Bravo, Carlos S.J._Jesús Hombre en Conflicto, Ed. Centro de Reflexión Teológica A.C., México,...

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  • UNA OBRA MUY IMPORTANTE Y BASTANTE INCMODA

    As, textualmente, presentaba este libro el telogo espaol, tambin jesuta, y tambin bigrafo de Jess, Jos Ignacio Gonzlez Faus. Advirtiendo previamente que una obra como sta no necesita presentacin. Era el 10 de agosto de 1086.Yo le este libro hace aos. Quien me lo dedicaba lo clasificaba como una lectura amerindia de Marcos. Y Gonzlez Faus, en su prlogo citado, destacaba, en este libro, dos factores muy tpicos de la hermenetica teolgica que se hace en Amrica Latina: la atencin a la situacin y la atencin a la praxis (tanto del que escribe como del que lee). vSin duda esa connotacin latinoamericana me toc y me hizo el libro ms adecuado a mis bsquedas. Pero, en Amrica Latina o en cualquier otra parte de este nico mundo humano, el libro posee el valor primigenio de convocarnos a leer el Evangelio (los evangelios de los cuatro: el Evangelio de Jess!)... siguindolo. En pocos libros he sentido yo personalmente, como en ste, la exigencia ineludible del seguimiento: el deber y la gracia cristianos de ser, nosotros tambin, relatos (vivientes) de una prctica truncada violentamente, pero gloriosamente sancionada por el Padre con el divino gesto abrupto de la Resurreccin, la rebelda eficaz del Padre contra la muerte injusta del Hijo, como escribe Carlos.

    Dom Pedro Casaldliga

  • 1 ^\ \ I

    Carlos Bravo C.allaroo, iesuila - .* mcxicano, es autor (fa^pfrnfes para una eclesiologirs&xic Amrica Litina (C R T /'^K ^V i v Jess, hombre en conict edicin, Sal Tcrrae y 198G), C^lilca ao 30 (CkIVN^s 1989-1991 -1994), Chiapas, c / V y Evangelio de los pobres \ \ (coord.) (Planeta, 1995), Cola- ' borador en varios libros colee- \ tivos, revistas y peridicos. Doctor en Teologa por la Facultad de San Cugat del Valles, Barcelona, actualmente es d irector de la Revista CIIRISTIIS, y profesor en el Instituto Teo- lgico de los jesutas en Mxico. Nos ofrece la 2a. edicin corregida y aumentada de Jess, hombre en conflicto (CRT, Mxico, tuiciones Paulinas, Brasil). .

    L

    Jess, Hombre en conflicto

  • Carlos Bravo Gallardo, S.J.

    Jess, Hombre en ConflictoEl Relato de Marcos en

    Amrica LatinaSegunda Edicin

    Corregida v Aumentada

    uvniwQTimum;UNIVERSIDADIberoamericana

    Centro de Reflexin Teolgica, A.C. Universidad iberoamericana

    Ciudad de Mxico

  • UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO CENTRO DE INFORMACIN ACADMICA.

    Bravo G allardo, Carlos Jess: hom bre en conflicto 1. Jesucristo-Persona y oficios I.t. (ttulo) BT 202.B 72 1996

    Portada: Carinen Farra VelascoDiseo de portada: Azalia Cervantes GonzlezD iagram acin: M iguel Romero yJavier Maldonado

    Prim era edicin, 1986 C entro de Reflexin Teolgica, AC. Sal T errae

    Segunda edicin corregida y aum entada, 1996 Centro de Reflexin Teolgica A C.

    Av. Rio C hurubusco 434 El C arm en, Coyoacn 0 4 1 0 0 , M xico, D. F.

    U niversidad Iberoam ericana AC. D epartam ento de Ciencias Religiosas Prol. Paseo de la Reforma 880 Lomas de Santa Fe 0 1 2 1 0 , M xico, D. F.

    ISBN 9 6 8 -8 5 9 -1 8 5 -8

    Presentacin

    de Pedro Casaldliga,Obispo de Sao Flix do Aragnaia,

    Mato Grosso, Brasil

    Una obra muy importante y bastante incmoda

    As, textualmente, presentaba este libro el telogo espaol, tambin jesuita y tambin bigrafo de Jess, Jos Ignacio Gonzlei f aus. Advirtiendo previamente que una obra como stt no necesita presentacin. Era el 10 de agosto de 1986.

    l libro de Carlos -ese Jess en conflicto- ha ganado ua conmovedora y desafiadora actualidad. Hoy es ms importante y mis incmoda todava.

    Esta edicin, revisada, que hace el CRT y la primera vtfSifl en portugus que publican, en Brasil, las Paulinas tontecen en pleno neoliberalismo econmico-poltico y en plena relajacin militante-eclesial. El conflicto, la radicalizad, el martirio, aquel seguimiento de Jess hasta las ltimas consecuencias que Marcos pide sin tapujos y que Carlos ha ftbido tftaliar tan bien -en la ms estricta exgesis moderna y CGfl !l fWu comprometida espiritualidad latinoamericana- ya o t i llevan muy abiertamente; podran incluso, al parecer, fubstituiftt por otros paradigmas ms posmodemos, ms

    I

  • autorrealizadores, menos crucificados, mas "conformes con este mundo", dira irritado el apstol Pablo.

    Por eso digo que el libro de Carlos es hoy ms incmodo todava.

    No su libro: el Evangelio que l nos ayuda a descubrir...El libro ha ganado tambin una conmovedora actuali

    dad porque el amigo Carlos, compaero de camino por los dolores y esperanzas de Nuestra Amrica, puede ahora sellarlo con su propia cruz. Ha pasado por el fuego de una enfermedad mortal y ha dado un bello testimonio de ser, l tambin, como Jess y por causa de Jess, un hombre en conflicto, en fidelidad evanglica y en acrisolada esperanza pascual.

    No hace mucho Carlos enviaba a sus amigos y amigas una especie de testamento aplazado y en l nos revelaba toda la sufrida y serena hermosura de su alma de seguidor de Jess de Nazaret. Con tanta voluntad de vivir como de dar la vida, a disposicin del Reino.

    Yo le este libro hace aos. Quien me lo dedicaba lo clasificaba como "una lectura amerindia de Marcos". Y Gonzlez Faus, en su prlogo citado, destacaba, en este libro, "dos factores muy tpicos de la hermenetica teolgica que se hace en Amrica Latina: la atencin a la situacin y la atencin a la praxis (tanto del que escribe como del que lee)". Sin duda esa connotacin latinoamericana me toc y me hizo el libro ms adecuado a mis bsquedas. Pero, en Amrica Latina o en cualquier otra parte de este nico mundo humano, el libro posee el valor primigenio de convocarnos a leer el Evangelio (los evangelios de los cuatro: el Evangelio de Jess!)... siguindolo. En pocos libros he sentido yo personalmente, como en ste, la exigencia ineludible del seguimiento: el deber y la gracia cristianos de ser, nosotros tambin, "relatos (vivientes) de una prctica truncada violentamente", pero gloriosamente sancionada por el Padre con el divino gesto abrupto de la Resurreccin, "la rebelda eficaz del Padre contra la muerte injusta del Hijo", como escribe Carlos.

    Inmediatamente antes de la in-conclusin (que ya es un trmino provocativamente luminoso) nuestro autor nos seala, con el evangelio de Marcos, "el lugar donde se puede tener la experiencia de la confirmacin de Jess por el Padre: en

    II

    Galilea, en el seguimiento de Jess prosiguiendo su causa". Su causa que es el Reino.

    Pienso que el mejor servicio que se le puede hacer a la espiritualidad cristiana y a la misin de la Iglesia, hoy, en nuestro mundo destartalado pero anhelante, es insistir en el seguim iento de Jess com o el p a r a d ig m a , in c o n testablemente tal, de esa espiritualidad y de esa misin. Siempre que ese seguimiento signifique, como es lgico, asumir la causa de Jess.

    La lectura de este libro de Carlos me suscit precisamente el ttulo de un libro, ms o menos autobiogrfico, que escribimos Tefilo Cabestrero y yo: "El sueo de Galilea". Por aquellos das se discuta sobre la legitimidad o el arcasmo de "el sueo de Compostela", que para muchos tendra sabor a nostlgica cristiandad. El sueo de Galilea, entretanto, sigue siendo de la ms legtima desafiadora actualidad evanglica. Hay que volver a Galilea siempre, como el Resucitado pidi. Y partir de Galilea. Y seguir, como l, con l, llevados por su Espritu, el camino que El recorri hasta la Pascua. Y repetir, actualizadamente, sus gestos de misericordia y de liberacin. Y proclamar, hoy ms que nunca, el divino sistema del Reino, el rgimen de las Bienaventuranzas, la opcin por los pobre y excluidos, ese "preferir absolutamente al Padre y a los hermanos y hermanas, por encima de la propia vida".

    Me conmueve ver el nombre de Carlos Bravo Gallardo, hoy, reciente de indignacin proftica, firmando manifiestos de urgencia en favor de los indgenas de Chiapas y reeditando su evangelio segn San Marcos y anunciando vida desde su cruz personal, en entraable solidaridad con las tantas cruces de nuestros Pueblos y de nuestros Mrtires.

    Una hermosa manera de hacer que el Evangelio segn Marcos sea tambin el Evangelio segn Carlos; para credibilidad del Evangelio.

    Junio de 1996

    III

  • Prlogo

    Agotada la tercera reedicin en Mxico y la edicin espaola, y a punto de salir la edicin brasilea, sale esta edicin corregida y aumentada, como decan ordinariamente los libros antiguos. Tres son las modificaciones principales: aparte de modificaciones pequeas al texto para hacerlo ms accesible, la primera es el numerar los captulos y versculos, para facilitar su lectura; en segundo lugar, modifiqu importantemente los comentarios a la pasin, y aad un breve comentario a los tres breves episodios de la resurreccin; en tercer lugar, a manera de apndice, una aclaracin enviada a Roma, que me da la posibilidad de ahondar algunos puntos.

    Escribo este prlogo despus de un largo tiempo de recuperacin, todava no total, de un cncer maligno en el cerebro. El Seor ha sido muy bueno conmigo; durante la convalescencia he podido rehacer este texto y he vuelto a gozar del evangelio de Marcos, que ahora les entrego. Adems, en esta situacin cobra nueva luz la fe en la resurreccin, que nos anima a los creyentes. Y cobra nueva luz el mensaje final del evangelio, que es Buena Nueva part ua IglSift fragmentada e incrdula.

    V

  • As somos. As es la Iglesia dentro de la cual creemos en Jess y a la cual amamos. Sabindola santa y pecadora; santa por el Espritu que la anima a la entrega y por el amor de una multitud de hombres y mujeres, entre los que nos contamos, y pecadora por nuestro pecado, nuestra incredulidad contradictoria. que es la materia del trabajo de Dios con el que nos rehace por dentro para convertirnos en hombres nuevos y nos enva a anunciar a todos la Buena Nueva: que en Jess de Nazaret, en su muerte y resurreccin, l nos abri un camino de esperanza en el conilicto que es herencia de nuestra humanidad y que l quiso compartir sin ventaja por ser el Hijo de Dios.

    Agradezco el trabajo de John Sweeney, de Mara Luisa Lalinde y de Cristina Auerbach, que me ayudaron en la reedicin; tambin el de Enriqueta Estrada, que revis el texto final.

    C.B.G.

