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Derecho Viejo Página 1 a la evolución destino de hombre Año 7 Nº 84 Un periódico para leer Noviembre 2008 “GLORIA DEI, HOMO VIVENS” (LA GLORIA DE DIOS ES EL HOMBRE VIVIENTE) Lejos del mundo. Cerca de los hombres “La cruz no fue una desgracia que cayó sobre Jesús, sino una meta alcanzada por Él”. “La soledad es la consciencia del yo sin actividad”. Krishnamurti El hombre pide auxilio “Simón, lo humano da gritos aún en los buenos. Y huma- namente hablando no se equivocan al gritar. Les he arranca- do de sus casas, familias, intereses y vinieron pensando que significaría otra cosa seguirme. Vuestro grito de ahora, vues- tro interno grito, un día se calmará, y entonces se entenderá que fue una cosa hermosa haber venido entre neblinas y fan- go, entre polvo y temperaturas extremas, perseguidos, sedien- tos, cansados, hambrientos, detrás del maestro perseguido, odiado, calumniado... y más, y más todavía falta. Entonces todo les va a parecer hermoso, porque vuestro pensamiento será diverso y todo lo veréis bajo otra luz. Y me bendeciréis por haberos conducido por mis caminos difíciles...” (Quiere vivir) “El les respondió: ‘¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?’. Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobre- vino una gran calma”. (Mt 8,26) Seguir a Jesús es una gran aventura. Sabemos que siem- pre parte desde nuestra realidad, pero no vemos hasta dón- de llegaremos con Él. Es un camino de permanente cambio. Nada es casual ni tampoco sin sentido, pero no según nues- tro modo de pensar. Existe otra visión que comprende me- jor nuestra vida. Podemos asustarnos al ver cómo se mueven los funda- mentos de nuestra existencia; pero es justamente el tiempo en el que Jesús está reconstruyendo el fundamento del Se- ñor que necesita nuestra vida. Es muy difícil entregar nuestro yo, renunciar a nosotros mismos para que Él obre libremente. Sólo llegamos a esta vivencia por la gracia del Señor. Y tardamos mucho en vivir el verdadero perdón, que abre las puertas hacia la paz y la libertad de la Vida. Ladislao Grych “Porque verán a Dios” “Si por la mañana al levan- tarte, besas con amor tu cru- cifijo y prometes a nuestro Señor que llevarás tu cruz a lo largo de toda la jornada; si durante la meditación, tie- nes la cruz en las manos y propones inmolarte en el al- tar de sacrificio de Jesucris- to; si para reanimar tu fervor, alargas de vez en cuando la mano al crucifijo; si lo estre- chas fuertemente contra ella en los momentos de angus- tia, de pena, de lucha, de ten- tación; si al partir para el des- empeño de alguna obra bue- na, le adoras, recordando que es el mismo Jesucristo a quien vas a socorrer en la persona de los pobres y de los pequeños; si al practicar ¿Qué significa creer en un Dios vivo? alguna austeridad, besas las llagas divinas, que son las fuentes de vida de la Iglesia y los manantiales de nues- tra purificación; si al ano- checer vas a postrarte a sus pies para darle cuenta de tu jornada, de tu orgullo ante los abajamientos, de tus va- nidades ante las humillacio- nes, de tu cobardía ante sus trabajos, de tu pereza ante el sudor de sangre que chorrea de su cuerpo divino, de tu egoísmo ante su amor infini- to, de tu impaciencia, de tus desdenes, de tu falta de cari- dad ante sus prolongadas es- peras...; me parece muy di- fícil que tu crucifijo no pase a ser para ti un ami- go y un confidente”. M. Valtorta “DERECHO VIEJO”

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“Derecho Viejo” Página 1

a la evolución destino de hombre

Año 7 Nº 84 Un periódico para leer Noviembre 2008

“GLORIA DEI, HOMO VIVENS” (LA GLORIA DE DIOS ES EL HOMBRE VIVIENTE)

Lejos del mundo. Cerca de los hombres

“La cruz no fue una

desgracia que cayó

sobre Jesús, sino

una meta alcanzada

por Él”.

“La soledad es la

consciencia del yo

sin actividad”.

Krishnamurti

El hombre pide auxilio

“Simón, lo humano da gritos aún en los buenos. Y huma-namente hablando no se equivocan al gritar. Les he arranca-do de sus casas, familias, intereses y vinieron pensando quesignificaría otra cosa seguirme. Vuestro grito de ahora, vues-tro interno grito, un día se calmará, y entonces se entenderáque fue una cosa hermosa haber venido entre neblinas y fan-go, entre polvo y temperaturas extremas, perseguidos, sedien-tos, cansados, hambrientos, detrás del maestro perseguido,odiado, calumniado... y más, y más todavía falta. Entoncestodo les va a parecer hermoso, porque vuestro pensamientoserá diverso y todo lo veréis bajo otra luz. Y me bendeciréispor haberos conducido por mis caminos difíciles...”

(Quiere vivir)

“El les respondió: ‘¿Por qué tienen miedo, hombres depoca fe?’. Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobre-vino una gran calma”. (Mt 8,26)

Seguir a Jesús es una gran aventura. Sabemos que siem-pre parte desde nuestra realidad, pero no vemos hasta dón-de llegaremos con Él. Es un camino de permanente cambio.Nada es casual ni tampoco sin sentido, pero no según nues-tro modo de pensar. Existe otra visión que comprende me-jor nuestra vida.

Podemos asustarnos al ver cómo se mueven los funda-mentos de nuestra existencia; pero es justamente el tiempoen el que Jesús está reconstruyendo el fundamento del Se-ñor que necesita nuestra vida.

Es muy difícil entregar nuestro yo, renunciar a nosotrosmismos para que Él obre libremente. Sólo llegamos a estavivencia por la gracia del Señor. Y tardamos mucho en vivirel verdadero perdón, que abre las puertas hacia la paz y lalibertad de la Vida.

Ladislao Grych“Porque verán a Dios”

“Si por la mañana al levan-tarte, besas con amor tu cru-cifijo y prometes a nuestroSeñor que llevarás tu cruz alo largo de toda la jornada;si durante la meditación, tie-nes la cruz en las manos ypropones inmolarte en el al-tar de sacrificio de Jesucris-to; si para reanimar tu fervor,alargas de vez en cuando lamano al crucifijo; si lo estre-chas fuertemente contra ellaen los momentos de angus-tia, de pena, de lucha, de ten-tación; si al partir para el des-empeño de alguna obra bue-na, le adoras, recordandoque es el mismo Jesucristo aquien vas a socorrer en lapersona de los pobres y delos pequeños; si al practicar

¿Qué significa creer en un Dios vivo?

alguna austeridad, besas lasllagas divinas, que son lasfuentes de vida de la Iglesiay los manantiales de nues-tra purificación; si al ano-checer vas a postrarte a suspies para darle cuenta de tujornada, de tu orgullo antelos abajamientos, de tus va-nidades ante las humillacio-nes, de tu cobardía ante sustrabajos, de tu pereza ante elsudor de sangre que chorreade su cuerpo divino, de tuegoísmo ante su amor infini-to, de tu impaciencia, de tusdesdenes, de tu falta de cari-dad ante sus prolongadas es-peras...; me parece muy di-fícil que tu crucifijo nopase a ser para ti un ami-go y un confidente”.

M. Valtorta

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“Derecho Viejo”Página 2

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Podemos aceptar la noción de culpa,podemos enrolarnos en la línea de laevolución, pero lo que no podemos ha-cer es negar, de ninguna manera ni deninguna forma, que dentro del hombrealgo anda mal.

El relato de la cizaña y del trigo surgeincólume como el mejor tratado de psi-cología espiritual escrito en todos lostiempos.

Algo anda mal dentro nuestro; exis-ten fuerzas contrapuestas que se anulanrecíprocamente: “Veo el bien que quie-ro realizar, y hago el mal que no quie-ro hacer”; sin embargo Dios me amacomo soy; es decir, Dios se ama a símismo en mí, que soy su manifestación.

“El ojo por el cual Dios me ve es elmismo ojo por el cual yo lo veo a Él”.¿Culpa o evolución? ¿Tiene sentido gas-tar energía en conceptualizar lo que semuestra con evidencia extrema en la ex-periencia?

“Sin mí no pueden hacer nada”. Nó-tese que no dice “pueden hacer poco”,ni tampoco dice “con mucho esfuerzoharán algo”; es categórico: “Cosas másgrandes que yo harán, porque yo voyal Padre...”, “...pero sin mí no pue-

den hacer nada”.Tal vez tengamos que realizar una in-

mersión en nosotros mismos, cada vezmás y más profunda, sin pretenderintelectualizar lo que vamos viviendo.Jesucristo no viene a fundar religionesnuevas, ni tampoco a abolir las existen-tes: viene a cumplir con la promesadel Padre, viene a redimir... ¿de quéforma? Ni más ni menos que rescatán-donos del no-ser, mediante la donaciónde sí mismo.

Es complicado si lo queremos expli-car racionalmente; simple y sencillo sidejamos que el Ser se nos brinde. Lamáxima posibilidad del hombre, su reali-zación, es recibir al Ser.

Tendríamos, tal vez, que entrenarnosen no pensar, en no imaginar y sobretodo en no hacer (todo esto en lo espiri-tual o en lo profundo). Dejar que Diosse exprese en nosotros.

¿Dónde quedó la culpa o la evolución?No gastemos energías en demostrar lo

indemostrable, en analizar lo que es in-divisible... lo que surge es eternidad.

“... que te conozcan a ti, Padre, y alque enviaste, tu Hijo”.

Dios no es Justo

Los contemporáneos de Jesús debieron experimentar extrañeza y preocupación antelas palabras y los gestos de Jesús y la nueva justicia de su Dios, de quien esperabanque llegase a reinar. Lo expresa bien este zurcido de textos evangélicos:

¡Dios no es Justo!Hace salir el solsobre el que tiene fe y el que no la tiene (Mt 5,45)

¡Dios no es justo!Prepara un banquete al hijo pródigoy no hace nada especial por el hijo “fiel” (Lc 15,29).

¡Dios no es Justo!El obrero de última hora recibe la misma pagaque el que ha sido contratado a las nueve (Mt 20,10)

¡Dios no es justo!Regaña a aquel que le devuelve el talento que había recibidosin haberlo hecho fructificar (Mt 25,28).

¡Dios no es justo!Abandona noventa y nueve ovejaspara correr tras la descarriada (Mt 18,12)

¡Dios no es justo!Abre el cielo a las prostitutasy hace entrar en primer lugar a los ladrones (Lc 23,43)

¡Dios no es justo!En relación conmigo... olvida mis infidelidadesy se acuerda sólo de mi amor...

¡Dios no es justo!A nuestra manera, afortunadamente...

El Dios de la experiencia filial de Jesúses un Dios buscador del hombre. No nosama según nuestros méritos; nos amasegún su corazón con amor gratuito eincondicional. El Dios de Jesús cree, amay espera en este mundo suyo y nuestro;se fija en nosotros y quiere llevar ade-lante su plan de salvación y liberación.Crea futuro en la historia y confiere es-peranza a los hombres y, mediante ellos,a esta pobre tierra nuestra. Su más pro-fundo misterio no es la solitariedad, sinola comunión; no es la independencia, sinola relación de amor. Ha creado este mun-do para la felicidad, no para el llanto. Estáabsolutamente próximo a nosotros. Nosama incondicionalmente. Ser cristianoes creer en el amor de Dios manifestadoen nuestros corazones por el Espíritu,sentirse amado por el Padre y el Hijo.

Por Bonfiacio Fernández

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“Derecho Viejo” Página 3

Por Jiddu Krishnamurti

A menudo me preguntan: cuál es la finalidad de la vida?A pesar de tanto absurdo, conservo una certeza que me acom-

paña desde mi encuentro con Dios en la adoración, cuando eraun joven fraile capuchino. De modo que temblando, con la inte-ligencia escandalizada, pero con la convicción del corazón y dela fe, respondo: la finalidad es aprender a amar.

Amar consiste en que cuando tú, el otro, eres feliz, entoncesyo soy feliz también. Y cuando tú, el otro, eres desgraciado osufres, entonces yo también lo paso mal. Es tan simple comoeso. Entonces digo: la vida es un poco de tiempo ofrecido a unaslibertades para que, si quieres, aprendes a amar, con la certezade que habrá que luchar contra el mal.

Sentido de la creación: que el amor responda al amor. Si noexistiera ese punto culminante en el que de pronto dos libertadespueden consagrarse y amarse, toda la creación sería absurda.

Extraído “Dios mío... ¿por qué?”

¿Por qué vivir?Por Abbé Pierre

Tiempo y eternidadTodo tiene su tiempo

“Existere” significa salirse.El mundo no es otra cosa, pues,que el Principio originario quese ha salido, tomando forma.De ahí que todo lo que veamossea una manifestación de Dios.Nosotros mismos somos mani-festación de Dios, igual que lasplantas y los animales. Lo esigualmente lo que llamamos“el mal”; también es el mal ma-nifestación de Dios. Dios yCreación se dan siempre jun-tos; pero nuestros ojos estáncegados y no lo pueden ver, ynuestra razón es limitada y nopuede comprenderlo.

Por Willigis Jäger

Nuestro verdadero proble-ma no es el morir, sino nues-tro apego a una forma deter-minada, a esta concreta formaactual nuestra. ¿A dónde va lavida cuando desaparece? Aningún lugar. Y no viene deningún lugar, puesto que estápresente de forma a-temporalcuando entra en la vida. Diossurge en el árbol como árbol,en la persona como persona yen la galaxia como galaxia. Enel ocaso Dios es el ocaso, y deesta forma el fin en realidades el comienzo, es la consu-mación de Dios, la evoluciónde Dios. Dios también se re-vela como el morir. Dios es lapotencia formadora de todaforma, porque Dios nuncaexiste sin forma.

Estamos viviendo simultá-neamente en el tiempo y en laeternidad. El tiempo es produ-cido por nuestra razón, la a-temporalidad es nuestra natu-raleza más profunda. Imagine-mos una regla graduada. Enuna cara hay divisiones, la otracara es lisa. Únicamente desdeel interior de la regla se puedenexperimentar ambas caras, perodesde fuera, sólo podemos verprimero una cara y luego la otra.No podemos pensar la eterni-dad, porque solamente es posi-ble imaginar una sucesión de pe-ríodos de tiempo. No podemospensar la carencia de espacio,porque nuestra mente tan sólopuede concebir el espacio den-tro de otro espacio.

samientos, actos, sentimientos yéticas del pasado, porque esto esestancamiento, y por ello cauti-verio para la vida. Cortad las ata-duras del pasado como el leña-dor corta y abre su camino a tra-vés de espesa floresta, a fin dehallar libre espacio y fresca bri-sa. El pasado siempre ata, porglorioso, por bien fundado, porfructífero que haya podido ser,y el hombre que quiere ser libredebe mirar eternamente haciaadelante.

Si queréis caminar y cons-truir y crear al amparo de lo eter-no, no debéis traer el pasado yentremezclarlo con el presente,mas debéis invitar al futuro y deeste modo pondréis este futuro

en conflicto con el presente.Porque vuestra mente y vues-

tro corazón están atados por lastradiciones y creencias, por loslibros sagrados del pasado, porlas obscuras sombras de los tem-plos y recordados dioses, es porlo que no comprendéis ni en elpresente ni en el futuro. El tiem-po tal como el hombre lo concibeestá separándoos de vuestra meta.

Por lo tanto, al reducir eltiempo a la nada debéis vivir demanera tal que os hagáis losamos del futuro para que esefuturo se convierta en el presen-te. Las gentes se complacen enpensar en sí mismas como sien-do glorificadas en el porvenir obien gustan de descansar en loslaureles de lo que hayan podidoser en el pasado. ¡Qué consola-dora idea! La creencia en vues-

Para los que han descubiertola Verdad y alcanzado la plenarealización de la Vida, que es Fe-licidad y Liberación, el tiempoy sus complicaciones han cesa-do. Pero los que todavía se en-cuentran sujetos al yugo de la ex-periencia están limitados por elpasado, el presente y el futuro.

Vosotros, los que queréisdescubrir la Verdad, que es ab-soluta e infinita, debéis daroscuenta del hecho de que sois elproducto del pasado, y por ende,el resultado de vuestra propiacreación. Estáis ahora aducien-do de vuestro propio interior lo

que habéis sembrado en el pasa-do; y como el hombre es el pro-ducto del pasado, puede deter-minar su futuro por los actos desu presente. El mañana dependedel hoy, y por eso el hoy deter-mina el mañana. Al dominar elfuturo os convertís en sus amos.Traéis el futuro hasta el presente.

