El fruto de un - Conquista Cristiana - ¡Capacitando...

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114 L L a ingratitud es el fruto de un corazón enfermo. Nadie que esté en buena salud moral podrá desconocer un favor recibido y no corresponder debidamente con expresiones de agradecimiento. En mi mente todavía está fresco el recuerdo del día en que el Señor tocó mi vida. Estábamos recién casados y mi esposa y yo comenzábamos a asistir a la iglesia. Antes habíamos ido una sola vez y nos había gustado la pequeña congregación. La gente había sido muy amable saludándonos con tan genuina alegría que decidimos volver. No recuerdo el tema de la predicación esta segunda vez, pero al finalizar el sermón, el pastor extendió la invitación para que pasaran al altar los que tuvieran alguna necesidad. Yo tomé a mi esposa de la mano y pasamos al frente: el pastor nos hizo arrodillar ante el altar. Había otra gente pasando y él debía atenderlos también. Cuando por fin se acercó y me preguntó la razón por la que había venido, yo le dije que para lo que Dios quisiera hacer conmigo. Me preguntó si había recibido al Señor en mi corazón; le dije que no y comencé a llorar y a estremecerme irrefrenablemente. Parecía como si una mano invisible metida en mi corazón arrancara de raíz todos los pecados y la culpa acumulados durante años de vivir perdidamente. Pasó lo que me pareció una eternidad y finalmente paré de gemir y de estremecerme. Recuerdo que cuando me paré de ahí, nadie tuvo que decirme que Dios me había tocado y había perdonado mis pecados. Me sentía limpio, liviano y substantivamente consciente de que algo había ocurrido en mi pecho. Anímicamente sentí una gratitud enorme y el deseo de hacer cualquier cosa que el Señor quisiera de mí. Comencé a asistir a los otros cultos entre semana. Pero no era suficiente. Un grupo de hermanos recién bautizados en el Espíritu Santo, se reunía regularmente para orar y adorar al Señor. Renuncié a mi empleo que me demandaba trabajar en el mismo horario de las reuniones. Como tenía un buen puesto, los jefes creyeron que había enloquecido. Poco tiempo después el Señor me deparó otro empleo donde tenía libre todas las noches y los fines de semana. Yo no hallaba qué hacer para el Señor. Me parecía increíble que él hubiera tenido misericordia de mí y me hubiera perdonado mis pecados. Recibí el bautismo en el Espíritu Santo con la manifestación de lenguas y decidí entrar en el ministerio a tiempo completo. Esto sucedió en los Estados Unidos donde vivíamos entonces. Un día el Señor nos habló de “compartir con nuestra gente lo que él nos había dado”. Cargamos algunas cosas y a nuestros dos hijos pequeños en un Volkswagen y nos trasladamos a Costa Rica, para mí era volver al país donde había crecido, para mi esposa era una experiencia nueva. No nos dolió dejar nuestras comodidades y ajustar nuestra forma de vida a la de Costa Rica. Eso no era nada comparado con todo lo que él había hecho por nosotros: estábamos agradecidos. Y le hemos estado agradecidos desde entonces y, de hecho, hemos sido grandemente bendecidos por él en todos los aspectos. Yo atribuyo todo lo que ha venido de bueno a mi vida al don de agradecimiento con el que el Señor me bendijo. Servirle es un privilegio. Ninguna expresión de gracias será suficiente por todo lo que él ha hecho. Y, con el paso de los años, he aprendido algunas lecciones muy valiosas sobre la gratitud. La primera es que se trata de un reconocimiento por haber recibido un regalo, un beneficio o un servicio inmerecido o inesperado. La expresión de gratitud, por lo general va de acuerdo con el precio que ponemos a lo recibido. Por esta razón es que la ingratitud es una característica tan fea y tan destructiva: con ella la persona receptora dice que no aprecia el valor que se pagó o el esfuerzo que hizo el dador. Porque dar gracias es más que una expresión de cortesía; en realidad con nuestro agradecimiento decimos al dador que verdaderamente apreciamos el costo de lo recibido. En lo natural la ingratitud tiene consecuencias dañinas. Si el dador percibe que su dádiva tiene poco o ningún valor para el que la recibe, su inclinación a volver a dar se reduce considerablemente. Cuando consideramos el sacrificio de Cristo en la cruz por redimirnos de nuestros pecados, nuestra gratitud cobra un valr más importante porque estamos tratando con asuntos que transcienden al ámbito de lo eterno. No podemos tratarlo con un aire casual, sino que debe ser motivo de meditación constante y de una vida de agradecimiento continuo por todo lo que el Señor ha hecho en nuestro favor. Su sacrificio revela nuestra gran necesidad de redención pues el precio que pagó no fue nada barato: le costó su lugar en gloria y su propia El fruto de un El fruto de un Por Hugo M. Zelaya

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LLaa ingratitud es el fruto de uncorazón enfermo. Nadie queesté en buena salud moral

podrá desconocer un favor recibido yno corresponder debidamente conexpresiones de agradecimiento.

En mi mente todavía está fresco elrecuerdo del día en que el Señor tocómi vida. Estábamos recién casados ymi esposa y yo comenzábamos aasistir a la iglesia. Antes habíamosido una sola vez y nos había gustadola pequeña congregación. La gentehabía sido muy amablesaludándonos con tan genuinaalegría que decidimos volver. Norecuerdo el tema de la predicaciónesta segunda vez, pero al finalizar elsermón, el pastor extendió lainvitación para que pasaran al altarlos que tuvieran alguna necesidad.Yo tomé a mi esposa de la mano ypasamos al frente: el pastor nos hizoarrodillar ante el altar. Había otragente pasando y él debía atenderlostambién.

Cuando por fin se acercó y mepreguntó la razón por la que habíavenido, yo le dije que para lo queDios quisiera hacer conmigo. Mepreguntó si había recibido al Señor enmi corazón; le dije que no y comencéa llorar y a estremecermeirrefrenablemente. Parecía como siuna mano invisible metida en micorazón arrancara de raíz todos lospecados y la culpa acumuladosdurante años de vivir perdidamente.Pasó lo que me pareció una eternidady finalmente paré de gemir y deestremecerme. Recuerdo que cuandome paré de ahí, nadie tuvo quedecirme que Dios me había tocado yhabía perdonado mis pecados. Mesentía limpio, liviano ysubstantivamente consciente de que

algo había ocurrido en mi pecho.

Anímicamente sentí una gratitudenorme y el deseo de hacer cualquiercosa que el Señor quisiera de mí.Comencé a asistir a los otros cultosentre semana. Pero no era suficiente.Un grupo de hermanos reciénbautizados en el Espíritu Santo, sereunía regularmente para orar yadorar al Señor. Renuncié a miempleo que me demandaba trabajaren el mismo horario de las reuniones.Como tenía un buen puesto, los jefescreyeron que había enloquecido.Poco tiempo después el Señor medeparó otro empleo donde tenía libretodas las noches y los fines desemana. Yo no hallaba qué hacerpara el Señor. Me parecía increíbleque él hubiera tenido misericordia demí y me hubiera perdonado mispecados. Recibí el bautismo en elEspíritu Santo con la manifestaciónde lenguas y decidí entrar en elministerio a tiempo completo. Estosucedió en los Estados Unidos dondevivíamos entonces.

Un día el Señor nos habló de“compartir con nuestra gente lo queél nos había dado”. Cargamosalgunas cosas y a nuestros dos hijospequeños en un Volkswagen y nostrasladamos a Costa Rica, para mí eravolver al país donde había crecido,para mi esposa era una experiencianueva. No nos dolió dejar nuestrascomodidades y ajustar nuestra formade vida a la de Costa Rica. Eso no eranada comparado con todo lo que élhabía hecho por nosotros: estábamosagradecidos.

Y le hemos estado agradecidos desdeentonces y, de hecho, hemos sidograndemente bendecidos por él entodos los aspectos. Yo atribuyo todolo que ha venido de bueno a mi vidaal don de agradecimiento con el que

el Señor me bendijo. Servirle es unprivilegio. Ninguna expresión degracias será suficiente por todo lo queél ha hecho.

