después?

El primer día del aúo 1942 el contralmirante Matome Ugaki escribía los siguientes pensamientos en su dia­rio personal: "Sólo han pasado 25 días desde que co­menzara la guerra, las operaciones se han desarrolla­do correctamente, y tenemos razones suficientes para esperar que se termine la primera etapa de la guerra antes de finales de marzo. Pero ¿qué vendrá des­pués~ » . El que el jefe de Estado Mayor de Flota Com­binada pudiera hacerse tal pregunta a menos de un mes después de que su país se hubiera lanzado de ca-

Página anterior, arriba: El primer B-25 "Mitchell" de los 16 que disponía la VSAAF, pone en marcha sus motores mientras los tripulantes suben a sus aviones poco antes de despegar, 18 de abril de 1942. (Archivos Nacionales de EE. VV.)

Página anterior, centro: Habiendo sido descubierto por un paquebote japonés estacionado para vigilar las rutas marítimas de aproximación del oeste al Japón, el'almirante Halsey fue obligado a lanzar a la fuerza

Doolittle a una distancia de 824 millas, en vez de la planeada de 650 millas. El beneficio imprevisto de esta decisión fue que la fuerza de Doolittle llegó sobre los blancos, prácticamente sin oposición de las fuerzas japonesas de aire o tierra.

Página anterior, abajo: "iTacha uno más!" En la batalla del mar del Coral en mayo de 1942, la Marina de EE. VV. consiguió hundir al crucero ligero japonés Shoho.

PERO ¿QUÉ VENDRÁ DESPUÉS?

beza a una guerra con los Estados Unidos y Gran Bre­taúa, dice mucho de la falta de una visión estratégica a largo plazo relacionada con aquella decisión. Tal au­sencia de visión no era sorprendente dado que las mo­tivaciones que empujaron al Japón imperial a la guerra, en diciembre de 1941, con el fin de resol\'er sus problemas económicos no descansaban completa­mente en una valoración racional de las fuerzas reales o potenciales a las que había decidido enfrentarse. De hecho, la necesidad de asegurar los suministros de pe­tróleo habían tenido tal importancia a la hora de for­mular la estrategia inicial de guerra del Japón, y los riesgos relacionados con su realización tan grandes, que sus estrategas no habían pensado en profundidad qué sucedería a continuación si se lograba el éxito.

Con unos extraordinarios efectivos que compren­dían 11 di\'isiones, 1.200 aviones aproximadamente y la mayor parte de la Marina, en los 100 días que si­guieron a Pearl Harbor Japón procedió a humillar a las fuerzas militares de los Estados Unidos, Australia, Holanda)' Gran Bretaúa. A finales de marzo, como

gaki había predicho, los japoneses habían consegui­do prácticamente sus objetivos de guerra iniciales de asegurar el control sobre el abastecimiento de petro­leo de las Indias Orientales holandesas, )' ampliar el perímetro defensivo de la tierra patria. Más aún, el coste material de este logro había sido extraordinaria­mente bajo. Habiendo pre\'isto unas perdidas en la flota del 25 'ir como mínimo, la Marina perdió sola­mente 23 buques, lo que suponía apenas un 10 'ir de la cifra pre\·ista. En los cuatro meses en los que las fuerzas armadas de Japón habían rampado a lo largo )' ancho del Pacífico occidental)' del sudeste asiático, había demostrado que sus soldados, marineros, bu­ques de guerra)' a\'iones eran iguales, si no superio­res, a los de sus menospreciados y supuestamente su periores enemigos. Consecuentemente, pocos en J a­pón o en las fuerzas armadas hubieran puesto en duda la opinión expresada por Ugaki en su diario al co­mienzo del nue\'o aúo: " .... el futuro se presenta bri­llante .... El curso de los acontecimientos durante este aúo determinará el sino de la guerra, por lo tanto de­bemos trabajar duramente, realizando todos los es­fuerzos posibles. Lo principal es vencer, )' nosotros, con toda seguridad, venceremos». Hacer realidad es­tos sentimientos fue la tarea asignada a Lgaki por el almirante Yamamoto, cuando le dijo que comenzara inmediatamente la planificación de la estrategia de la segunda etapa.

Fue sintomática de la relativa ineficiencia del IGHQ (Cuartel General Imperial), organización responsable de formular la estrategia de guerra de la nación, el que el almirante Yamamoto, como jefe de la Flota

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PRELUDIO A MIDWAY

Operaciones AL Y MI

Fuerza de Asalto del portaaviones KAKUTA

Fuerza de Apoyo de las Aleutianas TAKASHU

IslaS Bonin

Iwo Jima

Islas Marianas

Saipan

Guam

Midway

l las

Cordón de submarinos japoneses ----

Islas Hawai

Peart Harbar

Hawai

Eniwetok Marshall Islas Carolinas

Truk

Combinada, pudiera atribuirse a sí mismo esta impor­tante tarea, Sin embargo, aunque el IGHQ compren­día los estados mayores generales del Ejército y de la Marina bajo el mando supremo del emperador, esta­ba dividido por una rivalidad que nunca permitió la formulación de una estrategia coherente que rigiera las operaciones de los dos ejércitos. En realidad, el IGHQ estaba presidido por dos cuerpos esencialmen­te distintos encargados de formular las estrategias. El Ejército, como servicio más antiguo, siempre creyó que su foco primario y los verdaderos intereses del J a­pón descansaban en China y en la defensa de Man­churia contra una grandemente temida amenaza so-

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KwajaJein J Ma' ro

Nauru

) Zonas bajo control japonés en juliO de 1942

viética. Este enfoque significaba que su apoyo a la es­trategia «sur», que gobernaba el conflicto que había comenzado el 7 de diciembre de 1941 estaba grande­mente condicionado por el grado en que sirviera a los intereses el Ejército en su teatro de operaciones pri­mario de China, y por el escaso número de divisiones que de mala gana destinaba para ser utilizadas en apo­yo de estas operaciones esencialmente «navales» en este nuevo teatro de guerra. Para empeorar esta rela­tiva indiferencia del Ejército por las cuestiones estra­tégicas que fueran más allá de su propia esfera de inte­rés, estaba la disminución de la influencia del Estado Mayor (EM) Naval y de su mando en la formulación

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.... Este mapa ilustra la máxima expansión del Japón imperial tras las operaciones MI y AL Y la decisiva derrota sufrida por la Flota Combinada (Rengo Kantai) en la batalla de Midway. Se muestran las únicas conquistas territoriales hechas como consecuencia de esta desastrosa empresa: las dos remotas islas Atu y Kiska de las Aleutianas. Si Midway hubiera caido también hubiera sido añadida a la línea de defensa de vanguardia del Pacífico oriental, que iba desde las Aleutianas

a través de Midway, isla de Wake, las Marshall y las islas Gilbert, hasta Port Moresby en Nueva Guinea. Se sabe que si los japoneses hubieran ganado la batalla, Yamamoto hubiera presionado al Gobierno imperial para que hiciera propuestas de paz, a Estados Unidos. Estas, casi con toda seguridad, hubieran estado basadas en las conquistas territoriales hechas por Japón desde diciembre de 1941 y en la permanencia de su perímetro de defensa exterior.

de la estrategia naval, que pasó en la práctica al EM de planificación de la Flota Combinada al mando del almirante Yamamoto.

Todo esto surgió en parte, debido a la dinámica y fuerte personalidad del comandante de la Flota Com­binada, que tenía una mala opinión de la capacidad de su superior, el jefe del EM General de la Marina. El almirante Nagano, raramente se involucró en la formulación de la estrategia del EM de la Marina. Pre­fería dejarlo para los oficiales más jovenes de la Divi­sión de Planes de la Primera Sección de Operaciones al mando del contralmirante Fukudome. Consecuen­temente su papel se convirtió cada vez más en el de un árbitro cuando los puntos de vista de la Flota Com­binada y su propia División de Planes entraban en conflicto, como en la disputa anterior a la operación de Pearl Harbor, a la que se opusieron fuertemente miembros de su propio EM. Nagano había dado su aprobación final al plan de Yamamoto sobre Pearl Harbor, aunque estaba dentro de sus competencias el rechazarlo, a pesar de las amenazas de aquel de dimi­tir, a menos que el EM General lo aceptara.

Si esto podía interpretarse como una cesión al chan­taje, fue tambiéen una deferencia de Nagano hacia aquel cuyas habilidades reconocía como indispensa­bles para la Marina. En un comentario aún más revela­dor se decía que: «Nagano tenía la máxima confianza en la capacidad y buen juicio de Yamamoto. Final­mente accedió porque sabía que Yamamoto no iba de farol. Si esto parece más bien extraño, debe recordar­se que la posición e influencia de YamamOto en la Ma­rina japonesa eran únicas. En verdad era un leviatán

PERO ¡QUÉ VENDRÁ DESPUÉS?

entre sus hombres». Dado el éxito del ataque a Pearl Harbor, no es de extrañar, por otra parte, que su pres­tigio fuera ahora tal que la formulación de la estra­tegia realizada por los oficiales de EM de la Flota Combinada, bajo el mando de Yamamoto fuera táci­tamente aprobada y aceptada.

Sin embargo, esto no significa que el EM Naval Ge­neral estuviera dispuesto sin más a aceptar los planes de Yamamoto. Aún quedaban en la División de PIa­nes mentes fértiles que no solamente recomendaban su propia estrategia sino que estaban dispuestos a de­fenderla, y si fuera necesario, a oponerse a las deman­das de Yamamoto y de su EM de planes. A pesar de todo, como mostrarían los acontecimientos, era una vana esperanza creer que podrían desviar al coman­dante de la Flota Combinada de la ruta escogida, una vez había tomado su decisión.

Cuando Ugaki emergió de su camarote ' el 14 de enero para presentar el resultado de sus deliberacio­nes, inició sus recomendaciones haciendo la crucial observación de que Japón no podía permitirse descan­sar sobre sus laureles mediante la consolidación de sus conquistas iniciales. Hacer esto significaría ceder la ini­ciativa de la ofensiva, permitiendo que los Estados Unidos aumentasen sus efectivos mientras los japone­ses esperaban pasivamente el ataque de los america­nos. En esas circunstancias, la probada efectividad y superioridad técnica de la Marina imperial se conver­tiría rápidamente en un activo malgastado. Para capi­talizar el avance estratégico creado por la Flota Com­binada en sus operaciones iniciales de la guerra, incumbía aJapón el reanudar la ofensiva. Regido por esta lógica Ugaki evaluó varias de las operaciones po­sibles. Finalmente propuso que Japón debería tomar las islas Midway, Johnston y Palmira con la intención de transformarlas en bases aéreas avanzadas previa­mente a la invasión de Hawai. Argumentaba que tal operación probablemente precipitaría la batalla deci­siva contra la flota norteamericana, que era lo que ya­cía en el fondo de la estrategia naval japonesa. Esta propuesta fue rechazada por el capitán Kuroshima, el oficial jefe de las operaciones de la flota, porque du­daba de que EE. UU. arriesgaran su flota para salvar esas islas. A continuación presentó su propia recomen­dación, que cambiaba el foco estratégico de la Flota Combinada al oeste, hacia el océano Indico y a una operación destinada a tomar Ceylán (Sri Lanka). Mientras que aceptaba las críticas a sus propias pro­puestas y aprobaba las de Kuroshima, Ugaki c~dió a la condición de que la operación del oceáno Indico fuera llevada a cabo den~ro del contexto de una ope­ración realizada por un Eje conjunto, de forma que la ofensiva japonesa de la segunda etapa fuera «sincro-

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PRELUDIO A MIDWAY

nizada con las ofensivas alemanas en el Próximo y Me­dio Oriente». Lo-que podía haber constituido una oportunidad estratégica importante quedó en nada, sin embargo, cuando los alemanes no hicieron ningún ofrecimiento de realizar operaciones conjuntas en el nuevo acuerdo militar del Eje Tripartito, firmado el 19 de diciembre. A pesar de todo, la Flota Combina­da continuó estudiando la propuesta de Kuroshima como una empresa exclusivamente japonesa. Después de los juegos de guerra realizados en el buque insig­nia Yamata en febrero, la operación del oeste fue adop­tada por el EM Naval General como la propuesta ofi­cial de la Marina para la estrategia de la fase dos. Fue presentada como tal en la conferencia conjunta del IGHQ a mediados de marzo, y fue desestimada por el Ejército cuando se hizo evidente que tal operación dependía de la provisión de más divisiones para efec­tuar el asalto anfibio sobre Ceylán.

Obligada por la necesidad de realizar una acción ofensiva, la Flota Combinada miró a su alrededor bus­cando un plan alternativo. Volvió a la proposición ini­cial de Ugaki de actuar en el Pacífico oriental, modi­ficada con el fin de excluir la posibilidad de un veto del Ejército. El plan modificado suprimió la ambicio­sa sugerencia de invadir Hawaii e imponía la invasión de las Aleutianas occidentales y la isla de Midway. En­tre los factores que formaron la decisión de la Flota Combinada, no es el menor los claramente mal reci­bidos aunque tácticamente insignificantes ataques efectuados por los Estados Unidos a las islas Marshall, Rabaul, Wake, Nueva Guinea oriental y Marcus, a par­tir del mes de febrero. Con esta última isla situada a menos de 1.000 millas de Tokio y dentro del anillo ex­terno de las defensas del Japón, la continuada presen­cia de los portaaviones norteamericanos les permitía la opción de utilizarlos para un ataque a la tierra pa­tria. Esta perspectiva obsesionaba al profundamente patriótico Yamamoto, por lo que la operación conti­nuada de los portaaviones americanos produjo la ne­cesidad prioritaria de acabar el trabajo comenzado en Pearl Harbor, asegurándose su retrasada destrucción.

Esta era la lógica de la operación Midway, y es sa­bido que si se hubiera logrado, Yamamoto tenía la in­tención de utilizar su indudable prestigio para presio­nar a los líderes políticos japoneses para comenzar aperturas hacia la paz con los aliados. Yamamoto creía que la victoria en Midway le proporcionaría una ven­taja estratégica que permitiría al Japón negociar des­de una posición de fuerza y de esta mapera forzar al enemigo a plegarse a sus condiciones. El siempre fue consciente del poder latente de EE. UU. y de la rela­tiva debilidad del Japón, y su total compromiso con la ofensiva a Midway estaba regido por una absoluta con-

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vicción de que, a menos que la victoria pudiera lograr­se rápidamente y cuando el poder japonés estaba en su cenit, la alternativa para su amado país era la derro­ta en una larga guerra. Por tanto no puede resultar extraño el que, enfrentado ante tan terribles posibili­dades, no permitiera ninguna crítica ni desvío del ca­mino elegido.

El EM General Naval había estado revisando otras opciones a raíz del veto del Ejército a la operación de Ceylán. Desde el interior de la División de Planes emergió la opinión de que la Flota Combinada y el Ejército deberían concentrarse en una importante operación dirigida sobre Australia (la Bei Ca Shaden Sa­kusen). Esta propuesta estaba basada en la suposición de que Australia era la base lógica para una contrao­fensiva aliada en los mares del sur. Como tal , sería la receptora de grandes cantidades de armamento alia­do y particularmente norteamericano, mientras sus ejércitos aumentaban sus efectivos. El impedir esta amenaza potencial al flanco sur japonés requería bien el que parte de Australia fuera ocupada o, al menos, que se dieran los pasos necesarios para aislar al sub­continente de los Estados Unidos. Dado que la prime­ra posibilidad dependía de que el Ejército proporcio­nara las divisiones necesarias para la operación, no es extraño que ésta también siguiera el mismo camino que la propuesta de Ceylán. A pesar de todo, el EM General Naval creía que había suficientes razones de peso en la segunda proposición como para formular otra operación más limitada diseñada para aislar Aus­tralia mediante la ampliación del control japonés has­ta el este de Nueva Guinea y las islas Salomón. El EM General Naval procedió a organizar las fuerzas nece­sarias para realizar una operación anfibia bajo el nom­bre clave de MO, para ocupar la isla de Tulagi en el archipiélago Salomón y, más importante, tomar Port Moresby en la costa sureste de Nueva Guinea. Yama­moto añadió a las fuerzas navales designadas para esta operación la 5.' División de Portaaviones, que incluían los nuevos destructores Shakaku y Zuikak.u, creyendo que los norteamericanos desplegarían una fuerza ex­pedicionaria para oponerse a la japonesa. Como mos­trarían los acontecimientos, Yamamoto estaba tentan­do a la suerte, puesto que el planeamiento inicial de la operación Midway presuponía que esos dos buques deberían prestar servicio con la fuerza de Nagumo.

A finales de marzo el plan de la Flota Combinada para la campaña de Midway estaba teminado y había sido presentado al EM General Naval el2 de abril por los dos colaboradores leales y de confianza de Yama­moto, capitanes Watanabe y Kuroshima. Durante los tres días siguientes se produjeron muchas acaloradas y fervientes discusiones en las que ambos oficiales ar-

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gumentaban sobre las ventajas de la operación Mid­way con los de la División de Planes del Cuartel Ge­neral, que se oponían a ella. Las cosas llegaron a un desenlace el 5 de abril, en el que Watanabe confirmó el apoyo decidido de Yamamoto a la operación Mid­way, repitiendo las palabras de su jefe: «Según el úl­timo análisis, el éxito o fracaso de nuestra estrategia en el Pacífico está determinado por el hecho de que consigamos o no destruir la flota de los Estados Uni­dos, especialmente sus portaaviones .... Creemos que realizando las operaciones propuestas contra Midway podemos conseguir atraer a la flota de portaaviones de nuestro enemigo a una decisiva batalla y destruir­la. Si, contrariamente, el enemigo evitara nuestro de­safío, aún conseguiríamos una ganancia importante al avanzar nuestro perímetro defensivo hasta Midway y las Aleutianas occidentales sin obstrucción.»

Para enfatizar su postura de no estar dispuesto a transigir, Yamamoto jugó de nuevo la carta de su di­misión. Ante la resuelta postura de Yamamoto, el con­tralmirante Fukudome hizo la siguiente considera-

~ Marineros a bordo de uno de los cruceros pesados de la fuerza de protección del la 17 FE observa la evacuación de la tripulación del portaaviones VSS Lexington que está en llamas y a punto de hundirse en el mar del Coral el 7 de mayo de 1942. El Lexington se hundió después de una

serie de grandes explosiones internas. Sin embargo, la Marina de EE. vv. había conseguido una victoria estratégica al detener el intento de la Flota Combinada de capturar Port Moresby en Nueva Guinea. Era la primera vez que una ofensiva japonesa había sido detenida. (Vía Robert F. Dorr)

LA ENFERMEDAD DE LA VICTORIA

ción: «Si el comandante en jefe está tan empeñado en ello, de dejaremos que lo haga solo?». Nagano no puso objeciones y dio las órdenes para cambiar la asig­nación de recursos hacia la operación Midway. Una vez el plan fue adoptado por el EM General Naval, el Ejército, vistas las pocas tropas que sería necesario asignar, no tuvo inconveniente en apoyar las opera­ciones MI y AL, como se conocieron las ofensivas so­bre las Midway y las Aleutianas, y de esta manera pasó también el examen del IGHQ sin obstrucciones. Aho­ra sólo quedaba el debate relativo a los detalles de la operación, la Flota Combinada deseaba la fecha más temprana posible y el EM General Naval deseaba re­trasarla. Así continuaron las cosas hasta el 18 de abril, en que el B-25 de Jimmy Doolittle, rugiendo sobre To­kio, puso fin a posteriores discusiones.

La enfermedad de la victoria

Es evidente que en este tiempo la forma de pensar de los japoneses se había visto afectada por un cáncer «tan grande que sus efectos podían verse en todos los ni­veles del planeamiento y la ejecución de la operación Midway», y que iba a tener un profundo impacto en el resultado de la batalla. La irrupción de lo que pos­teriormente se diagnosticaría como la «enfermedad de la victoria» tuvo sus orígenes en la especial y casi mi­tológica opinión que los japoneses tenían de sí mismos y de su nación, que ellos creían estaba destinada a ser Sekai Dai Jchi, o «La primera del mundo». Los japone­ses vieron en la invulnerabilidad de su sagrada tierra una prueba de su indiscutida eficacia militar. Signifi­cativamente, esto junto a sus éxitos en los conflictos anteriores al comienzo de la guerra del Pacífico eran

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PRELUDIO A MIDWAY

explicados en Japón no tanto por referencia a los fac­tores materiales y técnicos como por el ensalzamiento de la dimensión moral de la guerra. Esto engendró un estado de ánimo por el que se creía que el Nihon Seishin (el espíritu innato japonés) haría que la nación triunfara sobre cualquier enemigo.

Para un Japón imbuido con las virtudes marciales de la tradición samurai, la opinión denigrante acerca de EE.UU. como un país débil, decadente y agotado convenció a muchos de que no había mucho que te­mer en el ataque a esta gran potencia occidental. Esta errónea percepción de EE. UU. engendró una profun­da subestimación de su inmenso potencial militar, in­dustrial y, ciertamente, moral de esa nación que, a la larga, sería fatal para el Japón. Las circunstancias in­mediatas, sin embargo, en que se produjeron las no­tables victorias de los primeros cuatro meses de la guerra del Pacífico, sirvieron para agravar la arrogan­te actitud de los japoneses hacia sus enemigos, y «cuando se produjo la batalla de Midway, esta arro­gancia había alcanzado tal punto que impregnaba el pensamiento y las acciones de los oficiales y los solda­dos de las unidades de combate».

Consecuencia de esto, y afectando a los escalones más altos de la Marina, incluido el mismo Yamamoto, estaba la idee fixe de que los japoneses tenían sin nin­guna duda la iniciativa en la futura operación. Con­secuentemente se suponía, hasta el punto de ser un ar­tículo de fe, que la flota norteamericana solamente se haría a la mar a raíz de la invasión y ocupación de Mid­way. La idea de que sus portaaviones pudieran estar en el mar esperando a la flota japonesa, aunque se re­conocía como una posibilidad, nadie la creía. De he­cho, cuando tal posibilidad fue mencionada durante los juegos de estrategia sobre Midway, que se realiza­ron en el Yamato entre el 1 y 4 de mayo para analizar la futura batalla, las consecuencias de tal posibilidad fueron descartadas arrogantemente.

Fuchida y Okumiya relataban cómo cuando se les pidió que explicaran cómo la Primera Fuerza Expedi­cionaria de portaaviones se enfrentaría ante tal even­tualidad, Minoru Genda, el especialista de aviación, normalmente astuto y equilibrado, replicó tan vaga­mente que dio a entender que no existía ningún plan que contemplara tal contingencia. Aunque el contral­mirante Ugaki pusiera objeciones por ello, sin embar­go, reveló su convencimiento interno en la victoria cuando, posteriormente, en el desarrollo de los jue­gos, arbitrariamente revocó la decisión del arbitro que había decretado que los portaaviones Kaga y Akagi es­taban hundidos, de tal manera que solamente el pri­mero de ellos fue ejecutado mientras que el segundo emergía de la batalla solamente con ligeros daños. Más

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Este piloto de la Marina Imperial japonesa puesto el equiPo de vuelo de verano, un casco de vuelo forrado con piel, un mono de vuelo verde

de algodón y botas de vuelo de Piel. Los pañuelos blancos de seda eran comunes entre los pilotos. Oficiales de la graduación de Cap. de corbeta o

superiores llevaban sus espadas al combate. flustración de Chris Warner.

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aún, cuando los juegos llevaron al estudio y análisis de las reacciones posteriores a Midway, iKaga fue mi­lagrosamente resucitado de su tumba marina! Entre otros ejemplos de este presuntuosao optimismo esté el del escuadrón de hidroaviones que realizó una trans­misión de forma notablemente descuidada con el fin de que todo el correo les fuera remitido a Midway a partir de mediados de junio. Posiblemente el ejemplo más extremado de esta actitud se ve en la declaración realizada por un portavoz del EM General Naval, que desdeñosamente afirmaba: «Lo que más nos preocu­pa es que el enemigo no se atreva a enfrentarse a nues­tra flota y se niegue a salir de su base.»

Los últimos preparativos

Con este telón de fondo, los preparativos para las ope­raciones de Midway y las subsidiarias de las Aleutia­nas se reforzaron con la llegada de mayo. La Primera Flota Aérea asababa de regresar a Japón de su misión en el océano Indico el 22 de abril, cuando se le infor­mó acerca de MI, comenzando su puesta a punto y en­trenamiento para la operación. Sólo faltaban cuatro barcos de una flota de casi 200 buques reunidos por Yamamoto para la operación Midway. Sin embargo, a mediados de mes, cuando se conocieron las bajas de la batalla del mar del Coral, Naguno fue informado de que llevaría dos portaaviones menos a Midway de los previstos, ya que, a pesar de la gran victoria que ensalzaba la prensa japonesa, el portaaviones Shokaku había sido dañado tan gravemente que las reparacio­nes tardarían muchos meses en realizarse, y su geme­lo el Zuikaku había perdido tantos aviadores que no podía tomar parte en MI debido a la falta de susti­tutos.

Aunque los japoneses consideraban el revés recibi­do en el asalto naval a Port Moresby como una pe­queña frustración, su compensación estaba en su con­vicción de que habían infringido grandes pérdidas a la Fuerza Expedicionaria Aliada. Algunas de las pér­didas enemigas proclamadas por la prensa japonesa incluían un portaaviones de la clase Saratoga (en rea­lidad el Lexington) y el USS Yorktown. Este último fue dejado hundiéndose y posteriormente se le dio por hundido, siendo retirado de las estimaciones japone-

LOS ÚLTIMOS PREPARATIVOS

sas del orden de batalla de la US Navy; sin embargo, reaparecería apenas un mes más tarde para realizar una importante contribución al resultado de la bata­lla de Midway.

Las cosas comenzaron a moverse más rápidamente cuando los diferentes elementos del gran plan se pu­sieron en marcha de acuerdo con un complejo calen­dario. El 21 de mayo Yamamoto dirigió al mar a los buques de guerra de su cuerpo principal, a los cuatro portaaviones de Nagumo y a la Segunda Flota de Kon­do, para comenzar dos días de lo que resultarían ser las últimas maniobras de flota que realizaría la Flota Combinada. Los juegos de guerra finales realizados en el Yamato el 24 de mayo para ensayar tanto las ofensi­vas sobre Midway como las Aleutianas, mostraron que las operaciones se harían sin contratiempos. El mismo día, el grupo de transportes para la invasión de Mid­way que transportaba las tropas de asalto del coronel Kiyonao Ichicki pertenecientes al Ejército, se reunie­ron en Saipan con los cruceros pesados de la Support Force, Fuerza de Apoyo del contralmirante Kurita. Las fuerzas asignadas para la operación AL se dirigie­ron a la base naval de Ominato en el norte de Hons­hu, antes de partir, el 28 de mayo.

Todo estaba ya listo para la partida del mayor nú­mero de buques jamás visto en el Pacífico. Para los que estaban a bordo de esos buques, no había duda de la naturaleza especial de esa ocasión. Poco después de las 8 de la mañana del 28 de mayo el Akagi agitó la bandera de señales dando la orden a la Primera Flota Aérea de levar anclas y partir de acuerdo con el plan. Con el acompañamiento de los gritos de ánimo y la miriada de gorras ondeando de las tripulaciones de los buques del cuerpo principal de Yamamoto, los 21 buques de guerra iniciaron su camino uno tras otro a través del canal de Bungo al mar abierto. No puede ofrecerse mejor prueba del sentido de invencibilidad que impregnaba a la fuerza de Nagumo que la última evaluación de la Inteligencia, que el almirante al man­do comunicó a sus tripulaciones algunos días después mientras se preparaban para acercarse a la isla de Mid­way:

«El enemigo no es consciente de nuestra presencia en su zona y así permanecerá hasta después de nues­tros primeros ataques sobre la isla.»

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LOS PREPARATIVOS DE EE.UU.

Yamamoto y Nagumo estaban seguros de que logra­rían una sorpresa táctica si no estratégica, pero no hubieran sido tan optimistas de haber sabido que los norteamericanos tenían noticias de la operación de Midway ya desde principios de abril. Aunque tenían algunas sospechas, los japoneses no sabrían con segu­ridad hasta después de la guerra que la operación MI se había visto fatalmente comprometida como conse­cuencia de un extraordinario golpe de inteligencia norteamericano, que les proporcionó un conocimien­to detallado del plan japonés.

Aunque entrarían en juego muchos otros factores antes de que la victoria cayera del lado de los nortea­mericanos en Midway, ninguno es tan importante como la ruptura del jN25, e! código operativo vigen­te de la Marina japonesa. Si bien esto resultó un lo­gro extraordinario, e! código no era comprendido completamente. A pesar de todo se podían leer las fra­ses suficientes para permitir al comandante joseph Rochefort, jefe de! destacamento de la Oficina de In­teligencia de Combate de la Marina en Hawai (cono­cida como «Hypo») informar al almirante de la flota Chester Nimitz que los japoneses estaban preparando una operación muy importante, y que él estaba con­vencido iba dirigida contra Midway. Aunque la infor­mación era en principio lo suficientemente ambigua como para permitir otras interpretaciones acerca de las intenciones japonesas, Nimitz estaba convencido del caso presentado por Rochefort, como para iniciar los planes sobre la base de que Midway era el objetivo japonés. Ya había aprendido a valorar e! buen juicio de Rochefort que había demostrado su valía en abril, cuando, basado en la información existente, había pre­dicho la operación japonesa para tomar Port Moresby. Actuando con esta y otras fuentes de inteligencia, Ni­mitz había enviado a las fuerzas expedicionarias 11 y 17 que, a cambio de perder e! Lexington, detuvieron e! avance hacia el sur de la Flota Combinada.

El 2 de mayo, Nimitz realizó una visita de inspec­ción a la isla de Midway. Aunque en esta ocasión no comunicó al capitán de corbeta Shannon ni al capitán de fragata Cyril Simmard, los dos oficiales de mayor graduación que estaban al mando en la isla, de sus sos­pechas, se cercioró por sus informaciones de lo que se

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necesitaría para repeler un asalto anfibio importante. A su regreso a Pearl Harbor, les escribió una carta co­municándoles que los japoneses intentaban efectuar una importante ofensiva sobre Midway hacia e! 28 de mayo. Consecuentemente, la dotación y los efectivos aéreos de la base de los atolones fue aumentada hasta un nivel que Shannon creyó era suficiente para resis­tir cualquier asalto anfibio. Sin embargo, al cabo de unos días, Nimitz recibió una información vital que

A El Cte. ]oseph Rochefort iba a proporcionar a los norteamericanos una valiosa información al lograr descifrar lo esencial del código de la Marina japonesa ]N25.

Fue esto lo que llevó al historiador de la Marina norteamericana, Samuel Morison, a calificar Midway como «una victoria de los servicios de información».

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aseguraba sin lugar a dudas que Midway, y no Hawai ni la costa oriental de los EE. UU., era el objetivo de la próxima ofensiva japonesa. De esta forma pudo de­c1arar, el 14 de mayo, el estado de «la flota frente a una invasión» para el área de Hawai que incluía a Mid­way. Una vez más fueron «Hypo» y el comandante Ro­chefort los que le proporcionaron la prueba que con­firmaba las intenciones del enemigo.

Este broche final vino como resultado de un ardid de Rochefort. En sus comunicaciones entre bases, los japoneses utilizaban letras codificadas para designar lo que claramente eran puntos geográficos, pero lo difí­cil era determinar cual era el código correspondiente a cada lugar. De otra información relacionada con ese código, se dedujo que «AL»> por ejemplo, era una re­ferencia a las aleutianas, pero «AF», no estaba confir­mado, aunque Rochefort estaba seguro de que era Midway. Para dejar al descubierto a los japoneses, Ro­chefort obtuvo permiso de Nimitz para enviar un mensaje en inglés corriente desde Midway, notifican­do que había escasez de agua en la isla.

Dado que la isla careCÍa de suministros naturales de agua, sus ocupantes dependían de una planta filtra­dora de agua que se informó había sido volada. La pe­tición de que se enviara agua potable por medio de tanques alertaría a los espías japoneses, para cuya fi­nalidad se envió el falso mensaje. Dos días después, el 12 de mayo, el equipo Hypo se vio recompensado por la emisión de los japoneses a sus comandantes de flo­ta del mensaje: «AF tiene escasez de agua». No obs­tante, a pesar de las dudas que aún llegaban proce­dentes del almirante King en Washington, relativas al objetivo del ataque japonés, Nimitz estaba convencido más allá de toda duda de que Midway era el verdade­ro objetivo de la masiva empresa de Yamamoto, por lo que procedió a preparar sus limitados activos aé­reos y navales para frustrar las intenciones japonesas.

El 15 de mayo el vicealmirante William Halsey, jefe de la 16 Fuerza Expedicionaria que incluía los porta­aviones Enterprise y Hornet, fue llamado por Nimitz a Pearl Harbor desde la zona de las islas Salomón, don­de había llegado demasiado tarde para tomar parte en la batalla del Mar de Coral. Nimitz había tenido la in­tención de dar a Halsey el mando de la Fuerza Expe­dicionaria de Midway, pero al regreso de éste a Pearl, el día 26 se hizo evidente que su mal estado físico lo impedía. Una enfermedad crónica de piel diagnos­ticada como «dermatitis general» privó a un decep­cionado Halsey la oportunidad de proporcionar su «mayor golpe a los japoneses». Sin embargo, prestó a Nimitz y a su país un buen servicio cuando, sin du­darlo, recomendó que su sustituto fuera el contralmi­rante Raymond A. Spruance. Aunque éste no era avia-

LOS PREPARATIVOS DE EE.UU.

dor, tanto Halsey como Nimitz le tenían en gran esti­ma y ninguno de los dos tuvo ningún reparo en po­ner la 16 Fuerza Expedicionaria (FE) en sus manos.

