Economía popular en África
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I Curso. África es Imprescindible Universidad Pública de Navarra. Noviembre 2011 a febrero de 2012
Economía popular en las sociedades africanas
Ahorro y financiación en la economía popularLola López. Centre d'Estudis Africans. Barcelona
Economía popular
Las poblaciones africanas, tanto en el campo como en las ciudades, se mueven
cotidianamente entre dos sistemas que, en general, coexisten sin problema. El sector
moderno o formal y el sector popular o informal. La economía no escapa a esta regla
general y, al lado de un sector formal y estructurado, en grave situación de crisis desde
hace más de 20 años, se generan una amplia gama de estrategias de supervivencia y de
generación de riqueza en las cuales una gran parte de la población africana encuentra los
recursos para desarrollar su vida y su capacidad económica. Es el sector de la economía
popular, el mal llamado sector informal.
Es este sector de la economía el que, en este momento y según la OIT, absorbe de un 50
a un 90% de la población activa de las ciudades africanas y representa entre un 30 y un
75% del PIB de los países africanos. La economía popular africana está compuesta por
multitud de pequeñas empresas, en general familiares, aunque a menudo surgidas de
sistemas de ahorro y crédito organizados por grupos de jóvenes o mujeres, son las
llamadas tontinas, que veremos en el siguiente capítulo.
Esta economía popular se ha convertido en la actividad productiva más frecuente para la
mayoría de la población africana, sobre todo en las ciudades, convirtiéndose en un freno
a la extrema pobreza, el paro de los jóvenes, los apuros económicos de las mujeres
“chefs de maison” y la descomposición social. Pero no es solamente eso, también se ha
demostrado que es el sector económico en expansión, generador de riqueza, que tiene un
enorme potencial emprendedor, vitalidad e innovación y una organización del trabajo
basada en la tradición, en la solidaridad de grupo y en la ayuda social.
Límites de los créditos bancarios
Los sectores de población con menos recursos, sobre todo jóvenes y mujeres, tienen
problemas para acceder a créditos bancarios o de financieras dentro del sector formal de
la economía. Sus iniciativas empresariales no encuentran soporte en las entidades
financieras, y el acceso a préstamos para afrontar necesidades familiares como la
escolarización de los hijos o tratamientos sanitarios es impensable. La falta de
propiedades o avales hace que los bancos no confíen en estos potenciales clientes y el
acceso a la financiación necesaria para sus actividades deviene muy difícil. Por otro lado,
estas personas tampoco están en disposición de asumir el coste de los prestamos
bancarios, sus intereses, la rigidez en los plazos de devolución, etc.
El pequeño ahorro, cantidades de dinero inmovilizadas en una cuenta bancaria, tampoco
es atrayente ni productivo. En aquellos lugares dónde el capital en circulación es escaso
lo que interesa es que éste circule lo más rápidamente posible. Es decir, en África, ni los
bancos ni las personas que necesitan pequeñas cantidades de dinero están interesadas
en que éste se consigan a través de créditos financieros.
Iniciativas de ahorro, crédito y ayuda mutua de las poblaciones africanas
Pero todo lo mencionado no supone un importante freno para las iniciativas económicas
de mujeres y jóvenes africanos ya que, desde siempre, las poblaciones africanas se han
organizado según un sistema tradicional de ahorro y solidaridad que funciona de manera
muy eficaz en todo África subsahariana. Recibe cientos de nombres distintos, cada idioma
africano tiene una o varias palabras para denominarlo, susu, xitique, moziki,
likelemba ...pero sobre todo se le conoce por “tontina”, porque, anticipando lo que
sucedería después, debe su nombre al banquero italiano Lorenzo Tonti, que durante
tiempo se presentó en Europa como el “creador” de éste sistema. Hablamos de una
estrategia económica y social, de un eficaz sistema financiero y de solidaridad, que
funciona en toda África subsahariana desde hace siglos.
Es una de esas prácticas mal llamadas tradicionales, que evoluciona con gran vitalidad
para adaptarse a las nuevas necesidades de la población. El sistema básico es muy
simple, un grupo de personas, generalmente mujeres, reunidas por afinidades que
pueden ser muy diversas aportan semanal, mensualmente, una cantidad de dinero; el
total reunido, utilizando diferentes sistemas de rotación, pasa a las manos de cada una de
las personas que forman la ¿asociación? para ser invertido en lo que esa persona
considere necesario (ceremonia de bautizo, gastos médicos, dote, inicio de un proyecto
empresarial...). Una pequeña cantidad del dinero depositado se utiliza para crear una caja
de seguridad del grupo, para hacer frente a situaciones de crisis importantes.
Es al mismo tiempo un sistema de ahorro y de crédito, así como una caja de seguridad
que excede las simples funciones financieras. Una tontina es un sistema de solidaridad y
asistencia basado en la confianza entre sus miembros. La palabra dada basta como
garantía, no se firman papeles, no se cobran intereses, no hay gastos de mantenimiento
del sistema, el dinero que la persona se lleva no se “devuelve”. Este sistema no tiene
objetivos ni temporalidad preestablecidos, perdure por tiempo indefinido y renueva a sus
miembros según sus trayectorias vitales. Los miembros de la tontina aportan
regularmente una cantidad de dinero (ahorro) y el sistema no se para, al cabo de cierto
tiempo se inicia un segundo turno y la persona que había recibido una primera cantidad
vuelve a recibir otra vez el dinero reunido (crédito).
