Crianza Niños Milpa

30
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10504002 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Ivonne Vizcarra Bordi, Nadia Marín Guadarrama Las niñas a la casa y los niños a la milpa: la construcción social de la infancia mazahua Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, vol. 13, núm. 40, enero-abril, 2006, pp. 39-67, Universidad Autónoma del Estado de México México ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, ISSN (Versión impresa): 1405-1435 [email protected] Universidad Autónoma del Estado de México México www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Transcript of Crianza Niños Milpa

  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10504002

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Ivonne Vizcarra Bordi, Nadia Marn GuadarramaLas nias a la casa y los nios a la milpa: la construccin social de la infancia mazahua

    Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, vol. 13, nm. 40, enero-abril, 2006, pp. 39-67,Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    Mxico

    Cmo citar? Fascculo completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Convergencia. Revista de Ciencias Sociales,ISSN (Versin impresa): [email protected] Autnoma del Estado de MxicoMxico

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • Las nias a la casa y los nios a la milpa: laconstruccin so cial de la infancia mazahua

    Ivonne Vizcarra BordiUniversidad Autnoma del Estado de Mxico

    Nadia Marn Guadarrama Universidad de Al bany

    Resumen: El propsito del estudio es abordar, desde la antropologa feminista, la participacininfantil en la economa de subsistencia de los hogares rurales mazahuas en tres generaciones. Sepropone partir de la hiptesis de que las prcticas sociales, basadas en la divisin sex ual del trabajoque contribuyen a la reproduccin de los hogares rurales mazahuas, cambian ms rpido que lasubjetividad colectiva sobre asignacin genrica de los roles tradicionales. Con la ayuda de laetnografa y relatos de algunas historias de vida, se analizan los cambios en las actividades de lasnias y los nios que responden a los ajustes que exigen las cri sis agrcolas, a los procesos deincorporacin de la globalizacin y a las nuevas sujeciones de la poltica so cial mexicana. Pese aestos cambios reflejados en la vida cotidiana mazahua, se concluye que persisten ciertos rasgosidentitarios sobre los roles de gnero, en los cuales a las nias se les asocian con actividadesreproductivas: la casa, y a los nios con productivas: la milpa.Palabras clave: infancia, mazahuas, gnero, identidad, economa de subsistencia.Ab stract: Based on fem i nist an thro pol ogy, the pur pose of this study is to dis cuss chil drensparticipation in the econ omy of sub sis tence of mazahua ru ral house holds dur ing threegenerations. The start ing hy poth e sis is that so cial prac tices, based on the sex ual di vi sion ofworking, which con trib ute to the re pro duc tion of mazahua ru ral house holds, change faster thanthe col lec tive sub jec tiv ity of the tra di tional gendered roles. Us ing eth nog ra phy and the nar ra tivesof some life his to ries, we an a lyze changes in chil dren ac tiv i ties that are con se quence of theagricultural cri sis, pro cesses of in ser tion to glob al iza tion, and the new re stric tions from themexican so cial pol icy. Our con clu sion is that, in spite of these changes in the mazahua daily life,there is a per sis tence of spe cific char ac ter is tics re lated to iden tity and their gen der roles. Hence,older gen er a tions as so ci ate boys to pro duc tive ac tiv i ties such as la milpa (the field), and theyassociate girls with re pro duc tive ac tiv i ties such as la casa (the house).Key words: child hood, mazahuas, gen der, iden tity, econ omy of sub sis tence.

    ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico, enero-abril 2006, nm. 40, pp. 39-67

  • Introduccin

    Los nios y las nias de las zonas rurales han participado desdepocas muy remotas en los procesos de subsistencia a una edadtemprana (Aris, 1962 y 1987;1 Scheper-Hugues y Sargent, 1998).Sin em bargo, los estudios sobre la infancia desde una perspectivaantropolgica y feminista traen consigo diversos retos, ya queanteriormente este tema se haba orientado hacia la legitimacin o laimposicin de patrones de desarrollo en las sociedades capitalistas(Stephens, 1995a), y muy poco a la construccin so cial de las identidadesde los nios y las nias en contextos cuyas realidades son cada vez msintegradas y globalizantes.

    Para romper con el patrn de anlisis androcentrista, y realizar unestudio crtico de la infancia que ofrezca suficientes herramientas paraentender los cambios en la participacin infantil dentro de las dinmicasde subsistencia de los hogares rurales, y considerando que las actividadestienen asignaciones genricas (femeninas y masculinas), este artculo sebasa en las aportaciones de los estudios antropolgicos sobre la niezdesarrollados por Sharon Stephens (1995b) y de la Ecologa PolticaFeminista (Vizcarra 2002; Rocheleau, Thomas-Slayter and Wan gary,1996; Plumwood, 1993; War ren, 1987).

    En este sentido, tanto la infancia como el gnero son consideradasnuestras categoras de anlisis. Ambas son construcciones sociales que seestablecen en culturas especficas a travs de procesos histricos y, por lotanto, varan en cuanto al espacio y al tiempo. Al conjugarlas, observamosque desde el nacimiento, tanto a nios como nias, se les asigna un gneroconstruido para cada sexo (hom bre-masculino; mujer-femenino). Niosy nias pasan por una serie de rituales y de procesos en los que seencuentran en constante aprendizaje. Con base en observaciones yprcticas con otros miembros de la comunidad, ellos aprenden arepresentar el gnero que se les ha designado (La mas, 2003; Quezada,1996).

    No obstante, podemos sospechar que estos procesos de asignacin yadquisicin no son completamente duales, al menos en el medio ru ral

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    40

    1 El historiador Philippe Aris es considerado el iniciador de las investigacionessobre la infancia en la Edad Me dia.

  • mazahua, cuyas estrategias de reproduccin so cial se sustentan, ademsde las actividades propiamente agrcolas, en los ingresos ex tra agrcolasobtenidos de la migracin masculina (Vizcarra, 2002). Por eso nios ynias conviven en el mismo espacio, donde las mujeres llevan a cabo susactividades cotidianas en la mayor parte del tiempo sin sus esposos o hijosmayores, teniendo que adaptarse a las propias transformaciones rurales ya la sociedad inmersa en el proceso de globalizacin.2 De aqu surge lanecesidad de entender la participacin infantil dentro de este sistemacambiante y dinmico de reproduccin, organizado prcticamente por lasmujeres.

    El trabajo de investigacin parte de la hiptesis de que las prcticassociales, basadas en la divisin sex ual del trabajo que contribuyen a lareproduccin de los hogares rurales mazahuas, cambian ms rpido que la subjetividad colectiva sobre asignacin genrica de los roles tradicionales. Para demostrarla, atravesamos las categoras de gnero e infancia en elanlisis de las historias de vida de tres generaciones de mujeres y hom bresmazahuas de la comunidad de San Miguel la La bor. Asimismo, secompleta la reflexin con base en nuestras observaciones participantes de1998 y de los ltimos trabajos de cam po realizados en 2000, en la mismacomunidad. MetodologaLos principales aportes de la antropologa feminista en las ltimas dcadas son los estudios sobre la construccin cul tural de los gneros, susidentidades y diferencias, as como las relaciones en tre los gneros que seestablecen en dichas construcciones (Moore, 1999).

    Siguiendo estas contribuciones tericas, la antropologa feministapostula que las identidades de los gneros son marcadas por la asignacinde tareas, valores, atribuciones y actitudes a cada uno de los sexos.Asignacin fundamentada en la creencia so cial de lo que le corresponde a

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    41

    2 Diferentes eventos histricos han ocurrido en el sector agrcola de las reasrurales en Mxico. La segunda mitad del siglo XX y los aos transcurridos delsiglo XXI han sido contextualizados por reparticiones agrarias, la RevolucinVerde de los aos setenta, las crisis nacionales desde finales de la mismadcada, y finalmente la globalizacin que, con los gobiernos neoliberales enMxico, ha transformado aceleradamente las situaciones sociales y culturalesde las sociedades mexicanas (Appendini, 1995; Vizcarra, 2002).

  • cada sexo, que construye un tipo ideal de su gnero. Indudablemente, laconstruccin so cial de la infancia, segn el gnero, no es ahistrica y, porlo tanto, las identidades estn en constante movimiento, confrontacin,redefinicin y legitimacin. En este rasgo constructivo, un eje de anlisisque llama nuestra atencin es conocer cmo se determinan lasdesigualdades sociales a partir de las asignaciones en la divisin sex ual deltrabajo dentro de las estrategias de subsistencia de los hogares rurales.

    Por supuesto que el inters no slo radica en la crtica sobre ladistribucin y valoracin desigual de la carga de trabajo en tre hom bres ymujeres de las sociedades en transformacin, capitalistas o no (dentro delhogar, en la comunidad, en la regin, en la nacin o en el mundo), sinotambin porque al conocer cmo se conforman los gneros y susrelaciones nos sealan las diferencias en tre las mujeres, los gneros, lasgeneraciones, los pueb los y las culturas. Por consiguiente, elreconocimiento so cial de estas diferencias favorece al detrimento decategoras universales (Moore, 1999; Vizcarra, 2005).

