Claves Para Olvidar El Victimismo- Borja Vilaseca

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  • 7/28/2019 Claves Para Olvidar El Victimismo- Borja Vilaseca

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    Caminando por un prado, un

    granjero se encontr un hue-vo de guila. Lo meti en unabolsa y, una vez en su granja,

    lo coloc en el nido de una gallina decorral. As ue como el aguilucho ueincubado y criado junto a una nidadade pollos. Al creer que era uno de ellos,el guila se limit a hacer durante todasu vida lo mismo que hacan todos losdems. Escarbaba en la tierra en bus cade gusanos e insectos, piando y caca-reando. Incluso sacuda las alas y volabaunos metros por el aire, imitando as el

    vuelvo del resto de gallinas.Los aos ueron pasando y el guilase convirti en un pjaro uerte y vigo-

    roso. Y un buen da divis una magnfca

    ave que planeaba majestuosamente porel cielo. El guila no poda dejar de mirarhacia arriba, asombrada de cmo aquelpjaro surcaba las corrientes de aire mo-

    viendo sus poderosas alas. Qu eseso?, le pregunt maravillada a una ga-llina que estaba a su lado.

    Es el guila, el rey de todas las aves,respondi cabizbaja su compaera. Estodo lo contrario de lo que somos. T y

    yo hemos nacido para mantener la ca-beza agachada y mirar hacia el suelo. Yas ue como el guila nunca ms volvi a

    mirar hacia el cielo. Tal como le habandicho, muri creyendo que era una sim-ple gallina de corral.

    LASOCIEDADPREFABRICADA

    Estamos produciendo sereshumanos enfermos para teneruna economa sana (Erich Fromm)

    La sociedad es un iel relejo de cmopensamos, somos y nos comportamos lamayora de individuos. Y en paralelo,cada uno de nosotros es una creacinhecha a imagen y semejanza de la ma-nera de pensar, de ser y de comportarsede la sociedad. Y ms all de potenciarnuestras ortalezas y cualidades innatas,la maquinaria del sistema capitalista nos

    ha convencido, al igual que le sucedi alaguilucho, de que somos simples galli-nas de corral. Por eso solemos vivir limi-

    30 EL PAS SEMANAL

    intro PSICOLOGA

    Para preservar la inocencia con la que nacimos, solemos quejarnos, protestar y victimizarnosconstantemente. El camino es aceptar nuestra parte de responsabilidad, saber qu queremos

    y actuar para cambiar. PorBorja ilaseca. Ilustracin de lberto zquez.

    CLAVES PARAOLVIDARELVictimismo

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    tados por nuestros miedos, rustra-ciones y carencias.

    De hecho, el crimen msgrande que se ha cometido encontra de la humanidad hasido y sigue siendo condi-cionar la mente de los nioscon alsas creencias que obs-taculicen su propio descubri-

    miento de la vida. A esa edad,

    todos somos inocentes. No po-demos deendernos de la podero-sa inuencia que la sociedad ejer-

    ce sobre la construccin de nuestrosistema de creenciasy, por ende, sobre

    la creacin de nuestra identidad.Debido a nuestra incapacidad para

    discernir, cuestionar y decidir, a lo largode nuestra inancia no nos queda msremedio que creernos las normas, direc-trices y dogmas que nos son impuestosdesde uera. Por ms que a este procesole sigamos llamando educacin, enrealidad es ms certero denominarlo ca-dena de montaje. De ah que muchossocilogos afrmen que ormamos partede una sociedad preabricada.

    ELFINDELAINOCENCIA

    Lo que se les d a los nios,los nios darn a la sociedad(Karl Menninger)

    Generacin tras generacin, los adultosvamos proyectando de orma incon s-ciente nuestra manera de ver y de com-prender el mundo sobre los ms peque-

    os. Cabe recordar que cuando nacen,los nios son como una hoja en blanco:limpios, puros y sin limitaciones ni pre-

    juicios de ningn tipo. De hecho, la pala-bra inocencia procede del latn inno-centia, que signiica estado del almalimpia de culpa. Es decir, aquello quelos adultos, ya preabricados, solemosanhelar constantemente.