Cada uno de los humanos estáatado por las tradiciones, temo-res, engaños, creencias y mora-lidades del pasado. Si estáisconstantemente mirando haciaatrás nunca descubriréis la Ver-dad. El descubrimiento de laVerdad eterna está siempre antevosotros. Si verdaderamentecomprendéis esto, no os adheri-réis al pasado, no estaréis siem-pre condicionados por los pen-

tra futura y lejana grandeza noos ayudará a laborar en la vidadel inmediato presente, sobretodo cuando tengáis que hacergrandes esfuerzos y cuando hayaconfusión en vuestras mentes ycorazones.

Yo no ambicioné ser grandeen el distante futuro, más bienansié ser feliz en el presente, yoquise ser libre en el presente, ne-

cesité estar más allá de laslimitaciones del tiempo.Por eso invité al futuro avenir hacia el presente yde allí que haya conquis-tado el futuro.

No viváis en el futuroni en las muertas cosasde ayer, vivid más bien enel inmediato presente,con la comprensión deque vosotros sois el pro-ducto del pasado y que por

vuestros actos de hoy podréisdominar el mañana y de esta ma-nera llegaréis a ser dueños del tiem-po, de la evolución y por consi-guiente, de la perfección.

Entonces viviréis en másgrande intensidad, cada segun-do será contado y cada momen-to será de valor. Pero vosotrosestáis temerosos de un presentesemejante, vosotros preferís es-tar condicionados por el pasadoporque tenéis miedo del futuro.Pero el futuro no es temible paralos que van por el camino de lacomprensión. Si queréis alcanzarla plena realización de la vida de-béis invitar el futuro hacia el pre-sente, creando con ello una luchadentro de vosotros mismos.

A través del contentamientono hallaréis la felicidad, sino unestado de estancamiento. Si que-réis conocer la verdadera felici-dad, es en ese interior dondedebe existir primeramente elconflicto, el que hará salir haciael exterior de vosotros mismosla preciosa flor de la Vida.

Dejad el pasado a un ladocon todas sus glorias, sus belle-zas y sus cosas terribles, con sustradiciones remotas y todavíaimperantes, con sus moralida-des, porque ahogan la vida, ymirad hacia el interior de vues-tra propia mente y vuestro cora-zón para descubrir lo que antevosotros tenéis para el futuro.Puesto que sois el producto delpasado y puesto que tambiénpodéis dominar el futuro, el fu-turo viene así a ser el presente, yvosotros viviréis en ese presente.

Extraído de“La obtención de la verdad”

El principio originario divino carece de tiempo y de espacio;por eso no lo podemos pensar. Podemos atribuirle un nombre:divinidad, lo Numinoso, vacío, etc. De esta forma nombramoslo que no podemos comprender. Tenemos que dividir lo inefableen partes si queremos pensarlo. Si decimos claro, implicamos tam-bién oscuro, si decimos “yo”, también implicamos el “tú” que nopronunciamos. Con cualquier declaración positiva excluimos lodemás. A partir de lo expuesto se ha ido desarrollando la llamadateología “negativa”: Nos dice de Dios únicamente lo que El noes. Decir “Dios es bueno” limita a Dios. Con la limitación se leconvierte en un ser humano sometido a la polaridad de la existen-cia terrenal. Términos tales como Vacío, Dios, Divinidad, indicanque la Realidad última aún no se ha manifestado en una for-ma. Es decir, esa cara de la regla sigue estando sindivisiones. Si Dios entra en la forma, entraen una existencia, y esa es tan po-lar, como lo son los seres huma-nos.

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Maximiliano PéjkovichMediador Privado

Esmeralda 980 2º A (C1007ABL)Ciudad de Buenos Aires, República Argentina

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Lo que pasa y lo que no pasa

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“Derecho Viejo”Página 4

Una de las cosas que con más alegríahemos ido recibiendo del Señor es habercomprendido la necesidad de poder per-manecer inmóviles en su presencia paralograr, así, hacer el camino con los hom-bres. Y, para lograr permanecer inmóvilesante Él, el mismo Señor nos ha mostradoel camino de la contemplación. Somosbien conscientes de que nada de lo quehagamos posee el valor que Dios quieredarle dentro de su plan de salvación, si noestá puesto en presencia del mismo Dios.Es más, nosotros hemos comprendidoque nuestra vida debe ser una constantecontemplación de Dios, de tal manera quepodamos aportar al mundo y al hombrede hoy aquello que más necesita. Pensa-mos que hay hombres y mujeres que sonmaravillosos pensadores cristianos y quetienen una misión muy encomiable quedesempeñar de parte de Dios. Pero sabe-mos también que nosotros no hemos sidollamados a desempeñar esa misión.

Para nosotros, la misión que nos haconfiado el Señor es la de ser testigos,entre los pequeños, de ese Dios vivo,Padre, Hijo y Espíritu Santo con el quequeremos vivir en una relación muy es-trecha que no podemos conseguir sinoen la contemplación del mismo Dios. Enella y a través de ella, el Señor va to-mando vida, se encarna en nuestro pro-pio vivir y es momento cuando compren-demos realmente que el Señor es amor,aunque nuestro conocimiento no sea ra-cional. Y es a partir de esa contempla-ción cuando podemos llegar a poseer aDios de tal manera que nadie podrádiscutírnoslo ni arrebatárnoslo.

Este afán de contemplación de Diosnos lleva a despojarnos de todo para po-der llenarnos del Dios vivo y poder, así,hablar de Él a los hombres que encontre-mos en nuestro diario vivir y hacerlo conlimpieza de corazón.

Queremos, en este contemplar sincesar a Dios, que sea Él mismo quienlimpie nuestro corazón y nuestro espíri-tu para que se cumplan en nosotros aque-llas palabras del salmo: “todo ser quealienta, alabe al Señor”. Por ello, pro-curamos hacer esta contemplación en lamás absoluta soledad (aunque en muchosmomentos estemos todos los hermanosreunidos en oración) y sin nada más quela Palabra de Dios en nuestras manos. Esel Señor quien nos llama a abandonartodo para estar a solas con Él, y desea-mos que su palabra sea nuestra única guíaen todo momento de contemplación. Yen este tiempo, no queremos hacer o pro-gramar qué hemos de hacer. Sabemos queel Espíritu del Señor nos llevará a haceraquello que más necesite nuestro espíri-tu. Por ello, siguiendo el ejemplo de tan-tos hermanos maestros en la contempla-ción de Dios, nos sentimos libres paraandar, dormir, reposar, hablar, recitar sal-mos o canciones o, simplemente, escu-char la voz del Señor que llega a noso-tros y permanecer en esa escucha aun-que, quizás, no llegue el Señor a expresar-nos nada en particular.

Sabemos que la vida en el Señor vapor delante de nosotros y, por ello, notenemos especial interés en tomarnos “enserio” nuestra contemplación. Simple-mente deseamos ponernos en la presen-cia del Señor y dejar que Él haga en no-sotros lo que quiera.

Quizá pueda parecer que esta contem-plación adolece de ser pasiva, pero he-mos descubierto que es profundamentecreativa, pues consiste en dejar que Diosvaya creando en nosotros aquello que Éldesea que haya en nuestro corazón.

Nuestra aportación consiste, precisa-mente, en replegar nuestros pensamien-tos y abrir las puertas de nuestro corazónpara que el Señor lo inunde de El mis-mo. Y por eso permanecemos en silenciomuchas veces, para así poder recibir lavisita del Señor y enriquecernos con supresencia.

Muchos se han preguntado cómo esposible contemplar al Señor viviendo enel corazón de una ciudad. Nosotros re-cordamos aquel pasaje en el que Jesúsdijo a la mujer samaritana: “Llega lahora –ya estamos en ella– en que losadoradores verdaderos adorarán alPadre en espíritu y verdad” (Jn 4,23).Por eso, vivimos en el convencimientode que la oración está en el interior decada uno de nosotros, porque somos tem-plos vivos donde vive Dios (2 Cor 6,19-20) según la promesa del mismo Jesús (Jn14,23). Con esto no queremos decir queno nos reunimos en el templo cuando loshermanos se reúnen para, juntos, alabaral Señor y Padre de todos. Nos reunimoslos hermanos, y con todos los hombresque aman al Señor en toda ocasión, espe-cialmente para celebrar el Día del Señor.Lo que queremos indicar es que hacemosnuestra la exhortación de Pablo: “Oradsin cesar” (1 Tes 5,17).

¿Cómo puedo yo estar lejos de aquela quien amo? Si realmente amamos al Se-ñor y el amor del Señor vive en nosotros,¿cómo podemos estar lejos de Él mien-tras estamos haciendo cualquier otracosa? Y si bien es verdad que todo traba-jo es oración, también lo es que es ora-ción si somos conscientes en cada mo-mento de que es el Señor quien vive yrealiza en y con nosotros ese trabajo.Pero, ¡qué pocas veces nos pasa eso! Detodas formas no es éste el sentido de loque estábamos diciendo.

Ese orar sin cesar que nos dice Pablose refiere, precisamente, a alcanzar lacontemplación del Señor, mientras reali-zamos a fondo lo que tenemos que haceren cada momento. Si de verdad amamoso, cuando de verdad amamos, nos es im-posible separar la vida, la respiración...de la oración. Ésta es, ante todo y sobretodo, unión con el Señor y en ella no te-

nemos necesidad de palabra alguna. Comodos enamorados; nos contentamos conabrazar al Señor sin necesidad de decirlemás. Ninguna palabra podría encerrartodo lo que, en esos momentos, ansíadecir nuestro corazón.

Teresa de Jesús solía decir que orares tratar con Dios como con un amigo.Pensamos que lo más importante es es-cuchar la voz del otro, de dios, que vie-ne a mí. Y Dios vive también en el cora-zón de cada hombre. Por eso, en esaoración incesante, estamos tambiénabiertos a escuchar la voz del Señor quese nos manifiesta a través de cualquierhermano.

Pero caminamos, sobre todo, comoperegrinos en la búsqueda incesante dela oración del corazón. Queremos iraprendiendo a separar nuestros corazo-nes de todas las demás funciones de nues-tra vida. Que nuestro corazón permanez-ca en todo momento en la presencia delSeñor, aunque nuestra mente esté hacien-do cualquier cosa. Y, para ello, hemos

PorAlberto Rambla Mihalaret

Contemplen al Dios vivo

hallado un camino de un valor incalcula-ble y que nos enseñó, en primer lugar, Elperegrino ruso y, después, aprendimosbebiendo de la sabiduría de la Filocalia:la oración de Jesús. Queremos que nues-tro propio corazón vibre y ejerza sus fun-ciones al ritmo del Nombre de Jesús ynuestro espíritu encuentre todas las puer-tas abiertas en el abandono al Señor. Así,sabemos que lograremos estar siempre ensu presencia.

Sabemos que esto no lo alcanzaremosmientras no hayamos logrado el estadode desprendimiento que Dios quiere denosotros. Pero, porque sabemos que nues-tra vida es una peregrinación constantehasta el Señor, caminamos con la seguri-dad de que estamos siendo fieles al Señorque nos llamó a este camino.

Extraído de“Peregrinos de la intimidad con Dios”

Sé que llegaré, inevitablemente.Mas, ¿cómo llegaré?¿Con qué cara me presentaré,si es que he de tener alguna cara?No sé a quién he servidoni tuve un proyecto propio.He vivido atendiendo a las llamadas.Hice lo que me pedían.Nunca me busqué a mí mismo.Siempre estuveen función de alguna cosa.Siempre me pregunté,sin saber darme respuesta,qué habría más allá de mí.Y al llegar cansadode preguntar y no saber,descubro con espantoque lo que había eras Tú,Dios mío; sí, Tú.Y veo que, sin saberlo,simplemente realizabatu designio misterioso.¡Oh, inefable gozo:he estado siempreen la palma de tu mano!

Leonardo Boff

Yo no quiero ser millonarioni ser el Líder,

ni ser el Primer Ministro.

Ni aspiro a puestos públicosni corro detrásde las condecoraciones.

Yo no tengo propiedadesni libreta de cheques,

y sin Seguros de Vidaestoy seguro

como un niño dormidoen los brazos de su madre...

Confíe Israel en el Señor(y no en los líderes)

Ernesto Cardenal“Poesía completa”.Tomo 1Editora Patria Grande

Más allá de mí No tenga soberbiami corazón

Adoradores verdaderos

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“Derecho Viejo” Página 5

Una vez un sacerdote estaba dando unrecorrido por la Iglesia al mediodía... alpasar por el altar decidió quedarse cercapara ver quien había venido a rezar.En ese momento se abrió la puerta, elsacerdote frunció el entrecejo al ver a unhombre acercándose por el pasillo;el hombre estaba sin afeitarse desde hacevarios días, vestía una camisa rasgada,tenía el abrigo gastado cuyos bordes sehabían comenzado a deshilachar.

El hombre se arrodilló, inclinó la ca-beza, luego se levantó y se fue.

Durante los siguientes días el mis-mo hombre, siempre al mediodía, esta-ba en la Iglesia cargando una maleta...se arrodillaba brevemente y luego vol-vía a salir.

El sacerdote, un poco temeroso, em-pezó a sospechar que se tratase de un la-drón, por lo que un día se puso en la puer-ta de la Iglesia y cuando el hombre sedisponía a salir le preguntó: «¿Qué ha-ces aquí?».

El hombre dijo que trabajaba cerca ytenía media hora libre para el almuerzoy aprovechaba ese momento para rezar,«Sólo me quedo unos instantes, sabe,porque la fábrica queda un poco lejos,así que sólo me arrodillo y digo: ‘Se-ñor, sólo vine nuevamente para con-tarte cuán feliz me haces cuando meliberas de mis pecados... no sé muybien rezar, pero pienso en Ti todoslos días... así que Jesús, este es Juan

reportándose’».El Padre, sintiéndose un tonto, le dijo

a Juan que estaba bien y que era bienve-nido a la Iglesia cuando quisiera. El sa-cerdote se arrodilló ante el altar, sintióderretirse su corazón con el gran calordel amor y encontró a Jesús. Mientras lá-grimas corrían por sus mejillas, en su co-razón repetía la plegaria de Juan:

“SOLO VINE PARA DECIRTE, SE-ÑOR, CUAN FELIZ FUI DESDE QUETE ENCONTRE A TRAVES DE MISSEMEJANTES Y ME LIBERASTE DEMIS PECADOS... NO SE MUY BIENCOMO REZAR, PERO PIENSO EN TITODOS LOS DIAS... ASI QUE JESUS,SOY YO REPORTANDOME”.

Cierto día el sacerdote notó que elviejo Juan no había venido. Los días si-guieron pasando sin que Juan volviesepara rezar. Continuaba ausente, por loque el Padre comenzó a preocuparse,hasta que un día fue a la fábrica a pre-guntar por él; allí le dijeron que él es-taba enfermo, que pese a que los médi-cos estaban muy preocupados por suestado, todavía creían que tenía unachance de sobrevivir.

La semana que Juan estuvo en el hos-pital trajo muchos cambios, él sonreíatodo el tiempo y su alegría era contagio-sa. La enfermera jefe no podía entenderpor qué Juan estaba tan feliz, ya que nun-ca había recibido ni flores, ni tarjetas, nivisitas. El sacerdote se acercó al lecho

de Juan con la enfermera y esta le dijo,mientras Juan escuchaba: «Ningún ami-go ha venido a visitarlo, él no tiene adónde recurrir». Sorprendido, el viejoJuan dijo con una sonrisa: La en-fermera está equivocada... pero ellano puede saber que TODOS LOSDIAS, desde que llegué aquí, a ME-DIODIA, un querido amigo mío vie-ne, se sienta aquí en la cama, meagarra de las manos, se inclina so-bre mí y me dice:

“SOLO VINE PARA DECIR-TE, JUAN, CUAN FELIZ FUIDESDE QUE ENCONTRE TUAMISTAD Y TE LIBERE DETUS PECADOS. SIEMPRE MEGUSTO OIR TUS PLEGARIAS,PIENSO EN TI CADA DIA... ASIQUE JUAN, ESTE ES JESUSREPORTANDOSE”.

P.D. Ahora, cada día, no podemos per-der la oportunidad de decirle a Jesús:Aquí estoy REPORTANDOME....

Es curioso como podemos enviarcuentos y bromas a través del correo elec-trónico... las cuales se esparcen comoun fuego voraz, pero cuando envias men-sajes de Dios, lo pensamos dos vecesantes de compartirlos con otros.

