Cronicas oscuras caperucita roja

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No todos los cuentos tienen finales Felices 1 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

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Nueva versión del clásico cuento, ambientado en la ciudad de Nueva York

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1 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

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2 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

Capitulo 1

El Despertar del Terror Nueva York

31 de octubre

l sol esta bordeando el horizonte. Sus rayos hieren cada rincón de los altos

rascacielos y las calles. La ciudad ve sus avenidas, vías y metros siendo invadidas

por miles de personas. ¡Nueva York nunca duerme! Siempre se mantendrá activa,

bulliciosa… ¡viva! Los rayos matutinos entran por su ventana. El sonido del despertado,

como sincronizado con los dorados reflejos, le indica que es momento de levantarse.

Ella abre sus ojos, dejando al descubierto un bello iris color esmeralda. Tanteando sobre

la mesa de noche, logra silenciar el ruidoso artefacto. Ella se sienta sobre la cama, y

estira al máximo sus brazos, para desterrar el último vestigio de sueño.

Ya mas despierta, observa la hora; percatándose de que es momento de prepararse

para ir al trabajo. Son las 6:00 a.m.; hora en la que por lo general se levanta. Se lanza de

la cama con toda la energía y animo propios de alguien que durmió bien en los brazos

de Morfeo. Camina directamente hacia el baño, el cual queda al final del pasillo. Su

cuerpo desnudo es de mirar. De contextura delgada y piel blanca. Su cabello corto,

sobre los hombros, se ve increíble. Sus nalgas, afirmadas por los diarios ejercicios que

realiza, son todo un espectáculo a ver. Igualmente sus macizas piernas son dignas de ser

tomadas en cuenta. Abre la ducha, y mientras espera que la tina se llene, ella se mira al

espejo. - ¡Estas radiante Kat! – se dice, mientras deja salir una sonrisa picara. Toma su

cepillo y lo empasta. Mientras cepilla sus dientes, repasa mentalmente su agenda del

día: abrir el negocio, poner en orden algunas cosas… llamar a su madre; etc. Enjuaga

su boca para eliminar el último vestigio de la pasta. Se dirige a la bañera y entra en la

misma. Se deja sumergir por unos instantes en el agua. Cierra los ojos y vuelve sonreír

ante las posibilidades que ese día le ofrece.

Luego de unos instantes, en el que disfruta de la corriente del agua, se levanta para

salir de la bañera. El agua destila abundantemente de su cuerpo, pasando por cada una

de sus curvas hasta llegar al blanco piso. Después de secarse con su toalla, se dirige de

nuevo a su habitación. Abre su closet, para escoger la vestimenta del día. Luego de

unos instantes, escoge la que más le gusta: un sweater color rojo y unos pantalones

negros. El día se siente frio, el cuidarse no está de más - piensa. Pasado unos minutos,

ya esta lista y arreglada. Se dirige a la cocina para desayunar. Mira en la nevera en

busca de lo habitual: cereal, jugo y frutas. Se acomoda en una silla ubicada frente a la

meseta de la cocina; y pasa a comer su saludable desayuno. Observa su Ipad para

enterarse de las noticias. Nota el icono de mensaje entrante pestañeando.

- ¿Qué será esto? – se pregunta.

Abre la aplicación, y pasa a observar el buzón de los mensajes. Sus ojos se abren

ante uno de ellos.

- ¡Oh, que olvidadiza soy! – se recrimina.- Cindy me recuerda la fiesta de

disfraces de esta noche…

Después de recoger la cocina, y asegurarse de que tiene todo en su cartera; se dirige

hacia la salida. Todavía repasa en su mente cada detalle de su cartera: blackberry,

agenda, llavero, toallitas humeras, kit de belleza… ¡Todo lo que una mujer practica

necesita para sobrevivir durante el día! Al cerrar y asegurar la puerta de su apartamento,

toma el trayecto hacia las escaleras del edificio. Se topa con el Sr. Gómez, su anciano

vecino.

- ¡Buenos días, Señor Gómez! – lo saluda.

E

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- ¡No veo nada de buenos! – le responde a regañadientes. – el presidente de

este país es un inepto…

Ella acelera el paso. El Sr. Gómez, a pesar de su imagen de cascarrabias, es una

buena persona… ¡pero mejor no caer en sus conversaciones negativas! Baja las

escaleras con toda energía. Saluda a la señora Gutiérrez, una de las limpiadoras del

edificio. Luego se topa con Martin, el portero. Sale a la calle y trata de conseguir un

taxi. Martin ayuda a la joven, haciendo señales a un taxi. Finalmente uno se detiene, y

ella sube.

- ¿Destino? – le pregunta el taxista.

- ¡Al centro! – le responde mientras se acomoda en el asiento.

El vehículo inicia su transitar. Scarlet Katherine recuesta su cabeza al espaldar

del asiento. Esta consciente de que tiene ante sí un gran día. Se siente preparada para

todo lo que venga; está consciente de que ese día es suyo y no dejara que nada lo

arruine. El vehículo recorre las amplias calles de la gran manzana. Un trayecto a diario

recorrido. Es tan parte de ella, que el mismo no le molesta. Las personas se mueven de

un lado a otro, como hormigas en un gran hormiguero. En ese instante, sus

pensamientos son interrumpidos por el vibrar de su móvil. Busca dentro de su cartera su

imprescindible compañero.

- ¡Aló! - ¿Quién es?

- ¡Hi, dear friend! – Escucha venir del otro lado del auricular.- espero que

hayas recordado comprar tu disfraz para la fiesta de esta noche…

Scarlet reconoce la estridente voz del otro lado: es Cindy. Su amiga de hace

tantos años. No conforme con el mensaje, la llama para repetirle lo mismo.

- Mmm… si, ya lo hice. – responde.

- ¡Qué bueno! Será todo un reventón… Jimmy… ¿lo recuerdas? Vendrá…

estoy segura de que me lo ligare…

Scarlet escucha una estridente carcajada proveniente de su amiga. Se ve forzada a

retirar su celular de sus oídos por unos instantes.

- ¡Bueno, amor, nos veremos esta noche! – se despide Cindy.

- ¡Ok!

Cindy es todo un personaje: alegre, estridente y con una energía única. Scarlet

Katherine disfruta de su amistad, aunque a veces la saca de casillas. Cindy es toda un

alma libre. Pero se sintió preocupada: no tenia disfraz para la fiesta de esta noche… ¡ni

el tiempo para comprarlo! No tenía pensado el asistir. ¿Qué de interesante tiene una

fiesta de Halloween? El taxi llega a su destino. Luego de pagar al chofer, desciende el

vehículo. Se detiene frente a la entrada. Lee el letrero, como es su costumbre cada día,

que está sobre la misma: ANTIGUEDADES DE LA ABUELITA. Ella siente una paz

en ese lugar. Su corazón se siente alegre en ese sitio. Verdaderamente es un negocio

familiar: Desde que era una niña ha trabajado con su madre en ese negocio. A su vez, su

madre trabajo con su abuela y así desde hace años.

La tienda de “Antigüedades de la Abuelita” ha existido en el seno de Nueva

York desde tiempos antiguos; especialmente desde los orígenes de la misma ciudad.

Scarlet recuerda las historias de cómo su tatarabuela, Scarlet Reed McFarley, llego de

lejanas tierras de Europa. Su llegara, por el gran puerto que ha recibido a millones de

inmigrantes, fue documentado en fotos que vez tras vez se las ensena su abuela. Su

madre es toda una luchadora. Se entrego al negocio familiar con cuerpo y alma. Su

trabajo dedicado es el que mantiene levantado el negocio que heredo de su madre y esta,

a su vez, de la suya.

Scarlet ve en cada objeto del lugar, una historia particular. En cada reloj,

visualiza las veces en que alguien consulto sus manecillas para conocer el momento del

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día. En cada mueble, las imágenes de las personas que disfrutaron de su comodidad. La

tienda se convirtió en patrimonio de la zona. Por ella han desfilado los objetos más

extraños que alguien haya visto. Su abuela le contaba que muchos de esos artefactos

tenían una “magia única”. Ella consideraba eso como cuentos de anciana; pero aun así

los disfrutaba.

Scarlet abre la tienda y coloca el letrero de ABIERTO, indicando el inicio de una

nueva jornada. En la caja, comienza a organizar los recibos y el dinero. Quiere tenerlo

todo listo antes de que su madre llegue. Observa el reloj de pared… ¡las 8:30 a.m.! Ya

casi su madre está por llegar. Organiza algunos de los artículos de la tienda. Sabe que

una buena imagen habla bien de un negocio. En ese momento escucha el sonido de la

campanita; el cual le indica que alguien ha llegado. Deja sus actividades y se dirige al

mostrador.

- ¡Buen día! – La saluda un hombre joven de traje.- perdone la molestia.

- ¡Buenos días! – Responde Scarlet.- ¿En qué puedo servirle?

- ¿Este es el negocio de Scarlet Reed McFarley?

- ¡Sí! – Contesta, sorprendida de que este extraño conociese el nombre de su

abuela.- es el negocio que mi tatarabuela fundó en 1888…

- ¡Deseo recuperar algo que un antepasado dejo aquí!

Una extraña sensación recorre el cuerpo de Scarlet. Observa cuidadosamente al

visitante: alto, como de 6.1 pies; contextura delgada y cabello negro largo; atado a una

cola. Vestido bien elegante: un saco y pantalón blanco, con una camisa negra de fondo y

una corbata roja. Trata de ver el color de sus ojos, pero los lentes oscuros que lleva no

se lo permiten.

- ¡Tenemos toda una colección de objetos! – Dice Scarlet.- muchos de los

mismos se encuentran en el almacén…

- Yo vengo por uno especifico… es un collar…

- ¿Un collar?

- Si… es de plata y tiene la efigie de un lobo… - le describe, para agregar.-

perteneció a mi tatarabuelo…

El desconocido es intrigante. Algo dentro de ella le advierte que debe cuidarse de el.

Se dirige hacia el archivero, donde se han guardado cada uno de los registros de las

compras y ventas de artefactos desde la fundación de la tienda. Todavía la extraña

sensación recorre por todo su cuerpo. Disimuladamente voltea su cabeza hacia el

extraño, quien permanece de pie al otro lado del mostrador, observando cada una de las

reliquias de la tienda.

- ¿Puede describirme el collar, nuevamente? – pregunta al desconocido.

- ¡Es un collar de plata!, con la efigie de un lobo en su cara frontal; y en el

reverso…

En ese instante, la campana vuelve a sonar, indicando la llegara de alguien más.

Scarlet voltea y se sorprende al ver a su madre… ¡sola! El desconocido no está.

- ¡Mamá! – Exclama entre sorpresa y espanto.- ¿Dónde está el cliente?

- ¿Cuál, cariño? – Le devuelve la pregunta, sorprendida.- aquí no había

nadie…

- ¡No es posible!... yo misma lo vi y atendí… un hombre alto… con cabellera

negra… ¿mi imaginación estará jugando conmigo?

La mujer deja su cartera a un lado y se acerca a Scarlet. Siente como esta tiembla. El

corazón de Scarlet parece que iba salir de su prisión. Trata de calmarla, acariciando sus

cabellos.

- ¡No lo entiendo!... ¡mami, yo lo vi! – repetía mientras abraza mas fuerte a su

progenitora.

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- ¿Qué quería ese hombre, amor? – Pregunta la señora, como si tratase de

confirmar algún presentimiento.- ¿Qué buscaba?

- ¿Me crees, mami?

- ¡Sí, mi amor, te creo! – la reconforta.- ¿Qué quería el visitante?

- Preguntó por un collar…

- ¿Un collar?... ¿te lo describió?

- Si… redondo, de plata y con una efigie de un lobo en la parte frontal…

Scarlet sintió acelerar el corazón de su madre. Esta queda en silencio. En ese

instante siente todo el cuerpo de su benefactora temblando.

- ¿Qué te ocurre? – Le pregunta preocupada.- ¿Qué pasa mami?

La señora McFarley quedo sin responder en lo que a Scarlet le parecía una

eternidad. Su rostro había mutado. Se veía como si recuerdos inquietantes herían su

mente.

- ¡Dios mío! – Solo susurra.- ¡Vino por el collar de Fenrir!

***

- ¿Qué es el collar de Fenrir? – Pregunta Scarlet, mientras todavía se sostiene de

su madre.- ¿Qué quieres decir?

- ¡Nada! – Responde la señora McFarley, haciendo muestra de compostura.-

Solo es una vieja historia…

En ese momento la señora se separa delicadamente de ella. Scarlet la observa: a

pesar de sus disimulaciones, no puede ocultar la preocupación que en su corazón

alberga. La señora McFarley se dirige hacia el pequeño cubículo al fondo. El mismo ha

existido desde los orígenes mismos de la Tienda de Antigüedades de La Abuelita.

Acomoda su bolso sobre el escritorio de ébano, de corte victoriano; que su madre

compró a un inmigrante ingles.

- ¿Estás segura mamá de que no viste a nadie al llegar? – pregunta Scarlet,

luego de acercarse a la puerta del cubículo.

- ¡No, mi amor! – Confirma la madre, mientras acomoda unos papeles sobre el

escritorio.- Seguramente salió antes de yo llegar.

- Mmm… es posible – reflexiona la joven.- seguramente se desesperó al yo no

encontrar lo que pidió y salió antes de que entraras.

- ¡Seguramente!

Scarlet se dirige de nuevo al mostrador, todavía pensando en el extraño visitante.

No podía sacar de su mente la sensación que la oprimía. Él no era un cliente común. Sus

ademanes y forma de hablar le eran extraños. Algo extraño lo rodeaba. ¿El collar de

Fenrir? – Se pregunta.- ¿Por qué mami no me quiere decir nada? Todo esto la inquieta.

Pero desde pequeña aprendió a respetar el espacio de su madre. Ella razona que si la

misma hubiese querido decirle algo, lo hubiese hecho. Siempre han tenido una buena

comunicación. Pero su curiosidad era igual de persistente.

- ¡Por cierto, Carlos llamo preguntando por ti! – Escucha a su madre decir, con

un tono que no permitía disimular la picardía.- me preguntó si sabias de la fiesta de

esta noche…

- ¿Carlos?... ¡Ayyy Dios! – Exclama Scarlet.- ¡Había olvidado que él ira

también!… uyyy… ¡Que problema!

- ¿Qué pasa mi amor? – Le pregunta su madre, al momento que sale del

cubículo y se dirige hacia ella.- ¿No quieres verlo?

- ¡Claro que quiero, mamá! – Le responde.- es solo que… ¡No tuve tiempo de

comprar un disfraz!

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La señora McFarley queda pensativa. De pronto una expresión se dibuja en su

rostro. Besa a Scarlet en la frente y se pierde tras una puerta. Scarlet sabe hacia dónde

conduce la misma: el almacén. Pasan algunos minutos, en los que Scarlet se pregunta

qué hace su mamá allá dentro. Al rato, reaparece la señora con una gran caja.

- ¿Qué es eso, mamá? – le pregunta.

- ¡Tu disfraz para la fiesta! – responde con una sonrisa.

- ¿Mi disfraz?

- ¡Si, amor! – Le confirma, mientras le entrega la caja.- es un traje que tu

abuela me regaló hace tiempo… creo que te gustará…

- ¡Gracias mami! – Le agradece mientras le da un cálido beso en las mejillas.-

¡Eres mi heroína!

- No podía permitir que esta noche especial se arruinase… conozco lo

dedicada que has sido en la tienda… ¡Mereces pasar un momento de felicidad!

Scarlet está curiosa por el contenido. Mueve la caja de todas las formas y la coloca

de diversas posiciones. Sabe que lo que hay dentro es liviano. No se aguanta las ansias

de abrirla. Pero su madre la detiene.

- ¡No, amor! Ábrela cuando llegues a tu apartamento….

- ¡Está bien! Lo hare.

- Ya con esto resuelto… ¡Volvamos a nuestro trabajo que el día apenas

comienza!

Madre e hija continúan sus labores el negocio. Varios clientes vienen y van. Se

hacen adquisiciones y se venden otras. El negocio es bien conocido por la

comunidad. Scarlet Katherine ama ese lugar. Desde pequeña ha sentido que el mismo es

una especie de mundo de las maravillas personal. Por donde quiera observa, recuerda un

grato recuerdo: el rincón donde se dio el primer beso… la mesa de caoba que casi

rompe en una de sus travesuras… ¡Todo ahí fue testigo de gran parte de su vida!