    Para sealar el poder de las diferencias, la investigacin de laantropologa feminista tiene preferencia en basarse, adems de lasetnografas, en las historias de vida que dan cuenta de los procesoshistricos por los cuales han pasado las construcciones socioculturales delas identidades de gnero y sus relaciones. No obstante, recuperar lamemoria gracias a los relatos en asuntos de gnero tiene sus riesgos. Porun lado, pueden verse sesgados por la misma historia de vida de la per sona que relata, ya sea con tendencia a la victimizacin, o bien, puede esconderintencionalmente el ejercicio del poder mal habido. Por otro lado, porquela recuperacin de la memoria puede presentar desfases temporales oincluso lagunas de periodos claves de la construccin. Aun as, contar convarios relatos de vida de diferentes generaciones y gneros nos dasuficiente ma te rial para reflexionar sobre los cambios y los procesos deidentidad (in di vid ual y colectiva) que han cursado los nios y las niasmazahuas.

    El inters sobre la infancia mazahua surge de nuestra propiaexperiencia du rante el trabajo de cam po emprendido en el verano de1998, en la comunidad San Miguel la La bor (SML) del municipio de San

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    42

  • Felipe del Progreso,3 bastin de la cultura mazahua.4 SML es unacomunidad eminentemente indgena (98% de la poblacin es hablante dela lengua mazahua) y est enclavada en la parte alta de la si erra delmunicipio, en tre los 2,700 msnm. En ella habamos comenzado trabajosetnogrficos desde 1991, por lo cual fue relativamente fcil adentrarnosen las vidas privadas de algunos hogares donde ya nos conocan.

    Nuestro trabajo consisti en observar el diseo femenino de lasestrategias de reproduccin so cial, as como participar en sus actividadescotidianas. Pero tambin entender los cambios relacionales en tre gnerosy generaciones en el diseo y sus prcticas para subsistir a travs de lastransformaciones rurales mexicanas. Por eso recolectamos 24 historias de vida: 12 de hom bres y 12 de mujeres de tres diferentes generaciones,divididas segn sus correspondencias con tres grandes transformacionesdel medio ru ral mexicano:

    a) Los y las mayores de 60 aos: por haber vivido su infancia en la lucha por el reparto agrario y la constitucin de ejido de SML. Adems es unapoca que se relaciona con el analfabetismo generalizado.

    b) En tre 30 y 60 aos: por pasar su infancia en el trnsito de laabundancia de maz (originada de la Revolucin Verde) a las cri sis delmercado del mismo. Paralelo a la cri sis que se tradujo en una aceleradamigracin masculina, se habilita la naciente escuela primaria estatal y conella la incorporacin paulatina de las nias a la educacin for mal.

    c) Menores de 30 pero mayores de 15 aos de edad: quienes vivieron su infancia en el proceso del retiro progresivo del Estado de las polticasagropecuarias y su reorientacin en polticas de combate a la pobreza.Pese a que la mayora de los jvenes de los dos sexos han pasado por laeducacin primaria obligatoria, la migracin transnacional y nacional,tem po ral, cir cu lar o permanente se ha convertido en una de las opcionesde preferencia juvenil.

    Asimismo, para percibir las diferencias de gnero en la infancia,durante nuestra estancia organizamos varias actividades ldicas con los

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    43

    3 Este municipio se encuentra al noreste del Estado de Mxico, en el altiplanocentral de la repblica mexicana.

    4 Entre los estudios del pueblo mazahua destacan los de Arizpe (1975a, 1975b,1978, 1980), Gonzlez Ortiz (1996, 2005), Gonzlez y Vizcarra (2004),Margolies (1975), Sandoval (1997) y Vizcarra (1996, 2002).

  • nios y las nias de en tre cinco y 12 aos de edad. La ms significativa fueun concurso de dibujo por categoras de edad y por sexo. La mayora delos varones dibujaron la milpa en forma de croquis rect an gu lar, con vistaarea y hor i zon tal, detallando las labores que requiere la milpa, algunosagregaron al dibujo un vehculo, otros sobrepusieron un avin en el cielo,y algunos de mayor edad (12 aos y ms) llegaron a dibujar planos deedificios y urbes. En cambio, las nias dibujaron, sin excepcin alguna, sucasa, vista de un plano fron tal y ver ti cal, integrando la cocina, el fogn y elso lar rodeado de flores con colores llamativos.

    Estos dibujos representaban, de alguna manera, su vida presente,reflejando el pasado de sus progenitores (abuelos, y/o pa dres de ambossexos), pero tambin su vida futura. As, una vez madresposas5 seran lascuidadoras de la casa y su hogar, cuyo destino se manifiesta en elrestringido espacio de lo privado. Por su parte, los varones, con una visin ms amplia de su horizonte, se muestran como productores agrcolas ypropietarios de la parcela; tambin, al mismo tiempo, muy probablemente se ven como trabajadores de la construccin en las grandes ciudades(nacionales e internacionales), tal como lo hacen sus pa dres, tos yhermanos. Infancia y gneroLa adicin de las mujeres en la historia del mundo no ha implicado unestudio exhaustivo sobre la participacin de los nios en las sociedadesestudiadas, ni siquiera de la construccin so cial que de ellos hacen en lasgeneraciones adultas. Sin em bargo, cuando en las ciencias sociales sediscuten temas relacionados con mujeres, especialmente cuando ese temaes sobre la maternidad, la poblacin infantil es inherente al anlisis. Dehecho, en las comunidades mazahuas existe una constante relacinbinominal en tre mujeres-hijos e hijas, en el sentido de ser una estrategia de reproduccin en la vida cotidiana (Vizcarra, 2002; Gonzlez y Vizcarra,2004; Gonzlez Ortiz, 2005).

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    44

    5 Lagarde (1990) introduce el binomio madre y esposa (madresposas) en un solo concepto, debido a la condicionante que estn sujetas las mujeres que seconvierten en esposas. Argumenta que las mujeres casadas no serncompletamente mujeres, si no se convierten en madres. Una vez conseguidaesta condicin, su cautiverio se expresa en servir a su esposo e hijos (as).

  • La informacin acerca de la crianza de los nios y las nias, as como laparticipacin infantil en Mesoamrica, es limitada. No obstante, losestudios etnohistricos de Burkhart (1997) respecto a los primeros aosde los nios nahuas del Mxico cen tral muestran que la crianza de los mspequeos se da en momentos de aprendizaje de la estructura so cial y de sucultura, principalmente a partir de la observacin de las actividadescotidianas de las mujeres que los cran (tales como preparar la comida,hilar, limpiar, rezar, etctera).

    De acuerdo con Meillasoux (1985), en la poca co lo nial tanto nioscomo nias fueron incorporados al trabajo fa mil iar desde una edad muytemprana, siendo una de sus actividades principales el trabajo pastoril.Aun con la carga de trabajo que tenan dentro de su grupo domstico, lalabor de las mujeres y de los nios y nias desapareca detrs de la figuramasculina, en la cual s se reconoca su estatus so cial como enteproductivo.

    En lo que respecta a los diferentes estudios antropolgicos, stos sehan dado a la tarea de entender, sobre todo, la situacin de la infancia entiempos de globalizacin.6 Por su parte, Stephens (1995a) ha mostradouna paradoja existente en tre los nios, las nias y los adultos. sta radicaen el gran inters oc ci den tal en fa vor de la lucha por los derechos de lasmujeres y los derechos de la infancia, discursos que obedecen a interesesoccidentales en los que se promueve el derecho a tener una fa milia estable, entendindola como una institucin que re pro duce los patronesculturales de una sociedad determinada. Pero, por otro lado, en el mismodiscurso se impulsa el derecho a la educacin, la salud y a disfrutar de lainfancia como si fuese una etapa uni ver sal, cuyo referente es una realidadconstruida socialmente en culturas occidentales (Malkki y Mar tin, 2003).Stephens (1995a) considera que la infancia entendida como aquellasgeneraciones ms jvenes que tienen derechos esenciales especficosrelacionados con la salud, la escuela y el juego, y que condenan el trabajoinfantil y el abuso, en tre otros, es una contempornea construccin so cialde Occidente que ha sido exportada a otros contextos, con todo y susasignaciones genricas respectivas.

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    45

    6 Entre los ms importantes destacan los artculos incluidos en las obraseditadas por Scheper-Hughes y Sargent (1998), Stephens (1995b) y Malkki yMartin (2003).

  • Estas reflexiones tradas al mbito de las sociedades indgenas ruralesmuestran que, al igual que en regiones urbanas, la infancia en las zonasrurales es pensada como una etapa transitiva. La infancia en dichas zonasest inserta en una dinmica de subsistencia donde los sujetos sonformados como productos de la reproducc in so c ia lbiolgico-cultural, y, al mismo tiempo, participan en la reproduccin deesa formacin a travs de la vida cotidiana. En este proceso desubsistencia de grupos domsticos rurales, tanto mujeres como nias ynios se encuentran en constante lucha por acceder a los recursosnaturales, as como a los otros recursos necesarios para la reproduccinso cial de sus grupos y, por consecuencia, de sus comunidades.

