Conquista Cristiana - ¡Capacitando Líderes para la...

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82 Q Q uiero compartir algo que el Señor ha puesto fuertemente en mi corazón. Es un tema de importancia crítica y crucial para nosotros en nuestros tiempos. Primero, echemos un vistazo a lo que la Sagrada Escritura dice acerca de la naturaleza de la verdad, y después pasaremos a una historia en la vida de Jesús. Efesios 4:14-15 nos exhorta a crecer espiritualmente: Así ya no seremos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error; sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”. Este versículo dice que la verdad y el amor son esenciales para la madurez espiritual. Son como los dos brazos de Dios, asegurando y alimentando al creyente. Pero, ¿qué ocurre cuando se niega la verdad por miedo de ofender? El resultado es, por lo menos, inmadurez, y en el peor de los casos, pudiera producir la muerte. La verdad nunca detiene su marcha, y si se sigue ignorando, eventualmente no tendrá ningún efecto en el que la oye y acabará con su capacidad de sentir. El que ignora una condición médica porque tiene miedo de conocer la verdad queda expuesto a experimentar la muerte, mientras que la verdad pudo haberle salvado la vida. Un médico que no dice la verdad por miedo de ofender a su paciente, no sirve como profesional y corre el riesgo de ser culpable por causar la muerte a sus pacientes. El miedo de ofender puede controlar la manera en que se dice la verdad, pero no debe determinar si la decimos o no. Es cierto, Jesús nos advirtió: “Mejor le fuera que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos” (Lucas 17:2), y Pablo nos insta a no ser tropezadero para los débiles (1ª Corintios 8:9); pero esas advertencias no deben confundirse con la necesidad de decir la verdad. Dios también nos advirtió en contra de refrenar la verdad (vea Ezequiel 3:1-21). La cultura occidental ha llegado al extremo de acomodarse a los sentimientos de la gente antes que correr el riesgo de ofender con la verdad. Este patrón ha sido establecido en nuestras escuelas con la evolución social y el desarrollo de un comportamiento “cortés” (políticamente correcto) aceptado como norma en la sociedad. Si bien algunos aspectos de ser sensibles son admirables, lo cierto es que cuando amordazan la verdad el resultado es criminal. Lo que realmente me concierne es que esta psicología de evasión de la ofensa a todo costo, ha influenciado a la iglesia. La voz profética es a menudo una voz patética. El “filo profético” ha sido rescindido por “expresiones delicadas”. Esta, precisamente, fue la causa de la caída de Israel. Actualizando a Jesús La Biblia es la Palabra de Dios, y su Palabra está por siempre establecida en los cielos. Cualquier traducción moderna está obligada a ser fiel al texto original. No habrá una nueva versión; la Palabra de Dios es eterna. Esta convicción ha sobrevivido a universidades y seminarios así como a la erosión continua del liberalismo teologal. Además, creo que Jesús, el Hijo unigénito de Dios, es el estándar de comportamiento y es la verdad encarnada. Dicho esto, repasemos una de las muchas historias en su ministerio que pudo haber causado ofensa. Recientemente leía el capítulo 15 de Mateo y noté que los discípulos estaban preocupados porque Jesús había ofendido a los fariseos; él los había llamado hipócritas en sus caras. Me pregunté si pudo haber usado un término diferente, no ofensivo, como “disminuidos en la verdad”. Él puso nerviosos a los discípulos cuando dijo la verdad. Continué leyendo y llegué a la historia de la mujer cananea que vino F F e e F F e e m m á á s s a a l l l l á á m m á á s s a a l l l l á á d d e e l l a a o o f f e e n n s s a a d d e e l l a a o o f f e e n n s s a a Por Charles V. Simpson

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QQuiero compartir algo que elSeñor ha puesto fuertementeen mi corazón. Es un tema

de importancia crítica y crucial paranosotros en nuestros tiempos.Primero, echemos un vistazo a lo quela Sagrada Escritura dice acerca de lanaturaleza de la verdad, y despuéspasaremos a una historia en la vidade Jesús.

Efesios 4:14-15 nos exhorta a crecerespiritualmente:

“Así ya no seremos niñosfluctuantes, llevados pordoquiera de todo viento dedoctrina, por estratagema dehombres que para engañaremplean con astucia lasartimañas del error; sino que,siguiendo la verdad en amor,crezcamos en todo en aquel quees la cabeza, esto es, Cristo”.

Este versículo dice que la verdad y elamor son esenciales para la madurezespiritual. Son como los dos brazosde Dios, asegurando y alimentandoal creyente. Pero, ¿qué ocurre cuandose niega la verdad por miedo deofender? El resultado es, por lomenos, inmadurez, y en el peor delos casos, pudiera producir la muerte.La verdad nunca detiene su marcha,y si se sigue ignorando,eventualmente no tendrá ningúnefecto en el que la oye y acabará consu capacidad de sentir. El que ignora

una condición médica porque tienemiedo de conocer la verdad quedaexpuesto a experimentar la muerte,mientras que la verdad pudo haberlesalvado la vida. Un médico que nodice la verdad por miedo de ofendera su paciente, no sirve comoprofesional y corre el riesgo de serculpable por causar la muerte a suspacientes.

El miedo de ofender puede controlarla manera en que se dice la verdad,pero no debe determinar si ladecimos o no. Es cierto, Jesús nosadvirtió: “Mejor le fuera que le ataran alcuello una piedra de molino y loarrojaran al mar, que hacer tropezar auno de estos pequeñitos” (Lucas 17:2), yPablo nos insta a no ser tropezaderopara los débiles (1ª Corintios 8:9); peroesas advertencias no debenconfundirse con la necesidad de decirla verdad. Dios también nos advirtióen contra de refrenar la verdad (veaEzequiel 3:1-21).La cultura occidental ha llegado alextremo de acomodarse a lossentimientos de la gente antes quecorrer el riesgo de ofender con laverdad. Este patrón ha sidoestablecido en nuestras escuelas conla evolución social y el desarrollo deun comportamiento “cortés”(políticamente correcto) aceptadocomo norma en la sociedad. Si bienalgunos aspectos de ser sensibles sonadmirables, lo cierto es que cuandoamordazan la verdad el resultado escriminal.

Lo que realmente me concierne esque esta psicología de evasión de laofensa a todo costo, ha influenciado ala iglesia. La voz profética es amenudo una voz patética. El “filoprofético” ha sido rescindido por“expresiones delicadas”. Esta,precisamente, fue la causa de la caídade Israel.

Actualizando a JesúsLa Biblia es la Palabra de Dios, y suPalabra está por siempre establecidaen los cielos. Cualquier traducciónmoderna está obligada a ser fiel altexto original. No habrá una nuevaversión; la Palabra de Dios es eterna.Esta convicción ha sobrevivido auniversidades y seminarios así comoa la erosión continua del liberalismoteologal. Además, creo que Jesús, elHijo unigénito de Dios, es el estándarde comportamiento y es la verdadencarnada. Dicho esto, repasemosuna de las muchas historias en suministerio que pudo haber causadoofensa.Recientemente leía el capítulo 15 deMateo y noté que los discípulosestaban preocupados porque Jesúshabía ofendido a los fariseos; él loshabía llamado hipócritas en sus caras.Me pregunté si pudo haber usado untérmino diferente, no ofensivo, como“disminuidos en la verdad”. Él pusonerviosos a los discípulos cuandodijo la verdad.Continué leyendo y llegué a lahistoria de la mujer cananea que vino

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dd ee ll aa oo ff ee nn ss aadd ee ll aa oo ff ee nn ss aaPor Charles V. Simpson

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a Jesús buscando desesperadamenteliberación para su hija que estabaposeída por un demonio. (Aun esteasunto de los demonios le presenta unproblema a muchas personas. Uno demis profesores del seminario una vezdijo que Jesús meramentealcahueteaba la ignorancia de su día).Al principio Jesús no toma en cuenta aesta mujer, pero ella alzando su voz leimploró: —Hijo de David ten misericordia demí. Jesús le respondió diciendo: —Vine sólo por las ovejas perdidas deIsrael.Pero ella cayó a sus pies y lo adoró.Entonces él dijo: —No está bien tomar el pan de loshijos y echarlo a los perros.—Aun los perros comen de lasmigajas —continuó ella. Jesús quedó impresionado. — ¡Mujer, grande es tu fe! Hágasecontigo como quieres.¡Sorprendente! ¿Qué le ocurriría a unministro si usara esta manera deministrar hoy? Sólo puedoimaginarme la respuesta de susmiradas y los comentarios en losmedios noticiosos.Esta mujer superó dos formas dereferencias escandalosamenteofensivas, según las normas de hoy:“Sólo para los judíos”, y lainconcebible analogía de “perro”. Peroella no se ofendió por ninguna. Su fefue más allá de la ofensa.Uno podría sostener la opinión de queJesús sabía todo el tiempo que élliberaría a su hija. Pero hubo muchasotras ocasiones cuando los que oyeronsus palabras no sobrevivieron a laofensa, como el joven rico o losfariseos. Pero, ¿por qué usó Jesús esteenfoque en primer lugar? ¿Será quequiere decirnos algo acerca de lacalidad de fe que él busca, o que él noespera atraer meramente a

