_Carlines y Carlinas_, Ezcaray. Historias Con Humor.

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Adolfo Soto Sáez Restaurantes y Apartamentos Turísticos Rincones del Vino Ezcaray - Logroño (La Rioja) España 295 ‘Carlinas y Carlines’. Los hijos de Manuel Arroyo Martínez, conocido como a su padre o abuelo por ‘Carlín’ (como diminutivo de Carlitos), y de quien heredaron el ‘apodo’, eran simpáticos, ‘guasones’, un poco ácidos, y alguno como Alfonso (foto derecha con bigote) tenía un excelente humor y ciertas dosis de picardía, contando chistes como pocos. En la famosa esquina de la ‘Plaza de la verdura’, compartida por Barrumbarras y Carlinas, vivían la abuela ‘Faustina’, su hija, ‘Vitoriana’ Arroyo (casada con Ceferino Soto), y sus nietos José Luís y ‘Celia’. Cerca de la fábrica de Urri, Saturnino Arroyo casado con Amalia y los hijos Mari Luz y Angelito. Pilar Arroyo en la plaza del conde casada con Eduardo Sánchez, padres de Pili y Eduardito. Alfonso y Luís Arroyo, hermanos de los mencionados en Madrid y la última hermana, Antonia Arroyo, en Cenicero, casada con el telegrafista, con sus hijos José Antonio, Allende, Ana, Tere y Conchi. 1. En esta estupenda foto, hay que tener en cuenta los muchos años que tiene, podemos ver a Manuel Arroyo Martínez ‘Carlín’, con el uniforme de la ‘Banda Municipal de Ezcaray’ y gorra. A su izquierda dos de sus hijas, Pilar y Antonia. Pilar se casó con Eduardo Sánchez (hermano de Luís Sánchez, casado con Julia y padres de Felisa, Maribel y Marisa, las del Echaurren). Sentado en sus piernas puede tener a otro de sus hijos (eran tres, Saturnino Arroyo, más conocido por ‘Carlín II’, Alfonso y Luís) otro de los hijos le vemos de pie a su lado. En la otra silla con una niña un amigo de ‘Carlín’. No se si será hija de este amigo o se trata de Vitoriana, ‘Carlina’, que no aparece en la foto. En cuanto a la mujer puede ser la señora de su amigo, madre de ‘las Telefonistas’. 2. Faustina con sus nietos. Ángel Arroyo, el mayor a la izquierda, José Luís Soto, y José Antonio. Primera izquierda, Pili Sánchez, Celia Soto, las hermanas Allende, Ana, Tere y Conchi -la pequeña de la muñeca- (hijas de Antonia, casada con el telegrafista de Cenicero), a su lado Eduardo Sánchez. 1. Saturnino Arroyo, de pie, pelo blanco, con su cuñado Eduardo Sánchez y Ángel, su hijo. Sentado, el de bigote es Alfonso Arroyo, hermano de Saturnino y Leandro Azárruya, casado con María Jesús (hermana de Luci -casada con José Guerra- de Presen, -casada con Tano Satorre- hermano de Vitori, Felisa y Julio-, José Mari (casado con Tere, la de Zorraquín), Gabriel, el militar, etc.), un lió. 2. En Madrid, Faustina con sus hijos; Luís (primero izquierda), Alfonso (de su brazo) y Pilar. Les acompaña su nieto Ángel, hijo de su hijo Saturnino Arroyo, ‘Carlín II’, quien falta, además de Antonia y Vitoriana.

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‘Carlinas y Carlines’. Los hijos de Manuel Arroyo Martínez, conocido como a su padre o abuelo por ‘Carlín’ (como diminutivo de Carlitos), y de quien heredaron el ‘apodo’, eran simpáticos, ‘guasones’, un poco ácidos, y alguno como Alfonso (foto derecha con bigote) tenía un excelente humor y ciertas dosis de picardía, contando chistes como pocos. En la famosa esquina de la ‘Plaza de la verdura’, compartida por Barrumbarras y Carlinas, vivían la abuela ‘Faustina’, su hija, ‘Vitoriana’ Arroyo (casada con Ceferino Soto), y sus nietos José Luís y ‘Celia’. Cerca de la fábrica de Urri, Saturnino Arroyo casado con Amalia y los hijos Mari Luz y Angelito. Pilar Arroyo en la plaza del conde casada con Eduardo Sánchez, padres de Pili y Eduardito. Alfonso y Luís Arroyo, hermanos de los mencionados en Madrid y la última hermana, Antonia Arroyo, en Cenicero, casada con el telegrafista, con sus hijos José Antonio, Allende, Ana, Tere y Conchi.

