Cándido López

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Cándido López El manco de Curupaytí Buenos Aires, 29 de agosto de 1840 – Buenos Aires, 31 de diciembre de 1902 Tomó clases de dibujo y pintura con Carlos Descalzo (y fotografía), y Baldassarre Verazzi. Entre 1859 y 1863 trabajó como retratista y como fotógrafo (haciendo daguerrotipos), recorriendo el interior de la Provincia de Buenos Aires, en sociedad con el fotógrafo Carlos Soulá. Los años de trabajo y la formación de Cándido López como fotógrafo son importantes para considerar su obra posterior como pintor. Hay encuadres, maneras de relato y un minucioso interés por la descripción de la realidad , tanto en sus cuadros de batallas como en sus naturalezas muertas, que muestran no sólo su decisión de documentar la verdad histótica y su oficio como pintor académico sino también el ojo adiestrado durante su experiencia como fotógrafo. 1863: estudia el uso del color y la técnica pictórica del artista italiano Ignacio Manzoni, copió algunos de sus cuadros de batallas según una práctica habitual en la época. Adquirió con la práctica el dominio de las técnicas realistas que sus contemporáneos estaban dejando de lado por considerarlas pasadas de moda. No viaja a Europa como éstos, por lo que no tiene acceso al aparato instaurado en ese momento como el modo de representación académico. El 13 de abril de 1865 –Cándido estaba en San Nicolás- el Poder Ejecutivo de la Nación le declara la guerra al Paraguay luego de un ataque de su presidente, el mariscal Francisco Solano López, a la ciudad de Corrientes. Se firma el Tratado de la Triple Alianza. López se alista como voluntario con el grado de Teniente Segundo. El artista-soldado había realizado durante la guerra docenas de apuntes a lápiz en sus libretas con croquis de uniformes, paisajes, batallas, campamentos y anotaciones con descripciones detalladas de los acontecimientos a la manera de partes militares. Tiempo después utilizó este material para desarrollar su serie de cuadros sobre la Guerra del Paraguay, pintados con la mano izquierda. Estaba convencido de que su pintura sería un testimonio histórico. Nunca se consideró un artista profesional . Obtuvo como recompensa por su desempeño como soldado ocho medallas, cordones de plata, y el uso del escudo nacional en la manga derecha de su casaca.

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Cándido López

El manco de Curupaytí

Buenos Aires, 29 de agosto de 1840 – Buenos Aires, 31 de diciembre de 1902

Tomó clases de dibujo y pintura con Carlos Descalzo (y fotografía), y Baldassarre Verazzi.

Entre 1859 y 1863 trabajó como retratista y como fotógrafo (haciendo daguerrotipos), recorriendo el interior de la Provincia de Buenos Aires, en sociedad con el fotógrafo Carlos Soulá.

Los años de trabajo y la formación de Cándido López como fotógrafo son importantes para considerar su obra posterior como pintor. Hay encuadres, maneras de relato y un minucioso interés por la descripción de la realidad, tanto en sus cuadros de batallas como en sus naturalezas muertas, que muestran no sólo su decisión de documentar la verdad histótica y su oficio como pintor académico sino también el ojo adiestrado durante su experiencia como fotógrafo.

1863: estudia el uso del color y la técnica pictórica del artista italiano Ignacio Manzoni, copió algunos de sus cuadros de batallas según una práctica habitual en la época.

Adquirió con la práctica el dominio de las técnicas realistas que sus contemporáneos estaban dejando de lado por considerarlas pasadas de moda. No viaja a Europa como éstos, por lo que no tiene acceso al aparato instaurado en ese momento como el modo de representación académico.

El 13 de abril de 1865 –Cándido estaba en San Nicolás- el Poder Ejecutivo de la Nación le declara la guerra al Paraguay luego de un ataque de su presidente, el mariscal Francisco Solano López, a la ciudad de Corrientes. Se firma el Tratado de la Triple Alianza. López se alista como voluntario con el grado de Teniente Segundo.

El artista-soldado había realizado durante la guerra docenas de apuntes a lápiz en sus libretas con croquis de uniformes, paisajes, batallas, campamentos y anotaciones con descripciones detalladas de los acontecimientos a la manera de partes militares. Tiempo después utilizó este material para desarrollar su serie de cuadros sobre la Guerra del Paraguay, pintados con la mano izquierda.