Las horas pasan rápidamente. Ya las mujeres están en los últimos menesteres.

Cuadrando los ingresos y arreglando la mercancía. Scarlet es buena en esto. Estudia

mercadeo y administración empresarial en la universidad de Nueva York. Escogió

ayudar a su mama en el cuidado del negocio familiar. Con esto podía matar dos pájaros

de un tiro: mantener el legado familiar y ganar dinero para el pago de sus estudios. El

reloj de pared marca las 6:30 p.m. todo está listo.

- ¡Espero que disfrutes tu fiesta, amor! – le desea su madre.

- ¡Gracias, mami! – Le responde.- te prometo que te contare lo que pase…

- Jajaja – ríe picadamente.- ¿En serio?... ¿todo?

Scarlet comprende la insinuación de su madre y se ruboriza, pero ríe.

- Puedes tomarte el día de mañana – le dice la señora McFarley.- sé cómo se

amanece luego de esas fiestas…

- ¡Gracias, mamá!

- Pero, con una condición…

- ¡Ya me lo imaginaba!

- Antes de ir a la fiesta, quiero que le lleves a tu abuela sus medicinas…

¿puedo contar con eso?

- ¡Claro que puedes! – Le dice mientras la abraza.- ¡Así podre ver a la abuelita!

- ¡Gracias mi amor! – Le agradece al momento que la besa.- ¡Sé que puedo

contar contigo!

Ambas salen de la tienda. Scarlet Katherine cierra el último candado. Su madre le

ofrece llevarla; a lo cual se niega. Se despiden la una de la otra. La señora McFarley

enciende su auto, y Scarlet espera la llegada de un taxi. Sentimientos encontraros se

mueven dentro de ella. Por un lado la gratitud por la madre que tiene; mientras que por

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el otro, todavía siente algo extraño que le corroe las entrañas. El vehículo llega, y ella lo

aborda. Ya de camino, ella se recuesta y cierra los ojos para soñar.

- ¡Viviré a partir de esta noche mi propio cuento de hadas! – se dice a sí misma.

***

a señora McFarley quedo pensativa. Mientras conduce hacia su hogar, repasa

secretos familiares no compartidos con su unigénita. Las sensaciones hacen

colisión en su interior. Vez tras vez siente escalofríos en sus entrañas. Cambia la

ruta de su destino, desviándose directo a Brooklyn. El camino se hace más largo, pero el

resultado lo vale. Siempre temió la llegara de ese día. La verdad que por tantos años se

había negado creer… ¡y siquiera considerar! Le estalla en la cara. Minutos después,

llega a su destino. Se adentra a las profundidades de Patterson Higth; en pleno corazón

de Brooklyn, para tener una entrevista no prevista. Detiene el auto frente a un edificio.

- ¡Martha McFarley! – Se dice para darse animo.- ¡El momento que tanto

negaste llego!

Descendiendo del vehículo, se dirige a la puerta. En verdad no es la primera vez que

visita el lugar. En otras ocasiones, por motivos diferentes, lo había hecho. Pero ahora las

cosas son diferentes: busca respuestas a preguntas que se negó hacer. Toca el

intercomunicador. Una voz responde:

- ¿Quién es?

- ¡Soy yo, mamá! – contesta la señora McFarley.

Al instante siente como la puerta se abre; permitiéndole pasar al interior de la

edificación. El interior es reconfortante, decorado con muebles extraños. El gusto de la

abuela de Scarlet es indiscutible. Martha McFarley observa el mobiliario de su madre, y

le vienen a su mente recuerdos gratos de la infancia: las veces que ayudo a su

progenitora a preparar canelones dulces; cuando jugaba a las escondidas con ella y su

hermana Eleonor. Sus ojos se humedecieron por todos los recuerdos.

- ¡Qué alegría verte! – escucha venir desde la parte superior de la escalera.-…

aunque noto por tu expresión que no es una visita casual.

- ¡Necesito de tu iluminación! – Le dice.- ¡Tengo muchas dudas!

Inmediatamente la señora Odalis Margareth McFarley desciende al encuentro

de su hija. La abraza, acercándola a su pecho. Siente el corazón de ella latir con mucha

fuerza. Reconoce que esos latidos son la respuesta a un estimulo arcano: el miedo.

Procura tranquilizarla. Le manda a sentarse y se dirige a la cocina continua a la sala.

Enciende la estufa de cuatro hornillas, y comienza a preparar un té de manzanilla. El

aroma del mismo invade todo el espacio. Por si solo tranquiliza el ánimo de la madre de

Scarlet.

- ¡Toma amor – le dice en el momento en que le ofrece una taza de té.- esto te

tranquilizara!

- ¡Mamá necesito respuestas! – Exclama luego de dar un primer sorbo.- ¡Creo

que algo malo se aproxima!

- Mmm… ¿A qué te refieres?

- ¡El collar de Fenrir!

Un ligero temblor se nota en las manos de la señora. Baja la cabeza, como si entrare

en una reflexión profunda. Coloca su tasa sobre la mesita de caoba al lado de su sillón.

Exhala un profundo suspiro. No le fue sorpresa lo dicho por su hija. Su veteranía le hace

consciente de que eso ocurriría en algún momento. Es parte de la maldición de la

familia. Una carga. Una cruz. Un cepo que la ha tenido encadena, y no solo a ella sino a

L

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todas las mujeres de su casa, por siglos. Una elida sensación recorre por su ser,

engrifando cada uno de los vellos de su cuerpo.

- ¿Será posible? – se pregunta.

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Capitulo 2

El Legado de Fenrir

artha McFarley se siente inquieta. La mujer que está delante de ella es la única

que puede dar las respuestas a sus interrogantes. Se desvió de su camino solo por

escucharla. Reconoce que durante anos huyo de ellas. Nunca se atrevió

preguntarle a su madre sobre las cosas extrañas que han ocurrido a su familia. Odalis

McFarley busca la forma de cómo contarle a su hija el secreto que ha afligido a la

familia por generaciones. ¡Diablos! – Piensa en su interior.- ¡A la verdad no sé qué

decir!

- ¡Madre! – Le reclama.- ¡necesito más que nunca tu consejo!

- ¿Por qué surgió tu interés en ese objeto?

- Esta mañana Scarlet me dijo que un desconocido había preguntado por el collar

de Fenrir… la note asustada.

La veterana señora se queda pensativa. Sus cejas se fruncen. Martha nota como su

madre comienza a temblar. Nunca había visto a su progenitora así.

- ¡Sígueme! – Le dice la señora, al momento que se levanta de su sillón y

comienza a caminar.- ¡quiero mostrarte algo!

La señora Martha se levanta, dejando su tasa vacía sobre la mesita, y sigue a su

antecesora. Suben las escaleras, hasta el segundo piso, y toman rumbo por el pasillo

hasta una puerta que queda al fondo. Martha McFarley nunca había subido al segundo

nivel… no desde la trágica muerte de Eleonor. La matriarca McFarley se detiene frente

a la puerta. La misma es de roble, con labrados extraños: luchas entre lobos y mujeres

jóvenes. Se detiene sobre una frase en un lenguaje ya muerto:

Odalis McFarley saca una llave y la inserta dentro de la ranuda, la cual tiene la

figura de un lobo con las fauces abiertas. Gruesas gotas de sudor caen por su frente,

dejando sendos surcos húmedos. Parece titubear en abrir el extraño portal. Teme que los

secretos tras él escondidos, afecte la vida de su amada hija y su nieta.

- ¿Qué es todo esto, madre? – Le pregunta.- ¿Qué hay tras esa puerta?

- ¡Una maldición que ha pesado sobre las mujeres de nuestra familia! – le

responde en un tono que parece un susurro.

La señora abre, finalmente la siniestra puerta, para entrar casi inmediatamente.

Martha la sigue, temiendo que cosas encontrara en ese cuarto prohibido desde su

infancia. Una tenue luz, proveniente de una bombilla encendida por la madre McFarley,

destierra parte de las tinieblas… ¡Aunque sus watts solo crean una penumbra! ¡Qué

oscuridad tan terrible mora en ese cuarto de miedo! Se nota a primera vista que la

habitación no era visitara, o por lo menos, no frecuentara desde hace mucho. Las

telarañas y el polvo revelan esto. La matriarca se dirige al centro de la habitación, hacia

el único mobiliario de la misma: un objeto cubico cubierto por un manto blanco. Toma

uno de los ángulos de la tela y procede dejar al descubierto el misterioso objeto cubico:

una urna de cristal. Dentro de la misma puede entrever algo.

- ¿Qué es eso, madre? – pregunta Martha.

- ¡El Collar de Fenrir! – Respondió con serenidad.-… nuestra maldición por

generaciones.

Martha observa la joya. Solo había escuchado de ella, pero es la primera vez que la

ve directamente. La misma es algo como nunca antes había visto: una cadena fina de

eslabones de oro con uniones de plata sostienen un círculo de oro con la figura de un

lobo. ¡No puede concebir como algo tan bello fuese una maldición!

M

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10 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

- ¡Es verdad! – Exclama, y agrega con tono de recriminación.- ¡No eran simples

historias de dormir, sino que el collar de Fenrir es real!

- ¡Yo hubiese querido que no fuese así! – Le dice su madre.- no comprendes la

magnitud de la maldad relacionada con este objeto.

- ¡Explícamelo!

- Mmm… sabia que algún día vendrías por respuestas… pero nunca pensé que

sería por causa de Scarlet…

- ¡¿A qué te refieres?! – Le reclama.- ¿Qué tiene que ver Scarlet con todo esto?...

¡Dime, por favor, todo lo que sepas!

- ¡Está bien! – Dice.- es tiempo de que lo sepas… te lo diré todo…

La septuagenaria señora comienza a narrar a su hija la historia tras el collar de

Fenrir. La misma tiene sus orígenes en los comienzos de las edades, cuando el hombre

buscaba en los dioses ancestrales los porque de sus situaciones. La matriarca McFarley

se adentro a sus recuerdos… he inicio la narración…

- Seguramente hablas olvidado las historias que tu abuela nos contaba cuando

eres apena una niña – le recuerda la matriarca McFarley a su hija.- ella siempre

afirmó que no eran “simples cuentos”…

- Mmm… recuerdo que ella le gustaba contarlas mientras estábamos en la

tienda – afirma Martha McFarley.- pero… ¿Qué tiene que ver con Scarlet?

- ¡Mamá nos contó la terrible historia tras el Collar de Fenrir! – Le dice.- no

la recuerdas por que eras pequeña…

- ¡Cuéntamela de nuevo! ¡Por favor! – le pidió angustiada.

La señora Odalis McFarley se mantiene observando la prenda. Cierra sus ojos, para

activar ya su cansada memoria. Evoca las narraciones maternas que disfrutó junto a sus

hijas, Eleonor y Martha. Volteándose mira fijamente a su hija.

- Tu abuela me contó como…

*** Hace más de 6000 años…

Cuando los dioses gobernaban el mundo

a peste se asomaba sobre el ambiente. El olor putrefacto de los cadáveres

envenenaba los campos de Midgard. Óðinn1 y sus Ases han descendido para

detener al destructor de las razas medias. Aquel que de tierno cachorro se convirtió

en un monstruo sanguinario, devorador de carne y sangre. Cubierto con su armadura de

oro y plata entremezclaros; y armado con su poderosa jabalina Gungnir, capaz de

destruir mil mundos de un golpe certero. Sleipnir, su corcel de ocho patas, fiel

compañero en miles de batallas, se muestra inquieto. Siente el peligro propio de la

batalla… ¡y le gusta! Está ansioso de lanzarse al combate con su Amo.

Los fieles dioses de las latitudes nórdicas se paran alrededor de su Señor. Cada

uno con su arma en mano; dispuestos a detener a cualquier costa la voracidad de la

bestia. Todos se encontraban al frente de la gran gruta que le sirve de

escondrijo. Óðinn no se hiso acompañar solamente de sus Ases, también vinieron con él

guerreros selectos de toda Midgard: el altivo y osado Gramit y sus valientes dvergr2;

Ull3, el de los cabellos de oro, y sus elfos arqueros; la princesa Freyja

4, al frente de las

bravas valkirias, vestida con coselete y una caperuza ambas de color carmesí; y por

1 Nombre del dios nórdico principal Odín.

2 Enanos

3 Hijo adoptivo de Thor. Arquero valiente y experto en combate cuerpo a cuerpo.

4 Diosa femenina caracterizada por su valor y agresividad en la batalla. Era la comandante de las

valkirias. Hermana de Frey y gobernante de Sessrumnir.

L

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No todos los cuentos tienen finales Felices

11 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

último, el rey Nemrod y su guardia de 66 guerreros bravos; como los representantes de

los hombres. ¡Todos acudieron al llamado de su Señor!

- ¡Mis valientes y dignos de residir en el Valaskjálf5! – exclamó el dios,

pareciendo su voz el estruendo de 100 truenos.- ¡Llegó el momento de enfrentar a la

bestia que destruye Midgard y amenaza nuestra propia existencia!

- ¡Te seguiremos, oh, Óðinn! – Gritó, alzando su espada, el valiente Baldr6.-

¡Esta noche cenaremos contigo en el Valhalla!

En ese momento las voces de 500 guerreros se sumaron en un clamor de guerra que

seguramente alertó a la bestia. No les importaba… ¡las deidades nórdicas gozan con un

combate cara a cara, sin trampas! ¡Para ellos eso es honor y gloria! ¡Morir en una lucha

es, para los nórdicos, el honor más grande!

- ¡Fenrir! – Gritó el Gran As Óðinn.- ¡Preséntate ante nosotros!

El silencio era pesado. Solo el viento se atrevía hacerse notar, moviendo una que

otra hierba. Ya Nott7 se asoma, cubriendo poco a poco la tierra con su manto de

oscuridad. Los dioses repasaban la escena: cadáveres, sangre y aves de rapiña haciendo

su tétrico trabajo. El hijo de Loki8 y Angrboda, hermano de los

malignos Hel y Jörmungandr9, parece no ver dignos a los Ases de su presencia. El furor

de Óðinn va creciendo. La insolencia del dios – demonio lobo le era insoportable. De

pronto, un sonido más espantoso que el grito de mil guerreros caídos en combate hiere

el ambiente, poniendo al silencio en fuga. Es el aullido del monstruoso Fenrir. Los Ases

se ponen en alerta, a la espera del ataque del feroz can.

- ¡Alerta! – Vociferó Vidar.- la bestia pronto surgirá del abismo…

- ¡Estemos pendientes! – Se le unió Váli.- no podemos permitirnos ser

sorprendidos.

Todos están al tanto de los riesgos. Fenrir no es conocido por dejar prisioneros

vivos. Pero, son conscientes de que su misión es importante. Todos conocen la profecía:

cómo, en el Ragnarök10

, Fenrir asesinaría a Óðinn de forma cruel, luego de traer la

destrucción de Midgard y Asgard acompañado de sus hombres bestias. En ese

momento, un horrible grito se oye. Todos los valientes miran a su alrededor. Notan que

falta uno de sus bravos: Siegfreid, el guerrero de las dos espadas. Los ojos de todos lo

buscan desesperadamente, como temiendo lo peor. No se atreven romper la formación,

pues saben que solos son blancos fáciles del dios lupino. El silencio vuelve apoderarse

de la escena. Suena un horrendo eructo, como si las mismas entrañas del demonio se

revoloteasen. Una cabeza ensangrentada rueda hacia los pies de Thor11

.

- ¡Por Óðinn! – Exclama el dios del rayo.- ¿Acaso los dioses oscuros no

muestran misericordia?

- Si este fue el final del bravo Siegfreid… ¿Qué podemos esperar para nosotros? –

dice horrorizado Nemrod.

- ¡Calla! – Ordena con semblante fruncido Baldr.- ¡no hables de miedo delante de

mí que soy el miedo!

Los valerosos Ases se mantienen en sus puestos. Espadas, mazos, jabalinas y arcos

se encuentran listos y en alerta ante cualquier acción del demonio lobo. Thor empuña su

5 Hogar de los dioses, en Asgard, donde todas las noches los héroes caídos cenan y pelean en honor a

Odín. Solo pueden entrar los considerados dignos y honorables. 6 Hijo de Odín y uno de los Ases más valientes.