Y, con el paso de los años, heaprendido algunas lecciones muyvaliosas sobre la gratitud. Laprimera es que se trata de unreconocimiento por haber recibido unregalo, un beneficio o un servicioinmerecido o inesperado. Laexpresión de gratitud, por lo generalva de acuerdo con el precio queponemos a lo recibido. Por estarazón es que la ingratitud es unacaracterística tan fea y tandestructiva: con ella la personareceptora dice que no aprecia el valorque se pagó o el esfuerzo que hizo eldador. Porque dar gracias es másque una expresión de cortesía; enrealidad con nuestro agradecimientodecimos al dador queverdaderamente apreciamos el costode lo recibido.

En lo natural la ingratitud tieneconsecuencias dañinas. Si el dadorpercibe que su dádiva tiene poco oningún valor para el que la recibe, suinclinación a volver a dar se reduceconsiderablemente. Cuandoconsideramos el sacrificio de Cristoen la cruz por redimirnos de nuestrospecados, nuestra gratitud cobra unvalr más importante porque estamostratando con asuntos quetranscienden al ámbito de lo eterno.No podemos tratarlo con un airecasual, sino que debe ser motivo demeditación constante y de una vidade agradecimiento continuo por todolo que el Señor ha hecho en nuestrofavor.

Su sacrificio revela nuestra grannecesidad de redención pues elprecio que pagó no fue nada barato:le costó su lugar en gloria y su propia

E l f r u t o d e u nE l f r u t o d e u nPor Hugo M. Zelaya

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vida encarnada; así revela laenormidad de su amor por usted ypor mí y de ninguna maneramerecíamos tanto amor de Dios. Poreso es que Dios se entristece cuandonos olvidamos de darle gracias ocuando lo hacemos de manera liviana.Esta es precisamente la razón por laque adoración es tan importante ennuestros cultos; con ella le decimos aDios que estamos profundamenteagradecidos por lo que Cristo hizo ysigue haciendo por nosotros.Note en el salmo 100, versículo cuatroy cinco, lo que el Espíritu Santoconsidera de primera importanciacuando venimos a la casa del Señor:“Entrad por sus puertas con acción degracias, por sus atrios con alabanza.¡Alabadlo, bendecid su nombre!,porque Jehová es bueno; para siemprees su misericordia, y su fidelidad portodas las generaciones”.Antes de poner un pie en su santuario,cuando apenas estamos entrando porsus puertas, debemos darle gracias.No sé si usted se ha puesto a pensarque el agradecimiento es el primerpaso en nuestro culto de adoración aDios. Pues sí lo es y debe serlo cadavez que nos acerquemos a él porcualquier motivo. Antes de rendirleculto a Dios y principalmente antes depedir debemos mostrarle un corazónagradecido. Nuestra actitud debe deser: “Señor, gracias por lo que me hasdado. Si no recibo nada más de ti, micorazón seguirá dándote gracias por loque ya he recibido”.La ingratitud es un pecado serio en lasEscrituras. Pablo describe el carácterde los hombres sin Cristo en losúltimos días, en 2ª Timoteo 3:1-5diciendo:“También debes saber que en losúltimos días vendrán tiempospeligrosos. Habrá hombres amadoresde sí mismos, avaros, vanidosos,

soberbios, blasfemos, desobedientes alos padres, ingratos, impíos, sin afectonatural, implacables, calumniadores,sin templanza, crueles, enemigos de lobueno, traidores, impetuosos,engreídos, amadores de los deleitesmás que de Dios, que tendránapariencia de piedad, pero negarán laeficacia de ella. A esos, evítalos“.(Énfasis del autor)La ingratitud es peligrosa porque esparte del espíritu del anticristo; y aúnen los corazones de sus mismos hijosesa ingratitud será juzgada por Dios.Por eso, no sólo es una característicaindeseable, sino que debemos verlacomo algo que Dios detesta y que notolerará en su presencia. Es unamanifestación del espíritu del malignoy provoca la ira de Dios. En razón deesto, debemos luchar y vencer todatendencia al desagradecimiento ennosotros y en nuestros hijos. Es buenoenseñarlos a decir “gracias” por todolo que reciben. Si aprenden a seragradecidos con sus padres y conotras personas en las cosas naturales,cuando entreguen su vida al Señor,continuarán con su actitud agradecidaen su relación con Dios. Cómo vencer la ingratitudUno de los problemas principales enlos cristianos con tendencia a no seragradecidos, es que consideran laingratitud sólo como una descortesíasin mayores consecuencias, unproblema de carácter, incómodo, lojustifican como algo que quizás no fueenseñado o como un mal hábitoadquirido. Pues bien, todo mal hábitopuede ser desaprendido y sustituidopor otro bueno. Ante Dios la ingratitud es un pecadoporque tiene su raíz en el orgullo. Losorgullosos creen que todo se lomerecen. Los hijos malcriadospiensan de esta manera. Suargumento es que los padres no les

pidieron su opinión para hacerlosnacer y ahora que están en el mundo,es la responsabilidad de aquellosmantenerlos hasta que se mueran.Esta opinión se refleja también en supensamiento acerca de Dios. El padrecelestial tiene la obligación, segúnellos, de darles todo lo que quieranpara su bienestar y cuando no loreciben se vuelven contra él paraacusarlo.Si quiere saber de dónde y de quiénviene este espíritu de ingratitud, lea lahistoria de la tentación en Génesis: loheredamos de nuestros primerospadres, Adán y Eva. Tenían todo ymás de lo que necesitaban, pero laserpiente los engañó y los hizo pensarque Dios les estaba negando muchascosas: como la capacidad de decidirpor ellos mismos lo que era bueno y loque era malo. Dios terminóexpulsándolos del huerto que habíahecho para ellos y para sudescendencia, y ellos aprendieron ladura realidad de una vida sin Dios.Siempre me he preguntado por quéAdán y Eva no reconocieron supecado y pidieron perdón a sucreador. Quizás las cosas no hubieransido tan drásticas para ellos.Pero Dios, en su gracia y misericordia,instituyó los sacrificios como unaforma de permitir al hombre teneralgún tipo de relación con él; quizásno tan íntima como al principio, perouna relación de todos modos. Abelcomprendió el propósito de Dios, quesin derramamiento de sangre nohabría perdón, y le sacrificó lo mejorde sus ovejas. No así Caín, que le traíaayotes y zanahorias. La Escriturarevela que Caín era un hombreorgulloso. Se enojó con Dios porqueno aceptó sus ofrendas y la condiciónde su corazón: él era agricultor y traíauna ofrenda del fruto de su trabajo yera mejor que a Dios le gustara.Todavía con esa actitud, Dios le

c o r a z ó n e n f e r m oc o r a z ó n e n f e r m o

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advierte que guarde su corazón ydomine su orgullo.“Si hicieras lo bueno, ¿no seríasenaltecido?; pero si no lo haces, elpecado está a la puerta, acechando.Con todo, tú lo dominarás” (Génesis4:7).Caín desoyó la advertencia de Dios,dejó que el pecado lo dominara,terminó matando a su hermano y fueexpulsado, no sólo del huerto, sino dela sociedad misma.Para curarse, una persona tieneprimero que reconocer que laingratitud es un pecado que ofende ycontrista el corazón de Dios. Aún laingratitud hacia seres humanas esofensiva para con Dios, porque norefleja su propio corazón y porque,muchas veces, él usa instrumentoshumanos para traernos su bendición.La persona agradecida lo es con loshombres y con Dios porque reconoceque “Toda buena dádiva y todo donperfecto desciende de lo alto, delPadre de las luces“ (Santiago 1:17). Elproceso es el mismo para todo pecado:humillarse reconociéndolo,confesándolo y pidiendo perdón.Cómo aprender gratitudDespués de reconocer la ingratitudcomo pecado, el hombre debe dar unpaso más todavía. Debe formarse elhábito de recordar todo lo bueno queDios ha sido con él, directamente o através de otras personas. De estamanera llegamos a conocer a un padreamoroso que se goza en dar a sus hijosmás de lo que necesitan. OrvilleSwindoll decía que Dios es un“exagerado”. Él nunca raciona susbendiciones. Cuando él da, lo hace enabundancia y, más aún, con los quetienen un corazón agradecido. Elagradecimiento nace recordando todolo bueno que una persona, Dios enparticular, ha hecho por nosotros.Esto es precisamente lo que hacePablo en Efesios 1. Desde el versículo3 hasta el 14, el apóstol comienza arecordar toda la “bendiciónespiritual” recibida por medio deJesucristo, enumerando todo lo que elSeñor había hecho por los efesios y

