Amistad con Dios - Conquista Cristiana - ¡Capacitando...

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274 E E l tema de la amistad entre humanos no encierra ningún misterio. A través de nuestra vida hemos establecido este tipo de relaciones con diferentes personas: si bien no es extraño encontrarlas, no es algo que hagamos con todo el mundo. Nuestras amistades son escogidas y relativamente pocas debido al compromiso mutuo que se adquiere de buscar el bien el uno del otro. Un buen amigo es aquel que guarda ese compromiso. Las Escrituras nos descubren una posibilidad infinitamente más satisfactoria y realizadora, la de llegar a tener una relación de amistad con Dios. Pero pensar en tal tipo de relación con él puede parecernos, de primera entrada, algo imposible y hasta sacrílego, porque tenemos la idea de un Dios poderoso, distante y desconectado de su creación. Ciertamente, la misma Escritura describe a Dios en términos que no alcanzamos a comprender. En el capítulo 41 de Job, Dios afirma su grandeza, su infinito poder y su sabiduría inescrutable. Uno de sus atributos es que es Santo (aparte de). La idea de amistad con este ser santo colisiona con las realidades humanas de este siglo. Sin embargo, Éxodo 33:11 nos muestra que Dios tenía este tipo de relación con Moisés. El pasaje dice que Dios “…hablaba con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo” (Dios Habla Hoy). El contexto dentro del que aparece este versículo describe una escena, en palabras que sólo se pueden dar entre amigos. Ciertamente lo que revela no es un Dios lejano y severo que no admite cercanía con seres inferiores e imperfectos como nosotros. He aquí la hermosura de este tema. Para comenzar a entender esta posibilidad, debemos conocer la historia de los descendientes de Abraham, llamados ahora Israel. José es el precursor de la familia cuando es vendido por sus hermanos y termina en Egipto como el personaje más poderoso después del faraón. Dios, que ordena las circunstancias para que faciliten su propósito, manda una hambruna en toda la tierra y sólo en Egipto hay qué comer, como resultado del consejo sabio de José. Todo el que quiere alimento debe conseguirlo en Egipto. Jacob y su familia no son la excepción. Mientras José estuvo vivo, el trato de los egipcios hacia los israelitas era amistoso. Pero cuando murió José y el faraón, el trato que favorecía a Israel cambió y los descendientes de Abraham fueron esclavizados. Israel clama a Dios para que los libere. Dios oye el clamor de Israel, prepara a Moisés y lo manda para que saque a su pueblo de Egipto. Armado sólo con su vara de pastor, Moisés se enfrenta al poderío de Egipto y presenta las demandas de Dios para que dejen ir al pueblo. El nuevo Faraón se resiste desde el inicio, pero la vara no es cualquier vara: representa el poder sobrenatural de Dios y Egipto termina doblegándose ante su voluntad. Después de diez manifestaciones de la superioridad de Dios ante los dioses egipcios, faraón da permiso para que Israel se vaya. Tiempo después comienza la jornada de Israel por el desierto, rumbo a la tierra prometida por Dios. Esta jornada tenía el propósito de limpiar el corazón de su pueblo. Pero fue más fácil sacarlos de Egipto que sacar a Egipto de Israel. No habían pasado muchos días cuando la provisión de agua se les agota. Llegan a un estanque que la Biblia llama Mara y no pueden beber sus aguas porque son amargas (Éxodo 15:23). El pueblo murmura contra Moisés y Dios le muestra la manera de hacer el agua potable. Esto que sucedió tres días después de cruzar el Mar Rojo, probó ser una muestra de lo que le esperaba a Moisés durante 40 años. Una relación de confianza La mayor prueba de la dedicación de Moisés a su tarea de llevarlos a la tierra prometida por Dios, se encuentra en el capítulo anterior (Éxodo 32) cuando el pueblo cansado y desanimado se hace un becerro de oro y lo adora. Dios llama a su amigo para que conversen y procede a decirle algo muy extraño: “Anda, vete de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra de la cual juré a Abraham, Isaac y Jacob… pero yo no subiré contigo, no sea que te destruya en el camino, pues eres un pueblo muy terco” (Éxodo 33:1,3). Parecía que hasta Dios se estaba cansando de esta gente. Obviamente que el lenguaje que usa Moisés cuando describe este incidente es humano. No obstante, lo significativo de este intercambio es que se trata de una conversación entre amigos. Dios está abriendo su corazón a Moisés. Ya sé, debería ser al revés. Pero el pasaje no tiene sentido si no lo vemos dentro del contexto de la relación de amistad entre Dios y Moisés. Dios no está “escogiendo” sus palabras cuando habla con él; se abre por completo a su amigo y queda totalmente expuesto. (Debemos tener cuidado cuando nos expresamos así de Dios. La intención no es humanizarlo sino que entendamos que él es accesible. El principio es que, como nosotros no podemos elevarnos a su nivel, él tiene que descender al nuestro). La relación entre amigos permite esta apertura espontánea. Hacerlo con otros nos dejaría vulnerables y expuestos a ser heridos. Por eso es que uno no abre su corazón con un extraño. El Pequeño Larousse Interactivo 2000, define la amistad Amistad con Dios Amistad con Dios Por Hugo M. Zelaya

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EEl tema de la amistad entrehumanos no encierra ningúnmisterio. A través de nuestra

vida hemos establecido este tipo derelaciones con diferentes personas: sibien no es extraño encontrarlas, no esalgo que hagamos con todo el mundo.Nuestras amistades son escogidas yrelativamente pocas debido alcompromiso mutuo que se adquierede buscar el bien el uno del otro. Unbuen amigo es aquel que guarda esecompromiso.

Las Escrituras nos descubren unaposibilidad infinitamente mássatisfactoria y realizadora, la de llegara tener una relación de amistad conDios. Pero pensar en tal tipo derelación con él puede parecernos, deprimera entrada, algo imposible yhasta sacrílego, porque tenemos laidea de un Dios poderoso, distante ydesconectado de su creación.Ciertamente, la misma Escrituradescribe a Dios en términos que noalcanzamos a comprender. En elcapítulo 41 de Job, Dios afirma sugrandeza, su infinito poder y susabiduría inescrutable. Uno de susatributos es que es Santo (aparte de).La idea de amistad con este ser santocolisiona con las realidades humanasde este siglo.Sin embargo, Éxodo 33:11 nos muestraque Dios tenía este tipo de relacióncon Moisés. El pasaje dice que Dios“…hablaba con Moisés cara a cara, comoquien habla con un amigo” (Dios HablaHoy). El contexto dentro del queaparece este versículo describe unaescena, en palabras que sólo sepueden dar entre amigos. Ciertamentelo que revela no es un Dios lejano ysevero que no admite cercanía conseres inferiores e imperfectos comonosotros. He aquí la hermosura deeste tema.Para comenzar a entender estaposibilidad, debemos conocer la

historia de los descendientes deAbraham, llamados ahora Israel. Josées el precursor de la familia cuando esvendido por sus hermanos y terminaen Egipto como el personaje máspoderoso después del faraón. Dios,que ordena las circunstancias paraque faciliten su propósito, manda unahambruna en toda la tierra y sólo enEgipto hay qué comer, como resultadodel consejo sabio de José. Todo el quequiere alimento debe conseguirlo enEgipto. Jacob y su familia no son laexcepción.Mientras José estuvo vivo, el trato delos egipcios hacia los israelitas eraamistoso. Pero cuando murió José y elfaraón, el trato que favorecía a Israelcambió y los descendientes deAbraham fueron esclavizados. Israelclama a Dios para que los libere. Dios oye el clamor de Israel, prepara aMoisés y lo manda para que saque asu pueblo de Egipto. Armado sólo consu vara de pastor, Moisés se enfrentaal poderío de Egipto y presenta lasdemandas de Dios para que dejen ir alpueblo. El nuevo Faraón se resistedesde el inicio, pero la vara no escualquier vara: representa el podersobrenatural de Dios y Egipto terminadoblegándose ante su voluntad.Después de diez manifestaciones de lasuperioridad de Dios ante los diosesegipcios, faraón da permiso para queIsrael se vaya.Tiempo después comienza la jornadade Israel por el desierto, rumbo a latierra prometida por Dios. Estajornada tenía el propósito de limpiarel corazón de su pueblo. Pero fue másfácil sacarlos de Egipto que sacar aEgipto de Israel.No habían pasado muchos díascuando la provisión de agua se lesagota. Llegan a un estanque que laBiblia llama Mara y no pueden bebersus aguas porque son amargas (Éxodo15:23). El pueblo murmura contraMoisés y Dios le muestra la manera dehacer el agua potable. Esto que

sucedió tres días después de cruzar elMar Rojo, probó ser una muestra de loque le esperaba a Moisés durante 40años.

Una relación de confianzaLa mayor prueba de la dedicación deMoisés a su tarea de llevarlos a latierra prometida por Dios, seencuentra en el capítulo anterior(Éxodo 32) cuando el pueblo cansadoy desanimado se hace un becerro deoro y lo adora.Dios llama a su amigo para queconversen y procede a decirle algomuy extraño: “Anda, vete de aquí, tú yel pueblo que sacaste de la tierra deEgipto, a la tierra de la cual juré aAbraham, Isaac y Jacob… pero yo nosubiré contigo, no sea que te destruya enel camino, pues eres un pueblo muy terco”(Éxodo 33:1,3).

