Contratiempo 95 - Junio 2012

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Revista Contratiempo de Chicago. Arte y Pensamiento Latinoamericano en Estados Unidos. CONTENIDO:Johanny Vázquez Paz,Gerardo Cárdenas.Arrecife se asoma a una civilización indiferente a la barbarie que genera,Manuel Abical.Carlos Fuentes y la escena de la lectura, Julio Ortega. Larger than Life, Fernando Macotela.Fuentes: azar y naufragio,Rey Emmanuel Andújar.Encuentros en Chicago con los libros de Carlos Fuentes, José Ángel Navejas.Nuevo viejo gobierno, Hamlet Hermann. Conversación con Javier Sicilia, Jochy Herrera. La elección presidencial en Estados Unidos, Israel Navarro. ¿Quiere ganar las elecciones el Partido Republicano?, Jorge Frisancho. Puerto Rico ante una elección entre la espada y la pared, Yanira Hernández Cabiya. Elecciones presidenciales en Venezuela, Luis Alejandro Ordóñez. Para entender el regreso del PRI a los Pinos, Guido Lara. La violencia paraliza a la democracia mexicana, Gerardo Cárdenas y Jorge Sánchez Cumming. Escribir desde Ciudad Juárez.

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contratiempo

El 15 de mayo del 2012 marca un hito en la lite-ratura mexicana contemporánea. Ese día, en la Ciudad de México, muere Carlos Fuentes. Con Fuentes termina de morir el siglo XX litera-

rio mexicano. Reflexionar sobre el impacto de su obra, dentro y fuera de América Latina, es fundamental para entender en qué dirección van las letras latinoamericanas en este siglo XXI.

Fuentes muere, también, menos de dos meses antes de las cruciales elecciones presidenciales en México, una cita que, entre otras cosas, tendrá que determinar si regresa o no al poder el Partido Revolucionario Institucional luego de 12 años de gobiernos de derecha que dejan una espiral inusitada de violencia e inseguridad.

El 2012 no es sólo año de elecciones en México. También acuden a comicios los electores en Puerto Rico, Venezuela y Estados Unidos, tema que es analizado a fondo en nuestro Dossier; y ya lo hicieron los votantes en la República Dominicana, como lo refleja un texto que hemos trasladado a la sección Tiempo Extra.

Sin embargo, nuestra atención como observadores y participantes de la vida cultural del español en Chicago vuelve una y otra vez a Fuentes. Fuentes visitó Chicago en varias ocasiones, ambientó uno de sus primeros cuentos aquí, y en 1999, en el curso de las Primeras Jornadas de la Lengua Española, pronunció un discurso sobre la in-

fluencia y el impacto crecientes de nuestro idioma en los Estados Unidos.

Dos escritores de Chicago: el mexicano José Ángel Navejas y el dominicano Rey Emmanuel Andújar, re-flexionan en un grupo especial de artículos que podrán leer a partir de la página 6, sobre sus primeras lecturas de Fuentes. Junto a ellos, el crítico peruano Julio Ortega hace una reflexión a fondo sobre la literatura de Fuentes (en un texto en dos partes cuya primera compartimos este mes de junio); y Fernando Macotela, director de la Feria del Libro del Palacio de Minería nos ofrece una acuarela del Fuentes humano.

Como pilares de esta estantería literaria, dos piezas: la poesía de la puertorriqueña Johanny Vázquez Paz, cuyas contribuciones en estas páginas y en los talleres de creación literaria de contratiempo son muy frecuentes; y una entrevista con el poeta mexicano Javier Sicilia, quien de su presencia en el V Festival Poesía en Abril en Chicago saltó a un activismo aún más intenso en su México pre-electoral. Y en nuestra sección de Deshoras, una mirada muy especial a la narrativa y la poesía de varios escritores de Ciudad Juárez.

Esperamos que este contratiempo 95, Mayo del 2012, despierte en los lectores sus propias reflexiones sobre uno de los gigantes de nuestras letras.

Gerardo Cárdenas, director editorial

DIRECTIVAGerardo Cárdenas, Jochy Herrera, Moira Pujols, Rod Slemmons, Helen Valdez, Ellen Wadey Placey

DIRECTORA EJECUTIVAMoira Pujols

DIRECTOR EDITORIALGerardo Cárdenas

CONSEJO EDITORIALRey Emmanuel Andújar, Gerardo Cárdenas, Marco Escalante, Eduardo Estala Rojas, Rafael Franco, Ignacio Guevara, Jorge F. Hernández, Catalina María Johnson, Verónica Lucuy Alandia, Stephanie Manríquez, Esmeralda Morales-Guerrero, Olivia Liendo, Luis Alejandro Ordóñez, Julio Rangel, René Rodríguez Soriano, Tanya Victoria, Febronio Zatarain

DIRECTORA DE ARTE / ILUSTRACIÓN DE PORTADAOlivia Liendo

CORRECTORES DE ESTILOJulio Rangel, Verónica Lucuy Alandia y Luis Alejandro Ordóñez

Las opiniones expresadas por los escritores que colaboran en contratiempo no son necesariamente las de la revista, o de la entidad que la publica, contratiempo nfp, una entidad 501 (c)3 sin fines de lucro

© contratiempo nfp1702 South Halsted St., Chicago Il 60608 (312) 666 7466

contratiempo is grateful for the past and present support of The Chicago Community Trust, the Richard Driehaus Foundation, the Field Foundation of Illinois, the Illinois Humanities Council, the Illinois Arts Council, the City of Chicago Department of Cultural Affairs and individual, institutional and corporate donors, and the contribution of writers, artists and volunteers who make our work possible

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ENVÍO DE COLABORACIONES:Gerardo Cárdenas [email protected]

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JUNIO 2012 • NúmerO 95

TIEMPO EXTRAPoemas de Johanny Vázquez: Palabra pura y Anónimo.

La mirada indiscreta de Johanny Vázquez PazGerardo Cárdenas

Arrecife se asoma a una civilización indiferente a la barbarie que generaManuel Abical

Carlos Fuentes y la escena de la lectura Julio Ortega

Larger than LifeFernando Macotela

Carlos Fuentes: Azar y naufragioRey Emmanuel Andújar

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Encuentros en Chicago con los libros de Carlos FuentesJosé Ángel Navejas

Nuevo viejo gobiernoHamlet Hermann

Conversación con Javier Sicilia:¿Para qué sirven los poetas en tiempos de miseria?Jochy Herrera

DOSSIER2012, año de eleccionesGerárdo Cárdenas y Luis Alejandro Or-dóñez

La elección presiden-cial en Estados UnidosIsrael Navarro

¿Quiere ganar las elecciones el Partido Republicano?Jorge Frisancho

Puerto Rico ante una elección entre la espa-da y la paredYanira Hernández Cabiya

Elecciones presiden-ciales en Venezuela: El candidato ausenteLuis Alejandro Ordóñez

Para entender el regre-so del PRI a los PinosGuido Lara

La violencia paraliza a la democracia mexicanaGerardo Cárdenas y Jor-ge Sánchez Cumming

DESHORASEscribir desde Ciudad JuárezMauricio Mauricio Rodríguez y Eduardo Estala Rojas

Textos: La biblia de Gaspar, Rubén Moreno Valen-zuela; Con tinta sangre, Arminé Arjona; Sodoma –Chihuahua, Ricardo E. Anzaldúa;La espiral, Juan Pablo Santana; Bukowski se divierte: Jorge López Landó; Pesquisa por una mujer: Susana Chávez; Conozco esta ciudad, No es como en los diarios, Edgar Rincón Luna; Credo,Nabil Valles Dena.

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POESÍA

Palabra pura

apalear la palabracastigar su silencioque escuche el látigoabrir caminosen sus letrasque sienta el puñoromper el mutismoen sus entrañasenseñarla a respetarla mano que la trazala boca que la liberadel pensamientolastimar su egohacerla sentir menosque los ojos que hablansin palabrasapalear la palabraenterrar la palahasta donde se atala tierra y la raízpenetrarla hasta el fondobien adentro hasta que duelapara que grite, aúlleclame, ladrehasta que por fin seasincera y alcancesu libertad

Anónimo

«Me atrevería a aventurar que Anónimo,que tantos poemas escribió sin firmarlos,

era a menudo una mujer»Virginia Woolf

Anónimasin decir quién soyni firmar mi nombreescondiéndome en seudónimosen identidades ficticiasen un nuevo alias cada díaescribo en silenciodeletreando mis gritosdejando señales de vida esparcidasentre la primera mayúsculay el punto que indica mi final.Si me encuentrassi adivinas quién soyy cómo me llamorescátame del baúl de lo inservibley desempolva mi espíritudel estante de los libros ya leídosnecesito tu mano acariciando mis letrasnecesito tu abrazo sujetando mi alma de papelnecesito que entiendas mi miedode admitir quién soy y firmar mi nombrepara así recobrar mi identidad.

Johanny Vázquez

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CRÍTICA

Los diccionarios médicos y psicoló-gicos defi nen al voyeurismo como un trastorno psicosexual en el cual el individuo obtiene excitación y

satisfacción observando a escondidas los actos sexuales de otros. Como defi nición no está mal, pero me temo que se limita a defi nir el acto del voyeur, y por ende olvida la reacción de los observados en especial si aquéllos son conscientes de ser vistos.

Johanny Vázquez Paz (San Juan, Puerto Rico) no tiene miedo a los voyeurs. Es más, los invita a mirar libremente mientras ella ama de manera tormentosa a las palabras. Su fl irt con el ojo indiscreto se llama Querido voyeur (Ma-drid, 2012) y es el número 258 de la Colección Torremozas, un fondo editorial concentrado en la poesía de mujeres y donde publican au-toras como Ana Rossetti, Carmen Plaza o Ana Delgado Cortés. Querido voyeur es el segundo poemario de Johanny Vázquez, avecindada en Chicago desde hace varios años e integrante de los talleres de escritura creativa de contratiem-po. La autora presentó el libro recientemente en el Instituto Puertorriqueño de Artes y Cul-tura en Humboldt Park.

Querido voyeur es más que un coqueteo, es una abierta invitación a mirar. Sus poemas, prosas poéticas y cuentos están divididos en dos segmentos: “Por la mirilla” y “Open Hou-se”. De mirar, se puede pasar a una contempla-ción más directa: del espía, al espectador.

El voyeur mira actos pero esencialmente mira cuerpos. Los textos de Johanny Vázquez son un recorrido por su cuerpo poético, un viaje de doble mirada erótica; la del anónimo espía, la de la poeta a la que su propio cuerpo le cuenta historias. Un ejemplo es “Fototien-da”, donde el poema invita al voyeur a re-crear a la medida de sus deseos: Manipula mi imagen adulterada / para complacer tus fantasías / recorta mi silueta, edita mi cintura / quítale el rojo a mis pupilas / y usa tu paleta de colores / para remover el sepia heredado / por los años y el olvido.

Pero esa mirada indiscreta puede ser tam-bién la de una diabólica complicidad; tal es el caso del cuento “Cuatro paredes y un cielo” donde la intimidad de una pareja atrapada en un ascensor no es tal – la narradora que

La mirada indiscreta de Johanny Vázquez Paz

Gerardo Cárdenas

nos sabe espías al otro lado de las puertas nos ofrece una fantasía o un atrevimiento, un juego de espejos, o una charada.

“Querido voyeur”, la prosa poé-tica que da nombre al volumen, es resumen y estandarte de la decla-ración de intenciones de la autora: el lector es invitado a mirar a un cuerpo sin timideces ni pudores, pero el cuerpo no es sólo carne: es carne y letra. Letra que adquiere forma humana, carne que se diluye en renglones, signos de puntuación y palabras.

Como todo aquel que se des-nuda, ya sea ante el espejo o ante sus voyeurs, Johanny Vázquez nos revela el secreto fi nal de la carne: no hay frontera más última e infran-queable que el propio cuerpo, pero este cuerpo es poético, esta anato-mía es la del verso o la prosa. Me quito la ropa, me despojo del pudor y me entrego a ti, Poesía, en el confesio-nario con mi verdad desnuda, dice la autora en “Confesiones a mi diosa”.

El colofón del viaje, el acto fi nal de adoración al cuerpo, el clímax del ojo indiscreto de nosotros, voyeurs, es el poema “Palabra pura” donde ya se ha completado la transubstanciación del cuerpo en lenguaje: apalear la palabra / enterrar la pala / hasta donde se ata / la tierra y la raíz / penetrarla hasta el fondo / bien adentro hasta que duela / para que grite, aúlle / clame, ladre / hasta

que por fi n sea / sincera y alcance / su libertad.No tenga miedo, lector, de espiar impúdico

en esas páginas.

Gerardo Cárdenas, escritor mexicano, es director editorial de contratiempo. Es autor del libro de relatos A veces llovía en Chicago (Vocesueltas/Magenta, 2011) y del blog semanal En la Ciudad de los Vientos.

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CRÍTICA

El escritor mexicano Juan Villoro sitúa su última novela, Arrecife (Anagrama, 2012), en una fi cticia y desolada zona costera del estado de Yucatán con

aguas contaminadas y un único hotel en pie. Un territorio de vanguardia en el que imperan los narcos y la opulencia y la pobreza extrema conviven dándose la espalda.

Apenas iniciada la novela, el protagonista, Tony Góngora, se defi ne a sí mismo de esta forma:”yo, ex músico de rock, había renegado de la contracultura, esa pomposa manera de convertir la rebeldía en un sistema de quejas más o menos rentable.” Los seguidores de Villoro, no pueden tardar en reconocerle sus mejores ca-racterísticas: el humor incontenible, la mesura-da calidad lingüística, el interés por personajes de escasa iniciativa a los que todo les sucede.

La prosa de Villoro, ya sea en ensayo, repor-taje, crónica o columna periodística, mantiene unas inconfundibles señas de identidad. Esto no impide, de todos modos, que se puedan observar en Arrecife nuevos territorios. Narrador avezado, Villoro construye un notable espacio novelesco: una Riviera Maya apocalíptica, en la que la contaminación y el cambio climático han acabado con todos los complejos turísticos ex-cepto con un exclusivo hotel, La Pirámide, que oferta turismo extremo que atrae a huéspedes de todo el mundo. Su programa de entreteni-miento cuenta demoledoras sesiones de fi tness, simulacros de secuestros exprés y sacrifi cios humanos, excursiones submarinas nocturnas culminadas con un desayuno yucateco. Un lugar fi cticio, pero creado con elementos de una cercanía desconcertante con la realidad.

