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Contenido VOL.1 N O 10 SEGUNDO S E M E S T R E 2000 LICENCIA DE MINGOBIERNO RESOLUCION NO 0148 DE 1988 ISSN 0121 - 2184 Director Carlos E. Botero Consejo Editorial Jacques Aprile-Gniset, Ramiro Bonilla S, Carlos E. Botero, Noel Cruz, Francisco Ramirez Diseño Hugo García Paredes Diagramación Gustavo Andres Quintero Carlos Alberto Zapata Universidad del Valle Oscar Rojas,Rector Alvaro Guzman,Vicerrector Académico Correspondencia Revista Planta Libre, CITCE, Escuela de Arquitectura Universidad del Valle Canje Biblioteca Central Universidad del Valle Sección Canje, Apartado Aéreo 25360 Cali. Impresión Artes Gráficas del Valle. Edición 300 Ejemplares. Reproducción permitida citando la fuente 4 De Le Corbusier a Rogelio Salmona. Noel Cruz. 7 Clasicismo, Arquitectura y Ciudad en Colombia. Siglo XIX. Benjamín Barney. 18 Cali Siglo XX. La Ciudad Moderna que no fué. Carlos E. Botero. 34 ¡Deconstrucciones de la gran ciudad! Juan Manuel Cuartas. 46 La Discursividad de la Técnica: Apuntes sobre las formas de argumentación presentes en los tratados de arquitectura militar de los siglos XVI, XVII y XVIII. Jorge Galindo. 57 La Arquitectura, Función, Signo y Logica de Clase. Ricardo Hincapié. 66 Autores.

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ContenidoVOL.1 N O 10 SEGUNDO SEMESTRE 200 0LICENCIA DE MINGOBIERNO RESOLUCION NO 0148 DE 1988 ISSN 0121 - 2184

DirectorCarlos E. Botero

Consejo EditorialJacques Aprile-Gniset, Ramiro Bonilla S,Carlos E. Botero, Noel Cruz, Francisco Ramirez

DiseñoHugo García Paredes

DiagramaciónGustavo Andres QuinteroCarlos Alberto Zapata

Universidad del ValleOscar Rojas,RectorAlvaro Guzman,Vicerrector Académico

CorrespondenciaRevista Planta Libre, CITCE, Escuela de ArquitecturaUniversidad del Valle

CanjeBiblioteca Central Universidad del ValleSección Canje, Apartado Aéreo 25360 Cali.

ImpresiónArtes Gráficas del Valle.Edición 300 Ejemplares.

Reproducción permitida citando la fuente

4 De Le Corbusier a Rogelio Salmona.Noel Cruz.

7 Clasicismo, Arquitectura y Ciudad en Colombia.Siglo XIX.Benjamín Barney.

18 Cali Siglo XX. La Ciudad Moderna que no fué.Carlos E. Botero.

34 ¡Deconstrucciones de la gran ciudad!Juan Manuel Cuartas.

46 La Discursividad de la Técnica: Apuntes sobre lasformas de argumentación presentes en los tratadosde arquitectura militar de los siglos XVI, XVII yXVIII.Jorge Galindo.

57 La Arquitectura, Función, Signo y Logica de Clase.Ricardo Hincapié.

66 Autores.

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Editorial

Nada puede reclamar Plantalibre distintoa su derecho a aparecer cada vez queconfluyan diversos azares resueltos al

momento de su publicación. Diez números endoce años no son una señal alentadora paracualquier empeño editorial, pero se puedealegar el que a lo largo de su precariaexistencia la revista ha contribuido a impulsar,número a número, actitudes que desde laacademia plantean bases serias para enfrentartemas cruciales como el del valor patrimonialdel espacio urbano y la arquitectura dentro delpanorama regional que nos compromete.

Arrastramos vacíos enormes alrededor dela reflexión sobre otras artes que, desde laFacultad de Artes Integradas de la Universidaddel Valle, se difunde por otros medios; la causa,quizás, la incertidumbre de asegurar a nuestrosposibles articulistas una regular aparición deesta publicación.

No hay nada tan desolador como ver elpaisaje lánguido de publicaciones queafronten el problema teórico del estudio detemas esenciales del urbanismo, laarquitectura, el diseño y las artes, que puedancontribuir, desde la academia, tanto ainterpretar problemas de nuestros pueblos yciudades como a formular programas yproyectos referidos a ellos.

Se trata entonces ahora de seguiralentando la intención de hacer de laspublicaciones universitarias un punto dereferencia para la construcción de muchosdiscursos dirigidos al conocimiento de lahistoria urbana y de los ámbitos posibles deactuación para quienes, participamos en losprocesos de formación de arquitectos,diseñadores, artistas y urbanistas que aspirana ser actores en la construcción de un nuevoambiente urbano.

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Permítanme decirles que la lectura de“Hacia una arqui tectura” 1 meproduce una singular sensación de

reconfortante asombro – patético. Jamás mehe encontrado una defensa de la arquitecturavernácula (‘verna’ es el esclavo nacido en ellatifundio del señor romano), y por asimilación,se trata de la arquitectura construida con losmateriales del lugar, como en este texto: “Lamayoría de los arquitectos no han olvidadohoy que la gran arquitectura se halla en los

mismos orígenes de la humanidad y que estáen función directa de los instintos humanos.La arquitectura es la primera manifestación delhombre que crea su universo, que lo crea aimagen de la naturaleza, sometiéndose a lasleyes que rigen nuestra naturaleza, nuestrouniverso. Las leyes de la gravedad, de laestática, de la dinámica, se imponen por lareducción al absurdo: sostenerse o derrumbarse”.

Noel Cruz

De Le Corbusier a Rogelio Salmona

Casa en Tenjo. Fuente:Rogelio Salmona, Escala SomoSur

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“Un determinismo soberano ilumina antenuestros ojos las creaciones naturales y nosda la seguridad de una cosa equilibrada, yrazonablemente hecha, de una cosainfinitamente modulada, evolutiva, variada yunitaria. Las leyes físicas primordiales sonsencillas y poco numerosas. Las leyes moralesson sencillas y poco numerosas.

A continuación, vienen nueve páginas a lolargo de las cuales hace la defensa de su ideade los trazados reguladores, en el transcursode las cuales (y me perdonará Le Corbusier)encuentro, algunas inconsistencias (pág. 53):“el hombre primitivo ha detenido su carro”.(Creo que la rueda fue desarrollada por lascomunidades imperiales. Y esta otra,“determinan el lugar reservado a lossacerdotes e instalan el altar y los vasos delsacrificio (definitivamente, Le Corbusier, creoyo, está pensando en comunidadesimperiales).

Pero, independientemente de lo que puedaestar pensando Le Corbusier, no termina aquími grata sensación, pues, en efecto en lo quesí esta pensando es en las comunidades decazadores –recolectores, a propósito de lascuales argumenta, en página 53, “que no hayhombre primitivo, que lo que hay es mediosprimitivos, y que la idea es constante y está enpotencia desde el comienzo” (me imagino que

se refiere a la idea de la arquitectura). Pero nopara ahí; en la página 54, sale con estaafirmación: “... la geometría es lenguaje delhombre”.

Semejante afirmación es, ¡sin duda la mástrascendental que he encontrado!. En efectotal como yo lo veo, postularía que el primeredificio habría sido el construido a partir devaras convergentes en un ápice (Figura 1). Esteedificio daría lugar a la ejecución de las infinitasversiones que tienen como característica ladisposición radial del sistema portante, desdeel Panteón hasta el edificio de la Orden de losTemplarios.

Después, en cuanto a las bandas decazadores-recolectores que se especializancomo cazadores de animales de rebaño,ocurriría el descubrimiento de la columna,primero como simple poste, y luego, con eldesarrollo de la mampostería en forma decolumna propiamente. Así surge la geometríaa naves (Figura 2), tan excelsamentedesarrollada en los templos griegos.

Después, como el nomadismo prehistóricono sería una errancia sin rumbo, sino undesplazamiento programado, de nicho ennicho ecológico, bien pronto ocurriría eldescubrimiento de la agricultura, muyprobablemente, por accidente: descubrir queluego de consumir frutos varios, se habríanreproducido, espontáneamente, a partir de lassemillas.

Ya lograda la agricultura, y con ello el cesedel nomadismo, un nuevo entorno urbano seproduciría: la aldea agrícola empalizada,rodeada de cercados para protegerdebidamente los cultivos (Figura 3), la cualharía obligatoria la organización compacta delos recintos (Figura 4), con el requisito deasegurarles suficientes iluminación yventilación. Así se produciría el desarrollo deltercer tipo arquitectónico; el atrio, el cual haceposible la ciudad.

Todos estos desarrollos tipológicosdeberíamos pensarlos como posibilidades quesólo ocurrirían gracias a la sintonía armónica

Fig. 1 Varas convergentes a un ápice.

Fig. 2 Geometría a naves.

de la dinámica cultural (en sus aspectosreligiosos y tecnológicos), por ejemplo, eldesarrollo de la mampostería habría sidofundamental y no hay duda de que el contactocon la arcilla en las labores agrícolas habríatenido mucho que ver.

Y con ello completamos la tr iada deespacios tipológicos: el espacio Central, elespacio a Naves y el espacio Atrial. Y la historiatoda de la Arquitectura vendría a ser elinventario de las versiones correspondientes.

Luego, Le Corbusier continúa, con todauna secuencia de seis páginas en las cualespresenta y defiende su idea de los trazadosreguladores, en los siguientes términos, página57: “Un trazado regulador es un seguro contrala arbitrariedad, es la operación de verificaciónque aprueba todo trabajo, la prueba del nuevedel escolar el “lo que queríamos demostrar”del matemático. El trazado regulador es unasatisfacción de orden espiritual, que conducea la búsqueda de relaciones ingeniosas (y aquí

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Fig. 4 Organización compacta de recintos.

Fig. 3 Aldea agrícola empalizada, rodeada de cercados.

pienso en Salmona) y de relacionesarmoniosas (otra vez pienso en Salmona).Confiere euritmia a la obra”.

El trazado regulador aporta estamatemática sensible, que proporciona lapercepción bienhechora del orden (y aquí LeCorbusier me parece bastante clásico). Laelección de un trazado regulador es uno delos momentos decisivos de la inspiración, unade las operaciones capitales de laarquitectura... y ¿qué tiene que ver todo éstocon Rogelio Salmona?

Resulta que en la edición de diciembre de1999 de la revista “el malpensante”, aparece,en la página 39 una sorprendente declaraciónde Rogelio Salmona en la cual (Salmona dixit)afirma, en relación con el edificio dePostgrados de la Universidad Nacional, quetodos los proyectos que yo hago son el

mismo, lo cual solamente podría entenderse,desde esa aproximación del trazadoregulador, heredado de su maestro LeCorbusier, de manera que la sugerencia deSilvia Arango, en el sentido de una posibleconexión a propósito con lo “real maravilloso”,al menos desconoce esta realidad.

A propósito, la gran virtud de la arquitecturade Rogelio Salmona, es la de mantenernospróximos a la gran tradición de la arquitecturaclásica, con lo cual logra sin duda“culturizarnos”, manteniéndonos en unarelación cultural trascendental.

1 LE CORBUSIER. Hacia una Arquitectura.Poseidon, Buenos Aire, 1964

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Clasicismo, Arquitectura y Ciudaden Colombia Siglo XIX

Benjamín Barney

Como dice Ramón Gutiérrez el XIXfue en Hispanoamérica un siglo de150 años.1 Comenzó en el XVIII, antes

de la emancipación de las colonias españolas,y las guerras lo prolongaron hasta bien entradoel XX. Colombia tardaría casi 100 años enromper con los patrones urbanos yarquitectónicos hispánicos después de suIndependencia. Los cambios estilísticoscorrelativos a una nueva identidad no segeneraron inmediatamente y la construcción

popular en los primeros años de la Repúblicasimplemente continuó las trazas urbanas y lostipos y patrones arquitectónicos de la tradicióncolonial y apenas se incluyen después algunosrasgos del neoclasicismo de finales de laIlustración. Hacia la segunda mitad del XIX, laruptura con España y la transformación de lavida social, generó un período transitorio en elque si bien aún no se formula una «nueva»arquitectura sí se introducen renovacionesnotorias, al tiempo que se construyen unos

Capitolio Nacional. Bogotá. Thomas Reed 1846, Fuente: Conconcreto.

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pocos edificios neoclásicos, como el CapitolioNacional, con los que se busca identificar a lanueva República. Por otro lado, el crecimientodemográfico, que venía presentandoprofundos cambios desde antes de laIndependencia,2 todavía mantiene el modelode poblamiento colonial en el que los puertosmás importantes eran Mompox, un puertofluvial, y Cartagena, en los que vivía unamínima parte de la población. Pero a medidaque se intensifica la internacionalización dela economía, la población de los puertosaumenta fuertemente. La correspondencia dela distribución de la población con los ciclosexportadores, iniciada a finales del XIX, y quesolo empieza a desaparecer desde la PrimeraPosguerra, provocó la ampliación de la fronteraagrícola del país, la que no solo produjonuevos medios de subsistencia, sino sureorganización a partir de la conformación denuevos espacios regionales. Se fundan nuevaspoblaciones para el intercambio de losexcedentes agrícolas, como Manizales, y seproduce el rápido crecimiento de no pocaspequeñas ciudades existentes, como Cali,puerto seco por donde salía la mayoría delcafé de exportación que era embarcado enBuenaventura. A partir de la segunda mitaddel XIX se aceleró el remplazo de los centrosde poder tradicionales, cuando se dividió elpaís en departamentos, provincias y cantones,se suprimió el sistema jerárquico de privilegiosy se establecido la igualdad teórica de todoslos municipios.3 Declinan los centros del poderpolítico, militar, religioso y administrativo de laColonia y se abren paso los de concentracióncomercial y financiera generados por laproducción agraria de exportación. Como diceJacques Aprile-Gniset, «la ciudad de laeconomía sustituye o margina la ciudad de lapolítica.»4 Y, se debe agregar: la arquitecturade la verdad constructiva fue reemplazada porla de la apariencia formal.

El desarrollo lineal inicial de las nuevasfundaciones dio paso a la retícula colonialcuando crecieron y se consolidaron, la que sedensificó mediante la subdivisión de lossolares y el aumento de las construcciones de

dos pisos. Los progresistas proyectos urbanosespañoles, como el Plan Cerda, de 1858 parael ensanche de Barcelona o el Barrio deSalamanca, de 1859, de C. M. de Castro paraMadrid así como la original Ciudad Lineal deArturo Soria, de 1882, solo repercutirán en elpaís muchos años después. Los tipos ediliciosy las técnicas constructivas coloniales semantienen, pero se abandonan los procesosconstructivos más dispendiosos y lentos a favorde una simplif icación general de laconstrucción. La composición de las fachadaspasa a ser rigurosa, con ritmos marcados yénfasis en la verticalidad de los vanos; lastechumbres son menos inclinadas y los pisosmás altos. La simetría se generaliza, losespacios se diferencian y aparecen recintosespecializados. Los motivos mudéjares ybarrocos son sustituidos por los neoclásicos.Frisos, zócalos, columnas, pilastras y jambas,habitualmente ornamentadas, son frecuentes.La arquitectura de la casa cafetera mantienelos patrones formales de la hacienda colonialde tierra caliente pero adaptados a la nuevatécnica constructiva de la guadua y la maderay responde vagamente a algunas carac-terísticas del neoclásico; se vuelve a loscorredores periféricos de finales del XVIII perolos volúmenes ahora son simétricos yregulares. La casa urbana del colono pudientese abre generosamente a través de ventanasy adornados balcones que proporcionannumerosas visuales sobre el entorno urbano.Estos nuevos modelos alcanzan su máximaexpresión estilística con la bonanza de lasprimeras exportaciones de café. Pero un sectorexitoso no tarda en buscar en el exterior sussímbolos, e inicia la importación de materialessuntuarios para la construcción y la decoraciónlo que indica un cambio estilístico y una nuevaideología. La nueva hacienda cafetera y la casaurbana del comprador de café abandonan elblanco tradicional de la cal y acuden a lanovedosa policromía de las pinturas químicas.Mientras que en España hasta bien entrado elXIX la arquitectura mantuvo un neoclasicismocada vez más gastado, en Colombia este solose abre paso a finales del siglo, y es ya

necesariamente una arquitectura historicista.Consolidado el espíritu republicano, se adoptael romanticismo y Colombia asume los nuevosestilos importándolos de Inglaterra y Francia,países con los cuales se ha establecido unarelación más estrecha. «Nuevos» estilos quenecesariamente serán «prestados» pues nohabrá tiempo para adaptarlos. Lo mismosucederá con los nacionalismos e historicismoque proliferan en España a partir del reinadode Isabel II, como el neomudéjar, elneoplateresco, el neonazarita o el neogóticolevantino,5 que solo repercutirán en el paísentrado el siglo XX. Entre l880 y l940 elneoclasicismo asciende, se transforma enmoderno-historisista, vertiente neoclasisista,entra en decadencia y se disuelve en uneclectisismo que pronto es desplazado por lasprimeras expresiones modernistas locales enlos campamentos de las multinacionales delbanano como la Andean y la United Fruit enSanta Marta y Ciénaga, los campamentos delas petroleras norteaméricanas enBarrancabermeja, las últimas estaciones delferrocarril y las instalaciones portuarias deBarranquilla y Buenaventura.6 Las nuevasciudades que surgen o crecen a finales delXIX y principios del XX, lo hacen bajo unadoble dependencia estilística y tecnológica, ymediante una arquitectura que une el uso deformas neoclásicas con el de materialesmodernos importados, principalmentecemento danés, vidrio y hierro,7 y fueroningenieros, incluyendo los mil i tares,8 yarquitectos extranjeros, los que divulgaron lasnuevas ideas arquitectónicas.9

Neoclasicismo y Latinidad

El término «clasicismo»10 se aplica a losestilos más conscientemente tributarios deGrecia y Roma, a manera de un revival,11 o vueltaa sus principios artísticos o arquitectónicos.12 Apartir del siglo XVI la interpretación renacentistade la Antigüedad ejerció tanta influencia enlos arquitectos clasicistas como la mismaAntigüedad, y se empezaron a desarrollar lasteorías clásicas de la arquitectura basadas en

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Vitruvio, redescubierto en 1414, que seprolongaron a lo largo del XVII, aunque lamayor parte de los arquitectos solo las pusieronen práctica a finales de ese siglo en Franciaen donde Perrault y Mansart comenzaron ausar patrones clásicos, y a principios del siglosiguiente, en Inglaterra, cuando arquitectoscomo Campbell, Burlington y Kent regresaronal clasicismo de Iñigo Jones y Andrea Palladio,lo que es considerado como la primera fasedel movimiento neoclásico de mediados delXVIII.

Esta tendencia artística comenzó como unareacción a los excesos del rococó y el barrocotardío y buscaba establecer unos principiosbasados en las leyes de la naturaleza y larazón. Se abogo por «la noble simplicidad y latranquila grandeza» que Winckelmannconsideraba las principales características delarte y la arquitectura griegos,13 y se prestónueva atención a los antiguos edificios que seconservaban en Europa y Asia Menor. Losgravados de Piranesi inspiraron una nuevavisión de la arquitectura romana quesubrayaba sus cualidades formales yespaciales, y los nuevos descubrimentosarqueológicos posibilitaron la «corrección» desus motivos clásicos. No obstante, las merascopias de edificios griegos y romanos fueronraras y nunca se recomendaron. Los teóricospedían una arquitectura racional, basada enuna serie de principios, pero que no imitaba lagrandeza romana.14 Se creía que laarquitectura, como la sociedad, había sidomejor y más pura en sus más simples y

primitivas formas, lo que llevó a una nuevaapreciación de la severidad del dórico griego.15

Estas ideas que llevaron a la creación de unaarquitectura de formas geométricas puras -cubo, cilindro, pirámide y esfera- encontraronsu expresión más radical en Boullee, Ledouxy Gilly, en Francia, Soane, en Inglaterra, Latrobeen Norteamérica y Zakharov en Rusia. A pesarde todo, solamente unos cuantos arquitectosde finales del XVIII adoptaron los principiosneoclásicos y sus conclusiones lógicas, perotambién muy pocos escaparon a suinfluencia.16 En Francia, la Revolución y elImperio Napoleónico, después, adoptan yponen de moda el estilo imperial romano, enuna versión teatral y recargada, puessupuestamente expresaba las virtudes de lavida civil republicana. Adopción claramenteexplicada por Marx:

La tradición de todas las generacionesdesaparecidas oprime como una pesadilla elcerebro de los vivos precisamente cuandoestos parecen trabajar para transformarse a símismos y a las cosas, para crear lo que no haexistido nunca; en tales épocas de crisisrevolucionaria se evocan angustiosamente losespíritus del pasado para ponerlos a suservicio; se toman prestados sus nombres, susconsignas, sus costumbres, para representarcon este viejo y venerable disfraz y con esteparlamento tomado en préstamo la nuevaescena de la historia. Así Lutero se disfrazó deapóstol Pablo, y la revolución de 1789-1814se vistió alternativamente con el ropaje de larepública romana y del imperio romano. 17

Los edificios neoclásicos tienen unaapariencia sólida y severa. Su decoración esmuy restringida y en algunos casos totalmenteeliminada. Los órdenes tienen una funciónestructural más que decorativa, las columnassostienen los entablamentos en lugar deadosarse al muro. La claridad de losvolúmenes está subrayada interior yexteriormente por la continuidad de loscontornos y las masas, absolutamentedefinidas y, en algunos casos, violentamente

yuxtapuestas. A principios del XIX estosseveros ideales fueron remplazados por unadecoración más rica, una composición máspintoresca y más alusiones literarias al pasado.La tradición clásica sobrevivió en Europa,Norteamérica y las colonias europeas de Asia,África e Hispanoamérica a lo largo del siglocomo una simple forma de renacimiento de loclásico, ya fuera griego, romano o renacentista,la cual desembocaría en nuevos revivales, afinales del XIX y comienzos del XX por todaAmérica.18

La apertura comercial de las nuevasrepúblicas americanas con países europeosdistintos a España implicó también unaapertura cultural, facilitada por los mismospróceres criollos, lo que les permitió a Franciae Inglaterra heredar las condiciones dedependencia de las antiguas colonias,generando un nuevo interés geopolítico enestos países. La realidad de la AméricaEspañola fue sustituida por la idea de AméricaLatina, sutil operación eurocentrista, como loseñala Ignacio Abello:

Sólo cuando Francia tuvo interés, tardío,en América y concretamente en México,apareció el concepto de Latinidad. En esemomento […] se planteó la necesidad de crearun movimiento panlatinista en el cual Franciasería la gestora y beneficiaria del mismo [y]heredera natural de las naciones latinaseuropeas, pero también buscaba constituirseen el centro de referencia de los nuevos paísesamericanos recientemente independizados, alos cuales introducía dentro de su órbita culturalal declararlos latinos […] Por su parte, para losamericanos fue la perfecta solución a unproblema que se les había presentado desdeque habían conseguido la independencia,debido a que el rompimiento con Españaconllevó un movimiento de ruptura no sólopolítico, sino que pretendió, igualmente sercultural. Pero esta nueva clase dirigente quehabía hecho la independencia, era, ancestraly culturalmente española, y no podía, en dosgeneraciones, romper ese cordón umbilical;

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menos aún cuando se negaba a reconoceralgún tipo de vínculo con los indígenas, aquienes despreciaba y consideraba inferiores.Fue, en consecuencia, fácil y especialmenteoportuno la aceptación del concepto delatinidad, porque de esta manera se podíanaceptar los vínculos culturales con España, nocomo país conquistador y colonial, sino comopaís igualmente latino, el cual a su vez, debíamirar hacia Francia. 19

El Neoclásico en Colombia

En Colombia, el neoclasicismo dejóproyectos de importancia. Aparte de losdiseños posiblemente realizados en laAcademia de San Fernando en Madrid,20 y eldel Palacio de los Virreyes en Bogotá (1781)de Jiménez de Donoso, descartado por susaltas especificaciones,21 están las obrasrealizadas por fray Domingo de Petrés,22 quienaún antes de llegar a Bogotá, en 1792, habíaremitido desde España algunos planos, comolos del convento Capuchino, en 1783. EnColombia intervino en la reconstrucción de SanFrancisco (1794) y, a lo largo de 1804, en lasreparaciones de San Ignacio, Santa Inés, SanJuan de Dios y los colegios de la Enseñanza ySan Agustín, todos en Santa Fe. Sin embargo,

sus obras más conocidas son la Catedral ySanto Domingo, en Bogotá, y los templos deChiquinquirá, Zipaquirá y Santa Fe deAntioquia.23 Es interesante, anota RamónGutiérrez, constatar un cierto anacronismo enChiquinquirá, donde retoma antiguaspropuestas de cabecera poligonal con girola,o en Zipaquirá, cuyo diseño se asemeja alproyecto de Diego de Siloé para la catedral deGranada. Quizás una de las obras mássingulares del periodo sea el ObservatorioAstronómico de Bogotá, de 1803, que realizóPetrés con una volumetría sin antecedentesen la arquitectura virreinal en Sudamérica.24

Sin embargo, la realidad es que entre 1800 y1850 hay en el país más una marcadaevolución de las formas hacia el manierismoque hacia un verdadero neoclásico.25 ElCapitolio Nacional, construido a lo largo de lasegunda mitad del siglo XIX y principios de laprimera del XX será el edif icio másauténticamente clásico construido en el país;prácticamente el único.

Como dice Gutiérrez, el neoclasicismoencontró en la austeridad y mesuracaracterísticas del barroco neogranadino unterreno apropiado, que respetó, por lo que nosupuso un cambio tan fuerte como si lo fue sinlugar a dudas el anterior abandono delmudéjar en los edificios gubernamentales yeclesiásticos. La arquitectura tradicional,sencilla y criolla, de Popayán y el Valle del AltoCauca, el mayor legado de la región al barroconeogranadino, fue barrida por el carácterintelectual del neoclásico, como dice SantiagoSebastián.26 En Popayán el neoclasicismodejó exponentes de interés a fines del XVIII yprimera mitad del XIX, dando cierta fisonomíaa su arquitectura civil pero menos a laeclesiástica. Antonio García inicio latransferencia en su proyecto para la catedral,de 1786, que no se construyó, y, entre 1775 y1794, en la iglesia de San Francisco, que consu fachada de sillería ha sido considerada lamás monumental de su época y una de lasobras más importantes del siglo XVIII en laNueva Granada.27 En ella García limita lasformas barrocas a los motivos ornamentales

de columnas o claraboyas laterales y al rematemixtilíneo,28 y retoma la idea de la granfachada-tapa con la que engloba las tresportadas dejando sólo la central como retablocon columnas y pilastras.29 El paso definitivoal neoclásico se da cuando el obispo Velarderecibió el encargo de reconstruir la catedral. Alno ser aprobado por la Academia el proyectode 1786 de Antonio García, Velarde solicitó en1788 sus planos a la misma Academia peroéstos fueron descartados por costosos. Lacatedral actual solo fue construida en 1859,después de la Independencia, por Fray SerafínBarbetti (1800-1875). La difusión delneoclasicismo no fue radical y la arquitecturacolonial sobrevivió en el sur-occidentecolombiano no solo en los tipos, materiales ysistemas constructivos, sino en algunosdetalles barrocos insertos en los diseñosacadémicos, como en los de Andrés MarcelinoPérez de Arroyo y Valencia en Popayán.30

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Este ilustre payanés fue un espíritupolifacético: teólogo, canonista, jurisperito,arquitecto y matemático, formó en un tiempo partede la comunidad franciscana y fue una figuradestacada del Colegio del Rosario y candidatoa la sede metropolitana. Según Miguel AntonioArroyo Díez, su biógrafo, formó su gusto en lostratados de Vitruvio y Vignola.31 SantiagoSebastián y Carlos Arbeláez observan cómoesta circunstancia «no nos deja duda algunasobre su formación profesional [pero] debido asus múltiples ocupaciones casi nunca dispusodel tiempo necesario para dirigir personal-mente sus obras, habiendo delegado estetrabajo en constructores de su confianza».32

Por lo demás fue contemporáneo y amigo delcientífico, matemático y patriota Francisco Joséde Caldas (Popayán 1771-Bogotá 1816)conocedor también de Vitruvio e interesadopor la arquitectura, lo que permite suponer, ajuicio de Silvia Arango, «una dinámicaintelectual respecto a la arquitectura, que nose dio en ninguna otra parte del país.»33 En suciudad natal diseñó el altar mayor de la iglesiade Santo Domingo. También se le atribuyenlas casas de Angulo, frente a Santo Domingo,las de Manuel María Arroyo y su hermano JoséAntonio, en la plazoleta de la Compañía, y laque construyó el doctor Santiago Arroyo parasu primera esposa María Teresa Mosquera, enla calle del Seminario Menor, caracterizadaspor ese aire de prestancia que tienen algunasviviendas patricias de la ciudad, en las queutilizó en las columnas y pilastras, cuidado-samente elaboradas en ladrillo, los órdenes

jónico, dórico y toscano.34 En Cali hizo losplanos de la Iglesia Nueva de San Francisco,primer hito de la nueva tendencia en el Valledel Alto Cauca,35 en donde su conocimientode Vitruvio y Vignola se manifiesta claramenteen la fachada.

Fray Pedro de la Cruz Herrera y Riascos,constructor de San Francisco de Cali, fueposiblemente el más importante arquitecto dela ciudad por esa época, y Doctor en «ambosderechos» del Colegio Mayor del Rosario.36

Además de San Francisco completó el claustrode San Agustín, en donde funcionaba elColegio de Santa Librada. Herrera, segúnMario Carvajal Borrero, se formó «a la sombramagna» del sabio José Celestino Mutis.37 Elotro arquitecto destacado de la ciudad, formadoal lado de Herrera y Riascos, fue Fray JoséIgnacio Ortiz, autor del puente que lleva sunombre.38

La Casa de Hacienda y la CasaUrbana Republicanas

En la primera mitad del siglo XIX loscambios en la arquitectura domésticaobedecieron a la disminución de los recursosdisponibles y a modificaciones en el usogeneradas por la situación del país, lo queimplicó la optimización de algunos patronesindependientemente de la voluntad de uncambio formal, conformando un periodo detransición con relación a la arquitecturacolonial. Pero a finales del siglo, la consolidaciónde la república emparentó la «casa-quinta»suburbana con la casa de hacienda.39 Seintrodujeron modificaciones de gusto y uso desus patios y habitaciones,40 y se jerarquizaronotras funciones de acuerdo con los cambiosproducidos por la agricultura de exportación.Se alteraron las proporciones de los vanos, seintrodujo el uso del color, sobre todo en lamadera y en los zócalos, y se añadieronrepertorios formales pintoresquistas,41

recurriendo eclécticamente a los estiloshistóricos. En este período las villassuburbanas son modelos transitorios paraalgunas casas de hacienda donde se fundencon los tipos tradicionales. La variedad deestos modelos corresponde a la nuevasituación de dependencia del país, y sucondición de receptor facilita la asimilaciónindiscriminada de elementos de diverso tiempoy lugar. El modelo único es sustituido por elgran mercado de modelos del eclecticismo. Suvariedad y número implica su debilidad y, portanto, su transitoriedad, por lo que estaarquitectura termina, ya bien entrado el sigloXX, con la introducción de la arquitecturaprofesional moderna.42

Como dice Ricardo Hincapié,43 la tipologíade las casas llamadas republicanas, que enrigor lo son de tradición colonial, de origenislámico y, finalmente, romano, tanto dehacienda como urbanas, responde a unostipos y patrones comunes y a una distribuciónarquitectónica característica, en la que lasdistintas posibilidades de organización interior

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obedecen a unas constantes; sus espacios,de gran altura y generosas proporciones, seagrupan linealmente en crujías y están unidospor corredores, conformando claustroscompletos o parciales. Estas naves, o crujías,44

permiten diversas posibil idades deorganización e interconexión según sea suposición en los patios. Esta relación nave-patio,constituye una característica básica de laarquitectura de tradición colonial en Colombiay, por supuesto, en Hispanoamérica. Suutilización es muy variada y responde a lasfunciones y usos más diversos. Suscomponentes pueden ser aposentos, estancias,habitaciones o recintos a un lado de los cuales,o a los dos, se desarrolla el corredor sostenidoy delimitado por pies derechos de madera; obien, dichas naves pueden estar constituidaspor el solo corredor. Su relación con el exteriorse da en las casa urbanas a través de unasola entrada, el portón, seguida de un zaguán,aunque en algunos casos hay entradaslaterales para el uso de las bestias. En lashaciendas siempre hay un corredor frontaldesde el que se accede a los dos o tres cuartosque dan a él, pero siempre existe uno quepermite a través suyo pasar directamente alinterior. Los materiales son escasos tanto enel exterior como en el interior; madera en los

vanos, las gruesas paredes de adobeembarradas y encaladas y pisos enladrillados.En la gran uniformidad en el tratamiento delas fachadas urbanas se encuentran dossoluciones; la primera, de obvia tradicióncolonial, de la cual es ejemplo la casa MartínezSatizábal de Cali, se caracteriza por unadistribución aleatoria de los vanos en la cualno se corresponden estrictamente sus alturasy la secuencia de llenos y vacíos no es regular;se trata de casas que no tienen ningunaornamentación diferente al zócalo solo pintadoque corre a lo largo de la fachada, el enrejadode las ventanas, llamadas «arrodilladas», eluso de balcones cuando son de dos pisos ylos los canes del alero cuando son dejados ala vista. En la otra solución, influenciada por elneoclasicismo,45 se encuentran medidasuniformes, puertas y ventanas que secorresponden en sus dimensiones y alturas y,cuando son de dos pisos, la estricta alineaciónvertical de los vanos; la reiteración de partes alo largo de la fachada cuidadosamentemoduladas, tiene evidentes repercusiones enla organización interna de las casas. El uso deestas dos soluciones no obedece a unasecuencia cronológica, su empleo es por elcontrario simultáneo y por lo tanto no es posibleestablecer a partir de su reconocimiento criterioalguno de antigüedad, particularmente en Cali

cuyo casco más viejo se conforma apenas enla segunda mitad del siglo XIX. El gusto poruna u otra es más bien un fenómeno netamentecultural: la tradición colonial es el resultado deuna repetición de maneras de construir deacuerdo con una arraigada tradición; de otrolado la moda neoclásica, influencia directa delas arquitecturas consideradas de mayorprestigio de ciudades más grandes eimportantes como Bogotá, Popayán o, inclusoCartago, es usada en Cali para edificios quepretenden ser representativos, como colegios,conventos, cuarteles, casas municipales,viviendas de familias importantes de finalesdel siglo, apelando al prestigio áulico o el valornobiliario consustancial a la arquitecturaclásica.46

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Finales del XIX

Por esta época, en los edificios másimportantes, como la llamada primeraGobernación en Cali, elementos del repertorioclásico, basamentos, pedestales, pilastras,capiteles, cornisas, arcos, áticos y molduras,construidos con ladrillo cocido visto o encalado,se sobreponen al muro continuo de adobe; enlos ejemplos más elaborados toda la fachadaes de ladrillo pegado con barro. El ordenarquitectónico del repertorio clásico másusado, y que más se ajusta a esta rústicaarquitectura de barro, es el toscano. En un

grabado de América Pintoresca,47 de una callede Cali se observa claramente cómo la ciudadtiene varias casas de dos pisos, y cómo a unade ellas se le han agregado cornisas, frisos,dinteles, jambas, zócalo y balcones, de corteneoclásico; pero dicha casa no se diferenciasino en ésto de la casa tradicional que está ensu frente. El neoclásico, que se desarrolla enel país a partir de mediados del XIX cuandose adaptan capillas a los nuevos patrones, yse construyen nuevas iglesias, puentes,galerías y cuarteles, y los conventos sonconfiscados y convertidos en cuarteles ocolegios,48 conforma el nuevo símbolo de lasciudades pero no logra consolidar una imagenrepublicana completa de ellas, con la notableexcepción de Popayán, y en realidad soloafecta las formas más aparentes de suarquitectura y desemboca, en las primerasdécadas del siglo XX, en una apertura haciadistintos revivales: el llamado Eclecticismo,49

con sus nuevas lecturas de la arquitectura y laciudad y luego, incluso en sencillas casas dehabitación, como se pueden ver aún hoy enLa Merced y San Antonio. Aprile-Gniset señalaal respecto:

«A finales del siglo pasado [el XIX] loscomisionistas y grandes mercaderes,controlando el comercio de importación yexportación, conforman el sector ascendentey más dinámico de la sociedad colombiana.Viajando mucho sus integrantes descubren enEuropa los seducientes [sic] vestigios delarcaico estilo arquitectónico llamado«neoclásico»... lo transfieren sin tardar aColombia, al igual que los machetes deSheffield, las telas de Manchester y de Ruán.No es por casualidad que ...esta arquitectura...sigue, paso a paso, en el país la estela de laprogresión geográfica del comercio externo;importaciones y exploraciones se asocian conla edificación de las fortunas mercantilistasconsumidoras... Producto del viaje, de lacirculación del dinero, de la gente y de lasideas, traído en un país en donde crecía lamovilidad, el neoclásico sería una «arquitecturade la circulación».50

Hasta principios del XIX las pequeñaspoblaciones coloniales crecieron al lado delmar como Cartagena y Santa Marta o en valleso sabanas en medio de las cordilleras y al ladode ríos, como Cali, Popayán o Santa Fe deBogotá o de Antioquia, rodeadas por grandeshaciendas que solo contaban con unpasarelas de madera o guadua para peatones.Hacia mediados del siglo, estas fueronreemplazados por puentes de arcos de ladrilloo piedra.51 La traza ortogonal colonial seadaptó a las irregularidades de los diferentesemplazamientos, dando como resultadomanzanas no completamente regulares: loslargos de cada cuadra y los ángulos deintersección de las calles varían y porconsiguiente las manzanas no son siempreestrictamente ortogonales. Esas irregulari-dades se acentúan en aquellas manzanas quesirven de límite las ciudades, o en su encuentrocon los ríos, donde se dan dimensiones muchomás pequeñas que las de las manzanasnormales y casi ortogonales del centro, dondelas hay triangulares o en forma de cuña hastalaminares. Hay también conformacionesirregulares como resultado de la prolongaciónde la malla sobre los viejos caminos de accesoa las poblaciones; en particular sobre losCaminos Reales que conducen a otrasciudades y que las comunicaban con lashaciendas vecinas. La traza se calif icamediante la disposición jerárquica de ampliosespacios urbanos, plazas y plazuelas, a losque daban las calles estrechas, y porconstrucciones de grandes dimensiones comoiglesias, conventos, casas de gobierno,edificios representativos de altísimo valorsimbólico y monumental que se destacabansobre los demás sirviendo de referencia y deorientación a la gente, y que, junto con elcaracterístico paisaje en el que se asentabanlas ciudades, constituían su imagen.

