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  • Directora del MuseoGloria Zea

    Miembro Junta Directiva del MuseoFrancia Escobar de Zarate

    Curadora del MuseoMaría Elvira Ardila

    Asistente de curaduríaCatalina Buitrago Cuevas

    Diseño y diagramaciónDiego Velásquez L.

    Asistente de diseñoSebastián Van den Berghe

    FotografíaEstudio David ManzurOscar MonsalveErnesto MonsalveRoy Escobar

    Asistente del Maestro David ManzurÁlvaro Franco Santamaría

    PortadaDown Town Velázquez (2011) , fragmento

    Todas las obras presentes en esta publicación hacen parte de colecciones privadas.

    El Museo de Arte Moderno de Bogotá agradece al Maestro David Manzur, a Seguros Bolívar, a Cementos Tequendama, a la Fundación Arte es Colombia, Aviomar y a los coleccionistas que han hecho que esta exposición sea posible.

  • El Museo de Arte Moderno de Bogotá agradece la labor y la generosidad de la Fundación Arte es Colombia y especialmente a su Directora y Miembro de la Junta Directiva del Museo, Francia Escobar de Zarate, por el apoyo a

    Ciudades Oxidadas, ya que sin su valiosa ayuda esta exposición no hubiese sido posible.

  • Es para mí un motivo de gran orgullo presentar la exposición, Ciudades Oxidadas del Maestro David Manzur, por quien siento una profunda admiración, por su extraordinaria calidad humana y su magnífica trayectoria.

    Para nosotros es un placer llevar a cabo esta muestra que contiene 50 obras realizadas por el artista desde el año 2004 hasta el 2011, rindiendo con ella un merecido homenaje a este gran maestro que ha logrado sorprendernos década tras década con su producción artística, su lenguaje propio e inagotable, que le han valido el reconocimiento como uno de los artistas más importantes a nivel nacional e internacional y cuya obra constituye, además, uno de los pilares de la historia del Museo de Arte Moderno de Bogotá

    David Manzur con su impecable trabajo, nos invita a recorrer esas Ciudades, inspiradas de sus vivencias durante su niñez, transcurrida entre Bata, Guinea Ecuatorial en África y las Islas Canarias en España, hasta sus influencias de los Padres Claretianos y la religión católica.

    Vemos como regresa al pasado, a Las Meninas de Velázquez; para mostrar una historia que crea a partir de sus experiencias e influencias más íntimas, con las que logra ese trazo impecable que recorre cada pintura, convirtiéndola en un relato, en el que muestra como ese mundo creado por el mismo se va oxidando.

    Y es que el Museo de Arte Moderno de Bogotá es su casa, en donde ha realizado la mayoría de sus exposiciones, siendo esto un privilegio por estar cerca a uno de los más grandes artistas y creadores del continente, por tener la oportunidad de escucharlo y aprender de él, el amor por la pintura, por la historia del arte, por su oficio, por sus alumnos y por sus amigos.

    En nombre del Museo de Arte Moderno de Bogotá y en el mío propio agradezco infinitamente al Maestro David Manzur por permitirnos realizar tan maravillosa exposición y hacernos partícipes de su valioso legado.

    Ciudades Oxidadaspor Gloría Zea

    La realización de esta magnífica muestra ha sido posible gracias a la colaboración y la labor de Francia de Zarate, miembro de la Junta Directiva del Museo, a su Fundación Arte es Colombia por medio de la cual nos ha ayudado de manera activa haciendo posible hoy la inauguración.

    A Seguros Bolívar, Aviomar y a Cementos Tequendama, entidades privadas que son un apoyo fundamental en nuestra gestión. Agradezco a los coleccionistas que han hecho que esta exposición sea posible. Y por supuesto a Álvaro Franco y a todo el equipo de Curaduría del Museo y de nuevo al Maestro David Manzur.

    Los invito a hacer parte de esta muestra que tenemos la oportunidad de presentar y de registrar en este catálogo como memoria invaluable de esta exhibición.

    Directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá

  • Hace muchos años, después de caminar, conocí a David, y él me in-vitó a pasar a su ciudad, esfera mágica donde sombra y luz se disputan un lugar entre la música, la soledad y el misterio, sitio en que he visto a cientos de hombres y mujeres que como barcos gravitan entre sueños, arriban y se van, otros pocos se quedan…

    En la ciudad de David habito, conozco sus calles, y sus puertas, a ve-ces veo la música que nos hace vivir más horas, oigo sobre el silencio, la voz del tiempo que oxida los recuerdos, que sostienen la casa de David, se escucha aquel Violin que anuncia el triunfo del Arte y la Vida.

