Cuaderno # 2 Diagnóstico de género en la economía rural de...

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Banco Mundial Banco Interamericano de Desarrollo (BID) María Olimpia Torres C. Serie Cuadernos de Género para Nicaragua Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua Cuaderno # 2 2

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Banco Mundial

Banco Interamericano de

Desarrollo(BID)

María Olimpia Torres C.

Serie Cuadernos de Género para Nicaragua

Diagnóstico de género en la economía rural

de Nicaragua

Cuaderno # 2

2

© 2008

Banco Mundial1818 H Street, NWWashington, DC 20433, EE.UU.Teléfono: +1-202-473-1000Internet: www.worldbank.orgE-mail: [email protected]

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Serie Cuadernos de Género para Nicaragua

3Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Indice

Presentación

1. Introducción

2. contexto de género en la economía rural

3. Desigualdades de género en la inserción económica rural

La inserción económica de la población rural La inserción por ramas de actividad económica La calidad de la inserción económica

4. Brechas en el acceso y control de los recursos

Tierra Crédito y otros servicios financieros Acceso a crédito Fuentes de crédito Destino del crédito Tecnología y servicios afines Iniciativas vigentes

5. Conclusiones

6. Recomendaciones

Referencias

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Este documento es una versión adaptada del informe de consultoría presentado por la autora al Banco Interamericano de Desarrollo en 2007. El equipo 1. del BID que participó en el diseño y la supervisión del estudio estuvo conformado por Anne-Marie Urban, Eugenia Andreasen, Emma Naslund-Hadley, Ana María Muñoz, Carolina López Aragón y Estela Monroy. Asimismo se contó con el apoyo de Miguel Manzi, antiguo coordinador de país del BID para Nicaragua; Graciela Cintora, antigua subrepresentante de la Representación del BID en Nicaragua; y Mirna Liévano de Marques, representante actual del BID en ese país.

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2 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Para acelerar los procesos de desarrollo en América Latina, es importante establecer igualdad de oportunidades y capacidades entre hombre y mujeres. Diversos estudios demuestran que cuando ambos reciben las mismas oportunidades y pueden desarrollar su potencial, la calidad de vida de toda la sociedad mejora, el crecimiento económico se acelera y la gobernabilidad democrática se fortalece. En este contexto, la igualdad de género se convierte en un tema clave que merece atención tanto por el lado de la investigación analítica como por la implementación de iniciativas de desarrollo consistentes con dicha investigación. En este sentido, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, se complacen en presentar los Cuadernos de Género para Nicaragua, un trabajo conjunto realizado en coordinación con el Instituto Nicaragüense de la Mujer, INIM. Esta serie de diagnósticos de género contribuye a avanzar en el conocimiento sobre la relación entre género y el desarrollo del país, así como también identificar temas prioritarios para las mujeres que se deberían tomar en cuenta en las estrategias y programas de desarrollo que apoyamos.Los temas que se presentan responden a una consulta amplia con el Gobierno, la sociedad civil, expertas de género en Nicaragua, y otras agencias de la cooperación internacional. Como resultado de estas consultas, los estudios elegidos tienen como objetivo aumentar la disponibilidad de datos cuantitativos e información cualitativa sobre temas prioritarios de género tanto en el ámbito económico como en el social. El BID y el Banco Mundial reconocen que la mujer tiene un papel cada día más protagónico en la construcción de la democracia y en el desarrollo de los países de la región. Estamos comprometidos a apoyar al Gobierno de Nicaragua en sus esfuerzos para cerrar las brechas de género y ampliar las oportunidades de desarrollo para las mujeres Nicaragüenses.

Agradecemos al equipo coordinador de este trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo, conformado por Anne-Marie Urban de la Unidad de Género y Diversidad del Sector Social como líder del estudio; Estela Monroy de la misma unidad y Carolina López-Aragón de la representación del BID en Nicaragua. Agradecemos también a la colaboración de Miguel Manzi, antiguo coordinador de país para Nicaragua, y al apoyo financiero de los fondos de cooperación técnica de Transversalización de Género y de Inclusión Social del Banco Interamericano de Desarrollo.

El equipo coordinador por el Banco Muncial estuvo liderado por María Beatriz Orlando del Grupo de Pobreza y Género para America Latina; Lucia Fort y Ana María Muñoz Boudet de la misma unidad; y Coleen Littlejohn e Ivonne Siu por parte de la Oficina de País en Nicaragua y de la Unidad de Coordinación de Centroamérica del Banco Mundial. Agradecemos también al apoyo financiero de Danida y DFID quienes hicieron posible esta publicación.

Junio de 2008 - Managua, Nicaragua

Joseph Manoharan Owen Representante del Banco Mundial

Mirna Liévano de MarquesRepresentante del BID

Presentación

3Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Introducción1.

Este estudio tiene por objeto identificar y analizar las desigualdades y prioridades de género en la economía rural nicaragüense. Para ello se elabora un diagnóstico sobre cuya base se hacen recomendaciones o indicaciones para la acción de política pública en los temas investigados. Asimismo se registran los resultados de una investigación realizada a través de una consultoría nacional, con base en las estadísticas e información disponibles en 2006.

El documento forma parte del “Diagnóstico de género de Nicaragua”, una iniciativa conjunta del Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial en colaboración con el Instituto Nicaragüense de la Mujer (INIM). El estudio fue financiado por el Fondo Fiduciario para la Integración de Género (GMF) y el Fondo para la Inclusión Social (SITF) del BID. Éste se hizo bajo la supervisión de la Unidad para la Igualdad de Género en el Desarrollo del BID (actualmente la Unidad de Género y Diversidad), la División de País del antiguo Departamento Operativo de la Región 2 y la Representación del BID en Managua.

Partiendo del hecho de que en Nicaragua se han realizado diversos esfuerzos orientados a disminuir los niveles de desigualdad de género en el ámbito rural, el estudio se guió por tres preguntas claves: ¿Cuáles son las brechas de género más relevantes y qué tan amplias son en la actualidad? ¿Cuáles son los avances registrados? ¿Cuáles son las prioridades de atención y cómo se deberían abordar? En general, y hasta donde fue posible, la exploración de las desigualdades de género buscó identificar también las diferencias que podrían existir entre las áreas rurales y urbanas, y entre todo el país y las Regiones Autónomas de la Costa Caribe, donde se encuentra la mayoría de la población indígena y afrodescendiente.

El levantamiento de la información comprendió las siguientes fases: (i) definición de variables e indicadores a relevar; (ii) ubicación y revisión de la información proveniente de fuentes secundarias (documentales y estadísticas) relacionada con las variables e indicadores relevados; (iii) procesamiento de bases de datos disponibles; (iv) ordenamiento y análisis de la información recopilada e identificación de vacíos; (v) diseño y aplicación de instrumentos de investigación de campo (entrevistas individuales, entrevistas colectivas o grupos focales) para abordar tales vacíos de información en fuentes secundarias y/o para discutir y priorizar los resultados de la revisión y procesamiento de esa información.

La combinación de las diferentes fuentes de información y técnicas investigativas fue distinta según el tema abordado:

La principal fuente oficial utilizada fue la base de datos de la Encuesta Nacional de Medición de Nivel de Vida de • 2005 (INEC, 2005a) .

Con fines comparativos se revisaron también los resultados de la encuesta de 2005 del organismo no gubernamental • nacional Fundación para el Desafío Económico Global-FIDEG (FIDEG, 2006). Cabe notar que en esta encuesta las tasas de actividad de las mujeres rurales son más altas. Según el FIDEG , ello obedece principalmente al diseño específico del formulario de la encuesta y a la sensibilización de género impartida a las encuestadoras (todas mujeres), con lo cual se buscaba rescatar información sobre aquellas labores productivas de las mujeres que, por ser una prolongación del trabajo doméstico, no son identificadas por ellas como tales a pesar de que generan ingresos. Los datos se refieren al trabajo productivo remunerado y no remunerado (el trabajo doméstico se contabiliza por separado) para poder establecer una comparación con las fuentes oficiales.

Con el objeto de valorar la importancia relativa de los resultados estadísticos obtenidos se recurrió a fuentes • secundarias de información documental, así como a entrevistas individuales y colectivas con personal institucional, incluyendo la Comisión de Mujer y Desarrollo Rural y el INIM. Asimismo, se realizaron entrevistas con mujeres participantes en el IV Foro de la Mujer Rural realizado en octubre de 2006, para conocer sus prioridades y percepciones con respecto a los temas surgidos en la consulta nacional realizada para elaborar la Agenda de la Mujer Rural.

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La base de datos de la Encuesta Nacional de Medición de Nivel de Vida (EMNV) 2005 (INEC, 2005a) utilizada para este trabajo estaba aún en revisión. Sin 2. embargo, dado el tipo de información relevada para este estudio, se considera que los cambios que puedan originarse en este proceso no invalidarán los resultados que aquí se presentan.Entrevista con personal del FIDEG realizada en mayo de 2007.3.

4 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

El presente informe está organizado en cinco secciones. En la primera se abordan los elementos de contexto claves para entender el papel que desempeña el género en la economía rural; en la segunda se identifican las principales desigualdades de género, especialmente las que tienen que ver con la inserción económica de la población rural; en la tercera se describe el acceso a los recursos productivos por parte de la población rural y su control, haciendo énfasis en la tierra, el crédito y otros servicios financieros, y en la tecnología y servicios afines. Igualmente se describen algunas iniciativas vigentes orientadas a abordar los problemas identificados. La cuarta sección corresponde a las conclusiones del estudio, mientras que la última contiene una serie de sugerencias y recomendaciones que apuntan a profundizar el trabajo de la integración transversal del género en las políticas públicas de Nicaragua.

El contexto de género en la economía rural2.

