Cómo detectar mentiras: la guía completa | Lenguaje Corporal
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2013-10-12 09:42 a.m.
Cómo detectar mentiras: la guía
completa | Lenguaje Corporal
Uno de los temas más atractivos sobre el lenguaje corporal es cómo detectar
mentiras. ¿Existirá una fórmula sencilla, que nos permita descubrir a quien no es
sincero con nosotros?
Las mentiras pueden ser detectadas, en la medida que observas la forma de ser
de quienes te rodean. Mientras más estudias el lenguaje corporal de los demás,
te haces cada vez más sensible a los cambios actitudinales que inevitablemente
acompañan una falsedad. Científicos como Paul Ekman y Allan Pease nos han
permitido sintetizar algunos de los indicios claves para determinar si una
persona elude la verdad, y podemos enumerarlos así:
1 – Repetir la pregunta1 – Repetir la pregunta
El primer tip para detectar mentiras despierta sospechas en cualquier situación;
lo llamaremos “Repetir la pregunta” ¿En qué consiste? como su nombre lo
indica, tiene dos manifestaciones posibles:
1) Cuando le haces una pregunta sencilla a una persona y ésta la repite total o
parcialmente, como si no nos hubiese escuchado o entendido. Por ejemplo, un
diálogo clásico:
- Andrea:Andrea: “¿Se puede saber dónde estabas tú anoche?”
- Beto:Beto: “¿Anoche? / ¿Que dónde estaba yo anoche? / ¿Quién, yo?“
En cualquiera de los casos, los centros de procesamiento del cerebro están
siendo puestos en funcionamiento de manera sorpresiva, y con el pleno
conocimiento de que a una pregunta sencilla debe seguirle una respuesta
sencilla, la mente necesita valiosas décimas de segundo para articular una
respuesta no comprometedora. ¿Cómo hace el mentiroso para ganar tiempo?
pues repite la pregunta. Es instintivo.
Cómo detectar mentiras: la guía completa - Lenguaje Corporal
<< Cuando una persona miente, las pausas entre cada palabra que dice<< Cuando una persona miente, las pausas entre cada palabra que dice
aumentan unas cuantas décimas de segundo. >>aumentan unas cuantas décimas de segundo. >>
2) Complementar la respuesta con la pregunta misma. Digamos que no repites
literalmente la pregunta, sino que la “adjuntas” a una respuesta que debería ser,
a todas luces, sencilla. Por ejemplo:
- Andrea Andrea: “Amor, ¿Le pusiste comida al perro?”
- BetoBeto: “Uhm, Sí amor, yo le puse comida.”
Luego de una respuesta así, esperemos que Beto se asegure de que Fido no se
muera de hambre. El incluir la pregunta original como una coletilla de la
respuesta (que en este caso podría ser simplemente “Uhm, Sí amor“) es señal
que el centro del lenguaje quiere sonar convincente, cosa que no ocurre cuando
nos preguntan, por ejemplo, nuestro nombre.
2 – La boca que pica2 – La boca que pica
Allan PeaseAllan Pease, en su libro “el lenguaje del cuerpo”, explica cómo los gestos
adultos son en realidad evoluciones de los movimientos automáticos de los
niños. Las expresiones de emotividad, los movimientos exagerados de las
manos y los ojos desmesuradamente abiertos son rasgos infantiles
inconfundibles que llegan sin escalas a la adultez, aunque cada vez más y más
sutiles para llamar cada vez menos la atención.
¿Qué hace un niño instintivamente cuando escucha una mentira, una grosería o
algún vocablo impropio? Su reacción natural será la de taparse con ambas
manos la boca, queriendo decir con este gesto “¡No puedo creer lo que estés
diciendo!”. Al ir creciendo, esta manifestación se hace casi imperceptible y
puede derivar en un simple toque de las comisuras de los labios o incluso la
punta de la nariz.
“Un momento”, dirás, “En ese caso el niño se tapa la boca porque escucha una
mentira, más no porque la dice.” Recuerda por un instante que el cerebro
humano es propenso a “representar” sensaciones que no están realmente
presentes; Si por ejemplo ves a alguien mordisquear un limón, no podrás evitar
sentir su gusto ácido en tu propia boca, que hasta podría salivar. El mismo
reflejo nos lleva al gesto de las manos que se llevan a la boca cuando otra
persona miente.
Está científicamente comprobado: de todos los “micropicores” definidos por
Phillippe TurchetPhillippe Turchet en el libro “El lenguaje de la seducción”, el de las comisuras
de los labios y el de la punta de la nariz están íntimamente relacionados con el
mentir.