    En este tenor, la ecologa poltica feminista sugiere el uso del trminode subsistencia en lugar del trmino de desarrollo. Se propone que losdiferentes roles femeninos como productoras, reproductoras yconsumidoras han generado habilidades integrativas de creacin ymantenimiento en tre el sistema complejo de los hogares, de la comunidad y del ambiente, el cual est en constante confrontacin con las cienciasespecializadas. Por lo tanto, la ciencia de la subsistencia, o llamadatambin economa de la subsistencia con perspectiva de gnero, reconocelas habilidades creativas de las mujeres que organizan los sistemas desubsistencia, repartiendo tareas especficas a sus hijos y transmitindolesel conocimiento de su entorno, para asegurar la reproduccin so cial de suhogar y su comunidad (Rocheleau et al., 1996).

    De esta manera, el estudio de la constitucin del conocimiento delambiente en las estrategias de subsistencia y de la reproduccin, as comoel del acceso y con trol de los recursos en los grupos sociales, se vuelvenclaves para cualquier anlisis de la distribucin so cial y sex ual de trabajopara subsistir.

    Las diferencias de gneros, etnias, razas, clases y generacionales hanexistido desde an tes de la era moderna, pero es en este nuevo periodo de la modernidad y la globalizacin cuando se ha agudizado la inequidad y se ha originado mayor desigualdad so cial en tre estas diferencias, afectandoprincipalmente a las mujeres rurales que viven en condiciones de pobreza(Vizcarra, 2003), y como resultado los nios y las nias que viven conellas.

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    46

  • Subsistencias en San Miguel la La borEn casi 500 hogares en SML habitaban hasta el ao 2000 ms de 4,500per so nas (INEGI, 2000). Para subsistir, la mayora desarrollan parecidasestrategias de reproduccin so cial, basndose especialmente en unaeconoma de subsistencia estacional, de la cual dependen las prcticasagrcolas del ciclo de produccin de maz de tem po ral. En gen eral,podemos observar que de ste el trabajo fa mil iar se di vide en dos grandesperiodos: el de lluvias, llamado por la poblacin mazahua: verde es vida, y el de secas. Los dos periodos presentan, sin em bargo, un alto riesgo dealcanzar plena satisfaccin, ya que las estrategias son susceptibles ovulnerables a los cambios del clima,7 del mercado de trabajo y de laeficiencia de polticas gubernamentales diseadas para estas poblaciones.

    El periodo verde est relacionado con la vida porque renacen hierbas,pastos y los ar royos vuelven a tener cauce, pero con ello tambin seintensifica el trabajo de las mujeres, los nios y las nias. Una vez que loshom bres adultos preparan la tierra, esperan la primera lluvia (abril) paraque en conjunto con las mujeres siembren el maz, y en ocasiones, pero enmucha menor proporcin, avena para el ganado, habas y fri joles. Mientras las calabazas, frutos y las mazorcas crecen, las lluvias comienzan aintensificarse (de mayo a septiembre) y brotan en los bosques, parcelas,solares o traspatios y a las orillas de los caminos y veredas una inmensavariedad de hongos, arvenses, plantas y flores, algunas malas para lacosecha pero otras con diferentes usos co mes ti bles y medicinales.8 Elcaso es que las mujeres y los nios y nias pasan mucho tiempodesyerbando con sus manos y un cuchillo o ma chete la parcela y el so lar.

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    47

    7 Reyes (1997) ha mostrado que la poca de secas se presenta entre los meses deoctubre a mayo, cuya precipitacin es mnima y en ocasiones nula. Las lluviascomienzan a finales de mayo y terminan hasta octubre. stas son abundantes ytorrenciales en julio y agosto, y dada la sobreexplotacin de las tierras, losterrenos son ms susceptibles a la erosin. La siembra se da en abril y cuandose retarda la primera lluvia (marzo-abril) se siembra en mayo. Cuando laslluvias se atrasan y existen heladas tempranas es muy probable que se pierdanlas cosechas.

    8 Chvez (1998) ha reportado una variedad de especies de hierbas que llegan ams de 40 tipos y que son utilizados por la comunidad mazahua como comidao como plantas curativas.

  • Pero, al mismo tiempo, recolectan una gran parte de plantas y hongos para integrarlas a la alimentacin diaria de sus hogares.

    Su recoleccin no slo demanda de tiempo sino de un sa ber lo calampliamente socializado. Mientras van recolectando, las mujeres adultasvan mostrando a sus pequeos las plantas que sirven o no al hogar, ascomo las que son peligrosas y prohibidas.

    Si no hay das festivos ni son an las vacaciones escolares, por lastardes los nios y nias mayores de ocho aos se dedican a cuidar losrebaos de borregos, mientras estos pastean. En vacaciones y das dedescanso este trabajo se prolonga por horas.

    De chiquita este, pues le ayudaba a mi mam lo que poda, a barrer o a lavar trastes,hacer tor ti llas, para empezar, cuando ya tena 10 aos, entonces ya lo haca sola, hacer tor ti lla, poner el nixtamal, buscar quelites para hacerle mis hermanos de comer, unasalsa, y lavar los trastes, traer agua en el pozo. Mis hermanos, ellos cortaban hierbapara los animales, y luego tenan que ir a cortar primero la hierba y luego ir a laescuela, y llegando de la escuela, lo mismo, coman y luego se iban a la hierba otra vez(Pilar, 32 aos).

    Sin importar el tamao de las parcelas que varan en tre un cuarto auna hectrea por hogar (Vizcarra, 2002; Rodrguez, 1997; Limn, 1994) la carga de trabajo femenino e infantil contina siendo igual. Laagricultura de subsistencia de los mazahuas requiere de una gran cantidadde horas de trabajo fa mil iar. La vuelta en mano (yo trabajo tu tierra, t meayudas a trabajar la ma) es una prctica comn que, cada vez ms, coexiste con el contrato de jornaleros de la misma comunidad o comunidadesvecinas, con el fin de no dejar abandonadas las parcelas por la falta dehom bres que emigran por ms tiempo.

    En efecto, cada vez es ms difcil cubrir las necesidades bsicas delhogar. El autoconsumo de maz alcanza hasta ocho meses. As que lamayora de los hom bres aprovechan la poca de lluvias, mientras crece elmaz, para salir de sus hogares y comunidades en busca de ingresos en lasciudades de Toluca, Mxico, y recientemente en los Estados Unidos deNorteamrica (EUA). Para ellos su trabajo arduo de preparacin, siembray hasta de la cosecha (en noviembre) es du rante las secas, as que le dejan el periodo verde a las mujeres, quienes se encargan no slo del cuidado delcultivo del maz, sino sobre todo del cuidado de las propiedades de susesposos, hijos o pa dres, ya que ellas prcticamente no tienen acceso aestos recursos (Vizcarra, 2002; Gonzlez y Vizcarra, 2004; GonzlezOrtiz, 2005).

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    48

  • En esta poca de intensas lluvias tambin se incrementan las laboresdomsticas cotidianas. Debido a los suelos de barro rojo, con el agua, ellodo se convierte en parte de los suelos del hogar (90% de las casas tenapisos de tierra).9 No slo las mujeres de todas las edades deben limpiarlosconstantemente, sino tambin se debe lavar y relavar la ropa todos losdas. Si bien los nios ensucian sus prendas, comen y juegan en la casa, lescorresponde solamente a las mujeres y nias lavar, barrer, cocinar y asearla vivienda.

    Precisamente el periodo de secas est ms relacionado con el trabajode los hom bres, lo cual no significa que las mujeres estn en un lapso dedescanso. Es preciso sealar que las mujeres desarrollan una serie deactividades comerciales a pequea escala que les permite contar conalgunos recursos para subsanar las pocas de escasez y penuria, talescomo la crianza, venta o intercambio de ganado menor y aves de traspatio, venta de comida y dulces en puestos ambulantes, costura y bordados,trabajo domstico en otros hogares. Desde los aos setenta se haobservado un incremento de las mujeres jvenes en el mercado de trabajoremunerado, principalmente en el ramo de la servidumbre (Vizcarra,2002).

    Los hom bres dedican ms horas de trabajo a la parcela en la poca desecas, ya que por la falta de recursos para adquirir y mantener maquinariaque simplifique su la bor en el cam po, y dado que 70% del territorio de esta regin es geogrficamente ir reg u lar, se les dificulta el acceso y uso detractores para preparar la tierra (Gonzlez Daz, 1993); por eso continanutilizando la yunta, el pico y el azadn para cultivar el maz.10 Si bien estasherramientas son asociadas totalmente al gnero masculino, en la realidadse ve a mujeres emplendolas para cuidar las parcelas.

    En las secas ya no hay mucho que recolectar, pero para subsistir y sillegase a haber una mejor cosecha, se practican el intercambio o venta delos productos agrcolas (Limn 1994); o de lo contrario se ven obligados adepender de los programas de asistencia so cial, mientras esperan el

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    49

    9 Datos del Instituto Nacional de Estadstica, Geografa e Informtica (INEGI) (2000).

    10 En SML, 89% del territorio ejidal no es propicio para la agricultura, las tierrasson de temporal, y slo 11% es tierra de riego (Rodrguez, 1997; Limn, 1994).

  • tiempo de emigrar y dejan preparados los terrenos para el prximo cicloproductivo de maz.

    En este periodo, las nias aprenden las labores domsticas, desgrananmaz, preparan nixtamal y cuidan a sus hermanos u otros menores dehogares ajenos. Por su parte, los nios dedican ms su tiempo a repararobjetos como bardas, caminos, techos y muebles, algunos acompaan alos adultos a buscar lea, y la mayora alimenta los rebaos o animales detraspatio.