por nosotros, y en el versículo 16,concluye con una expresión deagradecimiento: “No ceso de dargracias por vosotros, haciendomemoria de vosotros en misoraciones“. Si Pablo se hubieraenfocado en las debilidades de losefesios, estoy seguro de que al final nohubiera exclamado esas palabras degratitud y alegría por ellos.Un corazón que ha aprendidoagradecimiento, recordando lo buenoque ha recibido de la mano de Dios,está listo para subir al nivel más altodel agradecimiento: dar gracias por loque no entiende, pues reconoce queaún los tiempos difíciles vienen delcorazón amoroso de nuestro padrecelestial y redundarán en nuestrobien.No hay gozo sin gratitudPablo era un hombre agradecido.Agradecía que Dios hubiera tenidomisericordia de él y lo hubieraescogido para proclamar el evangelio,después de haber sido un perseguidorde la iglesia. Y pareciera que una granparte del esfuerzo, en su trabajo deapóstol, era motivar a sus hijosespirituales a cultivar un corazón degratitud hacia Jesucristo. En 1ª Tesalonicenses 5:18 Pablo dice:“Estad siempre gozosos. Orad sincesar. Dad gracias en todo, porqueesta es la voluntad de Dios“. Dios quiere que seamos un puebloalegre que mantenga su comunicaciónabierta con él. La clave es dar graciasen todo. Otra vez, no sólo por lo queconsideramos bueno, también por loque no estamos tan seguros de cómocatalogar. Si es difícil para algunosser agradecidos por lo bueno que hanrecibido, imagínese cómo será dargracias por lo que consideramosdesagradable. La gratitud es gozoexpresado a Dios por susmisericordias. La gratitud exalta losatributos del dador de una maneraespontánea y alegre. Si no es alegre,es fingida.Decir gracias y tener una actitudagradecida son dos cosas diferentes.Podemos decir gracias y no tener

agradecimiento. Cuando vamos a latienda de compras y pagamos por losartículos que hemos escogido,podríamos decirle gracias a la personaque nos ayudó a escogerlos o a lacajera que recibió nuestro dinerocomo un acto de pura cortesía, perono de agradecimiento. El verdaderoagradecimiento no se puede fingir.Está ahí o no está. No podemosproducir agradecimiento con un actode nuestra voluntad.La gratitud reconoce que teníamosuna necesidad que por nosotrosmismos no podíamos suplir y que otrosuplió; y nos alegramos, no sólo por laprovisión recibida, sino porque fueuna expresión del amor y del apreciode la otra persona. Consideramos quesus sentimientos hacia nosotros son denuestro agrado y prorrumpimos enexpresiones vocales, gestos y accionesque expresan que nosotros también laapreciamos.Hace poco, uno de nuestros pastoresme llamó para darme una buenanoticia. Alguien le había dado unacantidad considerable de dinero quele había servido para pagar algunasobligaciones contraídas. Estaba muyalegre y no paraba de elogiar al Señory al donador que había usado parabendecirlo de esa manera. El Señorpuso en mi mente decirle que ese erasólo el principio. Dios aprecia uncorazón agradecido y lo seguirábendiciendo. En la versión de Reina-Valera delsalmo 50:23 dice: “El que ofrecesacrificios de alabanza me honrará“.Y en la versión “Dios Habla Hoy” elmismo versículo dice: “El que meofrece su gratitud, me honra“. Uncorazón agradecido honra al Señor.

La gracia en la acción de graciasLas palabras “gracia” y “gracias“tienen la misma raíz, son variacionesdel mismo significado. Cuandoalguien nos extiende su gracia (unfavor inmerecido, no un pago orecompensa por nuestro trabajo), creaen nosotros un deseo de dar gracias.La persona que más ha manifestadosu gracia en favor nuestro es el Señor

Jesucristo. La Biblia, en Juan 1:14, lodescribe como “lleno de gracia y deverdad“. Y el versículo 16 del mismocapítulo: “De su plenitud recibimostodos, y gracia sobre gracia“. Nosotros estábamos vacíos y muynecesitados, y él era (es) creador ydueño de todo. Un escenario perfecto.Él tiene lo que nosotros necesitamos.Por pura gracia él nos da lo que tieney nosotros recibimos,inmerecidamente, lo que necesitamos.Nosotros meditamos en su gracia yeso produce gratitud en nuestrocorazón: es la misma gracia de Diosdevuelta a él en acciones de gracia.Moisés hizo una advertencia al pueblode Dios cuando estaban a punto deentrar en la tierra prometida. “Cuando Jehová, tu Dios, te hayaintroducido en la tierra que juró a tuspadres Abraham, Isaac y Jacob que tedaría, en ciudades grandes y buenasque tú no edificaste, con casas llenasde toda clase de bienes, las cuales túno llenaste, con cisternas cavadas, quetú no cavaste, y viñas y olivares queno plantaste, luego que comas y tesacies, cuídate de no olvidarte deJehová, que te sacó de la tierra deEgipto, de casa de servidumbre. AJehová, tu Dios, temerás, a él soloservirás y por su nombre jurarás. Novayáis detrás de dioses ajenos, de losdioses de los pueblos que están envuestros contornos, porque Jehová, tuDios, que está en medio de ti, es unDios celoso; su furor se inflamaríacontra ti y te haría desaparecer desobre la tierra“, Deuteronomio 6:10-15.¡No nos olvidemos de dar gracias aDios! ∆

Hugo M. Zelaya es director de ConquistaCristiana. Es el fundador de laFraternidad de Iglesias y Ministerios delPacto que da cobertura a varias iglesias enCosta Rica. Actualmente reside con suesposa Alice, en Alajuela, Costa Rica.

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Próximos temas:Escuchando con el corazón (1-11-06)*Preparados para lo imposible (1-1-07)*

La escatología (1-3-07)*Crecimiento en la adversidad (1-5-07)*

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TTodos los días son buenos paradar gracias a Dios. Yoparticularmente estoy muy

agradecido, tengo mucho por qué dargracias a Dios. En enero del año 2000, estaba sobreuna mesa de operaciones para lo quese convirtió en una cardiocirugíacuádruple de bypass. Dios fue muymisericordioso en todo ello. Después,en agosto, estaba otra vez en la mesade operaciones para una cirugía delhombro para remover una espuela, unbursa, y raspar el hueso en mi hombroderecho. Ambas ocasiones meimpresionaron por mi vulnerabilidady la naturaleza temporal de esta vidafísica. Pero, por la gracia de Dios, hepodido continuar sin faltar o cancelarningún compromiso.En el mismo año, nuestra hija,Charlyn, una misionera en Costa Rica,recibió a nueve niños sin padres en unperíodo de 6 semanas. Poco tiempodespués, ella y su prometido, Enrique,se casaron en Costa Rica. A los niñosles va bien. Cada uno tiene unahistoria especial. Muchos miles dedólares se han gastado en vivienda,alimentación, salud y educación, parallenar sus necesidades materiales,espirituales y emocionales. Estosniños están recibiendo ahora unabuena vida, llena de las provisionesdel Señor.Nuestro hijo mayor, Stephen, suesposa Susanne y su hija Grace, estánsirviendo a Dios en el ministeriocristiano. El Señor les ha dado unbuen lugar para ministrar. Stephen ySusanne continúan trabajando conCSM editorialmente y Stephentambién viaja promoviendo elministerio. Nuestro hijo menor,Jonathan, está felizmente casado y hasido muy bendecido por el Señor. Dios nos ha dotado con un personalmaravilloso, trabajador y con laprovisión para pagarles sus salarios.