7 Representación de la noche en el mito nórdico.

8 Señor de la oscuridad y la magia negra.

9 La señora del infierno y el mundo de los muertos y la gran serpiente que busca devorar el mundo,

respectivamente. 10

En la mitología Nórdica, el día del juicio, cuando los dioses y el universo lleguen a su fin. 11

Dios del rayo y el trueno en la mitología nórdica. Hijo de Odín y héroe por excelencia.

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No todos los cuentos tienen finales Felices

12 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

poderoso martillo, capaz de destruir toda una columna de gigantes. Frey sostiene

firmemente su jabalina. En ese momento, como luces provenientes de las entrañas del

averno, unos ojos rojos comienzan fulgurar de entre las oscuras tinieblas que inundan la

caverna.

- ¡Llegó el momento de hacer el intento! – Exclama Óðinn.- yo iré y le colocaré

la poderosa cadena Gleipnir12

forjada por los dvergr…

- ¡No, padre Óðinn! – Se opuso Tyr, el dios de sendos cuernos.- ¡Fallamos en

dos ocasiones anteriores, con pérdidas para nuestros amigos!... tanto las

cadenas Leding y Droma no pudieron contener a la bestia… ¡No podemos

arriesgarte!

- Entonces, ¿Qué haremos sabio y aguerrido Tyr? – Preguntó Óðinn.- no

podemos permitir que Fenrir siga su reinado de muerte…

- Yo me ofrezco hacerlo – expresó el valiente guerrero.- yo le pondré la cadena a

Fenrir y terminare con sus desmanes.

Todos los presentes estuvieron de acuerdo. Tyr, aparte de valiente, poseía gran

sabiduría. El dios guerrero tomó la cadena, la cual fue convertida en un bello collar. Tyr

se acercó a la puerta de la gran caverna. Los ojos amenazantes de Fenrir se veían desde

adentro; hiriendo la oscuridad.

- ¡Sal Fenrir! – Gritó el dios guerrero.- ¡Tengo un obsequio de paz!

- ¡Eres valiente al venir a mi encuentro, Tyr! – Se escuchó venir desde dentro de la

cueva.- ¡Conozco los obsequios de paz de los Ases! ¡Y no me fio de ellos!

- ¡Esto es distinto! – Exclama, y pasa a mostrarle el bello collar.- ¡Los Ases hemos

reconocido que eres más poderoso que nosotros! ¡Te ofrendamos esto como símbolo

de paz!

Nueva vez el silencio se apoderó de la escena. Los Ases estaban impacientes por la

respuesta de Fenrir. Su aptitud impredecible lo hacia peligroso. Se habían escondido

entre las formaciones rocosas circundantes. El propio Tyr estaba preocupado de que el

can infernal no se tragase el anzuelo. En ese momento, una silueta se dibujó entre las

tinieblas. Tyr trató de identificarlo. De la cueva salió Fenrir. No como un monstruo. No

como el lobo infernal cósmico que aterroriza a dioses y hombres. Salió con la apariencia

de un joven de cabellera negra, tan larga como las ondas del mar; y piel tan clara como

los copos de nieve. Vestido con un manto blanco de lino y ceñido con una banda de oro

en su cintura. ¡Se veía soberbio! Bajo esa apariencia inocente, Tyr pudo entrever la

maldad del monstruo, la cual se reflejaba en sus ojos rojos fulgurantes.

- ¡Bien, Tyr! – Le dijo con la voz más apacible que alguien haya escuchado.-

muéstrame el regalo…

- ¡Aquí esta! – le dice extendiéndole el collar, al tiempo que se postraba ante

Fenrir.- ¡Un digno regalo para un digno señor!

Fenrir mira con cuidado el regalo. No se confía, pero tampoco quiere pasar por

cobarde. Se coloca el collar alrededor de su cuello. Con satisfacción mira al dios

guerrero y a sus compañeros escondidos. Una sonrisa maligna se dibuja en su rostro.

En ese instante, como si algo comenzase arder en su interior, Fenrir lanza un grito de

dolor parecido al estruendo de aguas embravecidas. Llevándose las manos a su

abdomen, observa a Tyr. En ese instante, tomando su forma original de lobo, lanza una

mordida al dios guerrero, cercenándole la mano derecha. El grito de dolor del dios hiere

el silencio del paramo. Fenrir se vuelve enfurecido contra los guerreros. El atroz dolor

que corroe sus entrañas solo sirve para aumentar su furor. Desgarra a varios guerreros

12

Cadena mágica forjada por los enanos artífices. Era la única herramienta mágica capaz de someter al

terrible Fenrir.

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No todos los cuentos tienen finales Felices

13 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

de la raza de los humanos y destripa a 3 dvergr. La sangre vuelve salpicar las rocas lizas

del lugar. Las fauces del lobo infernar están bañadas de sangre mixta. Frey, la virgen

guerrera, toma su jabalina y la hunde contra el costado del monstruo. Ella sabe que eso

no lo matara, pero, por lo menos, lo detendrá. Fenrir le lanza un zarpazo con sus garras,

llegando a desgarrar la caperuza roja de la comandante de las valkirias.

Debilitado, la bestia se posa sobre sus patas. Óðinn pronuncia unas runas en

idioma asgardiano…

- ¡Por los cuatro vientos eternos, Yo, Óðinn, señor de Asgard, rey de los 9

reinos; señor del ayer, el ahora y el que vendrá… condeno tu parte divina estar

encadenara en Lyngvi!

El monstruo se levantó sobre sus dos patas traseras, aullando de modo sobrenatural.

Fenrir cae de rodillas, con forma humana, sobre el agreste suelo. Unas letras de fuego

aparecen sobre su brazo izquierdo, marcan dalo bajo la condena de Odín. Las mismas

son runas ancestrales que sellaran su destino y lo apresaran en lo más despreciable que

se pueda considerar para un ser como el: un hijo de hombre. El dios lobo observa los

símbolos:

Reconoce el significado de los mismos y el poder que poseen. Un sudor abundante

empapa todo su cuerpo desnudo. Las gruesas gotas recorren cada parte de su continente:

su pecho, espalda y brazos, bien delineados. Sus ojos demoniacos presentan un

cansancio que nunca antes había sentido. Los reflejos de la Luna llena hacen que su

sudor brille. Lanza un grito que todavía estremece a los valientes. Observa su reflejo

sobre un charco producido por la lluvia que había comenzado momentos antes. Siente

una profunda repulsión. Al verse encerrado en esa modada de carne, siente un odio más

profundo y mortal contra sus enemigos.

Óðinn se le acerca con su espada empuñada. El hijo de Loki lo observa

desafiante. A pesar de su manto humano, no posee ninguna de las debilidades de estos:

su amor, temor o remordimiento… ¡mortalidad! Posa sus ojos desafiantes sobre los

de Óðinn.

- ¡Mátame, anciano! ¿Este no es el momento deseado por ti por muchos eones?

- ¡No! – Dijo el gran Señor nórdico.- tu destino no es ese… no por mi mano…

pero estarás condenado a permanecer en forma humana, con tu lado bestial atado a

ti… ¡Solo podrás ser una bestia gracias a la influencia de la Luna, cuyos rayos

plateados contrarrestaron parte del poder de las runas ancestrales!... ¡Pero esto solo

por cada cierto tiempo!

Óðinn le quita el collar, dentro del cual había encerrado su esencia divina. Solo

cuando Fenrir y éste se vuelvan unir, el dios lobo podrá recuperar todo su poder y hacer

las cosas previstas para el Ragnarök. Freyja se acerca al monstruo. Lo observa con ojos

de odio.

- Noto odio en tu mirada, diosa – le dice con tono sínico.- ¿maté a alguien que te

importase? – y pasa a esbozar una sonrisa burlona.

- ¡Sí! – Le respondió.- ¡mataste a mi esposo, Odr, hace varios eones!…

- ¡No te angusties! – Le dice.- más adelante podre hacerte el favor de reunirte con

él…

El prisionero ríe con todas sus fuerzas. Parecía como si el frenesí quisiese

poseerlo. Fija su atención nuevamente sobre Óðinn. Solo le advierte una cosa:

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No todos los cuentos tienen finales Felices

14 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

- ¡Encerrado me dejaste! ¡Encerrado quedaré! – fijando su mirara sobre Freyja.-

Pero… por la sangre de una virgen, por siempre me mantendré…

Los Ases y aliados se retiran, dejando a Fenrir con su vergüenza. Clamando a la

luna, por la maldición de su prisión. Óðinn se acerca a Frey.

- ¡Freyja! – le dice.

- ¿Sí?

- Mostraste valor en la batalla… a ti te concedo el honor de resguardar el collar

con la esencia divina de Fenrir… - mientras le entrega el amuleto maldito.- pero, te

advierto, podría ser una carga pesada…

- ¡Acepto! – Responde sin titubear.- lo ocultaré y seré su guardiana… ¡Yo y

mis valkirias mantendremos a ese monstruo encadenado!

La diosa miro el collar. Fue llamado Brising. Todos se retiraron, dejando a

Fenrir sumergido en la vergüenza de su derrota.

***

a matriarca sale de su concentración. Las imágenes de su memoria dieron paso a la

realidad del momento. Con una sonrisa, como en los días en que escuchaba a su

madre narrarle esas historias, pasa a concluir su relato…

- ¡Entonces Frey se hiso la custodia del collar de Fenrir! – finalizó la señora

Odalis McFarley.- ¡junto con sus valkirias!

Martha McFarley queda pensativa. No podía dejar de considerar el relato un simple

mito… una historia para niños. Pero la realidad era evidente. El collar de Fenrir está

frente a ella. Pero; ¿Cómo? ¿Por qué esta resguardado en su hogar materno? ¿Cómo

llegó? Por más que quería, no encuentra la relación entre este relato y su situación.

- ¡Mama no entiendo que tiene que ver todo esto conmigo y Scarlet!

- ¡Mucho! – le respondió su madre.

***

carlet Katherine se encuentra ajena a todo lo que ocurre en su derredor. No imagina

la conversación que en ese momento llevan a cabo sus dos madres. Llega al edificio

donde se encuentra su apartamento. Le paga al amable taxista, un hombre entre sus

30 o 40’s de origen hindú. Nueva york es una ciudad famosa por su espíritu

multicultural. Desde sus inicios ha sido la puerta de entrada a personas que buscan

cumplir sus sueños. ¡Esta es la ciudad que ha aprendido amar! Trae su cartera colgada

de su brazo derecho, y bien asido entre sus brazos, la caja con el disfraz que le obsequio

su madre. Antes de entrar al lobby, siente una extraña sensación. Tiene la impresión de

que es observada. Voltea rápidamente y, del otro lado de la acera, ve la figura del

extraño que esta mañana visitó la tienda de antigüedades. Instintivamente da un paso,

como teniendo la intención de ir a su encuentro. Un grupo de vehículos atraviesa en ese

instante, eclipsando al desconocido. Cuando pasan… ¡Zaz, ve que ha desaparecido!

- ¡Scarlet! ¡Scarlet! – se dice, mientras mueve la cabeza.- ¡Ya estás que ves

cosas que no son!

Entra al edificio, siendo saludada por el portero, el señor Díaz. Manuel Díaz

provino de honduras hace más de 30 años. El, junto con su familia, huyo de la guerra

que asolaba el país. Toma el ascensor hacia su piso. Se encuentra emocionada por ver

cuál es el disfraz que su madre le obsequio. Se imaginaba que era algún trapo dejado en

la tienda por alguien. La puerta del elevador se abre, permitiéndole salir. Toma

nuevamente la ruta que la lleva a su apartamento. Cuando inserta la llave, siente que

L

S

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No todos los cuentos tienen finales Felices

15 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

alguien se para tras ella. Queda paralizada, cuando el desconocido se le acerca y le

dice…

- ¡Una chica como tú no debe andar sola!

El intruso la toma por los dos brazos y la voltea hacia él, apoyándola en el acto

sobre la puerta. Ella lo reconoce:

- ¡¿Carlos?! – Expresa con un tono de emoción y enojo.- ¡Que malo eres! ¡Me

has dado un gran susto!

- Tenía deseos de verte y no me resistí esperar la fiesta… - Le responde el

joven moreno, mientras la besa.- ¡Falta mucho!

Carlos Antonio Pereira, un chico dominicano que conoció en el higthschool.

Alto, atlético, carismático y… sexy. Salen desde hace cuatro meses, en una relación

furtiva. Desde que lo conoció sintió química mutua. ¡Un chispazo semejante a la

reacción en cadena productora de una explosión nuclear! Carlos se acerca a ella,

mirándola fijamente; con mirada que va entre pícaro y lujurioso. Scarlet lo toma de las

solapas de su chaleco y lo acerca a ella; olvidándose de las mirara de algún que otro

vecino. Se besan desenfrenadamente, permitiéndose sacar todo el deseo que siente el

uno del otro. Carlos introduce su mano de forma furtiva entre la blusa de seda de la

joven. Siente su cálida piel calentar sus manos. Scarlet Katherine se deja llevar. Deja

caer la caja y su cartera. Cierra sus ojos por ese momento, sintiéndose como una

princesa de cuentos de hadas con su príncipe azul… ¡En este caso: mulato!

- ¡Quiero hacerte el amor! – Le susurra.- todavía tenemos tiempo….

- Yo también… - Scarlet le confiesa.-… pero tengo que prepararme para la

fiesta…

Suavemente lo separa de sí. Le da un cálido beso en esos labios, y se voltea para

abrir la puerta. El joven la agarra por su cintura, acercando sus nalgas de su pelvis. Ella

sintió un paquete que atrevidamente rosa su zona glútea.

- ¿Nos veremos después de la fiesta? – le susurra al oído.

- ¡Nos veremos! – fue la respuesta de ella.

A pesar de la despidida, el cachondo joven no se da por vencido. Carlos la voltea

nuevamente. Su pasión ha hecho que pierda en ese instante toda razón. Ella se entrega a

su deseo. Se besan de forma que harían que Doña Catalina, la cristiana del apartamento

707, se ruborizada. Mientras el joven la besa por sus mejillas y cuello, Scarlet entre abre

sus ojos. Una imagen la saca de su estado. Al final del pasillo, cercano a las puertas del

ascensor; distingue una figura que reconoce en ese momento… ¡El visitante

desconocido de la mañana! Empuja intempestivamente al joven, querando este

anonadado. Vuelve a fijar su vista en el lugar… ¡Nada!... ¡nadie está en el mismo!

Carlos la nota inquieta. Su piel rosácea adopto un tono pálido, como de la misma

muerte.

- ¿Lo viste? – le pregunta a Carlos, de forma temblorosa.- ¿viste a ese hombre?

- ¿A quién? – Inquiere el desconcertado joven.-… ¡Yo no he visto a nadie!

- ¡Había un joven de pie cerca de las puertas del ascensor!... ¡El mismo que

visitó la tienda de mi madre… en la mañana…

- ¡Amor, no hay nadie! – Le dice, al mismo tiempo que la abraza desde atrás y

procura tranquilizarla.- cálmate

Scarlet Katherine tiembla. Ella siente algo extraño en su interior. Ese joven alto de

tez blanca, cabello negro y contextura corporal delgada; le es extrañamente conocido.

Siente como si existiese una misteriosa unión entre ambos. Una unión que escapa a las

limitantes del tiempo y el espacio. Un lazo que va más allá de la vida. Se libra del

abrazo de Carlos, no de la misma forma que la primera vez, sino mas impulsiva.

- ¡Lo siento! – Le dice al contrariado joven.-… no me siento bien…

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No todos los cuentos tienen finales Felices

16 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

- ¿Quieres que me quede?

- ¡No! – Rechaza.-… seguramente no es nada… mmm… nos veremos esta

noche en la fiesta.

- ¡Ok!... ¿paso a buscarte?

- No, tengo que pasar primero por la casa de mi abuelita… ¡Nos

encontraremos allá!

Carlos trata nuevamente de gozar de la ricura de sus labios, pero Scarlet desvía su

rostro solo permitiéndole besar su mejilla derecha. Descorazonado, el joven toma su

rumbo hacia el ascensor. Scarlet, como para evitar arrepentirse, abre inmediatamente la

puerta de su apartamento. Se siente inquieta. Parece como si algo dentro de si hubiese

mutado, luego de la visita de aquel desconocido al negocio de su familia. Una

desconcertante sensación la embarga. Cree ver la figura del extraño visitante en todas

partes. Entra inmediatamente a su apartamento, cerrando tras si la puerta y dejando

afuera sus temores… ¡por lo menos eso cree!

***

ntra a su apartamento. Lo nota oscuro y vacio, pese a que enciende las lámparas.