    En este corte transversal de la economa de subsistencia de los hogaresmazahuas, nicamente se puede percibir una divisin sex ual de trabajotradicional, aprecindose las diferencias de intensificacin del trabajo deun periodo de secas a uno verde. Cierto, esta descripcin somera noincluye las formas de transmisin del conocimiento lo cal femenino, lasocializacin de ste, los ritos que acompaan las asignaciones yadquisiciones de los roles, tampoco deja ver las relaciones de poder nimucho menos los cambios que se presentan en las dinmicas domsticascuando se van introduciendo elementos que contribuyen al desarrollo decapacidades de los individuos, como es la educacin for mal y el consumode productos globales (videojuegos es uno de ellos). El siguiente apartadointenta dejar entrever estos cambios en tres generaciones.Persistencia genrica y cambios generacionalesGonzlez Ortiz (2005) de scribe los rituales que persisten a travs deltiempo en el pueblo mazahua para asignarle un gnero al sexo del recinnacido. Las diferencias que se convierten en desigualdades yacen desde elparto, si nace una nia, las parteras cobran menos que cuando nace unnio. Le contina el enterramiento del cordn um bil i cal: el de las nias sequema en el fogn, como smbolo del cuidado del hogar y delmantenimiento del fuego; el de los nios se entierra en el marco de lapuerta de la casa o habitacin que da al ex te rior, lo que simboliza su papelde proveedor, cuyas actividades se encuentran fuera de la casa. En otraspalabras, a las nias se les destina el espacio privado y domstico, y a losnios el espacio pblico y productivo. Cmo y por qu persisten estossmbolos a pesar de los cambios en el medio ru ral a partir de laincorporacin de las mujeres al mercado del trabajo asalariado y a laeducacin for mal? Las respuestas a esta interrogante las encontramos enlas vidas infantiles reconstruidas en las siguientes narrativas de tresgeneraciones mazahuas.

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    50

  • La generacin analfabeta con y sin tierra Todas las mujeres mayores de 60 aos entrevistadas eran viudas y seasumieron en una poca de su edad reproductiva como jefas del grupodomstico. Relatan que tienen en su memoria haber delegadoresponsabilidades a las generaciones jvenes. De esta manera, a sus hijosse les persuada de que se encargaran de la parcela y la produccin de lamilpa, y a sus hijas se les obligaba a realizar el trabajo domstico. Enocasiones las nias eran prestadas a otros hogares para ayudar en laslabores del cuidado de pequeos y como domsticas en otras casas con osin parentesco. Muchas veces cuando las nias comenzaban a menstruarse esperaba que tuviesen edad suficiente o dejasen de ser nias (catorceaos en promedio), para otorgarlas a otros hogares como futuras nueras.11

    Bernarda relata la memoria de su infancia: ella y su hermano crecieroncon sus abuelos, debido a que su pa dre haba sido asesinado y su madre noviva con ellos. Cuando ella tena aproximadamente diez aos de edad, yacontaba con diferentes responsabilidades en el hogar.

    Mis abuelitos me queran mucho [...] ramos dos, yo trabajaba echando tor ti lla ocortando quelites, o unos honguitos, cuando cuidaba (borregos) los iba a cuidar almonte, y as llevaba y traa mi honguito y lo iba a amasar o a echar chile, guisado y sino le iba a echar ah en las brasas y despus nos echbamos un taco, yo mola desdecomo a la edad de Anayeli (su nieta), ms o menos 10 aos o 12 aos y desgranaba elmaz, me ense mi mam. Nunca fui a la escuela, mi hermano s fue, pero nomucho, como tres aos, y no saba bien la letra, y despus me cas y nunca trabaj dejornalera en otro lado, no conozco ningn lugar (Bernarda, 60 aos).

    El abuelo de Bernarda tuvo una hectrea de tierra ejidal, la cual fueheredada por el hermano. Sin em bargo, ella no recriminaba ese hecho,pues en ese entonces ni se pensaba en que existiera alguna posibilidad deque las mujeres llegasen a tener acceso a la tierra. Ms bien, su infancia esrecordada por la proteccin de sus abuelos, pero tambin por la penuria y

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    51

    11 El sistema de parentesco mazahua se basa en el patrilinaje-patrilocal. Por logeneral, las mujeres jvenes son robadas por otro joven. Si no existe unnoviazgo de por medio para que se realice la ceremonia del pedimiento, dondelos padres del joven visitan a los de la novia para solicitar su consentimiento del matrimonio, ellas son llevadas a la casa del futuro esposo, casi siempresorpresivamente y por la fuerza. Una vez que los padres del joven aceptan a lajoven, se llevan a cabo los pedimientos para que se junten o se casen. Pero paraque esto se concrete pueden pasar varios meses y hasta aos, y haber hijosentre tanto (Vizcarra, 2002; Gonzlez Ortiz, 2005) .

  • la desigualdad. Ella agradece a su abuela que le enseara a preparar elnixtamal, echar la tor ti lla, recolectar lea, agua, quelites y hongos, coser laropa y, sobre todo, a reconocer con el pie qu tipo de tierra necesitaba eltipo de semilla de maz para que ah se diera una buena planta. Sin estosconocimientos, ella sostiene que difcilmente hubiera sobrevivido enSML, pero tambin lamenta no haber podido ir a la escuela, y si lostiempos fueran como ahora haber tenido un pedazo de tierra.

    Eustaquio tena la misma edad que Bernarda. Hablar de su infancia loremiti a la explotacin de la raz zacatn, la cual se extraa en la ha ci endade SML desde el siglo XVIII. Con esta raz se produca zacate, cepillos yotros productos derivados, que los hacendados llegaban a exportar aEuropa. Despus de la reparticin de tierras, el pa dre de Eustaquiocontinu extrayndola, pero de una manera mar ginal. Cabe decir que laindiscriminada extraccin del zacatn trajo como consecuencia que lastierras fuesen poco aptas para la agricultura; sin em bargo, fueron esastierras las que se repartieron y las que ahora son las fuentes de produccindel maz de autoconsumo de los hogares mazahuas.

    Mi pap era del cam po, trabaj en la raz, y ora cuando ya era nio tena [que ir] yo aha la fuerza, pus ya me llevaba ah a la raz, desde chiquito a sacar y a terronear y acortar y a variar y amarrar, y ya el da viernes que llevamos a remojar los manojo msbien, a dejar otra casa, ya el da sbado hay que ir a lavar, a lavar y pus... lo pesaba contodo y agua, para que escurriera lagua pero ya despus pona un lazo desde aqu hasta all, y lo tenda esas races para que se secara pero ya a nada el kilo llegaba, llegabapero ya muy poco, ya estaba seco. A mi pap le pagaban, a m no. Lo que lo pagabandepende los ki los que pesaban las races, despus ya es lo que le daban (Eustaquio, 65aos).

    El pa dre de Eustaquio participaba cotidianamente en las estrategias desubsistencia de su hogar. No saba leer y tampoco emigr, se qued en lacomunidad pese a que desde entonces (1930-1940) algunos pocosvarones comenzaron a salir hacia a la ciudad de Mxico para conseguiringresos. Al parecer, a Eustaquio le favoreci un ao de escuela, pues leerle permiti emigrar cuando l tena 18 aos de edad. Despus de estartrabajando como pas tor de los animales de un fa mil iar y atendiendo latienda del pueblo, decidi irse a la ciudad de Mxico, dejando en SML encasa de sus pa dres, a su esposa de 15 aos de edad, quien ya esperaba suprimer hijo. Una vez en dicha ciudad trabaj como ayudante de albail ypor fin obtuvo sus primeros ingresos.

    Pus ya me mand a escuela mi pap pero como era anteriormente de los abuelos, oras que yo no estudi bien la escuela, no. S me fui pero poquito lo que aprend porquehaba un mae stro, era de aqu del pueblo, y pus ni saba, saba un poco del libro que no

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    52

  • s [...] poco poco, carretilla, no s de qu libro que tena, despus ya cambi losmae stros pero ya el difunto mi pap me deca que no para qu la escuela, para qu laescuela, y que iba yo hacer la lucha yo a trabajar en los animales, a cortar hierba o algoas... a cuidarla, pus casi no me dej bien para qu, para qu iba yo a estudiar bien,para que saliera yo bien mi estudio, pero un poquito s, por eso se leer (Eustaquio).

    En esta poca los nios trabajaban bajo la sombra de los pa dres sinpago. Esta la bor era considerada como un aprendizaje obligado para serhom bre. La escuela para los nios comenzaba a ser razonada en funcinde que le abrira el camino hacia la emigracin y el trabajo remunerado,prctica que no era deseada para las mujeres. Ms bien, a ellas se lesentrenaba desde una corta edad para ser buenas mujeres: madresposas.