Han hecho un trabajo maravillosopara ayudarnos a seguir adelante ennuestra misión. Otra vez, mucho delo que hacemos ha sido por personasque nos han dado su apoyo en oracióny ofrendas. Hemos podido bendecir aotros y hemos podido verlosestablecidos y prosperando. También estoy muy agradecido porlos hijos espirituales que Dios nos hadado. Nos han hecho considerar quenuestras vidas han valido para servira un buen propósito.En algunos países, como en losEstados Unidos, hay una ocaciónespecial donde las personas celebranun día de Acción de Gracias. En esaocasión, muchos pasan tiempo con susfamilias extendidas. Nosotrosacostumbramos congregarnos enfamilia con mi hermano y las familiasde mi hermana, para celebrar laherencia espiritual que nos dejaronnuestros padres. El día de Acción deGracias es siempre un tiempo especialpara nosotros, y espero que lo seapara usted también.Sin gratitud¡Qué importante es la gratitud!Déjeme compartir una breve historiade mi vida. Hace más de 35 años, fuiinvitado a quedarme en la casa deunos amigos cristianos de muchodinero. Estos amigos eran lo quesolíamos llamar de “dinero viejo”. Lariqueza no era nueva para ellos;tampoco eran ostentosos con susrecursos.La comida de la noche fuecompartida, bajo la luz de lascandelas, con un ministro anglicanode Canadá y conmigo. Yo loobservaba detenidamente para vercuáles utensilios debía usar con cadaplato. En las sombras alrededor de lamesa, la criada de la noche, bienentrenada en las comidas formales,prestaba su servicio discretamente.El ama de casa me dijo que durmieratodo lo que quisiera a la mañana

siguiente y que bajara a desayunarcuando estuviera listo; pero quecomería a solas, porque ella y sumarido tenían una cita muytemprano. La siguiente mañana, medesperté refrescado y algo aliviadoporque comería a solas, sintiéndomemás cómodo debido a mi ignorancia ymi falta de conocimiento de etiquetaen comidas formales.La criada de la mañana me sirvió unfantástico desayuno de siete platos,algo que nunca había experimentado.Sin duda ella se daba cuenta de mifalta de conocimiento. En un esfuerzopor elogiarla, cometí un error horrible;la llamé por el nombre de la criada dela noche, pensando realmente que erala misma persona.

La mujer comprendió inmediatamentemi ceguera. Ella puso sus manos en lacintura y mirándome sentado enestado de choque, me dijo:“¡Muchacho, usted es como unmarrano bajo un árbol de bellotas...comiéndose las bellotas y ni siquierase le ocurre mirar hacia arriba paraver de dónde vienen!” Entonces elSeñor me habló y dijo: “Escribe lo queella dijo en tu corazón”. Obviamente,nunca lo he olvidado.Romanos 1En la carta a los cristianos romanos,Pablo describe un tiempo cuando laspersonas suprimirían la verdad,negarían al Creador, se les olvidaríahonrar a Dios, profesarían sabiduríapero vivirían tontamente, adorarían alas criaturas, y caerían en lasensualidad y la perversión. El puntodecisivo en esta declinación socialparece ser que estas personas eraningratas.Una vez que una persona o un pueblose vuelven ingratos, comienzan aperder las cosas que toman por dadas:cosas como la verdad, la sabiduría, elhonor y las bendiciones de Dios. Enlugar de la gracia viene la violencia, laavaricia, la deslealtad y un sinfín de

U n a a c t i t u d d e g r a t i t u dU n a a c t i t u d d e g r a t i t u dPor Charles V. Simpson

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otros acompañantes destructivos.Algunas características de laingratitud: • La ingratitud deja abierta la puertade nuestro tesoro. • La ingratitud dice al ladrón: “Entra;no me importa lo que te lleves”.• La ingratitud es ceguera que va enaumento y da como resultado laoscuridad.• La ingratitud es una enfermedadfatal que pudo haber sido curada conla acción de gracias.Los diez leprososLa Sagrada Escritura da muchosejemplos de gratitud y de ingratituden acción. En Lucas 17, Jesúsencuentra a diez leprosos, pariasmoribundos, parados de lejosmendigando actos de misericordia.Jesús les responde a gran voz con unacto de misericordia: “¡Vayan ymuéstrense a los sacerdotes!” Esa erala instrucción de la Ley. Mientrasiban a presentarse ante los sacerdotes,se dieron cuenta de que estabansiendo sanados.¡Qué grande fue la gracia de Dios paraestos hombres: salvados de la muerte,restaurados a sus familias, a susamigos y a sus vocaciones! Pero, sólouno de los leprosos, el samaritano,volvió para dar gracias. Cayó a lospies de Jesús agradeciéndoleprofusamente, por la realizaciónprofunda de lo que él había recibido.Entonces Jesús lo despide para quesiga su camino, alabando su fe ypreguntando: “¿Dónde están lo otrosnueve que fueron sanados?” ¿Es uno en diez la proporción normalpara la gratitud? Espero que no. Mepregunto qué sucedería con aquellosnueve hombres ingratos. ¿Quédiferencia hubiera significado lagratitud para ellos? ¿Era la ingratitud un problemageneral en Israel, y qué papel jugó ensu condición y destrucción en el año70 D.C? ¿Qué tan importante es lagratitud para nuestras iglesias ysociedad hoy?

La gratitud¿Qué es la gratitud? Creo que estasson algunas características suscaracterísticas: • La gratitud es el reconocimientoalegre de la misericordia. • La gratitud es admitir nuestravulnerabilidad. • La gratitud es reconocer el valor quealguien da a nuestras vidas. • La gratitud admite que la bondadhizo una diferencia. • La gratitud es admitir una deudaque siempre deberemos. • La gratitud es prueba de que nosomos espiritualmente ciegos,arrogantes o tontos.Un día de Acción de Gracias es comoun poquito de sal en una comida;debería dar sabor al año entero. Quenuestros corazones y actitudessiempre sean sazonados con gratitud.David el agradecidoA David se le puede llamar “David, elderribador de gigantes”, “David, elsalmista” o, “David, el rey”. Pero,quizás la clave para que todo esofuera una realidad es que él era unhombre agradecido. También deberíaser llamado “David, el agradecido”.Nadie ha dicho más acerca de laacción de gracias que David. Suscanciones están llenas de gratitud porla misericordia y la fidelidad de Dios.La gratitud lo sacó del campo delpastor y lo llevó al palacio del rey y devictoria en victoria.Con gratitud, él abrió las puertas delcielo y derrotó las puertas del infierno.Con gratitud, él se introdujo en lapresencia de Dios, prodigó alabanzas,se dio a sí mismo en adoración, recibiórevelación, engendró a reyes, y obtuvoun pacto con el Mesías.David no era el hijo mayor en lafamilia de su padre –era el más joven.No era el más bien parecido o el másalto, pero era el más agradecido. Élno fue siempre justo, pero siempreestuvo agradecido por la gracia deDios. Tan poderosas, proféticas y

apropiadas eran las palabras de Davidque Jesús las citó desde la cruz. Tancorrecto era el corazón de David queDios dijo que el corazón de David eraconforme al corazón del mismo Dios.Fue un hijo tan ejemplar que a Jesús sele llamó “el Hijo de David”. La gratitud es mayor que lacircunstanciaEste año se va acercando rápidamentea su final. Ha sido un año muysignificativo y quizá algunos de losacontecimientos no fueron como loshabríamos previsto. Pero como elapóstol Pablo dice: “Debemosaprender a dar gracias en todo“ (1ªTesalonicenses 5:18 y Efesios 5:20).Los acontecimientos en la vida dePablo y en lo referente a ese períodode la historia fueron mucho másdifíciles que los nuestros. Noobstante, él pudo decir: “He aprendidoa contentarme, cualquiera que sea misituación” (Filipenses 4:11).La gratitud llevó a Pablo por caminosdifíciles y hacia el martirio. Pero fuesu amiga constante e introdujo unagracia en su vida que continúahonrando la nuestra. La gratitud hizouna declaración: que su fe no eracircunstancial sino que estabaarraigada en la eternidad. La gratituden nuestras vidas hace la mismadeclaración.Muchas cosas poco halagadoraspodrían decirse acerca de nosotros devez en cuando. Nuestras debilidadesy nuestra incapacidad para obedecercompletamente a Dios a menudo noshacen pasar vergüenza. Sin embargo,que nunca se diga que somos malagradecidos con Dios con su gracia ocon aquellos alrededor de nosotrosque introducen gracia en nuestrasvidas. Ruego que nuestra gratitud seaun incienso para Dios y una fraganciapara nuestros amigos. ∆

Charles V. Simpson es maestro con unministerio internacional y director de larevista One-to-One.

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SSi existe un sucesorelatado en laBiblia que ilustra y

nos confronta, comocasi ningún otro, con larealidad de la ingratitudque anida en el corazónhumano, es el queencontramos descrito enel evangelio de Lucascapítulo 17 versículos 11al 19.