Durante la Revolución Francesa lasestatuas de los reyes cayeron y en su lugar, enel centro de las plazas reales, se sembraronárboles que representaban la flora de cadaregión;52 en la Nueva Granada, 30 añosdespués, Nariño introdujo este rito republicano

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ordenando la siembra de un arrayán en elcentro de la antigua Plaza Mayor de Santa Fe,cerca de donde había estado el cadalso delvirreinato. Muchos pueblos y ciudadesamericanos siguieron esta costumbre osimplemente les cambiaron de nombre. En Calila vieja Plaza Mayor paso a llamarse Plaza dela Constitución en 1813 cuando se jura laConstitución de la monarquía española. Mástarde, ya entrado el siglo XX, el espacio abiertoluminoso, plano y «vacío» de la plaza pasó aser «llenado» y sus muchos usos festivossuprimidos. Se suspende el mercado semanaly las carreras de caballos, las fiestas y lascorridas de toros pasaron eventualmente a loslotes vacíos de la cl. 12 hacia Santa Rosa. En1875 el Cabildo ordenó colocar una pila en elcentro de la plaza y (finalmente) sembrarárboles en cada uno de sus cuatro frentesdispuestos a iguales distancias y endisposición simétrica, determinación que nose cumplió, por lo que en 1888 se sembraroncuatro almendros que duraron hasta la décadade 1910. Al comenzar la de 1890 se habíaautorizado a cercar la plaza con alambre depúas y sembrar una inmensa zapallera y, en1898, la construcción de un parque. Pocotiempo después el parque fue cercado con unaverja de hierro sobre muros de ladrillo,53 conpuertas de torno en la mitad de cada frente yse cambió la zapallera por pasto «argentino».Como dice Edgar Vázquez,54 la plaza se cerca,se siembra, se llena de elementos materiales,pero se vacía de actividad social. Desaparecela comunicación y la socialización masiva,múltiple y abierta, y se reduce a una comunicacióníntima, tranquila, más especializada y jerárquica.Su total luminosidad da paso a una penumbracada vez más profunda a medida que crecen losárboles. Pero la profusión de árboles, plantas yverjas que llenaron la Plaza de la Constituciónno tenía por finalidad su ornato solamente, sinosu cambio de imagen, como lo comprueba quedurante casi una década la inmensa zapallerafuera juzgada como «horrorosa» por suscontemporáneos. A la par con la nueva estética,55 y la nueva imagen, se instauró una nuevafunción para la plaza: se transformo en parque,

al punto de que hoy se conoce como el«Parque de Cayzedo».56

Los barrios al occidente de esta zona sereconocen en esos años con el nombre de «ElEmpedrado», probablemente porque lascalles estaban pavimentadas con cantosrodados. El grupo de manzanas hacia elsuroriente excluido de esta delimitación es elafectado en la época por la presencia delmercado en la Plaza de Santa Rosa, en la quesólo existe sobre el costado norte un granpabellón para la venta de carne, una pila ensu extremo suroriental y en medio unbramadero,57 donde se realiza el sacrificio delas reses. Entre las manzanas situadas aloriente de la plaza de mercado se destaca lacomprendida entre las calles 12 y 13, puntode arribo de la red tranviaria de la poblacióndonde posteriormente surgirá la Galería de ElCalvario. La arquitectura del Empedrado siguelos patrones de la arquitectura tradicionalcolombiana de finales de siglo. Construccionesde uno o dos pisos con paredes de adobecubiertas con teja de barro, rematadas enalero, dispuestas en paramentación continua

cuyas aberturas de fachada -vanos, puertas,ventanas y balcones de proporción vertical ycon predominio del muro sobre el vacío- creanuna secuencia rítmica en la que las diferenciaspropias de los edif icios singulares sonabsorbidas por el peso y la fuerza de susconstantes formales. Estas diferencias quepueden ser variaciones en la posición o en lasdimensiones particulares de los vanos o delas alturas el plano horizontal de los aleros, odel nivel del piso enladrillado de los andenesen aquellos sitios de topografía quebrada ode los materiales y acabados de fachadacomúnmente usados, restan toda posibilidadde monotonía al coherente conjunto cuyariqueza -a pesar de lo elemental de suscomponentes- está dada por la multitud deposibilidades de respuesta a situacionesespecíficas y que dependen de lascaracterísticas singulares de cada sitio -tamaño y ubicación de los lotes- del uso eimportancia de cada uno de los edificios; loque se expresa tanto en las proporcionesparticulares de cada uno de estos edificioscomo en la escogencia de materiales yrepertorios ornamentales.

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Conclusiones

Desde hace unas décadas se ha venidollamando en el país arquitectura republicanaa la que se hizo a finales del siglo XIX yprincipios del XX incorporando eclécticamenteconceptos (como la simetría), elementos(columnatas, frontones, áticos) o simplesformas (cornisas, pilastras, arcos rebajados,zócalos) de la arquitectura clásica,principalmente del neoclásico, pero tambiéndel barroco o el renacimiento, e incluso delgótico o de la arquitectura islámica, en susmuchas vertientes, concentradosprincipalmente en las fachadas, las que confrecuencia se sobrepusieron a construccionesexistentes, como sucedió por cierto en SanAntonio, en Cali, en donde con la excepciónde la capilla, que es de finales del XVIII, solohay casas de tradición colonial pero en ningúncaso coloniales como afirman muchoshaciéndolo más con el deseo que con la razón.

En Cali el neoclásico apenas alcanzó para«etiquetar» la iglesia nueva de San Francisco(1800-1829) pese a que es de influenciatardomanierista, como lo reconoceSebastián,58 y para remodelar más tarde, oconstruir, ya nunca se sabrá, los vanos de lascasas de alto del marco de la Plaza Mayor,pues lo único que quedan de ellas sonfotografías. Pero un siglo después, ya entradoel XX, es reemplazado por los revívales tardíosde cualquier estilo histórico. Cali se diseñadirectamente por arquitectos europeos o poringenieros del recién construido Ferrocarril delPacifico que aplican aquí sus conocimientos yexperiencias del viejo mundo. La ciudad sellena con los edificios que hasta hace poco laidentificaban y que reemplazaron las sencillascasonas de tradición colonial del siglo XIX. Secrean nuevos espacios públicos como el paseoBolívar y, con el ánimo de borrar todo loEspañol, se le cambia la cara a la ahorallamada Plaza de la Constitución, que esremplazada por un parque a la manera inglesaprimero y a algo parecido a la francesadespués: el nuevo Parque de Cayzedo.

Notas

1 Ramón Gutiérrez: Historia de una ruptura.La arquitectura latinoamericana vistadesde América, en A&V Monografías deArquitectura y Vivienda Nº 13 de 1988, p.4.

2 En 1851 las cinco ciudades más habitadassolo concentraban el 4.58% de la poblaciónnacional y Bogotá era 3.68 veces másgrande que la última. En 1870 agrupabanel 5.59% y Bogotá era 4.46 veces másgrande que la última. En 1918 agrupan el7.15% y Bogotá era 7.46 veces másgrande. Ver: Fabio Zambrano y otros:Políticas e Instituciones para el Desarrollourbano en Colombia. Una perspectivahistórica. En: Seminario, Políticas eInstituciones para el Desarrollo UrbanoFuturo en Colombia. DepartamentoNacional de Planeación. Bogotá 1994.

3 Zambrano: Políticas....4 Jacques Aprile- Gniset: Las formaciones

espaciales. Texto inédito, Cali 1989.5 Rodríguez Ayuso, E. Adaro, y Elies

Rogent, respectivamente.6 Carlos Botero:7 Aprile- Gniset: Las formaciones ...8 Como Venezuela, según Aprile- Gniset.9 Ya en Caracas en 1760 Nicolás de Castro

propuso formar una Academia de Geometríay Fortificación que duró ocho años. Luego,en 1800, se sugiere a la Universidad fundaruna Academia de Matemáticas. Sinembargo la arquitectura venezolana nocuenta con obras neoclásicas de singularvalor, aunque cabe recordar entre losescasos ejemplos el templo de San Juanen la ciudad de San Carlos, Estado Cojedes,concluido en 1810, la Concepción deBarquisimeto y la fachada de la catedral deValencia, de 1818, diseñada por uningeniero de la expedición de Morillo.

10 La palabra «clásico» se referíaoriginalmente al ciudadano romanoperteneciente a una clase superior quepagaba fuertes impuestos. Posteriormentefue aplicada, por analogía, a escritores de

fama, y en la Edad Media, se extendió alas artes y escritores griegos y romanoscuya autoridad era aceptada.

11 Término inglés ya de uso común en lahistoria de la arquitectura y el arte, que seaplica a las revitalizaciones de gusto porformas históricas. Sobre el tema ver aGiulio Carlo Argan: El revival, en El Pasadoen el Presente. Gustavo Gili, Barcelona,1977. pp. 7 - 28.

12 Numerosos renacimientos han intentadorecobrar las supuestas leyes artísticasclásicas y evocar las glorias de laantigüedad. El primero de estosrenacimientos fue la renovatio Carolingiade los siglos VIII a IX. El protorrenacimientotoscano del XI representa un intento similary sus monumentos ejercieron unaconsiderable influencia en Brunelleschi yen la fase inicial del Renacimiento.

13 Johannes Joachim Winckelmann: Historiadel arte en la antigüedad y, Observacionessobre la arquitectura de los antiguos.Aguilar, Madrid 1955. pp. 609 y ss, y, 1091y ss.

14 Como Laugier y Lodoli.15 Posible gracias a las publicaciones de

James Stuart y otros sobre eldescubrimiento de algunos templosprimitivos en Sicilia y Paestum, aunque losortodoxos los consideraron todavía pocosimples, y demasiado robustos ymasculinos.

16 Nikolaus Pevsner y otros, pp. 146 y ss.17 Carlos Marx: El 18 Brumario de Luis

Bonaparte. Ariel, Barcelona 1977. p.44.18 Pevsner y otros, pp. 146 y ss.19 Ignacio Abello: Identidad y dominación, en

Texto y Contexto Nº 5, Universidad de losAndes, Bogotá l985. pp. 114 y 115.

20 La Contaduría de Panamá (1764-66) y lacasa del Gobernador de los Llanos (1789).

21 Silvia Arango: Historia de la arquitecturaen Colombia. Universidad Nacional deColombia, Bogotá 1989. p.95.

22 Domingo de Petrés (Sagunto, España1759-Sante Fe de Bogotá 1811),agregado de la Academia de Bellas Artes

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de Murcia y contemporáneo de Juan deVillanueva, el famoso arquitecto españolautor entre otros del Museo del Prado ydel Observatorio Astronómico de Madrid.Arango, p. 94.

23 Petrés trabajó en la catedral de Bogotádesde 1806 hasta 1811 cuando a su muertequedo la obra a cargo del maestro NicolásLeón quien hizo las torres, las que secayeron en el terremoto de 1827, y la cúpuladel Sagrario

24 Gutiérrez, pp. 242 y 243.25 Se construyen la Iglesia Nueva de San

Francisco, entre 1800 y 1828; El puenteOrtiz, obra de vital importancia para elprogreso de Cali, entre 1835 y 1845; lacuarta Iglesia Matriz de San Pedro,aproximadamente de 1830 a 1842; Elconvento de las Carmelitas Descalzas,contiguo a la ermita por la cl. 13 (trasladadoposteriormente a la cl. 15 con cr. 6); En 1880el templo de San Nicolas; la torre de SanPedro, entre 1866 y1878; el puente de SantaRosa en 1890; la galería de El Calvario,posiblemente en 1895; la Escuela de Artesy Oficios en 1896; y en 1905, el cuartel delBatallón Pichincha.El Convento de San Agustín es confiscado1823 e, inicialmente, se convirtió en cuartel,pero inmediatamente pasó a manos delColegio de Santa Librada, junto con losconventos de los Dominicos y de LaMerced. La Iglesia Nueva de San Francisco,el Convento de San Joaquín, la TorreMudéjar, la para entonces llamada Iglesiade Lourdes y otras pocas construccionesde los siglos anteriores como la IglesiaCatedral de San Pedro (hasta 1876 cuandosu fachada fue reformada), la iglesia de LaMerced, el Viejo Palacio Episcopal, laiglesia de San Antonio, la Ermita de Jesúsdel Río (o Señor de la Caña) el colegio deSanta Librada (antiguo convento de SantoDomingo), la iglesia de Nuestra Señora dela Gracia (antigua iglesia de SantoDomingo), sumadas a unas cuantas casas,como la de los Otoya, la Martínez Satizabaly la que ocupa actualmente la Sociedad

de Mejoras Públicas, conformaron laimagen de la ciudad durante casi todo elsiglo pasado.

26 Santiago Sebastián: Arquitectura colonialen Popayán y Valle del Cauca .Universidaddel Valle, Cali 1965.

27 Su restauración, después del terremoto de1983, se concluyo en marzo de 1996.

28 Las fachadas-tapa se reiteran en otrosejemplos colombianos donde se eliminala torre campanario y se opta por lasespadañas en una solución que serepetirá en el resto del continente. Losejemplos de la iglesia de las Aguas enBogotá y la de Arateca en Santander seaproximan, según Ramón Gutiérrez, a laimagen paradigmática de Tiobamba, enCuzco, Perú, de la misma tipología.

29 Gutiérrez, pp.146 a 149.30 Sebastián, pp. 19, 20 y 129 y 130.31 Sebastián: pp. 130 y 131.32 Sebastián: p. 5633 Arango, p. 100.34 Arango, p. 100.35 Sebastián, pp. 19, 20 y 129 y 13036 O en Filosofía y Letras del mismo colegio,

según Alvaro Calero Tejada: Cali Eterno,la ciudad de ayer y de hoy, EdicionesFeriva, Cali 1983. p.142.

37 Mario Carvajal Borrero en: Calero Tejada:p. 143.

38 Calero Tejada: Cali Eterno...39 De unas 18 casas de hacienda que quedan

en los alrededores de Cali, del períodorepublicano solamente sobrevivenPiedragrande y Las Nieves.

40 La importancia del entorno paisajísticoerudito en contraposición con el natural sepuede vislumbrar en el jardín botánico deBolívar en San Pedro Alejandrino (SantaMarta), como hará Rosas en Palermo(Buenos Aires), o Urquiza en San José(Concepción del Uruguay), estos dosúltimos en Argentina.

41 Gutiérrez, pp. 325 a 327.42 Benjamin Barney y Francisco Ramírez: La

arquitectura de las casas de hacienda. ElAncora Editores, Bogotá 1994.

43 Ricardo Hincapié: La casa MartínezSatizabal. Monografía, Cali 1995..

44 Crujía: espacio comprendido entre dosmuros de carga. Cada una de las naves opartes principales en que, desde el puntode vista constructivo, se divide la planta deun edificio. Ware y Beatty: DiccionarioManual Ilustrado de Arquitectura.

45 De la cual es ejemplo la casa contiguahacia el oriente de la Martínez Satizábal.

46 Hincapié.47 Varios, América Pintoresca., p.49.48 En Cali las capillas de El Recogimiento,

en la actual cr. 4ª entre las cls. 9 y 10, y,fuera del casco urbano, la de El Limonar,la de San Gil de Anaconas, la Iglesia-Ayuda Los Ciruelos y la Iglesia de ElSalado. El Convento de las HermanasVicentinas, llegadas a Cali en 1885, seestableció en una casa de una planta en laesquina de la actual cl. 10 con cr. 4ª. ElConvento de las Madres CarmelitasDescalzas, se fundado el mismo año enuna casa de dos plantas contigua a laErmita por la actual cl. 13. El internado paraniñas y jóvenes pobres, El Amparo, fuefundado al final de la década de 1890donde hoy se encuentra el HotelIntercontinental. En 1852 se autorizo laconstrucción del templo de San Nicoláspara remplazar la capilla con paredes debahareque y techo de palma que seinauguro en 1806, pero solo hasta 1880se colocó y bendijo la primera piedra. En1894 el Obispo de Popayán crea laparroquia de San Nicolás o de Cayzedo, y,en 1926, se concluyó la construcción deltemplo actual. En 1803 se le adaptó a laVirgen de las Mercedes, de la Iglesia de laMerced el pedestal de plata en forma demedia luna, iniciándose posiblemente lacostumbre de vestir la imagen. En 1811 senombra gobernadora de Cali la imagen delas Virgen de las Mercedes y le entrega subastón de mando. En una fotografíatomada en 1895 aún se ve la Torre y laCapilla de San Juan de Letrán, pero aésta última ya se le había adosado una

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mediagua que a simple vista se aparta dela unidad del volumen arquitectónico. Ver:Enrique Sinisterra O’Byrne: PrimeraRestauración de la iglesia de la Merced.Revista Memorias. Cali Julio de 1994. pp.35 y ss. Y, Vázquez, p. 69

49 El término inglés «revival», ya de usocomún en la historia de la arquitectura y elarte, se aplica a las revitalizaciones degusto por formas históricas. Sobre el temaver a Giulio Carlo Argan, El revival, en ElPasado en el Presente, Gustavo Gili,Barcelona 1977. pp. 7 a 28.

50 Aprile-Gniset: La ciudad colombiana.Siglos XIX y XX. Banco Popular, Bogotá,1992. p. 220.

51 En 1842 se nombra a Fray José JoaquínOrtíz para construir el actual puente dearcos, que se inaugura tres años después,en 1845, y un puente pequeño sobre elRío Nuevo, hoy desafortunadamentedesaparecido. El puente Ortíz, que debesu nombre a su autor, se convirtió en piezaclave para el progreso local. En la margenizquierda del río se ubicaban grandeshaciendas que para comunicarse con Calicontaban únicamente con un puente demadera y guadua, solo para peatones.Este era frecuentemente arrastrado por lacorriente del río, pues en esa época sucaudal era muy superior al de hoy, por loque debía reconstruirse permanen-temente, especialmente en época deinvierno, mientras los productos prove-nientes de estas haciendas y de la zonanorte de la región esperaban durantevarios días y la ciudad quedabaincomunicada y desabastecida. Por estemotivo, y ante la nueva interrupción delpaso en 1834, el alcalde solicitó dinerospara levantar un puente nuevo y elConcejo Municipal decreta su constru-cción y determina su f inanciaciónmediante el cobro de peaje. Se procedióa levantar el primer estribo pero la falta deorganización hace suspender los trabajos,que se reinician en 1835 desviando el ríopor su margen izquierda mediante un

brazo que se llamo Río Nuevo. En 1834detiene nuevamente la obra. En 1842 senombra a Fray José Joaquín Ortíz paraconstruir el actual puente de arcos, quese inaugura tres años después, en 1845,y un puente pequeño sobre el Río Nuevo,hoy desafortunadamente desaparecido.El puente Ortíz, que debe su nombre a suautor, se convirtió en pieza clave para elprogreso local. Vázquez, pp. 118 y 119.

52 Cuando los revolucionarios francesesbuscaron un símbolo que remplazara losde la monarquía y los de la iglesia,recordaron el amor de Rousseau por lanaturaleza e inventaron los árboles de lalibertad. Citado por Julio Carrizosa Umaña:La política ambiental de Colombia. LecturasDominicales de El Tiempo. Mayo 31 de 1992.p.6.

53 Actualmente en el Cementerio Central.54 Edgar Vázquez: Historia del desarrollo

urbano en Cali. Universidad del Valle. Cali1980 (1a. edición) y 1982 (2a. edición).

55 Silvia Arango ha señalado como: « […] afinales del siglo XIX encontramos indiciosde un cambio profundo de actitudes haciala naturaleza que se manifiesta de diversasmaneras: en pintura, en literatura -sobretodo en poesía- y también en arquitectura.El nuevo sentimiento […] se había idoformando lentamente durante todo el siglo,pero no logra plasmarse nítidamente sinocon la generación republicana […]»Arango: La naturaleza desde lo urbano.Bogotá, la generación republicana. En Re-vista Nº 3, Medellín 1979. p. 10.

56 O, Caicedo, como reza en el pedestal delprócer en el centro del parque.

57 Horqueta de madera para amarrar elganado.

58 Santiago Sebastián: Op. cit.

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Carlos E. Botero

Cali Siglo XX.La Ciudad Moderna que no Fué

Todos tenemos la sensación profunda deque hay una ciudad que perdimos. Con ellono se alude solamente a la ciudad que fuésino también a la ciudad que pudo ser.

William Ospina

Introducción

S i se tratase de definir en una solafrase a Cali, al finalizar el siglo XX,habría que caracterizarla como la

ciudad moderna que no fue. Esta afirmaciónse desprende de un análisis de la imagen dela ciudad que se tuvo a mitad de siglo, en ladécada de los cincuenta, por contraste con laque le correspondía en las primeras décadasy con la que hoy se puede identificar.

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En efecto, hacia 1955 Cali parecíaredondear una imagen de ciudad modernatropical, como la había denominado KarlBrunner en su proyecto de Cali Futuro1, lamisma que coincide con la que Carranzadescribió como “un sueño atravesado por unrío”, una ciudad comprensible en todas suspartes, producto de un proceso que se inicióen la primera década del siglo cuando se creael Departamento del Valle del Cauca y laciudad es erigida en capital. Había crecidocomo guiada por unas pautas, más tácitas quedeclaradas, que le permitieron durante muchosaños agregar nuevas partes que se integrabana una totalidad urbana comprehensible y quedejaba en su aire un aliento de promesa.

Pero bien mirados los hechos yacontecimientos cruciales que permiteninterpretar tal proceso, parece como siparalelos a los eventos de su construccióndentro de una lógica comprensible, se ibangestando los gérmenes de su propiadestrucción, hasta llegar a la situación de laimagen actual de descomposición ydesfiguración territorial. Ésa imagen, esadinámica y esas guías en qué momento y porqué se perdieron ¿A cambio de qué cedieronsu paso a la desenfrenada expansión que lallevó al descontrol actual, a esta borrosaimagen de ciudad desparramada que cambiósus adjetivos por la desesperanza?

El presente artículo intenta plantear unacrítica al ejercicio del urbanismo “oficial”practicado en Cali en la segunda mitad delsiglo XX de manera que permita fundamentarposiciones desde la academia y desde lasdisciplinas de la arquitectura y el diseño urbanoy por extensión desde el mismo urbanismo,en un debate que merece seguirseprofundizando para participar de maneraefectiva en la formulación y materialización dealternativas de recuperación de la calidad delespacio construido de la ciudad.

Valga aclarar que el epígrafe, tomado dela presentación de un libro sobre la Bogotá de

los años cuarenta, sirve aquí paracontrarrestar cualquier interpretaciónnostálgica que se le quiera dar y que demanera casi irremediable impregna cualquiermención a la ciudad que se tuvo, por cuantopueda exaltar algunas condiciones de su viday su ambiente, que parecen perdidas, y soncada vez más un recuento de momentoslejanos de la historia de su transformaciónurbana.

La Imagen de la Ciudad

Aunque el término es una generalidad quecon todo derecho utiliza cualquier ciudadano,funcionario público, político de oficio, agentede viajes y turismo, o gente del común, laimagen de la ciudad2 es, o debería ser, paraurbanistas, diseñadores urbanos, arquitectos,ingenieros, líderes gremiales y todos aquellosque a nombre de sectores empresariales y dela comunidad intervienen con obras acualquier escala y en cualquier momento enla ciudad, un instrumento que permite medirlos efectos que su acción tendrá, o deberíatener, sobre el conjunto urbano total.

La imagen de la ciudad es unarepresentación colectiva constituida porespacios y elementos físicos, visibles,mensurables, vitales para el desarrollo de lavida diaria; la gran escenografía de lacotidianidad. Está conformada de manerabásica por cinco elementos que articulados

entre sí permiten construir un mapa mental quelos relaciona de diferente manera, para hacerindividual aquello que existe por colectivo: hitos(monumentos, signos paisajísticos, algunosedificios), sectores (barrios, distritos), bordes,nodos (sitios de cruce y encuentro), senderos(viales). En la valoración de cualquier ciudad,la imagen correspondiente a diferentesmomentos de su historia, permite leer, en elmejor de los casos, en qué medida ella sereconstruye y desarrolla sobre sí misma,integrando lo nuevo a lo existente, cuidandosus propias huellas, o por lo contrario,destruyendo lo construido para volver ainventarse otra imagen desconociendo lo queaquello significaba para su propia historia.

Para el caso de Cali, la imagen de ciudadque se tenía hacia la década de los cincuentaestá resumida de manera gráfica en una guíaturística preparada por la Oficina de Turismodel Valle con ediciones en español y en inglés.Los hitos a escala de ciudad son muy claros:los cerros, particularmente el de las TresCruces, el de Los Cristales con la estatua deCristo Rey y el mirador de Belalcázar, lostemplos más antiguos más la Ermita y SanNicolás, la Plaza de Cayzedo y algunosedificios institucionales y de servicios (elHospital Departamental, la BibliotecaDepartamental, los talleres de Chipichape, elAcueducto Municipal, el Hipódromo de SanFernando, el área deportiva de San Fernandoy aún los clubes San Fernando, Campestre, yel Náutico en el río Cauca). Allí los bordesmás importantes son los cerros mismos y comosenderos viales principales aparecen lasAvenidas Belalcázar,Colombia, de lasAméricas, la 6ª, la Roosevelt, las carreras 5ª,8ª y 15, las calles 22N y 25 (avenida MiguelLópez Muñoz) y la ruta del ferrocarril, ademásde las conexiones con el exterior a través dela vía al mar, la vía al aeropuerto (Calipuerto) yla carretera central camino a Palmira.Finalmente se muestran en el mapa comosectores la zona industrial ( incluyendoYumbo), barrios residenciales y barriospopulares.

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Con lo incompleto que parezcan el mapa,la descripción y las ilustraciones, lo cual seexplica por tratarse de una guía turística, todoaquello que se pueda agregar no hace sinoenriquecer esa imagen. En tal sentido se podríacomplementar mencionando que el ferrocarrilse dirigía no sólo al sur sino también al mardespués de Yumbo y al centro del país porPalmira; podrían incluirse algunos colegiospúblicos y privados, más uno que otro registrode calles y parques de barrios “residenciales”y “populares” (Versalles y Alameda porejemplo) para cerrar una especie de inventariode aquello que en últimas constituía el conjuntourbano de lo que intentaba parecerse a unaciudad moderna.

El Proceso de Construcción de laCiudad

A finales del Siglo XIX Cali es todavía unapequeña población, ciudad de paso haciaSantafé de Bogotá, a través del camino delQuindío, y hacia el puerto de Buenaventura.Su población en 1900 alcanza los 24.000habitantes, un poco más del triple de lo quetenía un siglo antes (7000 habitantes en 1797)3

en un llamativo proceso de crecimiento “haciaadentro” sin que su perímetro urbano hubiesecambiado en tal período4 . Tiene por entoncesla forma y figura de una tranquila y cálidapoblación fundida en el paisaje del valle delRío Cauca, a orillas del Río Cali y recostada a

las estribaciones de la cordillera Occidental.Dentro de la silueta horizontal de laarquitectura doméstica dominante, de adobe,bahareque y techos de paja y palmiche, cobranespecial importancia algunos edificiosreligiosos, templos y claustros, más altos yvoluminosos, construidos en sólidamampostería de ladrillo y cubierta de teja debarro cocido, San Francisco con su claustrode San Joaquín y la torre mudéjar, San Agustíncon el claustro de Santa Librada y la catedralen la plaza de la Constitución. Completa elcuadro de la imagen caracerística de Cali, elpuente sobre el río Cali que identifica la entradaal norte, según se llegue desde Yumbo o desdeel camino al mar.

Gracias al impulso a obras claves dedesarrollo regional dado por dirigentes localesa través de la prensa local y la política5,reforzados con la llegada paulatina de algunosempresarios extrajeros inversionistas ycomerciantes6 , y los cambios geopolíticos queempiezan a darse en Colombia tras la guerrade los Mil Días (1899-1902), Cali empieza aperfilarse como una capital de importanciaregional, particularmente porque será aquí adonde llegue finalmente en 1915 el Ferrocarrildel Pacífico, procedente de Buenventura, trasun proceso de construcción que se habíainiciado en 1878 7 .

Las nuevas condiciones coincidían en elmomento en que Cali había sido elegida comocapital del nuevo Departamento del Valle delCauca en 1910, año en que la ciudad cuenta

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con obras de infraestructura como el tranvía(1910) y electricidad (1910), a lo cual seagregarán paulatinamente los teléfonos(1914), el acueducto metálico (1916-1930) ytendrá automóviles a partir de 1913. Completanel cuadro vital de la ciudad medios escritoscomo Correo del Cauca (1903, Ignacio Palau)y Relator (Jorge Zawadzky, 1915), además deuna Biblioteca Pública (Centenario, 1910), ysu infraestructura educativa que hacia 1917estaba compuesta por 48 establecimientos deeducación primaria y secundaria, incluyendocalendario nocturno. En 1917 se inicia laconstrucción del Teatro Municipal. El mercadopúblico ya había sido evacuado de la plazaprincipal y se había instalado en unaedificación especializada desde 1898 8, lamsima que mantuvo el nombre de plaza demercado.

Dentro de todo este panorama dedesarrollo, la ciudad siguió su crecimientoatendiendo una lógica de expansión que seresolvía mediante la extensión de su trazadooriginal, la cuadrícula de fundación hispánica,dentro de los límites que le imponían hacia elnorte el Río Cali y hacia el occidente la colinade San Antonio, bordes reales del perímetrourbano. La condiciones de los terrenosseñalaban que la expansión más lógica sediese hacia el sur, área del actual sector de laiglesia de Santa Rosa y hacia el oriente, conel Vallano, actual San Nicolás. Se trataba deuna ciudad de crecimiento orgánico9 , parautilizar la idea que lo define como aquel en

que una población agrega nuevas partes amedida que lo necesita conservando losderroteros que su vieja traza le indica yatendiendo las posibilidades y limitacionestopográficas. Aún en 1930 cuando elAcueducto de San Antonio es inaugurado y laciudad queda habilitada para continuar laocupación de esta colina y las aledañas, ladinámica de expansión sigue esa misma rutina.