Simplemente basta con que te imagines un triángulo sobre la boca y nariz de tu
interlocutor, pendientes si en algún momento se acerca las manos a él.
Una de las ventajas en cuanto a la precisión de este “indicio” de la mentira es
que los nervios que causan esa picazón en los labios rara vez son afectados por
una alergia; la nariz puede dispensarse en algunos casos de resfriado común o
reacción a un olor fuerte, pero los labios al ser tocados no pueden mentir. La
persona está insegura de lo que está diciendo, ya sea que esté creando todo un
argumento o simplemente esté pensando en cómo demostrar su inocencia.
¡Las comisuras de los labios son implacables!.
3- La sien perlada3- La sien perlada
¿Has notado cómo una persona que se siente amenazada, empieza a sudar
copiosamente? Aún cuando escasos segundos antes tenía una frente
ligeramente seca, ahora la ves profusamente perlada producto de… el
nerviosismo.
Esta reacción es provocada de manera natural por la amígdala cuando tu
sistema límbico presiente que te encuentras ante un peligro inminente. En vez
de esperar a que entres en actividad física que eleve tu temperatura y que
provoque la correspondiente sudoración para calmarla, el cuerpo se anticipa
provocando una transpiración que por la ausencia de esfuerzo, sientes más fría
de lo normal.
La sudoración de la frente es un indicio claro de que la persona está nerviosa.
¿Nerviosa por qué…? puede que lo esté simplemente porque se siente acusada
y está buscando exponer su explicación; o bien no tiene ninguna explicación y
<< Los mentirosos evitan a toda costa hablar de frente. Prefieren<< Los mentirosos evitan a toda costa hablar de frente. Prefieren
hacerlo girando un poco el cuerpo.>>hacerlo girando un poco el cuerpo.>>
tiene que inventarla.
En ese momento la persona que está siendo “acusada” entra en un círculo
vicioso en el que le es imposible generar palabras coherentes puesto que su
cerebro está dividido entre a) Alarmar sobre el peligro del momento, b)
determinar la intención y reacciones de su interlocutor y c) Desarrollar la mentira.
Si a todo esto le añades el hecho de que ya está nervioso y no puede pensar
con claridad, es muy factible que termine metiendo la pata o simplemente lo
confiese todo.
Debes estar absolutamente seguro de que no hace el calor suficiente como para
que la persona esté sudando. Una cuidadosa observación previa al
“interrogatorio”, nos permitirá determinar si la piel de su sien está seca. Cuando
la reacción al peligro lo invada, notarás que la tez se volverá más clara (por
compresión de los capilares) y… empezará a sudar. En el caso de quienes
sufren de hiperhidrosis o sudoración constante, no se da ese cambio de (frente
seca / perlada de sudor), pues siempre tienen una ligera capa de transpiración.
4 – Los ojos fijos4 – Los ojos fijos
Entre las “cartillas” de lenguaje corporal que abundan en internet para detectar
mentiras, un mito muy difundido es el siguiente:
“Los ojos de una persona que miente tratan de evadir constantemente a su
interlocutor, ya sea por vergüenza o pesar.”
En realidad, mentir es como jugar al baloncesto. ¿Te imaginas que estés
probando tus tiros, y que cada vez que lances el balón voltees hacia otro lado?
Poco probable; siempre querrás ver si aciertas o noquerrás ver si aciertas o no. Exactamente eso es lo
que hacemos; mantenemos nuestra mirada fija en la trayectoria del balón.
Cuando mientes, lanzas una “pelota” que esperas que tu interlocutor atrape… y
que baje la guardia y nos crea. Hasta entonces, tratarás de escrutar cada
centímetro de su rostro; el brillo de sus ojos, la tensión en su cara, el color de la
piel, la respiración… buscarás de manera desesperada una confirmación de
que lo que inventaste ha destruido por completo la duda de la otra persona.
Hasta entonces, no dejarás de mirar.
Quien miente no usa todos los músculos de su rostro, pues estáQuien miente no usa todos los músculos de su rostro, pues está
tratando de falsificar sus emociones.tratando de falsificar sus emociones.
Todo exceso es sospechoso. En algún momento te habrás topado con alguien
que sabías que mentía… y que se esforzaba ridículamente por no establecer
contacto visual alguno. Quizás se quedaba viendo una grieta en el techo, o
quizás una piedrita en el piso… pero nunca volteaba a verte. Lo más probable
es que no tuviese un argumento, sino que más bien se empeñara una y otra vez
en negar su participación o conocimiento de la acusación. En este caso, lala
certeza de que está mintiendo es aún mayorcerteza de que está mintiendo es aún mayor.
