Contratiempo 121 - Febrero 2015

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CHICAGO, ILLINOIS, FEBRERO 2015 NÚMERO 121 INMIGRACIÓN: ¿UNA TIBIA REFORMA? Entrevista exclusiva con Sonia Sánchez Poemas de Mardonio Carballo

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INMIGRACIÓN: ¿UNA TIBIA REFORMA? || Entrevista exclusiva con Sonia Sánchez || Poemas de Mardonio Carballo

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CHICAGO, ILLINOIS, FEBRERO 2015 NÚMERO 121

INMIGRACIÓN:¿UNA TIBIA REFORMA?Entrevista exclusiva con Sonia Sánchez Poemas de Mardonio Carballo

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L a transición entre 2014 y 2015 no ha podido ser más agitada: acciones ejecutivas toma-das por el presidente Barack Obama para adelantar una especie de reforma migrato-

ria e intentar normalizar las relaciones con Cuba; de-sastres aéreos; desplome en los precios del petróleo y refortalecimiento del dólar; y sangrientos atentados en Francia perpetrados por radicales en contra de civiles y del semanario sarcástico Charlie Hebdo. Ciertamente, para el equipo editorial de contratiem-po resultaba un reto enfocar la atención de forma prioritaria en alguno de estos acontecimientos.

Por sus implicaciones para nuestra población, resultaba de especial urgencia hablar de la orden ejecutiva de Obama en torno a la reforma migratoria. Emitida tras las elecciones legislativas de noviembre de 2014, genera un panorama político que irá deve-lándose conforme se acerquen los comicios presiden-ciales de 2016. De aquí a entonces, mucho del peso recaerá en un Congreso cada vez más conservador.

El dossier que leerán en estas páginas encontró di-versas perspectivas, tanto analíticas como personales,

que nos dan una idea de la profundidad y urgencia del tema, y que esperamos alimenten el continuo debate sobre la largamente postergada reforma.

Adicionalmente, en página 3 presentamos al poeta mexicano Mardonio Carballo, y en Deshoras ofre-cemos a nuestros lectores un adelanto de la novela de ciencia ficción Los 4 Libros de la Inmortalidad del escritor puertorriqueño Rafael Franco Steeves, inte-grante de nuestro consejo editorial.

En Mirada Cómplice, Noelia Cruz visita el pro-yecto colectivo 96 Acres, en tanto en Tiempo Extra desplegamos un amplio abanico que va de la crítica literaria, al análisis de piezas musicales surgidas a raíz de la matanza de 43 estudiantes normalistas en México, a reflexiones tras los atentados de París y la orden ejecutiva de Obama para la normalización de relaciones con Cuba.

En nuestra sección Tiempo Extra tenemos el gusto de presentar una entrevista exclusiva con Sonia Sánchez, una de las principales representantes del flamenco con-temporáneo quien se presentará en el MCA de Chicago.

Esperamos que estos contenidos sean de su agrado.

FEBRERO 2015 • NÚMERO 121

TIEMPO EXTRA3 Poemas de Mardonio Carballo: Los idiomas tie-nen sus secretos (fragmen-to) e Imaginación

4 Ave Soul: ser, estar y lucharJosé de María Romero Barea

5 Le Ça: El arte flamenco de Sonia Sánchez en ChicagoNoelia Cruz

6 H.M.S Pinafore, un giro a Gilbert & SullivanTanya Victoria

7 Archipiélago pájaroRey Emmanuel Andújar

8 FranciaMarco Escalante

9 Canciones por AyotzinapaCatalina María Johnson

10 SincroníasCHema Skndl!

MIRADA CÓMPLICE12 96acresNoelia Cruz

DOSSIER14 ¿Reforma o tibia acción?Andrea Ojeda y Gerardo Cárdenas

15 Obama, entre la ob-servancia y el incumpli-miento de sus promesasManuel Pérez-Rocha

16 Redefinir la estrategia de activismo inmigran-te en 2015: El enfoque incrementalIsabel Anadón

18 De Cobden a Chicago, el Medio Oeste necesita

un sistema migratorio funcionalSara McElmurry

20 El decreto ejecutivo de Obama, o la lanza de UlisesJosé Ángel N.

21 ¿Qué clase de gente?Ben Weinberg

DESHORAS22 IntroducciónGerardo Cárdenas

23 Los 4 libros de la in-mortalidad (Fragmento)Rafael Franco

contratiempoDIRECTIVAGerardo Cárdenas, Jochy Herrera, Moira Pujols, Rod Slemmons, Helen Valdez, Ellen Wadey Placey

DIRECTORA EJECUTIVAMoira Pujols

DIRECTOR EDITORIALGerardo Cárdenas

DIRECTORA DE ARTE Olivia Liendo

CONSEJO EDITORIALAndrea Ojeda, Catalina María Johnson, Gerardo Cárdenas, Julio Rangel, Luis Alejandro Ordóñez, Marcopolo Soto, Noelia Cruz, Olivia Liendo, Kim Potowski, Rafael Franco, Rey Emmanuel Andújar, Stephanie Manríquez, Verónica Lucuy Alandia

COLABORADORESArturo Richardson, CHema Skandal!, Febronio Zatarain, Ignacio Guevara, Jochy Herrera, Jorge Frisancho, Marco Escalante

La revista contratiempo es una publicación gratuita que se imprime y distribuye diez veces por año a la comunidad hispanohablante de Chicago.

contratiempo is grateful for the past

and present support of The Chicago

Community Trust, the Richard Driehaus

Foundation, the Field Foundation of

Illinois, the Illinois Humanities Council,

the Illinois Arts Council, the City of

Chicago Department of Cultural Affairs,

the International Connections Fund of

the MacArthur Foundation and individual,

institutional and corporate donors, and

the contribution of writers, artists and

volunteers who make our work possible.

© contratiempo nfp1900 South Carpenter, Chicago IL 60608. (312) 427 5450

INFORMACIÓN SOBRE LA REVISTA, PUBLICIDAD O SUSCRIPCIONES: [email protected]ÍO DE COLABORACIONES:Gerardo Cárdenas [email protected]ÍO DE ILUSTRACIONES Y FOTOGRAFÍAS:Olivia Liendo [email protected]

VISÍTANOS EN: contratiempo.net

issuu.com/contratiempofacebook.com/Contratiempo@revcontratiempo

La portada y las imágenes que acompañan el dossier son obra original para contratiempo de Arturo Richardson. Dominicano, es amante de las artes visuales, fotógrafo y cineasta. Una muestra de su portafolio fotográfico puede verse aquí:

http://www.flickr.com/photos/art-richardson29/Para contactarlo: arturofilms29@gmail

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POESÍA

Mardonio Carballo (Chicontepec, Veracruz, México, 1974) es, como él mismo se define, “un trabajador de la palabra”. Habla y escribe náhuatl y castellano, da a conocer a poetas de lenguas indígenas mexicanas, y colabora en varios programas de radio y televisión. Los

dos primeros poemas seleccionados aquí son de Las plumas de la serpiente (Amoch Libros, 2012) en tanto el tercero, Imaginación, es de Xolo, un poemario impreso y con un CD que acompaña a música de Juan Pablo Villa (Pluralia, 2012).

Mardonio Carballo

Los idiomas tienen sus secretos (fragmento)

Que sea tu boca como una espina, Huitzli, así le llaman.

Que se haga tu boca de chuparrosa, de colibrí, para ser espada y para ser caricia. Que sea tu pico tu espada. Colibrí.

Que sea tu boca justa. Y que sean bonitas tus palabras. Que tengan ritmo y música, que Tzi, tzi, tzi sea tu vuelo: huitzitzilin.

Onomatopeya de su vuelo y descripción poética al mismo tiempo. Los idiomas tienen sus secretos y sus interpretaciones. Consejos de mayores para los tiempos nuevos.

Una creencia maya dice que los muertos no se dan cuenta tan fácil de que estánmuertos, que esto sucede sólo hasta el tercer amanecer después de que murieron,cuando el muerto escucha su nombre en las plegarias de los rezos, en ese momento se da cuenta de que está muerto y llora amargamente y tan fuerte que es posible escucharlo llorar. Así cuentan los vivos. Así cuentan los muertos.

ImaginaciónA L. Noguera

Tienes a mis ojos sabor de dulce de lecheme haces la vista agua y me remojo en el deseotienes el olor a canela recién hervidaun té quiero y no te tengoté de canela que no he bebidome dueles las costillas y ardosiento espasmos prohibidosestallidos en mis piernasquiero remojar en ti mi pan de chocolate calientedesmoronarmerecoger con mi lengua veinte mil leguas y más yadesmoronarte para volverte a formardesmoronarte para volverte a tomarrecorrerte para volver a caminarcaminarte hasta que cansado desfallezcay muera de sedy nuevamente tenga sedy de nuevoun te quiero y no te tengoté de canela que no he bebido.

Fotografía:

Marcopolo

Soto

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CRÍTICA

La poesía no debe ser escrita, sino vivida. Un poeta abjura de toda lite-ratura que derive su legitimidad de fuentes externas, ya sean el Estado o

el arbitrio voluble de la opinión pública. Jorge Pimentel (Lima, 1944) es un poeta así. Por ello, la edición definitiva, revisada y aumenta-da de su segunda colección de versos, Ave Soul (1973, Ediciones Sin Fin, Barcelona, 2013), es todo un acontecimiento.

Si la poesía rehúye el aplauso, las redes convencionales del mecenazgo artístico y el apoyo oficial, Pimentel defiende en sus poemas la calidez de la vida, alimentada por la rabia y un sentido del idealismo acorralado: “Por estas calles camino yo y todos los que humanamente caminan/ por esencia me siento un completo animal, un caballo salvaje/ que trota por la ciu-dad alocadamente sudoroso que va pensando/ muy triste en ti…” (p. 23).

Ave Soul transpira ira visionaria. Se privi-legian los lugares abandonados, los turbios personajes que pueblan un mundo violento: “La busqué indagando por un ser querido/ en hospitales de caridad/ en prostíbulos de Lima y provincias/ en asilos para locos/ en conven-tos/ ciudad tras ciudad del interior/ viviendo con rufianes de la peor calaña” (p. 70). A modo de contrapunto, los poemas de amor cantan la posibilidad de salvación: “un compás de espera/ que se hace más desesperante induce a Alaín/ a abrazar a María, cansados como están/ más valdría que descansen, dejémosles que descansen” (p. 30).

La estética del poemario se resume en dos líneas maestras: la celebración de la existencia y la transitoriedad de la misma: “Y recuerda, esto no es el paraíso. / El paraíso es el poema/ que escribes cada día” (p. 82). De raíz surrea-lista, Ave Soul sigue los dictados de Breton: describe un proceso más o menos dionisíaco, se rinde al acto inconsciente de la creación. Sin embargo, Pimentel no está dispuesto a dejar su elección de imágenes a la mera casualidad. Lo que el peruano propone es un enfoque deliberado, dentro de los márgenes y las fronteras del sentimiento.

El poeta se ocupa de las formas cotidia-nas y los ritos de la muerte: “… soy un poeta un ángel que circunda/ el mundo con mis anotaciones salvajes bajo/ el brazo expandien-do mi sombra en el aire/ viviendo distintos mundos” (p. 106). La poesía, que para Breton y los surrealistas era un medio para acercarse a una realidad (la locura, las alucinaciones, los paraísos artificiales, los viajes de ensueño), es para Pimentel un objeto en sí y para sí.

Su particular defensa del individuo y su salvación colectiva constituye tal vez el aspecto más novedoso o experimental de su poesía. Para Pimentel, como para Cioran, el exilio es casi una condición previa a la escritura: “Dejar una ciudad/ alejarte/ por un camino/ verde o anaranjado/ tejiendo una can-ción/ con tu silbido/ que llegue/ como la brisa/ al lecho/ que te sostuvo/ al cuerpo/ que te cobijó” (p.125).

Ave Soul celebra la naturaleza hostil del paisaje, cuya gran virtud parece ser la imposibilidad de proyectar en él emo-ción alguna. Abundan guiños al conde de Lautréamont, al yuxtaponer imágenes duras y romanticismo: “… no eres libre de correr sino que te dopan te colocan/ des-cargas eléctricas, te manosean, te latigan/ con una fusta despellejándote (…) yo/ me rebelo y persisto y amo terriblemente mis posibilidades/ de realizarme en medio don-de la civilización/ se mata y permanecen odios, prefiero ser caballo.” (p. 26).

El poemario fue publicado hace cua-renta y un años por la Editorial Rinoce-ronte, en España. La censura accedió a permitir su publicación con la condición de no ser distribuido en territorio español. Apenas tuvo prensa en su momento dentro y fuera del Perú. Sin embargo, autores como Julio Cortázar (1914 – 1984) y Roberto Bolaño (1953-2003, autor del prólogo) supie-ron calibrar la importancia de poemas como “Balada para un caballo” o “El lamento del sargento de aguas verdes”.

Sería casi imposible separar al poeta Pi-mentel del mito de creación propia que descri-ben sus versos. El tono general de esta colección es el confesional, aunque para Pimentel los lí-mites entre la vida y el arte son inexistentes. Por ello, sería un error clasificar Ave Soul como una especie de Canto a mí mismo neo-whitmaniano. Más bien, y esto lo relaciona con el modelo literario clave al que pertenece - el movimiento peruano “Hora Cero” de la década de 1970 - lo que Pimentel busca es una especie de “poesía integral”, que postule la potencialidad transfor-madora del poema y defienda una ética que sea estética: “nos conjugaremos en ese verbo/ ser, estar y luchar/ para alcanzar la belleza de ese árbol/ que no paró de crecer” (p. 45).

José de María Romero Barea (Córdoba, España, 1972), es profesor, poeta, narrador, traductor, críti-co y periodista cultural.

Ave Soul: ser, estar y lucharJosé de María Romero Barea

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PERFIL

Siempre he sido una improvisadora de circunstancias.Sonia Sánchez

En el contexto del Festival de Fla-menco de Chicago y como parte de la programación del MCA Stage del Museo de Arte Contemporá-

neo, la espectacular bailaora de flamenco Sonia Sánchez debuta su pieza Le Ça (El Id o El Ello) en los Estados Unidos. Sonia se destaca como una de las grandes intérpretes contemporáneas del género, consolidando su sólido trasfondo en técnica tradicional, con la experimentación corporal, una aguda consciencia del cuerpo en relación con el es-pacio, el teatro físico, las formas basadas en las técnicas butoh, Body Weather y la impro-visación, que parten del profundo acerca-miento conceptual que distingue cada una de sus obras.

En el escenario Sánchez compone con el cuerpo. Ritmos, síncopas y sonidos explo-ran la soledad y el silencio. El zapateo, las maderas y las cuerdas vocales se suman a la musicalidad del conjunto integrado por los maestros David Soler (guitarra eléctrica) y el cantaor Miguel Ángel “El Londro”.

Con una intensidad irrefutable, en Le Ça Sonia Sánchez manifiesta el profundo espacio emocional que implica estar en el cuerpo. Como una escultura en constan-te movimiento, la artista desarrolla una conversación gestual donde interactúan y convergen las posibilidades estéticas entre la espontaneidad y el control.

