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chicago, illinois número 34 marzo 2006 contratiempo Poetas bolivianos Entrevista a Mario Benedetti La ciudad en el siglo XXI

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La ciudad en el siglo XXI • Poetas bolivianos • Entrevista a Mario Benedetti número 34 marzo 2006 chicago, illinois

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chicago, illinois número 34 marzo 2006

contratiempo

Poetas bolivianosEntrevista a Mario Benedetti

La ciudad en el siglo XXI

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21Conversando con un Ciudadano

Ilustre: Mario BenedettiBeatriz Alem-Walker

22Enhorabuena Sergio PitolHerlinda Ramírez-Barradas

23Juan Díes: Expresión creativa

de la tradiciónMoira Pujols

2432,676 inocentes:

Haga usted las cuentasCarlos Marín

25¿Qué le pasó a las gemelas?

Mary Louise Pratt

Blind Mouth SingingJay Nazario

26El caballero de la rosa

León Liva Gallardo

27Dios, entre liberales

y conservadoresJorge Majfud

28Ana Esparza: Historia de valor

y generosidadAlejandro Escalona

3Editorial

4GentrificaciónKari Lydersen

6Los suburbios: Nuevos puertos de entrada

Raúl Dorantes y Febronio Zatarain

Surgen mercados y servicios financieros en la comunidad latina:Problemas y estrategias

dossier

latiNidaD11

Pete rodríguezKari Lydersenmirada cómplice

16

29se te olvida; impregnado y prendado

om ulloa

29Los que se quedaron en 1492

Verónica Esteban

tiempo de sobra

acepta textos para su publicación

Raúl [email protected]

Fernando [email protected]

José Castro [email protected]

www.revistacontratiempo.com

tiempo extra

14Gestos

María Luisa Rendón

15Crepúsculo;

HoraJorge Ayala Zelada

18Nívea Nieve;

Momento de estudio de FisiologíaVerónica Lucuy Alandia

19Adiós a Mrs. Vanessa

Verónica Lucuy Alandia

deshoras

8¿De qué país hablamos?

Miguel D. Mena

9Buenos Aires no se acaba nunca

Leda Schiavo

10Metropolirritmos

Susana Galilea

11Profecía en el sorteo de las ruinas

Carlos Monsiváis

directivaFrances R. Aparicio, Leon Fink, Gregory X. Gorman,

Jochy Herrera, Roberta Piedra, Moira Pujols, Josefina Ratto

directora ejecutivaMoira Pujols

director editorialRaúl Dorantes

consejo editorialJosé Castro Urioste, Raúl Dorantes,

Jorge Frisancho, Juan Mora-Torres, FernandoOlszanski, Ana Luz Pérez-Durán, Francisco Piña,

Julio Rangel, Febronio Zatarain

jefe de redacciónFebronio Zatarain

corrección de pruebasFernando Olszanski

diseñoJosé Díaz, Dawn Joseph,

Francisco Piña, Abel Sánchez

diseño de portadaDawn Joseph y Abel Sánchez

asistente editorial y administrativoAna Luz Pérez Durán

distribuciónJosé Guzmán

artePete Rodríguez

fotografíaRaúl Dorantes, José Guzmán, Kari Lydersen, Catherine

Pedemonti, Antonio Pérez, Josefina Ratto

© contratiempoNFP542 S. Dearborn St. #1060, Chicago, IL 60605

312.427.5450

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En el marco de la historia occidental, Roma es la síntesis de lo que se propusieron ciudades como Atenas, Esparta, Alejandría o la lejana Mesopotamia. Todas ellas sonfruto de la necesidad de congregarse, esto antes que nada con el fin de subsistir. Y en

esa necesidad fueron surgiendo preguntas de carácter ontológico: ¿quiénes somos?, ¿de dón-de venimos?, ¿a dónde vamos? De la diversidad de respuestas, aparecieron los templos, laságoras, los teatros, etc. Pero para llegar al templo o al ágora era necesario el tiempo libre:tiempo del ocio, tiempo de reflexión. Y para tener tiempo libre era menester desarrollar otro aspecto fundamental de la sociedad: la economía. Así se empezó a dar la división deltrabajo y con ello la diversificación de oficios y la aparición del dinero, en pocas palabras, el mercado.

Decimos que Roma es la síntesis de este conglomerado dialéctico, ya que sólo con losromanos hubo claridad de que el progreso universal dependía del surgimiento de ciudades.En Roma aparece un Estado bien definido, que se encargaría de la construcción de acue-ductos, puentes, escuelas y carreteras que comunicaban a todos esos centros que en esenciase parecían a la Roma original. Desde la urbanización de Jerusalén, en el Medio Oriente,hasta la construcción de Mérida, en la Península Ibérica, queda clara la idea de que el bie-nestar del hombre depende de la propagación de ciudades así como del buen funcionamien-to de las mismas. No es casual que al detenerse abruptamente el progreso en el Medioevoeuropeo diera como resultado el estancamiento de las ciudades.

Con el Renacimiento resurge la ciudad. De nuevo se vive una expansión de la divisióndel trabajo, y centros como Venecia, Florencia y Sevilla viven una intensa actividad comer-cial, cultural y científica. Esta actividad provoca la aparición de exploradores, como MarcoPolo, o navegantes, como Vasco de Gama o Cristóbal Colón. En este periodo histórico, laidea del hombre universal no se limitaba al hombre del Mediterráneo; poco a poco fueincluyendo al hombre de Asia, África y América.

Durante la Colonia, en el Nuevo Continente, los conquistadores españoles desplegaronuna gran energía en la fundación de cientos ciudades: desde Santo Domingo, en el Caribe,hasta Guadalajara, en lo que se conocía como la Nueva Galicia, y desde San Francisco en elnorte hasta Santiago de Chile en el sur. Casi todas ellas en su momento de fundación teníanun sello de los conceptos urbanos de Roma; no es casual que en muchas de ellas quedenrestos de los acueductos y pervivan las plazas públicas.

Por su parte, en el siglo XVII, los ingleses y holandeses —distanciados de la polis griega y las civitas latinas— hacen lo suyo al fundar ciudades como Boston y Nueva York. Surgidasa partir del concepto de town, o pueblos granjeros, estas urbes se llegan a convertir en lasmetrópolis de nuestros días.

En el siglo XXI, en el Continente Americano nos enfrentamos a dos tipos de espaciosurbanos. En América Latina, hoy por hoy ciudad parece ser sinónimo de aglomeraciónhumana, caos y crimen; la expansión desorbitada de centros como Río de Janeiro, Caracasy la Ciudad de México obedece a la aparición de favelas, asentamientos humanos o cintu-rones de miseria. La polarización económica es tal que en cualquiera de estas urbes encon-tramos a millones y millones de habitantes que viven en niveles de pobreza inaceptables apocos kilómetros de mansiones ocupadas por familias que pertenecen a la élite económicamundial. Por ejemplo, entre los cien hombres más ricos del mundo se encuentran el ban-

quero brasileño Joseph Safra y el empresariovenezolano Gustavo Cisneros; y por si fuerapoco, entre los cuatro hombres más ricos delmundo se halla el mexicano Carlos Slim Helú,magnate de la telefonía en Latinoamérica.

El otro tipo de espacio urbano de nuestrosdías es el que vemos en la América anglosajo-na. Debido a que la historia de Estados Unidosha estado determinada por el color de piel, lasciudades, a partir de la década de los cincuen-ta, se volvieron refugio de las minorías raciales.A diferencia de América Latina, los suburbiosnorteamericanos fueron creados por las clasemedia alta y por la aristocracia obrera. Fueronresultado de la segregación. Pues la comunidadblanca buscaba crear espacios exclusivos en lasafueras de centros industriales, financieros yculturales como Chicago, San Francisco yDetroit.

En nuestros días, las ciudades han vuelto a ser un atractivo para la clase media alta esta-dounidense. Y en la nueva conformación de es-tas ciudades, el color de piel ya no es tan pre-ponderante. Los de mayor ingreso han idodesplazando a los de menor ingreso, que porcuestiones históricas tienden a ser de origennegro y latino. Proyectos habitacionales paragente pobre, como los Robert Taylor Homes oCabrini Green, han sido destruidos para con-vertirse en edificios de condominios en los quese está tratando de impulsar el concepto de“mixed-income housing”, es decir, que junto a las familias blancas de clase media alta vivanfamilias de minorías de medianos, e incluso ba-jos ingresos, que reúnan ciertos requisitos. Sóloresta una pregunta: ¿a dónde fueron a parar losmiles de personas que vivían en esos zonas ha-bitacionales?

En este número de contratiempo, intenta-mos responder a esta y otras preguntas. Tam-bién hacemos un recorrido por las grandesurbes de las Américas. Esperamos, lector, que sea de su agrado.

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Pancartas y vallas publicitarias que promocionan el proyecto de leyde la Ciudad de la Universidad como “el próximo gran vecindariode Chicago” y “el más reciente barrio ‘antiguo’”. Enormes carteles

en la esquina de Roosevelt y Halsted que muestran jóvenes inquilinos detodas las razas disfrutando de la tranquilidad y el lujo de apartamentos ylofts que cuestan una media de $358,000. Este tramo de la Calle Halstedestá prosperando y reluciendo con nuevas aceras lisas y filas de tiendashaciendo negocios saludables con todo tipo de cosas, desde teléfonoscelulares hasta helado o libros.

Pero la rúbrica “el próximo gran vecindario de Chicago” es como echarsal a la herida, teniendo en cuenta lo que tuvo que demolerse para hacerespacio para este nuevo tramo de, sobre todo, cadenas de tiendas. Ya nose podría decir con sólo echar un vistazo que la Calle Maxwell una vezfue el lugar donde nació el blues de Chicago, el rollicking, la calle en laque todo valía en la que por décadas llegaron oleadas de inmigrantes ypersonas en dificultades para buscarse la vida. El mercado de la CalleMaxwell fue reubicado a su lugar actual a varias cuadras, y aunque sesigue comprando barato cosas varias, los entendidos dicen que apenas es una sombra de su pasado glorioso.

A finales del siglo XX la Calle Maxwell luchó amargamente por su su-pervivencia. A pesar de que las demoledoras y unos fuegos misteriososderrumbaron edificios históricos de la Calle Maxwell y cuadras adya-centes en la Halsted, músicos como Jimmie Lee Robinson y Johnnie MaeDunson celebraban conciertos de blues para animar el espíritu y salvar lazona histórica. Miembros del partido verde de Chicago que eran dueñosde un edificio en el extremo este de la Calle Maxwell, lo retuvieron todolo que fue posible, viviendo entre montones de periódicos, madera reci-clada y un exuberante jardín comunitario prácticamente en la sombra dela Sears Tower. También aguantaron todo lo que pudieron una sastreríaenfrente de Greens, una tienda de discos en la Halsted y un puñado devendedores vendiendo herramientas en los baúles de sus carros, a pesarde que se estaba urbanizando a su alrededor. Pero ya todo eso ha desa-parecido. Se han salvado algunas fachadas históricas pero ya no está lacreativa comunidad sin tapujos que solía rodearlas.

La Calle Maxwell se puede ver como el ejemplo más claro de la gen-trificación de Chicago. Fue quizás el barrio más indicativo del pasado deChicago: las olas de inmigrantes europeos y latinos que vinieron aquí; laGran Migración de afroamenricanos que llegaron del Sur; fue el lugardonde se mezclaron los legados musicales, culturales y culinarios de estosdiferentes grupos. Ahora es el ejemplo perfecto de los “nuevos” vecinda-rios que se están construyendo en áreas revitalizadas de todo Chicago:limpio, suficientemente atractivo, totalmente adecuado pero tambiéncompletamente homogéneo y sin ningún sentido de historia o carácter. En toda la ciudad están teniendo lugar urbanizaciones similares, en lasque se han demolido viejos edificios y se han dejado solares vacíos du-rante años, mientras los urbanizadores planeaban el futuro a la espera de un buen momento para construir en ellos.

La Calle Maxwell ya está completamente gentrificada, pero un pocomás al sur y al oeste en Pilsen la batalla de la gentrificación está en plenaactividad. Como el área del Calle Maxwell, Pilsen está cerca del centro yes muy accesible por varias carreteras. Teniendo en cuenta lo bien situadoque está, es sorprendente que no se gentrificara hace mucho tiempo. Elsegmento de la Calle Halsted que atraviesa Pilsen está irreconocible com-parado el aspecto que tenía hace 10 años: casi todos los edificios han sidorehabilitados y convertidos en lofts y estudios para artistas, y hay muypocos latinos. Pero si seguimos unas cuantas cuadras al oeste nos encon-tramos un Pilsen que sigue siendo un cruce de caminos de varios mundos.La Calle 18 está plagada de pequeñas tiendas que bien podrían haber sidotrasladadas desde una calle en México. La mayoría de los carteles estánen español, y se oye hablar español e inglés indistintamente en las tibiasnoches en las que las familias se congregan afuera. Pero la gentrificaciónestá ocurriendo rápidamente debajo de la superficie.

Kari Lydersen

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Los precios de la vivienda se han disparado;algunas familias han visto los impuestos sobre la propiedad inmobiliaria subir más del 200% en la última década y los alquileres han subidosustancialmente. Aunque muchos de los edifi-cios todavía están en condiciones bastantes pre-carias, sería difícil de comprar una casa unifa-miliar o un edificio de dos pisos por menos de $250.000. Muchos residentes están especial-mente preocupados por un plan de urbanizaciónde 400 unidades de apartamentos propuesto porel anterior Secretario de la Vivienda y el Desa-rrollo Urbano de los EEUU, Henry Cisneros, enel lugar de la fábrica de Herramientas e Ingenie-ría de la Calle 18 y Peoria. Hace varios años,residentes organizados en torno a la PilsenAlliance y otros grupos consiguieron derrotarun plan de la compañía Concord Homes quepretendía construir varios bloques de esa zona.Pero ahora muchos tienen miedo de que pro-yecto de Cisneros tendrá una influencia infla-cionaria más fuerte en el valor de la propiedadlocal. Se apartarán ochenta y dos unidades parainquilinos de ingresos moderados y bajos, conlas 34 unidades más baratas a un precio cercade $150.000 por uno o dos dormitorios. Los a-partamentos “económicos” están pensados pararesidentes que ganan entre el 60 y el 70% delingreso promedio de la ciudad; muchos resi-dentes de Pilsen ganan mucho menos que eso.Las unidades de la nueva urbanización costaránhasta $699.000 a precio mercado.

Entre la década de los sesenta y la década de los ochenta Pilsen no era particularmente unlugar fácil para vivir, de acuerdo a los antiguosresidentes. La violencia y las drogas estaban de-senfrenadas y los servicios de la ciudad eran aveces inexistentes. Los residentes tuvieron quelanzar una campaña activista para obtener larecogida regular de basura. La mayoría de losservicios que ahora existen en el vecindario seconsiguieron gracias al activismo de la comu-nidad: la Preparatoria Benito Juárez, la Biblio-teca Rudy Lozano y los pocos parques del barrio.Pero ahora los antiguos residentes cuyas familiascrecieron luchando por estas cosas tienen miedode que serán forzados a mudarse por el aumentodel valor de la propiedad.

Versiones distintas de esta historia se repitenen toda la ciudad, en el sudeste, el suroeste, eloeste y el norte. Ya han sido desplazados milla-res de residentes de viviendas de protección ofi-cial, que han sido echados debido a la gentrifi-cación de una forma menos sutil y más violentaque los residentes de Pilsen. A medida que loscomplejos de edificios de protección oficial de la ciudad han sido derruidos en los últimos ocho años mediante el polémico Plan de Trans-formación de la ciudad, los residentes han sidoobligados a mudarse de las comunidades dondemuchos de ellos habían vivido durante genera-ciones. Los complejos de protección oficial noeran precisamente lugares ideales para vivir,llenos de violencia pandillera, falta de interés yabuso de la policía y estructuras desmoronán-dose. Pero sin embargo eran sus hogares, contodas las redes sociales que hacían posible unavida digna aun sin recursos económicos. Loscomplejos de protección oficial se derribaroncomo parte del plan nacional Hope VI paraconvertir urbanizaciones públicas problemáticasen vecindarios de ingresos mixtos y reubicar alos residentes a lugares con mejores condiciones.Pero el proceso del reubicación hasta ahora dis-ta de ser exitoso, ya que muchos residentes nohan podido encontrar viviendas adecuadas con

sus vales de la Sección 8 subvencionados por el gobierno. Y los activistas de la vivienda nopueden dejar de advertir cuán conveniente esque los primeros edificios que fueron demolidosestaban en áreas sumamente deseables por suterreno: Cabrini Green en el norte próximo y lasLakefront Properties que estaban frente al lagoentre las calles 40 y 42 hasta que ellos fuerandestruidas dramáticamente en 1998.

Incluso el lugar donde estaban las infamesRobert Taylor Homes, que se extendían variasmillas a lo largo de la Calle State en el sur, tardeo temprano se convertirán en codiciados bienesraíces, a medida que se gentrifica el vecindariode Bronzeville.

Bronzeville una vez fue un glamoroso centrode moda, de entretenimiento y culturaafroamericanos, donde Billie Holiday, LouRawls, Langston Hughes y muchos otros delmundo de la literatura, el entretenimiento y elcomercio afroamericano trabajaron y actuaron.Cayó en la decadencia urbana durante la mayorparte de la segunda mitad del siglo XX. Pero enla última década los precios de bienes raíces delas graystones y las brownstones que se alinean alo largo de King Drive y las calles circundantesse han disparado y se ha establecido un puñadode tiendas y restaurantes elegantes en unaurbanización de la Calle 47 y King Drive, en sumayor parte como la parte del polémico y prob-lemático plan de reurbanización de la concejalaDorothy Tillman. Irónicamente uno de los últi-mos antiguos clubes auténticos de blues y jazzque había en el área, la conocida Gerri’s PalmTavern en la Calle 47, fue cerrado como partedel plan de resurgimiento del “Distrito delBlues” del área. Se declaró que Gerri era estruc-turalmente poco sólido y teóricamente lahistórica decoración del club se pondrá en unnuevo club o nuevo museo que honre el ilustrepasado de Gerri como eje interracial de energíaintelectual y musical. Pero hasta ahora esto noha ocurrido, e incluso si pasara como en la CalleMaxwell, una nueva encarnación nunca podrárecrear la historia y el ambiente del original.

La mayor parte de los nuevos comerciantes y residentes del distrito Bronzeville son afroa-mericanos; de hecho muchos de ellos tienenfamiliares que vivieron en el área en su apogeo y se mudaron cuando se deterioró. Bronzeville

es un ejemplo, como Pilsen, de cómo la gentri-ficación no es un asunto blanco o negro.

Pocas personas quieren que zonas descui-dadas y llenas de crimen permanezcan de esamanera. No se puede argumentar en contra deuna familia que ha vivido en un lugar por años y que finalmente se beneficia de los nuevos ne-gocios o inversiones que se hacen en el área yve aumentar un poco sus ventajas. La preguntaes cómo puede la urbanización y la “revitali-zación” avanzar orgánicamente de forma quebeneficie y no desplace a los antiguos residenteso los que han luchado por establecer allí sus raí-ces. Cuando los grandes constructores tienentanto más fácil el acceso al capital, los favorespolíticos y las tendencias de bienes raíces que eldueño de un negocio, propietario de una casa oinquilino, ¿es posible que la construcción tengalugar en un terreno de igualdad de condiciones?

La batalla sería suficientemente dura si setratara sólo de una de las fuerzas del mercadolibre, pero muchos analistas y activistas de po-lítica urbana ven un lado mucho más siniestro a la gentrificación. José López, el director delCentro Cultural Puertorriqueño y un antiguoactivista anti gentrificación de Humbold Park,ve la gentrificación como parte de una estrate-gia de “desconcentración espacial” a través de la cuál fuerzas corporativas y gubernamentalesdesactivan el poder político de comunidadesminoritarias privadas del derecho al voto aldesarraigar a estas antiguas y bien establecidascomunidades esparciéndolas geográficamente.López y otros defensores de esta filosofía dicenque la tendencia nacional de gentrificar “ciu-dades interiores” y desplazar a los residentespobres a los suburbios es una manera estra-tégica de prevenir la revuelta urbana y elcrecimiento de movimientos políticos de oposición.