    VI

    PRIMERA PARTE

    C l a v e s p a r a u n R e l a t o

    D e s c o n c e r t a n t e

    "Comienzo de la Buena Noticia de Jess, et Mesas, et Hijo de Dios... " (1, 1)

    "... y no dijeron nada a nadie, porque tenan m ie d o ..." (16, 8b)

  • INTRODUCCIN

    Lo Sorprendente del Relato de Marcos

    Metodologa de Lectura

    La Situacin del Pueblo en Tiempos de Jess

    Ley de la Alianza y Ley de la Pureza

  • 1LO SORPRENDENTE DEL RELATO DE MARCOS

    Hace 2 mil aos asesinaron los poderosos a un judo, Jess de Nazaret. Las mil esperanzas de liberacin que se haban tejido en torno a l acabaron en el fracaso, porque tambin entonces, como sucede frecuentemente, los poderosos pudieron ms que la justicia. Y, vindolo perdido, el pueblo, sus amigos, tambin lo abandonaron.

    Pero algo rompi la lgica de ese fracaso. Su memoria no se ha perdido entre los millones de annimos asesinados por "motivos de Seguridad Nacional" a lo largo de la historia. Apenas unos pocos aos despus, sus seguidores que lo haban abandonado a la muerte, afirman tener una experiencia que rompe su desesperanza y que se les impone contra toda esperanza: Jess haba sido rescatado de la muerte por

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  • jess, hombre en conflicto

    el Padre, que confirmaba su persona y su causa mediante la resurreccin; haba que seguirlo prosiguiendo su causa, a pesar de la oposicin de sus enemigos.

    Y tras ellos hemos venido nosotros, los actuales pro- seguidores del movimiento de Jess, herederos de millones de hombres que a lo largo de dos mil aos se han sentido ^Aligados con Jess y su causa, la causa del Padre, y con su modo de generar historia. Por qu la importancia de ese judo? Cmo pudieron las comunidades iniciales asumir el escndalo de la cruz y superar la desautorizacin que haba supuesto de su persona y su causa9 Y nosotros, por qu seguimos centrando en aquel galileo el sentido ms profundo de nuestra vida? Jess es el hombre que ha marcado ms hondamente nuestra existencia. Somos vctimas de una ilusin colectiva en torno a ese asesinado galileo'7 O es slo lo noble de su doctrina lo que nos atrae?

    Pero es claro que el ncleo de este movimiento de Jess no es una doctrina, sino precisamente su persona y su causa; de l no afumamos que vivi, en pasado solamente, sino que vive para siempre una vez resucitado por el Padre. No vive slo en el recuerdo de quienes lo seguimos, ni en su causa proseguida sino que vive personalmente; y por eso precisamente su causa debe ser no simplemente recordada, sino proseguida.

    En esta continuidad juega un papel fundamental la memoria de la comunidad primera y su bsqueda del sentido del hecho-Jess. Tratando de comprender empiezan a elaborar confesiones de fe en las que predomina obviamente la gozosa certeza de su exaltacin1. Y eso es lo que pregonan. Pero, como Jess mismo, sus discpulos empiezan a sufrir por esa fe. Unos cinco aos despus de Jess es asesinado Esteban (Hch 7 y 8); la persecucin que se desata

    1 Aunque no tenemos acceso directo a las primeras formulaciones podemos acercamos a su contenido nuclear a travs de los discursos que reliere Lucas en los Hechos de los Apstoles (2, 22-24.32.38; 3, 13-15.19; 4, 10-12; 5, 30-32), de las confesiones de fe (cf. Rom 1,2-4; 1 Cor 15, 3ss; Col 1,13-20), de las frmulas litrgicas (cf. 1 Cor 11, 23-26) de las frmulas de bendicin (cf. Gal 1, 3-5; 1 Tes 5, 23s; Rom 16, 25-27); cf. Bornkamm, El nuevo testamento y la historia del cristianismo primitivo, 33ss.

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    Lo sorprendente del relato de Marcos

    es ocasin para la expansin de la fe en el mundo pagano (Hch 8, 4-5; 11, 19-21).Pablo jugar un papel fundamental en este proceso: la experiencia de Jess resucitado le rompe sus esquemas mentales judos; deja el farisesmo en que haba sido rgidamente educado y se dedica de lleno a la predicacin de la buena noticia de la oferta que, en Jess, ha hecho Dios a todos los hombres, no con base en mritos ni al cumplimiento de la ley juda. Sus escritos2 dan a Jess los ttulos de Kyrios, Hijo de Dios, Cristo, Primognito de toda la creacin, crucificado, resucitado, pero prcticamente no hay ninguna mencin de la historia de Jess, fuera de la referencia al recuerdo de la Cena, y a los dos hechos fundamentales, su muerte en cruz y su resurreccin.

    En ese contexto Marcos hace una aportacin totalmente original a la bsqueda de sentido del hecho-Jess3:

    - no lo hace mediante confesiones, himnos o ttulos, sino mediante la narracin de su prctica;

    2 Ordinariamente se da como seguro que, antes de que se redacte el evangelio de Marcos, se han escrito las principales cartas paulinas: la Primera Carta a los I esalonicenses, marcada fuertemente por la expectativa del regreso esca- tolgico de Jess como Seor; la carta a los Calatas, con sus advertencias contra las pretensiones de judaizar el cristianismo; la Carta a los Filipenses, en la que destaca la knosis de Cristo y sus sufrimientos; la Primera Carta a los Corintios, en la que enfrenta las consecuencias negativas de una cristologa y una eclesiologa de exaltacin, y la Carta a los Romanos, en la que sobresalen los temas de la gratuidad de la fe y el papel de la ley.

    3 Sobre la fecha de composicin cj. Taylor, Evangelio segn san Marcos, 50-55; Schweizer, II Vangelo secando Marco, 27; Lon-Dufour, Los evangelios y la historia de Jess, 146s; Marxsen, El evangelista Marcos, 163ss; Radermakers, Im honne nouvelle de Jess, selon saint Marc, 19. Varios autores de peso, sin embargo, se inclinan por una fecha posterior al ao 70; c f Minettc De Tilles.se, Le secret messianique, 434-437, en donde suscribe la opinin de Brandon. en The date o f the markan Gospel, NTSt Vil, (1960-61), 126-141. este autor lo sita en los aos inmediatamente posteriores a la toma de Jerusaln, es decir. 71-72; c f en este sentido a Gnilka, Mk I, 34; Pesch, Mk I, 14; Standaert. l.'vangile selon Marc. 14; Cousin, Los textos evanglicos de la pasin, 60, en donde se sita la redaccin hacia el 68-69. Cf. tambin Ch. Perrot, Introduccin critica al nuevo testamento, 1,515. Sin embargo no podemos dejar de mencionar los estudios del P. OCallaghan sobre el descubrimiento de un papiro anterior al ao 50 d.C. en las cuevas de Qumrn que contendra un fragmento del captulo 6 de Marcos; eso retrotraera su redaccin hacia los aos 40.

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  • Jess, hombre en conflicto

    - se trata de una narracin inversa, en un mundo en el que la historia es la de los vencedores, escribe un relato desde el reverso de la historia, sobre ese judo vencido, dirigido a una comunidad de perseguidos4 no judos, probablemente romanos', a quienes propone como norma de vida a ese judo;

    - se trata de un relato inconcluso de una prctica truncada violentamente, que no da respuesta inmediata a la pregunta obvia sobre qu pas con todo ese asunto de Jess6; * i i 7- su autor no es un testigo inmediato de los hechos ; incluso es probable que haya tenido que vencer fuertes resistencias a que consignara por escrito la memoria de Jess8, dada la expectativa cercana del final de la historia y, sobre todo, porque la memoria es cuestin de testimonio, y el papel escrito podra suplantar esa responsabilidad y abrir la puerta a deformaciones del recuerdo y a malas interpretaciones;

    4 Cf. Standaert, o.c.5 C f Pesch, Mk 1, 12-14, donde analiza los pros y los contras de esta tesis; cf. tambin Lon-Dufour, en Introduccin critica al nuevo testamento, I, 291- 292.6 Tenemos como absolutamente probable el que ste sea el final pretendido por Marcos, como lo atestiguan cdices muy antiguos y como piensan muchos exegetas; cf. J. Flug, La fnale de l'vangile de Marc. Me 16, 9-20; K. Aland, DerSchlussdesMarkusevangelium(e\\ M. Sabbe,ed.,L vangile selon Marc. Tradition et rdaction. Gembloux/Leuven 1974, pp. 435-470); X. Alegre, Un silenci eloquent: o la paradoxa del final de Marc. " I no digueren res a ning perqu tenienpor"; leccin inaugural del curso acadmico 19X4, Facultad de Teologa de Barcelona, pp. 12-14.7 No conocemos con certeza a su autor, es probable que su nombre sea el que se le atribuye, aunque no se sepa qu papel jug en la primitiva comunidad cristiana. Esto es precisamente lo que llama a atencin: en una poca en que se solan atribuir muchos escritos a alguien con prestigio, para darles credibilidad, sorprende el que este relato se atribuya a un personaje de segundo plano y no, por ejemplo, al mismo Pedro, a quien la tradicin nombra como fuente de inspiracin. Esto es indicio de credibilidad. Sobre este punto, c f Lon-Du- four, Los evangelios y la historia de Jess, 146.8 "Contrariamente a lo que hoy creeramos fcilmente, el paso de la tradicin oral a la escritura no siempre se vio con buenos ojos. La puesta por escrito del evangelio de san Marcos provoc en el propio Prncipe de los Apstoles una inquietud, la toma de conciencia de un peligro..."; cf. Lon-Dufour, o.c., 41, que cita a Eusebio.

    Lo sorprendente del relato de Marcos

    - en sntesis: no es la memoria del triunfo de Jess, sino un relato de una prctica truncada por la violencia y el fracaso, y que pretende comprometer al lector con el proseguimiento de esa causa.

    Esa narracin al revs se difunde en pocos aos por todo el mundo mediterrneo; Mateo y Lucas lo toman como base de su relato y lo adaptan a las necesidades de sus propias comunidades. Ninguna otra obra de la antigedad clsica del mundo vencedor ha generado tanta vida como esta pequea obra de vencidos. Habr otras ms admirables desde el punto de vista literario; pero nadie ha arriesgado jams su vida por ninguno de sus personajes o de sus ideas; nadie ha muerto por defender a Scrates o por las ideas filosficas de Platno de Aristteles; nadie ha puesto el sentido de su vida en ser como Prometeo, compartiendo la causa del fuego por amor a los hombres. Un texto sin futuro aparente ha sido generador de futuro. Renacido en la vida de miles de hombres nos ha llegado, tambin a nosotros, vivo todava. Sigue incidiendo particularmente en la esperanza y en la calidad de vida cristiana de los pobres de miles de Comunidades de Base en el Tercer Mundo , quienes han asumido, a su vez, la tarea de relevo para que llegue tambin a las generaciones siguientes.

    Y aqu nos encontramos nosotros, participantes del movimiento de Jess que sigue en plena marcha, continuadores de aquella experiencia inesperada, sorpresiva, de las primeras comunidades, que afirmamos como ellos que Jess es la alternativa de Dios para la vida del pobre. Tambin a nosotros nos ha llegado el relato de Marcos. Se trata de un escrito dirigido a gente que antes de la predicacin de los cristianos huidos de Palestina por la persecucin juda, no tenan nada en comn con Jess; ahora, en cambio, se ha convertido para ellos en alguien de la mxima significativi- dad. Da relevancia a la memoria d e .Jess, que corre peligro

    9 Standaert ha destacado el signo de los tiempos que representa la importancia de Me para las comunidades cristianas populares, mostrando las semejanzas entre stas y la comunidad de la poca de Marcos: minoritarias, reprimida*, perseguidas hasta el punto de ser amenazadas incluso en su sobrevivencia; cf. o.c. 18.