En entrevista exclusiva para contratiempo, la artista nos habla sobre su obra y trayectoria:

¿Podrías describir el proceso creativo al desa-rrollar Le Ça?

La idea principal era encontrar un sitio común donde nuestros impulsos creativos fueran la fuente principal de la creación y la pieza final. Siento que la improvisación es liberadora del alma y del duende; que los artistas que forman parte de este proyecto vienen ya de la tradición y que técnica-mente en sus disciplinas son muy buenos. Decidí intentar llegar desde un guión que compusimos entre todos para liberarnos de la composición cerrada y así dar un toque de autenticidad a cada función. Desarro-llé unos pactos sencillos para empezar la creación del proyecto, como por ejemplo una de las partes de la obra: ritmo de mar-tinete, free, sin condicionamientos estilísti-cos. Cada uno de nosotros desde su visión

artística y manteniendo también las formas de entender la improvisación llegamos a unas composi-ciones. Yo fui seleccionan-do las composiciones que eran más interesantes para mostrar, y les fui dirigiendo a este sitio que Freud llamo “El Ello” (Le Ça).

Cuando incorporas elemen-tos estilísticos contemporá-neos al flamenco, ¿cuáles son los recursos que no alteras de la técnica tradicional, aquellos que dirías son inne-gociables?

Mi baile es un bloque global de mi aprendizaje como bailaora de flamenco y de Body Weather, de las experiencias vividas. Soy fiel al cuerpo e intento diri-girle, memorizar las cosas nuevas que me ofrece, y también observo como las memorias de movimientos le han tatuado. Soy una narradora del baile, y todo lo que he bailado está ya en mí. Quizás más que recursos tradicionales es la memoria del cuerpo la que es innego-ciable, la compostura de la rítmica y la conciencia del movimiento.

Tomando en cuenta que gran parte de Le Ça está basada en la improvisación, ¿cómo sientes que ha evolucionado la pieza a través de cada presentación?

Siento que los elementos cada vez son más afines a un mismo sentimiento. Se ha generado un guión interno que no se ha hablado pero se ha tatuado en nosotros de una forma muy fuerte y orgánica.

¿Cuáles son los lugares de encuentro que identificas entre el butoh y el flamenco? En tu proceso creativo, ¿dónde coinciden estas formas?

El listado sería: conciencia física, escucha de dentro y de fuera, bailar el espacio. No viven separados en mi movimiento, conviven en armonía desde que se encontraron. El entre-namiento es ya un entrenamiento común, van juntos de la mano.

¿Cómo logras el balance entra la contención y control que requieren estas formas junto con la expresión aleatoria de la improvisación?

Nace en mí de una manera natural, es como si siempre hubiera tenido las herramientas del butoh para bailar flamenco. Siempre he sido una improvisadora de circunstancias. Creo que en mí es más difícil encontrar el equilibrio en una coreografía cerrada que entre estos tres puntos de apoyo.

Sonia Sánchez se presenta en el Edlis Neeson Theater del MCA los días viernes 13 de febrero y sábado 14 de febrero a las 7:30pm y el domingo 15 de febrero a las 3:00pm. El sábado 14 de febrero la bailarina ofrecerá un taller de Flamenco en el Museo de 1:00pm a 4:00pm.

Noelia Cruz, poeta y artista multidisciplinaria puertorriqueña, es integrante del consejo editorial de contratiempo.

LE ÇA

El arte flamenco de Sonia Sánchez en ChicagoNoelia Cruz

Sonia Sánchez

Fotografía:

Joan Cortés

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ESCENA

Desde su fundación en 1997, y bajo la dirección de Sean Graney, la compa-ñía teatral The Hypocrites se ha dis-tinguido por montar producciones

de primer nivel, atípicas y visionarias. Caben mencionar, por ejemplo, su puesta en escena de las 32 tragedias griegas que sobreviven en la actualidad, en All Our Tragic o Romeo Juliet, su adaptación al drama clásico de Shakespeare.

En 2015, con la producción H.M.S Pinafo-re, The Hypocrites le dan un nuevo giro a la ópera cómica, reinventando este clásico de estilo Savoy de W.S. Gilbert y Arthur Sulli-van. H.M.S. Pinafore o la muchacha que amó a un marinero renueva la celebración anual que The Hypocrites hace del repertorio de Gilbert y Sullivan, tras el éxito de las puestas en escena de otros clásicos como Pirates of Penzance, y The Mikado, obras que constituyen los cimientos de los modernos musicales.

Adaptada y dirigida por Sean Graney, H.M.S Pinafore está en escena desde fines de noviembre pasado y hasta el 7 de febrero en The Den Theatre, 1329-1333 North Milwaukee

Avenue, en el noroeste de la ciudad. Diez actores desarrollan su propia orquesta, bajo la dirección musical de Andra Velis Simon.

La estrategia que Sean Graney utiliza no es para todos los públicos, pues su sello de identi-dad es el proceso de deconstrucción. En el caso de esta obra, hablamos del amor, la hipocresía y la confusión cuando la hija del capitán de un barco se enamora de un marinero común y corriente. La finalidad de esta ópera es exponer la frivolidad de las clases sociales; la adaptación de Graney nos lleva a la locura del instante, que avanza fuera de tiempo y lugar. Graney nos ins-ta a interpretar mediante la construcción de la historia, y la participación en la misma.

Cabe recordar que, en el más puro estilo Graney, el público que asistió al maratón de All our Tragic, que duró 12 horas, salió salpicado de sangre (especialmente quienes estaban en primera fila). En H.M.S Pinafore los espectadores bien pueden recibir un almohadazo, porque las obras de Graney son interactivas: bajo la presen-cia personal de Graney como anfitrión, todas las representaciones se convierten en una fiesta.

La dinámica de la compañía The Hypocrites es hacer sentir cómodo al espectador, como entre amigos. El público puede sentarse en cualquier lugar, o cambiar de butaca en cual-quier momento, ganando un toque personal, al tiempo que se cumple con la misión de la compañía que es crear un ambiente único por medio de recursos que rompen las reglas del teatro tradicional, involucran al espectador y derriban la temida cuarta pared escénica.

H.M.S Pinafore se presenta los viernes a las 8 p.m., los sábados y domingos a las 3 p.m. y las 8 p.m., y los lunes a las 8 p.m. Para más infor-mación visitar la página www.the-hypocrites.com. El sábado 7 de febrero, cierre de tempora-da, la compañía presenta un maratón celebra-torio de Gilbert & Sullivan comenzando con H.M.S. Pinafore a las 11 a.m., The Mikado a las 3 p.m., y The Pirates of Penzance a las 8 p.m.

Tanya Victoria, mexicana, se dedica a la educa-ción informal en Chicago.

H.M.S Pinafore, un giro a Gilbert & SullivanTanya Victoria

Doug Pawlik en la producción de H.M.S Pinafore

Fotografía:

Evan Hanover.

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ACTUALIDAD

Desde chico escuchaba la máxima Cuba y Puerto Rico son de un mismo pájaro las dos alas y pensaba ¿pues entonces qué son Dominicana

y Haití de ese pájaro? La respuesta, a veces jocosa, triste otras veces, ha ido cambiando con los años. Como dominicano presté siempre mucho interés a la condición de mis islas vecinas, sobre todo en cuanto a sus relaciones con los Estados Unidos. Durante mi adolescen-cia y un poco después, me uní a las voces que admiraban a Cuba como baluarte de la resis-tencia y a galillo pelado repetí los versos de la trova, me enamoré al tenor de las guitarras de Pablo y Silvio y llené mi habitación con afiches y máximas de Fidel y la Revolución. Al mismo tiempo, en un conflicto imposible de resolver, viajaba a Puerto Rico una o dos veces al año y regresaba a mi mediaisla con maletas llenas de todo lo que no necesitaba (camisetas del Ché incluidas) pero que había adquirido en las rebajas de los increíbles centros comerciales de la Isla del Encanto.

Sin ánimos de resumir la historia, puedo decir que la década de los 90 -comenzando por el denominado período especial y conclu-yendo con el caso de Elián González- fue una revelación que me hizo dejar atrás el romanti-cismo asociado al espíritu revolucionario y me forzó a entender las otras caras de la moneda. El primer mundo era injusto por mantener a Cuba aislada con un embargo, pero ¿qué tan justo era el sistema que limitaba la difusión de la literatura de Reinaldo Arenas y otros tantos? Me resultaba contradictorio ver a la gente a mi alrededor gritar vivas a la revolución desde un último modelo europeo mientras en el lugar de la verdad el pueblo vivía en condiciones inhumanas. Este tiempo es también el de las protestas por los bombardeos en Vieques, que en cierto sentido avivaron las discusiones sobre el estatus de Puerto Rico como Estado Libre Asociado. Era imposible no comparar ambos casos, el de una Cuba libre y precaria, contra Borinquen supuestamente dotado pero preso de una contradicción histórica y política.

Siempre he manifestado que el caribeño via-ja poco por placer. Aunque visité con frecuen-cia varias islas del archipiélago, se me hubiese hecho más fácil ir a Escandinavia que a Cuba, por miles de motivos. El misterio que impide a los isleños visitarse y leerse con más frecuencia es meritorio de otro artículo, así que por ahora debo admitir que aquel romanticismo revolu-cionario nunca ha muerto del todo, ya que un deseo común entre la gente de mi generación –voy a cumplir cuarenta años- era visitar Cuba

antes de la partida de los Castro o mientras el embargo estuviese vigente. Cumplí mi deseo en el 2009, gracias a una beca para asistir a la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Guardo de aquel viaje el calor y la hospitalidad de los cubanos. Caminé por la Habana vieja siguiendo un mapa sentimental y secreto, creado por mí mismo a partir de mis lecturas de Lezama, Luisa Campuzano y Pedro Juan Gutiérrez. Agradezco a este viaje también la sensación de un circuito antillano que en mí se cierra y expande. Ahora que vivo en Chicago y el bajo cero, entre otras cosas, gobierna los demonios de mi vida, escucho a Obama propo-ner algo que honestamente no creí vivir para contar o creer. Esta suerte de apertura, pesadi-lla para algunos y alegría para muchos, debería ser el inicio de otra serie de conversaciones que afecten el mismo archipiélago, como el limbo boricua o la frontera Haití-RD.

Rey Emmanuel Andújar, escritor dominicano, es integrante del consejo editorial de contratiempo.

Archipiélago pájaroRey Emmanuel Andújar

CubaFotografía:

Christopher

Michel

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ACTUALIDAD

Tengo mis raíces en cuatro países: el Perú, que es donde nací; Bolivia, que es el país que más quiero, por razones personales; Francia, que es

mi patria espiritual; y los Estados Unidos, país que aprendí a amar con muchísimo esfuerzo. Menciono esto para explicar de algún modo mi resistencia a aceptar la supuesta decadencia de Francia en el concierto cultural del mundo. Era una resistencia hasta cierto punto emocional durante la expansión del liberalismo, que suele vincular a Francia con la tradición revolucio-naria y a Inglaterra con la democracia liberal que emergió de las ascuas de la Guerra Fría. Hoy en día, el liberalismo y sus democracias autoritarias están en crisis, y los intelectuales y filósofos que todavía intentan convencernos de la validez de sus principios, recurriendo a esa libertad espectral que muy poco les sirvió a americanos e ingleses para impedir el genoci-dio y saqueo del Golfo, hoy casi parecen criatu-ras de la edad glacial, melancólicos fantasmas que nostalgian las temporadas épicas de la lucha antisoviética que les proporcionó toda la arrogancia y malcriadez de los héroes. En la década de los ochenta, todo liberal se creía candidato al patíbulo. Hoy casi son hallazgos de museo arqueológico. Vargas Llosa, por ejemplo, es una momia.

Es particularmente notable que tras la crisis del liberalismo, haya vuelto hasta nosotros, rejuvenecida, la gran tradición contestataria de Francia, que comienza con Rousseau. Hoy, son lectura obligatoria Ranciere, Badiou, Foucault y Bourdieu; y los maestros del sentido común que promocionó el liberalismo comienzan a esfumarse, caso Revel. Hoy, más que nunca, se quiere penetrar en los mecanismos repro-ductores de las instituciones sociales, se quiere revelar los mecanismos de opresión del poder, se quiere, sobre todo, ofrecer alternativas a ese dogma neoliberal que impuso al mercado como artículo de fe y quiso venderle al mundo la idea panglosiana de que la democracia liberal instaura el mejor de los mundos posibles y marca el fin de la historia. Hoy, en suma, sabe-mos que hay historia para rato.

La historia es precisamente lo que impor-ta hoy día, porque proporciona un contexto mucho más amplio y complejo que el que nos ofrecen la mayoría de los artículos que han in-tentado explicar los recientes acontecimientos en Francia. El cine francés, otro ejemplo que destruye el mito de la crisis creativa de Francia, es particularmente poderoso en este sentido porque muchos de sus productos inscriben las contradicciones políticas, étnicas y laborales en

el marco contextual de la historia y la lucha de clases. Es lo que se ve en películas tan ejemplares y relevantes como Cachè (Haneke), El profeta (Audiard) y La vida de Jesús (Bruno Dumond). Son películas profundas sencillamente porque le recuerdan al ciudada-no francés, y al mundo entero, el pasado colonial de Francia. Europa no es el paraíso de la civiliza-ción que hoy pretenden vendernos los imbéciles racistas que culpan de todos sus males a los inmigrantes y proponen como solución la limpieza étnica. Europa es un continente marcado por su historia y hoy contempla en sus calles los fantasmas que le recuerdan su pasado colonial, no del todo exor-cizado ni redimido -es la vivencia diaria de los franceses con los argelinos, la de los españoles con los sudacas. De esto trata uno de los capí-tulos más conmovedores e iluminados de esa gran epopeya de la memoria histórica que es Los anillos de Saturno, la gran novela de Sebald que, entre otras cosas, nos recuerda, tomando como punto de referencia Bélgica, lo que es el colonialismo. Toda la obra del gran Pierre Bou-rdieu está marcada por estos conflictos y bien se puede decir que Argelia es su segunda patria.

En este contexto, Francia ha podido con-trolar por años el avance de las fuerzas más reaccionarias de su espectro político, aquellas que niegan la historia y consideran a los inmi-grantes de cualquier origen como una peste que atenta contra la grandeza ancestral de la patria. Tras los atentados de esta semana, las cosas seguramente cambiarán dramáti-camente, porque los primeros en aprovechar el impacto de los hechos han sido las fuerzas ultra derechistas de los Le Pen, lo cual es indicador de un futuro sombrío. Al ciudadano sin espíritu crítico, golpeado por la brutalidad de los hechos, inmerso de pronto en un esta-do de pánico generalizado, posiblemente la historia comience a parecerle una trivialidad; y los inmigrantes, los agentes del mal cuya excomunión, para el nacionalismo francés, es una necesidad perentoria. Se olvidará el hecho de que estos inmigrantes provienen en su mayoría de países que un día fueron colonia, que sus ancestros también fueron masacrados,

que su migración responde a circunstancias históricas y no a un capricho privado, que arriban a su nueva tierra en condiciones miserables, listos para ser explotados por la industria, segregados en barrios marginales y despreciados por los extremistas de dere-cha. Se olvidará que son el blanco de grupos fascistas, que corren la suerte de las minorías étnicas, que están destinados a vivir como ciu-dadanos de tercera categoría que a los ojos del ciudadano común se aprovechan del sistema de salud universal y la asistencia económica.

