Bolivia Definitivo Arcos
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Copete:
Sergio Di Nucci, Nicols Recoaro y Alfredo Grieco y Bavio haban trabajado y publicado
ya en Buenos Aires, en el 2011, con el sello argentino Santiago Arcos editor, una antologa
de narrativa contempornea paraguaya, Los chongos de Roa Bastos, y ahora nos traen otra
antologa de narradores de hoy, esta vez bolivianos: De la Tricolor a la Wiphala. Nos la
comenta el escritor Cristino Bogado en el siguiente artculo.
Narrativa contempornea de Bolivia:
La vida escatolgica
Sergio Di Nucci, Nicols G. Recoaro y Alfredo Grieco y Bavio (eds.): De la Tricolor a la
Wiphala. Narrativa contempornea de Bolivia. Buenos Aires, Santiago Arcos editor, 2014,
267 pp.
Cristino Bogado
LECTURA COMO ONTOLOGA: VIVIR ES LEER
Como nosotros leemos ahora los escritos de los espectros que nos precedieron y an los
gestos de sus recuerdos o vivencias en la caverna platnica de la vida, as tambin los
hombres del futuro leern nuestros escritos y sus recuerdos.
Mierda, reggaetn, bebidas con 80 grados alcohlicos, supersticiones aymaras, fantasmas
de la Guerra del Chaco, putas paraguayas, alucinaciones... Eso es la Bolivia que se
vislumbra en esta antologa de edicin argentina de 14 narradores bolivianos de la
actualidad. Tenemos entre ellos a una inglesa que ensea en la Universidad Mayor de San
Andrs de La Paz (Spedding), a un cubano afincado en Santa Cruz (Surez), a dos
hermanos (Loayza) paceos que contamos como una sola pluma o firma, a cuatro mujeres,
de las cuales una estudia en Estados Unidos (Rivero), al paceo becado en Alemania
Urrelo, a un cochabambino (Daher), etc.
UN CROSS EN LA MANDBULA
El mejor texto es el indito de la novela Catre de fierro titulado El Agenciador de
kuchus. Ha sido un cross en la mandbula. Tremendo. Tratara de definirlo como un
Marcado para matar aymara o mstico, y a la Spedding, su autora, como una Seijun
Susuki literaria. En vez de sicarios trajeados a la perfeccin, ac tenemos en accin a un
maestro de la ofrenda (yatiri) (y su ayudante ocasional el narrador intradiegtico). No los contratan mafiosos de la yakuza (gnsteres japoneses), sino ingenieros y empresarios de la
construccin de los edificios de la modernidad boliviana del siglo XXI. El noir mstico
pone en funcionamiento una coreografa mstica: son actos rituales, no delitos, y sus
trabajos se llaman ofrendas, negras, pero ofrendas al fin. El narrador sufre una inmersin
salvaje en la vida urbana pacea. Pero la city est motorizada por los fantasmas del campo,
las ceremonias del 1 de agosto en el Titicaca, las ancestrales ideas de la Pachamama
campesina. Esto nos lleva a sostener la extraa teora (como en el fulminante capitalismo
japons, que, segn varios tericos, no solo se debi al empuje de la modernizacin, sino
que tambin a haberse apalancado en ideas antiguas, premodernas: la disciplina de la era de
los samurais) de que modernidad y prehistoria no son contrincantes en este caso, pues la
modernidad no sustituye a su contraparte negativa, sino que, al revs, la usa para seguir
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prosperando. La ofrenda, el sacrificio ofrecido a la diosa, es para que los negocios del
emprendedor actual prosperen y no sufran por las artimaas de ningn espritu dscolo y
juguetn (y s refutara las pretensiones de Reinaga terico del estado indgena boliviano, que acusaba en los setenta a la modernizacin y el desarrollo de ser simples mtodos para
continuar explotando a los indios). Por eso pasear -leyendo- por las calles nocturnas y
transtemporales de La Paz es una gozada. Como beber con sus artilleros (borrachos de la
calle) en sus quioscos y bares, amanecer en una movilidad y ser ametrallados por su
maravillosa lengua contaminada de aymara y de quechuismos (si tuviramos que hacer una
analoga, el quechua es como el francs, ms nasal y rtmico, mientras que el aymara es
gutural, y su equivalente sera el alemn). La narradora nos conduce por este mundo actual
sincrtico con frialdad de cirujano; no bromea ni toma nada en sorna. Ni las creencias
indgenas ni las armas de que se vale el progreso en Bolivia. La Spedding (Alison Spedding
es su nombre como antroploga) ac practica la lengua coloquial, el jopara de espaol con
aymara, antes que el spanglish de su novela (precedente) de sci-fi. Esperamos la edicin de
su opera omnia in progress desde hoy! Oh la maravillosa Bolivia (frase que tomo prestada
del libro de Gimnez Caballero sobre Bolivia, que forma un dptico de admiracin
sudamericana con su Revelacin del Paraguay).
ENSEANZAS FATALES
El siguiente que me ha impresionado, Ser este el momento de quemar a quien tanto
temo?, de Wilmer Urrelo, cuenta la historia de un nio criado por su abuelo, que perdi
una pierna en la Guerra del Chaco, y, sobre todo, del nefando diario de guerra de ste, que
el nieto encuentra y lee gracias a una fantasma o pra, Odi, la nena-damita de blanco,
terrible como un Cupido de Fellini que, adems del diario y de la horrenda historia
exhumada, le ensear otra cosa fatal.