La imagen entonces es la de una ciudadque sigue creciendo compacta, presidida porsus espacios y edificaciones públicas másrepesentativas, la Plaza de Cayzedo, con lacatedral y los nuevos edificios del HotelEuropa, el Palacio Nacional, y muy cerca deellos San Francisco, San Agustín y SantaLibrada, Santa Rosa, el Pabellón de carnesdel mercado público, el Teatro Municipal, elTeatro Moderno (hoy Teatro Isaacs), el Hospitalde San Juan de Dios y a la orilla izquierda delRío Cali, el edificio del Batallón Pichincha.Completaba la magen la Estación delFerrocarril del Pacífico y sus instalacionesanexas a lo largo de la vía férrea, habilitadoraa su vez de nuevas áreas para el desarrollourbano, como borde oriental de la ciudad, trasla cual empezaron a nacer nuevos barrios(Jorge Isaacs y Obrero) y a instalarse industriasque dependían para el suministro de materiasprimas y el despacho de productos de lacercanía a la vía férrea, como lo tipifican muybien la fábrica de Tejidos e Hilados de LaGarantía y Molinos Roncallo.10

Entre las décadas de 1930 y 1940 se danlas primeras urbanizaciones en sectoresdistantes del centro tradicional, rompiendo conla compacidad de la estructura física de laciudad que hasta el momento se traía. Contrazado diferente y unido al resto de la ciudadpor el camino existente hacia el sur, rumbo aPopayán, el barrio San Fernando, con casasen serie de diferentes tamaños, algunas casas-quintas, parques, antejardines a lo largo delas vías11 , representa la forma que empezaráa dominar la dinámica del crecimiento de laciudad, definiendo una especie de

extrapolación entre el urbanismo para sectoresde altos y medianos ingresos y otro diferentepara los sectores de menores ingresos que seiban estableciendo al otro lado de la línea delFerrocarril y al sur de Santa Rosa.

En efecto, la discusión que se empieza adar en 1927 en el Concejo Municipal llamadode “la urbanización”12 , resulta un verdaderodetonante de lo que sería una práctica quepoco a poco se generalizaría casi hasta finesdel siglo, imponiéndose como la lógica que vaa presidir todos los planes oficiales desdeentonces y hasta el P.O.T. del año 2000. Elproceso de expansión de la ciudad desde

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entonces estará dominado por la dialécticade urbanizar por las buenas o las malasterrenos alejados del perímetro urbano vigenteen su momento, con el fin de introducir almercado tierras incultas, la mayoría de ellasantiguos ejidos, dehesas y propios13, yaprivatizados por acciones del CabildoMunicipal, provocando que, tras cada decisiónde integrar nuevas áreas más allá del perímetrourbano vigente, la ciudad tuviese queenderezar su desarrollo urbano hacia ellos,es decir, construir la infraestructura necesariapara habilitarlos14, dejando en el medio ampliaszonas sin construir que la ciudad poco a pocoseguirá llenando de manera intermitente. Valgamencionar aquí, a guisa de ejemplo, cómosolamente en los años 80 se levantó enMiraflores una buena cantidad deedificaciones en lotes que ya habían sidohabilitados desde los tempranos años 50.

Reforzando la imagen

Pese a la ruptura que se produce con estosensayos de expansión urbana, el valor delcentro de la ciudad, con la Plaza de Cayzedoy las márgenes del río como articuladora laprimera y ordenador el segundo, se continuareforzando con la inclusión de nuevasedificaciones modernas en substitución deotras más precarias y tradicionales u ocupandopredios hasta entonces sin construir a lo largodel Río. La progresiva generalización de latecnología del concreto armado, quepresentaba sus más caros ejemplos en lasobras de la Oficina General de Ingeniería deBorrero y Ospina, permitía la aparición denuevas obras que se agregaban de maneraefectiva a la construcción de la imagen deciudad moderna. El creciente desarrollo de laindustria y del comercio, apoyados en elfuncionamiento del Ferrocarril del Pacífico yen la capacidad de los muelles del puerto deBuenaventura gracias a las mejorasintroducidas15 , tendrá una incidenciapermanente y en aumento en la construcciónde obras civiles y de equipamiento urbano enla ciudad.

Una breve relación de los edificios y obrasconstruidas hasta 1940, concluidos losproyectos relacionados con la conmemoracióndel IV Centenario de la fundación de Cali yagregados a los que desde 1930 se veníanlevantando, ilustra la imagen enriquecida dela ciudad:

En la Plaza de Cayzedo la Catedral habíasido reconstruida después de los dañoscausados por el terremoto de 1925 y seavanzaba en la construcción del PalacioEpiscopal según proyecto del francés Polty.Completaban el entorno el Palacio Nacional yel Edificio Otero, junto con las casas de 2 pisosdel siglo XIX que aún seguían en pie para usoscomerciales y de oficinas.

En los alrededores de la Plaza, el TeatroMunicipal, el Teatro Moderno (hoy Isaacs), elPalacio de San Francisco sede de laGobernación Departamental, la Plaza deMercado con el nuevo Pabellón de Carnes,amén de una serie de edificaciones privadaspara sedes bancarias y de empresas queexpresaban los nuevos bríos que toma laeconomía después de la crisis del capitalismode los años 30.

A lo largo del Río Cali, el Batallón Pichincha,la sede de Bellas Artes, el Cuartel de Bomberos,el Hotel Alférez Real, el Teatro Colombia, LaErmita, además de la construcción de nuevospuentes como el Alfonso López, el España, y la definición de las bases para los de los

Próceres (el Peñón) y el Ciudad de Cali quereemplazaría al de La Cervecería, el de SantaRosa que reemplazó al metálico que rematabael camino de llegada desde Buenaventura yque posteriormente ligaría a los barrios SantaRita y Santa Teresita. Cerraban el conjunto, amanera de circuito, las obras de las avenidasque entonces incluían la Avenida Colombia yla extensión de la Boyacá, ahora Belalcázar,que se complementaban con el paseopeatonal desde el Cuartel de Bomberos hastala Planta de tratamiento de Aguas del Río Cali,acueducto de San Antonio, incluyendo elmirador de Belalcázar16 .

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En las afueras de la ciudad hacia elnoroccidente, como parte de las instalacionesdel Ferrocarril del Pacífico y continuación desu dinámica urbanizadora, los Talleres deChipichape (1932), levantados para sustituirlos incómodos y obsoletos de Dagua, seconvierten en un hito y una avanzada en laexpansión de la ciudad hacia ese sector. Eneste caso además de hito urbano se agregasu valor como hito tecnológico pues sucapacidad instalada lo convierten, al decir del

profesor Jorge Arias de Greiff “..en el másmoderno y mejor instalado del mundo..”17

Entre tanto, los nuevos barrios de la ciudadcontinúan desarrollándose agrupados segúnla tendencia que había sido marcada desdelas primeras décadas. Los nuevos barrios deurbanización moderna a lo largo del Río Cali(Peñón, Granada, Juanambú, Centenario,Versalles, Santa Teresita, Santa Rita), más loscasi suburbios de San Fernando yposteriormente Miraflores para los habitantesde mayores ingresos y los barrios populareshacia el oriente y el sur (Isaacs, Santander,Popular, Benjamín Herrera al oriente de la líneaférrea; San Nicolás y Obrero al oriente de laPlaza de Cayzedo y occidente del ferrocarril;Santa Rosa, San Bosco, Bretaña y Alamedahacia el sur central, San Cayetano yLibertadores sur occidental).

Con todo este panorama, a la ciudad solole faltan las obras que terminarían por darle ala Plaza de Cayzedo su aspecto físico actual,

con la construcción de diez edificios en altura,para hoteles, oficinas y sedes bancarias a costade la desaparición de las casas de dos pisos ydel cambio radical en la escala que en elentorno entonces le dejaba aún a la Catedralla función de edificio jerárquico, en un procesoque culminaría en la década siguiente con laconstrucción de la sede de Suramericana deSeguros en la esquina suroriental de la Calle12 con carrera 5ª.

Moderna y tropical

Estamos entonces ad-portas de lo que yase mencionó como redondeo de la imagen deciudad moderna tropical. Se trataba de unaciudad moderna por cuanto lograba integrar asu equipamiento urbano una serie deespacios, instalaciones y servicios, que lebrindaban a la población la posibilidad departicipar, así fuese para algunos sectores demanera paulatina, de aquello que ahora sedenomina una mejor calidad de vida. Por otrolado, el carácter de ciudad tropical hace

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referencia a que bajo tal condición elespacio público en su conjunto, calles, parquesy plazas, son vivibles todo el día a lo largo detodo el año e incitan el más feliz callejeo desus habitantes y visitantes, resueltos en Calicon la riqueza visual de los alrededores delrío y las montañas occidentales, las brisasvespertinas presentes desde el comienzo desustiempos y la vegetación que se integródesde el principio mismo de la ciudad y semantuvo con los primeros barrios deurbanización moderna18. Aún los barriospopulares que hasta el momento completabanel conjunto urbano, comunicaban un sentidode lo que algunos llaman la “caleñidad”expresando en el festejo callejero sus avancesen la conquista de mejores condicionesurbanas, compartiendo sus victoria tras lasluchas reivindicatorias por el derecho a laciudad, sembrando un sentido de pertenenciay arraigo entre vecinos que unos días antesno cruzaban sus destinos, provenientes comoeran de diversas áreas de la ciudad y dedistantes regiones del país. Es la misma alegríacompartida en el espacio público cuando elpavimento cubre sus calles, se habilita unparque y se agregan escuela. La misma que aveces mezclada con temor se había dado conlas salas de cine recién inauguradas y que enalgún momento dieron sentido completo a lavida de barrio19.

Era la Cali expresada en la literatura deUmberto Valverde (Bomba Camará) y deAndrés Caicedo, en los ensayos de CruzKronfly, en la pintura y los dibujos de EverAstudillo y de Oscar Muñoz, en las fotografíasde Fernel Franco, en muchas de las obrasfílmicas de Luis Ospina y Carlos Mayolo.

En su Bomba Camará, Umberto Valverde,según lee y propone Fernando Cruz Kronfly20,transita por esta ciudad de los años cincuentaque “...no sólo era una ciudad relativamentepequeña, presionada por los agudos procesosmigratorios de la violencia política de entonces,sino facilmente divisible en dos mitades: el unoy el otro lado del río; y, en el centro, el

amortiguador social del comercio y de losedificios donde despachaban las oficinaspúblicas. Exactamente en el puente que uníala ciudad popular con esa otra porción dondelas clases pudientes ya habían comenzado aconstruir sus casa-quintas, sus clubes socialesy sitios de reposo al pie de las influencias delviento, despachaba el correo. Las personasque subían como suaves mareas desde losbarrios de “abajo” llegaban hasta el centro dela ciudad, hacían sus compras de pan y detelas y eventualmente colocaban una carta. Ydesde ahí miraban con asombro esas casasde hadas que se levantaban en frente másallá, como un sueño de cristalerías adivinables.Ir a ver esa arquitectura de lujo constituía aveces un paseo para el sábado o domingo delas familias pobres. No se la veía con odio sinomás bien con admiración. Pero se sabía muybien que al rodar el crepúsculo debíaemprenderse el camino de regreso pararetornar a las polvorientas calles populares dedonde se había venido. De este lado del ríopastaba pues una ciudad diferente de aquellaque se había comenzado a construir más alláde los puentes. Por supuesto que no estamoselaborando aquí las líneas concretas de unmapa urbano, sino intentando reconstruir unasimbología social, es decir un conjunto derepresentaciones y de imágenes por mediode las cuales las gentes que habitan entoncesel área popular de la ciudad asumían lo queestaba sucediendo como un cuento de hadasdel otro lado de los puentes: espaciosascasasquintas donde colgaban lámparas dearaña de cristal de roca, grandes espejosovalados que podían observarse del otro ladode los ventanales transparentes, mueblestallados y extensas alfombras. Y por la sextaun desfi le de cádilacs último modelo,osmóviles, pákars y biúiks, como los escribiríauna grafía de amable fidelidad fonética.

Vista la ciudad del lado de acá, es decirdel costado de los nacientes barrios de hadas,desde el centro hacia el nororiente bullía laciudad popular: bares con prostitutas deasiento, música de alto volumen, casas

obreras de fachadas embadurnadas concolores de mal gusto, fábricas, calles sinpavimento y hasta la zona de tolerancia social.Allí vivían los hijos de esas familias, muchachosde barrio que no nacían en las clínicas sino enlas alcobas de sus casas, que en ocasionestampoco eran sus casas sino inquilinatos oacomodos de arriendo. Una pobreza “nontriste”, más bien una dura austeridad obligada,un realismo económico habilmenteadministrado por las mamás. El trabajo aúnera visto como un motivo de orgullo y elesfuerzo y la austeridad todavía gozaban delprestigio de ser los únicos caminos legítimospara una vejez tranquila y honorable.Sinembargo, los muchachos de aquellosbarrios parecían no pensar exactamente deesa manera. No era para los hijos, o para loshijos de sus hijos, pra quienes se debíaasegurar la infraestructura material de lafelicidad, no. Debía ser para ellos mismos.Sentían que no era justo posponer para lageneración siguiente lo que imaginaban erala felicidad y su derecho a ella. Éso quizás nolo tenían muy consciente en sus atolondradascabezas. Pero lo demostraban en cada uno desus gestos, en cada trasgresión, en cadapuñetazo en las esquinas del barrio. Pero,sobre todo, lo veían aparecer en sus sueños,en sus fantasías, en el desfile de disfraces desus ensoñaciones” 21.

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Equilibrio, urbanismo y diseñourbano

Hay hasta ese momento lo que puedeinterpretarse como un equilibrio que permitíala convivencia entre los de uno y otro lado delrío, sintiendose aún seguros los de “losnacientes barrios de hadas” y esperanzadoslos de la otra orilla que sueñan con el día enque algo así tambien sea suyo. Podríaaventurarse la hipótesis de que a estas alturasla espacialidad22, como espacio socialmenteproducido, está acompañada de una imagende ciudad que buena parte de la poblacióncomparte, así el usufructo de sus mejorescomponentes esté limitado a la estructura deespacios públicos, las plazas, parques y calles,fundamentalmente.

Estamos en la ciudad del medio siglo,aquella que agrega hacia 1954 el calificativode “capital deportiva” con la realización de losVII Juegos Atléticos Nacionales, para loscuales se estructura la l lamada ciudadolímpica en San Fernando, compuesta por elremodelado Estadio Pascual Guerrero, lasPiscinas Olímpicas (hoy Alberto Galindo) y elColiseo Cubierto Evangelista Mora, levantadoa partir de una estructura de hangar paraaviación. Aquí la ciudad está incluyendo unsector de la ciudad que había sido protagonista,25 años atrás, de la primera experienciaurbanizadora separada del centro. Se hanlevantado con anterioridad a los Juegos elHipódromo y el Hospital Departamental, queestá a punto de inaugurarse además delnuevo edificio de la Facultad de Medicina queserá el inicio del proceso de ocupación de laUniversidad del Valle. También el CongresoEucarístico de 1949 había habilitado nuevasáreas vecinas para desarrollo de programasmás amplios de vivienda en lo que se llamaBarrio Eucarístico o El Templete. Se empiezaentonces a estructurar un sector organizadode Este a Oeste con eje en la actual Carrera34, con corte de avenida, que parte desde elHipódromo, pasa por el gimnasio Evangelistamora, donde aparecerá una glorieta con

fuente que recibe a la Avenida Roosevelt,continua por el estadio Pascual Guerrero, secruza con la carrera 15 (hoy calle 5ª, dondeaños después aparecerá el único logro dediseño urbano realmente valioso de losJuegos Panamericanos, el ParquePanamericano), se articula con el parquetriangular de San Fernando y remata finalmenteen el Parque del Corazón.

Hay en este caso mucho del espíritu guíaque había sido implementado para el trazadode partes de la ciudad que se expesaba en lossectores de alrededor del Río Cali, trasladadoen este caso a un área considerada en sumomento el borde sur de la ciudad. Puedeafirmarse que se trata aquí de una afortunadautilización de las técnicas elementales delUrbanismo, a través del diseño urbano, y queconsiste en articular partes de la ciudad entresí para que estructuren sectores relacionadoscon la totalidad23 .

Cuando esto sucede al sur de la ciudad, alnorte se ha inaugurado la nueva Estación delFerrocarril y con ella se habilita todo un gransector para nuevos desarrollos que incluye losbarrios San Vicente, Versalles y Santa Mónica,y se conecta con lo que poco después será LaFlora, Prados del Norte y Vipasa24.

Muerte al diseño urbano

Pero, pese a lo que en toda esta historiapueda identificarse como una serie deaplicaciones positivas del diseño urbano,buscando con las obras de mayor impactoproducir efectos que coherentemente searticulen a la imagen de la ciudad y la refuercen,al tiempo que hace funcional la ocupaciónterritorial, las nuevas operaciones de los añoscincuenta traen también consigo ingredientespara su rápido deterioro expresados en hechosaparentemente aislados

Tal es el caso de la localización del planhabitacional del ICT en el Eucarístico oTemplete25 , utilizando un globo de terrenodentro de una poligonal irregular dificilmenterelacionable con lo más cercano en susalrededores a través de trazado alguno. Lallamada extensión de la avenida Rooseveltque parte de la antigua glorieta donde secruzaba con la ahora llamada carrera 34, frenteal gimnasio Evangelista Mora, para llegarhasta la Plaza de Toros, aparece casi 20 añosdespués como eje ordenador del sector sinlograrlo, dejando dispersas y sin relaciónalguna, las manzanas que ahora se encuentranindiferentemente al occidente y oriente de lavía y sin ninguna relación entre ellas comoconjunto formal.

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Este caso tipifica una situación bastantegeneralizada en Colombia según la cual laurbanización de nuevos sectores se hizo demanera aislada como manejando fragmentosque poca o ninguna relación tienen con suentorno y desconocen las posibles formas deocupación y desarrollo posterior de las áreascircunvecinas. Y no sería todo ésto muyimportante si no fuera porque situacionessimilares se repiten en otros sitios de la ciudad.Esto explica hasta situaciones más puntuales,pero no menos importantes, como la absurdarelación del edificio del Hospital con la hilerade casas de San Fernando, localizadas a lolargo de la carrera 37, que dejan susmedianeras, o “culatas”, expuestas a la vista ysin otro remedio que esperar el lejano día desu demolición para lograr constituir un elespacio jerarquizado que le corresponde. Estambién lo que se da con el corte sin continuidadespacial de la calle 9B del Barrio Champagnatla cual muere contra un muro del antiguoHipódromo de San Fernando, hoy UnidadDeportiva Panamericana. Y algo peor, que seagrega a lo anterior, es el infame muro decerramiento de esta Unidad Deportiva quedesde 1971 hasta hoy en día da la cara a laAutopista Sur y a la avenida Nueva Granada.Es la misma actitud que después pondrá “a laloca” sobre una gran área libre y sin ninguna

relación espacial entre los edificios, al Coliseodel Pueblo y al velódromo Alcides Patiño encercanías a la Plaza de Toros de Cañaveralejo,para que se someta luega a un proceso dedeterioro evidente como se ve hoy, fracionadoy finalmente encerrado por una costosísima einútil cerca de alambre.

Son muy dicientes estos últimos casos, porcuanto se concluyen justamente para larealización de los VI Juegos Panamericanos ycomo parte de sus obras sustanciales, en loque sería la fiesta donde se oficializa en Calila muerte del poco sentido de diseño delespacio urbano que había orientado alurbanismo a tientas practicado hasta los añoscincuenta y que, pese a sus limitaciones, habíapermitido configurar una imagen completa deciudad. Puesta la lupa sobre áreas muydiversas se encontrarán centenares de casossimilares que corroboran tal situación. Es loque puede plantearse hoy como resultado dela renuncia en las oficinas de planeación ycontrol municipales al diseño urbano queparticulariza componentes para agregarse ala totalidad, a favor de las directrices de unpretendido planeamiento urbano, es decir, delurbanismo que hace abstracción de lascaracterísticas particulares que identifican alas partes de una ciudad.

Del Diseño Urbano al Urbanismo aSecas

Hay una respuesta obvia a este tipo decrítica y es la que de manera pragmática seofrece cuando se ponen en discusión losalcances y efectos que sobre el conjunto de laciudad producen actitudes de tal naturaleza.Se dirá siempre que la ciudad necesita crecer(o necesitaba seguir creciendo), sin aclararsuficientemente qué significa ésto. En términosde la historia particular de Cali en el siglo XX,se puede asegurar para efectos de un análisiscomprehensivo, que se dió un cambio de loque significaba el crecimiento urbano bajo loslineamientos representados por la propuestadel plan de Cali Futura elaborado, y

parcialmente implementado, de Karl Brunnerdesde 1944, por lo que propugnaba el PlanPiloto presentado por Wiener y Sert en 1950.26

Si bien el diseño urbano cabe como unapráctica específica dentro del urbanismo y nolo reemplaza, su ausencia deja en meroplanteamiento teórico, o en sola descripción,una decisión cualquiera sobre el territorio osobre una porción de la ciudad, dejando alriesgo del azar la calidad espacial, formal yambiental de lo que finalmente se construya.

El caso más ilustrativo en la historia de Calien el siglo XX, está representado en las obrasde los VI Juegos Panamericanos. Aunque todala operación cumplió con los objetivosdeportivos, promocionales, políticos yeconómicos privados, particularmenteaquellos a favor de una expansión deliberadadel perímetro urbano que enriqueció más quenunca antes a los terratenientes urbanos, tantola forma urbana construida como la imagende la ciudad quedaron definit ivamentedesdibujadas y la ciudad fraccionada27.

Aunque en realidad con el cambio deimagen se busca suplantar la que se habíaconstruido hasta los años cincuenta28 , lo queen últimas resulta es una caricatura de ciudadmoderna a la que se ha despojado de suscomponentes fundamentales, ésto es, ladestrucción, degradación o desplazamiento desus hitos, la eliminación de bordes, la rupturade las características espaciales y formalespropias de los sectores más representativos,la expulsión de los peatones y el deterioro dela vida callejera de los senderos principales,ahora simples ejes viales para automotores.En otras palabras, la imagen de la ciudadpierde su sustancia y a cambio de ella seincluyen adjetivos genéricos y abstractos queno dan cuenta ya de una representación físicadefinida, estructurada por elementosespaciales. Así, se habló por un buen tiempode la “capital deportiva de América” , quequizás lo fué por tres semanas y de lo cual noqueda nada, y ahora de la capital del Pacífico,

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con lo cual cualquier cosa que se hagaencontrará su propia justificación. Es muyexpresivo el balance que de las “heróicas”acciones por la transformación de Cali,producto de las obras de los JuegosPanamericanos realiza uno de sus principalesprotagonistas cuando afirma que lo “...másimportante, el que a su vez tengamos la plenaconvicción de que en estos acontecimientosdeportivos de trascendencia internacional, Caliha encontrado un medio insustituible paraapoyar su crecimiento... Dificilmente otraciudad de Colombia pueda mostrar un mayorbeneficio derivado del deporte, no solo por loque significa como complemento indispen-sable de la formación de su juventud, sinotambién como medio para estimular sucambio físico...” 29

Los Puntales de una Crisis

Es necesario identificar algunos hechos yantecedentes para entender qué pasó en lahistoria de Cali y del planeamiento de sucrecimiento que condujo a perder el ritmo deconstrucción con buena calidad del tejido ydel espacio urbanos para terminar en eldesenfrenado ritmo de expansión desequilibradoque hoy llega a su punto más crítico.

El primer aspecto a considerar es de tipoestructural y se refiere, para lo que interesa aeste análisis, al creciente valor comercial delsuelo alrededor del perímetro urbano que seintegrará paulatinamente como áreasurbanizables. La propiedad de tales tierras,cuya estructura en gran parte empieza a

definirse con los tortuosos procesos deapropiación de ejidos por particulares,convierten el tema de áreas de expansión dela ciudad en el factor determinante de todotipo de planes de desarrollo urbano, cualquieraque sea el adjetivo que reciban. Son esospropietarios quienes a través del controlpolítico enderezan las decisiones que aún enel año 2000, determinan el rumbo de laextensión de la cerca urbana. Se puede seguirun hilo conductor de acciones en este sentidopara explicar la evolución del territoriomunicipal alrededor de su cabecera,practicamente desde el siglo XVIII, tomandocomo punto de partida el documento queGriseldino Carvajal30 presentó en 1925 ycerrando temporalmente con la pugna porestablecer las áreas de expansión del P.O.T.,

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del año 2000, dentro de una abanico de 7sectores identificados por PlaneaciónMunicipal.31

El segundo aspecto, que se relaciona conel anterior, es de orden político.Siguiendo talidea puede entenderse que a las llamadas“clases dirigentes” de la ciudad y de la región,actuando directamente desde el gobierno o através de sus representantes políticos, les esmás importante asegurarse el éxito de losresultados de su ejercicio especulativo,producto del control de la propiedad de lamayor parte del territorio, que los efectos sobrela calidad de la construcción de la ciudad quepueda generar la vinculación arbitraria degrandes terrenos cada vez más lejanos delárea consolidada. En últimas, una vez más,una palpable ilustración de aquello tantasveces expresado con respecto a que la prácticaefectiva del Planeamiento Urbano no es

neutral y pone en primer plano, en cuanto a loque ahora se llama ordenamiento territorial,aquello que conviene a los intereses dequienes controlan el poder.

Puesto en otros términos, en la historia dela construcción de la ciudad de Cali a lo largodel siglo XX, el manejo del diseño urbanocomo instrumento de perfilación del espaciopúblico, del espacio abierto, del espaciocolectivo, aún en las condiciones precarias enque se introdujo su práctica desde el plan deBrunner32 , sirvió de manera eficaz paraconfigurar una estructura formal del espaciourbano que, respaldado por una imagen deciudad completa, casi “redonda”, resultababeneficiosa para mantener sus intereses,garantizado todo por el control sobre lasoficinas municipales de planeamiento urbano.

Tal parece, sin embargo, que en algúnmomento empieza a ser más rentable el lograr

urbanizar mayores extensiones de terrenopara vincularlas al mercado de tierras queconstruir, o continuar construyendo -si seconsiente lo que aquí se propone comointerpretación- un conjunto urbano de calidadque lo puedan disfrutar sus habitantes. Lallamada planeación física dejaba de lado loque el diseño urbano interpretaba como unamanera orgánica de crecimiento de la ciudadpor partes que se agregan para reforzar elconjunto total.

Una clara muestra de la puesta en prácticade esta dinámica es el proceso deurbanización del sur de Cali alrededor delantiguo Ingenio Meléndez, hecho por cuentade la ciudadanía que paga la infraestructura através de impuestos, a partir de la localizaciónen esos predios de la Universidad del Valle.Toda el área que hacia 1970 quedabacomprendida entre los bordes construidos dela ciudad, aproximadamente a la altura de laurbanización Tequendama y de algunasmanchas dispersas a lo largo de la entoncescarrera 15 (Caldas, Meléndez, inicios del GranLimonar y Refugio) y el Rio Lili, equivalente acasi la mitad de toda el área urbanizada deCali hasta ese momento, queda habilitada parauna progresiva urbanización que aún continuay que hoy el P.O.T., identifica como uno de losnuevos sectores de desarrollo con Unicentro(antiguas instalaciones del Ingenio Meléndez)y sus áreas aledañas, como epicentro.

Urbanismo -vs- Diseño Urbano (I)

Otro aspecto es de orden cultural por cuantocompromete la práctica del llamadoPlaneamiento urbano a través de las agenciasmunicipales, cuyas acciones más significativasno han rebasado la oficilización sobre el mapade Cali de las definiciones sobre ocupaciónterritorial presionadas y dirigidas politicamentepor quienes han manejado a la ciudad comosu negocio. Salvo algunos destellos creativosexpresados en obras puntuales deimplementación parcial de planes de obras dediseño urbano -como el Plan Centro 450 años-

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que en nada afectan a los intereses de los“dueños de la ciudad”, la oficina de PlaneaciónMunicipal y sus diversas dependencias, quecon nombres distintos han ejercidosupuestamente las funciones de control de laactividad edificadora de la empresa privada,no han tenido una incidencia real como enteque se dice ha de dirigir y orientar el procesode construcción de la ciudad de manera técnicay con el interés público por delante.

No ha existido pues un ejercicio delplaneamiento urbano que concil ie losintereses de la iniciativa privada con elbeneficio común de la ciudad y más bien losprimeros tienen prioridad, después de loscuales pueden resultar a pedacitos y decarambola, es decir, como algo aleatorio,algunos pocos casos de hechos urbanosaislados de calidad espacial meritoria yreconocible como son los casos del ParquePanamericano o delas Banderas33 y el actualCentro Cultural de Cali que mientras fue sedede una entidad financiera operó más como unbunker excluyente que como el edificio abiertoque sus autores propusieron en el proyecto.34

Urbanismo -vs- Diseño Urbano (2)

La calidad del espacio urbano, es decir delespacio compuesto por calles, plazas yparques, configurado por edificaciones,articulados todos sobre una extensión deterritorio, es un resultado del manejo conscientede su planeamiento, diseño y control en aras albienestar ciudadano. Esto significa, entre otrascosas, que la iniciativa e inversión privadassiendo necesarias e inevitables, no por ellopueden desconocer que el valor estético yambiental del espacio urbano construidoconstituyen una condición fundamental para laconservación, desarrollo contínuo ytrascendencia histórica de una ciudad.

Si hubiese que relacionar momentos yobras, puntuales unas y generales otras, queexpresen esa ruptura, podrían mencionarsealgunas como típicas y representativas.

La primera situación cuyas primerasmanifestaciones se remontan décadas atrás XXla constituyen las demoliciones de edificacionesde alto significado histórico. La primera de ellasel Templo de San Agustín, cuya torre en laesquina de la calle 13 debió ser derrumbadapara permitir el tránsito vehicular a lo largo dela actual carrera 4ª en dirección este-oeste. Añosdespués en la década de los 60s, correría igualsuerte su Claustro de Santa Librada, sede delcolegio fundado por el vicepresidente Franciscode Paula Santander y centro de formaciónfundamental para buena parte de los dirigentesregionales, luego sede de la Universidad delValle, hasta ser eliminado para levantar en su

lugar y en aras a la especulación comercial conbeneficio de unos pocos, el más espantosoedificio de estacionamientos que mente algunapueda imaginarse.

Otros casos representativos de esta actitudse dan con el Hotel Alférez Real, cuyadesaparición fue una demostración de soberbiay codicia de su propietario, digno representantede las clases dirigentes vallecaucanas, cuandose pretendió levantar en su lugar una alta torrede oficinas, que resultaría más rentable que unviejo hotel que iba siendo desplazado como elmejor de la ciudad por cuenta delIntercontinental construido según loslineamientos de la compañías hotelerasnorteamericanas. Treinta años después, a puntade maquillajes, la ciudad trata de borrar sushuellas con una plaza que nadie busca, y alantiguo propietario se le entrega a cambio elpredio del viejo matadero municipal. El Palaciode San Francisco, sede de la GobernaciónDepartamental, demolida sin ningunaconsideración sobre sus posibilidades de serparte de la solución en busca de mayor áreapara alojar burocracia, dando paso a una torreque 30 años después estaba tratando deadaptar una escalera de emergencia que aúnhoy queda oculta y permanece inútil y unparqueadero de vehículos oficiales al aire librecomo “gesto” de atención al espacio urbanode la carrera 8ª frente a su fachada “posterior”.Similar suerte corrió el Batallón Pichincha, quetampoco pudo ser incluido como parte de lasolución por construirle una sede definitiva ala Alcaldía Municipal, ni el edificio GutiérrezVélez35 , junto al Puente Ortiz que en sumomento era el edificio moderno más vivo dela ciudad, como quiera que alojaba el correoaéreo en su palnta baja junto al río, comerciosreconocidos en su segundo piso a lo largo delPuente, vivienda en los pisos altos, ademásde que mostraba cuatro fachadas completas,como contraste con la mayoría de los llamados“más modernos” que fueron apareciendo enel sector, y que aportan al espacio público lamiseria de sus “culatas” como símbolo de lanueva imagen de ciudad moderna. En el sitio

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que ocupaba el edificio Gutiérrez Vélez, selevanta hoy una réplica del kiosko de retretasque existió en la Plaza de Cayzedo, algunosárboles de totumo y chiminangos. Tambiénhubo que demoler el antiguo Manicomio de laAvenida Uribe Uribe esquina de la calle 21,que servía de cuartel de la Policía, para darpaso al Edifico actual que deja hasta ahora untétrico muro de cierre de parqueadero comoúnico paisaje urbano para las tres “fachadasde la manzana haacia el río, hacia buena partede la Uribe Uribe y hacia la calle 20. Másreciente el Colegio Alemán sobre la calle 5ª,con una excelente estructura es demolido sinconsulta ni consideración de sus bondadesespaciales y arquitectónicas para dar paso aun edificio que posiblemente aloje a laBiblioteca Departamental.

Esta breve pero significativa lista dedemoliciones ejemplifica muy bien una actitudgeneralizada en Cali como política urbana nodeclarada de adecuar la ciudad construida alas demandas de una modernización

entendida de manera muy particular36 y queva a la par con el proceso de expansión de laciudad con el criterio especulativo que ya seha explicado, que conlleva a la destruccióndel centro antiguo mientras la demolición delas viejas edificaciones aún rinda utilidades yque muestra como resultado el paisaje deciudad bombardeada que muy lentamente hoyse trata de sanar. El mismo proceso detransformación de la Plaza de Cayzedo que lallevó a su configuración actual, y pese al valorformal y unidad que alcanzó con los edificiosaltos, ya mostraba la clase de actitud ydesprecio por lo que se consideraba viejo,poco rentable y obstáculo para el “progreso”,y por lo tanto merecedor de ser echado abajosin fórmula de juicio alguna. Para el caso deeste espacio en particular, hacia 1974 estuvoa punto de reiniciar una nueva etapa, cuandoun arquitecto inversionista en bienesinmuebles y construcción pretendió derribarel edificio Otero para levantar una torre deoficinas de 20 pisos de altura. En tal ocasión,la naciente conciencia ciudadana, gremial yacadémica por el valor patrimonial deedificaciones de significado histórico y urbano,frustró el negocio y abrió el camino hacia unamirada distinta de los valores del espaciourbano, el espacio público y la arquitecturaque lo conforma.