Parecía que hasta Dios se estabacansando de esta gente. Obviamenteque el lenguaje que usa Moiséscuando describe este incidente eshumano. No obstante, lo significativode este intercambio es que se trata deuna conversación entre amigos. Diosestá abriendo su corazón a Moisés. Yasé, debería ser al revés. Pero el pasajeno tiene sentido si no lo vemos dentrodel contexto de la relación de amistadentre Dios y Moisés. Dios no está“escogiendo” sus palabras cuandohabla con él; se abre por completo a suamigo y queda totalmente expuesto.(Debemos tener cuidado cuando nosexpresamos así de Dios. La intenciónno es humanizarlo sino queentendamos que él es accesible. Elprincipio es que, como nosotros nopodemos elevarnos a su nivel, él tieneque descender al nuestro). La relación entre amigos permite estaapertura espontánea. Hacerlo conotros nos dejaría vulnerables yexpuestos a ser heridos. Por eso es queuno no abre su corazón con unextraño. El Pequeño LarousseInteractivo 2000, define la amistad

A m i s t a d c o n D i o sA m i s t a d c o n D i o sPor Hugo M. Zelaya

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como “afecto personal, puro ydesinteresado, ordinariamenterecíproco: una amistad fraternal”. YProverbios 18:24 dice que “…amigo haymás unido que un hermano”.En este pasaje, Moisés es el confidentede Dios. Dios se siente seguro con él yle expresa lo que la actitud y lasmurmuraciones le hacen sentir.Pareciera como si Dios estuvieratratando de evadir su responsabilidadde cumplir su promesa de meterlos enla tierra prometida. Pero el significadode sus palabras es todo lo contrario.Dios quiere cumplir su promesa, perosabe que tendría que hacer algo si vacon ellos y le dice a su amigo que él noirá con ellos y que los lleve Moisés. Enlengua vernácula equivale a decir:“Ustedes son tan tercos, que si yo fueracon ustedes los consumiría porque nopodría tolerar más sus insultos” (verÉxodo 33:5). Son palabras severas de un Diossevero. Pero la relación de Moisés conDios es tal, que no tiene miedo deinsistir en el intento original de Dios dellevarlos él mismo a la tierraprometida, y le responde: “Si Tú no vascon nosotros, no vamos a ningunaparte” (vrs.15). El intercambio depalabras es interesante. Es como que siDios quisiera distanciarse de Israel yMoisés no lo deja. Lo llama “el puebloque sacaste… de Egipto”, pero Moisésle recuerda que “esta gente es tupueblo” (vs. 13).

Los amigos caminan juntosLa intervención de Moisés nace de surelación con Dios. Nadie en unarelación menos estrecha se atrevería ahablarle así a Dios quien había dichode Moisés: “Yo te he conocido por tunombre y has hallado también gracia a misojos” (vs. 12). Moisés se atreve a entraren la intimidad de la vida de Dios y leinsiste en que, para ser fiel a sudivinidad, debe continuaracompañando a Su pueblo. Hasta aquíllega la personificación humana deDios; entonces, Dios “vuelve” a serDios y le dice: Mi presencia teacompañará y te daré descanso (vs. 14).Cuanto más pensamos en esta historia,más extraña se vuelve, más choca con

nuestras opiniones bíblicas y derribanuestra lógica religiosa. Esta no es lamanera como un hombre actúa conDios ni viceversa. Nos sentiríamosincómodos, pero es porque, realmenteno consideramos a Dios como amigo.Así es como le hablaría usted a suamigo de la infancia, no se andaría conmucho protocolo para decirle lo quesiente.Esta historia muestra que Dios sealegra de hablar con Moisés cara a cara,como quien habla con un amigo (D.H.H.),y revela las increíbles posibilidades deuna relación con nuestro Hacedor.La amistad, en cualquier nivel odimensión, involucra confianza,fidelidad y la responsabilidad de sersinceros el uno con el otro, de noesconder la manera en que realmentenos sentimos o pensamos por miedo deofender, hasta el punto de intercambiarpalabras fuertes y de llamarnos acuentas cuando no estamos siendofieles con nuestro compromiso decaminar juntos por la vida ysobrellevar las cargas los unos de losotros (ver Gálatas 6:2).A veces los amigos se tienen querecordar mutuamente susresponsabilidades, particularmente entiempos cuando estamos pasando porterritorio desconocido o cuando nopodemos entrar en todo lo que Dios hapreparado para nosotros sin la ayudade un amigo.No demos por un hecho la presencia deDios y su promesa de ser nuestroamigo, ni olvidemos nuestraresponsabilidad de recordarle a él supromesa de ir con nosotros. La tercera estrofa de un viejo himnodice:

Jesucristo es nuestro amigo:De esto prueba nos mostróAl sufrir el cruel castigoQue el culpable mereció.

Y su pueblo redimido hallará seguridad

Fiando en este amigo eternoY esperando en su bondad.

Los amigos pasan tiempo juntosEntre los factores esenciales paracultivar una relación de amistad con

Dios es pasar tiempo con él. EnApocalipsis 3:20 Jesús dice: “Yo estoy ala puerta y llamo; si alguno oye mi voz yabre la puerta, entraré a él y cenaré con él yél conmigo”.Este versículo indica el gran deseo quetiene Cristo de relacionarse connosotros. La imagen de cenar denotahambre o gran deseo de relación. Noteque la iniciativa es de él. Él viene yllama; a nosotros nos corresponde abrirla puerta y dedicarle tiempo. Larelación de muchos cristianos con él esmás como con un conocido que con unamigo. El tiempo que se pasa con unconocido es accidental, transitorio,secundario. En el Nuevo Testamento, María lahermana de Marta y Lázaro, se sentó alos pies de Jesús para no perder unasola de sus palabras (vea Lucas 10:38-48). De ella aprendemos algunaslecciones.1. María reconoció que pasar tiempocon el Señor es más importante queprepararle un gran banquete. Oírpuede ser una actividad pasiva oactiva. La suya era un acto deliberado yextendido de no desaprovechar lapresencia de su amigo Jesús. Marta, encambio, estaba yendo y viniendocaptando trocitos de la conversación.Nos pasa como cuando uno va devisita y el anfitrión no apaga eltelevisor. Con un oído quiere escucharlo que usted le dice y con el otro nodeja de poner atención al programa.María estaba totalmente absorta en laspalabras del Señor, interrumpiendosólo cuando algo estaba fuera de sucomprensión. Cuando Marta quiere ejercer un pocode presión para que María le ayude, elSeñor la reprende con suavidad, perocon firmeza, y felicita a María porescoger la buena parte. Hacer algo parael Señor es importante, pero pasa a serde importancia secundaria cuando élestá presente.María sabía en su corazón que eran losúltimos días del Señor en la tierra yque esta oportunidad de pasar tiempocon él podría no volver a repetirse. Esosignificaba que tenía que dejar tareassin hacer para dar atención a lo que era

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“más importante”. Era tan grande elsentir de María de que muy pronto lequitarían al Señor, que según Marcos14:13 parece ser que María fue la queungió al Señor con el perfume costoso.No nos sorprende.Cuando leemos la historia, tenemos latendencia de ver sólo el lado de ellas.Pero el Señor también quería pasartiempo con sus amigas (no dice dóndeestaba Lázaro); no sólo comiendo, sinoen comunión con ellas. Alguien hadicho, que si Dios tuviera unanecesidad sería la de tenercompañerismo con su creación. Esevidente, en el relato de Génesis, queDios se complacía con los paseos quedaba en el huerto, con Adán.Igualmente, el tiempo que pasamos ensu compañía es muy importante paraél, más que cualquier servicio quepodamos prestarle.El Señor dijo a sus discípulos: “Ya no osllamaré siervos, porque el siervo no sabe loque hace su señor; pero os he llamadoamigos, porque todas las cosas que oí de miPadre os las he dado a conocer” (Juan15:15).Da la impresión de que el Señornecesitaba la amistad de susdiscípulos, no sólo su servicio. Losdiscípulos hacían muchas cosas para elSeñor: le servían predicando,enseñando, dando de comer a lasmultitudes, preparando lugares paracenar juntos, etc., pero él no permitióque estas actividades tomaran el lugarde la comunión con él.Es como si el Señor les dijera: “Hoy nonecesito siervos, necesito amigos”.2. María no permitió que nada ladistrajera de su tiempo con el Señor.Estoy seguro de que Marta trató dellamarle la atención a María demaneras que sólo dos hermanas saben:haciendo ruido con las ollas,aclarándose la garganta cuando pasabajunto a ellos. La intención era buena,pero el Señor necesitaba más queservicio, necesitaba el afecto de susamigas. Cuando ninguno de estosanzuelos da resultado, Marta se quejacon el Señor para que María le ayude:pierde el enfoque de su servicio y,fastidiada, le pregunta si no le importa.

