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1 CAPÍTULO 11 LAS FUNCIONES DE LA ENTONACIÓN Antonio Hidalgo Navarro 1. Introducción Una de las características fundamentales del lenguaje humano al proceder a la construcción de cualquier emisión lingüística, es la presencia de determinados efectos vocales sobrepuestos a la literalidad de tales emisiones. Estos efectos “suprasegmentales”, que podemos denominar genéricamente entonación, determinan la actualización y desambiguación de los enunciados, aportando su sentido preciso y definitivo, adecuado al contexto de uso, por lo que resultan imprescindibles para que la comunicación resulte completa. No obstante, debe advertirse previamente que la entonación constituye un aspecto lingüístico asociado al habla de difícil sistematización, puesto que, por un lado, existen múltiples funciones vinculadas al elemento melódico (segmentadora de enunciados, expresiva de los estados de ánimo del hablante o de la función comunicativa que se quiere representar, ya sea aseveración, interrogación, volición…etc.) y, por el otro, todas estas funciones actúan simultáneamente, lo que nos enfrenta al problema de delimitar cuál de ellas es prioritaria en cada circunstancia (Quilis, 1981). Evidentemente, la cuestión se complica todavía más si tenemos en cuenta el registro de habla del que partimos, la conversación coloquial. En todo caso, para aproximarnos al problema convendría partir de dos elementos fundamentales en la producción de la melodía del habla, nos referimos a los conceptos de grupo de entonación y tonema. Así, de acuerdo con Quilis y otros (1993:56-57) consideramos el grupo de entonación como “porción de discurso comprendida entre dos pausas, entre pausa e inflexión del fundamental, entre inflexión del fundamental y pausa, o entre dos inflexiones del fundamental que configuran una unidad sintáctica más o menos larga o compleja (sintagma, cláusula, oración)”. El fundamental o Frecuencia Fundamental (representado por el símbolo F 0 hace alusión a la magnitud alcanzada por el tono en cada punto de la curva melódica; su unidad de medida es el hercio. De la definición anterior puede deducirse fácilmente que la inflexión del fundamental (esto es, cada uno de los puntos en que se manifiesta un desvío significativo del tono), constituye también un elemento clave en la configuración de la curva melódica. Esta inflexión del fundamental, cuando se produce en posición final del grupo de entonación, se Antonio Briz y otros (2000) (eds.) ¿Cómo se comenta un texto coloquial? Barcelona. Ariel.

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CAPÍTULO 11

LAS FUNCIONES DE LA ENTONACIÓN

Antonio Hidalgo Navarro

1. Introducción

Una de las características fundamentales del lenguaje humano al proceder a la construcción

de cualquier emisión lingüística, es la presencia de determinados efectos vocales sobrepuestos

a la literalidad de tales emisiones. Estos efectos “suprasegmentales”, que podemos denominar

genéricamente entonación, determinan la actualización y desambiguación de los enunciados,

aportando su sentido preciso y definitivo, adecuado al contexto de uso, por lo que resultan

imprescindibles para que la comunicación resulte completa.

No obstante, debe advertirse previamente que la entonación constituye un aspecto

lingüístico asociado al habla de difícil sistematización, puesto que, por un lado, existen

múltiples funciones vinculadas al elemento melódico (segmentadora de enunciados, expresiva

de los estados de ánimo del hablante o de la función comunicativa que se quiere representar,

ya sea aseveración, interrogación, volición…etc.) y, por el otro, todas estas funciones actúan

simultáneamente, lo que nos enfrenta al problema de delimitar cuál de ellas es prioritaria en

cada circunstancia (Quilis, 1981). Evidentemente, la cuestión se complica todavía más si

tenemos en cuenta el registro de habla del que partimos, la conversación coloquial.

En todo caso, para aproximarnos al problema convendría partir de dos elementos

fundamentales en la producción de la melodía del habla, nos referimos a los conceptos de

grupo de entonación y tonema.

Así, de acuerdo con Quilis y otros (1993:56-57) consideramos el grupo de entonación

como “porción de discurso comprendida entre dos pausas, entre pausa e inflexión del

fundamental, entre inflexión del fundamental y pausa, o entre dos inflexiones del fundamental

que configuran una unidad sintáctica más o menos larga o compleja (sintagma, cláusula,

oración)”. El fundamental o Frecuencia Fundamental (representado por el símbolo F0 hace

alusión a la magnitud alcanzada por el tono en cada punto de la curva melódica; su unidad de

medida es el hercio. De la definición anterior puede deducirse fácilmente que la inflexión del

fundamental (esto es, cada uno de los puntos en que se manifiesta un desvío significativo del

tono), constituye también un elemento clave en la configuración de la curva melódica. Esta

inflexión del fundamental, cuando se produce en posición final del grupo de entonación, se

Antonio Briz y otros (2000) (eds.) ¿Cómo se comenta un texto coloquial? Barcelona.

Ariel.

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conoce como tonema, de acuerdo con la ya clásica denominación propuesta por Navarro

Tomás (1974) y (1981).