Lo mejor del caso es que Villoro crea ese espacio fi cticio para ver evolucionar a sus perso-najes. Explorar los límites del individualismo, el signifi cado de la amistad, el valor de la familia, la vigencia de las señales de identidad, la lucha por salir adelante. No le interesa la adivinación visionaria, por mucho que tal como él mismo recordaba en una charla electrónica con lecto-res, su novela El testigo hubiera anticipado la reivindicación de los mártires cristeros. Tam-poco deriva por la sátira, aunque no falte el hu-mor. Ni siquiera importan ya esos desgastados conceptos que son el bien y el mal. Muchos de los personajes manipulan a los desprotegidos,

Arrecife se asoma a una civilización indiferente a la barbarie que genera

abusan de su poder, utilizan la intimidación o abrazan la corrupción, pero Villoro no pierde ni una línea en condenarlos. Eso queda en manos de los críticos marxistas, que encontrarán aquí material de sobra al que sacar jugo. Con todo, lo que importa en ese espacio es simplemente existir, aunque para sentirse vivo haya que po-nerse al borde de un precipicio, abrazar los psi-cotrópicos, desbaratar una empresa o asociarse con personas a las que desprecia.

Se trata de una apuesta valiente, porque ofrece muy poco consuelo al que agarrarse. Cualquier triunfo será transitorio, relativo y nunca del todo legítimo. Los personajes se sa-ben a merced de una fuerza superior que tien-de irremediable hacia la degradación última, su único consuelo es saberse a fl ote, aunque su precaria estancia en la superfi cie se base en que otros muchos estén hundidos.

Merece comentario propio la presencia de

personajes norteamericanos. Ocupan diferentes niveles profesionales: un accionista, una profesora de yoga, un buzo. Dos de ellos en situación migratoria irregular. Aunque sólo sea por lo extraño, refresca entrar en contacto con estas realidades y ma-tices. Sirven además como coartada para un notable ejercicio estilístico inédito en Villoro. El español de toda la novela, está trufado de anglicismos solapados. “Te hablo con el cora-zón en la manga”. “Es mejor tener un récord claro”. “Un macho alfa”. “Cuando la mierda toca el ventila-dor”. Con tal sutileza Villoro crea un lenguaje idiosincrático que pone en boca tanto de anglófonos como de mexicanos. Este aroma de pésima traducción obedece a un artifi cio. La habilidad narrativa del autor permite que se llegue a tomar como genuino. Un recurso meritorio que índice de fl exibilidad de Villoro.

De todas las novelas de Juan Vi-lloro, tal vez sea esta la que tiene una estructura y un lenguaje más diáfano. Los puristas del storytelling le podrían criticar por vez primera una depen-dencia abusiva en la exposición, la

renuncia a cincelar el carácter de los personajes únicamente a través de escenas, diálogos y acciones. Su estructura, podrían decir además, debe demasiado a la de una novela negra. Con todo, cuando se describe el efecto de la adicción a las drogas de un músico profesional con oraciones como “no sabía si había tocado en Puerto Vallarta o contemplado una camiseta que decía Puerto Vallarta”, resulta complicado no caer rendido ante la abrumadora combi-nación de perspicacia, lucidez e hilaridad de Arrecife. Las más de doscientas páginas de esta obra se dejan leer con tal facilidad que se corre el peligro de marginarla a la categoría de entre-tenimiento. Para los lectores atentos pasar por el hotel La Pirámide les dejará huella.

Manuel Abical, español, es traductor y autor del blog http://geografi asinvisibles.wordpress.com

Manuel Abical

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ESPECIAL / CARLOS FUENTES

Hace unos años leí en la revista argentina Crisis un cuento de Carlos Fuentes en el que una pantera, que ha huido del zoológico, se oculta en el departamento

de un hombre. Me impresionó el trazo dinámico, ligeramente irónico, de ese fresco relato, a la vez mundano y pesadillesco. Cuando me encontré con Fuentes le dije lo mucho que me había intrigado su último cuento, “Pantera en jazz”. “Pero si es uno de los primeros cuentos que he escrito,” me aclaró, diver-tido. Y, en efecto, “Pantera en jazz” es un cuento que no llegó a entrar en Los días enmascarados (l954). La revista había omitido el año de su publicación, pero treinta años después, ¿por qué pude leerlo como un cuento reciente? En la Casa de América, en Madrid, en un foro de escritores, teniendo al lado a Fuentes como testigo de descargo, conté ésta historia, pero añadí una variante.

Escrito por el Fuentes joven, propuse, era evidente el estilo maduro, que maneja con sabiduría la diná-mica cambiante de una prosa autoconsciente. En cambio, escrito por el Fuentes actual, qué audacia de relato surreal, qué libertad de juego, en una prosa que reproduce el ritmo del jazz. Fuentes, quise decir, acudiendo a la fábula de Pierre Menard, ha novelizado la lectura, porque es al leer que le damos sentido a un texto suyo; a tal punto, que ese texto adquiere la forma de nuestra lectura. Si Borges dramatiza la escri-tura como interpretación del lector que se apropia del texto, Fuentes convierte en ficción el acto de leer, que ocurre como un desdoblamiento del tiempo mismo, como la libertad de rehacerlo en tiempos.

De allí el carácter desencadenante que tiene el presente en su narrativa, porque en la permeabilidad del presente se abre el horizonte de la lectura, des-plegándose como la articulación del relato. Por eso, concluí, todo indica que Fuentes ha escrito de joven sus obras más maduras, articuladas y fehacientes; y lo ha hecho para poder escribir, de mayor, su obra más joven y audaz. Se podría, en consecuencia, postular la hipótesis de que la temporalidad narrativa de su obra no sigue la lógica de la cronología, y por lo mismo no se debe a una arqueología de su lectura; sino que es una narrativa cuyo tiempo discurre hacia adelante, buscando su comienzo no en el pasado sino en el futuro. Paradoja, en efecto, de este tiempo revertido, gestado por la fuerza novelesca de la temporalidad, cuyo eje de lectura decide el recomienzo constante de su producción narrativa.

El sobresalto de mi lectura, por lo tanto, era una atribución temporal dictada por esa sed de tiempo de esta obra cambiante y proteica. Cristóbal Nonato (l988), por ejemplo, me pareció en más de un sentido su novela más joven, por más inventiva e irreverente. Incluso, es clara la ironía de que el hecho histórico

fundador, el descubrimiento de América, fuese aquí rescrito desde el futuro, desde una suerte de ucronía o distopía, porque esa novela rescribe el pasado para demostrar su apocalíptica disolución futura. Si Joyce creyó que la Segunda Guerra Mundial se había decla-rado para interferir la lectura de Finnegans Wake, se podría decir, en este humor paradójico, que el quinto centenario del descubrimiento de América sólo se podía celebrar como su desfundación radical. Así, en esta novela se trata del recomienzo de México como un des-cubrimiento, o develación futurística de su fragmentación, lo que ocurre en el lenguaje y su des-montaje carnavalesco, y a la vez trágico, de la pérdida del mundo tal cual en las palabras.

Y no en vano su libro más temporal, tan urgido de presente que se rehúsa a concluir, El naranjo (1993), sugiere en varios momentos un diálogo con los pri-meros libros del autor, como si esos libros se miraran por un instante en los nuevos relatos, y comprobaran, gracias a estos destiempos y entretiempos, que acaban de ser escritos. No es sino revelador, por lo mismo, que Fuentes haya llamado “La edad del tiempo” a la serie de su narrativa relanzada por la editorial Alfa-guara; reordenamiento de “tiempos” narrativos, don-de se incluye los libros que su autor aún no ha escrito, como si fuesen ya parte del mapa tangible de su obra. Una obra, por lo demás, que más que una geografía, es una tiempo-grafía, donde discurre la tinta de la actualidad permanente de la letra.

Por eso, desde este perspectivismo temporal, cabría definir a Fuentes como el autor no sólo de una obra bien establecida sino, también, como el autor de varios libros por escribirse, entre ellos la serie que da cuenta del “Tiempo actual”, que es el nuestro, por ahora inéditas en la serie y en nuestra actualidad. Por lo tanto, la “edad del tiempo” no sólo es histórica (curso) y mítica (decurso) sino el reordenamiento de nuestra lectura. Una lectura donde, muy probable-mente, todo comienza con Aura (1962). Esto es, con la reescritura de unas memorias que perpetúan a la Bruja, a una mujer sin edad, y culminan con “Las dos Américas” de El naranjo (o sea, con un Cristóbal Colón igualmente sin edad, cuyos Diarios reescriben la fábula perdida del descubrimiento). Pero si esta obra no se ordena por la cronología de su escritura ni por la histórica que rescribe, es porque organiza otra temporalidad, hecha de anticipaciones y anacronis-mos, donde el tiempo de la fábula circula en su propio registro, consumando y consumiendo los escenarios de su energía inquieta y traza barroca. Precisamente, el orden es aquí el recomienzo, el proyecto de una lectura donde los textos se leen mutuamente, y donde todo acontece de nuevo bajo una nueva atención. El “tú” al que se dirige el Narrador de Aura es el joven historiador, pero también es el lector para siempre

joven en el lenguaje que le abre las puertas del tiempo narrativo

Pues bien, si leer a Fuentes es suspender la tem-poralidad (edad cíclica), es también recorrerla lúcida-mente (edad histórica); y ello es así porque en la lec-tura pasamos de una orilla a otra, y desde una margen alcanzamos la siguiente. Es una obra, quiero decir, que adquiere imprevistas y renovadas resonancias en la relectura. Está hecha, se diría, para acrecentarse en la relectura. Y ya no es casual que releída hacia atrás nos revele sus anticipaciones como otro afincamien-to en nuestra margen de presente. Fuentes escribe en el escenario de la lectura, del lenguaje procesado y transformado por el presente sin fondo de leer un texto dentro de otro, una conversación bajo otra: es-cenifica la letra y la voz de la cambiante verbalización del mundo, de su permanente invención. Por ello, hay una dimensión única de lo real hablándonos desde es-tos libros suyos. Si García Márquez necesitó cien años para escribir, como si fuese leída en unas horas, su no-vela milagrosa; y si Joyce necesitó un día para probar la banalidad del bueno de Leopold Bloom; Fuentes ha necesitado, en cambio, los quinientos años de nuestra edad histórica para su espectacular temporalidad narrativa. Por eso, releemos sus libros no sólo como si fuesen todos recientes, sino como si estuviésemos leyendo el pasado en el futuro, y a nosotros mismos en un relato siempre por venir.

La historia deja de ser cronológica y gana otra edad discursiva, la de nuestra historicidad. En contra de las versiones traumáticas de la experiencia latinoameri-cana, la obra de Fuentes nos reafirma en el presente reconquistado por la lectura; revelando no las fáciles síntesis ni los meros pluralismos, sino la realización y el drama de la mezcla, la alegría y el riesgo de la diferencia, la apuesta por nuestro espacio, mapa y habitat hecho en las afirmaciones plurales y su energía inquisitiva, su poder crítico que desmonta los progra-mas de control hegemónico y diversifica radicalmente la representación de la historicidad del presente. De allí que el sentido de lo histórico se dé como su actuali-zación, que no es sino la política de la imaginación del cambio y la radicalidad de lo nuevo. Como bien dice Anthony Giddens: “La historicidad puede ser definida como el uso del pasado para ayudar a dar forma al pre-sente... (Es) el conocimiento del pasado como medio de romper con él...La historicidad, de hecho, nos orienta precisamente hacia el futuro”. Es el caso extraordina-rio de La muerte de Artemio Cruz (1962), escrita en el albor de la revolución cubana pero exactamente como su revés: los comienzos de la promesa revolucionaria son vistos desde el fin de la experiencia revolucionaria mexicana, y así los tiempos del comienzo se leen, se descifran, en los tiempos del fin.

Si los relatos y novelas de Fuentes ocurren como

PArTe I

Carlos Fuentes y la escena de la lectura Julio Ortega

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ESPECIAL / CARLOS FUENTES

distintas versiones de la temporalidad, esa explora-ción es una ampliación de la naturaleza de la fábula. La calidad fabularia y fabulosa de estos libros se hace patente en la diversidad de sus fórmulas, en el cam-biante registro de sus representaciones, en el diverso protocolo de su lectura. Pero, en esa exploración temporal es también una textualidad compleja. Cada libro proyecta una estrategia narrativa propia, que no se puede repetir en otro relato, y que se consuma como la forma misma de la fabulación. Podemos, por lo mismo, proponer la hipótesis de que estas obras se cumplen como una de las instancias paradigmá-ticas del cambio literario. Por ello, la innovación las distingue. Innovar implica renovar, recomenzar, reformular. Por eso, su primera obra maestra, Aura (1962) es una novela breve gótica que ocurre en el futuro; su obra más señera, La muerte de Artemio Cruz (del mismo año insólito), es una novela crítica y política que distribuye en cada persona narrativa (tú, yo, él) un tiempo complementario, que es espacio de asedio, acción y memoria; su obra mayor, Terra Nostra (1975), es una monumental construcción mitopoética, que suma los tiempos y los funde; y Cristóbal Nonato (1987), su novela más libérrima, hace del Apocalipsis una refundación humorística.

Teóricamente, las poéticas del cambio se dan fren-te a y en contra de las poéticas de la normatividad, esto es, de los códigos y cánones que configuran, por un lado, el horizonte de la repetición como sistema de referencias letradas; y, por otro, la matriz discursiva, el archivo de modos del discurso, que definen un es-tilo, una productividad, una modulación genérica. La repetición es necesariamente estructurante, porque corresponde a las normas, los rituales y protocolos de la continuidad. Mientras que el archivo discursivo corresponde a las formas de habla, a la dicción de un estilo, y es modélico. Por eso, luego de haberse privi-legiado la noción de cambio y desautomatización bajo la influencia de las vanguardias y de los formalistas rusos, se pasó a favorecer las nociones estructurales que privilegiaron los levantamientos cartográficos del enunciado y el significante. Y, más recientemente, a la luz de los cambios suscitados por la crítica de los modos de producción tecnológica, y gracias a los nue-vos movimientos sociales y políticos, que cuestionan el programa de la modernidad, se han privilegiado las articulaciones socio-culturales. Las opciones son hoy menos polares, más inclusivas, y también más independientes de aparatos que totalizan la lectura. De varios de esos modos asumidos por el proceso crítico de leer se ha beneficiado la obra de Fuentes en su contexto internacional. Y es así que ha sido leída como parte del realismo mágico, como adelantada del relato postmoderno, como iniciadora de la nueva novela histórica… El propio Fuentes ha puesto en

práctica una rearticulación de orillas remotas y con-trarias, en ese tratado de sumas hispanoamericanas que es El espejo enterrado (1992), uno de los adelantos de la perspectiva crítica transatlántica.

