Disimulado cautiverio la utopía jesuítica del paraguay

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UNED Ávila, julio de 2013 Juan A. Granados Loureda “Disimulado cautiverio”, la teocracia jesuítica del Paraguay (1609-1750); realidad y ficción en la “Tierra sin mal”

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UNED Ávila, julio de 2013

Juan A. Granados Loureda

“Disimulado cautiverio”, la teocracia jesuítica del Paraguay (1609-1750); realidad y ficción en la “Tierra sin mal”

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“Los guaraníes contemporáneos nada saben, nada recuerdan de aquel reino, de aquel “disimulado cautiverio”, en el que fueron perdiendo su ser natural mientras se iban “humanando”, según clamó uno de sus chamanes disidentes. Pasan ante las ruinas sin verlas. Ningún mito, ninguna leyenda, quedó entre los guaraníes contemporáneos de los chamanes blancos, de aquellos “hechiceros de Dios” que les habían prometido conducirlos hasta la verdadera “Tierra sin males” por otros derroteros que por los anunciados en la profecía inmemorial”.

 (Augusto Roa Bastos: Entre lo temporal y lo eterno, prólogo a la obra:

Tentación de la utopía: las misiones jesuíticas del Paraguay, de Jean-Paul Duviols y Rubén Barreiro)

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1- Un poco de “historia jesuítica”

-La América hispánica: “Reducción” vs “Encomienda”

-En el Paraguay las primeras reducciones fueron cosa de franciscanos, luego desarrolladas por los ignacianos bajo la idea misional de San Francisco Javier:

•La movilidad apostólica: cuarto voto de obediencia al Papa en lo que se refiere a las misiones específicas a las que éste les pueda destinar.

•La adaptación misionera (inculturación). San Ignacio pidió a los jesuitas adaptarse a las personas y pueblos evangelizados con dos actitudes: la captación piscológica de los destinatarios del mensaje cristiano y la inculturación, es decir, el conocimiento, la estima y aceptación de los valores culturales (tradiciones, lenguas y costumbres) de los pueblos evangelizados.

•La promoción humana: oficios artesanos y progresos técnicos.

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Desde que el Prepósito General de los jesuitas, Claudio Mateo Acquaviva crease el 9 de febrero de 1604 la Provincia Jesuítica del Paraguay, cientos de jóvenes padres, algunos casi niños, navegaron desde todas partes de Europa a lo largo de tres largos meses para alcanzar el Río de la Plata y las anheladas Reducciones, creando con su ánimo inquebrantable un mundo “fuera del mundo” más firme y duradero que cualquier otra experiencia social que de cerca o de lejos se pueda calificar de utópica.

En 1609 los Padres Marcial de Lorenzana y Francisco de San Martín fundan la primera reducción: San Ignacio Guazú. Hacia el 1700, la provincia jesuítica del Paraguay constaba de una treintena de florecientes reducciones en las que vivían cerca de 100.000 guaraníes atendidos por 250 padres.

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Ante la presión paulista, en 1631 el padre Ruíz de Montoya dirige el “gran éxodo” hacia los valles del Paraguay. En 1638, Ruiz de Montoya, entonces Superior General de las Reducciones, viajó a Madrid para pedir al Rey que suspendiera la legislación que prohibía a los indígenas poseer armas de fuego y logró convencer a la Corte para dotar a las Reducciones de armas de fuego y adiestrar a los nativos en su uso. En marzo de 1641, en la confluencia del Río Uruguay y del Río Mbororé, un ejército de 4.000 guaraníes aniquiló a una expedición de 3.000 paulistas. El área de las reducciones queda así configurada en torno a los caudales del Paraná y el Uruguay.

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Mapa general de las misiones en su momento de máxima expansión, a caballo entre los actuales Paraguay, Brasil y Argentina

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Una organización cartesiana, uniforme y sin fisuras

•Los Padres eran la máxima autoridad civil y religiosa de la Reducción. En cada una debía haber, al menos, dos Padres: el párroco, responsable de la economía, la construcción y la administración y el Padre menor, responsable de la catequesis, del cuidado de los enfermos y de los servicios religiosos.

