Del Arte Cristiano Primitivo, Fragmento de EL Sarcófago de Junio Basso (Manuel Leal)

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Fragmento de EL SARCÓFAGO DE JUNIO BASSO Manuel Leal Lobón Centro de Estudios Teológicos – Sevilla El arte paleocristiano como estilo artístico se desarrolla durante los cinco primeros siglos de nuestra era, desde el inicio del cristianismo hasta la invasión de los pueblos bárbaros y la consiguiente caída del Imperio Romano de Occidente. En la parte oriental del Imperio tiene su continuación en el llamado Arte Bizantino. En Roma centro y símbolo del occidente cristiano se producen las primeras manifestaciones artísticas de los primitivos cristianos, directamente influidas por el arte tardo romano tanto en la arquitectura como en las artes figurativas. En este primero movimiento estético cristiano podemos distinguir dos etapas, actuando de bisagra entre ambos períodos el Edicto de Milán (313), a partir del cual se le otorgaba a la Iglesia plenos derechos para manifestar públicamente sus creencias (8). a) Antes del 313 Los primeros espacios físicos destinados a la celebración de la “fracción del pan” eran sencillamente una habitación perteneciente a la vivienda de algún miembro de la comunidad; o cualquier otro lugar se podía habilitar para la celebración, así lo narra Eusebio en su Historia Eclesiástica (8,12): “… no dejamos de celebrar nuestros días festivos. Y cualquier lugar, el campo, el desierto, un navío, un establo, una cárcel, servía como templo para celebrar la asamblea sagrada”. No podemos olvidar que el término ecclesia significa convocación, asamblea, y tanto Esteban (Hch 7,48: el Altísimo no habita en casas hechas por mano de hombre) como Pablo (Hch 17,24: Dios… no habita en santuarios fabricados por mano de hombre) habían predicado un: ‘no tenemos templos’. En este contexto, los primeros cristianos rechazaron en Roma el término templum utilizado por los paganos; y llamaron domus ecclesiae (casa de 1

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El arte paleocristiano como estilo artístico se desarrolla durante los cinco primeros siglos de nuestra era, desde el inicio del cristianismo hasta la invasión de los pueblos bárbaros y la consiguiente caída del Imperio Romano de Occidente. En la parte oriental del Imperio tiene su continuación en el llamado Arte Bizantino. En Roma centro y símbolo del occidente cristiano se producen las primeras manifestaciones artísticas de los primitivos cristianos, directamente influidas por el arte tardo romano tanto en la arquitectura como en las artes figurativas. En este primero movimiento estético cristiano podemos distinguir dos etapas, actuando de bisagra entre ambos períodos el Edicto de Milán (313), a partir del cual se le otorgaba a la Iglesia plenos derechos para manifestar públicamente sus creencias

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Fragmento de EL SARCÓFAGO DE JUNIO BASSO Manuel Leal Lobón

Centro de Estudios Teológicos – Sevilla

El arte paleocristiano como estilo artístico se desarrolla durante los cinco primeros siglos de nuestra era, desde el inicio del cristianismo hasta la invasión de los pueblos bárbaros y la consiguiente caída del Imperio Romano de Occidente. En la parte oriental del Imperio tiene su continuación en el llamado Arte Bizantino. En Roma centro y símbolo del occidente cristiano se producen las primeras manifestaciones artísticas de los primitivos cristianos, directamente influidas por el arte tardo romano tanto en la arquitectura como en las artes figurativas. En este primero movimiento estético cristiano podemos distinguir dos etapas, actuando de bisagra entre ambos períodos el Edicto de Milán (313), a partir del cual se le otorgaba a la Iglesia plenos derechos para manifestar públicamente sus creencias (8).