Según el Censo de Población y Vivienda de 2005 (INEC, 2005b), el 44% de la población del país habita en áreas rurales. En las regiones autónomas de la Costa Caribe la población rural supera el 60% (en la Región Autónoma del Atlántico Sur-RAAS) y hasta el 70% (en la Región Autónoma del Atlántico Norte-RAAN). El índice de feminidad de la población rural es más bajo (94,4 mujeres por cada 100 hombres) que el urbano (110), lo cual refleja tanto la migración interna tradicional hacia las áreas urbanas como la migración internacional más reciente --y creciente-- de las mujeres rurales.

Las brechas sociales urbano-rurales en detrimento del campo siguen siendo una realidad en el país:

la tasa de analfabetismo rural, del 37,7%, casi triplica la urbana, del 12,3%; • el 77% de la población urbana tiene cuatro años o más de escolaridad comparado con solamente el 43% de la • población rural; cerca de la mitad de las viviendas particulares ocupadas en las zonas rurales tiene solamente un dormitorio, • mientras que en las zonas urbanas tres de cada 10 viviendas disponen de dos dormitorios (lo cual indica que el problema del hacinamiento, con sus efectos derivados, es mayor en las zonas rurales que en las urbanas); el 61% del total de hogares urbanos usa gas butano/propano, mientras que en las áreas rurales el 92,7% del total • de hogares utiliza leña para cocinar; el 86,2% de las viviendas urbanas cuenta con tubería interna o externa de agua potable versus el 27% de las • viviendas rurales; el 44% de las viviendas urbanas cuenta con servicios de luz eléctrica versus el 2,5% de las viviendas rurales.•

Desde el punto de vista económico, es necesario resaltar la importancia de la contribución de las labores agropecuarias --principal actividad económica de las zonas rurales-- al resultado económico nacional. Entre 2000 y 2004, el aporte de estas actividades al PIB nacional ha rondado el 19%, superando así la contribución de cualquiera de las otras ramas económicas principales (SECEP, 2005). Entre 2003 y 2005, más de un tercio de las exportaciones nacionales se originó en actividades primarias agropecuarias; si se agregan las exportaciones de carne y azúcar, fuertemente ligadas al sector rural, el aporte supera el 50% (BCN www.bcn.gob.ni). La pobreza rural es la mayor y más profunda en el país. Como se puede observar en el Gráfico 1, el porcentaje de población rural en condición de pobreza extrema supera en casi cinco veces el del área urbana. La situación no es mucho mejor en la macro-región del Atlántico.

La explicación de esta situación parece radicar en las desigualdades existentes entre el mundo urbano y el rural, y en las desigualdades internas, entre ellas las relativas al género. Es precisamente la identificación de estas desigualdades de género la que ha orientado el trabajo relacionado con el tema de la economía rural en el marco de este estudio.Es importante resaltar la profunda vigencia de la división sexual del trabajo en las áreas rurales, caracterizada por una mayor presencia de los hombres en el trabajo productivo formal y de las mujeres en el trabajo reproductivo. Un estudio sobre el uso del tiempo basado en datos de la EMNV de 1998 (Espinosa et al., 2001) indica que la tasa de participación de las mujeres en el trabajo reproductivo era del 85,7%, mientras que la de los hombres era del 57,5%. El trabajo reproductivo masculino estaba concentrado en el acarreo de leña y la reparación de la vivienda, y el femenino en las labores de cocina, limpieza del hogar, cuidado de menores y enfermos, y acarreo de agua. Las mujeres invertían en promedio el doble de tiempo que los hombres en este tipo de trabajo.

Estudios recientes sobre empresas de exportación agropecuaria ubicadas en territorio costarricense evidencian la fuerte presencia de mujeres rurales 4. nicaragüenses entre su personal, así como las precarias condiciones de esta inserción laboral. Según la EMNV 2005 (INEC, 2005a), el 8,5% de los hogares rurales encuestados reportaron migrantes al exterior.La macrorregión del Atlántico incluye las dos regiones autónomas de la Costa Caribe y el departamento de Río San Juan.5.

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5Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

La EMNV 2005 (INEC, 2005a) confirma esta división de tareas. Por ejemplo, el acarreo de leña continúa siendo masculino (el 70% de los hogares con jefatura femenina y el 94,2% de aquellos con jefatura masculina reportaron hombres entre los responsables de esta tarea), mientras que el acarreo de agua continúa siendo femenino (el 88% de los hogares con jefatura femenina y el 70% de aquellos con jefatura masculina reportaron mujeres entre los responsables de esta labor).

Aunque no se cuenta con cifras comparables para 2005 sobre el uso del tiempo, algunos datos de la EMNV (INEC, 2005a) para ese año (Cuadro 1) se constituyen en indicios de que esta situación no debe haber variado mucho: la tasa de inactividad económica de las mujeres rurales en el nivel nacional es 3,9 veces la de los hombres rurales. En la Costa Caribe esta relación se eleva a 4,6 veces. En el Cuadro 1 también se observa que la condición de inactividad presenta brechas de género consistentes con los roles socialmente aceptados: alrededor de 7 de cada 10 mujeres captadas por la encuesta como económicamente inactivas se dedican a los oficios del hogar, mientras que más de 7 hombres de cada 10 en la misma situación se declaran estudiantes. La brecha urbano-rural más significativa se verifica entre las mujeres: las residentes en las áreas urbanas registradas como económicamente inactivas presentan un peso relativo de la condición de estudiantes (44,8%) mucho más alto que en las mujeres rurales en la misma condición de inactividad (29%). En la Costa Caribe el fenómeno se repite, aunque los porcentajes de mujeres estudiantes son un poco menores en el área rural y mayores en el área urbana.

Un elemento adicional de la organización de género en las áreas rurales es el peso relativo de los hogares con jefatura femenina. Aunque el número oficial se ha incrementado durante los últimos 15 años, esta proporción sigue siendo más baja (18,3%) que en las áreas urbanas (37%). Este porcentaje es aún más reducido en el caso de las áreas rurales de la Costa Caribe (15,2%). Sin embargo, estas cifras no captan un número importante de mujeres que son jefas del hogar de hecho, debido a la migración o al abandono de los hombres. Las necesidades específicas y la vulnerabilidad de estos hogares no son consideradas en las políticas públicas o los programas de desarrollo en el ámbito rural.

Es importante reconocer que la división sexual del trabajo está altamente interiorizada por hombres y mujeres rurales, y que en muchos casos lleva a categorizaciones más subjetivas que objetivas de las personas. Aun cuando se han registrado algunos avances en lo que se refiere a reconocer como trabajo productivo aquellas tareas que realizan las mujeres rurales en la economía de subsistencia y en el ámbito doméstico, en la práctica este trabajo sigue

Pobreza total

47%

30%

69,7% 63,7%

16%

6,2%

29% 25%

0

10

20

30

40

50

60

70

Total Urbano Rural Macrorregión Atlántico

Pobreza extrema

Gráfico 1. Porcentaje de población en condiciones de pobreza

País

Fuente : Estimaciones preliminares del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) agosto de 2006

Las tasas netas de inactividad y de actividad económica tienen como referente la población en edad de trabajar (PET), definida aquí como la población 6. comprendida entre los 10 años (límite mínimo manejado por las estadísticas nacionales) y 65 años (edad oficial de la jubilación).

Cuadro1. Indicadores seleccionados, 2005

País Costa Caribe

Rural Urbano Rural Urbano Indicadores

H M H M H M H M

Tasas netas de inactividad 6

19,4 74,8 31,5 55,6 17,1 78,2 34,7 60,8

Condición de inactividad: 100 100 100 100 100 100 100 100

% estudiantes 74,9 29,0 74,1 44,8 76,2 27,4 77,2 46,7

% oficios del hogar 6,2 67,9 6,3 50,5 5,5 70,0 5,2 50,3

% otras 18,9 3,1 19,6 4,7 18, 3 2,6 17,6 3,0

Jefatura hogares por sexo (%)

81,7 18,3 62,4 37,6 84,8 15,2 62,3 37,7

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a

6 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

La inserción económica de la población rural

Entre las desigualdades de género detectadas en la inserción económica de la población rural resalta la relacionada con el nivel de actividad productiva (Cuadro 2). La tasa neta de actividad económica de las mujeres rurales es sólo de un 25%. Las brechas urbano-rurales se dan para ambos sexos, pero son significativamente mayores entre las mujeres.Como resultado de las diferencias en los niveles de actividad de cada sexo, la población económicamente activa (PEA) es mayoritariamente masculina, especialmente en las áreas rurales (Cuadro 3).

La inserción por ramas de actividad económica

A pesar de que el grueso de la actividad económica rural se concentra en el sector agropecuario (73% del empleo rural total), la distribución de mujeres y hombres rurales entre las diferentes ramas varía sustancialmente (Cuadro 4).

Los hombres se concentran principalmente en las actividades agropecuarias. Aunque allí también se ubica la tercera parte de las mujeres económicamente activas, más de la mitad se reparte entre dos ramas terciarias: servicios comunales, sociales y personales, y comercio, hoteles y restaurantes. Una excepción relativa es la de las mujeres rurales de la Costa Caribe, donde más de la mitad (54%) se desempeña en actividades agropecuarias . La inserción de las mujeres rurales en actividades no agropecuarias es una situación a la que las políticas económicas y los programas públicos vigentes no han respondido todavía.

siendo invisible en las encuestas. Aquí cabe recalcar que las encuestas específicamente diseñadas para superar los estereotipos o esquemas sociales de género (Agurto, 2006) establecen tasas netas de inactividad femenina rural bastante menores: para 2005 la diferencia es de casi 17 puntos porcentuales por debajo de la calculada con los datos de la EMNV (INEC, 2005a).

Desigualdades de género en la inserción económica rural3.