    La infancia de la tecnoburocraciaTanto los hijos e hijas de Eustaquio como los de Bernarda nacieron en elauge de la Revolucin Verde a principios de los aos sesenta. Pero no fuehasta los aos 80 cuando a SML llegaron los programas de desarrollo ru ral originados de esta modernizacin. Estos programas eran dirigidostotalmente a los ejidatarios hom bres, y consistan en incorporar unpaquete tcnico agropecuario para incrementar la produccin de maz yfri jol. Para ello, los dotaron de herbicidas y fertilizantes qumicos y unpoco de asistencia tcnica. Los primeros diez aos del auge agroqumicoobtuvieron rendimientos de hasta cinco toneladas por hectrea. Sinembargo, los excedentes no fueron suficientes para conseguir los ingresos para mejorar las condiciones de vida de sus hogares, principalmenteporque los precios del maz se redujeron al internacionalizarse y los costos de produccin iban en aumento.

    Los hom bres de en tre 40 y 60 aos de edad mencionan que jugabanarriba de los sacos de fertilizantes y herbicidas, y ayudaban a echar losagroqumicos a la tierra. En las entrevistas, algunos de ellos recapacitansobre el dao que pro duce el contacto con stos, por lo que tratan deevitar que los hijos y nietos de menos de diez aos estn cerca de laaplicacin de estos productos. Tal pareciera que despus de esa edad losnios fueran inmunes a las enfermedades, pero lo que se legitima con laedad es la necesidad de incorporar la mano de obra infantil en la parcela.Adems, actualmente, sin los agroqumicos sera muy difcil obtener maz.

    Por su parte, Vic to ria de 32 aos vivi su niez en la dcada de lossetenta, cuando se extenda la migracin masculina y comenzaba el uso deagroqumicos. Debido a que su pa dre muri cuando ella tena dos aos deedad, su madre decidi partir con ella y su nico hermano, enfermo de

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    53

  • poliomielitis, hacia la ciudad de Toluca. Una vez ah, Vic to ria y suhermano se dedicaron a recoger latas y cajas para venderlas; con el dineroque conseguan podan comprar comida para ese da. Recuerda que en lasocasiones que su madre se enfermaba, ella se iba a sentar a las calles a pedir limosna, y a pesar de que su madre trabaj como jornalera y lavandera enla ciudad, sufra para sostener a su pequeos, por lo que decidiregresarlos a SML y dejarlos al cuidado de su madre. Con ella pas algunos aos de su infancia. Alcanzada su edad reproductiva, dej de nuevo lacomunidad para trabajar como sirvienta en una casa de la ciudad deMxico. A los pocos meses regres para seguir el camino trazado por elgnero femenino mazahua: juntarse con su novio para ser madresposa alao siguiente.

    Ya despus, pus ya me dejaron en la casa como la edad de esa nia de siete aos, o seame dejaron [...] la difunta de mi abuela. Yo cuidaba guajolotes, borregas. Ya cuandoempec, ya ms grande, yo ya cuidaba vacas y borregos, todo; y si no haca yo eso, pus me golpeaban [...] ya cuando tena la edad mi hija yo fui para Mxico, me vinieron allevar unas seoras y yo fui a trabajar all [...] ya despus tena yo mis 14 aos, y yaconoc ora a mi esposo, nada ms lo conoc de novio tres meses, y ya despus mejunt con l, me fui ora con l y ya (Vic to ria).

    La estancia de Vic to ria con su abuela muestra la importancia deltrabajo infantil para lograr la subsistencia de los ancianos. Vic to ria suplael trabajo de los nios a falta de ellos, pero adems dedicaba un buentiempo a cumplir sus obligaciones de nia: moler maz, echar tor ti lla, lavar los trastes y la ropa, y acompaar a su abuela a los mandados. En su caso,ella slo tuvo la oportunidad de ir a la escuela por tres aos. Pese a quecada vez ms las nias de su edad ya tenan la opcin de frecuentar laescuela, aunque fuese en segunda opcin, pues si se las requeran en elhogar, tenan la obligacin de atenderlo an tes que cualquier distraccinescolar.

    Por ejemplo, Pilar amiga de Vic to ria (32 aos) tuvo pa dres alcohlicos, por lo que ella y sus hermanos tuvieron que cuidar de s mismos desde unaedad temprana. El pa dre de Pilar trabajaba en la ciudad de Mxico comoalbail, pero cuando llegaron los apoyos gubernamentales (paquetes deagroqumicos) decidi quedarse en la comunidad y dedicarse a cultivar lasdos hectreas de tierra ejidal que haba heredado, ya que gracias al milagrode los fertilizantes llegaron tener excedentes que podan vender en elmismo pueblo.

    Pilar poda ir a la escuela siempre y cuando hubiera terminado losdeberes domsticos del hogar. Ella atribuye su bajo rendimiento escolar a

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    54

  • la falta de tiempo y no a la falta de cabeza (inteligencia) para saliradelante, tal y como se lo recalcaban sus pa dres y hermanos: Ya ves, t nisirves para eso, t no tienes cabeza para la escuela. Todos los das,antes de ir a clases, elaboraba tor ti llas, barra la casa e iba por agua al pozodos veces. Despus, se cambiaba de ropa y se marchaba a la escuela.Regresaba a casa a comer, haca su tarea e iba nuevamente por agua alpozo y preparaba el nixtamal para el da siguiente. Deseos no le sobrabanpara continuar sus estudios, pero la comunidad nada ms contaba con laescuela primaria, as que Pilar slo estudi hasta que tuvo once aos deedad.

    Las responsabilidades de sus hermanos eran diferentes. En pocas delluvias, ellos tenan la nica obligacin de cortar la hierba para los dostoros que su pa dre utilizaba en la yunta. Despus quedaban liberados deltrabajo para poder ir a la escuela y al regresar, en ocasiones, continuabancortando la hierba. Pilar no desempeaba ese tipo de trabajo: yo puescomo era mujer, nia, me quedaba al quehacer en la casa, no iba aayudarles a ellos, aunque s lo saba hacer.

    Por su condicin de gnero, las nias tenan como juego otra actividadpuramente femenina: el bordado. Concepcin (45 aos) y Marcela (30aos) cuentan que aprendieron a bordar an tes de los doce aos. Ellasmismas explican que gracias a este juego, o ms bien trabajo femenino,ahora que ya tienen hijos, pueden hacer servilletas bordadas y venderlaspara tener sus propios ingresos.

    Yo nunca era [...] nunca me gust jugar, no como los dems que todo juego garratierra o hacen mueco de tierra, yo nunca jugu con eso, yo jugaba o ms bienagarraba un trapo y bordaba aunque no saba pero ah le haca (Marcela).

    Otra actividad asociada a la asignacin de gneros pero que no escotidiana sino ocasional, ocurre cuando las madres tienen a sus bebs. Enesos casos, a las nias mayores de ocho aos se les encarga realizardiferentes tareas en su hogar.

    Cuando estaba enferma mi mam, cuando se aliviaba de los ltimos nios, ya mediome acuerdo, tena yo que lavar la ropa de todos, y si no la aguantaba lo tena que lavar,por ejemplo las chamarras grandes, tena que lavarlo la mitad, noms le iba dandovuelta, luego los pantalones, pero ya empec a crecer ms y ms pus ya, lo tena quehacer todo (Pilar).

    La creencia de que son las hijas quienes deben cuidar de sus madrescuando ellas estn en cuarentena (tiempo que pasan en reposo absolutodespus de parir) est asociada fuertemente a la adquisicin de la

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    55

  • identidad femenina. Se espera que con esta ayuda obligada las niasvayan aprendiendo no slo las labores domsticas del hogar, sino sobretodo, a sociabilizar el conocimiento de la salud femenina y reproductivamazahua. En este sentido, el cuidado del posparto es absolutamentefemenino. Los hom bres no participan en ninguna actividad domstica,cuidado de los hijos o en cuidar la salud de su esposa cuando se encuentraen este estado. Los hijos participan mientras tanto en labores productivas.

    Por su parte, Pablo, quien tiene la misma edad que Vic to ria, recuerdasu infancia como un tiempo de hambre y sufrimiento. Su madre Bernardaqued viuda de su primer esposo. Junto con su hermano mayorcomenzaron a trabajar la milpa a edad muy temprana. l comenta quegracias a su madre, quien le ense a cultivar la tierra, ellos no perdieronlos terrenos reclamados por su to (hermano de su pa dre). Si Bernarda nohubiera tenido hijos varones seguramente hubiera perdido todos losderechos sobre la tierra de su esposo.

    Yo s me acuerdo de cuando tena hambre, porque luego a veces en ese ao, cuandoya me acord que ya estaba yo grandecito como unos diez o nueve ao, este pus yaluego no tenamos este [...] todava no trabajaba mi hermano, iba a la escuela, y pus no aplicbamos fertilizante en los terrenos, y no levantbamos cosecha, tenamos quecomprar, mi mam sala a lavar, por ejemplo los seores que tienen tienda ac abajo,lavaba ropa o le lavaba ropa a los mae stro que estaban en la escuela, no recuerdocunto costaba el maz, mi mam luego traa o sea a cambio no le daban dinero, ledaban dos, tres cuartillo, al da, cuando no, pus [...] luego iba por ejemplo a vecescuando le invitaban a moler ella, pus ya nos traa tor ti lla, ya le decan, llvale a tus hijos esto (Pablo).

    Cuando Pablo era nio, al igual que los hermanos de Pilar y todos losnios, el trabajo no era dentro de la casa sino en la milpa y cuidandoborregos. Los menores de doce aos solamente trabajan 21 das al ao enla milpa, y una vez que logran soportar el peso de la yunta su trabajoaumenta. Mientras que como pastores lo hacen mientras existan pastos en la comunidad.