Las personas crean una tontina por afinidad y aprovechando las agrupaciones que se dan
de manera tradicional en las sociedades africanas (grupo de edad, mujeres de una familia
extensa, miembros de una cofradía religiosa, inmigrantes de un mismo pueblo en una
ciudad, etc.). Así los miembros de una tontina no se limitan a ayudarse con el dinero
recogido sino que se ofrecen entre ellos apoyo de cualquier tipo en situaciones de crisis,
también es una red de influencias sociales, un lugar de encuentro. No se puede entrar en
una tontinae únicamente porque se tiene dinero y se quiere aportar, un miembro así, en
general, no interesa. El compromiso ha de ser mayor, el capital que se maneja es capital
social1, la tontina es, sobre todo, un grupo de solidaridad y ayuda mútua, implica una
determinada forma de tejer las relaciones humanas.
La tontina tiene una normativa de funcionamiento que todos los miembros han de respetar
en cuanto a la rotación de los cargos, los horarios de reunión (se pagan multas por llegar
tarde a las reuniones o por faltar sin causa justificada), el porcentaje que ha de ir a la caja
de seguridad, el sistema de rotación, etc. Pero también están contempladas las
1 Fall y Gueye. Derem ak nguerem: Le franc la grâce et la reconnaissance. Disponible en Intenet
excepciones, los turnos para recibir el dinero de la caja son flexibles, si la necesidad de
uno de los miembros lo justifica puede haber un salto de turno o, en caso de necesidad,
se contempla la posibilidad de recuperar lo depositado.
Tradicionalmente era un sistema utilizado por las mujeres para afrontar los gastos de
ceremonias y celebraciones (bautizos, bodas, sabar, etc.), para comprarse ropa o joyas,
pero, con la crisis económica de los últimos 20 años, las mujeres africanas han desviado
estas cantidades de dinero para atender las necesidades en salud, educación... de sus
hijos y de la familia o para crear pequeños negocios.
Este mismo sistema de ahorro, crédito y solidaridad es utilizado también, con otros
nombres y algunas características distintas, en Méjico, Indonesia, India, China, Thailandia
y muchos otros lugares del planeta. Son las ARECs (Asociaciones rotativas de ahorro y
crédito), tal como las llama J. D. von Pischke, ofrecen en el mundo entero servicios
financieros válidos, duraderos y eficientes para una gran cantidad de personas con
pequeños ingresos.
¿Dónde se encuentra la diferencia fundamental entre el microcrédito y la tontina?
¿Que tiene de novedoso el actual sistema de microcréditos? ¿Dónde está la diferencia
fundamental entre microcrédito y tontina? ¿Porqué es necesario organizar un sistema de
microcréditos allí dónde ya funcionaban estos sistemas aparentemente similares? Porque
la similitud es sólo aparente. La tontina y sus equivalentes asiáticos o americanos están
muy lejos de ser “puentes económicos que preparan el camino para que los empresarios
entren en la economía de mercado”, que es como Gaddi Vasquez, director del Peace
Corps (la agencia de voluntariado internacional dependiente del Gobierno de los Estados
Unidos) define los microcréditos2.
La gran diferencia de los microcréditos es que éstos funcionan con la lógica de la
economía de mercado. Lo que se pretende con ellos no es fortalecer los sistemas de
ayuda existentes en las sociedades del Sur, sino introducir la lógica capitalista, aunque
sea a través del endeudamiento, y a pesar de que la mayoría de los economistas
consideran el sobre-endeudamiento uno de los principales mecanismos del
2 “La microempresa, fundamento del desarrollo económico”. Periódico Electrónico del Departamento de Estado de Estados Unidos. Volumen 9. Número 1
empobrecimiento. Lo que se pretende es crear microempresarios, que, con pequeñas
cantidades de dinero, funcionen con el mismo esquema de inversión-ganancia que los
grandes empresarios. No importa el coste social3, lo que se pretende es cambiar la
mentalidad comunitaria por una mentalidad capitalista: “Uno de los grandes retos de esta
forma de solidaridad es que el pobre queda totalmente implicado en el proceso de ayuda
en el que está inmerso.... Al mismo tiempo, se está consiguiendo que suba su autoestima
(!!!) y deje de considerarse como un paria de la sociedad, porque esa sociedad le ha dado
una oportunidad, la de comportarse como si fuera un rico (!!!)” 4
La rentabilidad de la concesión de microcréditos está garantizada. Con unas tasas de
interés más altas que las de los préstamos normales5, las cifras apuntan a un retorno del
95 al 99% de los préstamos. Los bancos son los primeros interesados en el micro-
endeudamiento de grandes cantidades de pobres, los pobres se han convertido en un
negocio rentable, como explica Serge Latouche : "los bancos, de hecho, esconden detrás
de sus buenas intenciones, intereses poco decibles. En Africa del Sur, por ejemplo,
lanzaron una mirada ávida hacía las enormes masas de dinero ahorrado bajo la forma de
las Tontinas. Para ellos, es un notable potencial para hacer beneficios, el cual [...] hasta
ahora les ha escapado". Las ONGs que prestan ese dinero con intereses más bajos no se
están lucrando, pero están creando esos “puentes económicos que preparan el camino
para que los empresarios entren en la economía de mercado” de los que hablábamos
antes, una vez creados los puentes, podrán pasar por ellos las financieras, los bancos y
los prestamistas.