Cuadro 2. Tasas netas de actividad económica

Ámbitos territoriales Hombres Mujeres TOTAL

Nacional 75,0 35,0 54,6

Urbano 68,5 44,4 55,6

Rural 80,6 25,2 53,7

RR AA Costa Caribe 75,8 29,6 52,4

Urbano 65,3 39,2 51,5

Rur al 82,9 21,8 53,1

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

Cuadro 3. % PEA masculina sobre PEA total

Ámbitos territoriales Rural Urbano Total

Nacional 77,3% 57,1% 67,3%

RR AA Costa Caribe 80,0% 59,6% 71,4%

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

Cuadro 4. Distribución porcentual de poblaciónocupada por ramas principales de actividad

País

Rural Urbano

Costa Caribe Rural

Ramas de actividad económica

H M H M H M

Actividades agropec. 84,07 33,8 19,5 2,4 85,6 54,1

Serv.com., soc., pers. 3,6 26,4 17,3 39,8 3,2 1,.5

Comercio, hot. y rest. 3,9 25,3 22,8 37,9 2,5

22,8

Industria manufact. 3,1 13,7 15,2 17,0 1,4 6,3

Otras 5,4 0,8 25,2 2,9 7,3 0,3

TOTAL 100 100 100 100 100 100

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005 a .

Encuestas no oficiales (como la del FIDEG) y oficiales (Encuesta de Hogares para Medición del Empleo) realizadas en 2005, ubican la participación de los 7. hombres rurales en actividades primarias (incluyendo silvicultura, caza y pesca) en niveles más bajos (59,1% y 75,4% respectivamente), y por ende con una mayor participación en las otras tres ramas mayoritarias. No tenemos explicaciones para estas diferencias.Por ejemplo, el Programa de Desarrollo Rural Productivo (PRORURAL) y el Programa de Apoyo a la Micro, Pequeña y Mediana Empresa 8. (PROMIPYME).

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7Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

La calidad de la inserción económica

Las estadísticas indican que la desocupación en el ámbito nacional es baja en las áreas rurales (1,1%). siendo mayor entre las mujeres (1,9%) que entre los hombres (0,8%). Los datos que se presentan a continuación indican que el problema principal tiene que ver con la calidad del empleo. Un primer elemento que surge del análisis de las cifras es el alto nivel de informalidad de la economía rural, lo cual se hace evidente en el Gráfico 3. El 79,4% de los hombres y 78,9% de las mujeres rurales se desempeñan en este sector, una proporción muy superior a la de quienes residen en las áreas urbanas (58,2% de los hombres y 66,9% de las mujeres urbanas se ubican en este sector).

En la Costa Caribe el nivel de informalidad se eleva aún más, tanto en las zonas rurales (84% de los hombres y 80,8% de las mujeres) como en la urbana (65,2% de los hombres y 69,3% de las mujeres). En las áreas rurales, las brechas de género no son significativas. Sin embargo, este dato global oculta diferencias importantes entre las ramas de actividad económica.

0.0

10.0

20.0

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50.0

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70.0

80.0

90.0

R ural Urbano R ural UrbanoP aí s C o s t a C ar ibe

H o m bres M ujeres

Gráfico 3. Porcentaje de población ocupada en el sector informal por sexo

0%10%20%30%40%50%60%70%80%90%

100%

Rur

.

Urb

.

Rur

.

Urb

.

Rur

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Urb

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Rur

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Urb

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Rur

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Urb

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Rur

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Urb

.

Rur

.

Urb

.

P aí s C o s t aC ar ibe

P aí s C o s t aC ar ibe

P aí s C o s t aC ar ibe

P aí s C o s t aC ar ibe

A c t . A gro pec . Indus t r iaM anuf .

C o m erc io ,H o t .y R es t .

Serv . C o m .,So c . y P ers .

Hombre

M

Gráfico 2. Masculinidad/feminidad en las ramas principales de actividad

Fuente: Elaboración propia con datos de la INEC, 2005 a

Las cuatro ramas mencionadas también abarcan la mayoría del empleo urbano. Las mujeres urbanas se concentran aún más que las rurales en las dos ramas terciarias aludidas. El peso relativo de aquellas comprendidas en “otras” permite identificar las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al nivel de concentración en pocos sectores de actividad, particularmente en las áreas urbanas. En el caso de los hombres, tal concentración ocurre en el transporte y la construcción; en la Costa Caribe se produce en la pesca. Como resultado de esta inserción por sexo, las ramas de actividad económica tienen género. En el Gráfico 2 se observa que la rama agropecuaria es altamente masculina, mientras que las dos ramas terciarias son más femeninas, sin diferencias significativas por área de residencia o territorio.

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10

Se consideran desocupadas las personas que no habían trabajado (al menos una hora), no tenían trabajo, no habían buscado trabajo o hecho gestiones 9. para instalar su propio negocio o empresa, ni estaban por empezar un nuevo trabajo (en un plazo máximo de un mes), en la semana anterior a la encuesta. No incluye las personas “desalentadas”, es decir, las que habían desistido de sus intentos por encontrar trabajo.Se definen como ocupadas en el sector informal las personas que laboran en centros de trabajo de cinco o menos trabajadores, exceptuando dos casos: 10. (i) cuando el centro de trabajo, aun teniendo cinco o menos trabajadores, es una oficina de gobierno, ente autónomo o de gobierno municipal, y (ii) cuando las ocupaciones que desempeñan las personas corresponden a técnicos superiores, profesionales, dirigentes o administradores.

8 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Cuadro 5. Porcentaje de población ocupada en el sector informal en las cuatro ramas económicas principales por sexo

País Costa Caribe Rural Urbano Rural Urbano

Ramas principales de actividad económica

H M H M H M H M Actividades agropecuarias 83,6 79,3 71,2 60,9 86,9 82,2 76,6 84,0 Industria manufacturera 46,2 77,8 47,5 67,4 78,9 100,0 73,1 98,3 Comercio, hot eles y rest. 78,8 98,0 73,5 88,1 90,9 97,4 79,5 90,6 Serv. com., soc. y pers. 30,2 62,4 26,8 50,2 9,5 45,5 22,1 40,0

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005 a .

En las áreas rurales, las mayores brechas de género se observan en las ramas de servicios comunales, sociales y personales, y en la industria manufacturera, donde la participación de las mujeres supera a la de los hombres en más de 30 puntos porcentuales. En las áreas rurales de la Costa Caribe las brechas de género son menores, con la excepción de la rama de servicios, donde la participación de las mujeres en el sector informal es casi cinco veces la de los hombres. En las zonas urbanas, tanto en el ámbito nacional como en la Costa Caribe, las brechas de género son relativamente menores que en las áreas rurales pero el patrón se repite.

Una evidencia clara del nivel de informalidad de la economía es el peso relativo y el perfil de los denominados “negocios del hogar”. Éstos son normalmente considerados como la alternativa de generación de ingresos utilizada por las familias nicaragüenses ante las dificultades que la economía nacional enfrenta para generar empleo suficiente y/o aprovechable por parte de la mayoría de la población. En el Cuadro 6 se observa que aunque ésta es una estrategia más frecuente en las áreas urbanas (el 56% de los hogares urbanos reportó este tipo de negocios), no deja de ser importante en las áreas rurales, especialmente en los hogares con jefatura femenina (1 de cada 3 versus un poco más de 1 de cada 5 para los de jefatura masculina).

Como se puede observar en el Cuadro 5, en las zonas rurales en el nivel nacional son las mujeres las se insertan mayoritariamente en el sector informal de las ramas que más empleo generan, con la excepción de las actividades agropecuarias. La situación se repite en el ámbito urbano, aunque aquí el peso relativo de las mujeres ocupadas en el sector informal de las actividades agropecuarias es mayor que el de los hombres (84% versus 76,6%).

Cuadro 6. Negocios del hogar reportados

Conceptos Jefatura del hogar TotalHombre MujerPorcentaje de hogares totales que reportan negocios 38,0 47,8 40,8

Áreas rurales 23,8 33,0 25,5Áreas urbanas 56,3 54,9 55,7

Dist. porcentual de negocios totales por sexo y jefatura de hogar 67,1 32,9 100

Áreas rurales 76,3 23,7 100Áreas urbanas 62,9 37,1 100

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

9Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

En la Costa Caribe, el porcentaje de hogares que reportó negocios es menor que el promedio nacional y las brechas de género también se reducen. En cambio, la distribución del total de negocios presenta mayor concentración en los hogares con jefatura masculina. Aun así, en términos del sexo de los propietarios, la mayoría de los negocios domésticos está en manos de mujeres (Gráfico 4.) En el ámbito nacional, el 60% de estos negocios rurales son de propiedad femenina. En la Costa Caribe la situación se invierte, pues tanto en las áreas rurales como en las urbanas la mayoría de los propietarios de negocios son hombres. ). La propiedad femenina sólo se registra en el 0,7% de los negocios en el nivel nacional y en el 1,3% de aquellos en la Costa Caribe.

Existen diferencias cualitativas en los negocios según el sexo del propietario. Los de propiedad masculina parecen tener un mejor perfil que los de las mujeres. Un mayor porcentaje de los negocios cuyo propietario es hombre genera empleo externo o no familiar (un promedio de 2,1 puestos de trabajo en el nivel nacional rural y 1,8 en la Costa Caribe) y prácticamente duplica el generado por los negocios cuyas propietarias son mujeres (1,1 puestos de trabajo en el nivel nacional y 1,0 en la Costa Caribe) (Cuadro 7). Asimismo presentan una mayor diversidad de actividades: el 40% de los negocios rurales de propiedad masculina en el nivel nacional y el 58,3% en la Costa Caribe pertenecen a ramas de actividad distintas a las cuatro principales registradas en el Cuadro 4.

En los datos que se presentan a continuación no hay diferenciación por sector formal e informal; el trabajo de desagregación realizado indica que el sector informal es el que más aporta a estos resultados. En tal sentido, es válido concluir que el alto nivel de informalidad de la economía rural subyace en la mayoría de los problemas de calidad del empleo identificados.