Es curioso como la lujuria, cruda,vulgar y obscena pasa libremente a tra-vés del ciberespacio, pero la discusiónpública de Jesús es suprimida en las es-

cuelas y en el lugar de trabajo.ES CURIOSO, ¿VERDAD?Más curioso es todavía cómo alguien

puede estar tan encendido por Cristo el

domingo, pero ser un cristiano invisible elresto de la semana.

Es curioso que cuando termines deleer este mensaje, no lo vas a enviar amuchos de los que están en tu lista dedirecciones, porque no estás seguro delo que ellos piensan al respecto. De loque ellos vayan a pensar de TI. No tedetengas, envíaselos.

Es curioso como me preocupo máspor lo que la gente piense de mí que porlo que Dios pueda pensar de mí.

Que tengas un día feliz... lleno de ben-diciones.

Fuente: Internet

Soy yo, reportándomeSer mirados

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“Derecho Viejo”Página 6

Uno de los que estaban allí le dijo a Jesús:-Maestro, ordénale a mi hermano que me dé la parte de la herencia que me dejó

nuestro padre.Jesús le respondió:-A mí no me corresponde resolver el

pleito entre tú y tu hermano.Miró entonces a los que estaban allí y

les dijo: "¡No vivan siempre deseando te-ner más y más! No por ser dueños de mu-chas cosas se vive una vida larga y feliz".

Y en seguida Jesús les puso este ejem-plo:

"Las tierras de un hombre muy rico ha-bían dado una gran cosecha. Era tanto loque se había recogido, que el rico no sabíadónde guardar los granos. Pero despuésde pensarlo dijo: ‘Ya sé lo que haré. Des-truiré mis viejos graneros y mandaré aconstruir unos mucho más grandes. Allíguardaré lo que he cosechado y todo loque tengo. Después me diré: ¡Ya tienessuficiente para vivir muchos años! ¡Come,bebe, diviértete y disfruta de la vida lo másque puedas!’

Pero Dios le dijo: "¡Qué tonto eres!Esta misma noche vas a morir, y otros dis-frutarán de todo esto que has guardado".

Así les pasa a todos los que amontonan riquezas para sí mismos. Creen que sonricos, pero ante Dios en realidad son pobres.

El rico tonto

Después Jesús les dijo a sus discípulos:"No se pasen la vida preocupándose de qué van a comer, qué van a beber, o qué

ropa van a ponerse. La vida no consiste sólo en comer, ni el cuerpo existe sólo paraque lo vistan.

Miren a los cuervos: no siembran, ni cosechan, ni tienen graneros para guardarlas semillas. Sin embargo, Dios les da de comer. ¡Recuerden que ustedes son másimportantes que las aves!

¿Creen ustedes que por preocuparse mucho vivirán un día más? Si no puedenconseguir ni siquiera esto, ¿por qué se preocupan por las demás cosas?

Aprendan de las flores del campo: no trabajan para hacerse sus vestidos; sinembargo, les aseguro que ni el rey Salomón, con todas sus riquezas, se vistió tanbien como ellas.

Si Dios hace tan hermosas a las flores, que viven tan poco tiempo, ¿no harámucho más por ustedes? ¡Veo que todavía no han aprendido a confiar en Dios!

No se desesperen preguntándose qué van a comer, o qué van a beber. Sólo losque no conocen a Dios se preocupan por eso. Dios, el Padre de ustedes, sabe quetodo eso lo necesitan.

Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey. Todo lo demás, élse lo dará a su debido tiempo.

Las preocupaciones

"Yo he venido para encender fuego en el mundo, ¡y cómo me gustaría que yaestuviera ardiendo! Pero primero tengo que pasar por una prueba muy difícil, y sufromucho hasta que llegue ese momento. ¿Creen ustedes que vine para establecer la paz

en este mundo? ¡No! Yo no vine a eso. Vine a causar división. En unafamilia de cinco, tres estarán en contra de los otros dos. El padre y el hijose pelearán, la madre y la hija harán lo mismo, y la suegra y la nuera seránenemigas.

Advertencia

Lc 12, 13-21

Lc 12, 22-31

Lc 12, 49-53

Mientras Jesús hablaba, llegó una mujer y le gritó:-¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó!Pero Jesús le respondió:-¡Dichosa más bien la gente que escucha el mensaje de Dios, y lo

obedece!

¿Para quién es la bendición?

Lc 11, 27-28

"Nadie enciende una lámpara para esconderla o para ponerla debajo de uncajón. Todo lo contrario: se pone en un lugar alto, para que alumbre atodos los que entran en la casa. Los ojos de una persona son como unalámpara que alumbra su cuerpo. Por eso, si miran con ojos sinceros yamables, la luz entrará en su vida. Pero si sus ojos son envidiosos y orgu-

llosos, vivirán en completa oscuridad. Así que, tengan cuidado; no dejen que se apa-gue la luz de su vida. Si todo su cuerpo está iluminado, sin que haya ninguna parteoscura, entonces la vida de ustedes alumbrará en todos lados, como cuando unalámpara los ilumina con su luz.

La luz del cuerpo

Lc 11, 33-36

Cuando iban por el camino, alguien le dijo a Jesús:-Te seguiré a cualquier sitio que vayas.Jesús le contestó:-Las zorras tienen sus cuevas y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre,

no tengo ni siquiera un sitio donde descansar.Después Jesús le dijo a otro:-¡Sígueme!Pero él respondió:-Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre.Jesús le dijo:-Lo importante es que tú vayas ahora mismo a anunciar las buenas noticias del

reino de Dios. ¡Deja que los muertos entierren a sus muertos!Luego vino otra persona y le dijo a Jesús:-Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de mi familia.Jesús le dijo:-No se puede pertenecer al reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal

agricultor. Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salentorcidos.

Los que querían seguir a Jesús

Lc 9, 57-62

La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero no podían llegar hasta dondeél estaba porque mucha gente lo rodeaba. Entonces alguien le dijo a Jesús:

-Tu madre y tus hermanos están afuera, y quieren hablar contigo.Jesús contestó:-Mi madre y mis hermanos son todos aquellos que escuchan y obedecen el mensaje

de Dios.Lc 8, 19-21

La madre y los hermanos

Jesús también les dijo:"No se conviertan en jueces de los demás, y Dios no los juzgará a ustedes. No

sean duros con los demás, y Dios no será duro con ustedes. Perdonen a los demásy Dios los perdonará a ustedes. Denles a otros lo necesario, y Dios les dará a ustedeslo que necesiten. En verdad, Dios les dará la misma medida que den a los demás. Sidan trigo, recibirán una bolsa llena de trigo, bien apretada y repleta, sin que tenganque ir a buscarla".

Jesús también les puso esta comparación:"Un ciego no puede guiar a otro ciego, porque los dos caerían en el mismo hueco.

El alumno no sabe más que su maestro, pero cuando termine sus estudios sabrá lomismo que él.

"¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchascosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo de alguien hay unabasurita, y no te dieras cuenta de que en el tuyo hay una rama. ¿Cómo te atreves adecirle al otro: "Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo", si tú tienes una ramaen el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la rama que tienes en tu ojo, y así podrás verbien para sacar la basurita que está en el ojo del otro". Lc 6, 37-42

No juzguen a los demás

Enseñanzas de Lucas

Jesús estaba en el templo y vio cómo algunos ricos ponían dinero en las cajas de lasofrendas. También vio a una viuda que echó dos moneditas de muy poco valor. Enton-ces Jesús dijo a sus discípulos:

-Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos. Porque todos ellosdieron de lo que les sobraba; pero ella, que es tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir.

Lc 21, 1-4

La ofrenda de la viuda pobre

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

Iniciados

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“Derecho Viejo” Página 7Desde lejos nos enseñan

El mito de EsculapioCoronis, hija del rey de Tesalia, fue

seducida por el dios Apolo, y quedó em-barazada. Poco tiempo después, sin em-bargo, la princesa se casó con un prínci-pe mortal, lo cuál provocó una enormetristeza en Apolo. Artemisa, hermana ge-mela del dios, molesta de que una mortalrechazase a su querido hermano, mató deun certero flechazo a Coronis. Apolo lle-gó demasiado tarde para salvar a su ama-da, pero sí pudo salvar a su hijo, realizan-do la primer operación de cesárea de lahistoria.

El niño, que fue llamado Esculapio, fueenviado con el centauro Quirón, famosomaestro de héroes, para que recibiese lamejor educación posible.

Esculapio creció fuerte e inteligen-te, y de todas las enseñanzas de Quirón,se interesó especialmente en la medici-na. Con el tiempo, el semi-dios superóa su maestro y llegó a ser el mejor mé-dico de su tiempo. Su tía Atenea, diosade la sabiduría, le regaló un frasco consangre de la Medusa Gorgona. Esta san-gre, en las manos equivocadas, se con-vertía en un potentísimo veneno, mien-tras que en las correctas se transfor-maba en un elixir de curación tan fuer-te que podía incluso revivir a los muer-tos.

Al llegar a la madurez, Esculapio sedespidió de su maestro Quirón y se dedi-có a viajar por toda Grecia ayudando a lagente que lo necesitaba. Curó a miles deenfermos, fundó varios centros médicosen los distintos santuarios de su padre, ycapacitó a muchos hombres y mujeres enel sagrado arte de la medicina. Todo siem-pre bajo la atenta mirada de Apolo, queobservaba orgulloso las obras de su hijo.Esculapio llegó incluso a viajar en la ex-pedición de Jasón y los argonautas enbusca del vellocino de oro. Años más tar-de sus hijos servirían también como mé-dicos del ejército griego en la famosa gue-

rra de Troya.Un día se acercó a Esculapio una mu-

jer que llevaba en brazos el cadáver de su

hijita. Con el rostro bañado en lágrimas, lamujer suplicó a Esculapio que curase a lapequeña.

“Lo siento”, respondió Esculapio,“pero la muerte no es una enfermedad.Lucho con ella todos los días, así que laconozco demasiado bien. Vete en paz, tuhija ya no sufre más”.

Pero nada de lo que dijo Esculapio pudoconvencer a la desconsolada madre. Fueentonces que el hijo de Apolo recordó lasangre mágica que le había regaladoAtenea. Con la mágica ayuda de esa san-gre, Esculapio devolvió la vida a la peque-ña.

Observando la situación desde el Olim-

po, la Muerte encaró con preocupación algran Zeus:

“¡Me están arrebatando a mis súbdi-tos! El hijo de Apolo está jugando con lasleyes del cosmos... ¡y debe ser castiga-do!”.

Apolo, que estaba presente, tomó lapalabra e intercedió a favor de su hijo: “Laintención de Esculapio es honorable.¿Acaso vamos a castigar a un hombre porapiadarse de su prójimo? Además, laMuerte no debe preocuparse, porque elsúbdito que le ha sido arrebatado volveráa su reino cuando le llegue de nuevo lahora”.

Zeus, en su posición de juez supremo,decidió finalmente castigar a Esculapiopara que sirviera de ejemplo al resto delos mortales: no se puede jugar con lasleyes del cosmos. En el momento en quela niña despertó de nuevo a la vida, el cie-lo se oscureció y relámpagos comenza-

Escribe:Federico Guerra

ron a iluminar la tierra. Un poderoso rayocayó repentinamente, alcanzandoEsculapio y matándolo ante la mirada ate-rrorizada de la muchedumbre.

No mucho tiempo después, sin embar-go, Zeus terminó arrepintiéndose de su de-cisión, y se apiadó del alma caritativa deEsculapio. Levantando su espíritu de lassombras, el rey de los dioses le insuflóeternidad: Esculapio fue elevado así alOlimpo como el nuevo dios de la medici-na.

La naturaleza de la muerte

Kisagotami era una joven que se casócon un hombre muy rico, del cuál tuvoun hijo. Sin embargo, el pequeño muriócuando tenía apenas algunos meses, yKisagotami enloqueció del dolor.

Llevando en brazos el cuerpo de suhijo, comenzó a caminar por las calles pi-diendo a la gente algún remedio que de-volviese la vida al pequeño. La mayoría laignoró. Pero un hombre sabio, al verla ensemejante condición, le dijo: “Deberíaacercarse a ese maestro que llamanBuddha. Él seguramente tiene el remedioque necesita”. Siguiendo el consejo,Kisagotami fue a ver a Buddha, y le supli-có que le diera el remedio para devolverla vida a su hijo.

Buddha le pidió que primero le trajeraalgunas semillas de mostaza de una casadonde no hubiese pasado la muerte. Lle-vando el pequeño cuerpo en brazos,Kisagotami fue de casa en casa, buscan-do las semillas de mostaza. Todos esta-ban dispuestos a ayudarla, pero no pudo

La historia de KisagotamiEn su época, Buda fue conocido como "el gran médico", porque busca-ba erradicar desde su raíz el sufrimiento humano. Esta pequeña historianos muestra una aproximación al eterno dilema de la muerte desde la

mirada de una cultura diferente a la nuestra.

Esculapio (nombre latino del diosgriego Asclepio) fue una figura muyimportante en la antigua Grecia. Va-rias ciudades griegas tenían tem-plos dedicados a este dios, a loscuáles acudía gente de todas lasclases sociales a pedir sanaciónpara sus enfermedades. A veces lossacerdotes de Esculapio recomen-daban a los enfermos descansaruna noche en el templo para que,en sueños, los dioses aconsejasenel remedio adecuado de acuerdo ala enfermedad. Estos sueños eranprontamente "interpretados" por lospropios sacerdotes que, con susimportantes conocimientos de me-dicina, curaban de esta manera alos fieles.

Generalmente, los que se alivia-ban ofrecían un gallo en sacrificiocomo agradecimiento al dios. Deesta costumbre parte la anécdotaplatónica de la muerte de Sócrates,cuya última petición fue recordarlea un amigo que pagase de su par-te un gallo a Esculapio.

El médico griego no sólo busca-ba curar la enfermedad, sino que,primero y principal, buscaba ense-ñar a vivir una vida sana. Todavíahoy honramos el legado griego querecibió nuestra medicina utilizandocomo símbolo de la misma el bas-tón de Esculapio (un bastón en elque está enroscada una serpien-te) y los que se reciben de médicostodavía hacen el famoso juramen-to hipocrático (supuestamente com-puesto por Hipócrates, padre his-tórico de la medicina, en el siglo Va.C.), en el que el nuevo médico secompromete a obrar siempre en be-neficio de sus pacientes.

Resulta curioso encontrar en lamitología griega un héroe comoEsculapio, que no pelea con mons-truos o derrota grandes ejércitos deenemigos. La gran lucha de Escu-lapio no es contra un terroríficomonstruo, sino contra la raíz mis-ma del miedo humano: la muerte.

De acuerdo a la mitología grie-

ga, cuando una persona moría, loúnico que quedaba de ella era susombra. Esa sombra estaba conde-nada a vagar para siempre en elmundo de los muertos, el Hades.Sabemos por el comentario de lasombra de Aquiles en la Odisea (“esmejor ser el más pobre de los cam-pesinos por un día en el mundo delos vivos, que ser rey por toda laeternidad en el mundo de los muer-tos”) que el Hades no era un lugardemasiado agradable para vivir. Elúnico tipo de inmortalidad a la quepodía aspirar el hombre mortal eravivir a través de sus hijos y de sureputación.

La historia de Esculapio es unahistoria muy humana: es la historiade todo hombre que ve morir a lapersona que tiene al lado y es ata-cado por un profundo sentimientode impotencia y de miedo al saber-se el próximo.

Vencer a la muerte no es resu-citar la carne. Este fue el grave errorde Esculapio. El cosmos es, parael griego, el orden perfecto. Tratarde superar este orden es pecar deorgullo o vanidad (húbris), vale de-cir, de desmesura: el mismo peca-do que condenó a Belerofonte acaer de Pegaso en su audaz subi-da al Olimpo, y a Icaro por acercar-se demasiado al sol. Una vez más,la mesura se presenta como el idealmáximo del griego: conocer los pro-pios límites es también conocer elorden del cosmos.

Existe una versión de este mitoen la cuál no es una madre preocu-pada, sino un poderoso rey el quepide a Esculapio que resucite a suhijo muerto. Esculapio se niega,pero cede finalmente cuando el reyle ofrece una enorme recompensade oro. Zeus, entonces, mata aEsculapio por vender de una ma-nera tan desvergonzada su integri-dad.

encontrar una sola casa donde no hubiesefallecido algún familiar. Entonces se diocuenta que su familia no era la única quehabía sufrido la muerte, y que, de hecho,había más gente muerta que gente viva.Tan pronto se dio cuenta de esto, su acti-tud cambió: ya no estaba más apegada alcuerpo muerto de su hijo, al cuál terminóenterrando en el cementerio.