    Cientos de batallas son las del arte, en las Ciudades Oxidadas está el testimonio, de un hombre-genio, al servicio de la belleza, es la huella de un gigante, pasos y días, noches, y sueños, soledad y música, un llegar al dibujo, solitario, un sobreponerse al cansancio y dejar que sí la mano pinta el ave, el gesto de la mano es el vuelo….

    Hace años conocí a David Manzur, el pintor, el dibujante, el gra-bador, el conocedor profundo de la historia del arte, la música y la amistad, lo he visto correr para que el tiempo no le seque sus colores; sé de su soledad, de sus batallas en las Ciudades Oxidadas, fortaleza en la que él ha creado una de las series más importantes de la historia del arte colombiano y latinoamericano, testimonio de devoción al arte y a la vida, su Velázquez en el Downtown Velázquez, es demostración de amor y fe en el ser humano.

    Vivo en la ciudad de Davidpor Francia Escobar de ZarateDirectora de Arte es Colombia

  • Ciudades Oxidadas es un viaje que David Manzur ha emprendido por territorios de la memoria; aquellos territorios de espacios conquista-dos, encuentros, deseos, cruces laberínticos, cambios, nombres y muer-tes referidas que se asemejan a los relatados por Italo Calvino. Así el tránsito de Manzur es afín al que ha realizado Marco Polo por las Ciudades Invisibles, esbozando múltiples cartografías que me permiten transitar entre las ciudades que se hacen presentes en esta exposición. 

    Las Ciudades y la memoria:

    Manzur en primera instancia nos sumerge en su infancia, nos acerca a sus sueños, a sus pesadillas y a sus temores. Ciudades Oxidadas es una retrospectiva de su vida, en la que los acontecimientos se repiten, se reinterpretan y se vuelven a vivir, en donde la sucesión de hechos vuelve al punto de partida y genera de este modo la sensación de un eterno retorno.

    Las reflexiones, recuerdos, imágenes, conversaciones, viajes que en-marcan Ciudades Oxidadas se valen de una diversidad de escenarios, en especial un mítico barco oxidado y encallado en la playa de Bata. Allí, en la Guinea Ecuatorial, un lugar extraño en África, en donde David Manzur pasó algunos años de su niñez, después de migrar de su tierra colorida y natal Neira, en el departamento de Caldas.

    Su relato comienza en ese navío anclado en la arena, equivalente a una ciudad para un niño, en la que los destinos se cruzan. Una  forta-leza congelada y estática en el tiempo, que lo protege, sitio en el que hierro oxidado toma colores rojizos, una imagen surreal propicia para armar una tripulación imaginada y para ser un capitán. Allí corrió, jugó y vivió realmente la guerra, alivió la soledad y las carencias de afecto de sus padres. Esta serie adviene  con las luces del atardecer,

    la espuma blanca del mar pegando contra la ruina y el azul del cielo de otro continente, todas estas imágenes aparecen y prevalecen en las pinturas.

    Las Ciudades y el deseo:

    En inicios de la década de los 40, viajó 15 días en un barco y llegó a las Palmas en Gran Canaria. Sus padres lo enviaron a España a es-tudiar en un  colegio de padres Claretianos, que él compara con una cárcel. Esta símil se recrudece al estar bajo el régimen de Francisco Franco, en el cual la libertad se quiebra para un ser humano y sobre todo para un pre adolescente. Sin embargo, fue allí, en las obligadas misas de los colegios católicos, en donde advirtió su fascinación por la música y por las imágenes religiosas que lo han perseguido duran-te toda su vida. Basta recordar su serie de San Sebastián. Pero tam-bién, encontró en  sus corredores solitarios y  claro-oscuros las imáge-nes católicas que lo obsesionaría toda su carrera.

    Desde la década de los 80, Manzur con el ánimo generoso de docen-te, que siempre lo ha caracterizado, ha deseado explicarle a sus estu-diantes los secretos de la pintura que acogen a Zurbarán, la destreza de los efectos de la luz, el color y los ambientes místicos religiosos. Estos secretos evocan por supuesto sus caminatas y sus charlas con las figuras de los santos en el claustro, donde estuvo interno hasta en sus vacaciones. 2

    Manzur convoca a sus alumnos a realizar performances y puestas en escena en torno a la vida de Zurbarán, memorias sin tiempo, rollos oxidados de cinta, de muchas horas de grabación que hoy han sido editados de su formato original de súper 8. Estos fragmentos  tejen la vida o escenifican una pintura del español. Manzur se aproximó al

    “En los siglos de degradación la ciudad, vaciada por las pestilencias, rebajada de estatura por los derrumbes de viguerías y cornisas y por los desmoronamientos de tierra oxidada y obstruida y por incurría o ausencia de los encargados de la conservación, se repoblaba lentamente al reemerger de sótanos y madrigueras, hordas de supervivientes que como rato-nes hormigueaban movidos por la manía de hurgar  y roer y también de arrebañar residuos y frangollar, como pájaros haciendo su nido.” 1