Kari Lydersen es periodista independiente. Escribe enThe Washington Post, The Chicago Reader y otras publi-caciones

Traducción: Verónica Esteban

La Calle Maxwell cercada por edificación de la University of Illinois en Chicago.

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Highwood se ubica a 20 millas al noroeste de Chi-cago, ya próximo a la frontera con el estado deWisconsin. Casi al llegar a la desviación a High-

wood, el expressway Edens deja de ser autopista para trans-formarse en una especie de avenida, pues de pronto haysemáforos y los autos y tráileres tienen que bajar la veloci-dad. En vez de salidas, nos topamos con vibradores y cru-ceros flanqueados por gasolineras y lotes de autos. Eso nosconfunde y damos vuelta hacia el este en la primera oportu-nidad: estamos en la avenida Park West, que a nuestro pa-recer es el camino más rápido a Highwood. Este suburbioaparece en el Libro Guinness por tener el récord del mayornúmero de restaurantes per capita en los Estados Unidos.Tal vez por la abundancia de restaurantes se ha convertidoen puerto de entrada para miles de mexicanos que buscantrabajo como cocineros, busboys o incluso meseros.

Aunque el punto de referencia es obviamente Chicago,muchos mexicanos ya no llegan a esta ciudad sino a Cicero,Waukeegan, Aurora, Berwin, Desplaines, Highland Park,entre otros. Por un lado, en las últimas dos décadas, enChicago el precio de las casas y del alquiler ha aumentadoconsiderablemente debido a la política de desplazamientoque la Ciudad de los Vientos —como todos los grandes cen-tros financieros del mundo— está experimentando. Por otraparte, los salarios tienden a ser un poco mejores en los su-burbios para los que trabajan en la industria de los serviciosy para aquellos que tienen experiencia en la rama de laconstrucción y de la jardinería. Estos dos aspectos, ya com-binados, representan un ahorro para la familia inmigrante o para un inmigrante que viva solo.

Highwood colinda con Highland Park, suburbio en elque ha residido un buen número de gente famosa y adine-rada, por ejemplo, el ex basquetbolista Michael Jordan y elactor Mr. T. También en Highland Park se ha dado un fenó-meno curioso: los niños de origen mexicano, sobre todo delos estados de Guerrero y de Oaxaca, conviven en las aulasde las escuelas públicas con niños de la clase media alta es-tadounidense. Este mundo académico bicultural ha hechoque los padres de familia anglosajones opten por apoyar losprogramas bilingües duales, en los que las materias son im-partidas en inglés y en español. Es importante señalar que laclase media estadounidense tiende a apoyar los programasbilingües, pues se dan cuenta del beneficio cultural y laboralque representan para sus hijos; en cambio, los padres mexi-canos tienden a rechazar los programas, en primer lugarporque creen que sus hijos ya hablan español, y en segundoporque creen que las oportunidades laborales solamente seamplían con el mejoramiento del inglés.

Nos quedamos de ver con Noé Briseño en el restau-rante McDonald’s de Highwood a las diez de la ma-ñana, pero por equivocación caímos en el de High-

land Park. Al sentirnos desubicados, le preguntamos a unade las cajeras. Ella nos dijo en español que Highwood estabaa menos de una milla y que no era necesario volver a la au-topista: “Sigan derecho junto a la vía del tren”. A esa horade la mañana había una decena de trabajadores en el restau-rante, todos de origen mexicano. Cuando la cajera estabadándonos las instrucciones, tanto los que limpiaban como losque desde el fondo preparaban desayunos querían contribuir:“De aquí a Highwood solamente hay una luz”; “adelantito dela luz está un Domino’s, y ahí comienza Highwood”.

Seguimos las instrucciones y despuésdel Domino’s Pizza pasamos los restau-rantes Bertucci, Washington Garden,Froggy’s, Buffo’s, Little Italy, Miramar…

En 1985, al terminar la secundaria,Noé Briseño entró al Colegio Mili-tar, ubicado al sur de la ciudad de

México. La inquietud por ser parte delEjército y su atracción por las armas se ladespertaron dos de sus tíos paternos, queya tenían grado de capitán. Cuando segraduó de dicho colegio ya con su barrade subteniente, Noé fue enviado al 44Batallón de Infantería, apostado en elsureño estado de Guerrero. Recuerda que,durante su primera campaña, estuvo tresmeses en la sierra detectando sembradíosde marihuana y amapola, y en dos oca-siones los 36 soldados a su cargo tuvieronenfrentamientos con narcotraficantes.“Hubo bajas de ambos lados”, nos dice. En esos enfrentamientos, Noé Briseño notuvo que ver con dichas bajas. Sin embar-go, en septiembre de 1995 retornó a lasierra de Guerrero, y cerca de una ran-chería llamada Los Girasoles su secciónfue emboscada por un grupo de narcotrafi-cantes. “Todos estábamos entrenados parauna circunstancia así. Los que tenían quetirarse al suelo, se tiraron; los que tenían

que replegarse, se replegaron. Desde miposición definí dos blancos y les disparé”.En ese enfrentamiento, los narcotrafican-tes tuvieron seis bajas y el Ejército una.

En 1992, Noé vino a Highwood a vi-sitar a su hermano José María y a su tíoSergio, quienes había llegado a este su-burbio en 1987. En las tres semanas de suvisita conoció a Jorge Guerrero, un jovende Apaseo el Alto, Guanajuato, que tra-bajaba de cajero en el McDonald’s deHighland Park. En esas tres semanas Noé se quedó en el mismo apartamentoque alquilaba Jorge y dos amigos. Ahínació una amistad.

Jorge Guerrero llegó al suburbio deHighwood en enero de 1987. Noscuenta que en su tierra natal, mien-

tras estudiaba la secundaria, veía amuchos inmigrantes que retornaban tem-poralmente manejando buenos carros.Muchos de ellos no habían terminado nisiquiera la escuela secundaria; su padre,Silvestre Guerrero, era profesor de prima-ria y no se había podido hacer de un ca-rro. A Jorge también le llamaba la aten-ción que sus primos, que habían sido en-viados con muchos sacrificios a la univer-sidad, se titulaban y conseguían empleoscon malos salarios o de plano no podían

Raúl Dorantes y Febronio Zatarain

Jorge Guerrero

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encontrar nada. Ingresar a la prepa ya no lellamó la atención a Jorge. Lo único que sí locapturó fue el Otro Lado; consideraba que elemigrar le garantizaría hacer realidad el sueñode comprar un auto: un Trans Am. Por eso,cuando su amigo Juan Núñez fue de visita no dudó dos veces en pegársele. Cruzaron por Tijuana, llegaron a Los Ángeles y de ahí tomaron un avión.

El primer empleo de Jorge en el suburbio de Highwood fue de lavaplatos en la pizzeríaBuffo’s. Ahí trabajó casi todo el año, y lue-go encontró un puesto en la cocina delMcDonald’s de Highland Park. Estuvo cuatromeses preparando cheeseburgers, McMuffins,chicken nuggets, etc. y posteriormente lo pasarona la caja para atender a la clientela. Ya en estepuesto se vio obligado a estudiar inglés. “Com-pré el curso de Inglés Básico y también fui atomar clases en el programa nocturno de laHighland Park High School.” Cabe señalar que hasta 1988 Jorge era el único mexicano queestaba en la nómina de ese McDonald’s. “Casitodos eran blancos, y uno que otro negro”. Yacon el paso de los años, este patrón cambió:tanto en los restaurantes de Highwood como de Highland Park, los blancos y los pocosafroamericanos fueron dejando sus puestos, los cuales han sido ocupados por mexicanos.

Después de cuatro años de atender a laclientela en el mostrador o tomando órdenes en el servicio de Drive TRB, Jorge Guerrero fueascendido a gerente de turno. Y al inaugurarseel McDonald’s de Highwood, en 1998, lo nom-braron gerente general del nuevo establecimien-to. Nos cuenta que entró ganando el salario mí-nimo —que en 2006 es de $6.50 por hora—. El salario de un gerente va de los $30,000 a los$50,000 al año, dependiendo de la experiencia.En estos ocho años, Jorge ha tenido un ex-celente desempeño. Tan sólo en 2005 elMcDonald’s a su cargo fue considerado elnúmero uno en la región que comprende a los estados de Wisconsin, Indiana e Illinois;además, en marzo será galardonado con bonos,acciones y dinero en efectivo por haber puestoel establecimiento entre los mejores 100 delpaís. En Estados Unidos, el consorcio Mc-Donald’s tiene 13,735 establecimientos.

Jorge, como muchos mexicanos, no dejó de estar en contacto con su pueblo de origen.

En uno de esos viajes se encontró con unaAmalia Toledo, que había sido su compañera enla escuela primaria. Se casaron en 1993 y ahoratienen dos niñas. Y también como muchos me-xicanos, Jorge construyó su casa en su pueblo y no ha dejado de mandar dinero a sus padresmensualmente. “Apaseo depende económica-mente en un 80% de lo que enviamos los queestamos acá”. Pero Jorge sabe que su vida ahora,y en el futuro mediato, está más en Highwoodque en Guanajuato. Por eso ya compró su casa yse hizo ciudadano estadounidense. Nos dice quesolicitó la ciudadanía porque le interesaba votary conseguir la residencia para su esposa y suspadres.

Como ya dijimos, Noé Briseño vino aHighwood de visita en 1992. Luegoretornó a México para reintegrarse a

sus labores en el Ejército. En 2003 decidió darse de baja con el fin de trabajar comoinstructor en la Academia de Policía del Distrito Federal. Nos cuenta que en los 18 años que estuvo en el Ejército nunca fue testigo de actos de corrupción, y esto

quizás porque la venalidad se da más que nadaen los altos mandos castrenses. Para Noé, la dis-ciplina que se inculca en el Ejército y la lealtadhacia las instituciones tienen un peso funda-mental en el cuerpo moral de los soldados. Lavisión de Noé se confirma al repasar los recien-tes cinco años de la historia mexicana: las Fuer-zas Armadas —a pesar de que el Partido Revo-lucionario Institucional perdió la Presidencia,luego de 71 años— han mantenido su lealtadhacia el jefe del Ejecutivo.

Sin embargo, estando en la Academia dePolicía, Noé se percató de que la corrupción, almenos en el Distrito Federal, va desde el policíade menor rango hasta los comandantes encarga-dos de las Delegaciones. Para él, la causa máspalpable de la corrupción es el bajo salario querecibe cada miembro del cuerpo policiaco. Suexperiencia en el manejo de armas automáticasy semi automáticas le garantizaba un ingresocomo instructor en la Academia o en cualquierpuesto policiaco del país. Pero en octubre de2005, tomó el avión y volvió a Highwood, ya no de visita sino para quedarse a trabajar por un tiempo. Los primeros dos meses trabajó co-mo jornalero en la construcción; le pagaban diezdólares por hora y su semana era de 60 horas.Dejó este trabajo porque el contratista le queda-ba a deber cada semana hasta que se acumula-ron casi dos mil dólares. Nos dice que tuvo quevalerse de amenazas para que el contratista leretribuyera lo que le debía. Es común que loscontratistas (sobre todo los de origen latino) se aprovechen de la vulnerabilidad de los jor-naleros: en primer lugar les ofrecen un salarioque está muy por debajo del establecido en elramo de la construcción y a la hora de la paga le salen al trabajador con cuentas chinas; esto se da porque los convenios son verbales y lapaga siempre es en efectivo. Por eso, al presen-társele la oportunidad de trabajar de busboyen el Washington Garden, de Highwood, Noé Briseño no dudó en aceptar el puesto.

Para Noé, su estancia en los Estados Unidosha sido solamente para cambiar un poquito deaires. El ser soltero a sus 34 años le ha facilitadodar este salto sin mayores conflictos. No estáechando raíces en Highwood, de ahí que pienseseguir viviendo en el sótano del departamentoque alquilan sus dos hermanos. Pues el inmi-grante se arraiga al firmar un contrato de renta,al poner una línea telefónica a su nombre y alhacerse de muebles. Noé tiene pensado regresaral Distrito Federal en el 2007, ya que confía enque Andrés Manuel López Obrador ganará laPresidencia de la República. Cree que ese girogenerará un cambio sustancial en la vida políti-ca, económica y social de México, y porsupuesto en los cuerpos de policía de todo el país. “Me gustaría trabajar con el nuevo gobierno”.

Por su parte, Jorge Guerrero tiene posibi-lidades de que a corto plazo se le ofrezca elpuesto de supervisor de región. Y más a futuro, si se presenta la oportunidad, le gustaríaadquirir una franquicia y así administrar su propio McDonald’s.

Raúl Dorantes. Escritor mexicano. Director editorialde contratiempo.

Febronio Zatarain. Poeta y periodista mexicano. Hapublicado Faltas a la moral. Noé Briseño

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Cuando a las once el solparte el centro del honorcuando consignas y metaspiden su paredóncuando de oscuro a oscuroconversan con la acciónla palabra es de ustedesme callo por pudor

(De una vez, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés)

República Dominicana, país, pueblo, nación, es lo mis-mo: una geografía, una historia, una comunidad, unser, la familia, el barrio, lo que conforta y desagrega.

Techo, pared o puerta: todo es esencial. A veces es buenoescribir sobre el país sin tener un nombre, sin decir —casicomo confesando un crimen— que se está fuera del país. Al que se va se le condena. Al irse, uno se lleva alguna cruz.Lo más visible, sin embargo, es atravesar migración despuésque ese sello gomígrafo ha estampado el pasaporte y estamoscasi con un pie en otra geografía. Lo más invisible, es quesiempre nos estamos yendo. Esa es nuestra marca. Siemprenos hemos estado yendo. Irnos, dejarnos, que nos dejen.

Nuestra literatura es la confirmación de esa ida. Es “elespejo del recuerdo”, de Héctor Incháustegui Cabral, es elotro puerto de Juan Bosch, el país en el mundo de Mir quese borda y se desborda en Cuba o Guatemala, es el síndromeTon, a René del Risco gracias, es la sensación de estar lle-gando tanto porque el crecimiento fue la excusa para noadvertir que no todo tiene que crecer, que la ternura está en el zapatero, la esquina, el dulcito del colmado, el gritomañanero del marchante, las noches lagrimeras a fuego de boleros y bachatas, de “mi noche triste” y el maestroCamboy Estévez más desconsolado que un tiburón en unapecera. Nos vamos del barrio, de la familia, de la ciudad. LaIsla es una tremenda madeja de tránsitos, mudanzas. Lo quequeda es el recuerdo, la ciudad invisible flotando alrededor

de todos los helados, los he-lados que querrán ser losHelados Imperiales, los cinesque querrán ser el Max, elDiana, el Rialto, el Colonial,y que sólo se quedan colgan-do de alguna llamada telefó-nica si es que Eduardo apare-ce en La Florida o María enMadrid o Tanya en Burdeos o Fidel en Praga o Pedro enEstancia

Nueva o Juan Basantadoblando por alguna calle delVedado. Lo que sobrevive esla constatación de haber sidosustentado por e el murito deDrake's, por el cubalibre delCafé Atlánico, por aquellavellonera del barcito en elmalecón donde podías dartea Carole King y del Paname-ricano con el verde lado delbosque de Joan Baez.

El país es el rostro de loque se quiere o no se puededejar. El país pasa por la pan-talla, los titulares, está aquí,

en estos poros. El país está en el aire,inyectándonos el néctar del ahogo si es que el maestro Manzanero y la SoniaSilvestre del arañazo y el maestro JohnnyVentura está arrastrando sus pingüinos yoye qué rico mami. El país fue una vez laalgarabía, el trabucazo en la Puerta de laMisericordia. Vuelvo a la Puerta de laMisericordia a 162 años del trabucazo y lo que no nos deja es el aroma de la fritu-ra, la bulla del colmado, el pensamientode que la vida estará en los pasteles dehoja de Pepe Rozón y el Pepe 30 añosantes sacando la bola del canasto y elPepe acabando con los blanquitos deNaco, dribleando como un loco, con laasistencia inmejorable de Manolo Prince y“Nacional”, el mejor tabaco, y la bandera,más arriba, mucho más. El país fue unavez el caminito a la escuela, el liceo o elcolegio. Fue el mundo hasta el último biz-cocho, el último refresco rojo, los últimospantaloncitos cortos, la última vez quealguien nos cargó o que cantamos arrozcon leche y el sun sun de la carabela Mástarde, el ajetreo de los carros públicos, losafanes del examen, el trabajito, las ochode la mañana como el sable que caía y tedestajaba para las próximas ocho horas y siete vidas, hicieron del país otra cosa,otra casa.

El país comenzó a deshacerse, a con-vertirse en muchísimos otros paisitoscuando nos ajustamos el casco de moto-ristas y nos metimos en la algarabía de lalucha de clases, el partido, el triunfo, eldeber, la superación, el título, el gustico,la movida. Entonces comenzaron los pro-blemas con el cuerpo, los placeres, la ima-gen, la capacidad de convencer, de ser elmejor samurai, el gran guerrero, y todoaquello que recomiendan los libros deautoayuda, vida sana, equilibrio de laspotencias, luna en saturno, y todo aquello

que te puede recomendar mi querida ami-ga Aurora Arias o el almanaque de Britolo la carta astral o las líneas de tu mano.Crecimos, nos hicimos, nos deshicimos.Ley de Lavoissier, no más, muchacha,tíguere, socio, pana, compadre.

El país volvió a ser el estadio, la mar-cha, los éxitos televisivos, los discursos, las caravanas, el caravaneo, al ajetreo,vale, la cosa esa, la vaina, la misma vainay joder, que no amanece. Tengo treintaaños que salí del Liceo Estados Unidos y tengo treinta años que vuelvo, siempreque puedo, al Liceo Estados Unidos. Porsuerte que la profesora Maritza Mejía (nosé si de Rivera) todavía está ahí. Tengomás de 25 años que salí del barrio —o mebotaron— de Villa Francisca, y siemprevuelvo al barrio para ver si la palma queestaba en el patio de mi casa todavíasigue. Sí, todavía sigue, pero no sé hastacuándo. “Nunca has de volver al sitiodonde una vez fuiste feliz”, recomienda el maestro Sabina, y sospecho que no serátan nuevo el consejo. El país está aquí,con todos sus sabores, olores, colores.Muchos no pueden definir el país más que hablando de lo que se come, bebe,por donde se pasea, lo que se toca, comosi el país sólo fuese esa materia, lo palpa-ble. Tengo un país portátil. Hay más demillón y medio de dominicanos que tie-nen algo parecido. Creo que hay más deocho millones en el país dominicano quetambién tienen algo parecido. ¿Qué paístienen los que viven en el país? ¿No te-nemos todos el mismo país?

Es curioso que le pregunte, que casi les ruegue a mis amigos que me definan lo que es el país para ellos y que sólo merespondan los que viven en Nueva York.¿Es que sólo el país existe para los que noestán en el país? Aterrizo en las Américaso en Puerto Plata y los del país antes demí no han visto a muchísimos de los queestán en el país. Me lo dijo una vez mi en-trañable amigo Eric Raful, que me ve mása mí que a muchísimos que están en laIsla. ¿De qué país hablamos? ¿El del traba-jo, las ocho de la mañana, el tapón estre-sante, el aire que no funciona porque elinversor cogió mucha lucha, la pantallacon problemas justo cuando Pedro Martí-nez todavía no tiene decisión? Todos te-nemos el mismo país aunque el país en sí sea indefinible. Cada quien traza suraya, lo contornea. Es o puede ser la e-moción del trópico, la frescura del aire, la inseguridad en la calle. El país lo estodo. Sigamos buscando y encontrandodefiniciones. Ahí está su salud. La saludestá en el nunca llegar, en la definiciónque no concluye, en la Ithaca de Kavafis,que existe a pesar de todo.

Miguel Mena. Escritor y sociólogo dominicanoresidente en Alemania desde el 1990. Docto-rado en la Universidad Libre de Berlín.

Miguel D. Mena

El malecón en Santo Domingo, República Dominicana.O

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El autor español Vilas-Matas escribió una novela titulada“París no se acaba nunca” como homenaje a esta frase deHemingway en “París era una fiesta”. Durante mucho tiem-po los argentinos creímos en el utópico eje París-BuenosAires, y como muestra basta leer Rayuela, de Cortázar. Los porteños somos insoportables y hemos vivido comoeuropeos exiliados, creyendo que París estaba ahicito nomás, enfrente, cuando la realidad geográfica es muy otra. Es verdad que parte de la ciudad se diseñó siguiendo el modelo que el barón de Haussman impuso en París, yque, como siempre se nos dijo que la cigueña traía a losbebés desde la ciudad luz, mi generación fue tan afrance-sada como lo fueron las generaciones sucesivas a partir, digamos, de la generación de 1880, la que fundó la ciudadmoderna. Todo argentino que se preciara iba a París, si po-día; la ciudad era la capital del siglo XIX y también de gran parte del siglo XX.

