CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

26
CRÓNICAS TUBERCULOSIS’ Argentina.-En un minuciosísimo informe acompañado de cuadros, gráficos, diagramas y cartogramas, Sussini y colaboradores analizan el problema tuber- culoso en Argentina, y en particular la evoluci6n de la tuberculosis, tomando sobre todo las cifras de 1914 a 1930, durante cuyo período ha disminuido el coeficiente por 100,000habitantes de 147 a 125. En 1930 la mortalidad tuberculosa se descom- pone así: forma pulmonar, 12,733; miliar (generalizada), 256; meníngea, 732; abdominal, 328; vertebral, 69; oeteoartrítica, 68; otros 6rganos (urogenital, hepática, ganglionar, cutanea, etc.), 88; generalizada (múltiple), 128. Un dato interesante es el estudio de las disposiciones legales que rigen en materia del trabajo. Otros factores destacados versan sobre alimentación, vivienda, raza, densidad de población, relaci6n con la mortalidad general, etc. Entre las en- fermedades m6s homicidas, el lugar de la tuberculosis ha variado, puea mientras en 1911 seguía a la gastroenteritis infantil, en 1916, 1921 y 1926 sobrepasó a ésta, y por fin, en 1930 ha descendido de nuevo al segundo puesto, adelantándosele las enfermedades organicas del coraz6n. Salvo insignificantes fluctuaciones, la evoluci6n de la tuberculosis en el país sefiala un rítmico y moderado descenso, con tendencia al sostenimiento en los 6ltimos años, ~610 interrumpido por un repunte de 1916 a 1919, que culminó en 1918 con la pandemia de gripe. Con respecto a distribución geografica, varían mucho los índices, de menos de 60 en los territorios de Formosa y Los Andes, a más de 240 en las provincias de Tucu- man, Salta y Jujuy. En el concierto internacional, Argentina figura entre los países de mortalidad tuberculosa mediana. (Sussini, Miguel; Paso, J. R., y Zauchinger, Adela: An. Dep. Nac. Hig., 5, Vol. XXXVII, tomo 2.) Cada uno de los números de mayo-jul., agto.-abre., y obre.-dbre. 1938 de loa Archivos Argentinos de Enfermedades del Aparato Respiratorio y Tuberculosis, esta dedicado a una fase distinta del problema tuberculoso, correspondiendo el primero a bronconeumonias asmatiformes y tuberculosis y contagio; el segundo a roentgenfotografía; y el tercero a neumotórax espontaneos. ComisiBn argentina.-Por una ley aprobada el 23 de agosto 1938, se ha creado en Argentina, bajo la dependencia del Departamento Nacional de Higiene, la Comisión Nacional de la Tuberculosis, que tendrá a su cargo todo lo relacionado con la profilaxia y asistencia de los tuberculosos. Para contar con recursos propios, la Comisi6n va a estudiar la forma de implantar el seguro nacional contra la tuberculosis. Con excepción de los que dependen de la Sociedad de Benefi- cencia de la Capital, los establecimientos nacionales y demas servicios dedicados a la asistencia de tuberculosos en el país pasarán a depender de la Comisián. Mientras no se incluyan en la ley general de presupuesto los gastos que demande el cumplimiento de la nueva ley, la Comisi6n contará con un fondo no mayor de 2,000,OOO de pesos, procedentes de rentas generales. (Bol. San., 772, obre. 1938.) Nuevo instituto argentino.-El Congreso de la República Argentina ha votado un crédito de 150,000 pesos, y la Universidad de Buenos Aires designado el terreno para construir un Instituto de Tuberculosis Quirbrgica destinado al tratamiento de casos de esa naturaleza. Los métodos curativos empleados serán principal- mente los del Prof. C. Robertson Lavalle, fundados en principios biol6gicos 1La dltima crónica sobre Tubemulosis apa&6 en el BOLETÍN de ubre. 1937, p. 1082. 452

Transcript of CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

Page 1: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

CRÓNICAS

TUBERCULOSIS’

Argentina.-En un minuciosísimo informe acompañado de cuadros, gráficos, diagramas y cartogramas, Sussini y colaboradores analizan el problema tuber- culoso en Argentina, y en particular la evoluci6n de la tuberculosis, tomando sobre todo las cifras de 1914 a 1930, durante cuyo período ha disminuido el coeficiente por 100,000 habitantes de 147 a 125. En 1930 la mortalidad tuberculosa se descom- pone así: forma pulmonar, 12,733; miliar (generalizada), 256; meníngea, 732; abdominal, 328; vertebral, 69; oeteoartrítica, 68; otros 6rganos (urogenital, hepática, ganglionar, cutanea, etc.), 88; generalizada (múltiple), 128. Un dato interesante es el estudio de las disposiciones legales que rigen en materia del trabajo. Otros factores destacados versan sobre alimentación, vivienda, raza, densidad de población, relaci6n con la mortalidad general, etc. Entre las en- fermedades m6s homicidas, el lugar de la tuberculosis ha variado, puea mientras en 1911 seguía a la gastroenteritis infantil, en 1916, 1921 y 1926 sobrepasó a ésta, y por fin, en 1930 ha descendido de nuevo al segundo puesto, adelantándosele las enfermedades organicas del coraz6n. Salvo insignificantes fluctuaciones, la evoluci6n de la tuberculosis en el país sefiala un rítmico y moderado descenso, con tendencia al sostenimiento en los 6ltimos años, ~610 interrumpido por un repunte de 1916 a 1919, que culminó en 1918 con la pandemia de gripe. Con respecto a distribución geografica, varían mucho los índices, de menos de 60 en los territorios de Formosa y Los Andes, a más de 240 en las provincias de Tucu- man, Salta y Jujuy. En el concierto internacional, Argentina figura entre los países de mortalidad tuberculosa mediana. (Sussini, Miguel; Paso, J. R., y Zauchinger, Adela: An. Dep. Nac. Hig., 5, Vol. XXXVII, tomo 2.)

Cada uno de los números de mayo-jul., agto.-abre., y obre.-dbre. 1938 de loa Archivos Argentinos de Enfermedades del Aparato Respiratorio y Tuberculosis, esta dedicado a una fase distinta del problema tuberculoso, correspondiendo el primero a bronconeumonias asmatiformes y tuberculosis y contagio; el segundo a roentgenfotografía; y el tercero a neumotórax espontaneos.

ComisiBn argentina.-Por una ley aprobada el 23 de agosto 1938, se ha creado en Argentina, bajo la dependencia del Departamento Nacional de Higiene, la Comisión Nacional de la Tuberculosis, que tendrá a su cargo todo lo relacionado con la profilaxia y asistencia de los tuberculosos. Para contar con recursos propios, la Comisi6n va a estudiar la forma de implantar el seguro nacional contra la tuberculosis. Con excepción de los que dependen de la Sociedad de Benefi- cencia de la Capital, los establecimientos nacionales y demas servicios dedicados a la asistencia de tuberculosos en el país pasarán a depender de la Comisián. Mientras no se incluyan en la ley general de presupuesto los gastos que demande el cumplimiento de la nueva ley, la Comisi6n contará con un fondo no mayor de 2,000,OOO de pesos, procedentes de rentas generales. (Bol. San., 772, obre. 1938.)

Nuevo instituto argentino.-El Congreso de la República Argentina ha votado un crédito de 150,000 pesos, y la Universidad de Buenos Aires designado el terreno para construir un Instituto de Tuberculosis Quirbrgica destinado al tratamiento de casos de esa naturaleza. Los métodos curativos empleados serán principal- mente los del Prof. C. Robertson Lavalle, fundados en principios biol6gicos

1 La dltima crónica sobre Tubemulosis apa&6 en el BOLETÍN de ubre. 1937, p. 1082.

452

Page 2: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

aprobados por una Comisión de profesores de la Universidad. En una casuistica publicada por dicho autor en 1931, en 100 enfermos de mal de Pott, había obtenido 76 por ciento de curaciones, y la mayor parte de ellos todavía siguen sanos a los 10 y ll años de la intervención. (Inf. Ext. No. 25, Min. Rel. Exter.)

El 25 de noviembre 1937 tuvo lugar en Buenos Aires la inauguración de las obras para el nuevo Instituto de la Tuberculosis. El Presidente de la Republica descubrió en el acto dos placas de mármol con inscripciones alusivas. El presi- dente de la Liga Argentina contra la Tuberculosis, Dr. Gregorio Aráoz Alfaro, mencion6 la importancia de las obras que se ejecutan, y lo mucho que deben al concurso del pueblo y de los poderes públicos.

Nuevo sanatorio argentino.-Ya se han terminado las obras de construcción de un hospital destinado a mujeres tuberculosas en Villa Caeiro, Provincia de Córdoba, y el cual, por virtud de un legado de la Sra. Susana Funes de Pizarro Lastra, llevara el nombre de Hospital Familia Domingo Funes. El sanatorio, en el cual se ha invertido mas de un millón de pesos, estará provisto de todas las modernas comodidades e instalaciones en este genero de establecimientos, y tendrá capacidad para 400 enfermos. (La Prensa, obre. 4, 1937.)

Buenos Aires.-Independientemente de los organismos nacionales, los estable- cimientos municipales realizan una intensa labor antituberculosa en la ciudad de Buenos Aires. Centralizase esta acción en el Hospital Tornú, dedicado exclusiva- mente a esa especialidad, y dirigido por el Dr. Alejandro Raimondi. En una memoria presentada recientemente por éste, repásanse los trabajos realizados en los dispensarios de vías respiratorias, la colocación familiar del recién nacido, el Preventorio Rocca, la Colonia Marítima de Necochea, y el Instituto Municipal de la Tuberculosis. En Buenos Aires las muertes por tuberculosis han dis- minuído de 3,611 en 1927 a 3,070 en 1936, o sea de 178 a 128 por 100,000 habitantes. De 2,142 defunciones infantiles en 1936, correspondieron 45 a tuberculosis, com- parado con 73 entre 3,695 en 1927. La dirección de la lucha se esfuerza por tener conocimiento de todas las defunciones por tuberculosis ocurridas en la capital, para hacer visitar inmediatamente los hogares por el personal de los dispensarios e instar a los familiares a hacerse examinar. En esa forma fueron visitados en 1936, 2,984 hogares de enfermos fallecidos e internados en los hospitales Muñiz y Tornú. Con esas visitas se obtuvo la concurrencia de 3,325 familiares a los dis- pensarios, encontrándose entre ellos 118 tuberculosos ignorados. En la labor se cuenta con la cooperaci6n del Instituto de Ortodoncia y Odontología Infantil, pudiéndose así efectuar reacciones tuberculínicas en los niños concurrentes, los cuales, de resultar sospechosos, son enviados al Preventorio Roeca, donde se les realizan radiografías. Otro tanto se hace en los dispensarios de lactantes. (Inf. No. 673, Of. Dif. Cul. & Prop. Arg.)

Bolivia.-Un análisis de las estadfsticas disponibles para el primer semestre de 1937 por Vargas Sivila, indica una mortalidad tuberculosa de 176 por 100,000 en La Paz (200,000 habitantes), y de 398 en Sucre (30,000 habitantes). Para Sucre, el coeficiente en 1937 fue de 430, y en el primer semestre de 1938, de 426, habiendo ascendido desde 1935. Gran parte de esa mortalidad corresponde a militares y enfermos de otras poblaciones, (Vargas Sivila, E.: Rev. Inst. Méd. Sucre, 61, agto. 1938.)

Arce Castrillo y Rivero Torres practicaron la Pirquet en 1,200 soldados en el departamento de La Paz, mas sólo pudieron comprobar a 995, de los cuales, 609 resultaron positivos: 82.43’% de los procedentes de la ciudad de La Paz; 59.9y0 para los de provincias. Por razas, la positividad fu6: blancos, 83.8Q/n; mestizos, 72.3%; indígenas, 59’%&, y por profesiones: estudiantes, 77.1%; obreros, 71.4%; y labradores, 56.6%. En labradores de raza indígena, después de seis meses de permanencia en el cuartel, la positividad lleg6 a 67%. En una colectividad

Page 3: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

454 OFICItiA SANITARIA PANAMERICANA WYO

indígena del Altiplano, donde no hubo conscripción, la positividad fué de 29% en los hombres, y lôO/, en las mujeres de 20 a 50 años de edad. En el personal de los dos hospitales de tuberculosos y escuela de enfermeras, las reacciones posi- tivas promediaron 780/& En conjunto, pues, el índice de tuberculizacibn en los reclutas procedentes de la ciudad de La Paz es igual o superior al de otras ciu- dades de Sur América con mayor densidad de poblacibn. Es notorio que la cam- paña del Chaco, así como la conscripción militar, influyeron grandemente en el aumento del índice de tuberculización, en particular en el elemento indígena. (Arce Castrillo, L., y Rivero Torres, C.: San. Mil., 446, No. 4, 1938.)

Sucre.-Vargas Sivila cita cifras tomadas del Bole& de Za Oficina Sanitaria Panamericana, hacienda notar que la mortalidad tuberculosa en Sucre, Bolivia, alcanza cifras hasta de 516 por 100,000, habiéndose acentuado en los últimos años, pues de 160 en 1925 subió a 218 en 1934, 516 en 1935, 316 en 1936, y 386 en el primer semestre de 1937. La Sección de Lucha Antituberculosa en Sucre contaba para el año 1937 con un presupuesto de unos 48,000 bolivianos, lo cual comprende la asistencia diaria de cada enfermo, y resulta insuficiente, visto el costo de los alimentos. (Vargas Sivila, E.: Rev. Inst. Méd. “Sucre,” 57, sbre. 1937.)

Adenitis tuberculosa del Chaco.-Fernández de Córdova, Cirujano de Regi- miento del Ejército Boliviano en la campaña del Chaco, apunta que si bien las adenitis tuberculosas fueron múltiples y frecuentes en las campañas del Chaco, también es un hecho que no todas las adenitis cervicales de los soldados comba- tientes fueron tuberculosas, pues un porcentaje elevado fueron sifilíticas y sífilo- tuberculosas. De 115 casos, 38 representaron formas supuradas ulcerosas, 46 infarto duro con periadenitis, 32 infarto duro mediano sin periadenitis, y 9 adenitis cervical asociada a tuberculosis pulmonar comprobada. (Fernandez de Córdova, Raúl: Rev. Méd. Ecuat., 17, fbro.-mayo 1938.)