“buscadores sensibles”?El apóstol Pablo nos recuerda que lamisma cruz es un escándalo (veaGálatas 5:11). Es una “piedra detropiezo” para muchos: es algo vulgar,sangriento e ignominioso, unamaldición. Pero es la puerta estrecha yúnica para la salvación; revela el costodel pecado y el medio de nuestrajustificación. El hecho de que la cruzsea tan ofensiva nos revela el por quétantos predicadores evitan el tema afavor de un mensaje de aprobación yautoestima. Ambas, la cruz de Jesús yla nuestra, se han vuelto ofensivas enmuchos círculos cristianos. Pero lasalvación verdadera es el resultado dela fe que abraza la cruz y sus ofensas,para encontrar vida de resurrección.Insulto versus ofensaUn insulto es lo que percibimoscuando alguien nos ignora o denigranuestro carácter y nuestros motivos. Yla ofensa es nuestra reacción a lapercepción de un insulto. La ofensa escuando nos vemos “atrapados” en loque alguien dijo o hizo y no podemospasarle de lado. Comenzamos aalbergar una molestia y perdemos devista nuestro propósito. La ofensa esuna trampa. Los insultos nos llegarána todos, pero no necesitamos tomarofensa; esa es una elección personal.Me parece que debido a que hemosnegado la depravación humana, elpecado y la cruz (la de Jesús y lanuestra), nos hemos convertido en unacultura excesivamente sensible ysusceptible. Consecuentemente,pasamos demasiado tiempodefendiéndonos y muy poco tiempologrando terminar las cosas. La Iglesiapasa demasiado tiempo manejandoproblemas internos y no lo suficienteen su misión. Las personas que no hanenfrentado su pecado y la cruz, sonpersonas que requieren muchomantenimiento.

Un asunto de enfoqueLa mujer cananea sabía que no erajudía; pero buscó a Jesús de cualquier

manera porque sabía que él podíaliberar a su hija. Aun más, ella creyóque él era el “Hijo de David” y que erael “Señor”; lo adoró aunque no erajudía. Sabía que muchos judíospensaban que los cananeos y losgentiles eran como perros, pero vinoal Señor de cualquier manera. No fueconsciente de sí misma, ni se dejóabsorber por sí misma. Determinóignorar completamente la posibilidadde ser ofendida. Por eso obtuvo lo quevino a buscar, y también recibió elelogio del Hijo de Dios.

Hay una gran necesidad entrenosotros de permanecer enfocados ennuestro propósito y no en nosotrosmismos. No se trata de ser admirados;sino de ser persistentes, de hacer a unlado las ofensas, haciendo su voluntady diciendo la verdad. Debemosexhortarnos unos a otros para hacer aun lado el síndrome de niñosmimados y ofendidos si queremos serliberados de nuestros “demonios” yencontrar la liberación. Debemosvolver a visitar la cruz para así morir anuestras sensibilidades, estas nos quenos hacen caer en la trampa. Estamos,o deberíamos, estar muertos.

Campamento de entrenamiento

En lo que se refiere a las fuerzasarmadas, nunca he escuchado acercade un sargento instructor sensible. Enel campamento de entrenamiento sebusca derribar algunas actitudes yfortalecer otras. Se trata de edificardureza mental y física y unamentalidad de equipo. Los soldadosse convierten en una unidad y hastadan la vida unos por otros.No estoy sugiriendo que convirtamosa la iglesia en un campamento deentrenamiento. Sin embargo, ¿cómoformaremos un ejército sin unainiciación que ponga por delante lacruz primero? ¿Cómo produciremoscreyentes inmunes a la amargura, elenojo y el odio que profanan elcorazón, y creyentes abiertos a lacorrección, si no predicamos una fe

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que persevera másallá de la ofensa. Loscristianos delicados ysusceptibles nuncallegarán a losverdaderos camposde batalla, nodispararán un tirocontra el enemigoreal, y mantendrán aotros alejados de labatalla también.Para ser parte del“Reinoinconmovible”,debemos volvernosinconmoviblestambién; debemospoder manejar lasdisciplinas de Dios.La Iglesia pudohaberse salido delejercicio de ladisciplina, pero elSeñor de la Iglesia nolo ha hecho (veaHebreos 12). Éltodavía corrige con laverdad.

El apóstol Pablodeclaró “todo elconsejo de Dios” (veaHechos 20:27). Judasnos amonesta a “contenderardientemente por la fe que ha sidouna vez dada a los santos”. La Iglesiaprimitiva se mantuvo firme en ladoctrina de los apóstoles. Muchos deellos se convirtieron en mártires envez de negar la verdad.

La historia dará testimonio en contrade nosotros si nos dejamos intimidar yrefrenamos la verdad. El ataque del 11de septiembre del 2001 no sólo fuecontra nuestra nación; tambiénnuestra ingenuidad y nuestraspresuposiciones fueron atacadas. Pormucho tiempo la autosatisfacciónparecía ser nuestra ética nacional,pero septiembre 11 nos hizoreenfocarnos, a muchos de nosotros,en los asuntos de vida y muerte.

A veces el ataque y la respuesta soninmediatos; otras veces el ataque essilencioso y gradual, pero igualmentedevastador a largo plazo. El ataque ennuestros valores morales ha sidogradual, pero agudo e implacable. Nose mueve bajo ningún nombre oestandarte en particular, pero semueve en muchos frentes. Comomédicos, debemos aprender adiagnosticar y tratar enfermedadesespirituales sin miedo de ofender alpaciente. Como la voz profética deDios en la tierra, los cristianos nodeben dejarse intimidar para no decirla verdad.¿Será nuestro propósito principalhacer la verdad apetecible para losescépticos? Si bien debemos amar alos que están fuera de Cristo, ¿les

negará la verdad elamor de Dios? ¿Nosatreveremos asuprimir su cruz y lanuestra, del mensajeque él nos dio paraevitar la ofensa?El Presidente delTribunal Supremo deAlabama es elhonorable Juez RoyMoore. El juez Moorecolocó una piedragrande en el edificiode la Corte Supremacon los DiezMandamientosgrabados en ella. Éltambién le negórecientemente lacustodia de unacriatura a una madreviviendo en unarelación homosexual.Él ha sido azotadoverbalmente por laprensa y por activistas,aunque su decisiónestuvo deconformidad con la leylargamenteestablecida. Muchosotros líderes políticosy espirituales se

quedaron callados frente a esta clasede ataques contra los que se atreven apararse firmes en defensa de laverdad. Así que, los que no son amigos de laverdad bíblica se sienten ofendidos.¿Nos impedirá eso perseverar para losfines deseados por Dios? Es tiempode que nosotros ejercitemos la fe de lamujer cananea que no consideró elinsulto percibido, para acercarse a laliberación que nuestro mundo y laIglesia necesitan tandesesperadamente.

Tomado de la Carta Pastoral de abril del2002

GGracias a Dios por los Salmos.¡De cuánta riqueza nos haprovisto esta porción de su

Palabra, en hermosura, gozo yejemplo! Este tesoro nos ha ayudado aconstruir respuestas personales ennuestra alabanza a Dios, y nos haenseñado a considerar la alabanzacomo un acto de obediencia, elcumplimiento de un contrato. Ensuma, nos ha llevado a aceptar el retode que ¡la alabanza es un ministeriopara Dios!

El salmo 68 es una confesión de queDios se levanta entre su pueblo,moviendo a la iglesia hacia unterritorio nuevo. Las primeras dospalabras: “Levántese Dios”, consideranla respuesta que Dios desea de supueblo al movimiento que él hainiciado. Y, como su plan es que confelicidad, regocijo y cantos le sigamoscuando y donde él nos lleve, debemosmovernos con un espíritu deexpectativa, victoria y alabanza.En el salmo 81, observamos que Diosha hecho un pacto de alabanza con supueblo, en el que la responsabilidadparticular del pueblo de alabarlo, vaseguida de las provisiones yprotecciones propias de un puebloque alaba. Dios dijo: “Yo haré... siustedes alaban”. Esto deberíadespertar el deseo de alabarlo,adorarlo y obedecerle con gozo.

