Cronica de Eredan

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Acto 1 : Cada del Cielo Viaje

Desde hace varios das que los miembros de Kotoba transitaban por los caminos imperiales. Haban atravesado varios pueblos, y en cada uno de ellos, los residentes al ver la llegada de los ilustres hroes, les ofrecan alojamiento y realizaban fiestas suntuosas en su honor. Terminaban de pasar Okia, la ciudad ms lejana de la capital imperial, pero la mas cercana a la Tumba de los Ancestros. La ubicacin de la piedra cada del cielo se encontraba a tan solo dos das de marcha. A continuacin atravesaron las grandes puertas de Ji, construidas por los Ancestros para guiar a los muertos hacia el sitio donde sus almas descansaran eternamente. Rompindose as, el tratado existente entre el Imperio y los Draconianos. Pero poco importaba, los tiempos haban cambiado el resultado de la victoria obtenida por los extranjeros. O al menos eso crean.... Los caminos que cruzaban esas tierras no eran ms que senderos olvidados. Hasta que Amaya encontr huellas. -Ah! Miren! Exclamo ella. La joven sealo una humareda que se elevaba al cielo no muy lejos de donde se encontraban. Aku tmidamente se acerco al Seor Imperial. - Creo que se de quienes se trata. No tenemos nada que temerles.

Rpidamente los Kotoba se acercaron a ese lugar, sin esperar a los personajes enigmticos. Uno de ellos estaba vestido con un traje y maquillaje gracioso, mientras que el otro era un enorme monstruo tan musculoso como gordo. - Kyoshiro y Okooni! - Exclamo el joven Iro, a la vez que se dibujaban dos estrellas en sus ojos. Los dos personajes se acercaron hacia el grupo. -Que bueno que estn aqu. Casi estamos reunidos todos los Kotoba. Les dijo Gyakusha. Kyoshiro, el menor de los dos, se adelanto para saludar. - Mi seor. Hemos visto estrellarse la piedra meterica y supuse al instante que vendran desde lejos hasta este lugar. SenRyaku se dirigi rpidamente hacia el fuego y lo apago. - Esto no es para nada inteligente, por el contrario. Los dragones no estan muy lejos de aqu, nos descubrirn! Exclamo ella. En respuesta Kyoshiro la miro a los ojos asintiendo negativamente con la cabeza. - Ellos desde hace tiempo que saben de nuestra llegada. No los subestimes

Campamento

Fue un excelente da, los Enviados de NozDingard haban logrado establecer su campamento a los pies de la piedra cada del cielo. Tzahal, Eglantyne y Moira se haban marchado para explorar los alrededores y vigilar la posible llegada de sus enemigos: los Kotoba. Durante ese tiempo, el resto del clan charlaba tranquilamente, disfrutando de la relativa tranquilidad del lugar. El Profeta reposaba en un silln de viaje, mientras rascaba despacio a Kounuk quien emita un chillido de placer. A su vez, Anryna hablaba con su nieto sobre un tema que apasionaba al joven: su familia. - Anryna, usted es la madre del Profeta y por lo tanto mi abuela. Pero el Profeta nunca quiso decirme quin fue su padre. - Hijo mo, es natural que quieras saber sobre nuestro linaje. Pienso que hay secretos que tu padre debera haberte revelado hace tiempo y por eso te los contare. El joven empez a impacientarse. - Yo soy la hija del Dragn y de Zaina, la primer Sablemagico. Aerouant abri grande los ojos y la conexin se hizo evidente. l era nieto del gran Dragn! Sentado en su silln, el Profeta escuchaba a su madre, cuya apariencia fue siempre la de una mujer joven y bella. - Yo tuve dos hijos, el primero fue tu padre. Mientras que el segundo, y aun mas sorprendente, es tu to quien no se encuentra en su forma humana. - Kounok! Exclam Aerouant. El pequeo dragn miro al Cristalmancer quien lo observaba con gran inters. - En cuanto a ti, descendiente del Dragn, tu madre no es otra que la actual lder de los Sablemagicos, la venerable Naya. Sin embargo, desde hace aos que ella se distancio del Profeta. Debido a que slo obligaciones especiales permiten que se relacionen. - Madre, ya fue suficiente! Hay historias que no son como parecen, al menos no literalmente ...

Mientras tanto, Alishk se sumerga cada vez mas en sus pensamientos. Desde su llegada senta algo extrao en la piedra cada del cielo, y se mantuvo durante un tiempo examinando la inmensa gema con toda su percepcin mgica. Haba logrado rozar una suerte de campo de proteccin, el cual no dejaba nada sin resguardo. Nadie poda tocar la piedra. Esta emita una especie de luz amarilla suave, la cual iluminaba el desierto con una energa sin fin. - Entonces Alishk, Qu es lo que percibes con tu magia? El nio que acababa de hablar se esconda detrs de unas grandes gafas. - Extraamente no sent nada agresivo, pero sospecho solo es una fachada. Tu tambin deberas intentar percibir de que se trata, Pilkim. - S, tienes razn...

Tempestad

En el Bosque de los Murmullos el viento resoplaba a travs de las ramas de los rboles viejos. Moira Eglantyne y Tzahal haban recorrido alrededor del mismo y se disponan a regresar al campamento, cuando de pronto, la percepcin mgica de la ms joven de las hechiceras reacciono.

- Tenemos una visita. Alguien se esconde no muy lejos de aqu. Tzahal hizo seas a las hermanas para que descubrieran quien era. Rpidamente ejecutaron un rayo mgico, que cayo dentro de las sombras del bosque. El caballero del dragn esper unos momentos antes de arremeter contra los arbustos ... El Seor Imperial a su vez haba enviado a Tsuro, Amaya y Ryouken como exploradores para conocer ms acerca de los Enviados de Noz'Dingard y sus personalidades. Por lo tanto, los tres Kotoba se aventuraron cerca del campamento "enemigo". Una vez all observaron a las Sablemagicos y al Caballero partir del campamento con destino hacia el bosque. Esta era una buena oportunidad para reunir informacin acerca de estas desconocidas personas cuya fama haba llegado, incluso, a los odos del Emperador. Los dos Rastreadores no se comunicaban con palabras, sino por signos. Siendo por lo tanto, capaces de comunicarse en silencio y seguir a los Enviados. Estaba tan bien escondida, que nunca imagin la posibilidad de ser descubierta por los mismos que pensaba, eran muy inferiores a ella. Amaya, una novata en el arte del camuflaje, fue percibida por las mujeres Noz'Dingard ... Ellos son los amos de lo invisible. Los Combatientes de Zil hace tiempo que asechaban a los Enviados y Kotobas. Haban identificado a sus vctimas. Pero sin embargo, Tlendar no era un hombre que actuaba sin tener todas las cartas en mano. - Soriek, Ergue, Granderage, vayan al bosque y eliminen a todo aquel que encuentren. El joven mir a Marlok. - Si mal no recuerdo, t sabes manejar los elementos. - Asi es. Pero hace bastante tiempo que no uso mis poderes. - No me importa. Cumple con lo que te ordeno. El mago obedeci la orden que le dio su jefe. Se sent sobre una roca para obtener una mejor visin del entorno y empez a recitar unos conjuros mgicos. Rpidamente las nubes se amontonaron sobre el lugar donde impacto la piedra que cayo del cielo. Luego el viento comenz a azotar la llanura y el Bosque de los Murmullos. Marlok se esforz por continuar, pero por desgracia no tuvo xito en la creacin de la tormenta y esta escapo de su control, desatando una fuerza devastadora. Los rayos rasgaban el cielo y aparecan tornados por todas partes. El

mago Zil estaba avergonzado, mientras que Tlendar se regocijaba de gracia por la oportunidad que este fracaso le brindaba. - Ahora Combatientes de Zil, maten, maten a todos!

Enfrentamientos

Mientras que la tormenta resonaba aun ms fuerte, el Bosque de los Murmullos era testigo del comienzo de las hostilidades entre los distintos gremios que haban llegado al lugar donde yaca la piedra cada del cielo. Los Enviados observaban frente suyo a los Rastreadores de Xzia. Cada uno de ellos pona en manifiesto las fortalezas de la parte contraria. En ese momento, los Rastreadores llevaban la delantera sobre sus oponentes. El camuflaje no permita que las Sablemagicos y el caballero lograran alcanzarlos. Hasta que un evento inesperado interrumpi la batalla... Amaya bordeaba un rbol, al mismo tiempo que esquivaba la hoja de una espada recin desenvainada. Hallndose a pocos pasos de Moira quien con su espritu ejecutaba un hechizo: obligndola a tomar una decisin crucial. Entonces Amaya se abalanzo sobre su victima, al mismo tiempo que senta un alambre sobre su tobillo. En ese instante se percato de que era demasiado tarde y una red muy bien escondida debajo de las hojas secas se cerr sobre ella. El ruido alert a Moira.

- Perfecto, eh aqu un ratn atrapado en una trampa! - Eh me hechizaste, maldita bruja! gruo a su captor. - Pero no fui yo quien... La Sablemagico se detuvo bruscamente al or el sonido de unos pasos apresurados. Se dio vuelta y vio a su hermana correr en su direccin. - Muvete ahora! -grit a su hermana. Eglantyne haba cado encima suyo, con el sable en su mano. Tsuro, al mirar a su joven estudiante sabia que no poda dejarla en esa situacin. Aprovechando la confusin de la batalla, dio la vuelta y trepo al rbol de donde sujetaba la red. El anciano Rastreador recorri silenciosamente las ramas encontrndose cara a cara con una criatura verde que lo miraba con los ojos bien abiertos. - SSSSSSSS No me toques mosca fea o te har volar lejos! Tsuro salto a la vez que lanzaba una violenta patada la cual logro hacer caer a Granderage quien aterrizo sobre sus patas de reptil sin lastimarse. El Rastreador corto la soga mientras daba un giro hacia el suelo encontrndose nuevamente con Granderage. - No s quin sers, pero tendrs graves problemas. Granderage no respondi porque estaba planificando un golpe. Ella lo distraa el tiempo necesario para que Ergue pudiera darle un veloz y poderoso golpe. Confindose que un perro viejo no aprende trucos nuevos. Pero por suerte, Amaya se libero y salt sobre Granderage a la vez que Ergue entraba en accin, sin poder evitar que el mismo continuara con su plan. El cazador tir su extraa arma circular pero justo a tiempo el Rastreador pudo esquivarla. Eglantyne y Moira se levantaron. Despus de su cada se haban quedado escondidas en un matorral. De pronto unos ruidos estremecedores empezaron a sonar y una enorme criatura de piel azul apareci. Soriek se precipit sobre las dos hermanas. Eglantyne contraataco con un ataque rpido, pero la criatura detuvo todos los golpes de su oponente. Sin embargo, de la nada, apareci Aez blandiendo su sable para proteger a sus aliados y deshacerse de Soriek...