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  • Jess, hombre en conflicto

    de caer en el olvido, y con eso busca llenar de contenido los ttulos que se le atribuyen. La forma literaria ms apta para consignar esa memoria es el relato.

    La comunidad ha conservado recuerdos de Jess, unos dispersos, otros en forma de colecciones10, pero no era nada obvio que de ellos pudiera resultar un evangelio11. Marcos no los conserva como un simple recopilador de datos yuxtapuestos, sino que los estructura creativamente haciendo de ellos un relato coherente. A diferencia tambin de las formulaciones teolgicas contemporneas, escribe su relato desde el reverso de la exaltacin, desde la condicin humana de Jess, que es lo que da contenido y explicacin tanto a la resurreccin como a la misma cruz.

    El punto de partida son varias opciones cristolgicas, es decir, preferencias por una perspectiva entre varias posibles, para llegar al sentido del hecho-Jess.

    - opta por la forma del relato en lugar de la forma dominante de confesiones de fe o de las enseanzas doctrinales;

    - opta por dar una estructura al relato, en lugar de transcribir meramente y sin orden los recuerdos sobre los hechos y dichos de Jess (como es, v.g. el Evangelio de Toms);

    - opta por una perspectiva desde donde narrar la prctica de Jess: desde la condicin humana, desde los mrgenes, el conflicto y el fracaso, en lugar de la perspectiva de exaltacin;

    - opta por unos destinatarios: gente perseguida, marginados y pobres que no cuentan para la historia.

    lO C /G n ilk aM k l, 19s. J.I). Kingsbury, Jess Christ in Mk, Mt and Lk, 1-27, con abundante bibliografa sobre la fuente Q; L. Moraldi, Diclws secretos ce Jess, 11-27.11 Contra la afirmacin de Bultmann de que la composicin de los evangelios "ya por principio no aporta nada nuevo, sino que lo nico que hace es terminarlo que la primera tradicin oral inicia", Marxsen dice que "no es ni mucho menos evidente que todo este material de origen tan diverso llegara al fui a desembocar en la unidad del evangelio": c f El evangelista Marcos, 14.

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    Lo sorprendente del relato de Marcos

    Estas importantes diferencias con otras formas de buscar el sentido permiten suponer que Marcos quiere aportar un correctivo importante a la manera como entienden el hecho-Jess otras cristologas1", y que esto lo hace en funcin de la comunidad a la que escribe1' Aunque no conocemos esa comunidad con la seguridad con que conocemos a los destinatarios de otros escritos neotestamentarios, el hecho de que pronto otras comunidades lo asumieron y fue objeto de dos importantes reelaboraciones, (los escritos de Mateo y de Lucas), nos permite suponer que hay una sintona bsica con ella en cuanto al planteamiento fundamental y una problemtica similar en muchos puntos, de los que podemos sealar cuatro principales:

    a) La perspectiva de exaltacin 4

    El predominio que se da en el kcrygma y en las formulaciones cristolgicas a la glorificacin de Jesucristo el Seor, origina una cristologa de exaltacin que pierde de vista la referencia al Jess de Nazaret; con eso el Cristo, el Hijo de Dios, corre el peligro de quedar diluido en un mito o de ser entendido en categoras ajenas a su verdadera realidad. Adems el hecho de vivir con la expectativa ms o menos cercana de la parusa ha llevado a algunas comunidades a vivir una espiritualidad de evasin frente a la historia (Tesalonicenses, Corintios) y a aceptar comportamientos contrarios a la moral cristiana en nombre de una pseudomstica del pecado, que suponan dara

    12 La hiptesis que se ha manejado de que Me corrige la cristologa del 'theios aner no resulta convincente; cf. T. E. Weeden, The heresy that necessitated M arks Cospel, ZNW 59 (1968) 145-158, y su obra Mark-Traditions in Conflict, (Philadelphia, 1971). S. Freyne hace un estudio del carismatisino rabnico y las diferencias que hay con las tradiciones evanglicas, as como de las diferencias de stas con la concepcin del 'theios aner'; c f The Charisma- tic, en G.W.E. Nickelburg & J.J. Collins (ed ), Ideal figures in Ancient Judaism, (Michigan 1980)223-258.

    13 hste aspecto lo ha destacado p. ej. K.G. Reploh, Markus-Lehrer der Gemein- de, (Stuttgart 1969).14 Sobre la situacin de exaltacin cf. Schweizer, II Vangelo, 404-406; La iglesia

    primitiva, medio ambiente, organizacin y culto (en colab. con Diez-Macho), 27-32; Kasemann, Im llamada de la libertad, 77-109; Perrot, Jess y la historia, 48.

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  • Jess, hombre en conflicto

    lugar a la gracia (Romanos, Corintios). Para el momento que escribe Marcos ya se formulaban muy seguramente preguntas sobre el retraso de la parusa y sobre sus causas y consecuencias (c f Me 13, 32). Podramos definir esta situacin como de tensin entre la exaltacin y la historia, entre la evasin y el compromiso.

    b) Las tensiones con el mundo judo

    Los conflictos tempranos tenidos con las autoridades judas, por un lado, y la expansin del evangelio entre los paganos, por el otro, llevan a replantear el estatuto del cristianismo naciente en relacin con el mundo judo y sus exigencias rituales. Una fuerte tendencia judaizante pretender mantener las prescripciones nacidas de la ley de la Pureza, desvirtuando as la libertad cristiana; Pablo denuncia esa tendencia porque niega a Cristo su lugar nico y su normatividad como Salvador1 . Esta situacin podra definirse como de tensin entre continuidad y ruptura con el AT.

    c) La perspectiva gnstica

    Con base en una interpretacin dualista de la existencia humana, que considera mala la materia, se llega a la negacin de la condicin humana de Jess. Un cierto misticismo iluminista, que enfatiza la importancia de la sabidura para la salvacin, lleva a algunos a afirmar la irrelevancia del Jess "en la carne"1 y a dar preponderancia a las ideas sobre Jess. Nos encontramos con la tensin entre la idea-Jess y su condicin humana; ante el escndalo frente a su carne.

    15 Es la temtica de la carta a los Cilatas; cf. Kacsemann, o.c. 55-76. Pero al mismo tiempo se tiene conciencia de que Jess est en continuidad con el ncleo del Antiguo Testamento, y que ste es una gran ayuda para la comprensin del sentido del hecho-Jess; eso lleva a la recuperacin de varias de sus lneas fundamentales, al mismo tiempo que se toma conciencia de su superacin por parte de Jess.16 Sobre el peligro de la gnosis cf. Marxscn. o.c. 207; Giblet, en Introduccincrtica al Nuevo Testamento, I, 72-78.

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    Lo sorprendente del relato de Marcos

    d) La experiencia de persecucin

    La fe cristiana y su moral se enfrenta con la religin juda, por un lado, y con la del Imperio, por otro; la consecuencia es la persecucin e incluso la muerte de algunos de los lderes. Desde esta situacin se comprende que la persecucin que sufri Jess es herencia de los cristianos, riesgo inherente a la fe y posibilidad real para quien lo siga.

    El fenmeno de la exaltacin afecta tanto a la fe pensada como a la fe vivida: esa interpretacin incompleta, incluso equivocada del hecho-Jess, corre el riesgo de vaciar de contenido las formulaciones de fe. Y suele venir acompaada de una ec/esiologa de exaltacin, y a ambas subyace una teologa de exaltacin que puede derivar a una teologa del poder. De todo esto se derivan fcilmente prcticas contrarias al dinamismo de Jess, y desvinculadas de su memoria. Con su relato Marcos quiere corregir esta situacin. Por eso tiene las siguientes caractersticas:

    - Es la narracin de la prctica de Jess presentada como procesual, situada y conflictiva, en favor del pueblo y de su vida, como exigencia del Reinado del Padre.

    - Incluye como elemento importante la narracin de las prcticas de respuesta ante Jess; tanto las de seguimiento (el proseguimiento de su causa y las dificultades que lo amenazan) como de perseguimiento (la oposicin a Jess, sus causas y sus consecuencias).

    - Es una narracin inconclusa de una prctica truncada violentamente cuyo proseguimiento se encarga a los lectores1

    - No es un simple relato sino una narracin interpretadora del sentido del hecho-Jess. As inicia el gnero de lo que podra llamarse narrativa teolgica, y hay que leerlo primeramente como relato.

    17 Al hablar de narracin inconclusa no me refiero a las liiptesis de un supuesto final perdido o eliminado, por lo que el texto hubiera quedado incompleto, sino de un final pretendidamente dejado en suspenso. Cf. supra, n. 6.

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  • Jess, hombre en conflicto

    Por eso nos proponemos acercamos al texto con un mtodo de anlisis que sea fiel a ese carcter narrativo del texto de Marcos, as como a la intencin del autor. Dado que su trabajo ms personal es la estructuracin por la que organiza el material disperso que le llega de la tradicin oral, esa estructura es el mensaje; ella nos permite descubrir las lneas fuertes de la prctica de Jess, normativas para el proseguimiento cristiano de su causa1 \ Nos ayudaremos de los datos que tenemos acerca del contexto sociohistrico del tiempo de Jess, que nos permitirn situar esa prctica en su momento, para reinterpretarla adecuadamente en nuestro momento histrico, de modo que, normada por ella, nuestra prctica eclesial sea no tanto imitacin (hacer lo que l hizo) sino seguimiento (hacer lo que l hara).

    Este mtodo de anlisis quiere responder a cinco objetivos: ser fiel al carcter narrativo del texto, dar razn de la globalidad de la estructura dentro de la que se sitan los diferentes pasajes, adentrarse en la intencin del autor, determinar las lneas de fuerza de la prctica de Jess, y ser manejado por grupos eclesiales del pueblo1 \

    18 Entendemos por estructura no la suma de elementos yuxtapuestos, sino el entramado que los relaciona y les da coherencia. La importancia de la estructura para descubrir el mensaje la destaca Schweizer, II Vangelo, 13-15; cf. tambin Marx.sen, o.c. 15-16; D A. Koch, Inhaltliche Gliedemng und geo- graphischer Anfriss im Markusevangelium, NTSt 29, (1983) 145-156. Deforme, El Evangelio segn san Marcos.

    19 Este ltimo punto es fundamental en lo que pretende este estudio, y hemos comprobado su utilidad en mltiples talleres con las CEB. Por eso no tomamos los mtodos histrico-crticos como va de acceso directo al texto: porque no dan razn de la globalidad ni son asequibles ms que a los tcnicos; tampoco hemos considerado adecuado el mtodo semiuco porque, aun teniendo elementos muy interesantes y que desbloquean algunas de las comprensiones exegticas, sin embargo el tecnicismo en el que se mueve es manejable slo por iniciados; corre tambin el peligro de presentar estructuras vacas de contenido y sin ninguna incidencia en la fe prctica del pueblo. A ratos sus anlisis dan la impresin de un trabajo enorme y desproporcionado a la utilidad de sus conclusiones. Por otro lado, la artificialidad de las estnicturas propuestas dan la impresin de querer confirmar la validez de una teora ms que dejarse interpelar por el texto mismo y su mensaje. Sin embargo, hemos tenido en cuenta elementos importantes de este mtodo para la lectura, y no podemos negar que el inters por el anlisis del texto desde unas claves de lectura naci del estudio del difcil y sofisticado, aunque inspirador, libro de F. Belo,Lectura materialista del evangelio de Marcos.