    No obstante, en general somos per-sonas victimistas. Por eso el victimismose ha convertido en uno de los rasgosms destacados de la sociedad contem-

    pornea. Y dado que a nivel emocionalsolo podemos compartir con los demsaquello que primero hemos cultivado en

    PSICOLOGA

    nuestro interior, entre todos hemoscreado y consolidado la cultura de laculpa. As, la mayora de seres humanosintentamos diariamente eludir cualquiertipo de responsabilidad poniendo demanifesto nuestra alta de madurez. Y lopeor es que esta limitacin, como otras,la terminamos inculcando sobre las nue-

    vas generaciones.Entre otros ejemplos cotidianos, es

    comn ver a un nio pequeo chocarcontra una mesa y caerse al suelo. Ypuesto que el golpe le ha producidodolor, en ocasiones se pone a llorar. Sullanto suele llamar la atencin del adultoque lo est cuidando en ese momento,que enseguida corre para atenderlo. Sibien la mesa es un objeto inerte, carentede voluntad y libre albedro, el cuida-dor, con todas sus buenas intenciones,comienza a gritar mesa mala!, mesamala!. Estas acusaciones suelen tran-quilizar al nio, que a su vez comienza aimitar a su tutor, culpando a la mesa delgolpe y de su dolor.

    ADICTOS A LA QUEJA

    Nos quejamos cuando el aguade la ducha sale fra, pero acaso

    valoramos cada vez que salecaliente? (Christophe Andr)

    Visto con perspectiva, lo cierto es que esmuy cil protestar por el uncionamientodel sistema capitalista. Basta con abrir laboca y decir lo que pensamos. Es muycil quejarse por la manera en la que se

    gestionan las empresas. Basta con abrirlos ojos y reparar en lo que vemos. Es muycil criticar y juzgar la actitud de nues-tros polticos. Basta con abrir los odos yescuchar la orma en que estos hablan. Esmuy cil lamentarse por el comporta-miento de la sociedad. Basta con estirarel brazo y sealar sus errores y deectos.

    Es tan cil protestar, quejarse, criti-car, juzgar y lamentarse que todos sabe-mos cmo hacerlo. Basta con adoptar elrol de vctima y creer que el mundo es unlugar injusto, en el que la culpa de nues-

    tros problemas, conictos y surimientossiempre la tienen los dems. Sin embargo,en ltima instancia somos cocreadores

    El sistema capitalista nos ha convencido deque somos simples gallinas de corral. Poreso vivimos limitados por nuestros miedos

    32 EL PAS SEMANAL

    PARA CUESTIONARELVICTIMISMO

    1.LIBRO Libertad, de Osho (Grijalbo). Un ensayo

    provocador que desenmascara lascreencias limitadoras que sustentan lacultura de la culpa contempornea.Y que nos inspira a asumir la responsa-bilidad personal como paso previo aconquistar nuestra verdadera libertad.

    2. PELCULA American history X, de Tony Kaye.Protagonizada por Edward Norton, estapelcula narra la historia de un joven deideologa nazi que culpa a diferentescolectivos tnicos y religiosos de sus

    problemas y conflictos personales.La trama gira en torno a las consecuen-cias que tiene este victimismo sobre suvida y la de su familia.

    3.CANCIN Redemption song, de Bob Marley.Este himno legendario invita a que losseres humanos nos liberemos de laesclavitud de nuestras limitacionese imposiciones mentales para llegar aser lo que verdaderamente somos.

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    CADENAS INVISIBLES

    La esclavitud ms denigrante esla de ser esclavo de uno mismo(Sneca)

    Un veterano mercader de camellos atra-vesaba el desierto del Shara junto consu hijo adolescente, que era la primera

    vez que lo acompaaba. Al caer la noche,decidieron acampar en un oasis. Tras

    levantar la tienda, padre e hijo empeza-ron a clavar estacas en el suelo para atarcon cuerdas a los camellos. De pronto, eljoven se dio cuenta de que tan solo ha-ban llevado 19 estacas y 19 cuerdas, y entotal haba 20 camellos.

    Cmo atamos a este camello?, pre-gunt inquieto el hijo adolescente. Y elmercader, que llevaba muchos aosrecorriendo el desierto, le contest son-riente: No te preocupes, hijo. Estos ani-males son muy tontos. Haz ver que lepasas una cuerda por el cuello y luegosimula que lo atas a una estaca. As per-manecer quieto toda la noche. Eso esprecisamente lo que hizo el chaval. Elcamello, por su parte, se qued sentadoe inmvil, convencido de que estabaatado y de que no poda moverse.

    A la maana siguiente, al levantar elcampamento y prepararse para continuarel viaje, el hijo empez a quejarse a su pa-dre de que todos los camellos le seguan,excepto el que no haban atado. Impasi-ble, el animal se negaba a moverse. Nos qu le pasa a este camello!, grit indig-nado. Parece como si estuviese inmovili-

    zado. Y el mercader, sin perder la sonrisa,le replic: No te enades, hijo! El pobreanimal cree que sigue atado a la estaca.