Ejecucin

Mientras los primeros enfrentamientos tenan lugar en la frontera entre la Tumba de los Antepasados, Draconia y los Siete Reinos, desde hace algn tiempo la Dama Jeanne haba sido enviada para cumplir una misin al Templo de Precades. Al igual que el convento, el albergue y el hospital, ese templo era constantemente frecuentado por viajeros o nativos de la zona a quienes se les brindaba atencin mdica, o simplemente, un lugar donde pasar la noche antes de continuar con su viaje. De hecho, las sacerdotisas de Precades eran conocidas por su inquebrantable fe en su divinidad: la diosa Mera. La joven haba crecido en este lugar, amada por sus hermanas, siguiendo su destino, el cual siempre fue ayudar a su prjimo. Haba encontrado su sitio en este mundo, el cual a veces era hostil... - Jeanne... La joven estaba orando en una pequea bveda en la cual le gustaba refugiarse de vez en cuando. La voz provena de una mujer. Era suave y clida, pero totalmente irreal. Su pulso se acelero al sentir que su presencia le resultaba familiar, aunque Mera nunca se haba aparecido en la vida de sus siervos. No se movi ni un centmetro por temor a que la presencia desapareciera. - Jeanne... Yo soy aquello por lo que tu vida siente gran inters... Esta revelacin estremeci el corazn de la joven, las lgrimas rodaron por sus mejillas enrojecidas por las emociones que estaba sintiendo. Se haba quedado sin palabras

- Jeanne... espera pacientemente a la prueba que se producir en el lugar donde cay la piedra. Y no te olvides de que siempre estar con ustedes. Dio las gracias al cielo por esta demostracin. Pero la Dama Jeanne no esperaba que ese momento terminara tan abruptamente... - Adis! La voz del Traquemage sonaba extraa, alterada a causa de la mascara que portaba. La pobre mujer paso de la intensa dicha que le provocaba la conexin con su diosa al temor que le provocaba el Traquemage, famoso por su reputacin de haber cometido durante muchos aos asesinatos fugases y espectaculares. Apret el gatillo, pero el resultado no fue el que esperaba. Un fino velo de luz rodeo la figura de Jeanne, y el proyectil disparado por el arma reboto sobre el escudo que la protega, volvindose sobre el atacante impactando sobre su hombro. Las reglas de los Traquemages eran estrictas, si alguna vez un procedimiento fracasaba, el nico camino a seguir era la retirada. Fue un accidente que llamo la atencin de los peregrinos que pasaban empeorando aun mas la situacin del Traquemage. Las pocas personas que alguna vez conoci estaban muertas o pronto a estarlo. - Sguelo, Jeanne! La voz de Mera son en su cabeza. Al no ser muy gil, corri como pudo fuera del templo. Los presentes se dieron cuenta enseguida de lo que suceda, porque encima de la nia continuaba brillando el halo divino. Le hicieron una sea y le mostraron el camino que por el que se diriga el asesino. Dentro de ella todo era confusin. Muchas preguntas la amedrentaban, mezcladas con el entusiasmo y el miedo. El camino era fcil de seguir. Haban muchos rastros de sangre que la llevaron hacia la Tumba de los Antepasados. A la distancia, la tormenta causada por Marlok derramaba toda su ira y, por desgracia para Lady Jane, el Traquemage se diriga directamente a esa direccin. La lesin de este ltimo pareca ms grave de lo que haba pensado. - Tengo que encontrar a alguien, para que me ayude a detener el sangrado y disipar esta maldita teurgia que me rodea... Su traje haba sido quemado en su hombro derecho y parte de su casco se haba roto, dejando escapar un largo cabello, castao...

Venganza

Los sucesos fueron suficientes para que se desembocara una batalla entre los Envidados de Noz'Dingard y los Kotoba. La tormenta haba servido como pretexto para que ambas partes se acusaran mutuamente. En poco tiempo el campamento draconiano haba sido arrasado por un rencor centenario. Pero a medida que la batalla avanzaba, el Profeta estaba aun mas seguro de que la tormenta no haba sido provocada por los extranjeros de Xzia, es mas, la magia utilizada se pareca a la ejecutada por los aprendices Noz'Dingard. Entonces decidi poner fin a la intemperie a as lograr que la magia del dragn ya no pudiera ser interrumpida. La lluvia se detuvo, el viento ces, y la magia incontrolable desapareci. Fue en ese preciso momento que Aku tuvo la oportunidad de liberar el sello que restringa su magnifico poder. El delgado papel que bloqueaba la magia de Aku fue arrancada mientras se convirtindose en cenizas. De inmediato convoc a Akujin quien maull de placer por el reencuentro. Y por una buena razn, el Cherchefaille tena el control sobre Aku desde el momento en que sus caminos se cruzaron por primera vez. - Ahora somos libres, expreso aliviadamente el joven. - Eso crees? Aku reconoci de inmediato la voz de su antiguo maestro. Toran haba llegado antes que el, y se mantuvo mirndolo fijamente con ojos llenos de venganza. En una fraccin de segundos, profesor y el alumno se enfrentaron, iniciando Akujin el duelo, lo que obligaba a Aku a unrsele y

convertirse en Akutsa. Toran habia esperado ese momento durante aos. Al fin vengaria a su seres queridos asesinados por su ignorancia y arrogancia. Los tatuajes del anciano comenzaron a emerger de su cuerpo dndole un aspecto espectral. Ambos Tsoutas se lanzaron golpes uno contra el otro, desencadenando una gran batalla que los llevo hasta la Tumba de los Ancestros. Aunque Akutsa no haba podido derrotar a su amo, el hecho de ser dos Cherchefailles lo convirti en un adversario a su altura. Sin contar a los Rastreadores de Xzia, nadie le haba provocado jams estas dificultades y mucho menos aun un Tsouta. Akutsa se escondi en las ruinas de la Tumba de los Ancestros, una antigua ciudad del Imperio a la cual los horrores de la guerra haban devastado por completo. Toran tena todo planeado. Su plan era impecable y su venganza implacable. Poco a poco logro que su antiguo alumno lo siguiera hacia donde el quera. Tena preparado un ritual Tsoutai antiguo que le habra servido anteriormente para derrotar a Akujin. Todo sucedi de maravillas. Llevaba varios aos entrenndose para esta confrontacin, logrando superar al mximo las artes antiguas Tsoutas. Los archienemigos se encontraron en el centro de la aldea en ruinas. La noche caa lentamente y ya haban transcurrido varias horas. Toran hizo creer a su antiguo alumno que ya no poda seguir, arrodillndose a pocos metros. - Jajajaja! El poderoso Toran rendido a mis pies. Qu se siente saber que pronto te unirs a tus amigos? Te sientes libre? Toran entrecerr los ojos y mir fijamente a Akutsa. - Libre? S, pronto. Pero ser precisamente Aku quien ser liberado. Cuando la noche cubra su manto de oscuridad sobre la Tumba de los Antepasados, aparecieron alrededor de los dos Tsoutas, unos espectros plidos como fantasmas. - Los reconoces? Vienen por ti Akujin, y tambin vinieron a darme la fuerza necesaria para cumplir mi mayor anhelo. Debido a tu ira y al control que ejerces sobre Aku, necesitas concentrarme ms. Mira debajo de ti. Akutsa admiti que efectivamente reconoca los espectros y eran los mismos que el asesino hace aos. La tierra comenz a brillar formando diseos complejos. No tuvo tiempo de preguntar ms. Ambos Cherchefailles amedrentaron sus colmillos en los brazos del maestro, uno a cada lado. Seguido Toran comenz el ritual de oraciones y cantos antiguos. La magia inmovilizo a Akutsa quien comenz a sentir un intenso dolor. Luego los Cherchefailles lanzaron un disparo como queriendo romper una hoja de papel. El dolor era demasiado fuerte. Termino por comprender lo que estaba sucediendo. Al cabo de unos minutos, las dos entidades se separaron

nuevamente. Aku cay al suelo, inconsciente. Respecto a Akujin, se encontraba luchando contra las influencias de Toran. - Akujin, te voy a desterrar de estas tierras. Si bien no podr matarte, te encerrare para siempre. Y romper la influencia que tienes sobre Aku. El anciano desenrollo un pergamino el cual contena miles de smbolos escritos. El mismo empez a emitir un brillo rojizo. Akujin desapareci, absorbido por el pergamino. Toran se reverencio ante los fantasmas quienes formaban un circulo a su alrededor. - Gracias, por fin podrn descansar en paz ahora que fueron vengados.

El Monstro

Los combates estaban a flor de piel dentro del Bosque de los Murmullos. Ergue y sus secuaces se encontraban en jaque por sus adversarios Tsuro, Amaya, Eglantyne y Moira. El viento arrancaba las hojas y ramas de los rboles, lo que reduca notablemente la visibilidad de los combatientes. Acorralados los Combatientes de Zil, sus estrategias ya no se basaban en la sorpresa, pero si en la asombrosa capacidad del cazador. Ergue tomo una bolsa de cuero y apresuradamente desato la cuerda desgastada por el tiempo. Introdujo su mano y saco un polvo blanco el cual en

contacto con el aire formo una espesa niebla, la cual comenz a extenderse por cuanto lugar encontrara. En ese momento, el viento ces y apareci el sol, atravesando sus rayos por entre las copas de los rboles. Pronto, la niebla se levant, lo que dificulto la visibilidad de los Rastreadores y las Sablemgico quienes no paraban de buscar a sus oponentes. Mientras tanto, Ergue comenz una especie de ritual, recitando unos sonidos exticos. El era uno de los pocos que conocan el secreto que guardaban los habitantes de una isla remota. Se escucharon sonidos de tambores, los cuales comenzaban lentamente pero a medida que pasaba el tiempo se tornaban ms y ms rpidos. Moira y Eglantyne presentan que algo anormal estaba sucediendo. Una extraa magia estaba en proceso y eso no les agradaba para nada. En cuanto apareci la niebla los Rastreadores adoptaron una formacin de combate, mientras reemplazaron su lengua natal por signos. Obviamente, tambin sospechaban de un truco por parte de sus oponentes. Y tenan razn. Ergue, lejos de la mirada de sus enemigos se encontraba realizando una particular danza. Soriek y Granderage no movan ni un pelo mientras el cazador daba vueltas a su alrededor. Fue entonces cuando la niebla regreso al mismo lugar del cual haba salido, y los que estaban atentos escucharon palabras en un dialecto muy primitivo. A continuacin, la misma se centro alrededor de los Combatientes de Zil, hacindolos invisibles a los observadores externos. Finalmente, desapareci y en lugar de los tres secuaces haba un monstruo, un hbrido perfecto, un coloso gigante de piel azul en algunas zonas, y verde en otras, con un cuerno afilado que se asemejaba al mismo que portaba Soriek. - Y ahora que empiece el show! -Exclam la cosa con una mezcla de tres voces. La misma salt, arrancando rboles como si fueran ramitas simple. Sus oponentes solo oyeron el crujido de ramas rotas. - Preprate, lo que se acerca es poderoso. Amaya, Kaidan! La joven mir a su amo y reacciono asombrada. Una mscara atemorizante de color rojo apareci en su mano. Instintivamente se la puso sobre la cara, para luego desaparecer. Las Sablemgico tambin reaccionaron con rapidez. Moira se puso delante de su hermana y comenz a lanzar conjuros sobre su arma. Mientras que su hermana, empez una especie de oracin.