1. En esta estupenda foto, hay que tener en cuenta los muchos años que tiene, podemos ver a Manuel Arroyo Martínez ‘Carlín’, con el uniforme de la ‘Banda Municipal de Ezcaray’ y gorra. A su izquierda dos de sus hijas, Pilar y Antonia. Pilar se casó con Eduardo Sánchez (hermano de Luís Sánchez, casado con Julia y padres de Felisa, Maribel y Marisa, las del Echaurren). Sentado en sus piernas puede tener a otro de sus hijos (eran tres, Saturnino Arroyo, más conocido por ‘Carlín II’, Alfonso y Luís) otro de los hijos le vemos de pie a su lado. En la otra silla con una niña un amigo de ‘Carlín’. No se si será hija de este amigo o se trata de Vitoriana, ‘Carlina’, que no aparece en la foto. En cuanto a la mujer puede ser la señora de su amigo, madre de ‘las Telefonistas’. 2. Faustina con sus nietos. Ángel Arroyo, el mayor a la izquierda, José Luís Soto, y José Antonio. Primera izquierda, Pili Sánchez, Celia Soto, las hermanas Allende, Ana, Tere y Conchi -la pequeña de la muñeca- (hijas de Antonia, casada con el telegrafista de Cenicero), a su lado Eduardo Sánchez.

1. Saturnino Arroyo, de pie, pelo blanco, con su cuñado Eduardo Sánchez y Ángel, su hijo. Sentado, el de bigote es Alfonso Arroyo, hermano de Saturnino y Leandro Azárruya, casado con María Jesús (hermana de Luci -casada con José Guerra- de Presen, -casada con Tano Satorre- hermano de Vitori, Felisa y Julio-, José Mari (casado con Tere, la de Zorraquín), Gabriel, el militar, etc.), un lió. 2. En Madrid, Faustina con sus hijos; Luís (primero izquierda), Alfonso (de su brazo) y Pilar. Les acompaña su nieto Ángel, hijo de su hijo Saturnino Arroyo, ‘Carlín II’, quien falta, además de Antonia y Vitoriana.

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Carlín, ¡transportes Ezcaray-Haro!, en carro tirado por un burrito El nombre del padre, ¿o abuelo?, de Manuel Arroyo Martínez, era Carlos, de niño Carlitos y del último a “Carlín”

el paso se da en la escuela. A partir de aquí el apodo se impone y toda su descendencia será de “Carlines”. En pelota sucede lo mismo, Titín I, II, III, etc. Manuel Arroyo, Carlín... x, tenía una tiendita de ultramarinos, frutas, pescadería, etc., en la esquina de la ‘Plaza de la verdura’, en tiempos en los que no existía el ferrocarril de Haro a Ezcaray, que llevaba con ayuda de Faustina, su mujer (el ferrocarril se inaugura en 1916).

Había líneas o servicios de “diligencias”, como en el Oeste, de Haro, Logroño, Burgos, etc. a Santo Domingo de la Calzada, y desde esta ciudad una que llegaba hasta Ojacastro, Ezcaray, Zorraquín y Valgañón. A Manuel le resultaba, aunque lento, más cómodo para su negocio hacer un viaje, incluso dos por semana, con un carrito tirado por un burro hasta Haro, ciudad en el que compraba mercancías para su tienda, como el pescado. Otros pequeños comerciantes y particulares de ambas localidades lo sabían y solían hacerle encargos para llevar o traer paquetes de la capital del vino, portes por los que cobraba algo menos que los servicios de diligencias. Con esto conseguía unos ingresos extras que le compensaban de las muchas horas de viaje.