La realidad exige el retorno de la dupla historia-razón. Y cuando digo “razón” me re-fiero específicamente a una posición reflexiva, meditada, de largo alcance, que se opone al torrente emocional que circula por Facebook con el lema “yo también soy Charlie”, como si la solidaridad efímera fuese un sustituto válido del compromiso a pensar más allá de la coyuntura. Afortunadamente han comen-zado a surgir voces más desapasionadas que primero aclaran que “no son Charlie”, con lo cual quieren decir que por un lado condenan abiertamente la matanza y por otro conside-ran que Charlie Hebdo era una revista que, si bien no era racista, se había especializado en golpear la cultura religiosa de un sector mino-ritario ya de por sí demasiado golpeado por la historia y la realidad actual.

He visto algunas de las portadas de la revista y, como no hablo francés, solo puedo percibir un profundo sentimiento antireligio-so, propio de una generación heredera del 68. No alcanzo, sin embargo, a percibir racismo y ruego honestamente a quien piense lo contra-rio que me ilumine al respecto. Incluyo esta breve declaración donde los mismos integran-tes de la revista aclaran elocuentemente su posición frente al racismo.

Marco Escalante, escritor peruano, autor del libro de ensayos Malabarismos del tedio. Reside en el área de Chicago.

FranciaMarco Escalante

Al ciudadano sin espíritu crítico, golpeado por la brutalidad de los hechos, inmerso de pronto en un estado de pánico generalizado, posiblemente la historia comience a parecerle una trivialidad

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MÚSICA

“Mis cuerdas están llorando, y mi corazón también”Fragmento del corrido Ayotzinapa 43,

compuesto por José Luis Carrisoza, padre y José Luis Carrisoza, hijo, de Chicago.

La desaparición y muerte de cuarenta y tres normalistas en Iguala, Guerrero, Mé-xico, el 26 de septiembre del año pasado, provocó no solamente manifestaciones

y protestas en muchas partes del mundo, sino la creación de poesía, obra gráfica y hasta música que compusieron tanto artistas como personas comunes y corrientes para expresar los sentimien-tos provocados por la dolorosa situación.

Entre las muchas canciones que conmemoran a los normalistas desaparecidos y denuncian las condiciones de corrupción y violencia que dieron lugar a sus muertes, destacan varios corridos. El corrido, en su calidad de ser nuestro cuentista musical por excelencia, destinado desde los días de la Revolución Mexicana a proclamar la valentía de tanto héroes como bandidos, es el género más popular para contar la historia de los finados.

El corrido Ayotzinapa 43, citado al comienzo de esta nota, se encuentra en YouTube, como la mayoría de las canciones compuestas acerca del tema.  Lo entonan un joven y su papá, vestidos de trajes negros, como si estuvieran de luto.

El conmovedor corrido fue compuesto por el guerrerense José Luis Carrisoza y su hijo del mismo nombre. El hijo, por cierto, es mejor conocido por el apodo de “Chikis”

y es tecladista de la agrupación Alerta Zero de Aurora, Illinois, fundada hace casi tres años por miembros anteriores de la aclamada banda duranguense Alacranes Musical.

Hay otros corridos, también, compuestos por músicos no profesionales, como el Corrido de la masacre de Iguala, un tanto desafinado pero impactante en su ruda sencillez. En éste no se ve al cantante; su voz va acompañada por imágenes de Iguala, de las protestas y de los políticos presuntamente implicados en el asesinato de los normalistas.

De igual manera, el denominado Corrido de los 43 normalistas, muestra una entrañable sin-ceridad. Lo canta un solo músico acompañado de acordeón, quien inicia su vídeo despotri-cando contra el “pinche gobierno corrupto” de México, e inicia la canción con la frase “No solo en Guanajuato, la vida no vale nada”.

También hay corridos compuestos por bandas profesionales, como el Corrido de Peña Nieto en el que se pide la renuncia del presi-dente mexicano, compuesto y grabado por la banda norteña sinaloense Séptimo Pecado.

Sin embargo, no solamente se han com-puesto corridos. Otra agrupación profesional de Cuernavaca, Morelos, Estocada, grabó una dulce balada titulada Lágrimas qué hace la pre-gunta: “¡Ay¡ ¿En dónde están? ¿Cómo pasó este dolor?” y concluye con un “¡Ya no queremos más, de tanta mentira, tanta impunidad!”

Aparte de trascender géneros, las canciones

que dan testimonio a los eventos de Ayotzinapa van más allá de las fronteras de México, como es el caso del tema compuesto por la peruana Carmen Cannavina, Versos por Ayotzinapa que dice, “Hoy mi canto se ilumina con valiente mu-chachada, no callarán mi tonada. Soy la copla que camina, entre miles que se expanden”.

Nos sirve de nuevo el internet para proclamar al mundo el duelo de un pueblo y sus sentimien-tos de frustración e impotencia ante la plaga de violencia que padece México. A la par, permite mostrar solidaridad con la causa de parte de quie-nes se encuentran lejos de México.

Chikis, quien compuso el corrido chicaguense con su papá, se enteró por medio de amigos que en las marchas masivas que se realizaron en la Ciudad de México el 20 de noviembre del año pa-sado, se estaba vendiendo su canción con otras en un CD, para cubrir gastos de comida y transporte para los camiones de los manifestantes.

Nadie le pidió autorización para usar su corrido de esa manera, pero dice Chikis que no le incomoda. A final de cuentas, afirma, se trata de apoyar para que la gente se una a la causa “...y para que haya justicia, más que nada, para esos muchachos”.

Catalina María Johnson es miembro del consejo edi-torial de contratiempo, escritora y locutora/producto-ra del programa radial Beat Latino (www.beatlatino.com), que se escucha de México a Berlín.

Canciones por AyotzinapaCatalina María Johnson

Izq.Marcha por Ayotzinapa el 20 de noviembre del 2014 en ChicagoFotografía:

Carolina

Sánchez

Der. sup.José Luis Carrisoza, hijo y José Luis Carrisoza, padre, autores del Corrido por Ayotzinapa Fotografía:

cortesía del

artista

Der. inf.Marcha por Ayotzinapa el 20 de noviembre del 2014 en ChicagoFotografía:

Carolina

Sánchez

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Tantos recorridos, tantas historias de inmigración que encuentran en común una sola cosa: el idioma español. contratiempo ha creado Ediciones Vocesueltas para diseminar y promover la literatura escrita en español en Chicago. Estos proyectos de publicación conjunta con los autores han dado frutos desde el 2007, habiéndose publicado seis libros a la fecha. Debemos un agradecimiento especial a los autores publicados en Vocesueltas, cuyo ímpetu, talento y generosidad han hecho posible el establecimiento de este sello editorial.

EDICIONES

VOCESUELTAS

Información: [email protected]

EDICIONES VOCESUELTAS

02 En la 18 a la 1. Por: Escritores de contratiempo en Chicago Precio US$14.99. 1a. edición (Septiembre, 2010). En español. ISBN: 978-09800042-5-0

04 Jaleos y denuncias. Por: Stanislaw Jaroszek Precio: US$14. 1a. edición (Abril, 2010). En español. ISBN: 978-098000424-3

06 Vocesueltas: Cuatro cuentistas de Chicago. Por: Raúl Dorantes, Bernardo Navia, Fernando Olszanski y om Ulloa Precio: US$ 15. 1ª. Edición (agosto, 2007). En español. ISBN-13: 978-0-980004205

01 A veces llovía en Chicago. Por: Gerardo Cárdenas Precio US$12.95. 1a. edición (Marzo, 2011) . En español. ISBN: 978-09800042-67

03 Extrasístoles (y otros accidentes). Por: Jochy Herrera Precio: US$ 19.99. 1ª. Edición (abril, 2009). En español. ISBN-13: 978-0-9800042-3-6

05 Desarraigos: Cuatro poetas latinoamericanos en Chicago. Por: Jorge Hernández, Febronio Zatarain, Juana Iris Goergen y León Leiva GallardoPrecio: US$ 15. 1ª. Edición (mayo, 2008). En español. ISBN-13: 978-0-980004212

01 02 03 04 05 06

contratiempo nfp es una dinámica y multifacética organización sin fines de lucro que se ha convertido en el epicentro del periodismo cultural y la literatura inmigrante en Chicago. La misión de contratiempo nfp es promover los aportes culturales de la población latina hispanohablante en Estados Unidos.

contratiempo es• La revista contratiempo • El taller de creación literaria• Poesía en Abril• Ediciones Vocesueltas• Lectura, diálogo y performance

www.contratiempo.net

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12 | contratiempo F E B R E R O 2 0 1 5

MIRADA CÓMPLICE

96acresPág. 12:

Performance en el Museo de Arte Contem-

poráneo de Chicago

“Cook County jail: the visible

and invisible archives”.

Fotografía:

Guadalupe

Onis.

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N Ú M E R O 1 2 1 | 13contratiempo

MIRADA CÓMPLICE

El encarcelamiento apuesta por un proceso correctivo basado en la ex-clusión, sin embargo el proyecto so-cioartístico 96 Acres lo aborda desde

la inclusión, generando obras de arte partici-pativas que crean narrativas alternas. A cargo de la distinguida artista y profesora María Gaspar, 96 Acres propone una conversación que indaga en los paradigmas del poder, la reclusión, el espacio psicosocial y la ausencia de recursos culturales como alternativa hacia la rehabilitación.

Desde 2012 María cultiva el proyecto a través de una serie de iniciativas que exploran la especificidad, estudio crítico y psicología arquitectónica de los 96 acres de terreno que delimitan el espacio urbano de la cárcel preventiva del Condado de Cook, ubicada a la entrada del barrio de La Villita, en Chicago. La práctica artística provee un acercamiento de expresión multidisciplinaria a través de medios como la escritura creativa, performance, teatro conceptual, pintura, proyección, dibujo, multi-media, grafiti inverso y como próximo pro-yecto una instalación de autos que bordearán los predios de la cárcel, en colores que repre-sentarán la etnografía poblacional de los reos. Los autos estarán tocando música de BB King como recordatorio del concierto que diera el artista en esa prisión en 1971 y en observación de por qué este tipo de eventos culturales ya no ocurren en el contexto de la cárcel.

Una de las misiones creativas de 96 Acres es proveer visibilidad a voces e historias social-mente rezagadas. El arte visual logra contra-rrestar la invisibilidad en obras como Visibility Project, Community Stories, Not Just Another Day y en proyecciones en las paredes de la cárcel que incluyen textos, dibujos y cartas de confinados. Community Stories recopila entrevistas a miembros de la comunidad sobre la presencia e influencia que ejerce el presidio en sus vidas. Éstas se transmiten a través de las ondas radiales de Vocalo. En abril de 2014, 96 Acres trasladó el contexto de la cárcel al Museo

de Arte Contemporáneo de Chicago con un performance que transformó las galerías en un ambiente de reclusión donde artistas represen-taban las condiciones de vida dentro de un en-cierro sistemático. En mesas de visita ubicadas en el atrio del museo se transmitían varias de las narraciones y entrevistas recopiladas en el archivo de Community Stories. Visibility Project incorporó teatro junto con un taller de cons-trucción de chiringas en las afueras de la cárcel.

En colaboración con la compañía de teatro Goodman Theatre, antiguas reclusas participa-ron en talleres de expresión corporal creando esculturas basadas en emociones sobre el proceso de transición hacia la libertad. Not Just Another Day, obra en conjunto con jóvenes del Yollocalli Arts Reach es una serie de grafitis inversos en las aceras de la cárcel con mensajes como: What is your role? (¿Cuál es tu papel?) y Do you see me? (¿Me ves?). Como recurso para abordar la temática en niños con padres encarcelados, 96 Acres también comisionó la publicación, lectura y distribución del libro de cuentos The Princess Who Went Quiet de Bianca Díaz, que está trabajando en un segundo libro para colorear. 96 Acres incluye además una serie de simposios comunitarios en los cuales se reflexiona sobre la manifestación del poder en el espacio y los arquetipos que relacionan al individuo con el sistema.

A través de estas obras, como artista y Direc-tora Creativa de 96 Acres, María Gaspar apuesta a la pertinencia de lo intangible, a la escultura social, la cultura como experiencia de rehabili-tación y al desarrollo del arte como propuesta restaurativa, logrando un proyecto artístico que parte desde una visión integral de autoges-tión comunitaria que representa un cambio y desafío en el discurso.

Información de contacto: http://www.96acres.org

Noelia Cruz, poeta y artista multidisciplinaria puertorriqueña, es integrante del consejo editorial de contratiempo.

Noelia Cruz

Sup. a inf.

Proyecto de Grafiti Inverso

a limpieza en presión de agua

en las aceras de la cárcel de Cook County.

Jóvenes del Yollocalli

Arts Reach Program.

Fotografía:

Sandra Lopez

Cárcel del Condado

de Cook.Fotografía:

Maria Gaspar

Creación de chiringas

como parte del Visibility

Project. Actividad

que incluyó construir,

pintar y volar chiringas en las

afueras de la cárcel.

Fotografía:

Sandra López

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DOSSIER

En noviembre de 2014, Barack Oba-ma anunció una decisión ejecutiva que ayudaría a reabrir el tema de la reforma migratoria, seis años después

de que sus promesas a implementar reformas sustanciales lo ayudaran de elegirse como pre-sidente de la nación con más inmigrantes del mundo. Cierto, Obama no ha podido encon-trar el apoyo necesario para siquiera estable-cer una conversación al respecto tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado; el Partido Republicano ha bloqueado todas y cada una de sus intenciones. A dos años de su salida, sin embargo, poco tiene que perder y, políticamente, esta acción le garantiza el apoyo de numerosos grupos pro-inmigración, al tiempo que mantiene aplacada la ira republica-na proponiendo tibias soluciones temporales a una enfermedad que lleva décadas mellando la salud del sistema económico del país.

Too little, too late dice el dicho en inglés, pero esperemos que en los siguientes dos años, y los que continúen bajo la administración de cualquiera de los dos partidos, se pueda hablar de una verdadera y comprensiva reforma migratoria, un tema que, lejos de ser un mero problema de fronteras, afecta todos y cada uno de los sectores de vida de este gran crisol que es los Estados Unidos de América.

En 2015, se abre el periodo final de la presiden-cia de Obama: el tema de la reforma migratoria volverá a ser central en un Congreso cada vez más inclinado a la derecha, y en las ya no muy lejanas campañas y elecciones presidenciales de 2016.

A fin de poner el tema a debate entre nuestros lectores, hemos congregado un dossier con distintas perspectivas, que van del análisis político, a la reflexión académica, a la mirada personal de los autores.

El analista político mexicano Manuel Pérez

Rocha se pregunta por qué este gobierno no ataca de frente una de las principales causas del flujo migratorio. Isabel Anadón, del Latino Policy Forum, nos habla del papel del activismo y su po-sitivo involucramiento en el debate migratorio. Sara McElmurry, del Chicago Council on Global Affairs, echa un vistazo al papel positivo y revi-talizador de la inmigración en el Medio Oeste, y a la urgencia de reformas las leyes para seguir impulsando la economía regional. José Angel N., habitual colaborador en estas páginas, se pre-gunta si los indocumentados pueden confiar en obtener cierta seguridad migratoria, aunque sea por un corto tiempo. Y el abogado Ben Weinberg responde, desde una perspectiva personal e ínti-ma, a la pregunta de porqué mandan los padres a sus hijos, solos, a emigrar a otro país.