Sin duda, tales instrumentos (grupo de entonación, F0 y tonema) contribuyen a que el

intercambio comunicativo hablante-oyente resulte exitoso, esto es, que los mensajes sean

entendidos y asumidos sin vacilaciones, al margen de posibles anomalías en la construcción

gramatical de los mismos. Véanse al respecto, los problemas estructurales de la emisión del

interlocutor B en (1), sintácticamente truncada, a pesar de lo cual no se resiente la

continuidad comunicativa, como se sigue de la intervención inmediata del interlocutor C:

(1) B: sín desde luego habéis tenido [una suerte

C: [por eso tu marido ha dicho no lo vendáis] porqueha sido un

golpe de suerte[RB.37.B.1:41-42]

Efectivamente, C comprende la emisión previa de B, elocutivamente incompleta, ya que

está rematada por un tonema ascendente, impropio de las emisiones aseverativas, que suelen

presentar una inflexión descendente del fundamental. Es más, C entiende el mensaje de B

antes de que éste haya finalizado, ya que, simultáneamente, aporta información dirigida en la

misma dirección que la aportada por B en su turno: la “buena” suerte como tema

conversacional, según se sigue de las intervenciones previas y sucesivas al fragmento extraído

en (1). Todo lo cual nos lleva a pensar que B y C comparten conocimientos previos acerca de

la situación presuposicional. Esta situación de conocimientos compartidos permite, pues:

a) que B emita una emisión aseverativa aparentemente incompleta en su estructura

prosódica

b) que C intervenga antes de haber cesado B su intervención, sin que ello se interprete

como un intento de desplazar de su turno al poseedor actual (B)

En cualquier caso, el valor de la emisión aseverativa delimitada por tonema ascendente

es completo precisamente en tanto que aparece en una situación comunicativa de

conocimientos compartidos por B y C. Obsérvese que si B y C no compartiesen una

información previa (presuposicional, por tanto), podría ocurrir que C no llegase a comprender

adecuadamente la emisión desde luego habéis tenido una suertey la comunicación podría

verse truncada en alguna medida; p.e., C podría haber preguntado a B: “¿de qué suerte

hablas?”). En la medida en que el tonema contribuye a introducir aquí un efecto de sentido

contextual, podemos aceptar la manifestación de una función pragmática de la entonación

(desambiguadora).

Hay que asumir además que la conversación constituye un marco comunicativo particular

donde los recursos suprasegmentales (entonativos, si se quiere) son explotados al máximo, en

orden al éxito comunicativo del intercambio. De hecho, los factores entonativos desarrollan

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comportamientos sutiles, de matiz, difíciles de precisar en ocasiones, pero diferentes, según la

intención con que el hablante recurra a su empleo.

Puede decirse que queda configurado así el principio sobre el que pretendemos ilustrar

nuestro comentario de la conversación [RB.37.B.1.], la diversidad funcional de la entonación

en el discurso coloquial.

2. Eje Paradigmático

En lo primero que pensamos al tratar de identificar el valor funcional de la entonación es

en su capacidad para determinar significados modales. Hablamos así, de emisiones

aseverativas, interrogativas, exclamativas, etc., e interpretamos de forma inmediata, aunque

no de forma muy precisa, que una determinada emisión posee un determinado valor modal,

según la entonación que reciba.

Dado el objetivo de este trabajo, nos interesa ajustar las intuiciones teóricas que cualquier

hablante pueda poseer sobre la participación de la entonación en su comportamiento

lingüístico. De este modo, de acuerdo con las propuestas de Hidalgo (1996), (1997a) o

(1997b), podemos decir que esta faceta de los usos entonativos pertenece al eje paradigmático

de las relaciones lingüísticas, de modo que su existencia determina la oposición de unos

enunciados a otros, ya sea según su significado objetivo (función representativa o simbólica),

ya sea según su significado subjetivo (función expresivo-emotiva); en este caso su campo de

acción se restringe a unidades enunciativas mínimas. Hablamos así de la Función Distintiva

de la entonación.

2.1. Función Distintiva. Función Modal Primaria

Los valores comunicativos básicos (funciones representativa y apelativa del lenguaje) se

deben a la Función Modal Primaria, responsable de enunciados como los siguientes:

(2) A: le ha salido a la mujer del presidente

[RB.37.B.1:22]

Valor Aseverativo

(3) B: tu cuñao se quedaría de piedra

[RB.37.B.1:112-113]

Valor Aseverativo (4)

B: ¿te pongo más? [RB.37.B.1:36]

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Valor Interrogativo

(5) E: ¿qué tal? [RB.37.B.1:319]

Valor Interrogativo

(6) A: VAMOS a una relojería y verás qué pronto lo sabemos

[RB.37.B.1:61-62]

Valor Imperativo

2.2. Función Expresiva. Función Modal Secundaria

Sin embargo, en la conversación coloquial los valores modales de los enunciados pueden

manifestar gran variedad de alteraciones subjetivas, según el estado de ánimo del hablante, su

intencionalidad comunicativa específica, etc., por lo que, en este ámbito discursivo, son

incluso más frecuentes las construcciones entonativas que dependen de la función expresivo-

emotiva del lenguaje, en cuyo caso podemos suponer una Función Modal Secundaria de

carácter entonativo.

En ciertos casos, cabe atribuir a esta función la existencia de estructuras exclamativas de

diversa índole (incluyendo sus múltiples matices: entonación que manifiesta alegría, cólera,

sorpresa, tristeza, etc.):

(7) B: AAYYY ¡QUÉ ALEGRÍA ¿por qué no me lo has DICHO

[RB.37.B.1:9]

Alegría

(8) B: ¡vaya tela[RB.37.B.1:15]

Sorpresa

(9) C: ¿SÍIII ¡qué BIIEEN[RB.37.B.1:28]

Alegría

Otras veces el valor expresivo radica en la presencia de patrones entonativos alterados

expresivamente, y modificados, por tanto, a partir de su valor entonativos distintivo; así, p.e.

en (10) el valor imperativo de la expresión queda neutralizado o suavizado con la utilización

del alargamiento vocálico en la forma verbal de imperativo:

(10)