Otra vez, sólo entre amigos se puededar este diálogo. Si Jesús tratara aMarta de otra manera, seguramente lehubiera recordado con quién estabahablando y que midiera sus palabras.Pero el Señor define bien el asuntocomo afán y turbación y le dice: “Ay,Martita, tu estado emocional quierecausar problemas. No te preocupes porcocinar muchos platos”. ¡Sólo entreamigos!Si el Señor no hubiera dicho nada, lamayoría de nosotros simpatizaríamoscon Marta. Después de todo, no eracualquier huésped el que estaba en lacasa. Marta amaba también a Jesús y loconsideraba su amigo, pero el afán laturba y pierde su derrotero. Es fácilperder las cosas más importantes, porhacer las importantes. Es fácil permitirque los afanes de esta vida nos quitenlo esencial de nuestra amistad conDios: sentarnos a sus pies y escucharsu voz. El dilema de María es que oye el ruidode las ollas en la cocina y por un lado,quiere ir a ayudar a su hermana. Peroalgo más fuerte la mantiene a los piesde su Señor, hasta que llega al puntoen que no oye más lo que pasa a sualrededor, sólo la voz de Jesús. Maríaha escogido la buena parte.3. Poner atención total al Señor es unaelección. Ocuparse de cosas desegunda importancia es algo que seescoge también. Hay momentoscuando la amistad con Dios se expresaen devoción y contemplación, pasandotiempo con él sin salir corriendo parahacer algo para él. Ya habrá ocasiónpara el servicio a Dios. Las dos, Martay María, eran amigas del Señor. QuizásMarta no hubiera sido regañada por elSeñor si no hubiera intentadopresionarlo para que María fuera comoella. Quizás el Señor hubiera alabado aMarta por los platillos deliciosos que lehabía preparado. Pero la buena parteseguiría siendo la que María habíaescogido.Usted también puede escoger la buenaparte: poner su atención total en Jesús,pero sepa que habrá muchasdistracciones que intentarán sacarlo desu tiempo con el Señor. La buena parteno viene automáticamente. Poner al

Señor de primero en su vida es unadecisión que usted toma. Si lo hace, sefortalecerá en su relación con él, si nolo hace se debilitará. ¡Háblele,escúchelo, pase tiempo con él!4. Dios recompensa el tiempo quepasamos a su lado. Las experienciasque tenemos con el Señor durante estostiempos es algo que nadie nos puedequitar. María ha escogido la buena parte,la cual no le será quitada (vs. 42). Maríaestaba recibiendo algo que era eterno.Era un depósito del que ella podríasacar y sacar sin que nunca se leagotara.El tiempo que pasamos fortaleciendonuestra amistad con Dios es la mejorinversión que podemos hacer ennuestras vidas. Las circunstanciascomunes entre los hombres nunca nospondrán en bancarrota, porque labuena parte produce dividendos y enmomentos de necesidad podemosechar mano de ellos. El afán y ladesesperación no son una opción parael amigo de Dios.En conclusión, podemos tener talrelación de amistad personal yduradera con nuestro Señor queproduce contentamiento. Podemosvivir libres de las preocupaciones deeste mundo sabiendo que todo lopodemos en Cristo que nos fortalece(vea Filipenses 4:13). Podemos estarconfiados de que nada habrá que nopodamos enfrentar con nuestro amigoJesús a nuestro lado.Moisés y las hermanas de Betania nofueron los únicos amigos de Dios.Adán disfrutó de la amistad de suCreador. Enoc daba paseos largos conDios. Noé halló gracia a los ojos deDios. Abraham, David, Daniel y otrostuvieron una relación de amistad connuestro Dios. ¿La buscará ustedtambién? ∆

Hugo M. Zelaya es director de ConquistaCristiana. Es el fundador de laFraternidad de Iglesias y Ministerios delPacto que da cobertura a varias iglesias enCosta Rica. Actualmente reside con suesposa y su hija, en Alajuela, Costa Rica.

EEl futuro es un libro sin abrir quesólo se puede leersecuencialmente, una página a

la vez. No obstante, más importanteque poder leerlo es poder escribir ensus páginas. ¿Habrá dejado Diosalgunas de ellas en blanco, esperandoque nuestras manos las escriban, oestán todas las páginascompletamente preescritas esperandoser leídas solamente? ¿Podemos haceralgún efecto en el resultado, o es elfuturo un asunto predispuesto? Nadie habría esperado losacontecimientos del ataque terroristasobre las torres gemelas, en NuevaYork, el 11 de setiembre del 2001. Norecuerdo ninguna palabra acerca deeso en las profecías y las prediccionesde enero del 2001 (aunque algunaspersonas profetizan fuego ydestrucción cada principio de año). Locierto es que ocurrió, y no sabemos loque nos espera en el tiempo que nosqueda. Nosotros sabemos que la fetriunfa sobre el miedo; la justiciatriunfa sobre la maldad; la paz triunfasobre la ansiedad; y la misericordiatriunfa sobre el juicio. Y sabemos que,aunque por la noche durará el lloro, ala mañana vendrá la alegría.

La Biblia está llena de profecías acercade muchas cosas, incluyendo elregreso de Cristo. Pero todavía dejamucho espacio a lo desconocido.Muchas páginas en el libro llamado“futuro,” han sido escritas por lamano de Dios - tal vez todas ellas.Pero pareciera ser que muchaspáginas están aún en blanco, al menos

para nosotros, y es lo desconocido loque nos causa estremecimiento.

Jesús preparó a los discípulos para supartida de la tierra y para lodesconocido que afrontarían. Él lesdio instrucciones sumamenteimportantes sobre cómo debíanabordar el futuro. (En Juan 15versículos 13,14 y 15 los llama amigos,como si el privilegio para escribir enlas páginas perteneciera a susamigos). El libro de Juan,especialmente los capítulos 14-16,contiene esas instrucciones. Yo hedescubierto que estos capítulostambién me han ayudado a enfrentarmi futuro.

Seguridad Los años de 1964 a 1966, fueron añosde convulsión y al mismo tiempo detriunfo para mí. La convulsión y eltriunfo parecen ir de la mano. En 1964,Dios enderezó mis pasos por uncamino nuevo que me llevó a serbautizado en el Espíritu Santo y aaceptar el ejercicio de los donesespirituales. Ese camino me condujoen una dirección muy diferente a la demi denominación y me trajo muchaoposición, investigaciones, y unperíodo de prueba por parte de ellos. Debido a mi nueva experiencia y lacontroversia que rodeaba entonces elbautismo en el Espíritu Santo, nuestraiglesia local perdió cerca de la mitadde sus miembros. Aunque confiaba enel Señor y creía en la obra en curso delEspíritu Santo, mi futuro prácticoparecía incierto y yo necesitabaseguridad.

El Señor me despertó una mañanamuy temprano; me di cuenta de quedebía levantarme para orar. Cuandolo hice, el Señor me habló de Juan15:16: “No me elegisteis vosotros a mí,sino que yo os elegí a vosotros y os hepuesto para que vayáis y llevéis fruto, yvuestro fruto permanezca; para que todolo que pidáis al Padre en mi nombre, él oslo dé”. No puedo explicar el efecto quetuvieron en mí esas palabras. Fuecomo si el Señor personalmente mediera ese versículo, justamente a mí.Pude haber escrito volúmenes sobreesas pocas palabras. ¡Qué abundanciade vida fluyó de ellas para mí! Nótelasconmigo: Escogidos: Somos su idea y suelección. Puestos (ordenados): Él nos haautorizado para llevar fruto. Permanezca: Los resultados de suobra en nuestras vidas se mantendrán. Pidáis: ¡Somos invitados, debido anuestra relación con él, a tener unavoz en el futuro, una oportunidadprofunda! Los capítulos de Juan 14-16 han sido,por mucho tiempo, mis favoritos, peroen ese momento particular denecesidad, se volvieron vitales paraafrontar el futuro. Sin embargo, noteque hay una clave para estaseguridad, no la pase por alto. La clave¿Cuál es la clave para tratar con lodesconocido, el futuro? ¿Es poder

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J e s ú sJ e s ú sp r e p a r a p r e p a r a

a s u s a m i g o sa s u s a m i g o sPor Charles V. Simpson

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predecir lo que viene? Laspredicciones se han convertido enalgo popular al inicio y al final decada año. Algunos basan suspredicciones en sus “habilidadespsíquicas”, otros en la astrología,todavía otros en las tendencias y losfactores lógicos, y hay aquellos quecreen que Dios les ha mostrado unapágina del futuro. Todas estas formasde predecir atraen a grupos deseguidores de proporcionesconsiderables. Recuerdo el aviso escrito en el tablerode anuncios de un hotel: “La reuniónde la sociedad de clarividentes ha sidocancelada debido a circunstanciasimprevistas”. No importa cuánto delfuturo podamos saber, o podamospensar que sabemos, aún así tenemosque ocuparnos de las circunstanciasimprevistas, como sucedió el 11 desetiembre del 2001. Y es lo“imprevisto” lo que a menudo defineel futuro. Debemos anticipar loinesperado. ¿Es, entonces, la clave para el futuro,una predicción más precisa? No.Volvamos a Juan 14-16. Juan 14:1dice: “No se turbe vuestro su corazón…creed”. Juan 15:1-5 se puede resumirdiciendo: “Permanece en mí y llevafruto”. Juan 16:1 dice: “Estas cosas os hehablado para que no tengáis tropiezo”.La clave para el futuro no es saber elfuturo; es permanecer en el Señor hoy.Permanecer en él es la preparaciónpara cualquier eventualidad. Es tenerpor entendido que, aún si supiéramosel futuro, sin él, no podríamos hacernada. Él nos ofrece relación yrecursos, no esquemas detallados delmañana. Si la clave para enfrentar elfuturo y lo desconocido espermanecer en él, ¿cómo se hace eso?¿Qué significa permanecer en él?Permanecer es continuar... en fe en sufidelidad, conscientes de su presenciaprometida, conscientes de nuestradependencia de él, en franqueza ysinceridad con el Espíritu Santo, en elconocimiento inconmovible de suamor de pacto, en sus palabras depacto, dejándolas permanecer ennosotros, en obediencia a su dirección,confiando en que él sabe el futuro y en