Ministerio para DiosConsideremos ahora el salmo 149.Aquí hay siete métodos, sietemotivaciones y siete ministerios de laalabanza. Nos ocuparemos de algunosde ellos y veremos qué armas tanpoderosas tenemos a nuestradisposición cuando alabamos a Dios.El primer servicio de la alabanza,mencionado en este salmo, es el deministrar directamente a Dios. Elversículo 4 nos dice, específicamente,que: “Jehová tiene contentamiento en su

pueblo”. En algún punto de su jornada,la iglesia ha olvidado que esto es loque alegra a Dios, lo que le place.Somos el objeto de su alegría ynuestra alabanza es la satisfacción desu corazón. Apocalipsis 4 asegura queél creó todas las cosas para su gloria.Cuando usted y yo damos unarespuesta gozosa a Dios, esto llevacontentamiento a su corazón. Quizásusted diga: “Nunca pensé en Diosdisfrutando alguna cosa”. Porsupuesto que así es, para esto creótodo Dios. Él tiene contentamiento en supueblo y le gusta que sus hijos seacerquen a él con actitud positiva.Demasiadas veces venimos a Diospidiendo que nos dé algo;seguramente esto debe volverseagotador para él, del mismo modoque lo es para mí, como padre.Tengo tres hijas que, a muy tempranaedad, aprendieron a ser expresivas ensu entrega de amor y alabanza.Cuando mi hija menor llegó a susaños de adolescente, se operó unpequeño cambio en ella: ¡se volviómanipuladora! Llegó a tal extremoque, cuando se sentaba en mi regazo yponía los brazos alrededor de micuello, yo sabía que quería algo y esome quitaba mucho deleite. ¡Descubríque me ponía un poco tenso porquesabía que pronto me iba a pedir algo!Un día le dije: “Cariño, tenemos queaclarar una cosa tú y yo. Yo te amo, túeres la alegría de mi vida, no necesitasmotivarme para conseguir lo quequieres. Es mi responsabilidadcomprarte ropa, encargarme de tueducación y responsabilizarme portus otras necesidades; entonces, porfavor no intentes motivarme omanipularme. Simplemente, dime loque quieres y después, otro día,demuéstrame que me amas para queno confundamos la satisfacción de tusnecesidades con la satisfacción de lasmías”.Una vez que hice entender esto a mihija, Dios me dijo: “¿Qué tal si tú tedas el mismo mensaje, hijo?”. Me di

cuenta de que yo también tenía algoque aprender en este asunto de darlemi atención por interés de recibiralguna ventaja a cambio. Cuandoseparamos la petición, de nuestraalabanza y adoración, se da una formaenteramente diferente de oración. Sóloadórelo... alábelo... magnifíquelo; noporque usted quiera moverlo a haceralgo en su favor, sino porque ustedsimplemente quiere conmoverlo, darlegozo. Él se solaza en su pueblo y laalabanza es una de las formasprimarias de dar gozo al corazón deDios. Deje que esto sea siempre suprimer ministerio en la alabanza.El tono completo de la SagradaEscritura parece implicar que Dioshizo al hombre porque tenía unanecesidad. El hombre seresponsabilizó de esa necesidad ycada vez que el hombre redimidoregresa y asume la responsabilidad delas necesidades de Dios, el propósitooriginal de la creación se restablece.Dios necesita amor y un objeto de suamor: usted es esa persona, objeto desu amor. ¡Entonces, alábelo!

Venganza: el arma de la alabanzaEl segundo ministerio de la alabanzaes ejecutar venganza entre lasnaciones que no conocen a Dios. Estaspalabras se encuentran en el versículo7 y para darles el trasfondo correcto,lea los versículos 5 y 6. La alabanzadebería convertirse en un estilo devida para nosotros de manera que, seaque adoremos en la congregación o asolas en nuestras camas, el júbilo y elcanto sean las expresiones naturalesde nuestra personalidad. Nuestra bocadebe estar continuamente llena dealabanza.Note lo que debe estar en nuestrasmanos: una espada de dos filos. Porfavor, no invierta el orden de esto. LaSagrada Escritura declara, de Jesús,que de su boca salía una espada dedos filos, pero que la espada delEspíritu está en la mano de los santos.Pienso que se hace mucho daño

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MM ii nn ii ss tt ee rr ii oo pp aa rr aa DD ii oo ssMM ii nn ii ss tt ee rr ii oo pp aa rr aa DD ii oo ssPor E. Judson Cornwall

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innecesario cuando intentamosministrar con la espada en nuestraboca.Quizás usted no comprenda lo que sequiere decir con esto. Sólo considerequé fácil es para nosotros meternos laespada en la boca y citar la Escrituracuando un hermano o hermana estáen desacuerdo con nosotros o se saleun poco de su lugar. Proyectamoscondenación y repartimos cortes ygolpes; o citamos las Escriturasintentando capturar y meter a lapersonas en sumisión. Por favor, dejela espada en sus manos, dondepertenece.Nuestra boca debe estar llena dealabanza... adoración... dirigidashacia el Señor Jesucristo. Tambiéntenemos la espada del Espíritu, peroestá en nuestras manos: es paracombatir al enemigo cuando se acercaa nosotros. ¡Nuestra verdadera armaes la alabanza! Dios nos ha dado algomucho más glorioso y seguro que unaespada para usar en nuestra boca.Dios declara que, cuando alabamos, seejecuta venganza entre las nacionesque no conocen a Dios. Cuandoleemos “naciones” en el AntiguoTestamento, generalmente se refiere ala gente que está sin Dios. No les cabeDios en su conciencia; sea que no lesha sido presentado, o que después dehabérseles presentado, le handesechado por completo. Debemosdejarlos en manos de Dios. Me alegrode que mi Dios sea un Dios justo, yhará justicia a todos los hombres, y lealabo porque esta no sea mi decisión omi situación.¿Qué hacemos cuando leemos delcrecimiento de las prácticas satánicasy de los paganos que causan tantodaño en nuestro mundo? ¿Nosquedamos inmóviles, simplemente,sin decir nada? Muchos misioneroshan sido asesinados y torturados através de los siglos, y lo seguimosviendo en nuestros días. Clamaremosy diremos a Dios: “Dios, tú sabes queno metemos nuestras manos porqueno sabemos tu propósito, pero tecreemos a ti, Señor. Tú no sólo eresjusto, sino que eres el justificador y

nosotros dependemos de ti para quese haga justicia”. Alabamos al quetiene todo en sus manos. Adoramos alque tiene todo bajo control, aunque nonos parezca así a nosotros.Porque le alabamos y confiamos en él,no tenemos que ocuparnos del odio oel enojo, ni siquiera de la malicia.Hemos puesto todo en las manos deDios. Como amamos genuinamente aDios, somos capaces de amar aun anuestros enemigos. ¡En forma segurapodemos dejar la venganza en sumano, respecto de los paganos!Ejecutar castigoEl tercer ministerio de la alabanza esejecutar castigo entre los pueblos. Unadiferencia básica entre “naciones” y“pueblos” es que la primera se refierea los que no conocen a Dios y lasegunda a los que lo conocen. Supropio pueblo era llamado,primordialmente, el pueblo de Dios.Aquí dice que a través de nuestraalabanza podemos ejecutar un castigosobre ellos.Quizá la siguiente historia de unincidente que ocurrió en nuestraiglesia pueda ilustrar el poder de unpueblo que alaba.Hace unos años, en un serviciomatutino dominical, tuvimosmomentos de alabanza especialmentealtos en nuestra congregación. Parecíaque todo el cielo se nos había unido:más probablemente, fuimos nosotrosquienes nos unimos a ellos. Laalabanza era como olas del océanorompiendo sobre la playa yretirándose... para volver a rompersobre la arena. Fue un tiempo gloriosode adoración. Y tuve el sentimiento deque ocurría algo de lo que noestábamos conscientes, aunque nopodíamos ver resultados tangiblesentre nosotros. Pero esa tarde recibíuna llamada telefónica... y más tardeuna carta, que confirmaban elpensamiento de este tercer ministeriode la alabanza.La llamada telefónica era de un jovenpastor de una congregación con la queyo estaba familiarizado quien medijo que, durante su servicio

matutino, uno de sus diáconos selevantó y comenzó a caminar por elpasillo central de la iglesia con enojo yodio en sus ojos. Este hombre no sóloera un diácono, sino que, comotesorero y el miembro más adineradode la iglesia, por años habíaconducido los asuntos de práctica yorden de la iglesia, haciendo lo quequería. Ese día dijo:Hemos tenido todo lo que queremosde esta clase de ministerio en estaiglesia. Pedimos la renuncia delpastor.Asombrado, el pastor contestó:— Pero, no he estado aquí muchotiempo. Todo lo que estoy haciendo esintroduciéndolos en una mayorconciencia del Señor en la adoración. El hombre avanzó hacia adelante,exigiendo otra vez la renuncia delpastor. Llegó hasta la segunda fila y,repentinamente, quedó inmovilizado.Oyó o vio algo que nadie más pudover u oír. Se quedó allí parado, ensilencio, y luego exclamó: “¡Oh, no!¡Oh, no!” Metiendo la mano en elbolsillo sacó papel y lápiz, escribió larenuncia de su puesto en la iglesia y sela dio al pastor. Cuando salió por lapuerta principal de la iglesia, la gloriadel Señor llenó el lugar, y fue elcomienzo de un avivamiento en esacongregación. Hasta el día de hoynadie sabe lo que ese hombreexperimentó, o cómo trató Dios con él.Todo lo que se sabe es que se fue lapersona que exigía que el pastor sefuera. Para mí, este es un ejemplomaravilloso de “ejecutar castigo entrelos pueblos”.

