Casada ¿contigo? (Spanish Edition) · 2017-07-07 · hecho con ella. Lo peor era que no estaba...

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Casada…¿...contigo?

PilarParralejo

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SINOPSIS:—Sialguienseopone,quehableahoraocalleparasiempre.Pareceunapreguntaestúpida,yaquenuncahablanadie,oalmenosno

parainterrumpirlabodaalaqueasisten.Pero no, Audrey no tuvo esa suerte, el guapo desconocido que se

sentabaalfondoteníaalgoquedecir,omásbien,algoquereclamar:alanovia.

Aveces,lascosasquehacesenelpasadotienenrepercusiónenloque

te pasa en el futuro.Quizás son las cosas que te hicieron las que luegovuelvenpararecordartecómoreaccionasteanteaquello.

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PROLOGO:

LamelodíadeunafamosacancióndeWhitneyHoustonresonabanenlasuite,yelaromadelasvelasderosayvainillasemezclabanconeldelbañodeburbujasdemoraqueAudreyseestabadando.Adorabasuvidajustoenesemomento,dondesufelicidadnopodíasermásplena.

Todoeneseprecisomomentoeramásqueperfecto.Laslucesbajasenlahabitación,elchampánenfriándose,unaheladerallenadefresas.Eraundíaperfecto.

Otras chicas probablemente preferirían una cena romántica en unrestaurantelujosoenelcentrodelaciudad,otras,quizás,preferiríanpasarlanocheentrelassábanasdesuamado,peroellaestabaenLasVegas.

El padre de Sam había recibido, como premio de su empresa, unanocheen laciudadde losexcesosparadospersonasy, como tantoSamcomoAudreyestabanfelicesporcumplirunañodenovios,elseñorPearlesregalóelprimerviajedesusvidas.

Yallíestabaella,dándoseunbañosúperrelajanteysúperrománticomientras hacía tiempo para que Sam volviera de su paseo por el hotel,luegobajaríanjuntosalrestauranteycenaríanalgunaexquisitezantesdepasearporlascallesdeaquellaciudad.

Cerró los ojos y se dejó llevar por la música, imaginando, conaquellosacordes,cómoseríasuvidasitodosiguieraporesecamino.

Saliódelbañoenvolviéndoseenunsuaveyesponjosoalbornozyseabrazóconél.

Yaseacercabanlasnuevedelanocheydebíaniracenar.Samnosubía

a la suite y por unmomento pensó que quizás esperaba que ella bajaseparareunirseconél,asíquenodudóquéhacer.Corrióaporsureducidoequipaje y sacó de él un precioso vestido que había comprado para laocasión:blanco,fino,muyelegante,conundecoradometálicoenlazonadelospechosyfinostirantesdebrillantesquehacíanaúnmásmarcadoelyadeporsiacentuadoescote.Unvestidocondostelasydoscortes:porencima de la rodilla en la parte frontal y por los gemelos en la partetrasera. De la maleta sacó una bolsa de tela en la que había un par dezapatosde tacóna juego.Antesdevestirsediovueltaspor lahabitaciónabrazadaaesaropa.

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—¡Oh!¿Teimaginasqueenunarrebatotepidequetecasesconél?—Exclamó, dejando volar su imaginación—.Ya iría de blanco...—Sonrióhundiendolacaraenelvestido—.Solollevamosunaño.Esimposiblequecontanpocotiempo...

Leencantabafantasearconelamor.Leencantabaimaginarqueéleratanrománticocomoella,aunqueenrealidadéleraunchico,ycomotal,elromanticismoloveíadeotraforma.Leencantabaimaginarunfuturoenelquenadaninadiepodríasepararlos.

Terminó de vestirse, recogió su larga y ondulada melena colorchocolatedeformaquelecaíaporunhombrodejandotodalaespaldaaldescubierto.Semiróalespejoylanzóunbesoasureflejoantesdecogerelmicrobolsoysalirdelahabitación.

Sesentíatanfelizqueseveíaradiante,ytodosparecíanpoderapreciar

suresplandor.Sonreíaatodos,saludándolosanimadamentemientrascaminabahacia

el ascensor. Bajó con una sonrisa en los labios hasta la planta baja ycaminóhastarecepciónconintencióndepreguntarporsunoviocuando,depronto,sintiócomosialguienlehubieradadoungolpeenelestómagoseguidodeunpuñetazoenlacara.¿Aquelquesebesabaapasionadamentecon aquella mujer era Sam? Se acercó despacio al salón repleto deasientos de cuero negro con el pulso tan acelerado que parecía un sololatidoyahíestabaél:Sam.SuSam.Elchicoconelquellevabaunañoderelación y con el que había venido a celebrar su primer aniversario. Sedejócaerenunodelosasientosysecubriólacaraconuncojín,tratandodeborrarlahorribleimagenquesehabíagrabadoensusojos.Samteníalasmanosmetidaspordebajodelafaldadeesamuchacha,apretandosusmuslos contra simientras la besaba de una forma que ni siquiera habíahechoconella.

Lopeoreraquenoestabaenfadada.Enesemomentonoerairaloquetenía, sino un dolor en el pecho, un dolor tan intenso que le impedíapensarconclaridad.

Sam se puso en pie arrastrando a esa chica consigo. Ella sonreíajuguetonamientrasél lesusurrabaalgoeneloído.LanuevaparejapasóporalladodeAudreysinqueélsedieracuentadequelachicaqueestabasolaapocosmetrosdeelloserasunovia.

Cuando Audrey perdió de vista a ese par supo que ahí acababa de

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terminarsurelación.Ellanoeradelasqueperdonabaninfidelidades,noera de las que toleraba una mentira, no era de las que dan segundasoportunidades.Tendríaveintiúnaños,peroteníabastanteconocimientodela vida como para saber que una infidelidad no es solo una falta derespeto, sino de amor, y si Sam no valoraba su relación, ella no podíahacernada.

Tampocoibaallorar.Beberíahastaperderelconocimientoyporlamañanavolveríaacasa

sinmás,acortandoundíaaquelquehabíaprometidoserunfindesemanadecuentodehadas.

Atravesó el vestíbulo para ir derecha a uno de losmuchos bares deaquel magnífico complejo y se sentó en uno de los taburetes queperfilabanlabarra.Laprimeracopanotardóenllegar,nilasegunda,nilatercera,ytampocolacuarta.Perosiemprequetomabaalgoconalcohol,porpocoquefuera,siempresentíalaimperiosanecesidaddeiralbaño.Yahorano ibaa serdiferente.Aunqueaguantasecomounacampeonaaunconlavejigaapuntodeestallarle.

Aún no estaba borracha.Había bebido tan seguidas las cuatro copasquesuorganismonohabíatenidotiempodeasimilarlaprimera.

Decaminoalosaseoscruzómiradasconunguapodesconocidoquesonreía en su dirección. Buscó a su alrededor a otra persona a quienpudierairdirigidaesasonrisaseductora,peronoencontróanadie,asíquele sonrió en respuesta. Su expresión no había mostrado una sonrisasincera,sinomásbienunamezclaforzadaentrecortesíaeincredulidad.

OrinócomosisehubierabebidoelLagoNess,semiróenelespejo,sehumedeció la cara concuidadodenoestropear elmaquillajey salió,creyendoqueibatanderechacomounamodeloenunapasarela.

Nadamáslejosdelarealidad.El alcohol había empezado a hacer efecto de una manera

exageradamente efectiva (si esquequeríaperder la razón).Se acercóalguapodemiradacristalinaydesonrisaseductoraysesentófrenteaél.—Hola...—saludó, intentandomostrarse sexye irresistible,pero lejos

deconseguirlo.—Hola—sonrióél—.¿Hasvenidosola?—No. He venido con el capullo de mi... —empezó a gimotear,

arrugandoelrostroperosinsoltarniunalágrima—.Ex.Esoesloqueesahora mismo. Él está en una de las habitaciones con una chica que ha

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conocidoestatarde,espero.Yyoestoy...Creoqueborracha.—Tranquila.Quédateaquíybebeaguaocomealgoparaquesetepase.—MellamoAudreyDoherty.PerotodosmellamanO,¿ytú?—Edward.EdwardHarrelson.PerotodosmellamanEddieoEd.—Tienesunnombresexy.—Tútambién.Yademásunabonitacarayunafiguramuysensual.Lasinsinuacionesnohabíanhechomásqueempezar,peroAudreyno

dejódebeber,ycadavezqueEdwardpedíaunacopa,ellapedíaotra,hastaqueyanisiquierasuposunombre.

Elsolmatutinoentrabaaraudalesporlacristaleradesusuite.Sellevó

lasmanoshasta las sienes como si con esegestopudiera conseguir quedoliera menos, pero parecía tener una docena de pájaros carpinterosmartilleándole el cerebro. Al cubrirse la cabeza con la sábana se diocuenta de que estaba completamente desnuda. Miró a su lado temiendoencontraraalguienquenofueraSam,peroesepensamientoledevolvióala realidad: Sam la había engañado, y lo había hecho con un descaroofensivo, así que ni siquiera Sam debía estar a su lado. Evidentementeestabasola,peroteníaelvagorecuerdodehaberllegadoacompañadaalasuite.—¿Aquel guapo desconocido de sonrisa bonita? ¿Un botones...? ¡Qué

másda!Se incorporó sintiendo aún más fuertes las punzadas de sus sienes,

pero siguió hasta ponerse en pie y fue derecha al cuarto de baño.Teníaclaro lo que debía hacer, y lo que debía hacer empezaba por una buenaducha.

Alquitarelvahodelespejoparamirarsepudoverunchupetónensuescote,enlapartedearribadesupechoderecho.Unchupetónqueparecíahaberhechounmuertodehambre,unchupetóngrandeyoscuro.—Madremía, ¿Y esto?—dijomirándose el cuello, donde había otro

másdeigualescaracterísticas.Tratódepensarquéhabíahechodespuésdelevantarsedelabarrapara

iraorinar,perounrecuerdoconfusoeratodoloquelograbaalcanzar.Sehabíasentadoenlamesadeaqueltipo,peronadamás,norecordabanadamás.Nisiquieracómodiabloshabíallegadohastalasuite.

Después de vestirse no tuvo muchas vueltas que darle. Bajó a larecepción para cancelar su estancia en el hotel, pidió un taxi y horas

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después, estaba sentaba en un asiento en primera clase del vuelo que ledevolveríaalarealidad.

NisiquierahabíavistoaSamdespuésdequesefueraconlachicaalaquehabíaestadomanoseandoybesuqueandofrenteaella.Nosupodóndehabía pasado la noche o con quien.No lo buscó, y tampoco él la habíabuscado a ella, así que dio por hecho que ni siquiera iba a pedirledisculpas por lo que le había hecho. Pero tampoco necesitaba que labuscaseparallenarlelacabezadementiras.

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CapítuloI

Había soñado durante tanto tiempo con aquello que, a duras penaslograbacreerquefueraciertoyqueleestuvierapasandoaella.Estabaenunanubeyparecíateneruntrozodeellatambiénenlaesponjosafaldadesupreciosovestidodenovia.

Jamásensuvidasehabíavisto tanbonitacomoesedía:eldíadesuboda.

Todoeraperfecto.Oweneraelhombreperfecto,yeseenlaceseríalauniónentreellay

unpríncipeazulquehabíasoñadodesdequeeraunaniña.Owennosoloera un hombre hermoso, además era romántico. En los tres años quellevabanjuntoslehabíaregaladorosasybombonestodosloscatorcedefebrero,sehabíaacordadodesucumpleañostodasycadaunadelasvecesycadaaniversario lohabía celebradoconelladeuna formadistinta.Lequería,ylohacíacomonuncahabíaqueridoanadie.

Ahoraestabafrenteaunespejo,vestidadenoviaymásnerviosadeloquelohabíaestadonunca.

Cuando empezó a sonar lamúsica nupcial supo que debía salir paraencontrarseenelaltarconquien,enpocosminutos,seríasumarido.Yyanohabíanadaquepudieraestropearlesusueño.

Supadreaguardabatraslapuertacasitannerviosocomoellaycuandolavioleofreciósubrazoyunasonrisa.—Estáspreciosa,cariño.—Gracias,papá—sonrió—.Estoy...—¿Nerviosa?No te preocupes, yo también lo estoy, yOwen también

debeestarlo.¡Unonosecasatodoslosdías!Padreehijacaminaronjuntoshastaelcomienzodelosbancos,alfinal

de la alfombra de terciopelo que la guiaba hacia el hombre másmaravillosoquehubieratenidolasuertedeconocer.

Owenlamiróconunasonrisatiernamientrasavanzaba,acercándoseaélcadavezmásconcadapaso.Estabapreciosa, realmentepreciosayél,aunque algunavez se hubiera arrepentido de proponerlematrimonio, sealegrabadequetodoestuvieraresultandoasí.

Al fin llegaron hasta él y el padre de Audrey retiró de su brazo lamanodelanoviaparaposarlasobreladelnovio.

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—Séquelacuidarás,perotengoquepedirtequelohagas.—Descuide,señorDoherty.Nosololacuidaré,tambiénlaconvertiréen

lamujermásdichosa.—¿Más?—preguntóellaenvozbaja.Owenapretólamanodesufuturaesposaentrelosdedosyseacercó

parabesarlaenlamejillaantesdeiralaltar.Fueentoncescuandoelcuraempezósusermón.—Queridoshermanosyhermanas,estamosaquíreunidosparacelebrar

la unión deAudrey yOwen en santomatrimonio...—empezó, haciendoquetodosenlaiglesiaguardasensilencioyprestasenatención.

Todoestabaresultandoapedirdeboca, tanperfectocomounanoviadeseaqueseaeldíadesuboda.Yalfinal,despuésdelos«síquiero»,elpárroco hizo a los presentes la típica pregunta: «quien tenga algo quedecir, que hable ahora o calle para siempre». Los novios se miraronsabiendo que nadie hablaría y que en pocos segundos más, seríandeclarados,oficialmente,maridoymujer.

Peroalguienhabló.Unhombre.Unhombrequehabíaestadosentadoalfondosinlevantarsospechas.—Yomeopongo.—Afirmóserenamente.—¿Cómo?—preguntaron al unísono los novios,mirándose sin saber

quiéndemonioseraesetipo.—¿Puedosaberlosmotivosporlosqueseopone?—Claro que sí, padre.Lamujer de blancoque hay en el altar ya está

casada.—¿Casada?¿Casadaconquién?—preguntóellacasienungritoycon

expresióndeincredulidad.—Casada conmigo. —El hombre se acercó a ellos con paso lento

mientras todosmurmuraban—. Aquí tiene, padre, una copia del acta dematrimonio,unDVDconlaceremoniayhastaunabonitafotodepareja.

Owen estiró lamano y le quitó de lamano el certificado en el queaparecíanlosdatosdesuprometidaalladodelosquesupusoseríandeesetipo, seguido por la firma de ambos y un sello oficial en el extremoinferior.—Labodaesdehacecincoaños…—murmuróconelceñofruncido.Audreysedejócaerderodillasconlasmanosenelpechoyalborde

deunataque.Noentendíanada.Ellano recordabanada,niesabodaque

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decía,niaesehombre.—Estabasdesdichadaporquetunoviosehabíaliadoconotradelantede

tus narices. Bebiste, y mucho. Me dijiste que ibas de blanco y que tequeríascasarysupongoquenosdejamosllevarporlascircunstancias.—Sonriósatisfecho—.Aquellanochetuvimosunaincreíblenochedepasióny...—¡Basta! —Interrumpió Owen—. No quiero escuchar lo que sigue.

Perosínecesitosaberquédemoniosquieres.—Amimujer,estáclaro.Poresoestoyaquí.Owenlomiróduranteunosminutosperonodijonadapara tratarde

esclarecerloocurrido.Derepente,seagachó,pusounamanotraslanucade Audrey, se acercó a ella y susurró algo en su oído antes de que elasentimientodeellaleautorizaseamarcharse.

Losasistenteshabíanconvertidolaiglesiaenungallineroyelcurasecubríalacaraconunamanomientrasconlaotrabuscabaunsoporteenelqueaguantarse.

Yanohabíanadaquehacer:elnoviosehabíamarchado,lanoviahabíaestropeado su maquillaje llorando amargamente y algunos invitadoshabíandesaparecido.

Díasatrás:—¿PorquénopuedesparecerteunpocomásaColinBlackhole?—Puesporqueesunlameculos.Esunpijopedantealquenosoporto,y

nadieensusanojuicioquiereparecerseaotrapersonaalaque,además,detesta. ¿No te das cuenta de que solo es eficiente porque cree que va aascenderadirectivo?—Pues no estaría mal que tú hicieras lo mismo. Eres muy capaz,

siemprelohassido.Peronotegustahacernada.Colinestácasadoytienedoshijos,seguroqueibaaserundirectivomodelocontaldenoperderelpuesto.—¿Yesoquédemoniossesuponequequieredecir?¿Élesmásvalido

queyoporqueestácasadoy tienedoshijos?Papá, tuhijo soyyo,ymecorresponde ese puesto. Además, llevo preparándome para eso todamivida.Llevoestaempresaenlasangre.—Ya. Pero solo te acuerdas de ello cuando estás aquí. Y eso es, con

suerte,dosvecesalasemana.Eresmihijoytequiero,esonuncalodudes.Pero si con tus veintiocho años aún no eres capaz de sentar la cabeza,

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tampocoerescapazde llevarunaempresade laquedependencincomilfamilias. Cuando te canses de reuniones, de conferencias o de viajes denegocio teescaparás,quién sabeaquédestino lapróximavez,yesonopuedesertolerable.Ungranpuestoconllevaunagranresponsabilidad.

Edwardsaliódelaoficinadesupadrecondirecciónalasuyaycerrólapuertadeungolpe.¿Quenoeraresponsable?¿Quenoeraaptoparaelpuesto porque no estaba casado como Colin Lameculos? Pues iba ademostrarle que él también era capaz de casarse, y que con eso iba alograr el puesto de presidente, no el de directivo sino el de su propiopadre.

Echóelrespaldodelsillóndeejecutivotodoloatrásquecedióyfijólavistaeneltecho.Ahorapretendíacasarse,si,perolacuestiónera¿conquién?

Tomóimpulsoparaponerseenpieysalióderechoparapreguntarleasu secretaria. Era una chica capaz, y si la miraba mucho, quizás no leparecería tan feúcha.Y si no eramuy agraciada, siempre podía llevarlaparaquelehicieranunos«arreglillos».Alabrirlapuertaloprimeroenloquesefijófueensumano¿estabacasada?Bufóexasperado.¿Esquehastaunamujerdifícildemirareracapazdecasarseyélno?—¿Deseaalgo,señorHarrelson?—No.Buenosí.¿Tienesunahermanasolteraoalgoquequieracasarse?—No—sonrió—.Perohaceunosdíastuvequebuscarunaempresade

arreglosmatrimonialesparalaseñoritaMirthedelasegundaplanta.—¿Ellaestásoltera?—Nose casepor el interés.Esonoduraránada.Y si sedivorcian, el

juezselodarátodoasuexmujer.—Vaya,quefranca.¿Quésugieresquehaga?—Usted ha salido con auténticas bellezas, ricas en sumayoría. Puede

intentar reconquistar alguna de ellas. Entonces le gustaban, no sería unmatrimonio cien por cien interesado ya que entre ustedes hubosentimientos.—Buena chica. Recuerda que te invite a mi boda —dijo dando una

palmadaenelhombrodelamuchachaantesdeencerrarsenuevamenteensuoficina.

Sedejócaerenelsofádecueromarrónypusolospiessobrelamesaqueteníadelante.Nodebíasermuydifícilvolvera localizarasusexsyprobablementealgunadeellasestaríaaúnsoltera.

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Se acercó a la estantería de los libros y cogió las agendas de losúltimosdiezaños.Buscóalaprimeradeellas:EdnaWalter,laaspiranteaactriz.Eraunachicaguapaysucabellonaranjadestacabamucho.Teníaunbonitocuerpoyunaformamuyexcitantedehacerelamor.

Investigóunpocoeninternet.Conesenombresolohabíafotosdeunamujerbastanteobesaconelcabellodescoloridotirandoarubioycon...—Oh, Dios mío, ¿Edna? —Preguntó al reconocer una mancha de

nacimiento que tenía en un tobillo— ¿Qué demonios te ha pasado?Modelo de talla grande... ¡Ja! ¡Vaya una forma para decir que se hadescuidado!—exclamóincrédulo.

Miróunparde fotosmás sincreerque labellísimaEdnasehubieraechadoaperderhasta talpunto.Completamentedescartada,buscóen lasdossiguientesagendasasuposiblefuturaesposa:Miren,lavoluptuosaydespampanante azafata de vuelo, hija de unmagnate petrolero. Con ellahabíaestadosolamenteunpardemeses,Mirensiempreestabaenelaireyélrequeríademasiadas«atenciones».

Usó elmismométodo: internet. Ella se había casado seis años atrásconunpilotovariosañosmayorqueella.Seguíaigualdehermosa,peroellayanoeracandidata.

Alabrirunpardeagendasdespuéscayóunafoto.Lafotodeunaboda.Deprontounrecuerdodelpasadoinundósumente.

Se levantó con una sonrisa en los labios y salió del despacho comoalmaquellevaeldiablo.—¿Pasaalgo,señorHarrelson?—Si. Que mi padre me ha menospreciado —dijo. Se detuvo para

acercarse a ella y le dio un abrazo efusivo antes de besar su frente—.¡Creo que lo tengo todo solucionado! —exclamó corriendo hacia lapuerta.

Condujoatodaprisaporlaciudadhastallegarasupiso,enbuscadeaquel certificado dematrimonio que había olvidado por completo hacíaaños. Tenía por costumbre guardar en su apartamento aquellosdocumentosquenoteníannadaqueverconlaempresa,comoelcontratode compra y las escrituras de su apartamento, como los papeles de sucocheo,enestecaso,elactadematrimonio.

Rebuscó en el archivador sin éxito. ¿Dónde demonios había metidoalgotanimportante?Rebuscóensuarmario,enlosmueblesdelacocina,en... Nada, no había ni rastro de aquel documento. Volvió al coche con

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intención de regresar a la oficina, pero de pronto se acordó de dóndedebía estar. Subió a su apartamento por la escalera de emergencia,sorteandolosescalonesdedosendoshastalacuartaplantaeirrumpióenélcasia trompicones.Corrióhaciasupequeñodespachoydela libreríacogió un libro en concreto, y ahí estaban, el certificado perfectamentedobladoymetidoenunsobre,unafotocomolaquehabíaencontradoenla agenda de cinco años atrás y un DVD, en el que intuyó que estaríagrabadosupeculiarenlace.

AlprincipioseveíaauntipovestidodeElviscantandomientrasélylachicasebesabany reíancadadospor tres.Sonrióante laestampa;si supadre hubiera estado en esa capilla se habría muerto de un infarto. Él,siempre tan serio y tan formal... Tras la canción hubo un discurso ydespués de éste siguieron los votos, votos que se habían improvisadosobrelamarchaperoquesonabancasitanserioscomolosdeunabodadeverdad,unaenlaquelosnoviosseconocendetodalavida.Senotabaquenoestabanensuscabalesacausadelalcohol,peroenesemomentonoleimportaba.Aquelloeraunaboda,teníaelactadematrimonioyesachica,fueraloquefueradeella,erasumujer.

Procedióconsunombreeninternetyseencontróconlasorpresadeque no era una don nadie, esa chica era hija de un famoso arquitectopaisajista y de una interiorista de renombre, incluso ellamisma era unaconocidainversoradelmundodelasfinanzas.—¡Wow!—exclamó—.Guapa,ricaylomejor,casadaconmigo...Simi

padre se entera de que eres una inversora le saldría la felicidad por lasorejas—ledijoalafotoqueteníaenpantalla.

Mirandoalgunasde laspocas fotosque le salían en superfil deunared social vio una que coincidía con la época en la que debían habersecasadoysonrióalrecordarfugazmentealajovendevestidoblancoquecaminabadandotumboshastasumesa.

PoralgunarazónsiempresearrepintiódehabersequedadoenelhoteldeLasVegasenlugardehaberseidoconsusamigosacualquieradeloscasinosalosquesupuestamenteibanair,peroenesemomentosealegróinfinitamentedenohaberlohecho,ymásaúndelresultado.

Pasó los siguientes días investigando todo sobre su mujer: lo que

comía,loquehacíaexactamenteensutrabajo,loquecobraba,aunqueesepunto fuera irrelevante, pues él ganaba suficiente como para permitirse

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cualquiercosaquepudieradesear...Aquellaeralaprimeravezquehabíacontratadounaagenciadedetectivesyel resultadofuemejorquebueno.Sabía tanto sobre ella que nadie dudaría que estuvieran casados. Sólohabía un inconveniente: Ella estaba a punto de casarse con otro. Tan apuntoquesecasaba justoeldíasiguiente,asíquedebíadarseprisaparaevitarlo.

Aquella mañana se levantó extrañamente feliz. Sabía que iba a

encontrarseconellaensolounashorasyque,conunpocodesuerteellanoseopondríaaesematrimonioquetuvieron.

Se sintió satisfecho con el numerito, y más aún cuando el novio se

marchódelaiglesiasinmás.—¿Quépretendeconesto,joven?—preguntóelpadredelachica.—¿Quépretendo?Discúlpeme,señorDoherty,perosuhijaesmiesposa

desde hace cinco años. Quizás usted vea con buenos ojos la poligamia,peroamímegustaserfieldelamismamaneraenlaquemegustaquemeloseanamí.—¿Cincoaños?—preguntóella,poniéndoseenpieyacercándoseaél

—.LoquepasaenLasVegassequedaenLasVegas,¿no?—Nounaboda.—Interrumpióelpadre—.Lamentablemente lasbodas

enLasVegassonlegales…—Esto es una maldita pesadilla —suspiró ella—. ¿Cómo lo

arreglamos?—preguntóasusupuestomarido.—Eso es fácil. Nos mudamos juntos, adoptamos un perro, tenemos

hijos…supongoqueloquehaceunmatrimonionormal.—Ya.Peroestásdebroma,oesoespero.Yotehepedidounarespuesta,

noqueteburlesdemí.—Estaesmitarjeta—dijoofreciéndolesunaalpadreyotraalahija—.

Supongoqueestoesunshockparati.¿Nosreunimosmañanaytratamosestetemaconunpocomásdeentereza?

Audrey lo miró de soslayo fijando la mirada en los datos de esehombredelquedesconocíahastasunombre.

Lapesadillaestabaservida.

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CapítuloII

Sesuponíaqueesamañanaestaríaensulunademielconsuflamantemarido, con un anillo de casada en uno de sus dedos y con un futuroprometedorpordelante,peroestabaen lacamadesuapartamento, sola,conunvestidodenoviacolgadoalospiesdelacamaquenovolveríaaponersejamásporculpadelindeseablequehabíaestropeadosupreciosaboda.¿Casada?¿Conesetipo?Reptóporlacamahastalamesilladelladocontrario y sacó de allí el sobre en el que estaban el disco, la foto y elcertificadoyfuederechaalpapel.Necesitabacomprobarqueeracierto.

Selevantótomandoaireconfuerzaysefuealaducha.—Miraelladobueno,O,siOwensigueatuladodespuésdeestoesque

es un hombre de verdad, sino... —frunció el ceño después de decirlo.Claroqueeraunhombredeverdad,noeraunamujer,niun transexual.Ella misma no habría tolerado que otra mujer interrumpiera su bodaalegandounabodaañosatrás—.Malditasea,estoycasada...

Todas lasmañanas desde hacía años, desayunaba en un café nomuy

lejosde su trabajo, conDana, sumejor amiga,una chica conunhumormordazalaqueadorabaporsusinceridad.

Entró en la cafetería sonriendo a Mike, el amable camarero quesiemprelesatendía,ysedirigióasumesadelasegundaplanta.—Pensaba que estarías con los nervios deshechos, hecha un auténtico

mar de lágrimas y sentada en el sofá de tu casa comiendo helado dechocolate.—Puesno.Arreglaré éste desastre.No tengoque trabajar porquehoy

debíaestarenmimalditalunademiel,asíqueusaréestosdíasparahablarcon...—¿Tumarido?—Ya sé lo que es, nonecesito queme lo recuerdes.Hablaré con...—

sacólatarjetadeesehombredelacarterapararecordarcómodemoniosse llamaba— Edward. Iré a hablar con Edward y arreglaremos estemalentendido.—Siquieresqueteseasincera,cariño,yonoveoningúnmalentendido

aquí. Hace cinco años te casaste con él, te guste o no. No es unmalentendidoloquetienesquearreglar,entodocasoesundivorcio.

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Audrey se levantó exasperada y sin haber probado apenas su café,saliódeallíconundestinofijadoensupuntodemira.—Nosvemosluego,idiota.—Muybien,retrasada.LasdossemiraronconunasonrisayAudreysemarchó.Hacíaañosqueseconocíanysiempresedespedíanigual,coninsultos

oconhalagosoconinsinuaciones,avecesinclusodecaráctersexual.Al parecer, la empresa en la que trabajaba Edward no quedaba

demasiadolejosdesondeellaestaba,apenascincomanzanasdesdeallí,enladirecciónopuestaaledificioenelqueellatrabajaba.AunasíconocíaeledificiodeH&B.

Elvestíbuloerafantástico,habíaunmostradorcurvodecristalnegro

traselquehabíadoschicasuniformadas,lostechoseranaltosydeelloscolgabanplafonesgrispizarrasobrelosquehabíaluz.

Después de dar un par de vueltas mirándolo todo, saludó a lasrecepcionistasy sedirigióa la izquierda,donde seveían laspuertasdelascensor.

En la planta veinticinco vio un nuevo mostrador, similar al de laentrada pero más pequeño y blanco en vez de negro. La chica que locustodiabanollevabauniformeperoeraobvioquetrabajabaallí.—Buenos días. —Saludó la amable secretaria—. ¿En qué puedo

ayudarla?—Vengo a ver a Edward Harrelson. No tengo cita—dijo al ver que

abría la agenda para comprobar su nombre—. Dígale que ha venido lamujerdeLasVegas.

La secretaria presionó el interfono obedientemente y después de laseñalguióaAudreyhastalapuerta.

Tanprontocomocerrótrasdesí,elejecutivoempezóareír.—Asíquealfinalquiereshablarconmigo...—Loquequieroesquemedigascómodemoniosarreglarestedesastre.

Doy por hecho que te has divertido mucho arruinando la boda de otrapersonapero…—Espera,espera,espera…Esque esaboda es ilegal.Nohe arruinado

una boda normal sino una en la que la mujer iba a incurrir en lapoligamia. Nosotros no anulamos la boda ni nos hemos divorciado. Tegusteono…

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—Pues no me gusta. No me gusta y quiero que lo arreglemos. Noquieroseguircasadacontigo.Nonosconocemosyporsupuestonoestoyenamoradadeti.Esmás,hastaayernisiquierasabíadenuestra…deésaboda.—Puesresultaquenopuedodarteloquepides.Mipadrequeríaqueme

casaseparapoderconsiderarmecomoherederoaunpuestodedirectivoyestabodaesmisalvación.—Peroesmicondena.—Entonces dime cómo hacer que cambies de parecer.—antes de que

ellallegaseaabrirlabocalainterrumpió—.Peronomepidaseldivorcioporqueenestemomentonoestoyencondicióndedártelo.—Estásloco,¿losabes?Aqueltipoeramuyguapo,ymirándolofijamentecasipodíarecordar

cuandoregresódelbañoysesentótorpementeensumesa.PodíarecordarloamablequesehabíamostradoconellaycomohabíadesahogadoconéltodasufrustraciónporlainfidelidaddeSam.Ambossetrataroncomosirealmente fueran conocidos. Pero eso distaba mucho de que ellapretendieraseguircasadaconél.Esabodahabíasidounerror,unextrañoerror, y seguramente una patraña para aprovecharse, legalmente, de unachicamenorqueél.

Selevantódelasillasinsabercuándo,enmediodeesadiscusión,sehabíasentadoenella,ycaminónerviosaporeldespacho,mirándolotodoperosinvernadarealmente.—Noséloqueestáspensando,yportuexpresión,eldescuartizamiento

pareceunsimplejuegodeniños.—¿Descuartizamiento?—Rió con sorna, acercándose y poniendo las

manossobrelamesa—.Nopiensosoloendescuartizarte.Noteconozco,peroteodio.—Bueno,almenoseselodioesunsentimiento.—Dejaaun ladoesecarácter simpáticoyafable.Conmigono tevaa

servirdenada.¿Quéquieresdemí?Dime,loquesea.Hassecuestradomividaylaquierodevuelta.—Conviérteteenmiesposaperfectaduranteuntiempo.Fingeconmigo

queesteesunmatrimonioverdaderoycuandomipadremedéelpuestodedirectivoquequieronosdivorciamos,siquieres.—¿Si quiero? Por supuesto que quiero. ¿Recuerdas que tengo un

prometido?—Edward asintió pausadamentemientras rodaba los ojos—.

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Simevolvieracompletamentelocaydecidieraaceptar...¿Durantecuántotiempotendríaquefingir?—Nolosé.Unmes,tresmeses,unaño...—¿Unaño?No.Definitivamentetúestáslocoderemate.Audrey no dejó que dijera nadamás. Se acercó hasta la puerta y la

cerródeungolpealsalirsindespedirsedeél.¿Unaño?Owenlaquería,estabaseguradeello,peronoledaríaniunmesparaqueconvivieraconotro tipo mientras él esperaba que se divorciase para, por fin, llevar acabolabodaqueesedesalmadohabíainterrumpidotaninoportunamente.