a) Antes del 313

Los primeros espacios físicos destinados a la celebración de la “fracción del pan” eran sencillamente una habitación perteneciente a la vivienda de algún miembro de la comunidad; o cualquier otro lugar se podía habilitar para la celebración, así lo narra Eusebio en su Historia Eclesiástica (8,12): “… no dejamos de celebrar nuestros días festivos. Y cualquier lugar, el campo, el desierto, un navío, un establo, una cárcel, servía como templo para celebrar la asamblea sagrada”. No podemos olvidar que el término ecclesia significa convocación, asamblea, y tanto Esteban (Hch 7,48: el Altísimo no habita en casas hechas por mano de hombre) como Pablo (Hch 17,24: Dios… no habita en santuarios fabricados por mano de hombre) habían predicado un: ‘no tenemos templos’. En este contexto, los primeros cristianos rechazaron en Roma el término templum utilizado por los paganos; y llamaron domus ecclesiae (casa de la reunión) al lugar donde se reunían para la acción sacramental,

sólo después se aplicaría el nombre de ecclesia también al edificio material.

Con el crecimiento de las comunidades cristianas debió sentirse la necesidad de establecer nuevos espacios adaptados a las necesidades comunitarias y del culto. Aparecen los llamados tituli, lugares de culto, antesala de lo que serían algunos años más tarde las basílicas(9). Serían en las paredes de estos locales y en los pasillos y lápidas de las catacumbas donde, a pesar de las recriminaciones de pastores, apologetas y teólogos, surgirían el símbolo, la alegoría, la figura y las primeras escenas históricas. De manera que la postura anicónica de los primeros momentos se diluía ante la nueva mentalidad y sensibilidad del pueblo cristiano.

Los cementerios cristianos contienen una enorme riqueza de testimonios que arrojan luz para conocer la organización, la jerarquía, las manifestaciones artísticas y litúrgicas, de los primeros

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cristianos. Los podemos considerar como un auténtico archivo de la fe de las primeras generaciones cristianas.

b) Después del 313

Difícilmente podemos hablar de arquitectura cristiana anterior a finales del siglo III y comienzos del IV. Después de la llamada “Paz de la Iglesia”, a partir del 313, la basílica será la construcción eclesiástica más característica del mundo cristiano (…)

1.1. Artes Figurativas Paleocristianas (tipología del primer arte cristiano)

a) La pintura

La costumbre de decorar con pinturas las tumbas es antiquísima y muy difundida geográfica y culturalmente. Los cristianos la adoptaron muy tempranamente, ya en el siglo I aparecen tumbas decoradas. Pintaban frescos con motivos decorativos y figuras significativas sin darle gran importación a las formas. Los primeros cristianos valoraban la pintura y la escultura más por el significado de las representaciones que por la estética de las mismas. El carácter simbólico se impone a la belleza formal. El mayor repertorio de las representaciones pictóricas cristianas se encuentra decorando los muros de las catacumbas. Tampoco los cristianos primitivos pretendían expresar en las inscripciones, en las pinturas y esculturas un resumen de toda la doctrina revelada, sino testimoniar principalmente aquellas verdades que guardaban relación con su fe en la resurrección, la comunión de los santos, el valor de la oración, el sacramento del bautismo y de la eucaristía… (…)

Los temas de estas pinturas podían o bien no tener carácter específicamente cristiano aunque sugerían a los creyentes simbolismos recónditos de la nueva fe. O bien temas con una concepción completamente cristiana. El cristiano clandestino no tuvo ningún reparo en utilizar los mismos símbolos existentes en su entorno cultural pagano y encubiertos en esta ambigüedad le daba un contenido cuyo sentido más profundo solamente podía ser descifrado por los iniciados en la nueva fe. Los temas y motivos son muy variados. Muchos representan a animales cargados de simbología cristiana, signos acrósticos con un gran significado teológico, etc. De entre los referidos al Salvador destaca, por su cuidada y progresiva elaboración, el Crismón, monograma formado por las dos primeras letras griegas del nombre de Cristo (XP) ensambladas de manera crucífera, flanqueado por las letras alfa y omega, primera y última letra del alfabeto griego (principio y fin), y todo ello enmarcado en un círculo expresión de la divinidad. La combinación del círculo, con el monograma y la cruz representa a Cristo como síntesis espiritual del universo. Son también utilizado con cierta profusión: el buen pastor (variante del Moscóforo griego), el pez (ΙΧΘΥΣ ichthys), acróstico de: Jesús-Cristo Hijo de Dios Salvador), la vid (“yo soy la vid”, eucaristía), el cordero… Otros motivos utilizados fueron: la paloma con la rama de olivo en el pico (salvación del diluvio), el pavo real (inmortalidad), el áncora (Iglesia, esperanza cristiana), la palmera (firmeza y dulzura) las cuatro estaciones (caducidad de la vida), etc. También en este tiempo, aunque tímidamente, el artista cristiano recurrió a la Escritura como fuente de inspiración. Después de la segunda mitad del siglo II los elementos propios de la nueva religión cristiana se manifiestan ampliamente. (…)

