CATEGORÍAS INDÍGENAS Y CLASIFICACIONES ARQUEOLÓGICAS

EN EL NOROESTE ARGENTINO

María Cristina Scattolin

La ciencia pasa a ser unn operaci • esped camente intelectual que tiene una historia, pero o oriome Es la

Génesis de lo Real, pero no se podría relatar su propia génesis. Puede ser descrita como recomien::.o. pero nunca

captada en su balbuceo. No es la fructificación de un pre-saber. Una arqueología de la ciencia es un proyecto

que tiene sentido; una prehistoria de la ciencia es un absurdo.

George Canghilem

Los primeros ordenamientos de la cultura prehispánica del noroeste argentino (Andes del Sur) comenzaron tempranamente y fueron planteados por investigadores como Max Uhle1 Samuel Lafone Quevedo, Félix Outes, Eric Boman, Odilla Bregante, Salvador Debenedetti, etc. Las ordenaciones pusieron en juego una serie de distincione a lo largo de dimensiones estilísticas, temporales y espaciales que adquirían signifi según la perspectiva teórica adoptada por los distintos investigadores, y según lo n,,. ..... ,..., de estudio a los que se enfrentaban. Al principio se establecieron las definiciones de estilos cerámicos -draconiano, santamariano, etc.- (Lafone uue,~t~o Bregante, etc.). Luego, las designaciones de áreas y períodos delimitaro estudio y permitieron distinguir puntos focales de innovaciones cultural e o de ideologías - Valliserrana, Selvas Occidentales, Yungas, Puna, Atacama. TM,Uj''"" ....... ._ Cuzco- (Bennett et al. 1948, Debenedetti 1912, González 1963. p ... ,,., .......... """ Más tarde, el registro arqueológico y la cultura material fueron usad _

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Categorías indígenas y clasificaciones arqueológicas en el Noroeste argentino

acerca de la existencia de una etapa de desarrollo evolutivo -banda, tribu, señorío o estado- o una particular estrategia adaptativa y de subsistencia -caza generalizada, arcaico, formativo-, distinguir los "centros de domesticación" y los "orígenes de los procesos civilizatorios", identificar y clasificar evolutivamente ciertas entidades culturales ordenando su relativa complejidad socio-política y conocer cómo y dónde se dieron los primeros pasos hacia la sociedad jerárquica y la integración estatal ( entre otros, Aschero 1994, Olivera 2001, Pérez Gollán 1994 y 2000, Raffino 1991, Tarragó 1999, Tartusi y Núñez Regueiro 1993, Yacobaccio 2001).

Sin embargo las clasificaciones espaciales, la delimitación y la nominación de regiones, costumbres, conductas y poblaciones, no son prácticas exclusivamente científicas. Así, con respecto a las regiones del sur de los Andes, los mismos indígenas establecieron distinciones espaciales y cosmológicas entre ellos:

"En la percepción aymara (horiwnte intermedio tardío: siglos XII-XV) del espacio, todo el sector entre Titicaca y Beni pertenecía al Umasuyu. mundo húmedo, vegetal, oscuro, concebido como ''femenino" e "inferior" en la

jerarquía dualista, por oposición a la "mitad" occidental, desértica, mineral, con luz intensa, el Urcusuyu. el "lado del cerro". Esta bi-partición del conjunto

andino por una y otra parte del "eje acuático" central parece fundarse en distinciones étnicas. Thérese Bouysse-Cassagne evidenció para la segunda

mitad del siglo XVI un predominio puquina al este cuya presencia vestigial remitiría a esta nebulosa anterior de afinidad arawak, expresando quizá

una continuidad ocupacional desde las cumbres hasta las colinas amazónicas ... La misma investigadora evoca el desprecio aymara hacia esta humanidad

del sector acuático y deprimida (valles): urus y puquinas rechazados por su suciedad, yungas, por su egoísmo. Cuesta abajo, ya se sale de la humanidad

"inferior" para caer en el dominio de los "salvajes", los Chunchus parecidos a las fieras de las colinas selváticas. Entonces, bajo la mirada de los pastores

aymaras, la humanidad andina-oriental oscila entre esos dos polos extremos: la Cultura (los urcoiaque. hombres por excelencia) y la Naturaleza

(animalidad)." (Saignes 1985:ix)

En antropología atribuimos tales divisiones del mundo a la participación del mito, al "pensamiento mágico", es decir, ese saber independiente y complementario "de ese otro sistema que constituirá la ciencia" (Levi-Strauss 1999:30), y en general, sostén de la legitimación de un origen o justificación de un orden "natural" de las cosas.

Ahora bien, y ya entrando en lo que hoy consideramos "ciencia", en nuestro caso, la antropología, el estudio de los criterios objetivos, científicos -esto es, la tarea de evaluación rigurosa de los criterios-de las ordenaciones regionales, étnicas, estilísticas, evolutivas, etc., no debe hacer olvidar que en la práctica social, esos criterios (por

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