- Oh Dragn, concedele a tus siervas el poder necesario para ganar. Que el espritu de mi hermana y el mo entren en armona. Fue entonces cuando la criatura lleg hasta donde se encontraban. El monstruo se detuvo en seco frente a su pequeo publico. - Jajajaja! Deberan haber escapado mientras podan! Ahora estn perdidos! - Es lo que piensas! Exclamo Tsuro. A la vez que apareca una mascara en su mano. El rastreador se la equipo para luego precipitarse hacia al criatura. La batalla comenz, pero esta vez la intensidad era muy diferente! Lo que hasta entonces haba sido una simple escaramuza se convirti en una verdadera batalla, donde las vidas estaban en juego. El pulso sanguneo se les acelero. La ofensiva de la abominacin era formidable. Los golpes lanzados por Tsuro y Moira parecan picaduras de mosquitos. Pronto, el monstruo llevo la delantera. Moira, le hacia frente pero se estaba quedando sin aliento. Tsuro haba sido enviado por su entrenamiento en las artes de Rastreador, pero por desgracia su especialidad se basaba en la neutralizacin de Magos, no en el enfrentamiento contra monstruos. Unos minutos ms tarde los protagonistas estaban al borde del colapso. Heridos y fatigados, con la voluntad a punto de desvanecerse. - Eglantyne... lo conseguiste???!! Esta a punto de vencernos! Moira senta una energa familiar, era la del Dragn. Sus heridas se cerraron nuevamente. Su voluntad y coraje para enfrentarse a esta abominacin revivieron. Eglantyne se apoyo junto a su hermana y un dragn de humo azul las rode a su alrededor. Sus espadas brillaron con una luz azul y se volvieron tan ligeras como una pluma. Las damas se lanzaron sobre el monstruo quien grito con cada sable. Por su parte, Amaya tambin haba terminado su preparacin. Grabo en los rboles cercanos smbolos de Rastreador. Hizo un gesto a su amo y ste se ubico en posicin de ataque. Un ideograma que formaba un crculo apareci bajo sus pies. El smbolo parpade unos segundos y luego desapareci de repente. El viejo golpe la abominacin a una velocidad increble. Cada golpe lo hizo volar. Eglantyne tomo al monstruo por el pie, y se lo lanzo al Rastreador quien lo esquivo. Moira empujo su sable en la espalda del monstruo quien grito de dolor. Entonces Tsuro aprovecho para utilizar una tcnica que heredo de los grandes maestros de su familia. Durante la oracin toco muchos puntos los cuales lograran que la criatura se constituyera en la forma de

un humano normal. Y, milagrosamente, funcion. La abominacin cay en el suelo, una niebla blanca salio de ella, y reaparecieron en su lugar los tres Combatientes de Zil...

La muerte del Profeta capitulo 1

La noche cubra con su manto de oscuridad la Tumba de los Ancestros. Los Enviados de Noz'Dingard y los Kotoba continuaban sus caminos por separado. El arte ancestral en el manejo de armas haba igualado a la magia. El combate dur todo el da. Ahora, la calma regresaba a la regin. O casi. Porque en la sombra un plan se estaba tramando... Las palabras daban vueltas con fuerza en la cabeza de Tlendar y sus secuaces. La orden era simple: asesinar al Profeta. El misterioso hombre no hacia elecciones libradas al azar, sin remordimiento seleccionaba sus victimas, y era un especialista en los asesinatos por la espalda. El jefe de los Combatientes de Zil haba asesinado muchas veces, sin disimular el placer que senta en cada oportunidad. Esta vez el plan era simple: dividirse para dar un golpe certero. La primera parte se realiz con xito. Ergue, Granderage y Soriek fueron enviados para crear una distraccin. Mientras tanto, Tlendar tuvo la oportunidad de analizar con precisin a sus enemigos y descubrir todas sus debilidades. Los Kotoba no seran un peligro por estar alejados de la escena del crimen, prefiriendo Gakyusha montar un campamento al otro lado de la piedra cada del cielo.

- Querida ma, esto ser muy divertido. Entusiasmada Silene sonrea a su hermana. - Ya me estoy aburriendo de tanto esperar. Tlendar nos prometi accin. El joven se rasc la parte de atrs de su cabeza. - Ah? Les dije que.... S, tienes razn. Si todo sale de acuerdo a mis planes esta noche ser una gran noche para los Combatientes de Zil. Vamos a demostrarle a todos quienes somos y que valemos mucho mas que esos gremios falsos! No se olviden que deben llamar la atencin durante todo el tiempo que necesite para llevar a cabo mi tarea. Marlok esta a punto de lanzar su ataque. Las dos Gumlites respondieron al unsono un "S jefe!" que rebosaba alegra. Tlendar pronto desapareci entre las nubes de humo. Las hermanas, por su parte, empezaron a correr hacia el campamento de los Enviados. Estos se refugiaron en lo que quedaba de su campamento, en parte socavado por la tormenta. Las telas de las tiendas ondeaban en el viento y la mayora de sus pertenencias se encontraban diseminadas en el barro. El joven Pilkim empezaba a recoger sus preciados pergaminos. Aunque el figuraba desde hace poco entre los miembros del gremio gracias a sus increbles poderes mgicos, sin embargo no dejaba de ser un joven estudiante y esa misma juventud era su mayor debilidad. Sigui los pergaminos que haban volado fuera del campamento. De hecho no era consciente de lo que estaba sucediendo a su alrededor, por encontrarse perdido en sus pensamientos. Finalmente se golpeo contra una roca. - Auchhhhhh! Cay sorprendido. Quin me puso esto ... Se detuvo cuando vio lo que realmente era. Un enorme golem de cristal, viejo y sucio. - Wow! Esgrimi Pilkim extasiado Un golem ... de cristal ... El muchacho se puso inmediatamente en guardia, presintiendo que algo andaba mal. Y por una buena razn. Escucho una voz detrs de l. - Hola pequeo, Te perdiste?

Pilkim se dio vuelta y encontr a alguien cuya reputacin presida: Marlok, el traidor. Inmediatamente, el joven mago lanzo un hechizo formando una barricada glacial para detener a Marlon y su golem, antes de huir sin esperar respuesta. Grit tratando de gesticular lo mejor posible para que todos los Enviados puedan entenderte. - AAAAHHH MARLLOOOOKKKK! En ese preciso momento Silene y Selene hicieron su entrada para sorpresa general, seguidas de cerca por Marlok y su Golem. Se produjo el efecto esperado, el caos total rein en el campamento! La rabia de las hermanas y el poder del mago exiliado desorganizaron las tropas draconianas. Anryna vio a su antiguo aprendiz y rpidamente arremeti contra el para ponerlo en su lugar. El mago zil al ver a la descendiente del dragn que venia hacia donde se encontraba retrocedi lentamente, teniendo en cuenta que el objetivo era mantenerlos alejados de la zona clave. Por su lado, las hermanas se encontraban luchando contra Aerouant, Pilkim y Alishk. Los hechizos venan de todas partes sin llegar a tocar a las Gumlites, acostumbradas a enfrentar a los magos. El campamento que acababa de ordenarse quedo nuevamente destruido, esta vez sumando las llamas devastadoras. Tras un breve debate, los magos de Noz'Dingard se organizaron y tomaron la delantera, siendo la oportunidad perfecta para que Silene y Selene decidieran condimentar con un poco de sabor la lucha. Desde sus inicios, estas dos tenan la habilidad de transformarse en una nica criatura: Sombrosia. La sorpresa fue tan grande como el tamao de esta formidable entidad. La misma tena apariencia de una serpiente con un busto de mujer y cuatro brazos. El jefe de los Zil, por su parte, se haba acercado a su presa despus del ataque. Diestramente se rascaba la espalda, no para herir, sino para atraer su atencin. Una vez logrado el objetivo, el asesino Zil se alejo para atrapar al Profeta en sus redes. - Obviamente, el buitre no est muy lejos! Reconozco muy bien la bajeza de un Zil! El merodeador contesto solamente con un ataque rpido y luego se alejo. Esto enfad un poco al mago Noz quien comenz a lanzar poderosos hechizos. Tlendar esquivo todos los ataques, siempre de cara al oponente. Este pequeo juego dur el tiempo necesario para llevar a cabo su trampa. En poco tiempo ocurrira una de las tragedias que cambiaran para siempre el destino de los Combatientes de Zil y de los Enviados de Noz'dingard. - Estas terminado, como la rata que eres! Expreso orgullosamente el Profeta.

- Eso crees? la sangre del dragn que fluye a travs de ti te llena de orgullo... La voz provena de alguien que apareci en la escena, vestido de negro. - T! El mago grit enojado, yo pensaba que la gente como tu haba desaparecido para siempre. - Nunca debes decir nunca... El extrao dej caer una gema y Telender la tomo rpidamente. El Profeta abri grande sus ojos al ver esa cosa. - Veo que has comprendido, mitad dragn, que la muerte es tu nica salida. Tlendar ataco con toda su fuerza. El Profeta contraatac con sus hechizos de relmpago ms poderosos, pero a su oponente lo protega la gema colgada alrededor de su cuello. Luego lleg el trgico momento en el que las garras del Merodeador se hundieron en el pecho del mago. Y la sangre empez a correr ...

La muerte del Profeta capitulo 2

Bajo la mirada del desconocido, Tlendar arrojo el cuerpo del profeta al suelo y lo mato atravesando su garganta con sus garras. As pereci el Profeta.

- Antes eras un oponente ms valiente. Se jactaba el desconocido. El dragn sinti la repentina ruptura entre l y su Profeta, hirindolo profundamente. Todos los Enviados de Noz'Dingard saban que algo grave haba sucedido. El pensamiento semi-colectivo les advirti a todos sobre la desaparicin de su lder. Anreya fue la primera en reaccionar. Su primer sentimiento no fue tristeza, sino ira. - Qu le hiciste maldito Zil???!!!! Grit enojada. Qu le hiciste??!! Su aspecto cambio. Sus rasgos humanos se convirtieron en reptiles. En su parte superior un par de alas traspasaron su vestimenta. Inmediatamente Kounok se transformo en un Dragn gigante, tambin inmerso en una ira sin igual. - Van a pagar! Esgrimi antes de arremeter contra Sombrosa, seguido por Pilkim cuyas lgrimas fluan de el sin poder evitarlo. Aerouant necesit un poco de tiempo para recuperarse. Adems de los lazos filiales, l estaba vinculado a su padre porque se asemejaban enormemente. Fue l quien lo haba iniciado en la Magia del Dragn y sobre todo en la cristalmancia, donde se destac. Su corazn se parti cuando, despus de una rpida mirada a su alrededor, no vio al Profeta. Todo esto no era un sueo. Y luego explot. Utilizando toda la magia que le impregnaba, solo quera estar con su padre. La voz ancestral del dragn son en su cabeza: Termin. De pronto se encontr en la escena del crimen. El Profeta estaba tendido sin vida. Se acerco y con todo el amor que senta por l lo tomo entre sus brazos. No pudo contener las lgrimas. - Pero que sorpresa, el hijo se uni a su padre. Se ri entre dientes Tlendar. - Deshganse de esta molestia, orden el desconocido. El joven no dijo nada y se qued mirando fijamente al asesino. Repentinamente el descarg su ira en un ataque explosivo. Unos cristales aparecieron en las manos del mago, y una armadura protega su cuerpo. Tlendar se sorprendi por esto. La piedra Corazn negro lo protega de los hechizos que le lanzaba. El mago Noz'Dingard era muy diferente del Profeta. Por su lado, Aerouant tena una sola cosa en mente: hacer morder el polvo a la vil criatura. Pero el maldito saba luchar y no le pudo sacar ventaja. El joven vio la piedra sujetada a una cuerda que colgaba alrededor del cuello de Tlendar, y todo qued claro. Una piedra de corazn negro! l nunca la haba visto, pero gracias a su talento cristalomanciano podra hacer algo al respecto. Reuni

todo su poder. Unos cristales gigantes hicieron temblar la tierra y se escuch un sonido ensordecedor. Tlendar saba que su oponente estaba preparando algo contra lo que no podra enfrentarse. El extrao que anteriormente observaba con una sonrisa, ahora la haba perdido y en su lugar posea una mueca de preocupacin. Aerouant era un especialista con los cristales y las piedras corazn. La de Tlendar estaba visiblemente corrompida y tena que retirarse. La barrera cristalina protega a Aerouant. La magia contenida en los cristales los desintegro y ahora se concentraba en la piedra de Corazn negro. El jefe de los Zil aullaba de dolor como si la piedra fuese en verdad su corazn. - Te liberare de la influencia de la piedra y pagaras por tu asesinato! El desconocido se abalanz sobre Tlendar y le arrebat la piedra de corazn de las manos. Con la parte posterior de su mano libre, realizo unos hechizos de sombra sumergindolos rpidamente en una oscuridad impenetrable. Poco despus, la oscuridad se disperso. Para desgracia de Aerouant, sus rivales ya no se encontraban all. - Cobardes! Los enviados los encontraremos donde sea que estn! Los enemigos haban partido, y la clera dio lugar a la tristeza. Anryna, que acababa de llegar despus de perseguir a Sombrosa, se inclino sobre el cuerpo de su hijo y le acarici la cabeza con cario. - Hijo mo te llevare con el Dragn, tu mente y tu cuerpo seran uno con l. Aerouant, es tiempo de que un nuevo profeta sea anunciado, tu estars a la cabeza de los Enviados. Un halo de luz azul se esparci por su alrededor, luego desapareci, dejando a los Enviados de Noz'Dingard como lder a un Aerouant plagado por la tristeza, la ira y la duda. En la distancia, Tsuro y Amaya haba seguido en silencio toda la escena y llevaron su informe al Seor Imperial. - Seor, el Jefe de los Enviado de Noz'Dingard est muerto, fue asesinado por un villano Zil. Gakyusha tom un sorbo de alcohol xziarite con un rostro pensativo. - Los Enviados no tienen lder, por lo tanto podemos considerar que la piedra nos pertenece. Pero me entristece que el Profeta este muerto, y por una traicin. Honremos su memoria porque fue un digno rival.