Los diez leprosos“Y aconteció quemientras iba camino aJerusalén, pasaba entreSamaria y Galilea, y alentrar en cierta aldea, lesalieron al encuentro diezhombres leprosos, que separaron a distancia, yalzaron la voz, diciendo:¡Jesús, Maestro! ¡Tenmisericordia de nosotros!Cuando Él los vio, lesdijo: Id y mostraos a lossacerdotes. Y sucedió quemientras iban, quedaronlimpios.Entonces uno de ellos, alver que había sido sanado,se volvió glorificando a Dios en alta voz.Y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús,dándole gracias; y éste era samaritano.Respondiendo Jesús, dijo: ¿No fueron diezlos que quedaron limpios? Y los otrosnueve... ¿dónde están?¿No hubo ninguno que regresara a dargloria a Dios, excepto este extranjero?Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha

sanado”. Biblia de las Américas.Algunos aspectos del pasaje trascritoresultan de particular interés. Notemos, por ejemplo, que losleprosos del relato hicieron su pedidode lejos (v. 12). Es que al sufrimiento físico queprovocaba la enfermedad en sí misma,se agregaba la exclusión que en esetiempo padecían los leprosos.

Debemos meditar enesto para notar elimpacto que sobrelas vidas de estosleprosos tuvo elmilagro obrado porel Señor. Les devolvió la saludfísica y les permitióretornar a la relaciónsocial con su puebloy sus familias, y a lacomunión religiosa. Una vez que lossacerdotes losdeclararon limpios(conforme a loestablecido en la leyen Levítico 14:1 ysiguientes) se podíadecir que volvieron avivir.¿Existía algún otrobien que pudieranhaber recibido departe del Señor quesuperara lo que Jesúshizo por ellos? Sinduda la respuesta esnegativa. Pensemos en la

conmoción que habrían sentido en suscuerpos y en sus almas cuando, enobediencia a lo que el Señor Jesucristoles ordenó, se dirigieron a mostrarse alos sacerdotes y, de repente, unacorriente de salud, restauración ynuevo vigor los invadió, y sus tejidosmuertos cobraron vida de manerasobrenatural e inexplicable. Lo inigualable del favor recibido haceaún más incomprensible y dolorosa la

“ Y l o s o t r“ Y l o s o t r o s n u e v e . . . o s n u e v e . . . ¿ d ó n d e e s t á n ? ”¿ d ó n d e e s t á n ? ”

Por Daniel Zuccherino

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ingratitud con que nueve de losleprosos sanados respondieron a tantoamor. Pero la ingratitud manifestada nodebe sorprendernos porque esa es larealidad de un corazón noregenerado. ¿Qué habrían argumentado los nuevecuando el único leproso que regresóles dijo que él sí había decidido volvery agradecer? Por otra parte, frente a la ingratitud delos nueve leprosos, ¿cuál fue larespuesta divina?Acorde con su Palabra y su carácter elSeñor fue y es bondadoso para con losingratos y perversos (Lucas 6:35).

La ingratitud: un obstáculo aldiscipuladoSi bien, y dado el carácter de Dios, laingratitud no fue impedimento para lamisericordia ni para la obra sanadoradel Señor, sí les imposibilitó a losnueve; y ello como resultado de supropia decisión espiritual y su actitudingrata y egoísta, el seguir a Jesús yconvertirse así en sus discípulos. Un corazón agradecido es unacaracterística central e imprescindibledel carácter del discípulo de Cristo,como resultado de la obra del EspírituSanto en su vida. Gratitud e ingratitudEntendemos por gratitud esesentimiento y esa actitud que mueve avalorar y estimar el beneficio recibidoy a procurar corresponder a él dealguna manera. En cambio la ingratitud consiste en serinsensible al favor que a uno se le haotorgado y en olvidarse del bienrecibido. Cuando el apóstol Pablo describe lascaracterísticas del ser humano de losúltimos tiempos, le dice a Timoteoque se tratará de tiempos peligrosos yello básicamente: “Porque habráhombres amadores de sí mismos, avaros,vanagloriosos, soberbios, blasfemos,desobedientes a los padres, ingratos,impíos” (2ª Timoteo 3:2).

La ingratitud es entonces una de lasmarcas centrales de aquella personaque vive lejos de Dios. Por el contrario el ser agradecidos,como antes señalamos, es unacaracterística distintiva del cristiano ydel pueblo de Dios. En ese sentido nos instruye la Palabrade Dios en 1ª Tesalonicenses 5:18diciendo: “Dad gracias en todo, porqueesta es la voluntad de Dios para vosotrosen Cristo Jesús”. Dado que uno de los pecados másdestructivos es la ingratitud, loscristianos somos llamados a renunciara ella. No sólo no debemos seringratos sino que, por el contrario,debemos expresar constantementenuestra gratitud a Dios y a loshombres, ya sea por medio depalabras de agradecimiento comotambién manifestándolo con nuestrasactitudes y por medio de nuestraconducta.El agradecimiento debemosexpresarlo en primer lugar al Señor yasimismo a quienes nos rodean y, enun modo muy especial, a aquellaspersonas que con sus acciones y susvidas nos han bendecido y nosbendicen.

Gratitud es unsentimiento y una

actitud que mueve avalorar y estimar el

beneficio recibido y aprocurar

corresponder a él

La gratitud a Dios Nos indica la Biblia en Colosenses 1:12que los cristianos debemos, con gozo,dar gracias al Padre que nos hacapacitado para compartir la herenciade los santos en luz.Ese tributo constante de gratitud y ese

anunciar las virtudes del Señor resultacentral en el propósito que tenemoscomo hijos de Dios y como parte de supueblo. Sólo de un corazón agradecido puedebrotar una genuina alabanza al Señory una genuina proclamación delevangelio. En ese sentido nos dice la Palabra deDios en 1ª Pedro 2:9 “Pero vosotros soislinaje escogido, real sacerdocio, naciónsanta, pueblo adquirido para posesión deDios, a fin de que anunciéis las virtudesde aquel que os llamó de las tinieblas a suluz admirable”.Esa actitud agradecida para con elSeñor debe traducirse también enagradecimiento para con aquellos quenos han hecho bien y en especialrespecto de quienes han marcadonuestras vidas para bendición. Tomemos la decisión ahora mismo,mientras meditamos en este artículo,de expresar nuestro agradecimiento aquienes, como dijimos, han marcadonuestras vidas para bendición. Hagámoslo de forma concreta, conuna visita, una carta, un e-mail y si yase han ido a estar con Cristo,expresemos nuestra gratitud, porejemplo, a sus familiares. Una renovada actitud de acción degracias hacia el Señor y hacia quienesnos han bendecido constituirá unaexperiencia totalmente renovadorapara nuestra vida y nuestroministerio. ¡Vamos adelante en obediencia alSeñor dando gracias en todo, porqueesta es la voluntad de Dios paranosotros en Cristo Jesús! Amén. ∆

Daniel Zuccherino es abogado, profesoruniversitario y pastor ordenado de laIglesia Menonita Argentina (1978);actualmente es pastor en la ComunidadCristiana en Buenos Aires. Director delEquipo Evangelístico “Vida Nueva”. Exevangelista asociado del Dr. Luis [email protected]

QQué debería ocurrir comoresultado de la adoración?Muchas personas en la iglesia

confiesan que sus tiempos deadoración no son realmentesignificativos. Los informes indicanque raras veces experimentan algoimportante en la presencia de Dios,durante la adoración. Si talesinformes son precisos, entonces,tristemente, demasiada gente viene anuestros servicios de adoración sinencontrar al Dios de las SagradasEscrituras. La tesis de este artículosugiere que la adoración bíblica es un

encuentro que da como resultado latransformación personal.Cuatro historias cortasNuestra primera ilustración es unahistoria muy conocida: una revueltafamiliar, engaño, una herencia robada.El ladrón, el hermano menor, huyepor su vida, de un hermano mayordecidido a vengarse. El hermanomenor se detiene a descansar en“cierto lugar”. Durante la noche tieneun sueño: unas escaleras suspendidasentre cielo y tierra, ángeles subiendo ybajando y Dios haciéndole unapromesa idéntica a la que había hechoa su abuelo. Cuando él despierta,asombrado, dice “¡Ciertamente Jehová

está en este lugar, y yo no lo sabía!”.El lugar de su parada, donde habíadormido, se convirtió en un lugarsagrado. El engañador, elsuplantador y el fugitivo se convirtióen un adorador, transformado por unencuentro con el Dios vivo.El personaje de nuestra segundahistoria tiene 80 años. Había pasado40 años cuidando el negocio de lafamilia. Las memorias son todo lo quele quedan de un pasado regio.Algunas veces, la cara del hombreasesinado le regresa. Sólo el balido delas ovejas puede calar tales momentosy asegurarle que él dejó de correr hacemucho tiempo.

