Briusov El Jinete de Bronce Trad Fulvio

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V. Ia. Briusov El jinete de bronce I Concepción del relato 1 Lo primero que sorprende en El jinete de bronce es la falta de correspondencia entre la “fábula” del relato y su contenido. En el relato se cuenta de un pobre funcionario petersburgués, insignificante, cierto Evgueni, poco inteligente, que no se destaca de sus iguales, que estaba enamorado de cierta Parasha, hija de una viuda, que vivía en la costa. La inundación de 1824 se llevó la casa de Parasha y su madre, ellas murieron. Evgueni no soportó esta desgracia y se volvió loco. Una vez, a la noche, al pasar por delante del monumento de Pedro I, Evgueni, en su locura, le murmura algunas palabras rencorosas, al ver en él al culpable de su desgracia. La imaginación descompuesta de Evgueni se representaba que el jinete de bronce se enfurecía contra él por eso y empezaba a perseguirlo en su caballo de bronce. Algunos meses después de esto, el loco murió. Pero junto con esta sencilla historia de amor y tristeza de un pobre funcionario están relacionados detalles y episodios completos aparentemente incongruentes. Antes que nada, hay antepuesta una amplia “Introducción” que recuerda la fundación de Petersburgo por Pedro el Grande y ofrece, en una sucesión de cuadros, toda una semblanza de esa “creación de Pedro”. Después, en el propio relato, el ídolo de Pedro el Grande parecería ser un personaje secundario. El poeta habla de Evgueni y Parasha a desgano y muy mezquinamente, pero mucho y con admiración de Pedro y su hazaña. La persecución de Evgueni por parte del jinete de bronce está representada no tanto como el delirio de un demente sino como un hecho real y, de ese modo, en el relato se introduce el elemento sobrenatural. Finalmente, hay escenas aisladas del relato que son contadas con un tono elevado y solemne, dando a entender que el discurso trata de algo excepcionalmente serio.

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V. Ia. Briusov

El jinete de bronce

I

Concepción del relato

1

Lo primero que sorprende en El jinete de bronce es la falta de correspondencia entre la “fábula” del relato y su contenido. En el relato se cuenta de un pobre funcionario petersburgués, insignificante, cierto Evgueni, poco inteligente, que no se destaca de sus iguales, que estaba enamorado de cierta Parasha, hija de una viuda, que vivía en la costa. La inundación de 1824 se llevó la casa de Parasha y su madre, ellas murieron. Evgueni no soportó esta desgracia y se volvió loco. Una vez, a la noche, al pasar por delante del monumento de Pedro I, Evgueni, en su locura, le murmura algunas palabras rencorosas, al ver en él al culpable de su desgracia. La imaginación descompuesta de Evgueni se representaba que el jinete de bronce se enfurecía contra él por eso y empezaba a perseguirlo en su caballo de bronce. Algunos meses después de esto, el loco murió.

Pero junto con esta sencilla historia de amor y tristeza de un pobre funcionario están relacionados detalles y episodios completos aparentemente incongruentes. Antes que nada, hay antepuesta una amplia “Introducción” que recuerda la fundación de Petersburgo por Pedro el Grande y ofrece, en una sucesión de cuadros, toda una semblanza de esa “creación de Pedro”. Después, en el propio relato, el ídolo de Pedro el Grande parecería ser un personaje secundario. El poeta habla de Evgueni y Parasha a desgano y muy mezquinamente, pero mucho y con admiración de Pedro y su hazaña. La persecución de Evgueni por parte del jinete de bronce está representada no tanto como el delirio de un demente sino como un hecho real y, de ese modo, en el relato se introduce el elemento sobrenatural. Finalmente, hay escenas aisladas del relato que son contadas con un tono elevado y solemne, dando a entender que el discurso trata de algo excepcionalmente serio.

Todo esto puso a la crítica, desde sus primeros pasos, a buscar en El jinete de bronce un segundo sentido, interno, ver en las figuras de Evgueni y de Pedro la encarnación, los símbolos de dos principios. Fueron propuestas muchas interpretaciones del sentido del relato, pero todas, nos parece, pueden reducirse a tres tipos:

Uno, entre ellos Bielinski, veía el sentido del relato en la yuxtaposición de una voluntad colectiva y una voluntad individual, personal e inevitable del curso de la historia. Para ellos, el representante de la voluntad colectiva era Pedro, y la encarnación del principio individual Evgueni. “En este poema – escribió Bielinski – vemos el amargo destino de la personalidad que sufre como consecuencia del lugar elegido para la nueva capital, donde se condenó a la perdición a tanta gente… Y con corazón humilde reconocemos el triunfo de lo general sobre lo individual, sin renunciar a nuestra compasión hacia el sufrimiento de eso individual… Con una mirada al gigante orgullosa e inquebrantablemente elevado en medio de la muerte y destrucción generales, y como si simbólicamente lo inquebrantable de la obra efectuada por él, no sin un estremecimiento del

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corazón reconocemos que ese gigante de bronce no podía proteger la suerte de la individualidad, asegurando la suerte del pueblo y del estado, que detrás de él estaba la necesidad histórica y que su mirada hacia nosotros es ya su justificación… Este poema es la apoteosis de Pedro el Grande, la más arriesgada que pudo llegar a la mente del poeta, totalmente digno de ser el cantor del gran transformador”. Desde este punto de vista, de las dos fuerzas que chocan el que tiene la razón es el representante de la “necesidad histórica”, Pedro.

Otros, de los cuales el pensamiento fue expresado con mayor precisión por Dmitri Merezhkovski, veían en los dos héroes de El jinete de bronce los representantes de dos fuerzas primitivas que luchaban en la civilización europea: el paganismo y el cristianismo, la renuncia del propio yo en Dios y la divinización del propio yo en el heroísmo. Para ellos, Pedro fue la expresión del principio personal, el heroísmo, y Evgueni la expresión del principio impersonal, la voluntad colectiva. “Aquí (en El jinete de bronce) – escribe Merezhkovski – está el eterno enfrentamiento entre dos héroes, dos principios: Tazit y Galub1, el viejo Gitano y Aleko2, Tatiana y Onieguin… Por un lado, la pequeña felicidad del pequeño y desconocido funcionario de Kolomna, que recuerda a los humildes héroes de Dostoievski y Gógol; por otro, la visión sobrehumana del héroe… ¿Qué le importa al gigante la perdición del desconocido? ¿Acaso no nacen personas innumerables, idénticas, sobrantes, para que los grandes elegidos marchen hacia su objetivo sobre sus huesos?... Pero ¿qué, si en el débil corazón del más insignificante de los insignificantes, una “criatura temblorosa”, salida de las cenizas, en su amor sencillo se abre el abismo, no menor que aquel del cual nació la voluntad del héroe? ¿Qué, si un gusano de la tierra se subleva frente a su Dios? El desafío fue lanzado. El juicio del pequeño sobre el grande fue pronunciado: “Bien, constructor de maravillas… ¡Ya verás!” El desafío fue lanzado, y la tranquilidad del ídolo orgulloso fue perturbada… El jinete de bronce persigue al loco… Pero el fatídico delirio del loco, el débil susurro de su consciencia sublevada ya no se callará, no será sofocada por el estrépito similar al trueno, por el pesado galopar del Jinete de Bronce”. Desde su punto de vista, Merezhkovski justifica a Evgueni, justifica la rebeldía de los “pequeños”, de los “insignificantes”, el levantamiento del cristianismo sobre los ideales del paganismo.

Finalmente, los terceros veían en Pedro la encarnación de la autocracia, y en el “rencoroso” susurro de Evgueni la rebelión contra el despotismo.

Una nueva argumentación para ello fue dada hace poco por el profesor Józef Tretiak3, quien demostró la dependencia del relato de Pushkin respecto de la sátira de Mickiewicz “Ustep”4. Las sátiras de Mickiewicz aparecieron en 1832, fue entonces que Pushkin tuvo conocimiento de ellas. En los papeles de Pushkin se encontraron copias hechas de su puño y letra de algunos poemas de

1 Personajes del inconcluso poema de Pushkin Tazit. Galub, padre de Tazit, concentraba el espíritu salvaje de las montañas, el hijo era un joven con principios de civilización europea. 2 Personajes del poema de Pushkin Los gitanos. 3 Józef Tretiak: “Mickiewicz y Pushkin”, Varsovia, 1906. Utilizamos el artículo de S. Brailovski, en “Pushkin y sus contemporáneos”. (Nota de Briúsov)4 “Digresión”, largo poema descriptivo incluido en la parte III de Dziady (La fiesta de los antepasados), drama poético. En él, Mickiewicz desarrolla su visión de Rusia como una enorme prisión, se lamenta por la suerte del pueblo ruso y expresa preocupación por su futuro.

