Certezas en la oscuridad

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CERTEZAS EN LA OSCURIDAD

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CERTEZAS EN LA OSCURIDAD

ColecciónDame de beber

Retiros predicados por el presbítero Manuel F. Pascual

1. El mirar de Dios es amar

2. Lo reconocieron al partir el pan

3. Si yo no tengo amor...

4. Certezas en la oscuridad

Como un hombre cualquiera *

Camino a Damasco *

Andar en tu Presencia *

El arte de vivir *

* En preparación

Pbro. Manuel F. Pascual

Certezas en la oscuridad

12 meditaciones

Diseño y composición: Alberto Azzolini y Adrián Broggini

Foto de Tapa: archivo Editorial Guadalupe

Editorial GuadalupeMansilla 38651425 Buenos Aires, ArgentinaTel. / Fax.: (11) 4826-8587Internet: http://www.editorialguadalupe.com.arE-mail: [email protected]

Hecho el depósito que marca la ley 11.723Todos los derechos reservadosImpreso, en la Argentina©Editorial Guadalupe, 2004ISBN: 950-500-445-5

¡Gracias!a todos los que me ayudaron

a ser y a hacer

EL AUTOR

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Una guía para el Lector

A fin de poder identificar en forma sencilla y rápida las diversasmeditaciones de este volumen, hemos impreso, en el margen derechode las páginas impares, una serie de “manchas”, en forma escalonadahacia abajo, que señalan con claridad el número de la meditación de laque se trata en esas páginas.

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1. “Certezas en la oscuridad”

2. ”El amor no se detiene donde puede seguir”

3. “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría

4. “Vida y muerte son cuestión de amor”

5. “Sin una luz y guía sino la que en el corazón ardía”

6. “Sin arrimo y con arrimo, en su llamada sabrosa toda me voy consumiendo”

7. “¿Adonde te escondiste amado, y me dexaste con gemido?”

8. “La música callada, la soledad sonora...”

9. “Entremos más adentro, en la espesura”

10. “Violencia y ternura del amor”

11. “Cuán delicadamente me enamoras”

12. “Un pobre soñador”

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Introducción

Nacer es asomarse al misterio, somos un infinito grito decomunión. Sed de luz, necesidad imperiosa de ternura,siempre en camino y no pudiendo avanzar sin de algunamanera haber llegado.

¡Qué misterioso y grandioso el corazón del hombre! Lainmensidad del universo, lo infinito del paisaje, son huellade alguien, pero no son alguien. El hombre es tierra animada,un manojo hermoso de sentimientos. Alguien ante alguien,Dios y el hombre, paisaje externo y grito dentro....

La belleza y la inmensidad nos hieren, son espejos denuestra infinitud, son el eco de la suya. Lo encontrado nosabisma pero el amor da coraje y calor para afrontar laintemperie.

El hombre es barro besado, una paradójica síntesis detecho y universo; somos árbol y pájaro, montaña y hierba,arroyo y mar, isla y continente, sol y luna, noche y día, veranoe invierno, primavera y otoño...

El cóndor sabe volar, él como tantos nos enseña a vivir, nose agita, sabe aprovechar el viento y las corrientes de calor.

Las cosas son muy distintas desde arriba y desde lejos,desde allí no nos rozan, hay proporción, se puede mantenercierta objetividad; desde cerca, por el contrario, se estádentro, nos afectan, nos involucran. ¿Cercanía y lejanía, seexcluyen o se complementan? El Padre en Jesús, quiso saberlode otro modo y, nosotros en él, pudimos verlo de otro modo...

Las fronteras son caprichos del hombre, la unidad yaexistía, sólo hay que saberla descubrir y animarse a vivirla.

La humildad del agua le permite llegar muy lejos y abrirsepaso por lugares que parecen sin salida. Donde ella llega,

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llega la vida. Sabe cantar corriendo entre las rocas y hablaserena en la llovizna.

El viento es nuestro libre compañero de camino, como atantos se lo siente sobre todo cuando falta... Cuántas vecesnos llevaste, cuántas veces nos trajiste...

Las horas de quietud reflejan el paisaje y la transparenciapermite ver profundo. ¡Qué lejos y qué cerca esta todo!

Nuestro paso por la vida no parece dejar más que estelasen la mar, sin embargo hay caminos, hay huellas y senderosque se han convertido en camino. La mujer, el amigo y lacasa nos pueden dar cobijo... ¿cómo seguir buscando sinintuir y probar lo que buscamos? Hasta el río aprende en ellago a soñar con el mar.

Las cumbres son solitarias y frías pero ellas saben dehorizontes, los valles son acogedores y cálidos, en ellos lavida se hace detalle, adornado de color, sonido y aroma.

Gracias a las estrellas soportamos la noche; por la certezadel amanecer no desfallecemos al atardecer. Hemos visto ellucero… ya no falta tanto para el día...

¿A dónde queremos llegar? A donde el corazón se aquiete.No sabemos mucho, pero entendimos que él sabe más de loque parece y cuando él descanse, allí podremos estar ciertosde encontrar amor. El amor lo puso en camino, fue lo únicoque lo alimentó, es lo único que lo saciará.

Contemplar un paisaje sin defensas, aceptar un gesto deamor, animarse a rezar, es permitirle al Padre que sus manoscariñosas y artesanas intenten en nosotros la belleza siempresoñada.

Dios pobló la noche de estrellas, al día lo llenó de sol y alcorazón del hombre le regaló certezas que le permitanabrazar, arremeter, convivir e incluso transfigurar oscuridades.Certezas racionales, afectivas, estéticas y religiosas brillanen la noche del hombre, en esta larga noche que es la historia.

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Un día la noche se hizo buena, se nos pobló de amorosapresencia, pero el sol, curiosamente nunca fue másinsuficiente: a las tres de la tarde hizo falta la confianza parapoder seguir viendo, para poder ver el rostro del Padre, enun rostro humano tan sufriente.

Estamos en un momento especial de la historia, unverdadero cambio de civilización. La Iglesia es luz de lasgentes, una lámpara encendida para alumbrar, sal destinadaa dar sabor. Para poder serlo, necesita ella misma haberaprendido a convivir, en las más duras noches guiada por lacerteza de Jesús. Para serlo necesita hijos capaces de ser luzen la oscuridad. San Juan de la Cruz es un maestro, pero noalcanza, hay que ofrecer ejemplos nuevos y cercanos alhombre de hoy.

Juan pobló su noche de poemas, ellos le dieron luz y calor.Donde hubo fuego quedan brasas, por eso queremosacercarnos a ellos para comprender porque un hombre quepadeció la oscuridad pudo cantar “noche amable, nochedichosa”. Él pudo comprender que la noche le permitióencontrar; más aún, la noche fue instrumento en manos deDios para transformarlo en aquello mismo que buscaba. Talvez aprendamos a no resistir tanto, a confiar más, a adorarmejor, a terminar la vida con una palabra que brote de uncorazón enamorado y se haga sonrisa en nuestros labios:gracias. Con ella expresaremos lo que entendimos se nosofrece y lo que humildemente quisimos vivir.

Como los niños, somos capaces de reír, jugar y dormircuando la madre está cerca. Así atravesó Jesús su noche, conMaría al pie de su Cruz, así nació la Iglesia en Pentecostés,con la silenciosa y confiada presencia de la madre.

PBRO. MANUEL F. PASCUAL

Buenos Aires, julio de 2004

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1ª meditación

“Ceretezas en la oscuridad”

El pueblo que caminaba en las tinieblasha visto una gran luz;

sobre los que habitaban en el país de la oscuridadha brillado una luz.

Tú has multiplicado la alegría,has acrecentado el gozo;

ellos se regocijan en tu presencia,como se goza en la cosecha,

como cuando reina la alegríapor el reparto del botín.

(Isaías 9, 1-2)

“Que bien sé yo la fonte que mana y corre,aunque es de noche”

[LA FONTE]

1. Aquella eterna fonte está escondida,qué bien sé yo dó tiene su manida,

aunque es de noche.2. Su origen no lo sé, pues no le tiene,

mas sé que todo origen della viene,aunque es de noche.

3. Sé que no puede ser cosa tan bellay que cielos y tierra beben della,

aunque es de noche.

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4. Bien sé que suelo en ella no se hallay que ninguno puede vadealla,

aunque es de noche.5. Su claridad nunca es oscurecida,y sé que toda luz de ella es venida,

aunque es de noche.6. Sé ser tan caudalosos sus corrientes,que infiernos, cielos riegan, y las gentes,

aunque es de noche.7. El corriente que nace de esta fuente

bien sé que es tan capaz y omnipotente,aunque es de noche.

8. El corriente que de estas dos procedesé que ninguna de ellas le precede,

aunque es de noche.9. Aquesta eterna fonte está escondida

en este vivo pan por darnos vida,aunque es de noche.

10. Aquí se está llamando a las criaturas,y de esta agua se hartan, aunque a oscuras

porque es de noche.11. Aquesta viva fuente que deseo,

en este pan de vida yo la veo,aunque es de noche.

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Siempre que uno empieza algo es bueno preguntarse cuáles la finalidad. Sobre todo, es fundamental preguntarse: ¿cuáles el fin de la vida? Ya que según el fin habrá que ordenartodos los medios, elegir los caminos; todo tendrá valor o node acuerdo a si nos lleva o no a aquello que es nuestraplenitud.

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1ª meditación “Certezas en la oscuridad”

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Por eso es tan importante preguntarnos siempre dóndeestá aquello que nos da el gozo, aquello para lo cual fuimoscreados y nunca está de más decirlo con distintos enguajes.

Los hombres tenemos como vocación más profunda lacomunión personal. Nacimos no para la soledad, sino parala comunión, que no es simplemente estar juntos, sino que esuna comunión de personas, no una masificación, sino unaunión libre y amorosa.

Estamos llamados al amor pleno de lucidez y libertad.Lucidez, con diálogo y siempre con libertad. La comuniónestaría dañada o no tendría su plenitud si simplemente nosuniera la necesidad, el “no tenemos más remedio”, porquenos tocó estar juntos y no porque lo queremos. Nos sentimosacompañados cuando alguien quiere estar a nuestro lado;no simplemente cuando hay alguien cerca, sino cuandoalguien quiere estar a nuestro lado.

Los hombres somos temporales, es decir, vivimos en eltiempo; crecemos, nos vamos desarrollando, nuestravocación se realiza en el tiempo. Tener esperanza es creerque esta vocación a la comunión es posible. ¿Cuál es elcontenido de la esperanza? La comunión plena con Dios ylos hermanos, la esperanza tiene que ver con el fin. Teneresperanza es creer que a partir de algo presente podemosesperar con certeza su plenitud. La esperanza no es un saltoal vacío, es haber probado algo en el presente que nos hayapermitido intuir que hay algo pleno en el futuro que anuncia,que balbucea, que expresa eso que hoy estamos viviendo,aunque sea de modo humilde, pero suficiente para despertarel sueño, la aventura.

La certeza más profunda que tenemos los humanos, laúnica capaz de arremeter la oscuridad, más aún, de soportarconvivir con ella, es el haber sido amados. Esa es laexperiencia en el presente que permite saltar con esperanzahacia el futuro, convivir con la oscuridad, arremeter las

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oscuridades de la vida, la certeza de haber sido amados.Siempre recuerden que esto se puede leer en clave humanay en clave espiritual. Certeza de haber sido amado poralguien, certeza de haber sido amado por Dios: la doblecomunión. Esa certeza de haber sido amados, ¿cuándoalcanza su plenitud?, ¿cuál es la expresión máxima quetenemos en este mundo de haber sido amados?

Esa es la certeza que el Padre nos ha dado en Jesús. LaEncarnación es querernos dar en el presente una experienciade amor concreto que nos permita vislumbrar, asomarnos alamor eterno de Dios. Certeza que nos anima a reconocer yaceptar nuestro corazón infinitamente sediento. Sólo cuandosabemos, en Jesús, que Dios nos ama y que la vida, por lotanto, tiene sentido, nos animamos a reconocer y a aceptar.Primero darnos cuenta, pero no basta darse cuenta, hay quedarse cuenta y aceptar, tener un corazón infinitamentesediento. A veces no lo queremos saber para no sufrir y aveces lo sabemos pero nos cuesta aceptar que tenemos uncorazón tan grande, y nos resistimos a tener esta medida taninfinita que Dios nos puso en el corazón y que nos hace tanmaravillosa y tan dura la vida, el desear la no medida de lafelicidad y de la vida.

La Eucaristía es, justamente, acción de gracias, porque alhacer memoria de Jesús, reavivamos nuestra certeza de seramados y encontramos luz y calor para iluminar nuestrasnoches, y aliviar nuestras soledades, mientras aguardamosla plenitud de la comunión. ¡Qué seríamos sin la luz de laPalabra, que es como una vela, nos va alumbrando elcamino!, ¡qué haríamos sin la Presencia, sin su cercanía. LaEucaristía es el maná, el encuentro cotidiano que reavivanuestra certeza de ser amados y nos anima a seguirperegrinando.

Pero sabemos que para acceder a esta certeza, de seramados por Dios, en Jesús, para poder hacerla propia, sehace imprescindible una vivencia humana, sacramento a

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1ª meditación “Certezas en la oscuridad”

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partir del cual podemos saber de qué se trata el amor y enúltima instancia creérselo a Dios.

¿Cómo podría entender qué es el amor, de qué se trata elamor y en última instancia creérselo a Dios si no tengoexperiencias humanas que me permitan entender el amor deJesús, sacramento del Amor del Padre? Por eso estáíntimamente ligada nuestra madurez humana a nuestramadurez espiritual. Son necesarias las dos cosas. Si solamentetuviéramos experiencia de amor humano no terminaríamosde saber el infinito amor del Padre, pero si no tuviéramosexperiencia de amor humano tal vez no entenderíamos dequé se trata el amor.

El místico es el hombre, es el creyente, el hombre religioso,que quiso hacer de la fe una experiencia, del misterio su centro,su fascinación. El místico es el hombre que no sabe callar yno sabe hablar. ¡Qué paradoja! No sabe callar. ¿Por qué?¿Cómo callar ante Dios, y al mismo tiempo cómo hablar deDios? ¡Qué difícil!, creo que nos pasa a todos. ¿Cómo callarsi tu Voz me quema por dentro? Y cómo decirlo conpropiedad a los demás. ¿Cómo poder hablar de Dios, denuestra experiencia espiritual, del amor, cuando las palabrasse nos muestran tan insuficientes para expresar lo que hemosintuido?

¿Qué es lo inefable? Lo inefable es aquello que nadapuede expresar, lo inefable son aquellas realidades que nohay palabra, no hay definición, no hay imagen capaz deagotar el contenido de lo que queremos expresar. Lo inefablees aquello que nada puede expresar pero ante lo cual nadiepuede callar. Por eso un paisaje, una música bella, algo bo-nito, casi siempre nos arranca una exclamación, que es comouna palabra que no puede terminar de tomar forma perotampoco podríamos quedarnos en silencio; era demasiadobonito para callarlo pero ¿cómo decirlo? Son esasexpresiones que nos salen del corazón cuando sucede quealgo nos conmueve.

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Para algunos el silencio, que no pudieron aprisionar, serompe en poesía como el lenguaje menos inadecuado, noel más adecuado, el menos inadecuado, para lleno debelleza, de humildad, de castidad; poder expresar algo deaquello que no se puede expresar. Los poetas dicen conbelleza, justamente, lo que no se puede decir; con castidad,sabiendo que no pueden dominar; es un decir humilde, comodiciendo: yo no pretendo aprisionar con mis palabras lo queacabo de decir, hay muchas otras formas de decirlo. Hastasan Juan de la Cruz dirá que sus poesías las interprete cadauno como quiera. A él hasta le cuesta comentarlas, porquese da cuenta que las palabras ni siquiera son de él. Ni él esdueño de interpretar lo que él mismo escribió, por eso dicecastidad, es decir, no me pertenece. Lenguaje que, sin pre-tender dominar ni agotar, pretende expresar.

Para poder sintonizar con lo inefable y con su lenguajemás adecuado, no basta acercarse y no es suficiente leer,hace falta algo mucho más profundo, hace falta quedarsevulnerables ante el misterio, y sólo teniendo una experienciasemejante, el lenguaje nos confiará sus secretos. Leerse es laúnica forma de leerlo.

Dicho más claro, si yo no me quedo ante Dios, los quehablen de Dios no me dirán nada. Ustedes tendrán laexperiencia de haber leído un libro de oración alguna vezsin haber tenido demasiada experiencia de oración, y quédistinto es leerlo años después, después de haber vivido,sufrido, orado...

¡Qué bueno es leer un libro para encontrar las palabrasque tal vez yo no tengo para expresar una experiencia que sítengo! La propia experiencia, el propio encuentro esimprescindible. Nadie puede ir por nosotros; nosotrostenemos que ir al encuentro de Dios y, si vamos nosotros, talvez vamos a entender a los que Dios les dio la gracia depoder decir lo que a lo mejor nosotros no podemos, perosabemos.

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El lenguaje de la fe, la experiencia del hombre creyente,la experiencia de la fe, están poblados de certezas yoscuridades, porque Dios es un Dios revelado, pero al mismotiempo es un Dios escondido. Que Dios se haya manifestadoen Jesús no significa que se haya develado absolutamentesu misterio; al contrario quiere decir que su misterio seexpresó tanto cuanto se puede en la Palabra hecha carne,pero no significa que ya estamos en la visión beatífica.Significa que Dios nos permitió asomarnos todo lo que sepuede desde la precariedad de este mundo a una realidadque nos ha sido dicha pero no agotada.

Nuestro Dios es un Dios trascendente e inmanente, lopodemos encontrar en una flor pero ni los cielos de los cieloslo pueden contener. Un Dios que tiene templos pero que noentra ni en el templo del universo. No lo podemos atrapar.Un Padre que está en el cielo, Abbá, cercano, cariñoso y almismo tiempo, en el cielo. Un “inmenso Padre” (C 27), dirásan Juan de la Cruz. Un Dios que se nos entregó en Jesús ysigue siendo misterio, una fe, llena de certezas aunque sinembargo sigue siendo noche. Sabemos cosas, peroignoramos tantas otras; tenemos, como el caminante en lanoche, estrellas para guiarnos, pero se ve tan poco… Sinembargo, sigue siendo noche, pero noche poblada, nochebuena a partir de Belén.

Sigue habiendo oscuridad, pero Él está con nosotros, yhay luz para guiarse en la oscuridad. Ya no es simplementenoche. Cuántas veces, a lo mejor, dijimos: hoy es Nochebuenay no nos dábamos cuenta lo que estábamos diciendo. Hoyes Nochebuena. A la noche le decimos hoy, buena, porque apartir de Belén hasta a la oscuridad se le encendió una luz,aunque sea un Niño, y hay una presencia que le da calor.

El significado más profundo de algo, lo encontramos alanalizar o contemplar lo que es y además por el sentido queeso tiene en nuestra historia. Supongamos que les muestroun objeto y les digo, ¿qué es esto? Es un rosario pero no

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basta ver lo que es. Podría decir este rosario perteneció a mimadre. Ya no es para mí cualquier rosario, es un rosario y yatiene un significado, pero además lo usó mi madre o unapersona querida que le da a ese objeto una significaciónmás allá de lo que es en sí mismo. La significación de lo queen la historia significó para mí o para un ser querido.

Para un sediento nada más significativo que una fuente,un manantial. Lugar de donde mana el agua, pero cuandola sed no es sólo de agua sino de verdad y amor infinitos, noes extraño que se cante y se celebre el hallazgo de una fuentemás profunda. ¿Quiénes celebran el manantial? Los quetenían sed y encontraron lo que les permite salvar la vida.¿Quiénes cantan el hallazgo del manantial que es Dios?Aquellos que tenían sed infinita. Dios, como el manantial dedonde todo surge, no con espontánea casualidad sino pordecisión libre y amorosa. En los manantiales el agua surgepor sí, sale. En cambio en Dios es un manantial que todo loque brota de Él es por decisión libre y amorosa, no porquesí. No sólo todo surge de Él, lo cual significa que todo lo quesurge de Dios es amor y es signo y es palabra, sino ademásDios mismo es manantial y torrente porque Él mismo sale anuestro encuentro para ofrecerse y calmar nuestra sed.

Pensemos que en la Encarnación: Dios sale de sí paraentregarse al hombre, para saciar su sed.

Juan de la Cruz, prisionero en Toledo, alojado en una celdasin ventanas junto al río Tajo, al que no puede ver pero si oírcorriendo entre las rocas, nos dice:

“Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,aunque es de noche”.

Lo oigo aunque no lo puedo ver. Qué bien sé yo, decíaJuan prisionero, la fuente que mana y corre, por ahí pasa unrío, lo estoy oyendo, pero es de noche, no lo puedo ver perosé que está. Los rumores del río le dan certeza de la fuente dedonde surge el río aunque no la ve. Podríamos decir en un

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sentido más profundo, la creación entera y sobre todo Jesús,son el rumor que despierta nuestra certeza de Dios. ¡Québueno si somos capaces de oír un río y decir: por acá pasa,¿de dónde vendrá?, ¡qué sordos estamos si vivimos en mediode la creación y ante Jesús y no sospechamos la fuente dedonde viene! Si ustedes quieren es lo de los discípulos:“muéstranos al Padre y eso nos basta” (Juan 14, 8). No sedieron cuenta que quien ve a Jesús ve al Padre; que si hay ríohay fuente.

Más de una vez la vida se experimenta como un oscurocalabozo, crisis y circunstancias ante las cuales parece habersolo dos posibilidades: hundirse, desesperar, morir o unainvitación para que al fin salga lo mejor. Para dar unarespuesta hay que apelar a lo más profundo, a lo más belloque hay en nosotros. A veces estamos en circunstancias dondeuno dice acá me denigro, digo basta, renuncio, bajo losbrazos, desespero, o tengo que apelar a lo más profundo, alo más noble, tengo que entrar allá, muy adentro en el corazónpara poder dar una respuesta de amor.

Para que se dé un encuentro de amor personal, tendráque haber dos salidas. Si dos personas no se quieren encontrarpor más que estén cerca, no se van a encontrar. Y encontrarno significa necesariamente verse; significa: nos hablamos,nos comunicamos; es algo más profundo: “vos quisiste hablar;yo te quise oír; yo te contesté; vos me quisiste escuchar”, esoes encontrarse con mayúsculas. Para que haya un encuentrotiene que haber dos salidas, la de un Dios que se ofrece, seentrega, pero al mismo tiempo hace falta también un hombrecapaz de creer, de salir de sus convicciones, pensamientos,razonamientos y seguridades, para decirle a Dios, te creo.Recibir al Dios que se da lo hacemos por la fe, te creo. Ycuando digo te creo significa, abandono como últimainstancia de comprensión lo que yo sabía hasta ahora paracreer como última instancia de comprensión lo que vos medecís que sos, lo que vos me decís que soy.

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“Que bien sé yo”, certeza de la fe que se afirma en lapalabra y el gesto del amigo; esa es la certeza del creyente,te creo y me afirmo en tu palabra, y en tu gesto de amor, lapasión, es mi certeza. ¡Sé que me amás, te creo! “aunque esde noche”... Oscuridad de la fe que dio un salto más allá delo verificable. Creo que me amás pero no puedo verificar acada rato que me amás. Más aún, muchas circunstancias dela vida parecen decirme que no me amás y, sin embargo, vialgo que me dio certeza de tu amor; pero tengo oscuridadporque no siempre puedo entender cómo me amás. Oscuroporque no es verificable, un salto más allá de lo comprobableo, mejor dicho, sólo verificable al saltar. Por ejemplo entredos amigos: te creo y ¿cómo voy a saber que mi amigo esfiel? Si me atrevo a ser su amigo el tiempo me dirá si lo es.Sólo lo voy a poder verificar si salto, si creo. Si me abandono,lo sabré. “¿Dónde vives? Vengan y lo verán” (Juan 1, 38-39).¿Cómo sé que no me vas a traicionar? Si confiás. Ese es elriesgo del amor y de la fe, me puedo estrellar, me puedoencontrar con brazos amorosos. Eso es lo que nos pasa en elplano humano y en el religioso.

La fe es la puerta de la vida teologal, la puerta de la vidaespiritual. Jesús pidió siempre fe, y no habló tanto deesperanza; sólo al final le preguntó a Pedro si lo amaba. Encambio siempre pidió fe. ¿Por qué? Porque cuando la fe nace,después vienen la esperanza y la caridad comoconsecuencia. Al creerte encuentro un sentido en tu amor, y alhaber un sentido, puedo esperar y si puedo esperar me animoa sembrar todo lo que tengo y soy, es decir me animo a amar.

En pleno julio, en los campos de La Pampa, en la provinciade Buenos Aires, se está sembrando trigo. En el corazón delinvierno el hombre pone los últimos granos que le quedanen la tierra, cuando parece que no hay vida. ¿Por qué? porquesabe que hay primavera, porque sabemos que después vienela primavera nos jugamos los últimos granos de trigo y losponemos en tierra, porque queremos pan. Si no supiéramos

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que hay primavera no nos arriesgaríamos a poner lo últimoque nos queda. Lo mismo en otro plano; si tengo dudas dela primavera eterna tendré muchas dudas de gastar mi vidaahora. En la medida que tengo certeza de eternidad puedomalgastar mi vida, porque mi vida, en plenitud, es la queviene después.

La mirada poética, la mirada humilde, la mirada creyente,la mirada religiosa, la mirada amante, no analiza sino quese deja impregnar. ¡Qué distinta la mirada de un crítico y lade un niño! Un crítico mira y uno siente que te está estudiando.La mirada de un niño es como un pizarrón sin estrenar o unapelícula fotográfica que se deja lastimar por la luz. La miradapoética, la mirada humilde, es el que se deja lastimar por laflor; su belleza le habla.

Yo soy un eco humilde de la voz de la flor, dirá el poeta. Lomismo el religioso, mi voz es un eco humilde del Dios que vi,que experimenté, que se me manifestó.

Es la actitud del conocimiento místico y sapiencial. Elmístico y el sabio no están analizando todo, sino que hacensilencio para que todo les hable, para que todo les hable deDios, para que todo les hable y les regale el sentido de lavida. Por eso los sabios son humildes, porque son alumnoshasta de las hojitas de otoño caídas en el piso. Los sabiosson alumnos de todos y de todo, siempre están en clase.

El verdadero hombre religioso tiene una actitud existencial,una manera de estar en la vida. Recibir lo que le ofrecen ycomo se lo ofrecen. Es muy importante, es el único modo depoder conocer a las personas. Cuando conozco a una per-sona puedo ponerla en los casilleros que yo ya tengo hechos,o cuando conozco puedo hacer un casillero nuevo para ponera esta que es única.

El hombre es una caja de resonancia, todo es mensajepersonal pero sólo se hace inteligible ante alguien. Si salenal parque a caminar, sepan que están caminando por una

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biblioteca que sólo la va a poder leer un hombre que estéatento a un mensaje personal; de otra forma sólo encontraráncosas, plantas, barro.

Dios, al romper su silencio y entregarse, nos permitióasomarnos a su Ser, quiso que su misterio resonara en elcorazón humano. Es como si hubiera intentado lo imposible,que Dios se pueda revelar en lenguaje humano, que lo másentre en lo menos. Él sabe que somos pequeñitos y, sin em-bargo, nos creyó capaces de acoger su misterio. Esta “fonte”es escondida, dice el poema, está escondida, no la vemos.¿Qué quiere decir escondido? Escondido es sobrenatural;está más allá, por encima de lo natural, es “fría”. ¿Vieronque las aguas que vienen de las cumbres son frías, porqueviene de lo alto, es decir alta? No la alcanzan nuestrossentidos y nuestra razón; esta fuente “origen no lo tiene”, eseterna, más aún ella es origen de todo, no lo hizo nadie, esde donde sale todo, es creadora; es tan “bella”, que el cieloy la tierra beben de ella.

Toda la belleza que hay en el mundo, en el cielo y en latierra, bebió de Dios. Por eso todo lo bello nos habla de Dios.Cuando nos gusta algo lindo, una persona, un paisaje, unaverdad, en el fondo, es porque tiene algo de Dios. ¿Cómoserá Él si esto es tan bello?

Es tan profunda esta fuente que, al sumergirnos en ella, nopodemos resolverla y conquistarla; sólo acogerla o mejordicho somos acogidos en ella, por eso decimos “suelo no sehalla”. Cuando uno hace pie tiene la sensación que dominala situación. En la piscina hago pie, en la orilla del mar hagopie, cuando ya no se hace pie es bastante más profundo, elhombre en Dios no hace pie. Es tan “clara”, que toda luz yverdad vienen de ella; es tan “caudalosa” esta fuente quesus corrientes riegan “infiernos, cielos y gentes”, es decir, entodo está presente, Dios está presente en todo y por lo tantotodo está ante él. Cuando en el Evangelio Jesús nos dice “tuPadre ve en lo secreto”, es lo mismo. ¿Donde no está Dios?

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Y, porque Dios está en todo lugar y en toda cosa, todo estáen su Presencia. Esta fuente está llena de vida, es decir decomunión. ¡Qué lindo empezar a ver como sinónimos, viday comunión! ¿Cuándo algo está lleno de vida? Cuando estálleno de comunión. Dios es el viviente por excelencia y Dioses Trinidad, es comunión. Hay vida cuando hay comunión.Dios no es soledad, es misterio de comunión personal, Pa-dre, Hijo y Espíritu Santo.

Juan de la Cruz en la prisión no sólo no pudo ver el ríosino que tampoco pudo celebrar la Eucaristía.Paradójicamente a veces hay que cerrar los ojos para ver,hay que sufrir la soledad para celebrar la comunión.Valoramos las cosas sólo cuando nos faltan. Cuántas vecesvemos mejor en la ausencia que en la presencia. Así en la luzque le da la oscuridad y la soledad, curiosamente entiendedónde está la compañía y dónde está la luz. ¿Cuándo nosdamos cuenta lo que vale la pena?, cuando nos damoscuenta que es aquello sin lo cual no podemos vivir, dondeestá aquello de lo que se vive o cuales son las verdadesesenciales.

Así con la luz que le da la soledad y la oscuridad dice:

“Aquesta eterna fonte está escondida en este vivopan por darnos vida, aunque es de noche”.

¿Dónde está Dios? En la Eucaristía. ¿Quién iba a decirque Ese escondido, Ese que es alto, inaccesible, infinito,inmenso, se iba a esconder en el humilde pan para hacerseaccesible? Y, si está aquí hecho pan, es justamente porque“está llamando a las creaturas para que se harten...porquees de noche”. Dios sabe que es difícil caminar en la nochehacia la plenitud si no es con encuentros que den certeza deque la plenitud es posible. Jesús un día en medio del templogritó:

“«El que tenga sed, venga a mí; y beba el que creeen mí». Como dice la Escritura: De su seno brotarán

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manantiales de agua viva” (Juan 7, 37-38).

El misterio de Dios, es misterio entregado, ofrecido, poreso dirá san Juan “yo lo veo...aunque es de noche”. Nosotrostambién podemos decir yo veo a Dios aunque es de noche;lo veo en su Palabra, en la Eucaristía. Tensión queacompañará al amor hasta el final, mirar sabiendo que vemosy no vemos. ¿Qué nos pasa cuando adoramos la Eucaristía?Vemos y no vemos. ¿Qué nos pasa cuando miramos un rostroamado? Vemos y no vemos. Vemos mucho de la persona enel rostro amado, pero ¡cuánto se nos escapa!.. Todo el tiempoestamos viendo y no viendo. Cuando miramos un paisaje lovemos, se nos revela, pero nos damos cuenta que hay muchomás de lo que podemos ver.

Mirar un rostro, mirar a los ojos, mirar un paisaje, mirar laEucaristía, mirar la cruz, mirar el pesebre, sabiendo quevemos y no vemos. Porque vimos que no vimos todo, yqueremos ver y seguimos mirando a ver si podemos ver más,por eso el amante jamás se cansa de mirar el rostro amado,porque ve y no ve, y quiere todo. Se trata de comprender quehay que aprender a penetrar y trascender y ya no más, (lepedimos palabras prestadas a Atahualpa Yupanqui): “la dulcementira de mudar de paisaje...”, dicho más claro,disimulamos nuestra falta de profundidad, cambiando depaisajes. La mirada de turista, que pasa por quince paisajesen una hora. No se pueden ver quince paisajes en un rato.Eso que dije del turista nos pasa a nosotros, leemos libros,razonamos, buscamos, siempre queremos algo nuevo. Y nonos damos cuenta que ese algo nuevo no siempre hay quebuscarlo en cantidad de cosas sino lo que hay que aprendera hacer, es a mirar a fondo un paisaje, un rostro, un libro, yno tanto la dulce mentira de cambiar, que no siempre es paraver más sino para disimular que no pudimos terminar de ver.

Permítanme un ejemplo: ustedes escucharon hablar de laópera de Mozart, “Don Juan”. La interpretación es esta, que

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1ª meditación “Certezas en la oscuridad”

11111

Don Juan es bastante mujeriego. Y ¿cuál es la ironía de estehombre muy mujeriego? Que como no era capaz de quedarsefrente a una mujer, pasaba por muchas, parecía experto enmujeres y, en realidad, nunca había entrado en una. Cadauno de nosotros lo tiene que aplicar a su realidad.

Con María aprendamos a mirar la humanidad de Aquelen el cual se esconde la plenitud de la divinidad. Hay queaprender a mirar la humanidad de Jesús, lugar por excelenciade encuentro del hombre con Dios y del hombre con elhombre. Ahí nos fue revelado Dios, ahí nos fue revelado elhombre.

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2ª meditación“El amor no se detiene donde puede

seguir”

Job respondió al Señor, diciendo:“Yo sé que tú lo puedes todo

y que ningún proyecto es irrealizable para ti.Sí, yo hablaba sin entender,

de maravillas que me sobrepasan y que ignoro.«Escucha, déjame hablar;

yo te interrogaré y tú me instruirás».Yo te conocía sólo de oídas,

pero ahora te han visto mis ojos.Por eso me retracto,

y me arrepiento en el polvo y la ceniza”(Job 42,1-6)

“ENTRÉME DONDE NO SUPE”

Entréme donde no supey quedéme no sabiendo,

toda ciencia trascendiendo.

1. Yo no supe dónde estaba,pero, cuando allí me vi,

sin saber dónde me estaba,grandes cosas entendí;

no diré lo que sentí,

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

que me quedé no sabiendo,toda sciencia trascendiendo.

2. De paz y de piedadera la sciencia perfecta,

en profunda soledadentendida vía recta;era cosa tan secreta,

que me quedé balbuciendo,toda sciencia trascendiendo.

3. Estaba tan embebido,tan absorto y ajenado,

que se quedó mi sentidode todo sentir privado,

y el espíritu dotadode un entender no entendiendo.

toda sciencia trascendiendo.

4. El que allí llega de verode sí mismo desfallesce;

cuanto sabía primeromucho bajo le paresce,

y Su ciencia tanto cresce,que se queda no sabiendo,toda sciencia trascendiendo.

5. Cuanto más alto se subetanto menos se entendía,que es la tenebrosa nubeque a la noche esclarecía;

por eso quien la sabíaqueda siempre no sabiendo,toda sciencia trascendiendo.

6. Este saber no sabiendoes de tan alto poder,

que los sabios arguyendojamás le pueden vencer,

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2ª meditación “El amor no se detiene donde puede seguir”

que no llega su sabera no entender entendiendo,toda sciencia trascendiendo.

7. Y es de tan alta excelenciaaqueste summo saber,

que no hay facultad ni scienciaque le puedan emprender;

quien se supiere vencercon un no saber sabiendo,irá siempre trascendiendo.

8. Y, si lo queréis oír,consiste esta suma ciencia

en un subido sentirde la divinal esencia;

es obra de su clemenciahacer quedar no entendiendo,toda ciencia trascendiendo.

!!!!

“POR TODA LA HERMOSURA”

Por toda la hermosuranunca yo me perderé,sino por un no sé quéque se alcanza por ventura.

1. Sabor de bien que es finito,lo más que puede llegares cansar el apetitoy estragar el paladar;y así, por toda dulzuranunca yo me perderé,sino por un no sé quéque se halla por ventura.

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

2. El corazón generosonunca cura de parardonde se puede pasar,sino en más dificultoso;nada le causa hartura,y sube tanto su fe,que gusta de un no sé quéque se halla por ventura.

3. El que de amor adolesce,de el divino ser tocado,tiene el gusto tan trocadoque a los gustos desfalle[s]ce;como el que con calenturafastidia el manjar que ve,y apetece un no sé quéque se halla por ventura.

4. No os maravilléis de aquestoque el gusto se quede tal,porque es la causa del malajena de todo el resto;y así toda criaturaenajenada se vey gusta de un no sé quéque se halla por ventura.

5. Que estando la voluntadde divinidad tocada,no puede quedar pagadasino con divinidad;mas, por ser tal su hermosuraque sólo se ve por fe,gústala en un no sé quéque se halla por ventura.

6. Pues, de tal enamorado,decidme si habréis dolor,

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2ª meditación “El amor no se detiene donde puede seguir”

pues que no tiene saborentre todo lo criado;solo, sin forma y figura,sin hallar arrimo y pie,gustando allá un no sé quéque se halla por ventura.

7. No penséis que el interior,que es de mucha más valía,halla gozo y alegríaen lo que acá da sabor;mas sobre toda hermosura,y lo que es y será y fue,gusta de allá un no sé quéque se halla por ventura.

8 Más emplea su cuidadoquien se quiere aventajaren lo que está por ganarque en lo que tiene ganado;y así, para más altura,yo siempre me inclinarésobre todo a un no sé quéque se halla por ventura.

9. Por lo que por el sentidopuede acá comprehendersey todo lo que entenderse,aunque sea muy subido,ni por gracia y hermosura,yo nunca me perderésino por un no sé quéque se halla por ventura.-Finis.

!!!!

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

Nos estamos refiriendo al conocimiento de Dios y,fundamentalmente, al conocimiento de Dios a través de lafe. El tema que está detrás, aunque no lo mencionemos conestas explícitas palabras es el ahondar en el modo que Dioseligió para que nos relacionemos con Él. ¿Cuál sería esemodo? Vivir como creyentes, peregrinar como creyentes.

La fe nos lleva hasta las puertas, hasta los umbrales delmisterio, pero nosotros no estamos llamados a llegar a losumbrales del misterio; estamos invitados a penetrar. Comosomos peregrinos de lo absoluto no podemos detenernos ensus enunciados, el amor siempre nos invita a trascender.Nuestro peregrinar no termina en la fe, sino estamos invitadosa trascender los enunciados de la fe y a entrar en comunióncon Dios, no con las verdades que hablan de Dios.

Por eso el título, el amor no se detiene donde se puedeseguir; el amor no quiere quedarse en los medios, el amorbusca el encuentro, la persona, la comunión. Esa es lamaravilla del amor, sabe distinguir los medios del fin y no sequeda a mitad de camino.

El amor no descansa antes de tiempo, sólo descansacuando hay encuentro. No es cuestión de cantidad de librosy lecturas sino, usando palabras literales de san Juan de laCruz, de “manosear las verdades” (C 1,11), eso que hacemoscon el limón y la naranja, lo apretamos, lo exprimimos, a versi le sacamos todo el jugo. Lo mismo: debemos sacarle eljugo a las verdades de la fe para que nos vayan entregandosus secretos. ¿Cómo peregrinar? En la fe y el amor, asípodemos encontrar a Dios en este mundo, siempre“buscándolo en la fe y en el amor”.

Más de una vez, en la vida, nos pasa que, sin saber cómoy no como resultado de un razonamiento sino como unaevidencia que se impone, nos damos cuenta de que algo hacambiado y que todo lo vemos de otro modo. Vamos en unviaje, tomamos una curva, pasamos una loma, una cuchillay el paisaje cambia... ¡Qué poco y cuánto cambió! Íbamos

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2ª meditación “El amor no se detiene donde puede seguir”

por la misma ruta, una curva, una loma, un monte y ya elpaisaje es otro.

Así, en la vida espiritual, en la vida de fe, se dan paradojascomo ésta: “no supe dónde entraba me vi sin saber dóndeestaba, grandes cosas entendí...”. No sé qué me pasó, puedoempezar a ver con claridad cosas que hasta hace un instanteno veía, como si Dios nos iluminase más allá de nuestrosrazonamientos. Algo de esto nos pasó con la vocación, a lomejor no estábamos razonando qué es lo que teníamos quehacer y vimos con claridad; algo nos pasó y vimos queteníamos que hacer determinada cosa. Ya no sólo frente aun paisaje o a cosas que nos acontecen sino ante la mismarevelación; nos sucede que, sin saber cómo, la vamosentendiendo más profundamente. Job, luego de haber creídoque entendía a Dios y su misterioso obrar, con verdades, (Jobno decía cosas que eran falsas pero eran incompletas), perosin darse cuenta que estaba tomando como absoluta lalógica humana, (Dios premia a los buenos y castiga a losmalos). Se vio sorprendido con la irrupción de lo sagrado,ante lo cual terminará diciendo con humildad y asombro:“Yo te conocía sólo de oídas” (Job 42, 5); lo que yo entendíade vos, un día se me mostró insuficiente para entenderte. Vosapareciste y comprendí que no sabía nada.

Así podemos asomarnos a expresiones como esta:

“no puedo decir lo que sentí, me quedé no sabiendo,toda ciencia trascendiendo”.

Hay un saber que trasciende al saber de la ciencia.Pensemos, en Teresita, no era teóloga, pero es doctora de lafe. Cuántos doctores en teología no traspasan, a lo mejor, lalógica de la ciencia teológica.

