CARSY. NOVELA HISTÓRICA

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NOVELA HISTÓRICA UN ESPÍA EN LA CORTE DE MARÍA CRISTINA JUAN MANUEL CARSY Asturquín 1

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Una historia rocambolesca en la Corte de Maria Cristina.

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NOVELA HISTÓRICA

UN ESPÍA EN LA CORTE DE MARÍA CRISTINA

JUAN MANUEL CARSY

Asturquín

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ÍNDICE

Prólogo.

Capítulo I.- GLORIAS Y MISERIAS.

Capítulo II.- CONSPIRACIONES Y SECRETOS PARA LA REBELIÓN.

Capítulo III.- REVOLUCIÓN DE BARCELONA, NOVIEMBRE 1842.

Capítulo IV.- REVOLUCIÓN DE ALICANTE EN 1844.

Capítulo V.- LA ETAPA FINAL DE UNA VIDA AZAROSA.

Capítulo VI.- CONCLUSIONES

Capítulo VII.- DOCUMENTOS.

Bibliografía.

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Prólogo

Con frecuencia oímos hablando de revoluciones, rebeliones, motines, subversión u

otras formas de comportamiento colectivo, sin pararnos a analizar, por que se llega con

estas manifestaciones violentas, a cambiar la forma de gobierno de un país. Intereses de

tipo social, económico, político etc., se concatenan, en una trama perfectamente

coordinada, donde los servicios secretos de los bandos, partidos, trabajan sin descanso a

fin de llevar sus planteamientos de alcanzar el poder, a los términos deseados, sin

escatimar medios psicológicos, económicos, de alianzas o de cualquier otra índole.

Aparentemente, a veces, aquellas manifestaciones aparecen de forma espontánea,

en momentos de una engañosa calma, donde un mar de fondo larvado se mueve en las

conciencias individuales, que desengañadas encontrarán causas comunes, en momentos

puntuales, que hagan saltar la chispa que inicie la protesta general. Y es en ese

momento, cuando ya aquellas conciencias están dirigidas, los lideres más o menos

agazapados salen a la luz, para inflamar aún más los alborotos, y con hábiles

movimientos, utilizan a favor de intereses partidistas para derribar a los gobiernos.

Cuando ya el motín está en pleno desarrollo no resulta difícil manejarlo, por lo que con

frecuencia desembocan en tragedias, jalonadas a menudo con sangre.

Un amplia y tupida tela de araña, se ha estado tejiendo mucho antes, en base de

captaciones, reuniones secretas, consignas, enlaces, organización, recursos económicos,

relaciones de intereses etc., que servirá para extender sus hilos en aquellos lugares

donde se encuentre el caldo de cultivo social más apropiado.

Cuando Van Halen tuvo que salir de Barcelona con sus tropas, en dirección a

Navarra, había dejado en su lugar como autoridad gubernamental una Junta de

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Vigilancia, que tomó ella misma el nombre de Suprema de Barcelona, con el objeto de

apoyar a las autoridades. Con razón o sin ella, efectuó algunas intervenciones que

suscitaron, a la vuelta del capitán general algunas suspicacias, como era el derribo de

una lienzo de la ciudadela, e incluso mantuvo algunas reticencias a la entrada de sus

fuerzas. ¿Cómo era posible que una Junta que había sido elegida por Van Halen

realizase acciones que estaban en su contra? Solamente lo es, si algunos directores

ocultos, afiliados al partido de María Cristina, estuvieran realizando labor de zapa para

desacreditar al Gobierno, haciendo que se movieran los individuos de la Junta, que sin

saberlo ellos mismos, favorecían los planes de sus enemigos.

Para llevar a cabo la concienciación colectiva y llevarlo a terrenos propicios, no hay

nada mejor que la difusión interesada de los medios de comunicación, tanto locales,

como nacionales o extranjeros; para nuestra historia nada mejor que los periódicos y

hojas de difusión escrita de la época, de los diferentes partidos políticos, y de

organizaciones que a veces se infiltraban en ellos, para sembrar el desconcierto y el

engaño, con tal de satisfacer su apuesta final

Las consecuencias, cuando la violencia de desata, son impredecibles, y el

mantenimiento de las mentes frías es raramente posible, adoptando, muy al contrario y

fatalmente, soluciones que llevan al desastre y a la desolación. Esto sucedió en

Barcelona al finalizar la primera mitad del siglo XIX, con la salvedad del inconveniente

que existe en salvar las distancia que media desde las fechas de los acontecimientos, que

puede llevarnos a interpretaciones puntuales más o menos demostrables.

Es difícil calibrar las actitudes maquiavélicas, o no, de unos hombres que vivieron

hace tanto tiempo, por lo que entrar en detalles sutiles, podrían llevarme a errar y no

decir la verdad, aún así por tratar de acercarme a la Historia la escribo, de esta manera,

después de leer a uno de los contemporáneo que había escrito: “más adelante la historia

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podrá manifestar los hechos, y poner en claro las verdaderas causas de los trastornos

políticos, que conmoviendo la sociedad y llenando de horror y de miseria las provincias,

solo producen algún bien a favor de unos pocos, que solo saben medrar en medio de los

trastornos”1. He ahí el carácter de este trabajo como novela histórica. Uno de los

personajes que suscitaron el relato ha sido Carsy, con su propia historia de encuentros y

desenlaces, aunque en él aparecen otros de mucho mayor relevancia.

I

GLORIAS Y MISERIAS.

Juan Manuel Martín y Carsy nació2 el 18 de diciembre de 1808, en el seno de un

hogar valenciano, constituido por Don Vicente Carsy, su padre, y por Doña Salvadora

Orchíll, su madre, naturales, ambos, de San Juan, Valencia, y bautizado en la parroquia

de San Martín Obispo y San Antonio Abad de la misma ciudad. Sus abuelos paternos

fueron: Francisco Carsi y Manuela Ramón, naturales de San Juan, Valencia, maternos:

Juan Orchill y Antonia Villacampa, siendo su padrino Juan Orchíll.

El 26 de enero de 18323, contrae matrimonio con Doña Manuela Rico y

Adelantado, en la misma iglesia donde fue bautizado, viuda, con una buena posición

económica, y, que a juzgar por su actuación, a la que más tarde nos referiremos, debió

ser causa principal de la boda. Ingresó en el Ejército, en el Batallón de Francos

Tiradores de la Patria, donde pronto ascendió, el 22 de diciembre de 1837, al empleo de

Subteniente de Francos; tenía diecinueve años.

1 CALONGE Y PÉREZ. El pabellón español ó Diccionario Histórico Descriptivo de las Batallas.1855.,pág. 203. Madrid.Biblioteca Museo del Ejército.

2 ARCHIVO GENERAL MILITAR. SEGOVIA: Datos Extraídos del certificado de bautismo, que se encuentra en su Hoja de

Servicios. 3 IDEM.- Hoja de servicios de Carsy.

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En el 1838, participó en operaciones contra el ejército carlista, como la llevada a

cabo contra Don Basilio, general carlista, en Valdepeñas, y en otras: Bejar o en Santa

Cruz de Retamar. Por ésta última fue recomendado por el mando, ante el Gobierno de S.

M., por su buen comportamiento.

En 1839, estuvo en las acciones dadas a las inmediaciones de Segura (Aragón), el 6

y 15 de abril, y en el levantamiento del sitio de Montalbán, el 1º de mayo. Estando, el 3

de junio, al mando de un destacamento, compuesto de veinte hombres, apostado en el

pueblo de Villafeniche a orillas del Jiloca, contuvo y rechazó a un grupo de enemigos a

caballo, que le atacaron entre los pueblos de Fuentes y Morata. Su acción le valió el

honor de recibir las gracias del General en Jefe del Ejército, hecho que se publicó en la

Orden General, siendo recomendado a S. M., para que le fuese concedida la Cruz de

San Fernando de 1ª clase, como así fue, por Real Orden de 30 de octubre de ese mismo

año4.

Concluida esta primera etapa de gloria, Carsy decidió pasar página y buscar otros

derroteros, apartarse de sus compañeros de Unidad, en momentos comprometidos, en

Segorbe. Todo comenzó cuando solicitó una licencia, por un mes, para resolver asuntos

particulares en la capital valenciana. Mientras Carsy estaba en Valencia, resolviendo sus

asuntos, su Batallón, desde Segorbe se incorporaba a la tercera División, para marchar

sobre Cuenca, a luchar contra los hombres del general carlista Cabrera.

Finalizado su permiso, el 19 de febrero, Carsy decide, mientras sus compañeros se

batían en el frente, e ignorando las calamidades por las que estaba atravesando en sus

continuos combates y operaciones, no incorporarse a su Batallón, del que era jefe el

Comandante Sanz, permaneciendo en Valencia, donde casualmente lo encontró, pues

había ido hasta allí desde Chiva, para resolver asuntos propios de su Unidad.

4 ÍDEM.- Ibidem

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Durante el encuentro, le preguntó los motivos por los que no se había incorporado

al Batallón, alegando Carsy, que no lo había considerado oportuno, ya que el camino

estaba ocupado por los carlistas y la incorporación resultaba muy peligrosa. Parece que

Sanz disculpó su alegato pero le expuso, que si bien hasta cierto punto, esto le parecía

lógico, no entendía el por qué no se había incorporado a Segorbe, ó, a Alventosa, donde

la cuarta compañía estaba de guarnición, como habían hecho otros oficiales y tropa del

Batallón. Otras razones le presentó Carsy para justificar su incomparecencia, como era

la de estar arreglando documentos en vistas a su licencia absoluta.

Consideró su jefe que estaba incumpliendo con su deber, separado del cuerpo sin

ninguna autorización superior, por lo que finalizado el encuentro le ordenó, que se

incorporara a su Unidad y que se preparara para, que al día siguiente le acompañara a

Murviedro, donde a la sazón se encontraban destacados.

Pero Carsy no se presentó. En vista de esto, el habilitado del Batallón, desplazado a

Valencia, le transmitió reiteradamente la orden de su jefe de que se incorporase

inmediatamente. Como no lo hiciera, el once de Abril, el Comandante Sanz, mediante

escrito solicitó, que Carsy fuese detenido y conducido a su Unidad, con objeto de dar

parte al General del Ejército, a fin de que se le impusiese la pena, de que se había hecho

merecedor por haberse excedido en el tiempo de permiso, y por haber desobedecido

reiteradamente sus órdenes. Cuando fueron a detenerlo, Carsy había desaparecido.

Había desertado.5

5 DEL BUSTO, Manuel: Informe documentado sobre los antecedentes, méritos y servicios de Don Juan Manuel Carsy. Madrid.

1843. Pág. 10 y ss. “En el mes de enero de 1840, hallándose en Segorbe el batallón de Granaderos del Jeneral, obtuvo el subtenienteD. Juan Manuel Carsy una licencia temporal para pasar a valencia á dilijencias propias. El 19 empezó á usar la licencia, que siendopor un mes, concluía el 19 de febrero. El batallón marchó con la 3ª división de que hacía parte á la espedición que se dispuso sobrela provincia de Cuanca a las órdenes del señor mariscal de campo D. Isidro de Hoyos, que emprendió su movimiento desde Sarriónel 26 de enero. En dicha provincia y maniobrando sin cesar entre el Tajo y el Jucar permaneció la división hasta el 21 de marzo quesalió de Cuenca para regresar a la provincia de Valencia. El Subteniente Carsy no sólo no se incorporó al batallón durante aquellapenosa expedición, pero ni aún siquiera lo intentó, permaneciendo en Valencia, en donde lo halló el comandante D. Jose María Sanzel 26, con motivo de haber ido desde Chiva á aquella plaza á asuntos del cuerpo. Este jefe le reconvino por el olvido de su deber;Carsy trató de disculparse como pudo, y aún el mismo comandante, tomó en consideración la dificultad de atravesar un paísinfestado de enemigos, siendo asó que en Segorbe había oficiales y tropa del batallón y en Alventosa la 4ª compañía que daba laguarnición en aquel punto, y en cualquiera de ellos debiera haber estado y no en Valencia, si realmente hubiera tenido deseos detrabajar a favor de esa libertad que tanto reclamaba entonces la cooperación de todo buen militar. El comandante Sanz le previno seincorporase inmediatamente al batallón, verificándolo él al día siguiente 27 en Murviedro; pero Carsy despreciando las órdenes desu jefe, y hollando las leyes de la delicadeza y del honor, no sólo permaneció en valencia, sino que mientras el batallón marchó a lossitios de Alpuente y de Bejis, se apoderó de Castielfabib y de Cañete, contribuyó como el resto de la 1ª división a la derrota de

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Mientras su Unidad seguía combatiendo en Alpuente, en Bejis, se apoderaba de

Castielfabib, de Cañete, contribuía a la derrota de Guadalaviar, tomaba el castillo de

Beteta, Carsy decidió marchar a Madrid, para solucionar su situación personal,

dedicándose, en la capital, a arreglar sus papeles de solicitud de licencia absoluta. Se

había saltado el conducto reglamentario. Su jefe se debió quedar de piedra cuando, ya

en fecha de dos de Mayo, recibe una carta de Carsy, enviada desde Madrid,

exponiéndole su proceder, y pidiéndole que le remitiese una copia de su hoja de

servicios. Cabe imaginarse la cara que se le debió poner al ver tal petición.

El marqués de Rodil dispuso, en un escrito dirigido al Coronel del Regimiento

Infantería Cazadores de Luchana 9º ligero, que Carsy causara definitivamente baja en el

cuerpo, hecho ocurrido el 31 de mayo de 1841.

IICONSPIRACIONES Y SECRETOS PARA LA REBELIÓN

Dominaba en España la regencia del general Espartero. María Cristina, ex reina

Gobernadora, exiliada en Francia, deseaba ardientemente recuperar el trono, al que

había renunciado. El partido moderado apoyaba sus pretensiones, muchos de sus

miembros se encontraban fuera del país, exiliados también en los países vecinos. Había

que organizarse de alguna manera para minar el gobierno del general, muchos militares

que no estaban por las ideas progresistas, se iban a aliar con hombres de negocios,

comerciantes o banqueros, en una sociedad secreta, que pronto iba a intervenir contra el

gobierno constituido.

Lo habían intentado ya en 1841, “con tres objetivos fundamentales: raptar a la

reinita Isabel y a su hermana Luisa Fernanda, apoderándose del Regente y restablecer en

Gauadalaviar, tomó el castillo de Betetta y apoyó la persecución contra Balmaseda marchando rápidamente hasta el Cinca; Carsy,repito, cometió la bajeza de marcharse a Madrid abandonando a su buena o mala suerte, como militar, esa libertad, que despuéspretendió restaurar en Barcelona”

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su cargo a María Cristina, que sería proclamada por los generales sublevados,

recogiendo la autoridad suprema del Estado, en tanto ella llegase de París, un Consejo

de Regencia formado por Isturiz, Montes de Oca y Diego de León. Contando con un

buen número de jefes y oficiales de alta graduación, el movimiento debía estallar

simultáneamente en Madrid y en las provincias vascas, como eje principal. El general

Narváez desde Gibraltar; O´Donell desde Pamplona; Borso di Carminati desde

Zaragoza; Montes de Oca en Vitoria, y León y Concha en la capital de España, llevaban

el peso fundamental del pronunciamiento. El proyecto original, en cuyos preparativos

se invirtió el tiempo de once meses, previsto para primeros de septiembre por el cambio

y aumento de tropas que hubo entonces en la capital...., considerando más facil y útil

que el benemérito y distinguido general O´Donell fuese el primero que diese el grito en

Pamplona y a las veinte y cuatro horas se verificaría en Madrid, sin perjuicio de que

simultáneamente a la proclamación en Pamplona siguiesen el ejemplo Vitorias, Bilbao y

Vergara.”6 Cabe preguntarse que hacía Juan Manuel Carsy, desde su baja en el ejército

hasta su aparición, en octubre de este año de 1841, que viene a coincidir en el tiempo,

con los preparativos a que se refiere el general Gavarre, uno de los conspiradores, en

carta dirigida a María Cristina7.

Los Agentes secretos de la sociedad cuya dirección estaba en París, se introducían

en España para establecer contactos con sus agentes en Madrid, y a pesar de la

vigilancia que había en la frontera con Navarra y tener identificadas las claves de la

correspondencia, al ser detenidos algunos de ellos nunca consiguió, el teniente coronel

Ramón Angles, comandante general del área fronteriza, relacionar la correspondencia

con la conspiración que se estaba fraguando, salvo excepciones, quizás por tener en sus

6 MENÉNDEZ PIDAL, Ramón. Historia de España. El acceso de los militares al poder. Ed. 2000. T.XXXIV, pág.5437 ÍDEM. Ibiden. Nota (65), pág. 550.

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manos unas claves que le habían hecho llegar diferentes otros agentes infiltrados entre

sus filas.

El capitán Anselo Ibañez8, convocó en la Taconera, paseo público de Pamplona a

una serie de oficiales exponiéndoles el plan del pronunciamiento, a favor de la Reina

madre y contra el Regente, dándoles a conocer que el que habría de estar a la cabeza

sería el general O´Donell y que disponía del suficiente dinero para llevar a cabo la

rebelión de la que estaba al tanto el capitán general D. Felipe Ribero.

En el mes de septiembre en Pamplona, las autoridades civiles, con el jefe político a

la cabeza tenían infundadas sospechas, máxime cuando el general O´Donell se presentó

en la ciudad.

El día 1 de octubre, a pesar de que el general Ribero había sido puesto en aviso por

Fernando Madoz, jefe político de la situación, advirtiendo que tuviera vigilado a O

´Donell para que no saliera de Pamplona, este si lo hizo, para llevarse aquella misma

tarde su familia a Villaba, camino de Francia, regresando de paisano, portando la faja de

general a las ocho y media de la tarde e introducirse en la Ciudadela, acompañado de

Azcárraga, a quien iba a dejar de gobernador del fuerte, de Morales e Izquierdo, jefe de

E. M., de Ribero y Ayudante respectivamente, y de siete u ocho oficiales más.

O´Donell se dirigió al puesto del teniente de Rey y al no encontrarlo llegó al

despacho del Mayor, que en aquellos momentos se encontraba reunido con la plana

mayor de la ciudadela, advirtiéndoles que desde ese instante quedaba bajo su mando y

en su ausencia quedaría al mando Azcárraga. Seguidamente salió al patio de armas y

arengó a los oficiales y sargentos y dio las órdenes para que se le pagara un duro a cada

uno de los soldados, dinero proveniente de los bolsillos de Carriquiri y Ribed, agentes

al servicio del Duque de Riansares, Fernando Muñoz, encargados de distribuir el dinero.

8 MADOZ, Fernando. La Rebelión de Octubre en Pamplona. 1842, Pág. 15.Al capitán del Regimiento de caballería del Príncipe,Anselmo Ibañez se le encontró papeles relativos a la conspiración y dinero de procedencia dudosa.

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Estuvo en la ciudadela aproximadamente media hora, después en la ciudad en casa

de un amigo se cambiaría de uniforme para dirigirse al cuartel del Carmen, donde tomó

el mando de un batallón del regimiento de Extremadura, y a continuación quiso hacer lo

mismo en el cuartel de la Merced, pero no consiguió su propósito al no encontrarse los

jefes naturales en el mismo y haberse negado los sargentos, a los que pretendía atraer

con dinero.

Sobre las tres o las cuatro de la madrugada del día 2, en vista de no haber

conseguido más adictos a la rebelión, se dirigió con el batallón a la Ciudadela, donde

ya se encontraba otro, correspondiente a su guarnición y en compañía del E. M. de la

capitanía y del señor Carriquiri, a su vez amigo de Fernando Muñoz, esposo de María

Cristina.

Conocidas ya estas circunstancias, se tocó generala, reuniéndose momentos

después el batallón de la Milicia Nacional, siendo distribuidos en los puestos que se

consideraron de mayor importancia y defensa. A partir de aquí durante los 24 días que

duró la rebelión, el general Ribero hizo todo lo posible por torpedear las actuaciones

que se hicieron contra O´Donell al mando de los rebeldes.

Diego de León, Montes de Oca y Borso de Carminati, pagaron con su vida;

naturalmente el plan resultó fallido, por diferentes causas, entre ellos la falta de

discreción en la preparación, que iba a servir de lección a los conspiradores, para

adoptar otras tácticas. En esta ocasión, solamente habían intervenido la aristocracia para

llevar a cabo la rebelión, sin contar, para nada con el resto de la población, una baza que

había de jugar un papel fundamental posteriormente, para que aquella tuviera el éxito

apetecido.

Contenido si pero ni derrotado ni vencido, el partido moderado, había de emplear

una estrategia más eficaz, se dio cuenta que podía vencer a sus adversarios sin presentar

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pelea, fijando su atención, a pesar de que el plan iba a ser implantado en toda España,

en Barcelona, ciudad que ofrecía mayores recursos y donde se habían de dirigir todos

los esfuerzos necesarios para cercenar apoyos al duque de la Victoria.

Todos los que luego serían republicanos en Barcelona, en 1841, se habían declarado

en contra de O´Donell y los sublevados de Pamplona, a pesar de que estos estaban

claramente en contra de los progresistas, para restablecer a María Cristina. Había que

aprovechar esta coyuntura para encauzar una lucha conjunta, que favoreciera los

intereses de la Reina Madre, y esta estrategia la supo utilizar muy bien el partido

moderado por medio de sus agentes secretos.

Había que obrar con más cautela, Espartero había tomado medidas expeditivas y

muy graves contra los conspiradores, muchos de ellos tuvieron que ingeniárselas para

no caer presos por la Milicia Nacional y huyeron de sus domicilios con destino a

cualquier país, donde fueran acogidos. Portugal fue refugio de unos, o bien puente de

destino para otros, tanto en Inglaterra como Francia. Carsy de Pamplona se trasladó a

Barcelona, seguramente después a través de Francia.

Fernando Fernández de Córdoba, se dirigió a Portugal, y cerca del Tajo donde tenía

su residencia uno de los mejores amigos de su hermano Luis, ya fallecido, fue acogido;

estando en Lisboa, tomó buena nota de la conspiración secreta que había organizado en

su país Costa Cabral, estudió su estructura y tácticas subversivas, organización que una

vez llamado por el general Narváez a París, iba a exponerle tanto a él como a María

Cristina y a su marido Fernando Muñoz.

