Echando Raices Presencia Alemana

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Diana MilliesGalería ICPNA La Molina, Lima

13 de noviembre - 23 de diciembre de 2007

Organizadores:

Embajada de la República Federal de Alemania

Archivo Histórico de la Inmigración de Habla Alemana al Perú

Colegio Peruano Alemán - Deutsche Schule - Alexander von Humboldt

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Texto:

Diana Millies

Diseño museográfico:

Juan Carlos Burga

Diseño gráfico:

Gerhard Gremmelspacher

Copyright del texto: Diana MilliesEl derecho de reproducción de las fotografíasy documentos queda en mano de sus propietarios

Impresión: XXXXXXXX

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“A pesar de sus recursos natura-

les,elantiguoImperioIncaicodelPerú

ofrecepocasperspectivasalcolono,ar-

tesanouobreroextranjero.(…)Lapo-

blaciónautóctonay losnumerosos in-

migranteschinosyjaponeses,asícomo

losdescendientesdelosantiguosescla-

vosnegrossecontentanconcondiciones

devidatanhumildes,queartesanosy

obreros alemanes no podrían compe-

tirconellos.Laperspectivaesdistinta

paraelcomercianteyelempresario.Ya

quehastaelmomentoelPerúdispone

tan sólo de empresas mineras y agrí-

colas,seimportangrandescantidades

de productos manufacturados. Se pre-

sentanentoncesbuenasoportunidades

paraquienes se dedicana la importa-

ción,ycomerciantesalemanessacaron

gran provecho de ello, tanto en Lima

comoenArequipa,Trujilloyenotros

lugaresdelpaís.”1

Barón Paul von Humboldt-Dachroeden,

1929

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La exposición “Echando raíces – 180 años de presencia alemana en el Perú”no habría podido realizarse sin el generoso apoyo de las siguientes personas,

a las que queremos expresar nuestro profundo agradecimiento,con la esperanza de no haber olvidado a ninguno:

Ada Arrieta, Leonardo Alvariño, Cristóbal Aljovín, Adelma Benavente, José Barbe Pflücker, Teófilo Barrios, Grethel Bottger, Hermann Bottger, Otto Bottger, Antonio Brack, Max

Bromberg, Guillermo Bronstein, Juan Carlos Burga, Mela Br�ce de Tubino, José Cabieses,Bronstein, Juan Carlos Burga, Mela Br�ce de Tubino, José Cabieses,, Juan Carlos Burga, Mela Br�ce de Tubino, José Cabieses, Ofelia Cisneros, Lorena Cook, Adolfo Dammert Ludowieg, Alfredo Dammert Lira, Cecilia de

los Ríos Baertl, Ingrid Daum, Helmut Egg Vogt, Gilda Essenwanger, Nell� � Huguette Franco, Ana María Gandolfo de Jordan, Salvador Gandolfo, Beatriz Garland, Juan Gildemeister, Sabina Gildemeister de Courno�er, Ulrich Gocht, Gerhard Gremmelspacher, Margarita

Guerra, Laura Gutiérrez, Johannes Hauck, Javier Hundskopf, Christian Kohler, Edith Kusel Endo, Helga Kusel de Henriod, Gizela Landa, Wilfredo Laura, Karla Llona, Familia Loechle,

Heidi Loh Petersen, Miguel Ludowieg, María Gracia Martínez de Palm, Dora Martens, Erika Martensen de Olcese, Elke McDonald, Gabriele Mertens, Eduardo Montenegro,

Michael Morkramer, Pedro Muñoz, Clemente Palma, Verónica Panizo Kunze, Wilhelm Pezet, Klaus Johann Pidde, Eduardo Pflücker, Sonia Prager, Alexandra von Preussen, Désirée von

Preussen, Fred Reich, Christoph Reitinger, Paul Rizo-Patrón, Lothar Rosemann, Esteban Manuel Santa María, Familia Schlaefli, Marta Schlaeppi, Bernd Schneider, Peter Sinclair,

Eckardt Thode, Eugenio Valdivia, Pilar Vélez Ackermann, Rebeca Vogt de Egg, Felipe Vo�sest, Alice Wendt, Franz Wieser, Gregor Wolff, Rudolf Wüst � Jorge Zevallos-Quiñones.

Archivo de la Hapag-Llo�d, HamburgoArchivo Arzobispal de LimaArchivo General de la NaciónAsociación Judía de Beneficencia � Culto de 1870Colegio Alexander von HumboldtColegio Beata Imelda, ChosicaColegio Max Uhle, ArequipaColegio Santa UrsulaErnst Mittler Verlag, HamburgoIbero Amerikanisches Institut Berlin, Stiftung Preussischer KulturbesitzIglesia Evangélica Luterana en el PerúInstituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del PerúMunicipalidad Distrital de PozuzoMuseo Schafferer, PozuzoMunicipalidad Provincial de OxapampaParroquia San José de Habla AlemanaRaphaels Werk, HamburgoStadtarchiv BambergStadtarchiv Lippstadt, Westfalia

AgradecimientosAsimismo agradecemos alas siguientes instituciones:

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Participar en la conmemoración de la inmigración alemana en el Perú es para el Instituto Cultural Peruano Norteame-ricano motivo de orgullo y satisfacción ya que desde el inicio esta comunidad ha sido un ejemplo que ha contribuido notablemente al desarrollo de nuestro país.

El presente catálogo, ampliamente ilus-trado, da cuenta de cómo desde su inser-ción en las diferentes regiones del país, las comunidades alemanas han dado muestra de gran versatilidad para adap-tarse al territorio peruano particular-mente difícil y variado. Con los años, del mismo modo que otras comunidades eu-ropeas, esta comunidad se ha integrado a la vida nacional de manera plena con-servando sin embargo algunas costum-bres y tradiciones que le son propias.

La realización de este proyecto ha sido posible gracias al entusiasmo y decisión de la presidenta del Archivo Histórico de la Inmigración de Habla Alemana en el Perú, la señora Diana Millies así como el Director del Colegio Humboldt, el señor Schmidt y el apoyo ofrecido desde su ini-cio por el Agregado Cultural de Alema-nia, señor Holger Stenzel y por el interés personal del Embajador de Alemania en el Perú, el señor Christoph Müller.

Finalmente queremos agradecer a todas las personas involucradas en este pro-yecto tanto expositito como editorial y muy particularmente a las familias que han tenido a bien prestar valiosas piezas de sus archivos personales para que el público pueda apreciar en su real dimensión los aportes de la comunidad alemana al Perú.

Germán Krüger Espantoso

Presidente del Consejo Directivo

ICPNA

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Indice

1. El marco de la inmigración alemana: 1 Factores de expulsión y atracción 1

2. Alemanes en el Perú colonial 2 La Comisión Nordenflycht 3

3. La inmigración alemana de 1821 a 1850 4 Los primeros inmigrantes 5

4. El fracaso de los proyectos de 6 una inmigración alemana masiva Los “Cinco Veleros” 6 El escandaloso caso de Ursula Lang 8 Colonias agrarias germanas: Pozuzo 9 Oxapampa 14

5. Presencia alemana en 18 Lima y El Callao (1850–1933) Casas comerciales y actividad empresarial 18 La creación de instituciones comunitarias 20 Clubes y asociaciones 20 Los colegios alemanes de Lima y El Callao 22 La Iglesia Evangélica Luterana alemana 25 Alemanes judíos en el Perú 28

6. Mecanismos de aculturación 30 Un ejemplo de asimilación: La historia de los Dammert en el Perú 34

7. La Colonia Alemana 36 y el Imperio Alemán (1871-1918)

8. Presencia alemana en provincias 40 Arequipa 40 Cuzco 43 Cerro de Pasco 44 La costa norte: Casa Grande 45 Piura y Chiclayo 45 Alemanes en la selva alta y baja 50

9. La colonia alemana en el contexto 54 de la Segunda Guerra Mundial El impacto del Nacional Socialismo 54 Refugiados alemanes judíos 56 Historia de un exilio: Dr. Lothar Rosemann 57 Tiempos de guerra 60

10. La comunidad peruano alemana 62 en la actualidad

Bibliografía 64

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Mapa del Perú,siglo XVIII

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1. El marco de la inmigración alemana: Factores de expulsión y atracción

Entre 1820 y 1915, sesenta millones de personas, entre ellos ocho millones de ale-manes, abandonaron el viejo continente en búsqueda de mejores condiciones de vida,2 en su gran mayoría con rumbo a los Estados Unidos de Norte América. Otro 5%, sin embargo, eligió un país de Latinoamérica como destino.3 La causa principal de este éxodo fue el empobre-cimiento masivo generado por la parce-lación de las tierras en el contexto de un crecimiento demográfico acelerado. En el caso del territorio correspondien-te al futuro Imperio Alemán, la pobla-ción pasó de 25 millones de personas en 1800 a 41 millones en 1870.4 Por más que Alemania se encontraba en pleno

proceso de industrialización, el mercado de trabajo no podía absorber esta can-tidad de personas. Estos poderosos fac-tores de expulsión se vieron agudizados por la crisis agraria que sufrió Europa en 1846-47 y las convulsiones políticas desencadenadas por las revoluciones de 1848.

Sin embargo, el Perú decimonónico, ca-rente de estabilidad política y de infra-estructura receptiva para inmigrantes, no fue la tierra idónea para acoger a europeos empobrecidos, desprovistos de capitales propios.5 Los grandes terrate-nientes se oponían a la llegada de inmi-grantes que aspiraban a ser propietarios

de las tierras que cultivaban y la Iglesia temía que una llegada masiva de colonos europeos no católicos podía poner en pe-ligro su monopolio religioso, como tam-bién acelerar el proceso de secularización de las tierras eclesiásticas.6 Por otra parte, la inestabilidad política y jurídi-ca reinante en la primera mitad del siglo XIX impidió cualquier continuidad en la política migratoria. En estas circuns-tancias, la emigración alemana hacia el Perú involucró tan sólo en menor medida a los sectores sociales más desfavorecidos, reflejando más bien la expansión post napoleónica del comercio alemán, espe-cialmente de las ciudades hanseáticas de Hamburgo y Bremen.

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2. Alemanes en el Perú colonial

En las postrimerías del virreinato, Es-paña vigilaba celosamente la entrada de extranjeros a sus colonias, en el afán de contrarrestar la competencia británica y holandesa en su comercio de ultramar. En 1775, se encontra-ban registrados en Lima tan sólo 120 extranjeros, entre ellos cin-co alemanes.7 Con la excepción de clérigos, el ingreso al virrei-nato del Perú solía permitirse exclusivamente a integrantes de alguna misión oficial de la coro-na. A raíz de ello, los primeros alemanes en llegar al Perú, eran casi exclusivamente especia-listas, fuese en minería, topo-grafía, botánica o alguna otra ciencia natural. Si bien pocos de ellos permanecieron en el Perú de manera definitiva, tuvieron, sin embargo, un papel pionero en su exploración y en hacer co-nocer al mundo su biodiversidad y riqueza cultural.

Amazonas y Marañón e investigó los idio-mas omagua y jíbaro, entre 1686 y 1692. Bayer, por su parte, redactó la primera descripción del Perú en idioma alemán.

El primer científico alemán en de-dicar largos años a la exploración del Perú fue el médico, naturalis-ta y botánico Thaddäus (Tadeo) Haenke, nacido en Kreibnitz, Bo-hemia, en 1761. Integrante de la expedición de Malaspina, enviada al Perú por Carlos III en 1790, es-tudió la naturaleza e historia de la región durante más de 23 años: realizó, entre otros, investigacio-nes arqueológicas en Pachacámac, se interesó en la actividad volcá-nica del Misti y participó en una expedición al Huallaga, en la que recolectó 15 cajas con especíme-nes botánicos. En años posteriores, Haenke dedicó sus energías a la exploración de las plantas curati-vas de la sierra y selva, culminan-do sus trabajos con la redacción de una Descripción del Perú. Final-Tadeo Haenke ,

Descripción del Perú,Lima 1904.

Entre los clérigos alemanes que ingresa-ron al Perú colonial, figuran los jesuitas Samuel Fritz y Wolfgang Bayer. Erudito y gran cartógrafo, Fritz elaboró mapas del

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mente, se afincó en Cochabamba, donde falleció alrededor de 1816.8

Alexander von Humboldt, quien pasó cinco meses en el Perú, en el año de 1802, es a su vez el más famoso de los exploradores que pisaron suelo andino. El gran éxito de su obra Vo�age aux ré-gions équinoxiales du Nouveau Continent fait en 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 et 1804, en 35 volúmenes, así como su obra final Cosmos. Ensa�o de una descripción física del Mundo, reveló a los europeos la grandiosidad del paisaje y las particula-ridades de la geografía física y la botá-nica del Perú.

LaComisiónNordenflycht

Con el envío por Carlos III de España de una comisión de quince especialistas en metalúrgica, encabezada por el ba-rón Christian von Nordenflycht, se dio el primer caso de una llegada grupal de alemanes al Perú. La comisión, que tenía la misión de mejorar la amalgamación de la plata en el virreinato y de capaci-tar mineros locales, ingresó al territorio peruano en 1790, procedente de Potosí.9 Si bien sus intentos de introducir procesos mecánicos de amalgamación del azogue no fueron del todo exitosos, Nordenflycht instaló en el Paseo de Aguas el primer laboratorio mineralógico del país, que se transformaría más adelante en la Escue-la de Mineralogía. También fue el primer alemán conocido en casarse con una pe-ruana, María Josefa Cortés y Azúa, y en dejar descendencia en el Perú. A su vez, el primer alemán en nacionalizarse fue don Antonio Malmerscitsch conocido como

“el alemán” quien, en 1800, recibiera su carta de naturalización en el Cuzco – un hecho insólito en el Perú colonial, en vista de la política restrictiva de la Corona con respecto al ingreso de extranjeros.

En la época de la Independencia vinie-ron de Alemania algunos veteranos de las guerras napoleónicas, como el ba-rón Clemens von Althaus, veterano de la batalla de Waterloo y especialista en topografía, quien llegó al Perú en 1819 a la edad de 35 años, prestando sus ser-vicios a los ejércitos libertadores.10 Más sorprendente resulta la presencia de co-merciantes como Michael Brabeberg: En plena guerra de Independencia, recorría los Andes para vender su mercancía, viajando junto a otros dos comerciantes extranjeros, el uno francés y otro posi-blemente italiano, probablemente para mayor seguridad. Cuando su mercancía fue confiscada bajo acusación de espio-naje en 1822, los tres elevaron una que-ja a José de San Martín quien ordenó la devolución de sus bienes.