Supusoquesuprometidoestaríaencasa,molestoporlabodafallidaycon ganas de verla, pero al llamar a la puerta, sumadre le prohibió laentrada, alegando el daño que había hecho a su hijo ocultándole que yaestaba casada.Ni siquiera le dio la posibilidad de explicarse, de decirlequeniellamismasabíaqueestabacasada.Lamujerlecerrólapuertaenlasnaricesconunaúltimafrasequehabíamovidoelsuelobajosuspies.«OwensehaidoaTailandiaconHilary,conquiennuncateníaquehaberroto».Aquellonopodíaser.Eseviajelohabíapagadoellayélnopodíausarloparairseconsuex.No,seguramentelaseñoraStamfordselohabíadichoparamolestarlaporloocurrido,Owenestaríadentroypodríaverlocuandosecalmaseunpocolatormenta.Lomaloeraquelopeoraúnnohabía llegado, los truenos apenas habían empezado con el «Yo meopongo»deEdward,cuandoseenterasedesuespeciedechantaje...

LlamóincansablealtimbredelosStamforddurantemásdeunahora,hastaquealguienvacióuncubodeaguapor laventana,alcanzándoladellenoyempapándolaporcompleto.—Respira,O.Todosearreglará.Déjalosrespirarunpoco...—sedijo,

ignorando su propia imaginación de que había sido la madre de suprometido.

Teníaquearreglareltemadeesabodayteníaquehacerloya.La tarde estaba resultando un maldito infierno. Había tenido que ir

hastasucasaapieconlaropayelpelocompletamenteempapado.Teníaundolordecabezadeespantoy lopeor:nohabíasolucionadonadaconEdwardynohabíapodidoveraOwen.

Llevaba tres horas sentada en el sofá pensando y repensando unaposible solución, pero lo único que se le ocurría era, o denunciar a sumaridopornegarseadarleeldivorcio,conelgastoqueelloconllevaríay

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el tiempo que tendría que esperar entre juicios y papeleos, o irdirectamente a la parte fácil, la que le había propuesto Edward. Podríafingirsersuesposaeltiempoquefuerayqueluegolaliberasedelyugode esematrimonio no deseado. Pero entonces pensaba enOwen y en lomalquedebíasentirsesabiendoasuprometidacasadaconotroyteniendoquefingirsersuesposamientraséllaveíaconotro.

Trató de llamarle otra vez, y con esa sería la llamada númerodoscientastreintaysiete.—¿Quéquieres,O?—preguntóunavozfemenina.—Oh,Hilary,menosmalquemerespondealguien…—suspiróaliviada

—.Empezabaadesesperarme.—Sebreve,lallamadaestáenroamingytecostaráunafortuna.—¿Quéquieresdecir?¿DóndeestáOwen?¿Porquénoharespondido

él?—Él seestáduchando.Hace ratoquehemos llegado,peronoshemos

entretenido viendo las estrellas en la playa. Además, Owen no quierehablarcontigo.—¿Enlaplaya?—Tailandia.LaseñoraStamfordselohabíadichounas

horasatrásyellasehabíanegadoacreerquefueraciertoquesehubieramarchadosinmás—.¿Porquéhabéisusadomisbilletesparairosjuntos?—Usa la imaginación. —Hilary no sonaba para nada agradable, de

hechosutonodevozeracortante—.Bueno,O,sinotienesnadaquedecirtedejo.Estoyagotadadelviaje.

Sin dar tiempo a que dijera nada más cortó la llamada, dejando aAudreymirandosuteléfonocontotalincredulidad.

NolemolestabaqueOwenhubierausadosupartedelbilleteparairsede viaje.Dadas las circunstancias, eramejor que se distrajera. Pero quetambiénhubierausadolamitaddeellaparallevarseasuexalaotrapuntadel mundo, sin un mensaje, sin una llamada, sin nada… le molestabasinceramente.Ellaestabacasada,vale,admitíaquenolehabíadichonadaacercadeeso,peroporqueellatampocolosabía;apenasrecordabahaberestadoenLasVegas.Leparecíamuycruelporsupartehaberledichoenlaiglesia, solounashorasatrás,que ibaa tomarelaireparanopartirle lacaraaesecretino,yquesefueraatomarelaireaTailandiayconotra.

Se dejó caer de lado en el sofá, sintiéndose enferma y enfadadaconsigomismaporlamiserablesuertequeteníaconloshombres.

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CapítuloIII

Tanprontocomopusolospiesenelsueloyseincorporó,hundiólacabeza entre los hombros llevando las manos a sus sienes. A pesar dehaberdormidomásdedocehoras,eldolordecabezapersistíacomosieldolorhubieraencontradoelcaminodevenidaperonosupieraencontrareldeida.

Se levantó despacio y corrió a la cocina a por un vaso de agua.Nosiempreayudaba,peroavecesleibarealmentebienparaesasjaquecas.

Antes de dormirse, horas atrás, había pensado largo y tendido quéhacer,yenvistadequeOwenhabíahuidodeellaa laprimerade turno,aceptaríalapropuestadeEdwarddefingirsersuesposayluegoobtenereldivorcio.Nosabíacómodemoniosibaahacerlo,peroprobablementefueramejoresoqueperdereltiempodeotraforma.

Sevistióycomocadamañanafuealacafetería,aunquesusproblemasfueranmayorescadavez,desayunarconlaúnicapersonaquelaconocíadeverdaderalomejorquepodíapasarle.

Como la mañana anterior entró en el establecimiento saludando alguapo camarero y acto seguido subió a la segunda planta, donde estabaDana jugueteando con unmechón de pelomientras se echabamiraditasconuntipoquehabíaunpardemesasmásallá.—Buenosdías, idiota.—saludósentándosefrenteaellay tapándole la

visión.—Buenos días, estúpida. No siempre eres la mejor vista que pueda

tener,¿sabes?—Dijoapartándoseparapodermirarbienaesechico,queahoramirabaalamuchachafrenteaél—.Yoestoymásbuenaqueesaynimemira…—se quejó devolviendo la mirada a Audrey, quien se habíavestido con un traje de chaqueta blanco haciendo que su aspectodesmejorado se viera acentuado—. ¿Qué te ha pasado? ¿Has pasado lanocheentrefantasmas?—Pero que graciosilla es ella… —fingió reír—. Pasé una tarde

horrible, tengo dolor de cabeza,Owen se ha ido ami luna demiel conHilary,yhedecididoaceptarlapropuestadeEdward.—Espera, espera, espera…vayamos por partes… ¿QuéOwen se ha…?

—Aplaudió al aire como si se hubiera confirmado algo que llevasetiempo sospechando— ¿Y qué es eso de que aceptas la propuesta de tu

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marido?—Ayerfuialaoficinadelindeseable.Leinsistíconeldivorcioperome

dijoquenopodíadármeloporquesinoestabacasadosupadrenoledaríaelpuestodedirectivoquequiere.Medijoquemedevolveríamisolteríadespuésdeobtenerloquequiere.Paraesotengoquehacermepasarporsumujer.—LevantóunamanoantesdequeDanadijeraunasolapalabra—.Luego fui a ver a Owen, necesitaba contarle todo lo que había pasado,perosumadremedijoquesehabíaidoconHilaryaTailandia.—¡Lo sabía! Sabía que lo suyo no se había terminado. ¿Nunca te has

fijadoqueesazorra siempre ibadetrásdeOwen?Yquémedicesdeél,¿estácontigoperonopuedehaceraunladoasuex?

Audreyno respondió.Sabíaquesuamiga tenía razón,dehecho,ellamisma había pensado alguna vez lo extraño que parecía que siempreestuvieran juntos. Owen le había dicho que la quería, incluso le habíapedidoenmatrimonio,realmentenodebíadudardesusinceridad,aunquele resultase extraño esa complicidad con Hilary. Pero ahora estaba laconfirmacióndesussospechas.Sehabíaidoconella.

Diounsorboasucafé,fijándoseeneldedodelcamareroquerepartíaenotramesa:llevabaalianza.—Misueñosiemprefuecasarmedeblanco,conunchicomaravilloso.—Ylohiciste.Erablancoelvestidodetuboda.¿Acasonotefijasteen

la foto que trajo Edward? Pero olvidándonos de eso... ¿Qué es lo deaceptarlapropuestadetumarido?¿Vasafingirsersuespositaparaquetedéeldivorcio?Eresunamujerextraña.Tumaridoestábueno, tieneunavozsúper sensual, es ricoyencima te reclamacomosumujer¿y tienesquefingir?YomeolvidaríadeOwenymelanzaríaasusbrazoscomounaleona.—Sí,esoesmuytu—rió.Danaera todo loquenoeraella,era lanzada,eraarrebatadoramente

sexy,erasimpática,divertidaygraciosa,sisalíaconunchicoyhabíaalgoque no le gustaba, le dejaba y se iba en busca de otro, no lloraba porrelacionesfallidasoporinfidelidades.Ellaencambioeratímida,seveíabien a símisma, pero solo cuando se arreglaba, era agradable, pero norebosabaesasimpatíaniesagracia.Secompaginabanbien,yhabíasidoasídesdequeeranniñas.—Quiereseldivorcioporencimade todo,¿no?—Audreyseencogió

dehombroscomosiyanosupierasiesoestababien—.Entoncesmúdate

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conél,omejoraún,hazquesemudeélatuapartamento.Luegohazlelavida imposible hasta que te ruegue que le des el divorcio. Puede serdivertido. Ponle reglas, compórtate cariñosa un rato y psicótica al ratosiguiente, vuélvele loco y rómpele el corazón —Dana se animabaimaginandofechoríasysereíaconcadaunaantesdedecirla.—Estásloca...—Sí,peroporesomequieres,pequeña…—lasdosestallaronenrisas.Peseahaberdichoqueestabaloca,laideadehacerlelavidaimposible

noeraparanadadescabellada.Élseempecinabaennodarleeldivorcioyellaibaaconseguirqueselopidieraderodillas.

SedespidieronconlapromesadeversedespuésdeltrabajodeDanayAudreyfue,comolamañanaanterior,aencontrarseconsumarido.

Éstavez,lasecretariadeEdwardHarrelsonlahizopasardirectamente,sinesperas.—Acepto. —Dijo sin más preámbulos, entrando en el despacho—.

Aceptosertuesposa,perohaycondicionesquequieroquecumplas.—¡Vaya!Buenosdías.Tienesmalacara,¿teencuentrasbien?—Mimaridoseniegaadarmeeldivorcio,miprometidosehaidode

lunademielconsuex,laqueibaasermisuegrametiróuncubodeaguaparaecharmedesucasayporculpadetodoesomeencuentrocomosimehubieran tirado de un décimo piso y me hubiera atropellado unaapisonadora.No,nomeencuentrobien.Peronoeseseeltemaquequierotratar contigo—él levantó lasmanos en son de paz y le señaló la sillafrenteasumesa—.Soloaceptofingircontigosiaceptasmiscondiciones.—¿Comouncontrato?—Comouncontrato.¿Aceptas?—Élhizounamuecaqueellaentendió

como un asentimiento y empezó a enumerar sus condiciones—. Miapartamentonoquedamuy lejos de aquí, es céntrico,muymonoymuyconfortable, te vendrás a vivir conmigomientras dure estematrimonio.Quierounanillo.Aunqueestamoscasadosnopuedofingirsertuesposasino tengo un anillo carísimo en el dedo con el que demostrar que estoycasada.—Levantóunadesusmanosyseñalóelhuecovacíodesudedoanular—.Nodormiremosenlamismacamabajoningunacircunstancia.—Peroyanoshemosacostado...—Sí, pero de eso hace cinco años y yo iba tan borracha que no lo

recuerdo.¿Vamosbienconlascondiciones?—Si.Peronosigasahora.Supuestamenteestásdelunademiel,ydudo

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quequierasviajarconmigoaningunaparte.¿Porquénomepasoportuapartamentoy terminamosdediscutir lascondicionesallí?—Audreynoesperaba que fuera a aceptar tan apresuradamente. No solo no le habíapuesto ninguna pega, sino que pretendía aceptarlas sin rechistar—. Enunos minutos tengo una junta... ¿quieres esperar aquí a que vuelva oprefieresquenosveamosluego?—Mejorluego.—Déjametudirecciónconmisecretariaoenvíameunmensajealmóvil

delatarjetaquetedi.Supongoquenoquerrásquememudehoy,¿no?—Ellaasintiólentamente,pensandoquenoloharíaybuscandolaspalabrasquetendríaqueusarpararecriminarledespués—.Meloponesdifícil.Nosvemosluego,entonces.

En realidadnoexistíaesa reunión.Su intencióneradejarlaamediaspara poder verla después. Si se encontraban muchas veces, su padrecreeríaqueesa relación ibaen serio,y se sorprendería aúnmáscuandosupieraqueellosenrealidadestabancasados.

Saliódedetrásdesumesaycuandoellaleimitó,cogiólacarpetaenlaquesupuestamenteestabanlosdocumentosquenecesitabaylarodeó.Sinpensarlolediounbesoenlamejillaysedirigióalapuerta.

Audreysehabíaquedadoheladaporelatrevimiento.Prácticamentenoseconocíanyleincomodabaquesehubieratomadolalibertaddebesarla,aunquehubierasidoenlamejilla.Peronoleharíaundramaporello,sirealmente estaban casados debía permitir que hiciera eso incluso enpúblico,oloqueerapeor,besarledeverdad.—Edward...—dijoantesdequeélcerraselapuertaalsalir.—LlámameEddieoEd.¿Quépasa?—¿Puedoanular loque tehedicho?—élentendiórápidamentequese

referíaalodevivirjuntos,conlascondicionesydemás.—¡Claro! Yo no quiero obligarte a nada que no quieras hacer. Pero

quiereseldivorcio,¿Verdad?—Ellaasintió—.Sinoquieresqueinvadatuintimidadnoloharé.Peromicondiciónparaesedivorcioquetantoansíasesquefinjassermimujerparaquemipadremedéesepuesto.Teprometoquenoserátanduro.—Estábien.Entonces tendrásquemudarteestamisma tarde.Sino,no

hace falta que lo hagas. Lo tomaré como que no aceptas tu propiacondiciónypondréunademandadedivorcio.—Haré lo que pueda. No te preocupes. Tú asegúrate de dejarme tu

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dirección.—Saliódeldespachoconunasonrisatriunfal.Recordaba loque lehabíacontadodel tipoque lehabíaengañadoen

Las Vegas, motivo por el que se habían casado, y le sabía mal estarhaciéndole esto y saber lo infeliz que estaba siendo por su culpa. Peroprontolalibraríaylecompensaríayendoahablarconsuprometidoparadisculparseportodoypedirlequevolvieraconella.

Alahoraacordadaesperabasentadaenelsofá,habíahechounacopia

delasllavesparasuodiosoytemporalmarido,habíacompradounjuegode toallasnuevoy lehabíahechoespacioenelarmario.Solo teníauno,asíquetendríanquecompartirelsuyoaunquenoquisiera.

Seretrasaba,lehabíadichoquenollegaríadespuésdelassieteyeranmásdelaocho.Audreyesperósinreplicar,noibaadejarsevencerporélasíquenodijonada, aunqueese retraso lemolestase.EstuvosinprobarbocadoporesperarleperopasabandelasnueveyEdwardnoaparecía.

En su interior deseaba que él no llegase nunca, que en el últimomomentosehubieraarrepentidoylefacilitaselascosasparaundivorciorápido.

Edwardhabíametidotodoloqueseleocurrióenunamaletapequeña.Dioporsentadoqueellanoesperabaunamudanzacompleta,ymenosaúnen solo unas horas, aun así, al dejar el equipaje en elmaletero, decidiósubiraapartamentoaporalgunaqueotracosamás:unparde trajes,suropacómoda,calzado,susperfumesyútilesdeduchayafeitado...Cuandoquisodarsecuentahabíaseleccionadotantascosasquenecesitótresviajesalaparcamiento.Peroalfinllevabatodoloquepodríanecesitar.

Alllegaraladireccióndesumujersesorprendiódeverelsitiodondevivía. No era un edificio demasiado alto, pero estaba construido enladrillorojoqueresaltabasobrelosdemás,yestabaesetoldoblancotipotúnelquecruzabalaaceraconladireccióngrabadaenloslados.Alverlopensóqueparecíadepelículaysinquererasocióelnombredesumujercon el de la famosa actriz, haciendo que entrase en el portal con unasonrisa.

Por fin, a las diez de la noche, cuando Audrey menos lo esperaba,Edwardllamóalapuerta.—Perovaya...Miraaquientenemosaquí…—saludóasqueadaalabrir

lapuerta.—Losiento,¿hasesperadomuchopormí?—preguntóélaunsabiendo

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quesí.—Supuestamente llegarías a las siete, son las diez... —afirmó, como

dandoaentenderquesí,quehabíaesperadomucho.Demasiado,másbien.AudreysehizoaunladoparadejarlepasaryEdwardlamiróconuna

sonrisaantesdeadentrarseenelapartamento.Poreltipodefachadahabíaimaginadoalgopequeñoycondecoración

clásica,peronosoloeraenormesinoqueporloqueveíadesdelaentrada,lo tenía bastante bien decorado, con estilominimalista pero conmuchogusto.—Porcierto...recuerdaquenovasadormirenmicama—lemirócon

socarronería.—¿Ydóndesesuponequevoyadormir?—preguntócurioso,aloque

ellaseñalóhaciaelsalón.—Estatardecompréunacamaplegableparati.—Tenía la esperanza de que pudiéramos compartir tu cama. No es

necesario usarla para otra cosa que no sea para dormir —empezó aexplicarél—¿Compartir mi cama? ¿Contigo? No, ni hablar. Esa es una de las

condicionesporlasqueheaceptadofingirsertumujer...—Pero hacerme dormir en un catre plegable...—dijo él, haciendo un

gesto con sus manos como indicando que eso sería muy estrecho eincómodoparaél.—Pueslosiento.Enmicamanoquierohombresconlosquenotengo

relaciónalguna.—Aclaró—.Vamos,teenseñarélacasaydóndeponertuscosas.

Eraimpensablequeelladejasedormiraesetipoensucama,ymuchomenoscompartirlaconél.Supuestamenteyahabíapasadounanocheconél, lanochedesuboda.Peroni siquierahabíaestadoahípor lamañanapara recordárselo, así que, teóricamente, era como si no lo hubieranhecho.

Caminaron por el apartamento mientras él observaba todo concuidado.Eraespacioso,condecoraciónminimalistay,aparentementemuyluminoso, ya que tenía una pared entera que era de cristal, aunque latuviera cubierta con una cortina. El piso de Audrey sólo tenía tresestancias: salón-cocina, dormitorio y baño, pero tenía sentido, aunquehubiera estado a punto de casarse ella vivía sola y no necesitaba másestancias.

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Siguiódetrásdeellahastaelbaño,dóndelemostróunpardeestantespara poner sus cosas, le llevó a la cocina, allí le enseñó dónde estabantodos losutensilios,ademáshabíahechounhuecoen laneveraporsiélqueríaponersuscosas.—Supongo que me habrás investigado antes de todo esto para

asegurartedequenosoyunaasesinaenserieyeso,asíquesabrásquesoyvegetariana.—MelodijisteenLasVegas—sonrióalrecordarlacaraquepusoella

cuando se comió la hoja de un ficus que había arrancado de una zonaajardinadafueradelhotel.—Entonces sabrás que enmi nevera jamásha habidoparte de ningún

animalmuerto.—¿Tendré que hacerme vegetariano para vivir contigo? Moriré de

hambre...—Vamos,Edward...—lomiródesoslayoantesdecerrarelfrigorífico

—.Comeloquetedélagana,cuandotedélaganaylacantidadquetedélagana,peroporfavor,teruegoquenometastrozosdecadáveresenminevera,mineveranoesuncementerio.

Edward no pudo evitarlo y estalló en risas. La expresión de ellatampoco ayudaba a que pudiera retomar la compostura. Aceptaba suscondiciones,peroleresultabaimposibleserenarse.

Audrey resoplóy se dio la vuelta para ir al salón, tratandodeverseconsumetaalcanzada:elansiadodivorcio.—Lo siento. No quería reírme... —dijo Edward, acercándose a ella

minutos después—. Supongo que también influyen los nervios. Esto esnuevoparamítambién.—¿Solohastraídoesamaleta?—Haymásenelcoche.—Te enseñaré dónde poner tus cosas. Ven, sígueme —Pidió ella a

desganacaminandohaciaeldormitorio.Dentrodeldormitoriohabíaunapequeñaestanciasinpuertasquedaba

al baño, un cubículo cuadrado casi tan grande comouna habitación queella utilizaba de vestidor. En él había percheros, cajones, un asientopequeño,estanteríasyunpardeespejos,unofrentealotro.—He vaciado toda esa parte. Puedes deshacer tu maleta y poner tus

cosasahí—dijoseñalandoungranhuecoal ladodesuropa—.Hayseiscajonesperoyotengodemasiadaropaasíquehepodidovaciarsolodos

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—explicabamientrasabríalosquehabíaadecuadoparaél.Enunmomentoquesediolavueltaparacolocarunpardezapatosque

se habían movido de sitio Edward se acercó a los cajones y abrió elprimero, en él había lencería perfectamente ordenada, sujetadores en laderecha,tangasenelcentroybragasenlapartedelaizquierda.—Bonitalencería—dijoEdwardconunsujetadorrosaenlasmanos.—¿Perdona?—Audreylearrancólaprendaylametiódenuevoenel

cajónconelceñofruncido—.Notoquesmiscosas,¿vale?Tucajóneseldeabajo.—¿Cómoeslaquellevasahora?—preguntóatrevidoasomándosepor

elcuellodelacamisetadeella.Edwardhabíaintentadoprovocarla,desdequehabíaentradoensucasa

lahabíavisto ruborizarsedosvecesy lehacíagraciaverla así, peronoesperaba aquello: bajo la sudadera enorme que usaba, no llevabaabsolutamentenada.—Pero… —preguntó espantada cubriéndose con los brazos, aquel

pervertido se había atrevido a mirar bajo su ropa, acababa de ver suspechos completamente desnudos, los colores subieron a susmejillas tandeprisaquecreíaquelacaraibaaempezaraarderenllamas.

Salió del vestidor directamente a la ventana del salón, tocándose lacara y asegurándose de que su ropa estaba bien puesta, tapando lo queteníaquetapar.

Edwardsequedóenlahabitacióncompletamentehelado,noesperabaqueellanollevasenadabajolacamisetaytampocoesperabasureacción,¿tanto se había avergonzado? En Las Vegas se habían acostado, éltampoco recordaba con todo lujo de detalles cómo había sido, pero sinlugar a dudas, la había visto desnuda, no era para que se pusiera así.Además,tampocoesquefueravirgen,habíaestadoapuntodecasarseconotroconelque,seguramente,tambiénsehabríaacostado.

Alsalirdeldormitoriolaviojuntoalavidriera,deespaldasaél.—Sientomucholodeantes.Sólopretendíajugar,noqueríamolestarte.

—Ellanorespondiónisegiró,sólomoviólamanodandoaentenderquelehabíaoído—.Voyabajaralcocheaporelrestodemiscosas.¿Quieresacompañarme?—No,noquiero.Peroloharé.Supongoqueformapartedelpapelque

tengo que representar, ¿no? —Antes de que dijera una palabra leinterrumpió—. Además, quiero enseñarte dónde aparcar el coche. Mi

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porteroesunhombremuycapaz,perosilodejasenlacalleyunvándalopretende hacer algo, Joseph no podrá hacer nada más que llamar a lapolicía.—¿Tienesplazadeparking?—Si.Solohayuna,peroestetiempodejarémicocheeneldemiamiga

Dana.Ellasolotieneunamotopequeñaypodemoscompartirsuplaza.Bajaban en silencio en el ascensor y Edward lamiraba a través del

reflejodelacerodelapuerta.—Sientolodeantes.—dijotratandodehablarconella.—Estábien.Notepreocupes.—Tienes un cuerpo muy bonito, no deberías avergonzarte de que

alguienteviera.—Nome avergüenza que alguienme vea, Edward. Pero nome gusta

queseaenunasaltoamiintimidad.SéquepasóloquepasóenLasVegashacecincoañosperoyonolorecuerdo,asíqueentiendequenomegusteestasituación.

AlcolocarlascosasenelvestidorAudreynopudoevitarobservarlo

mirándolo de reojo. Tal como había dicho Dana, era un hombreguapísimo,tantoque,enotrascircunstancias,suspiernashabríansidodegelatina al tenerlo tan cerca, pero no así, obligada a fingir algo que nosentía.PeroEdwardnoerasologuapo,ynosolamenteteníaesavozyesasonrisa que volvería loca a cualquiera, además era un tipo pulcro yordenado.Habíacolocadolostrajesporordendecolor,demásoscurosamás claros, lo mismo con los zapatos. Y había hecho igual con loscajones,dondehabíacolocadolaropainterior,lascorbatasylosrelojes.—¡Vaya, pero si sabes sonreír!—exclamóEdward al darse cuenta de

ello.—Claroquesésonreír.Perolosúltimosdíasnomehapasadonadaque

mehagahacerlo.—Peroahoraestabassonriendo.—Megustacómohasordenadotuscosas.Esoestodo.Podríaserque,alfinal,nofueraunaconvivenciatanmalacomolaque

Audreyhabíaesperado. 

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CapítuloIV

Cuando el despertador sonó, Edward estaba terriblemente adolorido.La cosa a la que Audrey había llamado cama, no era más que unrectángulodemetal conunas patas y una lonaverdey rígida enmedio.Quizásseríaalgopasablecomocamaparaunaemergenciaextrema,oenun campamento en el que fuera eso o dormir en un suelo de rocaspuntiagudasyafiladas,peroélnopodíadormirunanochemásenesacosaque,además,crujíaconcadamovimientoquehacía.

Al sentarse en ello para levantarse tuvo que hacer fuerza con laspiernasparaquenoseplegaseycuandosepusoenpielomiróconodio.Ledolíatodo,desdelascaderashastaloshombros,ylascervicales,ylascostillas.Definitivamentesenegabaavolveradormirenesacosaunasolanochemás.

Seestiróconfuerza,escuchandoysintiendocomosushuesoscrujían,ycaminóhaciaeldormitoriodesumujer,dondeestabaelvestidorconsuscosas. Esperaba que Audrey estuviera durmiendo para que el baño noestuviera ocupado, pero ese día la suerte no se despertaba con él, peroestabadándose unaduchay, aunque adoraba al género femenino, ymásaún si podía verlas desnudas, la ignoró. Descolgó el traje del día y sevistiósinducharse.

Audrey le había pedido que se mudase, pero no que no fuera a suapartamento para nada. Así que, le dejó una nota sobre la mesa de lacocinaysemarchó.

Al entrar en su piso corrió como un loco al dormitorio, pretendíadarseunaduchaantesdeiraltrabajo,peroalverlacamanopudoevitarecharsesobreella.Rodósobreelcolchónsinimportarlequesearrugaseeltrajeyapoyólacabezaenlaalmohada.—Esamujer cruelme ha hecho dormir en unamesa de tortura yme

duele...—seestirónuevamente—...todo.Audreysalíadelbaño,duchada,vestidaymaquillada.Esperabaquesu

maridoaunestuvieradurmiendo,perolacamaplegableestabadobladayaun lado; lamanta que le había prestado también estaba doblada y él noestaba.Leresultóextrañoquesu«invitado»sehubieraidosinmás,perosobrelamesadelacocinahabíaunanota:

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Siento haberme ido sin despedirme. Estabas duchándote y nome hequeridoasomarparadecírteloporquenoqueríaavergonzarte.

He idoa laoficina.Supongoquenonosveremoshasta lanoche,asíque,cuídate.

Nuncanadielehabíadejadounanota,quizássumadre,conlalistadelas cosasquequería comprar, peronuncaunanotade supareja, aunqueesta fuera indeseada. Analizó la caligrafía con la que estaba escrita ysonrió levementealcomprobarque tambiénsu letraerabonita.Volvióadoblarelpapel,lodejóbajoelfruterodelamesaysaliódecaminoalacafeteríadondesiempredesayunabaconDana.

Esperabaencontrarasuamigaenlamesadesiempre,peronoestaba,nienesamesa,nienotra.—Hoynohavenido,O.—dijoelcamarero—.Hallamadohaceunrato

diciendo que no podía venir porque estaba entre los brazos de no séquién...—sonrió.—Vaya...Yyoquepenséqueterminaríaisjuntosalgunavez...—Bueno, quien sabe... A mí no me importa que se salga con otros

porquetambiényosalgoconchicas.—Meencantaesaformadepensar.Teparecesmuchoaella,Mike.—En realidad espero que no. ¿Te imaginas a un hombre con pechos,

rímelyesasfaldasceñidasquesiemprellevaella?Sin poder evitarlo Audrey empezó a reír a carcajadas. Ese tipo era

genial.—Mesientohoyenlabarra,¿Vale?—¡Claro! ¿Qué tal ha ido con tumarido?—Audrey lomiró con los

ojos de par en par, no esperaba que él le preguntase por eso—. Esimposiblenooíroscuandoestáisjuntas.Noimportaqueseaenlasegundaplantadondeossentáis,siempreosescuchatodalacafetería.

Aquellaera laprimeravezqueAudrey teníaunaconversacióncomoesaconuncamarero.Llevabaalmenostresañosyendoaesacafeteríacasiadiario,tresañosenlosquesiempresesentabaenlamismamesaconlamismachicay tres años en losque siempre les atendía elmismochico.MikeLashabíavistoreír,llorar,lashabíavistoenfadadasconelmundoysiemprefueuntipoestupendoconellas.—¿Harásesodehacerlelavidaimposibleparaquetedéeldivorcio?—

preguntóMikemientrasleservíasucaféconlechedeavellanas.—Empecéayer—sonrió—.Fuia suoficinay ledijequese teníaque

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mudarayermismoopondríaunademandadedivorcio.Tardóenllegar,perolohizo.Lehicedormirenuncatreplegabledecamping...—rió.—Esotuvoquedoler—dijoponiendocaradeconsecuencia.Si,era realmente incómoda.Ellamismasehabíaestiradoen lacama

improvisadasóloparacomprobarloqueeradormirahí.—Terminarárogándomequeledéeldivorcio.—¿Porquénoloarrastrastodaslasmañanasaquí?Apuestoaquenole

gusta desayunar escuchando las quejas de las chicas, pagando por losdesayunos...—¡Esbrillante!Nosemehabíaocurrido.Hoyiréotravezasuoficinay

fingiréserunaesposacontroladora.Noaguantarániunmes—rió.Terminósucafédeunpardesorbosyselevantódelasillaguiñando

un ojo al camarero. Ese día tenía fechorías que llevar a cabo y estasempezabaneneledificiodeH&B,lacompañíadelpadredeEdward.

Lasecretariadesumaridoestabasentadaensumesa,conelauricularrodeándole la cabeza y la agenda entre las manos. La miró fijamentemientras atendía una llamada, preguntándose qué le habría llevado atrabajar para Edward o si alguna vez, haciendo uso del mitojefe/secretaria, sehabría acostadoconél.Llevabaunanillode casada,yparecía demasiado integra como para caer tan bajo de acostarse con sujefe. Sacudió la cabeza para expulsar ese tipo de pensamientos. No laconocíaynopodíaniquería juzgarlapor su aparienciaopor el puestoque ocupaba. Cuando lamuchacha se despidió se acercó a ella con unasonrisacortés.—Lo siento, señoritaDoherty, pero el señorHarrelson no ha llegado

aúnalaoficina.Audreymirólahoraenelrelojdesumuñecaderechaycomprobóla

horaenlapequeñaesferaquelasecretariateníaalladodelmonitor.—Sonlasonce...—Si. Son las once. La última vez que faltó sin avisar se había ido a

Hawaiiconunparde«amigas»—dijo,haciendoelgestodelascomillasconlasmanos—.Supadresepusofurioso.—Yameimagino...—Enlatarjetaquemedioestabaladireccióndesudespachojuntoasu

líneafijadeteléfonoysumóvil,peronoladireccióndesuapartamento.—Lamentoesto,peronoestoyautorizada.—Supongo que sabes quién soy... Soy la esposa de tu jefe... —dijo,

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tratandodeintimidarlaconeso.En ese momento el padre de Edward entraba en la recepción. Al

escuchara lamuchachaquehablabaconAlessia,nopudoevitaroírqueera la esposa de su jefe, y por ende, de su hijo.Aquello era imposible,hacíaapenasunasemanaquediscutíansobresuincapacidaddetomarseenseriolascosasynopodíahabersecasado,ymenosaúnsinnoviayentanpocotiempo.Seescondiótraslaparedparatratardeescucharalgomás,pero la secretaria parecía haber obedecido ya que lamujer que hablabaconellanohabíadichonadamás.Sedirigióalascensorpensandoenquétipo de artimañas estaría trayéndose su hijo cuando, al entrar en elelevadorparasubirasudespacho,entróconéllamuchachaquehablabaconlasecretaria.Nopudoevitaranalizarla:erajovenybonita,parecíadebuenafamiliayparanadadispuestaafingirloquenoera.—¿Baja?—preguntóelhombrealescucharlamurmurarenvozbaja.—Disculpe.Si.—Pareceofuscada...¿Unmaldía?—Una mala semana. Me encantaría fugarme a algún lugar recóndito

dondenadiemeencontraseyvolvercuandotodohayaterminado.—Siencuentraeselugarhágamelosaber.Avecestambiénmegustaría

huirdetodo.Inclusopodríallamarse«Ellugardelosfugados».Audreysonrióporlaocurrenciamientrasfijabalavistaenelnúmero

queparpadeabaenrojo,pasandodelochoalsiete,delsietealseis...—Tenga un buen día—dijo, saliendo en la recepciónmanoseando la

notaconladireccióndesumaridoentrelosdedos.—Igualmente.HabíadadoporsentadoqueelapartamentodeEdwardestaríaenuna

buenazonadelaciudad,queseríaunsitiolujosoysonrióalllegaryverquenosehabíaequivocado.

El edificio en el queEdward vivía eramuchomás alto que el suyo,completamente forrado conplacasde cementoy congrandesventanalesdecristalahumadoqueledabanunaspectosobrioyelegante.