Este “saber no sabiendo”, es una “ciencia perfecta”, llenade paz, no de la paz que es fruto de la quietud posterior a unesfuerzo, la paz que uno siente cuando termina algo, barrí elpasillo, la paz de la misión cumplida, terminé mi tarea, fui a

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

dar clase, arreglé este vestido que estaba roto, la serenidadde decir terminé con lo que tenía que hacer. No es esa paz,la paz, fruto de un don, es otra cosa y, de haber intuido laplenitud que no viene de nuestro esfuerzo, nos fue regalada.

“Ciencia perfecta”, es esta que nos es donada, que esinfusa, llena de piedad, dirá san Juan de la Cruz, que si lotraducimos a nuestro lenguaje sería la ciencia filial, el saberamoroso e íntimo que los hijos tienen de sus padres; los hijosno estudian a sus padres, pero saben quiénes son sus pa-dres. Una ciencia del hijo con respecto al padre, “cienciaperfecta”, acompañada de soledad, ya que al tenerla novemos lo mismo que los demás y nos hace ajenos a todo elresto.

Cuántas veces nos pasa que nos sentimos ajenos a tantosque ya no nos entienden: aún dentro de la vida consagrada;los que van entendiendo más el Evangelio son menosentendidos aún por sus hermanos. Es una ciencia llena desoledad, ajenos no sólo de los demás sino de nosotrosmismos; nos enajena, nos sentimos extraños a nosotrosmismos -como el enamorado-, el hombre que ha tenido unafuerte experiencia de Dios, o una pérdida profunda. Al díasiguiente soy el mismo, pero ya no soy el mismo. Me pasóalgo que me hace sentir extraño a mí mismo.

¿Qué me pasó que algo cambió, que esta experiencia,esta experiencia tan personal de haber perdido un ser queridohace que yo ya me sienta extraño a mí mismo? Estos sentiresyo no los tuve nunca, nunca vi la vida como la veo hoy.

A partir de esta pérdida o a partir de este encuentro o apartir de este amor que se despertó, todo lo veo de otramanera, ya no es la misma realidad, ya no soy el mismo. Esél mismo y ya no es él mismo. Es la soledad de Jesús alexperimentarse tantas veces incomprendido hasta por susmismos discípulos. Jesús habla en un nivel y los discípulos loentendían en otro. Él decía tenemos que ir a Jerusalén, y losapóstoles peleando a ver quién era el primero de entre ellos.

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2ª meditación “El amor no se detiene donde puede seguir”

“El que allí llega, el que va teniendo esta cienciaque Dios comunica al corazón, de si mismodesfallece”,

ya que lo antes sabido y experimentado ya no sirve yalcanza. Cuántas veces decimos: “lo que sé me permite vivir”,y en determinado momento: “lo que sé ya no me alcanza,necesito más”. Es lo que le pasó a Moisés cuando Dios lepide que se quite sus sandalias, para pisar tierra sagrada(Ex. 3). Sus sandalias lo llevaron hasta allí, pero ahoraimpedirían el contacto.

“Moisés, que apacentaba las ovejas de su suegroJetró, el sacerdote de Madián, llevó una vez el rebañomás allá del desierto y llegó a la montaña de Dios, alHoreb. Allí se le apareció el Ángel del Señor en unallama de fuego, que salía de en medio de la zarza. Alver que la zarza ardía sin consumirse, Moisés pensó:«Voy a observar este grandioso espectáculo. ¿Por quéserá que la zarza no se consume?». Cuando el Señorvio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamódesde la zarza, diciendo: «¡Moisés, Moisés!». «Aquíestoy», respondió el. Entonces Dios le dijo: «No teacerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque elsuelo que estás pisando es una tierra santa» (Éxodo 3,1-5).

Es lo mismo que decir esto, todo lo que sabías de Dioshasta hoy, te sirvió para llegar hasta acá pero, ante Dios,siempre descalzo, siempre permitiéndole que nos brinde unaexperiencia nueva, plena. El amor no quiere vivir de la me-moria, de los encuentros de ayer, sino anhela el encuentropleno que todavía no tuvo. Cuando el amor es auténtico seresiste a la memoria y quiere buscar lo que todavía no tieney sabe puede alcanzar.

Por eso no es tan extraño que “cuanto más alto se subemenos se entiende”; por eso no es extraño que la vida cristiana,la vida espiritual, la vida humana, cuanto más profunda, más

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

nos damos cuenta de su complejidad y tenemos esa sensaciónde que entendemos menos.

Recordemos que no es casualidad que Sócrates decía:“Sólo sé que no sé nada”. Saber que no se sabe es sabermucho, eso lo decimos muy rápido y en broma, sólo sé queno sé nada. Sabe mucho el que sabe que no sabe y escondición para dejarse conducir. ¿Quién se deja conducir,quién es verdaderamente discípulo de Jesús sino el que sabeque no sabe y cree que Él sí, y se deja guiar?

La “tenebrosa nube” que guiaba al pueblo en el desierto:

“La nube era tenebrosa para unos, mientras quepara los otros iluminaba la noche, de manera que entoda la noche no pudieron acercarse los unos a losotros” (Éxodo 14, 20).

Los discípulos de Jesús, en el Tabor, se vieron sorprendidospor la Transfiguración; ese exceso de luz, verdad, intimidad,destinado a sobrellevar el escándalo de la cruz:

“Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a lamontaña para orar. Mientras oraba, su rostro cambióde aspecto y sus vestiduras se volvieron de unablancura deslumbrante” (Lucas 9, 28-29).

Es entonces “un entender no entendiendo”, obra de suclemencia, no de nuestras conclusiones, pero sólo “para quiense supiere vencer”, para quien se anime a no objetivar. Paraperegrinar en la fe hay que saber vencer y no pretender irentendiendo cada paso por donde vamos, eso es objetivar;debemos aprender a confiar.

El que pretende ir entendiendo se paraliza, a Dios se vacreyendo. El que va creyendo tiene que vencer la tentaciónque tenemos los humanos de medir, de querer saber dóndeestamos, por dónde vamos; buscamos lo seguro, queremosasegurarnos desde nuestra lógica; tenemos que vencernospara peregrinar con este saber extraño que es la fe.

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2ª meditación “El amor no se detiene donde puede seguir”

¡Qué difícil es convivir con el Misterio de Dios, con el propiomisterio y con el misterio de los demás! Dicho de otro modo,¡qué importante sería que, con estas u otras palabras, cadauno de nosotros diga algo como esto: me acostumbré a noentender, no como lo anormal, es lo normal! Me acostumbréa no entender pero puedo estar en paz porque entendí queÉl entiende, pero yo ya sé que no puedo seguir sus pasos conmi lógica. Lo normal es más bien que esté a oscuras, no aveces, sino siempre. El verdadero creyente es el que sabepermanecer en la oscuridad, con confianza y luz, dejándoseguiar por la fe.

Ese “irá siempre trascendiendo”, es decir habrá aceptadoel proceso, el camino de la fe. ¿Quiénes peregrinan deverdad hacia el cielo? Los que se animan a trascendersiempre la lógica humana y se animan a vivir con la lógicade la fe. Sólo el amor es capaz de ser fiel a lo pleno y aceptarla vida como un permanente caminar. Significa no acamparantes de tiempo. Nuestra tentación es la de conformarnoscon la tranquilidad antes que con la plenitud. Se parecenpero no son lo mismo.

Por eso, dirá san Juan, para gustar, para poseer, para sero saber más de lo que somos, de lo que gustamos, de lo queposeemos, habrá que ir por donde no se gusta, por dondeno se posee, por donde no se es y por donde no se sabe (cf. 1S 13, 11).

Si quiero descubrir algo nuevo y quiero ir por caminosconocidos, probablemente no lo descubriré nunca. Quienquiera descubrir nuevas tierras tendrá que ir por caminosdesconocidos. Quien quiera crecer tendrá que vivir cosas quehasta ahora no vivió y sentirá inseguridad. Para gustar máshabrá que probar lo que hasta ahora no probé. Hay que ir,tengo que salir de mi rutina, salir de mis costumbres, dejarmellevar por donde no sé. Quien se sepa vencer (esa inercia debuscar siempre lo conocido) irá siempre trascendiendo sinpretender dominar sino aceptando “su lenguaje, (el de Dios),

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

que es el callado amor”. Un Dios que nos conduce en elsilencio de la fe.

No es extraño que el hombre termine experimentando quenada lo llena y todo lo cansa:

¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Vanidad,pura vanidad! ¡Nada más que vanidad! Todas lascosas están gastadas, más de lo que se puede expresar.¿No se sacia el ojo de ver y el oído no se cansa deescuchar? (Eclesiastés 1, 3. 8).

Cuando el Eclesiastés dice vanidad de vanidades, todovanidad, en realidad más que decir una experiencia personalestá refiriendo una experiencia del hombre. El hombre, el serhumano, en determinado momento de la vida, experimentaque nada lo llena, que todo lo cansa, y la gran pregunta es¿por qué pasa esto? No es que las cosas le han fallado oque él las haya despreciado, sino que su corazón es infinito,y esto lo experimenta mucho más si ha probado el amor, loeterno, lo sagrado. Se da cuenta que todo, aunque seabueno, no tiene la medida del corazón.

Así se entienden expresiones como ésta:

“Por toda la hermosura yo no me perderé sino porun no se qué que se alcanza por ventura”.

Por más que haya cosas hermosas, por más que la vidatenga cosas bellas hay un algo intuido que hace que lo belloquede pequeño. Como al que tiene fiebre o está enfermo oal enamorado, el gusto se le ha cambiado. Cuando una per-sona está enferma, le llevamos el plato preferido y no quiere.“¡Uy!, no toma mate, ¿cómo se sentirá? Vive tomando mate,si no toma, algo le debe pasar...”. O, cuando alguien empiezaa comer, nos damos cuenta que se curó.

El verdadero problema es que en determinado momento,sentimos insatisfacción, la vida parece tediosa, gris, nadanos entusiasma y no es porque estamos enfermos sino que

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2ª meditación “El amor no se detiene donde puede seguir”

hemos gustado lo pleno y nos damos cuenta que no lotenemos y que nada lo puede reemplazar.

Este es el drama humano que “las heridas de amor lascura el que las hizo”. Este es el problema del amor. No hayreemplazantes, las heridas las cura el que las hizo. Esto secura con un encuentro no con reemplazantes. Lo infinito delcorazón del hombre es la herida, la huella, la eterna memo-ria de quien nos ha hecho con amor. Los hombres tenemosmemoria de Dios y los encuentros que tenemos en esta vidaen la fe, en la oración, las experiencias que Dios nos regalaen el peregrinar nos hacen pasar del ser a la conciencia., esdecir, nos hacen tomar conciencia y nos avivan la sed.

Todos los hombres tienen un corazón infinito, pero no todosse han dado cuenta. ¿Quiénes padecen más? Los que sedieron cuenta de la infinita capacidad del corazón. ¿Cómose despierta el corazón? Con experiencias de amor. Ese es elproblema de la oración, consuela y aviva el problema, porqueen la medida que nos encontramos con Él se nos aviva laconciencia de la necesidad de plenitud. Cabe una pregunta:“¿habrá que compadecerse de tal enamorado?”. ¿Hay quecompadecerse del hombre de fe, del hombre que pareceterminar la vida insatisfecho? Esto lo preguntamos porque lovemos “sin saber, solo, sin forma y figura, sin arrimo y pié...”,sin poder hacer pie en nada. Nada me consuela, nada mellena, nada me calma. ¿Hay que compadecerse del hombre?¿Tan dramática es su suerte? Podríamos preguntar ¿valió lapena haber nacido? La respuesta es no, no hay quecompadecerse, ya que su dramática realidad no le viene tantode su pobreza sino de la maravillosa suerte de haber sidoinvitado al amor.

Dicho en otras palabras, es preferible sufrir por estarenamorado a tener la calma de no tener ni idea de lo que esel amor. ¿Hay que compadecerse del hombre y preferir seruna piedra que no tiene angustia, o es preferible ser hombrecon sed de plenitud? Su vida es dramática pero con

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

esperanza. La grandeza del hombre es su problema. Esto esbueno para que nos entendamos. ¿Por qué nos sentimos mal?Porque estamos hechos para lo pleno. Y nuestro sentirnosmal nos está diciendo que esa es nuestra vocación, y queestamos caminando hacia allá, y en este mundo noterminamos de encontrar, donde reclinar la cabeza. Y estoque parece una desgracia y es muy duro, es porque tuvimosla gracia de haber sido invitados a la Trinidad. Somos barroinvitado a ser Dios, ese es el problema del hombre, es elproblema profundo que todos tenemos.

Por eso “su cuidado”, no está en custodiar lo poco o muchoque tiene, es decir: lo sentido, entendido, gracias recibidas,que se le terminarán escurriendo entre las manos y es poco,sino “en lo que está por ganar”.

¿Qué tenemos que cuidar? No se trata de defender lo pocoque tenemos sino de no perdernos la plenitud a la cual fuimosinvitados. Hará falta fidelidad a lo pleno y una grancapacidad de insatisfacción; es decir, de vivir en el tiempo yen lo relativo con sed y esperanza de absoluto, sabiendo queaquí ha comenzado pero no está la plenitud de la vida.

Lo sepamos o no, todos los días, cuando rezamos, nohacemos otra cosa que volver a apuntar a la meta, y desdeallí nos situamos para entender la vida. Sólo el que rezacomprende a dónde va y puede comprender el sentido delas renuncias, el sentido de la vida en este mundo. El trigo yla cizaña tendrán que estar juntos hasta la llegada del Reino.

Ante los dones que no se compran, que no se merecen,sólo nos queda pedir y disponerse. Los dones se piden y losdones se disponen a recibirlos y esto no es poco, lo demásestá en sus manos, en las de Dios.

Dios no es una conquista del hombre, Dios es un regalo.Nosotros podemos pedirlo y disponernos para que Él se nosregale. Pero conquistar el misterio de Dios no es cosa delhombre.

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2ª meditación “El amor no se detiene donde puede seguir”

María comprendió que la plenitud está al final,recordemos las bodas de Caná, y por eso, lejos de asustarseante la falta de vino recurrió al único que nos puede entregarel de mejor calidad:

“Siempre se sirve primero el buen vino y cuandotodos han bebido bien, se trae el de inferior calidad.Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta estemomento” (Juan 2, 10).

Dicho en otras palabras, no nos tenemos que asustar deque un día la vida nos parezca una fiesta de bodas en la cualel viso se terminó, ya no hay sentido, ya no tenemos fuerzas,motivaciones, todo parece que se acabó. Ese es el momentopara acudir a Aquel que está deseando regalarnos el mejorvino que viene al final, y que no es hecho por el hombre sinoaquel que puede entregarnos Jesús. El sentido de la vida noes la ideología que los hombres nos fabricamos parasobrevivir. El sentido de la vida es el que nos regala Jesús y elque hay que saber esperar.

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3ª meditación“El llanto del hombre en Dios

y en el hombre la alegría”

“Sí, Dios amó tanto al mundo,que entregó a su Hijo único

para que todo el que cree en él no muera,sino que tenga Vida eterna”

(Juan 3, 16)

“EN EL PRINCIPIO”

1. En el principio morabael Verbo, y en Dios vivía,en quien su felicidadinfinita poseía.

2. El mismo Verbo Dios era,que el principio se decía;él moraba en el principio,y principio no tenía.

3. El era el mismo principio;por eso de él carecía.El Verbo se llama Hijo,que del principio nacía;hale siempre concebidoy siempre le concebía;

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

4. dale siempre su sustancia,y siempre se la tenía.Y así la gloria del Hijoes la que en el Padre habíay toda su gloria el Padre

5. en el Hijo poseía.Como amado en el amanteuno en otro residía,y aquese amor que los uneen lo mismo convenía

6. con el uno y con el otroen igualdad y valía.Tres Personas y un amadoentre todos tres había,y un amor en todas ellas

7. y un amante las hacía,y el amante es el amadoen que cada cual vivía;que el ser que los tres poseencada cual le poseía,

8. y cada cual de ellos amaa la que este ser tenía.Este ser es cada una,y éste sólo las uníaen un inefable nudo

9. que decir no se sabía;por lo cual era infinitoel amor que las unía,porque un sólo amor tres tienenque su esencia se decía;

10. que el amor cuanto más uno,tanto más amor hacía.De la comunicación de las tres Personas.

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

En aquel amor inmensoque de los dos procedía,palabras de gran regalo

11.. el Padre al Hijo decía,de tan profundo deleite,que nadie las entendía;sólo el Hijo lo gozaba,que es a quien pertenecía.

12. Pero aquello que se entiendede esta manera decía:Nada me contenta, Hijo,fuera de tu compañía;y si algo me contenta,

13. en ti mismo lo quería.El que a ti más se parecea mi más satisfacía,y el que en nada te semejaen mí nada hallaría.

14. En ti sólo me he agradado,¡Oh vida de vida mía!Eres lumbre de mi lumbre,eres mi sabiduría,figura de mi sustancia,

15. en quien bien me complacía.Al que a ti te amare, Hijo,a mí mismo le daría,y el amor que yo en ti tengoese mismo en él pondría,

16. en razón de haber amadoa quien yo tanto quería.De la creación

17. Una esposa que te ame.mi Hijo, darte quería,

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

que por tu valor merezca

18. tener nuestra compañíay comer pan a una mesa,del mismo que yo comía,porque conozca los bienesque en tal Hijo yo tenía,

19. y se congracie conmigode tu gracia y lozanía.-Mucho lo agradezco, Padre,el Hijo le respondía-;a la esposa que me dieres

20. yo mi claridad daría,para que por ella vea cuánto mi Padrevalía,y cómo el ser que poseode su ser le recibía.

21. Reclinarla he yo en mi brazo,y en tu ardor se abrasaría,y con eterno deleitetu bondad sublimaría.ProsigueHágase, pues -dijo el Padre-,

22. que tu amor lo merecía;y en este dicho que dijo,el mundo criado habíapalacio para la esposahecho en gran sabiduría;

24. el cual en dos aposentos,alto y bajo. dividía.El bajo de diferenciasinfinitas componía;mas el alto hermoseaba

25. de admirable pedrería,

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

porque conozca la esposael Esposo que tenía.En el alto colocabala angélica jerarquía;

26. pero la natura humanaen el bajo la ponía,por ser en su composturaalgo de menor valía.Y aunque el ser y los lugares

27. de esta suerte los partía,pero todos son un cuerpode la esposa que decía;que el amor de un mismo Esposouna esposa los hacía.

28. Los de arriba poseíanel Esposo en alegría;los de abajo, en esperanzade fe que les infundía,diciéndoles que algún tiempo

29. él los engrandecería.y que aquella su bajezaél se la levantaríade manera que ningunoya la vituperaría;

30. porque en todo semejanteél a ellos se haríay se vendría con ellos,y con ellos moraría;y que Dios sería hombre,

31. y que el hombre Dios sería,y trataría con ellos,comería y bebería;y que con ellos contino

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

él mismo se quedaría,

32. hasta que se consumaseeste siglo que corría,cuando se gozaran juntosen eterna melodía;porque él era la cabeza

33. de la esposa que tenía,a la cual todos los miembrosde los justos juntaría.que son cuerpo de la esposa,a la cual él tomaría

34. en sus brazos tiernamente,y allí su amor la diría;y que, así juntos en uno,al Padre la llevaría,donde del mismo deleite

35. que Dios goza, gozaría;que, como el Padre y el Hijo,y el que de ellos procedíael uno vive en el otro,así la esposa sería,

36. que, dentro de Dios absorta,vida de Dios viviría.ProsigueCon esta buena esperanzaque de arriba les venía,el tedio de sus trabajos

37. más leve se les hacía;pero la esperanza largay el deseo que crecíade gozarse con su Esposocontino les afligía;

38. por lo cual con oraciones,

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

con suspiros y agonía,con lágrimas y gemidosle rogaban noche y díaque ya se determinase

39. a les dar su compañía.Unos decían: -¡Oh si fueseen mi tiempo el alegría!Otros: -¡Acaba, Señor;al que has de enviar, envía!

40. Otros: -¡Oh si ya rompiesesesos cielos, y veríacon mis ojos que bajases,y mi llanto cesaría!¡Regad, nubes, de lo alto,

41. que la tierra lo pedía,y ábrase ya la tierra,que espinas nos producía,y produzca aquella florcon que ella florecería!

42. Otros decían: -¡Oh dichosoel que en tal tiempo sería,que merezca ver a Dioscon los ojos que tenía,y tratarle con sus manos,

43. y andar en su compañía,y gozar de los misteriosque entonces ordenaría!ProsigueEn aquestos y otros ruegosgran tiempo pasado había;

44. pero en los postreros añosel fervor mucho crecía,cuando el viejo Simeón

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

en deseo se encendía,rogando a Dios que quisiese

45. dejalle ver este día.Y así, el Espíritu Santoal buen viejo respondía;Que le daba su palabraque la muerte no vería

46. hasta que la vida vieseque de arriba descendía.y que él en sus mismas manosal mismo Dios tomaría,y le tendría en sus brazos

47. y consigo abrazaría.Prosigue la Encarnación.Ya que el tiempo era llegadoen que hacerse conveníael rescate de la esposa,que en duro yugo servía

48. debajo de aquella leyque Moisés dado le había,el Padre con amor tiernode esta manera decía:Ya ves, Hijo, que a tu esposa

49. a tu imagen hecho había,y en lo que a ti se parececontigo bien convenía;pero difiere en la carneque en tu simple ser no había

50. En los amores perfectosesta ley se requería:que se haga semejanteel amante a quien quería;que la mayor semejanza

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

51. más deleite contenía;el cual, sin duda, en tu esposagrandemente creceríasi te viere semejanteen la carne que tenía.

52. -Mi voluntad es la tuya-el Hijo le respondía-,y la gloria que yo tengoes tu voluntad ser mía,y a mí me conviene, Padre,

53. lo que tu Alteza decía,porque por esta maneratu bondad más se vería;veráse tu gran potencia,justicia y sabiduría;

54. irélo a decir al mundoy noticia le daríade tu belleza v dulzuray de tu soberanía.Iré a buscar a mi esposa,

55. y sobre mí tomaríasus fatigas y trabajos,en que tanto padecía;y porque ella vida tenga,yo por ella moriría,

56. y sacándola del lagoa ti te la volvería.ProsigueEntonces llamó a un arcángelque san Gabriel se decía,y enviólo a una doncella

57. que se llamaba María,de cuyo consentimiento

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

el misterio se hacía;en la cual la Trinidadde carne al Verbo vestía;

58. y aunque tres hacen la obra,en el uno se hacía;y quedó el Verbo encarnadoen el vientre de María.Y el que tenia sólo Padre,

59. ya también Madre tenía,aunque no como cualquieraque de varón concebía,que de las entrañas de ellaél su carne recibía;

60. por lo cual Hijo de Diosy del hombre se decía.Del NacimientoYa que era llegado el tiempoen que de nacer había,así como desposado

61. de su tálamo salíaabrazado con su esposa,que en sus brazos la traía,al cual la graciosa Madreen un pesebre ponía,

62. entre unos animalesque a la sazón allí había.Los hombres decían cantares,los ángeles melodía,festejando el desposorio

63. que entre tales dos había.Pero Dios en el pesebreallí lloraba y gemía,que eran joyas que la esposa

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

al desposorio traía.64. Y la Madre estaba en pasmode que tal trueque veía:el llanto del hombre en Dios,y en el hombre la alegría,lo cual del uno y del otro|por tan ajeno ser solía.Finis.

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“DEL VERBO DIVINO LA VIRGEN PREÑADA”

1. Del Verbo divinola Virgen preñadaviene de camino:¡si le dais posada!

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Contemplar y exponer el misterio de Dios, es contemplary exponer el misterio del hombre. ¿Quién iba a decir que, alhablar de Dios, indirectamente estamos hablando delhombre? Si es cierto que somos creados a su imagen ysemejanza, mirar a Dios, en el fondo, es mirar al modelooriginal. Nos entendemos mirando a nuestro Autor, a nuestroPadre. Mirar a otro, curiosamente, es el mejor espejo en elcual podemos entendernos. Lejos de evadirnos para olvidary escapar de nuestra pobreza, salimos al encuentro delmisterio original. Nosotros no somos el misterio original, hayOtro que es el misterio original, sin el cual mal podríamosentender todo lo demás. Sólo entendiendo esto último

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

podemos entender lo secundario. Queremos ir al encuentrode Aquel que tiene nuestro secreto.

Buscar a Dios es buscar a Aquel que nos soñó. Más quenosotros soñar tenemos que tratar de averiguar qué soñó Dios.Nosotros somos el sueño de amor de alguien, y esto queparece que nos quita independencia, es lo que nos hace tanvaliosos. Somos un sueño de amor y nada más ni nada menosque de Dios; por eso nuestra vida no es insignificante aunquelo parezca, ni la de ningún hombre ni la de nada de lo queexiste. Él nos ha soñado con amor.

Hay maneras de salir que no sólo no son evasión, sino laúnica posibilidad de encontrarse. Hay maneras de salir quenos hacen mal, y esto es cuando estamos demasiadoextrovertidos, ocupados, distraídos, estamos demasiadoatentos a la T.V., a las noticias, a lo que pasa y tenemos lasensación de que hace mucho que no entramos al corazón.Como cuando uno termina un día y tiene la sensación deque se vuelve a encontrar con uno mismo, después de muchashoras, como la persona que se va a trabajar y le dice a laque quedó encasa, te veo a la noche. Eso es salir mal, cuandouno vuelve a la noche y recién se reencuentra con uno mismo,en vez de haber vivido todo el día desde uno mismo.

Hay una manera buena de salir, que no es evasiva, que noes distracción, que no es extroversión mala, y es salir aencontrarme con otro que curiosamente tiene lo más profundomío. Esta es la buena salida, el buen salir de sí mismo. Aveces lo hemos entendido mal y nos hemos despersonalizado.Hay un salir de sí mismo bueno, que es dejar de mirarse paramirarlo y encontrarse. Quien sea capaz de mirar los ojos deaquel que lo está mirando con amor, habrá encontrado algomucho más bello que un espejo, y tal vez llegue mucho másprofundo que con la propia mirada externa.

Sin el otro, sin la persona que nos ama, la personaquedaría sin raíz. Si nunca miráramos a otro no sabríamosde dónde venimos. Por eso, mirar a nuestros mayores, a

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

nuestros padres, mirar la historia de la salvación, mirar aDios, es mirar nuestra raíz. Nos quedaríamos sin destino -paraquién soy-, si nunca levanto la mirada y descubro que alguienme aguarda, que amo a alguien; ¿a dónde voy? El hombresin rumbo es el que no tiene a nadie, no quiere a nadie; notengo destino, no soy para otro. Nos quedaríamos sin nuestroverdadero rostro. En cambio, el que se sabe amado y levantóla mirada, ese sabe de dónde viene, sabe a dónde va y sabe,mirando esos ojos, quién es “tú eres mi hijo muy querido” (cf.Mateo 3, 17).

Entonces, si esto lo expresáramos de una manera mássimple, pero un poco más profundo podríamos decir: sólosaliendo podemos entrar acompañados hasta el fondo sinabismarnos. Una imagen gráfica: cuando uno era un niño/a, estaba en una casa grande y había que ir al sótano. ¿Quiénbaja solo/a al sótano? En cambio si alguien viene conmigobajo. Algo parecido nos pasa. Es muy difícil animarse aquedarse con lo más profundo de uno a solas, tenemos miedode abismarnos, de asustarnos, de encontrarnosdespreciables, pobres, necesitados, solos; en cambio, sólosaliendo al encuentro de otro que quiera entrar en mí meanimo a ir hasta el fondo.

Al levantar nuestra mirada, lejos de encontrarnos un Diosindiferente, ausente, distraído, descubrimos que nos estabamirando, sosteniendo y abriendo el corazón paramanifestarse. Dios no es un Dios que esté mirando para otrolado, es el Dios que mira la creación, la está sosteniendocon su amor, y encima que está abriendo el corazón, se estárevelando, se nos reveló. Nos reveló su misterio que esmisterio de comunión personal: Dios nos dijo Yo no soySoledad,

“En el principio morabael Verbo, y en Dios vivía,

en quien su felicidadinfinita poseía”.

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

Dios no es un Dios solitario, es un Dios lleno de vida, decomunión, de felicidad infinita. No es un Dios que me buscaporque es un carenciado que necesita de mi culto, sino quees un Dios pleno que me invita a su plenitud.

El amor es principio y fin, ya que fuimos creados por amory para el amor. ¡Qué lugar esencial tiene el amor!, es la causade todo y es el fin de todo. Al entender esto, un hombre yatiene el rumbo esencial de la vida. No sé si nos damos cuentade lo que significa saber esto… si es que lo sabemos: quetodo fue hecho por amor; esta es la clave de interpretaciónde la creación. La creación tiene por meta amar. Parece tanpoco…, pero si entendiéramos sólo esto, no sé si habría algomás para decir. La encarnación hace de puente, de unión, deempalme entre Dios y el hombre, entre estos dos tan parecidospero tan distintos, tan abismalmente distintos.

Revelarse, es más que decirse; podemos entenderlodemasiado humanamente: es comunicarse, es entregarse.Cuando Dios se revela se entrega, no es que nos mandó unmensaje por medio de los profetas y nada más, su Palabrase hizo carne. Decirse es una forma de darse. Volvemos a lohumano: quien se diga bien se da. También un hombre sedice, en el sentido más profundo, cuando abre su corazón.Creo que todas ustedes habrán tenido la experiencia algunavez de alguien que no les decía sólo cosas sino que les estabadando su ser. Más de una vez ustedes, espero, han intentadocomunicarse no sólo dando información sino queriendoexpresar lo más profundo de sí mismas. Y porque Dios esrico, y el hombre es pobre, será necesario el tiempo y laprogresión para que el amor nos vaya haciendo capaces deacoger el don que excede nuestras capacidades. Pasa hastaen matemáticas; hacen falta muchos cursos para que nospuedan dar lo más complejo. Lo mismo pasa en el amor, lomismo pasa cuando Dios o una persona se nos quiere dar. Elhombre necesita tiempo para asimilar; como la tierra, no sepuede empapar el campo en un instante, hace falta la lluvia

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

serena, no basta un chaparrón. No podemos absorber todomuy rápido.

En la comunicación es lo mismo. Podrá haber Internet,comunicación instantánea, pero el hombre necesita tiempopara asimilar el amor y la comprensión del otro, y muchomás la de Dios.

Para el hombre -lo sepa o no-, buscar es siempre responder.A veces nosotros creemos subjetivamente que nosotros somoslos que hemos tomado la iniciativa en la búsqueda. ¿Dóndeestás? Y, sin embargo el hombre, siempre que busca, lo sepao no, está respondiendo a la iniciativa de Aquel que lo creócon sed de Dios, de buscar, de preguntar. En última instancianuestro grito no nos pertenece, todo hombre lleva en sucorazón un grito infinito, ¿dónde estás?, y ese grito, si lopensamos, es más un eco que una invocación. Gritamos“donde estás” porque Dios nos gritó primero y nos dejómarcados de tal modo que ahora lo gritamos nosotros.Recordemos: siempre que busquemos a Dios, es más unarespuesta que una iniciativa.

Pero esa respuesta podría ser meramente automática, (lapalabra no me gusta). Todo hombre, por naturaleza, pornecesidad, buscará lo infinito. Estamos condenados a buscarlo infinito, pero ese grito podemos hacerlo nuestro y amoroso.No sólo te busco porque te necesito para alcanzar miplenitud, sino que ahora te busco porque te quiero, yo loquiero decir no sólo con mis entrañas, sino con mi corazón ycon mi libertad.

Para el cristiano, vivir no es otra cosa que responderagradecido al amor gratuito de Dios. La Encarnación es elpunto culminante del proceso de entrega, de un movimientode la eternidad al tiempo. La respuesta es justamenteremontar el camino abierto por Jesús, el camino del tiempoa la eternidad. Dios tomó la iniciativa de venir de la eternidadal tiempo, los hombres respondemos remontando el caminodel tiempo a la eternidad.

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

Por eso, según creo, pienso y siento de Dios, y así organizola vida. No sé si siempre nos damos cuenta de que todaconducta humana supone una visión de la vida y un rostrode Dios. Sería bueno que un día nos preguntemos ¿miconducta, mis miedos, mi manera de actuar: ¿qué Dios estáconfesando? ¿Es el mismo Dios en el que yo creo, que yopienso, que yo siento? Sería sano si el Dios en el cual creemos,pensamos y sentimos fuera el mismo. Una persona puedepredicar a un Dios que no siente; yo siento a un Dios que meda pánico y predico a un Dios compasivo. Tengo todavíaque evangelizar mi corazón para que este sienta lo que creo.Nuestra vida es una confesión, una profesión de fe. Todapersona, cuando vive, está profesando la fe, se de cuenta ono; siempre está diciendo en qué cree y, por eso, obra así.

Se hace imprescindible preguntarnos si el Dios queconfiesa mi fe es el mismo que confiesa mi vida, mi obrar.Podemos ver esto de un modo mucho más concreto: nuestramanera de tratar a los demás pone de manifiesto la honduray calidad del amor que hemos recibido. ¿Cómo sé cómo mehan amado? Tengo que mirar cómo trato a los demás. Enúltima instancia tratamos como creemos que fuimos tratados.La compasión, la misericordia, la gratuidad, laincondicionalidad, son señales de haber sido encontrado porJesús o por alguien amado por Él que ama como Él.

Cuando alguien no ama bien, más que pensar que es unmalo, tenemos que pensar que todavía no fue amadosuficientemente; por eso no puede amar bien. Por eso elEvangelio nos pide amar al enemigo porque, si supiera delamor, no obraría así. Por eso Jesús creyó que valió la penamorir amando a los que lo mataban, todavía no sabían delamor.

El amor crea, Dios es creador porque es Amor, Dios notiene otro motivo para obrar; por eso “de Dios no se consiguenada si no es por amor”, a Dios nunca le vamos a arrancaralgo a la fuerza, no lo podemos presionar; la única manera

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

de presionar a Dios es por amor, eso sí lo hace débil. Y, fíjensequé bonito y tal vez más bonito, tampoco del hombre seconsigue nada humano si no es por amor. A la fuerza podemoshacer muchas cosas con un hombre, pero nunca a la fuerzapodemos arrancarle nada humano, y menos una respuestade amor, nunca a la fuerza. Amor saca amor. Ni de Dios nidel hombre se consigue nada profundo sino con amor. Creoque esto es para revisar cómo educamos, cómo tratamos,cómo evangelizamos, cómo -hasta diría- buscamos que hayauna sociedad más justa, no lo podemos lograr a la fuerza. Elhombre podría ser más justo, más fraterno, más solidario,pero hay que emprender el camino de Jesús: habrá queamarlo para que lo haga. No a la fuerza, no hay sistemasocial, política, ideología alguna que logre, a la fuerza, hacerde un hombre el hermano de otro hombre; eso lo logra elamor.

Conocer a Dios nos permite conocer al hombre, conoceral hombre nos permite también conocer a Dios. Se puededar vuelta esto:

“¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijouna piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide unpescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si lepide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, queson malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuántomás el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquellosque se lo pidan” (Lucas 11, 11-13).

Ahí Jesús, está empleando la experiencia humana paraentender a Dios.

Así como deseamos que los demás quieran a quienesnosotros queremos, así también Dios. Así como a nosotrosnos duele que desprecien a la persona que queremos, que laignoren, que la maltraten, lo mismo podemos intuir de Dios,y así podemos asomarnos al misterio de la Encarnación.

“Una esposa que te ame.

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

mi Hijo, darte quería,que por tu valor merezcatener nuestra compañíay comer pan a una mesa,del mismo que yo comía,porque conozca los bienesque en tal Hijo yo tenía,y se congracie conmigode tu gracia y lozanía.”.

En la Trinidad el Padre lo miró al Hijo y dijo, es demasiadobueno para que lo quiera yo solo, quiero que lo quieran otros.¿Cuál es el origen de la creación? Quiero que otros quieranal que yo quiero, es demasiado bueno para que sea para mísolo. Imagínense si una pareja de recién casados que sequiere mucho, el esposo dice, sos demasiado buena paraser para mí solo, quiero que tengas hijos que se den cuentaquién sos. Y lo mismo al revés, mi marido es demasiadobueno para mí, quiero que tenga hijos, quiero que otros gocende esto que yo tengo. Es la misma lógica.

El contento del Padre es el Hijo y todo aquel que se leparece. Por eso son tan amables los amigos de Dios; ¿Porqué es tan fácil querer a los amigos de Dios? Porque tienenmucho de Dios; quererlos no sólo no nos aleja sino nos acercamás a Él. A santa Teresa muchas veces le surgía este temor,¿puedo querer a esta persona? con esta lógica contesta, cómono vas a querer a los amigos de Dios; al contrario te acerca,no te aleja.

Con la misma lógica del Padre, el Hijo responde:

“el Hijo le respondía-;a la esposa que me dieresyo mi claridad daría,para que por ella vea cuánto mi Padre valía,y cómo el ser que poseode su ser le recibía”.

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

El Padre está pensando en el Hijo y el Hijo está pensandoen el Padre. Cuando me des una esposa, yo le quiero mostraren mí, cuánto vale el Padre, y habría que subrayar este “enmí”. Quiero que viéndome a mí vean qué bueno sos vos.¡Qué maravilla esto! Hermoso programa de vida paranosotros, que en mí descubran cuánto vale el Padre. Acá estátoda la sacramentalidad cristiana que, en mí, en mi amor, enmi conducta, en mi palabra, en mi ternura, los hombressospechen cuánto vale el Padre.

Fíjense si esto no es todo un programa de vida paranosotros. ¿Para qué amanecemos hoy? Para que en mí, entodo lo que yo haga hoy, en todo lo que diga, en mi manerade amar a los demás, los hombres puedan ver cuánto valemi Padre. Eso es lo que hoy tengo que hacer, haga lo quehaga. Cualquiera sea mi oficio, mi tarea, habré vivido biensi hoy, en mí, los hombres sospecharon cuánto vale el Padre.Así quería vivir Jesús, así nos invita a vivir a nosotros, eso esrendirle culto en espíritu y en verdad.

“La hora se acerca, y ya ha llegado, en que losverdaderos adoradores adorarán al Padre en espírituy en verdad, porque esos son los adoradores quequiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adorandeben hacerlo en espíritu y en verdad (Juan 4, 23-24).

Por medio de los profetas Dios nos fue suscitando yeducando en la esperanza. Esperanza, para el hombre consed de comunión, no es otra cosa que esperanza decompañía, de cercanía, de semejanza. Si uno se preguntara¿Qué es lo que espero? Van a ver que uno espera compañía,espera cercanía, espera semejanza. Es muy importante irleponiendo nombre al objeto del deseo. ¿Qué esperamos?Esto es lo que esperamos.

En el mismo amor está la raíz de la esperanza, ya que “enlos amores perfectos se requiere semejanza”.

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

En los amores perfectosesta ley se requería:que se haga semejanteel amante a quien quería;que la mayor semejanzamás deleite contenía;el cual, sin duda, en tu esposagrandemente creceríasi te viere semejanteen la carne que tenía.

El amor tiene sus leyes, sus leyes intrínsecas. Una de lasleyes del buen amor es esta, el amor busca y hace semejante.Cuando el amor es bueno hace semejante al otro. Si el amorde la maestra es bueno, al alumno, lo va a querer hacer tansabio como ella, y no dejarlo siempre alumno. Es decir, elamor siempre hace crecer, madurar, el amor no se quierereservar nada, por eso quiere que el otro alcance la igualdad.Por eso cuando Dios nos ama, Dios busca hacernos semejantesa Él y para hacernos semejantes a Él se hizo primero Élsemejante a nosotros, para después podernos llevar a suplenitud. Lo dice: “...el deleite crecería si te viere semejanteen la carne que tenía...”. Como diciendo: ¿cómo los hombresvan a descubrir en vos mi belleza y cómo te van a terminarde amar y descubrir cuánto vales? Sólo si te haces semejanteen la carne que ellos tienen, es lo mismo que decir, sólo si tehaces de su condición humana, ahí le vas a poder traducirmi belleza y van a poder conocer tu bondad, si le hablas enel lenguaje que ellos pueden entender. El Padre está dispuestoa entregar lo que más ama para alegría del hombre y elHijo responde para gloria del Padre y salvación del hombre:“...por esa manera (si yo me encarno) tu bondad más severía...y sobre mi (como el Buen Pastor), tomaría sus fatigas ytrabajos”.

porque por esta maneratu bondad más se vería;

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

veráse tu gran potencia,justicia y sabiduría;irélo a decir al mundoy noticia le daríade tu belleza v dulzuray de tu soberanía.

La Encarnación es un Dios que se quiere hacer cargo delhombre para que los problemas del hombre sean ahora lossuyos. Esta es la manera como podemos comprender quenos ama: mi problema ahora es el suyo. Se hizo semejante amí.

Las palabras y el obrar de Dios despiertan la esperanza yasí “el tedio de los trabajos más leve se les hacía”.

Con esta buena esperanzaque de arriba les venía,el tedio de sus trabajosmás leve se les hacía;pero la esperanza largay el deseo que crecíade gozarse con su Esposocontino les afligía.