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esas sátiras. Una tirada completa de versos de El jinete de bronce resulta la extensión de versos de Mickiewicz, como si fuera una respuesta a ellos. Mickiewicz representó la capital del norte sólo con colores oscuros; Pushkin respondió con la apología de Petersburgo. Al comparar El jinete de bronce con la sátira de Mickiewicz “Oleszkiewicz” vemos que tienen en común el tema principal, la inundación de 1824, y la idea principal: que por los errores de los gobernantes sufren el castigo los débiles e inocentes súbditos. Si se compara El jinete de bronce con el poema de Mickiewicz “Pomni Piotra Wielikogo”5 encontramos una semejanza aún más importante: en Mickiewicz, “el poeta del pueblo ruso, famoso por sus canciones a la medianoche (es decir, el propio Pushkin), etiqueta al monumento con el nombre de “cascada de la tiranía”; en El jinete de bronce el héroe del relato maldice al mismo monumento. En los comentarios a El jinete de bronce se menciona dos veces a Mickiewicz y sus sátiras, además “Oleszkiewicz” es nombrada como una de sus mejores poesías. Por otra parte, también Mickiewicz en sus sátiras se refiere varias veces a Pushkin, como si estuviese provocando su respuesta.

El profesor Tretiak supone que en las sátiras de Mickiewicz Pushkin oyó la acusación por la traición que supusieron aquellos ideales “amantes de la libertad” de la juventud, los que entonces compartía con el poeta polaco. El reproche de Mickiewicz en su poesía “Do przyjaciól Moskali” está dirigido a aquel que “con lengua sobornada glorifica el triunfo del zar y se alegra de los sufrimientos de sus amigos”, Pushkin debió habérselo dirigido él también a sí mismo. Pushkin no podía callar frente a semejante reproche, y no quiso responder a su gran oponente con el tono oficial y patriótico de un poema. En una obra verdaderamente artística, con formas imponentes, él expresó todo lo que pensaba sobre la autocracia rusa y su significado. Así surgió El jinete de bronce.

¿Qué expresa esa respuesta de Pushkin a Mickiewicz? El profesor Tretiak sugiere que, tanto en el poema de Mickiewicz “El monumento de Pedro el Grande” como en el “relato petersburgués” de Pushkin, el individualismo europeo entra en conflicto con la idea asiática de estado en Rusia. Mickiewicz profetiza la victoria del individualismo, y Pushkin su derrota absoluta. El profesor Tretiak intenta referir la respuesta de Pushkin con estas palabras: “Es verdad, yo fui y sigo siendo vocero de la libertad, enemigo de la tiranía, pero ¿no sería un loco si emprendiese una lucha abierta contra esta última? Deseando vivir en Rusia, es necesario someterse a la todopoderosa idea del estado, de otro modo ella me perseguirá como al loco de Evgueni”. Tales son las tres interpretaciones de El jinete de bronce. Nos parece que la última de ellas, la que ve en Pedro la encarnación de la autocracia, debe ser la que está más cerca de la auténtica intención de Pushkin. No necesariamente Pushkin ha personificado en sus obras ideas abstractas como “paganismo” y “cristianismo”, o “necesidad histórica” y “destino del individualismo”. Pero en sus últimos años

en la colorida y estéril turbaciónde la alta sociedad y la nobleza

5 “El monumento de Pedro el Grande”.

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no pudo dejar de pensar en el significado de la autocracia para Rusia. A esas mismas ideas debieron llevarlo sus investigaciones de la historia rusa y en particular de la historia de Pedro el Grande. Nos resultan sorprendentes también las conclusiones del profesor Tretiak sobre la relación entre El jinete de bronce y las sátiras de Mickiewicz. Por otra parte, y además de estas sátiras, Pushkin no podía desconocer que muchos, e incluso algunos amigos suyos, interpretan su proximidad con la nobleza como una traición a los ideales de su juventud. Todavía en 1928 Pushkin hallaba necesario responder a esos reproches con stanzas:

No, no soy un hipócrita al componerpara el zar mi libre elogio…

Además de eso, la concepción de Pedro en El jinete de bronce, como encarnación, como símbolo de la autocracia, en cierto punto incluye otros sentidos del poema. La autocracia rusa surgió por la fuerza de la “necesidad histórica”. Todo el curso del desarrollo de la historia rusa conduce fatalmente a la autocracia de los zares moscovitas. Al mismo tiempo, la autocracia fue siempre una divinización de la personalidad. A Pedro el Grande Lomonósov lo comparaba abiertamente con Dios. Dios llamaban los contemporáneos todavía a Alejandro I. La rebelión de la personalidad contra la autocracia involuntariamente resulta una rebelión contra la “necesidad histórica” y contra la “divinización de la personalidad”.

Pero al adherirnos a la mirada fundamental del profesor Tretiak no necesariamente aceptamos sus conclusiones. Viendo junto con él en El jinete de bronce una respuesta de Pushkin a los reproches de Mickiewicz, nosotros interpretamos esa respuesta de otra manera. Sugerimos que el propio Pushkin no puso completamente en su obra el sentido que quieren leer en él.

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Si se observan las características de los dos héroes de El jinete de bronce, resulta claro que Pushkin procuró por todos los medios hacer a uno de ellos – Pedro – lo más “grande” posible, y al otro – Evgueni – lo más “pequeño”, insignificante”. El “gran Pedro”, según la concepción del poeta, debía ser la personificación del poder de la autocracia en su mayor expresión; el “pobre Evgueni”, la encarnación de la debilidad de la personalidad aislada, insignificante.

Pedro el Grande pertenecía al grupo de los héroes más admirados de Pushkin. Pushkin estudió a Pedro atentamente, pensó mucho sobre él, le consagró estrofas solemnes, lo introdujo como personaje principal en epopeyas completas, al final de su vida comenzó a trabajar en una voluminosa “Historia de Pedro el Grande”. En todas estas búsquedas, Pedro es presentado por Pushkin como un ser extraordinario, como si excediese la dimensión humana. “El genio de Pedro escapa a los límites de su siglo”, escribió Pushkin en sus “Comentarios históricos” de 1822. En “El banquete de Pedro el Grande”, éste es llamado “titán, creador de maravillas”. En las Stanzas le da a su alma el epíteto de “omnímodo”. En los campos de Poltava, Pedro es

Poderoso y jubiloso como la batalla.

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. . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . Su semblante es terrible… Todo él es como una divina tempestad.

En “Mi genealogía”, es dotado de una fuerza casi sobrenatural aquel…

por quien nuestra tierra se mueve, quien dio un rumbo poderosoa la popa del barco natal.

Sin embargo, Pushkin siempre vio en Pedro también un enorme fenómeno de autoritarismo, limítrofe con el despotismo. “Pedro I despreciaba a la humanidad, quizás más que Napoleón”, escribió Pushkin en “Comentarios históricos”. Luego agrega que en época de Pedro el Grande había en Rusia “una esclavitud general y una tácita sumisión”. “Pedro el Grande fue al mismo tiempo Robespierre y Napoleón, la encarnación de la revolución”, escribió Pushkin en 1831. En sus “Materiales para la historia de Pedro el Grande” Pushkin constantemente califica a los decretos de Pedro el Grande “crueles”, “bárbaros”, “tiránicos”. En esos “Materiales” leemos: “El Senado y el Sínodo le ofrecen el título de padre de la patria, emperador de todas las Rusias y Pedro el Grande. Pedro no se hizo rogar y los aceptó”. En general, en estos “Materiales” Pushkin, aludiendo rápidamente a las instituciones de Pedro, que son la esencia del “fruto de la mente inmensa, llena de buena voluntad y sabiduría”, emite asiduamente sus decretos, a causa de los cuales hay que hablar de “arbitrariedad y barbarie”, de “injusticia y crueldad”, de “atropello del autócrata”.

En El jinete de bronce esos rasgos del poder y del autoritarismo en la figura de Pedro son llevados hasta el extremo.

El relato se abre con la imagen del soberano, quien en el áspero desierto concibe su lucha con los elementos y con la gente. Él quiere convertir la región sin habitantes en “ornato y maravilla de los países de la medianoche”, del atascadero de los pantanos erigir una suntuosa capital y al mismo tiempo “abrir una ventana a Europa”. En los primeros versos no aparece el nombre de Pedro, se dice simplemente:

En la orilla de las desiertas olasse erguía Él, llena la mente de grandesideas.6

Pedro no pronuncia ni una sola palabra, sólo piensa sus designios, y luego, como si fuese algo maravilloso, aparece:

y la nueva urbe, de los países de la medianoche ornato

6 En una variante inicial de la “Introducción” leemos: A la orilla de las olas varegasse erguía, profundamente pensativo, el Gran Pedro. Ante él… etc. (Nota de Briúsov)

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y maravilla, de las nieblas de los bosques, de los atascaderos de los pantanos.

Pushkin refuerza la impresión maravillosa, haciendo una sucesión de paralelas de lo que había antes y de lo que hay ahora:

donde antes el pescador finlandés, triste hijastro de la naturaleza, solo junto a las bajas orillasarrojaba en las inciertas aguas su antigua red, ahora allíen las orillas revividas, se extienden moles construidasde torres y palacios; barcos en tropelde todos los rincones de la tierrase dirigen a los ricos muelles; y el granito viste al Neva; los puentes cuelgan sobre el agua; los jardines verde oscuroscubren sus islas.

En un bosquejo previo de estos versos, después de las palabras sobre el “pescador finlandés”, Pushkin tiene una exclamación característica más:

… espíritu de Pedro,¡oposición a la naturaleza!