Ya en la capital francesa, mientras paseaban por el bois de Boulogne, María

Cristina y Muñoz, escuchaban atentamente las ideas que Fernández de Córdova les

exponía, respecto al modo en que se había de plantear las cosas para que la revolución

en ciernes, no terminara como la que les había llevado a la situación en que se

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encontraban tanto él como sus compañeros de infortunio. Muñoz no estaba convencido

del éxito de la operación, dado el resultado y se negaba, de entrada, a aportar dinero

para financiar la empresa, había perdido ya mucho dinero, estas conversaciones

siguieron de forma discreta, mientras reunidos presenciaban una obra en la gran ópera

de París.

Sin embargo los intereses del rey de Francia Luis Felipe, con su apoyo

incondicional, al estar de acuerdo en derribar al gobierno de Espartero, animó, tanto a

los exiliados militares moderados como a los hombres de negocios, que se hallaban en

las mismas condiciones, a iniciar las rondas de contactos necesarias, para redactar el

reglamento de una organización secreta, en donde entre otras alternativas estaba la de

infiltrarse en la conciencia ciudadana y la alianza con formaciones políticas, que aunque

no tuvieran sus mismas ideas, si tenían el mismo fin, derrocar al regente.

La conspiración se organiza en París, con una estructura en forma de triángulo, en

cuyo vértice superior se encontraba de nuevo O´Donell, que había participado en la

conspiración de octubre, de manera que siendo él el origen “A”, sus integrantes se iban

desdoblando “B” y “C” en progresión geométrica, de tal forma, que cada uno de sus

miembros tan sólo conocía a su jefe inmediato y a su confidente. Así nunca podían

conocerse “O” y “H”, ó “J” y “B”, por poner un ejemplo. “J” sólo conocía a su jefe “F”,

pero nunca llegaba a conocer los planes de “B”. Se tenía que hacer intervenir a las

unidades del Ejército, con las consignas de que tuvieran claro sus integrantes, que el

objeto era devolver el trono a la reina Gobernadora. Muchos militares habían sido

separados del servicio, y se había estampado en sus Hojas de servicios “desafectos a la

persona del Regente”.

Narváez solía conversar con sus correligionarios paseando por el Boulevard des

Italiens, aunque también los reunía alrededor de una mesa, mientras cenaban en el

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restaurante Les Trois Frères Provençaus, tanto Fernando Fernandez de Córdoba como

su amigo Luis Hurtado de Zaldivar, fueron los primeros invitados a estos contactos.

En el hotel Richelieu, se convocó a Pezuela, Escosura, y Antonio Benavides, y en

uno de sus salones se instituyó el Comité central de la Sociedad Secreta, designando

presidente a Don Leopoldo O´Donell, por ser el militar de más categoría en el exilio,

quedando Narváez como vicepresidente, y como secretario Escosura, que junto a

Benavides, se encargó de redactar el reglamento de la organización, pasando a

denominarse Sociedad Militar.

Los encuentros fueron constantes, aunque las citas y lugar de reunión preferente

las establecieron en la Maisón Doreé. Hasta allí llegaban el Conde de la Cimera, el

conde de Cleonard, el conde de Yumury, el general Llauder, los brigadieres Juan de la

Pezuela, Don Manuel Pavía o el brigadier Oribe. Muchos residían fuera de Paris, el

teniente general Don Leopoldo O´Donell vivía con su familia en Orleáns. En Florencia,

Don Manuel de la Concha y sus hermanos don José y Don Juan. Algunos tenían

relaciones con la corte de la Malmaisón. Muchos exiliados principalmente jefes y

oficiales vivían en Burdeos, Bayona, Oleron, Perpignan, Marsella ó Lyon, entre los que

se encontraban La Torre, Nouvilas o Lersundi; concretamente en Burdeos se encontraba

el general Piquero y el brigadier La Rocha. Políticos exiliados eran Martínez de la Rosa,

el conde de Toreno, Céa Bermúdez, Alcalá Galiano, Don Antonio Benavides, Don

Alejandro Llorente, o Don Andrés Borrego, también hombres de negocios como

Carriquiri.

Ningún miembro de la organización figuraba por su nombre de pila, tenían

seudónimos que les identificaban, que tomaban después de jurar el reglamento y de ser

investidos con la solemnidad preceptiva, durante la cual se les dotaba de manto casco y

espuelas, en presencia de su padrinos. Padrinos del coronel Córdova fueron el general

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Narváez y Don Antonio Benavides, y su nombre secreto, El comendador Lara. El

brigadier Oribe, enfundado en una brillante armadura, tocado con un manto rojo, recibió

el espaldarazo de Juan de la Pezuela. A O'Donell se le conocería como Alejandro

Farnesio; al general Narváez con el apelativo de Pelayo; a Escosura con el de Pedro

Alvarado, etc.

Las decisiones que se tomaban en las reuniones, llegaban puntualmente al palacio

de la Malmaisón, donde se había formado un consejo de jefes políticos en el exilio,

encargados de informar constantemente a María Cristina y a su marido Fernando

Muñoz. Si fuera necesario, este Consejo, a cuyo frente estaba Martínez de la Rosa,

serviría con sus recursos y relaciones para, que una vez que llegaran a Madrid, poner a

todos de acuerdo, a cerca de lo que se debía hacer una vez dominada la situación.

Los pormenores del plan de la Sociedad Militar, consistían en organizar una

conspiración militar en España, tomando como base los distintos regimientos, de tal

manera, que el Comité central en París sólo debía estar relacionado con el primer jefe de

cada regimiento, que era la persona preferente, o si esto no fuera posible lo sería el

segundo jefe. Cuando este jefe fuera iniciado en los pormenores de la conspiración,

debería captar y dar a conocer los objetivos propuestos a sus dos inmediatos en empleo

y subordinados suyos. Siguiendo el plan, cuando estos estuviesen aleccionados

comunicarían los proyectos, cada uno de ellos, a otros dos y así sucesivamente, hasta

que estuviese en conocimiento el último oficial o más moderno.

Al hacerlo de esta manera, el jefe del regimiento sería a la vez jefe de la

conspiración, que llegaría con su autoridad hasta aquel último más moderno,

quedándose a su vez el secreto, ya que cada uno de los conjurados solamente debía de

conocer a tres compañeros de armas, es decir, al inmediato superior suyo y los dos

inferiores jerárquicos, a los que el mismo había iniciado, se trataba del viejo sistema

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triangular más elaborado. El mismo sistema se debía de utilizar entre los numerosos

militares exiliados, distribuidos por los pueblos franceses. Se trataba de un gran

movimiento nacional contando con el brazo armado del país, que conservaría una vez

realizado, las bases leyes y respetos de su esencia.

Era fundamental, mantener el secreto de los contactos, por lo que se había de evitar

la utilización del correo ordinario directo a España, encargándose Don Antonio

Benavides de organizar una red a través de Francia e Inglaterra, que contó con la ayuda

de su pariente Céa Bermúdez.

Fueron llamados a París Don Luis Sartorius y Don José de Zaragoza, que viajaron

desde Madrid, poniéndoseles al corriente del plan, y de que se había designado para

presidir el primer consejo o triángulo al general Azpiroz, dándoles la consigna que en

España no se tomaría ninguna iniciativa, hasta que la Sociedad Militar estuviese

organizada en toda la nación, y que estuviese lo suficientemente consolidada la conjura

evitando que el movimiento no tuviese ninguna fisura. Debían de organizar según

criterios del Comité central de la Sociedad Militar, un comité en la capital de España,

que a su vez debía de formar la Sociedad en cada una de las capitanías generales. Desde

el palacio de la Malmaisón, después de que Fernando Muñoz les proveyó de los fondos

necesarios para facilitarles las gestiones en Madrid, regresaron a España.

III

REVOLUCIÓN DE BARCELONA, NOVIEMBRE 1842.

Juan Manuel Carsy, lo más probable un agente iniciado en la Sociedad secreta, ya

había intervenido en Pamplona durante la conspiración fracasada, pero ahora, en

noviembre de 1842, siguiendo las mismas consignas se encontraba en Barcelona; en la

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capital condal se estaban dando circunstancias que la reina María Cristina no podía

desaprovechar. Hasta ella llegó Carsy, que aun sembrando las dudas sobre su repentina

aparición, y el porqué de su liderazgo, se erigió en protagonista de una sublevación que

indudablemente era patrocinaba desde París9.

Barcelona era entonces una ciudad fabril, amurallada, con una población que

rondaba los ciento sesenta mil habitantes, con espacios industriales dentro de aquella se

encontraba la ciudadela y numerosos conventos e instituciones religiosas. En el lado

sudoeste, junto a una de las puertas de entrada a Barcelona, se encontraba el complejo

industrial denominado popularmente el Raval, perteneciente a Bonaplata, Vilaregut,

Rull y Compañía, de producción de tejidos. En el antiguo convento de benedictinos de

Sant Pau del Camp, se encontraban otras empresas textiles, de hilados y tejidos. En los

terrenos de lo que fuera el convento de San Francisco de Paula, se encontraba la

empresa Achon y se construía maquinaria en la empresa L. Perrenod en los terrenos del

convento de San Buenaventura.

Además en el Raval, se encontraba una casa - fábrica, que como otra muchas, se

mezclaban con las casas populares y obreras. Las primeras eran edificios donde se

encontraba la vivienda del propietario, la del director de la fábrica y la de los técnicos,

con accesos que daba a la calle, mientras que los lugares dedicados a la producción, se

accedía por un patio interior, en el que se encontraba la máquina de vapor con su

correspondiente chimenea. Entre ellos se encontraban edificios fabriles anteriores como

el de manufacturas y almacenes de indianas. Se trabajaba principalmente en el sector

textil, en el mecano - metalúrgico, curtidos, químicas, papel y artes gráficas, otras

pequeñas empresas se dedicaban a otros sectores como el de los zapateros. En la zona

9 ADRIANO. Sucesos de Barcelona, desde 13 noviembre 1842 hasta 19 febrero 1843, pág.57. Barcelona 1843. Archivo delInstituto de Historia y Cultura Militar. “.... cuando en una población de ciento cincuenta mil almas, un sujeto desconocido en elpaís, natural de otra provincia, sin servicios ni antecedentes que hayan llamado la atención pública en alguna parte, se arroja a dirigiruna sublevación ya vencedora, ó tiene grandes y poderosas ramificaciones secretas, que le han de garantizar una dominación que nopodría asegurar con su solo nombre, hechos y prestigio; ó su firma y voto son con poderes de una verdadera dirección y fuerza queno quiere dar la cara”.

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este del interior de la muralla o de la Ribera, se encontraba otra gran área fabril.

Algunos cuarteles de la Milicia Nacional, se encontraban ubicados en antiguos

conventos, y las tropas gubernamentales del ejército de Espartero se ubicaban en las

Atarazanas, el cuartel de Estudios y en la misma Ciudadela. Dominando Barcelona

desde las alturas se encontraban el castillo de Monjuich, ocupado por tropas del

Regente.

Los barceloneses no estaban contentos con la política seguida por el general, que

había firmado un acuerdo con los ingleses respecto al trato que se había de dar a los

productos en general y en particular con los textiles, puesto que el librecambismo que

propugnaba perjudicaba sobremanera a los productos salidos de sus fábricas. El

descontento era general, tanto de los propietarios como de los obreros; estos veían

peligrar sus empleos, por otra parte, insuficientes a tenor de las condiciones de trabajo y

las horas que empleaban. En toda España corrían aires de descontentos hacia Espartero

y con más motivo si cabe en Barcelona, donde sus habitantes veían a sus soldados,

como enemigos.

Van Halen capitán general de Cataluña, vivía en Barcelona en compañía de sus

cinco hijas, y aquel mes de noviembre la vida social barcelonesa se desarrollaba dentro

de una relativa calma, las gentes iban y venían por sus calles, celebraban sus actos

religiosos, los centros de ocio abrían sus puertas a los espectadores, y al gran teatro de

ópera asistía la aristocracia de la ciudad. Sin embargo una mar de fondo barruntaba en

las conciencias de sus ciudadanos, alimentados con cánticos de sirena.

Eran los primeros días del mes de noviembre de 1842. Procedente de Pamplona,

donde había escrito en alguna de las Hojas, llegaba a Barcelona, Juan Manuel Carsy,

entrando de inmediato en contacto con la redacción del periódico El Republicano, desde

donde comenzó a publicar algunos artículos. Hasta allí le había llevado incentivar las

18

Page 19: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

conciencias de los ciudadanos, a fin de coadyuvar al derrocamiento de Espartero, al

igual que lo había hecho durante su estancia en la capital navarra. Esperaba aquí

alcanzar resultados más positivos.

Los partidos querían que cayese el gobierno, para lo cual alimentaban el desorden

con objeto de sacar el mayor provecho de la situación, unos, los que no tenían nada que

perder, aprovechaban la ocasión para desatar sus instintos violentos y otros para minar

la base de las garantías instituidas. El republicanismo estaba ya bastante arraigado en

Barcelona, muchos obreros de las industrias del tejido estaban con las nuevas ideas, que

el periódico El Repúblicano, continuador de las Hojas, liderado por Pablo Cuello,

discípulo de Abdon Terradas, en sus artículos infundía en las clases populares,

horizontes lisonjeros. Este último había sido el autor de las Hojas, que se habían

difundido en toda España, con alegatos contrarios a la monarquía, pero después del

golpe de septiembre, se vio obligado a huir a Francia, a causa de sus ideas contrarias a

la política de Espartero. Era de Figueras, en cuya localidad había sido elegido alcalde en

este año de 1842, pero, se vio obligado a dimitir a causa de su intransigencia10.

Se aprovechaba cualquier coyuntura par sembrar la inquietud y así, cuando el

Ayuntamiento anunció en la compra mediante subasta de diez mil bolas de boj, que

estaban destinadas al sorteo de las loterías de la ciudad, otro periódico publicaba el

hecho anunciando, que en realidad aquellas bolas iban destinadas al sorteo de las

quintas de mozos, que se habían de reclutar para el ejército, y que para tal fin había

llegado el general Zurbano, cuando muy al contrario lo había hecho para inspección de

las aduanas y el resguardo. Al estar Cataluña exenta de quintas, la circunstancia hicieron

10 SOCIEDAD DE ESCRITORES REPUBLICANOS. Los Mártires de la república. T.1. 1873. Barcelona. “Con tal motivo, viendoen el escudo de Figueras la cinta distintiva del pronunciamiento de septiembre, dijo: «Puesto que no existe ningún decreto de lasCortes, que declare colores nacionales, los colores de las cintas de Setiembre, veo un atentado en sustituir aquellos con éstos, al piédel escudo de armas que existe en el teatro. Ya es tiempo que el pueblo de Figueras se convenza de que su autoridad no se adhiereparticularmente á un partido político, pues como signo de partido ha venido considerándose este emblema.”

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Page 20: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

que tanto los mozos, que pudieran ser perjudicados con la medida, como sus más

cercanos allegados, pasaran a formar parte de los enemigos del gobierno.

Otras más cosas se ponían en juego, como fue el cierre de la fábrica de cigarros, las

peticiones del gobierno sobre las contribuciones para reedificar la Ciudadela, derruida

en parte, en anteriores acontecimientos, o de permitir la introducción de los algodones

ingleses manufacturados. Todas iban contribuyendo a crear el ambiente favorable para

lograr tener en tensión a la ciudadanía, y que en cualquier momento podía reventar.

El artículo, que verdaderamente contribuyó a desestabilizar los ánimos, y que

llevaba la firma de Abdón Terradas, fue en el se propugnaba dar muerte a todos

aquellos que defendían el sistema, animando a la ciudadanía a ponerse en contra de las

cortes, del trono, de los ministros, de los tribunales, es decir contra todos los

funcionarios públicos. Habían de atacar a los hombres del poder, y apoderándose de las

plazas fuertes, lanzando una misiva al ejército, para que se uniera a la fuerza popular.

Una vez que alcanzaran la victoria se formularía una constitución republicana, que seria

sancionada por el pueblo.

Moderados, progresistas, republicanos y carlistas estaban en liza, y todos con un

objetivo común la caída del regente. Carsy no podía desaprovechar la coyuntura, en esta

caldera en ebullición donde se mezclaban todo género de pasiones. Dominaba la pluma

y la elocuencia escrita, y tenía la suficiente capacidad para llevar a la ciudadanía al

campo, para el que había recibido las consignas correspondientes desde París. Si era

republicano, o si liberal, eso solamente lo sabía él. La sociedad secreta de María

Cristina y Fernando Muñoz tenía en él a uno de los más preciados colaboradores.

Uno de los días, que se encontraba solo en las dependencias de la redacción,

decidió indagar entre los papeles, lo que allí se podía tramar, y si estaba en la línea de

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Page 21: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

sus intereses, pero fue descubierto y aunque supo de alguna manera salir del apuro,

alguien sembró contra él cierta sombra de sospecha.

Para sus antiguos compañeros de armas también fue una sorpresa cuando se

enteraron de su aparición, primero, firmando algunos artículos de sus artículos en las

Hojas de Abdón Terradas y después en los de El Republicano, tachándolo de traidor.

Podemos imaginar con quien pudo entrevistarse durante esta estancia en la capital de

España, si seguimos su nueva trayectoria.

El domingo 13 de noviembre de 1842, había amanecido soleado, en Barcelona

estaba arraigada la costumbre de salir extramuros y hacer la comida en el campo o

visitar las localidades próximas; llevaban consigo las viandas y los pequeños cántaros

de vino o calabazas, con los que pasar el día. Las puertas de la ciudad estaban custodias

por pequeños destacamentos de tropa, mientras los guardas de consumos, eran

encargados de vigilar que no se hicieran trapicheos con el vino o con cualquiera otra

materia que estuviera sujeta a gravámenes. Nada hacía prever episodios dignos de

mención, la única inquietud de la población fuera del ocio dominical era la cuestión de

las elecciones municipales, que se iban a celebrar próximamente.

En ello estaban los republicanos cuando, aquella tarde, se encontraban reunidos en

el local del gremio de los zapateros en la calle Corribia, discutiendo el modo de

plantearse estas elecciones, no descartando algunos de ellos enfrentarse al ejército si

fuera necesario, mientras el capitán general Van Halen asistía, en compañía de sus hijas,

a una de las representaciones en el Teatro Principal.

A la vuelta de los excursionistas, muchos entraban por una de las puertas de la

muralla, llamada del Ángel, formándose algunas colas con motivo de la revisión a que

eran sometidos por parte de los guardas, pues solían llenar de vino aquellos cántaros o

calabazas, después de haber consumido el que habían sacado durante el día, o no, ya que

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Page 22: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

el de extramuros era más barato. De vez en cuando los registros no eran tan rigurosos,

pero aquella tarde parece que se esmeraron un poco, motivo por el que la gente se

impacientaba y exasperaba. Varios individuos fueron requeridos a que pagasen los

derechos por el vino que traían, y mientras a uno de ellos se resistía a que se le

registrara su mercancía, ocasionó un altercado que fue in crescendo, entre aquellos

individuos en cuestión y los guardas. Naturalmente quien llevaba la peor parte eran los

guardas, que se vieron increpados por los demás que esperaban entrar, y que incluso

intentaron llegar a las manos, por lo que se vieron obligados a pedir ayuda a la guardia,

que se encontraba de servicio en la puerta.

Pero lejos de apaciguar los ánimos, los paisanos se volvieron sobre ellos,

dispensándoles toda clase de improperios y arrojándoles piedras, no solamente por los

primeros alborotadores sino, por los que a ellos se unieron, los que se iban incorporando

a la puerta. Los militares, siguiendo las órdenes del jefe que los mandaba, no hicieron

uso de sus armas, pudiendo disgregar finalmente a los grupos enzarzados en la disputa.

Algunos de ellos comenzaron a reunirse en la plaza de San Jaime, mientras otros

interceptaban al soldado, que llevaba el parte de lo sucedido al jefe de día, y al que

agredieron de forma violenta, salvándose gracias a la pronta actuación del personal de la

Milicia Nacional, que se encontraba de guardia a las puertas de su cuartel de Montesión.

No pasaría mucho tiempo cuando estando en plena representación, en el teatro de la

ópera, Van Halen recibió, por medio de uno de sus ayudantes, la noticia de lo ocurrido

en la puerta del Ángel, en la que había intervenido tropa a sus órdenes, por lo que de

inmediato lo puso en conocimiento del jefe político, Juan Gutiérrez, ya que era una

cuestión de orden público al que debía buscar solución, ordenando al mismo tiempo que

se reforzase la guardia de aquella puerta, pero como ya habían desaparecido los grupos

de ella este refuerzo no fue necesario. Cabe preguntarse si aquello estaba de antemano

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Page 23: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

orquestado, tal era el estado de tensión al que antes hemos aludido, pues el tumulto

tomó unas proporciones fuera de lo común.

Lo ocurrido había corrido de boca en boca por toda la ciudad, las carreras por las

calles eran continuas, se veían muchos milicianos que se dirigían a la plaza de San

Jaime, paisanos armados y milicianos insultaban a los militares; jefes y oficiales habían

sido avisados para que se incorporasen a sus cuarteles, donde pusieron sobre las armas a

sus unidades, dispuestas a intervenir, caso de que el movimiento fuera a mayores. Van

Halen en compañía del general Zabala, que era el gobernador de la plaza, después de

salir del teatro y dar las primeras órdenes, se dirigió a su domicilio, desde donde mandó a

una serie de mozos de escuadra, que de paisano se incorporaron al tumulto, a fin de

facilitarle mejor información de lo que estaba ocurriendo.

También, por medio de uno de sus ayudantes, Saravia, comunicó al jefe político su

disposición a prestarle apoyo con las fuerzas que necesitase, aunque ya él por su cuenta

se había acercado al cuartel de Estudios y había tomado setenta hombres del regimiento

de Guadalajara, así como algunos caballos, y con dicha tropa se dirigió a la plaza de San

Jaime. Antes de llegar fue interceptado por un puesto que había montado la Milicia

Nacional en unión de otros tantos paisanos armados, que hicieron un disparo por lo que

se vieron obligados a emplear sus armas, despejando la calle, llegando hasta las Casas

consistoriales, donde se encontraron con mucha fuerza de la Milicia Nacional.