•El gobierno de la Reducción correspondía al Cabildo, un concejo formado por indígenas, con autoridad sobre la población. Al frente del Cabildo estaba el Corregidor, encargado de la justicia y dos Alcaldes, encargados de velar por las buenas costumbres, castigar a los holgazanes y los vagabundos y cuidar de que todos cumplieran sus obligaciones. También había alguaciles, un mayordomo o ecónomo, un portero y un sacristán.

•En las Reducciones existía un sistema judicial y una organización de policía, con un contenido esencialmente preventivo. No existía la pena de muerte. Los delitos eran castigados normalmente con la pena de azotes en la plaza y en presencia de uno de los Padres.

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“Ciudades de Dios” en la “Tierra sin mal”

“Se elige con mucho cuidado el lugar donde se ha de establecer una misión, cuidando que se trate de un lugar despejado y saludable, en lo alto, sobre alguna colina o loma retirada de pantanos y aguas estancadas. Todos los pueblos se organizan en cuadro de 150 varas de lado, rodeando la gran plaza principal; en tres de sus costados se disponen las viviendas de los guaraníes y en el frente principal la Iglesia, con el cementerio a su lado izquierdo y la casa de los padres, los talleres comunales, graneros y almacenes al derecho. Existe también junto a la tapia del cementerio una casa para mujeres viudas o de vida dificultosa que le dicen de “recogidas”. Este esquema principal, no se altera jamás. Impresionan las iglesias, algunas tan capaces como una catedral española. Son al estilo jesuita, de tres naves, una principal y dos con capillas laterales como es ordinario en sus iglesias matrices. La única excepción es su iglesia principal de Candelaria que es de cinco naves. Tienen las iglesias de largo 60, 80 o más varas, de ancho entre 26 y 30. Usan indistintamente el sillar y la mampostería, según para la parte que se necesite el aparejo, siempre utilizando la roja y dúctil piedra arenisca del país. El techo estriba en gruesos pilares de madera de un árbol poderoso y altísimo que llaman Tajivo o Lapacho, cuya madera nada tiene que envidiar a los mejores robles nuestros.”

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“Las calles se trazan derechas a cordel y tienen de ancho 16 o 18 varas. A su largo, se disponen corridas las casas de indios, todas con soportales de tres varas de ancho o más, para evitar el enojo de la lluvia diaria. Las casas son también iguales, fabricadas en piedra o adobe, con cubierta de teja. Tal es su uniformidad, que no hay una más alta que otra. Cada una consiste en un sencillo aposento de siete varas en cuadro, que engloba alcoba, cocina y retrete, separadas por esteras cuando se precisa. Las puertas son de madera y para tapar las ventanas no usan cristal, difícil de conseguir aquí, sino un cuero de vaca bien tenso que ampara de la intemperie y permite el paso de la luz. Cada casa acoge a una familia y, muy a menudo, al hijo mozo con su mujer. Todos duermen en cómodas hamacas fabricadas en red de algodón, apenas usan sillas y cuando las construyen son muy bajas, como de niño, pues prefieren conversar desde la hamaca o simplemente sentándose sobre las esteras que cubren el suelo terrero. Admira el ingenio que han mostrado los padres a la hora de buscar un recebo sustituto de la cal, pues aquí no hay más que esa roja piedra ferruginosa que no sirve para tal menester. Me han contado que para blanquear las construcciones calientan caracoles a fin de quitarles todo lo que no sea concha, muelen luego ésta y la mezclan con agua de cola de cueros blancos y con este singular producto lucen y blanquean las paredes a plena satisfacción”.

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No les suena a conocido?

Cualquiera de las Ciudades se subdivide en cuatro Distritos iguales, cada uno de los cuales tiene en su centro una plaza donde se hallan los almacenes generales comunes a todos. Hay lugares determinados donde se llevan los productos del trabajo propios de cada familia. Cada especie de alimentos se conserva en silos apropiados por cada clase.De estos almacenes cada padre de familia saca todo aquello que necesita para sí y para los suyos, sin dinero ni nada que lo sustituya. ¿Por qué se le negará nada si allí hay abundancia de todo, y sin temor a que nadie pida más de lo que necesita? ¿Y qué objeto puede tener el pedir con exceso cuando se está seguro de que no faltará nada de lo necesario? Es cosa manifiesta que cuando no hay temor de que falte lo que se necesita, cesa la ambición de querer acumular aquella clase de bienes, y como esta ambición no se da en Utopía, viven perfectamente tranquilos.