    Las Ciudades Invisibles, Italo Calvino

    De las Ciudades OxidadasUn eterno retornopor María Elvira ArdilaCuradora del Museo de Arte Moderno de Bogotá

  • 1. Calvino, Italo, las Ciudades Invisibles ,Minotauro, primera edición ene México, 1991

    2. No hay  que olvidar que Zurbarán fue uno de los artistas más influyentes en el período de la Colo-nia en América, se documenta que entre 1647 a 1665, siete envíos de 130 pinturas por encargo,  lle-garon a nuestro continente. Estas imágenes han estado presentes en nuestro imaginario colectivo, en esa educación inhibidora dada por la religión católica. 3. Una de las propuestas de la alquimia era encontrar la transformación de otros metales en oro, ya que una de la característica de éste es que no se oxida, a diferencia de otros metales podríamos  decir que el oro es inmortal,  los elementos que se oxidan son perennes.

    cine experimental, tal vez las condiciones no se dieron, su vida ascética y monástica no lo permitió, o su fuerte inclinación hacia el dibujo y la pintura le ganaron la batalla al teatro y al cine, dos de sus pasiones.

    Las Ciudades y los muertos:

    El ruido de los aviones, las bombas estallan. Profesores y estudiantes del internado corren hacia el refugio de Canarias, paradójicamente en este resguardo se come bien y se duerme mejor. Las imágenes de la Segunda Guerra Mundial siguen vivas; la herida y el horror de Auschwitz están presentes. El desgarrador  Sebastián  de Manzur como las experiencias de Primo Levi parecen hallarse en medio de la locura y los lamentos, alu-den a la imposibilidad de la razón y de recobrarse de la sensación de estar perdidos enla nada y no dar posibilidad a la razón.

    El grito de Sebastián y el mayor campo de exterminio humano fue-ron las primeras imágenes que se revelaron en sus Ciudades oxidadas. Las alucinaciones de la conflagración, la muerte, la contradicción de haber recibido siendo un niño chocolates de parte de los soldados nazis y de fascinarse por sus aviones para detallarlos en sus bocetos.  Sebastián ya no es un santo, ya no busca la proporción como lo hizo anteriormente, ahora, el dolor humano es lo que más importa.

    Luego, tras el cambio de escenario, vivirá en Estados Unidos en la década de los 60, las experiencias de uno de los seres más entrañables en su carrera: el constructivista Naum Gabo y el de su esposa Miriam, sobrina de Chagall uno de los pintores que evocan la alegría y la tra-dición del pueblo judío, lo implicará más en la historia de una de las vergüenzas más grandes del ser humano: el Holocausto.

     Las Ciudades Mortales:

     El epicentro de la ciudad, de ese barco que navega en la recordación

    del artista, es la pintura Down town Velásquez. Esta ciudad fantasmal, olvidada en el tiempo, es el centro de una cofradía de fieles en don-de Meninas, caballeros con máscaras, caballos, ruedas, el jinete fantas-ma, la infanta Margarita, el cubismo, y por supuesto el mismo Manzur, que aparece en un autoretrato de rodillas en el primer plano, tienen como dedicación la devoción y el  tributo a Velázquez, el mejor  pintor y la figura más importante del barroco.

    Su pintura agudiza el homenaje al hacer una puesta en escena que devela las grietas fantasmagóricas que gracias al oficio,  las fuertes lu-ces, crea una atmósfera escenográfica que da paso a un juego de líneas y sombras en aquel buque, que a lo mejor ha naufragado.

     “El mundo entero se está oxidando, hasta las Meninas”. ¿ A qué se refiere

    Manzur cuándo afirma esta frase? Manzur se refiere al deterioro ambiental, a la oxidación del color en

    la pintura real en el Museo del Prado, a la huída de los habitantes y el hundimiento de la ciudad de Venecia; a un paso de la alquimia en el que nos está reafirmando nuestra mortalidad. 3

    En Ciudades Oxidadas, el artista de manera inteligente no sólo nos muestra la mortalidad del buque, de las formas modernas y por su-puesto la de todos nosotros.

     Las Ciudades y el nombre:

     El paso del tiempo, por supuesto desvanece la lógica en la memoria,

    los palacios de los recuerdos se desmoronan, nos hacen frágiles y de-masiado humanos.

    Las Ciudades oxidadas se despliegan en las ciudades invisibles, ciu-dades que permiten que  Marco Polo, el joven veneciano, interpele a Manzur para encontrar las rutas trazadas por el artista. Entonces, para encontrar estas ciudades ocultas, sólo hay que abrazar las rutas del esas Ciudades Oxidadas.