Luta no Brasil.-0 Ministério da Educa$o e Saúde Pública do Brasil acaba de organizar urna commissáo da gua1 fazem parte os professores Clementino Fraga, Samuel Libanio, Valois Souto, Cardoso Fontes, Barros Barreto e J. P. Fontenelle, para incrementar a campanha contra a tuberculose. E’ necessário elaborar um plano e obter recursos financeiros para executá-lo. 0 orcamento para 1938 consigna varias verbas para os servicos anti-tuberculosos, esperando-se que venham a ser instituidos fundos de reserva de 6 a 8 mil contos exclusivamente para êsse fim. Pela acao direta, a Uniáo montara, custeara e dirigir8 os servicos necessarios. Tal a@o se exercerá no Distrito Federal e em qualquer outro ponto do país, urna vez que se verifique a hipótese de náo poderem os governos locais, por inteira falta de recursos financeiros, tomar a si a responsabilidade de adminis- trar diretamente tais servicos. Pela s@o indireta, a Unigo cooperará com os Estados e com as instituicóes particulares, ministrando-lhes recursos financeiros e técnicos, para auxiliar a manuten@0 e o desenvolvimento dos servicos que estejam sob sua direta administracáo.

Instituto Brasileiro.-No ano 1937, foi fundado na cidade do Salvador, capital do Estado da Baia, o Instituto Brasileiro para Investiga&o da Tuberculose, mercê dos esforcos do tisiólogo Dr. Jose Silveira e de urna pleiade de colaboradores que o secundam ativamente. Eis o programa do no centro de estudos: (1) inves- tigacáo científica e sistematizada de todos os problemas relacionados com a tuberculose; (2) desenvolver o ensino da tisiologia e prestar na medida de suas possibilidades apoio à obra de assistência médico social ao tuberculoso. Diretor, Dr. José Silveira.

Baía.-Segundo Silveira, a tuberculose, na Bafa, é um flagelo de extraordinarias proporcões e que esta a exigir a mais urgente e enérgica das campanhas. 0 coeficiente de mortalidade na Cidade do Salvador 6 consideravel, muito acima

Page 4: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 TUBERCULOSIS 455

do que se observa nas principais cidades civilizadas; e, ao contrario do que se vê, nesses mesmos centros, &se índice tende sempre a atingir valores cada vez mais altos. As causas essenciais dessa mortalidade exagerada reconhecem duas ori- gens: urna representada por numerosos fatores sociais, entre os quais vale dis- tinguir a habita@0 insalubre, a alimenta@o deficiente, a falta de organiza@o no trabalho e escassa educa@0 higiênica do povo; outra, na lamentavel defi- ci&ncia do armamento anti-tuberculoso. Um plano de combate a tuberculose deve pois encarar, a resolucáo dêsse duplo problema: melhorar o padrão de vida e crear um armamento antituberculoso capaz de impedir as devastacões de tão terrível doenoa. A melhoria dos fatores sociais 6 problema sobremaneira com- plexo que, s6 aos poucos, com a pr6pria civiliza@0 e a boa orienta@0 dos Poderes PGblicos podera ser resolvido. E’ entretanto, de toda a vantagem, insistir no assunto, sobretudo na questáo da habita@0 a ver se a Prefeitura melhor orienta a construcão das novas casas. 0 armamento anti-tuberculoso para ser eficiente precisa atender a todas as exig&cias da campanha. Devem fazer parte dêle alguns dispensarios, hospitais-sanat6rios, maternidades, servipos de BCG e Preventório, além do aproveitamento das salas para tuberculosos nos hospitais gerais, públicos ou privados. A realizaqtcáo integral do plano trac;ado custaria cerca de 5,680:000$000 para instala@o e de aproximadamente, 800:000%000, para manuten@0 anual dos novos servicos: somas relativamente pequenas em relagáo com o dano econômico de mais de 13 mil contos que da a tuberculose anualmente, s6 para a Cidade do Salvador. Para obtencáo da soma necessaria à sua realiza@0 deveráo contibuir o Estado, os Municipios, as Caixas e os particulares. No caso, entretanto, em que náo seja possível a realizacão imediata do plano tracado que se inicie, ja e j& a reforma do Dispensario Ramiro de Azevedo, das Enfermarias do Hospital Santa Isabel, dos consultórios para tuberculosos nos Centros de Salide, completando-se a obra do BCG e construindo-se um Hospital Sanat6rio com urna Maternidade anexa. Faca-se por fim a mais intensa propaganda em favor da campanha, oque se conseguir4 fàcilmente atravez da Liga Baiana Contra a Tuberculose. (Silveira, José: “Trab. 1’ Cong. Reg. Med. .Bahia,” p. 270, 1937.)

Novo sanatório carioca.-Temo início brevemente no Rio as obras de constru@o do Sanatório Popular para tuberculosos, que ser& o primeiro estabelecimento d&sse genero mantido pela União no Distrito Federal. 0 Sanatório, cuja capaci- dade total sera, de 600 leitos, obedecerá aos preceitos mais modernos adotados em matéria de estabelecimentos hospitalares destinados ao tratamento da tuber- culose. Com a verba inicial de 800 eontos seráo instalados os servicos gerais e 130 leitos, sendo realizada a constru@o pelo ServiGo de Obras do Ministério da Eduoaoáo. (Fol. Med., XII, sbro. 15, 1937.)

Leitos no Río.-Com a abertura de crédito especial pelo Presidente da Repú- blica para a construoão, no Hospital Pedro II, do Rio de Janeiro, dum pavilháo de três andares, comportando 70 leitos, melhora-se ainda mais, na parte relativa ao isolamento e à assist&ncia aos doentes, o armamento de profilaxia de tuber- culose no Distrito Federal, além do grande sanatório mandado construir em Jacarépaguá, mais dois estabelecimentos que se aprestam para a mesma finali- dade. Dois dos primitivos Abrigos anteriormente instalados como medida de emergencia (quando os tuberculosos se enfileiravam a cata de vaga), os de Bangú e Amorim, se acrescem cada um de mais 144 leitos, dispostos em constru@es novas, de carater definitivo. Em Amorim, com urna verba de 350 contos, finaliza o Servigo de Obras do Ministério da Educa@0 um edifício de quatro andares. A construcáo em Bangú est& a cargo da Associacão de Socorro aos Tuberculosos, dirigida pelo Dr. Ary Miranda que consegue, gratas a urna administra&0 bem conduzida, realizar obra de vulto com a própria subven$o do govêrno. Com

Page 5: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

456 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA IMayo

essas ampliagijes ficar& o Rio provido de 1,808 leitos para tuberculosos, quasi o dobro da cifra existente em 1935, quando se iniciou o incremento da campanha. Finalizando o grande sanatório de 600 leitos, em Jacarépagua, dispor-se-á de 2,400 ou seja a metade do total necessario para o Rio de Janeiro, na base clássica de tantos leitos quantos os óbitos ocorridos anualmente. (Polha Med., XIV, jan. 5, 1938.)

Tuberculose bovina no Rio de Janeiro.-Santos, Russo, e Conreur dizem que no Rio de Janeiro a percentagem de animais tuberculosos é grande e essa cifra é assim elevadíssima em razáo da estabula@0 permanente, visto que os bovinos que vivem em liberdade ou em pastagens raramente sao tuberculosos. 0 regula- mento da Diretoria de Saneamento no que se refere à tuberculose bovina visa evitar o contagio ao homem pelo leite da vaca e indiretamente a erradica&0 da tuberculose bovina. Na vistoria pelos AA., de 10 vacas leiteiras oriundas de est&bulos, 7 foram condenadas como tuberculosas e as outras 3 declaradas sus- peitas de tuberculose em conseqü&ncia dos exames e provas de tuberculina a que procedeu um dos técnicos da Diretoria do Saneamento do Distrito Federal. (Santos, Antonio Ramos dos; Russo, Egidio, e Conreur, Charles: Rev. Mil. Med. Vet., 204, jun. 1938.)

Campafía antituberculosa en Colombia.-Durante el año 1936, el Dispensario de Cundinamarca (Bogota) verificó 3,143 exámenes clínicos, 1,322 radiografías, 4,353 radioscopias, 1,800 analisis de esputos, 551 cutirreacciones, 1,583 diagnósti- cos definitivos, 17,039 inyecciones, 1,271 neumotórax, 46 punciones pleurales, y 3,493 visitas a domicilio. (Anuar. Gral. Est., 109, 1936.)

Dispensario en Bogotá.-En Bogota han iniciado la construcción del edificio para el dispensario antituberculoso de la Cruz Roja Nacional, en cuya obra participan, adem&s del Departamento Nacional de Higiene, la Dirección de Asis- tencia Social, el Departamento y el Municipio de Bogota. El dispensario quedará próximo al Hospital de San Juan de Dios; al Instituto de Radio; a los laboratorios del hospital, y a otras instituciones afines.

Preventorio cqlombiano.-Por acuerdo firmado en Bogota el 10 de agosto 1937, se asignaran 20,000 pesos, de los fondos del IV Centenario, para la instalaci6n de un preventorio o casa de refugio, donde se alojen los hijos de los tuberculosos pobres. El personal directivo constará de una enfermera jefe y una auxiliar, 2 maestros y un médico. (Reg. Mun., 471, agto. 31,1937.)

Servicios hospitalarios.-Por un decreto dictado por el Presidente de la Repú- blica de Colombia el 22 de diciembre 1938, todo hospital general que disfrute de un auxilio nacional de sostenimiento mayor de 800 pesos anuales, queda obli- gado a costear el servicio de tuberculosis exigido por un decreto de 1937. El número de camas en cada servicio depender8 del montante del subsidio recibido. Para los hospitales de las capitales de departamento o intendencia, se prescriben cupos mínimos que varían de 6 a 150 camas. El servicio hospitalario de tubercu- losis estará sometido al control técnico del dispensario antituberculoso de la localidad. Actualmente funcionan en Colombia 15 dispensarios antituberculosos, un hospital-sanatorio, y existen salas de hospitalieaci6n o pabellones de tuber- culosos únicamente en 17 hospitales. El mayor esfuerzo en la lucha antitubercu- losa corresponde al departamento del Valle, que destina anualmente a ese propósito más de 150,000 pesos, ha construído dispensarios y salas de hospitaliza- ción en las ciudades de Cali, Palmira, Buga y Tulua, y sostiene cerca de 200 camas en Jos hospitales del departamento. Entre 129,975 defunciones ocurridas en Colombia en 1936, correspondieron a la tuberculosis 3,860; ea decir, que esta enfermedad ocupa el segundo lugar entre las causas de mortalidad enlos adultos, y el tercero en la mortalidad general del país. Para esos 3,860 enfermos de 1936 no había entonces 400 camas, mientras que el ndmero actual ya sube a 623. En

.

Page 6: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 TUBERCULOSIS 457

Colombia, 104 hospitales reciben subsidios de nn%s de 800 pesos anuales, subiendo la partida global a 350,000 pesos. El número de dispensarios se elevará en 1939 a cerca de 25. (Inf. Min. Trab. Hig. & Prev. Soc.)

Ensayo de P.P.D. en Bogotá.-Las Orduz publican el ensayo que verificaron de la tuberculina P.P.D., en Bogota, en 180 niños. De los 109 casos negativos, en todos se corroboró el resultado por los examenes radiológicos y clínicos subse- cuentes. Para las autoras, la P.P.D. supera a las otras tuberculinas por su potencia uniforme, superior estabilidad, mayor eScacia en dosis igual, mas inocuidad, y no sensibilizar. (Orduz, Alicia, y Orduz, María Antonia: “La Nueva Tubercu- lina P.P.D.“, Bogota, 1938.)

Cuba.-El gobierno de la República de Cuba ha dedicado un mill6n de dolares para obras sanitarias, incluso lucha antituberculosa, que quedará a cargo de los Dres. Wilson G. Smillie, Edgar Mayer, y Morton C. Kahn. Para ello se han establecido clínicas en las provincias de Habana y Oriente, y luego se hará lo mismo en las demas provincias. Ya se han comenzado a hacer pruebas de tuber- culina, en particular en los escolares, manipuladores de alimentos, y tabaqueros. El Sanatorio de La Esperanza, cerca de la Habana, con las reformas verificadas ya cuenta con 800 camas, y habrá 800 mas disponibles en el nuevo sanatorio en construcción en Trinidad.

Curiel cubano.-Afirmando que muchas enfermedades revelan en Cuba evolu- ción y semiología distinta que dan los libros de otros países, Guerra agrega que el curiel cubano se comporta frente a la tuberculosis de una manera muy diferente a las descripciones extranjeras, pues el chancro de inoculación se presenta pocas veces, y entonces 8610 cuando se inyectan dosis masivas de bacilos. Como en la inmensa mayoría de los cobayos la evolución es lentísima, la inoculación a este animal constituye una prueba de poco valor diagnóstico en el pala. (Guerra, J. L.: Rev. Tub., 16, eno. 1938.)

Chile.-Declarando que la mortalidad tuberculosa representa en Chile 250.8 por 100,000, y el numero de defunciones es superior a 16,000 al año, Maldonado hace notar que esa mortalidad entre los fallecidos pertenecientes a la Caja de Seguro Obligatorio, representó entre 6,264 fallecidos en 1934,1,918; en 7,945 en 1935,3,012; y en 8,090 en 1936, 2,405. Es decir, que Ia tercera parte de las muertes en 10s asegurados corresponde a la tuberculosis, la cual viene a ser la primera causa de mortalidad. El mal influye también en forma apreciable en la invalidez. (Maldonado B., C.: Bol. Méd., 349, nbre.-dbre. 1937.)

Acción de la Caja de Seguro en Chile.-Al preparar un plan de lucha antituber- culosa, la Caja de Seguro Obligatorio de Enfermedad e Invalidez de Chile declara que ya existen consultorios de tisiología en Santiago, Iquique, Antofagasta, Valparaíso, Talca, Chillan, Concepci&, Temuco, Valdivia, Puerto Montt y Osorno; los sanatorios “Laënnec,” con 104 camas; “La Higuera,” con 60 camas; “Los Maitenes,” con 10 camas; mas 30 camas en la Casa de Salud de San José de Maipo. Para 1937-38, se tiene pensado crear nuevos consultorios, casas de reposo, sanatorios, etc., a Sn de que para 1940 el armamento antituberculoso de la Caja comprenda 25 consultorios; 3 casas de reposo nocturno, con 260 camas; 6 sanatorios, con 660 camas; y una casa de convalecientes, con 100 camas. Habrá ademas 590 camas contratadas: 440 en hospitales y 150 en sanatorios, formando un total de 1,610. Los gastos eatan calculados para 1937-38 en 1,704,864.40 pesos; para 1938-39, en 2,240,OOO; para 193940, en 2,040,000, formando un total de 5,984,864,40 pesos. (Prev. Soc., 15, jul.-agto. 1937.)