En términos generales, sin embargo, y por más que unos cuantos individuos alema-nes hayan ingresado al Perú colonial por diversos motivos, no se puede hablar del comienzo de una inmigración alemana, propiamente dicha, antes de 1821.

“Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente”,por A. von Humboldt y A. Bonpland. Edición de 1826.(Archivo del Colegio Humboldt)

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La independencia nacional del Perú, proclamada el 21 de julio de 1821, ini-ció una era de apertura a la llegada de extranjeros. Un decreto promulgado en 1822 por Bernardo de Monteagudo alegó que entre los medios que contribuían al aumento de la producción “(…) el prime-ro � más importante es la adquisición de hombres útiles, que con el capital de sus luces, de su industria ó de sus riquezas, multiplican los valores que circulan en el gran mercado de la sociedad.”11

Por otra parte, una vez superado el blo-queo continental con la derrota de Napo-león I, la actividad comercial de los prin-cipales puertos alemanes experimentó un crecimiento inaudito, favorecido en par-ticular por la independencia de los países de América Latina. Al recibir la noticia de la independencia de Brasil en 1822, el presidente de la Diputación Comercial de Hamburgo exclamó con entusiasmo12:

“Todos los países � continentes, a los que desde hace siglos no hemos podido acceder,

están abiertos e incluso podemos decir: Hamburgo ha recibido colonias. Ahora mucho va a depender de si sabemos ga-narnos la confianza pública � particular de aquellos países.”13

Desde los años de 1820, las ciudades hanseáticas concluyeron tratos que les permitían navegar directamente a los puertos de Latinoamérica y los prime-ros buques mercantiles hamburgueses alcanzaron la costa peruana en 1826. Tan sólo dos años después Hamburgo abrió un consulado en Lima, la primera representación diplomática alemana en el Perú.14 En adelante, el intercambio co-mercial entre las ciudades hanseáticas y el litoral peruano no dejó de crecer: Si en 1837-38 Hamburgo despachó ocho bar-cos a la costa occidental del Pacífico, en 1842 ya fueron 24 y el valor total de las exportaciones realizadas desde Hambur-go al Perú pasó de 1.800.000 marcos banco, en 1837/38, a 14.576.210, en 1854.15

3. La inmigración alemana de 1821 a 1850

Hamburgo alrededor de 1860(Archivo Histórico Riva-Agüero,

IRA – PUCP, Colección Dammert)4

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Losprimerosinmigrantes

Desde los años de 1820, la política de apertura del Perú independiente y el ini-cio del intercambio comercial directo con Europa conllevaron la llegada individual de jóvenes inmigrantes alemanes, mu-chos de ellos de origen hanseático. En sus inicios se desempeñaron a menudo como empleados de una de las casas comercia-les británicas, presentes desde entonces, para luego realizar inversiones y negocios propios. Entre ellos figura Heinrich Witt (1799 – 1892), natural de Altona, quien llegó a Lima en 1823, por encargo de la firma Gibbs Crawley & Cia. A lo largo de su vida redactó un diario, que brinda in-finidad de datos sobre el desarrollo econó-mico y político del Perú, como también de la vida social limeña entre 1824 y 1892.

Otro alemán en iniciarse en la Casa GibbsGibbs en la década de 1820, fue Karl Reinhard Pflücker de Silesia. En 1833 le siguió su hermano menor, Julius Pflücker (1810

Grabado de Heinrich Witt y familia, años de 1850. Su esposa,

la arequipeña María Sierra Velarde era viuda de otro alemán,

Anton von Lotten.(Colección Familia Cook)

– 1900). Si bien empezó también como empleado de una firma comercial, ésta ya llevaba un nombre alemán: Huth & Grüning. En adelante, los Pflücker se con-virtieron en grandes empresarios mine-ros, explotando minas de cobre y plata en Huancavelica y Huarochirí.16 Otros ale-manes en establecerse en el Perú en los años de 1830, fueron los co-merciantes Nobelich, Lemb-Lemb-cke, Pfeiffer, Pfeiffer17, Renner y Scholtz, jefe desde 1829

“(…) de una de las más importantes casas comer-ciales de la costa Occiden-tal de América (…)”.18 La presencia de este primer grupo de inmigrantes indi-viduales originó la creación de un efímero Club Alemán, alrede-dor de 1829. Contribuyeron asimismo a financiar la creación del (antiguo) Ce-menterio Británico de Bellavista, el pri-mer cementerio para no católicos abierto en el Perú en el año de 1835.

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Los“CincoVeleros”

A mediados del siglo XIX, el Perú padecía una notoria carencia de mano de obra en la industria y la agricultura, por cuan-to el gobierno promulgó en noviembre de 1849 una primera ley de inmigración masiva, destinada a incentivar la in-troducción de europeos: “En vista de los graves problemas por los que atraviesa la agricultura por la falta de mano de obra, se ha dictado una le� mediante la cual todo introductor de colonos extranjeros, de cualquier sexo, cu�o número no baje de 50, � cu�as edades sean de 10 a 40 años, disfrutará una prima de 30 pesos por cada individuo, que pagará el Tesoro Nacional al momento de ser internado el colono.”19

4. El fracaso de los proyectos de una inmigración alemana masiva

Aviso en El Comercio anunciando la llegada

de la fragata Ohio.25 de febrero de 1852

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La ley preveía, entre otros, la llegada de 13,000 alemanes, cuya contratación fue encargada al agente Antolín Rodul-fo. Éste organizó entonces la inmigración de un contingente de 1096 personas, principalmente artesanos y campesinos empobrecidos del Gran Ducado de Wür-ttemberg, quienes llegaron a El Callao entre los meses de diciembre de 1851 y marzo de 1852, a bordo de los así llama-dos “Cinco Veleros” Pauline, Julie, Ohio,

Europa y Mississippi. A falta de cualquier planificación con respecto a su inserción en el mercado laboral, los recién llegados se vieron a la merced de Rodulfo. Éste los puso prácticamente en pública subasta y la mayoría de ellos terminó trabajan-do en condiciones miserables, frecuente-mente similares a aquella de los esclavos, como labradores, jornaleros o sirvientes. Otros vagaban por las calles de Lima, pi-diendo limosna.

“Inmigración alemana – últimos restos”.Anuncio en El Comercio del 7 de junio de 1852.

Tumba de Heinrich Zöllner en el Antiguo Cementerio Británico, uno de los 1096

inmigrantes de los “Cinco Veleros”.Zöllner llegó a bordo del Pauline.

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ElescandalosocasodeUrsulaLang

En octubre de 1852 Tomás Villalba, due-ño de la Hacienda Huampaní, encadenó a Ursula Lang, una ciudadana suiza, cuya familia se había unido a los emigrantes alemanes de los “Cinco Veleros”. Villalba pretendía así castigarla por haber reali-zado varios intentos de fuga. Enterados de la noticia, cuatro alemanes residentes en Lima, acudieron a Huampaní a ca-ballo para rescatar a Ursula, armas en mano, y denunciar el maltrato ante la policía. El hecho que una mujer blanca fuese tratada como esclava fue inconcebi-ble para la sociedad de la época y el caso se convirtió en un escándalo de mayores dimensiones: Fue ampliamente comen-tado en “El Comercio” y el Ministro del Interior, Manuel Tirado, dirigió al inten-dente de policía varias cartas invitándo-le a enmendar el mal. Los maltratos que padecían los inmigrantes también susci-taron fuertes protestas por parte de los estados europeos, en particular el Gran Ducado de Württemberg.

El periódico para emigrantes alemanes Deutsche Auswanderer-Zeitung informó en los siguientes términos: “Por Dios, no

es ningún acto benéfico haber traído in-migrantes alemanes a este país � desgra-ciadamente acá nadie puede brindarles a�uda significativa. Aproximadamente 60 de los alemanes se enrolaron en el Ejército � eso por pura miseria, 120 más fueron prácticamente comprados por Flo-res para integrar su expedición20, a 80 de ellos se los llevó un hacendado para sus tierras � la gente se lamenta amar-gamente. 40 trabajan en las islas gua-neras, llevando la vida más miserable � espantosa que uno se pueda imaginar. En verdad, tienen mejor suerte aquellos que están en las cárceles de Alemania que los que trabajan en estas islas. Aproximada-mente 100 �a murieron de fiebres � otras enfermedades � fueron enterrados como animales, �a que son protestantes � no ha� dinero para sepultarlos en Bella Vista, donde se encuentra el cementerio protes-tante. Los tiran en algún hueco detrás del cementerio católico. Muchos de ellos fue-ron llevados a la cárcel, sin razón alguna, � al indagar por qué, resulta que los amos no se entendieron con sus sirvientes, �a que estos últimos no dominan el idioma español.”21

En 1853, Juan Gildemeister, entonces cónsul de Bremen, estimó que cerca de un tercio de de los 1096 inmigrantes de los

“Cinco Veleros” habría fallecido.22 Fueron víctimas de enfermedades o simplemente de la miseria, tal como Tobías Hochwind, cuya acta de defunción señala que murió de “abandono � hambre”.23 Presionada por los gobiernos alemanes, la agencia marítima de Bremen, que había traído a los inmigrantes, tuvo que consentir en llevar a Valparaíso o traer de regreso a Alemania a los sobrevivientes que así lo deseasen.24 Consta, sin embargo, que otros se quedaron, puesto que, en 1860, el viajero Gerstäcker registra su presen-cia en Lima “(…) donde representan casi todos los oficios (…).”25

Por más que el gobierno peruano tomó cartas en el asunto, revocando la ley de inmigración de 1849, por no haber “co-rrespondido a los deseos de la nación”,26 el caso de los “Cinco Veleros” constituyó un precedente nefasto: De ahora en adelante la prensa y las autoridades de los diferen-tes estados alemanes no dejaron de des-alentar la emigración hacia el Perú.

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Pozuzo27

Como la falta de mano de obra en el Perú se vio agudizada por la abolición de la esclavitud, el gobierno resolvió hacer nuevos intentos de colonización: en 1855 firmó un contrato con el barón alemán Damián von Schütz-Holtzhausen, com-prometiéndolo a traer 10,000 alemanes católicos que fundarían una colonia en el valle del Río Pozuzo, un territorio habita-do por la tribu Yanesha. Para asegurar el éxito de este nuevo proyecto, el gobierno no sólo rechazó cualquier intento de los hacendados de aprovecharse de la fuerza laboral de los inmigrantes, sino adelantó también los gastos de su travesía, ade-más de financiarlos en un tercio. Resolvió asimismo otorgar títulos de propiedad a los colonos, asignando el equivalente de 25,5 hectáreas a cada hombre casado y construir una vía de comunicación de Pozuzo a Cerro de Pasco.28 Sin embargo, el precedente de los “Cinco Veleros” sus-citó la resistencia feroz de las autorida-des y la prensa alemana a este proyecto, de tal manera que Schütz-Holtzhausen no logró reunir más de 304 volunta-rios, 184 tiroleses y 120 renanos. Para ambos grupos, la decisión de emigrar al

Perú obedecía exclusivamente a podero-sos factores de expulsión, como una po-breza aguda y la falta de oportunidades laborales. En el Tirol las leyes de herencia habían generado una parcelación extre-ma de las tierras agrícolas y quienes no poseían tierra alguna estaban impedidos de contraer matrimonio.

Acompañado por el joven sacerdote Jo-seph Egg, quien había decidido unir su destino a aquél de los emigrantes, el grupo tirolés salió de su tierra natal el 16 de marzo de 1857, rumbo a Ambe-res, donde los austriacos se reunieron con 120 alemanes oriundos del valle del Rin y la Mosela. Zarparon juntos en los últimos días de marzo de 1857 en el velero Norton. Antes de que saliera del puerto, el padre Egg había celebra-do a bordo el matrimonio de 23 pare-jas. Cuando el Norton alcanzó El Callao, al cabo de una penosa travesía de 113 días, Schütz-Holtzhausen prohibió que los emigrantes pusieran pie a tierra para evitar deserciones. Prosiguieron su viaje en el barco El Inca rumbo a Huacho, donde les esperaba una larga y azarosa marcha a través de los An-des. En Cerro de Pasco se enteraron que los fondos destinados a la construcción de una carretera a Pozuzo habían sido malversados por la administración pro-vincial, lo que les obligó a establecer un campamento provisional en Acobamba, a 2,700 metros de altura, mientras se adentraban poco a poco en la ceja de

La autoridad moral del sacerdote Joseph Egg garantizaba la cohesión de la colonia

austro – alemana de Pozuzo.(Museo Schafferer, Pozuzo)

Colonias agrarias germanas: Pozuzo y Oxapampa

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selva. Cuando, en julio de 1859 alcan-zaron finalmente el valle del Río Pozuzo, el grupo se había reducido a 157 perso-nas. Varias habían muerto en el cami-no, y muchos artesanos, especialmente los solteros, prefirieron desertar, antes de asentarse en un lugar tan inhóspito y apartado.29

Frente a la ausencia de cualquier infra-estructura receptiva, los colonos tuvie-ron que talar árboles, limpiar terrenos, cultivar chacras y construir casas, sin asistencia alguna. Mientras la autori-dad moral del padre Egg garantizaba la cohesión de la colonia, se formaron des-de el inicio dos asentamientos distintos, uno de tiroleses y otro de alemanes, se-parados por la iglesia. Si bien, en un primer tiempo, el desconocimiento de la zona los llevó a cometer errores - como por ejemplo abatir las plantas silves-tres de cacao30 - los colonos lograron progresar rápidamente, en particular gracias a la donación de 180 cabezas de ganado que les hiciera, en 1859, el comerciante Juan Renner, un alemán judío asentado en Lima.