Esta inclusividad crítica, que convierte en textua-lidad los repertorios y monumentos de la cultura, es evidente en la narrativa latinoamericana, que desde Borges y Rulfo se ha alimentado tanto de la crisis del relato representacional como de las recurrencias simétrica del ritual y el mito. Por lo mismo, la idea de que las vanguardias habían terminado, y que vivíamos el fin de la experimentación ha sido contestada por las reapropiaciones formales del postmodernismo; especialmente por Lyotard cuando afirma que “en las diversas invitaciones a suspender la experimentación artística, hay un mismo llamado al orden, al deseo de unidad, de identidad, de seguridad, o de popula-ridad...para esos escritores nada es más urgente que liquidar la herencia de las vanguardias.” Ese patri-monio de la novela contemporánea, consagrado por la obra de Fuentes, es hoy nuestra instrumentación narrativa, tan fresca como ayer, capaz de nutrir de vigor el proyecto de una nueva novela nueva, ese permanente mito del presente en que ésta obra nos ha educado a leer más de lo que leemos.

Si la obra de Fuentes es un paradigma del cam-bio no es porque siga el dictamen modernista de la búsqueda de la originalidad a ultranza, sino porque sus formulaciones exploran las aperturas del texto y amplían las funciones representacionales. Es revela-dor el hecho de que sus novelas más innovadoras son aquellas que trabajan sobre espacios socio-históricos más codificados; como si la fractura de la sintaxis na-rrativa, de las atribuciones del lenguaje mismo, fuera

el instrumento más seguro para desbasar y cuestionar lo que pasa por lo real; por ello, esas novelas no son gratuitamente experimentales sino aplicadamente exploratorias. Es el caso de La región más transparente (1958), que socaba una sociedad convencional que reproduce el fracaso; de La muerte de Artemio Cruz, cuya fragmentación y diversificación busca subvertir el edificio del poder corrupto, las articulaciones de la política y la economía en el monopolio del estado; y de Cristóbal Nonato, que imagina un fin del mundo mexicano donde las formas del poder autoritario son puestas en entredicho por la libertad jocosa del lenguaje permutante. No quiere esto decir que la innovación sea instrumental, sino que contradice la saturación de los lenguajes, la usurpación de los senti-dos. Tiene, así, implicancia política, y fuerza emanci-padora. Se puede adelantar la conclusión de que estas novelas son poderosos aparatos contra la Retórica: descubren tras las representaciones su carácter construido, los lugares que sostienen a los discursos, el interés y la banalidad de los poderes en control, y también la fuerza de revelación y contradicción que hay en la búsqueda de una verdad no por improbable menos urgida de hacerse lugar en los discursos.

Pero, aun si acontece fuera del orbe social, la inno-vación en sí misma posee la fuerza impugnadora del deseo. ¿Cómo se podría haber escrito Aura al mismo tiempo que La muerte de Artemio Cruz si no fuese por-que ambas responden con el deseo a la tiranía de la muerte? En una carta a Fuentes, Cortázar se mostró sorprendido por la coincidencia de ambas novelas en el mismo año, pues las encontró, como son, demasia-do distintas, y prefirió el carácter fantástico de la pri-mera. Pero son también íntimamente próximas, como si se hubiesen puesto de acuerdo para asaltar los límites, en un caso, de la subjetividad del amor más allá de la muerte; y en el otro, de la representación del poder desde su disolución. Cambiar, así , es desear; es proyectar en el espacio del deseo la estrategia de una celebración reafirmativa a través del simulacro, el espectáculo y el diálogo, para recuperar con el puro flujo del arte la mutualidad de la cultura, sus magias imparciales y alegrías filiales. Le debemos, a él y a su obra, esa lección de integridad creativa; su fidelidad a la promesa, tan nuestra, de cambiar este mundo a partir de la próxima lectura (Continuará).

Julio Ortega, peruano, ha publicado varios títulos de crítica literaria y dos de las antologías más completas de poesía latinoamericana contemporáneas. Tras ser profe-sor visitante en Yale, Harvard, Texas-Austin y Pittsburgh, desde 1989 enseña en la Universidad de Brown donde dirige el Proyecto Trasatlántico. Es miembros de varias academias de la lengua latinoamericanas y ha recibido diversas condecoraciones por su obra

“Cabría definir a Fuentes como el autor no sólo de una obra bien establecida sino, también, como el autor de varios libros por escribirse”

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ESPECIAL / CARLOS FUENTES

No sé cuándo conocí a Carlos Fuen-tes y no recuerdo cuándo lo vi por primera vez. Y es que para mi generación, para los que crecimos

en la Ciudad de México, él estuvo siempre allí. La gran fama le llegó después de publicar La región más transparente, pero su cara no nos era desconocida desde antes: iba a los cine clubes, a los estrenos del teatro universitario, a los conciertos, a las inauguraciones en las galerías de arte. Y después de La región… hubo tantas entrevistas suyas publicadas, tantas fotos en todas partes, que era ya inconfundible.

Me tocó acompañar a la película Pedro Páramo, de Carlos Velo, al Festival de Cannes. Al pasar por París la embajada mexicana hizo un brindis para ponernos en contacto con la prensa y empezar la promoción de la pelí-cula. Fuentes, que era coautor del guión con sus amigos Carlos Velo (el director) y Manuel Barbachano (el productor), asistió. Pilar Pellicer (aquella inolvidable Susana San Juan) y yo ha-blamos con él a más no poder. Tenía él enton-ces sólo 37 años, pero poseía ya el empaque de alguien muy importante y lo debía a su obra. No era ninguna pose. Adonde Fuentes entraba, se le notaba. Fuentes no fue a Cannes, asistió a la Embajada porque estaba en París en ese mo-mento. No puedo precisar cuántas veces y en qué lugares tuve la oportunidad de estar con él. No fueron muchas y la comunicación no fue muy estrecha, pero nuevamente en París (para entonces ya trabajaba yo en la embajada de México, de la que pocos años después él sería el titular) volvimos a encontrarnos.

Fue en 1973 durante la visita oficial del entonces presidente Luis Echeverría. Como siempre en sus viajes, Echeverría había invitado a un grupo de intelectuales para que lo acompañaran. Fuentes estaba incluido en el grupo de Francia. La primera vez que nos vimos en esta ocasión Fuentes me llamó aparte y señalándome a una bella rubia que estaba a pocos pasos me dijo: “Fernando, yo vengo con mi esposa, pero ella no tiene acceso a todos los lugares a los que nos han invitado, por favor, no me la dejes sola, ‘ái te la encargo’.” ¡Su tono fue tan sencillo y coloquial!

Fue un encargo más que placentero. En esos breves días y a pesar del duro trabajo que repre-sentaba la visita, tuve oportunidad de llevar y acompañar a Silvia a varios de los puntos de la visita. Y debo decir que ella, desde entonces, no importa en donde nos encontremos, si me ve en algún sitio va hacia mí –he tratado siempre de no interrumpir, ellos siempre están rodeados de tanta gente– y me reclama que no la salude.

Larger than Life

Fernando Macotela

Un día, la comitiva partió de la Embajada hacia el Instituto de Francia, pero el grupo de los intelectuales –y es muy extraño, pero no logro recordar a los demás, recuerdo sólo a Fuentes– se confundieron y en vez de acudir a la residencia del embajador se fueron a las oficinas (en el mismo edificio pero en la calle paralela, con una entrada diferente) y de pron-to se dieron cuenta de que los habían dejado. Eran siete u ocho. Y se trataba de una de las visitas para las que habían sido requeridos. No había una solución fácil pues no había más vehículos y las comitivas oficiales, siempre con escolta, llegan a su destino –en esta ocasión bastante cercano– en pocos minutos.

Ante la desesperación, lo único que se me ocurrió fue decirles que los llevaba en mi co-che, un Peugeot nada grande, como todos los autos europeos de la época. Y allí nos metimos 9 personas, auténticamente como sardinas. Me gustaría recordar quiénes eran los demás, eran todos personajes distinguidos y llevaban un ánimo festivo. Fuentes se sentó sobre todos los de atrás y su cabeza salía hacía mí entre los asientos delanteros. En todo el trayecto él tuvo una ocurrencia tras otra, por el incidente y por las apreturas. Todo mundo reía.

Nunca he olvidado la pequeña aventura, el día era hermoso, el ánimo inmejorable y allí iba yo manejando como loco, responsable de la vida de una parte conspicua del talento mexicano.

El Instituto de Francia estaba en el lado opuesto del río; por el tiempo, era imposible que fuera yo a dar la vuelta hasta alguno de los puentes para auto, los dejé entonces en un ex-tremo del Pont des Arts que es peatonal y que cruza del costado del Louvre donde estábamos hasta la entrada misma del Instituto. Salieron de mi coche como en una explosión y alguien gritó: “¡A correr, que no llegamos!” No puedo impedirme sonreír cada vez que recuerdo a la intelligentsia mexicana en pleno galope sobre el Sena. Todos pasaban ya de los cuarenta años.

Volví a la Embajada, donde Silvia Lemus me esperaba, y con mucha más calma nos fuimos a uno de los actos que sucederían más tarde y en donde los Fuentes se reencontraron.

Ellos conocieron a medio mundo y estuvie-ron en todas partes. ¿Cuántas anécdotas como ésta existirán? Y si vale la pena contarlas es sólo porque ellos fueron los protagonistas, por el carácter intrascendente y cotidiano de los pequeños episodios que los personajes viven también. Y por la forma en que los enfrenta-ban, con la mayor sencillez imaginable. Pero quienes los vivimos con ellos los atesoramos en la memoria como instantes excepcionales.

Fuentes ha sido uno de esos conta-dos mexicanos que, sin proponérselo, consiguió el viejo sueño nacional del cosmopolitismo. Los mexicanos he-mos querido siem-pre ser conocidos y reconocidos. Él fue un cosmopolita que accedió a ese status sin luchar por él. Así era, su educación y su ca-rácter influyeron, pero ya los tenía, eran suyos. Igual que su amiga/ene-miga María Félix,

aunque claro, por razones diferentes.Yo atribuyo esta característica, aparte de lo

ya apuntado, al hecho de que fueron verda-deros triunfadores, triunfadores universales. Como el mismo Paz. Y supieron serlo. Parte de eso consistió en saber deslumbrar por su talen-to y a través de su mexicanidad, utilizada como un arma más. La muy citada (y alterada) frase de Octavio Paz, en la que afirma que Améri-ca Latina no es el Tercer Mundo –“concepto periodístico” – sino una zona excéntrica de Eu-ropa implica un doble significado: por un lado, no somos “el centro” y por otro: resultamos “raros, extravagantes” tanto al eurocentrismo como ahora también al “américacentrismo” en-tendiendo por “América” a los Estados Unidos como el centro del mundo.

Una consecuencia podría ser que nos sin-tamos obligados a conocer mejor, o lo que es más, a dar prioridad a la cultura “del centro” (¿de los centros?), mientras que para ellos la cultura mexicana, la cultura latinoamericana –si nos po-nemos en un solo paquete– son sólo suburbanas.

Pero personajes como Fuentes rompen con facilidad estos moldes por su estatura intelec-tual, su obra y sus opiniones. De Carlos Fuentes podemos decir sin temor a equivocarnos una útil frase en inglés: “He was larger than life!”.

Por eso el enorme impacto de su partida, por eso el hueco que ahora descubrimos impo-sible de llenar, por eso la grande tristeza.

Fernando Macotela dirige desde 2000 la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (Facultad de Ingeniería, UNAM, México)

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ESPECIAL / CARLOS FUENTES

Poco antes del descojone conseguí un trabajo rompiendo noches en el McDonald’s de la Bruckner & Willis en el Bronx. El parrillero era un mexi-

cano aspirante a teatrero con quien algunas veces hablé de fútbol y literatura. Durante la modorra de un turno muerto se sorprendió de que yo no pasara del Carlos Fuentes de Aura y me prestó una copia de La frontera de cristal que traía consigo. Dos días después me enteré por el gerente que el chamaco no regresaría más; sugirió que lo habían deportado. Aún conservo el ejemplar con las notas del mu-chacho y en la relectura siempre me sorpren-den sus intereses, que iban más para el lado melodramático y carnal que para la trastienda política del texto. Con una voz ágil, Fuentes penetra con vitalidad en el asunto fronterizo que mantiene en tensión las relaciones entre México y Estados Unidos; reconozco ahora que esa fue una de mis primeras lecturas sobre el asunto y que desde ahí me lancé a buscar cosas de Octavio Paz en la desaparecida Lectorum, donde también conseguí los dos tomos de la Historial General de México.

Después de lo de las Torres desanduve triste por lo newyorkino y esa depre me de-positó en una playa de Puerto Plata, Cabarete para ser exactos, hasta donde llegué para pasar una semana y terminé escapando un año y una novela después. Todos los miércoles llegaba hasta el pueblo y visitaba a este tipo que vivía solo y tenía la casa llena de libros que vendía o canjeaba. Después de la acostumbrada caneca de ron con café, yo salía con un botín de cosas interesantes a precio de regalo. Allí conseguí una bella antología de Lezama Lima y novelitas policiales de La Serie en Rojo; allí también di con mi libro predilecto de Carlos Fuentes: La cabeza de la hidra.

Llevo ya unos años de lector y caza libros y debo aclarar que esta tarea comenzó en mi adolescencia curazoleña, leyendo los textos del Boom porque era lo que estaba a la mano. Y siempre debo explicar que entre mis primeros textos está ese impresionante policíaco que retrata un Distrito Federal distinto al de las ideas telenovelísticas y cinematográficas que el Caribe recibía de México. Nada de vírgenes levitando ni guayabas voladoras, La cabeza… posee una voz elegante y el estilo parco que encontraría en Zona sagrada y La región más transparente. Ambos libros los conseguí en Río

Fuentes: Azar y naufragio

Rey Emmanuel Andújar

Piedras, en la Librería Mágica, recuerdo bien.Fuentes perteneció a una pandilla muy par-

ticular que ocupa un lugar especial en muchas listas de cosas preferidas. Salvo aquel Aura que compré en el bachillerato, sus libros me llegaron por tropiezo. Por accidente también lo conocí en un Congreso Trasatlántico en la Universidad de Brown. En su charla diser-tó sobre los procesos independentistas en Latinoamérica. La lectura fue magistral pero la sesión de preguntas y respuestas me dejó un tanto contrariado: una boricua quiso saber su opinión sobre el asunto de la Isla del Encanto y su condición de ELA y el escritor se defendió como pudo pero era obvio que no se esperaba esa y titubeó un tanto lo cual es perdonable porque muchos y muchas dudamos ante el mismo cuestionamiento; la segunda parte del estropicio se dio cuando un venezolano preguntó algo relacionado con Hugo Chávez y el mexicano contestó con la siguiente perla, “¿Quién es Hugo Chávez?” Pero la noche fue

rescatable ya que durante la cena me tocó ver a un caballero ya mayor, súper elegante y buen conversador, que cedió autógrafos y se dejó fotografiar. Yo no esperé el postre y aunque llevaba conmigo una copia de En esto creo, no se la di para que la firmara.