que nuestra seguridad está en él, noen nuestro conocimiento. Juan 15 nos permite entender lo quees permanecer: Jesús dice a susdiscípulos que permanecer significadarse cuenta de nuestra dependencia,cumplir con su propósito y caminaren su amor. La relación de la vid y lospámpanos es una relación fija: no esuna relación que se vea afectada porcambios de ánimo o circunstancias. Es la obra terminada de Cristo, elconvenio fijo, la naturaleza de nuestraconexión con Cristo, como una ramaen la vid, lo que nos permite producirfruto. Nuestra relación de uno a unocon Jesús nos permite producir frutopersonal uno a uno y producir frutoestable: fruto que permanece.

La clave para elfuturo no es

saber el futuro; espermanecer en el

Señor hoyPosibilidad maravillosaMuchos personajes bíblicos tuvieronlo que podemos reconocer comorelación permanente con el Espíritude Dios. Estas personas no fueronperfectas, pero fueron llamadas“amigas de Dios”. A estas personas seles dio la oportunidad de pedirle algoa Dios, y su petición afectó el futuro(por ejemplo, vea Nehemías 1 yDaniel 2). Yo no estoy planteando unaexplicación de la interacción entre elDios soberano y el libre albedrío delos hombres. Lo que digo es que Dios,en su gracia soberana, ha decretadoque quienes permanecen en él puedenpedir y pueden ser usados por él parafraguar el futuro. Se sabe que laspalabras verdaderamente proféticas

fraguan el futuro. ¿Por qué no puedehaber también oraciones proféticasque afecten el futuro?¿Está el futuro empotrado en piedra oes arcilla para ser moldeada? ElEspíritu Santo obrando a través denosotros proféticamente y en oración,forjará el futuro. Una actitud fatalistano producirá fruto. No essimplemente ver qué hay en el futuroo leer un guión escrito. Nosotrossomos, como Jesús, primerodiscípulos, interactuando con Diospara moldear la historia. Somosescogidos no sólo para ser salvos, sinopara permanecer en una relación quehaga mella en el mundo y en sufuturo. Sólo tenemos que ver aaquellos que oyeron las palabras deJesús en Juan 14-16, para comprenderesa realidad. Sus discípulos noesperaron simplemente el futuro; ellosentendieron que habían sidoescogidos para afectarlo; y lo hicieron. Es un misterio maravilloso quenosotros los mortales hayamos sidoescogidos para revelar la voluntad deDios al mundo; y al hacer la voluntadde Dios, podemos cambiar el futurode personas individuales cuando lesextendemos el compañerismo de Jesúsa ellos. Fuimos escogidos paraayudarle a otros a tener una vida feliz.Eso hará nuestro futuro aún más feliztambién. Cuando permanecemos en sufidelidad, conscientes de su presenciay obedeciendo su voz, probaremos sersus discípulos produciendo un frutopermanente. No importa lo que traigael mañana, podemos conocer plenitudde gozo. Sigamos compartiendo el evangelio.Sigamos cambiando el futuro demuchas personas en todas partes delmundo. ¡Continúe dando su apoyo ysus oraciones y juntos haremos ladiferencia! ∆

Charles V. Simpson es maestro con unministerio internacional y director de larevista One-to-One.

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HHabía en Betania un hogarespecial. Un hogar donde elSeñor encontraba descanso

después de un día de caminoagotador. Cuando llegaba allí, sus pieseran lavados, y su alma erarefrescada.Era el hogar de Lázaro, y de sushermanas María y Marta.Tal fue el afecto que el Señor tuvo porellos, que les amó de una maneraespecial. El Señor llamaba a Lázaro suamigo (Juan 11:11). Tres veces se diceen Juan 11 que Jesús amaba a estafamilia.Pues bien, pese a esto, hubo un día enque el sol se puso para ellos.Un día enviaron a Jesús un mensajemuy urgente: “Señor, he aquí el queamas está enfermo”.Esta expresión «el que amas» no erauna presunción. Era verdad: Jesúsamaba a Lázaro. Sin embargo, elSeñor reaccionó extrañamente a esellamado. En vez de acudir a él, «sequedó dos días más en el lugar dondeestaba».El Señor Jesús amaba a estos tres

hermanos, pero cuando supo queLázaro estaba enfermo no hizo lo quese esperaba que hiciese. Se esperabaque él se levantase y fuese rápido paraimpedir que Lázaro muriera. Sinembargo, hizo exactamente locontrario: se quedó allí dos días más.En vez de tenderle la mano, le dejócaer.Este es pues, el asunto. Jesús amaba aLázaro, pero no hizo nada para evitarque muriera. Tan sólo cuando se hubocumplido el tiempo, es decir, cuandoya estuvo muerto: “Vino, pues, Jesús, yhalló que hacía ya cuatro días que Lázaroestaba en el sepulcro” (v.17)

Lázaro hedíaCuando Jesús llegó, Marta fue aencontrarle, y le dijo: “Señor, sihubieses estado aquí, mi hermano nohabría muerto”.María, su hermana, le dice pocodespués, casi lo mismo: “Señor, sihubieses estado aquí, no habría muerto mihermano”.Ellas tenían toda la razón. Siendo elSeñor Jesús quien es, era imposibleque donde él estuviese pudiese habermuerte. La muerte huía de él, porqueél es la resurrección y la vida. Y

cuando el Señor Jesús está en unambiente, la muerte tiene que huir, yla vida fructifica, florece y se expande.Ellas estaban seguras de esto, porqueconocían al Señor. Luego se acercaron al sepulcro, y elSeñor dijo: “Quitad la piedra”.Entonces Marta dijo: “Señor, hiede ya,porque es de cuatro días”.Si Lázaro hedía, entonces significabaque estaba bien muerto.Una alegoría Lázaro nos representa a todosnosotros. Lázaro somos tú y yo.Después de haber recibido la visita delSeñor en nuestra casa por algúntiempo; después de habernos sentadoa la mesa con él y de haber gozado desu afecto y de su palabra, llega unmomento en que el Señor se aleja denosotros. Mejor dicho, nosotros lo alejamos.Es como lo que sucedió con aquellamujer sulamita en el libro de losCantares. (cap.5:2-3). En un momentoen que ella dormía, oyó que la voz desu amado la llamaba, y le decía:“Ábreme, hermana mía, amiga mía,paloma mía, perfecta mía, porque mi

U n h o g a r e n B e t a n i a Por Eliseo Apablaza

No solo Cristo murió, los amigos también tienen que morir

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cabeza está llena de rocío, mis cabellos delas gotas de la noche”.El Señor venía como siempre, amable,afectuoso, diciéndole dulces palabras,e invitándole a que le abriera. Sinembargo, ella le responde: “Me hedesnudado de mi ropa; ¿cómo me he devestir? Me he lavado mis pies; ¿cómo loshe de ensuciar?”Ella se ha acostumbrado tanto alSeñor, y a sus afectos, que llega unmomento en que lo menosprecia. Ellaestá cómoda en su cama, se ha lavado,y yace plácidamente recostada. Él, encambio, viene con su calzado sucio, ycubierto con el rocío de la noche. Esuna molestia pararse y abrir la puerta.Así también sucede con nosotros.Habiendo disfrutado de la amistad delSeñor, de pronto nos envanecemos, ylleguemos a pensar que nosotros lehacemos un favor con servirle. Noshemos afanado sólo en su obra, y nosha ido tan bien en ello–aparentemente–, que nos parece quepodemos seguir realizándola, sinnecesitar de él.Llegamos a ser expertos, y podemosdictar conferencias sobre nuestroséxitos. Entonces, en este que pareceser nuestro mejor momento, el Señorse aleja por algún tiempo, y entoncesla obra, que es nuestra gloria, secomienza a marchitar y nosotros nosempezamos a morir.El corazón –que es engañoso— nosiempre reacciona para ir tras él, comolo hizo la sulamita. Entonces el desdénse transforma en una indiferencia tal,o en una porfía a seguir en nuestrocamino, que nos lleva espiritualmentea la muerte. Entonces, el Señor se queda lejos dosdías más. Hasta que nosotros, y todoslos que nos rodean, sepan que hemosmuerto.Llega la desesperanzaEs posible que quienes están a nuestroalrededor desesperen. La esposa se dacuenta primero, y después los hijos.Ellos preguntan: “¿Qué pasa contigo?”Es que hay una gran insensibilidad,una dureza de corazón o una