Todos los sistemas financieros internacionales conocen la gran vitalidad de la banca
popular, pero esta banca, mal llamada informal, se mueve con criterios muy alejados de
los de la economía de mercado. La banca popular cree en las personas, no en los
beneficios monetarios. Frente a la lógica del capital, la lógica de las tontinas es la de la
reciprocidad. Frente a la lógica de la acumulación, la banca popular favorece la rápida
circulación del capital. Frente a ella, las entidades o instituciones que promocionan el el
3 “Una parte del dinero se utilizó para pagar por un kiosco en la feria de Saint-Louis, así como transporte y almuerzos de los artistas. Miller persuadió a seis artistas que viajaran sin sus familias (una hazaña dificil en esta zona rural)...” Periódico Electrónico del Departamento de Estado de Estados Unidos. Volumen 9. Número 1
4 María S. Altaba. http://www.alfayomega.es/estatico/anteriores/alfayomega412/enportada/enportada.html
5 Carmen Castellanos Gaytán “Crédito a la palabra”, disponible en Internet
microcrédito no conocen o no respetan las estrategias locales, las redes sociales
tradicionales; destruyen los sistemas propios como las tontinas, promueven
comportamientos individualistas y sustituyen los sistemas de protección comunitarios por
la comercialización de los servicios, el microcrédito pierde, en comparación con la tontina,
todo el capital social.
Una diferencia esencial es que en la tontina el control lo ejercen los interesados, las
normas las dictan los interesados y estas normas están basadas en la supervivencia de la
comunidad y no en la acumulación individual. Y lo que es más importante, las
necesidades las definen los propios interesados. No es imaginable un microcrédito
concedido para pagar una dote o hacer una ceremonia funeraria, aunque esa sea la
necesidad real expresada por la comunidad. El microcrédito se concede para potenciar
los valores del trabajo, la acumulación, el individualismo6, valores sin los cuales no
se puede entrar en la economía de mercado y en la “modernidad”. Para acceder al
crédito hay que convertirse a la ideología del creditor 7.
Las tontinas o las ARECs, funcionan, por eso las instituciones financieras y de
cooperación que operan en África han empezado a apropiarse del concepto y a utilizarlo
para disfrazar sistemas de microcréditos “... al comenzar su período de servicio en el 2000
en Togo, una voluntaria del Cuerpo de Paz inició un grupo de crédito renovable para
mujeres conocido como ‘Tontine Tatchoyim’...”8. Es posible que estos sistemas consigan
implantarse, pero también es muy probable que las poblaciones del Sur, que ya han
tenido tiempo de conocernos, sepan defender sus valores y sus estrategias económicas
que, de momento, son las únicas que les garantizan la supervivencia, por muy precaria
que ésta sea. Las estrategias externas políticas, económicas y globalizadoras
(neocolonización, intervención humanitaria, multinacionales o cooperación al desarrollo) lo
único que les han garantizado es un empobrecimiento acelerado. Recibe cientos de
nombres distintos, cada idioma africano tiene una o varias palabras para denominarlo,
6 “Este sistema les permite a los miembros del grupo mantener su dinero seguro contra las presiones sociales de las que las empresas pequeñas son presa (como las exigencias de la familia o de miembros de la comunidad de participar en las ganancias. Periódico Electrónico del Departamento de Estado de Estados Unidos. Volumen 9. Número 1
7 Ver los dieciséis mandamientos del Grameen Bank
8 Gaddi Vasquez Periódico Electrónico del Departamento de Estado de Estados Unidos. Volumen 9. Número 1
susu, xitique, moziki, likelemba ...pero sobre todo se le conoce por tontina, que,
curiosamente debe su nombre al banquero italiano Lorenzo Tonti, que durante tiempo se
presentó en Europa como el “creador” de éste sistema.
La tontina, un eficaz sistema financiero y de solidaridad, funciona en toda África
subsahariana desde hace siglos, es una de esas prácticas mal llamadas tradicionales,
que evoluciona con gran vitalidad para adaptarse a las nuevas necesidades de la
población. El sistema básico es muy simple, un grupo de personas, generalmente
mujeres, reunidas por afinidades que pueden ser muy diversas aportan semanal,
mensualmente, una cantidad de dinero; el total reunido, utilizando diferentes sistemas de
rotación, pasa a las manos de cada una de las personas que forman el grupo para ser
invertido en lo que esa persona considere necesario (ceremonia de bautizo, gastos
médicos, dote, inicio de un proyecto empresarial...), una pequeña cantidad del dinero
depositado se utiliza para crear una caja de seguridad del grupo, para hacer frente a
situaciones de crisis importantes.