Alessialehabíaindicadoquevivíaenelúltimopiso,asíqueentróenlarecepciónycaminóporelvestíbulohastaelascensor.—Disculpe,peronopuedesubirsinoinformodelavisita.—dijouna

chicajovenvestidaconuniforme.—Soy esposa de Edward Harrelson. Vengo a ver si ha venido a su

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apartamentoporqueestamañanasefuedecasasindecirnadaynohaidoa trabajar —no sabía por qué estaba actuando como si realmenteestuvierancasados,perofrenteaesachica,guapayvoluptuosa,nohabíapodidoevitarponersealadefensiva.Luegosefijóensusmanosy,comoAlessia,tambiénllevabaalianza.—No sabía que el señor Harrelson se hubiera casado. Felicidades—

sonrió, mostrando una hilera de dientes estropeados—. Si espera unmomentollamoparaversisigueensuapartamento.—¿Por qué no me dejas subir y ya está? No tengo llave, así que

prometobajarsinoestá.La recepcionista pareció pensarlo unos segundos peso terminó

asintiendo.Audrey subió al último piso y se encontró con una puerta increíble.

Eranegra,pulidaybrillantecomounespejoyancha,muyancha.Llamóaltimbrepresionandoelbotónunasolavezyesperó,peronoabriónadie.¿Realmentenoestabaencasa?

Se acercó al ascensor con intenciones de bajar, preguntándose a símismaporquédemoniosestabapreocupándoseporeseserinfernalquelaobligaba a permanecer casada aunque no quisiera, pero justo al dar unpasoparaentrarenelaparato,lapuertadeEdwardseabrió.

Ambos se quedaron mirándose fijamente, él completamentesorprendido de tenerla allí y ella por verlo como estaba, con el trajearrugado,lacamisamedioabiertaydespeinado.—Audrey...¿Qué...?—Miamigano fuehoyadesayunarconmigoypenséenpasarpor tu

despacho,peronoestabasytusecretariamediotudirección...—Hepasadounanocheterribleenesacosaquecompraste,y tenías la

duchaocupada,asíquepenséenveniraducharmeaquíysimplementemequedédormido.¿Quierespasar?Medaréunaduchaymecambiaréantesdeiralaoficina.

Edward vivía en un piso decorado a todo lujo. Como el suyo, losmuebleserandediseño,todosconlíneasrectasentonosbrillantesblancosy negros. El suelo era de madera oscura, casi negra, las puertas eranblancas veteadas, carecía de cortinas, pero en su lugar había bonitosestoresjaponesesconcaligrafíaasiáticaendorado.Sequedómirandolasletrasconunaexpresiónrisueña.Reconocíaelsignificadodecuandofueadolescente,perosepusoseriaantesdequeélsedieracuenta.

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—Nosésihayalgoenlaneveraquetepuedagustar,opuedessentartemientrastermino…—Nohacefalta.Mevoyamarchar.Soloqueríaasegurarmedequeno

faltabasaltrabajoyparapedirtequeporlasmañanasnohicierasplanes,megustaríaquedesayunasesconmigoyconDanaenlacafetería...—¿Todaslasmañanas?¿Porqué?—¿Tiene que haber unmotivo?Además, quiero recordarte ese anillo

que te dije... Tu secretaria lleva uno, tu recepcionista lleva otro… ¿y tumujernotieneuntristeanillodecasada?—Audreynomehasdado tiempo.Apenas ayerviniste amidespacho

paraaceptareltratoyparaimponerquememudaseayermismo…Nohetenidotiempodenada.—Estábien.Peronopasadelfindesemana.SinqueEdwardpudieradecirnadaenrespuesta,Audreysedirigióala

puertaysemarchó.Nomiróelrestodelapartamento,aunquesemurierade ganas por ver cómo era, no esperó a que terminase, simplemente semarchó,comosilemolestasesupresencia.

AlllegarlanocheEdwardllegóacadahabiendoplaneadodormiren

el sofá, no le importaba lo incómodo que fuera mientras no fuera eseodiosa cama plegable. Le dolía el cuerpo como si la noche anterior lahubierapasadoenelsuelodesnudoynoqueríaempeorarlorepitiendo.

Cuando entró en el apartamento respiró hondo. Audrey habíapreparadoalgoparacenarqueolíadeliciosamente.Seacercóalacocinaolisqueandoelairecomounratoncilloylaencontróterminandodeservirdosplatoscuyocontenidoteníauncolorrarísimo.—¿Hasllegado?—Si.¿Quéesloquehascocinado?—Esunarecetaqueadecué.Sustituícarneporpatatasysuprimílanata.

Así que, como no es la receta original, podemos llamarlo «Patatas consalsaO»—sonrió.—Huelefenomenal,aunquesuaspectonoseademasiadoapetitoso.—Noteanticipes.Pruébaloantesdedescartarlo.Como si Edward se sintiera en casa, fue al dormitorio para ponerse

algocómodoydespuésdeunosminutosregresó,llamandolaatencióndesumujer,quefijólavistaenélconunaexpresiónquenohabíavistodesdequesehabíanreencontradodespuésdeLasVegas.

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Seacercóalamesayhundióeldedoenelquesupusoseríasuplato.Despuésdehacerlopensóquelemolestaría,peroellanodijonada,sólolomiraba como si esperase una respuesta, así que se llevó el dedo a labocaysaboreólasalsa.Cerrólosojosdeleitándoseconaquellamaravillaculinariaycuandolosabriódenuevonopudomásquehacerunsonidonasalqueindicabalodeliciosoqueleparecía.—¿Tegusta?—Élasintióefusivamenterepitiendolomismo—.¡Hey,no

comasconlasmanos!Tengocubiertos,sabes…Concadatrozodepatataquesellevabaalabocamásbuenoleparecía.—Noséquéotrascosaserescapazdecocinar,O,perodéjamedecirte

queestoes,delejos,lomejorqueheprobado.—¿Aunqueseavegetariano?—Amínomeparecemalcomerverdura.Además,séquecomercarne

noessaludable…Eresloquecomes,¿no?Audreysonriómientrasseguíacomiendo.A lomejoreraextraño,pero legustabacomerconEdward.AOwen

nuncahabía terminadodeconvencerle lodenocomercarne, apesardeponerse enfermo continuamente.En cambio, sumarido conocía la frasequehabíaadoptadoellacomosulemapersonal«eresloquecomes».

Al terminar de cenar Ed hizo algo que tampoco Owen había hechonunca: recoger la mesa y fregar los platos. Y cuando ella trató deimpedirlo él la detuvo diciendo que ya había preparado la cena, que nopodíadejarlalavartambiénloquehabíanmanchado.

Llevabaun ratodebatiéndose sobrequéhacer.Su intencióndesdeun

principiofuemolestarleparaquesehartasedeellayledieraeldivorcio,pero después de la cena tan amena que habían tenido le resultaba difícilhacerledormirenesecatre incómodo.Edwardestabasentadoenel sofáleyendo algo en su móvil que no se interesó en saber, así que ellaaprovechó para ir al dormitorio. Sacó colchas y cojines del armario ydividió la cama en dos, haciendo un grueso bulto en el medio. Luegoregresó al salón y se sentó en el hueco vacío del sofá, pensando cómopedirlequedurmieraconellaenlacama.

Pasadamediahoraaúnnohabíaencontradocómopedirlequefueranalahabitaciónsinquesonaseloqueestabamuylejosdeser,asíquesepusoenpieysefueasuhabitación.—Edward,¿Puedesvenir?—llamódesdeallí.

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—LlámameEddie,oEd.Todas laspersonascercanasamíme llamanasí. No sonaría muy normal si mi mujer me llamase igual que losdesconocidos.—El fijar lavistaen lacamavioun tremendobultoenelcentro—.¿Esoes loquecreoquees?—Audreyasintió con lasmejillasllenasdecolor—.Meencantaelgesto,O,perotodoestonoesnecesario.Dormiréenelsofá.Noquierorompertusreglas.—Vamos,Edward.¿Tehacesunaideadeloquemehacostadodecidir

quedurmierasenmicama?Compréesecatredecampingparacastigarteporobligarmeahaceresto.—¿Yquétehahechocambiardeopinión?—Supongoquelacena.Conmiex...—¿Ex?—interrumpióél.—Ex.—Aclaró—.Seha idode lunademiel conotra.Con su ex.No

puedo pretender que sigamos juntos después de esto. A Owen no legustaba comer verdura y nunca pude cocinar para él como lo he hechohoycontig0.

Edwardsonrióporsusinceridad,pero lejosde iral ladode lacamaqueintuyódebíaocuparél,saliódeldormitorio.Senegabaadormirenelcatre, era un hecho, pero tampoco quería incomodarla más de lonecesario.Antesdepoder llegaral sofá seviobloqueado,Audreyhabíasujetadounadesusmanosylehabíahechodetenerse.

No iba a rogarle, si no quería dormir con ella no le suplicaría. Suconcienciaestabatranquilahabiéndoleofrecidoelladodelacamaqueellano usaba. Tiró de él hasta el dormitorio y fue hasta el lado izquierdo,colocándose entre él y el colchón. Llevó las manos a su pecho y leempujó,haciéndolecaerhaciaatrás.—Novoyapedírtelootravez,Edward.Sinoquieresdormiraquímeda

igual.Edwardsesentó,pusolasmanosensuscaderasylaapartóaunlado.

Se levantó, y en un arrebato tiró de todo lo que ella había puesto paradividirlacamaendos.—¿Peroqué...?—Si vamos a compartir la cama hagámoslo de verdad. Como dos

personasadultas.Nopiensotocarte.Séquenotegustaestasituaciónynoesmiintenciónmolestartemásdelonecesario.

Audreynodijonada.Salióalsalónparaapagarlaslucesyregresóaldormitorio.Sesentóenelladoderechodelacamamirandodereojoasu

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maridoysequitóelpijama,quedandoenropainterior.Edwardlamirabaperplejo.—Soy incapaz de dormir vestida, no importa el tipo de ropa que sea.

Poresopusetodoaquelloenelmedio.Probablementeesasería laprimeravezquedormíaconunapreciosa

mujersemi-desnudaalaque,intencionadamente,notocaría.Cuandoapagaronlaslamparillasyseestiraronenlacama,lohicieron

concuidadodenotocarse,aunquelacamaeralosuficientementegrandecomoparaquenolohicieranniporaccidente.Ambossujetaronlaropaala altura de sus hombros y cerraron los ojos con fuerza para tratar dedormirseloantesposible.—Buenasnoches,O.—Buenasnoches,Eddie. 

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CapítuloV

Imposible,era imposiblepegarojoconesehombreacostadoal ladosuyo.

No tenía ni lamás remota ideadepor qué se sentía tan inquieta, tannerviosa. Ella no le había propuesto que durmiera en su cama con otraintenciónqueno fuera ladedejarledormircómodamente, sinembargo,sentíacomosituvieralaobligacióndehaceralgomás,dedarunpasoquenoqueríadar.Erasumarido,peronopretendíallevarsumatrimonioaesenivel.

Segiróunayotravez,diounayotravuelta,peronohabíaformadepegarojo.Edward,encambionosemovíaniunmilímetro,permanecíacon los ojos cerrados y lasmanos sobre el pecho sujetando la ropa decamacomosi lavida le fuera enello.Depronto, conunode losgiros,Audreysecayóporelladodelacama,algoquenolehabíapasadonunca,ylopeor,estabatanenredadaconlasábanaqueeraimposiblesalirdeeselio.

De pronto Edward empezó a reír. Al principio lo hacía todo losilenciosamentequepudo,perocuandoseasomóporencimadelacamayla vio tendida en el suelo, envuelta como si fuera una oruga estalló enrisasincapazdehacernadamás.—¿Vasa ayudarmeo solo tevas a reír demí?—Aquello todavía fue

peor,ylopeorvinocuandoellatambiénempezóareír.—Esto es, sinduda, lomásdivertidoquemehapasadonunca enuna

habitación...Edwardsearrastróporencimadelacamahastallegaralladodeellay

se agachó para ayudarla, pero sus expresiones risueñas cambiaron encuantosusmiradassecruzaron.Laayudóadesenredarsedelasábanayseapartódeprisayconuncarraspeo.—Gracias. —Murmuró Audrey metiéndose nuevamente entre las

sábanas.—Denada.—Respondió él, conteniéndose de acortar la distancia con

ellaybesarlacomollevabaratoqueriendohacer.El resto de la noche pasó despacio y sin que ninguno de los dos

pudierapegarojo.

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Por lamañana, tanprontocomosonóeldespertadordeEdward, losdossepusierondepie.Audreyhuyódelahabitacióncomosilatentacióndeirhaciaélfuerademasiadointensa;él,corrióaladuchacreyendoqueasísesuavizaríaunpocolaatracciónqueempezabaasentirporsumujer.Nisiquierasesaludaron.

Peseahaberacordadoqueiríanjuntosalacafetería,cadaunocogió

unrumbodistinto,élsefuealaoficinayellaconsuamiga.AlentrarenelestablecimientodeseóqueDanaestuvieraensusitiode

siempre.Necesitabacontarleaalguienloquehabíapasadoesanocheyloterriblementenerviosaqueseponíacadavezquese imaginabaalgoquenodebía.—Menosmalqueestásaquí...—suspiróaliviadamientrassedejabacaer

enunadelassillas.—¿Menosmal?Solofaltéayer...—Necesitabavertehoy.Hapasadoalgo...—¿Con tu marido? ¿Os habéis acostado ya? ¿Has decidido que no

quieres echarle de tu vida porque quieres recuperar los cinco añosperdidos?¿Tehasdadocuentadequeeselhombredetuvida?—Eres odiosa—Dana rió, sabía que había pasado algo de lo que le

habíadicho—.HasidoconEdward,sí.No,nonoshemosacostado...oalmenosnoensentidofigurado.Sigoqueriendorecuperarmivida.—Ensentidofigurado...¿Esoquieredecirquesílohabéishechoenel

sentido literal? ¿Habéis pasado la noche en la misma cama?—Audreyasintióruborizándose—.¿Poresonecesitabasverme?¿Porquétegustatumarido?—Nomegusta.Ono...Nolosé,Dana,poresonecesitotuayuda.Ayer

pretendí seguir con mi plan de hacerle la vida imposible, pero cuandollególahoradelacena...Nosé.Cenamosjuntos,alabómicomidayporlanochenopudedejarledormirenelcatredemetalquecompramos.Hiceunadivisiónen lacamaparaquedurmieraenunamitadyyoen laotraperodeunmodouotroterminamosbajolasmismassábanas.Fueenunmomento, cuando nuestras miradas se encontraron... —Dana abrió losojosdeparenpar—.Nohapasadonada,ynopasará.Puedesestarsegura.Peronomeveoconfuerzasdeecharleynecesitoquemerecuerdesloquemehahechoytodoloquemehahechoperder.—Owenesuncretino.Tumaridonohahechomásquellegaratuvida

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enelmejormomentoenelquepodíallegar.Dana no pretendía enseñarle nada, pero sacó elmóvil de su bolso y

buscóeninternetlasfotosqueHilaryhabíacolgadosobresusvacacionesenTailandia.LaexpresióndeAudrey fueperdiendoelbrilloconelquehabía llegadoesamañana,apesardenohaberdormido.Enlasecuenciadefotosseveíaaunaparejaenamoradaregalándosecaricias,unaparejaenlaqueélerasuprometidoyellaladesgraciadadesuex,laquehabíaayudado a planear la boda, la que había estado con Owen eligiendo sutrajedenovio,lamismaquelehabíadejadoporotroyqueahoravolvíacon fuerza para recuperarle a pesar de que él había estado a punto decasarse con otra. Hilary, la misma que había ocupado un asiento en unaviónquenolepertenecía,laquesebesabaconunhombrequehastahacíasolounosdíaspertenecíaaotra.—Esto...—No iba a enseñártelo, cariño. Siento como si estuviera siendo yo

misma laque te está rompiendoel corazón.Puede sonar cruel,peromeencantó la forma en la que Eddie interrumpió la boda en el momentopreciso.Mecaebien,apesardequeno leconozcomecaemuybien.Ytodavíamecaemejorsideverdadestáconfundiéndote.Túnotemerecesaalguien comoOwen y lo sabes. Sabes que terminaría dejándote por esazorra.

Peseasaberquesuexsehabíaconvertidoenesoenelmomentoenelque Edward había hablado en la iglesia, no esperaba que la hubierasustituido tan sumamente deprisa. Se levantó de su silla con los brazoscaídosydespuésdedarunbesoasuamigaenelpelo,bajólasescalerasysalióalacalle.

Aduraspenaspodíacreerquetuvieratanmalasuerteconloschicos:su primer novio formal la engañaba descaradamente con otra en lacelebracióndesuprimeraniversario,ysusegundonoviolaengañabaconsuexenelqueteníaquesersuviajedenovios.LuegoestabaEdward,peroélnocontaba.Sehabíancasadoestandoborrachosyningunodelosdossehabía acordado de esa boda hasta cinco años después, así que no, él nocontaba.

Caminóporlascallessinsaberquéhacer.Sehabíaplanteadovolveraltrabajo y usarlo como medio de distracción, pero temía no rendirdebidamenteporculpadeloquellenabasucabezaesosdías.

Sindarsecuentahabíallegadoaledificiodondesumaridotrabajaba,

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pero no subió, se quedó frente a la puerta unos minutos pensando quéhaceroquédecirsiseatrevíaaentrarensudespacho.

El señor Harrelson llegaba de una reunión cuando vio a esa chicafrentealaentrada.RecordabaalaperfecciónloquehabíadichoaAlessiaacercadeserlamujerdeEdward.Sehizoeldistraídoparachocarconellaintencionadamente, pero no contaba con que ella se cayera o que sepusieraagimotearalllegaralsuelo.—Discúlpeme, de verdad. Lo siento mucho…—Le dijo, tratando de

ayudarlaaponerseenpie—.Oh,esustedlachicadelamalasemana...Audreylevantólamiradayseencontróconelhombredelascensor.—Disculpeelespectáculo.Nohepodidoevitarlo.—No se preocupe. Pero dígame, ¿Se ha hecho daño?—ella negó—.

¿Puedoinvitarlaauncaféparacompensárselo?—No.Noesnecesario.Yomeibaya…—¿Trabaja aquí? No la he visto antes —esperaba que le dijera que

estabaenH&Bparavisitarasumarido,casicomosileconfirmaseloquehabíaescuchado.—No. Solo vengo de visita. Yo trabajo en Goldman Brothers como

inversionista.Elhombrelamirófascinado.Sirealmenteerasunuera,suhijohabía

hecho la mejor elección, nada de chicas con la cabeza hueca que solopiensanenvestidosdediseño,omuchachasadictasalsexoquenotienenvergüenzaalguna.Lachicaqueteníafrenteaélnosoloeraelegante,sinoademás,inteligente,yunachicabonita.

Supuso que su hijo no le habríamencionado quien era su padre, asíque no se presentó como hubiera querido hacer,mencionó su prisa porvolver al trabajoy subió,notablementeemocionadopor saber algomásdeesachica.

DespuésdemediahoraAudreysedecidióa subir.SeponíanerviosasolodeimaginarlosojoscristalinosdeEdwardclavadosenlossuyos,ode pensar en lo que había deseado esa noche, aunque hubiera sido deformamuyfugaz.Entróeneldespachotraslaindicacióndelasecretaria,peroélnoestaba.

Nohabíaanalizadolaestanciaantes,dehecho,hastaesemomento,nisiquiera le había importado cómo estuviera decorado. La pared de laderecha era una estantería negra, enorme, repleta de libros, agendas yarchivadores.Alaizquierdaestabalamesadecristalahumadotraslaque

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sesentabasumarido.Elsueloestabaenmoquetadodegrisoscuroyhabíaunpardemueblesmás,tambiénenlamismagamadecoloresoscuros.Noera un despacho muy grande, quizás tendría treinta o treinta y cincometroscuadrados.

Cuando Edward llegó, Audrey estaba sentada en el sofá, reclinadahaciaatrásyconlosojoscerrados.—¿Así que yo ocupo media cama y tu ocupas media oficina? —

bromeó,peroellanorespondió—.¿Tehasdormido?—Audreysiguióensilencio,sinhacerelmínimosignodehaberleescuchado.

Soltólosdocumentosquellevabasobrelamesayfuealsofá.Sesentóal lado de ella y la acomodó, apoyándola sobre su regazo para que notuvieralacabezacaídahaciaatrás.

Erapreciosa.RecordabavagamentealamuchachadeLasVegas,peroesachicade

ahora eramuchomás bonita, y tenía un carácter bien definido. Cuandointerrumpió su boda solo se había aprovechado de la situación para subeneficio,peroaratos,elpensamientodesentarlacabezaconellanoleparecía tan descabellado. Paseó los dedos por el borde de sus labiossabiendoque,aunquelodeseasecontodassusfuerzas,nopodíabesarla.

Tampoco él había logrado pegar ojo durante toda la noche, y sinquerer,sedurmiómientraslacontemplaba.

Habían pasado todo el día sin salir del despacho para nada. Alessia

dudaba si entrar o no para ver que todo estaba en orden, pero temíainterrumpir algo que no debiera, omolestarles al entrar sin haber sidollamada.Peroseacercabalahorademarcharseynormalmentenoseibasin el permisode su jefe, así que, tomóaire e irrumpió en el despacho.Sonriótiernamentealver laestampaqueteníanenelsofáélysumujer.Audreyestabaestirada,conlacabezaenlaspiernasdesumarido,élteníalacaraapoyadaenunamanoylaotramanoenelpechodeAudrey.Nuncalecreeríasiledecíaqueleshabíavistoasí,deformaqueleshizounafotocon su teléfonoy corrió de vuelta a su sitio sonriendo como si hubierahechounatravesura.

Por suerteparaella,el señorHarrelsonhabíabajadoparadejara suhijolainformacióndeunodesusclientesyéstefuequienlediopermisoparamarcharse.

Audreysedespertóconunhambrevoraz.Cuandoabriólosojosyvio

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aEdwardseleaceleróelcorazón.—Malditasea...—murmuróalverseincapazdetranquilizarse.Sentíaelcalordesumanoatravesándolelaropayeldesuspiernasen

sucuello.Lomiródesdedondeestabasoloparacomprobarque,inclusodormidoeraatractivo.Semoviódeprisa,comosiunaoladedeseovinieradeprisahaciaellayestuvierahuyendoparaquenolealcanzase.—Oh,me...Me he dormido—sonrió, llevándose unamano al pelo y

apartándoselodelacara.—Sí,esoparece—«peroporfavor,nohagaseso»,pensódesviandola

mirada.—Seacercalahoradelacena.—Comprobóenelrelojdesumuñeca

derecha—.Espero queAlessia se hayamarchado... ¿Quieres cenar fuerade casa? Hay un restaurante por aquí cerca... Podemos pedir que nospreparenalgovegetariano—sonrió.—No. Prefiero ir a casa. Siempre tengo algo en la nevera o en el

congelador...—Creo que serías una buena esposa... —Dijo poniéndose en pie y

bostezandomientrasseestiraba.Albajarenelascensorrecordóalgoquesupadrelehabíadichoenla

reunióndelamañana.Lehabíamencionadoalgosobrequeyaerahoradepresentarleasunuevamujer,oalgoasíy,aunquehabíafingidoignorarle,ahora,mientrasbajaban,lorecordó.—Creoquemipadresospechaalgo—dijoEdsinmirarla—.Confíoen

Alessia,séqueellanohadichonadadeloquesabe,peronosésialguienhapodidoescucharalgo.—¿Terefieresanuestromatrimonio?—Élasintió.—Noqueríaqueseenterasenadiehastaquenolleváramosunpocomás

detiempoconviviendo.Sólollevamosdosdías.—¿Quémásda?Llevamoscincoañoscasados.Notienesquedemostrar

nada.—Audrey, tú has llevadouna vida decente.Terminaste tus estudios, te

enamoraste nuevamente y saliste con ese tipo con el que ibas a casarte.Tienes un trabajo... Yo solo he ido a fiestas, he salido con mujeres sinrespetar ni mi puesto de trabajo ni a mi familia... No deberías haberaceptadoloquetepedí.Yoentulugarnolohabríahecho.

Audreysequedópensativa.Quizásobtendríaeldivorciosiselopedíaamablemente,ypodríavolverasuvidayolvidarsedeeseasunto,peroya

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nopodía retomar suvidaenelpuntoenelque sehabíaquedadocon lallegada de Edward: su prometido se había largado sin más, y la habíasustituidoconunaexdelaqueyadudabaquelohubierasidoalgunavez.Sisiguiendoconlapantomimalosdosibanasalirbeneficiados...tampocoestaba mal de todo seguir así, total, pese a la atracción física, no sellevabannadamal,yéllarespetaba.

AlllegaracasanovieronelcochedelospadresdeAudrey,queestaba

aparcado justo frente a la entrada.Subieron en el ascensor y cuando laspuertas de acero se abrieron vieron al matrimonio Doherty hecho unmanojodenervios.LamadredeAudreyllorabadesconsoladayelpadrelaabrazabamientrasacariciabasuespaldatratandodedarlecalma.—¿Papá?¿Mamá?—preguntóceñuda.—Santo cielo, hija. Pensábamos que te había pasado algo. Llevamos

todoeldíallamandoatuteléfonoy,alprincipionorespondíasperoluegoestabaapagado.Ytampocoabríaslapuerta...—elhombreclavólamiradaenEdwardyladevolvióasuhija—.¿Quésignificaesto?—Noesloqueparece.—Dejaquelesexpliqueyo,O.—PidióEd.—No,sonmispadres,selocuentoyo.Entremos.Noquierohablarenel

vestíbulo.Alentrar,loprimeroenloquesefijólamadredeAudreyfueenlas

mantasquehabíasobreunadelassillas,yenelcatreplegablequehabíaaun lado.Sin preguntar a su hija, cruzó el salóny entró en la habitaciónparamirarenelvestidor.—Nos presentas a Owen rebosante de felicidad. Llegas dos años

después diciendo que te vas a casar con él.Organizas una boda que esedesgraciadointerrumpe...¿Yahoravivesconél?AudreyDohertyBenbow,¿te has vuelto loca?—preguntó zarandeando los trajes de Edward quehabíadescolgadoyllevabaarrugadosentrelasmanos.—Mamá,creoqueOwenhaestadoengañándomeconHilaryDiossabe

desde cuándo. Se ha ido de luna demiel con ella. Sumadreme tiró uncubo de agua para echarme de su casa después de gritarme.—Afirmófríamente viendo como la expresiónde sumadre cambiaba rápidamente—.Edwardmepidióayudaparapoderoptaralpuestodedirectivoporque,su padre no le dará el ascenso a menos que siente cabeza, y yome heofrecidoaayudarle—añadió,quitándolelasprendasdelasmanos—.Solo

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estamos fingiendo ser marido y mujer. No ha pasado nada. Y aunquepasase,creoquenotengoquedarmásexplicacionesyaque,legalmente,estamos casados desde hace cinco años. Mis hermanas son las quenecesitanqueospreocupéisporellas,sonlasquesiempreandanporahídesmadradasydescontroladas.—Bueno,hayapaz—interrumpióelpadrealvercomosumujerestaba

a punto de iniciar una discusión con Audrey—. Bernice, ya hascomprobadoqueestábien.¿Porquénonosvamosylosdejamosasolas?—Yo...¿Porquénosequedanacenar?—preguntóEdward.Audreylo

miróconunasonrisacómpliceantesdequitarlelasprendasasumadreeiradevolverlasalarmario.

Quesequedasenacenarsuavizaríaunpocolatensión,lesayudaríaaconocerse un poco mejor y a limar asperezas. Audrey no habíamencionadoasuspadresniunasolavezdesdequeseconocíanyestababienpodersabercosassobreellosdeprimeramano.

La cena no fue lo queAudrey pensó que sería. Imaginó a sumadrerechazando cualquier cosa que Eddie dijera, murmurando por lo bajocuando no estuviera de acuerdo con lo que hablasen y, mostrándosedescontentaydesagradable.Sinembargo,parecíaagradarlemásconcadapalabraqueéldecía,ysurostroseiluminabacadavezqueescuchabaalgoque le gustaba. Con su padre había pasado igual. Habían compartidoopinionesen lasquecoincidíanyen lasqueno,yhabíanencontradoungusto en común: los coches de lujo. Al terminar la comida Edward selevantóyempezóarecogerlascosas,apesardequeAudreylepidióquenolohiciera,ycuandosefuealacocina,Bernicesuspiróencantada.—Esunchicoencantador—afirmóconunasonrisa.—No te hagas ilusiones, mamá. En cuanto Eddie ascienda, nos

divorciaremos.—Noseastonta,hija.Llegóatuvidaenelmomentopreciso.SiOwen

se ha ido con Hilary deséales lo mejor del mundo y aprovecha estaoportunidad.—Vamos,Bernice,yalohasoído,solollevandosdías—dijoelpadre.—Conviviendo.Pero llevancincoañoscasados.Yes tanguapo,y tan

amable,ytan...Audrey y su padre semiraronmientras rodaban los ojos y negaban

conlacabezacomosiestuvierachiflada.

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Al salir elmatrimonioDoherty,Audrey cerró la puerta apoyando lafrenteenella.Tanprontocomosequedaronsolossusnerviosempezaronadesatarsenuevamente.Noentendíaporquélepasabaesoconél.Nuncasehabíasentidotaninquietaconunchico,sinembargoconélnadaeralohabitual.

Edward había ido al dormitorio después de despedir a sus suegros,pero al ver que ella no iba, salió en su busca. Cuando la vio apoyadacontralapuertadeseóacercarseaellaybesarla,aunarriesgándoseaqueellaleechase.Respiróhondoparaserenarseycaminóhaciaelladespacio.—¿Novienes a lahabitación?—preguntó apoyando lasmanos en sus

hombros.—Ahorairé.¿Porquénotemetesenlacamaprimero?—¡Claro! —Apretó sus hombros como si los masajease antes de

acercarseaellaydarleunbesoenlanuca—.Hoyestoymuycansado.Sitardasenvenirmehabrédormidoya.—Nopasanada.Necesito...necesitopensaryprefieroestarsolaunpar

deminutos.—Estábien.Losiento.Noqueríamolestarte.—No me molestas —dijo girándose de pronto y encontrándolo a

escasoscentímetrosdeella.Sucorazónseacelerótodavíamásalverloasídecerca.Se miraron a los ojos unos segundos y, antes de que la tentación

empujase a Edward a hacer algo que no debía se dio la vuelta paramarcharseydejarlaasolas.Audreyavanzódospasosyleabrazóporlacintura,apoyandolacaraensuespalda.—Hoy seme rompió el corazón cuando vi las fotos de comomi ex

disfrutaba de mi luna de miel con otra. —Confesó. Edward apretó lamandíbula sabiendo que eso había sido por su culpa, por haberinterrumpidosubodayconellasufelicidad—.Nopuedes imaginarte lomucho queme he alegrado de haber podido ir a tu oficina y de tenerteaquíhoy.

Edwardyanoquisocontenersemás.Llevólasmanosalasdeellaparasoltar su agarre y se giró. Tomó su cara entre las manos y se agachó,deteniéndoseasolounpardecentímetrosdesuboca.—Dimequemedejashacerlo...—RogóantesdequeAudreyasintiera

despacioyélestrellasesuslabiosconlosdeella—.Llevabadesdeanochecon ganas de besarte —confesó un minuto después, con los ojos aun

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cerradosyapoyandosufrenteenladeella—.Voyalahabitaciónporquesino lohagonoquerréparar.Porsinonosvemosantesdequevayas...Buenasnoches,O.

¿CómoeraposiblequeunsolobesodeEdwardprovocaramáspasiónqueunaseduccióncompletadeotrohombre?Peroesebesohabíasidoaúnpeor para ella, no porque no lo hubiera disfrutado, sino porque lerecordabaloquenotenía:amor.

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CapítuloVI

Llevaban casi dos semanas juntos. Durante esos días todo había idobien.Eddiehabíatratadodepasarlamayorpartedeltiempoenlaoficinaparanoestarconella.Yahabíaprobadosuslabios,peroahoraqueríamásycuandocompartíatiempoconellanopodíapensarenotracosa,asíque,la oficina era lomás cercano a la serenidad que conocía.Audrey habíatratado de actuar como siempre, desayunos en la cafetería con Dana,prepararlacomidaencasa,paseosporaquíyporallí...HabíatratadodeevitarvolveraldespachodeEdwardyhabíapasadolashorasintentandomantenerseocupadaconnimiedadessoloporevitarpasareldíapensandoenél.Porlanochetodohabíasidorápido:cenaligera,unratojuntosenelsofá con alguna película y a dormir sin más dilación para evitartentaciones.

AlfinalllegósuúltimodíadevacacionesyEdwarddecidióaceptarsu

peticióndeiradesayunarconellayconsuamiga.Alomejornoeralamejoridea,aélnuncalehabíagustadosaliradesayunarconningunadesusnoviasydioporhechoqueconsumujertampocoseríadiferente,peroleapetecíapasarconellasuúltimodíalibre.

CuandoAudreyselevantóélyaestabaduchadoyvestido.—Para suponerse que tu amiga te espera... eres muy lenta —dijo,

destapándola.Lamiróunsegundoantesdedarse lavueltacon losojoscerradosy

unamuecadeplacer.—Tú lo has dicho, ella me espera—sonrió. Le lanzó un cojín, que

recibiócomosihubierasabidoquedeloibaatirar,ysecubrióparaqueno la viera en ropa interior—. ¿Por qué te has levantado tan pronto?¿Tienesalgoquehacerantesdeiralaoficina?—Hoysí.Quieroirconmimujeradesayunar.—Audreyabriólosojos

deparenpar—.Nomemiresasí.Cuandoempezamosconestomedijistequeteníaqueiradesayunarcontigoadiario,peronolohemoshecho.

Al principio podría haber querido que fuera con ella sólo paramolestarle,paraobligarleahaceralgoqueenrealidadnoibaavolveraquerer hacer, pero ese día estaba de buen humor y le apetecía que laacompañase,leapetecíaqueelcamareroyDanalevieran.

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Saliódelacamaparairdirectamentealaduchay,alpasarporalladodeEdwardlegirólacaraparaquenolamirase.—Vaya...—sonriócuandolaviosalirarregladadelahabitación—.No

sésiescosamía,perohoyestás...—¿Voy mal? —preguntó, girándose para mirarse el trasero y

mirándoselosmuslos.—No.Creoquedeberíasusarpantalonescomoesemuchomásseguido.