Supongamos que uno está trabajando y el día está pesado,y viene alguien y nos dice: mañana nos vamos de paseo.Bueno, es más fácil terminar el día. Hay esperanza. El tediodel trabajo más leve se haría si mañana empezaran lasvacaciones. Pero aquí nos encontramos con la paradoja dela esperanza en toda su crudeza: sus certezas nos alivian,Dios se va a hacer hombre nos decían los profetas, viene elSalvador y por eso la esperanza hacía más leve la espera,pero su dilación nos atormenta: si es larga (la esperanza)aumenta el deseo y aflige.

¡Qué bueno es saber que nos van a venir a visitar! Entonces,entre que nos avisan y hasta que llega la persona queesperamos, las horas no pasan nunca. Hay esperanza pero

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

el tiempo se empieza a hacer eterno porque el corazón vamás rápido que el reloj. Y este es el problema de laesperanza: certeza de que viene pero… ¡cuánto tarda! Elcorazón quiere ya y el tiempo no pasa tan rápido. Por eso elanciano Simeón llegó a decir:

“Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor mueraen paz, como lo has prometido, porque mis ojos hanvisto la salvación que preparaste delante de todos lospueblos: luz para iluminar a las naciones paganas ygloria de tu pueblo Israel” (Lucas 2, 29-32).

Ahora, como diciendo, mirá que te esperé... Mis ojos hanvisto a tu Salvador. Podría mechar una frase de los salmos,“mis ojos han envejecido de tanto aguardar a mi Dios”, peroahora han visto a mi Salvador. Con lo cual podríamos decir:la paz del anciano Simeón y de todo el que tenga esperanzaestará cargada de certezas y angustias... Tener esperanza estener certezas, pero es conocer angustias que no conoce elque no tiene esperanza, es la angustia de la espera.

La libertad es condición imprescindible para el amor y esobra suya. El amor crea libertad y sin amor no puede haberlibertad. La Encarnación es un misterio de amor llevado alextremo. En realidad la Encarnación es un gran gesto de amorde parte de Dios, es Él don, es Él que se nos dona, por eso esun gran acto de libertad por parte de Dios y del hombre.¿Por qué? Porque los dones hay que ofrecerlos pero tambiénhay que acogerlos. Yo puedo querer regalarle algo a alguien,pero ese alguien lo tiene que querer recibir. “Mi voluntad esla tuya”, decía el Hijo; me quiero encarnar, quiero, aquí estoy.Y ¿qué dijo el hombre en labios de María?: “Al decir la Virgensi el misterio se hacía”. No hay misterio de Encarnación, sino hay un “sí” de María, si no hay un consentimientoamoroso.

Con lo cual estamos diciendo que Dios tampoco puededesplegar todos los sueños de amor que tiene con el hombre,

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3ª meditación “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría”

con cada uno de nosotros, si no consentimos en ser amados.No sé si alguna vez les dijeron lo siguiente: “sos un pocoarisca”. Hay personas difíciles de querer, un poquito arisca...¡Qué bueno sería que nunca nos lo diga Dios! Ese don nobasta que lo haya acogido María por nosotros, no basta laEncarnación; podríamos decir que hay una encarnación quese tiene que dar en el corazón de cada hombre, en María lahumanidad consciente y acoge el don, pero ese don debeser acogido por cada hombre:

“Del Verbo divino la Virgen preñada viene decamino si le dais posada”.

María dijo sí y el Misterio se hizo, pero ¿dónde encontrarun pesebre para que nazca? ¿Dónde hay lugar para que déa luz? Ese lugar es el sí y el espacio del corazón de cada unode nosotros. Mi humanidad es lugar donde Dios se puedehacer también carne. ¡Qué maravilla y qué hermosoprograma de vida! ¿Cuál es nuestro objetivo? Que mihumanidad sea prolongación de la de Jesús.

Una Palabra nos dijo el Padre y “se quedó mudo” (2S 22,6),dirá san Juan de la Cruz. Una palabra, ¿qué quiere decir?Que nos la dijo toda, nos la entregó toda, por eso se quedómudo. Cuando alguien habla profundo, de golpe se quedómudo, y alguien le dice ¿qué te pasó? Y ya no tengo másnada que decir, ¿qué más puedo decir que esto? ¿Por quéDios se quedó mudo? Porque habló. ¿Está mudo o hay queescuchar lo que dijo? ¿Está mudo o hay que seguir mirandola humanidad de Jesús a ver si comprendemos lo que dijo?No es porque ya no quiere hablar, sino todo lo contrarioporque en el Hijo el Padre nos lo dijo todo, nos lo entregótodo.

Este quedarse mudo de Dios, nos deja a los hombres en“Pasmo”, ¿qué significa? En un silencio pleno de adoracióny de gratitud al comprobar, como María, algo tan extraño enel pesebre: “el llanto del hombre en Dios y en el hombre la

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

alegría...”, algo que “tan ajeno ser solía...”. Acá hay unasutileza muy bella, empezó el poema hablándonos de unDios eterno y pleno de felicidad que termina revestido decarne humana en el Niño Jesús y asumiendo el llanto delhombre. Y los pastores, esos que aguardaban, lloraban ygemían, ahora ríen porque Dios está con ellos.

Este es el admirable intercambio que hablaban los Pa-dres de la Iglesia. El que era rico se hizo pobre paraenriquecernos con su pobreza. La alegría es más de Diosque del hombre, y el llanto es más del hombre que de Dios.

El misterio es que Dios asumió el llanto para que el hombrepueda asumir la alegría.

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4ª meditación“Vida y muerte

son cuestión de amor”

“Sabiendo que ya todo estaba cumplido,y para que la Escritura se cumpliera hasta el final,

Jesús dijo: «Tengo sed».Había allí un recipiente lleno de vinagre;

empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo

y se la acercaron a la boca.Después de beber el vinagre,

dijo Jesús: «Todo se ha cumplido».E inclinando la cabeza, entregó su espíritu”

(Juan 19, 28-30)

“UN PASTORCICO”

1. Un pastorcico, solo, está penado,ajeno de placer y de contento,y en su pastora puesto el pensamiento,y el pecho del amor muy lastimado.

2. No llora por haberle amor llagado,que no le pena verse así afligido,aunque en el corazón está herido;mas llora por pensar que está olvidado.

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

3. Que sólo de pensar que está olvidadode su bella pastora, con gran penase deja maltratar en tierra ajena,el pecho de el amor muy lastimado.

4. Y dice el pastorcito: ¡Ay, desdichadode aquel que de mi amor ha hecho ausenciay no quiere gozar la mi presencia,y el pecho por su amor muy lastimado!

5. Y a cabo de un gran rato se ha encumbradosobre un árbol, do abrió sus brazos bellos,y muerto se ha quedado asido dellos,el pecho de el amor muy lastimado.

!!!!

“VIVO SIN VIVIR EN MÍ”

Vivo sin vivir en míy de tal manera espero,que muero porque no muero.

1. En mí yo no vivo yay sin Dios vivir no puedo;pues sin él y sin mí quedo,este vivir ¿qué será?Mil muertes se me hará,pues mi misma vida espero,muriendo porque no muero.

2. Esta vida que yo vivoes privación de vivir;y así es continuo morirhasta que viva contigo.Oye, mi Dios, lo que digo,

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4ª meditación “Vida y muerte son cuestión de amor”

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que esta vida no la quiero;que muero porque no muero.

3. Estando absente de ti,¿qué vida puedo tenersino muerte padescerla mayor que nunca vi?Lástima tengo de mí,pues de suerte persevero,que muero, porque no muero.

4. El pez que del agua saleaun de alivio no caresce,que en la muerte que padesceal fin la muerte le vale.¿Qué muerte habrá que se igualea mi vivir lastimero,pues, si más vivo, más muero?

5. Cuando me pienso aliviarde verte en el Sacramento,háceme más sentimientoel no te poder gozar;todo es para más penarpor no verte como quiero,y muero porque no muero.

6. Y si me gozo, Señor,con esperanza de verte,en ver que puedo perdertese me dobla mi dolor;viviendo en tanto pavory esperando como espero,muérome porque no muero.

7. ¡Sácame de aquesta muertemi Dios, y dame la vida;no me tengas impedida

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

en este lazo tan fuerte;mira que peno por verte;y mi mal es tan entero,que muero porque no muero.

8. Lloraré mi muerte yay lamentaré mi vidaen tanto que detenidapor mis pecados está.¡Oh mi Dios!, ¿cuándo serácuando yo diga de vero:vivo ya porque no muero?

!!!!

Cuanto más simple y primitiva es la vivencia religiosa, lasfronteras entre lo sagrado y lo profano son más claras. Todoaquello que pertenece al ámbito del culto es sagrado, yaque ha sido separado para su uso. Consagrar es apartar deluso normal y profano, tanto las personas como los lugares,tiempos, objetos, música y tantas otras cosas. Pero, a partirde la Encarnación, en este mundo, lo sagrado irrumpe en loprofano y a través de lo profano. Esta es la maravilla delhecho cristiano: lo sagrado irrumpe desde el corazón de loque nosotros llamábamos profano, vulgar, natural. Jesús nonació en un templo, Jesús nació en el seno de una mujer.Nació en un pesebre, es decir, irrumpe en lo común, loordinario, en la vida natural. Lo que hace que algo seasagrado o profano ya no es tanto una cuestión de uso de loque se utiliza para lo sagrado, sino de la actitud o calidadde trato que tenemos con todo, incluidos nosotros mismos.

Por eso no es extraño que un hombre religioso consagrelo profano, aún tratándose de una canción de amor humano.

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4ª meditación “Vida y muerte son cuestión de amor”

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El hombre religioso es el que consagra lo que vive, lo quehace, porque le da una significación, una calidad, un tipo detrato que hace que las cosas alcancen su verdad más pro-funda, como las ve Dios, como las trata Dios, como las pensóDios. El hombre religioso intuye el valor que Dios le dio atodo y justamente, tratándolo bien y adecuadamente, le hacealcanzar su máxima verdad. Se profana la realidad cuandono se la mira y se la trata a la luz de la Encarnación.

¡Qué capacidad tremenda tiene el hombre! Puedeconsagrar y puede profanar. Hay miradas que dignifican aun hombre; uno puede mirar a un mendigo y dignificarlo yuno puede mirar a un hombre y denigrarlo, según como lomire. Una canción de amor humano que es justamente estepoema El Pastorcico, era una canción de amor profano depastores, un pastor que le cantaba enamorado a la pastorcita.San Juan de la Cruz lo escucha y lo convierte en lenguajepara expresar el amor de Jesús por la humanidad. No sólosan Juan de la Cruz; podríamos decirlo también del Cantarde los Cantares y de más de un Salmo. Un hombre religiosopuede ver a Dios donde tal vez otros no lo ven.

Cuando la mirada a la cruz ha sido profunda se descubreque la cruz es fundamentalmente una pena de amor; quienmire la cruz podría decir que comprende que haya un dolormás profundo que los clavos, que las espinas: hay un hombreherido de amor. La cruz tiene un dolor más hondo, ya queella misma es un gran gesto de amor. La cruz es el últimolenguaje que Jesús emplea para decirnos que nos ama. Loque más le duele a Jesús es la falta de respuesta del hombrey el incomprensible silencio-ausencia del Padre. La falta derespuesta del hombre, al amarlo hasta el extremo; el silencio-ausencia del Padre, incomprensible, ya que es la hora delmáximo testimonio y, sin embargo, es cuando Jesús más sientesu ausencia. Él es el hombre respondiendo al amor de Dios,Jesús sentía dolor por la falta de respuesta del hombre ycuriosamente Él era el hermano que Dios nos regaló capaz

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de responder por el hombre al amor de Dios. Él sentía laausencia de los hombres, y estaba ocupando el lugar nuestrodiciendo “sí” por nosotros. Y, al mismo tiempo, Dios,solidarizándose con la suerte del hombre -el hombre nuncalo siente tan lejos a Dios como en la muerte-, y Dios estabaen Jesús solidarizándose con él en la muerte para hacerlecompañía. ¡Qué curioso! Asumió la soledad para acompañar,las dos puntas, la soledad de Dios, la soledad de los hombres.

Vida y muerte son cuestión de amor; vivir y morir no essólo y fundamentalmente algo biológico. La presencia oausencia del amor dan y quitan vida. Cuando uno ya vivióunos años se da cuenta de que vivir no es simplemente queel corazón tenga sus latidos; se vive cuando hay amor, semuere cuando falta amor, aunque se esté vivo. Al que sabedel amor, el solo pensar en tener vida propia e independiente,lo desespera. Para qué me sirve la vida, perdurar, si no hayamor; sólo perdurar no es vida. Esto lo entendió hastaDrácula, al decirle a la amada “de qué me sirve la eternidadsi no estás tú”. Al amor nada lo reemplaza; más aún, si algopretende reemplazarlo terminará dando más sed, dando másansias que satisfacción.

“Un pastorcico, solo, está penando...” de pensar que estáolvidado, no por estar llagado. El ha hecho una opción deamor y no se arrepiente ni se vuelve atrás. No le duele estarllagado, le duele estar olvidado; no llora el costo sino elolvido; al que ama bien nunca le parece que el costo esmucho, pero una cosa no puede soportar, el olvido. El costono le preocupa, el olvido merece todos los precios. No llorael costo sino el olvido y no tanto por él sino por lo que sepierde el hombre: “desdichado de aquel que de su amor hahecho ausencia y no goza con su presencia”. Dicho más claro,no es tanto que a Jesús le duela que los hombres no lo amen;le duele todavía algo mucho más profundo, qué solos se vana sentir si me olvidaron, porque vivir sin Mí, es muy duro.Dios sabe que el corazón del hombre fue hecho para Él y,

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por lo tanto, es infinito el padecimiento de la ausencia. Auna madre le duele perder un hijo pero, a una madre, leduele sobre todo pensar: qué solo se sentirá el hijo sin ella-además del dolor que siente porque no está él-, qué le pasaráa él sin ella, si tanto depende de ella.

El amor ha hecho que, en Jesús, Dios se solidarice con esadramática experiencia humana. El amor hizo que Dios sehaga solidario del hombre, que experimente la ausencia deDios. La soledad de Jesús en la Cruz, querer experimentar laausencia del Padre, es un acto de amor con el que quisoasociarse al hombre que experimenta la ausencia del amorde Dios. Jesús es un mendigo de amor con pena de olvido;más de una vez nosotros mismos decimos: yo no mendigo elamor de nadie, yo tengo mi dignidad.

Bueno, Dios mendiga el amor del hombre. Yo tambiénme atrevo a decir, con humildad, yo mendigo amor, tambiényo necesito amor, y esto no me tiene que dar vergüenza,¿quién no necesita ser amado? Dios mendiga el amor delhombre. Dios es un mendigo de amor con pena de olvido. Elhombre es un herido con pena de ausencia. ¡Qué curiosomisterio! Alguien pena el olvido del que está penando deausencia y alguien padece la ausencia del que padece suolvido.

Ejemplo más claro y cotidiano: uno llega a una comuni-dad religiosa y habla con una hermana: “me siento sola, lashermanas no me quieren, no les intereso”; otra, le dice lomismo. Podemos estar cerca y no saber que el que está a milado sufre lo mismo por mí.

¡Qué difícil es comunicarse, qué heridos estamos que, aveces, estamos tan cerca y tan ciegos! Podríamos estar másacompañados, la calidad de nuestra vida podría ser mejorsi fuéramos más simples.

“Y a cabo de un gran rato se ha encumbradosobre un árbol, do abrió sus brazos bellos,

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y muerto se ha quedado asido dellos,el pecho del amor muy lastimado.”

El pecho de su amor muy lastimado por eso se encumbró;tanto le dolía el corazón por la ausencia que abrazó la cruz.Como último recurso se deja lastimar para ofrecer su amor.si verdaderamente me duele que el otro padezca el olvidode mi amor o no se haya dado cuenta que lo estoy amando,el amor es capaz de abrazar el último recurso, que es dejarsematar para decir te quiero. Ese es el último lenguaje del amorde Dios. la Encarnación ya es un gran gesto de amor,tremendo, pero la Pasión le agrega algo, asume el últimolenguaje que hay en el hombre que es dar la vida por el otrocomo signo de amor.

Por eso nosotros, si queremos amar bien, debemos hacercomo Jesús. Amar bien significa que ofrecemos el últimorecurso para que el otro se dé cuenta de que lo queremos,“Padre, hice todo para que mi comunidad cambie”.

¿Qué es hacer todo? Hacer todo, es seguir amando, aúnal que me trata mal, “Pero si son indiferentes, me tratan mal”.El amor cristiano es el amor que sigue amando aunque nohaya respuesta, y aunque la respuesta sea la agresión. Esees el Evangelio. Ojalá yo lo pueda vivir, pero ese es elEvangelio.

El que ha comprendido el amor y de lo que es capaz dehacer por despertar su respuesta, queda herido y enamorado.¿Quiénes son los que han quedado heridos y enamorados?Los que se dieron cuenta de qué es capaz de hacer el amorpor ellos. ¿Quiénes son los santos, los místicos? Los que sedieron cuenta cómo los ama Dios:

“Vivo sin vivir en míy de tal manera espero,que muero porque no muero”.

Se vive donde vive el corazón y ese es el drama delenamorado, se lo han robado:

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“En mí yo no vivo ya,y sin Dios vivir no puedo;pues sin él y sin mí quedo,este vivir ¿qué será?”.

Es como si dijera: ahora que sé que hay alguien que meama así, me animo a descubrir y aceptar mi infinito deseode ser amado y amar, y ahora que descubrí esto, si no loencuentro y no lo tengo, muero.

“Sin él y sin mí quedo”, si desaparece la persona que meama y amo, no sólo me quedo sin él, me quedo sin mí, “Sinél y sin mí quedo”. ¿Por qué nos sentimos tan mal en unmomento de aridez, de desolación, de oscuridad y de cruz?Porque no sólo nos quedamos sin Jesús, nos quedamos sinnosotros, ya no soy yo sin Él. Yo me entiendo a la luz de Él.Vamos a ser más claros, qué difícil es existir sin Jesús. ¿Cómome voy a entender en lo que estoy metido, en lo que soy, enlo que estoy haciendo, sin Aquel sin el cual lo que estoyhaciendo no tiene sentido? Ya no hay equilibrio posible, salvoel encuentro.

El equilibrio está en el encuentro. Para el que ama quedarsesin el otro es quedarse sin él mismo. ¿Cuándo nos damoscuenta de que el grito es auténtico? Cuando hacemos todolo posible para encontrarlo. Si no hacés todo lo posible pararezar no te creo que el grito sea auténtico. Como dice el Cantarde los Cantares:

“En mi lecho, durante la noche, busqué al amadode mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré! Melevantaré y recorreré la ciudad; por las calles y lasplazas, buscaré al amado de mi alma” (Cantar delos Cantares 3, 1-2)

Si no salgo del lecho, al Amado no lo encuentro, si no melevanto no lo voy a encontrar, hay que salir a buscarlo.

“Estando ausente de ti¿qué vida puedo tener,

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sino muerte padecerla mayor que nunca vi?”.

El dolor está en proporción al bien ausente, a la calidaddel amor vivido y a la intensidad del amor que hemosconocido. El dolor de la ausencia tiene que ver con la calidaddel amor vivido, con la intensidad, tiene proporción con eso.¿Qué quiere decir? Que quien conoció más amor y máscalidad de amor padece más su ausencia. Si esto pareceexagerado es que todavía no sabemos de amor humano yno fuimos heridos por el de Jesús.

Si un sacerdote le dice a una viuda, “Bueno señora, suesposo murió hace unos años, no es para tanto” este hombreno tiene idea de lo que es querer a alguien. Supongamosque también hay alguien herido por la ausencia de Jesús:“Bueno no es para tanto…”. Si es difícil entender lo humano,también entre nosotros nos cuesta entender al que padecepor la ausencia de Jesús, como si eso no pudiera serverdadero. Los que viven de Jesús, padecen si Jesús no estáo, mejor dicho, si no lo sienten.

Es duro vivir sin amor, pero es tremendo despertar a suvértigo infinito. ¡Qué problema tenemos! Es duro vivir sinamor, pero es tremendo despertar al vértigo infinito del amor.El amor no tiene calma; despertar al amor es despertar aalgo muy complejo. El amor golpea a la puerta del corazónhumano ya desde niños, pero será necesaria la libertad, elconsentimiento para permitirle su obra en nosotros. ¡Cuántosaños le lleva a Dios, que un hombre consienta con verdad suobrar amoroso en él!

Dicho de otra manera: ¿no nos encontramos, más de unavez, resistiendo los caminos de Dios? Es que no nos animamosa consentir el modo que Dios tiene de amarnos. Nos cuestadecir: acepto, quiero, me dejo amar. Pero cuando se tratadel amor de Dios podemos y debemos decir más: “de suertepersevero”, ya que aceptar y caminar hacia la plenitud es

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más un don y una gracia que una decisión propia. Si Dios nonos asistiera con su gracia sería imposible que le pudiéramosdecir al fin: acepto, quiero, no me resisto.

El temor al dolor, al fracaso, al rechazo, al compromiso, aperder los límites, la calma, son los principales obstáculosdel amor. A Dios el amor lo llevó no sólo a crear sino a hacersevulnerable, mortal y dependiente de nuestra respuesta, lo quenos lleva a pensar que no es tan extraño que nos defendamostanto de aquello que paradójicamente nos daría la vida quetodavía no tenemos. Dicho más claro: ¿cómo no nos vamosa defender del amor si vemos qué le pasó a Dios por amar?Miren si alguien le dijera al Verbo: “eso te pasa por amar, tecomplicaste la vida, te hiciste vulnerable, Vos que eras eterno,te hiciste mortal, te hiciste mendigo de amor”. Fíjense lo quele pasó a Dios por amar. No es tan extraño que a nosotrosnos dé miedo ese misterio que es el amor, que nos puedellevar a perder el “equilibrio”, la “seguridad”, la “paz” ymeternos en un torbellino que nos puede llevar hasta inclusoa abrazar la muerte como último gesto de amor. No es tontoel que se da cuenta de que el amor le puede complicar lavida, y la pena es que el amor no es que nos puede complicarla vida, es que no hay vida sin amor. Nos defendemos deaquello que no nos complicaría la vida, nos daría la vidaque no tenemos. Sólo vamos a tener vida en serio cuandoamemos en serio. ¡Qué paradoja! Estamos defendiendo lanada y tememos lo que tanto deseamos, vivir.

Solo un místico, no por falta de fe, sino por lo vivo de suamor se anima a decir: “no hay alivio en el sacramento”, nome alcanza, no me alcanza ni la Eucaristía. Y esto lo diceporque no le basta una presencia que le impide el “verte”, yel amor quiere cara a cara, ni siquiera algo tan fuerte comotu Presencia sin tu Rostro. Yo quiero tu Rostro, te quiero entero.Cuánto más de Vos tiene todo lo que me habla de Vos másme hiere, y más me hace anhelar lo que falta que es tu Rostro.En este caso, está tu Presencia, pero falta tu Rostro.

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Justamente la esperanza “de verte” llena de gozo, pormomentos, aún en la larga ausencia. ¿Por qué se puedesoportar la ausencia? Porque hay esperanza de verte. Pero laposible pérdida, el posible no encuentro “da pavor”. Si laúnica esperanza sería encontrarte, el único dolor sería noencontrarte. El riesgo del camino dobla el dolor; no sólo note tengo hoy, sino que hasta podría no tenerte nunca. Esa esla angustia más terrible del corazón humano. Sin embargola esperanza no está puesta en nosotros, en nuestros méritos,en lo que hicimos, sino que está puesta en Aquel que nosama y que es capaz de ir hasta el infierno para buscarnos.

¿Por qué podemos estar tan seguros del encuentro? Noporque estamos seguros de que lo vamos a amar siempre aÉl, sino porque nos dimos cuenta que Él tanto nos ama quedescendió hasta los infiernos para buscarnos, y eso nosconsuela. La paz está no sólo en que nosotros no podemosvivir sin Él sino que Dios no puede vivir sin nosotros. ¿Cuándotengo paz? Tengo paz cuando soy capaz de creer eso. Esotengo que creer y darme cuenta, no basta darme cuenta deque necesito a Dios. Lo difícil es creer que Dios me necesita amí por amor. Él quiso tener necesidad de mí.

Ahora comprendemos porqué, llena de angustia junto aJosé, María buscaba a Jesús cuando se había perdido en eltemplo a los doce años.

“[…] y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué noshas hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscá-bamos angustiados»” (Lucas. 2, 48).

¿Cuál era el problema? Ya no sabía vivir sin Él. Qué buenosi no sé vivir sin Él. ¿Cuándo nuestra vida espiritual estarámadura, cuándo seremos adultos en la fe? No cuandoaprendamos a arreglárnoslas solos y no necesitemos denadie, sino cuando ya no podamos vivir sin Él. Ahí sí nuestroamor estará maduro y vivo.

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5ª meditación“Sin otra luz y guía

sino la que en el corazón ardía”

“Entonces recapacitó y dijo:«¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en

abundancia,y yo estoy aquí muriéndome de hambre!

Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré:Padre, pequé contra el Cielo y contra ti;

ya no merezco ser llamado hijo tuyo,trátame como a uno de tus jornaleros».

Entonces partió y volvió a la casa de su padre.Cuando todavía estaba lejos,

su padre lo vio y se conmovió profundamente;corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó.

El joven le dijo: «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti;no merezco ser llamado hijo tuyo».Pero el padre dijo a sus servidores:

«Traigan en seguida la mejor ropa y vístanlo,pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies.

Traigan el ternero engordado y mátenlo.Comamos y festejemos,

porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida,estaba perdido y fue encontrado». Y comenzó la fiesta”

(Lucas 15, 17-24)

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“NOCHE OSCURA”

1. En una noche oscura,con ansias, en amores inflamada¡oh dichosa ventura!,salí sin ser notadaestando ya mi casa sosegada;

2. a oscuras y segurapor la secreta escala, disfrazada,¡oh dichosa ventura!,a oscuras y encelada,estando ya mi casa sosegada;

3. en la noche dichosa,en secreto, que nadie me veíani yo miraba cosa,sin otra luz y guíasino la que en el corazón ardía.

4. Aquesta me guiabamás cierto que la luz del mediodíaadonde me esperabaquien yo bien me sabía,en parte donde naide parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!;¡oh noche amable más que el alborada!;¡oh noche que juntasteAmado con amada,amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho floridoque entero para él solo se guardaba,allí quedó dormido,y yo le regalaba,y el ventalle de cedros aire daba

7. El aire del almena,cuando yo sus cabellos esparcía,

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5ª meditación “Sin una luz y guía sino la que en el corazón ardía“

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con su mano serenaen mi cuello hería,y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme y olvidéme,el rostro recliné sobre el Amado,cesó todo y dejéme,dejando mi cuidadoentre las azucenas olvidado.

!!!!

Parece algo secundario, pero qué profético, quésignificativo, qué alentador, que la Escritura, en el Génesis,al relatar la creación, comience describiéndonos la nochecomo la madre del día y no como fin del día. Esto, a la luz dela Pascua, de la historia de la salvación, lo vemos como unagran promesa, la muerte no tiene la última palabra.

La noche es un paso, es la madre del día; en ella se gestala claridad de la mañana, no es el ocaso de todo.

“Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierraera algo informe y vacío, las tinieblas cubrían elabismo, y el soplo de Dios se cernía sobre lasaguas. Entonces Dios dijo: «Que exista la luz». Y laluz existió. Dios vio que la luz era buena, y separó laluz de las tinieblas; y llamó Día a la luz y Noche alas tinieblas. Así hubo una tarde y una mañana: estefue el primer día (Génesis 1, 1-5)

¡Qué triste sería si el atardecer fuera lo último y no lapromesa, las primeras vísperas, eso que hacemos en laliturgia y que nos está anunciando algo. La historia son lasprimeras vísperas, esta vida son las primeras vísperas. Lanoche es un tiempo de descanso para el hombre, una horapara el encuentro, donde se estrechan los lazos familiares,

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una hora donde todo entra en sosiego pero, al mismo tiempo,la noche es una hora de peligro y confusión, donde la soledadpuede hacerse más aguda que en el día. ¿Y las horaseternas..? Pensemos en los hospitales, cuando estamos mássolos o tristes, esas horas de desvelo que tantos conocen. Poreso la noche es tan rica en significados para el hombre.

La noche sirve de lenguaje para el corazón del hombre,para expresar su dramática aventura. Por eso la noche esempleada por los poetas, por san Juan de la Cruz, por laEscritura, por la Liturgia, como una metáfora, como unsacramento para expresar algo más.

La noche, si lo dijéramos en términos más modernos, casipsicológicos, existenciales, es hacer consciente elsubconsciente. ¡Qué duro es cuando uno va tomando plenaconciencia de lo que es, no sólo de lo que quiero ser, sino delo que soy en verdad, acercarme a como me ve Dios! Nochees encontrarnos cara a cara con toda nuestra realidad tal ytal como es; noche es descenso a los infiernos, es decir alfondo de nuestro ser que se debate entre la luz y las tinieblas,la adoración o la resistencia. Tenemos profundidadesabismales en el corazón; cuanto más descendemos a ellas,tanto más nos damos cuenta de que ahí se libra la granbatalla, la gran batalla por la luz o por las tinieblas, por laresistencia a la realidad o por la adoración, la entrega; esahí donde se juega la verdadera actitud existencial, laverdadera opción fundamental, la que se realiza en elcorazón.

En un lenguaje más evangélico podríamos decir: la nochees compartir con Jesús sus cuarenta días de tentación en eldesierto; es estar siendo probado, es estar debatiéndose frentea sí mismo y frente a Dios por el sentido de la vida. Son lar-gos años, no sólo días de travesía, como Israel, entre laesclavitud y la libertad. Quien de nosotros busque en serio sulibertad, se da cuenta que peregrinar hacia la libertad seráuna tarea de toda la vida. Es un camino tan largo como el

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de Israel en el desierto. Noche es la pascua personal, la horade terminar de asimilarnos a Jesús, es la oferta que Dios noshace, en determinadas circunstancias, en experienciasinteriores, personales, sociales, de asimilarnos a Jesús.

La noche es un momento clave de la vida, un proceso largoy gradual; las cosas profundas no son instantes sino largos ygraduales procesos; nadie crece de un salto, nadie madurade un salto, nadie entiende de un salto, nadie se hace santode un salto; la conversión, las cosas profundas, son procesoslargos y graduales, con horas de dramática intensidad, dondepor necesidad, por dolor, por angustia, por soledad, todosaspectos negativos o de carencia, y simultáneamente poramor, que madura y busca su plenitud, se sale definitivamentede sí, en búsqueda del otro, de la vida, de la felicidad, deDios. La noche es una dicha, una dolorosa dicha, un partodonde damos a luz lo mejor nuestro, no sin dolor.

Dije simultáneamente por razones de carencia y deplenitud. ¿Qué es lo que hace que un hombre salgadefinitivamente al encuentro del otro, de Dios y del prójimo.Una mezcla de estar absolutamente necesitado, (entoncessalgo a pedir ayuda), y al mismo tiempo de plenitud (que nome puedo guardar para mí, en alguien la tengo que poner).¿Para quién es todo lo que tengo, todo lo que soy? El poemacomienza:

“En una noche oscura,con ansias, en amores inflamada¡oh dichosa ventura!,salí sin ser notadaestando ya mi casa sosegada”.

“Noche oscura”: dificultad, pruebas, darme cuenta de quesolo no puedo, pero también “con ansias en amoresinflamada”: también por amor no sólo por necesidad. ¿Quénos pone en movimiento? Las dos armas de Dios: el amor yel dolor. Son las que nos abren; nos abre el dolor, muchasveces no hay otra medicina que esa para abrirnos, y el amor,

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las dos cosas. Parecen tan distantes y tienen el mismo efecto:abrirnos.

Abraham salió de su tierra, pero si leemos con atención suhistoria, vamos a descubrir que la verdadera salida será elsacrificio de Isaac. Había algo mucho más profundo que salirde su tierra, y era salir, en tal grado de confianza en Dios,que era capaz de estar dispuesto a ofrecer el objeto de lapromesa.

Nosotros podríamos decir: Un día salimos de casa, perohay un salir más profundo, no basta salir de casa, hay quesalir de sí, salir del modo humano de sentir, de imaginar yrazonar al modo divino, por medio de la fe, la esperanza yla caridad. Todavía no terminé de salir en serio si sigointerpretando la vida con mirada humana. Esto es lo quellamaba Pablo ser carnal: razonar sólo humanamente. Unotodavía no salió si solamente se mueve con sus criterios parainterpretar la vida. ¡Qué difícil es, en la cotidianeidad, estaren permanente estado de lectura evangélica de lo real. Asíhay que mirar T.V., así hay que mirar la sociedad, al prójimo,mi propia vida, no en algunos momentos. Este es el salir-como diría la Carta a los Hebreos-, de una vez y parasiempre. Yo ya no quiero entenderte, entenderme, ni entender,sino a la luz de la fe. Esto no implica no razonar, sino ir másallá del razonamiento. Hasta ahora, a lo sumo, se habíaconocido “el sosiego”, la tranquilidad, pero no la plenitud.Para alcanzar la plenitud hay que ir más allá. Ella no estádonde estamos ahora. Israel tiene que salir de Egipto paraalcanzar la plenitud.

Nunca tan oscura y nunca tan segura. ¡Qué paradoja!Momento de máxima oscuridad y, tal vez, sean los momentosde mayor seguridad. ¿Por qué? Me libraron de mí mismo,de guiarme sólo con mis criterios, que aunque me hacíansentir seguro, probablemente estaba más ciego de lo queme imaginaba y, por el contrario, cuando estoy más oscuro,es cuando tal vez me dejo conducir mejor. Un ciego no puede

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guiar a otro ciego. Jesús es el camino, nadie va al Padre sinopor Él. El que nace del Espíritu y se deja conducir por él, nosabe de donde viene ni a donde va (cf. Juan 3). Sólo el ciegose deja conducir sin resistencias, ve que no ve y cree, y porquecree, ve y encuentra (cf. Juan 9). El ciego es el que ve que nove. La peor ceguera es no ver que no se ve, es refugiarse enuna pequeña burbuja de luz, (mi seguridad, mi experiencia,mi manera de entender y de sentir) en medio de la oscuridad.La peor ceguera es renunciar a las estrellas, que parecen máshumildes, más pequeñitas, más tenues, y sin embargo,alumbran mucho más lejos y seguro.

¿Qué experiencia tengo yo detrás de esta imagen? Sueloescribir estos retiros en el campo. Imagínense un lugartotalmente a la intemperie y, en la noche, sobre la mesa delcomedor, hay una lámpara. Qué bien se ve sobre la mesa,qué oscuro está afuera. Y, sin embargo, es una pequeñaburbuja de luz dentro de un universo a oscuras. Parece quese ve más sobre la mesa que afuera, dan ganas de quedarsecerca de la mesa y, sin embargo, donde se ve más es afuera,aunque esté más oscuro, allí están las estrellas.

A las primeras que les prediqué este retiro, fue a lasmonjitas ciegas de Don Orione. Esta charla la entendían muybien. Los ciegos saben que la noche, aunque es tan dolorosa,es lo que les permitió ver. Nunca las oí quejarse de ser novidentes; incluso alguna me dijo: “gracias a mi cegueraconocí a Jesús”.

La razón está madura cuando, humilde y sabiamente,comprende que es razonable dejar de razonar. Y ha llegadola hora de escuchar y creer, para poder acceder más allá desus estrechas fronteras. Nunca hay que despreciar la razón.La fe católica siempre la valoró, la celebró, cree que elhombre puede pensar. Alguien piensa bien cuando,justamente razonando, comprende que no todo hay querazonarlo. Para ir más lejos, la razón tiene que comprender,humildemente, que el hombre posee una capacidad más

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profunda que la de razonar y que es la de escuchar y creer.Esto no sólo en el plano sobrenatural. Yo puedo razonaracerca de una persona, pero nunca me enteraré de su misteriosi no la escucho y le creo. El más razonador nunca adivinaráun corazón; el que se ponga a escuchar gratuitamente a otro,llegará más lejos. Hay cosas adonde no se llega razonandosino escuchando y creyendo; te creo y por eso me enteré delo que jamás podría ver o sacar como conclusión de unrazonamiento.

¡Qué buena es la razón dentro de su territorio, pero quéestrecha para entender más allá de sus límites! Por ejemplo:queremos razonar el amor y no entra en la lógica del territoriode la razón. Muchos piensan yo me voy a dejar querer cuandopueda comprender por qué Dios me quiere. Estos moriránsin entenderlo y sin dejarse querer. Entonces el que entendióes el que termina diciendo: “Dime cuando, cómo y pordónde”. Ese es el sabio, más que el que sabe; el que sabequién sabe.

La voluntad está madura cuando es capaz de amar sinsentir y la memoria cuando, no teniendo imágenes dondehacer pie, es capaz de esperar. Somos capaces de esperarcuando somos capaces de imaginar. Y qué difícil es esperarcuando ya no puedo imaginar nada, cuando ya no tengoalgo que me motive, cuando ya no hay algo que me pongaen marcha.

Es un camino escondido, que nadie puede ver y donde nose ponen los ojos en otra cosa que en esa luz que arde en elcorazón. ¡Cuántas veces por fuera nos parece que alguienvive una vida normal, y por adentro está andando por oscurasquebradas, aunque su vida parezca clara! La memoria delamor es el guía, el único guía cuando ya no hay caminos y nisiquiera parece haber metas. Es importante tener memoriadel amor. Cuando la mente y los sentidos no saben, noentienden y no encuentran, el corazón tiene algo que decir;él sí sabe.

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Qué importante es que hoy, en los noviciados,postulantados, se incorpore el proceso de madurez humanaesencial. Al mismo tiempo, qué insuficiente sería elpostulantado y, sobre todo el noviciado, si no se saliese conexperiencia profunda del Amor de Jesús, única memoria paramomentos donde ya no habrá otra luz y guía para seguirbuscando, si no se lo ha encontrado alguna vez conprofundidad. ¡Qué bueno es el proceso humano! Alguna vezhay que hacerlo. Pero no basta un hombre equilibrado,reconciliado consigo mismo, psicológicamente maduro;hace falta también una profunda experiencia espiritual. Estodo un tema, habrá que ser más elástico en los plazos, perosería peligroso que me pasara todo el tiempo de formaciónsólo en disponer mi humanidad. Esencial pero insuficiente,como era insuficiente la experiencia espiritual sin humanidad;sabemos qué costos ha traído.

La noche puede tener características totalizantes,existenciales. Vieron: cuando uno dice no entiendo nada denada. O para algunos la noche será pastoral; por ejemplo,todo lo que trabajé en este lugar y todo fracasó, todos misintentos por acercarme a la gente, por construir este colegio,esta misión, este barrio, nada resultó, todo terminó enfracaso. Puede ser una noche social, algunas de ustedes estarámás cerca de lugares donde la noche es ver que no hay fu-turo para el pobre.

Hay también una noche oscura de salud: me tocó a fondola enfermedad, me hirió el dolor familiar, las divisiones ennuestra familia, las muertes; noche oscura afectiva: dondehacía equilibrio ya no lo hay, todo cambió, etc.; nocheeclesial, la Iglesia, mi familia, mi Congregación, micomunidad, mi Obispo, mi Madre General me falló, no meentendió, etc.; noche vocacional: yo vivía tan seguro micamino y un día la duda empezó a carcomer mi corazón.Hay muchos caminos en el camino, pero la experiencia defondo es la misma, algo pasó que me hizo perder el equilibrio,me quitó la paz.

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El corazón es un guía más certero que la luz del mediodía;él sabe donde está el amor, donde está la vida. En esosmomentos en los cuales ya no se entiende, hay alguien quenos dice: “yo tengo algo para decirte, a mí me queda unresto de luz que no puedo explicar, que no puedo tal vezdemostrar”; cuando uno dice: no sé por qué sigo; el corazóntiene esa experiencia, no sé por qué, si me pongo a razonarno podría seguir y, sin embargo, hay algo que me hace seguir:el corazón tiene memoria. Pero, como a los profetas, sólo selos escucha en el destierro... ¡Qué lástima que a veces hayque tocar fondo para oír al corazón! Tantas veces me invitó acambiar, a orar, a buscar y, a lo mejor, sólo lo escuché cuandono pude más; ¡menos mal que lo escuché! Pensemos, poralgo encabeza esta meditación el texto del hijo pródigo. Elhijo extraviado comiendo entre los cerdos se dio cuenta deque el corazón tenía memoria de la Casa del Padre, esa luzlo guió al encuentro.

El mediodía puede, paradójicamente, ser el momento másoscuro; nunca tanta luz se muestra insuficiente paraentregarnos al que buscamos. Y no sólo el mediodía solar;también el mediodía de la vida: ahora que alcancé laplenitud de mi humanidad, de mi trabajo, de mis cargos, demi realización humana, llegué y me di cuenta de que nollegué. Lo mismo podría decir un teólogo, al mediodía: ahoraque me doctoré comprendo que no comprendo.

El corazón sabe adónde y quién. Sólo el amor descubre lapresencia. La vida y la felicidad no están en la gloria, en elpoder, en la fama, en el éxito, en lo extraordinario. La vida yla felicidad se esconden en cada realidad, en cadacircunstancia, aun en la más humilde. La vida y la felicidadestán en descubrir el tesoro escondido, es decir, la presenciaque encierra todo presente. No está en lo que pasa sino encómo se lo vive. ¿Dónde está la vida y la felicidad? En saberdescubrir la Presencia de Dios en todo lo que me toque viviry en cada circunstancia. Usando el lenguaje de las parábolas,en todo campo hay un tesoro escondido, en todo presente

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hay un tesoro escondido, en toda persona hay un tesoroescondido. El arte de vivir consistirá en saber descubrir a cadainstante esa presencia amante. Ese es el contemplativo, no elque se esconde en el altillo para rezar, sino el que encuentrapresencias en el presente. Ese es el que vive en plenitud. Nohace falta alcanzar metas, hace falta descubrir presencias.¡Qué cerca está y, a su vez, qué lejos está!