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A: VAMOS a una relojería y verás qué pronto lo sabemos/ VAMOS yo digo pero déjaloo que

ahora no quierooo arreglarlo VAMOS que si es BUENO ya te lo dirá y si es malo

[RB.37.B.1:61-64]

Por su parte, en (11) la estructura entonativa de interrogación coincide con un valor

semántico de ponderación negativa, que realza el sentido de rechazo, lo que se consigue

recurriendo, expresivamente, a un patrón interrogativo pronominal. Podemos hablar así de un

subtipo interrogativo próximo a la exclamación (interrogación exclamativa):

(11) A: y yo nos quedamos mirándoley le digo no no y mi marido dice no ¿¡qué va a vendel-lo

si- veníamos a arreglarlo venimos a arreglarlo (RISAS) ¿sabes así que allí está el reloj en mi

casa[RB.37.B.1:127-131]

El ejemplo (12) constituye a su vez una pregunta que no espera respuesta, por lo que,

comunicativamente hablando, el patrón interrogativo no actúa de forma directa, sino que su

empleo supone un esfuerzo interpretativo por parte del interlocutor (interrogación retórica).

En realidad, cualquier oyente tiende a hacer prevalecer el sentido proporcionado por la

entonación sobre el significado literal de las unidades lingüísticas empleadas. Por supuesto,

esta capacidad de la entonación tiene que ver con el contexto situacional y con las relaciones

que en dicho contexto se establecen entre Emisor y Receptor (por consiguiente, con las

funciones Expresiva, Apelativa y Fática). De nuevo, es precisamente el patrón interrogativo

(absoluto en este caso), el que mejor puede representar el valor apelativo, fático o de

mantenimiento del hilo comunicativo perseguido por el emisor:

(12) A: digo¿no te he dicho que no? // y llegamos allíy el hombre empezó a mirarlo

[RB.37.B.1:78]

Obsérvese, por otro lado, que si no contextualizamos adecuadamente la interrogación de

(13) no se entendería el empleo del interrogativo modal ¿cómo?, que en realidad no expresa

pregunta alguna, sino que se utiliza como vehículo expresivo de sorpresa (extrañeza) del

hablante hacia lo comunicado previamente:

(13) A: ¿cómo que doscientas mil pesetas

[RB.37.B.1:110-111]

En cualquier caso, los efectos pragmático-expresivo no siempre vienen condicionados por

los elementos suprasegmentales; en ocasiones, p.e., se busca introducir mayor énfasis o

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realzar de algún modo la expresión interrogativa encabezando esta con una marca de

balizamiento, anticipadora del carácter interrogativo-expresivo del enunciado afectado; en la

conversación analizada [RB.37.B.1.]. Tal recurso se manifiesta por igual en las

interrogativas pronominales y en las interrogativas absolutas1, como en los ejemplos (14) al

(18):

(14) B: ¿QUE cuándo iréis al pueblo por fin

[RB.37.B.1:1]

(15) B: QUÉ tu marido las tiene en agosto¿no

[RB.37.B.1:7]

(16) C: ¿QUÉ cuál tenemos? // es que yo no los veo

[RB.37.B.1:18]

(17) A: y yo viniendo p'acá yo digo ¿QUÉ no lo miraré pero al mismo tiempo digo a ver si

[RB.37.B.1:231]

(18) A: y yo digo ¿QUÉ no lo robarían y al ver que estaba roto2 C: igual §

A: § lo dejarían § C: § porque no lo entienden

A: o que a lo mejor fuee la policía detrás o algo § C: §y lo [soltara ]

A: [y lo soltaran] [RB.37.B.1:242-248]

Es posible, en fin, que la alteración estructural del patrón interrogativo no obedezca a

ningún recurso intencional por parte del hablante, sino al propio devenir del discurso

espontáneo, donde a veces es difícil el hallazgo de la palabra adecuada en el momento justo;

tal circunstancia se traduce en la existencia de ciertas estructuras interrogativas truncadas,

como en (19):

(19) C: ¿pero eso es de una marca determinada oo

[RB.37.B.1:140-141]

Puede decirse, por consiguiente, que las estructuras interrogativas son, por razones

diversas, estructuras especialmente favorables a los desvíos estructurales motivados

1Convencionalmente, indicamos el elemento QUE sin tilde cuando aparece en las interrogativas pronominales, y QUÉ con tilde cuando encabeza una interrogativa absoluta. 2La interrogación se mantiene continuada en las tres intervenciones siguientes de A.

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expresivamente o a la generación de construcciones especiales que pueden explicarse desde

un punto de vista expresivo o pragmático.

3. Eje Sintagmático

El plano sintagmático de las relaciones lingüísticas también condiciona una notable

variedad funcional de los elementos suprasegmentales en la conversación coloquial. En este

caso, hemos de considerar el comportamiento lineal-secuencial de los factores entonativos,

teniendo en cuenta su influencia sobre unidades discursivas sucesivas.

Podemos apreciar así, en primer término, una función gramatical-sintáctica de la

entonación capaz de conformar mensajes lingüísticos coherentes; ello se aplica también a la

capacidad de los suprasegmentos para articular, segmentar e integrar las diversas unidades (y

subunidades) del diálogo.

3.1. Funciones Integradora, Demarcativa y Fático-Textual

La entonación puede actuar otorgando homogeneidad estructural y pertinencia

comunicativa a las emisiones lingüísticas, lo que se traduce en la existencia de tres

subfunciones relacionadas con el eje sintagmático de las relaciones lingüísticas, la función

integradora, la demarcativa y la fático-textual.