Por este motivo mandó aviso a Van Halen, para que le enviase con urgencia,

cincuenta caballos, pero dada la gravedad de la situación, en su lugar se incorporaron, al

mando de Saravia, la mitad de los hombres de la escolta personal del capitán general, ya

que esos caballos se habían de incorporar desde el cuartel de la Barceloneta.

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Page 24: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

Las tropas no calmaron los ánimos, antes al contrario; el ayuntamiento consideraba

que habían de retirarse, pues las fuerzas de la Milicia Nacional no veían oportuna allí

aquella presencia, aduciendo éstas, que eran bastante, para dominar la situación.

El jefe político, que era conocido por los barceloneses por el apodo de Guitarrillo,

hombre inquieto e impetuoso, no muy dotado de prudencia, se había hecho impopular.11

Optó retirarse, para dirigirse a otros lugares donde también se habían detectado

disturbios.

Pasado cierto tiempo Gutiérrez se dirigió de nuevo a la plaza de San Jaime,

acompañado de la misma tropa, pero de nuevo uno de los puestos avanzados de la

Milicia Nacional, le conminó a dejar a la fuerza si quería continuar, por lo que decidió

dirigirse a la casa del capitán general, a fin a ponerle en antecedentes, al mismo tiempo

que desde ella, redactaba un escrito dirigido a loa alcaldes de barrio, quejándose del

desacato que se estaba realizando contra su autoridad, pidiendo explicaciones por

aquellas actuaciones.

Hasta la casa del general llegaron algunos oficiales de la Milicia Nacional, que le

dieron toda clase de disculpas, aduciendo que había sido una equivocación del jefe que

mandaba el puesto avanzado, e invitándole a que fuese ala ayuntamiento cuando así lo

considerase necesario.

Pero mientras esto tenía lugar, en otra parte de la ciudad seguían produciéndose

altercados, como el ocurrido en el cuartel de San Felipe Neri, de la Milicia nacional,

donde paisanos armados y milicianos habían cogido prisioneros a unos cuantos

oficiales, sargentos y cabos del ejército, que pasaba por las inmediaciones. Hechos que

fueron comunicados de inmediato a Van Halen, que a su vez puso en conocimiento de11 SOCIEDAD DE ESCRITORES REPUBLICANOS. Los Mártires de la república. T.1. 1873. Barcelona. “Toda la prensa de

oposición, le había tomado por blanco de sus iras, y los más furibundos cargos y las censuras más severas, veíanse en las columnas

de todos los periódicos, contra la referida autoridad....... Precisamente los momentos eran los menos á propósito para presentarse

una autoridad, que desde luego era completamente impopular y rodeada de aquel aparato de fuerza”.

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Juan Gutiérrez, dirigiéndose éste a las casas consistoriales, con nuevas fuerzas, que se

habían puesto a su disposición: cuatro compañías y cincuenta caballos.

Con ellas se dirigió al cuartel de San Felipe Neri y procedió a la detención de los

que aún permanecían en él, y que habían participado en la detención de los militares,

que detenidos habían sido trasladados a las Casas consistoriales, por lo que Juan

Gutiérrez, con la fuerza se dirigió a la plaza de San Jaime, pasada la una de la noche.

Los centinelas de la Milicia que se encontraban en ellas, pidiéndoles que se

identificaran, cosa que hizo al momento el jefe político, al mismo tiempo que la

muchedumbre que se hallaba allí reunida, comenzó a increparles, gritando que se

fueran, entre silbidos, imprecaciones e insultos de toda índole. Entre ellos se encontraba

Cuello, jefe de redacción del periódico El Republicano.

De las palabras se pasó a la acción, se oyó un disparo, respondiendo la fuerza

cargando contra la multitud, que desperdigadas por las calles adyacentes, consiguieron

despejar por completo la plaza; reforzada la guardia de las Casas Consistoriales, el jefe

político, después de reunir al Ayuntamiento, liberar a aquellos oficiales, sargentos y

soldados, y dar las órdenes oportunas en caso de que se repitieran los altercados, se

retiró.

Muchos de los que habían intervenido, se dirigieron a sus casas para recoger armas

y pertrechos; Cuello se había dirigido a comunicar los hechos al local de El

Republicano, para dar consignas de cómo dirigir a los amotinados, mientras en cuartel

de San Felipe Neri se iban concentrando muchos de la Milicia Nacional, que profesaban

estas ideologías, especialmente los componentes del tercer batallón, que ya Van Halen

había desarmado, en ocasiones anteriores.

Cuando Gutiérrez volvió aquella misma noche al Ayuntamiento, para dictar nuevas

disposiciones, le comunicaron que hasta allí había llegado Cuello y que les había

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increpado por haber consentido que se hubiese liberado a los militares. Desde allí

mismo el jefe político dirigió una comunicación a Van Halen previniéndole para que

pusiese en alerta a la guarnición de Barcelona en previsión de nuevos desordenes.

Inmediatamente se dirigió con fuerzas a sus órdenes a la redacción de El Republicano,

deteniendo a Cuello y a cuantos se encontraban en el lugar. Por una extraña casualidad,

nada se supo de Juan Manuel Carsy, en los altercados de esta noche, lo más probable es

que también estuviese dirigiendo algunos de aquellos grupos; evitó ser detenido, bien

por el hecho de las desavenencias que había tenido con Cuello, o por tener puntual

conocimiento a través de sus contactos secretos.

Estas noticias llegaron rápidamente a oídos de los reunidos en el cuartel de San

Felipe, republicanos en su mayor parte, por los que los ánimos se exaltaron aún más,

pero presentado por sorpresa el jefe político con las fuerzas que llevaba de escolta, hizo

prisioneros a los cabecillas del motín que fueron trasladados a las dependencias de la

alcaldía, dirigiéndose a la Rambla. Este último golpe, hizo, junto a las patrullas del

ejército que desde ella recorrieron la ciudad, que las calles volvieran a recuperar la

calma, ya entrada las tres de la madrugada.

Al día siguiente lunes catorce de noviembre, se observaba en los rostros de las

gentes que se movían por las calles de Barcelona, la tensión fruto de la pasada noche;

las preocupaciones entre los jóvenes y paisanos, a causa de los asuntos que antes se ha

aludido, presagiaban que los altercados volverían a suceder.

Uno de los grupos decidió presentarse en la casa de un regidor, al que hicieron que

les acompañara a presencia del jefe político, con el fin de que soltaran de la alcaldía a

las personas que se habían detenido, pero lo que consiguieron fue ser también detenidos,

y encerrados en la cárcel.

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Page 27: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

La situación en la que se encontraba Van Halen era delicada, por un lado observaba

el estado de disciplina en que se encontraba las fuerzas de la Milicia Nacional, que

aunque la mayor parte de sus individuos, se decía leal al gobierno, el hecho es que un

parte de ellos eran republicanos y en caso de que organizaran cualquier tumulto o

revolución, no iba a arremeter contra ellos. Por otra parte al estar, él mismo,

subordinado al jefe político, al que tenía el mandato de facilitar las fuerzas que le

requiriese no podía tomar ninguna iniciativa. A esto se sumaban la gran cantidad de

armas de que disponían, y que en cualquier momento podían ser utilizadas contra los

militares.

En estas circunstancias, había Juan Gutiérrez recabado a Van Halen las fuerzas de

que se había servido para intentar dominar la situación, aquella mañana había pedido

una compañía y una mitad de caballería, para que se incorporaran a las casas

Consistoriales y se pusieran a disposición del alcalde primero, pero al llegar esta fuerza

a la plaza de san Jaime, la muchedumbre reunida comenzó a gritar “a fuera la tropa”,

amedrentando a dicho alcalde, que consintió en hacer caso de a sus peticiones por lo que

dio la orden de que volvieran a sus cuarteles.

Al ir las amenazas en aumento, Juan Gutiérrez ordenó llamada general para que la

Milicia Nacional se incorporara a sus cuarteles, mandato que cayó en saco roto;

mientras redoblaban los tambores unos milicianos cumplían las órdenes, otros corrían

armados a unirse a los paisanos, ante esta pérdida de autoridad y viendo la gravedad del

momento, decidió delegar todas las responsabilidades en el capitán general, que ordenó

a sus unidades formar en la Rambla, mientras parte se mantendría en el cuartel de

Estudios y parte en la ciudadela12.

12 VAN HALEN, Antonio. Diario razonado de los acontecimientos que tuvieron lugar en Barcelona. 1843, pág. 19. Archivo delInstituto de Estudios políticos y Morales. Madrid. “...mandé se situase en la Rambla la fuerza disponible de los regimientos deSaboya y Almansa, una batería rodada, otra de a lomo, un escuadrón del 12, mi compañía de guías, y una mitad de zapadores,previniendo al mismo tiempo que la fuerza del regimiento de Guadalajara disponible en esta plaza, que era muy corta, en razón ahallarse cubriendo la provincia la mayor parte de él, se mantuviese en formación sobre su cuartel de Estudios a la otra extremidad dela Rambla; y que la de Zamora después de dejar 400 hombres cubriendo las ruinas de la Ciudadela, con dos piezas de montaña, elresto de la caballería del 12 y otra mitad de zapadores, se situase entre el palacio y la Ciudadela pronta a acudir a donde fuese

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Hasta la plaza de San Jaime había llegado un nuevo batallón de la milicia, con una

compañía de artillería, concentrándose una fuerza considerable, mientras muchos

vecinos se refugiaban en sus casas, temerosos de los altercados que estaban

produciendo. Un batallón de infantería, un escuadrón y varias piezas de artillería, se

situaron en la plaza de Palacio.

Cuando ya estaba finalizando el día, un bando del jefe político, anunciaba la

prohibición de que la milicia nacional se reuniese, sin el expreso consentimiento de sus

jefes, y de igual modo, el que se formasen por parte de los paisanos grupos de más de

diez hombres, bando que era sistemáticamente arrancado de los lugares donde se

adosaba, siendo destrozado y pisoteado con rabia. Los milicianos al grito de “nos

engañan” corrían a unirse a los paisanos y juntos comenzaron a levantar toda clase de

barricadas en las calles.

Entrada la noche las fuerzas de Van Halen, a la vista de la revuelta, ordenó

desplegar a sus fuerzas que se encontraban en la Rambla y cubrir las entradas a las

avenidas.

Algunos alcaldes de barrio y los comandantes de los batallones de la milicia, se

reunieron en la jefatura política con Juan Gutiérrez, exponiéndole los primeros la

dificultad que tuvieron para salir de la plaza de San Jaime, donde los amotinados

exigían la puesta en libertad de los presos, y con los comandantes jefes de batallones de

la milicia; algunos de éstos le aconsejaban que se hiciese lo que pedían los amotinados,

a lo que propuso el jefe político que si la milicia se retiraba a sus hogares, trasladaría los

presos desde la cárcel a la alcaldía. Después de una larga conferencia los comandantes

accedieron a intentar convencer a los milicianos, cosa que consiguieron en algunos

lugares, aunque en otros le cerrazón imperó como los amotinados en la plaza de San

Jaime, empeñados en sus exigencias.

necesario”.

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En réplica a estas recomendaciones de algunos comandantes, uno de los tambores

de la milicia, apareció en la calle de Fernando en la Rambla, tocando generala, en

compañía de cinco o seis hombres armados, que fueron interceptados por la fuerza,

huyendo mientras efectuaban disparos e introduciéndose por la calle del Pino, donde

hirieron a uno de los nacionales, que se encontraba de retén en el convento de

Trinitarios descalzos, y que reaccionaron en contra de las fuerzas situadas en la Rambla,

sin embargo, estas no respondieron al fuego.

Hallándose Van Halen reunido con el jefe político, en la jefatura política llego hasta

allí una nueva comisión, compuesta por un capitán y un sargento de la Milicia nacional,

es decir de los amotinados, con la misma solicitud, la de que pusieran en libertad a los

presos, siendo contestados con el ultimátum, de que si llegado el amanecer no deponían

su actitud y se retiraban de la plaza de San Jaime, se vería el ejército en la obligación de

dispersarlos por la fuerza, cayendo sobre ellos todo el peso de la ley.

Toda la noche estuvieron los amotinados de la plaza de San Jaime, con la misma

pretensión de poner en libertad a Cuello, eran alrededor de trescientos a cuatrocientos13,

que se dedicaron a perfeccionar las barricadas, con la acumulación de toda clase de

objetos, e impedir el paso. Parecía que en ninguna otra parte de la ciudad hubiera gente

dispuesta a secundarlos, o bien habían decidido retirarse por falta se sueño y recuperar

fuerzas.

Amanecía el día quince, le jefe político había considerado que la situación era ya

insostenible, y la única alternativa era el declarar la ciudad en estado de sitio, así se lo

hizo saber a Van Halen, pasando éste a cumplir las órdenes y a hacerse cargo de la

situación asumiendo toda responsabilidad. Como primera medida decidió enviar un

comunicado a los amotinados que se encontraban en la plaza de San Jaime, exigiéndoles

13 Según las crónicas del bando republicano, no eran más de ochenta.

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que depusieran su actitud, caso contrario pasaría al ataque. Cuando llegó al mencionado

lugar y leer el capitán de artillería de la Milicia el comunicado, el jefe de E.M enviado

recibió por respuesta el grito de libertad de los presos, al mismo tiempo que le hacían su

prisionero.

Las campanas de la catedral comenzaron a redoblar, siendo secundadas por el resto

de iglesias y conventos de la ciudad, respondiendo a la llamada a somaten, nacionales

y gentes de los pueblos adyacentes cada vez en mayor número.

Las gentes estaban exaltadas, muchos se habían unidos a los amotinados, paisano y

milicianos, dirigidos por espontáneos líderes que no desaprovechaban ocasión de

provocar la rebelión en contra del gobierno. Agentes encubiertos excitaban los ánimos,

moderados, carlistas y republicanos, hacían sumir a la población en un mar de dudas y

recelos.

Juan Manuel Carsy, era uno de los interesados en que la rebelión tuviera éxito,

animando a la lucha mediante consignas contra los militares, valiente paradoja,

incitando a la independencia, haciendo llamadas a la milicia, promesas de mejores

salarios, a los que llamaba, compañeros de armas14.Van halen concibió el plan de ataque

contra una insurrección, ya abultada, disponiendo que por las Platerías avanzaran

unidades en dirección a la plaza del ángel, para iniciar desde ella el asalto a la de San

Jaime, mientras otras lo hacían por la calle de Fernando, al mismo tiempo se intentaba

14 Van Halen. Ob. Cit. Comprobantes. CIUDADANOS: Valientes nacionales: catalanes todos: la hora es llegada de combatir á lostiranos que bajo el férreo yugo militar intentan esclavizarnos. Con toda la emoción del placer he visto prestar, exponiendo vuestrasvidas, los mayores sacrificios a favor de nuestra nacional independencia; sí, os he visto llenos del mayor entusiasmo, briosos,lanzaros al fuego, de los que alucinados por jefes tan déspotas como tiranos, quisieron hollar vuestros más sagrados derechos. No,no les dictaba su corazón el hostilizaros; una mano de hierro les impuso tan infernal y abominable crimen. Puesto que mostradohabéis que queréis ser libres, lo seréis a pesar de un gobierno imbécil que aniquila vuestra industria, menoscaba vuestros intereses ytrata por fin de sumiros en la mas precaria y lastimera situación, en la mas degradante miseria. Una sola sea vuestra divisa, hacerrespetar el buen nombre catalán; unión y fraternidad sea vuestro lema, y no os guíen, hermanos míos, las seductoras palabras de larefinada ambición de unos, y la perfidia y maledicencia de otros. Guía de las mas sanas intenciones he creído oportuno dirigirme enestos momentos á los batallones, escuadrón, zapadores y artillería de Milicia nacional, para que sirviéndose nombrar unrepresentante por elección en cada uno de ellos, se constituyan en junta, dicten las más enérgicas medidas y os proporcionen cuantosbienes su penetración les sugiera en estas críticas circunstancias. Al momento, no hay duda, sentiréis las mejoras. Vosotros los queabandonando una triste subsistencia que os produce quizás un miserable jornal, habéis preferido quedaros sin pan antes quesucumbir á infernales maquinaciones, sois dignos de todo elogio, habéis despreciado la muerte con bizarría, justo es quedéisindemnizados de vuestras fatigas y penalidades. No dudéis levantará su enérgica voz en vuestro apoyo vuestro hermano ycompañero de armas. Barcelona 15 de noviembre de 1842. Juan Manuel Carsy.

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ocupar las torres de la catedral, cosa que fue imposible al estar ya ocupadas por los

amotinados, lo mismo que las partes más altas de las casa adyacentes. Antes de dar la

orden envió nuevos comunicados exigiendo que se pusiese en libertad al coronel Rubín

que habían apresado, pero todo fue inútil, estaba convencido Van Halen que solamente

la plaza de San Jaime y sus inmediaciones, era el foco que tenía que eliminar, no

contaba con que la población era soliviantada por agentes enemigos del gobierno

infiltrados.

Se desató el fuego por parte de los sublevados contra los que avanzaban por

Platería, contestado de inmediato, avanzando casa por casa, al mismo tiempo que desde

la Rambla la artillería de Van Halen hacía disparos contra las azoteas de la calle

Fernando. Estos disparos motivó que desde las casas que estaban a sus espaldas,

arrojaran grandes piedras sobre ellos, preparadas al efecto y motivo por el que los

soldados penetraran en ellas, a balazos ya que se negaban a abrirles las puertas.

Van Halen intentaba atacar la plaza de San Jaime ocupando una manzana, que

una de sus fachadas daba a la calle Fernando y la otra a la misma plaza, par lo cual, si

era preciso habían de abrirse paso a través de las paredes, al mismo tiempo que se

avanzaba por las calles laterales.

Para describir lo sucedido a continuación, nada mejor que ponerlos en boca del

propio Van Halen: “Disparados los primeros cañonazos, ordené al brigadier Villalonga,

que con la fuerza que le acompañaba de su cuerpo, en número de unos 400 hombres,

una mitad de zapadores con sus útiles y dos piezas de montaña, se adelantase a la

cabeza a tomar la manzana única que da frente por una parte a la calle de Fernando y

por la opuesta a la plaza de San Jaime, é hiciese todos los esfuerzos posibles, para

conseguir aunque fuese taladrando paredes, el poder hacer fuego sobre la plaza,

penetrando al mismo tiempo en ella por las calles laterales. A poco de haber entrado

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esta columna en la calle de Fernando, balas, piedras, muebles, cántaros y otras cosas

cayeron sobre ella, arrojados de diferentes casas; y aunque tuvo pérdidas, nada detuvo

su carrera y salvó el primer obstáculo que lo formaban unos carros y maderos. Se

apoderó en seguida del cuartel de un batallón de nacionales, que era el convento de la

enseñanza, cuya fuerza se forzó, y en él se hicieron más de 40 prisioneros, y se

encontraron al mismo tiempo unos centenares de fusiles. Estando cerradas todas las

puertas de la manzana que nos proponíamos tomar, y recibiéndose en todas direcciones

un continuado fuego, sin poder distinguir siquiera de donde salía ni ofenderlos por lo

tanto, se tardaba mucho en apoderarse de las casas. Para activar su ocupación me dirigí

á aquel pinto con mi E.M. y entonces me hirieron el caballo y otro balazo me pasó la

levita de arriba abajo”.

“Oyendo en este tiempo el fuego por la calle de la Unión, regresé a la Rambla y

destaqué una mitad de mis guías para que tomasen unas casas e hiciesen frente á los que

lo hacían por aquella parte. Por la calle de Boquería habían penetrado, al mismo tiempo

que Saboya por la de Fernando, una compañía de Almansa y la otra mitad de mis guías,

cuya fuerza a sus primeros pasos ya fue hostilizada de todas las casas, por lo que mandé

al coronel de Guadalajara, que con los 200 hombres que tenía a sus inmediaciones,

pasando por la iglesia del Pino, se dirigiese a atacar la plaza de San Jaime por la

izquierda del Call, secundando el ataque del Saboya hacia aquella parte. Cuando esto se

ponía en ejecución ya toda la calle nueva del conde del Asalto y de cuantas dan a la

Rambla, se hacía fuego por los sublevados contra la tropa por los balcones, ventanas y

azoteas; lo que me hizo destacar diferentes pelotones de la poca infantería que me

quedaba de reserva en la rambla, á ocupar las azoteas de las casas más elevadas para

contestarlo, é impedir que se viniesen sobre nuestras cabezas. También se hacia al

mismo tiempo fuego desde una fábrica y otras casa, sobre el fuerte de Atarazanas, por lo

32

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que mandé a aquel punto al coronel de artillería Salas, para que tomase allí las medidas

que creyese convenientes á fin de ofender a los agresores”.

Era tal la resistencia, que al igual que no había sido posible penetrar a través de la

manzana que daba a la plaza de San Jaime, fue infructuoso tomar las barricadas del

Call; aquí era muerto seguro el tratar de avanzar por la calle, a pesar de ello, se habían

hecho más de cien prisioneros que fueron conducidos al cuartel de Atarazanas.

Solamente habían podido llegar hasta los torreones de la cárcel vieja, en la plaza de

Ángel. En la misma Rambla de San José, estaban las fuerzas del capitán general

recibiendo fuego desde el convento de Belén y de las casas, que producían muchas

bajas.

En estas circunstancias diez caballos de su escolta penetraron por la calle nueva del

conde del Asalto, siendo recibidos con el fuego, con el lanzamiento de piedras, muebles

y objetos, que arrojaban sobre sus cabezas, por lo que la mayor parte cayeron muertos.

Eran momentos en que por todas partes de la ciudad se oían disparos, las puertas de la

muralla se veían atacadas e incluso habían llegado gentes de los pueblos de las

inmediaciones, para participar en la revuelta; algunos escalaban por la muralla.