El segundo resultado de esta mañanade alabanza, vino en una carta de miyerno que ministra en Argentina. Nole iba bien a él en la iglesia y losoficiales de la ciudad habíandemandado el cierre de sucongregación, por un pequeñotecnicismo en la estructura de laconstrucción. La noticia que se habíapublicado era que cualquiera queasistiera a la iglesia sería arrestado; yno muchas personas quisieron correrel riesgo. Al mismo tiempo que

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nuestra iglesia ministraba alabanzas aDios, mi yerno fue a su serviciomatutino sólo para encontrar unedificio vacío. Entró, tomó suacordeón y tuvo un servicio deadoración de un solo hombre. Labendición del Señor comenzó a llenarsu alma, así que decidió tener unservicio de testimonios, dirigido porél, y con su sola participación.Después sintió seguir adelante ypredicar el mensaje que habíapreparado para su congregación. Paraasombro de él, dos de los integrantesdel concejo municipal,o suequivalente, respondieron al llamado,entraron por las puertas de la iglesia yvinieron al altar. Estos hombres habían estado paradosafuera, observando a través de laventana, para arrestar a cualquieraque asistiera al servicio. Estaban tanasombrados viendo a un predicadordirigiendo un servicio con la iglesiavacía, que se habían quedado para verqué pasaba. El Señor vino con supoder de convicción y fueronpersuadidos a responder a sullamado. Como consecuencia, laiglesia ahora tiene la bendición oficialde la ciudad. La alabanza de unacongregación alcanzó una distancia decasi trece mil kilómetros e hizo loimposible, si bien nosotros nosabíamos de qué se trataba.La alabanza es un arma poderosa. Semueve en cualquier direcciónnecesaria y ejecuta venganza en lasnaciones o castigo entre los pueblos.¡Dejemos de explicarle a Dios cómohacer las cosas y alabémoslo, que élpuede sacarlo en claro por sí mismo!Proveamos la munición, pidámosle aDios que planifique la estrategia ylleve a cabo la batalla. Entonces,¡alabémoslo por eso!Para atar las fuerzas de maldadEl cuarto ministerio de la alabanza esaprisionar a sus reyes con grillos(versículo 8). Esta referencia tiene quever, otra vez, con (las naciones) lospaganos. ¿Quién es el rey del pagano?¿Quién es el gobernador de laspotestades de las tinieblas de estemundo? Satanás, él es el rey; y a todos

nos gustaría poder aprisionarlo congrillos. Este pasaje dice que, conalabanza, podemos aprisionar al rey congrillos.El quinto ministerio de la alabanzaestá muy asociado con el anterior(también el versículo 8): paraaprisionar a sus nobles con cadenas dehierro. No sólo tratamos con elhombre fuerte, como Jesús llama aSatanás; tratamos también con los quetrabajan para él. Aprisionamos al reycon grillos y ponemos a sus tenientesen cadenas de hierro.

Jesús manifestó claramente que, amenos que primero atemos al hombrefuerte, no vamos a tener éxitoextrayendo de su casa lo quepensamos que es nuestro (Marcos3:27). Es hora de que la iglesia deJesucristo regrese a la posición desdedonde aprisionamos al hombre fuertecon grillos y a sus emisarios menorescon cadenas de hierro; entoncespodremos recuperar, completamente,todo lo que él haya tomado de laiglesia.La iglesia necesita retomar, también,la fe y los ministerios que permitimosque el enemigo nos quitara.Asimismo, tenemos que recobrar anuestros niños. Somos muy propensosa quedarnos por ahí, retorciéndonoslas manos y diciendo: “Yo confío enque Dios me va a devolver a mishijos”. Pero sería bueno que atáramosal hombre fuerte y recuperáramosnuestra propiedad, trayéndolos a unlugar de arrepentimiento en Dios.

Este pasaje nos dice que el arma queDios nos ha dado para hacer esto es laalabanza, la alabanza exaltada.Cuando hay alabanza en nuestra boca,podemos tomar autoridad sobre eldominio de Satanás, sus principados ysus poderes, liberando a los que estánen esclavitud. ¡Qué privilegio tangrande el nuestro!Se nos ha dicho que mayor es el que estáen vosotros que el que está en el mundo;por eso, debemos ocuparnos más deDios que del enemigo. El solo hechode que Dios sea alabado ymagnificado pone todas las fuerzas

del cielo a disposición nuestra. Lavictoria es algo fácil porque es delSeñor. No hay mucho que el enemigopueda hacer en contra del arma de laalabanza.La batalla es del SeñorUsted podrá decir: “Tenemos quehacer algo más que alabar; hay quepelear, pelear, pelear la buena batallade la fe”. Si somos sinceros,tendremos que admitir que la iglesiase ha dividido en miles de fragmentospor pelear; pues a menudo nocombatimos al diablo: noscombatimos el uno al otro. Sería mássabio recordar que el Señor dice que éles Jehová de los ejércitos, y los ejércitosson una clase angelical integrada porángeles guerreros. Él tiene un ejércitoentero allí arriba; quizás lo úniconecesario sea quitarnos de en medio.Porque más que los guerreros deCristo, somos su novia.Sí, también es cierto que recibimosinstrucciones de ponernos toda laarmadura de Dios; pero es para quepodáis estar firmes contra las asechanzasdel diablo. La armadura es algodefensivo (Efesios 6: 11-17). Dios tieneun ejército glorioso para cuidar denuestras necesidades. “El ángel deJehová acampa alrededor de los que letemen y los defiende” (Salmo 34: 7). Esaes su promesa; y está a su disposicióncuando usted alaba a Dios. Seríabueno que nos deshiciéramos un pocode nuestra combatividad, pararegresar, más bien, al espíritu defamilia.En Isaías 59:19 (RV1960) leemos:“…vendrá el enemigo como río, mas elEspíritu de Jehová levantará banderacontra él”. ¿Qué levanta el Espíritu delSeñor cuando el enemigo desciendesobre usted? ¿Miedo? No, el miedo noviene del Espíritu del Señor. “Porqueno nos ha dado Dios espíritu de cobardía,sino de poder, de amor y de dominiopropio” (2ª Timoteo 1:7). El Espíritulevantará dentro de nosotrosadoración y alabanza. ¿Podremosalabar a Dios cuando veamos alenemigo viniendo como un río? Sí:también veremos al Señor alto ysublime; y él no va a dejarlo caer en

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derrota mientras usted lo adora y loexalta.

Hay un incidente, en la vida delprofeta Eliseo, registrado paranosotros en 2 Reyes 6. Eliseo era elhombre más buscado de su época. Elenemigo quería su muerte y parecíaque lo conseguiría en Dotán. Él y sucriado se levantaron una mañana yvieron cada colina de la ciudad llenade los carruajes del enemigo. Eso eramás de lo que el criado podía manejary gritó:—Señor mío, ¡haz algo! ¡Clama a Dios!Eliseo contestó:—Está bien. Dios, ábrele sus ojos.—Eso no es lo que estaba pensando —imploró el criado— Pídele ayuda.—No necesitamos hacerlo —contestóEliseo—. La ayuda llegó anoche. Sólome gustaría que pudieras verla. Jehová abrió, entonces, los ojos delcriado, y pudo ver que el monteestaba lleno de gente de a caballo y decarros de fuego alrededor de Eliseo.Había más con Eliseo que los queestaban con el enemigo.

Necesitamos ver lagrandeza de supoder, de su amor yde su provisión.Verdaderamentetenemos quegozarnos en él,porque así forjamosuna cadena queaprisiona a nuestrosenemigos satánicos yya no puedenmoverse en contrade nosotros. 2ªCorintios 10:3-6presenta una bellaenseñanza sobrenuestra guerra ynuestras armas. Lasiguiente es unaparáfrasis tomada deLo más importante esel amor, de KenTaylor:“Sí, es cierto, soy unhombre ordinario con

sus correspondientes debilidades, peronunca me valgo de planes ni métodoshumanos para ganar mis batallas. Paradestruir las fortalezas del mal, empleo, noarmas humanas, sino las invenciblesarmas del todopoderoso Dios. Con armastan poderosas puedo destruir la altivez decualquier argumento y cualquier murallaque pretenda interponerse para que elhombre no encuentre a Dios. Con armastan poderosas puedo apresar a los rebeldes,conducirlos de nuevo hacia Dios yconvertirlos en seres que deseen decorazón obedecer a Cristo. Usaré estasarmas contra cualquiera que persista ensu rebeldía después que las haya usadocontra ustedes mismos y se hayan rendidoa Cristo”.