3.1.1. Función Integradora

Organiza estructuralmente las secuencias y construye lo que se suele llamar estructura

informativa (sucesión de Tema-Rema, Tópico-Comentario, etc.).

Puede ocurrir así que una inflexión melódica descendente (descenso tonal) no siempre

represente el cierre de una idea, y sea más bien marco de vínculos informativos. Véase al

respecto (20) ó (21), donde una primera unidad entonativa con tonema descendente (final

potencial de enunciado) va seguida de otro grupo de entonación distinto que incorpora

información suplementaria a la de la primera unidad:

(20) A: a setiembre se le acababa la primera semana

[RB.37.B.1:35]

(21) A: y dice nooo dice no tiene el mismo paso // y aquel es más pequeñito qu'este dice no dice tiene que

ser pa'l mismo paso qu'este/ y diCEE ¿QUE qué es lo que le pasa y digo es que mire me s’ha [RB.37.B.1:83]

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No hemos de olvidar que los recursos entonativos de integración están motivados en

muchos casos por la intencionalidad comunicativa del hablante y que, en este sentido, la

distribución de la información depende de las circunstancias pragmáticas de la enunciación;

así ocurre siempre que el hablante desea otorgar importancia a determinados elementos de su

mensaje, situándolos en una posición de relevancia, en cuyo caso tales unidades (palabra,

sintagma, oración, etc.) aparecen disociadas de la estructura sintáctica principal; hablamos

entonces de dislocaciones entonativas a la derecha o a la izquierda.

En el primer caso, la marca prosódica que escinde la estructura disociada es un tonema

descendente:

(22) D: o que se le había perdido a la chica

[RB.37.B.1:216]

En cuanto a las dislocaciones a la izquierda se tiende al empleo de un tonema ascendente

como marca de escisión, probablemente porque a la vez esto representa una advertencia al

oyente (estrategia estructural e interactiva a la vez) del carácter continuativo de la

construcción:

(23) A:luego han hecho fijo a mi marido§

C: § que estaba en la fábrica [(( )) ]

A: [en la empresaque estaba de contratos] /// y antes de ayer le dieron la noticia y ((digo)) uuuy (( ))(RISAS)

[RB.37.B.1:285-288]

Al margen de estas situaciones, la unidad entonativa previa con tonema descendente puede

constituirse como rodeo, esto es, un par de grupos de entonación repiten una misma idea, ya

sea con idénticas, ya sea con diferentes palabras, como en (24):

(24) A: dicedice mi cuñaodice ESTO que lleva aquí esto será un rubí eso será un rubíeso que te

dije yo de las (( )) [RB.37.B.1:133-134]

Un tonema ascendente puede funcionar también como instrumento indicador de vínculo

informativo, a modo de rama tensiva que anuncia su término en la rama distensiva que le

sigue. Se manifiesta así una entonación continuativa (con valor fático-textual), en la idea de

que el tono final no descendente en unidades entonativas sucesivas representa continuidad, o

lo que es lo mismo, vínculo entre las mismas, como en los ejemplos (25) al (29):

(25) A: yo- yo digo ¿la correa ESTA digo se puede poner a esta

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[RB.37.B.1:79]

(26) A: y mi marido y yo nos quedamos mirándoley le digo no no y mi marido dice no ¿¡qué va a

vendel-lo[RB.37.B.1:128]

(27) A: dicesi lo quiere usted yavender doscientas mil pesetas le doy por él

[RB.37.B.1:148-149]

(28) B: cuando cuando el tío ese te daba doscientas mileso es porque vale más ¿ehsi- si alguna vez

decides venderlo no lo vendas allí [RB.37.B.1:157-159]

(29) A: sí a la puerta/en el poyete / y ya te digo/ fue bajar del coche y VERLO y lo cogí y me lo metí en el

bolSIllo /// [RB.37.B.1:229-230]

Ahora bien, la integración de unidades no sólo se expresa mediante vínculos entonativos,

sino que estos pueden asociarse también a ciertas marcas gramaticales, tales como algunos

marcadores discursivos o conectores, cuando van precedidos y seguidos por un desvío tonal

demarcativo:

(30) B: fíjate el otro día comentándolo ¿eh?/ oye pues estará contento el hombre ¿no

[RB.37.B.1:11-12]

Tales marcadores pueden llegar incluso a funcionar por sí mismos como pausas,

construyendo así la conclusión de un período explicativo. Obsérvese al respecto el ejemplo

(31), donde el marcador discursivo (EN TOTAL), introduce una parte del discurso

relacionada con el fragmento previo, pero establece el final del proceso narrativo anterior; a

ello contribuye sin duda el carácter de cierre aportado por su cadencia entonativa

pronunciada:

(31) A: EN TOTAL que el hombre dice mire sin mirarlosin ponerle la saeta/ y dice doscientas mil

pesetas si quiere se lo doy yo [RB.37.B.1:106-107]

3.1.2. Función Demarcativa

La entonación empleada en la articulación de una determinada emisión, permite asimismo

la confección de secuencias lingüísticas, organizadas jerárquicamente en la conversación

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coloquial según su relación respectiva en la estructura de los turnos. D.L. Bolinger (1989:81)

afirma al respecto que

“probably the most indispensable use of prosody is to divide discourse into segments

and to establish an informal hierarchy of beginnings and endings whereby major

constituents can be distinguished from minor”.