Con estas palabras hay que relacionar el lugar del relato “El negro de Pedro el Grande” donde Pushkin describe la época de Pedro. “Ibrahim – cuenta Pushkin – observaba con curiosidad la ciudad recién fundada que se elevaba sobre los pantanos por una manía de la autocracia. Las represas desnudas, los canales sin ramblas, los puentes de madera aparecían por todas partes como una victoria de la voluntad humana sobre los elementos adversos”. Es evidente que también en los versos de El jinete de bronce Pushkin quiso en principio repetir la idea de la victoria sobre los “elementos adversos” como una poderosa voluntad humana.

La “Introducción” después de los cuadros de la Petersburgo contemporánea de Pushkin, directamente llamada “creación de Pedro”, concluye con el solemne desafío a los elementos a resignarse a su derrota y cautiverio.

Embellécete, urbe de Pedro, y séinquebrantable como Rusia, y se reconciliará contigotambién el elemento derrotado; que su antigua enemistad y cautiverioolviden las olas finlandesas…

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Pero Pushkin sentía que el Pedro histórico, en tanto no engrandeciese su encanto, sería sólo humano. A veces bajo la apariencia de un semidiós saldría inevitablemente la apariencia simplemente de un “hombre de elevada estatura, vestido con un caftán verde, con una pipa de barro en la boca que, acodado sobre la mesa, lee periódicos de Hamburgo” (“El negro de Pedro el Grande”). Y he aquí que para hacer de su héroe una pura encarnación del poder de la autocracia, para que también en su aspecto se diferenciase del resto de la gente, Pushkin traslada la acción de su relato cien años adelante (“Pasaron cien años…”) y cambia al propio Pedro por su escultura, su forma ideal. El Héroe del relato no es ese Pedro que pensaba en “amenazar al Sueco” y llamar a que lo “visiten todas las banderas”, sino el “Jinete de Bronce”, “estatua orgullosa” y antes que nada “ídolo”. Precisamente “ídolo”, es decir que el propio Pushkin en el mejor de los casos nombra al monumento de Pedro como algo divinizado.7

En todas las escenas del relato en que aparece el “Jinete de Bronce”, éste es representado como un ser superior que se sabe que no es igual a nada. En su caballo de bronce siempre está ubicado “en la altura”; sólo él permanece tranquilo en el momento de la desgracia general, cuando alrededor de él “todo quedó vacío”, “todos huyeron”, todo “se estremece”. Cuando este Jinete de Bronce galopa, resuena el “pesado galopar”, parecido a un “trueno por el estrépito”, y todo el pavimento se conmueve por ese galopar, para el cual el poeta tardó en elegir la definición: “pesadamente regular”, “lejanamente sonoro”, “pesadamente sonoro”. Hablando de este ídolo, que se eleva por sobre una roca vallada, Pushkin, siempre como conteniéndose, no se detiene frente a los más osados epítetos: son “soberano del Destino”, “gobernante de medio mundo” y (en borradores desechados) “terrible zar”, “poderoso zar”, “marido del Destino”, “señor de medio mundo”.

Esta divinización de Pedro alcanza su mayor fuerza en los versos donde Pushkin, olvidándose de la época de su Evgueni, piensa él mismo en el sentido de la hazaña realizada por Pedro:

¡Oh, poderoso soberano del Destino!¿No fuiste tú quien sobre el abismo, en la altura con rienda de hierroa Rusia hiciste encabritar?

La imagen de Pedro está aquí engrandecida al extremo. Ya no es sólo el vencedor de los elementos, es en verdad el “soberano del Destino”. Con su “fatídica voluntad” dirige la vida de un pueblo entero. Con rienda de hierro mantiene a Rusia al borde del abismo, en el cual ella ya estaba

7 La expresión “gigante” no pertenece a Pushkin, es una corrección de Zhukovski (Nota de Briúsov).

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presta a desplomarse.8 Y el propio poeta, dominado por el terror ante este poder sobrehumano, no saber responderse quién está delante de él.

¡Terrible es en la niebla circundante!¡Qué pensamiento en su frente!¡Qué fuerza está en él encubierta!. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ¿Hacia dónde galopas, caballo orgulloso, y dónde se posarán tus cascos?

Así es el primer héroe del “relato de Petersburgo”: Pedro, el Jinete de Bronce, un semidiós. Pushkin se preocupó de que su segundo héroe, el “pobre, mi pobre Evgueni”, sea para él un verdadero oponente.

En el borrador inicial de El jinete de bronce se le consagraba mucho lugar a la caracterización del segundo héroe. Como se sabe, el fragmento posteriormente separado en un todo aislado bajo el título de “Genealogía de mi héroe”, estaba al principio incluido en la composición del “relato de Petersburgo”, y no era otro que “mi Evgueni” quien se transformaba más tarde en “el pobre Evgueni”. Precisamente estaba narrado así:

a mi casa de visitallegó el joven Evgueni,

Pushkin en un principio continuaba:

Así llamaremos a nuestro héroedado que nuestra lenguaya está a ese nombre acostumbrada.Comencemos ab ovo: pertenece mi Evgueni a la generacióncuyo osado velero en medio del marfue el terror de los tiempos pasados.

Sin embargo después Pushkin encontró inconveniente hablar de los antepasados de ese héroe, quien, según la idea del relato, debía ser el más insignificante de los insignificantes y no sólo distinguía en una obra separada todas las estrofas consagradas a su genealogía, sino incluso lo privaba de “sobrenombre”, es decir, de apellido (en diversos borradores el héroe del “poema de Petersburgo” había sido llamado “Iván Ezerski”, “joven Zorin” y “joven Rulin”). La larga genealogía fue sustituida por algunas palabras:

8 Comprendemos este pasaje así: Rusia, impetuosamente lanzada hacia adelante por un camino equivocado, estaba presta a desplomarse en el abismo. Su “jinete”, Pedro, a tiempo, sobre el propio abismo, la puso sobre sus patas traseras y con eso la salvó. De ese modo, en estos versos, vemos la justificación de Pedro y sus hechos. Otra apreciación de estos versos, que interpreta el pensamiento de Pushkin como un reproche a Pedro, quien así elevó a Rusia del abismo, dejándole “bajar los cascos” sobre el abismo, nos parece arbitraria. Señalaremos de paso que en todos estos manuscritos originales se lee “a Rusia hiciste encabritar” y no “a Rusia hiciste levantar” como hasta ahora se publicó y se sigue publicando en todas las ediciones (Nota de Briúsov).

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Su sobrenombre no lo necesitamosaunque en los tiempos pasadosél quizás haya tenido brillo…

No conforme con eso, Pushkin intentó despersonalizar completamente a su héroe. En varias redacciones del relato Evgueni era todavía un personaje bastante animado. Pushkin habla definitiva y detalladamente también de su vida cotidiana, de su vida espiritual y de su aspecto exterior. Aquí hay algo de esos borradores:

Era un funcionario pobre, de rostro algo picado de viruelas.

Él era pobre e ingenioso, algo pelirrojo…

Era un funcionario muy pobre, sin linaje, huérfano de padre y madre. Un pobre funcionario, pensativo, pálido y delgado.

Se vestía sin cuidado, siempre se abrochaba torcidosu frac verde y angosto.

Como todos, su conducta era sobria, como todos, pensaba mucho en el dinero, y fumaba tabaco de Zhúkov,9

como todos, usaba el frac del uniforme.

De todo esto, en la elaboración definitiva, quedó sólo la información de que “nuestro héroe” “trabajaba en una oficina” y “era pobre”.

Es característico que el héroe primitivo del relato fuese presentado por Pushkin como un personaje mucho más significativo que el Evgueni posterior. En algún momento hasta pensó en hacer de él, si no un poeta, por lo menos alguien interesado en la literatura. En los borradores leemos:

Mi funcionarioera escritor y aficionado, como todos, su conducta era sobria, como nosotros, escribía muchos versos.

En lugar de eso, en la redacción definitiva Pushkin hace que Evgueni sueñe:

que Dios podría haberle dadointeligencia y dinero…

9 Apellido de un fabricante de tabaco de San Petersburgo de la época de Pushkin (N. de T.).

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¡Cómo pensar entonces en la actividad literaria de una persona que reconoce que no le alcanza la inteligencia!

Del mismo modo, el héroe primitivo también en la escala social estaba ubicado mucho más alto que Evgueni. Pushkin al principio lo llamaba su vecino y hasta hablaba de su “suntuoso” despacho.

En su suntuoso despacho, entonces, el joven Rulinse sentaba pensativo… … entoncesllegaba a casa mi vecino, y entraba a su tranquilo despacho. 10

Todos estos rasgos fueron cambiando gradualmente. El “tranquilo” despacho fue sustituido por un “modesto” despacho; después, en lugar de las palabras “mi vecino” aparecía una expresión descriptiva: “en el mismo edificio en que vivía yo”; finalmente, a la vivienda de su héroe Pushkin comienza a definirla como “cuchitril de un quinto de habitación”, “buhardilla”, “trastero”, o con las palabras “vivía debajo del techo”. En un borrador se conserva una corrección característica en este sentido: Pushkin tachó las palabras “mi vecino” y escribió en su lugar “mi lunático”, y los versos siguientes:

Entró a su tranquilo despacho

los cambió por:

Entró y abrió su buhardilla.