El burrito fue cumpliendo años y se aprendió el camino de memoria. Con buen tiempo salía a primeras horas de la noche para llegar a Haro de madrugada. Pasando Santo Domingo, Carlín se dormía como un bendito dentro del carro al abrigo de unas mantas, despertándose cuando el burro se detenía al entrar en Haro. Uno de los viajes coincidió con las fiestas de Castañares de Rioja y cuando los más trasnochadores se percataron de la llegada del carro de Carlín, de quien todos habían oído hablar o conocían, y vieron dormía profundamente, sin detener al burro y en silencio lo dieron vuelta en el cruce y pusieron camino de Ezcaray. Cuando el carro se detuvo y Carlín comenzó a desperezarse para comenzar sus compras y entrega de mercancías en Haro, al bajar del carro se dio cuenta que estaba ante la puerta de su tienda en Ezcaray, no dando crédito a lo que veía. “El inocente burro se llevó la peor parte”. Tardo tiempo en enterarse de la broma que le gastaron, pidiendo perdón al noble burro. -¡En ocasiones los inocentes pagan por pecadores! Junto al Hotel Inés tienen su pequeña tienda y casa, las ‘Carlinas’. Izquierda, Vitoriana Arroyo (Carlina), Arsenia (una vecina), Celia Soto Arroyo, hija de Vitoriana, detrás Jesusa (vecina), la abuela de Celia, Faustina y Justi Gallo en jarras (la vecina `Barrumbarra’).

Caiga quien caiga, mejor junto al “haiga”. Perros y gatos’. Mari Luz, Celia, Luci y su marido, Jesús, ante la tienda de ‘Carlina’.

Junto a la plaza de la ‘Verdura’, soportales del Hogar Productores de Inmade, S.A., Celia, a la izquierda, y con bolso su abuela Faustina, con dos vecinas. Tras ellas una iglesia, el desaparecido Oratorio de San Felipe de Neri (1). Plaza de la ‘Verdura’, desde los soportales del Troika (2). 3. La nueva casa de las familias Riaño, Carlina y Basrrumbarra.

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Para Saturnino Arroyo, ‘Carlín’, la música era su pasión y vida.

(1). Primero por la derecha, de pie sin intrumento, Saturnino Arroyo compartiendo con Monge la dirección de la banda municipal. (2). En las habas de San Benito, Carlín, una mano sobre la cabeza de Pochila y otra con el cucharón.

1. Casi al completo la banda de la época de Carlín y Monge, “separados” por un señor sin uniforme.

(1) Vitorana Arroyo, “Carlina”, en el centro de la fotografía.

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Vitoriana se casó con uno de mis tíos, Ceferino Soto. Se dedicaba con un camión GMC, a sacar madera de los montes, sobre todo haya, y hacer portes en general, mientras ella se entretenía con los niños y la pequeña tienda de la plaza. Tenían dos hijos, José Luís y Celia.

1. Vitoriana con los niños Jose Luís y Celia. 2. Este avión no tiene arreglo. 3. Jose Luís.- ¡Lo siento pero dejo aviación!

José Luís era mecánico de aviación, cuando regresó se dedico al transporte por carretera. Finalmente al dejar el comercio (El Corte Inglés) de la familia Soto, su prima Colis, José Luís se lo compró y con su mujer Celia (de los panaderos Rubios) lo llevó hasta su jubilación. Tuvo un chico y una chica. Ahora lo dirige el hijo del mismo nombre casado con Gloria, aún el hijo del nuevo matrimonio ayuda poco. Su guapa hermana Fabiola, se casó, trabaja y vive en San Sebastián, tiene dos hijas, guapas como ella.

Fabiola Soto Sáenz, “17 y llevo una”. José Luisín Soto, con gorro y pajarita, ‘Carlín IV’.

Nietos de Carlina con unos primos junto al escaparate de golosinas de la tienda, una tentación (1). Ante la tienda Ceferino Soto, su hijo José Luís, Don Jerónimo, Capellán de la “Academia General Militar de Zaragoza” y una de las hijas de Marisa Sánchez, Marisita Paniego (2).