Volvió finalmente a donde estabaBuddha esperándola. Le dijo que no habíapodido encontrar ninguna casa donde lamuerte no hubiera pasado. Buddha le res-pondió: “¿Te das cuenta, Gotami? Pensasteque eras la única persona que había perdi-do un hijo. Como ya has visto, la muertellega a todos los seres vivos; antes de quesus deseos estén satisfechos, la muertelos lleva...”

Al escuchar estas palabras, Kisagotamicomprendió la impermanencia, insubstan-cialidad e insatisfacción de la realidad enla que había estado viviendo, y alcanzó laIluminación.

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“Derecho Viejo”Página 8

En plena crisis del año 2000los obispos argentinos en un do-cumento nos recordaban que“nunca fuimos los mejores,tampoco los peores”. Creo queesta frase sintetiza claramenteuna actitud recurrente entre no-sotros y que muestra una de lascausas por las que nos cuesta ha-cer una autocrítica que nos im-pida repetir errores y así avanzaren la vida

En mi experiencia cotidianaes muy frecuente escuchar es-tos saltos de la euforia a lanegatividad y viceversa.

En varias ocasiones escu-chando frases que a mi me pare-cían que en su negatividad noexpresaban adecuadamente toda

nuestra realidad acudí al ejemplode que en los últimos cincuentaaños nuestro país ha generado aalguien que se destacó en el mun-do, y siempre digo a mi interlocu-tor que lo desafío a que me citecualquier disciplina de caráctermundial, deportiva, artística, cien-tífica, etc., en lo que no encontre-mos a algún argentino que se des-tacó en esa actividad.

Me parece importante expre-sar que yo no creo en la casuali-dad y mucho menos cuando setrata de un fenómeno tan gene-ralizado.

Para que este fenómeno se de,es fundamental que exista un cal-do de cultivo extensivo que per-mite que surjan esta personalida-des, en nuestro país todavía, apesar de la crisis, hay una granestabilidad familiar y lo que esmás importante todas las encues-tas muestra el aprecio que el ar-gentino medio siente por la vidafamiliar, existen universidadescon muy buen nivel educativo,públicas y privadas, etc.

Pero frente a esta realidad, hoy

El mundo del revés

Escribe: Mons.Raúl R. Trotz

aparece con una ferocidad pre-ocupante acontecimientos quemuestran un deterioro social yético que no puede encontrarnosindiferentes.

Al fenómeno de la inseguri-dad que viene azotando al paísen los últimos años con la secuelade secuestros y asesinatos, hoytodos los elementos indican queen nuestro país se han instaladolos “carteles de la droga”.

Esta situación indica un altogrado de participación de muchaspersonas e inclusive de organis-mos de seguridad que no puedenignorar lo que está sucediendo y sifuera así sería todavía más grave.

Suponer que esto ocurre sinla complicidad de las autoridadesy un caldo de cultivo de la socie-dad, no sólo sería una tremendaingenuidad sino que a la largapuede convertirse en complici-dad por acción u omisión.

Las personas que hasta aho-ra aparecen implicadas no perte-necen a clases sociales margina-les, sino que son empresarios declase media alta.

Sin impunidad y complicida-des en la concepción de lo éticopor parte de un amplio sectorsocial de nuestro país esto nun-ca hubiera ocurrido, no quererver esto y suponer que son he-chos aislados sería muy grave eirresponsable de nuestra parte.

Así como creo que sin uncampo de cultivo en la sociedadno hubiesen surgido tan impor-tantes personalidades, lo mismocreo de tanta delincuencia.

En los últimos días otro acon-tecimiento ha inundado el cam-po de los medios de comunica-ción y en la “divertida comidilla”de muchas tertulias de amigos.

Con ocasión de la unión civilde un conocido modisto se armóun “show religioso”. Me pareceimportante subrayar que estaopinión valdría igual si se tratarade una pareja de heterosexualescomo Dios manda, como diríasabiamente mi abuelita.

Como todo el mundo ya sabela “ceremonia religiosa”, segúnme dijeron con un altar y un in-menso crucifijo, se realizó en unlugar donde cualquiera está en-terado que habitualmente muchaspersonas tienen relaciones pro-pias de la intimidad del amor en-tre un hombre y una mujer, y estosucede no exactamente en estecontexto.

La persona que se hizo cargodel acto utilizó ornamentos conque la Iglesia Católica viste a susministros consagrados para laceremonia que es el “culmen y lafuente” de toda la vida cristiana.

En ningún momento se aclaró

debidamente que esta persona noera sacerdote, para confusión deno pocas personas.

Y en el decir de un vendedorambulante “como si esto fuerapoco” la presidenta del organis-mo nacional que depende de laPresidencia de la Nación y cuyafunción es luchar contra la discri-minación ocupó un lugar destaca-do en este show.

Imposible encontrar en cual-quier otro estamento social ocultural mayor burla a la fe queprofesamos muchos argentinosy merecemos el respeto de losque no la comparten.

Si alguien lo asocia al tangoCambalache en mis conviccionesqueda corto, porque además demostrar una degradación de ladignidad humana, por las reper-cusiones que tuvo también seconvierte, como lo que hicimosnotar anteriormente, en un signoalarmante de la actitud de un gru-po por ahora minoritario que pre-tende imponer sus criterios a todala sociedad.

No querer ver esta situaciónme parece preocupante, no re-accionar y decir basta me pare-ce alarmante.

Tengo la absoluta convicciónde que nuestro país tienesobradas reservas intelectuales ymorales para no empantanarse enesta crisis de valores y reaccio-nar con la suficiente firmeza paraque entre nosotros sigan surgien-do hombres y mujeres que hon-ran la condición humana y mues-tran lo mejor de nosotros a todala humanidad.

Como si esto fuera poco...

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“Derecho Viejo” Página 9

La Iglesia es hoy todavía demasiadofríamente legalista; se ha hecho intole-rante, no está al servicio del mundo, seha encerrado en sí misma, se defiende,hasta ha desarrollado, a veces, un com-plejo de persecución. Es poco madre; noatrae. Es poco perdonadora. Hay exce-so de leyes y de preceptos. Hay excesode dogmatismo. Ha apretado demasiadolas consciencias por defender la unidad.(Ciertamente Cristo nos suplicó encare-cidamente, antes de su muerte, que guar-dásemos la unidad; pero ¿a qué unidadÉl se refería? ¿A la unidad en que todospiensan lo mismo porque a nadie le espermitido pensar diferente? ¿A la unidaden que nadie comete herejías porque na-die se atreve a pensar? ¿Se refería a launidad inflexible que hasta ahora hemostenido? ¿O se refería más bien a una uni-dad básica en que el principal aglutinan-te es la fe en Jesucristo vivida en el amora los hermanos y no unos preceptosdisciplinares y unas fórmulas de fe quemuchas veces más que unirnos a la Igle-sia nos hacen resentir su autoridad?) Aveces siente uno que entre los dogmas yla ley, el alma de un católico está enca-denada. La Iglesia ha defendido con de-masiado celo la “honra de Dios”, y hadejado a Dios sin honra.

¿A quién puede atraer una Iglesia así?En estos tiempos en que la angustia es laprincipal enfermedad de la humanidad,lo que hace falta es una Iglesia Madre,una Iglesia acogedora, una Iglesia humil-de, una Iglesia pobre, una Iglesia com-prensiva de las miserias, no sólo de lahumanidad, sino de cada hombre en par-ticular. Hace falta que la Iglesia vuelva aser la gran familia que Jesús quiso quefuese. Por encima de la ley impersonal,tiene que estar siempre la atención perso-nal. Hoy día, que tanto hincapié se haceen sociología sobre la importancia y el va-lor de la persona como fundamento detodo orden social, nos gustaría mucho vera una Iglesia que se preocupa más por

cada una de las personas, y que hace ex-cepción, todas las excepciones que hayaque hacer, para salvar a la persona. UnaIglesia que, como buena Madre, impon-ga menos cosas bajo pecado con amena-za de castigo. Una vez más decimos quesí hacen falta leyes, pero no unamos tan-to la ley, o la transgresión de la ley, conel castigo, y mucho menos con un casti-go tan intolerable como es la pena delinfierno. En una familia, cuando alguienobra mal, se le amonesta, se le castiga,hasta se le pega, pero no se expulsa anadie, ni se mata a nadie. Las entrañasde un padre y de una madre no tienen esecastigo para ninguno de sus hijos. Y, encambio, en la Iglesia, se da este castigocon una facilidad que aterra. Admitimosque el hombre que ha obrado mal, recibasu castigo. Pero se nos hace muy difícilde creer que el hombre que ha sido, di-gamos, normalmente malo –¡y quién nolo es!–, el que ha sido débil en su carne,el que ha sido quisquilloso con sus her-manos, el que ha sido un poco irrespon-sable en la vida, reciba el más horriblede los castigos, del más bueno de los pa-dres. ¡Qué impresión tan buena me cau-só, y cómo se me ensanchó el corazón,cuando por primera vez leí en una revis-ta, que en algunas parroquias, a gentesque estaban “mal casadas” porque poruna razón u otra habían visto roto su pri-mer matrimonio, se les administraba elsacramento de la comunión. Dije para mí:¡Esa sí es una Iglesia maternal; esa sí esuna Iglesia que comprende el corazónhumano! ¿Por qué no admitir a la Euca-ristía a aquel que ama sinceramente aCristo, y que sencillamente no tuvo fuer-zas para aguantar los impulsos de su co-razón joven, y no pudo vivir solitario? Ytodavía es más claro el caso de la mujerque necesariamente tiene que buscar unpadre para sus hijos abandonados. Ne-garle a alguien así la Eucaristía, privarlode Cristo que es consolador de los afligi-dos, y el que dijo: “Sin mí nada poséis

hacer” es, sencillamente, un crimen, esun abuso de autoridad, es una mala in-terpretación de la ley.

Hay pecados que nos apartan de Cris-to porque van directamente contra Él, ocontra sus hermanos menores que son loque Él más dentro lleva en su corazón.Pero hay “pecados” que no van directa-mente contra Cristo ni contra nuestroshermanos, y que únicamente son peca-do, porque así lo han determinado en le-yes positivas los jerarcas. Equiparar es-tos “pecados” a aquellos es confundirlotodo y hacer que acabe uno no sabiendoqué es lo bueno y qué es lo malo. Pormuchos años fue “pecado grave” (esta-mos totalmente seguros de que Dios noestá de acuerdo con los moralistas) el noir a misa en domingo o el comer carnelos viernes. Hoy no es pecado grave ni loprimero (porque se puede ir en sábado),ni lo segundo. No nos imaginamos a na-die en el infierno por haber hecho cosasque hoy hacemos nosotros con toda tran-quilidad. El que va contra estas leyes se-cundarias no va directamente contra Cris-to: y menos cuando estas leyes se hanconvertido en algo arbitrario a lo largode los años. Si hay un poco de diligenciapor parte de la autoridad, estas leyes pue-den ser cambiadas. Pero pasan los añosy uno ve que no cambian. A los que de-linquen contra tales leyes no hay dere-cho a privarles de Cristo. Cerramos estetema con aquella sentencia paulina quetiene tanta fuerza como todas las otrasque se nos puedan citar en defensa delcumplimiento literal de la ley: “El queama al prójimo ha cumplido la ley”.

S. Freixedo sjExtraído de “Mi Iglesia duerme”

La simplicidad solamente puedeexistir en la verdad. Hay que rechazaresa hipocresía que se da con demasiadafrecuencia. Ceder a la tentación carnal,que es una fuerza vital extremadamentepoderosa, es algo que puede ocurrirle atodo el mundo, pero para un sacerdoteo un fraile es muy distinto, y el hechode no elegir y de llevar una doble vidapuede determinar, en algunos casos, queciertas mujeres sufran durante decenios.

Al mismo tiempo, hay que evitar losjuicios y las generalizaciones de cual-quier tipo. Conozco a sacerdotes queviven en concubinato con una mujer ala que aman desde hace años y que lle-van bien la situación. Continúan sien-do buenos sacerdotes. Esto plantea a laIglesia la cuestión crucial del matrimo-nio de los sacerdotes y de la ordena-ción de los hombres casados.

En lo que me concierne, si me hu-biese casado o comprometido en unarelación afectiva particular, nunca ha-bría podido hacer lo que he hecho. Mivocación exigía una disponibilidad to-tal. Por otra parte, estoy convencido deque es necesario que existan en la Igle-sia sacerdotes casados, lo mismo que

Una Iglesiamenos legalista

Casi sin exagerar podríamos decir que el ochenta por ciento de la Iglesia estáconstituido por mujeres. Y sin embargo, la mujer en la Iglesia “no corta ni pin-cha”. Puede dedicarse a la educación, a la catequesis, a las “obras de caridad”,pero que la mujer participe en las decisiones pastorales ¡jamás! Si hasta tenemosteólogos-varones que han escrito tratados sobre la maternidad...

Hoy por hoy parecería impensable que la mujer ocupe en la Iglesia un lugar derelevancia. Quizás sea un tema pendiente para el siglo que viene. Pero no habráque repensar sólo el lugar de la mujer: habrá que repensar toda la Iglesia, institu-ción varonil con nombre femenino...

Quizás no lo veamos nosotros. Quizás aún estemos en pañales. ¡Pueden pasartantas cosas todavía! Hay tantas cosas que dependen de condicionamientos cultu-rales.

El mensaje de Jesús es muy simple: “Amen a Dios, amen al prójimo”. De ahísurge el respeto por lo difernte, lo distinto, lo diverso. ¿Qué pasará de aquí a unsiglo? Sólo Dios lo sabe.

¿Qué teólogo se hubiera animado hace un siglo a afirmar que Dios no sólo esPadre, sino que también es Madre? Y sin embargo eso mismo fue dicho por unPapa en 1978. Juan Pablo I, el del papado de los treinta y tres días. Y hoy estará enel cielo, en el regazo de Dios-mamá, riéndose –y a veces sufriendo– de nuestrateología y de nuestro derecho canónico.

Luis FarinelloExtraído de “Palabras en puerta”

Celibato y matrimoniode los sacerdotes

sacerdotes célibes que puedan consa-grarse por completo a la plegaria y alos demás.

Jesús escogió apóstoles casados,como Pedro, y apóstoles solteros quesin duda continuaron siéndolo, comoJuan. La Iglesia mantuvo esta doblevocación durante siglos antes de impo-ner el celibato a los sacerdotes, comoya era el caso para los obispos. Hoy endía se ordena a hombres casados no so-lamente en la Iglesia ortodoxa, sino tam-bién en la Iglesia católica, entre losmaronitas o los coptos, que pueden es-coger entre matrimonio o celibato.

Puesto que la Iglesia católica permitedesde hace siglos que estas comunida-des orientales ordenen a sacerdotes ca-sados, no acabo de entender por quémotivo Juan Pablo II afirmó que estabafuera de lugar volver a considerar eltema del celibato para el resto de la Igle-sia católica. No tiene sentido. De estemodo sin duda podría resolverse en par-te la crisis de vocaciones y la penuriade los sacerdotes, y además estoy con-vencido de que las vocaciones al celi-bato seguirían siendo las mismas.

Por Abbé Pierre

Femenino

El celibato como“renuncia al poder”

La vida conyugal es un noble com-promiso en el que se da necesariamen-te un intercambio. Con todos los ma-tices, en este compromiso definitivoofrezco voluntariamente y por amorunas atribuciones sobre mí y sobre mivida; y recibo también atribuciones so-bre la vida de otra persona. Mis bieneseconómicos, mi autonomía de movi-miento, mi conducta con otras muje-res u hombres, mis relaciones con lafamilia de mi pareja, mi misma profe-sión, quedan “incluidos o afectados” eneste compromiso y viceversa, en elcompromiso de mi pareja. Con un tér-mino inadecuado pero evocador, el ca-sado ofrece a su pareja unos “derechos”sobre sí, y recibe de ella unos “dere-chos” sobre su persona. El adjetivo “mi”(mi marido, mi mujer) subraya lin-güísticamente esta “mutua y volunta-ria posesión”. El célibe es aquel queno posee a nadie ni es poseído, paraexpropiarse por Cristo y por la comu-nidad. “El celibato por el Reino es ca-paz de introducir así en las relacioneshumanas, marcadas frecuentementepor la posesividad, un tipo de amistady de afecto cuya gracia específica se-ría la de ser liberadora por ser gratui-ta”.