Cuando el combate era más intenso, se pidió por parte de los amotinados que se

cesase la contienda, argüían que habían sido engañados por sus jefes, la lucha amainó

por momentos, los amotinados por medio de un escrito del coronel Rubín, que tenían en

su poder, invitaron al brigadier Villalonga a entrar en la plaza, con la condición de que

se retirase la tropa, con el fin según decían de inspirar confianza. También cesó el fuego

por las Platerías, parecía que todo había acabado, daba la impresión que los amotinados

estaban decididos a retirarse a sus casas. Hasta la Rambla llegaron algunos de los lideres

que consiguieron que los sublevados de aquella zona dejasen de hacer fuego sobre las

tropas.

33

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Sin embargo aquel aparente alto el fuego, no era más que una treta de los que

animaban la subversión, no les convenía terminar de esta manera, de lo que se trataba

era de echar de Barcelona a los militares que defendían el gobierno de Espartero y esto

lo sabía Van Halen, que temeroso de que cogieran desprevenidas ordenó que las tres

columnas de ataque a la plaza de San Jaime, volviesen a sus puntos de partida,

reuniendo en la Rambla a unos 800 hombres. Aquella relativa calma sirvió para que se

restauraran las barricadas y se levantaron otras nuevas, mientras los rebeldes pasaban de

azotea en azotea, tratando de tomar nuevas posiciones, mientras se comenzó a detener a

los oficiales que iban a dar órdenes, sufrían las iras de aquellos, algunos vecinos les

arrojaron agua hirviendo.

Dado el estado de cosas, Van Halen se retiró sus tropas de la Rambla. En el cuartel

de Atarazanas, extrañó ver allí al general Pastors, sin que él le hubiera dado orden

alguna al respecto. Dejó el mando de aquel fuerte en manos del brigadier Castro, a pesar

de encontrarse allí el general mencionado, el general Lasauca, y otros dos generales. En

la plaza de Palacio el coronel Ruiz rechazaba los ataques que se le hacían desde todas

partes, también arreciaron los ataques en el Paseo Nuevo.

A pesar de que la ciudadela estaba en un estado ruinosos, muchos militares y sus

familias lograron refugiarse en ella, al anochecer también, desde el fuerte de

Atarazanas, llegó hasta ella el regimiento del brigadier Villalonga, con una batería de

artillería, aunque algunos de sus hombres murieron, por los disparos que les hacían

desde el convento de la Merced, cuando intentaban el acceso por la muralla de mar,

mientras desde el mismo lugar, algo más de un centenar de soldados con algunos

oficiales, se incorporaron al castillo de Monjuich. Al encontrarse en peligro las unidades

del cuartel de Estudios, recibieron aquella noche la orden de incorporarse a la ciudadela.

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Page 35: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

La lucha fue encarnizada, sobre todo en le baluarte del Mediaodía y en la barricada

que levantaron los insurrectos entre la puerta del Mar y la Aduana, donde perecieron

muchos oficiales y soldados. En Los Encants los destrozos de balas de cañón fueron

considerables, los objetos que habían servido de parapeto estaban diseminados en total

desorden, llenos de barro y ensangrentados. En las proximidades de la Virgen del Mar y

en el Borne, muchas casas se encontraban acribilladas a balazos, mientras se veía

muchos muertos que yacían en el suelo, al igual que en la calle de Assahonadors.

Algunas casas amenazaban venirse abajo a causa de los impactos recibidos y los

colchones y trastos entorpecían la vía pública.

A la mañana siguiente, las mujeres enfurecidas, maldecían a Espartero y a Van

halen, a los algodoneros y a Zurbano, y en la calle de San Pedro, un reguero de sangre

que llegaba a la Riera de San Juan a Junqueras, había tantos muertos y heridos como en

la puerta del Mar. Los adoquines de la Puerta del Ángel y de los de la calle de Santa

Ana los habían levantado sirviendo de armas arrojadizas contra las tropas de Van Halen,

y se veían en los charcos innumerable gorras de milicianos, además de fusiles rotos,

restos de comida, manchones de sangre, un brazo con manga de paño azul, y otros

despojos humanos. Este espectáculo dantesco se prolongaba por las inmediaciones de

estudios y Canaletas, del Carmen y Hospital.

Aquella noche del día quince, la misma ciudadela recibía los fuegos de fusilería de

la ciudad, mientras todo el mundo cooperaba en los trabajos de parapetar la fortaleza, de

forma circunstancial, mientras las campanas no cesaban de tocar a rebato.

Carsy, aprovechando el desorden reinante, se había erigido cabeza de este motín,

nombrándose presidente de la misma, nada mejor para que una fórmula seudo-oficial

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para que aquellos exaltados siguieran mediante sus bandos las consignas que más le

interesaba. A partir de este día iba a ser protagonista destacado de aquellos sucesos.15

Al día siguiente la situación de Van Halen y sus hombres encerrados en sus

acuartelamientos no era muy esperanzadora, era evidente que de la ciudad no iban a

conseguir, tanto para el personal como para las caballerías ninguna clase de víveres. En

estas circunstancias había que tomar una determinación, Van Halen tenía la certeza de

que solamente en el castillo de Monjuich, tendrían los víveres necesarios para resistir

hasta que llegaran los refuerzos que esperaba.

Juan Manuel Carsy “¿Quién era este individuo que de tal modo, se dirigía á todo un

pueblo puesto en armas, recomendándole la unión y la fraternidad y aconsejándole lo

que debía hacer para obtener una dirección, de la cual hasta entonces carecía? Ó era una

persona cuyo prestigio debía imponer á las masas, ó un loco exaltado, ó un instrumento

de determinadas parcialidades, que tal vez á la sombra de aquel movimiento, esperaban

ver triunfantes sus ideas. Carsy había sido redactor de El Republicano algunos días.

¿Qué medió entre él y Cuello para que dejase de serlo? Tal vez disparidad en ciertas

apreciaciones, tal vez aspiraciones, mal encubiertas y comprendidas á tiempo.

15 IDEM.Ibiden. CATALANES. Los individuos que forman la Junta, hasta ahora provisional, colocada a vuestro frente, desearíaretirarse al seno de sus familias pasado ya el momento del peligro; pero el clamor general se lo impide, obligándolo a constituirseen Junta central de gobierno que reasumirá todo el poder y se dirigirá a los pueblos y provincias de Cataluña sujetándose a las basessiguientes, estando prontos a retirarse sus individuos á la menor indicación del pueblo. BASES. 1ª Unión y puro españolismo entretodos los catalanes libres, entre los españoles todos que amen sinceramente la Libertad, el bien positivo, el honor de su país, y queodien la tiranía y la perfidia del poder que ha conducido a la nación ha estado más deplorable, ruinoso y degradante, sin admitirentre nosotros la distinción de ningún matiz político o fracción, con tal que pertenezca a la gran comunión liberal española. 2ªIndependencia de Cataluña, con respecto a la corte, hasta que se restablezca un gobierno justo, protector, libre e independiente, connacionalidad, honor e inteligencia; uniénd0onos estrechamente a todos los pueblos y provincias de España que sepan proclamar yconquistar esta misma independencia, imitando nuestro heroico ejemplo. 3ª como consecuencia material de las bases que anteceden,protección franca y justa a la industria española, al comercio, a la agricultura, a todas las clases laboriosas y productivas; arreglo enal administración, justicia para todos sin distinción de clases ni categorías. Integridad y orden, para justificar ante la Europa entera lapureza de vuestras intenciones, la nacionalidad y la grandeza de sentimientos que os animan e inflaman al acometer tan arduaempresa, digan de un pueblo tan laboriosos y libre como valiente, intrépido e invencible, tan generoso como honrado.

Estas son las bases generales que abrazan los más ardientes deseos del gran pueblo catalán. Para llevarlas a cabo, deseosala Junta de rodearse de personas de luces y prestigio, nombrará inmediatamente otra Junta auxiliar consultiva, cuyos nombres sepublicarán desde luego. La Junta provisional cree de buena fe en su íntima convicción ser fiel intérprete de vuestros sentimientos, ycon la decisión y cooperación activa de todas las personas que sin distinción de color político puedan ayudarla desde este instante acompletar la grandiosa empresa, que habéis comenzado con una gloria que ni la maledicencia ni la vil impostura podrán oscurecerjamás, cuando los hechos hablan y vuestra conducta os justifica ante los pueblos libres; aunque en medio del triunfo honroso quehabéis alcanzado es lamentable la sangre preciosa, sangre de valientes españoles no aparece más que el impulso abominable de ungobierno imbécil y corrompido, o más bien de un maléfico desgobierno que se ha atraído la pública execración.

¡Unión, valientes catalanes! Unión fraternal entre todos los españoles libres. Las tropas del ejército que permanecen en lacapital admiten nuestra causa y están convenidas con esta Junta previas las formalidades del caso: mirad como hermanos a estosleales gefes, oficiales y soldados. Entero y absoluto olvido de lo pasado, confiad en el éxito feliz de vuestra santa causas, la causadel pueblo, de la nación entera, que no tardará en seguir vuestro ejemplo imitando vuestro asombroso valor.

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Carsy había pertenecido al ejército. Era valenciano y estaba poco tiempo hacia en

Barcelona. Pocas horas después de haber aparecido la proclama, en la cual se decía que

debía constituirse una Junta formada por un representante de cada uno de los batallones

de la milicia nacional, se anunció que la junta estaba ya formada. ¿Precedió la elección

que se había indicado? Hay muchas dudas al respecto; pero fuera de ello, la Junta

Popular directiva Provisional16, se constituyó con el mismo Carsy, como Presidente, D.

Fernando Abella, D. Antonio Brunet, D. Jaime Vidal y Gual, D. Benito Garriga, D.

Ramón Castro, D. Bernardo Xinxola, D. José Prats, como vocales, y D. Jaime Giralt,

como secretario. Aquella tarde publicó la Junta un bando por el cual se ordenaba á los

alcaldes de barrio y demás dependientes del municipio, que se presentaran á tomar

órdenes. Extraño pareció”17

Van Halen, envió al presidente de la Junta, ya enterado de quien intentaba hacerse

con la dirección de aquella revuelta, un escrito con la misiva de que se nombrase la

autoridad que más influjo ejerza ahora en la ciudad los comisionados que elija, para

que nos pongamos de acuerdo... en fin todo se arreglará desde el momento que nos

entendamos, lo que para el bien de la población urge sea cuanto antes. la ciudad seguía

tocaban a rebato, exaltando el ánimo de lucha de los barceloneses.

16 IDEM.Ibiden. CATALANES. La Junta popular directiva provisional, os dirige la palabra con la emoción que es consiguiente enla grave crisis en que nos encontramos, por las viles maquinaciones de la tiranía. Unión y constancia es lo que principalmente osencarece esta Junta; unión y constancia salvará el bajel que ha estado a pique de naufragar. La autoridad local elegida por el pueblopara su apoyo, su sostén, y su salvaguardia nos ha abandonado: no seguiremos nosotros tan indigno ejemplo; a vuestro frenteestamos prontos a morir antes que hacer traición a la confianza que hemos merecido. Los jornaleros que con todo desprendimientohan acudido á poner freno a la arbitrariedad, dando pruebas inequívocas de cordura y sensatez, serán sin demora socorridos.Además movida de intereses por los nacionales que han salvado la libertad con peligro de su vida, la Junta popular directiva tomarádesde luego las disposiciones necesarias para que no quede la milicia en el estado de desorganización en que se encuentra ahora; yal efecto autoriza a cada batallón para que elija un representante que exponga las reformas que crea conducentes para la completaorganización de dicha fuerza y la mayor satisfacción de todos sus individuos. Ciudadanos; valientes y entusiastas nacionales: todavez que a vuestro valor y á vuestros esfuerzos, se debe la salvación de Barcelona, la Junta directiva de las fuerzas reunidas de todoel pueblo para sostener la tranquilidad y el orden que tan cumplidamente sabéis guardar, se ve en la precisión de mandar losiguiente. 1.º Todos los comandantes de M.N. se presentarán inmediatamente á recibir órdenes de esta Junta popular.

2.º Asimismo lo verificarán los alcaldes de barrio y dependientes de la Municipalidad y Alcaldía. 3.º La persona que sesorprenda robando ó cometiendo cualquier otro exceso, ó quede convicto de algún feo crimen, se le aplicará sumariamente todo elrigor de la ley. 4.º Interin la Junta dicta otras providencias, todos los jefes y oficiales de Milicia nacional detendrán a cuantosciudadanos, que sin pertenecer a la misma, se hallen armados y sueltos por las calles sin ocupar puesto alguno, y los destinarán ádonde crean más conveniente. 5.º y último. El que contravenga á los artículos precedentes será puesto a disposición de la Junta.

Barcelona 16 de noviembre de 1842. El presidente Juan Manuel Carsy.- Fernando Abella.- Ramón Castro.- AntonioBrunet.- Jaime Vidal y Guals.- Bernardo Xinxola.- Benito Garriga.- José Prats.- Jaime Giral, secretario.17 SOCIEDAD DE ESCRITORES REPUBLICANOS. Ibídem..

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Toda la noche del día 15 y la del 16, la emplearon los oficiales y tropa en el trabajo

de fortificar las ruinas de la Ciudadela, al mismo tiempo que recibían el fuego de

fusilería desde la ciudad. Los víveres eran escasos, por ese motivo, el coronel Muñoz

salió con toda la caballería en dirección de Badalona en busca de raciones, volviendo al

amanecer del día 16, no consiguiendo más que unas cuantas raciones de pienso para el

ganado.

En la Ciudadela se encontraban las cinco hijas del Capitán General Van Halen, que

junto a su tía, se habían refugiado en la plaza, consiguiendo su padre que fueran

evacuadas por lancha para embarcarlas en el bergantín francés Maleagre. No consiguió

su objetivo, ya que en el mar fueron apresadas por unas lanchas de amotinados, que las

llevaron a la playa en medio de insultos y amenazas. Gracias a la mediación del regidor

Ballester, no sufrieron mayores males.

El coronel Tur, se entrevistó con Carsy, proponiendo la liberación de los apresados

en Artarazanas, a cambio de que se liberasen los soldados apresados por los amotinados,

y a fin de poner término a aquella sublevación. No se llegó a ningún acuerdo a pesar de

que Don Jaime Vidal, uno de los junteros manifestara, cuando se entrevistó con Van

Halen en la Ciudadela, que tenían los mismos deseos, (¿) pero “que el gran desorden en

que se encontraba la ciudad le era imposible el hacerse obedecer e impedir

completamente el que se dejara de hacer fuego y demás actos hostiles; pero que

trabajaban cuanto estaba a su alcance para conseguirlo.” 18

Oficiales de la Milicia Nacional, llegaron hasta la Ciudadela para pactar su

rendición, con la amenaza de acabar con la vida de las hijas de Van Halen, fue entonces

cuando el Capitán General les contestó: “Ha habido un Guzmán el Bueno, que dejó

sacrificar a un hijo por ser fiel a sus juramentos, yo sabré sacrificar a mis cinco hijas

18 Van Halen. Ibiden.

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por salvar a mi Patria”19 Ante ello, arreciaron los fuegos sobre la Ciudadela, por lo que

desde ésta se respondió con los de cañón y mortero, secundados con los procedentes del

castillo de Monjuch, que no terminaron hasta que aquellos dejaron de hacerlo.

Carsy lograba, que las tropas que se encontraban del regimiento de Guadalajara,

guarneciendo el cuartel de Estudios, firmaran sin la autorización de Van Halen la

capitulación.20

Van Halen comprendió que la situación en la Ciudadela era insostenible, tanto más

cuanto que la falta de víveres impedían la continuación en lugar, donde era imposible el

avituallamiento. Aún no tenía conocimiento de la entrega del cuartel de estudios. Una

retirada ficticia era una victoria, pensando en evacuar la Ciudadela, de forma discreta y

organizada e incorporar sus fuerzas al castillo de Montjuich, donde al menos había

víveres para unos días, en tanto llegaban los refuerzos que estaban en camino.

Así lo hizo, pasada la medianoche del día 17, a las dos de la mañana después de

salir el último hombre de las unidades allí refugiadas, y hacer disparos de cañón con la

19 IDEM. Ibiden. 20IDEM. Ibiden. Comprobantes. CAPITULACIÓN que hacen los señores jefes y oficiales é individuos de tropa de la parte delregimiento infantería de Guadalajara que ocupan los Estudios, con la Junta popular directiva de Barcelona, á consecuencia de lossucesos del catorce, quince, y diez y seis del presente mes.- Primero: Atendida la situación política en que se encuentra la provinciade Barcelona, y la particular de los cuerpos del ejército que componen la guarnición de esta capital, los expresados jefes, oficiales ytropas consienten en reconocer el poder del pueblo y entregar a la Junta directiva las armas que tantas veces se han empleado endefensa de la libertad.- Segundo: por esta razón y el decoro de la nación española de quien todos somos hijos, conservarán los jefesy oficiales sus espadas, y la tropa sus mochila y equipo.- tercero: Los señores jefes, oficiales y sargentos que tuviesen casa y familiaen esta plaza, se les permitirá ir a ellas hasta que los mismos pidan su traslación al distrito que les acomode, en cuyo caso la Juntales facilitará el correspondiente pasaporte y auxilio, así como durante la permanencia en ésta garantiza sus personas y propiedades,recibiendo además una carta de seguridad al efecto. Cuarto: La tropa pasará al depósito que señale la Junta, y será socorrida con supan y haber diario, hasta que se verifique su traslación, que será lo más pronto que permitan las circunstancias.- Quinto:: Pasados losprimeros días de efervescencia, la Junta se ocupará de dichas salidas, proporcionándoles a los estipulados su embarque si fuese pormar, poniéndose de acuerdo con las autoridades de la Ciudadela y Monjuich para no ser molestados por las baterías.- Sexto: Si eltránsito para fuera del distrito fuese por tierra, la Junta garantizará las personas, familias y equipajes de los estipulados. Siete: Losalmacenes del cuerpo, y las oficinas de contabilidad quedarán a cargo d el Junta, bajo el correspondiente inventario hasta elmomento de la marcha. Ocho: Las banderas sin las astas quedarán en depósito y cargo del brigadier coronel.- Nieve: Los señoresoficiales é individuos de tropa que hayan sido anteriormente prisioneros, disfrutarán de las ventajas d esta estipulación: todos podránser asistidos por individuos del depósito.- De esta estipulación se enviará por la Junta una copia a la autoridad militar superior quemanda en la Ciudadela. Patria y libertad. Barcelona 16 de noviembre de 1842.- El brigadier coronel, Moreno de las Peñas. Elteniente coronel mayor, Lucas Masot. El comandante Juan Maroto. El segundo comandante, Mariano de Guardiola. El segundocomandante, Pablo Castañer. Capitanes Vicente Simón, Ramón Oneti, Luis Girón, José Moli, Domingo del Poso, Mariano Briones,Manuel Trinisen, Igancio Tornet, José Rodriguez, Francisco Mola, Lorenzo Saguesmilla. Tenientes, Dionisio de Laudadena, DiegoPintos, Luis de Cura, Francisco de Paula Gil, Alejandro de Aguirre, Eleodoro Morata. Ayudantes, Alejo Asensio, Pedro Abades,Carlos Gardín, Joaquín Mola, Antonio Morales, José Monserrat, Alejandro Villegas, Ramón Tercero, Telesforo Gómez, FranciscoSantiago, Antonio Rosell, Angel Sans, Juan Castaños, Antonio Albaretot, Pedro Martín. Subtenientes, Aluadeo Cros, AntonioGimeno, Manuel Pamias, Carlos Conus, José Lizarré, José Soto, Manuel María Salazar, Juan Perciba, Joaquín Bañeras, RafaelVillalobos, José María Calex, José Troyans, Isidoro Aquitanedo, Gregorio Piquero, Juan Senderos, Rómulo Escobar. El médicocirujano, Pedro Igartisa. Por la clase de sargentos, José Llanos. Me adhiero a la suerte de mis compañeros. El segundo comandante,Bonifacio Bueno, Fernando Aloy. El segundo comandante, Juan Basco. El capellán, Pedro Pablo Lara. Es copia. El Presidente, JuanManuel Carsy.- El secretario. J. Giral.

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finalidad de que nada extraño estaba ocurriendo, con mujeres, ancianos y niños, se

organizaron el la playa de la Bota, para desde allí, en perfecto orden, amparándose en la

oscuridad de la noche, evitando los caminos principales y campo a través llegarían la

noche de ese mismo día al castillo.