Como en todas las especies el deterioro ejerce su domi-nio, ahora los argentinos con plata van a Miami, que vienea ser la Babilonia de los babiecas. Borges escribió “a mí seme hace cuento que empezó Buenos Aires / la juzgo taneterna como el agua y el aire”, pero Borges era mentiroso,porque también escribió

Los años que he vivido en Europa son ilusoriosYo he estado siempre (y estaré) en Buenos Aires

y sin embargo no quiso que lo enterraran en su ciudad, a laque había cantado con tanto amor, y ha privado a sus com-patriotas de irle a poner una flor en el cementerio de laRecoleta, “el lugar de mi ceniza”, donde están enterradossus antepasados. Yo, que no puedo ser Borges, trato desuperarlo por lo menos en esto.

La Argentina y el Río de la Plata nacieron de múltiplesequivocaciones. Una leyenda hablaba de la Sierra de la Pla-ta, que se suponía estaba remontando el Paraná y de ahí losnombres. Pero ni en el país ni en el río los aventureros pu-dieron saciar nunca su delirio de metal precioso. Comoescribe Graciela Reyes

(...) no lleva plata el Río de la Platalleva resaca, tiempo, mufa y odio,y la patria argentina es una minacon mucho corazón y poca plata

Buenos Aires se formó sobre la nada en 1536, no habíaen la zona ciudad por conquistar y los indios nómades, queno se asustaron ni de los caballos ni de los arcabuces, lo-graron que los españoles pasaran hambre y decidieran vol-verse al barco. Pero era necesario frenar el avance de Por-tugal. Buenos Aires fue fundada por segunda vez en 1580 y creció olvidada de la corona española y favorecida por elcontrabando. La ceguera imperial quería que todos los pro-ductos llegaran desde el virreinato del Perú y las aduanassecas del interior. Largo viaje el de las mercaderías, desde el Pacífico tenían que atravesar montañas y desiertos, hastallegar al otro lado del continente. El monopolio comercialimpuesto por España por esta vía tan difícil era un dispa-rate, de modo que el contrabando fue una necesidad desupervivencia.

Buenos Aires entró en el mundo de la cultura al crearseel Virreinato del Río de la Plata en 1776 y el comercio laengrandeció. Por la ciudad portuaria entraron las ideas de la Ilustración, y en 1810 los criollos buscaron la indepen-dencia. La Ciudad creció y se hizo cosmopolita, los inmi-grantes europeos contribuyeron a su engrandecimiento. El Buenos Aires del siglo XXI ha sido descubierto por losturistas, quienes encuentran todo terriblemente barato y nopueden creer lo bien que comen y beben. Lamentablemente

la clase media y baja cada vez come me-nos y peor y tiene que buscar en sitiosrecónditos los lugares a los que no llega el turismo. Hay un Buenos Aires obscenoen el nuevo barrio de Puerto Madero yaledaños, donde corren los dólares de losturistas y el dinero de la minoría nativaque pudo prosperar. Hay un Buenos Airesque se refugia en los barrios y en las múlti-ples ofertas culturales que ofrece la ciu-dad, muchas de ellas gratuitas. Algunosturistas tenían en su itinerario seguir a lasMadres y Abuelas de Plaza de Mayo en sureclamo por los desaparecidos. La Asocia-ción acaba de disolver las marchas porconsiderar que el gobierno actual es suamigo. Los llamados cartoneros, que se-leccionan la basura depositada en la calle,están en todas partes en la ciudad. Arras-tran carritos con cartones, botellas, y todotipo de desecho de algún valor. A vecesencuentran bolsos robados, como pasócon el mío, y tratan de encontrar al dueñopara pedir una recompensa, ya que los la-drones suelen dejar los documentos per-sonales. Los cartoneros forman parte delpaisaje ciudadano como resultado del au-mento de la pobreza y la desocupación.Hay una organización y quizás una mafia,porque un tren, llamado el Tren Blanco,los lleva a los lugares donde les reciben la basura reciclable.

También forman parte del paisaje ciu-dadano los piqueteros, desocupados que se manifiestan para pedir trabajo o au-mento en el salario social, de menos decien dólares. Algunos van encapuchados y con palos, con lo que logran meter mie-do a los burgueses. Cortan los puentes deacceso a la ciudad y algunas calles céntri-cas, una de las razones por las que el elec-torado de la capital se volcó a la derechaen las últimas elecciones.

Buenos Aires es la ciudad del tango,también por supuesto Montevideo, porquecompartimos con los hermanos orientales—orientales porque están en la margenoriental del Río de la Plata— la pasiónpor el tango, el candombe y el mate amar-go. Lamentablemente vamos a compartirlas papeleras que se están asentando en el río Uruguay, pero este es otro tema.

El tango, esa diablura, dice Borges.Hay tango for export y hay tango paratodos. Siempre es bueno, los tangueros no se equivocan. Cuando yo era jovensolamente los viejos bailaban el tango, hoy es un delirio, las academias prospe-ran y el tango nos hipnotiza.

Y Buenos Aires tiene algo que hipnoti-za también. Será la gente, que es expansi-va, a veces excesivamente; será nuestraidea de la libertad, que colinda con laanarquía; será la vida nocturna, siemprefebril; será la buena carne y el buen vino;será la pasión que florece en las calles, encada esquina; quién sabe. Todo es posibleen Buenos Aires, lo digo deveras, si veníssentirás que estás vivo, che, hasta te pue-den robar o maltratar, pero vale la pena.Aquí todo es diferente, a la luna, los cuer-nos le salen del otro lado y el agua se vaen el resumidero haciendo círculos alrevés. Esto es el sur del sur, entiéndanlo, y estamos cabeza abajo en el globo terrá-queo. Y pensemos que no se va a acabarnunca, aunque si se sigue derritiendo elhielo de la Antártida, tendremos que imi-tar a Noé. Pero quizás no se acabe nunca.Que no se acabe.

Leda Schiavo. Poeta argentina. Autora deCon las debidas licencias.

Leda Schiavo

Avenida de Mayo, en Buenos Aires.

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¿Pero dónde está todo el mundo?

Al principio no los veía. Gente. Apresurándose.Irascibles. Eufóricos. Nada más desembarcar en el aeropuerto de O’Hare —con sus terminales relu-

cientes y los acordes jazzísticos de su hilo musical—, apenasun par de horas después de haber perdido de vista la mugre y el estrépito del gargantuesco aeropuerto de Nueva York, ya podía sentir cómo se desprendían de mí varias capas decrispación. Y cuando por fin me depositaban frente a la casitaazul de West Town —mi futuro hogar en mi futuro barrio—,y echaba un vistazo a mis alrededores, mi primera preguntasiempre era la misma: “¿Pero dónde está todo el mundo?”.Habituada como estaba a la dicotomía neoyorquina por exce-lencia —ese continuo alternar entre abrirse paso y hacerse aun lado—, todavía recuerdo la intensa sensación de vértigoque me asaltaba en mis primeros paseos por los inesperada-mente apacibles vecindarios de Chicago. Inmersa en parámet-ros infinitamente más relajados en cuanto a la densidadhumana y arquitectónica, me resultaba difícil calibrar la dis-tancia que me separaba de fachadas y vehículos, y en más deuna ocasión llegué a perder del todo el equilibrio sin causaaparente. A mis amistades en mi nueva ciudad, intimidadospor el estereotipo de la inhóspita jungla urbana que acababade dejar atrás, les resultaba chocante que declarara sentirmedesprotegida y tensa caminando por calles prácticamentedesiertas. Y aunque algún vestigio de lógica neoyorquina mesigue dictando evitar las aceras despobladas o adentrarme porcallejones en solitario, con el tiempo llegué a superar en granmedida esa inexplicable sensación de acecho. Tal vez uno seconvierte en ciudadano de un lugar cuando desarrolla instin-tos certeros sobre qué ingredientes constituyen una amenazay cuáles son del todo normales en el entorno que habita. Laprueba la tuve al año de mudarme a Chicago, cuando regreséa Nueva York para recorrer mis antiguos parajes. Todavíapuedo verme detenida frente al umbral de la estación dePrince Street, con un café en una mano y un croissant en

la otra —desayunando sobre la marcha,como casi todos en esa ciudad—, contem-plando la marea humana que subía por lasescaleras para dirigirse al trabajo en algúnloft ultrachic del barrio de Soho. Una mu-chedumbre a todas luces infinita iba sur-giendo de la estación subterránea, y nadiese apartaba para dejarme pasar. Seguí para-lizada unos minutos, sin entender cómo me las había arreglado durante tantos añospara resolver este tipo de contrariedades,cuando sentí despertar en mí un reflejo del todo familiar. Sin la más mínima vaci-lación, embestí contra el gentío que seguíaemergiendo de las profundidades... y lamarea se abrió a mi paso al impecable uní-sono. Abrirse paso y hacerse a un lado.Abrirse paso y hacerse a un lado. Abrirsepaso y hacerse a un lado. En apenas un añoya había desaprendido la coreografía básicaen la que se inspira ese insólito experimen-to humano que es la ciudad de Nueva York.Esa delirante, desmedida, deslumbrante co-reografía que había sido mi entorno coti-diano y mi realidad más palpable durantelos últimos veinte años. Hasta que, saciaday exhausta, empecé a sentir el irreprimibleanhelo de probar otro compás.

Ahora ya los veo. Gente. Apresurán-dose. Irascibles. Eufóricos. Han pa-sado tres años desde que decidí

instalarme en Chicago, casi cinco desdeque visité la ciudad por primera vez —y sin querer me dejé cautivar por esa singularalquimia hecha de acero, cielo, agua y tie-rra. Y por ese lago tramposo que, sin dudaalguna, se cree mar. Ya entendí que en estenuevo contexto los puentes son enlaces, yno vías de escape; que los ríos son arterias,y no fronteras ondulantes; que no es nece-sario amarrar con cadenas las mecedorasinstaladas en los soportales, porque nadiese las va a llevar. Nueva York ha pasado aser una ciudad que me encanta añorar, yque nunca deja de maravillarme cuandohace su aparición en la gran pantalla. Aun-que imagino que me resultaría imposiblevolver a vivir en un lugar donde, ya se cir-cule por los enclaves más privilegiados opor los barrios más desatendidos, no quedamás remedio que acostumbrarse a compar-tir la acera con auténticas cordilleras debasura y escombros —hasta el punto dedejar de verlos. Y es que Nueva York esuna ciudad que se precia de vivir con lasentrañas al descubierto, una metrópolisdemasiado abigarrada para permitirse ellujo de andarse con complejos o conrodeos. En contraste, siempre tuve laimpresión de que Chicago era una urbeempeñada en mantener a raya sus excen-tricidades, mediante una (quiero creer queengañosa) apariencia de inmutabilidad bajola que guarda celosamente sus secretos ysus deslices. O tal vez lleve más tiempocompenetrarse con el quisquilloso tempe-ramento de esta nueva pareja de baile.Charlando con una amiga sobre la iniciati-va “One Book, One Chicago” —mediantela cual cada pocos meses se elige un títuloque contará con el respaldo del Ayunta-miento y de las Bibliotecas Públicas para

alentar a la ciudadanía a leer y discutir laobra—, le comenté que no imaginaba quealgo así pudiera funcionar en una ciudadcomo Nueva York, porque nunca iban aconseguir que se pusieran todos de acuer-do. Aunque hice el comentario medio enbroma, jugando con la fama de díscolos delos lugareños, mi amiga me informó de queefectivamente se había intentado introdu-cir el programa en la Gran Manzana —y lainiciativa se abandonó tras un único inten-to, ¡porque no hubo manera de lograr unconsenso! Al escucharlo no pude evitaruna carcajada y una punzada de orgulloajeno: en ese momento me sentí tan ínti-mamente neoyorquina, tan profundamenteen sintonía con la canallesca médula de esametrópolis, como cuando me toca sortearuno de esos cruces sin semáforos que abun-dan en Chicago —y aunque todos los ve-hículos se hayan detenido para cederme elpaso, aun así no me decido a cruzar. Unaintersección de cuatro vías sin señalizar, ese instante de exquisita dinámica sujeta alrecato y libre albedrío de los conductores...No, no, sería algo impensable en el her-videro de Manhattan. De vez en cuandotodavía se me puede encontrar parada enuna esquina —fingiendo que estoy esperan-do a alguien o que se me desató un cor-dón—, para que los conductores entiendanque deben seguir su camino. En ocasionesasí me siento tan obcecadamente desincro-nizada como la primera vez que me enfren-té a un buzón de correos en los EstadosUnidos, recién llegada de la vieja Europa,convencida de que tarde o tempranoencontraría la dichosa ranura...

Atodo esto, parece que mi sentido de las distancias no es lo único que se está adaptando a las dimensio-

nes de este nuevo paisaje. En Nueva York,ante el insondable batiburrillo francoes-pañol que caracteriza mi acento, solíantomarme por una europea de origen ger-mánico. Alemana, la mayoría de las veces.Y de vez en cuando incluso rusa o israelí —aunque no dudo que las curvas semíticasde mi nariz fueran un factor determinante.Recientemente, para mi gran asombro, lamuchacha que sirve las bebidas en mi ca-fetería favorita me preguntó si mi acento al hablar en inglés era puertorriqueño. No le habría hecho caso si no fuera porquela susodicha es hija de caribeños, y cabe a-sumir que tiene el oído entrenado. Curio-samente, durante mi época de salseraempedernida en los antros latinos de laCosta Este llegué a escuchar que bailabacomo una boricua, pero nunca a nadie se le ocurrió confundir mi acento con el de laisla. Un par de años deambulando por lasremolonas planicies del Midwest, y hastami pronunciación osa marcarse un devaneomás ocioso. Y es que la vida te da sorpresas,sorpresas te da la vida...

Susana Galilea: Barcelonesa radicada en Chi-cago. Es traductora independiente y colabo-radora habitual de contratiempo.

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El presente texto fue publicado en el diario El Universal,de México, el domingo 8 de enero de 2006. Lo reproduci-

mos con la autorización del autor.

En la ciudad latinoamericana del siglo XXI

Tal vez sea más práctico un epitafio que una profecía,tal vez sea más teórico un exorcismo que un cemente-rio de proyectos urbanos. ¿Qué vaticinios se sostienen

ante esa incógnita desmedida, la ciudad latinoamericana delsiglo XXI, con su mezcla de alta tecnología y miseria, de glo-balización y explosión demográfica pese a todo, de america-nización y costumbres todavía monolingües, por así decirlo?

Por lo menos, ya no hay incertidumbre respecto de las urbes latinoamericanas de fines del siglo XX. Casi pordoquier, el mismo paisaje interminable de las franquicias, de McDonald’s a Blockbuster a Domino’s Pizza; el infinito de las barriadas populares (chabolas, pueblos jóvenes, ran-chos, colonias populares, ciudades perdidas, favelas) donde la lucha por la vida es una variable dependiente de los ín-dices de empleo; el despilfarro y la ostentación de los edifi-cios posmodernos que reúnen la magia de lo hecho en serio y la fantasía de huir de la ciudad donde se vive rumbo a laciudad idéntica en donde se desea vivir; los embotellamien-tos donde el automovilista y los pasajeros de los autobuses sesumergen en el verdadero ritmo del vértigo urbano, la lenti-tud... En materia de macrociudades, un método de negocia-ción con la pesadilla es asilarse la repetición. “A la ciudad que fueras haz como si la desconocieras”.

¿Qué es diferente en las novedades de Bogotá, Caracas,Lima, Buenos Aires, Montevideo, ciudad de México, Quito,La Paz, ciudad de Guatemala, San José, San Juan, Asunción,San Salvador, Tegucigalpa, Managua? La Habana sí es distin-ta, entre otras cosas por la monstruosidad del bloqueo, perolas demás capitales tienden a ser iguales por lo menos en lazona del consumo preferencial.

¿De dónde voy a sacar tiempo para hallar un espacio?

Por sobre todas las cosas, las megalópolis latinoameri-canas del siglo XXI proclaman la victoria del espaciosobre el tiempo. Tiempo habrá siempre, espacio ya no.

Mientras las urbes se extienden hasta alcanzar la ciudad máspróxima y la siguiente, los habitantes se confinan en departa-mentos y casas pequeñas; los millonarios y los multimillona-rios comparten el espacio amplísimo de las fortalezas que fue-ron residencias con sus medidas de seguridad y sus guardaes-paldas y su filosofía última: la soledad perfecta de un triunfa-dor exige en el cuarto de al lado a 20 personas conveniente-mente armadas.

En las ciudades latinoamericanas del siglo XX se viajó dela convivencia familiar al autismo televisivo, del sol implaca-ble de los llanos al recuerdo vago de los cielos azules y las re-giones transparentes, de la familia tribal a la familia nuclear,de la numerosa descendencia a la parejita de niño y niña o al hijo único, de la intolerancia a la tolerancia iniciada comoresignación, del patio de vecindad como ágora al encuentroapresurado en el condominio, del culto a la honra a la estra-tegia del adulterio como remodelación del matrimonio, delaprecio de lo moderno a lo tradicional que ya es lo decorati-vo, de la gana de provocar la envidia al miedo de incitar lacodicia de los extraños.

Al hablar de espacio me refiero casi naturalmente al es-pacio físico y no al espacio social, asunto muy diverso. En elespacio social contienden varias tendencias: la transforma-ción de lo público en lo privado, la pérdida del Centro de laciudad y la rehabilitación tecnológica del Centro, la geografíade la exclusión y la geografía de la inclusión pese a todo, laglobalización y la exaltación del localismo, la creación cuida-dosa de la utópolis de los muy ricos (“no nos va a pasar nada

mientras no salgamos solos”) y la densidadde exópolis, ese don migratorio que localizavastas extensiones de terrenos vacíos y alcabo de 20 años los exhibe como ciudadesmedianas o grandes. (A la exópolis tambiénpodría definirla un hecho cada vez más fre-cuente: las ciudades se fugan de casi todassus tradiciones entrañables.) En el espaciosocial las personas se enfrentan al sistemade aceptaciones y rechazos que forma suidea de ciudadanía. “Si hasta aquí puedoentrar, hasta aquí valgo”.

“Tengo un vecino tan parecido a mí quesi no intercambiamos esposas es porqueél es viudo”

Si un fenómeno marca en AméricaLatina las postrimerías del siglo XX ylos inicios del XXI es la aparición del

sentimiento urbano —tumultuoso, desen-fadado, impúdico (según las normas tradi-cionales), extrovertido— que, digamos, lostalk shows divulgan. Al oír las venturas ydesventuras de sus participantes, uno seinstala de inmediato en el mundo inter-cambiable donde los vecinos van y vieneny si se quedan es por su culpa. En este ám-bito el nomadismo es la búsqueda domici-liaria del arraigo, y lo temible no es el quédirán sino el porqué no dicen algo.

Todo congestionado y a punto del es-tallido de cuerpos: el vagón de Metro, elautobús, el tráfico, el departamento queincorpora a la familia del hermano reciénllegado del pueblo, el empleo informal. Deestas ciudades del deterioro se desprende elánimo que divulga lo antes silenciado y o-culto, lo que provoca la alarma del tempe-ramento conservador. Entre abusos de losconductores de los programas, ahítos demorbo, los talk shows delatan la tendenciaincontenible de la ciudad que es un bos-quejo de la arquitectura de aluvión: vivi-mos a tal punto dentro de la multitud quesi se confiesa la intimidad en voz alta seenriquece la identidad colectiva.

Este fin-de-la-intimidad es el nuevosentimiento urbano y es el sentimentalismo

que generan las ciudades latinoamericanas.¿Quién quiere guardar secretos si ya sabeque a nadie le importan? He aquí lo fun-damental: si la vida privada ya no interesa,los secretos no financieros o delincuencia-les, e incluso ellos en ocasiones, sólo co-bran sentido cuando se proclaman en elágora de ágoras, el estudio televisivo. Y losreality shows, cuya cumbre es Big Brother,ponen a prueba lo ya inocultable: la con-vivencia en las grandes urbes es el equiva-lente de la prisión que se soporta en esperade las cámaras de televisión. El close up te-levisivo es la biografía del alma. ¿O alguiencree todavía en las personalidades en blan-co y negro?