5 – Justificarse innecesariamente5 – Justificarse innecesariamente
Una de las recomendaciones que hacen los abogados a las personas que están
siendo interrogadas, bien sea en una comisaría o en un juicio, es el de ser
fríamente concretos. “Sí” o “No” son las respuestas adecuadas; si hay que
responder con una frase completa, debe hacerse lo más sencilla posible y
responder exactamente lo que están preguntando. Si te preguntan “¿Dónde
estuvo usted la noche del martes?”, nuestra respuesta debe ser de menos de
cuatro palabras. “En la discoteca tal o cual”. Punto.
Criminólogos, abogados, psicólogos, psiquiatras y demás profesionales afines
conocen perfectamente la razón de esta recomendación. Cuando nos sentimos
culpables por una u otra razón, o cuando estamos nerviosos porque queremos
demostrar nuestra inocencia o eficiencia, tendemos a… justificarnos
innecesariamente.
¿Qué podemos definir como una justificación innecesaria? todo detalle que
busca probarprobar lo que estamos diciendo. Por ejemplo, un criminal que tenga una
coartada para “el martes en la noche”, la espetará completa sin que se lo
soliciten, con tal de que lo dejen en paz de una vez. Y aquí es cuando los
especialistas nos damos cuenta si ha estado practicando la respuesta; una
persona que realmente tiene que “recordar”, se toma su tiempo en estructurar
los detalles. No tiene que practicar nada, puede responder calmadamente, pues
está hablando con la verdad.
Entonces ¿Qué ganas hablando más de la cuenta?. Absolutamente nada. De
hecho pierdes mucho, pues das detalles muchas veces innecesarios que
Las manos, al igual que los ojos, se mueven menos cuando mentimos.Las manos, al igual que los ojos, se mueven menos cuando mentimos.
Si responde rápidamente y sin dudar, quizá tenía pensada y practicadaSi responde rápidamente y sin dudar, quizá tenía pensada y practicada
su respuesta.su respuesta.
ayudarán a un interrogador sagaz a contradecirte eventualmente, incluso si eres
sincero.
¿Cómo es posible? el nerviosismo es el culpable; si la respuesta a la pregunta
fuese “Estaba en la discoteca… con Juan y María“, y en realidad Juan sólo te
acompañó diez minutos y se fue, entonces quien nos interroga podría alegar
que “A las 9:30 p.m. Juan se encontraba en casa de su mamá. ¿Cómo es
posible que estuviese con usted en la discoteca?“. Ahí te toca justificar aún más.
Dirías (aún más nervioso) “Ah, es que él se marchó a las 9:10… no volví a saber
de él“. Y por ahí te vas. ¿Te imaginas si a las 9:45 le enviaste un mensaje de
texto a Juan y lo olvidaste? Todo se complica.
Y todo por culpa de… justificarte innecesariamente.
6 – Bajar la voz y tragar saliva6 – Bajar la voz y tragar saliva
Ésta es la lección para detectar mentiras más fácil de implementar. Cuando una
persona miente o está inventando algo, su tono y volumen de voz disminuyen
dramáticamente, casi en un 50%. De hablar con una correcta modulación, pasa
de repente a bajar la voz con discreción, y de nuevo a un tono de voz normal.
¡Inclusive, puede ocurrir varias veces a lo largo de frases concatenadas! Trata
de identificar, a medida que tu interlocutor se expresa, las subidas y bajadas de
tono; pon atención a qué detalles estaba explicando en el momento en que
disminuyó el volumen al hablar; Apunta maquiavélicamente tus próximas
preguntas a estos detalles que tu “víctima” quiere pasar por debajo de la mesa.
En la misma medida que el tono de voz oscila con las mentiras, hay otro detalle
vocal que no puede restársele protagonismo: tragar saliva. Éste es un proceso
automático que hacemos todo el tiempo, pero si estamos nerviosos lo hacemos
casi deliberadamente, y se nota. Los cómics han sido bastante explicativos al
respecto, pues el gesto clásico del personaje aterrado que debe halarse el
cuello de la camisa para poder tragar saliva con la parsimonia que lo
caracteriza, está firmemente arraigado en nuestro léxico corporal.
Pero esta clave está más allá de una simple viñeta infantil. Es un hechoEs un hecho que las
personas, cuando estamos nerviosas, necesitamos (conscientemente) tragar
saliva. ¡Ojos pendientes de la garganta de tu interlocutor!
