Breve antología Sayenco

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Ojos mapuches. Oh, aguas azules, cinta de plata donde el sol sale dorado y ya festejan los treiles en el terreno de plata. Ojos mapuches. Corazón de montañas. Fuerza de fuego. Hombres muertos, todavía están vivos en nuestros corazones. Árboles tallados. Recuerdos de sangre pura. Nicol Calfunao Sayenco LICEO GABRIELA MISTRAL DE TEMUCO Claudia Bahamonde. Nicol Calfunao. Claret Cea Karina Campos. Paulina Contreras. Camila Leficura. Macarena Loutit. Tabita Muñoz. Karen Quiñehual. Roxiu Ríos. Viki Sáez. Camila Sandoval. Alejandra Yáñez. http://sayenco.es.tl

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Sayenco Antología.

Transcript of Breve antología Sayenco

Ojos mapuches.

Oh, aguas azules,

cinta de plata

donde el sol sale dorado

y ya festejan

los treiles en el terreno de plata.

Ojos mapuches.

Corazón de montañas.

Fuerza de fuego.

Hombres muertos,

todavía están vivos en nuestros corazones.

Árboles tallados.

Recuerdos de sangre pura.

Nicol Calfunao

Sayenco LICEO GABRIELA MISTRAL DE TEMUCO

Claudia Bahamonde. Nicol Calfunao. Claret Cea

Karina Campos. Paulina Contreras. Camila Leficura.

Macarena Loutit. Tabita Muñoz. Karen Quiñehual. Roxiu Ríos.

Viki Sáez. Camila Sandoval. Alejandra Yáñez.

http://sayenco.es.tl

MENSAJE

Solo en esta botella naufraga mi mensaje.

Necesita de ti, que con tus ojos

Me escuches, me adivines y me sientas.

Solo en esta botella, en que he ahogado mis sentimientos;

No en el mar en que naufraga,

Ni en la tinta en que se mancha.

En esta botella aventurera, remando

de quién sabe dónde, misteriosa,

que en su interior mis sueños ha de guardar.

¿Sabes por qué mi voz es para ti?

En mi mensaje está tu corazón.

El papel que despliegas son tus alas.

Mi voz se alza, una vez despegando la batalla.

Mis alas se extienden

Y dejan salir a la poeta de un golpe.

Taller Sayenco.

Mis tardes de primavera Era una tarde de primavera, Aquella primavera más hermosa de mi vida, Una primavera que curó todas mis heridas, Aquellas heridas que no me daban más vida. Mi vida era de pura alegría, Una alegría que había en mi corazón, Un corazón tan grande y fuerte Para que mi vida fuera más alegre. Era una bella primavera Aquella primavera que yo disfrutaba En los días, en las tardes Cuando yo estaba con la persona que más quería. Cómo quisiera recuperar esa primavera, Aquella primavera tan hermosa Que hizo nacer a mi corazón Aquel corazón que ya estaba casi muerto.

Claudia Bahamonde Melo.

Si tú no estás

Si tú no estás, me siento desfallecer Por la sed de tus besos, La luna ya no brillará para mí, Ya no tendré motivos para soñar. El aire se hará insuficiente, Me faltará la respiración, Prefiriendo una mentira A una verdad que me lastima. Si tú no estás, todo a mi alrededor Huele a soledad, Me ahogo en un mar de lágrimas, Confabulando también el tiempo a mi tristeza. Convirtiendo cada segundo en hora, Cada hora en años y cada año en siglos, Dejando mi corazón sin latir Por el deseo de seguir amándote. Si tú no estás, mi vida está En un silencio profundo, Me quedo dormida en mi interior, Esperando aquella caricia que me despierte. Tabita Muñoz 3er premio Municipal –Temuco 2010.

Solitaria

Ella está sola, sentada frente al mar. Una tenue brisa soplaba su

cabello, una lágrima humedecía su rostro.

Fue difícil saber que aquel hombre, su padre se ha marchado de su

lado. ¿A dónde se fue?, ¿con quién estará?, son preguntas difíciles de

responder para ella.

Sentada al lado de un niño se pone a llorar, pobre de aquella mujer

que ha entregado todo su cariño a los demás, ofrece su amor, su

bondad a toda la gente pero no le saben agradecer.