Encuesta en Santiago de Chile.-Entre 3,086 niños de las escuelas primarias de Santiago de Chile, Parraguez Ortiz obtuvo 44.2$!& de positivas a la tuberculina por el m6todo de Pirquet, repetido en algunas ocasiones dos y tres veces. La proporción fue de 46.4% en el sexo femenino, y de 41.3oJc en el masculino. El

Page 7: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

458 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA IMayo

examen radiológico de 500 positivos de ambos sexos, di6 22% de lesiones pul- monares: 10.8’% inactivas y 11.2% francamente exudativas. Una encuesta en 200 hogares de niños sospechosos di6 6610 2Oyc de habitaciones casi higiénicas; 18% de alimentación casi suficiente, y 10% de situación econbmica relativamente buena, existiendo una relación estrecha entre esos factores y la frecuencia y gravedad de las lesiones encontradas. Basados en los datos anteriores, existirían en Santiago unos 20,000 niños con lesiones tuberculosas de todo orden que asisten regularmente a la escuela. (Parraguez Ortiz, H.: Rev. CM Ped., 612, jul. 1938.)

Positlvidad en Chile.-FundSLndose en una serie de 3,460 casos, Peña Cereceda y Meneghello Rivera señalan que la proporción de los tuberculina-positivos entre los niños de 1 mes a 16 años alcanza en Santiago de Chile a 41.7”/,, correspondiendo el mdximum a los de 12 a 16 años (76.401,), y el mínimo a los de 1 mes a 2 años (5.1$&). Las lesiones pulmonares comprobadas en los escolares tubcrculinoposi- tivos suben a 22$‘&, de las cuales 10% corresponden a procesos inactivos, y el resto a lesiones francamente progresivas. De 51 casos tratados con neumot6rax artiScia1, 54.9yc mejoraron 0 curaron clínicamente. En 18 casos en que se utili- zaron la frenicectomía y la alcoholización del frénico, ya por sí solas o asociadas a neumotórax, en 72’% se obtuvieron resultados favorables. (Peña Cereceda, J., y Meneghello Rivera, J.: Rev. Chil. Ped., 57, fbro. 1938.)

Hospital chileno.-En la Secci6n de Tuberculosis del Hospital del Salvador, de Santiago de Chile, los enfermos atendidos en el consultorio llegaron a 8,874 en 1938, conSrm&ndose el diagnóstico de tuberculosis pulmonar en 6,505, hospi- talizdndose 204, y recibiéndose aviso de 65 defunciones. En la sección de enfermos de ambos sexos, las hospitalizaciones llegaron a 604, practicandose en 13.7% del total el neumotórax. (Orrego Puelma, H.: “Memoria Anual,” Sec. Tis. Hosp. Salvador, Santiago, 1938.)

Cartilla ecuatoriana.-Con el objeto de enseñar al pueblo los peligros de la tuberculosis y los medios de evitarla, la Legibn Femenina de Educación Popular de Guayaquil ha publicado una cartilla antituberculosa para distribución gratuita. Los gastos de impresión aparentemente han sido atendidos por medio de los anuncios que contiene el folleto. Segrín los datos publicados en esta cartilla, el coesciente de mortalidad tuberculosa en Guayaquil es mayor que en ninguna capital americana. (Legión Femenina de Educación Popular: “Cartilla Antituberculosa,” Guayaquil, 1937.)

Estados Unidos.-Plunkett señala que aunque la mortalidad tuberculosa ha descendido de 201.9 por 100,000 en 1900 a 55 en 1935, la enfermedad continua siendo la principal causa de muerte a las edades de 20 a 39 años, revelando ‘tltima- mente tendencia al estacionamiento. Basandose en las observaciones del De- partamento de Sanidad del Estado de Nueva York en los distritos rurales de dicho Estado, de que por cada muerte de tuberculosis hay unos seis casos activos, y de dos a tres inactivos, existen unos 500,000 tuberculosos en Estados Unidos. A Sn de atender debidamente a esos enfermos y obtener una disminución de la mortalidad, Plunkett propone, ademAs de los medios existentes: la habilitación de 50,000 camas, distribuyéndolas en cada Estado de acuerdo con la calidad y cantidad de los medios disponibles; establecimiento de hospitales antitubercu- losos que combinen las ventajas del hospital general y del sanatorio; uniformidad de los protocolos y nomenclatura médica; mayor y mejor aprovechamiento de los hospitales antituberculosos para la educación del médico, la enfermera y el publico; mas y mejores medios para el entrenamiento y educación del enfermo; colaboración de los hospitales públicos con los departamentos locales de sanidad para el establecimiento de clínicas locales y el descubrimiento de casos, pues aunque al departamento de sanidad corresponde por lo comfm el control de la tuberculosis, el hospital antituberculoso debe participar activamente, por virtud

Page 8: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 TUBERCULOSIS 459

de su personal y equipo. Aunque la tuberculosis se manifiesta clínicamente en el individuo, las causas radican en la comunidad, y ya ha llegado la hora de que todos los interesados en la lucha antituberculosa combinen todos sus recursos profesionales, y atacando el problema desde todos los frentes, descubran nn& casos incipientes. Para que rinda mas frutos la lucha antituberculosa, urgen iniciativa y fondos: a los organismos particulares, los departamentos de sanidad y los hospitales antituberoulosos corresponde la primera, y en cuanto a fondos, deben facilitarlos los Estados, y hasta cierto punto, el Gobierno Federal. La tuberculosis es comrín entre los pobres, y a menos que se proporcione ayuda económica a esas familias, ~610 cabe esperar resultados mediocres. (Plunkett, R. E.: Am. Rev. Tub., 612, jun. 1938.)

Según una tabulación reciente de defunciones en relación con casos nuevos de tuberculosis en Estados Unidos, en 1935 y 1936 de ocho Estados, el Distrito de Columbia y el territorio de Hauai en 1936, notificaron más de dos casos por defun- ción, o sea una cifra superior a la establecida por la Asociación Americana de Salud Pública. La proporción mayor (3.62) correspondió al Estado de Minnesota. En 1936, dos Estados tuvieron un coeficiente de mortalidad de menos de 40 por 100,000, correspondiendo los menores a Wyoming (15), Nebraska (18.5), y Utah (19). (Bull. Nat. Tub. Assn., 173, nbre. 1937.)

Según la estadística compilada por Drolet, en la cual se incluyen bajo la ciudad dada los residentes que mueren fuera de ella, la mortalidad tuberculosa para las principales ciudades de Estados Unidos durante los años 1935 y 1936 fue la siguiente: Nueva York, 67 y 70; Chicago, 62 y 64; Filadelfia, 67 y 72; Detroit, 67 y 64; Los Angeles, 81 y 87; Washington, 108 y 112. Los coeficientes mas elevados para el 1936 correspondieron a San Antonio, con 163; Menfis, 140; Nueva Orleáns, 121; y Washington, 112; los mas bajos, a Siracusa, 34; St. Paul, 37; Minneapolis, 38; Omaha, 38. Comparado con el año anterior, el aumento mas brusco en 1936 le correspondió a Kansas City (de 41 a 63), y en segundo lugar a Paterson (de 49 a 61); y la mas pronunciada disminución a Omaha (de 52 a 38) y a Houston (de 76 a 58). Para las 46 ciudades del estudio la mortalidad aumentó de 69.9 en 1935 a 71.6 en 1936. (Quart. Bd., N. Y. City Dep. Health, No. 4, nbre. 1937.)

Durante el año 1936 se registraron en los Estados Unidos 71,527 defunciones de tuberculosis, o sea un coeficiente de 55.7 por 100,000 habitantes, comparado con 55.0 en 1935, y promedios de 63.7, 82.0 y 98.3 para los quinquenios de 193034, 1925-29 y 192024, respectivamente. Los coeficientes más altos correspondieron a los Estados de Arizona (274.6), Nuevo México (122.0) y el Distrito de Columbia (106.1), y los mas bajos a Wyoming (18.0), Nebraska (18.3) y Utah (21.5), siendo de 59.4 para el Estado de Nueva York. (“Vit. Stat. Spec. Rep.,” val. 5, No. 39, p. 211, jul. 19, 1938.)

Recordando que la mortalidad tuberculosa en Estados Unidos apenas excede hoy día la quinta parte de la de principios del siglo, por lo menos en los 10 Estados y el Distrito de Columbia que constituían la primitiva Area de Registro, pues el coeficiente no pasara de 43 por 100,000 en 1938, lo cual quiere decir que el 31 de diciembre habr& vivas 200,000 personas que hubieran sucumbido a tuberculosis si el coeficiente de 1900 todavía rigiera, el SlatZsticaZ BuZZe¿in de la Cía. Metro- politan de Seguro de Vida (obre. 1938, p. 1) señala que el descenso no ha sido uniforme, habiéndose observado tres tendencias distintas: la primera y la tercera, de 1900 a 1917 y de 1921 a 1938, de baja gradual de unos 3 por 100,000 anuales, y la segunda de 1918 a 1920, de disminución casi vertiginosa. Todo hace esperar, pues, que para 1940 la mortalidad tuberculosa habrá bajado a 37 por 100,000, o quizas a menos.

Primer sanatorio de Estados Unidos.-Aunque hasta ahora se había aceptado generalmente que la instituci6n establecida por Trudeau en 1885 era el primer

Page 9: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

460 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Mayo

sanatorio de Estados Unidos, el Bulletin oj the National Tuberculosis Association (mayo, 1938, p. 66), señala que en 1875 el Dr. Joseph W. Gleitsmann ya había creado un sanatorio de montaña para las afecciones pulmonares en Asheville, Carolina del Norte. Aun antes, el Asilo Channing de Boston, establecido en 1857, ya recibía tuberculosos, pero el sanatorio del Dr. Gleitsmann señala aparentemente el comienzo del tratamiento positivo para los enfermos en Estados Unidos, conformandose a los métodos utilizados por Brehmer, Dettweiler y otros en Europa. Dicho establecimiento no duró más que dos o tres años.

México.-En un minucioso informe de la Oficina de Cooperación de los Servicios Sanitarios en el Distrito Federal de México, Iglesias presenta la situación tubercu- losa en dicho distrito, en 1937: población calculada, 1,423,149; mortalidad ge- neral, 39,575; por enfermedades trasmisibles, 4,099; por tuberculosis, 1,370 (co- rregida, 2,632); coeficiente por 100,000 habitantes, 184.9; dividida por sexos: hombres, 908 (66.3%); mujeres, 462 (33.7%); por edades: menores de 1 año, 14 (1%); 1 a 9,78 (5.7%); 10 a 19,107 (7.8%); 20 a 29,336 (24.6%); 30 a 39,373 (28%); 40 a 49,224 (16.4%); 50 a 59,120 (8.8%) ; 60 a 69,67 (5%); 70 y mas años, 51 (3.7%) ; por localizaci6n: aparato respiratorio, 1,209 (88.2%); meníngeas y sistema ner- vioso, 25 (1.8%); aparato digestivo, 74 (5.401,); columna vertebral, 17 (1.2%) ; huesos y articulaciones, 9 (0.7%); sistema linfatico, 2 (0.01%); otras localisa- ciones, 20 (0.14%); agudas, 5 (0.03$&); diseminadas, 9 (0.7Cr,). La mortalidad tuberculosa ha revelado en los últimos años cierto ascenso, de 170.7 por 100,000 en 1928 a 196.8 en 1933; 176.4 en el ultimo quinquenio, y 184.9 en 1937. En cuanto a hospitalización, 319 de las muertes tuvieron lugar en el Hospital General, y 17 en la Beneficencia Española. En el Sanatorio de Huipulco ingresaron durante el año 232 enfermos. En el Lazareto Militar de Tlalpam hubo 87 defunciones por tuberculosis. A los dispensarios tuberculosos asistieron 20,592 enfermos, y se diagnosticaron 2,031 casos nuevos, practicandose 1,819 insuflaciones de neumo- tórax. De los nuevos casos, fueron visitados y encontrados por las enfermeras 1,685, con 6,522 familiares, o sea 3.87 por cada enfermo, de los cuales 2,328 eran ninos. De ellos, habitaban viviendas de tres piezas o menos 1,292, y de una sola pieza 918. La población escolar del Distrito Federal pasa de 200,000, y las investigaciones ya practicadas revelan más de 50% de reacciones positivas, continuando todavía esta encuesta. Recomiéndase que todo el personal docente presente anualmente una comprobación clínica y radiológica de su estado de salud, a fin de evitar el contacto de casos abiertos con los escolares. Hacese igual recomendación con respecto a las fuerzas armadas, vistos los datos de mor- talidad entre los militares, y lo mismo con respecto al cuerpo de policía. El Sanatorio de Huipulco ya ha demostrado que puede obtener un 40% de curaciones comprobadas entre los asilados, pero actualmente ~610 puede albergar a 164, en vez del cupo de 800 a 1,000 para el que fuera diseñado. (Iglesias, Alfredo: “Cam- paña contra la tuberculosis,” México.)

En México se registran anualmente mas de 10,000 defunciones de tuberculosis, pero el verdadero número debe ser el doble, y el de casos, unos 200,000, o sea mas de 1% de la población total. Desde 1922 la mortalidad por 100,000 habitantes ha revelado el siguiente descenso: 1922-25, 73.9; 1926-30, 67.3; 1931-35, 62.3; 1936, 55.8 (10,076 defunciones: 1,322 en el Distrito Federal). Los coeficientes más elevados para el período 1931-36 correspondieron a Baja California (177.46), Tamaulipas (167.7), Coahuila (130.98), y Nuevo León (125.67); y los más bajos a Tlaxcala (18.7), Guerrero (19.7), México (31.6), y Oaxaca (31.6), siendo de 100.87 en el Distrito Federal, y de 61.15 en toda la Repfiblica. Población en 1936: 18,031,350 habitantes. (Bol. Epid., fbro.-meo. 1938.)