Otras políticas urbanas generalizadas parael tratamiento de las áreas centrales de laciudad que hacen parte del ejercicio delplaneamiento urbano en Cali, incluyen laampliación paulatina de calles mediante elretroceso de las líneas de paramento enaquellos predios cuyas edificaciones una vezdemolidas y vueltas a construir levantan sufachada unos metros atrás para permitir unensanchamiento de la calzada vehicular,dejando como resultado una desordenadacolección de “culatas”, los muros medianerosexpuestos de las edificaciones contiguas quese mantienen en pie. Un caso palpable es eldel Barrio de San Nicolás que hoy, casi 50años después de iniciado tal proceso, no haacabado de conformar sus espacios. Es

evidente que una generalización de esta clasede iniciativas de planeamiento cobra su mayorpieza con la construcción de la calle 5ª entreSanta Librada y la Avenida Colombia, abiertaa machetazo limpio que deja una calzada muyamplia y sin andenes enmarcada por el máshumillante de los paisajes urbanos que solomuestra casas partidas a la mitad, más“culatas” y menos vida urbana para parte delos barrios que debieron ceder área en estaempresa. Le siguieron después y hasta cerrarel siglo XX, las ampliaciones con igualescaracterísticas depredadoras, las amplia-ciones de las calles 8ª, 9ª y 10ª desde la carrera10ª hacia el sur; la carrera 10ª, primero desdela calle 5ª hasta la calle 15 (JuegosPanamericanos) y en 1999 desde la calle 15hasta la calle 25 y la carrera 5ª desde la calle15 hasta la calle 25. Es tal el grado deimposición y soberbia con que se realizanestas obras, que en el caso de las dos últimasampliaciones citadas se arrasó con los osariosde la parroquia de Jesús Obrero (Barrio Obrero,Parque Eloy Alfaro) como si no se tratara deuna verdadera profanación contra la memoriaciudadana -así sea negociable con la curia- yse puso en peligro la estructura del Templo deSan Nicolás por las vibraciones intensas yconstantes a que se la tiene desde entoncessometida por causa del tránsito de vehículosincrementado con la ampliación de la calzadavehicular37.

Finalmente, y sólo porque excede elobjetivo de este escrito hacer una relaciónminuciosa de esta clase de “actos de barbarie”,impulsados o permitidos por la municipalidad,hay que mencionar otras expresiones delejercicio del urbanismo sin las conside-raciones que atañen al diseño urbano. Una deellas, la permisibilidad a la agresión a hitosperennes de la ciudad. El primero en la etapade modernizaciones a mediados del siglo XXfue quizás la erección de la subestacióneléctrica de San Antonio detrás del Templo,entre éste y la Planta de Tratamiento de Aguasdel Río Cali. Han pasado 50 años de tal eventoy hoy parece que hiciera parte del paisaje de

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manera tal que nadie parece verlo lo cualmuestra la capacidad de olvido o de falta decomprensión de esta clase de problemas porparte de la población. Es evidente que en sumomento se manejó como un chantaje: si nohay subestación , no hay electricidad.38

Otro caso que en la década de los 60s,levantado guardando toda la legalidad de losprocedimientos, emblema casi silencioso deesta agresión, es el Banco del Comercio, eledificio más alto levantado hasta entonces enCali que parece erguirse sobre la fachadaoccidental de la Plaza de Cayzedo sinimportarle nada que a este espacio hito solole ofrece su fachada cerrada y que todo elmundo lee como “culata”. Algo similar puedeanotarse con relación a la torre de Telecomfrente a la plazuela de San Francisco, queorienta sus fachadas hacia el norte y sur y dejaa la plaza su fachada cerrada, como haciendoabstracción de este espacio que estaba enciernes y por el solo prurito de que talorientación le evitaba problemas deasoleamiento. Es la misma actitud que desdelos años 70 permitió la localización anárquicade toda clase de antenas en los cerros de Los

Cristales, al pie de Cristo Rey y en el de lasTres Cruces, habiendo que esperar hasta elnuevo siglo con una tímida mención por partede los planificadores oficiales del urbanismoen Cali para que se empiece a consideraralguna alternativa técnica que permitasolucionar tal atropello.

Otra expresión del problema es lapermisividad a la usurpación del espaciopúblico en beneficio de intereses privados,expresada en la actitud generalizada deocupación de andenes y antejardines y en lacesión, a cualquier título, de áreas importantesa particulares. Así sucedió en los casos delllamado “Club Tequendama”, cuya áreacorrespondía a las cesiones de espacio abiertoy zonas verdes que los urbanizadores, por ley,deberían entregar al Municipio y queterminaron como club social privado que alBarrio Nueva Tequendama poco aporta y sípriva de un derecho elemental a sushabitantes. Sin olvidar tampoco que el mismoMunicipio se convierte en invasor del espaciopúblico cuando permite construir templos enlos parques y él mismo implanta escuelas,colegios, centros de salud, C.A.I.s y C.A.L.I.s39

que, bajo el pretexto de cumplir con una funciónsocial básica, ocupan los pocos espaciosabiertos de los barrios, en lugar de adquirir odisponer de predios adecuados dentro da lasmanzanas del respectivo sector40. A otra escala,pero del mismo tenor, la cesión a un hotel enel sector de el antiguo Obelisco, en la AvenidaColombia, de un área para estacionamientode vehículos en detrimento de la zona verdepública del paseo a lo largo de la orilla derechadel rio Cali. Lo mismo que, como para sersimétricos, sucedió con el área frente a laClínica de los Remedios en la orilla izquierdaentre las calles 24 y 25.

Estos acontecimientos tejidos unos a otros,año tras año, son el resultado de la bajaconciencia sobre el valor del espacio público yde la importancia de su calidad, en desmedrode los cuales han actuado y siguen actuandomuchos funcionarios y particulares movidos porintereses económicos unas veces o pordesconocimiento absoluto sobre el significadodel espacio público como escenario esencial dela vida ciudadana en otras ocasiones. Lo primerolo ilustran muy bien el caso del parque de LaBabilla, en Ciudad Jardín, espacio público, quellamó la atención de la prensa local a raiz de labatalla jurídica que debió librar el Municipio deCali, a instancias de funcionarios honestos, pararescatarlo de manos de particulares que estabanrealizando un negocio de compraventa de talpredio. Y el más reciente, publicado en losmedios locales en la semana del 15 denoviembre de 2000, tras la denuncia promovidapor el ingeniero Claudio Borrero, antiguo directorde la oficina de Bienes Inmuebles del Municipio,quien alertó sobre el negocio de venta a la ciudadde predios de los Farallones que pertenecían aésta. Son solamente pequeñas y grandesmuestra del juego corrupto para violar normas oadecuadarlas a los intereses de unos pocos. Losegundo se manifiesta en casos en los cualeslas Juntas de Acción Comunal de algunos barriosal disponer de algún presupuesto para obrasque les otorga el municipio, deciden levantarcualquier clase construcción con tal de ganar elreconocimiento de sus ciudadanos y deciden,

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para no perder el derecho a manejar esosdineros, agregar algún estorbo o “elefanteblanco” en el parque del vecindario. Tales fueronlos casos de los fracasados proyectos de teatrinoen el parque del Corazón en San Fernando y deuna supuesta pista de trote en el parque de lacalle 43 Norte en el sector suroriental de Vipasaque no demuestran otra cosa más que, comorepresentantes de los respectivos sectores, undesconocimiento absoluto sobre las caracterís-ticas fundamentales del espacio público y enparticular sobre los espacios abiertos, plazoletas,parques y zonas verdes. Allí también sedesprecia por ignorancia el diseño urbano.

Hacia el Nuevo Milenio

Por ley de la República, Cali como todoslos demás municipios del país, debe manejartodas sus políticas urbanas dentro del plangeneral llamado de Ordenamiento Territorial.La Ley 388 que lo reglamenta, hace parte deun conjunto mayor que da instrumentosjurídicos de actuación a los gobiernos localespara controlar el manejo de su territorio. Pesea los problemas políticos que arrastra laformulación de un P.O.T., y los operativos queplantea su implementación, la coincidencia desu puesta en práctica con el ejercicio denuevos alcaldes recién elegidos, imponen quela práctica del urbanismo por las mismasautoridades y por agentes privados, se enfrentea una nueva realidad donde la vigilanciaciudadana tendrá que cobrar una mayorpresencia contínua, tal que permita que lasdecisiones que afectan la calidad del espacioconstruido, resuelvan primero que todo elinterés común contrarrestando la prácticacorrupta de la manipulación de las decisionesque afectan la conservación y crecimiento de laciudad que tanto ha incidido en su configuraciónactual.

No es fácil el trabajo si se tiene en cuentaque por las condiciones actuales de caossocial y político, y por las mismas circunstanciasque afectaron la formulación de la Ley 388 41,habrá que luchar por involucrar en tan

complejo proceso como valor cultural dentrode la práctica política, el derecho a rescatar,construir, mejorar y conservar el espaciopúblico como escenario y medio fundamentalpara el ejercicio de la vida cotidiana. Se tratade asegurar la puesta en práctica de lasbondades que promete el P.O.T., dentro de unproceso que permita a la población reconocerel valor cultural de la construcción del espaciourbano y el derecho a su uso, independientede que sea edificado en gran parte poriniciativa privada. Y no es fácil porque la solavoluntad de participación no resuelve laejecución de obras e intervenciones de altacalidad al menos que haya muchos equiposprofesionales involucrados en el diseñourbano que sepan interpretar y guiar losprocesos particulares a escalas de barrio y aescala de los ahora llamados planos parciales.

Conclusión

Ante la evidente pérdida del carácterorgánico de los procesos de crecimiento de laciudad, donde las partes nuevas se levantanfuera de cualquier clara articulación , y dadala precaria disponibilidad de territorio paracontinuar con la expansión indiscriminada queha regido durante los últimos cincuenta años,es impositivo establecer nuevos procesosconstantes de elaboración proyectiva queconduzcan a la creación de las nuevas partesde la ciudad con sentido de totalidad42 enrelación con las existentes, y de reelaboraciónprogresiva de éstas de manera que permitanrecuperar su valor cultural y generen en lapoblación un sentido de pertenencia, el queconfiere carácter vital al espacio urbanoconstruido y le asigna valor histórico ypatrimonial.

Hay ya en Colombia algunas muestras enesta dirección, tal como sucede con las políticasurbanas implementadas en los últimosgobiernos de Bogotá que concilia proyectos adiferente escala, desde equipamiento hastaamoblamiento urbanos, pasando portratamiento vial y de espacios abiertos, plazas,

parques, vías y senderos peatonales43, así comoproyectos extensos de vivienda y mixtospromovidos por iniciativas privadas y públicas.Es claro en estos casos que el diseño urbanono soluciona problemas de origen estructural,social y económico, pero sí es una condiciónpara que las obras que resultan de su búsquedatengan una calidad tal que les permita ser partede la construcción de un espacio urbano quegenere una mejor calidad de vida que es enúltimas, también, un problema vital de estética,un problema que toca como ninguno el temadel arte de construir la ciudad.

Notas

1 Ver Hincapié, Ricardo. Historia de dosavenidas. Revista CITCE nº1

2 Usamos aquí el término en el sentido enque lo propone Kevin Lynch en su obraclásica

3 Aprile-gniset, Jacques. La CiudadColombiana, Siglos XIX y XX. BiliotecaBanco Popular, Bogotá 1992

4 Idem5 Para destacar, la actividad de personas

como Eustaquio Palacios, fundador ydirector del periódico El Ferrocarril, quienconvirtió tal órgano en impulsor de estaobra, considerada por él y muchos otroscomo condición sin equa non para eldesarrollo de la ciudad y la comarca.

6 Eder, Phanor. Santiago Eder, el fundador7 Botero, Carlos. La Arquitectura del

Ferrocarril del Pacífico. La Tertulia, Cali,1994

8 Ordóñez, Luis Aurelio. Industrias yEmpresarios Pioneros. Cali 1910-1945.Univ. del Valle, Cali 1995

9 Orgánico en el sentido de algo “que tienearmonía y consonancia” (DRAE, 21ªEdición). Ver además, ALEXANDER,Christopher et alt. A new Theory on UrbanDesign. Oxford U. Press, N.Y. 1987

10 Vásquez, Edgar. Historia del DesarrolloEconómico y Urbano en Cali. BoletínSocioeconómico Nº20, CIDSE,Universidad del Valle, Cali Abril 1990.

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11 Ramírez, Francisco. ArquitecturasNeocoloniales, Cali 1920-1950. CITCE,2000.

12 Relator13 Carvajal, Griseldino. Información General

sobre los Ejidos del Distrito de Cali. Imp.Arboleda, Cali, 1926

14 Ver un registro y análisis en tal sentido enAprile-gniset, Jacques. Ciudad enColombia, Tomo II, CapV

15 Ordóñez, Luis Aurelio. Industrias yEmpresarios Pioneros, Cali 1910-1945.Universidad del Valle, Cali, 1995

16 Un completo estudio de los puentes y obrasligadas al Río Cali se presenta en Hincapié,Ricardo. Puentes Antiguos sobre el RíoCali. Revista CITCE nº3. Cali, 2000.

17 Arias de Greiff, Jorge. Un momento estelarde la ingeniería mecánica en Colombia: losdiseños de locomotoras de P.C. Dewhurst,en Boletín Cultural y Bibliográfico, Vol 26,nº 21. Bogotá, Banco de la República 1989.

18 La configuración de la manzana modernasaca a la calle los árboles que en latradicional de la traza hispana ubicabaadentro y hacia el centro distribuida entrelos huertos y patios traseros.

19 Un breve listado de estas salas puestosobre un mapa del momento dan idea dela importancia que llegaron a tener comoequipamiento: además de las salas y teatrosdel centro de la ciudad, con el Municipal, elColombia, el Jorge Isaacs, el Cervantes, elColón, se podrían mencionar el Ángel(Calvario), el Ayacucho (Fray Damián),Sucre (Sucre-Obrero), Palermo y Avenida(San Nicolás), Asturias (Alameda-Bretaña),Alameda (Alameda), San Fernando (SanFernando), María Luisa (Floresta), Libia(Floresta), Bolívar (Granada).

20 Cruz Kronfly, Fernando. La literatura deUmberto Valverde. Plantalibre 4-5. Vertambién su ensayo La ciudad comorepresentación en Cruz K, F. La Tierra queatardece. Ariel. Planeta, Bogotá, 1998

21 Cruz Kronfly, Fernando. La Literatura deUmberto Valverde. Revista Plantalibre Nº4-5

22 Tomamos el término en el sentido en quelo cita Alejandro Ulloa en su obraClobalizacón, ciudad y representacionessociales. El caso de Cali. U.P.B., Medellín,2000

23 Bacon, Edmond. Design of cities. VikingPress, N.Y. 1964

24 Botero, Carlos E. De tanto tren en laestación esta se agranda y la ciudad seexpande. Revista CITCE Nº3, Noviembre2000

25 Vivienda y estado en Colombia.26 Hincapié, Ricardo. Op.,cit.27 Ver Barney, Benjamín. De Santiago de Cali

a Cali. Revista CITCE Nº 2 199928 Idem29 Jorge Herrera Barona, en GÓMEZ, Alvaro

L., et alt. Historia de Cali. EdicionesAndinas. Cali, 1986 2ªedición, capítulo XI.(Negrillas nuestras)

30 Carvajal, Griseldino. Estudio de los Ejidosen Cali. Cali, Imprenta Arboleda, 1925

31 Municipio de Cali. P.O.T. Resumen, 199932 Hincapié, Ricardo, op.cit.33 De ecuerdo con Gustavo Vivas, el único

espacio público de calidad creado en Calien casi 50 años de obras dentro delperímetro urbano. Varios. Panorama desdeel Parque en Calideces. Cali, Círculo deImpresores c.1988,

34 Es paradójico que haya hecho falta laquiebra financiera de la FES para que eledificio haya quedado en manos delMunicipio de Cali, aunque dada la crisisfiscal de éste, un alcalde haya mencionadola posibilidad de venderlo para ayudar asuperar los problemas financieros.

35 Aún ni las más pretenciosas edificacionesrevestidas de oropel que construyeron losnarcotraficantes se compararía como obrade iniciativa privada al edificio que todomundo hizo suyo como el edificio delcorreo.

36 Ver Barney, Benjamín. De Santiago de Calia Cali

37 Hay un diagnóstico en tal sentidopreparado por Ricardo Hincapié, Directordel CITCE, 1999.

38 Harold Borrero, arquitecto de la Oficina delPlan en su momento, fue el únicofuncionario público que se opuso hasta elúltimo momento a la implantación de lasubestación eléctrica de San Antonio.

39 C.A.I.: centro de atención inmediata, siglade puestos de Policía; C.A.L.I.: centro deatención local integrada, sigla paraagencias por comunas para recepción depagos de impuestos y coordinació einformación de servicios a la comunidad

40 Un reciente acontecimiento fue la oposiciónde un grupo de ciudadanos del barrioPrados del Norte, quienes se opusieron ala cesión de parte de uno de sus parquespara construir un templo católico.

41 Garcés, Juan M. Plan de OrdenamientoTerritorial. Manual prospectivo y estratégico.TM, Bogotá, 1998

42 Alexander, Christopher. Op.,cit.43 Ver Revista Escala nº186-187, Bogotá

2000 y Revista Arquitecturas nº6, Bogotá2000.

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Juan Manuel Cuartas

El Espacio.

El espacio habría sido La Ciudad, enadelante la ciudad, participar de unterritorio que es la ciudad, una ínsula

luminosa en medio del llano, en el interior delas montañas, de cara al mar, donde cadacalle, cada casa, cada alcoba y la ciudadmisma se distingue y representa. La ciudadhabría sido el espacio, la desafiantecontinuidad de las distancias, plenitud de las

“Todo lo que me nombra o que me evocayace, ciudad, en ti, signo vacío en tu pecho depiedra sepultado.”

Octavio Paz,<<Crepúsculos de la ciudad>>

¡Deconstrucciones de la Gran ciudad!

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aceras donde el tránsito libre reúne coribantes.En la ciudad los ojos continúan infatiga-blemente en el oficio de ver y de saber; laciudad habría sido el mismo espacio paratodos de domingo a domingo, pero losingenieros impusieron la ley devastadora dela construcción. La ciudad se construye y sedestruye la ciudad; los ingenieros rumian ideasde hormigón en sus cerebros y aprovechan laciudad para demoler mitos, decidir rutas,inaugurar centros; los ingenieros reacomodanla ciudad como el adulto necio le mueve desit io los juguetes al niño nombrándolesuperiores formas de hacer, proceder ytransformar. Los ingenieros recorren la ciudadinfatigablemente; un núcleo donde la periferiano existe; centro del cambio donde se visualizael impacto.

Aquí está ese nódulo contenido quehormiguea de vehículos, gente y comercio,ese mandato de la circularidad donde se gestay deriva la autoridad, ese centro a dondeacuden todas las tensiones y todos loscontroles. Desde su circuito de calles negrasla ciudad irradia el incontenible espejismo dela modernidad: Dos autos han colisionado enel cruce de dos avenidas… Se ha oído elchirriar de las llantas y el impacto del choque;la caída diminuta de los vidrios en la calle, elmamonazo de la cabeza de un pasajero contrael cristal; la súbita confusión, los improperios…;se ha escuchado todo claramente, los pitos delos carros, las cornetas de los autobuses. Allado de los actores, pronto, ¡qué confusión!,¡qué descoordinada la ciudad, disuelta depunta a punta…!, y en el centro, una colisiónde automóviles; el semáforo, silencioso, da víasin que nadie pueda hacer nada, sin que secure el instante ni se despeje la verdad. Alcolisionar dos, colisiona la ciudad entera,luego la ciudad obra en función de cada unode sus miembros… Lugar donde no pueden,por azar, toparse dos en el camino, aldespejarse de nuevo todo, allí no queda lamenor “huella”, la corriente de la avenida nopermite revisitar los instantes de la ruta.

¿Dónde, pues, la ciudad, para habitarla sinmayor fórmula que ella misma? Quienesfundaban poblados descansaban de los piesy de la vista; recogían místicamente el andar yconcertaban la mirada en un círculo cuyo ejefuera el hombre y la tierra. Emprendían elasalto al espacio y en corto tiempo allí habíacalles, casas, t iendas, una iglesia, unayuntamiento, un parque, una cárcel, uncementerio, una botica y una escuela. Laciudad era un trazado, un circuito entre lascosas, los nombres y los hombres; comenzabaallí un tiempo legítimamente circular en el quelas generaciones conectaban entre sí…, peroha crecido el perímetro como se dilata unestómago, y la ciudad devora hoy gente,oficinas, comercio, lugares públicos, bancos,prostíbulos; la ciudad omnímoda descansasobre un fundamento telúrico que pretendeabarcar el globo entero, ser eterna y absoluta.Los ingenieros lo han previsto todo para quela ciudad se llene de agujas, para que semueva frenética, para no darle más calma quela de los domingos sin fútbol; ciudad decircunstancias, de casillas y teléfonos, ciudadacorralada, clonadora de hombres. Losingenieros se pasean con sus teleolitoscalculando puentes y conjuntos residenciales,reduciendo franjas verdes con oficio de sabiosfuturistas; usan cascos, montan andamios,suben al cielo, divisan un universo de cúpulasy flores muertas que les complace y obsesiona.

Seres de una ciudad sin más territorio quelas calles, los despachos y las alcobas; unaciudad con esquinas, sin senderos, con escalasciegas desde donde los ingenieros fraguannuevas formas de implementar el concreto, lasvigas de amarre, los zigzags tortuosos quedesahogarán los largos recorridos…; hierros,láminas, adobes, lámparas, circuitos, tuberíasocultas que tengan en circulación el submundode ese espacio que habría sido la ciudad.Temprano en la mañana los ingenierosaprietan sus pies con botas de exploradores ysus cuellos con corbatas de ejecutivos; son ala vez ministros, pero también obreros queentresacan resultados metódica y

estrictamente coincidentes con lo que es laciudad; nuevo concepto de fundador; elingeniero inventa la ciudad batallando con sucuadrilla de excavadores y constructorescontra la improbable resistencia de loselementos.

Las Ideas.

Pero no es posible hacer investigación sino se soporta en la historia de la ciudad,porque es en ella donde se hacenapropiaciones que están en función del ideariode los investigadores. La ciudad es unlaboratorio de verificación y correspondenciacuyo interior anuncia la caracterización de untiempo. El siglo XX es, así, capital para lacomprensión de la ciudad; y en Colombia,particularmente, después del Frente Nacional,de cara a un cambio radical en la actividadinvestigativa, nuevos paradigmas confrontangrandes convulsiones, no precisamenteepistemológicas. El estudio de la ciudad desdediferentes disciplinas, dispuso desde entonceslos saberes necesarios para plantear unateoría dinámica de la ciudad.

Recomponer la sociología de las ciudadescolombianas teniendo presente la incidenciade las oleadas de desplazados de la historiaviolenta del país, implica leer la historia desdeun presente que no puede sortearseestudiando tan sólo la retórica de la granciudad. De otra parte, con una noción de‘estructura’ en mente, es apenas obvio haceruso de la ciudad bajo la categoría implícita del“progreso”, porque la ciudad ha sido, en estesentido, el único lugar en el cual el progresoha tenido una función definida, axiomática,dando significación a los hechos de la vida.

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Porque el estudio es el fondo de las ideas,la manera pluridisciplinaria de tratar la ciudadcaracterizará a su vez un tipo de pensamiento,de transferencia de intuiciones donde la culturaen la ciudad va adosando al individuo segúnuna suerte de superposición de planos quepueden desatar en un momento dado undiscurso sobre la ciudad: ¡deconstrúyeteciudad! ¿Es posible entonces, en este sentido,implementar una función deconstructora de laciudad?; si en el más estricto sentido derridianoeste término alude a la ‘traducción’, a una‘segunda lengua’, ¿cuál podría ser latraducción más precisa de la ciudad?;evidentemente reflexionar acerca de ella ycomprender que su transliteración a otralengua representa una escritura que constituyela vida misma en la ciudad. La ciudad,prevemos, es así un territorio donde la rotaciónde signos afecta la filiación ética de la vida,donde los avatares administrativos delimitanlas alternativas tecnológico-culturales, en fin,donde un singular poder que no espropiamente la política, subterráneo y oculto,delimita los espacios, clasifica las personas yrevaloriza los signos… Y así, deconstruida,reflexionada como territorio, la ciudad habríasido, ante todo, espacio para la confrontacióny la violencia en el interior de los hogares, delas calles, etc., violencia de la opinión(segregación y diferencia), en tanto que elciudadano sería un administrador dediferencias.

La Metrópolis.

¿Será posible, desde otra perspectiva,mirar a la ciudad como a la casa (como a lamadre?) “Metrópolis”, que significa en griego“ciudad madre”, alude a la idea de resguardo,de regazo, de estar bajo cubierto, bajo elamparo de la madre; ¿el tiempo de la ciudadentonces como el tiempo de la casa?, pero loque la casa representa como principio (comoorigen), la ciudad lo representa como destino:originalmente la casa (como la madre) está enlos ojos; su aire es la respiración misma, y ellenguaje heredado de ella nombra susrecorridos y distancias con signos y con vocesque por metonimia dimensionan la ciudad. Lacasa se habita, la ciudad se transita, dos actosque deciden la alternativa de un sujetoconfinado que sueña, como lo insinúa eltérmino “metró-polis”, un espacio “verdadero”.

Vivir en la ciudad es un dilema que seresuelve valorándola, practicando en ella, comoantes en la casa, una ética para ciudadanos.La ciudad vista, de otro lado, como numentutelar; un espacio que sustenta nuestro estar,que pondera nuestro ser. Pero también acaecevalorar la ciudad en su dimensión de circuito,donde el tránsito infinito hace de la vida el reflejode la “diferencia”, ese encomiado conceptoderridiano que delata una imposibilidad de lapresencia, porque sin surcar la ciudad no haypropiamente tiempo para los ciudadanos. Laciudad habrá marcado entonces, como la casa,un antes y un después, y llevarla a cuestas habráconstituido nuestro ingente devenir; la ciudadvalorada como función de vida a través de suscalles, sus locales, sus voces y señalesasumidos como conciencia de lo que es y loque será, nos mueve a detenernos a pensarpor ejemplo lo que ha implicado el paso de losingenieros; esas hormigas en ronda que dejansurcos en las tierras cultivables, que devoran (ylimpian) (la ciudad).

En esa ciudad reconocida se define unsujeto reconocido también, que se integra, quetoca a todas las puertas, que se refugia en los

signos que la ciudad misma fija. Pero de otrolado estaría la ciudad sin valorar; el espacioque azotamos inútilmente, la demarcación deunas calles sin nombre conocido, donde elpaso de los ingenieros precipita la muerte delas cosas que un día fueron calles, tiendas,esquinas, árboles, balcones. Ciudad sinhistoria, refugio, punto último de llegada dondedrásticamente termina la vida. El espacio quehabría sido la ciudad apunta a convertirse enEl Astillero de Juan Carlos Onetti, donde lasuciedad del muelle, la lama de la muralla, elorín de los malecones nos hace vislumbrar unaciudad arrinconada en los capítulos de lanostalgia y el castigo; ciudad vivida desde lainfancia, pero nunca pensada en silencio;muerta en el alma, porque desde siempre elespacio habría sido la ciudad, pero no estecampo de refugiados donde los ingenieros handejado un hueco en cada esquina, hansembrado postes en medio de las gradas, hanerrado, dilapidado, devastado; los ingenierosque vuelven repetidamente a maquillar losparques reduciéndolos de asfalto.

Y entre esta segunda ciudad y la primera -la de la casa- está toda la lucha por librar, ladel semiólogo y la del urbanista, la del ñero yla del yupi; la ciudad se deduce de una y milmaneras, pero siempre serán los ingenierosquienes realizarán las mezclas de concreto ycarbonilla, quienes cavarán las bases,tenderán las redes, y transformarán la ciudadconfigurando simultáneamente altas dosis dedesalojo y de abandono. Para los que se

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quedan sin ciudad, los que remiendan suprograma de vida en una ciudad que no lo esmás en perspectiva o en detalle, ésto habrásido la ciudad: el “tejido” y los remiendos (deltejido).

La Noche … La Lluvia.

Imaginemos la ciudad quieta una nochede domingo; ¿dónde está aquí el universo delgobierno, el paradigma del “estar enmovimiento”?; recorremos grandes distanciassin enterarnos dónde se encuentrapropiamente la ciudad, sintiendo que aquelloque transitamos no es más que el comodatodonde habitan los espectros. Un tiempo dedifuntos, de millones de ausencias; la ciudaddesaparece sin dejar de estar ahí; tejida ydestejida, tutelar y primitiva, en cualquieresquina nos mostrará sus muros, sus rótulos,sus números, exergos, nombres majestuosos,toda la significación que ha grabado en ella lacultura; los graffiti y el comercio se nosrepresentan ahora aterradoramente similaresa las rutas de un cementerio donde seencuentran los nombres, las fechas, epitafios,fosas vacías y huesos.

En la noche la oscuridad derrota elmovimiento y queda, desierto, un espacio quehabría sido la ciudad; largas calles por dondeno circulan más los ingenieros...; en la altanoche la ciudad se deja oler, y mientras el ojoagotado renuncia a mirarla, recorrerla encambio con otros sentidos, es lícito. Aquí hayuna ventana que despide música, allí unrincón donde acecha la degradación delhombre conjurado por el duro asfalto. Lanoche en la ciudad es otro territorio dondevoces con cadencias singularmente diferentessurgen del fondo electrizante de los bares.

Bajo esa existencia nueva que es laelectricidad, la ciudad es en la noche, con másrazón, impostergable; tiende su infinitud en unvacío iluminado y disperso. Bajo aquellafunción retórica de la iluminación en la altanoche, se entiende claro qué nuevo personaje

es el ciudadano captado por el televisor y porel ordenador que lo iluminan y afablemente lehablan, (le seducen y suplementan, lo abrumande luces como acosándolo con torturasdisparadas a dilatar e impresionar sus retinas).

* * *

Nuevo día en la ciudad; llueve, la bruma leha bajado la tonalidad a las cosas,insistentemente llueve y es un azar alcanzarun autobús o un taxi; llueve, y sin embargo hayque salir del apartamento, del barrio, hay quedeclararse expulsado, enfrentado a la ciudadrota e inmunda, una superficie fría y desoladatransitada a hurtadillas; los vehículos cruzanlevantando cortinas de agua sucia; vamos yvenimos por las calles hechos agua hasta losojos, llueve sin compasión como si el diluviocastigara a la ciudad, a esta Sodoma de todoslos días le ha llegado hoy su ángel castigador;el que le niega su nombre, la contamina einunda; las tiendas son lodazales, lascafeterías, los lobbys de los edificios, losportales de las casas, no es posible seguirdomando la humedad, es una ruina tanta agua;los kioscos de revistas no abren, no hayloteros, lustrabotas, domicilios, la economíainformal ha cerrado sus puertas. Y mientras lalluvia continúa, nuevamente preguntamos¿dónde está la ciudad?, ¿qué podrán hacerhoy los ingenieros tristemente enfundados ensus capas de hule?; hoy no crece, no germina,no se abre un hueco más, la ciudad estátomada, y acaso sea bueno dejar de mirarlapara pasar un rato al interior de las cosas,ignorar la ciudad y saludarse en casa; de prontovolver a ser tan elementales como los paisanosque pasan las tardes del año jugando alparqués o a las cartas; de pronto es buenopensar en beber un buen chocolate, en contarhistorias, en recordar a los viejos, hacer bromasy sonreír sin menosprecio, o mirar al cuarto delos niños y decidir entre todos un juego. Comoquien no quiere la cosa se nos ocurre una frasebonita, una disculpa retrasada en el tiempo, ounas palomitas de maíz para sentarse a veralgo en la televisión. Recogidos sin más

programa que estar en casa, de pronto vemosque faltan cuadros en las paredes, que unaporfiada humedad se ha venido tirando losmuebles, y entendemos que sería bonito tenerallí algunas plantas; un entorno que nosgustaría antes que nada, y todo porque laciudad ha muerto en este día sin comercio niobras.

* * *

Decrece la lluvia y el tránsito se altera, brotande los apartamentos las legiones de oficiantesque van y vienen porque la ciudad habría sidoel espacio, el único, el decisivo espacio dondela fuerza lleva, trae, cruza, llama, sella, abre,pasa, afirma, rige, decide, nombra, ejecuta,prepara, camina, ve las cosas, el entorno decemento que tiene los rumbos y las estacionesdefinidas, las conexiones, los equipos…Avizoramos al fin la ciudad propiamente nuestra,la que nos contrata y nos sirve, donde loencontramos “todo” como en una urna mágicaque guarda las maravillas del mundo: lo útil ylo fútil, lo perfecto, lo malo...; en estas y enaquellas circunstancias, como ejecutivo, comomaestro, como mesera, de cualquier manerala ciudad es un fluido que mantiene sus piezasen movimiento, i luminando rincones yedificios, acelerando sus circuitos.

Porque se construye la ciudad, elurbanismo no es sólo obra del ingeniero; cadacalle tiene un tiempo sólido y activo quepertenece a quien lo vive; el ascensorista quesube y baja, el taxista que circula, el vendedordetrás de su jaula de cristal, la mujer quepermanece en casa, el cura de barrio que vadel atrio al comedor. No podría ser de otramanera, ciertamente, porque la ciudad hapasado a ser el espacio “natural”; espacio sinrío ni vereda, sin huerta ni jardín, donde elhombre deviene connatural al trazado de lasrutas neuronales de la ciudad; ignora muchascosas que lo mueven y determinan, peroconnaturalmente se reconoce y encuentra,desde el interior de sus sueños hasta el abrazode la muerte en las ciudad.

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Sorteando el asedio de atracadores eingenieros, la ciudad clonadora de hombreslo es hoy más que nunca, desde Seúl hastaSantiago de Cali. Con un empuje que porsinécdoque conferimos a la ciudad, el hombrecrece y cambia en la ciudad, desde el valientebasuriego que empuja su carro, su toneladade cartón, el hombre tildado de “siniestro” quetiene su carro por casa y que se gasta unlenguaje duro, visceral, hombre comanche dela calle del Cartucho en Santafé de Bogotá,con todo su anecdotario y su corte de losmilagros, de cachucha, taches, cueros,después de veinte años símbolo de la ciudady de sí mismo, pero también de su oficio, de sucalle, de su ciencia urbana meticulosa y claraque conoce a la perfección, para quien losingenieros, claro, han faltado al respeto a lascalles, a los árboles de otrora.

La Esquina.