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    El martirio de Sebastián en Auschwitz (2005)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    El martirio de Sebastián en Auschwitz (2005)Mixta sobre lienzo / 160 x 130 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    El martirio de Sebastián (2004)Acrílico y carboncillo sobre lienzo / 150 x 120 cm

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    Infanta (2011)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Sin título (2007)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    Ciudad Cenizas (2010)Mixta sobre lienzo / 70 x 90 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    La Ciudad Oxidada (2006)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    Sin título (2006)Mixta sobre lienzo /130 x 160 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Sin título (2006)Mixta sobre lienzo / 160 x 200 cm

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    Caballo Blanco (2010)Mixta sobre lienzo / 50 x 70 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Menina Durmiendo (2011)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    Pared Verde (2009)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Caballo oxidándose (2009)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    Jinete Roto (2010)Mixta sobre lienzo / 60 x 80 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    La rueda roja (2010)Mixta sobre lienzo / 60 x 80 cm

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    Venecia (2011)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Caballo de plomo (2008)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    Sin título (2008)Pastel sobre papel / 55 x 37.5 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Sin título (2005)Mixta sobre lienzo / 160 x 130 cm

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    El toro y la luna (2005)Mixta sobre lienzo / 160 x 130 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    La puerta (2007)Mixta sobre lienzo / 100 x 150 cm

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    La ciudad de mi memoria (2006)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Sin título (2006)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    El juego (2007)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Monja cantando (2008)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    Sin título (2008)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Sin título (2007)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    Roma 2 (2011)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    La máscara (2011)Mixta sobre lienzo / 50 x 70 cm

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    Mecánica de una corrida (2008)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    El caballero azul (2010)Mixta sobre lienzo / 60 x 80 cm

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    El último juego (2010)Mixta sobre lienzo / 60 x 80 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Sin título (2009)Pastel sobre papel / 55 x 75 cm

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    Sin título (2006)Mixta sobre lienzo / 100 x 150 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Homenaje a un toro herido (2005)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    Sin título (2007)Mixta sobre lienzo / 100 x 150 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Sin título (2008)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    Caballo de noche roja (2011)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Rembrandt a caballo (2010)Mixta sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    Jinete fantasma (2003)Acrílico sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    El combate (2003)Acrílico sobre lienzo / 130 x 160 cm

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    Down Town Velázquez (2011)Mixta sobre lienzo / 80 x 300 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

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    Caballos en el circo (2011)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Exitequus (2011)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    Caballos Z (2011)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Jinetes amarrados (2011)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    Jugadores (2011)Pastel sobre papel / 75 x 110 cm

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

    Roma 3 (2011)Carboncillo sobre papel / 75 x 110 cm

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    Fotogramas del video Memorias sin tiempo

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

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    David Manzur en su estudio (2011)

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    DAVID MANZUR / CIUDADES OXIDADAS

  • La obra de los últimos años de David Manzur se ha caracterizado, no sólo por el virtuosismo en su realización sino por la pertinencia de sus metáforas y alegorías. Su pintura revela desde el primer momento profundos conocimientos del arte de la pintura, pero no sólo de su historia, de su evolución y de los aportes que se han hecho en cada época y con cada técnica, sino también de las destrezas adquiridas por sus propias experiencias, por sus experimentos, por sus incursiones en distintos objetivos y estilos y por su ánimo intelectualmente inquieto, indagador, dispuesto siempre a llegar al fondo de cualquiera de las disci-plinas y de los hechos que han despertado su curiosidad y motivado sus investigaciones, por ejemplo: la música, el teatro, la astronomía, la religión, la literatura, la historia, la enseñanza y la cultura.

    En ese sentido podría decirse que su trabajo es interdisciplinar, pero no porque se haya dispersado en varios rumbos simultáneamente, sino porque ha sabido conjugar todos esos saberes, discernimientos y ex-periencias en su pintura y en su actividad artística en general, aunque no siempre de manera directa, sino también como trasfondo de sus logros, como fuente que alimenta sin salir a la palestra, pero que es fundamental, no tanto para la erudición que aflora en sus trabajos, sino para el interés y complejidad de sus contenidos.

    Lo anterior es perfectamente detectable en esta exposición del Museo

    de Arte Moderno de Bogotá, cuyo sólo título, Ciudades Oxidadas, no sólo involucra una consideración crítica y escéptica, sino que implica decadencia, desgaste, destrucción, haciendo manifiesto que entre los propósitos del artista se cuenta, además de la perfección en las represen-taciones, la transmisión de comentarios, a través del símil y la fantasía, alrededor del arte, de la vida y de la sociedad contemporánea.