Emociones encontraras la embargan. Scarlet Katherine siempre ha sido una mujer

de acción. Fue porrista en la secundaria, líder de grupo de investigación; en lo que

se conoció como un extraño caso de fusión entre inteligencia y belleza. Scarlet nunca

quiso ser estereotipada. Pese a su cabello negro, piel blanca y cuerpo bien formado; no

quiso ser vista como una simple “chica de un capitán de equipo de futbol”. Dejó su

cartera sobre la mesa y, más adelante, depósito el paquete con su disfraz sobre la cama.

Fue quitándose lentamente su ropa: primero su falda, la cual cae en el suelo

deslizándose por sus delgadas pero contorneadas piernas. Ella queda solo con la blusa y

unas braguitas color marfil. Se dirige al espejo para arreglase para su habitual baño.

- ¡Estas hecha todo un manojo de nervios! – se dice a si misma.- debes

controlarte… ¡Esta es tu noche! ¡con el chico que has escogido!

Recoge su cabello y lo envuelve dentro de un gorrito color azul celeste, su color

favorito. Deja correr entre sus brazos la blusa de seda que, hasta ese momento, la

acompañó. Camina directo al baño, despojándose en el camino de su braguita y brassier.

Nuevamente su espalda, nalgas y piernas presentan todo un espectáculo agradable a la

vista. Abre la ducha, dando vuelta a los grifos para el agua caliente y fría, creando una

agradable fusión lista para ella. Entra dentro de la ducha y permite que su cuerpo sea

bautizado con el tibio líquido. Cierra los ojos, para relajarse. Inhala profundamente;

procurando captar cada una de las moléculas fragantes de las velas aromáticas que

encendió en el cuarto de baño. Mirra, eucalipto y manzanilla. Siente alivianar todo su

ser. Disfruta el momento.

- ¡Qué rico! – susurra para sí misma.- esto es lo que llamo vida…

Todo está en silencio. Ella se abandona a las caricias del agua que cae de forma

graneada de la ducha. Pero siente sobre su piel algo distinto. Algo diferente al líquido

clarino que la empapa. Abre los ojos y ve el reflejo difuminado, en los espejos de la

ducha, de un extraño. Un joven de cabello negro y piel blanca como la nieve. No

reconoce su rostro, el cual está bien ocultado tras su cabeza. Ella quiere gritar, pero

siente como si no pudiese. El extraño la toma de la cintura, desde atrás, y la acerca,

sintiendo su pecho e ingle. Ella quiere huir, pero se entrega… ¡como si en el fondo

desease ser tomara por el desconocido! El sube sus manos asiéndose de sus medianos

senos. Ella quiere gritar; pero de placer. El le quita el gorro y libera sus cabellos a

merced del agua. El agua cae sobre sus cuerpos de forma incesante. Ella cierra sus ojos,

mientras siente los besos del extraño en su cuello; y sus manos paseándose por todo su

E

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No todos los cuentos tienen finales Felices

17 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

cuerpo. Ella se apoya en uno de los espejos y se atreve abrir sus ojos… un temblor la

embarga… no por placer… sino por… miedo. Su rostro palidece ante la imagen

reflejada. No lo puede creer… entre el reflejo nota la identidad del extraño amante…

- ¡Scarlet Katherine! – susurra, con voz cavernosa, el intruso a su oído derecho.

Ella grita espantada al percatarse de que el amante intruso… es el desconocido que

la ha asechado desde la mañana. Scarlet Katherine abre sus ojos abruptamente. Observa

todo a su alrededor. ¡Nada! Nadie está con ella. El agua sigue cayendo de forma

incesante; mojando todo su ser. ¡Todo fue por su imaginación! Cierra la llave de la

ducha y sale. Deja tras de sí un rastro húmedo. Se dirige al cuarto, envuelta en una bata

azul. Se mira al espejo. Nota que está nerviosa.

- ¡Debes calmarte, Scarlet! – se dice.-… estas que ves fantasmas…

Se voltea y va hacia la cama para, acto seguido, abrir el paquete cuadrado que su

madre le había dado. Cada desdoblaje del mismo acrecienta su curiosidad. Por fin quita

la envoltura de papel de la caja. Abre la misma, dejando a la vista el contenido…

- ¡No puede ser! – exclama, llevándose la mano a unos labios sonrientes.- ¡Un

disfraz de caperucita roja!

Ella se sonroja ante el traje. No sabe si usarlo o no. Reconoce que la caperucita roja

es un fetiche para muchos hombres. Está convencida de que Carlos quedaría encantado

al verla con esa ropa. Observa el traje y nota que no es igual a otros. Se veía más…

original. El mismo material es diferente. Ve la caperuza y nota que, a pesar de los anos,

se ve como nueva. Observa la falda y un corset de color negro.

- Mmm… es un disfraz muy original – piensa.

***

artha McFarley se aproxima a la puerta de la salida. Lo revelado por su madre la

dejó helada. Lo último, lo concerniente a la maldición de las mujeres de la familia

McFarley la ha llenado de un indescriptible temor. ¿Qué mente retorcida es la que

escribe el destino de sus vidas? Antes de salir, voltea para buscar respuesta a una

inquietud.

- ¡Mama! – dice con tono angustiado.- ¿Todo lo que me dijiste hace un momento

puede ocurrir?

La matriarca McFarley queda sin hablar. Conoce la angustia por la que su hija pasa.

Ella misma la vivió antes. Pero, la verdad, por más fea que se presente, es la verdad.

- ¡Todo ha de ocurrir! – respondió escuetamente.

- Pero… ¿Por qué Scarlet?

- ¡Porque ella pertenece a la Línea!

Martha siente su corazón de madre desquejabrarse. No le importa su seguridad, sino

la de su hija. Abre la puerta y sale. Sus pasos la dirigen a su auto. Un volvo del 75, color

amarillo. Siente los ojos de su madre. No se atreve voltear. Sube a su vehículo, pero se

queda pensativa. Repasa por su mente todo lo que su madre le revelo: la historia de la

guerra de los Ases; la maldición de las mujeres del clan McFarley. Siente que su cabeza

estallara.

Mientras, del otro lado de calle y a una distancia no muy alejada. Una figura las

observa. La oscuridad no permite verlo con claridad; pero el vapor que exhala por el frio

de la noche, delata su respirar. Martha no se percata de esa presencia. Su mente y

percepciones se han nublado por su angustia. Finalmente enciende el auto. El mismo

comienza a rodar lentamente. Martha no sabe qué hacer. ¡El terror apenas empieza!

M

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No todos los cuentos tienen finales Felices

18 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

Capitulo 3

La Noche del Nahual

a oscuridad arropa las calles de la gran manzana. Los caminantes nocturnos, de

sangre caliente, se pasean con sus mascaras. Su deseo de, aunque sea por una noche

en el año, emular a los seres de la oscuridad es patético. El Halloween era la

celebración celta del día de los difuntos. Los celtas pensaban que en ese momento del

año el mundo de los descarnados colisionaba con el nuestro, provocando una ruptura

entre las dimensiones. Cuando la iglesia cristiana conquisto los territorios de Inglaterra,

tomaron algunos elementos culturales de la misma. Transformaron el Halloween en el

“Día de los fieles difuntos”. La costumbre de disfrazarse de fantasmas y monstruos vino

del interés de los aldeanos de esconderse de estos seres de otras dimensiones

espirituales. Halloween es la noche en que el velo de la realidad y el mundo espiritual se

torna tenue y rasgable. Permitiendo la entrada a nuestro plano de los desencarnados.

Scarlet Katherine se mira al espejo. Uno de tal dimensión que le permite verse

completa. Observa cada detalle de su disfraz: La caperuza roja, hecha de una tela

estampada con símbolos extraños, le queda al punto, cubriéndole la cabeza sin ningún

problema, al mismo tiempo que permite dejar sus dos trenzas negras a la vista. Sus

senos sobresaltan en el escote de la blusa blanca. El corset negro, que ajusta la blusa

blanca a su cuerpo, delinea lo atractivo de este. Este se cierra con tiras entrecruzadas por

el frente. El mismo contrasta con la falda roja, la cual le llega un poco por encima de la

mitad de sus piernas.

- ¡Scarlet, te ves divina! – se dice mientras se mira al espejo.

Se dirige hacía el closet. Abriéndolo saca unas botas color negras, las cuales se

ajustan por medio de 3 correas con sus respectivas hebillas.

- ¡Esto le dará un toque distinto! – nuevamente se dice.- ¡una caperucita actual!

Considera que todo está en su lugar. El disfraz le queda a la medida. El Ipad hace

una tonara reconocible para ella. La misma le indica una llamada entrante. Confirma sus

sospechas: es Cindy la que está llamando. Activa la función para conversar.

- ¡Dime que ya estás en camino! – le solita de forma casi exigente.- ¡ya yo estoy

en la disco!

- ¡Ya terminé de cambiarme! – le responde con calma.- saldré primero a llevar

unas cosas a mi abuela y luego iré allá…

- ¡Me estas matando! – le reclama.-… ¡no tardes!

- ¡Ok!

Scarlet toma la caja que contiene los medicamentos para su abuela. La revisa para

constatar que no falta ninguno. Busca sus llaves y su blackberry. Repasa mentalmente

cada una de las cosas que tiene que hacer. Se dice unas palabras de auto motivación y se

dirige hacia la puerta. La abre y nuevamente toma el camino que cada día recorre;

aunque en este momento lo hace por razones distintas. Las puertas de sus vecinos están

decoradas en alusión al Halloween. Ve algunos niños buscando los tradicionales

caramelos de la temporada. Ya en el lobby, es saludada por el portero; quien esta

disfrazado de conde Drácula.

- ¿Qué puedo hacer por la caperucita más linda que ha pasado? – le dice el señor

Martin, al tiempo que se esconde tras su capa al clásico estilo de Bela Lugosi.

- ¡No quisiera abusar de un vampiro tan elegante! – le dice mientras sonríe.- pero

quisiera que me llamara un taxi…

- ¡Sus deseos serán órdenes para mí!

L

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No todos los cuentos tienen finales Felices

19 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

Scarlet Katherine se siente agradecida de los inquilinos de su edificio. Es consciente

de que en otros lugares, existen problemas entre los vecinos. Rápidamente regresa el

señor Martin.

- ¡Sus deseos están cumplidos! – le dice.- su carroza de calabaza esta

esperándola…

- Jajaja… gracias… aunque usted hace referencia a un cuento distinto.

Ella aborda el taxi. Le dice la dirección al chofer, quien pone el amarillo

vehículo en movimiento. Scarlet se coloca los audífonos de su Ipod para escuchar

música. Le encanta Evanescence; especialmente su canción “My Inmorthal”. No le es

problema recorrer el largo camino entre su apartamento y la residencia de su abuela.

¡No mientras oye su música! Observa por unos instantes la gran y brillante luna que vez

tras vez busca ser vista entre los edificios.

- Hay que tener cuidado con la noche del Nahual… - le dice el taxista, con su

peculiar acento salvadoreño.- cuando su Luna emerge…

- Excúseme – le expresa, al tiempo que se quita los audífonos.- ¿Qué me dijo?

- La Luna, señorita… - le observa.- está en plena…

- Si, es Luna llena – ella le reconoce.- pero; ¿que quiso dejar dicho con “La noche

del Nahual”?

- En mi pueblito, en el Salvador, tenemos una leyenda… la misma habla de cómo

un espíritu maldito, de tiempos ancestrales, toma su forma bestial en la

decimotercera Luna llena…

- ¿La decimotercera Luna llena? – le pregunta interesada.

Scarlet se siente atraída por la narración del taxista. Siempre ha gustado de las

narraciones tradicionales de las diferentes culturas. Reconoce que los latinos son ricos

en cuentos y leyendas. Apaga su reproductor y presta mayor atención a las palabras del

taxista. Había escuchado muchas narraciones de todos los tipos. Recuerda como cada

Halloween, cuando era una niña, su abuela le narraba las historias de la Europa central.

Lobos, vampiros, banshis; no le son desconocidos. Pero es la primera vez que oye de un

personaje autóctono de los pueblos latinoamericanos.

- Cada trece lunas llenas, de acuerdo a su condena, el demonio lobo se libra de sus

vestimentas humanas y retoma su naturaleza bestial… ¡el Nahual! ¡el perro

negro de los ojos rojos!

- ¿Se refiere a un hombre lobo? – ella pregunta interesada.

- ¡Más que eso! – le responde.- mi pueblo se refiere a un ser que está por encima

de toda explicación humana… no un brujo… no un monstruo cualquiera… ni

siquiera un demonio…

- ¿Entonces?

- Mis ancestros lo tenían como un dios de la noche…

La chica queda pensativa. Procura asimilar toda la información recibida. Le

parece increíble que en cada pueblo existiesen diferentes versiones de una misma

leyenda. El tema de los hombres lobos no es cosa de las películas. Cada poblado y país,

a la verdad, tiene su propia versión de la leyenda: el lobizón13

, en Argentina; la temible

bestia de Gevaudan14

, en Francia; el Cadejo15

, en Centroamérica. Pero todas son

13

Este hombre lobo es el séptimo de los hijos varones. Esta creencia llevo a que muchos niños fuesen

asesinados, puesto en adopción o abandonados. 14

Bestia feroz que azotó la comarca francesa de Gevaudan. 15

Según algunas culturas centroamericanas, perro mágico de ojos rojos que aparecía a las caminantes

durante la noche. Dependiendo del color de su pelaje se podía prever sus intenciones: blanco, un cadejo

enviado para proteger al caminante; negro, un cadejo demoniaco enviado para destruirlo. Se decía que

cuando los 2 cadejos se encontraban, se trababa una batalla a muerte entre ellos.

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No todos los cuentos tienen finales Felices

20 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

extensiones de la terrible verdad: la existencia de seres que escapan a la comprensión y

a la lógica.

- Y… este Nahual… ¿Qué hace?

- Los caciques cantan narraciones en las que se dice que después de 13 siglos, a

los 13 años de cumplidos estos; y luego de la 13ra. Luna llena del año numero

13; el Nahual traerá el juicio de sangre a dioses y hombres…

- ¿El juicio de sangre?

- … Cuando la bestia desatará un infierno de sangre sobre la tierra; acompañado

de sus hombres bestias…

- ¡Qué horrible! – exclama espantada.- ¿nada lo detendrá?

- ¡Si, señorita! – le responde.- las narraciones cantan sobre las “mujeres de

rojo”…

- ¿Mujeres de rojo?

- Un clan de guerreras cuya misión es enfrentar al Nahual en cada

manifestación…

Toda la historia la impresiona. No sabía que existiese una así. Observa al taxista.

Regordete, con un bigote que le da un aspecto simpático.

- ¡Perdóneme, señorita, por molestarla con esas tonterías! – se disculpo.

- No… no hay problema… además; disfruto mucho con su narración.

El conductor sonríe. Scarlet Katherine le devuelve la sonrisa. Pero, una inquietud se

pasea por su mente. Siente una inquietante familiaridad en la narración de las mujeres

de rojo.

- ¿Por qué de rojo? – pregunta ella.

- ¿Excúseme?

- ¿Por qué las llaman las mujeres de rojo? – vuelve preguntar.

- Según los caciques, estas guerreras pintaban su piel de rojo… ¡al igual que sus

vestimentas eran de ese color!

Casi sin darse cuenta, está llegando a su destino. Solo faltan 20 minutos para

encontrarse con su querida abuela.

***

dalis Margareth McFarley siente algo extraño dentro de sí. Parándose frente a su

ventana, observa el gran disco nocturno todo resplandeciente. Lúgubres recuerdos

la embargan. Vienen a su mente reminiscencias de cosas que siempre quiso

olvidar. Recuerda la última noche con su hija Eleonor Grace McFarley. Atrevidas

lágrimas se derraman sobre su piel, causando surcos húmedos por sus mejillas. Sus

recuerdos la atormentan… ¡pero al mismo tiempo se resiste abandonarlos! ¡Como

temiendo que si lo hiciere, olvidaría para siempre el recuerdo de su amada Eleo!

*** Nueva York

31 de octubre de 1965

as sombras de la noche de Halloween caían sobre la ciudad. Los niños comenzaban

asomar con sus mascaras y fundas de dulces; para una tradición de miles de años.