 (Tomás Moro, Utopía, 1516)

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Una economía floreciente

Cada reducción era una unidad económica independiente que se relacionaba con las demás en base a una economía de trueque. La propiedad de la tierra tuvo dos formas básicas: Ava mba’e, la propiedad del indio, que cultivaba una parcela que no podía vender y cuyos productos servían para el sostenimiento de su familia. Y Tupa mba’e, la propiedad de Dios, comunitaria, constituida por tierras cuyo producto revertía en beneficio de la comunidad. La economía se basaba fundamentalmente en la agricultura y ganadería. Por ejemplo, las cosechas del maíz, la cebada, el trigo y el arroz se alternaban cuatro veces al año. El algodón se cultivaba en tres variedades diferentes. También se producía azúcar, vino y tabaco. Más importante que la agricultura fueron las grandes extensiones de terreno utilizadas para la cría del ganado o estancias

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Cada uno su oficio

en todas las Reducciones, los jesuitas crearon forjas, carpinterías, platerías, talleres de cerámica, escultura, pintura, talleres para hacer carros, puertas y ventanas, construir canoas, así como talleres de escultura, pintura, joyería, elaboración de rosarios, bordado, etc. Todos los pobladores entre los 14 y los 50 años debían tener una profesión, de entre las detalladas y cada uno era libre de elegirla de acuerdo con sus inclinaciones y sus propios gustos, pero no podía cambiar de ocupación en función del capricho del momento. El Padre Labbé, en 1711, escribía: "He visto bellísimas pinturas hechas con sus propias manos, libros impresos con gran precisión, algunos escritos con mucho cuidado, órganos y todo tipo de instrumentos musicales comunes en ese territorio. Hacen relojes de bolsillo, imprimen pequeñas guías, dibujan mapas y son excelentes en todas las actividades manuales, siempre que tengan delante de sus ojos el original o un modelo”.

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¿Qué hay de cierto sobre las ocultas minas de oro de los jesuitas que alimentaban la evidente prosperidad de las reducciones? La teoría del obispo Cárdenas y el fracaso de sus pesquisas.

“Señor, el Reverendo Obispo del Paraguay, don Fray Bernardo de Cárdenas, se halla al presente en esta ciudad, a donde fue llamado por órdenes del Gobierno, juzgándose por medio conveniente para la quietud de aquellas provincias su comparecencia, en las disensiones grandes que entre dicho Obispo y religiosos de la Compañía de Jesús ha habido y hay en los particulares de que en otras ocasiones se ha dado cuenta a Vuestra Majestad, uno de los cuales es que en las reducciones y doctrinas que están a cargo de dichos Padres hay minas de oro muy considerables, defraudándose a Vuestra Majestad de ellas y sus quintos reales …/…También ha insinuado dicho Obispo que son sinnúmero los indios que hay en dichas reducciones y doctrinas y que no pagan tributo ninguno en que es Vuestra Majestad damnificado en grandes sumas, como también en no estar recibida entre ellos la Bula de la Cruzada y que los religiosos curas no están presentados conforme lo requiere el Real Patronazgo, de todo lo cual queda esta Audiencia advertida y el Fiscal de ella pedirá lo que convenga al mayor servicio de Vuestra Majestad” Guarde Dios la Católica Real Persona de Vuestra Majestad muchos años como la cristiandad ha menester, Plata y mayo veinte y nueve de 1651. Doctor don Francisco de Sossa, Licenciado de Antonio de Quijano y Heredia, Doctor don Luis Joseph Merlo de La Fuente, Licenciado don Fabián de Baldez Carrillo”.

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El verdadero oro de los ignacianos era el monopolio la Yerba Mate