En su entrevista inicial, Nimitz comunicó a Spruan­ce que debería salir el día 28, pues unos días antes Ro­chefort y su equipo Hypo le habían informado sobre la ofensiva a Midway y afirmó que los japoneses ha­bían pospuesto el día D hasta el 3 de junio como muy pronto. Esto era solamente una parte de un mensaje mucho más largo que H ypo había descifrado antes de que los japoneses cambiaran el código jN25. El men­saje resultó ser nada menos que el contenido de los principales detalles del orden de batalla de la futura operación. Consecuentemente, Nimitz pudo comuni­car a Spruance casi exactamente con lo que se iba a en­frentar, y la dirección general de la aproximación de los portaaviones japoneses a Midway. Nimitz estaba por tanto en condiciones de dar a Spruance el plan operativo para las fuerzas expedicionarias 16 y 17, ex­traídas de la inteligencia proporcionada por Hypo.

Al día siguiente, Nimitz se entrevistó también con el contralmirante Frank Fletcher, que acababa de llegar a Pearl Harbor con el gravemente dañado Yorktown. Sin revelarle la fuente, Nimitz le informó de la inten­ción de los japoneses de capturar la isla de Midway y le dijo que éstos emplearían cuatro portaaviones como mínimo y muchos barcos de apoyo en la operación compuesta por la fuerza de ataque de portaaviones de Nagumo, una fuerza de apoyo y otra de invasión. Ni­mitz comunicó también a Fletcher que en unos días se haría de nuevo a la mar en el Yorktown para unirse con Spruance al noreste de la isla de Midway, donde asu­miría el mando táctico de las fuerzas expedicionarias 16 y 17.

Sin embargo, esto presuponía que el Yorktown esta­ría lo suficientemente reparado para poder partir a tiempo. Muchos de los que evaluaron sus daños du­daban que pudiera hacerse. Las estimaciones del tiem­po necesario para efectuar las reparaciones eran de unos pesimistas tres meses. Si este tiempo se confir­maba, el Yorktown no estaría disponible para la próxi­ma batalla y Spruance se enfrentaría a Nagumo con dos portaaviones en vez de tres, lo cual no daba mar­gen suficiente para alimentar esperanzas de éxito.

En una extraordinaria demostración de improvisa­ción norteamericana, el portaaviones fue llevado al di­que seco donde unos 1.400 trabajadores descendieron al buque en masa y comenzaron a prepararlo para vol­ver a navegar, trabajando veinticuatro horas al día. Con el sonido de los martillos neumáticos y la luz de las soldaduras, el casco del Yorktown fue reparado y sus dañados compartimentos, reforzados con cuadernas. Pocas de las compuertas de los compartimentos estan-

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LOS PREPARATIVOS DE EE.UU.

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Este piloto del cuerpo de Infantería de Marina viste el mono A-4 y el casco A-8 de verano.

También lleva una pistolera de hombro de la Marina, que aquí lleva colgando de la cadera.

Ilustración de Chris Warner

cos funcionaban correctamente debido a la deforma­ción de la estructura producida por las bombas japo­nesas; sin embargo, el sábado 29 de mayo (el día des­pués de que Spruance hubiera partido con la Fuerza Expedicionaria 16) Fletcher se hizo a la mar con el Yorktown. Su grupo aéreo reunido apresuradamente

~ Tales fueron los daños infligidos al USS y orktown en la batalla del mar del Coral, que la Marina Imperial le dio por hundido. Pero consiguiendo llegar con dificultad a Pearl Harbor el27 de mayo, fue llevado al dique seco n: 1 y devuelto al servicio en el espacio extraordinario de 48 horas. Aunque muchas de sus reparaciones eran con mucho provisionales, su presencia en Midway sería decisiva.

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estaba compuesto por diferentes escuadrones perte­necientes a no menos de tres portaaviones. Junto con sus escoltas, los cruceros pesados Astona y Portland y los seis destructores del DesRon 2, el Yorktown se diri­gió hacia el norte desde Oahu a una velocidad de 27 nudos, la más alta que sus dañados motores podían

LOS PREPARATIVOS DE EE.UU.

producir, para encontrarse con el Enterpnse y el Hor­neto A no ser por una eventualidad imprevista, Flet­cher tenía la confianza de que podría satisfacer la fer­viente petición de Nimitz de que se reuniera a tiempo con las fuerzas expedicionarias 16 y 17 al noreste de Midway.

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LOS PLANES ENFRENTADOS

El plan japonés

El objetivo que gobernaba las operaciones AL y MI era doble. Primero, establecer una nueva línea de de­fensa avanzada desde las Aleutianas a través de Mid­way, isla Wake, las Marshall y las islas Gilbert y el sur de las Salomón hasta Port Moresby, y en segundo lu­gar y más importante, conseguir la destrucción de las unidades de superficie de la flota de Estados Unidos en ese «decisivo combate naval en e! Pacífico», o Kas­sen Kantai, tan entrañable para los estrategas de la Ma­rina japonesa. Este resultado sería provocado por la invasión y ocupación de la isla de Midway, una base que los japoneses creían que era de tanta importancia estratégica para la Marina de EE.UU., que se verían obligados a salir de Hawai con el resto de los buques de la flota del Pacífico para oponerse a su ocupación por los japoneses.

Para conseguir este objetivo, la Flota Combinada ha­bía formulado un plan complejo y muy ajustado en e! tiempo, que comprendía una ofensiva de dos puntas. La ejecución de las diferentes fases de ambas ofensi­vas se inició el 7 de junio, designado como día N (el equivalente japonés de! día D de EE.UU.). Este día ha- . bía sido elegido por la Flota Combinada por ser el más próximo de los que permitirían a la flota de Nagumo haberse recuperad9 tras su regreso al Japón de la ope­ración del océano Indico, y también por ser el último día de junio en el que habría suficiente luz de luna para permitir un desembarco anfibio nocturno en la isla de Midway.

La primera y menor de estas dos ofensivas, con el nombre clave de AL, era una operación diversionaria contra las islas Aleutianas en el Pacífico norte. Las ins­trucciones dadas al vicealmirante Hosogaya relativas a AL, requerían la neutralización de la fuerza aérea de EE.UU. en Dutch Harbor, operación que habría de comenzar el 3 de junio, tres días antes del día N, se­guidas por la ocupación en días sucesivos de las islas de Adak, Kiska y Attu hasta el 12 de junio. Las fuer­zas asignadas a AL, comprendían el grueso de la Fuer­za Norte, la Segunda Fuerza de Ataque de Portaavio­nes, las fuerzas de invasión Attu y Kiska y una unidad de submarinos destacada para ayudar en la operación

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de las Aleutianas. Además, para esta misma operación, la Flota Combinada había asignado como destacamen­to del grueso de Yamamoto, una fuerza de protección formada por buques de guerra al mando del viceal­mirante Takasu. Mientras que este último partiría des­de el puerto principal de la flota en Hashirajima Bay, junto con el resto del grueso principal al mando de Yamamoto el 29 de mayo, los demás partirían de la base naval de Ominato, en e! norte de Honshu un día antes.

La operación MI tenía dos fases distintas en las que las unidades de la flota participantes debían desempe­ñar su papel según un calendario muy apretado. La fase uno incluía la ocupación de la isla de Midway el día N. A partir de ahí se suponía que la disposición de la flota sería tal que colocaría a los japoneses en la po­sición más ventajosa posible para conseguir la destruc­ción de los elementos de la flota de EE.UU. que de­berían partir hacia Midway una vez que las noticias de su captura hubieran llegado a Hawai. El enorme nú­mero de barcos empleados en esta operación, junto con la necesidad de asegurar la sorpresa obligaba a una amplia dispersión de las fuerzas participantes.

El plan preveía que el asalto a Midway fuera inicia­do por la Primera Flota Aérea de Portaaviones de Na­gumo, el 5 de junio, N menos 2. Aproximándose por el noroeste, sus cuatro portaaviones deberían lanzar sus aviones desde unas 250 millas antes de Midway procediendo a continuación a atacar la base de atolo­nes, eliminando la fuerza aérea enemiga de la isla y debilitando sus defensas en preparación de los desem­barcos. U na vez conseguido este objetivo, los portaa­viones de Nagumo quedarían libres para enfrentarse a los de EE.UU. ya los demás barcos que se suponía partirían desde Pearl Harbor tras la caida de Midway. El apoyo aéreo para los desembarcos del 7 de junio debería ser proporcionado por los cazas «Rufe» cazas flotadores del Seaplane Tender Group (Grupo de Bu­ques Auxiliares de Hidroaviones) del contralmirante Fujita que, el día N menos I tomaría la isla de Kure a unas 60 millas de Midway como base de operacio­nes adelantada. Esto no sería sino el preludio de los desembarcos anfibios que se realizarían al amanecer del 7 de junio por la Midway Invasion Force (Fuerza

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de Invasión de Midway) que se aproximaba a la isla desde el sur y transportaba la única contribución del Ejército a la ofensiva: el destacamento de Ichicki. El plan preveía que el descubrimiento por los norteame­ricanos de la fuerza de invasión de Tanaka se produ­jera el 6 de junio (D-l), a fin de que creyeran que el principal ataque japonés procedía del sur. Los desem­barcos en la isla de Sand y la isla Eastern recibirían el apoyo de las baterías de cañones de ocho pulgadas pertenecientes a los cuatro cruceros pesados del vi­cealmirante Kurita. Más al sur y protegiendo el flan­co de la fuerza de invasión estaría el grueso principal de Kondo.

El día N el grueso principal del almirante Yamamo­to que contaba con los buques más poderosos de la Flota Combinada incluyendo el buque insignia Yama­Lo (y de cuya presencia la Marina de EE.UU. no fue consciente hasta después de la batalla), esperarían a unas 500 millas al noroeste de la isla junto con los otros elementos de la flota ya mencionados, listos para iniciar la fase más importante de la operación MI. Esto tendría lugar cuando el reconocimiento aéreo de lar-

~ El buque insignia de la Primera Flota Aérea de Nagumo para la operación MI era el venerable Akagi (Castillo Rojo). Originalmente diseñado como un crucero de batalla de clase Amagi fue reconvertido después del Tratado Naval de Washington en portaaviones. Fue botado en abril de 1925; tenía tres cubiertas de vuelo delanteras. (Vía Roger Chesneau)

EL PLAN JAPONÉS

go alcance y los dos cordones de submarinos estacio­nados entre Hawai y Midway y que estaba previsto es­tuvieran en sus lugares asignados el 2 de junio, infor­maran a Yamamoto de que la flota de EE.UU. había salido de Pear\. Concentrando rápidamente sus am­pliamente dispersadas fuerzas, Yamamoto forzaría la «batalla decisiva» con la flota de EE. UU. , de la cual los japoneses no tenían duda de que emergerían victorio­sos, el coup de grace sería asestado por los cañones pe­sados de los buques de guerra. Sin embargo, entre los japoneses había algunos, que expresaron su preocu­pación acerca del horario tan ajustado impuesto a los port~aviones de Nagumo. Creían que ello imponía una rémora potencial a su libertad de movimientos al exigirle conciliar dos objetivos opuestos: la destruc­ción de la fuerza aérea de Midway y la derrota de los portaaviones de EE. U U. , limitando de esta manera se­veramente su capacidad de respuesta ante una contin­gencia inesperada. Sin embargo, esta opinión era mi­noritaria, y el sentimiento predominante era de que todo saldría bien, siempre que la Marina de EE.UU. reaccionara tal y como los japoneses habían previsto.

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LOS PLANES ENFRENTADOS

Un grave fallo de los servicios de información

Dado el escaso conocimiento por parte de la Flota Combinada, del paradero de la flota del Pacífico de EE.UU., la suposición de la certeza de su posición y la consiguiente reacción contenida en su rígido plan son absolutamente extraordinarias. Al final esto acarrearía su ruina. De hecho, el último avistamiento certero de buques de guerra norteamericanos había tenido lugar el18 de mayo, cuando un cierto número de ellos fue detectado desde el aire al este de las islas Salomón. La estimación de los efectivos de EE. UU. que Yamamoto había dado el 20 de mayo, y que cu­bría las Aleutianas, Hawai y Midway, aunque no eran precisas, hicieron desviar la atención hacia las fuerzas de las defensas de Midway, reforzando la necesidad de realizar fuertes ataques aér~os el 5 de junio desde los portaaviones de Nagumo. El estimaba que los ac­tivos de la flota de EE. UU. en el aérea de Hawai con­sistían en dos o tres portaaviones, dos o tres portaa­viones escoltas, cuatro o cinco cruceros pesados, tres o cuatro cruceros ligeros, y aproximadamente 30 des­tructores y 25 submarinos.

Ilustra sobre el desconocimiento real de la posición de la flota de EE.UU., el hecho de que el EM General

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Naval en Tokio era de la opinión de que la EE.UU. Carrier Task Force (Fuerza Expedicionaria de Porta­aviones de EE. U U.) estaba operando más al sur, en las Salomón, lo que probaba a sus ojos que los norteame­ricanos no eran conscientes de las intenciones japone­sas. Los intentos del propio Yamamoto para obtener una información más definitiva acerca de los buques en Pearl quedó en nada cuando los sobrevuelos pla­neados sobre Harbor por dos portaviones Kawanishi H8K «Emily», entre el 31 de mayo y 3 de junio, fue­ron cancelados porque el submarino 1-123 notificó qúe barcos de EE. UU. estaban patrullando el área de­signada para la escala de reabastecimiento de combus­tible, en los bancos de arena de French Frigate Los cordones de los submarinos no tuvieron mejor suer­te; cuando llegaron a sus lugares asignados, que fue dos días después del planeado D menos 5, Spruance ya había pasado algunos días antes, y el Yorktown cru­zó el cordón deslizándose sin ser detectado.

A pesar de todo los japoneses tuvieron indicios de que las cosas podían no ir como ellos creían. Elide junio Ugaki escribía en su diario: «De 180 comunica­ciones de radio detectadas en el distrito de Hawai, 72 iban calificadas de "urgente". Creemos que el enemi­go se está preparando para enfrentarse a nosotros, al

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sospechar fuertemente de nuestros mOVimientos.» Esta vital información no fue comunicada a Nagumo por la errónea creencia de los que estaban a bordo del } amato de que estas comunicaciones de radio con toda seguridad habrían sido detectadas también en el Aka­gi, y que Nagumo habría, en consecuencia, tomado las medidas apropiadas. (Esta postura fue adoptada a pe­sar de saber que las instalaciones de radio del Akagi eran deficientes. De hecho, las transmisiones de radio americanas no fueron detectadas en aquél). Ante esta uposición se llegó a la conclusión de que no había ne­

cesidad de romper el silencio de radio que Yamamo­ro había impuesto sobre la operación antes de los desembarcos. Por la misma razón un mensaje actuali­zado y altamente revelador enviado por el EM Gene­ral Naval el 2 de junio, en el que se especulaba sobre la posible presencia de una fuerza de portaaviones de EE. UU. situada en la zona este de Midway a la espera de poder tender una emboscada a los japoneses en su avance, tampoco fue comunicada a Nagumo. Privado de una información que podía haber cambiado signi­fica tivamente el resultado de los sucesos que estaban a punto de desarrollarse, Nagumo continuó su avan­ce hacia Midway, en posesión de una perspectiva de los sevicios de información tan oscura como los ban-

EL PLAN NORTEAMERICANO

El Soryu. Al ser uno de los dos últimos portaaviones construidos por los japoneses bajo las limitaciones del Tratado Naval de Washington, el Soryu era bastante pequeño en comparación con sus sucesores, el Shokaku y el Zuikaku. Ilustración de Jan Suermondt.

cos de niebla que en esos momentos atravesaban los portaaviones.

El plan norteamericano

El plan que Nimitz presentó a Spruance y Fletcher el 27 de mayo había sido formulado según la supuesta exactitud de la más actualizada información del servi­cio de información, acerca de las intenciones y prepa­rativos de los japoneses. Nimitz había ya decidido que la operación de las AJeutianas era diversionaria; sin embargo había enviado a la 8.' Fuerza Expedicionaria al mando del contralmirante Theobald a las AJeutia­nas, con cinco cruceros y diez destructores, el máxi­mo de los que podía prescindir.

Midway figuraba en el planeamiento de Nimitz so­bre todo como un cuarto e insumergible portaaviones. Mientras que los efectivos aéreos totales en la isla alcanzaban 115 aviones de diferentes tipos, el 3 de junio Nimitz era perfectamente consciente de que la relativa obsolescencia de muchos de ellos impedía cualquier posibilidad de evitar la realización de incur­siones consecutivas sobre la base por parte de los avio­nes de Nagumo. Ante tales circunstancias llegó a la conclusión de que la única forma de que Midway pu-

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LOS PLANES ENFRENTADOS

ORDEN DE BATALLA JAPONÉS PARA LAS OPERACIONES AL Y MI

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FLOTA COMBINADA Almirante Isoroku Yamamoto en el buque Yamato.

(A) FUERZA DEL NORTE (Aleutianas) (Quinta Flota): Vicealmirante Moshiro Hosogaya en el CA Nachi. Grueso principal: Vicealmirante Moshiro Hosogaya en el CA Nachi. Fuerza de protección: DD Inazuma: Cap. de Fragata Hajime T akeuchi DD Ikazuchi. Grupo de apoyo: 2 cisternas, 3 cargueros.

(B) SEGUNDA FUERZA DE ASALTO DE PORTAAVIONES: Contralmirante Kakuji Kakuta GRUPO DE PORTAAVIONES (CARDIV 4): contralmirante Kakuji Kakuta. CVl Ryujo: Cap. T adeo Kato Unidad aérea: Tte. Masayuki Yamagami Componente aéreo: 16 lero A6M2 Tipo 21: Tte. Koboyashi. 21 BSN2: Tte. Yamagami. CV Junyo: Cap. Shizue Isi Unidad aérea: Tte. Yoshio Shiga Componente aéreo: 24 lero A6M2 Tipo 21: Tte. Shiga. 21 D3AI: Tte. Abe. Grupo de apoyo: 2.' Sección CruDiv 4: Cap. Shunsaku Nabeshima en CA Maya. CA Takao. Grupo de protección: DesDiv 7: Cap. Kaname Konishi 3 DD: Akebono, Ushio, Sazanami. 1 cisterna.

(C) FUERZA DE APOYO DE LAS ALEUTIANAS: Vicealmirante Shiro Takasu en el BB Hyuga (buque insignia). Grupo de buques de guerra: Hyuga, Ise, Fuso, Yamashiro. Fuerza de protección: CruDiv 9: Cl Kitikami (buque insignia), ClOi. DesDiv 20: 4 DD: Asagiri, Yugiri, Shirakumo, Amagiri. DesDiv 24: 4 DD: Umikaze, Yamakaze, Kawakaze, Suzukaze. DesDiv 27: 4 DD: Ariake, Yugure, Shigure, Shiratsuyu.

(O) FUERZA DE INVASiÓN ATTU: Contralmirante Sentaro Omori en el Cl Abukuma. DesDiv 21: 4 DD: Wakaba, Nenohi, Hatsuharu, Hatsushimo. 1 minador 1 transporte

(E) FUERZA DE INVASiÓN KISKA: Cap. T akeji Ono en el Cl Kiso. CruDiv 21 : 2 Cls: Kiso, Tama. 1 Crucero auxiliar. Fuerza de protección: DesDiv 6: 3 DD: Hibiki, Akatsuki, Hokaze. Transportes: Hakusan Maru (capacidad de 550 soldados), Kumagawa Maru. División de drágaminas 13: 3 dragaminas Destacamento de submarinos: 6 submarinos: 1-9, 1-15, 1-17, 1-19, 1-25, 1-26.

FUERZA PRINCIPAL (Primera Flota): Almirante Isoroku Yamamoto en el BB Yamato. Grueso principal: almirante Yamamoto Grupo de buques de guerra: BatDiv 1: Almirante Yamamoto en el Yamato, Nagato, Mutsu. Grupo de portaaviones: Hosho transportando 8 BSNI y BN2. DD Yukaze. Fuerza especial: Chiyoda, Nisshin (aunque eran portaaviones, estos dos buques solamente transportaron submarinos de bolsillo en esta operación). Fuerza de protección: DesRon 3: contralmirante Shintaro. Hashimoto en el Cl Sendai (buque insignia). DesDiv 11: 4 DD: Fubuki, Shirayuki, Hatsuyuki, Murakamo. DesDiv 19: 4 DD: Isonami, Uranami, Shikinami, Ayanami. Grupo de abastecimiento: 2 cisternas.

(G) PRIMERA FUERZA DE ASALTO DE PORTAAVIONES (Primera Flora aérea) Vicealmirante Nagumo. División de portaaviones (CarDiv 1): vicealmirante Nagumo en el CV Akagi. Unidad aérea: CF: Mitsuo Fuchida. Componente aéreo: 21 lero A6M2 tipo 21: Cap. de corbeta Itaya. 21D3A1: CC Chihaya. 21 B5N2: CC Murata. Kaga (CV): Cap. Jisaku Okada. Unidad aérea: Cap. de corbeta Tadashi Kusumi. Componente aéreo: 21 lero A6M2 tipo 21 : Tte. Sato. 21 D3A 1: Tte. Ogawa. 30 BSN2: Tte. Kitajima. División de portaaviones 2 (CarDiv 2): contralmirante Tamon Yamaguchi en el CV Hiryu. Hiryu (CV): Cap. Tomeo Kaku. Unidad aérea: Tte. Joichi Tomonaga. Componente aéreo: 21 lero A6M2 tipo 21: Tte. Mori. 21 D 3A 1: Tte. Kobayashi. 21 BSN2: Tte. Kikuchi. Soryu (CV): Cap. Ryusaku Yanagimoto. Unidad aérea: CC Takashige Egusa. Componente aéreo: 21 A6M2 le ro tipo 21: Tte. Suganami. 21 D 3A 1: Tte. Ikeda. 21 BSN2: Tte. Abe. 2 D4Y1 . Grupo de apoyo: contralmirante Hiroaki Abe Tte. CA Tone. CRUDIV 8: contralmirante Abe. CA Tone 't CA Chikuma. 2.' SECClON, BATDIV3: BB Haruna, BB Kirishima. Fuerza de apoyo: DesRon 10: Rear Admiral Kimura en el Cl Nagara. DesDiv 4: 4 DD: Nowaki, Arashi, Hagikaze, Maikaze.

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DesDiv 10: 3 DD: Kazagumo, Yugumo, Makigumo. DesDiv 17: 4 DD: Urakaze, Isokaze, Tanikaze, Hamakaze. Grupo de abastecimiento: 1 DD: Akigumo. 5 cisternas.

FUERZA DE INVASiÓN DE MIDWAY (2: Flota): Vicealmirante Nobutake en el CA Atago.

(H) GRUESO PRINCIPAL DE LA SEGUNDA FLOTA: Vicealmirante Kondo. CRUDIV 4 (excepto la 2.' Sección): CA Atago, CA Chokai. CRUDIV 5: CA Myoko, CA Haguro. BATDIV 3 (excepto la 2.' Sección): BB Kongo, BB Hiei. Fuerza de protección: DesRon 4: contralmirante Nishimura en el Cl Yura. DesDiv 2: 4 DD: Murusame, Samidare, Harusame, Yudachi. DesDiv 9: 3 DD: Asagumo, Minegumo, Natsugumo. Grupo de portaaviones: Cap. Sueo Obayashi. Zuiho: Cap. Obayashi. Componente aéreo: 12 A6M2 le ro tipo 21: Tte. Hidaka. 12 BsN2: Tte. Matsuo. 1 DD: Mikazuki. Grupo de abastecimiento: 4 cisternas. 1 buque taller.

FUERZA DE OCUPACiÓN DE MIDWAY Contralmirante Raizo T anaka. 12 buques de transporte. 3 botes patrulleros. (Estos barcos transportaban aproximadamente 5.000 soldados. El Cap. Ota (de la Marina) mandaba la Segunda Fuerza Especial de Desembarco de la Marina y el destacamento del Ejército estaba al mando del Coro Kiyonao Ichiki.) 1 cisterna. Fuerza de escolta: contralmirante T anaka en el Cl Jintsu. DesDiv 15: 2 DD: Kuroshio, Oyashio. DesDiv 16: 4 DD: Yukikaze, Amatsukaze, Tokitsukaze, Hatsukaze. DesDiv 18: 4 DDd: Shiranuhi, Kasumi, Arare, Kagero. Grupo de hidroaviones auxiliares: contralmirante Ruitaro Fujita en el CVS Chitose. División de hidroaviones auxiliares 11: CVS Chitose. Componente aéreo: 16 A6M2-N aviones flotadores de combate «Rufe». AV Kamikawa Maru. 8 A6M-2N aviones flotadores «Rufe». 4 aviones de exploración. 1 DD Hayashio. 1 bote patrulla.

diera optimizar la limitada capacidad de sus efectivos aéreos consistiría en «infligir un rápido y temprano daño en las cubiertas de los portaaviones japoneses» con la esperanza de sorprender a sus aviones antes de que despegaran. Por tanto dio instrucciones al jefe de la fuerza aérea de que los cazas de Midway deberían

EL PLAN NORTEAMERICANO

(J) FUERZA DE APOYO DE MIDWAY: Vicealmirante Takeo Kurita en el CA Kumano. CRUDIV 7: vicealmirante Kurita. 4 CA Kumano, Suzuya, Mogami, Mikuma. DesDiv 8: 2 DD: Asashio, Arashio. 1 cisterna.

(K) GRUPO DE DRAGAMINAS: Cap. Sadatomo Miyamoto. 4 dragaminas. 3 cazasubmarinos. 1 buque de abastecimiento. 2 buques cargueros.

FUERZA DE AVANCE (submarinos) (6: Flota): Vicealmirante Teruhisa Komatsu. en el Katori de Kwajalein. SubRon 3: contralmirante Chimaki Kono. Río de Janeiro (buque insignia en Kwajalein). (l & M) SUBDIV 19: Cap. Ryojiro Ono 1-156, 1-157, 1-158, 1-159. SUBDIV 30: Cap. Maseo Teraoka 1-162, 1-165, 1-166. SUBDIV 13: Cap. Takeharu Miyazaki 1-121, 1-122, 1-123.

FUERZA AÉREA CON BASE EN TIERRA (11 Flota Aérea): Vicealmirante Nishizo Tsukahara (de Tinian). FE de Midway: Cap. Morita 36 cazas «lero». 10 bombarderos «Betty» en Wake. 6 botes volantes en Jaluit. 24 Flotilla aérea: contralmirante Maeda. Chitose Grupo aéreo en Kwajalein. 36 cazas «lero». 36 BsN2. Primer Grupo aéreo en Aur y Wotje. 36 cazas «lero». 36 BsN2. 14 Grupo aéreo. 36 H6K botes volantes en Jaluit y Wotje.

emplearse para escoltar a los bombarderos y no para defender la base aérea. Esta misión sería dejada a los cañones antiaéreos. También esperaba que las patru­llas aéreas de largo alcance realizadas por los PBY-5A, desde la isla, que habían comenzado el 22 de mayo, harían las veces de los ojos de Midway y de las fuerzas

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LOS PLANES ENFRENTADOS

ORDEN DE BATALLA DE LAS FUERZAS DE EE.UU. PARA LA CAMPAÑA DE MIDWAY

FLOTA DE EE.UU. DEL PAcíFICO y DE LAS ZONAS DEL OCÉANO PAcíFICO Almirante Chester W. Nimitz

Contralmirante Frank Fletcher

Fuerza expedicionaria 17: Contralmirante Frank Fletcher. TG 17.5 Grupo de portaaviones: Cap. Elliot Buckmaster. Yorktown (CV): Cap. Elliot Buckmaster. Componente aéreo: VF-3: 25 F4F-4 Wildcat. VB-3: 18 SBD-3 Dauntless. VS-3: 19 SBD-3 Dauntless. VT-3: 13 TBD-1 Devastator. TG 17.2 Grupo de cruceros: Contralmirante William Smith in CA Astoria. CA Astoria, CA Port/and. TG 17.4 Grupo de destructores: Cap. Gilbert C. Hoover (ComDesRon 2).

expedicionarias de los portaaviones, y de que ellos ha­rían el primer contacto con las fuerzas japonesas que se aproximaban.

Sin embargo, con la excepción de Shannon, Simard y algunos otros oficiales de alto rango, Nimitz no ha-

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6 DD: Hamman, Hughes, Morris, Anderson, Russell, Gwim.

Fuerza expedicionaria 16: Contralmirante Raymond Spruance. TG 16.5 Grupo de portaaviones: Cap. George D. Murray. Enterprise (CV): Cap. George D. Murray. Componente aéreo: VF-6: 27 F4F-4 Wildcats. VB-6: 19 SBD-2 & 3 Dauntless. VS-6: 19 SBD-2 & 3 Dauntless. VT-6: 14 TBD-1 Devastator. Hornet (CV): Cap. Marc A. Mitscher. Componente aéreo: VF-8: 27 F4F-4 Wildcat. VB-8: 19 SBD-2 & 3 Dauntless. VS-8: 19 SBD-1, 2 & 3 Dauntless. VT-8: 15 TBD-1 Devastator. TG 16.2 Grupo de destructores: Contralmirante Thomas C. Kinkaid (ComCruDiv 6). CA New Or/eans, CA Minneapo/is. TG 16.4 Destructores de protección: Cap. Alexander R. Early (ComDesRon 1).

bía revelado a nadie que los esfuerzos de las fuerzas defensoras de Midway contarían con el apoyo de los portaaviones de la Marina. No se hizo ningún intento de coordinar los esfuerzos de las unidades aéreas del Ejército, Marina e Infantería de Marina estacionadas

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9 DD: Phe/ps, Worden, Monaghan, Ay/win, Ba/ch, Conyngham, Benham, Ellet, Maury. Grupo de cisternas: Cimmarron, P/atte. 2 DD: Dewey, Monssen.

Contralmirante Robert H. English, Comm Sub Force, Flota del Pacífico en Pearl Harbor (Control operativo). TG. 7.1 : Midway Grupo de patrull\l 12 subs.: Cacha/oto F/ying Fish, Tambor, Trout, Gray/ing, Nauti/us, Grouper, Do/phin, Gato, Cutt/efish, Gudgeon, Grenadier. TG. 7.2: «Roving Short StoP» Grupo: 3 subs.: Narwha/, P/unger, Trigger. TG 7.3: Grupo de patrulla del norte de Oahu: 4 subs.: T arpon, Pike, Finback, Grow/er.

Cap. Cyril T. Simard. Destacamentos de las alas de patrulla 1 y 2. 38 PBY-5 Y PBY-5A Catalina.

en Midway, ni de coordinarlas con las fuerzas de la \larina en el mar. De hecho, los pilotos de la isla fue­ron específicamente informados de que la mayor prio­ridad de los portaaviones era proteger Pearl Harbor, dando a entender su ausencia en la defensa de Mid-

EL PLAN NORTEAMERICANO

VT-B destacamento: 6 TBF-1. 22 Grupo aéreo de Infantería de Marina, 2.' Ala aérea de Infantería de Marina: Tte. Ira L. Kimes. VMF 221: 20 F2A-3 Buffalo. 7 F4F-3 Wildcat. VMSB: 11 SB2U-3 Vindicator, 16 SBD Dauntless. Destacamento del 7.' USAAF: Tte. Gen. Willis P. Hale 4 B-26. 19 B-17E.

6.' Batallón de Defensa de Inf. de marina. Fuerza de la Flota de Inf. de Marina: Col. Harold D. Shannon. MTB Escuadrón 1. B PT botes en Midway: 2 en la isla de Kure. 4 pequeños vehículos patrulleros desplegados en la zona. 2 gabarras. un destructor en los bancos de arena de French Frigate. 1 cisterna. un yate reconvertido. 1 dragaminas en Pearl y en los arrecifes de Hermes. 2 botes atuneros modificados en Lisianski. Gardner Pinnacles. Laysan y Necker. Unidad de Repostado de Reserva en Midway: un cisterna. dos destructores.

way cuando los japoneses atacaran. No se permitió que nada comprometiera en forma alguna el secreto abso­luto de la presencia de los portaaviones al noreste de la isla de Midway, pues Nimitz confiaba en los aviones de sus cubiertas para conseguir el éxito en los días pos-

El Hornet, resplandeciente con la pintura utilizada en la incursión aérea de Doolittle a Tokio y durante la batalla de Midway, hasta su hundimiento en la batalla de Santa Cruz a finales de 1942. Ilustración de Jan Suermondt.

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LOS PLANES ENFRENTADOS

Buques de guerra japoneses en la operación MI

NOMBRE DESPLAZAMIENTO ARMAMENTO BLINDAJE TERMINADO DESTINO

Yamato 72.800 Tn 9 x 18,1 pulgadas 400 mm cinturón Die. 1941 Hundido en abril de 1945 12 x 6,1 pulgadas 500/ 650 mm torretas 12 x 5 pulgadas AA 200 mm cubiertas

Nagato 34.100 Tn 8 x 16 pulgadas 100/ 300 mm cinturón Nov. 1920 Utilizado en las pruebas de 18 x 5,5 pulgadas bombas realizadas en el ato-8 x 5 pulgadas AA Ión de Bikini en 1946

Mutsu 34.100 Tn 8 x 16 pulgadas 356 mm torretas Oct. 1921 Explosión interna accidental 18 x 5,5 pulgadas Hasta 75 mm cubiertas en 1943 8 x 5 pulgadas AA 4 x 533 mm tubos lanzatorpedos

Kirishima 27.500 Tn 8 x 14 pulgadas 76/ 203 mm cinturón Abr. 1915 Hundido en 1942 cerca de 14 x 6 pulgadas Guadalcanal 8 x 5 pulgadas AA

Haruna 27.500 Tn 8 x 14 pulgadas 229 mm torretas Abr. 1915 Hundido en julio de 1945 14 x 6 pulgadas 8 X 5 pulgadas AA

teriores. Para mayor seguridad Nimitz separó a unos 19 submarinos de sus misiones ofensivas, y durante la batalla asignó a 16 de ellos la misión de explorar las in­mediaciones de Midway. Otros cuatro cubrirían Oahu, dejando tres de reserva disponibles.