En este debut del milenio se evidenciannumerosos cambios, así por ejemplo, la in-ternet es el Baron Haussman, el construc-tor de las grandes avenidas de la era elec-trónica, el creador de los inesperados bule-vares del conocimiento, la comunicación yel ligue.

Los rasgos de lo cotidiano en los esta-dos-nación, la familia como el caparazón,las instituciones como fraguas síquicas, lavida social como la gloria de la intimidad,los “tacones cercanos” que han cimentadola noción de lo urbano, se ven reemplaza-dos por las computadoras, el DVD, el IPod,las tarjetas de crédito, los faxes, el e-mail, elbipper, el celular, que es la muerte del soli-loquio, el horizonte digital en suma. Se bo-rran las geografías precisas y al Centro an-tiguo de las ciudades, el lugar sin límites dela literatura y el cine, cada vez asisten me-nos los jóvenes en horario diurno. Si éstosy los adolescentes suelen sentirse que vivendentro de un videoclip de MTV, los adultosbuscan reagruparse en un comercial televi-sivo. El sentido de la realidad cambia demanos y lo fragmentario es la experienciabásica de la unidad ciudad.

Carlos Monsiváis. Escritor mexicano, autor deEntrada libre y Aires de familia.

Carlos Monsiváis

Caracas desde los márgenes.

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12 latiNidaD

El potencial económico del mercado latino ofrece una gran fuen-te de negocios nuevos para las instituciones financieras. Los la-tinos son el mercado de consumidores que está creciendo con

más rapidez en los Estados Unidos, con un poder de consumo deaproximadamente 700 mil millones de dólares y se espera que llegueal billón de dólares para el año 2010. Este mercado potencial se rela-ciona con la comunidad que no ha sido “bancarizada” porque es laque menos servicios bancarios utiliza en este país. Muchas institucio-nes financieras están buscando la manera de comenzar una relaciónbancaria con esta comunidad para que eventualmente puedan ofre-cerles una mayor cantidad de servicios financieros. Las políticas delgobierno estadounidense también están fomentando actividadesdirigidas al mercado latino.

Algunas de las preguntas que surgen relacionadas con el tema sonlas siguientes: ¿qué servicios financieros necesita la comunidad lati-na?, ¿la primera generación de latinos (aquellos nacidos en otro país)representa un mercado diferente a la de la segunda y tercera genera-ción de latinos?, ¿en qué momento los latinos se familiarizan con unmayor número de servicios bancarios, como las tarjetas de créditos,depósitos electrónicos, préstamos hipotecarios, bonos, acciones o esalgo que se da hasta la segunda o subsiguientes generaciones?

La generación y el uso de servicios financieros

La comunidad latina generalmente se familiariza con los serviciosfinancieros que ofrecen los bancos durante la primera genera-ción. Por ejemplo, de los inmigrantes latinos que han estado en

los Estados Unidos por un “periodo breve de tiempo”, 37% posee unacasa; 3% además cuenta con otro tipo de propiedades; 60% tiene al-gún tipo de vehículo; y 23% posee dos o más vehículos.

De este porcentaje de latinos que poseen casa, 37%, se encuentrapor debajo en el reporte del Censo que señala que 50% de todos loslatinos posee casa y a la vez se encuentra por debajo del porcentajedel promedio estadounidense nacido en la región de Chicago: 67%.De esta manera, ese 37% que posee una casa y el 60% que cuentancon al menos un vehículo, demuestran que para los inmigrantes lati-nos acumular activos es un acto que ya se ha establecido. Esto quieredecir que esta comunidad está lista para recibir otro tipo de serviciosde las instituciones financieras.

El gran brinco para poseer una casa y varios vehículos por hogarreside en la primera generación. Entre aquellos de esta generación de latinos que han estado en los Estados Unidos por 12 o más años, elporcentaje de los que poseen una casa es de 60% —aproximadamenteel mismo para la segunda u otras generaciones de latinos; 37% dicetener dos o más vehículos— casi se acerca al porcentaje de latinos de la segunda generación que tiene igual número de vehículos: 45%.Al pagar este tipo de activos, la primera generación se familiariza conestos y otros servicios financieros. La única excepción es la apropia-ción de bienes raíces, ya que el brinco para obtener este tipo deactivos se da entre la primera y segunda generación.

Sobrepasar las barreras para tener acceso a los serviciosfinancieros

Para poder entablar relaciones financieras con la comunidad lati-na, las instituciones necesitan productos, procedimientos y estra-tegias para sobrepasar las barreras que tiene el mercado latino.

Algunos estudios que se han hechosobre la comunidad inmigrante, seña-lan que entre la primera generación deinmigrantes latinos, el estatus migrato-rio está fuertemente relacionado con el tipo y número de relaciones con lasinstituciones financieras. Entre la pri-mera generación de latinos que ya sehan hecho ciudadanos representan eldoble de aquellos que no lo han hechoal usar o tener una cuenta de cheques,hacer pagos electrónicos y tener tarje-tas de crédito o débito.

La clave para tener acceso a los ser-vicios financieros reside en la posibili-dad de documentar uno su identidad,ingreso y crédito de tal manera que seaaceptable de acuerdo a las reglas y pro-cedimientos del sistema bancario esta-dounidense.

La licencia de manejar de este países uno de los documentos principalesque pueden obtener los latinos de laprimera generación para que tengaacceso a los servicios financieros.

Para trasponer algunas de las ba-rreras que tienen los latinos para te-ner acceso a los servicios financieros—particularmente entre los de la pri-mera generación que llegaron másrecientemente—, las institucionesfinancieras están explorando nuevosprocedimientos para documentar laidentidad y el ingreso, y nuevos pro-ductos que son de alto interés paraeste grupo y otros servicios para in-crementar el conocimiento y el uso de estos productos.

Nuevos procedimientos: Matrículaconsular y números ITIn

Para ayudar a familiarizarse con las reglas y expandir los ser-vicios a los latinos que no ten-

gan una licencia de manejar esta-dounidense o un número de segurosocial, los reguladores de bancos esta-dounidenses y agencias que supervisanlos procedimientos cada vez están per-mitiendo el uso de documentos “notradicionales” como la “matrícula con-sular” que expide el gobierno mexicanoa sus ciudadanos que viven en el ex-tranjero o el número ITIN (IndividualTax Identification Numbers) que expi-de el Servico de Rentas Internas (IRS)a la gente que no es elegible para obte-ner un número del seguro social (quizápor el estatus migratorio), pero que

tiene que reportar su ingreso al INS.

Nuevos Productos financieros

La industria banquera ha tendidoenfocar en el servicio “cuenta decheques gratuita” como una es-

trategia para desarrollar relaciones conla comunidad latina que no ha sidobancarizada. Este tipo de cuentas no hasido lo suficientemente llamativa paraque atraiga a los clientes potencialesque no recurren a los servicios queofrecen las instituciones financieras.

Estas personas, generalmente repor-tan que encuentran pocos problemaspara cambiar sus cheques y para pagarsus facturas. Aproximadamente dostercios cambia sus cheques en las tien-das de abarrotes donde hacen sus com-pras u otro tipo de tiendas, y los girosde pago son baratos. Además, las cuen-tas de cheques gratis no podrían resul-tar tan gratuitas ya que requieren ahabilidades matemáticas y de adminis-tración financiera. Al abrir una cuentade este tipo, en algunos casos podríaresultar hasta un acto irracional ya quesi no se sabe administrar bien la cuentase podría terminar pago recargos porciertos servicios.

Nuevos Servicios: Educación financiera

Un estudios del mercado degiros en Miami y Los Ángelesencontró que aproximadamen-

te un 75% de los inmigrantes latinosde la primera generación dijeron quecarecían del conocimiento necesariosobre las opciones disponibles paramandar giros y que había hecho muypoco para explorar el mercado. Apro-ximadamente un cuarto de la primerageneración de hogares latinos en elárea de Chicago reportó la necesidadde consejería financiera.

El siguiente reporte fue producido por el Instituto de Estudios Latinos de la

Universidad de Notre Dame en asociacióncon Metro Chicago Information

Center (MCIC).

Si desea leer el reporte completo o re-quiere mayor información del Institutollame al (574) 631-4440 o escriba a lati-no@nd. edu. También puede visitar Chi-cago Fact Finder ww.nd.edu/~chifacts.

Traducción: Francisco Piña

D. Garth Taylor, Mari Gallagher,Francisco Menchaca, Robin Newberger

Page 13: contratiempo  34 marzo 2006

Debido tal vez a la mediterraneidad, a la geografía, a las secuencias históricasque han sacudido a Bolivia en los últimos años, no se han dado a conocermuchos referentes literarios de este país en el área de Chicago. Y es una lásti-ma que un país tan rico en tradiciones y en historia, y además con una literatu-ra colonial madura y reflexiva y con una generación emergente de nuevos na-rradores y poetas, no se encuentre tan seguido en los estantes de las librerías y las bibliotecas. Hoy Bolivia es noticia no por su literatura, sino por unareparación histórica donde por primera vez en la historia del país, gobernaráun presidente de origen indígena. Pero en deshoras nos interesa mostrar otraóptica el país, la literaria, la creativa, la que provoca el intelecto y seduce lossentidos. En esta entrega de deshoras, dedicamos nuestras páginas a creadoresbolivianos, uno radicados en el área de Dekalb, y los otros con fuertes lazoscon esta zona del país.

En la entrega narrativa, la autora muestra una fuerza inusual en elrelato, apoyada en un certero sarcasmo y en un cinismo a prueba de cualquierescrúpulo. Nos lleva hasta la muerte casi sin remedios y sin escalofríos, absur-da y natural a la vez. En poesía en cambio, las obras de hoy nos muestran unpatrón nostálgico. Los versos nos llevan a tiempos perdidos en nuestros re-cuerdos, a la juventud que miraba con ojos desorbitados todo lo nuevo, mezclade atrevidos y siempre dispuestos a la sorpresa, otros caminan por el estudiode los gestos y trata de descifrar los mensajes escondidos en cada movimiento,en cada palabra que no se dice pero que se grita en silencio interpretativo. Hayotros que describen la sorpresa del encuentro, la llegada del inmigrante a unnuevo yo reflejado en lejanía, en el descubrimiento ineludible de la nieve, co-mo cualquiera que llega de nuestros países a estas tierras del medio oeste yaprende los nuevos elementos con los que tendrá que batallar cotidianamente,y encontrar en ello un paralelo de la propia historia que se vuelca al papel en palabras desbocadas.

En fin, la literatura que presentamos en esta edición de deshoras,

enfocada en autores bolivianos, nos trae un poco de la añoranza por la tierradel pasado, el desafío de lo nuevo y lo desconocido, y la fantasía de la creaciónde un momento rotundo y desopilante. Trae esencia hispana, trae materia detierra milenaria y lamentos de siglos. Nos brinda a nosotros mismo, inundán-donos de palabras que nos regocijan y calman la ansiedad que genera la esti-mulación y la poesía.

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14 deshoras

Gesto que endurece los ojos,gestos que forman palabras,en la carrera incontrolable,de llegar a alguna parte.Gestos que llegan sin saber por qué se parte,porqué se parte a solas y porqué en compañía,pero antes de partir su vena se coloca en las manos,y hace gestos de traza cuadrada.Un gesto de abrazo:un tanque donde me ahogo,un gesto de camino estrecho:un camino intransitable.Pasada pluma:El pensamiento,que va al gesto de las bocas,donde el sabor del ron enciende todas.La piel se convierte en espejo,y por largos minutos gesticula sus curvas,sus pendientes recorre,al pico más brillante,y de la estable meseta,a la profundidad más oscura.Un gesto forma la palabra,un mismo gesto gesticulado la roba,gestos que hacen un nido en el cuerpo,y salen sin robar nada: ni lo gesticulado ni la palabra.Gestos gestosos mofadores,cuando quieren delatan,gestos que quedan mal en la piel,que no debieran vivir en el ojo o en la mano.Las manos son dueñas de levantar los gestos,temprano en la mañana al techo,al salir al trabajo:por la puerta.Gestos que recorren y doblan la esquina,gestos que encuentran al gritogestos:

sonando un grito Gestos que quieren tocar el gritoasir el grito, el gesto

o sacarla del gritocon otro grito.Pero los gestos actúan sin permiso,cuando el más avezado gesto le encuentra desnudo,construye lo que quierepara apoyarse le dobla, o le corta la oreja.Hay gestos que se apoderan de nosotrosque nos arrastra y confunde en otros gestos

Gestos creciendo reversorevelan pasiones extrañasgestos de físicas batallasgesticulando incesantementegestos de persistente acción,

sostenidos,aún hablan sin gestosGestos de dentro y fuera presionando,luchan para cavar y acabar gestosrodeando y aprisionando la original forma.Pero cuando un amor, nace, nos rebalsan los gestosdesnudos nos arma, en medio de gestos desiertos,como el silencio:

antes de elaborarse el sonido.Y sin dilaciónLos gestos, entre gestos sin paredes,acaban un camino,interminable de postergación.Crecen en las manos gestos, nacidos del gesto de abrazoy hace escalas invisibles con el gesto de los dedos,y se encuentran nuestros dedos que no recuerdan haber salidoni de nuestros cuerpos ni de nuestros gestos.

Ges

María Luisa Rendón, nació en Asunción, Paraguay el año 1962, durante el exilio político de su padre, pero tiene doble nacionalidad, boliviana-paraguay, creció enteramente en Bolivia. Odontóloga,docente en la Universidad Mayor de San Simón. Tiene publicados los poemarios Huellas y Revelaciones, y el libro Manual lexicográfico para odontología.

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� María Luisa Rendón

Page 15: contratiempo  34 marzo 2006

deshoras 15

� Jorge Ayala Zelada

Crepúsculoárbol

gotas de silencio

de encanto

crepuscular encuentro

Piruetas

en la pira del tiempo

orden en los libros del Quijote,

piruetas hace el fuego

juego en la noche.

HoraLa hora

señora

llega y se detiene

se entretiene conmigo,

me acaricia,

me besa,

me deja,

aprovecho el tiempo:

para encender un cigarro.

Jorge Ayala Zelada, nació en la ciudad de Sucre el año 1953, pero él no tiene en absoluto el aire conservador, medio enrarecido de la Ciudad Blanca. Abogado, docente en la Universidad Mayorde San Simón. Tiene publicado el libro Naranjo Azul y se encuentra inédito el libro Lágrimas del Bosque.

Edificio APO

Pete

Rod

rígue

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16 mirada cómplice

En las paredes del corredor que lleva alestudio de Pete Rodríguez sólo quedan vestigios de cinta adhesiva y pintura des-carapelada, luego de haber sido despojadasde las capas y capas de arte, fotografías ymemorias coleccionadas en casi 40 años de llevar una vida bohemia en un barriobohemio.

No me importa ya, ya todo ha cambia-do, ya no es como era antes , dice Pete, de47 años, al subir las escaleras que en untiempo estuvieran decoradas con inconta-bles fotografías de músicos de jazz, bellasmujeres, grabados, estrafalarias obras deartistas locales, y fotos de sus compas eneclécticos marcos.

Estas paredes parecían estar vivas, le da-ban a uno la sensación de penetrar en unlimbo eterno y pulsante en donde todasestas hermosas jóvenes, tipos vividores,pintores, poetas y músicos permanecen sonrientes como congelados en una juven-tud y felicidad eterna.

Pete ha vivido en esta esquina la mayorparte de unos 35 años, quitando unos añitosen la universidad y otros en el Marine Corps;él ha sido testigo del ir y venir de diferentesépocas y ha estado en el centro de todasellas, viviendo la experiencia y capturán-dolo todo en sus fotografías.

Son memorables aquellas fiestas de Pete en la azotea del edificio que parece un castillo, durante las noches de veranodonde se disfrutaba del esplendor delpaisaje de los edificios de Chicago, dondese asaba carne y se bebía cerveza en unentorno único pintado de plateado. Así

recuerdos y fotografías. Hace 18 años se mudó al tercer piso. Este lugar,con su altísimo techo inclinado de paneles de vidrio, ha sido desde en-tonces su estudio y lugar de reuniones. Es un honor para los artistas y fotógrafos locales exhibir su obra en esas paredes, mezcladas con lasfotografías del propio Pete. Jimi Hendrix en el estéreo, whiskey o tequilaen la mesita de centro y un desfile de personajes que no cesa de entrar y salir.

Pete creció en el barrio, él y sus cuates jugaban a la tráis y a la pelotaen los patios todos llenos de diente de león y en los callejones de la calle18. Él te los señala al pasar. Pete iba a la iglesia de San Pío, y todavía man-tiene contacto con el padre. Asistió a la escuela secundaria De La Salle,unas millas al sureste de Pilsen, donde también asistió el ahora alcaldeDaley.

Los hermanos (que administraban la escuela católica) eran muy es-trictos , afirma Pete. Te obligaban a ponerte corbata todos los días, y temandaban a la detención por usar zapatos que rayaran el piso. Eran unosdisciplinadores.

Él formó parte de los Cullerton Boys, un grupo de muchachos que sereunían para jugar fútbol y básquetbol.

Si algún culero se metía con nosotros, lo golpeábamos nosotroshacíamos deporte y estábamos más fuertes .

De adolescente trabajó de botones en un muy exclusivo club atlético del centro, donde Daley y otros políticos lo saludaban de mano. Tambiénfue empleado de la compañía de gas.

En esa época la gente llegaba a la oficina con los niños y la abuelitatemblando de frío y llorando a suplicar que les reconectaran el gas. Ahorasolamente se llama a un número de teléfono .

Pilsen en la década de los 70 y los 80 era un caldero de actividad polí-tica y de cambio. Por primera vez en la historia de Chicago los represen-tantes latinos estaban adquiriendo poder, suceso a raíz de una coaliciónmultirracial progresiva de la que formaba parte el entonces alcalde HaroldWashington. En esa época, Pete era uno de los miembros principales deInkWorks, una imprenta colectiva que producía literatura para dirigentespolíticos como Washington, el ahora representante congresional LuisGutiérrez y el legendario candidato a concejal y activista social RudyLozano, quien fuera asesinado en 1983. En una ocasión, Washington y otros políticos independientes asistieron a la inolvidable exhibición

como el improvisado café instalado en la banqueta afuera de su puerta, con unaalfombra persa de imitación en el pavimen-to, unas cuantas sillas, una pintura barataapoyada contra el muro de ladrillo y unabuena dotación de ron y coca cola.

Él conoce a todo el que pasa por ahí, yno sólo sabe la historia de sus vidas sinoque también te la cuenta. Como la de lasseñoras ya no tan jóvenes que él ha vistocrecer desde niñas. Te cuenta lo bellas que eran todas ellas la mayoría todavía le parecen hermosas. Las prostitutas. Losartistas. Los policías. Él ha fotografiadoprácticamente a todos en alguna ocasión.Ha capturado la delicada inocencia de laactivista adolescente de piel luminosa, lasensualidad escondida de una ama de casainsegura, o la paz interior en los tibios ojoscafés de cierto famoso artista del grabado.La mayoría de los que pasan por ahí lebrindan una sonrisa o unas cuantas pa-labras.

Aunque Pete es muy reservado sobre suspropios logros artísticos y no se considera así mismo un artista , su prolífico portafo-lio de fotografías constituye una crónica del movimiento creativo, político y de con-tra-cultura de este país y del mundo, queincluye desde músicos de Nueva Orleans y bohemios en París hasta el cementerioGraceland en Chicago.

Durante cinco años Pete vivió en elapartamento del sótano del edificio delJumping Bean, aquello parecía una cuevaque compartía con sus dos gatos, y tambiénahí tenía un tapiz de múltiples capas de

Pete Rodríguez: Cronista de la calle 18

� Kari Lydersen

Detalle del edificio APO

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mirada cómplice 17

DIEZ

Galería , llevada a cabo en las instala-ciones de InkWorks, y a partir de enton-ces, el sitio se convirtió en un lugar im-portante para la exhibición de las obrasde artistas locales.