Crnica del Rey

Yo soy Aez, alguna vez fui el prncipe de Avalonia, y hoy soy Rey. Pero, durante un tiempo, yo vagaba como un alma perdida, preso de una infinita sed de venganza. Como ya lo eh dicho, yo soy el primer hijo de Mirion y estaba destinado a sucederse cuando llegara el momento. Por desgracia, un acontecimiento trgico me impidi acceder al trono. Hace unos aos, al igual que todos los prncipes de los 7 reinos, tuve que quedarme durante 2 aos dentro de una de las familias reales. Por eso decid realizar ese aprendizaje en Valdoria con quienes siempre mantuvimos una excelente relacin. Nuestros respectivos padres me haban prometido a Marie, su hija menor. Nada podra ser mejor que eso. Yo era prcticamente parte de su familia y el conocimiento adquirido era invaluable para mi futuro reinado. Pero ocurri un da fatdico. Mientras me entrenaba en el patio del castillo, un mensajero arribo al galope. El portaba la armadura de mi familia y, adems, llevaba un manto negro, en seal de duelo. Su arribo significaba que algo haba sucedido en mi reino? El valiente hombre no me dijo nada y se precipito directamente a la sala del trono. Poco tiempo despus, Marie vino corriendo hacia m, con lgrimas en sus ojos. _ AezEl rey de Avaloniatu padre. Hizo una pausa, sus lgrimas no paraban.

_ Y bien? Habla! Es algo malo? Le dije con el corazn palpitndome. _ Se uni a sus ancestros Esas palabras fueron como una pualada en el centro de mi pecho. Part inmediatamente hacia Avalonia a fin de conocer ms sobre ese acontecimiento. Mi madre me esperaba en la tumba, con tristeza en su rostro. Entonces me cont que mi padre recibi en nuestro hogar a unos Xziriartes que estaban de pasada, de los cuales uno insulto al propio Emperador en persona. Por lo que tuvo que enfrentarse al joven guerrero, quien lo derroto y debido a su avanzada edad no logro sobrevivir a la batalla. Luego el ganador tendra el derecho de demandarle al perdedor la espada de los 5 ancestros. Y de esta forma los Xziriartes se apoderaron de la preciada lmina. En efecto, segn la costumbre, para convertirse en el Rey de Avalonia era imprescindible blandir la espada de los 5 ancestros, la cual haba sido forjada hace dos siglos atrs por el primero de nuestros reyes. Sin ella, era imposible cumplir mi destino. Emprend una cruzada para recuperarla, dejando a cargo a mi madre quien fue la nueva regente. Tenia el deber de viajar por todo el mundo en bsqueda de lo que por derecho me corresponda. Tres largos aos pasaron, tres aos deambulando tras pistas que no conducan a ningn lado. Quienes eran estos Xziriartes? Recorr gran parte del Imperio sin que nadie oyese nunca sobre la espada de los 5 ancestros. Hasta que abandone el imperio y me dirig hacia donde se encontraba la piedra que cayo del cielo. All haba estallado un conflicto entre varios clanes. Nunca preste atencin a estos grupos, hasta ahora. Pero, no se si fue por casualidad o porque el momento de mi venganza se haba acercado, encontr al ladro de la espada. Pero, sorprendentemente se trataba de un joven de tan solo 15 aos. Como haba logrado derrotar a mi padre? Lo observe durante unos das y entonces lo comprend. Su talento en el manejo de las armas era impresionante. Yo mismo lo vencer! El destino es implacable por ponerme a la cacera de Iro! Adems, no se encontraba solo. Estaba rodeado de guerreros, y mi fe, pareca tan desalentadora frente a la de ellos. Sin embargo, como no soy ningn cobarde, me presente frente a su jefe y desafi a Iro. Pero el combate fue corto, yo era muy lento a causa de mi pesada armadura, la cual maldije a ms no poder. No hablare de esta vergonzosa derrota.

Estaba desesperado, Avalonia se haba convertido en una tierra abierta al Gran Torneo. Fue entonces cuando conoc a una persona que me permiti llegar a ser lo que soy hoy. Siempre recordare esa conversacin. _ Hay un tiempo para todo. Un tiempo para la tristeza, un tiempo para actuar y un tiempo para la venganza. Era un extrao seor de contextura pequea, sentado sobre un objeto que flotaba sobre el suelo. - Quien es usted? Le dije. Parece que no se dio cuenta de que es inoportuno. _ Si me di cuenta. Y se que es lo que te molesta y como restaurar tu honor. Al or estas palabras, hizo un gesto y me dio un objeto redondo con agujas. - Que es? - Esto te permitir obtener lo que buscas. Tendrs que ser inteligente y pensar cuidadosamente sobre lo que haces. Explota las debilidades de tu enemigo. -Porque haces todo esto por mi? No te conozco. Lo se bien. Mejor digamos que no nos conocemos aun. En fin continuemos! Ser a cambio de que un da volver y te preguntare algo muy importante. Entonces recordaras la deuda que tienes conmigo y responders. Todo era muy misterioso. Ya haba visto cosas singulares, pero esto superaba a todas. Se me haba ofrecido la oportunidad de probarme a mi mismo. Y la acepte. Inmediatamente las agujas del reloj empezaron a girar a toda velocidad, al igual que todo a m alrededor. Cuando recupere la conciencia, ya no me encontraba en el mismo lugar, pero para mi sorpresa me encontraba en una gran ciudad Xziriarte llamada Mragi que se haba vuelto la capital imperial. Por qu me envi aqu? Ciertamente mi oponente venia de este sitio, pero se encontraba a miles de kilmetros de distancia. Entonces vi a una multitud de personas que parecan estar celebrando algo. Les pregunte acerca del festejo. Era sobre la travesa de Iro, el campen del emperador, quien haba vuelto a superar a un gran oponente. Mire para todos lados para ver si se trataba del mismo Iro, y de hecho era l. Pero su aspecto haba cambiado. Ahora pareca mucho mayor que yo. Imposible!

Trate de comprender la situacin. Por el aspecto de Mragi, probablemente me encontraba en el futuro. Y ahora, que es lo que har? Buscare informacin sobre Iro, porque despus de todo no sabia nada acerca de l y la informacin que me aporto la gente me permitira preparar mi venganza. Unos das mas tarde, por fin tena un plan. As que me dirig al palacio y me detuve frente a los guardias. - Yo, Aez prncipe de Avalonia, desafo a Iro, el campen de su majestad el Emperador de Xzia. Los guardias se sorprendieron. Entonces uno de ellos se dirigi a la derecha. Un poco mas tarde, un hombre, posiblemente un empleado, vino a buscarme y me llevo a una gran habitacin que reconoc como la sala del trono. Sin embargo, me percate de un hecho curioso. Los muros estaba cubiertos con muchas armas colgadas, principalmente espadas. Por un instante, mi corazn se detuvo cuando vi la espada de mis antepasados. All, y bajo ella, me esperaba Iro. Estbamos rodeados de cortesanos que se burlaban de mi, condenndome a una rpida derrota. Obviamente el no me reconoci, lo que me favoreci. - Acepto tu desafo, forastero, y me gustara ofrecer este triunfo al Emperador. Esto terminara rpido, dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Las personas a su alrededor echaron a rer. Debido a que soy desafiado, elegir la espada que portare en el duelo. - Como no tengo espada, entonces puedo elegir una de ellas, le dije sealando las paredes. - Me parece bien, pero no te har ganar, estas espadas son de aquellos que perdieron ante mi. Una vez ah, sin ms prembulos, me trajo la espada de los 5 ancestros. Esta tradicin significo una gran felicidad para m. Los ancestros estaban ah, haban estado esperndome. Vngate me dijeron al odo. Hazme justicia, hijo mo!. Era la voz que no volva a escuchar desde hace varios aos. Llenos de confianza, los valientes guerreros nos permitieron presenciar un gran espectculo. Iro, por su parte, luchara sin armadura, solo con dos sables. El se abalanzo con destreza, pero esta vez la situacin era diferente. Ya conoca algunos de sus golpes y, sobre todo, tenia la espada. Detuve todos sus ataques, era una roca impenetrable. Pero por su lado, previno mis pocos ataques. - Que tenemos ac? Un adversario a mi altura!

A continuacin, cambio de posicin y ubico sus dos sables en forma paralela. Uno que apuntaba hacia m y el segundo en la direccin contraria. Una tcnica de combate! La detuve con todas mis fuerzas, murmurando oraciones a mis ancestros. La espada comenz a emitir un resplandor verde, luego lanzo destellos del mismo color. Iro se precipito sobre m, y yo gire a la vez que gritaba con toda la rabia que tena contenida. Una gran luz verde ceg a todo el mundo, y cuando nuestros ojos se recuperaban se vea como Iro caa al suelo. Mi escudo se estaba partido a la mitad. Pero una de sus espadas yaca rota. Me volv hacia el y le dije: - Yo soy Aez, Rey de Avalonia, y tu vivirs para siempre con la vergenza de esta derrota.

El Sello

Otro tiempo, otro lugar. El Rey Gaumatta haba muerto, dejando un caos en el Gran Torneo de Yses. A pocos kilmetros de la capital, Guedenot acababa de regresar de recorrer los mercados regionales vendiendo lo poco de sus cultivos que le quedaron despus de pagar todos los impuestos. En el camino, luego de tomar un desvo de Moshat, el comerciante escucho un ruido en su carro. En el descubri a dos criaturas vestidas de harapos, uno mas hambriento que el otro. El comerciante consideraba,

que en situaciones extremas, nunca abandonaba a quien lo necesitara, ya sea humano o no, y humanos, estos dos no eran. - Pero que tenemos ac? Guedenot se dio vuelta para observar mejor lo que suceda. Vaya, criaturas del bosque, de las que rara vez se ven por aqu. Acrquense as los veo mejor. Aunque temerosas, las dos criaturas se dejaron ver, descubriendo sus facciones bajo la dbil luz del sol de otoo. - Por todos los santos! ustedes dos parecen pequeos espantapjaros. Cuntos aos tienen? De dnde son? Al menos me entienden? El mayor de ellos era un un Hom'chai lleno de miedo, mientras que el otro se trataba de una Elfine, ms pequea que su compaero, llevando un cabello largo hasta la altura de sus frgiles manos. - Bueno los voy a traer de vuelta a mi casa, no puedo dejarlos as. Se escondern all abajo dijo, sealando a una manta. Sin darles respiro los arrastro y de dos empujones los meti bajo la lana. El comerciante corri los pocos kilmetros que lo separan de su pueblo pensando en que hara con estos dos forasteros. En esa parte del reino la supersticin era muy fuerte, y aun mas el racismo hacia todo lo que no era humano. A su llegada, la noche haba cado sobre las quince casas que componan la aldea de Herberonde. Ubicado en un bosque, los habitantes eran en su mayora leadores y cosechadores de Svemiel. Todo lo que venia del exterior era visto con recelo por temor a que sean mal augurios para la pequea comunidad. Guedenot llevo su carro hacia el granero para que los nios se metieran ah y nadie los viera, escondindolos entre los fardos de paja. - No los abandonare, volver, entienden? No salgan del todo. Los nios acurrucados uno contra el otro, lanzaron miradas hacia su nuevo entorno. El comerciante se fue a su casa donde su esposa y sus dos hijos esperaban con impaciencia su regreso. A su reencuentro, fue recibido con mucha alegra tras haber partido varias semanas atras. Luego les explic sobre su encuentro con los forasteros clandestinos anunciando que quera ayudarlos. - Pero no estas hablando en serio! Te das cuenta de los riesgos que implica?