Pushkin extiende su severidad al punto de privar de todo rasgo individual a esta misma “buhardilla” o “trastero”. En una de las varias redacciones leemos:

Suspirando, echó una mirada al trastero, la cama, la valija polvorienta. Y la silla, cubierta de papeles, y la estantería con todos sus bienes; encontró todo en orden: después, harto del humo de su cigarro, se desvistió y se acostó en la cama, debajo de su emérito capote.

De toda esta información, en la redacción definitiva se conserva sólo un sordo recordatorio:

“Vive en Kolomna…”

10 Lo que resulta un fragmento que muchas ediciones dan como variante de los versos de El jinete de bronce: entonces, por el descanso de piedradel zaguán cubiertos de arena. Tras subir corriendo los escalonesbajos de su amplia escalera… etc. La relación de estos versos con el “relato de Petersburgo” nos parece bastante dudoso (Nota de Briúsov).

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y dos versos secos:

Así, llegado a casa, Evgueni y el capotese quitó, se desvistió y se acostó.

Incluso en el manuscrito pasado en limpio, presentado a la censura estatal, quedaba aún una detallada descripción de los sueños de Evgueni que introducen al lector en su mundo interior y en su vida personal:

¿Casarme? ¿Y qué? ¿Por qué no? ¿En verdad? Me construiréun modesto rinconcito, y en él Parasha vivirá tranquila. Una cama, dos sillas, contigopan y cebolla… ¿qué más?Los domingos de verano con Parashaen el campo pasearemos: alquilaré un lugarcito; Parashallevará la economíay criará a los niños… Así viviremos, hasta la tumba, codo a codo los dos, y nuestros nietos nos enterrarán.

Después de la revisión del manuscrito por el zar y su prohibición, Pushkin extirpó también este pasaje, quitando inflexiblemente de su Evgueni todas las particularidades personales, todos los rasgos individuales, como ya antes le había quitado su “sobrenombre”.

Así es el segundo héroe del “relato de Petersburgo”, un insignificante funcionario de Kolomna, el “pobre Evgueni”, “ciudadano de la capital”,

los que usted se encuentra en la niebla, en nada se distinguen, ni por su rostro ni por su mente. 11

Al comienzo de la “Introducción”, Pushkin no consideró necesario llamar por el nombre a su primer héroe, ya que era suficiente llamarlo como “Él”, para que quede claro de quién se trataba. Al incluir en la acción a su segundo héroe, Pushkin tampoco lo nombró, encontrando que “no necesitaba sobrenombre”. De todo lo que se dice sobre Pedro el Grande en el relato, no se puede componer una semblanza definida: todo se esfuma en algo enorme, desmesurado, “terrible”. No tiene semblanza tampoco el “pobre” Evgueni, quien se pierde en una masa gris y que no se diferencia de sus semejantes “ciudadanos de la capital”. Los recursos de la representación de uno y otro – el conquistador de los elementos y el funcionario de Kolomna – se aproximan entre sí porque ambos son personificaciones de dos extremos: el supremo poder humano y la mínima insignificancia humana.

11 En esta redacción estos versos integran uno de los manuscritos de El jinete de bronce (Nota de Briusov).

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La “Introducción” del relato representa el poder de la autocracia que triunfa sobre los elementos, y concluye con un himno dedicado a ella:

¡Embellécete, urbe de Pedro, y séinquebrantable, como Rusia!

Las dos partes del relato representan dos rebeliones contra el autoritarismo: la rebelión de los elementos y la rebelión del hombre.

El Neva, una vez subyugado, “hecho cautivo” por Pedro, no olvidaba su “antigua enemistad” y con “vano rencor” se amotina contra el dominador. El “elemento triunfante” intenta romper sus cadenas de granito y arremete contra “las moles armoniosas de torres y castillos” que surgieron por la manía del autócrata Pedro.

Al describir la inundación, Pushkin la compara con movimientos militares o bien con un ataque de bandidos:

¡Es un asedio! ¡Un ataque! Malignas olascomo ladrones escalan las ventanas…

Así un malhechor, con su violenta banda entra a una aldea, roba, rompe, mata, ¡ultrajes, insultos, angustia, aullidos!...

Por un minuto parece que el “elemento triunfante” vence, que detrás de él está el propio Destino:

El pueblocontempla la ira divina y espera el castigo. ¡Ay, todo está perdido: techo y comida!

Incluso el “sereno zar”, sucesor del único vencedor de los elementos, resulta confundido y está preparado para reconocer al vencedor:

Al balcóntriste y confundido él saley reza: “A los divinos elementosni los zares pueden imponerse”…

Sin embargo, en medio de la confusión general hay Uno que permanece tranquilo e inquebrantable. Es el Jinete de Bronce, soberano de medio mundo, maravilloso constructor de esta ciudad. Evgueni, montado sobre el lomo de un león de mármol, clava “miradas desesperadas” a la lejanía donde “como las montañas”, “desde la profundidad sublevada”, se elevan terribles olas:

Y vuelta hacia él la espalda,

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sobre su altura inquebrantable, por sobre el Neva sublevadose yergue con su extendido brazoel ídolo en su corcel de bronce.

En un borrador anterior de este pasaje se leía:

Y justo frente a él de las aguassurgió con su cabeza de bronceel ídolo en su caballo de cobre, al rebelde12 Neva en silencioamenazando con su mano inmóvil…

Pero Pushkin cambió estos versos. El Jinete de Bronce desprecia el “vano rencor” de las olas finlandesas. Él no se rebaja a amenazar “al rebelde Neva” con su mano extendida.

Esta es la primera interpretación del pobre Evgueni y el Jinete de Bronce. La casualidad hizo que ellos quedasen unidos, los dos en la plaza desierta, sobre el agua, “conquistado todo alrededor”, uno en su caballo de cobre, el otro sobre la fiera de piedra. El Jinete de Bronce “vuelta la espalda” con desprecio hacia el hombre insignificante, hacia uno de sus innumerables súbditos, sin verlo, sin notarlo. Evgueni, a pesar de que sus miradas desesperadas y lanzadas inmóviles “hacia un solo lado”, no puede no ver al ídolo que surge de las aguas “directamente hacia él”.

El Jinete de Bronce aparece como justo en su desprecio hacia el “vano rencor” de los elementos. Era simplemente “escándalo insolente”, un ataque de bandidos.

Pero he aquí que harto de destrozosy de insolente violencia extenuado, el Neva fluye en retroceso, admirándose por su propia rebelióny abandonando con negligenciasu botín.

(Así) sobrecargados de su rapiña. temiendo a sus perseguidores, cansados,huyen los bandidos a su casa, dejandocaer el botín por el camino.

A lo largo de todo el día ya fueron desapareciendo las huellas de la rebelión reciente:

La luz de la mañanapor detrás de las cansadas nubes pálidasbrillaba sobre la capital en calmay rastros ya no se encontrabande la desgracia de ayer…Todo volvió a estar en orden como antes.

12 Variante: “loco” (Nota de Briúsov).

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Pero la rebelión de los elementos suscita otra rebelión: la del alma humana. La perturbada mente de Evgueni no soporta las “terribles conmociones” a las que sobrevivió, los horrores de la inundación y la pérdida de sus seres cercanos. Se vuelve loco, se convierte en un extraño para la sociedad, vive sin advertir nada de lo que ocurre alrededor, en el mundo de sus pensamientos, donde constantemente resuenan “el rebelde sonido del Neva y de los vientos”. Aunque Pushkin llame ahora “desgraciado” a Evgueni, da a saber de todos modos que de algún modo la locura surgió y lo ennobleció. En la mayoría de las redacciones del relato Pushkin habla del loco Evgueni:

sordo,enloquecido de trastornos interiores. 13

Y en general en todos los versos dedicados al “loco” Evgueni hay una especial sinceridad, que comienza con la exclamación:

¡Pero pobre, pobre mi Evgueni!14

Pasa un año, es otra noche otoñal encapotada, como la que hubo antes de la inundación, resuena alrededor el mismo “rebelde sonido del Neva y de los vientos” que a toda hora suena en los pensamientos de Evgueni. Bajo el influjo de esta repetición, el loco con especial “animación” recuerda todo lo que vivió y el momento en que quedó en la “plaza de Pedro” a solas con el ídolo cruel. Este recuerdo lo lleva a la misma plaza; ve el león de piedra, a cuyo lomo estuvo entonces sentado, y las mismas columnas del nuevo palacio, y “por sobre el cercado peñasco”

el ídolo sobre su corcel de bronce.

“Se aclararon en él horriblemente las ideas”, dice Pushkin. La palabra “horriblemente” da a entender que este “aclararse” no es tanto el regreso de su conciencia saludable como algún tipo de clarividencia.15 En el “ídolo”, Evgueni reconoce de repente al culpable de sus desgracias,

Aquel por cuya aciaga voluntadsobre el mar la ciudad fundara.