Es al mismo tiempo un sistema de ahorro y de crédito, así como una caja de seguridad
que excede las simples funciones financieras. La tontina es un sistema de solidaridad y
asistencia basado en la confianza entre los miembros. La palabra dada basta como
garantía, no se firman papeles, no se cobran intereses, no hay gastos de mantenimiento
del sistema, el dinero que la persona se lleva no se “devuelve”. Los miembros de la
tontina aportan regularmente una cantidad de dinero (ahorro) y el sistema no se para, al
cabo de cierto tiempo se inicia un segundo turno y la persona que había recibido una
primera cantidad vuelve a recibir otra vez el dinero reunido (crédito).
Los diferentes sistemas de agrupación para crear una tontina son aquellos que la propia
sociedad tiene para que sus miembros se asocien: grupo de edad, mujeres de una familia
extensa, miembros de una cofradía religiosa, inmigrantes de un mismo pueblo en una
ciudad, etc. etc. Así los miembros de una tontina no sólo se ayudan con el dinero recogido
sino que se ofrecen entre ellos apoyo de cualquier tipo en situaciones de crisis, también
es una red de influencias sociales, un lugar de encuentro.
No se puede entrar en una tontina únicamente porque se tiene dinero y se quiere aportar,
un miembro así, en general, no interesa. El compromiso ha de ser mayor, el capital que se
maneja es capital social, la tontina es, sobre todo, un grupo de solidaridad y ayuda mutua,
implica una determinada forma de tejer las relaciones humanas, La tontina tiene una
normativa de funcionamiento que todos los miembros han de respetar en cuanto a la
rotación de los cargos, los horarios de reunión (se pagan multas por llegar tarde a las
reuniones o por faltar sin causa justificada), el porcentaje que ha de ir a la caja de
seguridad, el sistema de rotación, etc. Pero también están contempladas las excepciones,
los turnos para recibir el dinero de la caja son flexibles, si la necesidad de uno de los
miembros lo justifica puede haber un salto de turno o, en caso de necesidad, se
contempla la posibilidad de recuperar lo depositado.
Tradicionalmente era un sistema utilizado por las mujeres para afrontar los gastos de
ceremonias y celebraciones (bautizos, bodas, sabar, etc.), para comprarse ropa o joyas,
pero, con la crisis económica de los últimos 20 años, las mujeres africanas han desviado
estas cantidades de dinero para atender las necesidades en salud, educación... de sus
hijos y de la familia o para crear pequeños negocios. Los jóvenes son el otro sector de
población que, últimamente, utiliza este sistema para organizarse económicamente
Hay que hacer una clara diferenciación entre tontina y microcrédito ya que, tanto el
funcionamiento formal del sistema como la percepción de beneficio, rentabilidad, etc. que
hay detrás de cada sistema son muy diferentes. Frente a la lógica del capital, la lógica de
las tontinas es la de la reciprocidad. Frente a la lógica de la acumulación, la banca
popular favorece la rápida circulación del capital.
¿Se puede ayudar a estos sistemas de financiación y ayuda?
Esta es una pregunta difícil de responder, puesto que la respuesta depende de la
capacidad de los donantes para adaptarse a esa lógica interna de la economía popular
africana, basada en la supervivencia de la comunidad y no en la acumulación individual.
Una lógica que defiende los valores comunitarios como una forma de responder a los
problemas del grupo y que no cree en los beneficios monetarios individuales como factor
de desarrollo de una sociedad.
En cualquier caso sería necesario un amplio conocimiento del modelo social en el cual
surgen estas iniciativas y de las normas internas de funcionamiento de la economía
popular y de los sistemas de ahorro, crédito y ayuda mutua de las poblaciones africanas
para darles apoyo sin desestructurar los aspectos positivos que las caracterizan.
http://www.afriqueavenir.org/2010/10/12/les-limites-du-marche-informel-en-afrique/
Publié le 12 octobre 2010
Las limitaciones del mercado informal en África Las economías africanas se caracterizan por una fuerte dualidad del mercado de trabajo:
el formal y el informal. Esta coexistencia entre ambos mercados ofrece varias ventajas,
pero también algunos inconvenientes.
La economía informal representa el 72 % de los puestos de trabajo en África
subsahariana, según la Ofician Internacional de Trabajo (OIT) Una de las causas de la
expansión de la economía informal es la incapacidad de las economías de crear el
número de empleos necesarios para absorber la mano de obra.
El sector informal tiene un peso relevante en la economía
Este sector se caracteriza pro la existencia de graves dificultades en materia de
protección social, malas condiciones de trabajo y precariedad en el empleo. No obstante
ofrece a numerosas familias africanas la posibilidad de garantizar un mínimo de
supervivencia vital en caso de deterioro de sus condiciones de trabajo
Los países africanos tienen diferentes definiciones del mercado informal. Por esta razón
es difícil evaluar su amplitud. Podría ser definido como la suma de la unidad de
producción, servicios y comercio como un modelo de gestión que no es el del sector
moderno, en particular por la ausencia de una contabilidad normalizada. Una empresa
pertenece al sector informal si se caracteriza por tener una organización tradicional del
trabajo, especialmente porque emplea a aprendices.