39.9 45.5 43.962.6 55.5 57.8

60.1 54.5 56.137.4 44.5 42.2

0%

10%20%

30%

40%50%

60%

70%

80%90%

100%

R ural Urbano T o t al R ural Urbano T o t al

P aí s C o s t a C ar ibe

Hombres Mujeres

Gráfico 4. Distribución porcentual de los negocios del hogar según sexo del dueño/a

Cuadro 7. Indicadores de empleo externo generado por los negocios del hogar*

Urbano Rural Total Indicadores de empleo

H M T H M T H M T Nacional

% negocios generadores de empleo externo 25,2 7,7 15,7 17,4 3,5 9,1 23,2 6,4 13,8 empleo promedio 2,3 1,7 1,9 2,1 1,1 2,1 2,3 1,6 2,1

RR AA Costa Caribe % negocios generadores de empleo externo 27,3 9,0 19,2 16,4 3,8 11,7 23,5 7,5 16,7 empleo promedio 2,3 1,3 2,1 1,8 1,0 1,7 2,2 1,2 2,0

* Por los dos negocios principales reportados. Fuente : Elaboración propia con datos de INEC, 2005 a .

10 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Como se puede observar en el Gráfico 5, la ocupación rural tiene un componente importante de subempleo que, en el caso de las mujeres rurales ocupadas, supera el 51% en nivel nacional. El problema afecta más a las mujeres que a los hombres y más a la ocupación rural que a la urbana. El subempleo invisible presenta mayor peso porcentual que el subempleo visible. Sin embargo, en términos relativos, las brechas de género son más amplias en el caso del subempleo visible: el porcentaje de mujeres rurales ocupadas supera en más de tres veces el porcentaje de hombres ocupados en esta condición. La Costa Caribe presenta la situación más negativa, pues allí el subempleo afecta a casi el 60% de las mujeres rurales ocupadas. Asimismo, y en comparación con los promedios nacionales, tanto en el ámbito rural como en el urbano se incrementan las brechas de género en contra de las mujeres.

11

12

13

Este subempleo se ha calculado sobre el 69,1% de la población ocupada, excluyendo la que se reportó como “trabajadores/as no remunerados”.11. Porcentaje de personas ocupadas que trabajan un mínimo de 40 horas a la semana y devengan un ingreso inferior al salario mínimo oficial establecido.12. Porcentaje de ocupadas que trabajan menos de 40 horas a la semana de forma involuntaria.13.

Gráfico 5. Porcentaje de subempleo visible e invisible

5.5

17.6

8.6

15.6

5.9

28.7

34.0

22.0

28.6

26.4

17.0

7.8

18.9

41.5

16.5

25.1

0.0 10.0 20.0 30.0 40.0 50.0 60.0

H

M

H

M

H

M

H

M

Rura

lUr

bano

Rura

lUr

bano

País

Cost

a Car

ibe

Sub-Empleo Visible Sub-Empleo Invisible

0.0 20.0 40.0 60.0 80.0 100.0

HM

HM

HM

HM

Rura

lUr

bano

Rura

lUr

bano

País

Cost

a Ca

ribe

Cta. Propia Trab.No Rem. Empleado/Obrero Jornalero/Peón

Gráfico 6. Participación de la población ocupada en las principales categorías ocupacionales

El autoempleo o trabajo por cuenta propia, y el trabajo no remunerado, son las dos categorías ocupacionales que concentran la mayor parte del empleo masculino y femenino rural nacional (Gráfico 6). Las brechas de género en las áreas rurales no son muy significativas en estas categorías, pero sí se registran algunas diferencias urbano-rurales dentro de cada sexo: el alto nivel de “trabajo no remunerado” es característico de la actividad económica rural para mujeres y hombres, mientras que el trabajo por “cuenta propia” entre los hombres es más rural que urbano.

11Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

En cuanto a los ingresos por trabajo, se registra una desigualdad relevante. Como se puede notar en el Gráfico 8, en el caso del ingreso laboral total promedio-hora (generado por las dos ocupaciones reportadas) de las mujeres ocupadas, la menor brecha se registra en las áreas rurales cuando se analiza en el nivel nacional (donde el ingreso femenino equivale a un 90% del masculino). En el área urbana nacional, el ingreso femenino se sitúa entre un 71% y un 75% del masculino correspondiente. Las brechas de ingresos varían según sector formal e informal, y en el caso de la ocupación principal presentan el comportamiento esperado: se incrementan en la actividad informal, salvo en las áreas rurales. Aquí la brecha en el sector informal es menor que en el sector formal (el ingreso promedio femenino equivale a un 92,2% del masculino). En la Costa Caribe rural, las brechas de género en los ingresos son más pronunciadas que en el nivel nacional, al punto de registrar la mayor brecha de todos los grupos analizados (el ingreso promedio de las mujeres equivale a un 64% del de los hombres).

Cuando se analizan las categorías o grupos ocupacionales, en la gran mayoría de los casos las brechas salariales se mantienen o se incrementan. Por ejemplo, en el caso del grupo de “patrones/empresarios” rurales en la Costa Caribe, el ingreso promedio de los hombres es más de tres veces el de las mujeres, lo cual podría indicar que éstas enfrentan mayores dificultades para desarrollar sus empresas. El grupo ocupacional de “trabajadoras/es de comercio y vendedoras/es” es otro ejemplo. Allí el ingreso promedio masculino es casi el doble del femenino.

En la zona rural de la Costa Caribe, el orden de importancia de estas categorías se invierte y en el caso del trabajo no remunerado la participación femenina es mayor que masculina. Las diferencias de género en la ocupación rural son bastante más marcadas en las categorías minoritarias. Las mujeres tienen mayor participación entre los “empleados/obreros”, mientras que los hombres participan más en la categoría de “jornaleros o peones” (uno de los trabajos con salarios más bajos en todo el país).

Como reflejo de su inserción por rama y categoría ocupacional, hombres y mujeres rurales se ubican mayoritariamente en trabajos no calificados, aunque más los hombres que las mujeres y siempre más que sus homólogos urbanos (Gráfico 7). El perfil ocupacional femenino es mejor que el masculino, ya que la participación de la mujer es mayor en los grupos más calificados: en el grupo “trabajadores profesionales y técnicos de nivel medio”, y en el grupo que comprende a “profesionales, científicos e intelectuales”. La excepción se encuentra en el grupo que corresponde a “personal de dirección,” donde la participación masculina es un poco mayor.

Trab. Calificado (Grupos 1 a 3)

57.2

48.6

34.6

30.2

53.1

50.5

31.4

27.5

9.0

11.5

18.0

9.0

10.3

17.8

2.1

1.7

0.0 10.0 20.0 30.0 40.0 50.0 60.0

HM

HM

HM

HM

Rur

alU

rban

oR

ural

Urb

ano

País

Cos

ta C

arib

e

Trab. No Calificados

Gráfico 7. Participación de la población ocupada en grupos ocupacionales límites

12 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Al mismo tiempo, sin embargo, en el ámbito nacional se evidencian tres casos en que las brechas de ingresos favorecen las mujeres:

(i) en las áreas rurales, en el grupo de trabajadoras/es por cuenta propia el ingreso promedio femenino equivale al 100,9% del masculino; (ii) en el grupo de trabajadoras/es no calificados, el ingreso laboral promedio femenino equivale al 104,1% del masculino; y en el grupo de “empleadas/os de oficina”, el ingreso femenino equivale al 107,8% del masculino. En las áreas urbanas de la Costa Caribe se registra un caso adicional: el grupo de patrones/empresarios, donde el ingreso promedio femenino es del 106,4% del masculino.

A pesar de las ventajas que presentan las mujeres en comparación con los hombres en términos de grupos ocupacionales y en su perfil educativo, las brechas de género persisten. Si bien las mujeres ocupadas superan a los hombres ocupados en el nivel de educación “secundaria o más”, hay más hombres en la categoría “ningún nivel educativo y “primaria o menos”. Es importante notar que las “oportunidades de trabajo con salario digno para las mujeres rurales” fueron incluidas como parte de la agenda nacional de las mujeres rurales (INIM, 2006a). Ello confirma que los altos niveles de ocupación que presentan las estadísticas analizadas no se traducen en un empleo de calidad.

El acceso a los recursos productivos determina las posibilidades reales que tenga la población de contribuir al crecimiento económico, así como de participar y beneficiarse del mismo. Estas posibilidades dependen, en gran parte, del control sobre dichos recursos y de las condiciones que permitan acceder a recursos complementarios necesarios. Las mujeres rurales están conscientes de la necesidad de lograr una atención integral para fomentar la productividad que todavía no encuentra respuesta en la acción pública. Por eso, el IV Foro de la Mujer Rural incluye entre sus prioridades consensuadas la necesidad de “implementar un programa integral que favorezca el desarrollo de las mujeres productoras, y que contenga acceso y control de la tierra, financiamiento, asistencia técnica, comercialización, herramientas de trabajo, tecnología y equipos; el acceso a servicios básicos e infraestructura; y la ampliación de canales de comercialización para productoras y artesanas” (INIM, 2006a).

Brechas en el acceso y control de los recursos productivos4.

74.6

90.0

74.1

71.3

74.0

88.0

72.6

67.7

85.3

78.5

94.5

74.5

68.5

92.2

69.2

64.1

0.0 20.0 40.0 60.0 80.0 100.0

Urbano

Rural

Urbano

Rural

Nac

ion

alC

ost

a C

arib

e

Ingreso Laboral Total Ingreso Laboral OP

Ingreso Laboral OP S. Formal Ingreso Laboral OP S. Informal

Gráfico 8. Ingreso laboral femenino promedio-hora como-porcentaje del masculino correspondiente

13Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Las cifras indican que para 2005 casi 9 de cada 10 fincas reportadas correspondían a hogares con jefatura masculina. Alrededor de un 24% de las fincas propias captadas por la EMNV 2005 INEC, 2005a no contaban con ningún documento. Entre las propiedades con documentos (Cuadro 8), más de 90% son individuales y el porcentaje de propietarios hombres supera en más de cinco veces el de propietarias.