Parecenhechosparati.Audreysehabíapuestounvaqueroceñido,yellanuncausabaesetipo

deropa.Suarmarioestaballenodevestidoselegantes,defaldas,detrajesmuy femeninosperonadaasíde sexy,por loquenunca solíavestir conesetipodeatuendo.—EstepantalónmelocompróporlafuerzaDanahaceunosmeses.—Puesdileatuamigaquetienebuengusto—sonrió,poniéndoseenpie

y acompañándola hacia la entrada—. Pero que muy buen gusto —murmuró,fingiendoquenolehabíamiradoeltrasero.

En la cafetería no supo muy bien como entrar con él, no sabía sicogerledelamano,osisujetarseasubrazo,siagarrarleporlacinturaosi caminar a su lado sin más, y así fue como lo hizo. Subieron a lasegundaplantadondelalocaamigadeAudreyesperabacomosiempre.

CuandoDanavioqueveníaacompañadaporsumaridonopudoevitarponersedepieyempezarasaltarmientraslaabrazaba.Queseatrevieraasalirconélsignificabamucho.—HolaEddie—saludósimpática—.Enlabodatodofuemuyrápidoy

nonospresentónadie.SoyDanaLaurens,lamejoramigade...¡Perocoño!¡Te has puesto los pantalones que te compré! —exclamó sorprendidadandounapalmadaeneltraserodeAudreyyhaciendoqueseruborizase—.¡Tequedadivino!—Esolehedichoyoalverla—dijoélconunasonrisa—.Porcierto,ya

losabes,peromepresentoigual.SoyEdwardHarrelson.El desayuno estaba siendo ameno y divertido.Ninguna de las chicas

con lasquehabía salido algunavez se comportaba como lohacían esasdos. Tenían veintiséis años, pero actuaban como adolescentes, y una,estabanotablementemás locaque laotra, aunasínunca lohabíapasadotanbiendesayunandocondoschicas.Lehabíaencantadoaprendercosasnuevas de su mujer, pero lamentablemente tenía que marcharse.Últimamente su padre estaba de muy buen humor y no quería que eso

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cambiasesillegabatarde.Selevantó,diodosbesosaDanayseacercóasu mujer para darle un beso en la frente, pero Dana fue más rápida ylevantólacaradesuamiga,haciendoqueelbesoaterrizaseensuslabios.—¡Dana!—exclamóAudreyruborizándose.—Vamos,cariño,estumarido,nounextraño—guiñóunojoaEdward,

quiensonrióenrespuesta.—Buenochicas,mevoy.Nosvemosalanoche—ledijoasumujer—.

Mehaencantadoconocerte,Dana.—¡Igualmente! ¡Dios mío está buenísimo!—suspiró cuando se alejó

dejándosecaerdeespaldasenlasillapensandoqueélyanolaoía—.Quéenvidia me das, maldita... Por cierto, hace dos días que volvieron lostraidoresdesuviajecitoaTailandia.

Edward sedetuvode inmediato al escuchar aquello.Algirarsevio aAudreysinexpresiónalgunayconlamiradaclavadaenlastazas.Quisoirhacia ella, cogerle de la mano y llevársela de allí. Recordabaperfectamente lo que le había dicho aquella noche antes del beso, y laexpresiónquehabíaensusojos.Queríaprotegerla,pero,peseatodo,aúnsesentíaaañosluzdeella.SemarchósinhacernadadeseandoquefueraDanaquienlebrindasetodalafuerzaquepudieranecesitarydeseandoquepasasen lashoras lomás rápidoposibleparaque, con lanoche,pudieravolveracasaconella.

AunqueAudreynodebíaempezara trabajarhastaeldíasiguiente,se

dirigió a su oficina. No pretendía hacer mucho, pero de esa maneraevitaríalatentacióndeiraladesumarido.Ylomejor,evitaríapensarenOwen,aquiennoqueríaverenunatemporada.Esehombrenolaquería,sehabía encargadodedemostrárseloy ahora senegabaa seruna idiotadurantemástiempo.

Cuandoelaviónaterrizódosdíasatrás,loúnicoenloqueOwenpodía

pensar era en cómo enfrentarse a Audrey. Tenía la certeza de que sepondríaallorartanprontocomosevieran,yqueselanzaríaasusbrazospidiendo apoyo para deshacerse del tipo que había aparecido sin másdurantelabodaylahabíareclamadocomosumujer.Habíaaprovechadoel viaje a Tailandia confiando en que el padre de su prometida habríadeshechoelentuertode labodadeLasVegasyahora,casidossemanasdespués,eraelmomentoderetomarloquesehabíaquedadoensuspense

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cuandosefue.Esamañana había estado en el apartamento de suAudrey un par de

veces,peroellanoestaba,asíqueesperóhastalahoradecenarparairaverla.

Mientrasibaasudirecciónpreparóunpequeñodiscursovictimista:lecontaría losoloy lomalque lohabíapasadoenTailandiasinellay,enunos días, todo volvería a ser como antes de que aquel indeseableaparecierasinmás.

El portero lo conocía, pero tenía ni idea de lo ocurrido entre él yAudrey, así quenodudóendejarle subir.Pero cuandoOwen llamóa lapuerta, lo último que esperaba era que el mismo tipo que habíainterrumpidolabodaabriesecomosiesafuerasucasa.—¿Tu?—Preguntómirándolocon losojosabiertosdeparenpar tan

prontocomolotuvodefrente—.¿Quédemonioshacestúaquí?—Eddie,¿quiénes?—preguntóelladesdelacocina.—Estu...Tuex...—¿Tuex?—inquirióOwencompletamenteasqueado—.Malditohijode

puta—espetóofendido,dándoleaEdwardunpuñetazoen lacaraque lehizocaerdeespaldascontraelsuelo.

Audreyseacercóalaentradatandeprisacomoescuchóelgolpe,peroentoncesvioasumaridoenelsueloconunamanoenlacara,yaOwencasiencimasuyoconactitudamenazante.—¿Quépasaaquí?Owen,¿quéhaces túaquí?—leempujóconfuerza

paraapartarleyseagachóalladodesumarido.—¿Cómo que qué hago aquí? Audrey... ¿Qué es lo que hace ese

desgraciadoentucasa?¿Tehasvueltoloca?—Resulta que ese desgraciado, como tú lo llamas, esmimarido.Así

quenoséporquéteextrañasdeverle.—AyudóaEdwardalevantarseytrasasegurarsedequenoteníanadagravesevolvióhaciaOwen—.Noséqué clase de persona te has creído que soy, pero conmigo ya no vas ajugarmás.—Advirtió—.Usastemisbilletesparairtedelunademielcontuex.¿Lopasastebien?VilasfotosqueHilaryibapublicando.—¿Quéfotos?—Las fotos en las que os abrazabais, en las que os dabais de comer

mutuamente, las fotos en las que os besabais... Ya sabes a qué fotosmerefiero.Owen,tequisemásdeloquepuedodecirconpalabras,peroenelmomentodelaverdad,enlugardepelearporlamujerquesesuponíaque

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amabas,huistecomounmalditocobardeymedejastesola.Losientodeverdad,perocontuhuidatelollevastetodoyaquí—setocóelpecho—yanoquedanada.

Owenlamirabacomosinoconocieraalapersonaqueteníadelante.Audreysiemprehabíasidosumisaconél,peroahora, tansolodiezdíasdespués, no parecía haber rastro alguno de ella. Incluso la expresión desusojosalmirarlehabíacambiado.—¿Entoncesquépasaconnosotros?—¿Nosotros?Nomehagasreír,Owen.Nuncahubounnosotrosentretú

yyo.Séquesiemprefuilaotra.Aunquehayatardadotresañosymedioendarmecuenta.

Derepenteunaideadelomásretorcidacruzósumente.LafamiliadeOwen era de clase baja, peleaban cada mes por pagar las cuentas ysiempre era ella quien, inocentemente, cubría algunos de los gastos ollenabasunevera.Desdeelprimerdíaélysufamiliaseaprovecharondeella,yellahabíacreído,absurdamente,queeraamor.—Quieroquetevayasdemicasa,queteolvidesdeminombreydemi

cara,perosobretodo,queteolvidesdemí—dijodepronto,empujándolocon un pie para sacarlo y cerrando la puerta para darle con ella en lasnarices.

Fue en ese momento, justo cuando cerró la puerta que Audrey sederrumbó como no había hecho desde la boda fallida. Se dejó caer derodillasyempezóalloraramargamente.

Edwardlamirabasinsaberquéhacer,asíqueseagachoasuladoylaabrazó.Nopodíahacerotracosa.

En ese momento se sintió extrañamente aliviado. Quizás no habíaestadobieninterrumpirsubodasemanasatrás,peroahorasealegrabadehaberlo hecho. Apenas conocía a ese tipo, pero era un cretino y nomerecíaestarconalguiencomoella.—¿Te… te duele?—preguntóAudrey apartándose y tomando su cara

entrelasmanos.—No. Bueno un poco. Es el primer puñetazo queme dan. En verdad

duelemucho—sequejóconunamueca.Estavezfueellaquienleabrazóaél.—GraciasEddie.¿Tedascuentadeque lasdosvecesquehe rotocon

misex,siemprehasestadoahí?—Laprimeravezfuistetúquienvinoamí…

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—NuncasupeporquéestabasenLasVegassierasdeaquí…—Fuiconunpardeamigos.Ellosfueronafestejarquehabíamoshecho

unviajeyagastardineroenloscasinos,peroyopreferítomarloconmáscalmaydescansardelviaje.—Soloque luego terminastecometiendoelerrordecasarteconmigo.

—Edwardsecontuvodedecirqueélnopensabaquehubierasidounerror—.Andavamosaponertehieloenlacara.

Tan pronto como estuvieron de pie, Edward sujetó su cara entre lasmanos y la besó como días atrás, esta vez sin pedir permiso. No leimportaba si en ese momento no podían avanzar un paso más, peronecesitababesarla.

Nopasóniunminutoqueél laestababesandocuando,depronto, loapartó. Acababa de recordar algo y necesitaba terminar con ello deinmediato. Lo dejó tal cual, sin decirle nada, y corrió al dormitorio.RebuscóensumesilladenocheydelcajónsacóelanillodecompromisoqueOwenlehabíacomprado.Cuandoselodiolehabíadichoqueeradeoroblancoyquelapiedraeraundiamante,lehabíamentidodiciendoquehabíacostadounafortuna,perosabíaqueeramentiraporqueellamismalehabíavisto salir con la cajitade terciopelodeuna tiendadebaratijas.Realmenteloúnicoquelehabíaimportadoeraelgesto,laformaenlaquele había pedido que se casara con él, no la mentira, y no le habíaimportado porque supuso que a él le avergonzaría saber que no habíapodidopagaralgomejor.Peroahoranoquería tenerunachatarracomoaquella.Saliódelapartamentocorriendodetrásdesuexcomounaloca.—¡Eh!—Gritó tanpronto como ledio alcance cercade la esquina—.

Llévatetubaratijacontigo.ÚsalaparapedirleaHilaryqueseaellaquientemantengaellaelrestodetuvida.

Nisiquieraledioelanilloenlamano,selodejócaeralsueloysediolavueltaconlamismaprisaconlaquehabíallegado.

Alcerrarlapuertadelapartamentosuspiró.Ahorasí,definitivamenteahoraestabatodoterminado.—¿Estásbien?—Si.Heterminadodeltodo.Lehedevueltosualhaja.—Sonrió,aunque

deformaextraña—.Hasterminadolacena…—¡Claro! Aunque he improvisado un poco… No sé cómo preparas

túestetipodeensaladas…La suya no era una relación normal, pero era lomás parecido a la

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relaciónperfecta que ella hubiera soñado algunavez, aunque solo fueraalgotemporal.

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CapítuloVII

Faltaban unos días para el cumpleaños de Audrey. Dana siempre leorganizabaalgoespecial,avecessencillo,otrasvecesmáscomplicado…Tododependiendodeloquelehubierapasadoeseaño.Elanteriorhabíaorganizadounasúpercenaenelúltimopisodeunodelosedificiosmásemblemáticos de la ciudad, Owen le había ayudado a prepararlo todo.Habíaidomediocentenardepersonas,inclusohabíaarrastradoalafiestaa las dos primasmás envidiosas deAudrey sólo para demostrarles queellatambiénpodíadisfrutardegrandesfiestasdecumpleaños.Habíasidounafiestagenialytodoelmundolopasóexageradamentebien.

Éste añohabíapensadoenunaacampadaenunaexplanadacercadellagoalasafuerasdelaciudad.Noeraépocadevacaciones,porloqueesecampingnotendríamuchagente,yademás,caíaenfindesemana,porloquepodríaserunafiestadecumpleañosdetresdías.

Audreyllevabadossemanastrabajando,asíqueerafácilprepararlascosassinqueellaseenterase.

Esamañanalateníalibre,asíque,nicortaniperezosa,sepresentóeneldespachodeEdwardparaproponerlequeorganizasenjuntoselpequeñoevento.—Madremía,tienesundespachoenorme…—dijocuándolasecretaria

cerrólapuertaalentrarella.—En realidad no es tan grande. Si te fijas, es casi más grande la

recepción donde estámi secretaria. Y no has visto el demi padre. Éstecabría cuatro veces ahí dentro —rió—. Pero dime… ¿En qué puedoayudarte?—Sabes que es el cumpleaños deO, ¿verdad?—Él negó con cara de

circunstancia—.Bueno,pueseselsábado.Hepensadoalgo.Peronecesitoayuda.Elañopasadofueeltraidorelquemeechóunamano…—¿Terefieresasuex?—Sí.Organizamosunafiestayhubomúsica,espuma,alcohol…Todo

muydivertido.Pero este añoquiero algo inolvidable.Nopuedohacerlotodoyosola,ynoquieroqueellaseenteredenada.Seráunfindesemanaentero,enellago…—Suena...—Romántico,tranquilo,renovador.Secelebrasucumpleaños,peroen

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realidad será algo así como un fin de semana entre amigos paradesconectar.—Ahíseríayoenúnicoextraño.—Seráselcentrodeatención,deesonotequepaduda—rió—.Losque

noestuvieronenlabodaseenteraronelmismodíadeloquepasó...Queconstequeamímeencantó,fuecomodepelícula—riónuevamente.

—Dimequétengoquehacer.Dana estaba explicándole cómo quería que fuera todo exactamente

cuándo,derepente,entróelseñorHarrelsonconunospapeles.Miróalamuchachaquehabíafrenteasuhijoconelceñofruncido.Esachicanoerala que había visto por allí días atrás y fijó la vista en su hijo de formaacusatoria.—Nosabíaqueestabasocupado.—EllaesDanaLaurens,unaamiga.Élesmipadre.—¿Tienes tanto tiempo libre que traes amigas a tu despacho? —

preguntóhosco,comosilemolestaseverla.Dana miró al padre de Edward y giró la cabeza conteniendo una

sonrisa.Pretendíaserseriaperoaqueltonolehabíaresultadodivertido.—Laverdadesqueestamostratandountemaimportante.—Mejor me voy —dijo ella poniéndose en pie—. Le he robado a

Audreytunúmero,asíquetellamoluego.Encantadadeconocerle,señorHarrelson.—Le ofreció una mano como saludo antes de salir, pero elhombrenoselaestrechó.—¿QuiéndemoniosesAudrey?—Papá,porfavor,dimedeunavezaquévenías—pidió,llevándoseuna

manoalacaramientrassuspiraba.Mantener sumatrimonio en secretono eradifícil, dehechonadie se

había enterado en cinco años, pero eramásdifícil ocultar aAudrey.Nopodía contarle aún quién era ella, aunque quisiera gritarlo, primeronecesitabaasentarunpocomásesematrimonioy,porquéno,pasarmástiempoconella.Elacuerdoqueteníaneraqueledaríaeldivorciocuandosupadreledieraelpuestodedirectivoyaúnnoloquería.—Nopuedesandarconunaytraerteaotrasalaoficina.—¿Quéquieresdecir?¿Quiéneslaunayquienessonlasotras?Papáno

tengoniideadeloquehablas—sabíaquesupadresospechabaalgodesdehacíadías,peronoteníaideadecuánto.—Esperaba queme contases tu quién era la inversionista que viene a

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visitarteaveces...oquiénesAudrey.—Sonlamismapersona.Yesachica,Dana,esunaamiga.Esamigade

la infancia de Audrey y ahora también es amiga mía. Nunca te hasinteresadopormisamistadesycreoquenonecesitassabermás.

El señor Harrelson miró a su hijo de arriba a abajo y salió de sudespacho.Nada,ni actuandodeaquellamanera conseguíaque suhijo ledijera nada sobre sumatrimonio. Y lo sabía, sabía que, cuando aquellachicaledijoaAlessiaqueerasumujerlodijoporqueeracierto.

Podía contratar a un detective para que indagase sobre ese asunto yrespondierasusdudasdecómo,dondeycuandosehabíacasadosuhijo,pero rompería la confianza paterno-filial que se supone debían tener.Sabíaquealfinalterminaríahablando.

Lavisitadesupadrelehabíadejadodemalhumor,noporquehubieraido, sinoporqueno legustabaque le interrogasen,no legustabaquesupadrecuestionaseloquehacíaoconquienlohacía.NosabíacómosabíaélaquésededicabaAudrey,perotampocoibaapreguntárselo.

Latardehabíaavanzadorelativamentelenta,peroalfinhabíallegadolahorademarcharse.Habíapasadounpardehorasmirandoen internetalgúnsitiodondecomprar loqueDana lehabíapedidoquecomprasey,saliódesudespachoconintencióndeterminarconesoesamismatarde.Noqueríadejarloparaelúltimomomentoyqueluegofaltasencosas.

Al salir de la última tienda, un local en el que había comprado

farolillosvoladores,llovíaamaresytuvoquecorrerhaciaelcoche.Porsuerte,nosehabíamojadomuchoylabolsaestabaintacta,algosalpicadaperonadaserio.

Eracuriosalasensaciónqueteníaenelestómago,habíaasistidoauncentenar de cumpleaños, de sus amigos, de algunos parientes, suyos…peronuncahabíaayudadoaprepararunoysesentíaemocionado.

Amediocaminoentre laultima tiendayelapartamentodesumujer,Edward no vio el enorme charco de agua que había acumulada en lacalzadayavanzósincuidado.Deprontoelcochesedetuvo,ynosoloenvelocidad,sinoelmotor,yelaguaempezóameterseporlasrendijas.Almirar al exterior no vio nada, así que trató de abrir la puerta,consiguiendoqueelaguaentraselibrementeinundándolotodo.—Madremía...¿Yahoraquéhago?—preguntósaliendodelcoche.Lejos de enfadarseo de llevarse lasmanos a la cabeza comohabría

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hecho otro, cerró la puerta como pudo y caminó, con el agua por losmuslos,hastalaaceramáscercana.

La grúa tardó casi una hora entre llegar y poder sacar el coche deaquellapiscina.—¿Dóndelellevamos?—Preguntóunodelosdosgruístas—.Aunquea

estahorayconesteclima...—No se preocupen. Mi casa no está muy lejos de aquí, así que iré

caminando, total…—semiró la ropa—, Creo que no me voy a mojarmuchomás—rió.—¿Seguro?—Edward asintió—. Bien. Entonces firme aquí.—Señaló

unrecuadroenelparte—.Éstaesladireccióndeltaller.Detodasmanerasmañanasepondránencontactoconusted.Pasebuenanoche.

En sus casi veintisiete años nunca había caminado bajo la lluvia sinparaguas, solo y a esas horas, pero era divertido.Ymás divertido seríallegaracasayverlaexpresióndeAudreyalverloempapado.

AquellanochellovíaamaresyEdwardnollegaba.Algunavezhabía

llegadounpocomástardedelaoficinaporalgunareunión,peropasabadelasdocedelanocheyélnuncallegabatantarde.

Caminaba por el apartamento tratando de que los nervios no seapoderasen de ella. Se acercaba a la ventana intentando ver algo de lacalle,perolalluviaimpedíaquevieranada,asíquesinpensarlodosvecescorrió hacia la puerta y del armario de la izquierda sacó su paraguastransparente. Bajó por la escalera asegurándose en cada piso que elascensoribavacíoyalllegaralaentradasalióalacalle,quedandobajolacarpade lonaqueprotegíadel aguaydel sol todoel anchode laacera.Caminódeladoalado,mirandoatodoelquepasaba,queaesahoraeranpocosperoningunoeraél.Luegovolvíaasubirsóloparaacercarsealaventananuevamente.Nohabíaqueridollamarlepormiedoaparecerunanoviapsicótica,peronosabernada,aesahorayconeseclimaeradelopeor. Diez minutos de haber subido bajó nuevamente y poco despuésvolvió a subir. La sexta vez que bajó decidió permanecer ahí aunquetuviera que esperarle toda la noche, pero como por arte de magia, tanprontocomollegóbajoeltoldo,divisóunasiluetaquecaminababajoesalluviatorrencial.Alprincipiosolosintiólástimaporquienfuera,inclusopensódarlesuparaguascuandopasaseporsulado,perocuandoestuvolosuficientementecercaloreconoció.Eraél,sumarido.

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—Diosmío,Eddie…¿Quétehapasado?—preguntóacercándoseaél,empapándoseconelaguasinquelepreocupaselomásmínimo.—¡Hola! —sonrió—. Mi coche… He pasado por un charco que no

habíavisto,peroerademasiadograndeylehaentradoaguaalmotor.Mellegabaelaguahastaaquí—señalóunaalturaensuspiernas.—Pensabaquetehabíapasadoalgo.Nuncallegastantarde.Nisiquiera

hasllamado...—¿Tehabíaspreocupadopormí?—sonrió.—Seenfriólacenasobrelamesa.Ynomequeríairadormiryluego

tenerqueescucharruidosqueinterrumpieranmisueño.—mintió.—Corramosbajolalluvia.Edwardlaagarrópor lacinturayempezóacorrerconellamientras

Audreysequejaba.—Estásloco,¿Sabes?Escasilauna¿ytúquierescorrerbajolalluvia?—A veces es bueno hacer cosas fuera de lo común. Así, cuando nos

separemospodrásrecordaralgunascosasbuenas.Detodaslascosasquepodríahaberdichoparamolestarla,esaerala

peor.¿Cuándoseseparasen?Ellamismallevabadíassinpensareneso,sinpensar en una separación. Se sentía cómoda con él, se sentía bien, y loúltimoqueesperóqueledijeraeraeso,quepodríanhaceralgodivertidopara que, cuando se separasen, pudiera recordar que no todo fuemalo.Soltósuagarreysediolavueltaparavolveralapartamento.—¿Tehasenfadado?¿Hedichoalgoquetehayamolestado?—Si.Mehamolestadoloquehasdicho.—Elqué¿Quéhiciéramosalgodivertido?—Quecuandonosseparemos...Olvídalo.Noquieromojarmemás.Caminó hacia la entrada del edificio y se miró la ropa. ¿Cómo era

posiblequesehubieraempapadodeesamaneraporestarsolounpardeminutos bajo el agua? Cuando Edward entró detrás de ella iba todavíapeor,suszapatossonabanaencharcadosysutrajesepegabaasucuerpo.Llevabaelpeloadheridoasu frente,perounasonrisaencantadoraen lacara. Por un momento pensó que quizás no sería tan malo hacer algoespontáneo.Llevóunamanoa ladeély tiróhacia lacalle,chapoteandoconlospiesenelagua.—¿Yesto?¿Noestabasenfadada?—Lo estaba. No quiero que vuelvas a decir nada de cuando nos

separemos. Mientras sigas aquí no quiero que hables de separación.

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Cuando tengas que irte vete sin más, pero entre tanto, no hables sobreseparaciones,porqueesosolomarcadistancias.

Edward sonrió por lo que había dicho. Audrey no quería hablar deseparaciónauncuandoesaconvivenciahabíaempezadoporobligaciónyporuntrato.Ajustóelagarredesusmanosyarrancóacorrer,tirandodeella.

La lluvia caía con fuerza sobre ellos, hasta un punto en el que nisiquiera sabían dónde estaban. A duras penas podían tener los ojosabiertos por el aire y por el agua que les golpeaba la cara y entoncesAudreydecidióqueyaerahoradevolver.

Habíancorridodurantedosminutosalsalirdelportal,perotardaronmásdequincehastaqueencontraronelportal.

Paramásinri,untruenoenormehizoquesefueralaluzyelascensorsedetuvoconellosdentro.—¿Yahora?Estoesportuculpa,sabes…—¿Pormiculpa?—notóquemirabaconlosojosabiertosdeparenpar

perosinvernadayempezóareír.—Sí, eso, ríete.—Trató de fingir estarmolesta, pero se le escapó la

risa.—Tramposa. Quieres hacerme sentir mal pero en realidad estás

pasándoteloengrande,¿no?—Vale. Admito que lo estoy pasando bien. Pero también que estoy

empapadayempiezoatenerfrio.Sindejarqueellavolvieraadecirnadaseacercóaunadelasesquinas,

se sentó en el suelo y tiró de ella, encajándola entre sus piernas yapoyandosuespaldaensupecho.—¿Quéhaces?—Compartirmicalor…—¿Tedascuentadeque losdosestamosempapadospor igual?Noes

quetúestésmuchomássecoqueyo…Acababadedarleunaidea.LaseparóligeramenteyAudreynotóque

se movía sospechosamente detrás de ella. De pronto Edward tiró de susudaderayladejóensujetador.Quisogritarle,preguntarlesiestabalocooquédemoniospretendía,peroentoncestiródesushombroshaciaatrásyla rodeó. Edward se había quitado la americana y la camisa, y tenía eltorsocompletamentedesnudo,yellanoibamuchomejor,aunquellevaseelsujetadoreracomosinollevasenada.Notócomosecalentabasucara

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hastaelpuntodearder.—Supongoqueasínotendrástantofrío…—susurróensuoído.—¿Bromeas?Su pecho era tan cálido como una soleadamañana de primavera. El

primer contacto había sido frío, pero en cuando sus pieles estuvieronjuntas fue como un estallido de calor y no podría tener frío aunque nollevaseabsolutamentenadaderopa.

Al principio trató de tocarle lo menos posible. A pesar de dormirjuntosydehacerloprácticamentedesnuda,nosehabíantocadomásdeloestrictamentenecesariosalvoporunpardebesos.PeroamedidaqueibanpasandolosminutosAudreyfuerelajándoseypocoapocofuepegándosea él, relajando su espalda, sus hombros y por último apoyando en él sucabeza.

Lo que ellos supusieron que habrían sido un par de horas después

terminó siendo toda la noche y los ruidos de los electricistas losdespertaronalintentarabrirlaspuertasdelascensorparacomprobarsisehabíaquedadoalguienencerrado.

Apenas habían abierto los ojos cuando la intensa luz de la mañanaentraba por las puertas. La pareja de técnicos empezó a reír al verlos ycuandoAudrey se dio cuenta de que ambos estaban desnudos de cinturaparaarribaydequeambosestabanestiradosenelsueñoyabrazadosnosupohacerotracosamásquecubrirseelpechoconlaropaatodaprisaylacaraconelpeloparaquenolaidentificasen.—Diosmío,quévergüenza, ¡quévergüenza!—sequejabaalentraren

elapartamento,tapándoselacaraconlasmanos.—¡Yotambién!Imagínate...¡Nollevabasujetador!—bromeó,tirandode

esa prenda de las que ella llevaba colgando en las manos y corriendohaciaeldormitorio.—Teodio,¿sabes?Estoesportuculpa…—Vamos,atréveteydimequelohaspasadobien...—Trae.—respondiótirandodesusujetadorparaecharloenelcubode

la ropa sucia—.No lohepasadomal—confesóconuna sonrisa—.¿Teduchas tu primero o lo hago yo? Aún es pronto y puedo preparar eldesayunoantesdeiraltrabajo.

Conotroschicosquehubierahabidoantesensuvida,nuncalohabíapasado como en esa noche. Nunca había corrido bajo una lluvia tan

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copiosa que le hubiera hecho hasta perderse, nunca se había quedadoatascada enun ascensor ymenos aúnhabía dormido con alguiende esaguisa.Lohabíapasadobien,muybien,peroaunquetratasedeolvidarlo,aun había ciertas palabras de unas horas atrás, que se habían quedadograbadas en su pensamiento: «Cuando nos separemos tendrás algoagradablequerecordar».

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CapítuloVIII

Estaban desayunando antes de ir a sus trabajos y Audrey no podía

quitarsedelacabezahaberpasadolanochemediodesnudaenunascensorconsumaridodelamismaguisa.Seruborizabadevezencuando,cuandorecordabaelcontactodesupielcálidaensuespalda.—¿Quétepasa?—preguntóEdwardlaúltimavezquelohizo,cuando,

además,sehabíallevadolasmanosalacaraenunactoreflejo.—¿Eh? ¿Qué me pasa? Nada, no me pasa nada, estoy perfectamente

bien…—Sinquererdesvió lamiradadesusojosalbordede lacamisa,comosienesemomentohubieraqueridoseguirperolaprendalahubieradetenido.Loscoloressubierondenuevoasusmejillas.—Estásrojacomountomate,O.¿Teencuentrasmalporlodeanoche?

¿Tesientescaliente?No dejó que Edward siguiera hablando. Se levantó y fue derecha al

dormitorio, donde cerró la puerta y se apoyó en ella completamentenerviosa. ¿Sentirse caliente? ¿Qué tipo de pregunta era esa? ¿Sentirsecaliente? Al fijar la mirada en la cama se sintió aun peor al recordar,inevitablemente,laprimeranochequepasaronjuntosenesacama,cuandosecayóyélseacercóaella,ysemiraron,ysemetieronbajolasmismassábanas.

Edwardfuetrasellaalahabitación.Noteníaniideadeloquelehabíamolestado,asíqueterminósudesayunodedosbocadosyfueadecirlequesemarchaba.

—Audreymemarcho—dijollamandoalapuerta.Cuandoellaabrió,todavíateníalacaracomountomate,peroélyano

ledijonadasobreeso.—¿Cómovasair?Tucoche…—Llamaréauntaxi.Tenunbuendía.Nosvemosalanoche.MientrasEdwardsealejabaAudreypensóenalgoycorrióparadarle

alcanceantesdequesubieraalascensor.—Hey, Eddie, ¿Te apetece…quieres ir enmi coche? Podemos usarlo

hastaquearregleneltuyo...—No.Prefieronomolestarteconesotambién.—Notevayas,¿vale?Espérame.

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Se cambió de zapatos en un santiamén y después de coger lachaquetillaylasllavesdesucochecorriójuntoasumarido.—HayqueiraladireccióndeDana.Lotengoallíaparcado.ElapartamentodeDanaquedabaunpocomásretiradoquelacafetería

en la que desayunaban cada día.Al llegar, el hombre de la recepción ladejó pasar, no solo la conocía desde hacía años, sino que sabía que sucocheestabaenlaplazadelaseñoritaMorrison.

Frente a la plaza en la que Audrey tenía, de forma temporal, supequeñoSmart,Edwardnopudoevitarempezarareír.—¿Dequéteríes?—lepreguntómirándolodereojo.—Denada...—No. De nada no. Te ríes de algo. ¿Es mi pelo? ¿Tengo algo en la

cara?¿Qué,dequéteríes?—Es solo que no me esperaba que condujeras un coche como este.

EsperabaalgocomounAudi,ounBMW.Algodignodeunainversoradeéxitocomotú.—Coches enormes, difíciles de aparcar. ¿Te has fijado dónde está?

Dana y yo podemos compartir su plaza. Ella con sumoto y yo conmiminiSmart.

Al entrar en el coche Edward lo tocó todo: la enorme ventana deltecho, los asientos de cuero beige, el salpicadero de pelo que se habíahechoponer,lasdecoracionesdefloresdelotoquetenía.—Tampocoesperabaqueestuvieradecoradoasí...—Creoqueaunquehayamospasadounmes,todavíanomeconoces.Yo

no he visto tu coche, perome imagino que será simple, sobrio, con uncoloroscuro,¿gris,talvez?...¿meequivoco?—Nolo tengodecorado,no.Nisiquiera le tengoun...ambientador—

dijo tocando lasvarillasdelmikadoque tenía enel salpicaderoconunabotellitadecerámicaconformadeloto—.Tegustanesasflores,¿no?—Ellaasintióconunasonrisayarrancóelmotorparaponerseenruta.

LaoficinadeAudreynoquedabamuylejosdelapartamentodeDana,así que fueron primero allí. Aunque Edward sintiera de pronto que suhombríacaeríadirectamentealniveldelsuelosialguienlevieraconduciresetipodecoche,decoradocomoloteníaella,nodudóensentarseenelasiento de conductor. Era cómodo, mucho más incluso que el de sudeportivo.—¿Pasoabuscartealas…siete?

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—Salgoalascinco.Peronotepreocupes.Puedovolveracasaandandoo coger un taxi.—Se acercó a él y sin que lo esperase, besó sumejillaantesdesalirdelcocheycorrerhacialaentradadeledificio.

Edward lamiróembobadohastaquedesapareció, acariciandocon layemadelosdedoselpuntoexactoenelquesumujerlehabíabesado.Unbesocastocomoelquesolosufamilialedaba.Unmes,llevabanjuntosunmes,yentreellosnohabíapasadonada,solounpardebesosapasionadosque,enotrascircunstancias,loshabríaarrastradoaunaperfectanochedeamor.Erasumujer,peroclaramentenoloera,aunasí,esebesolehabíahechodesearquelofuera,noporelsexo,niporlapasióndesenfrenadaquenohabíantenido,sinoporelpreciosotiempoquecompartíaconellayporelsentimientodeseguridadqueletransmitía.