- Por supuesto que lo s, pero son nios, Mewen, nios! Los abandonaras a su suerte? La mujer de Guedenot vacilo unos segundos, luego rpidamente giro hacia la chimenea. Ella mir a las llamas chispeantes, pensando que era cierto, no podra dejar a los nios, aunque no fuesen humanos. - Bueno, vamos a ver cmo se ven nuestros huspedes. Desde ese da los dos Eltarites, porque as se llamaban las criaturas del bosque se convirtieron en los nuevos miembros de la familia de Guedenot. Los aldeanos que inicialmente sentan miedo muy rpidamente les ganaron cario, y el tiempo continu su curso interminable ...

Unos aos ms tarde. Las constituciones del Hom'cha y de la Elfine eran impresionantes. Los dos nios crecieron a una velocidad increble, la Elfine tenia el tamao de una adolescente, mientras que el Hom'cha ya haba superado a la mayor parte de los leadores mas robustos. Como es natural, y de hecho, haba encontrado utilidad en ese negocio. En ese tiempo se los llamaba Elaine y Gaherhis, dos nombres tpicos de la regin de Yses. Haban aprendido las costumbres y el idioma para adaptarse mejor, pero algunas personas parecan que nunca se acercaran o hablaran con ellos. Pero eso no les molestaba, se haban dado cuenta de que, despus de todo, no estaban en casa, y probablemente, nunca lo estaran. Una hermosa maana de primavera, cuando se preparaban las festividades en honor a una boda, un importante hombre lleg con dos caballeros. Era el Seor de estas tierras, que de vez en cuando inspeccionaba los pueblos. Fue la casualidad que lo llev all, y en esa oportunidad encontr a los dos adoptados. La reaccin fue inmediata. El Seor estaba furioso porque el pueblo no lo haba evitado y por eso castigara al jefe de la aldea pero Guedenot. Elaine y Gaherhis intervinieron, provocando la reaccin de los Caballeros quienes arremetieron contra los Eltarites. El hom'cha result gravemente herido en la cara, la elfine llena de furia lo mato con su extrao sable color ambar. Este objeto singular creca en la misma proporcin que lo hacia ella, y lo que en un principio era un cuchillo, ahora pareca una bella espada curva. Para su asombro, al contacto con la sangre de su oponente, la hoja se tio de color rojo.

Todo se convirti rpidamente en un caos general, con la ayuda de Mewen, Elaine arrastro a Gaherhis fuera de la aldea para curar sus heridas. Para su desgracia, l quedara con unas profundas cicatrices para el resto de su vida. En el centro del bosque, el azar toc a la puerta de los Eltarites. A dos leguas de los trgicos acontecimientos, un pequeo grupo de acrbatas se haban asentado. Mewen les implor cuidar de ellos porque ahora ya no podran residir en el pueblo. Y de esta forma se unieron a los combatientes de Zil.

Hoy en da. Despus de la llegada del desconocido, los dos compaeros haban seguido a los dems combatientes Zil. Su naturaleza Eltarite los hacia resistentes a la locura que reinaba a los Zil. Poco antes de la llegada a la tumba de los ancestros, decidieron dividir el grupo y rodear los grandes bosques del norte, el cual era uno de los pocos lugares no visitados anteriormente debido a las leyendas sobre criaturas extraas que all vivan. Abyssien les haba advertido que su bsqueda podra conducirlos a una decepcin. Al crecer en la compaa de los hombres haban adoptado una cultura muy diferente a la que debera haber sido la suya. Cay la noche sobre el improvisado campamento, a lo lejos la luz emitida por la piedra cada del cielo apenas iluminaba debido a las nubes bajas. Sangrespada y Sinrostro se sumergieron en sus pensamientos, con sus miradas fijas al vaci. De pronto el silencio se vio interrumpido por alguien que se aclaro la garganta. Los Zil se sorprendieron. - Per... Perdonen que los moleste. Estoy un poco perdida... Sangrespada examino a la recin llegada y observo lo extraa que era, sobre todo por lo blanco de sus ojos, que sin dudas, demostraban que era ciega. - Puedo colocarme a su lado y disfrutar de su presencia esta noche? Esta reunin era un poco irreal, Sangrspada se preguntaba cmo esta persona haba llegado hasta all, sola y ciega.

- Tienes razn en tener tantas preguntas. La verdad es que en nuestra ltima reunin ustedes eran aun muy jvenes. - De qu ests hablando? - rugi Sinrostro, qu nos conoces? - S todo sobre ustedes, s quines son, conozco su historia. Sangrspada saco su espada. - As que ya sabes que tendrs que decirnos todo! La joven con el pelo blanco empuj la hoja con su paraguas. - S, no te preocupes, te voy contare todo. Dijo ella con una sonrisa. Permtanme sentarme. - Cul es su nombre? - Un nombre? Bueno, aqu me llaman El Apstol. Querra algo mas femenino, pero me acostumbre. Ese nombre no les deca nada. Ella se acerco hacia el fuego, esperando a que le hicieran ms preguntas. - Quines somos? - Ustedes estn perdidos, dos nios con un importante destino en la historia de este mundo. Son descendientes de un pueblo secreto que habita este bosque -dijo, sealando la direccin de su destino. Pero para encontrarlo, primero deben descubrir la manera de entrar en el territorio Eltarite. - Nos dijiste que nos habas visto antes. Cuntanos ms. - Veo que eres de un espritu vivaz, nos cruzamos anteriormente, fui yo quien los coloco en el camino de Guedenot, se acuerdan de l? - Por supuesto que s! -Exclam fuerte Sinrostro con su voz ronca. - Por qu no nos recogiste y nos llevaste contigo? - Y ser criados por una persona ciega? Bueno, yo no poda. - Vamos. Acaso no estas hablando con nosotros? Podras decirnos como volver a casa.

- En realidad podra hacerlo, pero no s si realmente desean verlos de nuevo, son muy diferentes a los Eltarite "verdaderos". - Por favor, enrindenos, nos dijiste: Yo les dir todo, as que adelante, dnoslo. El apstol tomo un momento de reflexin. - La entrada al bosque es un portal que se encuentra cerca de aqu. Nunca esta nadie cuidndolo porque la mayora de la gente solo ve un muro verde. Slo los que son como ustedes pueden verlo, y lo que es aun ms importante, abrirlo. - Bueno, Cmo podemos llegar ah? exclamo Sangrespada animada. Toma tus pertenencias Sinrostro, iremos en busca de los nuestros. Y as ambos Zil partieron, con la esperanza de ver a sus familiares. - Gracias por ayudarnos exclam la elfine alejndose. Pero, dnde es exactamente? - Sigue tus instintos! Lo encontraras! Una vez que sus espectadores se marcharon el Apstol se encontraba sola frente al fuego. Una lgrima caa por su mejilla. - Por qu me obligan a mentirles? Cmo quieren que regrese a la Luz mintiendo y engaando? Lo que hice va a cambiar para siempre el destino de los habitantes de este continente. Sinrostro y Sangrespada caminaron a lo largo de una hora en la oscuridad de la noche, sintiendo tanta alegra como hace aos no la sentan. Largos aos de bsqueda finalmente recompensados. Al final llegaron a un portal, enorme y majestuoso. Dos aberturas descendan verticalmente en cada una de las paredes. En lenguaje Eltarite, la inscripcin comenz a brillar. Sangrespada y Sanvisage instintivamente se colocaron al frente de las aberturas en cada una de las puertas. A la vez, pusieron su mano en la primera de ellas. Se escucho un ruido sordo, como una especie de crack, a continuacin, la puerta comenz a moverse... Las aberturas dejaron de brillar, la puerta del Infinito estaba abierta. Detrs de ella no se vea un bosque, era algo totalmente distinto. Sangrespada y Sinrostro pronto se dieron cuenta de que no era un portal hacia su hogar...

El Llamado

La piedra atravesaba el cielo a una velocidad atroz, su frentica carrera culminara sobre el Desierto de Esmeralda. Pero este no era el caso. En su lugar, termin estrellndose en el centro del continente, en un lugar neutral, donde anteriormente grandes batallas tuvieron lugar: la Tumba de los Ancestros. La roca, gigante como una mansin, atrajo la atencin de todas las naciones. Sus lderes pensaban que un gran poder se le otorgara a quien lograra apoderarse de ella. Los primeros enfrentamientos haban provocado la muerte del Profeta, la traicin de Tlendar y la victoria relativa de los Kotoba... El campamento Xziarite se encontraba en calma. El da anterior, los miembros del clan celebraron su "victoria" y le dieron el adis a un valiente oponente: el Profeta. El sol haba brillado con una intensidad inusual en un cielo que no estaba manchado ni con una sola nube. Asajiro, que estaba de guardia, vigilaba sus alrededores en busca de algo que llamara su atencin. Entonces se alejo distrado influenciado por los comentarios que haba escuchado de sus compatriotas, intrigado por la famosa Piedra cada del cielo, la cual atraa la atencin de todo el mundo. Pero se acerc ms de lo debido. Un enorme rayo de sol golpeo la roca, provocando el cegamiento del oficial imperial. En ese momento, Alishk, inserto en su meditacin, no poda creer lo que vea. El rayo golpe la piedra con un poder increble, pero aun as no poda ver la magia en su interior. Nunca sinti algo semejante. Rpidamente se despertaron los enviados. Aerouant, quien no poda conciliar su sueo por no poder olvidar lo doloroso de la experiencia que haba vivido, tambin sinti algo "anormal".