Dios me enseña acerca de la alabanzaVoy a contarle una historia que ilustrala cita anterior. Hace algunos años,Dios comenzó a mover nuestra iglesiahacia una relación más vital, a travésde la adoración y de la alabanza, y unmiembro de mi junta directiva estabamuy en contra de esto. Él y yohabíamos sido amigos muy unidos;pero ahora él consideraba que yoestaba absolutamente equivocado y

ninguno de mis esfuerzos porcomunicar mi visión logró alcanzarlo.Mi inmadurez estuvo al nivel de lasuya, lo que provocó un choque.Como era un hombre con poder, lousó en contra mía. Sabía cómohacerme daño y lo logró. En esemomento, estábamos en un programade construcción y él era el único de micongregación que realmente sabía deese tema. Entonces, en una reunión dela junta directiva, declaró: “OCornwall renuncia como pastor y seva, o yo renuncio como encargado delprograma de construcción y me voy”.Después de la oración, hubo unapausa; y sacando la llave de subolsillo, continuó: “O usted entregasu llave en diez segundos o yo entregola mía”. Pensé que sólo era undesplante, pero me di cuenta de quelas cosas iban en serio: arrojó su llaveal suelo y allí terminó suparticipación.Los problemas no se dejaron esperar.Él provocó muchos líos con midenominación, con mis hermanos, conmi iglesia y con los entes quefinanciaban el programa deconstrucción. Esto se mantuvo porvarios años. Sentí que había hechotodo lo que podía: le rogué que nossentáramos para llegar a algúnacuerdo, oré por él y, finalmente, enmi mente, lo descarté como algocompletamente imposible. Fueentonces cuando tomé la traducciónde Ken Taylor del Nuevo Testamentoy leí, por primera vez el pasaje antescitado. Fue como si una luz se hubieraencendido. Dios me dijo que aquí estaba lasolución a mi problema. Pero no lopude ver, hasta que dijo: “Hijo, siusas mi arma, podrás conducir a esehombre de nuevo hacia mí yconvertirlo en una persona que deseeservirme de corazón. Lo puedesvolver a ganar para mí y para ti siusas mi arma. — ¿Cuál arma? —Pregunté yo.—La única que sabes usar, laalabanza.Durante un rato se me escapaba el

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significado de sus palabras. Pero leílos versículos en voz alta y lo intenté:“Señor, te alabo por este hombre y portodo lo que él me ha hecho. Y te alabopor este versículo”.Al principio, la declaración me sonabamuy hueca, pero otra vez Dios mehabló: “Hijo, si logras abrirte pasopara alabarme genuinamente por loque ese hombre ha hecho y por lo queese hombre significa para mí, haré queeste versículo se realice en la vida deél”.Seis horas sin alcanzar el éxito es unpoco difícil para un hombre. Teenseña lo que le ha ocurridorealmente a tu espíritu. Pero sentí quetenía que insistir con Dios y seguíadelante hasta altas horas de la noche.Fue aproximadamente a las dos de lamañana, mientras caminaba de unlado a otro en mi oficina, que Diosencendió mi fe para creer lo que habíaestado diciendo todas esas horas.Pude decir, finalmente, conautenticidad: “Te doy gracias, tealabo, te alabo por estos tres años.Han sido años gloriosos y te alabo porrescatar a este hombre, como me hasrescatado a mí”. Por supuesto, yo esperaba que, aldomingo siguiente, este hombre fuerael primero en responder al llamado devenir al altar; pero no fue así. No hubocambio en él; continuó tan beligerantey antagónico como antes: el cambiofue en mí.Fue dos años más tarde, en una sesiónde enseñanza acerca de amarnos eluno al otro, que la alabanza abrió lapuerta de la victoria. Después de laenseñanza, tuvimos un tiempo paraponer en práctica el amor de unos aotros, como creyentes. Conforme memovía de un lado a otro entre la gente,estuve consciente de que mi hermano,todavía resentido, estaba metido enun aprieto: era un observador, no unparticipante. Yo sabía que la puertapor la que él creía escapar estabacerrada con cadenas, así que meacerqué y le dije: “Por dos años hetenido sólo amor por ti. No habíatenido la oportunidad de decirte esto,pero voy a decírtelo ahora. Tú me has

bendecido más que todos mis amigos,porque me has mandado a misrodillas. Me has hecho comprobartodo dos veces en la Palabra. Me hashecho adorar a Dios como nadie queme ama ha logrado que lo haga. Portu causa he crecido en Dios. Mihermano, te amo en el Señor”.Más tarde, durante el servicio regular,tuve la sensación de que habíafracasado, pero me sentía bien en miespíritu porque había sido sincero.Dios me había traído a un lugardonde realmente amaba a estehombre. Cuando el servicio terminó,un amigo vino a decirme que elhombre quería verme. Cuando meacerqué a él, se dio vuelta y laslágrimas fluían por su cara.Llamándome por mi apodo de añosanteriores, me dijo: “Manito, ya noaguanto más. Siento mucho lo quepasó”. Fue un tiempo de granregocijo; Dios ligó nuestros espíritus ynos dio muchos años de relaciónafectuosa. ¡Le digo, estas armas sonpoderosas!No con muchas palabrasSantos, la alabanza es un armafabulosa. Con ella podemos reclamary vencer. Podemos aprisionar y traer alos hombres a un cambio de deseos.Sería bueno que dejáramos de orarpor nuestros seres queridos ycomenzáramos a alabar a Dios por suliberación. Creo que gran parte de loque llamamos intercesión no es nadamás que pronunciamientos de nuestrafalta de fe. No creemos que Dios noshaya oído, así que lo decimos otravez. Esto es como los molinillos deoraciones de China, o las norias deJapón, o los molinetes de otrasreligiones. Creen que cuanto másvueltas dan, más se ha orado. Una vezque usted sabe que ha tocado a Dioscon sus peticiones, detenga la peticióny póngase a alabarlo.Usted se preguntará:”Si Diosrealmente ha contestado, ¿por qué noveo los resultados?” Porque él tieneque contestar, sin violar la voluntadde la otra persona involucrada. Éltiene que meterlo en sumisión a travésde medios suaves; y la mejor arma

que usted tiene es la alabanza.Ha habido momentos en los que heentrado en el cuarto de oración de miiglesia sintiendo victoria total y salgoen derrota completa. Con mi manerade orar yo mismo me he ministradoangustia porque me enfoqué más en elproblema que en la solución. Otrasveces, entro en derrota y salgo envictoria... porque me involucro con lapersona del Señor Jesucristo.Si me sumerjo en los problemas, voy aterminar derrotado porque yo nopuedo manejarlos. Pero si pongo losproblemas en él y oro de acuerdo consu excelsa provisión y grandeza,entonces puedo salir victorioso seaque algo haya cambiado o no, porqueyo habré cambiado. La clave para laoración positiva es la alabanza.En lugar de orar: “Oh Dios, te suplicoque seas compasivo... me gustaría quelo hicieras... quiero que lo hagas...”,intente lo siguiente: “Oh, Señor, tealabo por la magnificencia de tugrandeza, por tu misericordia, por tupreocupación”. Esta segunda clase deoración tiene fuerza obligatoria.Ejecuta venganza, causa juicionecesario, libera a los cautivos ypermite que Dios los convierta. Estapoderosa arma puede traernos elpoder, la victoria y la gracia de Dios anuestras vidas.Démosle gracias por la magníficagrandeza que es nuestra en laalabanza, pues nos hace tratar con élen lugar de con nosotros mismos, oaun con el enemigo. Pidámosle quenos haga entrar en un área dealabanza exaltada, dejando el nivel denuestras “cositas” personales einvolucrándonos con la persona deJesús. Pidámosle al Espíritu Santo quehaga su función de recordarnos estosprincipios que hemos considerado. ¡Alabado sea el Señor! ¡Cante yregocíjese! ¡La victoria es nuestra!