Alllegarasuoficinateníasobrelamesaunpardedocumentosquesupadrequeríaqueleyera,yesoeratodoloqueteníaquehacer.Enrealidadsu puesto era una estupidez, ni siquiera tenía nombre; no era jefe desección,nidirectivoejecutivo,ninada,solamenteocupabaunaoficinaalaque su padre le enviaba documentos o informes de vez en cuando... Sí,alguna vez asistía a reuniones de su padre, o realizaba tratos con otrasempresas.Estabahartodeeso.Élhabíacrecidoformándoseparasucederasupadreyahoraelpuestodedirectivoseinclinabamáshacialadirecciónde Colin por estar casado que hacia su dirección. De pronto sintió elimpulsodesubiraldespachodesupadreydecirlequetambiénélestabacasado,yademás,llevabacasadounañomásqueColinconsumujer.

Yasífue.IrrumpióenlaoficinaenlaqueelseñorHarrelsonestabasentadotras

sumesadeébanoyseacercóhastaél.—Vaya…¿Aquésedebe tuvisita?¿Hayalgoquenoentiendasde los

informes?—No me trates como a un idiota, papá. Sabes que no lo soy. —El

hombresoltólaplumasobrelacarpetaqueteníafrenteaélysecruzódebrazosalaesperadequehablase—.Soloveníaadecirtequeelpuestodedirectivoesmío.—Ohvaya.Quedecidido.¿Hasdecididosentarcabeza?—De hechome casé hace cinco años, en Las Vegas, con la preciosa

inversionistaqueparecesconocer.—¿Audrey?—Lamisma.Puedequeelnuestronofueraunmatrimoniomuynormal,

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perollevamosunmesviviendojuntosynosvabien.—Sabesquetuspalabrassolamentenosirvendenada,¿no?—Lomiró

conunacejaarqueada—.¿Quiereselpuestodedirectivo?Preséntanosla.Llévanosdondeseaquevivasconellaydemuéstranosqueesciertoquehassentadocabeza,quehasdecididoconvertirteenelhombreimportanteque estás destinado a ser. Preséntanosla, y sime convences el puesto estuyo.

Edward miró a su padre con los ojos entornados. ¿Qué demoniosacababadepasar?¿Acasosupadreestabaenteradodeesematrimonio?Nisiquiera se había escandalizado un poco cuando le dijo que llevabancasadoscincoaños.Cincoañosnoesunacantidadnadadespreciable,ylehabíadichoquesehabíacasadoenLasVegas,yquesolollevabaunmesconAudrey... ¿Todoeso ledaba igual?¿Acasonohabíacreídounasolapalabra?Sedio lavueltaparasalirdeldespachocuandosupadrehabló,haciendoquesedetuviera.

—No es nada de lo que piensas.—conocía a su hijo perfectamentebien, y la expresión de su cara hablaba por si sola sin necesidad depalabras—.Sé que estás casado porque hacemás omenos unmes fui adejarteuninformeyescuchéalainversionistadecirleaAlessiaqueeratumujer.—¿Porquénomedijistequelosabías?—Porquéestabaesperandoaque salierade ti eldecírmelo.El finde

semananotenemosplanes...—Peroyosilostengo.Déjamequehableconellaycenamoselfinde

semanaqueviene.Edward salió del despacho sintiéndose presionado a presentar a

Audrey a sus padres, pero lo peor no era eso, sino que había sido unadecisiónsinconsultarconellaynosesentíacómodoconeso.

Albajarasudespachovioaunadelasasistentesdelaplantabesaralchico del correo en lamejilla y recordó el beso que sumujer le habíadado solounashoras atrás.Nodejaríaqueel encuentro con supadre leamargase la existencia, y menos aún la celebración del cumpleaños deAudrey,queprometíaserinolvidablegraciasaDana.

Habíandadolascincoyatravesabalaspuertasdelvestíbuloconunpar

de compañeras cuando vio su pequeño Smart detenerse en la calzada apocosmetrosde ella.Sonrió al imaginar lopendientequehabría tenido

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que estar del reloj para salir antes de que ella terminase su jornada. Seacercóalcocheconunasonrisaamableycuandoéllehizoelgestodequesubieraobedeció.—¿Yahoraquéesloquehaceshastalahoradecenar?—Voy a comprar lo que haga falta, paseo para despejarme... Hay un

edificio nomuy lejos de aquí con un domo invernadero en el jardín.Avecesmecueloypasoelratoentreflores.—¿Tecuelasenunapropiedadprivada?—Audreyasintió.—Tienenflorespreciosas,ymesientobienallídentro.¿Loquieresver?

—Edwardlamiróconunacajaarqueadapensandoquese tratabadeunabroma, pero ella parecía estar esperando por una respuesta, así queasintió.

Siguieronlas indicacionesde lamuchachahasta llegaralsitiodondeindicó.Aparcaronenunacalle estrecha, cercadel escondrijopor el queellasolíacolarseysemetióahurtadillasatravésdeunagujeroenlareja.

AlprincipioEdwardpensóqueletomabaelpelo,perocuandolaviodesaparecerentrematorralesnosuposi seguirlaosiesperar.Deprontoellasacóunbrazo,agarróunadesusmanosytiródeél.—Notequedesfueraonosdescubrirán.—Estásloca.—Quizás.Peromeapuesto loquequierasaqueningunade laschicas

conlasquehayassalidoantestehatraídoaunsitioasí.—Reconozco que desde que estoy contigo he hecho cosas que nunca

imaginéqueharía.Ysi,estoseincluyedentrodelmismolote.Audreycubrió sus labios con losdedosparaque se callasemientras

salía el jardinero del invernadero. Siempre lo hacía a lamisma hora yluegonovolvía,asíque,el ratoqueellaestabadentro,estabaseguradequenadieibaaverla.

Cuandoeljardinerosealejó,volvióallevarsumanoaladeélytiróhastaentrarenlagrancúpula.

Como ella había dicho, el ambiente dentro no era ni parecido al defuera,queseguíahúmedoporelchaparróndelanocheanterior,ynosoloera distinto por olor y por temperatura, la sensación eramuy diferente.Apretó lamanode sumujer entre la suyamientrasella leguiabaporeljardíncomosiloconocieraalaperfección.Yestabaseguroqueasídebíaser,yaqueconocíapordondecolarseylahoraalaquehacerlo.

Alverunasrosaslilapálidoquehabíaaunladohacialaderecha,no

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pudo evitar llevar la mano para cortar una, pero Audrey se dio cuentajustoatiempo.—Alasplantas también lesduele si lesarrancasalgocomopretendes

hacerlo.—Queríaregalártela.—Ylasientocomounregalo.Sitegustaunaflor,nolacortes,porque

alcortarlasemuereydejadeserloquetegusta.Poresovengosiempreque puedo.Me gustan las plantas,me gustan las flores yme encanta superfume, pero no me gusta hacerles daño para adornar algo con unabellezamarchita.—Lecciónaprendida.Sitegustaunaflor,nolacortes.—Es de Osho —sonrió—. Pero en realidad no es solo por la flor.

¿Sabesquetodaslasplantasdelplanetaestánconectadasentresí?Inclusolasqueestánenunamacetaenunaterrazaaveintepisossobreelniveldelsuelopuedencomunicarseconotrasqueestántres,seisydocepisospordebajo...

Antes de que lograse explicarle nada entró en el invernadero unhombreuniformado:elrecepcionistadeeseedificio.Seagacharonatodaprisa para no ser vistos, pero el hombre, un hombre de piel oscura ybastantecorpulento,habló:—¿Eres tú otra vez? La chica que se cuela por la reja. ¿Eres tú?—

Audreyselevantó,delatandodondeestaba—.Vienestodaslassemanasytecuelasporlaroturadelarejacomosifuerasunadelincuente.—Losiento...—Ledijehaceunosmesesalpresidentedeledificio,yhaceunosdías

mepreguntósihabíasseguidoviniendo.Noeresdeesteedificio,nitienesfamiliaresoamigosaquí,aunasídiopermisoparaquevinierassiempreque quisieras, siempre y cuando sigas cuidando el jardín como lo hashechohastaahora.Esoquieredecirqueentresporlapuertaprincipal,noporlarejarotadelacalledeatrás…—¿Enserio?—Elhombreasintió—¡Oh,gracias!Graciasdeverdad.—Enel invernaderohaydoscámaras.Esentretenidovercomopaseas

poraquídurantedoshorasyacariciaslasflores.—¿Meespiabas?—Estoy encargado de la recepción, pero también de comprobar las

cámarasyasegurarmedequetodoestéenorden.Hoyademáshasvenidoconunamigo...Aunbuenrecepcionistanoselepasaríaporalto.Cuando

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osmarchéis,recordadsalirporlaentradaprincipal,noporlareja.Audrey asintió efusivamente y fue directa a su marido, que seguía

agachadoaundespuésdequeelrecepcionistasemarchase.Eraconscientedequehabíanhechoalgoilegalydequeleshabíanpillado.

Pasearoncogidosdelamanounratomásporloscaminosdepiedrasblancas, bordeandounpequeño estanque central,mientrasAudrey le ibacontando cosas sobre esas plantas como si él estuviera realmenteinteresado,cuandolarealidaderaquesemoríaporsalirdeallíporculpadelavergüenzaquehabíapasadocuandoelguardialesllamólaatención.

AlmomentodesalirEdwardquisovolverpordondehabíanentrado,peroellatiróhacialaentradadeledificio.—Esmás cómodo por ahí—señaló el camino perfilado de flores—.

Porelotroladopuedesengancharteeltraje.—Noteníaquehaberteseguido...—murmuró.—Vamos,Eddie.Avecesesbuenohacercosasfueradelocomún.¿No

eraesoloquemedecíastúanoche?Edwardsuspiróconresignación,apretósumanoysedejóllevar.Audrey salió del edificio saludando al recepcionista como si le

conociera de toda la vida y se dirigieron al coche a toda prisa.CuandollegaronalSmartAudreyabrazóasumaridoenunarrebatodefelicidad.—Gracias por fiarte de mí —sonrió antes de subir al asiento de

copiloto,dandoporhechoqueconduciríaél.—Lotuyonoes tanexagerado,perocreoque teparecesunpocoa tu

amiga.—No.Ellaestáloca,peronohabríaaceptadocolarseeneseedificiopor

seguirmelacorriente.Enesesentidocreoquesomosnosotrosdoslosquenosparecemosmás...

Despuésdearrancarelcochenodijeronnadahasta llegaracasa.Devezencuandosemirabanysesonreíanperosindecirunapalabra.

El aceite salpicaba en la sarténmientrasEdward trataba demover la

cena con el brazo completamente estirado y cubierto con unmontón detraposparaqueelaceiteno lequemase.Lehabíacogidogustoaesodeprepararlacena,nuncaanteslohabíahechoyahora,estandoconella,leencontrabaelgustoahacerlo.Algunasnochespreparabanlamesajuntos,otras ella cocinaba para los dos mientras él se duchaba, ahora era ellaquien estaba en el baño mientras él preparaba unas suculentas

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empanadillasvegetales.Audreyseduchódeprisa,sevistióconalgocómodoycorrióalsalón,

dondesumaridoesperabaimpaciente.—¿Yesto?—preguntómirandolamesa.—Éste es un pequeño regalo. Te agradezco lo del coche y esto es lo

únicoquesemehaocurridohacerportiencompensación.—¿Sabes?Nuncaanteshacocinadounchicoparamí.—seacercópara

olerelplatoqueestabasirviendoylomirónuevamenteaél—.Huele...—¿Mal? ¿Huele mal? —Edward se acercó la sartén a la nariz para

olisquearlacomida,peronoleparecióqueolieramal.—No,Eddie,huelegenial.Situvieraqueponerlepuntuaciónsóloporel

olor tendría, sin duda, un diez. Si me sigues tratando así, tendrás queaguantarmeparasiempreporquenoquerrédivorciarmede ti—bromeó.Aunqueenelfondonoeradeltodounabroma.

Solo llevabanunmes,pero senotabaque tantoél comoella estabancómodosenesarelaciónenlaquetodoibapocoapoco.

Se sentó conunpie apoyado en el asientode la sillamientras partíaunodelosrollitosquehabíapreparadoEdwardysellevóunpedazoalaboca,cerrandolosojosparadeleitarseconsusabor.—No hagas planes para el viernes.Ni para el fin de semana.—pidió

mientrasleservíaunpardeempanadillasmás.—¿Porqué?EstefindesemanaesmicumpleañosyDanasiempreme

preparaalgo.—¿Quieresdecirqueprefieresestarcontuamigadetodalavidaantes

quecontumarido?—Lasonrisadeellalediolarespuestaquerequería.—Seguroqueellallevamuchomástiempoorganizandoloqueseaque

esté preparando que tu... Puedes aplazar tus planes para la semanasiguiente.—No.Meniego.Tienequesereste findesemanao tendréquehablar

contuamiga.Audrey lo miró como si estuviera loco pero empezó a reír. Le

encantabacompartirconéllaúnicacomidaquepodíancompartirantesdeiradormir.

Ésta vez, al terminar de comer, fue ella quien se levantó la primerapararecogerlotodoy,despuésdefregarlosplatosylimpiarelestropicioqueEdwardhabíaliadoenlacocinaconelaceite,fueasentarseconélenelsofá.

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Había pasado una hora y Audrey se había dormido apoyada en el

respaldo.Teníalaspiernassubidasenelasientoydobladas,habíaapoyadolacabezaenel reposabrazosy teníauna respiraciónpausaday tranquilacuandoEdward se dio cuenta de que estaba dormida. Sonrió al ver que,aun con sueño, no lo había dejado solo. Apagó la televisión y dejó elmando a distancia sobre la mesita de centro y se levantó, agachándosefrenteaellaparamirarlaantesdedespertarla.

«Si me sigues tratando así, tendrás que aguantarme para siempreporquenoquerrédivorciarmedeti».Sonrióalrecordaresaafirmaciónyporunmomentodeseóqueenelmomentodeldivorcioningunoquisierahacerlo.

Resultabacuriosocomolosdeseosdesupadredequesentasecabezapudieran cumplirse tan relativamente fácil con la sola presencia de esachica en su vida, claro que, Audrey no era una chica cualquiera, era laúnicaconlaquehubierapodidohacerloporsuformadeser.Elrestodechicasconlasquehabíasalidohabíansidocomoél,amantesdelafiestaydel sexo sin ataduras. Ella era diferente en tantos sentidos que solo conellateníadeseosdematrimonio.

Lamiróduranteunpardeminutos,peroprontosumiradasedesvióhastasuslabiosyrecordóelbesoquelehabíadadoporlamañanaenlamejilla, juntoconelabrazoque lehabíadadoal salirdel invernaderoysintióunashorriblesganasdebesarla.Lanocheanteriortambiénlehabíapasado, también había querido llevar su «relación» un poco más allá,cuandolaslucesdelascensorseapagaronyterminaronsemi-desnudosypiel con piel. Sacudió la cabeza como queriendo expulsar elmontón depensamientoseróticosqueseempezabanaagolparunotrasotrocomoenuna espiral. Llevó una mano a su hombro izquierdo u la zarandeódespacio.—Audrey,vayamosalacama.—Ellanorespondióynopudomásque

repetirlequeselevantase,peroentoncesellaseacomodóenelsofá—.Sinotelevantastendréquellevarteyo...—ledijo,pensandoqueselevantaríadeunsaltocontaldequenolatocase,peronolohizo.

Edwardmetióunamanopordebajodesuspiernasylaotrapordetrásdesuespalday,pegándolaasupechoselevantóconella.—Enlaspelículaselactorsiemprelevantaalachicacomosinopesara

niungramo...—murmuró—.Mañanatendréagujetasentodoelcuerpo.

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Caminódeformapesadahastalacamay,ladejóenelladoderecho.Ibavestidaconropadeportiva:unpantalónceñidoperoelásticoyuna

camisetagruesademangalarga.Recordabaperfectamenteloquelehabíadichodedormirvestida,asíquevolvióaintentardespertarlaparaque,almenos, se quitase la ropa y semetiera en la cama. Pero cuantomás lointentabamásseacomodabaella.Asíque,sindarlemásvueltas,procedió.Primerotratódebajarleelpantalón,ysoloeso,puestoquesiendoceñido,tendíanabajarselasbraguitasdeHelloKittyqueusaba.—¿Qué chica de veintiséis años usa esto? —Preguntó en voz baja

fijándoseenlagatitablancaqueocupabatodalapartetraseradesuropainterior—.Bueno,hayquereconocerquelohacefemeninoymuysexy…—sonriómientrassedeshacíadelpantalóntirándoloaunlado.

Ahora venía lo difícil: la camiseta. Sacar el primer brazo habíaresultadounaodisea, sobre todo sin tocar nadaquepudiera excitarle deunaformairreversible,perotodavíafaltabaelotroylacabeza.—Me podrías ayudar un poco. Esto es por ti,O.Yo no saco nada de

estardesnudándote.Bueno…nosaconadanuevo—murmurabamientrastratabadesacarelotrobrazo—.Cuandohedesnudadoaunachicasiemprehasidopara…

Justoantesdeterminardehablar,Audreyabriólosojosdeparenpar,mirándolo completamente horrorizada. ¿Qué demonios estabahaciéndole?¿Laestabadesvistiendo?¿Quénaricespretendía?—¿Asíqueal fin tedespiertas?—Suexpresiónera tangraciosaquea

duraspenaslograbacontenerse.Ladejóterminandodedesvestirseysefueasuladodelacama,pero

almirarla,ellaseguíacon lavista fijaenélynopudoevitarestallarenrisas.—¿Quéibasahacerme,Edward?—preguntótapándoseconlacamiseta.—Iba a hacerte el amor salvajemente hasta el amanecer —bromeó,

haciendoqueseruborizaseviolentamente—.Dijistequenopuedesdormirconropaytenegabasadespertarte…Noibaahacertenada.Puedesestartranquila.

ComolaprimeranochequedurmieronjuntosAudreysecubrióhastaloshombrosmientras,devezencuando,seescuchabaaEdwardsonreír.

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CapítuloVIII

Ya había llegado el sábado y había amanecido. Cuando Audrey sedespertó,elladodelacamaqueocupabasumaridoestabacompletamentevacío.Nolehabíaoídolevantarseni lehabíaescuchadoelmenorruido.Se levantó pensando qué le habría llevado a levantarse más tempranopero,alsalirdeldormitorioleviosirviendolamesa.Seacercóaélconunasonrisaenloslabiosymirólosplatos.—¿Quéesesto?—Oh,¿Noreconocesundesayunocuandoloves?—Ja,ja,graciosillo.—¿Te ha hecho gracia? ¡Qué emoción!—rió simpático. Se acercó a

ellaylediounbesoenlamejilla—.Buenosdías,cumpleañera—leguiñóunojoysiguiósirviendoalgunasdelascosasquehabíapreparado.—Buenosdías,Eddie.—¿Recuerdasqueestefindesemanaeresmía,no?—TedijequeDana…—Edwardsecruzódebrazoscomosiestuviera

enfadado—.Peronomehallamado,asíquepuedeshacerconmigoloquequieras…—Élabriólosojosylamirósorprendido—.Yasabesaloquemerefiero.—Menosmal…Pensabaquetehabíasvueltoloca…Losdossonrieronporlarespuesta.Tal y como Dana le había pedido, preparó un par de mudas en su

pequeñamaletay,mientrasellaibaacompraralgoquedecíanecesitar,élllevóelpequeñoequipajealmaleterodelcoche.—¿Lista?—preguntócuandoellavolvióycuandotuvotodoenorden.—Lista.¿Perodóndepretendesllevarme?—Bueno,esoesunasorpresa.Vamos—leofrecióunamanoparaque

ellalaagarraseyfueronhastaelascensor.Audrey supusoque irían en coche, ya que, en lugar de bajarse en el

vestíbulo,habíanseguidohastaelaparcamiento.—Antesdesalir…necesitovendartelosojos.—Bromeas,¿no?—Esuna sorpresa.Si loves antesde tiempo sepierde la emoción—

sonrió,acercandounadesuscorbatasparavendarlelosojos.

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En otras circunstancias no habría aceptado que nadie le vendase losojos sin saber, por lomenos, dónde iban, pero se fiabade él, y tenía laextrañaseguridaddequenoibaahacerleelmenordaño.Cuandoterminódeanudarlaprenda,notócomosumaridosujetabasucabezaconlasdosmanos,ibaapreguntarlequéhacía,perosintiócomobesabasufrente.Loadoraba.No sabía cómo o cuándo había empezado pero lo adoraba. Leencantabaquelepidierapermisoparabesarla,ocuandolatocaba,conesecuidado con esa delicadeza... Después de unos segundos que pasarondemasiadodeprisa,Edwardllevólasmanoshastasushombrosylaayudóasubiralasientodecopiloto.Aduraspenaslogrócontenerlaoladecalorquelehabíainundadoalsentircomosusmanoslerozabanlascaderasalponerleelcinturón,osuperfectoaromamasculinocuandosemoviópordelantedeellaalapartarseynoverloaúnacrecentósuspercepciones.

Cuando terminó de cubrirle los ojos, no pudo evitar fijarse en suslabios,losteníatancerca,tandispuestossoloparaél...eldeseodeposarsuslabiosenlosdeellaseapoderódeél,peronolohizo.Labesóenlafrentecomosiesofuerasuficiente.Despuésdeunossegundos,cuandosesupomássereno,laayudóasubiralcocheydespuésdecerrarlapuerta,rodeóelpequeñoSmart.Seajustóelcinturóndeseguridadyarrancóelmotor.—¿Vas a llevarme todo el rato con los ojos vendados? —preguntó

Audreydespuésdemediahora.—Yanoquedamucho.—Esunpocoincómodonosaberdóndemeestásllevando.—¿Confíasenmí?—Mehacesdudarconesapregunta.¿Nodebería?—preguntó,haciendo

queEdwardempezaseareír.—Yaestamosllegando.—Elcocheempezóamoversealentrarenuna

zona de baches de la entrada al camping y Audrey llevó las manos alvendajedesusojosasustada—.Nolotoques.Esperasolounminutomás,yaestoybuscandoaparcamiento.

Tan pronto como Edward detuvo el pequeño Smart de su mujer, lorodeóparaayudarlaabajardelcoche

Elsolrefulgíaenlomásalto,regandolasuperficiedellagoconuna

fina capa de destellos brillantes que parecían purpurina. Todo el lagoestaba rodeado de árboles, de árboles de espesa copa y anchos troncos.

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Frente al aparcamiento habían hileras de chozas, todas independientes ytodas separadas por variosmetros entre sí.Había unmuelle demadera,estrechoylargo,perosinbarcas.Laorillaestabacuidada,libredepiedraspuntiagudasohierbas.—Esprecioso…—murmuró.—Puesnotepuedoreafirmarnada…¿Recuerdasquesigoconlosojos

vendados?Edward se colocó frente a ella, rodeó sushombros con lasmanosy

deshizoelnudodelacorbataquehabíaatadoparacubrirsusojos.Cuandoabriólosojos,loprimeroqueviofueaél,susbonitosojosdelcolordelocéanoolabonitasonrisadesuslabios.—¡Audrey!—gritóungrupodegenteacercándoseaellos.—Pensábamosquellegaríaismástarde,yasabes,lafelizparejajuntos

bajolasmismassábanas...—bromeóDana—.¡Felicidades,amiga!—¡Felicidades! —empezaron a decir todos, mientras se acercaban a

saludarlaypocoapocoibanhaciendoaunladoaEdward.Danallevóunamanoalbrazodeélytiróhastalaorilladellago.—¿Hasospechadoalgo?—Creoqueno.Esdemasiadoinocente.—Esoledigosiempreyo—sonrió.Ambosdesviaronlasmiradashasta

ella,quereíaconsugrupodeamigossinpercatarsedequeellosdossehabíanalejado—.Pretendoquesea...—Un cumpleaños inolvidable.Y creo que sin duda lo será.Almenos

hemoshechonuestraparte.Porcierto,elsitioesincreíble.Audreynisiquierahabíacaídoenlacuentadequesumaridonoestaba

alrededordeella.Habíanpasadoalgomásdedoshorasysólohabíareídoen compañía de sus amigos. Pero cuando miró tras ella y no lo vio,empezóabuscarlodesesperadamente.

DanahabíaayudadoaEdwardamontarlatiendadecampaña,lehabíaayudado a descargar el maletero, en el que habían las compras que lehabíapedidoquehicieray suequipajeparaesosdosdías luego,cuandoella lepropusoacercarsealgrupoparaqueestuvieraconsumujerél ledijoquenoteníaintencióndeincordiarla,asíqueempezóapasearporelbordedellago.—Tumaridoestáallí—señalóDanacuandovioqueAudreylobuscaba

nerviosa.—Pensabaqueestaríaconmigo...

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—Dijo que no quería molestarte. Ve con él mientras terminamos decocinar...—sugirió.

Audrey caminó despacio hasta ponerse a su altura, aunque a variosmetrosdelaorilla.Lomirabamientrasloobservaba.Pensativoestabatanguapo...Caminabadespacio,conlasmanosenlosbolsillosdelanterosdelvaqueroquesehabíapuestoesamañana.Casisiemprevestíadetraje,ylequedabaespecialmentebienconsuaspectodechicomaloysubarbasinafeitardeunpardesemanas,peroindudablementelopreferíaasívestido,oinclusomássillevabaropadeportiva.Siguiósuspasosdesdelalejaníaparaquenosedieracuentadequeellatambiénestabaahí.

Edwardlahabíaescuchadollegar,ysediocuentadequenoterminabade acercarse, aun así no le dijo nada ni se dio la vuelta, continuócaminandoconpasoscortoshastaelembarcadero,peronollegóaentrarenellargopaseodemadera.

Pese a no haber tenido intención de hacerlo, fue acercándose a éllentamentehastacolocarseasuderecha,decaraalaorilladellago.—¡Hola!¿Cómoesquenoestáscontusamigos?—¿Cómoesquenoestásconmigo?—Quería darte tu espacio. Ya sabes que no quiero agobiarte con mi

presencia.—Ytúya sabesquenomemolestas.Meheacostumbradoaqueestés

conmigoynomedesagrada.Si.Leencantabaqueella ledijeraesoporqueél se sentíadelmismo

modo,tambiénestabaacostumbradoylegustabapasareltiempoconella.Llevóunamanoasucinturaparainvitarlaapasearunoalladodelotroylohicieronduranteunpardeminutos.—¿Teapetecemeterteenelagua?Noeraverano,porloquelatemperaturanoeracalurosa,perosíera

templadaypodíapermitirdarseunchapuzónsinpasarmuchofríoalsalir.—¿Bromeas?—sutonosonóretórico,aunquenohubieraqueridoque

sonaseasí—¡Vamos!Edward, que aún tenía la mano en su cintura, la agarró con vistas

intenciones.—¡No!¡Eddieno!—riózafándosedesuagarre.Ibaamojarle,ibaameterlaenelaguaaunqueellanoquisiera.Corrió

trasellacontodassusfuerzasmientrasellagritabaycorríaparaalejarse,

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enbalde,deél.—Nomemojes,Eddie,que...—Antesdequepudieraterminarlafrase

notócomosusmanosseaferrabanconfuerzaasucinturaylalevantabadelsuelo—.¡Eddieno!

Nopudodecirmás,y,aunquepatalease,Edward la teníaagarradadeforma que no podía soltarse. Por unmomento la dejó en el suelo parapodersujetarlamejor,peroseleescapódeentrelasmanos.—¡Error!—rióAudrey,corriendonuevamente.Pero no tardómucho en darle alcance y cuando lo hizo la alzó del

suelonuevamente,estavez,colgándoseladeunhombro.—¡Eddieno!—gritóconlavozahogadaporlarisaylapostura.—¿Quéno?Esperayverás.Edwardsemetióenelaguaconunpardepasoslargos,ysiguióhasta

queelagualellegóalosmuslos.Estabatempladaydeliciosa,entoncesladejó caer, sabiendo que no iba a hacerse daño. Rió al verla hundirse yemerger nuevamente completamente empapada y jadeando por laimpresión.—Teodio—sonrió,tirandoconfuerzahaciaellaparaqueéltambiénse

mojase.Edward salió del agua mientras ella trataba de huir, pero la agarró

nuevamentedelacinturaotravezyvolvióameterseconella,denuevoenel lago. Los dos reían y se salpicaban agua, de vez en cuando Audreytrataba de hundir la cabeza de su marido en una ahogadilla, pero sinlograrnada.

El grupo de amigos, que Dana había logrado reunir estabanpreparando la comidacercade las tiendas.Todos lesmirabandesdeallícompletamenteembobados.—Esta es laprimeravezque se lave tan feliz.—dijoSelenaconuna

sonrisa.—Ytambiéneslaprimeravezquehayalguienasuladoquelaquiere

deverdad—respondióBen,elúltimointegrantedelgrupodeamigos.—Esextrañoquehayaterminadoconél.Enlabodaparecíaquefueraa

matarle.—Yoloadoro—confesóDana—.Nosoloesguapoysimpático.Hacen

unaparejaenvidiable.—Sí.DefinitivamentefuetodounaciertoaquelviajeaLasVegas.

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Alsalirdeaguaselamentóporhabersemojado.Nosabíaqueibanapasarlanocheallíyquesumaridosehabíaencargadodecogertodoloquepudieranecesitar.Edwardllevóunamanohastalasuyaytiródeellahastalatiendadecampaña.—¿Tenemostienda?—Si. Dana se ha ocupado de ello. La hemos montado juntos cuando

estabasrodeadaportusamigos.Tambiénestáturopa.—¿Conella?—Élasintió—.¿Ylodemiropa?—Mepidióquetetrajeramuda.Sabíaquepodíasmojarteomancharteo

que refrescaría por la noche… He metido en la maleta todo lo que hecreídoquepodíahacertefalta.

Audrey lomiró simpáticaycorrióhacia lapequeñacarpa.Entró sinpensárselo, seguida por su marido y cuando él bajó la cremallera y leseñalóelrincóndondeestabansusmudasperfectamentedobladasempezóadesnudarseparaquitarselasprendasmojadas.—¿Túnotequitas laropa?¿Vasa irasí todoeldía?—lepreguntóal

vercomosolamentelamiraba.—Claro.Mehabíadistraído.Verla desnudarse con tan poca vergüenza le recordó a la primera

noche que pasaron juntos en la cama. Cuando, por primera vez la vioquitarseelpijamayquedar,frenteaél,soloconlaropainterior.

Desviólamiradaparanoprovocarensímismoalgoquenodebíaseryprocedióacambiarsederopacomosiellanoestuvieraahí.

La comida fue genial. Aunque había una zona con bancos y mesas

hechascontroncos,sesentaronenelsuelo.Y,entrerisasllególanoche.Danahabíaencendidounapequeñahoguera juntoaunpardechicosdelgrupoytodossehabíanarremolinadoalrededordelafogata.—Dinos, Eddie —empezó Dan—. ¿Qué sentiste al interrumpir una

boda?—¡Daniel!—exclamóAudrey.—Alprincipioteníadospensamientos,quenecesitabaaprovecharmede

queellayyoestábamoscasados,conloquerealmentenointerrumpíaunabodasinoundelito,yelpensamientodequeloqueestabahaciendoestabamalporque,alparecer,elloseranfelicesjuntos.

Dana no dijo nada, empezó a reír exageradamente haciendo que suamigalegolpeaseunapiernaparaquesetranquilizase.

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—Perdona queme ría, cariño, pero es queOwen y tú nunca habríaissido felices juntos. —Afirmó directamente—. Y menos con Hilaryalrededorvuestro.—Por eso, Dana, fue al principio que tuve esos pensamientos —

interrumpióEdward al darse cuentade la expresiónquehabíapuesto sumujer—.Alguienqueamadeverdadalamujerconlaqueestánohuyealprimerproblema.

En esemesAudrey había superado aOwen, aun así lemolestaba elrumbo que había tomado la conversación. Se levantó con disimulo ycaminóhasta laorilladel lagohastaqueyano losescuchaba loqueseaque hablasen. Si. Owen había jugado con ella. Quizás no lo habíaconfirmado abiertamente, pero los hechos habían hablado por si solos.Además,habíaciertodetalledelquenopodíaolvidarse: cuando rompióconéldemaneraoficial.Owennisiquierahabíatratadodeconvencerladeque se lopensase, ni siquierahabía tratadodepedirledisculpas, sólo sehabíaofendido.

Edwardno lehabíaquitadoelojodeencimadesdequese levantóy,cuando laconversaciónempezóadesviarse, tambiénél sepusoenpieyfuetrasella.

Ninguno dijo nada cuando él la alcanzó. Permanecieron en silencioescuchando la suavemelodía que llegaba hasta ellos desde algún lugar.Ambosteníanlasmanosaloslados,comoesperandoqueelotrolarozaseparaentrelazarsusdedos,peroesonoocurrió.

Cuandoterminólacanciónquesonabaempezaronlosacordesdeunafamosacancióndehacíaalgunosaños,unaqueellahabíavistobailarasuspadres a escondidas desde detrás de un sofá y Eddie pareció tener lamisma idea que sus padres aquella vez. Sujetó sumano, llevándosela alpechoylaatrajoconlamanoenlacinturamientrasempezabaamoverselentamentedeladoalado.—Bailarasíesanticuado...—Ser romántico nunca pasará demoda.—respondió con un tono de

vozsuave,atrayéndolaaúnmás.Audreyserecreóenelcalordesupecho,ensurespiraciónpausadao

enlosacompasadoslatidosdesucorazón.Estabanbailandoalaluzdelaluna,asolasyconunacanciónhermosayromántica.Estabadisfrutandoese día como no lo había hecho enmucho tiempo y apostaba a que eragraciasaél.

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Aunque deseó con todas sus fuerzas que ese momento no acabasenunca, la canción terminó y Edward se detuvo, aunque sin apartarse deella.—Sonlasdocedelanocheyyacasiterminaestemaravillosodía.Note

lo he dicho en todo el día porque no quería que se viera forzado.Felicidades,cumpleañera—sonrió,apartándoseligeramenteytocandosunarizconlapuntadeldedo.

Seacercódespacioparabesarlaenlamejilla,peroAudreygirólacaray lebesóen los labios.Sonrió cuandonotóque seponía tenso,perodeinmediatoserelajóyprofundizóunpocomásaquelbeso.—Éstaeslaprimeravezquebailodenocheenlaorilladeunlago.—Éstaeslaprimeravezquehagoalgoasíconunachica.—¿Bailar?—Todo,Audrey.Todo.Contigo todoestá resultandomuydiferentede

loqueheestadohaciendohastaahoraconlaschicasconlasquesalía—sonrió ligeramente, apartándose de ella—. Tus amigos deben estardeseandoquevolvamosalafiesta—dijo,ofreciéndoleunbrazoparaqueleagarrase.