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    Lo sorprendente del relato de Marcos

    Para determinar la estructura interna del relato -y de la prctica all narrada- propondremos tres grupos de claves de lectura, dado que nos encontramos ante un texto distante de nuestra cultura20. Para situar la prctica narrada y para ver su coherencia con la prctica histrica de Jess sern de especial importancia las claves "culturales", que nos ayudarn a adentrarnos en su mundo. Pero queremos ir ms alia del Jess histrico y situamos de cara al Jess que hace historia; es decir, buscamos comprender el hecho-Jess como origen y norma del seguimiento del cristiano.

    Para adentrarnos en el mundo de Jess sistematizaremos la situacin del pueblo con base en lo que conocemos de la prctica de los grupos dominantes (cf. Captulo 3 de esta Introduccin La situacin del pueblo en tiempos de Jess). Tambin tiene especialsima importancia el anlisis de los dos diferentes cdigos legales existentes en tiempos de Jess: el ms primitivo, que llamamos Ley de la Alianza, y el ms tardo, que nombramos como Ley de 1a Pureza {cf. Captulo 4 de la Introduccin: Ley de la Alianza y Ley de la Pureza).

    20 Para la determinacin de las claves de lectura liemos quendo hacer dos correctivos a la aportacin de F. Belo: a) en cuanto a lo accesible de las claves y del anlisis mismo, y b) en lo referente a la fundamentacin de lo que l llama "cdigos simblicos de la Deuda y de la Mancha", y que yo llamo Ley de la Alianza y Ley de la Pureza, estas claves sern de fundamental importancia en el anlisis del contlicto de Jess con el Centro judo y de las causas de su condena y muerte. Tambin aporto otra correccin y es la visin de conjunto, que falta en Belo; su lectura hace tener la impresin de que "los rboles impiden ver el bosque"; lo minucioso de su anlisis pasa por alto la existencia de enlaces entre las percopas y, sobre todo, la estnictura de conjunto. Sobre la estructura, cf. tambin Schweizer, "Die theologische Leistung des Markus", EvTh 24 (1964) 342-355, resumido en "La aportacin teolgica de Marcos", SelT 33 (1970) 50-61; cf. tambin X. Alegre, Marcos o la correccin de una ideologa triunfalista. Para una lectura de un evangelio beligerante y comprometido. RLT 6 (1985), 229-263; I. de la Potterie, De compositione Eviingelii Marci, VerbDom 44 (1966) 135-141.

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  • 2METODOLOGA DE LECTURA

    Con base en las claves de lectura del relato determinamos en primer lugar las unidades de lectura y los momentos diferentes de las acciones, que constituyen la trama del relato1. Para

    1 Distinguimos cuatro unidades literarias de sentido:1) La accin: Toda narracin es un relato de acciones; la accin es la unidad mnima de sentido y se expresa en la oracin gramatical: sujeto, verbo y predicado-complementos.2) La secuencia de acciones: el sentido no nos lo da la accin aislada, porque no existe como tal, sino que est situada siempre dentro de un dialogo de acciones, referida e interrelacionadacon otras acciones, sean del mismo sujeto, sean de otros actuantes.Llamamos secunecia al conjunto mnimo homogneo de acciones interrela- cionadas, atribuibles a linos mismos sujetos o realizados en unas mismas circunstancias de lugar, tempo, etc. Cuando cambian sustaneialmente los sujetos o las circunstancias o la temtica, hemos pasado a otra secuencia. En este seegundo nivel de anlisis descubrimos el dilogo de acciones. De acuerdo a cmo estn estructuradas, se distinguen tres tipos de secunecias:- Secuencia circular: si las acciones estn relacionadas de acuerdo a un esquema a-b-c-d...c-b '-a ', de tal forma que el perimer tema se retoma al final, elsegundo en el penltimo lugar, etc., haciendo de marco al tema central, que es el determinante en la bsqueda de sentido.Secuencia lineal: si las acciones estn conectadas de manera progresiva en un

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  • Jess, hombre en conflicto

    facilitar la lectura ofrecemos una traduccin directa del texto griego; pretendemos mantener la fidelidad a matices importantes descubiertos en el texto, y a la dificultad que supone el hecho de que nos encontramos con un texto antiguo y de una cultura distante. Estos dos aspectos sirven de criterio de seleccin entre varios significados posibles de un trmino. En el texto aparece en cursiva lo que es exclusivo de Marcos, en comparacin con los otros relatos sinpticos.

    LAS CLAVES DE LECTURA

    La finalidad ltima del anlisis es descubrir la trama de las acciones al interior del texto, para encontrar las caractersticas de la prctica narrada de Jess y, mediante eso, determinar los elementos normativos de esa prctica para el quehacer cristiano del seguimiento.

    Llamamos prctica al conjunto de acciones de un sujeto por las que busca incidir en la transformacin de la realidad y en las que se concreta su proyecto y su utopa.

    Ninguna prctica se da como algo aislado, porque no existe el sujeto puro, dado el carcter dialogal de la existencia humana toda accin es accin-respuesta, que nace de una interpelacin y provoca otras acciones como respuesta, sea de colaboracin, (proyectos semejantes o complementarios), sea de oposicin (cuando se trata de proyectos contrarios). Por tanto, para comprender el sentido de una prctica hay que situar las acciones que la componen, dentro de un doble contexto:

    esquema a-b-c...; el tema final suele ser el culmen.- Secuencia alternante! si las acciones se suceden alternativamente, a la manera de un dilogo: al-bl-a2-b2...3) La Subunidad. El texto literario no es un simple conglomerado de secuencias yuxtapuestas, sino que stas se hallan articuladas formando un verdadero tejido (=texto), en tomo a un tema que las unifica; as se forman las subuni- dades temticas, que tienen una estructura interna similar a la de las secuencias. As tendremos subunidades circulares, en las que destaca la importancia de la secuencia central como clave para descubrir el sentido de toda la subunidad: Un procedimiento frecuente en Mircos ser el esquema a-Iva en el que el tema inicial, interrumpido por el segundo tema, vuelve a retomarse y llega a su conclusin; en estos casos ambos temas se implican y explican mutuamente.2 Cf. H. Echegaray, I prctica de Jess, 52-58.

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    Metodologa de lectura

    - el contexto interno, dentro de la prctica homognea de un sujeto, en la que se van dando cambios que responden a una lgica interna nacida de la coherencia con unos valores y unos proyectos;

    - el contexto externo, constituido por las otras prcticas con las que entra en relacin, y con las circunstancias en las que se realizan.

    Prctica y valores estn ntimamente relacionados, pues de ellos brota la prctica y desde ellos analiza y valora el sujeto otras prcticas como similares o contrarias. As, pues, por el anlisis de las prcticas podemos conocer los valores y los proyectos que subyacen a ellas.

    Pero para descubrir en el relato de Marcos esa prctica de Jess procesual y situada, necesitamos claves de lectura, porque no se expresa de manera directa, explcita, sino que est connotada, implcita. Todo texto tiene esos dos niveles de mensaje: el directo, que se descubre a primera vista, y el indirecto, que est como entre lneas y que, con frecuencia, es el ms importante. Cuando no se llega a ese nivel de significado, se corre el riesgo de quedarse en una lectura fundamental i sta.

    Todo texto es, en verdad, un tejido en el que se va formando el mensaje gracias a que los diferentes hilos que lo forman aparecen y desaparecen, descubriendo as el diseo de conjunto. Pero incluso cuando desaparecen, estn connotados'. La lectura realiza el trabajo de localizar la pluralidad de las acciones, de los actuantes, las migraciones de sentido que van experimentando a lo largo del texto, y la manera como estn interrelacionados. Para eso se sirve de claves de lectura, que son como los indicadores que ayudan a descubrir el sentido profundo de un relato. Las c lasificam os en tres grupos: claves de accin, de situacin y de cultura; mediante ellas descubrim os qu

    3 "Cada uno de los hilos... puede vislumbrarse por todas las relaciones, las alusiones, las referencias a otros lugares del texto con que se va enlazando...; as, pues, cada uno de los cdigos produce su sentido gracias a su unin con todos los sentidos que hacen surgir las palabras y las frases" Clevenot, Lectura materialista de la Biblia, 128-129.

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  • Jess, hombre en conflicto

    sucede, cul es su contexto, y cules lose lem entos fundamental esdelacu ltu raenquesucede laacc inyqueexpl i can susentido.

    a) Claves de accin

    Respecto de una accin nos preguntamos quin la realiza, a quin o para quin va destinada, por qu la hace. Tendremos tres claves principales (la ltima es una modalidad de la tercera):

    - Actuantes. Quines son los sujetos y los destinatarios de las prcticas.

    - Prctica. Qu hacen los ac/uantes, dentro de la trama de acciones-respuesta*.

    - Anlisis. Se trata de una prctica propia de la instancia ideolgica, y consiste en el juicio que los distintos actuantes hacen respecto de otras prcticas o puntos de vista; en el ^//lisis va connotada la propia jerarqua de valores e interpretacin de la historia. Ordinariamente se expresa mediante verbos de decir, de pensar o de ver .

    - Q: Pregunta: Esta actividad es una manera de alizar una / l ctica y muestra los valores que mueven a alguien a actuar. En boca de los oponentes de Jess con frecuencia equivaldr a una condena6.

    b) Claves de situacin

    Toda accin est situada en el espacio y en el tiempo; estas claves nos descubren la manera como estn situadas las prcticas narradas:

    4 En el anlisis del texto especificaremos si las acciones son de colaboracin (=seguimiento) o de oposicin.5 Hay ocasiones en que es el mismo redactor el que hace anlisis de la situacin,

    mediante intervenciones explicativas.6 V.g. 2,6: Con frecuencia los oponentes de Jess no buscan ninguna respuesta;

    en el preguntar mismo lo estn condenando.

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    Metodologa de lectura

    - Geogrfica. Dnde se desarrolla la accin; lugares geogrficos7.

    - Topogrfica: Lugares no localizables geogrficamente, por ejemplo, la casa, la barca, el desierto, el monte, el caminos.

    - Cronolgica: Cundo sucede la accin. Tambin habr tiempos simblicos: la Pascua, cuarenta das, de noche... Especial relevancia tiene el sbado como tiempo teolgico.

    c) Claves de cultura

    Para llegar a comprender muchos aspectos connotados en un relato necesitamos situarnos en la cultura en que se desarrolla la prctica y en la cultura desde la que se hace el relato en el caso de Marcos trataremos de conocer algunos elementos fundamentales de los smbolos judos, del mundo social y del mundo cultural del tiempo de Jess. Para eso usaremos tres claves.

    - Simblica: Los smbolos, mitos y ritos que expresan la totalidad de sentido de la historia de un pueblo. Tendremos especialmente en cuenta los smbolos de la Alianza, las expectativas apocalpticas y mesinicas, y el smbolo Reino de D ios10, en el que hay connotado

    7 Sobre la importancia de esta clave, y la significacin simblico-teolgica de Galilea, cf. Marxsen, o.c. 87 y, en general, todo el cap 2: El esquema geogrfico (pp. 49-109). Delormc propone tambin una lectura de todo el relato desde la clave geogrfica; cf. o.c. 13-15. Cf. tambin Manicardi, II cammino di Ges nel Vangelo di Marco, (Roma 1981).8 C f Minette, o.c. 242-248; con frecuencia tendrn tambin un significado simblico. Manicardi estudia el significado teolgico del camino. De La Calle destaca la importancia que en el relato tiene el desierto como lugar teolgico (cf. Pikaza-De La Calle-, Teologa de los Evangelios de Jess).