Hadas, vampiros, carabelas y demás personajes propios de la noche mágica de los

muertos. Eleonor y Martha McFarley se alistan para salir al tradicional recorrido de

Halloween. Eleonor vestía de pequeña caperucita roja; disfraz que su madre le

confecciono en su vieja máquina de coser. Martha, por su parte, vestía como toda un

hada. Un vestido azul, con un par de alas blancas con brillo. Las niñas McFarley

esperaban con ansias el momento en que su madre les daría el permiso para recorrer la

O

L

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No todos los cuentos tienen finales Felices

21 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

calle en busca de dulces. Sus mentes infantiles las mantenían ajenas a los peligros que

pueden presentarse en una noche como esta.

Consciente de la ansiedad de las chicas, la matriarca McFarley asintió su salida.

Alegres, tomaron sus accesorios: Eleonor, su canasta llena de dulces; Martha, un saco

con los mismos y su vara mágica. El Halloween era una de sus fechas favoritas, a parte

de la Natividad y el día de Acción de Gracias. Las niñas salieron por el vecindario,

acompañaras de su siempre atenta madre. Las sombras de la noche hace tiempo que

arroparon las calles de la vecindad.

La Luna llena baña con sus rayos plateados calles y avenidas. Grupos de infantes,

con sus disfraces, presentaban una macabra procesión por el lugar. Pequeños demonios,

duendes, brujas y demás seres de la oscuridad; desfilan envueltos en las risas propias de

los pequeños que los emulan. Las McFarley se unen al grupo. Eleonor, de 10 y Martha,

de 8; disfrutan del momento.

- ¡Mami! ¡Mami! – gritaba de alegría Eleonor.- ¡Mira los dulces que conseguí!

- ¡Qué bien, mi nena! – responde complacida la madre.

La pequeña Martha llora al ver su bolso de dulces vacios. Ella es menos ágil que su

hermana. Percatándose de esto, Eleonor se le acerca. Posa su mano derecha sobre la

cabecita de su hermanita.

- ¡Ten, Martha! – le dice, mientras le da unos dulces.- ¡Sabes que mientras yo

consigue, tu siempre tendrás!

La señora McFarley se siente orgullosa del amor que comparten sus hijas. Las ha

criado sola, desde la muerte de su esposo. Odalis Margareth McFarley observa la luna

llena. Sensaciones entrechocadas la embargan; provocando una serie de reacciones en

su interior. La luna, que para otros es símbolo de romántica magia e inspiradora musa,

para ella es señal del miedo más abyecto. Conoce lo que se oculta tras el astro. Sabe

bien lo que significa. También… ¡recuerda lo especial de esta luna en particular!

- ¡Sigamos caminando! – les dice la matriarca a sus hijas.

- ¡Si, mami! – responden al unísono.

El trío prosigue su camino, sonrientes y ajenas a la oscura presencia que las observa.

Unos ojos rojos, como brazas encendidas del mismo infierno, las acechan desde la

oscuridad. A la verdad, parece como si la luz escapase de su presencia. Presencias

etéreas rodean a la siniestra figura. Vestido de sobretodo negro, camisa negra de seda y

una corbata carmesí, la cual se destaca entre las sombras. Dos nuevas figuras aparecen,

de la nada, y se colocan una en cada lado. Son lobos, de un tamaño y ferocidad

diferentes a los de cualquier lobo normal. Los ojos de los monstruosos animales

fulguran entre las densas sombras. Sus colmillos brillan como puñales de marfil. El

negro de su pelaje es más oscuro que la noche sin luna o estrellas.

- ¡Casi es el momento, Skoll, Hati16

! – dice la siniestra figura, al tiempo que

acaricia los lomas de las bestias infernales.- ¡pronto reclamare mi cuota de

sangre!

La figura se mantiene oteando el paisaje. Sabe que tiene el tiempo a su lado. La

señora McFarley sigue el recorrido con sus hijas. No está consciente de la maldad que

las amenaza. La risa de sus hijas era lo único que le importaba…

***

16

Lobos mitológicos quienes persiguen al Sol y a la luna. Cuando los alcanzan y devoran, producen los

eclipses.

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No todos los cuentos tienen finales Felices

22 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

n sonido saca a la matriarca McFarley de sus recuerdos. El timbre de la puerta

la trae la realidad. Se dirige hacia la puerta. Observando por el hoyo de la

misma, nota la figura de su nieta. Prestamente abre, dejando pasar a Scarlet

Katherine. La recibe con un tierno beso en su mejilla.

- ¡Bendición, abuela! – le dice Scarlet.

- ¡Dios te bendiga! – le responde la matriarca.- ¿Cómo has estado?

- Bien… mi mama me pidió que te trajese tus medicinas…

Le entrega el paquete con los medicamentos. Su abuela la mira detenidamente. El

disfraz de caperucita roja le queda único. Una nostalgia embarga a la señora, al recordar

a su amada Eleonor. Pero, al mismo tiempo, se siente impresionada al ver a su nieta con

ese traje. El mismo le trae recuerdos dolorosos.

- ¡Esta bellísima con ese traje! – le dice.

- ¡Gracias, abuela!

Odalis la observa nuevamente y la nota diferente. Su corazón de madre le dice que

su nieta sufre. Imagina el motivo, y más por recordar lo que su hija le dijo más

temprano. Poniendo las cosas a un lado; la invita a sentarse. Scarlet Katherine hace caso

a la invitación. Siempre que esta con su abuela, se siente tranquila. Con ella ha

aprendido mucho de su legado europeo. Observa el apartamento de la progenitora de su

madre. El mismo está decorado de muchas cosas interesantes: muebles de finos

labrados, candelabros, cuadros en oleo; etc.

- Toma, preciosa – le brinda una taza de té de manzanilla con limón.- esto te

ayudara…

- ¿tanto se nota, abuela?

- Si, amor… y mas para alguien que es tu segunda madre…

Scarlet toma la taza y comienza a beber su contenido. El té de manzanilla y limón la

relajan. Su abuela es conocedora de remedios naturales únicos. Se siente ya tranquila.

Mira a su abuela y busca la forma de hacerle la pregunta que le molesta.

- ¿Qué te ocurre, Kat? – se adelanta la señora.

- ¡Abuela! – ella le dice.- he tenido durante todo el día la sensación de que alguien

me persigue…

- ¿A qué te refieres?

- … ¿Qué sabes del Collar de Fenrir?

Odalis Margareth McFarley queda silenciosa. La mención de ese maldito collar la

molesta. Todo lo relacionado con él es una maldición para con quienes tienen la

desventaja de encontrarse en su camino.

- ¡Abuela! – exclama Scarlet.- ¿Por qué estas callada?

- Me preguntaste de algo que no me gusta hablar… ¡Ese collar ha sido la

maldición de la familia!

- ¿Qué?... no te entiendo…

La abuela McFarley se levanta y desparece tras una puerta cercana. Scarlet se

siente confundida. La actitud de su abuela la inquieta. Se levanta del sillón y se acerca a

una mesa. Sobre la misma nota varios libros. Uno de ellos, el de apariencia más antigua,

le llama la atención: “L’ Historie d’s Caperucitte Rouge”. Lo toma y sigue leyendo su

portada. Ve el nombre de su autor: Perrault. Reconoce el mismo: ¡El primer autor que

relato la historia de la Caperucita roja! Leyó sobre él en su clase de literatura. Ella se

siente inquieta. Jamás había escuchado de esta versión. Toma el libro y comienza

hojearlo. Su francés es aceptable, no en vano su madre la inscribió para que tomase

cursos del mismo, al igual que inglés, alemán y ruso. Cada vez que lo pensaba, no sabía

porque su madre quería que conociese esas lenguas.

- ¡Perrault conocía más de lo que se cree! – escuchó decir a su abuela.

U

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No todos los cuentos tienen finales Felices

23 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

- ¿A qué se refiere? – le pregunta.

- … El Collar de Fenrir es la reliquia mas maligna que haya existido… contiene la

fuerza de un ser oscuro…

- ¿Un demonio?

- ¡No! – le dice.-… ¡un dios de la oscuridad!

- ¿Un dios de la oscuridad?

Extrañamente recuerda la descripción hecha por el taxista sobre el Nahual. Lo llamó

un “dios de la noche”.

- ¿No recuerdas las historias que te contaba cuando pequeña?... la guerra entre

las…

- Valkirias y los demonios de… ¿Cómo se llama?

- ¡Fenrir! – le dice.- el dios lobo Fenrir…

Como un flashback, los recuerdos de las narraciones que escuchaba de su abuela la

invaden. La historia de la disputa de las valerosas doncellas guerreras nórdicas por

proteger una reliquia importante. ¡Todo tiene sentido! Lo que le narró el taxista, sobre

las mujeres de rojo, tiene relación con el mito.

- Pero, son leyendas…

- No… - le dice la anciana.- lo que conocemos como leyendas no son más que

historias empañetaras con fantasía…

La abuela McFarley toma delicadamente el libro de las manos de su nieta. Se dirige

hacia la ventana y observa la luna llena; la cual continúa su recorrido hacia el cenit.

Mira el libro y exhala un suspiro.

- Perrault pertenecía a un largo linaje de cronistas especializados en documental

los hechos fantásticos que se conocen como mitos… ellos han sido conocidos de

muchas formas: “Escribas de Tebas”, “Guardianes de Salomón”, “Los

Bibliotecarios de Alejandría”, “Los Frailes Rojos de la Sagrada Escriba”…

- No entiendo – le confiesa Scarlet Katherine.

- … pero son reconocidos actualmente como “Los Hermanos de la Sagrada

Orden de los Cronistas Rosacrux”.

La abuela McFarley abrió ante su nieta un mundo oculto para la mayoría. Le

narra todo lo que sabe, preparándola para la revelación final. Le da la lista de los

principales maestres de los Cronistas, a través de los siglos: Homero, Virgilio,

Eurípides, Dante Alighieri, Goethe, Perrault, los hermanos Grimm; Bram Stocker; toda

una nube de escritores de hechos fantásticos. Igualmente le revela la identidad de

miembros de la orden en la actualidad: J. R. R. Tolkien, Jorge Luis Borge, J. K.

Rowling, V. M. Rawlins; entre otros. Scarlet Katherine se siente sorprendida. Su visión

de la historia se derrumba como un castillo de naipes.

- ¡No lo puedo creer! – exclama Scarlet.-… eso que me dices… es… increíble…

- Sí, mi amor… increíble, pero cierto… por siglos los Cronistas Rosacrux han

registrado la guerra contra la oscuridad… cuando llegó la Edad Media y las

prohibiciones de la Iglesia Católica se hicieron sentir; los Cronistas

transformaron sus historias en cuentos, para conservar las mismas en las mentes

de las futuras generaciones…

- … esto es… increíble…

- Para mantener su obra, dentro de la misma iglesia católica se fundó una orden de

frailes y monjas conocida como la Orden de los Copistas de Santa Ana o

Anistas... ellos protegieron los escritos originales de los Cronistas…

- ¿Santa Ana? – pregunta inquieta Scarlet ante la mención de esta Santa.

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No todos los cuentos tienen finales Felices

24 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

- Ella perteneció a los Cronistas… una escritora prolifera… registró gran parte de

la historia… no te sorprendas… aun dentro de la iglesia católica habían

guerreras de Freya: Juana de Arco, es un ejemplo notable…

Por siglos, los Cronistas Rosacrux registraron los enfrentamientos entre los

guerreros de la luz y los guerreros de la oscuridad. ¡Una guerra devenida desde hace seis

mil años! Cuando los dioses eran parte del diario vivir de los hombres. Scarlet

Katherine siente que se aclaran muchas cosas en su mente.

- ¿Quién fue Fenrir? – le pregunta Scarlet.

- ¡Solo la etiqueta con la que se conoce a una gran maldad! Es el dios lobo… hijo

de Loki… señor de la destrucción y emisario del Ragnarök…

- ¿El Ragnarök?

- ¡El gran juicio en que dioses y hombres serán sumergidos en el caos y la sangre!

- ¿El apocalipsis?

- Así lo llaman los cristianos… pero todo al final es lo mismo.

Nuevamente Scarlet recuerda lo que el taxista dijo acerca del juicio de sangre en

la noche del Nahual. ¿Puede ser posible que cada época y civilización tuviera a sus

cronistas? ¡Su abuela se lo afirmó! Fenrir ha vagado por las distintas épocas y lugares;

llevando la sangre y la muerte consigo. En Egipto fue conocido como Upuaput, Anubis

y Seth; los oretanos germanos rendían culto a Endoval; en Yaván se lo asocia con

Lycos; al igual que en otras regiones del mundo.

Los pensamientos de Scarlet Katherine van hacia el momento en que el joven

desconocido llego a la tienda. Siente que él tiene algo que ver con todo lo que la abuela

le dice…

- ¿Qué tiene que ver la Caperucita roja con todo esto? – le cuestiona, mientras se

mira en un espejo.

- ¿No es hora de que te vayas a la fiesta? – le pregunta su abuela, al instante que le

señala el reloj de pared.

- ¡Sí! – responde al percatarse de que ya son casi las 9: 30 pm.-… tenemos mucho

de qué hablar…

- ¡Lo sé amor! … te prometo que todo lo sabrás… ¡Es tu destino!

Scarlet toma su cesta y le da un beso a su abuela. La misma le corresponde, al

tiempo que declama, en forma tenue, unas frases en idioma desconocido. Scarlet siente

algo en su cuello. Odalis Margareth le coloca un collar con un símbolo extraño: un

hacha de doble filo de plata. La misma tiene de palo una cruz que se une a la cadena.

- ¿Qué es esto, abuela? – le pregunta inquieta.

- ¡Es el símbolo de tus hermanas predecesoras! – responde.

- ¡No entiendo!...

- ¡Esto debe decírtelo tu madre!

Las dos generaciones se separan. Scarlet Katherine se despide por última vez de su

abuela, dándole la espalda a ella. Mientras toma el taxi que había pedido; nota la mirara

de su abuelita. Ella no puede ocultar la preocupación que le embarga. Mientras se aleja

repasa todo lo conversado: las leyendas, el collar, Fenrir… ¡Todavía no imagina el

porque del interés del desconocido!

Mientras la señora Odalis McFarley ve alejarse el vehículo, vuelve a retomar sus

recuerdos de aquella fatídica noche, cuando le fue arrancado una parte importante de su

vida…

***

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No todos los cuentos tienen finales Felices

25 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

as McFarley regresan alegres de su aventura. Las niñas revisan sus bolsos de

caramelos, en medio de las inocentes risas. La madre ve a sus niñas con alegría; el

verlas alegres es su mayor recompensa. La luna llena esta en lo alto del cielo.

Odalis Margareth se percata de esto, y toma a las niñas de las manos, acelerando el

paso. Un escalofrío recorre todo su ser. Premoniciones oscuras asaltan su mente. Se

detiene de forma súbita, como si sus pies fuesen violentamente clavados sobre el

pavimento. Las niñas quedan observando a su madre; la notan cambiara…

¡atemorizada! Odalis las toma y coloca tras de sí, como queriéndolas proteger de la

presencia que súbitamente se cruzo en su camino.

- ¿Qué quieres? – pregunta con cierto temor a la sombra parada frente a ella.-

¿Quién eres?

Un siniestro silbido sale de la silueta. Esa tonara le era familiar. Sabe que, quien está

frente a ella, es real.

- ¿De veras no sabes quién soy, o solo te haces la ignorante? – escucha esa voz

melodiosa venir del misterioso desconocido.- ¿Tan pronto las guardianas me han

olvidado?

- … Fen… ¡¿Fenrir?!

En ese momento, como saliendo de un manto oscuro que lo envolvía, se asoma la

figura de un joven vestido de negro. Ella lo observa: alto, de no más de 20 años; cabello

negro; y sus ojos… ¡rojos brillantes como brazas encendidas! ¡Solo el dios lobo nórdico

puede tomar la forma que desea! De pronto vinieron a su mente las historias que su

madre y abuela, las mismas que, a sus hijas, le había narrado en más de una ocasión: la

historia del dios oscuro que buscaría recuperar lo que le fue quitado.

- ¡Sé quién eres! – le dice.- ¡Sé lo que eres!