Andrea Ojeda y Gerardo Cárdenas son integrantes del consejo editorial de contratiempo.

¿Reforma o tibia acción?Andrea Ojeda y Gerardo Cárdenas

Fotografía:Arturo Richardson

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DOSSIER

El presidente Obama terminó el 2014 con bombo y platillo, demostrando la audacia que lo caracterizó duran-te su primera carrera presidencial.

A seis años de su gestión ha comenzado a cumplir, por fin, con algunas de sus prome-sas de campaña.

En noviembre anunció que por medio de acciones ejecutivas se implementarán cam-bios en la aplicación de las leyes migratorias, lo que dará a alrededor de cinco millones de inmigrantes indocumentados con hijos ciudadanos o residentes legales de Estados Unidos la posibilidad de quedar en el país sin miedo de ser deportados y que sus familias no sigan siendo separadas. Queda, eso sí, un terrible récord de alrededor de dos millones de deportados durante su gobierno. Pero los cambios recién anunciados por el presidente son sin duda los más importantes en cuanto a inmigración en décadas.

En diciembre Obama y el presidente de Cuba, Raúl Castro, anunciaron de manera sorpresiva el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países, lo cual representa obviamente un giro histórico de la absurda manutención de la guerra fría en nuestro propio hemisferio. Tan solo en el mes de diciembre el gobierno de Obama liberó 9 detenidos más de la prisión de Guantánamo, (en el 2014 fueron liberados 23), que fueron re-cibidos por países como Uruguay y Afganistán, reduciéndose así el número total de detenidos de este infame campo de tortura de alrededor de 800 en la era Bush a 127 en la actualidad. Aunque Obama no acabó con Guantánamo al primer año de su presidencia como prometió, hay avances hacia su desmantelamiento.

Cerrar Guantánamo, normalizar las relaciones con Cuba y dar pasos firmes en la reforma migratoria encontrarán sin duda una férrea oposición en un congreso dominado por xenófobos republicanos, que sueñan con conservar la preeminencia de la raza blanca en el país y políticas permanentes de guerra así como abierta hostilidad hacia aquellos países que no se pliegan ante su hegemonía militar global y que no acatan el modelo eco-nómico neoliberal estadounidense.

Y es en este último punto, vemos tam-bién el modelo económico llamado de “libre mercado” en el que parece haber una gran

contradicción en Obama y sus bue-nas intenciones de relajar las políticas de hostilidad de Es-tados Unidos hacia inmigrantes y hacia otros países, vecinos y lejanos.

Es en el fuerte impulso actual a las negociaciones de tratados de libre comercio en donde Obama encuentra más adeptos en el Partido Republicano que en su propio partido. Y no sólo eso: a diferencia de las promesas arriba descritas que se ha decidido por fin a hacer cumplir, en materia de comercio internacional, Obama decidió desde el comienzo de su man-dato a desobedecerse a sí mismo e incumplir su repetida promesa de campaña presidencial de renegociar el Tratado de Libre comercio de Norteamérica y el Tratado de Libre Comercio con Centroamérica (NAFTA y CAFTA respec-tivamente, por sus siglas en inglés). De manera repetida Obama dijo en su campaña presiden-cial que estos tratados no funcionaban para los trabajadores ni para el medio ambiente de Estados Unidos ni de ninguno de sus socios comerciales y se dispondría a reformarlos radicalmente.

Sin duda alguna estos tratados comerciales han provocado que millones de familias en México y en países de Centroamérica hayan tenido que abandonar sus medios de vida, so-bre todo en el campo, para dar paso a un mo-delo agroindustrial y minero dominado por grandes corporaciones y emigrado a Estados Unidos en busca de sobrevivencia. Tan solo al comienzo del NAFTA, allá en 1994 (fecha coincidente con el levantamiento zapatista y su grito de ¡Ya Basta!), alrededor de dos millo-nes de campesinos fueron expulsados de sus tierras debido al dumping de productos ali-menticios subsidiados (granos básicos como el maíz, frijol, etc.) desde Estados Unidos. El ejemplo más reciente son las decenas de

miles de niños que han sido expulsa-dos de sus países por la violencia y la destrucción del teji-do social del cual el “libre comercio” es en buena medida un causante, y que han llegado deses-peradamente a las puertas de Estados Unidos atravesan-do toda serie de peligros.

Me parece que esto lo entiende Obama, y que por eso se ha tocado el corazón y decidido a ayudar a las fami-

lias de inmigrantes. Lo que es incomprensible es que no sólo no haya tocado estos tratados comerciales con México y Centroamérica en sus seis años de gestión sino que se ha dedicado a expandirlos de manera dramá-tica. Actualmente Estados Unidos lidera las negociaciones del Acuerdo Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), con 12 nacio-nes de la Cuenca del Pacífico, y el Acuerdo Transatlántico (TTIP), con la Unión Europea. Ambos acuerdos no harían, como demues-tran muchos estudios, sino continuar con la desregulación del comercio y de las reglas de inversiones, y con el desmantelamiento de políticas en favor del bienestar público, en be-neficio tan solo de las grandes corporaciones.

Si Obama ha entendido cómo NAFTA y CAFTA han destruido medios de vida de millo-nes de trabajadores (tanto en Estados Unidos, como en México y Centroamérica), ¿por qué se empecina en expandir los tratados comerciales a nivel mundial, al grado de que está dispuesto a ir en dirección contraria a la mayoría de los propios demócratas en el Congreso?

Manuel Pérez Rocha, mexicano, es Miembro Asociado del Institute for Policy Studies en Washington, D.C. En esa organización coordina el proyecto de Redes para la Justicia en Inversio-nes Globales.

Obama, entre la observancia y el incumplimiento de sus promesasManuel Pérez-Rocha

Cerrar Guantánamo, normalizar las relaciones con Cuba y dar pasos firmes en la reforma migratoria encontrarán sin duda una férrea oposición en un congreso dominado por xenófobos republicanos, que sueñan con conservar la preeminencia de la raza blanca en el país y políticas permanentes de guerra

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DOSSIER

Por vez primera el pasado verano, el Latino Policy Forum llevó a cabo un evento comunitario en honor del Mes del Orgullo Gay. Titulado “Repen-

sando la reforma migratoria y las lecciones aprendidas de la comunidad LGBTQ”, el diálogo público estableció paralelismos entre los movimientos pro derechos de los LGBTQ y de los inmigrantes. Subrayando las victo-rias sucesivas alcanzadas por el movimiento LGBTQ al construir una base de apoyo sólida y diversa, y ganando derechos uno por uno, el panel concluyó con la necesidad de reformular el debate sobre la reforma migratoria.

Por más de una década, el movimiento pro reforma migratoria ha sido un tema dominante y continuo para activistas, políticos, funciona-rios electos y líderes comunitarios en forma de una respuesta a los problemas actuales con el sistema migratorio de Estados Unidos. De he-cho, desde 2004 la reforma migratoria ha sido fijada como estrategia preferencial para solu-cionar un sistema quebrado y anticuado que ha creado carencias de seguridad, en las comuni-dades y en las empresas. Si bien la noción de una solución generalizada es atractiva, lo cierto es que la estrategia ha fallado. Los activistas deben comenzar a reformular su propuesta de reforma. Desde que el presidente Obama llegó al poder, dos millones han sido deportados, y millones más no pueden volver a sus paí-ses de origen debido al temor de ya no poder reingresar a los Estados Unidos, al tiempo que una gran cantidad de ciudadanos viven con el temor y la ansiedad cotidianos de ver a uno o más miembros de su familia deportados.

Las elecciones legislativas de noviembre pa-sado crearon retos adicionales para los activis-tas de la reforma general al quedar el Congreso bajo control republicano y con un presidente que ha implementado tibios cambios. Cuando el Senado aprobó la ley S744 en 2013, la Cámara de Representantes se negó a llamarla al pleno para votación enfatizando su estrategia de reforzar el sistema paso a paso (conforme a la declaración conjunta de los líderes republica-nos de la Cámara en julio 10 de 2013) al tiempo que los activistas inmigrantes seguían hacién-dose eco de una retórica fracasada, algo que ya habían apuntado analistas como Amy Shannon en enero de 2014 en el artículo Will There Be Immigration Policy Reform in 2014? Publicado en el sitio web de NALACC.

Adicionalmente, otros académicos e investigadores han comenzado a prestar más atención al concepto de reforma incremental. Peregrine, una publicación digital creada en

2014 por la Universidad de Stanford, busca-ba ofrecer “datos, muestreos y artículos de opinión sobre los diferentes aspectos de la inmigración, así como identificar áreas de acuerdo entre expertos y el público en cuanto a cambios incrementales en las políticas”.

Más allá del argumento intelectual en pro de un enfoque incremental en 2015, el cambio de rostro del Congreso tras las elecciones legis-lativas de noviembre debería ser razón más que suficiente para convencer a los activistas de la reforma global de aquí a la próxima elección presidencial. Ángelo Falcón, presidente del National Institute for Latino Policy, dijo meses antes de las elecciones que “el movimiento para enfocarse en lo que el presidente pudiese hacer unilateralmente a través de la acción ejecutiva es un buen primer paso. Pero los vientos políti-cos de los próximos años prometen ser tortuo-sos para los latinos y para toda la nación. Cómo los naveguemos como comunidad requerirá de que volvamos de forma creativa a lo básico”.

Algo de precaución es necesario para poder hacer avanzar una agenda de reforma incremental puesto que el Congreso podría sólo tocar los temas que son importantes para la base republicana, dejando fuera los problemas de más de 11 millones de indivi-duos que viven sin documentos. Es imperati-vo que cualquier enfoque no pierda de vista la resolución de todos los elementos rotos del actual sistema. Sin embargo, los activis-tas deben aprovechar esta oportunidad para darle forma a toda legislación incremental que se haga necesaria para beneficiar a los millones de individuos atrapados en el actual sistema de visados, así como aquellos que viven sin documentos en los Estados Unidos.

Estrategia que no funcionaConforme los activistas sigan presionando

en pro de una reforma, no puede ignorarse la frustración generada por la fallida estrategia de la reforma general. Cada proyecto de ley intro-ducido bajo esa óptica desde 2004 ha cobrado un alto costo a grandes sectores de la población inmigrante en la forma de grandes concesiones. Por ejemplo, la ley S744, o sea el proyecto de ley del Senado en 2013, creaba un camino hacia la ciudadanía de 13 años de duración que incluía fuertes multas y un periodo probatorio. Esta propuesta hubiese dejado fuera a millones que ni siquiera hubiesen calificado. Otras conce-siones propuestas incluían la eliminación de la reunificación de hermanos como prioridad en la asignación de visas, lo que afectaba sobre todo a inmigrantes asiáticos y africanos, así como

una inversión adicional de 46 mil 300 millones de dólares en seguridad en la frontera entre Estados Unidos y México. Estas medidas fueron alentadas principales por la política, por cuanto ignoraban las realidades modernas de las fron-teras estadounidenses. En un informe del 22 de mayo de 2006, el Pew Hispanic Center había estimado que casi la mitad de la población indo-cumentada no había entrado ilegalmente y sin inspección, sino que había entrado legalmente con inspección, pero que se había quedado en el país tras expirar sus visas.

Las propuestas previas de reforma general no han sido necesariamente favorables para muchos inmigrantes; por el contrario, un enfoque incremental generaría mucho mejo-res medidas. Dos propuestas incrementales se han hecho en el pasado que podrían obtener suficiente apoyo político y público para hacer-las viables en los dos próximos años. Además, si esas propuestas fuesen adoptadas podrían resolver muchos problemas que enfrenta la comunidad indocumentada, incluyendo las incertidumbres sobre su estatus legal y la posibilidad de acceder a oportunidades de viaje y trabajo. Si bien estas dos propuestas no constituyen una agenda de reforma general, sí pueden considerarse como un primer paso im-portante para corregir el actual y roto sistema.

Políticas incrementalesEn 1994, la sección 245(i), un inciso del Acta

de Comercio y Asignaciones Judiciales Esta-tales de 1995, creó una vía para que muchos indocumentados solicitasen residencia legal sin dejar el país, siempre que pagaran una multa para tener acceso a un ajuste de estatus a través de un familiar o de un empleador. Muchos pro-veedores de servicios legales y abogados han hecho notar que el restablecimiento del pro-grama 245(i) sería una forma realista de ayudar a muchos indocumentados. Aquellos con peti-ciones válidas de visado podrían aprovechar el programa sin tener que enfrentar duras multas o restricciones de hasta 10 años para volver al país para ajustar su situación. El congresista Gutiérrez subrayó la racionalidad de restaurar el programa, en planteamientos que hizo en el pleno de la Cámara al congresista Goodlatte, republicano por Virginia, en 2013, subrayando que hasta tres millones de indocumentados po-drían resolver su situación migratoria al poder acceder a permisos de trabajo sin pagar multas.

El llamado DREAM ACT (siglas en inglés de la Ley de Desarrollo, Alivio y Educa-ción para Extranjeros Menores de Edad) fue presentado en el Senado por el demócrata

REDEFINIR LA ESTRATEGIA DE ACTIVISMO INMIGRANTE EN 2015

El enfoque incrementalIsabel Anadón

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N Ú M E R O 1 2 1 | 17contratiempo

DOSSIER

de Illinois Richard Durbin y el republicano de Indiana Richard Lugar en 2010. Esta ley ha contado con apoyo bipartidista por varios años. El DREAM ACT abre una vía de ciudadanización para miles de jóvenes indocumentados que llegaron a Estados Unidos antes de cumplir los 16. Parta ser elegibles, los estudiantes deben haberse gra-duado de secundaria, completado dos años de universidad o servido en las Fuerzas Armadas. Hay cuatro elementos básicos de la propuesta:

• El solicitante debe haber entra-do al país antes de los 16;El solicitante debe haberse gra-duado de secundaria u obtenido un GED;• El solicitante debe mostrar buena conducta, y;• El solicitante debe probar cinco años de residencia continua en Estados Unidos, previos a la apro-bación de la ley en el Congreso.

En versiones previas, el DREAM ACT repelía secciones de leyes existentes que no permitían que los estudiantes indocumentados accediesen a beneficios de colegia-tura universitaria para estudiantes residentes en el mismo estado. Bajo la legislación, los jóvenes tendrían las mismas oportunidades para estu-diar, conducir, trabajar y viajar que los ciudadanos.

La aprobación del DREAM ACT se logró con apoyo bipartidista, aunque en 2010 se quedó a cinco votos de pasar el Senado.

ConclusiónSe ha reportado ampliamente que corregir

el sistema inmigratorio no sólo es bueno para los inmigrantes, sino que ofrecerá tremen-dos beneficios para la economía de Estados Unidos. Estimaciones del Immigration Policy Center del 2013 indicaban que a partir de la legalización y la ciudadanía, el Producto Interno Bruto (PIB) del país crecería en mil 400 billones de dólares en 10 años, en tanto que la política exclusivamente centrada en la aplicación de las actuales leyes costaría al país dos mil 600 billones en el mismo periodo. La necesidad de actualizar y corregir el sistema de inmigración sigue siendo una prioridad legisla-tiva y económica para el país.