Pero también aquí anida un riesgo:una libertad que lleve consigo una faltade compromiso real con nada ni connadie; un amor de baja intensidad queno se implique profundamente en eldestino de nadie.

Mons. Juan M. Uriarte GoiricelayaObispo de San Sebastián, desde 2000

Para pensar

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“Derecho Viejo”Página 10

En la tradición cristiana, la figura dela Madre se encuentra en la Iglesia. Enel primitivo escrito cristiano El pastorde Hermas, la Iglesia aparece en la for-ma de una anciana. Cuando se le pre-gunta por qué aparece en la forma deuna anciana, la respuesta es: “Porquefue creada lo primero de todo. Es an-ciana a este respecto, y en atención aella fue hecho el mundo” (El pastor deHermas 2,24). Es necesario ver a la Igle-sia en este aspecto cósmico. La Iglesiacomo institución histórica tiene un ori-gen muy reciente y ocupa una parte muypequeña del mundo. Pero la Iglesia ensí misma es la Madre eterna; es el as-pecto creado del Espíritu increado. “Enatención a ella fue hecho el mundo”. Elmundo en un sentido real es “la mani-festación” de Dios. El que es ser infini-to, inmutable en sí mismo, se revela, seexpresa en la naturaleza finita y cam-biante del mundo. La Palabra eterna, enla que los “arquetipos” de todos los se-res creados existen eternamente, semanifiesta en el tiempo. Toda la crea-ción, desde el átomo más pequeño has-ta la estrella más lejana, es una mani-festación en el espacio y en el tiempo,en la multiplicidad y en el cambio deese Uno que no cambia. El Espíritu in-manente en la naturaleza desde el prin-cipio recibe estas “semillas de la pala-bra” en su seno y las da a luz en la crea-ción. Desde el comienzo de la materia,pasando por todas las etapas de la evo-lución, del crecimiento orgánico y de laconciencia, el Espíritu está estructu-rando estas formas, moldeándolas consu poder inherente.

Este espíritu actúa en el hombre or-ganizando los elementos químicos quecomponen su cuerpo, creando las célu-las, desarrollando los nervios, los mús-culos y las glándulas, estructurando losórganos del tacto y del gusto, del olfato,de la vista y del oído y, finalmente, lle-vando a este organismo complejo, pormedio de una elaborada estructura delcerebro, a la conciencia. Con la concien-cia, la Naturaleza, la Madre, despierta aun nuevo modo de existencia y comien-za a descubrir, a ser consciente de su sig-nificado y destino. Durante millones deaños el Espíritu está operando a travésde la Naturaleza, respondiendo a la ac-ción de la Palabra, la Persona Cósmica,el Purusha, que se une a su esposa, suSakti, para alumbrar esta palabra. A me-dida que la conciencia crece en el hom-bre, la Naturaleza se hace consciente delpoder inmanente que hay en ella y nacela Iglesia.

La Iglesia es el hombre que se haceconsciente de su destino como hijo deDios. En la perspectiva bíblica, Adán esel Hombre, creado a imagen y semejan-za de Dios y llamado a ser hijo de Dios.Cuando Adán peca, yerra en su vocación;no responde al Espíritu y vuelve a caeren su naturaleza limitada y sujeta al tiem-po. El movimiento hacia adelante de laevolución desde la materia, pasando porla vida y la conciencia a la vida eterna enel Espíritu, está programado. Pero al mis-mo tiempo comienza el misterio de laredención. Un nuevo poder del Espíritu,el Sakti, entra dentro de la creación ycomienza a devolver al hombre a la vida

del Espíritu. Este es el comienzo de la Igle-sia, la humanidad sacada del pecado porel poder del Espíritu y respondiendo a lapalabra de Dios. En este sentido, la Igle-sia está presente en la humanidad desde elcomienzo de la historia. Siempre que elhombre se despierta a la conciencia y seconoce a sí mismo en su concienciaintuitiva básica como abierto al misteriotrascendente de la existencia, el poder delEspíritu está en él arrastrándole a la vidaeterna. La presencia del Espíritu en estesentido puede hallarse en todas las reli-giones de la humanidad. Por todas partes,en el rito y en el sacrificio, en la doctrinay en el sacramento, en la oración y el cul-to, hay una presencia del Espíritu quearrastra al hombre a Dios, una respuestaa la palabra de Dios, que trata de unir a lahumanidad consigo misma; en otras pala-bras, una presencia de la Iglesia. Necesi-tamos recuperar esta comprensión de laIglesia universal, la Iglesia que fue creadaantes de todo... “y en atención a la cual fuehecho el mundo”.

No es sólo el conjunto de la humani-dad, sino el conjunto de la creación, loque constituye el cuerpo de la Iglesia. Lamateria fue creada desde el principio conuna tendencia innata hacia la vida y a laconciencia. La conciencia humana fuecreada desde el principio con una tenden-cia innata hacia la conciencia final y per-fecta del Espíritu. El mismo Espíritu es-taba presente en la materia, en la vida yen el hombre, atrayéndole desde el prin-cipio hacia sí. En Jesús este movimientode materia y conciencia hacia la vida delEspíritu alcanzó su culminación. En él laconciencia divina tomó posesión de laconciencia humana y tanto cuerpocomo alma, materia y conciencia, fue-ron transformados. En él el matrimoniode Dios y del Hombre, de la Naturaleza ydel Espíritu, de Purusha y de Prakriti,quedó consumado.

Pero esta consumación de la unión deDios con el hombre en jesús afecta nece-sariamente a toda la creación. Fue estaconsumación por la que toda la creación“estuvo gimiendo”, como dice san Pablo,desde el principio. Toda la creación esuna unidad orgánica, de la misma ma-nera que el Hombre lo es también. Yla resurrección de Jesús se convierte en“cabeza” de este todo cósmico, y toda lacreación se hace su Cuerpo, y este Cuer-po de la creación, redimido de las fuer-zas del pecado y de la división, es lo queconstituye la Iglesia. “Todo lo sometióbajo sus pies –dice san Pablo–, y a él lohizo, por encima de todo, cabeza de laiglesia, que es su cuerpo, el complemen-to del que llena totalmente el universo”(Ef 1,22-23). La Iglesia es el Pleroma, laplenitud, la consumación de todas lascosas, el término de todo el procesoevolucionista. El Purusha divino ha to-mado posesión del Prakriti, la Naturale-za, y la ha llenado con su presencia. Enotras palabras, la Naturaleza ha sido to-talmente penetrada por la conciencia yel Hombre y la Naturaleza se ha hechouna con el Espíritu eterno. La resurrec-ción revela así el plan de toda la crea-ción. Lo cumplido en Jesús por su muer-te sacrificial y su renacimiento a la vidaeterna es lo que está destinado a sucederen todos los hombres y en toda la crea-ción. Todos somos miembros de esta hu-

manidad caída y redimida, y cada uno denosotros lleva en sí las señales de la caí-da, del pecado, del sufrimiento y de lamuerte. Y cada uno de nosotros está lla-mado a superar el pecado, el sufrimientoy la muerte para entrar en la nueva vidade la resurrección. “El primer hombre,Adán, fue un ser animado”, se nos dice;“el último Adán es un Espíritu de vida”(1Cor 15,45). La “Palabra se hizo carne”(Jn 1,14), el Espíritu divino penetró enlo profundo de la materia, de la vida y dela conciencia, hasta el centro del pecadoy del sufrimiento humanos y levantó aeste mundo caído a una nueva vida y auna nueva conciencia que estaba en él.Así la Iglesia está presente en toda lacreación y en toda la humanidad; es la“transformación” de Dios, la manifesta-ción del ser infinito y eterno en el cursodel tiempo, del cambio y de la historia,no como una simple presencia estática,sino como un poder dinámico, que cam-bia el curso de la historia y transforma elmundo.

Pero si la Iglesia tiene esta dimen-sión cósmica, este carácter universal, esal mismo tiempo una institución histó-rica. Ello está de acuerdo con la tradi-ción bíblica, que si bien mira hacia laconsumación final de la creación y delhombre, al mismo tiempo ve este granmito enraizado en un tiempo y en unespacio históricos. Jesús, que es el Se-ñor cósmico y Salvador universal, es ala vez el hombre que “fue crucificadobajo Poncio Pilato”. De la misma ma-nera, la Iglesia, que es la consumacióndel mundo y de la historia, tiene su co-mienzo en la historia. La Biblia contem-pla el plan de Dios, que abarca a toda lahumanidad desde el primer Adán al se-gundo; pero lo contempla también comoactuando en la historia particular de unpueblo y llegando a su culminación enun momento particular. Jesús llegaanunciando la venida del reino de Dios:“Se acerca el reino de Dios” (Mc 1,15),y prepara a un grupo de discípulos aquienes se confía este “misterio” delreino de Dios. Serán el núcleo del pue-blo de Dios, la “nueva humanidad”,que nace a través de su muerte y re-surrección. En pentecostés comienzaa existir esta nueva sociedad; el Espí-ritu desciende y transforma a los dis-cípulos por su poder y presencia. Co-mienza una nueva era, en que estepoder del Espíritu se derramará sobreel mundo y la humanidad se congre-gará en el reino de Dios. Tal es la mi-sión de la Iglesia en la tierra, ser tes-tigo, o más bien encarnación, del po-der del Espíritu que actúa como leva-dura en la creación que la lleva a sucumplimiento en el reino de Dios.

Pero una vez que la Iglesia entra en elmundo, queda sometida a todas las vici-situdes del tiempo y del cambio. Este esel albur que corren todas las religiones.El espíritu, que inspiró la religión, quees la presencia de Dios mismo, se oscu-rece por los pecados y las debilidadeshumanas. Cuando contemplamos las igle-sias cristianas de hoy y recordamos suhistoria, se nos presenta más como do-cumento del pecado humano que de lagracia divina. Si sabemos mirar en pro-

fundidad, veremos que el Espíritu de Diosestá siempre presente, cambiando la vidade las personas, moviéndolas a amar y aservir, efectuando a menudo cambios ra-dicales en la sociedad e inspirando a lagente con ideales de sacrificio, con vi-siones de la verdad y con el fuego de laexperiencia mística. Pero la otra cara, nosólo del pecado, sino de las limitacioneshumanas, de la ceguera cultural, sobretodo la cerrazón de mente y de fanatis-mo, es demasiado evidente para tener quehablar de ella. Si hemos de revivir el mitode la Iglesia hoy día, debemos encontrarnuevas formas de expresión. Se ha de des-cubrir su significado universal, su rela-ción con todas las formas y tradicionesreligiosas de la humanidad, su importan-cia para el mundo en el que vivimos. Estareviviscencia del mito de la Iglesia estáya teniendo lugar, pero tiene que reco-rrer todavía un largo camino. Sobre todo,tenemos que descubrir la fuente de lasdeformaciones que han afligido a todaslas iglesias y las han conducido a la si-tuación presente.

Debemos considerar ante todo las li-mitaciones culturales del cristianismo.Fue producto de una cultura semita, quetenía un horizonte muy estrecho. Israelcreció en el pequeño mundo del OrienteMedio, limitando con Egipto por un ladoy con Babilonia por el otro. Más tarde leenriquecieron las influencias de Persia yde Grecia; pero su visión, aunque pro-funda, quedó muy limitada. No tenía co-nocimiento de las culturas de la India yde China ni del resto del mundo, y seimaginó que todos los que estaban fuerade Israel carecían del conocimiento deDios, lo mismo que los griegos se imagi-naron que todos los no griegos eran “bár-baros”. Su visión en el tiempo era tam-bién muy limitada, ya que no se extendíamás allá de cinco mil años antes de Cris-to, e imaginaba que estaba viviendo enla “última época” del mundo.

Desde este medio y con estas limita-ciones apareció la Iglesia cristiana en elmundo grecorromano. Los griegos apor-taron su genio para la filosofía y los ro-manos el suyo para la ley, y la teología yla organización de la Iglesia fueron cons-truidas con estos medios. Todo esto dio,ciertamente, a la Iglesia una teología pro-funda y una organización poderosa, perotambién le impuso graves limitaciones.La filosofía griega era una filosofía ra-cional; y aunque Platón la enriqueció conlas ideas de una sabiduría intuitiva, locierto es que se hizo sentir cada vez másel desarrollo del pensamiento racionallógico y del sistema científico caracte-rísticos del hombre occidental. La Igle-sia quedó, pues, dominada por ese siste-ma de pensamiento racional, que es la

El mito de la Iglesia

BedeGriffiths

OSB(1906-1993)

De la superficie...

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causa del desequilibrio del mundo occi-dental, si bien debemos reconocer quenunca se perdió del todo la penetraciónimaginativa ni la sabiduría intuitiva de latradición bíblica. El resultado de todo ellofue que la Iglesia estuvo obsesionada porla necesidad de construir fórmulas lógi-cas y sistemas racionales para expresarsu fe. Cuando estas fórmulas o “dogmas”quedaron reforzadas por el sistema legalde Roma, apareció la Inquisición y se in-tentó imponer este sistema doctrinal porla fuerza. La Reforma fue una revuelta con-tra este sistema legal racional y trató de libe-rar a la Iglesia por el retorno a la Biblia; perootra vez la mente occidental introdujo susfórmulas lógicas, y cada iglesia pretendióser la única que profesaba la fe verdadera.El resultado es que la Iglesia consta hoy deinnumerables sectas, cada una de las cualesdeclara representar la verdadera fe y denun-cia a las demás como “heréticas”. El mo-vimiento ecuménico ha tratado de supe-rar estas divisiones y volver a la unidadde la Iglesia; pero si no abandona la bús-queda de fórmulas doctrinales y siste-mas legales, si no recobra la sabiduríaintuitiva de la Biblia y del hombre an-tiguo, hay poca esperanza de éxito.

Es precisamente aquí donde el en-cuentro con el pensamiento oriental, consu base intuitiva, es crucial. El cristia-nismo no puede crecer hoy como religiónsi no abandona su cultura occidental, consu carácter masculino y racional, y apren-de la comprensión intuitiva y femeninade Oriente. La supresión de las mujeresen la Iglesia es sólo uno de los muchossignos de este dominio masculino. Ellono significa, naturalmente, que se hayande abandonar los valores reales de la cien-cia y de la razón, del pensamiento lógicoy sistemático. La razón se ha de “casar”con la intuición; tiene que aprender asometerse a las intuiciones más profun-das del Espíritu. Estas intuiciones pro-ceden, de la presencia del Espíritu en loprofundo del alma. Son expresión de unacreciente autopercepción, de un conoci-miento integral no de la mente y de larazón solas, sino de todo el hombre, cuer-po, alma y espíritu. La fe misma es unafunción no de la mente racional, sino dela intuitiva. No consiste, como el hom-bre occidental ha creído a menudo, enun asentimiento a las proposiciones ló-gicas, sino en una captación del “miste-rio” de la verdad como un todo. La men-te intuitiva, recuérdese, no analiza, sinoque capta la totalidad; o, más bien, se abreal todo y le deja que tome posesión. Asíla fe se abre al misterio de Dios, a la ver-dad infalible, y le deja que tome pose-sión del alma. Para el cristiano, pues, lafe es una apertura al misterio de Dios enCristo a través del mito de Cristo. El mitoapela a la imaginación, al corazón, ytransforma la persona. Más tarde puedevenir la razón a distinguir los diferentesaspectos del mito y relacionarlos entresí; pero siempre se ha de retornar al “mis-terio”, a la realidad, que tanto mito comorazón tratan de expresar.

La reunión de las iglesias cristianassólo puede venir, pues, por el redescu-brimiento del “misterio de Cristo” en to-das sus dimensiones; y esto significa quedebe relacionarse con toda la historia dela humanidad y de la creación. Y sólo ven-drá cuando hayamos aprendido a descu-

brir la presencia de este misterio, esto es,de la Iglesia, en todas las religiones de lahumanidad. Toda religión genuina es tes-tigo de algún aspecto del misterio divino,encarnado en sus mitos y rituales, en suscostumbres y tradiciones, en su oracióny experiencia mística; y cada una tienealgo que dar a la Iglesia universal. La ce-rrazón de miras que ha dividido a las igle-sias cristianas ha dividido también a la re-ligión cristiana de otras religiones. Hoytenemos que abrirnos a la verdad de to-das las religiones. Cada religión debe apren-der a discernir su verdad esencial y a re-chazar sus limitaciones culturales e histó-ricas. Esto puede ser una experiencia do-lorosa, un rechazo de los innumerableselementos de la religión que han crecidocon su desarrollo histórico y cultural yque con frecuencia la han identificado conla religión misma. Sin embargo, ésta pa-rece ser la única senda abierta a la huma-nidad de hoy. Lo que se opone a ello es lamentalidad dominante del mundo occiden-tal. Es la hora de la prueba del hombreoccidental. ¿Continuará construyendo sumundo científico con el poder nuclear quelleva a la devastación de la tierra? ¿Oaprenderá a arrepentirse, a echar marchaatrás, a redescubrir la fuente de la vida, lasabiduría de la Madre Tierra, que es tam-bién la sabiduría de Oriente?