Usado con permiso de New Wine de Juliode 1972

UUn predicador del siglo pasadodijo una vez: "Hay personasque toman tantas píldoras que

sus coyunturas parecen cojinetes debalines". El nuestro es un mundo muyenfermo. Con la abundancia de problemasmédicos, siempre es una buena ideahacerse un reconocimiento general,por lo menos un par de veces al año.Estos reconocimientos físicos tomande nuestro tiempo y son unainconveniencia más, pero si sedescubre una enfermedad peligrosaen sus inicios, el costo bien vale lapena.Algo anda muy mal en el mundo. Elcristiano está supuesto a tener larespuesta para la plaga moral que estádestruyendo a las naciones. Perotambién, algo anda muy mal con laiglesia cristiana promedio. Se supone que allí debe haber amor,pero, mayormente, lo que hay esenojo, envidia, odio, contienda ydivisión. Se supone que allí debehaber santidad, pero, en su lugar, haya menudo corrupción. Se supone queallí debe haber poder, pero, muchasveces sólo hay debilidad yenfermedad espiritual. Se supone queallí debe haber avivamiento pero, engeneral, todavía no hemos vistoningún gran despertar. “Hermanosmíos, esto no debe ser así” (Santiago3:10).Lo que está mal en la iglesia es,lógicamente, la suma total de lo queestá mal en cada cristiano. Si los

hombres se deben hacerreconocimientos médicos en suscuerpos, ¿por qué no hacersereconocimientos espirituales paraexaminar al estado de sus almas? Siun médico puede recetar medicinaspara las dolencias corporales, ¿notendrá el Médico divino una para elalma enferma? Por supuesto que sí,“…mis palabras…son vida para losque las hallan y medicina para todo sucuerpo” (Proverbios 4:20-22).

Sin embargo, antes de que recibir lasbuenas nuevas deberíamoscomprender las malas noticias. Antesde que se pueda aceptar y aplicar unacura, debe haber un diagnóstico. Paraesto, es necesario algún tipo dereconocimiento espiritual, del cual,precisamente, trata este artículo. Advertencia: como cualquier examen,este le va a costar tiempo einconveniencia. También, a diferenciadel reconocimiento físico, este puededoler un poco. Por supuesto, un puntosensible muestra que hay infecciónpresente. Cuando esté pasando por esteexamen, recuerde que está diseñadopara exponer la enfermedad y esaexposición podría doler. Pero unpoquito de dolor ahora puedeCuando esté pasando por esteexamen, recuerde que está diseñadopara exponer la enfermedad y esaexposición podría doler. Pero unpoquito de dolor ahora puedeahorrarle muchos problemas mástarde. Si le sirviera de consolación,antes de que empiece estereconocimiento general: la consulta es

absolutamente gratis. El costo vieneen el diagnóstico de su pecado. Peroes algo que usted puede permitirse ellujo de gastar, ¿verdad? Nadie en susano juicio quiere mantener un cáncercriminal.

¿Listo?Para hacerse este reconocimientoespiritual usted sólo necesitará lápiz,papel, un poco de tiempo y sinceridadtotal. ¿Está listo? Respire profundo y...Tome asientoDurante los siguientes minutos, dejeque el Espíritu Santo encienda la luzen su vida espiritual. Deje que él lepregunte, le saque una placa de rayosX y examine su alma. Comienceabriendo los cajones de su memoria. La memoria es muy eficiente pararecordar de manera incorrecta.Aunque con facilidad olvida lodesagradable u objetos insignificantes,nunca olvida realmente el pecado noenmendado. Muchas de lasenfermedades mentales se puedenrastrear en la culpabilidad que nuncafue borrada de la mente con lasherramientas eficaces de la confesióny la restauración luego de recibir elperdón. El choque eléctrico, las drogasy otros tratamientos médicos ypsiquiátricos intentan quitar de lamente el recuerdo de culpa, pero elmétodo de Dios es el únicocompletamente efectivo. Encare cadaagravio con su peso completo deculpa, admítalos como agravios a Diosy a quienes estén involucrados;entonces pida y reciba el perdónsanador (Salmo 32:1-5; 1ª Juan 1:5-9).

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U n e x a m e n U n e x a m e n

e s p i r i t u a le s p i r i t u a lPor Winkie Pratney

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Use las siguientes tres listascomo cuadros sinópticosde reconocimientoespiritual para examinar suvida delante del Señor.Tome cada cuadrodespacio ycuidadosamente.Compruebe cada áreadonde haya un "puntosensible" y escriba lo queusted tendrá que hacerpara enmendarlo.

Confiese al Señor cadaaspecto, uno por uno,conforme él se los muestre.Cuando haya terminado,lea su lista otra vez, yagregue otros que vienen asu mente. No ceda a latentación de pasarrápidamente sobrecualquier área dolorosa.Ármese de coraje y encaresu pecado. Esta primeraparte va a doler. Deje queDios pase el arado en sucorazón y rompa la durezaque se haya formado por elpecado no confesado. Sisus ojos se llenan delágrimas, déjelas salir. Latristeza que es según Diosproduce arrepentimiento.Las lágrimas puedensuavizar su corazón paraque Dios haga su trabajo(2ª Corintios 7:10; Salmo38:18; 34:6,18; 51:17;Eclesiastés 7:3; Proverbios 15:13;Salmo 147:3; Ezequiel 34:16; Lucas4:18).

1. Examen de la memoria(1) El robo: ¿Puede recordar ustedhaber tomado dineros o pertenenciasque no eran suyas? ¿Le robó usted asus vecinos, parientes, tiendas, escuelao casa? (Éxodo 20:15; Efesios 4:28). (2) El hacer trampa: ¿Obtuvo ustedalguna cosa de alguien injustamente?¿Sabe o sospecha de alguien a quienusted hizo trampa para pasar unexamen o prueba importante? ¿Robóusted a alguien de su parte justa dealabanza o paga por un trabajo?

(Santiago 5:1-4; Malaquías 3:5;Deuteronomio 24:14-15; Jeremías22:13; Job 31:13).(3) La mentira: Piense en cualquierforma planeada de engaño porrazones egoístas. Si usted hacedeliberadamente una impresióncontraria a la verdad desnuda, ustedha mentido. ¿Ha sido usted falaz?(Apocalipsis 21:8). (4) La calumnia: O hablar mal dealguien. Usted no tiene que mentirpara calumniar. ¿Ha hablado usted aespaldas de alguien de cierto modoque no estaría dispuesto a decirlo ensu cara? El chisme malicioso, decir laverdad con intento de lastimar oinjuriar, es calumnia. ¿Es usted

culpable de hablarmal o de criticar?(Mateo 7:1-5; 1ªCorintios 5:12;Colosenses 3:8; Mateo5:21-24).

(5) La inmoralidad:¿Es usted culpable deprovocar deseos queno podría alimentarjustificadamente? ¿Ensalidas con el sexoopuesto ha falladousted en conservar sucuerpo y mentelimpios y puros, hacanjeado suintegridad porplacer? (Mateo 5:28;Job 31:1; 2 Pedro 2:14;1ª Corintios 6:18).

(6) La censura: ¿Hahablado usted deotros sin amor?¿Juzgó, pensó o dijousted lo peor acercade una persona enalguna situación?(Juan 7:24:1ªCorintios 4:1-7;Gálatas 6:1).

2. Examen deacciones(1) La envidia: Detrásde las palabras defracasos y fallas deotros usualmente

acecha la envidia. ¿Chismeó e hizoalarde para exaltarse a sí mismo aexpensas de otro? ¿Le duele oír queciertas personas son alabadas? Siusted ha alimentado este espíritu delinfierno, arrepiéntase profundamente(Job 5:2; Proverbios 14:30; 27:4;Gálatas 5:25).

(2) El orgullo: Pretender, enpensamiento o en acción, ser más delo que usted es en realidad. ¿Prestamás atención a su apariencia que a sualma? ¿Hay un espíritu provocador deproblemas en su vida? Estas son lasseñales del orgullo. (Proverbio 16:5,12, 18; 21:4; 29:23; Tito3:9; 1ªCorintios1:26-31; 1ª Pedro 5:1).

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(3) La ingratitud: ¿Cuántas veces hanhecho otros algo extraordinario porusted, quizá hasta se hayan sacrificadopara ayudarle, y usted actuó como sifuera el deber de ellos? (2ª Timoteo3:2; Malaquías 3:8-11). (4) El enojo: ¿Ha sido ustedmalhumorado? ¿Le resta importanciaal autocontrol y pierde la paciencia ola mansedumbre con alguien?(Proverbios 14:29; 15:8; 21:9; 22:24;Eclesiastés 7:9; Efesios 4:26;Colosenses 3:8). (5) El maldecir: ¿Ha usado ustedlenguaje vulgar? El lenguaje sucio notiene lugar en la vida de un hijo deDios. Nunca use exclamaciones quesean sustitutos de maldiciones contraDios. ¿Se ha descuidado en sumanera de hablar? (Deuteronomio5:11; Mateo 5:33-37). (6) La liviandad: La frivolidad, laplática vana, el hablar y actuar sinpropósito alguno. Las bromas quetienden a socavar las normas sagradasy preciosas de la vida; chistes de laBiblia que restan importancia a laSanta Palabra de Dios; la insensatezimproductiva, hueca y, a menudo,estúpida no logra nada sino unadevaluación peligrosa de la palabradel cristiano. El verdadero humor esun regalo de Dios, y siempre edificaráo preparará el terreno para el EspírituSanto; la liviandad insensata especado. (Eclesiastés 5:3; Proverbios24:19; Efesios 5:4).3. Examen interior(1) La dureza: ¿Contraatacó usted,murmuró o devolvió mal por mal?¿Fue anticristiana su reacción a laprueba cuando fue ofendido olastimado por alguien? (Filipenses2:14; 1ª Corintios 10:10). (2) Los hábitos: ¿Ha cedidocontinuamente a sus apetitosnaturales al punto que han aumentadomucho más de lo normal? ¿Es unesclavo de la comida, la bebida o losestimulantes? (Filipenses 3:19,Proverbios 23:21; 1ª Corintios 6:19). (3) El desgano: ¿Puede recordarcuando, deliberadamente, esquivó suparte completa de responsabilidad?