Distrito Federal, México.-Casian declara que entre 1,423,149 habitantes del Distrito Federal de Mexico en 1937, la mortalidad tuberculosa 8610 fue de 1,370:

Page 10: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 TUBERCULOSIS 461

908 hombres y 472 mujeres, alcanzando su mkimum entre los 30 y los 39 años (373 defunciones). Al aparato respiratorio correspondieron 1,209 muertes, viniendo luego el aparato digestivo con 74; el nervioso con 25; y la columna vertebral con 17. El mayor contingente de mortalidad correspondió al llamado México Viejo, de mayor densidad de población, viniendo después Tacuba y colo- nias adyacentes de malas condiciones de vida. En lo tocante a instituciones, figura el Hospital General en primer lugar, con 319 defunciones, viniendo luego el Lazareto Militar con 87; el Sanatorio de Huipulco con 20; el Hospital de los Ferrocarriles con 19; el Hospital JuBrez con 8, y la Penitenciaría con 4. Es extraño, dado el hacinamiento compacto de 3,000 reclusos en la Penitenciaría, que ~610 hubiera allí cuatro defunciones, mientras que se observaron 664 en domésticos; 136 en escolares; 134 en obreros; y 57 entre campesinos. (Casian, F. L.: Pasteur, 96, abre. 15, 1938.)

Asociación antituberculosa de Nicaragua.-Organizados ya los subcomités ejecutivos de la Primera Cruzada contra la Tuberculosis en todas las principales ciudades de Nicaragua, el 13 de marzo se reunió en Managua una Asamblea de Delegados de todos los departamentos, para elaborar los estatutos de una Asocia- ci6n Nacional contra la Tuberculosis, y elegir la directiva de la misma.

Semana en Nicaragua.-La Junta Directiva de la Asociación Nacional contra la Tuberculosis, de Nicaragua, se propone celebrar la Semana de la Tuberculosis en el mes de septiembre 1938, y ya ha solicitado que el Congreso Nacional autorice una emisión de estampillas para correo aéreo, cuyo producto se destinará a sostener la cruzada emprendida. (Rev. Méd., 80, ab. 1938.)

Impuesto en Nicaragua.-Un decreto legislativo aprobado por el Presidente de la República de Nicaragua el 23 de agosto de 1937, crea un impuesto de un centavo de córdoba sobre cada litro de aguardiente y de alcohol que se expenda en la Repdblica, a beneficio de la campaña contra la tuberculosis. La ley ser& regla- mentada por el Presidente. (La Gaceta, agto. 25, 1937.)

Nicaragua.-Haciendo notar la falta de datos precisos, Medal calcula que en Nicaragua hay unas 1,400 defunciones de tuberculosis al año, lo que, para la población de 700,000 habitantes, representaría 200 por 100,000. Calculando por cada muerte 9 enfermos en evolución, la morbidad debe representar 13,000. (Medal, Julio: Rev. Méd., 162, sbre. 1937.)

Perú.-En el Perú la Caja Nacional de Seguro Social piensa iniciar su campaña antituberculosa con un servicio de 167 camas en el hospital en construcci6n, y planea un policlínica para ofrecer consultas a los asegurados.

Cutirreacción en Lima.-Cachay Díaz y Cano Gironda realizaron la reacción de Mantoux en 2,500 niños del Servicio de Vacunación Antituberculosa de Lima, encontrando una positividad bastante elevada, o sea de 35% en el primer año, a 85.1y0 a los 16 años. En muchos de los examinados, a pesar de no haber semio- logía objetiva ni subjetiva, la radioscopia reveló lesiones clínicas evidentes, o sea 233 casos de enfermedad tuberculosa, representando 16.1% de los Mantoux- positivos, y 9.3% del total de examinados. Para los autores, visto ese alto índice de latencia y actividad, precisa la creaci6n de un dispensario infantil que pesquise las lesiones incipientes e inicie el tratamiento oportunamente. (Cachay Díaz, H., y Cano Gironda, L.: Act. Méd. Per., 320, nbre. 1937.)

Entre 1,056 niños comprobados con la Mantoux en Lima, 592, o sea 56.04%, resultaron positivos. El porcentaje de infección atribuible a contagio escolar fu6 de 8.35%, y el familiar de 14.3%. (Molinari B., L.: Rev. Méd. Per., 383, obre. 1938.)

Paraguay.-Boettner y colaboradores señalan que la mortalidad tuberculosa en 1936 representó en la Asunci6n 137.1 por mil, ocupando el primer lugar entre las causas de muerte. Es inexplicable el mito de que en el Paraguay la tuberou-

Page 11: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

462 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Mayo

losis fuera desconocida hasta hace algunos decenios, pues ya en 1903 Stewart de- claró que ese flagelo castigaba al país mis que todas las otras enfermedades juntas. La tuberculosis infantil en Asunción sólo representa 1.2% de la mortalidad hasta la edad de 10 años. Los autores examinaron con la Mantoux a 576 escolares de Asunción, resultando positivos 25% con una sola Mantoux al l:l,OOO, y 40% de 329 en que se hicieron dos Mantoux al l:l,OOO y 1:lOO. De 182 niños de una zona campestre, 90% resultaron positivos con una sola Mantoux. En el Dis- pensario Antituberculoso, de 98, 62% resultaron positivos con dos Mantoux, habiendo en 62ye de los positivos y en 14% de los negativos, antecedentes bacilares netos en la familia. El peso discrepó muy poco entre los positivos y los negativos. En cambio, correspondieron a los positivos 36% de los casos de caries y 34y0 de los de polimicroadenias y bazo palpable. De 44 niños tomados al azar y radiografiados, ~610 ll revelaron lesiones radiográficas netas, sin incluir calcifi- cación (siendo 8 positivos y 3 negativos), y 35 calcificación. (Boettner, J. M.; Che& Bord6n, J. C., y Ferreira, C. 1.: Rev. Méd. Par., 60, eno.-jun. 1937; Rev. Asoc. Méd. Arg., 555, nbre. 15, 1937.)

Puerto Rico.-Durante el año 1936 se registraron en Puerto Rico 5,182 defun- ciones de tuberculosis (305.3 por 100,000 habitantes), comparado con 5,094 (304.5) en el afío anterior. El coeficiente mas alto correspondió a la municipalidad de Río Piedras (1,198.9), donde radica el Sanatorio Insular, siguiéndolo el de Mayagüez (525.8) y Ponce (498.6), poblaciones costeñas de importancia. El coeficiente para San Juan, capital de la isla, fue de 293.4. En cambio, los índicea m&s bajos se registraron en dos municipios vecinos poco poblados, situados más al interior y a alguna elevaci6n: Maricao (15.5) y Las Marías (67.6). (BulE. Dep. Health, 192, obre. 1937.)

Obras en el Uruguay.-El autor describe las obras antituberculosas iniciadas en el Uruguay por el Ministerio de Salud Publica, comprendiendo la Casa Ma- ternal, ya funcionando, en la cual se asisten todos los hijos de tuberculosos nacidos en los servicios de asistencia publica; los preventorios de tipo mixto hospital-escuela, de los cuales ya se ha construido el primero en el departamento de Flores; los hospitales-sanatorios, y el Hospital Marítimo para afecciones osteoarticulares; las colonias de vacaciones, que funcionarán durante el verano en las costas del este de la Republica. Todas esas instituciones funcionaran bajo una dirección técnica centralizada. El objeto es contar con tres camas para tuberculosos por cada 1,000 habitantes, de las cuales se destinará un 15% a niños, y el resto a partes iguales entre ambos sexos. Dentro de cada división, co- rresponde& un 50% a casos graves, 35% a casos en evolución, y 1501, a incipientes. El hospital-sanatorio Granja Musto comprender& tres edificios, y tendra cabida para 360 enfermos, mientras que el de la colonia Saint-Bois, construido en 1918, se completar8 con dos pabellones modernos. A los hospitales regionales se les anexaran pabellones para tuberculosos, con capacidad de 28 o 50 camas, segdn la importancia de la localidad. El Hospital Marítimo tendrá capacidad para 250 enfermos de ambos sexos. (Surraco, C. A.: Rev. Tub. Uruguay, 535, tomo VI, No. 6, 1937.)

Venezuela.-Haciendo notar que la mortalidad por tuberculosis pulmonar en Venezuela ha descendido de 65.76 por 1,000 defunciones en 1930, a 57.09 en 1934, Baldó señala el importante papel que desempefia el mal, que ocupa el segundo puesto entre las causas de muerte, siguiendo Únicamente al paludismo. En el Distrito Federal, las muertes por tuberculosis en niños de 0 a 10 años han variado de 48 en 1930, a 66 en 1933, llegando a 261 en el quinquenio 1930-1934, para una población de 208,000 a 212,000 habitantes. G. H. Machado en 1933 encontró en el Servicio de Puericultura de San José, que de 35 defunciones en menores de 4 años, 15 (42%) se debían a la tuberculosis. En un estudio realizado por el

Page 12: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 TUBERCULOSIS 463

autor con Machado en 1932, entre los escolares de Caracas, encontraron entre 1,256 niños un porcentaje de 51.1 de positivos, variando según la edad, de 20% a los 4 años, a 69% a los 15. (Baldó, J. 1.: Gac. Méd. Caracas, 122, ab. 30,1937.)

Comentando un trabajo de Bald6, Gonzalez Rincones hace notar que las cifras disponibles señalan 3,365 muertes de tuberculosis en el país en 1934, y probable- mente 10 veces mas casos. Como la población de Venezuela en dicha fecha era de 3,165,685, el coeficiente de morbidad sería de 1,000 por 100,000, y el de mortali- dad 100 por 100,000. Para el autor esas cifras se encuentran muy por debajo de la realidad, y el coeficiente debe ser de 232.3 por 100,000, si no mas. Entre 1,265 vacas comprobadas con tuberculina por el autor, 247 resultaron positivas a la prueba oftalmica, y 109 ala cutanea, y en 1933, de 1,835,559 y 161 respectivamente. Baldó entre 1,036 niños encontró 550 cutipositivos, y entre ellos 312 imagenes patolõgicas, predominando las localizaciones perihiliares. (Gonsdlez Rincones, P.: Gac. Méd. Caracas, 169, jun. 15, 1937.)

Caracas.-En un minucioso trabajo, Pardo presenta el resultado del primer año de investigación sistemática de la tuberculosis en Caracas. Entre 1,044 adultos examinados, encontró lesiones tuberculosas en 5.26%, siendo el grupo más afectado el personal de telegrafos (7.91y) 0 , viniendo despues los obreros de telares (6.05%), maestros de escuela (4.840/,), y policías (3.3%). La frecuencia de la infecci6n tuberculosa apreciable por la prueba tuberculínica resultó alta: 96.27%, siendo también el grupo más afectado el de telégrafos (99.56%), viniendo despues policías (96.65yo), maestros (94.98%) y obreros de telares (93.82%). Entre los sujetos con reacciones de 4-l-, 54.54% mostraron signos radiológicos o clínicos que los hicieron incluir en el grupo de observación o en el de lesiones. (Pardo, 1. J.: Bol. Min. San. & Asist. Xoc., 1691, agto.-sbre. 1938.)

Liga venezolana.-Herrera Vegas, presidente de la Liga Venezolana contra la Tuberculosis, describe la obra realizada por ésta en 30 años, o sea desde su funda- ción en 1905. En ese período se han inscrito 19,000 enfermos en el Dispensario de Caracas y el Sanatorio de Guaracarumbo, creado por la Liga. Las visitas domiciliarias han ascendido a 10,800; los ingresos a 223,180 bolívares. En Caracas la mortalidad anual de 1901 a 1910 fué 566.9 por 100,000 habitantes; de 1911 a 1920, 433.6; de 1921 a 1930, 461.2, y en 1931-1935, 486.62. (Seghn las cifras disponibles en la Oficina Sanitaria Panamericana, el coeficiente para 1932 fué 417; 1933, 428; 1934, 358; 1935, 413.4; 1936, 405; o sea un coeficiente apenas mayor de 400 para el quinquenio 1932-1936, observándose, pues, disminuci6n.-RED.) Dentro de poco va a crearse un dispensario que servirá de modelo para los cuatro que van a establecerse en distintos puntos de la ciudad. La obra de la Liga es secundada por la Junta de Beneficencia del Distrito Federal, por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, y por los particulares. (Herrera Vegas, A. : Gac. Méd. Caracas, 1, eno. 15,1937.)

Pabellón infantil en Venezuela.-En el mes de noviembre 1937, se inauguró en Caracas el Pabellón Infantil Antituberculoso, dependiente del Sanatorio Municipal de Cotiza, que tendrá cabida para 50 niños, ademas de cocinas y otros servicios. El nuevo establecimiento lleva el nombre del venerable médico Dr. Francisco Antonio Rísquez.

Indemnización por vacas sacrificadas.-El Presidente de la República de Venezuela ha aprobado con fecha 25 de agosto de 1937, un decreto que eroga la suma de 80,000 bolívares para ser distribuída proporcionalmente entre los pro- pietarios de las vacas de ordeño comprobadas como tuberculosas, y sacrificadas por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. (Gac. O$., 114198, agto. 25,1937.)

Sud América.-De los trabajos publicados, y que para él deben ser confirmados, Sayago deduce que el promedio de infección tuberculosa en la población adulta de los países sudamericanos debe aproximarse a un 42%. Agrega que el problema

Page 13: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

464 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA IMBYO

de la organización de la lucha en Sud América es de vencer la primoinfección tuberculosa desplazada en forma importante hacia la edad adulta temprana. Varios autores ya han puesto de relieve la diferencia del problema epidemiológico en las grandes capitales y poblaciones menores y distritos rurales. La experiencia médica de la Guerra del Chaco, tal como la expresaran Boettner y otros en Para- guay y Vacaflor y otros en Bolivia, señala la existencia de una verdadera epi- demia de adenitis caseosa tuberculosa en las tropas aborígenes o de lugares apartados del interior de esos países. El problema resulta, pues, mas complejo en Sud AmBrica, pues en los planes de lucha hay que tomar en cuenta los grandes centros de población y campafías poco pobladas. Las informaciones disponibles permiten deducir que la tuberculosis empieza a difundirse en Sud Am&ica, con la sola excepción de los grandes centros, lo que reduce el problema a lucha contra la primoinfección, desde la infancia hasta la edad adulta temprana, y acción in- direota fundada en el mejoramiento de las condiciones de vida. (Sayago, Gumer- aindo: Rev. Méd. Córdoba, 13, eno.-fbro. 1938.)

Jamaica.-Flahiff declara que en Jamaica la frecuencia de la infección tuber- culosa, segdn indican las reacciones a la tuberculina, alcanza su máximo en las poblaciones grandes, y su minimo en loa distritos rurales. El coeficiente de formas clfnicas viene a ser idéntico en las poblaciones grandes y pequeñas, a saber 1.4%, pero es menor en los distritos rurales: 0.050/o. En cambio, el por- centaje de lesiones latentes en los adultos viene a ser idéntico en todos los parajes, independiente de la densidad de poblaci6n, variando de 3 a 6%. El coeficiente de infecci6n, según lo expresa la reacción a la tuberculina, no revela diferencia alguna entre mulatos y negros, ni tampoco entre ambos sexos. Entre 3,765 comprobados con tuberculina, el porcentaje de positivos varió de 14.8 a la edad de 0 a 4 años, a 30.8 de 5 a 14 años, y 79.6 en los de mas de 15 años. (Flahiff, E. W.: Am. Res. Tub., 560, mayo 1938.)