Media mañana, hay un payaso en unaesquina, en un vértice donde confluyen variasrutas; sólo él está quieto en esa esquina, losdemás son transeúntes, cientos de transeúntesque pasan a su lado ladeando el cuerpo paraesquivar su contacto, que pasan y no lo ven, oque acaso lo ven. El payaso tiene una ampliasonrisa dibujada con detalle; en sus manos unsombrero de fieltro con colorinches está vueltode revés para recibir monedas. Sólo cuandocae la tarde el payaso deja su pose de estatua,recoge sus bártulos, cuenta las monedas, seenfunda el sombrero, se cambia los zapatospor unos de goma y se echa a andar; en laesquina siguiente echa una moneda en elgorro de un mendigo, acaso la mássignificativa del día para el mendigo. En laciudad está el payaso, que no lo es más que

en su atuendo, y en la hipostasiada sonrisa;no hace de payaso la más mínima payasada,y sin embargo crea una imagen. El payasorecurre a la quietud, a la risa detenida en sucara, o si se quiere a la tristeza de su estampa;su situación es triste, pide limosna, es unmendigo…; fosiliza en ese cruce de la ciudadal legendario payaso de los circos,declarándose pieza de museo para pasar allíla jornada. La gente transita sin descanso, sindetenerse a preguntar, no surge en nadie lamás mínima inquietud sobre la llegada de uncirco a la ciudad; un payaso allí, náufrago, nopuede ser menos que un mendigo,sencillamente un mendigo, ningún payaso, unmendigo más que dice ser payaso, que quisoser payaso. Avaramente la gente le tiende unaque otra moneda porque, quiéranlo o no, losinterpela aquella estampa, les es pertinenteque no desaparezca la figura del payaso, quevuelvan los años dorados de la infancia cuandolos circos ambulantes arribaban a la ciudad ymontaban un desfile por las calles conacróbatas que cabriolaban como simios, conpesados elefantes y con las quiméricas figurasdel payaso y del mago. La moneda, entonces,para el payaso, no para el mendigo; lamendicidad no, fomentarla no; el payaso acambio se lleva adentro y se le tiende la mano;los transeúntes le dan la mano a susrecuerdos, continuamente a sus recuerdos, asu agitada memoria que les advierte universosperdidos en cada cosa que ven; el incontinentetranseúnte ha encontrado hoy a un payaso,por un instante a un payaso. Pero hay milesde transeúntes, luego hay miles de encuentros,por eso el payaso tiene su sitio allí, en esepunto de encuentro, porque él, quiéranlo o no,es pertinente a la ciudad. Sin embargo eltranseúnte no se ha detenido, ha continuadosu marcha… Así, tal como anuncian loseconomistas, la ciudad está en continuomovimiento, circula vertiginosamente como eldinero de uno a otro costado, no se detiene,llama de aquí y de allá, el tráfico es su ejercicio.Pero el payaso está detenido, reteniendo enaquella esquina su hierática sonrisa, no hayla más mínima representación en su pose,

parece un colorido tótem canadiense clavadoallí para memoria del tiempo. Sí, el payasocomo tótem afinca sus pies al duropavimento…; lo que se detiene en la ciudad,entonces, es tótem de los tiempos, y allí dondeno miran ya los ojos incontinentes de losingenieros para demoler y construir (suparadójico silogismo), allí florece un tótem; laestatua del libertador, las acacias del parque,y el propio payaso.

La ciudad va derivando sus instancias; unacirculación frenética que no mira como simplespostes a las cosas retenidas, que da limosnassolidarias a los baluartes retenidos, que se hacribado de agujas centenarias para el disfrutede los tiempos. Es esta la ciudad, ciertamente,donde un payaso se ha quedado detenido enuna esquina, un cura en un atrio, unos vaguitosen una esquina, un funcionario en su escritorio;ver la ciudad es ver lo retenido entonces,corroborar la heroica gesta de detenerse unbuen día, de no tener la histeria de lacirculación y la fuga bajo los pies, entronizarla muerte aún antes de la muerte.

La Ciudad.

El automatismo mil veces discutido estáefectivamente en la ciudad llena de ruidoscodificados y distintos como frases hechas. Laciudad se retuerce y convulsiona en la histeriade las calles, de los bares, de los almacenes ydepósitos; la ciudad transitada de uno a otrocostado por seres y vehículos, por montañasde papeles impresos que la reflejan y en laciudad donde el ciudadano juega infinidad deroles: las etapas de su vida le van demarcandosu situación en la escena; decodificando losespacios, el ciudadano sortea relaciones,aborda lenguajes, etc.; la alternativa es tanvasta y compleja, que el ciudadano devieneun avieso conocedor, su universo es la ciudad,los pormenores de la ciudad; es un juezimplacable y un ferviente defensor. Así, conese ciudadano que entra en comunión con unespacio donde él mismo se representa, laciudad es un complejo que trasciende el

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tiempo más allá del paso científico de losingenieros. La ciudad configura un tipohumano que la lleva y la transita; es la urbeque consolida las formas administrativas, focoindustrial y centro laboral: punto de encuentro.

Pero tal como avanza nuestraargumentación, la generalidad abusa de lostérminos…, “¿puede una ciudad ser asícualquier ciudad?”, la idea es particularmentefalsa para eludir nombrar propiamente laciudad (Santiago de Cali, Santafé de Bogotá,Manizales, Madrid, Seúl) y para desconcentrarla reflexión de aquel espacio que habría sidoefectivamente la ciudad. Así, para hablar conclaridad, los problemas concretos de la ciudadson los ritmos perseguidos e impelidos, laeconomía asfixiante que propicia la circulaciónfrenética de las calles, el movimiento delmercado y las “bondades” del intercambio.

Santiago de Cali: lo febril, la ciudad lineal,el espacio que no se cierra, la amplitud querige la presencia de los árboles y de los terrenosbaldíos; algo febril, decimos, que se aferra a lacotidianidad, algo que no puede ser más queuna forma de negación y afirmación de larutina, que distiende en la noche la funcióndel trabajo. Un desgaste del ser, un atabismo,un principio religioso: “el milagro” (el chance);en Santiago de Cali el chance se recreanúmero a número eludiendo (¿o integrando?)la reflexión concentrada en el espacio y en eltiempo..., y así, al encender cada noche lasvelas por donde habrá de pasar la suerte queno anidará, sin embargo, más que en un únicoporfiado número escondido tras el acertijo, lacifra del milagro seguirá viviendo en la ciudad.No decimos que el azar constituya la vida enla ciudad, de hecho son los ingenieros quienesdefinen los espacios que debemos habitar, nidecimos que el milagro representepropiamente una presencia en la ciudad, essólo que el chance, como el fútbol y la música,en Santiago de Cali, son una manera decontinuar en la ciudad, un quedarsereconociendo el territorio y vislumbrando lossignos.

Los Signos.

Pero la ciudad sería, ante todo, un lenguaje,tanto como una cultura o una manera de seren su interior, de usar los lenguajes de cadadía, uno y más lenguajes como maneras deestar en la ciudad, sin mayor sobresalto enmedio del mayor vértigo: estar en la ciudad,como en el cuerpo, a base de flema o de stress.También en la ciudad una gama de sabereses primordial, una forma de andar, de ocuparlos espacios, de entablar el diálogo con todasuerte de individuos que han codificado hastael más mínimo detalle; una corbata que dicetanto como un jean raído; un maletín de cuerotanto como una mochila; infinidad de universosdel signo donde el medio transpira discursosparticulares y claros. El asalto a la confianzaproveniente del uso de un “vos”, por ejemplo,puede no corresponder con un frío y retirado“doctora”; siendo ambos lenguajes condefiniciones y circuitos de comunicaciónparticulares, porque la ciudad será siempre elespacio de unos signos y no de otros;Manizales, por ejemplo, significa una destrezasutil de ser de allá y no de otra parte, de asaltarel asfalto mirando a la ciudad sin afanar elpaso ni la circunstancia. En este terreno, quees el oficio del semiólogo, está estampada lafil igrana sígnica de la urbe que permitereconocer las ciudades unas de otras: Ciudadde México en relación con Madrid o conSantafé de Bogotá. Así es como la ciudad seacomoda en el andar, como se transpira y serepresenta a viva voz.

Si por mandato de Carlos V las fundacionesamericanas reproducían característicasexplícitas de los ayuntamientos españoles,cabe decir: un parque y una iglesia, está claroademás que por mandato de los propioshabitantes, a partir de allí, el orden cívicoprescribía dimensiones, formas, materiales ycolores particulares, uniformando desde unprincipio el estar en la ciudad, de tal maneraque sólo el interior de las casas representarael concepto de mundo que tenía cada cual; losestilos de los patios interiores, de los estudios,

de las alcobas, mientras afuera el portal y elbalcón exhibían el decoro de pertenecer acierta forma convenida de ciudad. Entre tanto,aún no la ciudad, cuyo devenir estabareservado para las filas de soldados, lastropillas de actores y gitanos. Allí estaban, demomento, las calles, el parque, el camino a laiglesia, al bar, a la dependencia de policía, ala tienda de ultramarinos, a los correos, luego,¿de qué manera la ciudad se dio a lametamorfosis durante el siglo XX, y empezó aser?, captando ondas de migración,implementándose como centro industrial ocomo fortín militar, hasta que en un arrebatode los tiempos el concepto de poblado aceleróel rendimiento de los ingenieros e hizo crecerla ciudad, el armazón de la ciudad. Porvoluntad propia la ciudad empezó adesencajar y a llenarse de agujas y de otrasformas, materiales y colores, rompiendo así elimperio de la ideología del poblado.

¿Simulación?, ¿disimulación?, todo fingeen la ciudad; nunca un espacio de seduccióntuvo tanta desesperada profusión desituaciones; todo finge en la ciudad porque unsólo cambio en una calle la transforma ya enotro lugar. La lucha por distinguir en cada lugaruna plenitud, un dominio, un status, dondedurante algún tiempo triunfe otra manera deser. La ciudad es así la minucia en la que cadacosa, cada sujeto y cada rincón renovadohacen de ella otra cosa; su movimiento no esel cambio sino la transfiguración, el travestismode las calles donde cada cual lleva un atuendoque no es nunca el mismo ni lo será. Y esta leyde la mutación inscribe un acertijo del signoen el universo global de la ciudad; todo serecodifica gradual, continua yconsuetudinariamente; los detalles precisan elasombro de un movimiento inadvertido peroimplacable que va más allá de los patronesque pueda imponer la moda; más acá, quizás,de la dificultad de ser sin condición, sincategoría, sin distinción ni jerarquía. Las cosasen la ciudad no saben ser, no pueden ser;luchan por ser pero fatalmente están dejandode ser; fingen ser y lo son por instantes de uso,

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de rol, de función. Todo finge en la ciudad-decimos-, en un mercado de servicios, porsupuesto, todo finge, porque nada puede serdefinitivamente lo que es; sólo aquello queconsiga detener el ritmo y agotar la ambicióndel signo…, ¿cuándo empezaría a serpropiamente la ciudad, como reactivo crítico,como herencia y conocimiento?

Comenzamos a entender a los ingenieros,a comprender su obsesión por los huecos ypor las altas construcciones, su discursoacerca de lo sólido, de lo renovado ydistinguido; el ingeniero desarticulacompulsivamente un espacio que había sidola ciudad, juzgándola fuera del signo, fuera dela codicia cultural del signo. El urbanismo noes semiología de la ciudad sino costumbre deromper la ciudad, de plantearle hipótesis, degenerar la duda marxista inscrita en lasentencia “todo lo sólido se desvanece en elaire”, que Marshall Berman supo poner enrelación con los ascensos de la modernidad.Sí, efectivamente, lo más sólido de la culturade lo cotidiano lo demuelen los ingenieros(civiles, eléctricos, industriales, sanitarios…).Luego, a partir de su ejemplo, ¿cómo no fingiren la ciudad?, ¿cómo no necesitar reinventarlaen sus signos día a día, confundirla ytransformarla, cambiar con ella? No hayciudad que pueda resistir su historia sin elconcurso de los ingenieros; para lograrlotendría que convertirse en una Comala, dondelos vivos visitan a los muertos, reencuentransu pasado en un presente fiel a la memoria.

Las Instantáneas.

Cierro un libro sobre la ciudad, lleno devistas pintorescas y “amables”; el cruce deluces largas en una avenida infinita, lainstantánea parálisis de los transeúntes en lacalle más angosta y congestionada que puedaimaginarse, la mirada de angustia de loshombres de los puentes iluminados por unafogata de humo, el salto a medio camino de unperro que evita un charco pero también lasllantas de un automóvil, la impracticable pazde los taxistas en una esquina de plaza, eldifícil ascenso de dos árboles gemelos haciael cielo infinito de un rascacielos, la sonrisa deun bebé en un coche con una gran marquillade coca-cola, el atleta callejero que se escurreel sudor y mira a una meta imposible en mediode la congestión, las sombras de dos viejosque se unen y alcanzan el largo de un edificio,el vacío de las encías de un níño que vendeperiódicos, el impacto de la valla de Marlboroal lado de una iglesia que aparece desnuda,la exultación de una revista pornográfica condos grandes senos de mujer rematados enzarcillos dorados, el farol adormilado a laentrada de un prostíbulo donde un aviso reza“avise antes de entrar”, la infinita profusión decosas en un hipermercado que se prepara paracerrar sus puertas, una flor caída en una callehúmeda, con un hombre y una mujer al fondoque se alejan por distintos caminos, losmúsculos furiosos de dos balseros que sehacen gestos obscenos de una barca a la otra,la pancarta de un político al que le han pintadolabios de mujer, el desfile de niños que marchapor la ciudad como confinados de guerra, lacacha de un revólver que asoma en el pantalónde un sujeto cualquiera, la bella mujer queinsulta a un conductor, el casco en el suelo deun obrero caído de un andamio, las manos deun pianista que golpea el piano con violencia,la ciudad en silencio, detenida, a la que la lentede la cámara le ha practicado su oficio detaxidermista, la ciudad que se deja ver, queestá ahí, que es objeto de conocimiento, quedispone de un tiempo, ciudad retenida en lasfotos, inviolada por los ingenieros, ciudad

imposible que trasciende sus azares, ciudadincubada, en cuarentena, fiel al ojo, al cálculo,a la militancia de los sentidos, ciudad, empero,sin comienzo ni fin, donde no se representa ladescomunal constelación de las cosas… Ysin embargo, allí está la ciudad que se ve yque se siente, que huele e impresiona; de unmomento a otro las instantáneas echan a andary el frágil instante de la contemplación agotasu posibilidad; de nuevo la ciudad se precipita.

Volvamos sobre esa idea: “el frágil instantede la contemplación”, esa misión por la quevivimos…; la ciudad ha tornado frágil la másgrande plenitud humana a través de lostiempos, la contemplación, origen delmisticismo la poesía y la filosofía.Contemplarse es vivir, de la misma maneraque contemplar la selva es vivir la selva parael Nukak makuk; al contemplar se armonizacon el entorno con la misma intensidad que sise guardara la memoria de las cosas por elvalor mismo de las cosas. Pero si es frágil lacontemplación, si significa un instante que sepierde, que se apaga y difumina, en la ciudadse vive en consecuencia solamente duranteese instante, se contempla durante un instante,de suerte que ninguna otra profusiónconstruye la historia del hombre; frágil lasonrisa, la flor, el cristal, la mirada, la lágrimaempozada, las columnas del puente, losgestos del mendigo, la presión de la manosobre el pito del autobús, en fin, frágil lapromesa misma de repetirlo todo hasta que lavida no sea ya más que ese acabado instantede vivir en la ciudad, de deambular por lascalles; espacio para la contemplación, para lavida vivida como cuerpo de mujer: habitado yrehabitado de virilidad, habitado y rehabitadode semilla, habitado y rehabitado de espectros.

Las Oficinas … Los Derechos.

Gran número de personas se recoge en lasoficinas, no es problemático, ¿qué importanciatiene la mayoría o la minoría cuando se trata deuna decisión moral discutida en las oficinas?,gran número de personas en las oficinas decide

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tomar asiento, clavar las piernas bajo elescritorio, una decisión moral de quienes hanpuesto luz en las casillas; una obligación moralde mayorías: incubar allí, malformarse allí, serinfelices en las oficinas bonitas, en las amplias,oscuras, caídas oficinas donde se recibe bien alas mayorías, donde las piernas reposandurante las largas horas del día, con letrerosmorales entre las casillas: “sea gentil”, “saludeantes de hablar”, “diga buenos días”, “nomasque”, “lugar a prueba de humo”, “no mire lahora”… A las entradas de los baños, consignasmorales, tras las vidrieras del(a) jefe(a),consignas morales cuidadosamentededucidas, con consecuencias gramaticales, esdecir, morales. Los oficinistas residen allí entrepapeles, condición volumétrica de la frustraciónde cien mil individuos, mientras la ciudad correafuera con todos los colores y las voces.Mezclando todo, los argumentos son siemprelos mismos en las oficinas, más altas o másbajas, más adentro o más afuera, las oficinasson siempre las mismas con los oficinistasesforzándose por mantener abiertos losproblemas, todos los problemas de la ciudad.Aquí están las oficinas, las consecuenciasjurídicas del debate, las oficinas a reventar conla moralidad política de todos y cada uno de losoficios, advertencias, corolarios y sentencias.En estos edificios están las oficinas, el lenguajede los derechos y de los intereses; la ciudadestá aquí en los despachos, se ha vertido todaen millones de papeles, de pantallas y dearchivos para que los ministros del despachoelogien y reduzcan según su condición. Sí, aquívienen las oficinas que a diario abren losventanales a un espacio que habría sido laciudad, siempre la ciudad, con los códigosmorales como códigos de barras.

* * *

Dotado de derechos como pleno habitantede la ciudad, un embrión batalla entre las aguasde su madre; dos meses tres semanas entresangres y coágulos, el embrión, como cualquierpracticante de la vida ciudadana, se despliegay se debate; sin embargo, una advertencia feroz

le amenaza las entrañas: “¡Afuera!, ¡a la calle!”La estricta racionalidad de la madre piensaarriba en lo que significa la vida al interior de laciudad, contempla las probabilidades delcrimen, los agravantes morales, pero juzga queel ideal de su retorno al cuerpecito de reinita delas calles, con su culito tun tun de los veinteaños, no habrá de ser allanado por el intrusoembrión, sin principios aún para enfrentarse ala vida en la ciudad. Hoy, sin embargo, elembrión consigue sobrenadar un día más; dosgrandes bolas que serían sus ojos miran a ununiverso de derechos que no ve. Las creenciasno atienden a debates, se arrodillan ante laley…, también la reinita cae de rodillas, llorasolitaria una tragedia, un derecho a la vida enmedio del más cruel deseo de romperlo todo,de sacarlo todo, matarlo todo, clavarse la agujay extinguir la ciudadanía del embrión aún sinderechos ni virtudes. “La elección de la muerteen los extremos de la vida… -sermonean losfilósofos-, es la amenaza que involucra alfogoso embrión con el decadente anciano.” Elembrión tiene ahora algunos minutos más,mientras en el exterior la reinita otra vez llorahablando a las amigas, dice odiar y ser unatonta, dice perder la vida y quererse morir, perono rompe los espejos, no se abre las manos,no agujerea el corazón, sólo quiere abrir losdelfines de sus piernas, las columnas dóricasque atraen como colmenas a los zánganoscon falo; mira hacia adentro, sabe que alguienhabita allí, que alguien desordena los mueblesy lo ocupa todo. Entre tanto el embrión tiene,ecléctico, más minutos en el cuerpo,moviéndose como balsa a los impulsos de lamarea, y por supuesto sintiendo las lágrimasque inundan el mar exterior donde reside. “Losextremos de la vida… -vuelven los filósofos-significan indolentemente la elección de lamuerte.” La reinita tiene ahora un arma blancaen las manos; se ha roto las vestiduras, es decir,se ha quitado los prejuicios, y quiere a la vidaerradicarle su dimensión problemática…, laaguja penetra sin líquidos de amor, va a lohondo mismo de la reina rompiéndola comouna gran pera sabrosa; el embrión, problemamoral, gira por centésimas de segundo entre

sus aguas antes de la llamada exorcisante desu autora. Un falo violento lo rompe y lo derrama;clave para entender el dominio de la vida, lareina sangra en el piso como una fiera heridaen su guarida; le interesará el debate moralcuando el cuerpo haya vuelto al cuerpo; entretanto, destrozada, ni el embrión -juzga- eracualquier cosa, una cosilla, un sapillo, una bolitani tierna ni linda, una picha puerca llena desangre que le dolía adentro. Radicalmente, lasrodillas, ¡cómo duelen!; sujeto moral desde laconcepción de células descerebradas, códigogenético, baba de cebo, moral y metafísica, elembrión no está ya en ninguna parte de laciudad, ha pasado por ella como ángel de lamuerte.

* * *

Hemos entrado, pues, en el circuito dehablar de la ciudad, de distinguir las causas ylos efectos; ciudades solventes y no solventes,arcaísmo y modernidad de la ciudad,aglomeración, barriadas miserables y centroscomerciales. La consideración minuciosa dela ciudad ya no es posible, se ha convertidoen una globalidad que impide nombrar; lasambulancias cruzan las avenidas abriéndosepaso y al llegar al hospital ya llevan un casomás; esa facilidad de salto de la singularidadhumana a la generalidad sólo es posible en laciudad, en ella, precisamente, se haconcertado la deshumanización, cuya críticaha nombrado nuevas formas de esclavismo yalienación en un espacio que se resuelveanónimamente, donde no basta estudiarurbanidad, porque el ciudadano tiene el plangenuino de no mezclarse, de eludir contactos,de no abrir la puerta a nadie ni subir a nadie asu automóvil; a cambio trabaja en produccióno en administración, en salud o en docencia, ytodas esas actividades lo vuelcannecesariamente hacia afuera, hacia el otro.¿Qué clase de territorio es entonces la ciudad?,una jungla inhóspita como la juzgaban en losaños 70s, cuando la rigidez de la gente helabala sangre, jungla donde sólo la agresividad yel hieratismo labran un devenir?

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Los Ciudadanos.

Vamos por la ciudad desbrozandoopositores. Desde esta perspectiva la ciudad,por supuesto, es un espacio afirmado que elmás simple ciudadano reconoce y asume; losdesposeídos no abandonan la ciudad porqueella representa la vida, la lucha. Aunque laciudad no haya constituido el espacio máspróximo a la cotidianidad, renunciar a ella noes factible aún en nuestros países; antes quereducir el espacio, la ciudad tiende sustentáculos hacia los suburbios y los barriosdonde una “fuga” cotidiana se consuma: ni enla ciudad ni fuera de ella, parecen afirmar lasfunciones ciudadanas por excelencia: ni en elbanco ni fuera de él; una latencia de estar y deno pertenecer, de afirmar y de negar en mediode un mecanismo cotidiano de circularidad yabandono. De manera práctica, el ciudadanoha resuelto su vinculación con la ciudadconvirtiéndose en objeto postergable.

Y de esta ciudad que entra en el nuevosiglo, que crece en los países en desarrollo yse estanca en los países desarrollados, laaglomeración será algo así como la infanciadel Ser ciudadano, mientras la faseadolescente será la del fanático del teléfonocelular que está aquí y en todas partes, quetransita más que la ciudad misma.Sobrevendrá sin embargo una madurez dequerer estar y no estar en la ciudad, dedeambular y no deambular por las vías,eludiendo sistemáticamente el riesgo de sufriratentados y violencia. Bajo las presiones deuna alta dosis de stress, uno y otro, adolescentey ciudadano defeccionan y alternan en laciudad. Tres edades entonces las delciudadano, que aunque parezcan arbitrariasmarcan en efecto los niveles de relación conel espacio, el hombre-masa al hombre-teléfono y al hombre-emblema. Nuevos valoresde cada uno para definir la ciudad, nuevosriesgos, nuevos afanes.

Arbitrario, de otro lado, que el llamado “anti-social” vuelva sus ojos contra unos y otros con

la intención de reducirlos a todos, dedesposeerlos de su virtud de ciudadanos;arbitrario que el delincuente pueda ser ademáscualquiera de ellos con mayor o menorsofisticación en sus procedimientos, y que aunos y a otros los reúna el riesgo de coincidir,de ser agredidos en un espacio que habríasido la ciudad, como lo es hoy, decididamenteSantafé de Bogotá, que marca records en robode vehículos, atracos, muertes, violaciones, ocomo lo fuera Medellín, donde lasuniversidades del crimen tendían el tablero deofertas para jugar a matar no a un enemigo,sino a un ciudadano señalado, avaluado.¿Que elección queda entonces de la ética paraciudadanos propuesta por el filósofo GuillermoHoyos? Prescribimos –oígase bien- unafundamental puesta en común no sólo con elespacio de la ciudad, sino con el ineluctablecircuito y el encuentro; al margen de estaprevisión es inútil que el sociólogo idealice laciudad, o que el urbanista sueñe con unorganismo complejo y de óptimo rendimiento.

El Orden.

Pero también en la ciudad hay hoy un finde lo clásico, fin de ese prolongado tiempo dela representación de la realidad como cuerpoordenado y perfecto, donde el organismobiológico era propuesto como analogía de losespacios de la ciudad. La vocación de orden,lo cual no significa estrictamente lo clásico, hadado principio, a cambio, a espacios definidoscomo medio hacia una necesariaespecialización de las formas, donde cadaunidad arquitectónica nueva se define por símisma tomando distancia de la ciudad, aunque

participando de ella. La ciudad vista entoncescomo un campo integral ya no lo es más queindividualmente; el caos de las ciudadesnuestras, las que no curan aún sus viejoslastres de mediados de siglo, hace otra cosadel concepto de orden; como en Neiva, dondecada calle tiene un hueco (la proposicióninversa también es verificable), comodeformación de ese núcleo original de laciudad o del espacio incontenible que se haido a los extremos, donde el caos y elfragmento realizan la arquitectura fundamentalde los espacios.

Al entrar al azar a una sala de estar de unapartamento en Santiago de Cali, lo primeroque encontramos son dos reproducciones deobras de Omar Rayo, las cuales remiten a unconcepto de arte geométrico; a un costado, sinembargo, hay una reproducción de un cuadrode Eduard Manet, un paisaje pintado a basede impresiones y colores dispersos entre azuly rojo; sobre una mesa, un retablo de pintordesconocido representa a Jesucristo exultantecon el corazón a flor de piel. Este reducidoespacio, ¿cómo definirlo?, ¿como moderno,postmoderno, clásico?; no media aquíobviamente una idea de verdad, aunque elícono pretenda asumirla al menosideológicamente, ni de historia, aunque lasucesión estética que existe entre Manet yRayo así lo sugiera, ni de representación,porque vale cualquier cosa representada. Sinembargo, espacios como este son los quecondensan hoy la planeación propia de laciudad. Hemos atestiguado de múltiplesmaneras, cómo en una ciudad el fin de loclásico puede ser a un tiempo el fin de laorganización y del sentido; la incontenibleprofusión postmoderna que obliga al hombrede hoy a exhibir todas las verdades, a seguirtodas las historias y a asumir todas lasrepresentaciones, ha hecho de la ciudad undestacado espacio carente de fuerza derepresentación, abundante sin embargo en elabandono de líneas de continuidad, mecánicapero espiritual; un acertijo arquitectónicodonde la ciudad de funcionalidad garantizada

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da el salto hacia una nueva era de larepresentación y la verdad.

Cuando se hayan simplif icado losconflictos formales y generacionales, cuandola uniformidad vuelva, como la metafísica dela presencia, a implantar su monolito, un nuevoespíritu campeará en las ciudades, espaciosque lograrán aplicar el tiempo a un retopermanente aún por conquistar: la filiación conel sentido.

El Poder.

En su libro Latinoamérica, las Ciudades ylas Ideas (1976), José Luis Romero ofrece unareflexión fundamentalmente histórica acercadel papel que las ciudades han cumplido enel proceso latinoamericano, vinculando lasformas de poder con los procedimientos deorganización de las ciudades. Esta visiónsobre el poder y sobre sus formas dedeterminación en sociedades modernasamedrentadas y fuertemente jerarquizadas, noelude deducir la formación al interior de lasciudades de un fuerte principio de feudo, segúnel cual la administración de los privilegios ycaudales deja progresivamente en elabandono a los más desfavorecidos. La ciudadlatinoamericana, se sabe, ha concebido laadministración como la sede del poderrepresentado en edificaciones arquitectó-nicamente definidas: la iglesia, la alcaldía, lapolicía, la escuela…, delegando a cambio lasdemás instancias como formas imprecisas deuna ciudad desdibujada en la que participa elcomún de la gente. Dicha ciudad, construidacomo la extensión de las formas de poder,pervive hoy, y si en muchos sentidos se haroto el atomismo de la autoridad, ello ha sidocon eì fin de crear nuevos núcleos de dominioen otros puntos de la ciudad

Preguntemos ahora: ¿qué crece realmenteen la ciudad?, visto desde la amenaza de losingenieros, crece una ciudad indiferente comobloque de hormigón; ciudad que desde elpunto de vista comercial y competitivo desviaba

ya la función de poder. Quien domina en laciudad, por supuesto, expande su radio deacción, de supervisión administrativa, controly represión; de otra manera las ciudadeslatinoamericanas no subsistirían, comotampoco lo conseguirían a base de iglesias,de mercados y de favores bancarios, pues susubsistencia la constituye -como afirmamos-el ejercicio de un poder que tiene comoprioridad ordenar y planear, un poderadministrativo que marca los tiempos en laciudad, que revisa las disposiciones yconcede o no márgenes de reflexión sobre lavida ciudadana como tal.

La anterior es propiamente la ciudadlatinoamericana, ciudad en desarrollo que seinterpreta aún como paradigma de superacióny funcionamiento en nuestros países; ciudadque ha centralizado los intereses de todas lasformas de poder vinculados a ella, haconcentrado los centros de educación comoabastecimiento de cultura. Pero la ciudadconcentra también las formas de vigilancia y decontrol, y bajo su rigor concentra las finanzasde la nación entera; la ciudad capital (“capital”,como capitel -caput cabeza-, es la mejordefinición de la ciudad: la cabeza administrativadel reino, capital simbólica de la cultura), perotambién bajo la idea de lo extremadamenteserio: la pena capital (la justicia), derivada delas altas columnas del gobierno, como en elavasallador relato de Kafka <<ante la ley>>(ante el capital - ante la pena capital). Así, hade quedar claro que la ciudad es ante todo eseespacio de poder donde cualquier acto creadorno lo es más que como preparación paraascender en la escala de poder, donde la labordel ingeniero, por ejemplo, anula espacios devaloración para ofrecer nuevas y próximasformulaciones de poder.

En una ciudad donde los militares aguardana las puertas de las universidades, no paraentrar en ellas y seguir sus orientaciones, sinopara disolver en el exterior a quienes deriven oasciendan en la reflexión sobre el poder; enuna ciudad donde los mecanismos deseguridad se mimetizan en el interior mismo delos centros residenciales, las escuelas, lasiglesias y los bancos simulando intervenir enlos quehaceres, el poder se ha diseminado pordoquier como demostración de que la únicamanera de preservar el (la) capital esdiseminando a su vez el desafuero de lavigilancia. Las ciudades son sitios vigiladosdonde todos temen que el capital se desparrameen manos de otros, donde todos arman susbunkers para resguardarse y vigilar…

Es evidente, en cualquier caso, que laciudad se protege (ciudad amurallada), porquela secuela de pillajes y tomas que han sufridolas ciudades a lo largo de la historia no lascuran hoy con el control y el regimiento. Con osin perros, las compañías de vigilanciaproliferan, mimetizadas para que el ciudadanocorriente no sufra trastornos psicológicosinnecesarios en los centros comerciales,dentro de los bancos, en los teatros, en losrestaurantes, etc. A esta ciudad quedescribíamos como la hechura del ingenierole ha sobrevenido un preceptor, que no es niel arquitecto, ni el banquero, ni el legislador,sino el vigilante que está en cada rincón, conarmas o sin ellas, de negro, azul, café, verde,solo o en compañía, controlando desde lasatalayas de la ciudad para que nada irrumpa,para que nadie se desmadre.

En la ciudad todo tiene un movimientoguiado que se ha internalizado como norma;así, si hay una circulación desaforada y unfuerte poder de atracción sobre la población através de las formas populares de cultura: lamúsica, la religión, la pornografía y el fútbol,no es en vano; grandes inventos como esosconcentran la atención para que la ciudad serepresente y defina con una fuerza arrolladora.Cuando se ha concentrado todo en un solo

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lugar, los demás espacios de la tierra sonreductos despoblados donde la historia hizoun alto; he ahí la ciudad latinoamericana endesarrollo; el vórtice de un país. Lo primero, elcapital (el colmenar); lo segundo, el enjambre;Madrid, La Colmena, donde Camilo José Celasupo ver la efervescencia de abejas; lametáfora ilustra más que la magia misma de laciudad; el inusitado control de una abeja reinay su acaparamiento del capital (o de la miel)…,madre bestia acomodada en el centro mismode un universo que se ciega en su interior.

Las Construcciones.

Sin embargo, ¿cómo podría ser sólo untestimonio arquitectónico la ciudad?, deninguna manera si ha de seguir siendo ciudad.Haber visitado Hong-Kong, donde la bahía seha fortificado de esplendorosos rascacieloscuyas definiciones arquitectónicasdeslumbran, no puede ser entendido más quegracias a la mediación del capital; laconcertación de intereses permite florecer enla ciudad la arquitectura como artefacto,porque la arquitectura siempre ha confiado suvoluntad al poder del capital y ha devenidoigualmente artefacto del poder, no sólo de lasinstancias de poder en un momentodeterminado de la historia, sino en general dela administración de poder a través del tiempo.Allí están las obras -se dicen los arquitectos-son las muestras de todo el esplendor quedebe reflejar la ciudad, son la concertacióndel virtuosismo de las ideas y del capital deuna época. La arquitectura no regala su arteentonces, finge el urbanismo necesario quepermita una lectura de la ciudad, y que anulela reflexión acerca del paso de Atila de losingenieros por las calles y barrios de la ciudad.Aspirando a ser, como imagen, la ciudad en eltiempo, cubiertos los detalles de las nuevasdefiniciones de espacio que ofrecen losarquitectos, el ciudadano reconoce que todoha cambiado para bien, que están pensandoen el hombre, que al fin hay una distribuciónde los privilegios espaciales del poder. Todoporque los arquitectos, grandes constructores

de otros tiempos, han pensado la ciudad comocomplejo, de cara a la pertinencia de todos ycada uno de los proyectos, sin importar acasoque hoy las ideas estén rotas, zanjadas por elimpacto de la fragmentación, o que a individuosfragmentados correspondan espaciosfragmentados y disueltos; la ecuación deberíaresultar correcta, pero no parece ser así, puesel arquitecto traza el destino de los ciudadanosatado a los espacios, filón de la ciudadgarantizada como cuerpo…

Dominio de instrumentos, de otro lado, paraconstruir la ciudad desde la tecnología, parasostener la tecnología desde la ciudad, sinnegar la historia tecnológica (un bosque dealternativas individualizadas). Pero ¿quiénsostiene a quién?, ¿tenemos alguna idea clarade lo que se puede perder o de lo que se puedeganar cuando se revoluciona un poco lotecnológico? Aunque la reflexión principaldebería ser la de la ciudad como objetivocomunitario, como relativa identidad que sesostiene…, son múltiples las comunidadesempobrecidas por no tener solucionados losproblemas tecnológicos,. La “identidad”tendría que ver entonces con la utilización detecnología –digamos- corporativa.