Mapa de Pozuzoelaborado en 1874 porel párroco Joseph Egg.(Museo Schafferer, Pozuzo)

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En 1860, el prefecto de Junín visitó la co-lonia en calidad de enviado del gobierno. Como reportó que los inmigrantes habían construido casas de material noble y sus chacras ya producían cosechas, el gobier-no anuló la remesa de 1,000 pesos anuales que les había concedido hasta entonces.31 Sin embargo, el viajero Gerstäcker, quien llegó a Pozuzo poco después, constató que no se arrepentían de haber emigrado:

“Los colonos parecen encontrarse comple-tamente bien � satisfechos de encontrarse en esta región separada del mundo (…)

“Si nosotros sólo tuviéramos una carrete-ra a Cerro de Pasco”, decían, siendo esto la queja general de la colonia, “una ca-rretera para que vengan a comprarnos � nosotros podamos vender, (…) eso es lo que más deseamos en el mundo”.”32 Di-cho deseo iba a demorar 114 años en cum-plirse: la carretera se construyó recién en 1974, y en la actualidad sigue sin asfaltar hasta Oxapampa. Por otra parte, las re-ses donadas por Renner dieron origen a la ganadería local, que conoció un desa-rrollo notable en la década de 1960, y re-presenta hoy en día la principal actividad económica de Pozuzo. La antigua Iglesia de Pozuzo fue una de las primeras

construcciones realizadas por los colonos.(Museo Schafferer, Pozuzo)

Grupo de niños frente a la primera escuela de Pozuzo.

(Museo Schafferer, Pozuzo) 11

Casa pozucina dearquitectura tirolesa.(Museo Schafferer, Pozuzo)

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Familias pozucinas, años de 1910 aproximadamente.

(Museo Schafferer, Pozuzo)

Hotel y casa comercial de Jahnson y Schlaefli,

Oxapampa 1921.(Colección Familia Schlaefli)

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Casa de “El Colmenar”, Oxapampa 1921. (Colección Familia Schlaefli)13

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Oxapampa

La creación de Oxapampa33 se diferen-cia de aquella de Pozuzo en el sentido en que en este caso un grupo de inmigran-tes previamente establecidos actuaron como receptores. En 1868, el gobierno había hecho un tercer y último proyecto de asentar 5,000 colonos alemanes en la selva central, concretamente en las már-genes del Río Mayro. Nuevamente sólo se logró reunir una fracción de esta canti-dad – 315 alemanes – quienes llegaron al cabo de una penosa odisea, comparable a aquella que habían vivido los pozuci-nos en la década anterior. Para este gru-po, sin embargo, las condiciones de vida en plena selva resultaron excesivamente adversas. Además, la epidemia de fiebre amarilla que azotaba entonces el Perú, causó estragos entre los recién llegados, de modo que los sobrevivientes resolvie-ron trasladarse a las inmediaciones de Pozuzo.34

Como las tierras de este estrecho valle resultaron insuficientes, a finales de los años de 1880 se empezaron a explorar los altos del valle de Huancabamba. Allí los colonos coincidieron con un grupo de ha-

Hacendado a caballo con Campas,Oxapampa, años de 1900.(Colección Familia Schlaefli)

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cendados asentados en la zona, entre ellos el barón Ernst von Mühlenbruck, un no-ble de Bohemia, y Enrique Böttger Treu.35 Este último era hijo de una familia de in-migrantes alemanes originarios de Lübeck, que se había establecido en Ranchería, en 1875, al borde de las tierras dominadas, según las palabras de Böttger, “(…) por la tribu de los infieles “Amueshas” que no permiten entrada a su territorio desde el año de 1740 (…) por las torturas que recibieron en aquella época de la inqui-sición.”36 Paulatinamente, Böttger y los demás hacendados huancabambinos lo-graron entrar en contacto con los Amue-Amue-sha, dejando pequeños regalos en el monte,, dejando pequeños regalos en el monte, que los Amuesha trocaron por otros, sin que ambas partes llegaran a verse. “Este trueque, sin poderlos ver ni encontrarlos, se alargaba hasta marzo de 1877. Juz-gando �o, por este intercambio amistoso, que ellos deseaban entrar en relaciones amistosas, me animé con mi hermano Pablo, el Sr. Ernesto Mühlenbruck, don Tomás Schaus, don Francisco Ruffner, de penetrar a sus paraderos, uniéndose al pasar por la hacienda “Carolina” don Eli-seo Schrader, � seguimos nuestra marcha

(…) � sólo diré que pasábamos de casa en casa de ellos, que vivían distantes unos de otros, sorprendidos unos � asustados otros por nuestra inesperada visita, que con buen tino, respondiendo a sus en-cuentros con amabilidad sin aspereza, con uno � otro regalo, logramos su amis-tad, hasta el centro ho� “Oxapampa”.37

Esta incursión permitió establecer una relación de confianza que sentó las bases para la creación, en 1885, de una misión de padres franciscanos en Quillazu.

Los hacendados de Huancabamba alber-gaban la esperanza que el gobierno otor-gara un presupuesto a la región, si ésta contaba con un mayor número de habi-tantes legalmente registrados, por cuanto animaron a los inmigrantes del Mayro y

Enrique Böttger Treu con dos de sus hijos.(Colección familia Bottger, Ranchería)

demás pozucinos a trasladarse a las inme-diaciones de la misión de Quillazu, para crear allí una nueva colonia que llama-rían Oxapampa. En un inicio, trece fami-lias accedieron a la propuesta. Otorgaron poder a Enrique Böttger, para que éste solicitara en su nombre la concesión de las tierras, y el 31 de agosto de 1891 se fundó oficialmente Oxapampa. Entre los fundadores figuraron las familias Gustav-Gustav-son, Frey, Hassinger, Albengrin, Loechle,, Frey, Hassinger, Albengrin, Loechle, Yaeger, Müller, Heidinger, Sabernieck, Schaus, Ruffner, Hankel y Schrader.

Con espíritu visionario, Enrique Böttger proyectó el desarrollo económico de todo el área comprendido entre Pozuzo y el Ce-rro de la Sal, a través de la creación de una extensa red vial que uniría Lima con

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el sistema fluvial amazónico a través del Río Pachitea. Muchos años de exploración en la selva central y un seguimiento pa-ciente de los desplazamientos de la tribu Amuesha-Yanesha, le habían permitido descubrir una serie de rutas hasta en-tonces desconocidas. Böttger pasmó sus descubrimientos en diversos mapas, sor-prendentemente precisos, que sometió al gobierno en reiteradas oportunidades, logrando así la construcción de un puen-te sobre el Río Paucartambo en 1893 y

la apertura de un camino entre San Luis Shuaro y Oxapampa.38

En 1899, Oxapampa ya contaba con 82 familias de colonos, cuyos títulos de pro-piedad fueron ratificados en 1911. Paula-tinamente se expandieron los cultivos de café y tabaco. En los años de 1920, Oxa-pampa conoció un nuevo influjo de inmi-grantes alemanes y yugoeslavos, quienes contribuyeron a su vez al desarrollo de la industria maderera y la ganadería.

Cruzando los Andes.(Colección Familia Schlaefli)

Colonos pioneros de Oxapampa, años de 1900.(Colección familia Böttger)16

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Maestra y escolares del colegio de Oxapampa en 1933.(Colección Familia Loechle) 17

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Casascomercialesyactividadempresarial

El auge guanero y el consiguiente creci-miento del intercambio comercial con los grandes puertos de Alemania promovió el establecimiento en Lima y El Callao de una serie de negocios de inmigrantes eu-ropeos, entre ellos de alemanes. Uno de los primeros fue una sombrerería, abier-ta por Enrique Brenner en Lima en 1842, que más tarde se convirtió en Sombrere-ría Martensen, con sucursal en la Plaza Matriz de El Callao. Entre 1850 y 1868 aparecieron, entre otras, la tienda de cigarros y puros de los Hermanos Cohen en la Calle del Palacio, la joyería Casa Welsch, la Casa Gildemeister-Consbach y Dollmann & Einfeldt, importadora del Agua de Colonia Número 4711.

A partir de 1870 se multiplicaron las empresas vinculadas directamente a ca-sas comerciales de Hamburgo y Bremen. Importaban una amplia gama de produc-tos manufacturados, exportando a la vez productos peruanos como azúcar, arroz y tabaco. El establecimiento de nuevas compañías navieras, a partir de 1880, impulsó aún más la actividad comercial y consta que en Lima se crearon 18 em-presas de negocio alemanas en la década de 1880, comparado con tan sólo cinco en la década anterior y dos en la siguien-te,39 entre ellas F. Gulda & Co. y E. & W. Hardt. La familia Hardt poseía grandes fábricas textiles en Renania y una sucur-sal en Berlín. La recesión que sucedió a la Guerra del Pacífico les habría parecido un momento oportuno para invertir en el Perú, por lo cual enviaron a Lima a

su emisario Engelbert Hardt, quien creó en dicha ciudad la firma E. & W. HardtHardt. La empresa se expandía rápidamente, así que se tuvo que traer una serie de empleados desde Alemania, iniciándose de este modo una de las secuencias de inmigración en cadenas empresariales, características para la inmigración ale-mana al Perú. A finales del siglo XIX, E. & W. Hardt contaba con sucursales en El Callao, Trujillo, Buenos Aires, La Paz, Cochabamba, Potosí, Valparaíso y Con-cepción.40

A inicios del siglo XX la presencia de tiendas alemanas fue particularmente marcada en el género de los textiles ma-nufacturados, como vestidos, sedas finas y lencerías, concentrándose las tiendas en la zona entonces comprendida entre

La casa comercial Gildemeister-Consbach, establecida en Lima alrededor de 1850.(Colección Familia Gildemeister)

5. Presencia alemana en Lima y El Callao (1850 – 1933)

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las calles Mercaderes y Espaderos. Hacia 1920, la más renombrada de ellas era la Sociedad F. Oechsle & Co. Disponía de tres almacenes de venta al por mayor de mercería, pasamanería y juguetes, ade-más de una sección de confección de ves-tidos. Los intereses financieros de todas estas empresas eran canalizadas por el Banco Alemán Transatlántico, que abrió su oficina de Lima en junio de 1905.

La sombrerería de Edmund Martensen en el Callao.(Colección Erika Martensen)

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Clubesyasociaciones

Entre 1840 y 1880 la presencia alema-na en el Perú aumentó considerablemen-te llegando a sumar 1,672 personas en 1876. Este crecimiento estuvo relacio-nado principalmente con el auge de las exportaciones de guano a Alemania, especialmente con el incremento de em-barques de este producto hacia el puer-to de Hamburgo, que pasó de 12,000 quintales en 1852 a 272,000 quintales, en 186041 y con la consiguiente intensi-ficación del intercambio comercial entre los dos países. Influyó en ello asimismo la introducción de los buques a vapor,

que reducía de tres meses a seis semanas, aproximadamente, el tiempo de viaje de la costa norte de Alemania al litoral pe-ruano. En vista del fracaso de los proyec-tos dirigidos de inmigración masiva, la colonia alemana en el Perú se concentró desde entonces principalmente en Lima y en el vecino puerto de El Callao.

No conformaba, sin embargo, una co-munidad homogénea: marcadas diferen-cias regionales, la división de Alemania en una serie de estados independientes hasta 1871 y sobre todo una segmenta-

ción social pronunciada, determinaron la creación de núcleos divergentes. Mien-tras los comerciantes se concentraban en Lima, los artesanos, empleados domés-ticos y marineros conformaban un seg-mento más humilde, asentado mayorita-riamente en El Callao. La relación entre ambos grupos llegó a ser tan antagónica, que el pastor luterano vio en ella el ma-yor defecto de su parroquia: “Esta es la falla ma�or de la que sufre la congrega-ción: el abismo aparentemente insuperable entre los comerciantes � aquellos que no lo son, es decir los artesanos.”42 Más marca-do aún fue el distanciamiento de la clase media alemana hacia los colonos del Po-zuzo. Apunta el viajero Gerstäcker: “Gerstäcker: “: “La clase culta de alemanes en Lima, inclu�en-do hasta los incontables cónsules, nada sa-bía de tal colonia, como si no existiera.”43

Esta sectorización incidía también en la creación de instituciones comunitarias. Generó, a partir de 1850, la aparición de una serie de asociaciones análogas, a veces rivales. Mientras en Lima se creó

La creación de instituciones comunitarias

Fiesta en la Asociación Germania, años de 1920.(Colección Erika Martensen)20

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en 1863 una asociación de gimnasia bajo el nombre de Turnverein Germania, en El Callao apareció en el año de 1867 un Club Teutonia; al club de tiro del Rí-mac correspondió aquél de Bellavista, creado en una fecha posterior y la misma dualidad se dio con varias asociaciones de canto.

El Deutscher Verein, una asociación des-tinada a promover “relaciones amicales” entre los súbditos de diferentes estados alemanes, tuvo una existencia efímera en los años de 1850.44 El mismo afán de estrechar los lazos entre alemanes en el Perú debió tener el gastrónomo Bockel-mann, en cuyo “Jardín de Cerveza”, ubi-cado en la Alameda de Acho, flameaba la bandera de color negro, rojo y dora-do, símbolo entonces de la aspiración a un estado alemán unificado y democrá-tico.45 De mayor trascendencia fue, sin embargo, la aparición, en 1857, de la Sociedad de Beneficencia Alemana, desti-nada a apoyar a enfermos, financiar el sepelio de necesitados y pagar la escola-ridad de niños pobres.46

A su vez, la Asociación Germania fue crea-da en 1863 en la casa del comerciante Max Bromberg en la calle Belén Altos. Concebida inicialmente para fines de de-porte, su campo de actividades se diversi-ficó rápidamente: A partir de la creación del Imperio Alemán, en 1871, la asocia-ción se convirtió en un agente importante de la integración entre alemanes, como también de retro alimentación patrióti-ca, organizando grandes celebraciones en fechas emblemáticas, como por ejemplo, el cumpleaños del emperador, además de recepciones para diplomáticos y oficiales de los navíos de la Marina de Guerra del Imperio Alemán que visitaban El Callao. A finales de 1880 hizo un llamado para la

formación de una Guardia Urbana, com-puesta de integrantes de las diferentes co-lonias extranjeras. La guardia se dedicó a mantener el orden en la ciudad y la aso-ciación funcionó como su cuartel hasta que se disolviera nuevamente en 1894.47

Desde inicios del siglo XX se celebraron en la Asociación Germania los servicios religiosos luteranos, ya que Lima no con-taba con una iglesia propia. Después de la Segunda Guerra Mundial se creó una nueva asociación, bajo el nombre de Club Germania. En la actualidad sigue desple-gando una importante actividad social y deportiva, albergando asimismo el Ar-chivo Histórico de la Inmigración de Habla Alemana al Perú.