angustiosa incapacidad de salir delatolladero. El Señor está lejos. Pareciera que él seha escondido, que su mirada estávuelta hacia otra parte. Entonces, lasituación se vuelve dramática, lamuerte nos rodea. Nos damos cuentaun poco tarde, que sin él todo estinieblas. Sin él, las fuerzas del mal senos abalanzan y amenazan contragarnos. Sin él no hay gozo, ni fe, ni esperanza.No hay limpieza de conciencia. Se hasecado en la garganta esa alabanzaque fluía de nosotros mientrasandábamos en la calle. Hay sequedad,esterilidad, desierto. Hay hastío ypesadumbre.Entonces los que nos ven en esacondición, le dicen al Señor: “Señor,las cosas han ido muy lejos”.Y añaden, con lágrimas: “Si túhubieses estado aquí ... Si hubiesesintervenido ... ¿Por qué no lo salvaste?¡Señor, ha muerto!”La mañana de la resurrecciónEl relato de Juan 11 dice que, al ver elSeñor a las hermanas llorando, él llorótambién. Esto significa que él no sealegra con nuestra muerte y con eldolor de los que nos rodean. Él no sealegra con nuestro sufrimiento, másbien, se conduele con nosotros.El Señor lloró. El Señor sintió profundamente eldolor por su amigo Lázaro muerto.Sin embargo, él le había dejado morir.Pero tras la noche oscura del alma,tras el túnel de la muerte, hay una luzque resplandece. Más allá de loscuatro días hay una mañana deresurrección.Y llega el momento en que el sepulcrose estremece, en que el ángel de lamuerte se aparta, y los demonioshuyen. ¿Cuál es la causa? El SeñorJesús ha dicho, simplemente: “Lázaro,ven fuera”.Cuando ya no había esperanza;cuando Marta había postergado laresurrección para el día postrero, ycuando todos ya habían llorado en sus

funerales, el Señor sacó a Lázaro,atadas las manos, y los pies convendas, el rostro envuelto en unsudario. A Lázaro, y también anosotros. A ti y a mí.Para un amigo de Jesús, la muerte noes el fin de todo. Siempre, más allá deella, hay un mañana de resurrección.Los hombres temen la muerte porqueno ven nada más allá de ella. Notienen esperanza. Pero para los queaman a Jesús, la muerte es sólo el pasoa una vida superior. Es recién elcomienzo de todo.Los amigos también tienen que morirJuan 11:51-52 nos dice que Jesús tuvoque morir para salvar a la nación ypara congregar en uno a los hijos deDios que estaban dispersos. Jesús hizolo que tenía que hacer. Él murió. Esoestá muy claro. Ahora les correspondea sus amigos hacer lo propio.Lázaro era un amigo del Señor. Perono sólo él lo era. El Señor les dijo en otra oportunidad atodos sus discípulos: “Vosotros sois misamigos ...”Y eso nos lo dice también a nosotros. Si tú eres su amigo, tienes que saberesto: Los amigos también tienen quemorir.Tal vez tú digas: “Esto es absurdo.¿Por qué tengo que morir?” O: “Esto es para otros”. Mientras tú estás en el pináculo de lagloria, o en el monte de latransfiguración, podrías pensar que noes necesario que mueras. Sin embargo, Lázaro murió, y todoslos demás amigos de Jesús tambiéntienen que morir.CatalepsiaHay algo muy parecido a la muerte.Se llama catalepsia. ¿Qué significa? Lacatalepsia es la pérdida de lasensibilidad exterior y delmovimiento, pero sin pérdida deconciencia. Una persona que está enestado de catalepsia estáaparentemente muerta, pero razona.Es posible que en algún momento

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lleguemos a entender la doctrinaacerca de nuestra muerte y laaceptemos. Es posible que estemos deacuerdo en que el Señor quiere quemuramos. Y entonces hacemosarreglos para producir nuestramuerte, y –mejor– para que parezcarealmente que morimos. Sin embargo,al Señor no lo podemos engañar. Él nopermitirá que nos conformemos conun simple adormecimiento. Él sealejará de nosotros todo el tiemponecesario hasta que estemos bienmuertos.

¿Cuánta revelación, cuánta vida,cuánta comunión está siendoimpedida porque algunos de nosotrosno estamos dispuestos a morir deverdad? Lázaro murió, y todos losamigos del Señor tienen que morir.Ser un simpatizante es fácil, porque élva, escucha y se vuelve. Y luego dice:“Estuvo linda la enseñanza; buena lapredicación. Fue hermosa laalabanza”.

Pero ser un amigo del Señor, es algomucho más delicado, y tambiéncomprometedor. Lázaro murió. Y enJuan 15:14 dice: “Vosotros sois misamigos si hacéis lo que yo os mando”.¿Y cuál es su mandato para usted ypara mí? Hoy el Señor nos manda amorir, y a morir de veras.El Señor se quedó otros dos días máslejos de Betania, para que quedaramuy claro que Lázaro no sufría decatalepsia. El mal olor de su cuerpoindicaba que no tenía catalepsia.Lázaro estaba realmente muerto.

Los frutos del morirLa muerte de Lázaro provocó uno delos hechos más prodigiosos delministerio del Señor Jesús: laresurrección de Lázaro. Sin la muertede Lázaro no podía haberresurrección. ¿Y qué pasó cuandoLázaro resucitó? “Entonces muchos delos judíos que habían venido paraacompañar a María, y vieron lo que hizoJesús, creyeron en él” (v.45).

Si no dejamos morir a Lázaro, nohabrá resurrección, y si no hayresurrección, no creerán los incrédulosque esperan ver proezas y milagros.Cuando Lázaro resucita por el poderde Dios, entonces la noticia se esparcey muchos llegan a ver.El versículo 51 dice que Jesús teníaque morir por la nación y tambiénpara congregar en uno a los hijos deDios que estaban dispersos. Y élmurió.En estos días, hay mucho pueblo deDios que está disperso. Hay muchosque están extraviados, que se sientenlejos del redil. Otros están hambrientos y sedientos.Dios los quiere reunir.Si Lázaro se niega a morir, Dios nopodrá usarlo para alcanzar a otros.Porque, usted debe saberlo, hay unaobra que Dios está haciendo hoy: élestá salvando a muchos, y estácongregando a todos los dispersos enuno.Pero para realizar esta obra, tú, aligual que Lázaro, debes morir.Ellos no quieren morirHay muchos por ahí comiendoalgarrobas. Hay muchos que noconocen la Casa de Dios. Parareunirlos en uno, el Señor Jesús tuvoque morir. Y para que él los puedareunir en uno hoy, sus amigos tienenque morir.Necesitamos romper las ligaduras deimpiedad; necesitamos abrir camino,orar intensamente, por las mañanas ylas noches. Pero hay hijos de Dios que aman eldormir. Ellos no quieren morir. Es preciso negar los apetitos de lacarne, pero hay hijos de Dios que noquieren morir.Hay lazos de impiedad que no serompen porque el pueblo de Dios noayuna. Hay ofensas que se reciben,hay pequeñas cosas que hacen que elcorazón o el alma se duela, hayrencores, hay rencillas. Pero los hijosde Dios no quieren morir.Hay pequeños sacrificios que hacer,

pero los hijos de Dios no quierenmorir. Por tanto, los dispersosseguirán dispersos, y los hambrientosseguirán hambrientos. Hay hijos de Dios que trabajan de sola sol, porque tienen muchas cosas quecomprar y muchas deudas que pagar. Ellos no quieren restringirse. Ellos noquieren morir.Ellos viven para trabajar y para ganarmucho dinero. Aunque con la mitadtendrían lo suficiente para sus gastosy los de su familia, ellos sienten quenecesitan ganar más. Tienen quemantener un estándar de vida, uncierto ‘status’. Tienen que cambiar elauto y mejorar la vivienda. Ellos noquieren morir.Entonces, que los que están afuera,sigan congelados; que sigan muriendode hambre, que sigan estando con elestómago vacío. Que sigan dispersos los hijos de Dios,porque estos Lázaros no quierenmorir.Amados: Esto no es sólo unainterpretación de Juan 11. Esto es unllamado al corazón del pueblo deDios. A los amigos de Jesús. No es para los extraños: es para losamigos.Los Lázaros no quieren morir. Ellos seesfuerzan por aparentar que estánbien, aun lejos del Señor. El Señor yano da testimonio en sus corazones, nirespalda la obra de sus manos, peroellos no quieren morir. Se aferrandesesperadamente a su vida y a sugloria.Si esa es tu condición, amadohermano, debes saber que el Señor seva a quedar lejos dos días más, hastaque mueras. ¿Por qué? Porque tú eres su amigo,porque él te ama y porque quiereocuparte." ∆

Eliseo Apablaza es un obrero cristianochileno, co-editor de la revista "AguasVivas"

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Próximos temas:Conflicto con Satanás (20-6-08)*

La vida de fe (20-8-07)*Buenas y malas elecciones (20-10-08)*

Carácter vs intregridad (20-12-08)**fecha límite para enviar artículos

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CComo cristianos nacidos denuevo, nuestro deseo escomunicar alegría, amor;

decirle a todo el mundo lo quetenemos y darles lo que Jesús nos hadado: vida nueva, amor perfecto,felicidad y alegría auténtica delcorazón. Nunca pensé que un díalloraría sin vergüenza, danzaría depura alegría y cantaría alabanzas contodo el corazón. Esto me ha ocurrido yno veo el fin de esta vida maravillosaen Jesús. La razón por la que nuncapensé experimentar esto y sentirmeasí es porque cumplo una condena enprisión. Y esta es mi tercera condenapor delito mayor. Sí, fui un criminal,tres veces perdedor, sin muchaesperanza para el futuro, pero Jesúsconoció mi corazón y vio mi anhelopor tener amor y un cambio, y él meha dado vida nueva.