Llevabanunahora alrededorde la hogueray las botellas de alcohol

iban menguando. Ralph, Cecil, Lauren y Clive se habían ido a dormir,peroaúnquedabanmuchos.

Edwardnopodíadejardemirarasumujer.Ellaestabafrenteaél,alotroladodelfuego,riendoconlasocurrenciasdeuntipoqueestabatanlococomoDana.Devezencuandosusmiradasseencontraban,yentoncesla veía sonreír nerviosa. Le gustaba. Ya no tenía dudas de que ella legustaba,ynosoloporloatractivayloirresistiblequelaencontraba,sinoporlobienquehabíancongeniadoyeltratoamablequeledabasiempre.

CadavezqueAudreymiraba aEdward sonreía comouna idiota.Nopodíaevitarlo.Leencantaba.Leencantabamirarloyencontrarque teníasus ojos fijos en ella, le encantaba el remolino de sensaciones que larecorríancuandoesopasaba.

Danasehabíadadocuentadequesemirabanysesonreían,ypretendíaqueelmomentonoterminaseconunodelosdostanborrachoquenosemantuvieraenpie,asíquesepusoenpieyempezóacubrirlafogata.—Hey,¿peroquéhaces?—sequejóSelene.—Estamos todos demasiado cansados.Hemos bebido demasiado y no

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quieroque esteprecioso evento termine con algún incidente.—señalabaconlamiradaaEdwardyaAudrey,intentandodecirleconesegestoquepretendíaquesemetieranensutienda,juntosyasolas.

Selene entendió la indirecta y se levantó del tronco en el que estabasentadaypidióaunodeloschicosquelaayudaseairasutienda,dondesucompañerade«habitación»hacíaratoquesehabíaido.Ypocoapocofueronquedándosesolos.—Bueno. Supongo que ya habrá que ir a dormir... Lo bueno es que

tenemos sacos independientes y no tendrás que compartir uno diminutoconmigo.—bromeó,ayudándolaaponerseenpie.

Audreynodijonada.Caminóalladodesumaridoperosinapartarlamiradadelpuntoexactoenelquehabíanbailado.Pensabaencómopedirleque caminasen a solas por la orilla, juntos, de la mano tal vez, perollegaronalatiendadecampañayEdwardlainvitóaentrar.—Supongo que este bonito día termina aquí… —murmuró ella al

sentarseensu«cama».—Mañanadisfrutaremosdeotrodíatanfantásticocomohoy.Tansolounpardeminutosdespuésestabancadaunoensusaco,con

lacremalleracerradayaunmetrounodelotro. 

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CapítuloIX

Aún se escuchaba algo demúsica en la lejanía, como si quien fueraquelaescuchabasealejasecadavezmásdeallí.—Hasidorealmenteungrandía—suspiró.Audreyyanoquisoaguantarselasganasdeestarmáscercadeélysin

mediarpalabrasaliódesusacoyseintrodujoeneldeél.—¿Quéhaces,Audrey?—¿Puedes dejarme ser espontánea por una vez? Déjame dormir así

contigoaunque solo seaéstanoche...—le rodeó la cintura con subrazoizquierdoyseapoyóenél.

Sentirlaasídecerca,teniéndolapielconpielynotarlatancálidafuelopeor. No quería dejarse llevar por la tentación, por la provocación yterminar haciéndole el amor dentro de un saco de dormir. Se arrastrófuera del saco. Se enfundó los vaqueros aun húmedos de esamañana ysalióde la tiendadescalzo,para remojarse lospiesenelagua,aguaqueaúnestabatemplada.Volveríacuandoellasehubieradormido,ocuandoselehubierapasado.

Nohacíanidosminutosquehabíasalidocuandoderepentesintiódosmanoscalientes sobre supiel, después fue la suave teladeunamanta loque le rozó y luego notó comoAudrey pegaba su cuerpo a su espaldadesnuda.Permanecieronsolounminutoasí.Pronto tuvo lanecesidaddeverla y soltó su agarre para girarse. Por un momento Edward la miróasombradoconloslabiosentreabiertos.

Audrey sintió como sus mejillas ardían, quizás se había pasado deatrevidaynolehabíagustado,quizásporesomismosehabíamarchadodelatienda,porqueleincomodabaqueseacercaseaélasí,derepente.Letentódarselavueltayregresarsobresuspasos,peroéllaestabamirandocomotantohabíaimaginadoesedíaquelamirase:conlosojosllenosdehambre,comosemira loquemássedesea.Quizáserauna locura,peroellatambiénledeseabaaél.

Le había sorprendido que ella saliera tras él de la tienda, y que leabrazase por la espalda, le había sorprendido que pegase su cuerpo alsuyoyquerodeasesucinturaconlosbrazos,peromáslesorprendióversu expresión de vergüenza cuando se giró y la tuvo de frente. Tragó,acercándose despacio a sumujer. Iba a besarla. Iba a besarla y no iba a

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detenerse.Audrey sonrió demanera traviesa al ver la forma en la que estaban

situados:élestabadeespaldasallagoyellabloqueándoleconsucuerpo.Llevólasmanosasutorsodeformasensualylasposóensupechoalverqueélseacercaba,parabesarla,talvez.Avanzóunpasoparaacercarseyluegootro,obligándoleaqueretrocedieradeespaldas,haciaelagua.—No lo hagas, O. Puedo ver tus intenciones y si tú no te detienes

tampocoyoloharé.—¿Notedetendrásconqué?—preguntóretadora.—Sigueylocomprobarás.—¿Mevasamojar?—Sigueylocomprobarás.Aceptandoelreto,Audreydiootropasoalfrente,soloqueestavezél

sujetósusbrazosytiródeellahastaqueelagualesllegóalacintura.—¿Estoeraloquemeibasahacer?¿Mojarme?—No.—Edwardtiródeellaunpocomáshaciadentro,ycuandoelagua

les llegó a media espalda se detuvo. Llevó las manos hasta su cuello,acariciandoconlosdedoselbordedesumandíbula—¿Puedobesarte?—preguntó,algoqueellanoesperaba.

Perolejosdeasentir,Audreyacortóladistanciaparaposarsuslabioscontra losde él.Unbeso ardienteyduro, ambospresionando tan fuerteque parecían poder fundirse en un solo ser. Entre ellos había, unaembriagadoraeirresistiblemezclaentrelafrialdaddelaguayelrocedesuspieles.

Edwardllevólasmanosasucinturaylaatrajoparapegarlacontrasucuerpo,yAudreynotósusmanossedeslizabanpordebajodesuscaderasyapretabansusmuslosmientraslosdossalíandellago.

Elaguaestabatemplada,peroelaireerafrescoyseestremecieronalcontraste;Edward se puso de rodillas en lamanta que ella había dejadocaer antes de arrastrarlo hasta el agua, y la tumbó suavemente sobre laprenda.

Audrey sedejó llevar sinponer impedimentoa loqueparecíahaberiniciado entre los dos.Al encontrarse con sus ojos pudo apreciar comosus pupilas se agrandabanmientras lamiraba. Su ropa se aferraba a sucuerpo tanto como la deEdward se aferraba al suyo.Dejó que sus ojosrecorrieranlaanatomíadesumarido,analizandoloqueleerafamiliarylo que no: el brillo de la piel mojada de sus hombros, la curva de su

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cintura, las líneas que delimitaban los músculos de su abdomen… Sumiradallegóunpocomásabajo….—Oh,vaya.Creoqueyaentiendoaloquetereferías…—sonrió,aun

sabiendoquelohabíaadivinadoenelmomentoenelquelaretóantesdeentrarenelagua.

Élrió,conunoscuroyflojotonoáspero.—Esunpoco injustoquepuedassaber lomuchoquequieroestosolo

conmirarmeyyonopuedasaberniunpocosolamentesi túpiensasdelmismomodo.

Audreynodijonada,solo llevó lasmanoshastasucinturay le instópara que se pusiera sobre ella. Sintió su pulso acelerarse cuando suscuerposserozaronycerrólasmanosalrededordelamantaacadaladodeella.—¿Estás seguro de que no podrías saberlo? —Preguntó en un

murmullolamiéndoseloslabios—.Mírame.Obedeció a lo que ella pedía y la recorrió con lamirada, despacio.

Habíahambreensusojos,unhambredevoradoraquelahubieraasustadosi hubiera sido otro que no fuera Edward. Pero era él, su marido y elhombreconelquellevabaviviendomásdeunmes,yconfiabaenél.Susojossiguieronadorándola,devorándola,deleitándoseconesa imagendeella,ysentíacomosupielardíaen todas laspartespordondepasabasumirada.Trasladósusojosdenuevoasucarayseposaronensuboca,enesoslabiosquepocoapocoesbozaronunasonrisatímida.—Nopuedesimaginartelomuchoquequierobesarte.—Pueshazlo.¿Porquésiempremepidespermiso?—Porqueaunqueestemoscasadosnoeresmíaynoquierohaceralgo

quepuedamolestarte.—Nomemolesta.Deverdadquenomemolesta.Audrey soltó lamanta y entrelazó los dedos detrás de su nuca para

acercarle y que la besase.Él deslizó unamano por debajo de la camisamojada tratandode alcanzar el sujetador, perono lo lograba, así que seapartódespacio,rodósobrelamantaparaquefueraellaquiensepusierasobreélyempezóadesabotonarlaprenda.—Espera.—Sedetuvode repente—. ¿Está bien si hacemos esto aquí?

Noestamossolosytusamigos...—No lo había pensado. Por unmomentome había olvidado de todo.

Volvamosalatienda.—sonrióenardecida.

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Edward se incorporó, dejándola sentada sobre su regazo, la mirónuevamentealoslabiosylabesó,estavezsinpedirpermiso.Selevantócon su mujer rodeando su cuerpo y la manta colgando de una de susmanos.FueronhastalatiendasinqueAudreyseseparasedesuslabiosy,alentrar,seseparódeella,dejándolasobrelossacosdedormir.Sediolavuelta para bajar la cremallera que les dejaría completamente a solas yvolviójuntoaella.

Conlapocaluzquesefiltrabaatravésdelastelas,aduraspenaspodíaverla, a duras penas podía contemplarla, pero a oscuras podría serinteresante también. Se acercó despacio mientras se agachaba,deslizándosesobresucuerpoysintiendonuevamentelafría telahúmedadesuropacontrasupecho.

Ninguno dijo nadamientras él se deshacía de la camisa, dejando sutorsoperfectosóloconelsujetador.Cuandosusmanossedeslizaronpordebajo de la tela hacia sus senos Audrey se mordió el labio inferior ycogióaireconfuerzaantelasensación,asintióconunasonrisacuandoélsequedóinmóvil.Audreyacariciósusmanosylasguióhastaelbrochedela parte delantera y entonces con un solo movimiento, el sujetador seabrió.Porunmomentofueélquiensequedósinaliento,mirándolacomosiellabrillasebajoaquellatenueiluminación.CuandoinclinólacabezayrozóconsuslabioslasuavepieldesuspechosAudreygimió.Secubriólaboca acto seguido, pero Edward agarró sus manos y se las apartó,llevándolas a su nuca, donde las había tenidomientras ella buscaba susbesoscasidesesperadamente.—Quieroescucharte.—afirmóconvozronca.Ellaasintióconlacabezayhundiósusmanosensupelomientrasse

entregaba a todo lo que él quisiera hacerle. Notaba sus besos, suspequeñosmordiscosyelrocedesulenguaenlazonamássensibleynopodíamásquecerrarlosojosyrezarporquenoterminaranunca.

Nuncahabía sentidonada tan intenso conningunode los chicos conlosquehabíaestado.Nohabíansidomuchos,tampoco,peroniunosololahabíahechosentirseasídedeseada.

Edward acarició los bordes de sus pechos con los pulgares y bajólánguidamentehasta el límitequemarcaba supantalón.Ella se arqueóypusosuspiernasalrededordesuscaderasyempezóamoversedespacio,rozándose con él. Edward levantó la cabeza para mirarla con larespiraciónentrecortada.

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—Sihaceseso,yanoserécapazdeparar.—Suvozsonódiferente,perodeunmodoquetodavíalegustómás.

Hundiósucaracalienteenelcuellodeella,tratandodeencontrarahíunpocodecalmaparalalocuraqueestabadesatándosedentrodesí.—Puesentoncesnopares,porqueyotampocoquieroquelohagas.—Y

apretósuagarreenél.Audreydeslizó lasmanospordebajodesumaridoy lebesó,duray

lentamentemientras llevaba los dedos a su vaquero y aflojaba el botónparameterlasmanosdentro.—¿Esoesquequiereshacerlo?—¿Quesiquiero?—PreguntóAudrey.Huboundejesalvajeensusuave

risa.ConungruñidoEdwardtomódenuevolabocadesumujer,ardientey

demandante, succionando su labio inferior, rozando su lengua con la deella.Audreydegustabasusabor:alasaldelsudoryalaguadulcedellagoqueresbalabaporsupiel.Tampocolahabíanbesadoasíantes,nisiquieraOwen,conquienseibaahabercasado.LalenguadeEdwardexplorósuboca antes de abandonarla para deslizarse por su mandíbula hasta sugarganta: sentía calor húmedo en el hueco de la clavícula y gimió,aferrándose a él con fuerza, pasando sus manos por todo su cuerpo,dibujandosuforma,lapendientedesuespalda,elvientreplanoyduro,losmúsculosdesusbrazos.

Edwardsiguióconelcaminodebesos:bajandoporsushombros,porsus pechos, por su estómago y sus caderas; la besaba mientras ella sequedabasinalientoysemovíacontraéldeunamaneraqueEdwardtuvoquesuplicarquesedetuvieraotodohabríaterminadodemasiadopronto.Audrey se echó a reír a través de sus jadeos, le dejó seguir, intentadomantenersequieta,peroeraimposible.

Edwardsedetuvoantesdeextraercadapiezaderopadeambos,comopidiéndole permiso con los ojos y le dijera si debía seguir adelante. Ycuandofinalmentenohabíanadaentreellosmásquelapiel,ellaleabrazófuertemente,pegándoseaélparasentirsupieldesnudaentodosucuerpo,pensandoquenohabíamaneradeestarmáscercadeotrapersonaqueenesteinstante,quedarunpasomásseríacomoabrirsupechoyexponerelcorazón.

Sintió losmúsculos de Edward flexionarse y cuando se estiró paracogeralgooyóuncrujidoplástico.

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—Lobuenoesquesiempretengoprotecciónenlacartera—.Sonrió.—¿Siemprellevaspreservativosencima?—Bueno, recuerda que antes de ti he salido con muchas chicas...

supongoqueeslacostumbre.—Peronoeradeesodeloqueélquisierahablarconella.

De repente todo lepareciómuy real;Edwardhabíavuelto aponersesobreellayalsentirelpesodesucuerposintiócomoderepenteelmiedoseapoderabadeella.—Espera—susurrónerviosa.Edwardsequedóquieto.Sumanolibreestabaacunandosucabeza,con

los codos clavados en los sacos de dormir, a cada lado de ella,manteniendoelpesodesucuerpo.Todoélestabatenso,lasperlasdeaguadesupielbrillabancon lapoca luzqueentrabaysusojoscristalinosseveíancompletamentenegros,comolosdeunafieraapuntodedevorarasupresa.—¿Ocurrealgo?OíraEdwardsonartanpocosegurolehizosentirunpocomejor:él

estabatannerviosocomoella.—No—Susurró—. Solo sigue...—suplicó, y lo hizo, sinmoverse ni

hacernadamás.Audreyserindióantesusbesos,asuscaricias,aldiscursosinpalabras

que le decía cuanto la deseaba con cada uno de sus movimientos. Susmanos temblaban, pero eran rápidas y hábiles en su cuerpo, haciéndolaquerermásymás,hastaqueellaempujóytiródeél,apretándosecontrasucuerpoconlamudasúplicadequesiguiera.

EinclusocuandoEdwardprocedióysintióunamomentáneapunzadadedolor,presionóparaquecontinuara,envolviéndoseasualrededorynodejándoleir.—Edward—susurróella,yél inclinó lacabezaparabesarlamientras,

cuidadosamente,empezabaamoversedentrodeella.Podíaverporlatensióndesucuerpoyelagarreensushombrosque,

comoella,élnoqueríaqueterminarademasiadorápido.Cerrólosojos,se mordió el labio inferior y abrió la boca entre jadeos mientras seabandonabaalplacerqueesehombreestabaregalándole.

«Te quiero,Edward». Pensó ella, clavándole los dedos en la espaldamientrasllegabaeléxtasis.«Tequiero».

Vioquesusojosseabríanylamirabanmientrassemovíacontraella

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unaúltimavez.Lebesóenelcuelloantesdequeélsederrumbarasobresupecho.Ycuandofinalmentesintiósupesocubriéndolaporcompletocerrólos ojos, se dejó llevar por el pensamiento de que aquel había sido, sindudas,elmejorcumpleañosquehabíatenidoentodasuvida. 

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CapítuloX

El sol alcanzó la tienda de campaña de Edward y Audrey, y ellosseguíandentrodelsacodedormirdeél,abrazados.

Eldíaanteriorhabíasidotodolobuenoquepodíaser,perolanochehabíasidosimplementeúnica.ÉlhabíacomprobadolosensualyexcitantequepodíallegaraserlachicaconlaquesecasóenLasVegasyellahabíaexperimentadoporprimeravezloqueeraentregarseplenamenteyrecibirlomismodelaotraparte.Nosabíacuántotiempolesquedabajuntosantesdeesedivorcioquecadavezqueríamenos,peroteníaclaroquedeseabavolver a sentirse así con élmuchas,muchasmás veces hasta que ya nopudierahacerlomás.

Edward laestrechóentresusbrazos ybesósufrentemientrascogíaaireconfuerzaylodejabairenunsuspiro.—Buenos días—susurró ella con una sonrisa, correspondiendo a su

abrazo.—Buenosdías...¿Cómohasdormido?—Elsueloestabaunpocoduro,pero...—¿Estaba duro? Serás caradura... ¿Te das cuenta de que has pasado

medianochedurmiendoencimamío?—Ellalomiróconlosojosdeparenpar—.Deesonomequejo,nomemalinterpretes.—Sonrió.

Audrey se movió deprisa y se puso a horcajadas sobre él. Estaba apuntodebesarlecuandoviounassombrasalrededordelatienda.«Vístete.Deprisa. Dana» gesticuló. Tiró de las mudas limpias que había en laesquinadelatiendayempezóavestirsedentrodelsaco,instándoleaquehicieralomismo.—Megustamáscuandotequitaslaropa—lesusurróeneloído—.Pero

megustaaúnmásseryoquientelaquita—sonrió,besandosucuello.—Eddie... —dijo, apretando los dientes. Sonrió como una tonta

apartandosusmanosdesucinturamientrastratabadevestirse.Si.Ese truco le había servido con todas las chicas con las quehabía

estadoy,aunqueAudreyeramuydiferentealresto,tambiénsurtíaefectoenella.Yadorabaverlasonreíreintentarponerselacamisetamientraséllehacíacosquillas.

La dejó de inmediato al ver las sombras alrededor de la tienda. Notenía intención alguna de que otra chica que no fuera sumujer le viera

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como su madre le trajo al mundo, así que, tomó su ropa y empezó avestirsetratandodenohacerruido.—Van a asomarse para ver si estamos haciendo algo. Finge estar

dormido—ledijo,metiéndoseensusacoaunmetrodeldesumarido.En efecto. Tan pronto como se estiró, la cremallera de la tienda

empezó a deslizarse lentamente, haciendo que Audrey tuviera quecontenersedeempezarareír.Danaeratanprevisible...—¿Pasaalgo?—preguntóAudrey,levantandolacabezayfingiendoque

habíaestadodurmiendo.Dana los miró con el ceño fruncido y negó, sacando la cabeza y

cerrandodenuevolacremallera.—Nadachicos.Losmuyaburridoshandormidocadaunoensusaco—

sequejóalejándosedelatienda.Audreynopudoevitarestallarenrisas.Erarealmenteprevisible.—¿Cómohassabidoqueeraella?¿Cómohassabidoque...?—preguntó

él,estirandoelsacoparaenrollarlojustodespués.—La conozco desde hacemucho.Anoche casi nosmandó a la tienda

paraqueestuviéramosasolas.—Ynosabescuántoseloagradezco—dijo,rodeándolaporlacinturay

besándoladenuevo.—¿Yanopidespermisoparabesarme?—Recuerdomuybiencuandoanochemedijistequenoteníaquepedir

permisoporquenotemolestaba...—dijobesándolanuevamente,estavezenelcuello.—No me molesta. Confieso que algunas veces he deseado que lo

hicieras...—seruborizóalconfesarlo.—Yo también he querido hacerlo, o incluso que lo hicieras tú.—La

abrazóconfuerzaunossegundosantesdequeDanaabrieralacremalleraderepenteconintencióndepillarles.—¡Ahá...!—Exclamó, levantando una ceja y cruzándose de brazos—.

Asíqueabrazaditos,¿no?—Cállate,Dana.¿Qué,esperabasasistiraunapelipornoenprimerafila

en la tienda de tu mejor amiga? —dijo Audrey empujándola fuera ysaliendotrasella.MiróhaciaatrásycuandoEdwardleguiñóunoojonopudomásquesonreírcomounatonta.

Al alejarse de la tiendaDana agarró su brazo y caminaron despaciocondirecciónalcomedorimprovisado,allíestabanSelene,TuckyDevon,

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cortando fruta, haciendo tortitas y disponiendo en platos los bollos quehabíanidoacomprar.—Pasó,¿no?—murmuróDana.Audreynodijonada,solosonriócon

lasmejillasllenasdecolor—.Quéenvidiamedas.—¿Tegustamimarido?—preguntófingiendoestarofendida.—¿Bromeas?¿Aquiénnolegustaría?Meencanta.Meencantalapareja

que hacéis. Me encanta lo feliz que se te ve aunque quieras ocultarlo.Cuandobailabaisanocheeratan...romántico.Debisteispasarunanochedelomás...—Bueno, ¿charlamos o preparamos el desayuno? —desvió la

conversaciónconunasonrisa.RalphyunpardechicosmásseacercaronaEdwardparaayudarlea

desmontarlatiendadecampañamientraslasdosamigasayudabanaotrostreschicosaprepararloqueseríasumega-desayunogrupal.

LlevabaelequipajederegresoalmaleterocuandoencontróalmalditodeOwenmirando desde el asiento de conductor de un coche que habíaaparcadoal ladodelSmartdesumujer.Lehirviólasangrealverloahí.¿Qué demonios pretendía? ¿Acaso ella no le había dejado claro que noqueríavolveraverle?

Cuando el exprometidodeAudreybajódel coche fijó lamirada enEdward. Le tentó romperle la cara como la vez anterior, estrellar lospuños en esa estúpidamente atractiva cara, pero no hizo nada porqueagrediéndolenoconseguiríasupropósito.—Buenosdías.—Saludófingiendosersimpáticoyamigableconél.—¿Quéhacesaquí?—Noteimporta.EdwardnopudocontenersupropiairayseacercóaOwen,loagarró

porelcuellodelaropayloempujócontraelcapódelcoche.—Meimporta.Meimportamucho.Owenledioungolpeenlasmanosysesoltódesuagarre.Pusouna

manoensuhombroyapretóconfuerzamientrasgesticulabaunasonrisatriunfal.—Lavoya recuperar,¿sabes?Aquellabodaque interrumpisteseguirá

adelantesinimportarnadamás.—¿Telohadichoella?¿Ellatehadichoquevolverácontigo?—Lohará.Notengasdudadequelohará.Edward desvió la mirada hacia Audrey, que reía con Rupert

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completamente ajena de la conversación que estaban teniendo ellos dos,ajenainclusoalapresenciadelindeseable.

De repente, la expresión de Rupert cambió al mirar en dirección alaparcamientoyellasiguiósumiradasoloparaencontrarasumaridoencompañíadesuex.Porunmomentonosupoquéhacer,perohabíapasadouna de lasmejores noches de su vida y el despertar había sido todo unsueño, no iba a dejar que absolutamente nada le amargase ese día, ymuchomenosOwen.

Noteníaniideadequéhacíaallí,peroseacercóaellossinconseguirque su marido hiciera contacto visual con ella ni una sola vez en esoslargossegundos.—Buenosdías,O—saludóOwenamable.Seacercódecididoaellayse

agachó como para besarla—. Felicidades. Aunque sea con un día deretraso.—¿Aquéhasvenido?¿Cómosabíasqueestábamosaquí?—HilaryseenteróporalgoquepusoDanaen internet.Elañopasado

organicétucumpleañosconellayesteaño...Audrey se puso al lado de su marido y agarró uno de sus brazos,

pegándoseaél.—¿Quieresquedarteadesayunar?—Habíasidopormeracortesía,pero

esperó que Owen tuviera amor propio y le dijera que no, solo que seequivocó.

Antes de que pudiera darse cuenta su ex prometido iba dirección alcomedor improvisado y se acercó a su grupo de amigos. Todos lomiraronconelceñofruncidosinentenderquéhacíaahí.—O,¿Creesquepodríamoshablar?Asolas...—preguntóOwendespués

deunratoycansadodequetodosleacusasenconlamiradaAudrey se levantó desconcertada, pero pensó que su conversación

seríaporHilary,conquiensupusoqueestabaéldeformaoficial.Owenlaagarróporunbrazoylallevóalaorilladellago,lejosdelos

oídoscuriososdesusamigos.—Quierovolvercontigo.Desdequelodejasteconmigo…—¿Que lo dejé? ¿Quedejé qué,Owen?Tú fuiste quien semarchóde

luna demiel sin la que iba a ser tumujer. Tú fuiste quienme traicionócuandomástenecesitaba...—Losé.Ylosiento.Créemequelosiento.Nohedejadodequererteni

unsolodía,O.Nopuedodejardepensarenti...

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Edward los miraba desde la distancia sin entender por qué seguíatratándolobien.Inclusolehabíainvitadoaquedarseconelloscomositalcosa.—Contodoloquelehahechoyleinvitaadesayunarconnosotros.Ylo

peor, ¿Aún tiene secretitos que necesitan discutir en privado? ¿Quédemonioslepasa?—Ellaesasí.Noescapazdetratarmalalaspersonasaunquelehayan

hechodañoalgunavez.—Pero estoy yo. Debería mirar solo en mi dirección, no a ese

desalmado.—Tresañosymediocontraunmesypoco...—dijoJacklevantandoel

vasodebatidoantesdedarunprimeryenormesorbo—.DudoqueOwencompetenciaparati,perosuenasamaridoceloso.—¿Celosoyo?Dejándose llevarpor supropioenfado,por supropia imaginacióny

porelterriblesentimientodetraición,seseparódelgrupoycaminóhaciaelaparcamiento.Sinpoderpensarconclaridadempezóacaminarporlacarreteraquedabaallagocondirecciónalaciudad.Ibaavolveracasa,iba a pensar las cosas con calma y a olvidarse de ese tipo que le habíaamenazado con lo único que le importaba de verdad en ese momento:Audrey.Ellanosehabíadadocuentadenadaysiguióhablandoconsuex.—Mesentíabandonadacuando te fuiste.Mesentíhumilladacuando tu

madre me lanzó un cubo de agua para echarme de tu casa. Me sentítraicionadacuandosupequeestabascontuex.YdolidacuandoencontréaEdwardaqueldíaenelsueloyatiexigiendoalgoquehabíassacadodetuvidaalamínimaoportunidad.LosientomuchoOwen,perocuandosalistedelaiglesiatambiénlohicistedemicorazón,yelvacíoquedejastesehaidollenandoconEdward.Élmehaofrecidosumanoysuhombroyesoeraloúnicoquenoesperabadealguiencomoél.—¿Dicesquetehasenamoradodeél?—Sí.Creoquesí.—ensucarasedibujóunasonrisadefelicidadymiró

endirección a sugrupode amigos esperandoencontrar entre ellos a sumarido,peronoestaba.—Cuandotedejenovengasabuscarmeporquenoestaré.—Tranquilo. Cuando eso pase no iré a buscarte. Owen, Hilary es tu

almagemela.Dateunaoportunidadconella.Reconoceque sois tal paracualyquelaamas.Siemprelahasquerido.

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Owenyanorespondió.Suestrategiaparaconseguirlahabíafracasadoy no quería ver al desgraciado de Edward riéndose de él. Así que, sinpensarlodosveces,fuehastasucocheysemarchó.

TantoJackcomoLindsayledijeronqueEdwardhabríaidoalbaño,oqueestaríadandounpaseocortomientrasellateníasupequeñacharlaconsuexporquenoqueríaverlosjuntos,perollegóelmediodíayEdwardnoregresabadedondequieraqueestuviera.Tratódellamarasumóvil,peronorespondíayempezóaponersenerviosa.

«Eddie, te estoy buscando. Por favor, cuando leas elmensaje vuelveconelgrupo».

Pocossegundosdespuésrecibiórespuestaasumensaje,yconellasualmaselecayóalospies.

«No hace falta que me busques porque me he marchado. Siguedivirtiéndotecontuqueridoex».

Una de las cosas que más odiaba en el mundo eran los malosentendidos, cosas sacadasde contexto sin saber la historia completa.NoteníanilamenorideadequéeraloquehabíaimaginadoporhaberidoahablarconOwen,peroestaba seguradequepodríaaclararlo si se ibaacasa,dondesupusoquehabríaidosumarido.

Recogieron el campamento y en pocomás de dos horas estaban decaminoacasa.

Audrey dejó el Smart en el aparcamiento de su edificio y sinpreocuparse en sacar nada del maletero subió a toda prisa hasta suapartamento.

Pusolallaveenlacerraduratemiendoquesumaridonoestuvieraencasa. Pero abrió. Y entró en el apartamento pese a los nervios. Edwardestaba sentado en el sofá, sin hacer nada más que mirar al frente. Nosonabamúsica,niteníalatelevisiónencendida.—Te has ido sin decirme nada... —dijo poniéndose delante de él—.

¿Quétehapasado?Nisiquieraselohasdichoaloschicos...—Simplementemehemarchado.—sutonosonabahoscoycortante.—Ah.Muy bien... Simplemente te hasmarchado. ¿Puedes hacerte una

idea de lo mucho que te he buscado o de lo mal queme he sentido alrecibirtumensaje?

Edwardapretólaespaldacontraelrespaldodelsofáycerrólosojostratandoderelajarseyencontrar laspalabrasadecuadasparadecirlequeno se había sentido cómodo con su ex allí, ymenos aún con lo que le

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había dicho sobre recuperarla. Audrey lomiró durante unos segundosperoalverquenisiquierasemovíasefuealahabitaciónresoplando.

Esaeraotradelascosasquemásdetestaba,intentaraclararlosmalosentendidosyquelaotrapersonaactuasecomosifuerasordaoidiota.Semetióenladuchacompletamentemolestaporsaberleenfadadosinmotivopero no llegó a abrir el grifo. Salió de la bañera cubriéndose con elalbornozyvolvióalsalón.—¿Puedosaber,almenos,porquéestásenfadadoconmigo?—Nomehagustadoverallí aesedesgraciado.Yque fuerasahablar

conéltanalegrementetampocomehagustado.—¿Quenotehagustadoquehablaraconél?—No,nomehagustado.Poresomehemarchado.—Sehizoelsilencio

enelsalónantesdequeEdwardestallase—.Esqueparecestonta,Audrey.Te trató como a sumalditamascota y o no te enteras o te gustó que lohiciera. Se presenta por sorpresa en tu cumpleaños y le invitas a quedesayunecontodoscomositalcosa.Ymeimaginoquevolverásconélsitelopide...

Suprimeradiscusiónestabaresultandopeorde loquepodríanhaberimaginado.Edwardestabagritándolaylahabíainsultado.—Puesmira,loestoypensando.Primerodameeldivorcio,luegoyalo

decidiré.Estabatanenfadadaconélporhaberladejadoenellago,tanenfadada

porverloenfadadoyporeltonoqueusabaconellaquenisiquierapensóenloqueledecía.

Edward se levantó, la hizo a un lado con un brazo y semetió en lahabitación.Unpardeminutosdespuéssalíaconsuscosasen lasmanos.Nopodíaseguirconellaasí.Discutiendoporotrotipoyporlarelaciónquefueraatenerconél.—¿Yeso?—¿Terefieresamiequipaje?¿Nopuedesimaginarloquesignifica?—¿Tevas?¿TevasporqueOwenha idoal lagoyhehabladoconél?

¿Por una discusión?—Preguntó ella sujetándole del brazo—.Eso no tehacemuchomejorqueél,¿sabes?

Edwardnorespondió.Lanzósuscosasalascensorysubiósinmirarla.Mientraslaspuertassecerrabanellasecolóenelelevador.—Si se te ocurre marcharte olvídate de volver. Olvídate de que siga

fingiendo contigo que esto es un matrimonio. Si te vas te pediré el

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divorciolegalmenteyteobligaréadármelo.—Edwardnolamiró.Siguiócon lamirada fija en supropio reflejomientras apretaba con fuerza lascosasdesusmanosy,cuando llegaronalvestíbulo, seagachóaporsuscosasysaliósinvolverlavistaatrás.

Audreysequedóenelvestíbulocompletamenteperpleja.Unashorasatrássedespertabacompletamentefeliz,abrazadaaélydespuésdehaberpasadounade lasmejoresnochesde suviday ahora estaba ahí, viendocomoEdward acababa demarcharse sin que hubiera intentado nada porevitarlo.Sinimportarlelomásmínimosuatuendo,sesentóenelescalónde laentradayesperó.Y lohizodurantemásdedoshoras,esperandoaquevolviera.Peronolohizo.—Haz lo que quieras, Edward Harrelson. Apuesto que es lo que has

hechosiempre.—murmurósubiendoalascensor.Pasótodalanochesentadaenelsofá,pensandoenquédemonioshabía

pasadoytratandodeborrardesusrecuerdostodoloocurridoduranteelúltimomes.