¿Se le pasó la oración privada opública por complacerse a ustedmismo cuando debería haberseencontrado con Dios? ¿Ha sido frívoloy ligero con respecto a Dios?(Proverbios 19:15; 21:5; 24:11-12;Mateo 25:1-13; 25:14-30; 1ªTesalonicenses 5:6; Santiago 4:13-17). (4) El estorbar: ¿Ha destruido laconfianza de otros en usted,innecesariamente, quitándoles sutiempo? ¿Les ha impedido hacer laobra de Dios para que hagan algo porusted? (Efesios 5:16). (5) La hipocresía: ¿Hubo ocasionescuando la vida que usted viviódelante de algunas personas hizo quetodo lo que dijera de Cristo y suEvangelio fueran una mentira? ¿Hadicho usted que haría una cosa y hahecho otra? ¿Se alejaron otros de Diospor su vida de hipocresía? (Mateo 6:5-6; 7:3-5; 23:28; Apocalipsis 3:15-16). (6) Votos incumplidos: ¿ Hizo un votoa Dios que no cumplió? ¿Le prometióalgo de lo que se ha olvidado o se haechado atrás? Si el voto que hizo notenía sentido, debería pedir perdón yque Dios lo libere de su compromiso.Él espera que usted mantenga losvotos hechos voluntariamente(Eclesiastés 5:1-6). ¿Necesita cirujía? Si el Espíritu Santo nos muestra quehay pecado, debemos volver al lugardonde conocimos inicialmente alSeñor: la cruz, otra vez. Vemos alSeñor Jesús una vez crucificado porese pecado, llevando nuestro castigo. La sangre corre por su base astilladadel madero. La vista nos deberíaconmocionar y afligir; vemos el horrordel juicio de Dios. Esta no es la leyrepresentando a Dios armado de santoenojo y decidido a castigar al pecadorsin esperanza o ayuda; lo que vemoses el amor, demostrado en el costoinfinito, y el sacrificio que Dios estádispuesto a hacer para salvarnos delpecado. Está el cuadro másterriblemente bello del Evangelio,mostrando el aborrecimiento de Dioshacia el pecado y el quebranto de sucorazón por el egoísmo del hombre.Nuestro pecado lo clava en la cruzuna vez más. Desgarramos sus

heridas y hacemos una burla de suredención. Es como si el "cielo, sepusiera las túnicas de luto y el infiernolas de jubileo". Muestra todo elcuidado y el amor de Dios; y ¿nosatrevemos todavía a pecar? Salga a la luz de la realidad. Descartesu engaño y encare este pecado por loque realmente es. Apártese de él, decorazón. Póngase de parte de Dios yen contra del pecado; decida en sucorazón nunca más volver a esepecado. “Dios, tú conoces mi insensatez, mispecados no te son ocultos... por amorde tu nombre, Jehová, perdonarástambién mi pecado, que es grande...Jah, si miras los pecados ¿quién,Señor, podrá mantenerse? Pero en tihay perdón, para que seasreverenciado” (Salmo 69:5; 25:11;130:3-4). ¿Hará usted esto ahora? ¿Irá a supadre amoroso y misericordioso y,como un niño humilde, pedirá superdón? Si confesamos nuestrospecados, él es fiel y justo paraperdonar nuestros pecados ylimpiarnos de toda maldad” (1ª Juan1:9). “Misericordioso y clemente esJehová... No ha hecho con nosotrosconforme a nuestras maldades ni nosha pagado conforme a nuestrospecados, porque, como la altura de loscielos sobre la tierra, engrandeció sumisericordia sobre los que lo temen.Cuanto está lejos el oriente deloccidente, hizo alejar de nosotrosnuestras rebeliones” (Salmo 103:8,10-12). La confesión es humillarse y admitirsu agravio. La restitución es lavoluntad para devolver o restaurardondequiera que sea posible. Si ustedha sido perdonado por el Señor, ¿estálisto para pedirle el valor de confesary restaurar a quienes ha agraviado? Siquiere conocer la libertad verdadera,su conciencia debe estar limpiadelante de Dios y de los hombres.Usted no puede representar a Diosante los ojos de otros, con un pasadosucio; los recuerdos del fracaso, antesus propios ojos, le hundirán más

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profundamente en la esclavitud, cadavez que vengan a usted. Si usted noha pedido perdón por ellos, suculpabilidad echará a perder su fe y ledespojará de dirección y propósito. Por supuesto que no tiene queconfesarle cada pecado a todo elmundo; sólo los pecados cometidoscontra los que usted sabe que haagraviado. La regla: el círculo deconfesión debe ser tan amplio como elcírculo de pecados cometidos. Lospecados que involucran sólo a Dios,trátelos sólo con él. “No contenderápara siempre ni para siempreguardará el enojo” (Salmo 103:8-13;Isaías 43:25; Jeremías 31:34). Lospecados contra Dios y el hombredeben tratarse con Dios y la personaagraviada. La restitución va de acuerdo sucapacidad de recompensar. Ustednunca podrá deshacer al mal que hizo,pero Dios espera que haga todo loposible por restaurar lo que ustedhaya tomado de otros; no más, perociertamente no menos. Dios le pide ladisposición de ir, si fuera necesario, acien personas para restaurar unarelación. El arrepentimientoverdadero y total es hacer todo locorrecto hasta el límite de nuestrahabilidad. Y concierne sólo a lo que essabido y reconocido como pecado. Amenudo los que ven su sinceridadpueden hacer excepciones sobrecualquier reclamo que tengan derestitución, pero usted tendrá queconfiar su caso en las manos de Dios,que hace bien todas las cosas.Conciliándose con otrosNombre el pecado básico. Realmentenunca se pueden enmendar losresultados de su pecado; nadie lopuede perdonar realmente por estosresultados. Sin embargo, siemprepuede, y debe, poner a derecho elpecado mismo, nombrándolo ypidiendo perdón. Confiese el pecadoque causó sus palabras o acciones;Dios le mostrará lo que es. cercióresede que sea realmente lo que pasó. Asegúrese de que la manera de pedirdisculpas sea correcta. "Confesiones"como las siguientes son desganadas y

muestran un arrepentimiento falso oincompleto y son generalmente peoresque inútiles: (a) “Lo siento, pero laculpa no es toda mía", (b)"¡Perdóname si te ofendí!”, (c) "Yoactué mal, pero también tú lo hiciste",(d) "Bueno: lo siento" o "pidodisculpas”. Se debe admitir la culpacompletamente; el pecado debe sernombrado; el orgullo debe sercrucificado. ¿Sabe usted el pecado básico que debecorregir? ¿Ha pensado bien lo quedebe decir? ¿Es la ocasión oportunapara la otra persona? ¿Pueden estar asolas cuando vea a esta persona? ¿Tiene usted una actitud de verdaderoarrepentimiento? Si le cuesta tener lossentimientos correctos, piense acercade todo el daño y la pérdida que supecado causó. ¿Qué costó su pecado aCristo? (Lea Lucas 22:39-44; Juan 15:8-14). El Espíritu Santo convencetrayendo a su memoria en detalletodos los resultados de su agravio.Repase, en detalle, su pecado; nuncalo haga en general. Conforme pienseprofundamente en el efecto de supecado, los sentimientos vendrán aigualar su culpabilidad. ¿Está el ofendido de humor paraperdonar? Si se enoja cuando ustedllega, espere pacíficamente, en actitudarrepentida hasta que la disposiciónde la persona esté bajo control.Entonces confiese su pecado y pídaleperdón. Ore antes de pedir ayuda.(Proverbios 22:24; Mateo 5:43-48). Nouse palabras esquivando la culpa; noinvolucre a otros que tambiénpudieron haber pecado; no intentetestificar de Cristo, al mismo tiempo, amenos que la persona le pregunte,específicamente por qué estácorrigiendo usted lo que hizo; nodisminuya su culpabilidad o el dañoque causó y no espere demasiadotiempo para ir a arreglarlo.En cada una de estas tres frases hayun elemento que debe estar incluidoen cualquier confesiónverdaderamente efectiva: (1) “Dios meha convencido de algo que hice (heestado haciendo) en contra tuya..." (2)"Actué mal en … (nombre el pecadobásico: ser envidioso, orgulloso, terco,