    Sus últimas pinturas mantienen, como era de esperarse, vínculos

    estrechos con sus trabajos anteriores, pero habiendo elaborado sobre ellos nuevos y pertinentes objetivos expresivos y nuevos y pertinentes planteamientos pictóricos, obligan al observador a cambiar de ángulo en la apreciación de su producción, a mirarla desde varias perspectivas simultáneamente, a escudriñarla con la mente alerta a nuevos señala-mientos, y al mismo tiempo a disfrutar de una ejecución en la que es claro que la meta es la excelencia.

    Las Ciudades Oxidadas son obras, por ejemplo, que prosiguen lo enunciado en su serie de San Jorge y el Dragón, en lo que atañe a la preponderancia que tienen los caballos, y en la construcción de un es-cenario entre medioeval y contemporáneo. En estos últimos trabajos, sin embargo, el ambiente es más claramente agorero, infausto, peli-groso, y por tal razón lo que antes pudo considerarse lirismo visual, se ha transformado en épica visual. Su pintura sugiere ahora peligro y pesimismo, y no simplemente ensueño y poesía, y sus argumentos se presentan ahora encarnados en una especie de hidalgos gentilhombres

    Ciudades Oxidadaspor Eduardo Serrano

  • de construcción metálica, que permiten una asociación con los robots, y que se desintegran paulatinamente a lo largo de la exposición hasta desaparecer.

    Sus caballos siguen siendo animales de gran gracia y fortaleza, los cuales ya no sufren los zarpazos del dragón, sino la violencia de su lucha contra toros o contra extrañas ruedas que parecen tener vida propia. Los equinos participan igualmente de las luchas de sus respec-tivos jinetes contra rayos misteriosos dirigidos, como un premonitorio láser, por figuras femeninas que pasaron de ser princesas encerradas, a convertirse en una especie de magas de lata y seda, o contra otros caballeros, sus pares, que unas veces se muestran en la escena y otras veces, como un enemigo imaginario o invisible que puede aparecer súbitamente, se intuye, se sospecha, e imbuye las escenas con misterio y con terror.

    Las representaciones de caballos de Manzur son realmente espléndi-das, no sólo porque en ellas se sigan claramente los valores tradicional-mente vinculados con la pintura clásica como la fidelidad anatómica, la atención al detalle, la definición minuciosa y la claridad compositiva, sino por el dramatismo que les aportan sus tensos músculos y dilatadas venas. Son caballos que compendian toda la belleza reconocida en este animal, con su cabeza de largos huesos, sus músculos crispados, sus ancas poderosas y su piel suave y sedosa. Pero al tiempo que realistas en su manera de pintura, también son caballos ideales, cuyas crines en algunas ocasiones parecen haber crecido desmesuradamente, y cuya atractiva y enérgica presencia resume muchas de las cualidades de los más famosos caballos de la historia: la versatilidad de Pegasso, la re-sistencia de Bucéfalo y la intrepidez de Babieca, el brioso corcel de el Cid que ganó la última batalla a todo galope con el héroe ya muerto atado a su silla.

    Un armónico diálogo entre la penumbra y los reflejos y entre el color de tonalidades variadas pero premeditadamente grisáceo de la mayor parte de cada obra, e intenso y refulgente en algunas pequeñas áreas, aumenta el misterio de las imágenes y agudiza el drama que represen-tan. En estos trabajos, aunque su ánimo no sea promisorio, de todas maneras permanece la sensación onírica, de visión o ensueño, la cual se hace especialmente notoria en el entorno, en la ciudad fantasmagórica donde se desarrollan los acontecimientos.

    Porque pese a la prominencia que siguen teniendo en sus pinturas los caballos, los toros, y la luna, las verdaderas protagonistas de estas obras, según lo delata el título de la muestra, son las ciudades que sir-ven de escenario a los avatares de equinos y jinetes y que cada vez se han tornado más misteriosas y sombrías. Ciudades de un variado pero inevitablemente grisáceo monocromatismo, y ciudades crepusculares, solitarias como si sus escasos habitantes se hubieran desplazado en

    busca de menos deterioro y de más vida. Los gruesos muros de las construcciones y los angostas callejuelas nos trasladan a tiempos re-motos, pero las antenas aéreas, que con frecuencia rematan en enigmá-ticas ruedas, devuelven al observador al mundo actual, donde, al igual que en sus pinturas, es perceptible una latente violencia.

    Los espacios son inciertos y enigmáticos tratándose por lo general de parajes donde las casas de grandes ventanales con rejas protectoras, sirven de refugio a los escasos y amedrentados testigos de las escenas. Parajes intrigantes, producidos por la fértil combinación de imagina-ción y recuerdos, en algunos de los cuales la luz, ese elemento indis-pensable y que Manzur sabe manejar magistralmente, resalta algún ámbito o algún muro, sin alcanzar a desterrar el ambiente azaroso de la decadencia.