El mercado informal, una constante africana
Este mercado reúne la casi totalidad de las características de un mercado competitivo. Se
encuentra el sector informal en todos los niveles de la escala. Por ejemplo, en Camerún el
sistema de aprendizaje consiste en una formación práctica en una empresa. Asimismo, en
Túnez, el sector informal constituye un escenario de interés para las investigaciones
empíricas que intentan determinar los comportamientos y la racionalidad de los agentes
que operan en este sector. En Suráfrica, sin embargo, se presta más atención al sistema
educativo. El objetivo es mejorar la calidad en los centros escolares, una etapa
indispensable para reducir las desigualdades y permitir así la incorporación al mercado
formal en las mejores condiciones.
El mercado de trabajo tiene su propia dinámica
Los mercados de trabajo contemporáneos están ahora más segmentados que nunca y
producen nuevas dinámicas. Durante los dos últimos decenios el número de mujeres que
se han sumado al mercado formal de trabajo ha experimentado una gran expansión. La
historia, la economía, la demografía y la sociología de esta presencia y de este creciente
protagonismo en los mercados de trabajo van en el buen camino. Además, actualmente
África ha logrado equilibrar su potencial económico y a incrementar su nivel de producción
gracias al fenómeno de la globalización y a su fuerza en el mercado de trabajo. Para que
estos progresos continúen, es preciso reducir la parte de la economía paralela que, por su
naturaleza, obstaculiza la fiscalidad y el crecimiento. El objetivo de los gobiernos africanos
es aplicar estrategias y programas para apoyar el sector informal y facilitar su transición
hacia la economía formal,
Economía endógena africana:otras lógicasAntonio Santamaría. Doctor en Economía en la Facultad de Ciencias Económicas de la
UCM, miembro de la Agrupació de Recerca i Docència en Àfrica (ARDA) y colaborador
del Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación y del Instituto Universitario de
Investigación Ortega y Gasset y del Centre d'Estudis Africans de Barcelona, del que ha
sido presidente. Es profesor del Máster de África de la Universidad Autónoma de Madrid
Introducción
Una parte importante de la población africana vive de los rendimientos de las actividades
de subsistencia en los ámbitos rural y urbano: sin llegar a una cuantificación precisa
puede decirse que más del 50%. Una de las características fundamentales de estos
sectores es que predominan unas lógicas de comportamiento económico que no
coinciden con las que se consideran normales en los países desarrollados capitalistas.
Durante el último siglo y medio, el deterioro del capital natural y físico, la disminución de
las reservas acumuladas de cereales y ganado, la obsolescencia de las tecnologías
tradicionales y el desfase del conocimiento acumulado, han generado importantes
desequilibrios que, a su vez, han provocado la necesidad de buscar nuevas fuentes de
beneficio, bien intensificando actividades ya existentes, como el comercio y la producción
artesanal, o recurriendo a nuevas actividades como el trabajo remunerado, así como a
reforzar algunos comportamientos, como la emigración.
Respecto al mundo rural, el término subsistencia se refiere no tanto al volumen de
rendimientos como al calificativo que define un sistema de aprovechamiento de los
recursos de forma responsable y autosostenible, cuyas característica principal es que no
tiende a la acumulación y comercialización como principal objetivo, sino a la satisfacción
de las necesidades básicas de cada comunidad.
Por otra parte, la recesión del sector de subsistencia está relacionada con la marginación
que ha sufrido frente a las políticas de promoción de los cultivos de exportación, en las
que los gobiernos africanos se han volcado desde las independencias como medio de
participar en la economía internacional, al mismo tiempo que como sistema de mantener
la legitimidad de las élites gobernantes y sostener el erario público con la fiscalidad sobre
la exportación.
Durante todo el siglo XX el sector de subsistencia agrícola se ha visto relegado a una
existencia silenciosa, hasta que la apetencia por aumentar el volumen de tierras para la
producción comercial ha generado nuevos mecanismos de reorganización del sector rural.
Esta reorganización se plantea como una reforma agraria que se cierne como una nueva
amenaza para la población, con la consecuencia del empeoramiento de sus condiciones
de vida y el consiguiente incremento de la emigración.
Recuperar la historia económica africana
Para entender la situación actual en muchas zonas del mundo rural africano es
absolutamente necesario el recurso metodológico a la perspectiva histórica, considerando
detalladamente, país por país y región por región, las relaciones entre el sector de
subsistencia y el comercial y las consecuencias de las políticas de desarrollo aplicadas
durante más de un siglo. En algunos casos estos estudios ya existen, aunque queda
mucho por hacer. La aplicación de una visión de larga duración al sector rural de
subsistencia permitirá inferir métodos de actuación de forma más eficiente.
Por otra parte, aunque la economía informal urbana se considera una novedad, resultado
de la expansión demográfica de las ciudades, la existencia de núcleos urbanos
significativos en África se remonta a más de mil años. La fama de alguna de ellas
traspasó los límites del continente, especialmente las de la cuenca del Níger y la costa del
Índico.