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Por Pete Sánchez, Jr.

A d o r a c i ó n , g r a t i t u dy t r a n s f o r m a c i ó n

A d o r a c i ó n , g r a t i t u dy t r a n s f o r m a c i ó n

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Pero hoy, en un “cierto lugar”, ve algoque había visto muchas veces antes enel desierto de Madián: una zarzaardiendo. ¡Pero esta zarza no seconsume con las llamas!Acercándose, Moisés oye la voz deYahweh, y tiene un diálogo con Diosque comienza con “ Búscate a alguienmás” y termina con “De acuerdo, iré”.Este asesino, este fugitivo, se convierteen un libertador transformado por unencuentro con un Dios vivo.

Nuestra siguiente historia involucra aun profeta desesperado. Su nación haabandonado a Dios. Todos los líderesde la nación son corruptos. La justiciano existe. La juventud estácorrompida. Las mujeres sonorgullosas y seductoras. La gente seenorgullece de su pecado, justificandoarrogantemente sus acciones. Elliderazgo divino ha desaparecido.Llaman, al mal bien, y al bien mal. Lapalabra de Dios es rechazada,insultada y despreciadacontinuamente. Para empeorar lascosas, un rey amado ha muerto. Eldolor nacional y el dolor personal leabsorben. Las cosas no podrían serpeores e Isaías va al templo paraimplorar por su caso. Allí en un“cierto lugar” ve al Señor, alto ysublime, imperturbado por laspreocupaciones de Isaías. Allí él se vea sí mismo y encuentra un destinoinesperado. Un acongojado y enojadoprofeta se convierte en un adorador,transformado en la presencia de unDios vivo y soberano. La respuesta deIsaías: “Aquí estoy yo, Señor; envíamea mí”.

Nuestra historia final presenta a unamujer con su pasado, medio judía,medio pagana: una samaritana,odiada y evitada por los judíos. Elmatrimonio y el compromiso no hansido amables con ella: ha sido una“perdedora” cinco veces y el hombrecon quien está viviendo no es sumarido. La posibilidad de serrechazada, otra vez, por un hombre essu realidad de todos los días.Acostumbra venir al pozo para sacaragua. Es el pozo de Jacob. ¡Pero estemismo día, en este “cierto lugar”,

Jesús está allí, un hombre, un judío, elSeñor; y, asombrosamente, él le hablaa ella! Ella no sabía que él habíasentido una urgencia de estar allí. Élinicia un diálogo acerca de laadoración, un tema del que ella habíaoído hablar muchas veces. Pero susideas acerca de la adoración (nadamás un lugar obviamente con muypoco efecto en ella) y su vida fuerontransformados por su encuentro conJesús. La respuesta de esta mujersamaritana es ir a contar a sus vecinossobre Jesús.

Jacob, Moisés, Isaías y la mujersamaritana encontraron a un Diosvivo y, como consecuencia, susdestinos fueron cambiados parasiempre. Porque tocaron cielo, susvidas en la tierra se transformaron. Esmás, a quienes ellos tocaron fueroncambiados también: lostransformados se convirtieron enagentes de transformación.

La adoración definidaEsta es la mejor definición deadoración que he encontrado: "Laadoración es responder a todo lo queDios es con todo lo que somos".1 Laadoración ha sido descrita tambiéncomo “transformación a través de laadoración,”2 y “el ambiente que da labienvenida a su presencia y haceespacio para sus actos poderosos”.3

Cada descripción tiene mérito y cadauna está de acuerdo con que laadoración es más que unacontecimiento estático y pocoparticipativo. La adoración no essentarse de manera pasiva y tenerpensamientos bellos en el silencioinspirado. No es primordialmente unaestrategia para el crecimiento de laiglesia. No es, esencialmente, músicabien preparada o excelentementepresentada. No es estimulaciónmusical, entretenimiento, ni esdependiente de los medios decomunicación. La adoración no esacercarse a Dios como si él fuesemudo y pasivo.La adoración es mucho más que unasimple acumulación de hechosbíblicos acerca de Dios. La adoración

es una respuesta apropiada a todo loque descubrimos acerca de Dios. ¿Qué debería hacer un adoradorcuando descubre que Dios estáinteresado en su vida y en la vida dela iglesia? ¿Cuándo es transformadala vida de una persona o familia porun encuentro con Dios? ¿Cuándosana el Señor? ¿Cuándo provee Dios?¿Cuándo contesta Dios la oración?¿Cuándo provee la iglesia de Jesús elsistema de soporte necesario durantela crisis? ¿Cuándo provee el Señor uncónyuge o mejora, restaura unmatrimonio? ¿Cuándo es Dios elPadre que usted nunca tuvo?¿Cuándo regresa a casa,milagrosamente, un hijo pródigo ouna hija pródiga? ¿Cuándo descubreusted que la palabra de Diosrealmente es verdadera? ¿Cuándofalla usted y muestra él misericordiaen vez de juicio?

La respuesta surge en una fuente degratitud que brota en formasdemasiado personales para poder sercontenidas.

En el salmo 100, el escritor expresa elpor qué de la adoración. Él es Dios; élnos hizo y le pertenecemos; él esbueno todo el tiempo; su amorperdura para siempre y su fidelidadnos sobrevive. Consecuentemente, elsalmista nos llama a responder contodo lo que está en nosotros, de unamanera acorde con la verdad quehemos descubierto acerca de Dios:“Cantad alegres, servid con alegría,entrad con acción de gracias yalabanzas”.

El salmo 95, después de exhortar alcreyente a venir a Dios, concluye conuna advertencia y una lección paratodos nosotros: la ingratitud no essólo venenosa para la adoración, sinoque también es costosa. Pregúnteseloa la generación que se quejó contraDios y contra Moisés en el desierto yse rehusó a agradecer la bondadmilagrosa de Dios. Pregúnteselo a sushijos que vieron morir a sus padres enel desierto o crecieron sin padres enabsoluto. Tan costosa fue suingratitud que Pablo los usó como un

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ejemplo para la iglesia en Corinto (1ªCorintios 10).Respuestas bíblicasLas respuestas de gratitud incluyenaplausos, manos levantadas, ofrendasfinancieras, cantos, voces de júbilo,proclamaciones, acciones de gracias ymuchas otras. El Nuevo Testamentoexhorta al creyente a hacer personaluna actitud de gratitud continua haciaDios, por la persona y obra deJesucristo. Pablo creía que la alegría,la oración y la gratitud erancomponentes esenciales en la vida delos creyentes en sus iglesias (1ªTesalonicenses 5:16-18; Filipenses 4:4).

La adoración como transformación“El Señor es el Espíritu; y donde está elEspíritu del Señor, allí hay libertad. Portanto, nosotros todos, mirando con elrostro descubierto y reflejando como en unespejo la gloria del Señor, somostransformados de gloria en gloria en sumisma imagen, por la acción del Espíritudel Señor” (2ª Corintios 3:17-18). En términos contemporáneos, JackHayford concuerda con Pablo cuandodice: “La adoración que se niega a irmás allá del entretenimiento y laestimulación, con el tiempo, mostraráuna tendencia a corromperse. Laadoración contemporánea debe irmás allá de la estimulación, a latransformación y a la encarnación”.4

Entonces, la adoración bíblica no espara nuestro entretenimiento odisfrute personal. La adoración esuna antena de gratitud que ayuda aeliminar toda la estática cultural y nospermite sintonizarnos con la voz y lasacciones de Dios en su mundo y suiglesia. Si durante la adoración, novemos a Cristo como rey, hemoseludido la adoración verdadera. Sidurante la adoración, nunca sentimosuna necesidad de ser limpiados, dearrepentimiento, renovación, entoncesno hemos adorado realmente. Si nosgusta la música, la predicación y laspersonas pero no nos conectamos conlos propósitos del reino de Dios,nuestro modelo de adoración nos hafallado, a pesar de la excelencia de losmúsicos, el comunicador y la riqueza

de la comunión en la iglesia.