La Iglesia debe aprender también elsecreto de esta sabiduría intuitiva. Aun-que el misterio de Cristo está siemprepresente en la Iglesia y ella vive de estasu secreta presencia, sin embargo, lasestructuras doctrinales y sacramentalesde la Iglesia son producto de la menteoccidental, sea del catolicismo romano,de la ortodoxia griega, del anglicanismo,el luteranismo o el calvinismo, o de lasdiversas iglesias protestantes de Inglate-rra y de América. Todas ellas son desa-rrollos del misterio de Cristo hechos porla mente occidental. Ni el papado, ni elepiscopado, ni cualquier otro sistema degobierno de la Iglesia está basado en elNuevo Testamento. Son obra del geniogriego y romano que edifica sobre la basedel Nuevo Testamento. Jesús mismo nodio ningún sistema de gobierno a la Igle-sia. La fundó sobre doce discípulos pararepresentar al nuevo Israel, al nuevo pue-blo de Dios; y, según la tradición más an-tigua, dio a Pedro, como la Roca(Cephas), la posición de liderazgo en ella;le dio también, según todos los relatos,los ritos sacramentales del bautismo y dela Eucaristía. Pero aparte de esto, todo lodejó a la guía del Espíritu Santo, que ha-bía de conducir a los discípulos a la ver-dad. Todo lo levantado sobre esta base,todos los sistemas doctrinales,sacramentales y legales, son obra del pen-samiento occidental, guiado, sin duda,por el Espíritu Santo en grado diverso,pero a la postre condicionado por circuns-tancias históricas.

El hecho de que Roma llegara a serel centro de la cristiandad es un acci-dente de la historia, y el Obispo deRoma sólo ha adquirido la posiciónpresente después de muchos siglos. Sepuede sostener que esta evolución fueprovidencial; pero no hay razón paracreer que la estructura presente del pa-pado sea permanente, o que la Iglesiano pueda adquirir una nueva estructu-ra en el contexto de la historia futura.

En el mismo sentido, el episcopadocomo sistema de gobierno se fue estable-ciendo sólo de forma gradual, y no hayrazón para afirmar que la estructura pre-sente –sea en su forma romana, griega,anglicana o luterana– haya de permane-cer siempre. Todas las estructuraseclesiales están sujetas a la ley del cre-cimiento histórico.

En el mismo sentido, las estructurasdoctrinales creadas por la mentalidad oc-cidental sobre las bases de la fe de losapóstoles están todas ellas condiciona-das históricamente y llevan la marca delas limitaciones de la mente occidental.Es cierto que los pueblos de Asia nuncaaceptarán el cristianismo en su formapresente. Cinco siglos y más de activi-dad misionera han demostrado la inutili-dad del intento. El cristianismo siguesiendo para los orientales una religiónextranjera, moldeada por el pensamien-to occidental.

Debemos ir más allá de todas es-tas estructuras históricas y recuperarel mito original del cristianismo, laverdad viva revelada en el Nuevo Tes-tamento. Pero esto no lo puede hacersolamente la mente occidental. Tenemosque abrirnos a la revelación del miste-rio divino que tuvo lugar en Asia, en elhinduismo y el budismo, en el taoísmo,confucionismo y sintoísmo. Ni podemosdesechar la sabiduría intuitiva de pue-blos más primitivos, los aborígenes aus-tralianos, los habitantes de la Polinesia,los bosquimanos de Africa, los indiosamericanos, los esquimales. En todo elmundo el Espíritu supremo ha dejadoseñales de su presencia. El misterio cris-tiano es el misterio de la presencia deDios en el hombre, y no podemos des-preciar ningún signo de esa presencia.Incluso el ateo y el agnóstico puedendar testimonio de este misterio. Ateís-mo y agnosticismo significan el recha-zo de ciertas imágenes y conceptos deDios o de la Verdad, que están condi-cionados históricamente, y por consi-guiente, son inadecuados. El ateísmo esun desafío a la religión a purificar susimágenes y conceptos y a acercarse mása la verdad del misterio divino.

Debemos recordar siempre que elmisterio divino, la Verdad última, siem-pre escapa a nuestra concepción. Losgrandes mitos del mundo revelan aspec-tos diferentes de este misterio, según lapenetración imaginativa de los diferen-tes pueblos. En Jesús, el mito adquirióun relieve histórico particular consigna-do en el Nuevo Testamento y mantenidoen la Iglesia. Pero el mito es capaz siem-pre de nuevas formas de comprensión amedida que la mente humana reflexionasobre él. La mente occidental le ha dadouna estructura legal y racional particu-lar. Pero la mente oriental y el pensamien-to intuitivo primitivo de todo el mundohan podido descubrir nuevos niveles ensu hondo significado. Y no hay duda deque el talante occidental moderno, libe-rado de los grilletes del modelomecanicista del universo, es capaz de re-descubrir el significado del mito. Laconstrucción de la Iglesia como manifes-tación en la historia de la presencia deDios en el hombre es, pues, la obra de

toda la humanidad. El hindú, el budista, elmusulmán, el humanista, el filósofo, elcientífico, todos tienen algo que dar y algoque recibir. El cristiano, cualquiera que seala Iglesia a que pertenezca, no puede re-clamar el monopolio de la verdad. Vamosperegrinando en busca de la verdad, de larealidad, de la consumación final. Perohemos de reconocer que esta verdad es-capará siempre a nuestra comprensión. Nila ciencia, ni la filosofía ni la teología po-drán nunca abarcar la verdad. Ningunapoesía, arte o institución humana puedenencarnarla nunca. Los grandes mitos sonsólo reflejos en la imaginación humana deese misterio trascendente. Incluso el mitode Cristo sigue perteneciendo al mundode los signos; y tenemos que ir más alládel mito hasta el misterio mismo, por en-cima de la palabra y el pensamiento, de lavida y de la muerte. Pues el misterio últi-mo sólo puede ser conocido a través delpaso de la muerte. “Estáis muertos –es-cribió san Pablo–, y vuestra vida está ocultacon Cristo en Dios; cuando Cristo en nues-tra vida aparezca, os presentaréis con élen gloria” (Col 3,3).

Jesús dejó a sus discípulos con la ex-pectación de que aparecería de nuevo yllevaría a este mundo a la consumación.En esta situación vivimos todos. En nin-gún tiempo de la historia del mundo haestado más cerca de la destrucción queen el momento presente. Hay fuerzaspresentes en el mundo que son capacesde destruir toda vida en este planeta, ylos que controlan estas fuerzas están porencima de todo control. Quizá cambieel mundo occidental, o al menos hayael suficiente número de personas queinicien en él un cambio, que sufran unametanoia, un cambio de corazón, y denotro rumbo al mundo, llevando a caboel maridaje de Oriente y Occidente. Perola meta final no puede tampoco ser ésta.Nuestro destino no está en este mundo,y hemos de prepararnos para ir más alláde la muerte. Tenemos que morir a estemundo y a todo lo que hay en él, es de-cir, a todo lo que cambia y pasa en estemundo, para encontrar la realidad queno cambia o pasa. Tenemos, sobre todo,que trascender las palabras, las imáge-nes y los conceptos. Ninguna visiónimaginativa ni marco conceptual seadecuan a la gran realidad. Cuando Cris-to aparezca en gloria, no lo hará en nin-guna forma terrena o en ninguna otraforma posible de concebir. “Porque aho-ra vemos confusamente en un espejo,mientras entonces veremos cara a cara”(1Cor 13,12). Y sólo “apareceremos engloria” cuando hayamos muerto a no-sotros mismos y nos hayamos converti-do en una “creación nueva” (Gál 6,15).Sólo entonces encontraremos la pleni-tud de la verdad y de la realidad, que estambién la plenitud de la sabiduría, delconocimiento y la plenitud de la bien-aventuranza y del amor. Sólo entoncestendrá lugar el matrimonio final deOriente y Occidente, del hombre y dela mujer, de la materia y de la mente,del tiempo y de la eternidad.

Extraído de“El matrimonio de Oriente y Occidente”

El mito de la Iglesia... hacia lo profundo

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Buscando el rostro... XILa identificación de Cristo - I

Amables lectores/as:Un poco más de paciencia.

Estamos llegando a la meta denuestro propósito. Hasta aquí las

aproximaciones o pistasrecorridas para penetrar en elmisterio del rostro humano:

la imagen, la huella,el sacramento. Ahora vamos a

considerar la relación del rostrohumano con Cristo, tal como senos revela en el gran fresco del

juicio final en el evangeliode san Mateo (25,31-46).

Para ello, los invito a realizar un viajeimaginario hasta la Capilla Sixtina (lopodemos hacer vía internet); ubicarnosen la famosa sala (sede histórica de Con-cilios, audiencias y reuniones trascenden-tes) y contemplar el maravilloso frescode Miguel Ángel, precisamente sobre eljuicio final, inspirado quizás en el relatoevangélico de Mateo. Desde allí, con esteplástico telón de fondo, trasladarnos aGalilea y –evangelio en mano– escucharde los labios de Jesús Maestro, sus pala-bras narradas por Mateo en el capítulo25 (vv. 31-41).

Ahora, les propongo casi literalmente,en dos artículos, las consideraciones fi-nales de Bruno Chenú, autor que nos haacompañado a lo largo de todo este iti-nerario, tomadas de su librito-ensayo “Lahuella de una mirada” (trad. de “La traced`un visage”). Con ello, como lo expre-sé al comienzo de esta serie de artículossobre el rostro, pretendo rendir un ho-menaje póstumo a este responsable ycriterioso columnista del periódico fran-cés “La Croix”.

“En la tarde de tu vida te juzgaránpor el amor”. s. Juan de la Cruz

Esta descripción del juicio final no con-cierne sólo a un futuro lejano; inviertelos papeles de la historia presente. En suprimera encíclica, Juan Pablo II lo subra-yaba: “Esta escena escatológica debeaplicarse siempre a la historia del hom-bre, debe ser siempre la medida de losactos humanos; es como el esquema esen-cial de un examen de conciencia paracada uno y para todos” (Redemptorhominis 16). Tenemos ahí un escenariográfico del juicio final, una escenificaciónelocuente del fin de la historia que juzgaal presente, una especie de profecía ética.

La importancia de este texto nunca serásobreestimada, pues si no constituye “elsumario del evangelio” (Roger Mehl), nodeja de ser su último testamento. NuncaMateo había ido tan lejos en la intencióny la extensión del mensaje evangélico.En esta escena grandiosa y apocalípticavivimos un precipitado de la historia: lasentencia futura versa sobre las accionespasadas que conciernen al presente de losoyentes. El juicio deduce lo definitivo deacciones concretas y sucesivas. En todocaso, la escenificación es solemne. Asis-timos a un verdadero proceso con pre-sentación del tribunal y de las personasinteresadas, instrucción del juicio, pro-clamación y ejecución de la sentencia.Pero el texto no confía su mensaje sinopresionado por tres preguntas: 1) ¿Quiénes el juez?; 2) ¿Quién es juzgado?; 3)¿Sobre qué versa el juicio?

1) El juez: es presentado primerobajo los rasgos del hijo del hombre “en

su gloria”, “acompañado de todos losángeles” y “sentado sobre su trono degloria” (Mt. 25,31). Por tanto, una ma-nifestación perteneciente a la esfera di-vina. Pero ese hijo del hombre es desig-nado luego como rey que ha experimen-tado todas las vicisitudes terrestres. A tra-vés de esos dos títulos de Hijo del hom-bre y de rey se indican ciertamente lasdos facetas de la identidad de Jesús: lafaz divina y la faz humana. Pero la esce-na del juicio insiste en su autoridad divi-na y regia en vísperas de su pasión. Cris-to se atribuye la función que era propiade Dios en el Antiguo Testamento. El esel que hace la distribución entre las ove-jas y los carneros, entre los benditos ylos malditos. El ejecuta la acción del prin-cipio al fin.

2) Las personas objeto del juicio -¿quiénes son?: ¿Son los cristianos, losdestinatarios de esas palabras? ¿Son lospaganos? ¿Cuál es la extensión exacta dela universalidad sugerida? La incertidum-bre proviene de dos expresiones: una seencuentra en el relato: “todas las nacio-nes”, la otra en labios de Jesús: “a unode estos más pequeños que son mis her-manos”.

Para ciertos exegetas, “todas las nacio-nes” no designaría más que la diversidadde las comunidades cristianas. Es difícilsuscribir esta interpretación. Para otros,la expresión concerniría bien a los paga-nos que están fuera del pueblo elegido,como a menudo en el Antiguo Testamen-to, bien a los no cristianos. De hecho, laintención universalista de Mateo parecemuy firme a lo largo de los últimos capí-tulos de su evangelio. Ya en las parábo-las de la red (Mt 13,47-50) o de la cizaña(13,24-30) no hace distinción entre loscristianos y el resto del mundo, entre Is-rael y los demás. Aceptamos, pues, estetexto como el juicio de todos los hom-bres, lo mismo creyentes que increyentes.

Pero, ¿quiénes son “los más peque-

ños”, designados por Jesús como sushermanos? En Mateo, el término “pe-queños” designa habitualmente a los dis-cípulos de Jesús. Claramente se ve en elcapítulo 18. El texto más próximo a nues-tra parábola es el de Mt 10,42: “El quedé de beber a uno de estos pequeñuelostan sólo un vaso de agua fresca porquees mi discípulo, les aseguro que no per-derá su recompensa”. En otras partes,cuando Jesús habla de “sus hermanos”(Mt 12,49; 28,10), designa ciertamente

a sus discípulos. Pero la expresión com-pleta de Mt 25,40-45 no se encuentra enninguna otra parte. (...)

3) ¿Cuál es el asunto juzgado o so-bre qué versa el juicio?: El elenco quehace Mateo no es exhaustivo. Sin embar-go, las seis “obras de misericordia” ci-tadas, puntualizan las necesidades fun-damentales: el alimento (“estaba ham-briento y sediento”...), el vestido (“...des-nudo”), el reconocimiento social (“ex-tranjero”), la salud (enfermo”) y la li-bertad (“prisionero”). Se mencionan to-

das las grandes desgracias. En consecuen-cia, “los pequeños” son los pobres, losexcluidos del sistema, los discriminados,los “sin nombre”, todos los que tienennecesidad de ser tenidos en cuenta y so-corridos.

El juicio versa sobre actitudes muyconcretas, sobre comportamientos fun-damentales, que no son en absoluto ac-tos de heroísmo. Ningún evangelistamejor que Mateo fustiga el divorcio en-tre las palabras y los hechos. Aquí se tra-

ta de hechos. No son las buenasintenciones lo que cuenta; se nosdice que el infierno está lleno deellas. Los elegidos no han obradopor Cristo, porque no tenían con-ciencia alguna del nexo Cristo-po-bre. Sencillamente han obrado,mientras que los otros no han he-cho nada. Este punto es el queconstituye la diferencia. El juicioversa sobre el obrar. El gran peca-do es el pecado de omisión. El juezescatológico no pide un certifica-do de bautismo, una profesión defe, sino una práctica, y una prácti-ca individual, de la caridad.

“El que no ama permanece enla muerte. El que odia a su herma-no es un homicida, y ustedes sa-ben que ningún homicida tiene lavida eterna en sí mismo. En estohemos conocido el amor: en que

él ha dado su vida por nosotros; y noso-tros debemos también dar la vida pornuestros hermanos: ¿cómo puede estaren él el amor de Dios? Amémonos no depalabra ni de boca, sino con obras y deverdad” (1Jn 3,14-18).

Creo que estas palabras de la primeracarta de san Juan son el mejor corolariopara cerrar la primera parte de este artí-culo que seguiremos en el próximo nú-mero. Hasta entonces.

Cordialmente.P. Julio, omv

...sólo en el amor

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“Derecho Viejo” Página 13

“DERECHO VIEJO” Un programa de radio para escuchar...