Pedro, al salvar a Rusia, elevándola por encima del abismo como a un caballo encabritado, conduciéndola por su “aciaga voluntad” por el camino elegido por él, fundó la ciudad “sobre el mar”, puso torres y palacios en el lodazal de un pantano. A causa de esto murió toda la alegría, toda la vida de Evgueni, y él arrastra su desdichada vida como un semihombre, como un semianimal. Pero la “estatua altiva” se yergue como antes, como un ídolo, en su oscura altura. Entonces nace en el alma del loco la rebelión contra la opresión de la voluntad ajena sobre el

13 Así se leen estos versos en el manuscrito pasado en limpio presentado a la revisión estatal (Nota de Briúsov). 14 Un año después de El jinete de bronce Pushkin escribió su poesía “No permita Dios que me vuelva loco”, donde confiesa que él tampoco “estaría contento” de perder la razón (Nota de Briúsov). 15 “Horriblemente se aclararon”: en la redacción definitiva y en las redacciones más tempranas “extrañamente se aclararon”, lo que agranda aún más el sentido que dado por nosotros a ese pasaje (Nota de Briúsov). En ruso la diferencia entre “horriblemente” y “extrañamente” es ínfima (“strashno” y “stranno”).

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destino de su vida, “como la presa de una fuerza negra” cae contra la reja y, apretando los dientes, susurra rencorosamente su amenaza contra el soberano de medio mundo:

“¡Está bien, constructor de maravillas! ¡Ya verás!”

Pushkin no revela amenazas más detalladas de Evgueni. Así, nosotros no sabemos qué quiere decir precisamente el loco con su “¡Ya verás!”. ¿Significa que los pequeños, insignificantes, podrán “ya” vengarse del “héroe” por su sometimiento, por su degradación? ¿O que una Rusia sin voz, sin voluntad, levantará “ya” su brazo contra sus soberanos, quienes obligan duramente a probar su voluntad aciaga? No hay respuesta,16 y con la mayor indefinición de sus expresiones es como si Pushkin dijera que el sentido preciso de la amenaza no es importante. Lo importante es que el pequeño e insignificante, aquel que hace poco reconocía humildemente que “Dios podría haberlo dotado de inteligencia”, cuyos sueños no iban más lejos que un modesto deseo “alquilaré un lugarcito”, de repente se sintió igual al Jinete de Bronce, encontró en sí mismo las fuerzas y la osadía de amenazar al “soberano de medio mundo”.

Son características las expresiones con que Pushkin describe el estado de ánimo de Evgueni en ese momento:

La frenteapoyó en la fría reja, los ojos se le ensombrecieron, una llama recorrió su corazón, su sangre empezó a hervir…

La solemnidad del tono, la abundancia de eslavianismos (“mejilla”, “fría”, “llama”)17 muestran que la “fuerza negra” de la que se apoderó Evgueni lo hace relacionarse con él de una manera diferente que antes. Ya no es “nuestro héroe”, quien “vive en Kolomna, y trabaja en alguna oficina”; es el oponente del “zar cruel”, y del cual hay que hablar en la misma lengua con que se habla de Pedro.

16 Como se sabe, El jinete de bronce no fue impreso la primera vez como lo escribiera Pushkin. Esto dio lugar a la leyenda, como si Pushkin hubiese puesto en los labios de Evgueni, frente a la “altiva estatua”, algún violento monólogo que no podía aparecer publicado en Rusia. El príncipe P. P. Viázemski, en su folleto “Pushkin en los documentos del Archivo Ostafiev”, da como un hecho que durante la lectura del relato por parte del propio Pushkin producía una impresión conmovedora el monólogo del funcionario enloquecido frente al monumento de Pedro, que contenía cerca de treinta versos en lo que “sonaba muy enérgicamente el aborrecimiento hacia la civilización europea”. “Recuerdo – continuaba el príncipe P. P. Viázemski – la impresión producida en uno de los oyentes, A. O. Rossetti, y me parece recordar que me aseguró que haría una copia para el futuro”. Se debe reconocer que el testimonio de P. P. Viázemski es bastante absurdo. En ninguna parte de los manuscritos de Pushkin no se conserva nada además de las palabras que se leen ahora en el texto del relato. La expresión más violenta que puso Pushkin en labios de su héroe son “¡Ya verás!” Además, el “aborrecimiento a la civilización europea” no se relaciona en absoluto con todo el curso del relato y con su idea fundamental (Nota de Briúsov). 17 En ruso, estas palabras corresponden al antiguo eslavo y no al ruso moderno, en que han sido reemplazadas por otras (N. de T.)

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Y el “ídolo”, que se ha quedado inmóvil sobre el Neva sublevado, en su “altura inquebrantable”, no puede desde allí responder con desprecio a la amenaza del “pobre loco”. El rostro del zar cruel se enciende de ira; abandona su pedestal de granito y “con pesado galopar” se lanza en pos del pobre Evgueni. El Jinete de Bronce persigue al loco para, con el terror de su persecución, de su “galopar pesadamente sonoro”, hacer que se someta, que se olvide de todo lo que había pasado por su mente en el momento en que “se aclararon horriblemente las ideas”.

Y toda la noche el pobre locodonde sus piernas lo llevaran, tras él el Jinete de Broncecon pesado paso galopaba.

El Jinete de Bronce alcanza su objetivo: Evgueni se somete. La segunda rebelión está derrotada, como la primera. Como después de la animosidad del Neva “todo volvió a estar en orden como antes”. Evgueni volvió a ser el más insignificante de los insignificantes, y en primavera su cuerpo, como el cuerpo de un vagabundo, fue enterrado por los pescadores en una isla desierta, “por Dios”.

4

En su primera juventud, Pushkin adhirió al movimiento político liberal de su época. Sostenía relaciones amistosas con muchos decembristas. Sus poesías “agitadoras” (según la terminología de entonces) fueron una de las causas principales de su destierro en el sur. En esencia, los ideales políticos de Pushkin siempre fueron moderados. En sus poesías más osadas repetía constantemente:

Soberanos, ¡la ley y no la naturalezales dio la corona y el trono!

En poesías como “La libertad”, “El puñal”, “André Chénier”, Pushkin dispensa los epítetos menos halagadores al “ataque vergonzoso”, “hacha criminal”, “engendro de la rebelión” (Marat), “areópago encarnizado” (tribunal revolucionario de 1794). Pero de todos modos en esa época, bajo la influencia de la efervescencia general, todavía está dispuesto a cantarle al “último juez del vicio y la ofensa, puñal correctivo” y creer que sobre la “rebelde plaza” puede elevarse

… el gran día, el inevitabledía claro de la libertad…

Sin embargo, a mediados de la década de 1820, todavía antes del suceso del 14 de diciembre, en las opiniones políticas de Pushkin tuvo lugar un cambio. Se desencantó de sus ideales revolucionarios. Empezó a mirar la cuestión de la “libertad” no tanto desde un punto de vista político como filosófico. Fue llegando gradualmente a la convicción de que la “libertad” no puede alcanzarse por medio de un cambio violento de la estructura política, sino que será consecuencia

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de la educación espiritual de la humanidad.18 Estas miradas también están puestas en la base de El jinete de bronce. Pushkin eligió como su héroe al más poderoso de todos los autócratas que han surgido sobre la tierra. Es un gigante creador de maravillas, un semidiós que impera sobre los elementos. La revolución de los elementos no le asusta, él la desprecia. Pero cuando sobre él se eleva el espíritu libre de un hombre, el “soberano de medio mundo” entra en confusión. Abandona su “cercado peñasco” y durante toda la noche persigue al loco, sólo para que con su pesado galopar se sofocase en él la rebelión de su alma.

El jinete de bronce, en realidad, es la respuesta de Pushkin a los reproches de Mickiewicz en el cambio de los ideales de la juventud, “amantes de la libertad”. “Sí – es como si dijera Pushkin –, yo ya no creo en la lucha contra el despotismo con las fuerzas de la rebelión de los elementos; veo toda su inutilidad. Pero yo tampoco cambié los elevados ideales de la libertad. Yo estoy convencido, como antes, de que el “ídolo con cabeza de bronce” no es eterno, como no es temible en la bruma circundante, como no está elevado “en su altura inconmovible”. La libertad surgirá en las profundidades del alma humana, y el “cercado peñasco” deberá quedar desierto”.

II

Origen y composición del relato

Annenkov supone que El jinete de bronce constituía la segunda mitad de un gran poema ideado por Pushkin antes de 1833 y no concluido. Annenkov ve un fragmento de la primera mitad de ese poema en la “Genealogía de mi héroe”. Sin embargo no tenemos argumentos para tomar esa suposición.

Ni en los papeles de Pushkin ni en sus cartas anteriores a 1833 había alguna alusión a que estuviese ideando un gran poema en el cual El jinete de bronce estuviese incluido como parte. Conclusiones bastante válidas nos permiten pensar que a Pushkin lo hicieron trabajar en El jinete de bronce las sátiras de Mickiewicz, las que pudo haber conocido antes del final de 1832. Si también antes de 1833 tenía Pushkin la idea de un poema que tenía algo en común con El jinete de bronce, fue solo en los rasgos más generales. Así, en uno de los borradores de la “Introducción”, Pushkin dice que la idea de describir la inundación de Petersburgo de 1824 la había tenido por las impresiones de los primeros relatos sobre ella. Pushkin señala también que sentía que esta era una deuda, la deuda del poeta frente a los “tristes corazones” de sus contemporáneos.