Si bien es imperativo que los activistas de inmigración trabajen para redirigir su enfoque en los próximos dos años, el enfoque de reforma general debería mantenerse como una meta a largo plazo. Expertos como Mary Giovagnoli del Immigration Policy Center ad-vertían en febrero de 2013 que, como cuestión práctica “la ley de inmigración debería ser algo que se actualice y revise constantemente para reflejar condiciones políticas y económi-cas vigentes, para reflejar cambios en temas sociales, y para responder a preocupaciones humanitarias y de política exterior”.

Al diseñar una agenda de reforma incre-mental, los activistas pueden influir sobre proyectos de ley que se alineen con realidades políticas vigentes, al tiempo que logren avan-ces significativos para la comunidad indocu-mentada. Dos propuestas descritas en este artículo, el restablecimiento de la 245(i)

y la aprobación del DREAM ACT no son com-pletamente incluyentes de lo que debe existir dentro de una agenda incremental, pero son pasos importantes para resolver la crisis de muchos que viven sin documentos.

Los activistas deben seguir trabajando en busca de metas razonables y realistas. Deben ser flexibles y estratégicos en su lucha por reformar el sistema. Una nueva agenda en pro de los derechos de los inmigrantes debe incor-porar el aprendizaje de otros movimientos pro igualdad, a fin de lograr una plena integración en la sociedad estadounidense.

Traducción de contratiempo.

Isabel Anadón es la principal analista de políticas de inmigración del Latino Policy Forum de Chicago.

Fotografía:Arturo Richardson

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DOSSIER

La Taquería Pequeña está en la calle Appleknocker en Cobden, Illinois, un pueblecito ubicado 550 kilómetros al sur de Chicago, y que vive de la indus-

tria frutera del sur del estado. La calle recibe su nombre de la mascota de la secundaria, que corresponde a un arquetipo local: un granjero pecoso vestido con overol, camisa de franela y sombrero de ala ancha, con una brizna de paja en la boca y una manzana en la mano.

El Appleknocker, o Tumbamanzanas, se convirtió en el rostro de Cobden y el orgu-llo de este pueblo en 1964, el año en que el equipo de baloncesto, surgido de una secun-daria con sólo 147 alumnos, llegó hasta la final estatal donde perdió el título. Desafortunada-mente los años que siguieron no fueron tan amables con Cobden. Su población se estancó entre 1970 y 2000, cuando el Censo registró solamente mil 116 habitantes.

Pero en 2010, el Censo registró algo que Co-bden no había visto en décadas: crecimiento.

Entre 2000 y 2010, la población creció casi cuatro por ciento. Durante esa década, Cobden perdió 72 residentes blancos, casi 7 por ciento de su población total. Sin embargo, su población latina creció 129 por ciento. En otras palabras, un pueblo que era 91 por ciento blanco en 2000 se convirtió en 29 por ciento latino para 2010. Y una comunidad que enve-jecía vio un crecimiento de 30 por ciento en su población menor de cuatro años.

La creciente población de Cobden, y su juventud, se deben a que los Tumbamanza-nas de hoy en día, tanto los que trabajan en los campos como los estudiantes que juegan baloncesto, son inmigrantes, muchos de ellos de México. Lo que es más, la historia de éxito demográfico del pueblo está repitiéndose en comunidades por todo el Medio Oeste, una región donde la fuerza laboral envejece, la economía se estanca, y la población decae.

Para que las comunidades locales abra-cen de manera más efectiva el potencial de la nueva demografía, nuestras políticas migratorias deben cambiar más allá de lo que plantea la reciente orden ejecutiva del presidente Obama.

Línea de vida demográficaEl estacionamiento de La Taquería Pequeña

se llena a tope cada fin de semana y su autén-tico menú mexicano atrae a comensales de todo el sur de Illinois. Es propiedad de María Concepción Bartolo, una inmigrante mexica-na que antes trabajó en los huertas locales y ahora es una empresaria exitosa y madre de

cuatro hijos; su restaurante da testimonio del potencial económico de la creciente pobla-ción inmigrante del Medio Oeste.

A lo largo y ancho de la región los efectos de la inmigración son más aparentes en Co-bden que en lugares como Chicago. Si bien los inmigrantes siguen llegando en grandes números a la Ciudad de los Vientos, conti-nuando la larga tradición de la ciudad como perol del mestizaje (hoy en día uno de cada cinco chicaguenses nació en otro país), es en las ciudades de medio tamaño, los pueblos empacadores de carne y las áreas rurales del Medio Oeste donde se ve más diversidad. Re-fugiados de Laos y Vietnam se extienden por toda la región. Dearborn es la capital árabe de América. Minneapolis-St.Paul surge como la capital de los hmong y los somalíes en Estados Unidos. La ola de refugiados bosnios que llegó en los 90 se asentó en comunida-des en San Luis, Chicago y Grand Rapids. Y la comunidad inmigrante que alguna vez se concentró en Chicago, mayoritariamente mexicana, polaca, india, filipina y china, aho-ra vive por todo Illinois.

Como en Cobden, nuevas olas de inmigran-tes han contrarrestado lo que hubiese sido una pérdida mareante de residentes nativos. En los últimos cincuenta años, la población del Medio Oeste creció en una tasa por debajo de la mitad del promedio nacional. El declive en poblacio-nes nativas ha sido aún más agudo a lo largo de la década pasada, con descensos de 1.4 millones en las ciudades entre el 2000 y el 2010. Aún así, el número de inmigrantes creció 27 por ciento en esas mismas áreas durante el mismo periodo. Hoy, la inmigración constituye casi 40 por ciento de todo el crecimiento urbano en el Medio Oeste, y 100 por ciento del crecimiento urbano en ciudades como Davenport, Duluth, South Bend y Terre Haute.

El estancamiento y declive poblacionales amenazan la competitividad económica, la base fiscal, y la representación política a nivel federal. La historia de Cobden ilustra cómo la importancia demográfica de los inmigrantes está no sólo en sus números sino también en su relativa juventud. Conforme la generación del Baby Boom se jubila de la fuerza laboral regional, está siendo reemplazada por traba-jadores inmigrantes en todos los sectores. Un 40 por ciento de los trabajadores del sector lácteo en Wisconsin son extranjeros, como el 25 por ciento de médicos y cirujanos en la región, y uno de cada cinco empresarios en Illinois, incluyendo empresarios como María Concepción Bartolo.

Inmovilidad a largo plazo, soluciones a corto

La creciente dependencia demográfica del Medio Oeste de los inmigrantes crea retos para la región debido a la inmovilidad federal en el tema migratorio.

La orden ejecutiva del presidente Obama ofrece sólo soluciones parciales a los tres prin-cipales retos que enfrenta la región. El Medio Oeste necesita una fuerza laboral robusta en las capas altas y bajas de la economía. Necesi-ta una aplicación más inteligente de las leyes migratorias que se enfoque en auténticos cri-minales, que son apenas una fracción mínima de la población inmigrante- (y, según algunos estimados, un porcentaje aún mucho menor entre la propia población inmigrante que entre la nativa). Necesita también una solución a largo plazo que permita a millones de indo-cumentados -m contribuir plenamente a sus comunidades y economías locales.

El plan del presidente incluye algunas ac-tualizaciones de los procesos de admisión de inmigrantes y empresarios altamente califica-dos, modernizaciones al proceso de visados, mejoramiento de las operaciones de seguri-dad fronteriza y, lo que es más controversial, un alivio temporal a las deportaciones a favor de hasta cinco millones de indocumenta-dos durante tres años. Sin embargo, estas medidas son cuando mucho temporales. Y en el peor de los casos, pueden agravar la escasez laboral en algunos segmentos clave de nuestra economía regional, incluyendo al sector agrícola que mantiene vivo a pueblos como Cobden.

Entretanto, el Medio Oeste ha visto un compromiso sin precedentes de parte de líderes locales para dar la bienvenida e integrar a los inmigrantes en sus comunidades. Las le-gislaturas en Illinois y Michigan, y municipios de Cincinnati, Ohio, a Grand Forks, Dakota del Norte, están colaborando con organizaciones comunitarias para establecer programas que alienten al empresariado inmigrante, promue-van la participación cívica, ofrezcan recursos educativos y celebren la diversidad cultural. De hecho, a unas cuantas casas de La Taquería Pequeña en Cobden, el Illinois Migrant Cou-ncil ha abierto una sucursal para enlazar a los agricultores inmigrantes con oportunidades de empleo, educación, salud y vivienda. Esta organización sin fines de lucro es un ejemplo brillante de una institución local que trabaja para cubrir las carencias del sistema migra-torio. Pero su influencia, como la de la orden ejecutiva, es limitada.

De Cobden a Chicago, el Medio Oeste necesita un sistema migratorio funcional

Sara McElmurry

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DOSSIER

El camino hacia la reformaEn la medida en que los inmigrantes

repueblen y revitalicen las comunidades de la región, el Medio Oeste necesita un sistema que maximice el potencial de contribución de los inmigrantes a nuestra economía. En 2013, el Chicago Council on Global Affairs juntó a 53 líderes cívicos y empresariales de la región en una fuerza de tarea destinada a examinar la necesidades especiales de la región en materia de reforma migratoria. Dos años después, las prioridades de políticas públicas identifica-das por el grupo e incluidas en el informe La competitividad económica de EEUU en riesgo: un llamado a la acción en el Medio Oeste en pro de una reforma migratoria siguen siendo válidas, aún con la orden ejecutiva:

Apoyo a empresarios nacidos en el extran-jero y formados aquí: En Illinois, las empresas latinas y asiáticas generaron casi 30 mil millones de dólares en ventas en 2007, una cifra que se-guirá creciendo conforme las políticas públicas evolucionen y apoyen a empresarios inmigran-tes. La acción ejecutiva debería facilitar los pro-cesos de visado para empresarios solicitantes. Pero la limitada acción diferida no basta para cultivar el potencial de posibles empresarios que ya están aquí pero no tienen documentos. Si bien no todos los empresarios son indocu-mentados, sí son inmigrantes. Inmigrantes que tienen el doble de probabilidad que ciudadanos nativos de abrir un nuevo negocio. El Congreso tiene la autoridad para abrir vías permanentes para todos los inmigrantes en este país.

Una fuerza laboral de nivel mundial: Pueblos de pequeño crecimiento como Cobden tienen mucho que ganar del éxito de centros emergentes de tecnología y empresa en otras partes del Medio Oeste, como el “Silicon Prai-rie”. Pero la innovación requiere de una mano de obra calificada. Si bien la orden ejecutiva del presidente incluye medidas promisoras en términos de innovación, se queda corta en ma-teria de incrementar la cuota de visas H1-B que permiten que compañías de Estados Unidos contraten trabajadores extranjeros altamente calificados. Sólo el Congreso puedo incremen-tar el tope actual de 65 mil visas.

Oportunidades para estudiantes CTIM: Estados Unidos enfrentará un déficit de 230 mil trabajadores del ramo CTIM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) para el año 2018. Las universidades del Medio Oeste gradúan a miles de posibles especia-listas en CTIM, muchos de los cuales son extranjeros. Pero hay muy pocas vías para que esos graduados se queden en Estados

Unidos. Las oportunidades educativas para los numerosos hijos de los inmigrantes están limitadas por su estatus migratorio. Si bien la orden ejecutiva amplía las oportunidades para profesionistas de CTIM a nivel posgra-do, esos programas son temporales. DACA, el programa de alivio a deportaciones para inmigrantes indocumentados que llegaron cuando niños, tampoco resuelve el proble-ma. De nuevo, el Congreso tiene el poder para hacer permanentes esos programas y permitir que los estudiantes de CTIM con-tribuyan plenamente a nuestra economía.

Acceso legal para trabajadores menos calificados: Estos inmigrantes ocupan puestos claves cuando no hay trabajadores estadounidenses disponibles, especialmente en pequeñas comunidades como Cobden.

Pero la mayoría de las opciones para que esos trabajadores emigren legalmente son temporales y no satisfacen las necesidades laborales anuales de la región, especialmente en campos y huertos. Sólo el Congreso pue-de crear visas de tiempo completo.

Mejores herramientas para empleadores: Herramientas como E-Verify están diseñadas para ayudar a los empleadores a verificar la elegibilidad laboral de sus trabajadores. Las comunidades agrícola y empresariales las apoyan siempre y cuando se combinen con reformas más amplias que abran nuevas ave-nidas para la inmigración legal, más aún. De nuevo, tarea para el Congreso.

Camino a la ciudadanía: Aproximadamente 1.3 millones de indocumentados viven y traba-jan en el Medio Oeste. Sólo una parte ellos cali-ficará para el alivio contra el deportación bajo la orden ejecutiva. El paréntesis de tres años en modo alguno es un camino hacia la ciudada-nía, que sólo el Congreso tienen facultad para aprobar y que es necesaria para integrar de modo total y permanente a esta población en la economía del Medio Oeste.

El Medio Oeste necesita una solución

Cobden representan, al mismo tiempo, la promesa demográfica de la inmigración y la continua frustración provocada por nuestro fallido sistema. Historias de éxito como la de María Concepción Bartolo contrastan con las realidades en los huertos a las afueras del pueblo: pocas vías de acceso legal para los tumbamanzanas, herramientas anticuadas para quienes les dan trabajo, y un sistema que ralentiza el desarrollo económico de la región, dejando a demasiados sin vías para integrarse plenamente a la comunidad.

Cobden necesita un sistema amplio que conecte a los inmigrantes con la oportunidad. El próximo Congreso tiene una tremenda oportunidad para construir ese sistema, resol-viendo todo lo que la orden ejecutiva dejó sin resolver. Cada día que esa reforma tan necesa-ria se atranque en el Capitolio, se intensifica la necesidad del Medio Oeste para integrar a su población inmigrante. De Chicago a Cobden y por todo el Medio Oeste nuestra competitivi-dad, nuestra vida colectiva, nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos están sobre la balanza.

Sara McElmurry es directora adjunta de la Iniciativa de Inmigración del Chicago Council on Global Affairs.

Fotografía:Arturo Richardson

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DOSSIER

A Tim Gaster

Walt Whitman, poeta estadou-nidense por antonomasia, le dedicó unos versos a Abraham Lincoln. Versos que son himno

y homenaje y celebración y duelo. Agradece en ellos la emancipación de toda una raza. En 1865, con el infierno y la desesperanza toda-vía sobre él, hubiese sido difícil, imposible, imaginarse que un afroamericano llegara a ser presidente del país. Y, sin embargo, aquí esta-mos, al final de una saga americana que sigue en espera de su Whitman.

Más allá de las felices coincidencias geográ-ficas, Barack Obama no tiene nada en común con Lincoln. Primer presidente negro de Estados Unidos, el aspecto más paradójico de su gestión es que ha querido gobernar como si no lo fuera. Esto a pesar del rechazo y desdén del partido republicano: ese ciego monolito plantado en el anacronismo.

No es raro pues que, en un reciente voto simbólico, el Partido Republicano haya repudiado la acción ejecutiva que Obama ha tomando respecto al tema migratorio. Es un patrón bien conocido: rechazan la ley sanita-ria, la iniciativa para aumentar el salario míni-mo, el control de armas, la equidad de género en el empleo, etc.