Estaba convencido de que su pintura sería un testimonio histórico. Nunca se consideró un artista profesional.

Obtuvo como recompensa por su desempeño como soldado ocho medallas, cordones de plata, y el uso del escudo nacional en la manga derecha de su casaca.

Es herido por un casco de metralla en la mano derecha en la Batalla de Curupaytí, el 22 de septiembre de 1866, y le amputan la mitad del brazo. Por una gangrena pierde luego el brazo (Buenos Aires, 1868).

En lugar de abatirse, adiestra su mano izquierda en menos de un año. Le obsequia a su médico su primer pintura “Rancho en que vivía el doctor Lucilo del Castillo en el campamento de Tuyutí”. Pinta los bocetos tomados durante la campaña.

En 1872 se casa con Emilia Magallanes. Tienen 12 hijos. El doctor Norberto Quirno Costa lo insta a pintar y se convierte en su mecenas.

En 1885 muestra 29 óleos sobre diferentes episodios de la guerra del Paraguay, de apuntes tomados entre agosto de 1865 y septiembre de 1866, en el Club

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Gimnasia y Esgrima. El General Mitre, Comandante en Jefe de la Triple Alianza, le escribió luego de una exposición “sus cuadros son verdaderos documentos históricos, por su fidelidad gráfica, y contribuirán a conservar el glorioso recuerdo de los hechos que representan”.

A través del Senador Estanislao Zeballos, López gestiona su venta, con mucho esfuerzo, al Estado Nacional. Se los compran en $ 11.000 por ley 2038 el 22 de septiembre de 1887. Sus obras fueron destinadas al Museo Histórico Nacional en 1898.

Entre 1888 y 1895 sigue trabajando instalado en la localidad de Merlo. Desde entonces y prácticamente hasta su muerte, pinta 17 cuadros más sobre la guerra del Paraguay a partir de sus libretas de apuntes del campo de batalla, pero también empieza a cultivar con mayor frecuencia la naturaleza muerta y los bodegones, algunos de los cuales firma “Zepol”. En 1895 está en Buenos Aires, donde establece un taller en el Cuartel de Inválidos. En 1898 el Gobierno Nacional adquiere “Ataque del Boquerón, Batalla del Sauce” para el mismo museo (expuesta en la 5ta exposición del Ateneo, en el Pabellón Nacional, en Plaza San Martín).

Cándido López actuó durante uno de los momentos más importantes de la historia del arte argentino. No sólo fue contemporáneo de pintores como Eduardo Sívori, Angel Della Valle y Ernesto de la Cárcova, sino que vivió durante los, años en que se organizó la escena artística nacional con el surgimiento de la crítica especializada, la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, el Museo Nacional de Bellas Artes, las galerías de arte; las exposiciones, el coleccionismo y la organización de la enseñanza, la crítica y las becas de estudio al exterior. Sin embargo, el "manco de Curupaytí" permaneció ajeno a esta explosión del medio artístico trabajando aislado en su ciclo central de la Guerra del Paraguay. Su reconocimiento como uno de los principales pintores del siglo XIX llegó muchos años después.

Ocupó un lugar marginal: no participó de las características generales de sus contemporáneos y su carrera como pintor se desarrolló fuera de los circuitos habituales.Su incorporación a la historia del arte local ocurrió tardíamente, durante los años cuarenta, por la acción del crítico de arte más influyente de aquel momento, José León Pagano, que lo incluyó en su libro "El arte de los argentinos" y escribió la primera monografía dedicada al pintor. Sin embargo, el proceso de aceptación fue muy lento. En 1963 los descendientes del pintor ofrecieron al Museo Nacional de Bellas Artes la donación de un conjunto excepcional de sus cuadros de batallas, pintados entre 1891 y 1902, y su Autorretrato de 1858. La donación fue aceptada cinco años después y presentada al público en 1971, en la primera exposición dedicada a Cándido López por un museo de bellas artes. Después de la muestra del Museo Nacional de Bellas Artes el interés por su obra cambió.

Fue un artista independiente, sobresalió como paisajista, como miniaturista y como cronista gráfico. López trabaja todas las imágenes con el detalle de la miniatura aplicado a obras, sin embargo, de gran tamaño. Crea estructuras pictóricas simples y firmes entre los planos de tierra y de cielo y las construcciones de los campamentos y las presencias de ríos, esteros, árboles y montes. Se trata de cuadros armados sobre el valor de la narración total y de los fragmentos, y sobre su veracidad documental.