    9 De alguna manera coincide esto con lo que los mtodos histrico-crticos designan como Sitz im Lehen\ el primero sera el de Jess y el segundo sera el de la comunidad de Marcos. Nosotros nos fijaremos sobre todo en el primero, para el anlisis del relato; sobre el segundo hemos hablado al plantear la situacin de la comunidad a la que escribe Marcos.

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  • jess, hombre en conflicto

    un elemento de ruptura de la lgica del poder dominante y, por tanto, de subversin del orden social vigente.

    - Social: En qu sociedad sucede la accin, cmo est organizada y estratificada, qu grupos la forman, cules son sus costumbres, cules las fuerzas principales. Abordaremos este estudio en el siguiente Captulo (3) en el que nos fijaremos en la situacin del pueblo, ms que en la de los grupos dominantes.

    - Legal. Normas que expresan los valores que rigen las relaciones y las acciones, con el fin de proteger la vida y defenderla de conductas que atentan contra ella. Dada la importancia especial que tiene esta clave para la explicacin del conllicto de Jess con el Centro judo, expondremos en el Captulo 4 de esta Introduccin la manera como se fue configurando la ley juda en torno a dos lgicas diferentes y contrapuestas en muchos momentos, hasta llegar al tiempo de Jess1'.

    10 Estamos ante un smbolo que viene del mundo poltico. El reinar de alguien sobre un pueblo supone que tiene un proyecto, que ese proyecto es bueno para el pueblo y que ese proyecto se cumple. Aplicando esto al reinado de Dios, electivamente tiene un proyecto sobre la liistoria, y ese proyecto es bueno para su pueblo. Consiste en la reordenacin de las relaciones de los hombres con

    (que lo tratemos como Abba), con los dems (que los tratemos como familia de I 'jos), con el inundo (que lo compartamos como el patrimonio que el Padre nos dej para la vida de todos sus hijos), y con nosotros mismos (que no nos veamos ni como centro del universo ni como indeseables, sino como referidos a Dios como sus hijos y a los dems como nuestros hermanos). En eso consiste la justicia del Reino: en la justeza de las relaciones humanas, que dan calidad a la historia. El problema de Dios es que ese proyecto no se cumple, no lo cumplimos. Nos dej en las manos la historia, v en ella y en la causa de la vida dejo en nuestras manos su nombre de Padre. Esto explica por qu el Reinado del 1 adre sea lo que acapara toda la existencia del Hijo, responsable de la causa del Padre. Y si la causa del Padre es la causa de a vida, se entiende que la causa del pobre, cuya vida est amenazada, sea la causa de Jess. Y deba ser la causa de la Iglesia. Y que eso suponga un enfrentamiento con cualquier sistema social para el que la vida, la calidad de la vida, no sea el valor fundamental.

    11 I odo intento de encontrar la estructura de un texto preexistente tiene algo de re-creacin y re-lectura, y no es ni puede ser neutro ideolgicamente, como no lo es la misma lectura; proyectan sobre el texto la precomprensin teolgica e incluso las posiciones sociales y polticas desde las que se lee; (cf. Gadamer, Verdad y mtodo. Fundamentos de una hermenutica fdmfica\ p. 332), Las diferencias existentes entre las distintas maneras de estructurar el texto de Marcos podran crear un cierto escepticismo respecto de la objetividad de losresultados. Pero es que todo texto, sobre todo uno tan rico como el que

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    Metodologa de lectura

    LA DETERMINACIN DE LA ESTRUCTURA

    Slo despus de hecho el anlisis podemos descubrir la estructura, una vez que nos hemos hecho cargo de la complejidad del relato y de su lgica interna. El autor no nos da ningn dato sobre la intencin que tuvo al escribir. Pero en la estructura, que es su apoitacin personal, encontramos su mensaje. Para eso hemos de descubrir tres elementos: los grandes momentos de la practica de Jess, que son el principio ordenador del material; los elementos de transicin o enlace entre esos grandes bloques, y las migraciones de sentido que se van dando a travs del relato.

    a) Los momentos principales de la prctica de Jess

    Encontramos en el relato tres grandes bloques, lapictica por el Reino (1, 2-8, 21); la crisis y el cambio de prctica: instrucciones a los discpulos (8,27-10,45); el enfrentamiento con el Centro y el desenlace (11, 1-16, 8a).

    b) Los enlaces

    Haciendo el anlisis nos encontramos con algunas secuencias o versculos que hacen de transicin o enlace entie dos bloques temticos, porque sintetizan el tema de la unidad anterior y anticipan el de la unidad siguiente, dando de esa manera una clave conclusiva de lo anterior y anticipativa de lo que vendr12. Por eso nos ayudarn a determinar los momentos importantes de cambio que se da en la narracin

    estudiamos, permite diversas lecturas. No podemos tener la pretensin de encontrar la estnicturxi nica posible, simplemente ainuamos tres cosas: a) que la estructura que proponemos es intrnseca al texto y que se desprende del anlisis del mismo y no de una manipulacin ideolgica ajena a sus intenciones; b) que tal estnictura posibilita el acceso al sentido del texto como un todo coherente y que, a partir de esa totalidad, se posibilita una comprensin mejoi de cada una de las partes; c) que el sentido que de ella se desprende posibilita la comprensin e interiorizacin de la prctica narrada como normativa para la prctica cristiana del seguimiento, nacida de la fe en Jess.12 El relato de transicin toma una serie de rasgos de lo que precede \ preparalo siguiente; c f Standaert, L Evangile selon saint Marc, 48.

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  • Jess, hombre en conflicto

    de la prctica de Jess, y a comprender las migraciones de sentido. Por hiptesis, en estos momentos encontraremos una clave para penetrar en la intencin del autor dado que son ms directamente lesultado de su trabajo que, o los crea (v.g. los sumarios) , o los modifica redaccionalmente14, o los coloca en un lugar determinado de la estructura para producir importantes migraciones de sentido (v.g. los pasajes de los ciegos, que contextualizan la instruccin de los discpulos, cada vez ms incapaces de ver correctamente la prctica de Jess: 8, 22-10, 52)1 . .

    Distinguimos dos tipos de enlaces: mayores y menores; no tanto por su extensin, sino por la importancia que tienen como indicadores para descubrir las migraciones de sentido dentro del texto. Llamaremos mayores slo a los enlaces que hacen de nexo entre las Unidades, y menores a todos los dems.

    c) Las migraciones de sentido

    A lo largo del relato el significado de algn trmino, o la orientacin de las prcticas de los actuantes van cambiando de sentido o de valoracin. Entonces nos encontramos con una migiacin o cambio de sentido. El concepto queda ms claro con los ejemplos propuestos en la nota1'

    13 F Gni,kaM * Para 1 32-34: pp. 85-87; para 1, 39: p. 88; para 3, 7-12- p 133; para 6 ,6b: p. 236. 114 Al terminar de hacer el anlisis, pudimos constatar que en todos los momentos

    que consideramos enlace o se trata de aportaciones redaccionales o de elementos tradicionales modificados por el redactor o, al menos, situados redaccionalmente por l en la estnictura. Cf. Minette o c 45 v 48s15 Cf. Gnilka, Kk I 3 14s; II, l l ls .

    16 Encontramos cuatro tipos de migracin de sentidos, de los que ponemos algna) En las prcticas narradas suceden cambios en su orientacin Es el caso de los cambios que experimenta Jess: ha comenzado orientndose a la predicacin del Remado de Dios y a la realizacin de acciones que hagan experitnen- table su cercana, las curaciones, las comidas con los pecadores. Pero el peligro que de ah se ha derivado para Jess, por el enfrentamiento con el Centro, la incorrecta respuesta de la gente, que se centra en los beneficios materiales pero no llega al Remo, y la incomprensin de los discpulos, lo lleva a la crisis de Galilea. Entonces, en previsin del conllicto que prev como ms o menos cercano, y ante la impreparacin de los discpulos para proseguir su causa, se

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    Metodologa de lectura

    dedica fundamentalmente a formarlos, dejando, salvo en contadas excepciones (cuyo sentido veremos en el anlisis del texto en su momento), la accin directa con el pueblo. Finalmente decidir enfrentar al Centro judo en su ncleo mismo de poder, Jerusaln, y esa confrontacin lo llevar finalmente a la muelle El relato comenz llamndose "comienzo de la buena noticia de Jess", pero termina en el fracaso y en el silencio de las mujeres. En esos cambios y en esta niptura que se da entre el comienzo y el 1 ui, cambia la clave de comprensin del sentido de la existencia de Jess: es un iluso, es verdaderamente el enviado de Dios, su Hijo? lo es de la misma manera a lo largo del relato de su prctica, o el contenido de ese titulo se va modificando, migrando en el transcurso de la narracin? El cambio de orientacin de las acciones es un primer tipo de migracin de sentido, que suele ir acompaado de cambios geogrficos, cronolgicos y de destinatarios de las acciones. Asi, en ellas podemos ver probables indicadores de una migracin de sentido (cj.v.g. 6, 1 -6a; 9, 30; 10, 1). ,b) Un segundo tipo de migracin de sentido se da cuando el signiji cacto atribuible a un trmino se desplaza y aplica a otro trmino. Esto es particularmente claro en las estructuras a-b-a. en donde los sentidos de ambos trminos se explican e implican mutuamente. Un ejemplo es el del pasaje,de la higuera maldita cuya esterilidad migra hacia el 1 emplo (cf. 11, 12-14/15-1 -Vzij-z. ),o el de la oposicin de los familiares, en relacin con la oposicin de los escribas (3,20-21 /22-30/31 -35); tambin es el caso de los ciegos de Betsaida y Jeric, situados redaccionalmente al comienzo y al final de las instrucciones de los discpulos, que cada vez ven' menos y entienden menos a Jess (8, 22-26/8, 27-10, 45/10, 46-52). Este desplazamiento se da tambin de tonna ms simple, por ejemplo en el primer momento de la predicacin de Jess, cuando la autoridad que el pueblo reconoca a los escribas migra hacia Jess v se les niega a aquellos (1, 22.27); o en la secuencia de la transfiguracin, cuando la autoridad de Moiss y Elias migra a Jess, nico al que hay que escuchar en adelante (9,4-8).c) Un tercer tipo de migracin de sentido se da cuando hay una ruptura (cesura) en la lgica ordinaria del tratamiento de un tema, y que parece estar en luncion de llamar la atencin al lector sobre el momento del relato; sucede por ejemplo cuando las rdenes de silencio de Jess, cuya autoridad ha sido presentada como indiscutible, no son obedecidas; o en el proceso creciente de incomprensin de los discpulos, que contrasta fuertemente con la "ortodoxia del saber cristolgico de los demonios sobre Jess, o en el caso del Escoba (e nico que queda bien ante Jess, cap 12, 28-34b!), que est de acuerdo con Jess yconfirma su confesin de fe juda. , ,d) Finalmente podemos hablar de un reforzamiento de sentido, que se da cvumdo se destaca la importancia de algn hecho, mediante repeticiones o mediante la concentracin de informacin sobre algn punto; un recurso que suele usar el texto de Marcos es el de la comparacin y la contraposicin de nares simtricos (por ejemplo cuando describe a los discpulos con los tnm- nos que ha usado para describir a "los de fuera": cf 4,12 = 8,18), o mediante pares disimtricos o antitticos (p.ej. la comparacin de la accin de Juan e Bautista y la de Jess en 1, 7-8: el sentido de la accin de Juan, presentado como el Precursor, migra hacia Jess, que es el "precedido , el Esposo, es decir, el Mesas).