Y, no obstante, el repudio republicano algo tiene de razón: el decreto de Obama es una maniobra política. Pero no es ninguna sorpre-sa, y es de esperarse: esa misma carta la había jugado ya antes, en los meses previos a su reelección, al anunciar el programa de acción diferida para los jóvenes, con lo cual se echó el voto hispano a la bolsa.

El decreto actual, es cierto, ayudará a mu-chas personas, pero dejará a muchas más a la deriva. Es un alivio temporal que no atiende el problema de raíz: un débil analgésico cuan-do el padecimiento de fondo son migrañas crónicas. Claro que uno no deja de alegrarse por los millones de personas que podrán beneficiarse. Por ellos y por sus familias. Pero esta es una victoria ilusoria y pírrica: tres años de vida normal y digna antes de que un ejército de cinco millones de almas vuelvan en procesión, cabizbajas y angustiadas, a su natural imperio de penumbras.

Es por eso que se escucha que muchos opta-rán por no ampararse bajo esta medida. De qué sirve, se preguntan con un sabio escepticismo. Los medios de comunicación especulan que preferirán permanecer en el anonimato antes de

colocarse en una situación vulnerable, como si su actual condición de sombra no vulnerara ya su parte más delicada: su dignidad humana. Y, no obstante, seguro que habrá miles que no lo harán. Se asirán a su estoicismo, seguirán deam-bulando en las sombras antes de dejarse seducir por una fugaz medida presidencial que promete primero deslumbrarlos para después eclipsarlos.

Y aún así, el decreto presidencial no ca-rece de méritos. Es, ante todo, un ingenioso oportunismo del Partido Demócrata con miras a las elecciones de 2016, el cual deja a los republicanos ante una verdadera encrucijada: tratar de revocar el decreto y olvidarse para siempre del voto hispano; aprobar una reforma migratoria y enajenar a la facción más reaccionaria de su base; o hacer lo que mejor saben hacer, es decir, absolutamente nada. Sería una buena oportunidad de corregir esta arbitraria medi-da, esta tardía respuesta de un presidente que tuvo todo para resolver nuestro dilema, pero a quien le faltó voluntad para hacerlo. Podría incluso ser una manera de ayudarle a en-mendar el fallido cálculo po-lítico del inicio de su gestión: esa ingenua realpolitik cuyo fin era negociar un acuerdo migratorio con la bancada re-publicana, pero que terminó rasgando las entrañas de dos millones de familias.

Otro mérito del decreto es que puede convertirse en un despertar político de todos los afectados, e incluso de aquellos que no lo son.

Hace casi un año, cuan-do un buen amigo notó que el manuscrito de mi libro autobiográfico omitía mi apellido, me congratuló por mi supuesto ingenio. Según él, incluir sólo la N. era una excelente manera de plantar en el lector la idea de que yo soy un nobody, un no one.

Fue un comentario que desató en mí quimeras con resonancias clásicas. Desde entonces, esa alusión nunca me ha abandonado porque

tiene mucho de divertido, y algo de profético: tomar la lanza de Ulises y picarle el ojo al cí-clope. Después, repetir el verso de Homero: no soy nadie, pero invirtiendo esta vez su sentido, y poniendo, así, la historia de cabeza.

La parte que a mí me toca decir es: no soy nadie, me apellido Navejas.

José Ángel N., autor de Illegal: Reflections of an Undocumented Immigrant

El decreto ejecutivo de Obama, o la lanza de UlisesJosé Ángel N.

Fotografía:Arturo Richardson

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DOSSIER

Mientras me encontraba en la sala de espera del dentista, pocos días antes de la Nochevieja, cometí el error de mirar uno de esos

programas noticiosos de “fin de año” donde locutores de derecha e izquierda discutían sobre el significado de los principales aconteci-mientos noticiosos del 2014. Estaba a punto de dejar de mirarlo cuando comenzaron a hablar del tema de los menores no acompañados de Centroamérica, cuyos números aumentaron drásticamente en 2014 como resultado de la horrible violencia y la inestabilidad guberna-mental en la región.

El argumento político era olvidable, al menos hasta que el locutor conservador dijo lo siguiente: “¿Qué clase de gente envía a sus hijos o nietos de diez u once años, sin compañía, a los Estados Unidos, desde tan lejos?”. ¿Qué clase de gente? Inmediatamente respingué ante esta afirmación; luego tuve que entrar al consultorio del dentista para los habituales e incómodos pinchazos y hurga-mientos. Pero mientras estaba ahí, sentado, con la boca abierta, comencé a pensar en mi reacción ante tan ofensivo comentario.

¿Por qué reaccioné tan fuertemente? Tal vez porque soy una persona progresista que suele ponerse del lado del más débil y porque apoyo los derechos de los inmigrantes.

O tal vez porque en mi calidad de Socio Pro Bono de un bufete jurídico internacional lla-mado Dentons he hecho una gran cantidad de trabajo pro bono a favor de inmigrantes docu-mentados e indocumentados, o porque tantos abogados han hecho lo mismo y discutido la mejor manera de ofrecer servicios legales pro bono a millones de inmigrantes indocumenta-dos de bajos recursos que serían elegibles para acogerse a la reciente histórica orden ejecutiva del presidente Obama. Todo esto es cierto, y supongo que mis sentimientos provenían de mis opiniones políticas y mi profesión. Pero luego me di cuenta: la razón por la cual reac-cioné tan fuertemente a la pregunta de “¿qué clase de gente envía a sus hijos a Estados Uni-dos no-acompañados?”, fue porque mi propia madre fue una menor no-acompañada.

En 1932, cuando mi madre tenía diez años, su madre, viuda, la envió a vivir con sus abue-los para alejarla de la violencia callejera de las pandillas. El gobierno era incapaz de proteger

a los residentes de las pandillas armadas que luchaban por el control. Mi madre vivió con sus abuelos por casi un año, y luego pudo vol-ver a casa porque la violencia parecía haber amainado. Una de las pandillas había adquiri-do tal poder que había logrado el control del gobierno. Tras vivir con su madre por más de un año, ésta y sus abuelos decidieron que la situación era intolerable debido a la creciente violencia y al odio. Así que, a principios de 1934, mi abuela y mis bisabuelos enviaron a mi madre, de 11 años, y a mi tío, de 12, solos, en un barco rumbo a los Estados Unidos. Mi madre estaba triste de dejar atrás a familiares y amigos en Berlín. Y estaba aterrada por el viaje a América. Las únicas palabras que sabía en inglés eran okay y money. No sabía a dónde iba. No sabía dónde viviría, o con quién. Todo lo que sabía era que su madre y sus abuelos confiaban en que huir de la Alemania nazi era la mejor manera de proteger a la pequeña Erica Mueller (Weinberg).

Y tenían razón. Una agencia judía de ser-vicios sociales ayudó a mi madre a encontrar un hogar substituto. Y luego un segundo, y un tercero. Se graduó de secundaria, fue a una academia y luego a la Universidad de Chicago, donde conoció a mi padre. De ahí siguieron un posgrado en trabajo social, y una carrera dedicada a ayudar a niños y a sus familias a vivir mejores vidas. (Y) treinta años después de que mi madre llegase sin compañía a los Esta-dos Unidos, mis padres tuvieron a su quinto y último hijo: yo. Y cincuenta años después de haber nacido, me encontré en la silla del dentista con sendas lágrimas en las mejillas (y no debido a las inyecciones).

Así que, ¿qué clase de gente envía a hijos o nietos sin compañía a los Estados Unidos? Gente como mi abuela, que eventualmente escapó a Estados Unidos. Y gente como mis bisabuelos, los cuales fueron asesinados por los nazis. Y padres y abuelos en Cen-troamérica, que quieren a sus hijos y nietos y entienden que épocas de desesperación requieren medidas desesperadas. No los de-nunciemos. Recordemos que este es un país de inmigrantes. Y ayudémoslos asegurándo-nos que sus hijos y nietos estén sanos y salvos. Como mi madre en 1934.

Ben Weinberg es socio pro bono del bufete Den-tons, donde ayuda a crear iniciativas pro bono para proveedores de ayuda legal, organizaciones no gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro en Estados Unidos y el extranjero.

¿Qué clase de gente?Ben Weinberg

Fotografía:Arturo Richardson

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DESHORAS

E n exclusiva para los lectores de con-tratiempo, ofrecemos en esta sección un fragmento de la novela de próxima aparición Los 4 Libros de la Inmortali-

dad, del escritor puertorriqueño Rafael Franco, integrante de nuestro consejo editorial.

Esta novela, inscrita dentro del género de ciencia ficción, aborda las relaciones entre el mundo microscópico y el cosmos. Una invasión alienígena toma una forma inespera-da, ya que estos son seres microscópicos que manipulan la genética de los seres humanos para controlarlos. Los alienígenas adquieren la forma de “nanobios”, culturas microscópi-

cas de organismos que se apoderan de ciertos seres humanos para influir sobre la sociedad. La semilla de la novela es un sueño que tuvo el autor en el cual un grupo de amigos sale a recoger hongos alucinógenos pero en vez de estos encuentran una calavera de cebú, de la cual sale una especie de insecto que se le mete en el oído a una de las chicas y la transforma en un personaje que ha sido confundido con una “diosa” a través de la historia humana.

En el presente fragmento, otra facción de alienígenas nanobios, a través del personaje de Sayuniol, busca la ayuda de un legendario cha-mán -- Maqsin -- para encontrar la forma de

destruir la última ola de la invasión de los alie-nígenas. Los alienígenas están divididos en dos bandos: los que buscan acelerar la evolución humana y convertir al hombre en una especie de semental sin verdadero poder, al tiempo que buscan elevar el estatus de las mujeres; y los que quieren defender a los varones. Por lo tanto, la novela describe una historia alterna de la susodicha batalla de los sexos.

Texto introductorio de Gerardo Cárdenas

Fotografía: Rafael Franco

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DESHORAS

K’daai y las estrellas

Al final del camino de tierra había una casita de madera de dos plantas con un balcón en forma de ‘L’ alrededor de la entrada. Una ha-maca blanca y sucia colgaba de las columnas de madera compuestas por pares de vigas de dos-por-cuatro. Cuando el auto se detuvo frente a la casa, una cabeza salió de entre los pliegues de la tela de la hamaca. Era una cabeza peluda, envuelta en barba y cabellos rizos largos enre-dados. Desde el asiento del pasajero, Sayuniol podía ver que el pelo del muchacho manifes-taba los inicios de una cabellera de dreadlocks, como un rastafario vagabundo. No podía tener más de treinta años, pero su hirsuta condición lo hacía parecer mayor.

Abre el baúl, ordenó Sayuniol.El nuevo chofer se bajó del auto y caminó

a la parte de atrás, mientras que Sayuniol se apeó, permaneciendo junto al carro observan-do el espacio nocturno y el surtido excesivo de estrellas en el firmamento. No dejaba de sorprenderlo la elocuencia de todo ese espacio vacío en el universo observable, la certeza con que discurría en el tiempo y con la cual traía información de los rincones más remotos del cosmos. Un meteorito era el equivalente de un correo electrónico para los seres humanos; el material que caía de los cielos era proyectil y profeta a la misma vez. El mensaje y el men-sajero se fundían en uno, pero la forma de entrega era esencial; el mensaje lo tenía que traducir, tenía que darle la forma necesaria para que otorgara la data indicada. En este caso tomaría la forma de una bala, o sea, se resumía su información en una pequeña cápsula que a su vez eliminaría la amenaza y produciría los efectos deseados, más algunos secundarios también. Bala y pastilla, falo y semen, metal y agua, sopa primoeva de primera clase.

Para eso habían venido a este lugar, a esta esquina fértil de la suburbia; porque eso era lo que era, un pedazo de suburbia escondido a veinticinco minutos de la ciudad – un retoño de vida rodeado de concreto – pero a un siglo del presente. Más allá de la casita de madera se veían una luces citadinas pestañar tímidas entre dos mogotes. Cataño o Bayamón, sin duda, ya que estaban en las alturas del Guaynabo silvestre, y el hecho de reconocer esa pequeña constelación de biombos urbanos deprimió a Sayuniol de cierta manera – ya llevaba demasia-do tiempo en la isla, ya comenzaba a reconocer cantos de ciudad por la noche, cuando sus luces componían una especie de huella digital, o luminosa, de la capital boricua. Su cuerpo no

aguantaría mucho más, pero no sintió envidia por Zeta, quien acababa de resurgir de la noche en el cuerpo joven en que lo había visto más temprano en la noche. Pero no se podía dar el lujo de reflexionar mucho sobre el asunto, era una noche de acción; ya eran casi las dos de la mañana y debía de avanzar para poder llegar a Las Marías antes de que amaneciera. Venus era imprescindible para los designios estipulados por su padre, Sa-ur, el Alas Thor por excelencia.

Sayuniol subió los escalones de la entrada al balcón y caminó despacio hasta donde se encontraba la hamaca y el muchacho peludo.

¿Está todo listo?, preguntó sabiendo la contestación.

Quizás por eso el muchacho no respondió, simplemente se quedó mirándolo con extrañe-za. La hamaca se mecía pausada, casi de mane-ra imperceptible. Mientras tanto, el chofer con-tinuaba bregando con el bólido, el cual era muy pesado para una sola persona. Por lo menos este nuevo individuo tenía algo de orgullo y no se atrevería a pedirle un mano, pensó Sayuniol, quizás viviría hasta el amanecer.

Véte y ayúdalo con la piedra, ordenó al muchacho peludo, quien se levantó de mala gana. Estaba descalzo y tenía los pies negros, llenos de ceniza. Con una agilidad envidiable el muchacho bajó las escaleritas y se acercó al chofer, quien todavía intentaba sacar el peñón del baúl. Una vez el muchacho se unió a los esfuerzos, removieron la piedra enseguida. Con dificultad ambos comenzaron el arduo proceso de transportar el pedazo de corazón de cielo.

Sayuniol observó a los humanos con pacien-cia, aunque por dentro le hubiese gustado dar-les latigazos y pescozadas hasta que metieran el meteorito en la humilde casita de madera. La degradación de la carne le estaba afectando la mente, el espíritu, su sustancia; necesitaba apresurarse para poder asegurarse de que el plan se ejecutara al pie de la Letra, al pie de la profecía. Observó a los dos humanos sudar en el proceso de llevarle el meteorito a la guarida de Maqs, los contempló mientras éstos le roba-ban vistazos a él, a Sayuniol, como quien des-confía de un final pronosticado a favor. Cuan-do por fin se desaparecieron por el lado de la casa, en dirección del monte, Sayuniol buscó dónde sentarse y hacer la llamada pertinente. Su fuerza física quizás mermaba, pero su apti-tud mental estaba intacta, sino más desarrolla-da que nunca. No tenía que poder verlos con los ojos para saber por dónde iban aquellos dos humanos imbéciles, las pulsaciones de calor de los dos las sentía traspasar la casa completa y llegar a él como un grito de mercurio, como

una exaltación atmosférica, climatológica. Los seres humanos eran así, pequeños terremotos termales, menudos prodigios térmicos percep-tibles a enormes distancias y a través de toda clase de obstáculos materiales.