Los datos de la EMNV (INEC, 2005a) no permiten hacer comparaciones con los del Censo Agropecuario de 2001 (INEC, 2001) porque el sexo sólo es 14. relevado para las personas propietarias que cuentan con algún documento. Según este censo, el 18,3% de las propiedades individuales estaban en manos de mujeres (bajo cualquier forma de tenencia).El tema de la propiedad femenina de la tierra tiene implicaciones culturales diferentes según la zona del país: en el Pacífico, donde se dio el boom del 15. café, las mujeres –tanto ladinas como indígenas— surgieron como propietarias desde finales del siglo XIX (Dore, s/f). En las zonas centrales se han manifestado fuertes resistencias culturales a la propiedad femenina de la tierra (Dévé, 1997). En la Costa Caribe la tierra ha sido más bien comunal y se considera que no hay problemas de equidad de género en el acceso a la misma.

Tierra

“Para las mujeres ha sido más difícil tener nuestra tierrita, [...]. Pero la tierra que hemos conseguido, no la hemos dado a nadie a que la trabaje. Todavía no nos han legalizado la tierra, estamos

en trámite. Cuando lo hagan, van a poner la propiedad a nombre mío y no de mi compañero. Es fregado poner [la] a nombre del compañero,

porque te puede dejar sin nada... mejor a nombre mío”.Anatolia Mendoza, La Leona, Departamento de León

La Boletina, Ed. # 42, junio de 2000

14

El nivel de inscripción en el Registro de la Propiedad no presenta mayores diferencias de género entre propietarios rurales: casi 80% del total tiene registradas sus propiedades. Entre los urbanos existe una brecha de género a favor de los hombres de poco más de 7 puntos porcentuales. En general, el nivel de registro de propiedades es mayor en las áreas rurales, especialmente entre los hombres (con una diferencia de 10 puntos porcentuales).

Las brechas de género en el acceso a la tierra son mucho más marcadas si se introduce la variable del tamaño de las propiedades. Tal como se observa en el Cuadro 9, estas brechas se amplían en contra de las mujeres a medida que se incrementa el tamaño de la propiedad, mientras que se revierten en contra de los hombres en las propiedades de menor tamaño. En la Costa Caribe, donde las propiedades son generalmente más grandes, el mayor nivel de concentración de mujeres propietarias está en el rango de 5,01 a 10 manzanas (43% versus 6% de los hombres).

15

Cuadro 8. Distribución de las propiedades con documento por tipo

ÁMBITOS TERRITORIALES

Prop. individuales

Colectivo

Pareja Fam. Coop. Otra TOTALH M

Nacional 78,5 14,5 1,2 0,9 0,8 4,1 100

Urbano 81,8 13,6 1,4 0,0 0,9 2,3 100

Rural 78,1 14,6 1,1 1,0 0,8 4,4 100

Costa Caribe* 79,1 15,4 1,7 0,6 0,9 2,3 100

* Dado el escaso número de fincas propiedad de personas urbanas captadas por la encuesta sólo se presenta el dato general regional.

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

14 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Al igual que en muchos otros países latinoamericanos, las mujeres acceden a la propiedad de la tierra por la vía de la herencia más que los hombres, mientras que estos últimos acceden a ella fundamentalmente mediante compra (Gráfico 9). Estas dos modalidades concentran entre un 87% y un 92% de todos los propietarios/as individuales. Aunque con un peso relativo muy pequeño, las cooperativas funcionan más como fuente de tierras para las mujeres (6,6%) que para los hombres (3,8%). Esta diferencia se amplía un poco más en las áreas rurales (7,6% versus 3,9%, respectivamente). El control de las mujeres sobre la tierra es aún más precario: más del 90% de las personas reportadas en 2005 como responsables por tomar decisiones sobre las fincas son hombres, así la propiedad de las mismas corresponda a mujeres.

Cuadro 9. Distribución de propietarios individuales por tamaño de las propiedades y por sexo

Rangos de tamaño País Costa CaribeHombres Mujeres Hombres Mujeres

Hasta 1 manzana 6.3 15.8 2.6 13.2De 1,01 a 5 manzanas 21,9 28,1 10,6 26,4De 5,01 a 20 manzanas 27,2 27,6 20,5 54,7De 20,01 a 50 manzanas 24,2 20,4 27,8 3,8De 50,01 a 100 manzanas 10,6 4,5 20,5 1,9

De 100,01 a 200 manzanas 6,2 2,2 13,2 0,0

De 200,01 a 500 manzanas 3,0 1,4 4,8 0,0

Más de 500 manzanas 0,6 0,0 0,0 0,0TOTAL 100 100 100 100

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

Cuadro 10. Porcentaje de hombres que toman decisiones, por grupos seleccionados

Grupos seleccionados Costa CaribeRural Urbano

Prop. individuales (H) 98,6 98,9 98,2Prop. Individuales (M) 53,4 53,3 54,7Total de propietarios 91,1 90,8 90,3Total de fincas* 92,3 92,0 91,0* Incluye las fincas no propias.Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

0%

20%

40%

60%

80%

100%

Compra Herencia Otras

Rural Urbano Costa Caribe

Rural Urbano Costa Caribe

Hombres Mujeres País País

Gráfico 9. Distribución de las forma de acceso a lapropiedad individual de la tierra por sexo

15Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

“Empecé comprando cerdos que vendía ya gorditos. Después que viganancia me atreví a prestar un poquito más. Todo es un riesgo,

pero me ha ido bien. A la fecha he logrado comprar un terreno para lasiembra de cacao, café, plátanos y maíz. Mi problema era que el

terreno que teníamos estaba a nombre de mi marido y [él] no quería poner su pedazo de tierra como garantía. El cambió de idea después

de asistir a los talleres (de capacitación) y un día de tantos me llegó diciendoque pondría las tierras para el préstamo”

María Teófila López, socia y fundadora de la Caja Rural Mano a ManoLa Boletina, No. 61, 2005

Crédito y otros servicios financieros

A pesar de la situación descrita, el problema económico central con la tierra es la falta de aquellos recursos productivos que permiten desde acceder a ella hasta utilizarla de manera eficiente, tema que se trata en la siguiente sección.

Resultados del diagnóstico de referencia para la formulación de un proyecto de promoción de alternativas de generación de ingresos para mujeres en 16. municipios de Rivas y Carazo (Torres, 2004).

Son muchos los ejemplos en las zonas rurales de América Central que dan cuenta de las limitaciones del crédito per se para promover el desarrollo económico de las pequeñas unidades económicas. Los altos costos del crédito no convencional, así como la falta de acompañamiento que caracteriza a muchos de los programas y proyectos de crédito actuales, han desembocado en muchas ocasiones en la pérdida de los escasos activos de los hogares y de las mujeres.

Es frecuente encontrar mujeres, tanto rurales como urbanas, que desconfían de los proyectos de crédito o temen recurrir a ellos . Un estudio de impacto reciente (que no diferencia por área de residencia) muestra que los préstamos en efectivo tuvieron un impacto negativo en los segmentos más pobres de la población pues no pudieron cumplir con sus obligaciones con el oferente de dicho crédito (citado en Flaming et al., 2005). La adecuación de la oferta a la situación de las mujeres rurales es una de las prioridades de la Agenda de la Mujer Rural (INIM, 2006a): “acceso a financiamiento con políticas acordes a las condiciones y necesidades de las mujeres rurales; creación de bancos para microempresarias y pequeñas productoras con préstamos a largo plazo e intereses blandos; financiamiento e incentivos para la producción y comercialización orgánica”. La EMNV de 2005 (INEC, 2005a) ofrece datos sobre créditos en especie y en efectivo. Es este último tipo de crédito el que aquí se analiza, ya que es el más utilizado para fines de inversión económica. Este crédito es más urbano que rural: 6 de cada 10 de los préstamos otorgados en el período cubierto por la encuesta correspondieron a prestatarios urbanos.

Acceso a crédito

Como indica el Cuadro 11, a diferencia de lo que sucede en las áreas urbanas, la gran mayoría de los créditos rurales (70,3%) se otorgó a hombres. Las brechas de género a favor de estos últimos son mucho mayores cuando se considera la distribución de la masa crediticia total y los montos promedios resultantes, especialmente en las zonas rurales nacionales y de la Costa Caribe. Allí el monto promedio del crédito masculino supera en más de tres veces el monto promedio del crédito femenino.

El grupo con menor acceso a crédito es el de las mujeres rurales de la Costa Caribe, quienes obtienen solamente el 18% de los préstamos otorgados y el 6,5% de la masa crediticia total correspondiente en las áreas rurales de esa macroregión, donde el acceso al crédito se considera un problema central para las mujeres.

16

16 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Cuadro 11. Distribución porcentual del crédito en efectivo y montos promedios por sexo

VARIABLESPaís Costa CaribeRural Urbano Rural UrbanoH M H M H M H M

Número de créditos 70,3 29,7 39,6 60,4 82.1 17.9 57.4 42.6Masa crediticia total 89,0 11,0 52,1 47,9 93.5 6.5 72.3 27.7

Crédito promedio * 16,0 4,7 19,8 14,2 19.6 6.2 23.1 12.5

Razón crédito: promedio H / M 3,4 1,4 3,2 1,9

* En miles de CórdobasFuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

La oferta de crédito aprovechable para las mujeres costeñas es muy limitada. La presencia de organizaciones gubernamentales que ofrezcan componentes de crédito dirigidos a mujeres de escasos recursos económicos es inexistente, mientras que su acceso a préstamos de la banca privada se ve limitado por la carencia de garantías. Así pues, la disponibilidad de programas con políticas crediticias específicas para mujeres es escasa y en gran medida dependiente de los fondos de la cooperación externa. De ese modo el mercado femenino queda desatendido, especialmente en caso de las mujeres rurales –entre ellas las indígenas, que son las que menos experiencia crediticia tienen-- y de aquellas pertenecientes a los niveles socioeconómicos más bajos en las zonas urbanas. Por otra parte, los programas de crédito existentes (normalmente de microcrédito) resultan insuficientes para el caso concreto de las mujeres que trabajan en centros de acopio y comercialización de productos de mar en el mercado local, pues la demanda excede los límites de crédito establecidos.