Porlamañananofuealacafeteríacomocadadía.NoavisóaDana,ni

aMike.Fuedirectamentealtrabajo.Al día siguiente tampoco fue a la cafetería y Dana, cansada de que

AudreynorespondieranihicieralodecadadíafueaveraEdwardparapreguntarlequélepasabaasuamiga,perolejosdedarleunarespuestaseencogió de hombros.Aun después de dos días, todavía seguía enfadadoconellaporlodeOwen.—¿Vivesconellaynosabesloquelepasa?—Yanovivoconella,Dana.Cortélarelacióneldomingo.—¿Cómo dices?—Preguntó cruzando los brazos delante del pecho y

unacejaarqueada—¿Recuerdasquemefuidellago?—Ellaasintió—.Puesmefuiporque

nosoportoaesetipo,Owen.Ynosoportoquesepresentaseallísinmás.Niqueseapartarandelgrupoparahablarenprivado.Cuandoellallegóacasadiscutimos.Mepaséde la raya recriminándolayme fui.Estosdíasprepararélospapelesdeldivorcioymeolvidarédeella.—¿Ycreesqueloconseguirás?Porqueellanolohará.—Losiento,Dana.Peronopuedocompetirconesetipo.—No lo intentes.Estáis ennivelesmuydiferentes.Élnovalenada,ni

siquieraelairequerespira,sinembargotú...

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—Notratesdeconvencerme.Losviigualquetodosvosotros.Vicomotratabaaesarata,tanamable,tancortés,tanella...Élmismomedijoquelarecuperaría.—¿Y le creíste? ¿Tienes miedo de que te deje por ese asqueroso?

Edward,serecuperancosasquesehanperdidoylamaneraqueOwencreetenerde recuperarlaesque tú ladejes.DebehabersedadocuentadequeAudreyestáenamoradadetiypretendequeladejescomohashecho.—Enamoradademí...Dana...—Enamorada.Deti.Puedequeellaaúnnosehayadadocuentaoqueno

loquieraadmitir,perolaconozcocomolapalmademimano,yhevistocómo temira, como te busca cuando no estás cerca y comomira a lasotraschicascuandoseacercanati.Yhevistoexactamentelomismoenti.—Nosigas.Dana se puso en pie y se acercó a la puerta con intención de

marcharse,peroalllevarlamanoalpomosegiróhaciaél.—Sinoquieresperderlamástevalequevuelvasconellaantesdeque

pase tu turno, porque, aunque es imposible que ella trate mal a laspersonas que le han hecho daño, Audrey no es de las que da segundasoportunidades.

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CapítuloXIHabía pasado todo el día debatiéndose entre volver o no. Seguía

molestocon lavisitadeldespreciabledeOwen,pero todavíamáscon laformaenlaqueAudreyactuó.Quizásesperabaquesepusieraagritarleyadecirle quenoquería verle nuncamás, que le dijera que se alejase deella,peroseportóamablementeyhablóconélsinmalascaras.

Seacercabalahoradesalirdelaoficinacuandosupadreentróeneldespachoconuninforme.—ElpresidentedeindustriasGablesereuniráconmigoelviernes.—Le

dijosonriente—.Estádispuestoainvertirennosotros,asíqueesposiblequenuestrapequeñaempresacrezcaennodemasiadotiempo...—¡Peroesaesunabuenanoticia!—Loes.Tambiénhayalgoquequieropreguntarte.EmiliaBowenme

llamóayerdiciendoquetehabíavistoentrandoentuedificio...—Yasépordóndevas.HediscutidoconAudreyymehemarchadode

sucasa.—¿Esoquéquieredecir?—Quiere decir que la hedejado, papá.—Laexpresiónde su cara era

muydiferentealaqueteníahabitualmente.Estabaenfadado.¿Asustado?—.Despuésde labodadeLasVegasnovolvimosavernos.Nisiquieranosacordábamos uno del otro. Pero entonces tuvimos la charla de que nohabíasentadocabezaydeesepuestodedirectivoquemepertenece.Estabadispuestoademostrartequepodíacasarme.

El señor Harrelson se sentó frente a la mesa de su hijo y prestóatenciónaloquelecontaba.Éstaveznoeraunadesusaventurasenunafiesta con una de esas desvergonzadas con las que había salido tiempoatrás. Por la forma en la que se dirigía a ella se dio cuenta de que legustaba.Además,nohabíatratadodepresentárselacuantoantesparaqueledieraelascenso,habíamantenidoocultosumatrimonio.—Buscando a cualquiera con la que casarme encontré una foto de

nuestrabodaydespuésdecontrataraundetectivediconella.—Explicabaasupadresinreparos—.Interrumpísubodajustocuandoelcurapreguntósialguienseoponía.—PorFavor,Ed.Dimequenoesverdad.—El prometido de Audrey huyó despavorido en menos de cinco

minutosycuandovolviódeunasvacacionesalasquesehabíafugadocon

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suex,volvióparaexigirle.Ellaledejóaldarsecuentadequesololahabíaestadoutilizandoyqueenrealidadélnuncalohabíadejadoconesamujer.—Pobrechica...—El sábado fue su cumpleaños y su amiga, la chica queviste aquí la

otravez,mepidióqueleayudaseaorganizarloqueestabapreparándole.Eldomingosepresentóallíeltipoconelqueseibaacasar.—Ysereconciliaron.—No.Bueno,no lo sé.Meenfadéporverqueno lo tratabacomoyo

habríaqueridoquelohicieraymefui.Cuandollegóacasadiscutimosymemarché.—¿Ellategusta?Edward no le respondió. Cogió el informe que su padre le había

llevado y abrió la carpeta. Pero en menos de un minuto la cerrónuevamente y se levantó. Caminó hacia la vidriera deteniéndose unmomentoalladodelsofáenelquehabíandormidojuntos.—Me gusta. —Respondió al final—. Me gusta mucho. Audrey es la

única persona con la que realmente me he planteado el tema delmatrimonio.—¿Entoncesporquénovuelvesytratasdearreglarlascosas?—Nosé...Elrelojdeparedqueavisabadelcambiodehoradiounpequeñotono

ytantopadrecomohijomiraronsusmuñecasparacomprobarqueyaeralahoradesalir.Nohabíareunionespendientesparaesedía,nireunionesextra-laboralesninadaporelestilo.—¿Vamos a tomar algo antes de ir a casa? —Preguntó el señor

Harrelsonponiéndoseenpieyalisandocon lasmanos lasarrugasdesupantalón.

Entraba en su apartamento cuando recordó el día que estuvo allí.

Aquellavezsolollevaban«juntos»unpardedías...Miróasualrededoryde repente se sintió fuera de lugar. Se dio la vuelta y cerró la puerta alsalir.Debíairalpisodesumujeryteníaquearreglarlascosas.Ahorayanoleimportabaeseascenso,esayanoeralaprioridad.AunquesiguieramolestoporeltratoquehabíatenidohaciaOwen,seguíaqueriendoestarconella.

Condujosureciénrecuperadocochehastaeledificiodesumujer.Estaveznodejóelcocheenelaparcamientosinoenunacallecercana.Subió

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nerviosohastaeloctavopisoyentróconsucopiadelasllaves.No había ni rastro de Audrey, aun siendo la hora a la que siempre

cenaban ella no estaba allí. Pero no importaba, a lo mejor se habíaentretenidooDana lahabría embaucadopara salirypor eso todavíanohabíallegado.«Ellanoesdelasquedasegundasoportunidades»recordómientrassesentabaparaesperarlaenel sofá.SiDana laconocíabien,yteníalacertezadequelohacía,lehabíadejadoclaroqueOwennotendríaotraoportunidad.Perotemíaqueélmismotampocolatuvieraporhabersemarchadoasí.

Seacercaba lamedianocheyAudreyno llegaba.Pensóen llamarle,tuvoel teléfonoenlamanomásdeunavezperonoseatrevíaamarcar.¿Qué le diría si respondía? ¿Cómo preguntarle si es que no iba a ir adormircuandoenteoríaélmismonodebíaestarahí?

La noche del domingo, cuando Edward semarchó,Audrey pasó las

horas sentada en el sofá. Odiaba el sentimiento amargo que Edward lehabíadejado.¿SehabíamarchadoporqueellahabíaestadohablandodonOwen?¿Peroquéclasedebasuraeraesa?Habíaintentadoencontrarotraexcusa, incluso había rememorado la inmejorable noche de amor quehabíanpasado,intentandoencontraralgoquehubierapodidosentarlemal,pero no encontró nada. Todo había sido perfecto hasta que llegó sumalditoexconsusintentospatéticosderecuperarla.Ellanoibaavolverconél,sencillamente,porqueloquesentíaporsumaridoeramuchomásfuerte. Pero ahora tenía la certeza de que como el resto de sus amores,tambiénhabíasidounilateral.

Porlamañana,cuandoselevantó,decidióquenoibaaseguirdándolevueltas a algoquenoparecíapoder solucionar, asíquecogióunpardemudasyfueacasadesuspadres.Ellosvivíanenunacasaunifamiliarenuna urbanización privada, en una zona tranquila. Quedaba un pocoretiradodesutrabajo,peronoimportabasiteníaquelevantarseantes.Loque peor llevaba era tener que lidiar con sus hermanas, dos insensatascabezashuecasquevivíanacostadesuspadresyquenoservíanparaotracosaqueirdefiestaundíatrasotro,acostarseconchicosyquejarsedeloduraqueerasuvida.Noaguantabaquesemetieranconsuformadevestir,oconlosestudiosquehabíasacado,oconsusamistades.Ellasnoteníanni idea de su trato conEdward y deseaba con todas sus fuerzas que suspadresnohubierandichoniunasolapalabra.Loúltimoquesupusoque

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sabríaneraelespectáculodelaiglesia.—Vaya,perosieslaempollona—dijoElsie,laqueseguíaaAudrey—.

Papá,¡elhijopródigohavuelto!—gritó.—¡Cállate,Elsie!—respondiódemalaganayendoa laquehabíasido

suhabitación.—¿Qué pasa, tu novio te ha dejado y vienes a llorar las penas a tu

antiguocuarto?Audreysearrepintióporunmomentodehaberconducidomediahora

hasta allí para tener que aguantar a sus hermanas, pero tampoco queríaestarensuapartamentovacíosabiendoqueEddieyanovolvería.

Dejólascosasencimadelaquehabíasidosucamaybajóalacocina,dondesumadreyadebíaestarpreparandoeldesayuno.—Mamá...—Hola, cariño. Ya me ha contado tu hermana que estabas aquí. ¿Ha

pasadoalgo?—No. —Ocultó que había discutido con su marido y que se había

marchadodecasa—.Solomeapetecíadesconectarunosdías.En casa de los Doherty no eran vegetarianos como ella, pero había

bebidasvegetalesdelasquedisfrutabantodos,asíqueAudreysesirvióunvasodelechedeavellanaydespuésdeesperaraquesupadreselevantaseparasaludarlesefuealtrabajo.

Esedíanofuealacafetería.NoqueríaveraDanaytenerquecontarlelo ocurrido. Tampoco fue a su apartamento. Y lo mismo para el díasiguiente.

Lamañana siguiente, su hermanaKerry le había quitado uno de lostrajesparasalirconsusamigasy,enlabolsadetelalehabíadejadounosvaqueros y un suéter. No tenía ganas de discutir con ella, así quesimplementesalióantesparapodercambiarseensucasa.Odiabaquesushermanasletocasensuscosas,peroaquellatambiéneraunabuenaexcusaparacomprobarqueEdwardnohabíavuelto.

Cuando llegó al aparcamiento su plaza estaba vacía. Deseó queestuvieraocupadaconeldeportivodesumarido,peronoestaba.Suspiróresignada,entendiendoquerealmentesehabíaterminadotodoentreellos.

Entró en el apartamento con intención de salir de allí lo másrápidamente posible pero, al adentrarse hasta el salón lo encontrórecostadoenel respaldodel sofá,durmiendo.Lomiróduranteun largominutofelizporverleperoodiándoleporlomalquelehabíahechosentir

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duranteesosdías.—Edward,¿Puedosaberquéhacesaquí?—Preguntó,golpeandosupie

conlapuntadelzapato—.Tehabíasido.—¡Audrey!—exclamóél,poniéndosedepieatodaprisa.—¿Quéhacesaquí?—Sientoloquepasóeldomingo.LasemanapasadaDanamepidióque

leayudaseaorganizartufiestadecumpleaños...—¿Tu?—preguntó,tratandodeocultarsusorpresa.—Nuncahabíahechonadaparecidoyestabasiendomejorquegenial.

Peromemolestómuchoque tu exaparecierapor allí y tú le invitases aquesequedaraadesayunarcontodoscomosifueraunomásdelgrupo.

Si.Ellaeraconscientedequeanadielehabíagustadoquehicieraeso,peronopensóquefueraaenfadarseasí.Tampocoteníaniideadequeélhubieraayudadoasuamiga.—Séquemeexcedíaldejarmellevarporloqueesetiomesuscita.—Tengoqueiratrabajar.—Siquieresquemevayaynovuelva…—Hazloquequieras,Edward.Hazloquetedélagana.—respondióde

malagana.—¿Simequedovolverás?¿Oseguiráspasandolosdíasfueradecasa?Audreynorespondió.Sefuedirectaasuhabitaciónycerrólapuerta

dejando ir un suspiro. Se alegraba inmensamente de que le hubierapreguntado si podía volver. Aunque aquella discusión hubiera hechocambiarmuchascosasentreellos,preferíatenerloahíysaberqueporlasnochesdormiríanbajolasmismassábanasantesquenoverle.

Fingióquesupresencianoleimportabalomásmínimoy,despuésdecambiarsederopasaliódeldormitorioparamarcharse.—Audrey espera.—Pidió frenándola sujetando uno de sus brazos—.

¿Puedovolver?¿Podemosseguirconestocomohastaahora?—Vuelvesiquieres,Edward.Peroestonovolveráasercomoantes.Se

suponíaoyo,comolaidiotaquesoy,supusequemeapoyabas,queestabasconmigo. Sin embargo eres igual que Owen, al que tanto odias. Teenfadas,me haces enfadar por algo que creo hasmalentendido y huyes.Erescomoelrestodelostíos,tiraslapiedraynosoloescondeslamanosino que sales corriendo. Pensaba que estabas conmigo, sin embargo,igualquehizoOwen, también tú tehasmarchadoymehasdejado sola.¿Quieresvolver?Hazloquequieras,peronoesperesquesealadeantes

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comosinada.Nopensabaquemeafectasesperomehashechodaño.Sindecirunapalabramástiródesubrazoparasoltarsuagarreysalió

delapartamento,dejándolocompletamentesolo.Ella tenía razón, había huido sin haber escuchado su versión, pero...

¿Le comparaba con ese indeseable? Salió del apartamento para ir altrabajodebatiéndoseentresidebíaonodebíavolverconella.

LahoradelacenaestabaporllegaryEdwardaúnsedebatíasobrequé

hacer.Alsubirenelcochedejóqueelazareligieraporélasíqueempezóaseguiraunvehículoencuestiónydecidióquesigirabahacialaderechairíaacasadesumujerysi lohacíaalaizquierdairíaasuapartamento,con lo que, con esa decisión, también terminaría su relación. Pero elautomóvilgiróaladerecha,yunasonrisadealiviosedibujóensucaramientras conducía de vuelta a lo que él había aprendido a considerar«hogar».

Respiróaliviadoalentraryverlaluzencendida,yalescucharlaenlacocina.—Buenasnoches...—Buenasnoches—respondiótajante.Sería duro, pero haría lo posible por devolver su relación al punto

exacto en el que había quedado cuando Dana apareció en la tienda decampaña.

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CapítuloXII

Edwardhabíaacordadoconsupadrequeelfindesemanasiguientealcumpleaños de Audrey cenarían en su casa para presentársela, pero lasituación entre ellos todavía estaba patas arriba, así que lo pospuso unpocomás.

Aunque menos, aun se dirigían la palabra con tono seco y distante,todavía estaban demasiado marcadas sus distancias, distancias que élmismohabíaprovocadopordejarse llevarpor loque Jack llamócelos.Aunasí, losdíashabíanseguidopasandoyhabíallegadoelmomentodequelosseñoresHarrelsonconocieranalaesposadesuhijo.

SeacercabalahoradelacomidayAudreyestabaconlosnerviosde

punta.Acababadesacarlaspatatasdelhornocuandoderepentesedejócaer

de rodillas en el suelo y empezó a llorar. No estaba conforme con lasituación,nosesentíacómodaconlavisitayaúnerapeorsaberqueibaaservirlescomidavegetarianaypensarquelaibanatacharderaraporello.—¡Hey! ¿Qué te pasa? —Le preguntó amable mientras trataba de

ayudarlaaponersedepie.—Todo. Me pasa de todo, Edward. Tus padres... Patatas al horno,

ensalada,salsade...—Amispadresnolesimportaráqueseaunacomidavegetariana.Ellos

vienenaconocerteati,noatusdotesculinarias.—Dijosujetandosucaraentre las manos—. No le des tanta importancia a algo tan sencillo.Además,ellosnoestántodoeldíacomiendoloquetullamascadáveres,tambiéncomentodasestascosas,tusolohasquitadouningrediente.Notejuzgaránporello.—sonrió.—Para ti es fácil decirlo, pero no sabes cómome tratarán, o lo que

pensarándemí.—Recuerdo cuando llegamos aquel día, hace algunas semanas, y

estaban tus padres en la puerta. Me acuerdo del odio que había en lamiradadetumadreylaformaenlaqueapretujómiropaarrugadaentrelas manos... Mis padres te adorarán, te adorarán como me adoran tuspadresamí.—Sonrióagachándoseparaquedarasualturayleguiñóunojo—.Tengo...tengounfavorquepedirte...—sutonoestaveznosonaba

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tanafableocariñoso.—Measustas.—Porfavor,O,porfavor...Séquesiguesenfadadaconmigoyqueme

odias.Yséquequieresque todoestose terminecuantoantes...Teruegoquetratesamispadrescomoquieras.Segrosera,borde,loquetúquieras,perotesuplicoqueseasamableconmihermana.—Mehacesparecerunamaleducada.Tengoeducación,¿Sabes?—Losé.Ypaciencia.Otranomehabríaaguantadonimehabríadado

otraoportunidad.Peroesqueellaesmuyespecialparamí.AntesdequeAudreypudieraresponderlellamaronaltimbre.Edward

la miró con ojos suplicantes y ella asintió amable sin replicar. Muchodebíaquererasuhermanacomoparapedírselodeesaforma.Leofrecióunamano,peroelladudósicogérselaono.Nohabíanvueltonisiquieraarozarsedespuésdeesedomingo,ytemíaaloquesabíaqueibaasentir.—Vamos,nomuerdo—sonrióEdward.Estirólamanoyentrelazólosdedosconlosdeella.Lamiróporun

segundotentadodebesarla,perosololeguiñóunojoyseacercaronalapuerta cogidos de la mano como se suponía que debían ir y, al abrirsaludaronamablementea losseñoresHarrelson.Lamujerparecíafinaydelicada,nadaqueveraloquehabíaimaginadoyalverlaseacercóaellaylaabrazócariñosamente.—Nosalegramostantodequeesecabezahuecasecasara.Quizásnofue

labodamásapropiada,perofueconunachicatanagradable.—Yopienso como tú, querida.—dijo el hombre entrando en el salón

después de ellas—.No fue la bodamás apropiada, pero la novia es unencanto.—¿Usted? —preguntó boquiabierta y con los ojos como platos. Él

asintió—.Noteníaniideadequeustedfueraelpadre...—Noteníaniideadequeyalaconocías.—Lahevistorondar laoficinadeEddie.Hacealgomásdeunmes la

escuchédecirleaAlessiaqueerasumujer...—sonrió.Audrey había pasado los días imaginando personas frías y distantes.

Edwardyellahabíantenidounabodapocohabitual,justoalamanecersesepararon y habían pasado cinco años sin siquiera acordarse de laexistencia del otro. Y ahora, de pronto, volvían a estar juntos yaparentemente felices. Sin dudas, imaginó un trato distinto, pero lo queteníafrenteaellaeranpersonasamablesyafectivas.Cuandomiróhaciala

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puertase leencogióelcorazónalverasumaridoabrazadoaunachicabajita con síndrome de Down. Había imaginado a una rubiadespampanante,egocéntricayextremadamentemimada,unachicavestidadeChaneldelospiesalacabeza,unachicaconuntonodevozpedanteyunaformadehablarmáspedanteaun,peronoaunachicaasídeespecial.

SusojossellenarondelágrimasalrecordarlaspalabrasdeEdwarddenotratarlamal.—No te dejes llevar por su aspecto —dijo el hombre—. Ella no es

retrasada como todos creen. Quizás solo un poco más lenta, peroprobablemente sea más inteligente que su hermano. Y también tiene sugeniosilehacesenfadar.—Nomehaafectadoque tuviera síndromedeDown...Es soloqueno

meesperabaveraEdwardtanafectivoconsuhermana.—AlospocosmesesdenacerAileefalleciódemuertesúbita.Ledioun

paro cardiaco fulminante y se la llevó sin que pudiéramos hacer nada.Eddie sequedódevastado, amabaa suhermana,yClairenopuede tenermáshijos,asíqueadoptamosaDawn.—Esungestoprecioso.—Ellaesunregalo—sonrióelhombreendirecciónasuhija—.Bueno

¿y... la cena? Huele que alimenta —preguntó buscando la mesa a sualrededor.

Edward y Dawn pasaron la comida riendo y gastándose bromasmientrassuspadresllenabanaAudreydepreguntassobrequéhacía,aquésededicabansuspadres,cuántohacíaquevivíasola...EllareíacuandoelseñorHarrelsonlecontabaalgunaqueotraaventuritadesuhijoysesentíaun tanto celosa cuando hablaban de las pocas exs que habían conocido,todasexuberantesysimpáticas.

Depronto,despuésdelsegundoplatoyenunapausadelainterminablepero amena conversación,Audrey se levantó de lamesa y desapareciótraslapuertadeldormitorio.—Estáunpocoestresada—dijoEddietratandodedefenderla.—Me encanta Audrey. Hijo, has acertado con ella. Y su comida es

deliciosa. Voy a necesitar que me explique cómo hacer esto... —dijoseñalandounasbolitasdeloquepensaronseríapatatarebozada.—Amímecayóbienlaprimeravezquehabléconellaenelascensor,

eldíaquesupequeeratumujer.Peroesunachicaencantadora.—¿Ytúnovasadecirnada?—preguntóEdwardasuhermana.

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—Amínometienequegustar.Tetienequegustarati—dijosimpática—. Creo que es buena persona. Es muy guapa, es agradable y estáenamoradadeti...Notienequegustarmeamí.¿Tegustaati?—preguntó.—Megusta.—admitiósinrodeos,despeinandoasuhermanamientras

ellasequejabaporlomuchoquelehabíacostadohacerseesepeinado.HacíamediahoraqueAudreysehabíaencerradoenelbañoyEdward

empezabaapreocuparsedequelehubierapasadoalgoasíquesedisculpóconsuspadresyfueaver.

Llamócondostoquessuaves,lapuertanoteníacerrojo,asíquepodríahaberentradodirectamente,peroesperóaqueellaledierapermiso.—¿Estásbien?—preguntóasustadoalverlallorar.—Tufamilia—alcanzóadecirentrehipidos.Élnopreguntó,seacercó

a ella y la abrazó con fuerza, sorprendiéndola con ese gesto—. Son unencanto.—¿Yporesolloras?—sonrió.—Esporquemearrepientodehaberpensadolopeordeellos.Pensaba

quecomotúeresuncapullo,tufamiliatambiénlosería.Noesperabaesoúltimoysinpoderevitarloestallóenrisas.Si,eraun

capullo. Lo era por haber mandado al traste lo que prometía a ser unarelaciónidílicadespuésdeaquellanocheenlatiendadecampaña,peronoesperaba que Audrey se lo dijera de esa forma, tan directa peroencantadora.

Edwardapoyólasmanosensushombrosparaapartarlayactoseguidolasllevóasusmejillasparasecarlelaslágrimas.—Nolloresporeso.—Gracias por la lección de no prejuzgar sin conocer queme habéis

dadotufamiliaytú.—¿No prejuzgar sin conocer? —Sonrió—. Yo no he hecho nada.

Ahora,señoritaDoherty,vayamosalcomedoryterminemosdedisfrutarestabonitareuniónfamiliar.Porcierto,mispadrescreenquetucomidaesdeliciosa.—¿Deliciosa?—Deliciosa.Alregresaralsalón,Audreyteníalosojosligeramenteenrojecidosy

aspirabaconfuerzadevezencuando.Supoque lafamiliadeEdwardsehabíadadocuentadequehabíaestadollorandoporlaformaextrañacon

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laquelamirabanyEdwardynosecontuvodedecirlesporloqueera.—También nos gustas mucho. Y creo que hablo por los tres cuando

digo que nos caes muy bien. —Dijo amable y con una sonrisa en loslabios,acompañadoporelasentimientodesumujerydesuhija.

Edwardllevóunamanoa lasuyay leguiñóunojoantesdebesareldorsodesusdedosyvolverasusilla.

Unratodespuésdelcaféquesiguióalpostreycercadelascincodelatarde,elseñorHarrelsonpropusounbrindisantesdemarcharse.Audreynoteníaconquéhacerloasíque,sindudarlo,decidióbajaraunalicoreríaquehabíanomuylejosdesucasa.—Me niego a que vayas a comprar una botella solo por nosotros.

Podemosbrindarconalgobebiblequetengasencasa.¿Leche?—No tardaré. Sólo serán cinco minutos. Entretanto su hijo puede

enseñarleselapartamento…—dijocorriendohacialapuerta.—Voycontigo.—DijoDawnyendotrasella.Dawnhabíaestadobuscandoelmomentoparadecirleasucuñada lo

que llevaba rato pensando, pero no había encontrado el momentoadecuadoparaquenosonasedesagradableo fuerade lugar.Al llegaralsupermercadoAudreysedirigióatodaprisaaporunabotelladewhisky,perosedetuvofrentealaestanteríasinsaberquémarcaexactamentedebíallevar.—Mipadrenobebewhiskybarato,peropuedescogereste.Creoquele

gustaráporquealgunavezhevistounadeesasbotellasensuoficina.—¿Tu no quieres trabajar en la empresa de tu padre? —preguntó

cogiendolabotellaqueDawnlehabíaindicado.—¡Porsupuesto!Peroauntengoveintidósañosymequedaunañode

universidad —sonrió—. Tus padres son arquitectos... ¿Por qué no hasestudiadolomismoqueellos?—Puesnolosé.—SonrióAudrey—.Supongoquemellamabamásla

atención algo como lo quehago...No es tan artístico, ni tan técnico... almenosnoaesenivel.Megustamitrabajoperonuncameheplanteadoserlomismoqueellos.

CaminaronderegresoacasahablandosobrelosestudiosdeunaydelaotracuandofrenteaellaspasóOwen.Audreyrezódetodaslasformasposiblesno tener tanmalasuertedeque lasviera,perocomosihubieratenidounimán,suexsegiróhaciaellas.

Audreypretendiódirigirlesolamenteunasonrisacortéssindetenerse

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ahablarconél,peroantesdepasarporsuladoOwenhabló:—Audrey…—Hola, Owen… Te presento a Dawn Harrelson, la hermana de mi

marido.Dawn,éles…él…—Vamos,O,dilequiensoy…HolaDawn.Encantadodeconocerte.Yo

soyOwenStamford,elhombreconelqueAudreyibaacasarseantesdequetuhermanointerrumpieralaboda.

Trató de sonar gracioso, pero lejos de eso, Dawn la miró como sifueraunatraidora.—Cuandocuentesesahistoriarecuerdaañadirtupartetambién,Owen.

Quetefuistedelunademielcontuexenlugardeconlachicaconlaqueteibasacasar.—Añadiódemalagana—.Yrecuerdaañadirquedespuésdepasarloengrandeconotravinisteareclamarmeyledisteunpuñetazoamimarido.Además,¿Estaestuformadeactuardespuésdedecirmequemeamabasyquequeríasvolver?—Medejasteclaroquepreferíasaldueñodetucorazón…Audreyresopló,mirándolocompletamenteofendidaporloquehabía

dicho.AgarróelbrazodesucuñadayesquivóaOwenparavolverrápidoalapartamento.

Odiaba a Owen. Le odiaba. Le odiaba por haberse presentado en sucumpleañossininvitación,porhaberprovocadoqueEdwardseenfadaseysemarchaseyporloqueacababadepasardelantedeDawn.Perojustoenesemomentodecidióquenovolvería a cruzarniunapalabra conél.Sidespuésdeloquelehabíadichoenellagonohabíaentradoenrazón,yanomerecíalapenagastarmástiempoysalivaconél.

Dawnnodejódemirarlahastaqueentraronen suedificioyAudreysabíaquelaestabajuzgando.Ellamismasejuzgaríaasímismadehaberescuchado lo que había dicho su ex. Aun así no dijo nada. Subieron alascensoryesperaron,ensilencio,aquesedetuvieraenlaoctavaplanta.—No le rompas el corazón ami hermano—dijoDawn antes de que

Audreyabrieralapuerta—.Siempreactúacomounadolescentelocoparaevitarquelehagandaño,perocontigonoestáactuando.—Lonuestronoestansencillo.—No. Eso es lo que tú crees. Crees que estáis actuando para quemi

padre le dé el puesto de director. Conozco a mi hermano y él no estáfingiendo.Aél legustas.Asíque termina loque seaque tengas conesetipodehaceunmomento,porelbiendemihermanoyeltuyo.

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—¿Podemosentrarya?—preguntómolestaporelsermón.—Podemos.Peronoignoresloquetehedicho.Mihermanotequierey

no quiero que le rompas el corazón haciéndole creer que te importacuandonoesasí.

Audrey se sintió terriblemente incómoda.Hacía solo unas horas queconocía aDawn y, aunque al principio le encantó, no le gustaba que ledijeraquéhacer,ymenosauncuandohabíasidoélquienlehabíarotoelcorazónalmarcharsedespuésdediscutir.¿Quénolehicieracreerqueleimportabacuandonoeraverdad?SehabíaenamoradodeEdward.Inclusose lo había dicho a su ex sin reparos, pero no volvería a repetirlo, ymenosaúnsisussentimientosparecíansobreactuados.

A duras penas había logrado prestar atención al brindis del señor

Harrelson. Había actuado como un autómata mientras analizaba lo queDawnlehabíadichosobrelossentimientosdeEdward.Lehabíadichoquelequería...¿PoresoseenfadóconlallegadainesperadadeOwen?¿Acasoestabacelosoyporesosehabíaenfadadoasíysehabíamarchado?

No.Nohabíajustificaciónparaqueledijeralascosasqueledijo,coneltonoqueusó,yqueluegosemarchasesinmás.Perosihubierasidoalrevés... Si hubiera sido al revés, probablemente ella también se habríaenfadadomucho,tantocomoparamarcharsedellagosinmiramientos.

Los Harrelson salieron del apartamento de Audrey completamente

felices por la pareja tan bonita que hacían su hijo y Audrey, por loencantadoraqueleshabíaresultadoysobretodo,porverquesuhijohabíalogradosentarcabeza,aunquehubierasidoen tanpoco tiempocomoenunmes.

Tanprontocomolaparejacerrólapuerta,Audreytiródeélhastaeldormitorio,parasorpresadeEdward.—Noesparaloquecrees—ledijocompletamenteseria—.Volviendo

de la licorería nos hemos encontrado a Owen. Se ha presentado a tuhermanacomoelhombrequeseibaacasarconmigo.—¿Esoquieredecirquetehasparadoahablarconél?—sutonodevoz

habíacambiadonotablemente,igualquelaexpresióndesucara.—Si.Peronomeheparadoyo.Él noshabloqueado el pasoynohe

podido negarle el saludo. Pero no es eso lo que te quería decir. Sigopensandoqueno tengoque justificarmeporhablarconalguiendequien

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estuve enamorada durantemás de tres años—Edward resopló—.Medamiedoquetuhermanalescuenteatuspadresqueibaacasarmeconotroestandocasadacontigo...—Mipadreyalosabe—confesó—.Latardeanterioraquevolvierasa

casaestuvehablandoconélyselocontétodo.Élyasabíaqueestábamoscasadosporqueteescuchódecírseloamisecretaria.—Audreypusocaradeconsecuencia,comosihubierametidolapataconalgoquenodebierahabermencionado—.No te preocupes. Esmejor así. ¿Le ha dicho algomásamihermana?—No. No he dejado que siguiera hablando. Le he dicho que cuando

cuentequetepresentasteenlaiglesiatambiéncuentequehuyóconsuexdeviajedenovios.

Ambos se quedaronmirándose como si hubiera algomás que decir,pero ninguno abrió la boca. Edward se fue al salón pensando en loestúpidoqueerapornohaberlaabrazadoyhaberlepedidoquesecallasecuandomencionó al indeseable. Realmente lo odiaba, detestaba el falsotono amigable que usaba con él, la extraña obsesión que tenía con sumujer, pero sobre todo, por haberle hecho temer que fuera verdad quepudierarecuperarla.Ellasequedóenlahabitación,callandosudeseoporpreguntarlesilaquería.Sirealmentesentíaalgoporellapodríantratardearreglarsusdiferenciasyprobardeserfelicesjuntos,sinelfantasmadeOwenrondándoloscontinuamente.

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CapítuloXIII

Nuncarecibíavisitasenlaoficina,noporquenopudiera,sinoporquetodossabíanlomuchoquelegustabasutrabajoylopocoquelegustabaque lamolestasen con nimiedades. Pero el señor Harrelson no solo noteníaniidea,sinoquepensóqueerabuenaideasaliradesayunarconsunuera.

Al llegar al edificio en el que Audrey trabajaba se deleitó soñandodespierto,imaginandocomoellaconseguíainversoresparasuempresaoque invertía para él. En verdad no tenía ni idea de a lo que se dedicabarealmente, pero no le importaba, porque la adoraban hiciera lo quehiciera.