Pete afirma que la notoria actividadartística que tiene lugar en Pilsen en laactualidad y que incluye la muy de modaescena de East Pilsen y al Centro Museode Bellas Artes Mexicanas han sido decierta manera producto del movimientoartístico que surgió alrededor deInkWorks.

Además de promover el trabajo deartistas, InkWorks se convirtió en foco en un movimiento sumamente creativo,progresivo e internacionalista. Se orga-nizaban actividades de beneficio en con-tra del apartheid en Sudáfrica, de apoyoa los sandinistas en Nicaragua, y para la unidad racial y el cambio político enChicago, entre otras cosas. Con frecuen-cia iban a tocar famosos músicos de jazzy de música latinoamericana. Era una deesas raras ocasiones en que la fiesta cons-tante se combinaba a la perfección con eltrabajo duro y el activismo político.

InkWorks ya no existe, también se haesfumado mucho de ese espíritu de luchay de esperanza que caracterizaba al Pil-sen de esos días. Pete es un personajeque continúa manteniendo viva la his-toria oral de esa época, y al mismo tiem-po trata de transmitir a los jóvenes y alos recién llegados ese espíritu.

Pero todo cambia, y Pete lamenta elaburguesamiento que se está dandolugar en Pilsen.

Todo es por dinero. Ve lo que estásucediendo con los condominios, toda lagente adinerada mudándose a Pilsen, seles ve por las mañanas paseando a susperros. En la basura ya te encuentras caji-tas de tofu. Le gente con dinero siempreencuentra el modo de meterse. Para quéluchar contra eso, está pasando por todoel país .

Él ha visto a muchos de sus parientesy amigos dejar la vida artística y asen-tarse para llevar una vida más estable.Pero eso no le cuadra a Pete.

Yo siempre he sido un bohemio. Con mi GI bill me hubiera podido com-prar una casa, podría estar trabajandocomo loco, besándole las nalgas a al-guien a quien no soporto. Pero no hu-biera podido hacer todo lo que he hecho.Mi riqueza está en mis experiencias. Unoescoge morirse con un millón de dólareso con un millón de recuerdos. No se lepuede poner precio a la amistad, a unasonrisa genuina, o a la buena música. Eso es intangible .

OCHOY

Pilsen desde el edificio APO

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18 deshoras

� Verónica Lucuy Alandia

Nívea Nieve A Enero y Febrero

No te amaría menos

sin ése terco mutismo tuyo,

tu resplandor agresivo,

o ésa sutileza que martillante cae sin apuro.

Pero reconozco, nívea,

en tu silencio,

lo que peligrosa callas:

Así tan blanca, sé

lo que tu corazón

oscuro oculta.

Un viejo poema, que me trae nostalgia por mis años de estudiante de Odontología en la Universidad Mayor de San Simón. Que años, la vida era tan otra, el país mío tan otro, yo misma tan otra

Momento de estudio

de Fisiología Cansancio, entonces tedio,Y entonces, entumecimiento total.De las páginas de mi libro los axones y dendritas se resbalanEn mi se desajustan fluidos y humores cerebralesDe aurículas y aortas alucino sincopes desacompasadosSin calorías,Caigo

Al Sueño suave halago que baja tintineante por mi espalda .

Flojera, sancionaría mi abuelaPero Guyton indulgente diría astenia.

Desde las sabanasTú me dirías Ven.

Y el cansancio se revelaría Diluyendo al sueñoEmpujando a cada músculo A toda hormonaA saltar y abrirse Para amarte,

MansaFelizmente Amarte.

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deshoras 19

Una tarde caliente, espantosamente caluro-sa de nubes cobrizas y moscas pegajosas,mi cabeza infecta fue emboscada por unamaraña de desvaríos, éstos me persiguieronlargas horas hasta atraparme.

Seguramente debo asumir demencia,demencia y perversión.Asumir con calma una demencia franca ymeditada resulta saludable para la mente y el espíritu.

Es posible compartirla, la demencia tieneun lenguaje puro, lozano, retorcido, capazde comunicarse telepáticamente con otrasmentes afines, recibe respuestas cómplicescomo una risilla ladina y oscura o una mira-da indescifrable.

Gracias a éste gentil medio telepático lle-gó, bordeando el atardecer en su bicicletaazul, Leka, yo esperaba en la puerta de calleenvuelta en una sombra. Frenó delante, memiró fijo y preguntó lo que sucedía, mante-niendo la mirada sonreí como si saboreaseun beso secreto o un chocolate suizo: coninocencia y deleite. Qué sucede, preguntócon un aviso de incomodidad y desprotec-ción en la voz. Hubo un largo segundo desilencio.

Tengo un imperioso deseo de matar, le dijelentamente, acariciando cada palabra con lalengua, los labios y los dientes. La palabramatar daba suaves vueltas en mi boca.

Leka sonrió como un duende nocturno,guardó la bicicleta en el garaje y caminamospor la entrada de árboles en silencio, pa-samos el portón y continuamos por el gran

Si Mrs. Vanesa hubiese sabido, apenas sospechado, que deseaba matar-la, tan dulce y espontáneamente como una niña desea una galleta, queacechaba hambrienta en la puerta de su cubil, se hubiese acercado en silen-cio absoluto, por detrás, como una víbora o una metástasis y nos hubieraliquidado violentamente. Hubiese aparecido despeinada, sus largas canasbrillarían con la pálida luz de la luna creciente, sin dientes, con la man-díbula prominente y abultada hacia delante, los labios sueltos y flácidosgesticulando como las viejas en un incesante abre y cierra tembloroso, susredondos ojos brillando como colmillos, su huesuda mano agarrando unmazo duro que caería sobre nosotros como en un matadero, ella sí tendríala facilidad de despedazarnos y desaparecernos sin el menor sentimientopor la basura, el baño o los animalejos que abundan en su jardín intermi-nable. En ella resplandece la vileza, es la perfecta bruja inválida y lasti-mera, de mirada sucia, hábil tejedora de redes, hábil predadora. Ella escapaz de intimidar a la muerte misma, la astuta, la nociva hierba mala:Mrs. Vanesa.

Si hubiese existido apenas una minúscula fibra de ternura o calidez en tu ser yo misma habría corrido a salvarte de mis manos asesinas, ¡oh!Mrs. Vanesa, los hechos deben seguir su inevitable curso, no hay treguaalguna.

El eco sordo de una carcajada histérica se esparció lentamente por eljardín como una niebla y nos congeló la voz, el contorno oscuro que nosenvolvía se detuvo: Apareció entre los árboles en sepulcral silencio armadade una guadaña dorada una hermosa figura, nos miró por un fugaz segun-do con el borde del ojo, sin voltear, y sonrió complaciente. Sabíamos lo quese avecinaba, sólo quedaba retirarnos con satisfacción infinita; que fácilhabía sido, de alguna misteriosa forma habíamos conseguido su anheladapresencia, la vimos avanzar lenta y flotante por el jardín hasta la puerta de la casa en busca de un cuerpo, el elegido, el maldito, el cuerpo de Mrs. Vanesa. Que triunfo delicioso, que victoria más encantadora.

Debía ser un acto íntimo y optamos por retirarnos. Caminamos hacia mi casa al otro extremo, felices y en calma. Leka se marchó casi en silencioy yo me acosté limpiamente satisfecha.

jardín de Mrs. Vanesa hasta el fondo, nossentamos en dos sillas con la espalda haciala puerta de entrada de su vieja y magníficacasona. La penumbra adornaba bellamenteel jardín estático, como una fotografíaantigua.

Yo inicié el diálogo, en un susurro contéa Leka los planes que había urdido en en-fermizo silencio para matarla rápida y lim-piamente, que resulte doloroso para ella nome importaba, me placía, me embriaguéimaginando su grotesca y esquelética for-ma convulsionada de dolor y espanto a mispies, imaginando sus manos arrugadas ex-tendidas y tiesas en al alfombra, paraliza-das en el intento de buscar una salida oayuda, imaginando la mueca de sus labiosseniles deformada en un arco negro por ungrito que no llegó a salir.

Reuní 16 caprichosas formas de asesi-narla con buen gusto, elegancia y extremamalicia. Para el demente todo resulta fácil y elemental.

El jardín estaba impregnado del aromaenmohecido peculiarmente agrio de lamuerte, de ésa que asesina por la espalda, a la que poco a poco yo había ido llamandocon mis planes de perversa agonía, se sentíaen la piel su trémula danza, respirábamosfrío, temblábamos suavemente mientrashablábamos, las Erinias se relamían a nues-tro alrededor esperando inútilmente unavictima sangrante. Leka me escuchaba ysonreía con complicidad, vivimos ése espa-cio como un regalo de la noche, sintiéndo-nos súcubos, sintiéndonos sombras.

Adiós a Mrs. Vanessa � Verónica Lucuy Alandia Pe

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odríg

uez

Esquina de las calles Bishop y Dieciocho, en Pilsen

Page 20: contratiempo  34 marzo 2006

20 deshoras

Me despertaron en la mañana los gritos estridentes y patéticamente teatrales deMrs. Vanesa, la vi por la ventana, corría hacia la casa con su camisón floreado deseda fina. El desconcierto y la ira me hirieron, mi repulsión y odio por ella crecieronexcedidamente.

Lloraba y gesticulaba groseramente, había encontrado a la pobre Renata muertaen el baño, se había caído y golpeado fatalmente la cabeza en el extremo afilado dela tina. Vanesa no tuvo reparos en cambiar su vida por la vida intachable de la fiel y dulce Renata. ¿Cuál había sido el precio? Un trueque indignante, injusto, ina-ceptable.

Definitivamente fue un error respetar la intimidad de la muerte, no imaginar quequizá era una infeliz principiante y que fácilmente podía ser negociable o engañadapor la sagaz astucia de Mrs. Vanesa. La bruja horrible debió reírse entre dientesmientras fingía su llanto dolido.

Un error particularmente doloroso que tuve que enmendar y compensar con la implacable venganza de mis manos sobre la soga que rodeó su cuello aborrecibleun par de noches después.

Nadie cuestionó su muerte, era perfectamente comprensible que la hermética yarcana mujer se quitase la vida, sin su Renata, inseparable compañera y esclava, la pobre Mrs. Vanesa no se acostumbraría a vivir.

Murió hermosamente Mrs. Vanessa, murió oscilando al ritmo de las olas lejanas,pataleando torpemente en el vacío, con su mirada perpleja y estúpida clavada en mifrente, sujeta por una soga vieja y un nudo perfecto, como los nudos marinos que elCapitán le había enseñado a hacer en sus largos viajes y yo secretamente aprendí ensus libros.

La encontró el jardinero, casi ocho horas después. Entró en la casa pálido y asus-tado a darnos la noticia, seguramente pensando que la muerte de una mujer comoésa era de mal agüero

Verónica Lucuy Alandia nació físicamente en la ciudad de Cochabamba el año 1975 y espiritualmente en la ciudad de La Paz, su ciudad amante. Odontóloga, actualmente en proceso de iniciaruna maestría. Tiene dos poemarios inéditos, sin títulos definidos.

Barbería Central desde el edificio APO

Page 21: contratiempo  34 marzo 2006

Beatriz Alem-Walker

Con tu puedo y con mi quierovamos juntos compañero

Mario BenedettiMario Benedetti comenzó su carrera de es-critor en Uruguay a la vez que desarrollabaotras tareas: fue taquígrafo, contable, fun-cionario público y periodista del respetadoSemanario Marcha y del periódico El Diario.En 1971 fue nombrado director del Depar-tamento de Literatura de la Facultad deHumanidades y Ciencias de Montevideo.Ese mismo año fundó junto a otrosuruguayos de relieve el Movimiento de Independientes “26 de Marzo”.

Hoy en día vive en España la mayorparte del año y pasa el invierno madrileño

en el verano del Uruguay. Benedetti nacióen 1920 en el departamento de Tacuarem-bó, en Uruguay. Su trayectoria en las artes y las letras lo han transformado en unCiudadano Ilustre del Mundo. Algunas desus novelas y obras de teatro han sido lle-vadas al cine en diferentes países, sus ver-sos han sido musicalizados por Viglietti perotambién por Nacha Guevara y Joan ManuelSerrat, entre otros.

La investigación que yo realizo es sobreel teatro como precursor de la memoria co-lectiva, lo cual me lleva a preguntarle sobrePedro y el Capitán.

Hábleme sobre Pedro y el Capitán.¿Cómo surgió la idea para esta obra?Pedro y el Capitán es la única obra de teatroque he escrito con un nivel que acepto. He escrito otras con las que no estoy sa-tisfecho. Esta obra trata de la relación entretorturador y torturado, la escribí mientras vi-

vía en el exilio y se basa en hechos de larealidad. Relatos que me llegaron a

través de gente conocida sobre loque estaba pasando en Uruguay.Aunque el tema es la tortura, latortura no aparece en escena.La tortura es algo tan terribleque no puede representarse.Un actor tendría que simulartal atropello pero la tortura nofue simulada sino sufrida encarne propia por muchos,en escena se la puede in-sinuar pero nunca repre-sentar. Pedro y el Ca-

pitán se presentó enescenarios de varios

países y fue lleva-da al cine en Mé-xico, y la dirigióun amigo mío, elgran Atahualpadel Choppo.

Como escritorque vivió en laépoca de la dic-tadura en el Uru-guay, ¿qué efecto tuvo la misma en su vida y su obra?

Bueno, yo me tuve que ir rápidamente.Estuve exiliado por doce años, primero fui a la Argentina donde fui amenazado demuerte, y me dieron 48 horas para aban-donar el país. Luego me fui a Perú dondeme metieron preso. De Perú pasé a Cuba,donde estuve dos años, donde integré laCasa de las Américas y dirigí un Centro de Literatura. Después me fui para España.En España empecé a ser más conocido, y a partir de entonces pude vivir del periodis-mo. Empecé a colaborar asiduamente en El País, de Madrid. Estuve primero enMallorca, pero me tuve que ir porque elclima me perjudicaba el asma, y me fui a Madrid donde el clima es más seco.Despues de muchos años de exilio, final-mente pude volver, primero a Buenos Aires y luego a Montevideo. Justamente mi prime-ra aparición en público, fue junto a Viglieti enel teatro 18 de julio, haciendo el recital A DosVoces, y conmemorando los dos regresos: el de él, y el mío.

¿Cree usted que se deben de preservarlos eventos uruguayos de 1973 a 1985en la memoria colectiva, o uno debe deolvidar y seguir adelante?Se debe de seguir adelante, pero no pode-mos olvidar. Lo que nos pasó en todos esosaños de dictadura no lo debemos olvidar. Al-gunos de los políticos de derecha dicen que“no hay que tener ojos en la nuca”. Claro, aellos les conviene que no tengamos ojos enla nuca. Pero nosotros no tenemos que olvi-dar, entre otras cosas para que no se repita.

¿Considera que el teatro es un bueninstrumento para conservar la memoriade un pueblo sobre su propia historia?Bueno, toda la cosa cultural es buena paraconservar la memoria, especialmente el te-atro. Pero la tarea de conservar la memoriarecae en el ciudadano particular, no en losgobiernos, porque los gobiernos a la culturala tiran por la borda. Cuando volví del exilio,yo había aprendido mucho de los ‘ciudada-nos de a pie’ en cada uno de los paísesdonde estuve, pero no de los gobernantes.

¿Qué otro consejo me daría para estatarea de investigación sobre el teatrocomo guardián de la memoria colectiva?Primero, que trate de entrevistar a los autores

y a la gente de teatro, de varias generacio-nes. Somos pocos de la generación del 45,los que todavía vivimos. Fue uno de los cho-ques emocionales serios que tuve cuandovolví, y pregunté por mis amigos (la gente de su generación). “¿Y aquel y aquel otro?”…“Murieron”. Y uno se da cuenta que los ami-gos y los compañeros de antes ya no están.

Allí terminan mis preguntas, y Benedettiprocede a contarme sobre la gente de sugeneración, mientras advierto que varios de los nombres que menciona son otrosgrandes de la literatura uruguaya, pero paraél son simplemente sus amigos, muchos delos cuales ya fallecieron. Idea Vilariño, quevive aún; Emir Rodríguez Monegal, quemurió en Estados Unidos; Carlos Maggi,que sigue escribiendo; Sarandí Cabrera,que según él es el mejor crítico que hatenido el país, ya murió; y Carlos MartínezMoreno, que murió en México.

Con Andamios, que publicara en 1997,Bendetti volvió a incursionar en el terreno dela novela. Cuenta con 75 capítulos que son,como el título lo dice, “andamios”, o sea e-sas construcciones (no permanentes) que seutilizan cuando se construye un edificio ocuando se lo renueva. El mismo proceso porel que ha pasado la democracia uruguaya enla reconstrucción después de sus doce añosde dictadura. La obra de Benedetti es unaobra comprometida con la realidad de supaís. Un realismo que el escritor ha llevado a sus novelas y a parte de su poesía, porqueno es fantasía la que crea cuando escribe:

A si pudiera elegir mi paisajeeligiría, robaría esta calle,esta calle recién atardecidaen la que encarnizadamente revivoy de la que sé con estricta nostalgiael número y el nombre de sus setenta árboles.

Antología poética, (2000).

Como uruguaya autoexiliada que vive y res-pira aires foráneos, mi añoranza se sientecomprendida por el autor de estos versos,es como si él supiera sin conocerme dema-siado bien, lo que yo he sentido, o como silo hubiera sentido él mismo. Desde que erauna adolescente he leído sus novelas y po-esías, sus palabras han tocado la vida demuchas generaciones pasadas y segura-mente de las que vendrán. Es un honor sersu conciudadana, pero más que nada esuna responsabilidad, la de representar co-mo lo ha hecho Mario Benedetti, a nuestropequeño paisito de la mejor manera posibleen el mundo. Como lo ha dicho él:

Con tu puedo y con mi quierovamos juntos compañero.

Beatriz Alem-Walker es catedrática en el Depar-tamento de Lenguas Extranjeras en AbileneChristian University.

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Su vida ha sido un proceso de búsqueda,de experimentación, de lectura constante y de apasionada producción literaria. Suscuentos, novelas, ensayos, colaboracionesen periódicos y revistas han dejado huellasprofundas en el medio cultural mexicano. A la fecha, la importancia de Sergio Pitolcomo escritor dentro de la literatura mexi-cana e hispanoamericana es incuestiona-ble: los premios y las múltiples ediciones de su obra traducida a varios idiomas danprueba rotunda de su calidad artística.

Los cuentos de Pitol están contenidosen varios libros: Victorio Ferri cuenta uncuento, Infierno de todos, Los climas, Nohay tal lugar, Del encuentro nupcial, Vals deMefisto y Cementerio de tordos. En 1981,Vals de Mefisto, con el título original deNocturno de Bujara, ganó el premio XavierVillaurrutia. En 1982, Cementerio de tordosganó el Premio Latinoamericano de Narra-tiva Colima. No obstante la calidad de todossus cuentos, los cuatro que conforman elVals de Mephisto: “Mephisto-Waltzer”, “El relato veneciano de Billie Upward”,“Asimetría” y “Nocturno de Bujara” formanun perfecto cuarteto narrativo que coloca aPitol entre los narradores más sólidos y sig-nificativos de la cuentística latinoamericanacontemporánea.

Además de cultivar el cuento, SergioPitol ha escrito varias novelas: El tañido deuna flauta, Juegos florales, El desfile delamor, Domar a la divina Garza y La vidaconyugal. Las tres últimas forman el llama-do Tríptico de carnaval, sus novelas más

celebradas. Con la primera, El desfile del amor, Pitol ganó en 1984 el PremioHerralde de Novela. El texto trata de un his-toriador que investiga un hecho de sangreocurrido en la ciudad de México en 1942,pero se encuentra con las versiones discor-dantes de varios testigos. La verdad delsuceso se confunde con la ficción que, iró-nicamente, resulta ser retrato fiel de unaépoca. Domar a la divina garza, la segundanovela del Tríptico, se sitúa en la casa deuna familia que quiere pasar la tarde ar-mando un rompecabezas, cuando recibe lainesperada visita de Dante Estrella. Porquecomienza a llover, Estrella se siente conlicencia para contar su historia con la quelogra, a pesar suyo, entretener a sus anfi-triones. En la Vida conyugal, una parejaburguesa, con fuertes ataduras con el PRI,basa su relación en la capacidad de sobre-vivir sus intentos de asesinarse. En unaentrevista, Pitol dijo que El Tríptico de car-naval lo escribió cuando era embajador enPraga “como una revancha, una explosióncontra lo protocolario”. Las novelas de Pitol,aunque tengan a México como telón de fon-do, son conocidas por el enmarañado di-seño de la trama y por las innovaciones formales que las llevan a ocupar un lugardestacado dentro de la narrativa escrita enespañol.