El objetivo principal de la acción norteamericana, sin embargo, era indiscutible. Se trataba de los cuatro portaaviones de Nagumo que se sabía se aproximaban a Midway por el noroeste. Nimitz explicó a Fletcher y Spruance su creencia de que para conseguir su des­trucción, era absolutamente vital que los portaaviones americanos consiguieran la sorpresa golpeando en primer lugar y desde el flanco.

La abrumadora superioridad material de los japo­neses sobre la Marina de EE.UU. impedía cualquier opción que no fuera la de un salvaje y devastador ata­que del estilo de «golpear y salir corriendo». Dado que la sorpresa y la velocidad eran la esencia de su plan, Nimitz había renunciado conscientemente a la utiliza­óón de los lentos buques de la 1.' Fuerza Expedicio­naria con base en San Francisco.

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Debido a los pocos efectivos navales que poseía la Marina de Estados Unidos en el Pacífico, la opción de una batalla larga de desgaste era imposible. Si Flet­cher y Spruance fracasaban y los portaaviones ameri­canos resultaban hundidos, todo el Pacífico y el litoral este de Estados Unidos quedarían expuestos ante los japoneses. A la luz de estos hechos, Nimitz no podía dejar de imprimir en sus subordinados la idea de que sus acciones debían estar guiadas por «el principio del riesgo calculado». Fletcher y Spruance sólo deberían entablar combate si tenían una buena oportunidad de infligir un daño desproporcionado a los japoneses. A pesar de la extraordinaria información proporciona­da por Hypo, Nimitz sabía que la operación en la que estaban embarcados era un juego de azar. Muchas co­sas podían salir mal; ciertamente la batalla no estaba ganada. Poco puede extrañar, por tanto, que denomi­nara al punto de encuentro de los tres portaaviones de EE.UU., situado a 32 grqdos de latitud norte, 173 grados de longitud oeste y 325 millas al noreste de Midway, el «Punto Suerte».

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LOS COMANDANTES ENFRENTADOS

Los comandantes japoneses

El almirante Isoroku Yamamoto emerge de cualquier relato sobre la operación de Midway como la fuerza central e impulsora suprema del bando japonés. Ya se ha \'isto que esto surgió como consecuencia de su do­minio dentro de la Flota Combinada y sobre los ofi­ciales de alto rango del EM General Naval. En reali­dad el plan sobre Midway era suyo y cuando fracasó, ~. fracasó totalmente, no hizo ningún intento de echar la culpa a un chivo expiatorio conveniente. El análisis posterior a la batalla realizado por los japoneses reve­laría la existencia de una gran cantidad de defectos re­lacionados con la operación pero, extrañamente, nin­guno de ellos parece haber cambiado su consideración del almirante Yamamoto como un jefe militar de pri­mer orden.

Quizás la clave del fracaso de la operación MI está en el temperamento del jefe de la Flota Combinada. Un patriota de los pies a la cabeza, era sin embargo muy consciente de que la guerra japonesa del Pacífi­co era sobre todo un temerario juego de azar. Como consumado jugador que era, tanto de póquer como de shogi, estaba plenamente convencido de que la úni­ca posibilidad de supervivencia para su patria residía en una operación en la que todo se jugara a una car­ta. Esto podría explicar no solamente su casi patológi-

~ El almirante Isoroku Yamamoto, comandante en jefe de la Flota Combinada, arquitecto del ataque contra Pearl Harbor y primer instigador de la calamitosa operación MI. Venerado por los oficiales y soldados del Rengo Kantai, su carrera se podía remontar hasta su servicio con el almirante Togo en la batalla de Tsushima, en 1905.

Después de Midway continuó sirviendo como jefe de la flota hasta su muerte el 18 de abril de 1943, en que fue víctima de una emboscada aérea de largo alcance efectuada por los cazas P-38 Lightning de EE.UU., mientras inspeccionaba las bases en los mares del Sur. Fue ascendido a título póstumo a almirante de flota.

ca insistencia en la velocidad con la que MI debería de­sarrollarse, sino también la temeraria afectación de re­cursos a la vasta empresa de Midway sin poseer una evaluación de la los servicios de información al minu­to y detallada de la fortaleza y disposición de la flota de EE.UU. Sin duda su intolerancia para permitir nin­guna oposición a la operación MI estaba motivada tan­to por su propia seguridad en la inevitable recupera­ción norteamericana, como por un auténtico sentido del fracaso, quizá incluso de deshonor personal al ha­ber permitido que la persona del emperador hubiera sido amenazada gravemente por la incursión aérea de Doolittle.

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LOS COMANDANTES ENFRENTADOS

Su gran reputación, especialmente en Japón, des­cansa en la afirmación de que fue el pionero en el de­sarrollo de la fuerza aeronaval. Si bien es cierto que con él se produjo una gran expansión de este arma del Rengo Kantai, existen más de unos cuantos indicios en el periodo entre Pearl Harbor y la ejecución de la operación MI que sugieren que a un nivel más fun­damental, no había comprendido todas las implicacio­nes del cambio tan radical que la fuerza aérea había supuesto para la guerra naval. Esto puede deducirse quizá de su presteza por cumplimentar el «desmante­lamiento» de la Primera Flota Aérea tras el ataque a Pearl Harbor, como si no fuera consciente de la natu­raleza revolucionaria de esa especial formación . Esto aparece tambien implícito en la altamente complicada naturaleza del plan de la operación MI en torno al de­senlace de la flota estadounidense del Pacífico en el Kantai Kessen, en donde la destrucción de los buques de guerra americanos se efectuaría no por los aviones de los portaaviones de Nagumo, sino por los cañones de 16 y 18 pulgadas de los buques del inapropiada­mente llamado «grueso principal» de Yamamoto. Ciertamente los portaaviones tenían asignado un pa­pel trascendental, pero suplementario al de los buques acorazados.

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Además de esto, la dispersión del gran número de buques reunidos para la MI, mientras que aparente­mente estaba al servicio de la sorpresa y la seguridad, realmente contribuyó a la disipación de la concen­tración que se requería para la batalla decisiva. Ele­mentos vitales como los portaaviones Ryujo y Junyo, se desperdiciaron en la operación diversionaria de las Aleutianas, que fracasó completamente en su objetivo. Esta dispersión privó también a los portaaviones de Nagumo de la gran cantidad de baterías antiaéreas que estaban a bordo de los muchos cruceros y barcos de guerra y que hubieran ayudado en gran medida a los portaaviones a repeler los ataques aéreos nortea­mericanos. Una propuesta para reorganizar la Flota Combinada alrededor de tres grupos de portaaviones de forma análoga a la de las fuerzas expedicionarias de la Marina norteamericana, fue defendida por el vi­cealmirante Tamon Yamaguchi tras la batalla del mar del Coral, pero no fue puesta en práctica para Mid­way. De haber accedido a tal propuesta, esta hubiera supuesto finalmente la subordinación del buque de guerra a la fuerza aérea naval en el Rengo Kantai. Sin embargo, sería necesario que se produjera la aplastan­te derrota de Midway para que los defensores de los grandes buques armados con grandes cañones acep-

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Extremo izquierdo: el vicealmirante Chuichi Nagumo que mandaba la Primera Flota aérea en Pearl Harbor y en Midway. Un hombre f uera de lugar en la aviación naval de la cual no sabía prácticamente nada, ha sido censurado por sus errores en el mando en ambas operaciones. Después de Midway siguió mandando portaaviones, pero fue cesado tras la batalla de Santa Cruz en octubre de 1942. (Archivo Nacional de EE.UU.).

Izquierda: el almirante Osami Nagano, quien, como jefe del EM de la Marina, sancionó los planes de Yamamoto para el ataque a Pearl Harbor y la operación de Widway. En ambas ocasiones su decisión fue f orzada por la amenaza

de Yamamoto de dimitir como jefe de la flota si sus planes para ambas operaciones no eran aceptados.

Derecha: el contralmirante Tamon Yamaguchi era uno de los almirantes japoneses con mentalidad de aviador. Como Yamamoto, había servido como agregado naval en Washington y había estudiado en la Universidad de Princeton. Estimado por el jefe de la flota, tomó el mando de la 2: División de Portaaviones en noviembre de 1940 y la dirigió en los ataques a Pearl Harbor y Midway donde decidió hundirse con su buque insignia, el portaaviones Hiryu, en Midway el 5 de junio.

El Aichi D3A "Val" formó parte de la dotación de los escuadrones de bombardeo en Picado del Rengo Kantai desde los tiempos de Pearl Harbor hasta después de Midway. Sin embargo, en 1943/4 las pérdidas excesivas entre las tripulaciones expertas, y la obsolescencia técnica le hicieron perder valor como activo aéreo. (Derechos de autor del dibujo de Pilot Press)

LOS COMANDANTES JAPONESES

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LOS COMANDANTES ENFRENTADOS

taran el cambio. También se ha comentado frecuente­mente el grave riesgo puesto sobre la operación MI, una vez comenzada, por la anacrónica decisión de Ya­mamoto de hacerse él mismo a la mar. Debería haber­se quedado en Hashirajima, como Nimitz hizo en Oahu, para poder organizar y dirigir sus fuerzas de acuerdo con las informaciones de los servicios de con­traespionaje. Una vez en el mar, como veremos en breve, el mismo silencio de radio impuesto sobre la flo­ta para asegurar la sorpresa táctica, fue también im­puesto sobre sí mismo, privando completamente de valor a su presencia en el mar.

Mucho más criticable, especialmente cuando tenía la facultad de poder hacer algo al respecto, fue la re­tención hecha por Yamamoto del vicealmirante Chui­chi Nagumo como jefe de la Primera Flota Aérea. No hay ninguna duda de la excelente hoja de servicios que atesoraba este especialista en torpedos que había tenido el mando de cruceros y acorazados; pero su nombramiento para mandar esta formación fue inve­rosímil, dada la absoluta falta de experiencia en fuer­za aérea naval. Un colega próximo a él comentó que no tenía un concepto real del poder ni la potenciali­dad del arma aérea naval. Su nombramiento no fue por designación, sino solamente consecuencia de la antigüedad y el protocolo que exigían que él ocupara el puesto cuando quedara vacante. Aunque Yama­moto expresó cierto disgusto sobre la actuación de Nagumo en Pearl Harbor, no se decidió a sustituirle porque según se dijo temía que Nagumo tomara su destitución del mando como un deshonor personal, y se suicidara.

A pesar de todo, Nagumo era sin duda el almirante de portaaviones con más exitos en el mundo en la épo­ca de la batalla de Midway. Aparte de Pearl Harbor, los portaaviones de Nagumo habían pmpado a través de los mares del sur y del océano Indico y la sensa­ción de invencibilidad que engendraron esas victorias dejó a Nagumo en un estado de ánimo muy optimista en las vísperas de Midway. A pesar de ello, cometería un buen número de errores importantes en la batalla, tales como la utilización de procedimientos inadecua­dos de exploración aérea, que, a posteriori, no fueron insignificantes en la derrota japonesa, si bien tales de­cisiones parecieran lógicas y correctas en su tiempo.

Los comandantes de Estados Unidos

Hay un cierto sentido en el que los principales coman­dantes de EE. UU. en la batalla revelaron un grado de realismo profesional y objetividad que les diferencia de sus homólogos japoneses. Sin duda el más notable de todos ellos era el almirante de flota Chester Nimitz.

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Una vez que hubo tomado el mando como comandan­te en jefe (Cte. en J.) de la flota del Pacífico, su estilo personal en el manejo de los recursos humanos, elevó rápidamente la moral tras Pearl Harbor. Los prepa­rativos de Midway mostraron su extraordinario don para confiar en sus colegas, permitiéndoles emplear sus conocimientos y experiencia y actuar después so­bre sus propias ideas, una vez él estuviera convencido de que eran las correctas. En particular su disposición a aceptar seriamente las opiniones y juicios del Cte. Rochefort, y confiar en ellos incluso cuando su propio superior, el almirante King no lo hizo, fue absoluta­mente crucial. El despliegue de sus propios limitados efectivos navales estuvo basado en su convicción de que la información de Rochefort era correcta. El almi­rante King estaba ciertamente inquieto acerca de las conclusiones de Nimitz relativas a las prob~bles inten­ciones de los japoneses antes de Midway. El era cons­ciente de que su almirante en el Pacífico estaba en una

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Izquierda: Chester William Nimitz fue nombrado comandante en jefe de la Flota norteamericana del Pacífico (CINCPAC) el 31 de diciembre de 1941, sustituyendo al cesado almirante Kimmel. Su decisión de actuar sobre la información suministrada por Hypo, y en consecuencia acumular sus limitados activos y utilizarlos para derrotar a los portaaviones de Nagumo, le convirtió en el auténtico arquitecto de la victoria norteamericana. Después de Midway fue

nombrado comandante en jefe del Area Central del Pacífico, donde compartió responsabilidad con Douglas MacArthur en la continuación de la guerra del Pacífico. En 1944 fue ascendido a almirante de flota, y en septiembre de 1945 fue uno de los componentes del equiPo aliado que aceptó la rendición japonesa a bordo del USS Missouri en la bahía de Tokio.

Arriba: El contralmirante Frank «Blackjack» Fletcher era el jefe de las

LOS COMANDANTES DE ESTADOS UNIDOS

fuerzas navales de EE. UU. en el mar de Coral, y de las FE 16 Y 17 durante la batalla de Midway. Aunque victorioso en ambas batallas, estaba considerado como un jefe demasiado cauteloso. (Archivos nacionales de EE.UU.).

Derecha: Cuando fue nombrado para reemplazar al enfermo Halsey como comandante de la 16 FE, el contralmirante Raymond A. Spruance no tenía experiencia como comandante de

portaaviones. Sin "embargo, tenía una extraordinaria flexibilidad, una inteligencia capaz de adaptarse y un juicio incisivo pero equilibrado que hizo que su nombramiento fuera el más adecuado para las condiciones particulares de Midway. Aunque desconocido para los japoneses antes de la batalla, iba a afirmarse desde junio de 1942 en adelante como uno de los más importantes jefes de las fuerzas navales de EE. UU. en la guerra del Pacífico.

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LOS COMANDANTES ENFRENTADOS

posición análoga a la de jellicoe en jutlandia, sin duda alguna era el «único hombre que podía perder la guerra en una tarde». Sin embargo, la suerte de la Ma­rina de EE.UU. no podía haber estado en mejores manos.

Chester Nimitz no dejó de reconocer nunca el pa­pel crucial desempeñado en la batalla por el contral­mirante Raymond Spruance, afirmando frecuen­temente que fue él, el realmente responsable de la victoria de Midway. Dado que Spruance no era almi­rante de portaaviones y que había sido nombrado en el último momento a causa de la dermatitis de «Bull» Halsey, esto significaba un alto elogio, ciertamente. Al­gunos han calificado el nombramiento de Spruance como la decisión más importante de Nimitz de la ba­talla. Si bien nunca menospreció las particulares do­tes de mando de Halsey, Nimitz insistía en que el in­telecto analítico de Spruance y su calmada disposición le hacían con toda seguridad la persona adecuada para las peculiares condiciones de la batalla de Mid­way. En los últimos años Nimitz, reflexionando sobre el afortunado papel jugado por el destino al hacer que Spruance fuera nombrado jefe de la 16 Fuerza Expe­dicionaria dijo: «Fue un gran día para la Marina aquel en que Bill Halsey tuvo que ir al hospital». Aunque siempre había renunciado conscientemente a la publi­cidad que a Halsey tanto gustaba, Spruance consiguió una reputación que, al final, estaba totalmente basada

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La valiente pelea entablada por los pilotos de la Marina de EE. UU. en los Brewster F2 «Buffalos» -obsoletos en la poca de Midway- hizo que muchos aviadores japoneses que bombarderon la base de los atolones les confundieran con los «Wildcats» (derechos de autor del dibujo de Pilot Press).

en su profesionalidad. Sin embargo, nun,ca tuvo dudas de dónde estaba el mérito de Midway. El se lo conce­día sin dudar a Nimitz, por tener el valor de aceptar la perspectiva presentada por el servicio de informa­ción y actuar sobre ella.

Aunque el almirante (Al.) Frank Fletcher jugó un papel crucial en la victoria de Midway, suele quedar a la sombra de su teóricamente subordinado Raymond Spruance y de su superior Al. Nimitz. Su anterior ac­tuación en la batalla del mar del Coral le expuso a mu­chas críticas, sin embargo, él supo incorporar sus ex­periencias de aquella batalla a sus tácticas en Midway. De especial importancia fue su decisión de separar a los dos grupos expedicionarios para que no ofrecie­ran a los japoneses un solo blanco como hubiera su­cedido en el caso de que los tres portaaviones hubie­ran operado juntos.

Las consecuencias que se derivarían de esta forma de operar iban a estar completamente claras para los japoneses antes de que transcurriera mucho tiempo. Más aún, el permitir a Spruance que dirigiera el avan­ce contra los portaaviones japoneses el 4 de junio, significaba inevitablemente que sería él quien adqui­riera la gloria de asestar el primer golpe. El que Flet­cher, a sabiendas, sacrificara su prestigio personal por el bien de la eficacia operativa ha sido considerado por muchos como el detalle que da la medida de ese hombre.

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, LAS ARMAS AEREAS

NAVALES ENFRENTADAS

La japonesa

El ímbolo más visible y poderoso de la fuerza militar japonesa en los primeros seis meses en la guerra del Paófico fue el caza embarcado Mitsubishi A6M2 «Ze­ro-Sen». Este era una extraordinaria solución interme­dia con una célula ligera y aerodinámica que propor­cionaba una gran maniobrabilidad, junto a un largo rad io de acción y una gran potencia de fuego. Desde Pearl Harbor, el «Zero» había barrido de los cielos a las fuerzas aéreas aliadas siempre que se habían en­frentado, creándose una terrible reputación que, en la época de Midway, rayaba en lo mítico. No fue hasta de pués de rescatar un casi intacto ejemplar que se ha­bía estrellado en las A1eutianas durante la operación .-\L que los norteamericanos consiguieron descubrir el talón de Aquiles de este extraordinario avión. No obs-

tante, fue la superioridad aérea ganada por este caza, tripulado por altamente adiestrados y expertos avia­dores tales como el capitán de corbeta Shigeru ltaya, del Akagi, la que habían posibilitado que los escuadro­nes de bombarderos en picado y aviones torpederos del Rengo Katai pudieran emplear una y otra vez su te-

• Aunque demostraron gran eficacia en la batalla de Midway los repetidos ataques a baja cota realizados por los TBD obligaron a los «l eros» que volaban sobre la flota de Nagumo a descender hasta el nivel del mar. Esto dejó los

cielos encima de los portaaviones japoneses vacíos y libres para que los bombarderos en picado «Dauntless» pudieran lanzar sus devastadores ataques sin miedo a ser interceptados por estos potentes cazas japoneses.

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Page 37: Ejercitos Y Batallas 21 - Midway 1942

LAS ARMAS AÉREAS NAVALES ENFRENTADAS

Portaaviones japoneses en Midway

NOMBRE DESPLAZAMIENTO LONGITUD ARMAMENTO

Akagi 36.500 Tn 885 pies 6 cañones de 8 pul-gadas, 12 cañones de 4,7 pulgadas, 28 cañones antiaé-reos (CAA) de 25 mm, 33 aviones

Kaga 38.200 Tn 812 pies 10 AM (ametralla-doras) de 20 cm, 8 CAA de 12,7 cm, 72 aviones

Soryu 18.800 Tn 746 pies 12 CAA de 12,7 cm, 26 CAA de 25 mm, 63 aviones

Hiryu 17.300 Tn 746 pies 12 CAA de 12,7 cm, 34 CAA de 25 mm, 63 aviones

El número de aviones reflejan los que iban realmente en el ata-que a Midway, y no el número total de aviones que podían ser transportados; por ejemplo, el Kaga podía transportar un máxi-mo de 90 aviones.

mible pericia contra los objetivos marinos y terrestres aliados.

En el bombardero en picado Aichi D3Al «Val» los japoneses poseían un eficaz modelo que en las manos de pilotos expertos había conseguido una precisión en los ataques de un 80 % contra los barcos de guerra de la Maril!a británica durante sus misiones por todo el océano Indico en abril de 1942. Aunque era una má­quina de gran tamaño y con un tren fijo y abierto, el <<Val» había demostrado tener una extraordinaria ca­pacidad para el combate aéreo en la batalla del mar del Coral. Dos modelos de su sustituto, el Yokosuka D4Yl «Judy», iban embarcados en el portaaviones Sor­yu, en Midway, para ser empleados como aviones de

~ El Akagi fue reconstruido casi enteramente entre 1936 y 1938 Y modernizado con una única cubierta de vuelo, en toda su longitud. Su última modificación importante fue la sustitución a

últimos de 1939 de su chimenea de 270 pies por un gran fuste de chimenea inclinado hacia abajo para ventilar los humos lejos de la cubierta de vuelo como se ilustra en esta foto. Así apareció en Midway.

Aviones de combate japoneses y de EE.UU. en Midway

PAís TIPO ARMAMENTO MOTOR VEL. MAx. ALCANCE TECHO ENVERGADURA LONGITUD

USA Grumman F4F-4 Wildcat 6 x 0.50 pulg. MG 1.200hp 318 millas 900 millas 35.000 pies 38 pies O pulg. 28 pies 9 pulg. R-1830-86

USA Brewster F2A Buffalo 4 x 0,50 pulg. MG 1.100hp 300 millas 950 millas 30.500 pies 35 pies O pulg. 26 pies 4 pulg.

Japón Mitsubishi Tipo 21 2 x 20 mm Tipo 925hp 316 millas 1.940 millas 33.790 pies 39 pies 4'/, pulg. 29 pies 9 pulg. A6M-2 Zero 99 cañón + Sakae 12

2 x 7,7 mm Tipo 97 MG

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Page 38: Ejercitos Y Batallas 21 - Midway 1942

LA JAPONESA

Buques de guerra japoneses en la operación MI

NOMBRE DESPLAZAMIENTO ARMAMENTO BLINDAJE TERMINADO DESTINO

Yamato 72.800 Tn 9 x 18,1 pulgadas 400 mm cinturón Die. 1941 Hundido en abril de 1945 12 x 6,1 pulgadas 500/ 650 mm torretas 12 x 5 pulgadas AA 200 mm cubiertas

Nagato 34.100Tn 8 x 16 pulgadas 100/ 300 mm cinturón Nov. 1920 Utilizado en las pruebas de 18 x 5,5 pulgadas bombas realizadas en el ato-8 x 5 pulgadas AA Ión de Bikini en 1946

Mutsu 34.100 Tn 8 x 16 pulgadas 356 mm torretas Oct. 1921 Explosión interna accidental 18 x 5,5 pulgadas Hasta 75 mm cubiertas en 1943 8 x 5 pulgadas AA 4 x 533 mm tubos lanzatorpedos

Kirishima 27.500 Tn 8 x 14 pulgadas 76/ 203 mm cinturón Abr. 1915 Hundido en 1942 cerca de 14 x 6 pulgadas Guadalcanal 8 x 5 pulgadas AA

Haruna 27.500 Tn 8 x 14 pulgadas 229 mm torretas Abr. 1915 Hundido en julio de 1945 14 x 6 pulgadas 8 x 5 pulgadas AA

reconOCImiento. El Nakajima B5N2 «Kate», del cual los escuadrones de aviones torpederos de los porta­aviones de Nagumo tenían 93 unidades en junio de 1942, era el mejor avión de este tipo en el mundo, so­brepasando a sus equivalentes norteamericanos y bri­tánicos. Sin embargo, sus superiores características eran sólo relativas, puesto que al igual que todos los aviones de ese tipo, su gran tamaño, baja velocidad y escaso armamento le hacía vulnerable al ataque de los cazas y al fuego antiaéreo. No obstante sus éxitos hasta Midway habían sido extraordinarios. Fue también uti­lizado como bombardero a baja cota en el ataque a la isla de Midway y como avión torpedero, su principal fu nción, en los ataques a los portaaviones de EE.UU.

A pesar de la capacidad técnica de sus aviones, en la época de Midway había comenzado a surgir un im­portante problema en el arma aérea naval japonesa,

que iba a tener sin duda gran influencia en el resul­tado de la batalla y que la limitaría dramáticamente en el resto de la guerra. A diferencia de la mayoría de los buques de guerra de la Flota Combinada, que habían estado anclados en un majestuoso esplendor en el puerto de Hashirajima desde el comienzo de la guerra, los portaaviones de la Primera Flota Aérea ha­bían estado casi en continua acción desde Pearl Har­bor. Como resultado, el inevitable desgaste había comenzado a producir mermas peligrosas entre las tri­pulaciones. La Marina japonesa había entrado en la guerra con un número relativamente pequeño de pi­lotos, 5.000, de los que 3.500 prestaban servicio en pri­mera línea. Debido a la política de retener en ella a los expertos para asegurarse una cualitativa ventaja en el combate, muy pocos de estos veteranos sobrevivie­ron para poder pasar sus conocimientos y experien-

Aviones de combate japoneses y de EE.UU. en Midway

PA(S TIPO ARMAMENTO MOTOR VElo MÁX. ALCANCE TECHO ENVERGADURA LONGITUD

USA Grumman F4F-4 Wildcat 6 x 0,50 pulg. MG 1.2oohp 318 millas 900 millas 35.000 pies 38 pies O pulg. 28 pies 9 pulg. R-183~6

USA Brewster F2A Buffalo 4 x 0,50 pulg. MG 1.100hp 300 millas 950 millas 30.500 pies 35 pies O pulg. 26 pies 4 pulg.

Japón Mitsubishi Tipo 21 2 x 20 mm Tipo 925hp 316 millas 1.940 millas 33.790 pies 39 pies 4'/, pulg. 29 pies 9 pulg. A6M-2 Zero 99 cañón + Sakae 12

2 x 7,7 mm Tipo 97 MG

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Page 39: Ejercitos Y Batallas 21 - Midway 1942

LAS ARMAS AÉREAS NAVALES ENFRENTADAS

Portaaviones de EE.UU. en Midway

Como el Hornet, el Enterprise y el Yorktown eran de la misma clase, la siguiente información es aplicable en general a los tres buques.

Desplazamiento estándar: Longitud total: Número de aviones: Armamento:

Fecha de terminación:

19.800Tn 809 '/, pies 85-100 8 CAA de 5 pulgadas calibre 38 (de montaje único), 16 AM de 1,1 pulgadas (4 montajes cuádruples), 23 AM de 20 mm (de montaje único). 20 de octubre de 1941

cia a los nuevos sustitutos que se entrenaban en Ja­pón. De esta forma, la mayoría, si no todos los pilotos sustitutos, eran novatos que necesitaban una gran can­tidad de tiempo y esfuerzo para lograr una mínima eficacia para el combate.

La falacia de esta política se hizo evidente tras la ba­talla del mar del Coral en que la falta de tripulantes veteranos insustituibles como el capitán de corbeta Ta­kahashi, que había dirigido a los bombarderos en pi­cado en Pearl Harbor, dio como resultado que el nue­vo portaaviones Zuikaku fuera retirado de la operación MI por falta de tripulaciones entrenadas. De hecho Nagumo comentaría desfavorablemente acerca de la mala calidad de muchos de los pilotos sustitutos en­viados a prestar servicio a los portaaviones. Como ve­remos, la creciente crisis en la dotación de tripulantes se vería agravada para los japoneses por las terribles pérdidas que habrían de sufrir entre los restantes tri­pulantes veteranos en Midway.

La norteamericana

En la batalla que se aproximaba y que sería librada por aviones entre sí y por aviones contra buques, el número total de ellos que disponían los norteameri­canos a bordo de sus portaaviones y en la base de la isla de Midway, les daba una pequeña ventaja de 23 aviones sobre los 325 a bordo de los portaaviones ja­poneses. Sin embargo, estas cifras tenían poca impor­tancia en estas circunstancias, ya que cada modelo de EE. UU. empleado en la batalla era inferior a su ho­mólogo japonés en mayor o menor grado.

Si bien el caza de la Marina F4F-4 Wildcat era infe­rior al «Zero», los pilotos de EE.UU. habían aprendi­do mediante amargas experiencias las tácticas necesa­rias para enfrentarse a su oponente más maniobrero. Siempre que fuera posible el F4F-4 picaría sobre los

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«Zeros» utilizando el fuego de sus seis ametralladoras para destruir la célula ligera y sin blindar del caza ja­ponés. Cuando no se podía evitar el combate, también el Wildcat se había mostrado capaz de enfrentarse a los «Zeros». Los pilotos de la Marina de EE. UU. esta­ban muy entrenados en la técnica del disparo desvia­do y sus visores reflectores permitían hacer puntería con una gran precisión que daba una alta probabili­dad de disparos letales. El contar con blindaje y tan­ques de combustible autosellados también permitía a los corpulentos Wildcat el poder aguantar daños que hubieran destruido a los «Zero-Sen» para volver a su portaaviones. El F4F-4 era la montura del capitán de corbetaJohn S. «Jimmy» Thach, que en Midway man­daba el escuadrón mixto formado por los escuadrones de cazas VF-3 del Saratoga y el VF-5 del Yorktown. Su experiencia en el combate con los «Zero-Sen» le había llevado a la formulación de una nueva táctica que tomó su nombre, el «Thach Weave» (Zigzag de Thach), que él y el escuadrón VF-3 emplearon con éxito en la batalla de Midway.

Aunque el Douglas SBD Dauntless estaba conside­rado por la Marina como obsoleto en la época de Mid­way, era probablemente uno de los mejores bombar­deros en picado de su tiempo en el mundo. Su virtud estaba en su gran estabilidad y ligera respuesta en los controles. En Midway demostraría ser el verdadero verdugo de los portaaviones japoneses cuando al final de su estable picado a un ángulo óptimo de 80 gra­dos, depositaría sus 1.000 libras de bombas en lo pro­fundo de las partes vitales de los buques enemigos. Fueron, sin embargo, los pilotos de los aviones torpe­deros los que volaron el avión más obsoleto de la Ma­rina norteamericana, de los empleados en la batalla de Midway. El diseño del TBD-l Devastator era de 1934. En 1937, cuando prestó servicio por primera vez con la Marina era el mejor de su clase en el mundo, pero en 1942 estaba completamente pasado de moda. En la época de Midway, sin embargo, era el único avión torpedero de que disponía la Marina, ya que su susti­tuto el Grumman TBF-l, no estaba aún disponible en cantidades suficientes. De hecho, las 21 tripulaciones del 8.° Torpedo Bombing Squadron (VT-8) del Hor­net, que habían estado haciendo la transición al nuevo avión en Estados Unidos, llegaron a Pearl un día des­pués de que el Hornet hubiera partido para Midway. De esta forma las tripulaciones no estaban solamente condenadas a luchar contra los portaaviones japone­ses en un avión que era lento y con poca capacidad de subida, sino que eran también conscientes de que sus escasas características para el papel que le habían asig­nado estaban agravadas por la ignominiosa reputación de su teóricamente arma principal: el poco fiable tor-

Page 40: Ejercitos Y Batallas 21 - Midway 1942

pedo Mk.l3. Su récord en Midway fue el de un fra­caso glorioso, ya que, como veremos, fue el sacrificio de las tripulaciones de los TBD el que abrió el techo de los portaaviones japoneses para que los bombarde­ros en picado los pudieran destruir.

Mientras que la Marina al menos utilizaba algunos aviones modernos, el Marine Corps Air Group 22 (Grupo Aéreo del Cuerpo de Ejercito de la Infantería de Marina) (MAG 22) destacado en Midway operaba con aviones decididamente obsoletos, «trapos viejos», en forma de los cazas Brewster F2A-3 Buffalo, cono­cidos como los (,Ataúdes volantes», y los bombarderos en picado Vought SB2U-3 Vindicator. Estos últimos fueron bautizados con el nombre de «vibradores» por us pilotos, y tenían el desconcertante hábito de des­

pojarse de la tela que cubría sus alas, siendo reparada mediante la generosa aplicación de cinta adhesiva. Sin embargo, disponían de algunos nuevos modelos, como los siete F4F-3 que prestaban servicio junto a los Buffalos del VMF-221, y unos 16 SBD que operaban con los Vindicators del escuadrón VMSB-241. En este último caso, su eficacia potencial estaba anulada por la casi nula experiencia de vuelo de los pilotos de este avión.

Para aumentar la fuerza aérea de la Infantería de Marina en la isla, tanto el Ejército como la Marina en­viaron un batiburrillo de aviones. El Ejército envió un destacamento perteneciente a la 7 Army Air Force (Fuerza Aérea del Ejército), compuesta por 19 B-17 Flying Fortresses y cuatro bombarderos medios del nuevo tipo B-26 Marauder, modificados para trans­portar un único torpedo en la parte inferior del fuse-

El Vought SB2U Vindicator, apodado el «Vibrador» por sus pilotos, era otro de los modelos obsoletos utilizados por los infantes de marina de EE. UU. en Midway. (Derechos de autor del dibujo de Pilot Press)

LA NORTEAMERICANA

laje. Mucho se esperaba del primero de ellos, pero su contribución a la batalla fue mínima a pesar de la gran cantidad de espacio que ocupaba en la pequeña base aérea de la isla Eastern y de las prodigiosas cantida­des de combustible utilizadas en sus salidas. Los efec­tivos ofensivos aéreos de la Marina en la isla estaban reducidos a seis TBF del VT-8 que habían llegado a Pearl el 29 de mayo. De las tripulaciones que desem­barcaron con los nuevos aviones, fueron seleccionadas ~eis.para ir a Midway donde llegaron en vuelo ell de Jumo.

Los más importantes de todos los aviones con base en Midway eran los hidroaviones anfibios PBY-5 y 5A Catalina de la Marina, pertenecientes a las Patrol Wings (Alas de Patrulla). 1 y 2. Estos tenían el papel vital de buscar e informar sobre el avance de las fuer­zas japonesas, y el 30 de mayo, no menos de dos do­cenas de PBY barrían un inmenso arco desde el NNE hasta el SSW de Midway hasta una distancia de 700 millas. Día a día, los PBY levantarían sus sobrecarga­das estructuras al cielo para comenzar el largo viaje hasta el punto más lejano de su barrido oceánico. Sin embargo, hasta el 3 de junio, fecha identificada por Hypo como la más temprana posible para el comien­zo de la ofensiva japonesa, no se reveló a las tripula­ciones la inminencia de la invasión japonesa a Mid­way. Con la búsqueda de los PBY que cubría todas las rutas de aproximación a Midway, era sólo cuestión de tiempo el que las fuerzas japonesas que se acercaban rápidamente fueran avistadas, y en ese momento, se levantó el telón de una de las más decisivas batallas en la historia de la guerra.