Jarana en la “Quinta Germania”,una pensión para empleados solteros,

ubicada probablemente en el distrito del Rímac.(Instituto Ibero Americano, Berlín)

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LoscolegiosalemanesdeLimayElCallao

Los colegios alemanes asumieron un pa-pel clave como agentes de retro alimenta-ción y difusión de la cultura alemana. El más antiguo y más longevo fue el Cole-gio Alemán de El Callao, creado original-mente como escuela primaria para niños alemanes pobres, que existió de forma ininterrumpida de 1864 hasta 1941. Por más que Lima concentrara a alemanes de mayores recursos económicos, la creación de un colegio de existencia duradera se dio recién en 1910 con la apertura de la Deutsche Schule. Ubicada inicialmente en la Calle Mascarón, ocupó a partir de 1917, “una antigua � hermosa casa co-lonial con innovaciones republicanas del siglo XIX, amplia � cómoda, dotada de 3 patios ornamentales � un recinto inte-rior” 48 en la Calle Botica de San Pedro. En 1926, se mudó a la Avenida Bolivia, mientras se abrió también una sucursal en Miraflores. A consecuencia del tras-lado de muchos alemanes limeños y cha-lacos al emergente distrito de Miraflores, éste pasó a ser el único local del Colegio Alemán a partir de 1932.

Si bien la enseñanza de la Deutsche Schu-le se basaba esencialmente en el currículo de las escuelas secundarias de Alemania, donde reclutaba también a una parte de su profesorado, fue desde sus inicios un espacio de encuentro peruano alemán: En 1920 sólo había 103 alemanes entre

sus 436 alumnos. Interesado en fomentar el contacto con la naturaleza y el conoci-miento de las antiguas culturas del Perú, el colegio mantenía un grupo de Scouts, que realizaba frecuentes excursiones y campamentos en los alrededores de Lima, bajo la supervisión del director, Erich Zur-

22Cuerpo docente del Colegio Alemán,Calle Botica de San Pedro, 1917-1926.(Instituto Ibero Americano, Berlín)

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kalowski, un hombre “(…) bondadoso, de magro aspecto, de noble formación aca-démica, que durante su estadía en el Perú, dentro del decenio de 1910 a 1920, inves-tigó severamente en el pasado indígena � social peruano.” 49 Esta tradición fue mantenida por su sucesor, Kurt Scholich.

Además de ser uno de los primeros co-legios mixtos de Lima, la Deutsche Schule se distinguía por su orientación humanista y apertura social. Recuerda Estuardo Núñez: “En nuestra clase alter-nábamos, el hijo de un industrial, el de un funcionario, el de un naviero, el de un in-geniero, el de un agente de viajes, los hijos de dos militares, el de un abogado � polí-tico, el de un médico, el de un propietario de restaurante, todo un conglomerado que ho� denominaríamos “pequeño burgués”, aunque protestasen algunas tías con hi-pos de aristocratismo � por jactarse de pertenecer a una “buena familia”.”50 Al juzgar por las personalidades destaca-das que egresaron de la Deutsche Schu-le en los años de 1920 - Martín Adán,

Fernando Belaúnde Terry, Emilio West-West-phalen, Ricardo Grau, Luis Felipe Alarco,, Ricardo Grau, Luis Felipe Alarco, Guillermo Lohmann Villena y Estuardo Núñez, para mencionar a tan sólo unos cuantos – el colegio aspiraba a formar

una élite intelectual, inspirada en el Bil-dungsbürgertum, la burguesía ilustrada de la Alemania decimonónica, más que en atender a pretensiones de exclusivi-dad social.

Los Scouts realizaban frecuentemente campamentos en el desierto.(Instituto Ibero Americano, Berlín)

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Niñas del Colegio Alemán, Calle Botica de San Pedro, 1917-26.(Instituto Ibero Americano, Berlín)

Un salón del Colegio Alemán, años de 1910.(Archivo Humboldt)24

Dr. Erich Zurkalowski,director del Colegio Alemán entre 1909 y 1919.

(Instituto Ibero Americano, Berlín)

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El censo nacional de 1896 arrojaba la presencia de 1,299 protestantes en Lima, muchos de ellos alemanes.51 Oficialmen-te, no se permitía el ejercicio público de otra religión que no fuese la católica, pero esta legislación restrictiva que afec-taba a los alemanes protestantes tanto como a los judíos, nunca se había apli-cado con rigor. Desde 1846, la residen-cia del cónsul británico contaba con una capilla protestante, adonde los alemanes luteranos acudían para la celebración de bautizos y matrimonios. Asimismo, la Iglesia Anglicana de Lima, creada en

1851, contaba con una serie de suscrip-tores alemanes, entre ellos los hermanos Pflücker y Juan Gildemeister.

En 1899, un grupo reducido de once alemanes chalacos se propuso la crea-ción de una parroquia luterana, lo que conllevó a la llegada del primer pastor protestante alemán en el Perú, Hein-rich Bünger, oriundo de Frisia orien-tal. Durante los siguientes veintiséis años, Bünger invirtió sus energías en organizar la congregación luterana en Lima y El Callao, además de redactar

La Calle Colón de El Callao, años de 1900. En su primera

cuadra se hallaban el Colegioy la Iglesia Luterana Alemana.(Colección Erika Martensen)

LaIglesiaEvangélicaLuteranaalemana

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La familia Martensen-Krug en la Navidad de 1918. Obsérvese en la esquina izquierda superior el afiche publicitario de la línea marítima alemana “Kosmos”.

(Colección Erika Martensen)

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una crónica, que constituye una fuente histórica de primer orden sobre la co-lonia alemana en las primeras décadas del siglo XX. Para evadir las restriccio-nes legales en la celebración de cultos no católicos, vigentes hasta 1915, la congregación funcionó oficialmente como Sociedad Alemana de Educación e Instrucción, ocultándose también la

pequeña iglesia luterana de El Callao bajo la fachada de un gimnasio depor-tivo. “Cada uno de los visitantes”, anotó el pastor Bünger, cuando la iglesia se inauguró, en 1904, “fue visiblemente sorprendido (…) de encontrar detrás de la pared gris, desprovista de adorno al-guno, un templo tan bonito � decorado con tan buen gusto.” 52

El pastor de almas, Heinrich Bünger, en 1899.Organizó la primera congregación alemana luterana en el Perúe impulsó la construcción de la iglesia que existió en El Callao entre 1904 y 1940.(Archivo de la Iglesia Evangélica Luterana en el Perú)

La iglesia luterana alemana de El Callao, inaugurada en 1904.

“Cada uno de los visitantes”,anotó el pastor Bünger, en 1904,

“fue visiblemente sorprendido (...) de encontrar detrás de la pared

gris, desprovista de adorno alguno un templo tan bonito y decorado

con tan buen gusto.”(Archivo de la Iglesia Evangélica

Luterana en el Perú)

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La congregación prosperó rápidamente, pasando de 90 personas, en 1900, a un total de 145 familias en 1925.53 En El Callao fueron particularmente compro-metidas las familias Prüss, Krug, Otten y Martensen y en Lima contaba con el apo-yo de los círculos comerciantes, entre ellos Otto Lahrius, cónsul del Imperio Alemán, Heinrich Brenner y los hermanos Oechsle.

El nacimiento de la congregación lute-rana contribuyó de manera decisiva a fomentar la cohesión al interior de la comunidad alemana. Impulsada por el pastor y su esposa, en 1900 se creó la Asociación Alemana Cristiana Martha de Mujeres � Vírgenes, destinada a la pro-moción de la vida cristiana. Se convirtió rápidamente en foco de la vida social. En 1907, la Asociación Martha contaba con 72 asociadas y organizaba, año tras año, una serie de concurridos eventos sociales, como representaciones teatrales y fiestas bailables. También estaba a cargo de la fiesta navideña del Colegio Alemán de El Callao, una celebración que reunía a fa-milias protestantes y católicas, además de marineros y representantes diplomá-ticos del Imperio Alemán. Comenta el

Salón parroquial de la iglesia luterana de El Callao. (Colección Erika Martensen)

Boda de Edmund Martensen y Matilde Babinsky Krug en la iglesia luterana de El Callao, 1927.

(Colección Erika Martensen)

pastor acerca de la fiesta de 1900: “Fue un gran éxito (...) los salones quedaron pe-queños para recibir al gran número de vi-sitantes. Hubo decoraciones de guirnaldas � banderas, árboles navideños armados con ramas de pino. El pastor � su comité trabajaron toda una semana en los pre-parativos.” 54 Asimismo, la congregación organizó conciertos y presentaciones de canto, a menudo benéficas, donde actua-ron los Einfeldt, una renombrada fami-lia de músicos, la soprano Ada Pellny, la asociación masculina de canto Vaterland (Patria) y un coro mixto creado en El Ca-

llao en 1910. Con iniciativas como es-tas, la congregación luterana contribuyó significativamente a allanar la segmen-tación social que existía al interior de la colonia alemana.

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AlemanesjudíosenelPerú

En términos generales hubo en el siglo XIX un alto grado de compenetración entre los inmigrantes alemanes judíos y los demás alemanes asentados en Lima. Muchos de los que vinieron en las pri-meras décadas después de la Indepen-dencia, tenían un trasfondo hanseático, como por ejemplo Jakob Samuel Renner, quien llegó de Hamburgo en 1833. En el Perú, donde cambió su nombre a Juan, Renner llegó a labrarse una fortuna considerable y destacó por su generosi-dad, entre otros hacia los colonos del Pozuzo. Relata Gerstäcker: “He men-cionado anteriormente que era posible encontrar leche � mantequilla en toda la colonia. Pero las vacas que allí se criaban no habían sido proporcionadas por el go-bierno peruano, sino por la liberalidad de un compatriota alemán (…), apellidado Renner, radicado en Lima, donde había labrado su fortuna.(…) Se aseguró así, el agradecimiento de toda esta pobre gente, a la que procuró con ello un beneficio in-descriptible.” 55

En el marco del incremento de la presen-cia europea en general, a partir de 1850 se registra también una mayor presencia de alemanes judíos. A su vez, en 1873, la mayoría de los 80 judíos que vivían en el Perú, eran alemanes.56 Muchos de ellos habían fundado establecimientos comer-ciales, siendo el más antiguo la tienda de cigarros de los hermanos Cohen, abierta en 1855.57 En el año de 1886, un total de 17 alemanes judíos fueron dueños de algún negocio en Lima y El Callao.58

En general, la vida social y cultural de los comerciantes alemanes israelitas es-

taba estrechamente ligada a aquella de sus compatriotas de otras confesiones. Lo ilustra el ejemplo de Max Bromberg, quien no sólo impulsó la fundación de la Asociación Germania, sino también ac-tuó como su presidente en cuatro opor-tunidades, entre 1863 y 1874. Asimis-mo figuran entre los primeros socios de la asociación, los judíos Hermann Abra-hamsohn, C. Bernstein, Max Bamberger, Gustav Dreyfus y el corredor de seguros Paul Ascher, a su vez el primer secreta-rio de la Sociedad de Beneficencia Israe-lita. Otro vicepresidente judío del club, R. Goldschmidt, se desempeñó durante la Guerra del Pacífico como comandan-te del contingente alemán de la Guardia Urbana, mientras un hijo de la familia Rosenberg, quien había llegado al Perú en 1855, fue el primer soldado peruano descendiente de alemanes en combatir en este conflicto bélico.59

Al parecer el profundo impacto causa-do por la epidemia de fiebre amarilla de 1868, que causó alrededor de 6,000 muertes en Lima, incentivó en la comu-nidad judía el deseo de crear mecanismos

Juan (Jakob Samuel) Renner,originario de Hamburgo,destacó por su generosidadhacia los colonos de Pozuzo, a quienes donó 180 cabezas de ganado.(Archivo Histórico Riva-Agüero,IRA-PUCP, Colección Dammert)

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de socorro mutuo y de enterrar a sus muertos según los ritos de la religión is-raelita. A este efecto nació en 1870 la Sociedad de Beneficencia Israelita, desti-nada a socorrer a pobres, a difundir la educación hebrea entre los jóvenes y a atender los entierros.60 Hasta entonces la mayoría de los judíos había recibi-do sepultura en el Antiguo Cementerio Británico de Bellavista, pero en 1869 se gestionó la autorización del gobierno para crear un cementerio israelita. Para tal efecto el empresario Enrique Meiggs vendió a la Sociedad de Beneficencia Is-raelita un terreno en la suma simbólica de 15,93 soles.61 Gracias a ello se pudo colocar la primera piedra del Cementerio Israelita de Baquíjano, el 29 de marzo de 1875. La importancia de la participación de alemanes en su creación se refleja en el hecho que la placa recordatoria de esta colocación fuese redactada en su idioma. Entre los donantes también figura J. Zöll-Zöll-ner, un alemán luterano que no perte-, un alemán luterano que no perte-necía a la comunidad judía, otro indicio más del alto grado de compenetración existente en el siglo XIX, entre alemanes judíos y quienes no lo eran.

Los hijos de Max Bromberg en uniformesde la Guardia Urbana de Miraflores, años de 1880.(Colección Familia Bromberg)

Max Bromberg ysu esposa Isabel Lazúrtegui,

años de 1910(Colección Familia Bromberg)

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Si bien, en las primeras décadas después de la Independencia, la presencia britá-nica predominó sobre la alemana, se ob-serva por otra parte una mayor perma-nencia de los alemanes en el país, una vez terminado el auge del guano.62 Una tasa de masculinidad de 1,7 varones por cada mujer, muy baja en comparación con las demás comunidades extranjeras, sugiere que los alemanes fue-ron más propensos que los bri-tánicos a fundar familias en el Perú63, una vez que gozaban de una situación económicamente estable, de modo que la cantidad de familias alemanas en Lima pasó de 99 en 1853 a 141 en 1886.64 Generalmente, su pro-ceso de aculturación se desarro-lló con relación al status social. Menos propensos a prejuicios étnicos, muchos artesanos de El Callao se casaron con peruanas de su mismo estrato, integrán-dose rápidamente a la cultura de su país receptor. Eso puede ex-plicar por qué, en El Callao, nin-

guna de las instituciones alemanas del siglo XIX sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. En cuanto a los comerciantes, se relacionaban fácilmente con estratos sociales medianos y altos de la sociedad criolla. Sin embargo, en muchos casos los no católicos fueron invitados a conver-tirse al catolicismo a la hora de casarse,

como por ejemplo Julius Pflücker, G. Solf y J. Lembcke. En cuanto a Johann Ludwig Dammert, si bien mantuvo su confesión, accedió como muchos más a que sus hijos fueran bautizados católicos, lo que con-tribuía a su vez a afianzar el vínculo de la generación siguiente con la sociedad local.