  • Jess, hombre en conflicto

    d) La estructura

    De esta manera, y en base al anlisis interno del texto, llegamos a la determinacin de la estructura, que de hecho coincide con la estructura de la prctica narrada. A diferencia de otros autores, distinguimos en ella tres momentos claramente diferenciados tanto por el tipo de accin realizada por Jess, como por la finalidad y los destinatarios de la misma17. Estos tres momentos estn organizados en siete Unidades, divididas a su vez en Subunidades y en secuencias18.

    17 C f supnt, inciso a).18 Vase el ndice del libro.

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    LA SITUACIN DEL PUEBLO EN TIEMPOS DE JESUS

    El pueblo no ha significado nunca nada ni para los romanos ni para los grupos dominantes. Jess, en cambio, se consagr a la causa de la vida del pueblo de una manera que resultaba preocupante para el Centro, porque en torno a l cristalizan,

    1 Bibliografa fundamental para este estudio: J. Blank: Jess de Nazaret, 25-49; G. Bo r n k a m m Jess de Nazare t. 35-53; H. Echegaray, La prctica de Jess,D. Flsser, Jess en sus palabras y en su tiempo', J. Jeremas, Jerusalem en tiempos de Jess, Leipoldt-Grundmann, El mundo del Nuevo Testamento',E. Levine, Un judo lee el Nuevo Testamento; A. Nolan, Quien es este hombre? Jess, antes del cristianismo-, Ch. Perrot, Jess y la historia', L. Schottroff & \V. Stegem an iv, Jess de Nazaret, esperanza de los pobres] H.J. Schultz, (ed), Jess y su tiempo; G. Theissen, Sociologa del movimiento de Jess, VV. Trilling, Jess y los problemas de su historicidad, J.I. Gonzlez Faus, Jess de Nazaret y los ricos de su tiempo, Saulnier Si Rolland, Palestina en tiempos de Jess. En todo este apartado no pondremos ninguna nota; en su base est el estudio de los libros mencionados y otros ms que no mencionamos por no recargar demasiado la bibliografa.

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  • jess, hombro en conflicto

    a! menos en Galilea, expectativas mesinicas que inquietan a los jefes judos. Nacido en el seno del pueblo, se haba identificado con su historia de despojo, y con su accin pretenda provocar un cambio en su situacin que generara la esperanza en el Reino del Padre. Y como esta opcin suya en favor de la vida del pueblo por la causa del Padre es un dato teolgico primero, la situacin del pueblo ser fundamental para entender la prctica de Jess como reveladora del Reino y de su identidad como el Hijo.

    Veamos la situacin del pueblo a travs de la historia y las particularidades que tiene en tiempos de Jess en tres aspectos: el econmico, el poltico y el religioso.

    a) El aspecto econmico

    a1) El pueblo a travs de la historia

    La posesin deja tierra es fundamental para la existencia del pueblo, porque es su garanta y porque la vive como un hecho religioso, qonsecuencia de la promesa. En tomo a ella cuaja su identidad como pueblo hermanado en la igualdad de un derecho compartido sobre una tierra comn dada por Yahv a todos por igual. En ese hecho experimenta la fidelidad de Dios.

    Pero esa tierra no la ha posedo sin violencia. La ha conquistado mediante una guerra contra sus ocupantes anteriores, los seores cananeos, que la dominaban mediante un esquema feudal dependiente del imperio egipcio, de cuyo esclavismo haban escapado. Sus lmites se ampliaron y redujeron sucesivamente en tiempos de la monarqua, con base en guerras y pactos con los reyes vecinos. Es una tierra muy codiciada por los imperios de tumo, por ser territorio de paso entre el sur y el norte. El pueblo ha vivido una historia de lucha constante contra los proyectos expansionistas imperiales, organizando luchas de resistencia y de reconquista.

    La violencia no slo se ha generado hacia fuera, sino tambin hacia dentro de la sociedad juda. A pesar de que la Alianza hace imprescriptible la propiedad familiar, el pueblo ha sido despojado de ella en beneficio de la corte y de los

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    La situacin del pueblo en tiempos de Jess

    terratenientes, dueos de latifundios contrarios al proyecto igualitario de Yahv; esto ha dado origen al rgimen tributario, con la consecuencia del empobrecimiento y endeudamiento de muchos pobres e incluso el esclavismo laboral. Tal violencia siempre fue denunciada por los profetas.

    a2) El pueblo en tiempos de Jess

    - Pueblo desposedo: La tierra.De alguna manera el pueblo vive la situacin anterior

    al xodo, pero ahora en su propia tierra, a manos de la dominacin romana. Unas cuantas familias privilegiadas son las que poseen la tierra: la corte de Herodes, la burocracia y la nobleza laica y sacerdotal, quienes la han comprado o la poseen por concesin romana, a cambio de fidelidad al imperio y de que controlen al pueblo. Eso ha reforzado la desigualdad de la estructura social: pocas familias tienen muchas tierras y altos niveles de dispendio, mientras que grandes mayoras viven en la miseria.

    - Pueblo explotado: El trabajo.Una minora de campesinos trabaja su pequea tierra

    propia, pero las mayoras tienen que vender su trabajo para subsistir; los ms lo hacen como trabajadores eventuales en tierras de latifundistas que no trabajan el campo sino que viven en las ciudades. Jerusaln concentra la mayor capacidad del mercado de trabajo, tanto en la construccin como en los servicios en torno al Templo. Muchos oficios son considerados impuros; entre otros, los pastores, los mdicos y los publcanos.

    - Pueblo empobrecido: El desempleo y la mendicidad.La escasez de trabajo y la eventualidad de ste en el

    campo empuja a muchos a la mendicidad. Incluso entre los sacerdotes pobres se dan situaciones de hambre, por causa de la explotacin que sobre ellos ejercen los sumos sacerdotes.

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  • Jess, hombre en conflicto

    - Pueblo despojado: Los impuestos.Sobre el pueblo gravita la fuerte carga de los impuestos

    civiles y religiosos. Ha de pagar la Pax romana al Imperio, el lujo de la Corte y la construccin y el funcionamiento del Templo. Roma cobra fuertes impuestos; tambin Herodes para los gastos de la Corte. La incapacidad de pago poda preverse, dada la situacin de despojo y desempleo en que vive el pueblo. En el terreno religioso hay que mencionar el diezmo para los sacerdotes, el segundo diezmo que haba que gastar en Jerusaln, la compra de animales para sacrificios, y el cordero para la Pascua, los donativos y el impuesto para la construccin del Templo. Se habla de deudas con Roma del orden de los 600 talentos .

    Podemos resumir la situacin econmica del pueblo en los siguientes rasgos: Es un pueblo despojado, explotado, tributario, empobrecido, sin espacio vital y sin garantas.

    b) El aspecto poltico

    b1) El pueblo a travs de la historia

    Por la Alianza el pueblo de Israel ha sido llamado a vivir un proyecto yahvista igualitario, fundado en la experiencia po- ltico-religiosa de la liberacin de toda dominacin y de la resistencia contra cualquier proyecto de dominacin que amenaza la libertad. Este es un aspecto fundante de su identidad como pueblo de Dios.

    Sin embargo el pueblo ha vivido tambin la experiencia de la perversin del poder a lo largo de su historia de monarqua, y de cmo esa perversin ha causado la divisin de los dos Reinos y las duras experiencias de los destierros, as como la violacin de los derechos de Dios y de los derechos del pobre, por parte de la monarqua.

    2 Un talento es una medida de peso de alrededor de 30 kg; por tanto, una deuda anual de 18 toneladas, de oro o de plata. A Herodes se le tienen que aportar para su corte 1 ,()(X) talentos.

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    La situacin del pueblo en tiempos de Jess

    Despus de las dominaciones egipcia, asira, babilnica, persa y griega, llegaron los macabeos, que despertaron grandes expectativas como liberadores; pero la dinasta asmonea que fundaron no trajo la solucin deseada; tambin se convirtieron en opresores de sus hermanos. Eso provoc el surgimiento de los asidim, los piadosos, que darn origen a la resistencia farisea y esenia, ambiente en el que nacen las expectativas apocalpticas, fruto de ese desengao poltico, que los lleva a esperar la solucin directamente de Dios. Tras la decadencia asmonea vendr la dominacin romana.

    b2) El pueblo en tiempos de Jess

    - Pueblo dominado.Sobre l pesa una doble dominacin poltica: la romana

    y la herodiana; eso implica la privacin de un gobierno propio. La presencia del ejrcito romano en la ciudad santa supone la Contaminacin1 de la tierra de Israel por parte de los paganos.

    - Pueblo traicionado por sus jefes.La situacin se agrava ms por la apariencia de un

    gobierno judo: el Sanedrn, que se encarga de los asuntos ordinarios del pueblo judo, es aliado de Roma y se encarga de mantener el orden, del que sus propios intereses son parte sustancial. Israel ya no tiene un gobierno teocrtico; su rey es el Csar; sus jefes estn vendidos al Imperio y son sus cmplices, aunque no sea ms que por consideracin a sus privilegios. De esa manera han hipotecado el Reinado exclusivo de Yahv sobre el pueblo, elemento nuclear de la fe de Israel.

    - Pueblo dividido.De alguna manera sigue la divisin sur/norte, caracte

    rizada ahora en el enfrentamiento Centro/mrgenes, Jerusa- ln/provincia, ciudades/campo. Jerusaln acapara privilegios romanos y fuentes de trabajo, as como los beneficios del culto; desprecia particularmente a Samara y Galilea; considera herejes a los primeros e impuros a los segundos; ve con

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  • Jess, hombre en conflicto

    recelo los movimientos de resistencia que all han tenido su origen. Por ello el Centro ser predominantemente conservador y contrario a todo cambio. All viven muchos terratenientes, ausentes de los campos, lo cual atiza el resentimiento de los campesinos contra la ciudad.

    - Pueblo reprimido y en resistenciaLa explotacin que pesa sobre el pueblo ha provocado

    acciones de resistencia, sofocadas sangrientamente por el poder romano. Aunque no existe todava el movimiento zelota organizado, surgen de la base popular motivados por la fe en el dominio de Yahv sobre el pueblo, grupos de resistencia armada que se apoyan en las interpretaciones apocalpticas y que proclaman llegado el momento del triunfo de Dios sobre sus enemigos. Esas ideas germinan particularmente en el campo. Los grupos de resistencia se oponen a los impuestos romanos porque implican un reconocimiento prctico del derecho de dominio de Roma sobre Israel, y una negacin prctica del dominio exclusivo de Dios.