En una de mis visitas a Alfaguara me regala-ron una caja de libros y para mi deleite con-seguí un ejemplar de Cristóbal Nonato, lo que me permitió constatar, a lo largo de todas esas lecturas, que lo aseverado alguna vez por Onet-ti es muy cierto: Fuentes se caracteriza por la forma vigorizante con que renueva su decir; un decir amplio y provocador como pocos. El cuerpo se ha ido. Queda la voz, resonando en su obra como un fantasma bueno que seguirá apareciendo en el desorden de las mudanzas y las bibliotecas rescatadas en cada naufragio.

Rey Andújar, escritor dominicano, es integrante del consejo editorial de contratiempo

Carlos Fuentes, 1987Cortesía: Miami Bookfair International

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ESPECIAL / CARLOS FUENTES

La primera vez que escuché el nom-bre de Carlos Fuentes fue aquí, en Chicago. Tenía yo unos 25 años y era repartidor de tortas, burritos y tacos

para clientes anglos de los suburbios ubicados al sur de la ciudad. Me lo mencionó un com-pañero a quien yo envidiaba secretamente por haber cursado la prepa en México. Le envidiaba su educación, las lecturas que recreaba mien-tras preparaba la orden que yo habría de salir a entregar en breve. Él me llevaba ventaja, eso quedaba claro. Pero ahí, en la chamba, los dos éramos iguales.

Al entregarme la orden y concluir la historia esbozó una sonrisa que me dejó intrigado.

No fue sino hasta algunos años después, al iniciar mis estudios universitarios, que entendí la satisfacción de aquella sonrisa. Mi encuen-tro con los libros de Carlos Fuentes iluminó de nuevo un mundo que había comenzado a ensombrecerse. En la obra de Fuentes la realidad del país de donde yo provenía tomaba un giro inesperado: en sus páginas, México era un lugar donde ocurrían cosas mágicas y misteriosas; México era un país que tenía mucho de antiguo, pero que no era viejo, pues atendía puntualmente a sus ciclos de renova-ción; México era un universo por el cual habían desfilado numerosas e impresionantes civiliza-ciones; México era un país cosmopolita… Pero también era el país que yo conocía: el país de enormes desigualdades sociales.

A pesar de que en ese entonces no logra-ba entenderlo, el rasgo de la obra de Carlos Fuentes que más me atrajo fue precisamente su diversidad, la complejidad del mundo que recreaba en cada uno de sus libros. Desde los albores de mi vida de lector, cuando me atra-vesé con Cambio de piel, libro donde fuerzas opuestas chocan y colapsan, hasta Adán en Edén, esa magnífica novela corta en la que las debilidades y vicios del alma mexicana se exa-minan con rigor, he sido un ávido lector de ese vastísimo corpus literario que conforma la obra de Carlos Fuentes.

Leer a Fuentes a través de los años ha sido un gran placer. Recuerdo con agrado mi lectura de Terra Nostra, esa epopeya que consumió uno, dos, tres meses de mi tiempo libre. Me re-cuerdo completamente entregado a su lectura, trasladándome a lugares distantes, a siglos re-motos. Es sólo ahora que recuerdo esos meses que me doy cuenta del gran genio de Fuentes, y de la feliz paradoja contenida en ese libro. Del lector, Fuentes exigía atención y tiempo, mientras que al tiempo, personaje central de

encuentros en Chicago con los libros de Carlos FuentesJosé Ángel Navejas

esa novela, lo que le esperaba era su abolición. ¿Y qué es lo que queda después de semejante concatenación? Sólo dos vacíos que, como en el teatro japonés, se miran frente a frente: dos fantasmas que se contemplan y reconocen en un instante que se perpetúa.

Después llegarían los libros de otra índole, los mágicos y los didácticos, como Aura y Nue-vo tiempo mexicano, entre muchos otros. Para nuestro propósito baste recordar que Carlos Fuentes escribió ampliamente sobre la rela-ción entre México y Estados Unidos. Abordó temas bilaterales y dedicó un libro completo a ficciones sobre la migración, fenómeno del cual somos producto. Uno de los cuentos de La frontera de cristal toma lugar en Chicago, y algunos de sus personajes radican en Pilsen. Al leerlo después de casi dos décadas, uno se da cuenta de que ese relato está plagado de lugares comunes debido a que Fuentes cayó en la trampa del estereotipo. Y no podía ser de otra manera, puesto que él escribía partiendo

de su experiencia, es decir, de sus lecturas. No obstante, el tema central de su narración, que es la lucha por el reconocimiento y la dignidad, sigue tan vigente hoy como entonces.

Con frecuencia se habla de Fuentes como el embajador de la cultura mexicana en el mun-do; se habla de él como un incansable viajero, y no en pocas ocasiones se habla sobre su dis-ciplina espartana, sobre el índice de su mano diestra, chueco de tanto teclear a un solo dedo en su máquina de escribir; y en más de una ocasión –y con un chovinismo profundamente herido– algunos hemos lamentado que nunca se le haya otorgado el premio Nobel.

Sobre otros aspectos de su carácter se ha hablado menos. Poco se recuerda que supo so-breponerse a la peor de las penas, pues perdió a dos de sus tres hijos cuando estaban en la flor de su juventud. Lo que no perdió nunca fue el entusiasmo por la palabra, su pasión y entrega a su labor. En esto no fue diferente a Johann Sebastian Bach, de quien se dice que seguía componiendo música sagrada a pesar de haber perdido a diez de sus veinte hijos.

Y qué decir de su generosidad. Al ser entrevistada, una señora que fue a

rendirle tributo a las afueras del Palacio de Bellas Artes dijo que ella admiraba al gran hombre de letras, pero al que respetaba era al hombre del pueblo. Lo que quiso expresar fue su admiración por el hombre que, sin tener necesidad alguna, se alió a las causas de los desfavorecidos. Y de los que seguimos todavía un tanto desorientados.

Alguien me contó que una de las veces que estuvo por aquí, algunos de los fundadores de la revista Zorros y Erizos le entregaron un ejemplar de la misma. Y Fuentes, con su carac-terística alegría sonrió y les dijo, “¡Qué buen nombre! A mí nunca se me hubiera ocurrido”.

Esa revista y el cuento de La frontera de cris-tal al que aludí anteriormente tenían mucho en común, salvo que las pugnas de la publicación de Chicago partían de la realidad concreta. Han pasado ya casi veinte años desde que se publicó ese libro, y ahora ya no somos aque-llas personas desamparadas esperando a un redentor. Hemos descubierto que somos entes políticos y que poseemos nuestra propia voz. Podemos contar ya nuestra propia historia. De Carlos Fuentes hemos aprendido la mejor de las lecciones: confrontar nuestra problemática haciendo literatura.

José Ángel Navejas es escritor mexicano. Reside en Chicago

Carlos Fuentes, París 2009.Fotografía: A. Bouirabdane

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ACTUALIDAD

En República Dominicana se cele-braron elecciones presidenciales el pasado domingo 20 de mayo de 2012. Estos fueron los decimocuartos

comicios realizados desde el ajusticiamiento del tirano Rafael Trujillo en 1961. Se creía que, a partir de entonces, la democracia sería algo realizable en ese país y, como consecuencia, el pueblo se beneficiaría. Sin embargo, luego de medio siglo, el ranking establecido en 2011 por el Foro Económico Mundial entre 133 países del mundo, muestra que esta nación antillana ocupa los últimos lugares en los renglones que más importancia tienen para la ciudadanía. En los derroches de gastos gubernamentales y el fa-voritismo en las decisiones de los funcionarios, vale decir, en corrupción administrativa, ocupa el lugar 133, como el peor del mundo. En calidad de educación primaria es el 132, al igual que en la confiabilidad de las fuerzas policiales. En el deficiente servicio eléctrico ronda el lugar 130.

Si estos son los resultados luego de cator-ce elecciones cabría preguntar: ¿para qué ha servido al pueblo dominicano la supuesta democracia? Más importante aún, después de tanta frustración ¿cómo es posible que las dos terceras partes de los seis millones de domini-canos con derecho al voto les hagan el juego a los candidatos de los partidos tradicionales?

Históricamente, los comicios recién celebra-dos fueron los de mayor inequidad. Fue amplio y descarado el despliegue del poder del Estado nacional a favor de la candidatura del grupo gobernante, la cual incluye a la esposa del ac-tual presidente de la República. Las labores de clientelismo vulgar y compra de votos fueron colosales. Los medios de comunicación fueron prácticamente secuestrados por el gobierno del doctor Leonel Fernández con la “contratación” de cerca de dos mil periodistas y comunicado-res para promocionar la candidatura oficial. Este desborde ha sido hecho a expensas de un déficit fiscal que sobrepasa los mil millones de dólares. O lo que es lo mismo decir, llevar a alguien a votar a favor del candidato del gobierno costó cerca de mil 500 dólares per cápita. Suma enorme para un país atrasado y sin muchas probabilidades de sobrepasar el subdesarrollo reinante durante el siglo XXI.

El partido de gobierno se negó a sí mismo para convertirse en un grupo corporativo cuyo capital es el erario, con el privilegio de que no paga impuestos sobre sus ganancias. El régimen, luego de ocho años de gobierno, trata de permanecer otros cuatro años disfrutando de los bienes del Estado dominicano luego

Nuevo viejo gobiernoHamlet Hermann

de imponer un clima social sobresaturado intensamente durante la campaña electoral. La violencia psicológica y emocional predominó desde las ruidosas caravanas promocionales hasta la intimidación policial, las amenazas a toda expresión de disensión y presiones al empresariado cuando se ha supuesto que cola-boran con el contrario. La campaña mediática ha sido basada en interceptaciones de llamadas telefónicas y acusaciones personales sin que hayan surgido rasgos de contenido político o ideológico de consideración.

El uso abusivo de recursos del Estado en repartos de dinero, de bebidas alcohólicas y alimentos básicos entre los sectores depaupe-rados fue insultante. Todo esto, bajo la supervi-sión de una Junta Central Electoral encabezada por miembros del Comité Central del grupo gobernante. Otro factor de incertidumbre fue el manifiesto empeño de las autoridades electorales en obstruir la observación electoral y negar la autorización para un conteo rápido a pie de urna por organizaciones de la sociedad civil. Excesivamente parcializada se mostró la Junta Central Electoral cuando tuvo la osadía de acusar falsamente a la sociedad civil de incluir en su lista de observadores electorales a centenares de delincuentes, sugiriendo que se

comportaba como una asociación de malhe-chores.

Fue tan grave la imagen de un fraude potencial creada por el gobierno de Fernán-dez, que una docena de los más importantes embajadores acreditados en República Domi-nicana, encabezados por los representantes de Estados Unidos y la Unión Europea, visitaron el despacho del Poder Ejecutivo, donde dejaron entrever su preocupación por las ominosas señales que asomaban en los finales de la cam-paña electoral.

A final de cuentas y ante un desesperado go-bierno de fuerza, la candidatura oficial ganó la mayoría de los votos. Algunos sectores esperan la continuidad del estilo de gobierno actual. No sólo porque el mismo grupo continúa al mando, sino porque la vicepresidencia de la República estará en manos de la esposa de Fernández.

De mantenerse la continuidad en el manejo de la cosa pública, algunos analistas vaticinan que, a muy corto plazo, podría desestabilizarse el actual equilibrio social y provocar situacio-nes violentas difíciles de aplacar.

Hamlet Hermann es escritor dominicano

Marcha, 4 de Mayo de 2012Cortesía: comando de campaña de Danilo Medina

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TIEMPO EXTRA

CONVerSACIÓN CON JAVIer SICILIA

¿Para qué sirven los poetas en tiempos de miseria?

“La disolución de todas las formas tradicionales del sujeto –las del cuerpo social– las de las costumbres, la familia, la ciudad, la tradición y la memoria le

dejan desamparado y desnudo”. Palabras del poeta mexicano Javier Sicilia (Ciudad de Mé-xico, 1956) que se hacen eco de la insinuación de Friedrich Hölderlin sobre el papel del poeta en épocas como ésta; álgidos días que viven los hombres y mujeres de México y donde súbita-mente el silencio –la voz callada del poeta– se convierte en voz. Cierto, Toda ausencia es atroz, pero es aún más desgarradora la rendición a que nos arrastra el olvido. Para vivir, ha de existir la memoria, el olvido absoluto sería justamente morir, conceder la amnistía a los creadores del mal.

El dolor, el asesinato impune y la indignidad –oprobios e ignominias del presente– extraña-mente, en ocasiones van de manos del amor, cercanos al don del amor que parece llenar el corazón de Javier Sicilia. Un hombre, que auto-rizado a gritar y llenarse de ira, escoge también la luz, la esperanza de que resucite la carne de su nación:

¿Hacia dónde volverse?; ¿hacia Dios, el ausente del mundo de los hombres?; ¿hacia ellos, que lo han interpretado hasta vaciarlo? ¿Hacia dónde volverse que no revele el hueco, el vacío insondable de la ausencia? Hacia ellos, los muertos, que guar-dan la memoria y saben que no estamos contentos en un mundo interpretado.

Javier Sicilia pronunció en Chicago, a fines de abril, una conferencia en el Jane Addams Hull House Museum de la Universi-dad de Illinois-Chicago titulada: “Cuando los poetas callan”. La conferencia puso fin a los tra-bajos del V Festival Poesía en Abril, organizado por contratiempo con UIC, DePaul University, Global Exchange, el Instituto Cervantes y Nor-theastern Illinois University. Sicilia concedió posteriormente la siguiente entrevista a Jochy Herrera, integrante del consejo editorial y la mesa directiva de contratiempo.

Jochy Herrera: Partiendo de la ya polémica discusión sobre Los motivos del lobo de Rubén Darío, ¿cómo ves el origen del mal?

Javier Sicilia: Es un misterio y como tal no tiene una respuesta absoluta. La única manera

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TIEMPO EXTRA

de abordarlo es desde la poesía, sobre todo la de los libros sagrados cuyos significados se hunden en un mar insondable y permiten muchas interpretaciones. La metáfora que mejor conozco sobre el origen del mal, porque pertenece a mi tradición, es la del relato de la Caída que se encuentra en el libro del Génesis. En él se habla de un árbol que contiene un fruto, el del conocimiento del bien y del mal, un árbol metafórico.

Se necesitarían muchas páginas de sesu-da interpretación para poder llevar algo del inmenso contenido que ese relato encierra a la razón. Sin embargo, intento resumirlo, aunque termine por parecer banal.