En ellas los artesanos y comerciantes desarrollaron sus oficios con características
propias, estableciendo sus propias normas, reglas éticas de comportamiento, controles de
calidad y garantías para los compradores. En la mayor parte de las ciudades costeras que
se especializaron en la trata de esclavos existían tribunales para dirimir las diferencias
entre los comerciantes implicados en las transacciones.
La producción de textiles de algodón, la artesanía del hierro, las actividades inmobiliarias
y el comercio fueron la razón de ser económica de las ciudades africanas, donde existía
un orden institucional que garantizaba los derechos y deberes de productores y
consumidores. Por otra parte todas las actividades se consideraban relacionadas con el
contexto social y estaban vinculadas a las repercusiones que pudieran tener sobre el
conjunto de los habitantes de una comunidad.
Fue durante el colonialismo cuando, al aparecer nuevas formas de actuar que tenían
como único objetivo promover los intereses de los inversores de las metrópolis, pasaron a
un segundo plano el respeto a normas y comportamientos de responsabilidad social.
Cuando las empresas y empresarios coloniales impusieron sus propios códigos, basados
en el principio de la maximización inmediata del beneficio, fue cuando desapareció
cualquier tipo de consideración a una población que carecía totalmente de derechos.
Ante el empuje de la producción y el comercio colonial, las actividades de los africanos se
convirtieron en invisibles, la marginación generó la ignorancia y solo los esfuerzos más
recientes para recuperar su historia han vuelto a hacer visibles a los empresarios,
comerciantes y trabajadores de las ciudades.
Recuperar la historia de los productores de las ciudades es una corriente de investigación
tanto o más importante que la dedicada a resaltar la diferencias con la llamada economía
moderna, centrada en señalar los efectos de la globalización sobre la sociedad africana.
Desde los enfoques más formalistas se han intentado relacionar las lógicas de la
economía informal con las perspectivas del desarrollo, ya que la economía endógena y la
moderna coexisten, conformando el nuevo contexto económico de todo el continente. El
estudio de la penetración del capitalismo en África, tema sobre el que ya existen
bastantes trabajos y series de datos, es absolutamente necesario pero lo que está
pendiente es la importante tarea de revelar la secuencia completa de las
transformaciones que ha sufrido la economía endógena durante el último siglo, que sería
la base de una visión de larga duración.
Un ejemplo ilustrativo de esta visión es la evolución de las hermandades islámicas del
África Occidental, especialmente la de los “Mouride”, cuyas actividades se han venido
amoldando a la realidad del momento desde la introducción del cultivo del cacahuete a
principios de la época colonial, pasando a desplegarse en las ciudades con las corrientes
de inmigración interiores, para finalmente internacionalizarse con la diáspora del finales
del siglo XX, tal y como relata Cheik Gueye(2005). La actividad del movimiento religioso y
económico de las cofradías mouride demuestra una excelente capacidad de adaptación
que alcanza hasta la globalización, sin que por otra parte se hayan disuelto las relaciones
sociales que dan estructura a la hermandad, los principios de pensamiento religiosos
“sufí” que la caracterizan, ni la peculiar organización de maestros y discípulos, así como
de núcleos locales, que operan tanto en el más remoto lugar del campo senegalés como
en el centro de cualquier capital europea.
En el caso de las hermandades mouride se dan la mayor parte de las características
propias de la economía endógena africana, ya que engloba tanto al sector rural como al
urbano, pero además tiene una historia de más de un siglo y nos ofrece una buena
perspectiva de su evolución en el tiempo; de aquí la importancia de conocer y estudiar
ésta y otras cofradías, que por otra parte tienen una amplia implantación en el África
Occidental.
La descolonización de las mentes
El conocimiento detallado de las actividades de las cofradías es algo reciente, nuevo para
los medios académicos de los países desarrollados, a pesar de tener una larga
existencia. Como otras de las muchas manifestaciones de la vida social y económica
africana han sido ignoradas deliberadamente desde la colonización y permanecido al
margen de la mayor parte de los estudios académicos hasta hacerse invisibles.
Al intentar recuperar la historia de la economía africana, este empeño se enfrenta a una
serie de obstáculos que no son solo fruto del desconocimiento, sino de la propaganda
colonial que desvirtuó la realidad africana construyendo imágenes a su conveniencia para
justificar la dominación. Los primeros destinatarios de estas imágenes fueron los
integrantes de las sociedades de los países desarrollados, entre cuya población
arraigaron una serie de prejuicios, que han ido creciendo y acomodándose
posteriormente, siempre con el fin de justificar la expansión, política y económica, en
África.
Si durante el periodo colonial se prepararon una serie de imágenes de conveniencia sobre
los africanos, también en la era del desarrollo que comenzó a mediados del siglo XX se
han elaborado convenientemente las ideas con las que llenar la imaginación de los
ciudadanos de los países desarrollados, siendo la creación del mito del desarrollo una de
las principales construcciones ideológicas de este periodo.
Algunos autores, como Gilbert Rist, han estudiado detalladamente la formación de este
mito del desarrollo , convertido en una creencia generalizada en la sociedad occidental
(Gilbert Rist, 2002); otros analizan las prácticas que supuestamente se han de seguir para
promover el desarrollo y cuestionan la lógica de sus imperativos (Ha-Joon Chang, 2004).