Una gran vida no es aquella en la que pasaron grandescosas sino la que vivió hondamente aún lo simple, lo que letocó vivir; sobran ejemplos de santos.

La noche se hizo guía. ¡Quién iba a decir que esa prueba,esa oscuridad, esa crisis que parecía el fin, fue mi guía, mimejor amiga! Vamos a decir más, a lo mejor esa debilidad,ese pecado, esa herida fue mi guía aunque yo creí que era elancla que me hundía y fue mi guía. Se hizo amable alinvitarnos a trascender, a penetrar, a salir y permitirnosencontrar al que está más allá. Si no hubiera sido por esaespina tal vez nunca hubiera encontrado al médico. Quécurioso: uno puede llegar a decir, con el tiempo, gracias aDios que me pasó tal cosa, aún hasta un pecado, unacalumnia, un error, un fracaso pastoral, haber salido echadode un lugar y, sin embargo, eso que pareció lo peor tal vezfue lo que me ayudó a encontrar lo mejor.

La noche nos hizo salir y nos permitió encontrar, pero escapaz de hacer algo más profundo, es capaz de transformar.Salir es mucho, pero mucho más profundo que salir de unlugar es salir de un modo de ser e ir a otro. Esa es la maravilladel amor, poder asemejarnos a aquel que amamos. Laplenitud de la vida es la comunión, la unión; y esta sólo esposible en plenitud, cuando nos transformamos. A esollamamos unión transformante, cuando el amor nos hacesemejantes. La vida espiritual tuvo que inventar lenguajes,unión transformante y eso que puede sonar antiguo, duro,raro, ¿qué significa? El amor nos va haciendo semejantes ysólo cuando seamos plenamente semejantes, podremos estar

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

plenamente en comunión. No es extraño encontrarse conpersonas que se aman a tal punto que, sin dejar de ser ellas,son de alguna manera la otra... En esos matrimonios ancianosque se amaron mucho, podríamos preguntarnos: ¡quién esquién a esta altura del partido? Sin dejar de ser ellos mismos,tanto pensaron en el otro, lo amaron, que casi son el otro,siendo profundamente ellos mismos. San Pablo dirá, “ya novivo yo, es Cristo quien vive en mí”.

Es duro sentir vacío y pobreza, pero tal vez es peor saberselleno de vida, de amor, de sentimientos y no tener a quiendarlos. ¡Qué terrible es la vida de tantos que mueren con supecho florido, guardado para una ocasión que nunca llegó!¡Qué terrible sería morir siempre buscando la mejor ocasiónpara empezar a amar y nunca haberla encontrado! Morircon el corazón sin estrenar es la esterilidad llevada al extremo.Por eso, dichosos encuentros divinos y humanos en los cualesse entregó eso que se tenía guardado con tanto celo. ¡Quéterrible sería no hacerlo, decir, nunca amé!

Otra forma no menos dura de soledad, es haber entregadolo más profundo pero a quien no lo supo valorar. Muchos deustedes quizás estaban pensando: ¡qué duro es saber lo quees haber dado lo mejor de uno y que no lo reciban; lodesprecien, lo pisoteen. ¿Pero no es acaso el riesgo que corretodo el que se anima a la aventura del amor? Animarse aamar es aceptar poder ser despreciado. ¿Acaso no es el riesgoque corrió el Padre al ofrecernos su amistad en Jesús? Es elriesgo que corrió Dios; la creación y la historia son una ofertade amistad por parte de Dios. La Encarnación es eso,exponerse al hombre con la posibilidad de ser rechazado.

Saber acoger, con respeto y amor, lo más sagrado delotro, no es solamente amarlo con fineza. Es permitirlecomprobar y manifestarle lo que ha pasado con nosotros.¿Por qué? Sólo son capaces de encontrar los que han sidoencontrados. Cuando alguien es capaz de acoger con respetoy amor lo más sagrado de otro, en el fondo le está diciendo

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5ª meditación “Sin una luz y guía sino la que en el corazón ardía“

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esto: “Sabé que alguien lo hizo conmigo antes, sino no lopodría hacer con vos ahora”. Sólo son capaces de encontrarlos que han sido encontrados. No puedo encontrar a otro sino me he dejado encontrar profundamente. Puedo serprofundamente capaz de acoger a otro si alguna vez meanimé a dejar que me encuentren a mí. Es preferible tenercicatrices en el corazón y no que se marchite aguardando lamejor ocasión. Dice la poesía:

“En mi pecho floridoque entero para él sólo se guardaba,allí quedó dormido,y yo le regalaba,y el ventalle de cedros aire daba”.

Un corazón duerme cuando encuentra otro corazón quevibra con la misma sintonía. ¿Quiénes descansan? Los queencuentran a otro que vibra con la misma sintonía que uno.Fíjense qué curioso, en el poema es el Amado el que primerose queda dormido. En este caso es Jesús. Es Dios quien nosbusca y es Dios quien duerme cuando nuestro corazón al finlo acoge. ¡Quién iba a pensar que era Dios el que estababuscando un lugar donde poder al fin descansar! Nosotrosdecimos, Señor, permitime descansar en Vos y pensar que elmendigo de amor nos pedía un corazón que lo acoja. Teresitacon mucha fineza y simplicidad, usando la imagen de Jesúsdormido en la barca, le decía: “yo no te quiero despertar,hoy voy a hacer un esfuerzo de no despertarte, aunque en latormenta tenga miedo y te vea dormido”.

Sólo cuando somos capaces de creer que Dios -o alguien-,duerme y goza al encontrarnos, podemos descansar. En esteretiro algunas de ustedes habrán estado muchas horas en lacama, pero van a descansar si son capaces de creer que Dioso alguien es capaz de descansar y gozar encontrándolas.Ahora sí se puede descansar, es algo más que dormir. A veces,decimos: dormí como una bestia, como si fuera un buey quearó todo el día... Lo que no significa que me levante descan-

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sado. Y vieron que uno a veces está mal y alguien nos dice:por qué no te vas unos días afuera y dormís mucho... No escuestión de dormir mucho, es encontrar un hombro dondedormir, es encontrar amor, eso descansa. Y creer, sobre todo,que el amor descansa en mí si yo lo recibo.

Descansar es quedarse y olvidarse, reclinando el rostrosobre aquel que nos ama. Quedarse significa, quedate quieto,pará un poco, quedate junto a Él, permanecé y podrásolvidarte de tus preocupaciones, de tus angustias. PorqueAquel que te ama se hizo cargo de tus problemas. Sólodescansará quien descubra que el problema del hombre hasido asumido y resuelto en Jesús. Allí cesa toda preocupacióny búsqueda, ¿cuándo nos podemos quedar quietos? Cuandoya no hay que buscar porque lo que buscábamos apareció.Si está acá, ¿Qué sigo buscando? Allí podemos al finabandonarnos en Aquel que nos ama dejándonos a sucuidado.

María asumió y veló la noche de la humanidad. ¿Quéquiere decir? Se animó a velar la noche de los hombres,asumiendo ella, en nombre de los demás, las angustias,preocupaciones, desvelos de la humanidad y quedándoseen oración, frente a Dios, en nombre de todos. Eso significaasumir. ¡Cuántos “por qué”, que la gente hace tendrían queser asumidos por el corazón de una religiosa, de un sacerdotey llevados a la oración! Eso es asumir el dolor de los demás,sus angustias y velar para poder encontrar una respuesta porellos y para ellos. María asumió y veló la noche de lahumanidad.

Supo al fin lo que era descansar no cuando se fue a dormir,sino cuando el niño se durmió en su pecho. ¿Cuándo Maríapudo descansar? Cuando velando encontró respuesta ydescubrió que Dios estaba buscando al hombre. Pero reciéntreinta y tres años más tarde, un viernes, la noche alcanzó sucumbre al compartir la noche de Jesús. Allí Él, y en Él elhombre, se quedó al fin dormido en sus brazos y en los del

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5ª meditación “Sin una luz y guía sino la que en el corazón ardía“

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Padre. Si esto lo ven a la luz del poema: ¿cuándo el Amadose quedó dormido sobre la Amada? Cuando Jesús, por amor,se quedó dormido en la muerte en los brazos del Padre y enlos brazos de María.

“Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio yse conmovió profundamente; corrió a su encuentro,lo abrazó y lo besó” (Lucas 15, 20).

Ella y en ella nosotros, podemos al fin abandonarnosconfiados, al comprobar, como el hijo pródigo, que el Padresalió a abrazarnos y besarnos en el camino. ¿Qué es laEncarnación redentora, qué es la Pasión, qué es el Amor deJesús, sino el abrazo del Padre en el camino, que sale acelebrarnos a los que vamos de retorno a Casa?

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6ª meditación“Sin arrimo y con arrimo,en su llamada sabrosa

todo me voy consumiendo”

“¡Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir!¡Me has forzado y has prevalecido!

Soy motivo de risa todo el día, todos se burlan de mí.Cada vez que hablo, es para gritar,

para clamar: «¡Violencia, devastación!»Porque la palabra del Señor

es para mí oprobio y afrenta todo el día.Entonces dije: «No lo voy a mencionar,

ni hablaré más en su Nombre».Pero había en mi corazón como un fuego abrasador,

encerrado en mis huesos:me esforzaba por contenerlo, pero no podía”

(Jeremías 20, 7-9)

“TRAS DE UN AMOROSO LANCE”

Tras de un amoroso lance,y no de esperanza falto,volé tan alto, tan alto,que le di a la caza alcance.

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

1. Para que yo alcance diesea aqueste lance divino,tanto volar me convinoque de vista me perdiese;y, con todo, en este tranceen el vuelo quedé falto;mas el amor fue tan alto,que le di a la caza alcance.

2 Cuanto más alto subíadeslumbróseme la vista,y la más fuerte conquistaen oscuro se hacía;mas, por ser de amor el lancedi un ciego y oscuro salto,y fui tan alto, tan alto,que le di a la caza alcance.

3. Cuanto más alto llegabade este lance tan subido,tanto más bajo y rendidoy abatido me hallaba;dije: No habrá quien alcance;y abatíme tanto, tanto,que fui tan alto, tan alto,que le di a la caza alcance.

4. Por una extraña maneramil vuelos pasé de un vuelo,porque esperanza de cielotanto alcanza cuanto espera;esperé solo este lancey en esperar no fui falto,pues fui tan alto, tan alto,que le di a la caza alcance.

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6ª meditación “Sin arromo y con arrimo, en su llamada sabrosa...”

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“Encima de las corrientes”

1. Encima de las corrientesque en Babilonia hallaba,allí me senté llorando,allí la tierra regaba,

2. acordándome de ti,¡oh Sión!, a quien amaba.Era dulce tu memoria,y con ella más lloraba.Dejé los trajes de fiesta,

3. los de trabajo tomaba,y colgué en los verdes saucesla música que llevaba,poniéndola en esperanzade aquello que en ti esperaba.

4. Allí me hirió el amor,y el corazón me sacaba.Díjele que me matase,pues de tal suerte llagaba;yo me metía en su fuego,

5. sabiendo que me abrasaba,desculpando al avecicaque en el fuego se acababa.Estábame en mí muriendo,y en ti solo respiraba.

6. En mí por ti me moría,y por ti resucitaba,que la memoria de tidaba vida y la quitaba.Gozábanse los extraños

7. entre quien cautivo estaba;preguntábanme cantaresde lo que en Sión cantaba:

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-Canta de Sión un himno,veamos cómo sonaba.

8. -Decid, ¿cómo en tierra ajenadonde por Sión lloraba,cantaré yo el alegríaque en Sión se me quedaba?Echaríala en olvido

9. si en la ajena me gozaba.Con mi paladar se juntela lengua con que hablaba,si de ti yo me olvidare,en la tierra do moraba.

10. Sión, por los verdes ramosque Babilonia me daba,de mí se olvide mi diestra,que es lo que en ti más amaba,si de ti no me acordare,

11. en lo que más me gozaba,y si yo tuviere fiestay sin ti la festejaba!¡Oh hija de Babilonia,mísera y desventurada!

12. Bienaventurado eraaquél en quien confiaba,que te ha de dar el castigoque de tu mano llevaba;y juntará sus pequeños

13. y a mí, porque en ti experabaa la piedra, que era Cristo,por el cual yo te dejaba.

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6ª meditación “Sin arromo y con arrimo, en su llamada sabrosa...”

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“SIN ARRIMO Y CON ARRIMO”

Sin arrimo y con arrimosin luz y a oscuras viviendo,todo me voy consumiendo.

1. Mi alma está desasidade toda cosa criaday sobre sí levantada,y en una sabrosa vidasólo en su Dios arrimada.Por eso ya se dirála cosa que más estimo,que mi alma se ve yasin arrimo y con arrimo.

2. Y, aunque tinieblas padezcoen esta vida mortal,no es tan crecido mi mal,porque, si de luz carezco,tengo vida celestial,porque el amor [da] tal vida,cuando más ciego va siendo,que tiene al alma rendida,sin luz y a oscuras viviendo.

3. Hace tal obra el amordespués que le conocí,que, si hay bien o mal en mí,todo lo hace de un sabory al alma transforma en sí,y así, en su llama sabrosa,la cual en mí estoy sintiendo,apriesa, sin quedar cosa,todo me voy consumiendo.

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

Sabemos que la palabra patria tiene que ver con la tierrade los antepasados, con nuestro origen, con nuestro destino.La patria es la tierra de los padres, es aquella tierra que estállena de significación porque allí habitaron aquellos que noshan engendrado, allí está su historia. Como cristianos, comocreyentes, sabemos y creemos que nuestra herencia, en lacual habitaremos en plenitud, es el Padre. Nuestro destino esel Padre, la Patria es el Padre, es Alguien, lo cual nos convierteen desterrados, porque aún no estamos en plenitud en nuestratierra.

Así como el niño al nacer tiene una cierta experiencia dehaber sido arrojado al mundo fuera de su madre, cuando elniño nace, se pierde algo de la seguridad, de la contención,de la plenitud que tenía en el seno materno, y así los hombresexperimentamos la vida como un haber sido arrojados a laexistencia. Cuando, como adultos, despertamos a laconciencia de qué es estar vivo y tener la vida en las propiasmanos, lo podemos decir de distintos modos, como ¿quiénme metió en esto?, ¿qué hago aquí? No me preguntaron;me arrojaron, alguien decidió traerme a la vida y, ¿qué es lavida?

En todo hombre hay una vaga memoria, una memoriamás allá de la memoria conceptual, una memoria primitiva,experiencial, profunda, una memoria de plenitud, esa me-moria de haber estado en algún lugar donde no faltaba nada.Podríamos decir que esa es la experiencia del niño en el vientrede su madre. Y esa vaga memoria es la que nos hace padecernostalgia, el hombre es un nostálgico, porque tiene laexperiencia que algo perdió. Y esto es muy interesante dever no sólo en la psicología, sino en el estudio de lasreligiones.

Toda religión tiene esa experiencia de que perdimos algoque originalmente era pleno. Esa memoria de lo pleno nospone en situación de nostalgia, pero se convierte en una raízde esperanza, de una plenitud todavía por alcanzar.

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6ª meditación “Sin arromo y con arrimo, en su llamada sabrosa...”

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¿Por qué nos sentimos mal? Porque nos damos cuenta deque la plenitud existe y no la tenemos. La tuvimos perotambién es cierto que la podemos alcanzar, la podemos tener.Eso nos pone en situación de poder tener esperanza. Sabiendoque hay algo pleno que todavía no poseemos pero que estáy puede ser para nosotros. Por eso lo extrañamos. Inclusoantes de pensar, sentimos que extrañamos una plenitud queno nos pertenece. Nuestra afectividad, lo vive como una grannecesidad de contención.

Los Salmos hacen poema y canto de esa experiencia. LaBiblia también tiene poetas, la Revelación asumió el lenguajepoético para expresar experiencias profundas, religiosas yhumanas. Cuando Israel estaba desterrado en Babilonia yhacía memoria de su tierra, hizo poema de esta experienciade destierro. ¿Cómo cantar un cántico de Sión en tierraextranjera?

“Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos allorar, acordándonos de Sión. En los sauces de lasorillas teníamos colgadas nuestras cítaras. Allí nuestroscarceleros nos pedían cantos, y nuestros opresores,alegría: «¡Canten para nosotros un canto de Sión!».¿Cómo podíamos cantar un canto del Señor en tierraextranjera? Si me olvidara de ti, Jerusalén, que separalice mi mano derecha; que la lengua se me pegueal paladar si no me acordara de ti, si no pusiera aJerusalén por encima de todas mis alegrías” (Sal 137[136], 1-6).

La memoria de Jerusalén da, paradójicamente, pena yesperanza, a tal punto que no se puede cantar y, sin embargo,el canto alivia las penas y adelanta el encuentro alintroducirnos en el clima emocional que lo gestó. En un fogóna alguno le dicen: ¿por qué no cantás? Los que cantan seresisten a cantar de entrada un canto de su tierra, comodiciendo, no sé, no sé si quiero despertar el corazón, no sé sime quiero acordar ahora tanto de mi tierra. Pero una vez

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que lo convencieron y está cantando, uno le mira el rostro yve que está en su tierra. Cuando están cantando ya se fueron,después hay que decirles, volvé. Nos pasa hasta rezando,decimos quiero ir a rezar pero no quiero ir a rezar. Y cuandoestamos rezando: ¡qué lástima que tardé tanto en hacerlo!

Hay una especie de instinto que nos previene antes deponer el corazón en algo o en alguien, hay una vocecita quedice: “mirá que podés sufrir si lo perdés”.

Tenemos una válvula de seguridad en el corazón que nosdice, ojo con poner el corazón, mirá que luego vas a sufrir,como si esto nos ayudara o quisiera proteger. Y esto pasaporque cuando hiere el amor, tiene el poder de sacarnos elcorazón sin matarnos. Y sin embargo:

“Allí me hirió el amor,y el corazón me sacaba.Díjele que me matase,pues de tal suerte llagaba;yo me metía en su fuego,sabiendo que me abrasaba,disculpando al avecicaque en el fuego se acababa.”.

Sucede algo parecido cuando, en el canon de la Misaantes de la Consagración, decimos: “su Pasión,voluntariamente aceptada”. Cuando Jesús va a Jerusalén nova porque no se dio cuenta, el corazón se lo avisó, por esodirá:

“Mi alma ahora está turbada, ¿Y qué diré: ‘Padre,líbrame de esta hora’? ¡Si para eso he llegado a estahora!” (Juan 12, 27).

Vine para amar y para amar hasta el extremo.Cuanto más libre y consciente es el amor, al aceptar las

penas y fatigas que esto implica, más pone de manifiesto sucalidad y su hondura. Y este es el problema y la maravilla de

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ir siendo más adultos: somos más conscientes de dónde nosmetemos. Por eso, ¡qué noble y valiente es el hombre que seanima a amar a un mortal! Parece elemental pero, cuandouno se da cuenta que la muerte es real, qué tremendo esamar a un ser humano. Estoy seguro que, en todo casamiento,hay más de una viuda mirando y diciendo ¡qué valientes queson! porque se están animando a jugarse el uno por el otro.Más de una profesa con canas mira a una novicia profesandoy dice: ¡qué valiente que sos! Sabe donde se mete, por eso¡qué noble! ¡Qué acto de fe en la vida es animarse a tener unhijo que puede morir en cualquier momento! ¡Qué esperanzasupone amar a Dios con todo el corazón y por sobre todaslas cosas! Acá está la vida religiosa. ¡Qué esperanza tieneuna juniora que profesa, si se da cuenta de lo que hace y lohace con libertad!

El que se ha decidido por el amor tiene esta experiencia:

“Estábame en mí muriendo,y en ti sólo respiraba,en mí por ti me moría,y por ti resucitaba,que la memoria de tidaba vida y la quitaba”.

La memoria del que amo me da vida o me la quita. Elque se animó a amar ya la alegría o la tristeza no dependetanto de lo que me pasa a él, sino de lo que le pasa al otro.Ese es el riesgo del amor. Para el amor nada hay peor que laausencia: “Moríame por morirme y mi vida me matabaporque ella perseverando de tu vista me privaba”.

Mi mamá, viuda a los 49 años y con 24 de casada, medijo en el velorio de mi papá: “pensar que todavía puedovivir más años sin él que los que viví con él”, y ya pasaronmuchos más sin él que con él. Esto no es sólo para los místicos,esto es para los que aman. “Moríame por morirme y mi vidame mataba porque ella perseverando de tu vista me

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privaba”. Aparentemente quiere morir, pero es todo locontrario, quiere la vida de la vida, que es la comunión, elamor. Vivir no es vegetar. Para el hombre enamorado, ese esel problema y hay que saber leer el lenguaje del amor herido.

Hay angustias y tristezas que son una confesión de ladignidad humana. La angustia del hombre revela que no esuna roca; nuestra vocación es la felicidad y el corazón nobley veraz no se puede conformar sin ella. Por eso no es extrañoque el profeta Elías haya remontado el camino del desiertohasta el monte Horeb, se haya enfrentado a la desesperación,a la tormenta, al terremoto, con tal de ver a Dios. Todo precioes poco, porque el amor lo único que no soporta es laausencia. Los grandes hombres de la Biblia y muchos de losgrandes santos han pasado por la experiencia de desear lamuerte antes de aceptar una vida sin sentido, sin Dios, sinamor, sin dignidad (cf. Job, Jeremías, Ignacio de Loyola,Teresita de Lisieux, etc.).

¡Qué humano el hombre que no acepta sobrevivir sinoque quiere vivir! El desterrado “miraba como no veían queel gozo los engañaba”. El verdadero desterrado, el queamaba la tierra, su tierra, se sorprendía al ver que muchosestaban demasiado bien que es casi lo mismo quepreguntarse mirando la vida de tantos hombres y mujeres,aún entre los consagrados: “¿Cómo no se sienten mal?,¿cómo están tan bien viviendo tan mal?” Esa es la pregunta.Hay tantos que están demasiado bien estando muy mal,viviendo muy mal.

¡Qué inhumano estará aquel que con tan poco hallaequilibrio! Porque si no hubiera renunciado a las medidasdel corazón y a los verdaderos sueños que tiene el hombredentro, de plenitud, no puede hallar equilibrio. Por eso, aveces, es mejor señal, es preferible una novicia, una junioraque se sienta mal, una hermana que esté padeciendo laperegrinación, y no que halló el equilibrio porque se puso elhábito. En eso no puede estar la felicidad; hallé equilibrio

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porque ahora soy la maestra de grado, la catequista, laprofesora...

El desterrado no es un amargado, un incapaz de ser feliz ygozar de la vida; todo lo contrario: “¡el gozo teme el olvido!”,no quiere gozar o anestesiarse con cualquier cosa que esotra cosa. Es uno de los males de nuestra cultura y del hombrede todos los tiempos, gozar con cualquier cosa anestesiandoel corazón. Entiéndase bien, estoy subrayando el aspectonegativo y no todo es tan oscuro como lo digo. Pero cuántosfines de semana muchos hacen equilibrio solamente haciendoshopping. ¡Qué inhumano estará el hombre que, susatisfacción, gozo o paz es esa. “¿Cómo voy a tener fiesta sinti?” El enamorado lo que no quiere es aturdirse, anestesiarse,conformarse con menos, lo que quiere es la fiesta verdadera,el encuentro.

Sólo aceptando con realismo y dolor las ausencias y lasamenazas podemos gozar, con equilibrio, de lo que está.¿Quién puede gozar de la vida como es? El que se da cuentade lo que falta, pero ve también lo que hay, y el que se dacuenta que lo que está, está también amenazado. Hoy está,mañana no sé, no hay que aferrarse. Hay fiestas que terminanen desesperación, y qué lindo lo que nos dijo Jesús, haytristezas que se convierten en gozo que nadie puede quitar.

El secreto de toda renuncia, lo que la hace humana ycristiana es que sea siempre la consecuencia de haber elegidoalgo mejor. San Juan de la Cruz, mal leído o mal predicadoparecía que era el santo que nos invitaba a abrazar la naday, sin embargo, el espíritu de san Juan de la Cruz es otro: elque renuncia a algo por nada es un tonto; es decir, unarenuncia es siempre por algo mejor, no es lícito, no es cristiano,no es normal, no es humano renunciar a algo bueno por nada;hay que renunciar a algo bueno por algo mejor. Es el mismoespíritu de la parábola del tesoro en el campo. Porque hayun tesoro escondido vendo con alegría todo lo que tengo,porque hice un negocio, compré un campo que aparente-

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mente vale poco, pero tiene encerrado un tesoro. En este caso,dirá san Juan de la Cruz, “por Cristo yo te dejaba”. Es decirpor alguien. Yo dejo todo, por alguien.

Las cosas no son las que colman el corazón del hombre-Adán no halló equilibrio siendo el que le ponía nombre alas criaturas, cf. Génesis 2, 1 ss.-, sino las personas y cuandoel corazón descubre y acepta sus verdaderas dimensiones,comprende que sólo Dios es el Alguien, el sujeto frente alcual se puede ser hombre.

Así como Adán dijo un día frente a la mujer, esta sí eshueso de mis huesos, ahora entiendo las dimensiones delcorazón. San pablo nos dirá “este es un gran misterio” (Efesios5, 32). Hay dimensiones del corazón que ni el hombreencuentra frente a la mujer, ni la mujer frente al hombre, sinosólo frente a Dios.

“El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”(Mateo 8, 20); es decir, el hombre sólo en Dios encuentraverdadero descanso, el mismo Jesús sólo pudo reclinar sucabeza en el Padre. “Sin arrimo y con arrimo”, este es elestado del peregrino. Sin arrimo porque no estoy en mi patria,y con arrimo porque hay sacramentos, hay encuentros, hayhermanos, hay creaturas, hay cosas lindas:

“Sin arrimo y con arrimo.sin luz y a oscuras viviendo,todo me voy consumiendo”.

Puede servirnos, cuando alguien nos pregunta: ¿cómoestás?

Más que de “no tener” se trata, en el espíritu evangélico ysanjuanista, de no poner el corazón, de no aferrarse niabsolutizar nada para disimular el hueco que se padece enel corazón. El problema no es tener, sino cómo me aferro ono a lo que tengo, o cómo extraño o no lo que no tengo.Porque a veces soy pobre porque no tengo más remedio,

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pero quisiera ser rico. Estamos en la misma. “Sin arrimo ycon arrimo”, así vive la esperanza, así el voto de pobreza,así la experiencia de vacío.

“Sin luz y a oscuras viviendo”, así vive la fe, sin podercomprobar con la razón, así el voto de obediencia, así laexperiencia de oscuridad, de no entender.

“Todo me voy consumiendo”, así vive el amor, así el votode castidad, así la experiencia de dolor, de no posesión delser amado.

Sin embargo el amor tiene una tremenda capacidad, lade hacer que todo tenga un sabor al descubrir que en lo queestá pasando, sea aparentemente bueno o malo, me estánamando y puedo amar. El amor tiene esta capacidad que esmuy importante: hacer que todo llegue a tener un sabor. Elamor da un paso más: descubrí que en este presente, endefinitiva, Dios me está amando, lo viva sensible oracionalmente, como bueno o malo. Entonces tiene un sabor,tienen el mismo sabor el día bueno y el malo. Hoy me estánamando y puedo amar. Siempre es ocasión para amar. Elamor tiene no sólo la capacidad de consagrar lo que hayque vivir, sino de transformar en sí al que lo tiene, aunqueaprisa “todo me voy consumiendo”, si vivo así.

Pero lejos de ser extraño, al contrario, lo normal, es quepreceda una fuerte experiencia de impotencia, de fracaso,antes de poder amar así. Estamos hablando de la cumbredel amor, cuando alguien puede amar y mirar con la mismaalegría tanto el día malo como el día bueno y hayacomprendido que hay que dejar de esperar días buenos yque hay que hacerlos buenos con nuestro amor. Llegar a esetipo de amor, no depende sólo de nosotros, es un don. Lonormal es que antes de poder amar así experimentemos queno podemos amar así. Sin esto no comprenderíamos quefuimos invitados a algo que supera nuestras capacidades.Ser cristiano no está al alcance de nuestra naturaleza. Fuimos

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invitados a amar como Dios, que es otra cosa; no a amarmucho, sino como Dios. La caridad es un don.

El amor es siempre una fiesta, un don incomprensible. Escomo si Dios, un padre o una madre, un maestro, un amigoestuviesen esperando el momento en que digamos “nopuedo”, no doy más, no puedo dar un paso más, para poderofrecernos lo gratuito y mostrarnos que la vida es algo másque esfuerzo, justicia, voluntad. Nadie llega a la caridadsolamente porque se esforzó, es un don. Lo peor que nospodría pasar es creer que fuimos justos, que somos justosporque lo logramos; seríamos un gran injusto aunquepredicáramos la justicia. En cambio, la justicia, el poder amares, en definitiva, un don que, por supuesto, requiere nuestracolaboración.

El lenguaje sanjuanista dirá así:

“Cuanto más alto llegabade este lance tan subido,tanto más bajo y rendidoy abatido me hallaba”.

Dicho en lenguaje criollo: estaba tan hecho bolsa que dije:

Tras de un amoroso lance,y no de esperanza falto,volé tan alto, tan alto,que le di a la caza alcance”.

¿Qué está diciendo? Un día no pude nadar más, me hundíen la pileta de natación y, cuando toqué el fondo, empujé ysalí a la superficie, pero lo hice tocando fondo, comodiciendo, cuando creí que me ahogaba fue cuando toqué elfondo y desde el fondo pude alcanzar la altura que no alcancécuando estaba más alto.

Esto es bonito de decir y dramático de vivir. Pero pasa y esbueno, no tanto que aprendamos esto leyendo, sino quepodamos leer lo que nos pase o el día que nos pase,

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6ª meditación “Sin arromo y con arrimo, en su llamada sabrosa...”

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comprender qué es lo que nos está pasando. Te estabaesperando, ahora sí, como el Padre del hijo pródigo, ahorahagamos fiesta, mi hijo estaba muerto y ha vuelto, mi hijotocó fondo, este ahora sabe lo que es la Casa del Padre, esteya no se va más.

“Por una extraña maneramil vuelos pasé de un vuelo,porque esperanza del cielotanto alcanza cuanto espera;esperé sólo este lance,y en esperar no fui falto,pues fui tan alto, tan alto,que le di a la caza alcance.

La esperanza tanto alcanza cuanto espera. Esta es unafrase esencial, la esperanza alcanza tanto cuanto espera.“Esperé sólo este lance y en esperar no fui falto”.

¡Qué lindo cuando un anciano dice: yo esperé y no mesiento defraudado! San Pablo dirá: “Se en quien he puestomi confianza” (2 Timoteo 1, 12).

¿Cuál es el riesgo del hombre? En lenguaje más nuestrosiempre será esperar poco. Al que nosotros llamamosambicioso, en el fondo está soñando pequeñeces. Piensenen cualquier ambición humana y van a ver que, en el fondo,es una pequeñez, porque, en el fondo, es no atreverse aesperar lo pleno, que es la amistad con Dios, la verdaderajusticia, un mundo de hermanos.

Soñaste poco aunque parezca mucho, tener poder, dinero,fama, cargos; todo eso es poco, hay cosas mucho másgrandes para soñar pero que no se pueden soñar solos,porque no son fruto, diríamos, sueños proporcionales a lascapacidades del hombre, sino sueños en los cuales tiene queintervenir el amor de Dios. El amor de Dios necesita soñadoresque crean que se puede realizar algo más allá de lo que elhombre puede realizar.

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

¿Cuál es nuestro riesgo? El riesgo del hombre siempreserá esperar poco; se debe planear o soñar sólo desde elPadre y no frente al Padre. Muchas de nuestras tristezas, sonporque tocamos nuestro límite, creyendo que ese es el límitey no estábamos soñando frente a Dios, sino estábamossoñando desde nuestras capacidades.

Ahora, efectivamente, desde mí no puedo esperar másnada y ahora, efectivamente, comienza la esperanza;animarnos a sostener el corazón abierto, aunque no puedasentir, ni entender, ni imaginar del todo qué esperamos o aquien esperamos y muchas veces sólo sea un oscuro objetode deseo. Mantener el corazón abierto sin poder y a oscuras,sólo se puede hacer ante el amor.

También es necesario esperar la hora de Dios, sus tiempos,que no son los nuestros. ¿Por qué este matiz? A vecesesperamos pero queremos todo ya y, por eso, desesperamos.Y nos olvidamos que nuestros tiempos no son los suyos, quela hora de Dios no es la nuestra, sus pensamientos no son losnuestros. El que tiene esperanza no sólo espera por encimade sus fuerzas, sino espera que el cuándo lo decida él y nocuando me parezca a mí.

A veces esperamos de Dios, pero en los tiempos delhombre y por eso desesperamos. Todavía hay algo derazonamiento y medida humana. El verdadero hombre deesperanza espera en Dios y a los tiempos que Dios quiera,aunque tarden, aunque no vengan, aunque me muera sinllegar a la tierra prometida.

Esto es real, no es poesía: nos vamos a morir antes dellegar a la tierra prometida y tenemos que seguir esperandoaunque en vida no lleguemos. Probablemente, muchos denosotros vamos a morir sin que cambie demasiado lo queestá pasando en nuestras congregaciones, en nuestro país.Si tenemos esperanza es bueno ser conscientes y no ilusos; ytener esperanza a pesar de y ¡cuidado!, intentando que

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6ª meditación “Sin arromo y con arrimo, en su llamada sabrosa...”

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suceda antes que muramos; pero tenemos que estarpreparados a morir sin que lo veamos.

¡Feliz María y feliz el hombre que sea capaz de creer yesperar lo que le fue anunciado de parte de Dios! Ese fue elsecreto de la Virgen. ¡Qué simple y qué difícil! Vos fuiste felizporque fuiste capaz de creer lo que Dios te prometió, ¡así desimple!

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7ª meditación“¿Adonde te escondiste, amado,

y me dexaste con gemido?”

“Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?».María respondió:

«Porque se han llevado a mi Señory no sé dónde lo han puesto».

Al decir esto se dio vueltay vio a Jesús, que estaba allí,

pero no lo reconoció.Jesús le preguntó:

«Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?».Ella, pensando que era el cuidador de la huerta,

le respondió: «Señor, si tú lo has llevado,dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo».

(Juan 20, 13-15)

CANCIONES ENTRE EL ALMA Y EL ESPOSO

Esposa

1. ¿Adónde te escondiste,Amado, y me dejaste con gemido?Como el ciervo huiste,habiéndome herido;salí tras ti clamando, y eras ido.

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

2. Pastores los que fuerdesallá por las majadas al otero,si por ventura vierdesaquel que yo más quiero,decilde que adolezco, peno y muero

3. Buscando mis amoresiré por esos montes y riberas;ni cogeré las flores,ni temeré las fieras,y pasaré los fuertes y fronteras.

PREGUNTAS A LAS CRIATURAS

4. ¡Oh bosques y espesuras,plantadas por la mano del Amado!,¡oh prado de verduras,de flores esmaltado!,decid si por vosotros ha pasado.

RESPUESTA DE LAS CRIATURAS

5. Mil gracias derramandopasó por estos sotos con presurae, yéndolos mirando,con sola su figuravestidos los dejó de hermosura

ESPOSA

6. ¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?Acaba de entregarte ya de vero.No quieras enviarmede hoy más ya mensajero,que no saben decirme lo que quiero.

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7ª meditación “¿Adonde te escondiste, amado...”

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7. Y todos cuantos vagande ti me van mil gracias refiriendoy todos más me llagan,y déjame muriendoun no sé qué que quedan balbuciendo.

8. Mas ¿cómo perseveras,¡oh vida!, no viviendo donde vivesy haciendo por que mueraslas flechas que recibesde lo que del Amado en ti concibes?

9. ¿Por qué, pues has llagadoaqueste corazón, no le sanaste?Y, pues me le has robado,¿por qué así le dejaste,y no tomas el robo que robaste?

10. Apaga mis enojos,pues que ninguno basta a deshacellos;y véante mis ojospues eres lumbre dellosy sólo para ti quiero tenellos.

11. Descubre tu presencia,y máteme tu vista y hermosura;mira que la dolenciade amor, que no se curasino con la presencia y la figura.

!!!!

Comenzamos el cántico espiritual, al que le vamos adedicar tres capítulos. Tomamos el título de esta meditaciónde los primeros versos del cántico: “¿Adónde te escondiste,Amado, y me dexaste con gemido?” Ya lo habíamos dicho,pero es bueno refrescarlo: toda búsqueda es, por parte del

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hombre, una respuesta, un eco a un grito, a un gemido, a unllamado. Dios tomó la iniciativa en el amor, recordemos lacarta de Juan, Él nos amó primero:

“Nosotros amamos porque Dios nos amóprimero” (Juan 4, 19).

Este “¿Adónde te escondiste?”, es la comprobación denuestro humilde modo de conocer, que si ustedes quieren, enuna mirada, en un razonamiento, en un abrazo, no puedeterminar de abarcar el misterio del otro.

El humilde modo de conocer humano es que necesitamosmás de una mirada, más de un encuentro, más de unapalabra, para comprender. Y, por otro lado, es la experienciade que estamos ante lo trascendente e inefable; que esdemasiado rico no sólo porque podemos poco, sino que loque está adelante es demasiado rico, demasiado grande.Con un sorbo no se agotan ni el río, ni la sed...

Hay una proporción entre el amor y la herida: según lahondura del amor es la hondura de la herida que provocaesa experiencia. Por eso, sin amor y sin herida, no hay gritoni aventura posible. ¿Quién puede gritar “adónde teescondiste”? ¿Quién puede emprender la aventura de labúsqueda? El que ha sido herido. Señal de la herida de amores poderlo llamar a Dios “Amado”, “aquel que yo másquiero” y, aunque nunca lo hagamos con estas palabras quees lo que menos importa, lo que importa es si nuestra vida,nuestras actitudes, están diciendo que Él es lo que yo másquiero. Mis decisiones, mis criterios, mi manera de vivir estánconfesando una prioridad en el amor.

Pero no es un grito insolente este “adónde te escondiste”;tampoco es un grito cuando uno hace esta pregunta:“¿alguien vio la caja de alfileres?”, como diciendo: es algosecundario. En cambio, “adónde te escondiste” es un gemidoque viene desde lo más profundo, es una búsqueda casidesesperada y amorosa de lo esencial, no es cualquier cosa

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lo que se experimenta como ausente, pero no es un gritoinsolente, “ya que de Dios no se alcanza nada si no es poramor” (C 1, 13). Incluso hay maneras de buscar a Dios quelo alejan, como hay maneras de buscar a las personas queprovocan que se nos escondan. La búsqueda tendrá que serhumilde y amorosa, y nunca impetuosa, dominadora,conquistadora. No nos olvidemos que Dios es Alguien y noun objeto de conquista.

Es un gemido, una súplica humilde, primitiva, entrañable,como la de María Magdalena junto al sepulcro. ¡Qué simpley qué bonita Magdalena cuando dice: si tú lo viste, decimedónde lo pusiste, dónde está, adónde lo llevaron!, con lasimplicidad de la mujer que busca a aquel que quiere. Y sanJuan de la Cruz pone dos imágenes de la naturaleza, y muygráficas, la de la osa y la leona cuando le tocan los cachorros(2 N 13, 6). Y mejor no hablar qué pasa con la osa y lasleonas cuando le tocan los cachorros; mejor no acercarse.Es una búsqueda entrañable de madre, que busca el fruto desus entrañas, la mansa se vuelve feroz si es necesario, comodiciendo, es una búsqueda que no está dispuesta a noencontrar.

“Como el ciervo huiste, habiéndome herido”, sólo el amores digno de fe, y creerle a alguien es justamente señal dehaber percibido su amor (cf. Salmo 41 y Cantar de losCantares). Porque lo único creíble es el amor, entonces sóloel amor es digno de fe. Creerle a alguien es señal de haberseexperimentado amado o de estar comenzando aexperimentarse amado.

“Salí tras ti clamando, y eras ido”; salí, este salir, larenuncia, el esfuerzo, el ejercicio, la ascesis, si quieren enlenguaje clásico, lo posibilita el don, la gracia. Si Vos no mehubieses herido, si no hubieras tomado la iniciativa en el amor,yo no podría salir a buscarte. Para salir a buscarte, paravenderlo todo, tengo que encontrar el tesoro, si no, no puedovenderlo todo.

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Sólo el enamorado deja todo porque vislumbró lo únicoque no puede ni quiere dejar... El enamorado no se quierequedar sin nada, comprendió qué es lo que seguro no quierequedarse sin tener, que es distinto. Se le cambió la escala devalores, la escala de posesión, quiere otra cosa más, no esque no quiere nada. No es esta la mística, la santidad, elprecio de la ascesis: si hacés muchos ejercicios y renunciásvas a alcanzar estas experiencias, sino, por el contrario, esseñal de haber sido encontrado... No es el premio a los quese esforzaron, sino que algunos se están esforzando porquefueron encontrados por el amor, se vieron sorprendidos porel amor.