En el relato de la Caída, Dios no le vedaba a Adán ni a Eva sentarse bajo la sombra de aquel árbol que estaba en el centro del Paraí-so, porque el conocimiento está hecho para la contemplación. Le prohibía comer de su fruto. La clave del origen del mal se encuentra entonces, como lo dice Lanza del Vasto, en esa relación entre el fruto y el acto de comer. Fruto significa goce y provecho, mientras que comer significa tomar con violencia algo y reducirlo a sí mismo. Cuando el ser humano toma el fruto del conocimiento, que está hecho para el goce de la contemplación y el don de sí, y lo redu-ce a sí mismos, destruye la unidad original y pone como centro del conocimiento al yo que buscará reducir todo para su placer y prove-cho, es decir, buscará racionalizar todo para su bien, y no para el Bien. De allí la historia que no ha sido otra cosa que el inmenso conflicto, plagado de horrores, por usar todo para un su-puesto bien, el del provecho. La única manera de escapar a eso es devolverle al conocimiento y al yo su lugar original: la contemplación y el servicio; una ardua tarea porque implica la re-nuncia, el límite, la proporción, que sólo puede nacer del amor, del don de sí. Conocer en el sentido hebreo es entrar en la intimidad del otro para hacerlo florecer. De allí que cuando en el relato del Génesis Dios crea al hombre y a la mujer les da la tierra para que la cultiven. JH: Has declarado en mea culpa que la ira, en ocasiones, se apodera de ti haciéndote pecar ¿De qué forma la manejas?

JS: Observándome. La ira es un pecado capital cuyo tronco es la soberbia. Es hija de la

Caída, del centramiento del conocimiento en el yo que, en el caso de la ira, quiere someter todo a su deseo moral. Cuando tienes ese pecado –una violencia que lentamente se va apoderando hasta convertirte en puro furor; por eso Dante ve a los iracundos en el infierno como fuegos que se autoconsumen eternamente–, la mejor manera de manejarlo es observarse, mirarse en él, en la ira, y detenerla mediante la paciencia, la firmeza y la dulzura. A veces lo logro, a veces no. La lucha del ser humano contra su autocentra-miento es constante, lleva toda la vida. Siempre recuerdo las palabras de mi padre cuando la ira me alcanzaba, unas palabras que retomaba de la sabiduría popular: “Se gana más con una gota de miel que con cien barriles de vinagre”.JH: ¿Cómo explicas que a tu modo de ver, con el silencio pueda morir la palabra vaciada en un poema y que no muera el poeta?

JS: La poesía es un oficio, pero antes que nada es un don, una gracia que habita en alguien como habita la gracia, misteriosamen-te. Se puede renunciar al oficio, como yo lo he hecho, porque el mundo, como le escribo a mi Juanelo, ya no es digno de la palabra sagrada –al menos de la mía–, que pertenece a la poesía. Pero no se puede renunciar a la gracia. Sigo mirando como poeta, sintiendo como poeta y ese mirar y ese sentir se articulan en mi vida con otros lenguajes.JH: En 1949 Theodore Adorno afirmó que escribir poesía después de Auschwitz era algo barbárico; Javier Sicilia ha dejado de escri-bir poesía y ha catalogado la violencia en el México de hoy como un Holocausto. En tal contexto, ¿cuál es la responsabilidad moral del escritor ante tanta muerte?

JS: No lo sé. La mía, yo sólo puedo hablar de mí, es encarnar en actos, desde el silencio –de donde emana y en donde se recoge el sentido–, el decir de lo que ha sido mi palabra poética.JH: Paul Celan, uno de tus favoritos, dijo que cada vez más el poema muestra una gran tendencia a enmudecer, y que el poeta “va con su existencia al lenguaje herido de realidad y buscando realidad” ¿De qué forma logra la poesía acercarnos al dolor?

JS: De muchas maneras. Hay grandes poetas del dolor como César Vallejo o Miguel Hernán-dez o, para hablar de un contemporáneo mío

mexicano, como Marco Antonio Campos. Pero cuando se ha vivido el Holocausto –un asunto de la intensidad del mal en la propia carne–, uno sabe, como lo supo Celan, que las palabras, “en el lenguaje herido de la realidad”, no alcanzan para revelar la realidad y mucho menos para revelar la densidad del dolor y del amor que nace de él. Celan, el más grande de todos los poetas del dolor, lo intentó con el alemán, herido por el nazismo, y lo llevó a territorios a los que quizás nadie más podrá llevar el lenguaje de ninguna lengua –yo, al menos, no podría; no tengo el genio de Celan– para al final terminar también en el silencio absoluto de las aguas del Sena.JH: ¿Cuándo resurgirán las palabras tras el silencio, es decir: cuándo volverás a escribir poesía?

JS: Me digo a mí mismo, a la luz de mi fe, que cuando resucite la carne de mi nación. No sé si lo veré. Pero al fin y al cabo no importa si vuelvo a escribir poemas. Tarde o temprano al igual que venimos del silencio concluimos en él.JH: Este tiempo que vivimos es uno de pe-nurias, al que según Heidegger “le falta el desocultamiento de la esencia del dolor, la muerte y el amor”, declaración contentiva de un optimismo desencarnado; el mismo que parece invadirte ¿De dónde lo sacas a pesar de?

JS: Porque quizás en mí –no lo sé de cierto– la esencia del dolor, de la muerte y del amor se ha desocultado.

Jochy Herrera es autor dominicano, miembro de la mesa directiva de contratiempo.

Fotografía:Arturo Richardson

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DOSSIER

Si hay una premisa fundamental en el mundo de las elecciones es que nada es cierto sino hasta que se cierra la úl-tima casilla y cae en la urna el último

voto. Todo lo que sucede en ese sinuoso cami-no al día de la elección es mera fi cción. En este momento estamos a cinco meses de una de las elecciones más importantes a nivel interna-cional de lo que se considera el puesto político con mayor poder en el mundo occidental: la presidencia de Estados Unidos.

Si bien es cierto que los partidos Demócrata y Republicano designarán ofi cialmente a sus candidatos en las convenciones nacionales que serán a fi nales de agosto en Tampa, Florida, para los republicanos y a principios de septiem-bre en Charlotte, Carolina del Norte, para los demócratas, virtualmente tenemos en el plano electoral a Mitt Romney, ex gobernador de Massachusetts contendiendo contra el presi-dente Barack Obama, quien buscará la relec-ción por un periodo de cuatro años más.

Bajo esta premisa inicial, tenemos dos posturas de contraste en la que el actual presidente tratará de destacar los logros de su administración para refrendar la confi anza de los votantes que lo eligieron presidente en 2008. Por otro lado, el discurso de Romney se basará en subrayar la falta de cumplimiento del presidente a las promesas realizadas hace cuatro años y la necesidad de un cambio en el rumbo del país sobre todo en los temas que más importan al electorado, tales como econo-mía y empleo.

Estos temas son los que marcarán la agenda de campaña más que cuestiones relaciona-das con política exterior o migración, ya que son las inquietudes de mayor relevancia en el mercado electoral estadounidense. Como se demuestra en diversas encuestas, este punto de la agenda concentra más del 50% de importan-cia sobre las prioridades de la gente. Es decir, el voto de los electores estará infl uenciado por las propuestas que hagan los candidatos en materia de economía y empleo ya que esa es la necesidad primordial que les afecta antes que la migración o política exterior, por ejemplo.

La gente votará con el bolsillo en esta elec-ción. Por ello, Obama tendrá que demostrar que su administración ha hecho lo sufi ciente para mejorar el nivel de vida de los ciudadanos.

RUMBO A LAS URNAS

La elección presidencial en Estados Unidos

Israel navarro

Mucho de esto lo sustentará en comunicar que los niveles de desempleo han bajado a su nivel más bajo (8,1%) desde que asumió la administración; en propuestas para equilibrar la carga tributaria entre la clase media y los sectores más privilegiados; y en el desarrollo de programas para impulsar a los sectores productivos del país. Por otro lado, culpará a la lucha partidista y a la oposición republicana al interior del Congreso por la falta y estanca-miento de reformas necesarias para avanzar en el cumplimiento de promesas.

En su informe de gobierno de enero pasado, Obama ya advertía este elemento de su campa-ña, al mencionar que el golpe más relevante a la economía del país no vino del exterior, sino de un debate interno en el Congreso sobre si el país podría pagar sus deudas o no. Con ello marcó una línea clara de comunicación en la que veremos muchos de los mensajes de campaña.

Por otro lado, veremos a Romney tratando de convencer a los electores sobre la falta de cumplimiento de Obama en diversos temas, destacando y sustentando esta campaña de contraste en el hecho de que el presidente prometió unidad y en estos momentos el país, políticamente, no da señales claras de que eso se haya logrado. Por otra parte, la falta de con-senso es un factor clave que el primer manda-tario tendrá que justifi car en su campaña.

Si la elección fuera hoy, de acuerdo con una encuesta de Clarus Research, Obama ganaría a Romney por un margen de dos puntos. Sin embargo, esta ligera ventaja cae dentro del margen de error, por lo que se habla de un empate técnico, lo cual en palabras más senci-llas signifi ca que nada está defi nido, máxime cuando el día de la elección está a varios meses de distancia. Lo que podemos desmenuzar de los datos es que en general hay una percepción de que Obama comparativamente manejaría mejor los temas cruciales para el electorado que Romney, lo cual es una buena señal para su campaña, ya que eso refl eja cierto grado de confi anza del electorado en que las cosas puedan mejorar.

Cuando se hace estrategia electoral y desa-rrollo de mensaje político, una de las variables principales es saber si la gente piensa que el actual mandatario está haciendo lo sufi ciente

para revertir el rumbo del país, in-dependientemente de la situación actual. En ese sen-tido, es importante que Obama trabaje esta confi anza del elector, y en el caso de Romney que sea capaz de minarla, en esta-dos claves que es-tán en juego, como Florida, Ohio, Carolina del Nor-te, Pennsylvania, Wisconsin, Nevada y Michigan.

Recordemos que el objetivo es ganar 270 votos del Colegio Electoral que se obtienen a través de las victo-rias en cada estado

en un modelo donde el ganador se lleva todos los votos (por cada estado). Algunos estados se encuentran tradicionalmente defi nidos hacia los partidos Republicano o Demócrata. Sin em-bargo, algunos estados, como los arriba men-cionados, cobran una importancia sustancial porque son los que inclinan la balanza. Muy seguramente veremos campañas más activas y aproximadas a la realidad local en estos estados por su relevancia en la matemática electoral.

Para fi nalizar, retomo la premisa inicial. Cinco meses en materia de campañas son eternos sobre todo cuando en esta era las elecciones se ven marcadas por las cuestiones coyunturales del día a día. En la democracia, se gana con votos y estos se cuentan cuando cierra la última casilla. Habrá que esperar hasta entonces para ver la realidad de lo que pasó en el mundo hipotético que percibimos en este momento.

Israel Navarro es Editor para Latinoamérica de la revista Campaigns & Elections, consultor y estratega político. Twitter: @navarroisrael

Fotografía:Nick Richards

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DOSSIER

El Partido Republicano ha perdido la razón. Los síntomas han sido claros y visibles ya por mucho tiempo —déca-das en realidad—, pero es en este año

electoral que la evidencia se nos vuelve insosla-yable y la conclusión imposible de evitar.

Olvidémonos por ahora de las audiencias de los debates aplaudiendo con entusiasmo cualquier mención de la pena de muerte o abucheando por ser homosexuales a soldados recién vueltos de la guerra; del candidato que se declaró a favor de que los niños pobres trabajen como empleados de limpieza en sus escuelas; del que habló de los benefi cios de la esclavitud; de los votantes republicanos convencidos (más del 80% en Missisipi, por ejemplo, y 39% en Illinois) de que el presidente Barack Obama es musulmán. Olvidémonos de esas cosas y pasemos a hablar más bien de la pura y dura estrategia electoral, que a estas alturas es lo que más cuenta.

La guerra contra las mujeres

En todas las elecciones que el Partido Repu-blicano ha perdido en los últimos 30 años, el voto femenino ha sido un factor crucial. La “brecha entre los sexos”, con una mayoría de hombres votando por el partido de Lincoln y una mayoría de mujeres votando por los de-mócratas, ha sido por todo ese tiempo, y más, una característica estructural de la política en Estados Unidos.

Esto cambió sorpresivamente en 2010. En las elecciones legislativas de ese año, el voto femenino apareció por primera vez en mucho tiempo dividido casi en partes iguales. De acuerdo con las encuestas a boca de urna, los candidatos republicanos al Congreso habían logrado apropiarse del 13% de preferencia fe-menina obtenido por Obama apenas dos años antes; como agregado, los candidatos demócra-tas tuvieron que contentarse con menos votos femeninos (7%) que los obtenidos previamente por John McCain en 2008.

No es posible saber si lo ocurrido en 2010 fue realmente la reversión de una dinámica política de fondo o meramente una excepción a la regla. Pero sí es posible decir esto: los estra-tegas republicanos tenían ante sí una oportuni-dad de alcances profundos, y de los siguientes

¿Quiere ganar las elecciones el Partido Republicano?

pasos que dieran podría depender su suerte en las elecciones presidenciales de 2012.

Sin provocación alguna y de manera por completo innecesaria, los precandidatos repu-blicanos decidieron entonces poner el tema sobre el tapete durante las elecciones primarias y hacer evidente para una audiencia nacional su profunda aversión a los derechos de las mu-jeres, en particular sus derechos reproductivos.

¿El resultado? Mientras se consolidaba la po-sición de Mitt Romney como candidato ofi cial republicano a la presidencia, a principios de marzo, una encuesta de NBC/The Wall Street Journal lo presentaba derrotando a Obama en la preferencia de los votantes masculinos por seis puntos porcentuales —pero perdiendo entre las mujeres por 18 puntos, y con ello perdiendo también la elección general. Un mes más tarde, a principios de abril, USA TODAY/Gallup mostraba a Obama con una delantera de 9 puntos porcentuales entre las votantes de estados “columpio” —es decir, precisamente aquellos donde se decidirá la elección general.

¿Ideología o errores estratégicos?

El caso de su malograda relación con el bloque electoral femenino es una buena ilustración de las distorsiones que parecen estar afectando al Partido Republicano, pero no la única.

Por ejemplo, a mediados de marzo, los re-publicanos en el senado bloquearon cualquier discusión (repitámoslo: cualquier discusión) de la así llamada “regla Buff et”, que hubiera requerido que aquellos estadounidenses cuyos ingresos anuales superen el millón de dólares paguen 30% en impuestos (lo que paga la clase media sobre ingresos mucho menores, más o menos). De acuerdo con todas las encuestas, más del 70% de los votantes estaba a favor de esa norma, pero ello no importó.