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Page 41: Ejercitos Y Batallas 21 - Midway 1942

LA BATALLA: 3 DE JUNIO

Se entra en combate

El primer acto de este gran drama que ahora co­menzaba a desarrollarse se había iniciado a muchos cientos de millas de la isla de Midway cuando poco después de las 3.00 los portaaviones Ryujo y Junyo lan­zaron sus aviones para atacar el puerto Dutch e ini­ciar de esta forma la fase de combate de la operación AL. Sin embargo, debido a la niebla reinante y a las malas condiciones meteorológicas tan características de esta región, la fuerza de ataque delJunyo, compues­ta de quince bombarderos en picado <<Val» y trece «Ze­ros» de escolta, no pudo localizar su objetivo y regre­só al portaaviones. El grupo aéreo del Ryujo tuvo me­jor suerte y nueve bombarderos «Kate» y tres «Zeros» encontraron un agujero en una nube que les permi-

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tió ver su objetivo directamente debajo de ellos a las 8.08 aproximadamente. El radar de a bordo de un hi­droavión auxiliar situado en el puerto detectó al gru­po de ataque japonés que se acercaba y, aunque los buques del puerto no consiguieron escapar, las defen­sas antiaéreas fueron avisadas con tiempo y pudieron crear una densa cortina de fuego. También los «Ze­ros» tuvieron que entablar combate aéreo con algunos P-40 que consiguieron despegar.

Aunque se había infligido un importante daño a la base, se lanzó otro segundo ataque aéreo programa­do para las 9.45, para atacar a los buques atracados en el puerto. La inclemencia del tiempo ocultó el objeti­vo, forzando a los aviones a regresar a los portaavio­nes, pero no antes de que se produjera un combate con algunos cazas norteamericanos en el intento, per-

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diéndose un «Zero». Al mediodía, una vez recupera­dos los aviones, el Al. Kakuta viró su fuerza al suroeste.

Dos días más tarde se realizó otro ataque sobre el puerto Dutch que completó la destrucción de los de­pósitos de petróleo y ocasionó más daños a otras ins­talaciones. La fuerza aérea del Ejército (F AE) respon­dió con ataques aéreos a cargo de los B-17 y B-26, pero no consiguieron alcanzar los buques japoneses. En el momento en que los aviones aterrizaban, Kaku­ta era informado por Yamamoto de que, debido a lo que ocurría en Midway, la operación AL quedaba sus­pendida y él Y sus portaaviones deberían quedarse a la espera para entrar en acción en el sur. Aunque se canceló la invasión de Adak, Attu y Kiska fueron ocu­padas el 5 y 7 de junio como estaba planeado. A pesar de todo, toda la operación AL fue un ejercicio sin nin­gún sentido, fracasando completamente en su objeti­vo. El Al. Nimitz nunca pusó en duda que el ataque a

~El Kawanishi H8K «Emily» era el más potente y formidable barco flotador de largo radio de acción usado por ambos combatientes en la Segunda Guerra Mundial. Los reconocimientos planeados sobre Pearl Harbor por dos de estos

aviones entre el 31 de mayo y el 3 de junio, para proveer información actualizada de los movimientos de la flota de EE. VV. antes del ataque a Midway, tuvieron que ser abandonados. (PhiliP jarrett)

AVISTAMIENTO DE LA FUERZA DE INVASiÓN DE MIDWAY

• Terminado tres años después que su consorte, el Kaga compartió el origen común de un crucero de guerra y fue también equiPado con

tres cubiertas de vuelo delanteras. En esta versión tenía una capacidad máxima de 60 aviones. (Vía Roger Chesneau)

las Aleutianas no era sino una función secundaria di­versionaria y subordinada a una batalla mayor a pun­to de comenzar y que aún estaba pendiente. Algunas horas después del primer ataque al puerto Dutch, los avistamientos realizados por los PBY patrullando, al sureste de la isla de Midway, anunciarían el comienzo de la batalla principal.

Avistamiento de la Fuerza de Invasión de Midway

El primer contacto con las fuerzas japonesas en su aproximación fue realizado por el PBY6-V-55 cuyo pi­loto, el Alf. Charles Eaton, comunicó haber visto dos buques cargueros a las 9.04. Pero fue la transmisión, unos 21 minutos después, de otro PBY pilotado por el Alf. «J acb Reid lo que electrizó a la guarnición de Midway. En el límite más lejano de su zona de patru­lla, la tripulación del 8-V-55 había avistado un grupo de buques en el horizonte. Esto impulsó a Reid a en­viar el mensaje: «Avistado el grueso principal», segui­do minutos más tarde por: «Marcación 262, distancia 700 millas». Pidiendo aclaraciones acerca del avista-

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LA BATALLA: 3 DE JUNIO

Aunque los B-17 del Ejército de EE.UU. realizaron un gran número de incursiones contra elementos de la flota japonesa en Midway, no se registraron impactos en ninguno de los buques de guerra.

miento, dado que no estaban dispuestos a hacer des­pegar a sus aviones con tan vagas informaciones, Shannon y Simard tuvieron que esperar varias horas antes de recibir del piloto del PB Y la información de­tallada que deseaban.

Dificultado por los cielos despejados que le priva­ban de la cobertura protectora de las nubes, el Alf. Reid tuvo que cambiar su rumbo y altitud con frecuen­cia para evitar ser detectado y garantizarse la posición más eficaz desde la que pudiera obtener información precisa acerca de la composición de las fuerzas japo­nesas. Aproximándose desde popa, vio desplegada ante él la Fuerza de Invasión de Midway del contral-

T El Kaga fue sometido a una gran reconstrucción entre 1934 y 1935 que elevó su

. desplazamiento desde 26.900 toneladas a 38.200. Su cubierta triple fue reemplazada

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por una única y más larga y su componente aéreo aumentó a 90 aviones. Junto con el Akagi formaron la 1. a

División de Portaaviones del Rengo Kantai. (Vía Roger Chesneau)

mirante Tanaka, navegando a una velocidad de 19 nu­dos con el crucero jintsu echando vapor situado entre dos columnas paralelas de barcos de transporte y a su frente . Delante, formando un arco, navegaban los diez destructores de protección y exploración. El informe que envió en esta ocasión fue recibido en Midway a las 11.25 y en él Reid contaba once buques identifi­cándoles como un portaaviones pequeño, un portahi­droaviones, dos buques de guerra, varios cruceros y

~ Esta lámina nos muestra la aproximación de las fuerzas japonesas de la operación MI hacia Midway hasta las 9.00 del 3 de junio, cuando la fuerza de invasión de Tanaka fue avistada por el PBY 8-V-55, pilotado por el Alf. ,<]ack" Reid. Para entonces la FE 16 (A) se había reunido con

la FE 17 (B) de Fletcher en "Point Luck" (PL). Ambas fuerzas expedicionarias habían evitado el cordón de submarinos japoneses, tendido específicamente por Yamamoto para detectar su salida desde Pearl Harbor.

Page 44: Ejercitos Y Batallas 21 - Midway 1942

varios destructores. La variedad de tipos de buques sugiere que el informe de Reid estaba, sin que él se hubiera dado cuenta, basado en varios contactos vi­suales. Con toda probabilidad, como resultado de sus frecuentes maniobras durante las horas que trans-

Las flotas convergen

Fuerza de apoyo de las Aleutlanas

TAKASU

Fuerza principal YAMAMOTO

3O'N

Primera fuerza de asalto de portaaviones

NAGUMO

MIDWAY

AVISTAMIENTO DE LA FUERZA DE INVASiÓN DE MIDWAY

currieron desde su mensaje inicial a Midway, en las cuales no solamente vio a la fuerza de invasión de Ta­naka, sino que también voló perpendicular a la ruta del «grueso principal>, de Kondo, Fuerza de Apoyo de Kurita y Grupo Auxiliar de Hidroaviones de Fujita, todos los cuales estaban próximos entre sí. A pesar de la imprecisa identificación de Reid de algunos de los buques del convoy de Tanaka, estaba claro que una gran fuerza japonesa estaba procediendo en rumbo directo a Midway. Esta información permitió a Sim­mard dar la luz verde para enviar a los pilotos del Ejército a realizar un ataque aéreo.

Mientras el PB Y de Reid volvía a su base y desapa­recía en el horizonte, ya había cruzado el éter un men­saje desde el j intsu, rompiendo la cortina del silencio de radio japonés, y transportando la noticia al buque insignia de que la Fuerza de Invasión había sido des­cubierta por aviones norteamericanos a 600 millas de Midway. Hasta este momento todo parecía marchar bien, y los relatos indican que el comandante en jefe y su EM a bordo del Yamato estaban de buen humor. Sin embargo, el mensaje de Tanaka frenó inmediata­mente los planes vigentes, al darse cuenta de que el

Fuerza de portaaviones

de EE.UU.

o I o

OCÉANO PACíFICO

200 Millas

300 km

/ Arrecife Hermes

, , , ~

Isla '~16

Fuerza de apoyo KURITA

2O'N

Isla Wake

170' E 180'

Isla Usianski

Laysan Bancos de aren.,~ ~ "French Frigate» -!'- .... ~ I ----.: ~ lsi;'

~ - Necker Nihol

Nihau1 PearI Harbour

Oahu ~Maui

HonoIulu - -.11---1

Hawai

170' o

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Page 45: Ejercitos Y Batallas 21 - Midway 1942

LA BATALLA: 3 DE JUNIO

AEI portaaviones Soryu (Dragón Verde), visto aquí durante su construcción en el muelle de Kure; construido de acuerdo con las

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-'" ---

limitaciones del Tratado de Washington. Fue asignado formalmente a la Flota Combinada el 29 de diciembre de 1937. (Vía Roger Chesneau)

-

-

T Aunque bastante pequeño y estrecho interiormente por las limitaciones del Tratado, el Soryu aún transportaba el

!

respetable número de 63 aviones. Constituía la otra mitad de la 2: División de Portaaviones del Rengo Kantai.

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enemigo había establecido contacto con la flota mucho antes de lo que estaba previsto en el plan operativo. Tal y como estaban las cosas, lo único que podían ha­cer el Cte. en J. y su EM era recomponer los planes para hacer frente a un inicio prematuro del combate y a la inevitabilidad de ataques aéreos, antes de lo pre­visto, contra la Fuerza de Invasión de Tanaka.

De los aviones en Midway, solamente el B-I7 del Ejército tenía el alcance suficiente para realizar un ata­que efectivo sobre las fuerzas japonesas a esa distancia; incluso así, había sido necesario acoplar un depósito de combustible auxiliar en cada uno de los alojamien­tos de bombas, reduciendo la carga ofensiva a la mi­tad, quedando solamente unas 500 libras de bombas. Poco después de las 12.25, nueve fortalezas volantes al mando del TCo!. Walter Sweeney despegaron rum­bo al oeste hacia el último punto fijo dado por Reid. Hasta las 16.40 no localizaron a la fuerza japonesa y comenzaron sus pasadas de bombardeo de alta cota. Mucho más abajo, j intsu y sus diez destructores de protección abrieron fuego con sus baterías antiaéreas contra los aviones que se desplazaban con rapidez sobre ellos, pero la eficacia de sus disparos fue más aparente que real, ya que ninguno de los B-17 fue alcanzado. A su vez, los aviones bombarderos norte­americanos no consiguieron alcanzar a ninguno de los barcos japoneses aunque las grandes olas de agua le-

AVISTAMIENTO DE LA FUERZA DE INVASiÓN DE MIDWAY

vantadas cerca de algunos de ellos, impulsó a los pi­lotos a reivindicar determinados impactos completa­mente injustificados a su regreso a Midway. En sus informes posteriores, los pilotos y tripulantes habla­ron de haber alcanzado seis o siete barcos incluyendo dos transportes, dos cruceros pesados e incluso dos buques de guerra. Suponiendo que esos barcos serían ya cascos en ruinas incendiados, fue enviado el sub­marino USS Cuttlefish, que estaba patrullando en las inmediaciones, a hundirles. No es sorprendente que fuera incapaz de encontrar ningún rastro de los pre­tendidos naufragios.

A la mañana siguiente muy temprano, la fuerza, aún ilesa, de Tanaka sufrió otro ataque aéreo más peque­ño pero más fructífero. Cuatro lentos y vulnerables PBY habían sido adecuados para llevar un solo torpe­do, y con tripulaciones voluntarias habían despegado de Midway a las 21.15 del 4 de junio con la intención

• El Hiryu equipándose en los astilleros de Yokosuka. Fue el último portaaviones construido por los japoneses bajo las restricciones del Tratado Naval de Washington. Entró en servicio en la

flota el 5 de julio de 1939 y compartió con el Akagi la distinción no usual de llevar la isla en el lado de babor.

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LA BATALLA: 3 DE JUNIO

de atacar a las fuerzas japonesas. Tres de ellos alcan­zaron el convoy, determinando su posición con su ra­dar de a bordo y aprovechando la brillante luz de luna que recortaba las siluetas de los buques enemigos, co­menzaron su ataque a las l.30. Solamente el PBY pi­lotado por el Alf. Probst registró un buque alcanzado, su torpedo detonó cerca de la proa del cisterna Ake­bono Mam. La explosión causó la muerte de once tri­pulantes e hirió a otros trece, pero el daño ocasiona­do al barco fue contenido con éxito y pronto pudo reintegrarse al convoy. Los PBY consiguieron escapar de la lluvia de fuego antiaéreo enviado por los barcos japoneses y prosiguieron su lento viaje regresando ha­cia Midway. Aterrizaban de nuevo en el momento en

~ El Enterprise (la Gran E) está considerado por muchos como el más grande de los buques de guerra que ha servido en

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la Marina de EE. VV. Fue botado el 3 de octubre de 1936. (Vía Roger Chesneau)

-=- ---=

que comenzaba el ataque aéreo de la fuerza de Na­gumo.

Fuerzas Expedicionarias 16 y 17

El tono a bordo del Enterprise y del Hornet había sido definido el día anterior, cuando Spruance comunicó a los barcos de su fuerza expedicionaria la esencia del plan elaborado para enfrentarse con la fuerza de por­taaviones japonesa rumbo a Midway. El asunto fue lle­vado de una forma extraordinariamente desapasiona­da que, no obstante, transmitía en su naturalidad una tranquila confianza. Poco más tarde en ese mismo día, tuvo lugar el planeado y vital encuentro en «Point Lucb «Punto Suerte», y Fletcher oficialmente tomó el mando táctico de ambos grupos de portaaviones, aun­que en la práctica las dos fuerzas expedicionarias ope­rarían independientemente. El silencio de radio era absoluto e incluso el uso de los sistemas de interco­municaciones estaba prohibido, aunque se creía que era seguro contra las filtraciones. El 3 de junio vio a

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PRIMERA FLOTA AÉREA

Cariñosamente conocido por sus pilotos como la «barcaza», el Douglas SBD «Dauntless» iba a ser el responsable de la destrucción de los cuatro 1JOlrla,av1·:on,es de la flota japonesa durante la batalla de

los tres portaaviones y sus buques escolta surcando una ruta en zigzag en el "Punto Suerte» y sus alrede­dores, en los que Fletcher y Spruance esperaban pa­cientemente a que los portaaviones de Nagumo apa­recieran. Sin embargo, el día había tenido también su

-~-

parte dramática. Tanto Nimitz como Fletcher habían recibido las noticias del descubrimiento del Alf. Reid de la Fuerza de Invasión de Tanaka a primeras ho­ras de la mañana y siempre existió la posibilidad de que la descripción hecha de la fuerza enemiga como el «grueso principal» hubiera sido aceptada por uno o ambos como buena. Sin embargo, Nimitz no vio nada, incluso en los informes más detallados recibi­dos posteriormente esa misma mañana, relativos a la composición de las fuerzas enemigas, que le hiciera dudar de la advertencia proporcionada por Hypo de que la fuerza principal de ataque de los japoneses es­taba en los portaaviones de Nagumo, y estos aún no habían aparecido. Fletcher había también llegado a esta conclusión recibiendo la confirmación de Nimitz a última hora de la tarde en un mensaje cifrado en­viado por señales al Yorktown: «Esa no es, repito, no es la fuerza de ataque enemiga stop -es la fuerza de desembarco. La fuerza de asalto atacará desde el no­roeste mañana a la luz del día.» Contra reloj, Fletcher dijo que se diera la orden por señales al Enterprise y al Hornet de efectuar un cambio de curso, y a las 19.50 las dos fuerzas expedicionarias se dirigieron al sur, durante la noche, hacia un punto situado a unas 200 millas al norte de Midway. Suponiendo que Nagumo apareciera según lo previsto por los servicios de in­formación, era aquí desde donde Fletcher tenía pre­visto lanzar sus aviones contra los portaaviones a pri­meras horas del día siguiente.

Primera Flota Aérea

El 3 de junio fue un día de frenéticos preparativos a bordo de los cuatro portaaviones de la Primera Flota Aérea. El último repostado nabía terminado y poco después de las 6.00 los cinco cisternas del tren de su­ministros y su destructor escolta, el Akigumo, se aleja-

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LA BATALLA: 3 DE JUNIO

• Considerado como el hermanastro del Soryu, el Hiryu (Dragón Volante) fue el buque insignia de la 2: División de Portaaviones en Pearl Harbor hasta su destrucción en Midway.

El Hiryu fue el único portaaviones japonés que lanzó con éxito un ataque contra los portaaviones de EE. VV. durante la batalla. (Vía Roger Chesneau)

ron. Los portaaviones y sus escoltas viraron al sureste y aceleraron hasta una velocidad de 24 nudos para co­menzar el tramo final hacia Midway. En lo profundo de las entrañas de los portaaviones, los mecánicos tra­bajaban largo y duro en los motores de los aviones para asegurar un rendimiento óptimo, mientras que los armeros cargaban las cintas con las balas y proyec­tiles en las ametralladoras y los cañones. Otros prepa­raban las bombas en sus grilletes para que estuvieran listas para el ataque que tendría lugar a primeras ho­ras de la mañana siguiente. Desde el puente del bu­que insignia, el Al. Nagumo observaba la escena a su alrededor. Un cerrado anillo defensivo se había for­mado alrededor de los cuatro portaaviones por los ve­loces buques Haruna y Kirishima, junto con los cruce­ros pesados Tone y Chikuma, el crucero ligero Nagara y los 12 destructores de las fuerzas de exploración.

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Sintomático, quizás, del aumento de la tensión fue el falso avistamiento de un avión enemigo a primeras ho­ras de la noche por el vigía del Tone, y aunque se en­viaron tres "Zeros» del Akagi a investigar, no se encon­tró nada extraño.

Abajo, los pilotos designados para el ataque a Mid­way se relajaban o dormían según su humor, mientras otros, quizá más conscientes de su mortalidad, em­pleaban el tiempo en visitar uno de los pequeños san­tuarios Shinto que había a bordo, invocando la pro­tección de su kami en la prueba que se aproximaba. En toda la flota había una creciente consciencia de que en unas horas se enfrentarían al enemigo en la más grande batalla jamás entablada por la Flota Combina­da. Desde el marinero más humilde hasta el oficial de mayor rango se percibía una expectativa casi tangible en la segura victoria que se produciría en las horas y días que se acercaban.

T Los escuadrones de bombarderos en Picado de la 1.· Fuerza de Asalto de Portaaviones en Midway fueron

equiPados con el bombardero en Picado Aichi D3A1.

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

La Primera Flota Aérea ataca Midway

En las horas previas a las 2.45, en que las tripulacio­nes a bordo del Akagi, Kaga, Hiryu y Soryu fueron des­pertadas, hasta las 4.30 en que despegó el primer avión del grupo de ataque a Midway, los portaaviones de la Primera Flota Aérea eran colmenas a plena acti­vidad. El sonido metálico persistente y regular con el correspondiente sonido de los conductos hidráulicos reverberaba a través de los portaaviones mientras los elevadores subían los aviones de la primera oleada de ataque repostados y armados, desde los hangares si­tuados en los niveles inferiores hasta la cubierta de vuelo. Todo el proceso consistente en manipular físi­camente los aviones y colocarles en su posición correc­ta en la cubierta era una labor cansada y precisa. Pri­mero llegaron los grandes bombarderos «Kate», que fueron colocados al final de la línea de vuelo, segui­dos a su vez por los bombarderos en picado. Los últi­mos en colocarse fueron los cazas «Zero-Sen», que se­rían los primeros en despegar, para proporcionar una sombrilla protectora debajo de la cual sus hermanos más pesados buscarían seguridad. A las 3.00 los mo­tores comenzaron a renquear y después a rugir mien­tras los mecánicos realizaban su calentamiento. En las cubiertas inferiores, los pilotos de la primera oleada se ponían sus tr~es de vuelo antes de caminar a tra­vés de los estrechos pasadizos a las cocinas donde el

~ No perdura ninguna fotografía de las fuentes japonesas en la ~lle ~~ muestren las operaciones aéreas de la flota de Nagumo en Midway. Aunque esta foto data de poco antes del ataque a Pearl Harbor en diciembre de 1941, sin embargo representa muy bien una escena similar a la que tuvo lugar a bordo del buque insignia Akagi mientras se preparaba para lanzar sus cazas "Zero» en la mañana del 4 de junio de 1942.

desayuno precedería a las últimas instrucciones. Mu­chos estaban en un estado de excitación nerviosa y an­siedad, ya que esta sería su primera misión en comba­te. El empleo de los pilotos sustitutos, más jóvenes, en la primera oleada de ataque, era una deliberada estra­tagema de Nagumo. Retenía a la mayoría de sus pilo­tos veteranos a bordo de los portaaviones para crear

. una segunda fuerza de ataque y de esta forma prote­gerse contra la posibilidad de una aparición imprevis­ta de los portaaviones norteamericanos.

Si bien esto era un síntoma de su natural cautela, Nagumo no tenía ningún motivo real en este momen­tp para suponer que tal eventualidad fuera probable. El veía la perspectiva proporcionada por el servicio de información, totalmente halagüeña en general. Al no habérsele comunicado el prematuro descubrimiento realizado por la fuerza de invasión de Tanaka el día anterior, debido a la continua insistencia de Yamamo­to en mantener el silencio de radio, no tenía razones para creer que el elemento sorpresa previsto, conside­rado tan importante en esta fase de la operación, ya no podría lograrse. Tal optimismo está implícito en la evaluación del servicio de información que hizo circu­lar entre los jefes de graduación superior poco antes del comienzo de las operaciones:

l. La flota enemiga aparecerá probablemente cuando las operaciones de desembarco en Midway ha­yan comenzado.

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

2. Las patrullas aéreas enemigas de Midway serán más fuertes al oeste y al sur, y menos al norte y nor­oeste.

3. Se estima que el radio de las patrullas aéreas enemigas es de aproximadamente 500 millas.

4. El enemigo aún no conoce nuestro plan y no ha detectado todavía nuestra fuerza expedicionaria.

5. No hay' evidencia de la presencia de una fuerza expedicionaria enemiga en nuestras inmediaciones.

6. Estamos en condiciones de atacar Midway, des­truir los aviones estacionados allí y apoyar las opera­ciones de desembarco. A continuación podemos dar media vuelta, enfrentarnos a la fuerza expedicionaria enemiga y destruirla.

7. Los posibles contraataques a cargo de los avio­nes de las bases de tierra pueden ser, con toda segu­ridad, repelidos por nuestros interceptadores y por el fuego antiaéreo.

Aparte del punto 7, que iba a tener una dramática confirmación en breve, las restantes observaciones eran erróneas. Tal autoengaño explica la tardanza con la que los japoneses abordaron la cuestión del recono­cimiento aéreo, de la que ahora dependía la seguri­dad de la fuerza de portaaviones.

Mitsuo Fuchida, que fue designado primer jefe de asalto hasta que una enfermedad le dejó hors de com­bat poco después de abandonar Japón, comentó que las medidas adoptadas relativas al reconocimiento aé­reo estaban hechas sobre la base de búsqueda en una sola fase, en la cual los aviones serían enviados des­pués del lanzamiento de la fuerza de combate de Mid­way. Suponiendo que todo resultara de acuerdo con el plan, cualquier fuerza norteamericana dentro del arco de búsqueda sería localizada y acosada por la se­gunda oleada de Nagumo. Si bien creía que el plan de fase única de búsqueda era adecuado (ver mapa 3), albergaba algunas dudas respecto a su eficacia, como resultado de las dificultades experime!ltadas en su em­pleo durante la operación del océano Indico, en la que

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Se fabricaron unos 1.149 Nakajima B5N «Kates». Los portaaviones Lexington, Yorktown, Wasp y Hornet cayeron víctimas de este avión.

los buques de superficie enemigos no habían sido de­tectados hasta después de que los grupos aéreos de los portaaviones se encontraran ya atacando otros objeti­vos. La limitación del sistema de exploración de una sola fase estaba en que solamente servía para confir­mar lo que, según observaba lacónicamente, los japo­neses ya creían (que no había fuerzas norteamericanas en la zona). Este fallo de no instigar un procedimien­to de reconocimiento más profundo, que hubiera ne­cesitado el empleo de muchos más aviones de los asig­nados, era debido también al poco interés en emplear aviones de combate tales como el «Kate» y el «Val», que tenían el alcance necesario para esas misiones, prefiriendo incorporarles una bomba o torpedo deba­jo del fuselaje y utilizarlos en funciones ofensivas. No hay ninguna duda del impacto que la utilización de métodos de reconocimiento inadecuados tendría so­bre la suerte japonesa en la batalla que estaba a punto de comenzar. Minoru Genda, oficial aéreo de la flota aérea, en una reflexión posterior a la batalla admitiría que el plan de reconocimiento era descuidado y con­secuentemente demostraría ser la «causa inicial de la 'derrota de Midway» .

Una vez recibidas las últimas instrucciones, los tri­pulantes de los cuatro portaaviones salieron a sus cu­biertas respectivas, procediendo a subir a sus aviones. Los motores se pusieron en marcha. Los 1 08 aviones

~ Fue Minoru Genda, oficial aéreo de la Primera Flota Aérea, el que comentaría que la deficiente naturaleza del plan de reconocimiento aéreo que se ilustra aquí fue la causa inicial de la derrota japonesa en Midway. No obstante el fallo de no poner en práctica un plan mucho

más completo utilizando más aviones, el retraso en lanzar los aviones flotadores del Tone y del Chikuma Privó a Nagumo del avistamiento temprano de las fuerzas expedicionarias 16 y 17, que se hubiera producido si hubieran sido lanzados a las 4.30 como estaba previsto.

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LA PRIMERA FLOTA AÉREA ATACA MIDWAY

Diagrama del reconocimiento aéreo de la Primera Flota Aérea, desde las 4.30. 4 de junio

t 40"" . ~8s

HARUNA CD

AKAGI @

60 millas

CHIKUMA

®

+

.¡., 300

KAGA @

CHIKUMA

®

300Q illas

."

TONE <:> 3

® ~ en

e 7.28 h: El avión de reconocimiento del Tone avista la fuerza expedicionaria de EE.UU.

f11iQ8s

TONE

®

A Posición de la Fuerza Expedicionaria de EE.UU. según el avión de exploración japonés.

B Posición según las fuentes norteamericanas.

e Posición según los japoneses después del avistamiento.

TIPOS DE AVIONES: 1 Avión flotador Nakajima "Dave» 2 Avión flotador Mitsubishi "Pete» 3 Nakajima B5N2 "Kate»

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

de la primera oleada se calentaban para el despegue. Con las cubiertas iluminadas por los reflectores, los cuatro portaaviones se aproaron al viento. De sus puentes respectivos destellaban luces verdes y, mien­tras el rugido de los motores iba en crescendo, el pri­mero de los 36 cazas «Zero», dirigido por el Tte. Ma­suharu Suginami del Soryu, despegó puntualmente a las 4.30. Sobre un telón de fondo de marineros de cu­bierta dando ánimos y gorras blancas agitándose, 36 bombarderos en picado «Va)') fueron lanzados desde el Akagi Y Kaga, y 36 bombarderos «Kate» del Soryu y Hiryu, al mando respectivamente del Tte. Shoichi Ogawa y del jefe de la incursión Tte. Joicho Tomona­ga. Uno a uno los aviones ocuparon sus posiciones en la inmensa formación que daba vueltas alrededor de la flota. Quince minutos después de que hubiera co­menzado el despegue, Tomonaga dio la orden y los 108 aviones de la primera oleada de ataque viraron al sureste y pusieron rumbo hacia Midway.

No bien hubieron partido, los elevadores de los por­taaviones ya transportaban más aviones hasta las cu­biertas. Solamente nueve «Zeros» se enviaron desde el Kaga para proporcionar patrulla de combate a los 21 buques de la flota, quedando otros nueve en la cubier­ta del Akagi como reserva para caso de contingencia. Estos apenas eran suficientes, lo que hace sugerir que no era esperado ningún ataque enemigo, y es sinto­mático sin duda del aire de confianza general que in­vadía a la flota.

Los siguientes elementos lanzados fueron los de re­conocimiento, todos los cuales deberían salir puntual­mente a las 4.30. Los aviones flotadores del Haruna fueron catapultados de acuerdo con el plan. Kaga y Akagi lanzaron sus D3Al para que comenzaran sus ex­ploraciones aéreas hacia el sur y sudeste de Midway. Sin embargo, los dos aviones flotadores Mitsubishi «Pete» del crucero pesado Chikuma no estuvieron en

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it. El mayor beneficio sacado por los norteamericanos del ataque japonés a las Aleutianas consistió en la captura de un ejemplar casi intacto de un A6M2 "Zero» pilotado por el suboficial de marina Tadayoshi Koga del Ryujo que murió al

intentar aterrizar el ligeramente dañado avión en la tundra. Al reparar el avión los norteamericanos consiguieron determinar sus puntos fuertes y débiles, lo que les ayudó a desarrollar las tácticas adecuadas para combatir contra él.

el aire hasta cinco y ocho minutos, respectivamente, después de la hora prevista de lanzamiento. Aún más inoportuno para los japoneses fue el retraso en ellan­zamiento de su gemelo Tone. Si bien uno de sus flota­dores fue catapultado a las 4.42, el segundo no estuvo en el aire hasta las 5.00, aproximadamente 30 minu­tos después de la hora prevista. Cualesquiera que fue­ran las posteriores explicaciones ofrecidas por esos re­trasos, desde aYl:!rías en los motores y catapultas hasta simple lentitud en el procedimiento, las consecuencias de esos minutos perdidos serían muy pronto fatales para la suerte de la Primera Flota Aérea.

Isla de Midway: 3.00·7.00

Tras el toque de diana a las 3.00, Midway se convirtió rápidamente en un escenario de resuelta actividad en el que el gran número de aviones apiñados en la base de la pequeña isla se preparaba para los decisivos su­cesos del día que se aproximaba. Media hora antes de que la primera oleada japonesa despegara de los por­taaviones, once PBY anfibios rodaban pesadamente por la pista, elevando después sus sobrecargadas y poco elegantes estructuras al cielo sobre la amplia ex­tensión del Pacífico, para iniciar la búsqueda que pro-

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porcionaría con toda seguridad antes de que la maña­na hubiera transcurrido, los primeros avistamientos de los portaaviones de Nagumo. Poco después, con­tra el telón de la primera luz del amanecer, la fuerza de 16 B-17 del Ejército bajo el mando del TCo!. Swee­ney, fue enviada de nuevo al aire para infligir la ma-or destrucción posible a la Fuerza de Invasión de Ta­

naka, que aún surcaba su camino hacia Midway. Una vez hubieron partido los «grandes muchachos» el res­to de los aviones desparramados por la base y arma­dos con bombas y torpedos quedaron listos para la acción. Los motores fueron puestos en marcha y reci­bieron su calentamiento preliminar; las pulsantes vi­braciones reverberaban atravesando el frío aire tem­pranero de la mañana.

En las dos islas de la base de los atolones, los infan­tes de marina, llamados a sus armas, comprobaron su munición y practicaron su último ejercicio, levantan­do y girando sus armas mientras esperaban en tensión el primer contacto a través de radar con el enemigo. Aunque los dos equipos de la base eran algo anticua­dos, su máximo alcance de detección de 150 millas les daba un valioso tiempo de preaviso. Esta vez los avio­nes no serían sorprendidos en tierra como en Pearl Harbor.

A partir de ese momento, los sucesos comenzaron a precipitarse. Entre las 5.20 y 05.53 una serie de con­tactos visuales de los PBY y de los equipos de radar pusieron a toda la base en una actividad frenética. El contacto inicial fue transmitido por un PB Y de la for­mación 58, al mando del Tte. Howard P. Ady, a las 5.20. Comunicó haber detectado un avión de recono­cimiento japonés. A las 5.30 llegaron las palabras que los que estaban en Midway, en la fuerza expediciona­ria de Fletcher y en Oahu, habían estado esperando en tensión oír: «Portaaviones, marcación 320, distan­cia 180». En este momento se dio la orden a los pilo-

~ El piloto de un D3A1 «Val" transportando una sola bomba de 1.050 libras debajo de la línea central abre su palanca de gases mientras acelera para despegar. Los «Val" en el ataque a Midway procedían del Kaga y el Akagi.

ISLA DE MIDWAY: 3.00-7.00

tos de poner en marcha sus aviones. A las 5.45 todos estaban listos con los motores girando y esperando la orden de despegar. Unos minutos más tarde se reci­bió otra comunicación de un segundo PBY que vola­ba en una ruta adyacente a la del vuelo 58 comuni­cando que muchos aviones se dirigían hacia Midway con una marcación de 320 grados. Esto proporcionó a Midway y a Fletcher la información vital de que Na­gumo había enviado su primera oleada de ataque y que ésta iba en rumbo a la base de atolones.