- Nada de esto me informa algo que valga la pena - susurr el mago en el desierto. - Estoy de acuerdo. A que nos enfrentaremos esta vez? Por su parte, Kryss, que limpiaba su rgano, se quedo con la boca abierta al ver el rayo de luz. Abyssien, que estaba a su lado, sacudi el hombro de su compaero Zil. - Y bieh? Que pasah? Que sucedeh? Pero el msico solo respondi sealando a la piedra que cayo del cielo, mientras balbuceaba algo incomprensible. Nassaafaraa oukt naass oukt nassaaafaraaa... - Has odo esa voz Aryhpas? Es muy clara y suave. Saphyra era una joven mujer que viajaba por el mundo en busca de conocimientos acerca de las distintas religiones existentes. Ella haba odo hablar del culto de Mra y del templo Prcads, el cual despert en ella gran inters. - No, no entiendo nada. Que es lo que dice? La criatura que haba hablado no era otra ms que una mueca de porcelana, de la cual nunca se separaba. Ella estaba viva? Estaba convencida de que s. - Se llama a un grupo de personas en un idioma extrao, pero conozco su significado. La gente viajara desde lejos. Vamos rpido. Quiero ver quienes son esas personas. Nassaafaraa oukt naass oukt nassaaafaraaa... A millas y millas de distancia se encuentra el Desierto de Esmeralda. All no hay rboles, pero si arena de donde surgen unos inmensos cristales color esmeralda. A pesar de ello, una civilizacin logro dominar el entorno hostil. Mineptha es la capital de un pueblo que, cuando no viven dentro de las murallas de esa ciudad, salen en busca de materias primas escasas y piedras solares, utilizadas para confeccionar joyas y objetos preciosos. Adems del palacio real, se encuentra el templo de Sol'ra, su deidad protectora. La caracterstica sobresaliente de este lugar era que la mayora de sus compartimientos no tenan techo, para que la luz del sol estuviera presente durante todo el da. olmarek, el sumo sacerdote de Sol'ra y Ahlem se encontraban rezando en el patio cuando escucharon las palabras.

Nassaafaraa oukt naass oukt nassaaafaraaa... Partir a la bsqueda del obsequio destinado para ustedes. Los infieles intentan apropiarse de el. Castigarlos como es debido. En ese momento, lo que se encontraba dormido en ellos se despert. - Alhem, vete con Aziz y los que se encuentren cerca, mientras yo reno al resto. - Est bien sumo sacerdote, saldr en su bsqueda. Cules son sus rdenes acerca de los infieles? Debo reclutar a su discpula? - Si, si, ella esta de viaje. En cuanto a los que se encuentren en ese lugar, si se entrometen en su destino sern juzgados por Sol'R! Al da siguiente un pequeo grupo se march en silencio de Mineptha, emprendiendo su camino para reunirse en la Tumba de los Antepasados.

El Precioso

No se dice que en medio la noche, todos los gatos son pardos?. Es un proverbio que nuestra joven ladrona experimentaba en ella lo ms frecuentemente posible. Algunos das antes, Hlena haba tenido un golpe de suerte , una informacin que segn ella sera el golpe del siglo. Un sopln le haba comentado, que se le haba dicho, que el clebre tesoro del legendario capitn pirata Gol' dena haba sido encontrado por el gobierno de las Islas blancas y pronto sera

expuesto al pblico antes de regresar a las Bovedas Nacionales. EL Tesoro de Gol' dena! Increble! No slo la historia de este pirata clebre se transmita entre las diferentes tripulaciones de piratas, sino que su valor inestimable haca relucir los ojos de los investigadores de tesoros y de otros ladrones. Hlna no poda perder esta ocasin nica de apoderarse de el. Era demasiado tentador. Se apresur, porque este rumor se difunda tan rpidamente como un ziaf (una ave muy miedosa) que tena detrs el viento. Corra peligro de no ser la nica en seguirlo. Pierrevent, la capital de las islas blancas, un lugar donde cualquier atolondrado poda deslizarse y caerse en el torbellino. Porque estas islas no eran trozos de tierra en el mar, sino en el aire, como resultado de la gran guerra contra Nhant. El plan estaba listo, cuidadosamente calculado, no dejaba ningn lugar al azar. Su genio estaba en su paroxismo. Evidentemente nada pas como fue previsto. Y repensando bien en eso, ninguno de sus planes haba funcionado correctamente, porque justamente el azar intervena siempre. Falta de suerte o coincidencia? Atardecer, primera parte del plan: desactivar las protecciones mgicas. Ningn problema por esto. La alarma, Cristagard 2.0 no presentaba ninguna dificultad. Un poco de polvo de gema espejo y todo resuelto. Luego subi a lo alto de la torre gracias a su fiel enchanfilin: un cordaje muy fino y muy resistente. Perfecto! Nadie la haba visto, quedaba pasar a los guardias. Fcil! Eran apenas dos para vigilar un antiguo tesoro. El gobierno de las islas blancas o era avaro o no conoca al clebre Hlna! Tontos! El Petzouille era un animal bastante particular, apenas ms grande que un gatito con una trompa y una facultad apreciada por los bandolero de alto vuelo. En efecto, cuando un petzouille coma semillas de girasol, comenzaba a hincharse como un globo de goma. Bastaba luego, gracias a un mecanismo ingenioso inventado por Larcne, un gran ladrn, con lanzarlo en una habitacin para que libere rpidamente un gas soporfico. Luego de esto, tenemos a dos guardias adormecidos, en la sala de exposiciones. La caja de caudales, inmensa y ansiada, reinaba en medio. De forma extraa ningn sistema mgico lo protega. Nada ms, la asombraba. Clic! La caja de caudales esta abierta. Los ojos brillantes y el corazn apretado... la abri y... nada! Vaca, la caja de caudales estaba vaca! Por los cuernos de Dragn! Una trampa? No, visiblemente. Un trozo de pergamino se materializ entonces, rodeando un cristal de cachemin, un objeto del que los ladrones se sirven para dejarse mensajes entre ellos. Escrito, apenas algunas palabras: " Lo tengo! " firmado: Quilingo. La ladrona apret el pergamino con rabia. - QUILINGOOOO! Aull ella. Lo tendra ese oso perdido! Lo tendra!

Muy rpidamente se volvi atrs. Deba irse antes de dejarse atrapar, lo que jams deba suceder. Algunos instantes ms tarde, se encontraba en uno de los callejones sombros de la ciudad, rumiando su humillante derrota. Ningn tesoro... ningn tesoro... Bueno reflexiona hija, reflexiona. Un panda... eso no pasa inadvertido. Voy a usar mis influencias y lo acosare, hasta el fin del mundo si es necesario. Algunos das ms tarde, en el corazn de denso bosque al extremo sudoeste de Draconia, la joven ladrona haba ideado un nuevo plan. Un plan todava ms detallado que el ltimo, dejando una vez ms alguna cosa librada al azar, que sin embargo fue incluida en esta pequea fiesta. La pista de un panda, sobre todo hominoide era fcil de seguir. Dnde iba as? De hecho, poco le importaba, ya que dentro de poco, el tesoro sera suyo! Haba escogido un lugar donde todo escape era imposible, un puente inmenso de cordaje por encima de un precipicio de diez metros que daba a un ro caudaloso, infestado con animales poco amistosos. Era tambin el nico punto de paso para ir al otro lado del bosque. Pues haba colocado algunas trampas que inmovilizarian a Quilingo sin hacerle dao. Luego se escondi y espero pacientemente hasta la llegada de su pobre vctima. El tiempo le pareci una eternidad y su atencin se disperso hasta que un ruido hizo que se sobresaltara. Una tabla empez a rechinar. Se arriesgo para ver que pasaba. Era Quilingo, ya a la mitad del puente. Pero... pero.... pero... cmo hizo para escapar de mis trampas? ? Su reaccin fue inmediata, y como la persecucin del panda que, al acecho, repar muy rpidamente en ella. La carrera de persecucin fue corta, dur slo el tiempo de pasar por el otro lado. Porque situado detrs del puente, Quilingo se par para hacer frente a Hlena. - Entonces, tu quieres el tesoro? S que te interesa, no? - Vayamos al grano, no me provoques, deja ya la caja de caudales y vete. Eso te evitar problemas. - HAHAHAHA, tu quieres robarme? A mi? Yo no soy ningn guardia de banco, para nada. Has oido esto, Erevent? Tu amiga quiere robarme! Hlna frunci las cejas. Que estas diciendo? Entonces aparecio al lado de l Erevent. Al igual que Hlna, era un miembro de los Enviados de Noz' Dingard. - Entend y estoy totalmente de acuerdo. Hiciste un buen trabajo. La cara de la joven mujer se descompuso.

- T armaste todo esto contra m? ? Pero por qu? - Los Enviados deben ser respetables. Robarles algo a aliados no es aceptable. - Tu no eres quien para decirme lo que es respetable o no, desecho de petzouille.

Hlena trazaba un nuevo plan, tenia que prolongar la discusin el mayor tiempo posible. - Insultos, ya desciendes al nivel de otros bandoleros. No esta en mi decirte lo que es aceptable o no. Dragn juzgar si eres todava digna de quedarte en las filas de los Enviados. Mi misin est acabada. Considrate presa. - Pero por supuesto! Aull ella tirando al suelo una esfera de vidrio que liber un humo blanco que fue esparcido en seguida por un viento violento. La ladrona intent la huida, pero fue frustrada. Erevent era de los mejores investigadores de la Draconia. Y conocia todas las artimaas de los ladrones como ella. Discretamente haba lanzado una suerte " baba de gnomo " que pegaba a una persona en el suelo. - De acuerdo, de acuerdo... Discutamos, dice ella con una sonrisa. Pero ya era demasiado tarde. Quilingo sac una cuerda, la enrosco y se la puso al hombro. Y todos se fueron a Noz' Dingard.

El Runico, capitulo 1

El Desierto de Esmeralda estaba repleto de pequeos lugares increbles donde la vida bulla como en ninguna otra parte. Todo esto era posible gracias al agua que resurga de lo profundo y atraa todo tipo de criaturas. Favoreca tambin el crecimiento de una vegetacin abundante. Es en uno de estos oasis, porque as es como la gente del desierto los llamaba, que una tribu que viva all desde generaciones fue casi totalmente destruida. El ataque se efectu al amanecer, mientras que todos ellos todava dorman. Fue brutal y sin piedad. Los agresores fueron numerosos y muy bien organizados. Se trataba de una de las bandas ms grandes de traficantes de esclavos. Los gritos despertaron a las aves de color tornasolado y la sangre, mucha sangre, mancho el desierto. Los hombres que valientemente haban intentado defender a sus familias perecieron delante de la ferocidad de los bandoleros y de sus leones de guerra. Cuando todo el ataque termino, no quedaban ms que unos cadveres en el agua, mientras que las mujeres y los nios haban sido capturados para ser revendidos. Entre ellos, el joven Kalhid, de apenas 9 aos de edad. El chico fue vendido algunos das ms tarde en el mercado de esclavos de Mineptha a un hombre poderoso que resida en las montaas en el extremo norte del desierto. Apenas llegado a la propiedad de Abn el hissan, fue enviado a las minas de sephra, una especia rara que tena la particularidad de encontrarse solo en una pequea porcion de tierra de las montaas. As haba amasado su fortuna el dueo de Kalhid. Los aos pasaron y el chico se hizo un hombre. Contra toda previsin, mientras que la gran mayora de los esclavos de las minas, falleca rpidamente, el resisti, peleando contra su condicin de esclavo, porque los de su

pueblo pensaban que la vida vala todo y que la esperanza deba siempre ser un motor para avanzar sobre el largo camino de la existencia. Y el momento lleg. Despus de todo ese tiempo en cautividad, ya era hora de recuperar esa libertad que se le haba robado. Gracias a su fuerza imponente y gracias a un plan cuidadosamente establecido, l y algunos otros esclavos consiguieron evadirse. La suerte por fin le sonrea. Pero lo abandon muy rpidamente porque algunas horas apenas, despus de haber huido, una tempestad de arena se abati sobre ellos con una violencia increble. Casi todos ellos fueron barridos como vulgares pedazos de paja. Kalhid no poda ms, a pesar de su resistencia no poda ms luchar contra los elementos. Al extremo de su fuerza, se entreg a una muerte cierta. Kalhid abri los ojos sobresaltndose, jadeante pero vivo. Puso su mano derecha contra su corazn. Lata mucho. Esto lo tranquiliz porque esto quera decir que viva. El cuarto en el cual se encontraba, estaba inundado de oscuridad. All no vea nada. De repente, cuatro antorchas se encendieron. Se encontr recostado sobre una cama confortable, alrededor de l algunos muebles cuyo estilo le eran desconocido y exactamente al lado de l, un piln que contena agua. Bebi un trago y se mojo la cara. Centenas de pensamientos tamborileaban en su cabeza. De repente, la puerta se abri y oyo una voz, una voz grave que le peda que se acercara. Pas la cabeza por el marco de la puerta y descubri un pasillo largo alumbrado tambin por antorchas. A todo lo largo, haba unos smbolos que centelleaban en armona. Pas varias puertas totalmente cerradas y desemboc en una sala inmensa. Por todas partes los smbolos relucan dbilmente y, lo que le interes, sobremanera, haba all unas decenas de armas y armaduras magnficamente labradas. Al final de la sala, llamaba la atencin lo que se pareca vagamente a un yunque enorme. Detrs de el, semi-escondida en la oscuridad, una criatura que aparentemente tenia un par de cuernos y lo miraba. Vacil en avanzar pero la voz lo tranquiliz. No tengas miedo. No queremos a tu vida. Si no... te habramos abandonado a tu triste suerte. Efectivamente el raciocinio se impona y se adelant, hasta una distancia razonable. -Les agradezco por haberme salvado. -No nos agradezcas, cort la criatura. Por desgracia no pudimos salvar a tus compaeros, ellos perecieron todos. -Es una gran coincidencia que ustedes me hayan encontrado. -Esto no es coincidencia, sabamos que el que esperbamos, estara entre todos los que all se encontraban.