Finalmente algunos más radicales como el profesor Serge Latouche llegan a cuestionar la
posibilidad del propio desarrollo en África y considera que las medidas que se aplican son
más destructivas que constructivas en la sociedad africana (Serge Latouche ,2007).
Todos estos enfoques mas o menos criticos tienen algo en común; buscan descolonizar
nuestras mentes de la dominación de unas elaboraciones teóricas que han llegado a
convertirse en una doctrina, fuera de la cual no parece existir ninguna posibilidad de vida
futura para los africanos. Y sin embargo la observación de la vida cotidiana de la mayor
parte de la población africana nos muestra que existen otras lógicas en el momento de
organizar las actividades económicas.
Si en algo coinciden todos estos especialistas “críticos del desarrollo“ es en la necesidad
de “descolonizar nuestro imaginario económico”, según la propia frase de Serge Latouche
y que sirve para dar título a una de sus últimas publicaciones. Nos invitan a revisar
muchas de las ideas que manejamos, por que nuestras mentes han sido también objeto
de una colonización de ideas y justificaciones, que, con frecuencia de forma inconsciente
o incluso plenamente consciente, aplicamos como juicios de valor sin pensarlo dos veces.
Estas ideas arraigadas en nuestro pensamiento, que de forma mecánica afloran frente a
cualquier evento africano, han evolucionado con el tiempo y también los valores
asociados, pero su esencia lógica permanece casi inmutable. En la actualidad, el núcleo
duro de este imaginario se basa en la idea de que cualquier comportamiento que se
desvía de la senda del desarrollo, según la definición ortodoxa de nuestro mundo
académico en sus diversas variantes, es un error que genera pobreza y subdesarrollo
Reconocer la evolución de la economía endógena africana requiere de una actividad de
investigación, un proceso de redefinición conceptual importante. Las dinámicas propias de
los africanos en sus actividades productivas o comerciales diarias existen,
independientemente de que se pretenda ignorarlas. Sin embargo se consideran un objeto
de estudio marginal, precisamente por que se las ve como marginales.
A mediados de los setenta el entonces denominado “sector informal” era considerado un
residuo de la modernización, que tarde o temprano estaba condenado a la extinción,
de ningún modo se consideraba que pudiera ser una manifestación creativa, ni mucho
menos un estadio de la evolución de un sector económico hasta ahora invisible.
Para realizar esta descolonización mental, como sugiere la profesora Soledad Vietez, es
necesario cambiar nuestra óptica, quitarnos las lentes y abandonar una forma única de
visualización con la que obtenemos una imagen desenfocada de la realidad africana,
desde la que no podemos apreciar las lógicas de sus comportamientos económicos y
sociales.
Éste es un ejercicio mental complicado, porque requiere un cambio de posiciones
ideológicas que pone en tela de juicio las virtudes de nuestro propio sistema, le hace
perder su carácter universal y científico, atenta contra su posición hegemónica. Pero
también tiene el interés de que nos sitúa en una posición exterior al mismo y nos permite
ver sus debilidades e incluso ayudar a comprender sus crisis. Los apasionados debates al
respecto abarcan desde las posiciones que consideran totalmente antagónicos ambos
sistemas sociales hasta las que hablan de los valores en los que se basan las prácticas
de la economía informal como un impulso para el desarrollo de la población africana
(Carlos Lopes, 2004).
Un desarrollo basado en la expansión de la economía informal es en todo caso difícil de
medir cuantitativamente en los términos establecidos por la economía ortodoxa, pero
resulta susceptible de ser apreciado desde una perspectiva de bienestar social, siendo
precisamente en el ámbito de las relaciones sociales donde se notan con mayor claridad
las diferencias entre las lógicas del desarrollo y la lógica de la economía informal.
Las otras lógicas
Por otra parte, la descolonización de las mentes es también una operación que deben
realizar muchos africanos, por que ellos también han sido objeto de una lluvia de ideas
con las que en su día se justificó primero la colonización y hoy la aplicación de las
políticas de ajuste que acompañan a la globalización. De hecho es en el seno de las
sociedades africanas donde se produce con mayor fuerza esta confrontación ideológica.
No son pocos los intelectuales africanos que solo ven caos y atraso en los
comportamientos económicos de los africanos (George B.N Ayittey,2005), pero hay que
escuchar con muchas reservas a estos que dan la razón a nuestro sistema sin dudarlo,
por que simplemente dicen lo mismo que se quiere que creamos que es África. Con ellos
continua la colonización de las mentes. Se debe tener la osadía de buscar las voces
críticas de los africanos que someten a juicio nuestros paradigmas (Joseph Ki-Zerbo,
1992).
Quizás éste pueda parecer un debate estéril, pero debe considerarse muy seriamente: no
es lo mismo que las autoridades y administradores se opongan o favorezcan la actividad
económica de la población en sus afanes por la subsistencia. Tampoco da igual que la
cooperación se empeñe en imponer modelos acuñados para el desarrollo occidental,
ignorando las formas pragmáticas de los africanos de resolver sus propios problemas.