Mientras tanto, las cosas se habían puesto decidida­mente más peligrosas para los PBY pintados de color indefinido. Debajo de ellos, agudos ojos en los buques japoneses habían detectado uno de los «Catalinas» en el cielo, abriéndose un denso fuego antiaéreo sobre el indeseado observador, que ensuciaba el cielo a su al­rededor con feas nubecillas de humo negro. Los avio­nes de combate «Zero» habían despegado del Kaga en un intento de derribar a los intrusos, pero, aprove­chando la cobertura de las nubes, los dos PBY consi­guieron evitarles. Finalmente, a las 5.52 el Tte. Ady pudo enviar el fijo de avistamiento decisivo de la po­sición de la fuerza de Nagumo, mandando el siguien­te mensaje: «Dos portaaviones y buques de guerra, marcación 320 grados, distancia 180, ruta 135, veloci­dad 25 nudos». Apenas un minuto más tarde Midway obtuvo su propio contacto por radar cuando los ope­radores observando detenidamente sus pantallas en los cobertizos en la isla Sand detectaron a la fuerza de ataque japonesa aproximándose, a una distancia de 93 millas y una altitud de 11.000 pies. Conforme se acer­caban a Midway, los ecos rápidamente se convirtieron en una gran formación denotando la aproximación de una enorme fuerza enemiga. Sin más dilación, se dio la orden de despegue a los aviones.

Mientras la sirena que anunciaba la incursión aérea sonaba por todo Midway, los cazas «Wildcat» y «Buf-

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

Lamentablemente obsoletos durante la época de Midway, los Douglas TBD «Devastators» de los tres portaaviones de EE.UU. fueron diezmados en sus ataques a la flota de Nagumo. (Derechos de autor del dibujo de Pilot Press)

falo» del VMF-221 despegaban y una vez en el aire, pusieron rumbo hacia la formación japonesa. A su es­tela, los pilotos de los aviones bombarderos rodaron con sus cargas hacia la pista y se prepararon rápida­mente para despegar antes de la llegada del enemigo. Los primeros en hacerlo fueron los bombarderos en picado del VMSB-241 (16 TBD de la Infantería de Marina) dirigidos por el Cte. Lofton Henderson, cada uno de ellos armado con 500 libras de bombas, segui­dos por los venerables SB2U <<vibrators» al mando del Cte. Benjamin Norris. Después iban los seis TBF del VT -6 de la Marina y los cuatro bombarderos medios B-26 del Ejército, estos dos nuevos tipos hacían su de­but en el combate. A las 6.20, con la fuerza enemiga a sólo 22 millas de Midway, la base aérea de la isla Eas­tern estaba desierta y sus anteriores ocupantes se di­rigían a su velocidad óptima hacia el noreste, a la po­sición del último avistamiento de los portaaviones japoneses, en respuesta a la simple pero gráfica orden « ... . atacar los portaaviones enemigos». Dispuesta a unirse a esta abigarrada colección de modelos, esta­ban las «Fortalezas Volantes», la fuerza de Sweeney, que ya se encontraban lejos, mar adentro, cuando re­cibieron la nueva orden de dirigirse hacia el objetivo más significativo de los portaaviones de Nagumo. Las probabilidades de supervivencia, más bien limitadas, de esta fuerza sin experiencia y escasamente equipa­da, quedaban reducidas aún más por la decisión de no utilizar los «Wildcats» y «Buffalos» como cobertura a los bombarderos. En vez de ello, contrariamente a las órdenes iniciales de Nimitz, se utilizaron para pro­teger el aeródromo.

A las 6.l6, los 25 «Buffalos» y «Wildcats» al mando de los Ctes. Parks y Armistead obtuvieron la primera imagen clara de las fuerzas de Tomonaga. Ascendien-

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do delante de los japoneses, Parks pudo asegurarse la ventaja de la altitud, y con su formación de doce ca­zas comenzó su ataque en picado sobre los bombarde­ros a nivel, con el grupo de Armistead siguiéndole de cerca. Los «Zeros» de cobertura estaban situados lige­ramente detrás de la formación de los bombarderos a nivel y en picado, y aunque inicialmente no estaban bien situados para responder a los atacantes, supieron utilizar su superior velocidad y maniobrabilidad para colocarse rápidamente a la cola de los más lentos ca­zas ' norteamericanos.

En unos minutos, una «melée» en forma de salvaje y confuso torbellino cubrió el cielo, y rápidamente se hizo evidente que los cazas japoneses tenían todas las ventajas. Los «Zeros» atacaron a los «Buffalos» y «Wild­cats» con sus ametralladoras y cañones derribándoles en el aire. Sin embargo, la valiente impresión dada por los pilotos de la Infantería de Marina fue tal que uno de los pilotos del Soryu identificó erróneamente a los corpulentos y obsoletos «Buffalos» y comunicó que habían sido atacados por «( ... ) de 30 a 40 F4F-3, en un punto situado a 20 millas de Midway» . El recuento japonés de estos pocos minutos de feroz combate fue de 30 «Buffalos» y 2 «Wildcats» derribados, con el Cte. Parks entre los pilotos desaparecidos. Nagumo escri­biría más tarde que tres bombarderos a nivel y dos «Zeros» fueron derribados por los pilotos de la Infan­tería de Marina cuando se dirigían a Midway.

Emergiendo del ataque prácticamente ileso, Tomo­naga dirigió su formación al tramo final hacia Mid­way, aunque era frustrantemente evidente que la base aérea estaba vacía de aviones. El grueso de los bom­barderos a nivel, por tanto, dirigieron su atención a la isla Sand, los impactos en los depósitos de combus­tible crearon incendios que duraron varios días. Tras

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FUERZAS EXPEDICIONARIAS 16 Y 17: 4.30-8.38

El debut de los Grumman TBF Avenger fue menos que proPicio en Midway, pero posteriormente demostraría su eficacia y versatilidad en una trayectoria que se exte!!~tó hasta-bien 7 p.ntrnl'n el período de la postguerra. 1,p.lrp.rl'W.~ de autor del dibujo de Pilot Presj)

ellos, los bombarderos en picado de Chihaya se deja­ron caer apuntando a los hangares y otras instalacio­nes con sus bombas de 500 libras, mientras los «Ze­ros», relevados de sus tareas defensivas, volaban a baja cota ametrallando objetivos terrestres. El fuego defen­sivo fue tan ordenado que sería descrito posterior­mente por los atacantes como «virulento». Fuentes oficiales japonesas admitieron la pérdida de cuatro aviones sobre la misma isla de Midway. El Cap. del submarino japonés 1-168, que estaba a unas diez mi­llas al sur de Midway tuvo una excelente visión del ata­que y comentó posteriormente que la isla quedó trans­formada en una masa de llamas en la que los edificios y depósitos de combustible explotaban por doquier.

Fuerzas expedicionarias 16 y 17: 4.30·8.38

A pesar de todo, cuando Tomonaga dio la orden de retirada a las fuerzas atacantes a las 6.43, estaba claro para sus expertos ojos que, en muchos aspectos, el ata­que no había sido un éxito. La fuerza aérea de EE. UU. en la isla no había sido neutralizada y podría volver a utilizar las pistas que, no habían sido dañadas. Tam­poco el bombardeo había eliminado el grueso de las armas pesadas de la isla y estas podían ciertamente ser utilizadas para enfrentarse al desembarco de la fuerza de invasión. Tomonaga llevaba ya varios minutos en su vuelo de regreso cuando decidió que creía saber lo que era necesario hacer. A las 7.00 hizo enviar el si­guiente mensaje a Nagumo: «Es necesario realizar otro ataque con una segunda oleada». Momentos des­pués de recibir el mensaje del J. de la incursión, el mis­mo Nagumo creía tener razones para estimar que la petición de Tomonaga era correcta.

En el mismo momento que el Tte. Suginami abría

la palanca de gases de su «Zero» y aceleraba a lo largo de la cubierta del Soryu a las 4.30 en punto, unas 220 millas más lejos, hacia el este, diez TBD del USS York­town recibieron la orden del Al. Fletcher de despegar para explorar el arco marino de las 100 millas, al nor­te de las fuerzas expedicionarias 16 y 17. Aunque esta­ba convencido de que el servicio de información tenía razón al creer que Nagumo atacaría Midway desde el noroeste, pero al no disponer de ninguna información en firme, no tenía ninguna intención de permitir que el almirante japonés le pillara con los pantalones ba­jados en caso de que decidiera aproximarse a la isla desde una ruta más al norte. Cuando el último de los aviones de exploración hubo despegado, se restable­ció la ordenada rutina de espera de los últimos días, aunque se veía claramente que la tensión aumentaba poco a poco según pasaban los minutos.

A bordo del Yorktown y el Enterprise Fletcher y Spruance esperaban pacientemente sentados, las no­ticias del primer avistamiento de la fuerza japonesa. Cuando llegó, el mensaje inicial del Tte. Ady no con­tenía nada sobre lo que los jefes de la fuerza expedi­cionaria pudieran actuar. Sin embargo, el mensaje re­cibido en el Enterprise a las 5.34 no solamente dio la noticia de haber avistado un portaaviones, sino que in­cluía un fijo de dirección vital sobre el cual Spruance podía planificar su reacción, aunque en principio ésta ya estaba determinada. Fletcher y Spruance estaban de acuerdo en que solamente un ataque definitivo y total sobre los portaaviones japoneses, realizado lo más pronto posible, garantizaría la obtención de la máxima ventaja. Esto explica la orden de Spruance al J. de su EM de que el Enterprise y el Hornet estuvieran listos para lanzar todos los medios de que disponían lo antes posible. Sin embargo, la recepción de los úl-

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

timos mensajes avistando a la fuerza de asalto de Na­gumo rumbo a Midway, junto a un segundo fijo de los dos portaaviones, situaba a la fuerza japonesa a unas 200 millas de la posición norteamericana, lo que impulsó al almirante a realizar una rápida reevalua­ción de la situación.

Inicialmente Spruance había tenido la intención de cubrir la mitad de la distancia que les separaba antes de lanzar su ataque aéreo, pero ahora estaba claro que si hacía esto se privaría de la oportunidad de conse­guir su objetivo principal de infligir el máximo daño posible a los portaaviones japoneses. Estimaba que el grupo de asalto de Tomonaga se recuperaría a bordo de sus respectivos portaaviones a las 9.00 aproxima­damente siendo rearmados seguidamente para efec­tuar un segundo ataque. Era entonces cuando serían más vulnerables a un ataque aéreo norteamericano. Para alcanzarles, Spruance debería efectuar el lanza­miento muy pronto, al menos dos horas antes de lo inicialmente previsto, aunque para alcanzar a los por­taaviones de Nagumo a esa distancia se requería un vuelo de ida y vuelta más allá del máximo alcance de sus aviones torpederos. Se daba por supuesto que Na­gumo debería mantener su rumbo inicial para recu­perar sus aviones, y se calculó un rumbo de intercep­tación por el cual podría quedar dentro del máximo alcance de 200 millas para el ataque, hacia las 7.00.

Fletcher también tenía razones para reflexionar so­bre las consecuencias de los avistamientos, influido como estaba por sus experiencias en el mar del Coral. Dado que solamente habían sido detectados dos por­taaviones japoneses, decidió mantener al grupo aéreo del Yorktown en reserva, pendiente de la recepción de una información más precisa sobre la localización de los otros dos, o posiblemente tres portaaviones que el servicio de inteligencia decía que Nagumo tenía en su flota. Fletcher no pensaba lanzar todos sus aviones junto con los del Enterprise y el Hornet contra dos por­taaviones, y quedarse totalmente vulnerable ante un posible ataque aéreo masivo procedente de los dos o más buques enemigos que aún no habían sido locali­zados. También deseaba recuperar los diez aviones de exploración enviados anteriormente. Dándose cuenta de que esto retrasaría la acción contra los dos portaa­viones enemigos ya localizados, Fletcher comunicó por señales a Spruance a las 6.07 que "procediera ha­cia el suroeste y atacara a los portaaviones enemigos cuando estuvieran definitivamente localizados. Yo se­guiré tan pronto como haya recuperado mis aviones.»

Virando a su nuevo rumbo, el Enterprise y el Hornet aumentaron su velocidad hasta 25 nudos y pusieron rumbo hacia la supuesta posición de Nagumo en un in­tento de acortar la distancia antes de proceder al lan-

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zamiento. Desde los hangares, en los niveles inferiores, los ascensores subieron rápidamente a las cubiertas de vuelo a los SBD, TBD Y F4F, con los cuales los dos por­taaviones comenzarían en breve sus ataques. Los dos portaaviones se habían separado, dividiendo los bu­ques de protección entre ellos para que les proporcio­naran defensa aérea si eran atacados. Spruance orde­nó entonces a los dos portaaviones aproarse al viento ya las 7.00 el Hornet comenzó el lanzamiento de los 60 aviones de su grupo de asalto. Bajo el mando del J. del Gr. aéreo, Cap. de fragata (CF) Stanhope C. Ring, es­taban los 15 «Devastators» del Edran. VT-8, dirigidos por el Cap. de corbeta (CC) John C. Waldron, conoci­do tanto por su destreza en vuelo y dotes de mando, como por su peculiar comportamiento. Treinta y cin­co bombarderos en picado «Dauntless» de los escua­drones VB-8 y VS-8, armados cada uno con 1.000 li­bras de bombas los de la primera unidad, y 500 libras los de la segunda, sólo recibieron una escolta de diez cazas «Wildcat» del VF-8 dirigidos por el J. del Gr. de cazas, CC Samuel G. Mitchell.

Mientras los aviones del Hornet se iban agrupando se unieron a ellos los del Gr. aéreo del Enterprise, que comenzó sus lanzamientos a las 7.06. La composición del grupo formado por 61 aviones era casi idéntico a la del Hornet. Los catorce bombarderos torpederos del VT-6 estaban mandados por el CC Eugene E. Lind­sey, y los 37 bombarderos en picado «Dauntless» per­tenecientes a los VB-8 y VS-8 estaban al mando de los CC Best y Gallaher, respectivamente. La cobertura de los cazas la proporcionaban diez «Wildcats» pertene­cientes al VF-6 al mando del CC James S. Gray. Spruance había asignado solamente veinte «Wildcats» para proporcionar cobertura a tan gran fuerza de asal­to y ello estaba motivado por las precauciones toma­das para proteger sus portaaviones. Siempre tenien­do en cuenta el encargo de Nimitz de conservar los portaaviones, había retenido treinta y seis «Wildcats» en el Enterprise y el Hornet como cobertura en caso de un contraataque japonés.

Mientras tanto, una vez recuperados sus aviones de exploración, Fletcher aumentó su velocidad a 25 nu­dos y se dirigió al encuentro de la 16 FE. Tras una reflexión posterior, había decidido que, aunque sola­mente habían sido identificados dos portaaviones has­ta el momento, era una oportunidad demasiado bue­na para desperdiciarla, por lo que él también enviaría sus aviones. Sin embargo solamente asignó la mitad del grupo aéreo del Yorktown al asalto planeado; la otra mitad quedaría retenida constituyendo una pequeña segunda fuerza de asalto.

Poco después de las 8.30 el Yorktown se aproó al viento y comenzó el despegue de diecisiete «Daunt-

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~ Tras entrar en seroicio el 20 de octubre de 1941 como el último de esa clase, el USS Hornet tuvo una corta, pero dramática carrera. Después de Midway, encontró su fin el 26 de octubre de 1942 durante la batalla de Santa Cruz. (Vía Roger Chesneau)

less» del escuadrón VB-3 al mando del CC Maxwell F. Leslie. A estos se unieron los doce «Devastators» del

T-3 dirigidos por el CC Lance E. Massey y una pequeña fuerza compuesta por seis «Wildcats» del escuadrón de combate número 3. Así, hacia las 9.l0 Fletcher y Spruance tenían en vuelo un total de 156 aviones rumbo a la supuesta posición de la flota de Na­gumo.

Primera Flota Aérea: 7.00·9.20

na vez lanzados los aviones de exploración, volvió la actividad de nuevo a los portaaviones japoneses para trasladar la segunda oleada desde los hangares a las cubiertas. Compuesta por 108 aviones, todos tripula­dos por veteranos probados en la batalla, la fuerza es­taba al mando del CC Takashige Egusa del Soryu, con-

~ Aunque se muestra un Grumman F4F·] «Wildcat» (los usados en Midway fueron los F4F-4,) esta foto es curiosa porque la máquina en primer plano es pilotada por el CC «Jimmy» Thach, quien mandaba los aviones de caza del Yorktown en Midway. (Marina de EE.UU.)

PRIMERA FLOTA AÉREA: 7.00-9.20

siderado por muchos como el principal exponente del bombardeo en picado del Rengo Kantai. Treinta y seis D3Al fueron colocados en las cubiertas del Soryu y del Hiryu, mientras dieciocho «Kates», cada uno de ellos cargado con un torpedo de 24 pulgadas, estaban ya a bordo del Akagi y Kaga al mando del CC Shigeharu Murata. La cobertura caza de todo el grupo estaba a cargo de treinta y seis «Zeros» dirigidos por el CC Shi­geru Itaya, tambien del Akagi. Aunque en principio tenían la misión de atacar cualquier flota de porta­aviones norteamericana que fuera detectada por los aviones de reconocimiento, la ausencia de avistamien­tos según pasaban las horas sirvió para confirmar aún más las suposiciones de los oficiales y tripulantes de que no había norteamericanos en las inmediaciones. Por tanto, no es sorprendente que, cuando Nagumo recibió el mensaje de Tomonaga a las 7.00 requirien-

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

n Los primeros aviones de EE.UU. en despegar el4 de junio son los 11 PBY del escuadrón VI'-44, que lo hacen a las 4.00 para barrer los sectores de búsqueda asignados de la aproximación de la flota de portaaviones japoneses. Son seguidos por los 16 B-17 de la USAAF, que han partido para efectuar un segundo ataque a (a fuerza de invasión de Midway, avistada el día anterior en su aproximación a la isla desde el suroeste.

situadas al otro lado de la isla

isla de Sand hace el primer contacto con la fuerza de asalto japonesa a una distancia de 93 millas. Se hace sonar la sirena de alarma de ataque aéreo que da la señal para la alerta p!evista de todos los aviones. D A las 5.56 los 26 • Buffalos» y . Wildcat» del VMF-221 han despegado y se dirigen a interceptar a la fuerza de asalto japonesa. Se establece contacto a las 6.16 y en el combate, los japoneses derriban los 15 cazas de EE. UU .. Detrás de ellos, los B-26 del Ejército, los TBF de la Marina y los SBD y SBDU de la Infantería de Marina despegan rápidamente. La base aérea de la isla Eastern queda vacía hacia las 6.15 jrustrando el objetivo principal del ataque japonés. Todas las formaciones vuelan

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D A las 4.30, la oleada de ataque japonesa formada por 36 bombarderos B5N2 . Kate», 3 6 bombarderos en Picado D3Al . Val» y una escolta de 36 cazas . lero» A6M2, parten de los cuatro portaaviones de la Primera F(ota Aérea para neutralizar la fuerza aérea de EE.UU., las defensas y las fuerzas de superficie en la isla de Midway.

sus propias rutas hacla e7 noroeste con la misión de atacar los f!!!rtaaviones de Nagumo . m A las 6.30, los aviones de Tomonaga llegan a la isla de Midway, sus siluetas se recortan contra el claro cielo azul. Son inmediatamente rodeados por un denso fuego antiaéreo (AA) que Nagumo describiría posteriormente en sus informes como . virulento». m Con los . lero» ocupados en neutralizar los cazas de EE.UU., son los B5N2 . Kate. y los D3Al . Val. los que dirigen los ataques japoneses. Los bombarderos a nivel del Hiryu y el escuadrón (SQN)

D Aunque conocedor del mensaje de alerta hecho por radio por el Tte. Chase (a las 5.45): . Numerosos aviones con rumbo a Midway, marcación 320 grados, distancia 150», es a las 5.53 cuando el radar de la

....."

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1 del Soryu se concentran en la isla de Sand donde intentan neutralizar las defensas AA. Los bombarderos del Hiryu incendian los tres depósitos de combustible situados al noroeste de la isla,

LA BATALLA: 4 DE JUNIO

EL ATAQUE A MIDWAY Ataques aéreos japoneses contra la isla de Midway, desde las 4.00 a 6.43 horas, 4 de junio de 1942

Clave AZUL: 36 cazas «lero» A6M2 (9 de cada uno de los portaaviones) ROJo: 36 bombarderos «Kate» B5N2, del Soryu y del Hiryu (cada uno transporta una bomba de 800 kg) VERDE: 36 «Val» D3AI del Akagi y del Kaga (cada uno transporta una bomba de 250 kg).

Isla Eastern

situadas al otro lado de la isla

hidroaviones

zona de los muelles, significó que los aviones de regreso tuvieran que ser repostados a mano. Los . Zero», volando sobre ambas islas ametrallan las baterias AA y otros blancos diversos.

ocasionando incendios que durante dos días no pueden ser controlados. Otros daños comprenden la destrucción del hospital, la de un hangar de hiároaviones y de otros edificios diversos. Fl El grueso de los bombarderos en picado del Akagi y del Kaga y el escuadrón n.' 2 de . Kate», se dirigen a la isla Eastern para

destruir los hangares que se supone albergan los aviones, y las instalaciones de apoyo dispersas alrededor áe la base aérea.' Todas las bombas japonesas caen al norte de la pista de aterrizaje n.' 2, paralela a la línea de costa sur. La destrucción del hangar princiPal fue filmada por el áirector de cine John Ford, que posteriormente incorporaria la escena a su película: • The Battle of Midway». La ruptura de los conductos de combustible en la

m A las 6.41 Nagumo recibe el mensaje de Tomonaga comunicándole que el ataque ha terminado. Sin embargo, dos minutos después el jefe de la incursión le comunica que es necesario realizar un segundo ataque. Nagumo recibe una amplia confirmación ilel evidente fracaso del primero cuando los aviones de EE.UU., que han despegado de Midway hace más de una hora, comienzan los primeros ataques contra su flota.

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• Bombarderos en Picado SBD «Dauntless» se colocados en la cubierta de un portaaviones mientras son repostados y rearmados antes del

lanzamiento. El «Dauntless» era el bombardero en Picado estándar de la Marina de EE. UU. y avión de reconocimiento en Midway.

do un segundo asalto a Midway, ponderara su conte­nido con cierto grado de simpatía que en unos minu­tos se convirtió en firme asentimiento. Mientras tan­to, el primer avión norteamericano enviado desde la base de los atolones apenas una hora antes iniciaba su ataque sobre la Primera Flota Aérea.

Los cuatro B-26 al mando del Cap. James F. Collins y los seis TBF del VT-8 dirigidos por el Tte. Langdon K. Fieberling se aproximaban a los portaviones japo­neses. Los vigías del Akagi fueron los primeros en de­tectar a los aviones hostiles que en unos minutos au­mentaron su velocidad, mientras que el buque y sus barcos de protección viraron para enfrentarse a los atacantes ofreciendo así el blanco más pequeño posi­ble. Las explosiones de los proyectiles y nubecillas de humo acompañaban la pasada de los aviones enemi­gos mientras los destructores de protección y el cru-

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cero pesado Tone se sumaban a la cortina de fuego an­tiaéreo que salía de las baterías del Akagi. Detrás de esta cortina de fuego diez de los «Zeros» del !taya ha­bían sido enviados al aire para unirse a los de la pa­trulla de alerta. Rápidamente se colocaron detrás de los aviones atacantes y pronto comenzaron a hacer es­tragos entre ellos.

Los primeros en atacar fueron los TBF con su ve­locidad muy reducida, debido a la necesidad de tener que abrir las puertas de los alojamientos de bombas para lanzar los torpedos. Manteniendo el rumbo a pe­sar del granizo de fuego antiaéreo delante de ellos y de los atacantes «Zeros» a sus espaldas, consiguieron soltar varios torpedos dirigidos principalmente al Aka­gi, que pudo evitarlos mediante una diestra maniobra. De los TBF que volaban a baja cota para atacar a los portaaviones, cinco fueron abatidos. Solo uno escapó y consiguió volver renqueando a Midway, con su sis­tema hidráulico acribillado, sus controles seriamente dañados y el artillero de la torreta posterior muerto en su interior. Los B-26 atacaron a continuación ro­zando las crestas de las olas con los omnipresentes «Ze­ros» siguiéndoles a sus talones. Uno de ellos fue des­trozado en la pasada, desintegrándose en mil pedazos

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al golpear contra el mar a casi 200 millas por hora. Fu­chida recordaba claramente haber visto otro bombar­dero, con su estrella blanca claramente visible en el fu elaje, volando bajo sobre el Akagi, evitando su puente, apenas antes de estallar envuelto en llamas y e trellándose contra el mar un poco más lejos. Los dos restantes «Marauders», incluyendo el pilotado por Co­llins consiguieron soltar sus torpedos y sobrevivir a la cortina de fuego lanzada por los buques japoneses, re­!!Tesando a Midway.

Este ataque cambió la decisión de Nagumo. No po­día retener su segunda fuerza de asalto para con­trarrestar una amenaza inexistente, cuando existía una muy tangible y real como era la fuerza aérea, aún no destruida, de Midway. Bruscamente ordenó que los aviones de la segunda oleada fueran preparados para atacar Midway. Eso significaba un rápido desar­me de los «Kates» a bordo del Akagi y Kaga para sus­ti tuir sus torpedos por bombas. Frenéticamente las tri­pulantes de cubierta de los dos buques llevaron los aviones hasta los ascensores, desde donde eran trasla­dados abajo, a los hangares. Aquí sudorosos armeros trabajaban tan rápidamente como era posible para cambiar el armamento de forma que el avión pudiera regresar a cubierta. Incluso en condiciones normales llevaba casi una hora el realizar este procedimiento.

Mientras Nagumo y su EM estaban sin duda con­vencidos de la lógica de esta decisión, debió de haber upuesto para ellos un gran sobresalto, cuando 25 mi­

nutos más tarde, les llegó el siguiente mensaje, abso­lutamente vago: «Avistamiento de lo que parecen ser 10 buques de superficie enemigos, en la posición 10 grados y a 240 millas de Midway. Curso 150, veloci-

~ Durante la batalla de Midway, el bombardero torpedero TBD «Devastator» estaba ya decididamente obsoleto. Su poca velocidad y escaso régimen de subida le hizo ser un blanco fácil para los cazas "Zero-Sen» japoneses. Los que se muestran aquí pertenecen al SQN VT-6, y la foto, de la preguerra, data de 1939 cuando los aviones resplandecían con sus alas amarillas cromadas y sus colas azules. (Vía Robert F. Dorr)

PRIMERA FLOTA AÉREA: 7.00-9.20

dad superior a 20 nudos». Minoru Genda observaría posteriormente que la recepción y la imprecisión del avistamiento habían imposibilitado a Nagumo y a su EM, hacer una valoración precisa de la situación y cómo enfrentarse a ella de la mejor manera. El almi­rante estaba ante un dilema. Mientras que las órdenes recibidas eran las de neutralizar la fuerza aérea de Midway, evidentemente, no podía ignorar el daño po­tencial que significaba para su propia flota la presen­cia de esos buques norteamericanos cualquiera que fuera su tipo. Más aún, los aviones del grupo de asal­to de Tomonaga venían de regreso hacia los porta­aviones y necesitarían aterrizar, repostar y ser rearma­dos, aunque los aviones de la segunda oleada estaban aún sobre la cubierta de los portaaviones. Tras consi­derar las diferentes opciones, Nagumo comunicó a sus comandantes a las 7.45 que había decidido continuar los preparativos para el segundo ataque contra Mid­way, sin embargo, dio la orden de que los bombarde­ros cuyo armamento aún no hubiera sido cambiado conservaran sus torpedos, con el fin de poder «atacar a las unidades de la flota enemiga».

Unos minutos más tarde, el Akagi comunicó al pilo­to del avión número 4 del Tone en un tono cortante que se «cerciorase del tipo de barco y se mantuviese en contacto». Todo giraba ahora alrededor de la iden­tidad de los buques y del posible contenido de los mensajes que llegarían al buque insignia cuando se produjeran nuevos avistamientos. Si no se detectaba ningún portaaviones entre ellos, y resultaban ser so­lamente buques de superficie, Nagumo creía que ten­dría tiempo para realizar las dos cosas que más le con­venía: lanzar la segunda oleada contra Midway y a

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

Barriendo a todos los que se pusieran delante de él durante los primeros meses de la guerra, el A 6M2 "Zero» era todavía el mejor caza de portaaviones del mundo en la época de Midway.

continuación recuperar la primera fuerza de asalto a su regreso. Una vez hubieran repostado y hubieran sido rearmados, los aviones de Tomonaga podrían ser lanzados de nuevo, esta vez para atacar los buques norteamericanos. Apenas habían terminado el almi­rante y su EM de reflexionar sobre sus posibles opcio­nes, cuando, a las 7.48, una comunicación del Soryu atrajo su atención hacia un nuevo ataque que se esta­ba produciendo sobre la flota.

En esta ocasión los aviones atacantes eran los VMSB-241 «Dauntless», pero su pasada sobre los por­taaviones fue dificultada desde su mismo inicio por la persistente atención de un enjambre de «Zeros». Fuchida, observando los acontecimientos desde la cu­bierta del Akagi, expresó su sorpresa al ver que los

aviones utilizaban un ángulo de ataque de poca incli­nación, en vez de la técnica del «helldi,::e» (picado im­presionante), que era su especialidad. El no podía sa­ber que el Cte. Lofton Henderson que mandaba los aviones atacantes, tenía una buena razón para elegir esta táctica, considerando que era la única que podía realistamente emplear a causa de que la mayor parte de los pilotos jóvenes y muy inexpertos que dirigía, no tenían apenas experiencia a los mandos de un SBD. La aproximación efectuada con un ángulo lige­ro, y con los aerofrenos desplegados, les convertían en blancos fáciles para los «Zeros», y antes incluso de que hubieran alcanzado la flota, la mitad de ellos habían sido derribados. Aparentemente ajenos a la suerte de sus camaradas, el resto mantuvo tenazmente su rum-

... Como parte del plan de reconocimiento aéreo puesto en práctica por Nagumo después del lanzamiento de la fuerza de ataque de Midway, el buque de guerra Haruna catapultó sus viejos aviones flotadores de corto alcance Nakajima E8N "Dave» para explorar la zona al norte de la flota de portaaviones, en su avance hacia el sur. (Philip jarrett)

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PRIMERA FLOTA AÉREA: 7.00-9.20

Aunque inferior al "Zero» en muchos aspectos, el Grumman F4F "Wildcat» demostró, no obstante, ser un avión extraordinariamente robusto y eficaz. (Derechos de autor del dibujo de Pilot Press)

bo aunque volaban hacia una cortina de fuego anti­aéreo lanzada por los buques de guerra que manio­braban rápidamente. Al final de su pasada de ataque, los SBD soltaron sus bombas, la mayor parte de las cuales iban dirigidas hacia el Hiryu. Los observadores de los otros buques de la flota tuvieron la impresión de que el portaaviones había sido tocado, al verlo de­saparecer detrás de una muralla de penachos de agua

humo. Pero al cabo de unos minutos emergió, cla­ramente ileso de la experiencia.

Mientras los ocho SBD supervivientes escapaban en vuelo bajo a través del mar, perseguidos por los cazas, e seguía manteniendo implacablemente la presión so­

bre los japoneses. Encima de ellos, las «fortalezas vo­lantes» del Tte. Col. Sweeney aparecieron a la vista.

~ ÚJs retrasos en el lanzamiento de los aviones flotadores de observación Mitsubishi TiPo "O» "Pete» desde el crucero pesado Tone, junto a los problemas de motor en los del Chikuma, privarían a los japoneses de la información acerca de la aproximación de las fuerzas expedicionarias desde el este. (Philip Jarrett)

Desde 20.000 pies de altura, los B-17 dejaron caer sus 500 libras de bombas sobre los blancos situados cua­tro millas más abajo. Como sucedió el día anterior, la dramática visión de las bombas explotando cerca de los buques enemigos indujó a los pilotos del Ejército a proclamar haber infligido serios daños a los portaa­viones japoneses, aunque en realidad ninguno de ellos había sido alcanzado.

A las 8.06, Nagumo recibió la respuesta que había estado esperando del avión de reconocimiento núme­ro 4 del Tone. Su contenido no podía tener mejores noticias para el acosado almirante: «El enemigo se compone de 5 cruceros y 5 destructores». A pesar de todo, Kusaka, el J. de EM de la Primera Flota Aérea, era de la opinión de que una fuerza de esas caracte-

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

rísticas no estaría en el mar sin ir acompañada de un portaaviones. A pesar de esta deducción eminente­mente razonable, no hay duda de que el mensaje re­cibido a las 8.06 produjo un auténtico sentido de ali­vio, porque tal y como ahora estaban las cosas, podía efectuarse el segundo ataque a Midway. Incluso otro ataque realizado por los «Vindicators» de la Infante­ría de Marina con base en Midway efectuado después de las 8.20, no consiguió disminuir el gran espíritu de Nagumo y su EM. No sabían que, con el despegue de los SB2U supervivientes del Cte. Norris la fuerza aé­rea con base en Midway había disparado su último car­tucho. Los resultados del combate hasta entonces es­taban totalmente a favor de los japoneses. Desde las 0702 hasta las 8.30 habían sido atacados por 131 avio­nes norteamericanos de los que un gran número ha­bía sido derribado sin haber registrado ningún impac­to en los buques de la Primera Flota Aérea. Fuchida comentó que, en su opinión, los aviadores de EE.UU. no habían demostrado tener un alto nivel de pericia, una opinión que era compartida en el puente del Aka­gi. El sentimiento predominante era que si esto era lo mejor que el enemigo podía enviar para enfrentarse a ellos, los japoneses tenían poco que temer.