-Yo no comprendo muy bien. - Venimos de lejos y buscamos a personas con un destino particular y tu formas parte de ellos. Kalhid frunci las cejas. - Esperan algo de m, no es cierto?

Acto 2 : El canto de Cristal El canto de Cristal

La travesa por el desierto significo para ellos una victoria fcil de lograr. Tenan una misin de suma importancia y cada vez que sala el sol, las oraciones eran pronunciadas con un fervor increble. Galvanizados por su fe, no sintieron el paso del tiempo. Al final, en medio de un da particularmente radiante, todos lo escucharon. Era como una especie de canto, majestuoso. l los llamaba, los gui hasta el punto de impacto. Mientras mas avanzaban, la cancin se hacia mas clara. Alhem detuvo su marcha bruscamente. - Por qu te detienes? Dijo Aziz poniendo la mano sobre el hombro del sacerdote de Sol'ra. Los otros nmadas esperaban, prestando atencin a las palabras de su lder espiritual.

- Esta cancin es un llamado de ayuda. Vio la piedra, y ella confirmo su razonamiento. Los infieles son numerosos y de gran alcance. Ella est en peligro. Debemos actuar con rapidez antes de que se desate una catstrofe. Aziz se volvi hacia a Kararine y hablo con un tono lo mas autoritario posible. - Vas a ir a explorar y nos traers un informe sobre estos perros que se atreven a tomar cualquier cosa que no les pertenece. A modo de respuesta, la joven baj la cabeza antes de correr en la direccin del impacto. Unas horas ms tarde, por fin llego a su destino y su corazn se precipit cuando pos sus ojos en la piedra. Ella era majestuosa y estaba baada de una luz que le recordaba a la joven mujer el templo Sol'ra cuando el sol estaba en su apogeo, y sus rayos baaban las paredes de la sala de oracin. A sus pies, de un lado y del otro, haba dos campamentos. Uno tenia carpas azules adornadas con banderas con los smbolos del dragn, y el otro tenia tiendas rojas alineadas. En todas partes, haban numerosos asentamientos con muy diferentes estilos. Kararine estimo que haba mucha gente, pero de todos modos Sol'ra protegera a sus seguidores y fcilmente podra vencer a estos parsitos. Interiormente se regocij imaginando los combates que se llevaran a cabo. Pronto, se dijo a si misma, estas tiendas se quemaran por las llamas de la furia del dios del sol. De pronto oy pasos que se acercaban a ella. Sinti que el aire se enfriaba. Los pasos cesaron y escucho una voz con un acento extrao. - Tambin puedes escuchas esta cancin? Kararine se arriesg a mirar fuera de su escondite. Se encontraba una mujer con la piel plida y unos intensos ojos azules. Exista en esta persona algo parecido a un poder oculto que provocaba confianza en la joven nmada. Decidi ir a examinar a esta extraa mujer. Sin pronunciar una palabra, se acerco y observo que el fro emanaba de su cuerpo. - Qu eres? De qu cancin ests hablando? - Yo soy Yilith, hice un largo viaje siguiendo una cancin que oigo en mi cabeza. La oyes? Todo esto es increble. Pobre Kararine, esta infiel estaba tratando de confundirla. Tenia que advertirle a Alhem y Aziz lo ms pronto posible.

- No s a qu te refieres -exclam retrocediendo. Sac una daga y se puso a la defensiva. Djame en paz y no pasar nada. - De acuerdo, no eres muy amigable. Voy a ver si las otras personas me pueden ayudar. Luego sigui su camino como si nada hubiera sucedido. Kararine continu sus investigaciones en el bosque que estaba cerca para evitar la agitacin. Con el mayor sigilo posible, se trasladaba con la esperanza de no volver a tener un desafortunado encuentro. Una vez ms, debido a la mala suerte, o quizs por su falta de destreza en reas forestales, por poco es atravesada por un pual que lanzaron. Luego, una persona vestida de gris con una capucha bastante extraa salt sobre ella sin previo aviso. Esta vez, fue suficiente para hacer enojar a la joven. Ella lo esquiv gil mente mientras desenvainaba una daga en cada mano. Le dijo a su adversario que lo tena a una distancia muy corta, quien tuvo que hacer una acrobacia evitando su ataque y consiguiendo que solo rasgara su capa. La batalla dur varias horas, ambos tenan igual fuerza pero Kararine haba ideado un plan y poco a poco se acercaba a su ejecucin. As que despus de un rato la Asesina (pues tal era el rol que se le haba asignado) saba que su enemigo iba a perder, porque ahora serian cinco contra l. Entonces Aziz, quien arremeti contra el obligando al confuso Traquemage a esquivat por poco una lanza que cruzaba de lado a lado. La situacin se le fue de sus manos, al igual que su presa. El deba desaparecer nuevamente para repensar su estrategia. Se envolvi en su capa y se tiro hacia el suelo. La tela cubri el suelo antes de ser cortada en trozos pequeos por Kararine y Aziz. Por desgracia, el Traquemage haba desaparecido. La exploradora luego explic lo que vio y que haba encontrado. Insisti en la extraeza de los infieles y propuso no atacar de frente o de lo contrario la derrota, a pesar del apoyo de Sol'ra, sera aplastante. Aziz, quien haba servido durante mucho tiempo en el ejrcito de Kahani III propuso, en espera de la llegada de refuerzos, intentar hacerse a la piedra en busca de pequeos ataques hacia grupo reducidos de guerreros. Alhem acepto con cierta reticencia, pero era imprescindible seguir las rdenes de olmarek y era seguro que los infieles se cruzaran en su camino. Ms aun con el llamado de la piedra, tenan que darse prisa ahora. Estos infieles conocan de la presencia de los fieles de Sol'ra. Y as fue como los nmades del desierto entraron en conflicto por la piedra cada del cielo.

La Maldicin

El portal se abrio, y la luz que se escapaba de el se fue debilitando despacio. Sangrespada y Sinrostro se miraron un largo rato antes de que uno de los dos pronuncie la menor palabra. - Y ahora? Que pasa? Le dice el Hom'cha a su compaera? - Y bien, vaymonos! No habia ella acabado su frase que una forma se dibuj. Un hombre pas el umbral de la puerta, hizo algunos pasos y se derrumb. Luego, sin el menor ruido, la Puerta del Infinito se cerr,y luego desaparecido. Ambos Zil miraron con ojos terribles, verdaderamente no esperaban esto. Les haban prometido una vuelta a la vida entre sus semejantes, y finalmente se encontraban con alguien desembarcado de ninguna parte. Sangrespada examin al desconocido. ste llevaba una armadura magnfica de placas cubiertas de cuero endurecido, que cuando era nueva probablemente deba ser rojo. Una capucha cubra su cabeza, dejando aparecer algunos mechones de cabellos que el tiempo haba blanqueado. La elfine estudi el cuerpo inanimado y levant la capucha. - Esta vivo. Volvamos con Kriss, probablemente el podr ver lo que tiene. Sinrostro tomo al desconocido y se lo ech al hombro tan vulgarmente como a una bolsa. A lo largo del camino de vuelta hacia el campamento de los Zil, Sangrespada pareca perdida en sus pensamientos. Algo la tenia preocupada sin saber demasiado que. Tena la vaga impresin

de que este desconocido no era tan desconocido como pareca. Llegados a la carpa, fueron acogidos por Abyssien. - Por fin los encuentro, tengo cosas que deben saber. - Nosotros tambin tenemos cosas que decirte. Debemos ver tambin a Tlendar y Kriss para contarles. - Es una historia larga, pero Tlendar no es ms de los nuestros. Yo retomo el papel de jefe de los Combatientes de Zil. Era, decididamente, un da pleno de sorpresas! - Euh... Muy bien, de todos modos jams me gust. Cuando tom tu sitio, en el gremio, le habra propinado unos cuantos golpes. - Sinrostro, siempre tan refinado y poetco. Este ltimo puso delicadamente su paquete al pie de su nuevo jefe que mir al desconocido con una mirada asombrada. - Esto es raro! Esta armadura me dice algo. - T tambin? Cort a Sangrespada. Desde que lo encontramos, tengo la impresin de conocerlo. - Es porque seguramente les han contado esa historia. En fin, una historia que habrn escuchado, cuando ustedes estaban en casa de los humanos de Yses. Justo en ese momento aparece, Kriss que haba sentido curiosidad por ver reunidos a sus compatriotas. - Qu pasa aqu? Interrog al msico. - Apareces justo a tiempo, puedes mirar lo que tiene. Orden el jefe de los Zil mostrando al desconocido. - S por supuesto, pero no aqu. Sinrostro, trelo a mi vagon, te lo ruego. Abyssien y Sangrespada se instalaron cmodamente bajo la carpa que, aparte de escenario para las representaciones, serva de saln inmenso donde los miembros del gremio podan relajarse a su modo.

- Entonces, que historia? - S, eso estaba por contarte, dice ponindose su sombrero. A su alrededor la escena cambio, y la carpa desapareci para dejar lugar a un bosque lgubre. All, un animal se col entre los rboles, luego vino otro de por all, y luego otro para formar finalmente una jaura. Luego salieron del bosque. Sangrespada los reconoci: Volks! Eran criaturas terribles y casi desaparecidas en la actualidad. Uno de ellos era particularmente imponente. Era visiblemente su jefe. La continuacin fue una carnicera. El volks atacaron varios pueblos y devoraron todos los seres vivos que pudieron, tanto por placer como por hambre. La escena cambi, nuevamente, ahora estaban en un castillo. All, tres personas noblemente vestidas platicaban vivamente. - Seor, intentamos todo contra los volks, sin xito. Tienen mucha destreza y su jefe nos siente llegar, anticipadamente. El hombre coronado miraba fijamente el suelo, mientras reflexionaba sobre la mejor solucin. - Veo que slo l puede ayudarnos. S que no lo aprecias en lo mas mnimo, pero hay que reconocerle sus meritos. - Usted no piensa en l! Gaumatta, a pesar de la amistad que nos une, usted no puede intervenir para llamarlo a l? - Mergis, eres por cierto mi amigo, pero mi decisin esta tomada. Bardiya, vaya a avisar a Kolodan de la situacin. La imagen se desvaneci y la carpa reapareci. Kolodan! ! Conoca esta historia. Este protector fue la ltima muralla contra estos monstruos. Diezm a todos ellos y combati a su jefe durante das. Luego, despus de eso, desapareci misteriosamente. - Quieres decir que este hombre es Kolodan? - Eso no es seguro y el mejor modo de verificarlo, es preguntarle a l. La noche cay sobre la Tumba de los antepasados. Kriss haba trabajado y sus muchas heridas no eran ms que un recuerdo. Abyssien, Sangrespada y Sinrostro esperaban alrededor del fuego que Kriss les diera noticias. La puerta del vagon se abri. - Sinrostro, puedes venir a echarnos una mano.