El creciente aumento del número de pequeñas unidades de producción en el espacio
urbano (que constituyen actualmente el principal sector productivo en muchos países), es
no solo el resultado de un proceso económico sino también el producto de la
transformación y expansión de unas formas de hacer que tienen sus propias lógicas.
Entre éstas predominan las estrategias colectivas y sociales, que impregnan algunos de
los principios básicos de la economía como la concurrencia y la competitividad. Esta
influencia se expresa en términos relativos, ya que no debe entenderse que no se busca
obtener resultados, aunque, a diferencia del comportamiento general de las empresas en
el ámbito competitivo capitalista, ésta no es la razón principal de la actividad, la que
justifica el uso de cualquier medio para mejorar los resultados y acumular mayores
beneficios en cada ejercicio.
Existen una serie de factores, como las relaciones de poder, el prestigio, la confianza y la
responsabilidad social, que influyen en la toma de decisiones, que varían según el
contexto cultural local. En la sociedad de los países desarrollados el prestigio o la
confianza se obtienen mediante el aumento consecutivo y cuantificable de los beneficios
en cada ejercicio, símbolo del éxito económico y en consecuencia también del social.
En las comunidades africanas, por el contrario, tanto los individuos como las empresas
pueden obtener mayor prestigio o confianza precisamente renunciando a obtener
determinados beneficios monetarios; esta lógica, invertida en relación con los principios
de la economía según nuestro sistema, guarda una estrecha relación con la importancia
que se atribuye a los factores sociales en el mundo rural y urbano africano.
El avance de las formas de organización solidaria, bien sea por medio de la extensión de
las cofradías religiosas o por el movimiento de la economía social solidaria, es una
característica de la sociedad actual africana, especialmente en el mundo urbano, lo que
demuestra la complejidad y diversidad de un proceso que de ningún modo puede
calificarse como negativo. Las carencias que nos revelan los indicadores de desarrollo
humano serían mucho mas agudas si no se dieran estos comportamientos.
Mientras se pretende crear una dinámica de crecimiento basada en la expansión de
empresarios y empresas, cuyo principal objetivo es acumular capital a toda costa, muchas
de las iniciativas de los africanos se enmarcan en asociaciones colectivas destinadas a
mejorar las condiciones de vida de los que trabajan en ellas, tal como menciona Abdou
Salam Fall; éste no es ni mucho menos un proceso de retroceso sino todo lo contrario:
crece y genera desarrollo por que promueve el bienestar de una parte importante de la
población.
Uno de los ejemplos más ilustrativos de estas dinámicas son sin duda las organizaciones
de ahorro colectivo, cuyo objetivo no es solo la capitalización de recursos, sino también la
prestación de servicios a los miembros con dificultades. Siguiendo los trabajos de Lola
López se puede apreciar la enorme creatividad financiera con la que se están
expandiendo, cubriendo el vacío creado por la inoperancia del sistema bancario formal.
Otro ejemplo significativo son los enormes mercados urbanos africanos, donde, en una
demostración de flexibilidad y capacidad empresarial notables, los precios de los
productos varían por horas e incluso por las características de la demanda. La imagen del
mercado de Roque Santeiro que analiza Carlos Lopes es un buen ejemplo de este
mundo complejo y creativo, que satisface las necesidades básicas de la mayor parte de la
población de Luanda.
En los debates teóricos sobre la economía surge con frecuencia la cuestión de si es mas
importante el carácter social o la actividad acumuladora de producción y circulación de
bienes. A la hora de analizar la economía endógena en África, no cabe ninguna duda
sobre la socialización de todas las actividades. Los estudios de Ana Bernard sobre la
organización de las familias en Maputo y sus formas de reproducción y subsistencia son
un claro ejemplo de unas formas de entender las actividades cotidianas que ni siquiera
tienen sentido fuera del núcleo más básico de la sociedad, que es la familia.
Observaciones finales
Si se considera la economía como una categoría socio-histórica expresión de una relación
social, que se materializa de forma concreta en cada periodo (Philippe Hugon,1983),
resulta absolutamente necesario recuperar una perspectiva histórica de los cambios
ocurridos en el mundo rural y urbano africano. El estudio, por separado y del conjunto,
permitiría consolidar la sugerente propuesta de que existe una economía endógena
africana, mientras que proporcionaría información suficiente como para aprovechar sus
dinámicas propias y mejorar las condiciones de vida de la población.
Se mire por donde se mire existe un África en marcha por sus propios medios, con sus
lógicas específicas y mucho más humana que nuestras sociedades maximizadoras de
beneficios, por que se basan en principios de minimización de riesgos y seguridad
colectiva. No se puede dejar de estudiar la economía formal, por que es el marco general
en el que deben subsistir todos los africanos, pero no llegaremos a saber ni entender
nada si no comenzamos a tener una idea clara de la estructura y movimientos de la
economía endógena. Cualquier intento de ayuda desde esta ignorancia se convierte en
un proyecto a medias, fundamentado en una visión parcial y muchas veces convertido en
actos de prepotencia basados en el fanatismo de la universalidad de nuestra idea del
mundo.
Madrid 28 de octubre del 2007
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