Llora desconsoladamente sabiendo que aquel hombre que tanto ama

ya no está en este mundo, Perdida se siente al imaginar que las manos

de él están acariciando otro rostro.

Solitaria… le dicen, pues sola está, en este infeliz mundo que sólo

desgracias le ofrece.

Se siente mal. La gente de la ciudad sólo la critica, fuera de su país la

aprecian más, los niños sufre por su ausencia pues aquella mujer que

ofrecía el amor que nadie le dio, se ha marchado para siempre, lejas

de la tierra que la vio nacer.

Ahora está en el regazo de Dios, feliz, por que ya nadie le dará más

sufrimientos.

Camila Leficura, 1er premio Gabriela Mistral 2010.

Quiero Quiero pedirle perdón, pero no quiero hacerlo. Quiero decirle que lo amo, Pero lo odio. Ojala pudiera decirle no me dolió, aunque muero de dolor por dentro. Necesito darle un beso, pero me rehúso a acercarme a el. Quiero oír su voz diciéndome mi niña, pero ojala fuera mudo para que no me hiera más. Quiero que me acaricie, Pero sin tocarme. Quiero ser feliz Y no sufrir más, Quiero saber qué hacer Y no dudar más. Macarena Loutit

Oda a Gabriela Mistral

Mujer culta y aventurera, sensible y a la vez fuerte como un roble, poseedora del don de la palabra, gran amor a las futuras generaciones, poesía sin deterioro que alimentó durante mucho tiempo su alma, conocedora y lectora de la Biblia, vida de logros y decepciones. En el momento menos esperado Dios te empezó a dormir. Karina Campos 2º premio Gabriela Mistral 2010

No puedes expresar tus sentimientos

Finges estar bien mientras te mueres por dentro

No sabes lo que sientes

Pero tus lágrimas caen por tu rostro.

Preguntas por qué te sucede esto,

Por qué esta sensación

Esta mezcla de sentimientos rotos, no entiendes

Por qué salen lágrimas de tus ojos

Tu vida ya no tiene sentido, es como una

Canción sin melodía, un poema sin motivo,

Un te amo sin ser oído, como un

Abrazo sin ser recibido.

Hoy hay un sentimiento muerto

Sentimientos que nunca quisiste sentir

Un dolor que no es dolor

Gracias a esto cada día te sientes peor.

Silencio pides, pero el nudo

Permanece en tus pensamientos,

Esas palabras que nunca se dijeron,

Que se guardaron en tu corazón.

Quieres volar y no regresar

Sabes que eso jamás podrá pasar, ¿por qué esto?

Ya nada tiene sentido,

Ni esas lágrimas que llegan sin ser llamadas.

Cosas sin sentido,

Pero así es tu vida,

Dolor sin dolor, cansancio sin motivo,

Preguntas que nunca tendrán respuestas.

"Hermosa Gabriela Mistral"

“la pondrían en un trono

adonde mis pies no llegan” G. M.

¿Puede la piedra oscura, el mármol

imitar el murmullo del árbol?

Yo no quiero un remedo de Gabriela

En las Plazas como un centinela.

Yo exijo un libro para cada niño.

Eso no más. Un libro cada niño.

Camila Sandoval

Ojalá

Ojalá hubieras renacido

Para volver a ver tus ojos de lucero

Ojalá hubieras renacido

Para volver a recordar viejos tiempos

En los que me querías.

Ojalá hubieras renacido

Para volver a tocar tus manos

Sedosas y con su cálido calor.

Ojalá hubieras renacido

Para sentirte y saber que

Siempre has estado conmigo.

Ojala hubieras renacido

Para poder estar conmigo.

Roxíu Ríus.

Y se escapa entre mis dedos

tal cual el velo del incienso

decora mis sentimientos

escapando libre de razones

fundiéndose en la fragante ceniza

Recuerdos inexistentes

fluyendo

como la hoja en el río

Los colores envelan

entre estas cuatro paredes

a media luz

las palabras se escriben con melodías

sutiles armonías

fugándose con mis expresiones

y una mirada entornada

hacia este basto vacío

Sólo queda mi estructura

inconsciente

superada por la inercia de un sueño platónico

plantado entre ajenjos y gardenias

Sólo queda este iluso sentimiento

enmarañado con las caricias de un incienso ya casi muerto

Después de todo

solo queda la fría bofetada del viento

devolviendo mis expresiones

difusas y molestas

devuelta tras la puerta

disfrazada de lógicas razones

tontas actuaciones

necias consideraciones

Paulina Contreras

A Nuestra Gabriela Mistral

Fuiste el viento que sacudió el rosal

para cubrir con pétalos la calle de los niños.