No mucho después, a mediados de abril, los republicanos de la Cámara de Representantes decidieron abandonar un acuerdo previo con la Casa Blanca para elevar, en 2013, los niveles de endeudamiento en los que puede incurrir el gobierno federal. Con ello volvían a poner en la agenda pública la posibilidad de imponer por su intransigencia cortes brutales a programas de ayuda como Medicaid y Medicare, entre otros ampliamente favorecidos por la población y

tradicionalmente intocables en un año electo-ral. Todo esto, en un contexto de severa crisis económica y altísimo desempleo, y cuando su propio candidato tiene difi cultades para librar-se de una imagen de elitista y ricachón.

Sería fácil ver en estos y otros ejemplos una serie de “errores” estratégicos, pero yo creo que no es así. Yo creo —y no estoy solo— que refl ejan el abandono de los cálculos políticos tradicionales a cambio de un compromiso infranqueable con principios ideológicos radicales, a despecho incluso de la posibilidad efectiva de obtener triunfos electorales.

Históricamente, los partidos políticos esta-dounidenses han sido en realidad coaliciones de amplio espectro, con la sufi ciente fl exibili-dad para acomodar y representar una multitud de facciones e intereses. La coalición republica-na en la era moderna ha tenido esencialmente tres ramas: los grandes intereses industriales y fi nancieros, la clase media o media-baja étni-camente blanca (especialmente en el Sur) y los grupos ultraconservadores que constituyen un sólido tercio de los votantes a nivel nacional.

Dentro de esa coalición, la hegemonía que siempre estuvo en manos de las élites econó-micas ha pasado hoy a manos de los grupos ultraconservadores, muy poco predispuestos ya, tras décadas de ganar terreno, a una vez en el poder aceptar pitanzas en términos de políticas concretas.

Es por ello que Romney, cuyos instintos po-líticos —multifacéticos y cambiantes como han demostrado ser— tendieron siempre hacia una relativa moderación, se encuentra hoy imposi-bilitado de retroceder en su posicionamiento de ultraderecha para pelear por la presidencia ahí donde tendría que hacerlo, en el centro del espectro político. Sus contrincantes en las pri-marias, motivados por su fi era ideología, lo en-casillaron ahí. Romney no va a poder despren-derse fácilmente de su oposición declarada, por ejemplo, a los programas federales de planifi ca-ción familiar (“Title X”) o su llamado a destruir Planned Parenthood para recuperar el afecto de las votantes en la elección presidencial.

Jorge Frisancho, poeta peruano, es integrante del consejo editorial de contratiempo

Jorge Frisancho

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DOSSIER

Los puertorriqueños irán a las urnas el próximo noviembre con el reto de escoger un gobierno que le permita salir del estancamiento económico en

el que se encuentra sumida esta isla caribeña desde el 2006 y provea mayor seguridad a una sociedad cada vez más violenta.

Pero para añadirle dramatismo a este esce-nario, además de escoger a su liderato político, los boricuas recibirán una cuarta papeleta en la que deberán escoger si desean mantener el estatus actual de Estado Libre Asociado – una especie de gobierno propio sujeto a los poderes del Congreso de Estados Unidos - o si quieren cambiar a un estatus diferente.

En esa misma boleta podrán contestar una segunda pregunta en la que, aunque en la pri-mera pregunta hayan dicho que prefi eren que-darse con el estatus actual, los electores podrán elegir si prefi eren la estadidad, un Estado Libre Asociado soberano (una relación de libre asocia-ción con Estados Unidos) o la independencia.

Los resultados deberían servir para adelan-tar la discusión del centenario dilema del esta-tus de la Isla pero en realidad son pocos los que se atreven a apostar que la consulta provocará la reacción deseada en Washington.

De acuerdo con la más reciente encuesta publicada por el diario El Nuevo Día, el candi-dato del Partido Popular Democrático (PPD), Alejandro García Padilla aparece con el 38% del favor de los encuestados mientras que el gobernador Luis Fortuño obtuvo 31%. El 11% dijo no saber por quién votar y otro 11% no vo-tará. El restante 9% se divide entre los partidos minoritarios que hasta el momento incluyen al Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Unión Soberanista (MUS).

Para el analista de noticias Luis Pabón Roca, los puertorriqueños ven esta elección como una en la que está en juego el futuro del país como se le conoce actualmente.

“La gente está buscando alternativas y los dos discursos políticos están dirigidos a eso: por un lado el PNP dice que no cambiemos de joc-key a mitad de carrera porque el otro jockey no tiene la madurez y la experiencia para ocupar el cargo. Por el otro lado, el PPD expone que las decisiones que ha tomado esta administración nos ha llevado por mal camino y si lo dejamos al mando vamos a tener un desastre de país”.

Mientras, el analista Carlos Díaz Olivo plan-teó que está en juego en esta consulta “todo y

Yanira Hernández Cabiya/ [email protected]

nada. Porque el país está en una situación difí-cil en la que el modelo económico colapsó, hay una crisis socioeconómica. Sin embargo existe un vacío enorme entre las alternativas porque el gobernador Fortuño no ha podido estar a la altura del contexto histórico que le ha tocado y su contendiente García Padilla no ha presenta-do un modelo alterno confi able para resolver la situación” dijo Díaz Olivo.

Ambos analistas coincidieron en que ante este panorama es de esperar una abstención electoral mayor a lo acostumbrado y quizás un voto a favor de un cambio, más por el cambio mismo que por apoyo a las propuestas de la oposición.

Lustre perdido

Durante los pasados 20 años, el modelo eco-nómico que una vez fue la envidia de muchos otros países y jurisdicciones, ha ido perdiendo vigencia.

La Isla está, por sexto año consecutivo, bajo una profunda recesión económica que se espe-cula ha servido de caldo de cultivo para el alza en la criminalidad que en el 2011 evidenció una cifra histórica en los anales del país.

Sin embargo, el gobierno encabezado por Fortuño asegura que este año han comenzado a observarse indicios de una mejoría económi-ca, más que todo basada en el crecimiento de los sectores relacionados al consumo.

La Junta de Planifi cación, entidad guberna-mental encargada de publicar los datos ofi cia-les sobre el crecimiento económico del país, pronosticó en enero que la economía isleña tendrá un crecimiento base este año 2012 de un 0.9%. De concretarse, este sería el crecimiento más robusto desde que comenzó la recesión.

La campaña de Fortuño, quien es elogiado por el liderato republicano en Estados Unidos como un ejemplo a emular sobre cómo implan-tar sus ideas de reducción del gobierno y apoyo a la empresa privada, ha manifestado que ese progreso podría detenerse si el mandatario no es reelecto en noviembre.

El gobernante se atribuye además haber reducido el défi cit fi scal en un 90% y haber mejorado la infraestructura y la calidad de vida del país con su programa de alianzas público privadas que le ha ayudado a mejorar la red vial y remodelar sobre 100 escuelas.

El opositor candidato del PPD, Alejandro

García Padilla afi rma sin em-bargo, que son precisamente esas políticas las que han llevado a que el desempleo alcance 15% y que la criminalidad refl eje cifras sin precedentes.

Durante la administración de Fortuño se redujo la nómina gubernamental en cerca de 20,000 empleados, inclu-yendo aquellos que fueron despedidos,

se retiraron voluntariamente, o sus contratos fueron cancelados. Eso se une a los cerca de 30,000 empleados dejados cesantes por la empresa privada.

García Padilla ha asegurado que la razón para esa reducción es eliminar el costo de la nómina del gobierno y con ese dinero con-tratar empresas cercanas a su campaña para realizar las mismas labores.

Sistema electoral comprometido

A este cuadro se le añade un sistema electoral en el que durante la primaria de marzo pasado se evidenciaron varias instancias de fraude al realizar mudanzas falsas y vaciado de listas electorales para favorecer a algunos candidatos. Este año también se esperaba la implantación de un sistema de escrutinio electrónico pero aun se desconoce si será posible tenerlo listo y operacional para el 6 de noviembre de 2012. La situación, junto a los más de 10 casos de políti-cos encausados por las autoridades o que han tenido que dejar sus puestos ante denuncias de corrupción, mantienen al electorado boricua independiente -grupo que históricamente defi ne la elección- aún en vilo sobre a quien apoyarán en esta contienda.

Yanira Hernández Cabiya es periodista del diario El Nuevo Día en Puerto Rico y el copyright de este texto pertenece a GFR Media©.

Puerto Rico ante una elección entre la espada y la pared

Fotografía:Hector Alejandro

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DOSSIER

Tras la reforma constitucional que permitió la reelección indefi nida en el cargo de presidente de Venezue-la, Hugo Chávez se preparaba no

tanto a participar en una contienda electoral en octubre de 2012 como a transitar hacia su proclamación para otro periodo presidencial. Pero dos cosas se han atravesado en sus inten-ciones: la unidad de la oposición en torno a un candidato y la enfermedad del mandatario.

¿Qué tiene el Presidente?

El presidente Chávez dijo el 11 de mayo que ya había terminado su ciclo de radioterapia. Pero en Venezuela no son pocos los que todavía dudan que el presidente esté enfermo. Tam-bién hay quienes creen que sí lo está, pero no con la gravedad que se especula. Para estas personas, el asunto sería una estrategia para generar apoyo popular de cara a las eleccio-nes de octubre basado en la simpatía por el hombre enfermo que supera su mal. Lo que esa explicación suele dejar de lado es por qué el mandatario se habría visto en la necesidad de ir a por ese voto lástima. En términos electorales, la enfermedad lo que ha hecho es complicarle el panorama al presidente. En su más recien-te regreso a Venezuela, Chávez señaló que el candidato opositor ya estaba en campaña y es cierto, como también lo es que a pocos meses de las elecciones, Chávez está pasando como paciente un tiempo que debería utilizar como presidente y candidato.

Nadie sabe si el presidente está o no en condiciones de ocuparse de su doble rol de aquí al 7 de octubre, fecha de las elecciones presidenciales. El cáncer que padece Chávez se ha manejado desde la desinformación y la principal fuente de noticia es un columnista opositor de la prensa nacional, Nelson Boca-randa, quien ha aportado el cuadro médico del paciente, corroborado de forma vaga y general por el propio presidente, así como muchos detalles no confi rmados sobre la gravedad de la actual condición de Chávez.

En público, el chavismo nunca ha dudado de la presencia de Chávez no solo en las elec-ciones de octubre sino en la presidencia por muchos años más, pero se han colado informa-ciones sobre sectores que manejan escenarios de ir a la contienda electoral con un mandata-rio en mal estado de salud, ir con un candidato

ELECCIONES PRESIDENCIALES EN VENEZUELA

El candidato ausente

Luis Alejandro ordóñez

distinto, o suspender el proceso electoral. El chavismo sin Chávez lo tendría complicado en una elección, en especial porque sin el Presi-dente ya no hay garantía de unidad. Ya entre los posibles sustitutos de Chávez, el canciller Nicolás Maduro, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello y el vicepresidente de la República, Elías Jaua, hay indicios de gue-rra sucia para ganarse el supuesto derecho de sucesión en caso de que Chávez no se presente a las elecciones de octubre.

La mejor oportunidad

En el poder desde 1999 y con fama bien ganada de ser electoralmente casi invencible, Chávez pudiera darse el lujo de realizar una campaña a distancia o con reposo médico. Pero más allá de si su ausencia o el realizar una campaña a me-dia máquina terminaría afectándole en inten-ción de voto, el principal problema que en este proceso enfrenta el presidente es una oposición mucho más fuerte que en elecciones anteriores.

Capriles es el candidato opositor tras haber sido escogido en febrero vía unas elecciones primarias que tomaron por sorpresa al gobier-no de Chávez, primero por haberse realiza-do—hasta días antes, voceros ofi ciales insistían en que un pacto de última hora abortaría el proceso—y luego por la convocatoria que tuvo: más de 3 millones de electores acudieron al llamado de escoger el candidato que se enfren-taría a Chávez en octubre de 2012.

Henrique Capriles, actual gobernador del importante estado de Miranda, ya inició su

campaña por la presidencia con distintos actos de masas y recorridos por todo el país, marcando diferencias discursivas interesantes con Chávez, criticando sus múlti-ples ausencias y cuestionando sobre todo los resultados de los trece años de gestión del actual gobierno.

En los últimos tiempos, los estudios de opinión muestran con mayor frecuencia algo que antes solía ser inusual: la gente está culpando directa-mente a Chávez de los malos resultados, especialmente de la inseguridad personal, el

problema más acuciante en un país que mostró un saldo de más de 19 mil muertes violentas en 2011. Después de 13 años en el poder y frente a un proceso donde los nuevos votantes tenían cinco años cuando el presidente ganó sus pri-meras elecciones, es difícil que consignas como la culpa es de los gobiernos anteriores o a Chávez no lo dejan gobernar tengan el mismo signifi ca-do para el electorado.

Las tendencias

Las encuestas más favorables para Capriles lo muestran aún puntos por debajo de Chávez. Pero el candidato está muy activo recorrien-do el país. Mientras, las contadas apariciones públicas del presidente hacen que persistan las dudas sobre su salud, su capacidad para hacer campaña y por extensión, para seguir en la presidencia. El tiempo comienza a escasear para un Presidente que no está en campaña y sobre todo para un posible sustituto. Por primera vez, Chávez pudiera tener el calenda-rio electoral en contra y, por si fuera poco, su apresurado tratamiento médico podría haberle acortado esperanza de vida. Aún así, la derrota de Chávez en octubre sigue siendo un pronós-tico arriesgado.

Luis Alejandro Ordóñez es escritor venezolano, miembro del consejo editorial de contratiempo. www.laofi cinadeluis.com

Fotografía:Reindertot

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DOSSIER

Las encuestas te dicen el qué, pero no el por qué. Esa es la fortaleza de la inves-tigación cualitativa. En LEXIA, fi rma de consultoría basada en insights,

hemos llevado a cabo estudios sobre las percep-ciones ciudadanas en las tres últimas elecciones presidenciales en México, lo que nos permite compartir con el lector de contratiempo los resortes que explican el inminente regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la presidencia de México.

En tierra de ciegos, el tuerto es rey: el de-rrumbe de las alternativas.

En nuestros estudios hemos aprendido que los votantes mexicanos utilizan sistemáticamen-te el voto para pasar factura a los políticos en funciones que no les hayan satisfecho.

A pesar de que el gobernante Partido Acción Nacional (PAN) y el opositor Partido de la Revo-lución Democrática (PRD) trabajaron ardua-mente para crear las condiciones de posibilidad de la democracia electoral mexicana, se han quedado cortos ante las expectativas. El PRI va arriba en las encuestas en gran medida por las fallas y carencias de sus contrincantes.