El corazón humano no puede estar en paz y sosiego sinninguna posesión (Ll 3, 2). Esto es lo que dije antes que, enlenguaje sanjuanista, está enfermo el que deja algo por nada.Es de antropología, de psicología: el corazón humano nopuede estar en paz y sosiego sin ninguna posesión. Cuandoun niño le saca un juguete a otro y este no lo quiere soltar.Hay que mostrarle un caramelo, “abrí la manito”, y paraagarrar el caramelo suelta el juguete. Ahora es el hombre elque debe amar en el desamparo total. Acordémonos delpastorcito, él se expuso al desamparo total para enamorarse,y ahora se escondió. Ahora es el hombre el que debe amaren el desamparo total, como lo fue antes por el Pastorcito:con amor verdadero y no de mercenario, amaste, ahora metoca a mí amarte como me amaste Vos a mí. Jesús es elcamino (cf. 1 S 13), es la puerta y el camino del encuentro (cf.2 S 7).

El humilde, cuando no puede hacer algo solo, como elniño, pide ayuda: “Pastores los que fuerdes allá por lasmajadas al otero”, a los que pueden llegar más alto, a losque están más cerca. Si lo ven, díganle que es “el que yomás quiero”, y más que las palabras lo confiesa mi vida,díganle que sin él “adolezco, peno y muero”. Adolezco deluz, peno de vacío y muero de dolor de ausencia. Esto es lo

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7ª meditación “¿Adonde te escondiste, amado...”

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que tantas veces nos hace sentir pobres, cuando alguien senos acerca y nos dice: “hermanita, usted que está cerca deDios, pídale por mi hijo para que consiga trabajo, por lasalud, usted que está cerca de Dios”. No sé ustedes pero yo,cuando me dicen eso, tengo ganas de contestar: no, sisupieras que a vos te está oyendo, tu humildad es tan bonitay lo más bonito es que no lo sabés. Eso es lo más lindo, queel pobre y el humilde ni saben qué dignos son. Pero quémaravilla que ni oyeron el cántico espiritual y, sin embargo,ellos también dicen: ustedes que están más cerca díganleesto al que yo estoy buscando...

“Buscando mis amores”, el amor y la ausencia, centran,unifican la vida. ¡Qué paradójico!, cuando uno tiene un amor,la vida está centrada. Cuando uno padece la ausencia de unamor, la vida también está centrada. No estamos reclamadospor mil necesidades, no estamos condenados a unaatomización desgarradora y absurda, muchas veces estamosreclamados por tantas necesidades, caprichos, gustos, quenos sentimos un manojo de ansiedad que nos atomiza,parecemos un hambriento sin rumbo que se consumiría todoy no gozaría nada, no se llenaría con nada. Sin embargo,cuando uno encuentra amor se da cuenta de que todo elhombre que somos se incorpora, se engancha, se mete en lamisma búsqueda. Cuando hacemos algo con pasión cómonos entusiasma, ya no nos sentimos reclamados, todo lo queparecía necesario desaparece, hasta me olvido de comer,de dormir. Entonces el amor y la ausencia se parecen: meayudan a darme cuenta de que eso es lo único que busco,sin eso no podría vivir. Y comprendo que no estoy atomizado,que justamente eso es lo que tengo que encontrar para hallarequilibrio.

Estamos invitados al amor y él tiene la capacidad deintegrar y jerarquizar todos los reclamos, de descubrir quesomos un grito sinfónico, que a pesar de haber tantosinstrumentos y sonidos hay una sola melodía... Cómo si

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dijéramos que, en última instancia, buscamos una sola cosa,aunque la busquemos de mil modos, aunque la expresemosde mil modos. ¡Qué lindo esto, somos un grito sinfónico! Poreso el hombre baila, canta, pinta, escribe; están todas lasformas de expresión, como si una sola no nos alcanzara. Quélindo que somos sinfónicos, con todo nuestro ser, con todanuestra alma. Cuántas maneras de decir te quiero. Por eso aDios le decimos te quiero en la liturgia, en el hermano, en elservicio, en todo... Todo es ocasión de amor. Entendió mal laliturgia, aunque cante bien, el que no canta de mil modos entodo lo que hace, en lo que goza, en lo que padece.

“Iré por esos montes y riveras”, es decir por lo alto y por lobajo, por donde sea, con tal de alcanzar al que más quiero.Montes y riberas, los lugares altos y los vallecitos humildespor donde corren los ríos, en otras palabras, para buscar alque quiero si es necesario subo, y si es necesario bajo pordonde sea, con tal de alcanzar al que yo más quiero.

“Ni cogeré las flores”, no me detendré ante lo hermosodel camino. Cuántas cosas bonitas voy a encontrar en elcamino, pero lo que busco es más. No es que desprecie,apuesto a algo más profundo. No somos reprimidos, nosqueremos dar el gran gusto que es otra cosa, queremosrealizar lo más profundo.

“Ni temeré las fieras”, es decir, las dificultades y riesgosque seguramente vendrán en el camino. Salir a buscar a Dios,salir a vivir el Evangelio, tomarse en serio la vida y el amor,seguramente traerá dificultades y riesgos.

“Y pasaré los fuertes y fronteras”, es decir lasincomprensiones y juicios de los otros. Cuando empezamosa vivir a fondo, encontraremos incomprensiones y juicios, nosólo de afuera, sino de dentro. Las fronteras de mi concienciay experiencia: ¿Qué quiere decir? Uno es el primero que seencasilla, yo sirvo para esto, no sirvo para aquello, esto lopuedo, esto no lo puedo; uno mismo se pone fronteras y seencasilla y le impide a Dios llevarnos más allá de lo que

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comprendimos que somos. El hombre es más que suconciencia psicológica, nuestro ser no coincide con nuestraconciencia.

Nuestra conciencia es más reducida que nuestro ser. Somosmás, Dios es más que nuestra conciencia, pero nosotrostambién somos más que aquello de lo que somos conscientes.Tal vez la más peligrosa frontera humana es la propiaconciencia y la propia experiencia. ¡Pobre del hombre queno tenga experiencia y qué prisionero está el hombre quesólo cree que existe lo que su experiencia vivió! Y justamenteel peligro aumenta cuánto más rica es la experiencia, porqueme hago seguro en lo que viví y sé que no es falso, pero noes todo. Y ese es el problema, la realidad es más.

El hombre es lo que Dios sueña de él, lo que llamamosconciencia teológica; nosotros somos capaces de aquelloque Dios soñó que pudiéramos realizar y a lo cual aceptamoscuando ya no nos pensamos y sentimos sino a la luz de la fe;y no sólo a nosotros mismos, sino a Dios, a todas las cosas ycircunstancias, a los demás; ya no los pensamos sólo desdenuestra experiencia sino a la luz de la Palabra y de laRevelación. Pedro pasó la noche pescando y, sin embargo,“en tu Nombre echaré las redes”. Soy un experto pescador,hoy no hay pique pero si Vos lo decís: “en tu Nombre echarélas redes”.

El amor es humilde, por eso no sólo pide ayuda, sino quepregunta y escucha. Se acuerdan que dije, el sabio es alumnohasta de la hojita caída del árbol y tirada en el pasto. Estádispuesto a todo menos a resignarse, prefiere morir buscandoa morir viviendo. Por eso pregunta a todas las creaturas ycircunstancias, en su infinita diversidad y multiplicidad: “decidsi por vosotras a pasado”. ¿Quién es el amante humilde yreligioso? No el que es religioso a ratos y se pone a buscar aDios; el verdadero hombre religioso es el que pregunta atodas las circunstancias y creaturas en su infinita diversidad ymultiplicidad: “díganme que hay de Dios en ustedes”. Algo

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de esto es el profeta; este es el hombre capaz de leer el pasode Dios por la historia, el que le pregunta hasta a la historia:¿por dónde está pasando Dios? Por eso el verdadero religiosocuando lee el diario reza, cuando ve el noticiero reza, cuandohabla con la gente reza. ¿Por dónde está pasando Dios?, esesa pregunta la que está en el fondo, el tema de fondo entodos los temas, es la dimensión englobante, la dimensiónque unifica la vida.

La clave de interpretación de la realidad es lo que estoybuscando. Y si Juan les pregunta a las criaturas es porque lasvalora; muchas veces no preguntamos, no somos religiososporque no somos cristianos, ¿qué quiere decir? Que, en elfondo, no creemos que fueron “plantadas por la mano delAmado”. Para preguntarle a las creaturas y a la historia quéhay de Dios en ellas hay que creer que Dios es el Creador yel Dios de la historia. Si yo no creo que Dios está actuandoen la historia, me va a parecer que es un lugar profano parapreguntar y no que es un lugar sagrado, por que todoproviene de Él. Francisco dirá: “No hay que despreciar nada”,hay que vivir en estado de permeabilidad y vulnerabilidad.¿Cuándo uno está viviendo bien? Cuando está encontrable,vulnerable, permeable; todo me llega aunque me lastime,todo me llega y me hace vibrar.

Mirar es una forma de escuchar. Saber mirar es saberescuchar. Por eso que, a veces, uno dice: estoy mirando perono veo, o viendo y no mirando. Estoy oyendo y no te estoyescuchando. Hay maneras y maneras de mirar, hay manerasy maneras de escuchar. Es casi un sacrilegio pasar corriendopor la vida, sin darle verdad y tiempo a todo... , pasar por unrostro humano; hacer que pase una persona, unacircunstancia, que pase este día y que no haya percibido supresencia es también un sacrilegio. Saber escuchar lo humildees disponerse a lo sublime...

A veces queremos escuchar lo sublime, y despreciamos lohumilde, y nos olvidamos que lo humilde es lo que nos dis-

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pone a escuchar lo sublime que, paradójicamente, se revelaen lo humilde. Lo sublime viene envuelto en lo humilde, sino, miremos el lenguaje evangélico.

“Oh prado de verduras, de flores esmaltado”, se refiere alcielo en un lenguaje extraño, porque san Juan mirando eluniverso, en las noches, como si fuera el cielo una huertaverde, siempre está florecido, las estrellas siempre están.Entonces, ¡oh prado de verduras, de flores esmaltado queadornan el universo! Vayamos a nuestro lenguaje, saber mirarel misterio del universo, aunque lastime y permita respirarprofundo, en esas noches pobladas de estrellas lejanas oacompañadas de la presencia de la hermana luna.

¡Qué extraño!, lastima y permite mirar profundo. ¿Nuncalas lastimó un paisaje? Lo bello lastima. Cuando algo esmuy bello, muy sagrado, infinito, inmenso, es como silastimara tanta belleza y, al mismo tiempo, permite respirarprofundo. Uno siente: acá está la dimensión que explica misdimensiones; cuando uno mira el universo se siente comodesamparado delante de lo infinito y, al mismo tiempo,menos mal que hay infinito, porque lo que yo siento adentrome ahogaría si no hubiera infinito; todo alambrado noslastima, todo alambrado va contra el corazón humano queno tiene límites.

Este es un riesgo para los que vivimos en la ciudad: nonos deshumanicemos; de vez en cuando hay que salir y mirarel universo, nuestra casa, no vaya a ser que creamos quenuestra casa es la ciudad; nuestra casa es el universo.

Todo aquel que se asome a este misterio, desde Abraham(cf. Génesis 15, 5) hasta nosotros, escuchará su mensaje:

“Mil gracias derramandopasó por estos sotos con presurae, yéndolos mirando,con sola su figuravestidos los dejó de hermosura”.

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Me detengo un instante: Abraham estaba en su carpa tristey angustiado, y Dios le sale al encuentro, y le dice: salí, ymirá las estrellas, lo vuelve a situar, como si le dijera aAbraham, nunca más pienses en cerrar tu carpa. Si vos queréspensar bien hacelo frente al Dios todopoderoso y Señor deluniverso, el único ante el cual ninguna aventura es imposible,sino te vas a hundir. Todo aquel que se asome al universo,desde Abraham hasta nosotros, se encontrará con estemensaje: “Yo soy Dios”. Sólo la Encarnación terminó derevestir a este mundo de su más absoluta dignidad. ¡Quélindo es el cielo, pero cuánto más bella es la humanidad deJesús!

Como todo artista, Dios no pudo ocultarse en su obra.Todo artista, lo quiera o no, cuando hace algo se revela, sedesvela, se muestra. La creación proclama la gloria de Dios.Nada es profano, pero un día ya no sólo se escucha unmurmullo o una lejana melodía, sino que al fin se rompe elsilencio, al fin se puebla la soledad. El Padre pronuncia yentrega su Palabra, su Hijo Amado, en carne humana y, así,“con sola su figura, vestidos los dejó de hermosura”, el mundose hace sacramento...

Para buscar a Dios, ya no hay que mirar al cielo buscandoun más allá inalcanzable y difuso; hay que mirar un rostrohumano, saber escuchar palabras, interpretar gestos,saborear presencias... ¿Quién iba a decir que el lugar deencuentro entre Dios y el hombre es el hombre? Por eso -estonunca me cansaré de repetirlo-, si el hombre no es humano yno está en posesión de su humanidad, no puede entender alDios que le habló en lenguaje humano.

Para nosotros, ser normales y humanos es condición deexperiencia de Dios, es condición de interpretación de Dios.Nunca entenderemos a Jesucristo, al hombre, si no somoshumanos, ese es nuestro drama y, además, lo más bello.Ahora voy a dar vuelta el argumento, muchos de los queestamos acá somos personas de ciudad, no podemos mirar

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muchos paisajes, pero seríamos ciegos si no nos diéramoscuenta de que el paisaje es el hombre. Desde la Encarnación,el paisaje es el hombre. ¡Qué lástima que no puedo mirar elmar, pero si puedo mirar un rostro humano estoy viendo algomucho más elocuente que la inmensidad del mar, que lasolidez de una montaña!

Pero lejos de aliviar, esta noticia aviva el tormento. A la luzde Jesús se confirma lo infinito de nuestra sed y lo infinito desu amor. Todo hombre sospecha que nació para algo másque para comer y dormir; el corazón lo sabe y, sin embargo,no lo confirmamos del todo hasta no encontrarnos con Jesúsque nos dice que Dios nos soñó para una aventuramaravillosa.

¿Cuándo el hombre se puede animar a volar? Cuando seda cuenta de que Dios lo soñó para volar. “Un abismo llamaa otro abismo”. Abismo que abisma y, sin embargo, quepermite el equilibrio. Este es el problema del hombre queencontró a Dios: me desequilibraste pero ahora me di cuentaque sólo hallo equilibrio cuando me desequilibro.

“¡Ay!, quién podrá sanarme?Acaba de entregarte ya de vero.No quieras enviarmede hoy más ya mensajero,que no saben decirme lo que quiero.”.

Este es el problema de los mensajeros. Si son buenos daganas de que se callen porque ya nos permitieron entendero intuir y no son capaces de reemplazar el mensaje. Lahumildad sabía pedir ayuda, pero el amor no tolera lasdilaciones y los reemplazantes. Yo les pregunté a todos perohay un momento que ya no quiero preguntar más, no quieromás mediaciones, quiero encuentro. Por eso, los libros, lascharlas, todo muy lindo pero... no hay retiro que me vengabien, no lo hay. Quiero la plenitud, “no envíes másmensajeros”, todo es nada cuando se lo ha probado, no por

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desprecio sino por contrastar con lo pleno...

Ése es el problema de probar las cosas buenas. Cuandouno prueba lo bueno se da cuenta que lo otro no era tanbueno. Una experiencia de amor crea hábito, ese es elproblema, el hermoso problema, pero el problema.

La angustia de todas las angustias es el temor a no seramado. ¡Qué angustia la del hombre que no sabe que existeel amor! Cuántos hombres no saben que existe el amor, nolo tuvieron de niños, nunca nadie los amó bien. Muchos nohan sido nunca amados bien. Qué tormento insoportable elsaber del amor, pero no saber si el amor me ama, si estambién para mí, creo que hay amor pero no sé si es paramí. El banquete está, hay una fiesta, lo que no sé es si estoyinvitado. Cuántos hombres en este mundo ven que otros viven,gozan, otros y yo no puedo, no sé si es para mí. ¡Qué ter-rible! Esa pregunta no la pueden responder los mensajeros,hay que encontrarse con él y averiguarlo en su presencia...

“Y todos cuantos vagande ti me van mil gracias refiriendoy todos más me llagan,y déjame muriendoun no sé qué que quedan balbuciendo.”.

Todo aquel que pretenda hablar de Dios va a quedarbalbuciendo, va a poder decir muy poco. Ustedes sabránqué difícil es hablar de Dios. Uno pronto queda balbuciendo,te puedo decir tan poco y no sólo con mis palabras; mis gestosde amor, mis signos de inserción pueden parecer muchos yson tan pocos. Te puedo decir tan poco al lado de lo que tetendría que decir.

Una de las experiencias místicas más sublimes es la desaber que Dios no es nada de lo creado. Es una experienciade nada, pero justamente por haber vislumbrado el Todo.Parece elemental, pero se puede pasar por esta vida, comoreligioso, y no haberse dado cuenta que Dios no es una

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creatura, es Dios y que todo lo demás sí es una creatura.

Hay maneras de defender costumbres, formas, tradicionesque, en el fondo, aunque no lo digamos con las palabras, dehecho estamos endiosando esas mediaciones. Dios es unosolo, todo lo demás es relativo. Curiosamente, los grandesmísticos fueron los grandes revolucionarios eclesiales, si cabela palabra. ¿Por qué? porque fueron los únicos quecomprendieron lo absoluto de Dios, y no temieron relativizarlas formas. Cuanto menos absoluto es Dios, más seguridadesnecesito; necesito que se me mueva menos el piso. Es el dichode física: denme un punto de apoyo y moveré el universo. Sino hay punto de apoyo no muevan nada, porque es terriblevivir donde se mueve todo. La única manera de soportar deque todo pasa y que todo cambia y de no abismarse porello, es haber encontrado la Roca donde edificar la casa.

La vida se convierte en un bienaventurado tormento:

“Mas ¿cómo perseveras,¡oh vida!, no viviendo donde vivesy haciendo por que mueraslas flechas que recibesde lo que del Amado en ti concibes?”

Es como si cada encuentro de amor avivara el amor,consolara y lastimara más. Es una amorosa queja, por haberllagado el corazón con encuentros parciales y fugaces, y nohabernos sanado con un encuentro definitivo y pleno.

Hasta en el amor humano encontramos un paralelo: en eldiálogo con el mejor amigo, los esposos después de la mejorrelación, tienen la sensación de un encuentro parcial y fugaz;todavía queda tanto por decir. Ni un beso, ni un abrazo, niun gesto, pueden agotar.

“Y, pues me le has robado,¿por qué así le dejaste,y no tomas el robo que robaste?”

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Como diciendo, si me enamoraste, ¿por qué no meraptaste? Este príncipe es medio extraño, me enamoró y nome raptó. Raptame, enamorame y raptame, no me dejes así.

Acaso puede no amar el amor. Hace un rato yo dije queuno, a veces, había descubierto el amor pero tenía dudas,pero ¿será para mí? Vuelvo sobre el tema ¿acaso puede elamor no amar? ¿Saber de amor, no es comenzar a saberque es para mí? El amor es humilde pero también osado.Más que una queja es una confesión de elección:

“Apaga mis enojos,pues que ninguno basta a deshacellos;y véante mis ojospues eres lumbre dellosy sólo para ti quiero tenellos”.

Poder mirar como Dios y a Dios en todo, es ser un “limpiode corazón”:

“Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, sesentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entoncestomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:«Felices los que tienen el corazón puro, porqueverán a Dios»” (Mateo 5, 1-2. 7).

¿Quién es limpio de corazón? El que mira como Dios y aDios lo encuentra en todo. No es limpio de corazón el queno mira cosas feas, es limpio de corazón el que mira comoDios y a Dios lo encuentra en todo.

María en Caná, Marta y María ante la muerte de Lázaro,sabiendo del amor de Jesús, presentan humildes y confiadasla necesidad, sabiendo que la súplica humilde, el gemido esel que termina recibiendo la respuesta de amor.

Dicho más claro: cuando uno sabe que una persona laquiere mucho, sabe que basta insinuarle un deseo. El lenguajepopular del amor: ¿qué le dice un amado a la amada? Tusdeseos son órdenes. Entonces qué hace María en Caná: “No

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8ª meditación “La música callada, la soledad sonora...”

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tienen vino”, no dijo nada y a Jesús lo conmovió. ¿Qué ledijeron Marta y María?: “Lázaro está enfermo”. El amorentiende pronto. Qué bonito si lo hiciéramos nosotros tambiénen nuestra manera de rezar. A Jesús le hablamos poco, perocon más confianza en que nos ama, y creyendo que bastauna palabra, o que una palabra dicha con amor y desde elamor lo derrite más que muchas que a veces repetimos sinsaber lo que decimos.

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8ª meditación“La música callada, la soledad sonora

la cena que recrea y enamora”

“El Reino de los Cielos se parecea un tesoro escondido en un campo;

un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder,y lleno de alegría,

vende todo lo que posee y compra el campo.El Reino de los Cielos se parece también

a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas;y al encontrar una de gran valor,

fue a vender todo lo que tenía y la compró.(Mateo 13, 44-46).

“CANCIONES ENTRE EL ALMA Y EL ESPOSO”

ESPOSA

12. ¡Oh cristalina fuente,si en esos tus semblantes plateadosformastes de repentelos ojos deseadosque tengo en mis entrañas dibujados!

13. ¡Apártalos, Amado,que voy de vuelo!

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

ESPOSO

-Vuélvete, palomaque el ciervo vulneradopor el otero asomaal aire de tu vuelo, y fresco toma.

ESPOSA

14. Mi Amado las montañas,los valles solitarios nemorosos,las ínsulas extrañas,los ríos sonorosos,el silbo de los aires amorosos;

15. la noche sosegadaen par de los levantes del aurora,la música callada,la soledad sonora,la cena que recrea y enamora.

!!!!

El hombre no es autosuficiente; es ya saber mucho saberque uno, solo, no puede ni resolver ni entender su vida. Estasson las bienaventuranzas, los bienaventurados son aquellosque saben que no pueden resolver ni entender su vida solos,por eso están abiertos, encontrables, a punto para la venidade Jesús. Su misterio lo tiene otro, él no es el misterio origi-nal. Y si sus fuerzas se muestran insuficientes para con élmismo, para entender su propio misterio, mucho más paracon Dios. Así humilde, pide ayuda a las creaturas y, como elhijo pródigo, regresa a la presencia del Padre, reconociendoy descubriendo que eso que parecía poco y que le habíaresultado insuficiente en un principio, era mucho, y no lo habíasabido ver.

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8ª meditación “La música callada, la soledad sonora...”

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Creyendo escapar de la insatisfacción, despreció la fe y,sin embargo, en ella estaba lo que buscaba; y esto nos pasamuchas veces: hay un cansancio, un agotamiento, unparecernos que Dios no está en ningún lado, incluso nisiquiera en la fe, y a veces lo buscamos en otros lados o lodejamos de buscar, hasta que un día decimos: ¿dónde está?,y nos damos cuenta que la fe, que en su momento nos habíaparecido poco, fría e insuficiente, es la Palabra de Dios.

La Revelación es el lugar por excelencia donde buscarlo.En realidad es donde encontramos más de lo que noshabíamos imaginado, y no nos habíamos dado cuenta. Enlenguaje poético san Juan dirá, hablando de la fe:

“¡Oh cristalina fuente,si en esos tus semblantes plateadosformastes de repentelos ojos deseadosque tengo en mis entrañas dibujados!”.

Como si tuviera memoria y comprendiese, a la distancia,que había visto más de lo que en apariencia había visto, quese habían dibujado en las entrañas esos ojos deseados, nosabe cómo, pero había una memoria de un encuentro conJesús que había cautivado el corazón.

Como sabemos, el objeto de la fe no son los enunciadossino el misterio de Dios. El don de la fe nos comunica el rostrode Dios, y eso es lo que el hombre es capaz de leer en y através de esas formulaciones que nos parecían frías einsuficientes.

¡Qué inapreciable es una palabra que pone de manifiestolos sentimientos de un corazón!, pero sólo conocemos aalguien profundamente cuando podemos mirar sus ojos,estrechar su mano, percibir su respiración. Conocemos aalguien, cuando nuestras entrañas saben quién es; como porejemplo una madre conoce a su hijo, o Juan conoció a Jesús.El conocimiento de Jesús no es meramente intelectual sino es

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

un conocimiento entrañable, por cercanía, por convivencia,por amistad.

¡Qué difícil es la ausencia, pero qué insoportable es lapresencia! Cuántas veces le decimos a Dios: ¿dónde estás?Y cuando intuimos que está, qué insoportable es su presencia.Lo mismo en el amor humano, cuántas veces decimos si esapersona me hablara, y cuando me empieza a tener en cuenta,¡qué susto!, qué insoportable es, a veces, la presencia.Cuando se encuentra con esa mirada nuevamente dice:“apártalos amado que voy de vuelo”, ¡qué difícil es soportarla mirada de Jesús!

La presencia nos hace salir de todo presente, que setermina mostrando insuficiente para contener al hombre y aDios que en él se revela y se entrega. Pongamos un ejemplopara que no parezca abstracto, tiene que ver con el éxtasis,una palabra que nos suena rara.

Cuando uno está pasando un momento bueno, en algúnsentido, uno entra en éxtasis. Se pierde la conciencia deltiempo y del lugar: estaba con alguien, estaba escuchandouna hermosa música, estaba leyendo un libro, uno mira elreloj y dice: ¡huy! El tiempo y el espacio desaparecieron, mepuse como en contacto con el fondo, se pasó volando. Hastalas canciones de amor humano: “reloj, no marques lashoras...”, como diciendo: parece que el tiempo y el espaciojuegan en contra de algo que es más profundo, aunque elencuentro sea en el tiempo y en el espacio.

Vivir ese éxtasis es ya no poder hacer pié en el presente,no me contiene lo que estoy haciendo, lo que estoy viviendo,sino el ser amado; es ya no poder vivir más ante algo, anteun oficio, ante sí mismo, sino ante otro y de otro.

Este es el problema del que va conociendo el amor ytrascendió los presentes y encontró presencias. Antesencontraba equilibrio haciendo tal tarea, ahora tal tarea nome equilibra, me equilibra si Él está.

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8ª meditación “La música callada, la soledad sonora...”

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Justamente eso es lo que termina de hacer vulnerable aDios y a todo el que ama. ¿Qué lo hace vulnerable a Dios?Ver que alguien ya no hace equilibrio sino en Él. Cuántotiempo llevó querer despertar al amor y ahora que estádespierto se experimenta su vértigo abismal:

“Vuélvete, palomaque el ciervo vulneradopor el otero asomaal aire de tu vuelo, y fresco toma”.

Vuélvete, paloma, no pretendas saltar hasta la eternidad,el ciervo vulnerado por el otero asoma, yo voy a descendera buscarte; no tenés que subir hasta el cielo, yo desciendo,yo soy el que me abajo. “Al aire de tu vuelo, y fresco toma...”.

“¿Dónde pondré mis ojos...?”, decía el profeta Isaías ennombre de Dios a aquellos que creían que llamarían suatención con la construcción de un bello templo:

“Así habla el Señor: «El cielo es mi trono y la tierra,el estrado de mis pies. ¿Qué casa podrán edificarmeuste-des y dónde estará el lugar de mi reposo? Todoesto lo hizo mi mano y todo me pertenece. Aquelhacia quien vuelvo la mirada es el pobre, de espírituacongojado, que se estremece ante mis palabras»”(Isaías 66, 1-2).

A Dios no lo conmueve, no le ponemos en el anzuelo comocarnada, un bello templo, méritos, cosas, para que Éldescienda y lo atrapemos. A Dios lo atrapa, lo enamora, lodebilita, lo hace vulnerable, el pobre y humilde que seestremece ante sus palabras. Ese es el templo que loconmueve a Dios, las verdaderas actitudes del corazón delhombre, que Dios mismo nos dice: eso me hace vulnerable,cuando alguien está vulnerable ante mí. A Dios lo hace vul-nerable que alguien, descubriendo el amor de Dios, se hagavulnerable al amor de Dios.

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Nuestro amor no sólo lo hace vulnerable, sino que “frescotoma”, es decir, la respuesta de amor alivia las heridas quefueron necesarias para despertar el amor. ¿Qué lo hacetomar fresco al ciervo? Acá hay una imagen: los ciervos sepelean por las ciervas y a veces quedan heridos, y van a curarsus heridas a las altas cumbres, a las nieves, a los hielos; elfrío les permite cicatrizar las lastimaduras. Pero ahora no sonlas altas cumbres lo que me permite cicatrizar; lo que mecicatriza es tu amor, me alivian las heridas que fueronnecesarias para despertar tu amor.

¿Qué alivia a Jesús, qué lo alivia a Dios sino nuestro amor,que es en el fondo lo que Él procuraba despertar? Como siDios dijera: valió la pena todo esfuerzo si comprendiste quete quiero. En el fondo, lo que nos pasa a nosotros cuandoqueremos despertar a otro a la conciencia de que existe elamor, ya nos pagó si cree que el amor existe. Todos losesfuerzos, todo lo que hicimos no fue en vano si aquel a quienintentábamos amar comprendió que lo queremos. Turespuesta de amor alivia las heridas que tengo por haberintentado despertarte al amor. La satisfacción de ver a unniño que creyó, a una persona que promovimos, a alguienque descubrió a Jesús, valió la pena de todo lo hecho. Esa esla mejor recompensa.

Nada reemplaza a Dios o al ser amado pero, cuandoestá, todo nos habla de él. Qué horrible es ir solos a un lugarlindo; cuando uno está ante algo bonito y no hay nadiequerido cerca. ¿Por qué? Qué feo es ver algo lindo o teneruna alegría y no poder compartirla con nadie. Imaginen: sinos sentimos mal y solos, aunque nos mostraran el mejorpaisaje, ya no nos sirve. Ya no importan los adónde sino loscon quién. Me pueden llevar al lugar más bonito del mundo,pero solo, ¡no! En cambio, el lugar no es tan lindo pero, ¿estánlos que quiero? Sí. Nada reemplaza a Dios o al ser amado,pero también es verdad que cuando el amado está, todonos habla de él, todo nos hace referencia a él. Cuando uno

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8ª meditación “La música callada, la soledad sonora...”

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se siente bien, cuando uno se cree amado, todo nos haceacordar a la persona que queremos.

Pongamos nuevamente la mirada en el lenguaje de lapoesía: El que dejó todo por el amor halla lo que abandonóy mejor: “Dios mío y todas las cosas”, decía Francisco de Asís,el pobre.

“Mi Amado las montañas,los valles solitarios nemorosos,las ínsulas extrañas,los ríos sonorosos,el silbo de los aires amorosos;la noche sosegadaen par de los levantes del aurora,la música callada,la soledad sonora,la cena que recrea y enamora”.

Cuando estamos bien todo nos habla de él, del ser amado.

La cena no es sólo el fin de la jornada, el momento delencuentro, de restaurar fuerzas; la cena es el mismo amado.¿Se acuerdan aquello del Apocalipsis?:

“Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mivoz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos”(Apocalipsis 3, 20).

Pero la cena en realidad no es lo que vamos a comer, lacena sos vos; vos sos mi cena y yo soy tu cena. Él es el sentido,el alimento, el descanso, la compañía. La noche sosegadaes el pecho sereno y protector...

La verdadera purificación y conversión, la capacidad derenuncia, las decisiones de fondo, no son fruto de nuestrospobres esfuerzos, sino consecuencia de una experiencia deamor: Sólo el que ha encontrado el amor puede tomardecisiones de fondo. Leamos el texto:

“En la interior bodega

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de mi Amado bebí, y, cuando salíapor toda aquesta vega,ya cosa no sabíay el ganado perdí que antes seguía”.

Ahora que bebí aquí ¡cuántas cosas ya no busco porqueencontré lo que buscaba!, como si se fueran perdiendo losintereses secundarios una vez que encontramos lo queandábamos buscando. Es decir, perdí el moverme sólo pormis pasiones, gustos, costumbres adquiridas, preocupaciones,para moverme a la luz de lo que encontré.

“Allí me dio su pecho,allí me enseñó sciencia muy sabrosa,y yo le di de hechoa mi, sin dexar cosa;allí le prometí de ser su Esposa”.

“Allí me dio su pecho”, es decir, se dio, se entregó, comouna madre que no sólo alimenta a su niño con su leche ma-terna. Sería superficial creer que lo que alimenta al niño essólo la leche materna, sino lo alimenta con toda su ternura ysu persona que se entregan en el pecho. Amamantar esmucho más, no es sólo dar leche. Ahí me dio su pecho, esdecir, Él, no sus bienes, su gracia, Él es el alimento. Dios nosólo es Padre-Madre en las Escrituras, sino en la propiahistoria de Juan de la Cruz. Huérfano de padre a los tresaños, conoció a Dios fundamentalmente por su madre. Supadre será sobre todo la memoria de una entrega sin reservasal amor, aunque le cueste la vida. Juan mamó estos ejemplosde amor y por eso se lanza a la aventura perfecta, ya no poruna joven, sino por Dios, hizo una opción de amor a costade todo. (cf. C 27, 1; URS VON BALTASAR, Gloria).

Por eso no se extrañen. Si leen las obras de Juan conatención, verán que el Dios de Juan es más femenino quemasculino, un Dios materno, un Dios con rostro de madre,porque justamente la figura de Dios se la comunicó más una

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8ª meditación “La música callada, la soledad sonora...”

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mujer que un hombre. En esto es muy bíblico. También laEscritura, por más que hablemos más de Dios como Padre,hoy, gracias a Dios, lo estamos rescatando cada vez máscomo Padre-Madre.

“Sión decía: «El Señor me abandonó, mi Señor seha olvidado de mí». ¿Se olvida una madre de sucriatura, no se compadece del hijo de sus entrañas?¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!” (Isaías49, 14-15)

“Porque así habla el Señor: […] Como un hombrees consolado por su madre, así yo los consolaré austedes, y ustedes serán consolados en Jerusalén”(Isaías 66, 12-13).

“Allí me dio su pecho, allí me enseñó sciencia muy sabrosa”,no sólo hace referencia a lo materno sino al gesto de Juanen la última cena. Sólo será teólogo quien sepa descansaren el pecho de Jesús. Es una frase muy bonita de los Padresde la Iglesia: teología no se hace sólo pensando, sino sehace también descansando en el pecho de Jesús. Como hoytambién diríamos, teología se hace viviendo, se hace encercanía con el hombre, leyendo la historia; la teología noes sólo en el aula; la teología es en la oración, en la vida,ahí se hace verdadera teología. No es extraño que los grandesteólogos sean los santos. Sólo entienden a Jesús los que loviven, más que los que lo piensan. Hay un saber de Jesús quesólo lo sabe quien se atreve a vivir el Evangelio. El Evangelioentrega sus secretos a quienes lo viven, más que a quienes lopiensan.

“Allí me dio...y yo le dí de hecho a mi, sin dexar cosa; allí leprometí de ser su esposa”. La entrega de Dios provoca la delhombre, amor saca amor, por eso dirá con autoridad yconvicción: “donde no hay amor ponga amor y sacará amor”.Esto lo dice respondiendo a una religiosa una carta que lecuenta que su comunidad es difícil, le pide un consejo, ¿qué

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hago?, y Juan le responde: donde no hay amor ponga amory sacará amor. Esto es lo que hizo Jesús. Si pensamos bien,¿qué es la Encarnación? Es un Dios que pone amor en elmundo, única condición para provocar una respuesta deamor.

Sólo una entrega absoluta provoca una respuestaabsoluta. Pablo VI decía muy sabiamente:

“Para la Iglesia, el primer medio de evangelizaciónconsiste en un testimonio de vida auténticamentecristiana, entregada a Dios en una comunión quenada debe interrumpir y, a la vez, consagradaigualmente al prójimo, con un celo sin límites. «Elhombre contemporáneo escucha más a gusto a los quedan testimonio que a los que enseñan -decíamosrecientemente a un grupo de laicos-, o si escucha alos que enseñan es porque dan testimonio»” (Evangeliinuntiandi, 41).

¡Cuántas veces pedimos respuestas absolutas y nomostramos compromisos absolutos! El Pueblo de Diosnecesita compromisos absolutos para tener una respuestaabsoluta a Dios.

“Mi alma se ha empleado y todo mi caudal en su servicio”,a quien se enciende verdaderamente en amor una entregaabsoluta no sólo es una entrega radical sino una entregacon todo su ser, con toda la fuerza, con toda su alma. Nadamás bonito que poder emplear todo lo que soy en el queamo. Todo lo que soy lo empleo en el que quiero. Armonía eintegración son consecuencias del amor más que de métodosy ejercicios. ¿Quién se siente integrado, unificado en su vida,incluso psicológicamente hablando? El que tiene un amordonde poner todas sus fuerzas, toda su inteligencia, toda sualma.

“No tengo otro oficio, que ya sólo en amar es mi excercicio”.Quien haya comprendido el mensaje de Jesús, habrá

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8ª meditación “La música callada, la soledad sonora...”

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comprendido que no hay otro oficio que el amor. Hagamoslo que hagamos, sea cual sea nuestra profesión o actividad,si no amamos no hacemos nada y no somos nada; más aun,tal vez hagamos mal. La santidad es justamente una vocaciónuniversal porque su secreto es el amor. El Concilio VaticanoII, en la constitución Lumen Gentium recuerda la vocaciónuniversal a la santidad, no dependiendo esta de un estadoespecial de vida; recupera la verdad bíblica de que sólo lacaridad es la que hace que el hombre imite verdaderamentea Jesús, haga lo que haga y esté en el estado de vida queesté.

Sólo una cosa es necesaria y hay que velar: más que porla cantidad de obras del amor se debe buscar la calidad delamor, el secreto de la verdadera fecundidad y del único cultoagradable al Padre. Si esto lo bajáramos a nuestra vida,¿cuántas veces tenemos cantidad de obras de amor que aveces tienen el precio de la calidad de amor que ofrecemos?En cristiano, lo fecundo, no es la cantidad sino la calidad; loúnico que hace bien es un buen amor; le hace bien al hombrey le da culto al Padre. Amor con calidad y no necesariamenteponer el acento en la cantidad, que a veces nos quita calidadde vida.

“Andando enamorada me hice perdidiza, y fui ganada”.Paradoja del enamorado, perdido a tantas cosas y a tantosy, sin embargo, ganado en lo esencial. Es cierto que a quienhaga una opción de amor muchas cosas le van a quedar enel camino y, sin embargo, no su realización más profunda.Toda apuesta de amor es una apuesta que tiene un vértigo,porque la sensación es que muchas cosas quedan en elcamino. No sólo nosotros, también el hombre que elige auna mujer y que no elige a otra, el hombre que elige unaprofesión, un lugar donde vivir…

Toda elección implica renuncias como si, a la larga, elhombre tuviera que optar por algún camino relativo paracaminar hacia lo absoluto. No podemos caminar con todo

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

en la mano al mismo tiempo; hay que hacer un salto, unaopción, y toda opción implica renuncia. Pero el secreto detoda renuncia es una opción de amor, y no a la fuerza o pordesprecio de lo que dejamos. No hay que poner el acentoen lo que hay que dejar, sino en lo que no hay que perder.¿Quién vive bien? El que conoce lo que no quiere perder. Nomidamos tanto el costo sino qué terrible costo tendría siperdiéramos eso que andamos buscando. Lo bonito es quetoda auténtica elección termina de alguna maneraincorporando todo lo dejado. Esto es la bondad de Dios:hace que parezca que dejamos todo y, en última instancia,el que opta por amor, termina encontrando todo.

“De flores esmaltadas..., (el lugar del encuentro de los dosamados), en tu amor florecidas y en un cabello míoentretejidas”. Este lugar estaba adornado con floresesmaltadas, florecidas y en un cabello mío entretejidas. ¿Quéquiere decir esto? Las mejores capacidades del hombreflorecen por el amor recibido. Florece todo el hombre, florecela persona. No sólo las flores se despliegan, aparecen, nosmuestran su aroma, sus colores, su belleza cuando el sol lasacaricia con su luz y su ternura, sino también los hombres.¿Cuándo un hombre madura y puede sacar lo más bonito?Cuando alguien lo ama bien. La mejor señal de santidad esque florezcan las personas que pasan a nuestro lado. ¡Quélindo si una persona dice: todos los que pasamos cerca de tinos quedamos sintiéndonos mejor, florecidos, lo mejornuestro salió a la luz!

Las virtudes florecen por la caridad y este hombre, asíflorecido por el amor, tiene la facultad de quitarle a Dios lalibertad: “... y en él preso quedaste”. Las flores esmaltadasen tu amor florecidas, son las virtudes y, en un cabello míoentretejidas, significa la caridad. En la caridad mis virtudesalcanzaron la plenitud, hizo como de hilo que entretejió elramo de flores que cautivó al Amado y ahí preso quedó. Yahora Juan nos dirá el secreto, y este es uno de los textos más

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8ª meditación “La música callada, la soledad sonora...”

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bonitos de san Juan de la Cruz.

Y este es el secreto:

“Cuando tú me mirabas,su gracia en mí tus ojos imprimían:por eso me adamabas,y en eso merecíanlos míos adorar lo que en ti vían.No quieras despreciarme;que, si color moreno en mí hallaste,ya bien puedes mirarmedespués que me miraste,que gracia y hermosura en mí dejaste”.