Un ejemplo representativo para la inserción socioeconómica y acultu-ración de un joven alemán de clase media al Perú se da en el caso de Max Bromberg y sus descendien-tes. Como muchos de los alema-nes asentados en Lima y El Callao, Bromberg era oriundo de Hambur-go, donde nació en 1832, como hijo de padres judíos. Los conoci-mientos en idiomas extranjeros que tenía al dejar el colegio, a la edad de 14 años – hablaba inglés, francés, latín y español – reflejan el carácter eminentemente cos-mopolita del puerto de Hamburgo, considerado entonces como “por-tal del mundo”, por la extensión

6. Mecanismos de aculturación

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Libreta con apuntes personales de Johann Baptist Baertl. En una época en que el viaje de Europa a la costa oeste del Pacifico duraba varios meses, la emigración implicaba casi siempre un cambio radical y definitivo en la vida de una persona. Por ello, muchos emigrantes atesoraban los recuerdos de su existencia anterior,

como el talabartero bávaro Johann Baptist Baertl, quien llegara al Perú en la década de 1860. Trajo consigo un mapa de su ciudad natal, Ulm, y una pequeña libreta personal, que incluye dibujos de lugares

emblemáticos de Baviera, datos sobre la identidad y vida de sus padres y hermanos, apuntes personales varios y un recetario de plantas medicinales. En el Perú siguió desempeñándose como talabartero,

fabricando, entre otras cosas, montaduras para el ejército.(Colección Familia Baertl)

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global de sus intercambios comercia-les.65 En 1848, Bromberg se inició como empleado en una firma en Manchester, que posiblemente lo envió al Perú. Llegó a Lima en 1855, a bordo del velero Su-sanne, junto con su amigo Johann Lud-wig Dammert.66 En un primer tiempo se desempeñó como empleado de de las casas Thomas Lachambe, Valdeavellano y Pedro Terry (su futuro suegro), para luego abrir su propio almacén en la Ca-lle de las Mantas. Su historia familiar también presenta patrones característi-cos de los inmigrantes alemanes no cató-licos: judío de nacimiento, Bromberg se convirtió a la fe luterana al casarse con la limeña Isabel Lazúrtegui. A su vez, su hijo Max E. Bromberg fue católico como su madre.

Si bien la integración social del segmento comerciante se produjo rápidamente, por otra parte sus medios económicos le per-mitían experimentar una retro alimen-tación cultural constante. Se efectuaba a través de prolongados viajes de reencuen-tro familiar, por medio del contacto con transeúntes como diplomáticos y viaje-

ros y, en la segunda generación, a través de estadías de estudio en Alemania o en uno de los colegios alemanes de Lima y El Callao. En las familias protestantes prac-ticantes se registra una mayor tendencia a casarse entre ellas y a menudo su vida social giraba esencialmente en torno a las diferentes instituciones de la comu-nidad alemana, como la iglesia luterana, los colegios, clubes, asociaciones de tiro y jardines de cerveza.

En las comunidades geográficamente aisladas de Pozuzo y Oxapampa, donde el origen común y los retos impuestos por el entorno natural mantuvieron una fuerte cohesión de grupo, los patrones culturales austro – alemanes permane-cieron casi inalterados durante un si-glo. Por más que los colonos cultivaban una relación de convivencia pacífica y de mutuo apoyo con las tribus Yanesha

- Amuesha de la región, preservaban el uso del idioma alemán en su variante ti-rolesa así como también la arquitectura, la gastronomía y - hasta bien entrado el siglo XX - incluso la vestimenta de su lugar de origen.

En las primeras décadas del siglo XX,las familias alemanas solían realizarexcursiones dominicales a Chosica

en los meses de invierno.Acudían también al conocido sanatorio

del Dr. Pesce para temporadas de reposo.(Colección Erika Martensen)

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Miembros de la familia Martensenveraneando en La Punta, años de 1920.(Colección Ericka Martensen)

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Johann Ludwig Dammert y su esposa Juana Alarco de Dammert fueron los fundadores de una de las familias perua-no-alemanas más emblemáticas por la participación excepcionalmente activa de un gran número de sus descendientes en la vida social, cultural, empresarial y política del Perú. Dammert llegó al Perú en 1855, impulsado por la depresión que le había causado la muerte de su

padre, el entonces Primer Burgomaestre de Hamburgo. Entró a trabajar a la fir-ma de Julián Alarco y Garabito, con cuya nieta, Juana, se casó el 31 de diciembre de 1861. Johann Ludwig Dammert esta-bleció entonces su empresa como tenedor de bonos del guano junto con la Casa Dreyfus, motivo por el cual la familia se estableció en París por varios años. En 1885, decidieron regresar al Perú, lue-

go de lo cual Dammert fue nombrado representante de la firma Casa Grande Zuckerplantagen A.G. de la familia Gil-demeister, donde prestó sus servicios por más de treinta años. En 1896, su esposa Juana Alarco de Dammert fundó la So-ciedad Auxiliadora de la Infancia, creando asimismo una cuna maternal para niños pobres y un consultorio médico gratuito para niños.67

Entre los descendientes de Johann Ludwig Dammert y Juana Alarco figuran Mon-señor José Dammert Bellido, obispo de Cajamarca, Miguel Dammert Muelle, al-calde, senador y ministro, Eduardo (Cha-chi) Dibós, Elke Zapff Dammert, pinto-ra, Alfredo Dammert Lira, presidente de OSINERGMIN, Adolfo Dammert Ludo-wieg, publicista y actual presidente de la Liga Contra El Cáncer, Beatriz Boza Di-bós, presidenta de INDECOPI, Iván Dibós Mier, presidente de la Alianza Francesa de Lima y miembro del Comité Olímpico Internacional, José Ugaz Sánchez More-no, abogado y Procurador de la República y las actrices Claudia Dammert Herrera y Denisse Dibós Silva.

Los inmigrantes alemanes acaudalados realizaban frecuentemente largos

viajes a su país de origen.(Archivo Histórico

Riva-Agüero, IRA-PUCP, Colección Dammert)

Unejemplodeasimilación:LahistoriadelosDammertenelPerú

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Las bodas de oro de Johann Ludwig Dammert y Juana Alarco coincidieron con el matrimonio de su hija Mercedes con Oscar Ramos Cabieses.

(Archivo Histórico Riva-Agüero, IRA-PUCP, Colección Dammert)

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El Imperio Alemán unificado, instaura-do en 1871, fomentaba activamente el nacionalismo, incluso entre sus ciuda-danos residentes en el extranjero. En el Perú, la preocupación por conservar una así llamada “germanidad” se canalizaba

esencialmente a través de los colegios, la iglesia luterana y los diplomáticos. Año tras año, la comunidad celebraba con grandes pompas el cumpleaños del em-perador Guillermo II y la visita de buques de la Marina Imperial Alemana. El cole-

gio de El Callao fue el escenario de obras teatrales de carácter eminentemente na-cionalista, con títulos como “La batalla de Sedan” o “La conquista de Amberes”, esta última representada en 1914, con ocasión de la toma de dicha ciudad por las tropas alemanas.

La iglesia luterana constituía a su vez un espacio de encuentro entre el segmento protestante de la comunidad alemana y los diplomáticos imperiales. En su servi-cio inaugural, el ministro plenipotencia-rio Michahelles agradeció “(...) en nom-bre de su Majestad el emperador � re�” a

“todos aquellos que han ganado méritos en la realización de la construcción” 68, además de condecorar a los hermanos Bernhard y Heinrich Prüss, principa-les benefactores de la congregación, con el Orden de la Corona de cuarta clase. Actos ceremoniales como éste contribu-yeron sin duda a mantener los vínculos de los emigrados con la antigua patria, además de fomentar la cohesión interna de la colonia.

7. La Colonia Alemana y el Imperio Alemán (1871-1918)

La familia Martensen a bordo del vapor alemán Rhakotis, internado en El Callao desdesetiembre de 1914. A la derecha se encuentran las iníciales de Paul Wolff, primer maquinistadel vapor, quien fotografiaba a los visitantes con el fin de recaudar fondos para la Cruz Roja Alemana.

(Colección Erika Martensen)36

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El estallido de la guerra inauguró una época conmocionada: “Todos los ale-manes aflu�eron al club alemán para escuchar noticias � buscar consuelo en el entusiasmo común.” 69 La partida de voluntarios, subsidiados por las empre-sas alemanas, dio lugar a multitudina-rias escenas de despedida en la estación de los Desamparados. Se celebraban

“asambleas patrióticas” en la Asociación Germania y se hicieron colectas para la Cruz Roja Alemana, a través de dife-rentes organismos creados al efecto.70 Asimismo, se creó un Comité Central de la colonia encargado de llevar negocia-ciones con el gobierno peruano. Si bien este fue reconocido por el Presidente José Pardo, casado con la hija del inmi-grante hamburgués Oscar Heeren, no logró salvar a los comerciantes alema-nes de los efectos de una “lista negra” y para evitar posibles confiscaciones, la Beneficencia Alemana transfirió sus bie-nes al jefe de la casa comercial E. & W. Hardt, Heinrich Brenner, de nacionali-dad peruana.

“El 23 de enero falleció en Lima el Cónsul Imperial en El Callao, Johannes Rodewaldt. Fue sepultado en Bellavista con la participación del cuerpo de oficiales del S.M.S. “Bremen”. El golpe del destino que nos cayó el 5 de abril con la muerte del Cónsul Imperial en Lima, Otto Lahrius, fue peor. Falleció de un tumor en el estómago, de viaje a Alemania, en un hospital de Panamá.” Crónica del Pastor Bünger, año de 1911.(Archivo de la Iglesia Evangélica Luterana en el Perú)

Miembros de la colonia alemana a bordo de un navío alemán.Segundo desde la izquierda: el Pastor Heinrich Bünger; cuarto desde la izquierda:

Wilhelm Brandes, quien durante muchos años tocó el harmonio en la iglesia luterana de El Callao. (Instituto Ibero Americano, Berlín)

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Otras citas del pastor Bünger demues-tran sin embargo, que no se lograría contrarrestar la aculturación de los ale-manes en el Perú. Comenta con preocu-pación: “El alemán olvida más rápida-mente que todos los demás su pertenencia tribal” 71, y las diversiones inherentes a las fiestas benéficas realizadas durante

Jean Strömsdörfer(con barba, al fondo en el centro),cónsul del Imperio Alemán en Lima,con miembros de la familia Dammert.(Archivo Histórico Riva-Agüero,IRA – PUCP, Colección Dammert)

la guerra, tampoco encontraron su be-neplácito. Apunta acerca de un baile a bordo del vapor alemán Sierra Córdoba, internado en El Callao: “(...) se bailó bastante (…) No fue posible controlar a la gente en este sentido � el alemán que vive en el extranjero no toma tan en serio la guerra � sus sacrificios.” 72

Durante la guerra, las tripulaciones de ocho buques alemanes, internados en El Callao (los vapores Marie, Rhako-tis, Anubis y Luxor y los veleros Maipo, Omega y Tellus), en total 250 personas, engrosaron las filas de la comunidad ale-mana. Cuando se permitió su regreso a Alemania, al final de las acciones bélicas, muchos ya habían formado una familia y terminaron por quedarse en el Perú.

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Representantes de la comunidad alemana, entre ellos los cónsules para Lima y El Callao, Rodewaldt y Lahrius a bordo del vapor Ammon, año de 1911. (Archivo Histórico Riva-Agüero, IRA

– PUCP, Colección Dammert)

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8. Presencia alemana en provincias

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Después de Lima, Arequipa constituyó el segundo núcleo más importante de la ac-tividad empresarial alemana en el Perú. Tal como en la costa, predominaron los inmigrantes individuales con trasfondo hanseático. Su historia se inicia con dos individuos de espíritu aventurero: Anton von Lotten y Daniel Schutte, quienes lle-garon al Callao, procedentes de San Fran-cisco en 1822 como sobrecargos de un na-vío norte americano, trayendo mercancía que pretendían vender en el Perú.74

Establecidos en Arequipa desde 1824, crearon la primera empresa comercial alemana en el sur andino, exportando lana de alpaca y oveja. Von Lotten se nacionalizó peruano en 1825, pero falle-ció poco después. Con Schutte se inicia a su vez una típica inmigración en cade-na familiar y empresarial. En un primer tiempo trajo a dos de sus hermanos para que le ayudaran en su empresa. Mien-tras él mismo se regresó a su país natal, su hermano Christoph permaneció en Arequipa, contratando a su vez varios empleados en Alemania. La mayoría de ellos se quedó a vivir en la Ciudad Blan-

ca, entre ellos Hieronymus Harmsen, en adelante socio de la Casa Schutte.75 Al casarse, en su mayoría con arequipeñas, estos jóvenes alemanes de origen meso-crático se integraron rápidamente en la sociedad local. Anton von Lotten lo hizo con María Sierra y Velarde, quien pos-teriormente casaría con Heinrich Witt (cuyo Diario ha sido fuente importante para el conocimiento de la historia del Perú del siglo XIX).

Tal como en el resto del Perú, en Arequi-pa la presencia alemana se incrementó a partir de 1850, y aún más después de 1880, cuando el establecimiento de nuevas compañías navieras como la lí-nea Kosmos, fomentada por el gobierno imperial, incentivaba el comercio tran-satlántico alemán. Hacia 1880 había 40 alemanes en Arequipa. Si bien hubo entre ellos varios artesanos, como sastres, carpinteros y un zapatero, eran, en su mayoría, empresarios y comerciantes.76 La creación de una red de ferrocarriles en los años de 1870, promovió la expansión del comercio, asimismo la extensión de su red mercantil entre Oruro y el Cuzco.