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Celia Soto Arroyo (Carlina III) De niña, Celia, disfrutó de unos maravillosos años, además de pasar frió en invierno en la escuela, como todos,

ya que unas fotos están tomadas en ella. Después quizás fue al colegio de las monjas porque pertenecía a su grupo de teatro, bordaba y danzaba.

1. La vida de Celia, al quedarse en Ezcaray hasta su boda, está llena de gratos recuerdos en este pueblo, como la llegada todos los años de los cadetes, y trastadas maquinadas y organizadas con la complicidad y colaboración de su vecina Justi Gallo. 2. Celia Soto Arroyo, centro, la de sonrisa encantadora, con sus primas Pili Sánchez Arroyo y Mari Luz Arroyo.

1. Celia con su abuelo Ceferino Soto, hermano y primos. 2. En el Sauco con sus primos. Las tres fotos son del mismo día. (Tres) Sentados en un banco de la fuente del sauco, al fondo, José Luís sostiene en su mano izquierda un cigarrillo con estilo, posiblemente por indicación de quien les está haciendo la fotografía, al fondo un señor llega para llenar de agua su cántara de barro. La foto es perfecta. El de la cántara puede ser Vicente Arnaiz, quien con una carretilla llevaba agua del Sauco a casas particulares y hoteles. Celia aparece en las tres fotografías con su vestidito estampado y dos lacitos.

1. En la escuela con su hermano José Luís. 2. Fuente del sauco. En la carretera a Zorraquín, los castaños han crecido.

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En la foto, en primer plano, Celia, en la puerta su madre Vitoriana, ‘Carlina’, sentada junto al escaparate de la tienda, la abuela Faustina, viuda de Carlos Arroyo, ‘Carlín’.

1. El coche con matrícula de Bilbao puede ser del novio de Celia, Joaquín, que vivía en esa ciudad y trabajaba en un banco, o de un cliente del Hotel Inés. 2. La bicicleta la necesitaba para repartir pescados y otros productos de la tienda por hoteles y casas particulares, aprovechando el vehículo para pasear en su tiempo libre.

Recuerdo una canción que posiblemente se la hizo su jocoso tío, director de la agrupación musical “Carlín y sus muchachos”, Saturnino Arroyo, al que todos llamaban ‘Carlín’. “La ‘Carlina’ vende caparrones, habas frescas y melocotones, la ‘Carlina’ vende perejil, buenas calabazas y bolas de anís”, se le olvidó hacer mención del pescado que durante años también vendía y que Celia pregonaba por hoteles y casas particulares y repartía con ayuda de su bicicleta y cigarrillos de “anís”, que los chiquillos intentábamos fumar.

Celia y sus primas de Cenicero en el campamento, frente a la cantina, rodeadas de admiradores.

De Celia, una guapa chica, se enamoraron muchos Caballeros Cadetes y algunos chicos de Ezcaray, pero se decidió por el pretendiente más constante, Joaquín Benito. Trabajaba en un banco en Bilbao, lugar en el que vivía con sus padres y numerosos hermanos y finalmente se casó con él, viviendo primero en Bilbao, después en Logroño, hasta poder regresar a su querida casa de Ezcaray, que de acuerdo con los herederos del Hotel Inés y Justi Gallo (Barrumbarra), la tiraron e hicieron nueva.

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Boda de Celia. En esta foto vemos junto a ella a la hermana de su marido Joaquín, que se casa el mismo día. Además de los 7 hermanos del novio, los padres de Celia, su hermano, la prima Esther y la tía Polonia.

Siguieron muchos días de felicidad y algunos que no lo fueron tanto, la vida misma. Tras la alegría de la llegada

de sus dos hijas, una operación la postró en cama unos días. Su tío Carlín, que como director de la ‘Banda Municipal de Música de Basauri’ vivía muy cerca, al igual que la hija de este, Mariluz, la ayudaron mucho cuidando de las niñas, lo que nunca olvida.

1. Vitoriana a la puerta de la tienda con sus cuatro nietos, su sobrino Adolfo con su novia Ana y un añadido en la silla. 2. Cuatro nietos de Luisa y Agustín, delante de la panadería de ‘los Rubios’.