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4489-0468www: fmgba.com.ar

Todos los Sábadosde 8 a 12

Por AM 750:Radio del Pueblo

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“... todo es mente”Ilusión de separatividad

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“... la manera más fácil de entrar enestado meditativo es ponerse a escu-char. Cerremos simplemente los ojos yoigamos todos los ruidos que se pro-ducen en torno de nosotros, escuchan-do el bullicio, el murmullo general delmundo como si estuviéramos escuchan-do música. Sin intentar identificar losruidos que oímos, sin ponerles nom-bre; simplemente dejándoles que jue-guen con los tímpanos. Dejarlos pasar,o en otras palabras, dejar que los oídoshagan lo que quieran. Y abstenerse dejuzgar los ruidos –no hay ruidos ade-cuados o inadecuados ni tampoco im-porta si alguien estornuda o a alguiense le cae alguna cosa–; todo es simple-mente ruido o sonido”.

Alan WattsNueve meditaciones

“El problema del mundo es elhombre;

y el problema del hombrees su mente”.

* * * * *

“En lugar del pensamiento de sere-nidad y de paz interior, me parece quelos habitantes de la tierra están obse-sionados por una mentalidad adquisiti-va. El pensamiento de serenidad inte-rior se enseña apenas, en algunos luga-res de vuestro planeta, por parte de cier-tas religiones de las que se ríe la mayo-ría de la gente. Y, sin embargo, el pen-samiento de serenidad interior es la granclave, que está al alcance de práctica-mente todos los habitantes de vuestroplaneta. Cuando una persona aprendea pensar en función de su serenidadinterior, apenas se ve afectada por en-fermedades físicas o mentales; ... sinembargo a pocos les interesa conseguir-lo. Es preciso que paséis de buscaradquisiciones a conseguir la perfeccióninterior”.

W. Dyer

¿Qué es la meditación?(si no me lo preguntan, sé; si me lo preguntan, no sé)

“La sociedad te educa como ser pensante, no como un ser que siente, porquesentir es impredecible, nadie sabe a dónde te llevará;

y la sociedad no puede dejarte solo, te da pensamientos: todas las escuelas,colegios, universidades, existen como centros para enseñar a pensar,

a verbalizar más. Cuantas más palabras dices, más talento se piensa quetienes; cuanto más articulado eres con palabras y más palabras,

más sabio se piensa que eres”.

Bhagwan Shree Rajneesh

“La mente nos está ahogando porquetiene la pretensión de ser nuestra únicaherramienta para conocer la verdad. Lainterpreta, la discierne, la domina, dealguna manera la analiza, la sintetiza...la mente del hombre moderno es en granmedida una mente enferma: carece deprofundidad, carece de unidad y de es-tabilidad y carece de fuerza; y al mis-mo tiempo, frecuentemente carece deverdad; sobre todo porque está al servi-cio del ego. La mente es el origen denuestra falta de paz mental, causa denuestra fatiga física y emocional. Care-ce de profundidad porque se refugia enlas palabras a las que siempre falta pro-fundidad. Carece de unidad debido a laenorme dispersión que padece. La in-formación la satura, la dispersa, le im-pide procesar tantos datos. Y además dedispensar, fatiga; y en el fondo la exce-siva información puede ser una sutilmanera de des-información”.

“Una mente en paz es una menteiniciática, una mente abierta al miste-rio, que no ofrece resistencia para quenuestra consciencia se sumerja en la pazde la mirada silenciosa. En ese caso: hayausencia de pensamiento, el cuerpo estásin tensiones ni bloqueos, la afectividadestá sosegada, se mantiene una conve-niente ausencia de estímulos externos,o un saludable distanciamiento de losmismos. La mente en paz es capaz depermanecer impermeable a las tormen-tas y tensiones del mundo externo. Lapaz mental no es una huida, ni nace dela huida. El hombre y la mujer en pazafrontan los obstáculos y aceptan losdesafíos, sin huir por miedo”.

****“La más profunda paz de la mente, el

silencio mental más definitivo, hundesus raíces en la aparente inconscienciae ineficacia del abandono en manos dequien lo sabe todo, lo puede todo y nosama”.

Nicolás Caballero, CMF

“La naturaleza de la mente esfunción y, por tanto, movimiento;el pensamiento, la sensación y elsentimiento son sus elementos

constituyentes”.J. Klein

“El hombre estáconstantemente atraído

por su Ser esencial, pero el lazoexistencial con su ego le impide

seguir esta llamada”.K. G. Dürckheim

“Supe que la ansiedad estabaen el centro

de todos los problemas”.

W. Fezler

“El árbol quiere la paz, peroel viento se la quita”.

(Proverbio)

Cristo no tiene otro cuerpoque el tuyo y no tiene manos

sino las tuyas. Sus únicos piesson los tuyos y tuyos los ojoscon los que la compasión de

Cristo mira el mundo.Tuyos son los pies con los que

camina para ir haciendoel bien, tuyas las manos con

las que ahora tieneque bendecirnos.Oración atribuida a

Santa Teresa de Avila

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La explosión del consumo enel mundo actual mete más ruidoque todas las guerras y arma másalboroto que todos los carnava-les. Como dice un viejo prover-bio turco, quien bebe a cuenta,se emborracha el doble. La pa-rranda aturde y nubla la mirada;esta gran borrachera universalparece no tener límites en el tiem-po ni en el espacio. Pero la cul-tura de consumo suena mu-

cho, como el tambor, porque está vacía; y a la horade la verdad, cuando el estrépito cesa y se acaba lafiesta, el borracho despierta, solo, acompañado porsu sombra y por los platos rotos que debe pagar. Laexpansión de la demanda choca con las fronteras que leimpone el mismo sistema que la genera. El sistema nece-sita mercados cada vez más abiertos y más amplios, comolos pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita queanden por los suelos, como andan, los precios de lasmaterias primas y de la fuerza humana de trabajo.

El sistema habla en nombre de todos, a todos dirigesus imperiosas órdenes de consumo, entre todos di-funde la fiebre compradora; pero ni modo: para casitodos esta aventura comienza y termina en la pantalladel televisor. La mayoría, que se endeuda para tenercosas, termina teniendo nada más que deudas para pa-gar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consu-miendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.

El derecho al derroche, privilegio de pocos, diceser la libertad de todos. Dime cuánto consumes y tediré cuánto vales. Esta civilización no deja dormir a lasflores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos,las flores están sometidas a luz continua, para que crez-can más rápido. En la fábricas de huevos, las gallinastambién tienen prohibida la noche. Y la gente está con-denada al insomnio, por la ansiedad de comprar y laangustia de pagar. Este modo de vida no es muy buenopara la gente, pero es muy bueno para la industria far-macéutica. EEUU consume la mitad de los sedantes,ansiolíticos y demás drogas químicas que se vendenlegalmente en el mundo, y más de la mitad de las dro-gas prohibidas que se venden ilegalmente, lo que no esmoco de pavo si se tiene en cuenta que EEUU apenassuma el cinco por ciento de la población mundial.«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta unamujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor deya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejadopaso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre esun pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás queno valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito,de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad domini-cana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos tra-bajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, yviven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».Invisible violencia del mercado: la diversidad es ene-miga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. Laproducción en serie, en escala gigantesca, impone entodas partes sus obligatorias pautas de consumo. Estadictadura de la uniformización obligatoria es másdevastadora que cualquier dictadura del partido único:impone, en el mundo entero, un modo de vida que re-produce a los seres humanos como fotocopias del con-sumidor ejemplar.

El consumidor ejemplar es el hombre quieto. Estacivilización, que confunde la cantidad con la calidad,confunde la gordura con la buena alimentación. Segúnla revista científica The Lancet, en la última década la«obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la po-blación joven de los países más desarrollados. Entre

los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un40% en los últimos dieciséis años, según la investiga-ción reciente del Centro de Ciencias de la Salud de laUniversidad de Colorado. El país que inventó las comi-das y bebidas light, los diet food y los alimentos fatfree, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo. Elconsumidor ejemplar sólo se baja del automóvil paratrabajar y para mirar televisión. Sentado ante la panta-lla chica, pasa cuatro horas diarias devorando comidade plástico.

Triunfa la basura disfrazada de comida: esta in-dustria está conquistando los paladares del mundo y estáhaciendo trizas las tradiciones de la cocina local. Lascostumbres del buen comer, que vienen de lejos, tie-nen, en algunos países, miles de años de refinamiento ydiversidad, y son un patrimonio colectivo que de algu-na manera está en los fogones de todos y no sólo en lamesa de los ricos. Esas tradiciones, esas señas de iden-tidad cultural, esas fiestas de la vida, están siendoapabulladas, de manera fulminante, por la imposicióndel saber químico y único: la globalización de la ham-burguesa, la dictadura de la fast food. La plastificaciónde la comida en escala mundial, obra de McDonald’s,

Burger King y otras fábricas, viola exitosamente el de-recho a la autodeterminación de la cocina: sagrado dere-cho, porque en la boca tiene el alma una de sus puertas.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confir-mó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifi-ca los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juven-tud y que el menú de McDonald’s no puede faltar en labarriga de un buen atleta. El inmenso ejército deMcDonald’s dispara hamburguesas a las bocas de losniños y de los adultos en el planeta entero. El doblearco de esa M sirvió de estandarte, durante la recienteconquista de los países del Este de Europa. Las colasante el McDonald’s de Moscú, inaugurado en 1990 conbombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occi-dente con tanta elocuencia como el desmoronamientodel Muro de Berlín.

Un signo de los tiempos: esta empresa, que encarnalas virtudes del mundo libre, niega a sus empleados lalibertad de afiliarse a ningún sindicato. McDonald’s vio-la, así, un derecho legalmente consagrado en los mu-chos países donde opera. En 1997, algunos trabajado-res, miembros de eso que la empresa llama laMacfamilia, intentaron sindicalizarse en un restorán deMontreal en Canadá: el restorán cerró. Pero en el 98,otros empleados e McDonald’s, en una pequeña ciudadcercana a Vancouver, lograron esa conquista, digna dela Guía Guinness.

Las masas consumidoras reciben órdenes en unidioma universal: la publicidad ha logrado lo que elesperanto quiso y no pudo. Cualquiera entiende, encualquier lugar, los mensajes que el televisor trans-mite. En el último cuarto de siglo, los gastos de publici-dad se han duplicado en el mundo. Gracias a ellos, losniños pobres toman cada vez más Coca-Cola y cada vezmenos leche, y el tiempo de ocio se va haciendo tiempode consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisione-

ro: las casas muy pobres no tienen cama, pero tienentelevisor, y el televisor tiene la palabra. Comprado a pla-zos, ese animalito prueba la vocación democrática delprogreso: a nadie escucha, pero habla para todos. Po-bres y ricos conocen, así, las virtudes de los automóvi-les último modelo, y pobres y ricos se enteran de lasventajosas tasas de interés que tal o cual banco ofrece.

Los expertos saben convertir a las mercancías enmágicos conjuntos contra la soledad. Las cosas tie-nen atributos humanos: acarician, acompañan, com-prenden, ayudan, el perfume te besa y el auto es elamigo que nunca falla. La cultura del consumo hahecho de la soledad el más lucrativo de los merca-dos. Los agujeros del pecho se llenan atiborrándolos decosas, o soñando con hacerlo. Y las cosas no solamentepueden abrazar: ellas también pueden ser símbolos deascenso social, salvoconductos para atravesar las adua-nas de la sociedad de clases, llaves que abren las puertasprohibidas. Cuanto más exclusivas, mejor: las cosas teeligen y te salvan del anonimato multitudinario. La publi-cidad no informa sobre el producto que vende, o raravez lo hace. Eso es lo de menos. Su función primor-dial consiste en compensar frustraciones y alimentarfantasías: ¿En quién quiere usted convertirse compran-do esta loción de afeitar?

El criminólogo Anthony Platt ha observado que losdelitos de la calle no son solamente fruto de la pobrezaextrema. También son fruto de la ética individualista.La obsesión social del éxito, dice Platt, incide decisiva-mente sobre la apropiación ilegal de las cosas. Yo siem-pre he escuchado decir que el dinero no produce la feli-cidad; pero cualquier televidente pobre tiene motivosde sobra para creer que el dinero produce algo tan pare-cido, que la diferencia es asunto de especialistas.Según el historiador Eric Hobsbawm, el siglo XX pusofin a siete mil años de vida humana centrada en la agri-cultura desde que aparecieron los primeros cultivos, afines del paleolítico. La población mundial se urbani-za, los campesinos se hacen ciudadanos. En AméricaLatina tenemos campos sin nadie y enormes hormigue-ros urbanos: las mayores ciudades del mundo, y las másinjustas. Expulsados por la agricultura moderna de ex-portación, y por la erosión de sus tierras, los campesi-nos invaden los suburbios. Ellos creen que Dios estáen todas partes, pero por experiencia saben que atien-de en las grandes urbes. Las ciudades prometen traba-jo, prosperidad, un porvenir para los hijos. En los cam-pos, los esperadores miran pasar la vida, y mueren bos-tezando; en las ciudades, la vida ocurre, y llama. Hacinadosen tugurios, lo primero que descubren los recién llega-dos es que el trabajo falta y los brazos sobran, que nadaes gratis y que los más caros artículos de lujo son el airey el silencio.

Mientras nacía el siglo XIV, fray Giordano da Rivaltopronunció en Florencia un elogio de las ciudades. Dijoque las ciudades crecían «porque la gente tiene el gustode juntarse». Juntarse, encontrarse. Ahora, ¿quién seencuentra con quién? ¿Se encuentra la esperanza con larealidad? El deseo, ¿se encuentra con el mundo? Y lagente, ¿se encuentra con la gente? Si las relaciones hu-manas han sido reducidas a relaciones entre cosas,¿cuánta gente se encuentra con las cosas?El mundo entero tiende a convertirse en una gran pan-talla de televisión, donde las cosas se miran pero no setocan. Las mercancías en oferta invaden y privatizanlos espacios públicos. Las estaciones de autobuses y detrenes, que hasta hace poco eran espacios de encuentroentre personas, se están convirtiendo ahora en espaciosde exhibición comercial.

El imperio del consumo

Escribe:Eduardo Galeano

(Continúa)

De acá...

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El shopping center, o shopping mall, vidriera de to-das las vidrieras, impone su presencia avasallante. Lasmultitudes acuden, en peregrinación, a este templomayor de las misas del consumo. La mayoría de losdevotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsi-llos no pueden pagar, mientras la minoría compradorase somete al bombardeo de la oferta incesante y exte-nuante. El gentío, que sube y baja por las escalerasmecánicas, viaja por el mundo: los maniquíes vistencomo en Milán o París y las máquinas suenan como enChicago, y para ver y oír no es preciso pagar pasaje.Los turistas venidos de los pueblos del interior, o de lasciudades que aún no han merecido estas bendicionesde la felicidad moderna, posan para la foto, al pie de lasmarcas internacionales más famosas, como antes posa-ban al pie de la estatua del prócer en la plaza. BeatrizSolano ha observado que los habitantes de los barriossuburbanos acuden al center, al shopping center, comoantes acudían al centro. El tradicional paseo del fin desemana al centro de la ciudad, tiende a ser sustituidopor la excursión a estos centros urbanos. Lavados y plan-chados y peinados, vestidos con sus mejores galas, losvisitantes vienen a una fiesta donde no son convidados,pero pueden ser mirones. Familias enteras emprendenel viaje en la cápsula espacial que recorre el universodel consumo, donde la estética del mercado ha diseñadoun paisaje alucinante de modelos, marcas y etiquetas.

La cultura del consumo, cultura de lo efímero, con-dena todo al desuso mediático. Todo cambia al ritmovertiginoso de la moda, puesta al servicio de la necesi-dad de vender. Las cosas envejecen en un parpadeo,

para ser reemplazadas por otras cosas de vida fugaz.Hoy que lo único que permanece es la inseguridad, lasmercancías, fabricadas para no durar, resultan tan volá-tiles como el capital que las financia y el trabajo que lasgenera. El dinero vuela a la velocidad de la luz: ayerestaba allá, hoy está aquí, mañana quién sabe, y todotrabajador es un desempleado en potencia. Paradójica-mente, los shoppings centers, reinos de la fugacidad,ofrecen la más exitosa ilusión de seguridad. Ellos resis-ten fuera del tiempo, sin edad y sin raíz, sin noche y sindía y sin memoria, y existen fuera del espacio, más alláde las turbulencias de la peligrosa realidad del mundo.