El PAN se ha desdibujado en el poder, ha perdido la brújula de sus principios e ideas y ha gobernado muy por debajo de su posibilidad histórica, desde una perspectiva frívola como el caso del ex presidente Vicente Fox y metiendo al país en un clima de zozobra e intranquilidad a partir de la guerra contra el narcotráfi co y el crimen priorizada por el actual presidente Felipe Calderón. Sus gobiernos estatales tampo-co han sido bien valorados por los ciudadanos, quienes los han reemplazado en bastiones panistas como San Luis Potosí y Querétaro.

Por su parte el PRD a excepción de gestiones con buena aceptación en el Distrito Federal no ha desplegado infl uencia regional, pues actualmente sólo gobierna en otro estado: Guerrero. En Chiapas, aunque el gobernador llegó bajo sus siglas, es de todos conocido que se ha distanciado claramente del partido que lo puso en la boleta. Ha dejado de gobernar en Michoacán (supuesto bastión perredista), Zaca-tecas y Tlaxcala. Sacados del poder a través del voto, durante estos años se han caracterizado por una imagen de confl ictivos y rijosos que los aleja del respaldo ciudadano.

Todo tiempo pasado fue mejor: Sáquenme del presente y llévenme al pasado

Las opciones políticas no han logrado construir la visión de un futuro mejor para el país, por lo que ante la ausencia de un camino hacia delante se está propiciando un mecanismo de defensa para regresar a un puerto conocido, en el que a pesar de todos sus defectos se podía vivir con mayor tranquilidad.

Bombardeados mediáticamente con noticias espeluznantes y con un conteo cotidiano de nuevos muertos, aunado a una comunicación gubernamental que genera spots en radio y tele-visión en tono de reality show policiaco, el ciuda-dano medio está aterrorizado. Este “terrorismo mediático”, aunado a un incremento en los de-litos que más lastiman a la sociedad como la ex-torsión y el secuestro, detonan sentimientos de protección y regreso a los tiempos en que el PRI controlaba, contenía, administraba o negociaba con las organizaciones criminales. Los ciudada-nos quieres escapar de este presente y, como no ven nada en el futuro, se están refugiando en la expectativa de regresar a lo de antes.

A su vez, percepciones del tipo “robaban pero dejaban robar”, “robaban pero salpicaban” o “con el PRI siempre había modo” fundan la expectativa de una mejoría económica de la gente. Al mismo tiempo, una debilidad y temor existente sobre el regreso del PRI es su manejo irresponsable de la economía que trajo consigo devaluaciones y serias crisis económicas. Sin embargo, el tema seguridad se ha impuesto en la agenda por encima del económico.

No me ayudes compadre: La agenda del presidente debilita a su candidata.

La elección presidencial del 2012 tiene como eje central la seguridad y la violencia. Continuar o cambiar la ruta marcada por el presidente Calderón es un factor clave para enmarcar la elección. Aunque el electorado le reconoce a Calderón el haber enfrentado el problema y haber detenido a numerosos delincuentes, al mismo tiempo se impone la percepción de que la forma de ejecutarlo ha resultado altamente contraproducente.

Para tener alguna posibilidad de triunfo, la candidata del PAN Josefi na Vázquez Mota (JVM) estaría obligada a deslindarse de la estrategia

del presidente y proponer una nueva. Más allá de algunos guiños retóricos, la percepción es que su oferta es de continuidad: camino clara-mente perdedor.

Otro deslinde que no ha realizado JVM ha sido el de manejar su campaña sin infl uencia del presidente Calderón y su equipo. La decisión de rodearse de calderonistas y dejarse llevar por sus recomendaciones la ata a una propuesta de continuidad con magro rendimiento electoral.

Era suya y la dejo ir: Tibieza para destacar “Ser Mujer”.

La candidatura de JVM detonó el interés de poder elegir por primera vez en nuestra historia a una mujer como presidenta de la República. Un mercado electoral deseoso de comprar cambio en lugar de continuidad ve como un verdadero movimiento hacia delante la posi-bilidad de ser gobernados por una líder con cualidades deseadas y atribuidas a las mujeres: sensibilidad, empatía, responsabilidad, honesti-dad, comprensión de los problemas, temores y esperanzas cotidianas, etcétera.

Tanto en sus spots como en el conjunto de su plataforma de comunicación se destaca su género pero de una manera descriptiva y no como el atributo fundamental. Entre los electores, durante nuestros grupos de discu-sión ha sido común escuchar: “tenemos que escoger entre el candidato del PRI, el del PRD y la mujer”. Parafraseando al clásico dicho de la campaña de Clinton “Era la mujer, estúpidos”.

El que se enoja pierde: López Obrador, el bloqueo de Reforma y su inelegibilidad.

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) tenía en la bolsa las elecciones del 2006 y las per-dió por sus errores. También hubiera tenido el triunfo en el 2012 si hubiera asumido una actitud institucional y tomado otras decisiones tras su derrota por 0.56% de los votos. Si no hubiera bloqueado durante más de dos meses la principal avenida de la Ciudad de México y hubiera acatado civilizadamente el resultado, es difícil no imaginarlo como puntero en la presente elección

En aquel tiempo AMLO mandó “al diablo a las instituciones” con lo que mandó al mismo destino sus aspiraciones presidenciales. Su de-

Guido Lara

Para entender el regreso del PRI a los Pinos

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DOSSIER

nuncia a la corrupción, a la mafia en el poder, a las múltiples injusticias que vivimos en México, así como su auténtica preocupación por los sec-tores populares son vigentes y tienen respaldo ciudadano, sin embargo, millones de votantes desconfían de alguien que busca el poder “a toda costa y sin respeto a los demás”.

En un contexto electoral que mira más al pasado que al futuro es probable que AMLO pueda alcanzar un segundo lugar en la elección (irrelevante en términos de la presidencia pero importante en su impacto en la conformación del Congreso y el punto de partida para la dinámica de oposición al PRI). Su candidatura atraerá votos de todos aquellos que muestren acuerdo al slogan postelectoral de “estaríamos mejor con López Obrador”.

Al que madruga, Dios le ayuda: El candida-to Peña Nieto.

Enrique Peña Nieto (EPN), su equipo y los profesionales de la comunicación que lo rodean han demostrado ser una implacable maquina electoral. Desde su contundente triunfo en la elección como gobernador del Estado de Mé-xico en 2005 hasta el día de hoy EPN se colocó como el candidato puntero para la campaña presidencial del 2012. Los mexicanos sabíamos desde hace muchos años que, salvo una sorpre-sa mayúscula, EPN estaría en la boleta y esto le ha permitido crear una imagen y una expectati-va previsible de cómo podría ser su presidencia.

En Estados Unidos, los analistas han demos-trado la importancia de crear los términos del debate desde épocas tempranas (al menos dos años antes de la elección presidencial). Por ello en México se han visto claramente favorecidos los candidatos que despuntan con gran antici-pación en la contienda: Tal es el caso de Fox en el 2000, AMLO en el 2006 y EPN en el 2012.

Un factor relevante para explicar las serias dificultades que enfrenta el PAN y su candidata es que apenas el 5 de febrero del presente año ganó la nominación y a partir de allí ha intenta-do crear una candidatura de alcance nacional. Es evidente que el tiempo, los recursos y las estruc-turas se quedaron cortos (“too little, too late”).

Otro factor explicativo de peso es que la reforma electoral del 2007 se caracteriza por ser una enorme camisa de fuerza para modificar las preferencias electorales por estrechar y castrar

los ataques y las críticas, privilegiar el diluvio de spots y limitar a dos los debates presidencia-les obligatorios. Difícil desbancar al puntero con dicho marco legal. La re-forma privilegia la inercia en las tendencias.

No andaba muerto, andaba en los estados: La gran fuerza territo-rial del PRI.

Solo una mente for-mateada durante los tiempos de la Presidencia Imperial podría pensar que bastaba sacar al PRI de los Pinos para que se diera un cambio mágico en nuestra cultura y há-bitos políticos. De hecho la derrota presidencial del “monarca priista” permitió “reinar en sus feudos” a los gobernado-res de los estados. Hoy gobiernan en 20 de las 32 entidades federativas. Si-multáneamente a la elección presidencial habrá elecciones de gobernador en siete estados, dos gobernados por el PRI: Tabasco y Yucatán; y cinco por la futura oposición (Chiapas, Mo-relos, Guanajuato, Jalisco y DF) en los cuales tiene posibilidades reales de triunfo con excep-ción de la capital del país.

Sólidas estructuras partidistas y eficientes operadores electorales brindarán gran número de votos a EPN. Con mayor vocación de poder, disciplina y trabajo de base el PRI seguirá cose-chando resultados.

El PRI unido jamás será vencido: el valor de la unidad.

Mientras el PRD y sus miembros han vivido en la confrontación y conflicto permanente a su interior y el PAN se ha doblegado al Calde-ronismo, sea lo que éste sea, el PRI ha sabido mantenerse unido y cerrar sus filas.

Al mismo tiempo, la retórica pomposa pero cortés de EPN, al margen de la vacuidad de sus farragosos discursos, ha tenido la virtud de mantenerse muy por encima de los dimes y diretes, las reyertas y los conflictos. En una sociedad hastiada de una clase política más centrada en sus disputas que en generar acuer-dos y resultados en beneficio de la población, la figura de EPN destaca por su capacidad de evitar fragmentaciones.

Como ejemplo, es interesante citar la buena recepción que ha tenido su replica a los ataques de JVM y el PAN durante la campaña donde señala que él “no va a dividir a México”. Disci-plinadamente se ha mantenido concentrado en sus “compromisos” y solo ha contestado los ataques de manera suave y discreta. Ser percibi-do como un político alejado de los conflictos y promotor de la unidad, le brinda rendimientos positivos.

Si no puedes con el enemigo, únetele.

Como puede inferirse al analizar las motiva-ciones que colocan a EPN en el umbral de la presidencia no es el entusiasmo ni la esperanza los principales detonadores del voto. Es un voto derrotado y resignado que se expresa de distintas formas. Una de ellas es la claudicación ante el muro priísta en el Congreso. El bloqueo sistemático a muchas reformas propuestas ha generado una percepción de impotencia entre millones de electores, muchos de los cuales empiezan a considerar que para superar el estancamiento quizá convenga dar manos libres al partido del próximo presidente.

Para aquellos que trabajamos fuerte para el triunfo electoral del primer presidente no priísta en 70 años, queda parafrasear lo dicho por la madre de Boabdil tras perder Granada: no lloremos como comentaristas lo que no supimos defender como demócratas.

Guido Lara es Presidente de LEXIA, empresa líder en consultoría basada en insights con operaciones en Ciudad de México, Washington y Bogotá. Es mexicano y Doctor en Métodos de Investigación Social y Teoría de la Comunicación por la Univer-sidad Complutense de Madrid. Síguelo en Twitter @guidolara

Fotografía:Andre Deak

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DOSSIER

De visita en Chicago para participar en la conferencia de la Asociación de Estudiantes Mexicanos de la Universidad de Chicago, llamada

“México Tomorrow 2012: Ideas for the Futu-re”, el politólogo mexicano Jesús Silva Herzog Márquez habló con contratiempo sobre las elecciones presidenciales de julio en su país, y los riesgos que para la democracia constituye el narcotráfi co, la violencia y el crimen organizado.

Contratiempo: La agencia Lexia de investiga-cion cualitativa llevó recientemente a cabo un estudio muy interesante sobre los factores que incidirían en la elección en México, y encon-tró que un factor importante para los electo-res era la nostalgia por un pasado supuesta-mente mejor. ¿Crees tú que la nostalgia sea un factor en la mente del votante, o que otros factores entrarán en juego?

Jesús Silva Herzog Márquez: Yo no alcanzo a ver la elección como una que estaría marcada por la melancolía del antiguo régimen. Yo creo que hay otros elementos. Me parece que básica-mente la fortaleza del PRI en estos momentos tiene que ver con su ubicación como el gran partido opositor; que se trata del partido que es la alternativa frente a 12 años de gobierno del PAN. Yo no diría que la gente que esté pensan-do en votar por el PRI en julio esté recordando lo que era el PRI antes, sino que es muy posible que muchas de esas personas quieran cambiar de gobierno. No sé si es un cambio para atrás necesariamente. Creo que es un voto que tam-bién tiene que ver con que, si bien el PRI dejó la presidencia del país hace 12 años, sigue siendo la gran maquinaria política del país, y es la úni-ca maquinaria realmente nacional que existe porque tanto el PAN como el PRD son partidos locales, que tienen presencia en una parte del país. El PAN no existe en el sur de México, el PRD no existe en el norte de México. La gran ventaja que tiene el PRI es que habiendo sido capaz de tener un candidato, sin pelearse, tiene una plataforma nacional muy poderosa para ganar la presidencia.CT: En la conferencias hablaste de la parali-zación que el sistema democrático mexicano vive debido a la violencia y la inseguridad. Realmente el votante, al llegar a urnas, ¿puede decir que el candidato X tiene un programa para resolver esta situación? ¿Tienen los par-

tidos realmente ideas de cómo acabar con el clima de violencia?

JSHM: Mi impresión es que los candidatos de la oposición son muy críticos frente a la estrategia del presidente (Felipe) Calderón, pero en lo concreto no están planteando una alternativa muy visible frente a la forma que ha tenido de enfrentarlo esta administración. Qui-zás hay cambios de acentos y de énfasis pero, digamos, no es fácil distinguir lo que propone Peña Nieto de lo que ha hecho Calderón en estos cinco años. Es básicamente una continua-ción de esa estrategia. En López Obrador quizás sí pudiera encontrarse un matiz distinto en tanto que su aproximación al problema es más social, con un subrayado en las causas sociales y económicas de la violencia, que son las que qui-siera atacar, aunque es evidente que esas serían medidas de mediano y hasta de largo plazo.CT: ¿Cómo acabar con la violencia? ¿Cuál es la salida?