Pues bien, este proceso demarcativo responde en muchos casos a una regla estructural

universal de organización enunciativa, obvia por lo razonable de la misma; tal regla

suprasintáctica no supone sin embargo la evidencia de un paralelismo estricto entre

estructura entonativa y estructura sintáctica. Esquemáticamente, la estructura configura una

secuencia de grupos entonativos sucesivos, delimitados respectivamente por (primer grupo

entonativo) (segundo grupo entonativo)3; véanse al respecto:

(32) A: (y yooo) digo por lo menos la correamil pesetas por lo menos la correavaldrá

[RB.37.B1.58-59]

(33) A: doscientas mil pesetas m'he encontrao este reloj

[RB.37.B1.137]

En los enunciados interrogativos pronominales la secuencia se invierte, apareciendo

en su lugar la secuencia (primer grupo entonativo) (segundo grupo entonativo):

(34) A: ¿al pueblo (a vermañana / sábado/ pero ¿cómo quiés decirde vacaciones

[RB.37.B.1:2-3]

Debe advertirse sin embargo que la estructura no necesita aparecer explícitamente

de forma obligatoria. La propia situación comunicativa (y los conocimientos compartidos

entre hablante y oyente) abren la posibilidad de aparición de estructuras “truncadas” (con

ausencia del segundo miembro distensivo), dado que el contexto suple la información no

presente, lo que hace que tales construcciones “suspendidas” estén completas

precisamente en tanto que suspendidas (Narbona, 1986, 1988)4: la propia construcción

genera en el oyente un proceso interpretativo de contextualización, favorecido justamente

3La aplicación de tal estructura se restringe provisionalmente a enunciados aseverativos ordinarios. El Grupo de la Sorbona (Morel, 1992 o Morel & Rialland, 1992) ha denominado Repère/Réperé (SEÑAL-SEÑALADO) a esta estructura. 4Frente a esta nomenclatura, en Hidalgo (1997a) realizamos una cala descriptiva donde se manifiesta que la marca prosódica más frecuente en estas estructuras es la anticadencia, y no la suspensión tonal, lo que parece aconsejar el empleo de expresiones prosódicamente más ajustadas que las de “construcción suspendida”.

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por el empleo de marcas prosódicas pertinentes ( o ), que el emisor, dado su valor

convencional y su carácter sistemático, utiliza conscientemente:

(35) A: y mi marido en se(gu)ida dice OIGA si es buenoy vale la pena arreglarlo

[RB.37.B.1:85-86]

(36) A: mira hicimos una cara to(do)s

[RB.37.B.1:110]

La cuestión es que tales estructuras dan fe de la capacidad desambiguadora de la

entonación y de su aptitud para precisar el aparente carácter incompleto de un enunciado, lo

que, por supuesto tiene que ver con una perspectiva descriptiva pragmática: merced a la

prosodia se producen un esfuerzo de codificación (ostensión) mínimo por parte del emisor y

un máximo posible de capacidad interpretativa (inferencia) por parte de receptor5. Sin

embargo, ante o no siempre hay que identificar una función pragmática desambiguadora

de la estructura afectada: dada la inmediatez y carácter espontáneo del discurso coloquial, no

es infrecuente que tales marcas prosódicas obedezcan a vacilaciones expresivas provocadas

por la inmediatez del diálogo: sirven, pues, para indicar la continuidad de un mismo turno, y

permiten al emisor ganar tiempo, a fin de garantizar el mantenimiento de su turno de habla:

(37) A: aquí y digo es que es que no tiene NÚMEROS/y dicenodice pero es que esta perla que lleva aquí

esta perla ¿sabes/// [RB.37.B.1:145-147]

3.1.3. Función Fático-Textual

Al margen de sus funciones integradora y demarcativa, la entonación puede comportarse

también como elemento de vínculo textual metadiscursivo, es decir, como elemento de

enlace en el decurso. Un caso típico de este comportamiento es el de las suspensiones

entonativas, capaces por sí solas de introducir el estilo directo, sin presencia de verbo de

DECIR explícito. Prevalece, así, el recurso prosódico (suspensión entonativa) sobre la

marca verbal (dice, digo, y va y dice, etc.), que como hemos comprobado en muchas de las

conversaciones del corpus coordinado por A. Briz (1995), suele articularse con tonema de

suspensión continuativo.

Cabe hablar aquí de la Función Fática-Textual de la entonación, tal como aparece en los

ejemplos (38) y (39):

(38)

5Véanse al respecto las observaciones explicativas sobre esta orientación pragmática en G. Reyes (1995) o Escandell (1996).

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A: qué reloj m'he encontrao y mi cuñá diu ¡ah! pues este reló es BUENO / y empezó mi cuñao de

cachondeo / VAMOS a una relojería y verás qué pronto lo sabemos/ VAMOS yo digo pero

déjaloo que ahora no quieroo arreglarlo VAMOS que si es BUENO ya te lo dirá y si es

malo// en total que allá nos fuimos los cuatro [RB.37.B.1:61-64]

(39) A: y él- dice así no se nota si va o no vabueno empezó el tío allí a darle vueltas y mi cuñá- mi

cuñao ¿qué vale poco verdá? vale poco6 / vale pocooo y aquel hombre se reía/ dic(e)

hombre a eso del bolsillo cada uno sabrá lo que le costó/ yo digo / ya verás este meterá la

pata/ [RB.37.B.1:96-99]

3.2. Función dialógica. Entonación y alternancia de turnos

Las funciones entonativas examinadas hasta aquí corresponden al ámbito de una

intervención, es decir, al ámbito monológico. Sin embargo, los elementos suprasegmentales

desarrollan comportamientos que influyen en los procesos de alternancia de turnos, entre

intervenciones sucesivas de hablantes distintos. En este nivel dialógico, la función

demarcativa determina el paso de un turno a otro y, por tanto, el progreso o desarrollo de la

interacción comunicativa, por lo que podría hablarse de una función dialógica.