Fuentes de crédito

El Gráfico 10 evidencia que la banca no convencional es la principal fuente de crédito en el país. En las áreas rurales, el 81,6% de los préstamos destinados a mujeres y el 73,3% de los asignados a hombres provinieron de esta fuente. En 1995 (Agurto y Guido, 2004), la banca no convencional otorgaba solamente un 20% de los créditos destinados a los hombres. En 10 años, esta proporción casi se ha cuadruplicado.

La menor oferta crediticia convencional y no convencional en la Costa Caribe se ve reflejada en el peso porcentual significativamente más elevado que frente al promedio nacional tiene la categoría “amigos, parientes o vecinos” como fuente de préstamos: el 25,4% de aquellos otorgados a mujeres y el 26,7% de los asignados a hombres. En el nivel nacional, entre tanto, el mayor peso relativo de los créditos provenientes de esta fuente corresponde a los hombres rurales (13,4%).

Según los datos analizados, la banca no convencional en el nivel nacional presenta todavía una cierta concentración urbana, ya que allí se otorgan casi 6 de cada 10 créditos originados en esta fuente. En las áreas rurales se observa una mayoría masculina entre su clientela (68%), mientras que en las áreas urbanas todavía predomina una mayoría femenina (64%). En la Costa Caribe, la mayoría masculina es más amplia: el 83,7% de los créditos en el área rural y el 58% en el área urbana.

17

18

De ahí que la mayoría de las mujeres que lo solicitan deban hacerlo a nombre de sus compañeros, ya que no tienen propiedades a su nombre.17. PANA, Mujeres Empresarias, PRODESA, El Vicariato, INPRHU y ADEPHCA (Asociación de Mujeres Nidia White, 2006).18. Los montos ascienden en algunos casos hasta C$50.000 y requieren como garantías o bien negocios sólidamente establecidos o títulos de propiedad.19.

19

17Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

0% 20% 40% 60% 80% 100%

H

M

H

M

H

M

H

M

Act. Agropecuarias Act. No Agropecuarias Usos del Hogar

Gráfico 11. Distribución de los créditos en efectivo por destino según el sexo del prestatario

0% 20% 40% 60% 80% 100%

H

M

H

M

H

M

H

M

B anc a no C o nv enc io nal B anc a P r iv adaA m igo s ,P ar ient es ,Vec ino s Ot ras F uent es

Gráfico 10. Distribución de los créditos en efectivo por fuente según el sexo del prestatario

Destino del crédito

En el Gráfico 11 se observa que los usos productivos del crédito tienen más peso entre los hombres que entre las mujeres rurales. La asignación del crédito a actividades agropecuarias y no agropecuarias refleja la creciente importancia de estas últimas para las mujeres rurales. Sin embargo, en el caso de las áreas rurales de la Costa Caribe, hombres y mujeres usan una proporción similar de sus créditos para actividades no agropecuarias (15,6% y 14,3% respectivamente). En las áreas urbanas, la mayor parte de los créditos se destina a usos no productivos, sobre todo en el caso de los hombres. Esto puede estar relacionado con el crecimiento del peso relativo de los créditos personales (vía bancos y tarjetas de crédito), cuyos requisitos suelen ser menores.

18 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

En general, los datos confirman los problemas de cobertura geográfica y dificultades de acceso --especialmente para la población rural-- mencionados en diversas evaluaciones sobre este tema (citadas en Flaming et al., 2005). Dichas evaluaciones también han resaltado la necesidad de crear ofertas de servicios financieros --más allá del crédito-- que se adecuen mejor a la demanda rural. Otras preocupaciones que se suelen plantear sobre el nivel de decisión real de las mujeres en cuanto a la utilización del crédito que reciben no han podido ser confirmadas o negadas con los datos de esta encuesta. Sin embargo, los resultados sobre el control masculino de las decisiones sobre las fincas apuntarían a que existe la probabilidad de que este nivel de decisión sea limitado.

Tecnología y servicios afines

El acceso a la tecnología es bajo en general para productores y productoras . La revisión de los datos de la EMNV 2005 (INEC, 2005a) indica que en la actividad agropecuaria persiste un franco predominio del nivel tecnológico “tradicional”. En este tema cabe resaltar dos aspectos. En primer lugar, el acceso a algún sistema de riego es extremadamente bajo, más entre las mujeres que entre los hombres propietarios: 0,5% de las fincas de propiedad de mujeres versus 2,2% de las fincas de propiedad de hombres registran algún sistema de riego. Sobresale el caso de las propietarias rurales, tanto en el nivel nacional como en la Costa Caribe, entre las cuales la encuesta no captó ninguna finca con sistema de riego. Este tema es relevante por los problemas graves y crecientes de inestabilidad climática que enfrentan las zonas en que se concentra la mayoría de los y las productoras.

En segundo lugar, surge el tópico del uso de semilla certificada, que ha sido promovido con mucha fuerza por el sector público. No deja de sorprender el bajo peso relativo de productores/as que hayan reportado el uso de este tipo de insumo (Cuadro 12). Los casos de las mujeres urbanas y de las de la Costa Caribe podrían estar reflejando un acceso relativamente mejor a servicios de transferencia tecnológica, ya sea por cercanía a las oficinas públicas correspondientes, para las primeras, o como resultado de los proyectos que en los últimos años se han concentrado especialmente en esta macrorregión, para las segundas. Cabe mencionar, sin embargo, que entre las prioridades establecidas por las mujeres rurales (INIM, 2006a) se encuentra la promoción de un “banco semillas criollas”, lo cual podría indicar que éstas no ven la semilla certificada como una opción adecuada a sus necesidades.

20

Según los datos revisados de la EMNV de 2005 (INEC, 2005a), el problema suele ser relativamente mayor para las productoras.20. Según el sitio Web del INTA (2007), su meta para 2005 era de 35.000 (incluyendo todas las modalidades de asistencia técnica), lo cual equivale al 17,8% 21. del total de productores/as individuales captadas por el Censo Agropecuario de 2001 (INEC, 2001)

Cuadro 12. Porcentaje de productores/as que reportaron el uso de la semilla certificada

País Costa Caribe*Rural UrbanoH M H M H M

8,5 7,1 7,8 16,7 3,4 11,3*Datos insuficientes para hacer una desagregación urbano/rural.Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

La asistencia técnica es uno de los principales servicios tecnológicos para superar los problemas que afectan los procesos productivos y sus resultados, y/o para incursionar en otros rubros o actividades con mejores perspectivas económicas. Existen evaluaciones diversas que indican que todavía no se ha pasado completamente a un funcionamiento de este servicio basado en la demanda.

Los avances del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en cuanto a incrementar progresivamente su clientela femenina no se reflejan en los resultados de la EMVN de 2005 (INEC, 2005a). Aunque ello podría deberse a problemas de cobertura, las cifras que ofrece el INTA de productores atendidos no son consistentes con los resultados de aquella. El acceso a este servicio es bajo y la brecha de género en contra de las mujeres alcanza su mayor valor en las áreas rurales (Cuadro 13), donde la participación de hombres supera en más de dos veces y media la de las mujeres a cargo de las fincas. La Costa Caribe presenta un nivel de acceso inferior a los promedios nacionales.

21

19Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

La formación y capacitación para el trabajo también constituye un elemento vital en los procesos de cambio o mejoramiento tecnológico. Según los datos oficiales (INATEC, 2005a), la formación y capacitación en temas agropecuarios es el componente más pequeño de la oferta registrada y las mujeres participan menos que los hombres (Gráfico 12). La oferta de formación en temas vinculados con el sector agropecuario y forestal representa el 14,6% de la matrícula estudiantil total, un nivel similar al registrado en 1991. Aunque hombres y mujeres presentan su menor nivel de participación en este sector, la matrícula de los hombres prácticamente triplica la de las mujeres (22,3% versus 7,5% respectivamente) .

Se estima que la cobertura de la capacitación de los y las trabajadoras del país vía los servicios del Instituto Nacional Tecnológico (INATEC) es tan sólo del 20% (INATEC, 2005a). Esta situación puede deberse, potencialmente, a la distribución territorial de los centros técnicos. Si bien las estadísticas de INATEC no recogen información sorbe el área de residencia de sus estudiantes, la concentración de los centros de entrenamiento en las ciudades podría estar facilitando la participación de las mujeres urbanas por sobre sus pares rurales, pudiendo ser la concentración sectorial en comercio y servicios una característica mas propia de las mujeres urbanas.

Los datos de la EMNV de 2005 (INEC, 2005a) para la población de 14 años y más (Cuadro 14) refuerzan la idea de que el problema de atención para la población rural es mayor que el que enfrenta la población urbana: la participación de mujeres (5,5%) y hombres (5,3%) urbanos prácticamente duplica la de sus homólogos rurales (2,8% de las mujeres versus 2,7% de los hombres).

Dado que la información disponible no registra el origen urbano/rural de los y las participantes en las diferentes opciones de educación técnica, sólo es 22. posible acercarse a la oferta para el sector agropecuario-forestal.

Cuadro 13. Porcentaje de personas a cargo de fincasque reportaron haber recibido asistencia técnica

PaísCosta Caribe [*]Rural Urbano

TD H TD M TD H TD M TD H TD M5,5 2,0 4,8 3,0 2,4 1,5

TDH: Toma de decisiones a cargo de un hombreTDM: Toma de decisiones a cargo de una mujer*Datos insuficientes para hacer una desagregación urbano/ruralFuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

0% 20% 40% 60% 80% 100%

H

M

H

M

Agropecuario y Forestal Industria y ConstrucciónComercio y Servicios

Gráfico 12. Matrícula en formación técnica y participación en capacitación por sexo, 2005

22

Cuadro 14. Acceso a la capacitación por tipo de participantes

TIPOS DE PARTICIPANTES Rural UrbanoH M H M

Porcentaje de la población de 14 años o más que recibió capacitación en los 12 meses previos a la encuesta

2,7 2,8 5,3 5,5

Distribución por condición de actividad 100 100 100 100

Población ocupada 91,3 66,9 87,4 81,9Población desocupada 1,2 1,3 3,1 3,7Población económicamente inactiva 7,5 31,8 9,4 14,4

Distribución ocupados por sector 100 100 100 100Sector primario 66,0 12,4 8,1 1,7Sector secundario 2,7 9,6 16,5 6,6Sector terciario 31,3 78,1 75,4 91,7

Fuente: Elaboración propia con datos de INEC, 2005a.