    Mi pap nos dej como una hectrea y un cuarto ms o meno, lo que le trabajaba, lodems ese lo empearon, lo sembraron otra per sona, y otros dos pedazo estabanbaldo, creo empec agarrar la yunta creo a los 14, 15 ao ms o menos, nosotrosconseguamos yunta, nos emprestaban por ejemplo los que tenan animales, yanosotros agarrbamos, o sea yo a veces agarraba la yunta (Pablo).

    Por su parte, las nias trabajan dentro de la casa, cuando lo hacen fuerade ella es para reproducir las mismas actividades domsticas pero en otroshogares. Lavar ropa, cuidar borregos, recolectar hierbas yespordicamente realizar algunas tareas agrcolas. Si bien son actividades

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    56

  • realizadas fuera del espacio de la casa, stas tienen una relacin vinculadaestrechamente al sustento estratgico de reproduccin del hogar.

    Yo trabajaba en la parcela, pero pues este siempre me dejaban que yo hiciera lacomida, siempre, ayudaba muy poco a trabajar en la parcela, porque era la nica niay tena que ayudar a mi mam a hacer las cosas (Pilar).

    Las nias ya van a la escuela pero...Du rante nuestra estancia en SML convivimos con una parte importantedel mandato materno para reproducir el trabajo infantil. Tanto niascomo nios continuaban con actividades similares a las de sus pa dres yabuelos. Por ejemplo, el da en que Vic to ria nos relat parte de su vida,habl acerca de su hija y sus deberes en la casa.

    Ayer pusimos sopita, y pusimos un poquito de quelite, ya iba mandar otra vez la niaque iba a juntar [...] Ellos bien que comen quelite, voy ir a juntar un poquito pa oritaque coman ellos un poquito. Roco (su hija de 11 aos) junta quelite, la maana,levantando ella, se vino a cortar este un poquito de flor de calabaza, donde tiene sucasa esta se ora que est aqu, un poquito de flor de calabaza, con huevo pus ya lahicimos (Vic to ria).

    Mientras Vic to ria lavaba la ropa en el ro, le pidi a su hija de cinco aos que fuera a ten der unas prendas en el pasto para que comenzaran a secarse y recogiera agua del ro para darle de beber a los perros. En otro momento, Pilar lavaba en el ca nal de agua que llega a su casa y su hija ms pequeajugaba a lavar la ropa, tal como su mam lo estaba haciendo. Es decir,entre el juego las nias estn aprendiendo las tareas que les tocar llevar acabo cuando crezcan un poco ms.

    Otra actividad repetitiva que han efectuado las tres generacionesestudiadas es el cuidado de los animales. Esto consiste en llevarlos a pastar por largo tiempo, en el cual los nios juegan mientras los cuidan; por suparte, las nias acostumbran, al mismo tiempo, recolectar diferenteshierbas co mes ti bles, as como hongos y flores de ornato.

    Hasta aqu tal parece que ni los nios ni las nias tienen algunaoportunidad de cambiar sus destinos, pero en estos ltimos ocho aos,con el programa Oportunidades (an tes PROGRESA),12 junto con lacreciente migracin masculina (jvenes y adultos) hacia los EUA, la vida

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    57

    12Principal programa de lucha contra la pobreza extrema del gobierno federalmexicano [nota del editor].

  • cotidiana de los hogares mazahuas ha dado un giro significativo en lasrelaciones de gnero infantil.Cambios en las prcticas sociales y vida cotidiana infantilEn efecto, obedeciendo a las propuestas internacionales de la UNICEF(Organismo de las Naciones Unidas para la Atencin a la Niez y laFamilia) y del Banco Mundial, el gobierno mexicano ha incentivado lainsercin infantil obligatoria en las escuelas. La poltica so cial de mayorxito en este sentido es el Programa Oportunidades (2002-2006) lo quean tes fue el PROGRESA (Programa de Educacin, Salud yAlimentacin, 1997). Su carcter focalizador dirige sus esfuerzos a lasfamilias rurales e indgenas que viven en pobreza extrema (con menos deun dlar al da).

    Este programa otorga un cheque bimensual directamente a las mujeres madres, responsables de los menores. El monto vara de acuerdo con elnmero de hijos que tengan inscritos en la escuela primaria (a partir deltercer grado) y en la escuela secundaria. Con esto se pretende evitar ladesercin e incentivar la asistencia escolar, principalmente de las nias.Como parte de la estrategia poltica este programa pretende compensar lainequidad de gnero, otorgando un porcentaje mayor de beca a las niasque estudian.

    Desde un sentido poltico de corresponsabilidad, las madres se venobligadas a mandar a todos sus hijos a la escuela, por lo menos hasta quecompleten la educacin bsica (trmino de tercero de secundaria). Comoparte in te gral del programa y por la corresponsabilidad de las mujeres,ellas se ven igualmente obligadas a asistir a 24 reuniones anuales para quereciban en las clnicas de sus comunidades plticas y cursos de salud,nutricin, alimentacin, economa fa mil iar, higiene y equidad de gnero.Adems, las autoridades de salud comunitaria llevan un carnet de con troly prevencin, en el cual registran el seguimiento epidemiolgicos y deprevencin (vacunas, con trol de peso, exmenes de deteccin de cncer yanticoncepcin) de cada miembro del hogar.

    En suma, con estas acciones se prev fomentar las capacidades de losnios y nias para que amplen sus oportunidades de desarrollo humano.Sin em bargo, por el incumplimiento de cualquiera de las obligacionescontradas por las mujeres, ellas son directamente sancionadas, es decir,sus faltas ameritan desde una penalizacin reflejada en el monto delcheque, hasta la suspensin definitiva del programa.

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    58

  • En 1998, poco ms de 50% de los hogares en SML eran beneficiariosdel PROGRESA. En el ao 2003 prcticamente todos los hogares tenanacceso al programa Oportunidades. Esto ha implicado que las mujerestengan un mayor nmero de tareas domsticas, comunitarias y compromisos con el Estado, lo que no evita que los nios y las nias dejende tener algunas responsabilidades en su casa.

    No hay duda de que tanto los pa dres como las madres estnconvencidos de los beneficios de la educacin de sus hijos e hijas, pero almismo tiempo no desean que dejen de aprender las formas de subsistir ensu medio ru ral, segn sean los roles asignados por gnero.

    Yo, el fu turo de mis hijos, lo que yo quiero para, por ejemplo a Anayeli, que estudiehasta donde ella quiera, le digo que [...] siempre le he dicho que aproveche lo que yono tuve, de lo que a m no me quisieron dar estudio, que ella lo aproveche, hastadonde ella pueda y quiera. Igual le he dicho a Efran, lo que l le guste no lo puedoobligar a una cosa, verdad? Yo s todo quiero que estudien, mis hijo, que aprendande lo que [...] pus la mejor yo ignoro muchas cosas, no? Yo pienso que no es losuficiente, de que aprende mucho de lo que yo s hacer, no?, de que ver los animales, de que trabajar, terrenos, de sembrar, y todo eso, no? de hacer tor ti llas, quehacer, y[...] pero yo siento que eso no, no es suficiente. No es suficiente, no se lo deseo, no?de que encuentre un marido de que [...] no le quiera dar con mi hija, al menos tengaella una pequea carrera corta, no? eso es lo que yo quisiera, que ellos lo tuvieran.Eso siempre he soado con mis hijos eso, pero bueno, le he dicho a Anayeli, chalemuchas ganas, que estudies, que ojal yo no [...] yo no te deseo una gran carrera perotan siquiera una pequea carrera que tengas corta, no?, que tengas sobrevivir, dednde defenderte (Pilar).

    El incremento de trabajo domstico femenino no se debe nicamentea que los hijos e hijas pasan una cuarta parte del da en la escuela y, por lotanto, son menos cooperativos al participar en las actividades diarias delos hogares, sino tambin por otras razones significativas. Una de ellas esel aprendizaje que los in fan tes han tenido sobre los derechos de los niosy las nias. Derechos universales que han puesto en contraposicin a lospa dres que exigen a los hijos e hijas seguir realizando actividades dereproduccin necesarias para la subsistencia fa mil iar. Las madres sequejan principalmente de que ya no pueden obligar a sus hijos a efectuarciertas tareas porque se confrontan con la idea expresada de sus nios ynias sobre la explotacin infantil, concepto que ellas no logran entender.

    Aunado a lo an te rior, la ausencia cada vez ms larga de sus maridos ehijos jvenes que han decidido emigrar hacia EUA ha aumentado la cargade responsabilidades, vindose solas para afrontar los nuevos cambios ensus estrategias de subsistencia.

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    59

  • Indudablemente, la migracin transnacional era una realidad que en1998 era poco incierta para SML. De hecho, en ese tiempo slo doshogares tenan a un pariente en EUA. Pero con el retiro paulatino delEstado de las polticas de desarrollo ru ral que apoyaban la produccinagropecuaria campesina, se ha ocasionado que esta migracin sea unfenmeno extendido en la comunidad. Debido a ello, no slo las mujeresestn pasando por el abandono tem po ral de sus varones para re solver losmenesteres de subsistencia y de sus nuevas vidas cotidianas (comocorresponsables de Oportunidades), sino que tambin los nios y lasnias sufren la separacin de sus pa dres o hermanos mayores.