El proyecto original del artista, según noticias de su familia, era realizar un ciclo de noventa óleos, de los que llega a pintar poco más de cincuenta. Durante la campaña tomó bocetos de cuanto aconteció frente a sus ojos. “Dará usted testimonio de esta guerra”, le había dicho Mitre cuando vio sus croquis en el campamento de Batel. El propio Mitre a pedido del pintor escribió una carta donde afirma "Sus cuadros son verdaderos documentos históricos por su fidelidad

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gráfica y contribuirán a conservar el glorioso recuerdo de los hechos que representan."

El título de las obras siempre ofrece referencias precisas del tema representado.

Para desplegar las escenas de las batallas, los movimientos y desembarcos de las tropas y la vida en los campamentos, el pintor eligió sobre todo un formato muy poco usual de telas muy horizontales, en una proporción de uno a tres, que le permitía narrar con todo detalle acciones múltiples y simultáneas y describir los escenarios naturales en que transcurrían los episodios. Al mismo tiempo, optó por puntos de vista altos que extienden aún más la profundidad de las perspectivas, pudiendo desarrollar las acciones bélicas en superficies de terreno que se prolongan extensas hasta las líneas de horizonte ubicadas en la parte superior de los cuadros.

En sus pinturas se ve gente en campamentos, que trabaja, que se mueve, ocupada en distintos menesteres. No son pinturas dramáticas sino vistas lejanas en las que el observador está ubicado en alguna altura desde donde se domina el paisaje en extensión.

No hay rostros definidos ni gestos de dolor. Es el mundo activo, vital, vigoroso, de paz o de guerra. Es la tensa espera antes de la batalla.

De gran laboriosidad, este pintor llegó a utilizar pinceles de un solo pelo para dar cuenta de los detalles: hasta de los botones de los uniformes del color correcto. Es notable la cuidada atención prestada a las características de los diferentes uniformes, ponchos, cabalgaduras y armas, y la delicadeza con que explotaba su paleta.

Pintura #1

“Autorretrato” 1857

óleo sobre tela, MHN

Pintura #2

“Pasaje del Arroyo San Joaquín” el 16 de agosto de 1865, Provincia de Corrientes

óleo sobre tela, 1,70m x 0,42m, MHN

texto escrito por Cándido López en el catálogo pág 16

Pintura #3, 4

“Soldados paraguayos heridos, prisioneros de la batalla de Yatay” (que se desarrolló el 17 de agosto de 1865, Provincia de Corrientes)

óleo sobre tela, 0,70m x 0,398m, MNBA

Unico interior de la guerra. Oscuridad de los muros como marco opresivo al sufrimiento de los soldados, sólo interrumpido por un foco de luz de la puerta que ilumina en el centro del primer plano la mesa con un conjunto de objetos.

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Pintura #5, 6, 7

“Campamento Argentino frente a la Uruguayana” el 14 de septiembre de 1865, Imperio del Brasil, Provincia de Río Grande

óleo sobre tela, 1,09m x 0,41m, MHN

texto de Cándido López en el catálogo pág 18

Pintura #8, 9,10

“El primer cuerpo de Ejército Argentino pasa el río Corrientes” el 5 de noviembre de 1865, Provincia de Corrientes

óleo sobre tela, 1,04m x 0,40m, MHN

texto de Cándido López en el catálogo pág 20

Pintura #11, 12

“Campamento Argentino en el Empedrado” el 11 de diciembre de 1865, Provincia de Corrientes

óleo sobre tela, 1,40m x 0,40m, MHN

texto de Cándido López en el catálogo pág 24

Pintura #13

“Invernada del ejército oriental” el 5 de abril de 1866

Sin presencia humana, preeminencia del color, animales como presencias sobrenaturales por la transparencia, como una vaga ensoñación. La invernada era el ganado que el ejército llevaba como reserva de alimento para las tropas.

Pintura #14, 15

“Desembarco del Ejército Argentino frente a las tricheras de Curuzú” el 12 de septiembre de 1866, Provincia de Corrientes

Representación del espacio: diagonalidad, perspectiva atmosférica, cambio de tamaño.