¿Cuántos sueños dormidos quedaron

en tus sienes?

¿Cuántas caricias olvidadas en tus manos?,

mas la palabra persiste en tus labios dormidos

y en tu rostro casi exento de belleza

se trasluce el encanto de los lirios

¡Si no fuiste madre!

¿Cómo pudiste derramar tantas caricias?

¿O es que en tu alma llevas dormido

algún pequeño,

que llenó de caricias tus mejillas?

Porque al leer tus poemas se refleja

a la madre derramando su cariño.

¿O es que guardas el secreto de otro amor desconocido?,

¿de un amor pequeñito y verdadero

que encubrió el tiempo y el olvido?

¿Dónde está el velloncito de tu carne?

¿Dónde está aquel que inspiró tu cariño?

Mi querida maestra…

¡Yo te admiro por todo ese amor desconocido!

Y si fuiste verdaderamente madre…

¡Grítalo a mi oído!

Porque sabré callarlo,

si sé que llega alguna vez a nuestra

alma tu olvido.

Vicky Sáez

Ganadora del Concurso Gabriela Mistral 2009

A Gabriela Mistral

Tú mi ángel de la guarda. Tú que echaste a volar tu imaginación y tu corazón, es como si me hubieras leído el corazón y me hubieras robado las palabras del alma, al leer tus hermosos poemas. Tú al caminar vas haciendo florecer los lugares oscuros, las rosas cantan al verte caminar, y los peces de colores aplauden a tu paso. Con tus poemas, el amor es torbellino de pureza original en donde el amor de tus versos al viejo lo vuelven niño. He bajado dos estrellas de oro y plata, en un bote de cristal, Para entregarte un presente que no olvidarás. KAREN VIVIANA QUIÑEHUAL MANQUEO

Lucía y el gallinero

En un campo muy lejano de la ciudad de Temuco, en donde había

muchas crianzas de gallinas, habitaba una señora muy pobre,

llamada Lucía, la cual vivía en una casa que era prestada.

Un día vinieron los dueños de la casa a quitársela. La señora muy

triste y angustiada, no sabía donde dormiría el resto de las noches;

entonces , mientras encontraba un hogar en el cual poder vivir, se

le ocurrió dormir mientras tanto en el gallinero.

Pasaron meses y meses, hasta que se llegó a acostumbrar y a

mimetizar con las gallinas; hacía sus mismos gestos, cacareaba,

dormía parada y madrugaba todas las mañanas junto a ellas.

Pasaron los años y vinieron unos caballeros a regalarle una casa, ya

que se habían enterado de su situación. Al verla en el gallinero se

asombraron de ver el estado de vida que llevaba; pero ella estaba

tan acostumbrada y feliz con las gallinas y las gallinas con ella, que

no se hacía problemas. La señora les dijo que no necesitaba una

casa, porque viviendo así se sentía bien.

Lucía estaba tan feliz y dichosa de vivir con sus gallinas, que ya no

hacía nada más que estar con ellas. A pesar de todos los problemas

que tuvo que enfrentar, vivió muy contenta y agradecida de ser

igual a ellas el resto de su vida.

Alejandra Yáñez Sepúlveda

Ganadora del Concurso Municipal de Narrativa breve 2009

La poetisa chilena

Lucila la poetisa

Detrás de una hermosa mujer

De cortos y lacios cabellos que al mirarlos

Parecen bañados en oro.

De nombre fugitivo y mirada tierna,

Llena de hermosos versos

Que llegan a la mente y al corazón

Mediante un largo y precioso viaje

De ternura para descubrirlos.

Mujer llena de virtudes…

Como una golondrina que se hunde volando

En el inmenso cielo…

Claret Cea, 2º premio Gabriela Mistral 2010.