- Qué bien… eso me ahorrara explicaciones… pienso, entonces, que sabes lo que

quiero…

- … Si… pero, bien sabes que no te lo daré…

- ¡Valkiria! ¡Valkiria! Reconozco que las de tu orden han sido valientes… pero

ninguna ha mantenido el collar protegido, sin haber, en consecuencia, perdido

algo…

En ese momento, dos imágenes etéreas, en forma de lobos aparecen al lado del ser

oscuro. A pesar de su forma difuminada, sus ojos rojos como sangre eran fácilmente

reconocibles; al igual que sus colmillos. A un movimiento de la mano de Fenrir, las dos

siluetas se lanzaron sobre las hijas de Freya. Odalis se interpuso entre los espectros y

sus hijas, como solo el amor de una madre movería hacerlo. Uno de los espectros la

ataca, incrustando sus garras fantasmales en el cuerpo de la señora. Odalis McFarley

saca una hachuela de plata, arma que siempre llevaba consigo. Las niñas quedan

petrificadas ante el espanto.

- ¡Corran! – les grita la matriarca McFarley.- ¡Corran!

Haciendo caso a la orden, las niñas se toman de las manos y corren lo más pronto

posible. Se interpone entre las bestias fantasmales, empuñando su hachuela. Los

espectros se mantienen inmóviles. Las bestias fantasmales mantienen rodeadas a la

señora McFarley. Solo esperan la orden de su señor para destrozarla.

- Eres valiente como las de tu Orden – le dice el dios lobo.- pero debes saber que,

al final, yo conseguiré el collar y traeré el Ragnarök sobre este mundo…

- ¡Lo sé! – responde con voz entrecortada la matriarca McFarley.-… pero eso no

será en mi guardia…

- Ok… - le dice, al tiempo que mira sus bestias espectrales.-… pero un tributo

habrás de pagar…

L

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No todos los cuentos tienen finales Felices

26 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

Uno de los fantasmas, como entendiendo la orden de su señor, salta por encima de la

guerrera McFarley. Como un viento huracanado se dirige hacia las niñas, las cuales se

habían detenido más adelante preocupadas por la suerte de su madre. Odalis trata de

detenerlo, bajando la guardia ante el otro espectro. Este aprovecha y se le abalanza

encima, desgarrando con sus garras sus piernas; haciendo que ella cayese.

- ¡Mami! – grita la pequeña Martha, al ver acercarse al espanto.

- ¡Aléjate! – grita Eleonor, en el momento que se interpone entre el espanto y su

pequeña hermana.- ¡No te le acerques!

El espectro cae sobre Eleonor y la envuelve con su negro aire. Martha y Odalis ven

aterrorizadas como Eleonor se desvanece entre las sombras provocada por la bestia

fantasmal. El dolor no le permite levantarse. Intentando arrastrarse para proteger a

Martha; es interceptada por el espectro que momentos antes había atacado a Eleonor.

Unos pasos se oyen, acercándose a donde está. Fenrir se para justo frente a ella. Posa

sus infernales ojos sobre los suyos; en una mirara que jamás podrá borrar.

- ¡Tú quedas con el collar, por ahora; yo me quedo con tu primogénita! – le dice.-

la que tenía que tomar el manto de guardiana de Freya, no lo hará…

- ¡Devuélveme a mi hija!

- ¡No! – le dice de forma fría.- sabes que es parte del tributo que ustedes deben

pagar por proteger el collar…

Fenrir silba, llamando a sus fantasmales lobos. Comienza a caminar hacia las

sombras, dándoles la espalda a la maltrecha guerrera y a una niña que corre atemorizada

hacia ella. Ella ve como el dios lobo humanizado se desvanece entre la oscuridad.

Rompe una parte de su falda para aplicarse un torniquete y así detener la hemorragia.

Pero el dolor físico jamás será igual al dolor emocional por haber perdido a Eleonor.

Las cicatrices físicas no serán tan profundas, como las cicatrices emocionales de esa

perdida. ¡Por primera vez en su vida dudo de su llamado como guardiana del collar! ¡En

carne propia se da cuenta de lo costoso de esa encomienda!

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No todos los cuentos tienen finales Felices

27 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

Capitulo 4

Noche Sangrienta

l baile de Halloween es uno de los eventos más importantes del año, en la

secundaria. Los jóvenes de la secundaria Paterson High asisten con sus mejores

disfraces. Cada uno le agrega al evento la peculiaridad de su procedencia: los

latinos son los que asisten con vistosos disfraces que van desde representaciones de la

Santa Muerte hasta de guerreros aztecas, mayas o incas. Scarlet Katherine nunca, hasta

ahora, se había interesado en asistir. Pero las cosas son diferentes: Carlos, el joven que

le gusta, asistirá al baile. Decenas de jóvenes caminan de aquí para allá, en disfraces de

todos los tipos: vampiros, brujas, hadas, superhéroes, princesas, momias, góticos. ¡No

quedo ninguna representación de los seres de la noche sin usar!

- ¡Scarlet! ¡Scarlet! – escucha que la llaman.- ¡Pensé que no vendrías!

Ella reconoce esa voz… ¡Nadie más que Cindy! La misma esta disfrazada de reina

egipcia. A Cindy siempre le ha gustado darse a notar. Es todo lo contrario a Scarlet: ha

sido reina del baile en varias ocasiones; presidenta de la hermandad Kappa Phi y una de

las chicas más codiciadas de la secundaria. Cindy Margareth Robinson es una verdadera

socialite. Se puede decir que mientras Scarlet es el cerebro, Cindy es quien pone las

balas. Se hicieron amigas cuando Scarlet la ayudo para un examen de química.

- ¿Cómo estas, Cindy? – pregunta Scarlet.

- ¡Bien! – responde, al momento que agrega.- ¡Wao! Ese disfraz de caperucita roja

te queda genial.

- ¡Genial es poco! – escucha venir tras de sí.

Su corazón se extrémese al reconocer la voz.

- ¡Carlos! – exclama.

- ¡Te vez hermosa! – este le dice.

Carlos la abraza y besa sus labios tiernamente. Scarlet se deja ir, grabando ese

momento en sus recuerdos. Siente que vive el sueño de hadas que toda chica ha tenido.

Abrazada a su príncipe azul.

- ¡Vamos, chicos, tienen toda la noche para eso! – les dice Cindy, con tono

picado.- ¡Ya el baile inicio!

- Jajaja – ríe Scarlet.- tienes razón.

Observa a Carlos. Él esta vestido como un hombre medieval; posee una hacha,

indicando que viste de leñador.

- ¡Qué coincidencia! – dice Carlos.- ¡Tú, la caperucita, y yo, el leñador!

- Si… ¡solo falta el lobo!... jajaja

Los tres entran al pabellón. Carlos toma de la mano a Scarlet Katherine. Ella

siente que esta será una noche especial, única, inolvidable. Entran al gran salón, el cual

está decorado alusivo a la ocasión: estructuras que simulaban columnas y paredes de un

castillo al estilo transilvano; sarcófagos, carabelas y telarañas. Las luces tenues

complementan el ambiente. El Dj coloca la música de las películas de terror más

famosas. Un animador da la bienvenida a lo que él llama “una noche mágica y de

misterio”. Carlos y Scarlet se adentran a la pista de baile. Se unen a los jóvenes que

bailan y disfrutan de las piezas colocadas por el maestro del platillo musical.

- ¡Espere mucho este momento! – le dice el enamorado joven.- ¡Estas bella!

- ¡Yo también! – responde.

Cindy liga con Gregory, uno de los jugadores del equipo de básquetbol. Desde hacia

unos meses se le había insinuado. La noche apenas comienza para ellos. La música, las

risas y el ambiente dan la sensación de vivir en una dimensión mágica.

E

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No todos los cuentos tienen finales Felices

28 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

***

dalis queda pensativa. Entra a la habitación donde esconde el Collar. Observa

todo el lugar, en busca de alguna cosa fuera de contexto. Mira el Collar,

maldición ancestral de su familia. Todo su ser se conmueve en su interior

pensando en el peligro al que están sometidas sus hijas por causa del Decreto. Sale de la

habitación, dejando tras de sí una puerta cerrada con llave. Camina hacia la escalera que

la llevara al primer nivel. Mientras desciende, revolotea por su mente las palabras de su

hija y nieta. ¿Sería posible que después de tantos años Fenrir se haya manifestado?

¿Qué hará? ¿Cómo resultada esta batalla? ¿Habrá llegado el tan temido Ragnarök?

- ¡Maldición, Odín, que terrible carga pusiste sobre nosotras! – exclama de forma

audible, como queriendo que el dios padre nórdico la escuchase.

- ¡Odín no está aquí! – escucha una tenebrosa voz venir de entre la oscuridad de la

sala.

Odalis McFarley queda petrificada. En ese momento las luces se apagan, como

preparando una alfombra de oscuridad al intruso. Ella no tiene problemas en

reconocerla… esa voz la ha perseguido por años, desde la desaparición de su amada

Eleonor. La matriarca McFarley recupera su porte. Deseaba con todas sus fuerzas el

reencuentro con su ancestral enemigo.

- ¿Quién te invito a entrar a esta morada, demonio? – le pregunta Odalis, mientras

se dirige a su silla.

- ¿Invitación? – pregunta el intruso.- ¿seré vampiro u otra criatura de la noche

sometida a las runas ancestrales?... además, cometiste la impertinencia de no

colocar los conjuros freyjanos…

- ¡Eso fue adrede! – le afirma la valiente mujer.- sabía que algún día volverías y

quería ser la primera en recibir tu grata visita…

- Veo que los años te han dotado de cierta ironía exquisita… pero, sabes lo que

quiero… dame la llave del cuarto…

La anciana hace como que no escucha la orden del dios lobo. En verdad, los oídos

de ella están más que cerrados para cualquier exigencia de él. Fenrir se impacienta ante

la testarudez de la valiente matriarca. Sus ojos rojos adquieren un tono más brillante,

semejante a la sangre recién derramada de valientes guerreros caídos en cruento

combate.

- Pienso que sabes muy bien que poseo otras formas para conseguir lo que

quiero… ¿No?

Odalis queda en silencio, como la vez anterior. El rostro del dios lobo se

transforma. La rabia ante la insolencia de la representante de la Orden guerrera

encomendada para detenerlo lo molesta. Es una bofetada a su dignidad maligna. Unos

horribles colmillos emergen de su boca, mientras unas garficas uñas salen de las puntas

de sus dedos. Odalis McFarley cierra los ojos y susurra unas frases no perceptibles para

Fenrir. El monstruo clava sus colmillos sobre la delicada carne del cuello de la anciana.

Le desgarra la artería carótida. Borbotones de sangre escapan de la herida, rociando una

buena área. Fenrir se retira, todas sus fauces manchada por el rojo líquido. El espíritu de

la matriarca se aleja, tomando su camino hacia el Valaskjálf, solo angustiada por el

destino que tendrían sus hijas.

Fenrir sube las escaleras, hacia la habitación prohibida. Lleva consigo las llaves que

antes había tomado del cuerpo sin vida de Odalis McFarley. Al llegar frente a la puerta,

siente cada fibra de su ser estremecerse. Esta cerca de su objetivo. Por fin su lado divino

sería liberado y desataría su venganza contra dioses y hombres. Introduce la llave en la

O

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No todos los cuentos tienen finales Felices

29 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

ranura de la puerta y le da vuelta; la misma se abre ante del ser oscuro. Fenrir entra

triunfante a la recamara. Se dirige directamente a la urna que posee el collar.

- ¡Luego de tantos eones, por fin volverás a mí! – se dice satisfecho.

Su mirada de satisfacción y triunfo desaparece. Ocupa su lugar confusión y enojo

indescriptibles. La urna está vacía… ¡El collar ha desaparecido!

- ¡Maldita guerrera freyjanas! – exclama.- ¡dejaste que te inmolara para no

decirme donde escondiste el collar!

El dios lobo queda pensativo. De su boca se musitan unas palabras de significado ya

perdido en el tiempo. Unas sombras tenebrosas en forma de lobos aparecen ante él. Son

las mismas que siempre le han seguido.

- ¡Ya sé dónde está el collar! – les dice.- ahora, mis mascotas, les toca salir a

buscarlo… ¡Prepárenme el camino!

Con esta orden, las etéreas figuras lupinas desaparecen entre las sombras de la

habitación. La noche apenas comienza y se ha cobrado la primera sangre.

***

a fiesta de Noche de Brujas está en su plenitud. La pista de baile parece un

hormiguero inquieto. Los jóvenes se mueven frenéticamente ante la música del Dj.

Scarlet y Carlos se han dejado llevar de cada ritmo colocado por el maestro

musical. Cindy, mientras, se ha escapado con Gregory. Se dirigieron al curso del

profesor Agustín. Ella tiene sus propias ideas para pasar la velada de la mejor forma.

Desabrocha el pantalón del chico y le practica una felación que se gozo a plenitud. Los

gemidos del chico se sentían por el pasillo. Unos ojos siniestros los observan mientras

se entregan al placer carnal. Cindy cierra sus ojos, mientras es montada por Gregory.

Ella se rinde al placer del momento, sin percatarse de la entrada sigilosa de unos

visitantes no deseados. En ese momento, el silencio del pabellón se rompe por unos

gritos de terror y dolor simultáneos.

Scarlet Katherine y Carlos siguen su baile de ensueño, ajenos a los horrores

cercanos. La estridente música no permitió que nadie escuchase los gritos de las

víctimas. Quizás, también, el estupor sentimental tampoco les hubiese permitido

saberlo. Ambos sienten un vínculo especial entre ellos. Algo que va más allá de lo que

los jóvenes actuales sienten o pueden explicar.

- ¡Carlos! – dice Scarlet.

- ¿Sí?

- ¡Esta noche ha sido especial para mí!... ¡eres único!

- ¡Para mí también, amor!

La chica recuesta la cabeza, cerrando sus ojos e imaginándose estar en un cuento de

hadas. Ambos se mueven al son de la música romántica que el Dj puso en ese momento.

Se confunden en el grupo de parejas que mueven con la música. Scarlet Katherine había

solo imaginado este momento. Todo parece perfecto: la música, el baile, Carlos.

Recuesta mas su cabeza al pecho del joven, procurando exhalar la rica fragancia de su

cuerpo.

La gran puerta que da al gimnasio se abre. Todos los presentes, menos Scarlet y

Carlos, se detienen y observan a la figura que entra por ella. Las chicas quedan como

hipnotizadas por la presencia. Los chicos quedan confundidos. Con pasos firmes, pero

con ritmo, entra ese joven de cabello negro y tez blanca. Vestido con una camisa roja

desabrochada hasta mitad del pecho, pantalones de cuero negro y un sobre todo del

mismo color. Todo su porte es atrayente, pero lo que más cautiva a los presentes son sus

ojos: rojos como el fuego. Mientras camina, se escuchan suspiros de muchas de las

L

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No todos los cuentos tienen finales Felices

30 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

féminas en el lugar. Con paso firme se dirige hacia donde Scarlet ignorando las

insinuaciones de muchas.

- ¿Quién es ese? – preguntan entre si las chicas.

- No… pero esta para comerse.

El joven llega ante Scarlet y Carlos. Saliendo de su sueño, se dan cuenta de su

presencia. Sin decir palabra alguna, le extiende la mano derecha a la joven, en una

inconfundible invitación para bailar. Ella responde, casi automáticamente, ante la

mirada de su novio. El visitante la lleva al centro de la pista de baile y una música suave

se escucha en el ambiente. Ambos se mueven como si estuviesen sobre las nubes.

Scarlet Katherine se siente en el aire.

- ¿Quién eres? – le pregunta al joven.

Este no responde, sino que continúa el baile.

- ¿Quién eres? – vuelve a preguntar Scarlet.- ¿Qué eres?

- ¿Qué soy? – le responde.- ¿acaso crees que sea algo más que un hombre?

- ¡Eres diferente!... nunca te había visto y provocas algo extraño en los demás…

- Bueno… yo soy algo que escapa a la comprensión de la mente moderna…

digamos que soy la realidad de tus pesadillas…

En ese instante, Scarlet Katherine cae en cuenta. Ese joven y el desconocido que fue

a la tienda en la mañana… ¡Son el mismo! Trata de zafarse de él, pero una fuerza

misteriosa lo evita.

- ¿Qué quieres? – pregunta atemorizada Scarlet.

- ¡Tú lo sabes!

- ¡El Collar!

- ¡Mi collar!

Carlos se acerca y lo toca del hombro. Fenrir, con un movimiento de su brazo, lo

manda a volar hacia las decoraciones. Todos se espantan y desean huir. Con otro

movimiento de sus manos, las puertas del gimnasio se cierran y las luces se apagan.

Sombras lupinas emergen de la oscuridad, rodeando a todos los presentes.

- Quiero mi collar… le reclama a Scarlet.