En la ciudad, donde otros piensan por mí,estamos en un punto tal de la historia y lamodernidad que no podemos dejar dereflexionar en la desvinculación del hombrepor efecto del abandono tecnológico. Para quese sostenga como comunidad desde latecnología, la ciudad requiere de una visiónmuy depurada de cultura; hay cosas dadas anivel de nación, cosas que se supone que ungobierno vela por ellas, pero hay sin embargocrisis tecnológicas en la ciudad, donde crecenel desempleo y la delincuencia. Un presentedel Ser ciudadano visto en cada persona queestá de retirada de algún orden tecnológico,es allí donde la situación sin salida refleja ladesvinculación de la tecnología.

No hay una comunidad cultural como talen la ciudad, hay presencia excesiva detecnología en el delicado tejido de la ciudadcomo circuito, porque la tecnología no llegasola, llega con un afán desmesurado deromper raíces culturales e imponer economíasindiscriminadamente. No circularíamos dentrode unos marcos definidos, además, si no sediera la transformación radical de la ciudadpor obra de la apropiación inopinada derecursos tecnológicos. Para los gruposciudadanos que se asimilan sobre la idea dela posesión de tecnología, qué tipo de acciónserá, de otro lado, la acción tecnológica, queno sea un mecanismo de “poder”? Elconocimiento que daría cuenta de laaplicabilidad de la tecnología al interior de laciudad, configura un campo concreto detransformación de la realidad. El individuocomunitario tiene una definición de sí mismo yde la ciudad, aplica su trabajo a resultadosbásicos e inmediatos, sofistica susinstrumentos de trabajo, pero existe unacontrariedad, ya que el trabajo constituye, enotro sentido, una detención del hombre, uncompromiso a partir del cual el sujeto atenúasu ejercicio crítico y se observa contraviniendola definición misma de tecnología y de ciudad:¿es la ciudad lo que está en reposo o lo queestá en ebullición?

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Sabemos que un fuerte nomadismo lleva ytrae al ciudadano, reflejo de una incontinenciaque le niega definición a los espacios de laciudad, entendemos que todo ello está enfunción de la tecnología, de su selectividad onegligencia de ideas. El tiempo de la ciudad,a este respecto, es el tiempo del trabajo, quesupuestamente trasciende al hombre de ciudadmás allá de la inversión de su tiempo. Losciudadanos de las grandes ciudades comoMéxico D. F., sufren de problemas cardio-respiratorios, arritmias, ulceración ocular,stress, etc., debido a la alta contaminación delmedio ambiente, y sin embargo los consumosculturales modernos se nos presentan comoaliciente para algo así como la “nueva vida”, ola “nueva era” que habría sido la ciudad.

Hemos anunciado este apartado bajo elrótulo: ‘las construcciones’, pero no hemosnombrado aún a sus grandes protagonistas,los ingenieros, a quienes debemos acaso unaaclaración por tantos desafiantes juicios.Pareciera injusto, pero también deliberadoque los ingenieros no jueguen un papel al ladode los científicos, que sus saberes prácticosrobados de la física, la química, la matemática,no los reconozca la historia comodeterminantes para la construcción del mundo;y resulta más desconcertante aún que noconvivan tampoco entre los artistas, y que suempeño por erigir baluartes sea para mayorgloria de quienes realizan las proyecciones ylos planos. Pero los ingenieros se aplican,como sabemos, a la utilización de la materia ylas fuentes de energía siempre bajo un fin, unúnico e indiscutido fin: ser, en los mejorestérminos, los encargados de dirigir los recursospara uso y comodidad del hombre. ¿Cómoolvidar, sin embargo, que todo fin comportaunos medios, y que en la estrategia de losingenieros se desparraman las fichas deljuego en la ciudad como si hubiera queempezar de nuevo?; el trazado y la ejecuciónde vías, canales, construcciones, son todaslesas heridas a otras tantas soluciones (devida) con las que ya contaba la ciudad.

El demógrafo, bueno es involucrarlofinalmente, es el espía de los ingenieros, quevigila la ciudad y le recomienda a 5, 12, 20 años,cuánto crecerá, cómo se multiplicará el númerode autos y de siniestros de autos, el número deminúsculas tienduchas o de imponentescatedrales comerciales; el demógrafo eleva ala n potencia todas y cada una de las variablesy probabilidades para que también tengan encuenta los ingenieros que los cementeriosdeben ser racionalmente usados y dispuestos.

La Violencia.

Dos palabras, finalmente, para la violenciaen la ciudad, para la usurpación del espaciodel otro, contacto interdicto, lenguaje a base deviolación y asalto, dimensión del asalto cual laciudad misma, con solución de diferenciarepresentada en el otro. Si ya la violencia esante todo un lenguaje, como la “huella “ impresasobre la superficie impecable de un cuerpo ode una propiedad, en el mensaje de la violencia,de la anti-ciudad, como retroceso al espacioque no fue, el ciudadano violentado es la presa.Y el sujeto violento, anti-ley, piensa la ciudadcomo prerrogativa del acecho, espacio negadoreclamado a porfía, sin voz, armado hasta losdientes el violento se dirige al encuentro delciudadano, un desplumado sujeto sin másarmas que la palabra, la opinión, la velocidadde sus pies, el pánico. La ciudad es ese espaciocruel donde armado para la guerra, el violentoasalta al indemne parroquiano; un contraste quecausa desconcierto.

Tres niñas van de la mano por la calle deun barrio popular donde a las 6:00 a. m. lagente circula ya por las calles empedradas;las niñas descienden cogidas como ninfas dela mano; tiernas, risueñas, haciendo unaespecie de danza bajan saltando por la calle;llevan el mismo uniforme que las hace versencillas y graciosas por la calle, van cantandouna tonadilla al ritmo de su danza, van a laescuela llenas de vida, de alegría por la calle.Las niñas no habitan la ciudad que hemosdescrito, cruzan las calles sin dilemas ni stress,

van solidarias a la escuela con sus morralitosa la espalda donde seguramente guardaránunos colores mochos y una carpeta de dibujo,una tabla de multiplicar, algunas fórmulas parasumar estrellas, en fin, mapas y dibujos de losórganos de la flor o de la rana. Las niñasdescienden por las calles solitarias de las 6:10de la mañana cuando de pronto alguien saltaa su lado, las persigue, las acecha, las tira delbrazo, las divide, alguien sin rostro se robauna de ellas, la esconde entre las ramas, laenmudece con una ruda mano en la boca, lainmoviliza y la toca, recorre su cuerpecillo comotocando una rosa, la rompe con su pulso y laabandona. La niña llora paralizada, tienemiedo y está sola, hecha destrozos, el morraldesparramado en el piso, la falda del colegiohecha trizas, y ella misma sangrando con dolorentre las piernas. Las amigas consiguenencontrarla y entre todas lloran juntas; tresniñas lloran camino del colegio, sin saltos porlas calles, solitas, espantadas, no saben ahoraa dónde ir, a quién llamar; un hombre bruto haabusado de una de ellas, pero como siempre,los adultos no dan crédito a los niños en laciudad; en ese espacio donde no existentodavía, las tres niñas buscan ayuda en eldesorden de las calles.

<<Yo amo el bosque -escribe Nietzsche enpalabras de Zarathustra-. En las ciudades sevive mal, abundan demasiado los lascivos>>.Esta debe ser ¿cómo no?, la reflexión final; lalascivia en la ciudad, centro a donde acude elcampesino los fines de semana para dilapidarsu capital y su semen (que es lo mismo). Lalascivia de las calles convertidas en pasarelasdonde el arrebato de la moda exhibe a lasmujeres hechas volúmenes y cosmético,mientras los hombres aguzan incansables,arteros la mirada. Para el universo desapacibledel ojo y el culto del cuerpo en la mirada, laciudad, espacio de fornicación, incontenibledesborda el acecho, fiero acecho de las bestias.

* * *...son las 6: 04 a.m., amanece en la ciudad...

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Introducción:

En los albores del siglo XV se dio inicioen el continente europeo a unatransformación tecnológica que habría

de afectar las más diversas discipl inashumanas: en 1494 una nueva y poderosa armabatió rápidamente –de manos de las tropasfrancesas- las hasta ahora muy sólidasmurallas italianas: se trataba del cañónaccionado con pólvora. Con él, un novedoso

conjunto de conocimientos especializadoscomenzó a estructurarse; la investigación y laexperiencia obtenida en las acciones bélicaspermitió conocer los efectos de las nuevasarmas, la valoración de los ángulos de tiro, elefecto de las minas, e incluso procedimientosclínicos para la atención de los heridos en elcampo de batalla ...; pero fue sin duda en elarte de construcción de fortificaciones endonde se produjo un cambio realmentesignificativo que tiró por los suelos –junto a los

Jorge Galindo

La Discursividad de la Técnica:Apuntes sobre las formas de la argumentación presentesen los tratados de arquitectura militar de los siglos XVI,

XVII y XVIII.

Bernard Belidor en La Science des Ingénieurs ... (1729)

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muchos recintos amurallados de las ciudadesmedievales-, todo un conjunto de saberes quehasta ahora se había servido del cuerpodoctrinal de dos remotos autores romanos:Vitruvio y Vegecio1.

No fueron pocos los hombres del siglo XVIque dieron inicio al esfuerzo por lograr unmejor entendimiento de la aplicación de losmateriales en la construcción de cortinas ybaluartes, del asiento y espesor decimentaciones y muros, de la profundidad yancho de los fosos, de la inclinación de taludes,de la resistencia de las bóvedas y forjados,del suministro y evacuación de las aguas, eincluso de la aparentemente mágica relaciónque se establecía entre el trazado a partir depolígonos regulares y el perímetro perfectocapaz de resistir el peor de los asedios ...Portadores de ese extenso conjunto deconocimientos, se llevaron a las imprentaseuropeas un número indeterminado de librosdedicados al tema de la arquitectura y laingeniería militar2: los llamados tratados dearquitectura militar o tratados de fortificación,los mismos en donde todavía es posibleapreciar el encomiable esfuerzo de sus autorespor construir y reglar una técnica: la delingeniero militar, la del arquitecto.

Sin embargo, este proceso no fue fácil: éldemandó una transformación en los métodosde elaboración de ideas y conceptos, tal ycomo lo expresan los muchos autores en lasformas de sus discursos, en el uso de laspalabras, en el orden en que se exponen lasideas, en la manera de relacionarse con lasciencias ... Y es que tuvieron que apropiarsede saberes ajenos inscritos dentro del marcocomún de las acciones propias del arte deconstruir y guiarse por la explícita necesidadde definir unos límites propios de su actividadcon el fin de conformar un corpus doctrinalautónomo.

Se trata sin duda de un proceso no soloextenso en el tiempo sino interesante, especial-mente para quienes creemos en la autonomía

disciplinar de la arquitectura, vinculada porsiempre a los componentes de la tríadavitruviana: firmitas, utilitas, venustas; autonomíadesdibujada hoy en el ejercicio profesionalcotidiano y sobre todo en el ámbito académico,autonomía que se hace necesario reinstaurara través de la investigación histórica que seatambién capaz de escudriñar en los patronesmentales que han enmarcado las relacionesentre los elementos de la tríada. Aclaro sinembargo, que este es un artículo sin preten-siones: él solo quiere dar cuenta de que lasformas del pensamiento técnico, en el arte dela construcción, han cambiado, incluso másprofundamente que las maneras propias delquehacer y del oficio.

Las Formas de los Relatos: Diálogos,Discursos y Máximas:

En los primeros tratados, en aquéllos quese hicieron realidad a lo largo del siglo XVIgracias a la difusión de la imprenta, el relatoadmite diversos juegos en el lenguaje3, siendoel diálogo un excelente recurso deaproximación a los hechos y las cosas: parademostrarlo, hagamos un repaso solo por lostítulos de algunos de los que bajo esta formase escribieron entonces en España: Diálogosdel arte militar (1583) de Bernardino deEscalante, Diálogos militares (1583) de DiegoGarcía de Palacio, Diálogos del arte de laguerra (1590) de Diego de Salazar, Examende fortificación (1599) de Diego González deMedina Barba, y Diálogos de contención entrela ciencia y la milicia (1614) de Núñez deVelasco.

Escalante (1583), quien se declara en laportada de su libro Comissario del Santo Oficio,reúne en su libro seis diálogos defendiendoen ellos las virtudes y funciones del personalmilitar; García de Palacio (1583) publica su libroen México y pone a hablar en él a un montañézy a un vizcaíno capaz de aclarar su mente dedudas acerca de la necesidad de las armaspara hacer valer las ideas; Salazar (1590)convoca a un grupo de interlocutores más

selectos, Don Gonzalo Fernández de Córdova(llamado El Gran Capitán) y Don PedroManrique de Lara (duque de Nájera) paraexplicar a través de ellos las figurasgeométricas que habían de adoptar losejércitos sobre el campo de batalla; y Gonzálezde Medina Barba (1599) introduce en el suyola figura de un Príncipe ávido de conocer losrecientes progresos del arte militar.

Sin embargo, este no fue un recursomeramente castellano, basta citar el tratadodel italiano Giacomo Lanteri, Due dialoghi delmodo di dissegnare fortezze, de 1557; sinolvidar otras formas sutiles de diálogo dondeel autor responde a planteamientos cortos queinquieren por una respuesta a una situacióndeterminada, como es el caso de la obra deGabriello Busca, Delle expugnatione et difesadelle fortezze (1585); o la de los españolesAndrés Dávila, Clabel geométrico de medidas,útil y necessario á todos los artífices (1669) yla del sacerdote jesuita Nicolás de BenaventeConclusiones mathematicas de Architecturamilitar y Cosmographia... (1704), estas dosúltimas de clarísimo corte didáctico en dondese brindan respuestas cortas a preguntasconcretas sobre el tema de la fortificación.

El discurso es en todos estos autores laexpresión de una lucha de contrarios dondeuno de los personajes –que suele identificarsecon el autor- se proclama como el vencedorde un duelo oral con uno o más interlocutoresque representan la opinión general, la crítica,las falsas creencias, y a veces la superstición... se trata de un juego que se gana deantemano mediante el uso de la razón y dondelas ideas se encarnan en seres vivos: parecieraque ellas no existiesen por sí solas sino en lamedida en que son formuladas por loshombres.

El discurso, en cambio, es más exigente;él requiere de la discursividad del autor, esdecir, su capacidad para construir un relatoordenado, continuo y consistente, además deconvincente por sí mismo. En muchos casos,

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el título mismo del tratado expone tal carácter,que además guarda un énfasis mucho máspersonal: Carlo da Nola Theti escribe Discorsidi fortificationi (1569), Aurelio de Passino lohace en Discorsi sopra il architettura militaire(1570), así como Cristóbal Lechuga enDiscurso, con un tratado de fortificación (1611).Y es precisamente la necesidad de ese ordenmental lo que exige a autores como Errard(1594), Stevin (1618) o Enríquez de Villegas(1651) el hacer evidente el mapa que orientasus ideas a través de cuadros sinópticosdirigidos al lector.

El organigrama o “Sommaire desfortifications, slon la doctrine de ce livre” queel francés Jean Errard nos expone en su obraLa fortification demonstrée et reduicte en art(1594) intenta contribuir a uno de los objetivosque el autor se propone en su tratado: fundarla práctica del ingeniero sobre las basessólidas de la geometría. El “Sommaire” no esotra cosa que una taxonomía de las ventajasque brindan las formas geométricas en el artede la guerra: sobre su evaluación y elección

se funda el saber del ingeniero, la reducciónen arte. A su vez, en la obra de Simón StevinLa fortification. Œuvres mathemátiques (1618)el discurso se estructura a partir de unorganigrama que incluye en su tratado:primero trata de las definiciones de 21palabras propias de la disciplina a la quededica su obra, luego divide las cosas segúnla “manière de la structure” y las razones de la“meilleure manière”; las primeras se apoyanfinalmente en la forma geométrica de la plantay la sección; las segundas le llevan alconocimiento de las propiedades de la materiay de las formas imperfectas.

Por su parte, el español Diego Enríquez deVillegas estructura su discurso de manera claraen la introducción de su tratado. En lasprimeras líneas escribe: Proponer, y nodemostrar, es ignorar lo que se propone; soloobra el que sabe, porque hallandosedeiferencia de la idea, a la execucion, laevidencia induce a credulidades4 ... Y actoseguido redacta los caminos y los recursospor los que ha de transcurrir su discurso:

Academia de Fortificación de Plazas, DONDESE EXPONEN: Los modos de fortificar ...VENTÍLANSE: Las opiniones ... REFIÉRENSE:Las cantidades ... DE QUE RESULTA:Individual conocimiento ... El repertorio de tales“operadores discursivos” es de una riquezapoco habitual que extiende para mostrar allector los métodos de razonamiento de los quese vale: EXAMÍNASE ... , DEMUÉSTRASE ... ,PROPÓNENSE ... , QUE SIRVEN DE ABRIRPASO A... , INSINUANDO ..., INFIRIENDO ...,DETERMINANDO ...,COMPROBANDO ...,SACANDO DE LA RAZÓN ..., DISCURSANDO ..., etc.

Las formas del discurso tratan siempre deajustarse al orden cronológico y secuencialde las acciones que debe desarrollar elingeniero, e introducen unas guías lógicaspara la toma de decisiones, es decir, para laselección de una entre varias opciones. Y aquíla geometría juega un papel esencial: es ellaquien abre un abanico de posibilidadesformales a partir de un juego simple deteoremas y corolarios que se sirven del trazo,de la escala y el compás. Pero antes de pasara considerar el papel que ella t iene,recordemos también la presencia de un juegode sentencias breves que sirven de premisasconceptuales en una buena parte de lostratados de fortificación: las máximas.

Las llamadas Máximas de la Fortificacióneran postulados que el arquitecto y el ingenieromilitar debían tener siempre presentes,variando su número, contenido y orden deacuerdo con cada autor; ellas constituíanprincipios generales que buscaban asegurarunas mínimas condiciones de defensa;podemos afirmar entonces que se formulabanmáximas retóricas para garantizar unosmínimos prácticos. Los tratados son recurrentesen sus métodos aunque modifiquen susformas; las Máximas aparecen ya en el Traitéde fortification ... (1694) de Jacques Ozanam;en Escuela militar de fortificación (1704) deJosep Cassani y quien también enumera oncepostulados; en El Architecto Perfecto en el ArteMilitar (1708) de Sebastián Fernández de

“Sommaire des fortifications, selon la doctrine de ce livre” de Jean Errard en La fortification demonstrée et reduicte en art (1594)

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Medrano, quien hace mención de quince, eincluso en la versión que el abate Du Fay hacede la obra del muy conocido militar francésSebastián Le Preste de Vauban, Véritablesmaniéres de bien fortif ier... (1691) semencionan veinte máximas.

Sus contenidos versan esencialmente delprincipio de defensa recíproca de las partesde la fortificación y de las magnitudes básicasde las líneas de defensa, aunque en muchoscasos la última sirve de “candado”: por ejemplo,la última de las que enuncia Ozanam dice Sedeben recordar siempre las máximasprecedentes, y la última de las de Cassani seexpresa así: La última Máxima fija de lafortificación, es concordar y guardar todasestas Máximas, en cuanto se pudiese, sindejarse llevar el ingeniero, tanto de la una,que olvide las otras, o alguna de ellas.

Los Contenidos: de las Reglas a lasInstrucciones

De acuerdo con lo anterior, los relatosconsignados en las páginas de los tratadosde fortificación se expresan mediante unas formasreconocibles y más o menos constantes.Pasemos ahora a un examen más detalladosobre la manera en que se manifiestan loscontenidos propios del arte de construir,sirviéndose de algunas de las ideas expresadaspor Miguel Angel Quintanilla5, especialmenteaquellas que afirman que el conocimiento quese necesita en la aplicación de una técnica esde dos tipos por él definidos: conocimientorepresentacional y conocimiento operacional.

El primero se manifiesta de dos maneras:a través de hechos individuales y a través degeneralizaciones que se expresan medianteleyes, formuladas además como enunciadosuniversales implicativos. Pero la palabra leyespuede de hecho ser ambigua, en especial porel uso que de ella hace en muchos casos laterminología científica; resulta entonces mejoremplear el término reglas, que como expresiónmás propia de la técnica, se encarga de

describir los tipos de acciones que se puedenllevar a cabo. Ellas se refieren simultáneamentea las propiedades de los objetos y a lasacciones bajo la forma: si en las circunstanciasC se realiza la acción A, el resultado es R 6. Asílo escribe el español Diego González deMedina Barba: Quando el terreno fuere muyaguachado, fe han de yr haziendo unos poçosde trecho en trecho, y en ellos echar loscimientos... y affi vendra à fer muy fuerte elfundamento7.... La circunstancia C será elterreno muy aguachado; la acción A, hacerpozos espaciadamente, y el resultado R, lasolidez del cimiento.

Este recurso será una constante que seperfecciona progresivamente en la medida enque involucra un mayor número de variablesa considerar por parte del ingeniero; es asícomo Sebastián Fernández de Medrano nosexplica la forma de construir almacenes depólvora: Para que estèn à prueba de bomba,se haràn los techos de los pequeños delgruesso que hemos pintado en los quarteles,y que acaven en forma piramidal, dando a susparedes 8 pies de gruesso; mas para losAlmazenes reales tendràn las tales paredes12 pies, y formandolos de dos, tres ò quatrogalerias, se haràn para mantener las bovedas,unos pilares de 7 à ocho pies en quadro, y tanaltos que contengan uno, ò dos alojamientos;las bovedas se haràn de quatro pies deespesso, y igualados los huecos que formanen su union con otras por la parte superior contierra, se levantarà sobre ellas un pie de tierra,sobre que se harà un tablado de las maderasde un pie en quadro, travados como quedadicho: y sobre ellos hacer de tierra hasta de 12à 14 pies de altura que se cubrirà con sutejado8.

Pero también encontramos la formulacióntácita de reglas, en donde lo que se expone esun problema que sugiere las posibilidades derespuesta; lo hace el francés Antoine De Ville:Le Terrain graueleux n’est pas bon, parce qu’ilfe foûtient peu, & n’a aucune liaifon: le Canondonnant dedans fait grand’ ruine, & les pierres

qui reffautent de tous coftez nuifent plus que labale9. Si el terreno gravilloso no es el mejor,entonces el ingeniero deberá tratar de evitarlo,y si el impacto del cañón en las piedras hacegran daño, su tarea será la de intentar otrasalternativas.

También se puede aprender del error, esdecir, si en la circunstancia C, realizamos unaacción A, el resultado será R, que no es eldeseado; así lo expresa el español SánchezTaramas: La Arena, ocasiona mayor empujo,que la Tierra; y esta mayor que la Greda; luegoel hacer los Muros de igual robustez en estostres casos, seria exponerlos à que searruinasen en el primero, y que en el terceroconsumiesen demasiados materiales.Asimismo siendo la Piedra de mayor gravedadespecífica, que el Ladrillo, es evidente, quelos Muros de Piedra no necesitan tanto grueso,como los de ladrillo; no obstante, que los citadosAutores (que son Algunos miembros de laAcademia de las Ciencias de París, y M.Belidor) no han hecho distinción de ellos ensus teorías 10.

Otra forma muy similar de expresar lasreglas es a partir de la comparación de losefectos contrarios: si en las circunstancia C serealiza la acción A y no B, el resultado puedeser R, que es lo que no queremos que ocurra.De la siguiente manera lo expresa el españolCristóbal Lechuga: Deven advertir los príncipes,que haviendo de hazer fuerças, primerovestirlas de ladrillo, ó piedra las hagan de tierrasola, dejandolas seis años y mas para que latierra haga de assiento, y no derrive la muralla,como sucede, por no mirar á esto, particularmenteen los baluartes, donde siendo l lenos,haziendo la tierra assiento, fuerza es quereviente por la parte mas flaca, como minas 11.

O se regla por omisión: si en lascircunstancia C no realizamos la acción A, elresultado es R, no deseado. Incluso las reglaspueden formularse también en las descrip-ciones de las propiedades de la materia,sirviendo como criterios “objetivos” (exteriores)

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en el momento de aplicarlas; son muchasveces la vía para reconocer el “término medio”necesario; lo dice el sacerdote valencianoVicente Tosca: La mejor materia para los muroses la piedra suave, en la qual se engasta labala... Si se fabrican de ladrillos, se ha decuidar, que ni esten sobrado crudos, nitampoco muy cocidos; porque si estan muycocidos, se hacen vidriosos; y si sobrado crudos,no resisten à las inclemencias del tiempo12.

Además de las reglas puramenteoperativas, no olvidemos que autores comoProny involucran las llamadas “reglas delgusto” y del bienestar general, dentro de lasque debe contemplar el ingeniero en elejercicio de su práctica: L’art de la constructiondes voûtes est une des parties les plusimportantes et les plus difficiles de l’architecturehydraulique; elle impose, dans bien descirconstances, la double tâche de combinerles belles formes et la décoration del’architecture ordinaire, avec la soliditéqu’exigent des monuments dont la duréeintéresse la sûreté publique, et dont la beautédoit être une preuve parlante et durable deslumieres d’une nation et de son amour actifpour les arts. Le génie, la science et le goût,doivent donc se prêter des secours mutuelsdans les ouvrages de cette espece13...

Pero las reglas pueden tomar también laapariencia de expresiones no verbales sinográficas.Un ejemplo que es para míparticularmente significativo por la claridad desu exposición, es el que encontramos enGirolamo Cataneo en su tratado Opera nuovadi fortificare... (1564), cuando trata de los tiposde cimentación de una plaza fortificada: suvisión es del baluarte, no del conjunto, hechoque de por sí requiere de un nivel de síntesis,de un nuevo y particular manejo perceptual ydel elemental concepto de escala; surespuesta expone progresivamente solucionesque despliega ante el lector. Cataneo muestralas ventajas y desventajas operativas sin llegara una enumeración detallada de todas y cadauna de las partes que conforman una plaza ode todas las posibles soluciones; el ejemploque él emplea busca ser un término medioentre las posibilidades, entre las reglasgenerales y las aplicaciones; él no nos hablaen términos puramente pragmáticos, sólo deposibles respuestas abstractas pero potencial-mente útiles. Con Cataneo, comprobamos quela técnica del ingeniero se realiza sobre loimprevisto, sobre la multiplicidad de variables,sobre el conjunto de las alternativas: un trazadogeométrico para cada sitio, un proceso deconstrucción distinto, materias primas nuevaso sencillamente desconocidas, suelos duros,

blandos, arenosos o arcillosos... la práctica dela fortificación se lleva a cabo en los másvariados lugares; el énfasis está en ladiversidad, no en la uniformidad, así esta últimaparezca ser el camino más claro para optimizarlas tareas .

Pasemos ahora revista a la categoría de losconocimientos operacionales, que Quintanilla14

dice, están conformados no sólo por el conjuntode acciones que se pueden llevar a cabo endiversas situaciones, sino por un conglomeradode instrucciones ordenadas que se hacenecesario llevar a cabo para el logro de losobjetivos propuestos. En nuestra investigaciónhemos visto de qué manera, la elaboración deese “manual de operaciones” representa unode los logros significativos que perfila inclusola definición misma del ingeniero, tal como seexpresa en los tratados del siglo XVIII,completándose así los requisitos que las formasdel conocimiento técnico han de cumplir paracristalizar el modelo.

Las instrucciones comportan la presencia deun “operador pragmático” propio de lasactividades técnicas, pero de forma explícita ydesglosada. Se trata pues de una caracteri-zación intencional que es propia de la técnica,descrita por Quintanilla como poseedor de laforma: en las circunstancias C, si se desea elresultado R, hay que realizar la acción A15. Peroen el caso de nuestro estudio por lo menos, lasinstrucciones tratan también directamente conlas propiedades de la materia. El francés Belidorlo dice claramente cuando explica los contenidosdel Devis, también llamado le chef-d’oeuvre del’ingénieur, documento de carácter contractualque guía las acciones del arquitecto militar y delingeniero. Belidor lo define así: On peut doncdire qu’un Devis doit être regardé comme le chef-d’oeuvre de l’Ingénieur... Le Devis est un mémoireinstructif de toutes les parties d’un ouvrage, qu’onveut construire; il explique l’ordre & la conduitedu travail, les qualités & façons des matériaux, &géneralement tout ce qui rapport à la construction& à la perfection de l’ouvrage16.

Girolamo Cataneo en Opera nuova di fortificare ... (1564),

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Las instrucciones en él contenidas debenestar claramente enunciadas, bien detalladasy sin omitir nada esencial; no debe dar lugar aequívocos y ha de referirse además a la plantay el perfil del proyecto (es decir al planoarquitectónico, que se entiende ahora no sólocomo un instrumento de la acción sino comosu guía: aparecen entonces en ellos alusionesa los detalles constructivos y a lasespecificaciones técnicas). Belidor nos exponeun modelo de contrato, aquel que Vaubanaplicó para la construcción de la plaza de Neuf-Brisach, y que consta de cuatro partes: (1)Descripción de la situación de la plaza y sutrazado;(2) Dimensiones de las partesprincipales; (3) Cualidades de los materiales;(4) Conducción de las obras (orden de lastareas y condiciones entre las partes).

Recordemos que en el desarrollo de latratadística militar del siglo XVII el tema delpaso que mediaba entre el proyecto en unpapel y su traslación al terreno había idoadquiriendo una importancia relativa, y queinclusive la misión de muchos de losinstrumentos al servicio del arquitectobuscaban optimizar esta tarea. De lo generala lo particular, de lo conceptual a lo práctico,en el Devis se organizan todas aquellasactividades que buscan optimizar un mismo ydeseado fin; en él reaparecen las conside-raciones sobre las dimensiones de las partesde una plaza fuerte, pero ya el autor no necesitadetenerse en ellas... le basta con saberlas yemplear adecuadamente unos materiales quetambién sabe reconocer... y más aún, sepermite conducir los trabajos y controlar sucalidad. En orden del Devis, se expresa tambiénel orden de los tratados de fortificación.

También a través del Devis se podía hacerun estimativo detallado de los costos para cadauno de los procesos constructivos. Lasactividades quedan no sólo desglosadas, sinoorganizadas, programadas secuencialmente,abarcables... el Devis es sin duda la expresiónmás elaborada de un proyecto técnico talcomo se entendía en el siglo XVIII; en él se

regula todo aquello que interviene en laconstrucción, en la deseada perfección de laobra. No es sólo una serie de mandatos, elDevis es también previsión, anticipación, controlde lo hasta ahora incontrolable; el Devis poneen palabras el saber de los oficios, lo ordena, loregula... es un modelo abstracto que pone a lapráctica bajo el control de un modelo teórico.

El trabajo del ingeniero consiste pues enregular el sistema de acciones que es propiode la técnica a la que sirve, así ellas seandesarrolladas por agentes individuales, gruposo máquinas. La racionalidad de su labor estáen conducir los trabajos por una serie desistemas de control que se deben ir cumpliendoen las diversas fases de desarrollo. Tal ejerciciocomienza en las etapas previas a la propiarealización; hemos dicho también de quémanera el plano arquitectónico, primeraexpresión tangible del proyecto, se involucraen el control de las acciones: él resume losobjetivos (es el objeto a producir) y sugiere lasvías de ejecución. La evaluación de lasventajas, la estimación de los recursos, laponderación de los trabajos y hasta la simplefactibilidad, son contrastadas por el ingenieromediante el cuerpo de conocimientosrepresentacionales de su dominio.

Superada esta primera instancia, secomprueba su realizabil idad: hombres,materiales, herramientas y máquinas seinscriben en el control de los trabajos... tandispendiosa tarea no se escapa a lasdiscusiones, a los conflictos internos, a lasdeserciones. Pero una vez terminada laconstrucción, falta la comprobación; y es allídonde está lo paradójico, lo absurdo: ladestrucción, el dolor, la muerte... ellas bastanpara medir el logro de los resultados. Tal hechoexplica el que el arte de la guerra se intentereglar como una componente más del sistema,ajustándola a modelos numéricos y objetivos.

En los llamados Pliegos de Condicionesredactados para la adjudicación de las obras deconstrucción encontramos ejemplos tácitos de

la formulación de dichas instrucciones ordenadassiguiendo el enunciado: en las circunstancias C,si se desea el resultado R, hay que realizar laacción A.; uno de ellos lo conocemos gracias ala transcripción que hace el profesor españolFernando De La Flor17, correspondiente al quese elaboró en 1735 con motivo de los trabajosde reconstrucción del Fuerte de LaConcepción, obra defensiva de nueva plantaubicada en las proximidades de la ciudad deSalamanca. El objetivo se define en lasprimeras líneas del documento: Condicionessegún las quales se procederá públicamentepor parte de S.Mg. â la adjudicación de laconstrucción del Fuerte Real de laConcepzión, y su redutillo, situado en elCampo de Argañan, compuesto dicho Fuertede quatro baluartes y quatro revellines ... fosos,camino cubierto, esplanada, parapetos ...contodo lo demás pertenciente y respectivo a dichafortificación en la forma que esta empezado, ylo demostrará el plano y perfiles que se exivirana este fin.

Nótese a la alusión explícita al plano comodocumento que contiene la simulación gráficadel objeto. El Pliego de Obras divide ademásde manera expresa el orden de las actividades:Excavación - Sillería, mampostería, albañilería- Carpintería - Hierro y otros materiales. En elapartado de las excavaciones, afirma porejemplo: Si en las excavaciones de estas obrasse hace peña viva ô bien tufa fuerte que laequivale, cuya dureza para excavar la necesitade barrenos y polvora, dicho asentista estaráobligado â la excavación de lo que se ofrecierea excavar ô romper... Respecto a la sillería,dice: Observara dicho asentista que el corte yabertura de estas canteras se ejecute segúnlo señalado por el Ingeniero... âfin que susexcavaciones no perjudiquen a la fortificación... Y más adelante expresa claramente: Quandola muralla del fuerte, sus revellines, y redutilloestará ala altura que deve tener devajo delcordón se sentará sicho cordón que deve reynaralrededor de la obra ...

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El que las instrucciones se involucrentambién con señalar las propiedades idealesde la materia que interviene en el procesotécnico, se expresa también mediante apuntesmuy precisos (uno de los problemas másfrecuentes entre asentistas e ingenieros, esprecisamente el de la calidad, transporte,manipulación y aplicación de los materiales):La cal y la arena para toda la obra havrá deser de buena calidad, la primera que ha de serviva se apagará en las balsas llenas de aguaestablecidas al pie del arroyo de la fuente delDuque ...

Los Pliegos de Obras también servían dereferencia obligada en la elaboración depresupuestos y continuamente ameritaronadiciones y correcciones que se presentaban,bien por el cambio del ingeniero director delos trabajos, por los ajustes económicos o porla modificación de las prioridades.