En esta atmósfera de mutuas congratulaciones en el puente del Akagi, el último mensaje procedente del avión número 4 a las 8.30 cayó como una bomba so­bre Nagumo y sus oficiales de EM: "El enemigo va acompañado de lo que parece ser un portaaviones si­tuado a la retaguardia de los otros». Todos quedaron momentáneamente conmocionados por la noticia, que no podía llegar en peor momento, puesto que junto a la recepción de este mensaje por Nagumo, se pro­dujo la llegada de los aviones de Tomonaga que re­gresaban de su misión. Muchos de ellos estaban esca­sos de combustible o averiados, y al llegar a la vertical

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~ Seis tripulaciones del VT-8 tuvieron el honor de llevar el nuevo Grumman TBF-I al combate en Midway. Sólo uno de los aviones sobrevivió el ataque a los portaaviones logrando volver a Midway, donde su tren de aterrizaje se hundió al aterrizar. El avión recibiría el nombre de «Avenger» en memoria de las cinco tripulaciones que no volvieron (Marina de EE. UU.)

de la flota comenzaron a volar en círculo mientras es­peraban autorización para aterrizar. A menos que las cubiertas de los portaaviones fueran despejadas rápi­damente de los aviones de la segunda oleada, los que volvían, no tendrían otra alternativa que amerizar. La rapidez en la decisión era por tanto esencial. No se ne­cesitaron discusiones para que el planeado segundo ataque a Midway fuera abortado. Era evidente para los que estaban en el puente del Akagi que el portaa­viones norteamericano significaba un peligro más grande y debía tener la máxima prioridad.

De aquí el dilema de Nagumo. De todos los bom­barderos pertenecientes a la segunda oleada, la mayo­ría de los «Kates» estaban armados con bombas y no con los más eficaces torpedos. ¿Deberían ser lanzados como estaban contra el portaaviones? Ciertamente, el Al. Yamaguchi, en el Hiryu así lo creía, comunicándo­selo así a Nagumo. Pero éste sabía que enviar a los aviones de asalto inmediatamente tendría que hacer­se sin cobertura de los cazas. Los «Zeros» del ¡taya habían estado volando desde primeras horas de la ma­ñana, ayudando a los pocos cazas de los patrullas aé­reas de la flota para repeler los continuos ataques aéreos norteamericanos y también esperaban en el cir­cuito para aterrizar y ser repostados y rearmados. Na­gumo era muy consciente de la dudosa eficacia de en­viar a los bombarderos sin cobertura de los cazas, ya que resultarían vulnerables a la interceptación de los cazas enemigos, cosa que los mismos japoneses habían efectuado en las horas anteriores. Por tanto, creía te­ner buenas razones para suponer que un ataque rea­lizado de inmediato tendría escaso valor y sólo lleva­ría a la pérdida de valiosos hombres y máquinas.

Genda y Kusaka eran también perfectamente cono­cedores de esas cuestiones y aconsejaron a Nagumo que recuperara los aviones de Tomonaga en primer

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lugar, y posteriormente atacara al portaaviones. Ello requeriría que los aviones de la segunda oleada, situa­dos sobre las cubiertas, fueran retirados a los hanga­res de los niveles inferiores para despejar aquellas. Yfientras se efectuaba esto, los "Kates» podrían ser rearmados con torpedos. No puede decirse que a-umo tuviera en esta ocasión ninguna indecisión. Me­

nos de dos minutos pasaron desde la recepción del mensaje del avión explorador, hasta que se envió la se­ñal a todos los portaaviones, ordenándoles que los a\'iones que habían atacado Midway aterrizaran y que lo bombarderos de la segunda oleada fueran rearma­dos con torpedos. Esto fue seguido a la 8.35 de otra comunicación ordenando que una vez recuperados los a\' iones, la flota entera viraría al norte para «estable­cer contacto y destruir la fuerza enemiga».

• El Soryu hace un círculo casi completo mientras intenta evadir las bombas procedentes de los B-17 del Tte. Col. Sweeney. (Archivos Nacionales de EE.UU.)

~ De los nueve lentos y venerables Vought SB2 U-3 « Vindicators» que partieron de Midway para atacar a los portaaviones de Nagumo, dos fueron derribados. (PhiliP jarrett)

PRIMERA FLOTA AÉREA: 7.00-9.20

En medio del sonido de los gongs y de las órdenes dadas a voces de un lado a otro de las cubiertas de vue­lo, había una intensa actividad en los cuatro porta­aviones, mientras los aviones eran transportados ha­cia los ascensores y posteriormente llevados a los han­gares inferiores. En unos minutos quedaron despeja­das y a las 8.37, el primero de los sedientos aviones de Tomonaga aterrizaba. A bordo del Kaga y el Akagi, sudorosos armeros bajaban una vez más las bombas de sus grilletes, y comenzaban su laborioso y cansado tra­bajo de recargar los torpedos. Debido a la presión del tiempo y a la demanda constante de oficiales para ace­lerar el proceso, se ignoraban los procedimientos de seguridad y las bombas quedaban amontonadas masi­vamente de cualquier forma en los laterales de los hangares. Para obtener una posición más exacta de los buques norteamericanos hacia las 8.45, se enviaron más aviones de reconocimiento, incluyendo uno de los nuevos D4Y del Soryu. El avión de reconocimiento nú­mero 4 comunicó de nuevo para informar al Cap. del Tone que regresaba al barco ya que estaba en vuelo desde las 5.00 y se estaba quedando sin combustible. Inmediatamente se le respondió que se mantuviera en su posición y conectara su transmisor DF (Direction Finder) para que los portaaviones pudieran proceder directamente a donde se encontraba.

Cuando el último de los aviones del ataque a Mid­way y los «Zeros» delltaya fueron recuperados hacia las 9.17, la flota cambió su curso. Un estremecimiento recorrió el Akagi al aumentar su velocidad a 30 nudos, y junto a los otros portaaviones, la flota viró a su nue­vo rumbo este-noreste, en un intento para disminuir la distancia que les separaba de la fuerza norteameri­cana. agumo confiaba en estar en condiciones de lanzar su primer ataque, compuesto por 102 aviones,

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

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.... Una vista inusual de la cubierta de vuelo del Akagi desde el puesto del artillero de un bombardeo «Kate» que acaba de despegar. Es de notar la posición de la isla en el lado de babor, una característica que se encuentra solamente en otro portaaviones, el Hiryu. Obsérvese el simbolo imperial del crisantemo dorado que lleva en su proa, al igual que todos los demás buques de guerra del Rengo Kantai .

.... Aunque esta fotografía también es anterior a Pearl Harbor, es no obstante de interés y muestra al Hiryu visto desde la cubierta de vuelo posterior de su gemelo, el Soryu, sobre la cual los bombarderos en Picado «Val" están siendo calentados para despegar.

4.30: la primera oleada de ataque japonesa es lanzada contra la isla de Midway

Fuerza de ocupación de Midway

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PRIMERA FLOTA AÉREA: 7.00-9.20

Operaciones del 4 de junio de 1942

17.00: el Hiryu es atacado por los SBO del Enterprise

4.30: 10 SBO despegan del Yorktown para explorar la ruta de aproximación a Midway desde el norte

/11 7.02: el Enterprise y el Homet inician el 24.00 17.00

--5.10, 5 de junio: et Hiryu se va a pique, 9.00: se hunde

19.20: el Soryu se hunde

"-5.00, 5 de junio: El Akagi se va a pique

"- 11 .04 19.25: El Ka!@ 10.45 se hunde ~

6.00

8.37: los aviones japoneses de regreso comienzan a aterrizar en los portaaviones 9.17: Toda la flota vira al norte para acercarse a la flota de EE.UU.

6.00: 16 B-17 al mando del Tte. Col. Sweeney son desviados de su previsto ataque contra la fuerza de invasión de Midway y enviados hacia el norte

9.06: del Yorktown despegan 12 F4F

12.10: el Enterprise y el Homet recuperan sus aviones

/ lanzamiento de sus aviones

8.06: el despegue ha tenninado

15.50: Enterprise lanza un ataque contra el Hiryu

t9.07: el Enterprise y el Homet recuperan sus aviones

6.16: los cazas de EE.UU. entablan combate con la oleada de ataque japonesa

6.43: el ataque ha tenninado 7.05: Tomonaga comunica por radio que es necesario realizar un segundo ataque

6.30: comienza el ataque japonés contra la isla de Midway

N

t ~ Ataques aéreos japoneses (A6M,

B5N2, 03A1) ____ Fuerza aérea con base en la isla de ---- Midway B·26, TBF de la Marina, SBO

y SB2U·3 del CE de Infanteria de Mari· na

~ B·17 del Ejérc~o con base en Midway SBO, TBO y F4F de las fuerzas de asal­to de portaaviones de la Marina de EE.UU.

67

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

contra el portaaviones norteamericano a las 1 0.30. La pregunta que estaba en todas las mentes era la siguien­te: ¿tendrían el tiempo suficiente, o atacarían los nor­teamericanos primero? Ojos ansiosos barrían el cielo intentando detectar el ataque aéreo que todos espera­ban desde el avistamiento del portaaviones america­no. Unos tres minutos más tarde, agudos ojos mirando a través de prismáticos a bordo del Chikuma detecta­ron un grupo de puntos negros en el horizonte que crecían rápidamente. ¡Allí estaban!

No obstante, el optimismo continuaba reinando en el puente del Akagi y en el resto de la flota, pues to­dos creían que este ataque sería evitado tan fácilmen­te como los anteriores de la mañana. Pero según se acercaban a la flota los aviones norteamericanos, esa confianza comenzó a disiparse rápidamente. Cada vez era más evidente para Nagumo y su gente que eran demasiados aviones para que procedieran solamente de un portaaviones enemigo. Rápidamente se dieron órdenes para acelerar los preparativos para el lanza­miento del primer asalto, pero ya era demasiado tar­de. Los aviadores de la Marina de EE.UU. habían sor­prendido a los portaaviones japoneses en el momento en que eran más vulnerables, y exactamente en la si­tuación que Spruance había esperado (en pleno re­postado y rearmado de sus aviones). Sin saberlo Na­gumo, la suerte de los portaaviones, sus aviones, y sus pilotos estaba echada. A la aparentemente invencible Fuerza de Asalto de Portaaviones apenas le quedaba una hora de vida.

El valiente sacrificio

Spruance había previsto reunir a todos los aviones de la Fuerza de Asalto de la 16 FE en una gran forma­ción antes de proceder al ataque de los portaaviones

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~De los 63 aviones que llevaba el Akagi en Midway, 21 eran bombarderos Nakajima B5N2 "Kate». Sin embargo, en la oleada de ataque lanzada contra la isla de Midway, los "Kates» fueron usados como bombarderos a nivel en los que se sustituyó el torpedo aéreo de 24 pulgadas que normalmente usaban por una bomba de 800 kg.

de Nagumo. Por ello, los SBD fueron catapultados en primer lugar, ya que con su mayor radio de acción po­dían permanecer volando en círculos sobre la FE, con­sumiendo combustible, mientras los «Wildcats» y «De­vastators», de menor alcance, despegaban y se unían a la formación. Pero el descubrimiento del avión de reconocimiento del Tone dando vueltas en el horizon­te, le obligó a cambiar de opinión. Temiendo que la fuerza de asalto perdiera el elemento sorpresa, Spruance ordenó al CC Wade McClusky, que ya ha­bía despegado con sus 33 SBD, que partiera inmedia­tamente, dejando a los torpederos y cazas que le si­guieran. Aunque de esta forma McClusky fue privado de cobertura de los cazas, estaba claro que los «Wild­cats» serían mas necesarios para proteger a los pesa­dos y altamente vulnerables TBD.

Poco antes de las 8.00, McClusky viró al sudeste di­rigiéndose hacia la posición prevista de la fuerza de Nagumo. Iba seguido por los bombarderos en picado del Hornet y sus cazas, y por el escuadrón VT-8 de Waldron. Mientras los aviones del grupo de asalto del Hornet despegaban, los «Wildcats» del Enterprise se mantenían en círculo sobre el portaaviones, esperan­do que el último TBD del VT-6 despegara. Con su partida, la fuerza de asalto había quedado dividida en cuatro agrupaciones distintas: los SBD de McClusky, los SBD Y 4F4 del Hornet y los dos escuadrones bom­barderos de torpedos. Además, la aparición de capas de nubes aumentaba la dificultad de que los bombar­deros en picado y los cazas, volando a 19.000 pies, pu­dieran observar a los torpederos, que se mantenían en vuelo rasante. Los «Wildcats» del VF-6 habían recibi­do la orden de proteger al VT-6, pero en la confusión ocasionada por la capa de nubes, el Tte. Gray había perdido sin saberlo al escuadrón VT-6, y acabó dan­do cobertura a los VT-8 de Waldron. Este no conocía

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• Se pueden ver aquí a primeras horas de la mañana del 4 de junio al USS Hornet y a sus buques de protección que comprenden el crucero ligero AtIanta a la iu¡uierda, un crucero pesado de clase N ew Orleans en el centro, y el destructor Phelps. (Vía Robert C. Stern)

la señal previamente establecida mediante la cual los cazas de Gray iniciarían el descenso en ayuda del VT-6 , .. consecuentemente, los dos escuadrones de aviones lOrpederos, acabaron atacando a los portaaviones ja­poneses sin el apoyo de los aviones de caza.

Cuando se efectuó el despegue, ni Spruance ni Flet­cher habían recibido aún una posición actualizada de la fue rza de Nagumo desde el primer contacto efec­lOado por Ady. Desconocían, por tanto, el cambio de curso de Nagumo, alejándose de Midway y su poste­rior marcha hacia el norte para acercarse al grupo de portaaviones norteamericanos, por lo que la Fuerza de Asalto de la 16 FE procedía en ruta directa hacia la posición estimada de los portaaviones de Nagumo, en la errónea presunción de que este seguía mante­niendo su rumbo sureste hacia Midway. Previendo que el contacto con el enemigo se efectuaría entre las 9. 15 y 9.39, los bombarderos en picado y cazas del Hornel llegaron a la posición prevista, encontrándose sobre una amplia y vacía extensión del Pacífico. Man­teniéndose el mismo curso, Ring había decidido, erró­neamente como se vería después, que Nagumo debe­ría haberse trasladado más hacia el sur, en dirección a Midway. Consecuentemente, los SBD y F4F del gru­po aéreo del Hornel se alejaron aún más de la posición actual de Nagumo. Incapaz de localizar la flota japo­nesa y escaso de combustible, Ring dirigió a algunos SBD de vuelta al portaaviones, mientras otros aterri­zaban en Midway. Sin embargo, todos los «Wildcats» e verían forzados a amerizar puesto que, uno detrás

• CC John C. Waldron, de los portaaviones que fue jefe del contra la flota japonesa. escuadrón VT-8 a bordo Los 15 aviones de del Hornet, y dirigió el Waldron fueron primero de los ataques derribados. (Archivos realizados por los aviones Nacionales de EE.UU.)

EL VALIENTE SACRIFICIO

de otro, sus depósitos se quedaron sin combustible. Siguiendo su propio presentimiento, Waldron diri­

gió su escuadrón durante solamente una parte de la ruta identificada, antes de cambiar el curso y poner rumbo noroeste. En las últimas instrucciones dadas a sus hombres, les había confiado que pensaba que, una vez Nagumo se hubiera percatado de la presencia de los portaaviones norteamericanos, cambiaría su ruta y su rumbo. Les dijo que él hubiera hecho lo mismo y pidió a sus hombres que le siguieran porque sabía donde iba. Waldron no se hacía ilusiones acerca de las perspectivas de la supervivencia de su escuadrón, y les dijo que si uno solo de ellos sobrevivía a la aproxima­ción, quería que continuara la pasada y consiguiera un impacto. Dirigiendo a su escuadrón en linea recta, Waldron encontró a la flota japonesa exactamente

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

Ataques aéreos contra los portaaviones de Nagumo, 9.20- 1

31' N

30' N

29' N

180'

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Aunque se inlenló efeClUar un ataque coordinado, los SBO y TBO del Yorktown se separaron. Una vez más la mayoría de los aviones fueron derribados, sobreviviendo solamente dos de ellos. Sin embargo, el sacrificio de los TBO no habia sido en vano. Al atraer a la CAP. japonesa (cobertura de los cazas) hasta el nivel del mar, habian dejado los cielos oespejados para los bombarderos en picado que volaban encima de la flota

09.55

El Tte. John Waldron, J. de la fonmación, siguiendo su propio presentimiento dirige al VT-8 al lugar donde cree que se encuentra Nagumo y ataca a los portaaviones japoneses. Todos los aviones del VT -8 son abatidos

De los 14 TBD del VT -6 que atacaron a los portaaviones japoneses solo cuatro sobrevivieron y regresaron al Enterprise

./ Kaga alcanzado 4 veces

10.16-10.28 " Akagi alcanzado 2 veces

I~ ~ Wir Soryu alcanzado 3 veces K ________ /

VB-8 y VS-8 (35)

179' O

A las 9.20 el grupo aéreo TF-16 llegó a la posición prevista de la flota de Nagumo, desconociendo que éste habia variado su curso hacia el norte

No habiendo localizado a Nagumo, el Jefe S. Ring determinó que los japoneses se habian dirigido a Midway para recuperar la fuerza de asalto de Tomonaga. Como consecuencia de ello, esta importante fuerza no tomó parte en la batalla

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, .00

No habiendo conseguido avistar a Nagumo en la posición prevista, el jefe de la formación Wade McClusky viró hacia el

I--:------j norte con sus aviones. Sin embargo, hasta las 9.55 no vio la estela del destructor Ararhi rumbo al noreste. Siguiendo ese mismo rumbo, encontró a la flota japonesa algunos momentos después

178' O

SON de bombarderos torpederos

SON de bombarderos en picado

SON de cazas

N

t SON de reconocimiento (SBD)

Bombarderos torpederos SBD .. Dauntless»

Bombarderos torpederos TBD "Devastator»

Cazas F4F .. Wildcat»

Cazas "Zero» Oaponeses)

Bombarderos en picado .. Val» (japoneses)

Enterprise

Yorktown

Homet

EL VALIENTE SACRIFICIO

donde creía que estaría, A las 9.20, los quince «Devas­tators» del escuadrón VT-8 comenzaron su solitario y suicida asalto a la flota enemiga.

Mientras la fuerza de Nagumo aceleraba en su nue­vo rumbo, sus buques se desplegaban para proporcio­nar la máxima cobertura defensiva a los portaaviones en caso de un ataque aéreo, En la vanguardia de la flo­ta el crucero ligero Nagara dirigía a los destructores que protegían el avance de la flota situándose delante de ella y sus flancos. En la retaguardia del Nagara, na­vegando en línea, iban los rápidos buques de guerra Kirishima y Haruna, flanqueados a babor y estribor por los portaaviones Akagi e Hiryu y Kaga y Soryu respec­tivamente. Los buques estaban colocados de forma que sus baterías pesadas antiaéreas pudieran defen­der a los portaaviones, Los cruceros pesados Tone y Chikuma proporcionaban cobertura de flanco al gru­po interior de buques de guerra y la pantalla de fue­go antiareo exterior. No menos de 50 «Zeros» habían despegado para proporcionar una exhaustiva patru­lla aérea, Tan pronto como el escuadrón de Waldron fue detectado a las 9,20, los cazas viraron rápidamen­te acelerando hacia los aviones torpederos que se aproximaban,

Alabeando, Waldron señaló a su escuadrón que co­menzara el ataque, Debido a que no pudo comunicar a los «Wildcats» de Gray que descendieran en su ayu­da, éstos se encontraban volando inútilmente a 20.000 pies encima de él por lo que su ataque se realizó sin la cobertura de los cazas. Parece ser que intentó tomar como objetivo el Akagi, pero ocho millas antes de lle­gar a la flota, el primero de los «Zeros» se lanzó sobre el escuadrón que volaba a baja cota abatiéndoles con una lluvia de fuego de ametralladora y de cañón. En unos segundos habían derribado a cuatro de ellos, Los supervivientes que continuaban acercándose se encon­traron con una cortina de fuego antiaéreo que des-

.... 5 minutos fueron suficientes para que el equilibrio del poder naval en el Pacífico cambiara para siempre. Entre las 10.20 y las 10.25 de la mañana del 4 de junio de 1942, los bombarderos en Picado de las FE 16 Y 17 destruyeron tres de los portaaviones del almirante Nagumo. El Hiryu les seguiria más tarde ese mismo día. De un solo golpe, los

«Dauntless» de la Marina de Estados Unidos habían eliminado la superioridad japonesa de la fuerza aérea naval. Esos cinco minutos transformaron a un imperio en el zenit de su poder, en otro que encaraba la derrota y su inevitable ruina. Por esta razón la batalla de Midway es una de las más decisivas que se hayan librado jamás.

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garró las células de los aviones matando a sus tripu­lantes. Fuchida, que observaba el acontecimiento desde el buque insignia, relataría cómo «en un mo­mento determinado, uno de los puntos en el cielo es­talló en llamas y seguido por una estela de humo ne­gro cayó al agua». Aunque todos los TBDs fueron derribados hubo un superviviente. El alférez George Gay, que volaba en el último «Devastator», contaría posteriormente cómo, mientras volaba a través del fuego antiaéreo rumbo al Akagi, oyó los gritos de su ametrallador que era alcanzado por el fuego de los «Zeros» que estaban a su cola. Aunque había sido he­rido por un proyectil de cañón de 20mm en el pie iz­quierdo y su avión estaba acribillado y agujereado, consiguió soltar su torpedo. Tirando de la palanca so­bre el portaaviones, casi chocó contra el puente, antes de que el fuego de los «Zeros» que le perseguían le es­trellara contra el mar. Gay consiguió abandonar su avión «Devastatof» que se hundía y, agarrándose a una balsa salvavidas hinchable, consiguió salir de los restos del naufragio, convirtiéndose así en un espec­tador inconsciente de los dramáticos sucesos de las si­guientes horas.

Aunque se anunció el derribo de los quince aviones torpederos, los trabajos de preparación de la fuerza de asalto continuaron. En medio de violentas manio­bras defensivas, los aviones continuaban llegando des­de el interior siendo colocados en la cubierta donde se calentaban los motores. Nagumo necesitaba un pe­riodo de relativa calma para poder hacer despegar a sus aviones, pero el valiente sacrificio del VT-8 había obligado a los portaaviones a perder unos minutos vi­tales en la acción defensiva. Este retraso fue agravado cuando se comunicó que otra formación enemiga ha­bía sido detectada. En rumbo a la flota estaban los ca­torce «Devastators» de Lindsay del escuadrón VT-6.

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.... Los pilotos del escuadrón VT-8 posan para la cámara a bordo del Hornet poco antes de su fatal ataque contra los portaaviones japoneses en Midway. Solamente el Alf. George Gay, cuarto empezando por la izquierda en la fila anterior, sobrevivió al ataque. Agarrado a uno de los restos del naufragio, fue testigo del resto de la batalla desde el agua. (Marina de EE.UU.)

Desde el Akagi daba la impresión de que intentaban efectuar un ataque concertado por ambas proas, en una sola columna.

Aunque los cazas de cobertura designados perma­necían aún volando a gran altura encima de ellos, Lindsay no dio la señal que hubiera hecho descender a los «Wildcats» de Gray y caer sobre los «Zeros» que en ese momento irrumpían sobre las dos columnas. Mientras los «Devastators» continuaban acercándose a la flota en vuelo rasante sobre la cresta de las olas, los cazas japoneses iniciaron el destrozo de los torpede­ros norteamericanos. Desgarrados por el fuego de los proyectiles, explotaban, se desintegraban y, finalmen­te, caían al mar. Cuando consiguieron llegar al punto de suelta de los torpedos destinados al Akagi, solamen­te quedaban siete bombarderos en vuelo. Sin razón aparente viraron alejándose del buque insignia y diri­giéndose hacia el Hiryu. Entre una lluvia de fuego antiaéreo lanzada desde los buques de guerra, y per­seguidos por los «Zeros», los siete aviones supervivien­tes lanzaron sus torpedos al portaaviones Yamaguchi que, virando bruscamente a babor, consiguió evitar­los. Mientras los TBD se alejaban de la flota , tres más fueron derribados, y sólo cuatro consiguieron volver al Enterprise.

Apenas habían aterrizado los «Zeros» para repostar y rearmarse cuando, a las 10.15, vigías del Akagi avis­taron otra formación de ataque de bombarderos tor­pederos que se aproximaban. A diferencia de los dos ataques anteriores, el contingente formado por los doce «Devastators» de Massey, del Yorktown, formaban parte de un grupo de asalto cohesivo. Además de una pequeña formación de cazas compuesta por seis «Wildcats» al mando de Jimmy Thach, mucho más arriba volaban los diecisiete bombarderos en picado de Leslie. La intención era realizar un asalto combi-

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nado sobre los buques de guerra japoneses con la es­peranza de hundir sus defensas para, de esta forma, aumentar la probabilidad de que al menos algunos consiguieran penetrarlas. Todo iba bien, durante la aproximación norteamericana a la fuerza japonesa. La visibilidad era buena, ya que cuando se estableció el primer contacto visual a unas cuarenta millas, se vio cómo los buques de Nagumo maniobraban brusca­mente, denotando visiblemente que estaban bajo ame­naza de un ataque. Pero mientras el grupo del York­town se desplegaba preparándose para la acción, los bombarderos en picado se encontraron con una den­sa nube y se perdió el contacto por radio con los TBD y F4F que estaban debajo de ellos.

Para Massey y sus once aviones, lo que sucedió a continuación no fue sino una repetición de la matan­za ocurrida en los anteriores ataques de los «Devasta­tors». La presencia de los «Wildcats» de Thach resultó estéril. Había tantos «Zeros» en vuelo que una vez que los cazas americanos se enzarzaron en un combate aé­reo con algunos de los aviones japoneses, quedaron más que suficientes para atacar a los aviones torpede­ros de Massey impunemente. De los doce «Devasta­tors» que iniciaron la aproximación, solamente queda­ban siete en el aire unos minutos más tarde para efectuar la pasada final hacia sus objetivos. Dos más, incluyendo el avión de Massey, explotaron en el aire al entrar en una lluvia de fuego lanzada desde los bu­ques. Los cinco restantes continuaron dividiendo sus ataques contra el Hiryu y el Kaga, pero frente a la mu­ralla de fuego antiaéreo devastadora y a los omnipre­sentes «Zeros», sus torpedos, una vez lanzados, pasa­ron desviados lejos de sus objetivos. Liberados del peso de sus bombas, los TBD supervivientes intenta­ron escapar desesperadamente, pero dos más caerían al mar envueltos en llamas y otro se desintegraría mientras cruzaba la última cortina de buques. Sólo dos de los «Devastators» del escuadrón VT-3 volvieron para aterrizar en la cubierta del Enterprise a las 10.20.

Némesis

En el puente del Akagi había un macabro sentido de satisfacción mientras el último TBD se alejaba traba­josamente de los portaaviones. Una vez más, oleada tras oleada los aviones torpederos norteamericanos que habían sido lanzados contra la Primera Flota Aé­rea habían sido destruidos sin sufrir daños. Ahora era el momento de la represalia. Sin más demora, Nagu­mo ordenó a todos los portaaviones que se aproaran al viento y se prepararan para el despegue. ¿Quién podía dudar, que con la crema de los pilotos del Ren­go Kantai, a punto de despegar de las cubiertas de los

NÉMESIS

cuatro portaaviones, Japón estaba al borde de conse­guir la decisiva victoria que tanto anhelaba? Sin em­bargo el sacrificio de los 37 aviones torpederos nor­teamericanos y sus tripulaciones no había sido en vano. Mediante sus continuos ataques, los escuadro­nes TBD habían desbaratado completamente la inte­gridad de la pantalla defensiva establecida alrededor de los portaaviones de Nagumo. Más importante to­davía, sus ataques a baja cota habían bajado la panta­lla de cobertura de los cazas «Zero», desde una altitud entre media y alta, donde ellos normalmente patru­llaban, hasta el nivel del mar. Esto dejaba los cielos por encima de la flota desprotegidos y a los porta­aviones totalmente vulnerables al ataque de los bom­barderos en picado de EE.UU., escondidos en las nu­bes que estaban sobre ellos. Los motores del grupo de asalto de los cuatro portaaviones rugían al máximo, mientras los pilotos esperaban la señal de despegue. Casi en el mismo momento en el que Nagumo daba la orden de despegue a la fuerza de asalto, un vigía del Kaga establecía su primer contacto visual con los bombarderos norteamericanos que descendían en pi­cado. Eran las 10.20.

Sobre ellos estaban los escuadrones de SBD de McClusky y Leslie. El primero de ellos estuvo a punto de no poder llegar. Inicialmente había procedido ha­cia la posición estimada de Nagumo, pero al no en­contrarle en ella, decidió, a diferencia de Ring, volar hacia el norte en vez de hacia el sur. Dado que ya ha­bía consumido la mitad de su combustible, la decisión de continuar fue muy valiente, puesto que si los japo­neses no eran detectados pronto, todo el escuadrón tendría que amerizar. Poco después de las 10.00 McClusky vio la débil estela de un destructor japonés dirigiéndose rápidamente hacia el norte. Siguiendo su mismo rumbo, fue prontamente premiado con el avis­tamiento de tres de los portaaviones que estaban sien­do atacados. Aunque el camino de Leslie hasta la flota había sido más directo, también había tenido algunos incidentes. Durante el armado de sus bombas, algu­nos circuitos eléctricos defectuosos habían ocasionado que varios SBD, incluyendo el de Leslie soltaran sus bombas. Cuando ambos grupos de SBD localizaron fi­nalmente la flota japonesa, los de Leslie se aproxima­ron desde el sureste mientras los de McClusky lo ha­cían desde el suroeste. Estas aproximaciones dieron a los pilotos diferentes perspectivas de las posiciones de los portaaviones enemigos, ocasionando una discusión que continúa hasta hoy mismo, acerca de cuáles avio­nes impactaron a cuáles portaaviones. Nuestro relato no tiene esvacio suficiente para investigar sobre las reivindicaciones de cada uno de los grupos. No es ne­cesario decir que tales cuestiones no tenían ningún

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

sentido para los ocupantes de los portaaviones japo­neses, que se convirtieron en los blancos y en las vÍC­timas de los «helldivers» norteamericanos.

Solamente unos cuantos disparos esporádicos de fuego antiaéreo saludaron al primero de los «Daunt­less» mientras aparecía desde el sol como un rayo. El Kaga fue él primero en ser alcanzado, sin duda al ver­se los pilotos atraídos por su enorme tamaño. Cuatro bombas bastaron para que quedara reducido a una ruina en llamas en cuestión de minutos. Las tres pri­meras no le alcanzaron, pero la cuarta cayó justamen­te en medio de una masa de aviones totalmente arma­dos y llenos de combustible que esperaban para des­pegar en la parte posterior de la cubierta de vuelo. En la erupción del combustible y las bombas, los tripulan­tes murieron incendiados en sus carlingas, mientras la cubierta de vuelo se transformaba en una masiva pira funeraria. El combustible ardiendo se introdujo des­de la cubierta hasta los niveles inferiores, llenando los pasillos y cortando el paso a los tripulantes. Otras dos bombas cayeron cerca del elevador anterior, y una de ellas penetró hasta el nivel de los hangares donde los aviones de la segunda oleada estaban siendo reposta­dos y armados. La explosión hizo detonar sus depósi­tos de combustible y la gran cantidad de bombas de

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800 kilos que habían sido descuidadamente apiladas durante el primer rearmado a primeras horas de la mañana. La explosión del combustible de alto octana­je transformó los hangares en un gran incendio, matando a los mecánicos y armeros que allí se encon­traban trabajando. La cubierta se convirtió en un in­fierno cuando la explosión de la cuarta bomba gene­ró una onda expansiva tal que rompió un depósito de combustible de proa que, al explosionar, mató al Cap. Okada y a su EM, que se encontraban en el puente.

El primer oficial del Kaga tomó el mando, pero es­taba claro que los equipos contraincendios entablaban una batalla perdida, pues el barco ardía de proa a popa. Las ametralladoras antiaéreas comenzaron a disparar por su cuenta debido a que el inmenso calor había desbloqueado sus recámaras. Todas las luces se apagaron, al cortarse la corriente eléctrica y el portaa­viones se empezó a escorar. Durante tres horas los equipos contraincendios intentaron controlar las lla­mas que asolaban lo que ya no era sino poco más que un casco en llamas. El buque se calentó tanto que in­cluso la pintura comenzó a arder en lo poco que que­daba de la superestructura. Aunque muchos tripulan­tes habían saltado ya por la borda, el Cap. Amagai no dio la orden de abandonar el buque hasta las 16.40.

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.. El Akagi antes de recibir los impactos de tres bombas procedentes de los SBD del VF-8 al

mando del Tte. Richard H. Best. El Akagi fue alcanzado a las 10.26. (Marina de EE.UU.)

NÉMESIS

A esta hora el Kaga quedó abandonado a su suerte y solo, mientras los destructores Maikaze y Hagikaze re­cogían a los supervivientes. Un ataque efectuado por el submarino Nautilus de US contra el Kaga (confun­dido con el Soryu) no parece haber contribuido a su hundimiento. El final no llegó hasta las 19.25 en que los observadores vieron cómo su casco se desgarraba por dos grandes explosiones ocasionadas cuando las llamas alcanzaron la santabárbara. Poco después el casco en llamas giró sobre sí mismo y se hundió en las profundidades, llevándose con él más de 800 tripu­lantes y prácticamente todos sus aviones y tripulacio­nes aéreas.

El Akagi corrió una suerte similar. El primer «Zero» iniciaba su despegue cuando se vieron tres SBD des­cendiendo en picado hacia el buque insignia. El pri­mero soltó su bomba a 2.500 pies pero ésta no impac­tó con el barco y cayó al mar por el lado de estribor. El segundo alcanzó el blanco, explosionando cerca del elevador posterior retorciéndole de tal manera que cayó en el hangar situado debajo. El tercero cayó en­tre los apiñados aviones que esperaban para despegar en la parte posterior de la cubierta, explosionando y ardiendo en medio de una sábana de combustible incendiado que hacía explosionar las bombas e incine-

El Akagi. Como buque insignia de la Primera Flota Aérea, el Akagi fue también el buque de mando del Al. Nagumo, aunque las instalaciones de radio a bordo del portaaviones eran completamente inadecuadas para una misión tan importante. Ilustración de Jan Suermondt.