Los intereses literarios y existenciales de Pitol se ponen de manifiesto en susensayos recogidos en varios volúmenes: De Jane Austen a Virginia Woolf, La casade la tribu, Soñar la realidad y Pasión por la trama. De difícil clasificación son sus úl-timos libros, El arte de la fuga, El viaje y El mago de Viena: bitácoras de encuentros,sueños, viajes y, desde luego, lecturas.

Aparte de las mencionadas, Pitol ha sidomerecedor de otras distinciones entre lasque se encuentran el Gran Premio de laAsociación de Cultura Europea, el PremioNacional de Literatura y Lingüística y elPremio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo.

Según reporta El Cultural.es, El PremioCervantes, el más importante en literaturaen español, lo ganó Sergio Pitol “por ma-yoría” cuando el jurado lo escogió de entreescritores tan importantes como el peruanoAlfredo Bryce Echenique, el uruguayo MarioBenedetti y el español Juan Marsé.

Este año, Sergio Pitol es el tercer pre-mio Cervantes mexicano, después de Octa-vio Paz (1981) y Carlos Fuentes (1987). Elescritor camina por las calles de Xalapa, sulugar de residencia. Los que somos de ahínos sentimos privilegiados de tenerlo entrenosotros: lo saludamos, lo felicitamos y élnos extiende la mano sonriendo. Nosotrosle agradecemos su amable saludo y, so-bretodo, le celebramos su pasión por laescritura. Enhorabuena, Sergio Pitol.

Herlinda Ramírez-Barradas, con una especial-ización en Letras mexicanas, es ProfesoraAsociada en la Universidad de Purdue Calumet.

El premio Cervantes acaba de ser conce-dido al escritor mexicano Sergio Pitol.Nacido en 1933, forma parte de un distin-guido grupo que empieza su carrera lite-raria publicando, en los años cincuenta, en la Revista Mexicana de Literatura.Compañeros de su generación sonescritores de la talla de Inés Arredondo,Juan García Ponce, Juan Vicente Melo,Salvador Elizondo y Carlos Monsiváis.

Sergio Pitol es conocido por su exce-lente trabajo como traductor de autoresgeniales y difíciles como Henry James,Joseph Conrad y Witold Grombrowicz. Viajó desde 1960 por varias ciudades deEuropa y Asia, vivió en Roma, en Pekín, en Barcelona y tuvo cargos diplomáticos

Herlinda Ramírez-Barradas

l e t r a s

en Varsovia, Budapest, París, Moscú yPraga. Después de casi treinta años derecorrido por el mundo, a finales de 1988,regresó definitivamente a México. DeclaraPitol en El arte de la fuga: “Durante mi au-sencia publiqué varios libros; algunos setradujeron a otras lenguas, recibí premios,¡todas esas cosas! Volví al país con el pro-pósito de emplear mi tiempo y mis energíassólo a la escritura”. Efectivamente, radicadodesde hace casi diez años en una pequeñaciudad veracruzana, Sergio Pitol ha hechode su escritura una patria poblada por lospersonajes de sus libros.

Sobre sus primeros cuentos publicadosen 1959, el propio escritor relata en suAutobiografía (1967) que”fueron recibidospor la crítica, público y amigos con unaindiferencia sepulcral”. Eso, añade, “meprodujo una decepción enorme, y durantevarios años dejé de escribir”. Afortunada-mente, Sergio Pitol no optó por el silencio.

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m ú s i c a

Una vez concluido el proyecto, su concen-tración será Sones de México. Este grupoexiste desde 1993. Me cuenta que fue des-pués de grabar el segundo de sus tres dis-cos que empezaron a surgir dificultades almomento de tener que reemplazar a variosmúsicos. “Fue difícil, porque los músicosque tocan el estilo de música de Sones de México los hemos tenido que entrenarnosotros mismos. No existe esa tradiciónaquí; es un estilo especializado que lagente reconoce, pero pocos lo han tocado;aquí en Chicago se toca mariachi mayor-mente. Entonces creo que nos tardamosdos o tres años en estabilizarnos otra vezcon un total de seis integrantes: ahora lointegramos Víctor Pichardo, Renato Cerón,Joel Martínez, Lorena Iñiguez, Juan Riveray yo.”

La mayoría de los integrantes de Sonesde México, además de tocar con el grupo,se dedica a la educación musical o de dan-za, y por esto surgió entre ellos la idea decrear una escuela. La escuela sería elenfoque de servicio público de la organiza-ción; sería una fuente de trabajo para losintegrantes del grupo, y haría hincapié en el género del son de diferentes regiones.“Quizás llegue alguno a partir de que leinteresa cantar como Vicente Fernández o Juan Gabriel, y está bien, pero ya seríatangente a nuestra misión. Nuestra misiónes el folclor, tanto en la música como en la danza. Hemos hablado incluso de la construcción de instrumentos”.El Proyecto Resurrección,ubicado en el barrio dePilsen, les ha ofrecidocomprar un edificio,acondicionarlo, y fundar la escuela. La idea del proyectoes que la esquinade la Paulina y18th Place seconvierta enun centro

donde se dé una confluencia de lo artísticoy comercial en la comunidad.

Precisamente por la experiencia dehaber tenido que capacitar a sus propiosmúsicos, incluso cuando alguno ingresó algrupo sólo de danzante, es que buscaríanformar músicos profesionales en la escuela.“No hay un solo programa de educaciónmusical dirigido específicamente para cercade un millón de hispanos que viven en elárea metropolitana. Hay escuelitas de ór-gano y demás… Quizás solamente en Cali-fornia o Nueva York”. Sones de México bus-ca ser un recurso para los maestros de es-cuela, también. “Muchas veces bajan (deInternet) La Bamba de Richie Valens paraenseñar danza a los niños, como Dios lesda a entender. Entonces, es una gran opor-tunidad para nosotros.”

“A veces lo mexicano se piensa sinóni-mo de poco sofisticado; no sé si la gente

asocie la música mexicana con algo com-plejo. Es verdad que se baila la música y se toma tequila, pero hay que reconocer en ella también la técnica y que es un me-dio que te lleva a respetar el acervo culturalde México”. Juan es de San Luis Potosí,donde se toca el son huasteco. Del sur,Veracruz, es el son jarocho, “que es otracosa, se puede conocer el mapa cultural deMéxico a través de su música: según dondese toquen las jaranas, las redobas...”

Confirma que no se ve tanto la influenciade la música mexicana en otros génerosmusicales en Chicago, como, digamos, seda en California. Chicago, a diferencia deotras ciudades, opina Juan, es muy insular.“Las bandas polacas tocan su polka. Aquíno vas a ver tantas representaciones de laVirgen de Guadalupe con chamarra de cue-ro en una Harley Davidson, por ejemplo. Y yo particularmente pienso que, en el temade híbridos musicales, hay que dominar pri-mero los estilos tradicionales, y luego yahaces lo que quieras. Me molesta cuandose hacen los híbridos por falta de conoci-mientos: me gusta la música tradicional.Conocerla bien. Hacerla bien.”

Moira Pujols es directora ejecutiva de con-tratiempo.

Juan Díes ha sido una constante para losque hemos frecuentado las Peñas y losconciertos de verano del Old Town Schoolof Folk Music (OTSFM). Pero después de13 años como responsable de asuntoscomunitarios de esta institución, Díes de-jará su puesto para dedicarse de lleno aSones de México, agrupación que ha diri-gido desde sus inicios.

Para Díes, en un principio el atractivodel trabajo en OTSFM fue la oportunidad deinfluir en un cambio de lo que entonces seentendía por música folk; esto con el fin dedarle cabida a las diversas etnias de Chi-cago. Y sí, a partir de 1993 buscó no sólocambiar la música que presentaba la es-cuela sino también el perfil de su público.En la medida que las distintas comunidadesse sintieron invitadas a cultivar su música yse aceptaron distintas tradiciones musicalesen el OTSFM, un público cada vez más di-verso comenzó a apoyar los programas ylas clases. “En esa época el OTSFM teníauna manera diferente de ver las cosas, queme gustaba: no trataban los asuntos comu-nitarios como obra de caridad. Yo me re-portaba directamente al director de la es-cuela, y trabajaba con la gente de market-ing, las escuelas, los programas educa-tivos, de niños, la tienda de música; todoesto para empezar a realizar cambios encada nivel de la institución.”

Luego, explica Juan, ocurrió en la orga-nización lo que también constituyó una ten-dencia en muchas organizaciones de Chi-cago: los programas de inclusión y diversi-dad étnica se diluyeron muy rápido, antesde que calaran verdaderamente la fibra delas instituciones. “Las fundaciones nos hi-cieron cambiar antes de que llegaran lascosas a este punto; por ejemplo, el staff nose había diversificado. Me puse a pensaren qué otros cambios podría lograr, y me di cuenta de que las batallas a librar ya sehabían dado. Y quizás era el momento paraque otra persona llegara a hacer otros cam-bios, o a adaptarse.”

De hecho, últimamente las actividadesde Juan Díes han girado más en torno a los proyectos especiales de la escuela. Su última colaboración será un evento, que durará dos semanas, patrocinado por el Smithsonian Institute este verano en Washington, llamado Música Latina enChicago. En este evento participarán 100artistas latinos de esta ciudad. Ahí expon-drán y hablarán de sus proyectos: música,danza, murales; incluso, se edificarán ré-plicas de las calles de nuestra ciudad.

Moira Pujols

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g u e r r a e n I r a k

podría ser que dejáramos de trabajar. Algoimposible.

De forma paralela se juzga hoy en Bag-dad al más malo de todos, Sadam Hussein,por la muerte de 175 civiles kurdos... Hastaun niño vería que 32676 es mayor que 175.La razón por la cual algunos estadouniden-ses no notan la diferencia entre ambas can-tidades tal vez responda a una severa re-gresión infantil colectiva; una vuelta a loque Jean Piaget llamaba fase de pen-samiento pre-operacional donde aún no se es capaz de pensar en términos de cantidades y volúmenes. Esta regresión ha hecho del país más desarrollado el paísmás violento del mundo, externa e interna-mente, yo diría.

¿Por qué el resto del mundo entendiólas matemáticas y los estadounidenses no?Es un misterio; a lo mejor el famoso Nochild left behind consigue mejorar esteproblema de aptitud aritmética. Hoy en día se siguen escuchando en la televisiónduros debates defendiendo la causa delEjército estadounidense. Las grandes pa-labras tremendamente relativas comodemocracia y libertad son continuamenteescupidas por Bush y los demás manipu-ladores, haciendo a la mente americanareflexionar sobre el verdadero horror. En-tonces ¿a quién hay que responsabilizar y por tanto juzgar? ¿A los que ponen lasbombas en sitios públicos, a los que hanempezado y sostenido la guerra? ¿A losdiminutos aliados que la apoyan? La res-puesta: hay que responsabilizar a todos los mencionados pero sobre todo a quienha empezado toda esta pesadilla. El casoes que las consecuencias de quitar a undictador han generado mucho peores…

Hoy en día tenemos más “yihadistas” envia-dos desde todos los puntos del mundo aluchar en Irak y que más que nunca estándispuestos a dar su vida por el Cielo y Alá.Pobres diablos, si dudaran de la existenciade Dios, lo pensarían dos veces. A esto hayque sumar el cabreo y frustración generali-zados en el mundo, incluido los EstadosUnidos.

Un periódico europeo resalta:...esta guerra preventiva hizo saltar en milpedazos el derecho internacional y laCarta de Naciones Unidas. Además degravísimas consecuencias políticas yestratégicas, ha supuesto algo mucho más grave, la pulverización de los valoresmorales y jurídicos sobre los que se levan-ta nuestra civilización occidental.

Lo más curioso de esta guerra es queenemigos históricos como Bin Laden y losiraquíes ahora luchan como hermanos con-tra los “infieles”. Se ha derrochado muchatinta en la crítica a la Guerra de Irak, inva-sión ilegal e inmoral, pero me parece justoreferirme al carácter genocida de este con-flicto al menos para recordar a aquellos que sin quererla ni deberla han dejado deexistir.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial,muchos nazis fueron juzgados por críme-nes contra la humanidad; no sólo fueronjuzgados los oficiales que ordenaron o par-ticiparon en el asesinato de millones dejudíos y no judíos, sino también aquellosque lo apoyaron como abogados cercanosa las huestes Nazis. A fines del siglo XX ylo que va del XXI los tribunales internacio-nales han juzgado a dictadores genocidasde Latinoamérica -apoyados por los Esta-dos Unidos-, de los Balcanes y de la olvida-

da África. La lógica de esta institución inter-nacional es perseguir a aquellos que matanmasivamente a inocentes o también a aque-llos que de alguna forma instigan la creaciónde escenarios como el de Irak, escenarioperfecto para la violencia más brutal. La pre-gunta moral del siglo XXI es cuál es la lec-tura que los jueces de Nurenberg hacen dela invasión de Irak. ¿Quién es el culpable deesto y de otras atrocidades que no muestrala televisión corporativista? Yo lo tengo muyclaro: si los Estados Unidos tuviese el poderminúsculo que tiene Irak, la famosa barajade naipes de los iraquíes más buscadosestaría compuesta por los políticos y mili-tares de alto rango estadounidenses quehan participado directa o indirectamente enel asesinato de casi 32,676 civiles. Además,una vez capturados, se les juzgaría comoresponsables en el tribunal internacional deLa Haya. Curiosamente muchos de los cul-pables justificarían sus acciones siguiendoórdenes de superiores, o que no sabían quehabían muerto tantos, exactamente las mis-mas excusas que los Nazis nos dieron enNurenberg.

Ateniéndome a la libertad de expresiónque al menos parece seguir existiendo eneste santo país, me atrevo a decir que aquíun claro dictador que debe ser juzgado esel señor George W. Bush, presidente de los Estados Unidos. ¿Por qué los estadou-nidenses no nos defienden de su propio dictador que ya ha acabado con todas lasesperanzas pacifistas? Mientras el horror noles afecte el bolsillo, no habrá una mayoríasólida que trate de parar esta locura. Si al-guien de otro planeta tuviese que evaluar lo que ha pasado en los últimos cinco años,pondría a los Estados Unidos como el res-ponsable número uno de las atrocidadesque la gente del Medio Oriente han tenidoque soportar. Pareciera que en la actualidadno hay manera de aplicar la justicia.

Carlos Martín. Español. Es profesor del TrumanCollege de Chicago.

Publicamos el siguiente artículo en elmomento en que la escalada de violen-cia en Irak se incrementa, en lo que los

medios de comunicación reconocenabiertamente como una guerra civil

entre chiítas y sunitas.

Días después de los ataques del 11 de sep-tiembre, mi hermana me llamó asustadadesde Madrid. Sus comentarios fueron másallá de lo que cualquier neoyorquino pudie-ra haber pensado en aquellos momentos detragedia. Me comentó que lo que había quetemer realmente era la posible reacción vio-lenta del gobierno estadounidense, pues elgigante se había despertado. Sin pensar, le dije que era imposible que los EstadosUnidos pudiese invadir otro país sin unasólida justificación. No podía imaginarme a amigos cercanos apoyando esta ridículacausa por “la libertad y democracia”; creíaque los estadounidenses ya habían apren-dido la lección con Vietnam. Recordabacómo Full Metal Jaket y Apocalipsis Nowtuvo una gran calada en mi familia, puesveíamos en ambos filmes un alto nivel deautocrítica y humildad y creíamos que esose había extendido a los estadounidenses.

Pero ¿dónde estaba metida esa gene-ración hippie-antibélica cuando las hordasrepublicanas impulsaron el primer genocidiodel siglo XXI? Quizá estos pacifistas nuncaexistieron y fue otra invención de Holly-wood, o acaso la comodidad y el confor-mismo no dejó pensar en las consecuen-cias reales de la ocupación. Finalmente,pese a que la gran mayoría de los habi-tantes del Globo se oponían, la agresión se llevó a cabo.

De acuerdo con la organización Body-count, hasta el pasado 17 de enero habíanmuerto 32,676 civiles, de los cuales el 40%son niños y mujeres. Del número de heri-dos mejor ni hablar… ¿De qué forma afectaesto al estadounidense medio? ¿Hay unaverdadera reflexión sobre el origen y desti-no de este horror que la Historia insiste enrepetir?

Hagamos más cuentas. El presupuestopara gastos de defensa subió un 7%; ahoraes de 440 mil millones de dólares, que ser-virán para exterminar a otros 4000 civilesen Irak. ¿Quién paga por esta sangría? Yoy todos ustedes que contribuyen con susimpuestos de forma religiosa. Es claro quemientras más bajo sea el salario anual quepercibamos, menor es nuestra participaciónen esta matanza; pareciera que la solución

Carlos Martín

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Cam Cardow: Remembranza. The Ottawa Citizen, caglecartoons.com

Nerilicon: Las próximas tropas. Milenio,Mexico, caglecartoons.com

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9/11 teatro

acciones, se ha resignado a una existenciamediocre y considera la felicidad un sueñoiluso y doloroso que debe ser evitado a to-da costa. Laura Crotte adopta este papelen cuerpo y alma.

El elenco se viste de gala con la partici-pación de Bolivia, un personaje entrañable,adaptado por la talentosa actriz Lisa Tejero,en el papel de la tía. Aquí procedo con cau-tela, pues el personaje de Bolivia se prestapara varias interpretaciones, pero vale decirque este personaje central encierra granparte del mensaje que propone Blind MouthSinging y Lisa lo aborda con un sentido delhumor y una disciplina ejemplares.

Peter Fitzsimmons, en el papel de Gor-di, el hermano sabandija de Reiderico yMarvin Eduardo Quijada (Lucero) cuyopapel no puedo divulgar sin revelar algo al lector, se entregan a sus papeles conigual anhíco que sus contrapartes y nosproveen dos personajes memorables.

Blind Mouth Singing no presume propo-ner o resolver…simplemente presentar, ytal vez, hasta cierto punto cuestionar aque-llas barreras que todo ser humano debe porlo menos tratar de sobrepasar para poderdeterminar aquello que deseamos y aquelloque en realidad nos da satisfacción. En elproceso, presenciamos con anticipación eldesarrollo y desenlace de una hecatombefamiliar y emocional…y debo admitir que el final, aunque un tanto previsible, comotantas cosas en la vida…fue mucho, peromucho mejor de lo que hubiera imaginado.

Jay Nazario. Actor dominicano. Vive en Chicago.

El Teatro Chopin celebra sus quince añosen el 2006 y es imposible no percatarse dela calidad de sus producciones teatrales asícomo del calibre de los actores que enga-lanan este pequeño pero acogedor espacio.El teatro y sus producciones no sólo hanevolucionado sino que se han añejado ele-gantemente, cual buen vino que ha de dis-frutarse en buena compañía. Esta tardedominical he asistido a la producción deBlind Mouth Singing, obra escrita por JorgeIgnacio Cortiñas y dirigida magistralmentepor Loy Arcenas.

El tema central es ecuménico. Vemosuna serie de situaciones y personajes quepintan al núcleo familiar con unos maticescomplejos, íntimos, graciosos y a vecessimplemente atemorizantes. Es el caso deReiderico, un joven que rezuma humildad y personifica a aquel individuo sin ánimossuficientes para concretar sus sueños.Reiderico se arma de valor y esperanzamientras sostiene conversaciones internasy externas con las entrañas de un pozo deagua en el cual se reflejan sus más íntimospensamientos, sueños, ideas y temores.Marcus Castillo ha sido, sin duda, la opciónideal para personificar a Reiderico. Estejoven y talentoso actor, a través de Reide-rico, nos brinda un autoanálisis estilo Jekill& Hide de nuestras propias limitaciones e inmenso potencial como individuos, asícomo el precio a pagar cuando nos entre-gamos a la resignación.