Geometría y matemáticas

Que la geometría y las matemáticas formanparte de los relatos del arquitecto militar, delingeniero, es una evidencia que no podemosmenospreciar: ellas sirven para legitimar lasreglas que guían la práctica. En los primerostratados, en aquellos de los siglos XVI y XVIIsu utilidad se dirige fundamentalmente parados cosas necesarias: establecer lasproporciones de los elementos y fijar lasmagnitudes del conjunto y de sus partes.

Los libros de fortificación consagran susprimeras páginas al conocimiento de lageometría, a tratar de las operacionesnecesarias para la construcción de lospolígonos regulares que sirven de plantillapara el trazado de la plaza fuerte. A la preliminardefinición de los términos se le añade unproceso continuo de construcción de figuras:desde el triángulo hasta el polígono máscomplejo: Maggi y Castriotto, en su Dellafortificatione delle cittá (1564), por ejemplo,explican la manera de amurallar una ciudad apartir de polígonos de cuatro, cinco, seis y hastaocho lados; en tanto que el ya citado Jean Errard

(1594) inicia su explicación por el uso delhexágono y alcanza a tratar de las figuras de24 ángulos. Lo mismo hacen autores comoCarlo Theti en Discorsi di fortificationi ... (1569),Alghisi en Delle fortificationi libri tre ...(1570),Rojas en Teoría y Práctica de fortificación ...(1598), Fiamelli en Il Principe Difeso ... (1604),Marolois en su Opera Mathematica ... (1614),o Antoine De Ville en Les fortifications ... (1628).Incluso algunos como el escrito por Damant,Maniere universelle de fortifier ... (1630) sededican por entero al tema de la geometríaaplicada a la fortificación.

Autores como el mallorquino Vicente Mut,en Arquitectura Militar ... (1664) y Alonso deCepeda en Epitome de la Fortif icaciónModerna ... (1669) incluyen además de losaspectos puramente dimensionales, unaextensión al problema de determinar el áreade las figuras para con ella conocer su

capacidad en número de hombres. Aparecentambién los que compendian en tablas lasdimensiones de los lados y las magnitudes delos ángulos propios de las plazas fortificadastrazadas de acuerdo a un polígono regular.Entre ellos tenemos a Fritach y su Architecturamilitaris ... (1631), Simón de Bitanvieu en L’Artuniversel de la fortification ... (1665), siendo elde Pedro Folch de Cardona, Geometría militar... (1671) uno de los tratados más extensos ycompletos al respecto, incluyendo lo que élllama las tablas polimétricas proporcionalespara dar medida a cualquier plaza ...

Al conocimiento de la geometría sesupeditaba el manejo de los instrumentos demedición. No extraña entonces que JosepZaragoza titule su libro Fábrica y uso de variosinstrumentos matemáticos ... (1675), dondeexpone detalladamente el uso de lapantómetra militar, o que el matemático francésM. Ozanam dedique libros tanto a la fortificación–Traité de fortifications ... (1694)- como al usodel compás –L’usage du compas ... (1700)-. Yes que la necesidad de calcular los volúmenesde las excavaciones y de las fábricas, así comola elaboración de presupuestos y tasaciones,abrió para las matemáticas un nuevo frente deacción: aquel de los cálculos estereométricos.Bernard Belidor fue autor también de un cursomatemático: Nouveau Cours de mathemátique,a l’usage de l’artillerie et du Gènie ... (París,Chez Nyon, 1725). Un tanto relegado por elconocido La Sciende des Ingénieurs ... (1729),este curso perfila los temas que más preocupana Belidor y lo que es más interesante:constituye la base sobre la cual Pedro deLucuze redactará su manuscrito CursoMatemático, empleado en la Real Academiade Matemáticas de Barcelona para laformación profesional de un importantenúmero de ingenieros militares españoles delsiglo XVIII. En su Nouveau Cours, Belidordedica las partes IV, V, VI y VII a la explicaciónde problemas teóricos y prácticos relacionadoscon la determinación de áreas de figurasplanas, volúmenes de cuerpos sólidos y usode instrumentos de medición.

L’Abbé Deidier en Le parfait ingénieur françoise ... (1757)

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Belidor también será de los primeros enintroducir las ecuaciones algebraicas comorecurso en la explicación del comportamientoestructural de los elementos de las plazasfortificadas: ellas se imponen sobre la práctica,nacen de un razonamiento que aunque sehace sobre objetos propios, no pertenece alámbito de la fortificación: el álgebra es unaherramienta de trabajo. Y no es de extrañarque tanto en su versión original de 1729, comoen la versión de Müller/Sánchez Taramas,Tratado de fortificación... (1769), talesexplicaciones ocupen -como lo había hechoen antes la geometría-, las primeras páginasde los libros. La geometría y las matemáticasrecuperan a partir de entonces suindependencia y se tratarán de nuevo comoobjetos independientes por parte dearquitectos e ingenieros militares: el abateDeidier publica La Science des Gèometres ...en 1739; Sebastián Labayru hace lo mismocon su Tratado de arithmética numérica,geometría, práctica y fortificación ... (1756) y M.Trincano (1781) en Francia y Pedro Padilla(1753-56) en España, redactarán sendostratados matemáticos para el uso en lainstrucción impartida en sus escuelas militares.

El encanto por las ilustraciones

El desarrollo de la imprenta trajo consigoel de la técnica del grabado, y con ella laposibilidad de reproducir con muy altos nivelesde cal idad un universo de imágenesparticularmente útiles en la tarea de difundir

los aspectos de una técnica: ya hemosapuntado la manera en que las ilustracionesson también una forma de conocimientorepresentacional. Hubo entonces tratados quecon seguridad se hicieron conocidos más porla riqueza de sus grabados que por loscontenidos de sus relatos. Vamos pues adetenernos final y brevemente en tales librosconcluyendo una reseña que hemosconsiderado necesaria.

Para algunos autores como Arnold Pacey18

una forma de juzgar en qué momento de lahistoria evolucionaron los métodos caracterís-ticos de la tecnología moderna y desplazarona los métodos del artesano, es la de estudiarel grado en que los dibujos fueron utilizadosen fechas diferentes. Tal aseveración la explicasobre la opinión de que es el dibujo unelemento que diferencia substancialmente lapráctica del artesano con el desarrollo de unalabor técnica: para el primero, la experiencia ysobre todo la habilidad manual hacen posibleque se diseñe mientras se construye; el objetose halla materializado en su mente, así comola mayor cantidad de variables que en su

elaboración intervienen. Se cuenta ademáscon una rápida capacidad de respuesta frentea la aparición de imprevistos, y la formaciónde nuevos artesanos reside ante todo en elentrenamiento de tales habilidades.

Para el técnico, sin embargo, esindispensable la racionalidad de su obra; noes que él se libere completamente del saberintuitivo del artesano, sino que requiereademás una simulación previa que se expresafundamentalmente a través del dibujo. Él espor lo tanto, una etapa fundamental en eldesarrollo de la tecnología en general y de latécnica constructiva en particular: es a partirde el dibujo que se desarrollan primerométodos empíricos y posteriormente métodosabstractos, con la participación paulatina deconceptos científicos.

Hay dos tipos de dibujos que soncaracterísticos a los tratados de fortificaciónestudiados: dibujos de los objetos (defortificaciones en su conjunto o de partesconstitutivas, como baluartes, muros,parapetos, almacenes, etc.) y representación

Bernard Belidor en La Science des Ingénieurs ... (1729)

Izquierda: Jacques Perret: Des Fortifications ... (1601)Derecha: Josep Chafrion: Plantas de las fortificaciones de las ciudades, plazas y castillos del estado de Milán ... (1678)

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de las acciones sobre tales objetos, esdecir, de una forma de representación gráficade las técnicas. Entre unas maneras y otrashay diferencias substanciales: en el primercaso, la imagen nos enseña el estado idealdel objeto del que se habla, es el caso -y paracitar un ejemplo-, de las que emplea JacquesPerret, cuya obra Des fortifications et artifices... (1601) es una de las primeras que introduceunas bellísimas y cuidadas ilustraciones; casipodríamos decir que ellas son más decisivasque los textos en el momento de pensar en sutrascendencia y difusión: son láminas quemuestran en una especie de axonometrías lasplantas de ciudades ideales que él explica yde las cuales incluye además una descripciónde las edificaciones interiores. Cosa similarhará el español Josep Chafrion en Plantas defortificaciones de las ciudades, plazas ycastillos del Estado de Milán (1678), con susplantas de ciudades italianas del siglo XVII.

Otro caso lo protagoniza Antoine De Ville,cuyo libro ya citado de 1628, también secaracteriza por la excelente calidad de lasláminas, acompañadas siempre con motivosbucólicos como telón de fondo de trazadosgeométricos y de elementos constitutivos dela edificación. En una de sus láminas podemosver un trozo de muralla apoyada por ocho tiposde contrafuertes distintos: tal imagen nocorresponde a una solución única perotampoco a una acción técnica; él no es otracosa que un abanico de respuestasdesplegado sobre nosotros, un catálogo dealternativas. No es el mismo caso el de sucoterráneo Manesson Mallet, autor de LesTravaux de Mars ou l’Art de la Guerre (1672),que como varios autores italianos del siglo XVI,se preocupa este sí por enseñar una acciónsimulada que corresponde con una solucióntécnica. En una de sus láminas, por ejemplo,presenciamos a la exhibición progresiva de

las acciones involucradas con la cimentación;no se trata de un conjunto de soluciones, sinode una forma en particular de resolversemediante diferentes acciones ordenadas.

Interesante en este tema es el del tratadode A. Bosse, La practique du trait ... (1643),autor conocido por sus aptitudes comograbador, quien intenta representar no sólo lasacciones técnicas a la manera de Mallet oBelidor, sino que se esfuerza por reunir ydibujar las aplicaciones de la geometría a laestereotomía. Sus láminas nos muestran laspiedras, las herramientas empleadas, la formainicial y final, y acompañadas de un esquemaabstracto de las maneras del corte y talla.

El uso de las herramientas gráficastrasciende a la descripción de objetos yacciones cuando aparecen y se desarrollanmétodos gráficos para el cálculo ydimensionado de muros y elementos de apoyode los arcos, tal como lo encontramosclaramente en el tratado de H. Gautier, Traitédes Ponts ... (1716), quien aludiendo a ladificultad de comprender los métodosalgebraicos para los mismos fines (yadesarrollados por el físico francés Philippe DeLa Hire), acude a los métodos geométricosmás simples aunque sin despojarlos de uncierto tono matemático. Sobre los argumentosde De La Hire, Gautier dice: J’avouëingenuëment que je ne suis pas assez habilepour la comprendre. Je n’ai pas pû même suivreson Operation tant je la trouve composée; & jeregarde tout ce qu’il nous a dit, comme unechose dont les demi sçavans, & surtout lesOuvriers, ne sçacvroient comprendre. Car sipour concevoir ce qu’il raporte, il faut sçavoirabsolument l’Algebre, dont il emprunte lessecours, je ne crois pas qu’aucun Tailleur depierres, Apareilleur, ni Architecte ... en puissentjamas profiter19 ...

Explica primero el método que consiste enprolongar la cuerda que corta el tercio delarco, cuyo origen todavía se considera incierto20

y que resulta válido sólo en los casos en queIzquierda: Antoine De Ville: Les fortifications ... (1628)Derecha: Allain Manesson Mallet: Les tavaux de Marz ou l’art de la Guerre (1672)

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las dimensiones del arco son reducidas: sedivide el intradós del arco en tres partes, AO,OP y PM y se traza la cuerda PM que seprolonga en el segmento MS de tal forma quesu longitud sea igual a MP; por el punto S selevanta una perpendicular al diámetro AM,determinándose así el espesor del pie derecho(o estribo del arco). Gautier dice de este método:Cette Operation n’est point prouvée pour fairevoir qu’elle soit juste ou veritable. Ainsi ce n’estrien dire, & c’est donner au hasard que de lasuivre21.

Descartado este procedimiento, este autorlleva a cabo una extensa construccióngeométrica amparada a su vez en la conclusiónque extrae de un repaso a los conceptosemitidos por autoridades como Palladio, Albertio Serlio, y que le hacen dudar de la validez deun único procedimiento cierto: Tant de varietédans ces ouvrages, nous doivent faire penserque leurs Auteurs n’ont encore observéaucune Regle generale ni certaine, qui soitfondée sur des principes démontrez pour établirles Piles des Ponts22.

Su explicación le lleva a establecer unadimensión para el espesor del estribo mayorque la que resulta del método del Padre Deran

o de M. Blondel haciendo de esta construcciónuna ley extrapolable a los arcos planos,rebajados y ojivales, que si bien reinterpretael método geométrico tradicional, tampocoasume las explicaciones de De La Hire y nisiquiera llega a alcanzar un gran nivel deveracidad. Gautier defiende su fácil aplicaciónpor parte de los maestros y aparejadores: Il n’ya personne ce me semble, qui sans mêmebeucoup de Géometrie comme sont la plûpartdes Maîtres, Maçons, des Apareilleurs, & desTailleurs de Pierres, ne puissent comprendrece que j’avance, le tracer, & le démontrer surtoutes sortes d’Arches sans beaucoupd’operation23.

Los métodos gráficos así empleados seconvierten en un atajo, en una sendaalternativa a la de las expresiones algebraicas;en un recurso más del saber que se abrecamino en el espacio de la técnica una vez seha comprobado su utilidad.

Notas:

1 VITRUVIO POLIÓN, Marco: Los Diez Librosde Arquitectura, escrito en Roma en el sigloI a.C.; se ha consultado la edición castellanaen la traducción e Josep Ortiz, Madrid,1787. VEGECIO, Flavio Renato: EpitomaRei Militaris, escrito en Roma en el siglo Id.C.; se ha consultado la edición castellanaen la traducción de Jayme de Viana,Madrid, 1764.

2 En una lista elaborada por el autor de estaspáginas como parte de la investigaciónprevia a su tesis doctoral, se han reunido267 títulos diferentes en idioma francés,inglés, alemán y castellano, algunos de loscuales tuvieron varias ediciones ytraducciones a lo largo de los añoscomprendidos entre los siglos XVI y XVIII.

3 FOUCAULT, Michel: Las palabras y lascosas, México, 7ª ed., Ed. Siglo XXI, 1979.Según Foucault, precisamente es en estesiglo cuando el lenguaje se nos muestracomo una cosa opaca, misteriosa y cerradasobre sí misma ... que se mezcla con las

figuras del mundo y se enreda en ellas ...las palabras se proponen a los hombrescomo cosas que hay que descifrar.

4 ENRÍQUEZ DE VILLEGAS, Diego:Academia de fortificación de plazas ..., sinlugar, sin año, pero 1672?. En Sin página,A quien lee ...

5 QUINTANILLA, Miguel Angel: Tecnología.Un enfoque filosófico, Madrid, Fundesco,1988.

6 QUINTANILLA: Op. Cit., 1988; págs. 39-40.7 GONZÁLEZ DE MEDINA BARBA, Diego:

Examen de Fortificación, Madrid, 1599; pág.171.

8 FERNÁNDEZ DE MEDRANO, Sebastián:El Architecto Perfecto en el Arte Militar,Amberes, Hermanos Verdussen, 1708;págs. 233-234.

9 DE VILLE, Antoine: Les fortifications ...,Lyon, Irenee Barlet, 1628; pág. 20: El terrenogravilloso no es el mejor, porque él sesostiene poco y sin ninguna ligazón; elimpacto del cañón le hace gran ruina y laspiedras que rebotan de todos lados dañanmás que las balas.

10 SÁNCHEZ TARAMAS, Miguel: Tratado defortificación, Barcelona, Thomas Piferrer,1769; pág. 2 del prólogo.

11 LECHUGA, Cristóbal: Discurso del CapitánCristóbal Lechuga ..., Milán, Marco TulioMalatesta, 1611; pág. 243.

12 TOSCA, Vicente: Compendio Matemático.Tratado XVI. De la Arquitectura Militar,Valencia, 1712; pág. 309.

13 PRONY, Gaspard: Nouvelle ArchitectureHydraulique ..., París, 1790; pág. 152: Elarte dela construcción de arcos es una delas más importantes y más difíciles de laarquitectura hidráulica; ella implica, enbuenas circunstancias, la doble tarea decombinar las bellas formas y la decoraciónde la arquitectura ordinaria, con la solidezque exigen los monumentos cuya duracióninteresa a la seguridad pública y cuyabelleza debe ser una prueba parlante ydurable del brillo de una nación y de suamor por las artes. El ingenio, la ciencia yel gusto, deben entonces prestarse ayuda

M. Gautier: Traité de la construction des pontes ... (1716)

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mutua en las obras de esta especie.14 QUINTANILLA, Miguel Angel: Op. Cit., 1988.15 QUINTANILLA, Miguel Angel: Op. Cit., 1988;

pág. 40.16 BELIDOR, Bernard Forest: La Science des

Ingénieurs ..., París, 1729; pág. 2 del libroVI: Se puede entonces decir que un Devisdebe ser entendido como el jefe de obrasdel Ingeniero ... El Devis es una memoriainstructiva de todas las partes de una obraque se quiere construir; él explica el ordeny la conducta de los trabajos, las cualidadesy los modos de los materiales, ygeneralmente todo aquello que intervieneen la construcción y perfección de la obra.

17 DE LA FLOR, Fernando: El fuerte de LaConcepción y la Arquitectura Militar de lossiglos XVII y XVIII, Salamanca, Ed. de laDiputación de Salamanca, 1987. Este autorretoma para su transcripción el documentooriginal depositado en los archivosnotariales de Salamanca; págs. 119-123de su libro.

18 PACEY, Arnold: El laberinto del ingenio,Barcelona, Ed. Gustavo Gili, 1980; pág. 16.

19 GAUTIER, H.: Traité des Ponts..., París,1716; pág. 350: Reconozco ingenuamenteque no soy lo bastante hábil para compren-derlo. Yo mismo no he podido seguir susoperaciones tal como las encuentro , y veotodo lo que dice como una cuestión dondelos medio-sabios y sobre todo los obrerosno sabrán comprender. Porque si paraentender aquello que se explica esnecesario dominar el Álgebra, de la cualse sirve, no creo que ningún cantero,aparejador, ni arquitecto... las puedanjamás aprovechar ...

20 Para BENVENUTTO, Edoardo: La Scienzedelle costruzione e il suo sviluppo storico,Florencia, Ed. Sansoni, 1981, esta sencillaregla es considerada por Vittone en sutratado de 1760, como la única y mássegura; Rondelet atribuye su paternidad alpadre Derán, usada incluso por Blondel yDechalles. Gautier también menciona a P.Deran y a M. Blondel como sus fuentes.

21 GAUTIER, H.: Op. Cit., 1716; pág. 354: Esta

operación no se ha demostrado para sabersi ella es precisa o veraz. Nada podemosdecir, solo que es más producto del azarque de la comprensión.

22 GAUTIER, H.: Op. Cit., 1716; pág.363: Antela variedad de sus obras, nosotrosdebemos pensar que los Autores no hantodavía observado ninguna Regla generalni cierta, que sea fundada sobre principiosdemostrados para establecer los Pilaresde los Puentes.

23 GAUTIER, H.: Op. Cit., 1716; pág.358: Meparece que no hay persona, que hasta sinmucho de Geometría como lo son lamayoría de los Maestros, Albañiles,Aparejadores y talladores de Piedra, nopuedan comprender lo que he dicho, eltrazado y la demostración acerca de todoslos arcos, sin muchas operaciones.

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Cuando una mesa empieza a comportarsecomo mercancía se convierte en un objetofísicamente metafísico. No sólo se incorporasobre sus patas encima del suelo, sino que sepone de cabeza frente a todas las demásmercancías y de su cabeza de maderaempiezan a salir antojos mucho másperegrinos y extraños como si de pronto lamesa rompiese a bailar por su propio impulso.

Karl Marx

El Objeto Símbolo y el Objeto Signo. ElConsumo como Sistema de Diferencias.

Los objetos siempre han actuado comodiferenciadores, han comunicado ymarcado diferencias entre determinados

status, grupos o clases sociales, fijando susdiferencias en los consumos, los hombres entoda sociedad se comportan, actúan y vivencomo miembros de las distintas categoríassociales a las que pertenecen.

Ricardo Hincapié

La Arquitectura, Función,Signo y Lógica de Clase

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En la sociedad antigua y tradicional(anterior a la Revolución Industrial) el consumose estratifica de manera rigurosa y duradera,atestigua una condición de hecho hereditariay de la que virtualmente no se puede escapar:determinado estilo de vestidos, tipo devivienda, mobiliario, etc. Ya en la era delCapitalismo Industrial se cuenta con la libertadde elegir los objetos; libertad formal, porsupuesto, una cosa es poder aspirar acualquier objeto y otra poder comprarlo;libertad formal pero crucial, definitiva. Ahorano es la pertenencia a un status lo que daderecho al consumo, ese derecho ya lo tienentodos; por tanto es la apropiación efectiva delos objetos lo que de hecho inscribe a losindividuos en los distintos status.

Igualdades e posibilidades para todos,todos podemos poseer las mismas cosas oluchar por ello y eventualmente mejorar nuestraposición social, alcanzar un rango superior oratificar uno ya adquirido: es la movilidad socialpermanentemente promovida y alentada porel consumo; si los objetos siempre han actuadocomo diferenciadores hoy es necesariocompetir para alcanzar esas diferencias, nosvemos pues obligados a consumirlos en lamedida en que sean distintos y por tantodistintivos.

Esto no indica ni mucho menos una mejorrespuesta a las necesidades humanas o laoportunidad con la «liberación» de los objetos(virtualmente todo el mundo puede adquirirlos)de combatir las distancias que separan unasclases de otras. Lejos de ello la generalizacióndel consumo y su apropiación como sistemade diferencias es hoy más que nunca condiciónde vida de los status y es necesario paramarcar la división entre las clases.

Hay que tener en cuenta sin embargo, quesi bien los objetos siempre han expresadodiferencias, solamente hoy la diferencia seimpone como valor exclusivo del objeto y estoviene a afectar de manera decisiva el conjuntode las relaciones sociales y humanas.

Los objetos en la sociedad de antaño estáninscritos en otro orden de significados, no sereducen simplemente a consignar diferencias.El objeto tradicional tiene ante todo un valorsimbólico, constantemente alude a unaexperiencia colectiva, está inscrito en unadinámica familiar o de grupo y no resulta legiblesino dentro de las relaciones que integra y alas cuales constantemente remite; cada cualha aportado allí su cuota de sacrificios, ahorrosy economías, ha sido ganado después de unalarga y resignada espera, consagra y atestiguade un mundo lleno de dificultades, es indicativode una aspiración cumplida, su conquistarepresenta la realización de un sueño: elvestido o el ajuar doméstico nuevo que seguirásiendo nuevo mucho tiempo, los artículos, yenseres que no se utilizan sino en ocasionesespeciales: cumpleaños, conmemoraciones,fiestas de familias; permanente ritual que reinasobre lo que se tiene y cuyo fin no es otro queel de reforzar los vínculos efectivos y reafirmarla integridad del grupo. El valor de estos objetossímbolo es ante todo un valor presencia, llevandentro de ellos una parte de las personasmismas que conservan sobre todo en suausencia o en su distancia; es esta materiasimbólica lo que nos hace absolutamentesingulares e impide que sean comparables oequiparables; su función es secundaria, puedepasarse por alto o incluso haberse perdido:esa vajilla de plata que se limpia regularmentesin usarse jamás o el viejo reloj de pared cuyomecanismo se ha estropeado; su importanciala reciben de la solemnidad de que estánrodeados y del respeto que inspiran; constituyenun repertorio que se cuida celosamente; todoconfiesa abiertamente su necesidad de durar ycon ello el deseo de permanecer en una

situación heredada; son legados y se legarán,son un recibo del pasado y una seguridad parael porvenir, son la recompensa dejada por lasgeneraciones pasadas permanentementerescatada y revivida.

Los objetos modernos -de consumo- comotales están liberados de todas lasimplicaciones, obligaciones y compromisosque ligaban a los objetos símbolos, ya no merelacionan con la familia o el grupo sino con lasociedad global; es la necesidad de reafirmarmi pertenencia o mi aspiración a ingresar endeterminado status lo que me imponecambiarlos, sustituirlos, volverlos a comprarcada determinado tiempo, verlos pasar sin quehaya tenido la oportunidad de verlos envejecer.

El código de valores que los objetosrepresenta cae en manos de la mercancía seimpone según las reglas del valor de cambio.El objeto ha sido «liberado» pero tambiénempobrecido, separado de toda construcciónsimbólica; ya no tiene por fin durar y atestiguarcon su duración la presencia y la permanenciade las relaciones humanas. Ahora sólo esapropiado, detentado y manipulado comodiferencia cifrada.

Si en las sociedades anteriores fundadasen una discriminación y en una segregaciónradicales, la tradición, la genealogía, la familia,la costumbre, la ceremonia actuaban comosistemas de reconocimiento diversos y altiempo particulares para cada estrato social,cuya pesada carga simbólica llevan sobre susespaldas los objetos, en la sociedad capitalistael sistema de reconocimiento es único: la lógicade la mercancía suplantando antiguos códigosde valores y con ello ha venido a asegurar deotra manera el control de los significados deque los objetos son portadores. El consumoes en este sentido una institución tanimportante como cualquier institución de lasociedad moderna: estratifica la sociedad enclases y categorías sociales cuya existenciapasa a ser íntegramente regulada por la lógicadel consumo.

El código de valores que losobjetos representa cae en manosde la mercancía se impone según

las reglas del valor de cambio.El objeto ha sido «liberado» perotambién empobrecido, separadode toda construcción simbólica.

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El consumo es un sistema de relación conlos objetos con la colectividad en el mundo;tiende a regir de manera sistemática y globaltodo nuestro universo cultural. De consumoen rigor no se puede hablar sino en elcapitalismo y no porque comamos o vivamosmucho mejor o porque poseamos un volumende aparatos y de bienes nunca vistosas; elconsumo nada t iene que ver con unafenomenología de la abundancia; es como taluna lógica social en la que todo se convierteen signo, en material distintivo, en la que todoentra en el juego de las diferencias y las modas,no sólo los objetos sino los lenguajes, lasconductas, las ideas, etc.

La Movilidad Social y las Capas Medías

La Arquitectura en la sociedad capitalistano escapa a esta implacable lógica. La ley dela mercancía actúa también, aunque de maneracontradictoria en el espacio, en el habitat, en lavivienda.

Al igual que el resto de los objetos lavivienda es en primera instancia, y así ha sidohistóricamente, el lugar fundamental donde seexpresa una discriminación social. La viviendaha sido y es principalmente el testimonio de lacategoría social a la que pertenecen suspropietarios. En la sociedad tradicional(anterior a la Revolución Industrial) y en lasociedad precapitalista puede claramenteleerse en el espacio y en el repertorio deobjetos que lo acompañan, una división declases y una estructura jerárquicadeterminada. Si los objetos estaban antañoprisioneros de una existencia de casta, si unorden jerárquico les asignaba un statusinmutable que separaba definitivamente unasclases de otras, igualmente los ingresos y elpoder de compra imponían cierto tipo deaspiraciones, posibilidades y necesidades:sectores populares en situación de penuriaabsoluta, reflejo fiel de su condición social:Hacinamiento, estrechez, deterioro manifiestode su habitat. Todo esto opuesto al modo deposesión y de ostentación de la aristocracia, a

la amplitud y al derroche de espacio, a laabundancia de lujos, servidumbres ycomodidades.

Todavía hoy, y sobre todo en los países«subdesarrollados», se encuentran estassituaciones extremas y puede leerse en lasgrandes ciudades los permanentes contrastesde dos modos de vida radicalmente opuestos:el tugurio y la mansión burguesa. Pero es biensabido que hoy día el ingreso y el poder decompra dice poco de las clases. Podemosintentar hacer un inventario, hablar en materiade vivienda por ejemplo, de metros cuadradospor habitante, de costo de las construcciones,de relaciones entre área libre y cubierta, dedotación y servicios colectivos, etc., y empezara colorear en un mapa las diferentes zonassociales resultantes, tratando e asignarlas alas clases sociales. Pero este procedimientoes más lo que oculta que lo que muestra; nosencontraremos siempre con dos polos, y entreellos una masa: móvil, heterogéneo, lo que ensu conjunto difícilmente nos permitirá ir másallá de un reconocimiento de diversos estratossociales.

Hay en estos procedimientos una especiede círculo viciosos, se confirma constan-temente el supuesto del cual se partió y sevuelve a encontrar esa división y esa jerarquíasocial tal como inicialmente fue concebida,basada en índices y datos, que aseguran síuna clasificación pero de hecho ningúnanálisis. Alguna utilidad pueden arrojar estos

métodos pero si duda, desconocen lascomplejas formas de comportamiento y elsistema de significados propios del consumoque inciden de manera determinante en elhabitar. De ninguna manera los estratossociales responden a una clasificación fija,jamás se resignan a su suerte, la inconformidadcon su situación es una constante. No bastahacer un inventario físico del habitat,estableciendo límites y fijando distancias entrelos grupos sociales, en términos de metroscuadrados, de costo de vivienda, de tipos dedotación y de servicios, hay que ante todo,comprender la lógica social que anima susconductas y sus actuaciones. Y estoindudablemente no nos lo garantiza el uso dela estadística.

El consumo, como lo hemos planteado,dentro del capitalismo, supone una ideologíade la movilidad y del ascenso social, somete alos individuos y especialmente a los de losgrupos medios, a la necesidad de estarpermanentemente compitiendo por aquellosobjetos que como sus signos distintivos loscoloque en una posición ascendente lo máscercana posible de un status o grupo socialideal que toman como su referencia.Permanentemente hay una demanda deobjetos-signos y esa demanda depende de lamovilidad social. No hay demanda, o es muyescasa, en una sociedad sin movilidad social,un conjunto limitado de objetos de lujo bastócomo material distintivo a la casa privilegiada.Y son precisamente las épocas de movilidadsocial las que ven florecer todas las especiesde objetos, allí comienzan a manifestarse lasnecesidades como un capital más, nuestra eraes la era del comercio y la del consumo, eraque no tiene fin puesto que la sociedad está,eta vez, virtualmente promoviendocontinuamente a sus individuos.

Pero ésta es la ideología vivida del sistema,otra cosa es su realidad; y sobre todo para lascapas medias la mayor parte de las veces susintenciones, sus propósitos y aspiracionesentran en contradicción con las posibilidades

Esta sociedad a la vez quepromueve la movilidad (de elladepende el comercio) impone

barreras infranqueables,obstáculos insalvables entre losgrupos sociales y todo intentopor mejorar una posición, por

realizar una pequeña trayectoria,salvo casos excepcionales, es

imposible.

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efectivas de un ascenso real y a vecesincluso permanece a su acecho una regresióno una caída de status.

Esta sociedad a la vez que promueve lamovilidad (de ella depende el comercio)impone barreras infranqueables, obstáculosinsalvables entre los grupos sociales y todointento por mejorar una posición, por realizaruna pequeña trayectoria, salvo casosexcepcionales, es imposible.

Y los individuos lo saben y sus comprasconstantes, la renovación de sus objetosexpresan ante todo decepción frente a lasposibilidades de un progreso social efectivo.Los objetos vienen a confesar su frustración ysu derrota social, manifiestan una inercia socialprofunda y quedan convertidos en lacompensación de sus contrariados deseos demovilidad y ascenso social.

Lo anterior ya nos da la clave paracomprender el comportamiento social de lascapas medias, capas cuyo peso específico enla sociedad burguesa es cada vez mayor, elcapitalismo las produce en forma abrumantepero en una situación dudosa, incierta y crítica.Han escapado del aislamiento rural pero nopertenecen a la burguesía ni al proletariado.Son un eje flotante que desempeña las másdiversas labores y actividades, dando lugar auna masa informe y heterogénea queconstituye el sector típico de la vida urbana.

Las capas medias viven con la esperanzade un progreso pero permanecen en un totalestancamiento, es la necesidad de oponersea este destino trágico lo que la lleva a invertirde manera obsesiva en su universo privado,tratando de festejar una victoria que siemprese les desvanece. Las capas medias son elsector que en mayor medida se siente juzgadopor lo que posee y juzga a los demás por loque poseen.

En sus mutuas visitas ponen los ojos entodas partes, revisan, esculcan con susmiradas, en una continua búsqueda de

defectos, admiran y elogian de manerahipócrita y socarrona. Frente a todo mantienensus reservas, tranquilizándose a sí mismos conla ilusión de que son mejores que sus iguales.

Esta actitud se manifiesta en un notorio afány en el énfasis especial que estas capas (másque en ningún otro sector social) pone en laeducación de sus hijos y el valor inusitado queallí adquiere el título profesional que una vezconquistado se exhibe enmarcado, cuidado-samente dispuesto, a la vista de todos, en elsalón o en el comedor como testimonio de suirrisoria trayectoria social.

El entorno pequeño burgués:Ambición y ostentación, decepción yfrustración.

La vivienda pequeño-burguesa expresa dela manera más viva el drama de la propiedadprivada. El orden de valores propio delconsumo actúa allí con toda su crudeza. Enninguna parte, ningún otro sector social demejor (o peor) manera se somete tanclaramente al juicio y al veredicto público. Yhasta de la menor de sus conductas, del menorde sus objetos domésticos constituye undiscurso de signos con los cuales pretendereflejar su buena posición y su status.

Así, la vivienda pequeño-burguesa seorganiza según dos modos esenciales: LASATURACION y LA REDUNDANCIA.Ciertamente, esta casa no dispone mucho de

espacio, la estrechez es notoria, especialmentecuando se trata de construcciones de serie quereducen a sus expresiones mínimas elespacio, pero ello mismo suscita una reacciónde compensación, cuánto mayor penuria deespacio hay, más se acumula en él.

El interior pues, es su aspecto, no sólo esrepleto y lleno, sino marcado por un amonto-namiento. Este acento, esta saturación, seenfatíza en lugares especiales, “estratégicos”;el rinconcito sobre-adornado, el lugarcito ínfimoal pie de la escalera o debajo de ella, al ladodel salón o del comedor donde se sitúa el bar,el tocadiscos o el estante de los libros. Paredesa las que no les cae un cuadrito más, patios«llenos» de materas, o «cargados» de helechos,consolas o aparadores saturados de cristales yadornos, la alcoba de «estilo» perteneciente ala señorita de la familia, colmada de chucheríasy baratijas: muñequitas, recordatorios, tarjetas,postales o llaveros.