    Una forma de compensar la falta de tiempo para realizar actividadesdomsticas, y de convencer a sus hijos e hijas de que sigan ayudando consu trabajo para aligerar la carga domsticas de ellas, muchas mujeres queahora tienen ingresos ms o menos regulares, gracias al programaOportunidades, le dan a los nios y a las nias (en menor proporcin)parte del dinero de las becas para que lo gasten.

    Desafortunadamente, los nios y las nias estn derrochando el dinero no slo en alimentos que han invadido los mercados lo cales, como son lasgolosinas, refrescos y otros alimentos con alto contenido de azcares,grasas e hidratos de carbono simples,13 sino que adems y sobre todo losnios, prefieren gastar su dinero en las maquinitas de videojuego, loscuales proliferan en todas las tiendas rurales.

    Otros distractores que van modificando las identidades infantiles enSML son los programas televisivos. Cada da ms los hogares cuentan con un televisor que capta los ca na les libres nacionales y estatales. Frente a l,nios y nias pasan algunas horas al da, lo que ha provocado que ciertosestereotipos infantiles urbanos y occidentales comiencen a entretejerse en la niez mazahua. Confrontaciones que seguramente van en detrimentode las actividades tradicionales mazahuas, pero no de las asignaciones degnero que predominan en el mundo patriarcal y que se reproducen en losprogramas que mujeres e in fan tes disfrutan. Principalmente las

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    60

    13 El consumo de estos alimentos va en detrimento del consumo de la dietatradicional basada en la tortilla de maz, atole, tamal, habas, frijoles y quelites.Un estudio reciente sobre estos cambios en los hbitos alimentarios muestraque los nios satisfacen rpidamente su apetito con alimentos industrializadosde mala calidad nutritiva, lo cual provoca que dejen de comer alimentosproducidos en sus hogares y con mayor valor nutritivo (Meja et al., 2005).

  • telenovelas no dejan de difundir los mismos estereotipos urbanos: lasnias y mujeres a la sufrida vida privada, y los nios y hom bres a la exitosavida pblica.

    Las percepciones de estos cambios que tienen las tres generacionessobre la infancia mazahua vara una de otra. Por ejemplo, los abuelosaoran los tiempos de espacios ms abiertos, frondosos y ros que dejaron de existir, extraan el acercamiento con los mayores para aprender asubsistir, y el reconocimiento so cial y de autoridad del sa ber que losancianos tenan en la comunidad. Pero al mismo tiempo recuerdan suniez como una poca de sufrimientos, discriminacin, miseria, trabajo,hambre, enfermedades y muerte.

    Otro sentimiento de confrontacin que expresan tanto los abueloscomo los adultos mayores de 30 aos es el sealamiento que hacen sobrelos nios y las nias de ahora. Por un lado, se quejan de la falta de inters de los nios para seguir los trabajos del cam po y de su rebelda, y de lasnias les preocupa que no quieran echar la tor ti lla, o bien que estndejando de aprender sobre el conocimiento esencial de uso y manejo dehierbas y hasta de sa ber los rezos. Su preocupacin mayor radica en que de no adquirir los roles que los hacen mujeres (la casa) y hom bres (la milpa)mazahuas, es muy prob a ble que se desprovean de herramientas parasubsistir si llegasen a fracasar fuera de la comunidad; de ah que se obliguea nios, pero principalmente a la nias, a seguir aprendiendo los oficiosdel hogar y de la subsistencia.

    Para la generacin ms joven, la infancia es percibida como la entrada a la modernidad. No slo ven a los nios y nias como parte de unaestrategia para recibir becas de Oportunidades, sino que promueven elconsumo de productos occidentales (videojuegos, ropa de moda,alimentos procesados) como un medio de asemejarse a la infanciaoccidental. ConclusionesCon el estudio de las estrategias de subsistencia en dos grandes periodosdel ao, y a travs de tres generaciones hasta 1998, adems de nuestrostrabajos etnogrficos recientes en SML, logramos observar que lasprcticas sociales basadas en la divisin sex ual del trabajo, quecontribuyen a la reproduccin de los hogares rurales mazahuas, hancambiado en los ltimos diez aos. Sin em bargo, ni con la incorporacinde la escuela a las estrategias de reproduccin ni con su entrada al mercado

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    61

  • de consumo de masas se transformaron las subjetividades sobre lasidentidades de gnero en los nios y las nias.

    Analizando la participacin infantil en las economas de subsistenciamazahua encontramos una marcada asignacin de gnero en lasactividades en las que participan nios y nias. Aunque la mayor parte deltiempo conviven con sus madres o abuelas, los roles son asignados demanera diferente por las propias mujeres adultas. El fin es asegurar lacontinuidad de la reproduccin so cial mediante la divisin sex ual detrabajo, socialmente aceptada por la comunidad.

    De esta manera, en la poca de los abuelos y las abuelas la infancia seviva cumpliendo tareas domsticas y la escuela no representaba unaobligacin, ya que no tena un valor importante para los pa dres; de todosmodos los que llegaron a asistir fueron los hom bres y su infanciaterminaba cuando se unan en pareja a la edad de en tre 14 y 16 aos.

    En la poca de los pa dres y las madres, du rante su infancia continuaron realizando tareas domsticas, la escuela fue un poco ms aceptada por lacomunidad y una que otra nia mazahua acudi a ella. En su niez seaadi una estrategia ms de subsistencia: la migracin tem po ral hacia lasciudades de Toluca y Mxico.

    A partir de los aos noventa, y sin dejar las responsabilidadesdomsticas y de produccin, la escuela se convirti en parte de la vidacotidiana de los hogares mazahuas. Paradjicamente, lo que eldesarrollismo promueve con la educacin for mal es una mejora sustancial en las condiciones y calidad de vida de los individuos; pero lo quehallamos es un proceso de la prdida del sa ber subsistir en el medio ru ral, y con ello el detrimento de la calidad de vida.

    Por un lado, el paisaje que ahora do mina en esas comunidades esdramticamente transformado, mucho se debe a la erosin y alcrecimiento cuasi urbano de la comunidad, donde abunda la basurainorgnica y las casas en los lmites de las parcelas cada vez ms pequeas.Por otro, las posibilidades de subsistir de las actividades agrcolas seagotaron, un tanto porque las tierras han perdido su fertilidad debido alabuso de agroqumicos, otro tanto por la ausencia to tal del Estado paraimpulsar proyectos de desarrollo ru ral basados en las economas desubsistencia.

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    62

  • Aunado a lo an te rior, vale la pena mencionar que la desnutricin hasido siempre un mal acompaante de la niez mazahua, y con el cambiode patrones de consumo alimentario este mal se ha agudizado.

    Ante este pan orama, tal parece que la migracin transnacional e ilegalha comenzado a ser el sueo del fu turo de los nios mazahuas, ya quecuando crezcan las nias la mayora deber quedarse a cuidar las nuevascasas que se irn construyendo en lo que algn da fue el medio msimportante de la subsistencia: la tierra.

    En estos contextos no se puede negar que el trabajo infantil en loshogares rurales mazahuas ha sido pieza importante en los procesos quebuscan la subsistencia de los grupos domsticos. Sin em bargo, gracias a laaceptacin de los valores y prcticas occidentales tales como la escuela, elvideojuego, la televisin y los reclamos infantiles para que se les respetenlos derechos universales de los nios y las nias, adicionndole la nuevamigracin transnacional, observamos que las prcticas sociales han tradouna in ev i ta ble reestructuracin en las estrategias de reproduccincampesina de los mazahuas.

    No obstante, ante los cambios reflejados en la vida cotidiana mazahuase concluye que persisten ciertos rasgos identitarios sobre los roles degnero, en los cuales a las nias se les asocian con actividadesreproductivas o de la casa, recluidas en la vida privada aunqueparticipen (ayuden) econmicamente en la manutencin de su hogar, y alos nios con productivas o la milpa, buscando los medios en la vidapblica para proveer el hogar. Mientras estos roles se sigan reproduciendo en el imaginario mexicano sin importar su difusin masiva, aunque en laprctica se reproduzcan otros roles, seguir existiendo el predominio de la ideologa y el orden so cial del sistema patriarcal que, por cierto, funda supoder en reproducir la desigualdad so cial en tre los gneros, las clases, lasrazas y las etnias (Vizcarra, 2005).

    De estas reflexiones, sin perder de vista la perspectiva de gnero, sepropone seguir realizando estudios ms profundos sobre las medidasdesarrollistas que tratan de mejorar la vida infantil en los pases comoMxico inscritos al camino de la modernidad. BibliografaAppendini, Kirsten (1995), La transformacin de la vida econmica del

    cam po mexicano, en El impacto so cial de las polticas de ajuste estructural en

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    63

  • el cam po mexicano, Mxico: Plaza y Valds, Instituto Latinoamericano de Estudios Transnacionales.