    Y son ciudades enmohecidas, corroídas, olvidadas, que traen a la me-moria el concepto de “estética del deterioro” de que hablaron en algún momento Álvaro Mutis y Marta Traba, pero sin que su trabajo tenga ningún punto en común con sus respectivas teorías. No se trata de un comentario sobre el arte efímero, sin permanencia, de que hablaba Traba, ni se trata del proceso estético-literario a que aludía Mutis. Se trata más bien del señalamiento de la belleza que puede encarnar la decadencia, de la secreta magia que se encuentra en el peligro, de los reflejos que no alcanza a opacar el desgaste, de la añoranza que logran suscitar las ruinas, de todo eso que puede resultar deleitable aun en medio de temor, de la inminencia del desastre y la devastación, y que puede encontrarse, al igual que en sus pinturas, en la vida cotidiana de este apenas iniciado siglo XXI.

    Las Ciudades Oxidadas de Manzur, son, en conclusión y por arte de la metonimia, señalamientos al momento actual del mundo y del país, pequeñas urbes que reflejan el estado anímico global en esta época de inundaciones y terremotos, de tsunamis y deforestación, de “primave-ras políticas” e “indignados”, es decir, de una creciente insatisfacción de la sociedad y el hombre contemporáneo con su entorno físico, político y moral, aunque se alcance a vislumbrar aquí y allá, la particular acep-ción del artista de la “estética del deterioro”.

    A pesar de su atractivo cromático y formal, las últimas obras de Manzur hablan más del presente que del pasado, más de situaciones y circunstancias eventuales que de tiempos de nobles caballeros y don-cellas recatadas, y por tal razón, sus épicas visiones constituyen conje-turas y reflexiones perfectamente válidas y pertinentes para el hombre y la sociedad contemporánea.

  • 1929

    Nace en Neira, Caldas, Colombia. Hijo de Cecilia Londoño de ances-tro antioqueño y del comerciante libanes Salomón Manzur.

    1935 Junto a sus padres abandona el país, a causa de la depresión económica y navegan más de un mes en un viaje de emigrantes.Vive con sus padres desde los 3 hasta los 12 años, en Bata, Guinea Ecuatorial, África.

    Realiza sus estudios básicos con los Padres Claretianos en La Guinea Ecuatorial. Debe sus recuerdos amables a Monteverdi y a otros músi-cos polifónicos que oía en los coros de la iglesia; al gran teatro de Calderón de la Barca y a ceremonias religiosas.

    1942

    Viaja con su Mamá a Islas Canarias, España a estudiar en el Colegio San Antonio, en plena Segunda Guerra Mundial y bajo el régimen de Francisco Franco.En el comedor del Colegio encuentra una pintura de Zurbarán y por los corredores obras de la Escuela Sevillana del siglo XVII.

    1946

    Regresa a Colombia y finaliza sus estudios en el Colegio de los Hermanos Maristas de Armenia.

    1951

    A los 22 años se traslada a Bogotá a estudiar actuación.Realiza sus estudios en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá, tiene como profesor a Ignacio Gómez Jaramillo. Conoce a la poetisa Emilia Ayarza, quien le presenta a Alejandro Obregón, a Enrique Grau, León de Greiff, Jorge Zalamea, entre otros intelectua-les y artistas del momento.

    Estudia en la Escuela de Arte Dramático, donde conoce a Victor Mallarino, quien lo dirige en varias obras de teatro.

    1953

    Realiza su primera exposición en el Museo Nacional, obras figurativas con un acento surrealista. Esta muestra es presentada por “Calibán” en su columna La Danza de las Horas, en el periódico El Tiempo. Durante esta década Manzur actúa para teatro, a su vez produce esce-nografías murales y vitrales.

    1954

    Trabaja en Madrid en la escuela San Fernando.

    1955

    Hernando Salcedo y Manuel Drezner realizan el montaje de la Historia de un soldado de Stravinski, Manzur es el protagonista. En uno de los ensayos conoce a Marta Traba, a quien considera como “una querida enemiga”.

    1956

    Estudia en el Art Student`s League y en el instituto Pratt de Nueva York, vive el apogeo del arte abstracto. Se especializa en grabado y dibujo.

    1957 Para muchos es el verdadero comienzo de su carrera, ya que presenta sus primeras obras características.

    1961

    Gana una mención en el XIII Salón de Artistas Colombianos, por su obra Composición para una flor.

    En este Salón conoce a José Gómez Sicre, Director del Departamento de Artes Visuales de la OEA, quien lo invita a participar en una ex-posición que le abre las puertas en Estados Unidos.

    Obtiene la Beca Guggenheim por dos años consecutivos, otorgada por la misma Fundación, Nueva York.

    Breve Cronología de David ManzurPor María Elvira Ardila

  • 1962

    Recibe el XI Premio Fundación Guggenheim, Nueva York.