JSHM: Yo creo que, tratando de exponer las cosas razonables que dicen los expertos en el tema, tendrían que revisarse las prioridades de la estrategia de Calderón, que buscó desarticu-lar a las bandas criminales, que se concentró en los grandes capos del crimen organizado, y el resultado de esto es la multiplicación de las or-ganizaciones criminales, su extensión a lo largo de prácticamente todo el territorio mexicano, y la generación de una cuota de violencia terrible. Puede coincidirse con él en que había que en-frentar el problema, había que atacar al crimen organizado, pero podría hacerse de una manera menos publicitaria, y que tendría que ver con el ataque no a las grandes cabezas sino a los cuer-pos intermedios, a los encargados directamente de la violencia. Esta es la tesis de un especialista como Eduardo Guerrero que dice que en lugar de dirigirse hacia los grandes capos puesto que esto genera más violencia, si se ataca y captura a los coordinadores de los sicarios, éstos no son fáciles de reemplazar y así se resta el poder destructivo del crimen organizado. Lo que Guerrero dice, y suena muy convincente, es que el gran objetivo de la lucha contra el crimen organizado es la pacifi cación del país, no es tener la sala presidencial con todos los trofeos de las capturas.CT: Mencionabas la violencia y la inseguridad como factores que capturan y paralizan a la democracia. ¿Pueden matarla, se corre el ries-

go de la muerte de la democracia en México?JSHM: Sí. Creo que el peligro de que el

crimen organizado se apodere del poder público, o que lo intimide de tal manera que lo nulifi que o que lo extorsione al punto de ponerlo a su servicio, es un peligro que debe considerarse. No digo que sea inminente o que sea irreversible, pero sí creo que en estos últimos años hay señales verdaderamente alarmantes. Hemos ya visto el asesinato de un candidato al gobierno de un estado, producto evidentemente del crimen organizado. Hemos visto a un legislador que tiene nexos con el crimen organizado. Y han relatado los partidos políticos que en ocasiones tienen difi cultades para postular candidatos a cargos de elección popular porque los mafi osos los intimidan y los amenazan, y nadie se anima a competir por un puesto de elección en un territorio ocupado por el narcotráfi co. Eso es gravísimo. Creo que está a un nivel regional, local, pero eso no le quita gravedad al tema.CT: Dijiste (en la conferencia) que la demo-cracia en el sentido más puro fomenta la imaginación, no sólo la política sino la imagi-nación en general. Y también que lo trunca la democracia y la imaginación política son las reliquias del PRI. ¿Cuáles son esas reliquias?

JSHM: Hay veces que pensamos que el atasco tiene que ver con ideas, y creo más bien que tiene que ver con intereses que se visten como ideas o convicciones políticas. Me parece que el gran nudo tiene que ver con poderes de enorme fuerza que pueden bloquear decisiones pero que no tienen la voluntad de generar nue-vas decisiones, y que se colocan por encima de quienes tienen el deber formal de decidir, como los legisladores, el gobierno, etcétera. Pienso en las grandes corporaciones económicas, los grandes sindicatos, la estructura mediática que no es que estén defendiendo la idea del nacionalismo o convicciones fi losófi cas; están cuidando su rebanada del pastel.

Gerardo Cárdenas es escritor mexicano y director editorial de la revista contratiempo. Es autor del libro de relatos A veces llovía en Chicago y del blog semanal En la Ciudad de los Vientos (http://gerar-do1313.wordpress.com). Jorge Sánchez Cumming, mexicano, es estudiante de Química en la Univer-sidad de Chicago

Gerardo Cárdenas y Jorge Sánchez Cumming

ENTREVISTA CON JESÚS SILVA HERZOG MÁRQUEZ

La violencia paraliza a la democracia mexicana

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DESHORAS

Derivado de las condiciones de inseguridad que han prevale-cido en años recientes en el Estado de Chihuahua, México, en zonas mayormente habitadas como Ciudad Juárez, ha existido una discusión pública entre los escritores de Chihuahua sobre el contenido de sus propuestas, dada la situación de dolor que existe en varios sectores de la población.

Más allá del sentido y riesgo que en un momento determi-nado un texto pudiera poner al autor, el que escribe en esta región, entrar en un ejercicio deontológico. Por un lado, existe la parte del creador artístico que exige a gritos la reconstrucción espiritual de las ciudades, de los pueblos, de las comunidades. La manera de hacerlo es a través del acercamiento de los creadores a espacios en donde normalmente la literatura no tiene cabida.

Si bien el escritor de la región ha asumido este compromiso de forma tácita al encontrarse en una zona de violencia constan-te. Los escritores de distintas generaciones, algunos nativos de

Ciudad Juárez y otros auto-declarados sus hijos, son generado-res de proyectos literarios y manifestaciones artísticas.

Por medio del trabajo poético o narrativo buscan denunciar el dolor, no como una mera forma de allegarse a los lectores, ya que su obra no se distribuye masivamente por las redes sociales o publicaciones tradicionales y especializadas, sino en el con-tacto cercano del lector-escucha: en los cafés, en los bares, en las bibliotecas, en las librerías, en los autobuses públicos, en las ferias de libro.

Ofrecemos a los lectores de contratiempo una selección de algunos poetas y narradores contemporáneos. Escritores por Ciudad Juárez saludan al mundo a través de la palabra.

Selección, introducción y notas de Mauricio Mauricio Rodríguez y Eduardo Estala Rojas.

Escribir desde Ciudad Juárez

Dunas de Samalayuca. José Félix García Aguirre

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DESHORAS

***

Lluvia electrónica. Miles de puntos multicolores estallan en la pantalla como burbujas astrales.

El tiempo dejó de existir.Súbitas moléculas ígneas.Jus divinum.El televisor está encendido. No hay señal.El hombre acostado observa sus pies desnudos. No hay señal.Sheol. Hades. Gehenna. Abysson.El zumbido proveniente del televisor. Una neblina violácea que

asciende suavemente hasta el techo, sobre la habitación del hotel, con dos colchones sobre el suelo, en uno de ellos yace un hombre que está mirando hacia arriba.

Un ruido parecido al silencio se instala.Creación, Redención y Justificación.Antes del advenimiento de la nueva era. Antes vendrá una de ellas con

la dosis de heroína. Antes. No hay señal.El espacio dejó de existir. Soy la penumbra.Herr Schwelle.El señor del Umbral.Un eón después los puntos lumínicos siguen estallando en la pantalla

del televisor. Santa Shiva.Alguien abre la puerta lentamente y permite la entrada de un incendio

azul.La silueta de una mujer a contraluz.Habla. Su voz también es azul.–Aquí le traigo su chiva, Lutero querido, amado Gaspar.

***

Era una vieja finca de adobe. Vandalizada. La Gracia, Centro de Rehabilitación para Drogadictos. El letrero pintado en un rectángulo de madera pendía de un solo clavo y la tolvanera lo haría caer pronto.

Los hombres se apearon, sosteniendo sus respectivos sombreros, y caminaron con los ojos entrecerrados hasta la casa.

Entraron y constataron el deterioro. Vidrios rotos. Ruinas de muebles. Basura y excremento. Las paredes, cuando no mostraban su piel de adobe, estaban pintadas con graffiti de letra chola con alusiones religiosas: Babilonia Rifa.

Una esquina de la finca había sido quemada. El techo seriamente averiado. La tolvanera recorría la casa con un ágil movimiento de serpiente terregal.

NOTA: Este texto está compuesto por fragmentos de la novela “La Biblia de Gaspar” (Rancho Las Voces Editores, Ciudad Juárez, 2012) de Rubén Moreno Valenzuela, quien lo leyó con la musicalización en vivo del grupo E*Spiral en el teatro experimental Octavio Trías del Centro Cultural Paso del Norte el 11 de abril de 2012.

LA BIBLIA DE GASPAR

***

Dentro del desierto del tiempo.Dunas de arena cubren la avenida Juárez.La soledad es el único ruido de la noche.Las luces de los letreros insisten.Curley’s. Neón rojo. Open.La arena también ha invadido el recinto.Sólo hay dos parroquianos sentados ante la barra. Un hombre de sombrero, traje y zapatos blancos, que disfruta

de un whiskey; y Edelweiss.–Hace tiempo que no nos veíamos –dice el ángel.–La última vez fue en Nuevo Orleáns, me parece.–Sí, así es. Salud –brinda el ángel.–Prost.Edelweiss bebe un trago.–Y bien –dice–, ¿qué hay de nuevo?–Le traigo un aviso. Su encuentro con Satanás es inminente.

***

Mi nombre es Eddy Gurf, trabajo como chofer de tráilers en Estados Unidos. Tome asiento. Lo estaba esperando –dijo Satán.

El Curley’s. Avenida Juárez. Noche de viernes. Algarabía alcohólica.–Sírvale aquí al pastor Edelweiss –ordena Satán a un mesero.El demonio es un hombre fuerte y corpulento. Lleva puesta una

chamarra negra de cuero. Tiene una enorme cabeza calva, bigotes gruesos y retorcidos en las puntas

Está sentado ante una mesa. Detrás de él, Edelweiss contempla a las parejas, en su mayoría cholos,

que bailan en la pista. Música (rock–oldie) que ejecutan los Night Twisters.Sucia atmósfera rojiza.Rojiza también es la mirada del diablo.– ¿Eres tú Satanás?–Sí y no. Lamento desilusionarlo si esperaba encontrar a una figura

con cuernos y con aroma de azufre...Cristales rotos. Su risa.–Soy y no soy –agrega–. Porque soy uno y soy muchos. Porque

cuantiosas son mis máscaras.

Rubén Moreno Valenzuela, 1956. Narrador y editor.

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DESHORAS

...renuncio a tragar ese polvo, esa tierra dolorosa, esa arena mordida

Vicente Aleixandre

Tinta tenaz la sangretizna el paisajetiñe callestiende sombrastensa miedosturba tétrico el tañido de fusiles Coagula un sol tembloroso que huidizo se desliza hacia el bolsillo de la tarde…

Y de todo el universo me tocó vivir en Chihuahua, la zona con el mayor número de crímenes en el mundo entero. Aquí es difícil no creer en la suerte, porque todos los días jugamos a la ruleta con una bala en el barril (Bueno... con muchas balas en los carga-dores de armas que van de lo artesanal, hasta las más sofistica-das). Soy un tipo con suerte, porque hoy las balas de la ruleta no fueron para mí, ni para los míos.

Hoy en el semáforo mientras esperaba el verde, levantaron a un pobre tipo que iba en el auto de enseguida. Hoy no llegué al bar de costumbre porque no encontré un lugar para estacionar mi auto. Luego me enteré que ejecutaron a veinticinco personas en ese mismo bar al poco rato de que pasé por ahí. Hoy compré la leche en el supermercado y no en el oxxo de por la casa y por lo mismo me libré de ver como mataban al encargado en un asalto.

La ruleta está girando y afortunadamente todavía no me toca. Hoy la fortuna está conmigo y sobreviví a lo cotidiano. Hoy mis hijos duermen en sus camas y le doy gracias a Dios, pero a veces la noche suena “traca maraca pum pum”… mañana me enteraré por las noticias.

SODOMA.CHIHUAHUA aquí la vida nos da por el culo dia-riamente, aquí desaparecen hombres y mujeres todos los días, aquí donde perdí a mi carnalita Suchaca (SUSANA CHAVEZ) victima de feminicidio, aquí donde unos sicarios ejecutaron de cuatrocientos tiros a mi amigo Wilberth Ponce de León por no pagar la cuota. Aquí donde asesinaron impunemente a Marisela en las puertas del palacio de gobierno y nuestras autoridades nuevamente nos dan por culo y no detuvieron a nadie, pero se ensañan con los manifestantes indignados y le dan una tremen-da golpiza a mi compita Gero Fong antes de arrestarlo.

CON TINTA SANGRE SODOMA –CHIHUAHUA Arminé Arjona, 1958. Narradora y poeta. Ricardo E. Anzaldúa, 1958. Narrador y poeta.

Dunas de Samalayuca. José Félix García Aguirre

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DESHORAS

La espiral es un golpe entre el silencio y los demonios, algo más cercana al ombligo, pero aún muy lejos de los labios el amor,sonda inútil, plana marchando hacia el interior infinito interrogante cabeza de crisálida. El signo que pregunta incesantes pareceres,avances lentos que prodigan construirse la casa, atento “look” de fingida casualidad arma apuntando el daño tangible rosca de lo intangible línea que abarca y aprieta, sombrea y expulsa cuerpo ebrio, oráculo, aracle, que cae hasta el fin, mis brazos dominó flecha punta otro id.

BUKOWSKI SE DIVIERTELA ESPIRAL

Sus nalgas son de lo mejor.Esa puta sabe lo que me gusta vercómo las mueve.Igual ocurre con sus senos.

No me cobra por mirar.Es mi vecina y le obsequio poemasa cambio de que me permita espiarlacuando se baña antes de salir a la calle.

Anoche no hubo clientesy me invitó a amarla sin cobrarme.Creo que le gusto o le halagan mis letras.A veces ser poeta vale la pena.

Juan Pablo Santana, 1972. Diplomático cultural y poeta. Jorge López Landó, 1973. Narrador, poeta y traductor.

Dunas de Samalayuca. José Félix García Aguirre

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DESHORAS

Busco a una mujer que recueste su boca sobre mis huellas, cante sin cansarse para mí.

La busco queriéndola encontrar en poemas para encarnarla en la tarde, la quiero libre sin quererme siempre, esperando en un desnudo sutil, enferma de las cosas de la noche.

A una mujer que no porte más que tacones por la calle, se esconda cuando la busque, camine de la mano de otros doliéndole la dureza y blandura de mi alma, que tenga secretos y no los revele, que crea en mis mentiras

y se carcajee de mis verdades, que coma elotes conmigo en el parque. Una mujer que me busque en la madrugada y al final siempre repita mi nombre que no es otro que nada.

Tome el periódico del díay colóquelo a una distancia prudentehasta que sin dificultades pueda leer: Usted está vivo El café se sigue sirviendo caliente aquí Con cien pesos puede ir a desayunar algo caro

Luego arroje el montón de papel a la basurano son más que palabras muertashablando de personas muertasentonces lea de nuevo los encabezados: Usted está vivo Ellos no

Al final de la nota en letras rojas dice: Y usted no hace nada al respecto.

Creo en la sed, como en una roca golpeada por el maren el amor que agoniza como una paloma en la ventanacreo en mi madre escurriendo en el escupitajo del inviernocreo en la promesa de no morir, en esta imagen vacía / como una caracola repitiendo la palabra oleaje.creo en los peces muertos en las costas, en la vejez que mira / hacia las redes de pescadores desaparecidoscreo que un día heredaré el silencio, / los planos para la demolición de una casa en la arename acostumbro a una sed que no pasaesta es la felicidad que conozco:mi credo es una risa en el presagio del polvo.

PESQUISA POR UNA MUJER

NOTA: La participación de Susana Chávez en las manifestaciones civi-les incluía la lectura de su obra, la realización de cortos documentales y otras actividades. Se le atribuye la autoría de la frase “Ni una muerta más”, que ha sido emblema de varias organizaciones civiles que piden esclarecer los feminicidios en Ciudad Juárez. Escritores por Ciudad Juá-rez surgió tras el asesinato de la poeta Susana Chávez en enero de 2011.

CONOZCO ESTA CIUDAD, NO ES COMO EN LOS DIARIOS

CREDO

Susana Chávez, 1974-2011. Poeta y defensora de los Derechos Humanos. Edgar Rincón Luna, 1974. Poeta y diseñador gráfico.

Nabil Valles Dena, 1989. Poeta y narradora.

Dunas de Samalayuca. José Félix García Aguirre

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