“Además de los bienes comunes de vacas, algodón, etc., hay otro muy particular y cuantioso, que es el de la yerba del Paraguay, que comúnmente llaman YERBA, sin más ádito. Hay en los montes de aquellas Misiones, y en los de la gobernación del Paraguay, por toda ella, unos árboles propios de aquel territorio, del tamaño de un naranjo, y de hoja parecida a él, que llaman ÁRBOL DE YERBA. Cógense las ramas no grandes de este árbol: chamúscanse a la llama: pónense en unos zarzos muy altos: y por debajo se les da humo toda una noche: después se muelen y se ensacan. Esta es la yerba tan usada en aquellas tierras entre ricos y pobres, libres y esclavos, como el pan y como el vino en España. Úsase lo mismo que el té o chá, como dicen los portugueses, tomado de los chinos. Caliéntase el agua: échase como un puñado de yerba en el MATE, que es la vasija en que se toma, y es de calabazo pintado, de figura de una canoa o pesebre, o de coco grande, que los ricos lo tienen guarnecido de plata, o de palo santo, madera muy medicinal; no de estaño, plata, ni barro: encima de la yerba se echa el agua caliente templada, no hirviendo, que así hace que amargue la yerba: y la gente de algún ser la echa azúcar, y aun agrio de naranja y pastillas de olor. La gente ordinaria sin cosa de estas”. 

(José Cardiel, Breve relación de las Misiones del Paraguay)

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La imagen de la prosperidad

“La iglesia del pueblo de San Miguel, en que trabajaron mil indios por diez años, de que ya se tocó algo, la valuó el ingeniero mayor del ejército y otros arquitectos en un millón de pesos: y el General portugués, luego que la vio, dijo que sólo los cimientos valían más que lo que el Rey de Castilla daba por todo el pueblo, eso es, los cuatro mil pesos: y todo esto era de los indios, que lo hicieron sin jornal alguno, con grandes sudores y fatigas.”

 (José Cardiel, Breve relación de las Misiones del Paraguay)

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La cuestión cultural, mucha música y poco español

“En este año ya logré que dominaran sus instrumentos: seis trompetistas de distintas reducciones -cada pueblo tiene cuatro trompetistas-, tres buenos tiorbistas, cuatro organistas... Este año he logrado que treinta ejecutantes de chirimía, dieciocho de trompa, diez fagotistas hicieran tan grandes progresos que todos pueden tocar y cantar mis composiciones. En mi reducción he anotado para ocho niñitos indios el famoso Laudate Pueri. Lo cantan con tal garbo, tal gracia y estilo que en Europa apenas se creería de estos pobres, desnudos, inocentes niñitos indios. Todos los misioneros están llenos de alegría y agradecen al Señor Supremo que, después de tantos años, les haya enviado un hombre que también ponga a la música en buenas condiciones... Cuánto me honran y aman los indios, la modestia y el pudor no permiten describirlo. Yo soy indigno de todo esto, y el mayor pecador y más inútil de todos los siervos en Cristo” 

(Padre Anton Sepp, “Relación de viaje a las reducciones jesuíticas”. 1696)

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La extraordinaria música del pratense Domingo Zipoli

(1688-1726)Ingresó en la Compañía de Jesús en Sevilla (España), en 1716. En 1717, siendo novicio, junto con otros tres jesuitas, zarpó para Buenos Aires, a donde llegó el 13 de julio de ese año. De 1717 a 1724 terminó su noviciado y sus estudios sacerdotales, pero no pudo ordenarse por estar vacante la sede episcopal. Es considerado el más grande compositor de música que se interpretó en las Reducciones (1688-1726) que, curiosamente jamás pisó, ya que murió muy joven en Córdoba, Argentina, en 1726, enfermo de tuberculosis. El estilo de su música es típico de la época, con el empleo del contrapunto y utilizando diversos instrumentos característicos de la música barroca. Su obra musical se extendió por Paraguay y Perú. Compuso, entre otras piezas, tres óperas: El rey Notario de Egipto; Los pastores en el nacimiento de Cristo; y Felipe IV, representadas en la reducción San Francisco de Borja.

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El espinoso asunto del idioma

Inicialmente, la lengua guaraní fue ágrafa: no tenía escritura, pero tenía en su expresión oral una estructura gramatical propia. En las Reducciones sólo se hablaba el guaraní y los jesuitas, a partir de la iniciativa del P. Ruiz de Montoya escribieron y tradujeron libros en esta lengua. Los Padres solicitaron en 1632 al Padre General de la Compañía de Jesús que enviara a las misiones a quien les enseñara el arte de la imprenta. Y, a finales del S. XVII los Padres Juan Bautista Neumann y José Serrano construyeron la primera máquina para imprimir, utilizando maderas duras de las selvas, ayudados por los hábiles guaraníes que las labraron, tallaron los tipos o los fundieron en estaño.