    1964

    Gana la Beca de Estudios en el Pratt Graphic Art Center, otorgada por la OEA, Nueva York.

    Hace parte de la VI Bienal de Sao Paulo, Brasil.

    Participa en el Primer Salón de Intercol, llevado a cabo en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. El primer premio correspondió a Fernando Botero, y dos premios de adquisición fueron otorgados a la obra de David Manzur.

    1963

    Realiza el curso sobre astronomía, atraído por sus lecturas de Julio Verne, en el Instituto de Ciencias de Chicago.Hace parte de la Exposición Arte de América y de España, Madrid.

    1964

    Recibe la beca de la OEA para realizar su especialización en dibujo y grabado en Nueva York. Conoce en Chicago a Naum Gabo, de quien será su asistente.

    1966

    Regresa a Colombia.

    Crea el taller David Manzur que opera en Bogotá hasta 1986. Obtiene la Mención de Honor en el XVIII Salón de Artista Nacionales, por su obra La Luna de Valentina.

    1970

    En la década del 70 tendrá un interés en la historia del arte y en el renacimiento en particular.

    En esos años, produce junto a sus estudiantes del Taller, una película con el propósito de enseñar y explicar la pintura Zurbarán.

    Participa en la II Bienal de Coltejer, Medellín. Gana el premio que otorga la Gobernación de Antioquia.

    1971

    Realiza en la ciudad de Cali un vitral de 35 m2.

    1972

    Realiza la muestra Tres Años en la Obra de David Manzur, en la Biblioteca Luis Ángel Arango. La exposición comprende 30 obras, realizadas con hilos de nylon.

    1975

    Consuma el Mural Elementos del Progreso, de 85 metros cuadrados, hecho con estructuras de hierro sobre concreto para el Club de Empleados Oficiales de Bogotá.

    1978

    La Galería Belarca expone los retratos de una amiga con la cara de la Mona Lisa y de Juana Seymour de Holmen, sus particulares moscas se harán presentes en estas pinturas.

    1979

    Participa en el proyecto de Murales Urbanos de Miami en donde realiza Florida Astropuerto, para el National Central Bank of Miami.Inicia la serie de Bodegones que continua por varios años, Naturalezas Muertas, las que muestran copas, frutas, instrumentos musicales y par-tituras.

    1981

    Seguros Bolívar edita su primer libro titulado David Manzur, que reúne 20 años de trabajo.

    1985

    Hace parte de la exposición Cien Años Arte Colombiano, curada por Eduardo Serrano, Museo de Arte Moderno de Bogotá.

  • La Galerìa Acosta Valencia con colaboración del taller Punto y línea, lanza la carpeta de grabados La Noche de San Jorge.

    1987

    Concluye el Tapiz del Unicornio, proyecto que realizó durante 22 años. Mide diez metros de largo, un trabajo meticuloso. Aparece un unicornio, cazadores, caballos, varias mujeres renacentistas con vesti-dos de colores y ricos brocados, las más diversas aves, conejos, perros y cerca de cinco mil flores diferentes. Manzur empleó para este trabajo un soporte de tela, superpuso otras telas con textura y laminó parte de la superficie con hojillas de plata y oro.

    1988

    La Galería Alfred Wild presenta su serie Caballos y Jinetes, su referen-te para estas pinturas ha sido las batallas ecuestres pintadas por el florentino Paolo Uccello.

    Presenta una gigantesca pintura y una serie de dibujos que nacen a partir de la muerte del futbolista Andrés Escobar, para Manzur este será el nuevo mártir San Sebastián.

    1989

    El Museo de Arte Moderno lanza el libro de grabado el Beso de Dios, 16 aguafuertes y 6 litografías y textos de Juan Gustavo Cobo Borda que se basan en el misticismo de Santa Teresa de Jesús.

    1994

    Expone en la Galería Alfred Wild su serie dedicada a Antonio Morales un actor de Neira, su pueblo natal, donde Morales representaba esce-nas dramáticas de la vida de San Jorge. Esta serie está inspirada en una historia que representó su Madre y a Antonio Morales en los teatros de Caldas.

    1996

    Realiza el afiche de la VII versión del Festival de Cine de Bogotá.Realiza el calendario institucional de Collantas y lo lanza con obra Maripaz Jaramillo y Manuel Hernández.

    1997

    La Galería el Museo lanza el calendario de San Jorge y el Dragón.

    2001

    Recibe el Premio Aplauso el 22 de octubre en el Teatro Colón.El Museo de Arte Moderno expone un pez en mi estancia.

    2004

    La Galería Mundo realiza la exposición 10 variaciones sobre un tema onírico.

    Realiza un taller en Cartagena para la Institución Universitaria de Bellas Artes, para 27 jóvenes estudiantes de artes plásticas con el apoyo de la Fundación Arte es Colombia.