Arequipa73

Visita de un avión alemán “Junkers” a Arequipa. Década de 1920. (Colección Adelma Benavente) 41

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En las primeras décadas del siglo XX, las casas comerciales más importantes fueron Dauelsberg y Emmel Hermanos. Esta última, dedicada a la exportación de productos como el algodón, té y café, fue creada en 1899 por los hermanos Federico y Fernando Emmel. Otros ale-manes, como Carl Wagner invirtieron en la minería. A su vez, desde 1868, los alemanes Alexander von der Heyde y Ed-ward Möller habían importado cerveza a Arequipa. En 1898, Ernst Günther y el técnico Rehder establecieron la Fábri-ca de Cerveza Pilsener, convertida más tarde en Compañía Cervecera del Sur del Perú, Cervesur. Aún así, los inmigrantes alemanes apenas conformaron una can-tidad suficiente de personas como para crear instituciones comunitarias. El Club Social Palitroque, si bien fue creado por iniciativa alemana, contaba con socios de las diversas nacionalidades de origen, presentes en la ciudad. Un Club propia-mente alemán se creó recién en 1917, a raíz de los antagonismos entre la comu-nidad alemana y demás colonias extran-jeras, generados por la Primera Guerra Mundial.77

Seguramente el alemán más conocido de Arequipa fue Federico Emmel, alcalde de la ciudad entre 1926 y 1930. Además de realizar gestiones importantes para me-jorar el aprovisionamiento en agua y la

salud pública, trayendo, entre otras co-sas, medicamentos desde Alemania e im-plementando puestos de salud, fue tam-bién en 1937 uno de los fundadores del Colegio Peruano Alemán Max Uhle.78

Las esposas de Friedrich y Walther Emmel,cuyos esposos eran dueños de la casa comercialmás importante de Arequipa, años de 1920.(Colección Adelma Benavente)

Kindergarten alemán en Arequipa, años de 1930.(Colección Adelma Benavente)42

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En el Cuzco existía desde 1872 la cerve-cería del alemán Gustav Mangelsdorff,Mangelsdorff,, que producía cerveza negra y blanca. En 1898 se asoció con su competencia, la cervecería conocida como “france-sa” de Leoncio Vignes y Julio Ariansen, este último hamburgués. Más allá de estos cerveceros, la presencia de ale-manes en el Cuzco se relacionaba esen-cialmente con sucursales de las casas comerciales alemanas de Arequipa. Así, Emmel Hermanos, que también había instalado una curtiembre en el Cuzco, extendía sus ventas hasta Apurímac. Narra su empleado Otto Ackermann, en adelante cónsul del Imperio Alemán para Cuzco y Apurímac para el año de 1900: “Hice en esa época varios viajes hasta más allá de Andahua�las, veri-ficando cobranzas � ventas por la casa Emmel. En algunos de estos viajes regre-sé con 20 o 25 mulas cargadas de pura plata, cada una llevaba S/. 2000.-.” 79 A su vez, en 1908, Ernst Günther es-tableció en el Cuzco una sucursal de su Fábrica de Cerveza Pilsener, creada ori-ginalmente en Arequipa.

Otto Ackermann Söhn, cónsul del Imperio Alemán para Cuzco y Apurimac. (Coleción Vélez Ackermann)

Cuzco

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Otro núcleo de presencia alemana, desde épocas anteriores a 1850, fue Cerro de Pas-co, donde la explotación minera represen-taba un volumen de negocios de dos a tres millones de dólares anuales entre 1843 y 1860.80 Refiere Gerstäcker, quien visitó la ciudad en 1860, camino a Pozuzo: “Se han

Cerro de Pasco bajo nieve.(Colección Familia Christ, Berlín)

CerrodePasco

establecido allí toda clase de artesanos, contándose entre ellos muchos alemanes. Aquí se ha instalado, asimismo, un médi-co alemán, así como un relojero alemán � un jo�ero, � por lo que he podido saber, la vida de sociedad transcurre alegre � acti-vamente.” Agrega, sin embargo: “Como en

todas partes, allí están también los ale-manes divididos en diversos partidos, los que no pueden ver unos a otros.” 81 En los años de 1870, el alemán Guillermo Eckardt Scheuermann dueño de una hacienda y un molino en Ambo, se desempeñaba en Cerro de Pasco como cónsul de Austria.

Guillermo Eckardt Scheuermann(Colección Familia Christ, Berlín)44

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Casa Grande82

Una de las empresas agrícolas más em-blemáticas del Perú, fue sin duda la fa-mosa hacienda Casa Grande, no sólo por su extensión – era una de las más gran-des en América Latina - sino también por su alta productividad. Su fundador, Ludwig Albrecht, quien llegó de Bam-berg en 1854, tuvo que cederla a sus acreedores en 1887, a raíz de la crisis económica desencadenada por la Guerra del Pacífico.

Su siguiente dueño, Johann (Juan) Gilde-meister, había llegado al Perú en 1848. En 1851 o 1852, fue nombrado cónsul de su ciudad natal de Bremen, la gran competidora de Hamburgo. Después de crear la casa comercial Gildemeister-Consbach, invirtió grandes sumas en la explotación salitrera de la provincia de Tarapacá. Durante la guerra del Pací-fico puso a disposición del Ejército Pe-ruano todas las recuas de mulas de sus campos salitreros y Grandes cantidades de víveres. Después de enajenar sus ne-gocios en Tarapacá al cabo de la derrota peruana, Gildemeister invirtió en la mi-nería, creando seis sociedades mineras

entre 1883 y 1893. En 1889, compró en remate público las haciendas Casa Grande y Sausal. Formaron la base de la posterior Empresa Agrícola Chicama Ltda., creada en 1919, a la cual se agre-garía en 1927 la vecina hacienda de Roma. En 1928 se adquirió adicional-mente la hacienda arrocera Limoncarro

en el valle de Jequetepeque. La Empresa Chicama inició una era de gran impulso agrícola e industrial en la producción azucarera. Hacia 1920 se habían cons-truido un ferrocarril y el puerto de Chi-cama con el fin de facilitar el embarque del azúcar. Posteriormente a la Primera Guerra Mundial, la empresa extendió

LacostanortePostal de Casa Grande, 1915.

A la izquierda la fábrica de azúcar;a la derecha el edificio de administración,

en cuyo segundo piso vivía la familia Gildemeister.(Archivo Histórico Riva-Agüero,

IRA – PUCP, Colección Dammert)

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Miembros de las familias Gildemeister y Dammert en Casa Grande, años de 1900. (Archivo Histórico Riva-Agüero, IRA – PUCP, Colección Dammert) 46

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sus actividades a la ganadería con la adquisición del fundo Huacraruco y la hacienda Sunchubamba en el departa-mento de Cajamarca.

A raíz de la escasez de máquinas durante la Segunda Guerra Mundial, se llegaron a fabricar máquinas en Casa Grande y también se ensamblaban las avionetas para la fumigación. Mientras tanto, los vehículos funcionaban con una mezcla de gasolina y alcohol de producción propia. Después de la guerra, la Empresa Agrí-cola Chicama inició un ciclo de moderni-zación en los cultivos y en la producción, que le permitió alcanzar una producti-vidad modelo. En junio de 1969, Casa Grande tenía 21,300 hectáreas de caña de azúcar bajo riego por gravedad y su fábrica producía alrededor de 220,000 toneladas de azúcar, además de ron de quemar. Estaba equipada para moler 7,000 toneladas en 24 horas, y se acaba-ban de completar obras que iban a per-mitir aumentar la molienda a 10,000 toneladas. Además de tener oficinas técnicas y laboratorios de suelos, Casa Grande fue una de las primeras empre-

sas del Perú en utilizar computadoras. Las dos haciendas de la sierra contaban con cerca de ocho estaciones meteoroló-gicas, en las cuales se bombardeaban las nubes con ioduro de plata para producir la caída de lluvias y a su vez los datos eran compartidos con las haciendas ve-cinas y CORPAC.

El gran éxito de la Empresa Chicama se reflejaba en las condiciones de vida de sus empleados y trabajadores, quienes

además de viviendas e instalaciones de-portivas, disfrutaban de colegios y hos-pitales propios. En las haciendas de la sierra, todas las casas de los trabajado-res tenían agua y luz eléctrica. El 24 de junio de 1969, durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, la Em-presa Chicama fue expropiada en base al Decreto Ley de Reforma Agraria, mediante el cual se disponía la transfe-rencia de las tierras a una cooperativa de empleados y obreros.

Miembros de la familia Gildemeister frente al tren quetransportaba el azúcar de Casa Grande a Puerto Chicama.

Delante de la locomotora se aprecia el vagón para pasajeros.(Archivo Histórico Riva-Agüero, IRA – PUCP, Colección Dammert)

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Piura y Chiclayo

Lo que diferencia la inmigración alemana a Piura de otros lugares es que casi todos los alemanes allí presentes en la primera mitad del siglo XX, además de conformar una clásica inmigración en cadena empre-sarial, venían del mismo sitio: la pequeña ciudad de Lippstadt en Westfalia.

El primero de estos inmigrantes fue Fede-rico Hilbck, quien poco tiempo después de su llegada, en 1872, se casó con la piura-na Clara Seminario, fundando la casa de importación y exportación Hilbck & Semi-nario, probablemente en sociedad con su familia política. En los años siguientes la empresa estableció una red de sucursales

en Cajamarca, Hualgayoc y Pacasmayo.83 Conforme se ampliaba su negocio, Hilbck traía a empleados de Lippstadt que fun-gieron como apoderados y jefes de ofici-na de sus distintas sucursales, entre ellos Karl Schaefer, Oscar Kunze, Walter Os-tendorf, Karl Lessel, Max Oehlert, Karl Rosek, Fritz Mayer, Hugo Sommerkamp, Hermann Gaffron y varios más. Algu-nos de ellos crearon sus propias empresas, para a su vez traer nuevos empleados des-de Lippstadt. Fue el caso de Karl Schaefer y de Oscar Kunze, quien se asoció con Hil-bck en 1877, para crear la sociedad Hilbck Kunze & Cia. En 1874 llegó Joseph Arens, contratado como director del Colegio de San Miguel por el gobierno de Manuel Pardo. Los inmigrantes participaron de forma activa en la vida cívica y cultural de Piura, fomentando la creación de una orquesta filarmónica y de la Compañía de Bomberos “Salvadores Piura”. Gaffron, por su parte, reunió una impresionante colección de antigüedades, mientras que Sommerkamp fue electo alcalde.84

Otra particularidad de la presencia ale-mana en Piura fue la costumbre de los inmigrantes de enviar a sus hijos a su ciudad natal para que allí se educaran en el Colegio Ostendorf. Es notable, que una serie de piuranos imitara su ejemplo, así que en el transcurso de los años de 1880 y 1890 un total de once niños peruanos se educaron en Lippstadt, entre ellos cinco Seminarios y dos hermanos Helguero.85

Por su parte, el antropólogo Heinrich Brüning (1848 – 1928) pasó 48 años de su vida estudiando las costumbres y la cultura ancestral de los pueblos del norte peruano, además de reunir una valiosa colección de ceramios y artefactos de me-tal precolombinos. Junto con el antropó-logo Ernst Middendorf (1830 – 1908), el arqueólogo Max Uhle (1856 – 1944) y la matemática Maria Reiche (1903 – 1998), investigadora de las líneas de Nazca, fue uno de los científicos alemanes en dedicar gran parte de su vida a la exploración del Perú.

Heinrich Brüning rodeado por la familia de Carlos Ramírez.Santa Rosa, costa norte del Perú, 1903 (Museo Brüning, Lambayeque)48

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Brüning realizando excavaciones en la Hacienda Huando. Febrero de 1899(Museo Brüning Lambayeque) 49

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Alemanesenlaselvaaltaybaja

Hacia 1930 hubo un pequeño grupo de alemanes en Chanchamayo, la mayoría de ellos caficultores. El origen de este nú-cleo aún queda por investigar, pero cons-ta que desde los años de 1890 existía en la zona la hacienda cafetalera de un alemán apellidado Mark. En 1894 llegó

Theodor Jordan Schuhardt, de 21 años. Iniciándose como empleado de Mark, compró una serie de chacras, que consti-tuyeron en adelante la hacienda cafetale-ra La Mosela. Construyó con sus propias manos la casa principal que existe, casi inalterada, hasta el día de hoy. Theodor

Jordan trajo a varios familiares, que tra-bajaron con él. Su muerte, ocurrida en 1937, dejó a su viuda en una situación difícil: para evitar la confiscación de La Mosela durante la Segunda Guerra Mun-dial, contrajo matrimonio con un ciuda-dano peruano, quien la apoyó en sus es-

La casa hacienda deLa Mosela en la

quebrada de Oxabamba,Chanchamayo.

(Colección Familia Jordan)

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en Puerto Inca, traídas por la sociedad “La Colonizadora” y siete familias más es-taban asentadas en Puerto Chuchurras desde la época del caucho.89 También hubo alemanes y sus descendientes en-tre los muchos europeos que confluyeron a la selva baja para participar en la ex-plotación del caucho. Uno de ellos, Karl Scharff, había nacido como hijo de inmi- había nacido como hijo de inmi-

fuerzos de seguir cultivando la hacienda. Hasta la actualidad, los descendientes de Jordan trabajan las tierras de La Mosela, sobrellevando épocas difíciles como el te-rrorismo de la década de 1980.86

Otra hacienda cafetalera de La Merced, Santa Blanca, pertenecía a la compañía importadora de café Klatte de Bremen, desde antes de 1920. La administró el ale-mán Oskar Krumdiek, quien luego com-pró una hacienda propia, Huacará, para la cual trajo a su vez varios empleados de Alemania. Entre los demás alemanes instalados en la zona, figuran el caficul-tor Arthur Brell y el herrero Ernst Müller, un inmigrante de Württemberg.87 Otro famoso descendiente de alemanes fue el aviador Leonardo Alvariño Herr, quien abriera la ruta aérea entre San Ramón e Iquitos en la década de 1920.88 Hasta 1973, Alemania mantuvo un consulado en Chanchamayo.