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

.. Con los frenos aerodinámicos desplegados los «Dauntless» comienzan sus picados con motor desde 15.000 pies, sobre

los portaaviones japoneses situados debajo. El Akagi, Kaga y Soryu fueron alcanzados con una diferencia de escasos minutos.

raba a la elite de la flota aérea en sus asientos. La par­te posterior del portaaviones se transformó en un pavoroso incendio, comparado por uno de los super­vivientes a un infierno en llamas. Cuando estas alcan­zaron el nivel de los hangares, las bombas allí apila­das explotaron, junto a los aviones de la segunda olea­da que aún estaban siendo armados. En unos minu­tos, todos los niveles del portaaviones estaban también

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en llamas e incomunicados. Apenas diez minutos des­pués del ataque, el mecanismo de dirección falló. De cuando en cuando podían sentirse más explosiones en el interior del buque.

Cuando llegó al puente la noticia de que incluso los pasadizos de escape inferiores estaban incendiados, Nagumo fue aconsejado de que trasladara su puesto de mando a otro buque. El desventurado almirante miraba a uno y otro lado como si estuviera en trance, incapaz de comprender por qué la suerte de su orgu­llosa y poderosa flota había cambiado tan rápida y bru­talmente en escasamente cinco minutos. Cuando final­mente fue conducido fuera del puente, Nagumo y su EM tuvieron que abandonarlo deslizándose por una cuerda que colgaba de una de las ventanas. Situado su mando en el Nagara, el almirante y su personal con­templaban al buque insignia envuelto en llamas mien­tras el crucero ligero se alejaba a gran velocidad. Has­ta la mañana siguiente el mismo Yamamoto no dio orden de asestar el golpe de gracia al casco que aún continuaba ardiendo. Amanecía cuando cuatro des­tructores lanzaban sus torpedos contra el poderoso buque que se deslizó entre las olas. U na última gran explosión señaló su muerte mientras se dirigía a las profundidades, llevándose con él a cerca de 300 tripu­lantes.

Los observadores a bordo del Soryu apenas habían tenido tiempo de reaccionar por las explosiones a bor­do del Kaga cuando ellos, también, fueron víctimas de los «helldivers». Tres SBD descendieron en picado desde el cielo instantes después de las 10.25, para de­positar sus bombas a lo largo de la cubierta de vuelo. Los relatos difieren en cuanto al lugar exacto en que cayeron las bombas, pero parece ser que la primera explotó entre los elevadores 2.° y 3.°. La segunda im­pactó justamente delante del elevador anterior, atra-

.... Un SBD del Edron. VT-3 se recupera a bordo del Hornet sin haber participado en la batalla. La escasez de combustible tuvo como consecuencia que los cazas de escolta que protegían a los Dauntless se vieran obligados a amerizar. Solamente los TBD del grupo aéreo del Hornet atacaron a la flota de portaaviones japonesa. (Marina de EE.UU.)

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vesó la cubierta de vuelo y llegó hasta el nivel del han­gar inferior explotando entre los aviones que estaban allí aparcados. La consiguiente detonación originó la explosión de los depósitos de bombas y de combusti­ble, vaporizando todo lo que había dentro de los han­gares y generando un calor tan intenso que, en poco tiempo, incluso el metal comenzó a derretirse. Fue tal la fuerza de la explosión que el elevador anterior fue sacado de su estructura yendo a estrellarse contra la torreta. Simultáneamente, la tercera bomba caía en la cubierta posterior entre los aviones que allí esperaban, transformándola, como en el Kaga y Akagi, en otra pira funeraria para los aviadores de elite de la flota aérea.

Veinte minutos más tarde una intensa explosión desgarró los interiores del buque, lanzando un gran número de hombres al agua. Fue talla destrucción y ferocidad del incendio a bordo del Soryu, que media hora después del ataque sus motores se habían para­do, se había quedado sin dirección y estaba en llamas desde la proa hasta la popa. Viendo que todo estaba perdido, el capitán dio la orden de abandonar el bu­que. Los destructores Hamakaze e Isokaze se acercaron al casco en llamas para recoger a los supervivientes. Los intentos realizados para convencer al Cap. Yana­gimoto de que desalojara el puente fueron inútiles, y aún continuaba a bordo con su espada en la mano cuando, a las 19.13, una ~erie de grandes explosiones sacudió al portaaviones. Este se hundió poco después, llevándose consigo a 718 hombres.

El fin del Yorktown

Nagumo había devuelto el mando al contralmirante Abe Hiraoki a bordo del Tone, que a su vez ordenó a Yamaguchi y al hasta entonces ileso Hiryu realizar un contraataque contra los portaaviones norteamerica­nos. A las 10.58 la primera de las dos oleadas fue enviada desde el Hiryu; estaba compuesta por 18 bom­barderos en picado escoltados por seis «Zeros» y diri­gidos por el formidable Tte. Kobayashi. Iban guiados por las transmisiones de radio del avión flotador nú­mero 5 del Chikuma que vigilaba a la 17 FE.

Poco antes del mediodía, mientras el Yorktown se preparaba para recuperar sus bombarderos en picado y repostar sus cazas, el radar detectó la aproximación del grupo de asalto de Kobayashi. Una patrulla de combate compuesta por doce cazas estaba ya en vuelo y otros quince repostaban en cubierta cuando se reci­bió la orden de despegue. Los bombarderos en pica­do recibieron la orden de mantenerse alejados y el portaaviones se preparó para el ataque. Se cerraron todas las bombas de combustible y el sistema de con­tención de fuego de ácido carbónico fue preparado.

EL FIN DEL YORKTOWN

Los buques escoltas del Yorktown se acercaron para unir la potencia de su fuego a la del portaaviones. Des­de la 16 FE se enviaron más cazas, de tal forma que ha.bía 28. «Wildcats» disponibles para enfrentarse a los aVIOnes Japoneses.

Cuando se aproximaban volando a 10.000 pies de altura, los bombarderos en picado <<Val» fueron ataca­dos por los «Wildcats» y diez de ellos, incluido el de Kobayashi, fueron derribados. La densa cortina de fuego antiaérea enviada por la fuerza expedicionaria derribó a otros tres, pero cinco consiguieron sobrevi­vir. Eran suficientes para ocasionar el daño y lanzán­dose en picado sobre el Yorktown tres bombas encon­traron sus blancos. La primera explosionó en la cubierta del portaaviones haciendo un gran agujero y ocasionando fuegos que rápidamente se extendieron por debajo de la cubierta. La segunda penetró por la chimenea y explotó en la sala de máquinas, dejando solamente una de las calderas funcionando , y destro­zando el radar del puente, los sistemas de comunica­ciones y de la sala de navegación. La tercera atravesó la cubierta y explotó en las entrañas del buque; sin em­bargo, la correcta utilización del sistema de ácido car­bónico y de las inundaciones selectivas impidieron la explosión de los cercanos depósitos de combustible y de la santabárbara.

Viéndose incapaz de mantener el mando sobre la FE, Fletcher cambió su puesto al crucero Astoria. Sin embargo, aunque el Yorktown estaba severamente da­ñado, fue puesto de nuevo rápidamente en acción. A las 13.40 cuatro de sus motores estaban funcionando, los incendios habían sido apagados y podía mantener una velocidad de 20 nudos. Se habían improvisado re­paraciones en la cubierta de vuelo y comenzó a recu­perar y repostar a sus aviones de taza, preparándose para enfrentarse a la segunda oleada del Hiryu.

Mientras tanto el avión de reconocimiento «J udy» que había sido enviado algunas horas antes desde el Soryu para vigilar a la fuerza norteamericana, había sido recuperado a bordo del Hiryu; Yamaguchi había recibido la dramática noticia de que había tres porta­aviones norteamericanos y no los dos que esperaban, por lo que decidió lanzar su segunda oleada de ata­que rápidamente. El jefe de asalto elegido fue el mis­mo Tte. Tomonaga que había dirigido el ataque a Midway a primera hora del día. Aceptó sin dudarlo, aunque sabía que el viaje era sólo de ida ya que no ha­bía habido tiempo suficiente para reparar los daños sufridos en el ala izquierda de su avión. La rápida dis­minución de los aviones japoneses podía verse en el hecho de que solamente disponían de dieciséis avio­nes, e incluso algunos de ellos eran los que se habían recuperado del Kaga y Akagi. Diez aviones torpederos

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

n Los preparativos para el despegue inminente de la oleada de ataque japonesa contra la fuerza de portaaviones de EE.UU. están en todo su apogeo, cuando los vigías detectan los primeros bombarderos en Picado . Dauntless» a las 10.20. El Akagi inicia un máximo viraje defensivo, mientras el VB-6 del Tte. Richard Best, del Enterprise, se lanza en Picado desde 15.000 pies seguido por otros dos aviones en el mismo momento en que el primer . Zero» inicia su carrera de despegue por la cubierta. La primera de las tres bombas no consigue impactar, cayendo a unos 10 metros a babor

Clave VERDE: Bombarderos en Picado Douglas SBD «Dauntless» del Edron. VB-6

1

repostados. La presencia de las mangueras de combustible en la cubierta y de grandes cantidades de bombas almacenadas que aún no han sido devueltas a los polvorines del barco, transforman la parte posterior de la cubierta de vuelo en un inmenso incendio. D A las 10.36 la velocidad del Akagi se ha reducido a 12 nudos y sólo tiene dos cañones AA de 25 mm operativos. El

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buque. La segunda bomba alcanza al Akagi a las 10.22 en medio del elevador central, atravesando la cubierta y explotando en el hangar situado debajo. Esto hace detonar las bombas y torpedos amontonados descuidadamente, la explosión es suficiente. para retorcer elevador central, deformándole, sacándole de sus montantes y haciéndole caer sobre el nivel inferior de los hangares. La tercera bomba cae en el

fuego se extiende rápidamente y las averiadas bombas son incapaces de proporcionar el agua necesana para sofocar las llamas. Seis minutos más tarde todos los motores se paran. A las 10.43 los cazas . Zero» aparcados delante y al lado del puente estallan,

borde de la parte posterior de la cubierta del lado de babor, donde explota en medio de los bombaráeros . Kate» y . Val» a~lí aparcados y que están Slenáo

4

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dejando las instalaciones de mando del buque inoperativas. Con el fuego extendido por todos los pasadizos del interior, e incapaz de controlar la destrozada flota de portaaviones, Nagumo de mala gana acepta evacuar el buque, pasanáo a bordo del destructor de protección Nowaki, antes de trasladar su puesto de mando al crucero 7Jgero Nagara. D Con la sala de máquinas inoperativa y las llamas invadiendo el buque, el Cap.

Aoki llama a los destructores Arashi y Nowaki para que evacúen a todos los tripulantes que no sea.n de los equiPos contraincendios. Tal es la ferocidad de las llamas que Aoki y su EM se ilesplazan a la cubierta del ancla desde donde intenta ejercer el mando sobre los equipos contra incendios sin éxito. El retrato del emperador es trasladado a las 13.38, y poco más tarde se paran los motores y el casco en llamas queda a la deriva. La evacuación de la tripulación

EL FIN DEL YORKTOWN

es finalizada a las 16.00, por el Arashi y el Nowaki, pero hasta casi tres horas y media más tarde, Aoki no acepta lo inevitable y comunica a Nagumo que el Akagi no puede ser salvado y requiere autorización para hundirle. A las 20.00 los dos destructores auxiliares han evacuado a los últimos supervivientes. El Mientras tanto, Yamamoto, que ha interceptado el requerimiento de Aoki de hundir el buque, ordena que sea demorado, influido sin

La segunda bomba impacta en el elevador central a las 10.22 penetrando y explotando en 'el hangar situado debajo

primera bomba cae al mar cerca del lado de babor aproximadamente a unos 30 pies del portaaviones

El elevador central ha caído en la cubierta de los hangares situada debajo

LA PÉRDIDA DEL AKAGI

duda por su apego sentimental al portaaviones del que una vez fuera capitán. Al mismo tiempo Aoki regresa al Akagi y se ata al ancla del buque, decidido a hundirse con él, pero es convencido de que baje y es evacuado por el Arashi. El Akagi se mantiene a flote durante toda la noche elel 4 al 5 de junio, pero a las 4.50, Yamamoto, de mala gana, da la orden final de hundir el ennegrecido casco. Poco después de las 4.50, cuatro destructores se aproximan al portaaviones lanzándole varios torpedos. Poco antes del amanecer, el buque insignia de la flota de asalto de Pearl Harbor se hunde.

La destrucción del buque insignia japonés Akagi, desde las 10.26 horas hasta las 5.00, 4 de junio de 1942

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

T Ya han comenzado los trabajos de reparación en la cubierta de vuelo del Yorktwn. Se ve en la cubierta el agujero

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ocasionado por una de las bombas japonesas. Los trabajos como el que se ve aquí permitieron al portaaviones utilizar sus

aviones a tiempo para enfrentarse al segundo ataque japonés. (Vía Robert C. Stern)

<I11III Único portaaviones capaz de responder, el Huyu lanzó un ataque contra el Y orktown a las 12.00. Esta extraordinaria fotografía fue tomada exactamente en el momento del impacto de una de las tres bombas que alcanzaron al buque.

<llllllLa siguiente secuencia de fotografías debería "leerse» junto con el diagrama de las páginas 82-3 para tener una secuencia completa de la suerte del Yorktown. Aquí se le ve maniobrando para evitar las bombas japonesas.

T Nubes de humo procedentes del impacto de la bomba que penetró en la chimenea y que dejó inoperativas un gran número de calderas. Estos daños también obligaron a Fletcher a trasladar su puesto de mando al crucero Astoria. Pueden verse equiPos de rescate intentando reparar los daños. (Vía Robert C. Stern)

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y seis «Zeros» de escolta fueron lanzados a las 13.3l. Aunque guiados de nuevo por el avión flotador del Chikuma, el grupo de Tomonaga había sido informa­do de que el Yorktown había sido dejado en llamas y echando grandes columnas de humo y se suponía que se estaba hundiendo. Por tanto, cuando llegaron a las proximidades del Yorktown y no vieron los daños cau­sados en el anterior ataque, pensaron que estaban a punto de atacar al Homet o al Enterprise.

El radar había detectado el grupo japonés a las 14.30 y una vez más las cubiertas del portaaviones fue­ron despejadas rápidamente. Los doce «Wildcats» de la patrulla aérea de combate interceptaron a la forma­ción en su aproximación y, al igual que la vez ante­rior, consiguieron derribar a varios atacantes, al igual que el fuego antiaéreo. Aunque cinco bombarderos y tres cazas resultaron abatidos, los atacantes continua-

~ El Yorktown poco después de las 12.20 parado en el agua. Sin embargo, la mayor parte de los fuegos han sido apagados, aunque aún emerge una pequeña columna de humo de la chimenea. (Vía Robert C. Stern)

~ A las 14.37, el Yorktown es capaz de navegar de nuevo y se prepara para el lanzamiento de ocho de los diez aviones de combate que quedan. (Vía Robert C. Stern)

~ Aunque la fotografía es muy granulada, ha captado el segundo ataque contra el Yorktown que fue realizado solamente por los bombarderos torpederos «Kate». Había sido tal el éxito de las reparaciones, que los japoneses creyeron que habían alcanzado a otro portaaviones.

EL FIN DEL YORKTOWN

ron hacia el Yorktown. Dirigidos por Tomonaga los cin­co supervivientes se desplegaron para lanzar sus tor­pedos. Habiendo soltado el suyo, y sabiendo que no podría regresar, el jefe del ataque a Midway, estrelló deliberadamente su avión contra la cubierta de vuelo del Yorktown. Seguidamente dos torpedos alcanzaron el lado de babor del portaaviones a menos de 60 pies uno de otro, causando varias explosiones y fuegos. El portaaviones recibió una sacudida por efecto de los dos impactos deteniéndose; la corriente eléctrica se había interrumpido y el buque comenzó a escorarse hacia babor. Temiendo que el portaaviones volcara, el Cap. Buckmaster dio la orden de abandonar el buque a las 15.00, y unos 2.270 tripulantes fueron recupera­dos. Aunque abandonado, permaneció a flote siendo acompañado durante toda la noche por el destructor Hughes, pero allí continuaba a la siguiente mañana. Sin

• • -• ti fit

• .. 81

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LA BAl ALLA: 4 DE JUNIO

Un segundo «Val» es abatido durante su Picado y se estrella contra el mar a babor del Y orktown. La bomba, con un fusible de acción retardada, impacta la cubierta de vuelo en la zona m y atraviesa la chimenea.

m La tercera bomba penetra hasta el hangar a través del elevador n.· 1.

Clave VERDE: Ataque de los bombarderos en Picado «Val» D3A1 a las 12.00 horas. ROJo: Los «Kates» B5N2 armados con torpedos atacan a las 14.37 horas.

11 El segundo torpedo impacta a las 14.44 horas y destruye los depósitos de combustible de babor.

m El primer torpedo impacta las 14.43 destrozando los depósitos de combustible de babor.

D A las 10.54 una primera oleada de 18 D3A1 escoltados por seis . leros» parte del Hiryu. Poco antes del mediodía el radar del y orktown detecta los aviones enemigos a 40 millas. Diez de los bombarderos en Picado son destruidos por los . Wildcats» del Y orktown que dejan a 8 . Vals. para enfrentarse a la densa cortina AA lanzada por el trortaaviones y sus escoltas. Seu sobreviven y consiguen lanzar tres bombas, la segunda eh las cuales deja inoperativas cinco calderas

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del portaaviones, reduciendo su velocidad a sólo 6 nudos. La tercera es sofocada por los eficaces equiPos contraincendios. D Veinte minutos después de la explosión de la segunda bom6a, el Y orktown queda inmóvil en el agua. Fletcher traslada su puesto de mando al crucero pesado Astoria a las 13.13. A fuerza de trabajo e ingenio, el Y orktown navega de nuevo a las 14.37 a 19 nudos, justo a tiempo para enfrentarse a la segunda oleada japonesa. Habiendo

despegado del Hiryu apenas una hora antes, esta disminuida fuerza compuesta por 10 torpederos . Kate» y seis aviones escolta

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EL FIN DEL YORKTOWN

LA PÉRDIDA DEL YORKTOWN ,

La epopeya del Yorktown, desde las 10.50 del 4 de junio hasta las 5.00 del 7 de· . de 1942

Aproximándose en una senda curva, «Zero», está dirigida por el el primer «Val» en Picado se Tte. T01TUJnaga. Como

anteriormente, el radar desintegra bajo el fuego anteaéreo consigue dirigir a los

del Yorktown, cayendo al mar «Wildcats» del CAP hacia la partido en tres pedazos; sin fuerza que se aproxima. Con

embargo la bomba los F4F inmovilizados por los , 1 b · d «Zeros», los «Kates»

en a cu . ¡erta e supervivientes se apresuran y explOSIOna B hacia la FE 17 volando a baja

dos de ellos maniobrando diestramente, el Y orktown recibe dos impactos. Sus depósitos de combustible de baDor quedan destruidos y el timón de dirección bloqueado; comienza una escora que llegaría hasta los 26 grados hacia babor.

cota. Aunque cinco de ellos son derribados por la «cortina de fuego» cuatro de ellos consiguen atravesarla y lanzar

sus torpedos. Aunque consigue evitar a

IJ Incapaz de mantener su estanqueidad, el portaaviones está en peligro de zozobrar, por lo que aproximadamente a 70s 15.00 el Cap. Buckmaster ordena que el barco sea abandonado. Cuatro destructores, Balch, Benham, Russell y Anderson, se acercan al Y orktown

abandonado seguidamente; Fletcher y Buckmaster suponen que su escora es tal qvr su hundimiento es sólo cuestión de tiempo. El Pero a la mañana siguiente

continúa a flote. Se decide volver a bordo y se realiza un gran esfuerzo para rescatar el destrozado portaaviones. Nimitz envía al dragaminas Vireo y al remolcador Navajo en su ayuda y refuerza asimismo la pantalla antisubmarina alrededor del buque. A las 14.36 el Vireo comienza a remolcar al Y orktown hacia Pearl Harbor a una velocidad de 2 nudos, mientras a bordo del portaaviones el equiPo de

rescate aligera el barco de I!!so. fJ A las 4.10 con las primeras luces del 6 de junio, el submarino japonés 1-168 detecta al Y orktown protegido por seis destructores, pero hasta las 13.31 no puede disparar los torpecfos. El pnmero alcanza al destructor lIarnrnan que se hunde casi inmediatamente; dos torpedos pasan por debajo de la quilla del destructor e impactan en el interior del Y orktown, pero

rescatando a 2.270 tripulantes, siendo

Cuando el Yorktown detecta el segundo ataque, sólo quedan diez "Wildcats» a bordo. De ellos sólo ocho tienen combustible suficiente para el combate y despegar para interceptar los aviones con los seis F4F del escuadrón VF-3 que ya se encuentran en vuelo patrullando.

a pesar de todo, el ~rtaaviones se niega a morir. m Irónicamente, el agua que entra por el lado de estribor del Y orktown consigue nivelar su escora, y Buckmaster se muestra optimista. El portaaviones aguanta durante toda la noche, pero cada vez está más claro que está sentenciado. El USS y orktown se hunde con los primeros rayos del sol, a las 4.58 del 7 de junio.

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

+

.... Los intentos de rescatar al Yorktown y remolcarle a Pearl Harbor fueron abandonados finalmente el 6 de junio tras ser torpedeado por el submarino japonés 1-168. Alcanzado por dos "peces», se vio claro enseguida que no tenía salvación. En las dos fotografías centrales se le ve muy escorado hacia babor mientras está rodeado por sus destructores de protección. Abajo: Con una escora cada vez mayor, los equiPos de rescate reciben la orden de abandonar el buque, aquí pueden verse descendiendo por el casco de estribor para ser recogidos por un destructor auxiliar. La cruz pintada en el casco señala la posición probable del impacto de un torpedo del submarino 1-168. (Vía Robert C. Stern)

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embargo, la vida de este extraordinario buque no ha­bía terminado todavía. El Yorktown se negó a hundirse y continuaba a flote a la mañana siguiente, de forma que su capitán creyó que aún era posible recuperarlo.

Hacia el mediodía del 5 de junio se puso a bordo un equipo de rescate, que ya había realizado grandes progresos cuando ocurrió el desastre. Esa misma ma­ñana el Yorktown había sido detectado por uno de los aviones flotadores del Chikuma, y Yamamoto había or­denado al submarino 1-168 que estaba en las proximi­dades de la isla de Midway, donde había efectuado un bombardeo nocturno en la madrugada del 5 de junio, que «1ocalizara y destruyera el portaaviones ame rica-

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" -,

no». Poco después de las 13.00 del 6 de junio el sub­marino atravesó la pantalla formada por los cinco des­tructores alrededor del portaaviones y le disparó una andanada de cuatro torpedos. El destructor Hamrru¡,n, que estaba unido al portaaviones fue partido en dos por uno de los torpedos hundiéndose inmediatamen­te, Desgraciadamente, su rápido hundimiento disparó sus cargas de profundidad ocasionando la muerte de muchos de sus tripulantes que se encontraban en el agua. Dos de los torpedos alcanzaron al Yorktown, oca­sionándole importantes daños que Buckmaster sabía que le privaban de cualquier esperanza de salvación. A pesar de todo, el obstinado portaaviones no sucumbi-

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ría finalmente hasta las 6.00 de la mañana siguiente. Cuando los supervivientes de la fuerza de asalto del

Hiryu regresaban al portaaviones, éste fue detectado por uno de los diez aviones de reconocimiento que Fletcher había enviado en su busca. El Tte. Wallace hort le encontró junto a sus buques de protección a

unas 100 millas al noroeste del Yorktown. Cuando pruance recibió la noticia a bordo del Enterprise, tomó

la decisión de efectuar un asalto definitivo contra el Hiryu. A las 15.30 el Enterprise envió una fuerza com­puesta por 24 «Dauntlesses» y el Homet otros dieciséis. Los pocos «Wildcats» que habían sobrevivido al com­bate quedaron retenidos para defender a los porta­aviones, por lo que los bombarderos en picado inicia­ron el camino hacia su presa sin los cazas de cobertura.

Hacia las 16.30 el Hiryu había recuperado al resto del segundo grupo de asalto. Solamente habían regre­sado tres «Zeros» y cinco «Kates». Los pilotos de los aviones torpederos estaban convencidos de que en vez de atacar de nuevo al Yorktown, podrían haber conse­guido destruir otro portaaviones norteamericano. Ya­maguchi creía que con sus posibilidades reducidas a una proporción de uno contra uno, aún era posible resucitar la victoria de las cenizas del desastre de la mañana. Para ello ordenó que se preparara un tercer ataque aéreo. Sin embargo, los aviones disponibles no eran sino una pálida sombra del grupo aéreo del Hir­:u y de la fuerza de aviones de la Primera Flota Aérea lanzada contra Midway apenas doce horas antes. So­lamente pudieron reunirse cuatro «Kates», cinco e als» y seis «Zeros» del total de la patrulla aérea de combate, con sus correspondientes y exhaustas tripu­laciones. No obstante, se dio la orden de repostarla y rearmarla para un ataque al amanecer. La cubierta del Hiryu se convirtió en un enjambre de actividad mien­ITas se desplegaban las mangueras de combustible y las bombas, torpedos y munición para armar y equi­par a la reducida fuerza de asalto. Mientras, las tripu­laciones tomaban un plato de bolas de arroz dulce an­tes de la cena, que había sido anticipada a las 18.00. Pero cuando los aviadores japoneses estaban a la mi­tad de su comida, el primer «Dauntless» iniciaba su pi­cado sobre el último de los portaaviones de Nagumo.

La muerte del Hiryu

Aunque en vuelo había una pequeña patrulla de com­bate compuesta de «Zeros», éstos no detectaron los bombarderos en picado que se aproximaban, de for­ma que cuando los trece primeros SBD iniciaron sus picados con motor, consiguieron una sorpresa total. Procedían de la dirección del sol, como habían hecho anteriormente con los otros portaaviones, con lo que

LA MUERTE DEL HIRYU

el Hiryu y sus buques de protección sólo lograron opo­ner una irregular cortina defensiva antes de que las primeras bombas les alcanzaran. Bruscas órdenes pro­cedentes del puente hasta la sala de máquinas aumen­taron la velocidad del Hiryu hasta 30 nudos, mientras el timón giraba completamente a estribor. Desde los SBD en picado, podía verse cómo intentaba hacer un círculo completo, pero fue inútil. Aunque pudieron evitar tres bombas, Némesis impactó con la número cuatro, seguidas por otras tres en rápida sucesión. Dos de ellas impactaron en medio del barco y las otras dos delante de la isla de cubierta. La primera de ellas en­vió el elevador delantero contra el puente de la isla y toda la cubierta por delante de ese lugar se convirtió en un vasto incendio. Como anteriormente, las bom­bas penetraron en los niveles inferiores ocasionando la explosión de las que estaban descuidadamente api­ladas, así como la erupción de los depósitos de com­bustible. Muchos hombres yacían muertos en la cu­bierta de vuelo y gran número de supervivientes de las primeras explosiones del interior sucumbieron de­bido al espeso humo del aceite incendiado. El peque­ño grupo de asalto dispuesto en la parte posterior del portaaviones también voló desparramando combusti­ble ardiendo por toda la cubierta y añadiendo aún más desgracia a los tripulantes.

Suponiendo que el Hiryu estaba ya fatalmente toca­do, los otros SBD dirigieron su atención hacia los bu­ques de protección. El Haruna, Tone y Chikuma fueron sometidos a un duro ataque, pero ninguno de ellos fúe alcanzado. Cuando los aviones norteamericanos partieron, se intentó por todos los medios controlar los incendios a bordo del portaaviones. Sin embargo, eran tales los daños, que todo el equipo contraincen­dios había sido destruido y los tripulantes supervivien­tes solo podían transportar agua del mar en cubos haciendo fila para controlar las llamas. Cuatro des­tructores se acercaron y echaron agua de mar con sus mangueras al casco en llamas. Fue inútil; tras mante­ner la velocidad durante algún tiempo después del ataque, los motores se pararon finalmente cuando las llamas alcanzaron los niveles inferiores, matando a muchos de los mecánicos que se encontraban allí tra­bajando. El calor ocasionó la ruptura de las placas in­feriores del casco, lo que originó que se iniciara la inundación y la entrada de agua que hizo escorarse al Hiryu 15 grados.

U na gran explosión a la 1.58, que ocasionó que los fuegos aumentaran en intensidad, obligó finalmente al Al. Yamaguchi a abandonar el barco. Cuando se dio la orden de reunión a las 2.50, la mitad de los tripu­lantes, de un total de l.500, habían conseguido sobre­vivir para presentarse. Mientras los oficiales y tripu-

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

A Sorprendido por los SBD, el Hiryu trató desesperadamente de evitar el Picado vertical de los bombarderos, pero sin éxito. A las 17.05

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recibió los impactos de cuatro bombas y rápidamente corrió la misma suerte que sus hermanos. (Archivos Nacionales de EE.UU.).

lantes eran trasladados a los destructores que estaban a su lado, el Al. Yamaguchi y el Cap. Kaku se queda­ron a bordo del maltratado barco, manifestando su intención de hundirse con él. Atándose al timón espe­raron e! fin . A la orden de! Cap. Abe, el destructor Ma­kigumo lanzó una andanada de torpedos contra e! casco en llamas, suponiéndose que a raíz de las explo­siones subsiguientes, el portaaviones se hundiría ine­vitablemente pero, al igual que el Yorktown, e! Hiryu no quería morir y no se hundiría hasta aproximada­mente las 8.20, llevándose consigo al fondo 416 tripu­lantes, su capitán y e! Al. Yamaguchi. El último por­taaviones de la orgullosa y victoriosa Primera Flota Aérea de Nagumo había sido enviado a las profundi­dades.

La operación MI se cancela

Aunque Yamamoto y su EM habían recibido los men­sajes enviados por el avión flotador del Tone durante toda la mañana, la única comunicación que recibieron de Nagumo no llegó hasta poco después de las 8.35. Anunciaba haber avistado un portaaviones junto a otros barcos, su posición, y la decisión de proceder contra él. Aunque el plan operativo no había previsto

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.Aquí puede verse al Riryu detenido en el agua. Una explosión ha enviado su elevador anterior volando por el aire hasta la estructura de la isla del buque.

Toda la cubierta de vuelo delante de la isla es un enorme agujero, a través del cual puede verse el nivel inferior de los hangares. (Archivos Nacionales de EE.UU.)

LA OPERACiÓN MI SE CANCELA

esta contingencia, Yamamoto y su EM no mostraron preocupación quedando tranquilos y convencidos de que Nagumo podría manejar la situación y resolverla a su favor. El impacto producido por la recepción del mensaje del Al. Abe a las 10.50 anunciando: <<Violen­tos fuegos a bordo del Kaga, Soryu y Akagi ocasiona­dos por los ataques del portaaviones enemigo y de los aviones con base en tierra», fue por tanto profundo y traumático. La reacción de Yamamoto fue, según se dice, emitir un profundo quejido. El estado de ánimo de su EM pasó rapidamente de un brillante optimis­mo a una profunda desesperación. Lo único reconfor­tante era que Abe informó que el Hiryu estaba ileso y repelía el ataque.

Considerando las opciones que tenía como conse­cuencia de estas horribles noticias, Yamamoto decidió realizar una acción que él creía que ofrecería a los ja­poneses la oportunidad de recuperar la situación. A las 12.20 envió un mensaje ordenando que la Segun­da Flota de Kondo se uniera a la suya propia al no­roeste de Midway a las 12.00 del día siguiente. AL fue suspendida y Kakuta recibió la orden de enviar sus dos portaaviones al sur a toda velocidad para que se unieran a Yamamoto, pero pronto se vio que el Ryujo y el Junyo no podrían llegar antes de la tarde del 6 de

El Hiryu. Al igual que el Akagi, la característica que definía al Hiryu es que llevaba la isla en el lado de babor, un experimento que no se repetiría en los portaaviones japoneses. Ilustración de Jan Suermondt.

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LA BATALLA: 4 DE JUNIO

junio. Hasta este momento, Yamamoto aún creía que podría superar al enemigo en número de efectivos y derrotarle en una batalla nocturna.

Consiguientemente, Kondo recibiría más tarde la orden de destacar cuatro de los cruceros pesados de Kurita de su «grueso principal» y los enviara hacia Midway para continuar el bombardeo nocturno que había iniciado el submarino 1-168 poco después de la medianoche del 5 de junio. Sin embargo, según trans­curría el día las noticias que llegaban a Yamamoto eran cada vez peores. Poco después de las 17.00 su po que también había perdido el Hiryu, que era el eje de su nuevo plan. Aunque los informes acerca del tama­ño de la fuerza norteamericana eran confusos, ya se sabía que estaba compuesta al menos de tres porta­aviones. A las 19.15, al recibir la noticia de la retirada de la 16 FE de Spruance hacia el este, supo que sus posibilidades de alcanzarle y enfrentarse en una bata­lla nocturna disminuían rápidamente. A las 21.30 Na­gumo comunicaba que no estaba en condiciones de cooperar con el «grueso principal» en un ataque noc­turno. Juzgándole como demasiado «conservador», Yamamoto le sustituyó por Kondo a las 0.55.

Con el transcurso de las horas se hi;lO cada vez más claro que las fuerzas norteamericanas se alejaban de las japonesas a tal velocidad que no podrían alcanzar­les para entablar un combate nocturno. Más aún, los cruceros de Kurita no podrían comenzar sus bombar­deos sobre Midway antes de las 3.00. Entonces, ellos y los buques de Kondo quedarían expuestos a un ata­que aéreo no solamente procedente de Midway, sino también de los portaaviones de EE.UU. que, se espe­raba, reaparecerían con la primera luz del amanecer, a las 4.00. La situación era tal que, en contra de su vo­luntad, Yamamoto hizo comunicar a todos los buques que la operación MI quedaba cancelada, ordenando una retirada general a las 2.55 del 5 de junio. La fuer­za principal de Kondo se unió al «grueso principal» a las 7.00 aproximadamente a unas 320 millas al noroes­te de Midway, y hacia el mediodía lo harían los restos de la, una vez, orgullosa y poderosa Primera Fuerza Aérea. Pero si bien la aún fuerte flota japonesa viraba hacia el oeste dirigiéndose a casa, la agonía de la Flo­ta Combinada aún no había terminado.