Su madre, una mujer altamente infeliz,con tendencias casi anacoretas y con undoloroso pasado siempre vivo en sus

Jay Nazario

En medio de toda la fanfarria que rodeóla planificación del reemplazo del WorldTrade Center, se escapó algo crucial:eran dos las torres, no una. Eran geme-las. Algo importante se ha dejado de ladoen el afán de reemplazarlas con una solafortaleza gigante y puntiaguda, que en suversión actual se llama Freedom Tower.Nueva York ya tiene monolitos puntia-gudos –el Empire State, el edificioChrysler—. Y los queremos. Pero en este país, las torres gemelas tocabanotras fibras sensibles en nuestra psiquiscolectiva. Hombro con hombro, cada unadefinida por la otra cual norte y sur, suesencia conjunta emanaba una especiede apoyo, no de desafío. La gente lasveía como una pareja de torres, no op-cional sino obligadamente unidas. Nadietenía su “torre favorita”. De haberse des-truido una sola, se hubiera notado parasiempre la falta en la otra. Eran altas, escierto, comunicaban poder; hasta domi-nación. Pero no eran todo esbeltez,tenían una conexión horizontal.

La torre con la que se propone reem-plazar a las gemelas evoca un EstadosUnidos conocido: alto, desafiante, fortifi-cado para protegerse del mundo, presto a lanzarse solo siempre que sea nece-sario. Su libertad consiste en no sufrir de las limitaciones que sufren los demás.EE.UU. ha mostrado esa cara al mundodesde hace ya un tiempo. Pero el duploque eran las torres gemelas evocaba unEE.UU. distinto, dominante claro está, dedimensiones más allá de lo natural, peroconectadas y en convivencia, conscientesde que es con cooperación que se hacenlas cosas, que son las relaciones y losencuentros lo que hacen a la persona.

¿Pero qué tipo de relaciones? El com-ercio mundial, para empezar, que nadiepuede hacer solo. La empresa, donde las alianzas son pan nuestro de cada día. También están los lazos de pareja yla monogamía, la estructura social preva-lente en el país. En efecto, las torres (unaun poco más alta que la otra) eran unaréplica de la pareja clásica del cuadro“American Gothic”, y de las parejas míti-cas del Oeste pionero: el vaquero y suacompañante, Lewis y Clark, Huck y Jim,Bonny y Clyde, Thelma y Louise. Hacíaneco también a la duplicación que es parteesencial de la experiencia del inmigrante,donde el corazón dividido vive aquí y allá,en el idioma de antes y el de ahora, conuna vida detrás y otra adelante. Quizás,más que nada, las torres reflejaban nues-tro ideal cívico de equidad, imágenes

equivalentes, una al lado de la otra, sepa-radas pero iguales, una persona, un voto.Tú a lo tuyo y yo a lo mío; si yo puedo serpresidente, tú también; tú lucha por tusderechos y yo por los míos. Estamos enlo mismo, pero no somos lo mismo, nosomos uno. No será solidaridad, pero sípor lo menos reconocimiento mutuo.

En su orientación Norte-Sur, las torresse alineaban como el eje de nuestro he-misferio, donde América significa muchomás que sólo los Estados Unidos. En lamitología maya, los responsables de lacreación del mundo fueron dos pares dehermanos gemelos. El primer par no logróderrotar a los Señores del Infierno, quie-nes lo querían todo para sí mismos. Perolos segundos gemelos, Hunahpu e Ixba-lanque, sí lo hicieron, tendiéndole unatrampa a los Señores, con el resultado de que pidieron su propia muerte. Eso síes una historia americana (en el sentidohemisférico de la palabra). Las ciudadesmesoamericanas, de las más antiguas del mundo, frecuentemente tenían torresgemelas—un par de pirámides a cadalado de una cancha. Muchas cosas ve-nían en pareja. Al nacer, cada personatenía un doble animal secreto, su nahual,que servía de ancla espiritual en su vida.Más al sur, entre los pueblos andinos, lavida se organizaba según el equilibriocósmico entre los opuestos complemen-tarios: el sol y la luna, lo masculino y lofemenino, lo salvaje y lo domesticado. En la América más amplia, muchas cosas vienen en pareja.

Las estructuras afiladas que quierenllegar al firmamento han salpicado elmundo desde principios de la era cristia-na, estirándose hacia arriba, apuntandolas aspiraciones humanas hacia el cielo, y atrayendo la mirada divina hacia la tie-rra. Esto no era lo que nos pedían las to-rres gemelas. Sus techos planos se cons-truyeron para que aterrizaran helicópte-ros, no ángeles. Pero el que fueran dossignificaba algo. Los sicólogos nos dicenque los gemelos frecuentemente desarro-llan un vínculo en el que son personasdiferentes pero influyen continua y pro-fundamente en el otro. Quizás ésa era la posibilidad que representaban las to-rres para nosotros. Pero fuera lo quefuera, no lo reemplazará una afilada ysolitaria torre. Las gemelas eran algo distinto.

Mary Louise Pratt es catedrática en el Depar-tamento de Lenguas y Literaturas en Españoly Portugués de la Universidad de Nueva York. Traducción: Moira Pujols

Mary Louise Pratt

Peter Fitzsimmons, Marcus Castillo y Laura Crotte en Blind Mouth Singing.

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opera

jocosa obra: El caballero de la rosa, deRichard Strauss.

Der Rosenkavalier se presenta por pri-mera vez en 1911, después que Strauss yahubiera producido Salomé y Electra, dosobras maestras basadas en la Historia y lamitología respectivamente. Imaginarse a unStrauss rococó era tan inusitado a comien-zos del siglo XX como quizá lo es para no-sotros, que estamos acostumbrados a sa-ber de él en términos de sinfonías poéticaspropias de lo moderno. La manera más fácilde comprender tal desfase es tener enmente que la ópera de antaño tenía la misma popularidad que el cine tiene en nuestros días, que la ópera era elentretenimiento predilecto de los euro-peos y que las casas operísticas se

proyectaban a una audiencia media.Strauss compuso Der Rosenkavalier

por medio de fragmentos de ritmos ymelodías (de danzas) franceses decaden-tes y, sorprendentemente, valses anacró-nicos, pues se sabe que el waltz no seescucha sino hasta mediados del siglo XIX.Pero a Strauss le importaban más, en estaobra, los efectos decadentes que la exacti-tud histórica. Para ello tuvo que acudir alpoeta Hoffmansthal quien era muy conoce-dor del teatro clásico francés y quien, sinmucha vacilación, aprovechó retazos deMoliere para crear sus personajes. En estadivertida mofa de costumbres no es dema-sía entrever al Tartufo o al Misántropo envestuario a la Fragonard, el pintor rococó, y tampoco lo son los temas de conflictos e intrigas de clase. El resultado total es un espectáculo que bien se puede llamar“teatro burgués”, una “telenovela” de amoren escenario operístico (en el cine deHollywood, un “romantic comedy”).

La mayoría de los aficionados a la óperaestarían de acuerdo con la idea de que éstaes la obra indicada para iniciar a un joven oa una jovencita al mundo operístico. La obracomienza con trucos de identidad, Octa-vian, de apenas 17 años, representadocabalmente por la mezzosoprano SusanGraham, se viste de criada para procurar la compañía de su amada que lo superapor varios lustros, la elegantísima y nobleMarshallin (Anne Schanewilms, soprano);pero luego se vuelve presa del arroganteBaronVon Ochs (Franz Hawlata, bajo),quien busca la ayuda de su prima, la Mar-shallin, para pedir la mano a una reciénennoblecida, Sophie Fannina (CamillaTilling, soprano), jovencita que se suponede la misma edad de Octavian. El BarónVon Ochs se aprovecha de la costumbre de emparejar familias, con una rosa deplata, para salirse con sus burlas. Al final, y después de varias confusiones, el Ca-ballero de la Rosa, el mismo Octavian,asignado por la Marshallin, y quien sirve deenviado especial a la casa Fannina, terminaenamorado y correspondido por Sophie

Fannina (quien detesta al Von Ochs).Además de ser una trama de simple

amor juvenil, el asunto se ocupa de profun-dizar en el personaje de la Marshallin quesacrifica su amorío con su primo Octavian(¡incesto feliz!) a sabiendas de que ella yaestá en la edad de albergar sentimientos deabnegación. El personaje sufre un cambiosustancial en el último acto e inesperada-mente la Marshallin hace todo en su poderpor ver que Octavian y Sophie se casen,por ende el efecto del Caballero de la Rosa.La rosa de plata, símbolo de la unión dedos seres que se aman, termina entre losmenos esperados, dictando así la veracidaddel amor y la mendicidad del matrimonioprocurado. La nobleza de la Marshallin so-bresale, como también trasluce el amor delos jóvenes. Por supuesto, todo final feliz.

Richard Strauss, genio de la grandorchestra, superado sólo por Wagner, notuvo muchos recatos al componer una obrallena de su conocida entrega descriptiva.Desde el preludio hasta el final, la músicarevela no sólo los cambios de escena y losindicios dramáticos, sino también los re-veses de ánimo de los personajes, pordecir, bastante volubles. De modo que laobra oscila entre lo cómico y lo dramático.Los duetos entre Octavian y Sophie de-muestran el esplendor del lirismo amoroso y el trío de la Marshallin, Sophie y Octavianse roban el show no sólo en esta obra sinoen varias del repertorio operístico. Esta esuna obra para mujeres, dos sopranos y unamezzosoprano, de entrega emocional y deintensidad de voz. El final es verdadera-mente impresionante: lirismo como reinopropio de la mujer.

Der Rosenkavalier4 y 11 de marzo a las 7:30 PM

Lyric Opera de Chicago, 20 North Wacker Drive

Chicago, IL 60606

León Leiva Gallardo. Escritor hondureño resi-dente en Chicago.

El Lyric Opera de Chicago se viste al estiloimperial, los primeros años de la emperatrizMaría Teresa, cuando Viena era la capitalde la música y quizá la capital del mundo.Las costumbres y estilos de la Viena impe-rial competían con los de Francia, pero enlos salones suntuosos imperiales ya pulula-ba un ambiente de decadencia que habríade irrumpirse con las nuevas noticias de larebelión burguesa. Todo esto lo habría dehacer más que obvio Richard Strauss,quien, con la colaboración del poeta y dra-maturgo Hugo Von Hoffmansthal, daría untono burlesque y rococó a su inusitada y

León Leiva Gallardo

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Susan Graham (Octavian) y Anne Schwanewilms (The Marschallin) en la producción Der Rosenkavalier en el Lyric Opera of Chicago.

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Susan Graham (Octavian) and Camilla Tilling (Sophie von Faninal) en la producción Der Rosenkavalier en el Lyric Opera of Chicago.

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t e o l o g í a y p o l í t i c a

la limosna que reciben los necesitados searecibida de la propia mano del donante, enocasiones a través de una iglesia (de pasoDios se entera) pero nunca a través de unsistema abstracto, impersonal como elEstado. Para que esta lógica funcione, claro, no deberían existir los impuestos —no por casualidad en Estados Unidos lasdonaciones caritativas se descuentan de losimpuestos. Es como matar dos pájaros de un tiro, aunque el santo desconfíe.

La genial idea económica que domina el pensamiento conservador de los últimoscuarenta años es la siguiente: si las clasesaltas se enriquecen más de lo que ya son,esta riqueza desbordará hacia las clasesbajas. El éxito no hay que castigarlo, por lotanto cuanto más rica una persona menosimpuestos debería pagar. Una vez, un elo-cuente arengador radial dijo que los negrospobres de Estados Unidos poseían más ri-quezas que los negros de las clases mediasde África, por lo cual cada negro debía desentirse privilegiado por haber nacido en este suelo y no en la tierra de sus antepasa-dos. Faltaba que cada afroamericano se loagradeciera también a aquellos que sirvieronde agentes de inmigración para los asuntosafricanos en el siglo XIX. Estas observa-ciones revelan una mentalidad irreversible-mente materialista; ignora que la violenciamoral no se mide en dólares sino en rela-ciones sociales (lo que puede ser una bendi-ción en un contexto, en otro es una humilla-ción). Esta idea, la idea de las clases bajasrecibiendo los beneficios que desbordan delas clases altas, aparentemente dista muchode ser compasiva, propia de una moral reli-giosa donde todos somos “hijos de Dios”. Elprincipio universalista y democrático de Jesúsqueda anulado, pero es anulado por otra ideareligiosa mucho más antigua: Dios ha queridoque haya “grupos elegidos”. No obstante, laidea de que la riqueza cuando se acumula enexceso desborda naturalmente, asume que elser humano tiene un límite en sus ambicio-nes. Idea que ha sido refutada históricamentepor la práctica, con casos honrosos. Casoshonrosos que son repetidamente puestos co-mo ejemplos sin considerar que son ejemplospor significar una excepción a la regla y no laregla en sí misma.

Pero el punto que me interesa ahora es elprimero. ¿Qué relación lógica, necesaria o, almenos, histórica existe entre ser conservadory ser un espíritu religioso? No vamos a refu-tar la inocente idea de que para ser religiosohay que ir a la iglesia. Bastaría con que unasola persona se declare profundamente reli-giosa y anticlerical, religiosa y antidogmática,religiosa e indiferente ante todo tipo de ritualo demostración pública para anular esta con-dición necesaria. ¿Quién podría negarme elhecho de autodefinirme religioso sin religión?Por un lado, podríamos pensar que está en latradición religiosa la idea (aunque de origen

griego) de que “todo pasado fue mejor” y, porlo tanto, cualquier cambio nos corrompe cadavez más. Por el contrario, la “esencia” delprogresismo (pilar central de la antigua Mo-dernidad) es, precisamente, que la historiaevoluciona para bien: “todo futuro puede sermejor”.

Ahora, el consenso de que para ser unapersona profundamente religiosa debe ser al mismo tiempo conservadora se choca decabezas con la historia. No conozco un sololíder religioso que haya sido conservador,aunque sin duda eso se debe a mi vastaignorancia. Tal vez mi conocimiento se li-mita sólo a los más grandes revolucionarios:Moisés, Buda, Jesús, Mahoma, etc. InclusoMartín Lutero. ¿Que no fue el padre de losconservadores sino un revolucionario? No porcasualidad su reforma se llamó “protestante”,aunque bastaría con decir que fue una refor-ma. Un teólogo podrá decir que una parte desu reforma ponía el acento en un regreso alos antiguos testamentos, pero aún en esepunto, “regreso” significó una profunda con-frontación a siglos de autoridad de la iglesia ala cual pertenecía el mismo Lutero. Y si bienfue políticamente conservador en algunosmomentos de la lucha de los campesinos, noes menos cierto que sus reformas terminaronpor liquidar el orden medieval de organiza-ción social, además de negarles al Papa y asu Iglesia la autoridad de interpretar los tex-tos sagrados. Su reforma fue un arriesgadoacto de desobediencia y una revolución enlas estructuras sociales de su época.

Aún menos en Jesús podemos descubriralgo que pueda ser calificado de conserva-dor. Por el contrario, abundan los ejemplosde su desinterés por el dogma y las conven-ciones sociales y religiosas de su época. Nome imagino al hijo del carpintero saliendo decaza con un grupo de ostentosos fariseos orecriminándole a la viuda por su miserablemoneda. Más que desinterés por el poder yel protocolo: sosegado desprecio. Bastaríacon recordar cada uno de sus cuestionamien-tos a la ley, al orden establecido por su pro-pia religión y por la estructura política delImperio: no se enfrentó al poder político tirando bombas o promoviendo guerras sino negando su valor en la vida humana, es decir, dejando de reconocer la autoridad,desobedeciendo. La idea de dar al César loque era del César es un desprecio y no unaclaudicación. Cuando salvó a la mujer adúl-tera de una muerte segura que imponía la leyde Moisés, lo hizo anulando esta misma ley;no declarando que la ley debía ser ignorada,quebrantada, sino procediendo con un razo-namiento muy simple e implacable: “el queesté libre de culpa que tire la primera piedra”.Si la ley permanecía vigente, ya no podíahaber un juez sobre la tierra que la aplicara.Que es lo mismo que su anulación. Claro quesi Jesús hubiese hecho la misma pregunta en nuestros orgullosos tiempos más de un

pecador hubiese arrojado no una piedra sinouna maravilla de la ciencia. ¿Qué no diríaCristo de aquellos cristianos compasivos quedefienden con ardor y serenidad la pena demuerte? No estaría de más recordarle a aque-llos puritanos que se golpean el pecho por sualta moral, que no sólo el orgullo es el peor delos pecados, profusamente mencionado en suslibros sagrados (y en los mismos escritos lute-ranos), sino que el mismo Jesús, cuando fueabandonado y negado por alguno de sus dis-cípulos, fue seguido y llorado en soledad poruna prostituta, María Magdalena (aunque losteólogos de batalla han hecho inhumanos es-fuerzos por demostrar que Magdalena no eraprostituta). Olvidan también que la doctrinacalvinista de la riqueza material como signo deser uno de los elegidos por Dios, se derrumbaante una sola frase de Jesús: “Más fácil seráque un camello pase por el ojo de una agujaque un rico entre al Reino de los Cielos”. Hayque ver a Jesús, el hijo de un pobre carpinteroque nunca realizó su sueño americano (o ro-mano) porque tampoco le interesaba, cam-biando su burro por un Suburban Utility Vehicleo por los confortables primera clase de losaviones que usa el Papa. O la subversiva cos-tumbre de Jesús de rodearse de pobres yenfermos, gente de una unánime clase baja,viudas y quién sabe qué otros marginados que fueron borrados de la memoria de lahumanidad trescientos años después, en elConcilio de Nicea, cuando se eliminaron dece-nas de evangelios que inmediatamente pasa-ron a ser declarados “apócrifos”. O su únicomomento de furia, expulsando a los merca-deres del templo, tan bien representados hoyen día por las obscenas alianzas “morales”entre políticos, firmas financieras, petroleras e iglesias. (*)

La expresión “God bless America” (Diosbendiga América) ha sido, en ocasiones,parafraseada y contestada por otros ameri-canos que prefieren decir: “God bless Americaand every country in the world” (Dios bendigaa todos los países del mundo). Paradójica-mente, estos “liberales” han sido acusados detraidores. Paradójicamente estas acusacioneshan venido de sectores conservadores, esdecir, de aquellos que profesan la religión del Amor universal de Dios.

Claro que la condición de liberal o de con-servador nada tiene que ver con el valor moralde cada individuo. La mentira y la estupidez noes propiedad de ninguno. Pero hay momentosen la historia en que uno de los bandos acu-mula todo el poder, la soberbia, la mentirapropia y estupidez ajena. La costumbre entre los más poderosos es negar accionesinmorales o tomar total responsabilidad porsus errores. En ambos casos las consecuen-cias son las mismas: ninguna.

(*) Mateo 21:12: Y entró Jesús en el templo deDios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendíanpalomas; (21:13) y les dijo: Escrito está: Mi casa,casa de oración será llamada; mas vosotros lahabéis hecho cueva de ladrones.

Jorge Majfud. Escritor uruguayo (1969). Estudióarquitectura. Enseña literatura latinoamericana en la Universidad de Georgia, Estados Unidos.

En Estados Unidos es casi unánime la ideade que los conservadores son gente religiosay compasiva, mientras que los liberales sonprogresistas, están siempre a favor de loscambios y de la socialización de la compa-sión. Si en América Latina un liberal es unindigno servidor del imperio americano, enEstados Unidos es un estúpido izquierdista,en ocasiones algo menos que un traidor a la nación bendecida por Dios.

Pero éstas no son sólo definiciones popu-lares; los discursos moralizantes siempre vanacompañados con algún tipo de práctica quelos confirman o los contradicen. Por ejemplo,no pocos compasivos conservadores anglo-americanos son aficionados a las armas. Confrecuencia son los mismos que se escandal-izan del horrible espectáculo que dan los es-pañoles torturando y matando a un toro porplacer, mientras su deporte favorito es salir amatar ciervos, pájaros y todo bicho que semueva, no por compasión sino como civiliza-da diversión. Hay excepciones: algunos mi-llonarios salen a matar animales para alimen-tarse, lo cual es un argumento respetable,propio de un alma compasiva. O es un pro-blema de tamaños o simplemente es la viejahistoria: los salvajes son los otros, no noso-tros. Los mapas de la Europa medieval nom-braban a África con el nombre “Barbaria”; pa-ra los antiguos griegos y romanos, en cam-bio, los bárbaros eran los rubios del norte, de la periferia del imperio, and so on.