¡Fue un día espantoso!Con él comenzaré esta narración.

18 La evolución de las opiniones políticas de Pushkin, esquemáticamente mencionadas por nosotros, están más detalladamente desarrolladas en el artículo de Alexandr Slonimski “Pushkin y el movimiento decembrista” (Nota de Briúsov).

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Hace tiempo, cuando yo por vez primeraescuché las tristes leyendas, los tristes corazones, para ustedeshice entonces el juramentode confiar a los versos mi relato.

En cuanto a la “Genealogía de mi héroe”, el testimonio del manuscrito no deja dudas de su procedencia. Es parte de El jinete de bronce, separada de su composición y elaborada como una totalidad aparte. En los borradores iniciales de la “Genealogía de mi héroe” estaba precisamente la genealogía del posterior “pobre Evgueni”, pero Pushkin en seguida se convenció de que esas estrofas quebrantaban la armonía del relato y las suprimió. Posteriormente hizo con ellas una obra separada que ofrecían la genealogía de algún héroe, no el héroe de tal o cual relato, sino de un “héroe” en general. Además, El jinete de bronce era una creación bastante concluida, su idea estaba completamente expresada, pero de ninguna manera podía considerar al “relato de Petersburgo” como parte de una totalidad más amplia.

El jinete de bronce fue escrito en Bóldino, donde Pushkin pasó cerca de un mes y medio – desde el 1 de octubre de 1833 hasta mediados de noviembre – después de su viaje a los Urales. Al final de uno de los primeros borradores del relato hay una anotación: “6 de octubre”; al final de la primera versión del relato completo: “30 de octubre”. De este modo, toda la composición del relato le llevó menos de un mes.

Se puede, sin embargo, suponer no sin probabilidades, que la idea de escribir El jinete de bronce surgió en Pushkin antes de su llegada a Bóldino. Es probable que hasta haya escrito algunos borradores en Petersburgo, por ejemplo aquellos que fueron escritos en cuadernos y no en hojas sueltas (como el borrador de “Sobre el Petersburgo oscurecido…”) Tenemos el testimonio de que en el camino a los Urales Pushkin pensaba en la inundación de 1824. Como causa de un fuerte viento del oeste que lo sorprendió en el camino, le escribió a su esposa (21 de agosto): “¿Qué pasó con ustedes, habitantes de Petersburgo? ¿No hubo una nueva inundación? ¿Qué pasaría si yo estuviese paseando? Sería enojoso.”

Desde Bóldino, Pushkin prácticamente no le escribía a nadie además de su esposa. Y con su esposa hablaba de sus poesías solo en términos de renta y encima en tono burlón. Por eso, en las cartas de Pushkin desde Bóldino no sabemos nada sobre el curso de su trabajo en el “relato de Petersburgo”. El 2 de octubre comunica: “Estoy escribiendo, estoy ocupado”. El 21 de octubre: “Trabajo perezosamente, con pocas ganas. Empecé muchas cosas, pero no tengo ganas de seguir con ninguna; Dios sabrá qué hacer conmigo. Me volví viejo y pobre de mente”. 30 de octubre: “Hace poco puse la firma y ya dejé de escribir”. 6 de noviembre: “Te llevaré muchos versitos, pero no lo divulgues, sino los escritores de almanaques me devorarán”. El propio título El jinete de bronce no es mencionado aquí, y el tono burlón general no permite confiar en la confesión de Pushkin, como si mientras trabajaba en el relato “no tuviese ganas de nada”.

Volviendo a los manuscritos, vemos que el relato le dio a Pushkin un enorme trabajo. Cada uno de sus fragmentos, cada uno de sus versos, antes de ajustarse a su forma definitiva tuvieron varias – a

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veces hasta diez – modificaciones. De los borradores iniciales, donde todavía faltan muchas partes que unen, fue hecha por Pushkin, en un cuaderno separado, una primera versión de todo el relato. Esta versión, datada “30 de octubre”, resulta la segunda redacción del relato, ya que en ella hay muchos cambios en comparación con los primeros borradores. Esta versión encierra nuevas correcciones, que dan una tercera redacción. Esta llegó a nosotros también en una copia de puño y letra de Pushkin, realizada para la presentación del relato al soberano. Finalmente, ya en esa versión pasada en limpio (y además después de la prohibición del relato por la “suprema censura”) Pushkin hizo también una serie de cambios, fragmentos enteros fueron eliminados, muchas expresiones y versos enteros fueron cambiados por otros, etc. De este modo, el texto que se publica actualmente debe considerarse una cuarta redacción del relato.

Para dar una idea del trabajo realizado por Pushkin con El jinete de bronce, basta decir que al comienzo de la primera parte del relato es conocida por nosotros en seis redacciones completamente reelaboradas. Ya una de las primeras parece una obra tan concluida que casi obliga a lamentar la sobriedad de un artista “exigente” que suprimió de ella muchos rasgos:

Sobre el Petersburgo ensombrecidoel viento otoñal las nubes empujaba. El Neva, en corrientes sublevadas, sonoro fluía. La oleada sombría, como un alarmado suplicante, salpicaba la armoniosa cerca de granitode las amplias orillas del Neva. Entre las nubes que pasabanla luna ya no se veía. Las luces alumbraban en las casas, en la calle se arremolinaba la cenizay melancólicas ráfagas soplaban. levantando las faldas de las sirenasy sofocando a los guardianes.

2

El argumento de El jinete de bronce pertenece a Pushkin, pero los episodios separados y los cuadros del relato fueron creados no sin influencias ajenas.

La idea de los primeros versos de la “Introducción” está tomada del artículo de Batiushkov “Paseo en la Academia de Arte” (1814). “Mi imaginación – escribe Batiushkov – me representa a Pedro, quien contempla por primera vez las orillas del salvaje Neva, ahora tan hermosas… La gran idea nació en la mente del gran hombre. Aquí habrá una ciudad, dijo él, una maravilla del mundo. Aquí traeré a todos los artistas, a todas las artes. Aquí los artistas, las artes, las instituciones ciudadanas y las leyes derrotarán a la propia naturaleza. Lo dijo, y Petersburgo surgió del salvaje pantano”. Los versos de la “Introducción” repiten algunas expresiones de este pasaje casi literalmente.

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Antes de empezar la descripción de Petersburgo, el propio Pushkin hace un comentario: “Léanse los versos del príncipe Viázemski a la condesa Z***”. En esos versos del príncipe Viázemski (“Conversación del 7 de abril de 1832), en efecto, encontramos algunas estrofas que recuerdan a Pushkin:

Amo a Petersburgo con su armónica belleza, con el brillante cinturón de islas fastuosas, con su noche transparente, rival de los días sin bochorno, y con la fresca vegetación de sus jóvenes jardines…

Además, en las descripciones de Pushkin se encuentra la influencia de dos sátiras de Mickiewicz: “Un suburbio de la capital” y “Petersburg”. El profesor Tretiak demostró que Pushkin sigue los cuadros del poeta polaco prácticamente paso por paso, respondiendo a sus reproches con una apología a la capital norteña. Así, por ejemplo, Mickiewicz se ríe de que las casas de Petersburgo se erijan detrás de rejas de hierro. Pushkin replica:

(Amo)el arabesco de tus cercas de hierros.

Mickiewicz juzga la severidad del clima de Petersburgo. Pushkin responde:

Amo de tus duros inviernosel aire inmóvil y la helada.

Mickiewicz habla despectivamente de las mujeres del norte, blancas como la nieve, pelirrojas como cangrejos; Pushkin elogia

de las jóveneslos rostros, más claros que las rosas, etc.

Hay una analogía entre la representación del “ídolo” en El jinete de bronce y la descripción de la misma estatua en la sátira de Mickiewicz “El monumento de Pedro el Grande”.

La apariencia de la estatua revivida pudo haber sido inspirada a Pushkin por el cuento de M. Iu. Bielgorski sobre un sueño maravilloso. En 1812 el soberano, anticipándose a una incursión enemiga, propuso trasladar de Petersburgo el monumento de Pedro, pero lo detuvo el príncipe A. I. Golitsin, comunicándole que poco tiempo atrás un mayor había tenido un sueño divinal: que el Jinete de Bronce cabalgaba por las calles de Petersburgo, pasaba por delante del palacio y le decía al soberano: “¡Joven, a dónde estás conduciendo a mi Rusia! Pero en tanto yo esté en mi lugar, mi ciudad no correrá ningún peligro”. Además, la misma apariencia pudo ser sugerida por el episodio con la estatua del Comendador en “Don Juan”.