    Podemos sintetizar la situacin en los siguientes rasgos: es un pueblo dominado, en ocasiones reprimido con crueldad, a cuyas justas aspiraciones nadie responde; sin poder de participacin y decisin en su propio destino; agitado por expectativas mesinicas de liberacin, pero sumido en una pasividad y fatalismo nacidos de las frustraciones producidas por experiencias anteriores a lo largo de la historia.

    c) El aspecto religioso

    c1) El pueblo a travs de la historia

    El elemento nuclear de la fe de Israel es la eleccin de parte de Dios. En tomo a la eleccin se engarzarn todos los dems temas clave de la teologa de Israel. La Alianza tiene consecuencias religiosas, morales, polticas; en sus leyes se concretar la voluntad de Dios sobre las relaciones humanas y en su cumplimiento se juega el pueblo la vida o la muerte, su existencia o su disolucin como pueblo de Dios. El siguiente

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    La situacin del pueblo en tiempos de Jess

    captulo mostrar la pugna que hay entre los dos cdigos legales, el de la Alianza y el de la Pureza. Este ltimo ser dominante como consecuencia del trabajo de los escribas fariseos que quitan a los sacerdotes el monopolio de la pureza y de las leyes para hacerlas patrimonio de los laicos; pero de hecho eso no deriv en libertad para el pueblo sino que acentu su marginacin sociorreligiosa, por la "inflacin de la pureza" que produjo: defendida por una ley minuciosamente multiplicada, se hace inasequible para las mayoras y se convierte en beneficio de unos cuantos selectos, que se aseguran para s la bendicin y la promesa. La gratuidad de la eleccin queda relegada a segundo plano; las obras de la ley sern la garanta de pertenencia al Reino, que se conquista a base de mritos.

    c2) El pueblo en tiempos de Jess

    - Pueblo abandonadoSus guas espirituales no se preocupan de ellos; los

    sacerdotes viven ese doble juego de com plicidad con los rom anos y defensa de sus propios intereses. Los fariseos habran podido ser sus guas pero, aun siendo de origen popular, no aman al pueblo; incluso lo desprecian porque se sienten superiores a l y le hacen inasequib le el saber {cf. Jn 7,49). La divisin y el enfrentam iento entre los diversos grupos religiosos hacen ms agudo ese abandono.

    Ya en tiempos de Jess era evidente el proceso de decadencia del sacerdocio, degenerado desde tiempos de los asmoneos, por las intrigas que se urdieron en torno a su apropiamiento. Sin embargo su papel sociorreligioso sigue imponindose al pueblo: en una religin tan estratificante y excluyente como la juda y en la que se segua manteniendo la idea de un Dios cuyo acceso era mortal al laico, el papel de mediador del sacerdote sigue manteniendo para ste un lugar de privilegio.

    La estratificacin en el terreno religioso es an ms dolorosa, si cabe, que la que se da en lo econmico-poltico, por cuanto afecta al ncleo mismo de la identidad juda y su

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  • Jess, hombre en conflicto

    esperanza: la pertenencia al pueblo con el que Dios ha pactado. Cada una de las diferentes escuelas pretenden tener a Dios de su parte y, por distintos conceptos, todos excluyen al pueblo, de la promesa. Los fariseos predominan en lo ideolgico; la inflacin de la pureza trae un descuido prctico y una atenuacin de las exigencias de la ley de la Alianza. La exclusin afecta a los ms desprotegidos socialmente: los enfermos, los leprosos, las mujeres y los pobres. Dios es un Dios de perfectos, no del pueblo.

    - Pueblo desorientado y expectanteLa memoria histrica de la eleccin se le convierte al

    pueblo en dolor al verla incumplida; las catstrofes nacionales las ha sobrellevado como castigo a la infidelidad. Pero ahora no comprende qu pasa ni quin tiene la culpa. Los fariseos y los esenios culpan al pueblo, los saduceos dicen que no hay nada que esperar para el futuro, y que el presente muestra ya la justicia de un Dios que est de parte de los que lo tienen todo; los grupos de resistencia dicen que ya no es tiempo de pasividad, sino de lucha contra el dominador.

    As, el pueblp se debate entre la desesperanza y la inquietud mesinipa, entre la pasividad y la bsqueda de signos de un cambio. Ante la divisin que enfrenta a los grupos dirigentes, se agrupa en tomo a quien le ofrezca alguna alternativa. Apoya a los zelotas, se gua por las doctrinas fariseas, aunque vacila entre las dos corrientes, la estricta de Shammay y la laxa de Hillel; acude a los sacerdotes saduceos, va tras el bautista, aclama a Jess. Y ante los rumores crecientes de un fin ya prximo se pregunta si de verdad le queda alguna alternativa. Tal es el pueblo al que Jess amar y al que dirige su buena noticia del Reino. Podemos esquematizar as la situacin de Jess y su grupo dentro de las relaciones de alianza u oposicin de los diferentes grupos:

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    La situacin del pueblo en tiempos de Jess

    ROMANOS

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  • 4Ley d e la a l ia n z a y LEY DE LA PUREZA

    A Jess se le mata en nombre de la Ley, y por razones de Seguridad Nacional (cf. Jn 11, 47ss). Por eso resulta central estudiar los cdigos legales dominantes para comprender el conflicto que lleva a Jess a la condena y a la muerte.

    1 Bibliografa usada para este captulo: J. Alonso, Literatura apocalptica; De pastora profeta; D. Arenhoevel. Asi naci la Biblia; G. Auzou: La tradition biblique; La danza ante el Atea (Los libros de Samuel); El don de una conquista (El libro de Josu); La fuerza del Espritu (El libro de los Jueces); De la servidumbre al servicio (El libro del Exodo); C. Carmichael, The Laws o f Deuteronomy, H. Cazelles, "Pentateuque" (en Suppl.Dict.Bibl.)', Introduccin critica al Antiguo Testamento; El Mesas de la Biblia; M. Clevenot: Lectum materialista de la Biblia, J. De Fraine: Atlas histrico y cultural de la Biblia; R. De Vaux: Instituciones del Antiguo Testamento; Historia antigua de Israel', A. Gelin: Los pobres de Yahv, N.K. Gottwald The Tribes oJ Yalnveh', L. Grollenberg: Visin nueva de la Biblia', H. Gruen: El tiempo llamado Hoy, S. Herrnann: Historia de Israel, E. Lods: Ilistoire de la litterature hebraique et juive\ G. Lohfink: Ahoni entiendo la Biblia', G. Mendenhall: The hebrew Conquest o f Palestina, A. Neher: Im esencia del profe tismo, M Noth. El mundo del Antiguo Testamento: P. Ricoeur: Finitud y culpabilidad. R. Schnackenburg: Reino y Reinado de Dios: R. De Sivatte: Alliberament d 'Israel: AA.VV: Encyclopaedia Judaica', A A.W : Exgesis bblica', G. von Rad: Teologa del Antiguo Testamento; A. Weiser: A qu llama milagro la Biblia? Siendo esta una presentacin ms para uso de las comunidades de base, evitar tambin el multiplicar las referencias bibliogrficas que justifican este estudio, que se encuentra ms ampliamente fundamentado en la tesis para el doctorado en Teologa, presentado en la Facultad de Teologa de Barcelona, en diciembre de 19X4.

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  • Jess, hombre en conflicto

    Toda Ley determina los comportamientos que favorecen la vida y los prescribe como obligatorios, y prohibe los comportamientos que van contra ella. Con base en eso se originaron en Israel dos cdigos que tratan de determinar la voluntad de Dios sobre el pueblo y sobre los comportamientos que garantizan la vida e identidad de ste como pueblo de Dios. Surgidos en circunstancias diversas, el Desierto, el primero, y el Destierro, el segundo, se basan en dos lgicas diferentes.

    La primera, la Ley dla Alianza (LeA) est relacionada con la tradicin proftico-deuteronmica, ms propia del Norte; en sntesis dice que lo que protege la vida y la identidad del pueblo es la justicia y el mirar por el que sufre, como Dios lo hizo con Israel en Egipto.

    La segunda, ms en relacin con la tradicin sacerdotal centralista del Sur, y en condiciones de Destierro, pone el acento de la identidad del pueblo en la guarda de la pureza como condicin ritual para el culto y como medio para preservarse de las costumbres de Babilonia. La santidad de Dios es concebida por la primera como la misericordia por la que Dios mira por el que sufre; la segunda la entiende como separacin que distancia y excluye. La primera origina una dinmica de igualdad y exige mirar por el prjimo en su necesidad; la segunda crea una sociedad estratificada, con base en el concepto de mayor o menor santidad-separacin, y genera un dinamismo excluyente que privilegia a unos cuantos selectos. Veamos a continuacin los momentos fundamentales en que se fueron configurando estos dos cdigos legales.

    MOMENTOS FUNDACIONALES: XODO-PROMESA-ALIANZA

    El punto de partida de la identidad juda es este triple ncleo de acontecimientos salvficos. Los integrantes de la confederacin de las doce tribus son grupos nmadas, con una experiencia similar: de despojo de la tierra a manos del imperio egipcio, por un lado, y del rgimen feudal cananeo, por otro; de resistencia tanto en Egipto como en Canan (los

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    Ley de la Alianza y Ley de la Pureza

    hapir); de una decisin de Dios en favor de su vida, garantizada por la posesin de la tierra. El proyecto yahvista igualitario da un futuro a ese pueblo primitivo, errante y marginado.

    Esa confederacin intertribal igualitaria, que incluye a grupos cananeos pobres, es incompatible con el proyecto feudal egipcio-cananeo e implica, como condicin histrica de posibilidad, la lucha por la libertad. Todo esto es el contexto del fenmeno socio-religioso que llamamos Alianza, y es la matriz del ncleo de leyes que regularn la convivencia de los que, mediante ella, son constituidos como pueblo de Dios.

    As surge un estatuto de relaciones que posibilita la existencia de condiciones para la igualdad: condiciones de tipo econmico (limitacin de la propiedad, derecho imprescriptible de la tierra familiar, condonacin de prstamos), de tipo poltico (liderazgo de Yahv como principio relativiza- dor de todo poder, prescripciones en torno al esclavismo y a la defensa de los derechos del pobre), y de tipo religioso (proscripcin de la idolatra). El fundamento de esa moral igualitaria es la misericordia liberadora de Yahv; lo que garantiza la vida del pueblo es la ayuda mutua como exigencia de Yahv, que no quiere nada para s, sino slo que en la historia se realice su proyecto en favor del hombre. La sntesis de la lgica de la Alianza podra ser "Si Yo mir por ti cuando sufras, t mira por tu hermano que sufre".

    No se trata de un pacto cultual primeramente; exige asumir el compromiso y la responsabilidad sobre la historia, y ofrece al hombre una tarea, mediante la cual colaboran con Dios. "La berit no es tanto la alianza de unos hombres con un Dios cuyo socorro les es indispensable, como la alianza de Dios con unos hombres de los que necesita para crear su obra"2.

    En este primer momento no hay propiamente preceptos de Pureza; las prohibiciones de alianzas con los seores cananeos tratan de evitar que el pueblo se aparte de Yahv y su proyecto igualitario, perdiendo su identidad como pueblo

    2 A. Neher, Lxi esencia del profetismo, 104s.

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  • Jess, hombre en conflicto

    suyo; aunque posteriormente s derivarn hacia conductas de segregacin ritual y racial. De este tiempo son los cdigos siquemitas de la Alianza; el ncleo del Declogo y el Cdigo ./ de la Alianza (Ex 34, 10-26) es probable que se remonten hasta el mismo Moiss y que su fijacin oral sea del tiempo del establecimiento en Canan, aunque su escritura no comienza hasta la poca monrquica.

    MONARQUA: CORTE V SACERDOCIO EL DOCUMENTO VAHVISTA

    La monarqua representa un cambio radical de las estructuras; nace de la necesidad de un liderazgo estable frente a las amenazas filisteas, pero sus resultados fueron ms cercanos al espritu feudal egipcio-cananeo que al de la Alianza de las tribus, que poco a poco van perdiendo su centralidad. L ^ promesa tambin cambia de destinatario: ya no ser el pueblo sino el rey. Eso es lo que sucede en tiempos de Salomn. Son conocidas las intrigas palaciegas que hay en el origen de la dinasta davdica cuyo beneficiario es Salomn {cf. I Re 1-3). As se acaba la forma tradicional de eleccin del ^ey, que exiga la designacin hecha por Yahv mediante un profeta, y la confirmacin mediante la aclamacin popular. A partir de ahora bastar la sucesin dinstica o la fuerza de las intrigas cortesanas.