El msico retena por el brazo al desconocido que haba recobrado el conocimiento. Lo instalaron con ellos alrededor del fuego. Todos ellos esperaban la continuacin de la historia, era Kolodan? - Quien es usted? Pregunt Abyssien. - Yo... Soy Kolera... - Kolodan quiere decir? - Kolo... No! Aquel ser desapareci hace mucho tiempo. No queda ya nada de l. - Y qu fue de l, si se puede preguntar? - Ya no existe, ya no soy hombre, sino no completamente volk. Soy slo Kolera. - Dnde estabas durante todo este tiempo? - Todo este tiempo? Que fecha es? - Si mi memoria es buena, los siete reinos utilizan el calendario imperial. Estamos, pues en el ao 105. Esto fue como una pualada para Kolera. Ms de veinte aos haban desaparecido sin que verdaderamente se d cuenta de ello. - Donde estaba usted, aadi Sangrespada visiblemente apasionada por el sujeto. Era era... No acab su frase. Miraba al cielo con temor. La luna se levantaba, inmensa y roja. La maldicin oper. - Nooon! No no no no no no! Cria-t 'l. Una transformacin se produjo entonces. Kolera se retorci de dolor, los pelos largos y negros aparecieron sobre sus brazos, su armadura dejo su lugar. Luego su cara cambi, se alarg en un hocico largo, sus dientes crecieron. Se haba convertido en mitad hombre, mitad volk. Aunque estaba visiblemente rabioso, se par precipitadamente delante de Sangrespada. Literalmente fue hipnotizado por la joven elfine. La clera se fue poco a poco.

La Ordala

olmarek esper pacientemente a que el resto de las tropas se reunieran con l para luego emprender el camino hacia el impacto. Entr en el saln principal del templo de Sol'ra, perdido en sus pensamientos. Ya hace muchos aos que se encontraba al servicio del Templo y ciertamente su fe nunca haba vacilado, pero desde el canto de cristal, el anciano sacerdote se lleno de dudas. Por qu en los ltimos aos, durante tanto tiempo la presencia divina fue dbil, y de repente una manifestacin tan importante de Solar se produce? Record que cuando era un joven sacerdote, ocurri otro evento como este, el cual termin en una catstrofe. De qu servira ahora? Cul es el propsito de todo esto? Todas estas preguntas germinaron en la mente del anciano. - La duda no est permitida en ti, sumo sacerdote. olmarek dejo de imaginar y mir a su alrededor. La presencia que senta era extraamente familiar, como si el pasado resurgiera. - Yo conozco esta voz, mustrate. - Mrame... padre. A continuacin, se dirigi a la estatua que haba tallado hace casi treinta aos. La joven mujer representada estaba baada con una luz suave. Ella ya no tena ms el aspecto de una estatua

congelada, sino el de una persona viva. olmarek cay de rodillas, con el corazn encogido por sus lgrimas. - Dja... Djamena, realmente eres tu? - Yo vengo a vosotros como mensajero. Escucha mis palabras porque ellas son instrucciones! Un mensajero! Esto auguraba algo muy importante, porque su aparicin era siempre sinnimo de cambio y de intervencin divina. Las escrituras antiguas talladas en los muros del templo daban manifiesto de una serie de intervenciones de esta naturaleza. - Escucho, Mensajero. - Te alejas poco a poco del sumo sacerdote que eras, y es necesario que su fe sea infalible. Vengo a ensearle La Prueba! - Qu... Qu? olmarek no poda creer lo que escuchaba. Seria sometido a una prueba para demostrar su fe. Ya he demostrado mi lealtad en el pasado y mi vida est al servicio de Sol'ra! - La fe no es sobre el pasado, sino sobre el presente. Sol'ra necesitara a su sumo sacerdote, y tu tienes que estar listo. Varios eventos se llevarn a cabo y los infieles no tienen que hacer nada para frustrarlos. Tendrs que intentarlo y si tu fe no es lo suficientemente fuerte, acarrearas la ruina. - Me someter a la prueba, cual es la tarea que tengo que cumplir? - Un padre y su hija llegaran al templo. El hombre es ciego y sobrevive gracias a su hija. Debers convencer al padre que Solar reclama a su hija, condenndole a una muerte segura. Efectivamente un carro tirado por un buey pas por el arco de la entrada del templo. Una joven comandaba al animal con una cuerda. Se sorprendi cuando se dio cuenta del gran parecido entre Djamena y la joven. Entonces comprendi a que clase de evento se enfrentaba. La joven ayud a su padre a bajar y luego ambos avanzaron para saludar al sumo sacerdote debido a la circunstancias de su alto cargo. - Hemos recorrido un largo camino para rezar a Sol'ra y pedir su ayuda para que sane a mi padre.

Sol'R dios del sol y de la luz ha sido invocado a menudo en oraciones para recuperar la vista, y en algunos casos esas oraciones fueron escuchadas. olmarek todava tena las palabras pronunciadas por el Mensajero y sobre todo la respuesta a la prueba que tenia que cumplir. - Cul es tu nombre? -Pregunt. - Djamena. La coincidencia era demasiado. Le tom la mano y se concentro, enfocndose en el alma que habitaba ese cuerpo. l sonri cuando se dio cuenta con su mente que se encontraba su hija. Sol'ra haba vuelto a l, y nunca mas volvera a dudar. - Bueno, Djamena, trae a tu padre al pie de la estatua para que se arrodille, nosotros rezaremos con l. Oramos a Sol'ra para que tenga piedad de este hombre quien vivi en la oscuridad para que l pueda volver a ver la luz. olmarek us sus poderes y puso sus manos sobre los ojos del infortunado. - Sus oraciones han sido escuchadas. Cuando quit sus manos del hombre, este parpade a la vez que su vista poco a poco regresaba. - Ahora veo! , Exclam. Veo otra vez! Cay de rodillas ante olmarek, Djamena hizo lo mismo. Cmo te agradeceremos? - Mantengan su fe en Sol'ra y sigan sus mandamientos, sin dudar jams. Necesito que me presten un servicio. - Dime, yo hara cualquier cosa que me pida. - Tu hija pertenecer a Sol'ra. Esta frase significaba que iba a ser sacrificada en su honor? El hombre no pudo responder nada, aturdido por la noticia. Debera recuperar la vista a cambio de perder a su hija? - No te preocupes, ella ira al templo y se convertir en una sacerdotisa. Djamena se sorprendi. Ella servir a Sol'ra? El hombre se levant y tom con sus manos el rostro de su hija.

- Si no recuerdo mal, una joven sacerdotisa no debe ser vista por los hombres, los preceptos de Sol'ra evitan esos encuentros. T has tenido hasta ahora una vida llena de miseria acompaando a un ciego. Es hora de que vivas tu propia vida, incluso si eso significa que dentro de poco no volver a verte. Djamena se arroj a los brazos de su padre como si estuviera diciendo adis. El sumo sacerdote miraba con nostalgia. Recordaba el amor que haba sentido por su hija. Significo para l una segunda oportunidad, un rejuvenecimiento, un renacimiento, se dio cuenta de que lo que Sol'ra tom, l tambin podra tenerlo. Una vez que el hombre se fue, Djamena y olmarek estaban solos. Entonces los ojos de la joven cambiaron y brillaban como mil luces. - Has pasado esta primer prueba, pero vendrn otras. Lo has adivinado, regresare pero ahora no puedo quedarme. Cuando llegue el momento me reunir contigo, padre.

El Runico, capitulo 2

Kalhid esperaba una respuesta, aunque estaba casi seguro que seria un "s". Pero despus de todo, vala ms esto que regresar a la esclavitud.

- Hay algo que podras hacer por nosotros. Debes saber que eres libre de negarte, de ser as, vete al fondo de la sala y ese camino te llevar hacia la salida. Porque lo que se espera de ti, va a ser difcil de cumplir. - No soy un ingrato. Ustedes me salvaron de la muerte y les estoy agradecido. Entonces los escucho, que desean que haga? La forma se acerc al joven hombre, pero este ltimo no se atrevi a levantar la mirada porque fue intimidado profundamente. - Muy bien, tu eleccin esta hecha, y tu palabra esta dada. Hace varios das un meteorito se estrell en el continente. Si bien el acontecimiento es bastante comn, es la naturaleza del meteorito la que nos interesa. El desconocido fue del lado de las armas y las armaduras y, dando la espalda a Kalhid, continu su discurso. - Nosotros, recorremos el mundo en busca de ciertas piedras que poseen facultades mgicas o que parecen tenerlas. Entonces, en esta, hemos sentido el mayor poder hasta este momento. Se movi y, con una mano muy poco humana, tom un objeto. Luego volvi frente a su interlocutor. - Nos gustara que fueras all dnde se estrell, y que nos traigas un pedazo de esa piedra. Esta tarea es peligrosa. Tambin te confiaremos esto. Puso el objeto en el suelo y este produjo un ruido metlico. Kalhid vacil, luego lo tom. En seguida el objeto se desarroll alrededor de su mano y alrededor de su mueca. Era como un tipo de guantelete. El joven hombre casi senta como un tipo de conciencia en el interior.

- Este es un objeto rnico. Cudalo, porque debers devolverlo. Cuanto ms estn ambos en simbiosis, ms el guantelete se desarrollar. Despus de algunos movimientos, rpidamente se dio cuenta que el peso del objeto no corresponda a su apariencia, pero sin embargo pareca muy resistente. - Les agradezco. Si tengo bien entendido, debo ir al lugar donde el meteorito se estrell, tomar un pedazo y volver aqu. Es as?

- S. - Bien, esto no me parece muy difcil. - Lo ser. Pero antes de que te vayas, debes saber que tu nombre no es ms Kalhid, sers en lo sucesivo el portador de las runas Hars. Una nueva partida, con un nuevo nombre? Al final, esto se pona interesante. De todos modos, le gustaba cambiar el suyo por un buen nombre. - Afuera un caballo y provisiones te esperan. Vete ahora, te esperaremos aqu. Hars se fue pues, hacia este nuevo destino que se le haba predicho. Una semana ms tarde, Hars encontr el lugar del impacto. De camino, haba encontrado a otras personas que, como l, iban hacia esta piedra famosa. Supo que los grandes gremios estaban en el mismo lugar y que se libraban enfrentamientos para reclamar su propiedad. Cuando lleg, el sitio, era un verdadero campo de tiendas. Si todo el mundo quera esta piedra, dudaba que le dejaran tomar un trozo as nomas. Esper pues a que llegara la noche para actuar. Una luz dbil se escapaba del meteorito, que revelaba ser mucho ms grande de lo que imaginaba. No esperaba tampoco que fuera una piedra. Despus de todo, quin vigilara una piedra grande como dos casas por temor a que se la roben? Y muy visiblemente, los Combatientes de Zil, pensaban as. Por ejemplo, un Combatiente de Zil: Marlok. ste pasaba una buena parte de la noche estudiando la piedra. Evidentemente, haca esto lo ms lejos posible del campamento de los Draconianos. Hars se dirigi hacia la piedra, una vez delante de ella, golpeo la pared con su mano enguantada . Marlok quedo sorprendido porque