Cada vez que alguien acepta aJesucristo como señor, las buenasnuevas en él o ella comienzan a crecer.Esa semilla del reino responde en lagratitud dirigida hacia Dios. Leagradecemos por lo que ha hecho; loalabamos por quién él es; le adoramosporque él es digno. Cuando vemos larealidad de quién es él, el corazóncristiano se inclina a la adoración y ala expectación, y es movido por elEspíritu hacia la transformaciónpersonal. La adoración nos preparapara oír la voz de Dios: en nuestroscorazones, en la iglesia, en la familia yen el mundo.Satanás sabía que todo se relacionabacon la adoración (Lea Mateo 4; Lucas4). Todo avanza en curso de colisióncon esta realidad final: “De Jehová es latierra y su plenitud, el mundo y los que enél habitan”. Pablo nos dice quién seráel vencedor cuando dice que “todarodilla se doblará y toda lengua confesaráque Jesucristo es el Señor para la gloria delPadre”. Juan relata gráficamente, quela atmósfera del cielo es la adoración yque el cielo está poblado deadoradores “gentes de todo pueblo,

tribu, lengua y nación”. La adoraciónnos ayuda a celebrar su victoria ahoraen parte, lo suficientemente como paradarnos un vistazo de cómo será un díapara los que aman su venida. Laadoración bíblica toca el cielo y, comoconsecuencia, cambia la tierra a travésde esos creyentes que aprecian laoportunidad increíble de responder atodo lo que Dios es, con todo lo quesomos. SELAH. ∆1 Jim Dethmer, anciano deWillowcreek Community Church.2Graham Kendrick. 3 Jack Hayford, Pastor Emeritus deIglesia del Camino. 4 Seminarios de Adoración, abril del2002, Houston, Texas

Pete Sánchez, Jr. es Director de IntegrityWorship Ministries y Decano deEducación de Integrity Worship Institute.Ha servido en congregaciones comodirector de adoración y pastor mayor y esel autor del canto “Te Exalto.”Usado con permiso © Copyright 2003Charles Simpson Ministries.

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Lucas 17: 11-19

IIntroducción: estaba leyendo estasemana acerca de una mujer que,como toda buena madre de

familia, andaba afanada tratando delograr todas las metas diarias que sehabía trazado y, encima de todo, teníauna cita médica con el especialista, ala que estaba llegando tarde. Enmedio de su prisa, no encontraba unbuen lugar para estacionarse y,angustiada, levantó su oración alcielo: “ Señor, por favor, hazme elmilagro de proveer para mí un lugarpara estacionarme”.No acababa de pronunciar aquello,cuando un auto empezó a salir,dejando el mejor lugar libre, ante locual ella se apuró a agregar:“¡Olvídalo Señor, ya encontré uno!”Si hay un pecado que prevalece hoydía, especialmente entre los creyentes,es la ingratitud. Dios hace tanto por nosotros cadainstante de nuestras vidas y, sinembargo, rara vez le damos gracias, oal menos le damos el crédito por susbendiciones. ¿Por qué será?Muchos de los que nos decimoscristianos, ni por los alimentos damosgracias en la mesa, mucho menos porotras cosas en la vida.Nos parecemos tanto al niño aquel aquien le regalaron una naranja en elmercado. Su madre le dijo al niño:“Hijo, ¿cómo se le dice al señor?“ A lo que el niño respondiódevolviendo la naranja: “Pelámela”. Examinemos este pasaje de laescritura que nos ilustra algunas cosasimportantes que Dios quieremostrarnos hoy.

I. La situación de todo mundo -v.11,12Aquí vemos la cruda situación de los

individuos: leprosos... La lepra es unaenfermedad dolorosa, pero el dolorfísico no es el más terrible, lo másterrible para ellos era el rechazo... erancondenados a vivir separados de lacomunión con los que amaban.Los leprosos eran separados,destituidos, así como la humanidadque ha pecado contra Dios; hemossido echados de su presencia y notenemos derecho todos, sin excepción(Rom 3:23), a estar en su presencia.

La lepra es un tipo y figura delpecado:1. Es hereditaria y muy contagiosa(Rom 5:12).2. Es una enfermedad que sedesarrolla lenta y paulatinamente .3. Desfigura al enfermo. 4. Insensibiliza los nervios del tacto. 5. Separa al infectado de sus seresqueridos y de la sociedad. 6. Es incurable. 7. Es fatal: un gran sufrimientoprecede a una muerte segura a) Hasta el día de hoy la lepra esincurable. b) Sólo Dios y su poder puedencurarla.

Los efectos de la lepra son similares alos del pecado: separa, desfigura,insensibiliza y mata.

El encuentro con JesúsEstos diez hombres estaban en unaposición en que nadie bajo el sol podíaayudarlos: ni el sacerdote, ni el pastor,ni el amigo, nadie, sólo Jesús. Algunas veces nosotros llegamos a esaetapa de nuestras vidas en la que“tocamos fondo”, y no hay nadie quepueda ayudarnos…sólo Dios. Al verlo de lejos clamaron

misericordia y los diez fueronsanados.Es curioso, pero la desgracia nosempareja a todos. Los judíos nopodían tener comunión con lossamaritanos, pero, he aquí, sucondición les proporcionaba terrenocomún.Vivían en una zona que no era delpueblo de Dios, ni de los gentiles.Algo así como la zona donde noscolocamos los que no estamos ni afavor ni en contra del evangelio, peroque, sin embargo, sabemos bien queestamos enfermos.Nuestra enfermedad nos separa deDios, y no podemos, ni nos atrevemosa acercarnos a él. Pero, ¡gloria a Dios por Jesucristo!Porque él no espera a que nosotrosvengamos a él, sino que se desandapara venir a nosotros (Fil. 2:6).La Ley mantenía a los leprosos adistancia y los marginaba; y la Ley nossepara a nosotros de la gloria de Dios.Pero, escucha hoy: Cristo vino a salvara los pecadores como tú y yo.Y mientras nosotros nos mantenemosalejados de él, es él quien se acerca anosotros.Aunque los leprosos no podíanacercarse a Jesús, él se acercó a ellos.Esa es la posición de todo el mundo.II. La oración de todos v.13Todos tuvieron el mismo clamor:¡misericordia!Su percepción de las cosas les hacíaclamar por ayuda. Uno no pideayuda a menos que se sientanecesitado.La razón por la que muchos pecadoresno vienen a Cristo, es porque nosienten nada (lepra anestésica).Pero estos leprosos ya estaban en la

U n c o r a z ó n a g r a d e c i d oU n c o r a z ó n a g r a d e c i d oPor Miguel Rubio

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fase terminal. No les cabía la menorduda, por eso clamaron pormisericordia.Su obediencia: clamor sindisponibilidad es inútilJesús los mandó a mostrarse a lossacerdotes, quienes no tenían el poderpara curarlos, pero sí la autoridadpara declararlos sanos públicamente.Pero, ¿se fijan que los leprosos nofueron sanados inmediatamente?Fueron sanados al dar sus pasos de fe,obedeciendo.Así, vemos que no sólo todosclamaron, sino que también todosrecibieron.Sin embargo, sólo uno de los diezregresó a Jesús.

III. La alabanza de uno solo v. 15-19.Aquí está la clave del asunto.Observemos: todos estaban en lamisma situación, todos clamaron pormisericordia y todos fueron sanados.Pero sólo uno percibió las cosas queson del Espíritu de Dios. Sólo uno viorazón para dar gracias y adorar.¡Qué triste es no poder percibir lafuente de la que brota el agua quebebemos diariamente!Algunos a lo más que llegamos es adecir: “Bueno, para eso está Dios, ¿no?Para bendecirlo a uno”.

Sólo uno dio muestras de novedad devidaUn corazón nuevo produce más quemuchas palabras... produce unaactitud nueva.Un corazón nuevo, no sólo ve sunecesidad de Dios, sino también sunecesidad de alabarlo.Todos ellos tenían razones para dargracias y alabar a Dios, pero sólo unode ellos lo percibió.Y los otros nueve, ¿dónde estaban?Al noventa por ciento de ellos se lesolvidó de quién habían recibido lasanidad. Un corazón agradecido es una cosa

rara, el inconverso recibe lasbendiciones de Dios y se las atribuye así mismo, a la suerte o al destino. Noda gloria a Dios, ni le agradece.Hay muchos en la iglesia de hoy quedicen haber sido sanados de su lepraespiritual, y sin embargo no sonagradecidos. ¿Dónde están?No han regresado a los pies de Cristocon devoción y lágrimas para alabarley servirle.En lugar de eso, con sus concienciassatisfechas, regresan a su vidaantigua, a disfrutar de la vida y de lasbendiciones de Dios sin siquiera darlegracias ni rendirle alabanza a quien selas da.