“En esas canoas o pequeños navíos embarcamos pues, el día 1 de Mayo de 1691 en un lugar que dista cuatro millas de Buenos Aires para evitar que los indios pudiesen ir con sus canoas hasta Buenos Aires. Y es que los Padres no admiten que los indios convertidos entren en contacto con los españoles, por que los indios bautizados, que son gente buena y simple, se disgustan y entristecen cuando ven algo de mal entre los cristianos. Y los españoles no sobresalen por ser los mejores.”  

(Padre Anton Sepp, “Relación de viaje a las reducciones jesuíticas”1696)

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“Los padres no usaban el hermoso nombre del Creador en presencia de los indios. Que a Dios le llamaban “Tupá” en el muy herético catecismo pergeñado por Fray Luis de Bolaños, porque se negaban a emplear con sus neófitos una sola palabra en español”

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“El sagrado experimento”, la “Tierra sin males”. Un mundo feliz, sin contacto con el exterior, nada pues,

mas filosóficamente utópico.

 “Las promesas que Dios hizo a Abraham (a cuya descendencia sabemos que  pertenecen por la divina palabra, no sólo la nación israelita según la carne, sino también las naciones, según la fe), se van cumpliendo exactamente, como lo ha manifestado el discurso que va haciendo la Ciudad de Dios, conforme al orden de los tiempos.”

(La Ciudad de Dios. San Agustín)  “When I thought of my Family, my Friends, my Countrymen, or Human Race in general, I considered them as they really were, Yahoos in Shape and Disposition.”  (Gulliver’s Travels part IV. A voyage to the country of the Houyhnhnms. Jonathan Swit)

“Pues tienen un funcionario encargado de velar por cada una de las virtudes. Así, hay uno al que llaman Liberalidad; otro, Magnanimidad; un tercero, Castidad. E, igualmente, existen los denominados Fortaleza, Justicia Criminal y Justicia Civil, Diligencia, Verdad, Beneficencia, Gratitud, Misericordia y otros.”

(Tommaso Campanella, La ciudad del Sol.)

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Algo en lo que mas de un contemporáneo podría haber reparado y algún otro llegó a hacerlo…

“No sólo es la libertad de pensamiento compatible con la paz del Estado, sino que suprimirla implica destruir dicha paz (...) Los gobiernos no deben esforzarse por convertir a los seres humanos en bestias o peleles, sino fomentar que desarrollen sus mentes y cuerpos rodeados de seguridad, empleando su razón sin ninguna especie de grilletes”.

Baruch Spinoza

“La esencia de un espartano era su obediencia a las leyes de Licurgo, y la esencia de un paraguayo ha sido hasta ahora la obediencia a las leyes de los jesuitas”

 (Ensayo sobre las costumbres, Voltaire)

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Incluso de forma combativa y vehemente…

“¿Con que tu ya has estado en el Paraguay? Le dixo Candido. Friolera es si he estado, replicó Cacambo; he sido pinche en el colegio de la Asunción, y conozco el gobierno de los padres lo mismo que las calles de Cádiz. Es un portento el tal gobierno. Ya tiene mas de trescientas leguas de diámetro, y se divide en treinta provincias. Los padres son dueños de todo, y los pueblos no tienen nada: es la obra maestra de la razón y la justicia. Yo pormí no veo mas divina cosa que los padres, que aquí están haciendo la guerra á los reyes de España y Portugal, y confesándolos en Europa; aquí matan á los Españoles, y en Madrid les abren de par en par el cielo: vaya, es cosa que me encanta. Vamos apriesa, que va vm. á serel mas afortunado de los humanos. ¡Qué gusto para los padres, quandosepan que les llega un capitán que sabe el exercicio búlgaro!”…“Ya sabe vm., querido Candido, que era muy bonitillo; creció mi hermosura con la edad, de suerte que el reverendo padre Croust, rector de la casa, me tomó mucho cariño, y me dio el hábito de novicio: poco después me enviaron á Roma. El padre general necesitaba una leva de jesuitas alemanes mozos. Los soberanos del Paraguay admiten los menos jesuitas españoles que pueden, y prefieren á los extranjeros”.

 Voltaire, Cándido.