Carlina, siempre en su pequeña tienda ayudando a sacar adelante la familia, vio como los últimos años de su vida los alegraban cuatro nietos, dos de su hijo José Luís Soto Arroyo & Celia Sáenz, Fabiola y José Luisín, y dos hijas de Celia Soto Arroyo & Joaquín Benito, Yolanda y Sonia. De todos ha tenido bisnietos. La saga del pequeño Carlos, ‘Carlín’, continuará por esta rama de buenos frutos.

Músicos. Todos los hijos de ‘Carlín’, Saturnino, Alfonso y Luís fueron músicos. El primero, dirigía una agrupación musical en Ezcaray, cuando la banda se segregó, conocida como la banda de “Carlín y sus muchachos”. Posteriormente se trasladó a Belorado en esta ciudad de la provincia de Burgos, dirigió su banda. A los años pasó a ser director de la de Basauri. Alfonso y Luís fueron músicos profesionales en bandas del ejército en Madrid. El hijo de Saturnino, Ángel, fue director de la ‘Banda Municipal de Calahorra’. Un hijo de Pilar, Eduardo, profesor en la ‘Orquesta Nacional’ de Madrid. Todos los “Carlines”, al igual que los “Monges”, llevan la música en la sangre y son ejemplo de la callada labor de la ‘Escuela de Educandos de música de Ezcaray’. José Luisín, aunque no descuida su clarinete, prefiere la fotografía y el ajedrez.

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Por alusiones. Panaderos. Dije que José Luís Soto Arroyo se casa con Celia Sáenz. Sus padres, Luisa y Agustín, son muy conocidos ya que se tienen una de las panaderías de Ezcaray. En esta época hay varias, conocí la de ‘Alejandro’, casado con Germana, tenían un hijo, Aguchi, que les ayudaba, ‘los Bascuñana’, ‘Plumas’, otra estaba detrás de la ‘Coja’, ‘El Amarrador’, Antonio y Genoveva era el matrimonio, tenían varios hijos, Julio (Julivina), Geno se llamaba una hija, su hermano Antonio iba conmigo a la escuela, cuando cerraron la panadería creo que algunos se fueron a Barcelona. La última panadería a la que hago referencia la decían de ‘los Rubios’. Con estos apodos sabíamos donde nos mandaban en casa a por el pan. Trae una hogaza de la panadería de… por nombres o apellidos, imposible saberlo.

Boda de Celia Sáenz y José Luís Soto. 2. Vitoriana (madre novio), Polonia (madrina), la pequeña Evita Soto (hoy, además de Catedrática con plaza en Pamplona, comediante y cantante a ratos libres en Ezcaray), una amiga, Meli (madre de Evita) y su sobrina Sofi.

Los panaderos (Rubios) al completo. En el centro sentados, el matrimonio, Luisa y Agustín. Al lado izquierdo su nuera Pilar con Marisa, la niña mayorcita, a la derecha su hija Celia con el primer fruto de su matrimonio, la pequeña Fabiola. De pie a la izquierda los hijos; Ignacio, Satur, Luís (el Fraile), Angelines y Tinín, el siguiente es José Luís Soto el marido de Celia (1). (2) Celia posa frente a la pastelería de Ezcaray. El pastelero se llamaba Lolo Pérez y era una gran persona de buen carácter, estaba casado con una de las muchas hermanas del Pozo (de las Huércanas). Cuando iba con mi padre y la cuadrilla de caza, era el hombre más feliz del mundo.

Durante muchos años como otros panaderos, se levantaban cuando los demás dormíamos para ir calentando el horno de leña en el que cocían el pan. Al amanecer salían las primeras piezas que incluso los más madrugadores de los cazadores de palomas podíamos comprar. Por encargo hacían tortas de manteca cuando se mataban los cerdos y aprovechar las “chichorras”, o asaban corderos y cochinillos por encargo. Los años fueron pasando y para los hermanos Satur y Tinín llegó el momento de su jubilación y cerrar la panadería. Satur lo pasó muy mal hasta poder adaptarse a vivir sin trabajar, y no es un caso único. ‘Alejandro’, ‘Bascuñana’, y la panadería de, ‘el Amarrador’, habían cerrado. De cinco, tan solo queda en Ezcaray la panadería de Luís Díez. Lo siguen haciendo tan bien como siempre. Además de sus inigualables panes hacen unos deliciosos ‘mostachones’, ‘magdalenas’ y otros productos típicos de las panaderías, digamos de pueblo. Si viene a Ezcaray no deje de pasarse por ella.