    Anda, ve y haz ver que lo desatas.

    ASUNCIN DE LA RESPONSABILIDAD

    Hemos levantado la estatuade la libertad sin haberconstruido primero la de laresponsabilidad (Viktor Frankl)

    Aunque la culpa nos alivia, tambin nosata con cuerdas que no existen a estacas

    invisibles. Lo curioso es que la culpa soloexiste en aquellas sociedades que pro-mueven el victimismo y niegan la res-

    PSICOLOGA

    ponsabilidad. Si el nio pequeo, inspi-rado por el adulto que lo acompaa,asume que ha chocado contra una mesa

    por seguir con el ejemplo anterior, es-tar en el camino de aprender que hasido l, y no la mesa, quien ha provocadosu dolor. Y puesto que con los aos elnio se convierte en adulto, a menos queabandone el victimismo, seguir cul-pando a los dems, a las circunstancias

    e incluso a la vida cada vez que choquecontra cualquier persona, cosa o situa-cin que le produzca dolor.

    Y es que solemos quejarnos de nues-tra pareja y de nuestros hijos, pero acasonos responsabilizamos de que somosnosotros quienes los hemos elegido?Solemos maldecir anuestro jee y a nues-tra empresa, pero acaso nos responsa-bilizamos de que somos nosotros quie-nes hemos escogido nuestra proesin ynuestro lugar de trabajo? Y en defnitiva,solemos lamentarnos de que nuestrascircunstancias actuales son como son,pero acaso nos responsabilizamos deque estas son el resultado, en gran me-dida, de las decisiones que hemos idotomando a lo largo de nuestra vida?

    Curiosamente, al observar ms dete-nidamente el actual escenario socioeco-nmico, todos estamos de acuerdo en unmismo punto. La mayora de ciudadanosnos lamentamos por la alta de lderes,por la ausencia de reerentes y, sobre todo,por la decadencia de valores que padeceahora mismo la sociedad. Esta percepcinpone de manifesto que estamos en con-

    tra de muchas cosas, pero a avor de qu?Y tal vez ms importante: quin asume laresponsabilidad de convertirse en el cam-bio que quiere ver en el mundo?b

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    A menos que abandonemos el victimismo,seguiremos culpando a otros cada vezque choquemos con algo que produzca dolor

    La prisin del rencorCuenta una historia que dos jvenes

    judos, Karl y Joseph,trabaron una

    intensa relacin de amistad durante los

    tres aos de terrible cautiverio que

    pasaron en un campo de concentra-

    cin nazi. Tras diecisis aos sin verse,

    quedaron un da para cenar. Karl se

    haba casado, tena dos hijas y

    trabajaba como ingeniero en una granempresa. Hablaba con ternura de su

    familia y con pasin de su profesin.

    Joseph, por otra parte, haba vivido

    prcticamente como un ermitao.

    Y hablaba de su empleo con desgana.

    Al finalizar la cena,Joseph, indignado,

    exclam: Cmo puedes vivir tan

    tranquilo despus de la injusticia que

    sufrimos?! Por ms que pasen los aos,

    cada da me acuerdo de lo que nos

    hicieron. Y tras una larga pausa, Karl

    le contest: Querido amigo, por

    supuestoque recuerdo los tres aos

    que compartimos en aquel barracn.

    Sin embargo,aunque ya han pasado

    diecisis aos desde que los dos

    fuimos liberados,me acabo de dar

    cuenta de que yo soy libre y t sigues

    encerrado all.

    y corresponsables de que la economasobre la que se asienta nuestra existenciasea tal y como es. De hecho, con nuestramanera de ganar, de gastar, de invertir y

    de ahorrar dinero apoyamos y validamosel sistema cada da.

    Con respecto a las empresas, si nouera por ellas no habra empleo. Y sineste, careceramos de ingresos con losque cubrir nuestras necesidades bsicas.Ms all de cules sean nuestras circuns-tancias sociales y econmicas, fchamoscada lunes en la ofcina por eleccin pro-pia. Adems, mediante el consumo dia-rio de productos y servicios permitimosla subsistencia de millones de compa-as. Es cierto que vivimos condiciona-

    dos por la publicidad yel marketing, peronadie nos apunta con una pistola parasaciar nuestros caprichos y deseos.