20 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Llama la atención el peso porcentual de las mujeres inactivas entre las participantes, bastante mayor al de sus homólogos masculinos, especialmente en el área rural. Además, la estructura de la capacitación por sector económico de inserción de los y las participantes ocupados no coincide con la estructura de la ocupación por sector, especialmente en las áreas rurales: el 85,6% de los hombres ocupados y el 34,1% de las mujeres ocupadas se ubican en el sector primario, porcentajes bastante superiores a los que presenta la estructura de las personas que participan en la capacitación (66% y 12,4% respectivamente). En la Costa Caribe se reduce aún más el porcentaje de mujeres rurales de 14 años o más que reportó haber recibido capacitación en los últimos 12 meses: 1,4% versus 2,8% de los hombres.

Para cerrar esta sección, cabe recordar las resoluciones del IV Foro de la Mujer Rural (INIM, 2006a), especialmente las siguientes: (i) incrementar la participación de las mujeres rurales en las acciones de asistencia técnica y capacitación del sector agropecuario forestal a un 40%; (ii) ampliar la cobertura geográfica de los servicios de asistencia técnica y capacitación a las familias productoras; (iii) priorizar, a través de la acción de INATEC, la capacitación y formación técnica de las mujeres rurales, estableciendo una cuota de no menos del 50%. Además, fue evidente el interés por ampliar el espectro temático de la capacitación y asistencia técnica a actividades no tradicionales como el agroturismo y el ecoturismo, entre otras.

Iniciativas vigentes

En Nicaragua, el trabajo en pro de la equidad de género, tanto en las áreas urbanas como en las rurales, se inició en 1990. En él han participado tanto las instituciones gubernamentales, en sus diferentes niveles, como las organizaciones de la sociedad civil en general y de mujeres en particular. Aunque la mayor parte de este trabajo todavía se concentra en proyectos o componentes dirigidos a mujeres, el peso de las iniciativas y esfuerzos que buscan incidir en las políticas públicas es cada vez mayor. Desde el punto de vista económico, los proyectos orientados a mejorar la condición de las mujeres rurales han estado vinculados principalmente a la promoción de su acceso a recursos productivos (tierra, crédito, asistencia técnica y capacitación). Los proyectos de incidencia en las políticas públicas se han concentrado en el tema de las estadísticas de género y, en menor medida, en la realización de estudios e investigaciones para alimentar ese trabajo. Los esfuerzos encaminados a realizar análisis críticos de políticas públicas desde la perspectiva de género dirigidos a fomentar cambios en las mismas han sido menos frecuentes. La apreciación general es que se hace mucho pero que los resultados son limitados o poco sostenibles en el tiempo.

No obstante, y aunque las estadísticas aún no lo muestran, existen en el país diversas iniciativas particularmente exitosas que no se han aprovechado, ya sea por falta de sistematización de las mismas y/o por falta de mecanismos de transmisión adecuada y efectiva de la información. A continuación se citan algunos ejemplos ilustrativos:

El Centro Xochilt Acalt de Malpaisillo, en el departamento de León, donde se promueve el desarrollo integral de • las mujeres urbanas y rurales desde la perspectiva de su empoderamiento.

El Fondo de Desarrollo Local, perteneciente a la Universidad Centroamericana (UCA), donde se diseñan • ofertas de servicios financieros adecuadas a las condiciones de las mujeres rurales, lo cual ha incrementado su participación entre la clientela del Fondo.

La Federación Agropecuaria de Cooperativas de Mujeres Productoras del Campo de Nicaragua (FEMUPROCAN) • con su estrategia de desarrollo rural integral.

La Fundación Mujer y Desarrollo Económico Comunitario (FUMDEC), cuyos Fondos de Mujeres son una • experiencia novedosa e interesante pues están manejados por las propias mujeres. Su estrategia de trabajar en la promoción de cambios en los esquemas de género tanto entre las mujeres como entre los hombres también está arrojando resultados exitosos.

La promoción del enfoque de género en los servicios de transferencia del Instituto Nicaragüense de Tecnología • Agropecuaria (INTA).

Debido a la insuficiencia de información no es posible desagregar los datos en la misma forma que para el nivel nacional.23.

23

21Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

En el campo de la generación de estadísticas de género, existe el Sistema de Indicadores de Genero (SIEG), resultado de una acción conjunta del Instituto Nacional de Información para el Desarrollo (INIDE) y del Instituto Nicaragüense de la Mujer (INIM). Este esfuerzo ha sido ejecutado en el marco del Programa para el Mejoramiento de las Encuestas y la Medición de las Condiciones de Vida (MECOVI) con el apoyo del PNUD, la Agencia Sueca para la Cooperación y el Desarrollo Internacional (ASDI) y la Agencia Noruega para la Cooperación y el Desarrollo Internacional (NORAD). El objetivo del SIEG es contribuir sistemáticamente a la formulación, monitoreo y evaluación de políticas públicas que fomenten la equidad entre hombres y mujeres. Esto mediante el mejoramiento y disponibilidad de estadísticas oficiales e indicadores que incorporen una perspectiva de género y que hayan sido seleccionados por consenso entre productores y usuarios de la información.

24

Esta institución corresponde al antiguo Instituto de Estadísticas y Censos (INEC).24.

En suma, los datos aportados en este trabajo permiten identificar los aspectos en los que será necesario trabajar, a saber:

La invisibilización del trabajo de las mujeres rurales y de su condición de verdaderos agentes económicos se • manifiesta tanto en las estadísticas oficiales (que parecen subestimar su participación económica), como en las brechas de género. Esto no sólo afecta su acceso a los recursos productivos sino que además les impide convertirse en población destinataria de las políticas económicas de desarrollo rural. Esta invisibilización tiene además un impacto negativo sobre la calidad de las estadísticas oficiales --que son la base para la definición de las políticas públicas sectoriales y globales-- y podría ayudar a explicar la dificultad de que éstas aborden efectivamente su creciente participación en actividades no agropecuarias.

Tampoco se visibilizan los aportes de las mujeres vía trabajo no remunerado en la esfera reproductiva, la cual se • encuentra estrechamente vinculada a su tipo y nivel de inserción económica productiva.

Actualmente se están formulando varias iniciativas encaminadas a mejorar las cifras oficiales. Sin embargo, las • estadísticas económicas continúan siendo un campo relativamente virgen en lo que corresponde a la incorporación del enfoque de género. Aquí los esfuerzos suelen limitarse a elaborar propuestas técnicas para incorporar el enfoque de género en instrumentos y procesos estadísticos, aunque no hay nada que asegure su uso efectivo y sostenido. Dada la insuficiencia de recursos que afecta el proceso de producción de estadísticas nacionales, la efectividad de estos aportes para promover esta visión diferenciada por género de las realidades nacionales es aún limitada.

La sobre-representación de las mujeres rurales en el sector informal de la economía está claramente vinculada a: • (i) los altos niveles de subempleo; (ii) el mayor peso relativo del trabajo no remunerado; (iii) su mayor participación en los denominados “negocios del hogar” (aunque concentrados en hogares con jefatura masculina y con un perfil inferior al de los negocios cuyos propietarios son hombres), y (iv) su mayor participación en el trabajo por cuenta propia (con la única excepción de la Costa Caribe rural). Aunque esta alta participación en el sector informal rural puede estar conectada con el ejercicio de estrategias de inserción económica que compaginen sus responsabilidades en las esferas productiva y reproductiva, también puede obedecer a barreras de entrada al mercado. El apoyo a una mejor inserción económica de las mujeres puede tener impactos positivos sobre este aspecto, siempre y cuando se disponga de un marco macroeconómico y de política económica nacional que favorezca el desarrollo de tales iniciativas.

Las brechas de género en los ingresos son significativas, aunque las mujeres participen más que los hombres en • las ocupaciones más calificadas y tengan un mejor perfil educativo. Aquí surge un tema sobre las desigualdades persistentes de género que es necesario analizar más a fondo, sin que hasta el momento se registren estudios sobre el mismo.

5. Conclusiones

22 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Las brechas de género en el acceso y control de los recursos productivos son un impedimento para el desarrollo • de la productividad y el ingreso de las mujeres rurales. Entre los temas más preocupantes figuran: (i) el acceso limitado a la tierra por la vía del mercado y/o de programas oficiales; (ii) la existencia de servicios financieros con una oferta que se reduce al crédito y con problemas de cobertura y calidad (precio, condiciones, etc.); y (iii) cobertura insuficiente de tecnología y servicios tecnológicos, los cuales no necesariamente responden a las demandas y necesidades de las mujeres rurales. Estos temas son quizás los más trabajados en el país a través de los programas vigentes, pero el alcance de estas intervenciones, así como la calidad y/o efectividad de sus resultados, han sido limitados.

La conclusión más importante que se deriva del análisis de la información estadística y documental revisada aquí es que aun con todos los esfuerzos realizados por diversas organizaciones de la sociedad civil e instituciones públicas, con apoyo de agencias de cooperación internacional, los esquemas de desigualdad de género en las áreas rurales siguen vigentes. A título ilustrativo, basta mencionar que todavía es difícil que las mismas mujeres rurales se reconozcan como trabajadoras productivas, con lo cual contribuyen a que su aporte económico real sea subvalorado en las estadísticas oficiales. Muchos de los problemas o limitaciones encontrados se relacionan con esa fuerte vigencia de esquemas sociales de género y a las correspondientes valoraciones desiguales que se hacen de los aportes de mujeres y hombres, no sólo entre la población en general, sino también entre el personal de las instituciones públicas y privadas.