El mirar de Dios es amar, la mirada de Dios no es como ladel hombre. El hombre mira para comprobar si hay bondady belleza, en cambio el mirar de Dios es amar y poner bondady belleza donde no la hay. Para los griegos, (ese pueblo quevive en ese lugar tan lleno de sol, de belleza, de aguastransparentes), el amor era la atracción que provocaba loque es bello, lo que es bueno, noble, lo que es verdad. Todolo bueno, noble y vivo provoca amor; la atracción de lo quees agradable, bonito. Otro pueblo que era no de filósofossino de pastores -Israel-, y no pensando sino viviendo,descubrió otra cosa más extraña: experimentó que Abraham,su padre, era un arameo errante y alguien lo encontró, lomiró, lo amó y lo fue haciendo cada vez más digno de seramado.

Para la Escritura el amor no es lo bueno que merece seramado, sino que el amor es un Dios que pone bondad dondeno la hay, y elige gratuitamente lo no digno de ser amadopara ir haciéndolo, con su amor, digno de ser amado. Másde algunas de ustedes son griegas cuando quieren estarbonitas y buenas para que Dios las quiera, en vez de dejarseencontrar pobres para que las ame y ponga bondad dondeno la hay. Cuando estoy triste porque soy pecadora y no me

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

dejo encontrar hasta que no sea bella, noble, buena y virtuo-sa, estoy siendo una buena griega, una hermana Elena, peroSara, Rebeca, María dirían: miró con bondad mi pequeñez.En María, (no en Elena), la humanidad comprobó que el mirarde Dios es amar, y que su pequeñez, mirada con amor, nosanima a dejarnos encontrar por Él. Mirar no es sólo escuchar,sino también obrar, amar, hablar, curar, embellecer, dignificar,acariciar... Dejarse encontrar por la mirada de Dios esencontrarse con una mirada creadora, activa, una miradacapaz de poner plenitud. Y la gran pregunta nuestra es, ¿ycómo miro yo? ¿Mirada severa, exigente, o es una miradaque hace buenos a los demás? Y lo más triste de esto es queuno mira como se cree mirado...

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9ª meditación“Entremos más adentro,

en la espesura”

“Junto a la cruz de Jesús,estaba su madre y la hermana de su madre,

María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.Al ver a la madre y cerca de ella

al discípulo a quien él amaba,Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo».

Luego dijo al discípulo:«Aquí tienes a tu madre».Y desde aquel momento,

el discípulo la recibió en su casa”(Juan 19, 25-27).

CANCIONES ENTRE EL ALMA Y EL ESPOSO

ESPOSA

16. Cazadnos las raposas,que está ya florecida nuestra viña,en tanto que de rosashacemos una piña,y no parezca nadie en la montiña.

17. Detente, cierzo muerto;ven, austro, que recuerdas los amores

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

aspira por mi huerto,y corran sus olores,y pacerá el Amado entre las flores.

18. ¡Oh ninfas de Judea!,en tanto que en las flores y rosalesel ámbar perfumea,morá en los arrabales,y no queráis tocar nuestros umbrales.

19. Escóndete, Carillo,y mira con tu haz a las montañasy no quieras decillo;mas mira las compañasde la que va por ínsulas extrañas.

ESPOSO

20. A las aves ligeras,leones, ciervos, gamos saltadores,montes, valles, riberas,aguas, aires, ardoresy miedos de las noches veladores:

21. por las amenas lirasy canto de serenas os conjuroque cesen vuestras irasy no toquéis al muro,por que la Esposa duerma más seguro.

22. Entrado se ha la esposaen el ameno huerto deseado,y a su sabor reposa,el cuello reclinadosobre los dulces brazos del Amado.

23. Debajo del manzano,allí conmigo fuiste desposada,allí te di la mano,

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9ª meditación “Entremos más adentro, en la espesura”

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y fuiste reparadadonde tu madre fuera violada.

24. Nuestro lecho florido,de cuevas de leones enlazado,en púrpura tendido,de paz edificado,de mil escudos de oro coronado.

25. A zaga de tu huellalas jóvenes discurren al camino,al toque de centella,al adobado vino:

emisiones de bálsamo divino.

ESPOSA

26. En la interior bodegade mi Amado bebí, y, cuando salíapor toda aquesta vega,ya cosa no sabíay el ganado perdí que antes seguía.

27. Allí me dio su pecho,allí me enseñó ciencia muy sabrosa,y yo le di de hechoa mi, sin dejar cosa;allí le prometí de ser su Esposa.

28. Mi alma se ha empleadoy todo mi caudal en su servicio;ya no guardo ganado,ni ya tengo otro oficio,que ya sólo en amar es mi ejercicio.

29. Pues ya si en el ejidode hoy más no fuere vista ni hallada,diréis que me he perdido,que, andando enamorada,

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

me hice perdidiza, y fui ganada.

30. De flores y esmeraldas,en las frescas mañanas escogidas,haremos las guirnaldasen tu amor floridasy en un cabello mío entretejidas.

31. En sólo aquel cabelloque en mi cuello volar consideraste,mirástele en mi cuello,y en él preso quedaste,y en uno de mis ojos te llagaste.32. Cuando tú me mirabas,su gracia en mí tus ojos imprimían:por eso me adamabas,y en eso merecíanlos míos adorar lo que en ti vían.

33. No quieras despreciarme;que, si color moreno en mí hallaste,ya bien puedes mirarmedespués que me miraste,que gracia y hermosura en mí dejaste.

ESPOSO

34. La blanca palomicaal arca con el ramo se ha tornadoy ya la tortolitaal socio deseadoen las riberas verdes ha hallado.

35. En soledad vivía,y en soledad ha puesto ya su nido,y en soledad la guíaa solas su querido,también en soledad de amor herido.

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9ª meditación “Entremos más adentro, en la espesura”

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ESPOSA

36. Gocémonos, Amado,y vámonos a ver en tu hermosuraal monte y al collado,do mana el agua pura;entremos más adentro en la espesura.

37. Y luego a las subidascavernas de la piedra nos iremos,que están bien escondidas,y allí nos entraremos,y el mosto de granadas gustaremos.

38. Allí me mostraríasaquello que mi alma pretendía,y luego me daríasallí tú, vida mía,aquello que me diste el otro día:

39. El aspirar del aire,el canto de la dulce filomena,el soto y su donaire,en la noche serena,con llama que consume y no da pena

40. Que nadie lo miraba…Aminadab tampoco parecía;y el cerco sosegaba,y la caballeríaa vista de las aguas descendía.

!!!!

Con este capítulo terminamos el Cántico Espiritual. Elhombre no sabe lo que es el temor a perder hasta que noconoce el amor. Sólo cuando tenemos algo que valoramos,algo que le dio sentido a la vida, empezamos a experimentar

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Manuel F. Pascual Certezas en la oscuridad

verdaderamente lo que significa el temor a perderlo. No selo conoce hasta que no se tiene o no se alcanza eso que a lavida le dio sentido, y cuando se encuentra y se ama, se temeperder lo que le da vida a la vida.

Y acá curiosamente se parecen el enamorado y elagricultor. El enamorado, como el agricultor, temen que lasplagas se coman los brotes prometedores cuando empiezaa surgir el brote: este es el momento más delicado no cuandola cosecha empieza a espigar. En el lenguaje de Juan:

“Cazadnos las raposas,que está ya florecida nuestra viña,en tanto que de rosashacemos una piña,y no parezca nadie en la montiña”.

Por si alguna de ustedes no conoce mucho de campo:supongamos que está floreciendo la soja, va a visitar unafamilia y le dicen: ¡qué bonito tu campo, está lleno demariposas… y son isocas, que se comen los brotes! Lasraposas son esas plagas que pueden comerse el broteprometedor.

Esto con la cosecha sería importante, pero también pasacon el amor. Cuando empieza a surgir el temor es: ¿y ahoraalcanzará su plenitud? Una cosa es que nazca y otra¿alcanzará su plenitud? No sólo con el amor aparece el temor,sino también la necesidad de intimidad: “...y no aparezcanadie en la montiña”. Querer estar a solas. Aparece el temory la necesidad de ahondar, de pasar a un grado de amorque requiere intimidad, cierta soledad para poder profundizar.Por eso, cuando dos personas van haciéndose amigas,necesitan más espacios para compartir otro nivel; lo mismonos pasa con Dios. No es un deber canónico que busquemosespacios de soledad o de comunión con Dios sino que esuna dinámica del amor que necesita espacios paraencontrarse.

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9ª meditación “Entremos más adentro, en la espesura”

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Tan peligrosas -o tal vez más- que las plagas, son lasheladas tardías, (me viene a la mente Mendoza, cuando lasviñas empiezan a florecer y el temor a ver si viene una helada),capaces de quemar los tiernos brotes en su tímido intento deasomarse a la vida. También los humanos tenemos tiernosbrotes; con ternura nos vamos asomando a la vida, pensemosen la niñez, en la juventud, cuántos tiernos brotes empiezan arecibir las heladas de las no respuestas, de la agresión, de laviolencia, al encontrarse con un mundo sin esperanza. ¡Quédifícil es brotar!

Este grito:

“Detente, cierzo muerto;ven, austro, que recuerdas los amoresaspira por mi huerto,y corran sus olores,y pacerá el Amado entre las flores”.

Acá en la Argentina, podríamos decir: detente viento aus-tral, ese que puede traer el frío cuando ya está avanzada laprimavera y “Ven, austro, que recuerdas los amores”, quevenga el viento de la primavera, ese viento cálido, fresco,húmedo. Por el contrario, la calidez y las lluvias dan el climanecesario para una floreciente primavera. En la vida espiritualpodríamos decir: detenete aridez que me estás secando elalma, detenete crisis, cuando uno está viviendo una situaciónque tiene la sensación de que le puede quemar los tiernosbrotes de su vida, de sus sueños. Pensemos cuántos denosotros, en el encuentro con la realidad del mundo eclesial,de nuestra Congregación, cuántas ilusiones se han quemado,y qué desconfiado está el corazón para volver a soñar, paravolver a ser como niños. ¡Cómo cuesta volver a encontrar elentusiasmo original, original pero consciente, maduro! Notenemos que ser ingenuos, tenemos que ser esperanzadosque vuelven a estar abiertos aunque sepamos cómo es larealidad.

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La vida siempre necesita de un clima adecuado, y cuantomás tierna y frágil, más. Así por ejemplo la infancia, elnoviciado, (hace falta que haya un clima de no engañar alas novicias con respecto a lo que es la Congregación,acompañado de un ámbito que permita que crezcan concapacidad de soñar) o los duros momentos o períodos decrisis, (hay momentos donde fuimos de tal modo heridos porlo que sea que necesitamos la calidez de la comunidad, delos hermanos, hay momentos donde nos tienen que llevar enbrazos, podríamos decir, nos tienen que cuidar); también laenfermedad, la ancianidad. ¡Qué bueno si somos capacesde dar lo que nos gustaría que hicieran con nosotros!

El amor permite conocer el temor, la necesidad de laintimidad, pero también y sobre todo, lo que es el descanso.Descansar no es no hacer nada, sino haber encontrado, alfin, la gratuidad y la incondicionalidad del amor. ¿Quiénesdescansan? Los que se ven librados de la más ardua eimposible de las tareas: hacer algo para que me quieran. Lapeor tarea que podríamos tener los humanos, la desesperantetarea sería tener que vivir haciendo algo para merecer lavida. No sé si vieron el film El hijo de la novia; el protagonista,en un determinado momento, cuando empieza a reflexionarsobre su vida, su fracaso, dice: “es que yo quería ser alguien”.Esa frase tan popular. Nos parece que ser alguien es alcanzaralgo que le haga tener valor a mi vida, que no tiene valor.Eso, para muchos, puede ser lo económico, y en nosotrospuede ser estudiar, alcanzar un cargo. No hay que luchar porser alguien, hay que descubrir que ya somos alguien.

¡Qué descanso es encontrar la gratuidad y laincondicionalidad del amor!, un amor que no se gana, queno se compra, un amor capaz de cruz; me ama alguien quees capaz de morir por mí. Un amor capaz de cruz:

“Entrado se ha la esposaen el ameno huerto deseado,y a su sabor reposa,

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9ª meditación “Entremos más adentro, en la espesura”

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el cuello reclinadosobre los dulces brazos del Amado.Debajo del manzano,allí conmigo fuiste desposada,allí te di la mano,y fuiste reparadadonde tu madre fuera violada”.

¿Cuándo puede descansar el hombre? Cuando se diocuenta que Dios se hizo hermano de Adán para reparar lahumanidad que había sido lastimada.

Que nadie moleste este reposo, ni siquiera nosotrosmismos, sabiendo abandonarnos en el amor a pesar de lapropia pobreza, (a pesar de sentirnos pequeños,insignificantes y pecadores, llegar a creer que el amor es másgrande), a pesar de los “miedos de las noches veladores”.Saber descansar aunque no podamos dormir; esas nochesmuchas veces muy largas, llenas de angustia y desasosiego;aunque mil sensaciones y razonamientos resuenen en nuestraconciencia. A veces nos sentimos zarandeados, atormentadospor mil tipos de razonamientos, tentaciones y sinsentido. Sinembargo,

“[...] os conjuroque cesen vuestras irasy no toquéis al muro,por que la Esposa duerma más seguro”.

Están intentando tomar la ciudad: “alerta y calma”, le dijoel profeta al rey cuando estaban sitiando Jerusalén:

“Manténte alerta y no pierdas la calma; no temas,y que tu corazón no se intimide” (Isaías 7, 4).

Alerta, pero ten calma. Está bien, tené un poquito decuidado porque hay un ejército afuera pero ten calma, Diosestá con nosotros. Para tener paz no hace falta que todo estéen paz, a veces creemos que puedo estar en paz cuando ya

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está todo en orden, y no es así. Hay que estar en paz aunquetodo sea un desorden.

Ser capaces de descansar en el amor, aunque no siempreredunde en nuestra sensibilidad:

“[...] no queráis tocar nuestros umbrales”,

le dice a la sensibilidad. La sensibilidad no es capaz depercibir lo sobrenatural, aunque sí es capaz de percibir suresonancia; hay que saber esperar la hora donde redundará,aun en nuestro cuerpo, nuestra experiencia de la fe, esperanzay caridad. Dicho de otro modo: una imagen del mar, en ellenguaje de los marinos: puede haber oleaje de superficie ycalma profunda, y a veces, por el contrario hay mar de fondo.Pasa en la comunidad, hay chispas pero nos queremos todos,y a veces hay una paz, que esconde mar de fondo. Y tambiénen el propio ser, que hoy esté inquieto, nervioso, no significaque no puede haber una zona mía serena, la más profunda.

No sólo la sensibilidad, sino la misma razón se muestrainsuficiente y pobre para entender y objetivar el amor, poreso dirá:

“Escóndete, Carillo,y mira con tu haz a las montañasy no quieras decillo;mas mira las compañasde la que va por ínsulas extrañas”.

A veces sólo creemos que pasa lo que entendimos quepasa y tenemos que aceptar que van a pasar muchas cosasen lo profundo que no entendemos ni sabemos ni cómo, niqué están pasando. ¿Y por qué tenemos serenidad? Aunquetodo esté en desorden, el que tiene fe sabe que Dios estáactuando. Nuestra paz no viene porque esté todo ordenado,sino que Dios está actuando, esa es la paz.

La noche va pasando, y así como en el diluvio hubomuchos días donde no había otra cosa que agua y la paloma

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9ª meditación “Entremos más adentro, en la espesura”

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no encontraba lugar donde posarse, llega el día en el cual

“La blanca palomicaal arca con el ramo se ha tornadoy ya la tortolitaal socio deseadoen las riberas verdes ha hallado”.

El vuelo de la esperanza es tal, que es capaz de certeza (cf.C 34, 1). Hay muchos días que nuestra paloma, nuestrocorazón sale a buscar y no encuentra, y vuelve vacío; si siguesaliendo tal vez un día, vuelva con un ramito, tal vez un díaya no regrese. ¿Qué quiere decir?: nuestra esperanza estáfirme. Ya no duda más, y el ancla está puesta en el fondo delmar; pueden sacudir las olas, las tormentas, pero miesperanza es firme. San Pablo:

“Se en quien he puesto mi confianza” (2 Timoteo1, 12).

“¿Quién podrá entonces separarnos del amor deCristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la perse-cución, el hambre, la desnudez, los peligros, laespada? (Romanos 8, 35).

Quién podría apartarme del amor de Jesús, no del mío aJesús sino del que Jesús me tiene a mí. Esa es el ancla.

En las horas de ausencia se afina y se afirma el amor; espuesto a prueba y, cuando el amor es grande, no pone sucontento en otra cosa, es capaz de guardar ausencia, aunqueduela y parezca absurdo. Te espero, sé que vendrás. Algo deesto le pasó a Magdalena cuando buscaba a Jesús en elsepulcro, un amor capaz de guardar ausencia. La distanciaes como el viento, apaga los fuegos pequeños y enciendelos grandes. Hasta las canciones de amor humano expresanesta verdad.

La soledad es dura, pero cuando es una soledad que velaal amor, que guarda ausencia, tarde o temprano se convierte

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en una soledad de amantes, ya no el vacío sino el marcopara el encuentro íntimo y profundo. ¡Cuántas veces laoración parece soledad, vacío!, y quien persevere en lasoledad, vacío y siendo capaz de guardar ausencia, un díase encontrará en soledad de amantes, para un encuentroíntimo y profundo.

“En soledad vivía,y en soledad ha puesto ya su nido,y en soledad la guíaa solas su querido,también en soledad de amor herido”.

La soledad, como el silencio, nunca es un fin, es importanterecalcarlo. Nosotros aborrecemos la nada, no somosbuscadores de la nada; nuestra paz no es la del cementerio,la del vacío; la soledad como el silencio nunca es un fin sinosólo el ámbito adecuado para la palabra y el encuentro. Esobuscamos y, dicho sea de paso, también hay que saber leerla pedagogía de Dios que muchas veces nos deja en soledadpara mostrarnos que es nuestro amigo. Si siempreencontráramos refugio en los amigos, tal vez nuncatendríamos la certeza de que Él está aunque nadie esté.

En toda vida es necesario que alguna vez no haya nadie,que alguna vez sea Dios el único que esté. No porque a Diosno le guste que tengamos amigos. Es la pedagogía que elPadre le hizo vivir a Jesús; hasta en Getsemaní los amigos sele quedaron dormidos. Nadie debe buscar quedarse sólopero, si hicimos todo lo posible y los amigos se nos durmieron,intuyamos que Jesús nos quiere decir: ¿me dejás que temuestre que estoy?, quiero que tengas la experiencia de quete rescaté. Pongamos un ejemplo para las más jóvenes: “ojalávenga el Confesor, mi Director Espiritual, ojalá pueda hablarcon la Madre Maestra”, y por lo que fuera no puede y va a lomejor a los 10 ó 15 días… “creí que iba a estar muerta”.“¿Vos querías hablar conmigo?” “Sí, pero ahora ya entendí.”Menos mal que no vino porque sino creerías que el único

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canal para encontrar respuestas es Él.

El amor de Dios nos ha sido entregado y manifestado enJesús. No basta, no es suficiente conocerlo, contemplarlo,seguirlo. La manera más profunda de conocer es laconnaturalidad. Hay algo más profundo que mirar, que seguir,y es meterse dentro del otro, tener la misma experiencia. Noes lo mismo ser enfermera toda la vida a que un día laenfermera se enferme. La enfermera enferma entenderámejor al enfermo, porque se puso del otro lado. Por eso Diosconoce a fondo al hombre cuando se encarna, Dios conocea fondo al hombre no porque es Dios y es omnisciente; Diosconoce al hombre porque sudó, lloró, comió, durmió, murió,lo traicionaron, se entusiasmó…, y así podríamos seguir.

Dios sabe en el sentido bíblico, tiene experiencia delhombre en su propia carne. Dios conoce al hombre cuandose encarna, y el hombre sólo puede conocer a fondo a Jesúscuando el Espíritu nos hace penetrar en su misterio, sobretodo en el abismo de la cruz. ¿Quiénes entienden a Jesússino, en definitiva, los que comparten su suerte por tratar devivir, soñar y amar como Él? Por eso: “El más puro padecertrae el más puro entender”. Padecer por amor y con amor,ahí se lo entiende a Jesús. Una imagen muy bonita del AntiguoTestamento: Moisés en el desierto, exhausto de conducir alpueblo de Dios en soledad, en oscuridad pide a Dios ver surostro, pero esto no es posible sin morir.

“«Tú no puedes ver mi rostro, añadió, porqueningún hombre puede verme y seguir viviendo». Luegoel Señor le dijo: «Aquí a mi lado tienes un lugar. Túestarás de pie sobre la roca, y cuando pase mi gloria,yo te pondré en la hendidura de la roca y te cubrirécon mi mano hasta que haya pasado. Después retirarémi mano y tú verás mis espaldas. Pero nadie puedever mi rostro»” (Éxodo 33, 20-23).

Para poder asomarse a su paso tendrá que esconderse enla roca; vos escondete en la roca y cuando yo pase, no te

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asomes antes porque morirás; sólo cuando pase, despuéssalí y mirá mi paso y mi espalda.

Así el discípulo de Jesús tendrá que esconderse en elamado, compartiendo su abandono, su agonía, esemisterioso lugar entre el cielo y la tierra, esa experiencia defalta de respuesta y comprensión de los hombres y de eseinexplicable silencio del Padre. Para entender a Jesús hay queesconderse en Jesús, en la roca. Ser un místico no es tenerexperiencias celestiales, es tener experiencias de Jesús, escompartir con Jesús la cruz; esa es la mística cristiana. Losverdaderos místicos son enemigos de los fenómenosextraordinarios y son, al contrario, amantes insistentes de viviren la fe, en la esperanza y en el amor, sufriendo con Jesús portratar de vivir y amar como Jesús. Muchas de ustedes me handicho “esto no es para mí”, como diciéndome, san Juan dela Cruz, la mística, la poesía, es algo muy elevado, yo soyuna pobre cocinera, tengo sexto grado, no me insista, Padre,con las poesías”, y sin embargo, “sí, esto es para usted”, nola cáscara,¡ sino el fondo; la mística no es para elites, espara los que se dan cuenta de que Dios los está invitando,los bienaventurados, los que se dan cuenta de que Dios losestá invitando a compartir con Jesús la insignificancia.

“Gocémonos, Amado,y vámonos a ver en tu hermosuraal monte y al collado,do mana el agua pura;entremos más adentro en la espesura.Y luego a las subidascavernas de la piedra nos iremos,que están bien escondidas”.

¿Qué está diciendo? “Entremos más adentro en laespesura.” ¿De qué? No del bosque, del padecer, uno a vecescomete la locura de decirlo y después cuando te oye teasustás. Entremos más adentro en la espesura, Señor, sí, paraconocerte, para amarte. Para ser mejor instrumento hay que

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entrar en la espesura del dolor, lo quiero, no porque seamasoquista; al contrario, quiero entenderte, acompañarte,ir donde vas Vos. Magdalena nunca había dicho: “entremosmás adentro en la espesura”, pero sí sabía que no queríaquedarse sin Jesús y por eso lo acompañó hasta la cruz. Quiénquiera el fin debe aceptar los medios; muchos deseanexperiencias místicas pero no aceptan el misterioso camino,el ordinario camino de la vida cotidiana, escondida,humilde.

El amor, cuando es fino, tiene un secreto deseo, poder amarcomo es amado. Cuando uno se da cuenta que encuentra aalguien que ama con finura, cuando quiere amar como esamado, pero no ya para comprar el amor sino para mostrarque el amor del que me amó no fue en vano. Es muy distinto.Ahora me esfuerzo, si cabe la palabra, no para ver si mequieren, sino para ver si puedo expresarle que su amor nofue en vano y que ya me cambió, ya me transformó, a ver sipuedo expresar eso y, encima, si con mi amor le ayudo aalguno a comprender lo que tuve la dicha de aprender, dengratis lo que recibieron gratis. Ese es el don que Jesús nosquiere ofrecer si nos dejamos amar, a sus tiempos y a susmodos. Si alguien nos preguntara qué está procurando Jesúsconmigo: amarme de tal modo que su amor me haga capazde amar como Él. Eso está procurando Jesús en todosnosotros, aunque de muchos modos.

“Allí me mostraríasaquello que mi alma pretendía,y luego me daríasallí tú, vida mía,aquello que me diste el otro día.”

¿Qué era lo que pretendía? Poder amar como es amada,aquello que me diste el otro día...

“El aspirar del aire,el canto de la dulce filomena,

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el soto y su donaire,en la noche serena,con llama que consume y no da pena.”

Esta última expresión es el nacimiento de la poesía “Llamade amor viva”, con llama que consume y no da pena. Haymomentos en los que el amor nos revoluciona, nos cambiala vida, nos atormenta y hay momentos en los que ya essereno, ya no ofrecemos resistencia, quema despacito. Vieroncuando en la chimenea el leño agarró y ya está sereno, no eslo mismo que cuando comienza el fuego. Oyeron hablar delruiseñor y aquí, en nuestro país, conocemos el zorzal. El zorzal,en primavera, empieza a cantar en la madrugada, dos o tresde la mañana comienza y, para desgracia de alguno denosotros, si tenemos un arbolito cerca de la ventana, nos hacemadrugar... (En mi ventana tengo unos cuantos, por eso loaprendí). El zorzal, canta en las noches de primavera. Elamante es capaz de cantar y de amar en la noche, elverdadero amante es capaz de hacer florecer, aún en el máscrudo invierno, el fruto del amor, que ennoblece al hombre,sirve a los hermanos y da gloria al Padre.

Amar en la paz es fácil, el problema es amar en latormenta, en la aridez, cuando las cosas están difíciles. Sercapitán del barco en un día de bonanza es fácil; el verdaderomarino y capitán es el que, en la tormenta, pide el timón yconduce el barco.

Cuando florece este amor, ya nadie lo puede quitar, nisiquiera el demonio. La unión es tan profunda

“Que nadie lo miraba…Aminadab tampoco parecía;y el cerco sosegaba,y la caballeríaa vista de las aguas descendía”.

Hay cosas que son tan profundas que ahí no llega nadie.Por eso no podemos juzgar a nadie. La intimidad, la

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profundidad. En la vida religiosa cuántas veces se oye juzgara hermanas, “vos sos superficial, vos no rezás, vos no hacésesto, qué se puede esperar de vos que no estás en lacapilla...”, y quién sabe si esto transcurre allí en lo secretodonde sólo tu Padre ve. No juzguemos a nadie, y no nosdejemos juzgar por nadie.

Sin embargo, esta paz lejos de ser pasividad yconformismo, se convierte en clamor:

“Descubre tu presencia,y máteme tu vista y hermosura;mira que la dolenciade amor, que no se curasino con la presencia y la figura”.

Es un clamor sereno y hacedor de historia. El hombre deDios no quiere adelantar el encuentro olvidándose de lahistoria. ¿Quién es un espiritualista? El que quiere saltar lahistoria y vivir una espiritualidad de intimismo. El cristiano esel hombre que quiere la intimidad y adelantar el encuentroen la historia. ¿Qué quiere decir esto? Hacer lo más posiblepresente y visible lo que vislumbró y aguarda con tensiónamorosa.

¿Cuál sería una señal de verdadera mística? El que sedesgasta por hacer presente en este mundo la calidad queDios le hizo probar en el corazón, no el que se quiere ir agozar con Jesús al cielo, sino el que quiere que otros yaempiecen a gozar de ese amor y, por supuesto, también ir alcielo.

Por eso hay en los santos expresiones explícitas, desde sanPablo hasta san Martín de Tours, como ésta: “para mí estarcon Cristo es lo mejor”, pero si tengo que quedarme y traduciresto en la historia, en misiones, en persecución, aquí estoy.Nosotros no necesitamos ideologías para transformar lahistoria sino hacer nuestro el sueño de Dios que es empezarel cielo aquí en la tierra. Se parece pero no es; no confundi-

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mos la historia con el cielo; este mundo no es el cielo, peroqueremos hacer presente el cielo. Esa es la transformaciónprofunda; este mundo no es el cielo, lo queremos transformartanto cuanto sea posible, le queremos dar verdad y dignidada esta historia. Entonces son necesarias evangelización ypromoción humana, pero ¡qué bueno es sentirnos noescindidos como si fueran dos cosas! En el fondo es una solacon distintos matices.

Ya no es la necesidad de ver para creer, sino el clamor deencuentro por amor. Descubre tu presencia, quieroencontrarme con Vos.

Como María, seamos capaces de acoger a Jesús ennuestras vidas y de acompañarlo hasta el misterio de la cruz,sin el cual su más profundo secreto nos quedaría inconclusoy escondido. No basta haber tenido un buen noviciado parasaber quién es Jesús. Nazaret fue muy lindo, ahora hay que ircon Él a Jerusalén. Dicho de otro modo, la vida no es lajuventud, hay que acompañar a Jesús también en las distintasedades, en la ancianidad, en la edad intermedia: en todoslos momentos de la vida hay un matiz que si no lo vivo hayalgo del hombre y de Dios que me pierdo. Hay que sabervivir la sabiduría de cada momento y de cada edad.

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“Yo he venido a traer fuego sobre la tierra,¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!

Tengo que recibir un bautismo,¡y qué angustia siento

hasta que esto se cumpla plenamente!”(Lucas 12, 49-50)

“¡OH LLAMA DE AMOR VIVA!”

1. ¡Oh llama de amor viva,que tiernamente hieresde mi alma en el más profundo centro!;pues ya no eres esquiva,acaba ya, si quieres;rompe la tela de este dulce encuentro.

!!!!

En este mundo, lo más sublime, lo más grande se escondeen lo ordinario y cotidiano. Así es el largo camino de Emaús;un camino entre luces y sombras, tristezas y esperanzas; uncamino donde se nos va enseñando a mirar, a entender a la

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luz de la Palabra; que es la clave de comprensión de la vida.Recordemos que la vida es una palabra pero se haceinteligible a la luz de la Palabra de Dios. Como al revés, laPalabra de Dios sólo es inteligible para el que vive; laentienden los que están viviendo con el corazón abierto, uncamino donde se nos parte el Pan para sostener nuestraflaqueza; donde por momentos, percibimos que el corazónse enciende al constatar la presencia y, sobre todo, al vislum-brar la plenitud.

Un santo no está siempre en éxtasis, si esto significaclaridad, gozo, paz; una especie de plenitud psicológico-emocional. Pero sí lo está si significa haber salido de una vezy para siempre de la imposible pretensión de querer entendery resolver la vida con las solas fuerzas humanas.

¿Quién está en éxtasis? No el que está siempre en gozo,en idilio espiritual; está en éxtasis el que comprendió quepara vivir hay que creer, que a Dios se va creyendo más queentendiendo, esperando más que poseyendo, amando másen la esperanza y a secas que gozando ya de plenitud y habercomprendido y decidido hacerlo de la mano de Dios, consus fuerzas y sus criterios.

Dice san Juan de la Cruz:

“Se habla mal en las entrañas del espíritu si no escon entrañable espíritu; cómo hablar del espíritu sinespíritu, cómo hablar de lo que no vimos, de lo queno experimentamos” y dice: “y por el poco que hayen mí, lo he diferido hasta ahora que el Señor pareceque ha abierto un poco la noticia y dado algún calor”.

Esta expresión está tomada del Prólogo del comentario aLlama de amor viva. San Juan nos cuenta que no siemprehabía noticia y no siempre había algún calor, y que no siemprepodía escribir. No sólo somos nosotros los que decimos: “hoyno puedo decir nada, hoy no siento nada, hoy me siento seco,frío, sólo”, fíjense lo que nos dice un santo, un místico y al fin

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de su vida escribiendo su obra casi cumbre: “ha abierto unpoco la noticia y dado algún calor”. No es que la vida tieneque terminar en consuelo y claridad todo el tiempo. La vidade un santo, como la de Jesús, puede terminar en agonía, ensilencio, en pura fe, hasta en experiencia de fracaso y de sa-ber muy poco.

De Dios se reciben experiencias, pero no se hacenexperimentos con Él. Uno no va a un retiro a hacer unexperimento espiritual. Experiencias que están enteramentea cargo de Dios; el hacerlas y a qué tiempo. No es quenosotros decidimos cuando Él nos va a hablar, no. Nos vinimosa disponer. Él dirá cuándo es el momento que entendamos,que se nos encienda el corazón, que podamos amar comoquisiéramos amar. De nuestra parte sólo cabe prepararse yesperarlo.

Así como de los océanos conocemos sus orillas y se nosescapan sus profundidades, así del misterio de Diosconocemos algo de sus orillas mientras Él se mantiene allíintacto. Qué error si yo desde la playa digo conozco elOcéano Atlántico, ¡no, no!, te asomaste a las orillas delOcéano Atlántico. Conozco a Dios, ¡alto!, te asomaste a lasorillas del misterio. Noche y llama, son como dos orillas, luzy oscuridad, certezas y oscuridades. Certeza: Dios es nuestroPadre, oscuridades: mueren los niños, hogares con hambre,injusticias, etc. El misterio está en el medio de esas doscertezas; hay dolor, hay amor, el misterio consiste en cómoDios puede unir lo que en nuestra lógica no podemos unir.Así peregrinamos en este mundo, como Israel en el desiertorumbo a la tierra prometida.

Saber de noches y de fuegos se hace imprescindible parapoder penetrar en el mundo simbólico, que sin pretenderdominar, ni definir, nos permite comprender algo delmisterioso modo que tiene Dios de amarnos, nos permiteasomarnos al Misterio Pascual, y poder así, ofrecer menosresistencias. ¿Qué es lo que estamos intentando? Entender

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algo de la pedagogía de Dios para ofrecer menos resistenciasa sus caminos, a sus misteriosos caminos, que en ningún lugarestán escritos literalmente para cada uno de nosotros, peroa la luz de la Palabra, a la luz de los santos podemos saberalgo de su misterioso obrar y no sorprendernos tanto de que,paradójicamente, haya momentos difíciles que nos llevan algozo o a la luz, cosa que nosotros no creeríamos nunca; quealgo puede salir de esta experiencia, que a lo mejor meparece final o terminal y que para Dios, a lo mejor, es sólo elcomienzo.

“¡Oh llama de amor viva,que tiernamente hieresde mi alma en el más profundo centro!;pues ya no eres esquiva,acaba ya, si quieres;rompe la tela de este dulce encuentro”.

Ese “¡oh!”, expresa del principio a fin lo inefable delmisterio, lo agradecido del hombre al tomar conciencia que,pese a su pequeñez, ese es su grandioso destino. Si algosiempre nos va a sorprender es la gratuidad. Recuerdo unaexpresión de un gran teólogo que decía: “la gratuidad es elobjeto de los contemplativos”. Si hay algo que siempre vamosa poder mirar sin entender y maravillándonos es el amorgratuito de Dios. “Llama de amor viva”, no sólo hemosrecibido gracias, sino que se nos ha dado la Gracia, el Don,el Espíritu derramado en nuestros corazones. El Espíritu deJesús fue derramado en el corazón del hombre; el agua viva-en otro lenguaje-, que hará que la Samaritana se olvide elcántaro junto al pozo (cf. Juan 4, 28), encontró algo que lehizo olvidar hasta lo que buscaba.

Cuando el hombre constata la abundancia del presente,(cuando algo pleno nos está pasando, por ejemplo: elcampesino ve que está espigando el trigo, saliendo lasespigas, está verde pero está espigando, la abundancia delpresente), vuelve la mirada hacia el pasado y ve lo doloroso

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del camino, (cómo costó sembrar y apostar), y mira hacia elfuturo y lo ve prometedor (ya puede empezar a intuir lacosecha que está cerca, ya hay promesas, hay señales ciertas).Como el escalador que hace un último alto antes de la cima;para tomar fuerzas, para gozar de la vista, mira hacia abajoy mira todo lo que ha subido; y se detiene cautivado por labelleza de la cumbre que ahora está más cerca, paraemprender la última etapa. Para muchas de ustedes estemomento es algo así: ¿dónde estoy, cómo caminé para llegarhasta acá?, a ver si miro la cumbre y, entusiasmada por lacumbre y por los signos del presente, me animo a la conquistade lo que falta.

Por eso los hombres tenemos un problema psicológico:tenemos la tendencia a totalizar el momento que vivimos. Siestamos viviendo un momento de angustia, tendemos a vertoda la vida como angustia, lo que vivimos y lo que vendrá;si estamos en un momento de gozo miramos para atrás ydecimos, no fue para tanto y mañana va a ser mejor quehoy. Tendemos a universalizar el momento en que vivimos y,en realidad, es cierto que este momento es oscuro y luminoso,pero el camino está lleno de luces y de sombras; ni el gozode hoy lo garantiza para siempre, ni la angustia ni laoscuridad de hoy es lo último que nos tocará vivir.

“Que tiernamente hieres de mi alma en el más profundocentro”. Violencia y ternura del amor que nos hace vulnerables.Fíjense qué extrañas las palabras que empleamos: violenciay ternura del amor que nos hace vulnerables. Los golpes, lasdesilusiones, la violencia, la soledad, nos enseñan y obligana defendernos ya desde niños. La vida nos enseña adefendernos. Pero el amor tiene la amorosa crueldad dedesarmar nuestras defensas. El amor de los hombres y elamor de Dios empiezan a desarmar nuestras defensas quenos costaron tanto y, más aún, sin las cuales no hubiéramospodido sobrevivir, pero que hoy más que defendernos, noshacen inmunes al amor y nos juegan en contra, así como en

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algún momento nos ayudaron a pasar circunstancias difíciles.Sin armadura no hubiera llegado hasta acá, con armaduranadie te puede herir, pero tampoco nadie te puede amar.Hay que sacárselas, y el amor tiene la amorosa crueldad dehacer que la armadura se caiga.

Don Quijote de la Mancha se enamoró de Aldonza, laposadera, y él la veía como Dulcinea. Y Aldonza, endeterminado momento, le dice: “vos sos el peor de todos,¿por qué? porque yo sé defenderme de los que me insultan,de los que vienen a la taberna, te abusan, de eso sé, lo queno me sé defender es de los que me aman, sos el peor...”. Lobonito que un día Aldonza cree que ella es la que Don Quijoteve: Dulcinea. Gracias a Dios no sabemos defendernos delamor, no podemos defendernos de un amor que es capaz deno detenerse y cambiar a pesar de nuestras resistencias, apesar incluso de querer matarlo y encerrarlo en un sepulcrosellado con una roca. ¿Quién se puede defender de uno quehasta lo matás, lo encerrás, le ponés una roca y te sigueamando? Es difícil defenderse de ese amor.

El lugar donde hiere no es cualquier lugar; apunta al másprofundo centro, al corazón... El amor es pícaro, apunta alcentro. De seminarista, en el primer año de seminario, el rec-tor nos vino a leer una catequesis de los miércoles de PabloVI, y nuca me voy a olvidar que decía: “toda la acción pasto-ral de la Iglesia apunta al corazón”. ¿Adónde hay queapuntar? Adónde se hiere. El amor tiene que apuntar alcorazón: cuando el corazón entendió, entendió el hombre.Esa llama no es esquiva; el amor como el fuego, abrasa elmadero, lo aflige, lo aprieta, lo fatiga, le hace salir susimpurezas, lo hace crujir, transpirar, humear, ponerse negro,pero es amigable y lo hace semejante, lo convierte en fuego.

El amor hace algo así en el corazón: lo que hace el fuegocon el leño, es lo que hace el amor en el corazón del hombre.El fuego le va quitando al leño todas las impurezas ylentamente lo va convirtiendo en fuego. Por eso no es extraño

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que a quien lo empiece a abrasar el amor se sienta peor,porque empieza a salir del fondo del corazón lo que no estan bueno, y no es que uno sea más malo que antes, ahorasalió lo que estaba escondido. Es una experiencia. Acá hayalguna novicia, postulante. Dentro de un tiempo van a decir,“pero yo soy peor que cuando entré”. ¡No! Ahora te estásdando cuenta de lo que había en el corazón; y que vos tomesconciencia ahora no significa que Él no lo supiera; hay quedejar que salga y lentamente el corazón se convierta en amor.

“Acaba ya, si quieres”. Cuando lanzamos una piedra alabismo va aumentando su velocidad por la ley de gravedad.Así, el corazón enamorado, hace una súplica angustiosa paraque al fin se dé la plenitud del encuentro. Algo de esto tienela oración del Padrenuestro cuando, luego de llamar a Dios“Padre”, le pide la venida del Reino, que no es otra cosa quela plenitud de su paternidad ejercida sobre nosotros. Y, sobretodo, con los años le pedimos a Dios: por favor terminá deser Padre en nosotros, que tu amor de Padre rija mi vida, ladel mundo, la sociedad.

Aquí dice: “acaba ya, si quieres”; que venga tu Reino,acaba ya si quieres de ser Padre, estoy decidida a ser hija.Acaba ya si quieres, el buen amor desea pero nunca impone,si quieres, por eso dice “hágase tu voluntad”, no la mía, sinotu voluntad. Es como si dijera: “quiero lo que quieras, noquiero lo que no quieras”. En el amor nunca hay imposición.“Saliendo mi juicio de tu rostro.”

¿Qué quiere decir esta expresión tan apretada?, el buenamigo, el buen amante, no quiere desear nada que no surjade contemplar el rostro del que ama. Fíjense qué bonito, noquiero decidir nada sino ante tu rostro, ante tu mirada, antetu amor; no quiero imponerte nada desde fuera sino quequiero decidir, pedirte y decir todo mirando tu rostro.

El que ama bien, ama mirando el rostro del que ama. Poreso, sin presencia, sin diálogo y oración, no podemos desear

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bien. Así hizo Jesús en Getsemaní: “Padre, si es posible…”;Jesús quiso pedir pero mirando al Padre.