<<Los deslices verbales, cuando te “<<Los deslices verbales, cuando te “traiciona el subconscientetraiciona el subconsciente“, son“, son
más reveladores de lo que crees.>>más reveladores de lo que crees.>>
Es más fácil si el sujeto es hombre, pues la manzana de Adán es una especie de
bandera gigante que te permitirá presenciar este fenómeno a plenitud.
7 – El alivio de la retirada7 – El alivio de la retirada
La última técnica que debemos aprender para detectar mentiras es, sin duda
alguna, la más difícil de aplicar. Se basa en la siguiente premisa:
“Cuando una persona está siendo interrogada de manera inquisitiva, se
mantendrá a la defensiva y su cuerpo estará tenso. En el momento que el
interrogatorio termine, pueden ocurrir una de dos cosas: O bien la persona
´contrataca´ diciendo lo injusto que hemos sido en pensar que está mintiendo, o
bien se queda callada y su cuerpo se relaja por unas décimas de segundo.”
En pocas palabras, una persona culpable se sentirá aliviada instantáneamente
cuando el “interrogatorio” termine.
¿Por qué es tan difícil de poner en práctica?¿Por qué es tan difícil de poner en práctica?
Primero y principal, esta es la única técnica que implica al mentiroso en pleno
conocimiento de que lo estamos interrogando. Este proceso, en sí mismo un arte
delicado, debe ser lo suficientemente exasperante para él como para que
exhiba al menos tres de las seis claves expuestas en los posts de esta serie. En
ese momento sus hombros estarán tensos, pues el reptil ubicado en el sótano
del cerebro triuno los precalienta por si la situación amerita resistir un soberano
sartenazo.
Si el interrogatorio finaliza de manera súbita, debes estar atento a dos claves: a)
la relajación de uno ó ambos hombros y b) La respiración, que siendo superficial
hasta ese momento, se reanudará con un suspiro sordo.
Imagínate que te empiezan a acusar de algo que no es cierto. A pesar de lo que
dices en tu defensa, siguen sin creerte. ¡Te indignarías! Y no sería una emoción
que se disipe de buenas a primeras. Apenas termina el interrogatorio,
empezarías a reclamar la injusta acusación.
Pero si eres culpable, la actitud es otra. Por medio segundo te relajas, aliviado
de que ya el ataque terminó; pero enseguida el hemisferio izquierdo del cerebro
Una persona sincera está dispuesta a cooperar y dar explicaciones; unUna persona sincera está dispuesta a cooperar y dar explicaciones; un
mentiroso se pone a la defensiva y responde lo más escueto posible.mentiroso se pone a la defensiva y responde lo más escueto posible.
toma las riendas y dice “¡Epa! se supone que debes demostrar indignación!”
¿Cómo ejecutarlo correctamente? Existe un rocedimiento sistemático para
lograrlo; requiere de cierta práctica, pero es totalmente:
1) Acorrale al (supuesto) mentiroso, lanzando pregunta tras inquisitiva pregunta,
tratando de ir aumentando su estrés, pero sin que sobrerreaccione. Vaya
cocinándolo a fuego lento.
2) Verifique visualmente que, efectivamente, sus hombros se empiezan a subir y
“juntarse” un poco. Este paso es muy importante, y es el que da pie a:
3) Lance una última pregunta y espere la respuesta (cualquiera que sea), y por
último…
4) ¡El punto decisivo!. Apenas el mentiroso termina su respuesta, nos quedamos
de tres a cuatro segundos mirándolo fijamente a los ojos, como considerando
que está diciendo en efecto la verdad; mientras, nuestras manos deben estar
apuntaladas en la cintura, dando a entender que no vamos a dar un paso atrás.
Al terminar los tres ó cuatro segundos de mirada fija… afloja los brazos, gira tu
cuerpo 45°, llévate una palma a la frente y suspira profundamente, oscilando los
ojos hacia abajo, pero sin perderlo de vista.
Este gesto compuesto le dará a tu interlocutor absoluta certeza de que el
interrogatorio ha terminado. ¡Es el momento! ¿Empieza el contraataque
inmediatamente, o hay una fracción de segundo de alivio?
Gracias por tomarte tu tiempo para aprender estas lecciones. Recuerda: todo lo
que está aquí escrito sólo tiene utilidad si lo pones en práctica. ¿Qué estás
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Una llamada telefónica es el medio preferido para decir mentiras. Una llamada telefónica es el medio preferido para decir mentiras.
Es común el uso de pronombres imprecisos (nosotros, ustedes, ellos)Es común el uso de pronombres imprecisos (nosotros, ustedes, ellos)
para separarse emocionalmente de la mentira.para separarse emocionalmente de la mentira.