Intervienen así diversos factores discursivos que favorecen la alternancia fluida de turnos;

p.e. cuando el final de un enunciado aseverativo se articula con tonema descendente, nivel

tonal bajo (en función del promedio entonativo o rango tonal del hablante) y,

potestativamente, con pausa demarcativa de duración perceptible7:

(40) A: porque ya comentándolo p'allá le dije-digo mira digo qué reloj m'he encontrao

di(go)¡madre mía d'algún trasto 8 será

B: sí yooo hoombre yo pienso en principio si sería de oro [RB.37.B.1:50-52]

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en (40) la sucesión de turnos no siempre es

fluida, y en ocasiones coinciden en algún punto las emisiones de dos o más hablantes,

produciéndose así las superposiciones. Lo normal entonces es que el sucesor potencial del

turno tome la palabra cuando percibe alguna marca prosódica o índice sintáctico de

finalización del ocupante del turno.

Las marcas prosódicas más frecuentes efectivas a tal fin suelen ser:

6 Entre risas. 7La presencia de pausa no es sin embargo una condición sine qua non. De hecho, es incluso más frecuente la inexistencia de pausa al final de un turno o, cuando menos, la presencia de silencios apenas perceptibles o análogos a la interrupción glotal propia de una consonante oclusiva. Sobre la cuestión, Hidalgo (1997b:150 y ss.) cuantifica en el análisis de una conversación coloquial 211 casos de final de intervención aseverativa+pausa frente a 335 casos de final de intervención aseverativa no delimitada por pausa. 8 Atraco.

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- la aceleración elocutiva en el segmento que precede al habla simultánea (posiblemente

como recurso de defensa de su turno por parte del emisor, que con la aceleración parece

querer evitar una posible intervención de otro interlocutor)

- algún índice entonativo de carácter demarcativo (tonema descendente, seguido o no de

pausa).

Por su parte, los promedios de F0 antes y durante la superposición tienden a ser parejos o

bien experimentan un leve aumento a lo largo de la superposición, aunque siempre

manteniendo valores que evitan llegar a la lucha competitiva por el turno de habla. El

promedio de amplitud, antes y durante la superposición, suele mantenerse, en fin, equilibrado,

en las situaciones de habla simultánea no interruptiva.

Veamos un par de ejemplos ilustrativos de estos hechos. Obsérvese que la interpretación de

los siguientes valores responde a la siguiente tabla explicativa:

[Entre llaves, mediante los símbolos { } se transcriben:]

a) el fragmento inmediatamente anterior a la superposición, incluido su tonema final

b) los valores correspondientes a la Velocidad de Habla (número de sílabas por

segundo), Promedio de F0 (medido en hercios), Promedio de Intensidad (medido en

decibelios) y carácter completo o incompleto de la estructura sintáctica previa a la

superposición9

c) los fragmentos implicados en el proceso de superposición, correspondientes a

intervenciones de distintos hablantes

d) y los valores correspondientes a la Velocidad de Habla (número de sílabas por

segundo), Promedio de F0 (medido en hercios), Promedio de Intensidad (medido en

decibelios), de los fragmentos implicados en el proceso de superposición10.

Véase así que en (41), la existencia de un fragmento de habla simultánea no interruptiva va

asociada a una mayor velocidad de habla en el fragmento previo a la superposición (7’603

sílabas por sg, frente a las 4’551 sílabas por sg en el fragmento superpuesto). A ello se añaden

un promedio de F0 similar en el fragmento inmediatamente anterior y durante la superposición

(respectivamente, 189 hercios frente a 197), y un promedio de amplitud bastante parejo en

ambos fragmentos (68’96 frente a 69’33 decibelios):

(41) A: eso parece/// {EEEs que a mi marido lo han hecho fijo7’603/189/68’96/Aseveración

Completa} B: [{en la fábrica}] {4’551/197/69’33}

C: [{¿SÍIII]¡qué BIIEEN

9Los resultados han sido obtenidos a partir de un minucioso análisis acústico mediante la aplicación del programa Computer Speech Lab. 4300 de Kay Elemetrics. 10Como se indicaba previamente en la nota 9, los resultados han sido obtenidos a partir de un minucioso análisis acústico mediante la aplicación del programa Computer Speech Lab. 4300 de Kay Elemetrics.

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[RB.37.B.1:26-28]

De manera análoga observamos similar comportamiento en (42):

- velocidad de habla: 3’824 sílabas por sg antes de la superposición frente a 3’3 sílabas por

sg. durante la superposición

- promedio de F0 de 192 hz antes de la superposición frente a 225 hz durante la misma

- promedio de amplitud de 69’15 decibelios antes de la superposición, frente a 68’64

durante la superposición

(42) A: {¿aquí- al volver la esquina no hay un poyete en una ventana/ de mármol? pues ahí

estaba {3’824/192/69’15/ Aseveración Completa}§ B: § [{en la caja de ahorros}] {3’3/225/68’64} A: [{en la caja de ahorros}]

[RB.37.B.1:221-224]

Así pues, tanto en (41) como en (42) se manifiestan las condiciones prosódicas

previamente señaladas para los casos de habla simultánea no interruptiva.