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Carlina (Vitoriana), tenía una prima muy presumida que llevaba en sus brazos más pulseras que relojes lleva un moro sin manta. Hermenegilda, hermana de Manuel el padre de Carlina, se casó con un Macazaga, padre de Encarna. De chaval siempre oí que la llamaban ‘Malacacha’, hace dos días una señora me dijo que su nombre era Encarnación.

Por si no se percataban de las joyas que llevaba, movía los brazos con un ritmo tal que las hacían chocar unas con otras delatando su presencia por el tintineo de las alhajas desde considerable distancia. Carlina, que no debía llevarse muy bien con su prima, cantaba cuando pasaba por la plaza frente a la tienda:

Hay viene nuestra prima la ‘Malacacha’, (Una). Encarna en una procesión con cinta y medalla, junto a “Cachumbo”. Al son de las esquilas y los cencerros, (Dos). Barrumbarras y Carlina (con abrigo y bolso negro) en la esquina de sus casas. Con aires de señora que no de chacha. Encarna permaneció soltera y siempre presumía de tener el mejor novio Brazos con cascabeles y hasta esquilones, de todos los posibles, su novio era el Corazón de Jesús. Por ello no faltaba Que parecen ovejas, paciendo en cerros, a ninguna de sus procesiones y con orgullo llevaba sobre el pecho una llamativa Acompañan, sin banda, las procesiones. cinta y medalla, supongo de plata u oro, del Sagrado Corazón de Jesús. Cien pulseras por brazo que mueve altiva, La hermana de Marina, plata, oro y hierros, Que es prima de Alfonsito, Luís y ‘Carlina’. “Envidiosas más que envidiosas, que sois unas envidiosas”. Era siempre la respuesta de Encarna a la canción de sus primas.

‘La extremaunción’ Cuando alguien estaba muriendo, la familia avisaba al cura que venía de la iglesia a su casa

acompañado por el sacristán portando una cruz y monaguillos con velas. Uno de ellos tocaba una campanilla y cuantos la oían sabían que alguien estaba a punto de morir, santiguándose a su paso, incluso siguiéndoles para enterarse de quien era el que dejaba este mundo. Estando la abuela Faustina en cama debido a un enfriamiento o catarro, a su nieta Celia y gran amiga Justi, en esta ocasión acompañada por José Luís, el hermano de Celia y unas primas, no se les ocurrió mejor broma que disfrazarse de cura, sacristán y monaguillos. Justi tenía un don para disfrazarse así que en un día tenían todo lo necesario dispuesto, cruz, velas, vestimentas y la campanilla de similar o igual sonido a la habitual en estas ocasiones. Al anochecer salió el cortejo de la casa de Justita, pasando por debajo de la ventana donde se encontraba la abuela que tan pronto lo oyó, no pudiendo resistirse a la curiosidad se asomó para ver donde iban. Quedó conmocionada cuando vio que habrían la puerta de su casa y entre rezos la campanilla resonaba en su portal, poco después, muy lentamente, comenzaron a subir las escaleras, entre Padrenuestros y Aves Marías, la mujer fuera de si comenzó a decir, recoño, recojones si vienen aquí, al momento llamaba a gritos desde lo alto de la escalera a su hija que estaba en la tienda, tan pronto la vio asomarse la dijo, ¡Vitoriana, Vitoriana, sube corriendo, joder, que me muero! Morir no murió, pero si cuando se descubrió el engaño coge a alguno de sus nietos, estos si que hubieran muerto. Entre chistes, canciones, disfraces y bromas, fueron por siempre felices Barrumbarras y Carlinas, esas chicas de la plaza que viven en buena esquina.