    2005

    El Museo de Arte Moderno de Bogotá lanza el libro del año del Banco Davivienda dedicado a labor artística de 50 años de David Manzur. El libro incluye un texto del crítico Eduardo Serrano en el que explica la trayectoria del pintor.

    2008

    En conferencia David Manzur y el científico Camilo Ginas, realizan una charla en torno del arte y el cerebro en Maloka.

    2009

    Recibe el reconocimiento por toda una vida dedicada al arte, Proartes XIV Festival Internacional de Arte, Cali.

    2011

    Realiza la exposición Ciudades Oxidadas, Museo de Arte Moderno de Bogotá.

    Esta exposición conmemora los 82 años de vida del Maestro y sus 60 años de trayectoria artística.

    Ciudades Oxidadas es un viaje que David Manzur ha emprendido por territorios de la memoria; aquellos territorios de espacios conquistados, encuentros, deseos, cruces laberínticos, cambios, nombres y muertes. Es un homenaje a dos pintores del Barroco: Francisco de Zurbarán y a Diego Velázquez.

  • David Manzur en su estudio (2011)fotografía por Roy Escobar

  • Memorias sin tiempo

    Estas imágenes fueron filmadas en el formato de cine Súper-8 por el Pintor David Manzur en la década de los 80, con el apoyo y la contribución de todos los estudiantes del Taller Experimental David Manzur que el dirigía en la ciu-dad de Bogotá. Esta obra fue rescatada gracias a la: “Beca de Gestión de Ar-chivos y Centros de Documentación Audiovisual, “Imágenes en Movimiento” 2010, otorgada por la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura al señor Jaime Gutiérrez Jaramillo. La digitalización del material se realizó en el laboratorio de cine en Súper-8, KinoLab-Colombia (www.kinolab.co.cc) bajo la dirección técnica de Enrico Mandirola.

    Autor y Dirección imágenes: David ManzurConcepto Visual y Edición de los Videos: Enrico Mandirola

    Formato Original: Súper-8,Presentacíon: Video en Doble pantallaDuracíon: IndefinidaMusica: Joan La Barbara, PanSonic, Steve Roach&ThuptenPema Lama

    Concepto:

    El pasado como presente, imágenes como reflejo de una memoria sin tiempo.Ojos que miran la repetición de unos rituales sagrados. Guerreros,Obispos,Brujas y Dioses,Músicas y Voces,Ritmos Electrónicos que nos llevan a vivir una experiencia única.La desincronización voluntaria de cada elemento abre una puerta sobre el azar de la vida, como un flujo de memoria, como en un sueño donde los elementos aparecen sin lógica aparente…

    El pasado como presente se fija sobre imágenes oxidadas como retrato de un camino hacia el horizonte.

    Entre! Espectador de la memoria, y deje que estos fotogramas sonoros, únicos e irrepetibles, se revelen como huella del pasado.

    Enrico Mandirola

    Créditos del video

  • DirectoraGloria Zea

    Junta DirectivaMiembros HonorariosLuis Carlos Sarmiento AnguloAndrés Uribe Crane

    PresidenteBelisario Bentancur

    Junta DirectivaJean Claude BessudoCarlos Eduardo GutiérrezJorge Cárdenas GutiérrezJosé Antonio LloredaJorge MolinaDiego Pizano SalazarJorge Enrique Ramírez OcampoOctavio RoldánJaime Ruiz ZambranoRafael NietoFrancia de ZarateMaría Consuelo AraujoSantiago CárdenasNohora HaimeMartin NovaJosé Darío Gutiérrez

    Departamento de CuraduríaCuradoraMaría Elvira Ardila

    Asistente de CuraduríaCatalina Buitrago Cuevas

    Diseño y DiagramaciónDiego Velásquez L.

    Departamento de Conservación y RegistroJaime Pulido

    Departamento de FotografíaErnesto Monsalve

    Departamento de Educación y DesarrolloViviana Cárdenas

    AsistenteAnaís Maldonado

    Museo de Arte Moderno de Bogotá

    Departamento de PrensaDaniel Nieto

    Departamento ComercialDirector de MercadeoRené Coronado

    Mercadeo y PublicidadAlberto Matallana

    Departamento Financiero y AdministrativoYolanda Paipilla

    AsistentesRosaura OspinaAmparo Lozada

    Secretaría y RecepciónAyde MorenoNancy Henao

    Auxiliares AdministrativosPablo Galindo

    BibliotecaNury Bohórquez

    MontajeEnrique GarzónHéctor ReyesHéctor AcostaFernando Valencia

    Museo de Arte Moderno de BogotáCalle 24 #6-00www.mambogota.com

    ImpresiónPANAMERICANA FORMAS E IMPRESOS S.A

    ISBN: 978-958-9058-68-8Impreso en Colombia / 2011