En zonas más remotas de la selva cen-tral también existían núcleos aislados de alemanes: Para 1933 se registra la pre-sencia de dos familias recién asentadas

grantes en Moyobamba en 1866. Schar-ff, quien hizo fortuna como cauchero, estableció una serie de plantaciones en el Río Piedra, hasta que fue muerto por sus trabajadores autóctonos en 1909.90 Asimismo se registra la presencia de co-merciantes, como Alfred Coblenza, esta-blecido en Yurimaguas desde la década de 1880.91

Hacienda “La Mosela” 1937. Hanna Apel, vda. de Jordan

(sentada, tercera desde la izquierda) con su hija

Bertha en brazos, rodeada de familiares y amigos.

(Colección Familia Jordan)

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Leonardo Alvariño Herr, descendiente de alemanes por parte de madre nació en la hacienda Santa Clara en Chanchamayo, el 30 de agosto de 1900. Estudió en la Escuela Naval, graduándose, en 1926, de la Escuela de Hidroavión de Ancón. Los vuelos de exploración que realizó en la Amazonía peruana entre 1926 y 1933 hicieron posibles la apertura del servicio aéreo entre San Ramón, Masisea e Iquitos. El 24 de marzo de 1933, durante el conflicto con Colombia, el primer teniente Alvariño Herr, despegó de la base aérea de San Ramón junto con su mecánico Héctor Rubio Casassa, con destino a Masisea, donde nunca llegaron. Alvariño fue buscado durante meses por varias expediciones. Recién en 1944 se hallaron sus restos mortales, juntos con el avión.(Colección Familia Alvariño)

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Atraído por elauge del caucho,Gustavo Rothmund Álvarez,hijo del inmigrante alemánGustav Wilhelm Rothmundbuscó su suerte en Iquitos,años de 1890.(Colección Arturo Mispireta)

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Desde inicios de los años de 1930, aún antes de la llegada de los nazis al poder, se creó en el Perú un grupo local de la AO-NSdAP, organismo del Partido Nacional Socialista para el extranjero, que buscaba reclutar a alemanes, suizos y austriacos. Se afiliaron unas 195 de un aproximado de 1,500 de personas consideradas como posibles reclutas.92 Adicionalmente, la AO-NSdAP influyó en todos los orga-nismos comunitarios de la comunidad

alemana con el fin de extender su con-trol. En 1936 se creó en Lima, “bajo la presión ejercida por el representante local del partido, Dedering”93 una Asociación Colonial que agrupó a representantes de la Legación de Alemania, la Benefi-cencia Peruano Alemana, la Asociación Germania, el Colegio Alemán, la Cámara de Comercio Alemana, como también de empresas, etc. Una Asociación Colonial análoga se creó en El Callao.

En noviembre de 1933 los residentes alemanes fueron invitados a emitir su voto para el parlamento alemán

a bordo del vapor Erfurt, luego de que Hitlerasumiera el poder el 30 de enero de 1933.

El Erfurt había anclado fuera de la rada de El Callao.(Colección Familia Thode)

Celebración en laAsociación Germania,realizada con ocasióndel “primer aniversariode la Nueva Alemania”,el 30 de enero de 1934.(Colección Familia Thode)

9. La colonia alemana en el contexto de la Segunda Guerra Mundial

ElimpactodelNacionalSocialismo

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En este contexto el Colegio Alemán, la Deutsche Schule, fue uno de los campos de acción predilectos de los nazis, al ser percibida como criadero de futuros re-presentantes de la “germanidad”. Erich Schotte, profesor del Colegio Alemán, apunta para noviembre de 1933: “Pri-meros cuestionarios nacional socialistas para profesores desde Alemania, despido de alumnos judíos, elecciones en el bar-co frente al Callao.” 94 Su antiguo com-pañero de trabajo, Basadre, describe a los profesores que vinieron en adelante como “agentes cínicos” 95 del Tercer Rei-ch, y Estuardo Núñez recuerda a su vez que Arthur Lotz, director del colegio des-de 1935, “trajo las consignas de politizar la enseñanza de acuerdo con los nuevos principios del régimen entonces imperante en Alemania” 96, para lo cual el colegio se apartó del currículo peruano. A raíz de ello, la Deutsche Schule perdió no sólo la calidad de colegio con valor ofi-cial, sino también una buena parte de su alumnado. Se motivaba a los restantes a integrar las filas de la Juventud Hitleria-na, que realizaba campamentos en Hua-

ral, a absolver en Alemania el año de servicios a la comunidad (Arbeitsdienst), creado por los nazis con fines de adoc-trinamiento fascista y, a partir de 1939, hasta a enrolarse para la guerra.

Asimismo la AO-NSdAP local vigilaba celosamente a los así llamados “ale-

manes libres”, aquellos que se oponían abiertamente al régimen hitleriano. Su rechazo a la ideología nacional socialis-ta generó una marcada división al inte-rior de la colonia alemana que impidió, entre otras cosas, el funcionamiento normal de la Asociación Germania en-tre 1940 y 1942.97

Celebración en el patio del Colegio Alemán, 1935.(Colección Familia Thode)

El 31 de marzo de 1941,el buque Leipzig fue incendiado

por sus propios tripulantesen el puerto de El Callao.

(Colección Salvador Gandolfo)

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Carta del Comité de Ayuda de la Unión de los Judíos en Alemania, sección migración, dirigida a la Sociedad Israelita de Socorro Mutuo de Habla Alemana en Lima, pidiendo noticias de Leopold Palm. Sus padres estaban altamente preocupados por su suerte, por no haber recibido noticias suyas en seis meses. 4 de agosto de 1940.(Archivo Asociación Judía de Beneficencia y Culto de 1870)

Emil Palm, dueño de una fábrica de cueros y metales y su hijo Leopold, siendo arrestados por la policía el 10 de noviembre de 1938, en el

contexto del gran pogromo contra los judíos de Alemania, que había ocurrido la noche anterior. Mientras Leopold Palm pudo refugiarse en

el Perú junto con su hermano Gert a las pocas semanas de tomarse esta fotografía, su padre y su madrastra murieron en los campos de

concentración durante la Segunda Guerra Mundial.(Stadtarchiv Bamberg, Alemania)

Refugiadosalemanesjudíos

Una segunda ola de alemanes judíos lle-gó al Perú a partir de la instauración del régimen nacional socialista en Alemania, en 1933. Los primeros en llegar fueron cinco miembros de la familia Weinstein. Siguieron 22 personas, en 1934 y 34 al año siguiente.98 Desgraciadamente mientras, en Alemania, las condiciones de vida se hacían cada vez más discri-minatorias para judíos, se reducían también sus posibilidades de venir al Perú, al proclamarse, en el transcurso de los años de 1930, una serie de leyes inmigratorias restrictivas. En un inicio apuntaban a proteger el mercado labo-

ral y a impedir la llegada de activistas izquierdistas, pero a partir de 1936, se prohibió también la llegada de “grupos raciales”.99 En vista del incremento de la persecución que se vivía en Alemania y de la necesidad de los refugiados, que en su mayoría llegaban sin recursos eco-nómicos, Erich Goldschmidt y Herbert Nothmann hicieron un llamado para hicieron un llamado para crear una asociación de apoyo. Así se creó, el 21 de octubre de 1935, la Socie-dad Israelita de Socorro Mutuo de Habla Alemana, cuya correspondencia da tes-timonio de los esfuerzos, cada vez más desesperados, para salvar la vida de sus

correligionarios. De este modo, en 1938, los refugiados judíos en el Perú sumaron 300 personas, entre comerciantes, aca-démicos y artesanos.

La ley de 1936 que prohibía la llegada de grupos raciales, exceptuaba a técnicos y artistas. El austriaco Theo Buchwald aprovechó esa posibilidad para facilitar la llegada de una serie de músicos desta-cados, entre ellos varios alemanes como Hans Prager y Leopold Palm. En 1938 los músicos judíos fundaron la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección de Buchwald.

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Historiadeunexilio:Dr.LotharRosemann100

El Dr. Lothar Rosemann nació en Berlín en 1927. Huyendo del régimen asesino instaurado en Alemania en 1933 por Adolf Hitler y el partido nacional socia-lista, Lothar Rosemann llegó al Perú en enero de 1939, junto con sus padres y su hermana mayor.

“Mucha gente cree, que como estaba mu� joven todavía cuando tuvimos que dejar Alemania, no había vivido nada de las co-sas terribles que sucedieron allá. Pero no es así. En 1938, la vida �a era mu� difícil para los alemanes judíos, aunque en Berlín aún no lo fue tanto como en las ciudades pequeñas. Pero mi padre �a no podía ejer-cer de dentista, no podíamos usar el trans-porte público � �o tuve que dejar mi colegio

de toda la vida, para acudir a un “colegio judío”. Viví toda la tristeza de sentirme arrancado de mi vida normal. A pesar de las circunstancias cada vez más anormales, en verano de 1938 em-prendimos un último viaje por Alemania. Atravesamos el país entero, desde los Al-pes hasta el mar Báltico, donde mi padre había reservado cuartos en una pensión para judíos. En el viaje, hasta conseguir

Familia y amigos en la playa, años 20.

La familia Rosemanncon su DKW.

Dr. Rosemann a los 10 años en su departamento, Berlín 1937. 57

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comida fue difícil. En cada restaurant, donde paramos, nos de-cían: “Aún es temprano para servir comi-da”, o “Ya es tarde”. En el Mar Báltico, cuando queríamos bañarnos, teníamos que hacerlo en una pla�a apartada entre dos balnearios, las demás pla�as estaban prohibidas para judíos.Mi padre tenía dos hermanos en París. Nos escribieron que era posible conseguir una visa para el Perú � uno de los tíos estaba dispuesto a correr con los gastos, pero de allí surgió un problema nuevo: un polaco mató al secretario de la lega-ción alemana en París, se culpó de ello a los alemanes judíos � fueron obligados a pagar lo que se llamaba la “Judenstrafe”, una “multa” de un millón de marcos, re-partida según el ingreso estimado de las familias. A raíz de ello se agotó el dinero que nos había proporcionado mi tío. No habríamos podido huir, si un primo, que

trabajaba en Londres, no nos hubiera prestado el dinero. Fue así que pu-dimos salvarnos.En la noche del 9 de no-viembre de 1938 hubo el

Gran Pogromo contra los judíos en Ale-mania. Se quemaron centenares de sina-gogas � se destru�eron miles de tiendas. A mi padre le advirtieron, le dijeron que desaparezca de su casa. Mi madre, mi hermana � �o nos quedamos. Escondidos detrás de las cortinas vimos como policías � hombres de la SS sacaron a una vieja pareja de la casa del frente � los tiraron en un carro. Creíamos que nos habíamos salvado, pero al día siguiente vi-mos unas letras enormes, pinta-das en color rojo en plena calle � una flecha, también roja, que apuntaba hacia nuestra casa. Decía:

“Ros e mann

judío.” Hasta la puerta de nuestro depar-tamento estaba pintarrajeada. A partir de ese día �a ni me atrevía a ir al colegio.El 24 de diciembre de 1838, pudimos fi-nalmente embarcarnos en Hamburgo rumbo al Perú. Era una suerte que fuera Nochebuena. En aduanas, todos estaban mu� apurados, querían llegar a casa. Es por eso que no nos han revisado mucho, sólo rebu scaron la pequeña maleta con mis juguetes. Al cabo de cinco semanas llegamos a El Ca-llao, pero no podíamos desembarcar, porque nuestra visa decía “Mollendo, Arequipa”. Allí desembarcamos, junto con aproxima-damente 30 familias de refugiados judíos más. Algunas se quedaron en el Perú,

otras querían seguir rumbo a Bolivia � a Chile. Al cabo de unas sema-nas en Arequi-pa nos fuimos a Lima. Al prin-cipio fue difí-cil. Mi padre no podía practicar

Salida en barco de Hamburgo.

La familia de vacaciones en Baviera.

58

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como dentista. Había traído de Alemania una parte de sus instrumentos, así que los vendió, de puerta en puerta, prácticamente como ambulante. Mi hermana ma�or dio cla-ses particulares � luego consiguió trabajo en el consultorio de un médico. En aquel entonces, el Jirón de la Unión era todavía el centro comercial de Lima. Un domin-go, cuando nos paseamos por allá, vimos grandes banderas con esvásticas en tres o cuatro negocios alemanes. Eso me impac-tó mucho. Mientras tanto, �o tenía tre-ce años, tenía que regresar al colegio. Un amigo, Al-fred Rosenzweig, me llevó al Colegio Guadalupe, que era entonces mu� bueno. Los alumnos fueron mu� ama-bles conmigo, pero �o toda-vía casi no hablaba nada de castellano. Para no perder más tiempo, tomé clases particulares � estudié la no-che entera, hasta volverme

sonámbulo. Pero al final logré pasar al segundo año de secundaria en ju-

nio de 1940. Seguía con problemas con el castellano, pero en quinto de secundaria �a me había nivelado. Al terminar el colegio (…) no sabía qué hacer. Entonces un amigo me sugirió que fuera dentista como mi padre. Cinco años después me gradué. No tenía dinero para abrir un consultorio, pero la comunidad israelita de origen alemán me adelantó parte de los gastos � otros me hicieron préstamos a título personal. Así pude em-

pezar. Poco a poco mi clientela creció � lue-go trabajé también para la Lufthansa. Es que nosotros nos sentíamos alemanes, pero degradados por Hitler a alemanes de segunda categoría.”

A su salida de Ale-mania, el estado nazi había despojado a la familia Rosemann de

su nacionalidad y vivieron en el Perú como apátridas. Diez años después, la República Federal de Alemania, creada en 1949, devolvió a los Rosemann sus pasaportes alemanes. En el año de 1993, el Dr. Lothar Rosemann regresó a Ber-lín por primera vez, en compañía de su esposa, como invitados de la municipali-dad metropolitana de Berlín.

Llegada a Talara.

Alumno del Colegio Guadalupe.Foto de bodas.

Fotos : Colección Lothar Rosemann 59

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Si bien en la Segunda Guerra Mundial el Perú permaneció oficialmente neutro hasta enero de 1942, un primer inci-dente se produjo el 31 de marzo de 1941, cuando cinco buques de la Marina Mer-cantil Alemana, internados desde 1939 - el München, el Hermonthis, el Monse-rrate y el Leipzig en El Callao y el Fries-land en Paita - intentaron zarpar sin contar con el permiso de las autoridades peruanas. Los dos primeros lograron salir a mar abierto, pero fueron alcanzados al poco tiempo, siendo incendiados por sus mismas tripulaciones. Lo mismo sucedió con el Leipzig y el Monserrate dentro del puerto de El Callao, y con el Friesland, que se hundió frente a Paita al día siguiente. El incidente tuvo consecuencias políticas al conllevar la confiscación de los navíos restantes y también de los aviones de la compañía alemana Lufthansa.