“Rompe la tela deste dulce encuentro”. La “tela”, significalas creaturas, en una primera lectura, las operaciones einclinaciones naturales: razonar, sentir, imaginar, a las cuales,para la unión con Dios, no hay que eliminar sino trascender.Así como en el amor humano, para encontrarse como perso-nas, hay que ir más allá de los gestos y de las palabras.Marido y mujer no se encuentran como personas si no vanmás allá de los gestos y de las palabras, pero siempre através de los gestos y de las palabras; no hay que eliminar,hay que trascender. Como decía san Agustín de Juan Bautista:“él es la voz, Jesús es la Palabra”. La voz es el instrumentopara que la Palabra se comunique. Si no hay voz, si no haylengua, si no hay aire que se mueve, músculos que se muevan,no llega la palabra.

“La tela”, también significa la unión del alma y del cuerpo.Es lo mismo que la muerte. Rompe la tela significa: “Señor,que venga la muerte”. La muerte no puede ser deseada comoun fin, como un “basta de sufrir”. Fíjense qué triste si la vidadel hombre fuera: quiero morir porque estoy harto de vivir. Ysi esto es triste para cualquier hombre, mucho más triste paraun consagrado; si el deseo de la muerte es que se acabeesto que ya es insoportable, impasible. ¡Qué triste sería unfinal así! La hermana muerte, como decía Francisco, nosposibilita la plenitud de la comunión (cf. C 11, 10, muertecomo deseo).

“Rompe”, el amor no sufre dilaciones. Por eso, cuandoalguien es demasiado prolijo y “maduro”, podemossospechar que todavía no ha conocido el maravillosotorbellino del amor. Por ejemplo, permítanme un ejemplomuy humano, aunque suene mal: si el novio es demasiadotranquilo, con los años es sospechoso. Si la hermana esdemasiado prolija, sería bueno que alguna vez la maestrale tuviera que prohibir a la novicia levantarse más temprano

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10ª meditación “Violencia y ternura del amor”

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y no llamarla a las doce para que vaya a cumplir las Laudes.¡Qué fracaso sería domesticar el amor! Lejos de lograrlo,sería la señal más clara de no haberlo conocido y de nohaberlo dejado actuar en nosotros.

La violencia y la ternura son incompatibles, salvo en elamor. El amor busca la plenitud de la vida y esta no se dasino ensanchando al infinito las medidas y capacidades delhombre, por eso el amor es también violento, porque nosquiere hacer crecer. Una persona violenta y tierna es incom-patible, salvo en la violencia del amor que es la violencia dequerer hacernos crecer, de no poder renunciar a la plenituddel que ama. Y por eso, por ejemplo, en lenguaje materno,porque te quiero: “arriba, al colegio”; “mamá sos mala”,“sí, porque te quiero”. El problema nuestro es que Dios nosama y por eso la violencia y la ternura del amor.

El amor, como un niño, hace violencia para nacer, porabrirse paso en un oscuro salto y encontrarse con la ternurade la madre. María sabe que la vida es un gran parto, que lacreación entera sufre sus dolores, pero lo acepta gozosa alsabernos en las tiernas manos del Padre y que el fruto es elamor.

Dicho de otra manera: ¿Por qué podemos tolerar la historiacomo es sin desesperar? Porque creemos que está sufriendodolores de parto y no de agonía. ¿Por qué podemos mirar lahistoria humana como es sin desesperar? Porque creemosque se está gestando la vida y no que este mundo estáagonizando; creemos que el Padre está intentando la plenitudy que estamos todavía de parto.

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11ª meditación“Cuán delicadamente me enamoras”

“Señor, tú me sondeas y me conocesAntes que la palabra esté en mi lengua,

tú, Señor, la conoces plenamente;me rodeas por detrás y por delante

y tienes puesta tu mano sobre mí;una ciencia tan admirable me sobrepasa:

es tan alta que no puedo alcanzarla(Salmo 139, 1-6)

“OLVIDO DE LO CRIADO”

2. Suma de la perfecciónOlvido de lo criado,memoria del Criador,atención a lo interior,y estarse amando al Amado.

“¡OH LLAMA DE AMOR VIVA!”

2. ¡Oh cauterio suave!¡Oh regalada llaga!¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!,que a vida eterna sabe,y toda deuda paga;matando, muerte en vida la has trocado.

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3. ¡Oh lámparas de fuego,en cuyos resplandoreslas profundas cavernas del sentido,que estaba oscuro y ciego,con extraños primorescalor y luz dan junto a su querido!

4. ¡Cuán manso y amorosorecuerdas en mi seno,donde secretamente solo morasy en tu aspirar sabroso,de bien y gloria lleno,cuán delicadamente me enamoras!

!!!!

Hay una oscuridad, es decir, una incapacidad decomprender a fondo, de entenderlo todo que acompaña todanuestra vida. Hay oscuridades momentáneas y oscuridadesde fondo. El trasfondo de nuestra vida es la oscuridad.Pensemos en nuestro origen. Por más que sepamos que Diosnos creó, sin embargo estamos diciendo todo un misterio. Elcamino por donde nos lleva Dos, algo sabemos y entendemosde él, pero este camino también es un misterio; y nuestrodestino, por más que sepamos que es la comunión con Diosy con todos en plenitud, nos damos cuenta que estamos antealgo que supera nuestro pensar, nuestro sentir. Algovislumbramos pero es tanto más lo que no vemos que no estan extraño decir, el trasfondo de la vida es el misterio y es laoscuridad, y cuesta mucho vivir con una conciencia plena deesto. Por eso hay expresiones como esta: “el abismo abisma”.Cuesta vivir con una conciencia constante de que estamosenvueltos en un misterio; pero, como en las noches,curiosamente en las más oscuras, resaltan las estrellas. Enlas noches de luna es donde menos se ven las estrellas; en

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11ª meditación “Cuán delicadamente me enamoras”

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las noches más oscuras resalta más la luminosidad de lashumildes estrellas.

Algo de esto nos pasa: en los picos de oscuridad que tienela vida, en las noches más oscuras, es donde se descubrenlas estrellas capaces de marcar rumbo, esas capaces deorientarnos más allá del movimiento relativo de las cosas,de las personas, de las verdades. Una de esas certezas es lade saber que el Padre esta procurando algo. No entendiómal la Escritura, no entendió mal a Jesús, quien llegó aentender que el Padre está ocupado en llevar a plenitud acada hombre y a la historia.

“Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo”(Juan 5, 17).

Eso es entender el fondo de lo que pasa, aunque noentendamos sus detalles. Por eso todos podríamos decir hoy:“sé que está pasando algo conmigo”, aunquesimultáneamente ignoremos tantas cosas que están pasandocon nosotros y con los otros. Podemos vislumbrar y entenderque el Padre está actuando, esa es la fuente de nuestra paz.

Engrandecernos, ese es el fin de toda su acción amorosa,esa es la clave de lectura de nuestra vida y todo un programade acción para con los demás. ¿Qué es lo que el Padre estáprocurando? Engrandecernos. ¿Qué es lo que nosotrospodemos hacer si eso es lo que está haciendo Dios connosotros? Engrandecer al hombre en toda su dimensión paratrabajar en el sentido que Dios lo está haciendo. Si Dios estáprocurando eso, procurar la promoción del hombre a nivelintegral es estar ocupado en lo que está ocupado Dios.

“¡Oh cauterio suave!”. La ternura de la herida causadapor el amor poderoso de Dios. Amor que actúa, que hiere enunos más que en otros, según estén dispuestos o consientana esa acción amorosa. Los que se dejaron amar más son losque le permiten a Dios desplegar más su sueño en sus vidas.Lo que Isabel le dijo a María:

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“Feliz de ti por haber creído que se cumplirá loque te fue anunciado de parte del Señor” (Lucas 1,45).

Creo que una de las tristezas más profundas del instantefinal podría ser darnos cuenta de que siempre estuvimosresistiendo, que nunca estuvimos sueltos, que siempreestábamos temerosos, siempre agarrados a la baranda, sicabe la imagen. ¡Qué lindo sería si el amor de Dios y nuestromisterioso sí, nos permitieran consentir la acción amorosacon menos resistencia! Que, si quieren, para decirlo entérminos muy reales, significa: no resistir a lo que somos y alo que nos pasa. El modo más real para decir esto es: noresistir la realidad. A algunas de ustedes las escuché deciralgo muy bonito y parece muy simple: respetar y amar a loshermanos como son. Esto implica ya un gran realismo.

Dios hiere o actúa más donde se lo deja actuar más osegún Él quiera o nos pida una misión determinada. Hayuna misteriosa vinculación entre nuestra vida y la de losdemás; pensemos por ejemplo en Moisés y lo que tuvo quevivir para poder guiar a otros. La historia se puede unir a laluz de la misión que lo aguardaba. También a nosotros,cuántas veces, la clave de interpretación de nuestra historiala tendremos sólo frente a una misión.

Casi todas ustedes algún día ya dijeron: “qué suerte quepasé esto para entender a esta persona. Si yo no hubierapasado por aquí, nunca hubiese entendido a este otro” y esoes, en pequeño o en grande, lo que estoy diciendo. Dios nosestaba preparando como instrumentos para poder consolar,entender, comprender, compadecernos, porque ya nos habíapasado primero.

Recordemos que los mejores guías son los que se perdieronprimero y encontraron el camino. A todos nos gustaríaencontrar guías. La gran pregunta es, ¿y si Dios quiere que loseas vos? Te tendrás que perder primero para poder despuésconducir a otros.

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11ª meditación “Cuán delicadamente me enamoras”

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El Padre sabe qué necesita y puede cada uno de sus hijos;menos mal que estamos en manos de Dios y no de loshombres. Lo que le dijo Jesús a Pilatos: “tú no tendrías ningúnpoder sobre mí...”. Esto podríamos decirlo nosotros, con todorespeto a la autoridad eclesial y a quien fuera: “tú no tendríasningún poder... si el Padre...”. Nuestra obediencia, en últimainstancia, es a Dios de quien creemos que depende todo. Éldistribuye, sabia y amorosamente, la cantidad, el modo y eltiempo de pruebas y consuelos... Por eso nosotros noimaginemos cómo probar a alguien, dejemos que lo hagaDios. A veces uno quiere ayudarlo a Dios en esto y destruye.Sólo Dios sabe qué puede resistir una persona; no pongamosa nadie en ocasión de situaciones heroicas que nosotros nosabemos si puede sostener, eso lo sabe sólo Dios.

Dios está ocupado en el hombre, nos dice la Escritura. Siuno lee la Biblia puede llegar a esta conclusión, entremaravillosa y aterradora: el Padre, el Hijo y el Espíritu estánocupados en el hombre, siempre están unidos y actuando ennosotros, pero con diferentes efectos según cada una de laspersonas. San Juan lo dirá en lenguaje poético:

“¡¡Oh regalada llaga!¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado!,que a vida eterna sabe,y toda deuda paga;matando, muerte en vida la has trocado.

“¡Oh mano blanda!”, la mano femenina y amorosa delPadre; “¡Oh toque delicado!”, la mansa presencia de Jesúsentre nosotros. ¡Qué linda expresión para la Encarnación!,la mansa presencia de Jesús entre nosotros. Un Dios que sedespojó de su poder y se nos entregó como un hombrecualquiera.

“Él, que era de condición divina, no consideró estaigualdad con Dios como algo que debía guardarcelosamente: al contrario, se anonadó a sí mismo,

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tomando la condición de servidor y haciéndosesemejante a los hombres. Y presentándose conaspecto humano, se humilló hasta aceptar porobediencia la muerte y muerte de cruz” (Filipenses 2,6-8).

Si Adán se escondió de Dios por temor a que lo castigue,en Jesús Dios salió vulnerable, con temor de que el hombrelo rechace.

Lo paradójico de esta llaga, es que cuanto más llagadomás sano y no se cura con menos amor o apartándose de él,sino con más amor y con más presencia. ¡Quién iba a decir!:en el amor lo que hiere es lo que cura. Y nosotros a veceshuimos porque tememos morir y sólo si permaneciéramosante el amor nos terminaríamos de curar. Hay una expresiónmuy simple, pero muy bonita que dice: “El mejor lugar parahuir de Dios es Dios”. ¿Cuándo Dios es más manso? Cuandoestamos cerca; es como el huracán: las orillas vertiginosas ycuánto más en su corazón, más tierno. Pensemos si no en elAntiguo Testamento: el que tocaba el monte que humeabaante la presencia santa de Dios y osaba tocarlo, moríafulminado. ¡Quién se acerca al Corazón de Dios lo encuentraPapá!

El actuar de Dios hiere, lastima, incomoda. Es molestoalguien que nos ama; no sólo Dios. Es molesto tener un amigoen serio, es molesto que alguien nos quiera bien, porque hayrespetos que son indiferencias; en cambio, hay amores queson incómodos. Pero esas molestias, esa incomodidad delamigo, del que nos ama, de Dios, “a vida eterna sabe y todadeuda paga”. Podríamos poner un ejemplo en el evangeliode Juan:

“Después de oírlo, muchos de sus discípulosdecían: «¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puedeescucharlo?» […] Desde ese momento, muchos de sus

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11ª meditación “Cuán delicadamente me enamoras”

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discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.Jesús preguntó entonces a los Doce: «¿También ustedesquieren irse?». Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿aquién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna.Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santode Dios»” (Juan 6, 60. 66-69).

Y ahí Jesús, con la lógica del amor y la libertad, los mira alos discípulos y dice, ¿ustedes también se quieren ir?, y Pedro,con mucha honestidad, lo mira como diciendo: “mirá Señor,bien no la estamos pasando, esto un picnic no es, pero sosun tramposo, Vos tenés palabras de vida eterna. Al lado tuyola pasamos mal, pero hay un problema, Vos tenés palabrasde vida eterna. Y nosotros lo creemos, y por eso nosquedamos”.

“Ya y todavía no”, esa es la ley del Reino, presente einefable; actuar que toda deuda paga al habernostransformado, y asegura además el misterioso “ciento poruno”. Jesús nos dijo esto y muchas veces nos olvidamos: elciento por uno en este mundo. Cada uno sabrá al fin de suvida la veracidad de la expresión, pero Jesús nos la dijo, nola inventamos nosotros.

“Les aseguro que el que haya dejado casa,hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o cam-pos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, eneste mundo, recibirá el ciento por uno en casas,hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, enmedio de las persecuciones; y en el mundo futurorecibirá la Vida eterna” (Marcos 10, 29-30).

Sin embargo el precio de esa transformación es caro:“...matando, muerte en vida la has trocado”. Es cierto quepara vivir hay que morir. Es cierto que cambiar es muy bonitopero cada cambio es una muerte; es duro cambiar, es difícil.Caro para Dios, lo que le costó cambiarnos, y caro para elhombre, lo que le cuesta seguirlo. Pero san Juan dirá: “¿El

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que no es tentado, que puede saber?”, como diciendo esto:¿Cómo pretendés hablarle a los demás si vos no fuisteprimero? Acá en una estricta lógica de la Encarnación, unJesús que antes de hablar calló treinta años y vivió lacondición humana. ¡Cuánto menos injustos seríamos, si nohabláramos sin haber primero intentado vivir lo que pedimos!Esto lo saben sólo quienes hayan pasado una auténticaexperiencia pascual. Sólo quien haya pasado por unaauténtica noche, sabe que valió la pena, pero que el preciofue realmente caro.

“¡Oh lámparas de fuego,en cuyos resplandoreslas profundas cavernas del sentido,que estaba oscuro y ciego,con extraños primorescalor y luz dan junto a su querido!”.

Pensemos en una caverna fría, oscura, y entrar conantorchas que iluminan y dan calor. Vamos a ir poniéndolecontenido a esto: Dios se ha revelado en su Palabra, en susobras, pero sobre todo en Jesús. Allí nos ha entregado sumisterio y hemos conocido mucho de su modo de ser, lo quellamamos en teología: los atributos de Dios, el modo de serde Dios. Y Dios nos mostró que Dios ama como Dios, esdecir, sin medida y que esos atributos divinos (modos de sery de obrar) son para nosotros “lámparas de fuego”. Saberde su misericordia, de su inmensidad, de su eternidad, de sucompasión, son para nosotros verdades que iluminan y dancalor; no sólo luz sino calor. Saberlo Padre no es una verdadfría, es una verdad que calienta, que da ternura, que abrigael corazón. Son noticias amorosas que como en María,despiertan esperanza y canto.

Sólo esas noticias, esos misterios, son capaces de iluminary encender las profundidades del hombre, que son las“profundas cavernas”. A veces decimos: “dentro mío, tengoun vacío, una inmensidad, como un hueco, como una pro-

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11ª meditación “Cuán delicadamente me enamoras”

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funda caverna que está oscura” y esas cavernas del corazóndel hombre son tan profundas como lo que son capaces derecibir. Por eso nos abisma asomarnos al fondo del corazón,porque el corazón tiene la medida de lo que es capaz derecibir, y el hombre es capaz de recibir a Dios, y ese es suabismo. Así se entiende la dignidad y el drama humano. SinDios nuestro vacío es infinito. ¡Qué bonita esa expresión delos salmos y que san Agustín comenta tan bellamente!

“Un abismo llama a otro abismo, con el estruendode tus cataratas; tus torrentes y tus olas pasaron sobremí” (Salmo 42, 8).

El abismo del misterio de Dios y el abismo del corazóndel hombre.

Por eso el hombre que ha encontrado, que ha recibido lanoticia, grita a sus hermanos: “No vuelvan atrás”, nodesesperen, no renuncien a su grandeza, no dejen de soñar,no bajen los brazos aunque el sendero parezca estrecho,“mira que si el hombre busca a Dios, mucho más la busca suamado a ella” (cf. Ll 3). Nunca olvidemos eso, no somosnosotros los que empezamos esta aventura, sino Él que nosestá buscando. Entender de religión es entender que más quebuscadores somos los que tenemos que dejar que nosencuentren. Es religioso el hombre que se deja encontrar porun Dios que lo está buscando.

La memoria siente y padece vacío; la inteligencia padeceoscuridad; la voluntad padece soledad y sequedad; paradefendernos nos distraemos de mil formas. Ese vacío, esaoscuridad, esa sequedad nos lastima y, a veces, preferimosno enterarnos de nuestros profundos anhelos y de nuestrosprofundos dolores, y podemos entregarnos a una vida mássuperficial, como intentando no sufrir; de hecho, la meta dela vida se convierte en: no quiero sufrir. Es muy entendiblepero, al mismo tiempo, puede tener un precio muy caro,renunciar a vivir. En cambio, el que dice, ¡quiero vivir!, no es

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que quiera sufrir, pero acepta con realismo quemisteriosamente la plenitud de vida y el sufrimiento van a sercompañeros.

El hombre “oscuro”, es decir sin luz, ignorante y ciego,equivocado, desamparado, puede aferrarse a su pequeñezy achicar horizontes. San Juan pone el ejemplo: el ave queesté atada aunque sea con un delgado hilo no puede volar.A veces no son las grandes cosas las que nos atan, sinopequeñas cosas, por ejemplo, renunciamos a tener una fa-milia, y hoy estamos aferradas a la despensa. Esa es la ironía.Pensemos en la vida consagrada y van a ver que uno a vecesrenunció a cosas muy grandes para terminar aferrado a algoque, en el fondo, es mucho menos digno que lo otro.

El hombre puede aferrase a lo pequeño para protegerse,no sentir vacío, o puede adorar... Adorar es la única formade soportar la grandeza sin descomponernos. ¿Qué significaadorar? Reconocer que existe Dios, dejarlo ser Dios y aceptarque somos creaturas. El hombre puede cerrarse o puedeadorar a Dios, su grandeza aunque lo supere, poniendo suconfianza en Dios, y creyendo que frente a Él, se puede serhombre. Para poder bordar hace falta tela; Dios nos ofrecesu tela para que bordemos nuestros sueños. ¿Cómo podersoñar si no es con Él? Sólo frente a Dios el hombre puede serhombre, puede soñar más allá de sus capacidades.

“[Jesús] les hizo también esta comparación:«¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán losdos en un pozo?»” (Lucas 6, 39).

Ciego puede ser el hombre para sí mismo; no todo hombrees ciego para sí mismo, pero hay que tener cuidado. Un ciegono puede guiar a otro ciego, y a veces uno es el ciego quepretende guiarse a sí mismo, o el ciego puede ser el directorespiritual, o quien nos quiera llevar por otro camino, aunqueeste parezca más “claro y distinto”, que el camino de la fe yla confianza que, aunque más oscuro e inseguro para la

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11ª meditación “Cuán delicadamente me enamoras”

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experiencia, lleva a la luz. Dicho en otras palabras: a vecesestamos tentados de buscar personas que nos digan todo loque tenemos que hacer, pretendiendo no tener oscuridad, ynos parecen más seguros que los que nos lanzan a caminaren la oscuridad. ¡Cuántas veces nos quedamos tranquilosporque el médico nos dice, usted tiene tal cosa! Como le dioun nombre, el paciente se va tranquilo, o el psicólogo medefinió y entonces ya entendí mi vida. ¡Mentira! O el directorespiritual, me está haciendo hacer un cuaderno con todo loque me pasa y mis virtudes, y yo creo que sé por donde voy.En cambio, no siempre es así. Al segundo día de entrar alseminario fui desesperado a ver al director espiritual, a pedirleque me enseñe a rezar y él, “buen desgraciado”, me dijo,“Andá a la capilla y aburrite”. Miren qué hermoso método,“Andá a la capilla y aburrite”. No me dijo: “respirá, tomá unlibro, a la media hora ponete de rodillas, luego hacé esto”…y yo lo hubiera hecho y me hubiera encantado. Y este buendesgraciado me mandó, “andá a la capilla y aburrite”... Arezar se aprende rezando.

La contemplación pura, consiste en recibir lo que me dany cómo me lo dan. ¿Qué quiere decir? No reducirlo a miscategorías. La contemplación pura consiste en recibir lo queme dan cómo me lo dan, aunque me quede como Maríaguardándolo en el corazón, porque no tengo idea de dóndeponerlo.

Así el hombre, oscuro y ciego, puede extrañamente, nosólo tener calor y luz, sino darlo. Era nuestro corazón comouna caverna oscura y fría y, a la luz del fuego del amor deDios, hasta el hombre frío puede ahora dar calor. El don dela re-entrega, de la igualdad de amor. El verdadero amante,¿cuándo está contento? “El verdadero amante está contento,cuando todo lo que él es en sí, tiene, vale y recibe, lo empleaen su amado”. Piensen en ustedes: ¿cuándo están contentas?Cuando pueden amar al que quieren con todo lo que son.Vamos a poner un ejemplo bien femenino: “porque te quiero

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te preparé una comida, necesito materializarlo, con todo miser, mis habilidades. No sólo te amo con la cabeza. Necesitoconcretarlo con todo mi ser y mis capacidades”.

Algo de esto expresamos en la Eucaristía cuando decimos:“Por Cristo, con Él y en Él....”. Hace un ratito en el ofertorio, elministro que presidía en nombre del hombre, tenía sólo pany vino, y ahora puede levantar las manos y decir: “Por Cristo,con Él y en Él”. “Mirá lo que te puedo ofrecer, te puedo ofrecerlo que me diste y todo mi ser en él. El amor nos permite,aunque pobres, devolver lo que hemos recibido”. ¿Por qué aveces nos sentimos tan mal? Porque estamos amando a me-dias. Van a ver que las personas que se sienten mejor son lasque se están gastando por los demás integralmente. Meacuerdo, y no para hacer propaganda, que nuestro Obisponos dice: “Enférmense amando, no se me enfermen en lasacristía, ¡por favor!”, como diciendo, “salgan aunque sehieran, se lastimen comprometiéndose con el hombre, conla gente, enfermos de amor, no de esa enfermedad tan cleri-cal y eclesial”: un herido que se replegó, y está herido derencores y de desilusiones, y ya no está poniendo lo mejorde sí en el amor, que es la mejor medicina. ¿Cuándo uno secura?, cuando todo su ser no está trabajando en autodestruirsesino que está trabajando en construir la vida de los otros e,indirectamente, la suya. Los abuelos, cuando ya su vida novaldría mucho la pena para ellos, vuelven a encontrarentusiasmo en los nietos. Pero ¡qué difícil es encontrar entrenosotros abuelos que no compitan con sus nietos, sino queencuentren la alegría de darle vida a los nietos!

El obrar de Dios termina siendo manso y amoroso, comolas aguas de Siloé.

“Porque este pueblo rehúsa las aguas de Siloé, quecorren mansamente, y desfallece ante Resín” (Isaías8, 6).

Ese humilde manantial que había en Jerusalén,

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11ª meditación “Cuán delicadamente me enamoras”

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despreciado en los momentos de paz pero que cuando laciudad estaba sitiada les permitía no morir de sed. Las aguasde Siloé, el obrar de Dios termina siendo manso y amoroso,si no fuese así, el hombre moriría. Algo de esto encontramosen el episodio de Esther frente al rey Asuero donde la majestaddel rey casi mata a la joven (Ester 5, 1).

Imagínense si Dios aparece como es, por así decirlo, ¡otraque desmayarse! Entonces el obrar de Dios termina siendomanso y amoroso y nos invita a recordar. Recordar, es decir,pasar por el corazón una y otra vez la excelencia de Dios.

Nuestro conocimiento será imperfecto mientrasproyectemos a Dios, a personas, cosas y acontecimientos,según somos o estemos; por ejemplo: “hoy me siento mal,hoy Dios está enojado conmigo, hoy la comunidad merechaza”. “¿Soy yo el que estoy imaginándomelo y lo veo?”Nuestro conocimiento será imperfecto mientras proyectemossegún nos pase o seamos; en cambio, el conocimiento per-fecto, consiste en saber ver, las cosas, a Dios, a los demás y amí mismo, como lo ve Dios y no solamente cómo lo veo yo;en otras palabras, moverme por la fe. Así por ejemplo, nospodemos sentir solos y abandonados y él nos dice:

“La ayuda me viene del Señor, que hizo el cielo yla tierra. Él no dejará que resbale tu pie: ¡tu guardiánno duerme! No, no duerme ni dormita él guardián deIsrael. El Señor es tu guardián, es la sombra protectoraa tu derecha: de día, no te dañará el sol, ni la luna denoche. El Señor te protegerá de todo mal y cuidará tuvida. El te protegerá en la partida y el regreso, ahoray para siempre” (Sal. 121. 2-8)).

¿A quién le creo? Mi sentir es de abandono, y su palabrame dice: “Tu guardián no duerme...”. Dichosos de nosotrossi somos capaces de apoyarnos en su Palabra.

“Donde secretamente sólo moras”, Dios obra más allá denuestra conciencia, por eso no hace falta que el hombre sepa

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lo que pasa para que Dios pueda obrar. De algo nosenteramos, y hace falta, porque somos colaboradores, esdigno del hombre saber, pero también es cierto que todo nolo sabemos. Hay una instancia del hombre que llamamos“seno”, que es solamente para Él, y allí no llegamos.

“Cuan delicadamente me enamoras”. Así el hombre conlos pies en la tierra y con los ojos abiertos, no por ignorar loque pasa, sino por saber lo que pasa y por lo que vio enDios, puede decir: “Todo lo que pasa y hace es perfecto,porque lo hace Él todo”. Dicho en lenguaje más nuestro,alguien podría decir: “todo está bien, estoy de acuerdo conla historia tal cual es, la mía, la del mundo”, y eso no significaconformismo con lo que no está resuelto, sino aceptacióndel misterio, creer que en lo que acontece; acontece unmisterio de amor que no podemos terminar de entender. Todoestá bien, el peligro es decirlo superficialmente, o para poderdecirlo cerrar los ojos. Con el tiempo nos defendemos y noqueremos ver injusticias, muertes, el mundo como es, a laCongregación como es. O es muy buena y todos son ángeles,o todo es una porquería...

En cambio, el hombre maduro es el que puede ver larealidad como es, porque vio que, en última instancia, Diosestá llevando esta realidad, tal como es, a la plenitud, y puedevivir, a pesar de su fragilidad y de la precariedad de todo,“con inmensa tranquilidad”, es decir, con corazón de niñosin el afán del mañana. ¿Quiénes pueden vivir con inmensatranquilidad? Los que se saben pequeñitos, pobres,incompletos en un mundo lleno de injusticias y amenazas,pero en un mundo donde también está actuando Dios y loestá llevando a su plenitud, donde estamos invitados a serconstructores activos pero no desesperados del Reino. Haymaneras de obrar que pretenden reemplazar a Dios, haymaneras de obrar que manifiestan no creer que Dios actúa.Nosotros no somos la Providencia, somos instrumentos de laProvidencia, pero no somos la Providencia. A veces por amor,

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11ª meditación “Cuán delicadamente me enamoras”

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y a veces hasta por falta de fe, a Dios lo queremos reemplazar.

La cruz del místico es la infalibilidad: “ya no quiero hablar,ni aún puedo ni quiero, no sé decirlo... no lo tengo que saberdecir”. Qué bueno es que hasta los santos tienen la tentaciónde callarse por no poder decir lo que saben, porque noencuentran ni palabra, ni gestos ni acciones para poderexpresarlo. Más que hablar, hay que saber “estarse amandoal amado”, ya sea en la oración o en “el querido prójimo” (P.Medaille). Uno puede estar adorando a Dios rezando opuede estar adorando a Dios amando al prójimo por Él: teamo en mis hermanos. Esa expresión de Jesús a Pedro: “Simón¿me amas? Apacienta mis ovejas”. Fíjense qué lindo y quécalidad tendría nuestro servicio, nuestro amor, si de verdaddescubriéramos en el hermano el lugar donde agradecerlea Jesús su amor.

María calló en Caná. Si pensamos bien, la Virgen no hablómás, y justamente ahí la Palabra rompió su silencio... Hay untiempo para hablar y hay un tiempo para callar, y para dejarque sea la Palabra la que rompa el silencio y hable.

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12ª meditación“Un pobre soñador”

“Como la cierva sedientabusca las corrientes de agua,

así mi alma suspirapor ti, mi Dios.

Mi alma tiene sed de Dios,del Dios viviente:

¿Cuándo iré a contemplarel rostro de Dios?

(Sal 42, 2-3))

Complemento a modo de introducción general

Esta charla la titulamos: “Un pobre soñador”. Es unamanera de definirnos a los hombres, un pobre, pero un pobresoñador. Y esto justamente responde por un lado a nuestrapequeñez, a nuestra insignificancia, somos un pobre tomadode la tierra, pero al mismo tiempo, ese hombre tiene algo deinfinito, algo de Dios y ese es su drama y su dignidad. Tanpoca cosa y al mismo tiempo llamado, nada más y nadamenos, que a formar parte de la vida trinitaria. ¡Por eso vivires un problema, un hermoso problema!

Cuando nos disponemos a orar, cuando nos retiramos unosdías a rezar, ¿qué es lo que intentamos, lo que queremos?Queremos poner nuestra vida, el hombre que somos frente a

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Dios. Un Dios que es trascendente. Poner nuestra vida anteDios, es tomar conciencia del horizonte infinito que está frentea nosotros. Vivimos frente a Alguien, un Alguien que superaabsolutamente nuestro modo de ser. Por eso decimos que Éles trascendente, más allá de todo lo que somos y conocemos.Por eso, poner al hombre que somos frente a Dios, tiene unacierta experiencia de desinstalación, de vértigo, de infinito.Es como asomarse no sólo al otro, sino al que es totalmenteOtro que nosotros.

Por eso la experiencia de Dios tiene algo de terrible, detremendo, de purificador. Por eso sentimos deseos yresistencias para ir a su encuentro, porque tememos perderla vida frente a Él, aniquilarnos frente a tanta santidad,infinidad, inmensidad. Un Dios que es trascendente y, almismo tiempo, que es inmanente, cercano. Está en todoaunque nada lo contiene, sus huellas están por todas partes.Recordemos que decíamos –“a Dios le pasó lo de losartistas”: no pudo ocultarse en la obra que hizo. Por eso, pesea ser “más allá de todo”, todo bebió de Él. Todo tiene suhuella, su mensaje, su perfume. Por eso, esa tensión de quetodo nos está indicando que Él está, y está más allá.

Pero no basta ponerse frente a Dios. Un retiro no es sólo:“me puse frente a un Dios trascendente” sino que también esponerse frente a nosotros mismos, frente a uno mismo. Nosólo darse cuenta que el infinito está afuera; animarse a verque el infinito está adentro. Se acuerdan que decíamos: “lasprofundas cavernas del sentido”, tan grandes como lo queson capaces de recibir.

Entonces un día miramos y decimos: “¡qué inmenso es eluniverso!”. Cerramos los ojos y nos damos cuenta de que,adentro nuestro, hay otro universo, otro infinito. Tomarconciencia, entonces, de que somos un pobre soñador.Alguien con medida y sin medida. Nuestra vida tiene medida:los años, lo que comemos, lo que dormimos, lo que pesamos.Y, al mismo tiempo, no tiene medida. Somos insaciables.

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Nuestro estómago se sacia si come bien, pero hay algo ennosotros que no se sacia, aunque comamos bien.

Somos un grito, un gemido infinito. Me quedé pensando,porque el otro día pasaba frente a un pabellón, en elCotolengo de Don Orione, y escuché un gemido de una per-sona enferma, que en su lenguaje primitivo, simple, diríamoscasi animal -y lo digo con respeto-, era un grito al más allá.El primer llanto de un niño cuando nace, ya es un gemidoinfinito, al cual después le ponemos palabras y decimos:“Señor, ¿dónde estás?”. Pero en el fondo, el primer llanto delniño ya tiene esa dimensión, no sólo quiere a la mamá, quieretodo.

Poner a todo el hombre frente a toda la realidad, allí estáel secreto de la libertad, del equilibrio psicológico y espiritual.Vivir con dignidad de personas, de cristianos con posibilidadde equilibrio psicológico y espiritual es animarnos a darnoscuenta de quién es el hombre que somos y quién es el Diosque está frente a nosotros. Entonces no tenemos que tenermiedo a conocernos, a tomar con confianza nuestrahumanidad que nos fue dada por Dios. Esa es la únicaposibilidad de vivir con dignidad: no cercenando nada. Esaceptando todo lo que somos y todo lo que Él es (yo sé queesto debería ser explicado más, pero no es una clase, es unameditación y estoy resumiendo).

La oración lejos de ser nuestra iniciativa es una respuesta.Habíamos dicho “toda búsqueda es una respuesta”; el quebusca primero es Él. Entonces, cuando nosotros oramos,cuando sentimos deseos de dirigirnos a Él, cuando gemimos,no estamos más que respondiendo a una iniciativa amorosade Dios. Es Él quien nos está buscando -y lo repito a ver sinos entra o si me entra-. Cuántas veces creemos que tenemosque despertar o llamar la atención de un Dios que nos olvidócuando, en el fondo, los que nos olvidamos que Dios nosestá mirando somos nosotros. ¡Qué bella expresión la deTeresa de Ávila!: “Hijas, miren que las miran con amor”. Miren

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que las están mirando con amor. No miren a un Dios al quehay que gritarle. Miren que las están mirando: eso es rezar.

Nuestra soledad sólo es redimida cuando nos sabemosamados y llamados. Y ¿cuándo un hombre siente que susoledad es redimida? Cuando puede creer y comprender queél no existe por azar, sino que su misma existencia ya es elllamado; la invitación a la comunión; Él me hizo y Él irrumpiráen mi historia para invitarme a la plena comunión. Dichomás claro, el solo hecho de existir es una invitación a lacomunión, invitación que se confirma cuando Dios irrumpeen nuestra historia concreta para amarnos y otorgarnos unamisión. Cuando fuimos conscientes de nuestra vocacióncristiana, de nuestra vocación religiosa, cuando nos dimoscuenta de que Dios nos pedía una misión. Apareció en nuestrahistoria para confirmarnos que ese deseo que teníamos enlas entrañas era Él.

La calidad de una vida, de la vida humana está estrecha,íntimamente ligada a la calidad y hondura de los encuentros.Sólo los profundos despiertan lo profundo que hay en el otro.Sólo los encuentros profundos le dan a una vida la posibilidadde tener calidad. Si sólo compartimos superficialidades, nonos hacemos florecer el uno al otro. Si compartimos nuestrahondura, de alguna manera despertamos la conciencia dela hondura que tiene el otro. Por eso la importancia deexponernos. También hay que animarse a exponer lo másprofundo como hizo Dios que puede ser pisoteado. Sólocuando se expone lo más profundo se despierta lo másprofundo. Cuando escuchamos una música decimos –“¡quémaravilla!, le está poniendo voz a mi interior”. Como sipudiera viajar por mi alma oyendo esa música. Si alguienno la hubiera compuesto, tal vez yo creería que tengo unahabitación sola adentro mío. Y oigo esa música y me doycuenta de que tengo montañas, valles, castillos, sótanos...Entonces, las personas con las cuales uno se encuentra, loslibros, los acontecimientos, nos llevan a decir: “este espejo

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me devuelve una hondura que yo ni sabía que tenía; medespertó”.

Por eso hay que cuidar mucho la calidad de los encuentros.Si hacemos un poquito de historia, ya que estamos hablandode san Juan de la Cruz, este, si no se hubiera encontrado conSanta Teresa que lo invitó, siendo muy joven, a la aventurade fundar el Carmelo Descalzo, tal vez no tendríamos a sanJuan de la Cruz. ¿Adónde voy?, a que los encuentros conpersonas, que Dios fue poniendo en el camino, nos abrenrumbo y horizonte. De ahí la importancia de la amistad, lomalo de estar aislado, y la importancia de confrontar. Hayque recorrer muchos valles y fronteras para encontrar aalguien. Por ahí hay que leer cien libros para encontrar uno;hay que hacer doscientos retiros para vivir uno; hay que hablarcon muchas personas para encontrar una, pero el que buscaencuentra.

La estatura de un hombre, la da justamente aquello frentea lo cual vive. Supongamos que mi mundo es sólo lo quepasa en la sacristía, ¡qué estatura chiquita! Soy el que manejolas cosas de la cocina, soy el jefe de la cocina, ¡qué grandeque soy! Soy el que dispongo dónde guardo las ollas. Puedovivir ante otros, y me doy cuenta que no sólo soy el quemaneja las ollas de la cocina; puedo vivir ante mis hermanosy ahí ya no soy tan jefe, soy hermano. No puedo poner a laspersonas como a las ollas donde quiero. Es más difícil vivirante pares, pero es más rico que las ollas. Las ollas meobedecen, pero no me hablan. Mis hermanos me complicanpero son otros, podemos compartir, enriquecernos,acompañarnos. ¡Y ni les cuento si nos animamos a vivir anteDios! Ahí ya no dispongo. No estoy sólo ante otro, estoy anteel Señor. Soy mucho más pequeño que cuando manejabalas ollas, y más rico. Acá no soy el jefe y, sin embargo, soy elhijo del Señor del universo.

Entonces la gran pregunta es “¿frente a quién vivo?”. Elmístico es el hombre que vive con el corazón en la mano,

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acepta sus dimensiones, escucha sus necesidades, vive desdeallí y allí pone la vida. Cuando tocan el timbre, uno mira porla mirilla para ver quién es. Estamos detrás de la puerta,miramos pero estamos protegidos. Y uno, a veces, vive así.Aunque no nos vean, pero todo el día miramos por la mirillaa los demás, siempre a la defensiva, siempre protegiéndonosde todo como si viajáramos en una cápsula. En cambio, loque estoy diciendo, es vivir sin puertas, es decir, vivir con elcorazón en la mano, vivir desde allí y poner allí la vida. Quelos acontecimientos, que las personas, que las palabras mepuedan tocar. Vieron cuando uno dice: “ya nada me hacereír, ni me hace llorar; tengo una cápsula espectacularprotegida a prueba de sentimientos”. En cambio, ¡qué lindosería si todo me hace llorar y todo me hace reír! Puedo gozar,puedo encontrarme, mi fondo respira. Uno tiene zonas delropero que están húmedas, con olor a cerrado, porque estátodo como apretujado, allá adentro en la sombra y lahumedad. ¡Qué triste un corazón que está así! Hay queventilarlo, nos lo dieron para que lo usemos no para que loguardemos.

El místico es el hombre que comprende que su misterio, susecreto, su plenitud la tiene Otro y está en Otro que en últimainstancia es Dios. Por eso vive, en el buen sentido de lapalabra, hacia fuera, en actitud de vigía, se da cuenta “comoel centinela espera la aurora”. ¡Cómo no voy a estar mirandoel horizonte si mi vida la tiene Otro! No estoy custodiando lopoco que tengo; estoy mirando el horizonte a ver si apareceel que tiene mi misterio.

Aceptar las dimensiones del corazón, las infinitasdimensiones del corazón da vértigo y deja a la intemperie.¿Qué quiere decir? Que nuestro corazón es un grito infinitode felicidad, no queremos un poquito. Acuérdense de Teresita;esa jovencita humilde se animó a decir la verdad: “Yo quierotodo”. No quiero un poco, quiero todo. El corazón quieretodo. Eso da vértigo y deja a la intemperie, porque ninguna

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casa me cobija, ningún puesto me contiene, nunca llego aun lugar que digo: “acá encontré mi casita”. Todo me resultainsuficiente. Todo límite asfixia y, sin embargo, nos da vértigovivir sin límites, buscar lo infinito. Todo límite asfixia y lapermanente tentación del hombre es ponerle medida, techoa sus sueños, pero si lo lograra allí encontraría su propiaruina. Nada peor que bajar las expectativas. Me conformocon no pelearme, parece más fácil que buscar la comunión.Y, sin embargo, cuando me conformé con no pelearme,empecé a morir mal, porque renuncié al amor, y eso es loúnico que puede equilibrar el corazón.