Pero además, a todo este conglomeradolo enfatiza su redundancia, una suerte deenvoltura subraya constantemente tanto losobjetos como el propio interior. Todo allí seencuentra protegido y revestido. La mesasobre un tapete y sobre ella su vidrio, debajode este último individuales o bien un manteltejido y encima de él uno plástico. Rejas ybarrotes forjados de manera rebuscada en lasventanas, que además llevan persianas,cortinas y dobles cortinas. Muros empapeladosy enchapados o debidamente pintados yrepintados con grabaditos. Cielo raso con vigasa la vista, o bien, terminado en peinemono, enrústico o en durita, cargado de lámparas yarañas. Toda matica tiene su matera, todamatera su portamatera fijadas en la pared opuestas sobre el piso, distribuidas indistinta-mente por todo el interior, patios, hall, comedor,sala e incluso en la cocina.

Solitarios, floreros con arreglos artificialeso naturales, figurillas en porcelana ordinariaproliferan por doquier descansando sobrepañitos o carpetas atiborradas de bordados,

La vivienda pequeño-burguesaexpresa de la manera más viva eldrama de la propiedad privada.El orden de valores propio delconsumo actúa allí con toda su

crudeza. En ninguna parte,ningún otro sector social de

mejor (o peor) manera se sometetan claramente al juicio y al

veredicto público.

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de vez en cuando y haciendo de centro demesa, el cristal cortado o la porcelana finaCapodimonte.

En el antejardín, el paseito o la acera,subrayada en granito pulido o en tablónespañol o en retales de ladrillo de enchapeenmarcado a su vez por su reja.

La centralidad, la simetría del decorado yde la disposición del mobiliario expresantambién una redundancia. Por pequeña quesea la salita o el comedor el adosamiento delmueble prácticamente no existe. Cada mueblemantiene su distancia respectiva de la pared ygira alrededor de la mesa o mesita de centro,especie de eje simétrico que todo lo duplica ylo refuerza. Cada objeto se ve así afectado yrepetido y ello lo demuestra el uso de losespejos y las lunas cuyo papel es el dereasegurar lo que se posee, sancionar lapropiedad y el encierro doméstico. Y este esel fin primordial de este ritual tautológico,demostrar constantemente que se posee y quese sabe poseer, que se es «gente de bien».Se insiste, se subraya, una, dos, tres veces.Ansiedad de secuestro, de captura, obsesiónpor la reafirmación lo que no hace más queafiliar mejor a estas personas a la clase queposee de la misma manera.

Esta moral de protección, de cierre, quebien podría asimilarse a una cultura, explicala típica manía del ama de casa pequeño-burguesa, siempre preocupada por el orden yel aseo, pendiente de que todo esté en supuesto, debidamente colocado, clasificado ylimpio. Allí se impone los valores del arreglo,la corrección y el cuidado, ritual cotidianotriunfante y doliente, todo lo contrario a unaeconomía doméstica racional. La casa y losobjetos que en ella moran son así como loshijos: es necesario domesticarlos, someterlosa los imperativos formales de la urbanidad.Admiración y exaltación de lo pulimentado, lovidriado, lo barnizado, lo esmaltado, locromado, seguramente les parecerá másbonito y pensarán que así las cosas les duran

más, lo cual no lo discutiremos, pero lo queciertamente está implicando y no tiene másobjeto esta moral puritana, es trabajodoméstico, atención permanente que eclipsay elimina cualquier posibilidad de ordenpráctica en la vida de hogar.

Supervaloración de su situación relativa,exaltación excesiva de su irrisoria trayectoriasocial. Triunfo aparente, resignación efectiva,esta clase sabe que lo que posee es todo lomás que podrá alcanzar, se contenta pues conenmarcarlo, con resaltarlo, con ennoblecerloy esa es su respuesta al reto que para ellasrepresenta los inaccesibles estratossuperiores. Comportamiento que biencaracteriza la vida pequeño-burguesa yconfigura las relaciones típicas en que sedesenvuelve como clase.

La Lógica de las Segregaciones: delModelo a la Serie.

Mientras los sectores privilegiados, los dearriba, hace rato han abandonado este tipo demanipulación mental y moral sobre el entornoy sus objetos las capas medias continúanprisioneras de esta solicitud obstinada que sedevora así misma según los procesos de unaconciencia desdichada.

Podría pensarse que las clases vanguardiaya alcanzaron ese estado ideal, la verdad delespacio y del entorno donde se imponen elhacer y el vivir práctico y racional. Ciertamente,liberadas de esta suerte de relación «primitiva»con los objetos, en la vivienda burguesa noexiste este constreñimiento moral, allí se respiramayor libertad, un sutil vacío permite organizarel espacio con un criterio más «estético», más

funcional. Los valores del cuidado, las buenasmaneras en término de objetos han cedido sulugar a los valores organizaciones dedistribución, colocación y cálculo de objetos.

Ya no se insiste, no se enmarca, por elcontrario se le concede plena libertad alespacio y al ambiente, se le mide, se le estudia,que fluya el espacio y deje ver sus cualidades,que transparente su verdad.

Pero no nos dejemos engañar por este tipode discurso que es el del diseño. La«franqueza» del material, la limpieza y lasencillez en el tratamiento, la estructura legible,el cemento sin pulir, la abolición del decorado,la fobia a la afectación y al barroquismo jueganun papel importantísimo en la discriminaciónsocial y nada tienen que ver con una bellezacabal o un valor absoluto. En la sociedadcapitalista todo se inscribe en las relacionesde clase, no nos olvidemos de ello.

Debemos entender que el mentadoprogreso tecnológico, el supuesto avanceprogresivo, la innovación formal en materia dediseño, está enmascarando la funciónprimordial del espacio que desde el ideal queseñala (un mundo de «síntesis» funcional)oculta de hecho la discriminación y ladiferenciación social que instaura y por la quese rige. Es que el consumo y el diseñopermiten a las clases dominantes fundar suestrategia: se generaliza como un valoruniversal, se plantean formas y objetosfuncionales, supuestamente toda la sociedadtendría derecho a ellas, se trata de un standingel cual todos podríamos elegir. Si acaso lasclases dirigentes gozan de un tipo de vidasuperior, su privilegio será momentáneo y entodo caso el resto de la sociedad podrá disfrutarde él más tarde, como resultado del progresoy del desarrollo social.

Pero ello no es así, las clases altas gozarány se apropiarán siempre de las creaciones, lasinnovaciones y los beneficios del progresotecnológico, lo utilizarán como factordiscriminante, como elemento de poder. Lo que

La casa y los objetos que en ellamoran son así como los hijos: es

necesario domesticarlos,someterlos a los imperativos

formales de la urbanidad.

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es más importante, son las clases queademás tienen este privilegio, porque elfundamental, el que determina y garantiza susituación, el que realmente define unacontradicción y estructura la sociedad en clasesantagónicas, queda diluido en el sistema deestratificación que dicta el consumo cuya lógicaforma tiene por fin neutralizar los polos enconflicto, de ahí su eficacia. Sigue existiendo ladivisión pero no la lucha. Los sectoresexplotados y asalariados quedan confundidoscon las heterogéneas capas medias a la zagade los valores culturales de los sectoresdirigentes. «Se acabó la distinción radical entreel jefe de empresa y el asalariado de base, yaque éste, confundido estadísticamente con lascapas medias, se ve acreditado con un standing«medio» y con la esperanza de ocupar el delas clases superiores. De abajo arriba de laescala social nadie está inexorablementedistanciado». (jean Baudrfllard, Crítica de laEconomía Política del Signo. p. 47)

Esta meta de igualdad que pretende elconsumo, no es más que el mito en el que todaslas diferencias reales y efectivas se interpretancomo desigualdades propias y efectos delproceso de desarrollo, el cual desde su idealsocial (el mismo del diseño) habrá de eliminarlas injustas distancias y actúa para integrarmejor a una sociedad fundada en antagonismosirreconciliables. «La lógica cultural de clase enla sociedad capitalista se ha fundado siempreen la coartada democrática de los valoresuniversales. La religión fue universal. Losideales humanos de libertad y de igualdadfueron universales. Hoy el universal adopta laevidencia absoluta de lo concreto, son lasnecesidades humanas y los bienes materialeslos que a él responde. Es el universal delconsumo» (jean Baudrillard, op. cit. p. 45).

Las clases que han sido despojadas delpoder de la decisión económica y políticaencuentran en el consumo sus nuevos valores,que exhiben triunfalmente como signo de sudespojo y opresión social. Se les condenacomo esclavos al consumo, han de hallar en

él su salvación, en un habitat sobresaturado yprotegido que determina y marca el límite desus exigencias, aspiraciones y realizaciones.Así pues, a una discriminación efectiva depoderes reales al consumo le antepone la suya,que al desconocer la primera la elimina (nodel todo) como amenaza para la sociedad yse convierte en un medio eficaz de controlsocial. La lógica de la diferenciación, de larivalidad y la competencia de status, es másque nada una lógica de integración.

Esta última es la que nos interesa, laArquitectura se desarrolla y sólo es posible enmarco de esta ideología, de esta forma activade comportamiento y ella sobre todo essolidaria de esta estrategia que es la del poder.

Para ello es necesario entender que losobjetos y el espacio están determinados enorden y grados distintos por la producción y elconsumo, que en ellos, aunque manteniendosus relaciones recíprocas, se manifiesta a sumanera el abanico social y es ante todo unasegregación social lo que impone. Son estasformas, este binomio segregación-integración,que afecta a implica de manera diversa laproducción social donde el entorno adquieresu modo de ser particular de acuerdo al statussocial que se exprese en él. Ya lo hemos vistoal principio de este trabajo, cuandodescribimos la forma en que las capas mediasse relacionan con el entorno y sus objetos.Generalicémoslo a grosso modo.

La realidad vivida del objeto, a lo largo yancho de la escala social, cobra la forma deuna oposición fundamental que determina sucarácter de clase: EL MODELO Y LA SERIE.

En la vivienda el fenómeno es bastanteclaro. Como es bien sabido, la vivienda que lascapas medias (salvo algunas excepciones)pueden adquirir hace parte de una serie. Estossectores ven hoy día recompensado su sueñode una propiedad duradera, aunque por ciertoella es la culminación de un notorio esfuerzoque deja atrás un pasado lleno de frustraciones.

Es lo que siempre han deseado, alcanzar lapropiedad que antes le fue negada, conquistaruna nueva vida que ahora les brinda el cementoy la cuadratura de los muros. La serie sinembargo, es ya una barrera social que lossepara de esa minoría para la cual los modelosoriginales únicos hechos a pedido, son unagarantía imperecedera de la que gozan ygozarán siempre.

Estos dos términos, modelo y serie, noestán tan alejados como podría suponerse.Existen entre ellos implicaciones y relacionesrecíprocas que hacen depender el uno de laotra y viceversa. Pero no se trata de que elmodelo sea algo así como el término real queexpresa los valores verdaderos (de laarquitectura o del diseño), respecto a la serieque vendría a jugar el papel de término irrealo de valor artificial. Tampoco podría decirseque la serie al responder a las exigencias deun proceso de producción en masa, tenga unaespecie de validez histórica en nuestra épocaopuesta a la falsedad del modelo. El modelo yla serie más allá de su oposición formal,implican toda una dinámica que posibilita elconsumo y la ideología misma de nuestrasociedad. Dinámica que es esencial puestoque el objeto de serie, en el mismo movimientoen que surge como tal, se postula y se vendeimplícita o explícitamente como un modelo.Cada cual a través del más insignificanteobjeto participa de un modelo.

Veámoslo más de cerca: al usuario de lascapas medias la vivienda nunca le espropuesta como producida en serie. A uno nole ofrecen una vivienda como las otras, leofrecen SU vivienda (que nadie me obligó aadquirir, que yo elijo libremente). Así pues,por más que haga parte de una serie el usuarioencontrará en la casita que compra -lapublicidad así procurará hacérselo ver- unarespuesta a una exigencia individual que lotoca en lo más íntimo. La vive, por decirlo así,como UN MODELO que ha sido creado paraél y que le posibilita una suerte de realizaciónsocial. El usuario hace caso omiso de la serie

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como tal, su vivienda es el término privilegiado,que entre todos sus iguales, es el UNICO quetiene verdadero valor. Y claro, no contento conello procederá de inmediato aPERSONALIZARLA. No la deja tal cual comose la deja el fabricante, trata de darle un sellomás personal, de hacerle algo creado por élmismo: le saca su balconcito, corrige laubicación de la ventana, le pone granito opiedra a la fachada introduciéndole dibujitoso grabados caprichosos, embaldosa parte ola totalidad del antejardín, techa la terracita,cambia la puerta de entrada y junto a ella sunomenclatura fundida en cobre.

Con el tiempo y dependiendo tanto de susposibilidades económicas como del área deque disponga, construye un lugarcito cubiertoadicional donde pueda ubicar su nuevo star ola televisión, retrocede la cocina y los serviciospara ganarse en la parte de adelante unespacio más que por supuesto ocupará susegunda sala «de estilo», abre vanos, seinventa nuevas comunicaciones y circula-ciones, elimina de la zonificación y del trazadooriginal, lo que considera incómodo o no legusta (a veces hasta el extremo de hacerloprácticamente irreconocible), etc., etc.

A decir verdad, este usuario medio nuncaestará satisfecho con su vivienda por mástransformaciones que le introduzca, siempretendrá en mente alguna cosa que añadirle.

Para él su casa es un permanente objetode variaciones, reparaciones y gastos. Escurioso ver cómo entre las capas medias,buena parte de sus ahorros son destinados ala reforma de sus inmuebles. Inversiones comoéstas nunca son tenidas en cuenta por laestadística oficial, que se esfuerza por fijar elgrado de correspondencia entre un nivel devida y un salario determinado; lo que en rigorresulta imposible: la forma en que el usuarioinvierte su ingreso es algo que ni él mismopuede controlar y nada tiene que ver con unaracionalidad económica que puedaestablecerse de antemano. Hay algo más

importante que prima sobre el cálculoeconómico y son las necesidades de clase enque se encuentra inscrito: el agua le sube alcuello, mil dificultades y apuros tiene quesortear, las deudas llegan a asfixiarlo y sinembargo sale adelante, o cree hacerlo, es conlo que sueña, con un mañana en el que todohabrá cambiado para él con esos buenostiempos que jamás le llegan.

¿Qué podemos decir acerca de estasprácticas a las que se somete la vivienda deserie ? ¿Ponerlas en tela de juicio acaso ?¿Quién está resolviendo una necesidad real,aquél que reforma su casa para sacarle unaalcobita más porque los niños ya se lecrecieron y no pueden seguir durmiendo tresen un mismo cuarto, o que construye en laparte alta un apartamentico para derivar deallí una renta o aquél que se dedica acambiarle su apariencia? Ninguna teoría delas necesidades nos permitirá dar prioridad auna exigencia o a otra. No menos real ni menossatisfacción ni comodidad brinda la búsquedade personalización y de diferenciacióndefinitivas para este tipo de usuario.

Aquí es donde se muestra más claramenteel rebasamiento o mejor el desconocimientoque el propietario hace del carácter de serieque tiene la producción masiva de vivienda.Si bien es la única manera efectiva en que las

capas medias pueden adquirir vivienda, elmovimiento de la producción en serie se veacosado constantemente por las exigenciasde singularidad que son precisamente las queposibilitan su consumo.

La producción social adquiere cada vezen mayor medida el carácter de serie y sinembargo ésta no parece existir por ningunaparte. El modelo permanentemente es inscritopor la serie, a través de diferencias que a vecesllegan a ser mínimas (como el caso de loscolores en las neveras o en los automóviles)negándose así misma, instituye y vive el idealde los modelos.

Y si en la vivienda en serie es a través delas pequeñas variaciones como se respira lailusión de un modelo, a su vez la vivienda apedido se sitúa en relación a la serie, debeescapar de la uniformidad, constituirse en algocompletamente original a los ojos de los demásy lo logra pero gracias a la serie a cuyo juegoresponde por completo posibilitándole éste suexistencia.

Sin embargo, aunque imbuidos un términoen el otro, aunque en estrecha dependencia,la distancia que los separa es grande y es laque los define y permite considerarlos comodos órdenes de objetos distintos:

El Mercedes Benz, en nuestro medio, esun automóvil de lujo lo que lo caracteriza es elhecho de ser un Mercedes Benz, la marca lodice todo y dice ante todo que no es unautomóvil que todos puedan usarlo. Conservapues el carácter de un modelo real, y porejemplo su color (que es de una granuniformidad) es parte integral del automóvil,no tiene para el propietario «además» un colorparticular, la singularidad pasa sobre latotalidad. Mantiene todos sus elementos y suscualidades, una unidad estructural que haceque no se aprecien jamás como detalle oaccesorios. Para su propietario es un discursoarticulado, una «síntesis», un todo armonioso,una concepción de conjunto.

Y si en la vivienda en serie es através de las pequeñas variaciones

como se respira la ilusión de unmodelo, a su vez la vivienda apedido se sitúa en relación a la

serie, debe escapar de launiformidad, constituirse en algocompletamente original a los ojos

de los demás y lo logra perogracias a la serie a cuyo juego

responde por completoposibilitándole éste su existencia.

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Pero basta volver los ojos sobre la serie,sobre el automóvil de consumo popular -el tipocomercial- y empiezan a cobrar importanciacolor (sobre los que hay una variedad asom-brosa), el ancho de las ruedas, el pasacintas,la cojinería, los cromados, los biselados, etc.

Queda rebajado a una suma de detallesinconexos, inarticulados y caprichosos:espejos, calcomanías, cintas, escudos, etc.,que son de los que se enorgullece elpropietario que a pesar y ademas que tieneun Mazda 323 o un Renault 9 es de un verdebonito o de un rojo encendido «muy llamativo».

La vivienda a pedido es un modelo quetiene valor como tal y por lo mismo supropietario no padece de la obstinación porhacerle variaciones. Antes de pensar enreformarla seguramente la cambiará por otra.Ciertamente, sus ingresos se lo permiten y porello no juega con las variaciones mínimas ylos pequeños detalles. En el interior delmodelo existe una mayor discreción y antetodo conserva una “respiración”, unacoherencia en sus materiales y acabados ynada tiene que hacer allí el pedestal en hierroforjado que remata en el farolito que «tan bien»le queda a la casa de serie, que puede exhibiry combinar de todo, la fachada en granito quebien ha podido ser en piedra o en ladrillo a lavista, indistintamente.

Igualmente, sobre el mobiliario se registrantodos estos efectos. A imagen y semejanza dela luz, el prisma social descompone en supropia gama los objetos muebles: la maderade roble, de cedro o de nogal, de acabadomate o natural es propia del mueble exclusivo«tallado a mano», forrado en terciopelo, enpana o en moqueta. El aluminio y el cuero delmueble de «líneas modernas» constituyeigualmente modelos para el uso de losescogidos. Además de su solidez y de susobriedad, caracteriza este tipo de mobiliariosu composición armoniosa, su equilibriogeneral al que corresponde una determinadadistancia y espacio que los hace ver «bien».

Ya en la serie esta armonía y este equilibriose convierte en un discurso desarticulado, elmueble pierde peso y espacio, se encoge y sealigera. La materia misma varía totalmente: elabullonamiento cede su lugar a la espuma, laestructura se vuelve curiosamente tubular,surge el cromado y el galvanizado, el cuero setransforma en plástico (imitación cuero), enmesas y escritorios es el triplex y el enchapeen fórmica el que viene a reemplazar la maderamaciza. Ya no obedece a una línea de diseño,son un cruce de caminos, combinación dedetalles, mezcla fortuita de elementos. Lapérdida de sus cualidades fundamentales secompensa por el énfasis en sus caracteressecundarios, se sobresalta el color que ya noguarda ninguna discreción y por el contrariomantiene una marcada promiscuidad típica delinterior de serie en el que todo está demasiadocerca.

Igual que ocurre en el mueble ocurre conla casa entera. En la serie la casa se encoge,se desestructura, falta de invención, falta decomposición. Empieza ella también aresponder a una combinación fortuita. Elesquema de diseño se mantiene casiinmutable, las variaciones son insignificantesy sin embargo, a ellas se les da todo el énfasis

Lo que ha podido ser un logro de «diseño»en la casa pedido, en su organizaciónfuncional, en su lógica racional, en eltratamiento de ambiente, aquí se reduce alnivel del detalle o a unas pocas líneas oacabados generalmente de fachada que luegocaprichosamente empiezan a denominarsecomo lo moderno, lo colonial, lo rústicoespañol, etc.

Nada pasa intacto por la serie, el materialtiene un status más efímero, es «más malo»,más frágil, menos durable. En este proceso laeconomía en los costos es determinante (y quedesconoce el modelo) como ya no se puedeofrecer «todo» de buena calidad se llama laatención sobre partes específicas: unosbuenos y bonitos pisos, un acabado de baños

excelente con lavamanos de «auténtica»imitación mármol, una cocina completamenteenchapada y de colores alegres, un excelenteantejardín, etc.

Así pues, tanto el modelo como la seriecomporta su propia escritura, tienen uncarácter de clase particular. Peronecesariamente se implican, el uno es enfunción del otro, y no se oponen jamás comovalores absolutos. Modelo y serie así surgen yse constituyen como una nueva forma de lasegregación cuya lógica recorre por completode arriba a abajo la pirámide social.

Este punto debe ser enfatizadodebidamente; la ideología dominante seesfuerza por hacernos creer (y lo logra enbuena medida) que los objetos, la vivienda,los productos en general, a media que llegana las grandes masas, juegan el papel deCORRECTIVOS de las disparidades sociales.A nivel de la «satisfacción de las necesidades»podrían no tener ninguna importancia ladiferencia entre un Renault 4 o un VMW, o entreuna casa en Periquillo y una en Juanambú,pero si que la hay, las necesidades SEPRODUCEN, dependen de una lógica que noes la de una apropiación utilitaria de las cosas.Considerar el automóvil y la vivienda«aislados» de sus relaciones y según lanecesidad es precisamente aislarlas de susentido, es negarse a ver que detrás de lanecesidad sólo son signos que nos distingueny únicamente como tales producen unasatisfacción, es negarse a ver que en ningunaparte se consumen según su valor utilitario.Es el valor prestigio, el valor de status el únicoque determina la apropiación de los bienesen el capitalismo.

El consumo es ante todo un proceso designificación y de comunicación; aquí hemosprecisado algunos de sus mecanismos: existendesigualdades entre los objetos y son unainstitución clasista como cualquier instituciónburguesa. El consumo es el lugar de unaintensa manipulación de los objetos como

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significantes sociales, toman valor de statusdentro de una jerarquía, hacen parte de uncódigo que «ordena» sus diferencias.

Ya la división de clases no se expresa enla negación del consumo para unos y en laostentación para los otros. A medida que lasociedad aumenta en su crecimiento, a medidaque la «participación» en bienes y serviciosse extiende de arriaba a abajo en la escalasocial, cuánto más cobra el objeto el papeldiscriminante, de signo distintivo. Más aún,esta «participación», esta extensión delconsumo sólo se produce en virtud de la lógicade la segregación, su papel no sólo esmantenerla sino PROFUNDIZARLA. Elconsumo más que de otra cosa depende ladesigualdad y es esta necesidad lo que loimpulsa a adelante. Las pocas observacioneshechas aquí sobre la relación entre el modeloy la serie nos lo están mostrando. Esta relaciónque constituye la realidad vivida de todo objetopodría dar ocasión a interesantes estudios queevalúen críticamente la práctica real que hacenlos arquitectos; igualmente el análisis de laciudad con sus formas rápidas de culturizacióno aculturación inherentes a los procesos deconcentración urbana podría recibir nuevasluces desde esta perspectiva. La ciudad esUN DISCURSO, en ella las necesidadescrecen en forma desmesurada, ella es el lugarde los encuentros, de los deseos, de losestímulos, de la información, de la solicitaciónpublicitaria, del veredicto incesante de losdemás, ella es en una palabra el lugar de unacompetencia generalizada y descarnada.

En la ciudad no sólo concurre los capitales,no sólo se concentra la producción industrial,también CONCURREN y se CONCENTRANlas necesidades, como el capital seURBANIZAN pero según una lógica distintaque corre aparejada al primero, reforzándoloy reproduciéndolo permanentemente.

El tan mentado caos de la ciudad, la tanmentada falta de planes de regulación de sucrecimiento, la ausencia de una reglamentación

eficaz que controle el proceso e urbanizacióndel discurso liberal burgués, no es otra cosaque un desconocimiento que trata de excluirde la crítica el sistema como tal.

Le achacan la culpa al «subdesarrollo», oa la ineptitud de la burocracia o a losurbanizadores piratas y hasta a los invasores.Se ignora que ésta aparente irracionalidad esuna SOLIDA racionalidad, que el subdesarrolloes una forma de desarrollo, que la pobreza esun efecto de la riqueza, que la segregaciónsocial la comporta el sistema mismo y allídonde se piensa que se corrige: en lo que seproduce, en el habitat, en los objetosindependientemente de las molestas barriadasy los cinturones de miseria.

Incluso a título de especulación(permitámosla) podríamos imaginarnos unaciudad que ya haya eliminado los barriosmiserables, los tugurios y la pobreza engeneral y obedezca a una rígida normatividad,cuyas reglamentaciones rijan su desarrollo.Ello no implicaría -según la lógica propia delsistema- más que un mayor refinamiento, unamayor sutileza en los mecanismos de lasegregación y de ninguna manera que ladesigualdad ya haya desaparecido y que todoel mundo participa ya de las ventajas de laabundancia.

Como lo decíamos más atrás, siempreserán unos los que tendrán acceso a la lógicadel modelo, a sus innovaciones, a susexperiencias en materia de diseño, a losensayos más audaces, se darán el gusto desaborearla, de vivirlas libremente, para ellosse hizo el ambiente funcional, el discursoracional sobre el espacio y sus objetos, elloscomprenderán cabalmente los mensajes delArquitecto, acatarán sin mayor dificultad susrealizaciones estéticas.

Los otros, siempre los otros, los de larealidad serial están condenados a unamanipulación mental de los objetos. Elconsumo (ostentatorio, aberrante) es ladimensión de su salvación, proyecto sin

esperanza y sin fin que los lleva a sacralizarsus bienes y muebles, a aferrarse a ellos demanera exagerada en una demostración yexhibición constante, síntoma de su precariaexistencia y sobre todo COMPENSACION asu escasa o nula participación en las instanciasREALES de poder en la sociedad.

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Autores

Noel Cruz AponteArquitecto de la Uiversidad del Atlántico. Master enArquitectura de la Universidad de Texas; ProfesorTitular de la Universidad del Valle y Profesor en laUniversidad San Buenaventura de Cali. Hainvestigado Historia de la Arquitectura en Italia,España y Colombia.

Benjamin BarneyArquitecto de la Universidad de los Andes de Bogotá.Estudios de postgrado en Historia Andina.Profesorde la Universidad del Valle, primer director de suEscuela de Arquitectura. Profesor de la Universidadde San Buenaventura, en Cali y del Instituto Superiorde Arquitectura y Diseño de Chihuahua, Mexico.Coautor de los libros La arquitectura de las casas dehacienda en el Valle del Alto Cauca (El Ancora) con F.Ramirez, Patrimonio Urbano en Colombia (Colcultura)con otros, y Estudios sobre el territorio iberoamericano(Junta de Andalucía) con otros. Conferencista enseminarios, talleres y foros de arquitectura enColombia, México y Ecuador.

Juan Manuel CuartasFilósofo. Magíster en Lingúística Latinoamericanadel Instituto Caro y Cuervo, Doctor en Filosofofía dela Universidad Nacional a Distancia de Madrid. Fuéprofesor en la Universidad Hankuk, University ofForeign Studies en Seul, Corea. ActualmenteProfesor Titular de la Escuela de Filosofía de laUniversidad del Valle donde dirige los Postgrados.Recientemente publicó Blanco, Rojo y Negro, el librodel Haiku. Es también autor de numerosos artículosy ensayos. Para el pregrado de Arquitectura deUnivalle dicta el curso Morar, Habitar, Pensar,referido al pensamiento de Martin Heiddeger.

Carlos Enrique BoteroArquitecto de la Universidad del Valle, Master enArquitectura y Diseño Urbano de WashingtonUniversity. Estudios de Planeamiento Urbano enJapón y de Diseño Urbano en Canada. ProfesorTitular del Departamento de Proyectos, Escuela deArquitectura de la Universidad del Valle. Investigadordel CITCE en Urbanismo y Patrimonio Inmueble.Conferencista y autor de varios articulos deinvestigación.

Jorge Galindo DíazArquitecto de la Universidad del Valle. Doctor enArquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña.Profesor Asistente de la Universidad Nacional deColombia,Sede Manizales.Conferencista y autor devarios articulos de investigación.

Ricardo Hincapié AristizábalArquitecto de la Universidad del Valle. Master enRestauración en la Universidad de la Sapienza deRoma. Profesor Asociado del Departamento deProyectos de la Escuela de Arquitectura de laUniversidad del Valle. Director del CITCE.Investigador Patrimonio Arquitectonico.Conferencistay autor de varios articulos de investigación.

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Indice General. Volumen I

Número 1

Torres, Fabio E. 41 años de la Facultad deArquitectura de la Universidad del Valle.Barney, Benjamín y Ramírez, Francisco.Arquitectura en el valle del alto Cauca: lacasa de hacienda.Ceballos, Rafael. Administración de laconstrucción: un tema de postgrado.Beltrán, Jaime. La memoria urbana.Mosquera, Gilma. La mujer como usuariade la ciudad.Martínez, Harold. Hacia una sensatamodernización de nuestro espacio.Botero, Carlos E. Ferrocarriles del Pacífico:entre trenes y estaciones.Pérez, Héctor. Importancia de laconservación de los talleres de Chipichape.Borrero, Harold. Industrialización vs.Arquitectura.Cruz, Noel. El presente de la arquitecturaen Colombia: tipos arquitectónicos yproyecto moderno.Aguilera, Ricardo. La arquitectura en el país.

de las maravillas.

Número 2

Bonil la, Ramiro. Camilo Sitte ¿unpensamiento urbanístico actual?Mejía, Carlos Esteban. El tiempo vivido y eltiempo recobrado.Beltrán, Jaime. Luis Barragán.Caldas, Lyda. Una aproximación alpaisajismo en América tropical.Mosquera, Gilma. Premio Corona pro-arquitectura 1988.Barney, Benjamín. Remodelación del colegioAcadémico de Buga.Andrade, Patricia y Salcedo, Diego. Uncoloquio a tres bandas: el hombre, el oficio,el burgo.Supelano, Pedro y Thomas, Alvaro. Paramanejar bien el retrovisor.Botero, Carlos E. Concurso de novela urbana

Santiago de Cali.

Número 3

Barney, Benjamín. El sueño de San Antonio.Luna, Jaime y Sánchez, Mauricio. Casa dela Cultura de Florida.Aprile-gniset, Jacques. Reflexiones en tornoa la investigación histórica urbana.Correal Germán D. Acerca de las técnicasde proyectación.Bonilla, Ramiro. Tramas y morfología en laciudad colombiana: el caso de Cali.Becerra, Oscar. Tecnología adecuada yautonomía cultural.Aguilera, Ricardo.Un difícil estilo docente.

Número 4-5

Zuleta, Estanislao. Textos.Aprile-gniset, Jacques. A propósito de la“cultura urbana”.Ramírez, Francisco. Apuntes sobre el trabajoteórico en arquitectura.Grupo Minga. Un lenguaje desvinculado deestereotipos.Losada, Alvaro. La tierra, material deconstrucción.Ramírez, Clementina. Concepto de un paseoen la ciudad.Cruz, Noel. Glosario premoderno.Mejía, Carlos Esteban. Grau, Negret,Negreiros.Tascón Rodrigo y Gutiérrez, Jaime.Arquitectura de Cali.Cruz Kronfly, Fernando. La literatura deUmberto Valverde.Aprile-gniset, Jacques Germán Colmenares.

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Número 6

Beltrán, Jaime. A propósito de la calle, laciudad, nuestra ciudad.Aguilera, Ricardo. Hábitat Atrato.Bonilla, Ramiro. El papel de las instanciasproyectuales en el diseño urbanístico deCali.Hincapié, Ricardo. La restauración: historiadel concepto y su significado moderno.Mejía, Carlos Esteban. Consideracioneshistóricas para una teoría de las relacionesentre territorio y arquitectura: el caso delmundo antiguo.Barney, Benjamín y Ramírez Francisco.Patrimonio y arquitectura: el estado de lacuestión.

Número 7

Gómez-Vignes, Mario. Coloquio de MonsieurMaçon y el juglar Euphonium.García, Hugo. Arquitecturas ambientales:bioarquitectura y arquitectura inteligente.Barney, Benjamín. Arquitectura y lugar.Botero, Carlos E. Concurso de arquitectura,imagen de universidad.Pinilla, Mauricio. Edificio para la Facultad deArtes Integradas de la Universidad del Valle.Ramírez, Francisco. Arquitectura y proyecto.Franky R, Jaime. Pensamiento, proyecto yproceso de diseño en la modernidad.Gutiérrez, Natalia. Reflexiones acerca de lacreación en el arte de hoy.Hincapié, Ricardo. La restauración: unaprimera aproximación conceptual.

Número 8-9

Barney, Benjamín. Carta al juglar Euphonium.Arredondo de Calderón, Martha. Anotacionesgenerales sobre los problemas queenfrenta un músico instrumentista antes ydespués de una presentación en público.Galindo, Jorge. Arquitectos e ingenierosmilitares del siglo XVIII en la NuevaGranada: su formación académica (I).Aprile-gniset, Jacques. Trayectoria yvigencia de la conflictividad social urbana.Beltrán, Jaime; Bonilla, Ramiro; Mosquera,Gilma. Proyecto La Ciudadela, Tumaco.Hincapié, Ricardo El espacio y el drama enla cultura.Barney, Benjamín y Beltrán, Jaime. Reciclajede un edificio: el Albergue Perlaza.Ramírez, Francisco. ArquitecturaNeocolonial en Cali.López-Lage, Georgina. Proyecto de vivienda

ambiental Lomalarga.

Número 10

Cruz, Noel. De Le Corbusier a RogelioSalmona.Barney, Benjamín. Clasicismo, Arquitecturay Ciudad en Colombia. Siglo XIX.Botero, Carlos E. Cali Siglo XX. La CiudadModerna que no fué.Cuartas, Juan Manuel. ¡Deconstruccionesde la gran ciudad!Galindo, Jorge. La Discursividad de laTécnica: Apuntes sobre las formas deargumentación presentes en los tratadosde arquitectura militar de los siglos XVI,XVII y XVIII.Hincapié,Ricardo. La Arquitectura, Función,Signo y Logica de Clase.