Seis semanas después del ataque japo-nés a Pearl Harbor, acontecido el 7 de diciembre de 1942, el gobierno del presi-dente Manuel Prado rompió las relacio-nes diplomáticas con Alemania, Italia y

Japón. En los meses siguientes, una se-rie de leyes restringieron las actividades económicas y financieras de los ciuda-danos de los países del Eje, decretándose también la confiscación de empresas y el cierre de los colegios y las asociaciones alemanes. Entre 1942 y 1944, un total de 370 ciudadanos alemanes fueron de-portados del Perú.101 A menudo esposas e hijos peruanos siguieron voluntaria-mente a los padres de familia. “El miedo a la presencia de posibles espías nazis en Perú, la ruptura de las relaciones diplo-máticas con los países del eje � la presión ejercida por Estados Unidos llevaron al gobierno peruano a decidir la expulsión de alemanes, italianos � japoneses del te-rritorio nacional.” 102

Se procedió a la deportación de las pri-meras 220 personas en abril de 1942, en los vapores Stolin, Arcadia y Shawnee. Después de una breve estadía en Estados Unidos, los diplomáticos siguieron rumbo a Lisboa, en el buque Drottningholm, que operaba como “Mercy Ship” de la Cruz Roja Internacional. Allí fueron inter-

cambiados por los representantes diplo-máticos de los países de América Latina. Los demás alemanes fueron internados en los campos de Crystal City y Kenedy en Texas y Seagoville en Montana. Du-rante la guerra fueron intercambiados por soldados americanos, prisioneros de los alemanes, viajando también a bordo del Drottningholm o de su buque herma-no, el Gripsholm.

Por más que el confinamiento constituía una situación adversa y difícil, consta que en términos generales, los interna-dos recibieron un buen trato. En Crys-tal City las familias vivían en pequeñas casas, había una escuela para los niños, atención médica y existía la posibilidad de realizar compras por catálogo. Sin embargo, no todos los deportados apoya-ban la ideología fascista. Relata el pastor Pfäfflin: “Sabíamos que entre los alema-nes se encontraba también toda una serie de “alemanes libres”. No se sabía, quien formaba parte de ellos. A cada salida rumbo al barco de intercambio, se le pre-guntaba a cada uno en privado: ¿Quiere

Tiemposdeguerra

60

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usted regresar a Alemania? Quien contes-taba que no, podía quedarse en América [es decir, en Estados Unidos].”103

En octubre de 1944, un segundo con-tingente de 70 alemanes fue deportado del Perú hacia Estados Unidos, mientras otros alemanes se escondieron en la mon-taña y la selva amazónica para evitar la deportación. Así como en la Primera Guerra Mundial, circulaban “Listas Ne-gras” que abarcaban tanto las empresas alemanas como sus socios, proveedores y clientes.

Sin embargo, a finales de 1945, durante el gobierno del presidente Bustamante, el Perú levantó las medidas restrictivas impuestas a ciudadanos alemanes. Asi-mismo, organizó la repatriación de los ciudadanos peruanos, que al estallar la guerra se encontraban en Alemania y que no podían regresar al Perú mientras la guerra impedía la travesía por el At-lántico. Finalmente, en 1951, el Perú re-anudó las relaciones diplomáticas con la República Federal de Alemania.

Postal de un miembro de una familia, transportada a Europa desde Crystal City, dirigida a un familiar. La autora, de 17 años de edad, una hija de inmigrantes alemanes que siempre había vivido en el Perú, se dirigía a Dresden con su familia, donde le tocó vivir la destrucción total de la ciudad en los bombardeos del 13 y 14 de febrero de 1945. Marsella, 21 de enero de1945.

(Colección Familia Bartra)

61

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Las dos guerras mundiales constituye-ron poderosos hitos en los procesos de aculturación, por las desventajas que la nacionalidad alemana conllevaba enton-ces. En vez de considerarse alemanes resi-dentes en el extranjero, los descendientes de inmigrantes se identifican hoy en día como peruanos de ascendencia alemana. Conservan, en un grado variable, ciertas costumbres y recuerdos de las generacio-nes pasadas.

Mientras el régimen nazi prohibió los colegios católicos

en Alemania, obispos peruanos solicitaron el envío de

misioneras. Respondiendo a su llamado, las Madres fundadoras

del Colegio Beata Imelda se embarcaron en Hamburgo,

en 1938, rumbo al Perú. Para ellas fue una despedida para

siempre.(Archivo Colegio Beata Imelda)

El 1° de abril de 1936, el Colegio de las Madres Ursulinas inició sus labores con 84 niñas

y niños, en la Av. Arequipa 1110. El ómnibus del colegio

distribuía a las pequeñas alumnas por San Isidro,

Miraflores y Magdalena.(Archivo Colegio Santa Ursula)

10. La comunidad peruano alemana en la actualidad

El décimo octavo cumpleaños de Guillermo II, entonces exiliado en los Países Bajos.

Sentado a sus pies, mirando hacia delante, su nieto Karl Franz Joseph, quien emigró al Perú en 1959. Doorn, 27 de enero de 1939.

(Colección Familia von Preussen)62

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Después de la Segunda Guerra mundial, la vida era muy difícil en Alemania. Los inviernos de 1946 y 1947 fueron los más fríos en muchos años, casi no había combustibles, y debido a la escasez de víveres muchas personas sufrían de malnutrición. Nuevamente, muchos alemanes se decidieron a emigrar, entre ellos el técnico de imprenta Helmuth Kunze, su esposa Eva y su hija Rosemarie, quienes llegaron a Lima en 1949. El álbum de fotos de la familia Kunze ilustra la apertura a un mundo nuevo, combinado con el afán de mantener tradiciones propias, como también el desarraigo de la abuela, quien siguió a sus hijos, para no quedar sola en el viejo mundo. (Colección Familia Panizo)

Colegio Peruano Alemán Alexander von Humboldten Lima, 2006. (Archivo Colegio Humboldt)

Hoy en día, Lima concentra la mayor parte de las entidades vinculadas con la presencia alemana en el Perú, entre ellas dos parroquias de habla alemana, el Club Germania, la Beneficencia Peruano Ale-mana y la Cámara de Comercio Peruano Alemana, además de varias asociaciones culturales. El alemán se conserva en nu-merosas familias y se enseña en un total de seis colegios, siendo los más importan-tes el Colegio Peruano Alemán Alexander von Humboldt, en 1952, con unos 1550 alumnos, el Colegio Santa Ursula y el Cole-gio Beata Imelda. En Arequipa, el Colegio Max Uhle reabrió sus puertas en 1957.

La concentración de la presencia alema-na en Lima se relaciona en parte con la llegada de muchas familias antiguamente asentadas en ciudades de provincia, a raíz de las nacionalizaciones efectuadas por el gobierno del general Juan Velasco Alvara-do en los años de 1970 y del terrorismo que azotó el país en la década siguiente. Por más que la comunidad alemana en el Perú mantenga lazos culturales y económi-cos con Alemania, en la actualidad, forma parte íntegra de la sociedad nacional.

63

El 11 de noviembre de 1967 se creó la ParroquiaSan José de Habla Alemana,impulsada por el

R.P. Josef Mauermann, su párroco hasta 1969.(Archivo: Parroquia San José de Habla Alemana)

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2 Véase: Groppe, en: Groppe/Wöst,2007,6.

3 Véase:Bernecker,1997,18.

4 Groppe,op.cit.,7.

5 Véase:Bonfiglio,2001,22

6 Ibídem.

7 Véase:Ídem,17.

8 Véase:Petersen,1962,8ss.

9 Véase:O’PhelanGodoy,1999,257.

10 Véase:Petersen,1964,46.

11 Decreto promulgado por orden deS.E. Bernardo Monteagudo, citadoen:Oviedo,1861–1872,T.II,21.

12 Véase:Seiler,1992,34.

13 Baasch, 1892 ,140-142, citado en:Seiler,op.cit.,34.

14 Véase:Klüber,1970/71,77.

15 Véase.Seiler:op.cit.,51-52.

16 Véase: Rachitoff, 1999, t. II, pp. 2–12,yt.II,p1.

17 Véase: Teodoro Hampe Martínez,en:ElComercio.Lima,6.7.1983.

18 Poeppig,1827-1832,(2003),55.

19 ElComercio.19.11.1849

20 Dichaexpediciónsellevóacaboen1853conelfindecrearunacoloniaagrícolaenlazonatropicaldeMoyo-bamba.Lamayoríadelos integran-tesfalleció.Véase:Basadre,2000,t.III,599.

21 Deutsche Auswanderer-Zeitung,10.08.1852.

22 CartadeJuanGildemeisteralSena-dodelaCiudadHanseáticadeBre-men, 30.04.1853. (Archivo familiarGildemeister)

23 Literalmente: “Neglect and starva-tion”. Registro de Defunciones deAlemanesenelAntiguoCementeriobritánico.Impresión,Lima,2000,Nº26,traducciónpropia.

24 Véase:Klüber,op.cit.,76

25 Gerstäcker,1861(1973),29,31.

26 JuanLuisOrrego,2000,954,sinin-dicacióndefuente.

27 SeagradecemuyespecialmenteelaportedeWilfredoLauraContrerasaestecapítulo.

28 Véase:Habicher-Schwarz,2001,26.

29 Véase:LauraContreras,2007,13y15.

30 Véase:Gerstäcker,op.cit.,148.

31 Véase:Orrego,op.cit.,954.

32 Gerstäcker,op.cit.,145.

33 SeagradecemuyespecialmentelacolaboracióndelasfamiliasBottger,SchlaefliyLoechleenlaelaboracióneilustracióndeestecapítulo.

34 Véase:Frey/Bullón,2007,15

35 Ibídem.

36 EnriqueBöttger,en:BottgerMüller,1981.

37 Ibídem.

38 Véase:Frey/Bullón,op.cit.,58-59.

39 Véase:Petersen,1964,op.cit.,99-100.

40 von Humboldt-Dachroeden, en:Scholich,op.cit.,36.

41 Véase:Klüber,op.cit.,77.

42 Bünger,1899-1924,13. (Las indica-ciones de páginas se refieren a latranscripción maquino grafiada delmanuscrito.)

43 Gerstäcker,op.cit.,44.

44 Memoriapublicadaconocasióndelcincuentenario del Club Germania,Lima1913.

45 Véase:Gerstäcker,op.cit.,46.

46 ElComercio,12.5.1857.

47 Véase:Scholich,op.cit.,35.

48 Núñez,1977.

49 Ibídem.

50 Ibídem.

51 GarcíaJordán,1996,248.

52 Bünger,op.cit.,27.

53 Véase:Cornejo/Fendleret.al.,2004,20.

54 Bünger,op.cit.,13.

55 Gerstäcker,op.cit.,142-143.

56 Véase:Böhm,1985,57.

57 Ídem,55.

58 ClodomiroSoto,GuíadeDomiciliose Industrias de Lima para el Año1886,Lima,1886,citadoen:Böhm,op.cit.,90.

59 Böhm,op.,45,48.

60 Ídem,54.

61 Ídem,63.

62 Véase:Bonfiglio,op.cit.,104.

63 Ibídem.

64 Véase:Soto,op.cit.,citadoen:Pe-tersen,1964,op.cit.,93–96.

65 MaxE.Bromberg,CurrículodeMaxBromberg. Manuscrito, s.f. ArchivodelafamiliaBromberg.

66 Véase:DammertLira,1985,53.

67 Véase:Ídem,53ss.

68 Bünger,op.cit.,27.

69 Ídem,51.

70 Véase:Ídem,51ss.

71 Ídem,30

72 Ídem,60.

73 Seagradecemuyespecialmente lacolaboración de la señora AdelmaBenaventeen la ilustracióndeestecapítulo.

74 Véase:OrtizSotelo,enSotelo/Kisic,2002,4.

75 Véase:Ídem,4-5.

76 Véase:Ídem,6-7.

77 Véase:Ídem,8-9.

78 Información personal de la Sra.AdelmaBenavente.

79 Ackermann,1964,13.

80 Véase:Seiler,op.cit.,54.

81 Gerstäcker,op.cit.,67.

82 LamotteGildemeister,1970,e infor-maciones personales del Sr. JuanGildemeisterKraft.

83 Véase:Razuri,1965,81.

84 Véase:Ídem,82-83.

85 Véase:ArchivosdelOstendorfGym-nasium,Lippstadt.

86 InformacionespersonalesdelaSra.AnaMaríaGandolfodeJordan.

87 Véase:Reichert,en:Jochum/Millies(Ed.),2003,470.

88 InformaciónpersonaldelSr.Leonar-doAlvariño.

89 Véase:Nachrichtenblatt-RaphaelsWerk,Hamburg,1933,273.

90 Véase:Granadino,en:Scholich,op.cit.,32ss.

91 Véase:Böhm,op.cit.,101.

92 Véase:MartínezFlener,2005,91.

93 Hailer,en:Jochum/Millies(Ed.),op.cit.,180.Traduccióndelaautora.

94 Carta de Erich Schotte del06.08.1977. Archivo del ColegioAlexandervonHumboldt.

95 Basadre,1975,79.

96 Núñez,op.cit.,8.

97 Véase:Petersen,1964,op.cit.,72.

98 Véase:InformesobrelacreacióndelaSociedadIsraelitadeSocorroMu-tuodeHablaAlemana,añode1938.En: Correspondencia en Alemán.Archivo de la Asociación Judía deBeneficenciayCultode1870.

99 Trahtemberg, en: Douer/Seeber(ed.),1995,123.

100 Informaciones personales del Dr.LotharRosemann.

101 Véase:Morimoto,1999,110.

102 MartínezFlener,op.cit.,95.Fuentecitada: Deutsche Zivilgefangene inPeru, Politisches Archiv (Alemania)R41858.

103 Pfäfflin,1942.

Superíndices

Referencias

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