La descripción de la inundación de 1824 fue compuesta por Pushkin por referencias de testigos oculares, ya que él no la presenció. Él se encontraba en el destierro, en Mijáilovskoie.19 Bielinski

19 Habiendo recibido las primeras noticias de la desgracia, en un principio Pushkin se refirió a ella medio en broma, y en una carta a su hermano incluso se refirió a la causa de la inundación con un chiste de mérito

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escribió: “El cuadro de la inundación fue escrito por Pushkin con colores que al precio de la propia vida habría estado dispuesto a comprar un poeta del siglo pasado, que se hubiese puesto en mente escribir un poema épico sobre El diluvio… No sabes qué elogiar más, si la grandeza de la descripción o su simpleza casi prosaica, que tomadas en conjunto alcanzan la poesía más grandiosa”. Sin embargo, el propio Pushkin anuncia en la nota previa que “los detalles de la inundación han sido tomados de los periódicos de la época”, y agrega que “los curiosos pueden informarse en la noticia redactada por V. N. Berj”.

Al observar el libro de Berj (“Boletín histórico detallado de todas las inundaciones ocurridas en San Petersburgo”) hay que reconocer que la descripción de Pushkin, con toda su vivacidad, en realidad ha sido “tomada prestada”. Esto, por ejemplo, lo cuenta Berj: “La lluvia y un penetrante viento frío llenaron el aire de humedad desde la mañana… multitudes de curiosos se dirigían a las orillas del Neva, que se elevaba en olas llenas de espuma y con un horrible sonido y salpicaduras rompían contra las orillas de granito... La ilimitada extensión de las aguas parecía un abismo hirviente… Una espuma blanca se arremolinaba sobre moles de agua que crecían sin interrupción y finalmente se dirigían violentamente contra las orillas… La gente se salvaba como podía”. Y más adelante: “El Neva, que encontraba un obstáculo en su corriente, crecía en sus orillas, llenaba los canales y a través de las tuberías subterráneas salía a borbotones a las calles como si fueran fuentes. En un instante el agua había comenzado a correr a través de los bordes de las ramblas”.

Todos los rasgos fundamentales de esta descripción son repetidos por Pushkin, en parte en la redacción definitiva del relato, en parte en los borradores.

… una lluvia melancólicagolpeaba en la ventana, aullaba el viento.

Por la mañana sobre sus orillasse extendían multitudes de gente, admirando de las encolerizadas aguaslas salpicaduras y las montañas de espuma.

El Neva vacilaba, se enfurecía, se elevaba y bullía, como una cacerolahirviendo y borboteando. Estuvo el Neva toda la nochelanzándose hacia el mar, y luchar con la tormenta no estaba en su poder.

Y he aquí que de ellos20 su bravía tontería

bastante dudoso. Sin embargo, al conocer más de cerca las circunstancias del asunto, cambió completamente su juicio y, en otra carta a su hermano, escribió: “Este diluvio no se me va de la cabeza: no es en absoluto algo divertido, como parecía en una primera mirada. Si se te ocurre alguna forma de ayudar a algún desafortunado, hazlo con el dinero del Onieguin, pero te pido que sin ningún ruido” (Nota de Briúsov).20 No está del todo claro a qué se refiere la palabra “ellos”, tanto aquí como en el pasaje correspondiente de la redacción definitiva: “… Se lanzó hacia el mar contra la tormenta / sin vencer su potente tontería”. Probablemente, Pushkin tenía en mente el “mar” y la “tormenta”, de los cuales más adelante se dice: Pero

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se fue hirviendo y borboteando. Y de repente, como un tigre enfurecido, a través de la cerca de hierroen oleadas afluyó en la ciudad.

Ante éltodo huía, todo alrededorde repente se vació… Las aguas de golpeirrumpieron en los sótanos;junto a las rejas fluían los canales.

Delante del Nevala gente corría. A su encuentrolos canales afluían; de las tuberíasmanaban fuentes.

En las variantes iniciales de la descripción Pushkin repetía en versos también una anécdota del conde V. V. Tolstói, que circulaba por la ciudad, narrada posteriormente por el príncipe P. A. Viázemski. 21 En todo caso, Pushkin tuvo pleno derecho de decir, en una de sus notas, al comparar su descripción con la descripción de Mickiewicz (en la que se pintaba la tarde previa a la inundación): “nuestra descripción es más fiel”.

3

Por la cantidad de versos, El jinete de bronce es uno de los poemas más breves de Pushkin. En la redacción definitiva tiene 537, en “Poltava” cerca de 1500 y en “La fuente de Bajchisarai” cerca de 600. Entretanto, la idea de El jinete de bronce es muy vasta, acaso más vasta que la de todos los demás poemas de Pushkin. En una extensión menor de 500 versos Pushkin logró incluir los pensamientos de Pedro “sobre la orilla de las olas varegas”, cuadros del Petersburgo de comienzos del siglo XIX, una descripción de la inundación del año 1824, la historia del amor y la locura del pobre Evgueni y sus razonamientos sobre la obra de Pedro. Pushkin incluso fue capaz de darse el lujo de incluir alguna broma, como por ejemplo la referencia al conde Jvostov.

La lengua del relato es muy variada. En las partes donde se representa la vida y los pensamientos del funcionario es sencilla, casi prosaica, permite con gusto que entren expresiones coloquiales (“la vida les resulta fácil”, “llevará la economía”, “el más grande”, etc.) Por el contrario, donde se habla del destino de Rusia, la lengua cambia completamente, privilegia formas eslavas, evita expresiones cotidianas, como por ejemplo:

Pasaron cien años, y la joven urbe de los países de la medianoche ornatoy maravilla, de las nieblas de los bosques,

con la fuerza de los vientos desde el golfo el Neva interrumpido… 21 Véase en la Historia del texto (Nota de Briúsov).

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de los atascaderos de los pantanossurgió suntuosa y altiva.

Sin embargo, Pushkin evita deliberadamente los adjetivos breves22 y en todo el relato hay sólo tres: “eternos los días”, “los tiempos idos”, “somnolientos los ojos”.

La propiedad particular del verso de El jinete de bronce consiste en la abundancia de cesuras. En ninguno de sus poemas, escritos en tetrámetro yámbico, se permitió Pushkin usarla con tanta frecuencia como en El jinete de bronce, pausas según el sentido interior del verso. Al parecer, en El jinete de bronce se propuso conscientemente que las rupturas lógicas no cayesen sobre las rupturas métricas, creando con esto la impresión de una mayor desenvoltura del discurso. Hay especialmente muchos ejemplos de esto en los versos que cuentan sobre Evgueni, por ejemplo:

Estaba sentado inmóvil, terriblemente pálidoEvgueni. Él no temía, pobre, por sí mismo.

Evgueni por sus cosasno volvió. En seguida para el mundoun extraño se volvió. Todo el día anduvo errantey durmió en un muelle.

Una vez se durmiójunto a un muelle del Neva. Los días de veranose acercaban al otoño. Soplabaun viento de lluvia.

Es notable que casi todas las nuevas partes del relato (como si fuesen capítulos separados) comienzan con un verso partido al medio. En general, cerca de la tercera parte de los versos de El jinete de bronce tienen un punto en el medio, y en más de la mitad hay un corte lógico en el interior del verso.

En el uso de la rima en El jinete de bronce, Pushkin permaneció fiel a su principio, expresado en “La casita en Kolomna”:

Las rimas me son necesarias, estoy dispuesto a conservarlas.

En El jinete de bronce la cantidad de las rimas más comunes (“nochi” – “ochi”; “kon” – “ogón”, etc.23) es mayor que las rimas verbales (“siel” – “gladiel”; “zlilis” – “nosilis”, etc. 24), pero hay también varias rimas “raras” (“sontsa” – “chujontsa”; “rezhet” – “skrezhet”25) y toda una serie de

22 Los adjetivos en ruso tienen dos formas: una plena y una abreviada. Esta última le da al adjetivo un sentido predicativo. Por ejemplo, para expresar “los días eternos” se utilizaría la forma plena, y para expresar “los días son eternos”, o “eternos los días” se utilizaría la forma breve. En rigor, el fenómeno es más complejo y representa un desafío para la traducción (N. de T.)23 Noche – ojos, caballo – fuego (N. de T.)24 La rima de las desinencias verbales es la más común en la poesía rusa (N. de T.)25 Sol – maravilla, saquea – aullidos (N. de T.)

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rimas “ricas” (“zhivuie” – “storozhevuie”, “pieni” – “stupieni”, “zavuiváia” – “podmuiváia”, “glavói” – “rokovói”, 26etc.). Como en otras composiciones poéticas, según la pronunciación Pushkin rima libremente adjetivos en –i con adverbios en –o (“bezzavotni” – “ojotno”).

Por su plasticidad sonora, los versos de El jinete de bronce tienen pocos adversarios. Parece que en ninguna de sus obras utilizó Pushkin tan frecuentemente como en el “relato de Petersburgo” todos los medios de aliteración, juegos vocales, etc. Como ejemplo puede servir este cuarteto:

y el brillo, el ruido y el murmullo de los bailes, y a la hora de las francachelas de solterosel espumoso burbujeo de las copasy la celeste llama del ponche.