La situación descrita explica en buena parte: (i) las dificultades encontradas para operativizar los planteamientos relacionados con la equidad de género tanto en las políticas públicas que tienen que ver con el ámbito rural como en los procesos de generación y diseminación de estadísticas oficiales; (ii) la “evaporación” de la agenda de género de programas y proyectos a la hora de su implementación; y (iii) la falta de visibilidad y reconocimiento del aporte real de las mujeres a la economía rural.

Por último, cabe señalar que las iniciativas públicas de atención al desarrollo rural se han caracterizado hasta el momento por un abordaje poco integral, así como por las dificultades encontradas para considerar efectivamente los resultados de los diagnósticos --mejores hoy que hace algunos años-- en las decisiones sobre medidas y acciones. Ello también puede ayudar a explicar los magros resultados alcanzados en el mejoramiento de la equidad de género.

En el marco de la situación actual de las zonas rurales presentada en el primer capítulo, se sugieren las siguientes líneas de acción y/o de política pública, ya que pueden mejorar, en forma directa o indirecta, el abordaje de los temas identificados materia de género en la economía rural:

Es necesario continuar y profundizar el trabajo en pro del derecho de las mujeres a acceder a recursos productivos, 1. especialmente desde el nivel de las políticas públicas , siempre tomando en cuenta las implicaciones que sobre ello tengan los esquemas sociales de género. Para lograrlo será necesario:

Promover el acceso a la propiedad de la tierra, aunque apuntando a superar la aparente tendencia a recurrir a las • modalidades mancomunada y colectiva en vez de la individual. Mejorar cualitativamente la oferta de crédito para mujeres rurales mediante el diseño e implementación de toda • una variedad de servicios financieros adecuados a sus condiciones y necesidades.Ampliar los servicios técnicos vinculados a las actividades productivas tanto de las mujeres como de los hombres, • incluyendo asistencia técnica, capacitación y formación para el trabajo. Hacer esfuerzos tendientes a identificar nuevas oportunidades productivas y de mercado, y a apoyar la • comercialización, entre otras cosas. Estas acciones no deben restringirse a las actividades agropecuarias sino extenderse a otros renglones para poder atender el creciente número de mujeres rurales en actividades no agropecuarias .

6. Recomendaciones

25

Por ejemplo, el PRORURAL debe superar los vacíos de la aplicación operativa del enfoque de equidad de género (evidentes en su formulación) una 25. vez entre en la etapa de implementación. De lo contrario, será muy difícil que tanto las mujeres como los hombres rurales pobres puedan beneficiarse realmente de este programa.Lo cual es incluso más importante, dados los riesgos que implican para las familias rurales los tratados de libre comercio como el CAFTA.26.

26

23Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Es importante iniciar un trabajo directamente orientado a superar las brechas de género en los ingresos por 2. trabajo. En esta área se han identificado tres líneas centrales:

Promover y conducir estudios que profundicen el conocimiento sobre los factores causales de las brechas de • género en los ingresos e identifiquen y sustenten la existencia de componentes discriminatorios en las mismas. Mejorar el marco normativo, para lo cual es fundamental diseñar e implementar iniciativas de política, legales • y técnicas orientadas a superar las brechas de género vigentes. Esto incluye la revisión y mejoramiento de los instrumentos normativos existentes. Revisar la política actual sobre salario mínimo, que en buena parte explica los bajos ingresos de los hombres • rurales asalariados, especialmente los ubicados en trabajos no calificados del sector agropecuario.

Es esencial que se profundice el conocimiento sobre las realidades específicas de los pueblos de la Costa Caribe 3. desde una perspectiva de género, con el fin de mejorar el diseño e implementación de las ofertas de servicios públicos para esta población.

Se sugiere desarrollar estudios por pueblo indígena o grupo de afrodescendientes de la Costa Caribe, con el propósito de conocer mejor las realidades de estas sociedades en el ámbito rural y la manera como operan las desigualdades de género en el marco de la diversidad cultural que las caracteriza. Los resultados de estos estudios deberán vincularse al diseño de ofertas de servicios apropiadas a las necesidades y condiciones reales de tanto las mujeres como los hombres de la población destinataria. Iniciativas en curso específicas para esta región como el programa de transferencia tecnológica que se apresta a iniciar el INTA, podrán asegurar mayor equidad de género y etnia con un mejor nivel de comprensión de la realidad regional en relación con estos temas.

24 Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

Agurto, S. 2006. Presentación “Una década de investigaciones: La economía nicaragüense desde una perspectiva de • Género - FIDEG 1995 – 2005”. Utilizada en el evento “Punto de Vista” de Puntos de Encuentro. Managua, Febrero 8. Disponible en: http://www.puntos.org.ni/servicios/actividades/default.php?acti=625Agurto, S. y A. Guido. 2004. “Los derechos de propiedad de la tierra de la mujer nicaragüense”. Ponencia presentada en la • conferencia “Mejorando el acceso a la tierra para ampliar la base del crecimiento económico”. Managua, 30 - 31 de agosto. Disponible en: http://www.basis.wisc.edu/event_land%20policy.html#documentsArtículos Varios. La Boletina. Edición # 52. Disponible en: http://www.puntos.org.ni/boletina/ediciones.• php?Anio=2002&Mes=12&cmdFecha.x=43&cmdFecha.y=5Asociación de Mujeres Nidia White. 2006. Informe presentado en el seminario de Género y Economía, CEIMM URACCAN, • Bluefields, Octubre.Banco Central de Nicaragua. 2006. Informe Anual 2005. Disponible en: www.bcn.gob.ni• Baumeister, E. y E. Fernández. s/f. “Análisis de la tenencia de la tierra en Nicaragua a partir del Censo Agropecuario 2001”. • MAGFOR, INEC, FAO. Dore, E. s/f. Unidades familiares, propiedad y política en la Nicaragua rural: Diriomo, 1840-1880. s/f. Disponible en: http://• www.cubaliteraria.com/delacuba/ficha.php?sub=2&Id=1785Espinosa, Isolda y Aguilar, Mercedes. 2001. Uso del tiempo de las y los nicaragüenses. Programa MECOVI. Instituto • nacional de Estadísticas (INEC) NicaraguaFederación Agropecuaria de Cooperativas de Mujeres Productoras del Campo de Nicaragua, R.L. “FEMUPROCAN”. 2006. • Boletín Trimestral. Año 1. Edición No. 2. Managua, 2006.Flaming, M., E. Duflos, B. Helms, H. Siedek, R. Summerlin y S. Duarte. 2005. Country-level Effectiveness and Accountability • Review (CLEAR). AID Effectiveness Initiative. Nicaragua. Disponible en: www.cgap.org/docs/clear_nicaragua_report_sp.pdfInstituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). 2006. Cifras Oficiales VIII Censo de Población y IV de Vivienda. • Nicaragua, 2006.------------. 2001. Tabulados del Censo Agropecuario, 2001. Disponibles en: www.inec.gob.ni• Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) y Ministerio de Salud (MINSA). 2001. Informe de la Encuesta • Nicaragüense de Demografía y Salud, 2001.Instituto Nacional Tecnológico (INATEC). 2005a. Comportamiento histórico de la atención en capacitación 1991-2005. • Disponible en: www.inatec.edu.ni------------. 2005b. Comportamiento histórico de la matrícula de educación técnica 1991-2005. • Disponible en: www.inatec.edu.ni------------. 2005c. Boletín – 2005. Disponible en: www.inatec.edu.ni• ------------.2003. Boletín – 2003. Disponible en: www.inatec.edu.ni• Instituto Nicaragüense de la Mujer (INIM). 2006a. Acciones del Instituto Nicaragüense de la Mujer desde la Comisión • Interinstitucional de Mujer y Desarrollo Rural. Presentación en el marco del IV Foro Anual de la Mujer Rural. ------------. 2006b. Programa Nacional de Equidad y Género. Managua, Marzo. • ------------. 2005a. Gestión de gobierno del Instituto Nicaragüense de la Mujer en el período marzo 2004 a marzo 2005. • Managua: Editorial ARDISA/Nuevo Diario.------------. 2005b. Memoria Institucional 2005.• Instituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA). 2007. Plan estratégico 2003 - 2007. • Disponible en: www.inta.gob.niInstituto Nicaragüense de Tecnología Agropecuaria (INTA). 2001. Política y estrategia de género en el INTA. Diciembre. • Disponible en: www.inta.gob.niMemoria II Foro Regional de Mujeres de la RAAN, 2005.• Secretaría de Coordinación y Estrategia (SECEP). 2005. “Informe del gasto en pobreza y alivio HIPC 2004”. Managua, • febrero. Disponible en: www.secep.gob.niTorres, Olimpia. 2004. “Identificación de oportunidades económicas para las mujeres: posibles estrategias para su • aprovechamiento”. Documento preparado para el proyecto “Protección a la mujer migrante y mejoramiento de las condiciones de la niñez afectada por la migración”. Programa de Genero OIT-Ginebra. Nicaragua. Documento Interno.

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Referencias

25Diagnóstico de género en la economía rural de Nicaragua

------------. 2001. Base de datos de la Encuesta de Demografía y Salud (ENDESA), Nicaragua. • Disponible en: www.inec.gob.niMinisterio de Educación, Cultura y Deportes (MECD). Bases de datos.• Ministerio de Salud (MINSA) – RAAN y RAAS. 2005. Sistema Estadístico Hospitalario, 2005.• SILAIS – RAAS. Estadísticas Vitales 2005.• SILAIS – RAAS. Sistema estadístico del Programa ITS/VIH/Sida.• Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe Nicaragüense (URACCAN). Registro Académico 2004 – 2006.•

Banco Mundial

Banco Interamericano de

Desarrollo(BID)