Sayuniol sacó su teléfono celular y procedió a llamar a los suyos para anunciar por fin la forja de la bala. Cada parte del proceso tenía que ser ejecutado en el momento preciso. No importaba cuántos siglos, cuántos años, cuán-tos milenios se llevaba preparando, los huma-nos brillaban por lo morones que eran y por su talento de cometer errores una y otra vez, ésa era su naturaleza, así lo habían deseado los Antiguos. Tenía que estar encima de ellos sin quitarles el ojo de encima para asegurarse de que todo transcurriera como debía de suceder.

Marcó unos números en el aparato telefóni-co y se recostó a esperar que contestaran.

Soy yo. Estoy en Sonadora, en casa de Maqs, ¿ya llegaste? Oquey, no la dejes sola ni un segundo, ¿oíste? Y eso te lo exijo yo, no el viejo, ¿estamos claros?

Prestó atención a lo que fuese que le estaba diciendo el tipo de las gafas al otro extremo y se levantó a caminar en busca de algo. Dentro de la casita, encima de un mueble sin terminar, encontró una cajetilla de cigarrillos; con lo que le quedaba en la Tierra con el cuerpo, éste no importaba ya lo que hiciera con él.

Por eso no te preocupes, más me interesa saber que pasó con el brasilero. Me imagino que lo encontraste, porque si no, me hubiese enterado ya, dijo mientras encendía el ciga-rrillo y regresaba al balcón. ¿Ah sí? O sea que ya hablaron… Por supuesto, no será hasta que se encuentre con ella que vamos a saber si le creyó o no a su amigo, pero por lo menos fue a verla. ¿Quién va a estar allí…? Qué pena, pero ya no podemos hacer nada, ya veremos. Oye, antes de que se me olvide, ¿tenemos noticias de Nueva York…? Bueno, está bien, pero recuer-da que ya han pasado casi diez días, ¿oquey? Hablamos pronto.

Sayuniol cerró el teléfono y consideró llamar a su padre, pero estaba harto, hastiado hasta la saciedad de sus lazos familiares. Esa era una de las pocas cosas por las cuales simpa-tizaba con la raza humana, tanto los inmortales como los humanos compartían la carga de la sangre. Claro que para Sayuniol el lazo y el peso de la sangre atravesaban el tiempo como una flecha infinita que nunca llega a su blanco, pero aún en su corta existencia los humanos aprendían a temer esa fuerza de gravedad que componían las ataduras del parentesco. Pero era la esencia inalterable de la condición

FRAGMENTO

Los 4 libros de la inmortalidadRafael Franco

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DESHORAS

existencial de Sayuniol la que le añadía un sinnúmero, literalmente, de complicaciones a su versión de la sangre. Lo que los humanos llamaban Psicología no era más que la suma de leyes a nivel inframolecular que regulaban el comportamiento de las criaturas cuando entraban en contacto bioquímico los unos con los otros. Para Sayuniol ese tipo de cosas eran simples humores, simples fluctuaciones en la consistencia de su ser, palpitaciones anacróni-cas que sacudían el presente momentáneamen-te, sólo por unos segundos. Ese era el verdade-ro significado de la perseverancia milenaria de su raza, porque era una raza después de todo, una línea al fin y al cabo. ¿Inmortalidad? Para los humanos una tarde, una medianoche, una mañana temprano podían constituir una eter-nidad; ésas eran medidas obsoletas, inservibles, para él y los suyos. La vida humana era algo tan finito y comprensible, mientras que la de él y su gente siempre permanecería inasequible, in-conclusa, continua. Un ser humano era no más que un mero soplo en el gran discurrir de los astros, de las moléculas, de lo que constituían realidades imperecederas. La transformación, la transmutación de la materia era la clave, y la llave para acelerar el proceso – el fuego – siem-pre sería propiedad de él y su raza.

Sayuniol regresó al presente y trató de enfo-carse sobre el asunto que le concernía ahora. A estas alturas la vejez de su cuerpo y los efectos secundarios propios de la transmutación que ocurría al nivel más básico de su ser, ambas conspiraban para llevarlo a la inacción contem-plativa de una catatonia inducida por la materia misma. Cogió fuerzas y bajó los escalones del balcón; las llamadas podrían esperar, pero no debía dejar a Maqs esperando mucho tiempo. El futuro nunca había costado tanto trabajo, tanto esfuerzo, tanta vuelta por el mundo; el rebaño de humanos se estaba poniendo difícil y la Vieja no daba tregua, no cesaba de interferir con el progreso natural del orden. Por supuesto, sus seguidores, sus fanáticos alegan defender precisamente ése mismo orden natural, pero se remontaban a unos tiempos demasiado retira-dos en el pasado, tiempos que le eran imposible recordar o concebir a un simple ser humano, tiempos en que la fertilidad tanto del cielo como de la tierra cundía por doquier y rebasaba los límites de lo sostenible, huyendo en todas direcciones como una ola expansiva de una ex-plosión. Sin embargo no era como el desenfreno actual, la desfachatez contemporánea del ser humano, sino más bien una fecundidad propia del globo ab illo tempore, cuando todavía la vida penetraba todas las capas terráqueas. Con el

pasar del tiempo el organismo planetario iría muriéndose poco a poco, trozo a trozo, y todos ellos pasarían a otra piedra naufragando por el cosmos para comenzar de nuevo. La tierra vivía también, de manera imperceptible en el marco de tiempo que usa de referencia el ser humano, pero para él, Zeta y los demás sí era un ciclo perceptible, apreciable empíricamente como la de cualquier otra criatura.

A lo mejor hablar con K’daai le producía una mejora marcada en los ánimos, el viejo siem-pre tenía una perspectiva distinta a la de él, como era de esperarse ya que era mucho más antiguo que aún Sa-ur. El viejo se remontaba a los tiempos mismos de la Vieja, o por lo menos no mucho después de ella. Había visto cosas que ninguno de ellos presenciarían en miles de años, había protagonizado viajes a los lugares más inhóspitos de éste y cualquier otro mundo, mas era de los pocos que había viajado al sol y regresado para contarlo. K’daai Maqsin, así de chiquito y enano que era, respondía a otros pa-rámetros supraterrenales que el mismo Sayu-niol encontraba incomprensibles; el viejito de Max, como lo llamaban los humanos, no tenía por qué temerle a la Vieja, era invulnerable a lo que fuera que cocinara la más antigua de todas. Su participación en todo esto era puramente deportiva, se podría decir, incidental, nada diferente a la de un niño curioso revolcando un hormiguero. Pero era por esa misma razón que tenía que ser él el que templara el metal meteórico y forjara la bala que mandaría a las avatares de Ella, a sus creaciones más podero-sas, sus emisarias más antiguas, a su origen, al lugar de donde habían salido y seguirían saliendo por los siglos de los siglos. Quizás era esa imperturbabilidad innata de Maqs la que le brindaba algo de alivio a Sayuniol, quizás era el simple entendimiento de que algunas cosas no estaban a la merced de las criaturas más viles y antiguas de la tierra; porque siempre había sido así, mientras más antiguo más crudo, más épico. La Vieja se resistía al cambio, pero tarde o temprano tendría que aceptar la transformación como el estado más normal de la existencia. Le gustaría poder darle una visita al viejo mejicano, al que estaba encerrado en casa de Lady Shae, y averiguar qué era lo que veía al respecto de lo que estaba pasando, pero ya había perdido la oportunidad, eso tendría que esperar a después de que se encargara de la chica ésa, la tal Clara, la nueva encarnación de la insoportable Surhabi.

Sayuniol siguió el camino que se abría entre los matorrales por las pisadas frecuentes del muchacho peludo. La vereda primero subía

levemente para luego caer y reptar entre unos ár-boles enormes de mangó, quenepa, siemprever-des, almácigos blancos y rojos, hasta llegar al pie de un enorme mogote de arcilla y karst. Allí en el recodo del monte se erguía un palo de acerola ra-quítico pero resistente, y detrás una ruptura en la roca, un espacio tan negro que parecían sólo dos dimensiones – oscuro y más oscuro – un recove-co en la piedra que daba paso a un túnel natural, formado por las fuerzas erosivas pertinentes y suficientemente ancho para que una persona de estatura normal pudiese caminar a gusto. Sayu-niol penetró en la oscuridad sin titubear, la visión no era su sentido más agudo; no tenía por qué preocuparse. Además no era la primera vez que venía, había estado allí mismo no hacía ni cien años atrás y ya conocía el camino.

Una especie de hombre Pûkel (y el clásico halfling)

Al final del túnel de entrada de la cueva ensombrecida ardía una pavesa en silencio.

Fotografía: Rafael Franco

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DESHORAS

Cuando Sayuniol se acercó vio la silueta desgreñada del muchacho hirsuto fumando recostado de la pared de piedra. El calor de su cuerpo se confundía con un calor mucho más fuerte que emanaba desde las profundi-dades más allá de un pétreo pliegue de lascas pedregosas, por donde el túnel descendía sin demoras hasta el corazón del mogote.

¿Dio problemas?, preguntó sabiendo que no lo sorprendería la respuesta.

El pobre no tenía ni la más mínima idea de lo que le esperaba, comentó el hirsuto a modo de reporte. Se trató de escabullir cuando vio al viejito Max, pero fue inútil.

Y Maqs, ¿cómo se está conservando hoy día?No he tenido ninguna queja. Si tiene cual-

quier achaque, se lo ha calla’o.El muchacho no dijo más nada y comenzó a

caminar hacia la entrada de la cueva. Sayuniol continuó su descenso al vientre telúrico que le servía de cáscara impenetrable al domicilio más reciente de K’daai. A medida que bajaba las escaleras empedradas la temperatura aumenta-ba de manera drástica e inapelable; comenzó a mudar las piezas de su traje hasta que se quedó sólo con la camisa puesta. Se aflojó la corbata y bajó más y más escalones, a veces en línea recta y otras serpenteando su descenso. Desde algún rincón llegaba el sonido de agua discu-rriendo entre las rocas y había cristales a flor de piedra. Cada una de sus pisadas crujía sobre la gravilla acumulada en el camino desde tiempos inmemoriales. Sayuniol terminó quitándose la corbata para quedarse en mangas de camisa; así de malo se había puesto el calor.

Al cabo de unos minutos llegó a una especie de fondo, de piso, nivelado y más amplio que el camino de bajada entre las piedras. Acá en el fondo se colaba una luz rojiza desde un agujero en la bóveda subterránea al otro lado, en la parte más adentro de la cueva. Había llegado a una nave alta y ancha en la barriga del mogote. La débil luz no descubría mucho detalles en las paredes a ambos lados, pero Sayuniol podía divisar los extraños relieves que K’daai había labrado a través de los años. Humanos sabían de sobra que se pelearían hasta la muerte por una oportunidad para estudiar esos traba-jos en tres dimensiones; allí el viejo herrero mantenía una especie de roca genealógica y cronológica a la misma vez, pero en el sentido documental ya que el orden era precisamente la falta de secuencia, de progresión. Igual tenía un relieve de sus primeros nueve hijos junto a una escena romántica entre él y la abuela del muchacho hirsuto. Sin embargo el conjunto lograba una peculiar elocuencia en lo que

concernía a su interminable historia personal. Este salón soterrado en el meollo mismo del mogote constituía la biblioteca del viejo Maqs, el testamento locuaz de un vividor incansable e indestructible que continuaría errando por el mundo inmiscuyéndose en los asuntos huma-nos sin que éstos ni siquiera se dieran cuenta. La juntilla con el viejo era una juntilla de pala-bras, de lenguaje, de comunicación – o mejor, transmisión. Maqs era a la misma vez un artista del hierro, un maestro y una enciclopedia en progreso; en fin, una sorpresa. Como operaba por su cuenta y no tenía que rendirle cuentas a nadie, esparcía su semilla a los cuatro vientos con quien le diera la gana y opinaba cualquier consulta con una honestidad brutal, envidiable aún para Sayuniol y los suyos, quienes eran de cierta manera inmunes a los aspectos más perniciosos de la envidia, de la codicia.

Sayuniol decidió darle a su cuerpo un leve descanso, cosa de un minuto o dos, y se puso a contemplar los antiguos relieves tallados en las paredes. Pero antes de que pudiera apreciar los relatos en roca a su alrededor, K’daai entró al salón y se acercó.

El viejo K’daai Maqsin era una visión insólita; los años que lograba extraerle a sus cuerpos hu-manos eran muchísimo más que cualquier otro inmortal que Sayuniol había conocido – cierto era que no los conocía todos, eso era imposible, pero eran bastantes. Físicamente no ocupaba casi espacio, a lo sumo unos cuatro pies y sin un gramo de grasa sobre sus huesos. Lampiño y calvo, nunca vestía más que una falda, un pedazo de tela ajustado alrededor de la cintura que le cubría sólo hasta las rodillas. Si no fuera por esa calidad curtida de su pellejo, por esa profundidad absoluta de sus cuencas oculares, por el acopio y la riqueza de sus arrugas cinceladas por todo su cuerpo, cualquiera lo tomaría por un muchacho joven; pero su aspecto antiguo, su semblante pedregoso y su mirada pétrea no permitían interpretar otra cosa que no fuera la indemne na-turaleza de aquellos ojos, aquella voz que sonaba como un pequeño desprendimiento de piedras, o como el propio crujir de los zapatos de Sayuniol sobre la gravilla del subsuelo. Como de costum-bre K’daai lucía su collar de ascuas al rojo vivo, el cual no tenía ningún efecto sobre su perecedera piel. Cada cuenta candente representaba un metal estrellado distinto, otra vida pretérita, o futura, pedazos del corazón del cielo colgándole como un caos de carimbos cósmicos en el seno del suelo terrestre.

Yunior, dijo con su voz volcánica.Maqs.¿Qué miras?

Nada, le daba tiempo al cuerpo para recupe-rarse de la caminata.

K’daai permaneció a su lado inmóvil, como clavado a la tierra. Sayuniol contempló un sacrificio a la forja en uno de los relieves.

Está complicada la cosa, ¿eh?, dijo el viejo Maqs mientras caminaba a su alrededor hasta llegar a su otro lado. Sayuniol creyó detectar un nuevo tono, una nueva inflexión en la manera en que el viejo se dirigía a él.

Siempre lo ha sido, dijo, sin dejar de mirar el relieve.

Este último es diferente, añadió Maqs, cam-bia la Letra, ¿no?

Sayuniol cayó. Ahora que lo pensaba mejor, había notado a Zeta diferente, ansioso, pero se lo había achacado a su re-emergencia reciente. Nunca se le ocurrió identificar el meteorito como el origen de esa vaga variación en el aire, esa nueva parte de la ecuación. Pero no entendía por qué Zeta no había comentado nada; debía de saber que ya él estaba en las últimas y su cuerpo comenzaba a flaquear, y eso incluía su mente.

No se trataba de lo mismo de siempre, ésta vez era literal, continuó hablando el viejo Maqs. Venía otra más de verdad, una presencia nueva… un nuevo jugador.

Encima de la fragua, en la piedra a mano derecha de Sayuniol, un múcaro extendía sus alas, congelado en su gesto volador.