Kingston.-Con mira a determinar la frecuencia de la tuberculosis en una típica población tropical, Wells y Smith estudiaron en Kingston, Jamaica, a 4,912 sujetos, en su mayoría negros, 4,359 positivos a la tuberculina, y 553 nega- tivos, y que representaban 69.1yo de los habitantes de los distritos estudiados. El estudio incluyó el examen roentgenolbgico del tórax. La ciudad fu6 dividida en cuatro distritos, típicos de las distintas condiciones económicas y sociales de los habitantes. En los dos distritos m&s pobres de la ciudad, la tuberculosis pulmonar avanzada reveló una frecuencia de 1.87 y 1.4%; en el intermedio, 0.95yo, y en el más próspero, 0.330Jo. La tuberculosis asintomatica del vértice resultó m&s frecuente (3.65%) en la zona mas próspera, en donde predominaban individuos blancos y morenos, escaseando en cambio las lesiones latentes en los niños. Esto demuestra que en los distritos prósperos la enfermedad es menos frecuente en los niños, y de atacar a los adultos, es m&s probable que cicatrice la lesión. Etnoló- gicamente, la tuberculosis pulmonar avanzada fu6 m8s frecuente en los negros, y la latente en los morenos, pero no fu6 posible determinar si esas diferencias reconocían causas hereditarias o ambientales. (Wells, C. W., y Smith, H. H.: Am. Rev. Tub., 625, jun. 1938.)

Lucha en Portugal.-En Portugal el primer hospital para tuberculosos fu6 construido en Funchal, Madera, en 1860, llankrdose luego la atención sobre las curas de altitud en Guarda. A iniciativa de Lopo de Carvalho, padre, se im- pusieron las medidas sanitarias aceptadas, como desinfeccibn obligatoria de las casas donde habían residido tuberculosos, exclusión de las personas sanas de los hoteles reservados a los enfermos, prohibición de escupir en el suelo, etc., y también la declaración obligatoria de los casos, aunque esta disposicicjn no fu6 observada. En 1899, a iniciativa de la Reina Amelia, se cre en Lisboa la Aais- termia Nacional a los Tuberculosos, con sus fondos propios, y un programa de

Page 14: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19381 TUBERCULOSIS 465

acción. Para 1900 se crearon los sanatorios marítimos de Outâo y de Carcavelos. En 1901 se insta16 el primer dispensario en Lisboa, y se celebr6 el primer congreso antituberculoso. (Derscheid: Rev. Belge Tub., 226, mayo-jun. 1937.)

Generalidades.-En la X Conferencia de la Unión Internacional contra la Tuberculosis celebrada en Lisboa del 5 al 10 de septiembre de 1937, de Carvalho describió el aspecto radiol6gico del hilio pulmonar y su interpretación, descri- biendo en particular la técnica de su angioneumografía, que consiste en introducir una substancia opaca a los rayos X (solución de yoduro de sodio), en la vena cava superior. Munro describió sus observaciones en un sanatorio infantilde Escocia. La pesquisa del bacilo en el contenido gaatrico y orina ha resultado positiva en 24% de los casos. Hay casos en que probablemente existe algdn foco pequeño en el parénquima pulmonar que no aparece en la película, pero en que se puede obtener el bacilo en el lavado gástrico, confirmando los trabajos de Ghon. Black- lock encontró, entre 1,800 autopsias consecutivas en niños cuya edad variaba de algunas horas a 12 años, 15.7% con lesiones tuberculosas. Del total de lesiones, los pulmones o los ganglios traqueobronquiales eran asiento en 173 casos (61.7%). Ademas, descub& una lesión pulmonar primaria en 148 casos. A Munro se le hace difícil aceptar la interpretación clasica de las observaciones de Ghon, pregun- tandose por qué serfan tan raros esos focos pulmonares primarios, y por qué son casi siempre subpleurales. Para Hoffmann, la ley enunciada por Parrot en 1876, la experiencia de Kiiss y la doctrina de Ranke sobre el complejo primario, han sido confirmadas por los resultados de la radiografía, y la causa de error en la interpretación de las sombras hiliarea proviene sobre todo de la ignorancia de la anatomía topográfica normal. En sus observaciones en 2,000 niños de 6 a 14 años, ha comprobado que un hiIio espesado no es forzosamente signo de tubercu- losis, pues 14% de los casos que presentaban ese signo no reaccionaron a la prueba tuberculinica, ni aun repetida. Zawadowski, al discutir Ia técnica radiológica, declaró que la radiograffa en un solo plano, con eliminación de los detalles mo- lestos, es lo que debe merecer más la atención, y que la tomografía se presta en particular para el examen en capas de los pulmones. Al discutir la primoin- feoci6n tuberculosa, Scheel repasó datos ya publicados en el sentido de que solamente 25 a 50% de las cutirreacciones son positivas a los 20 años, elevandose después de esa edad. En el Hospital Ullevaal, de 1924 a 1933 Heimbeck encontró entre 274 alumnas enfermeras cutinegativas, 94 casos de tuberculosis clínica, 10 de ellos mortales, y entre 543 cutipositivas, 24 casos clínicos, o sea 4.3%, sin muertes. Todas las cutinegativas se infectaron durante su estancia de tres años, volviéndose positivas. La proporción de la morbidad entre negativas y positivas fué de 9 a 1 para las lesiones benignas, y 7 a 1 para las m& graves. Entre los estudiantes de medicina seguidos por Scheel de 1926 a junio 1936, la morbidad anual media fu6 de 4.8% en los negativos y de 1.1% en los positivos, presentando ambos grupos mas o menos las mismas formas clínicas. La proporción de la mor- bidad entre negativos y positivos fué de 4 a 1, o sea menor que en las enfermeras que estitn nn& expuestas a la primoinfecci6n. El intervalo entre la primoinfección y la enfermedad tuberculosa es a menudo limitado, y en bastantes casos la dura- ción de la enfermedad, hasta la muerte, breve. En 1,195 niños nacidos en Oslo de 1911 a 1925, y examinados y seguidos por Jörgensen y Backer hasta 1935, y expues- tos desde su nacimiento a una infección familiar, 96 murieron de tuberculosis en los primeros años de la vida, y 15 de los 3 a los 23 años; es decir, que las manifesta- ciones clínicas de la primoinfección son tan precoces en el niño como en el adulto, y que la primoinfección contraída por el lactante y el pequeño no es la causa de la gran mayoría de las muertes por tuberculosis que se observan en el adolescente y en el joven. A fin de estudiar mejor algunos caracteres clínicos de la primoin- fección, el autor tomó 229 casos, en 202 de los cuales se presentó eritema nudoso.

Page 15: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

466 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA IMaYo

En 80 de los enfermos la radiografia fué considerada normal; en 43 se observaron sombras hiliares, y en 106 pulmonares. Los autores convienen en general en que las lesiones de la primoinfecci6n no evolucionan directamente hasta la tuber- culosis progresiva, pero entre los casos del autor figuran dos muertes de tuberculo- sis pulmonar durante el primer año después de la iniciación de la enfermedad, y dos en el segundo año, mientras que en dos casos el autor cree que pudo seguir directamente la evolución de una primoinfección hasta la aparici6n de cavernas. Troisier y Bariéty señalaron que la tesis de la primoinfección exclusiva de la infancia fué formulada por médicos en medios urbanos sobrepoblados, hospitales, etc., y en general muy infectados, sin que esté bien fundada en otros sitios. La primera noción falsa fué la de la casi universalidad de la reacción a la tuberculina desde la pubertad. Otro error consiste en creer que la tuberculosis tipo infantil no existe mas que en el niño. Otro punto teóricamente muy importante es la desaparición total de las reacciones alérgicas en los sujetos totalmente curados. El contraste entre la benignidad natural de las lesiones de la primoinfección y la malignidad de las de la reinfecciún es muy real y aparente, pues las primeras sanan no solamente durante la segunda, sino hasta en la primera infancia. Para el autor, la adenopatía traqueobronquial no puede ser considerada como sine qua non de la primoinfección, aunque ésta puede presentar aspectos polimorfos. El examen de 2,856 casos de dispensario ha demostrado que mientras en la primera infancia la participación ganglionar es casi la regla, y sigue siendo frecuente en la segunda infancia, pasa a ser rara en la adolescencia y excepcional en la juven- tud. Ernberg confirmó las observaciones de Scheel y Walgren sobre las relaciones entre el eritema y la aparición de la reacción tuberculínica, y mencionó el dato de Kristenson de que después de vacunar con BCG a alumnas enfermeras con reacción tuberculínica negativa, se observó en tres casos una erupción de eritema nudoso coincidiendo con el viraje de la reacción. Se conoce, además, que existen casos de eritema nudoso sin etiología tuberculosa, y en Suecia el coeficiente de casos de eritema de reacción tuberculfnica negativa varía de 2 a 7%. Sayé pre- sentó datos para Barcelona, indicativos de que en 25% de los casos la primoin- fección se produce de los 15 a 20 años. En 832 niños de 4 a 15 años la positividad a la tuberculina fué de 73.7%, y entre 379 estudiantes de la Universidad de 87.8% con la Pirquet sola, y en 98.4% con la Pirquet, seguida, de ser negativa, de la Mantoux. En 75 casos observados por Tapia en un hospital de Madrid en sujetos de 13 a más de 30 años, 72% fueron de evolución maligna y 28y0 benigna. En 43 casos en que se hizo la autopsia, se descubrieron algunos de localizaciún pulmonar, otros con el complejo primario clásico de Ranke, y otros en que predominaban las lesiones ganglionares. Redeker señal6 que de 7070 de reacciones positivas en los sujetos de 15 años en las grandes ciudades alemanas después de la guerra, la cifra ha bajado a 30 a 40y0 actualmente. Maher declar6 que entre 200 enfermos estudiados en Estados Unidos, han encontrado historia cierta o muy probable de contagio en 11%. En 6.5% la infección podía provenir de leche infectada, y en casi 50% había exposición al polvo industrial. Faber mencionó el aumento de la tuberculosis en Dinamarca durante la guerra debido a la escasez de ciertos ali- mentos. Wurtzen y Sjorslev publicaron cifras para las enfermeras de un servicio de tuberculosis. El coeficiente de las negativas a la Pirquet disminuyó de 36.4% a 9.6% durante el curso, o sea un aumento de 4 a 1 en las probabilidades de infección. La radiografía reveló en 80 de 474 lesiones tuberculosas, y una morbidad de 3.2%. Bezancon señal6 la importancia de la ponencia de Scheel con su oposición a la doctrina clasica en el sentido de que la tuberculosis del adolescente y del adulto es resultado de una primoinfección tardía. Al resumir, Scheel recalcb las diferencias observadas entre los coeficientes de reacciones positivas en los estudiantes, pues varían de 21.7 a 98.40/,, preguntandose si en esas discrepancias no intervendrían

Page 16: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 TUBERCULOSIS 467

también diferencias de técnica y de lectura. No considera que revista impor- tancia clínica la sobreinfección, y considera poco preciso el término reinfección. Opina que debe seguirse de cerca a los neoinfectados, y se vera entonces que los tipos infantil y adulto no representan mas que dos ejemplos aislados de las mani- festaciones multiples de la primoinfección. En el informe de la Subcomisión de Praxiterapia y Asistencia Postsanatorial presentado por Bachmann, se señal6 que mientras que en 1930 el número de casos abiertos que abandonaban el Sanatorio de Bilthoven era de 30% y el de los bacilíferos 70%, en la dltima estadística de 1930 a 1934, la proporción es de 66 y 34’%;, respectivamente. (Bull. Un. Int. centre Tub., obre. 1937.)

Una campafia de educacibn-Stein describe la campaña de educación anti- tuberculosa llevada a cabo en la poblaci6n de Greensburg, Kentucky. El Director de Sanidad se propuso primero descubrir el estado de la comunidad en cuanto al problema, y para iniciar la lucha escogi6 la escuela superior, discutiendo sus planes con el director de la misma, y conviniendo con éste en comenzar por ilustrar a los estudiantes. Luego los funcionarios de sanidad se reunieron con los pro- fesores de la escuela, aconsejandoles que prepararan a los estudiantes para la reacción a la tuberculina. Los estudiantes ya se hallaban preparados hasta cierto punto, pues el profesor de biología les había enseñado películas del bacilo tuberculoso, y descrito al mismo tiempo el ciclo biológico del germen y su modo de trasmisión. En el curso de literatura, uno de los libros estudiados habia sido la autobiografía del Dr. Trudeau, mientras que el departamento de economía doméstica había presentado la tuberculosis como una de las enfermedades cuyo dominio depende en gran parte de los esfuerzos del individuo y la familia. En sus clases de higiene, la enfermera escolar había descrito igualmente la forma en que debe asistirse al enfermo y la manera de resguardarse contra la infección famibar. Una semana después, el Director de Sanidad hab16 ante todos los estudiantes acerca del problema de la tuberculosis, y los estudiantes le hicieron muchas preguntas. A su vez, él aprovech6 la ocasión para indicarles la oportunidad que se les ofrecía de descubrir, mediante la tuberculinorreacci6n, su estado actual con respecto a la forma infantil del mal. Al final de ese período de preparación, los estudiantes estaban tan interesados como los higienistas mismos en descubrir el resultado de la reacción, y se formularon planes para un detenido examen roentgenológico y físico de los que resultaran positivos. La campaña de edu- cación no se limit6 a la escuela, pues se publicaron en los diarios de la localidad artículos relativos al problema, y se llev6 el asunto ante los clubs de la localidad. Apunto ya de verificarse las reacciones con tuberculina, se presentó una epidemia de sarampión, y a pesar de esto, los que tomaron la reacción representaron 92% de la matricula total. (Stein, Florence: Health O$., jul.-agto. 1937.)

Material de propaganda.-La Asociaci6n Americana de la Tuberculosis va a publicar dentro de poco un juego de 20 grabados a color, que podrán utilizarse con fines educativos para conferencias, carteles permanentes,, enseñanza en clases, etc. Con cada serie va un manual relativo a c6mo utilizar las gráficas del modo mejor.