Nací en Michigan en 1941, el mayorde cinco niños. Mi papá era unindígena Chippewa, un hombrequieto, de palabra suave, que trabajófuertemente. Fuimos muy pobres y lostiempos eran siempre difíciles paranosotros. Había conflicto y disputasentre mis padres y papá se volvió unbebedor empedernido. Hubo untiempo cuando mis hermanos y yonos vimos forzados a asistir a losservicios dominicales de la iglesia,pero no con nuestros padres.Vagamente recuerdo que mi papá fuebautizado en agua por mi bisabuelo,que era ministro del evangelio. En1955 o 1956, mis padres se divorciarony fue un golpe muy duro. Amaba a mipapá muchísimo pero no lo he vistodesde esa última vez: es mi oración yuna de mis grandes esperanzas, queDios un día nos permita volvernos aencontrar.

Durante el tiempo del divorcio, habíaempezado a hurtar pequeños artículosde las tiendas. Después de año y medio, a losdieciséis años fui atrapado en un robo:este fue el inicio de mi hundimientoen el mundo del crimen, corrupción ysufrimiento, lo que duró cerca de onceaños.

Mis recuerdos más remotos son demuchos sentimientos de dolor yrechazo, de deseos de querer agradaro hacer que alguien estuvieraorgulloso de mí. Tras el nuevomatrimonio de mi madre, losproblemas continuaron. Me sentídejado fuera y no podía soportar másla vida en el hogar; me salí de laescuela y me fui. A las seis semanasmi madre supo dónde estaba y mepuso en libertad vigilada, por unperíodo de prueba, bajo la condiciónde quedarme con una familia hasta

que volviera a la escuela, o cumplieralos dieciocho años o, me enlistara enel ejército. A los diecisiete años toméla salida fácil y me enlisté en elservicio militar, espeprando haceralgo bueno con mi vida y que alguien,eventualmente, se enorgulleciera demí. Mi esperanza era que esa personafuera mi madre. Hasta entonces habíasido la oveja negra de la familia y elsentimiento de ser un paria me siguiótoda mi vida.

Con mi primer permiso de salidaquise ir a casa y mostrar a mi familiaque ya no tenían que tener vergüenzade mí. Pero ahí comenzaron mis díasde bebedor: por primera vez meservían licor en un bar, meemborraché y disfruté del efectoentumecedor. En mi segundo permiso meemborraché antes de llegar a casa ybebí todo el tiempo que estuve allí. Esextraño que aún cuando todo dentrode nosotros quiere tener la aprobaciónde las personas que amamos,tomamos el curso que sólo nos puedetraer condenación.En 1960, empecé una gira de trecemeses a Corea. El cuadro que merecibió cuando aterrizamos en Inchoneran calles sin luces, barro, arcilla yporquería, lo cual se convertiría en elcuadro de mi vida. Los primeros seismeses pasaba todas las nochesbebiendo, con prostitutas y me viinvolucrado en el mercado negro,ignorando que lo que hacía fuerailegal. Me confesé culpable y recibíuna condena de seis meses en la cárcelmilitar, una reducción de rango ytrescientos dólares de multa. Despuésde treinta días, el resto de la condenafue suspendida bajo condición.Después de mi liberación de la cárcel,recibí amenazas de los líderes de la

U n t e s t i m o n i oU n t e s t i m o n i oPor Irving Eugene King

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banda que querían que continuaraayudándolos. Ya no quería formarparte de eso y lamentaba lo que habíaocurrido. Uno de sus intentos casituvo éxito. Mucho tiempo después demi conversión, pensando en todo esto,se me ocurrió que Dios nuncainterfirió en mis fechorías, perosiempre me preservó. En 1961 fui dado de alta,honorablemente, y de inmediato mevolví a enlistar, por seis años en otrogira de servicio a Corea. Habíaencontrado la vida de la bebida y lasprostitutas, una vida donde unonunca tiene que amar ni ser lastimadoa cambio; todo esto me agradaba. Eldinero compraba cualquier cosa. Mevolví a meter en problemas y recibíotra condena de cinco años; el cargoera robo a gran escala. Fui separadodeshonrosamente del servicio militarcon el estigma que eso acarrea, y fuiencarcelado por dos duros y muydisciplinados años, que pasé sinafecto, sin piedad, sin un amigo. Mesumí más profundamente dentro demí mismo y engrosé mi concha deodio, amargura, desprecio yarrogancia. Ahora sí que nadie seenorgullecería de mí y seguramentehabía causado más daño y vergüenzaa mi familia. En 1964 fui puesto en libertad bajopalabra; después de dos años dedepravación, me había convertido enun animal asustado, odioso, lujurioso,hambriento de amor por algo, y nosabía que todos los sueños yesperanzas para el futuro habían sidodestruidos. Seis semanas más tarde,fui arrestado en Virginia ysentenciado a tres años porallanamiento de morada. Este era sóloel comienzo de una larga y duralucha.Llegué a la prisión del estado enRichmond, donde cada día era unabatalla por sobrevivir. Viví enconstante miedo, sin saber nunca sivería el día siguiente. A los nuevemeses, en defensa propia, herí a otrohombre con un cuchillo y fuitrasladado a un campamento deprisioneros para obras de carretera. El

odio se volvió más profundo y laconcha más gruesa alrededor de mí.Ahí hice amistad con un convicto queme hablaba de Dios, pero Dios no erareal para mí, sólo era alguien cruel enquien creían las personas débiles. Laspersonas religiosas que conocía eraninsensatas, débiles, enfermas y fácilesde engañar; pero por alguna razón,nunca lo intenté.En este campamento mi perspectiva sedistorsionó. Casi mato a unmuchacho, si no hubiese sido por miamigo cristiano. Pensaba que, al igualque otros, nunca saldría vivo de tallugar. Después me di cuenta de que,otra vez, por la gracia de Dios, estabavivo. Intenté escaparme delcampamento y otra vez Dios mepreservó: huyendo de los policías, labala que era para a mí dio en un leñoy en ese momento pensé que Diosdebió haber detenido la bala con sumano. La vida se volvió desesperantey no creía volver a ser libre o tener denuevo una vida significativa. En diciembre de 1966, fui devuelto aKansas para terminar mi condena decinco años. Otra vez decidí queintentaría vivir, tener esperanza,alcanzar una mejor vida. Estaba hartode la prisión y clamaba por amor, porcualquier hilo de esperanza que mediera un camino mejor. Pasarían otrostres años antes de encontrar larespuesta a mi vacío. Con la decisiónde cambiar terminé mi educación yasistí a Alcohólicos Anónimos paraaliviar mi deseo por el alcohol.En abril de 1968, fui puesto enlibertad; una esperanza nueva y unnuevo comienzo. Fui a Milwaukeedonde mi amigo, el exconvictocristiano, estaba viviendo. Él meayudó a establecerme y a encontrartrabajo. Me hizo sentir querido yaceptado sin importar dónde habíaestado o lo que había sido. Sinembargo, el sentimiento de soledadpermanecía y no podía dejar de sentirque debía haber algo mejor. Para elverano comencé a beber otra vez, y denuevo me sentí atrapado en la vidadel alcohol y el mundo de pecado.Regresé a Michigan y a mi ciudad

natal. Conocí a una chica y al sentirmesolo y sin amor, vi un futuro posiblecon ella, y me dije a mí mismo que laamaba. Nos casamos tres meses mástarde en una Iglesia Metodista Libre,aunque no pertenecíamos a ella sinoque la escogimos al azar. El ministroera el reverendo Cobb, un hombrecortés, cariñoso y temeroso de Dios.Fui a trabajar a una compañía quehacía mármol artificial, y en dos mesesfui ascendido a capataz. Las horaseran largas, pero disfrutaba delsentimiento de logro que me trajo.Para entonces esperábamos un bebé,un sueño hecho realidad y aunque fuidespedido del trabajo, comencé unnegocio propio, con mi cuñado comosocio. Pero cuando vinieron losproblemas también vino elalcoholismo y otra vez me encontréatrapado en un mundo al que no lepodía hacer frente, en un tipo de vidaque no quería. Comencé a cobrarcheques sin fondos, a robar equipo.Para aumentar mi tormento, teníapesadillas de los días de prisión enVirginia.Una noche, después de un largo díade trabajo, sin nada en mi estómago yhabiendo bebido una cantidadexcesiva de cerveza, rompí unaventana, me introduje en un supermercado y fui arrestado adentro.Cuando me preguntaron por quéestaba allí, verdaderamente no losabía, porque tenía dinero.Recapacitando, me pareció el estúpidoacto de un ladrón borracho.Mientras esperaba en la cárcel delcondado de Midland, sentía que lasparedes se me venían encima. Peroluchando contra ese sentimiento depérdida, leí el Nuevo Testamento en laVersión Popular. También leí otrolibro “La Cruz y el Puñal”, y en estelibro vi cómo drogadictos fueroncambiados por el poder de Dios. Yaunque él todavía no era real para mí,me di cuenta de que Jesús era unapersona histórica auténtica; pero esono era lo que yo necesitaba. Habíaoído decir que si aceptaba el hecho deque él había muerto por mis delitos,me salvaría. Sentí que eso no me haría