Pintura #16

“Vista del interior de Curuzú mirando aguas arriba (norte a sur)” el 20 de septiembre de 1866, Provincia de Corrientes, el último dibujo que realizó en el lugar.

óleo sobre tela, 1,52m x 0,485m, MNBA

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Ignora la perspectiva matemática para acentuar las cualidades reales de los personajes, objetos y paisajes. Muestra un panorama del campamento en las trincheras de Curuzú. Una multitud de soldados y oficiales se mueven de un lado al otro, trasladan pertrechos, dan órdenes, descansan en torno al fuego, examinan las armas, todo parece transcurrir con calma pero sin pausa. Los pabellones de Argentina y Brasil flamean para narrar quiénes son los actores. Al usar formatos tan alargados puede componer escenas complejas sin focos visuales dominantes, con una perspectiva construida con el color: el segundo plano retrocede por el tono más claro, contrastado con altos árboles muy definidos y de tonalidad más intensa por delante. La vegetación –troncos, ramas, hojas-, el agua, el cielo, todo está representado con sumo cuidado.

Pintura #17

“Marcha del Ejército Argentino a tomar posiciones para el ataque a Curupayti” el 22 de septiembre de 1866

óleo sobre tela, 1,50m x 0,50m, MNBA

Sólo tardíamente Cándido dedicó una serie de pinturas al episodio de Curupaytí. Ninguno de ellos tomó parte de su única exposición de 1885.

Éste es uno de sus más vastos panoramas de batallas. Incluye una gran cantidad de personajes, situaciones y escenas, minimizadas por la perspectiva. Las explosiones ayudan a organizar visualmente la escena quebrando el color azulado dominante con manchas de rojo, amarillo y blanco.

Pintura #18, 19

“Trinchera de Curupayti” el 22 de septiembre de 1866

Última operación en la que tomó parte. Desde un punto de vista alto y lejano desde el lado paraguayo, representa la disposición de las tropas en pleno combate. EL cielo ocupa buena parte del espacio, el humo y las explosiones son pequeñas manchas de color. La línea de trincheras marca una diagonalidad hacia el fondo dando profundidad a la composición, con algunos ritmos verticales dados por los troncos de los árboles.

Pintura #20

“Asalto de la segunda columna Brasileña a Curupaytí” el 22 de septiembre de 1866

Pintura #21

“Ataque de escuadra brasileña a Curupaytí”, 22 de Septiembre de 1866 (detalle)Q

Pintura #22

“Velatorio del primer soldado muerto, perteneciente al batallón de Guardias Nacionales San Nicolás”

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Evocación del primer soldado muerto de su propio batallón. Incorpora recursos expresivos que dan intensidad emotiva a la escena. El cielo tiene presencia fantasmagóricas, y el punto de vista se aproxima para centrar la atención en una escena de duelo en medio de la oscuridad nocturna. Hay un contrapunto entre el aislamiento de la carpa blanca, y un uso expresivo de los reflejos de la luz de la vela.

Pintura #23

Prilidiano Pueyrredón “El rodeo” , 1861

óleo sobre tela, 1,66m x 0,76m, MNBA

Cándido López resolvió la composición de sus telas inspirándose en los formatos horizontales de los paisajes de Pueyrredón. De esta manera, logró la amplitud suficiente para describir el entorno y narrar distintos episodios de la Guerra de la Triple Alianza.

Pintura #24

“Naturaleza muerta”, 1899

Firmada como Cándido López, aunque muchos bodegones y escenas de cocina de esta época fueron firmados como Zepol.

En el caso de las naturalezas muertas el artista utilizó con frecuencia un formato vertical acentuado por la presencia de pejerreyes, patos silvestres o perdices colgados en el eje central de la composición. En los óleos apaisados las frutas se multiplican y llenan casi totalmente la superficie del cuadro. Algunos fondos son neutros en colores muy oscuros, otros muestran paisajes nocturnos o ventanas que dan a exteriores llenos de luz. Estas naturalezas muertas reproducen tipologías características de este género pictórico tan desarrollado en Europa desde el siglo XVII. Nuevamente el interés del pintor está enfocado en la descripción minuciosa de los elementos representados sobre la tela. Ahora se trata de las variedades de texturas y colores y de las características físicas de frutas y animales.