Ahora bien, a diferencia de las superposiciones que no compiten por el turno, las

interrupciones (esto es, superposiciones competitivas en las que uno o más hablantes “luchan”

por la obtención del turno de habla) suelen ir asociadas a una elevación de los promedios de

F0 y de amplitud, determinando paralelamente procesos más o menos prolongados de lucha

por el turno. Puede afirmarse así que, por lo general, el hablante que consiga elevar más sus

promedios de F0 y de amplitud de su enunciado (intensidad global), acabará imponiéndose

sobre los demás y ganará el turno en disputa (Gallardo, 1993a; Hidalgo, 1998b). Obsérvese al

respecto el ejemplo (43), donde el interlocutor A manifiesta una voluntad firme por recuperar

su turno anterior, a lo que contribuye el hecho de que reinicie su enunciado con idéntico

marcador metadiscursivo (“dice”). La lucha por el turno se muestra aquí a través de la

elevación del promedio de F0 (219’5 hz en el fragmento previo a la superposición, frente a

250 hz durante la superposición) y del promedio de amplitud (66’53 decibelios en el

fragmento previo a la superposición, frente a 70’07 decibelios durante la superposición),

respecto a los del turno previo del interlocutor C:

(43) A: ese redondelito§ C: § pero son [muy pequeñiNES]

B: [no es muy bonito]§

A: § dice§ C: § {y todos se meten} {6’474/ 219’5/ 66’53/

Aseveración Incompleta} [{con ella (( ))}]

A: [{diceeste reloj] {1’691/250/70’07} no lo llevará usted para fregar ni

na digo qué va esto es pa cuando me visto bien y el hombre se puso a reír/ dice no es que este reloj es pa vestir

[RB.37.B.1: 177-185]

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4. Conclusiones

Un comentario tan sucinto como el aquí presentado nos ha permitido comprobar algunos

de los ámbitos en que los suprasegmentos pueden participar en la construcción de nuestros

mensajes. Es evidente que esta aproximación sólo da cuenta de una ínfima parte de las

inmensas posibilidades funcionales de los rasgos entonativos, que podemos sintetizar,

respectivamente, en los ejes paradigmático, donde se encuadran las funciones Distintiva

(Modal Primaria) y Expresiva (Modal Secundaria), y sintagmático, donde tienen su campo de

acción las funciones Integradora, Demarcativa, Fático-textual y Dialógica11.

Valgan, sin embargo, estas líneas finales para advertir que, a pesar de la aparente

simplicidad con que se han descrito los aspectos prosódicos de la conversación, estos

esconden tras de sí un complejo funcional difícil de discernir sobre el que la intervención

interpretativa del investigador debe ejercer siempre un control razonable, sin falsear, por

supuesto, los datos orales objetivos. Adviértase, además, que el estudio de los rasgos

suprasegmentales en general, y el de estos mismos en el ámbito de la conversación coloquial,

constituyen hoy por hoy todo un desafío en el conjunto de las investigaciones lingüísticas y

fonéticas. A título introductorio, de acuerdo con el espíritu general de este trabajo, deberíamos

concluir, pues, que entonación, duración, acento de énfasis, etc., constituyen recursos

lingüísticos fundamentales en la comunicación humana y sólo si son apreciados en su vasta

medida funcional podrán llegar a describirse de manera completa las características y rasgos

que definen la conversación coloquial.

5. Ejercicios

1. Determine qué funciones entonativas se manifiestan en los siguientes ejemplos, desde el

punto de vista del Eje Paradigmático. Justifique la respuesta según el contexto de uso.

(1.1.) B: por este reloj te iban a dar un mogollón de pelas

[RB.37.B.1:208]

(1.2.) A: me lo encontré en la esquina

[RB.37.B.1:219]

2. ¿Cómo podría explicar la presencia en los siguientes ejemplos de las formas QUE/QUÉ,

según los casos, en expresiones interrogativas? ¿A qué función lingüística cabría adscribir

estos recursos en la conversación coloquial? En el caso concreto de las interrogativas

11En todo caso hemos tratado de exponer una propuesta descriptiva aplicable con fines didácticos intentando, en la medida de lo posible, facilitar la compresión de estos fenómenos a los no iniciados.

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pronominales con qué, ¿tiene algún valor interrogativo la presencia de QUE (ejemplos 2.1 y

2.3)?

(2.1.) A: ser pa'l mismo paso qu'este/ y diCEE ¿QUE qué es lo que le pasa

[RB.37.B.1:84]

(2.2.) A: ¿QUÉ vale poco verdá? vale poco12 / vale pocooo

[RB.37.B.1:98]

(2.3.) A: digo ¿QUE de ponerle la saeta qué me va a cosTARdice mil quinientas pesetas///

[RB.37.B.1:117-118]

3.¿Qué tipo de construcciones entonativas (marcadas en negrita) características de la

conversación coloquial aparecen en los siguientes ejemplos? Trate de justificar su respuesta

adscribiendo cada construcción al Eje de Análisis adecuado (Paradigmático o Sintagmático) y

explicando su papel en el contexto de aparición.

(3.1.) A: déjaloo que ahora no quierooo arreglarlo VAMOS que si es BUENO ya te lo dirá y si es

malo[RB.37.B.1:62-63]

A: porque túfíjate mi marido cuando le dijo a él [lo que =] B: [claro]

A: = valía el hombre en seguida contestó cuando ustedes lo compraron / mira si sabría

[RB.37.B.1:103-107]

4. Compruebe el comportamiento de la función demarcativa a nivel interactivo (o dialógico).

¿Qué criterios prosódicos podrían aportarse para explicar la sucesión fluida de los turnos o el

habla simultánea en los siguientes ejemplos? Obsérvense los papeles ejercidos por los

parámetros prosódicos y/o sintácticos.