Pero ese mismo día, a imitación del cuartel de Estudios, las fuerzas que se

encontraban en el fuerte de Atarazanas remiten a la Junta de Carsy un escrito con

propuestas para la capitulación, después de saber que el capitán general había evacuado

la Ciudadela, la madrugada de este día, como así fue confirmado por unos de los

comandantes, que había ido desde Atarazanas. Propuesta que fue aceptada.21

Con la Ciudadela evacuada, y los dos cuarteles capitulados, se supuso que aquello

significaba una derrota del ejército del gobierno. Carsy y la Junta se expresaba,

mediante un escrito dirigido a Van Halen y los amotinados, manifestándoles que

Barcelona había “sacudido el yugo que se intentaba imponérsele, y los pueblos de su

provincia están en disposición de seguir tan noble movimiento; la presencia en este

21 IDEM. Ibiden. FUERTE DE ATARAZANAS. Habiéndose presentado en esta fortaleza dos individuos de la Junta popular deesta capital, acompañados del señor cónsul de Francia y un oficial del regimiento del regimiento infantería Guadalajara con copia dela estipulación hecha por el expresado regimiento a fin de que se adhiriese a ella, esta guarnición, se acordó pasase a la Ciudadela uncomandante de Almansa, a efecto de avistarse con el Excmo. Sr. Capitán general, y habiendo regresado este jefe del indicado fuerte,con la certeza de que S.E. con todas sus tropas había abandonado aquel fuerte a las dos de la madrugada de este día, se convocó ajunta de jefes, quienes deliberaron no hostilizar al pueblo y respetar en un todo las vidas y propiedades de los habitantes de estaprovincia, cuya milicia nacional se halla reunida la mayor parte en esta capital, en este concepto acordó lo siguiente:

Artículo primero. Atendida la situación política en que se encuentra la provincia de Barcelona; y atendidos también lossentimientos que animan a todos los individuos que componen la guarnición de este Furte, y son los de defender la libertad yfomento de los pueblos y jamás su destrucción, convienen. En reconocer el poder del pueblo y entregar las armas que siempreempuñaron en defensa de sus derechos. Artículo segundo. Por esta razón y por el decoro de la nación española de quienes todossomos hijos, conservaran los señores jefes y oficiales sus espadas y equipajes, y la tropa sus mochilas y equipo. Artículo tercero.Los señores jefes, oficiales y sargentos que tuviesen casa y familia en esta plaza se les proporcionará ir a ella hasta que los mismospidan su traslación a la provincia que más le acomode, en cuyo caso la Junta les proporcionará su correspondiente pasaporte yauxilio, así como su permanencia en esta ciudad, se le garantizarán sus personas y propiedades, recibiendo a más una carta deseguridad al efecto. Artículo cuarto. Las tropas con sus correspondientes jefes y oficiales pasarán al depósito que señala la Junta yserán socorridos con pan y haber diario, hasta que se verifique su traslación a los puntos que el jefe designe, que será lo más prontoque permitan las circunstancias. Artículo quinto. Los jefes y oficiales que quieran hacer su viaje por mar, se les permitirá desdeluego su embarque en buque nacional o extranjero. Artículo sexto. Si el tránsito para fuera del distrito fuese por tierra, la Juntagarantizará y protegerá a las personas y equipajes de los estipulados. Artículo séptimo. Los almacenes de los cuerpos y las oficinasde contabilidad, quedarán a cargo de la Junta bajo el correspondiente inventario hasta el momento de la marcha. Las banderas sin lasastas quedarán en depósito a cargo de los coroneles de los regimientos. Artículo noveno. Los oficiales e individuos de tropa, quehayan sido anteriormente prisioneros disfrutarán de las ventajas de esta capitulación; todos podrán ser asistidos como individuos deldepósito. Artículo décimo. Siendo los efectos de artillería e ingenieros, y ganado de aquella arma y de caballería perteneciente a lanación y de mucho valor, quedarán su conservación y custodia a cargo de sus respectivos jefes y oficiales, hasta que la Juntadetermine sobre ello.

Artículo once. De esta estipulación se formarán dos ejemplares que, firmados por el presidente y vocales de ambas juntascontratantes, serán entregados uno al Sr. General gobernador de este Fuerte quedando el otro en poder de la unta, para que porambas partes se pueda exigir en todos tiempos el más exacto cumplimiento. Fuerte de Atarazanas de Barcelona 17 de noviembre de1842. Pedro María Pastors. Joaquín Vereterra. Miguel María de Atero. Antonio Lasauca. Leoncio de Rubín. Vicente de Castro.Baltasar Payán. Ramón Salas. Juan de Seguera. Ramón Labandeira. La Junta popular directiva esta c0onforme con la antecedenteestipulación, y por lo tanto manda se lleve a debido efecto. Patria y libertad: 17 de noviembre de 1842. Presidente Juan ManuelCarsy. Jaime Vidal y Gual. BernardoXinxola. Banito Garriga. Fernando Abella.

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territorio de las tropas que manda V.E podría dar lugar a escenas desagradables que no

tendrían otro resultado que el derramamiento de sangre española”, continúa, “que sin

pérdida de momento saldrá con todas las fuerzas de los confines de esta provincia,

dando antes las disposiciones oportunas para la entrega del fuerte de Monjuich,

pudiendo contar, como se lo promete esta Junta que serán respetadas las vidas y

propiedades y cuantos se encuentran en él, así como lo han sido las de los que se han

rendido en los otros fuertes de esta ciudad; de lo contrario se verá la Junta en la triste

precisión de levantar un somatén general en toda la provincia, y en este caso no se dará

cuartel a nadie”.

A partir de esta misiva, Van Halen con la finalidad de ganar tiempo, y

principalmente con el fin de no tener que intervenir por las armas, al comprender el

significado que tendría someter a un bombardeo sobre Barcelona en pérdidas de vidas

humanas, envía un escrito a Carsy y la Junta que preside, solicitando una entrevista, a lo

que contesta de forma positiva. Conferencia que se debía realizar en Barcelona,

ofreciéndole toda clase de garantías para el general y su escolta.22

Estaba claro que aquella entrevista no iba a dar los resultados apetecidos por Van

Halen y más claro que tanto Carsy u su Junta como los republicanos, no iban a consentir

ninguna paz que no estuviera a tono con sus intereses, que aunque eran muy diferentes,

como ya hemos repetido, tenían el denominador común la salida del ejército de

Espartero de Cataluña y por lo tanto la caída del gobierno. Solamente el bando, que el

día diez y nueve publica la Junta con la firme de Juan Manuel Carsy, resume aquellas

inquietudes, por el que se animaba al pueblo a continuar en la lucha: “Unión entre todos

22 IDEM. Ibiden. Junta Provisional Popular Directiva de Barcelona. Excmo. Sr.- La Junta ha tenido noticia de los deseos que animaa V.E. de conferenciar personalmente con la misma, pasando al efecto V.E. a esta capital. La Junta tiene la mayor complacencia enafirmar a V.E. que admitirá con la mayor satisfacción su conferencia, para tratar de los negocios que crea V.E. más interesantes albien del pueblo. A este fin puede servirse V.E. indicar oficialmente la hora que quiera presentarse en esta capital, para darse por laJunta las órdenes oportunas para la competente seguridad de la persona de V.E. en el tránsito.- Patria y libertad guarde a V.E.muchos años. Barcelona 18 de noviembre de 1842.- El Presidente, Juan Manuel Carsy.- El Vocal Secretarios accidental, FernandoAbella.- Excmo. Sr. Capitán General, D. Juan Antonio Van Halen.

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los liberales: abajo Espartero y su gobierno; Cortes constituyentes; en caso de Regencia,

más de uno; en caso de enlace de la reina Isabel II, con español; justicia y protección a

la industria nacional: Este el lema de la bandera que tremolamos, y en su triunfo está

cifrada la salvación de España”.23 Ni que decir tiene, que no era la misma bandera por la

que luchaban los republicanos.

En todos los días de este proceso revolucionario, al menos durante el tiempo en que

Carsy estuvo en Barcelona, otro personaje destacaba, que perseguía los mismos

intereses24, puesto que para el rey de Francia deseaba ver el régimen progresista de

Espartero derrotado, trabajaba intensamente, se trataba del cónsul francés en Barcelona,

Leseep, que por una extraña casualidad estuvo presente en las gestiones de capitulación

de las fuerzas en las Atarazanas, siendo el mas influyente ante los mandos y que fuera

el general Pastors, el que firmara las capitulaciones cuando el mando de la fortaleza lo

ostentaba el brigadier Castro, como así lo había dispuesto el Capitán general Van Halen.

Francia favorecía cualquier propuesta del partido moderado y por lo tanto de María

Cristina con el apoyo incuestionable de su marido Fernando Muñoz.

23 IDEM. Ibiden. CATALANES. La ansiedad pública esta clamando y hasta exigiendo de esta Junta una manifestación franca ysincera del objeto a que se dirigen nuestros esfuerzos y sacrificios. Justa es la demanda y vamos a revelaros con toda pureza denuestros sentimientos, el lema ó la divisa que desde este momento inscribimos en la bandera que enarbolamos, á cuya benéficasombra no habrá un solo liberal español que no abjure para siempre las miserables disidencias de partido, y que con ola fe y elentusiasmo que inspira el sagrado nombre de libertad y justicia vacile en estrechar ese lazo que ha de afianzar nuestraindependencia, nuestra prosperidad y nuestra gloria. Unión entre todos los liberales: abajo Espartero y su gobierno: Cortesconstituyentes; en caso de Regencia, más de uno; en caso de enlace de la reina Isabel II, con español; Justicia y protección á laindustria nacional: este es el lema de la bandera que tremolamos, y en su triunfo está cifrada la salvación de España. La Junta nocree necesario exponer las razones públicas en las que se encierran sus deseos y esperanzas, porque públicas son por desgracia paratodas las clases del pueblo español, las perfidias del poder, nuestra visible y ruinosa decadencia, los amagos de tiranía, y sobre todoese descontento universal, ese clamor que resuena en todos los ángulos de la Península contra las tenebrosas maldades de un fatal yabominable desgobierno. Libertad, Ley, y buen régimen administrativo queremos: y en tan noble demanda, por tan sagradosobjetos, con denuedo y constancia combatiremos hasta morir. ¡Esforzados catalanes! ¡Valiente y libre ejército! ¡Españoles todos losque odiais la tiranía! unios con la confianza y firmeza de corazones libres, y abrazad el pendón que enarbolamos, en el que estáescrita la más lisonjera esperanza de ese pueblo tantas veces sacrificado y tantas veces vendido. Venzamos el destino de la fatalidadque preside las calamidades de nuestro país, y consolidemos de una vez la paz, el reposo, la justicia pública, la libertad, la suerte delas clases laboriosas y el engrandecimiento de esta desventurada Nación. Barcelona. 19 de noviembre de 1842. El Presidente. JuanManuel Carsy. Fernando Abella. Ramón Castro. Antonio Brunet. Jaime Vidal y Gual. Bernardo Xinxola. Benito Garriga, José Prats.Jaime Giral, secretario.

24 ARMARIO SÁNCHEZ, Fernando. Las relaciones entre España y Gran Bretaña durante la regencia de espartero (1840-1843).

Archivo Histórico Nacional. Madrid. “En los sucesos de Barcelona tuvo una especial participación el cónsul francés en BarcelonaLesseps. El gobierno español abrió un expediente y afirmó la participación del cónsul francés en los incidentes, por lo cual, a travésde su representante en París, don Juan Hernández, iba a pasar una nota al gobierno francés mostrando las razones que le llevaban apensar que Leseeps había intervenido activamente. Entonces actuó el gobierno inglés, siendo su embajador en París el querecomendó vivamente que no se expresase ninguna nota de queja a Francia, ya que el iba a intentar solucionar el conflicto por otrosmedios”.

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Es mas fue también a entrevistarse con el capitán general y no precisamente a

abogar por sus súbditos, más bien a explorar como se encontraban las fuerzas situadas

en Monjuch, para proceder en consecuencia a una posible capitulación. De él escribía

un historiador contemporáneo:

“Su celo, su diligencia, sus afanes se atribuyeron á filantropía, á espíritu

conciliador, ó deseos de evitar desgracias, y en este concepto excitaron las alabanzas de

los miopes en política: pero por poco que se medite sobre su proceder, se comprenderá

que no hizo el papel de mediador sino de parte interesada, ó cuando menos de protector

del bando popular reaccionario, cuya dirección principal estaba en París. Todos sus

conatos se dirigieron á lograr que las tropas depusiesen las armas; ni un esfuerzo hizo

para traer los insurrectos á los términos de la templanza y disuadirles de hostilizar al

ejército. Solícito por extremo, participaba á los del cuartel de Estudios, el abandono de

la Ciudadela, y los inducía á aceptar las condiciones mas ó menos honrosas de la

entrega; de allí pasaba á Atarazanas, y mostrando á sus jefes la capitulación de Estudios,

les manifestaba la necesidad de imitar aquel ejemplo. La voz pública denunciaba

entonces que no escaseó grandes sumas de dinero por los gastos que ocasionaron estas

intervenciones y otros muchos pasos que dio en el decurso de la revolución.

Ni una mera demanda interpuso para que los sublevados suministrasen á dichas

guarniciones la subsistencia de que absolutamente carecían. Llevando siempre á

remolque un vocal de la junta directiva, fue á implorar misericordia del gobernador de

Monjuich y del capitán general; mas ni una palabra soltó que diese margen á creer que

emplearía el poderoso influjo de que gozaba, para que la ciudad se sometiese

nuevamente á la obediencia del gobierno supremo. No apareció, pues, como parte

neutral, según á su oficio competía, sino como parte activa con el carácter de agente

revolucionario, á quien la primera descarga cogió sin duda en acecho y fue el aviso de

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que debía ponerse en movimiento; y desde luego comenzó á obrar; no en el sentido de

la paz y del orden sino en el del alboroto, no en favor de las batidas tropas, sino de los

insurgentes triunfantes, no para el derecho, sino, por la fuerza, no al lado del poder

legítimo sino al de la rebelión. Ahora bien: ¿es creíble que el cónsul francés se

arriesgase á tanto sin instrucciones secretas del palacio de las Tullerías?

Díganlo los que estén al corriente de los términos de reserva, incertidumbre,

vacilación y ambigüedad, con qué al principio de las discordias civiles de un reino, los

agentes extranjeros dan un barniz de neutralidad á sus relaciones diplomáticas, á fin de

dejar en todo evento expedito el rumbo de su futura conducta, cuando lo marque,

irremisiblemente, el imperio de las circunstancias.” 25

Indudablemente, también era una conducta extraña. Yo digo que Carsy y Lessep se

entendían perfectamente26, a pesar de las manifestaciones que le hace a Van Halen, en

alguna de las comunicaciones, como la del 21 del mes que tratamos27.

Entre los amotinados circulaba el dinero, sin saber de donde procedía se empezó a

sospechar de los miembros de la Junta, que dándose cuenta del peligro que estaban

corriendo, puso a su disposición una fuerza armada, formada por tres batallones:

“Tiradores de la patria”, conocidos por el sobrenombre de Patuleas, hombres de

25 SOCIEDAD DE ESCRITORES REPUBLICANOS. Ibiden.26 PIRALA, Antonio. Historia de al Guerra civil.T.VI, pág. 382. 1870. Lessep en 1843 recibió del gobierno provisional la cruz deCarlos III, y Mr. Gattier, comandante del Maleagre, la de comendador de Isabel la católica. No se necesitaba más prueba parademostrar a quien habían servido estos dos funcionarios franceses. 27 VAN HALEN Ibiden. ...”V.E, me dice que yo debo saber si los habitantes de Barcelona quieren ó no adherirse a susproposiciones y someterse: esta es una cuestión a la cual soy extraño en mi calidad de representante francés, no teniendo quemezclarme en asuntos interiores de España. Ignoro cual es la intención del uno ni del otro partido”.

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confianza, de Carsy, al mismo tiempo que intentó crear una Junta auxiliar consultiva28 y

una Comisión municipal provincial.

El castillo fue reforzado y la incertidumbre respecto a la reacción que podría llegar

por parte de Van Halen creaba en Barcelona un estado de ansiedad que se reflejaba a

todos los niveles, máxime cuando ya nadie del entorno de la ciudad estaba por aquella

rebelión, por lo que muchas familias salieron de sus muros, temiendo que el bombardeo

desee aquella fortaleza, repetidas veces anunciado fuese llevado a efecto.

Los esfuerzos por conservar su influencia y preservar en la rebelión continuaban, a

pesar de la amenaza que pesaba de bombardear la ciudad29, sin embargo, a medida que

28 CATALANES. He aquí la lista de los SS Consultores que elegidos por los electores de cuarteles, y cuyos nombres, esculpidoscon letras de oro, legaremos a la posteridad, han de formar nuestra sabia, sabia, y fraternal Junta consultiva. Ya nos lanzamos sintemor á la arriesgada empresa que motivó nuestra decisión y patriotismo. Sí, sus sabias lecciones, sus sanos consejos, nosconducirán, no hay duda, á nuestra salvación y prosperidad. Seguros podemos decir, si bien lamentando las tristes víctimas,TRIUNFAMOS. Promovimos la revolución del QUINCE DE NOVIEMBRE¡ y si nuestras débiles fuerzas nos hicieron vacilar enobtener un feliz resultado, diremos con orgullo: “con el apoyo, con las luces de nuestra Junta consultiva, alcanzamos la victoria”¡Qué mayor gloria, que mayor dicha que juntos ceñir los laureles!!! Oíd la expresión del pensamiento Barcelonés. 1 D. José Xifré,propietario. 2 D. José Maluquer, abogado y propietario. 3 D. Jaime Badía, propietario y comerciante. 5 D. Agustín Yañez,catedrático de farmacia. 6 D. Tomás Coma, comerciante y fabricante. 7 D. Juan Agéll, propietario. 8 D. Juan Monserdá, mercader. 9D. El brigadier Moreno de la Peña, militar. 10 D. Juan Tomás Alfaro, magistrado. 11 D. Valentín Llozer, magistrado y propietario.12 D. Juan Guell, comerciante. 13 D. Pablo Torrens y Miralda, comerciante. 14 D. Valentín Esparó, fabricante y propietario. 15 D.Manuel Torrens y Serramalera, comerciante. 26 D. Macario Codoñet, mercader y propietario. 17 El marqués de Lió. 18 D. VicenteZulueta, arquitecto. 19 D. Ignacio Sampons, abogado y propietario. 20 D. Eleodoro Morata, militar. 21 D. Bernardo Muntadas,fabricante y propietario 23 D. Pedro Terrada, médico y propietario. 24 D. Jaime Codina, farmacéutico. 25 D. Salvador Arolas,mercader. Barcelona 20 de noviembre de 1842. El Presidente Juan Manuel Carsy. Fernando Abella. Ramón Cartro. Antonio Brunet.Jaime Vidal y Gual. Bernardo Xinxola. Benito Garriga. José Prats. Jaime Giralt, secretario.

29 Van Halen. Ibiden. CIUDADANOS: Los enemigos de la patria, de la noble causa nacional de que hemos levantado la enseña,discurren todos los ardides para abatir el laudable orgullo que es la consecuencia de la victoria. Ellos hacen circular voces vagas,falsas, suposiciones que ni han sido imaginadas, y llegan al extremo de hacer acreditar con o un hecho, el soborno de que se havalido la Junta para inclinar al jefe de las fuerzas enemigas a evitar un bombardeo de la ciudad. Sabed pues, ciudadanos, que todasestas voces son pretextos para adormeceros y sumiros en la apatía, cuando os admira el mundo entero por vuestro valor y cordura.Una de las primeras deliberaciones de la Junta fue la de no hacer uso de fondos sino para las necesidades perentorias, y aún así conla más delicada circunspección y fiscalización. Los ciudadanos a quienes una voz seductora haya podido resfriar, deben persuadirsede que todas estas maquinaciones son urdidas por la astucia y por los deseos de adquirir una gloria que, en despecho de sus autores,se ha eclipsado para siempre.

Ciudadanos: vuestros laureles son inmarcesibles. El ejército contempla con admiración vuestras acciones. Nunca habéisdado pruebas de mayor valor. Con esta virtud conseguiremos el triunfo de nuestra causa enlazada íntimamente con la prosperidad dela industria española y de la catalana que forma su mayor parte, sino de todas las que por su suelo ó posición corresponden a cadauna de las provincias que componen este hermoso país, cuya riqueza os querían arrebatar para beneficio de los ambiciososextranjeros. Estos votos unidos con la consolidación del trono de Isabel II, con sus consecuencias emanadas del voto de unas Cortesconstituyentes, son los que han proclamado la Junta, destruyendo la arbitrariedad y los abusos de un poder ficticio. La Junta nos osha dado conocimiento de las comunicaciones recibidas por los parlamentos, porque no los ha recibido directamente y porque el jefeque las oculta la verdad, reusa reconocerla. Ellas ha sido transmitidas no obstante por la Excmo.. Diputación, y las contestacioneshan sido dictadas por los sentimientos de la Junta. Este jefe que se muestra tan exigente de lejos demuestra su situacióncontemplando esta ciudad desde un campo que hace palpable nuestro glorioso triunfo. La Junta que siente la sangre que puedaderramarse de cualquiera que sea y que desea evitar desgracias, advierte a los dueños de las casas de puerta de calle, que en el casoque la obstinación llegase en el extremo (lo que no esperamos), de dirigir bombas, abran las puertas para que se refugien los quepasen, ó de lo contrario se vería en la necesidad de hacerlas abrir.

Fuerza numerosa de caballería e infantería se está organizando, descansad tranquilos, muy luego habrá la correspondientecaballería aguerrida, que con los diez mil hombres que empuñan las armas podrán formar una división capaz de hostilizar y batir alos que mal aconsejados osasen combatir la justa y noble causa de los pueblos, a cuyo frente se halla gloriosamente la cultaBarcelona objeto de la codicia extranjera y muro donde se estrellan los tiranos. Patria y libertad. Barcelona 23 de noviembre de1842. El Presidente Juan Manuel Carsy. Fernando Abella. Ramón Cartro. Antonio Brunet. Jaime Vidal y Gual. Bernardo Xinxola.Benito Garriga. Jaime Giral. Por disposición d el Junta, Bernardo Xinxola, secretario.

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pasaban las jornadas30, Carsy y la Junta encontraban más detractores, se sospechaba que

trabajaban a favor del partido moderado, hecho corroborado por el jefe político Juan

Gutiérrez31; la mayoría de la Milicia Nacional, era republicana, o se habían pasado a

proseguir sus dictados, pero alguno de los batallones habían dado el grito de “María

Cristina”.

Los esfuerzos de Carsy para que las tropas de Van Halen, evacuasen el castillo32 de

Montjich eran inútiles, mientras los que salían de la ciudad cada día eran más

numerosos, gentes que no querían inmiscuirse entre los partidarios de unos y de otros,

sobre todo a partir del conocimiento que tuvieron de que las Cortes habían aprobado el

que se mantuviera la legalidad en Cataluña y que se aproximaban a Barcelona un gran

contingente de tropas gubernamentales, refugiándose muchas de aquellas en la

Barceloneta.

El día 24 la incertidumbre de la amenaza de borbardeo se palpaba en el ambiente,

para unos significaba la salida en masa de Barcelona, para otros inflamados con las

proclamas de los enemigos del gobierno del regente, enardecidos se disponían a vender

caras sus vidas33.