MERDE
La mierda aparece en dos textos. Kenchus, perdularios y otros malvivientes (que es en
realidad un fragmento de la novela homnima) de los hermanos Loayza (Diego y lvaro),
en tono jocoso, filosfico-picaresco, presenta toda una filosofa de la mierda a travs de un
vejete encarcelado que relaciona mierda y mala suerte; para este genial filsofo de la
mierda y de la yeta, a pesar de que el mundo es muy grande, es decir, hay de sobra lugar
para poner el msero pie; pero viene uno y pisa justito excremento de perro; ergo, es
yetudo! O kenchu, como llaman a la yeta en el juego de dados boliviano prohibido en
esta Bolivia distpica. Y hay mierda, ms resentida y con connotaciones racistas, polticas y
aun metafsicas, en El americano feo II, de Erika Bruzonnic, chchara de una sudaca
antiestadounidense obsesionada con los narcos que se limpiaban el culo con billetes de veinte dlares pues solo gustaban de usar y gastar los de cien que, tremenda, enloquecedora, explota en la cabeza del gringo del ttulo. Franklin es la vida y el santo puto
del dlar del narco, mientras el gris Jackson es para los sirvientes que se pasan lavndolos
de la mierda que los impregna con lavandina en la vera de los ros para tambin forrarse de
ese modo degradado. Esta chorrada de mierda que nos salpica nos remite, en micro, a la
mierda como estilo de Qu difcil es ser dios, genialidad pstuma de Aleksei Guerman. Y a
aquello de: Vespasiano, segn Suetonio, recuerda Oriol, invent lo de cobrar por mear;
Constantino el crisgiro, el impuesto sobre las inmundicias (German Sierra en Efectos
secundarios, pillando en la Historia de la mierda, de Laporte).
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ALUCINAR
En El vendecielos, de Gary Daher, recalamos en un oriente boliviano saturado de espritu
buueliano: el debate (sangriento) sobre vrgenes entre un vendedor de biblias y un
indgena. El camba (del llano oriental) Snchez, el matador, alucina que las estampas de
las vrgenes se tornan en fulanas antes frecuentadas por l en lugares non sanctos.
OCHENTA GRADOS DE SINGANI
La caa singani, de 80 grados aparece tres veces. En China Supay, se ectoplasmiza en
forma de demonio (el del ttulo del cuento) que monta al narrador. En el fragmento de los
hermanos Loayza est prohibida, pero la beben hasta en la crcel. Y en El Agenciador de
kuchus aparece antes de levantar al pharmakos o vctima sacrifical, y, durante la ofrenda,
junto a la challa (es un ritual para bendecir la propiedad en el que se usa mucho alcohol, y normalmente se queman figuras hechas de azcar).
CHARLIE GARSIDA
En los tres relatos o testimonios, de los ciento cuarenta que recopil Edson Hurtado para su
libro Ser gay en tiempos de Evo, incluidos en esta antologa, alguien como Harold Bloom
dira inmediatamente: No son obras literarias. Acaso apenas etnografa posmoderna. Pero
nuestro acpite introductorio nos puede salvar: leer estos testimonios como literatura
(documental, o exageraciones folklricas); Borges lea la Suma Teolgica como literatura
fantstica, y su servidor lee Infiltracin comunista en el Paraguay, del colorado Juan
Ramn Chaves, como anti-salterio. Sobre todo el primero, Charlie Garca Gay o Charle
GarSida, por el que nos enteramos de la condicin de gay del cantante pir y desgarbado,
o, al menos, de su fama infame entonces.
LLANTO, MSICA Y MALOS AIRES
En La carretera, del paceo Daro Luna, un llanto espectral de mujer recorre el texto. En
De dnde viene la msica?, de Juan Pablo Pieiro, la msica es una fuerza que viene
por la izquierda, y el mundo espiritual como un todo: una inversin del mundo real, que va
por la derecha.
En Todas las balas van al cielo, de Aldo Medinaceli (paceo ex miembro de Yerba Mala
cartonera), se conjugan mierda y espectralidad total. Buenos Aires es un casino de mierda.
Tacha la suerte (lo eterno) y elide la lengua (lo primero). Esconde el sino (esa sombra
invisible), pues, como dice la cancin, La vida es una falsa moneda en esa city, que fue
agujereada por los proyectiles ab initium, porque confisca el aura ndigo de sus visitantes y
cuya reina es La Negra, la totmica chupa-suerte-llamada-semen-hasta-la-ltima-gota.
SOBRE EL PRLOGO
A este libro, trabajado con la solvencia a la que nos tienen acostumbrados desde la poca de
la antologa paraguaya Los chongos de Roa Bastos, los tres editores argentinos le aaden el
brillo especial del conocimiento con causa del fascinante mundo boliviano, y de la claridad
y el didactismo con que lo trasmiten a los profanos. Solo sugiero saltar sus tres primeras
pginas, que a m me dejaron turulato, en las que se hace la apologa incondicional de los
tres (sin sacar) gobiernos sucesivos de Evo Morales (ya cumpli nueve aos; le faltan otros
seis hasta el 2020). Esto me recuerda lo que deca en un ensayo hace poco el filsofo ingls
Benjamin Noys: si la era del neoliberalismo est imbricada principalmente con la narrativa
posmoderna, hoy, en la era en que vivimos, la de la crisis financiera del ensimo ultimo
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capitalismo, las que mejor retrataran the big now labor de un verdadero ontlogo del presente dice, seran las novelas cyberpunk de William Gibson.