(4.1.) A: = doscientas pesetasserán dice oiga dice doscientas MIL pesetas le voy a dar yo SIN ponerle

la saeta y sin ná

B: ¡madre mía [RB.37.B.1:114-115]

(4.2.) B: fíjate el otro día comentándolo ¿eh?/ {oye pues estará}{4’304/ 250/ 70’43/ Aseveración

Incompleta} [{contento el hombre ¿no=] {4’421/250’5/71’38} A: [{contento (( )) sí}]

B: = ¡vaya tela

12 Entre risas.

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[RB.37.B.1:11-14]

Soluciones

1. Los casos de (1.1.) y (1.2.) son los de dos enunciados aseverativos completos,

delimitados por un tonema descendente; se constata así un hecho sin introducir ninguna

valoración expresivo-subjetiva (al menos prosódicamente), por lo que podemos aceptar la

participación de la Función Modal Primaria o Función Distintiva. Obsérvese que si alteramos

el patrón entonativo, y sustituimos el tonema descendente final por un tonema ascendente,

cambiaría totalmente el valor comunicativo de las frases, que pasarían a ser interrogativas

absolutas.

2. La presencia de QUE o QUÉ encabezando una expresión interrogativa debe interpretarse

como mecanismo anticipador del carácter interrogativo de la expresión que sigue. Representa

así una especie de señal enfática, de reforzamiento de sentido interrogativo del enunciado,

utilizado por el hablante para dejar constancia de su presencia como emisor de forma

manifiesta, de modo que podemos adscribir la presencia de estos elementos a la Función

Modal Secundaria o Función Expresiva. No es una expresión interrogativa corriente, sino que

su carácter interrogativo viene anticipado, enfáticamente, por las marcas QUE/QUÉ

articuladas además enfáticamente. Su valor pragmático de anticipación del valor

comunicativo de la expresión resulta especialmente reseñable en el caso de las interrogativas

que presentan además un pronombre qué interrogativo, como en (2.1.) y (2.3.),

consiguiéndose así un efecto catafórico cuando menos “curioso”.

3. Tanto en (3.1.) como en (3.2.) aparecen sendas construcciones “suspendidas”. Su

presencia en la conversación coloquial se explica porque el hablante y el oyente suelen

compartir ciertos conocimientos previos (textuales o extratextuales) que permiten introducir

en la comunicación un máximo de información con un mínimo de esfuerzo comunicativo. En

el caso de (3.1.) se sobreentiende la idea de que si el reloj en cuestión es malo, el relojero se

lo hará saber, o bien, simplemente, no ocurrirá nada en especial: el desarrollo previo de la

conversación gira, como puede comprobarse, en torno a las excelencias de un reloj de pulsera.

En cuanto a (3.2.) la construcción sintácticamente inacabada pretende realzar las cualidades

de buen relojero de la persona a quien se hace la consulta (“mira si sabría de relojes, porque

en cuanto vio el reloj en seguida nos dijo lo que costaba”); sin embargo, no es preciso

explicitar toda la información, un rasgo prosódico por sí mismo, en este caso es capaz de

expresar este significado inferido del contexto. Tanto en (3.1.) como en (3.2.) nos situamos

ante la función Pragmática de la entonación, en este caso, derivada de la función Demarcativa,

por lo tanto nos situamos en el Nivel de Análisis Sintagmático, ya que tenemos en cuenta la

sucesión lineal de las unidades.

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4. En (4.1.) existe una sucesión fluida de turnos por el hecho de que A concluye su

intervención con una expresión aseverativa completa, delimitada por un tonema descendente.

El oyente B percibe el carácter de finalización del enunciado previo de A, por lo que, en vista

de que A no prosigue su expresión, decide hacer uso de su derecho a intervenir, interpretando

el tonema descendente como un rasgo prosódico de finalización de turno.

El caso de (4.2.) es el de una superposición (cooperativa, porque B y A rellenar el

fragmento superpuesto con un mismo contenido informativo “contento”. En este caso no se

observan marcas prosódicas especialmente significativas durante la superposición, ya que la

velocidad de habla del ocupante de turno (B) no parece acelerarse demasiado; sí puede decirse

en cambio que el valor de la F0 es elevado antes y durante la superposición (250 y 250’5

respectivamente), pero el hecho de que su valor se mantega en el fragmento de habla

superpuesta hace pensar en una superposición no competitiva; se trata más bien de un

fragmento en que se manifiesta la cooperación comunicativa de A respecto de B, unida al

deseo de A de apoyar y mostrar su acuerdo con la emisión de B. El caso de las

superposiciones no siempre implica, pues, la lucha por acceder al turno de habla, sino que

puede ser también un mecanismo estratégico para reforzar y apoyar un proceso argumentativo

previo, favoreciéndose así el proceso de negociación implícito en toda conversación. Por lo

que respecta al valor de la Intensidad antes y durante la superposición, tampoco existen

variaciones cuantitivas remarcables: su papel aquí está en la misma que el de la F0.

Lecturas recomendadas

Como obra general referida al español coloquial en la conversación, interesa el manejo de

Briz (1998). Como introducción general al estudio de las funciones entonativas es

conveniente la consulta de Navarro Tomás (1944); también de carácter introductorio son los

capítulos dedicados a la entonación en Quilis (1981) o Alcina y Blecua (1975). Para la

delimitación de los niveles de análisis entonativos véanse Hidalgo (1996), (1997a), (1997b);

para el estudio particular de las funciones pragmático-expresivas, se recomienda la lectura de

Hidalgo (1998a), y para el estudio de las funciones interactivas de la entonación en la

sucesión de turnos, Hidalgo (1998b). Como obra de conjunto, relativa a las posibilidades

funcionales de la entonación en sus múltiples variantes, aunque no se refiere al español, es

muy conveniente la lectura de P. Tench (1990).

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