Nuevo proyector.-La Asociación Nacional de la Tuberculosis ha adquirido de la casa Leitz de Alemania un nuevo aparato, el primero de su género en Estados Unidos, que permite proyectar las películas roentgenológicas tamaño natural en la pantalla, revelando así todos los pormenores. El aparato será enseñado en la reuni6n anual de Los Angeles.

Películas.-La Asociaci6n Nacional contra la Tuberculosis de Estados Unidos ha preparado recientemente una película titulada “Viva mi pueblo,” en la que con un personal absolutamente negro se dramatizan hechos de la tuberculosis en su relación con la raza negra. El papel principal corresponde a Rex Ingram, que

Page 17: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

468 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Mayo

desempeñó el papel de “El Señ6” en “Los pastos verdes.” Otra película prepa- rada recientemente por la Asociación, pero destinada a sociedades médicas, grupos de higienistas, estudiantes de medicina y enfermeras, lleva el título “Técnicas de diagnóstico en la tuberculosis,” participando en ella el Dr. Kendall Emerson, Gerente de la Asociación; el Dr. Ralph S. Muckenfuss, Director de la Oficina de Laboratorios del Departamento de Sanidad de la ciudad de Nueva York; el Dr. Esmond R. Long, Director del Instituto Henry Phipps, y el Dr. Edgar Mayer, Profesor Auxiliar de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universi- dad de Cornell.

Ahorros con la profilaxis.-Señalando que cada caso de tuberculosis representa una pérdida para la comunidad de unos $4,000, lo cual viene a representar m8s de $200,000,000 anuales, R. E. Plunkett declara que la ciudad de Nueva York puede prevenir la enfermedad a un costo mucho menor por medio de ayuda económica a las familias en que existe tuberculosis, obras de descubrimiento de casos, espe- cialización, rehabilitación, educación, nombramiento de m&s visitadoras, y ampliación de investigaciones. (Bull. Nat. Tub. Assn., 33, fbro. 1939.)

Medio de cultivo y aislamiento del bacilo.-Steenken y Smith recomiendan para el cultivo, aislamiento y disociación de los bacilos tuberculosos, una modificación del medio de Hohn en la forma siguiente, que consideran ideal: agua destilada, 500 CC; Na2HP04, 1.5 gm; KH2P0+ 2 gm; MgSOd, 0.3 gm; citrato de magnesio, 1.25 gm; asparagina, 1.5 gm; glicerina, 60 CC. El nuevo medio no contiene alanina; ~610 contiene la mitad de asparagina; utiliza lacmoide en vez de verde malaquita para comunicar un fondo azul obscuro; y posee una pH final de 6.2, en vez de entre 7.1 y 7.3. Este medio también es preferible al de Corper para el estudio de las colonias. Para el último fin aconséjase el empleo del tubo de cultivo de Fisher No. 14-927. (Steenken Jr., W., y Smith, M. M.: Am. Rev. Tub., 514, obre. 1938.)

Bacilo bovino.-Presentando los primeros resultados de un estudio del papel del bacilo bovino en la etiología de las lesiones tuberculosas externas, Rocher y Laporte entre 89 casos (61 niños y 28 adultos) ~610 pudieron aislar dos veces el bacilo bovino, o sea en un niño de ocho años y un joven de 27, tratándose en el primer caso del raspado de una adenitis masetérica, y en el segundo del pus de una adenitis cervical. Aunque creen que debe proseguirse la encuesta, para los autores en Francia rara vez interviene el bacilo bovino en la tuberculosis externa. (Rocher, H. L., y Laporte, R.: Gaz. Hôp., 420, meo. 30, 1938.)

Durante los cinco años últimos Saënz ha aislado 843 cepas de bacilos tuberculo- sos de la clínica humana, tratándose en 425 de niños. Entre el total ~610 13 cepas fueron bovinos, predominando 6stos más en los adultos que en los niños. Para el autor el papel del bacilo bovino es mínimo, aun en la tuberculosis infantil, en Francia. (Saënz, M. A.: Ibid., 420, mzo. 30, 1938.)

Parches de tuberculina.-En 1,075 observaciones mencionadas por Wolff y Hurwitz, el acuerdo obtenido con la prueba de los parches de pomada de tuber- culina y la intracutirreacci6n con 0.1 mg de tuberculina antigua lleg6 a 98.2%, observándose Únicamente discrepancias en los casos latentes. La prueba del parche fué positiva en todos los casos activos. Para los autores, puede utilizarse sin temor la prueba del parche en vez de la Mantoux con 0.1 mg de tuberculina antigua. (Wolff, Ernst, y Hurwitz, Samuel: Jour. Am. Med. ASS%., 2042,dbre. 18, 1937.)

Deficiencias de la cutirreacción.-Lumsden y colaboradores insisten en que la cutirreacción con tuberculina posee valor dudoso cuando se utiliza como medio exclusivo para establecer un fndice epidemiol6gico de infección tuberculosa en la poblaci6n general de un distrito dado. Además, indican la necesidad de llevar a cabo cuidadosos estudios, tanto en el laboratorio como en campaña, para establecer pautas fidedignas de potencia, especificidad, uniformidad y estabilidad

Page 18: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 TUBERCULOSIS 469

de las preparaciones de tuberculina, y para establecer métodos fidedignos de administraci6n y de interpretación de las pruebas verificadas. En prueba de SUS

asertos, citan los resultados variables que obtuvieron con diversas preparaciones, y la falta de correlación entre la calcificacibn y la alergia descubierta. Por ejemplo, revelaron calcificaci6n 46.5% de los niños blancos positivos a laP.P.D., y 42.70jo de los negativos; 33.3yo de los niños negros positivos, y 23.6y0 de los nega- tivos. De 2,126 escolares examinados en un condado, 12 revelaron lesiones pulmonares consideradas como tuberculosis clínica, y de los 12, siete fueron negativos y cinco positivos, mientras que de 1,828 examinados en otro condado, dos revelaron lesiones pulmonares, y uno era positivo y el otro negativo. (Lums- den, L. L.; Dearing, W. P., y Brown, R. A. : Am. Jour. Pub. Health, 25, eno. 1939.)

EvolucG%r del dispensario.-El primer dispensario en un pafs de habla inglesa parece haber sido el fundado en Londres para los pobres en 1696, figurando entre los fundadores el presidente del Colegio de Mbdicos, Dr. Thomas Millington, Thomas Burwell, Edward Browne, Sir Thomas Browne, Hans Sloane, y Richard Morton, el autor de “Phthisiologia,” uno de los primeros en recalcar la con- tagiosidad de la tuberculosis, y otros médicos distinguidos. Para 1801 Lettsom comunicó que los cinco dispensarios atendían a 50,000 pobres al año, la tercera parte de ellos a domicilio. Para 1850 había 35 dispensarios en la ciudad. En los Estados Unidos, los primeros dispensarios fundados fueron los de Filadelfia en 1786, Nueva York en 1790, y Boston en 1796. Para 1900 ya había 100. El primer dispensario tuberculoso parece haber sido el Victoria, creado en Edimburgo en 1887, que representa una piedra miliar, pues con 61 comenzó aparentemente la primera lucha sistematica contra la tuberculosis, correspondiendo la gloria de ello a Sir Robert Philip. El plan de trabajo que formulara entonces el Dr. Philip fu6 el siguiente: Recepción y examen de enfermos; obtencibn de protocolos para cada caso, con datos sobre la enfermedad del sujeto; antecedentes; medio am- biente; y estado actual; examen bacteriológico del esputo y otras excreciones; enseñanza a los enfermos en el modo de atenderse, y cómo impedir o aminorar el riesgo de infectar a otros; suministro de las medicinas necesarias; recipientes para esputo; desinfectantes; y de justificarlo el caso, alimentos, etc.; visitas a domicilio por un médico y una enfermera, con el doble propósito de tratamiento y de in- vestigación; seleccibn de los enfermos m&s apropiados para tratamiento en el hospital, de los casos incipientes para sanatorios, o tardíos para salas de incu- rables, y vigilancia de los enfermos, si es necesaria, después de darlos de alta del hospital; y orientaci6n general de los tubercufosos y sus allegados, e información a todos los interesados en todo lo relativo a la tuberculosis. En Francia, el primer dispensario tuberculoso fu6 el fundado por Calmette en Lila en 1901. En Estados Unidos, la ciudad de Nueva York fu6 la primera en establecer dispensarios para tuberculosos, habiendo precedídoIos los sanatorios. (Elliott, J. H.: Am. Rev. Tub., 577, nbre. 1937.)

Fases sanitarias del sanatorio.-Con referencia particular al Sanatorio Arroyo en Livermore, California, Bush describe la forma en que se han coordinado las obras del mismo con las sanitarias en general. Todos los tuberculosos adultos con enfermedad abierta y esputo positivo son recibidos para aislamiento y ense- iíanza, recalc&ndose desde el principio el punto de vista sanitario. Para ello los m&iicos tratan de convencer al enfermo de que haga examinar en el acto a todos los contactos si ya no se ha hecho esto. También se planea desde el principio la rehabilitacibn social del enfermo, al mismo tiempo que se le trata médicamente, considerandolo como unidad de la familia o la comunidad, así como individuo. Todos los enfermos del distrito se dividen en dos grupos: indigentes, 70%, y pudientes, 30%, haci6ndose cargo el Condado de los primeros y la Asociación Antituberculosa, junto con la Sociedad Médica, de los Últimos, por conducto de

Page 19: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

470 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA WYO

un sanatorio privado. Siempre que es posible (75% de los enfermos) se utiliza la colapsoterapia como medida sanitaria y como terapéutica. El enfermo es dado de alta apenas se domina la enfermedad, o sea cuando deja de escupir y el examen microsc6pico resulta negativo, por lo general en un mínimum de tres meses. En cambio, la colapsoterapia se continda por lo menos tres años desde la fecha del colapso adecuado (esputo negativo) en clínicas que coordina el sanatorio, o a cargo de médicos particulares. De presentarse complicaciones, los enfermos reingresan por el tiempo necesario. Los casos cr6nicos avanzados son tratados quirúrgica- < mente si es posible, y la continuación de un esputo positivo y la existencia de arduos problemas domésticos son consideradas suficiente causa para la retención indefinida en el hospital, sin que se consideren como pautas para admisión los términos mínimo, moderadamente avanzado, y avanzado. Si los enfermos no se prestan para rehabilitaci6n afuera, el sanatorio se convierte para ellos en colonia, donde emplean siempre que es posible casos crónicos. El sanatorio también sirve de institución didáctica para médicos, enfermeras, y asistentes sociales. Los resultados sanitarios de la operación pueden resumirse así: IVo hay lista de espera en los establecimientos para tuberculosos, salvo por algunas semanas en la pri- mavera, de modo que se pueden atender neumopatías no tuberculosas crónicas en los aposentos dedicados antes a tuberculosos; una gran parte del tratamiento de los enfermos que ya han tenido experiencia sanatorial es ejecutado en las clínicas (las visitas a éstas subieron a 3,000 en 1933, y a más de 10,000 en 1936); la estadística de los dos sanatorios para tuberculosos casi ha doblado, a pesar de que muchos enfermos, por razones suficientes, son retenidos indefinidamente en el sanatorio; el número de médicos interesados en tisiología ha aumentado de 2 a 16, mientras que la Sociedad Médica coopera en el examen y diagnóstico de los semipudientes; el número de casos mínimos restantes al final de 1936 había subido a 20% del total, y el tiempo transcurrido entre el comienzo de la enfermedad clínica y el diagnóstico en dos grupos comparables de 50 enfermos, había dismi- nuído de seis meses a dos años en 1933, auno a seis meses en 1936. (Bush, Chesley: Am. Rev. Tub., 613, nbre. 1937.)

Antropoides.-Schroeder hace notar que la tuberculosis constituye un problema magno para los antropoides, pues la mortalidad de 10,000 por 100,000 es 200 veces mayor que en el hombre, debiéndose principalmente al bacilo tipo humano. El diagnóstico postmórtem consiste en encontrar un microbio acidorresistente en lesiones típicas. (Schroeder, C. R. : Am. Jour. Pub. Health, 469, ab. 1938.)

Epidemia debida a la leche.-En un distrito rural aislado de Suecia se presentó de repente un brote de tuberculosis pulmonar. Al buscar la causa, se sospechó la existencia de un caso abierto, pero sin poder encontrarlo. Comprobadas con tuberculina 166 personas, 134 de ellas escolares, casi todas las positivas habían consumido leche cruda procedente de una granja. Al ser inspeccionadas las vacas, una, que había sido considerada como indemne a la tuberculosis por un veterinario, resultó tener una mastitis aparentemente estreptocócica, ademas de estar la leche llena de bacilos tuberculosos. Al degollar la vaca resultó que toma tuberculosis del pulmón, así como de la ubre. Otras tres vacas de las 22 del rebaño tenían tuberculosis pulmonar. De las 50 personas infectadas en el brote, 25 manifestaron reacciones mas o menos violentas, padeciendo algunas de eritema nudoso, otras de linfadenitis cervical, y varias de fiebre alta y persistente. Este estudio pone nuevamente de relieve el hecho de que cuando los niños consumen leche cruda no basta con un examen físico de las vacas, aunque lo realice el veteri- nario mas diestro. (Stahl, S.: Nord. Med. TX, 121, tomo 13, 1937.)

Forma bovina.-Tomando los datos de Munro, Jensen, Ruys, y los suyos pro- pios, Griffith demuestra que es indudable la existencia de tuberculosis pulmonar de origen bovino, citando 163 casos auténticos en prueba de ello, y declarando:

Page 20: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 TUBERCULOSIS 471

“un caso de tuberculosis pulmonar debido a bacilos bovinos no puede distinguirse ni clínica ni radiol6gicamente de uno producido por bacilos humanos,” de modo que ~610 pueden separarse utilizando los métodos de Theobald Smith. En 62 de los 163 casos había datos indudables de infecci6n entérica. Para él, en la Gran Bretaña la mayor parte de la tuberculosis pulmonar ulcerada de origen bovino procede de infecci6n adquirida en la infancia o en la adolescencia, mediante el consumo de leche infectada. En cuanto a las fuentes, Griffith hace notar que el ganado tuberculoso elimina bacilos en el esputo, heces, orina, exudados uterinos, y leche, y el aire de un establo puede contener gotilIas de esputo hdmedo o polvo de esputo, heces, u otras excreciones desecadas. Para él no hay nada mejor estable- cido que el hecho de que todas las variedades de la tuberculosis humana, incluso la pulmonar ulcerada, pueden ser producidas por el bacilo bovino. (Griffith, A. S.: Tubercle, 529, sbre. 1937.)