30 IDEM.Ibiden. CIUDADANOS. Gerona, Tortosa, Reus y otros pueblos siguen nuestro noble ejemplo. La causa que hemosabrazado reconcilia a todos los españoles y a todos los intereses. Ella está ampliamente manifestada en la proclama de esta Junta de19 de este mes, que maliciosamente afecta ignorar la autoridad política, que fue de esta provincia, en su alocución mendaz ydesfigurada del mismo día, porque juguete mercenario de la arbitrariedad y del egoísmo, no conoce las emociones del entusiasmopuro y de la lealtad. Ha llegado ya el día, porque así había de ser, de unión y de fraternidad. Así hemos vencido en otras épocas, asívenceremos en el presente. Así la historia ensalzará nuestros hechos gloriosos y hará memorables los días de noviembre del presenteaño. Barcelona 22 de noviembre de 1842. El Presidente Juan Manuel Carsy. Fernando Abella. Benito Garriga, Ramón Cartro. JaimeVidal y Gual. Antonio Brunet. Bernardo Xinxola. Jaime Giral, secretario.

31 IDEN.Ibiden. Del manifiesto de Juan Gutiérrez a los catalanes el 19 de noviembre: “La situación que ha creado el partidoantinacional enemigo de los liberales, es tan desgraciada, que si pronto los pueblos no llegan á comprender el lazo que so les hatendido, al sistema constitucional sustituirá el despotismo precedido de llanto y horfandad”...”Catalanes todos, una autoridadpatriota os aconseja que no son vuestros intereses los que os llaman á responder al grito de la reacción de Barcelona, ni son vuestrosderechos los que se defienden: es el despotismo enmascarado el que se busca: los prohombres del sistema del absolutismo ilustrado,son los que han fomentado y pagado esta revolución.”32 Junta de gobierno de la provincia de Barcelona. La Junta directiva manifiesta, que en la reunión de esta noche de alcaldes debarrio, comandantes de M.N., comisión municipal y Junta directiva se ha resuelto proponer, que se permitirá la salida de la tropa sinarmas conforme a lo estipulado, y con ellas en el caso de que no se hostilice a la ciudad, y se evacue Monjuich por las tropas delejército. Patria y libertad. Barcelona 24 de noviembre de 1842, a las 9 de la noche. El presidente Juan Manuel Carsy. Srs. D. JuanAgell y D. Ignacio Samponts.

33 IDEM.Ibiden. CIUDADANOS. Desde el primer momento en que quedó instalada esta Junta, el voto inalterable de sus individuosfue sostener á todo trance los principios concebidos en su programa, mantener la tranquilidad interior, inspirar la más cumplidaconfianza, y vindicar los ultrajes y desafueros con que unas autoridades imbéciles y altaneras pensaron arrollar la ley fundamentaldel estado y nuestros hogares. La junta ha cumplido con estos sagrados deberes, y está resuelta a sacrificar su existencia por tancaros objetos apoyada de un pueblo que lleva el entusiasmo al alto grado que han probado nuestros opresores.

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Las conversaciones entre Van Halen y la Junta de Carsy, aparentemente iban por

los caminos que esta última deseaba, es decir la retirada de las fuerzas que amenazaban

la ciudad, ya se había dado un primer paso con la autorización de la Junta para que los

regimientos que habían capitulado de Atarazanas y Estudios, se incorporaran al cuartel

general de Van Halen, paso previo a la retirada supuestamente pactada. El conocimiento

que se tuvo sobre el recibimiento al tacharlos de traidores, hizo que esto fuera utilizado

por Carsy, aireando entre los catalanes la situación harto crítica en que se encontraban

las tropas del general en un total estado de anarquía, animándoles a la lucha34. Tan

convencido estaba que sus postulados iban a ser aceptados tanto por el capitán general

como por una gran parte de los catalanes, que con fecha 26 de noviembre aún redacta:

“La Junta de gobierno habiendo consultado las clases del pueblo, se ha penetrado de que

las bases del programa anunciado son los votos unánimes de todos. Desocupado el

castillo de Monjuich, y colocadas en un punto remoto las tropas que circundan los

muros de esta población, y reconocido el ejército como una gran masa del pueblo

español, y vuelto a armar a los capitulados, tendría el caso de tratar y transigir de un

modo decoroso la gran cuestión política que nos ocupa. Con lo que contesta esta junta al

Después de algunos parlamentos enviados por el general que nos bloquea, mas bien como ardides para esparcir rumoresde consternación, que en solicitud de ningún objeto importante, ha exigido en el último que se le entregue la tropa capitulada con suarmamento. Solo el general afecta ignorar los artículos de la capitulación en al que quedó estipulado que debían quedar desarmados.

La Junta mas bien para respetar comedidamente un derecho de guerra, que para entenderse en explicaciones con el citadoGeneral, y no queriendo contestar por si sola a tan extemporánea pretensión, ha reunido a ola comisión de la Municipalidad, jefes dela M.N., y vecindario representado por sus alcaldes de barrio, y de común consentimiento se la ha hecho saber: que la religiosidadcon que hemos cumplido con los artículos de la capitulación por nuestra parte, la irrogaba igual en S.E., y que solo en el caso de queS.E. dé las órdenes oportunas para que no sea entregada la fortaleza de Monjuich, accederemos nosotros a tan inesperada exigencia.

La Junta por otra parte se apresura y complace en poner en conocimiento de sus conciudadanos, que ha recibido noticiascon pormenores de bastante probabilidad, de que en Valencia se ha imitado nuestro glorioso ejemplo, aclamando nuestros sacrificioscon las voces de ¡Viva el pueblo catalán!

Ciudadanos: La Junta no tiene necesidad de recordaros vuestros deberes, ni de excitar vuestro entusiasmo por llevar a suúltimo término nuestra decisión en sacudir un yugo que era y es insoportable, en cuya empresa la Junta sabrá sacrificar suexistencia. Patria y libertad. Barcelona 24 de noviembre de 1842. El Presidente, Juan Manuel Carsy. Fernando Abella. RamónCartro. Antonio Brunet. Jaime Vidal y Gual. Bernardo Xinxola. Benito Garriga. Jaime Giral. Por disposición de la Junta BernardinoXinxola, secretario.

34 IDEM. Ibiden. CATALANES. Los valientes de los regimientos que capitularon en los fuertes de esta ciudad, y que en virtud deestipulación acaban de reunirse al cuartel general de van Halen, han sido insultados por algunos de sus compañeros de armas, quesin saber comprender la posición a que se hallaron reducidos en tan apurados momentos, les vilipendian por su comportamiento. Elamor propio de aquella tropa se ha visto ajado, y ayudados de algunos veteranos que conocen su mérito, han querido vindicarse,mostrando a sus detractores que no merecen el título de cobardes.

La posición de Van Halen es harto crítica, pues que su ejército se halla en un completo estado de anarquía, catalanes,vuestra victoria es segura. Y se pone en conocimiento del público para que esté enterado de la situación del ejército que nos cerca.

Patria y libertad. Barcelona 25 de noviembre de 1842. El Presidente, Juan Manuel Carsy. Fernando Abella. RamónCartro. Antonio Brunet. Jaime Vidal y Gual. Bernardo Xinxola. Benito Garriga. Jaime Giral. Por disposición de la Junta, BernardoXinxola, secretario.

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oficio de VV.SS., del veinte y seis a las siete y media de la mañana, sirviéndose

VV.SS., manifestar al Capitán General que esta es la voluntad del pueblo. Patria y

libertad”. Y en ese mismo día redacta su última arenga por escrito:

“VALIENTES NACIONALES. El entusiasmo que se ha visto pintado en vuestros

semblantes en la parada de hoy, es la mejor garantía que podéis dar a vuestros viles

detractores. Con qué placer ha visto esta Junta vuestra inimitable decisión. El orbe

entero admira vuestros hechos. Sí, valientes catalanes; la historia, os guarda su mejor

página si continuáis como hasta hoy; esta cordura nunca tuvo igual; habéis sido héroes

en el combate, generosos sin par con los vencidos, ningún hecho responsable ha

ocurrido; reina la unión, la paz doméstica, el orden; pronto veréis lo poco que se ha

gastado y se gasta; porque la Junta ha tenido por base la economía; son los sudores del

pueblo, y la Junta es enteramente popular. Solo la junta tiene que deciros no deis oídos a

esos agentes de todos partidos, que valiéndose de vuestras virtudes os alucinarán para

desuniros; sea una nuestra enseña. Independencia nacional: sois catalanes; sois

españoles; seguid pues como hasta aquí: el gobierno se consolidará, y uniendo vuestros

esfuerzos a los de la Junta que solo quiere el bien general, pronto diremos retirados al

seno de nuestras familias. Viva La Libertad. Reine la unión, gocémosla, pues nos hemos

hecho dignos de tan precioso bien”.

Vuelve a formarse una nueva Junta35, con el fin de granjearse la popularidad

perdida, pero sí todo, le quedaba poco tiempo de vida, su credibilidad estaba bajo

mínimos, se entendía que era innecesaria, dada la poca influencia que ya tenía sobre las

35 CRESPI. Manual: Diario de Memorias de Barcelona. Barcelona: Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona. Mss A-116. “Día28 de Noviembre de 1842. Habiendo sido disuelta la Junta Popular Directiva y reemplazada al mismo instante por individuos de laMILICIA NACIONAL y Señores Alcaldes de Barrio deben gobernar interinamente la comisión. Esta mañana llamó á los Señoresque componían la Junta consultiva para que pasasen á ejercer sus funciones, pero, como no se encontraron por haberse casi sutotalidad ausentado de la ciudad resolvieron reunirse este medio día para elegir los individuos que habían de tomar parte de la Juntaque nuevamente iba a constituirse resultaron elegidos los sujetos siguientes: D. Nicolás Pous, Fabricante. D. Salvador Arolas,Mercader. D. Juan Monserdá, Mercader. D. Valentín Esparó, Fabricante. D. José Torres Riera, Comerciante. D. Juan Manuel Carsy,

Militar, Presidente de la Junta Directiva. D Cayetano Roviralta, Abogado. D. Manuel de Senallosa, Noble. D. Joaquín Gómez,Militar. D. José Armenter Médico Cirujano. D. Pedro Martínez de Sanmartín, Obispo. D Juan Zafont, Abad de San Pablo. D.Sebastián Marti, Abogado. D Manuel Gibert, Abogado. D. Pedro Nolasco Vivas y Cebria, Abogado. El Sr. Barón de Maldá. D.Agustín Yañez, Farmacéutico. D. Domingo Serra, Fabricante. D. Salvador Bonaplata, Fabricante. D. Bartolomé Comas,Comerciante. D. José Ventosa, Abogado”.

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gentes, aún así, hubo enconados encuentros entre los que preconizaban su disolución y

los que estaban por la continuidad.

Van Halen, el día 28, hace llegar al jefe de la fuerza armada de las Milicias en

Barcelona un ultimátum, que entre otras cosas decía: “...que en el término de una hora

de la llegada del portador me responda categóricamente si se conforma con lo que le

tengo prevenido, dándome las garantías suficientes, y empezando por publicar un bando

en que se imponga pena de la vida a todo habitante de cualquier clase y condición que

sea que tenga armas, municiones y otros efectos de guerra sacados desde el día 15 de los

almacenes del ejército, de los cuerpos y tropas capituladas, y no los entregue en el

término de tres horas en el fuerte de Atrazanas” continúa “...se nombrará por V., una

comisión que venga a dar parte de quedar ejecutado el desarme general de todo el

paisanaje e individuos de la Milicia Nacional, que se mantengan rebeldes contra el

legítimo gobierno. La vindicta pública, el desagravio de las leyes ultrajadas, y el

afianzamiento de nuestras instituciones, exige el castigo de los cabezas principales de

los diferentes partidos republicano, moderado y carlista, que se han unido para destruir

el gobierno creado por el pronunciamiento de setiembre; por lo tanto todos aquellos que

quieran sostener los principios proclamados en él, harán un gran servicio a la patria,

apoderándose de la Junta y sus sostenedores, que deben bien haberse hecho conocer en

los días transcurridos, para que sean juzgados por una comisión militar ejecutiva con

arreglo a las leyes, y como declarada esa ciudad en estado de sitio desde que se disparó

el primer cañonazo”.

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Finalmente, la Junta se disolvió36 siendo encargada de llevar las riendas la

Consultiva, creándose al mismo tiempo una comisión, 37 cuya composición eran trece

representantes de los batallones de la Milicia y cinco alcaldes y cuya presidencia la

seguía ostentando Juan Manuel Carsy. Su misión consistía en llevar a cabo las gestiones

necesarias para la entrega de la ciudad. Cuando a las cinco de la tarde del día 30 de

noviembre, habían salido comisionados de esta junta para el cuartel general y quedaban

desarmados los tiradores de la patria, llamados patuleas o patuleyas, Carsy decidió que

su misión había fracasado, no era este final el deseado, embarcando de ingógnito en el

bergantín francés Maleagre, anclado en el puerto. Algunos de los jefes de aquellos se el

unieron al poco, que habían salido por la puerta de mar acompañados por un capitán de

la Milicia nacional hasta el embarcadero.

Al ser recibido en el barco Carsy, no fue recibido como militar, pero es

significativo que en una relación que presentó a las autoridades francesas de los

tiradores de la patria que se refugiaban, figuraba él a la cabeza con el grado de coronel,

además llevaba consigo seis mil reales procedentes de la Junta, de la que se despidió

redactando un último bando38. 36 IDEM. Ibiden. CIUDADANOS. Acaba de ser disuelta la Junta popular directiva y remplazada por una comisión de la M.N. yalcaldes de barrio interinamente, y hasta la reunión de la Junta consultiva, que según la voluntad de la M.N., y alcaldes debegobernar ínterin duren estas circunstancias. Esta comisión ha creído de sus deber manifestarlo al público para su gobierno y a fin deque cesen algunas voces alarmantes. Ciudadanos: confiad en el patriotismo, honradez y probidad de los que a su cargo tienen tanespinoso cometido. Barcelona 28 de noviembre de 1842. El presidente, Juan Manuel Carsy. Primer batallón, D. Pedro de la Rosa,mayor accidental. Segundo batallón, mayor accidental, D. José Rovira. Tercer batallón, mayor accidental, D. José Vidal. Cuartobatallón, D. Ramón Ortíz, mayor accidental. Quinto batallón, D. Joaquín Roldós, mayor. Sexto batallón, D. Ramón Negrevernis,mayor comandante. Séptimo batallón D. José Torres y Riera. Octavo batallón, comandante accidental, D. José Serra. Artillería, D.Pedro Casamichana, mayor accidental. Zapadores, D. José Fonseré, comandante accidental. Escuadrón, D. Francisco Batlle, mayoraccidental. Primer batallón de tiradores, D. Luis García. Segundo batallón, D. Francisco Riera. Tercer batallón, D. Bernardo Roca.Los alcaldes de barrio: Cuartel primero, D. Juan Vila; Cuartel segundo D. Tomás Borras y Ricart; Cuartel tercero; D. José Aparicio;Cuartel cuarto, D. José Fabra y Roca; Cuartel quinto, D. Francisco Casals.

37 IDEM.Ibiden. Junta en comisión representada por la M.N. y alcaldes de barrio. Ciertas ocurrencias en esta noche, las que hantenido por objeto el cambiar la Junta directiva remplazándola con la nombrada Consultiva, han dado lugar a que se formase unacomisión provisional ínterin pudiese reunirse aquella, y como se enterase esta comisión de una comunicación dirigida por el generalVan Halen al Comandante general de esta provincia, en la que entre otras cosas indica que de no estar depositadas las armas que dela tropa del ejército se han distribuido en la M.N., bombeará por mar y tierra a la capital, le ha parecido prudente a esta comisión,deseando evitar una horrorosa catástrofe, manifestar a VV.SS., que al efecto se están haciendo las más vivas diligencias a fin de quereuniendo a la referida Junta consultiva, pueda esta poder da runa contestación explícita y exponer ó manifestar lo que en susensatez crea más conducente: patria y Libertad: Barcelona 28 de noviembre de 1842: El presidente Juan Manuel Carsy. Por losalcaldes de barrio, Borrás. Por la M. El comandante Ramón Negrevernis. El secretario. Francisco Riera. Sres., de la Diputaciónprovincial en Esplugas.38 ADRIANO.- Los sucesos de Barcelona. “Compañeros de armas, catalanes todos: el giro que han tomado los acontecimientos deesta capital, me ponen en la dura precisión de presentar mi renuncia al cargo de vocal de la Junta de Gopbierno ultimamente creada,porque nunca he faltado a mis pensamientos y se trata de transigir, cuando pocos días de constancia asegurarian la victoria.

Los que nos pusimos a vuestro frente, podemos levanmtar con orgullo la cabeza, porque ni el más leve lunar, ni una solamancha empaña nuestra frente. Tal vez hayamos sido ineptos, pero nop traidores; tal vez nuestra deamasiada buena fe y puras

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No esta muy claro el que se llevase ese dinero de la Junta, más bien parece una

acusación de los esparteristas, y de la prensa inglesa, con el objeto de quitar credibilidad

a la rebelión, pues sea verdad o no, Carsy escribió desmintiendo este asunto, una carta

que envió al periódico Semaphore de Marsella en la que además decía:

“Joven todavía y víctima ya de mi independencia, no me conocían mis

conciudadanos todavía sino como antiguo oficial o como periodista, cuando su

confianza me decretó la dirección de Barcelona. Como oficial había dejado yo

voluntariamente la espada luego que el ejército pareció convertirse en instrumento de

despotismo; como periodista quise llevar a las luchas de la publicidad una palabra

ardiente y oponer a las tendencias dictatoriales que amenazaban con una reacción, los

principios democráticos”39.

Espartero llegaba a las afueras de la ciudad a primeros de diciembre, y el día 3

ordenaba el bombardeo de Barcelona, con 1014 proyectiles, que caerán sobre ella

durante doce horas. Van Halen, después de haber reiterado a los representantes de la

nueva Junta formada, la evacuación de la misma, bombardeó la ciudad destruyendo

cuatrocientas casas y sembrando de cadáveres las calles. Espartero castigó a los

barceloneses suprimiendo la Fábrica de tabacos, la casa de la Moneda, y les obligó a

reconstruir los muros de Atarazanas, por lo que Cataluña, tanto como los refugiados

estuvieron prontos a coadyuvar a la revolución antiesparterista con todos los medios a

intenciones nos hayan perjudicado; nuestros actos justifican nuestro buen comportamiento y honradez. La convicción de que estarposeidos por ella, es el único consuelo que me resta. Patria y libertad. Barcelona 30 de noviembre de 1842. Vuestro compañero dearmas, Juan Manuel Carsy”.39 GARRIDO, Fernando.- Historia del reinado del último Borbón de España. 3 vols. Barcelona 1868- 1869. Vol.2. P.418-419.

51

Page 52: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

su alcance. Carsy se había granjeado la enemistad de sus compañeros de armas40, y

también las dudas en las filas republicanas, en Francia.

Después vendrán para los amotinados, los exilios a los países vecinos, muchos de

ellos pasaron al otro lado de los Pirineos, entre ellos Abdón Terradas, que ya lo estaba

y el republicano Cuello, y como no podía ser menos Juan Manuel Carsy, aunque para él

resultaba muchos más cómodo la estancia en Francia, donde se encontraban muchos

moderados, partidarios de María Cristina y con la anuencia del rey de Luis Felipe. Los

grupos republicanos estaban más controlados por los servicios secretos del rey de

Francia.

Desde el mismo momento en que los moderados fracasaron en su segundo intento

de derrocar al regente Espartero, se pusieron de nuevo en marcha para intentarlo por

tercera vez.

Abdon Terradas, jefe republicano, residía en Perpiñán sometido a una continua

vigilancia por parte de los servicios secretos galos, ya que tenían la orden de enviarlo al

otro extremo de Francia, Calais, tan pronto como pisara tierra francesa. El resto de

refugiados se movían libremente sin ninguna clase de restricciones, tal es así que pronto

comenzaron a organizarse en grupos con vistas a organizar una nueva entrada en

España, buscando un jefe que se pusiera a la cabeza de la nueva insurrección contra

Espartero.

40 DEL BUSTO, Manuel: Ob.cit.. Pág. 22. En el se recogen la aversión que algunos de sus compañeros le tenían, por su aparentepostura en pro del bando republicano, por la forma en que dejó el ejército, y quizás en su redacción se oculta otrossentimientos“.....más arriba de considerar incapaz a Carsy de mandar una cuarta compañía” ó “esto es incompatible con haberrechazado 50 caballos enemigos con solo 20 hombres, cuya acción he calificado y califico de insignificante tiroteo, y lo mismo dirátodo el que esté impuesto de lo que allí pasó ó que conozca aquel terreno. Si la cruz de S. Fernando se concediese en virtud de juiciocontradictorio, no sería Carsy ciertamente el que estaría inscripto en la lista de los caballeros de esta orden, ni el jefe que trasladó elparte de este oficial, y que no presenció aquel hecho de armas, le daría mas importancia que la que merece una escaramuza. Soybastante imparcial para no pretender defraudar á Carsy del mérito que haya podido contraer, pues además de que ninguna ventajame resultaría de ello, ahí están los oficiales, del antiguo batallón de Granaderos, que se hallan bien enterados del suceso a que merefiero y de que tal vez no me hubiera ocupado si hubiese podido desechar de mi la idea de que acaso esta circunstancia haya sido elprincipal móvil que lo impulsara á creerse capaz de representar en la escena política un papel tristemente célebre, y que le hagranjeado la maldición de todo buen español, que desee sinceramente ver cimentada en su patria la verdadera libertad después detantas y tan amargas lecciones, y cuando somos testigos del cúmulo de males en que nos ha sumido la improvisada elevación dequien apenas acabará de persuadirse de su extraordinaria y pasajera dignidad, lo repito, he creído un deber mío, como militar ycomo ciudadano el darlo a conocer al público, cooperando de este modo á que para lo sucesivo evitemos semejantes desgracias, y nosuframos el aprobio de ver escarnecida la majestad del pueblo mas independiente de la tierra”.

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Page 53: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

Los refugiados republicanos ya habían tenido varias reuniones, de las que Carsy

estaba al corriente, así como lo que en ella se trataba, decidiéndose a infiltrarse. En una

de ellas apareció Carsy con otros cuantos hombres del partido moderado, proponiendo

en nombre del general Prim, que si sele proponía como jefe no tendría inconveniente en

aceptar el cargo y además tendrían la ventaja de contar con la suficiente ayuda

económica y el apoyo técnicos necesario para llevar a cabo la invasión. Casi todos

estaban de acuerdo en su nombramiento, logró convencerles de que Prim era hombre de

confianza para sus intereses.