5 de junio: la muerte del Mikuma y del Mogami

Muy al suroeste del «grueso principal» de Yamamotú, la 7.' División de Cruceros de Kurita se hallaba a sólo 80 millas de Midway, cuando la desgracia les golpeó a primeras horas del 5 de junio. Los cuatro cruceros navegaban en fila cuando, hacia la 1.18, la presencia de un submarino norteamericano obligó a Kurita a or-

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denar un viraje de emergencia de 45 grados. Como consecuencia de la confusión producida, el Mogami embistió al Mikuma por su lado de babor. El daño que se produjo en ambos buques fue muy importante, la proa del Mogami estaba doblada para atrás y los depó­sitos de combustible de babor del Mikuma se habían perforado. Dejando allí a los destructores Asashio y Arashio para que escoltaran a los dos cruceros, Kurita se alejó para unirse a Yamamoto. Aunque el Mogami aún podía navegar a 12 nudos, el Mikuma iba dejan­do una gran estela de aceite lo que permitió a los PBY localizar a los cuatro buques poco después de las 6.30. Entre las 8.05 y las 8.28 los cruceros recibieron ata­ques de los Dauntles, Vindicator y B-17 de Midway. Aunque no se produjeron impactos de bombas, un Vindicator, alcanzado por el fuego antiaéreo, se estre­lló contra la torreta trasera del Mikuma, y el incendio que siguió se extendió al compartimento de los moto­res con lo que la velocidad del Mikuma quedó reduci­da a la del Mogami.

El día siguiente, tanto el Homet como el Enterprise realizaron ataques contra los dos cruceros. En tres de ellos, que duraron hasta las 14.45, el Mogami resultó dañado por seis impactos de bomba de los SBD, pero consiguió llegar a Truk el 14 de junio. Sin embargo, su hermano gemelo resultó tan dañado en los ataques que su capitán dio la orden de abandonarlo antes del tercero de ellos. Estaba cubierto por el fuego de proa a popa, y el Arashio tuvo dificultades para acercarse a rescatar a los supervivientes debido a la intensidad del calor. Otra bomba lanzada en el último ataque de los SBD hizo volar sus torpedos; el barco fue abandona­do y se hundió después de la puesta del sol del 6 de junio con cerca de 300 tripulantes. La muerte del Mo­gami marcó el final de la batalla de Midway.

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LAS CONSECUENCIAS

Poca dudas puede haber de que con la noticia de la de trucción del Hiryu, el almirante Yamamoto sabía que e había perdido algo más que una simple bata­lla. Midway marcó el momento en que Japón perdió la guerra, y fue por esta razón la batalla decisiva del conflicto del Pacífico. Los cuatro portaaviones de la Primera Flota Aérea de Nagumo habían sido el ins­rrumento ofensivo primario del Japón en su apuesta por la hegemonía en el Pacífico. Con su destrucción, la uperioridad del poder aéreo naval de Japón (clave para la ejecución con éxito de la guerra ofensiva en el "asto teatro del Pacífico) quedaba eliminada. De un

lo golpe, Nimitz había cogido la iniciativa en la ofen-iva a Japón, y a partir de entonces, Estados Unidos

no la cedería. En tanto que hasta Midway la estrategia naval japonesa era consecuencia de los shinko sakusen, u operaciones ofensivas, a partir de entonces todo se contemplaría en términos de yogeki sakusen (operacio­ne defensivas).

La catastrófica derrota en Midway trajo consigo la eliminación de elementos irremplazables del orden de batalla japonés. Sobre todo, estaban los expertos pilo­lO perdidos para siempre como consecuencia de un programa de reemplazo totalmente inadecuado con el que Japón entró en guerra. Los astilleros japoneses tampoco podían pensar en sustituir los cuatro portaa-

viones perdidos. Al comienzo del conflicto del Pacífi­co los astilleros japoneses no habían adoptado todavía las técnicas de producción masiva de buques, practi­cada con tanto éxito en Estados U nidos. U na indica­ción de la diferencia en la producción entre los nor­teamericanos y los japoneses en la construcción de portaaviones puede verse al comparar las cifras de producción de esta clase de buques en los dos años y medio transcurridos desde Pearl Harbor hasta junio de 1944.

Estados Unidos fabricó 18 portaaviones de la formi­dable clase Essex y otros 99 de escolta, mientras que Japón fabricó solamente 12 portaviones incluyendo todos los tipos. Más aún, su superioridad era no sólo numérica sino cualitativa, los buques de EE. UU. esta­ban mejor construidos y adecuados con un equipa­miento técnico superior. Esto era ya evidente en la época de Midway. Casi todos los buques norteameri­canos que participaron en la batalla estaban equipa­dos con radar, mientras que en la Flota Combinada, este equipo tan vital sólo había sido montado de for­ma experimental en los buques de guerra ¡se e Hyu­ga, que fueron enviados a la operación diversionaria de las Aleutianas y por tanto no pudieron ser debi­damente utilizados. En los meses y años siguientes a Midway, la implacable destrucción de la, una vez, or-

.... Para el Rengo Kantai la agonía de Midway no terminó con la Pérdida de los portaaviones. Debido a una colisión, el crucero pesado Mikuma de la desafortunadamente llamada Fuerza de Bombardeo de Midway, al mando del almirante Kurita, fue gravemente

dañado en una colisión con su gemelo el Mogami, a primeras horas del 5 de junio. Durante todo el día ambos barcos recibieron serios ataques. Este es el Mikuma tras ser alcanzado por los SBD del Entreprise. (Archivos Nacionales de EE.UU.)

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LA CONSECUENCIAS

gullosa y poderosa Flota Combinada a cargo de la Ma­rina más poderosa que se había visto en el mundo, acabó completamente con la falacia de la primacía de la Nihon Seishin sobre la superioridad material y tec­nológica de Estados Unidos.

La victoria norteamericana en Midway fue un ex­traordinario testimonio de valentía, sacrificio, previ­sión y conocimientos técnicos de la Marina de EE.UU. De hecho, el profesor Samuel Morison subrayaba este último punto cuando hablaba de Midway como «una victoria de los servicios de información». El descifra­do de! código japonés JN-25 proporcionó a Nimitz una impresionante perspectiva de las intenciones de su enemigo; sin embargo, muchas cosas podían haber fallado entre la planificación y la victoria. La ejecución de la batalla por el lado norteamericano también tuvo sus defectos. Sin embargo, en el análisis definitivo, esos errores fueron mucho más pequeños y menos profundos que los de los japoneses.

¿Qué hubiera sucedido si Midway hubiera resulta­do ser e! kantai kessen de Yamamoto? Es casi seguro que sus expectativas hubieran resultado profunda­mente defraudadas acerca de los beneficios que él es­peraba que Japón sacaría de la victoria. En este senti­do se hubiera visto que la victoria no era «decisiva». Cualquier daño material que los japoneses hubieran podido ocasionar a la flota de! Pacífico nunca hubiera sido suficiente para llevar a Estados Unidos a la mesa de la paz. Ciertamente, ésta podía haber sido la única consecuencia tangible que hubiera demostrado que Midway había sido una batalla «decisiva» para Japón. En este sentido, no se hubieran cumplido las esperan­zas puestas en los resultados de una «victoria» en Mid­way. Más aún, podría pensarse que e! mismo hecho de que Yamamoto alimentara tales esperanzas era evi-

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dencia de un profundo desconocimiento de la psico­logía de la nación que él afirmaba conocer tan bien.

El fracaso de Yamamoto en entender que Japón no podría obtener ningún beneficio político verdadero de lo que habría sido una pura victoria militar en Midway, es sintomático del fallo conceptual que ya­cía en e! fondo de la estrategia de guerra de la Flota Combinada. Al ver la «victoria» solamente en térmi­nos de territorios y recursos capturados y batallas ganadas, los japoneses no habían entendido correc­tamente la verdadera naturaleza de la guerra que ha­bían desatado. La naturaleza del conflicto del Pacífi­co había quedado ya determinada inexorablemente en el ataque a Pearl Harbor de Yamamoto. Las imá­genes de los buques de guerra devastados y los muer­tos ocasionados por sus aviadores el 7 de diciembre de 1941 habían conseguido unificar al pueblo ameri­cano, políticamente dispar, de una forma que ningún político hubiera podido conseguir, llenándoles con la amarga decisión de ver a los autores del ataque, total y absolutamente derrotados a cualquier precio. Esa, sin duda, era la cuestión. Japón de forma poco inte­ligente había iniciado una «guerra tota!>, con una po­tencia que no sólo poseía los recursos y los conoci­mientos para continuarla, sino que estaba sobre todo impulsada por la convicción moral y la certeza para aprovechar y dirigir sus recursos naturales ponién­dolos al servicio del conflicto hasta su implacable fi­nal. Si los japoneses hubieran triunfado en Midway, ciertamente Estados Unidos hubiera tardado más tiempo en conseguir el mismo objetivo que el de agos­to de 1945. El costo en sangre y en recursos hubiera sido mucho más alto, pero e! resultado hubiera sido el mismo: la inevitable y completa ruina del imperio japonés.

.... El Mikuma unas horas antes de su muerte: encima de su torreta n.o 4 de ocho pulgadas pueden verse los restos de un bombardero «Vindicator» de la Inf. de marina. Colgando del borde del buque se pueden ver los tubos lanzatorpedos. El Mikuma se hundió finalmente después de la

I puesta de sol del 6 de junio. (Archivos Nacionales de EE.UU.)

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, CRONOLOGIA

. ·ota: Las fechas japonesas vienen dadas según el calendario japonés hasta el 3 de junio, después de e te día se utiliza el local; por ejemplo la fecha ja­ponesa N-7 es el 7 de junio, según el calendario lo­cal se convierte en el 6 de junio. Las fechas y las ho­ras entre paréntesis son aproximadas. 1941 7 de diciembre. Los japoneses atacan Pearl Harbor. 31 de diciembre. El almirante Chester Nimitz asu­me el mando de la flota del Pacífico. 1942 1-14 de enero. El almirante U gaki, siguiendo ins­rrucciones de Yamamoto, prepara diversos planes para determinar posibles futuras operaciones. 20-25 de febrero. El Ejército rechaza el proyecto de la Marina de invadir Ceylán. Mediados de marzo. La Flota Combinada decide e tudiar el plan de Midway. 28 de marzo. El EM de la Flota Combinanda al mando de Kuroshima comienza los trabajos sobre la operación de Midway. 2-5 de abril. Kuroshima y Watanabe discuten el plan Midway con el EM General de la Marina. Es­tos, de mala gana, aceptan el plan de Midway des­pués de que Yamamoto amenace con dimitir. 18 de abril. Incursión de Doolittle. 22 de abril. La Primera Flota Aérea regresa al ja­pón. Nagumo es informado por vez primera de la operación Midway. 28 y 29 de abril. Conferencia a bordo del Yamato para examinar la operación Midway. 1-4 de mayo. En el Yamato tienen lugar los juegos de guerra preliminares de MI. 2 de mayo. Nimitz vuela a Midway para inspeccio­nar las defensas de la base. 5 de mayo. El almirante Nagano publica la orden naval 18, ordenando MI y AL. 7-11 de mayo. Batalla del mar del Coral. EE.UU. pierde el Lexington. El Yorktown resulta seriamente dañado. japón pierde el Shoho. El Shokaku y Zuika­ku no pueden tomar parte en MI a causa de los da­ños sufridos en la batalla y a las pérdidas de los avio­nes. 10 de mayo. Midway envía el falso mensaje, bajo la

dirección de Hypo, de que Midway tiene escasez de agua. 12 de mayo. Hypo intercepta la comunicación ja­ponesa de que «AF" tiene escasez de agua. 15 de mayo. Halsey es enviado a Pearl Harbor. 20 de mayo. Yamamoto hace una estimación de los efectivos de EE. UU. 20 de mayo. El Grupo de Transporte de Midway y el Grupo Auxiliar de Hidroaviones parten de ja­pón hacia Saipan. 21 de mayo. Midway comienza la fase de alerta. 22 de mayo. Midway comienza la fase de búsqueda y reconocimiepto. 24 de mayo. Ultimos juegos de guerra a bordo del Yamato. 25 de mayo. El Cte. Rochefort facilita a Nimitz el orden de batalla japonesa que acaba de descodifi­car. 25 de mayo. Nimitz informa que el día D de Mid­way es pospuesto al 3 de junio. 22-26 de mayo. Refuerzos de la Marina y de la Fuerza Aérea llegan a Midway. 26 de mayo. Halsey está demasiado enfermo para tomar el mando de la 16 FE. Recomienda a Spruan­ce. 27 de mayo. La Primera Fuerza de Asalto de Por­taaviones parte del japón. La Fuerza de Invasión de Midway y el Seaplane Tender Group parten de Saipan. El Grupo de Apoyo Cercano parte de Guam. 27 de mayo. Nimitz instruye a Spruance. El York­town entra en el puerto. Comienzan las reparacio­nes de emergencia. 28 de mayo. La Fuerza Norte parte del japón. 28 de mayo. Fletcher es nombrado jefe de las 16 y 17 fuerzas expedicionarias Task Forces. Nimitz ins­truye a Fletcher y Spruance. La 16 FE parte de Pearl Harbor. 29 de mayo. El grueso principal de Yamamoto par­te de Hasharijima. 30 de mayo. Un submarino descubre los buques norteamericanos en French Frigate Shoals. La ope­ración K es suspendida. 30 de mayo. La 17 FE parte de Pearl.

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CRONOLOGíA

30 de mayo. Midway comienza su exploración aérea. Hora indeterminada: El cordón de submari­nos japoneses llegan a sus posiciones dos días tar­de. No detecta el paso de ninguna de las FE,s de EE.UU. 31 de mayo. La operación K se cancela. 1 de junio. Los japoneses detectan muchos mensa­jes clasificados de «urgentes» entre los buques de EE.UU. 2 de junio. Nagumo rompe el silencio de radio al transmitir un cambio de rumbo. 2 de junio. Las FE ,s 16 y 17 se reúnen en «Point Luch. 3 de junio: 3.00 La 2: Fuerza de Asalto de Portaaviones efec­túa un ataque aéreo. 8.00·8.08 Ataques a Dutch Harbar. 9.04 El PB Y 6 del V-55 detecta buques japoneses. 9.25 El Alf. Reid envía el siguiente mensaje: «Grue­so principal avistado». Hora indeterminada: Tana­ka informa a Yamamoto que ha detectado a la fuer­za de invasión. 11.25 Reid envía el mensaje de haber avistado 11 barcos. 12.00 La 2: Fuerza de Asalto de Portaaviones se re­pliega hacia Adak. 12.25 Sweeney dirige a 9 B-17 a atacar la fuerza de invasión. 16.40 La fuerza de invasión es bombardeada por los B-17. No hay impactos. 19.50 Fletcher ordena a las FE 16 Y 17 que se diri­jan hacia el sur. 21.15 4 PBY parten de Midway para atacar a la fuerza de invasión. 4 de Junio: 1.30 3 PBY atacan la fuerza de invasión. El Akebono Maru es alcanzado. 2.45 Las tripulaciones son despertadas en los por­taaviones japoneses. 3.00 Diana en Midway. 4.00 Midway envía al aire a los PBY seguidos por los B-17. 4.30 108 aviones de la 1: Oleada de Asalto despe­gan. El Akagi, Kaga y Haruna lanzan aviones de re­conocimiento. 4.30 El Yorktown lanza 10 SBD de reconocimiento. 4.38 El Chikurna lanza al avión flotador N." 5. 4.37 Amanecer. 4.38 El Chikuma lanza al avión flotador N.O 6. 4.42 El Tone lanza al avión flotador N.o 3. 5.00 El Tone lanza al avión flotador N.O 4. 5.30 El Alf. Ady comunica haber visto un portaavio­nes.

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5.34 El Entreprise recibe el mismo mensaje. 5.53 El radar de Midway detecta la oleada de asalto. 5.56 Los aviones de caza despegan de Midway. Se pone en marcha la sirena de alerta de ataque aéreo. 6.00 Los B-17 de Sweeney son desviados para ata­car a los portaaviones. 6.03 Spruance recibe la noticia del avistamiento de dos portaaviones enemigos. 6.07 Fletcher ordena a Spruance que se adelante al encuentro de los portaaviones y les ataque. 6.10 Los aviones VMSB despegan de Midway. 6.15 Los TBF del VT-8 despegan de Midway. 6.16 Los aviones de caza de Midway atacan al gru­po de asalto japonés. 6.30·6.43 Los japoneses atacan Midway. 7.00 El Hornet manda al aire a sus aviones. 7.05 Tomonaga emite por radio lo siguiente: «Es necesario efeCtuar un segundo ataque a Midway». 7.06 El Enterprise lanza su grupo de asalto. 7.02·8.30 Oleadas sucesivas de aviones con base en Midway atacan la Primera Flota Aérea. Grandes pérdidas norteamericanas, ninguno de los portaa­viones japoneses es alcanzado. 7.15 Nagumo ordena que los «Kates» de la segun­da oleada sean armados con bombas. 7.28 El avión N.O 4 del Tone comunica que cree ha­ber visto 10 buques de superficie enemigos. 7.45 Nagumo ordena que los torpedos que aún quedan en los «Kates» no sean cambiados. 8.00 El avión N.O 4 del Tone recibe la orden de «de­terminar los tipos de buques». 8.06 Comunica de nuevo que «la flota enemiga se compone de 5 cruceros y 5 destructores». 8.30 El avión . 0 4 reporta que los buques enemi­gos incluyen «lo que parece ser un portaaviones». 8.37 Los aviones de Tomonaga comienzan a recu­perarse a bordo de los portaaviones. 8.38 El Yorktown inicia el lanzamiento de sus avio­nes. 8.45 Se lanzan más aviones de reconocimiento para determinar más detalles acerca de los buques de EE.UU. 8.55 Nagumo ordena que la fuerza de portaavio­nes se dirija hacia el norte una vez recuperados los aviones procedentes de Midway. 9.17 La flota vira a su nuevo rumbo este-noreste para acercarse a los portaaviones de EE.UU. 9.18 Todos los aviones de los portaaviones japone­ses son recuperados. 9.18 El Chikuma avista al escuadrón VT-8. 9.20 El VT-8 ataca. 9.55 McClusky ve la estela del destructor japonés. 9.58 El VT-6 ataca la flota de portaaviones.

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10.05 McClusky avista la flota japonesa. Leslie tam­bién. 10.15-10.20 El VT-3 comienza su ataque contra la 1.' Flota Aérea. 10.20 Los SBD son detectados sobre la flota . El Aka­gi inicia un brusco viraje. 10.22 El Kaga es bombardeado por los aviones en picado. 10.24 Grandes incendios se desatan en el Kaga. 10.25 El Soryu es bombardeado tres veces. 10.26 El Akagi es alcanzado por dos bombas. 10.46 Nagumo y su EM abandonan el Akagi trasla­dándose al Nagara. 10.50 Nagumo informa a Yamamoto de la suerte de los tres portaaviones. 10.55 Los tripulantes a bordo del Soryu reciben la orden de abandonar el buque. 10.58 El Hiryu lanza su primera oleada de asalto. 11.27 El Akagi se detiene. 12.00 El Hiryu ataca al Yorktown. 12.20 Yamamoto ordena la concentración del grue­o principal, la fuerza de invasión y la Segunda

Fuerza Móvil de Portaaviones. 13.10 Yamamoto suspende temporalmente MI AL. 13.20 El Hiryu lanza un segundo ataque. 14.37 El Yorktown aún consigue navegar a 19 nudos. 14.45 El Hiryu es localizado. Spruance ordena un ataque inmediato. 14.54 El Hiryu comunica haber conseguido dos

CRONOLOGíA

impactos definitivos sobre el Yorktown, aunque los japoneses piensan que se trata de otro portaavio­nes. 14.55 En el Yorktown se da la orden de abandonar el barco. 15.50 Despegan todos los aviones del Hornet y En­terprise. 16.40 En el Kaga, el Cap. Amagai ordena abando­nar el barco. 17.05 El Hiryu es atacado y alcanzado por cuatro bombas. 19.13 El Soryu se hunde. 19.25 El Kaga se hunde. 20.00 El Akagi es abandonado. 5 de junio: 1.30 El submarino 1-168 bombardea Midway. 2.00 Spruance vira hacia el oeste. 2.55 Yamamoto cancela MI. 3.00 El Mikuma choca contra el Mogami . 5.00 El Akagi se va a pique. 8.20 El Hiryu se hunde. 8.40 Primer ataque aéreo contra los cruceros japo­neses. 6 de junio: 9.45-14.45 Ataques aéreos contra el Mikuma y el Mogami. 13.31 El 1-168 torpedea al Yorktown. Después de la puesta del sol el Mikuma se hunde. El Mogami con­sigue llegar con dificultad a Truk. 7 de Junio. El Yorktown se hunde a las 04.58.

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JUEGOS DE GUERRA SOBRE MIDWAY

¿Como se puede recrear una operación real que fue también ensayada como un juego de guerra por uno de sus propios participantes? Este es uno de los pro­blemas con los que se enfrenta cualquier jugador que desee revivir la batalla de Midway. Otro de ellos es el mismo tamaño de la operación tanto por la zona geo­gráfica que cubría como por el número de barcos y aviones que participaron. Sería posible, contando con el número suficiente de jugadores y de un gran espa­cio, el simular todas las fases de los preparativos ante­riores a la batalla y de la batalla misma, y recrear la operación completa. Pero esto es un lujo imposible ex­cepto para los militares y para unos cuantos grupos, organizados y numerosos, de juegos de guerra que tie­nen conocimientos y experiencia para poder realizar juegos a gran escala. Para la mayoría de los jugadores que solamente disponen de sesiones de tres a cinco ho­ras para jugar, una solución más práctica consiste en dividir la operación completa en varios juegos relacio­nados y entrelazados entre sí.

U n primer ejemplo de este tipo de aproximación lo ofrece la serie de juegos que, sobre el crucero SMS Ko­nigsberg de la Primera Guerra Mundial alemana, fue­ron creados por Tim Price y publicados en Wargames Illustrated (N.O 60 a 63) con el título «Los alemanes que nunca perdieron» Dichos juegos incluían uno estraté­gico de mapa, otro de artillería naval, y un juego tác­tico de mesa y estaban diseñados de forma que podían jugarse independientemente, o podían integrarse para formar otro mayor, dependiendo del tiempo dis­ponible y de las preferencias individuales de los juga­dores. Tal aproximación sería una manera excelente de simular la batalla de Midway. Toda la operación podría ser dividida en una serie de juegos estratégi­cos y tácticos, cada uno de los cuales podría jugarse «independientemente» o conectarse con el siguiente.

El punto de comienzo más claro a nivel estratégico sería un juego de comisión que se ocupara del proce­so de la toma de decisión en el Cuartel General Im­perial y de sus relaciones con el Ejército Imperial ja­ponés y la Marina Imperial japonesa. Podría desarro­llarse un juego que tratara de los conflictivos puntos de vista, acerca de la futura estrategia que debían adoptar los Estados Unidos y sus aliados en el Pacífi-

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co. En este último caso, el papel de acopio de infor­mación secreta debería tener una gran importancia, y esto podría conseguirse convirtiendo a uno de los ár­bitros del juego en un «plumpire» Uugador/árbitro), encargado de proporcionar la información pertinente a cada fase del juego, en el momento adecuado.

Juegos de este tipo han ganado muy amplia acep­tación entre los jugadores en los últimos años, gracias principalmente al trabajo realizado por el Dr. Paddy Griffith, y las técnicas empleadas son generalmente bien conocidas. En este caso, los jugadores podrían re­cibir instrucciones y objetivos personales basados en la información contenida en el capítulo correspondiente de este libro, y aquellos deberían alcanzar sus objeti­vos y, al mismo tiempo, producir un plan estratégico viable.

El matrix game Uuego matriz) es de alguna manera un nuevo concepto del juego de comisión, si bien am­bos comparten algunas caraterísticas similares. Por ejemplo, cada jugador recibe unas instrucciones per­sonales y tiene su propia agenda para conseguir sus objetivos. Fue desarrollado por primera vez en USA por Chris Engle, y desde entonces ha evolucionado hasta ser un método muy simple, aunque sofisticado para hacer frente a los aspectos políticos, de pla­neamiento y estratégicos de una campaña. En cada movimiento los jugadores tienen que ofrecer una «ar­gumentación» (que comprende una «acción», un «re­sultado», y hasta tres «razones») sobre lo que suceder a cOIJtinuación en la campaña. Una vez han sido pre­sentados todas las «argumentaciones» de ese movi­miento, estas son adjudicadas por un árbitro, y su éxi­t? (o fracaso) depende de la fuerza de sus «argumenta­CIones» .

El juego matriz tiene más ventajas que el de comi­sión, por ser más fácil de aprender, más rápido para jugar y generalmente requiere menor número de ju­gadores y un solo árbitro. Tiene además la ventaja de proporcionar un estilo de juego muy narrativo, que muchos jugadores encuentran muy fácil de seguir. Más información sobre este estilo de juego se puede encontrar en las páginas de The Experimental Games Group Newsletter (publicado por Chris Engle en USA), The Nugget Games Group Newsletter (publicado por War-

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game Developments en Inglaterra) y Wargames Illus­trated.

Una vez la estrategia básica haya sido diseñada mediante el juego de comisión o el de matriz, losju­gadores pueden pasar al juego sobre el mapa. Este conlleva la utilización de un mapa grande del área del Pacífico, sobre el que se han de marcar las bases prin­cipales utilizadas por ambos bandos en la época de la batalla. Este mapa podría ser bien uno moderno com­prado en una de las tiendas principales de artículos de escritorio o en una librería de High Street, una co­pia dibujada a mano, o una fotocopia ampliada del mapa de una de los numerosos relatos de la Segunda Guerra Mundial, de la campaña del Pacífico, o de esta batalla en particular; o bien uno de los pertenecientes a los diversos juegos que tratan de la batalla de Mid­way. Lo importante es que el mapa tenga la informa­ción adecuada y sea lo suficientemente grande para que las posiciones de las fuerzas participantes puedan ser fácilmente marcadas.

La dificultad de los juegos de mapa consiste en es­tar seguro de situar las posiciones de las fuerzas en­frentadas exactamente, mientras se mueven en el océano y (esperemos) entran en contacto. Se debe re­cordar que los barcos y los aviones no se mueven a la máxima velocidad durante todo el tiempo, y esto debe ser tenido en cuenta, al igual que los problemas de repostado. F.T. Jane (famoso por su Fighting Ships) descubrió al principio del siglo XX un método muy simple y preciso para resolver estos problemas, y lo mejor que uno puede hacer es adoptar este mismo sis­tema. Se puede obtener más info rmación comprando o leyendo una copia de su How to Play the "Naval War Came» (publicado en 1912, y reeditado en 1990 por Bill Leeson).

Los juegos tácticos entran en escena una vez que ambos bandos han establecido contacto entre ellos. Existen gran número de juego a nivel táctico que pueden ser utilizados para entablar la batalla real; sin embargo, el principal problema que ha que resolver es el de la distancia que epara a amba fuerzas cuan­do comienza la batalla. Quizá ería po ible colocar am­bas fuerzas en una sola superficie de juego, pero el tamaño de habitación necesaria sería prohibitivo, a menos que se utilizaran barcos a e cala muy pequeña (ia escala 1 :3.000 una distancia de 100 millas náuticas son 200 pies!) y se distorsionaran las escalas.

La solución a este problema está en el hecho de que ninguno de los dos bandos cae dentro del alcance de la artillería pesada del otro durante la batalla de Mid­way, y por tanto no hay necesidad de disponer todos los elementos en una gran habitación. Todo lo que se necesita hacer es colocar ambas fuerzas en sus forma-

JUEGOS DE GUERRA SOBRE MIDWAY

ciones respectivas en grandes mesas separadas, con una tercera para el arbitro, en la que haya un mapa que muestre la posición real de cada una de las fuer­zas. Cuando se lanza un ataque aéreo, la formación aé­rea se reúne sobre la flota apropiada y luego se trasla­da al mapa del árbitro. Cuando los aviones atacantes encuentren su objetivo, la acción se transfiere a la mesa correspondiente y se realiza el ataque hasta su terminación.

En este momento, depende del organizador el de­terminar cual de las múltiples reglas de los juegos de guerra ha de utilizarse para decidir el resultado del ataque. Mi preferencia personal es la de utilizar una versión adaptada y adecuada del Naval War Came Ru­les de F.T. Jane (ver más arriba) o el Naval War Came de Fletcher Pratt (publicado en EE. UU. en 1940). Las primeras fueron utilizadas por la Marina japonesa como ayuda didáctica en la instrucción hasta 1920, y continuaron probablemente en una forma adaptada, hasta 1945. Las últimas, aunque no fueron nunca adoptadas por la Marina de EE. UU. como ayuda al entrenamiento, son contemporáneas del período que analizamos, y fueron empleadas por personal de la Marina de EE.UU. durante la Segunda Guerra Mun­dial, constituyendo desde entonces la base de nume­rosos juegos de normas.

Una alternativa más moderna a estos dos juegos de reglas se puede encontrar en el libro de Paul Hague, Naval Wargamming (publicado en 1992). Este libro tie­ne un capítulo que trata específicamente de la utiliza­ción de aviones y portaaviones, y contiene algunos nuevos e interesantes conceptos que tratan de la pre­paración de los aviones para el combate, reconoci­miento, combate aire a aire, fuego antiaéreo, y los efectos de los ataques de bombas y torpedos, todos los cuales merecen la pena ser consultados.

Las sugerencias hechas hasta ahora están relaciona­das con el más tradicional estilo de juegos de guerra, es decir, en los que se utilizan modelos y/o mapas. Sin embargo, hay otros dos métodos por los que se pue­de simular toda o parte de la batalla de Midway. Es­tos son los juegos de tablero y los juegos de ordenado­res.

Los juegos de tablero tienen una historia que se re­monta casi hasta los juegos de guerra más tradiciona­les, y en cierta forma son más didácticos. La utiliza­ción del sistema hexadecimal para los desplazamien­tos (algo que es común a casi todos los juegos de guerra de tablero) fue introducido después de la Se­gunda Guerra Mundial por la Rand Corporation (es­tablecido como un centro de investigación operativo para la fuerza aérea de EE. UU.), y la idea fue copiada por Charles Roberts, fundador de Avalon HiJI , a prin-

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JUEGOS DE GUERRA SOBRE MIDWAY

cipios de los años 50. Desde entonces muchos cientos, si no miles, de juegos de tablero han sido desarrolla­dos y practicados tanto por los militares como por los aficionados.

Algunos de estos juegos han intentado recrear toda o parte de la batalla de Midway. Entre estos se encuen­tran «Midway» (Avalon Hill (1964), «Battle for Mid­way» (GDW (1976), «Incredible Victory The Battle for Midway, 1942» (Quarterdeck (1986), y «Midway» (Command Magazine (1992). Además de éstos, Ava­Ion Hill ha fabricado una versión simplificada y mo­dernizada de su juego de 1964 que ha sido reeditado como parte de la Smithsonian Series; y varios juegos de guerra de tablero de grandes dimensiones que tra­tan la batalla del Pacífico contienen escenarios sobre la batalla de Midway. El número de juegos de guerra de tablero sobre Midway es, por tanto, tan grande y variado como cualquier jugador podría desear.

La aparición de los ordenadores personales ha traí­do una aun mayor cantidad de juegos de guerra por ordenador que se extienden desde los de combates aéreos «shoot'em up» (derríbales), algunos de los cua­les incluyen la opción de simular los combates aéreos de la guerra aérea del Pacífico de 1942, hasta los jue­gos a nivel estratégico. Entre éstos se encuentra «Carriers at War» y permite al jugador solitario re­crear toda la batalla de Midway a su propio ritmo. El único inconveniente de este tipo de juego, por el mo­mento, es la inexistencia de un oponente humano, pero la posibilidad de establecer una red de ordena­dores personales de forma que los jugadores puedan comunicarse entre ellos a través del ordenador está en aumento, y esto significa que el futuro de los jue-

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gos de guerra de ordenador como alternativa viable al tradicional estilo de juego o al juego de tablero, está asegurado.

Cualquiera que sea el método que se utilice para re­crear la batalla de Midway, uno encontrará el ejerci­cio muy gratifican te, especialmente porque estará si­guiendo los pasos de las personas que en la realidad realizaron la operación. Como se señaló al principio, la Marina Imperial japonesa recreó la operación con juegos de guerra como parte del proceso de planea­miento. También es bien conocido que el árbitro prin­cipal, contraalmirante Ugaki, modificó algunos de los resultados obtenidos durante el juego, y esto es citado a menudo como una de las razones del fracaso de la operación. En realidad, los resultados que él cambió estaban relacionados con los efectos del bombardeo a alta cota efectuados por los B-17 sobre los portaavio­nes, que en el desarrollo del juego eran muy efectivos pero no en la realidad. El problema principal que planteó el juego de los japoneses y que fue ignorado, a pesar de las protestas del contraalmirante Ugaki, era la posibilidad de que una fuerza expedicionaria de portaaviones de la Marina de EE. UU. apareciera en el flanco del grupo de portaaviones japoneses mien­tras el grueso de la Fuerza de Asalto Aéreo japonesa atacaba la isla de Midway. El EM de planeamiento ar­gumentaba que esto era muy improbable y que exis­tía un plan esquemático para hacer frente a tal even­tualidad. En realidad no existía tal plan y cuando, como hemos visto anteriormente en este libro, la Ma­rina de EE. UU. apareció en el flanco japonés exacta­mente como había predicho el juego, los japoneses fueron pillados por sorpresa.

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