CuandolaschicasdelarecepciónllamaronalpuestodeAudrey,éstano secreía loque ledecían.Peroprontomencionarona sumaridoyalpadredeésteynodudóenbajar.—¡SeñorHarrelson!—TambiénpuedesllamarmeRoy.—Roy...No tenía ni idea de su nombre de pila—sonrió—. ¿Con qué

puedoayudarle?—Vayamosadesayunar.¿Hasdesayunado?—Si.Fuiconunaamigahaceunpardehoras.—Ahsí...LachicaquevieneldespachodeEddie...Detodasmanerasno

teaceptounnoporrespuesta.Ese hombre era testarudo y además, la persuasión personificada.

Aunqueledijoquenoconunadecenadeexcusas,insistióenhablarconsujefesieranecesario,asíqueterminóaceptandotomaruncaféconél.

Como el señor Harrelson no conocía demasiado la zona dondetrabajabaAudrey, ésta decidió llevarle a su cafetería de siempre, dondeMikelesatenderíatanprofesionalmentecomocadadía.

Subieron a la segunda planta y se sentaron en lamesa que todas lasmañanasocupabanellayDana—Tepreguntarásporqué tanta insistenciaendesayunarcontigo,¿no?

—Ella asintió con la cabeza mientras le sonreía—. Toma. —dijo elhombre,ofreciéndoleunapequeñacajitademadera.—¿Quées?—Era el anillo demi bisabuela.Cuando se casómi abuela lo heredó

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ella, cuando lo hicieron mis padres fue mi madre quien lo heredó.También lo tuvo Claire y ahora es tu turno de llevarlo. Es como unsímbolodeamorounsímbolodeperpetuidad...—Yo no puedo aceptar algo tan importante para la familia, señor

Harrelson.—Estáscasadaconmihijo.Lequieres,¿verdad?—Nuevamenteasintió

conlacabezamientrasdesviabalamiradaalajoya—.¿Acasonoquieresaceptarla porquenohedado el ascenso ami hijo?No te preocupes poreso, los papeles están listos. Estamisma semana será director.—sonrióorgulloso.

Audreysintiócomoeseeraelprincipiodel fin.Elacuerdoque teníacon Edward era que se separarían cuando él obtuviera su ascenso, soloque ella no esperaba que fuera tan pronto y tampoco quería que semarchase.Sinpodercontrolarlosepusoallorar.Elhombreselevantódesu asiento, rodeó lamesay abrazó a sunuera creyendoque solo estabaemocionadaporelregalo.

Pasaron cercadeunahora en la cafetería.El señorHarrelson estabaemocionadocontenerasuhijodedirectivoyprometiódarlemástiempolibreparaquepasasenmáshorasaldíajuntos,ignorandoqueeseascensoeraunacondenaparaesematrimonio.

No eranmuchas las vecesqueAudrey llegaba a casay encontraba a

Edwardpreparandolacena,peroeseeraunodeesosdías.Todoelsalónolíaaloquefueraqueestabapreparandoyolíaespecialmentebien.—Hasllegado...—sonrió.—HolaEddie.—Vienesseria.¿Unmaldía?—Tupadrevinoavermeestamañana.Edward soltó el paño de secarse las manos sobre el mármol de la

cocinayseacercóaella.PeroAudreynodijonadamás.Metiólamanoenelbolsoysacólacajitacuadradaconelanillodeplatinoydiamantesquesusuegrolehabíadadohorasatrás.—¿Eselanillodemi...?—Tatarabuela.Si.Edwardyonopuedoaceptaralgoasí.—Esunatradicióndelafamilia.—Tu padre ha preparado los documentos de tu ascenso. Ésta misma

semanatendrástupuestodedirectivo...Hoyesmiércoles…

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¿Y ahora, qué?Ambos sabían lo que venía después y ninguno sabíacómoseguirconlaconversación.

CuandoAudrey fueadarseunaducha,Edwardmaldijo internamentepor haber propuesto un trato como ese: fingir que ese matrimonio erareal. Pero era peor pensar que tendría que darle el divorcio cuandoascendiera,yesoera,lamentablemente,esamismasemana.

Lacenaestabaservidayambosestabansentadosalamesa,unofrentealotrocuandoelladecidióempezarunanuevaconversación.ElsilencioentrelosdoseramuchopeorquelaausenciadeEdwardcuandoseenfadó.—¿Tehasaficionadoaprepararlacena?—Audrey,noteníaniideadequemipadrefueraadarmeelascensotan

rápido.—Bueno.Algunavezteníaqueser.—sonrióforzadamente.—Te escandalizaste cuando te dije que a lo mejor era un año...

Llevamossolounmesymedio.—Aveces esmejor terminar las cosas antes de encariñarseyque sea

peor. —«Maldita loca, ¿Pero tú te estás oyendo? ¿De verdad quieresperderle?»sedijomentalmenteodiandolaspalabrasqueacababadedecir.QueEdwardladejasesignificabaquedarseconelcorazónroto,otravez.—Supongoquefuebonitomientrasduró.Ambossemirabanfijamente,comosiesperasenqueelotrohicierael

mínimo gesto para confesar que no querían separarse del otro. Pero lacenaterminóypocoapocotambiénllególahoradeiradormirsinqueningunosedecidieraahablar.

Yaen lacama,Audreydeseócontodassusfuerzasquesumaridoseacercaseaellaylaestrechaseentresusbrazos,Nonecesitabamás,soloelcontactodesuscálidosbrazos.Nohabíadisfrutadodeesematrimonio;enunmesymedionohabíatenidotiempodenada,nohabíansalidoacitas,no había conocido a las amistades de sumarido, ni siquiera conocía lomásbásicosobreél.

Pasóuna,dos,treshorasynohabíaformadepegarojo.Pensabaunayotra vez como decirle que no terminasen aun su matrimonio, pero noencontraba lamaneradedecirlo.Se suponíaque era ella laquedeseabaqueesoterminasecuantoantesperoenrealidadnoeraasí.

PorlamañanaAudreysolohabíadormidounahoraylasojeraserannotables en su cara. Al entrar en la cafetería sonrió a Mike y subió alsegundopiso,dondeDanaestabaleyendoalgoensumóvil.

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—No sabía que estábamos en carnavales. ¿Vas de oso panda? —preguntóconsuextrañohumor.—Ohsí.Voydepanda,pero,¿dequévastú?—¿Quéhapasado?¿HasidootravezEdward?¿Habéisdiscutido?—Estasemanaessuascenso.—¿Ésta semana? Eso es hoy o mañana —Audrey asintió con la

expresión seria—. ¿Eso quiere decir que os divorciáis? Pero eso esabsurdo,O,perosiestáisenamorados.Sevealalegua.

Mike les llevó el café sin mencionar al señor Harrelson, algo queAudreyagradecióenormemente.Noqueríanimencionarnioírhablardelanilloquelehabíandado.

CuandoEdwardllegóasuoficinaencontróaColinsentadoenelsofá,esperándolo.Porunmomento se lamentódeque supadreno lehubieradadoaélelpuestodedirectivo.Sabíaquetambiénestabacapacitadoparaserdirector,yademásélhabríapreferidoqueelascensollegaseunpocodespués.

Colinselevantóencuantolovioyseacercóaélconunasonrisa.—Enhorabuenaporelascenso,señorHarrelson.—¿Gracias?—Mesientoorgullosodehabersidounbuencandidato,perosindudas,

supadrehaelegidoalmejor.Déjemedecirlequeseráunhonorparamíestarasucargo.

Quizásporlamalanochequehabíapasadooporelrechazoquesentíaantesuinminentenuevopuesto,Colinnoleparecíatandesagradable,siuntantoempalagoso,peronotandesagradable.

Firmó lospapelesque le traíaenunacarpetadecueroblancaconellogotipo de la empresa en dorado y cuando se quedó solo nuevamenteabrió con reticencia el segundo cajón de su escritorio, donde tenía unsobrenegromembretado.—Nomepuedocreerqueestéhaciendoesto…—dijomientrassacaba

unpequeñodossieryfirmabaenlascasillasenlasqueponíasunombre—.Definitivamentenopuedocreerquelohayahecho.

Soltó el acuerdo de divorcio nuevamente en el cajón, cerrando laplumaconcuidadoperolanzándolacontodassusfuerzasactoseguido.

Acababadefirmarsusentencia.Nunca,niunasolavezensuvidasehabía planteado casarse connadie.Ni siquiera se le había pasadopor lacabeza una triste y fugaz vez. No. No hasta que llegó Audrey, con sus

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sanasydeliciosascomidasvegetales,consustrajeselegantesysucómodavida.No,hastaquevivióconsumujeryseenamoródeellaydeloquelehacíasentir.Acababadefirmar,voluntariamente,unacuerdoenelquelaperdíaparasiempreynosiquierasehabíapuestofrenosasímismoparanohacerlo.

Selevantódelsillóndeejecutivoyseacercóhastalavidrieraenbuscadeunpocodesosiego.

¿Yahoraquédemoniosibaahacer?EraimposiblequevolvieraasuantiguavidaporqueconAudreyhabía

aprendidoloqueeraenrealidadlavida.Edward no llegó para la hora de la cena.Había pasado horas dando

vueltas de un lado para otro con el coche, con el sobre negro cuyocontenidodetestabaenelasientodecopiloto.Noseatrevíaa iracasayverlacaradeAudreycuandoledijeraqueteníaesospapeleslistosdesdesuprimerasemanajuntos.Perountratoesuntrato,yaunquenolegustaseélmismohabía acordadodarle el divorcio cuando ascendiera, demodoque,aunquenolegustase,teníaquehacerlo.Quizás,consuerte,Audreysenegaríaafirmarlosypodríaromperlosydeshacersedeellos.

Alentrarenelapartamentoésteestabaaoscuras.Audreynoestabaenla cocina, ni cenando, no estaba en el salón y tampoco salía luz de lahabitación.Entróenelapartamentojustounpardeminutosdespuésdeélcomosihubieravenidocorriendo.—Losiento.Estabaenunareuniónquesehaalargadodramáticamentey

nohepodidoavisarte—sedisculpófijándoseenelsobrenegro—.¿Quées? —Edward no respondió. Pese a no querer hacerlo le ofreció eldocumento—.Sonlos…—Es el acuerdo de divorcio. He firmado hoymi ascenso y los tenía

guardadosdesdehacemásdeunmes.—Ylostienesfirmados…—Edwardasintiócondesgana.Podríanegarlounaymilveces,esperabaquesumaridopreparaselos

papelesdeldivorciocuantoantes,peronuncaimaginóqueselosdaríatandeprisacomodeundíaparaelotroytodavíamenos,queselosentregasefirmados.Tragóconfuerza.—¿Te importa si los firmo mañana? Estoy cansada. —dijo yéndose

hacialahabitación.—¿Novasacenar?

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—NoEddie.Novoyacenar.Mevoyadormir.A duras penas lograba contener las lágrimas por lo que acababa de

pasar.Loquenuncaesperóquesucedieratandeprisa,estabaporpasarenunas horas.Eddie le había dado los papeles del divorcio, y se los habíaentregadofirmados,loquesignificabaqueelladebíahacerlomismo.Porsifuerapoco,élsemarcharíadespuésdeeso.

Se tiró sobre la cama cubriéndose la cara con la almohada. Debíadecírselo. Tenía que decirle que le quería y que no quería que se fuera.Esperaría a que entrara en la habitación y se lo diría. Pero Edward noentró.

La noche fue eterna. Los segundos se contaron comominutos y losminutoscomohoras.Peroinevitablementeelvierneshabíallegadoyconél,elmomentodeafrontarlarealidad.

Ningunohabíaimaginadoqueelfindesemanaanteriorcomeríanconlos padres de Edward y al fin de semana siguiente estarían tristementeseparados.

Eldesayunoestaba servidoypeseaestar sentadouno frentealotro,evitaban mirarse a la cara. Audrey no quería hablar por miedo aderrumbarse y él por su lado buscaba desesperadamente la manera dedecirleloquesentía,peroellanoparecíadarlepie.—¿Teapetecehaceralgoespecialjuntos?—empezóEdwardqueriendo

romperunpococonelsilenciosepulcralquelesrodeaba.—¿Comoqué?—No sé. —«Romper los papeles del divorcio y vivir felices para

siempre,porejemplo»pensó—.Podemosirallagoyrememoraresefinde semana que se quedó incompleto. O podemos hacer un viaje a otrositio.Podemosiralaplaya...—No, Eddie. Prefiero no hacer nada. No cambiaría nada hacer algo

juntos,¿no?—Nosdejaríaunbonitorecuerdo.—Peroyonoquierorecuerdos,Eddie.Conlosrecuerdosnohagonada.

—«Yotequieroati.Quieroquetequedesconmigoyquetodaslascosasquehagamosseanespeciales»pensó.

SinterminareldesayunoAudreyfuealahabitaciónyvolvióconlospapelesfirmados.—Supongo que este ha sido nuestro último desayuno. Voy a... Voy...

—«díseloahora,idiota.Díselo...»—Voyarecogermiscosas.Supongoque

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querrástenertuarmariodisponiblecuantoantes.Era imposible. Era imposible que ella estuviera aceptando tan

alegrementequeEdwardfueraamarcharse.Seofendíaasímismaalversesentada en el borde de la cama sin hacer absolutamente nada más quemirar loqueélhacíamientrasmanoseaba lacajitadelanillofamiliardelosHarrelson.—¿Quétepasa?—Nada.Supongoqueesporqueesto seacaba—confesómirándoloa

losojos.—Has firmado los papeles. Era lo que querías, ¿No? —Ella asintió

dubitativa.Audreymiróelanilloporúltimavezconlaexpresióntensa.Nosabía

cómopedirlequeledejaseestarasulado,peroaunasí,leofreciólajoya.Edwardseagachófrenteaellaysujetósucaraentrelasmanos.Lamiróalosojosqueriendodecirleloquepensaba,peronuevamentenopudo.—Eseeraeltrato,¿no?—Loera...—¿Sigues queriendo que sea así? —Audrey no respondió de

inmediato y, pero al recordar que él había firmado los papeles deldivorcioprimeroasintióconlacabeza.

Edwardmiró el anillo en la cajitaydeseóporunmomentoque ellahubieradecididonodárselo,quehubieradecididoquedarselajoyayporende,quedarseasulado,perolehabíadevueltolasdoscosas,elanilloylospapeles,yesosoloqueríadecirunacosa:quenoloamaba.—Yahora,¿quéharás?—Seguiréconmivida,conmitrabajo,conmisamigos...¿Ytú?—Volveré a mi apartamento. Hoy me explicarán mi nuevo puesto y

tomaréposesióndeéllasemanaqueviene.Tepediríaqueestuvierasamilado,peronoquieromolestartemásdeloquelohehecho.—Nomehasmolestado,Eddie.Alprincipioquizás,peroluegoyano.

—«Ynoquieroquetevayas».—Mealegrodequeestohayafuncionadoduranteestetiempo.Mehace

plantearmeenseriolodesentarcabeza.—Sonrió,obligándolaaqueellatambién lo hiciera aunque fuera de forma forzada—.Nome gustan lasdespedidas,nialargarelsufrimientodeformaestúpida,asíqueyamevoyya.—Edward—dijoenuntonocasidesesperado,perocuandosegiróno

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fuecapazdehablar.—Si.Yotambiéndeseoquetodotevayabien...Alcerrarlapuertadelapartamentolaescuchóllorarysintiócomosu

garganta se encogía violentamente. Pero no hizo nada, solo siguiócaminando hasta el ascensor, y luego hasta su coche. Y luego condujohastaunapartamentoqueodiabaporqueellanoestabaenél.

Cuando entró en su dormitorio lanzó lamaleta con fuerza contra lacama.¿Nopodíahaberhechoaunladosuorgulloypedirlequesiguieranjuntos? Si ella le rechazaba al menos lo habría intentado y no estaríasintiéndosetanlamentable.

Todo había terminado como tanto deseó los primeros días. Todo

terminósinquehicieranadaporevitarloyEdwardsehabíamarchadosinconocer sus sentimientos.Peroyanohabíamarchaatrás.Ellanoeradepretendervolverdespuésdehaber roto,noeradedesearqueun tiempopasadovolvieraynoeradesufriramargamenteporcosasquenotienensolución.Sevistióparairaltrabajoysaliódesuapartamentoconelnudodesugargantaoprimiéndoleconfuerza.Peronoibaallorar.Yanoibaallorarmás.Haría lomismoquehabíaestadohaciendocadadíaconélosinélydespuésdeuntiempo,olvidaríaqueesemesymediofueelmejordesuvida.

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CapítuloXIV

Mesesdespués:Hacía casi un año desde la boda interrumpida, un año desde que

Edwardllegóasuvidayluegosefue,ymuchosmesesdesdequenohabíavueltoaverle.

Durante ese tiempo no había sido capaz de salir con ningún chico.Siemprequelohabíaintentadohabíahuidodeellosdespuéscompararlosconsuex.Ningunoleproducíaesasensacióndevértigoalmirarla,oalrozar su brazo en un simple saludo. Ninguno la había hecho desearlecomohabíahechoEdwardsinsiquieraproponérselo.

Durante ese año había trabajado como si la vida le fuera en ello,buscando en las horas de oficina, el consuelo del desamor al que supropioorgullolehabíaexiliado.

Cuandoseacercarondenuevosusvacaciones,DanaempezóainsistirconiraLasVegas,quizássoloparaquesedistrajera,quizássóloparaquesalierandelaciudad,quizásconlaesperanzadequecometieraotralocuracomoladelaprimeravezysecasaseconotrodesconocidoqueluegolareclamasecomosumujer.—Vamos,O.Noseasaburrida.Lánzate—leanimódandounsorbode

caféymirándolaporencimadelbordedelvasodepapel.—No.Podemosiraotrositio,peroaLasVegasno.—¿PrefieresiraTailandia?—Ja, ja...—dijo exasperada—. Tailandia fue mi destino favorito de

todo el mundo, pero Hilary estuvo con Owen allí, así que ahora es midestinomásodiado.—¿YLasVegas?SéquenohassuperadoaEddie,pero…—Podemos ir a Santorini, Me gusta Santorini. Y es un sitio con

historia...—Grecia...—Audrey asintió—.Te insistiría conLasVegas, es injusto

que tu hayas estado y yo no. Y dicho sea de paso, que te casaras conalguiencomoEdwardyyotodavíaestésoltera.—Vamos Dana. Eres dueña de una agencia matrimonial. Búscate un

rico,guapoyjovenmaridoylisto.—NosésiaMikelegustaríaquemecasaseconotro...—¿Mike?¿Mikeel...?—preguntóexagerada.

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—Camarero.—riómirandohaciaatrás.—¿EsporesoqueinsistesenLasVegas?—preguntósorprendidaycon

losojoscomoplatosylabocaabierta.Las dos empezaron a reír por la ocurrencia. Dana se levantó para

marcharse y Audrey se quedó pensativa. Ojalá volviera a pasarle lomismoenLasVegas,ojaláfueraparapasarunfindesemanalococonsuamiga y se encontrase allí a Edward, ojalá se emborrachasen tanto queterminasencasándoseotravez.Estabaseguradequeestaveznoledejaríamarchar, que se pondría de rodillas si hacía falta para que no laabandonase.

Sepusoenpievariosminutosdespués,saliódelacafeteríaycaminódespaciohastaelinvernadero.Alllegarlesonrióelguardiadelaentrada.—BuenosdíasAudrey.Hacesolounratoquesemarchóesechico.—¿Esechico?—Estuvisteisjuntosunpardeveces...Alto,guapo,conojosazuloscuro,

moreno...Haestadoaquíalmenosunavezalasemanadesdehacemeses.—Explicó—. Empezó colándose por la rotura de la reja pero comotambiénélcuidabalasplantas,dejamosqueentraseporlapuertaprincipal.—Edward...¿Quédíasviene?—No puedo decírtelo con seguridad, porque a veces viene un lunes,

otrasvieneunsábado,otrasvieneporlamañanayotrasporlatarde.—Nosabíaquevenía...—murmurómientrascaminabahaciaelinterior.Audrey se adentró bajo la cúpula en la que estaban las flores más

bonitas de aquel jardín y paseó entre los caminos de guijarros blancosimaginandoaEdwardcolándoseporlarejaporlaquesecolaronaquellavez. Habíapensadomuchoenélduranteesos largosmeses,demasiado,quizás.Pero ahora lo haría aúnmás sabiendoque también él entraba eneseinvernadero,queéltambiénpisabaesosmismoscaminos,quetambiénacariciabaesasflores.

Unospasosmásadelantetropezóconalgo:unmóvil.Aldesbloquearla pantalla vio una foto que le resultó terriblemente familiar, y unhormigueo recorrió su estómago. Era ella. Era ella de espaldas.Reconoció el lugar y supo de inmediato de cuándo era. Justo en esemomentoempezóasonar.Delapantalladesapareciósufotoyaparecióladeunahermosachicarubiayunnombre:Megan.Noibaaresponder,noera su teléfono y, aunque conocía a su dueño, no podía hacerlo.Corrióhacia la entrada del edificio para que fuera el guardia quien contestase

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paradecirleaesachicaqueEdwardhabíadejadoolvidadosuteléfono.Podría haberle llamado para decirle que había encontrado sumóvil,

pero tenía la certeza de que si no le veía terminaría superando lo suyo.Escribióunanotaenunpost-itde losque siempre llevabaenelbolsoydejóelaparatoconelguardiadeaqueledificio.

Duranteelrestodesemanatratódenopensarquesuextambiénibaaesejardín,ydeevitarimaginarquequizásundíaseencontraríaconélallí.

Al llegarelfindesemanaDanahabíaseguidoinsistiendoquefueran

de vacaciones a Las Vegas, incluso Mike había hecho cuadrar susvacacionesconlasdeella.Yasíseencontró,derepente,conunamaletaenlamano,conunbillete

deaviónyconlareservadeunasuiteenelMirage,caminodelmostradordefacturación.—Dime,Dana,¿cómodemoniosmehasconvencidoparaesto?—Yoteheescuchadoa ticontodostusdramas.Ahoraqueríaquenos

acompañasesaLasVegas.¿Noquieresir?¿Deverdadnoquieresir?Puesquédate.Perosinovienes, tampocovuelvasa ira lacafeteríaporqueyanuncamásdesayunarécontigo.—Amenazó.

Consuturnosoltólamaletasobrelacintademalaganayesperóaqueellosterminasen.—Túganas.Peronadadealcoholpormiparte.Novolveréacasarme

conundesconocidoporculpademidescontrol.—Alomejornoesundesconocido...—murmuróDana.Audrey se detuvo y la miró temiendo que pretendiera hacerle una

encerrona.Quehubierahechoalgodeloqueellanohubierasospechadoyterminasepagando lasconsecuencias.De repenteseacercóalmostradordefacturación,secolóporlacintadelasmaletasparaasombrodetodoelmundo.

—¡Pero señorita!—Exclamó la azafata que atendía el mostrador—.¡Seguridad!—gritó.

Solounsegundodespuéssalióconsuequipajeenlasmanos.—Nopuedocogereseavión.Eliminemisdatosdelsistema.—Audrey...—AdvirtióDana.—¿Mehas tomadopor tonta?¿Creesquenomehedadocuentade lo

que pretendías? Has llamado a Edward, lo has concretado todo con él,¿paraqué?Parahacermepareceraúnmásidiotadeloquesoyenrealidad.

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No verle ha sidomi decisión. Él firmó el divorcio antes de darme lospapeles,Dana.Nomequería.Oalmenosnocomoparaseguirconmigo.Notengointencióndeperseguirunimposible.—O...—No.Losiento.Tehubierasalidobienlajugada,hastallevasaMike,

perohashabladomásdelacuentayhansaltadomisalarmas.Nopuedoircontigo.—¿TienesmiedodeEdward?—No, de él no.Tengomiedo de lo que sentí estando con él, y de no

volverasentirlonuncamás.Peronoesdecisióntuyaquevuelvaaverlo.Además,élsaleconalguien.—Esono...—¡Basta!—interrumpió—.Cogedesevuelo.Pasadunosdíasdelujoy

nocometáislocuras.Yonovoy.Losiento.Tequiero—ledijo,dandoporzanjadalaconversación.

Audreynodejóquedijeranadamás,seacercóaMike,lediounbesoenunamejilla,segiróhaciasuamiga,hizolomismoconellaysealejódeellosarrastrandosumaletadetrásdesí.

Nunca antes hubiera actuado así de no haber sido por el auténticoterrorquesentíaporveraEdward.Porverleysentircomodespertabantodoslossentimientosquehabíadesarrolladoporélyqueencerróenlomáshondodesucorazóneldíaquesefue.

El taxi la dejó justo frente a la puerta.Bajó, tiró de sumaleta y tras

cerrar lapuertacruzó laaceraparaentrarenelportal.Comosihubierasidouna retorcida jugarretadeldestino, frentea losbuzonesencontróaEdward.—¿Eddie? —«Oh Dios mío, que guapo está...» pensó intentando no

ponersenerviosa.—O...PensabaqueestaríasenunaviónhaciaLasVegas.—Yaveo...Eraiscómplices,¿no?—Supongo que algo así —confesó—. Dana pretendía que nos

encontrásemosporaccidentecomoaquellavez.—Perounencuentroplaneadonoesunaccidente.—No,noloes.—¿Yporquénoestásallí?—Enelúltimomomentonopudecogerelavión.Asíquesimplemente

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mefuidelaeropuerto.Noimportalosmesesquepasen,creoquenoteníaque haber aceptado que firmaras los papeles del divorcio.No tenía quehabersalidodetucasasinmás.—Confesó.

Edwardrecorrióconlamiradasubrazo,llegóhastalamanoyfijólavistaenlamaleta,señalándola...—¿Por qué no estás en el avión? ¿Acaso querías evitar encontrarte

conmigo?—Sí.—respondió sincera. Edward sonrió cínico y, después de negar

con la cabeza, empezóa caminar condireccióna la salida—.Noqueríaencontrarmecontigoporqueaúnnohesuperadoelestarsinti—confesócuando él pasó por su lado y se alejó un par de pasos, quedando casiespaldaconespalda—.Enestosmesesnohepodidohacermealaideadequequizásnadiemehagasentircomotú.Noteníaquehaberfirmadolospapeles del divorcio. Tampoco tenía que haberte dejado marcharte sinmás.

Ninguno de los dos se giró para enfrentar al otro. Edward siguiócaminando hasta salir del edificio y, cuandoAudrey le escuchó alejarsetragóconfuerzaysiguióhastaelascensor.

Cuando Edward se subió en el coche no sabía si reír o llorar. Eraindiscutiblequelaamaba,ylohacíainclusomásquecuandosefuedesucasa.Arrancóelmotorysealejódeallíconelestómagoencogidoporlaemocióndehaberoídoensubocasuspropiossentimientos.Quizásdebíahaberdichoalgoantesdemarcharse,peroellatampocolehabíadetenido.—Otrasmalditasvacacionessinnadaquehacer—sequejóellasoltando

la maleta en la entrada—. ¿Por qué demonios tenías que venir aquí,Edward?¿Elmundonoeslobastantegrandeparati?

CuandoEdwardentróensuapartamentosupoperfectamentedondeir.

Fuedirectoasumesilladenocheydelprimercajónsacóelanillodesutatarabuela, el mismo que Audrey había recibido de su padre y que lehabíadevuelto.Besólajoyaysaliódelapartamentocondirecciónaldesuexmujer.

Alllegarnosubióporelascensor,sorteólosescalonesdetresentreshastalaoctavaplantaysedetuvounsegundopararecobrarelaliento.

Tenía el pulso tan aceleradoque lehacía temblar lamanocuando lalevantó para llamar a la puerta. Pretendía hacer lo que no había hechonuncaantesensuvidayesperabaquetodosalierabien.

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Elrecepcionistaledijoqueestabaencasa,perojustocuandopensabaqueyanoleabriría,lohizo.—¿Quéhacesaquí,Eddie?—preguntóhosca.—Vaya,esetono...—¿Quéquieres?—A ti. Te quiero a ti—soltó de pronto.No era eso lo que había ido

ensayando todo el trayecto en coche, ni lo que había imaginado que lediríacuandoseledeclarase—.Tequieroati.—repitió—.Audrey,quieroseguircasadocontigoelrestodemivida.Quieropelearcontigoyhacerelamorcontigo.Ereslaúnicapersonadelmundoconquienquieroestarynotevoyadejarir.—Edward...—Debíareconocerquelahabíasorprendido,yquesisolo

porverloyaletemblabanlaspiernas,aquellohabíasidotodavíapeor.—Dime,¿Quierescasarteconmigo,otravez?Podemosirhoymismoa

LasVegas. Podemos repetir lo que nunca debimos romper.—Desvió lamirada a la maleta y sonrió al ver que aún estaba preparada. La suyatambién seguía en el coche.Después de que semarchase del aeropuertohabía ido directo al apartamento de Audrey para dejarle una nota dedisculpaenelbuzón—.Dime,¿Quieres?¿QuieresrepetirconmigolodeLasVegas?Estavezsinalcohol,sindespechos,soloporamor—sacóelanillodesubisabueladelbolsillopequeñodesuvaqueroyseloofreció—.Nuncatecompréunanillo,peroeste...—Edward...—¿Esoesquesi?—Preguntóalvercomosemordíael labioinferior

mientras las lágrimas amenazaban con mojar sus mejillas—. No llore,señoritaDoherty.—Llevó lasmanos a su cara y la atrajo lentamente—.¿Aceptas?¿Aceptasquetequieroyquequierocasarmecontigo?¿Aceptasirconmigoyrepetirlodeañosatrás?¿Aceptas...?—¿YMegan?—¿Megan?—Larubiaquetienesentuscontactos...—Megan...¿ÉstaMegan?—preguntóenseñándoleelcontactoalqueella

serefería.CuandoAudreyasintiónopudoevitarempezarareír—.Nosécómo sabes sobre ella, pero Megan es la mujer del insufrible ColinBlackhole,elasistentedemipadre.Ademáses laabogadadeunode losclientesdelaempresaynosestállevandounodelostratos.—Encontrétuteléfonoenelinvernadero.—murmuró.

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—Esanoeslarespuestaquequierooír.Meganocomosabessobreellanomeimporta…Audrey...—AceptoEddie.Aceptotodo.Quierocasarmecontigoypasarjuntosel

restodenuestravida.Quieropelearcontigoyhacerelamorcontigo.Ereselúnicoentodoelmundoconquienquieroestar...¿Eraasí?—Másomenos,listilla.—Audreyrodólosojosaúnllenosdelágrimas

conunaexpresiónsimpáticayEdwardprocedióabesarla.Ylabesócomosilavidalefueraenello.Labesócomoqueríahaberhechoenelmomentoenquelavioenel

portal y como hubiera deseado hacer cuando ella abrió la puerta. Laamaba,sabíaqueellasentíaigualyseprometióasímismoquenuncamáslaperdería,quenuncamáslaalejaríayquesiempreestaríaasulado.

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Epílogo

Caminaban por la calle cogidos de la mano, riendo por algunaocurrenciadeEdwardcuandodepronto,unamujerembarazadatropezóalsalirdeunodeloscochesquehabíaaparcadosalolargodelacalle.

Audreydiodospasosrápidosparaevitarquesecayeraalsueloysehicieradaño.—¿Estábien?—Preguntó,perolasorpresavinocuandolaembarazada

alzólavistaylamiróalacara—.¡Hilary!—exclamósorprendida.Laembarazadaseapartódeprisa.En ese momento, Owen rodeó el coche para ayudar a su mujer sin

haberse percatado de lo ocurrido, pero no tardó en darse cuenta de queAudreyestabafrenteaella.—Asíquevasaserpapaíto...—dijoEdwardllevandolamanodenuevo

aladesumujer—.¿Enhorabuena?—Gracias,supongo.—¿Supones?Laqueestáembarazada,laquetienequellevarestepeso

durantedosmesesmás,laqueestáengordandoespantosamenteylaquelotendráqueamamantardurantemuchosmesesmássoyyo.Túnotienesquehacernadaporqueloqueteníasquehacerestáhechoya.¿Supones?¿Vasaser padre sin esfuerzo alguno y solo supones?Maldita sea,Owen.—SequejóHilarynotablementemolestaporloquehabíadichosumarido.—Alfinalseguisteis juntos...—Lasmanosdeesosdosera loprimero

en lo que se había fijado al verlos, el anillo de diamantes de ella queacompañaba con una alianza y la pareja de ésta en el dedo indicado deEdward.Nohabíadudadequeseguíanjuntos.

—No.—Respondió Edward apretando la mano de Audrey aún másfuerte—. En realidad nos divorciamos poco después de su fiesta decumpleaños.Eseeraeltratoquehicimos.Perosupongoquehaycosasqueestándestinadasaser,aunquenosempeñemosencambiarlas.Míratetú—señalólaalianzadelamanodeOwen—.Alfinaltecasasteconlamujerqueestabadestinadaparati.

Hilary miraba a Audrey muriéndose de envidia al verla tan feliz.Detestabaverlatansumamentefeliz.Sumaridonosoloeraguapoyrico,sinoque,además,estabaperdidamenteenamoradodeella,esosaltabaalavista. Owen se había pasado meses tratando de recuperar a Audrey,

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insistiendo hasta que ella misma le había dicho que dejase de acosarla,mientras tanto, ella había sido plato de segunda mesa y hasta se habíaquedadoembarazadaaccidentalmente.Suvidaeraundesastreysemoríadeenvidiaalverquealaqueunavezconsiderósurival,ahoralefueratanbien.—Eddie,lapelículaempiezaenmediahora.Sinonosdamosprisano

nosdejaránentrar.—Bueno, pareja... Espero que vaya todo igual de bien. —Les dijo

Edward.Besó lamejillade sumujery se alejaronde los futurospadresabrazándoseporlacintura.

Definitivamente, lo que tenga que ser, será. Nuestro destino viene

marcadodesdeelmomentoenelquenacemosytodoloquehacemosnosllevaaél.