    Esa monarqua absoluta requerir una justificacin ideolgica frente a las tribus; algunos de los escritos yahvis- tas cumplirn esa funcin, as como tambin la construccin del Templo, que le deja manos libres al rey para edificar otros templos a los dioses de sus esposas (1 Re 6-8, 11). Ha comenzado la traicin a la Alianza. El incremento del comercio propicia el crecimiento de las ciudades, el lujo cortesano y la marginacin de un campesinado pobre sobre el que recaen todas las cargas.

    Los escritos yahvistas seguirn dos vertientes: una ms de tipo histrico-poltico, lo que podramos llamar anales de la corte y otra ms de tipo teolgico-crtico. En la primera nos encontramos los relatos de la sucesin salomnica aunque no ocultan las intrigas y asesinatos que hay en su origen

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    Ley de la Alianza y Ley de la Pureza

    (Reyes y Crnicas). Entre los segundos nos encontramos la desautorizacin que se hace de la monarqua desde el ideal yahvista (1 Sam 8), la crtica al rey Sal(lSam 15, 10-31), la crtica proftica contra David (2 Sam 11, 1-12, 15).

    La tradicin legal de este momento, a pesar de tener un marcado acento cultual, no justifica una centralizacin del culto, ni tiene tampoco todava nada de lo que posteriormente sern las leyes de la Pureza. El primer texto legal de este momento, (Ex 34, 10-26), llamado Cdigo Yahvista de la Alianza, se centra en la prohibicin de alianzas polticas con los seores cananeos, en la prohibicin de la idolatra y en la prescripcin de fiestas agrcolas, todas en funcin de la identidad del pueblo como pueblo de Dios; la prescripcin del sbado aparece simplemente en funcin del descanso del hombre. El segundo texto (Ex 20, 22-26) tiene detrs un monoyahvismo prctico que an no llega al monotesmo posterior; por ahora slo se trata de "no poner otros dioses a la par que Yahv". Se permite la pluralidad de lugares de culto; ningn lugar monopoliza todava a Yahv, que no es localizable en la geografa sino en la historia. Slo hay dos tipos de sacrificios: el holocausto, exclusivamente para Yahv, y el de comunin, con un claro aspecto festivo y de constitucin de la comunidad, en favor de la cual Yahv cede sus derechos.

    Sin embargo la monarqua, tanto en el norte como en el sur, ha dado origen a lo que puede llamarse una sociedad de clases; las alianzas con los reyes vecinos introducen la idolatra a Baal; la violacin de los derechos de Dios y los derechos del pobre originan la crtica de los profetas, que rescatan la centralidad de la Alianza, cuyo proyecto igualitario ha sido dejado de lado bajo el pretexto de que las cosas con Dios se arreglan mediante sacrificios.

    Bajo el influjo proftico la tradicin elohista recopilar y elaborar tradiciones legales que tambin se remontan a Moiss y a la poca de la sedentarizacin. De este momento es la redaccin del declogo Elohista (Ex 20, 1-20) y el Cdigo Elohista de la Alianza (Ex 21, 1-23, 19). La norma ltima de conducta y que da carcter absoluto a los mandamientos de Dios es la memoria subversiva de la liberacin de

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  • Jess, hombre en conflicto

    la esclavitud: "Yo, Yahv, soy tu Dios que te ha sacado del pas de Egipto, de la casa de servidumbre" (Ex 20, 2).

    Este hecho es clave para comprender la lgica de la Alianza: "Si Yo mir por ti, t mira por el que sufre". De este hecho se concluye la conducta que hay que guardar con Dios y con aquellos a quienes l ha escogido. La gratuidad de la liberacin fundamenta la igualdad de los miembros del pueblo, y su misericordia fundamenta las obligaciones de misericordia para con el que sufre. Se pone el nfasis en la defensa de los derechos de los esclavos, de los forasteros, de los hurfanos y las viudas y del prjimo en general; el ao sabtico se prescribe en funcin del pobre y sus necesidades (Ex 23, 11); se insiste en la obligacin de hacer justicia en los juicios. Toda esta tradicin del norte se potenciar en la corriente deuteronomista.

    EL CONTEXTO DE LA REFORMA DEUTERONMICA

    La predicacin proftica surge como respuesta a cuatro situaciones: La traicin del yahvismo por parte de la religin oficial; la creacin del Estado, con lo que supone de prdida de la confianza en Yahv; la evolucin econmica y social de los dos reinos, que rompe la igualdad, con sus exigencias tributarias y burocrticas; el poder creciente de Asira y sus aspiraciones hegemnicas. Los profetas alzarn su voz en defensa de los derechos de Yahv y de los derechos del pobre.

    Hacia mediados del siglo VIII el auge econmico y poltico ha roto la unidad tribal y la solidaridad interna; los falsos profetas y los sacerdotes se distinguen por su rapacidad; Amos y Oseas, en el norte, y en el sur Isaas y Miqueas, denunciarn el lujo cortesano edificado con el despojo del pobre y con la complicidad de jueces venales, la violencia en el poder, la acumulacin de tierras y casas, las alianzas extranjeras, la injusticia que pretende ampararse en el culto. Un movimiento de predicadores rescatar en el norte las tradiciones yahvistas de la confederacin tribal, y los levitas, que viven en el campo o en pequeas ciudades, sern los resonadores del mensaje proftico. As se inicia lo que luego ser la corriente deuteronmica.

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    Ley de la Alianza y Ley de la Pureza

    Despus de la deportacin hacia Asira, que afecta principalmente a los grupos dirigentes, quedan en el territorio pequeos grupos de gente pobre, campesinos y pastores. Siendo minora en el territorio, se incrementa la dificultad de mantener la pureza de la fe en Yahv, lo cual hace que un grupo de levitas del norte emigren hacia el sur; consigo se llevan las tradiciones que han ido consignando: el Declogo elohis- ta, el Cdigo de la Alianza, las tradiciones histricas del asentamiento en Canan, y de la monarqua.

    El Cdigo deuteronomista (Dt 12-26) refleja el espritu del norte, menos cultual, ms popular, y que choca fuerte- mente con la mentalidad sacerdotal oficial '. En el momento de la reforma de Josas, y como reaccin sacerdotal contra la reforma deuteronmica, hay que situar el Cdigo de Santidad (Lev 17-25), redactado por los sacerdotes de Jerusaln". Veremos los temas de ambos Documentos.

    El Deuteronomio plantea los derechos de Dios y los derechos del hombre, dentro de los cuales da especial importancia a los derechos del pobre:

    - Derechos de Dios

    Dada la situacin sociopolitica del reino del sur, nico que ha quedado, se impone la centralizacin del culto, y la supresin de los lugares permitidos en Ex 20, 22-26. Sin embargo, las intenciones de los sacerdotes de Jerusaln son las de excluir a los levitas emigrados del norte '. Hay algunas

    3 Podemos suponer que los levitas fugitivos con motivo de la catstrofe del 722 llevaron consigo tilles colecciones jurdicas al reino del sur. Aqu fueron objeto de la actividad coleccionadora que despleg Ezequas (Cap 12-26). 1 fijacin de un centro nico de culto se comprende perfectamente en esa poca. Cf. Haag, l)icc. Bibl460; c f tambin Auzou, Trad. Bihl. 183. "Slo estos ltimos (la poblacin mrul) podui seguir manteniendo las antiguas tradiciones yahvistas... Sin embargo, dbanos bascar los verdaderos portavoces de este movimiento entre los levitas"; von Rad, op. cit. 109.4 Los saceulotes sadoquitas eran poco accesibles a esa corriente renovadora venida del norte; ms bien se inspiran en la teologa tradicional, segn la cual se enfatiza la trascendencia de Yahv y su santidad inaccesible al hombre; cf Cazclles, en Robert-Fcuillct, Intr. fihl. I, 35 ls5 C f Auzou, Trad. bihl. 188.6 Bibl. Jer., en su nota a 2 Re 23,9 hice entrever el motivo econmico subyacente a esa oposicin.

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  • Jess, hombre en conflicto

    normas que a primera vista parecen seguir la lgica de la Pureza, pero Cazelles seala que slo a partir del exilio puede hablarse propiamente de una legislacin sobre la pureza ritual excluyente del impuro7.

    Elemento caracterstico de la dinmica deuteronmica ser el desplazamiento de los derechos de Dios en favor de la vida del pueblo: Yahv cede sus derechos a las vctimas en funcin de la constitucin de la comunidad; el sacrificio ser comida de comunin (Dt 16, 1-7), porque Dios no necesita nada para s; por eso, porque todo es suyo, lo comparte con quien s lo necesita, particularmente con el pobre (Dt 26, 1-15). As comienza a darse la identificacin entre los derechos de Dios y los del pobre; en la corriente sacerdotal, Yahv cede sus derechos en favor del sacerdote, de cuya participacin se excluye al pueblo laico.

    - Derechos del hombre

    El principal derecho del hombre ser el derecho a la vida y a todo lo que la garantiza; de ah vendrn las normas sobre el matrimonio, la familia, el adulterio, el divorcio; se prescribe la preocupacin por los dems y sus bienes (22, 1 -4) y se dan normas sobre la recta administracin de la justicia (16, 18-20; 17, 2-7; 19, 15-20).

    Y en todo esto se mirar particularm ente por la proteccin del dbil, ms que por los derechos de los fuertes: a eso responden las normas sobre el salario y los prstam os, la remisin de las deudas, la liberacin de los esclavos; la funcin del d iezmo no es p redom inantem ente ritual, sino de com unin con el pobre (14, 22-29); por todo eso, abusar del pobre ser abom inacin para Yahv ( 23, 16-26; 24, 6-22; 25, 13-16).

    Se pueden determinar tres motivos fundamentales en la redaccin deuteronmica:

    - La prctica l ibe rado ra de Y ahv es el fu n d a m ento ltim o de la conduc ta in te rhum ana ; p ro fu n d iza en la m em oria de la l iberac in gratuita por parte de

    7 C f DBS IX, 495-501.

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    Ley Je la Alian/.a y Ley de la Pureza

    Dios (5, 6; 7, 7-8; 10, 17-19) y presenta a Yahv como vengador del pobre explotado (15,9-10).

    - La igualdad fundamental de los israelitas tambin fundamenta las relaciones interhumanas. Igualados inicialmente como esclavos, fueron igualados por Yahv mediante el don gratuito de la libertad; por eso son responsables de ella en la historia. El sbado sera memorial no del descanso de Yahv, sino de la libertad del pueblo (5, 14-15).

    -La finalidad de todo esto es la vida, la felicidad del pueblo, la posesin de la tierra (4, 40; 5, 16; 6,2-3; 10, 13; 11,8-9). Dios se ha acercado al hombre; por eso ste debe acercarse a l en amor, no en temor (4,33-34; 6, 5; 10, 12-15; 11, 1). La santidad de Dios consiste en su cercana misericordiosa. Se revela un Dios preocupado porta vida del pueblo y empeado en hacerla posible.

    LA REACCIN SACERDOTAL: EL CDIGO DE SANTIDAD

    Pero los sacerdotes de Jemsaln no vieron con buenos ojos la influencia de los levitas del norte; para contrarrestarla realizan la redaccin del Codigo de Santidad (Lev 17-25), y comienzan la fusin de las tradiciones yahvista y elohista (documento j eovi sta)'.

    Aunque algunas de sus prescripciones provienen del fondo deuteronomista, la orientacin sacerdotal cambia las motivaciones: deja de tener relevancia la memoria de la liberacin de Egipto para dar paso a la motivac