etcétera). La única excepción para estoes una ofensa moral; use frases como"…no he actuado con una normadecente.") (3) "Sé que te he ofendidoen esto, y quiero pedirte que meperdones”. Excusas que se dan por orgullo: En loque se refiere a arreglar el mal quehemos cometido contra otros, nuestrasmentes suministran muchas "razones"por las que no necesitamos hacer loque sabemos que debemos hacer. Seabrutalmente honesto con ustedmismo. Trate con cada una de estasrazones como una excusa. Determinehacer lo correcto; se trata de su vida. Cuando haya verificado que hacumplido todo lo que está en su lista,tan completamente como si estuvieraa punto de venir delante del trono dejuicio de Dios, y haya determinadoarreglar todo lo que puede, debequemar la lista y dejar sus pecadosperdonados y olvidados para siempre.Quizás los agravios no se puedanborrar completamente de su mente,pero pueden ser sustituidos porrecuerdos de la alegría del perdón. SiSatanás intentara traer a su memoriauna sombra oscura del pasado, podrácambiar ese recuerdo por la memoriaradiante de la confesión y el perdón.Las palabras de perdón de aquellosque aceptan nuestra confesiónpondrán alas en nuestros corazones ynos moverán poderosamente paraalabar a Dios por su perdón. Hoy, hay millones de personasprisioneras de su culpabilidad, nosabiendo qué hacer o a quién recurrir.Para unos, la vía del suicidio pareceser el único escape posible. Muchossufren crisis nerviosas por la terriblecarga de culpabilidad de un pasadosucio. Depende de usted el poner enpráctica lo que sabe que debe hacer.Su testimonio será un rayo deesperanza para cualquier persona conla que entre en contacto. No sólo leaesto: ¡En nombre de Dios, vaya yhágalo!

Tomado de New Wine de septiembre de1971. Usado con permiso

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GGeneralmente no nospreocupamos mucho si nosponemos furiosos cuando

algo o alguien nos irrita o nos molesta,especialmente si somos coléricos pornaturaleza. Por ejemplo, nos ponemosirritados porque nuestros niños hansido desobedientes, pensamos que escasi natural que les gritemos. De serasí, estamos usando normas falsas queDios no acepta. El estándar de Dios esdiferente, es el estándar que Jesús nosda; es el único válido y seremosjuzgados según sus normas. En el Sermón del Monte Jesús hablaacerca del enojo con nuestro hermano.Dice lo que ocurrirá si nosotros loinsultamos o le decimos necio (Mateo5:22). Nadie pensaría que este sea unpecado serio. Pero Jesús pronuncia unjuicio espantoso sobre estecomportamiento colérico. Él incluye alos coléricos con los asesinos y diceque les espera un terrible castigo.Todos sabemos que la cólerarealmente, en un sentido figurativo,puede matar. Los niños, y aun losadultos, que han sido víctimas de unaconstante andanada de comentarioscoléricos, a menudo tienen cicatricesprofundas en sus almas; es como sialgo en ellos ha sido puesto a muerte. El juicio de Dios caerá en formahorrible sobre aquellos que persistenen su cólera. Jesús dijo que quieneslanzan insultos iracundos contra suprójimo, encontrarán su lugar eternoen el fuego del infierno, si no searrepienten de su enojo (Mateo 5:22).Jesús dice clara e inequívocamenteque así como los mansos le pertenecena él, los coléricos le pertenecen aSatanás y a su reino de tinieblas. Porconsiguiente, no importa el costo,debemos ser liberados de la cólera, de

ponernosfuriosos yde perderlos estribos. No tenemosque caer en

las trampas de Satanás, ya sabemossus trucos. Él intenta convencernos deque en alguna ocasión, tenemos queexpresar nuestro enojo contra ciertaspersonas como Jesús lo hizo cuandoechó del templo a los cambistas. Perocuando él intente esta estratagema,sólo tenemos que decirle: “¡Apártatede mí, Satanás, blasfemador!” Jesús nofue un pecador como nosotros, sino elSanto de Dios, lleno del espíritu deamor, y cuando vio el templo sagradosiendo degradado por el pecado, sóloactuaba a causa de la agonía del amor. Él se enojó, porque quería salvar; suenojo fue una reacción de su amor.

Tenemos que declarar la guerra

a nuestra cóleray escoger

la manera de Jesús

Por otra parte, nosotros debemossaber en realidad cómo es nuestrocorazón: es una cueva de ladrones. Escomo una copa de veneno; los malospensamientos salen de allí (Mateo15:19). Si creemos que estamosayudando a otros para que searreglen, gritándoles coléricamente,les estamos dando una bebidavenenosa. Nuestras buenasintenciones vienen mezcladas conamargura e indignación. ¿Podrá haberalguna cosa buena, o amor, detrás denuestros improperios, palabras fierasy todo lo que está en nuestroscorazones? Qué mentirosos ehipócritas somos si pretendemosayudar a otra persona a encontrar el

camino correcto diciéndole cuatroverdades. En realidad, generalmentesólo queremos dar rienda suelta anuestro disgusto y a nuestra cólera.Este es veneno de Satanás y no puedeayudar a otros ni les puede liberar;sólo les hará más firmes en susmaneras de ser. Este veneno tiene que ser removidode nuestros corazones y de nuestrasvidas, si queremos estar libres delpoder de Satanás. Y quienquiera quepelee una batalla de fe aborreciendoeste pecado será liberado del mismo,pues Jesús ha venido a deshacer lasobras del diablo. ¿Nos conquistarátambién esta cólera demoníaca? ¿Notransformó Dios a Moisés, que en suenojo mató a un egipcio, en un hombremuy manso, más que todos los hombresque había sobre la tierra ? (Números12:3). Tenemos que hacer un giro total,declarar la guerra a nuestra cólera yescoger la manera de Jesús. Para estofuisteis llamados… para que sigáis suspisadas… Cuando lo maldecían, norespondía con maldición; cuando padecía,no amenazaba (1ª Pedro 2:21-23).Recordemos que Jesús dice: “Aprendedde mí que soy manso y humilde decorazón” (Mateo 11:29). Jesús, elCordero de Dios, lleno de benignidad,paciencia y mansedumbre es uncuadro de amor que lo vence todo, ypara esta imagen él nos ha redimido.Deberíamos reflejar este amor, queconquista a otras personas, que es loopuesto a la cólera y el arrebato. Lamansedumbre y apacibilidad tienegran poder y derrite los corazonesduros como un viento primaveral. Esta mansedumbre conduce al cielo.Los mansos son llamadosbienaventurados. El camino de loscoléricos conduce al infierno.Podemos escoger el camino delCordero, el autor de la salvación(Hebreos 2:10), que fue delante denosotros para que sigamos suspisadas. Eso quiere decir en la prácticaque si estamos alterados y molestosacerca de algo, no deberíamos ir a la

E l e n o j oE l e n o j oPor Basilea Schlink

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otra persona inmediatamente y darlerienda suelta a nuestra cólera. Esperey ore primero; quizá en vez depegarle una larga y acaloradaperorata, deberíamos escribir unaslíneas en papel. Nunca debemos dejarque el sol caiga sobre nuestro enojo,sino humillarnos ante Dios y, si esnecesario, también delante de lapersona con quien estábamosenojados. Dios bendecirá tales pasosllevados en obediencia y nos harápersonas más apacibles. ¿No será posible que Dios nos hagamansos y humildes? Jesús ha pagadoel precio de rescate y nos ha libradodel poder de Satanás y del pecado, afin de que ya no tengamos que servira ese pecado. Verdaderamente hemossido rescatados de nuestra vana manerade vivir (la cual recibimos de nuestrospadres) (1ª Pedro 1:18). La disposiciónque hemos heredado de nuestrospadres, como el arrebato y el enojo,ya no nos puede dominar. Estepecado ha sido clavado en su cruz ynuestra herencia es la disposiciónnueva, la imagen de Dios. En Cristosomos criaturas nuevas, redimidaspara ser la imagen del Cordero, quefue manso y humilde. Esto debemosreclamar por fe.

Klara Schlink, conocida como MadreBasilea, fue una escritora y líder religiosanacida en Darmstadt, Alemania,1904-2001.Basiliea Schlink fue cofundadora y líderespiritual durante medio siglo de laHermandad Evangélica de Mujeres deMaría, una comunidad inicialmenteluterana pero ahora interreligiosa. Quizála contribución más notable de la MadreBasilea fue su trabajo para la conciliaciónentre alemanes y judíos.Como presidente nacional de la DivisiónFemenil del Movimiento EstudiantilCristiano Alemán desde 1933 a 1935,Schlink rehusó cumplir edictos nazis queprohibían a los judíos cristianos reunirse.

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