Ser dogmático es una de las formas de decir basta, deponer límites. ¿Qué significa ser dogmático? “Esto es así ypunto.” ¿Vieron a esas personas que ya tienen definidos atodos, y definieron todo? Ya resolvieron la vida, ya clasificarontodo. Eso es ser dogmático. “Esto es así y punto, no se discute,a esta altura del partido nadie tiene nada que enseñarme,yo ya comprendí”. En cambio, ser dialogador es aceptar viviren estado de apertura y de crecimiento frente a un Dios quesiempre es más. ¿Quiénes fueron los grandes sabios? Losque aceptaron ser siempre alumnos y no estaban añorandoser profesores. ¡Qué paradoja!, ¿no? Los únicos profesorescon mayúscula son los que siempre son alumnos.

Quien busque seguridad, paradójicamente aceptará todaslas inseguridades. Dicho más claro: si yo busco el verdaderorefugio, no haré refugio en ningún refugio que no sea elverdadero. En cambio, si busco engañarme, encontrarérefugios inmediatamente en mil cosas. En cambio, quien deustedes sea tan insegura que busque la verdadera seguridad,esa aceptará convivir con muchas inseguridades, hastaencontrar la verdadera, hasta poder hacer pie en la roca desu amor. ¿Cuál es la imagen que está detrás? ¿Quién es elhombre sabio y prudente? El que edifica su casa sobre rocay no sobre arena. Entonces quien quiera que su casa no se lecaiga, va tener que excavar muy hondo hasta encontrar la

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roca, la roca de su amor. Tardará más en encontrar y empezara edificar, pero su casa no se caerá nunca. La sabiduría, lasantidad son lentas. Permítanme un ejemplo fácil. En el patiodel convento pongan un yuyo y un roble. Van a ver que a lospocos meses el yuyo es mucho más alto que el roble. Todoslos que estamos acá vamos a envejecer, y el roble estará allí.Es lento, pero es grande en serio. Entonces, quien quiera sergrande prepárese a ser el último que llega. Quien busque loinmediato pronto va a llegar. Y cuidado que es una tentación.No es tan fácil esperar experimentándose nada; la tentaciónes ser alguien pronto, aún en la vida religiosa. Es muy duroestar toda la vida frente a Dios. Si me paro al lado de uninsecto lo miro y digo: “qué grande que soy”; al lado de lamontaña, por el contrario, soy chiquito. Frente a Dios uno essiempre insignificante. Y hay momentos en que pueden darnosganas de ponernos frente a otros a mandar, a enseñar, a di-sponer y ahí estaría nuestro fracaso.

El hombre no es leña que se quema en cualquier fuego. Esdecir, nacimos para quemarnos en el fuego de la aventuradel amor de Dios. La vida no es un simple plato de comida.El hombre no nació para consumir productos electrónicos.No nacimos para ver televisión, no nacimos para tener unlindo auto. Nacimos para quemarnos en la aventura de labúsqueda de Dios. Esa es la dignidad humana. Nacimospara vivir frente a alguien, Alguien a quien deseamos conocery amar pero que, en realidad, es Él quien nos conoce y nosama desde toda la eternidad. Entonces es cierto que loqueremos conocer pero, cuando lo empezamos a conocer,nos damos cuenta de que mucho antes de conocerlo a Él, esÉl quien nos sondea y nos conoce.

La fuente de paz más profunda que tiene el hombre estájustamente allí: “Alguien me conoce y me ama”. Alguien sabequién soy. Menos mal. “Tu Padre ve en lo secreto”. No soyanónimo. Muchas veces una religiosa se va a confesar y elministro le dice: “Hermana, no me venga con pavadas que

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la gente viene con problemas más grandes...”. Y no sonpavadas los detalles de la vida religiosa, las delicadezas delamor. Pero también es verdad que nos distraemos en unalista de pequeños problemas y nos olvidamos del únicoproblema. El pecado más profundo del hombre sería,justamente, renunciar a su grandeza: desesperar, hacerequilibrio en algo o en alguien que no sea Dios. Difícilmentenos damos cuenta que el único pecado es renunciar a nuestravocación, no a nuestra vocación de ser humanos, a nuestravocación de comunión. No es fácil sostener esta meta en elcamino cotidiano.

Pero ese equilibrio en Dios, en su amor, no es excluyentesino incluyente. “¿Entonces yo no tengo que tener a nadie,nunca me tengo que apoyar en nadie; no tengo que comer,sólo tengo que comulgar?” No, porque Dios también se nosentrega a través de las creaturas, de las personas. El tema esque yo no quede con el mensajero. Pero Dios viene a travésde mensajeros, a través de sus sacramentos, a través de losotros, de los amigos, de los padres... Dios nos ama a travésde... El tema es que yo sepa poner mi confianza no en laspersonas con minúscula, sino en Aquél que me cuida a travésde ellos. Más aún, sólo desde Dios podemos amarprofundamente todo. Si las cosas son amables es justamentedesde Dios.

La perfección del hombre no está en ningún logro, sino enla comunión. Hay una deformación en la vida espiritual y esque la perfección la ponemos en lograr virtudes. Y en realidadla perfección no está en lograr virtudes. La perfección está enpoder comulgar con Dios, ser su amigo, estar en comunióncon Él. Por supuesto que para eso hacen falta virtudes, peroen realidad las virtudes no son un fin en sí mismo. Entoncesla perfección del hombre no está en ningún logro que no seaestar cerca de Él. Nuestra vida triunfará si nos acercamos aJesús, no si logramos vencer esto o aquello. A veces a Diosno le importa que venzamos, pero sí que estemos en

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comunión con Él. Un ejemplo, Pablo: “Lo siento, te basta migracia. Vas a tener el aguijón de la carne hasta el final. Losiento mucho, pero me vas a servir de ejemplo para muchos”;como diciendo, no venciste el mal carácter, pero lo siento,no me importa, lo que me importa es que estés cerca de mí yseas mi instrumento.

La unión de amor con Dios y con los otros, lejos de diluir ala persona, la afirma definitivamente. Fíjense que esta es unade las verdades más preciosas de nuestra visión cristiana delhombre. El hombre es alguien único, irrepetible. Nacemospero somos para siempre. Nuestra persona no se diluye.Fíjense que para muchas visiones del hombre, por ejemplopara el marxismo, el hombre es un eslabón de la sociedad,lo que importa es la sociedad, no este hombre. O lo mismopara ciertas visiones orientales: no existe la noción de per-sona, de “soy alguien”. En cambio, un cristiano puede decir:“Dios me ama”. Yo estaré para siempre con mis seresqueridos”. No nos vamos a diluir. Eso es tener esperanzapersonal, y eso dignifica la vida. Por eso hay que tomarse lavida en serio, porque es para siempre. Y esto es una cosapreciosa; diría como para arrodillarse. Por ejemplo frente ala obra de Don Orione porque, justamente, en su dedicacióna los más pobres, a “los inútiles” está confesando esto queestoy diciendo, pero no con palabras, sino con la vida. Eseque está ahí, inservible e inútil, en una cama desde que nació,es alguien, gastamos la vida en él, porque es para siempre,él es para siempre”. ¡Qué maravilla!

Hay maneras de buscar a Dios que más que una invocaciónson una provocación. Diría: hay maneras de buscar a Dios ya los demás, que más que una invocación son unaprovocación. Dios y las personas no son objeto de nuestroconocimiento. ¿Qué quiero decir? Empecemos con lohumano. ¡Qué feo que alguien me quiera estudiar o mequiera indagar! Nos sale, si somos normales, un sistemadefensivo automático. En cambio, ¿quién se resiste al amor?

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Cuando encontramos amor es al revés. ¿Cómo hago parano manifestar lo que soy? ¿Cómo hago para ocultarme anteel que me quiere? Me sale, necesito, deseo manifestarme. Elsol logra que las plantitas se le abran; las heladas que se lecierren. Entonces nosotros cuando nos ponemos frente a Dios,si lo queremos estudiar, conquistar, manejar, lo alejamos.

Dios es Alguien, es un sujeto y no un objeto. Por eso a Élhay que acercarse con respeto, en puntas de pie, conhumildad, por amor. Justamente nuestro éxito en la búsquedade Dios, es nuestro fracaso. ¡Qué triste si una postulante vienea la Maestra y le dice: “logré la clave para entrar en elMisterio de Dios...”. ¡Qué chiquito sería Dios! O si dice:“Madre, encontré la clave para entrar en su computadora”.Está bien no es tan difícil. “Me metí en su candado”. Encontréla clave para entrar en el Misterio de Dios... No, Dios no esun candado ni una computadora. En cambio, si viene unanovicia llorando y dice: “Madre, me pasé dos horas rezandoy no lo tengo a Dios en el bolsillo”. ¡Qué suerte, te encontrastecon Él!

De nuestra parte se hace esencial disponernos. Dios no esuna conquista, es un don. Debemos disponernos a recibirloa Él y a su acción amorosa, que justamente nos quiere dis-poner para recibirlo, nos quiere dar “odres nuevos para elvino nuevo”. Dejá que te cambie para poder recibirme ydespués cambiar. Dejá que te cambie para poder recibirme.Entonces, no se trata sólo de recibirlo, sino de dejarse educary transformar, es más profundo, hay que dejarnos transformar.

Debemos relativizar nuestra experiencia. No pretenderdomesticar sino aprender a mirar, a oír, a acoger. ¿Qué quierodecir? Uno puede vivir en estado de querer manejarlo todo.Aprendí a leer, a escribir, a caminar, a rezar... ¿Qué más, quémás..? No intentes seguir manejando todo, y menos a laspersonas, y menos a Dios. Más bien al contrario, aprendé amirar, a oír, a escuchar... No te pierdas la realidad que estámás allá de vos. Quien ama no quiere mensajes, quiere per-

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sonas. Es decir, cuando uno ama en serio, no quiere mensajes.“conformate con la carta, conformate con la foto”. “No, yoquiero a la persona.” Y no es un capricho del hombre; estambién, y fundamentalmente, un deseo de Dios. No es quelos hombres seamos inconformistas y soñemos demasiado.No. Es que Dios, en su revelación, se nos manifestó como unDios que salió a buscarnos.

“Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oyemi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremosjuntos” (Apocalipsis 3, 20).

Yo cenaré con vos, y vos conmigo. El alimento de Dios esnuestra persona, nuestro alimento es su Persona.

El corazón reclama un Tú infinito, pero la desproporciónsalta inmediatamente a la vista. Sin embargo, para elhombre, vivir es morir en el intento de entrar en comunióncon ese Tú infinito; ya que vivir sin eso, sería padecer unacontradicción sin sentido.

¿Cómo haríamos para convivir con un corazón con sedde infinito, diciéndole a cada rato: “es imposible, esimposible, es imposible...?”. Seríamos una contradicción. Poreso, para los hombres sin fe, el hombre es una pasión inútil.¿Cómo este pequeño quiere ser Dios y no puede? Y nosotrosdiríamos: “Este pequeño quiere ser Dios, porque Dios lo invitóa ser Dios de su mano. Este mortal quiere ser inmortal... Sí,de su mano”.

Para el amor no existen fronteras, por eso Dios se encarna,para acercarse al hombre y hacer posible el encuentro y laamistad. Pero el amor mutuo es el único válido, por eso elhombre se hace respuesta. Y así como Jesús vino al mundo,ahora el hombre debe seguir a Jesús, Camino, Verdad y Vida.Nadie va al Padre, sino por Él. En Jesús, mensaje y mensajero,se unifican. Jesús es el camino que el Padre empleó parallegar al hombre. Y Jesús es el camino que los hombrestenemos que recorrer para llegar al Padre.

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Jesús no sólo es objeto de contemplación, sino la ofertadel Padre para ser vivida. ¿Qué quiere decir esto? El Padre,en el Bautismo, nos regaló su gracia para que podamos vivira Jesús, ser Jesús. No sólo contemplarlo, sino imitarlo,seguirlo, vivirlo. Al hombre le implicará un largo y dolorosoproceso poder asimilar la gracia del Bautismo y hacerlacrecer, responder con amor al amor. ¿Qué es la vidaespiritual? Es el largo proceso de hacer crecer la semillitaque nos fue entregada en el Bautismo para convertirla en unárbol. Recordemos las parábolas del Reino:

“El Reino de los Cielos se parece a un grano demostaza que un hombre sembró en su campo. Enrealidad, esta es la más pequeña de las semillas, perocuando crece es la más grande de las hortalizas y seconvierte en un arbusto, de tal manera que los pájarosdel cielo van a cobijarse en sus ramas” (Mateo 13,31-32).

El hombre maduro comprende que, para ver es necesariocreer. Si vamos entendiendo algo, nos damos cuenta de que,para ver, es necesario creer. Para esperar es necesario fiarsede Dios y de su amor, no de nosotros y de nuestras fuerzas.Para ver no hay que razonarlo todo, hay que creer. Paraesperar no hay que tener muchas fuerzas y confiarse en símismo, hay que fiarse de Dios y de su amor. Y para amar esnecesario dejarse amar. Si quiero amar, primero me tengoque dejar amar. Y perdonen que insista en este punto. Peroaunque parezca elemental, podemos pasar años de vidareligiosa y no entenderlo. Si alguna de ustedes quiere amar,primero déjese amar.

La fe de María hizo que la noche se llamara “buena”, queel futuro se llenara de esperanza y que el amor, al fin, fueseposible. Porque alguien creyó, la noche, que era sinónimode la muerte, del fin, de lo oscuro, se convirtió en “NocheBuena”, porque su fe permitió la presencia de Jesús. Entonces,la fe de María hizo que la noche se llamara Buena, que el

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futuro se llenara de esperanza y que el amor, al fin, fueseposible. Todo lo que desencadena la fe. Podríamos decir, sinosotros fuéramos capaces de creer, haríamos que la nochede muchos fuera “buena”; el futuro lo miraríamos conesperanza y haríamos que el amor fuese posible en nosotrosy donde vivimos. Pero la puerta es la fe.

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Noche de pasión

“«Te aseguro que cuando eras joven,tú mismo te vestías e ibas a donde querías.

Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos,y otro te atará y te llevará a donde no quieras».

De esta manera, indicaba con qué muertePedro debía glorificar a Dios.

Y después de hablar así,le dijo: «Sígueme»”

(Juan 21, 18-19).

Complemento de “Sin otra luz y guía sino la que en elcorazón ardía”

Es imprescindible para vivir -nos pasa hasta en las cosasmás insignificantes-, tener claro el fin. Uno va caminando y,a veces, se olvida de a dónde iba, se distrajo, y entoncesnormalmente se para y dice: “¿a dónde iba?”. Se detiene.¿Por qué? Porque no se puede caminar sin rumbo. Salvo queuno diga: “salgo a caminar un rato”, y el objetivo era pasear,distraernos. Pero caminar sin rumbo no se puede. Y eso quenos pasa en las cosas más simples, nos pasa en la vida. Nosparalizamos cuando se oscurece el fin. Por eso, una de lasexperiencias más duras es cuando se oscurece el objeto de

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la fe, de la esperanza, de la caridad. Lo que llamamos: lanoche oscura.

El Padre nos soñó desde toda la eternidad para compartirsu vida, su plenitud. Esta es nuestra gran certeza: fuimoscreados para compartir con Él la comunión, la vida. Peroesta meta, este fin, evidentemente es tan alto, tan grande,tan sublime que no está en nuestras manos realizarlo. Nosotrosno lo podemos hacer con nuestras propias fuerzas y voluntad,por más buena educación que hayamos recibido. Al contrario,si nos educaron bien, vamos a constatar que eso no está ennuestras manos.

El hombre no puede transformar su ser. El hombre no sepuede hacer Dios. El hombre fue invitado a la comunión conDios. Pero el hombre no se puede hacer Dios. Por eso diría:“Bienaventurados fracasos por tratar de ser Dios”. Cada vezque nos enojamos porque no nos salió ser como queríamos,en el fondo estamos frustrados porque no nos salió ser Dios.“Bienaventurado fracaso” que nos hace niños, humildes ypobres, para dejarnos salvar por Dios.

Recordemos que el pecado original, justamente fue ese:intentar ser como Dios. Pero ustedes me dirán: “¿Pero cómo,si la meta era ser como Dios?”. Sí, pero no intentarlo nosotroscomo algo propio; es un regalo, es un don, es una obra deamor que Él tiene que ir haciendo en nosotros.

Entonces, sólo Dios puede llevar a cabo nuestradivinización. Y esto lo hace en etapas sucesivas. No nos hace,del día a la noche, adultos, maduros. Ni en el plano humanoni en el plano sobrenatural. El hombre es temporal, entoncesvamos madurando no sólo humanamente, sino tambiénespiritualmente. Por eso usamos esta palabra: Dios connosotros tiene un proyecto. Y un proyecto que tiene distintosmomentos. Lo mismo cuando un arquitecto o alguien quierehacer una casa. Primero hace un proyecto, y el proyecto tienedistintos momentos: el plan, preparar el terreno, comenzar a

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edificar. Y en nuestra vida espiritual lo mismo. Si ustedesquieren, en lenguaje de san Juan de la Cruz, diría: “Hay quehacer un desmonte, un saneamiento en el vacío y unareconstrucción”. El proyecto es uno pero con distintosmomentos: desmonte, saneamiento en el vacío,reconstrucción.

Supongamos que hay que hacer una casa y había plantasy árboles. Hay que desmontar, hay que sacar lo que estaba,hay que sanear el terreno y hay que construir. Pero construires el final. Supongamos que uno va caminando por una callede Buenos Aires y ve unas excavadoras que están haciendoun pozo muy pero muy profundo. Y supongamos que pasaraun niño y les dice: “Hermanita, ¿por qué están haciendo ungran pozo?” “Porque van a hacer un gran edificio. Estánpreparando el espacio profundo para los cimientos”. Esarespuesta que le decimos al niño, como algo obvio, ¡cómonos cuesta decirla a nosotros mismos! Supongamos quealguien empieza a cavar en nuestra vida y empieza a hacerun gran pozo. Y uno tiene la sensación de decir “¡Huy!, meestán vaciando, me están hundiendo, me están destruyendo”.Y podría pasar un niño y decirnos: “No, Hermanita, van ahacer un gran edificio. Están preparando los cimientos. Ustedquería ya la torre. Despacio. Primero los cimientos”.

Y lo decimos en un lenguaje teológico-espiritual másclásico: “Hay que asumir, hay que sanar y recién elevar”.Jesús asume la condición humana, la sana y la eleva. Lomismo nosotros, asumir nuestra verdad de humanos, nuestrahistoria, nuestra persona, el que soy, mis límites y miscapacidades, mis pecados y mis virtudes. Asumir.

Nunca hay un punto de partida verdadero que no sea elreal. Siempre que uno quiera partir verdaderamente, tieneque partir de la realidad. Supongamos que la Maestra depostulantes empiece a educar a las postulantes desde lo queella piensa que deben ser las chicas que ingresan. Esa

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educación va a fallar, porque no partió desde lo que laschicas que ingresaron son. Ojo, las tiene que llevar a lo ideal,pero a partir de lo real. Y siempre que nos ahorramos esepaso, la vida tarde o temprano nos obliga a darlo. Como sidijéramos, de esa materia no se salva nadie. El que no la dioen primero inferior -no se preocupen-, la va a dar en otromomento de la vida. Pero Dios siempre nos va a pedir partirde lo real.

A esto lo llamamos noche, noche de pasión. ¿A qué? Atomar conciencia de lo real. No es nada fácil. Vuelvo a repetir.Ustedes escucharán que yo hablo de esto con soltura.Créanme, que no lo vivo con soltura... A mí también, cuandome empiezan a cavar me asusto, me da miedo, medesconcierto. Es normal.

Noche de pasión, en este doble sentido: Pasión de Jesús,pasión de amor. ¿Por qué? Porque fuimos invitados a seguira Jesús y a compartir su suerte. Y Noche de Pasión, pasión deamor, porque quien por amor quiere identificarse con suSeñor, tendrá que acompañarlo adonde quiera que vaya,acompañarlo hasta Jerusalén.

Dios no sólo es origen y fin de nuestra vida, sino actor; elque actúa, el que nos va llevando. Hay maneras de vivir lavida espiritual como si Dios nos creó y nos espera en la VidaEterna pero, en el medio, hago yo las cosas. No, Él tambiénes Dios en el camino, es el Dios del camino.

El misterio de Dios no sólo es algo a contemplar. Loscontemplativos no son los que se dedican a contemplar elMisterio de Dios, sino algo más profundo. Dios es Alguienfrente al cual hay que aprender a vivir y a dejarlo actuar. Sercontemplativo, en el fondo, es ser dócil a un Dios que nosólo hay que contemplar sino dejarlo actuar, dejarnos amar.¿Quién es el verdadero contemplativo? El que se deja amar,porque está contemplando el actuar amoroso de Dios en suser y no contemplando a un Dios estático que está más allá.

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Entonces, contemplar es contemplar qué es lo que haceDios si le doy permiso para que lo haga en mí. Eso hay quecontemplar. Contemplar qué es lo que está actuando en losdemás. Por eso, por ejemplo, un ministro consagrado tieneel privilegio, al confesar, en la dirección espiritual, etc, depoder contemplar no un paisaje hermoso, un bello libro, sinocontemplar qué está haciendo Dios en el corazón de loshombres; por dónde los va llevando, podando, consolando.Dije ministro consagrado pero ustedes también, en el diálogocon los demás, con ustedes mismas. De la misma maneracomo contemplamos la historia de Salvación cuando leemosla Escritura, y contemplamos el proceder amoroso de Dios.Así, en Semana Santa, tenemos que contemplar cómo nosamó Jesús. Y hoy también tenemos que contemplar pordónde Dios nos está queriendo amar.

Lo que podemos hacer es disponernos y acercarnos contodas nuestras capacidades de comunión abiertas. ¿Quéquiere decir? No voy con mi cabeza solamente para entender,sino con mi corazón para dejarme amar. Voy con todo mi seral encuentro de Otro ser. Es un encuentro amoroso y no unencuentro de ideas.

La vida es una aventura de amor en la noche; Dios y elhombre son los protagonistas de esta historia de amor. Loque nos cuenta el Cantar de los Cantares en lenguaje poético.Nosotros somos protagonistas de una historia de amor. Diosquiere conquistarme, seducirme, unirse conmigo. Entoncesvivir, saber vivir, es saber dejarse encontrar por este Dios quenos está buscando.

Dios es protagonista pero, en su mano, hay un sin númerode circunstancias y vivencias que le sirven de instrumentos.Ustedes podrían decir “Padre, pero... nunca salió Dios a miencuentro”. “Claro, a lo mejor nunca se le apareció Jesús,Hermana, pero le salió al encuentro en aquella persona, ensus padres, en esa circunstancia, en ese libro, en ese retiro...Es decir, Dios usa de todo para asomarse a nuestra vida.

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Entonces, el actuar de Dios es noche. Las oscuridades, losgozos, la comunión serena; a veces, Dios tiene forma dedesorientación, de tristeza, de esperanza, de descanso, derestaurar fuerzas. La noche es oscuridad, gozo, comuniónserena, desorientación, tristeza, esperanza, descanso yrestauración de fuerzas... San Juan de la Cruz, dirá: Todasestas cosas “es mi amado para mi” (C 14, 6). Me doy cuentade que Dios me visita de muchos modos y de distintasmaneras.

Es como si uno dijera: “yo esperaba a la Madre por lapuerta y entró por la ventana”. Entonces, hay que mirar laspuertas y las ventanas, el patio, el muro... ¿Se acuerdan delCantar de los Cantares cuando el Amado se asoma por elmuro? Entonces, no tener la atención sólo en un lugar: “Diosme tiene que hablar en la Capilla y en el horario de oración”.Dios te va a hablar en la cocina, en el baño, te va a hablarcuando te vas a dormir. No me van a negar que habrán tenidomás de un momento de oración linda en un momento extraño.Y, a lo mejor, en el momento en que decían: “ahora tieneque venir”, no vino. Hay que vivir en estado de expectativa.¿Qué quiere decir en estado de expectativa? Supongamosque hoy digo: “Hermanas, las noto aburridas, tristes.Hagamos un juego; yo voy a dejar en algún lugar delconvento, alguna señal a ver si ustedes la encuentran”.Entonces todo el mundo iría tocando las paredes, analizandoa ver dónde está la señal que dejó el Padre. Bueno, así habríaque vivir todos los días. ¿Dónde está el Dios que me estábuscando? Si uno vive de memoria: salió el sol pero ¿quésorpresa hay en ello?, si vivo en estado de aburrimiento, enestado de “siempre lo mismo”...

Noche oscura es el camino hacia la unión; ya su punto departida es oscuro al verse privado de todo gusto sensible. Laprimera valla que hay que pasar, es que nuestra sensibilidadtiene que comprender que Dios no está al alcance de nuestrossentidos. El medio que nos conduce es la fe y esta es segura

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pero no clara. Segura porque nos conduce a Él, pero no esclara. Si alguna de ustedes no ve nada, va más segura si lalleva alguien que ve muy bien, pero al andar no va a vernada. Y por último, el término también es oscuro, ya quepara el hombre, Dios es noche oscura en esta vida. ¿Quéestá queriendo decir esto? ¿Nunca se trataron de imaginarel Cielo? Uno no puede imaginar demasiado el Cielo.Entonces, también es oscura la meta. Es un misterio, elMisterio de Dios.

Quien tenga esta experiencia podrá distinguir tresmomentos: La vivencia de ruptura y desconcierto, lainterpretación del hecho y de sus causas, y la reacción ocomportamiento que adopta. A uno a veces le pasan cosasque dice: “¿qué me pasó?, yo estaba tan bien y de golpe...”.Desconcierto, algo pasó. “¿Qué habré hecho?”. Interpretacióndel hecho. “¿Será mi culpa? ¿Qué hice?”. Y después, “¿quétengo que hacer para cambiar? ¿Qué comportamientoadopto para salir de esta circunstancia en la cual me veometido y todavía no termino de entender muy bien? ¿Es Dios,soy yo? ¿Me estoy hundiendo, estoy creciendo?”. Eso es partede lo oscuro.

¿Porqué ruptura y desconcierto? El hombre, normalmente,-podemos decir especialmente los religiosos-, imaginamosla vida como un ir creciendo, constante y progresivo.Sabemos en teoría que hay penas y que existe la cruz. Unanovicia que pasó una tormenta, mira para adelante y dice:“listo, dentro de poco profeso, yo la tormenta ya la pasé,lentamente iré creciendo en claridad, en comunión con Dios,en virtudes”; se imagina el camino. Sé que alguna cruz va avenir, estoy siguiendo a Jesús... Pero tranquila. El camino estámás o menos claro”. En un momento de arrobamiento delNoviciado se puede decir: “Señor, haceme compartir tu cáliz,quiero ir con Vos a Getsemaní”. Pero algo muy distinto aimaginar y pensar, es padecer; así ve un día cómo se apagantodas las luces de la mente y el corazón. Personas, doctrinas

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y cosas se revelan insulsas, tienen sabor a nada y ya no dicennada.

La propia vida da la impresión de que se escapa de lasmanos, ya no la tiene para sí, ni puede darla, simplementela pierde. Si viene alguien ¿qué le voy a decir si no tengo unapalabra ni para mí? Ojalá que nadie me pregunte nada hoy.Simplemente tenemos la sensación de que perdimos la vida,de que no sabemos qué pasó que en algún momentoperdimos el rumbo.

La misma oración se vuelve imposible y, lo peor, que ellaera su íntimo apoyo y consuelo. Vamos a señalar un paso.Supongamos que uno dice: “yo tenía problemas comunitarios,tenía problemas de salud, pero iba a rezar y estaba en paz”.Todavía te quedaba algo... “Ahora sigo teniendo problemascomunitarios, problemas de salud, voy a rezar, y es untormento”.

Entonces viene la pregunta lógica: ¿Qué pasó, por quépasó? Permítanme una aclaración: Supongamos que unodice: “Hermana, ¿usted, reza?”. “No, mire, yo hace diez añosque no rezo”. “¿Usted tiene recogimiento?”. “No, mire, tengoun televisor y una video cassettera en mi pieza, y todos losdías veo tres películas”. ¡Eso no es noche oscura! Eso es“descuidaste tu jardín”.

¿Qué pasó?, ¿Porqué pasó? El peor sufrimiento viene dela interpretación. No tener claro qué pasó. Lo que dice sanJuan de la Cruz lo podemos decir nosotros: Si pudieraasegurarse que esto es obra de Dios y que no rompe lacomunión, todo sería gozo (2 N 13, 5). Si yo supiera que esJesús el que me está pidiendo con seguridad que yo loglorifique con mi aridez, con mi sensación de nada, con miexperiencia de pecadora, de insignificante, saltaría de gozo,si supiera que esto me lo está pidiendo Él. Pero ¿cuál es eldesconcierto? ¿Será por mí? ¿Será por Él? ¿Son mis errores?¿Soy una mentira? ¿Al fin me di cuenta de que no soy nada?,

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¿que era una ilusión ingresar a la vida consagrada?, ¿mioración era imaginación? Esa es la duda terrible. Se hadesmoronado la imagen de uno mismo, ahora el pobrehombre se ha quedado al desnudo, sólo con su miseria. Novamos a decir que nos creíamos santos, pero no tan realescomo somos hoy. Nunca creíamos que éramos tan capacesde fragilidad, de egoísmo, que en el fondo éramos una per-sona como los otros. Que ser religiosos no nos quita ser unamujer y un hombre que tienen que convertirse, que tienenque creer, que tiene que madurar.

¿Cómo reaccionar? Ahora viene la tercera: ¿qué hacer?¿Qué tengo que hacer si estoy en esta situación? A pesar detodo, de sentirse como se siente, quiere servir mejor a Dios. Apesar de padecer un sufrimiento indescriptible en todos losplanos de la vida, tiene una fidelidad ciega y sorda a suvocación, Como diciendo: “Señor, quítame la vida, pero nopermitas que te falle, que te traicione. Me siento pobre, conreal capacidad de mal, pero justamente porque quisiera serbuena, porque quisiera glorificarte, quisiera servirte como telo merecés, quisiera confiar como te lo merecés, quisieraolvidarme de mí y ocuparme libremente de mis hermanos yno puedo”. Y que es lo que aconseja san Juan: afrontar loshechos y circunstancias con paciencia y en silencio. Nuestroamor no puede nada, salvo tener paciencia y aguardar ensilencio a que nos digan qué hay que hacer, por dónde hayque ir. ¿Se acuerdan de Saulo en el camino a Damasco, cómoquedó? Ciego. ¿Y qué le pasó? No entendía nada. ¿Y qué ledijeron? “Entrá en la ciudad, alguien te va a decir lo quetenés que hacer” (Hechos 9, 6). Estaba como un niño perdido:desorientado, oscuro, solo y esperó en silencio a que Dios lediera una señal.

Es lo que le pasó al Pueblo de Israel en el Exilio. Fuearrancado de su tierra, sin templo, sin rey, sin profetas y tuvoque aguardar en silencio esos setenta años y antescuatrocientos años en Egipto, hasta que hubo una señal. Sa-

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ber esperar las palabras tan bonitas que le dice Dios a Moisés:

“El Señor dijo: «Yo he visto la opresión de mi pueblo,que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor,provocados por sus capataces. Sí, conozco muy biensus sufrimientos»” (Éxodo 3, 6).

Es la hora de creer que Dios sabe lo que nos está pasandoy que si no interviene es porque necesitamos más tiempo decocción.

Es un cara a cara entre un Dios que se presenta como es yun hombre que se descubre como es; ¿Por qué nos sentimosmal? No porque hayamos retrocedido, sino porque nosfuimos adentrando en el monte, nos fuimos acercando a Dios.Y vieron qué problema cuando entra mucho el sol en unacasa, se nota todo el polvo. ¡Qué lindo que el sol entre por laventana!, pero a la que limpió no sé si le va a gustar mucho,porque se nota todo. ¡Lo siento! Nosotros nos asomamos aDios y, claro, se nota todo. Dios se presenta como es y elhombre se descubre como es. La pureza de Dios e impurezadel hombre, fuerza y debilidad, divino y humano, grandezay miseria (cf. 2N 5-6). La pureza de Dios pone de manifiestonuestra impureza. Su fuerza nuestra debilidad. Su divinidadnuestra humanidad. Su grandeza nuestra miseria. Es elcontraste por asomarnos a Él.

Noche es una influencia de Dios en el hombre. Estamosfrente a un Dios que no está atado, paralizado, dormido.Dios está actuando, y ese actuar de Dios nos oscurece. ¿Seacuerdan? El fuego cuando agarra el leño, primero looscurece.

Sin el hombre hacer nada, sin entender nada. Es Dios quenos dispone para la unión de amor con Él, contrariando ydesbordando nuestra conciencia, y produciendo un efectodesgastante y paralizante. Vamos a decirlo con un ejemplomás simple. Si alguna vez alguien les dijo: “Hermanita, letraje un par de zapatos nuevos”. “¡Qué bonito, Qué bueno!”.

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Te los probaste y al día siguiente, probablemente, tengas unaampolla. “Es hermoso, pero está tan duro”. ¿Qué hay quehacerle al zapato? Hay que ablandarlo, hay que desgastarlopara que se amolde al pie”.

Experiencia de Dios no siempre significa gozo. Experienciade Dios puede ser aterradora, purificadora. Piensen que, parael mismo Jesús, la experiencia del Padre fue presencia yausencia. “Padre, ¿por qué me has abandonado?”. Entoncesexperiencia de Dios significa siempre contar algo bonito.Puede venir alguien que está en crisis y le preguntamos: “¿Quéte pasó?” “Tuve una experiencia de Dios”. El que vuelve deuna experiencia de Dios, no viene siempre con una sonrisa,¡no!, vuelve desconcertado. Porque probablemente lo quehaya tenido es una experiencia de lo infinito, de lo inmenso,de lo eterno, de lo santo. Y uno queda en el piso. Se acuerdande Abraham: cayó rostro en tierra. Acuérdense que hasta aMaría, le dijo el Ángel: “No temas, María”. ¡Y era la Virgen!

La experiencia de Dios, de noche, no es algodesencarnado, asume también factores históricos ypsicológicos, que forman parte de la pasividad existencialde nuestra vida., así por ejemplo: injusticias, soledades,melancolía, depresión, etc. ¿Qué quiero decir con esto? Quea través de algo que nos pasó, Dios nos puede ir quitandolos puntos de apoyo para mostrarse Él. Entonces no es extrañoque las experiencias de Dios, vengan encarnadas encircunstancias y no en el aire.

Pero para que sea noche oscura, en el sentido quehablamos, no basta padecer, hace falta que el hombre asumae integre todo lo que acontece. Puedo sufrir una enfermedady decir –“¡qué desgracia, qué bronca, mirá lo que me pasó!”.Eso no significa que automáticamente esté viviendo una nocheoscura. La vivo si soy capaz de leer que, en esa enfermedad,Dios me está amando y purificando, y la acepto aunque estéintentando sanarme, pero la acepto. Otro ejemplo: “¡mirálo que me hizo la Superiora; qué bronca qué desgraciada!”.

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Eso no es purificador. Me quedé protestando. En cambio,puedo llegar a decir: “sufrí una injusticia, pero ¿qué estaráprocurando Dios al permitir que me pase esto?”.

Para eso es fundamental estarse quieto y no hacer nadapor salir, obrar. Fíjense qué expresión tan bonita: “con macizapaciencia y por sobre todo confiar en Dios que es fiel y nodeja a sus hijos” (cf. 1N 10, 3) en el camino. Entonces, una“maciza paciencia”. Esperar que Él venga a rescatarme, asanarme, a iluminarme a encender mi corazón...

La realización es gradual, salen a superficie los malesarraigados en el corazón del hombre. La sensación es learrancaron violentamente sus modos de ser y de obrar, quedaen vacío. “Ya no obro como antes”. Supongamos que uno encasa aprendió a ser caprichoso, por cómo lo educaron. Nosólo tengo que convertirme de mis pecados; si soy caprichosono me voy a dejar conducir por Dios. Entonces Dios va atener que purificar “mi ser caprichoso”. Si me ama me vatener que contrariar. No siempre voy a hacer lo que yo quiero.Y me va a doler no hacer lo que yo quiero, me va a costar.

Entonces, la sensación es sin lo viejo y sin lo nuevo, surgenlentamente nuevas formas en el corazón, los nuevos modosde obrar en Jesús. La propia miseria, no es tanto de pecadosraros o frecuentes. Esos son sólo el tallo exterior de una malaraíz. A veces nosotros creemos que nuestros pecados son esosque confesamos. Hay que ir más adentro. Los peores malesdel hombre son los que la conciencia no percibe, ni juzgacomo tales. Por eso cuando Dios nos empieza a purificar lasraíces, no entendemos qué está haciendo, pero nos estácurando allá en el fondo de donde surgen nuestras malasconductas.

Esas raíces son las que persigue la noche oscura. Pareceque nos arrancaron partes de nuestro ser pero sólo son hábitosimperfectos que se contrajeron durante la vida. Por eso nobasta cambiar de objeto, el mal está en la potencia, en

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nosotros. Pongo dos ejemplos: Teresita de Lisieux, que decía:“el médico duerme para operar”. Y san Francisco que cuentaque él quería ser famoso. Un día se convirtió y dijo: “quieroser un gran santo”; aparentemente se había convertido. Perohabía un error. Todavía quería ser grande. Antes quería serfamoso por las batallas; después, por las cosas de Dios; perono basta cambiar de objeto, hace falta cambiar el corazón.Lo paradójico es que si se le acaba este peso de durastinieblas, muchas veces se siente solo, vacío, flojo, porqueestá penetrando ya la nueva forma de luz y de amor queDios le está regalando.

¿Nunca les pasó que estaban padeciendo mucho yesperando que Dios les quitara eso y, cuando se los quitó, sequedaron con una sensación de vacío? Porque hasta en esaprueba, estaba más cerca de Dios. Casi prefiero que meduela, a sentir esa especie de tranquilidad superficial.

El hombre, en esta experiencia, está adelantando en plenaexistencia y en plenitud de facultades, la propia muerte física,psíquica y espiritual. Vieron que dijimos que uno puede morirantes de tiempo. No sólo la muerte es la muerte física.Padecer una oscuridad, quedarse a oscuras, una calumnia,una impotencia, quedarse años enfermo, desganado, triste,solo... Eso es casi peor que morir. No deja casi nada para elfinal, sólo el romper la última tela que impide el encuentroglorioso.

Noche es una fase normal y obligada del camino. No esque les pasa a algunos. Esto nos tiene que ir pasando a todosde alguna manera. El hombre tiene que centrar sus mejoresenergías en vivirla, no en soñar lo que hará cuando vuelva lanormalidad. Vieron que a veces uno dice: “¿qué voy a hacercuando se me pase esto?”. ¡No!, viví bien esto que te estápasando. “El día que no sienta esta angustia voy a ser bueno”.¡No!, tratá de ser bueno hoy y de abrazar con amor estaprueba que te está tocando vivir.

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En cuanto a la duración de la noche, cuando la noche esen serio, dura muchos años. Si una persona viene y dice: “Pa-dre, pasé una noche oscura; fue una semana terrible”. Aunqueuno no le conteste nada en sus adentros está pensando:“todavía no empezó”. Cuando Dios prueba en serio...:¡años!, no días o meses. La experiencia dice que “si ha de seralgo de veras, por más fuerte que sea, dura algunos años”(2N 7, 4). El ejemplo del fuego y el madero es un capítulosíntesis (cf. 2N 10).

Noche es dejar, es permitir, es consentir que Dios nos re-gale un corazón sin medida, un corazón de Padre-Madre.María aceptó ese largo proceso, que culminó al pie de lacruz y le permitió ser madre de todos.

La vida de María es un largo proceso en el que Dios la vadisponiendo, educando y conduciendo en la fe, hasta que undía le regala, no sin dolor, un corazón como el de Él, capazde amar a todos. Por más que duela, ¡qué lindo es saber quelo que Dios está intentando hacer con nosotros es enseñarnosa amar! Amarnos y enseñarnos a amar. Entonces, aunquesea doloroso, oscuro, confuso: ¡qué certeza en esta oscuridad!,poderle creer a Dios que está procurando aquello quenosotros deseamos. Está procurando darnos vida y vida enabundancia. Aunque al dárnosla la primera y honda sensaciónsea que la estamos perdiendo.

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Índice

Una guía para el Lector .................................................. 7

Introducción ................................................................... 9

1. “Certezas en la oscuridad” .......................................12

2. “El amor no se detiene donde puede seguir” ...........27

3. “El llanto del hombre en Dios y en el hombre la alegría” ........................................42

4. “Vida y muerte son cuestión de amor” .....................66

5. “Sin una luz y guía sino la que en el corazón ardía” .78

6. “Sin arrimo y con arrimo, en su llamada sabrosa, toda me voy consumiendo” .....................................93

7. “¿A dónde te escondiste Amado, y me dexaste con gemido?” ...................................110

8. “La música callada, la soledad sonora...” ..............127

9. “Entremos más adentro, en la espesura” ................141

10. “Violencia y ternura del amor” .............................159

11. “Cuán delicadamente me enamoras” ...................168

12. “Un pobre soñador” .............................................183

Noche de pasión .......................................................197

C O L E C C I Ó N H É R O E S E N S E R I OC O L E C C I Ó N H É R O E S E N S E R I OC O L E C C I Ó N H É R O E S E N S E R I OC O L E C C I Ó N H É R O E S E N S E R I OC O L E C C I Ó N H É R O E S E N S E R I O

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