Los dueños del mundo usan al mundo como sifuera descartable: una mercancía de vida efímera, quese agota como se agotan, a poco de nacer, las imágenesque dispara la ametralladora de la televisión y las modasy los ídolos que la publicidad lanza, sin tregua, al merca-do. Pero, ¿a qué otro mundo vamos a mudarnos? ¿Esta-mos todos obligados a creernos el cuento de que Dios havendido el planeta unas cuantas empresas, porque es-

El imperio del consumo

No es natural ser materialista ni tampoco el serloda una impresión de naturalidad. Tampoco es

natural contentarse únicamente con la naturaleza.El hombre, por lo contrario, es místico.

Nacido como místico, muere tambiéncomo místico, sobre todo

si en vida ha sido un agnóstico.G. K. Chesterton

tando de mal humor decidió privatizar el universo? Lasociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los quetienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera quetenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría dela gente consume poco, poquito y nada necesariamen-te, para garantizar la existencia de la poca naturalezaque nos queda. La injusticia social no es un error a co-rregir, ni un defecto a superar: es una necesidad esen-cial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shoppingcenter del tamaño del planeta.

Quiero dedicar un pensamiento a una constatacióncada vez más evidente y reiterativa: al hombre, a la mujerhoy, les cuesta aceptar la adultez, la edad madura.

En otras generaciones los padres, por edad y sobretodo por comportamientos eran paradigmas de los hi-jos; modelo al que imitaban hasta en cosas tan simplescomo la nena calzarse los zapatos de taco alto de lamamá y el niño embutirse en el saco del padre que lógi-camente arrastra.

En esta postmodernidad percibimos una nueva moda:adultos, con responsabilidad paterno-materno, dilatan, sies que no se niegan, a asumir su rol de gente madura, su-perando la adolescencia y estabilizándose en la adultez.

Tienen no se qué miedos; les asedia la incertidum-bre; por eso organizan sus vidas en clave de adolescen-tes. Hablan y se desbocan como los adolescentes, vis-ten como ellos, compiten en el look del good body, slimbody; se alimentan como los teen-aged. Comienzan afrecuentar lugares de diversión, que no son los de sushijos, pero que garantizan las mismas sensaciones y per-miten idénticas desinhibiciones que buscan los chicos.

Se ha invertido el paradigma. Los padres se miranen el espejo de sus hijos y compiten con ellos; les sedu-ce el vivir en eterna juventud . Son adultos adolescen-tes.

Resistirse a ser adulto es resistirse a ser educador.La acción educadora reclama un peldaño de diferencia.El padre, la madre deben ser tales, lo mismo los docen-tes. Se quiere a los hijos desde la paternidad, desde lamaternidad, no desde la camaradería lisa y ramplona.Por más que los padres amen a sus hijos, nunca podránser compinches y menos compinches competitivos.

Un buen educador no es el que dice hagan o nohagan tal cosa, sino el que con su testimonio y cohe-rencia de vida establece sendas de conducta, y sin pala-bras está diciendo: Síganme, este es el buen camino.

Los padres, como buenos montañeros, conducen a

sus hijos por los caminos del bien y del saber que ellosmismos han recorrido. Pero si nos instalamos en la có-moda meseta de la adolescencia ¿qué certezas, ilusionesy desafíos podremos inculcar a los hijos? Los hijos nopueden andar a ciegas; necesitan referentes, con másaños que ellos, con más experiencia y con más segurida-des que las que la niñez les ofrece o la turbulenta adoles-cencia les garantiza.

El respeto por el anciano, porla persona mayor, por el enfer-

mo crónico está perdiendocampo de influencia en

nuestra sociedad. Los me-dios de comunicación losignoran, al menos que losnecesiten para la cola de

una serie sentimental.Aún así, los usanporque son renta-bles, son objeto denecesidad, no derespeto o de cariño.Hasta en las mejoresfamilias va ganandoterreno esta modade los ancianos au-sentes.

En la más anti-gua tradición de los

pueblos los ancianos eran los consejeros, los escucha-dos. Más allá de su poder o de sus influencias, lo quecontaba era la sabiduría acumulada a lo largo de sus nu-tridos años. El que ha vivido aprendiendo, aunque notenga estudios es mucho doctor.

En mis viajes por Africa representando al SuperiorGeneral Marista, a veces al Vaticano, me ha tocado lle-gar a tal o cual ciudad con una misión oficial para el

obispo ó para el gobernador. Peroantes de hablar con las autoridadesíbamos a saludar al jefe de la tribu,era condición necesaria. Se tratabacon frecuencia de un anciano po-bre, desdentado, viviendo en unachoza, pero era el anciano, el ma-yor, al que debíamos escuchar y res-petar.

No hay que tenerle miedo a acep-tar la maternidad y la paternidaddesde la adultez. No es condenarse a ser aburridos, niviejos prematuros. Sacrificarse por los hijos, quedarseen casa con ellos, llevarles al club, jugar con ellos en laplaza, no es desperdiciar la vida, es vivir en plenitud.Cada etapa de la vida tiene sus gratificaciones, hayque saberlas encontrar y realizarse desde ellas.

Es cierto que el casamiento y la venida de los hijoslimitan nuestras salidas y acotan espacios de diversión.Pero la vida no es para hacer lo que se me canta, cuandose me canta y como se me canta. El cumplir con el de-ber, el sacrificarse por los hijos y su educación, tiene supremio y proporciona inmensas y duraderas alegrías. Lascanas, las arrugas, por la familia, por educar a la prole,por un ideal son verdaderas condecoraciones; en lugarde condenarme al ostracismo y a una vejez prematura,me enorgullecen, proclaman que mi vida no fue vacío,ni frustración, sino vida llena y fecunda.

Así como las raíces en la sombra húmeda de la tie-rra se alegran de las nuevas flores y frutos, así las per-sonas mayores, como yo, nos encanta decrecer viendoque los niños crecen junto a nosotros. Vale la pena serhumilde raíz cuando se tiene la certeza que de su saviabrotarán hermosas flores y sabrosos frutos. La vida esmás vida y mejor, cuando se acepta crecer y se abre ala madurez.

Escribe: Hno.Eugenio

Magdaleno

Elogio de la madurez

(Continuación)

... y de allá

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“Derecho Viejo”Página 16

Mensaje de Derecho Viejo

a la evolución destino del hombre

Periódico mensual. Director Dr. Camilo Guerra. Almafuerte 2629 Castelar (Bs. As.)T.E. 4629-6086 / 3089. - Diseño y diagramación propios. - Coordinación y publicidad:“Derecho Viejo” Producciones. - Registro de la Propiedad Intelectual Nº 2.365.486.Impreso en: PRINCASTEL 4629-2562 - Hecho el depósito que marca la Ley 11.723.

Un periódico para pensar

“DERECHO VIEJO”Lejos del mundo. Cerca de los hombres

“GLORIA DEI, HOMO VIVENS” (LA GLORIA DE DIOS ES EL HOMBRE VIVIENTE)

Escribe: Sebastián GuerraAbogado - Psicólogo

La crisis (¿Lunes negro o vida negra?)

“Entrenarnos en dejar

que surja el amor en la

consciencia de

proximidad y de

cercanía con Dios”.

“Ponernos en soledad,recoger las potencias

y sentidos en unomismo; hablarlea Dios; organizar

la mirada, mirándoloa Dios dentro

de uno mismo”.

Nicolás Caballero Nicolás Caballero

www.sebastianis.com.ar

Ancho... y ajeno todavía

Es sabido que las grandes crisis finan-cieras no son casuales y que sirven a cier-tos fines específicos. La crisis de los años’30 –por ejemplo– fue funcional a la con-centración de la riqueza en menos ma-nos… los muy ricos juzgaron que habíademasiados ricachones y demasiadosbanqueros “medio pelo”, entonces idea-ron un mecanismo para deshacerse deellos y –en el ínterin, ¿por qué no?–quedarse con su dinero. Fueron planifi-cando y articulando, lenta y armoniosa-mente, las condiciones fácticas y jurídi-cas para que ocurriera un “muy sorpresi-vo” crack en la Bolsa de Valores, y –cla-ro– ellos se salieron cinco minutos antesde la hecatombe, mientras que losricachones y banqueros se refundieron ytuvieron que vender por monedas sus em-presas y bancos… ¿a quién cree? Sí, a losmuy ricos para hacerlos un poquito máspoderosos aún. ¿Le suena algo de esto?

Se preguntará ¿y la gente ordinaria?...aah siiiii, muriendo de frío por las calles,o fundiendo su empresita familiar, o me-jorando su mini negocio de pacotilla por-que la pegó de carambola con algún ele-mento ajustado a esa coyuntura… en todocaso: daños o beneficios colaterales y me-nores.

¿Qué pasa un poco más cerca de nues-tros días? Nada nuevo, mientras hayadesigualdades tales que permitan (segúnfuentes de la ONU al año 2000) que co-existan en el mundo 500 personas conmás de mil millones de dólares de fortu-na personal por cabeza, algunos de elloscon varias decenas y hasta centenas demiles, o que un 10% de la poblaciónmundial tenga el 85% de la riqueza, oque el 50% de la población adulta acce-da –en conjunto– al 1% de esa riquezaglobal, entonces seguiremos teniendo elmismo tipo de problemas. Cerca de untercio de la población mundial muriendopor no tener acceso al agua potable y a lasalud pública más elemental, mientrasque grandes emporios multi y transna-cionales se timbean la vida y muerte desus congéneres en alguna partida de golf,en alguna orgía o en algún té de las cincode la tarde.

Al individuo de clase media occiden-tal la evolución o el descubrimiento dealgún nivel de autoconciencia, le suele

llegar de la mano de las grandes crisis, nolas financieras, sino las interiores. Sin em-bargo, lamentablemente, parece necesa-rio –las más de las veces– que estascomiencen por circunstancias ocurridasen el afuera. Para muchos hizo falta un“corralito” para darse cuenta que sus aho-rros de toda la vida, todas sus renunciasy sacrificios en pos de esa seguridad parala vejez, eran una ilusión. Claro que asícomo a muchos les sirvió esta revelaciónpara hacerse un poco más sabios, tam-bién –a muchos– “se los llevó puestos”literal y metafóricamente.

Ojalá uno pudiera tomar la decisiónde permitirse evolucionar sin que se leimpusieran las crisis desde el exterior. Se-ría –además– muy prudente hacer unaconcienzuda observación de lo idiotas,ambiciosos, egoístas, soberbios y mez-quinos que solemos ser en las cuestionesde la vida diaria, para que las crisis deafuera no nos golpeen tanto o tan abrup-tamente… es más, para que –tal vez– nisiquiera nos rocen. La clave no es quequitemos el dinero del banco y lo meta-mos en el colchón, o que corramos a com-prar dólares en baja y los vendamos enalta, o apostar a que todo se venga abajomientras nosotros nos paramos… la cla-ve es comprender que, hagamos lo quehagamos en este plano, nosotros no co-mandamos el barco, y los capitanes desig-nados son marionetas de cartón pintado.

En este nivel, mientras no se compren-da que la economía es un conjunto de he-rramientas, de instrumentos, para desa-rrollar y facilitar la felicidad y el bienes-tar del hombre, y no una picadora de car-ne y explotadora desenfrenada de recur-sos naturales, humanos y sociales; mien-tras como sociedad confiemos nuestrasuerte a fabricantes de burbujas de jabónfinanciero y nos desinteresemos de todolo que no nos afecta hoy en forma direc-ta aunque le afecte a los demás, va a se-guir habiendo personajes siniestros quedigiten el devenir completo de los acon-tecimientos globales, incluidos en ellosla realización de nuestro futuro soñado ode nuestra peor pesadilla (¿O quién supo-ne Ud. –por ejemplo– que administra susfondos de capitalización en las AFJP?).

Hoy, sólo en Argentina, hay millonesde jubilados que soñaban con una vejezen la que ganarían el 82% de lo que hu-bieran estado ganando en actividad, ¿sabedónde está la gran mayoría de ellos? Ha-ciendo juicio al Estado, o amargados yblasfemando contra él o rechinando dien-tes bajo tierra…

Recuerdo que el Conde Drácula nopodía entrar en los hogares si no lo ha-bían invitado y dejado pasar voluntaria-

mente, creo que esta novela nos deja unaimportante enseñanza ya que lo mismo pa-rece ocurrir con toda clase de chupa-sangres.

Nadie pretende afirmar que el accesoa la salud, a la educación o a ciertas co-modidades y confort sean elementos in-deseables, incluso el tener ahorros es algoaconsejable mientras no se convierta enuna acumulación por la acumulaciónmisma, sin embargo creo que la socie-dad mundial, en especial los grandes con-sumidores globales deben hacer –cadavez con mayor grado de urgencia– unrevisionismo de su cosmovisión, porqueestán devastando el planeta, a costa deltrabajo y la vida de los más pobres. Y siUd. por comprar el último electrodomés-tico o elemento suntuario, o por hacer“ese viajecito”, se mete en un plan decuotas ajustables a valor dólar o con ta-sas de interés usurarias, fíjese si no estáempeñando junto con su patrimonio e in-gresos, su buen humor a futuro, hacién-dolo depender en delante de las subas ybajas del mercado de divisas.

Tampoco podemos seguir evitando re-conocer que es a costa y costilla de lospueblos pobres de la tierra, de su sangre,sudor y lágrimas (sin decir aquí ni unasola metáfora), de lo que no se les da yde lo que se les quita, que se subvencio-nan y sostienen –entre otras cosas– las re-calcitrantes posturas políticas, belicistas yeconómicas de países como los EstadosUnidos, que so pretexto de llevar la demo-cracia, subyuga a los países que le convie-ne subyugar mientras se alía con los tira-nos que le conviene mantener al mando.

No podemos alienarnos a este siste-ma, una cosa es vivir en él, y otra es creerque lo que hay es lo que es (o –muchomenos– lo que debe ser). No podemosmanejar el barco de la macroeeconomía,pero podemos tomar el timón de no ser

consumistas estúpidos guiados por comer-ciales de TV. No podemos evitar que unEstado declare la guerra a otro, pero po-demos marchar por la paz, expresarnospor la paz, y –fundamentalmente– hacertodos nuestros esfuerzos diarios porser pacíficos nosotros en nuestro en-torno, con los que nos rodean. No po-demos evitar el crack financiero, o quecaiga la bolsa, pero podemos evitar vivirpara ganar dinero o para gastarlo, pode-mos disfrutar más de nuestros hijos, denuestras relaciones, de nuestras amista-des. No podemos adquirir todo aquelloque nos apetecería, pero podemos dar-nos cuenta que la belleza está en todolo que nos circunda, sin pretensión deser poseída sino vivida, experienciada;somos bien capaces de advertir que des-de cada uno se aprecia a diario una vidaexquisita, perfecta y única, aun desde elojo de la más desamparada humildad. Nopodemos cambiar a los gobernantes que,una vez elegidos, traicionan lo prometido,pero podemos aprender a reírnos de suestúpido cretinismo y hacer nosotros loque podamos para mejorar el mundo quenos rodea, en lugar de convertirnos –tam-bién– en cínicos.

Si ud. cree que el futuro es importante,si Ud. pone su futuro a depender del dine-ro que junte, de la estabilidad que consiga,o –peor– si lo basa en arriesgadas especu-laciones financieras, y más, si cree que elfuturo existe: piénselo de nuevo.

Lo único que hay es lo que es, lo úni-co que es, es el presente.

El futuro puede ser un “ojalá”, un “talvez”, o un “¡uyy!” o un “¡uff!”, pero sipermitimos que el futuro inexistente,arruine, perturbe o dañe el presente quees lo que existe hacemos –y llamativa-mente podríamos usar la expresión– unpésimo, realmente pésimo, negocio.

Las naciones desaparecieron y han surgido otras que se llaman: PETROLEO -DROGA - LABORATORIOS - ARMAS - TERRORISMO; que siempre estu-vieron pero que ahora se evidencian; se exteriorizan en enormes sociedades lomás anónimas posibles.

Las competencias deportivas, todavía desactualizadas, enarbolan y hacen fla-mear al viento viejas banderas descoloridas de países ya inexistentes. China yEstados Unidos se preparan y se ponen de acuerdo, no en pelear, sino en cómoorganizar dominios comunes.

El mundo sigue siendo ancho y ajeno para el hombre; mientras tanto, en loprofundo, los que tienen oídos para oír, interpretan lo que escuchan, y bastantemás allá, los que viven, contemplan el misterio del dolor; no en las bombasni en los muertos de hambre, sino en el rechazo al amor de Dios.

Camilo Guerra