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ningún bien tampoco. Necesitaba algomás, necesitaba amor, necesitaba unmilagro. Entonces una mujer cristianame dijo que Jesús me amaba. Meditéacerca de esto, y del poder delEspíritu Santo del que ella me habló,pero había muchas preguntas en mimente. Si me hiciera cristiano, ¿meayudaría él? ¿Me sacaría deldesbarajuste de mi vida? Mi esposa tenía ocho meses deembarazo, tenía pagos pendientes yyo me sentía atrapado. Pensaba queDios era cruel, que odiaba a loshombres y que él siempre causabaterremotos e inundaciones quemataban a muchas personas. ¿Queríayo a esta persona cruel como mi Dios?Había oído bastantes historias de laBiblia para saber que las personasdesobedientes a su palabra, erancastigadas severamente. Sin embargo,esta mujer cristiana dijo que Jesús meamaba y que Dios amó de tal maneraal mundo que dio a su único Hijo.Recordaba cómo Jesús había sidopuesto en la cruz pero, ¿qué de eso!Argumentaba una y otra cosa en mimente hasta que me di cuenta de algo.Si él me podía ayudar, yo mearriesgaría. ¿Qué podría perder? Era setiembre de 1969; le pedí a miesposa que llamara al Rev. Cobb.Cuando él vino, fuimos a unapequeña sala junto al bloque de celdasde la cárcel. Ahí le pedí a Jesús quefuera mi Salvador. Sentí que se mevenían las lágrimas a través de esaconcha dura, pero las frené. Variasnoches más tarde, cuando intentabaorar, algo comenzó a ocurrirme; mipasado entero apareció delante de míy la vergüenza me venció. Sentíverdaderamente pesar por todo lo quehabía hecho en mi vida. Las lágrimasvinieron y clamé: “¡Perdóname Dios,ayúdame, ayúdame!” No sabía cómoorar o dónde comenzar a leer supalabra, pero dando tumbos esa nocheen oración, él me bautizó con suEspíritu Santo y toda la arrogancia, lavanidad, la avaricia, la lujuria, eldeseo por la bebida, la vida deegoísmo me dejó. Sentí que la manode Dios tocó mi cabeza y era como siestuviera diciéndome: “Yo sé, hijo

mío, pero nunca más volverás a estarsolo o sin amor, pues yo siempreestaré contigo desde este día enadelante. Eres mío”. Él lavó con llantotoda la amargura, todo el odio, toda laautocompasión y me llenó de lágrimasde alegría, de perdón y felicidad.

Mi juicio fue en noviembre y fuiencontrado culpable. Había buscadola voluntad del Señor para mí y habíasentido el llamado de esparcir laPalabra de Dios, el Evangelio deJesucristo. Me sentí llamado a losperdidos, los desolados y las personasentre quienes una vez había vivido.También había buscado una señal,como el vellón de lana de Gedeón. Lopuse ante el Señor para saber si seríaencarcelado otra vez, y sincomprender los caminos del Señor,equivoqué la señal. Estaba eufóricopensando que no iría a la cárcel e hiceplanes para empezar a trabajar en suviña tan pronto fuese soltado. Pocodespués de haber sido encontradoculpable y antes de que dictaran lasentencia, tuve el presentimiento deque perdería a mi familia y se lo dije ami esposa. Ella me reconfortódiciendo que no importaba loocurrido, ella esperaría fielmente. Otravez busqué la voluntad del Señor parasaber si iría a prisión. Esta vez fuemuy claro que sí iría, pero me aferré ala primera señal equivocada. El díaque dictaron la sentencia, el 24 denoviembre de 1969, fui llevadodelante del juez y él me preguntó siquería decir algo antes de dictar lasentencia. El abogado asignado parami juicio estaba allí, pero sólo agachósu cabeza en silencio. Las únicaspalabras que se me ocurrió decirfueron: “Su Señoría, respetuosamenteme humillo ante este tribunal y pidoque me conceda misericordia”. Nuncaolvidaré los siguientes minutos y laspalabras del juez: “Sr. King, usted fueencontrado culpable por un panel dedoce miembros del jurado y, según lainvestigación, esta es su terceracondena en un plazo de siete años;por consiguiente, no le puedo darlibertad condicional; lo máximoestablecido por el estado es diez años,pero estableceré su condena mínima

en tres años y medio con la siguienterecomendación. No dudo de queusted podrá ajustarse a la vida enprisión y se le dará libertad bajopalabra cuando usted sea elegible”. Mis rodillas comenzaron a temblar ycasi no me pude sostener. Habíaperdido la esperanza, Dios me habíaengañado, era un Dios cruel. Cuandoregresé a la celda, me senté y clamé:“Oh Dios, ¿por qué, por qué? ¿Por quéme abandonaste, por qué lo hiciste”?Lloré otra vez por largo tiempo,profusamente todo mi cuerpotemblaba, sollozando, y sinvergüenza. Más tarde me di cuenta deque Dios no me había abandonado, yome había equivocado.Llegué a la prisión del Sur deMichigan al día siguiente, para iniciarmi sentencia. En Navidad, recibí unacarta del Rev. Cobb diciendo que Diosnunca me abandonaría y que siempreesperara en él. Otra vez lloré. Esta vezfue verdaderamente una experienciadesértica para mí, pero él me estaballenando del espíritu limpio de Jesús ysanándome viejas heridas.Allí, en esa celda, en la cuarentena,recibí una promesa preciosa. Él mesoltaría antes de la Navidad de eseaño, 1970. En enero, recibí una cartade mi esposa diciendo que no medaría otra oportunidad, que todo sehabía acabado entre nosotros. Nopodía dormir, no podía pensar queestaba perdiendo a mi familia, mi hija,la niña que tanto había querido habíanacido en noviembre, cuatro díasantes de mi juicio. La esposa quefielmente iba a esperar se había idotambién. Fueron días duros, pero Diosme mantuvo y pronto fui capaz deaceptar su paz en todo esto. A vecesparecía que él estaba siendo injusto,pero he aprendido que él nunca esinjusto. Es que no podemos ver todosu maravilloso plan para nosotros y aveces, cuando está cortando, producedolor.Lentamente he aprendido a confiar enque él me dará sólo buenos regalos,sabiendo que todo lo que me ocurredespués de que le entrego mi caminoy busco su voluntad, llega a mí de sus

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manos. Durante la mayor parte de miestadía en la prisión de Jackson, elSeñor me ha provisto de un amigocristiano que ha sido fiel al escribirmey alentarme en mi camino con Cristo.Cuando me enteré de la decisión demi mujer, el Señor también meconfirmó que yo le serviría en lapropagación de su Palabra. Laprimera vez me lo mostró en unavisión donde había un púlpito conpalabras que decían: “Ministra yenseña a los que viven en tinieblas”.La segunda confirmación fue en unsueño, en el que un ángel vestido deblanco brillante, me decía: “El Señor teha preparado bien, ahora ve y predicasu Palabra a todas las personas, puesno creen y están destituidos de lagloria de Dios”. Al principio todo estoera increíble pues sabía todo lo quehabía hecho y había sido. Al pensar enello me di cuenta de que toda mi vidaanterior serviría para la gloria de Diosy sería un testimonio aun mayor paraaquellos a quienes presentaría elevangelio; porque le había dado aunmi pasado, él lo usaría para testificarde su gran gracia y salvación. No haypersona que haya caído tan bajo queel amor de Jesús no pueda alcanzar ytransformar.Otro regalo maravilloso llegó a mí poreste tiempo: el don de lenguas cuandorecibí el bautismo en el Espíritu Santo.Recibí este don que ha dado a mi vida,a mi espíritu una libertad que nohabía conocido antes. No hay nadaque describa la alegría, la paz, el amory el levantamiento de cargas si unoacepta todo lo que nuestromaravilloso Señor nos ha dado.Algunos dirán que estoy tratando deobtener mi salida con religión o quesoy débil y necesito un hombro en quéllorar. Creo que no es así, porque Diosno permitiría a los hombres que lousen y las personas pueden ver lasintenciones de un farsante. En lo quese refiere a necesitar a alguien conquien llorar, se requiere ser unhombre, creo, para volverle la espaldaal mundo y mantener la confianza, elamor y la fe mientras se está enprisión. Solía burlarme de los