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¿Felices siervos de Dios o indígenas sometidos a una perenne minoría de edad? Las claves que proporciona Cardiel

“Cada cuatro semanas efectivas que trabajen, tienen bastante para lograr el sustento para todo el año, como sucede con los más capaces y trabajadores, porque la tierra es fértil; pero generalmente es tanta la desidia del indio, que ni sometiéndoles a pena de azotes se logra que labren todo, porque el guaraní es muy amigo de poquitos por su corto espíritu, y su vista intelectual no alcanza al fin del año. Es tiempo perdido el usar largos discursos para convencerlos, ni razones sobre razones, lo que aprovecha es decirles poco y mandarles mucho”.

“Lo que cuesta más es que cada uno tenga su algodonal para vestirse con el debido recato, hasta el maíz se les pierde por no guardarlo de los loros “.

“No he conocido indio alguno que supiese guardar cincuenta pesos, siendo así que cualquier mulato o negro los adquiere y guarda con el trabajo de un año”

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El asunto moral…

“Dicen si y no a una misma cosa que se les pregunte, aunque creo que no es por malicia, sino por estupidez de entendimiento”.

“Antepongo la cara de una sola matrona flamenca a todas las Elenas de las Indias, son la mayor parte tan atezadas, tan asquerosas y feas, que consigo mismas se llevan la victoria de la tentación. Tiene el español por tan vil y bajo al indio, que antes se casará con una bastarda, con una mulata, con una negra, que con una guaraní. Pero son mujeres, y esto basta para recatarse de ellas”.

“los franceses sostienen una naturaleza inmadura de América, a la que consideran más joven que el viejo continente. Así tratan de explicar una cierta “falta de fuerza” en las criaturas que la pueblan. De hecho, justifican la existencia de grandes ríos y acuíferos como restos aún visibles del Diluvio Universal, de cuyas consecuencias, dicen, este continente aún no se ha recuperado totalmente. De este modo, América y en especial la del Sur, al ser mojada, pegajosa, fangosa y enmohecida, genera seres vivos inmaduros, de menor tamaño y con un menor vigor sexual y productivo.

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José Cardiel, (1704-1781) Alumno del Colegio jesuita de Vitoria, ingresó en la Compañía de Jesús. En Villagarcía de Campos (Valladolid). Hizo la Filosofía y Teología en Medina del Campo, alumno del P. Calatayud. Destinado a Paraguay en 1729, fue enviado a las Reducciones de El Paraguay en 1731, a los pueblos de Santiago y Jesús. En este último hizo de capellán del ejército de 4.000 guaraníes enviados a controlar la insurrección de los comuneros que habían tomado Asunción y dado muerte al gobernador. En 1745, por orden de Felipe V, fue a Buenos Aires para acompañar al P. Quiroga para la Patagonia y ver la posibilidad de fundar allí reducciones de indios. Fue el primer europeo en llegar a la Bahía de S. Julián en 1746. En 1747 fundó la reducción Nuestra Señora del Pilar, en Mar del Plata. En 1748, con seis indios viajó a zonas del sur desconocidas por los europeos. En 1749 volvió a las Reducciones Guaraníes. La orden de expulsión de la Compañía de Jesús le sorprendió en Concepción (Argentina). Llegó a Puerto de Santa María (Cádiz) en abril 1769 y de ahí a Faenza (Italia), donde escribió su importante relación de las misiones jesuitas de Paraguay y terminó la elaboración de valiosos mapas de la región.

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Algunas voces disidentes había…en especial los contestados chamanes

“Eso es pensamiento de vieja, nosotros no queremos un Dios que vea y sepa todo lo que nosotros hacemos. Al último “pai abaré” lo matamos colgándolo por los pies y luego nos lo comimos. No entendemos como ellos pueden comer a Dios todos los días y no nos permiten comer a un enemigo de vez en cuando. ¿No saben que no hay nada más sabroso que roer los huesos de la manita de un niño tapuya bien tierno? Los faldas largas son chamanes falsos; nos prohíben la chicha y el vino; pero si el vino es malo ¿porqué lo beben en misa? ¿Cómo podría no ser bueno el vino si Jesu Frito está dentro?