Pero el verso de El jinete de bronce alcanza la cumbre de la plasticidad en la escena de la persecución del pobre Evgueni. Con la repetición de una sola rima, con la repetición, varias veces, del sonido inicial en palabras que están juntas y con la obstinada repetición de los sonidos k, g y j, Pushkin da la viva impresión del “pesadamente sonoro galopar”, cuyo eco resuena en la plaza desierta como el estrépito de un trueno.

И он по площади пустойБежит и слышит за собой -Как будто грома грохотанье -Тяжело-звонкое скаканьеПо потрясенной мостовой.И, озарен луною бледной,Простерши руку в вышине,За ним несется Всадник МедныйНа звонко-скачущем коне;И во всю ночь безумец бедный,Куда стопы ни обращал,За ним повсюду Всадник МедныйС тяжелым топотом скакал.

I on po ploshadi pustóibezhit y sluishit za sabóikak budto groma grajatanietiazhelo zvonkoie skakaniepo potriasennoi mastavói. I, ozarién lúnoiu blednói, prostershi ruku v tishiné, za nim nesiotsa Vsadnik Miednina zvonko-skachushem konié; i vo vsiú noch bezumetz biedni, kudá stopi ni obrashal,za nim povsiudu Vsadnik Miednis tiazholim topotom skakal.

Y él por la desierta plazase echó a correr y siente detrás –como el estrépito de un trueno – un galopar pesadamente sonoropor el pavimento conmovido. E iluminado por la luna pálida, extendido el brazo hacia lo alto, tras él el Jinete de Bronce se ha lanzadosobre su caballo que sonoro cabalga; Y toda la noche el pobre locodonde sus piernas lo llevaran, tras él el Jinete de Broncecon pesado paso galopaba.

Sin embargo en el relato se advierten también las huellas de cierto apuro en la elaboración de la forma. Tres versos quedaron en total sin rima, especialmente:

На город кинулась. Пред нею...

И не нашел уже следов...

А спал на пристани. Питался...

Na górod kinulas. Pred neiú…

I nie nashol uzhé sliedov…

A spal na pristani. Pitalsa…

Se lanzó hacia la ciudad. Frente a él…Y no encontró ya huellas…

Y durmió en el muelle. Comió…

En las redacciones iniciales, el primero y el último de estos versos tienen su rima:

26 Se llama “rima rica” aquella en que coincide un sonido empleado como sostén (N. de T.)

Page 25: Briusov El Jinete de Bronce Trad Fulvio

Всей тяжкой силою своею Пошла на приступ. Перед нею Народ бежал и скрылся вдруг.

А спал на пристани. Питался Из окон брошенным куском; Уже почти не раздевался, И платье ветхое на нем Рвалось и тлело...

Vsiéi tiázhkoi síloiu svoiéiuposhlá na pristup. Pered niéiunarod biezhal y skrilsa vdrug.

A spal na pristani. Pitalsaiz ókon brashónnuim kuskom; uzhé pochtí nie razdieválsa, i platie vietjoie na niomrvalos i tlelo…

Con toda su poderosa fuerzase lanzó al ataque. Frente a élla gente huía y se escondía rápido.

Y dormía en un muelle. Comía mendrugos arrojados de las ventanas; ya casi su ropa no cambiabay el viejo traje que llevabaestaba desgarrado y arruinado.

4

Como se sabe, en 1826 el soberano expresó el deseo de ser el censor personal de Pushkin. Este debía presentarle todas sus nuevas obras antes de su publicación a través de Bénkendorf, a esa “suprema censura”.

El 6 de diciembre de 1833, apenas regresó de Bóldino, Pushkin se dirigió a Bénkendorf con una carta solicitándole permiso para presentar a su excelencia una “poesía” que desearía publicar. Hay que suponer que se trataba de El jinete de bronce. El 12 de diciembre el manuscrito de El jinete de bronce ya había sido enviado por Pushkin. La “suprema censura” encontró en el relato toda una serie de pasajes censurables.

No sabemos cómo reaccionó Pushkin frente a la censura del relato. Los últimos años de su vida los pasó en una rigurosa soledad espiritual y, al parecer, no confiaba a nadie su vida interior. En sus cartas se volvió más contenido y ya no se permitía la charlatanería entretenida sobre todo lo que le interesara que constituía el mayor encanto de su correspondencia de Mijáilovskoie. Incluso en las anotaciones del diario que llevó en los últimos años de su vida Pushkin fue muy cuidadoso y no se permitió ninguna palabra de más.

En ese diario, con fecha 14 de diciembre fue escrito: “El 11 recibí una invitación de Bénkendorf para visitarlo al día siguiente por la mañana. Fui. Me devolvieron El jinete de bronce con anotaciones del soberano. La palabra ídolo no pasó la suprema censura; los versos

y ante la joven capitalse oscurece la vieja Moscú, como ante una nueva reinauna viuda empurpurada

fueron tachados. En muchas partes escribieron signos de interrogación. Todo esto hace para mí una gran diferencia. Me vi forzado a cambiar el contrato con Smirdin”.

No sabemos nada más tampoco de las cartas de Pushkin. En diciembre de 1835 le escribió a Nashokin: “Aquí tenía problemas monetarios: yo había acordado con Smirdin y me vi obligado a cancelar el contrato porque la censura no autorizó El jinete de bronce. Es una pérdida para mí”.

Page 26: Briusov El Jinete de Bronce Trad Fulvio

Pushkin le repite en otra carta posterior: “El jinete de bronce no fue autorizado, pérdida y problemas”. A Pogodin, en respuesta a una pregunta, Pushkin le escribe brevemente: “Me pregunta usted sobre El jinete de bronce, sobre Pugachov y sobre Pedro. El primer no será publicado”.

De estas escuetas comunicaciones se puede concluir sólo que Pushkin quería publicar su “relato de Petersburgo” (significa que lo consideraba concluido, elaborado) y que lo había dado a conocer a sus amigos.

El propio Pushkin creía que sus manuscritos eran examinados inmediatamente por el soberano. Él suponía que también el manuscrito de El jinete de bronce le había sido devuelto “con anotaciones del soberano”. Pero actualmente está suficientemente aclarado que los manuscritos de Pushkin eran examinados en la oficina de Bénkendorf y el soberano sólo repetía, a veces conservando todas sus polémicas invectivas, las anotaciones críticas de esa oficina. El sentido interno de El jinete de bronce, por supuesto, no fue comprendido por esa censura, pero toda una serie de expresiones aisladas fue mostrada por ella como inaceptable.

Llegó hasta nosotros, al parecer, el mismo manuscrito que fue presentado a la consideración del soberano (Pushkin escribe: “Me fue devuelto El jinete de bronce”). En ese manuscrito los versos sobre “la oscurecida Moscú”, de los que Pushkin habla en su diario, fueron tachados con lápiz y señalados al margen con el signo NB. Un signo de interrogación fue escrito junto a los versos donde el Jinete de Bronce aparece por primera vez:

por sobre el Neva sublevadose yergue con su extendido brazoel ídolo en su corcel de bronce.

En la segunda parte, un signo de interrogación está puesto junto a la repetición de estos versos:

El ídolo con su brazo extendidoestá sentado sobre su corcel de bronce.

A continuación están señalados y subrayados los tres últimos versos del cuarteto:

Quien inmóvil elevabaen la oscuridad su cabeza de bronce, aquel por cuya aciaga voluntadsobre el mar la ciudad fundara.

Más adelante, también aparecen señalados los versos:

¡Oh, poderoso soberano del Destino!¿No fuiste tú quien sobre el abismo, en la altura con rienda de hierropusiste a Rusia en el potro?

Page 27: Briusov El Jinete de Bronce Trad Fulvio

Finalmente, están subrayadas las expresiones “ídolo altivo” y “constructor de maravillas”, y marcados todos los versos que empiezan con las palabras del loco dirigidas al “ídolo”, hasta el final de la página.

En otro manuscrito, hecho por un copista, se conservan las huellas de las correcciones de Pushkin, que comienzan, al parecer, con el objeto de mitigar las expresiones por él señaladas. Pushkin cambió la palabra “ídolo” por “jinete”, y en el cuarteto sobre la “oscurecida Moscú” recupera la variante inicial del segundo verso (“Moscú inclina su cabeza”). Sin embargo, Pushkin no llegó a terminar de corregirlo y prefirió abandonar la idea de publicar el relato. “El poema de Pushkin sobre la inundación es formidable, pero está tachado (es decir, tachado por la censura), y por eso no se publica”, escribió el príncipe Viázemski a A. I. Turguéniev.

De El jinete de bronce, en vida de Pushkin se publicó sólo un fragmento de la “Introducción”, bajo el título de “Petersburgo”. Después de la muerte de Pushkin el relato fue publicado con correcciones de Zhukovski, quien suavizó todas las partes problemáticas. Por un largo tiempo Rusia conoció una de las obras más significativas de Pushkin en una variante tergiversada. La corrección del texto de acuerdo con los manuscritos originales de Pushkin, comenzada por Annenski, continuó hasta los últimos tiempos. La lectura original de los versos sobre el “ídolo” fue establecida recién en la edición de P. por primera vez Morozov de 1904. Sin embargo, algunos versos se publican en la presente edición con la misma forma con que los escribió Pushkin.

1909