Autopsias en niños.-Señalando que la mortalidad tuberculosa en el período 19331937 represent6 lO.OQ’% en el Hospital de Niños de Buenos Aires, Mosquera y Russo encontraron, entre 2,733 protocolos de autopsias practicadas en dicho quinquenio, 331 con lesiones tuberculosas, es decir, 12.1%. Hubo 102 casos de meningitis, 90 (89.21’%) de ellos con lesiones pulmonares, y ~610 53 (16y0 del total) de lesiones primarias. Los autores recomiendan la creación de servicios adecua- dos para asistencia del niño tuberculoso, y que la tuberculinorreaeción sea com- plementada sistemáticamente con eI examen radiológico. (Mosquera, J. E., y Russo, Antonio: Semana Méd., 1030, nbre. 3, 1938.)

Enfermedades contagiosas.-Nalbant estudió un grupo de 118 niños que con- valecían de tuberculosis y contrajeron enfermedades infecciosas agudas, sin poder encontrar ninguna corroboración precisa de la opinión reinante de que el sarampión, la varicela, la tos ferina, la parotiditis, Ia escarlatina, y la difteria ejercen efecto nocivo sobre las afecciones tuberculosas ni de que depriman la alergia a Ia tuberculina en un niño que padece de tuberculosis cicatrizada o activa. Otros datos fortalecen el argumento de que las exacerbaciones o remisiones son bastante frecuentes durante la evolución de la tuberculosis de tipo infantil, y pueden presentarse ya haya o no afecciones contagiosas intercurrentes. (Nal- bant, J. P.: Am. Rev. Tub., 773, dbre. 1937.)

Infección infantil.-Tratando de contestar la pregunta de qué sucede a los niños infectados con tuberculosis en los primeros cinco años, Rosenberg y Keresz- turi han observado a 354 criaturas durante el primer quinquenio de vida, y por más de cuatro años después, siguiéndolos a todos de 1 a 9 años. El porcentaje de mortalidad lleg6 a 9.1%, mientras que 28.9% revelaron lesiones del parénquima pulmonar. En los niños negros, la mortalidad fu6 doble que en los blancos. (Rosenberg, H. A., y Kereszturi, C.: Am. Jour. Dis. Child., jul. 1937.)

Hijos de tuberculosas.-Moraga Fuenzalida y Garcfa Alvarez señalan que, desde el punto de vista médicosocial, los hijos de tuberculosas representan un problema grave. Un 20% (33) de los lactantes ingresados a la Casa Nacional del Niño de Santiago en 1935-1936, tuvieron que ser separados de la madre por la gravedad de la tuberculosis de ésta. De un total de 95 madres fallecieron 44 (46.301,), y 42 (44.2yo) son bacilíferas. De los niños separados al nacer, ~610 6.6% son tuberculosos, mientras que la proporción sube a 33.8% en los que perma- necen en contacto por un período más o menos prolongado. La mortalidad infantil general fué de 30.3yo en los separados, y 27.4yo en los no separados, mien- tras que la tuberculosa fué de 6.1% en los separados, y 11.3y0 en los no separados. (Moraga Fuenzalida, G., y García Alvarez, G.: Rev. ChiZ. Ped., 72, fbro. 1938.)

Pesquisa de casos en los estudiantes.-Hruby declara que la campaña en- caminada a descubrir casos de tuberculosis entre los escolares observados en Chicago, ha puesto de manifiesto los siguientes puntos: el programa debe estar a

Page 21: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

472 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA WY0

cargo de un organismo responsable, y guardar relaci6n con todo el plan de lucha; el personal debe ser el mejor obtenible; las radiografías deben estar a cargode técnicos competentes, y en Chicago prefieren para ello las películas de celuloide a las de papel; es absolutamente indispensable seguir a los contactos y a los otros casos descubiertos; en el estudio deben utilizarse los grupos etarios que prometen mas, y en Chicago prefieren para ello el octavo grado, o sea el filtimo de la escuela elemental; y por fin, la comprobación y examen deben comprender a todos los maestros y otro personal adulto de la escuela. (Hruby, A. J.: Coontact, sbre. 1937.)

Nidos tuberculosos.-El examen de más de 10,000 certificados de defunción en que aparece la tuberculosis como causa en el Estado de Wisconsin, revel6 mas de 400 familias en que la tuberculosis había matado a dos o mas miembros. La Asociaci6n Antituberculosa de Wisconsin se propone radiografiar a los miembros vivos de esas familias a fin de determinar su estado actual. (Wisc. Anti-Tub. Assn. : The Crusader, nbre. 1937.)

Gemelos.-Con mira a determinar el papel de la herencia, Uehlinger y Künsch estudiaron 46 grupos de gemelos, que revelaban alteraciones tuberculosas en uno o ambos: 12 univitelinos, 26 bivitelinoa, y ocho de distinto sexo. En 1936 1937 visitaron a casi todos los vivos. De los 26 bivitelinos y ocho pareados, en 19 había alteraciones tuberculosas ab10 en uno, y en los otros 15 en ambos, de modo que en 32 el predominio fue distinto en cuanto a tuberculosis, y en dos identico. En cambio, en los 12 grupos univitelinos, el comportamiento fue distinto en cuanto a la tuberculosis en cinco e idéntico en siete, o sea más o menos lamisma cifra observada por Diehl y Verschuer en una serie mayor. De esto deducen los autores que existe una predisposición específica hereditaria para la tuberculosis, de modo que en los gemelos monocigóticos la existencia de exposición y de un am- biente identico conduce a la infecci6n de ambos gemelos, mientras que en los dicig6ticos no sucede así. Los autores admiten que precisan m& estudios. (Uehlinger, E., y Künsch, M.: Beit. klin. Tub., 275, nbre. 22,193s.)

Maestros.-E. Bernard y P. Lafosse han señalado el peligro que entraña la presencia de tuberculosis en los maestros y empleados de creches y preventorios. Citaron el caso de un maestro que fue rechazado del ejercito debido a tuberculosis pulmonar, y tres meses después reanudó sus trabajos pedagógicos. La frecuencia de cutirreacciones positivas entre sus alumnos se elev a 90’%, comparado con 30% entre niños de Ia misma edad y ambiente. Poco después, uno de los niños murió de meningitis tuberculosa. Los autores recomiendan una vigilancia cuidadosa no tan 5610 de los maestros, sino del personal de toda institución en que atienden durante períodos prolongados lactantes y pequeños. Cuando hay muchos niños en el mismo aposento o sala, deben verificarse radiografías pulmonares por lo menos a plazos de seis meses, así como cutirreacciones. (Carta de París: Jour. Am. Med. Assn., 58, eno. 1,193s.)

Negros.-De acuerdo con un estudio de Godias J. Drolet, de la New York Tuberculosis and Health Association, el problema de la tuberculosis entre los negros de la ciudad de Nueva York no es nada halagador. Entre 4,264 defunciones de tuberculosis (57.4 por 100,000 habitantes) registradas en dicha ciudad en 1937, 3,148 pertenecían ala raza blanca y 1,055 ala negra, o sean coeficientes de 45 y 300, respectivamente, comparado con 233 y 606 en 1905. Es decir, que mientras la mortalidad tuberculosa entre los blancos de Nueva York ha descendido en 80% desde el 1905, el descenso entre los negros ~610 ha sido de 50%. El coeficiente de 399 para los negros de Nueva York en 1936 también resulta enorme al compararlo con el de 132 para los de todo el pais en 1935, 169 para los de Atlanta, 109 para Carolina del Norte, 105 para Alabama, 88 para Carolina del Sur, y 85 para Misisipi. Si bien es cierto que la población de blancos en Nueva York apenas ha duplicado

Page 22: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 TUBERCULOSIS 473

en ese período, mientras que entre los negros casi ha quintuplicado, el por- centaje de defunciones por tuberculosis entre los negros sobre el tota1 ha aumen- tado desproporcionadamente, de 5 a 25, sin duda debido a mas bajo nivel eco- nómico, hacinamiento y constante afluencia de negros de zonas rurales del sur. Según el A., urge la construcci6n inmediata de un hospital para tuberculosos en el centro de Harlem. (Quart. Bull., N. Y. C. Health Dept., agto. 1938.)

Muerte súbita.--Entre 3,200 casos con 920 muertes de tuberculosis, Bonnamour y colaboradores observaron 13 casos de muerte stibita en que intervinieron lesiones de las suprarrenales, meningitis, y asfixia aguda, y también lesiones hepiticas y renales, quisas debidas a súbitas reacciones aI&gicas provocadas bien por una descarga de bacilos en masa o por endotoxinas solubles del bacilo tuberculoso. (Bonnamour, Duplant, y Ambre: Jour. Méd., 471, sbre. 51937.)

Eritema nudoso.-Para Carrera, el aparente aumento del lupo eritematoso en su servicio de Buenos Aires, quizás se deba al aumento de enfermos en general, pues de poco mas de 1,000 ha subido a unos 4,000 en el Hospital Salaberry. El lupus vulgar parece ser mucho más frecuente en Europa que en Argentina, y quiz&s en otras partes de América. (Carrera, J. L.: Prensa Méd. Arg., 340, fbro. 8, 1939.) Pessano manifestó que sus observaciones comprueban las de Puente en lo que se refiere a la distribución del eritema nudoso segfin la edad, y 14 de 200 familiares de enfermos murieron de tubercuIosis, o sea una proporci6n inferior (7%) a la que existe en la población general. Un 50% de los enfermos estaban afectados de aortitis. Puente y Pessano convienen en que el eritema nudoso parece ser un síndrome que reconoce causas diferentes. (Pesaano, Juan: Ibid., 341.)

Brandon y colaboradores han descrito recientemente un brote de 14 casos de eritema nudoso en una escuela a la que asistían 173 niños. De los 173, 139 reac- cionaron a 1 mg o menos de tubercubna. Todas las lesiones tuberculosas positivas entre los casos de eritema nudoso, eran del tipo infantil, mientras que entre los muchachos sin eritema descubriéronse 16 casos mínimos o sospechosos de tuberculosis, aunque ninguno abierto o activo, como tampoco en el personal de la escuela. Es un hecho también que un caso abierto, en un muchacho de 17 años, fu6 retirado de la escuela cinco semanas después de iniciarse la epidemia, por lo cual se dedujo que al mismo se debia el origen de la epidemia, habiéndose exten- dido ésta por contagio directo. (Brandon, K. F.; Hardman, R. P., y Birks, W. H.: Can. Pub. Health Jour., 533, nbre. 1938.)

Genitales femeninos.-Aun aceptando que la frecuencia relativa de la tuber- culosis del aparato genital femenino representa lo%, la absoluta, segdn la investi- gación del autor en 100 casos, es mucho menor, sin que pase de 2.15oJ,, aunque en relación con las demas localizacionesextragenitales, represental3.35%. En muy pequeña proporción es la tuberculosis genital femenina, lesi6n primaria, pues de 200 enfermas, 177 (88.5%) tienen una tuberculosis m&s extendida. En contra- posición a la opinión de otros autores, Montauban N. encontró antecedentes tuberculosos personaleso familiaresen nn%s de 5Oyc de suscasos. (Montauban N., v. : “Sobre 100 casos de tuberculosis genital femenina,” Santiago de Chile, 1938.)

Embarazo.-Fundándose en el estudio de 140 cobayas preñadas, y los proto- colos de 1,930 tuberculosas casadas asistidas en un sanatorio, Skillen y Bogen declaran que en la tuberculosa embarazada la evolución ni en lo tocante a tubercu- losis o a gestación se diferencia mayor cosa de lo observado en otras embara- zadas. Por supuesto, la tuberculosa embarazada debe recibir asistencia médica para ambas, pero lo mismo reza con la mujer a quien sólo confronta una de ellas. En casos activos, se aplicaran la colapsotérapia y el tratamiento del descanso, pero esto se haría igualmente de no haber embarazo. En las tuberculosas deben evitarse los partos prolongados y agotadores, mediante la analgesia y la interven-

Page 23: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

474 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA PkYO

ción quirdrgica si está indicada, pero esto ya se va haciendo generalmente. De 50 casos de embarazo en el sanatorio, en 14 se dejó proseguir a tiempo, muriendo 6. De 60 enfermas que quedaron embarazadas después de salir del sanatorio, en 40 se dejó proseguir hasta termino, con una sola muerte. A veces pueden reco- mendarse medidas anticonceptivas a una tuberculosa, mas de presentarse el embarazo, es posible dejar proseguir éste. Desde luego, hay que tomar todo género de precauciones cuando se trata de lesiones extensas evolutivas, y si ha disminuído mucho la reserva respiratoria. El diagnóstico temprano es de rigor, pues la gravedad de las complicaciones tocológicas acrecienta con toda demora. En la discusión, Irwin señal6 ciertos ~81~~10s indicativos de que unas 300,000 tuberculosas quedan embarazadas cada año en Estados Unidos, muriendo la tercera parte de ellas dentro de un afio del parto, sin contar los muchos millares de casos incipientes que se reponen. Mientras enseñaba en la Universidad de Pittsburgo, Irwin atendió 3,000 partos a domicilio, y entre ellos 9 mujeres que murieron de tuberculosis dentro de los primeros tres meses subsiguientes al parto, derivando de sus observaciones la impresión de que a pesar de los datos en los animales, el embarazo impone un gravamen grave a la tuberculosa. De tomar el mal forma activa, cree que debe practicarse el aborto si se ve a la enferma al principio cuando puede realizarse la operación con raquianestesia. Al terminar, Bogen agreg6 que mas de la décima parte de todas las enfermas en que se diagnos- tica tuberculosis mueren anualmente, y el embarazo no protege, desde luego, contra esta elevada mortalidad, y que el embarazo también entraña bastante peligro, contra el cual no resguarda la tuberculosis. Por de contado, la mujer que tiene tuberculosis y embarazo corre más riesgo que la que $610 tiene uno de esos estados, por sumarse los dos riesgos. En lo tocante a los hijos de los tubercu- losos ya cabe decir que si se ha estacionado la tuberculosis en los padres, y éstos continúan bajo vigilancia medica, el pronóstico es muy bueno. Si la enfermedad continúa activa, y el esputo es positivo en la madre, se impone la separación del hijo, y la tuberculosa activa que queda embarazada debe tomar en cuenta esa separación. (Skillen, Jane, y Bogen, Emil: Jour. Am. Med. Assn., 1153, abre. 24, 1938.)