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El final de un largo sueño, el tratado de Madrid entre España y Portugal de 1750

 

La crisis definitiva llegó con el tratado sancionado en Madrid en 1750, seguramente inspirado ante Carvajal por el inquieto embajador inglés Mr. Keene. En su virtud las coronas de España y Portugal acordaban un trueque de posesiones, Portugal cedía a España la Colonia del Sacramento y el rey católico el territorio de reducciones jesuíticas llamado de los siete pueblos situado al sur del río Uruguay. De esta manera, las misiones orientales (S. Borja, S. Nicolás, S. Luís, S. Lorenzo, S. Miguel, S. Juan y Santo Ángel) pasarían a Portugal una vez que una comisión delimitadora formada por españoles y portugueses, trazase la nueva frontera. Por parte de España se decidió que mandase la expedición el Marqués de Valdelirios, mientras que los portugueses nombraron a Gómes Freire de Andrade, futuro conde de Bobadela.

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“Mientras no se arranquen los pueblos a esos santos padres, como los indios los

llaman, no se logrará otro resultado que

rebeliones, insolencias y desprecios”

 (Gomes Freire a

Valdelirios)

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la firma del Tratado de Madrid y el nombramiento de la comisión hispano-lusa de límites supuso el principio del fin. Cuando el marqués de Valdelirios se hartó de escuchar los requerimientos de los jesuitas y sus guaraníes y asignó a los indios tierras estériles, negándose a conceder a los padres más tiempo para organizar aquel verdadero éxodo, comenzó la guerra guaranítica. Con apoyo de los jesuitas o sin él, los caciques Sepee Tiarayú y Rafael Paracatú ya habían decido defender su patria y lo hicieron con arrojo y maestría, tal como les habían enseñado, resistiendo simultáneamente a los ejércitos expedicionarios español (Andoanegui) y portugués (Gomes Freire) durante dos largos años (1754-1756). Sepee Tiarayú, corregidor y alférez real de San Miguel y cacique general, falleció ese mismo año de 1756, al igual que el célebre corregidor de Concepción, Nicolás Ñanguirú, su sucesor en el comando general de la guerra, muerto en la decisiva batalla de Caybaté. El último combate tuvo lugar en la misión de San Miguel Arcángel el 8 de junio de 1756. Acto seguido, el general José de Andoanegui inició la evacuación forzosa de los indios hacia el occidente del río Uruguay.

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Mapa con la línea de demarcación del tratado de

Madrid, trazado por el padre

Cardiel

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Es sabido que, casi paradójicamente, el Tratado de Límites jamás se llevó a término. En 1761, y en medio de la guerra de los Siete Años, Carlos III lo dejó sin efecto. No obstante, las reducciones no se recuperaron jamás. En 1758 el marqués de Pombal expulsó a los jesuitas del territorio portugués y en 1767 Carlos III dictaba la misma disposición para el conjunto de la Monarquía Hispánica, el sueño de los ignacianos en el Nuevo Mundo había terminado definitivamente. Hoy hermosas ruinas dispersas por el basto territorio que comparten Argentina, Brasil y Paraguay, muchas consideradas por la UNESCO patrimonio de la humanidad como San Ignacio Miní, Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto, Santa María la Mayor (Argentina), y São Miguel das Missões (Brasil), representan poéticamente todo el recuerdo que nos queda de aquella esforzada y sorprendente epopeya.

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2-Traslatio Imperii, una ficción punto utópica en el Paraguay

Sartine y la guerra de los guaraníesEdhasa, 2010

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La profecía de Ezequiel, el Templo de Salomón y El Escorial

Benito Arias Montano, Fray José de Sigüenza…la honestidad intelectual y una birria de templo…

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El jesuíta Juan Bautista Villalpando o el exceso que llevó a la tumba a Jerónimo de Prado

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Dios arquitecto

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Juan Caramuel, su “Architectura civil recta y oblicua, considerada y dibuxada en el Templo de Jerusalem promovida a suma perfeccion en el templo y palacio de S. Lorenço el Real del Escurial que inventó el rey D. Philippe II”. Y un célebre palíndromo

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San Lorenzo del Escorial, el templo del nuevo Salomón

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La sinagoga de Ámsterdam, el tesoro de los nestorianos, el santuario de Manquiri en el Potosí y otros elementos de “arquitectura divina”

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Y, naturalmente, un Templo selvático ad maiorem gloria Dei

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En tanto Nicolás Sartine trata de poner ciertas cosas en claro…

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Gracias por su atención