    Aris, Philippe (1962), Cen tu ries of child hood, Lon don: Jon a than Cape._______ (1987), El nio y la vida fa mil iar en el antiguo rgimen, Espaa:

    Taurus.Arizpe, Lourdes (1975a), La migracin en los mazahuas, Mxico: SEP, INI._______ (1975b), Indgenas en la ciudad de Mxico. El caso de las Maras,

    nm. 182, Mxico: SepSetentas._______ (1978), Migracin, etnicismo y cambio econmico, Mxico: El Colegio

    de Mxico. _______ (1980),"Cul tural change and eth nic ity in ru ral Mex ico", en

    Pres ton, Da vid [ed.], En vi ron ment so ci ety, and ru ral change in LatinAmer i can, New York, To ronto: John Wiley & Sons.

    Burkhart, Lou ise (1997), Mexica women on the home front: House work and re li gion in az tec Mex ico, en Schroeder, Su san et al. [eds.], In dianwomen of early Mex ico, Oklahoma: Uni ver sity of Oklahoma Press.

    Chvez, Mara (1998), Etnobotnica de San Jernimo Bonchet, ColeccinCuadernos de Cultura Universitaria, nm. 16, Mxico: UniversidadAutnoma del Estado de Mxico.

    Gonzlez, Justino (1993), El papel de los rumiantes en los sistemas de produccinde los campesinos en dos zonas de San Felipe del Progreso, Mxico: UniversidadAutnoma del Estado de Mxico.

    Gonzlez Ortiz, Felipe (1996), "Actividades econmicas de subsistencia,el caso de una comunidad mazahua", tesis de licenciatura enantropologa so cial por la Escuela Nacional de Antropologa eHistoria, Mxico.

    _______ (2005), Mujeres que cuidan. Actos ritualizados y laconstruccin so cial de los gneros en tre los mazahuas, en Vizcarra,Ivonne [coord.], Gnero y poder, diferentes experiencias y mismaspreocupaciones, Mxico: Universidad Autnoma del Estado de Mxico.

    Gonzlez Ortiz, Felipe e Ivonne, Vizcarra (2004), Mujeres indgenas en elEstado de Mxico. Vidas conducidas desde sus instituciones sociales, Mxico:Instituto Mexiquense de la Mujer.

    INEGI (2000), Estadstica poblacional nacional, Mxico: Instituto Nacionalde Geografa e Informtica.

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    64

  • Lagarde, Marcela (1990), Cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas,presas y locas, Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico.

    La mas, Marta (2003), Usos, dificultades y posibilidades de la categoragnero, en La mas, Marta [comp.], El gnero, la construccin cul tural de ladiferencia sex ual, Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico,Porra.

    Limn, Ilse (1994), Efectos de concentraciones de salmuera sobre las propiedadesbromatolgicas y organolpticas del nopal (Opuntia sp), bajo condicionessocioambientales de las Unidades Campesinas de Produccin caso: San Miguel laLa bor, San Felipe del Progreso, Estado de Mxico, tesis de ingenieroagrnomo fitotecnista por la Universidad Autnoma del Estado deMxico, Mxico.

    Malkki, Lisa y Em ily Mar tin (2003), Chil dren and the gendered pol i ticsof glob al iza tion. Remebrance of Sharon Ste phen, en Amer i canEth nol o gist, vol. 30, nm. 2.

    Margolies, Barbara (1975), Princes of the earth. Subcultural di ver sity in amex i can mu nic i pal ity, en Amer i can An thro pol ogy As so ci a tion, nm. 2,Washington.

    Meillasoux, Claude (1985), Mujeres, graneros y capitales, Mxico: Siglo XXI.Meja, Alba et al. (2005), Evaluacin del programa Oportunidades en el

    estado nutricional de menores de 5 aos en la comunidad de SanMiguel la La bor, du rante el periodo invierno 2002-2003", ponenciapresentada en el V Congreso de la Asociacin Mexicana de EstudiosRurales, Oaxaca.

    Moore, Henrietta (1999), Antropologa y feminismo, Coleccin: Feminismos,Espaa: Ediciones Ctedra, Universitat de Va len cia, Instituto de laMujer.

    Plumwood, Val (1993), Na ture, self, and gen der: fem i nism,en vi ron men tal phi los o phy, and the cri tique of ra tio nal ism, enHypatia, vol. 6, nm. 1.

    PROGRESA (1997), Programa de Educacin, Salud y Alimentacin.Lineamientos Gen er a les de Ejecucin, Mxico: Secretara de DesarrolloSo cial, Subsecretara de Egresos de la Secretara de Ha ci enda y CrditoPblico.

    Quezada, Noem (1996), Sexualidad, amor y erotismo. Mxico prehispnico yMxico co lo nial, Mxico: Plaza y Valds, Universidad NacionalAutnoma de Mxico.

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    65

  • Reyes, Ga briel (1997), Los suelos del municipio de San Felipe delProgreso, Estado de Mxico, en Rivera, Gladys [ed.], Investigacin parael desarrollo ru ral, diez aos de experiencia del CICA, Mxico: UniversidadAutnoma del Estado de Mxico.

    Rocheleau, Di ane et al. (1996), Fem i nist po lit i cal ecol ogy: global is sues and lo calex pe ri ences, Lon don y New York: Routledge.

    Rodrguez, Gregoria (1997), Polticas de desarrollo ru ral y estrategias dereproduccin de los grupos domsticos campesinos de San Miguel la La bor,municipio de San Felipe del Progreso, Mxico: Colegio de Posgraduados.

    Sandoval, Edu ar do (1997), Poblacin y cultura en la etnorregin mazahua(jatjo), Mxico: Universidad Autnoma del Estado de Mxico.

    Scheper-Hugues, Nancy y Car o lyn Sargent [eds.] (1998), Small wars. Thecul tural pol i tics of child hood, Berke ley: Uni ver sity of Cal i for nia Press.

    Stephens, Sharon (1995a), Chil dren and the pol i tics of cul ture in latecap i tal ism, en Stephens, Sharon [ed.], Chil dren and the pol i tics of cul ture,vol. 3, nm. 48, Prince ton: Prince ton Uni ver sity Press.

    _______ [ed.](1995b), Chil dren and the pol i tics of cul ture, Prince ton:Prince ton Uni ver sity Press.

    Turner, Vic tor (1967), The for est of sym bols: As pects of ndembu rit ual, Ithaca:Cor nell Uni ver sity Press.

    Vizcarra, Ivonne (1996), Trabajo femenino y relaciones intergenricas en lossistemas de produccin campesinos. Reporte fi nal de investigacin, Mxico:Universidad Autnoma del Estado de Mxico.

    _______ (2002), En tre el taco mazahua y el mundo: la comida de las relaciones depoder, resistencia e identidades, Mxico: Gobierno del Estado de Mxico,Universidad Autnoma del Estado de Mxico.

    _______ (2003), Gnero y ambiente. Aproximaciones tericas, enRivera, Gladys [ed.], Investigacin para el desarrollo ru ral. Nuevas experienciasa XV aos del CICA, Mxico: Universidad Autnoma del Estado deMxico.

    _______ (2005), A manera de introduccin: Hacia una economapoltica feminista, en Vizcarra, Ivonne [coord.], Gnero y poder:Diferentes experiencias, mismas preocupaciones, Mxico: UniversidadAutnoma del Estado de Mxico.

    War ren, Ka ren (1987), Fem i nism and Ecol ogy: Mak ing Con nec tion, en En vi ron men tal Eth ics, vol. 9, nm. 1.

    Convergencia, nm. 40, enero-abril 2006, ISSN 1405-1435, UAEM, Mxico

    66

  • Ivonne Vizcarra Bordi. Realiza estudios de doctorado enAntropologa So cial en la Universidad Laval Qu bec. Es profesorainvestigadora del Centro de Investigacin en Ciencias Agropecuarias(CICA) de la Universidad Autnoma del Estado de Mxico. Sus temas deinters son: el gnero en el desarrollo ru ral, medio ambiente, polticas deseguridad alimentaria, migracin y etnografa institucional. Sus msrecientes publicaciones son: El sa ber lo cal femenino, lejos de la fronteracientfica, en Gnero, ciencia y tecnologa en Iberoamrica, Plaza y Valds,Universidad Nacional Autnoma de Mxico (2005); PolticasAlimentarias de los 90s con sesgo genrico, en Acciones sociales pblicas yprivadas con tra la pobreza, Praxis, Asociacin Mexicana de Estudios Rurales,Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa (2005); A manera deintroduccin, hacia una economa poltica feminista, en Gnero y poder.Diferentes experiencias mismas preocupaciones, Universidad Autnoma delEstado de Mxico (2005). Correo electrnico: [email protected]

    Nadia Marn Guadarrama. Es licenciada en sociologa por laUniversidad Autnoma del Estado de Mxico y maestra en antropologa.Actualmente est realizando estudios de doctorado en antropologa en laUniversidad de Al bany, Nueva York, Estados Unidos. Sus ms recientepublicacin es junto con Ramn Gil: Poltica educativa y proteccin delmedio ambiente: una retrospectiva de la educacin ambiental en la ciudadde Mxico, en Espacios Pblicos, Universidad Autnoma del Estado deMxico (2003). Correo electrnico: kimi_nadiaxxi@ya hoo.com

    Envo a dictamen: 19 de octubre de 2005Reenvo: 24 de febrero de 2006Aprobacin: 02 de marzo de 2006

    Ivonne Vizcarra Bordi y Nadia Marn Guadarrama.Las nias a la casa y los nios a la milpa

    67