Eso sólo puede querer decir una cosa, dijo resignado, entendiéndolo todo demasiado bien. Tendría que regresar antes de lo que tenía programado. A Sayuniol le hubiera gustado conocer a la nueva presencia, pero Maqs no era un tipo que le gustara prolongar ciertos momentos; el tiempo nunca dejaba de correr más rápido para él que para los demás.

Alguien se va a tener que ir, dijo el viejo y reposó una mano sobre la lechuza del relieve. Enseguida la piedra cambió sutilmente de color hasta que comenzó a despedir una luz roja como las ascuas del collar de K’daai, para luego caer en pedazos a sus pies. Debajo de la piedra había un múcaro dormido, el cual despertó el instante en que Maqs tocó su cuerpo. Agitó las alas una vez y emprendió vuelo por la bóveda soterrada de K’daai Maqsin, quien sonreía como un chiquillo al ver su creación flotar en el aire. Nunca han dejado de sorprenderme las formas animales de este planeta, dijo al cabo de un silencio de asombro.

En realidad lo que siento es alivio, este cuerpo está viejo, Maqs, y lo único que hace es obstaculizar mi trabajo.

El cuerpo se quedará aquí abajo, enterrado en el suelo, pero el viaje que te espera, tú no tienes idea… no me extrañaría que no te vuelva a ver.

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DESHORAS

Maqs, tienes que dejar de verbalizar tu monólogo interior y recordarte que te estás dirigiendo a mí, a Sayuniol, y me vas a tener que hablar más claro.

El múcaro dio dos vueltas alrededor del techo redondeado de la bóveda y bajó a posarse sobre el diminuto hombro de K’daai. El ave parecía todavía más grande que la cabeza del viejo, pero aún así la criatura sólo demostró respeto y se acomodó sobre el hombro de su amo en silencio.

Ahora es que empieza lo bueno, dijo el viejo sonriendo, eso es lo único que te puedo decir, hombre, ésa es la que hay.

Algo en la otra parte de la cueva de repente ardió más fuerte que antes y una brisa de luz se desbordó de la apertura arriba y por entre los peñones de la entrada al fondo de la nave donde se encontraban. K’daai Maqsin dio media vuelta y esperó a que Sayuniol comen-zara a caminar hacia la entrada de la bóveda con el río subterráneo. Por fin había llegado a la fuente del calor que lo acorralaba acá abajo entre las rocas, bajo la mirada entretenida del viejo. Cuando llegó al arco en la fisura que se-paraba las dos naves de la gruta, el calor azotó a Sayuniol como una bofetada. Sin embargo el río subterráneo gorgoteaba entre las rocas brindando un alivio ilusorio, el destello de sus ruidosas aguas prometían socorro en el antro escabroso donde Maqs obraba sus extrañas artes perdidas. Ya nadie prestaba atención, ya nadie aprendía las recetas de los procesos para la transmutación de la materia; quedaba sólo Maqs y el muchacho hirsuto – vaya futuro. Sa-yuniol cruzó bajo el arco de piedra y se adentró en la guarida de K’daai, sentándose cerca de su segundo chofer de la noche, el cual yacía inconsciente tirado sobre un claro entre dos peñones en la barriga de un meandro.

En lo que venía a ser la pared trasera de la gruta, el viejo había construido sus variados hornos y hogueras, habilitándolas con sus res-pectivas fraguas, todo rodeado de sus instru-mentos de trabajo. Al pie de lo que Sayuniol sa-bía que era el horno más grande, se encontraba el meteorito rajado por la mitad, descubriendo unas entrañas extrañamente brillantes y húme-das. Cueros y telas de diferentes grosores y co-lores colgaban a lo largo de la cavidad subterrá-nea, en ocasiones batiéndose con las brisas que brotaban súbitas con cada conflagración en los hornos. Una serie de huesos – algunos huma-nos – se alzaban en una montaña en la parte más lejana del espacio cavernoso, por donde el río reptaba bajo las piedras y desaparecía silen-cioso dentro de la tierra. De allí el viejo Maqs

seleccionaba las osamentas que necesitaría para las terminaciones del ensamblado que dis-tinguían sus navajas y le daban su carácter de calidad extraordinaria. No sólo ofrecía el más raro de los metales – los escombros del cosmos – sino que además le brindaba un toque único con los tallados y labrados puños que hacía para todas sus hojas de acero, tanto las dagas como los sables y las espadas.

A espaldas de Sayuniol, junto al arco de entrada a la forja de K’daai Maqsin, el agua chorreaba y caía desde una constelación de rotos en la pared de piedra blancuzca. Deba-jo, unos canales desviaban agua hacia el área de los hornos; el resto del cauce se alborota-ba al caer y luego comenzaba a correr entre las rocas hasta el fondo de la gruta. Al otro lado del río se divisaban pequeñas entradas a lugares oscuros en el vientre del mogote; por el tamaño era evidente que los caminos al otro lado del río eran para uso exclusivo del viejo Maqs, sin duda.

Con la solemnidad propia del momen-to, el viejo metió la mano en un recipiente metálico que conservaba junto al río y extrajo un resplandeciente pescado fresco. Con un machete lo cercenó en tres partes y las tiró en una esquina de la cueva, no muy lejos de donde salía el cauce del río. Entonces se hincó en el pedregoso banco y metió la mano en las aguas oscuras. Una a una sacó tres criaturas peludas, bípedas, de ojos hundidos escondidos en sen-das cuencas completamente negras, salvo por el ocasional destello momentáneo que detec-taba Sayuniol cuando miraban por encima de sus hombros. El viejo guió a las criaturas hasta donde estaba el pescado y luego de susurrarles algo al oído las dejó que comieran en paz.

Estos son mis yopos, mis anacronismos, dijo el viejo Maqs. Tenía cuatro familias original-mente, pero con el tiempo se me han muerto todos menos estos tres. Ya no me queda ningu-na hembra acá; creo que todavía quedan unas cuantas en Suramérica, pero no me motivo a buscarlas… no me gustan los viajes largos.

Cuando terminaron de comer, los yopos caminaron hasta el segundo chofer de Sayuniol y se lo echaron al hombro, moviéndolo sin ninguna dificultad hasta un monolito pedrisco desgastado casi en el medio de la caverna. El chofer acabó bocarriba sobre la piedra.

Dame una mano, dijo el viejo agarrando un rollo de cuero negro curtido que desplegó en el suelo junto al monolito. El más fuerte de los tres yopos agarró las piernas del chofer, mien-tras que los otros dos se repartieron las extremi-dades restantes. El viejo puso una mano sobre el

monolito y Sayuniol sintió con su cuerpo entero como la piedra comenzó a arder por dentro, a calentarse como un pequeño relámpago en una botella. El repentino calor despertó al chofer, que enseguida trató de escabullirse. Los yopos sabían muy bien lo que hacían; eran unos veteranos y los movimientos del joven pasaron casi por desapercibidos. Sólo su rostro comenzó a delatar el pavor que sentía la persona, pero lo hizo sin ruido alguno, sin queja alguna.

K’daai Maqsin no tenía más que mirar a Sayuniol para comunicarle lo que esperaba de él. Se arrodilló junto al viejo ante el rollo de cuero y cada uno escogió una hoja de acero. La que Sayuniol tomó tenía un puño negro y una navaja curva, al estilo árabe.

Esa vino de un impacto en lo que es Sofía ahora, la capital de Bulgaria, pero claro, cuando todavía no habían seres humanos en la región, comentó el viejo de pasada, mientras desen-fundaba unos menudos sacos de telas en los cuales guardaba toda clase de polvos y hierbas. Ambos se levantaron de forma simultánea, como si lo hubieran ensayado, y se acomoda-ron a cada lado del chofer. Sayuniol no lograba verle los ojos a los yopos pero sabía muy bien que los tres lo miraban a él detenidamente, con una curiosidad inexplicable.

No les hagas caso, dijo el viejo a modo de instrucción.

Sayuniol y K’daai enterraron sus respecti-vos cuchillos en el pecho del chofer; éste gritó al fin, a todo pulmón, acorde con la seriedad propia del momento en que ambos hicieron un hueco en el pecho del chofer y le sacaron el corazón palpitante. Con los ojos desorbitados el joven observó su músculo mas fuerte aletear en las manos de Sayuniol y Maqs y luego murió sin incidente alguno.

El viejo arrojó el corazón ensangrentado del muchacho en una especie de olla de metal llena de los mojones de la previa forja del meteorito.

Zeta quería que te preguntara cuál es tu se-creto para hacer que tus cuerpos duren tantos siglos, reseñó Sayuniol en un tono sosegado.

K’daai Maqsin sonrió.Dile a Zeta que venga él, que me venga a

visitar y me pregunte él mismo.Yo, por mi cuenta, sospecho que tiene algo que

ver con los nanobios que llevas cultivando desde el principio, añadió el otro sin soltar el tema.

El viejo se detuvo y lo observó un segundo. Tú sabes que no me gusta malgastar el tiem-

po, contestó el viejo. Los tres yopos se llevaron el cuerpo abierto del chofer a una esquina y lo descuartizaron a machetazo. Luego, cuando un silencio incómodo se instalaba entre los dos

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DESHORAS

inmortales, vinieron a pararse junto a Sayuniol. Uno lo tomó de una mano y otro de la otra y lo condujeron hasta el horno más grande.

Ya tú lo descubrirás por tu cuenta… quizás en esta próxima vuelta.

Sayuniol sonrió y cerró los ojos. El viejo volvió a enrollar el pedazo de cuero negro y luego de guardarlo en su lugar agarró una especie de facón que tenía envainado en una pieza de piel fina y dura, tallada a mano con las impresiones milena-rias de K’daai. Cuando estuvo de frente a Sayuniol levantó el facón y lo hundió en el cuello del otro. El cuerpo decapitado de Sayu-niol permaneció parado unos instantes, pero antes de que co-lapsara, el tercer yopo se acercó y sostuvo al otro. Mientras el viejo extraía el hígado de Sa-yuniol, el múcaro comenzaba a picotearle los ojos a la cabeza rodante. La sangre del inmor-tal se entremezcló con la arena a los pies del viejo y formó una espesa pasta negra que los yopos recogieron con cuidado. Luego dos de ellos empujaron el cuerpo exánime dentro del horno mientras el otro disponía de la cabeza dentro de una urna herrumbrosa, donde el múcaro continuó picoteán-dole los ojos sin preocupación alguna. En uno de esos intento fallidos del múcaro, uno de los globos oculares salió volando y rodando por el piso. El yopo, en un abrupto arrebato, corrió y atrapó el ojo, echándoselo a la boca luego de examinarlo por encimita.

Tráeme el ámbar de los dioses, ordenó el viejo K’daai a nadie en particular.

Uno de los yopos caminó hasta el aerolito y con un pequeño marrón de hierro le dio golpecitos hasta que logró romper un pedazo de roca extraterrestre para descubrir una esfera del tamaño de una uva. La esfera parecía hecha de luz, o cristal, o piedra precio-sa, la cosa es que salpicaba resplandores diminutos por la superficie de la bóveda.

K’daai caminó hasta el yopo y tomó el círculo

de resina en su mano, la cual introdujo en el mismo horno donde ardía el cuerpo de Sayuniol. Con el puño cerrado alrededor del objeto interestelar, el viejo esperó unos minu-tos hasta que el hogar llegó al paroxismo de su fiebre mineral. Cuando el viejo sacó y abrió su mano, encontró un minúsculo espécimen respirando sus primeros respiros en la Tierra. Al cabo de un momento, ínfimo para el viejo pero elástico y prolongado para la criatura, ésta sacudió dos pares de alas y se tiró al aire, zumbando cerca del oído de K’daai.

Sin aviso el múcaro se lanzó al ataque, pero la pequeña criatura era demasiado ágil para el ave cazadora, cuya envergadura no le dejaba maniobrar a sus anchas dentro de la caverna.

Así me gusta coño, salúdense…Otro de los yopos pescó, de entre las

oquedades de un tabernáculo localizado al otro lado del horno, una cajita color arena que le pasó al viejo. Segundos más tarde K’daai ya había asegurado al visitante vola-dor dentro de la cajita y lo había guardado todo en un bulto de lona.

Otro segundo más tarde entró el muchacho hirsuto por el arco de la gruta.

Te traje con el pensamiento.¿Querías decirme algo?,

contestó el muchacho.Voy a tener que salir unos

días, quizás una semana completa.

Vas a tener que ir a Las Marías tú, ¿no?

No sé todavía. Ahora necesito que ayudes a los yopos en lo que yo regreso un momento, tengo que hablar con alguien primero.

K’daai entonces escaló la pared de la cueva por donde salía el río; más arriba habían otras aperturas en la piedra, otras fisuras transitables, más caminos para escoger. De cualquier modo termi-naría en el mismo lugar, en el punto más alto del mogo-te. Allí, junto a un nido de guaraguao, había una ventana natural con vista al Atlántico y al cielo. La inusual baja den-sidad poblacional de la región hacía que la luz incidental no fuera tan severa como en otras partes de la ciudad y sus circundantes suburbias. Des-de allí podría consultar con el mar y con las estrellas a la misma vez, en una especie de inverosímil conference call interdimensional.

Y mucho más arriba toda-vía, en el espacio sideral, yacía su estrella, la que brillaba para él nada más. Ella le hablaría con soltura de la tormenta que se avecinaba.

Fotografía: Rafael Franco

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CONVOCATOR IA

DePaul University y contratiempo presentan el VIII Festival internacional de poesía en español

Poesía en Abril: Toda la luzdel 30 de abril al 2 de mayo de 2015

en el marco del festival, se abren las siguientes convocatorias

Más información en www.contratiempo.net

SEGUNDO CONCURSO NACIONAL DE POESÍA Fecha límite: 1 de marzo de 2015

CONCURSO COMUNITARIO DE DECLAMACIÓN Fecha límite: 28 de febrero de 2015

CONCURSO INTERNACIONAL DE VIDEOPOESÍA Fecha límite: 1 de marzo de 2015

TE INVITA A LA FIL DEL PALACIO DE MINERÍA EN CIUDAD DE MÉXICO

Sábado 28 de FEBRERO16:00 hrs.

De dos voces, una: La traducción literaria

Participan: Daniel Borzutzky, Xánath Caraza, Gerardo Cárdenas, Mardonio Carballo, Catalina Johnson, Moira Pujols

Lugar: AUDITORIO 6

Domingo 1 de marzo 15:00 hrs.

Sonoridades: Poesía del Medio Oeste

Participan: Daniel Borzutzky, Xánath Caraza, Gerardo CárdenasCatalina Johnson

Lugar: SALÓN MANUEL TOLSÁ. Salón de firmas.

www.contratiempo.net

Friday, February 69 pm — 12 am

LOLA VON MIRAMAR presents Abolition of the Duck

A Literary Drag CabaretJoin us for a fun evening of multilingual literature, song, and dance featuring:

• Lola van Miramar (Larry La Fountain)• Horchata La Tata (Brian Antonio Garcia)• Pilsen’s own jezebel À GaGo (Jeremy Saxon)• and friends performing in English, Spanish, and other magical tongues.

$5 suggested donation

Cultura in Pilsen1900 S. CarpenterChicago, Il 60608www.culturainpilsen.com

Photo: Hemispheric Institute of Performance and Politics

/ Lorie Novak