cristianos cuando antes estuve preso ysolía decir que eran hombres muydébiles, pero ahora me percato de queeran hombres muy fuertes quetomaron sus propias decisiones ypensaron por sí mismos. Como en eldía de Josué, me alegro de elegir aDios como mi Dios y a Jesucristocomo mi Salvador. Cuando el Señorme de una familia, sé que yo y mi casaserviremos al Señor. He sido un hijo del rey por un añoahora y ha habido muchos cambios enmi vida. Jesús se ha convertido en unamigo íntimo, un amigo que mecomprende, me ama y me guía a finde que pueda convertirme, más y más,en alguien como él. Él es un amigoque me amó primero y nunca medevolvió dolor por mi amor. Él guíatodos mis pasos y me consuelacuando estoy desanimado. Soy unacriatura nueva y mi nombre estáescrito en el Libro de la vida delCordero, porque he tenido unaexperiencia personal con Jesús. Fui unladrón colgado a un lado de nuestroSeñor en la cruz del calvario. He sidoperdonado, el Cordero de la Pascuame ha lavado con su sangre y soyblanco como la nieve.Cuando vine a la prisión de Midland,entré sabiendo que no tenía nada quedar, no hice trueques, ni tratos. Sóloquería encontrar perdón y uncomienzo nuevo. Hay casi cinco milhombres aquí conmigo. Muchosnunca han oído la historia desalvación. El Señor me ha dado laoportunidad de testificar a muchos ya.Algunos han escuchado y hanrespondido y aceptado a Jesús comosu Señor y Salvador. Otros todavía nolo han hecho. Lentamente los hombreshan aprendido que pueden venir a mía interesarse por el Señor, aun ariesgo de violar las reglas. No es fácilconvertirse en cristiano mientras seestá en prisión o aun conservar suprofesión de fe. Pero algo estáocurriendo aquí en la prisión. Haymás hombres asistiendo a los serviciosen la capilla y a veces se siente unespíritu de avivamiento.He intentado usar cada puerta abierta

que el Señor me ha dado aquí en laprisión; he testificado a los hombresde mi alrededor y he procurado quelos hombres obtengan buenaliteratura, libros cristianos y servicioscon manifestaciones del Espíritu.Cuando llegué aquí había sólo treshombres que habían recibido elEspíritu Santo, y nunca habían sabidoque esta experiencia maravillosa erapara todos los creyentes. Supe de larevista New Wine a través de miamigo cristiano y escribí a los editorespidiendo ayuda a este respecto. Ellosrefirieron mi carta a un grupo dehombres cristianos jóvenes en estalocalidad. En un plazo de tressemanas estos hombres estabandentro de la prisión y han estadoregresando en forma regular. Comoresultado, otros han recibido tambiénesta experiencia maravillosa en elEspíritu Santo, cuyos efectos nuncacesarán.Creo que pronto volveré a entrar en lasociedad; ocurriría pagando los bonosde fianza mientras mi apelación paraun nuevo juicio es puesta en marcha.Si esto ocurre, la primera cosa quequiero es ser bautizado en agua. Otraesperanza que tengo cuando seapuesto en libertad es poder adorar yalabar a Dios con otros cristianosllenos del Espíritu, libremente y conmis manos levantadas. Espero poderadorar donde los dones y el Espíritude Dios se manifiesten y donde supoder no sea negado. Tengo laimpresión de que mi vida recién hacomenzado y estoy emocionado contodo lo que está por delante.Agradezco a mi Dios que he sidolavado, que se me han dadovestiduras de blanco puro y el títulode hijo de Dios. Por esto, todo lo quepuedo decir es:“ Alabado sea Dios”, ylo digo con amor en mi corazón ylágrimas de alegría en mis ojos. Amén ∆

Publicado originalmente en New WineMagazine de enero de 1971. Usado conpermiso.

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Vol 7, Nº 1, julio/agosto 2005 Aborto: eufemismo de asesinato,HugoZelaya/2El aborto, Sue Bohlim/ 5Pregunta sobre el aborto, D. A.Ureña/11 La Biblia y el aborto, E. Gilmartin / 13

Vol 7, Nº 2 setiembre/octubre 2005 30 aniversario, Hugo M. Zelaya / 18La ciudad de la gracia, C.V. Simpson /19El Dios de toda gracia, D. Zuccherino/21 El número 5 en la Biblia, R. Pugliese 24Favores inmerecidos, Jorge Guerrero/26Gracia y verdad, Hugo Rosasco /29Dios de toda gracia, Antonio Sellers /31

Vol 7, Nº 3, noviembre/diciembre 2005 El Dios que se oculta, H. M. Zelaya / 34Cómo atraer la presencia de Dios,Ritchie Pugliese/ 37La búsqueda de Dios, Jorge L. Soto / 40Separando tiempo para Dios, B Ghezzi/42Hambre de su presencia, H. Rosasco /45Buscando a Dios o buscados por Dios,Antonio Sellers / 47

Vol 7, Nº 4 enero/febrero / 2006 Las promesas bíblicas, Hugo Zelaya / 50Maldición y bendición, D. Prince / 54Fe y promesas, Charles V. Simpson / 59Digno de confianza, D. Zuccherino/ 61Venciendo los obstáculos, J. Cuevas / 63

Vol 7, N 5 marzo-abril / 2006La protección de Dios, Hugo Zelaya / 66Protección en la paternidad de Dios,Charles V. Simpson / 70Bajo sus alas, José R. Frontado / 73Protección eterna, D. Zuccherino/ 76Una perspectiva de la protección deDios, E. Cano / 78

Vol 7, N 6 mayo/junio 2006 Encontrando seguridad, C. Simpson / 82Cómo responder ante los cambios, HugoM. Zelaya / 85De bien a mejor, Jorge Guerrero / 88Seguridad ante los cambios, M. Pérez/91Cambios trascendentales, R. Pugliese 93Tomado, bendecido..., S. Contreras / 95

Vol 7, N 7 julio/agosto 2006 Prosperidad material y espiritual, HugoM. Zelaya / 98

¿Quién es el dueño del oro?, Charles V.Simpson /102La prosperidad, Eliana Gilmartin /104La carismatriz, Esteban Simpson/109Dios levanta del polvo al pobre, DanielZuccherino /110

Vol 7, N 8 setiembre/octubre 2006 El fruto de un corazón enfermo, HugoM. Zelaya /114Una actitud de gratitud, Charles. V.Simpson /118Y los otros nueve...¿dónde están?,Daniel. Zuccherino / 120Adoración, gratitud y transformación,Pete Sánchez, Jr/ 122Un corazón agradecido, M. Rubio / 125Instrumento escogido, A. Sellers / 127

Vol 7, N 9 noviembre/diciembre 2006Lucha contra el desánimo, Hugo M.Zelaya /130¿Cómo cruzar el río?, C.V. Simpson /133Padre de misericordia,D.Zuccherino/136¿Alma en huelga o alma viva?, JorgeGuerrero /138Tiempo para recordar, E. Simpson /140¿Por qué orar?, Charlotte Parker /142

Vol 7, N 10 enero/febrero 2007 Un corazón atento para escuchar, HugoM. Zelaya /146Cuide su corazón, C. V. Simpson /150Pensamiento transformado, Hugo E.Rosasco / 154Las ovejas oyen su voz, N. de Pereira 156Cuando arde el corazón, A. Sellés / 159

Vol 7, N 11 marzo/abril 2007La vida en lo inimaginable, Charles V.Simpson/162Preparados para lo imposible, DonBasham/164Victoria por la fe, Daniel Zuccherino /168Lo imposible, Juan Cocach /171Los gigantes de la vida, R.Pugliese / 173

Vol 7, N 12 mayo/junio 2007El secreto sagrado, Charles V. Simpson /178Más tarde de lo que piensa, Jean C.Wood/181El día perfecto, Daniel Zuccherino / 184El regreso de Cristo y el Juicio final / 186Más allá, Jorge A. Guerrero / 190

Vol 7, N 13 julio/agosto 2007 Creciendo en la adversidad, Hugo M.Zelaya / 194Fuerza en tiempos difíciles, Charles V.Simpson/ 198Humillación versus exaltación, JorgeGuerrero / 200Jesús en Getsemaní, Norma. F. De Pereiro / 204Pensamiento, Hugo Baravalle / 207

Vol 7, N 14 setiembre/octubre 2007 El poder de la sangre, Hugo M. Zelaya /210La unidad, la comunión y la sangre,Charles V. Simpson /214 La sangre del cordero, Derek Prince /217Pacto y perdón, Norma Ferlito dePereiro / 221Pensamiento, Hugo E. Rosasco / 223

Vol 7, N 15 noviembre/diciembre 2007 Un salmo de progreso espiritual, BobMunford / 226Perfección en la expiación de Cristo,Derek Prince /230 Cómo empezó todo, Don Basham / 234Herramientas para extraer tesoros, JorgeGuerrero / 237

Vol 7, N 16 enero/febrero 2008 La tentación como prueba, Hugo M.Zelaya / 242Jesús y la tentación, Charles. Kingsley/246 Dos huertos, Jorge Guerrero / 249Satanás, sutil tentador, DomingoFernández/252

Vol 7, N 17 marzo/abril 2008 El destino del pueblo de Dios, Charles V.Simpson / 258Destino de triunfo asegurado, RitchiePugliese / 264El pueblo de la esperanza, DanielZuccherino / 267El destino de la iglesia, Charles V.Simpson / 270

Vol 7, N 18 mayo-junio/ 2008Amistad con Dios, Hugo. Zelaya / 274Jesús prepara a sus amigos, Charles V.Simpson / 277Un hogar en Betania, E. Apablaza / 279Un testimonio, Irving E. King / 283

Í n d i c e d e l v o l u m e n 7