Solamente Terradas discrepaba de este nombramiento, a sus más íntimos allegados

les manifestaba, que iban a ser instrumento de los moderados y por ese motivo les

habían dado refugio tan cerca de la frontera, mientras a él se le enviara lejos, pero

confinado no podía evitarlo.

Sin duda alguna la mayoría de los refugiados del orden de ochocientos se iban a

poner a las órdenes de Prim; alrededor de trescientos se reunieron en una fonda de

Perpiñan, en las primeras horas de una de aquellas tardes. La misma en la que le

comunicaron a Terradas, que sería trasladado a Clemont en vez de a Calais.

Tenía que actuar rápido si quería evitar aquel nombramiento, por lo que expuso al

prefecto la necesidad que tenía de ir a Figueras, donde le aguardaba su madre, con el fin

de arreglar asuntos familiares urgentes, consiguiendo autorización para permanecer en

Perpiñán tres días. La estratagema le había dado resultado ya que consiguió presentarse

en la reunión y sentarse en la presidencia de la misma, después de haber sido acogido

con muestras de júbilo.

Se le expuso lo que allí se estaba tramando. Para Carsy fue una sorpresa su

presencia cuando parecía que todo estaba a su favor, tenía que intentar convencer a

Abdon Terradas, a quien expuso nuevamente el plan y la conveniencia de nombrar a

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Page 54: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

Prim como jefe de la invasión, aduciendo que era el más idóneo en aquellas

circunstancia, que además se daba la circunstancia de que no se encontraba lejos de

Perpiñán, sin embargo el hecho de que la mayoría de los allí presentes fuesen

republicanos, solamente Carsy y sus acompañantes pertenecían al partido moderado,

facilitó a Terradas que la propuesta no fuese aceptada.

Viendo Carsy, por el resultado de la votación, que no habían podido lograr su

objeto, de hacer nombrar presidente de aquella Junta á Prim, renovó junto a sus amigos,

antes de disolverse la reunión de emigrados, sus instancias para comprometer á la Junta

á que se eligiera jefe militar, pero tampoco prosperó.

El agente del Duque de Riansares, no podía hacer ya nada en Perpiñán. Así

frustrados sus planes, junto a los redactores del periódico moderado de Barcelona El

Imparcial, tomó al día siguiente el camino de Marsella, con la intención de continuar su

labor de captación, entre los emigrados.

Juan Manuel Carsy, el 10 de junio de 1843, con una pequeña fuerza de ellos, logró

pasar la frontera por Perpiñan, para unirse al movimiento de junio, proclamado en Reus

por el general Prim. “…Y en aquella coyuntura entró Carsy, con dinero que le facilitó

el mismo agente de Cristina, que quiso ganar a Terradas en noviembre, y un centenar de

emigrados, con los cuales se metió en Figueras…” 41

Este agente de la Sociedad secreta, el brigadier Mata y Alós, en 1843, al tanto de

las pretensiones de Abdón Terradas, consiguió atraerle a su presencia convocándole en

la casa de un comerciante catalán de ideas moderadas, con el fin de ofrecerle los medios

económicos necesarios para llevar a cabo la empresa, consciente de que a pesar de no

41 ARCIVO GENERAL MILITAR DE SEGOVIA. Ibiden. .... “ Según certificaciones expedidas por los Generales Prim y Córdobaconsta lo siguiente: que se unió a la División del 1º en el campamento de Olot el día 22 de junio, ofreciéndose a prestar los serviciosmás penosos y arriesgados en provecho del Alzamiento nacional; que a sus servicios y desvelos se debe el alzamiento de algunospueblos del Ampurdán de Cataluña, contando entre ellos La Junquera y Plaza de Figueras, que por lo arriesgado de la empresa y enrazón, a la poca fuerza de que disponía el mismo fue un hecho digno del mayor elogio y atención siguió al lado de dichos generalescomo Capitán adicto a S. M., en el ejército expedicionario de Cataluña, en todas las operaciones hasta la llegada a Madrid”, siguemás adelante: “... en atención a los méritos contraidos se le concedió el Grado de Primer Comandante de Infantería y en 29 denoviembre, de 1843, es destinado a la Comandancia de Valencia, al Cuerpo de Carabineros”

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Page 55: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

comulgar con sus planteamientos políticos, serviría a los planes de María Cristina contra

el gobierno de Espartero. Prim estaba pronto a llegar a Cataluña y veía muy conveniente

que se uniera a él con el fin de levantar la bandera de la Mayoría de edad de la reina

Isabel. Sin embargo no conseguiría convencerle.

IV

REVOLUCIÓN DE ALICANTE EN 1844.

Juan Manuel Carsy, reaparecerá en Alicante, después de que el régimen de

Espartero cayera por la coalición de progresistas de izquierdas y moderados. Ínterin

parece que sus relaciones familiares no eran precisamente una balsa de aceite, hasta el

punto que abandona a su mujer, llevándose 30.000 reales, fruto de la herencia que había

recibido Doña Mauela Rico a la muerte de sus padres.

Aquella coalición se rompería muy pronto. Durante el gobierno de González Bravo,

se intenta marginar el poder a los progresistas, mientras se prepara el terreno para el

acceso de los moderados al gobierno, con la consecuente eliminación de la Milicia

Nacional y los Ayuntamientos.

La conspiración progresista se extendía a lo largo y ancho del territorio nacional, a

cuyo frente había de ponerse el mismo Espartero. Desde Francia, los emigrados estaban

en contacto y se habían ingresado importantes cantidades de dinero, contándose con la

posibilidad de que tanto Narváez como de la Concha fueran asesinados.42

La política del gobierno moderado, provocó un sentimiento de frustración primero

y una oposición abierta después, en el momento en que se puso en marcha la ley de

Ayuntamientos de 1840; los diputados alicantinos protestaron de tal medida, redactando

42 A.H.N. Sección Estado. Legajo 8273.

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Page 56: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

un manifiesto por escrito, para ser difundido, pero esta tentativa se prohibió al aducir el

jefe político, Ramón Cernuti, que pudiera ser motivo de graves disturbios.

En la posada del La Higuera, en la Rambla de Alicante, llamada así por tener en su

patio interior un gran árbol de esta especie, se reunieron los conspiradores para tratar la

forma de llevar a cabo las acciones encaminadas a una rebelión. El coronel Boné en

sintonía con el secretario del Gobierno político Felix Garrido, y Manuel Carreras, alma

de la rebelión y jefe de la Milicia, se ponen en acción.

En enero de 1844, Boné parte de Valencia con una pequeña fuerza, para tomar por

sorpresa el castillo de Santa Bárbara, con la connivencia del jefe de la guardia el

teniente Ruiz, haciendo prisionero al gobernador del mismo Fernando Lanzarote.

Reducida la fortaleza, la primera medida tomada por Manuel Carreras, fue

confinar a las autoridades militares y civiles en el castillo de Santa Bárbara de Alicante,

y formar una Junta Provisional de Gobierno cuya presidencia pasó a ser de Pantaleón

Boné, quedando Carreras como vicepresidente y vocales Miguel España y José María

Gaona, mientras en las funciones de secretario quedaba Marcelino Bravo. Una vez

sustituidos los concejales del Ayuntamiento de tendencia moderada por progresistas, la

Junta de gobierno, pasó a denominarse Junta de Gobierno de los Reinos de Aragón,

Valencia y Murcia.

La primera proclama de la Junta, en la que se acusa la Gobierno de los males

causados, de apartar a los progresistas de los cargos públicos y de la ley de

Ayuntamientos que impusieron los moderados, produjo una actitud favorable de los

alicantinos al pronunciamiento, uniéndose a ellos la mayoría de las fuerza armadas,

volviéndose a oír por las calles el himno de Riego. Ordenaba la movilización de la

Milicia Nacional provincial y su concentración en la capital alicantina.

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Page 57: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

Si embargo en Alcoy la Junta progresista que se había formado no sería apoyada

por la Milicia, por lo que Boné, el dia 30 de enero, se dirige a someterlos al frente de

mas de mil soldados y al día siguiente Juan Manuel Carsy se presenta delante de la

ciudad para sitiarla. Ni uno ni otro logró su propósito, Alcoy resistió el asedio,

retirándose los rebeldes ante el anuncio de la llegada del general Roncali con fuerzas del

gobierno. Tampoco prosperó la rebelión en Elche, Orihuela, aunque si lo hizo en

Cartagena y Murcia, produciendo un estado de ánimo favorable entre los alicantinos.

Por arte de birlibirloque, aparece de nuevo Juan Manuel Carsy en escena, con la

finalidad de impulsar el movimiento revolucionario, del que ya tenía unas cuantas

tablas. Al tiempo que se movilizaba la Milicia Nacional de Alicante, se crea la Junta de

Armamento y Defensa, formada por un presidente José Alabau, dos vocales Fernando

de Ibarrola y Martín de Elizalde y por un vocal secretario Juan Manuel Carsy, liberales

con experiencia revolucionaria. Esta junta estaba encargada de organizar las fuerzas que

debían de apoyar el pronunciamiento, al mismo tiempo de aliviar a la Junta en su

trabajo.

A primeros de febrero el Gobierno, ante el cariz que tomaba el movimiento,

declaró el estado de excepción al cuarto distrito, Valencia y la provincia de Almería y

envió fuerzas al mando del general Fernando Fernández de Córdoba y José de la

Concha, al mismo tiempo, que ordenaba al Capitán General de Cataluña el envío de

tropas para ponerlas a disposición del Capitán General de Valencia, y que se apresara a

los cabecillas de la rebelión y fuesen ejecutados.

El general Roncali, siguiendo las órdenes del Gobierno central, ordenó el bloqueo

de la ciudad alicantina por mar y tierra. Cuando Boné se dirige a Elda con el fin de

hacer frente a las fuerzas del general Pardo que venía desde Murcia para contribuir al

bloqueo, es derrotado el dia 5 de febrero, y como consecuencia de este revés se ve

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Page 58: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

obligado a circunscribir el pronunciamiento a la ciudad de Alicante. Roncali proclama a

la ciudad de Alcoy capital de la provincia y establece su cartel general en Alcoy,

mientras Pardo lo hace en Muchamiel. Quedan por lo tanto en este momento dos focos

de rebelión Alicante y Cartagena.

Apartir del 8 de febrero, la situación de los sitiados se va haciendo cada vez más

difícil, llegando a ser crítica a causa de los problemas de abastecimiento y pasada la

primera quincena del mes, se producen las primeras deserciones. El día 14 el general

Roncali, fusiló, en Villafranqueza, a los oficiales que habían sido hechos prisioneros en

la acción de Elda, y la situación de los rebeldes se hacía cada vez más angustiosa, que se

vieron obligados a tomar los suministros de los comerciantes, provocando el

descontento generalizado de la población alicantina, y que dieron lugar a que surgieran

graves discrepancias entre los miembros de la junta, al perder el apoyo social.

El 19 de febrero, Carsi da órdenes para que las fuerzas que guarnecían la plaza,

tanto de la Milicia como de Carabineros, y que no se hallasen acuarteladas, en caso de

alarma, se reunieran en la serie de puntos de reunión señalados.

El día 25 de febrero, Boné ordena fusilar a un individuo llamado José Martínez,

considerado espía por haber sido sorprendido portando una carta firmada por personas

del Cuartel General del general Roncali. La pérdida de prestigio del presidente de la

Junta se iba haciendo cada vez más acusada, apoderándose la confusión y el desaliento

de la población y de las fuerzas revolucionarias.

La defección empezaba a corroer el estado de la ciudad y fueron inútiles cuantas

propuestas hicieron algunos de los componentes de la Junta para estabilizar la situación,

cuando la ya la traición estaba imperando y las deserciones iban en aumento. Tal fue la

de El Empecinado gobernador del castillo de santa Barbara cuando exigió a la Junta la

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Page 59: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

entrega de los presos que se encontraban en la ciudad, que habían sido trasladados desde

Cartagena por no haber secundado el pronunciamiento.

El 6 de marzo los sitiadores estaban decididos a bombardear la ciudad, motivo por

el que los que no habían secundado aquella rebelión solicitaron a la Junta que se

entregase la ciudad a Roncali. La presión ciudadana hizo que la Junta no tomara otro

camino que el de la disolución y el en el Ayuntamiento, conocida la capitulación de El

Empecinado, se formó una Comisión con éste mismo y una serie de señores

comerciantes, que decidieron entregar las llaves de la ciudad a Roncali y levantar aquel

mismo día una bandera blanca en el baluarte de San Carlos.

Roncali, después de oír los 21 cañonazos desde el castillo de Santa Barbara, señal

de la capitulación convenida, el 6 de marzo, entró en la ciudad con un ejército de 5000

hombres, ordenando la disolución de la Milicia Nacional, y el desarme de todos los

individuos que hubieran pertenecido a cualquier cuerpo armado ordenado por la Junta.

Se practicaron numerosas detenciones y el día 8 de marzo, al amanecer, fueron fusilados

en el malecón 24 personas, entre las que se encontraba su presidente Pantaleón Bonét.43

Los miembros de la Junta de Armamento y Defensa consiguieron escapar, entre

los que se encontraba Juan Manuel Carsy, embarcando hacia un puerto de Argel y desde

allí continuar hasta Tolón. El 14 de mayo, el cónsul de Marsella comunicaba al

embajador de España en París, que con fecha del día anterior, el general conde de

Hautpoul le había escrito comunicándole la salida de Argel de una serie de personas

relacionadas con la rebelión de Alicante, y que entre ellas se encontraba Juan Manuel

Carsy, natural de Valencia de 34 años de edad, coronel de graduación y según las

observaciones figuraba como presidente de la Junta.

43 DÍAZ MARTÍN, Pedro y FERNÁNDEZ CABELLO, José A. Los Mártires de la libertad. La revolución de 1844, en Alicante.1992. P. 129. “ Y entonces, en aquel solemne momento de agonía, muchos de ellos, estimulados por el animoso Boné, exclamaroncon grito entusiasta y uniforme de ¡Viva la Constitución!. La formidable voz del general Roncali se apresuró a cortar la exclamacióncon un ¡Viva la rerian! Que era al mismo tiempo la contraseña acordada con el jefe de pelotón de fusilamiento para abrir fuego”.

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Page 60: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

El año 1845, decidió entrar en España de forma clandestina, siendo detenido el 30

de abril de 1846 en Madrid, poniéndose a disposición de la Autoridad y trasladado a

Valencia para ser juzgado por las causas antes expuestas, pero Carsy, logra escaparse

entre Albacete y Almansa, dirigiéndose a Portugal, donde permaneció.

Tuvo suerte; el 17 de octubre de ese mismo año, se publica un Real decreto de

Amnistía, por lo que pudo regresar libre de cargos, presentándose al capitán general de

Badajoz, el 26 de noviembre del mismo año.

V

LA ETAPA FINAL DE UNA VIDA AZAROSA

Una vez admitido en el ejército y repuesto en su empleo de capitán de carabineros

del reino, se incorporó a su destino y a vivir dejando atrás la vida azarosa, que hasta

entonces había llevado, con la que iba a ser la compañera el resto de sus días. Ascendido

al empleo de teniente coronel, Juan Manuel Carsy, un personaje tan vituperado por unos

y felicitado por otros, merece conocer algún retazo de su vida íntima para poder

acercarnos, aunque sea de una forma muy somera a su verdadera idiosincrasia.

Tenía treinta y siete años cuando conoció a Micaela Alfonsa, una joven de

veintiún años, natural de Ciudad Real y con ella mantuvo una relación sentimental, que

duró hasta el final de sus días y fruto de la cual tuvo tres hijos, manteniendo con sus

vecinos el secreto de esta relación, que por otra parte no le convenía que conocieran; él

sabía muy bien que estaba casado, cosa que ocultó hasta más allá de la tumba a Micaela

y a sus propios hijos. Podemos leer un escrito dirigido al Sr. Previsor y Teniente Vicario

General castrense, D. Marcos Aniano González, que por si sólo no hace falta ningún

comentario.

Efectivamente, el matrimonio se celebró en la misma habitación de su casa, donde

se encontraba enfermo y en grave peligro de muerte, el siete de Julio de ese mismo año.

Micaela no sabía la sorpresa que su fallecimiento la iba a acarrear.

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Page 61: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

Juan Manuel Carsy, falleció el ocho de enero de mil ochocientos cincuenta y siete.

Enterada su verdadera mujer Doña Manuela Rico, que a la sazón vivía en Valencia, se

dispuso a reunir la documentación como viuda, con el fin de conseguir dos pagas, ya

que la pensión de viudedad, según consta en la hoja de servicios de su marido, no le

correspondía, encontrándose con la sorpresa, que presentados, aquellos, la informaron

del hecho de que su mujer era otra.

En su último acto Carsy no solamente confundió a su verdadera mujer, sino que

engañó torpemente a sus hijos, y a Micaela, que no sabía que con el hombre que se

había casado ya lo estaba anteriormente.

VI

CONCLUSIONES

Juan Manuel Carsy no deja de ser un personaje controvertido, si difícil es conocer

cual eran sus verdaderos ideales, si fueron o no siempre los mismos a lo largo de su vida

o fluctuaron, a tenor de la situación en la que se encontraba, como dice Pirala, aún esta

por demostrar las verdaderas causas que motivaron la revolución de Barcelona de 1842,

si embargo parecen unánimes los criterios al enjuiciar las motivaciones que llevaron a

Carsy a erigirse como cabeza de ella; no parece tan claro, el porqué se encontraba en

Alicante dos años más tarde, pues aunque parece que intervino en favor de los

amotinados progresistas, podemos albergar ciertas dudas por el hecho de salir indemne

de aquella rebelión, es cierto que tuvo que marchar a Portugal, para evitar ser fusilado,

pero como otras tantas veces se libró, favorecido por una amnistía. Son muchos los

interrogantes que quedan en el aire.

No puedo dejar de citar a Pérez Galdós, en su obra de los Ayacuchos, podemos leer:

“Sabrá usted, ¿quién no lo sabe?, que en esta revolución ha despuntado un héroe, un

imitador de Massanielo. ¿Qué idea ha formado usted del que en las primeras horas del

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Page 62: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

día 15 se constituyó en cabeza de motín, y fue por tantos infelices aclamado y

obedecido? Juan Manuel Carsy, el alma de esta trapisonda, es un valenciano que hace

poco que vino aquí; comerciaba sin dinero ni mercancías, y se metió a periodista sin

saber escribir. Ni posee el don de elocuencia para fascinar a las muchedumbres, ni la

prodigiosa facultad del mando para conducirlas al combate. Es hombre vulgarísimo; y

reconociéndolo así toda Barcelona, nadie se detiene a pensar en el enigma de su rápido

encumbramiento. Yo encuentro la clave en la inocencia angelical de los hijos del

pueblo, y en la ceguera de los pobres nacionales, que saben batirse sin que se les ocurra

ahondar en los motivos y fines de su arrojo. Me consta que desde el 14 disponía ese

oscuro y ridículo de grandes sumas de moneda corriente, en plata y oro, las cuales no

debió ganar en el comercio ni en le periodismo... y pregunto yo: ¿de donde ha salido ese

dinero?....Un infalible axioma militar nos dice que el oro es el más eficaz elemento de

guerra; no es menos axiomático que no se han hecho ni se harán revoluciones a palo

seco. Ya le oigo a usted contestarme que el unto con que Carsy ha engrasado esta

máquina es el oro inglés; yo lo niego, porque el oro inglés, móvil y nervio de la

cuestión algodonera, no había de ser derramado en obsequio de la misma industria que

el Gobierno británico pretendía arruinar. Descartada esta versión absurda, dígame usted:

lo que ha brillado en las manos puercas de Carsy, ¿sería oro republicano? ¡Ay, D.

Serafín de mis pecados! Los sacerdotes de esta sonrosada religión, que todavía no ha

salido de las catacumbas de la inocencia, son pobres de solemnidad, y no acuñan otra

moneda que la de sus generosas ilusiones. Convenzámonos del que el oro no era inglés

ni republicano. Basta con lo dicho para que usted comprenda de qué arcas procedía, y si

me lo niega, no tendría yo inconveniente en demostrárselo, sin otro argumento que el

sencillisimo cui prodest.

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Page 63: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

¿Quién va ganando en este revuelto río más que su ídolo de usted, La Gobernadora

cesante, no resignada con su papel de Majestad, harta de honores y riquezas? Desde que

puso el pie en Francia no ha hecho más que conspirar por la conquista del perdido

Reino. Por precipitación y desatino le salió fallida la tremenda conjura de Octubre, y

fueron lastimosas víctimas de la ambición regias los infelices León, Montes de Oca,

Quesada, Borso, y otras de menor talla. El Gobierno ayacucho, atento a privar de

medios de acción a la Reina conspiradora, le corta los víveres, suprimiendo la renta que

percibía como viuda de Fernando VII, y luego le disuelve la guardia Real, que era el

plantel o seminario de donde salían todos los adalides cristinos más o menos audaces.

La ilustre señora se envalentona con esto; Firme en su inquina contra Espartero y más

encalabrinada cada día en su mujeril antojo de un pronto desquite, no se satisface con la

guerra frente a frente, y mientras prepara un nuevo lanzamiento de los paladines (que

ahora celebran en París diarios concilios), emprende, por si pega, el juego de

carambolas, lucido juego de manos blancas...y negras. Crea usted, amigo Socobio, que

cuando le digo es el Evangelio, y no, le pase por las mientras el rebatirlo con

argumentos sentimentales, de los que ya están mandados recoger. Añado que la señora,

resueltamente favorecida por Luis Felipe, se lanza intrépida a todas las aventuras con

que suelen matar sus ocios los reyes destronados o dados de baja, descollando en estos

manejos los que cuando eran reyes de alta no supieron hacerse amar de sus pueblos. Si

quiere usted convencerse de la connivencia de Cristina y Felipete (así le llaman aquí los

periódicos exaltados, ignorantes de que le sirven), léase la prensa francesa y refresque la

memoria de los acontecimientos de España en los últimos años. Me preguntará usted si

me fundo en hechos positivos para sostener que el impulsor de este movimiento ha sido

el bálsamo cristino, acrecentado con sumas respetables de la Farmacia francesa; y

contesto, sí, contesto con hechos positivos me fundo para sostenerlo; más no puedo ni

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Page 64: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

comunicarle los hechos, ni referirle como los he conocido, ni nombrar a persona alguna

como parte activa en esta oscuras, y nada limpias maniobras. Conténtense con saber el

milagro, que del santo no hay que hacer mención.