- ¡No tengo ningún collar!

- No me mientas… su esencia me atrajo hasta ti…

En ese momento, Scarlet se lleva la mano al cuello. Recuerda el regalo que le dio su

abuela. Relaciona todo. Sabe bien que ese ser no debe tener el collar.

- No te lo daré… haz lo que quieras…

- Tienes la misma valentía de tus hermanas… quizás no te importe tu vida…

pero… ¿te importa las de tus amigos?

Fenrir señala hacia uno de sus lobos fantasmales. Scarlet y los demás ven

horrorizados la imagen. En sus fauces lleva la cabeza de Cindy. La joven sintió como su

corazón se partía del dolor. Lágrimas comienzan correr de sus ojos. Una rabia se va

apoderando de ella.

- ¡Maldito! – ella le reclama.- ¡eres un monstruo!

- ¡Somos lo que somos!

El dios de la noche hace unos ademanes. En ese momento, las lúgubres sombras

lupinas se lanzan sobre los asistentes. La sangre, el rasgar de carne y los gritos

profundos de dolor rodean todo el salón. Cuerpos desmembrados son esparcidos por

piso y paredes. Fenrir camina entre la carnicería. Una maligna sonrisa se dibuja en su

rostro. Unos lobos destripan a una joven. Otros desmiembran a uno de los chicos del

equipo de fútbol. Scarlet Katherine mira con horror la hecatombe. Carlos la toma de la

mano, mientras corre hacia la salida. Los dos corren lo más rápido que pueden. Fenrir

los observa.

Page 31: Cronicas oscuras caperucita roja

No todos los cuentos tienen finales Felices

31 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

- ¡Caperucita Roja! – grita.- ¡todavía te falta encontrarte con el lobo!

Luego de esto, cae sobre sus rodillas. Comienza a convulsionar horriblemente. Su

espalda se encorva y abundante pelaje comienza a emerger de esta. Sus uñas salen como

dagas afiladas y punzantes. Elevando su cabeza, esta se deforma provocando la

aparición de un horrible hocico y la emersión de puntiagudas y caninas orejas. Fenrir ha

tomado su forma original: Un monstruoso lobo ancestral. Sus colmillos parecen hileras

de afiladas espadas. Un aullido se eleva por todo el lugar. El monstruo camina entre el

mar de sangre, cadáveres y miembros descuartizados. Su ejército lupino le rodea. La

noche de la venganza ha llegado.

Page 32: Cronicas oscuras caperucita roja

No todos los cuentos tienen finales Felices

32 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

Capitulo 5

¡Cuidado con el Lobo!

os horrores de la masacre todavía están latentes. A dudas penas pudieron Carlos y

Scarlet llegar al auto del primero. El vehículo corre desenfrenadamente por las

calles de la ciudad. Dentro, sus ocupantes procuran recuperarse de la terrible

vivencia. Scarlet toma su Iphone y marca desesperadamente a casa de su abuela;

presiente que algo terrible ha pasado. Carlos, mientras, otea a su alrededor, en busca de

las terribles bestias demoniacas.

- ¡Creo que las perdimos! – observa, al percatarse de que no son seguidos.- ¿Qué

quieres que haga? ¿Dónde vamos?

- ¡Vamos a casa de mi mama! – le responde Scarlet, al recordar las palabras de su

abuela.- ¡Ella debe saber algo!

Obediente, Carlos encamina el veloz vehículo hacia la dirección señalada por la

chica. La noche esta adentrada. Ya las 12 de la medianoche han pasado, para dar su

lugar a la una de la madrugada. Las calles están vacías. Scarlet Katherine recuesta su

cabeza del espaldar, procurando ordenar sus ideas.

- ¿Qué diablos fue todo eso que dejamos atrás? – pregunta exaltado el joven.-

¿Cómo pudo ocurrir algo así?

- Eso que viste – le comienza a responder Kat, con sus ojos cerrados.-… ¡es una

probada de lo que sería el infierno en la tierra!

Scarlet comienza a explicarle todo lo que sabe: la maldición del Collar, la identidad

del desconocido, los acontecimientos que llevarían al Ragnarök. Carlos queda en shock,

como no pudiendo asimilar tanta información.

- Parece que pertenezco a una especie de clan de mujeres guerreras – le dice para

terminar.- cuya misión es detener al monstruo que viste.

- ¡Las cazadoras de rojo! – Carlos dice entre dientes.

- ¿Qué?... ¿Quiénes?

- Me recordaste una leyenda de los aborígenes de mi país, República Dominicana,

acerca de unas guerreras que cubrían su piel de barro rojo y luchaban contra un

monstruo de la noche…

- ¡Son las mismas! – expresa Scarlet emocionada.- ¡todas las culturas antiguas

tienen su propia versión de la historia!

- ¡Nunca hice caso a las historias que mi abuela me contaba! – lamenta Carlos.-

siempre pensé que eran solo cuentos viejos.

- ¡Te entiendo! – le dice Scarlet, al momento que le pasa la mano por su cabello.-

yo también pensaba así.

Llegan a la casa de la señora McFarley. Scarlet baja rápidamente del auto y se dirige

hacia la puerta. Antes de llegar, la misma se abre y es alcanzada por su madre. Las dos

mujeres se abrazan.

- ¡Estaba preocupada por ti! – le dice la señora McFarley.- ¡No he podido

contactarme con la abuela, y en la noticia aparece sobre el accidente en el baile

de Halloween!

- ¿Accidente?

- ¡Sí! – afirma.- la explosión de gas que demolió todo el edificio… ¡Nadie

sobrevivió!

La joven queda pensativa. Se da cuenta de que Fenrir ha ocultado sus hechos por el

momento; seguramente hasta poder tener el collar y recuperar su poder. Los tres entran

a la casa. Martha McFarley se dirige inmediatamente hacia su habitación. Carlos se

L

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No todos los cuentos tienen finales Felices

33 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

queda vigilante frente a la ventana, pendiente de si aparecía el monstruo y sus

seguidores. Rato después Martha regresa, vestida con una caperuza roja, chaleco y

pantalones de cuero. Trae consigo una caja. La misma es de madera de cedro y posee

unas talladuras con lenguaje celta antiguo. Posee el rostro pintado con extraños

símbolos.

- ¿Qué es eso, mamá? – pregunta Scarlet.

- ¡Son tus armas!

- ¿Armas?

- ¡Sí!… pensé que este día no llegaría…

Martha abre la caja, dejando al descubierto un hacha, una espada y una jabalina,

todas de plata. Sobre las mismas, están talladas unas runas ancestrales que las dotan de

un poder único.

- Estas armas mágicas son el legado que Freyja le dejó a sus guardianas… por

eones han sido usadas para combatir la oscuridad y las embestidas de Fenrir…

nuestro linaje fue el encargado de proteger Europa… pero otras guerreras se

esparcieron por diferentes latitudes…

- ¡Armas mágicas! – exclama Scarlet.- ¡¿Capaces de destruir a Fenrir?!

- No entiendes amor – le dice Martha con semblante triste.- ¡Fenrir no puede ser

destruido, es un dios hijo de otro dios! ¡Y solo un dios puede matarlo! ¡Solo ha

podido ser contenido por nuestra Orden!... pero, si recupera el collar… ¡Sera

imparable!

- ¿Qué haremos?

- ¡Iremos a casa de mamá! – responde.

- ¡Todo está despejado! – interrumpe Carlos.- parece que no nos siguieron.

Martha reparte a cada uno los armamentos: a Carlos le da el hacha, a su hija la

espada y ella queda con la jabalina. Salen de la casa y abordan el auto.

- Abuela me dio el collar… - le dice, mientras sostiene el mismo.- lo ocultó como

un collar común…

- ¡Mamá siempre fue una freyjanas astuta!... esto nos dará cierta ventaja…

- Mmm… mama – le dice la joven.- este disfraz de caperucita roja… ¿no fue

casualidad que me lo dieras?

Martha queda pensativa. Reconoce que es el momento de aclarar todo. Ve a su hija

y nota a la mujer que, hasta ese momento, no había observado. Inspira profundamente, y

le narra la historia:

- Seguramente tu abuela te conto la historia de los Cronistas Rosacruz… bueno, el

cuento de la Caperucita Roja es un hecho real. Ella fue una guerrera freyjana de

origen centroeuropeo, llamada Gwineth D’ Archer…

- ¿Gwineth D’ Archer?

- Si… ella enfrentó en su época una de las embestidas milenarias de Fenrir… ¿has

oído acerca de la plaga de la peste negra que azotó Europa?... el dios lobo fue

quien desató esa maldición, en su intento por traer el Ragnarök… Gwineth se

enfrentó con la bestia y la derrotó… ¡sacrificando su vida en el acto!

Scarlet queda impactada. Ya pudo entender las similitudes. Martha le dice como la

historia fue tomada por algunos Cronistas Rosacrux y variara para escapar de las

persecuciones de la iglesia. Por lo que se conocían dos versiones: la versión clásica para

niños y la versión de los Cronistas. La primera dirigida a los no iniciados en los

misterios.

- ¿Tuvo que morir? – le pregunta Scarlet.

- Si… lamentablemente ese ha sido el destino de las freyjanas… ¡sacrificarse por

la humanidad!

Page 34: Cronicas oscuras caperucita roja

No todos los cuentos tienen finales Felices

34 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

En ese momento todos quedan en silencio. Scarlet se adentra en reflexiones de lo

que podría depararle el provenir cercano; Martha queda observando las calles de la

ciudad, temiendo por ese porvenir; Carlos sigue concentrado en el camino que recorren,

pero todavía confuso por toda la historia.

Rápidamente se dirigen hacia el hogar de la abuela. Maquinaban sobre cómo

enfrentar a la bestia y derrotarla. Martha McFarley sentía su corazón apretado. Temía

por el destino de su madre. Por muchas ocasiones llamó a la casa de esta, sin obtener

respuesta alguna. La madre observa a la hija. La embarga una sensación de orgullo al

verla vestida como toda una guerrera de Freya. Mira a Carlos y siente lo mismo.

Observa en él a un guerrero digno de la estirpe asgardiano.

***

esde lo alto del Empire State Building, los ojos de Fenrir se posesionan sobre la

ciudad. Ve en ella su campo de muerte y destrucción personal. Recuerda como,

en otras edades y latitudes, llevó el caos y la muerte. Sus pensamientos se dirigen

al tiempo en que, como Seth, dirigió a su ejército infernal por todo el reino alto de

Egipto, llevando la mortandad por doquier. Una rabia lo embarga y amarga el recuerdo:

cuando solo fue frenado por la guerrera Isis y su compañero Osiris. La lucha fue

sangrienta. Pudo descuartizar al guerrero, pero Isis lo detuvo gracias a las runas escritas

sobre el collar.

- ¡Esas malditas hijas de Freya! – exclama levantando su puño derecho al cielo.-

¡Juro que en esta ocasión las destruiré a todas! ¡Sumergiré este paupérrimo

mundo en el mar de sangre del Ragnarök!

Cierra sus ojos y visualiza la ciudad toda vuelta un mar de llamas y ríos de sangre

por doquier. Observa a los miles de cadáveres putrefactos y desperezados por todas

partes. Sonríe ante la imagen. Abre sus ojos y suspira profundamente. Adoptando la

apariencia de un vapor tenebroso, desaparece del lugar, para dirigirse al sitio donde

seguramente se encontraría con las freyjanas modernas.

***

carlet y Martha McFarley, junto con Carlos, llegan al hogar de la matriarca. Notan

un silencio y oscuridad en el mismo que presagia solo tristezas. Martha prepara sus

sentimientos ante lo que pueda encontrarse tras la puerta de caoba centenaria.

Carlos empuña el hacha, dispuesto a entrar con las valientes mujeres.

- ¡No, Carlos! – le dice amable, pero con firmeza, Martha.- ¡Quédate aquí y deja

que Scarlet Katherine y yo entremos!

- Pero… es que… - quiere reclamar el joven.

- No, es algo que solo tienen que ser hecho por las freyjanas…

- ¡Quédate, cariño! – le dice suavemente Scarlet, al momento que lo besa.- confío

en mi madre… ¡Ella sabe bien lo que hace!

Martha abre la puerta y entra; es seguida por Scarlet Katherine. Ambas mujeres se

mantienen alerta. La casa esta oscura, las luces no funcionan. Caminan por la sala y ven

la misma revuelta. Los terribles presentimientos que tenían vuelven con más fuerza a

posesionarse de ellas.

- ¡Subiré al segundo piso – le dice en voz baja Martha McFarley.- quédate aquí

atenta a cualquier cosa!

- Está bien, mama… pero cuídate.

Martha McFarley sube con cautela hacia el segundo nivel de la casa. Scarlet

Katherine se mantiene vigilante; mira con atención cada detalle. En ese momento

D

S

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No todos los cuentos tienen finales Felices

35 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

observa la puerta que da al cuarto de lectura de su abuela. Abre la misma y entra. Nunca

antes había entrado a ese cuarto. Había un gran librero, lleno de libros que, por su

condición, parecían ser antiguos. Un escritorio de ébano tallado con figuras de doncellas

luchando contra monstruos en forma de lobos llama su atención. Scarlet se acerca al

escritorio y observa el mismo: notas, libros, los espejuelos de la abuela. Una sensación

de tristeza la embarga.

- No te sientas triste, mi niña – escucha provenir desde sus espaldas.- las cosas

saldrán bien.

- ¿Abuela? – pregunta mientras voltea hacia donde viene la voz.- ¿eres tú?

- Si, amor…

Ve la figura de la abuela en pie a la entrada de la puerta del cuarto. Los rasgos son

inconfundibles: el cabello grisáceo, la cara fina y su cuerpo delgado. A pesar de las

penumbras podía distinguir sus rasgos generales. Movida por el impulso, Scarlet se

lanza a los brazos de la que piensa es su abuela. Unas finas lágrimas escapan de sus

ojos.

- ¡Pensé! – trata de decir, al tiempo que contenía sus lagrimas.- ¡Pensé que te

había pasado algo malo!

- ¡No, mi amor! – responde la anciana.- el demonio, al darse cuenta de que no

tenía el collar, se alejo de mi…. ¡Todo está bien!

- ¡Aléjate Scarlet! – escucha decir su madre.- ¡No es la abuela!

Nuevamente la joven se aleja de la mujer que aparenta ser Odalis McFarley. Se

siente confundida.

- Entre al cuarto de mi madre y… ¡encontré su cadáver reposando sobre su cama!

- ¡Entonces tú… tú eres…!

- Vamos mi niña – le dice la misteriosa figura, con una siniestra sonrisa.- ¿no

seguirás abrazando a tu abuelita?

- ¡Aléjate, espanto! – le dice Scarlet al momento que levanta su jabalina.

- ¿Le harás daño a tu abuelita? – en forma sarcástica pregunta la impostora.-

vamos… no rompas la emoción del cuento… déjame ver… déjame ver – repite

mientras piensa.- ¡Ya recuerdo lo que preguntaba tu predecesora!

La anciana camina lentamente hacia la joven. Scarlet y Martha notan los blancos

dientes provenientes de la sonrisa diabólica.

- ¿No me preguntaras: “Abuelita, porque tienes esos ojos tan grandes”… o,

“abuelita, porque tienes esas orejas tan grandes”? o, ¿abuelita, porque tienes

esa boca tan grande?... ¡Vamos, anímate!

- ¡Nooo, monstruo! – contesta con furia Scarlet, al tiempo que se lanza sobre la

criatura con su jabalina.

La anciana gira evitando ser traspasada por el arma mágica. Cuando Martha ataca

con la espada, la misteriosa mujer que se hace pasar por su abuela da un salto y queda

en pie, en el techo, cabeza abajo.

- Jajaja – ríe desjuiciadamente.- ahora me hicieron enojar… bueno, siguiendo la

tradición solamente diré… ¡para matarlas mejor!

Las mujeres ven con asombro la metamorfosis: La anciana se transforma en el joven

de cabello negro y piel blanca como la nieve. Es Fenrir en persona. Cada una se aferra a

su arma con decisión, saben bien que ese es el momento decisivo. Fenrir se deja caer del

techo, cayendo sobre sus pies en el piso. Inmediatamente es atacado por las guerreras.

Fácilmente evita los ataques, con agiles movimientos.

- ¿Cuándo se darán cuenta de que no son nada para mi, mortales? – les dice con

desprecio.- todas las de su orden son débiles.