Gratitud es un ejemplar a punto deextinciónLa gratitud fluye en forma natural delcorazón y los labios de aquellos queperciben la negrura de su pecado, sudepravación total, y la misericordiaque Dios ha tenido para ellos pormedio de Jesucristo. De aquellos quereconocen que no hay nada bueno enellos, que no tienen esperanza sinCristo, que no pueden vivir para lagloria de Dios, a menos que él les déde su gracia día a día. Esa es genteagradecida.Por eso David se recordabaconstantemente a sí mismo y a sualma: “Bendice, alma mía, a Jehová, y noolvides ninguno de sus beneficios“. Él esquien perdona todas tus iniquidades, elque sana todas tus dolencias; el querescata del hoyo tu vida, el que te coronade favores y misericordias; el que sacia debien tu boca de modo que te rejuvenezcascomo el águila (Sal 103:2-5).Pero uno de ellos regresa a Jesús poruna sola razón: estaba agradecido.

La gratitud es una característica delcorazón nuevo y se demuestra con laacciónEl leproso que regresó demostró suagradecimiento de tres formas:1. Adorando a Dios; a grandes vocessin importarle quien lo mirara uoyera.

Con la misma urgencia con que clamópor misericordia, ahora clamabaalabanzas a Dios.2. Acercándose a él. El leproso, delejos le habló; pero cuando fue limpiovino hasta él.3. Poniéndose a su servicio, que es loque representaba postrarse antealguien. Si tú has sido curado de la lepra de tupecado, ¿no deberías ser la personamás agradecida del mundo?El famoso compositor de música JuanSebastian Bach, usaba poner tres letrasen sus composiciones : SDG, Soli DeoGloria.Como aquel viejo adagio chino:“recuerda la fuente de donde provieneel agua que te bebes...”Como el caso de Marta y María,hermanas de Lázaro, en Mateo 10:38-42, Cristo dijo : “María ha escogido lamejor parte“. Como el caso de laprostituta en la casa de Simón (Lucas7:44), quien lavó con su llanto y secócon su cabello los pies del Señor.(Pablo decía que la gloria de la mujerera su cabello). Ella estaba poniendolo más alto que tenía en el lugar másbajo: a los pies de Cristo. Eso,amados, es adorar.Como el caso de los 24 ancianos deApocalipsis 4:10, quienes echaron suscoronas ante el trono de Dios, que esdonde están los pies del Señor.Así mismo, nosotros necesitamosvenir a los pies de Cristo y depositarante él lo mejor de nosotros,despojarnos de nuestro orgullo, y asícomo este leproso, postrarnos a lospies de Cristo.Diez fueron sanados, pero sólo unofue salvado, y era samaritano. ∆

Miguel Rubio. Emmanuel CommunityChurch, Palm Harbor Fl.Derechos de autor © porSermonCentral.com y los autores. web:www.sermoncentral.com).

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DDeseo escribir sobreinstrumentos, sobreinstrumentos escogidos.

Un instrumento es un aparato,utensilio o herramienta para realizarun trabajo; es decir aquello de lo quenos servimos para hacer una cosa.Por lo tanto, un instrumento escogidopuede ser lo que se emplea paraalcanzar un objetivo; incluso puedeque sea una persona la que nos ayudea alcanzar el objetivo deseado,convirtiéndose esta en instrumentoescogido.En Hechos 9:10-19, encontramos alSeñor hablando con un tal Ananías eindicándole que vaya en busca dePablo y ore por él, porque erainstrumento escogido por el Señorpara llevar su nombre.Pero no vamos a hablar de Pablo, estees muy conocido por todos loscreyentes, incluso por los que no loson; hablaremos de Ananías.De Ananías sabemos muy poco, laBiblia sólo menciona que eradiscípulo, que tenía un buentestimonio y que vivía en Damasco.Pero, con lo poco que sabemos de él,podemos tener muy claro que era uninstrumento escogido; conocía la vozdel Señor y su relación con él erafluida, estaba a su servicio: imponíalas manos, sanaba en su nombre ytransfería el Espíritu Santo.Ananías fue el instrumento escogidoque el Señor utilizó para separar otroinstrumento escogido para él.Quizá al correr los años y llegar aoídos de Ananías cómo y de quémanera utilizaba el Señor a Pablo, sedijera a sí mismo: “Y pensar que yono quería orar por él”. Qué orgullosose sentiría al formar parte del planque Dios tenía para llevar su palabraa los gentiles, a los reyes y a los hijosde Israel.Y aunque no lo mencione la Biblia,

Pablo parece sentirse orgulloso yagradecido por Ananías; se entiendeesto, debido a la forma en quedescribe el buen testimonio que setenía de él y la manera tan afectuosa ycordial en la que relata el encuentroque tuvo con Ananías, y lo que este ledijo, con mucha sencillez, de parte delSeñor ( Hechos 22:12 al 16). Generalmente al oír hablar mucho deun hombre o una mujer que el Señorutiliza grandemente, nunca nos vienea la mente que ellos también tuvieronsus principios en Cristo, que alguientuvo que hablarles del Señor y de suevangelio, que también tuvieron quearrepentirse de sus pecados, que setuvo que orar por ellos y quizás,incluso, necesitaron liberación dealgunas ataduras. Se nos olvida queson hombres y mujeres comonosotros.Siempre hay alguien desconocido queestá esperando ser utilizado por elSeñor; alguien como Ananías quepueda reconocer la voz de Cristo ydecir: “Heme aquí, Señor”.Uno de los predicadores más famososde todos los tiempos, Charles H.Spurgeon, también tuvo su Ananías.Fue un hombre insignificante y sincultura, que ni siquiera pronunciabalas palabras que leía correctamente.Pero no importó, supo transmitir elmensaje que Dios tenía para el jovenSpurgeon con acierto. Estedesconocido fue el instrumentoescogido por Dios para levantar a unhombre que llevó a los pies de Cristoa miles de personas.También es de todos conocido BillyGraham, quien fue el único, junto aun amigo, que se entregó al Señordespués de varios días de unacampaña evangelística que,aparentemente, resultó un fracaso. Elinstrumento que escogió el Señor paraseparar al joven Guillermo FranklinGraham y convertirlo en uno de losevangelistas más grandes de los

últimos tiempos, fue un predicadorllamado Mordecai Hamm. No sabemos, hasta llegado el caso,quien pueda ser un instrumentoescogido por el Señor, pero lo que sípodemos saber es que siempre haypersonas dispuestas a ser utilizadaspor él; generalmente son hombres ymujeres que dedican el mayor tiempoposible a la intercesión, personasanónimas, desconocidas paramuchos, pero muy conocidas por elSeñor. Quiero recordar a través de esteartículo a la persona que utilizó elSeñor para llevarme a los pies deCristo. Quiero darle las graciasporque oyó la voz de Dios y no fuereacio a su mandato; hoy puedo decirque gracias a él soy un instrumentoescogido en las manos de Dios.Y quiero que los que lean este texto,recuerden que ellos también soninstrumentos escogidos por Dios,debido a que un “Ananías” en ciertaocasión les dijo: “El Señor Jesús te haescogido, y me ha enviado a tí paraque te hable de él”. Sean agradecidosy no olviden a esa persona que elSeñor les envió un día, quizá humildey sin mucha cultura y que ya casi norecuerdan; para que le tengan encuenta, aunque ahora estén al frentede grandes congregaciones y poseantodo tipo de doctorados ylicenciaturas. Aunque viajen portodos lo países de la tierra y sunombre sea muy conocido, nuncaolviden que todo se debe a undesconocido que el Señor les envió.. Y la paz de Dios gobierne en vuestroscorazones, a la que asimismo fuisteisllamados en un solo cuerpo; y sedagradecidos (Col. 3:15). ∆

Antonio Sellers O. es pastor y ministra enuna comunidad al borde del MarMediterráneo. Calle Ciutad de Castelló, n° 5,4° A, 03570 Villajoyosa, Alicante España

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