Para ilustrar el criterio de usted, le mando dos fajos de periódicos. El uno es El

Republicano, órgano de la gente más levantisca; el otro es el Papagayo, voz de los

señores moderados, de los que se tienen por la viva encarnación del orden y de la

justicia. Léalos detenidamente, y no una sola vez. Ve usted que el uno es la exaltación

misma, el delirio y la procacidad en su mayor grado; el otro cruel, venenoso, feroz en el

ataque, implacable en el aborrecimiento. Cuando usted los haya masticado con

frecuentes lecturas, podrá saborear esas, al parecer diversas opiniones con paladar

seguro. Notará que en el fondo tienen tal semejanza y parentesco, que bien se puede

asegurar que en el engendro de una y de otra hay confusión de padres. Tanto las señora

República como la señora Papagayo son un poquito y un muchito adúlteras, y cada una

de ellas se deja enamorar del marido de la otra. Nada más digo de esto; entrego a su

penetración los periódicos de los colores rojos y negro subidos, para que los lea y sobre

sus páginas ardientes medite y quizás llore. Mándole también un número del Journal

des Débats, llagado ayer aquí, para que en cuatro líneas de él oiga respirar al Gobierno

de Luis Felipe, que no se cuida de disimular el júbilo que le causan los disturbios de

esta ciudad. Si el Regente – dice – reprime el movimiento de Barcelona, se acaba su

popularidad; si no lo reprime, se acabó su poder. ¿Verdad que al pie de esta

congratulación, de esta seguridad del éxito, se ve la elegante firma: Yo la Reina?”

¿Que capacidades tenía por otro lado Juan Manuel Carsy para llegar a situarse a la

cabeza de esa rebelión? Nada mejor que seguir el relato de su compañero de armas que

tuviera razón o no es cuestión que cada uno tiene que valorar: “cuando observo al

hombre nulo, al ignorante, al mal soldado, al desertor en fin, proclamando ideas y

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Page 65: CARSY. NOVELA HISTÓRICA

principios que le son absolutamente desconocidos; cuando contemplo en él al oficial

desidiosos ó inaplicado, que no ha estudiado nada, que jamás ha abierto un libro ni ha

asistido a un ejercicio doctrinal; que no tiene el menor conocimiento de derecho

público, ni noción alguna de las que unidas al genio dan al hombre el respeto y

consideraciones que la sociedad tributa siempre a la superioridad de la inteligencia:

cuando reflexiono todo y procuro examinar las causas que pueden haber intervenido

para conducir a Carsy a desempeñar la alta misión de presidente de una junta popular ,

que según debía presumirse representaba la voluntad y los intereses de una de las

ciudades mas cultas, más ricas y más populosas de España, mi confusión iguala por lo

menos, a la que él mismo experimentaría al verse colocado a la cabeza de una

corporación que dictó leyes y ejerció el poder ejecutivo sobre aquel gran pueblo”.

Que engañó a todos sus compañeros del regimiento, del cual fue desertor, es

evidente, hay una contrariedad manifiesta al enjuiciar sus capacidades, después de haber

expuesto la trayectoria de su vida no parece que fuese la ignorancia su cualidad más

destacada, a tenor de la semblanza que hacen de Carsy su compañero jefes y oficiales

del batallón de Granaderos del general del ejército del centro: “...cuando se vio por la

primera vez el nombre de D. Juan Manuel Carsy figurar en los documentos que publicó

la junta de que se titulaba presidente, a ninguno de los antiguos compañeros de armas

se le ocurrió, ni aún remotamente, que pudiese ser el subteniente del batallón de

Granaderos del general, y fue preciso el testimonio de una persona respetable de

Barcelona para convencer a todos que el oficial desertor y el presidente eran una misma

cosa.”

Por otra parte ¿Qué estaba haciendo Carsy en Madrid, después de desertar? Obvio,

que se encontraba en la corte por alguna razón, lo más probable preparando el golpe de

estado consiguiente, ¿Era miembro de la sociedad secreta? ¿Cómo ni se le juzgó ni se le

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sancionó con la pena de reclusión, por tan grave falta militar? ¿Qué hacía escribiendo en

las hojas volantes republicanas de Pamplona?

Hasta el mismo jefe no sale de su asombro cuando escribe a la autoridad: “Es

admirable, Excmo Sr., que un oficial fugado del ejército haya tenido la imprudencia de

presentarse en la Corte, donde reside S.M. y el gobierno, la primera autoridad del arma

y el capitán general del distrito, sin que haya hecho constar la autorización con que se le

ha separado de las filas, ni hay presentado el pasaporte militar que ha debido identificar

legalmente su persona; y es todavía más admirable que haya podido sorprender a S. M.,

o a cualquiera otra autoridad para que se de curso a su solicitud fuera de conducto y se

le permita permanecer en la corte sin real licencia comunicada por le órgano de sus

jefes”.

El papel que desempeñó en Alicante, como secretario de la Junta de Armamento y

Defensa, a simple vista, parece que estaba bastante claro, las posturas se decantan a que

jugó el papel acorde con sus hipotéticas ideas, es decir las de un revolucionario

coherente comprometido con las ideas democráticas. Eso parece desprenderse de los

promotores de la rebelión que no dudaron en ponerle al frente del Estado Mayor

General, y le defendieron de las acusaciones de las acusaciones de desprestigio de la

prensa ministerial.44 Sin embargo no deja de suscitar cierta sospecha como doble agente

y el que actuara con una filosofía muy de acuerdo a la de Barcelona, en sus aspectos

fundamentales.

Después de profundizar hasta donde he podido, con las reservas que la lejanía del

tiempo me imponen, opino de Carsy, que fue un agente al servicio de la Corona, y

aunque no deja de ser contradictoria su actuación, es verdad que siempre se encontraba

en el ojo del huracán en los momentos más comprometidos, apareciendo en los lugares

44 BOLETÍN OFICIAL DE LA JUNTA SUPREMA DE GOBIERNO. 1844.16 de febrero.- “El señor de Carsi, aunque irónicamentele llaman célebre, bien saben los escritores impuros que tienen grandes pruebas dadas de patriotismo: dígalo sino Barcelona, díganlomil y mil hechos que hablan por nosotros”

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mas insospechados como ocurrió durante la expedición del general Juan José Flores,

entre revueltas y conspiraciones, y siempre logró salvarse; al igual que a los

historiadores de su siglo, les dejó inmersos en un mar de dudas, a mí, me ha ocurrido lo

mismo. FIN

VII

DOCUMENTOS

(1) Oficio del Comandante José María Sanz, Jefe del Batallón Infantería de línea del General.

Número 188. Excmo. Sr.- El subteniente de este batallón D. Juan Manuel Carsy, en que siempre he conocidomuy poco amor al servicio y un decidido deseo de hallarse fuera del cuerpo, pretextando para conseguirloenfermedades y motivos frívolos de todas especies, obtuvo del Excmo. Sr. general en jefe de este ejército á fines deenero último un permiso para permanecer un mes en Valencia. Transcurrido todo febrero debió presentarse en elcuerpo para la revista de marzo; pero no lo verificó ni me hizo conocer los motivos que se lo impedían; si bien tuvoentonces alguna disculpa por hallarse el batallón formando parte de la 3ª división de este ejército que operaba en lasprovincias de Cuenca y Guadalajara. Al paso de la división por Chiva a fines de marzo último, tuve licencia para ir aValencia a evacuar asuntos de intereses pertenecientes al cuerpo, y habiendo visto a Carsy casualmente (pues queninguna gestión hizo para presentárseme) le reconvine por su negligencia y le ordené terminantemente que pasara aincorporarse al batallón. Me expuso algunas razones para no verificarlo y entre ellas la de estar arreglando algunosdocumentos para solicitar su licencia absoluta; pero no creyéndolas de fundamento, ni pudiendo consentir que esteoficial continuase separado del cuerpo sin ninguna autorización superior, insistí en lo mandado y le previne que sepreparase a marchar conmigo en la tarde del mismo día.

No lo verificó, sin embargo, y permaneció en Valencia. Esta conducta me obligó a repetir mis órdenes pormedio del habilitado del cuerpo; pero tampoco tuvieron ningún resultado. En este estado recurrí a la autoridad delExcmo. Sr. General 2º cabo en 11 de abril siguiente, solicitando que se hiciese salir a Carsy de dicha capital,conduciéndole en clase de arrestado a incorporarse al batallón con el objeto de dar parte al Excmo. Ser. General enjefe de este ejército, a fin de que le impusiese la pena de que se había hecho merecedor por haber excedido el tiempode su permiso y haber desobedecido mis reiteradas órdenes con desprecio de las leyes militares. Dicho Excmo. Sr.General 2º cabo me contestó en 15 del mismo que Carsy había desaparecido de Valencia sin su conocimiento,ignorándose su paradero.

Por fin, cuando me disponía, después de hechas algunas infructuosas averiguaciones, a dar parte a V.E. de unacontecimiento que no podía calificar sino como una deserción consumada, ha tenido Carsy el atrevimiento dedirigirse a mí en carta particular, fecha 2 de mayo en esa corte, en la cual me comunica: que ha tomado ladeterminación de solicitar su licencia absoluta fuera del conducto regular para evitar dilaciones y los perjuicios que sehubieran seguido a su salud e intereses en las marchas y operaciones militares, si lo hubiera verificado desde elcuerpo; y concluye solicitando que cuando reciba la orden para darlo de baja le remita una copia de su hoja deservicios.

Es admirable, Excmo. Sr., que un oficial fugado del ejército haya tenido la imprudencia de presentarse en lacorte donde reside S.M. y el gobierno, la primera autoridad del arma y el capitán general del distrito, sin que hayahecho constar la autorización con que se le ha separado de las filas, ni hay presentado el pasaporte militar que hadebido identificar legalmente su persona; y es todavía más admirable que haya podido sorprender a S. M., o acualquiera otra autoridad para que se de curso a su solicitud fuera de conducto y se le permita permanecer en la cortesin real licencia comunicada por le órgano de sus jefes.

Si permaneciese impune un hecho tan escandalosos se abriría una brecha a la disciplina militar que presentaríaun ejemplar funesto de desprecio a las leyes, al orden establecido y a S. M. Misma; por lo cual no puedo menos desolicitar de V.E. tenga a bien disponer que sea puesto en prisión el referido oficial y conducido con escolta al cuerpo,a fin de que pueda ser juzgado en consejo de guerra con arreglo a ordenanza por el delito de deserción y demás queha cometido, pues en ello se halla interesado el buen orden y moralidad de las tropas y la inviolabilidad de lasordenanzas militares. Y aunque en el caso de haber obtenido ya su licencia absoluta podría tratar de sustraerse a lajusticia alegando que es un simple paisano, y no lo era cuando cometió las faltas que dejo referidas, y de consiguientedebe responder de su conducta en toda la época que ha sido militar. V.E. sin embargo en vista de los expuesto, seservirá resolver lo que crea más justo en el particular. Dios guarde a V.E. muchos años. Segorbe 20 de mayo de1840. Excmo Sr.= El comandante José María Sanz.= Excmo. Sr. Inspector general de Infantería.

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(2) Oficio concediendo licencia por un mes al subteniente D. Juan Manuel Carsy.

Ejército del Centro. = E.M.G.= Sección 1ª.= Número 336.= Accediendo el Excmo Sr. general en jefe a lainstancia del subteniente de ese batallón D. Juan Manuel Carsy, que V. Remite con su escrito del 7 del corriente, hatenido a bien concederle un mes de licencia para que pueda trasladarse a la ciudad de valencia. De orden de S.E. lodigo a V.S. para su conocimiento con inclusión del correspondiente pase para el interesado. Dios guarde a V. Muchosaños. Cuartel general de Teruel 17 de enero de 1840.= El brigadier jefe del E.M.G.= Narciso Clavería. = Sr.,comandante del batallón de infantería Granaderos del General. (3) Oficio del comandante del batallón de Granaderos, José María Sanz, reclamando a Carsy..

Batallón Infantería Ganaderos del general. = Excelentísimo Sr.: El subteniente de este batallón D. Juan ManuelCarsy, abusando de la licencia que por un mes le fue concedida por el Excmo. Sr. General en jefe de este ejército enfin de enero último, y a pesar de las ordenes que reiterada y verbalmente le di, subsiste todavía en esa capital sinhaberse incorporado, pretextando falsas enfermedades y la intenció0n de entablar una solicitud pidiendo a S.M. sulicencia absoluta. Por lo tanto ruego a V.E. que en obsequio de la disciplina y en cumplimiento de las reales órdenesvigentes, se sirva mandar por el referido subteniente sea conducido a este cuerpo en clase de arrestado y con lasseguridades que juzgue convenientes, pues a este tratamiento se ha hecho acreedor por su inobediencia y falta depundonor. Dios guarde a V.E. muchos años. Viver 11 de abril de 1840.= Excmo. Sr. General 2º cabo de Valencia.

(4) Oficio por el que se da testimonio de la ausencia de Carsy, contestando al anterior.

Capitanía general de Valencia y Murcia. = El Sr. teniente de Rey de esta plaza con fecha de hoy me dice losiguiente: Excmo. Sr. = Me acaba de informar el habilitado del batallón de infantería Granaderos del General no sehalla en esta plaza el subteniente de dicho cuerpo D. Juan Manuel Carsy, aun cuando se ignora su paradero, por cuyarazón dicho habilitado me ha manifestado tenía orden de su jefe para recogerle el asistente a Carsy y remitirlo alcuerpo. Lo que tengo el honor de poner en conocimiento de V.E. en contestación a su superior oficio de ayer relativoa la reclamación que del expresado oficial hace a V.E. el jefe del batallón a que pertenece. = Lo que traslado a V.Para su conocimiento en contestación a su oficio fecha 11 del actual. Dios guarde a V. muchos años. Valencia 15 deabril de 1840.= El general 2º cabo. Fermín Iriarte. = Sr. comandante del batallón de ganaderos del General.

(5) Oficio autorizando a Carsy a residir en Valencia.

Ejército de operaciones. = 2º cuerpo. = E.M.= Sección 1ª.= Número 1223. = Al teniente de Rey de esta plazadigo en este día lo que copio. = El Excmo. Sr. capitán general de estos reinos, comandante general de este 2º cuerpode ejército, se ha servido conceder el permiso para permanecer en esta capital a esperar la licencia absoluta que tienesolicitada D. Juan Manuel Carsy, subteniente del regimiento Granaderos del general. Y lo digo a V.S. de orden deS.E. para su conocimiento y gobierno. = Lo que traslado a V. Por disposición de S.E para su inteligencia y efectosconsiguientes. Dios guarde a V. Muchos años. Cuartel general de valencia 8 de diciembre de 1840. = El coronel jefeinterino de E. M., Bartolomé Gayman. = Sr.comandante del batallón Granaderos del General.

(6) Oficio que extiende el jefe del batallón José María Sanz, desde Alcalá la Real.

Batallón infantería de línea del General. Excmo. Señor. = Al Excmo. Sr. inspector general del arma con fecha20 de mayo del año anterior dije lo que copio, (Documento 1). Ninguna contestación tuve a esta comunicación delExcmo. Sr. inspector general del arma, ni he vuelto a saber del paradero de dicho oficial hasta que he recibido eloficio de V. E., fecha 8 de diciembre último, en que se ha servido comunicarme su resolución de que Carsy quede enesa capital esperando su licencia absoluta; pero considerando que V.E. carecía del conocimiento de estosdesfavorables antecedentes y del empeño que siempre ha tenido dicho oficial en sustraerse a sus deberes negándose adirigir la solicitud para su licencia por mi conducto, no por que temiese que iba a ser mal informada, pues sabía él queyo deseaba su separación del servicio como oficial inútil y aún perjudicial, sino para sostener una cuestión puramentede amor propio contra la autoridad que la ordenanza me concede, he creído de mí deber dar a V.E. una idea de laconducta de este oficial y de los motivos que le han tenido separado del cuerpo todo el tiempo que han durado lasoperaciones de la última campaña, por si en vista de estos datos cree conveniente alterar su resolución de 8 dediciembre citada e imponer a Carsy una mortificación que deje a cubierto la integridad de las ordenanzas militares, yque manifieste a todos los de su clase que en ningún tiempo es lícito a un oficial abandonar las filas sin autorizaciónlegal, y mucho menos al abrirse una campaña. Un ejemplo de esta naturaleza si quedase sin castigo, sería de muy malefecto en el ejército y especialmente en este cuerpo donde son generalmente conocidos estos pormenores. V. E. Sinembargo, con su superior sabiduría se servirá resolver lo que estime más justo y conveniente. Dios guarde a V.E.muchos años. Alcalá la Real 8 de enero de 1841. = Excmo. Sr. – José María Sanz, = Excmo. S. capitán general de losreinos de Valencia y Murcia.

(7) Oficio al jefe accidental del batallón de Granaderos.

Inspección general de Infantería. = Número 301.= Al comandante accidental del batallón de infantería delgeneral refundido en el regimiento del mando de V.S., le previne en 19 de febrero último suspendía dar curso a lainstancia de licencia absoluta que había solicitado el subteniente D. Ju7an Manuel CFarsy hasta que presentándose enel cuerpo su nuevo jefe me informase lo conveniente. En 27 de abril próximo pasado me dice el Excmo. Sr. capitángeneral de Valencia sobre dicho oficial lo siguiente: Excmo. Sr: = Al coronel del regimiento infantería, cazadores deLuchana digo con esta fecha lo que sigue: En este día y a su instancia expido pasaporte para Talavera, con el objetode que se incorpore a sus banderas, al subteniente del tercer batallón de ese regimiento del digno cargo de V. S., D.

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Juan Manuel Carsy, encargando al teniente de Rey de esta plaza le haga salir para su destino en un breve término. Nole he considerado acreedor a auxilios de marcha, en razón a que por voluntad propia se halla separado de su cuerpohace más de un año, habiendo eludido siempre las órdenes de sus jefes para su incorporación; y como tandesfavorables antecedentes hacen presumir que tal vez ahora tampoco se reúna a su compañía y se quede vagando porla corte, he creído oportuno avisarle a V.S. para su debido conocimiento y demás efectos convenientes. Lo quetraslado, a V.E. para los mismos fines. Lo que he creído trasladar a V.S, para que en su vista, y de los informes queadquiera de los jefes y oficiales del expresado batallón relativos al indicado subteniente, me manifieste V.-S. lo quese le ofrezca. Dios guarde a V.S. muchos año9s. Madrid 5 de mayo de 1841. = El marqués de Rodil. = Sr. coronel delregimiento infantería cazadores de Luchana, 9º ligero.

(8) Oficio de contestación a este anterior.

Regimiento infantería Cazadores de Luchana, 9º ligero. = Excmo. Sr.:= Como el subteniente del tercerbatallón de este regimiento D. Juan Manuel Carsy, ningún antecedente ni conocimiento tenía que me condujera ainformar a V.E. sobre su conducta y circunstancias, dando así cumplimiento a un escrito de V.E. de 5 del actual, pedíen 7 del mismo el correspondiente informe al comandante del referido batallón D. Carlos Buergo, y este jefe me diceen 14 del mismo mes lo que sigue: = El subteniente D. Juan Manuel Carsy, a que se contrae V. S. en el escrito que medirige en 7 del corriente, estuvo separado del batallón desde el 19 de enero de 1840 que obtuvo licencia del Excmo.Sr. general en jefe del ejército del centro para permanecer un mes en valencia hasta el día de hoy que se presentó enel cuerpo. En 20 de mayo del mismo el comandante de este batallón D. José María Sanz dio parte al Excmo. Sr.inspector general de la falta de este oficial, que después de haberse excedido tan considerablemente en la licenciaeludió el cumplimiento de la orden que le dio personalmente. Ultimamente en septiembre se presentó a prestar susservicios en esta plaza, en la que se hallaba para dirigirse a Aragón a incorporarse al batallón. Posteriormente volvió aValencia competentemente autorizado, y en esta ciudad residió con autorización del Excmo. Sr. capitán general,mediante a haber pedido la licencia absoluta por convenir asía sus intereses y atender a su quebrantada salud. Deltodo resulta que este oficial no es útil para la gloriosa carrera de las armas; y ya sea que su abandono proceda de pocoamor a ella, o bien que sus enfermedades y delicada complexión lo pongan en este caso, debe en mi conceptoexpedírsele la licencia absoluta que solicita.- En vista pues del presente escrito, y del que V.E. me transcribió confecha 5 del Excmo. Sr. capitán general de Valencia, uno y otro demostrativos de lo nada ventajosos antecedentes queexisten de dicho oficial, que se presentó al cuerpo el día 14 siguiente, creo conveniente se curse su instancia y sedisponga lo necesario para que se le separe del servicio según tiene pedido, puesto que su continuación ningunaventaja ofrece, a no ser que varíe de comportamiento, lo que no deja de ser difícil por el mal hábito que parece habercontraído. Con lo que dejo contestada la citada superior orden de V.E. Dios guarde a V. E. Muchos años. Madrid 15de mayo de 1841.- Excmo. Sr. = El brigadier coronel Miguel Osset. = Excmo. Sr. inspector general de infantería.

(9) Oficio dando de baja del ejército a Carsy.

Inspección general de infantería. = Número 355.= Con esta fecha doy curso favorable a la instancia quepromovió el subteniente de ese regimiento D. José Manuel Carsy en solicitud de su licencia absoluta, cuyo oficialpuede desde luego dirigirse al punto que había elegido para residir a esperar la resolución de la superioridad,disponiendo V.S. al mismo tiempo que el interesado sea baja en el cuerpo por fin del corriente mes. Dios guarde aV.S. muchos años. Madrid 25 de mayo de 1841. = El marqués de Rodil. = Señor coronel del regimiento infanteríacazadores de Luchana, 9º ligero.

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