Page 36: Cronicas oscuras caperucita roja

No todos los cuentos tienen finales Felices

36 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

- Seremos débiles… pero te hemos refrenado hasta ahora… - le responde Martha

McFarley.

- Y esa osadía será pagada ahora – amenaza el hijo de Loki.

Otra mutación ocurre ante los ojos de las valientes mujeres. Fenrir se transfigura

convirtiéndose en un lobo infernal. Los ojos rojos como brazas de fuego fulguran en

medio de la penumbra. Se lanza con ira sobre las guerreras, dando zarpazos a diestra y

siniestra. Scarlet lanza su jabalina hacia la bestia infernal, fallando por unos instantes.

Martha ataca con su espada, logrando herir al monstruo.

- ¿Solo esto tienen, freyjanas? – pregunta con una voz cavernosa la bestia lupina.-

pensé que las guerreras de esta generación serian dignas…

- ¡Esto solo es el comienzo, engendro del mal! – exclamo Martha, en el momento

en que volvía a envestir con su espada.

El monstruo lanzo uno de sus letales zarpazos, lacerando el bajo costado derecho.

La guerrera hace un gesto de dolor silencioso. No quería, con un gemido audible,

complacer el ego del dios lobo. Scarlet Katherine hace lo suyo, con la rabia nacida de

ver a su progenitora herida y los recuerdos de su malograda abuela, se lanza

nuevamente con su jabalina, acertando al lomo derecho de la bestia. Fenrir lanza un

aullido de dolor, semejante a las borrascas del viento huracanado. Igual que las voces de

demonios en posición de combate. El monstruo se lanza sobre la joven. Al momento el

monstruo retoma su figura humana, asiéndose del cuello de Scarlet la arrincona de la

pared.

- ¡Maldita ramera! – le dice, mientras la mira con sus ojos rojos y brillantes.- ¡¿Te

atreves herir a un dios?! – dándole un zarpazo con sus unas afiladas.- ¡nadie toca

a Fenrir!

- ¡Mereces la destrucción eterna!

- ¿Crees? – le dice con sarcasmo.- por eones, dioses y hombres han querido

detenerme… a todos los he vencido… ¿acaso un saco de carne, huesos y sangre

hará la excepción?

- ¡Por siglos mujeres te han tenido a raya!

La osada valentía de la chica es una bofetada al orgulloso dios lobo. La levanta mas,

apretándole el cuello.

- Será tu última observación… ¡muere!

En ese momento, Fenrir entierra su mano en el estomago de la guerra. Scarlet

Katherine siente que todo su ser decae. Se ve rodeada de oscuridad. Sus ojos castaños

comienzan a oscurece al ser invadidos por el manto de la muerte. Fenrir se fija el cuello

de Katherine. Toma el collar que lleva la herida joven guerrera. Martha observa

espantada el hecho. Una furia, solo producida en el corazón de una madre que ve el

fruto de su vientre en peligro, la mueve a sobreponerse a su propio dolor. Se dirige hacia

el monstruo, quien arroja sin dificultad a su hija contra ella. Martha toma y recuesta a su

hija moribunda entre sus piernas, en su regazo. Acaricia su pelo y mira la belleza de Kat

entre sus cabellos enmarañados.

- ¡He vencido! – exclama con júbilo.- ¡El collar ha vuelto a su señor! ¡divinidad y

humanidad se juntan, dejando atrás una y tomando posesión otra!

- ¡Scarlet! ¡noooo! – se oye gritar a Carlos, mientras entra a toda prisa.- ¡maldito!

Fenrir vira hacia el joven. Carlos sin perder el tiempo, lanza su hacha mágica; la

cual golpea y cercena la mano que sostiene el collar. Fenrir lanza un grito de dolor que

despertaría a los mismos muertos. Ágilmente Carlos toma la joya y su hacha; se dirige

hacia las mujeres.

- ¡Scarlet! – exclama desesperado.- ¡Bebe! ¿te encuentras bien?

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No todos los cuentos tienen finales Felices

37 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

La joven abre sus ojos, queriendo ver el rostro de donde proviene la voz tan

conocida. Martha se aferra más a su hija. Scarlet nuevamente cierra los ojos. Siente su

espíritu alejarse. Martha y Carlos piensan lo peor. Scarlet Katherine cae en un sueño

profundo y tenebroso.

***

omo si se transportada por un sendero luminoso. Todo cambia, en vez de

oscuridad, observa una luz de múltiples colores. Se ve caminando sobre un

arcoíris, el cual sirve como puente. Ve al final una gran luz.

- ¡Detente ahí, hija de Midgard! – le dice un guerrero alto, quien tiene un gran

cuerno.- ¡Nadie que no sea un As o Vanir puede pasar!

- ¿Qué es esto? – se pregunta.

- ¡Estas sobre el puente Bifröst17

! – escucha la voz de una mujer responder.- ¡El

puente arcoíris que une a Midgard con Asgard!

El gigante guerrero se inclina, en actitud de respeto, hacia donde vino la voz. Scarlet

Katherine se voltea y mira a su interlocutora: alta, como de 9 pies; cabello negro como

la noche; ojos azules como el cielo y piel blanca como la nieve más pura. Está vestida

con una armadura de oro y una caperuza escarlata estampara con diversas runas celtas.

- ¿Bifröst? – pregunta Scarlet.- ¿Estoy…?

- ¿Muerta?... no… todavía – le aclara, y luego prosigue.- ¡perdona a Heimdall18

!

Cumple su misión de vigilar el paso hacia Asgard de forma bien efectiva.

- ¿Quién eres? Vistes como yo…

- Mi nombre es Freyja… fui la fundadora de la Orden de las guerreras de Freyja…

- ¿Qué me pasa? – pregunta inquieta la joven.

- Has iniciado el viaje hacia Vingolf19

… cuando cruces la luz… no volverás a tu

seres queridos…

- ¡No! – exclama.- ¡mi familia!... ¡Carlos!... ¡¿Fenrir?!

- El tribunal se sentó cerca de la fuente de Urd20

… ¡El Gran Valfödr21

ha visto tus

hechos y te ha considerado digna!

Scarlet mira hacia atrás. En una especie de torbellino puede observar lo que ocurre

en ese momento en la tierra: Ve a su madre descorazonada con su cuerpo inerte.

Observa a Carlos, con ojos humedecidos y un rencor que sobre pasa a la ira de Thor.

Observa a un dolido y más rabioso Fenrir listo para hacer pagar con los suplicios más

terribles a aquellos quienes lo han contradicho de tal forma. Aparta su vista y mira a los

ojos a Freyja.

- ¿Es el fin?

- No… - le contesta.- Odín ha visto tu valor y ha consultado a las Nornas22

¡Ellas han decretado que tu destino es terminar lo que hemos comenzado!

- ¡No entiendo! – exclama Scarlet.

- ¡Mira la amenaza que vendrá a Midgard si el Ragnarök de Fenrir viene!

17

Puente arcoíris que une la tierra (Midgard) con el reino de Odín y los Ases (Asgard). Esta hecho de

fuego para evitar el paso de los gigantes, enemigos de los Ases. 18

Guardián del puente de arcoíris que comunica a Midgard con Asgard. Estaba dotado de un cuerno con

el que anunciaba la llegada de los Ases o los Vanir. 19

Palacio de las diosas nórdicas. Construido por Odín para residencia de las mismas. 20

Fuente mítica cerca de la cual se sientan los dioses para juzgar el universo. 21

Nombre de Odín que significa “Padre de los caídos en la lucha”. 22

Divinidades intermedias del destino. Fijan el destino de dioses y hombres, siendo el veredicto

irrevocable. Son 3 reconocidas: Urðr ("lo que ha ocurrido"/ el pasado), Verðandi ("lo que está

ocurriendo" / el presente) y Skuld ("lo que debería suceder" / el futuro), residen en las raíces de

Yggdrasill e hilan el destino de los hombres y en especial, con hilo de oro, el de los héroes.

C

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No todos los cuentos tienen finales Felices

38 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

Freyja le indica a Scarlet que observe hacia un círculo plateado. En el mismo

comienza dibujarse dantescas escenas: ciudades en llamas; ríos de lava y fuego;

oscuridad en el cielo y la tierra; millones de cadáveres y terribles criaturas con ojos

rojos como el fuego, en medio de las ruinas. Scarlet Katherine aparta horrorizada sus

ojos de la escena.

- ¡Esto deberá pasar – le dice Freyja.- pero no ahora! ¡No en tu generación! ¡No

bajo los caprichos de Fenrir!

- ¿Qué debo hacer? – pregunta Scarlet.

- ¡Detener a Fenrir! – le responde, para agregar.- ¡tienes que evitar que se haga del

control del collar!

Scarlet cierra sus ojos, para tratar de asimilar todo lo que la diosa le ha dicho.

Cuando los vuelve abrir, nota que emergen, de entre la luz, un grupo de doncellas con

armaduras, caperuzas y armamentos. Mira entre ellas, y reconoce a una: ¡Odalis

Margareth McFarley! ¡Su abuela! Quiere dirigirse hacia ella, pero Freyja se interpone.

La diosa le entrega un puñal de plata, y la empuja hacia fuera del puente. Scarlet siente

caer por el abismo.

***

enrir se acerca a Carlos y Martha. Toma nuevamente su forma humana y observa el

cuerpo de Scarlet. Arrebata sin ningún problema el collar de las manos de Carlos,

quien queda inmóvil por el miedo. Martha levanta sus ojos y mira a Fenrir. Un

resplandor tenue emana de él, indicando que la divinidad y la bestialidad comenzaron a

fusionarse. Ella y Carlos están conscientes de que no debe tener el collar. Pero se

sienten incapaces de detenerlo.

- ¡Nadie puede contra el destino! – le dice Fenrir, mientras se coloca la prenda.-

¡Es tiempo de que la luna de sangre se levante y Midgard caiga!

- ¿Qué te hemos hecho para que desees tanto nuestra destrucción? – le pregunta

Martha.

- ¡Vivir! – le responde fríamente.- su existencia es en sí un insulto.

Nuevamente Fenrir se transforma en un lobo monstruoso. Martha nota que es más

grande y feroz, debido al collar. Se acerca lentamente, con sus fauces abiertas,

mostrando unos horribles colmillos. Carlos se levanta, recuperando su valor, blandiendo

el hacha mágica. Se lanza sobre el monstruo. Fenrir toma del brazo al joven,

zacuriendolo terriblemente y lanzándolo a un rincón. Se dirige hacia él, y desgarra con

sus fauces su mano derecha en pago por su afrenta anterior. Pone ahora su atención a la

guerrera experimentada. Se aproxima a Martha y al cuerpo inmóvil de Scarlet.

- Freyjana… es momento de juntarte con tus antecesoras – le dice.

Lanza un tenebroso aullido y levanta sus terribles garras para asestar el golpe

mortal. Martha se aferra del cuerpo inerte de su hija, cierra sus ojos y espera el golpe

fatal. En ese momento, una luz irradia del cuerpo de la chica, la cual aleja al lobo

infernal en el acto. Scarlet Katherine da una inspiración que la lleva a retorcerse. Abre

los ojos de forma sorpresiva.

- ¿Mamá? – dice la joven, mientras trata de ubicarse.

- ¡¿Scarlet?! – le responde sorprendida y abrazándola con lagrimas.- ¡Estas viva!

- Si… mamá… ¡debemos detener a ese demonio!

Scarlet se levanta, sintiendo nuevas fuerzas. Toma el puñal que brilla mágicamente a

un lado de ella. Se levanta dispuesta a enfrentar a la bestia.

- ¡Fenrir – grita.- has sembrado el terror por siglos!... ¡esto se termina aquí!

- ¡En una cosa tienes razón – exclama la bestia, con una voz que de por si

aterrorizaría a dioses y hombres.- esto se terminara aquí… pero con mi victoria!

F

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No todos los cuentos tienen finales Felices

39 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

La bestia se abalanza contra la guerrera. Scarlet hace lo propio, corriendo a su

encuentro. El odio se siente en el ambiente. Fenrir se lanza sobre la guerrera caperuza.

Ambos se revuelven por todo el lugar, destruyendo muebles y paredes hasta terminar en

el jardín frontal. Todo queda en silencio. Scarlet Katherine queda con los ojos abiertos,

observando el cuerpo del enorme lobo. Nota que se está transfigurando. En un momento

vuelve a tomar su forma humana. Fenrir y Scarlet se quedan mirando el uno al otro.

Fenrir muta su expresión en una de dolor profundo. Mira su pecho y se percata de que la

joven guerrera clavo el puñal de tal forma que atravesó el collar y su pecho; llegando a

su corazón.

- ¡Maldita! – exclama, al momento que escupe sangre.- ¡te maldigo!

- ¡vuelve al infierno de donde no debes salir! – le responde Scarlet, hundiendo

mas la daga en el pecho del dios.

Fenrir cae sobre la joven, dando un último suspiro. Scarlet se quita el cuerpo inerte

de encima. Martha y Carlos se acercan a ella, abrazándola. Scarlet observa el cadáver.

Nota como una luz negra fulgura de este y el cuerpo se difumina hasta desaparecer.

Todo ha terminado.

- ¿Terminó todo, mami? – le pregunta Scarlet a su madre.

- ¡Si, hija! – le responde. – abrazándola con más fuerza.- ¡el dios lobo volvió al

infierno!

- Qué bueno…

Martha siente algo viscoso que corre del cuerpo de su hija. A pesar de la poca

luminosidad se percata de que es sangre… mucha sangre. Carlos mira horrorizado la

gran herida en el cuello de Scarlet. En el revuelco, Fenrir llego desgarrar la vena

yugular de la joven, en el mismo momento que esta le enterró la daga. Martha se aferra

a su hija, como si por eso pudiese evitar lo que vendrá. Sus lágrimas comenzaron regar

las mejillas de Scarlet.

- ¡No llores, mama! – le dice.- ¡Detuvimos el infierno que Fenrir desataría sobre

la tierra!

- ¡Si, hija! – afirma Martha.- ¡Detuviste a la bestia! ¡Evitaste el Ragnarök!

Una luz azul rodea a Martha, su hija y a Carlos. La madre levanta sus ojos y observa

a una bella mujer con armadura y lanza frente a ella. La misma esta acompañada de

siete guerreras vestidas con armaduras y caperuzas escarlatas. Reconoce en ella a un ser

divino.

- No temas, Martha – le dice la desconocida.- ¡Tu hija estará bien en el reino de

los héroes, junto con sus hermanas!

- ¿Quién eres? – le pregunta Martha.

- ¡Es Freyja! – dice casi balbuceando Scarlet.

Freyja se acerca a la joven. Su corazón se enternece.

- ¡Hija! ¡hermana!... – le dice Freyja a Scarlet.- es tiempo de que te unas a tu

pueblo…

- ¿Y mi madre?

- Ella estará bien… ¡volverán a encontrarse en su tiempo! Tu sacrificio ha

asegurado un tiempo de gracia extra para este mundo…

Scarlet Katherine se siente tranquila. El cansancio ha desaparecido. El dolor no está.

Siente como su cuerpo es lleno de una energía nunca antes conocida. Se pone sobre sus

pies. Martha ve a su hija transfigurara. Lleva una armadura plateada y una luz fulgura

de ella. Scarlet la toma tiernamente de la mano y la levanta. La abraza con ternura,

sabiendo que no se verían por un tiempo.

- ¡Te amo, mama! – le dice Scarlet.

- ¡Yo también, mi cielo!

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No todos los cuentos tienen finales Felices

40 Crónicas Oscuras: Caperucita Roja

- Cuídate y se feliz… ¡prométemelo!

- Te lo prometo.

Las dos mujeres se abrazan. Scarlet mira a Carlos. Se acerca a su novio y le toma de

la mano izquierda.

- ¡Mi héroe! – le dice.-… nunca te olvidare… me diste el amor y la seguridad que

ningún otro hombre me pudo dar… ¡Te amo!

Carlos no podía decir nada. Se abrazaron. Scarlet Katherine lo besa, sintiendo una

calidez no natural. Freyja se acerca y la toca del hombro derecho. Scarlet entiende lo

que significa. Se aleja de Carlos y camina tras la diosa. Martha y Carlos la miran

alejarse hacia la luz. La misma se intensifica, obligándolos a cerrar los ojos. Cuando los

abrieron, habían desaparecido la luz, Freyja, las guerreras y Scarlet.

- ¡Hasta la próxima vida, mi niña! – susurro Martha.- ¡espérame!

FIN