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Ciertamente los pintores de las catacumbas se valieron del lenguaje del arte clásico y de sus modelos para expresar nuevos conceptos. Pero no es menos cierto que existió también una profunda mirada a los textos sagrados. Además, es probable, que a comienzos del siglo III existieran ilustraciones del Antiguo Testamento, ya que la Biblia fue traducida al griego en Alejandría en el siglo III a.C. y los judíos helenizados de esta ciudad pudieron haber confeccionados manuscritos ilustrados de la versión griega de los Sesenta. Las ilustraciones de estos libros pudieron haber sido el medio en el que se fraguó una nueva iconografía narrativa cristiana.

La libertad, la frescura y también la ingenuidad de las representaciones de los tres primeros siglos se vieron frenadas a favor de un estilo de representación figurativa más severo y clásico. Muy pronto los teólogos tomaron postura respecto al arte y sintieron la necesidad hacer algunas matizaciones respecto a la utilización de ciertas formas y expresiones artísticas. También hemos de recordar que en la primera hornada de cristianos no todos estaban de acuerdo en estimular la producción artística ni tampoco las circunstancias socio-políticas eran las más adecuadas para ocuparse de esta cuestión. Existía, además, una cierta oposición a las imágenes en sí, que siguió latente durante varios siglos y surgió con toda su fuerza en el siglo VIII con la denominada Iconoclastia18, un intento de eliminar el arte figurativo religioso en Bizancio. Aun reconociendo que los cristianos anteriores a Constantino no promocionaron las artes ni patrocinaron a los artistas, bien es verdad que aquellos tiempos de persecución y malestar no se prestaban a centrar la atención en los aspectos estéticos. Sin embargo, el arte se filtró en las iglesias y en otros lugares utilizados por la comunidad cristiana(19).

La situación comienza a cambiar a principios del siglo IV, después del Edicto de Milán del 313 el menguado horizonte artístico cristiano conoció un fuerte impulso gracias al mecenazgo prestado por el mismo emperador y un buen número de cristianos pudientes. Constantino el Grande decidió adoptar una política de libertad religiosa y de tolerancia respecto de la comunidad cristiana. Con ello daba comienzo a una época de construcción y decoración de suntuosos edificios dedicados a la celebración del culto cristiano, algo impensable e imposible hasta ese momento. El cristianismo se difundió con gran rapidez durante el siglo IV. Y finalizada esta centuria el emperador Teodosio declaraba en el Edicto de Tesalónica del 382 a la religión cristiana como religión oficial del Estado.

b) La escultura

Si la sensibilidad judeocristiana fue, inicialmente, reacia al uso de las imágenes pintadas, el rechazo a la escultura tuvo que ser particularmente enérgico por el riesgo que encerraba ésta, por su ejecución plástica, de caer en la idolatría. No conocemos esculturas cristianas anteriores al siglo III y a partir de esta fecha tampoco encontramos muchas esculturas exentas(20), sino relieves en monumentos funerarios: sarcófagos.

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Notas:

8 Cf. André GraBar, El primer arte cristiano (200-395), Aguilar, Madrid, 1967

9 Juan Plazaola artola, Historia del Arte Cristiano… 6-9

19 Jesús Álvarez Gómez, Arqueología cristiana, 30-51; Luis M. martínez-Fazio, Iconografía paleocristiana para uso de los alumnos, Roma, 1978

20 La escultura de bulto redondo que se conserva no es abundante ni en número ni en temas: Buen Pastor y Jesucristo sedente caracterizado como maestro o filósofo.

http://www.sscc.es/pdf/articulo_isidorianum.pdf

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