Mama.-De 361 casos comunicados en la literatura hasta enero 1935, ~610 en 8% pudo el autor encontrar traumatismo como posible factor etiolbgico, y en 6% un previo ataque de mastitis. En 10 casos la iniciación tuvo lugar durante el embarazo, y en 14 se observó la tumefacción durante la lactancia. Para el autor, los bacilos pueden penetrar en la mama por la piel o el pezón, por una abrasión u otra solución de continuidad, o llegar por vía sanguínea o linfatica por lo general desde los ganglios axilares, o por extensión directa desde la piel. La tuberculosis de la mama puede ser de desarrollo rápido, y a pesar de las alteraciones en tamaño y contorno de la mama e invasión de los ganglios axilares, el estado general suele ser bueno. La mastitis nodular constituye con mucho la forma más común de invasión acidorresistente, pudiendo ser nodular discreta o nodular difusa o confluente. La mastectomia simple es el procedimiento quirdrgico de elecci6n. Antes de hacer el diagnóstico, hay que diferenciar de otras tumefacciones debidas a fibroma, quiste, carcinoma (incluso enfermedad de Paget), sarcoma, piogenia, sifilis, y actinomicosis. (Hudgins, A. P.: West VG-ginia Med. Jour., 357, agto. 1937.)

Forma cardiaca.-Entre 2,200 autopsias de tuberculosos efectuadas en el Hospital F. J. Muñia, Vivoli y Peroncini encontraron 111 observaciones de tuber- culosis cardíaca, comprendiendo 60 pericarditis, forma mas frecuente ésta de las localizaciones cardíacas, 13 miocarditis y 38 endocarditis. Su interesante estudio se acompaña de un análisis de las tres distintas formas del mal, o sea en el peri- cardio, miocardio, y endocardio, con bibliografía para cada una, y pertinentes

Page 24: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 TUBERCULOSIS 475

grabados. (Vivoli, Donato, y Peroncini, José: “Anatomía patol6gica de la tuberculosis del coraz6n,” Buenos Aires, 1937.)

Parótida.-Después de resumir los conocimientos relativos a la tuberculosis de la parótida y de los ganglios cercanos, Alonso presenta la historia clínica de un caso en un médico que presentaba una tuberculosis difusa de ambas glándulas, sin poder descubrirse ni lesibn de la mucosa bucal ni paralisis facial. Para el autor, la infección tuvo lugar por vía hematógena. (Alonso, J. M.: An. Oto- RZno-Laring. Uruguay, 64, Tomo VII, Parte 2, 1937.)

Tiroides.-Recalcando que la tuberculosis tiroidea es una enfermedad rara, Vivoli, Gamba y Marano presentan tres casos. En uno de Yódice, había bocio y tuberculosis. En los otros dos se trataba de la forma caseosa. (La primera observaci6n de tuberculosis del tiroides fué la de Lebert, en 1862, habiendo ya unas 80. La tuberculosis tiroidea pasa por ser secundaria, pero Didier en 1913, y otros autores después, han publicado relatos de bocio y tuberculosis al parecer sin otra localización visceral. Está aun por resolver la probable etiología tuberculosa de algunos bocios.) (Vivoli, Donato; Gamba, Rafael, y Marano, Rafael: Rev. Arg. Tub., 321, obre.-nbre.1937.)

Presentando un caso que revelaba un cuadro clínico de tiroiditis con hiper- tiroidismo, Louria y Louria creen que se trataba de tuberculosis del tiroides, pues el estudio subsecuente reveló una tuberculinorreaceión positiva, sin signos pulmonares o renales, ni señales de focos tuberculosos en el bazo o ganglios abdominales. No hay pautas positivas para hacer el diagnóstico preoperatorio. El tratamiento de elección parece ser la tiroidectomia subtotal. El dnico signo absoluto es el hallazgo de una patología tuberculosa característica, junto con microbios acidorresistentes en la glándula extirpada, y comprobar después el diagnóstico mediante el cultivo ola inoculación en el cobayo. (La tuberculosis del tiroides, como entidad aislada, es rara, y Smith y Leech en 1928, entre 1,500 bocios extirpados en la Clínica Lahey, ~610 encontraron signos de tuberculosis en tres en que no hubiera hallazgos tuberculosos en otras partes. Coller y Huggins en 1926 observaron cinco casos en una serie de 1,200 casos quirúrgicos de distiroidia, y Seed en 1935 no pudo encontrar un solo caso en una serie de 1,400 bocios.) (Louria H. W., y Louria, M. R.: Am. Rev. Tub., 606, nbre. 1938.)

Morboletalidad.-De su estudio Drolet deduce que la proporción de muertes por nuevos casos de tuberculosis denunciados en distintas regiones de Estados Unidos ha variado poco en los últimos 20 años: en Nueva York en un 5%; en Nueva Jersey, Massachusetts y en Inglaterra y Gales, en 1 o 2%; en Detroit o Filadelfia en 5 o 6%; y en Chicago nada, mientras que la frecuencia y mortalidad del mal han disminuído en todas partes de 40 a 640/,. La proporción de muertes por casos, después de ser comparativamente elevada en los niños de menos de 5 años, y descender en los de 5 a 15 años, avanza constantemente con la edad. Los fallecidos de tuberculosis en conjunto, son más viejos que antes: en Estados Unidos, en 1913, varones 36.4 años; mujeres, 32.5; 1933, 41.5 y 35.8; Inglaterra y Gales: 1914, 32.6 y 29; 1935, 38.9 y 32.8, respectivamente. La proporción de la mortalidad a las altas totales, ya en vivos o muertos, entre los casos tratados en sanatorios u hospitales desde 1910 en la ciudad de Nueva York, ha descendido de 29% al principio, a 25% en 1917 y 1927, y a 19% en 1932 y 21% en 1936. La cirugía torácica ha cobrado cada vez más auge en el dltimo decenio, siendo aplicada a la cuarta o tercera parte de los casos en los establecimientos locales. En los Estados Unidos, en los enfermos de los sanatorios en 1925 la mortalidad representaba 25%; en 1931, 23%, y en 1934, 24%; en Inglaterra, 11% en 1927, y 19% en 1936. La proporción de casos aislados en los Estados Unidos es mucho mayor hoy día; en Nueva York, en 1935, uno de cada tres casos, o sea 340/,, es segregado en insti- tuciones, o sea cuatro veces más que hace 20 años. Para los Estados Unidos en

Page 25: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

476 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Mayo

conjunto, la proporción de casos vivos aislados se ha elevado de 4’% en 1915, a 25% en 1934, y en Inglaterra de 8% en 1921, a 17y0 en 1934. El tratamiento sanatorial o quirbrgico de la tuberculosis parece haber ejercido hasta ahora muy poco efecto sobre la morboletalidad en la población tuberculosa en conjunto en las localidades estudiadas. Aun con la dificultad con que tropieza la reposición de los tuberculosos tratados en el sanatorio, la segregaci6n de los casos activos, junto con otras medidas sanitarias y el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo, ha constituido sin duda un factor poderoso en la limitación de la infección y prevenciõn de la propagación. (Drolet, G. J.: Am. Rev. Tub., 125, fbro. 1938.)

Drolet reitera la necesidad de continuar recalcando la profilaxia en la lucha antituberculosa, pues a pesar de la difusión de la colapsoterapia durante los Últimos 10 aiios, ha descendido muy poco la morboletalidad, y en algunas regiones hasta ha aumentado, tanto en Estados Unidos como en Inglaterra. Lo que sí ha aumentado enormemente durante los Gltimos 20 años, es la proporción de los segregados en instituciones, por ejemplo en Nueva York de 8 a 34%, en los Estados Unidos en conjunto de 4 a 25oJ,, y en Inglaterra de 1921 a 1934, de 8 a 17%. (Dro- let, G. J.: Am. Rev. Tub., fbro. 1938.)

Colapsoterapia en enfermos de edad avanzada.-Decker discute los beneficios ue pueden obtenerse con procedimientos quirúrgicos en los tuberculosos de

m&s de 40 años.

c

Aproximadamente la mitad de los 106 enfermos tema lesiones bilaterales, y 25% eran moderadamente avanzados, habiendo cavernas en 106 (69%). Después de aplicar varias formas de colapsoterapia, y un período de o servación de seis meses a 10 años, deduce que 20% se repondran y quizás podrán verificar algdn trabajo; que 25% mejorar&; otro 25% no mejoraran y morirán del mal, y 30% ya han muerto o morir& pronto. Comparado este grupo con el de 20 a40 años, el resultado es de 10 a 15% inferior. La menos violenta de las técnicas quirúrgicas, a saber, el neuomot6rax, resultó mucho menos satisfactoria que lo esperado. Probada en 78 casos por períodos de tres meses a seis años, se completó en 20%, y hubo que abandonarla por no obtenerse un apreciamiento satisfactorio, en 15%, y por otras razones en 357& Obtuvo estacionamiento en 16.6%, mejoría en 24.5%, di6 resultado nulo en 320J0, y la mortalidad representb 26.9%. El resultado mas satisfactorio correspondib a la frenicectomia, pues de 73 casos estacionó 18 e hizo mejorar 33, cerrando las cavernas en 15%. La tora- coplastia di6 resultados desastrosos, pues de 17 en que se verificaron 34 interven- ciones, murió un 47.2%. (Decker, H. R.: Jour. Thor. Surg., 351, ab. 1938.)

Accidentes funcionales del neumot6rax.-Repasando su experiencia en mas de 20,000 punciones pleurales, con unas 400 iniciaciones personales y observación de otras tantas por compañeros de trabajo, Salazar divide los accidentes del neumotórax en dos grupos: primarios o puncionales, y secundarios o funcionales, debiéndose los primeros a la introducción de la aguja, y los segundos a las altera- ciones funcionales que el colapso provoca en ciertas ocasiones. Las punciones repetidas son de mala practica en los casos iniciales. En sus 20,000 punciones en cinco años de práctica, el autor no ha tenido m& que un caso de muerte, compa- rado con cuatro en la serie de Hartwell de 8,000 punciones en 20 años. El autor describe una serie de precauciones destinadas a evitar los accidentes del neumo- tórax, señalando en particular el reflejo neumobulbocerebral, y haciendo notar que deberla descartarse la vaga expresibn de choque neumopleural. (Salazar, Guillermo: Gac. Hosp., 23, nbre. 1938.)

Empiema consecutivo al neumotórax.-Nicklas y colaboradores declaran que en general mientras m&s dura la colapsoterapia, mayor es la frecuencia del empiema. Han observado 54 casos (14.4%) entre 375 casos de nuemotórax terap6utico. La

Page 26: CRÓNICAS TUBERCULOSIS’

19391 !!XJBERCULOSIS 477

mayoría de los empiemas se debieron a los primeros derrames. Hubo una frecuen- cia mucho mayor entre los hombres que entre las mujeres. Estudiada la serie en conjunto, obsérvanse 238 (63.4o/e) de éxitos terapkticos, subiendo la proporción a 68.2% en los casos de neumotórax completo. De los 238, 124 (52.1%) tuvieron derrames fríos, y 44 (18.5%) calientes. El éxito mayor correspondió a los enfermos con los derrames fríos. Los autores rara vez administran m6s de 500 CC de aire en una sesión, y Ia dosis habitual es de 200 a 350 CC, y para los niños pro- porcionalmente menor. La edad, sexo, color, y estación aparentemente guardan poca relaciõn etiológica con la aparición de empiema. Mientras más avanzada y aguda la enfermedad pulmonar, mayor es la frecuencia del líquido. La aparici6n del derrame parece comprender varios factores fisiol6gicos, patológicos, y mecá- nicos. En los casos de presión intrapleural negativa, la frecuencia y cantidad de1 líquido son menores y también la frecuencia de empiema tubercuIoso mixto. La frecuencia del líquido es mayor durante los primeros seis meses del tratamiento. A menos que se reconozcan a tiempo, los derrames calientes a menudo complican el manejo del neumotórax. En la mayoría de 10s casos el líquido pleural es benigno. La mayoría de los empiemas aparecen durante el primer año de trata- miento. En la atención de los empiemas convienen los lavados frecuentes, y suplantar el líquido con aire. (Nicklas, J. M.; Franklin, R. M., y Zavod, W. A. : Am. Rezt Tub., 437, obre. 1937.)

Para Mayer y Dworkin, el colapso parcial que produce fluctuaciones excesivas de la presión intrapulmonar e intrapleural, constituye un factor primordial en la producción del derrame pleural en el neumotórax. La actividad funciona1 de1 órgano realza el efecto de esos factores por aumentar la carga circulatoria en el pulmón. El mejor modo de impedir los derrames pleurales consiste en evitar cuidadosamente las fluctuaciones sdbitas o excesivas de la presión, y en limitar el ejercicio mientras se establece el neumotórax eficaz. (Mayer, Edgar, y Dworkin, Martin: Id., 461, obre. 1937.)

Juzgando por sus observaciones en nueve casos de derrame masivo durante eI neumotórax y un repaso de la literatura, Rosenblatt cree que el pronóstico en el enfermo que manifiestaun derrame masivo durante eI neumot6rax es mucho mejor al final de cuentas que el del enfermo en que se continúa la colapsoterapia extra- yendo el líquido. Se refiere en particular a 10s casos de predominio unilateral, pues ni el neumotórax ni el líquido son de mucho valor cuando está gravemente afectado el otro lado. Cuando la cantidad de líquido no afecta mayor cosa los rellenos del neumotórax, deben continuarse éstos sin prestar atención al Iíquido, pero cuando el derrame alcanza proporciones masivas, debe abandonarse por completo el neumotkax y dejar la evoluci6n del mal a cargo del derrame. (Rosen- blatt, M. B.: Id., 467, obre. 1937.)

Resultados lejanos de la toracoplastia.-Del estudio de 1,636 toracoplastias verirlcadas en 14 clínicas distintas de Estados Unidos de dos a cinco años antes y de una comparación con la serie de Freedlander de 85 casos operados y 58 no operados, Dolley y colaboradores deducen que los enfermos de tuberculosis pulmonar muy avanzada y en apariencia permanentemente incapacitados, tienen muchas más probabilidades de estacionar el mal si aceptan la toracoplastia. En la serie de Freedlander, en los casos tratados con la toracoplastia se cerraron las cavernas y negativó el esputo en 57’%, mejoraron 9%, no variaron o empeoraron 13’$& y murieron 140/0, mientras que en los no operados las cifras fueron 10, 7, 49 y 26%, respectivamente. (Dolley, F. S.; Jones, J. C., y Paxton, J. R.: Am. Rev. Tub., 145, fbro. 1939.)