La última tendencia indica que para serconsiderado un buen liberal —si los hay, por-que esta calificación ya se usa como insul-to— hay que tener al menos valores y princi-pios conservadores. Esta simplificación esproducto de la escolarización realizada porlos medios de desinformación, especialmentepor las radios, donde se opera una paradojahistórica muy común en otros países: los an-tiguos liberales republicanos son ahora losmás radicales (y a veces enfurecidos) con-servadores.

Como ya vimos, después del término“conservador” el adjetivo asociado por larepetición del discurso social es el de “com-pasivo”, lo cual indica una eterna sospechade que un conservador no es un ser compa-sivo. Algo así como decir “religión tolerante” o “socialista democrático”. Si es socialistadebería ser democrático, pero como la histo-ria del siglo XX ha demostrado una tendenciaopuesta, se une el adjetivo como una formade aclaración, de advertencia inconsciente.Lo curioso, lo paradójico, es que si hay uncalificativo o una condición difícil de acoplar ala categoría de “conservador” es la de “ecolo-gista”. En resumen, según los más radicales,la compasión conservadora consiste en que

Jorge Majfud

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obituario

vino a Chicago en julio de 2001. En un actoen la Escuela Secundaria Benito Juárez,Fox se retrató con los niños y prometió ayudar. Pero Fox regresó a México y jamás cumplió la promesa.

Después que la historiade Ana trascendiera a lostitulares nacionales, elCentro Médico JacksonMemorial de la Universi-dad de Miami, se ofreciópara realizar el trasplante.El dinero recaudado seusó para cubrir parte delos costos. El hospital se haría cargo del resto.Entonces, Ana y los mé-dicos se quedaron a laespera de un hígadodisponible.

En una sucesión dehechos notables y trági-cos, un pandillero mató de un tiro al joven ErickNavarrete, de 17 años de edad, el 22 de julio de2001. Cuando a la madrede Erick le comunicaronsu muerte en el hospital,le pidieron que donara sus órganos. Ella ordenódonar el hígado de su hijoa Ana Esparza. La ope-ración fue un éxito.

Durante los cinco añossiguientes, Ana vivió unavida casi normal con sumamá y sus dos herma-nos menores en Cicero.En julio pasado celebrósus XV años en la pa-rroquia Precious Blood.Las fotos son las de unaniña simpática en edad decrecimiento. Estudiaba enel Centro Morton Fresh-man de Cicero.

Ana Esparza murió elpasado domingo 19 defebrero en el HospitalChildren´s Memorial aconsecuencia de compli-caciones ya que su cuerpohabía rechazado el híga-do. Su vida es un retopara todos nosotros;

nos lleva a pensar en la búsqueda de for-mas más humanas y eficaces para resolverla cuestión migratoria que desafía a nuestropaís. Construir muros y militarizar la fronte-ra sólo forzaría a gente como la madre de

Ana a arriesgar la vida en formas aún máspeligrosas para inmigrar en busca de traba-jo. Ignorar el hecho de que 11 millones deindocumentados viven y trabajan —y aveces se enferman de gravedad— entrenosotros es pretender absurdamente queellos no existen y que este país no se be-neficia con su trabajo.

El legado de Ana nos recordará cómouna foto impactante de una niña enferma de gravedad unió a mucha gente aquí enChicago y alrededor del país para salvarlela vida, sea cual fuere su estatus migratorio.Su vida, después de todo, ha sido una his-toria estadounidense de valor y genero-sidad.

Alejandro Escalona es editor en jefe del diarioHoy Chicago. Una versión de este texto se pu-blicó previamente en el Chicago Tribune.Primero fue la fotografía: una imagen

estremecedora de una niña cuyo rostroestaba tan hinchado que parecía deforme.Su madre, María Muñoz, la abrazaba por la espalda. Esa foto se convertiría rápida-mente en una poderosa imagen en la lu-cha para salvar la vida de una niña. AnaEsparza, una niña mexicana indocumenta-da de 11 años, necesitaba urgentemente un trasplante de hígado. Sufría de cirrosis,hepatitis autoinmune y colitis ulcerativa;tenía la cara hinchada a causa de losesteroides que tomaba como parte del tratamiento.

Detrás de esa fotografía se halla una delas historias más asombrosas y notables desupervivencia y respuesta comunitaria quese haya presenciado en Chicago en añosrecientes. Ana se convertiría en un sím-bolo de empuje nacional para ayudar aniños indocumentados que necesitan untrasplante de órgano. De manera contun-dente, su caso reveló la dura realidad delos niños indocumentados con enferme-dades graves, sin acceso a la ayuda federaly carentes de un seguro de salud adecua-do. Este asunto ahora se ha convertido en parte del debate nacional en torno a lareforma migratoria y cómo Estados Unidosdeberá lidiar con más de 11 millones depersonas indocumentadas que viven ac-tualmente en el país.

Aunque el Children's Memorial Hospitalhabía tratado la enfermedad del hígado deAna durante dos años, el hospital no podíarealizar la operación —cuyo costo era de500,000 dólares— porque el Medicaid no lo reembolsaría. Eso desató uno de losesfuerzos comunitarios más asombrosospara salvar la vida de un niño, ajeno a su estatus migratorio.

En abril de 2001 el semanario enespañol ¡Éxito!, propiedad de Tribune Co. y predecesor del diario Hoy Chicago, pu-blicó la fotografía en portada y un artículoen el que se detallaba su caso; los mediosde comunicación en inglés levantaron lanoticia. En cuestión de meses se recau-daron casi 200,000 dólares. Ana y otrosniños indocumentados, con enfermedadesgraves, incluso llegaron a conocer al presi-dente mexicano, Vicente Fox, cuando éste

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impregnado y prendado

no me gustan los ecos. ni los humbertos. aborrezcolos ruidos intensos que no sean música. o la músi-ca que no me produzca un intenso ruido interior.no me gustan las voces secas. las sequías densasme inundan en el desconsuelo. aborrezco a los fer-nandos y las isabeles me enloquecen de rabia. notolero a los católicos. no me gustan los despilfarrosde voz, siempre agrietando las ondas sonoras enbusca de qué. de un eco, de eso, de un eco que losrepita y verifique. no me gustan los falsetes ligerosque se esconden detrás de los hombres adiestradosen educar los sonidos vulgares de las desmedidasconversaciones entre tantos, entre muchos paraque todos queden en nada. en la nada. enlanadosen lino fino. tejedores de sonidos a punto y aguja.apunta y agujerea el hilo de esta conversación sinfin, y cállate. cállate ya que no me gustan las vocesúnicas que resoplan y rondan, riman ideas, razo-nan con autoridad. tampoco me gustan los silen-cios concurridos. los panchos y los pacos son tanpoca cosa de tanto francisco. las marías son mal-ditas sobre todas las mujeres y las zonas libres sonconfusas en sus libertades y no convencen de suslibertinajes. los federicos me enternecen y las lu-cías me avivan el olfato. los certámenes de suertefija son absurdos como las mujeres que se llamancarmen y las que se nombren pilar, pilares de sal y arena son y no mires para atrás que en ellas tequedarás, enterrado fijo. entre las juanas y lasmanuelas todas tienen voces de beneficiencia y encomiendan castigos lentos, por eso tampocoansío hablar en coro como me abstengo del silen-cio en comunidad. para gritar no hay que elevar lavoz, digo. se puede sugerir el grito en silencio. lainsonoridad de la existencia al margen de los rui-dos se desliza y disimula la angustia. silenciar elalma es fácil, así llegas dispuesto con el bozal enmano y te lo ajustas delante del espejo. es un efec-to como el del antifaz sin agujeros en los ojos parano ver tanto espanto y llanto, que mira que canto.como las micaelas en celo y los jesús que lo sabentodo me atrofian el pespunte de una idea fija, encruz. las penélopes son majestuosas vírgenes es-drújulas y graves son tus ojos, que ojos que noven… y aguda tu boca, que en boca cerrada… tusojos nunca verán las moscas que entran en tu pós-tuma boca abierta y por eso no sienten nada al verlatir tu corazón inerte, silente, oyente, miembro yórgano de un cuerpo, un cuerpo atrofiado de litera-tura que se desploma entre dios-gustos y nombrescomunes de mujer. un cuerpo sonoro y atento, en-joyado e impregnado de astillas cristalinas y deolores densos que resbalan de poro a poro, de epi-a-dermis. del ojo al zafiro. del azabache alzafiro al llanto. piedras y prendas en busca de diamantes, rubíes. un cuerpo vencido, impreg-nado y prendado.

om ulloa es autora de selectos lapsos de memoria (unaserie de fetos) y prendas de mujer.

Los que se quedaronen 1492

Verónica Esteban

Como si hubiera vuelto al medievo, a la época de las ventas y los asaltadores de caminos, el otro día me echaron de unrestaurante del centro de Chicago. La venta en cuestión sellama 1492 Tapas Bar (controvertido nombre para empezar,dados los tiempos que corren), con un sobrenombre con as-piraciones de clarificador, “Spanish Cuisine”, que en el mejorde los casos es inexacto. Por si quedaba alguna duda, según seentra al local, hay una bandera española de considerables di-mensiones colgada de la pared. Dicho esto, me congratula aña-dir que durante el penoso incidente que aquí nos ocupa no metropecé con ningún compatriota que trabajara allí.

Resulta que estaba con un grupo grande. Celebrábamos elcumpleaños de una amiga. Iba a ser una sorpresa y ciertamentelo fue: para ella y para el resto. Como es frecuente en estas si-tuaciones, había cierto barullo: “que si después de que llegue lahomenajeada nos vamos a otro sitio”, “dicen que está a puntode llegar”, “no sé si pedirme otra cerveza”, “pero entonces¿cuánto más nos vamos a quedar aquí?”. Esas cosas. Pedimosunas tapas y una botella de vino (terriblemente servida en cincocopas, o debería decir, cuatro copas y media –pero ésa es otrahistoria), y periódicamente saludábamos a los que iban sumán-dose a la celebración. Al parecer se había querido reservar unasala para el ágape en cuestión, pero por alguna razón no resultóy la cosa se fue resolviendo juntando mesas a las dos o tresoriginales, según iban llegando más personas.

Por fin llegó la agasajada y entre abrazos, besos y sonrisas,decidimos finalmente marcharnos a otro lugar porque el ánimogeneral estaba particularmente danzarín. Pero hete aquí quecuando nos disponíamos a pagar, uno de los encargados del res-taurante nos comunicó que en vista de que no habíamos con-sumido lo que ellos esperaban (es decir, que no habían ganadoel dinero ambicionado), nos iban a cobrar $200 por el alquilerdel espacio (léase pasillo frente a la barra). La negativa fue di-rectamente proporcional al grado de desfachatez. Hubo más queintercambio de opiniones. Insistían en que aquello no era unacafetería (dime de qué presumes y te diré de qué careces), noslargaron una diatriba sobre cómo en “nuestros países siemprehay algún vivo que se aprovecha de la situación” (se cree el la-drón que todos son de su condición), nos retuvieron las llavesdel coche que habíamos dejado con el valet parking y nos echa-ron a gritos de un modo que uno pensaría que sólo ocurre enlas películas: “¡Márchense de aquí!, ¡fuera! y ¡no vuelvan!”.También llamaron a la policía, quien nos dio la razón y se ase-guró de que nos devolvieran el coche sin mayores incidentes.

Con esto lo que me gustaría es aconsejar al lector que de an-dar por el 42 E. Superior con ganas de comerse un pincho detortilla española, más le vale pasar de largo: al 1492 Tapas Barle queda mucha historia por recorrer y su tortilla está más bientirando a pésima (al pan, pan, y al vino, vino).

Verónica Esteban. Española. Licenciada en Filosofía, traductora,intérprete y periodista.

se te olvida…

om ulloa

cuando miento nunca lo hago piado-samente. mis mentiras son obscenas y cargadas de malevolencia. es la be-lleza infinita del mentir sin culpabili-dad lo que ejerce el deseo de hacerlo.por eso créeme cuando te digo que note estoy mintiendo, ahora. tal vez lohice antes, o después lo haré, peroahora es verdad que sólo te estoyhaciendo un cuento. y debes escu-charlo con atención para que no se te escape el detalle indispensable dela verdad. es cierto que a veces, detan tupida la narración, todo pareceuna mentira. como la misma realidad,que se enreda y se desenfrena y luegoresulta que todo fue un sueño. o lahistoria, compuesta sólo por los ga-nadores. los que pierden no hablan ni mienten, sólo se funden en otrosidiomas, en otras letras.

pero a mí la historia me absolverá,verás. se comprobará mi mentira ensu debido momento, pero ahora tehablo con hechos ciertos que ocurrie-ron en algún momento, vaya usted asaber cuándo, pero sí. así fue. así có-mo te lo estoy contando, todo seguidocomo un dictado arrebatado, sin co-mas ni puntos debidos y atentos por-que la verdad es desesperada y poreso no cree en las pausas. la mentira,por su lado, está concebida en un a-parte mental, en una serie de puntosseguidos entre guiones. apartes, ves,destinados a ser falsos. por eso, ahoraque no te miento no me crees aunquetodo sea cierto y haya ocurrido. dra-ma, sí, es drama y no ficción. teatro,puro teatro sobre las tablas. un pon en escena la obra y arriba el telón.que salgan las actrices disfrazadas de mujeres enjoyadas, prendadas de mí entre las cejas y en el vientre,zurcidas por la corriente del hilo demi voz sincera. y ellas salen, ansiosasde que el público las aplauda por es-toicas y dramáticas, que yo, el dra-maturgo de turno las pinto y las des-pinto con la verdad que quiere sermentira y no se deja, no se deja des-mentir porque la verdad es fiera y no miente. por eso insisto que meescuches el cuento. el cuento quepuede llegar a ser de tan exagerado la pura verdad.

tiempo de sobra 29

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Palabra puraLa serie de lectura de poesía bilingüe Palabra pura, una colaboración del Guild Complex, contratiempo, el Instituto de Estudios Latinosde Notre Dame y el Centro Cultural Rafael Cintrón Ortiz de UIC, se inaugurará el 15 de febrero de 2006 en Chicago.

Poetas: Orlando Ricardo Menes y Beatriz Badikian

Fecha: 15 de marzo, 2006

Hora: Las puertas abren a las 8:00 PM. Las lecturas comienzan a las 8:30 PM

Lugar: California Clipper, 1002 N. California, Chicago

Entrada gratuitaPara mayor información, consultar www.guildcomplex.org o 773.227.6117

Ajedrez

Torneo de ajedrezNiños y adultos

11 de marzoBiblioteca Rudy Lozano

1805 S. Loomis St.Chicago, IL

312.746.4329

Arte

VIII bienal de arquitectura española3 de marzo: 6:00 PM

River East Gallery, 435 East IllinoisChicago, IL 312.335.1996

RASKUAChe:Patricia Acosta, Juan Chávez, Héctor Duarte,

Kenneth Morrison, Oscar Moya, Marcos Raya,

Ricardo Santos-Hernández,Gabriel Villa

Del 3 al 28 de 31de marzo

The Art Center, 1957 Sheridan RoadHighland Park, IL 847.432.1888

Día internacional de la mujer4 de marzo: 6:30–11:00 PM

Casa de la Cultura Carlos Cortez, 14440 W. 18th StChicago, IL 773.317.0036

Reencuentros:Jesús Acuña, Harold Allen, Roger Brown,

Miguel Cortez, Jeff Abbey Maldonado, Ed Paschke,Eufemio Pulido y Alejandro Romero miércoles a domingo de 12 a 5 PM

Prospectus Art Gallery, 1210 W. 18th St.Chicago, IL 312.733.6132

Marian Amies31 de marzo al 22 de abril

Galería Polvo, 1458 w. 18th st. 1RChicago, IL 773.344.1940

Café

Batey Urbano Café teatro

Jueves: Open Mic 2647 W. Division 773.394.5206

Ché Café arte, lecturas

1058 W. Taylor St. 312.850.4665

Décima Musa Jueves de trova con Ramón Marino

1901 S. Loomis 312.243.1556

efebos Viernes: Trova con Luis Badillo

2123 S. Blue Island 312.633.9212

Kristoffer's Café Ajedrez y ricos postres

1733 S. Halsted 312.829.4150

Mi Cafetal Miércoles: Trova cubana

1519 W. 18th St. 312.738.2883

Danza

River North Chicago10-12 de marzo

Harris Theater for Music and DanceMillennium Park

Chicago, IL 312.334.7777

ThodosDance11 y 12 de marzo

Cindy Pritzker Auditórium, 400 S. State Street,Chicago, IL 312.266.6255

Hubbard Street Dance Chicago22 de marzo a 9 de abril

Harris Theater for Music and DanceMillennium Park

Chicago, IL 312.334.7777

American Ballet Theatre29 de marzo a 4 de abril

Civic Opera House, 20 N Wacker DriveChicago, IL 312.332.2244

Música

Cristina Branco 4 de marzo

Old Town School of Folk Music, 4544 N. Lincoln Ave. Chicago, IL 773.728.6000

Danilo Pérez Trío21 al 26 de marzo

Jazz Showcase, 59 W Grand AveChicago, IL 312.670.BIRD

Viva la trova24 de marzo.

Homenaje a Luis Eduardo AuteTeatro Aguijón, 2707 North Laramie Ave

Chicago, IL 773.637.5899

Lola Pfeiffer y su organic influenciado 12 de marzo

HotHouse, 31 E. BalboChicago, IL 312.362.9707

La peñaOld Town School of Folk Music

Hip-hop Summit Night 8 de marzoEmilio Solla 15 de marzo; Son Trinidad 22 de marzo

Africaribe 29 de marzo; Plena Libre 31 de marzo4544 N Lincoln Ave. Chicago, IL .773.728.6000

Ricardo Lemvo y Makina Loca4 de marzo

HotHouse, 31 E. BalboChicago, IL 312.362.9707

Perú negro5 de marzo

HotHouse, 31 E. BalboChicago, IL 312.362.9707

Teatro

Voyeurs de Venus9 de marzo a 16 de abril

Chicago Dramatists, 1105 W ChicagoChicago, IL 312.633.0630

Guantánamo: Honor Bound to Defend Freedom 26 de marzo

TimeLine, 615 W. Wellington AveChicago, IL 773.281.8463

Blind Mouth SingingTeatro Vista

De Jorge IgnacioCortiñas;

Dirección: Loy Arcenas Del 6 de febrero al 5 de marzo

Chopin Theatre, 1543 W. Division

Chicago, IL312.498.4067

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Viernes con

contratiempo

Serie de charlas y lecturas de literatura

y humanidades

del 14 de abril al 26 de mayo de 2006

copatrocinan: por DePaul University,

University of Illinois at Chicago,

University of Chicago, Roosevelt

University y el Centro Museo de Bellas

Artes Mexicanas

Ponentes invitados

Frances Aparicio, Priscilla Archibald. Kelly

Austin, Raúl Coronado, María Elena Du-

razo, León Leiva Gallardo, Agnes Lugo

Ortiz, Olivia Maciel, Eliseo Medina, Juan

Mora Torres, Angel Quintero Rivera,

Febronio Zatarain

Apoyan

Chicago Center for Working Class Studies,

the Pilsen Book Club, Casa Michoacán y

Nuestra América.

Información: (312) 427 5450

o [email protected]

Esta exhibición muestra el registro de las visitas que realizó la Voz de los deAbajo a Honduras.

La exposición muestra parte del trabajo de solidaridad con las comunidadescampesinas e indígenas y tiene como fin intercambiar información sobre lavida de esas comunidades y, además, busca un futuro mejor para los hon-dureños.

El intercambio comenzó en noviembre de 1998 a raíz del huracán Mich,el cualafectó a miles de hondureños. Desde entonces la Voz de los de Abajo havenido realizando un trabajo de solidaridad con las comunidades más pobresde Honduras. Como parte del intercambio también ha llevado donacionesmateriales y económicas recolectadas en Chicago por amigos y organiza-ciones solidarias con el pueblo hondureño.

En la muestra participan miembros de la Voz de los de Abajo y presentan unregistro del trabajo que han venido realizando en los pasados siete años.

FOTÓGRAFOS PARTICIPANTES:

Miguel Vázquez

Kari Laydersen

Alexy Lanza

Victoria Cervantes

Apertura, charla y comida: 4 de Marzo: 7:30 PMLa muestra cierra el 25 de marzo.

Casa Michoacán1638 S. Blue Island Ave. Chicago, Illinois

E x p o s i c i ó n d e f o t o g r a f í a

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